La profesión periodísitca en méxico en el marco de la transición a la democracia lasa 2004

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La profesión periodística en México, en el marco de la transición a la democracia María Elena Hernández Ramírez [email protected] Departamento de Estudios de la Comunicación Social Universidad de Guadalajara Prepared for delivery at the 2004 Meeting of the Latin American Studies Association, Las Vegas, Nevada. October 7-9, 2004. Track: Democratización Sesión: Democratization and the media. The mexican case.. DEM005. Chair: Francois Demers Democratization and the media, the Mexican case. « La profesión periodística en México, en el marco de la transición a la democracia » Por : María Elena Hernández Ramírez Universidad de Guadalajara México Abstract: Durante el régimen de Carlos Salinas de Gortari, el de la llamada « modernización de la sociedad mexicana », y en el contexto de la firma del TLC, se plantearon a nivel discursivo « nuevas reglas del juego » entre los medios y el gobierno mexicano. Efectivas o no, las « nuevas reglas » legitimaron el debate social en torno a las oficialmente reconocidas prácticas de corrupción que imperaron por décadas en la relación prensa-gobierno, y a las que se concebía como causa originaria de la mediocridad predominante en el periodismo nacional. Paralelamente, el fenómeno de la internet y otras tecnologías de comunicación emergentes, abrían interesantes posibilidades para el desarrollo de la profesión periodística. Esta ponencia revisa las nuevas condiciones del trabajo periodístico en el proceso de la transición democrática del país, algunas iniciativas enriquecedoras de las jóvenes generaciones de periodistas, los espacios ganados 1

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En los últimos treinta años el ejercicio periodístico en México ha experimentado una serie de cambios importantes, que han modificado paulatinamente sus estructuras de funcionamiento y sus relaciones con el poder. Tales cambios han sido acompañados por discursos de diferentes actores sociales exigiendo o reivindicando la “profesionalización” de las prácticas periodísticas, con la connotación principal de mejoramiento en la calidad de las mismas. En el contexto mexicano, las discusiones en torno a la profesionalización del periodismo han estado más relacionadas con la búsqueda de un distanciamiento entre la prensa y el poder político, que con la imagen, desde la sociología del trabajo, de un oficio que transita hacia el estatus profesional. Y esto no es extraño cuando sabemos que el ejercicio periodístico en México estuvo subordinado al poder del Estado por prácticamente un siglo, principalmente a través de mecanismos de control económico, traducido en subsidios directos a la economía d

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La profesión periodística en México, en el marco de la transición a la democracia

María Elena Hernández Ramírez [email protected]

Departamento de Estudios de la Comunicación Social Universidad de Guadalajara

Prepared for delivery at the 2004 Meeting of the Latin American Studies Association, Las Vegas, Nevada. October 7-9, 2004. Track: Democratización Sesión: Democratization and the media. The mexican case.. DEM005. Chair: Francois Demers Democratization and the media, the Mexican case. « La profesión periodística en México, en el marco de la transición a la democracia » Por : María Elena Hernández Ramírez Universidad de Guadalajara México

Abstract:

Durante el régimen de Carlos Salinas de Gortari, el de la llamada « modernización de la sociedad mexicana », y en el contexto de la firma del TLC, se plantearon a nivel discursivo « nuevas reglas del juego » entre los medios y el gobierno mexicano. Efectivas o no, las « nuevas reglas » legitimaron el debate social en torno a las oficialmente reconocidas prácticas de corrupción que imperaron por décadas en la relación prensa-gobierno, y a las que se concebía como causa originaria de la mediocridad predominante en el periodismo nacional. Paralelamente, el fenómeno de la internet y otras tecnologías de comunicación emergentes, abrían interesantes posibilidades para el desarrollo de la profesión periodística. Esta ponencia revisa las nuevas condiciones del trabajo periodístico en el proceso de la transición democrática del país, algunas iniciativas enriquecedoras de las jóvenes generaciones de periodistas, los espacios ganados

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en el trayecto y los efectos atenuantes de la lógica del mercado que permea las condiciones reales del ejercicio periodístico en México.

