La obra de descartes

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DESCARTES PRINCIPALES OBRAS DE DESCARTES DISCURSO DEL MÉTODO: El Discurso del Método no es una obra independiente sino una amplia introducción a un libro de carácter científico titulado Dióptrica, Meteoros y Geometría. Fue publicado en Holanda en 1637 y pronto adquirió una notable importancia, básicamente por la idea central del racionalismo que defiende que los errores y conflictos humanos proceden no de la falta de racionalidad de los individuos, sino de la ausencia de un método adecuado para orientar esa razón y llegar todos a las mismas conclusiones. Consta la obra de un Preámbulo y seis partes, destacando sobre todo la 2ª y la 4ª. En el Preámbulo se limita el autor a presentar la obra y el contenido resumido de cada una de sus partes. Señalamos las partes principales: 1ª Parte del Discurso: Consideraciones acerca de las ciencias. Comienza Descartes insistiendo en que los frecuentes errores y conflictos humanos derivan de la falta de un método adecuado y no de la ausencia o falta de capacidad intelectual de los hombres. 2ª parte del Discurso: Decisión de buscar un método; selección entre la lógica, el análisis y el álgebra. Analiza Descartes los distintos puntos de arranque para su nuevo método: la lógica, el análisis geométrico y el álgebra, y encuentra que aunque son procedimientos rigurosos y precisos no sirven para encaminar la razón a un más alto grado de conocimiento. Formulación de las cuatro reglas del nuevo método. Este nuevo método intuitivo-deductivo presenta dos reglas relativas al momento intuitivo, otra más (la 3ª) relativa al momento deductivo (de la síntesis) y una 4ª referente a la recapitulación final. 3ª parte del Discurso: Valoración de las posibilidades del nuevo método y perspectivas del mismo. El modelo que sirve a Descartes para diseñar este nuevo método es el de las matemáticas con sus derivaciones y deducciones demostrativas. Aspira a aplicar ese método a toda ciencia y saber posible (filosofía, moral, etc.) construyendo así el tan deseado “conocimiento universal”. 4ª Parte del Discurso: Aplicación de la duda metódica: el “cogito” como primera certeza. El yo como sustancia pensante. Requisitos de verdad de las proposiciones. La duda, último argumento de la existencia de Dios. Consistencia de la idea de Dios. COLEGIO ECOLE. DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA

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DESCARTES

PRINCIPALES OBRAS DE DESCARTES

DISCURSO DEL MÉTODO:

El Discurso del Método no es una obra independiente sino una amplia introducción a un libro de carácter científico titulado Dióptrica, Meteoros y Geometría. Fue publicado en Holanda en 1637 y pronto adquirió una notable importancia, básicamente por la idea central del racionalismo que defiende que los errores y conflictos humanos proceden no de la falta de racionalidad de los individuos, sino de la ausencia de un método adecuado para orientar esa razón y llegar todos a las mismas conclusiones.Consta la obra de un Preámbulo y seis partes, destacando sobre todo la 2ª y la 4ª. En el Preámbulo se limita el autor a presentar la obra y el contenido resumido de cada una de sus partes. Señalamos las partes principales:1ª Parte del Discurso: Consideraciones acerca de las ciencias.Comienza Descartes insistiendo en que los frecuentes errores y conflictos humanos derivan de la falta de un método adecuado y no de la ausencia o falta de capacidad intelectual de los hombres.2ª parte del Discurso: Decisión de buscar un método; selección entre la lógica, el análisis y el álgebra.Analiza Descartes los distintos puntos de arranque para su nuevo método: la lógica, el análisis geométrico y el álgebra, y encuentra que aunque son procedimientos rigurosos y precisos no sirven para encaminar la razón a un más alto grado de conocimiento.Formulación de las cuatro reglas del nuevo método.Este nuevo método intuitivo-deductivo presenta dos reglas relativas al momento intuitivo, otra más (la 3ª) relativa al momento deductivo (de la síntesis) y una 4ª referente a la recapitulación final.3ª parte del Discurso: Valoración de las posibilidades del nuevo método y perspectivas del mismo.El modelo que sirve a Descartes para diseñar este nuevo método es el de las matemáticas con sus derivaciones y deducciones demostrativas.Aspira a aplicar ese método a toda ciencia y saber posible (filosofía, moral, etc.) construyendo así el tan deseado “conocimiento universal”.4ª Parte del Discurso: Aplicación de la duda metódica: el “cogito” como primera certeza. El yo como sustancia pensante. Requisitos de verdad de las proposiciones. La duda, último argumento de la existencia de Dios. Consistencia de la idea de Dios.Las ideas de alma y Dios son innatas, no adventicias ni facticias. Validez de las ideas del mundo externo, que no son del alma ni de Dios; necesidad epistémica de la idea de Dios.5ª Parte del Discurso: Criterios para reconocer la diferencia radical entre el alma de los animales y el alma humana.

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LAS MEDITACIONES METAFÍSICAS.

