La muerte de Melgar

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13 Arequipa Lunes, 9 de Marzo de 2015 CULTURAL L os últimos dis- paros del atarde- cer anunciaban el final de la batalla. El ejército realista había triunfado en las extensas Pampas de Umachiri. Pasando por encima de los cuerpos exánimes todavía calientes, sólo quedaba perseguir a los últimos rebeldes disper- sos por el campo de bata- lla. Ya perdida toda espe- ranza, los sobrevivientes se aprestaban a escapar. Siendo el auditor de gue- rra, muchos persuadie- ron a Melgar para que huya, poniéndoles las riendas del caballo en las manos le rogaban que se vaya, que huya, pero La muerte de Melgar ESTE 12 DE MARZO DE 2015 SE RECUERDAN LOS 200 AÑOS DE LA MUERTE DEL VATE MÁS ILUSTRE DE NUESTRA CIUDAD de noviembre de 1819, o sea cuatro años y medio después de la muerte de Melgar, pero ni fue hijo El hermoso vals Melgar, con letra de Percy Gibson y música de Benigno Ballón Farfán, puede que haya contribuido a la leyenda". éste, no queriendo irse, cedió su caballo a otro que finalmente pudo es- capar. Así, Mariano Mel- gar fue apresado por los realistas y fusilado al día siguiente, 12 de marzo de 1815. José Fabio Melgar, hermano del poeta, en sus “Notas biográficas”, señala además que “los últimos tiros del cañón eran asestados por el auditor de guerra [Mel- gar]”. Ésta es una de las tantas versiones sobre los instantes antes de la muerte de Melgar. El hecho de que Mel- gar fuera poeta y murie- ra fusilado a los 24 años contribuyó a la leyenda, que se ha extendido por toda Arequipa. Todos los biógrafos de Melgar coinciden en que Maria- no se unió a la revolu- ción de Mateo Pumaca- hua, por sus ideales a la patria. Miró Quesada se- ñala que Melgar “poco antes [de partir a unirse a la revolución de Puma- cachua] había dicho a su hermana, no con frase retórica sino con sere- na madurez, que iba a la muerte, dignamente, por decoro patriótico; y no como ha repetido la leyenda, que fue por la desesperación que le causara el desvío de Sil- via”. A esa edad, tener unos ideales bien conso- lidados ya es un hecho que se tiene y se debe resaltar: Morir por su patria. 24 años. Con un futuro por demás auspi- cioso. Dios. Hay jóvenes que a esa edad ni siquie- ra saben qué van a ha- cer con su vida. El hermoso vals Mel- gar, con letra de Percy Gibson y música de Be- nigno Ballón Farfán, puede que haya contri- buido a la leyenda, pero sin duda es un senti- do homenaje al poeta más representativo de nuestra ciudad: “Silvia, adiós, ya perdida/ la es- peranza de tu amor, mi fe / al partir por mi pa- tria sometida / y por ti, mi bien, / voy adiós, voy adiós, adiós, adiós”. Aurelio Miró Quesa- da señala una leyenda más: “Se ha llegado a decir que el auditor de Guerra que redactó la sentencia de Melgar fue Manuel Amat y León (supuesto hijo natural o nieto del virrey Amat), quien iba a casar des- pués con “Silvia”, arre- batando así al poeta el amor y la vida. La reali- dad sólo es en parte exac- ta. Efectivamente Amat y León contrajo matri- monio con María Santos Corrales y Salazar el 24 Por Carlos Valenzuela del virrey, ni auditor de guerra de Ramírez, ni estuvo siquiera en el bando realista”. Los amoríos antes de Silvia Tal y como otros jóvenes, Melgar también tuvo sus historias de amor y desamor. Muy conocida es la que protagonizó con María Santos Corrales (Silvia). Pero él ya le había cantado a otras féminas. Entre ellas, Melisa, cuyo verdadero nombre era Manuelita Paredes, y Filis. Y es cierto también que estas histo- rias no acabaron bien. Sea como haya sido, lo cierto es que la poesía se presta para todo, y que más para la revancha: “Sepa la cruel Melisa/ Si a mi clamor se niega, / Que el que sin fruto ruega/ Consigue abo- rrecer. /Entienda si con risa / De mí se burla altiva, / Que a mí no me cautiva / Quien me hace padecer”. Al respecto, Aurelio Miró Quesada afirma que debido a “las coqueterías y los estudiados desvíos de Melisa”, fue que Melgar decide olvidarla y que “es posible que a esta época se deba el irónico soneto A la mujer, si es que por su fácil alarde conceptista no es preferible considerarlo como un juego retórico”: “No nació la mujer para que querida, / por esquiva, por falsa y por mudable; / y porque es bella, débil, miserable, / no nació para ser aborrecida. /No nació para verse sometida, / porque tiene carácter indo- mable; / y pues prudencia en ella nunca es dable/ no nació para ser obedecida. / Porque es flaca no puede ser soltera, / porque es infiel, no puede ser casada, / por mudable no es fácil que bien quiera. / Si no es, pues, para amar o ser amada, / sola o casada, súbdita o primera, / la mujer no ha nacido para nada”. Mariano Melgar muere en el pueblo de Umachiri, a manos del Ejército Realista español, fusilado.