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« La profesión periodística en México, en el marco de la transición a la democracia » En los últimos treinta años el ejercicio periodístico en México ha experimentado una serie de cambios importantes, que han modificado paulatinamente sus estructuras de funcionamiento y sus relaciones con el poder. Tales cambios han sido acompañados por discursos de diferentes actores sociales exigiendo o reivindicando la “profesionalización” de las prácticas periodísticas, con la connotación principal de mejoramiento en la calidad de las mismas. En el contexto mexicano, las discusiones en torno a la profesionalización del periodismo han estado más relacionadas con la búsqueda de un distanciamiento entre la prensa y el poder político, que con la imagen, desde la sociología del trabajo, de un oficio que transita hacia el estatus profesional. Y esto no es extraño cuando sabemos que el ejercicio periodístico en México estuvo subordinado al poder del Estado por prácticamente un siglo, principalmente a través de mecanismos de control económico, traducido en subsidios directos a la economía de los periodistas y subsidios al financiamiento de las empresas, una forma de relación a la que José Carreño Carlón ha denominado de “subordinación”, Raúl Trejo de “relaciones perversas”, y Rafael Rodríguez Castañeda de “relaciones insanas o equívocas”. Efectivamente, el periodismo mexicano posterior a la Revolución se desarrolló bajo un modelo económico-proteccionista que funcionó hasta la primera mitad de los años ochenta del siglo XX, aplicado de manera discrecional ante el vacío legal que dejaba el ambiguo, y ahora también anacrónico, marco jurídico que afecta a la prensa y a los medios electrónicos. Este modelo se alimentaba y sostenía por la eficacia de controles “amistosos” (apoyos y subsidios) que generaron una dependencia económica muy conveniente para los empresarios de los medios, y muy limitante para la libertad de información. Uno de los subsidios históricos más conocidos y cuestionados que el periodismo ha recibido de los poderes públicos, fue y sigue siendo el dirigido a complementar el magro salario del periodista mexicano, el llamado embute, chayote, o sobre, consistente en una compensación económica que desde la época del presidente Miguel Alemán, empezaron a proporcionar las dependencias públicas a los reporteros “por estar atentos a la cobertura de la fuente”; la práctica institucionalizó y se convirtió, por supuesto, en una forma importante de presión sobre los reporteros. El esquema funcionó muy bien, ante la realidad de los bajísimos sueldos de los trabajadores del periodismo. Algunos reporteros decían, cínicamente, que el sueldo era para los cigarros, porque lo que permitía sostener a las familias eran los embutes y las comisiones que recibían por la venta de publicidad a las fuentes que cubrían.1 Los arreglos económicos del poder público con las empresas periodísticas, eran aún más obscuros y complejos: subsidio en los costos de los insumos y servicios (como papel y 1 De una entrevista personal con Rafael Rodríguez Castañeda, en octubre de 1993.

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electricidad), un régimen fiscal especial, intercambios publicitarios o condonación de deudas por el pago de la seguridad social de los trabajadores, créditos preferentes, donación de inmuebles, cobertura total de los gastos de los periodistas durante las giras de los funcionarios, gratificaciones y regalos a directivos de medios, y el mayor subsidio, que aún ahora constituye una forma de control: la asignación de publicidad oficial en grandes cantidades, e incluso pagada por anticipado, sin posibilidad de reclamo en caso de no utilizar el servicio contratado. Estos son sólo ejemplos de las tantas prácticas perversas y equívocas predominantes por décadas.2 Además de los apoyos amistosos, medios y periodistas conocieron durante casi un siglo, y de manera habitual, las prácticas disuasivas: amenazas, agresiones físicas, boicots publicitarios, vandalismo en las instalaciones o propiedades personales, o el simple cobro acumulado por parte del gobierno de los insumos o servicios que habían consumido los medios durante largos periodos de gracia, por ejemplo: papel o cuotas de seguridad social, y cuyo pago repentino significaría para muchos de ellos la garantía de quiebra económica. El distanciamiento del poder Desde la década de los 70 comienza un lento proceso de distanciamiento entre la prensa y el gobierno, aunque a partir de casos más bien aislados, que marcan una pauta en su intento por romper esta dependencia financiera que para los medios no críticos resultaba altamente conveniente. Según varios periodistas e investigadores, el inicio del periodo de transición en la historia de las relaciones prensa-Estado se ubica en 1976 con el llamado “Golpe” al Excélsior de Julio Scherer, y la creación del semanario Proceso. Más tarde contribuirían en esta tendencia el proyecto original del diario Unomásuno (1977), y posteriormente el de La Jornada (1984), primeros medios que intentaron mantenerse al margen del financiamiento gubernamental, y que, aún sin lograrlo, marcaron una diferencia con relación a las formas tradicionales de manejar la relación con el poder público. El trayecto del cambio paulatino de esta relación es sumamente interesante y tiene momentos definitivamente históricos, sin embargo, en esta ocasión quiero hacer énfasis en un periodo crucial : el que correspondió al regimen del expresidente Carlos Salinas de Gortari, cuyo programa político-económico fue denominado « la modernización de la sociedad mexicana », que en lo político correspondería a su democratización, y en lo económico a la liberalización. Las nuevas reglas en las relaciones prensa-gobierno Durante los primeros meses del sexenio salinista (1988-1994) se plantearon a nivel discursivo « nuevas reglas » entre los medios y el gobierno mexicano, que tenderían a

2 Sobre este tema son muchos los periodistas que han escrito (Miguel Angel Granados Chapa, Rafael Rodríguez Castañeda, Raymundo Rivapalacio), pero me apoyo en el documento ya citado de José Carreño Carlón, que sintetiza adecuadamente las prácticas mencionadas.