Las Meditaciones Metafísicas fueron publicadas en latín en 1641 y traducidas y publicadas en francés en 1642, con revisión del propio autor.En esta obra, Descartes pretende aplicar a la Filosofía (y en concreto al conocimiento de Dios y del alma humana) el mismo método intuitivo-deductivo que tanto éxito había logrado en el campo de la física y las matemáticas.Dedicada la obra a los Doctores y Decanos de la Universidad de Teología de la Sorbona, consta de seis meditaciones o jornadas, tratando la 1ª de las cosas que se pueden poner en duda y la 2ª del conocimiento del espíritu o mente humana, que Descartes declara más fácil de conocer que el propio cuerpo.

Meditación Primera: De las cosas que pueden ponerse en duda

a) Comienza Descartes declarando que está en una situación perfecta de ocio activo para investigar la realidad.

b) Declara lo extraordinariamente positivo que es, al menos una vez en la vida, dudar absolutamente de todo.

c) Comienza a examinar los diferentes motivos de duda (las falacias sensibles, los sueños, el dios engañador y el genio maligno).

d) Insiste sobre todo en el último y más fuerte motivo de duda: un “genio maligno”, astuto y sumamente poderoso que se entretiene en engañarlo en todo; este supuesto motivo de duda parece ser causa suficiente para suspender toda certeza y todo asentimiento a cualquier hecho o acontecimiento.

Meditación segunda: De la naturaleza del espíritu humano.

a) Retoma lo tratado en la primera meditación, vuelve a apelar a las causas de la duda, para concluir que si estoy persuadido de algo o si pienso algo es porque eso existe: fundamenta así de nuevo esa primera verdad.

b) ¿Qué soy, pues? Una cosa que piensa. ¿Qué es una cosa que piensa? Es una cosa que duda, entiende, concibe, afirma... Descartes subraya aquí con toda claridad la naturaleza o esencia de la res cogitans, es decir, su propia esencia como ser pensante, después de haber justificado anteriormente mediante intuiciones su existencia como ser pensante. Por tanto, en este nivel de la meditación segunda Descartes da por justificada la res cogitans totalmente.

c) Para probar Descartes que es más fácil conocer la existencia de mi espíritu o mente (res cogitans) que la de los cuerpos, elige un ejemplo de un cuerpo concreto (un trozo de cera) cuyas cualidades iniciales percibidas por los sentidos cambian notablemente al acercar ese trozo de cera al fuego, concluyendo así Descartes que el conocimiento que tengo de ese trozo de cera o cuerpo concreto no está sacado ni de los sentidos ni de la imaginación ni de la memoria. La idea de cuerpo y también de ese cuerpo concreto es una concepción del espíritu o mente que podemos traducir como una idea innata que hace referencia a los cuerpos en general y a éste en particular (idea innata de cuerpo extenso).

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Meditación Tercera: De la existencia de Dios.

a) Descartes distingue en todo momento entre lo que podemos llamar contenidos inmediatos y directos de conciencia (ideas) y los contenidos mediatos de conciencia o conocimiento (cosas); la duda y sus motivos erosionan los contenidos mediatos (objetos), pero nunca esos motivos pueden erosionar a los conocimientos inmediatos o ideas.

b) Expone e insiste en su hipótesis del “genio maligno”, que en el fondo también afecta a un problema perpetuo de la filosofía: la posibilidad de conocimiento sobre la realidad.

c) Seguidamente distingue las clases de ideas: innatas, adventicias y facticias.

d) Inicia una de sus pruebas de la existencia divina: “si tengo en mí la idea de un ser sumamente perfecto e infinito, yo, ser imperfecto y limitado, no puedo ser la causa de tal idea, con lo que Dios tuvo que ponerla en mí y por tanto existe.”

e) Sugiere luego otra prueba de tal existencia: “si me hubiera creado me habría dado todas las perfecciones posibles”; está claro que no es así, soy un ser dependiente y de quien dependo lo llamo Dios.

Meditación cuarta: De lo verdadero y lo falso.

Meditación quinta: De la esencia de lo material y de la existencia de Dios.

a) Subraya Descartes que la extensión es el atributo primordial de los cuerpos, abundando en la necesidad de probar la existencia de un ser sumamente omnipotente, bondadoso y veraz (que puede hacerlo, que quiere hacerlo y que lo hace) como garante o avalista de la validez de mis impresiones sobre el mundo externo (Deus veracissimus). A continuación analiza el famoso argumento a priori u ontológico de S. Anselmo (s.XI), valorándolo elogiosamente. En él S. Anselmo deriva la existencia divina como efecto cuya causa es la esencia divina. Es independiente de la experiencia (a priori) e indirecto o por reducción al absurdo.

Meditación sexta: De la existencia de las cosas materiales y de la distinción real entre alma y cuerpo en el hombre.

a) Demostrada la existencia divina, recobra la confianza en los sentidos y admite la existencia de cosas externas (contenido mediato del pensamiento) que quedan caracterizadas por la cantidad de masa y el movimiento que se transmite mecánicamente de unos cuerpos a otros en una cadena indefinida de causas y efectos.

b) Pasa seguidamente a presentar su conocido dualismo para explicar las interacciones alma / cuerpo, con todos los problemas que tales relaciones plantean, subrayando en todo caso que el espíritu / alma del hombre (regido por las leyes del pensamiento) es totalmente distinto del cuerpo (regido por las leyes de la extensión).

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