La Lozana Andaluza- Francisco Delicado

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LA LOZANA ANDALUZA Francisco Delicado

DEDICATORIA Ilustre Seor: Sabiendo yo que vuestra seora toma placer cuando oye hablar en cosas de amor, que deleitan a todo hombre, y mxime cuando siente decir de personas que mejor se supieron dar la manera para administrar las cosas a l pertenecientes, y porque en vuestros tiempos podis gozar de persona que para s y para sus contemporneas, que en su tiempo florido fueron de esta alma ciudad, con ingenio mirable y arte muy sagaz, diligencia grande, vergenza y conciencia, por el cerro de beda ha administrado ella y un su pretrito criado, como abajo diremos, el arte de aquella mujer que fue en Salamanca en tiempo de Celestino segundo; por tanto he dirigido este retrato a vuestra seora para que su muy virtuoso semblante me d favor para publicar el retrato de la seora Lozana. Y mire vuestra seora que solamente dir lo que o y vi, con menos culpa que Juvenal, pues escribi lo que en su tiempo pasaba; y si, por tiempo, alguno se maravillare que me puse a escribir semejante materia, respondo por entonces que epistola enim non erubescit, y asimismo que es pasado el tiempo que estimaban los que trabajaban en cosas meritorias. Y como dice el cronista Fernando del Pulgar, as dar olvido al dolor, y tambin por traer a la memoria muchas cosas que en nuestros tiempos pasan, que no son laude a los presentes ni espejo a los a venir. Y as vi que mi intencin fue mezclar natura con bemol, pues los santos hombres por ms saber, y otras veces por desenojarse, lean libros fabulosos y cogan entre las flores las mejores. Y pues todo retrato tiene necesidad de barniz, suplico a vuestra seora se lo mande dar, favoreciendo mi voluntad, encomendando a los discretos lectores el placer y gasajo que de leer a la seora Lozana les podr suceder. ARGUMENTO EN EL CUAL SE CONTIENEN TODAS LAS PARTICULARIDADES QUE HA DE HABER EN LA PRESENTE OBRA Decirse ha primero la ciudad, patria y linaje, ventura, desgracia y fortuna, su modo, manera y conversacin, su trato, pltica y fin, porque solamente gozar de este retrato quien todo lo leyere. Protesta el autor que ninguno quite ni aada palabra ni razn ni lenguaje, porque aqu no compuse modo de hermoso decir, ni saqu de otros libros, ni hurt elocuencia, porque: para decir la verdad, poca elocuencia basta, como dice Sneca;

ni quise nombre, sino que quise retraer muchas cosas retrayendo una, y retraje lo que vi que se debera retraer, y por esta comparacin que se sigue vern que tengo razn. Todos los artfices que en este mundo trabajan desean que sus obras sean ms perfectas que ningunas otras que jams fuesen. Y vese mejor esto en los pintores que no en otros artfices, porque cuando hacen un retrato procuran sacarlo del natural, y a esto se esfuerzan, y no solamente se contentan de mirarlo y cotejarlo, mas quieren que sea mirado por los transentes y circunstantes, y cada uno dice su parecer, mas ninguno toma el pincel y emienda, salvo el pintor que oye y ve la razn de cada uno, y as emienda, cotejando tambin lo que ve ms que lo que oye; lo que muchos artfices no pueden hacer, porque despus de haber cortado la materia y ddole forma, no pueden sin prdida emendar. Y porque este retrato es tan natural, que no hay persona que haya conocido la seora Lozana en Roma o fuera de Roma que no vea claro ser sacado de sus actos y meneos y palabras; y asimismo porque yo he trabajado de no escribir cosa que primero no sacase en mi dechado la labor, mirando en ella o a ella. Y viendo, vi mucho mejor que yo ni otro podr escribir, y dir lo que dijo Eschines, filsofo, leyendo una oracin o proceso que Demstenes haba hecho contra l; no pudiendo exprimir la mucha ms elocuencia que haba en el dicho Demstenes, dijo: Qu hara si oyerais a l?, Quid si ipsam audissetis bestiam? Y por eso vendr en fbula mucho ms sabia la Lozana que no mostraba, y viendo yo en ella muchas veces manera y saber que bastaba para cazar sin red, y enfrenar a quien mucho pensaba saber, sacaba lo que poda, para reducir a memoria, que en otra parte ms alta que una picota fuera mejor retrada que en la presente obra; y porque no le pude dar mejor matiz, no quiero que ninguno aada ni quite; que si miran en ello, lo que al principio falta se hallar al fin, de modo que, por lo poco, entiendan lo mucho ms ser como deduccin de canto llano; y quien al contrario hiciere, sea siempre enamorado y no querido, amn. PARTE I Comienza la historia o retrato sacado del jure cevil1 natural de la seora Lozana; compuesto en el ao mil quinientos veinticuatro, a treinta das del mes de junio, en Roma, alma ciudad; y como haba de ser partido en captulos, va por mamotretos, porque en semejante obra mejor conviene. MAMOTRETO I La seora Lozana fue natural compatriota de Sneca, y no menos en su inteligencia y resaber, la cual desde su niez tuvo ingenio y memoria y vivez grande, y fue muy querida de sus padres por ser aguda en servirlos y contentarlos. Y muerto su padre, fue necesario que acompaase a su madre fuera de su natural,