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« modernizar » sus hasta entonces perversas o equívocas relaciones. Las propuestas de cambio en el juego eran realmente inusitadas, por el hecho mismo de que se impulsaban desde la presidencia de la República, la jerarquía más alta del poder nacional. No obstante, la situación resultaba comprensible en el contexto de los preparativos del Tratado de Libre Comercio, que México firmaría con sus socios norteamericanos a principios de 1994. El tratado implicaría una mayor relación en diversos ámbitos de la vida de los países firmantes, y había que « homologar », o al menos mostrar la intención de homologar, las prácticas y el funcionamiento de las instituciones, entre ellas la de la prensa.3 México tenía que demostrar a la comunidad internacional, entre otras cosas, que en el país había Libertad de Expresión, que había medios independientes y plurales, que íbamos camino a la democracia... y para el periodismo, en el discurso político, esto se interpretaba como el camino hacia la “profesionalización”. Fue durante su primera intervención en el festejo del “Día de la Libertad de Expresión”4, en junio de 1989, cuando el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari anunció, como parte de su programa de "modernización de la sociedad mexicana", la intención de “modernizar” las relaciones entre la institución social de la prensa y el Estado mexicano. Se trataba de un ambicioso programa de seis puntos que reflejaban, en buena parte, las demandas legendarias de intelectuales y periodistas de avanzada con relación a viejos vicios existentes entre el poder y los medios. 1990, un año espectacular Las primeras acciones encaminadas a la “modernización” de tales relaciones, se materializaron en Enero de1990 con la publicación de las disposiciones de la nueva “miscelánea fiscal”, pues en ésta se señalaba que a partir de entonces quedarían gravados los colaboradores de prensa, radio y televisión, quienes hasta ese momento habían estado exentos de obligaciones fiscales. En Abril, ese mismo año, se daba una solución oficial al “caso Manuel Buendía”5, después de un lustro de investigaciones sin respuesta. Además, como un gesto de interés y respeto por el trabajo periodístico, Carlos Salinas de Gortario entregaría 250 millones de pesos a la viuda del periodista asesinado y una cantidad igual al presidente de la Fundación Manuel Buendía, para programas de capacitación y profesionalización de quienes se dedicaban a esta actividad. El dinero correspondía a los 500 millones de pesos

3 Entrevista personal con el periodista Raymundo Riva Palacio, en octubre de 1993, cuando laboraba en El Financiero. 4 Un festejo instituido el 7 de junio de 1952 por editores, directores y gerentes de diarios y revistas nacionales y locales, para refrendar, año con año, su lealtad al gobierno en turno. Cfr. Rafael Rodríguez Castañeda, Prensa Vendida, 1993, p.13. 5 Manuel Buendía, periodista crítico del poder del narcotráfico, de la ultraderecha, de la CIA y el gobierno estadounidense, fue asesinado el 30 de mayo de 1984, durante el sexenio de Miguel de la Madrid Hurtado. Su muerte desató un fenómeno reivindicatorio del gremio y lo convirtió en emblema de calidad periodística y libre expresión. A Buendía se le considera el promotor del periodismo de investigación en México, « el rey de los archivos ».

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que, en su oportunidad, ofreció el gobierno de la República a quien diera información que ayudara a esclarecer el asesinato del columnista.6 Sólo unos días más tarde, el 20 de abril, entraría en vigor el decreto del presidente Salinas para abrir el mercado nacional a la libre importación de papel periódico,7 decisión inusitada que terminaba con el monopolio de la industria paraestatal Productora e Importadora de Papel, PIPSA, que durante 55 años fue la única fuente de papel periódico para las empresas informativas8 (y que había funcionado como efectivo mecanismo de subsidio y control para la prensa). También en 1990, se hicieron públicas las discusiones para el establecimiento de un Salario mínimo profesional para periodistas, inexistente hasta entonces, discusiones que concluyeron en 1992 con la aprobación de un monto equivalente a $400 Dólares por mes, que a pesar de ser insuficiente para garantizar una vida digna al trabajador de la información, no pudo ser pagado por numerosos medios pequeños, y que antes de ser establecido ya había sido ampliamente rebasado por medios que dependían menos de los subsidios gubernamentales y que se autodefinían como "más profesionales" o "diferentes".9 Aquel memorable 7 de Junio de 1989, en su mensaje para la tradicional celebración del “Día de la Libertad de Expresión”, el presidente Salinas también legitimó las viejas discusiones sobre la verificación de audiencias y circulación de la prensa escrita, al proponer la creación de “un organismo que permitiera conocer con exactitud los volúmenes de circulación de las publicaciones y el grado de audiencia de los medios electrónicos”10. El problema de la verificación de tirajes y audiencias había sido señalado muchas veces antes, y con insistencia, por algunos periodistas e intelectuales, y hasta entonces ignorado por las instancias oficiales. En Julio de 1990 se constituía ya el Instituto Verificador de Medios, patrocinado por la Asociación Mexicana de Agencias de Publicidad (AMAP), para « responder a las necesidades de transparencia en la circulación de medios, planteada por el presidente Carlos Salinas de Gortari », declaraba quien dirigiría el naciente instituto (Willy Kautz), y quien también anunciaba el inicio de una “una maravillosa y necesaria depuración” de medios impresos, incluyendo los que típicamente surgían y desaparecían durante los procesos de campañas políticas para la presidencia de la República y las gubernaturas.11

En 1990 se creó en México la Comisión Nacional de Derechos Humanos, y en ella una Unidad de Protección para Periodistas.

