La pintura barroca

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La Pintura barroca: Velázquez La pintura se prestó magníficamente a las intenciones barrocas de persuasión y teatralidad escenográfica. Inicialmente partió del manierismo, aunque pronto abandonó el sentido de fuerte tensión espiritual para buscar un naturalismo que trataba de representar las figuras lo más cercanas posible a la realidad (aunque para ello haya que recurrir a lo feo, lo triste o lo viejo), bañadas por una luz utilizada para definir los volúmenes y representar el espacio o la atmósfera. Esto es bien distinto a la búsqueda de la belleza formal ideal que se había pretendido en las centurias precedentes. En el caso de la exaltación del poder religioso, se pretendía mostrar al fiel las verdades de la fe, atendiendo en las naciones católicas a las directrices del Concilio de Trento y de la Contrarreforma. Esto produjo una iconografía en la que abundan los temas más atacados por los luteranos como: la Inmaculada Concepción, la exaltación de la Eucaristía o los santos. El realismo acercaba los temas a los fieles. La exaltación del poder monárquico se hizo a través de estos géneros: . El retrato de los monarcas y la familia real. . La pintura de historia, que presenta grandes hechos llevados a cabo por la corona, destacando el poder de su ejército y del propio estado. . La pintura mitológica, que alaba a la monarquía a través de curiosas simbologías. En la pintura profana de algunos países se desarrolló el género costumbrista que mostraba escenas de la vida diaria de la burguesía. El principal centro de este género fue Holanda, y las razones de esta originalidad fueron la influencia de la pintura flamenca, la repercusión de la Reforma, el desarrollo de la sociedad burguesa y la consecución de un Gobierno de carácter democrático, que hicieron que no se planteara el tema de la exaltación de la monarquía, ni de la iglesia. Esta ansia de veracidad les lleva a sentirse atraídos por los diversos aspectos de la naturaleza, desembocando en el cultivo de nuevos temas, como el paisaje, ahora como género

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La Pintura barroca: VelázquezLa pintura se prestó magníficamente a las intenciones barrocas de persuasión y teatralidad escenográfica. Inicialmente partió del manierismo, aunque pronto abandonó el sentido de fuerte tensión espiritual para buscar un naturalismo que trataba de representar las figuras lo más cercanas posible a la realidad (aunque para ello haya que recurrir a lo feo, lo triste o lo viejo), bañadas por una luz utilizada para definir los volúmenes y representar el espacio o la atmósfera.Esto es bien distinto a la búsqueda de la belleza formal ideal que se había pretendido en las centurias precedentes.

En el caso de la exaltación del poder religioso, se pretendía mostrar al fiel las verdades de la fe, atendiendo en las naciones católicas a las directrices del Concilio de Trento y de la Contrarreforma. Esto produjo una iconografía en la que abundan los temas más atacados por los luteranos como: la Inmaculada Concepción, la exaltación de la Eucaristía o los santos. El realismo acercaba los temas a los fieles.La exaltación del poder monárquico se hizo a través de estos géneros:

. El retrato de los monarcas y la familia real.

. La pintura de historia, que presenta grandes hechos llevados a cabo por la corona, destacando el poder de su ejército y del propio estado.. La pintura mitológica, que alaba a la monarquía a través de curiosas

simbologías.En la pintura profana de algunos países se desarrolló el género costumbrista que mostraba escenas de la vida diaria de la burguesía. El principal centro de este género fue Holanda, y las razones de esta originalidad fueron la influencia de la pintura flamenca, la repercusión de la Reforma, el desarrollo de la sociedad burguesa y la consecución de un Gobierno de carácter democrático, que hicieron que no se planteara el tema de la exaltación de la monarquía, ni de la iglesia.

Esta ansia de veracidad les lleva a sentirse atraídos por los diversos aspectos de la naturaleza, desembocando en el cultivo de nuevos temas, como el paisaje, ahora como género independiente, las marinas, las naturalezas muertas, los animales o el retrato, que vive ahora un momento de esplendor, generalmente de cuerpo entero, también los habrá de grupo. En algunas zonas, como en Francia, se pone de moda el retrato pagano, representando al personaje como un dios.La expresión es una preocupación constante en estos pintores, sin desechar cualquier recurso efectista o aparatoso para lograrla, lo que hará que temas tradicionales como los religiosos se vean alterados o enriquecidos. Por ejemplo, se complacen en escenas de martirio, más eficaces para fomentar la devoción.

La representación de la luz fue especialmente importante en la pintura barroca para realzar el realismo y aparentar profundidad en las composiciones. La luz será la que defina las formas, debilitándolas o haciéndolas más intensas según su incidencia sobre ellas. El papel hegemónico de la luz y, en consecuencia, también de las sombras, será otro de los rasgos más singulares. Mientras que en el Renacimiento la luz se subordinaba a la forma y nos permitía percibir con mayor seguridad los rasgos. Se pinta lo que se ve y no lo que existe, no la realidad en sí misma como lo hacían los renacentistas, sino la realidad que ve el artista.

