La mujer sin sombra

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LA MUJER SIN SOMBRA La mujer sin sombra (Die Frau ohne Schatten en alemán, título oríginal), es una ópera con un argumento que a primera vista puede parecer muy simple, casi un cuento: la emperatriz es un espíritu (una mujer sin sombra) y para evitar volver al mundo de los espíritus y poder quedarse con su marido el emperador acepta comprarle su sombra (el carácter humano) a la infeliz mujer del tintorero, cansada de su pobre y triste vida(temática inusual en la época, se estilaban otras cosas). Pero no todo resulta tan sencillo, como luego veremos. Su música es tenida por la más difícil de todas las óperas de Strauss. Lo que ocurre es que el argumento no tiene la fuerza que en las demás y entonces es más complicado seguirla simplemente escuchando, pero contiene unas páginas de un lirismo y una profundidad que la situan en la cima de la producción straussiana. Es posible que Strauss nunca fuera tan rico, tan profundo, tan alejado de todo lo vulgar como en esta obra. Pero nunca estuvo tampoco tan alejado del efecto teatral legítimo. Una magnífica partitura, en la cual el mundo de arriba está muy diferenciado del mundo de abajo. Aquí tenemos música de cámara, refinamiento, música etérea, espiritual, de la más noble pureza; aquí, una música de factura terrenal ligada al mundo, donde la orquesta tiene una participación poderosa. De este modo, también desde el punto de vista musical el mundo de los espíritus y el de los

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LA MUJER SIN SOMBRA

La mujer sin sombra (Die Frau ohne Schatten en alemán, título oríginal), es una ópera con un argumento que a primera vista puede parecer muy simple, casi un cuento: la emperatriz es un espíritu (una mujer sin sombra) y para evitar volver al mundo de los espíritus y poder quedarse con su marido el emperador acepta comprarle su sombra (el carácter humano) a la infeliz mujer del tintorero, cansada de su pobre y triste vida(temática inusual en la época, se estilaban otras cosas). Pero no todo resulta tan sencillo, como luego veremos.

Su música es tenida por la más difícil de todas las óperas de Strauss. Lo que ocurre es que el argumento no tiene la fuerza que en las demás y entonces es más complicado seguirla simplemente escuchando, pero contiene unas páginas de un lirismo y una profundidad que la situan en la cima de la producción straussiana.

Es posible que Strauss nunca fuera tan rico, tan profundo, tan alejado de todo lo vulgar como en esta obra. Pero nunca estuvo tampoco tan alejado del efecto teatral legítimo. Una magnífica partitura, en la cual el mundo de arriba está muy diferenciado del mundo de abajo. Aquí tenemos música de cámara, refinamiento, música etérea, espiritual, de la más noble pureza; aquí, una música de factura terrenal ligada al mundo, donde la orquesta tiene una participación poderosa. De este modo, también desde el punto de vista musical el mundo de los espíritus y el de los hombres se enfrentan, cada uno con sus Leitmotive, su instrumentación y su sonido específico.

Los personajes de esta ópera son:

El emperador-tenor

La emperatriz, su mujer. -soprano

La nodriza -mezzo soprano

Espíritu Mensajero -barítono

Barak -bajo-barítono

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La esposa de Barak -soprano

La voz del halcón -soprano

Es una ópera en tres actos compuesta entre 1911 y 1915 por Strauss sobre un libreto del poeta Hugo von Hofmannsthal. Opus 65 y su sexta ópera, señala la cuarta colaboración del distinguido binomio responsable de Elektra, El caballero de la rosa (Der Rosenkavalier) y Ariadna en Naxos (Ariadne auf Naxos). El estreno tuvo lugar el 10 de octubre de 1919 en la Staatsoper de Viena, a causa de que se finalizó empezada ya le Primera Guerra Mundial; fue bajo la dirección musical de Franz Schalk, dirección escénica de Hans Breuer Bühne, escenografía de Alfred Roller y la participación de las dos sopranos favoritas (y encarnizadas rivales) de Strauss: Maria Jeritza y Lotte Lehmann a cargo de la Emperatriz y la Tintorera.

Días después fue estrenada en la Ópera de Dresde, desde entonces ha permanecido tradicionalmente asociada con esa casa de ópera así como las de Viena y la Ópera Estatal de Baviera en Múnich,Alemania. En 1949, Erich Kleiber la estrenó en el Teatro Colón de Buenos Aires y en 1959 tuvo lugar el estreno norteamericano en la Ópera de San Francisco. Debido a su extensión, complicado argumento y dificultades vocales y escénicas no conquistó inmediatamente el favor del público; no obstante, se la considera su más completo y aventurado trabajo para el género lírico. En 1946, Strauss reunió los temas principales en la suite orquestal "Fantasía La mujer sin sombra".

Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, su establecimiento en el repertorio internacional fue impulsado por los directores Rudolf Kempe, Ferdinand Leitner, Leopold Ludwig, Joseph Keilberth, Erich Leinsdorf y en especial, el paladín de Strauss, Karl Böhm, responsable de numerosos estrenos y grabaciones tanto en estudio como en vivo. En 1964, conmemorando el centenario del nacimiento del compositor, Herbert von Karajan en la doble tarea de director orquestal y escénico se despidió como regente de la Opera Estatal de Viena en una serie de celebradas representaciones que reunieron a un memorable elenco encabezado por la soprano vienesa Leonie Rysanek (1926-1998) la más famosa Emperatriz en la historia de esta ópera, y la mezzosoprano berlinesa Christa Ludwig cantando como soprano el papel de la Tintorera. Las acompañaron Grace Hoffmann, Jess Thomas, Walter Berry, Lucia Popp como la "Voz del halcón" y el tenor Fritz Wunderlich en la breve aparición del joven hermoso. En 1966 dirigidas por Karl Böhm, Rysanek y Ludwig fueron nuevamente aclamadas en el estreno neoyorkino acaecido en el flamante edificio del Metropolitan Opera, considerado uno de los hitos en la historia del teatro. Si bien Rysanek cantó la Emperatriz durante casi tres décadas, Ludwig retornó a su cuerda de mezzosoprano para no forzar su instrumento.

Directores de orquesta como Wolfgang Sawallisch (el primero en grabarla comercialmente sin cortes y en estrenarla en 1992 en Tokio y Nagoya en una sugestiva producción de estilo japonés siguiendo la tradición del Kabuki firmada por el actor y director Ennosuke Ichikawa), Sir Georg Solti, Christoph von Dohnányi, Giuseppe Sinopoli y Christian Thielemann, han contribuido al afianzamiento y popularidad de La mujer sin sombra -conocida por la sigla "FROSCH" en la jerga musical, llamada así por el propio Strauss, por las grandes dificultades que enfrentó en su creación, ya que Frosch en alemán significa rana, esto es Die Frau ohne Schatten- con exitosas escenificaciones en París, Berlín, Salzburgo, Hamburgo, Francfort, Stuttgart, Chicago, Londres, Barcelona, Mannheim, Toulouse y Marsella, entre otras plazas líricas. Su compleja dirección escénica y diseños escenográficos han concitado a importantes nombres como Ernst Pöttgen, Nathaniel Merrill, Günther Schneider-Siemssen, Günther Rennert, Götz Friedrich]], Nikolaus Lehnhoff, Herbert Wernicke, Robert Carsen, Robert Wilson y el pintor David

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Hockney.