La Mujer en La Epoca Colonial en América

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    Universidad Francisco MarroqunInstituto de Estudios Polticos y Relaciones InternacionalesMaestra en Historia Vivian S. Pivaral LeivaHistoria de Amrica Latina Colonial Carn 20060208

    La mujer en la poca colonial

    No hay una mujer latinoamericana; raza, clase social, edad, estado civil ylugar de residencia deben siempre ser tomados en cuenta. 1

    I) Introduccin

    Esta investigacin pretende ampliar la informacin acerca del papel de la mujer en diferentesmbitos de la sociedad colonial, tanto el social como el jurdico, el religioso y el educativo.Abarcar tanto a mujeres de diferentes grupos tnicos, como de diferentes estratos socio-econmicos, pues todas estas diferencias eran determinantes tanto en las actividades querealizaba, como en los privilegios con que poda contar en esa poca. La hiptesis que guaeste trabajo es que la vida diaria de la mujer en esa poca no se ajusta al estereotipo que setiene de ella como un ser pasivo, oprimido y ajeno a la vida poltica y econmica de la regin.Este tema es importante porque al hablar de la poca colonial se tiene la idea de una sociedaddonde la vida poltica y social giraba por completo alrededor del hombre. Esta visin, ms elhecho de que, an en la actualidad, la mayora de historiadores son hombres, probablementeha influido en que se hayan llevado a cabo relativamente pocos estudios acerca del papel de lamujer en esa poca. En gran parte del material bibliogrfico, las referencias a la mujer son breves y aparecen como anotaciones de pocos prrafos al final de diversos temas, siendo el problema an mayor al hablar de la mujer en Guatemala. La misma Historia General deGuatemala , talvez el material de referencia ms completo sobre este perodo en nuestro pas,no cuenta con una seccin especficamente dedicada a la vida de la mujer en la colonia.Aparte de algunas figuras significativas como Beatriz de la Cueva o Sor Juana Ins de laCruz, se ha investigado poco acerca de la incidencia de las mujeres en la vida colonial, y lasideas que se encuentran estn dispersas en artculos de temas y lugares muy especficos. Es por eso que este trabajo presentar una visin general acerca de los diferentes mbitos de lavida colonial y se incluir informacin de las diferentes regiones que conformaban las

    posesiones espaolas en Amrica. Tambin se notaran las diferencias temporales en estosaspectos, pues las mujeres que vinieron de Espaa en los primeros aos del siglo XVI,llevaron una vida muy diferente a la de inicios del siglo XIX.El material est presentado en dos secciones. En la primera parte se discutir la forma de vidade las mujeres poco antes de iniciar la conquista, as como durante sus primeros aos,mientras que la segunda parte se dedicar a examinar la posicin de la mujer en diferentesmbitos de la vida colonial.

    1 Silvia Marina Arrom."Teaching the History of Hispanic American Women. The History Teacher. Vol 13, No.4 (Aug, 1980). p. 498. Recuperado el 27 de octubre del 2012 desde

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    II) Antecedentes

    a. La mujer en la cultura precolombina

    La cultura latinoamericana actual ha sido condicionada por el sincretismo entre las culturas precolombinas y la espaola. Cualquier discusin acerca de la vida en la poca colonial debetomar en cuenta las costumbres sociales, econmicas y religiosas de los grupos indgenas quehabitaban la regin antes de la llegada de los espaoles. En el caso de la mujer, aunque habaaspectos comunes en todas las culturas, tambin haba diferencias en los valores y costumbressociales referentes a su estatus en la comunidad.Las principales civilizaciones que existan en la poca de la conquista, azteca e inca, eransociedades jerrquicas donde la posicin de la mujer era subordinada al hombre y por lo tantodependa de la clase social al que este perteneca. Aunque, segn June Nash, antes de que losAztecas dominaran a otros por la guerra, la mujer tena un rol ms egalitario, incluyendocierto grado de poder poltico.2 En las sociedades indgenas, el rol de la mujer tena gran importancia familiar. Losmatrimonios3 eran importantes para reforzar los lazos de unin entre miembros de lacomunidad y para el trabajo y apoyo mutuo. En muchas culturas la poligamia era una prcticacomn en la clase alta, por lo que a travs del matrimonio, la mujer poda dar a su familiacierta movilidad social.En el caso de la cultura inca resalta el sistema de herencias, con lneas matriarcales dedescendencia, en que, tanto la propiedad como el poder, pasaban a los hijos de las hermanas siel hombre mora sin descendencia masculina.4 Esa era una de las razones por las que loslderes solan casarse con sus mismas hermanas. El trmino madre se extenda a otras mujeresde la familia, como las tas, llegando incluso a conocerse la existencia de madres colectivas,que se ocupaban de los hijos de varios familiares.5 Las mujeres tambin eran parte de la vida religiosa, especialmente en el caso de las jvenesconsagradas al servicio de los dioses, quienes en algunas culturas llegaban incluso a actuarcomo sacerdotisas.Las vrgenes del sol eran de gran importancia para los incas, y los padres de jvenes aztecas las consagraban a los templos mientras llegaban a la edad dematrimonio. Muchas de las historias relativas a la creacin reconocen la importancia de lamujer, como es el caso de Ixmucane, quien prepar la bebida de maz de la que se cre alhombre. Otras figuras femeninas son mencionadas como personajes clave en la formacin delos imperios indgenas, por ejemplo Mama Guaco quien fue madre y esposa de MancoCapac.6

    2 June Nash.Aztecs and the role of male dominance. SIGNS, Journal of women in culture and society . Vol 4, No. 2, 1978. p. 349.3 Debe tomarse en cuenta que en este caso el uso de la palabramatrimonio se refiere a la calidad de uninsocialmente reconocida de acuerdo a las costumbres del momento, no necesariamente a la unin legal que seconsidera en la actualidad.4 Ward Stavig. "Living in Offense of Our Lord": Indigenous Sexual Values and Marital Life in the ColonialCrucible.The Hispanic American Historical Review , Vol. 75, No. 4 (Nov., 1995), p. 613. Recuperado el 3 denoviembre del 2012 desde http://www.jstor.org/stable/2518037 5 Arturo Urquidi.La Comunidad Indgena Boliviana. Revista Mexicana de Sociologa , Vol. 16, No. 2 (May -Aug., 1954), pp. 241. Recuperado el 26 de octubre de 2011 desdehttp://www.jstor.org/stable/3537538

    6 Ibid. p. 241.

    http://www.jstor.org/stable/2518037http://www.jstor.org/stable/2518037http://www.jstor.org/stable/2518037http://www.jstor.org/stable/3537538http://www.jstor.org/stable/3537538http://www.jstor.org/stable/3537538http://www.jstor.org/stable/2518037
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    Las ocupaciones femeninas eran variadas. Adems de las labores domsticas, las mujeres jugaban un papel importante en la economa familiar, donde hombres y mujeres trabajaban juntos para llenar las necesidades de la familia extendida y la comunidad. En Amrica delSur, por ejemplo, elayllu o parcialidad, era el eje de la economa por lo que se esperaba quela mujer contribuyera tambin en el cultivo de la tierra y en la crianza de ganado. En casi

    todos los grupos indgenas sedentarios las mujeres intervenan desde la preparacin del campohasta la cosecha, teniendo tambin un papel simblico al ser ellas las encargadas de echar lasemilla en el surco.7 Las mujeres tambin se ocupaban de la preparacin de medicinas, trabajaban la alfarera yelaboraban los tejidos. No solo producan los objetos, sino que, en muchos casos, eran ellaslas encargadas de venderlos en los mercados. En la cultura inca trabajaban entambos 8 queatendan a viajeros, peregrinos y soldados. Se han encontrado indicios pictogrficos donde semuestra que el valor de su trabajo era reconocido como esencial para la economa domstica.9 La educacin de las jvenes se llevaba a cabo en la casa y era de tipo informal o comunitaria.En el caso de los aztecas sta pona nfasis en que aprendieran valores como la fidelidad, lasumisin, la resistencia ante las dificultades y la abstinencia antes del matrimonio. Loscdigos morales eran estrictos llegando a castigar el adulterio con la muerte. Esta similitudcon las normas catlicas facilit el sincretismo tras la llegada de los espaoles.10 Por el contrario, la idea de la virginidad prematrimonial no era tan importante en el caso delos incas, quienes practicaban una costumbre conocida como sirvinacuy, en la que las parejasvivan juntas antes del matrimonio para asegurar la fortaleza de una relacin. Si esta unin nofuncionaba las relaciones eran terminadas sin ningn estigma para la mujer.11 Uno de los aspectos negativos que se menciona es que la violencia domstica era tolerada,aunque dentro de ciertos lmites. El esposo solo enfrentaba sanciones si sta era excesiva.Estas sanciones eran dadas por las autoridades religiosas y por familiares, hermanos principalmente. En caso de violencia excesiva las esposas podan regresar a su familia.12 En todo caso se puede notar que, exceptuando las diferencias inducidas por los efectos de laconquista y la evangelizacin, la vida de la mujer indgena precolombina no fue radicalmentediferente a la que llev durante la colonia.

    b. Rol de la mujer en la Espaa Medieval

    Durante la mayor parte de la Edad Media la condicin de la mujer europea estuvo definida por la religin, y se tiende a culpar a las prcticas cristianas de la situacin de atrasointelectual y falta de derechos en que se encontraba. Es cierto que al inicio de la Edad Media

    7 Roberto MacLean y Estens. El Trabajo en las Comunidades Indgenas del Per. Revista Mexicana deSociologa. Vol. 23, No. 3 (Sep. - Dec., 1961), p. 814. recuperado el 3 de noviembre del 2012 desdehttp://www.jstor.org/stable/3538540 8 Los tambos eran una especie de hostales construidos con propsitos administrativos y militares. Se encontrabana lo largo de los caminos reales y servan como hospedaje para administradores, mensajeros y otros funcionariosenviados a supervisar lujares alejados de Cusco.9 Roberto MacLean.Op. Cit. p. 814.10 Historia de Amrica Latina. Amrica Latina colonial: poblacin, sociedad y cultura. Leslie Bethell, ed.