. Al inicio del período se definían planos de de luz y sombra fuertemente contrastados, creando efectos de claroscuro, y las figuras quedaban precisadas

en sus volúmenes con un fuerte foco de luz. Esta pintura se conoce como tenebrismo.. Con el paso del tiempo la luz se utilizó para realizar perspectivas aéreas, suavizó los contrastes entre luz y sombra; la luz se hizo vaporosa, permitiendo situar las figuras en una aparente profundidad en la superficie plana del lienzo.

Igualmente fue importante el tratamiento del color, éste predomina sobre el dibujo, color influido por la pintura veneciana; los colores cálidos se relacionan con la fogosidad y el apasionamiento barrocos.También varió la forma de aplicar la pintura, pues se empleó una pincelada suelta que generaba unas formas de contornos poco definidos, de modo que, situado el espectador un poco alejado del lienzo, ve las figuras fundidas en el ambiente. Este proceso de desintegración de la factura será paulatino, llegándose en ocasiones a extremos inusitados.

Las composiciones perderán su tradicional ordenación simétrica (la tendencia instintiva a colocar la figura principal en medio y pintar dos mitades de tela semejante) y el sereno equilibrio entre líneas horizontales y verticales. Se prefiere cuanto muestre desequilibrio (composiciones asimétricas) o sugiera que la escena continúa más allá de los límites del marco. Los sencillos esquemas triangulares serán sustituidos por las diagonales, más inquietante, con líneas oblicuas que cruzan violentamente las escenas, con ella se consigue trasmitir una sensación de inestabilidad que propicia la idea de movimiento.

El movimiento será otra característica, la vida que pretenden plasmar no les permite detenerse en formas estáticas, buscando por tanto el movimiento, el dinamismo, en los detalles y en el conjunto. Las posturas inestables, las líneas sinuosas y onduladas, contribuyen a ello. La turbulencia se antepone a la quietud.Con las composiciones oblicuas y especialmente las diagonales, se consigue una primera impresión dinámica, las figuras inestables, los escorzos, las ondulaciones, insuflan vida en el tema.Se lanzan además a la conquista de la tercera dimensión, la de la profundidad, una preocupación que no es nueva en la Historia de la pintura. Los procedimientos para conseguir crear sensación de volumen serán diversos, desde las líneas convergentes y los acentuados escorzos hasta el sabio manejo de la luz, oscureciendo, por ejemplo, los primeros planos hasta obligar al espectador a buscar más allá el foco lumínico, en el fondo de la escena.Técnicamente, se abandona el temple y la tabla, siendo sustituidos por el óleo y lienzo, lo que facilita el aumento de tamaño de los cuadros, más cerca de la tendencia a la grandiosidad y monumentalidad del barroco. También es característico de este período la pintura decorativa al fresco, donde se llevan a su máxima expresión los ideales de persuasión y teatralidad.A pesar de las características de tipo general de la pintura barroca, en cada país se produjeron aspectos particulares muy definidos.

FIN----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------La pintura italiana de finales del siglo XVI y principios del siglo XVII sentó las bases de dos corrientes artísticas que se extenderán por toda Europa occidental: el clasicismo

y el naturalismo (1). Estas estarán representadas por dos autores: los Carracci (especialmente Annibale, 1560-1609), y Caravaggio respectivamente.La corriente clasicista enlaza con la tradición pictórica nacida del Renacimiento, mientras que la naturalista será considerada por sus contemporáneos profundamente anticlásica y revolucionaria.

(1) Se entiende por naturalismo la corriente artística que toma como modelo de su obra la realidad, aplicándola a temas históricos o religiosos del pasado.

Pintura decorativa: Andrea Pozzo , La Gloria del Santo, Iglesia de San Ignacio, Roma.Los Carracci: les interesa lo mejor de cada maestro de Renacimiento y así toman el relieve y el modelado de las figuras de Miguel Ángel, el dibujo de Rafael, el color de los venecianos y el esfumato de Leonardo.

CORRIENTE NATURALISTA. Caravaggio CORRIENTE CLASICISTA. Carraci

Inspiración en la realidad Reacción contra los excesos manieristas

Utilización de modelos reales, generalmente de

personas de aspecto rústico

Creación de modelos para la representación de pinturas

mitológicas

Representación de lo deforme y el dolor Representación de una realidad idealizada

Importancia del claroscuro, tenebrismo Colorido de influencia veneciana

Empleo de la luz artificial e intencionada para

resaltar las formas más significativasTemas populares y religiosos

Dramatismo y violenciaComposiciones ordenadas y elegantes de herencia

renacentista

Técnica de óleo sobre lienzo Empleo de la técnica del fresco