6 cfr. La Jornada 17 de abril, 1990. 7 Cfr. El Norte, 21 de abril de 1990. 8 Cfr. Carreño Carlón, José (2000), “Cien años de subordinación. Un modelo histórico de la relación entre prensa y poder en México en el siglo XX”, en http://Saladeprensa.org/art102.htm 9 La primera solicitud a la Cámara de Diputados de un salario mínimo profesional para periodistas ocurrió apenas hasta 1988. 10 Cfr. Rafael Rodríguez Castañeda, Prensa Vendida, p.313. 11 El IVM fué presentado como una asociación civil sin fines lucrativos, cuya conformación se inició en febrero de 1990, y en la que participan 20 socios fundadores, entre ellos El Universal y El Financiero; el IVM intenta como información minima para otorgar certificación. Cfr. La Jornada 12 de Julio de 1990.

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Entre los más delicados temas incluidos en la “modernización” de las relaciones prensa-Estado, durante el gobierno de Salinas se reconoció implícitamente la existencia de la corrupción entre el Estado y la prensa, al sentenciar que el gobierno mexicano dejaría de pagar los viáticos de los periodistas que cubrían las giras presidenciales, y que toda gratificación otorgada por el gobierno a los trabajadores de la información debería quedar comprobada mediante el correspondiente recibo de honorarios, por “servicios profesionales prestados”. En 1992 se publicó un decreto presidencial con « los ‘lineamientos para la aplicación de recursos federales destinados a la publicidad y difusión y, en general, a las actividades de comunicación social », que empezaron a instrumentarse a partir de 1993, cito al Dr. Carreño : « haciendo pagar a las empresas periodísticas, por primera vez en la historia, los gastos de sus desplazamientos por el país y el extranjero para cubrir las actividades presidenciales. »12 La intención era la de generalizar esta norma también en las giras de los gobernadores de los estados, difícil saber el alcance que tuvo la medida y si en estos tiempos se sigue aplicando. Uno de los efectos más interesantes del discurso oficial sobre las « nuevas reglas de relación », es que legitimó el debate social en torno a las por todos conocidas, pero no reconocidas prácticas de corrupción que imperaron por décadas, y a las que se concebía como causa originaria de la mediocridad y corrupción predominante en el periodismo nacional, si bien la corrupción en el periodismo era sólo parte del espejo que reflejaba la corrupción política, como lo dijera don Abel Quezada.13

Un fenómeno paralelo El proyecto salinista para modernizar las relaciones entre la prensa y el Estado en México, coincidió en el tiempo con el fenómeno del crecimiento desmesurado en el número de escuelas de comunicación en el país, y la consecuente “academización” de las redacciones. En 1988, año en que inicia el periodo presidencial de Salinas, se tenía registro de 82 escuelas de comunicación14, y en 1994 eran ya 15515. No quiero decir que los egresados de estas escuelas tuvieran garantizada la entrada a los medios, pero en las redacciones empezaba a ser normal encontrar a un número importante de periodistas formados en las universidades, aunque la mayor influencia seguía siendo de los periodistas empíricos, veteranos con gran experiencia. Cabe decir que al día de hoy en México se tiene registro de más de 240 ofertas educativas en comunicación16. 12 Carreño Carlón, José (2000). “Cien Años de subordinación” Un modelo histórico de la relación entre prensa y poder en México en el siglo XX, Sala de Prensa No.16, Febrero 2000, Año III, Vol.2 13 cfr. Juan José Hinojosa, en PROCESO No.648, 3 de abril de 1989. 14 Cfr. Carlos Luna, 1991. 15 Benassini, Claudia (2001), « » Dialogos de la Comunicación No.62, Felafacs, p.45. 16 A principios del año, la ANUIES registraba 240 ofertas de educación superior en comunicación y sus variantes.

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Un espejismo extraordinario En conjunto, el discurso gubernamental, el debate de periodistas e intelectuales en torno a las prácticas informativas y al papel del Estado en ellas, y la acelerada “academización” de las redacciones produjeron un escenario prometedor, una especie de ruptura, de recomposición de fuerzas, un espejismo extraordinario que motivó, en un principio, hasta a los periodistas más críticos o escépticos. El entusiasmo era justificable. « Es obligado que participemos en el diálogo –escribió Miguel Angel Granados Chapa-, entre otras cosas porque en la propuesta presidencial se incluyen items y términos que hemos expuesto con anteriodidad. »17 Muchos de nuestros grandes intelectuales participaron también en las discusiones, en la concepción y en la operación, hasta donde fue posible, de las llamadas medidas « modernizadoras ». En la transición mexicana hacia la democracia, el discurso salinista en torno a la modernización de las relaciones prensa-gobierno debe considerarse un dispositivo importante, independientemente de las enormes contradicciones de este discurso con algunas de las realidades más crudas del régimen: hay que decir, por ejemplo, que durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari fueron asesinados 46 periodistas, el número más alto en los últimos cinco periodos presidenciales18, y una cifra escandalosa considerando que el proyecto salinista tenía como prioridad garantizar la seguridad de los informadores, en un entorno de trabajo cada vez más riesgoso frente a fenómenos como el del narcotráfico y otras formas de delincuencia moderna19. También cabe mencionar, que a pesar de que las medidas para modenizar las relaciones entre la prensa y el estado ponían en evidencia las ancestrales prácticas de control o subordinación que se ejercían desde el poder público, estas prácticas se siguieron ejerciendo, y algunas de las medidas modernizadoras se aplicaron sólo a discreción, o simplemente no se aplicaron, especialmente en los estados de la República. Mi reconocimiento del papel que jugó ese discurso en su momento, como una contribución al proceso de transición democrática de la sociedad mexicana, transición en la que aún estamos, se funda en la efervescencia de iniciativas individuales, con intencionalidad gremial, que se suscitaron; en las ventanas involuntarias que abrió a la libertad de expresión, al haber legitimado debates sociales que se venían dando de manera marginal o imperceptible, por el sólo hecho de que, al menos por un tiempo, esos temas fueron “política oficial”. Y, naturalmente, ante la urgencia de que el mundo conociera el discurso oficial de Libre Expresión, se presentaron también oportunidades de que la prensa mundial se enterara de realidades contrastantes, que más tarde cuestionaría, como el hecho de que el de Salinas ha sido uno de los regímenes con mayor control sobre el ejercicio periodístico20. 17 La Jornada, junio 11 de 1989. Plaza Pública 18 Documento « Análisis de los casos 1988-1994 », de la Fundación Manuel Buendía, publicado en la página http://www.fundaciónbuendía.org.mx 19 cfr. Plaza Pública, de Miguel Angel Granados Chapa, en La Jornada, 11 de junio de 1989. 20 Son varios los testimonios de periodistas que sustentarían esta afirmación, como el caso de Manu Donbierer, quien en 1991decidió no ejercer el periodismo durante el tiempo que CSG estuviera en la presidencia.

