La Mancha 124

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...En construcción

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EDITORIALHABITAR LA RÁFAGA CARACAS

DE MEDELLÍN HASTA EL BALCÓN DEL PUEBLOEL POEMA DE LAS FLORES

¿POR QUÉ HAY TANTO TRÁFICO EN CARACAS?SERÁ QUE AHORA SÍ

LA INFELIZ CARACAS¿QUIÉN HACE LA CIUDAD?

EL PIN NUESTRO DE CADA DÍASAN JUAN Y TAMBORES EN LOS VALLES DEL TUY

MEMORIAS DE EL VALLELEE QUE ALGO QUEDA

DIVERSIDAD BIOCONSTRUCTIVA VENEZOLANAPOESÍA LEONARDO HEREDIA IRMA GODOY

VOCES FEMENINAS: POESÍA DESNUDA PALABRA IRREVERENTEENCRUCIJADA

ENTRE LAS SOMBRASRAMÓN PALOMARES

LOS MATONES DE BARRIOLA GENERACIÓN FACENOBOOK

ARQUITECTURA POPULISTA VENEZOLANA DEL SIGLO XXPANORÁMICA VISCERAL DE MI CIUDAD

A LA ORILLA DEL MAR CAPITALINOEL CONSUMO DE BIENES Y SERVICIOS Y LA CORRESPONSABILIDAD AMBIENTAL

VIOLENCIA INDUCIDAMÁS POESÍA

REFLEXIONES DE UN EXTRANJERO CONTRADICCIONES CARAQUEÑASHACIA UNA PLANIFICACIÓN URBANA ...CON MODELO DE PAISAJE SOSTENIBLE

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ISSN: 1690-2718Depósito Legal: pp200201cs565

Tlf: (0212) 578 07 30 / 0416 631 72 12Apartado Postal: 17362 zp. 1015-A

Ipostel Parque Central Caracas [email protected] [email protected]

http://www.lamanchaweb.blogspot.com

Consejo EditorialOscar Sotillo Meneses

Janette Rodríguez HerreraFrancisco Issa Zambrano

Gastón Fortis Silva

ColaboradoresFrank David Bedoya Muñoz

Jesús AnaholiSociedad Homo et NaturaGabriel García MárquezRebeca Tineo Guillén

Xiomara LópezEnrique kilombo Duarte

Irma GodoyKattia Piñango PintoCristina Gil Guevara

Gonzalo FraguiMario DíazJorge Majfud Raúl Díaz

María Teresa HernándezMichelle Todd Uribe

Aymara Gerdel Ernesto Ábalo

Mónica Palma Vergara

Imágenes César Santana Oscar Sotillo

Co-responsables Juan Carlos SotilloNicanor Cifuentes GilMaracaibo-Edo. Zulia

Leila MedinaJouseline Rodríguez

César SantanaJuan Pío RondónMariajosé EscobarGran Caracas

Solangel MoralesHely UzcáteguiMoisés Mirele

Los Teques-Edo. Miranda

Roger AltuveOcumare del Tuy-Edo. Miranda

Oscar FernándezLa Victoria-Edo. Aragua

Marco Aurelio RodríguezXoralys Alva LópezLeonardo Domínguez

Catia La Mar Edo. Vargas

Dayana LópezLuis Bravo

Buenos Aires-Argentina

Darién GiraldoBogotá-Colombia

[email protected]

CorrecciónColectiva

AgradecimientosA tod@s l@s que

aman y padecen la urbe

LA MANCHA no se hace responsable de loscomentarios emitídos por sus colaboradores

La ciudad es un tema recurrente en nuestro trabajo comunicacional. Aca-

so porque dentro de su dinámica frenética suceden la mayoría de nuestras acciones. Las relaciones urbanas son complejas y cambiantes, la política, la cultura y la espi-ritualidad operan de manera muy particu-lar cuando la aglomeración es grande. La falta de espacio vital, el mínimo contacto con los tempos naturales, una saturación visual enferma, el solapamiento permanen-te de tantas vidas y tantas necesidades, son algunas de las características que hacen que las dinámicas urbanas sean violentas, impersonales y poco “humanas”.Caracas, como urbe problemática es un cri-sol casi perfecto de lo que son las ciudades latinoamericanas hoy en día. Pero hay que destacar que hoy lxs caraqueñxs nos move-mos entre varias fuerzas claramente no-tables: Por un lado avanza un frenesí res-taurador, rehabilitar y mejorar la imagen y resucitar viejos espacios arquitectónicos que habían sido olvidados. Por otra parte una visión neo “modernizadora” que cons-truye engendros que sólo está en manos de

la historia aceptarlos en el paisaje visual y espiritual del caraqueño. Por otra parte la nefasta idea de que “en Caracas cabe otra Caracas” ha permitido cometer desmanes insólitos, derrumbar jardines y levantar allí edificios de siete pisos, tomar espacios, que son subutilizados, e incrementar ex-ponencialmente su densidad y con ello sus demanda de agua, electricidad, telefonía, re-colección de basura, etc. Lo que criticamos de esta tendencia es que crean que si en el suelo urbano el espacio no se eleva siete u ocho pisos, el terreno está subutilizado. Esta lógica es asquerosamente capitalista, porque juega de manera perversa con el valor del metro cuadrado y lo convierte en sacrosanto.Por otra parte las catástrofes naturales y las coyunturas dictan las normas de desa-rrollo urbano a gran escala, es decir cada alcalde se gana sus votos haciendo un edificio aquí y otro allá, sin ningún sentido de planificación estratégica y a largo plazo. Vemos con alarma también cómo los espa-cios públicos son “privatizados” a diestra y siniestra por individuos que alegan que ese es su medio de producción: “No tengo trabajo, salgo a la acera, pongo mi tarantín, me apodero de esta esquina que antes era de todos” Sobre el tejido urbano se hila un entramado urbano sumamente complejo donde la visión humana, ecológica, políti-ca y cultural viven en una conflagración permanente sobre las espaldas y desde las manos de los habitantes. No creemos que la “optimización” del uso del suelo urbano en términos de costo del metro cuadrado con-duzca necesariamente al mejoramiento de la calidad de vida de los ciudadanos, necesi-tamos aire, espacios verdes, parques, agua, tranquilidad, aves y brisa.

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I.Se va desplazando en gracia la mirada por entre la calle y la espacialidad, es como libro recién cortado en dos. Dos gajos sostenidos en manos receptoras. Inédita la búsqueda germina como ramajes de algún verde una hilera de esferas que elucubran ascenso hacia la cumbre de una montañosa provincia. Dos brazos en cada humano buscan asirse de la ingravidez y notan debajo de sí escalinatas, terrazas erosionadas, latones que cubren esperanzas; les llaman zinc. Hay una tuerca alargada que jalona cableado que es como decir, jalona la atracción e imanta hacia ciclos donde habrá ceibas de talle ancho desplegadas a la orilla del cielo. Se trata de ir a lomo de cerro, en la pesquisa visual que ofrenda el vuelo en metro cable de San Agustín.

II.Quiere superar la duda. Nuevos atractores impulsan delicado penetrar en la neblina tropical nocturna. Debajo hay un impresionante pliegue montañoso herido de torres-cicatrices y allá abajo es pura juntés de luciérnaga la ciudad que vio nacer a Bolívar en 1783. Acá entiendo el paso metafórico del ser al no ser. La certeza del silencio antes de la mutación corporal ¿final? La duda es cuando atardece el sol y la sombra cobija toda forma viva y no viva. Habrá luz, es obvio… pero sin la torpeza de los agites ni la elucubración de las taquicardias. He visto luego las begonias bañadas de un rocío de novena hora lunar. A esta altura no huele a dulzor ningún mar y toda certidumbre es allá… abajo.

III.Recuerda publicidad óptica optimizada por estudiosos de la luz en la Chile neoliberal. Va en vagón con costados de arco iris. Las branquias del Metro a cada estación elucubran alertas y cierres como si de una bocanada de dióxido y papel naranja se tratase. Va en el rumbo recordando la ciudad bajo la ciudad de la que tanto habló Cortázar. Divaga mientras ensimismado le puebla el tema de millones de almas hechas cuerpo en el DF mexicano, por allá. Recuerda que va del este al oeste y que Bellas Artes es erupción ahora. Hay una franja amarilla seductora y un abismo que plantea aterrizaje eléctrico y dolor. Va absorto, describiendo antropologías, corporeidades, silencios y urbes hechas mujeres y hombres. Bocanada y salir del subsuelo es vital.

IV.¿Qué hace reflejada la modernidad hecha edificio cristal negruzco, panfleto y logo bancario de cualquier trinchera en el patio limonero del Bolívar caraqueño? ¿Apenas todo esto es una puesta en escena de otros tiempos cuando Caracas sonaba a coces equinas?, ¿Qué hace la oblicua luz que destina horarios en esta plaza atravesada de metal rojinegro inútil como cohete desvencijado, como falo inerte? Plaza El Venezolano. Chocolate y gentío agitado. ¿Dónde las palomas luego de aquel terremoto de 1812?

V.Boquerón uva e’ playa. Macuto sin Reverón encandila menos. ¿Ese león madrileño en plena entrada a la capital qué?, ¿Usted se imagina quedarse en la oscurana de la serpiente, dentro del vientre cavernoso arropado de dióxido con la certeza de que los extremos ofrendan viento caribe por un lado y puerto aéreo por el otro?, ¿Qué señor y con qué escoba plural se junta la fuerza para barrer la vomitiva automotriz de hace varias décadas que se agolpa calcomanía a la vena que atraviesa el corazón de la montaña costera? Así el tránsito de la montaña muro a la montaña penetrada hacia la montaña que moja sus descalzos pies en el azul caribe: Se lee Vargas y huele a litoral.

VI.Este mosaico de dónde brota. ¿Reposo de qué luces vino a ser esta caligrafía, este meandro que deriva en intermitencias de un espacio habitado hasta el hartazgo? Quienquiera que desplace vitalidad o dolencia, taquicardia o incertidumbre por entre vectores, brocales, plazuelas, esquinas, semáforos y ejidos de esta urbe sabrá agolpar sintaxis, callar luto y persignar coordenadas en el puro pecho. No sé por dónde es que bajaba el tal Pacheco lleno e’ flores de Galipán. No ubico por entre mezquitas novísimas y patriarcales la cota mil pero doy siempre con las lumpias frente a un venido a menos edificio de la fantasmal CTV. Allí hay botellas ámbar y de tono esmeraldado. Jugos de lúpulo frío para evadir la realidad que tanto hace daño. Es juernes y huele a chamo en moto esperando a la niña secretaria de uñas acrílicas y sueño candela.

VII.Mea culpa. Latinizo este cuerpo Caracas que me habita. ¿Habita en mí o la habito? Ya no tanto museo, folletín polícromo a la entrada de la infraestructura cultura. Gato de Botero sin algún voluminoso bigote de bronce por entre las sombreadas fauces del Parque Central. Ahora el muro verde tiene indígena nombre que es como decir: hay un color nuevo en el alfabeto del mirar. Gente de blanco de cabeza a pies grita silente su santería, su conexión de escalinata, candela y barrio. Ya nuevos ojos se posan libélula a las desvencijadas manías de creer en la libertad dentro de Babel. ¿Y si implosiona todo esto?, ¿Si se le ocurre al ángel-amasijo de aceros Mercedes Benz- mentado por el Chino Valera Mora desplegar sus alas y mear toda esta maravilla de Pérez Jiménez con ornamentos arácnidos y chaguaramos flameantes?

VIII.Bolívar, que sólo quiere ver una cosa, señaló tangible: - Quiero que te apartes… dijo aterrado, saliendo de las nieves del tiempo azul. - ¿Qué es eso que gime? increpó con ojos de ardor andino. Toda una multitud pasmada calló. Se fue la cobertura de la malparidez y atentos oímos el grito de un viejo que mendigaba verdades que contestándole inmenso al bailarín libertador gritó: -Eso que gime es tu cuna padre mío, donde ahora inventamos una Caracas dentro de otra Caracas.

Nicanor Cifuentes Gil

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Hace un mes salí de Medellín. He dejado temporalmente mi amada patria colombiana.

La mayoría de sus actuales habitantes no me gustan, pues que están entregados a la mafia, a la derecha, a la muerte. El conflicto social y armado en Colombia parece no tener final. La exclusión social se prolon-ga. Las mentes están enajenadas. Ciertamente existe una minoría revolucionaria, creadora, pero estamos reducidos, dispersos. Yo dije entonces: me voy tras el alma de Bolívar, me voy a conocer y a participar de la Revolución Bolivariana de Venezuela, y heme acá por fin, entre bravos caribes y llaneros. A Colombia regre-saré cuando esté preñado de revolución, para hacer la Patria que nos espera. Este diario lo escribo con el ánimo de retratar la Vene-zuela bolivariana, gran parte de los destinatarios de este escrito son colombianos que están ávidos de la verdad de los hechos de esta revolución, aquellos que están cansados de la manipulación y burda triviali-zación que han hecho los medios de comunicación que están al servicio de las oligarquías más rancias del continente y que han falseado el espíritu revolu-cionario que ha nacido acá en el final del siglo XX y comienzos del XXI. Lo primero y más destacado, es que la Revolución Boli-variana de Venezuela es una revolución popular, es una revolución del pueblo. No es una imposición caudillista como se ha querido mostrar en la prensa internacional. No es que Chávez se tomó el poder y hace lo que le da la gana mientras un pueblo pasivo espera, no. La verdad es que este proceso valeroso es una construc-ción colectiva popular sin parangón en América Latina. Cada una de las personas que he conocido son prota-gonistas, hacen parte de la revolución. Mujeres, hom-bres del pueblo que hablan de “nuestra revolución”, todos hacen parte de alguna organización de base po-lítica, que de alguna manera tiene que ver con la lucha política. Mientras que en el mundo occidental se da el ocaso de la ciudadanía, donde reina el individualismo

y el desinterés por el bien común, en Venezuela surge una nueva militancia ciudadana, el debate político es el pan de cada día. Pero vamos despacio. Tampoco es un paraíso la Ve-nezuela actual. Por un lado está la oposición crimi-nal que no escatima hacer uso de la violencia para desprestigiar al gobierno. He conocido personalmente el caso de estados (lo que en Colombia llamamos de-partamentos) donde gobernadores opositores, antes de crear seguridad y estabilidad para los pueblos que los han elegido, hacen todo lo contrario para crear un clima de insatisfacción y desazón. Por otra parte, es generalizado que grandes sectores del pueblo, en masa, son bastante bárbaros e incultos, esta pobla-ción marginal que durante tantos años fue excluida, actúa sin conciencia alguna cívica y por el contrario se mueven en el caos y en la montonera. El ejemplo más visible el caos de la movilidad, las colas (filas) pocas veces son respetadas, cuando llega la camio-neta, la buseta, el mayor salvajismo para buscar un puesto. Ni conductores, ni peatones respetan en la mayoría de las veces las leyes de tránsito, cada vez que pueden se saltan las normas, sin importarles si atropellan al otro. Es decir, una conclusión provisional que quiero formular en este diario es que el principal obstáculo de esta revolución en primer lugar, son la población marginal e inculta (valga decir que el go-

bierno de Chávez ha sido el que más ha reducido en América Latina los índices de pobreza extrema) pero falta, y aún falta demasiado mucha ética ciudadana, en esos seres bruscos, que aunque buenos indivi-dualmente en masa son los más toscos; y en segundo lugar, la población extremadamente rica, que mira con desdén la construcción ciudadana, cada uno con su automóvil gigante, atropellando literalmente al que se le atraviese a su ego que va al volante. El ser humano venezolano es bello, sangres mezcladas, caras que reflejan almas nobles, intrépidos, arrojados, desfachatados. Una mezcla sensacional entre caribe y llanero. Sus formas de hablar son rítmicas, alegres, tienen gracia, desde el vendedor ambulante hasta el político se les facilita la emoción al hablar. Hablan duro, rápido y catantaíto. Una vez, en una buseta el ayudante del conductor me cobró 20 bolívares, como en esa misma ruta ocho días antes me habían co-brado tan sólo 10 bolivares, inmediatamente le hice el reclamo, y su respuesta fue tan serena, graciosa y espontánea, que en lugar de enfadarme, me encantó. Con la más perpleja tranquilidad me respondió: - “¡Es que nosotros somos piratas!”. Las mujeres son muy activas, de todas las perso-nas que he conocido, las más apasionadas por el proceso político son la mujeres, son comprometi-

De Medellín hasta El balcón del pueblo

CAPÍTULO I DEL DIARIO DE UN HISTORIADOR COLOMBIANO EN LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

Frank David Bedoya Muñoz

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das, guerreras, organizadoras, amorosas, creo que la base social más importante y fiel a la revolución bolivariana son la mujeres. Los opositores en su gran mayoría son muy pedantes, torpes, demagogos y cínicos, enarbolan unos dis-cursos tan poco creíbles, que uno siempre se queda pensando en si ellos mismos se creen eso que dicen, utilizan y abusan sin el mayor pudor de las palabras, “proceso civilizador”, “la libertad como desarrollo“, “democracia”, “progresismo”, no sin saber ellos que en el pueblo ya no les creen ni jota, y que con esas palabras ya no embaucan a nadie, no tiene nadie que ser un politólogo para saber, que fueron ellos los que entregaron la patria en el pasado, y saben, que no dudarían si lo pudieran, en volver a entregar la patria a los extranjeros y a los monopolios privados. He estado muy atento de los bolivarianos, de los que participan del proceso revolucionario, de sus pareceres. He hablado con funcionarios, intelec-tuales, artistas, militares, obreros, gentes humildes. Todos tienen algo en común, su sólida convicción de militar en la defensa y prolongación de su proceso revolucionario. Sobre todo los intelectuales y artistas, como es obvio, son más críticos con la revolución y señalan sin ambages lo que se está haciendo mal y lo que se tiene que mejorar. La mayoría del pueblo ama su revolución, aman a Chávez, adoran a Bolí-

var. No todos tienen claro lo qué es el socialismo, o las cuestiones más profundas y acuciantes sobre lo que debería ser un socialismo del siglo XXI, pero aun así, sin tener muy claro el concepto, todos se de-claran ya socialistas y defienden el socialismo como algo que vendrá y que ya ha iniciado, y lo mejor, a lo que no quieren renunciar. Es mentira que Venezuela está en un caos de insegu-ridad, yo que he vivido en Medellín toda mi existen-cia, los días que he pasado en Caracas son los más tranquilos de mi vida. Claro, que al igual que todas las ciudades masificadas de América Latina, donde hay aglomeraciones hay pillajes e inseguridad, pero el caos que quiere mostrar la oposición no es cierto. Lo que si es cierto, y no es una coincidencia gratuita, es que en los estados donde gobiernan los oposito-res a Chávez es donde más violencia se ha visto. Por ejemplo, en el estado Miranda del gobernador que actualmente es candidato presidencial de la opo-sición, donde actualmente hay el mayor índice de criminalidad. Hoy cumplo un mes de estar caminando por Cara-cas, observando y escuchando todas sus gentes. Y en verdad el proceso social y político de la Revo-lución Bolivariana de Venezuela es un paradigma de cambio en América Latina. Con este proceso las gentes han dejado esa actitud pasiva y lastimera

que caracteriza a los pueblos más excluidos de este continente. Acá el pueblo es altivo, luchador. Los medios de comunicación extranjeros que se encar-gan de crear una mala imagen de Venezuela escon-den hechos tan complejos como el siguiente, ha sido el pueblo el que se identificó con unos militares de izquierda, no al revés que unos militares impusieron algo. Pueblo y militares que hicieron una unión sin paralelo en América Latina para rescatar a su presi-dente del golpe de Estado del 11 de abril del 2002. Pueblo, soldados y obreros que saben el valor de su revolución y que no dudarán en entregar sus vidas si es necesario, para no perder lo que han logrado. Tuve el privilegio de escuchar a Chávez en la conme-moración del 13 de abril, bajo el Balcón del pueblo, estuve yo ahí, en primera fila, constatando el amor y la fe, que miles y miles de hombres mujeres, ancianos, ancianas, jóvenes en varios kilómetros de una multitud roja, reunidos con un único objetivo respaldar a su líder, y vi por segunda vez, a ese hombre, que para mí, hoy es el mejor hijo de Bolívar y que es la esperanza de América Latina: Chávez. Además, esta es una revolución alegre, donde se lucha y se canta. Y esto, créanme, es la mejor señal de una revolución que tiene porvenir. Hoy escribo poco porque este proceso es colosal y para conocer sus profundida-des hace falta caminar más.