    Barcelona, Espaa: Crtica, 1990. p, 129.11 Ward Stavig.Op. Cit. p. 602.12 Ibid. p. 614-18.

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    la iglesia consideraba a la mujer comoun mal necesario -el mismo Santo Toms deca queella deba ser sujeto del hombre por la debilidad de su naturaleza, tanto de mente como decuerpo. Debido a esta idea, la ley cannica le daba al hombre el deber de proteger a la esposa,y a la esposa el de obedecer al marido.Sin embargo muchas veces no se menciona que la insistencia de la iglesia en la monogamiaestaba enraizada en la existencia de un mismo cdigo moral para ambos sexos. Adems,incluso durante esta poca, la ley cannica defenda el derecho de la mujer a la propiedad y lahonraba en la figura de la Virgen Mara.El derecho civil era en realidad mucho ms hostil hacia la mujer que el cannico. Permita queel marido le pegara, su palabra no era admitida ante la corte y un delito cometido contra unamujer tena penas menos severas que el cometido contra un hombre. Adems ellas no tenanninguna representacin en el gobierno. En casi toda Europa, el matrimonio le conceda alhombre autoridad completa sobre las propiedades que la mujer tena antes del matrimonio.13 Aun bajo esa falta de proteccin legal, la mujer tuvo un rol activo en la vida de la comunidad.Muchas de ellas trabajaban en la tierra, y en la preparacin de tejidos, bebidas, medicinas y panadera. Existan gremios en Inglaterra donde casi la mitad de los miembros eran mujeres,registradas como esposas o hijas de los artesanos. En Francia haba incluso gremios formadossolo por mujeres, aunque ellas no podan aspirar al grado demaestro y sus salarios eranmenores a los de los hombres.En los pueblos las mujeres eran parte importante de la organizacin de festividades religiosasy sociales, mientras que las mujeres de la nobleza aprendan a leer y a escribir, lo que lashaca a veces superiores al marido, que generalmente era analfabeta y se dedicaba solo a laguerra. Eloisa, Eleonor de Aquitania, Bodicea y Blanca de Navarra son solo algunos ejemplosdel papel importante de la mujer medieval.14 Al discutir la situacin de la mujer espaola de esta poca, es importante mencionar la grandiferencia que exista entre el cdigo legal espaol y el del resto de pases europeos conrespecto a sus derechos. Las mujeres en Espaa no eran testigos pasivos de la acciones de loshombres, ya que la literatura legal tanto el Fuero Juzgo como el Libro de las Siete Partidas -aclaraban que, aunque con limitaciones, las mujeres tenan oportunidades administrativas,legales, polticas, comerciales y religiosas.15 Esta diferencia fue una combinacin delcristianismo, las costumbres germnicas, y la recepcin de ideas islmicas y judas en losreinos relativamente jvenes de la pennsula ibrica. Todo esto marc la legislacin castellanade un modo que contribuy a mejorar la condicin personal y patrimonial de la mujer.16 Aunque las Partidas abundan en menciones de la naturaleza dbil de la mujer e insisten en el principio tutelar del hombre sobre ella, en su tituloQuales non pueden ser ju zes por embargoque ayan en si mismos, seala que las mujeres viudas y las solteras mayores, si pertenecan almas alto estamento de la sociedad, estaban capacitadas para actuar por si mismas, aunquesiempre condicionadas por las normas jurdicas. Sus decisiones estaban supeditadas, de todos

    13Will Durant.The Story of Civilization : The Age of Faith . New York, EE.UU. : Simon and Schuster, 1976. p.825.14 Ibid. p. 826.15 Marjorie Ratcliffe. Matris et munium. Marriage and Marriage Law in Medieval Spanish Legislation RevistaCanadiense de Estudios Hispnicos . Vol. 13, No. 1 (Otoo 1988), p. 93. Recuperado el 26 de octubre del 2012desde http://www.jstor.org/stable/27762629 16

    Pilar Snchez Vicente. La condicin jurdica de la mujer a travs de las partidas . Tesis licenciatura enHistoria medieval. Universidad Oviedo 1985. pp. 22-5. Recuperado el 3 de noviembre de 2012 desdehttp://ria.asturias.es/RIA/bitstream/123456789/78/1/Condicion_juridica_mujer.pdf

    http://www.jstor.org/stable/27762629http://www.jstor.org/stable/27762629http://ria.asturias.es/RIA/bitstream/123456789/78/1/Condicion_juridica_mujer.pdfhttp://ria.asturias.es/RIA/bitstream/123456789/78/1/Condicion_juridica_mujer.pdfhttp://ria.asturias.es/RIA/bitstream/123456789/78/1/Condicion_juridica_mujer.pdfhttp://www.jstor.org/stable/27762629
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    modos, al consejo que un grupo de hombres capacitados generalmente familiares- quienes podan llegar a enmendar o suspender sus acciones.17

    c. Rol e importancia de las mujeres durante la poca de la conquista

    Las primeras mujeres espaolas llegaron al Caribe como colonizadoras y esposas. Se sabemucho acerca de los hombres que participaron en la conquista, pero poco de las mujeres quelos acompaaban.Aunque en nmero reducido algunas mujeres participaron activamente en el proceso deconquista, como consta en varios documentos de la poca. Por ejemplo, Isabel de Guevara, en julio de 1556 envi una carta dirigida a la Princesa Juana, acerca de los obstculos que ella yotras mujeres enfrentaron durante la conquista y colonizacin del Ro de la Plata:

    asi flacos como estavan y en entrada de ynvierno, en dos vergantines, los pocosque quedaron vivos, y las fatigadas mugeres los curaron y los miraron y los guisavan

    la comidat ,y animandolos con palabras varoniles que no se dexasen morir, que prestodarian a tierra de comida, metiendolos a cuestas en los vergantines con tanto amorcomo si fuesen sus propios hijos ... pasaron tanto trabajo las desdichadas mugeres,que milagrosamente quiso Dios que biviesen por ver que hen ellas estaba la vidadellos. . 18

    En esta carta, adems de mostrar sus conocimientos jurdicos para reclamar una encomienda,Isabel cuestiona las relaciones de poder entre hombres y mujeres. Aparte de introducir la participacin femenina con la figura jurdica de testigos de vista, muestra que, por lo menosalgunas mujeres estaban concientes de sus derechos legales y que estaban dispuestas a actuaren su defensa.19

    Es posible que Isabel basase su reclamo de una encomienda en una ley de 1535, que fueincorporada posteriormenteen la Recopilacin de las Leyes de los Reynos de las Indias " yque dice Repairtanse las tierras in exceso entre descubridores, y pobladores antiguos, y susdescendientes, que hayan de permanecer en la tierra, y sean preferidos los mais calificados" (Recop., xii. 10). Esta antigua disposicin legal pudo haber sido el fundamento de derecho dela reclamacin porque, aunque no incluye a las mujeres, tampoco las excluye del reparto deencomiendas.20 Otras mujeres cuyos nombres se mencionan frecuentemente en este perodo, como Isabel deBobadilla y Beatriz de la Cueva, no solo acompaaron a sus maridos, sino que actuaron en sudefensa y llegaron a ostentar el poder brevemente. Isabel, esposa de Pedrarias Dvila, sigui a

    su esposo en sus exploraciones por Centroamrica y tuvo un papel importante para que sumarido fuese nombrado Gobernador de Darin. Su hija, tambin llamada Isabel, fungitemporalmente, en 1543, como la primera mujer gobernadora de Cuba mientras su esposoHernando de Soto exploraba Florida.21 Beatriz de la Cueva fue gobernadora de Guatemalatras la muerte de Pedro de Alvarado en 1541.