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Nuevas condiciones del trabajo periodístico en el proceso de la transición democrática del país. Más allá de los acontecimientos del sexenio salinista, con la firma del TLC como telón de fondo, la década de los noventa en su conjunto fue el escenario de notables cambios en las estructuras económica, política y social de México que tuvieron repercusiones sobre las prácticas periodísticas. En esta década se registraron numerosos casos de alternancia de los partidos en el poder a los niveles local y estatal, y se sentaron las bases para la alternancia al nivel federal; fue la década en que el Estado mexicano liberó aún más la dirección de la economía a las fuerzas del mercado; en la que dejó de intervenir tanto en empresas productivas, como en medios de comunicación. Durante el gobierno de Ernesto Zedillo se conoció una gran apertura informativa en México, al grado de que los medios pasaron de la “sumisión” a la “impunidad”, como lo afirmó Raúl Trejo (2002). Durante los primeros años del régimen del expresidente Zedillo, los controles gubernamentales tradicionales sobre el manejo de la información periodística, bajaron a niveles que reflejaban un vacío de poder, del poder presidencial al que estábamos acostrumbrados los mexicanos. Hoy en día es anecdótico citar que antes del sexenio de Zedillo (hablamos de apenas hace 10 años) cuestionar al presidente en turno, a las instituciones religiosas, o al ejército mexicano, era motivo “natural” de censura. Se trataba de temas tabú para el periodismo mexicano. Definitivamente, se puede hablar de que en en los noventa vivimos una ruptura de dimensiones importantes en la historia de las prácticas periodísticas, los cambios en el contexto político, son sólo una parte del escenario. Paralelamente, el trabajo periodístico se modificaba con la incorporación de las nuevas tecnologías, con la informatización acelerada de las grandes redacciones, con el flujo informativo mundial y, mucho más importante, con la adopción-adaptación del modelo periodístico basado en las fuerzas del mercado, que empezaba a marcar la « norma internacional », como lo ha descrito Francois Demers (2000 : 99). La visión de los medios periodísticos ante todo como empresas, como negocios (McManus, 1994), y que en el caso de México, se tradujó rápidamente en una forma de control para el quehacer periodístico más poderosa que la anterior : el control corporativo.21 El escenario para el trabajo periodístico ha cambiado sustancialmente. Parecería que la actividad periodística se encuentra frente a una paradoja: Hoy hay en México mayor 21 Los noventas es la década en la que el periodismo mexicano pasa paulatinamente de “un modelo de complicidades y corrupción a un modelo de colusión de intereses, control corporativo, monopólico (...) mediante inversión accionaria y publicitaria.” Esta afirmación la hizo José Carreño Carlón, en su exposición « Cambios en la comunicación política, cambios en el periodismo », durante el Seminario « El cambio en la comunicación, los medios y la política », que tuvo lugar en la Universidad Iberoamericana, el 13 de noviembre de 2001.