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Aquel duendecillo travieso y retozón, por supuesto que era sobrenatural, pero ya aparecía en las reseñas

periodísticas de la región, como un espectro misterioso des-almado, malintencionado y salvaje, como los demás seres viciosos y malignos de la eclosión global, que había recorri-do infinidades de prisiones y retenes, viviendo en almas de comportamiento malvado, estaba harto de tanta perversi-dad. Hacía tiempo había sido confinado, por el Gran Gurú de los Misioneros Cristianos, que comandaba la legión de duendes de esa región, en esos áridos y templados médanos de la península de Paraguaná, donde además del mal trato dado por la prensa, también estaba descontento por la suer-te de vivir como en “la casa de los pájaros”, por la cantidad de serpientes, cangrejos y otras musarañas típicas de la zona que salían durante la noche, sobre todo en tiempos de “ani-mación de las víboras”. Pero había razones muy especiales que lo consolaban y le daba ánimos para recomponer su precaria conducta de duende corrompido. Esas razones eran, la convivencia de hermandad entre la mayoría de aquellos agradables y risue-ños habitantes, con un apego al trabajo creador tanto en las activas y populosas ciudades aledañas de Coro y Punto Fijo, como en el campo, la emotividad y tesón por el desarro-llo social y la cultural, en las que él se divertía gratamente, transfigurándose espectralmente en diversas figuras de hu-manos y de animales, en sus esporádicas incursiones a los centros poblados.Algunas veces también se entretenía en su destierro es-pantando narcotraficantes, contrabandistas, forajidos y al-gunos desadaptados que no sabían usar y tratar el extenso parque y se dedicaban a destruir la flora y la fauna. Sin embargo, a los cada vez más, visitantes turistas, les tendía sus manos invisibles, orientando a los que estaban en si-tuación de extravío o cualquier otra emergencia ocasiona-da por el calor sofocante del “fuego del aire”.Después de aquella pavosa reunión al estilo del Ku Klux Klan, al que el duendecillo había sido invitado por unos duendes herejes desaliñados, desfigurados y haraposos cu-yos miembros pretendían aparentar a los Hippies ingle-ses en su época, los cuales celebraban su reuniones como Dios los trajo al mundo, imitando en la creación del Pa-raíso al primer hombre—según la Biblia—a esas reunio-nes asistían también algunas ánimas del purgatorio, que habían quedado resabiadas, evadiendo hábilmente por su adiestramiento irracional en el comportamiento humano, todo tipo de control en la entrada del infierno, el cual per-manecía eternamente sin una gota de luz. Igualmente los Cancerberos estaban muy ocupados en los operativos de registro para la selección de los desterrados, ellos por su naturaleza espectral, no estaban inmersos en los desmanes y desequilibrios humanos de esos tiempos y les importaba un bledo los mensajes doctrinarios del libre mercado, el amor libre, el amor por la usura, la Alianza para el Progre-so, la farsa de la libertad, las invasiones así como la des-

composición humana, por el galopante uso de las drogas y la pérdida de la moral y las buenas costumbres.Como se rumoraba insistentemente, los renombrados es-píritus traviesos que transitaban por esos parajes, antes y después que mataran a Consuelo, una criatura cuya alma en vida pasaba las de Caín, pero dormía, comía y bebía en su propio suelo, compartiendo con las demás criaturas hasta convertirse a la religión anglicana, visitando con sus dia-blillos, a los moradores marginados en sus casas de cartón, durante las noches de plenilunio. En las que se infiltraban ofreciendo en sus aparatos de alta tecnología visual, pa-quetes para vivir la dulce vida, que incluían viviendas con hermosos paisajes, al estilo de los “Jardines Colgantes de Babilonia”, tronco móviles último modelo y “Línea Blan-ca” de refinado esmalte plateado. Pues bien, como ustedes pueden ver y oír, en aquella la-titud geográfica de la América Latina se había incremen-tado altamente, la invasión de tarados y deschavetados al infierno, donde todos compraban su boleto de ida sin re-torno, y todo ello, para pagar sus penas por tanta mierda televisiva y publicitaria que consumían en su deliberada y programática apología de la prostitución humana, según la moda fantástica que a través de personajes simbólicos de la “locura americana” o sea otros duendes robóticos, crea-dos con tecnología electrónica en los confines del “Río Grande”, quienes imponían un sistema dominante en el mercado de putería suntuaria. Se rumoraba en los entrete-lones de la concebida orgia satánica, que el despelote era por órdenes expresas de los “Duendes Mayores” herejes sajones y anglosajones en acuerdo mutuo con la camarilla de truhanes de la Europa conquistadora, recalcitrante y hegemónica, para atender las necesidades de civilización y desarrollo de los pueblos inanimados y desencantados del tercer mundo.En ese extravío de la condición humana, había ánimas des-naturalizadas, porque habían perdido el juicio por comple-

to y siguiendo ese orden decreciente de la humanidad,atentaban ridícula y radicalmente contra sus propias con-diciones físicas, había en sus figuras corporales, tatuajes, pircing y otras modificaciones extremas en la piel, para definir lo que estéticamente era “bello” en la sociedad de consumo, rompiendo las reglas de convivencia social, a tal punto, que las demás ánimas del purgatorio que ha-cían vida eterna allí, corrían despavoridas, suponiendo que eran seres de otro planeta o galaxia. De modo que el duendecillo estaba consternado al salir de aquel aquelarre, no cabía duda, estaba animadamente regenerado, ahora amaba la naturaleza tropical y era soli-dario con sus compañeros de infortunio, por ello, cuando se encontró con el Anima del Guasare, un ánima benéfica muy venerada en la región porque realizaba milagrosos actos esotéricos, el referido espectro de este relato, estaba rebosante de felicidad, sentía que su andar era sobre un cordón de seda, suspendido en otra dimensión del espa-cio, su espíritu se envanecía con la brisa fresca del mar, al recibir el mensaje ultra sensorial enviado por el Gran Gurú, el cual provenía de un hada con poderes mágicos benéficos, desde la maravillosa isla de Avalón, donde le ofrecían un nuevo lugar de confinamiento, situado en una gruta al Sur del Matogrosso guayanés, con mucha vege-tación, aves y animales de todo tipo, saltos y cataratas de ríos y quebradas, un clima húmedo y fresco, además de conglomerados nativos que lucían buen juicio, convivían con la naturaleza y se esmeraban en la preservación del ambiente.Todo eso estaba sujeto a una condición: El referido duen-de, debía localizar el refugio de un hada madrina, y llevar-le un poema con las flores más conocidas de Venezuela, donde se destacase la más bella y simbólica de todas.

Aquí empieza el duende, a tejer la composición del poema exigido...

El poema de las flores Jesús Anaholi

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EL POEMA (En estrofas octavas de arte mayor)

Yo te agradezco hada buena;tu fiel y puntual comportamiento,pero dime si es la “Azucena”dime si en tu “Pensamiento”oyes el canto de la Eneida,si tú te sientes muy sola,dime si es la “Astromelia”,o, dime si es la “Amapola”.

Por si la “Cala” te llevo;Por si “Claveles” te traigo,dime si voy para el Hereboo si tropiezo y me caigo.De tu orden soy obediente,arraigándome en tu área,te llevaré “Amor Ardiente”si no te gusta mi “Azalea”. Tengo el presagio de pegar un boche;con mi zaga de buen competidor,para alagarte en la “Bella Noche”con mi “Bastón de Emperador”.Y si no, continuaré la comedia,bien vestido, con mi gala,te estamparé roja “Bromelia”y una “Gladiola” en tu escala. Llevaré el cortejo hasta tu puerta;para ofrecerte mi gran labia,y conocer tu gracia de “Coqueta”con tu perfume de “Dalia”.Si tú hada, eres Caperucita,Pues, yo seré el lobo malo,me comeré la flor de la “Parchita”,porque amarga, la “Flor de Palo”. La noche, estrellada y serena;la luna con su médula pintona,de “Trinitarias” está la plaza llena,es tiempo de podar la “Cuarentona”.Consumiré flor hasta el empacho;pero acompañada con panela,por si no encuentro “Capacho”me basta tener la “Campanela”.

Tengo que ofrecerte reverencia;de mi parte, no quedará nada ignoto,si eres admiradora de la “Hortensia”,también te llevaré la “Flor de Loto.”De este compromiso, nadie me salva,pero es mejor, que andar de bar en bar.Te cubriré de pétalos de “Malva”,aunque sé, que más te gusta el “Malabar”. No sé, si este alarde sea un martirio;ni tampoco quiero ser un santo,sólo quiero que te guste mi “Lirio”,cual “Narciso” que es un encanto.Recogeré tus flores de mañanita,porque después, se hace tedioso,al regar las blancas “Margaritas”,y probaré el “Micrófono” lidioso. Mi hada madrina, tiene corazón;mas, también tiene sentimiento,en la flor “Orquídea”, toda la pasión,en la flor del “Papiro”, embellecimiento.Ahora, el misterio nos pasa revista,Un “Jazmín” llena de perfume el vientoesa “Petunia” la quiero en la lista,ya vamos quedando sin aliento. Yo no sé si mi hada toma whisky;yo no sé, si tendrá los ojos pardos,la otra vez sentí un “Riqui Riqui”y eran turpiales picoteando los “Nardos”.Dicen que mi hada, vino en unas goletas,y risueña, saludaba ¡Chao nos vemos!justo a la hora, de abrirse unas “Violetas”,que coqueteaban con unos “Crisantemos”. El ánima bendita me acompañe;en la misión que luce esplendorosa,en todo, lo que a la flora atañe,si se trata, del mundo de las “Rosas”.Entre “Tulipanes” se oye un suspiro,ya luce la tarde con zafiro y grana,es la “Orquídea”, la que más admiro.Símbolo, de la más bella flor venezolana.

Circular en automóvil en la mayoría de las ciudades del mundo es un lujo, por el costo de la gasolina, y más ahora que el precio del combustible está en máximos históricos.

COSTO DE LA GASOLINA EN ALGUNOS PAISES

Noruega: 1,999 euros/litroDinamarca: 1,934 euros/litroItalia: 1,929 euros/litroPaíses Bajos: 1,929 euros/litroGrecia: 1,904 euros/litroSuecia: 1,851 euros/litroHong Kong: 1,835 euros/litroPortugal: 1,827 euros/litroReino Unido: 1,825 euros/litroBélgica: 1,821 euros/litroEEUU: 0,866 euros/litroRusia: 0,766 euros/litroMalasia: 0,721 euros/litroMéxico: 0,661 euros/litroIrán: 0,574 euros/litroNigeria: 0,481 euros/litroEmiratos Árabes: 0,391 euros/litroEgipto: 0,357 euros/litroKuwait: 0,182 euros/litroArabia Saudí: 0.126 euros/litroVenezuela: 0,018 euros/litro

En Venezuela tenemos la gasolina más barata del mundo.

GASO

LINA

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Luego de la última jornada de movilizaciones, desde noviembre de 2011 a mayo 2012 por parte de dirigentes Yukpa, de colectivos sociales, de derechos humanos, universitarios de todo el país y de comunicadores sociales y de páginas web aliadas a la cau-sa indígena, a raíz de una campaña de criminalización contra el líder indígena Yukpa Sabino Romero por parte de un grupo de hacendados, parceleros y empresarios del diario La Verdad que trajo un saldo de tres indígenas muertos y dos heridos, el gobierno sabiendo que el fondo de todas esta campaña la origina y sus-tenta el problema de la tierra que desde hace más de 50 años protagonizan los líderes Yukpa de las comunidades asentadas en el piedemonte de la Sierra de Perijá no le quedó otra opción que anunciar la compra de las haciendas prometidas el 15 de diciem-bre de 2010 y entregadas en títulos colectivos de tierra el 12 de octubre de 2011.De nuevo es el Presidente de la República, Hugo Chávez, quien informa “que este lunes revisó un punto de cuenta para cancelar, después de haber hecho los avalúos de todas las fincas recupera-das en el municipio Machiques de Perijá, en el estado Zulia, unos 249 millones de bolívares, para que esas tierras sean convertidas en propiedad social directa. “Esto es socialismo. Claro, no se de-clara el socialismo, esto es para construirlo con la cultura ancestral de nuestros aborígenes que siempre vivieron en socialismo hasta que llegó el capitalismo europeo”, dijo Chávez, en un contacto con VTV.” (Caracas, 07/04/12. http://www.avn.info.ve/node/111356,http://noticiaaldia.com/2012/05/chavez-anuncio-inversion-de-bs-249-

millones-para-cancelar-pagos-a-productores-expropiados-en-machi-ques-de-perija/ y La Verdad, 08/05/12: 3 Política http://www.laverdad.com/politica/1553-presidente-habla-en-vivo-desde-cuba.html).Desde mayo de 2012 tomarán fuerza acciones movilizadoras ya anunciadas desde diciembre de 2010 y durante toda la jornada de movilización noviembre 2011 a mayo 2012 que expresa los si-guientes planteamientos de las comunidades y sus líderes:1) Que estas 25 haciendas no satisface en nada las aspiraciones del pueblo Yukpa, ni mucho menos que se hayan dejado fuera de la poligonal propuesta y acordada con las comunidades indíge-nas durante el proceso de demarcación 2004 – 2012 haciendas y parcelas donde hoy se libran las principales batallas entre hacen-dados, parceleros criollos y wayuu invasores y grupos armados al margen de la ley contra los Yukpa movilizados para expulsar en acción directa de su territorio acordados con la Comisión de Demarcación de Hábitat y Tierras del Estado Zulia,2) Los líderes Yukpa y un centenar de Caciques de la base, no los cinco Caciques Mayores, han manifestado no estar de acuerdo ni aceptar los supuestos derechos de terceros ni mucho menos de las empresas mineras privadas o estatales en su territorio recono-cido en el título entregado por el Presidente Chávez el 12 de Octu-bre de 2011, tal como se manifestó en Toromo el pasado sábado 5 de mayo en Asamblea General de Caciques con la Comisión Per-manente de Asuntos Indígenas de la Asamblea Nacional, mientras la ministra Nicia Maldonado para debilitar la convocatoria parla-mentaria en un acto paralelo entregaba nerviosamente con sus cinco Caciques Mayores bolsas de comidas y prometía millones

Será que ahora SÍ Sociedad Homo et Natura

“TIERRA PARA LOS YUKPA… 249 MILLONES DE BOLÍVARES PARA COMPRAR HACIENDAS”

de bolívares en ayudas misionales (como casa bien equipadas) y créditos agrícolas y pecuarios, y3) Conversar con el Gobierno si el territorio Yukpa es para mono-cultivos o para empresa socialista lechera, o para la diversidad económica y biológica. Se le propone de nuevo al Gobierno:1.- Ampliar el lindero Este de la poligonal demarcadora del terri-torio Yukpa acordado con el Estado a través de la Comisión de Demarcación de Hábitat y Tierras del Estado Zulia.2.- Elaborar un cronograma de pago de las bienhechurías de todas las haciendas y parcelas invasoras a su territorio.3.- Acordar con cada una de las comunidades si en verdad de-sean una empresa lechera socialista, pues existen comunidades que no quieren criar vacas, ni arrimar la leche en caso tal a la empresa mal administrada y quebrada Los Andes de Machiques. Por ejemplo, la comunidad Chaktapa le entregó al Ministro de Tierra para aquel entonces Juan Carlos Loyo, al candidato a la Gobernación del Zulia Francisco Javier Arias Cárdenas y a la Comisión Permanente de Pueblos Indígenas de la Asamblea Nacional su plan de vida para una gestión pública desde abajo y no desde arriba como hoy pretende imponer el Gobierno. Para ayudar a divulgar:http://clorofilazul.blogspot.com/2012/05/bienvenido-sea-tierra-para-los-yukpa.htmlhttp://laguarura.net/2012/05/09/bienvenido-sea-tierra-para-los-yukpa-249-millones-de-bolivares-para-comprar-haciendas/