    17 Pilar Snchez.Op. Cit. p. 39, 40.18 Ral Marrero.De retrica y derechos: estrategias de la reclamacin en la carta de Isabel de Guevara.

    Hispania Vol. 79, No. 1 (Mar., 1996), pp. 1-4. Recuperado el 28 de octubre de 2012 desdehttp://www.jstor.org/stable/345576 19 Ibid. p. 1.20

    Ibid. p. 5.21 Juan Francisco Maura.En busca de la verdad: Algunas mujeres excepcionales de la conquista. Hispania ,Vol. 76, No. 4 (Dec., 1993), pp. 907. Recuperado el 28 de octubre de 2012 desde

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    En los escritos de la poca estas mujeres fueron representadas en forma contradictoria.Mientras algunos cronistas destacaban su valor, su fuerza y su disposicin a vivir ensituaciones incmodas, otras las tachaban de hombrunas o las acusaban de tener una morallaxa. En el caso de Beatriz de la Cueva, por ejemplo, aunque algunos la criticaron por blasfemar y perder la cordura al enterarse de la muerte de Pedro de Alvarado, tanto Fuentes y

    Guzmn, como De las Casas y Francisco de Gmara la defienden, llegando incluso a sealarsu semejanza con otras mujeres que haban reinado en los tronos europeos.22 La mayor parte de las mujeres que vinieron a establecerse en el continente lo hicieron con elafn de formar familias y mejorar sus vidas. Casi desde el inicio la corona se preocup deestablecer comunidades permanentes donde la vida familiar fuese el centro de la comunidad,al mismo tiempo que protegan a las esposas de quienes emigraban a Amrica. Para el efecto,estos viajeros deban mostrar autorizacin legal de sus esposas antes de embarcarse y secomprometan ante un notario a mandar traer a su familia si pensaban quedarse por ms de unao.23 En 1502 el rey emiti una cdula en la que se peda fomentar la migracin familiar, aunqueera mayor la demanda de mujeres solteras como futuras esposas. Durante las primeras dosdcadas del siglo XVI las mujeres constituyeron entre el 5 y el 17% de los espaoles que seestablecieron en Amrica y la mayora de ellas proceda de Andaluca. Este porcentaje tan bajo podra ser explicado por lo difcil del viaje, por las condiciones precarias de losasentamientos aun temporales y por las guerras de conquista. Conforme las ciudades fueroncreciendo y las condiciones de vida mejoraron, ese porcentaje subi a casi 30%.24 Aunque al inicio encontraron seguridad econmica a travs de las tierras concedidas a susmaridos, a finales del siglo XVI muchas de estas primeras mujeres se contaban como viudas ohijas desvalidas y escriban frecuentes cartas a la corona solicitando se les concedieran pensiones. Ya durante el siglo XVII hay pocos datos acerca de la migracin de mujeres haca

    las Indias, pero se calcula que esta descendi pues la siguiente generacin de jvenes criollasy mestizas ya estaba en edad de matrimonio.25 Las mujeres indgenas tambin tuvieron un papel destacado durante esta primera poca.Fueron importantes para los conquistadores actuando como intrpretes, estableciendo alianzasy proporcionando cuidados a los espaoles. Tambin fueron ellas quienes sufrieron lasconsecuencias ms negativas del proceso de conquista, como la separacin forzada defamilias, el secuestro y las violaciones.Algunas mujeres indgenas fueron empeadas por su familia para ganar favor de losconquistadores o para formar uniones polticas temporales. Ellas actuaron como mediadorasentre ambas sociedades y ayudaron a mantener privilegios para sus comunidades. Aunque la

    poltica de matrimonios de mujeres indgenas con espaoles fue abandonada a mediados delsiglo XVII, la corona no lleg a prohibir los matrimonios mixtos durante este perodo.Discutiendo acerca de esta poca, Silvia Arrom propone que el sexismo espaol alivi losefectos del racismo hacia la poblacin femenina. Como las mujeres indgenas no eranconsideradas una amenaza los espaoles las entraron a las casas, las tuvieron como aliadas enla conquista y llegaron a casarse con ellas. Puesto que ellas ayudaban a la transmisin de lacultura espaola a la siguiente generacin, sus hijos mestizos tenan ms oportunidad de

    http://www.jstor.org/stable/343929 22 Juan Francisco Maura.Op. Cit. p. 907.23

    Ibid. p. 908.24 Historia de Amrica Latina.Op. Cit. p. 110. 25 Ibid. p. 111.

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    movilidad social, mientras que los hijos de los hombres indgenas no la tuvieron. En muchoscasos los hombres indgenas tenan una posicin inferior a las mujeres indgenas.26

    III) La mujer en la sociedad colonial

    a. El matrimonio y la familia

    Durante la poca colonial el matrimonio fue considerado de gran importancia como base deuna sociedad sana y ordenada. Para la Iglesia era un sacramente esencial y sta vel siempre por que se cumpliera, tanto entre espaoles como entre indgenas. Las mujeres se suponandestinadas a cumplir con esta obligacin, y la presin hacia el matrimonio era tanto externacomo interna, determinada por la educacin y la religin. Para muchas ste constitua unmedio de movilidad social o de preservacin de privilegios, as como de concentracin detierras y riqueza.27 Aunque la tendencia de la mayor parte de los matrimonios era hacia la endogamia en lasfamilias espaolas e indgenas puras, este no era el caso en las familias mestizas, en las cualesse consideraba que la mujer deba aspirar a un matrimonio con alguien de clase o posibilidades mayores a la propia. Durante los primeros siglos de la colonia, la decisin sobreel matrimonio de las jvenes era tomada por las mujeres mayores de la familia, perolegalmente no se les poda obligar a contraer matrimonio con alguien que no fuera de suagrado.28 A finales del siglo XVIII, y durante el resto del reinado de los Borbones, la corona se preocup por disminuir los matrimonios entre diferentes grupos sociales. Carlos III instituyen 1778 una regulacin conocida como la Real Pragmtica, que mandaba a los jvenes declase social alta, menores de veinticinco aos obtener permiso de los padres para contraermatrimonio, mientras que los miembros del ejrcito deban contar con autorizacin de sussuperiores y de la corona.29 Este permiso era conocido como disensin, y aunque la ley no inclua a las clases medias ni alos indgenas, los documentos de la poca indican que fueron estas familias quienes msintentaron ejercerlo. Esto se explica porque en las clases altas la presin social era tanta quelas mujeres rara vez se negaban a cumplir con las recomendaciones paternas, mientras que enlos otros grupos se daban ms casos de matrimonios entre jvenes de diferentes niveles.30 Tanto padres como hijas acudan a los tribunales para dirimir esas diferencias, aunque lamayora de resoluciones terminaban siendo solo temporales. A veces los padres lograban quela autoridad pusiera a las jvenesen depsito en otra casa mientras se arreglaba ladiferencia, pero muchas veces estas se fugaban con los pretendientes y terminaban viviendo

    26 Silvia Marina Arrom.Op. Cit. p. 499.27 Ren De la Pedraja.La mujer criolla y mestiza en la sociedad colonial . Revista CEDE. Desarrollo y

    sociedad . No. 13, enero 1984. p. 200. Recuperado 28 de octubre 2012 dehttp://economia.uniandes.edu.co/investigaciones_y_publicaciones/CEDE/Publicaciones/Revista_Desarrollo_y_Sociedad/Ediciones/revista_desarrollo_y_sociedad_no_13/la_mujer_criolla_y_mestiza_en_la_sociedad_colonial_ 1700_1830 28 Ibid . p. 201.29 Nora Jaffary.La percepcin de clase y casta en las visiones de los falsos msticos en el Mxico colonial.Signos Histricos , julio-diciembre, No.008. Universidad Autnoma Metropolitana. p. 6830 Ren De la Pedraja.Op. Cit . p.202-3.