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libertad de expresión, menor control gubernamental ; relativamente, mejores condiciones políticas para el ejercicio periodístico, pero ahora éste está más subordinado que nunca a la lógica del mercado. Los periodistas pueden hacer mayores cuestionamientos al ejercicio del poder público, pero no al sector empresarial, y mucho menos si se trata de la industria de la comunicación. A mediados de la década de los 90, en medio de un ambiente de descrédito en las instituciones, tanto públicas como periodísticas, el periodista Raymundo Riva Palacio22 apostaba que la competencia que imponía poco a poco el mercado, empujaría hacia la « selección natural » de los medios : sólo los buenos sobrevivirán , los serios, los creíbles… Lamentablemente no fue así. El modelo periodístico de mercado ha conducido a las empresas de medios a una búsqueda permanente, no por la credibilidad, sino por la supervivencia económica a toda costa, adaptando los productos periodísticos conforme a los cánones que dicta la mercadotecnia, en función de nichos de mercado, y no de ciudadanos consumidores y partícipes de la información. La circunstancia actual es que “los nuevos mecenas de la prensa son los grandes empresarios.”23, como lo definió claramente el periodista René Delgado, o dicho con las palabras de Jorge Meléndez, se trata de “Tiempos nuevos que tienen una receta vieja: El que paga manda.”24. La jóvenes generaciones de periodistas en la transición La situación de los trabajadores del periodismo en México, no permite hablar de un « gremio » organizado que pueda hacer frente de manera colegiada a las nuevas circunstancias del periodismo mercantil. (Describir su papel en la transición). En cálculos de Rogelio Hernández López, hacia 1998 se desempeñaban como periodistas en todo el país alrededor de 35 000 personas. En el caso de la capital del país, la mayoría de ellos con alguna formación en instituciones de educación superior de carreras relacionadas con la comunicación.25

El promedio nacional de estudios de los trabajadores del periodismo en México, oscilaba en este periodo entre seis y cuatro semestres, según los datos recabados por el autor, a través de la Academia para el Desarrollo Profesional del Periodismo. Estimaba que sólo un 15% de los periodistas activos contaban con título profesional26. Según esta misma fuente, la antigüedad de los periodistas en un mismo medio se ha reducido de seis a tres años en la Ciudad de México, y en los estados del centro y sur del

22 Riva Palacio, Raymundo (1995). « La prensa en México : una aproximación crítica », en Comunicación y Sociedad No.25, Septiembre 1995-abril 1996, Universidad de Guadalajara, pp.11-33 23 Cfr. René Delgado, en El Financiero, 27 de marzo de 1993. 24 cfr. RMC No.74, Mar-abril 2002, p.47. 25 Hernández López, Rogelio, 1999, pp. 118-120 26 ibidem. p.89

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país de dos años a nueve meses. Adicionalmente, se percibe la tendencia en los medios a evitar los contratos y pagar por trabajos encomendados.27

En México, el llamado « gremio » periodístico está desarticulado. Escasamente existen algunos sindicatos de empresa. Hay más rivalidades entre los periodistas, que agrupaciones de mutuo apoyo, « sin contar con un sindicato nacional o de rama, sin un colegio profesional, los trabajadores del periodismo se hallan en la más cabal indefensión frente a los caprichos de su empleador y aún de las autoridades. »28

Un escaso 15 por ciento de reporteros, reporteros gráficos y redactores de prensa son realmente protegidos por convenios laborales genéricos y en demasiados casos se incumplen las leyes respectivas... sin horarios de trabajo... y con ingresos que, en promedio nacional, apenas rebasan los 400 dólares al mes.29

Con alarmante frecuencia los periodistas no encuentran en sus empresas estabilidad en el empleo, un salario decoroso, prestaciones sociales, respeto a sus derechos constitucionales, como la libertad sindical30

Como una muestra de las condiciones laborales predominantes, cito el los datos obtenidos por el Sindicato Nacional de Redactores de la Prensa y la Fraternidad de Reporteros de México (1996-1997), sobre la situación de los informadores de la capital del país:

“a) El promedio salario al de los reporteros es de 3000 pesos ($400 USD, 1997). b) El 46% carece de contrato colectivo de trabajo. c) El 40% presta sus servicios en la modalidad de honorarios. d) El 50% no está inscrito en el Seguro Social. e) El 46% de los periodistas no tiene día de descanso establecido. f) Al 63% no se le pagan días festivos. g) Al 73% no se le retribuye el tiempo extra. h) El 86% ejerce sin título universitario.”31

Los escasos datos sobre la situación de los periodistas mexicanos, coinciden con la apreciación de la FELAP (Federación Latinoamericana de Periodistas), con respecto a

27 Son estimaciones que presenta el periodista Rogelio Hernández López, impulsor de la Academia para el Desarrollo Profesional del Periodismo, según las encuestas sobre trato profesional que aplicó entre 1996 y 1997. Cfr. Hernández, López, Sólo para periodistas, 1999, p.103. 28 Musacchio, Humberto en el prólogo a Sólo para Periodistas, de Rogelio Hernández López, pp.14-15 29 Hernández López, Rogelio op. cit. p.113 30 cfr. Musacchio, Humberto, en prólogo a Sólo para Periodistas, p.14 31 Méndez González, Rogaciano (1997). “Sindicalismo y contratos, vía para mejorar condicones laborales y salario de los periodistas” En: Hernández López Rogelio (1997), Para conocer a los periodistas, p.36

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que “Los periodistas de América Latina atraviesan por una crítica situación, como consecuencia de las políticas de globalización neoliberal, de concentración económica, financiera, tecnológica y mediática que caracteriza la presente etapa del mundo.” ... “En este contexto, el periodista sufre de:

a) Mayor desempleo. b) Pulverización del salario real. c) Deterioro de las condiciones de trabajo. d) Desvalorización de su condición profesional. e) Persecuciones gremiales, políticas e ideológicas. f) Agresiones y amenazas a su ética profesional y social.”32