y esta fue la causa que supo y vio muchas ciudades, villas y lugares de Espaa, que ahora se le recuerdan de casi el todo, y tena tanto intelecto, que casi excusaba a su madre procurador para sus negocios. Siempre que su madre le mandaba ir o venir, era presta, y como pleiteaba su madre, ella fue en Granada mirada y tenida por solicitadora perfecta y pronosticada futura. Acabado el pleito, y no queriendo tornar a su propia ciudad, acordaron de morar en Jerez y pasar por Carmona. Aqu la madre quiso mostrarle tejer, el cual oficio no se le dio as como el urdir y tramar, que le quedaron tanto en la cabeza, que no se le han podido olvidar. Aqu convers con personas que la amaban por su hermosura y gracia; asimismo, saltando una pared sin licencia de su madre, se le derram la primera sangre que del natural tena. Y muerta su madre, y ella quedando hurfana, vino a Sevilla, donde hall una su parienta, la cual le deca: Hija, sed buena, que ventura no os faltar; y asimismo le demandaba de su niez, en qu era estada criada, y qu saba hacer, y de qu la poda loar a los que a ella conocan. Entonces respondale de esta manera: Seora ta, yo quiero que vuestra merced vea lo que s hacer, que cuando era vivo mi seor padre, yo le guisaba guisadicos que le placan, y no solamente a l, mas a todo el parentado, que, como estbamos en prosperidad, tenamos las cosas necesarias, no como ahora, que la pobreza hace comer sin guisar, y entonces las especias, y ahora el apetito; entonces estaba ocupada en agradar a los mos, y ahora a los extraos. MAMOTRETO II

Responde la ta y prosigue [TA.-] Sobrina, ms ha de los aos treinta que yo no vi a vuestro padre, porque se fue nio, y despus me dijeron que se cas por amores con vuestra madre, y en vos veo yo que vuestra madre era hermosa. LOZANA.- Yo, seora? Pues ms parezco a mi abuela que a mi seora madre, y por amor de mi abuela me llamaron a m Aldonza, y si esta mi abuela viva, saba yo ms que no s, que ella me mostr guisar, que en su poder aprend hacer fideos empanadillas, alcuzcuz con garbanzos, arroz entero, seco, graso, albondiguillas redondas y apretadas con culantro verde, que se conocan las que yo haca entre ciento. Mir, seora ta, que su padre de mi padre deca: stas son de mano de mi hija Aldonza! Pues, adobado no haca? Sobre que cuantos traperos haba en la cal de la Heria queran probarlo, y mxime cuando era un buen pecho de carnero. Y qu miel! Pens, seora, que la tenamos de Adamuz, y zafrn de Peafiel, y lo mejor del Andaluca vena en casa de esta mi abuela. Saba hacer hojuelas, prestios, rosquillas de alfajor, testones de caamones y de ajonjol, nugados, sopaipas, hojaldres, hormigos torcidos con aceite, talvinas, zahnas y nabos sin tocino y con comino; col murciana con alcaravea, y olla reposada no la coma tal ninguna barba. Pues borona no saba hacer?: por maravilla! Y cazuela de berenjenas mojes en perfeccin; cazuela con su ajico y cominico, y saborcico de

vinagre, esta haca yo sin que me la vezasen. Rellenos, cuajarejos de cabritos, pepitorias y cabrito apedreado con limn ceut. Y cazuelas de pescado cecial con oruga, y cazuelas moriscas por maravilla, y de otros pescados que seran luengo de contar. Letuarios de arrope para en casa, y con miel para presentar, como eran de membrillos, de cantueso, de uvas, de berenjenas, de nueces y de la flor del nogal, para tiempo de peste; de organo y de hierbabuena, para quien pierde el apetito. Pues ollas en tiempo de ayuno? Estas y las otras pona yo tanta hemencia en ellas, que sobrepujaba a Platina, De voluptatibus, y a Apicio Romano, De re coquinaria, y deca esta madre de mi madre: Hija Aldonza, la olla sin cebolla es boda sin tamborn. Y si ella me viviera, por mi saber y limpieza (dejemos estar hermosura), me casaba, y no sala yo ac por tierras ajenas con mi madre, pues me qued sin dote, que mi madre me dej solamente una aora con su huerto, y saber tramar, y esta lanzadera para tejer cuando tenga premideras. TA.- Sobrina, esto que vos tenis y lo que sabis ser dote para vos, y vuestra hermosura hallar ajuar cosido y zurcido, que no os tiene Dios olvidada, que aquel mercader que vino aqu ayer me dijo que, cuando torne, que va a Cdiz, me dar remedio para que vos seis casada y honrada, mas querra l que supieses labrar. LOZANA.- Seora ta, yo aqu traigo el alfiletero, mas ni tengo aguja ni alfiler, que dedal no faltara para apretar, y por eso, seora ta, si vos queris, yo le hablar antes que se parta, porque no pierda mi ventura, siendo hurfana. MAMOTRETO III Prosigue la Lozana y pregunta a la ta [LOZANA.-] Seora ta, es aquel que est pasendose con aquel que suena los rganos? Por su vida, que lo llame! Ay, cmo es dispuesto! Y qu ojos tan lindos! Qu ceja partida! Qu pierna tan seca y enjuta! Chinelas trae? Qu pie para galochas y zapatilla zeyena! Querra que se quitase los guantes por verle qu mano tiene. Ac mira. Quiere vuestra merced que me asome? TA.- No, hija, que yo quiero ir abajo, y l me vendr a hablar, y cuando l estar abajo, vos vendris. Si os hablare, abaj la cabeza y pasaos y, si yo os dijere que le hablis, vos lleg corts y hac una reverencia y, si os tomare la mano retraeos hacia atrs, porque, como dicen: muestra a tu marido el copo, mas no del todo. Y de esta manera l dar de s, y veremos qu quiere hacer. LOZANA.- Veislo? Viene ac. MERCADER.- Seora, qu se hace? TA.- Seor, serviros, y mirar en vuestra merced la lindeza de Diomedes el Raveano.