    http://economia.uniandes.edu.co/investigaciones_y_publicaciones/CEDE/Publicaciones/Revista_Desarrollo_y_Sociedad/Ediciones/revista_desarrollo_y_sociedad_no_13/la_mujer_criolla_y_mestiza_en_la_sociedad_colonial_1700_1830http://economia.uniandes.edu.co/investigaciones_y_publicaciones/CEDE/Publicaciones/Revista_Desarrollo_y_Sociedad/Ediciones/revista_desarrollo_y_sociedad_no_13/la_mujer_criolla_y_mestiza_en_la_sociedad_colonial_1700_1830http://economia.uniandes.edu.co/investigaciones_y_publicaciones/CEDE/Publicaciones/Revista_Desarrollo_y_Sociedad/Ediciones/revista_desarrollo_y_sociedad_no_13/la_mujer_criolla_y_mestiza_en_la_sociedad_colonial_1700_1830http://economia.uniandes.edu.co/investigaciones_y_publicaciones/CEDE/Publicaciones/Revista_Desarrollo_y_Sociedad/Ediciones/revista_desarrollo_y_sociedad_no_13/la_mujer_criolla_y_mestiza_en_la_sociedad_colonial_1700_1830http://economia.uniandes.edu.co/investigaciones_y_publicaciones/CEDE/Publicaciones/Revista_Desarrollo_y_Sociedad/Ediciones/revista_desarrollo_y_sociedad_no_13/la_mujer_criolla_y_mestiza_en_la_sociedad_colonial_1700_1830http://economia.uniandes.edu.co/investigaciones_y_publicaciones/CEDE/Publicaciones/Revista_Desarrollo_y_Sociedad/Ediciones/revista_desarrollo_y_sociedad_no_13/la_mujer_criolla_y_mestiza_en_la_sociedad_colonial_1700_1830http://economia.uniandes.edu.co/investigaciones_y_publicaciones/CEDE/Publicaciones/Revista_Desarrollo_y_Sociedad/Ediciones/revista_desarrollo_y_sociedad_no_13/la_mujer_criolla_y_mestiza_en_la_sociedad_colonial_1700_1830
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    en uniones de hecho.31 En casos especiales la iglesia autorizaba realizar m atrimonios deconciencia que se hacan en secreto, y no eran registrados en los libros parroquiales sino enun libro especial del obispo para evitar el escndalo.32 Las mujeres de menos recursos que vivan en uniones de hecho a veces iniciaban pleitoslegales para que los maridos se casaran con ellas o les dieran dinero. Cuando un hombre dabauna promesa de matrimonio para iniciar la unin consensual, esa promesa tena peso legal yreligioso aun sin testigos. El hombre que prometa matrimonio era responsable ante lasautoridades civiles y religiosas si llegaba a tener relaciones sexuales con la mujer antes delmatrimonio. El incumplimiento de la promesa de matrimonio poda dar lugar a que loshombres pagaran indemnizaciones fuertes si ya se haba escriturado la dote, por lo que en esecaso se daba poco. Como estas querellas iban en aumento y eran muy difciles de resolver, lacorona prohibi, en 1804, que las denuncias se admitieran a menos que hubiese prueba escritade la promesa. 33 Estos pleitos legales no eran frecuentes en las clases altas, pues en estas la autoridad familiarmuchas veces bastaba para forzar al hombre a casarse. De lo contrario, si no haba promesaescrita y la mujer estaba embarazada entonces se la ocultaba y se daba al hijo en adopcin ose le enviaba a una finca lejana para que la joven pudiera seguir con su vida normal.En casos de abandono las mujeres recurran a las autoridades para pedir pensin de losmaridos ausentes. Al inicio se castigaba a los hombres con excomunin, pero a finales delsiglo XVIII empez a intervenir ms la autoridad civil exigiendo que antes de realizar un viajelargo el hombre obtuviera licencia de la esposa. En Santa Fe de Nueva Granada lleg ahacerse una lista de hombres separados y se pidieron penas pecuniarias contra ellos.34 Las mujeres de clase media que dejaban a sus maridos casi siempre registraban unaseparacin formal ante los tribunales, luego de numerosas consultas a familiares, iglesia yautoridades para que se confirmara que el matrimonio era perjudicial para ella. En estos casosse conceda una separacin en el plano temporal, pero no en el religioso, que era un procesoaparte. Documentos de la poca muestran que muchas veces la actitud de los funcionarios erafavorable a las mujeres, pero solo si ellas saban leer y escribir, tenan bienes propios o accesoa abogados. Las mujeres ms pobres solo abandonaban al marido sin separacin formal.35 Este problema de las separaciones matrimoniales era de los pocos en que las mujeres de clasealta tenan desventaja, pues el temor al escndalo haca que muy rara vez se buscara laseparacin.36 Aunque la iglesia catlica no reconoca, ni reconoce an, el divorcio, s permita la separacin por adulterio en caso que ste fuera comn y pblico-, por abuso fsico prolongado o porabandono del hogar. Pero esto necesitaba muchos trmites e iba acompaado de estigma

    social, as que eran muy pocas las mujeres que lo solicitaban. Es de notar que parte de larazn por la que los problemas matrimoniales rara vez llegaban a estos extremos era porquelas mujeres se casaban de menor edad que los hombres y su expectativa de vida era muchomayor, por lo que muchas enviudaban a una temprana edad.37

    31 Nora Jaffary.Op. Cit. p. 69.32 Ren De la Pedraja.Op. Cit . p. 209.33 Historia de Amrica Latina.Op. Cit. p. 115 34 Ren De la Pedraja.Op. Cit . p.210.35

    Ibid.p. 217.36 Ibid . p.218.37 Ibid . p.219.

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    En trminos generales las mujeres pasaban 1/3 de su vida solteras, 1/3 casadas y 1/3 viudas,como se ha encontrado en los registros de la ciudad de Mxico y el Valle Central de CostaRica. Las viudas no tenan la misma oportunidad de volverse a casar, a menos que tuvieran propiedades que les ayudaran a competir contra mujeres ms jvenes. Tpicamente la mujer perda a su marido alrededor de los 40 aos, despus de una unin de alrededor de 20 aos.

    En los padrones examinados en la Ciudad de Guatemala, a finales del Siglo XVIII, la mayorcantidad de viudas tena entre 40 y 50 aos. Algunos investigadores consideraban la viudezcomo el estado ideal, ya que la mujer adquira su mayora de ed ad civil al llegar a la viudez,y algunas funciones que desempeaba originalmente el esposo pasaban a ser prerrogativa delas viudas. 38 En cuanto a la maternidad, un estudio sobre fertilidad en Buenos Aires durante siglo XVIIImostr que la mayora de mujeres contraan matrimonio antes de los veinte aos, conhombres mayores que ellas. El promedio de hijos era de nueve y el perodo de maternidad eralargo, abarcando en trminos generales desde los catorce a los cuarenta y cinco aos, en parte porque el ndice de mortalidad infantil era elevado. Las mujeres indgenas y esclavas tenanun ndice de fertilidad menor, porque los hombres deban movilizarse para trabajar por largos perodos, y tambin debido a enfermedades y dietas pobres.39 Los hijos solo eran considerados legtimos si nacan dentro del matrimonio. Estudiosrealizados en documentos limeos escritos entre 1562 y 1689 muestran que el ndice de hijosilegtimos de espaoles y otras castas40 nunca fue inferior a 40%, y que estos eran mscomunes en las ciudades que en el rea rural. En estos registros, mantenidos por las parroquias, a veces se encontraban anotaciones de hijos de madre desconocida, quegeneralmente se refera a hijos ilegtimos de mujeres blancas que queran proteger suidentidad, o de mujeres esclavas que buscaban proteger la libertad de sus hijos. Lailegitimidad entre indgenas lleg hasta 74% en el siglo XVII.41 A finales del siglo XVIIIcorona estableci el puesto de Curador de Menores y Padre General de Menores para atenderlas necesidades de madres desamparadas.Con respecto a la mujer indgena, adems de la prctica comn del matrimonio religiosohaba otro tipo de uniones que dependan de la regin y cultura a la que pertenecan. En Perla prctica del sirvinacuy , continu durante la poca colonial, y aunque no era oficialmenteaprobada si era tolerada por la iglesia, aunque a veces hay reportes de lo contrario, comocuando los sacerdotes encerraban a las parejas hasta que accedan a casarse, prcticarepudiada por los ancianos del pueblo y que causaba fricciones. El Padre Arriaga, sacerdote jesuita, report a inicios delsiglo XVII que la mujer inca que no haba sido amada tenamenos valor para el matrimonio.42 Un censo realizado en Lima, en 1613, mostr que el 50% de las mujeres indgenas eran jvenes y que ellas formaban la mayor parte de la poblacin en las reas rurales o ciudades pequeas. Un 61% de ellas eran casadas, 32% con hombres no indgenas y 3% con espaoles.Aun bajo la condicin de esclavitud la iglesia alentaba los matrimonios legtimos, pero estossolo eran preferidos por las mujeres si el esposo era un hombre libre. En todo caso, la vidafamiliar de las mujeres negras era precaria y la separacin de los hijos era esperada. Quienes

    38 Beatriz Palomo de Lewin. Por ser una pobre viuda: La viudez en Guatemala a fines del sigl o XVIII y principios del XIX. Dilogos: Revista electrnica de Historia. Ao 2004, No. 1 y 2. Recuperado el 22 deoctubre del 2012 dehttp://historia.fcs.ucr.ac.cr/articulos/esp-genero/1parte/CAP4Beatriz.htm 39 Silvia Marina Arrom.Op. Cit. p. 495. 40

    En varias regiones se conoca como castas a los miembros de grupos tnicos mixtos. 41 Historia de Amrica Latina.Op. Cit. p. 119. 42 Ward Stavig.Op. Cit. p. 602.