Hay mejores perfiles, pero no como resultado de un sistema de formación de periodistas ni de una organización gremial pujante. Hay muchas iniciativas que aportan al enriquecimiento, pero no son fuertes. Coexisten situaciones de atraso especialmente en la región sur del país Adicionalmente, la falta de control y planificación en materia de enseñanza de la comunicación y periodismo en el país, contribuirá en breve a un empeoramiento de la situación del trabajador de los medios : Un estudio reciente de Mercado Laboral de Profesionistas en México de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), advierte que al menos en los próximos seis años continuará la crisis de empleo para los egresados de 41 carreras, entre ellas Periodismo y Ciencias de la Comunicación. En esas licenciaturas “saturadas”, se advierte, sus egresados “quedarán en el desempleo abierto o se verán obligados a aceptar empleos de baja calidad y con menores salarios”, indica el estudio y agrega que en 2006 “dentro de las posibilidades del campo laboral habrá un excedente de más de 35 mil egresados de periodismo”. los espacios ganados en el trayecto Aunque es claro que hay avances, estos no han sido “estructurales”, sino resultado de fuerzas separadas: individuos, fundaciones internacionales, eventualmente voluntad política, y escasamente proyectos de las empresas de medios.

• Las relaciones prensa-gob han cambiado • El perfil académico del periodista ha cambiado • La misma correlación de fuerzas políticas ha cambiado • ... el proyecto económico de los medios se ha acentuado • Un aparente estancamiento, movimiento más sutiles

32 cfr. RMC No.76, julio-agosto 2002, p.34

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En la profesión, una transición empujada por iniciativas individuales, o de pequeños grupos comprometidos…pero que no logra institucionalizarse como política educativa o laboral. El joven periodista sabe que para insertarse en el sistema requiere de un mayor número de competencias técnicas (informática e idiomas esencialmente), por encima de su formación crítica o analítica.

« Lo paradójico es que a mayor número de profesionales con formación académica no ha correspondido una mejoría en la calidad del trabajo, pues los periódicos de hoy no tienen más fuerza noticiosa que los de hace 20 ó 30 años, no están mejor escritos ni hay en ellos una mejor jerarquización informativa ni un mayor equilibrio gráfico. »33

« a la tecnología puede culpársele de reducir a los profesionistas –así llamamos en México a los que tienen alguna licenciatura- a meros trabajadores manuales, los que dotados de una herramienta, la computadora, ejecutan el trabajo que antes correspondía a varias personas, como eran el corrector de originales, el cabecero, el linotipista –luego sustituido por el tipeador-, el corrector de pruebas y el formador. El periodista de hoy es, en muchos casos, un obrero calificado que, además debe conocer los rudimentos de la teoría de la comunicación, el desarrollo de los medios, psicología y aún filosofía de la ifnormación y muchas otras materias de orden teórico. » (Musacchio, 13-14 en prólogo a Rogelio 1999).

1994 fue un año en el que la sociedad mexicana, y sus medios, avanzaron mucho en materia de libertad de expresión. Es el año del levantamiento armado zapatista, de los grandes crímenes políticos más recientes, de la « ciudadanización » de los órganos electorales… « Lo paradójico –dice Musacchio- es que esa libertad no todos los medios ni todos los colegas se muestran dispuestos a ejercerla, pues resulta más cómodo seguir aferrados a la actitud conformista de antaño, a las actitudes convenencieras y a las viejas fórmulas de trato con las autoridades. »34

Organizaciones democráticas que apoyan al periodismo : Al nivel de las organizaciones gremiales, persiste la ausencia de agrupaciones amplias y confiables que propugnen por los derechos de los periodistas y, al mismo tiempo, por el mejoramiento de la calidad del periodismo. Afortunadamente, gracias a la red de redes estamos presenciando la formación de redes virtuales, no sólo a nivel nacional, sino internacional, que parecen aportar mucho a la reflexión sobre las prácticas periodísticas e incluso a la defensa de los colegas, al menos al poner en el ciberespacio casos y temas que merecen atención. Los esfuerzos de organización son aún individuales, pero más solidarios (no es el gremio en abstracto, sino los periodistas individuales que entran en redes, y es el apoyo internacional, el ruido, la posibilidad de trascender las fronteras, lo que mantiene el peso de las demandas.). 33 Humberto Musacchio, en su prólogo al libro de Rogelio Hernández 1999 :13 34 Musacchio, op.cit., p.16