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  • 13ArequipaLunes, 9 de Marzo de 2015CULTURAL

    Los últimos dis-paros del atarde-cer anunciaban el final de la batalla. El ejército realista había triunfado en las extensas Pampas de Umachiri. Pasando por encima de los cuerpos exánimes todavía calientes, sólo quedaba perseguir a los últimos rebeldes disper-sos por el campo de bata-lla. Ya perdida toda espe-ranza, los sobrevivientes se aprestaban a escapar. Siendo el auditor de gue-rra, muchos persuadie-ron a Melgar para que huya, poniéndoles las riendas del caballo en las manos le rogaban que se vaya, que huya, pero

    La muerte de MelgarESTE 12 DE MARZO DE 2015 SE RECUERDAN LOS 200 AÑOS DE LA MUERTE DEL VATE MÁS ILUSTRE DE NUESTRA CIUDAD

    de noviembre de 1819, o sea cuatro años y medio después de la muerte de Melgar, pero ni fue hijo

    El hermoso vals Melgar, con letra de Percy Gibson y música de Benigno Ballón Farfán, puede

    que haya contribuido a la leyenda".

    éste, no queriendo irse, cedió su caballo a otro que finalmente pudo es-capar. Así, Mariano Mel-gar fue apresado por los realistas y fusilado al día siguiente, 12 de marzo de 1815.

    José Fabio Melgar, hermano del poeta, en sus “Notas biográficas”, señala además que “los últimos tiros del cañón eran asestados por el auditor de guerra [Mel-gar]”. Ésta es una de las tantas versiones sobre los instantes antes de la muerte de Melgar.

    El hecho de que Mel-gar fuera poeta y murie-ra fusilado a los 24 años contribuyó a la leyenda, que se ha extendido por toda Arequipa. Todos

    los biógrafos de Melgar coinciden en que Maria-no se unió a la revolu-ción de Mateo Pumaca-hua, por sus ideales a la patria. Miró Quesada se-ñala que Melgar “poco antes [de partir a unirse a la revolución de Puma-cachua] había dicho a su hermana, no con frase retórica sino con sere-na madurez, que iba a la muerte, dignamente, por decoro patriótico; y no como ha repetido la leyenda, que fue por la desesperación que le

    causara el desvío de Sil-via”.

    A esa edad, tener unos ideales bien conso-lidados ya es un hecho que se tiene y se debe resaltar: Morir por su patria. 24 años. Con un futuro por demás auspi-cioso. Dios. Hay jóvenes que a esa edad ni siquie-ra saben qué van a ha-cer con su vida.

    El hermoso vals Mel-gar, con letra de Percy Gibson y música de Be-nigno Ballón Farfán, puede que haya contri-buido a la leyenda, pero sin duda es un senti-do homenaje al poeta más representativo de nuestra ciudad: “Silvia, adiós, ya perdida/ la es-peranza de tu amor, mi fe / al partir por mi pa-tria sometida / y por ti, mi bien, / voy adiós, voy adiós, adiós, adiós”.

    Aurelio Miró Quesa-da señala una leyenda más: “Se ha llegado a decir que el auditor de Guerra que redactó la sentencia de Melgar fue Manuel Amat y León (supuesto hijo natural o nieto del virrey Amat), quien iba a casar des-pués con “Silvia”, arre-batando así al poeta el amor y la vida. La reali-dad sólo es en parte exac-ta. Efectivamente Amat y León contrajo matri-monio con María Santos Corrales y Salazar el 24

    Por Carlos Valenzuela

    del virrey, ni auditor de guerra de Ramírez, ni estuvo siquiera en el bando realista”.

    Los amoríosantes de Silvia

    Tal y como otros jóvenes, Melgar también tuvo sus historias de amor y desamor. Muy conocida es la que protagonizó con María Santos Corrales (Silvia). Pero él ya le había cantado a otras féminas. Entre ellas, Melisa, cuyo verdadero nombre era Manuelita Paredes, y Filis. Y es cierto también que estas histo-rias no acabaron bien. Sea como haya sido, lo cierto es que la poesía se presta para todo, y que más para la revancha: “Sepa la cruel Melisa/ Si a mi clamor se niega, / Que el que sin fruto ruega/ Consigue abo-rrecer. /Entienda si con risa / De mí se burla altiva, / Que a mí no me cautiva / Quien me hace padecer”.

    Al respecto, Aurelio Miró Quesada afirma que debido a “las coqueterías y los estudiados desvíos de Melisa”, fue que Melgar decide olvidarla y que “es posible que a esta época se deba el irónico soneto A la mujer, si es que por su fácil alarde conceptista no es preferible considerarlo como un juego retórico”: “No nació la mujer para que querida, / por esquiva, por falsa y por mudable; / y porque es bella, débil, miserable, / no nació para ser aborrecida. /No nació para verse sometida, / porque tiene carácter indo-mable; / y pues prudencia en ella nunca es dable/ no nació para ser obedecida. / Porque es flaca no puede ser soltera, / porque es infiel, no puede ser casada, / por mudable no es fácil que bien quiera. / Si no es, pues, para amar o ser amada, / sola o casada, súbdita o primera, / la mujer no ha nacido para nada”.

    Mariano Melgar muere en el pueblo de Umachiri, a manos del Ejército Realista español, fusilado.