MERCADER.- Seora, pues as me llamo yo, madre ma! Yo querra ver aquella vuestra sobrina. Y por mi vida que ser su ventura, y vos no perderis nada. TA.- Seor, est revuelta y mal aliada, mas porque vea vuestra merced cmo es dotada de hermosura, quiero que pase aqu abajo su telar y verala cmo teje. DIOMEDES.- Seora ma, pues sea luego. TA.- Aldonza! Sobrina! Descos2 ac, y veris mejor! LOZANA.- Seora ta, aqu veo muy bien, aunque tengo la vista cordobesa, salvo que no tengo premideras. TA.- Desc3, sobrina, que este gentilhombre quiere que le tejis un tejillo, que proveeremos de premideras. Ven aqu, hac una reverencia a este seor. DIOMEDES.- Oh, qu gentil dama! Mi seora madre, no la deje ir, y suplcole que le mande que me hable. TA.- Sobrina, respond a ese seor, que luego torno. DIOMEDES.- Seora, su nombre me diga. LOZANA.- Seor, sea vuestra merced de quien mal lo quiere. Yo me llamo Aldonza, a servicio y mandado de nuestra merced. DIOMEDES.- Ay, ay! Qu herida! Que de vuestra parte cualque vuestro servidor me ha dado en el corazn con una saeta dorada de amor. LOZANA.- No se maraville vuestra merced, que cuando me llam que viniese abajo, me parece que vi un muchacho, atado un pao por la frente, y me tir no s con qu. En la teta izquierda me toc. DIOMEDES.- Seora, es tal ballestero, que de un mismo golpe nos hiri a los dos. Ecco adonque due anime in uno core. Oh, Diana! Oh, Cupido! Socorred el vuestro siervo! Seora, si no remediamos con socorro de mdicos sabios, dudo la sanidad, y pues yo voy a Cdiz, suplico a vuestra merced se venga conmigo. LOZANA.- Yo, seor, vendr a la fin del mundo, mas deje subir a mi ta arriba y, pues quiso mi ventura, ser siempre vuestra ms que ma. TA.- Aldonza! Sobrina! Qu hacis? Dnde estis? Oh, pecadora de m! El hombre deja el padre y la madre por la mujer, y la mujer olvida por el hombre su nido. Ay, sobrina! Y si mirara bien en vos, viera que me habais de burlar, mas no tenis vos la culpa, sino yo, que teniendo la yesca, busqu el eslabn. Mir qu pago, que si miro en ello, ella misma me hizo alcahueta! Va, va, que en tal parars! MAMOTRETO IV Prosigue el autor [AUTOR.-] Juntos a Cdiz, y sabido por Diomedes a qu saba su seora, si era concho o veramente asado, comenz a imponerla segn que para luengos tiempos durasen juntos; y viendo sus lindas carnes y lindeza de persona, y notando en ella la agudeza que la patria y parentado le haban prestado, de cada da le creca el amor en su corazn, y as determin que no dejarla. Y pasando l en Levante con mercanca4, que su padre era uno de los primos mercaderes de Italia, llev consigo a su muy amada Aldonza, y de todo cuanto tena la haca partcipe; y ella muy