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La primera vez que la oí nombrar fue en una frase de Simón Bolívar: La

infeliz Caracas. Desde entonces, pocas veces la he vuelto a oír nombrada sin que vaya precedida de ese antiguo pres-tigio de infelicidad. Al parecer, su desti-no es igual al de muchos seres huma-nos de gran estirpe, que no pueden ser amados sino por quienes sean capaces de padecerlos.Desde aquella remota frase de la escuela primaria, Caracas ha sido siempre para mí algo muy parecido a una obsesión. En el pueblo donde nací, que también tenía algo de infernal y no sólo por su calor de infierno, uno se encontraba a Caracas en el agua y la sal. Era un refugio de ex-patriados y apátridas del mundo entero, pero existía una categoría aparte, mu-cho más nuestra que las otras, que eran los fugitivos del infierno de Juan Vicen-te Gómez. Ellos me dejaron a Caracas sembrada para siempre en el corazón, a veces por los horrores de sus cárceles, y a veces por la idealización de la nostalgia. Era difícil ser feliz pensando en Caracas, pero era imposible no pensar en ella.Nadie me enseñó tanto sobre esa ciudad irreal, como la gran mujer que pobló de fantasmas los años más dichosos de mi niñez. Se llamaba Juana de Freites, y era inteligente y hermosa, y el ser humano más humano y con más sentido de la fabulación que conocí jamás. Todas las tardes, cuando bajaba el calor, se sen-taba en la puerta de su casa en un me-cedor de bejuco, con su cabeza nevada y su bata de nazarena, y nos contaba sin cansancio los grandes cuentos de la literatura infantil. Los mismos de siem-pre, desde Blanca Nieves hasta Gulliver, pero con una variación original: todos ocurrían en Caracas.Fue así como crecí con la certidumbre mágica de que Genoveva de Bravante y su hijo Desdichado se refugiaron en una cueva de Bello Monte, que Cenicienta había perdido la zapatilla de cristal en

una fiesta de gala de El Paraíso, que la Bella Durmiente esperaba a su príncipe despertador a la sombra de Los Caobos, y que Caperucita Roja había sido devo-rada por un lobo llamado Juan Vicente el Feroz. Caracas fue desde entonces para mí la ciudad fugitiva de la imaginación, con castillos de gigantes, con genios es-condidos en las botellas, con árboles que cantaban y fuentes que convertían en sa-pos el corazón, y muchachas de prodigio que vivían en el mundo al revés dentro de los espejos. Por desgracia, nada es más atroz ni suscita tantas desdichas jun-tas como la maravilla de los cuentos de hadas, de modo que mi recuerdo anti-cipado de Caracas siguió siendo el de siempre: la infeliz Caracas.Todo esto lo pensaba el 28 de diciembre de 1957 —día de los Santos Inocentes, además— mientras volaba desde París hacia Caracas en los aviones de cuerda de aquella época, que tanto tiempo da-ban para pensar.A pesar del calor, del fragor del tránsito en las autopistas de vértigo, de las dis-tancias cortas más largas del mundo, yo iba reconociendo a cada vuelta de rueda

los sitios familiares de mi infancia desde que atravesé la ciudad por primera vez. Identificaba en las laderas escarpadas las cabañas de colores de los enanos, los dragones de candela, la torre del rey, y una edificación luciferina que sólo por su nombre sobrepasaba de muy lejos a todos los horrores del mundo infantil: El Helicoide de la Roca Tarpeya. Recuerdo que al verla por vez primera, asomada a su precipicio mortal, volví a recordar: La infeliz Caracas.Mi primer domingo en la ciudad des-perté con la rara sensación de que algo extraño nos iba a suceder, y la atribuí al estado de ánimo que me había inspira-do con sus fábulas doña Juana de Frei-tes. Pocas horas más tarde, cuando nos preparábamos para un domingo feliz en la playa, Soledad Mendoza subió de dos zancadas las escaleras de la casa con sus botas de Siete Leguas.-¡Se alzó la aviación! – gritó. En efecto, quince minutos después, la ciudad de abrió por completo en su estado natural de literatura fantástica. Los caraqueños habían salido a las azoteas, saludando con pañuelos de júbilo a los aviones de

Gabriel García Márquez

TEXTO EXTRAÍDO DE HTTP://WWW.LAMAJADESCALZA.COM

guerra y aplaudiendo de gozo cuando veían caer las bombas sobre el Palacio de Miraflores, que para mí seguía siendo el Castillo del Rey que Rabió. Tres meses después, Venezuela fue por poco tiempo, pero de un modo inolvidable en mi vida, el país más libre del mundo. Y yo fui un hombre feliz, tal vez porque nunca más desde entonces me volvieron a ocurrir tantas cosas definitivas por primera vez en un solo año: me casé para siempre, viví una revolución de carne y hueso, tuve una dirección fija, me quedé tres horas encerrado en un ascensor con una mu-jer bella, escribí mi mejor cuento para un concurso que no gané, definí para siem-pre mi concepción de la literatura y sus relaciones secretas con el periodismo, manejé el primer automóvil y sufrí un ac-cidente dos minutos después, y adquirí una claridad política que habría de lle-varme doce años más tarde a ingresar en un partido de Venezuela.Tal vez por eso, una de las hermosas frus-traciones de mi vida es no haberme que-dado a vivir para siempre en esa ciudad infernal. Me gusta su gente, a la cual me siento muy parecido, me gustan sus mu-jeres tiernas y bravas, y me gusta su lo-cura sin límites y su sentido experimental de la vida. Pocas cosas me gustan tanto en este mundo como el color del Ávila al atardecer. Pero el prodigio mayor de Caracas es que en medio del hierro y el asfalto y los embotellamientos de tránsi-to que siguen siendo uno solo y siempre el mismo desde hace 20 años, la ciudad conserva todavía en su corazón la nos-talgia del campo. Hay unas tardes de sol primaveral en que se oyen más las chi-charras que los carros, y uno duerme en el piso número quince de un rascacielos de vidrio soñando con el canto de las ranas y el pistón de los grillos, y se des-pierta en unas albas atronadoras, pero todavía purificadas por los cobres de un gallo. Es el revés de los cuentos deha-das: la feliz Caracas.

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Soy estudiante de arquitectura, en algún momento más cercano que lejano presentaré mi tesis ante unas cuantas sillas de oficina llenas de jurados, tutores, pro-fesores, familia orgullosa y mirones, luego obtendré mi título de una de las (contadas con los dedos de las ma-nos) universidades públicas del país. Y en ese momen-to exacto me convertiré en el 1%. Esta nomenclatura la habré escuchado en una de esas conversaciones multi-disciplinarias (de puros arquitectos) a las que voy de vez en cuando y se referían a ese 1% de diseñadores, arqui-tectos, urbanistas e ingenieros que diseñan la ciudad (y hasta vidas enteras) para el otro 99% de la humanidad. Así de sencillo y así de desalentador. Desalentador porque este llamado 1% viene como con una especie de etiqueta de minoría de poder que en mi opinión no es del todo cierta, las decisiones de un

arquitecto al final de un proyecto no vienen siendo sólo suyas, tal vez la buena concreción será suya, pero estas decisiones son participadas a gobiernos, corporaciones, sponsors y promotores como también son moldeadas por los usuarios finales, el pueblo, la gente, los indi-viduos. Esto, no muchos estudiantes de arquitectura lo han comprendido y aún menos el otro 99%, que la ar-quitectura, y sobre todo la ciudad, no son solamente caprichos en papel sino más bien relaciones vivas entre espacio, orden y alma, por poner nombre a lo que tal vez sólo se siente. Y así, seguimos padeciendo de rupturas en la ciudad, rupturas entre nosotros mismos como ciudadanos y rupturas victorianas entre casa y ciudad. Aún, nosotros venezolanos, teniendo a la mano ciudades donde se puede ver clarísimamente quién es el que manda ahí.

Cómo ese libre albedrío tropical se despi-de con miles de gestos de la ciudad que nuestros abuelos vieron crecer mien-tras parpadeaban, porque nosotros ha-cemos la ciudad, bajo nuestros propios términos. Ejemplos hay buenos y malos, desde el 23 de Enero hasta una cola de carros en un centro histórico, pasando por buhoneros y espacios públicos en el camino.Yo suelo llamar a mi relación con Caracas un matrimo-nio, pero a los que no les gusta ese término de compro-miso monógamo hasta que la muerte los separe, po-drían aceptar tal vez el término: relación de necesidad. Igualmente categórico, porque la ciudad es el terreno,

¿Quién hace la ciudad? Texto e imágen Rebeca Tineo Guillén

El celular o teléfono móvil es para los caraqueños, sobre todo para los jóvenes, el canal preferido de comunicación. Con equipos a la vanguardia de la tecnología: el mercado está inundado de tabletas electrónicas, computadoras y celulares

inteligentes de última generación, touch screen con pantallas anexables, que exhiben (donde pueden) a sus anchas para también jactarse del equipo que tienen y por ende, de su poder adquisitivo.Me detengo sobre todo en teléfonos inteligentes que constituyen una parte del cuerpo del caraqueño, como la mano, un dedo, imposible olvidarse de él; le compran estuches ori-ginales o no, caparazones, de colores, memorias, cargadores de vehículos, baterías de repuesto, cables de data, manos libres, protectores de pantallas… No puedes poseer uno sin todos sus accesorios, algo imprescindible. Los que pasamos buena parte de nuestra vida sin ellos, lo olvidamos en casa, en el trabajo, donde sea, y ¡cómo recibimos regaños de nuestros hijos!Quisiera detenerme en una de las utilidades maravillosas del celular inteligente —y en es-pecial de aquellos denominados Blackberry— el Pin, que sirve para enviar mensajes desde y hasta celulares de la misma marca, y en donde sólo se necesita cancelar al proveedor del servicio móvil el costo del plan de datos más el plan Blackberry. De este modo los amigos pueden enviarse mensajes. Así de simple es el Pin, envío sencillo de mucha y variada infor-mación que en las últimas semanas los ha dominado a placer, ha jugado con ellos, los ha engañado como a niños.Los mensajes, informaciones, noticias, sucesos, eventos que les llegan por Pin son cortos, fáciles y naturales, casi como pildoritas, tips y frases cortas cargadas de angustia, zozo-bra, que día a día reciben, digieren y reenvían como cadenas ¿sin saber? que se están envenenando. ¿Perdieron acaso la capacidad de analizar, investigar, reflexionar, verificar, concluir? ¿Es otra vía efectiva para continuar manipulando a estas personas que sirven solo de receptáculos y retransmisores?La telefonía móvil y los servicios de Internet son considerados como servicios básicos para la población venezolana. Los datos oficiales de Conatel nos hablan de 11 millones 600 mil venezolanos conectados, ocupamos el segundo lugar con el mayor número de usuarios en

Xiomara López

Twitter y el 5º en Facebook, eso nos indica la importancia que tienen los medios socia-les en la comunicación moderna. Es por eso que los Pines, los Twits, los SMS también pueden convertirse en un medio idóneo para contribuir a ampliar las posibilidades de engaño y manipulación. No bastan los medios de difusión regulares: la prensa, la radio, la televisión... sino que ahora también se adueñan de los medios sociales. Como menciona Vicente Romano en su libro La violencia mediática: “La mentira se ha hecho electrónica, instantánea y mundial”.

Para muestra un botón:Pin 1: A Chávez le dio un ataque cardiaco, está gravísimo, muerto, no quieren decir nada… así será de malo que Dios se lo quiere llevar….Pin 2: ¡No hay harina de maíz! El Gobierno quiere obligarnos a que compremos la harina balurda que ellos producen…Pin 3: Se escaparon miles de presos de la planta, están saliendo por las alcantarillas de El Paraíso, hay una plomazón intensa, y por supuesto, muertos policías, reos, peatones…Pin 4: Las gasolineras están vacías, hay que hacer cola en las pocas que todavía tienen gasolina, escasez total…Pin 5: La nueva ley del trabajo va a originar el quiebre de muchas empresas, generará miles de personas en la calle, vamos a ser un país de pobres…Pin 6: ¡La Planta otra vez! Está trancada Caracas por toma de los alrededores de la cárcel, el metro no funciona, tendremos que quedarnos durmiendo en la oficina… qué horriiiible…Pin 7: Un huracán se acerca, está llegando a Guarenas, hay que apurarse a llegar a casa…

¿Cómo calcular el daño, los efectos, las consecuencias que estos mensajes producen y producirán en los receptores? Difícil de saber, pero son herramientas (armas) modernas en esta guerra de mensajes.

A la hora en que escribo este artículo seguramente seguirán llegando los pines nuestros de cada día, ¿los usuarios prefieren creer en ellos porque se los envío un amigo?

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el ámbito en el que el hombre mo-derno consigue las cualidades

para la vida y la que le brinda lo necesario para mante-nerse en vida, un hábitat. Pero seguro que esta relación de necesidad, este habitar, como un matrimonio, no es una relación de uno. Como la ciudad brinda, ella tam-bién recibe de su habitante. La ciudad responde a cada paso que damos, a todo. Por ello esa última palabra de un arquitecto, el mismo hecho construido, el edificio, viene utilizado, re-utilizado, re-interpretado y adaptado

por cada peatón que le pasa por el frente sin verlo, por el que lo toma de referencia al dar esas direcciones tan pintorescas que damos los venezolanos y por el que des-de su oficina mira por la ventana hacia la calle. El que ríe de último ríe mejor se podría decir. Y al punto que, ese mismo edificio separado ya de su protector y ge-rente, en su compromiso tácito con esos individuos que contiene y ve pasar, responde como casa embrujada a cada gesto humano, teniendo dos extremos: el colapso total o la sincera belleza.

Esto sucede en millones de micro escenas en la ciudad, y ella se convierte en el refle-

jo de toda esta reciprocidad, por ello el quejarse no cuesta nada pero ayuda en la misma medida. El hacer ciudad, es exactamente eso, tomar lo necesario y dar lo cotidiano: construirla y darse el tiempo de vivirla, repetidamente cada vez que sale el sol por Petare, sen-tarse a pensarla, sentirla y construirla de nuevo, cinco minutos después, cinco metros después, 5 millones de habitantes después. Porque cada esquina es una oportunidad para una revolución cotidiana, como lo escribió Guy Debord .

Me refiero al hecho que relaciona a San Juan con los tambores, resulta de manera mágica como Juan se hace del pueblo, cómo el sonidos de los tambores contagia al que por curiosidad se acerca a la rueda. En cuestion de segundos están moviendo los hombros y los pies. He aquí propia la expresión popular afro a coro, mira que se me van los pies, la cabeza, la cintura y los hombros también.Los ñañigos establecieron el uso del tambor como símbolo de gran importancia en los rei-nos africanos de la civilización yoruba. Mientras más grande es el tambor más grande es el compromiso cuyo uso debe estar centrado en lo sagrado y reverencias a los orishas, el cual se generalizó en toda una sociedad, así que el ñañiguimos fundamentó el reglamento del uso de este instrumento y fue una orden ceremonial.Después del degollamiento ordenado por Hero-des Juan se va convirtiendo, el colectivo cada día se hace mas importante. Juan el profeta marginal que usaba trajes de piel de cordero y se alimentaba de flores silvestres y miel de as-pecto insignificante. Así les llamaron muchos, ahora es el Juan de los pobres, del monte, de la ciudad, de los mil caminos. Juan el precursor, el dador de vida entre agua y fuego, el que con-vino estos elementos usado como herramienta fundamental para el bautismo. Los celebran

con tambor y le llaman guaricongo patrón de los tambores mayores: el mina y el culo e pulla, cumaco, quitiplás, pipá, San Millán, tambores obligados en la celebración de San Juan en Francisco Luango.En Venezuela la iglesia católica que venía pa-sando momento de gran crisis de impredecible resultado establece la liturgia de San Juan el bautista donde el bautismo es la clave orde-nado por el Papa Gregorio El Grande entre los años 590 y 640.San Gregorio da paso a la liturgia de San Juan el bautista la cual contiene tres misas: una en la noche de su día para conmemorar sus predic-ciones; segunda al alba para celebrar su condi-ción de bautista y encendedor de luces espiri-tuales, y la tercera en la hora tercia para honrar su santidad. Estos ministerios se llaman liturgia de San Juan hasta hoy en la iglesia católica.En los Valles del Tuy resulta curiosa la forma como los tuyeros celebran a Juan el parrandero en cada unos de estos pueblos.En un valle lleno de historias, asentamientos, sembradíos de caña, mano de obra esclava cuyas referencia pasa por ser un análisis de la existencia de ayé como un ser vivo de los an-cestros africanos.En el Tuy Ayé pervive entres los tuyeros en los cantos, en los versos y coros ceremoniales

que les rinden homenaje a San Juan y a los tambores Ayé, el cual significa casa de los espíritus o tierra de los ancestros.Aquí también tuvo lugar la lucha de resisten-cia de Francisco Monasterio el cual en mi in-vestigación llamo Francisco Loango para no etiquetarle el apellido del amo.Francisco Loango cimarrón alzao, responsa-ble de la rebelión de Yare en 1748-1749.Esclavo de Don Miguel Monasterio hacenda-do de Yare. Con Francisco estaban Miguel Loango, Manuel Loango, Juan Diego Loan-go, Simón Loango. Este último de la hacien-da El Palmar del Tuy.

Proclama del Tuy: la lucha aquí no termina, nosotros los negros del Tuy no solo nos va-mos a conformar con la libertad, nosotros los negros del Tuy conformaremos nuestra pro-pia junta de gobierno.Y si los negros del cumbe Santa Lucia no vienen con nosotros a Caracas a pedir la li-bertad a casa del gobernador de provincia los obligaremos o los destrozaremos.Francisco que con la excusa de tocar y bai-lar tambores quinvanganos irán el día de san Juan a Caracas desde la noche del 23 de junio de 1749 a casa del gobernador de pro-vincia y con él los negros del Tuy.

KILOMBO CUENTA TRADICIONES AFRO

San Juan y tambores en Los Valles del Tuy Enrique kilombo Duarte RED DE RESISTENCIA CULTURAL VALLES DEL TUY

Poema a Francisco LuangoEnrique kilombo Duarte cantautor e investigador

En noche de luna llena lo bajaron por Mariche por plantaciones de cañas entre surco y camellón miro alambique trapiche el yunque y el arador

Camino de los Mariches arrastrado por cadenas a Yare fue a dar su suerte como un esclavo de hacienda

Francisco Luango africano cimarrón del Tuy bravío su furia era tan grande como las aguas del río

El año mil setecientos, cuarenta y nueve por cierto Francisco líder del Tuy con otros muchachos negros

Francisco Luango africano también hizo su proclama él dijo que en esta azaña no podemos desmallar la lucha hay que llevarla la lucha es hasta el final

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El libro Memorias de El Valle, mues-tra la relevancia de la oralidad po-

pular en tres localidades, Las Marías, La urbanización Alberto Ravell, y La Ceibi-ta parte alta de la parroquia El Valle de Caracas. El antiguo pueblo de El Valle estaba formado por tres haciendas Sosa, Santo Domingo y Coche, para el año 1920. Eran tablones de caña de azúcar, tabaco, hortaliza y vaqueras. Así como también casonas coloniales de patios flo-ridos y soleados, algunas con grandes za-guanes, gruesos portones con o sin pos-tigos, se pareaban con casitas humildes de variados colores que iban bordeando las colinas. Con el devenir del tiempo, es la parroquia foránea El Valle, incluía: La Bandera, Los Chaguaramos, Las Acacias, Santa Mónica con sus colinas, el sector Coche y Las Mayas. La construcción de urbanizaciones, la formación de las co-munidades en los barrios, el crecimien-to demográfico, hace necesario formar la parroquia Coche, el 7 de agosto de 1.992, y la parroquia San Pedro, 13 de octubre de 1996.La escritora Irma Godoy, presenta una propuesta donde están incluidos dife-rentes aspectos: trabajo cultural, investi-gación de campo, que se esfuerza por construir, puentes a través de esa brecha interdisciplinaria, distingue y separa sus respectivas culturas de las culturas ajenas. Y al mismo tiempo significa una apertura al conocimiento tradicional al mundo ex-terior. De esta manera un puente cruza el abismo cultural. Que busca incorporar-

se, en la práctica discursiva de una tra-dición del olvido y rechazo. Conquistan el lugar, hasta formarlo parte de su per-sonalidad, es una geo-historia llena de logros, en la lucha social de Sixto Espi-noza; la religiosidad de Juana Castillo; y el trabajo comunal en la urbanización Alberto Ravell, en Miguel La Cruz Calde-rón, nos permite valorar la importancia que la identidad tiene para ellos. Como afirmó Sixto Espinoza:“Aquí son ¡ocho barrios! La cúpula de ocho barrios, más cinco sectores que se benefician, con estas obras que están aquí. Nosotros queremos que se cons-truya un centro deportivo; hay donde construir más de doscientas viviendas” (…) (Godoy, 2007, p. 109) (…). “Este barrio ha sío sano siempre, lo que es el sector. Los sin Techo, parte alta primero de Mayo, parte alta Los Mangos, Colinas de Murachi, San Andrés, Los Cardones, San Luis”. (Godoy, 2007, p. 115). Los Valleros, se asomaron por la venta-na cuando los últimos isleños se fueron de sus siembras. Y a El Valle trajeron cemento, edificios de concreto armado, avenidas, el Metro, desfigurando las es-quinas y las antiguas casas. Estructuran el testimonio, dichos, refranes y enlaces, como elementos de ayuda-memoria de carácter histórico o dimensión local real. La sabiduría popular, de percibir y pensar de una comunidad oral. Escribir como se habla. Lo cual cobra relevancia ya que lo convocó La Casa Nacional de las Letras “Andrés Bello” donde se pretende resca-tar la realidad, cuyo nombre es: Los ba-

Memorias de El Valle

rrios cuentan su historia “Aquiles Nazoa” y como escribir hablando es Memorias de El Valle, ganador del Premio de Literatura y Oralidad, de la escritora Irma Godoy. Al recopilar las historias de El Valle viejo, se le está enseñando al individuo a que aprenda a amar sus raíces, todo lo que le es propio. Así rescatar una tradición oral en la voz de Miguel La Cruz Calderón:“¿Usté sabe por qué le dicen La Bande-ra? A ese sector, cualquiera pensaría. Por-que ahí había una bandera argo, no, no ¡no! Porque yo no lo vi, porque no tengo edá. Si conocí personas que vivieron en esa época. En La Bandera, era un sector que pasaba como una especie de quebra-da, creo que es la parte de aquí donde, estaba iyendo, hacia Los Próceres era el río de El Valle y todos los campesinos, de sus alrededores Cementerio, todo eso. Eran cañaverales, eran siembras, venían a ese sector, era como un pozo, a lavar la ropa. Entonces se quedó allí donde lavan la ropa, donde está la lavandera, donde están las lavanderas, ¡claro! uno lo con-funde con la bandera tricolor, se quedó con los saños, no le voy a decí que eso es de antier, tiene más de ¡cien años atrás! Se quedó con el nombre de La Bandera, así se quedo”. (Godoy, 2007, p. 72, 73). El barrio no debe ser comprendido como suelo, además de ello, es todo lo que ocurre en él, la recurrencia de los acon-tecimientos; barrio es sobre todo polifor-midad de vida. Muchas veces reapropia-do simbólicamente, una recuperación del lugar. Parece pues que el espacio mismo establece sus límites en el ser humano,

sus culturas y participa de las significacio-nes que este puede dar.Son sujetos cotidianos con peso de arrai-go, con más de cuarenta y cinco años conviviendo en sus barrios. Sujetos que no se dispersaron, mejor dicho, que aún dispersos en papeles de trabajos u ofi-cios, esquiva la muerte del alma o se le opone con otros quehaceres en los que el valor afectivo ofrece resistencia para ser equiparados al dinero. Yo del lugar, la relación menos ambigua y abstracta que establece el sujeto con el espacio. Es a través de su lenguaje, tradiciones, há-bitos y costumbre a partir de sus rasgos, con características propias, en muchos aspectos define su cultura; dentro de un ámbito geográfico que le es propio, así como la actitud mental y espiritual que trasciende fronteras de lo local, para ha-cerse universal. Es a través de la elaboración literaria de la oralidad popular, que se rescata la identidad de los pueblos, barrios y regio-nes. Hacer que la voz, el habla, vuelva a vivir y a vibrar, a resonar, al encarnarse en la escritura del texto y tener lugar a fin de producir un nuevo nacimiento de la oralidad. La voz reencarna en una clase especial de escritura. El valor de la pala-bra, como fundamento de lo literario y del sentido del ser humano en su esencia. Fraguando lo que podríamos llamar la configuración, de la identidad cultural en la sociedad. Asumiendo la realidad del momento histórico para la construcción de una imagen propia que nos define como cultura y país

Irma Godoy

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Entonces la labor de los investigadores se hace prácticamente colosal ya que sólo puede ser reconocida cuando se tiene conocimiento del importante esfuerzo realizado por éstas personas que cum-plen con el precepto de mostrarles a las generaciones siguientes, quienes somos, que pueblos nos precedieron. Al compi-lar las antiguas historias pasadas, se le está enseñando al individuo a que apren-da a amar sus raíces, todo lo que le es propio. Se hace un sujeto más consciente del barrio al cual pertenece. Penetrar en el rico y complejo mundo de los barrios de El Valle, es apasionante y titánico, ya que han proliferado en forma anárquica y vertical. Como lo dice Sixto Espinoza:“Y este sector de acá donde estamos orita, se llama sector Nazareno, porque detrá de la casita de bareque, hay un na-zareno, un árbol, que se llama nazareno ¡sí! que el floréa, él floréa moráo, po allá cuando va acercándose Semana Santa y eso ¡si! El florea moraó ¡sí! poreso se lla-ma Nazareno” (Godoy, 2007, p. 107).Por ello es vital descubrir toda la carga importante de los relatos orales, puesto que cada uno de ellos significa una can-tera de conocimientos y aproximaciones a la realidad, luchadores sociales funda-dores de nuestros barrios. Continúa Espi-noza su exposición:“Bueno, la historia, la fundación. Tam-bién, yo soy fundador del barrio El 70, fue lo primero que hicimos a fin, el barrio El 70. Cuando hubo el derrumbe de La Charneca, subió mucha familia para acá y entonces ahí habían un poco de familia

bastante y entonces mandaron y eso fue en el gobierno de el doctor Leoni, man-daron a tumbá, a sacá esa familia de ahí (…); ¡Bueno vamos a contá la familia! pá vé cuanta familia hay. Entonces hicimos un censo, de las familias: habían setenta familias ahí, y poreso, se llama el Barrio El 70” (…) (Godoy, 2007, p. 109).La oralidad es la base fundamental que permite crear y dar razón de ser a un pue-blo en toda su consistencia. Todo grupo humano asentado en los barrios vive dentro de sistemas socioculturales llenos de interacción multidimensional, con re-des de relaciones, originando su propia historia. Las nuevas ideas en el campo antropológico han ayudado a sopesar el verdadero valor de lo alterno y lo popular como bien nos dice el profesor Esteban Emilio Monsonyi:“Nadie habla de oposición infranquea-ble entre cultura oficial y cultura popular; quienes lo plantean no son más que ene-migos irreductibles de toda manifestación cultural alterna a los santuarios de la tec-nocracia” (…) (Monsonyi, 1984, p. 7).Tiene que haber un permanente combate por la historia local. Contra quienes no conciben aún esta especialidad de las ciencias sociales. Ésta investigación bus-có las fuentes originales introduciéndose a los barrios: Las Marías, La Ceibita parte Alta del Valle, y la urbanización Alberto Ravell. Para recopilar sus relatos, susten-tándonos en documentos, material foto-gráfico y el crédito que le da la comuni-dad que los reconoce como fundadores. Con la selección de estos tres testimo-

nios pretendemos desarrollar alternativas válidas para crear un nuevo ciudadano, con capacidades propias, un sujeto con consciencia, que esté en constante inte-racción con su barrio. Mecanismo legíti-mo de todo habitante para hacer pervivir su sociedad y su costumbre.En el libro Memorias de El Valle están presentes perspectivas diversas: la antro-pología lingüística, la manera de hablar, es como se ubica la zona o región del país. Tenemos que transcribir fielmente; de lo contrario borramos el alma de la oralidad. Porque la gente que vino a fun-dar estos espacios humanos, vienen de distintas partes de Venezuela. Así lo ex-presa Miguel La Cruz Calderón:“Yo soy Andino, estoy en Caracas me trajeron de año y medio pá cá y he vivi-do toda la vida en Caracas y me quedo asombrado, cómo de pronto de la no-che a la mañana, dejo de pasar por un sector y cuando paso, cuando acuerde ¡barrio completo! (…)En verdad tiene razón el presidente, que a veces lo veo y dice así: “Que el mejor arquitecto es el venezolano” (…) (Godoy, 2007, p. 44); “Una hija por cierto, no aquí ¡Hey no quiere a los gochos! A mí no me inte-resa que tu no quieras a los gochos, tú mamá es de San Cristóbal original, de papá y mamá, de abuela, de todo. To-dos son del Táchira, y mi descendencia tanto de parte de madre, como de parte de padre, todo somos de Mérida, enton-ces tú sangre lleva del propio gocho” (…) (Godoy, 2007, p. 57). . Oigamos a Miguel La Cruz Calderón:

(…) “Los Próceres, hasta Los Ilustres y la Universidad Central de Venezuela. Era la Hacienda Ibarra, por el apellido Ibarra, y ahí fue donde se hicieron. - ¿Cómo se lla-ma eso? Destilería, donde hacían el famo-so ron Ibarra”. (Godoy, 2007, p. 61).“El Valle tuvo cuatro teatros, cuatro ci-nes ¡pues! Lo primero lo más viejo uno que llaman el Cine Nuevo, era en la entrada de El Valle, entre la calle Ba-ruta y la calle Cajigal, fue muy famoso después. Por el nombre que le pusie-ron: el Miaito, todo el mundo y toda la gente vieja. - ¿Y tú viste la película en el Miaito? El Miaito le decían, ¡claro! No había baño y entonces, la gente estaba en la parte de atrás, hacía su necesi-dad, sin pararse de ahí, y aquello, je, je, je”. (Godoy, 2007, p. 83). En definitiva, estos testimonios se pro-ponen como relatos destinados a cohe-sionar el imaginario cultural de la co-lectividad de El Valle, la de estos adultos mayores y su entorno, estructurando en ellos tanto formas de relacionarse codi-ficadas socialmente como aquellas deri-vadas de la experiencia y de la herencia de contenidos simbólicos estructuras del sentir, tradición; formas estas con las cuales les es posible reconocerse. Mas, en ese mismo gesto con el que se busca fundar una identidad- acaso construirla, más que reconocerla y otra que busca incorporarse, en la práctica discursi-va de una tradición oficial del olvido y rechazo. Fraguando lo que podríamos llamar la configuración, de la identidad cultural en la sociedad.

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Crónicas de CaracasArístides RojasEdición: Fundarte 1994El autor nos pasea por una ciudad bucólica, un espacio urbano que hoy muchos no conocen y que viene en estas páginas como anti-gua leyenda. Pero Rojas no es complaciente con sus narraciones y muestra además de un retrato que deja ver además de su admiración, un fino entramado de problemas, secretos, e historias ocul-tas. Este texto ya es un clásico entre los historiadores, los transeúntes y los cara-queños que quieren saber un poco más sobre su historia y su origen.

Los humoristas de CaracasAquiles NazoaEdición: Monte Ávila Editores 1990En dos tomos, el genial Aquiles nos presenta una compilación ex-tensa de los escritores, colectivos, cofradías y sucesos históricos que componen en más de dos siglos el espíritu humorista de la ciudad de Caracas. Desde Job Pin hasta Leoncio Martínez, Lumet , pasando por el culto a Osiris, nuestra ciudad ha sido esce-nario de una vastísima tradición humo-rística, literaria y gráfica.

Cuatro lecturas de CaracasArturo Uslar Pietri, Mariano Picón Salas, Juan Liscano y José Ignacio CabrujasEdición: Fundarte 1999Este texto está formado por cuatro puntos de vista independientes y no necesariamente coincidentes. Sus au-tores, habitantes de Caracas, críticos, nostálgicos, desengañados y a veces conservadores, nos han legado sus pa-receres, sus visiones de clase y política sobre una ciudad que es patrimonio y construcción colectiva.

Los amos del valleFrancisco Herrera LuqueEdición: Pomaire: 1979Extraordinaria narración en clave de historia novelada. Herrera Lu-que a través de personajes ficticios nos reconstruye la historia de la clase dominante que se sedimentó en Cara-cas producto de las relaciones socia-les coloniales. Esta clase expoliadora y violenta se confunde con la historia de la ciudad misma. Los amos del va-lle aún en nuestros días dejan ver sus fantasmales espectros.

Humor y amorAquiles NazoaEdición: Piñango 1981Este maravilloso tomo de poesía y teatro de Aquiles Nazoa es un clá-sico entre los venezolanos. Cara-cas es retratada en él desde la nos-talgia y la costumbre, pero también desde la crítica política mordaz y cargada de compromiso y de pro-fundo sentido lírico. Aquiles nos ha dejado en este libro un elemento de identidad, de sentido espiri-tual de la existencia y de profundo compromiso con los elementos de la venezolanidad y la caraqueñi-dad en particular.

Las casas más sencillasFruto VivasEdición: El perro y la rana 2011Este libro es un maravilloso manual de construcción popular de casas, huertos y de sistemas constructivos ecológicos que tienen como marco el espíritu de la sustenta-bilidad, de la armonía con el medio ambiente y sobre todo el entendi-miento de la arquitectu-ra como una disciplina profundamente com-prometida con la vida. En sus páginas junto al rigor arquitectónico convive un alto vuelo poético y soñador.

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escúchanos en San Jacinto-Zul ia por Vereda Libre 104.7 FM y en internet por lamancharadio.blogspot.com

La soledad del lectorDavid MarksonEdición: La Bestia equiláteraUn hombre se propone familiarizarse con el espacio que habita. Mientras observa el movimiento a su alrededor, lee, acumula citas y toma apuntes. Scritores, filósofos, artistas, la historia del arte y la cultura. Crea, con pocos elementos, una especie de teatro de cáma-ra con dos personajes, el Protagonista y el Lector, y una playa o un cementerio como escenarios po-sibles. Ese es el relato aparente de esta novela, su engañosa superficie. A poco de avanzar, las citas y los apuntes nos van asomando a un universo en el que debemos desplazarnos como en el table-ro de un juego misterioso, tal vez genial, cuyas piezas son la vida, la muerte, el amor, el suicidio, la enfermedad, el arte como juego, el arte como extrema experiencia vital.David Markson, quien debutó en la década del se-senta como uno de los más avezados narradores de género —policial, western—, encontró en los últi-mos años de su vida la clave única de un proyecto narrativo sorprendente por la sencillez de sus recur-sos y admirable por su alcance y profundidad.

El Ávila, Biografía de una montañaBruno ManaraEdición: Monte Ávila Editores 1993No se podría entender a Caracas sin el Waraira Repano, que para la fecha de la edición de este li-bro aún conservaba el nombre de Ávila. El autor, como el nom-bre lo indica, hace una extensa biografía de nuestra montaña, desde los aspectos orográficos y de origen, pasando por lo bio-lógico, ecológico y llegando al análisis socio histórico. Profusa-mente ilustrado con una edición cuidada y rigurosa, este material es valioso además por lo esca-sa de la bibliografía dedicada a este emblemático cerro.

25 árboles de CaracasCarlos B. MavaresEdición: Fundarte 1995La ciudad no es sólo edificio y complejas relacio-nes urbanas, caos y tráfico, contaminación. Con-viven en el mismo espacio la flora y la fauna. Este manual sencillo y didáctico es una compilación gráfica de los árboles más emblemáticos de la flora local del valle de Caracas.

Diversidad BIOCONSTRUCTIVA

venezolana

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CARACAS ES MI ILUSIÓN

Caracas bella y hermosa nocturnalTu noche placida del SilencioSe oye en la brisa al pasar Si estás en la plaza Bolívar La frescura rompe el azarY se encuentra con el pasadoCon las campanas de La Catedral Cuando repican y el reloj comienza a sonarEn el tic tac de las campanas, van doblando Y las nueve de la noche van pasandoEl señor sereno indica hay que cobijarse Porque el pacheco está pegando y la bufanda de multicolores Ya la gente la está luciendoEsa es mi Caracas de ensueño Que yo le quiero cantar Y decir las palabras poéticas Porque así la quiero amarbella, bella Caracas Quién no la recuerda.Los años no deben pasar Es mi bella CaracasCon mujeres hermosas van al andarYa nos encontramos en tu bicentenarioComo cuna de libertadoresEres como la chica coquetaQue con cualquier cosa te maquillasTe ponen esplendorosaCaracas, Caracas, quién no diría En esta ciudad quiero vivir .

Comunicacor alternativo, Miembro del colectivo Periódico El Mural.

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VALLERA SOY.

¡Mi Valle! antiguas calles empedradasEl tranvía y trolebús paseaba

Árboles se visten de NazarenoEn cuaresma

Florea… Florea…Florea.

Camino de bueyes en Puerto EscondidoArreos a la sombra del SamánTrueque de Kerosén y velas

BurbujasLas lavanderasY La Bandera se izó

Valleros sacian su sed en Cañizito.Pegasos despliega La Rinconada

Tiuna El Fuerte conquistó TazónIbarra no destila ron

Guerra bautizó: Barrios Las MalvinasEl aroma del café a San Antonio

En Araguaney vecino Alí PrimeraUrdió su canto

Colinas de Murachi sombrean los mangosTalaron los cardones y espinan los ranchosHabitan tu cúpula los sin techo

En la Ceibita con San Andrés y San Luis

Juana anda con virgen peregrinaCerro abajo

Legionaria imploras… por los muchachos del barrio

¡Virgen de la Encarnación!Los Jardines del Valle a tu altar.

DOLOR SOCIAL

Paseando Longaray te viMe acariciaba la brisaTú caminabas con brisaYo me acerqué junto a tiEn la placita de AlíVerte erizó mi pielRecordando dolor cruelQue sufriste con derrochePerder hijo en la nocheY no verlo nunca a él

La plaza es fiel testigoMil lágrimas derramabasSobre mi hombro llorabasInmerecido castigoAbrazándome contigoDándote las condolenciasA la cruz pido clemenciaQue evite la ocasiónElevemos la oraciónY que cese la violencia

Rosa perdió dos nietosSanta Cruz dale el cieloEnérgica paz y consueloMucha alegría y contentoDolor se va con el vientoY corazón resignado Olvide el mal pasadoLuna que no iluminabaSan Antonio implorabaA Dios reza perturbado

Dolor social vive en míPorque ya se han marchadoEl ambiente ha dejadoSollozando un frenesíLa décima que escribíCon mis manos yo la alzoCon mi amor sincero abrazoA un dúo de corazonesMayo de cruz e ilusionesFortalezca en el ocaso.

Los Teques, Estado Miranda. Escritora, Cronista, Poeta. Promotora Cultural del Festival Mundial de Poesia. Per-tenece a los grupos literario: Tertulia Miranda y Grupo Internacional de Escritoras. Ha publicado en las antolo-gías: Voces Poéticas, Voces Poéticas II. Memorias de El Valle. Premio de literatura y oralidad Los Barrios Cuen-tan su Historia Aquiles Nazoa, otorgado por la Casa Nacional de Las Letras Andrés Bello.

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Es muy difícil escribir poesía ob-viando los precedentes o estar

al margen de voces que no sucumbie-ron ante los prejuicios. No se puede escribir olvidando las huellas que dejaron tras su ausencia las palabras que ahuyentan el recato o que se alzan desde sus espacios para comprobar una vez más que la mujer puede llegar a usar el desparpajo como una herra-mienta para rebelarse o usar la soledad como un recurso incuestionable de liberación, pues “estar sola” es una ma-nera de acercarse a sí misma, como un acto íntimo de saberse en este mundo y de tener un espacio, o de “ser” así no más, sin pensarlo demasiado, llevando la dignidad de ser fiel consigo misma.Ese espacio que las mujeres han logrado ganar a fuerza de palabras y discursos bastante alejados del “bonito decir y mentar” sino que más bien se apertre-chan en el escenario del decir sin pensar demasiado en la belleza de la palabra, me llevó a conocer hace casi 20 años los Textos del desalojo de Antonia Pala-cios, esa fue mi primera vez; es decir, en un espacio abordado mayoritariamente por voces masculinas, me encontré por primera vez con la voz femenina de Palacios y así, entonces, entendí que existieron otras voces que solapadamen-te estuvieron en ese acontecer de la palabra de aquellos años ganados para las protestas en lo político y social, pero también para los cambios que estruc-turalmente se estaban presentando en

el orden interno y personal; Palacios se ocupó de ello, y mi mayor sorpresa fue saber que la autora de Ana Isabel una niña decente, me estaba regalando una visión distinta de la poesía que nada tenía que ver con el recato, como una voz que penetra suavemente e instaura un legado, silencioso pero potencial-mente irreverente. Y así fue como poco a poco fueron creciendo los nombres en la lista de mujeres que decidieron lan-zarse al vacío y conseguir imágenes que hoy nos siguen regalando una poesía enteramente vivencial, diáfana, desnuda, revuelta e inconfomista, así como lo hizo Lydda Franco Farías. Justamente a través de ella ( y de Antonia Palacios) es que pude comprobar que la poesía actual tiene en aquella un vasto antecedente, es por eso que hoy puedo mirar con satisfacción ese legado que se encuentra vivo y fuertemente conectado con el tra-bajo poético de muchas mujeres y cuyo vigor sigue creciendo en generaciones más jóvenes. Es verdad que cuando se personaliza se tiende a dejar fuera otras escritoras que tienen la misma importan-cia, pero mi experiencia como lectora de estas dos autoras fue determinante en mi trabajo creativo y lo puedo ver también en el trabajo de otras compañe-ras, quizás de manera indirecta, sutil o inconsciente.Lo importante es que visibilizar, o bien, evocar a Lydda y Antonia es un reclamo de justicia, es visibilizar y mantener el recuerdo vivo de una poesía aún vigente que recoge la tendencia o influencia de las compañeras que hoy escribimos en estos otros tiempos.

Voces femeninas: Poesía desnuda

Kattia Piñango Pinto

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Antonia Palacios (1904-2001) escribe en su Textos del desalojo publicado en 1973: “Abre los espacios. Deja que resbale entre tus dedos la materia sin peso. Tiende el arco por encima de tus sueños. Detente ante el tiempo hendido. Recuerda tus lejanas irradiaciones, tú, la desmemoriada. Deja caer las redes sobre el mar en fuegos. De entre los escombros surgirá el Tributario. Vendrá a apagar la sed de tus desvelos. No te inclines, no. No te doblegues. Es alto el día. Alta la luz. No dejes que te roce el borde de la sombra”. No es casualidad que fuese en la década de los 70 este escrito, casi todos los poemas de este texto están impregnados de esa reivindi-cación en medio de palabras cortantes y determinantes. Ese llamado a no doble-garse llega con impulso en el resto del poemario y se hace motor fundamental. En sus casi 70 años de edad –la cual se calcula para la época en que fue publi-cado el libro, pues la autora vivió una larga vida– no se percibe en Palacios cansancio o renuncia, más bien la ex-periencia la lleva a “estar clara” con la vida; el oficio le permite así ser sincera sin tantos artilugios, imprimiéndole una carga de inmensa sabiduría pero tam-bién de una fuerza increíble que se dis-para con cada imagen. Palacio seguirá abriendo sus puertas infinitas, apostan-do a encontrarse fuera de la “horma” y tratar de “inventarse distinta” o retra-tarse diferente para poder concebirse una mujer libre. Es así como su poesía reclamante nos aconseja: “Invéntate de nuevo. Constrúyete en el nuevo día. Constrúyete en el día naciente. Invénta-

te en el día que alumbra, tú prisionera y sin habla. Tú, solitaria. Sola entre cientos, sola entre miles, entre ningu-no, sola”, pero entonces nos regala las palabras más categóricas: “Constrúyete de nuevo como lo que nace de pronto, sin origen. Levanta un nuevo gesto, el que nunca has usado. Deja que la casa sucumba en su conjuro, en su lluvia de polvo. Aléjate sin miedo. Vuélvele la espalda a ventanas hundidas en el aire, muros derruidos que el mundo arreba-ta. Deja atrás las puertas confinadas y mira hacia lo lejos…/ Mira el arco abierto, invisible”. La determinación de su discurso refleja el puño de una mujer decidida que no “sufre” de soledad –porque no lo considera un mal– ni se desgarra las vestiduras; invita, más bien, a un estado de sensatez o a buscar la manera de no ser desleal a sí misma, de mirar a través de la puerta, esa que está detrás, esa entrada que no se ve pero que está allí. Se trata, en resumidas cuentas y temiendo al lugar común, de salir para poder ser.Pero si Palacios nos regala la sensa-tez, Lydda Franco Farías (1943-2004) nos ofrece una expresión más severa: “ten en cuenta muchacho de las caver-nas/ que he ido ganando el derecho/ a perder de igual a igual el paraíso/ la paciencia/ a compartir la cama/ el santo y seña/ el mundo/fifty fifty/ o no hay trato/ vete acostumbrando hombre voraz/ mujer no es sólo receptáculo/ flor que se arranca/ y herida va a doblarse en el florero/ al fondo de la repisa/ entre santos y candelabros y trastos de cocina/ una mujer es una mujer más sus

Primera parte

uñas y sus dientes/ lo siento caballero de la brillante armadura/ aquella doncella rompió el molde/ creció”. Es evidente que el desparpajo y la claridad generan imágenes impetuosas. Se trata de esa valentía que ya no tan sutilmente se es-conde entre las palabras, Franco Farías tiene mucho de ese tono tajante y a la vez diáfano que hace recordar a algunas autoras jóvenes de esta época y, preci-samente, este poema inscrito en su libro Una (1985) –por cierto, uno de los más emblemáticos– no es sino el recorrido que había comenzado con su poemario Poemas circunstanciales (1965), espe-cialmente en este que se cita a continua-ción: “No nací para ocupar un espacio y nada más/ Ignoro cúal será mi partici-pación. // Me tocó ser mujer y no me quejo,/ me tocó caer en la humedad del tiempo, /en la inhóspita sequedad de los caminos/ pero aquí me quedo/ entre escombros y desperdicios./ Destruyan mi epidermis resentida/ despedacen mis sueños, mi alegría, / aniquílenme/ mas no pretendan sancionarme/ porque un día aparecí sobre la tierra/ y tuve voz y grité/ y tuve fronteras y no quise desper-tar sin ellas/ y tuve armas y allí están/ perfiladas, inmóviles, ariscas.”Exactamente, en ese “no quejarse de ser mujer” es que prevalece el tono altivo de Lydda Franco Farías, quien sin más remedio se lanza en ese espacio que habita sin sumisión. Es justo ese elemen-to el que, de plano, vamos a encontrar en esa otra poesía que se encuentra tejiéndose hoy día, y de donde algunas tomamos prestadas las armas (pero usando nuestra propia estrategia) que al

final han de lograr un resultado similar: el desenfado de “mentar”, o en términos concretos, la palabra como fuego, tan franca y necesaria como aquello que no tememos nombrar. En ese senti-do, el acto de nombrar sin arreglos, sin decoraciones nos envuelve en una poesía con una cadencia particular, en la cual los artificios solo arrojarán lógicamente señales falsas. Es así como esos mundos dibujados por estas dos grandiosas autoras nos sumergen en este otro –el actual– que sigue su curso en un proceso constante de cambios. Las épocas sin dudas son otras, sin em-bargo, ya la convulsión nos es familiar y el “alzarse en palabra”, la irreverencia al decir, así como “inventarse” una y otra vez, se convirtieron inexcusablemente en nuestros más elementales puntos de convergencia.En la segunda parte de este artículo abordaré los trabajos de algunas com-pañeras cuyos versos han arrojado en mí imágenes difíciles de ignorar o que me evocaron a esa otra poesía que nos fue legada por Palacios y Franco Farías. Por supuesto, cada una de ellas desde sus procesos vivenciales, sus encuentros con el oficio poético, sus lecturas, sus perspectivas y sus experiencias (cortas o largas) de vida. Probablemente, no les haga justicia, pero espero me alcancen las páginas al menos para reseñar varios de sus versos y así lograr culminar –con regular éxito– este maravilloso pero modesto objetivo de seguir dando voz y rostro a las mujeres que trabajan con la palabra y sobre todo, con la palabra irreverente.

Palabra irreverente

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Edgardo y yo nos conocimos en la fa-cultad. Desde entonces nuestro diálogo se fue profundizando durante las visitas al Café. Durante horas enteras hablá-bamos de literatura, cine, artes plásti-cas, filosofía, música... Y claro, llegó un punto en el que surgió el tema más tras-cendental para ambos: casamiento.Cuando le comenté a Eloisa de nues-tros planes, ella me miró fijamente y sin decir una palabra, se marchó para siempre. Confieso que entonces no me preocupé por ella. En mi mente, la ilu-sión de una vida distinta había desata-do mi egoísmo.Ocurrió. Y no podía quejarme. Edgardo era el compañero ideal. Durante seis meses compartimos días fantásticos, noches espléndidas. Digo seis meses porque fue justo ese tiempo el que tardé

en concebir a mi hijo. Sin duda alguna, eso alteró nuestros planes. Yo asumía más horas dentro de la casa y Edgardo fuera de ella. Permanecía en casa, cual muchacha pintada por la voz de García Lorca. Si las mañanas pasaban lentas, las tardes se hacían eternas. Entonces

me hundía en una tristeza profunda que se apoderaba de mi cuerpo y mi alma toda. Marchita y sobre el sillón de la sala, esperaba que el marido ausen-te cruzara el umbral de la puerta para ofrecerme su compañía.Lamentablemente, tanto Edgardo como

yo habíamos cambiado lo suficiente como para comprender que aquello había sido un error. Él llegaba de muy mal humor y yo lo atacaba con palabras lapidarias. Yo buscaba consuelo a mis depresiones anímicas y él me crucifi-caba con reproches hirientes. Así con-vivimos durante diez años, unidos sólo por el producto de una emoción inicial: el hijo. Sin embargo, este hijo no pudo solo con el peso de tantos vacíos.Una tarde de este húmedo mes de mayo, Edgardo se marchó.Hoy paso revista a mi experiencia vital para evocar el recuerdo de Eloisa. Eloisa, quien con un sólo mirar buscaba desper-tar pasiones y complicidad silenciosa, es ahora la sombra de una realidad que yo negué al confrontar con mis temores. Un aroma a jazmines trae hoy su recuerdo, leve, apacible. Y ese recuerdo trastoca una herida que yo creía repuesta. Por la ventana se cuelan los rayos de un sol que me desnuda besos y caricias femeninas que ya no son ni están. Y entonces mi mano, sobre los bordes de un papel ba-ñado en letras, tiembla en un dolor sólo suyo, recoge una gota fría de mis ojos y la ahoga en mil significantes vacíos.

Cristina Gil Guevara

En los arreboles crepusculares, pululan atolondradas imágenes que viajan fugazmente a través de los laberintos incandescentes de la mente.Místicas remembranzas coexisten en el interior de una anatomía maltrecha, enarbolando banderas de infancia. Constructoras de castillos fangosos, soldados hilescos, e inyectado-ras súper héroes, buscan desesperadamente respuestas en los intersticios subcutáneos de la conciencia.Es el resultado de la repregunta. La débilmente lucidez es forzada a permanecer en sitios inanimados cargados de múltiples pensamientos de origen caótico, deambula confinada por las habitaciones de un lugar cuasi-imaginario, líricamente soñado pero realmente im-posible; porque el sueño se encuentra preso en la lejanía de la ausencia, la ilusión habita en el asilo de la soledad, y el amor se halla recluido en la casa de las sombras.En este solitario lugar un monstruo cajonezco fabricante de mundos subterráneos, preten-de controlar la ilusión, el sueño y el amor de un hombre zombi- zombi hombre.Recurrentes pesadillas cohabitan en los intrincados dominios de la psiquis. Son la luz y la oscuridad sumidas en la irrisoria metáfora de la coexistencia cajonezca las que pretenden proyectarse cibernéticamente ejerciendo así su autocrática influencia. Consciencia y no consciencia se enfrentan en una encarnizada lucha por alcanzar el dominio de un cuerpo

Oscar Fernández

cuasi-inerte cuasi-carente de voluntad. Es este el gran encuentro pugilístico del siglo: “im-pulsos neuronales Vs. rayos catódicos”.La violenta sensibilidad alcanzada a consecuencia de la inducción transhipnótica generan las llamadas ondas alfa en el subconsciente humano, manifestando la difícil situación que enfrenta un hombre al ver televisión.¿Es posible transmutar la soledad a un aparato que habla por nosotros, aunque no piensa ni siente?La negación al sentimiento y al pensamiento son solamente el primer paso luego viene la conversión total a un mundo sin sentido y en apariencia ideal. Es la cápsula azul de “The Matrix” que ingerimos día tras día sin siquiera tener ante nosotros la posibilidad consciente de la píldora roja. ¿Somos nosotros los mutantes engendradores de la píldora roja? Y ¿Por qué hemos de ser nosotros los conductores del llamado despertar, no es acaso esto tam-bién un sueño?Tal vez en algún lugar de una dimensión paralela de nuestra propia psiquis se encuen-tre alguien esperando que despertemos para ingerir la píldora amarilla. ¿Será entonces que vivimos en un mundo y en una sociedad en espiral tal y como nuestra vía láctea y es nuestra conciencia el agujero negro en el núcleo de nuestras vidas quien realmente decide por nosotros?

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En esos años, donde existían reglas de com-portamiento y conductas ciudadanas, la misma comunidad te desaprobaba si violabas alguna de las normas del buen vivir.Ciertos procederes eran aceptados aún cuando no eran compartidos por la sociedad, como lo es el caso de los llamados “Matones de barrio”, amados secretamente por las “señoritas” de la época y aborrecidos por los padres de éstas.Los Matones de barrio, individuos generalmen-te vagos, quienes vivían de la adulancia y de las ofrendas de sus principales lugartenientes y de los aspirantes a pertenecer a su banda, gozaban del respeto absoluto de su comunidad.Eran individuos “probados” o “Tiracoñazos” como popularmente se les conocía, habían ganado su posición a punta de valor y eso es lo que compen-saba el aspecto negativo de ser un matón.Tal es el caso de “Chipi”, “El Sol”, “El Loco Os-car”, “Robert” y su hermano, quienes lograron el respeto de la comunidad, más por miedo que por otra cosa.

Si por alguna razón Tenías hermanas “buenas” (coloquialmente: hermosas y bellas) y un matón lograba conquistar a una de ellas, haciéndose no-

vio, oficialmente aceptado por los padres y con derecho a visitas, entonces nos convertíamos en protegidos del “Matón” y ¡Ay! del que osase me-terse con uno.De la noche a la mañana pasabas de ser un in-dividuo insignificante a uno con poder, clase y gloria, los paseos por las calles del barrio en el convertible o la moto del Matón, te daban estatus y probablemente hasta conseguirías “chicas”, aprenderías a fumar y a tomar licor, pues de la noche a la mañana, serías un miembro de la ban-da del matón y también serías respetado por los hombres y deseado por las mujeres del barrio.A mi casa llegaron: Carlos Sánchez, hoy muer-to (antiguo atracador de bancos), Arañita, hoy muerto (lanzado desde un helicóptero en un TO (teatro de operaciones antiguerrilla del ejército en los años sesenta) ) y otros que no recuerdo.Yo tenía hermanas buenas y luego pasó todo lo descrito, comencé a codearme con los grandes, fui protegido por el Matón por un tiempo, hasta que mi hermana terminó con él.

Mario Díaz

Cuenta Orlando Araujo que un día estaban tomándose unos tragos en Carvajal el poeta Ramón Palomares y un tío suyo, coronel de montoneras. De pronto y frente al río Motatán el poeta lanzó estos versos: Me metí por el canto del borococo Me metí por su oscuridad, me fui donde sus plumas silvan, allí están echados sus perros allí está su casa entre humo Me entré en la negrura y me fui como un muerto me fui donde está la noche abriendo las ventanas llenas de polvo oliendo el moho encontrando vestidos y flores El tío coronel no sabía qué hacer, pero Palomares con la mirada perdida continuaba con el poema: Estas son tus piedras donde haces lunas aquí te dan leche de tigra donde los huesos brillan El coronel se desesperaba, bebía más e intentaba detenerlo pero el poeta seguía: Estoy en la mata del sueño en la sala de la casa, mi cabeza ha crecido se convirtió en nubes de aguacero Yo soy el que toca la noche, ya te dije que me vuelvo árbol entre relámpagos. Vengo de lejos de más allá de las cosas de más lejos que lo que se pierde en los montes. Cuando termina el poema, Palomares se queda absorto, como en trance, entonces el coronel lo despierta, le mete cincuenta bolívares en el bolsillo, y lo despide preocupado:- «Ramoncito, esas son lombrices. Vaya de una vez a ver un médico antes de que se ponga más de remate».

Gonzalo Fragui

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Quizás una de las décadas más fructíferas y conflic-tivas de los últimos cien años haya sido la década de los sesenta. Fue el apogeo y el canto del cisne de un espíritu joven que, sin embargo, dejó algunas herencias como los movimientos de reivindicación de las mino-rías y de las mayorías débiles o marginadas del centro del poder, como el pensamiento poscolonialista, entre otros. Ese espíritu joven, en gran medida nacido en la misma región geográfica donde se ejercitaba el poder internacional e intercultural, fue impulsado por el alto porcentaje de jóvenes en Europa y Estados Unidos como clara consecuencia del baby boom (de la misma forma podemos explicar la “primavera árabe” y el eterno “oto-ño chino”). Acompañando los mismos números demo-gráficos, ese espíritu vital fue mortalmente herido por la previsible reacción conservadora de los 70 y 80 que se extiende hasta nuestros días.En 1969, Adolfo Bioy Casares, uno de los pocos conser-vadores lúcidos de la época, aunque nunca tan lúcido como su amigo Jorge Luis Borges, publicó una nove-la que puede leerse como crítica social: “Diario de la guerra del cerdo”. Antes, la genial Invención de Morel pretendió ser literatura pura o “perfecta” (interpretación fantástica de la realidad literaria, nunca desdeñable y nunca única) y sin quererlo retrató el espíritu de su pro-pia clase social en 1940, ostentosa heredera de una Argentina prospera en clara decadencia, amenazada por una Argentina obrera, la de los descamisados, que trataba de sacar la cabeza del fango de la miseria y la inexistencia.La guerra del cerdo, sin embargo, es una necesaria me-táfora que funciona de contra balance ante los excesos de una época. En esta novela, los viejos son perseguidos y eliminados por bandas de jóvenes. Paradójicamente, en la Argentina real de la época, la práctica era la in-versa. Así, una vez más, una crítica y una reivindicación totalmente justa, servía para ejercitar o mantener otras injusticias, lo que nos revela la infinita complejidad de cualquier realidad. Complejidad que nunca será com-prendida por los ortodoxos de todo tipo (pocas cosas más heterodoxas que el conjunto de los ortodoxos que se odian a muerte).Desde el ensayo, Ortega y Gasset se ocupó extensamen-te del conflicto de generaciones. En la vereda opuesta, Ernesto Che Guevara, casi en sus cuarenta, un día, pre-senciando un grupo de estudiantes, también reconoció: “había olvidado yo que hay algo más importante que la clase social a la que pertenece el individuo: la juven-tud…” (Obras) Los ejércitos más poderosos del mundo también lo saben. Además de sus clases sociales, basta con ver las edades de los soldados que históricamente van a morir al frente, muchas veces sin edad suficiente para consumir alcohol.En el caso del eterno conflicto de las generaciones, tra-dicionalmente han habido dos grupos antagónicos: los

viejos, que aseguran que ya no hay moral o todo está en decadencia, sólo porque la moral en curso no es la de ellos o sus valores e ideas sobre las virtudes de una sociedad no se entienden con las nuevas en curso. De este tipo de percepciones nos hemos ocupado antes.Por el otro lado, están aquellos que se inician en el mun-do, aquellos que se representan a sí mismo colonizando el presente y el futuro (no siempre es la generación más joven o la más vieja, depende de la lógica de la historia; cuando éramos niños, teníamos que esperar que nues-tros padres terminasen de ver el informativo para ver los dibujitos; ahora los padres tenemos que esperar que los niños terminen de ver los dibujitos para ver el informati-vo; siempre hay una generación jodida).Concretamente, la generación actual (la Generación FaceNoBook) ha planteado diferentes dilemas o, mejor dicho, se ha encontrado en medio de un dilema plan-teado por la generación anterior, la generación que in-ventó el presente, un mundo de conexiones virtuales y todo lo que hace la realidad de los jóvenes de hoy.En el caso concreto de la educación, de los hábitos in-telectuales y de lectura, podemos hacer una crítica a la nueva generación: la twitterización del pensamiento puede ser un proceso interesante si no fuese toda la habilidad que poseen o ejercitan. La nueva generación de la hiperfragmentación no debería juzgar con tanta liviandad que los libros o los hábitos intelectuales de los mayores están obsoletos.No hay progreso sin memoria y quien desdeña la expe-riencia de generaciones anteriores es un primitivo ves-tido de astronauta. Aunque se hayan inventado nuevas formas de practicar el sexo, eso no significa que como lo hacían los abuelos, los romanos o los antiguos egip-cios haya sido una forma inferior a la actual.Algunos consejos tampoco pasan de moda y valen tan-

to para los antiguos griegos como para los modernos twitteros: la soberbia sólo oculta ignorancia. Las ideas de los antiguos griegos se siguen usando hoy en día, no solo en filosofía, de la cual sentaron las bases, sino en política y, en gran medida, en las ciencias teóricas (como las ideas de que la materia, compuesta de áto-mos, es fuego, energía; como la psiquis humana, com-puesta de una parte racional y otra irracional; como los organismos que evolucionan según funciones, etc.)Cambiar es parte de una permanencia más profunda y, en el mejor de los casos, siempre fue producto de un pa-sado, de una memoria, de una herencia más intelectual que material. Habitamos las ciudades de los muertos y sus ideas nos habitan cada día. Despreciar todo lo que fue por todo lo que es, es una actitud además de sober-bia perezosa, porque implica una grave falta de crítica, y el pensamiento crítico nunca ha sido, hasta ahora, complaciente y menos autocomplaciente. El pensamien-to crítico es un invento antiguo, no de esta generación; todas las generaciones lo han usado en mayor o menor medida, lo que demuestra cuán reaccionario se puede ser cuando en base a la pereza intelectual y en nombre de lo nuevo se olvida de dónde venimos y sobre qué antiguos pilares está sentado el presente. Esa amnesia, esa complacencia es la mayor amenaza, no sólo de esta generación.Una vez más, en lo verdaderamente humano, en lo importante, no hay muchas novedades. La idea de ser diferentes y originales tampoco es novedoso. Sólo que aquellos que carecen de memoria y aprecio por el pa-sado creen que el mundo ha comenzado con ellos. No advierten que el mundo podría terminar con ellos, de forma imperceptible, eso sí, si los robots se siguen pare-ciendo cada vez más a los seres humanos y los humanos insisten en parecerse cada vez más a los robots.

La generación FaceNObook Jorge Majfud

DESDE ESTADOS UNIDOS. ESPECIAL PARA ARGENPRESS CULTURAL

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1. De un paisaje urbano venezolano, nutrido por siglos en la estructura morfológica de la pequeña villa hispana, cierta modélica espacial basada en la rústica masía ibé-rica medieval, y un original amasado incorporado por la sabiduría innata de la mano indígena, surge primero en forma continua y hasta espontánea, la casa colonial —ru-ral y urbana— de las “familias principales”, con su percep-tiva adaptación a la idiosincrasia natural y ambiente físico propio de la América equinoccial. Y muy posteriormente, aquella reinterpretación moderna de mediados del siglo XX, a la que el arquitecto Juan Pedro Posani en 1967, en su obra Caracas a través de su arquitectura, agudamente designaría como “Arquitectura Populista”.Bajo este concepto, generalmente se agrupa aquel tipo de vivienda unifamiliar desarrollada en las décadas com-prendidas entre finales de los años 1940 a 1960 del siglo pasado, dentro de los códigos constructivos de un diseño influenciado sólo en el aspecto estético-formal por cier-to tipo de soluciones propias de la arquitectura colonial venezolana, por ejemplo: techos de dos aguas de baja gradiente con profusión de aleros y soporte estructural en madera, así como paredes con acabado, a veces, en fri-sos sobados, entre otras.En cierta medida, esa Arquitectura Populista pudiera asumirse como el último ejemplo, en el decurso urbano, de la principal forma constructiva tradicional de nuestras ciudades: la casa hispánica o después la “quinta”, como modelo idealizado, consolidado dentro de un concepto de vida familiar propio de una pudiente clase media ci-tadina, expandiéndose aún horizontalmente dentro del espacio urbano.Pero ya desde su inicio, paulatinamente desdibujado en el paisaje por un nuevo modelo urbano importado, cerrada-mente normativo y uniforme, aquél del urbanismo vertical de la ciudad implicado tras el concepto de la torre estado-unidense. Este urbanismo vertical incorporaría a su vez, como parte integral del diseño constructivo, nuevos méto-dos de incremento del beneficio económico, en la extrac-ción de la ganancia implícita producto de la explotación mercantil de la propiedad de la tierraY esto es ordinalmente significante para el análisis —previo a su valoración estética— de la significación y alcance de ese populismo arquitectónico: su desapari-ción como modelo urbano nacido y ungido históricamen-te a cierta idiosincrasia constructiva criolla, derrumbado inevitablemente por el componente especulativo más feroz de la ciudad moderna y su principal mercancía: la propiedad del suelo.La tierra como mercancía urbana tiene una forma particu-lar de comportamiento que peculiariza su carácter econó-mico: aquélla de la densidad constructiva reguladora del suelo, que determina exponencialmente su valor especu-lativo. Es decir, es claramente el urbanismo vertical de la torre, su mayor impelente mercantil.El modelo arquitectónico urbano implícito tras el urba-nismo vertical de la torre estadounidense, presupone necesariamente una figura económica especulativa

exacerbada, en la cual el suelo como mercancía pasa a constituirse en elemento determinante de las nuevas formas de discriminación social de la ciudad contempo-ránea. Y en consecuencia, también de los nuevos patro-nes ritualizados de intercambio, represión y atomizada convivencia con un otro anónimo, que pulula desconfia-do y en guardia en esa retícula de relaciones urbanas desdibujadas entre sombras impersonales, que ahora y desde entonces, son parte integral de la creciente de-gradación ambiental —física y espiritual—, de la ciudad vertical moderna a escala mundial.Así, del concepto —si se quiere más libertario e integral— de uno al lado de otros propio del viejo urbanismo horizon-tal decimonónico heredado de viejas tradiciones rurales, se salta a un altamente densificado y formalizado uno encima de otros del urbanismo vertical contemporáneo. Esto es arquitectónicamente mucho más que un juego de palabras, presupone nuevas formas sociales de conviven-cia que inevitablemente se nutren vegetativamente, tras las impersonales técnicas del diseño masificado.Y es que el urbanismo vertical incorporado a la ciudad por la torre estadounidense, conlleva una uniformidad repeti-tiva en la solución espacial del diseño arquitectónico, ino-cultable tras la mayor o menor astucia estética del diseño de portada, propio de fachadas.Tras el diseño reiterativo de la “planta tipo”, la diferen-ciación entre cada bloque vertical urbano, se halla deter-minada únicamente por el costo cuantificable en metros cuadrados, del espacio según la zona, la apariencia vi-sual del acabado y el grado de privacidad de circulación, respecto al —pasillo de por medio— anónimo otro.

2. En ese “apenas ayer” de la Arquitectura Populista, vemos que su inicio a finales de la década de 1940 coinci-de con dos elementos significantes: la ya mencionada emi-gración horizontal dentro de la propia ciudad, de la clase media acomodada desde el casco central a la periferia. Y a su vez, con el comienzo de la proliferación explosiva en nuestra vida urbana del automóvil y la conformación de una cultura de masas, de consagración de la vivienda como el “hogar dulce hogar” de los artefactos importados.Esto lleva a la arquitectura a crear espacios para alojar apropiadamente estos nuevos objetos rituales de cul-to, verdaderos herederos conceptuales de los antiguos retablos religiosos de la antigua casa colonial. Objetos transubstanciados ahora, en necesidades indispensables para la vida de la clase media urbana.Así en la vivienda, el garaje de los automóviles, la cocina y hasta el bar, se transformarán en elementos conspicuos, desde entonces, cuidadosamente manejados por el dise-ño clientelar de la arquitectura populista inicial; en función a la capacidad económica de consumo del cliente, y como tal, de acumular corotos.Esto lo podemos percibir en aquellas refinadas vivien-das de finales de la década de 1940 e inicios de 1950, realizadas por diversos profesionales, especialmente en diversas urbanizaciones del este de Caracas, en las que notoriamente el ingreso a la residencia es enfáticamente vehicular antes que peatonal, convirtiéndose esta última en un ingreso secundario. En clara diferencia de la an-tigua casa tradicional del casco central de la ciudad, en las que el ingreso de la vivienda estaba concebido para

TOMADO DEL LIBRO “FRUTO VIVAS” DE LA COLECCIÓN PREMIOS NACIONALES, EDITADO POR EL PERRO Y LA RANA

Urbanismo vertical vs. Urbanismo horizontalArquitectura populista

venezolana del siglo XX

Raúl Díaz

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personas, no para artefactos.Así el garaje del automóvil se transforma en el blasonado recinto —muy al estilo de una característica arquitectura estadounidense— a partir del cual el diseño de la casa se desarrolla y expande. Similarmente ocurre con la concep-ción del área de la cocina, concebida cerradamente bajo los códigos y patrones de la solución modular “america-na”, ya no más el aireado espacio de la cocina colonial, incorporando adicionalmente un comedor informal que establece la neta frontera entre la zona de los sirvientes y aquella de la familia de los propietarios.Se podría asegurar que la arquitectura populista, inaugura el reino de la nueva cocina importada y un estilo culinario determinado por el despliegue de un ejército de artefactos eléctricos, desde hornos de pared empotrados y lavapla-tos automáticos, hasta sensores electrónicos de la coc-ción interna de los alimentos. Es en este tupido bosque tecnológico donde, desde ese momento, se desenvolverá la sazón criolla citadina, divorciada para siempre de nues-tra ancestral sazón rural.Pero más allá de las particularidades del diseño y el gusto culinario al servicio del consumo clientelar, la arquitectura populista inicialmente presupone una válida reformulación de los códigos tradicionales constructivos inspirada en la vivienda tradicional venezolana. Ella implica una reinter-pretación creativa, dentro de la estética arquitectónica moderna, en sus mejores exponentes, de fórmulas del es-pacio habitable urbano desarrolladas aun dentro de una concepción horizontal de dicho espacio.No sólo en viviendas unifamiliares sino incluso en inte-resantes soluciones multifamiliares de baja densidad, en las que priva la horizontalidad del viejo edificio ibérico de tres o cuatro plantas, en este caso llamémoslo de “es-tilo vasco” —muy en resonancia estilística con la obra del gran arquitecto Manuel Mujica— aún existentes en algunas urbanizaciones como el Rosal o Las Mercedes en Caracas.O en aquellas edificaciones, estéticamente al margen del estilo populista, realizadas por el Banco Obrero, en los períodos iniciales del gobierno del coronel Delgado Chal-baud y después del general Pérez Jiménez. Edificaciones multifamiliares horizontales, que implicaban un concepto de vivienda, inspiradamente más humano en escala y proporciones, que aquél de la impersonal torre vertical estadounidense impuesta poco después.

Andar por Caracas, a pie, en carro, buseta, moto o en cualquier medio de transporte es toda una expe-riencia, porque ahí es cuando tenemos la oportunidad de percibirla desde distintos puntos de vista. Si

utilizamos la plenitud de nuestros sentidos, la apreciamos en su redondeada belleza, vemos su realidad, olemos sus aromas, sentimos al tacto sus rugosidades, escuchamos el rebullir de su sangre, catamos sus sabores, sabre-mos de toda ella a través de nosotros.Hay mil maneras de sentir la ciudad, como cuando indagamos en ella, usando el sentido común, que es la puerta que nos permite abrirnos al pensamiento. Así podemos darle espacio a varias preguntas, como si es ésta la ciudad que queremos, o si esta es la ciudad que nos merecemos, o quizás esta sea nuestra ciudad posible mientras rea-lizamos el tránsito hacia una mejor.La ciudad es un organismo vivo, cargado de una energía que nos transmite, que cuando la transitamos la vivimos y la vemos vivir, y somos responsable de esa vida que estamos compartiendo la ciudad y yo, la ciudad y tú. Por eso hablamos de la ciudad como un caleidoscopio, donde el paisaje urbano se complementa con los transeúntes, con los peatones, con los indigentes, los puentes, la vegetación, los paseos, las montañas que nos rodean, los pájaros y la brisa, y el pensamiento de la cercanía del mar, es además, la percepción de una realidad cambiante, fluctuante entre el horror y la maravilla. Pero no es un cuerpo extraño a nosotros, depende de nosotros, de nuestro quehacer cotidiano y de esa absoluta, imperiosa necesidad que ya es ineludible, de cambiar la piel del habitante por el lucido cartel de ciudadano.Y estamos hablando de una ciudad donde el sentido común nos señala cosas que podemos hacer, como mantener el aseo, -no botar el vasito de café en la calle ayuda mucho-, como el ceder el paso, como bajarse en la parada, no “donde pueda señor”, miles de cosas que podemos hacer para acercarnos a la ciudad que queremos, desde la ciudad que amamos, la ciudad que nos da el diploma de ciudadano. Así en nuestro rol, podemos pensarnos desde nuestra vida privada, ahora proyectada en la ciudad, así como soy en mi casa, soy en el afuera, en el exterior compartido con los otros, en esa distribución del espacio en el que debo respetar el espacio del otro, no ensuciarlo, no contaminarlo con ruidos, no interferir con los límites del otro. Es la ciudad y la libertad.Y también podemos disfrutarla desde el sentido del humor, que nos detiene en nuestro trayecto para hacernos reír de esas situaciones imposibles, donde priva el ingenio, la gracia y el gracejo proverbiales, inherentes a nuestro gentilicio…Y está la luz, cómo dejar de lado la luz del trópico, los colores brillantes que tornan a la ciudad plena de vida, bru-talmente hermosa, de una enorme terribilidad, capaz de cambiar, y a la vez, de ser igual a sí misma y a nosotros. Y todo eso junto, la luz, el espacio, la ciudad, la libertad, el humor, el sentido común, los colores, conjugan el verbo ur-banizar, el acto, la acción de construir una ciudad, de levantar grandes centros de poblaciones habitadas, ahora sí, por ciudadanos, por gente como todos nosotros, capaces de vivir con la tolerancia, con la diferencia, con aquello que hace incluirnos con el otro, desde el otro, y entre todos, alcanzar un objetivo común: la felicidad como país.

Panorámicavisceral de mi ciudad

María Teresa Hernández

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Te haces consciente del sudoroso tumulto multiforme. Consciente de tu andar rápi-

do a ningún lugar, pues, al contrario que las miles de personas que te rodean, no persigues ningún objetivo, salvo matar el tiempo. Subes las escaleras del Centro Comercial. Y miras algunas mercaderías que difícil-mente pagarías y afortunadamente no deseas. Obser-vas, sin dejar de caminar rápido, con ojo huidizo para no provocar a alguna persona desconfiada o de fácil ira. Todos corren, se detienen, tropiezan, maldicen. Apurados todo el tiempo apurados. Siempre haciendo algo, buscando algo en una múltiple danza famélica, frenética, nihil. Te duelen los pies. Buscas un sitio don-de sentarte y la feria de comida está atestada. Ni un solo asiento libre en medio de cientos. Continúas así, dando vueltas de derecha a izquierda, de arriba a abajo y viceversa, encuentras asiento libre en un cafetín, en la mesa un letrero que dice “reservado”. Ni te moles-tas en justificar tu derecho a sentarte comprando un jugo o cualquier cosa aunque te sientes escaldad@ y sedient@. Sales a la calle esquivando cuerpos en pleno trance de consumismo. Encuentras una esquina con un murito bajo y en él a una familia haciendo lo mis-mo que tú: Matando el tiempo. Esperando a alguien a la orilla del mar capitalino. Te sientas y sigues obser-vando, concientemente, como se hace cuando no hay prisas. La gente se agolpa al cruzar la calle en cambote con el semáforo en verde, para los carros, cabe acotar.

Juan Pío Rondón

El motorizado pasa raudo en medio de la acera insul-tando a un peatón “atravesado”. Muchos botan sus envoltorios de chucherías como si fueran papelillos de carnaval. Seres humanos deformados por el sucio, el desprecio, la pobreza y las drogas que vociferan los destinos de las camioneticas a cambio de unas mone-

das. Buhoneros con la sed de la urbe surgiendo de sus ojos. Niños semiabandonados haciendo de escombros juguetes improvisados. Gente comiendo. Gente gritan-do. Gente corriendo. Gente maldiciendo, ensuciando, resistiendo y arrancando la arepa del asfalto con el sudor de la entrepierna.¿Te das cuenta? Esta Caracas no se disfruta. Uno no está en Caracas, solamente la transita. Uno no “es” en Caracas, uno “deviene” sombra del día, espectro en el recuerdo inconsciente y nocturno de cualquier otr@ transeúnte. Uno no vive en Caracas, uno va muriendo de desgaste, de roce, de descarga, de hastío y toxici-dad en la lucha por abrirse un huequito de concreto llamado apartamento, subsistiendo en un abrevadero llamado trabajo, pagando tributo de instantes vitales perdidos por el estrés,la rutina y los retrasos del Metro.Entonces recuerdas un momento de tu infancia en el campo: las hojas que arrastradas por la corriente del río se detienen a veces en la orilla. Eres tú. Detenid@ en la orilla viendo a esa ola detenida que es el Waraira-Repano. Por un momento de humanidad recuerdas que eres más madera que cemento, que es viernes y podrás mañana respirar algo mejor que monóxido de carbono. Esta noche al acostarse, medio dormid@, medio despiert@ alguien con los ojos cerrados verá en su mente tu rostro y no se imaginará que existes. Por-que de alguna manera es así: para millones de vecinos no existes. Solo transitas.

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La vida urbana funciona como un gran espejismo, donde los consumidores permanecemos completamen-te desconectados tanto de los procesos de producción de los bienes que consumimos, como de su destino final una vez fueron desechados. Estos bienes se ob-tienen en los comercios en lugar de en el campo, la mina o la fábrica, y luego los desechos resultantes son recolectados y llevados lejos de nuestro campo visual. Es por esto que no nos cuestionamos su origen (con su costo social y ambiental) ni nos sentimos responsa-bles por su destino. Nunca tomamos conciencia de los impactos que generan cada una de nuestras acciones cotidianas sobre el ambiente, y por ello nos creemos libres de toda culpa.Entonces vamos a la bodega, nos tomamos un refres-co procedente de fábricas que generan contaminación, envasado en una botella de plástico proveniente del pe-tróleo que envenena al mundo moderno, y limpiamos nuestra conciencia arrojando el envase vacío a la pape-lera, sin molestarnos en imaginar el vertedero de basura donde pasará cientos de años para degradarse… De la misma forma, nos regocijamos al adquirir una prenda de oro, sin importarnos que haya sido extraí-do de una selva destruida por indígenas explotados y corrompidos, para el enriquecimiento de los poderosos dueños de minas. Y cambiamos nuestro modelo de ce-lular cuando creemos que pasó de moda, pues no po-demos ver, más allá de nuestras narices, la destrucción de los bosques y pueblos congoleños, causada por la extracción de los minerales radioactivos indispensables para la fabricación de la telefonía móvil.La misma ecuación se repite ante aquellos recursos na-turales que hemos convertido en servicios públicos: la luz que se enciende con sólo apretar un botón o el agua que sale del grifo como si corriera un manantial detrás de las paredes, se nos aparecen como actos de magia que ya ni siquiera nos asombran. Jamás intentamos de-velar el misterio de la compleja red tecnológica, social y ambiental que hay más allá de los cables y tuberías. Sumidos en nuestra ignorancia y egoísmo, al abrir la llave del agua consumimos el trabajo de la naturaleza: la misma naturaleza que destruimos. Esta forma de vida, creada por el sistema económico dominante y afianzada por la cultura petrolera, aún pre-sente en los países que han pretendido superarlo, se corresponde con una relación lineal de extracción-pro-ducción-consumo-desecho, a todas luces insostenible. Y para intentar dar solución a los problemas ambientales ocasionados por el último eslabón del sistema (el dese-cho final), se ha recurrido a estrategias que no pongan en peligro al sistema mismo, como la incineración y el reciclaje. Sueñan con que la tecnología dará solución al problema, y los medios de comunicación se encargan de convencernos de ello. A ello se agrega el hecho de que casi todos los produc-tos que adquirimos vienen en envases no retornables (o

sea, desechables), y las tendencias del mercado hacen que estos embalajes sean cada vez más complejos y voluminosos, para que su presentación sea más atrac-tiva, lo cual implica generalmente el uso de materia-les no biodegradables y/o difícilmente reciclables. Por otro lado, los productos disminuyen en calidad, para que debamos desecharlos y comprar otros nuevos (ob-solescencia prevista), en lo cual incide también la moda (obsolescencia percibida). En Venezuela, las acciones se han enfocado hacia una recolección más eficiente y la construcción de nuevos rellenos sanitarios, mientras la escasa labor de con-cientización de la población se ha limitado a promover la disposición adecuada. También existen unas pocas industrias que reciclan algunos materiales, lo cual be-neficia exclusivamente al fabricante que ahorra materia prima. Pero hoy, a más de una década de gobierno, finalmente contamos con una ley para la gestión inte-gral de los residuos y desechos sólidos que incluye el control de las fuentes generadoras, especialmente so-bre la fabricación y comercialización de los materiales desechables. Pero que se haga realidad dependerá de tod@s nosotr@s.

FUENTES CONSULTADAS:“Hacia la creación de nuevas políticas de gestión de los re-siduos sólidos urbanos”, por Michelle Todd. Diario Ciu-

dad Caracas, 5 de junio de 2011: http://www.ciudadccs.info/?p=178252“Aportes para un diagnóstico de la problemática ambiental de venezuela”: La visión de la Red ARA, 2011.“Guía Metodológica para la Implementación del Programa de Educación Ambiental asociado al proyecto Centro Piloto de Reciclaje de Residuos Sólidos Urbanos de San Pedro de Los Altos”. Guía elaborada por TECNOAMBIENTE para INTEVEP S.A., 2008. Textos y diseño: Michelle Todd y Daniel Nieto Andueza.En Venezuela existen más de 300 sitios de disposición final, de los cuales aproximadamente un 30% constituyen rellenos sanitarios, y el resto son vertederos y botaderos. En 2007 se recolectaron más de 25.000 toneladas diarias de residuos sólidos, es decir, casi un Kg. por persona. Y ello no incluye la basura arrojada fuera de los sistemas de recolección (INE, 2009, tomado de ARA, 2011). De esta cantidad, 50-75% son residuos residenciales, 10-20% comerciales, 5-10% institu-cionales y 10-15% de limpieza urbana (OPS y OMS, 2000, tomado de ARA, 2011).Calcula: Usamos unas 10 bolsas plásticas a la semana, que serían 40 de ellas por mes, o sea 480 al año, es decir más de 33 mil durante nuestra vida... ¡Mejor usa un bolso de tela!La gestión integral de los residuos y desechos sólidos es con-cebida en la nueva ley (GACETA OFICIAL Extraordinaria Nº 6.017, del 30 de diciembre de 2010), desde la generación de los mismos hasta su disposición final. Por ello, establece el control de las fuentes generadoras, en cuanto a los volúme-nes de residuos producidos, sus características y su manejo; promueve la investigación y la ejecución de proyectos en esta área; y plantea la necesidad de educar e informar a la ciu-dadanía para transformar los actuales hábitos de consumo y llamar a la corresponsabilidad.

Publicado en: Revista “Buen Vivir” del Ministerio del Poder Popular para la Cultura, encartada en el Correo del Orinoco el domingo 17 de julio de 2011

El consumo de bienes y servicios y la corresponsabilidad ambiental Michelle Todd Uribe

La comodidad de la vida urbana tiene un altísimo costo ambiental. En la medida que tomemos conciencia de ello, seremos más responsables

como consumidores y por lo tanto en nuestra actitud hacia el ambiente.

El consumo responsable es la base de la transformación.EL PLANETA SE CONSUME… ¡GRACIAS A TI!

Te haces consciente del sudoroso tumulto multiforme. Consciente de tu andar rápi-

do a ningún lugar, pues, al contrario que las miles de personas que te rodean, no persigues ningún objetivo, salvo matar el tiempo. Subes las escaleras del Centro Comercial. Y miras algunas mercaderías que difícil-mente pagarías y afortunadamente no deseas. Obser-vas, sin dejar de caminar rápido, con ojo huidizo para no provocar a alguna persona desconfiada o de fácil ira. Todos corren, se detienen, tropiezan, maldicen. Apurados todo el tiempo apurados. Siempre haciendo algo, buscando algo en una múltiple danza famélica, frenética, nihil. Te duelen los pies. Buscas un sitio don-de sentarte y la feria de comida está atestada. Ni un solo asiento libre en medio de cientos. Continúas así, dando vueltas de derecha a izquierda, de arriba a abajo y viceversa, encuentras asiento libre en un cafetín, en la mesa un letrero que dice “reservado”. Ni te moles-tas en justificar tu derecho a sentarte comprando un jugo o cualquier cosa aunque te sientes escaldad@ y sedient@. Sales a la calle esquivando cuerpos en pleno trance de consumismo. Encuentras una esquina con un murito bajo y en él a una familia haciendo lo mis-mo que tú: Matando el tiempo. Esperando a alguien a la orilla del mar capitalino. Te sientas y sigues obser-vando, concientemente, como se hace cuando no hay prisas. La gente se agolpa al cruzar la calle en cambote con el semáforo en verde, para los carros, cabe acotar.

Juan Pío Rondón

El motorizado pasa raudo en medio de la acera insul-tando a un peatón “atravesado”. Muchos botan sus envoltorios de chucherías como si fueran papelillos de carnaval. Seres humanos deformados por el sucio, el desprecio, la pobreza y las drogas que vociferan los destinos de las camioneticas a cambio de unas mone-

das. Buhoneros con la sed de la urbe surgiendo de sus ojos. Niños semiabandonados haciendo de escombros juguetes improvisados. Gente comiendo. Gente gritan-do. Gente corriendo. Gente maldiciendo, ensuciando, resistiendo y arrancando la arepa del asfalto con el sudor de la entrepierna.¿Te das cuenta? Esta Caracas no se disfruta. Uno no está en Caracas, solamente la transita. Uno no “es” en Caracas, uno “deviene” sombra del día, espectro en el recuerdo inconsciente y nocturno de cualquier otr@ transeúnte. Uno no vive en Caracas, uno va muriendo de desgaste, de roce, de descarga, de hastío y toxici-dad en la lucha por abrirse un huequito de concreto llamado apartamento, subsistiendo en un abrevadero llamado trabajo, pagando tributo de instantes vitales perdidos por el estrés,la rutina y los retrasos del Metro.Entonces recuerdas un momento de tu infancia en el campo: las hojas que arrastradas por la corriente del río se detienen a veces en la orilla. Eres tú. Detenid@ en la orilla viendo a esa ola detenida que es el Waraira-Repano. Por un momento de humanidad recuerdas que eres más madera que cemento, que es viernes y podrás mañana respirar algo mejor que monóxido de carbono. Esta noche al acostarse, medio dormid@, medio despiert@ alguien con los ojos cerrados verá en su mente tu rostro y no se imaginará que existes. Por-que de alguna manera es así: para millones de vecinos no existes. Solo transitas.

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Investigaciones extranjeras por décadas han tratado de explicar nuestros pro-blemas. Esa es la norma o ha sido la

norma para tratar de cualificar o cuantificar el tema asociado a la violencia, sus causas y consecuencias en nuestras naciones. Sin embargo la información estadística sobre violencia por armas de fuego en el continen-te Americano, así como en buena parte del mundo es insuficiente, debido al escaso uso de la estadística -registros administrativos, censos y encuestas- en los distintos países.En nuestro país existen carencias importan-tes de registros administrativos confiables que permitan integrar un sistema generador de información sobre las múltiples variables asociadas al tema de la violencia. Informa-ción de calidad y oportuna, definida según los parámetros del plan estadístico nacional, que alimente al sistema estadístico nacional con el objetivo de elaborar políticas públicas capaces de reducir los niveles de violencia en nuestro país.El Gobierno y el Estado Ve-nezolano han reconocido estas deficiencias, avanzando en la creación de la Comisión Presidencial para el Control de Armas y Municiones, el estudio de las necesidades y condiciones particulares de nuestra pobla-ción en torno al tema de la violencia. Así como la restructuración del Sistema Judicial Venezolano, la creación de la Universidad Experimental de la Seguridad (UNES), la construcción de un proyecto de Ley para el control de Armas y Municiones, producto de un proceso de consulta nacional para la ela-boración de políticas públicas que se com-plementen con el lanzamiento de la Misión Seguridad.La Encuesta Nacional de Victimización y Percepción de La Seguridad Ciudadana

2009, señalo que el 94 % de los homicidios en nuestro país eran cometidos con armas de fuego y solo el 6 % eran sin armas de fuego. En cuanto a las personas víctimas de algún delito, sobresalen los robos y los hurtos que representan el 81%, seguido de la primera minoría con un 9%, desagregada de la siguiente forma: lesiones personales 4%, corrupción 2%, abuso sexual 0.02%, homicidios, extorsión y secuestros con 1% respectivamente. Las segunda y tercera mi-noría integrada por las personas víctimas de amenazas y estafas constituyen un 6% y 4% de la población que fue afectada por un delito. Tomando en cuenta el estrato social de esta población tenemos que el 83% de las personas víctimas de delitos, pertenecen a los estratos con menos recursos –estratos cuatro (IV) y cinco (V) – seguidos del estrato tres (III) con 12,43 % y finalmente los es-tratos uno (I) y dos (II) con casi un 3% de la población. Si revisamos como se distribuyen estas per-sonas por grupo etario, tenemos que tanto las victimas como los victimarios se encuen-tran en un rango de edad comprendido ente 15 y 44 años –son en su mayoría hombres jóvenes activos económicamente–. Resu-miendo, solo el 1 % de las personas afec-tadas por delitos fueron víctimas de homi-cidios. Si desagregamos por sexo tenemos que los hombres representan el 77% de las víctimas y el 93% de los victimarios.Maquiavelo en el Príncipe, escribe: “existen tres modos para conservar un Estado habi-tuado a vivir en Libertad y con leyes propias: el primero, aniquilarlo; el segundo, residir en él; y el tercero, dejar que viva con sus leyes, obteniendo de él sus tributos y creando en su interior una oligarquía que haga perdurar su

fidelidad”. Aunque no estamos en el mismo contexto histórico, en pleno siglo XXI estas prácticas están más vigentes que nunca. El uso de las armas de fuego con escasa o ninguna regulación, se traduce en el costo de vidas humanas bien sea producto de los conflictos armados entre Estados o dentro de los Estados y los homicidios por armas de fuego al margen de estos conflictos.Estudios realizados por Amnistía Internacio-nal determinan que cada año se pierden al menos 250.000 vidas en conflictos arma-dos. Además, se calcula que cada año se cometen 300.000 homicidios producto de conflictos personales con armas de fuego, asaltos y accidentes.Cuando hablamos de violencia no podemos ser tan reduccionistas y cuantificar la violen-cia solo a través de la tasa de homicidios, ya que existen múltiples factores que inciden di-recta o indirectamente en el fenómeno. Sin embargo, es pertinente señalar que la tasa de homicidios es el indicador que se usa a nivel mundial para cuantificar el número de homicidios dolosos por cada 100.000 habi-tantes en un determinado periodo y en una determinada área geográfica.Según estadísticas publicadas por organis-mos internacionales el problema se agu-diza en el continente Americano por sus crecientes índices de violencia. Según las cifras disponibles América Central registro 29 homicidios por cada 100.000 habitan-tes, América del Sur 26 y el Caribe 18. La tasa de homicidios en la región Americana solo es superada por el continente Africano -debido a sus conflictos armados-.Colombia, el Salvador, Honduras, Jamai-ca, Guatemala, Brasil, Venezuela y México encabeza el ranking de los países del con-

Violencia inducida Aymara Gerdel

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tinente Americano con el mayor índice de homicidio por arma de fuego. Los países Latinoamericanos constituyen el 13 % de la población mundial, pero responden al 42% de los homicidios por arma de fuego.Cuantificar las lesiones por armas de fuego, es algo sumamente complejo, ya que las le-siones son más numerosas que las muertes por arma de fuego. Se estima que cerca de 1.5 millones de personas en el mundo son heridas anualmente por armas de fuego. Pero esto no es casual, ya que diariamente se bombardea a nuestras poblaciones con altas cargas de violencia.América Latina representa para las grandes potencias, una región de importancia estra-tégica para tratar de solventar la crisis es-tructural que padece el sistema capitalista. Por tal motivo estos países están aplicando un modelo de dominación y homogeniza-ción cultural –Todos seguimos las mismas modas en el vestido, la música, la comi-da, los autos, la lectura y hasta la investi-gación científica– integrado por múltiples factores concebido con el objetivo de seguir sometiendo a nuestros pueblos a través de la colonización de las mentes más jóvenes, promoviendo la violencia en todas sus for-mas. Este modelo garantizara la mano de obra barata para su consumo, fuente segura y accesible para la adquisición de recursos naturales, Gobiernos cómplices con el po-der hegemónico, organismos multilaterales al servicio del sistema capitalista, el libre mercado, depósitos para sus desechos al-tamente contaminantes, miles de kilómetros de tierras fértiles para el cultivo de organis-mos genéticamente modificados, etc.Estratégicamente las grandes potencias es-tán usando la industria de los medios de co-

municación, la industria de las Armas y Mu-niciones, la industria del miedo, la industria del cine y el entretenimiento, y finalmente la industria de los estupefacientes y sustan-cias ilícitas para penetrar ideológicamente a nuestros jóvenes, alienar sus sociedades con el fin de obtener pueblos sumisos que reproduzcan la miseria y puedan financiar a los países hegemónicos.Los medios de comunicación –presa, radio, televisión y redes sociales – en la actualidad reproducen la violencia, se usan como he-rramienta para manipular las conciencias, evitan el debate de ideas, promueven la pér-dida del dialogo, minimizan la construcción de saberes a su mínima expresión y garanti-zan que las clases dominantes mantengan el poder que históricamente han tenido sobre las masas.Galeano en su libro El mundo patas arri-ba, habla sobre la Industria del miedo: “El miedo es la materia prima de las prospe-ras industrias de la seguridad privada y el control social”. Durante la última década se incrementó la venta de alarmas, gas pimien-ta, cámaras de video, chalecos anti balas, armas blancas, entre otras herramientas que sirvan como mecanismos de “defensa”. Especialistas en Marketing, dicen, “Nuestra mejor publicidad son los noticieros de tele-visión”.Uno de los negocios que más se lucra con la violencia a través de inducción del miedo en la población mundial, es el sector ase-gurador. Las empresas de seguro absoluta-mente a todo le ponen un precio y lo que no es rentable o no produce lucro -tiene más riesgo de siniestralidad- simplemente no es asegurable para ellas. La industria globalizada del cine y el en-

tretenimiento –Juegos de Video– bombar-dean a la población de violencia en todas sus formas, principalmente a las nuevas generaciones. Mortal Combat , Race, Atari 2600, Duke Nukem, Grand Theft Auto serie, Custer’s Revenge y Doom son unos de los miles de juegos violentos que ha cuestiona-do la opinión pública mundial.En EEUU, la violencia forma parte integral del 60% de los programas. Se estima que un Joven estadounidense habrá visto 200.000 actos violentos en la televisión, incluyendo 16.000 asesinatos, antes de cumplir 18 años. Al concluir la escuela primaria un niño ha visto en la televisión 8 mil asesinatos y 100 mil actos de violencia.Según el Instituto Internacional de investi-gación de la Paz de Estocolmo para el año 2009 los EEUU se ubicaba el primer lugar de los países exportadores de armas peque-ñas y ligeras con el 67% de mercado mun-dial. Así mismo ocupa el primer lugar con 51.415 millones de dólares en exportacio-nes de armas no convencionales. La Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito señala a los EEUU como el país más consumidor de drogas en el mundo. ¿Pero qué hacer? Creemos que algunas de las políticas públicas más importantes para resolver el problema de la violencia deben ir direccionadas a transformar el sistema edu-cativo en todos sus niveles para combatir la violencia y revisar a profundidad el contenido altamente violento en los medios de comuni-cación. Ludovico Silva, decía, “Los hombres son esclavos de la ideología que se les impone a su conciencia”. Hoy el pueblo organizado en Venezuela junto al Gobierno Bolivariano forja iniciativas para combatir ideológicamente a la violencia, armando conciencias.

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Mariajosé Escobar

El silencioabre un compás en la nochey dibuja un círculo en la camaAfuerael conticinio caraqueñose desplaza a 150 Km por horaLa capital no duermey sin embargoa una hora de la madrugadahay una especie de conticinioen el que pasan muy velozmentecarrospor mi ventanapero con más espacioentre sonido y sonidoy van poblando este círulosíel del silencioque nunca es tal en mi cabezaSuenan sin cesar las tuberías de mi casaruedan muebles en el piso de arribay son las tres de la mañanael conticinio se desnudapero tiene mellada la pielde ruidos que no paranno paran

Janette Rodríguez Herrera

eres travesía de libro sostenido que germina en caricia de esperanza

como el costado de la duda que se ofrenda y exhala evidencias cual sombras en sereno

hueles a luz a bocanadas de luz y rubor de caoba

estás hecha de valle y algarabía de orilla y lienzo

eres certeza de oración plural que entiende en reposo y penetra en espacios que duelen

dandole tiempo al camino

Oscar Sotillo Meneses

Esta plaza sitiada por los siglosmanosea aún una heráldica vencidaarboles del fríoleonesfrutos jamás comidos por nosotrosliturgias ajenasque ya no significan nadapalabras vencidas por el tiempo

Esta plaza es una ruma de cachivaches históricosque nadie ha revisadoque nadie ha intentado enamorar de nuevo¡Salud¡ estatua muertaescudo adormecido¡Salud¡ botánica invisibleoigo el tronar de las balas.

Xoralys Alva López

Recuerdo la voz desde mi piel traslúcidanadie me creía de esta tierracaminé con ella a cuestas: Todo está en casatodo está en ti.

Confié en la magia de sonidosebullían de valles y edificiosel metro era mi único amparoDebí bajarAllí encontré flores que no se refugian en formas domésticasallá abajo crecen mares de memoria

Al subir pensé en esas catervas subterráneasencontré llanuras amplificadas árboles frutales parques de todos los colores

Era mi calleMe vi reflejada en otros rostros que a mi paso sonreíanera la vida

Todo está en casatodo está en ti.

Llegó la nochelos cerros naranjas ahora puntos níveoshacen del valle un espacio de retorno,es la casa.

Juan Carlos Sotillo Meneses

Tú que muerdes mis pasosque los besas sin que te amen

tú que arropas mis ojos con tus filos cuadradoscon tu perfil olvidado por quienes te preñan

tú que me engulles sorda y calladay me devuelves atropellado pero vestido de novedadcomo si pensaras más allá de tus andamiosy del carácter con que me hieres

tú, ciudadamada cruel, amante sádicade vez en cuando hasta mereces el besoque me gradúa de humano.

Elías Yánez

Cientos de manos desmontanal hombre de mármolde su soporte.

La facción más poderosa que la esfera ha conocidose ha esfumado.

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A través de mi trabajo tuve la oportunidad de conocer Caracas. Esa ciudad de la cual había leído mucho,

un territorio donde habían ocurrido y estaban ocurriendo cosas históricas. La cuna de Bolívar, el Caracazo, el golpe y el contragolpe del 2002, el paro petrolero, la Revolución Bolivariana.En una entrevista que me hicieron estando en Caracas me pre-guntaron sobre qué impresiones y qué recuerdos me llevaba de mi estadía. Un poco presionado por la magnitud de la pregunta y el poco tiempo que tenía para reflexionar y a su vez regalarle una buena respuesta al periodista, contesté: “las contradiccio-nes que se ven”.Sin intención de provocar a ningún caraqueño, espero que no lo haga, me gustaría seguir exponiendo algunas de las contradic-ciones con las cuales me encontré en la capital de la República Bolivariana. Lo hago porque me siguen impactando, y eso de una manera buena. Ya hace más de 150 años que Marx y Engels nos vienen enseñando que es de las contradicciones que nace lo nuevo. Por eso aprovecho a convidar al lector con mis reflexio-nes sobre tres temas que hoy contradicen, pero que mañana quizás habrán dado vida a algo cualitativamente diferente.

PolarizaciónEl primer tema es la polarización. La polarización política en Ca-racas es muy fácil de notar para cualquier extranjero que maneje el lenguaje. La situación política ha trasformado a la capital en el epicentro de una batalla simbólica gigantesca, donde cada sitio, sea el metro, la arepera o el kiosco donde venden el diario, en cualquier momento se pueda volver en un ring ideológico.La polarización política en sí es una fuente de contradicciones. Es decir, en la lucha entre los polos contradictorios es donde se forman las sociedades. Esto a su vez hace nacer otras con-tradicciones.Un ejemplo. En Venezuela hoy se puede comprar diarios y periódicos de diferentes orígenes ideológicos. Basta con leer los editoriales para darse cuenta que hay diferentes opiniones (y ra-dicalmente diferentes) sobre el gobierno, la oposición, la nueva ley del trabajo etc. Es decir, hay pluralismo ideológico a nivel de prensa escrita. Lo contradictorio es que este pluralismo en cierta parte nace de la polarización política, aunque no sólo de ella. En un contexto de dura lucha de clases, libertad de expresión, y don-de los polos tienen recursos para publicar sus puntos de vistas, se encuentra este tipo de pluralismo ideológico.

Esto es interesante para alguien cómo yo que vive en Suecia, donde la polarización en sí se ve como algo malo. Lo ideal es el consenso. Sin descartar el progresismo que puede cumplir el consenso, ni idealizar la polarización, creo que hay una com-paración importante para hacer con la situación de la prensa escrita en Venezuela, y del pluralismo ideológico en ella. En Suecia no hay diarios (es decir prensa escrita que sale mínimo seis veces por semana, semanarios si lo hay) con editoriales que pertenezcan a una corriente política mas izquierdista que el partido Socialdemócrata. Esto tiene un precio ideológico muy alto, ya que temas que los caraqueños tocan diariamente, cómo el de revolución, socialismo, y democracia económica, son muy escasos en la prensa Sueca. Y las pocas veces que se tocan es para demolerlos. Esto se debe mucho a que las correlaciones de fuerzas están muy volcadas hacia el interés capitalista, y esto impone un consenso político. Aquí, hay algo para aprender de la polarización venezolana.

El consumismoLos revolucionarios llevan Blackberrys. Un profesor de la Uni-versidad Bolivariana, en mis primeros días en la ciudad, me alertó que hay revolución social pero también existe mucho consumismo en la sociedad. Me decía que entre los univer-sitarios Bolivarianos, que más que nada provienen de familias humildes, se pueden ver los últimos teléfonos móviles del mer-cado y ropas de marca.A propósito, para verificar la observación del profesor, me puse a ver que tipo de teléfonos usan los caraqueños. Y cierto, aunque mi examen no es nada científico, pude notar que los teléfonos in-teligentes son muy populares en Caracas. Y parecen ser mucho más accesibles para el pueblo que lo que pude notar en Uruguay la ultima vez que fui.Incluso, yo había optado por no llevar mi teléfono inteligente a Caracas para no llamar la atención (noten mi eurocentrismo). En vez, llevé un Sony Ericsson viejo de mi chica, que nuestro hijo a veces lo usa de juguete. Me encontré con que mi teléfono en Caracas podía pasar por un artefacto de museo.Sin embargo, mi ejemplo no solo evidencia consumismo, sino también progreso, y es ahí donde está la contradicción. En un mundo donde el acceso a la información cada día es más im-portante, es un índice de sanidad y de progreso que el pueblo pueda comunicarse y que tenga acceso a la nueva tecnología. El problema no es ese, sino que en un mundo capitalista, tener

da estatus, y tener más da más estatus. Lo importante, pero tam-bién lo difícil, es entonces tratar que el progreso material no se transforme en consumismo, sino en solidaridad y conciencia so-cial. Es muy fácil decir esto para alguien que nunca le faltó cosas materiales, lo sé. Pero también creo que este tipo de reflexión es necesario para no caer en viejas trampas. El transitoMi ultimo tema es el transito y sus consecuencias. En Caracas pude descubrir un nuevo tipo de comunicación, algo que para mi, que investigo aspectos comunicacionales, fue algo muy inte-resante. Aprendí que en Caracas hay una regla hegemónica en el transito: la regla de la bocina. Es decir los vehículos se comu-nican dándose bocinazos. El que va a doblar toca la bocina para que le den el paso, los motorizados para alertar su presencia, y el que no toca la bocina corre un riesgo muy grande.Una anécdota. Estando en Caracas me tocó vivir mi primer accidente de transito. Íbamos rodando, yo iba de pasajero, y el chofer por alguna razón abrió su puerta. Atrás venía un motoriza-do, que no había tocado la bocina, y se llevo la puerta por delante. Claro, el chofer, al no sentir ninguna bocina, se confió y el acciden-te se produjo. Por suerte no hubo lesiones humanas graves.El rol de la bocina (aunque un poco exagerada por mi parte), qui-zás se puede explicar por la cantidad enorme de autos que cir-culan en Caracas. Esto a su vez se puede explicar, por lo menos en partes, por el acceso casi gratuito a la gasolina en Venezuela. Ya es un cliché decir que en Caracas cuesta más una botella de agua que un litro de gasolina. Esto nos lleva a la contradic-ción. En una sociedad donde se quiere construir un nuevo tipo de socialismo hay que aprender de viejos errores. Uno de esos errores es el maltrato al medioambiente. En un mundo donde se están produciendo cambios climáticos debido al mal comporta-miento del hombre hay que buscar otras alternativas. No se si un precio de la gasolina que está a 100 veces por debajo al de Europa, sea una alternativa viable. Con esto de ninguna mane-ra quiero quitarle la culpa al mundo industrializado y capitalista, quién lidera la responsabilidad del cambio climático. Pero ya que en Venezuela se está tratando de formar una sociedad distinta, la conducta respecto al medioambiente debe ser un aspecto cla-ve del cual distinguirse.Cómo nos enseñan las leyes de la dialéctica: de las contradicciones nace lo nuevo. Y lo nuevo, a su vez, le dará vida a nuevas contradicciones.

Reflexiones de un extranjero Ernesto Ábalo

Contradicciones caraqueñas

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El Paisaje debiera estar considerado en los estu-dios de la planificación urbana y territorial y formar

parte de su metodología, ya que la disciplina aporta una visión holística del medio, maneja conceptos y métodos para comprender el territorio, sus grados y tipos de inter-vención, impactos, alteraciones, calidades, fragilidades y clases de paisaje. El modelo debe contemplar 3 aspec-tos básicos: Lo natural, lo cultural y lo participativo, como una retro alimentación recíproca y sinérgica necesaria para la sustentabilidad de la ciudad en el paisaje, de sus espacios públicos y del paisaje en la ciudad. En definiti-va, en el planteamiento de los modelos paisajísticos, es fundamental desarrollar un enfoque global y considerar que “La planificación de la ciudad moderna, requiere en primer término, apoyarse en un diagnóstico ambiental y de evaluación del paisaje, tanto ecológico como visual, en donde se inserta, para la evaluación de las potenciali-dades y limitaciones, aptitudes y restricciones, a contem-plar para las acciones, formas y grados de intervención en el territorio urbano y su entorno directo”2.

- Coordinación interdisciplinaria De la relación, Hombre - Naturaleza, nace la génesis de la disciplina Paisajística, siendo su misión resolver nece-sidades y que ésta relación sea equilibrada y armónica, por ello se debe incluir al profesional del paisaje, desde las políticas públicas y programas en materia ambiental, desa-rrollo urbano, planes de inversión, planificación territorial, estudios de línea base, diagnósticos y propuestas concep-tuales de planes maestros de planificación paisajística y proyectos específicos. Es preciso reinventar la forma de abordar la planificación urbana, re- valorando y re-cono-ciendo el potencial social y ambiental de los espacios ver-des y abiertos. Para ello, planificadores y profesionales del paisaje debieran interactuar para recibir, aportar, proponer, aunar los esfuerzos interdisciplinarios y lograr coordinar sus saberes.

- Criterios ambientales En lo urbano y extraurbano, el modelo se debe establecer como relacionador del ecosistema. Es básico considerar en la concepción y evaluación de proyectos, los beneficios de la vegetación en las zonas verdes como áreas regula-doras del medio ambiente urbano, manejando los datos duros de los beneficios medibles, tales como producción de O2, captación de polvo en suspensión y CO2, captación y devolución de humedad, atenuación de decibeles entre los más importantes. Se requiere evaluar las zonas verdes existentes, optimizar

su potencial y tomar decisiones de proyectos futuros. Para el desarrollo de criterios de planificación y distribución es-pacial de la vegetación en las ciudades, considerando el territorio y sus características biofísicas, se debe tener en cuenta que las zonas vegetadas actúan y funcionan como: Continuidad del paisaje natural hacia la ciudad / Zonas bu-ffer y amortiguación / Ejes o corredores conectores para las especies / Parches de vegetación que permitan mayor diversidad / Protección de áreas de habitación, trabajo, es-tudio, salud, etc. / Mitigación de zonas cercanas a carrete-ras e industrias / Estructuradora de la trama urbana. Las especies vegetales y animales, necesitan tener con-tinuidad ambiental y hábitats para su asentamiento y de-sarrollo, lo que se sustenta en paisajes naturales o menos intervenidos, por tanto: los espacios verdes y el entorno natural de la ciudad debe planificarse y protegerse en for-ma consecuente. Lo anterior implica implementar un sis-tema y figura legal que proteja esta condición del modelo y sea considerado en toda acción que pueda impactarlo. Las zonas verdes y espacios públicos como parte de la matriz del paisaje, constituyen manchas, parches vegeta-les, steeping stones, zonas buffer y corredores biológicos de acuerdo a los principios de la Ecología del Paisaje, a través de los que se relacionan el ecosistema urbano con el ecosistema natural.

- Relación del modelo con los factores culturales y su sustentabilidad. Implica reconocer la diversidad, valorar y sistematizar las claves de la identidad local y aplicar metodologías

Para hacer sostenible el desarrollo, es primordial tener modelos sustentables de paisaje, donde los componentes biofísicos y culturales se asocien en forma inteligente y sensible, preventiva o reactiva cuando sea necesario y permitan: coherencia ambiental entre entorno y ciudad, sentido de identidad y valoración de los habitantes de su espacio paisajístico y su patrimonio. El Paisaje debiera estar considerado en la planificación urbana y territorial, ya que aporta una visión holística del medio, maneja conceptos y métodos para comprender el territorio, sus grados y tipos de intervención, impactos, alteraciones, calidades, fragilidades. Debemos reinventar la forma de abordar la planificación urbana, re- valorando y re-conociendo el potencial social y ambiental de los espacios verdes. El modelo contempla 3 aspectos básicos: Lo natural, lo cultural y lo participativo, como retro alimentación sinérgica para la sustentabilidad de la ciudad en el paisaje, de sus espacios públicos y del paisaje en la ciudad.

Extractos de la ponencia: Hacia una planificación urbana

...con modelo de paisaje sostenible Mónica Palma Vergara

específicas, como: “El Lenguaje Perceptual del Paisa-je” (Morales N. Mónica 2008, http://www.youtube.com/watch?v=16Qvre2Wi9Q), que levanta los datos a partir de la percepción que los habitantes tienen de su Paisaje Raíz y plasmar en los proyectos del modelo estos valores patri-moniales e identidad. Toda acción en los espacios urbanos que respete los valores locales se tendría que dar la tarea previa de descubrir el Paisaje Raíz de los habitantes. En la búsqueda de estos valores, se potenciaría el Diseño Parti-cipativo, que en Chile se ha implementado desde los años 90 para el diseño de parques urbanos, condición y reque-rimiento del Ministerio de la Vivienda, para que estos pro-yectos fueran respuestas acertadas y significativas para la comunidad. Un ejemplo de esta metodología aplicada es el Parque Violeta Parra de la Región Metropolitana de Santiago. (http://musicadelpaisaje.blogspot.com/2011/06/el-parque-violeta-parra-sustentable-y.html). Ambas meto-dologías contribuirían fuertemente a la sustentabilidad.

Notas:1 Palma V. Mónica, Muhlhauser Hermann. Ponencia Seminario Urba-nismo y Planificación de una Ciudad Moderna. “La cuidad en el paisaje y el paisaje en la ciudad, enfoques medio ambientales y paisajísticos”. Congreso Internacional Ciencias de la Tierra. IGM 2004.2 Palma V. Mónica, Muhlhauser Hermann. Ponencia Seminario Urba-nismo y Planificación de una Ciudad Moderna. “La cuidad en el paisaje y el paisaje en la ciudad, enfoques medio ambientales y paisajísticos”. Congreso Internacional Ciencias de la Tierra. IGM 2004 3 Diplomado en Diseño y Gestión de Áreas Verdes Sustentables. Cri-terios de selección de especies para un diseño sustentable. Prof. M. Palma V. U. Central Chile 2011

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