    http://historia.fcs.ucr.ac.cr/articulos/esp-genero/1parte/CAP4Beatriz.htmhttp://historia.fcs.ucr.ac.cr/articulos/esp-genero/1parte/CAP4Beatriz.htmhttp://historia.fcs.ucr.ac.cr/articulos/esp-genero/1parte/CAP4Beatriz.htm
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    trabajaban en las grandes poblaciones o en las propiedades de las rdenes religiosas solantener una vida mas estable que quienes trabajaban en las ciudades.43 La manumisin, acto por medio del cual el amo otorgaba la libertad a su esclavo, se concedacon ms frecuencia a las esclavas que vivan en las reas urbanas, y generalmente se asociabaa las relaciones afectivas o sexuales que mantenan con los dueos, lo cual puede explicar el porque la mayor parte de las esclavas eran liberadas por hombres y no por mujeres.44

    b. Participacin econmica y poltica

    La historia de la mujer durante el perodo colonial no puede ser analizada por acontecimientosde carcter poltico, pues su influencia en el gobierno fue muy poca, pero esto no quiere decirque su papel fuera completamente pasivo o marginal.En lo que se refiere a derechos econmicos hay que reconocer que la mujer espaola contaba

    con muchos ms privilegios que las mujeres de otros pases europeos. Los bienes parafernales, aquellos que posea antes del matrimonio, no estaban sujetos a ningn gravameny estaban siempre a su libre disposicin, fuera soltera o casada. Al enviudar la mujer, los bienes gananciales, adquiridos durante el matrimonio, se dividan a partes iguales entre hijosy esposa. La dote y las arras que la mujer reciba al casarse no podan ser embargadas y elfuturo esposo se comprometa a administrarlas con prudencia, pues tras su fallecimientoambas deban ser devueltas en forma ntegra a la viuda.45 Las mujeres indgenas tambinreciban dote, aunque muchas veces se daba en objetos materiales en lugar de dinero.Aunque las dotes eran indicativas de la posicin econmica, tambin se daban casos demujeres pobres que reciban dotes. A veces el novio mismo daba la dote, especialmente paravencer la resistencia de los padres de la novia al matrimonio. La corona se ocupaba de dotar alas hurfanas, quienes fueron legalmente consideradas sbditas honradas pertenecientes a laclase de hombres buenos del estado llano general. A veces algunas personas dejabanlegados en sus testamentos para dotar a jvenes hurfanas y el mismo Cabildo de Medellnlleg a proponer que se dieran estmulos a quienes dejaran esas dotes.46 Las encomiendas beneficiaron tambin a las mujeres pues solo podan ser heredadas a hijoslegtimos, as que ayudaron a propiciar los matrimonios. Aunque las Leyes Nuevas prohibanque stas fueran heredadas a mujeres, en la prctica eran las mujeres quienes lasadministraban si no haba hijos varones o estos eran aun menores. Durante el siglo XVIIvarias Audiencias autorizaron que las viudas recibieran una compensacin de rentas y pensiones provenientes de las encomiendas.Estos derechos que las mujeres mantenan a pesar del matrimonio hacan que fueseimportante mantener los lazos con la familia de origen de la mujer, por lo que ella no solo no perda su apellido, sino que lo transmita a los hijos junto al del marido. As se lograba que su personalidad pblica fuera separada de la del hombre.47

    43 Marta Goldberg. La poblacin negra y mulata de la ciudad de Buenos Aires, 1810 -1840 Desarrollo Econmico , Vol. 16, No. 61 (Apr. - Jun., 1976), p. 85. Recuperado el 25 de octubre del 2012 desdehttp://www.jstor.org/stable/3466323 44 Historia de Amrica Latina.Op. Cit. p. 134-5. 45

    Pilar Snchez.Op. Cit. p. 46.46 Ren De la Pedraja.Op. Cit . p. 205.47 Silvia Marina Arrom.Op. Cit. p. 496.

    http://www.jstor.org/stable/3466323http://www.jstor.org/stable/3466323http://www.jstor.org/stable/3466323
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    Investigaciones recientes contradicen la idea de que las mujeres eran econmicamente pasivasy dependientes por completo del hombre. Aunque la maternidad era su funcin preeminente,muchas mujeres nunca se casaron ni tuvieron hijos, especialmente las de clase baja. Ademsde los trabajos domsticos, las mujeres podan dedicarse a otros oficios, dependiendo de laclase social y gripo tnico.

    Algunas mujeres criollas y mestizas administraban pequeas tiendas, ya sea como dueas o ennombre de los esposos, llegando tambin a ocuparse de pequeas haciendas y estancias. Si lamujer era soltera y mayor de veinticinco aos, se le consideraba como emancipada y podarealizar numerosas transacciones por su propia cuenta, incluyendo la obtencin de prstamos,y fianzas, as como el comercio de larga distancia.48 La participacin femenina en la economa colonial se detecta en documentos oficiales a lolargo de todo el perodo. Por ejemplo en Quito, en 1642, hay registros de los reclamos de loshombres dueos de pulperas hacia las dueas indgenas o mestizas, y a finales del sigloXVIII varias mujeres aparecen mencionadas como administradoras y propietarias de otrosnegocios. En los registros notariales de 1776 se cuentan siete mujeresmercaderas, casi la tercera parte de todos los registrados, y en el 77 haban aumentado a doce. En 1798 secontaban diez comerciantes mujeres de un total de cincuenta. Tambin se registra que elvolumen de ventas de los negocios regentados por mujeres era comparable al de un medianocomerciante. Datos similares pueden verse en los registros de la Ciudad de de Mxico y enGuadalajara.49 Otra forma de sostenerse que tenan a su alcance era el prstamo de pequeas sumas acomerciantes ambulantes, especialmente en casos en que ellas producan los bienes, pero no podan viajar a venderlos fuera de la ciudad. Tambin se les menciona como acreedoras de pequeos comerciantes que no tenan bienes races para pedir crdito en otras instituciones.50 Las mujeres casadas podan participar en la economa a travs de su involucramiento personalen los negocios del esposo. Cuando los hombres viajaban ellas quedaban a cargo del negocioy tambin defendan los intereses de sus maridos en los juzgados. Adems, como muchasveces enviudaban jvenes, se hacan cargo de los negocios del marido hasta que los hijosfueran mayores de edad.51 En la Ciudad de Guatemala, a finales del siglo XVIII, la poblacin era joven ymayoritariamente femenina con un alto porcentaje de viudas, que oscilaba entre el 45 y el12%. Esto se explica porque muchas mujeres de las reas rurales, obligadas por la pobreza, buscaban trabajo en la capital, sirviendo en casas de clase media y alta. Las viudas eranconsideradas cabezas de familia cuando eran propietarias de la casa en que vivan.52 Entre las clases bajas las mujeres mestizas o criollas se dedicaban a oficios como laelaboracin de tejidos, la cermica y la venta de comida, todo esto sin distincin de estadocivil. Durante el reinado de Carlos III se intent incorporarlas a la industrializacin,

    48 Ibid p. 497.49 Christiana Borchart de Moreno.La imbecilidad y el coraje. La participacin femenina en lo economacolonial (Quito, 1780-1830). Revista Complutense de Historia de Amrica No. 17, 1991. Madrid: UniversidadComplutense. p. 179. Recuperado 28 de octubre 2012 desdehttp://revistas.ucm.es/index.php/RCHA/article/view/RCHA9191110167A 50

    Christiana Borchart de Moreno.Op. Cit . p. 177.51 Ibid. p.179-81.52 Beatriz Palomo de Lewin.Op. Cit.

    http://revistas.ucm.es/index.php/RCHA/article/view/RCHA9191110167Ahttp://revistas.ucm.es/index.php/RCHA/article/view/RCHA9191110167Ahttp://revistas.ucm.es/index.php/RCHA/article/view/RCHA9191110167A
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    ofrecindoles trabajo en las fbricas de tabaco, cera y tejidos, adems de abolir losreglamentos gremiales que las excluan.53 Las mujeres indgenas tambin eran una parte importante de la economa, no solocolaborando en las labores agrcolas, sino como vendedoras y comerciantes. Un caso singularque se dio en Mxico durante el siglo XVIII fue que muchas mujeres indgenas eran propietarias de sus parcelas, lo cual les proporcionaba un mayor grado de seguridad yautonoma, puesto que las tierras comunales solo podan ser usadas por los hombres. Estosderechos de propiedad los haban adquirido desde el siglo XVI, cuando la poblacinmasculina decay y ellas tomaron las tierras vacantes, hecho que lleg a ser reconocido yaceptado legalmente. Como la ley espaola permita la transmisin de herencia hacia la mujer,ellas se aseguraron que las tierras pasaran a sus hijas. Adems la ley tambin deca que latierra poda ser registrada a nombre de quien estuviera sosteniendo a la familia o pagando eltributo.54 Cuando los hombres trataban de tomar sus tierras las mujeres indgenas acudan a lasaudiencias y los jueces espaoles casi siempre dictaban a su favor, pues reconocan que ellasnecesitaban pagar diezmos y tributos, aunque muchas veces las viudas estaban exentas. Nofue sino hasta despus de la independencia que las autoridades permitieron que los hombresde la familia del marido difunto pudieran quedarse con las tierras de las viudas.55 Las mujeres negras tambin formaron parte fundamental de la economa, principalmente enlas regiones costeras, pues casi el doble de la poblacin negra adulta a finales de la coloniaeran mujeres. Tanto las mujeres esclavas como las libres se ocupaban en oficios domsticos,agrcolas y mineros. Las mulatas tenan mayor movilidad social y podan dedicarse a msocupaciones, principalmente en el comercio. Algunas eran dueas tiendas y casas pequeas,llegando incluso a prestar dinero a otros comerciantes. Tambin trabajaban en las fbricas.56 Teniendo en cuenta todos estos datos, no es de extraar que, tanto en Mxico comoArgentina, la participacin de la mujer en la fuerza de trabajo a finales del perodo colonialfuese casi igual a la que lleg a tener a inicios del siglo XX. La poblacin trabajadorafemenina solo disminuy durante el perodo independiente, pero eso dio una imagen falsa dela importancia econmica de la mujer colonial.57 Aunque no tenan cargos en la burocracia ni canal oficial para participar en los asuntos pblicos, las mujeres de todas las clases participaban en vez del esposo cuando l estabaimposibilitado y lo apoyaban en la bsqueda de puestos y posiciones enviando memoriales alas autoridades exaltando los mritos de los maridos. Algunas viudas de funcionaros llegarona conseguir que los cargos civiles se pusieran a su nombre para ser ellas quienes escogan quehombre lo ocupara. Las viudas de los militares reciban las pensiones o montepos de sus