contenta, viendo en su caro amador Diomedes todos los gneros y partes de gentilhombre, y de hermosura en todos sus miembros, que le pareca a ella que la natura no se haba reservado nada que en su caro amante no hubiese puesto. Y por esta causa, miraba de ser ella presta a toda su voluntad, y como l era nico entre los otros mercadantes, siempre en su casa haba concurso de personas gentiles y bien criadas, y como vean que a la seora Aldonza no le faltaba nada, que sin maestro tena ingenio y saber, y notaba las cosas mnimas por saber y entender las grandes y arduas, holgaban de ver su elocuencia; y a todos sobrepujaba, de modo que ya no haba otra en aquellas partes que en ms fuese tenida, y era dicho entre todos de su lozana, as en la cara como en todos sus miembros. Y viendo que esta lozana era de su natural, quedoles en fbula que ya no entendan por su nombre Aldonza, salvo la Lozana; y no solamente entre ellos, mas entre las gentes de aquellas tierras decan la Lozana por cosa muy nombrada. Y si mucho saba en estas partes, mucho ms supo en aquellas provincias, y procuraba de ver y saber cuanto a su facultad perteneca. Siendo en Rodas, su caro Diomedes le pregunt: Mi seora, no querra se os hiciese de mal venir a Levante, porque yo me tengo de disponer a servir y obedecer a mi padre, el cual manda que vaya en Levante, y andar toda la Berbera, y principalmente donde tenemos trato, que me ser fuerza de demorar y no tornar tan presto como yo querra, porque solamente en estas ciudades que ahora oiris tengo de estar aos, y no meses, como ser en Alejandra, en Damasco, Damiata, en Barut, en parte de la Soria, en Chiple, en el Caire y en el Cho, en Constantinpoli, en Corintio, en Tesalia, en Boecia, en Canda, a Venecia y Flandes, y en otras partes que vos, mi seora, veris si queris tenerme compaa. LOZANA.- Y cundo quiere vuestra merced que partamos? Porque yo no delibro de volver a casa por el mantillo! Vista por Diomedes la respuesta y voluntad tan sucinta que le dio con palabras antipensadas, mucho se alegr y suplicla que se esforzase a no dejarlo por otro hombre, que l se esforzara a no tomar otra por mujer que a ella. Y todos dos, muy contentos, se fueron en Levante y por todas las partidas que l tena sus tratos, y fue de l muy bien tratada y de sus servidores y siervas muy bien servida y acatada. Pues de sus amigos no era acatada y mirada? Vengamos a que, andando por estas tierras que arriba dijimos, ella seoreaba y pensaba que jams le haba de faltar lo que al presente tena y, mirando su lozana, no estimaba a nadie en su ser y en su hermosura y pens que, en tener hijos de su amador Diomedes, haba de ser banco perpetuo para no faltar a su fantasa y triunfo, y que aquello no le faltara en ningn tiempo. Y siendo ya en Canda, Diomedes le dijo: [DIOMEDES.-] Mi seora Aldonza, ya vos veis que mi padre me manda que me vaya en Italia. Y como mi corazn se ha partido en dos partes, la una en vos, que no quise as bien a criatura, y la otra en vuestros hijos, los cuales envi a mi padre; y el deseo me tira, que a vos amo, y a ellos deseo ver; a m me fuerza la obediencia

suya, y a vos no tengo de faltar, yo determino de ir a Marsella, y de all ir a dar cuenta a mi padre y hacer que sea contento que yo vaya otra vez en Espaa, y all me entiendo casar con vos. Si vos sois contenta, ven conmigo a Marsella, y all quedaris hasta que yo torne; y vista la voluntad de mi padre y el amor que tiene a vuestros hijos, har que sea contento con lo que yo le dijere. Y as veremos en nuestro fin deseado. LOZANA.- Mi seor, yo ir de muy buena voluntad donde vos, mi seor, me mandareis; que no pienso en hijos, ni en otra cosa que d fin a mi esperanza, sino en vos, que sois aqulla; y por esto os demando de merced que dispongis de m a vuestro talento, que yo tengo siempre de obedecer. As vinieron en Marsella y, como su padre de Diomedes supo, por sus espas, que vena con su hijo Diomedes Aldonza, madre de sus hijos, vino l en persona, muy disimulado, amenazando a la seora Aldonza. Mas ya Diomedes le haba rogado que fuese su nombre Lozana, pues que Dios se lo haba puesto en su formacin, que mucho ms le convena que no Aldonza, que aquel nombre, Lozana, sera su ventura para el tiempo por venir. Ella consinti en todo cuanto Diomedes orden. Y estando un da Diomedes para se partir a su padre, fue llevado en prisin a instancia de su padre, y ella, madona Lozana, fue despojada en camisa, que no salv sino un anillo en la boca. Y as fue dada a un barquero que la echase en la mar, al cual dio cien ducados el padre de Diomedes, porque ella no pareciese; el cual, visto que era mujer, la ech en tierra y, movido a piedad, le dio un su vestido que se cubriese. Y vindose sola y pobre, y a qu la haba trado su desgracia, pensar puede cada uno lo que poda hacer y decir de su boca, encendida de mucha pasin. Y sobre todo se daba de cabezadas, de modo que se le sigui una gran jaqueca, que fue causa que le viniese a la frente una estrella, como abajo diremos. Finalmente, su fortuna fue tal, que vio venir una nao que vena a Liorna y, siendo en Liorna, vendi su anillo, y con l fue hasta que entr en Roma. MAMOTRETO V Cmo se supo dar la manera para vivir, que fue menester que usase audacia pro sapientia Entrada la seora Lozana en la alma ciudad y proveda de sbito consejo, pens: Yo s mucho; si ahora no me ayudo en que sepan todos, mi saber ser ninguno. Y siendo ella hermosa y habladera, y deca a tiempo, y tena gracia en cuanto hablaba, de modo que embaa a los que la oan. Y como era pltica y de gran conversacin, y habiendo siempre sido en compaa de personas gentiles, y en mucha abundancia, y vindose que siempre fue en grandes riquezas y convites y gastos, que la hacan triunfar, deca entre s: Si esto me falta ser muerta, que siempre o decir que el cebo usado es el provechoso. Y como ella tena gran ver e ingenio diablico y gran conocer, y en ver un hombre saba cunto vala, y qu

tena, y qu la poda dar, y qu le poda ella sacar. Y miraba tambin cmo hacan aquellas que entonces eran en la ciudad, y notaba lo que le pareca a ella que le haba de aprovechar, para ser siempre libre y no sujeta a ninguno, como despus veremos. Y, acordndose de su patria, quiso saber luego quin estaba aqu de aquella tierra y, aunque fuesen de Castilla, se haca ella de all por parte de un su to, y si era andaluz, mejor, y si de Turqua, mejor, por el tiempo y seas que de aquella tierra daba, y embaucaba a todos con su gran memoria. Hall aqu de Alcal la Real, y all tena ella una prima, y en Baena otra, en Luque y en la Pea de Martos, natural parentela. Hall aqu de Arjona y Arjonilla y de Montoro, y en todas estas partes tena parientas y primas, salvo que en la Torredonjimeno que tena una entenada, y pasando con su madre a Jan, pos en su casa, y all fueron los primeros graones que comi con huesos de tocino. Pues, como daba seal de la tierra, hall luego quien la favoreci, y dironle una cmara en compaa de unas buenas mujeres espaolas. Y otro da hizo quistin con ellas sobre un jarillo, y ech las cuatro las escaleras abajo; y fuese fuera, y demandaba por Pozo Blanco, y procur entre aquellas camiseras castellanas cualque estancia o cualque buena compaa. Y como en aquel tiempo estuviese en Pozo Blanco una mujer napolitana con un hijo y dos hijas, que tena por oficio hacer solimn y blanduras y afeites y cerillas, y quitar cejas y afeitar novias, y hacer mudas de azcar candi y agua de azofaifas y, cualque vuelta, apretaduras, y todo lo que perteneca a su arte tenan sin falta, y lo que no saban se lo hacan ensear de las judas, que tambin vivan con esta pltica, como fue Mira, la juda que fue de Murcia, Engracia, Perla, Jamila, Rosa, Cufa, Cintia y Alfarutia, y otra que se deca la juda del vulgo, que era ms pltica y tena ms conversacin. Y habis de notar que pas a todas stas en este oficio, y supo ms que todas, y diole mejor la manera, de tal modo, que en nuestros tiempos podemos decir que no hay quien use el oficio mejor ni gane ms que la seora Lozana, como abajo diremos, que fue entre las otras como Avicena entre los mdicos. Non est mirum acutissima patria. MAMOTRETO VI Cmo en Pozo Blanco, en casa de una camisera, la llamaron. Una sevillana, mujer viuda, la llam a su casa, vindola pasar, y le demand: [SEVILLANA.-] Seora ma, sois espaola? Qu buscis? LOZANA.- Seora, aunque vengo vestida a la ginovesa, soy espaola y de Crdoba. SEVILLANA.- De Crdoba? Por vuestra vida, ah tenemos todas parientes! Y a qu parte morabais? LOZANA.- Seora, a la Cortidura. SEVILLANA.- Por vida vuestra, que una mi prima cas ah con un cortidor rico! As goce de vos, que quiero llamar a mi prima Teresa de Crdoba, que os vea!

Menca, hija! Va, llama a tu ta y a Beatriz de Baeza y Marina Hernndez, que traigan sus costuras y se vengan ac. Decime, seora, cunto ha que viniste? LOZANA.- Seora, ayer de maana. SEVILLANA.- Y dnde dormiste? LOZANA.- Seora, demandando de algunas de la tierra, me fue mostrada una casa donde estn siete o ocho espaolas. Y como fui all, no me queran acoger, y yo vena cansada, que me dijeron que el Santo Padre iba a encoronarse. Yo, por verlo, no me cur de comer. SEVILLANA.- Y vstelo, por mi vida? LOZANA.- Tan lindo es, y bien se llama Len dcimo, que as tiene la cara. SEVILLANA.- Y bien, dironnos algo aquellas espaolas a comer? LOZANA.- Mir qu bellacas, que ni me quisieron ir a demostrar la plaza. Y en esto vino una que, como yo dije que era de los buenos de su tierra, fueme por de comer, y despus fue conmigo a ensearme los seores. Y como supieron quin yo y los mos eran, que mi to fue muy conocido, que cuando muri le hallaron en las manos los callos tamaos, de la vara de la justicia, luego me mandaron dar aposento. Y envi conmigo su mozo, y Dios sabe que no osaba sacar las manos afuera por no ser vista, que traigo estos guantes, cortadas las cabezas de los dedos, por las encubrir. SEVILLANA.- Mostrad, por mi vida, quitad los guantes! Vivis vos en el mundo y aquel Criador que tal cri! Lograda y engerada seis, y la bendicin de vuestros pasados os venga! Cubridlas, no las vea mi hijo, y acabme de contar cmo os fue. LOZANA.- Seora ma, aquel mozo mand a la madre que me acogiese y me diese buen lugar, y la puta vieja barbuda, estrellera, dijo: No veis que tiene raimn? Y ella, que es estada mundaria toda su vida, y ahora que se vio harta y quita de pecado, pens que, porque yo traigo la toca baja y ligada a la ginovesa, y son tantas las cabezadas que me he dado yo misma, de un enojo que he habido, que me maravillo cmo soy viva; que como en la nao no tena mdico ni bien ninguno, me ha tocado entre ceja y ceja, y creo que me quedar seal. SEVILLANA.- No ser nada, por mi vida. Llamaremos aqu un mdico que la vea, que parece una estrellica. MAMOTRETO VII Cmo vienen las parientas y les dice la Sevillana [SEVILLANA.-] Norabuena vengis. As goce yo de todas, que os asentis y oiris a esta seora que ayer vino y es de nuestra tierra. BEATRIZ.- Bien se le parece, que as son todas frescas, graciosas y lindas, como ella, y en su lozana se ve que es de nuestra tierra. Cunto ha, seora ma, que saliste de Crdoba?

LOZANA.- Seora, de once aos fui con mi seora a Granada, que mi padre nos dej una casa en pleito por ser l muy putaero y jugador, que jugara el sol en la pared. SEVILLANA.- Y duelos le vinieron! Teniendo hijas doncellas, jugaba? LOZANA.- Y qu hijas! Tres ramos y traamos zarcillos de plata. Y yo era la mayor; fui festejada de cuantos hijos de caballeros hubo en Crdoba, que de aqullos me holgaba yo. Y esto puedo jurar, que desde chiquita me coma lo mo, y en ver hombre se me desperezaba y me quisiera ir con alguno, sino que no me lo daba la edad; que un hijo de un caballero nos dio unas arracadas muy lindas, y mi seora se las escondi porque no se las jugase, y despus las vendi ella para vezar a las otras a labrar, que yo ni s labrar ni coser y el filar se me ha olvidado. CAMISERA.- Pues, guayas de mi casa!, de qu vivs? LOZANA.- De qu, seora? S hacer alhea y mudas y tez de cara, que aprend en Levante, sin lo que mi madre me mostr. CAMISERA.- Que sois estada en Levante? Por mi vida, yo pens que venais de Gnova! LOZANA.- Ay, seoras! Os contar maravillas. Dejame ir a verter aguas que, como ech aquellas putas viejas alcoholadas por las escaleras abajo, no me par a mis necesidades. Y estaba all una beata de Lara, el coo puto y el ojo ladrn, que creo hizo pasto a cuantos brunetes van por el mar Ocano. CAMISERA.- Y qu os hizo? LOZANA.- No quera que me lavase con el agua de su jarrillo. Y estaba all otra abacera, que de su tierra ac no vino mayor rabanera, villana, tragasantos, que dice que viene aqu por una bula para una ermita, y trae consigo un hermano fraile de la Merced que tiene una nariz como asa de cntaro y el pie como remo de galera, que anoche la vino a acompaar, ya tarde, y esta maana, en siendo de da, la demandaba; y envisela lo ms presto que pude, rodando. Y, por el Dios que me hizo, que, si me hablara, que estaba determinada comerle las sonaderas porque me pareciera. Y vinindome para ac, estaban cuatro espaoles all, cabe una grande plaza, y tenan muchos dineros de plata en la mano, y djome el uno: Seora, quereisnos contentar a todos y tom? Yo presto les respond. S me entendieron! CAMISERA.- Qu, por mi vida? As gocis! LOZANA.- Djeles: Hermanos, no hay cebada para tantos asnos. Y perdoname, que luego torno, que me meo toda. BEATRIZ.- Hermana, viste tal hermosura de cara y tez? Si tuviese asiento para los antojos! Mas creo que, si se cura, que sanar. TERESA HERNNDEZ.- And ya, por vuestra vida, no digis! Sbele ms de mitad de la frente; quedar seala para cuanto viviere. Sabis qu poda ella hacer? Que aqu hay en Campo de Flor muchos de aquellos charlatanes que sabran

medicarla por abajo de la banda izquierda. CAMISERA.- Por vida de vuestros hijos, que bien decs! Mas, quin se lo osar decir? TERESA.- Eso de quin, yo hablando, hablando, se lo dir. BEATRIZ.- Ay, prima Hernndez, no lo hagis, que nos deshonrar como a mal pan! No veis qu labia y qu osada que tiene y qu decir? Ella se har a la usanza de la tierra, que ver lo que le cumple. No querra sino saber de ella si es confesa, porque hablaramos sin miedo. TERESA.- Y eso me decs? Aunque lo sea, se har cristiana linda. BEATRIZ.- Dejemos hablar a Teresa de Crdoba, que ella es burlona y se lo sacar. TERESA.- Mir en qu estis. Digamos que queremos torcer hormigos o hacer alcuzcuz, y si los sabe torcer, ah veremos si es de nobis, y si los tuerce con agua o con aceite. BEATRIZ.- Vivis vos, que ms sabis que todas. No hay peor cosa que confesa necia. SEVILLANA.- Los cabellos os s decir que tiene buenos. BEATRIZ.- Pues no veis que dice que haba doce aos que jams le pusieron garvn ni albanega, sino una princeta labrada, de seda verde, a usanza de Jan? TERESA.- Hermana, Dios me acuerde para bien, que por sus cabellos me he acordado, que cien veces os lo he querido decir: Acordaisos el otro da, cuando fuimos a ver la parida, si viste aqulla que la serva, que es madre de una que vos bien sabis? CAMISERA.- Ya os entiendo: mi hijo le dio una camisa de oro labrada, y las bocas de las mangas con oro y azul. Y es aqulla su madre? Ms moza parece que la hija. Y qu cabellos rubios que tena! TERESA.- Hi, hi! Por el paraso de quien ac os dej, que son alheados por cubrir la nieve de las navidades! Y las cejas se tie cada maana, ya que el lunar postizo es porque, si miris en l, es negro y unos das ms grande que otros; y los pechos, llenos de paos para hacer tetas; y, cuando sale, lleva ms dijes que una negra, y el tocado muy plegado por henchir la cara, y piensa que todos la miran, y a cada palabra su reverencia; y, cuando se asienta, no parece sino depsito mal pintado. Y siempre va con ella la otra Marijorrquez, la regatera, y la cabrera, que tiene aquella boca que no parece sino tragacaramillos, que es ms vieja que Satans; y slense de noche de dos en dos, con sombreros, por festejadas, y no se osan descubrir, que no vean el atad carcomido. BEATRIZ.- Decime, prima, mucho sabis vos!, que yo soy una boba que no paro mientes en nada de todo eso. TERESA.- Djame decir, que as dicen ellas de nosotras cuando nos ven que vamos a la estufa o venamos: Veis las camiseras, son de Pozo Blanco, y batculo llevan!

Osadas, que no van tan espeso a misa, y no se miran a ellas, que son putas pblicas. Y cundo vieron ellas confesas putas y devotas? Ciento entre una. LOZANA.- Y por qu van con aquellas almalafas? RAMPN.- No son almalafas; son batculo o batirrabo, y paos listados. LOZANA.- Y qu quiere decir que en toda la Italia llevan delante sus paos listados o velos? RAMPN.- Despus ac de Rodriguillo espaol van ellas as. LOZANA.- Eso quera yo saber. RAMPN.- No s ms de cuanto lo o as, y os puedo mostrar al Rodriguillo espaolo de bronzo, hecha su estatua en Campidolio, que se saca una espina del pie y est desnudo. LOZANA.- Por mi vida, que es cosa de saber y ver, que dicen que en aquel tiempo no haba dos espaoles en Roma, y ahora hay tantos! Vendr tiempo que no habr ninguno, y dirn Roma msera, como dicen Espaa msera. RAMPN.- Veis all la estufa donde salieron las romanas? LOZANA.- Por vida de tu padre que vamos all! RAMPN.- Pues dejame llevar esto en casa de mi ta, que cerca estamos, y hallarlo hemos aparejado. LOZANA.- Pues dnde me entrar? RAMPN.- Aqu, con esta lavandera milagrosa. LOZANA.- Bueno ser. RAMPN.- Seora ma, esta seora se quede aqu, as Dios os guarde, a reservirlo hasta que torno. LAVANDERA.- Intrate, madona; seate bien venuta. LOZANA.- Beso las manos. LAVANDERA.- De dove siate? LOZANA.- Seora, soy espaola; mas todo mi bien lo he habido de un ginovs que estaba para ser mi marido y, por mi desgracia, se muri; y ahora vengo aqu porque tengo de haber de sus parientes gran dinero que me ha dejado para que me case. LAVANDERA.- nima ma, Dios os d mejor ventura que a m, que aunque me veis aqu, soy espaola! LOZANA.- Y de dnde? LAVANDERA.- Seora, de Njara. Y soy estada dama de grandes seoras, y un traidor me sac, que se haba de casar conmigo, y burlome. LOZANA.- No hay que fiar. Decime, cunto ha que estis en Roma? LAVANDERA.- Cuando vino el mal de Francia, y sta fue la causa que yo quedase burlada. Y si estoy aqu lavando y fatigndome, es para me casar, que no tengo otro deseo, sino verme casada y honrada. LOZANA.- Y los aladares de pez? LAVANDERA.- Qu decs, seora? LOZANA.- Que gran pena tenis en mascar.

LAVANDERA.- Ay, seora! La humildad de esta casa me ha hecho pelar la cabeza, que tena unos cabellos como hebras de oro, y en un solo cabello tena audadas sesenta navidades. LOZANA.- Y la humildad os hace hundir tanto la boca? LAVANDERA.- Es de mo, que todo mi parentado lo tiene, que cuando comen parece que mamillan. LOZANA.- Mucho ganaris a este lavar. LAVANDERA.- Ay, seora!, que cuando pienso pagar la casa, y comer, y lea, y ceniza, y jabn, y caldera, y tinas, y canastas, y agua, y cuerdas para tender, y mantener la casa de cuantas cosas son menester, qu esperis? Ningn amigo que tengis os querr bien si no le dais, cundo la camisa, cundo la capa, cundo la gorra, cundo los huevos frescos, y as de mano en mano, donde pensis que hay tocinos no hay estacas. Y con todo esto, a mala pena quieren venir cada noche a teneros compaa, y por esto tengo dos, porque lo que el uno no puede, supla el otro. LOZANA.- Para tornar los gaivetes, ste que se va de aqu quin es? LAVANDERA.- Italiano es, canavario o botiller de un seor; siempre me viene cargado. LOZANA.- Y sbelo su seor? LAVANDERA.- No, que es casa abastada. Pues estara fresca si comprase el pan para m, y para todas esas gallinas, y para quien me viene a lavar, que son dos mujeres, y doyles un carln, o un real y la despensa, que beben ms que hilan! Y vino, que en otra casa beberan lo que yo derramo porque me lo traigan fresco, que en esta tierra se quiere beber como sale de la bota. Veis aqu donde viene el otro mi amigo, y es espaol? LOZANA.- A l veo engaado. LAVANDERA.- Qu decs? LOZANA.- Que este tal mancebo quienquiera se lo tomara para s. Y sobre mi cabeza, que no ayuna! LAVANDERA.- No, a osados, seora, que tiene buen seor. LOZANA.- No lo digo por eso, sino a pan y vos. LAVANDERA.- Es como un ngel; ni me toma ni me da. Qu quieres, a qu vienes, dnde eres estado hoy? Guarda, no quiebres esos huevos! ESPAOL.- Quin era esa seora? LAVANDERA.- Es quien es. ESPAOL.- Oh, pese a la grulla, si lo saba, callaba, por mi honra! Esa fruta no se vende al Puente! LOZANA.- No, por mi vida, seor, que ahora pas yo por all y no la vi. ESPAOL.- Bofetn en cara ajena. LAVANDERA.- No te quieres ir de ah? Si salgo all! Qu os parece, seora? Otro fuera que se enojara.

Es la misma bondad, y mirad que me ha trado cebada, que no tiene otra cosa, la que le dan a l para la mula de su amo. LOZANA.- Otra cosa mejor pens que os traa. LAVANDERA.- And, seora, harto da quien da lo que tiene! LOZANA.- S, verdad es, mas no lo que hurta. LAVANDERA.- Hablame alto, que me duele este odo. LOZANA.- Digo que si lavis a espaoles solamente. LAVANDERA.- A todo hago por ganar, y tambin porque est aqu otra espaola, que me ha tomado muchas casas de seores, y lava ella a la italiana, y no hace tanta espesa como yo. LOZANA.- Qu diferencia tiene el lavar italiano? LAVANDERA.- Qu? Grande! Nosotras remojamos y damos una mano de jabn y despus encanastamos, y colamos, y se quedan los paos all la noche, que cuele la leja, porque de otra manera seran los paos de color de la leja; y ellas al remojar no meten jabn y dejan salir la leja, que dicen que come las manchas, y tornan la ceniza al fuego a requemar, y despus no tiene virtud. LOZANA.- Ahora s lo que no pens. Quin es sta que viene ac? LAVANDERA.- Aqu junto mora, mi vecina. VECINA.- Espaola, por qu no atas aquel puerco? No te cures, ser muerto. LAVANDERA.- Anda, vete, bsalo en el buz de la hierba! VECINA.- Bien, yo te aviso. LAVANDERA.- Pues mira, si t me lo miras o tocas, quiz no ser puerco por ti. Pensa t que ho paura del tu esbirro? A ti y a l os lo har comer crudo! VECINA.- Bien, espera. LAVANDERA.- Va de aqu, borracha, y aun como t he lavado yo la cara con cuajares! LOZANA.- Qu, tambin tenis cochino? LAVANDERA.- Pues ir yo a llevar toda esta ropa a sus dueos y traer la sucia. Y de cada casa, sin lo que me pagan los amos, me vale ms lo que me dan los mozos: carne, pan, vino, fruta, aceitunas sevillanas, alcaparras, pedazos de queso, candelas de sebo, sal, presuto, ventresca, vinagre (que yo lo doy a toda esta calle), carbn, ceniza, y ms lo que traigo en el cuerpo y lo que puedo garbear, como platos y escudillas, picheles, y cosas que el hombre no haya de comprar. LOZANA.- De esa manera no hay galera tan proveda como las casas de las lavanderas de esta tierra. LAVANDERA.- Pues no os maravillis, que todo es menester; que cuando los mozos se parten de sus amos, bien se lo pagamos, que nos lo ayudan a comer. Que este bien hay en esta tierra, que cada mes hay nuevos mozos en casa, y nosotras los avisamos que no han de durar ms ellos que los otros, que no sean ruines, que cuando el mundo les faltare, nosotras somos buenas por dos meses. