La Mujer De La Cesta

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La mujer de la cesta Cuento creado por alumnos de 5ºA a partir de unas fotos de Great Milton.

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La mujer de la cesta

Cuento creado por alumnos de 5ºA a partir de unas fotos de Great Milton.

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En un pueblo llamado Great Milton había una estatua de una mujer que todos conocían por “la mujer de la cesta”.

Great Milton era un pueblo tranquilo y agradable donde nunca había pasado nada extraño. En este pueblo había pocas tiendas. Una de ellas era la oficina de correos,

situada frente al parque donde estaba la “estatua de la cesta”. En la oficina de correos también podías comprar revistas, libro de cocina, periódicos, botellas,… e incluso algún regalo. El dependiente de la tienda de correos se llamaba Pablo, una persona tranquila y

pacífica que nunca peleaba.

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Pero un día, esta tranquilidad que reinaba en Great Milton desapareció. Algunos habitantes afirmaban que habían visto a un mago. Otros opinaban que su venida se

debía a la “estatua de la cesta”. En otros tiempos, esta estatua fue una hermosa mujer de la que estaba enamorado del mago. Pero una bruja, a la que también le gustaba el mago,

la hechizó convirtiéndola en “estatua de piedra”.

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Pablo se enteró de esta leyenda pero no se la creyó. Cuál fue su sorpresa cuando, al mirar por la ventana, vio pasar a un mago de capa dorada y gorro puntiagudo, que llevaba una pequeña vara en su mano. Se acercó a la estatua, le tocó varias veces en la cabeza

con la vara y, colocándole una extraña flor en la mano, la estatua volvió a la vida. Después de tantos años siendo de piedra, tenía mucha sed y entró en la tienda de Pablo.

Pablo estaba con la boca abierta y paralizado. ¡Jamás se hubiera creido que algo así

sucedería en este pueblo, y menos, delante de su tienda!

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Le dio una botella de agua y ella, agradecida, le sonrió. Ciertamente la mujer era muy hermosa.

Al cabo de los días, la mujer volvió a la tienda de Pablo a llenar su cesta de botellas de agua. Ellos se hicieron amigos y Pablo aconsejó a la mujer que debía hablar con el mago

para solucionar la situación y agradecerle que le liberara del hechizo.Cuando el mago se enteró de esto, decidió abandonar el oficio de mago y se convirtió en un

hombre normal, así pudo empezar una nueva vida con la preciosa mujer de la cesta.Años más tarde, al enterarse la bruja de lo sucedido, decidió abandonar también el oficio de

bruja y montó una floristería junto a la oficina de correos. ¡Pobre Pablo!

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La mujer de la cestaCuento creado por alumnos de 5ºA a partir de unas fotos de Great Milton.

En un pueblo llamado Great Milton había una estatua de una mujer que todos conocían por “La estatua de la cesta”.Great Milton era un pueblo tranquilo y agradable donde nunca había pasado nada extraño. En este pueblo había pocas tiendas. Una de ellas era la oficina de correos, situada frente al parque donde estaba la “estatua de la cesta”. En la oficina de correos también podías comprar revistas, libro de cocina, periódicos, botellas,… e incluso algún regalo. El dependiente de la tienda de correos se llamaba Pablo, una persona tranquila y pacífica que nunca peleaba. Pero un día, esta tranquilidad que reinaba en Great Milton desapareció. Algunos habitantes afirmaban que habían visto a un mago. Otros opinaban que su venida se debía a la “estatua de la cesta”. En otros tiempos, esta estatua fue una hermosa mujer de la que estaba enamorado del mago. Pero una bruja, a la que también le gustaba el mago, la hechizó convirtiéndola en “estatua de piedra”. Pablo se enteró de esta leyenda pero no se la creyó. Cuál fue su sorpresa cuando, al mirar por la ventana, vio pasar a un mago de capa dorada y gorro puntiagudo, que llevaba una pequeña vara en su mano. Se acercó a la estatua, le tocó varias veces en la cabeza con la vara y, colocándole una extraña flor en la mano, la estatua volvió a la vida. Después de tantos años siendo de piedra, tenía mucha sed y entró en la tienda de Pablo.Pablo estaba con la boca abierta y paralizado. ¡Jamás se hubiera creido que algo así sucedería en este pueblo, y menos, delante de su tienda! Le dio una botella de agua y ella, agradecida, le sonrió. Ciertamente la mujer era muy hermosa. Al cabo de los días, la mujer volvió a la tienda de Pablo a llenar su cesta de botellas de agua. Ellos se hicieron amigos y Pablo aconsejó a la mujer que debía hablar con el mago para solucionar la situación y agradecerle que le liberara del hechizo.Cuando el mago se enteró de esto, decidió abandonar el oficio de mago y se convirtió en un hombre normal, así pudo empezar una nueva vida con la preciosa mujer de la cesta.Años más tarde, al enterarse la bruja de lo sucedido, decidió abandonar también el oficio de bruja y montó un supermercado junto a la oficina de correos. ¡Pobre Pablo!