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Reseñar : contribuciones de : FMB, Etcétera, FREMAC, IRE, Periodistas de Investigación, Knight Foundation, FNPI, CEPET, FIDAC, FAPERMEX, LIMAC, PRENDE. Algunas conclusiones Desde mediados de la década de los noventa el periodismo mexicano ha vivido una paradoja difícil de resolver en materia de periodismo: hemos conocido, sin duda, una libertad de expresión sin precedentes, hemos sido testigos de la “academización” del medio periodístico, tanto en el sentido de que son más los periodistas con formación universitaria en las redacciones, como de que la participación de académicos prestigiosos que participan en los medios también ha ido en aumento; paulatinamente las discusiones sobre legislación que afecta al trabajo periodístico han avanzado, y continúan haciéndolo... Lo paradójico es que el comercialismo exacerbado neutraliza o anula las ventajas que los anteriores factores darían a la práctica periodística como factor importante en los procesos de democratización del país (cfr. Rogelio Hernández López, entre otros, 1999: 134). Las “perversas” relaciones prensa-poder que predominaron en México por décadas, se han reconfigurado de manera que ya no son la “causa” principal de los problemas del periodismo. La libertad informativa actual no ha sido suficiente motivo para evitar la autocensura y la simplificación en los tratamientos informativos de la realidad compleja. El perfil de los periodistas, ahora en un altísimo porcentaje de universitarios, al menos en las grandes ciudades, no se ve reflejado en los niveles de análisis de lo social manifiesto en los productos. La legislación mexicana en materia de medios es incompleta, obsoleta y ambigua. Siguen existiendo reglas no escritas, que se adaptan a la conveniencia y circunstancia de los actores del poder en turno. La legislación sobre Transparencia y Acceso a la Información Pública es sin duda un avance entró en vigor en junio de 2003), y sin duda también un avance acelerado a partir de demandas internacionales y gracias al enorme esfuerzo de la organización LIMAC (Libertad de Información A.C.), que encabeza Ernesto Villanueva.

• Si bien no ha desaparecido en todos los medios la práctica de conceder al periodista comisiones por la publicidad que su fuente informativa contrate en su empresa, ya no es la norma imperante.

• Si bien los salarios base aún son insuficientes, son un poco más decorosos, y algunos reporteros se las han ingeniado para ascender económicamente sin dejar de ser reporteros (sin vovlerse editores o administradores, como única posibilidad de ascenso económico).

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• Si bien aún hay prácticas de corrupción, la “credencial y manos libres”, como forma de ganarse la vida parece haber quedado en el pasado. Los arreglos que prevalecen se dan a niveles superiores, y no son necesariamente cantidades de dinero, son más bien acuerdos entre empresarios, negociaciones de “relaciones públicas”, y aún contratos de publicidad.

• Si bien todo lo anterior puede sostenerse con respecto a las grandes ciudades, al

centro y al Norte del país, no es necesariamente el caso del Sur. De lo que pasa en el Sur, o en el Sureste, necesitamos mayor indagación y documentación, algunos periodistas de la región sostienen que las condiciones son mucho más precarias de lo que presumimos.

• El mayor apoyo para el desarrollo del periodismo en la transición, se ha visto en los últimos cinco años, a partir del esfuerzo de periodistas independientes, que acuden o reciben el apoyo de fundaciones internacionales interesadas en el desarrollo de las jóvenes democracias (Konrad Adenauer, Knight Foundation, , Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano, Soros, Mc Kormic).

Anexo « Palabras de CSG al conmemorar el Día de la Libertad de Prensa » Unomásuno, 8 de junio de 1989. … “La sociedad plantea que los medios se modernicen, los medios de comunicación deben moderizarse (...) con absoluto respeto a la libertad que tienen para expresarse.” … “Sin embargo hay que precisar que esta mnodernización, necesaria como es, no le corresponde al gobierno, no puede ni debe serlo, corresponde a los propios medios planteársela, definir su dirección y contenido, trazar la ruta y el ritmo y llevarla adelante.” ... “Proponemos iniciar un diálogo sobre diversos temas que nos permita llegar a conclusiones basadas en la concertación, en el consenso y la imaginación.” ... Distinguidas y distinguidos periodistas: “Propongo, respetuosamente analizar a fondo el estado que guarda el mercado nacional para la producción importación y comercialización de papel periódico. … Si del diálogo estre ustedes, a lo largo de todo el país, concluyen que para un más amplio ejercicio de la libertad de expresión y un mejor desarrollo de los medios es conveniene la desincorporación de PIPSA, procederé con esa decisión. … Otorgaremos la máxima seguiridad a aquellos que expresan su pensamiento o el pensamiento de los demás y se castigará, con toda la fuerza de la ley, a quienes atenten contra ellos. No cerraremos investigación alguna en proceso, particularmente en el caso del asesinato del distinguido periodista Manuel Buendía, ocurrido ya hace cinco años. … Quienes ejercen una responsabilidad social e la mayor importancia tienen derecho también a una vida digna para ellos y sus familias. Estaremos atentos a las propuestas que ustedes hagan para establecer los mecanismos que permitan a los periodistas contar con una plena seguridad social y derechos laborales, y con el reconocimiento de su actividad como profesión. … La sociedad ha demandado y merece una información mejor, más oportuna y veraz. Hemos recibido propuestas de algunos editores para que se estudien fórmulas que permitan a sus lectores saber con exactitud los volúmenes de circulación y de audiencia e los medios. Contar con un mecanismo para conocer esta información sería bien recibido por la sociedad. Diseñar ese mecanismo debe ser esfuerzo conjuto de los propios medios. por ellos, este mecanismo no es ni será responsabilidad del Estado: corresponderá a ustedes la decisión de llevarlo a cabo. En este camino, proponemos examinar, por último, las formas legítimas y transparenes mediante las cuales el estado puede alentar y estimular, por ser avtividad del interés público, a la función periodistica y a las empresas o cooperativas que la sustentan. … Mi gobierno está comprometido con ensanchar el ejercicio de la libetad de expresión, …La libertad de expresión es un requisito para el funcionamiento de un sistema democrático. BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA.

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