    esposos y, si tenan bastantes propiedades, podan influir en las decisiones de las alcaldas, pues tenan control sobre decisiones territoriales.58 Es importante destacar que, a pesar de que haba muchas viudas propietarias y empresarias, elapelativo depobre viuda era prevalente en la sociedad colonial, y se les segua otorgando la

    53 Historia de Amrica Latina.Op. Cit. p. 116. 54 Deborah Kanter. Native Female Land Tenure and Its Decline in Mexico, 1750 -1900

    Ethnohistory , Vol. 42, No. 4, Women, Power, and Resistance in Colonial Mesoamerica (Autumn, 1995), pp.607-608 Recuperado el 26 de octubre del 2012 desdehttp://www.jstor.org/stable/483146 55 Deborah Kanter.Op. Cit. p. 610.56 Marta Goldberg.Op. Cit. p 85.57 Silvia Marina Arrom.Op. Cit. p. 496.58 Ren De la Pedraja.Op. Cit . p. 225.27.

    http://www.jstor.org/stable/483146http://www.jstor.org/stable/483146http://www.jstor.org/stable/483146
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    consideracin que se daba a las mujeres desposedas. Hasta el momento no se ha encontrado,al menos en Guatemala,que un gremio se querelle con una viuda por usurpar la d ireccinde un taller artesanal. Es posible que los gremios guatemaltecos carecieran de la fuerzacoercitiva para ocuparse de estos negocios, por lo que permitieron que las viudas dirigieransus talleres sin tropiezos legales.59

    A pesar de la falta de derechos civiles, un nmero significativo de mujeres lleg a participaren movimientos polticos y sociales. Mujeres de clase media y alta participaban en el sistemalegal como parte de sus responsabilidades familiares. Se menciona por ejemplo que laInsurreccin de los Comuneros inici cuando las mujeres que trabajaban en textiles salieron a protestar porque el visitador Gutierres de Pieres increment el impuesto al algodn.60 Evelyn Stevens sugiere que, en contraposicin al sesgo masculino del poder poltico en lacolonia, se debe considerar la idea del Marianismo -culto a la superioridad espiritualfemenina- segn la cual, la funcin sagrada de la maternidad y la superioridad moral de lamujer le daba el poder emocional para lograr que maridos e hijos pusieran atencin a sussugerencias y buscaran sus consejos. Fue as como las mujeres llegaron a tener un poderconsiderable y llegaron a influir en eventos mas all de la esfera domestica, ejerciendo unacierta cuota de poder poltico y econmico.61

    c. La mujer en el mbito jurdico

    La idea de que la mujer estaba bajo el tutelaje permanente del hombre era parte del derechoromano, pero ya para el siglo XVI el derecho castellano haba evolucionado a partir de otrasinfluencias como las Siete Partidas (1265), el Ordenamiento de Alcal (1386), las Ordenanzasde Castilla (1484) y las Leyes de Toro (1505). Aunque la ley estableca la condicin dedebilidad natural de las mujeres, tambin les conceda ms proteccin y derechos que en otrasnaciones europeas y sus colonias.62 Las mujeres adultas -solteras y viudas- podan hacer transacciones legales, las hijas podanheredar las propiedades y las mantenan despus del matrimonio. Las mujeres conservaban la patria potestad sobre los hijos y adems tenan la posibilidad de renunciar a la proteccinlegal del esposo para actuar como personas jurdicas en transacciones comerciales. En muchoscasos el sistema legal les daba un grado considerable de libertad y autoridad que secomparaba favorablemente con las mujeres de otras culturas en el mismo perodo.Incluso las mujeres esclavas tenan derechos, como el matrimonio, la compra de su libertad, latenencia de bienes, adjudicaciones testamentarias y la asistencia del sistema legal. Aunquemuchas veces estos eran ignorados o desconocidos, si hay referencias documentales de pleitos judiciales iniciados por esclavas ante las autoridades eclesisticas y civiles por maltrato de parte de los amos, oposicin al matrimonio y separacin de sus familias.63 Existe tambin documentacin jurdica y notarial sobre casos en que las mujeres acudan antelas autoridades, ya sea como vctimas de abusos, o por haber quebrantado las leyes. Lasmujeres de las clases bajas se encontraban ms desprotegidas, y a veces eran vctimas deviolacin, homicidio o violencia fsica. El maltrato fsico era aceptado como prerrogativa del

    59 Beatriz Palomo de Lewin.Op. Cit. 60 Ren De la Pedraja.Op. Cit . p. 22761

    Silvia Marina Arrom.Op. Cit. p. 497. 62 Ibid . p. 500. 63 Historia de Amrica Latina.Op. Cit. p. 133

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    hombre -salvo que su frecuencia daara la salud de la mujer- y rara vez era considerado causade anulacin de matrimonio. Los registros de las Audiencias muestran que, en casos en que elmaltrato era severo y la esposa poda presentar testigos, los hombres podan recibir levessentencias carcelarias.Las violaciones eran denunciadas con ms frecuencia por los padres de mujeres indgenas yde otras castas, y aunque durante los primeros aos de la conquista era poco condenada, yadurante el siglo XVII lleg a ser motivo de trabajo forzado o exilio.64 A veces las violacionesse cometan como medio de venganza familiar o para forzar a la familia a aceptar unmatrimonio que no era de su agrado. Tambin la seduccin de una mujer virgen eraconsiderada un crimen, especialmente cuando los acusados eran frailes o curas. Estos casosllegaron a ser presentados ante la Inquisicin, y eran castigados con exilio y prohibicin deconfesar mujeres.65 Segn los registros, los crmenes ms frecuentes cometidos por mujeres eran pequeos hurtos,venta ilegal de licor, blasfemia, bigamia e incontinencia sexual. Las referencias a la prostitucin fueron irregulares, pues al parecer solo se realizaba abiertamente en las ciudadesgrandes o los puertos.Aun si eran encontradas culpables, las penas impuestas solan ser breves y se cumplan enCasas de Recogidas, obrajes y crceles, donde deban trabajar para reparar su crimen. Durantelos siglos XVI y XVII la pena ms frecuente era la reclusin en Casas de Recogidas, tambinconocidas como Nazarenas o Magdalenas, manejadas por las rdenes religiosas o por laicos piadosos. Estas no eran una institucin de la corona y tambin recogan a mujeresdesprotegidas y a otras enviadas por sus familiares para su regeneracin. A veces lasmujeres eran recluidas sin juicio previo, lo que se prestaban a abusos dentro del marco legalque deba protegerlas.Hacia finales del siglo XVIII, esta visin religiosa de la mujer cambi, dejando de vrselecomo un alma necesitada de arrepentimiento para ser considerada como criminal. El estadoempez a regular las Casas de Recogimiento, a la vez que se construyeron crceles paramujeres, donde las condiciones eran muchas veces deplorables. Las mujeres empezarontambin a ser acusadas de crmenes de conspiracin e insurgencia.66 La brujera era considerada como un crimen, pero sta era investigada por la Inquisicin.Aunque durante los primeros aos de evangelizacin, los indgenas no podan ser llevadosante esta institucin, si hay algunos casos documentados de mujeres indgenas o castas a lasque se les iniciaba proceso por desafiar a las autoridades religiosas y civiles. Las mujeresespaolas si eran presentadas ante el tribunal de la Inquisicin, muchas veces acusadas derealizar hechizos o preparar pcimas para atraer al sexo opuesto. Si eran encontradas

    culpables, se les castigaba con flagelaciones, deban participar en los Autos de Fe y se lesenviaba al exilio. Hay incluso algunos casos de mujeres peninsulares acusadas de judasmoque fueron condenadas a la hoguera.

    d. Educacin femenina

    64 Resulta interesante que, segn puede observarse en registros notariales, la sodoma voluntaria entre los

    hombres era castigada con penas mayores que la violacin de una mujer.65Historia de Amrica Latina.Op. Cit. p. 120 66 Ibid. p. 122

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    La tradicin medieval espaola estimaba importante la instruccin de las mujeres, pero en la prctica sta se refera nicamente a las de clase alta, pues se reconoca que ellas ejercan unainfluencia definitiva sobre sus maridos y sus hijos. Algunos escritores humanistas del sigloXVI, como Juan Luis Vives y fray Luis de Len, propusieron darle a la mujer un nivel deeducacin ms amplio que el aceptado en su poca. Eran partidarios de ensearle a leer, a

    dominar labores manuales, a preparar la comida y a tocar algn instrumento musical. De sumaimportancia era que aprendiera la doctrina cristiana y practicara las virtudes marianas decastidad, obediencia, laboriosidad y piedad.67

    La mayor parte de la educacin femenina era informal, la reciban en casa durante la infanciay las preparaba para su futuro papel de madres y esposas, aunque ste era determinado por lacondicin social. Por ejemplo a las mujeres indgenas se les enseaba a criar animales, y atrabajar cermica, mientras que a las mujeres criollas se les instrua en manejar la economadel hogar. En general, tanto para hombres como para mujeres, la capacidad de leer y escribirno era esencial para llevar una vida econmica de provecho.La educacin formal de la mujer inclua lectura, escritura, msica y canto y generalmente sellevaba a cabo en conventos o escuelas destinadas a jvenes de las clases altas. Tambin habaescuelas laicas fundadas por seglares o cofradas que promovieron la educacin de la mujer, pero con metas conservadoras y nfasis en la preparacin para el hogar. Adems, algunasreferencias indican que a veces se reuna a un grupo de nias vecinas para asistir a la casa dealguna seora, que les enseaba las primeras letras, les haca memorizar la doctrina cristiana yles enseaba cocina y costura. Haba tambin tutores privados y maestras seglares, quereciban en su casa un grupo de alumnas durante el da68 En el siglo XVIII Josefa Amar y Borbn escribi un libro sobre la educacin de la mujer,donde daba ms crdito a la capacidad intelectual de la mujer y abogaba por una educacinms amplia que les permitiera dar mas sentido a su vida. Al final del perodo colonial, uno delos cambios ms significativos fue la idea de la necesidad de educar a todas las mujeres, porlo que algunas escuelas empezaron a abrir sus puertas a todos los grupos sociales.Aunque la mayor parte de las mujeres era analfabeta, en todas las ciudades exista unaminora de mujeres que escriban libros para audiencias reducidas, generalmente otrasmujeres. Muchas de ellas fueron monjas, pues los conventos ofrecan instruccin y libertad deexpresin. La misma Sor Juana Ins de la Cruz fue defensora de la educacin de la mujer,como consta en varias cartas dirigidas al obispo de Puebla a este respecto.69 Alrededor de1730 los Conventos de la Orden de Mara, iniciados en Francia, empezaron a fundar escuelasen ciudades como Bogot y Mendoza, donde monjas expresamente preparadas como maestrasmejoraron el nivel de la educacin.

    Las escuelas pblicas a finales del siglo XVIII eran mantenidas con recursos municipales o por sociedades patriticas, siguiendo ya los conceptos de la ilustracin. Por ejemplo el Condede Campomanes esperaba que la mujer fuera instruida en artes y oficios para ganarse la vida

    67 Patricia Londoo Vega. Educacin de la mujer durante la poca colonial. Boletn Cultural y Bibliogrfico.[en lnea] Nmero 37. Volumen XXXI - 1994 - editado en 1996. p. 1. Recuperado el 4 de marzo dehttp://www.banrepcultural.org/blaavirtual/publicacionesbanrep/boletin/boleti1/bol37/rese2_1.htm 68 Alcira Goicolea y Jos Mata Gavidia.Educacin. Historia General de Guatemala . Jorge Lujn Muoz,Director General. Tomo II: Dominacin Espaola desde la Conquista hasta 1700. Ernesto Chinchilla Aguilar,Director del tomo. Guatemala, Asociacin de Amigos del Pas. Fundacin para la cultura y el desarrollo. 1994. pp. 796.69 Fernando Iwasaki Cauti. Mujeres al borde de la perfeccin: Rosa de Santa Mara y las alumbradas de Lima.The Hispanic American Historical Review , Vol. 73, No. 4 (Nov., 1993), pp. 582 Recuperado el 22 de octubre del2012 desdehttp://www.jstor.org/stable/2516836

    http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/publicacionesbanrep/boletin/boleti1/bol37/rese2_1.htmhttp://www.banrepcultural.org/blaavirtual/publicacionesbanrep/boletin/boleti1/bol37/rese2_1.htmhttp://www.jstor.org/stable/2516836http://www.jstor.org/stable/2516836http://www.jstor.org/stable/2516836http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/publicacionesbanrep/boletin/boleti1/bol37/rese2_1.htm
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    en ausencia del marido, as como para contribuir a la industrializacin de Espaa, por lo quese fundaron escuelas de artes y oficios dirigidas a la mujer.70 En Guatemala, el centro de educacin para mujeres ms antiguo fue el monasterio de SanJernimo dedicado a educar a la aristocracia del reino. Inaugurado en 1678 inclua, adems delo ya descrito, la enseanza de humanidades. El Colegio de la Presentacin de Nuestra Seorafue fundado a instancias del Obispo Francisco Marroqun y era comnmente conocido comoEl Niado. Este colegio preparaba a las jvenes ya sea para el matrimonio o la vida religiosay en ambos casos se encargaba de dar la dote, aunque era solo para hijas de espaoleslegtimamente reconocidas y de linaje puro.71

    Los beaterios, como el de Santa Rosa de Lima, tambin proporcionaban educacin a lasmujeres. Este perteneca a los dominicos y fue fundado en 1580. En l se reciban jvenescriollas y se enseaba la doctrina cristiana y oficios femeninos. En 1766 abri una escuela de primeras letras. En el Beaterio de Beln, cuando aun estaba en Santiago, se abri en 1781 unaescuela pblica para nias pobres. Esta fue trasladada a la nueva capital despus de 1790. Enalgunas de estas escuelas se reciban alumnas indgenas, pero no se les permita sentarse juntoa las ladinas ni hablar otra cosa que espaol.72

    e. Vida religiosa

    Aunque algunos opinan que el rol de la Iglesia en la poca colonial era oprimir a la mujer einculcarle ideas tradicionales, hay que reconocer que sta muchas veces protega a la mujer atravs de los curas de las parroquias y las cortes eclesisticas. Las mujeres podan defendersede maridos abusivos acudiendo a un cura, quien muchas veces ejerca mayor presin que lascortes.

    Los conventos y otras formas de vida religiosa, tambin constituan un medio para eldesarrollo de la vida intelectual femenina. Estos no solo eran centros de edificacin moral yreligiosa, sino proporcionaban una educacin que no estaba al alcance de la mayora. Ademslas religiosas eran objetos de reverencia en la comunidad, por su dedicacin a lo que se perciba como la forma mas elevada de vida. El papel destacado de los conventos en lascolonias americanas es visible no solo en su numerosa cantidad, sino en la ascensin a losaltares de monjas como Santa Rosa de Lima, Santa Mariana de Jess, y la beata SorEncarnacin del Rosal.Todas las ciudades tenan conventos de varias rdenes, principalmente agustinos, carmelitas,mercedarios y dominicos. Estos contaban con el patrocinio de laicos pobres y ricos queincluso llegaban a dotar propiedades para mantenerlos, pues sta era considerada la formams loable de caridad. Aunque la mayor parte de las mujeres que profesaban lo hacan converdadera fe, tambin haba otras, descendientes de conquistadores o colonos marginados, que por razones econmicas necesitaban un lugar de retiro temporal o permanente. En algunoscasos los padres incluso depositaban en los conventos a las hijas consideradas incasables.

    La mayora de los conventos solo estaban abiertos a mujeres criollas y requeran dotes de las postulantes, por lo que muchas de las monjas provenan de familias de clase alta. Algunasmujeres pobres con mucha vocacin podan reunir la dote por medio de donaciones y las

    70 Historia de Amrica Latina.Op. Cit. p. 122- 126 71 Alcira Goicolea y Mata Gavidia.Op. Cit. p. 797. 72 Ibid . p. 798.

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    rdenes descalzas, como las carmelitas, a veces admitan a postulantes sin dote.73 Hubotambin casos en que mujeres mestizas fueron admitidas a los conventos con permisoeclesistico especial. Adems de los conventos existan los beateros, donde las mujeres podan acceder a la vida religiosa sin necesidad de tomar los votos.En muchas ciudades coloniales haba mujeres consideradas como beatas, que, sin pertenecer auna orden, o vivir recluidas, estaban consagradas al servicio divino y se dedicaban a laslecturas piadosas buscando emular a otras religiosas como Santa Catarina de Siena o SantaTeresa de vila. La condicin de beata era una opcin personal que rechazaba tanto elmatrimonio y la autoridad paterna como la vida conventual, pues al consagrarse al serviciodivino las mujeres se colocaban fuera de la esfera del poder masculino laico. Muchas de ellasfueron autodidactas y llegaron a convertirse en escritoras y poetas, tambin siguiendo elejemplo de Santa Teresa. Santa Rosa de Lima, Beata de Santo Domingo, fue una de ellas.74 En algunos casos, la influencia que las beatas ejercan sobre otras mujeres lleg incluso a ponerlas en conflicto con la Inquisicin, porque no estaban sujetas a control alguno y susdescripciones del purgatorio y otras experiencias msticas eran consideradas blasfemas. Variasmujeres de Lima fueron procesadas por el Santo Oficio, y solo en 1625 se dieron cinco casosde beatas que participaron en el Auto de Fe tras ser acusadas de fingir esas visiones paraexcusarse de sus trabajos domsticos y dedicarse al ocio75 Entre 1597 y 1803 tambin la inquisicin de Nueva Espaa investig a un grupo de hombresy mujeres bajo acusacin de fingir experiencias msticas. En estos casos, el grupo social alque pertenecan las mujeres tambin tuvo influencia, pues el tribunal del Santo Oficio recibitestimonios de mujeres de clase alta que acusaban a algunas beatas pobres de fingirexperiencias msticas para mejorar su posicin social. Tambin se sola perseguir a aquellasque no se atenan a las normas morales de una mujer respetable, como estar casada y vivir consu marido.76 Para algunos historiadores esto podra deberse a que las autoridades se sentan

    amenazadas porque las mujeres de bajas castas podan llegar a utilizar su conexin divinacomo reafirmacin de su valor y luego esta idea podra extenderse a su condicin legal,cultural y poltica.Aunque durante una gran parte del perodo colonial, las mujeres indgenas tenan prohibido elunirse a los conventos por considerarlas nefitas y no listas para enfrentar las demandasfsicas y espirituales de la vida conventual, algunos religiosos insistieron desde el inicio en permitirles cierto acceso a la vida religiosa. Juan de Zumrraga, primer obispo de Mxico,inici una casa para las viudas e hijas de los nobles aztecas donde reciban instruccinreligiosa de mujeres ancianas, pero no como convento sino como lugar donde estuvieranseguras. Algunos franciscanos, como Bernardino de Sahagn, crean que si deba permitrseles unirse a los conventos.77 Otro obstculo que las afectaba en este respecto era que muchos espaoles no estaban deacuerdo en concederles el alto reconocimiento social que se les daba a las monjas. Tambinsus mismos padres se oponan porque entonces aprenderan las costumbres espaolas y esoles perjudicaba al querer casarlas.

    73 Silvia Marina Arrom.Op. Cit. p. 500 74 Fernando Iwasaki Cauti.Op. Cit. p. 583 75 Ibid. p. 59676 Jaffary 64, 68, 7077

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    A pesar de esto las mujeres indgenas fueron siempre miembros activos de la iglesia y tenanroles importantes en las cofradas. En sus comunidades les reconocan autoridad espiritual y poco a poco se empez a aceptar la idea de que ellas podan tambin tener visiones divinas, al punto que empezaron a aparecer en hagiografas escritas por religiosos de la poca. Semenciona por ejemplo el caso de Clara Mara, indgena de Chapultepec, quien lleg a ser

    benefactora del convento de los Mercedarios, usando su dinero para ayudar a construir unconvento y para alimentar a los frailes. Luego fue acogida en el convento en su vejez y fueenterrada en el convento de San Juan de la Penitencia.78 El primero convento para jvenes indgenas, el de Corpus Christi, fue fundado en Mxico en1724 por la orden de la Clarisas, pero en l se admita nicamente a las hijas de familias desangre pura, descendientes de la nobleza y cuyos miembros nunca hubiesen sido acusados de prcticas idlatras. Baltasar de Ziga, marques de Valero, virrey que propuso este primerconvento lo pens como celebracin de los dos siglos de la derrota de los aztecas, pues elevara sus mujeres al plano espiritual mas alto era visto como el mejor smbolo de la conquistacristiana.79

    IV) Conclusiones

    A travs de la historia e incluso en el momento actual- la vida de la mujer ha sido definida por su gnero, pues tanto sus funciones sociales como sus derechos y deberes han sidodiferentes a los del hombre. Durante la poca colonial, la mayora de las mujeres nocuestionaba la opinin de la sociedad, que las vea como seres necesitados de un trato y proteccin especial, y, aunque esto no niega la existencia de mujeres enrgicas y activas, enconjunto ellas aceptaban el papel que se les haba asignado como esposas y madres.

    Sin embargo, como en casi todo lo referente a este perodo, se puede notar que la posicin dela mujer sufri muchos cambios a travs del tiempo, por lo que no sera correcto establecergeneralizaciones que abarquen los tres siglos de gobierno espaol en Amrica. Otros aspectoscomo la clase social, el lugar donde vivan y el grupo tnico al que pertenecan tambindiferenciaban sus experiencias de vida, al punto que, an hoy, es difcil establecer cual es elcarcter de la mujer latinoamericana.El revisar las investigaciones realizadas especficamente acerca de las mujeres de la pocacolonial puede notarse que las generalizaciones que comnmente se encuentran en los librosde historia acerca de esta poca no resisten la confrontacin con los hechos particulares. Porejemplo, aunque los derechos legales de la mujer en esa poca eran inferiores a los del

    hombre, es importante resaltar que en las colonias espaolas estos se comparaban positivamente con los de las mujeres de otras naciones, aun en el caso de mujeres esclavas eindgenas. En algunos aspectos como el control de la propiedad, la diferenciacin de suidentidad y la patria potestad sobre los hijos, las mujeres espaolas alcanzaron niveles que nofueron superados por otras culturas sino hasta inicios del siglo XX.La idea de que la mujer no tena participacin poltica tampoco puede ser aplicada a todo el perodo, pues tenemos casos de mujeres, como Beatriz de la Cueva e Isabel de Bobadilla, quellegaron a detentar el poder o que lograron ayudar a sus familiares a conseguir posiciones deestado. La mujer de la poca no tena voto pero si tena voz, pues aunque mucho de su poder

    78 Asuncin Lavrin.Op. Cit. p. 23679 Ibid. p. 241

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    fue ejercido detrs de bambalinas, aconsejando y actuando a nombre de sus esposos, algunaslograron influenciar el rumbo de los acontecimientos.En el aspecto socioeconmico pareciera que la condicin social era un factor msdeterminante en la vida de la mujer que su gnero. Tanto casadas, como viudas o solteras ellas podan en determinado momento velar por si mismas y los oficios a los que podan dedicarseestaban limitados mas por la clase a la que pertenecan que por su condicin de mujer.En el aspecto temporal, puede notarse una mayor flexibilidad en el rol de la mujer a inicios dela colonia que al final de la misma. Es posible que esto se deba a que durante el siglo XVI lasciudades americanas eran sociedades que empezaban a surgir y que deban adaptarse a todauna nueva serie de circunstancias. El cambio en la actitud hacia las mujeres comienza a percibirse durante el siglo XVIII, especialmente durante la dinasta de los Borbones, con lasecularizacin del estado y la influencia de las ideas de la Ilustracin. En algunos casos estecambio fue positivo, como en la educacin, y en otros trajo resultados negativos, como en larestriccin a la libertad de matrimonio o la falta de proteccin a las mujeres desamparadas.Para finalizar habra que sealar dos ideas importantes. En primer lugar, hay indicios de quela condicin de la mujer pudo haber retrocedido al inicio de la vida independiente, al cesar lavigencia del derecho espaol que la protega en muchos aspectos, como por ejemplo en latenencia de la tierra. Es posible que este retroceso sea la razn por la que, cuando a finales delsiglo XIX se inici el revisionismo histrico de la poca colonial, la situacin de desventajaen que se encontraban las mujeres haya sido atribuida por completo a las autoridadesespaolas.La segunda idea a considerar es que, a pesar de las limitaciones de su vida, las mujeres del perodo colonial encontraron satisfaccin personal en su rol tradicional y familiar. La familiafue considerada fuente de prestigio en aspectos econmicos y polticos, por lo que la funcinde la mujer en la misma le proporcion reconocimiento social y satisfaccin personal. Esto podra explicar porqu el movimiento feminista cuenta con menos seguidoras enLatinoamrica que en el resto del mundo occidental.

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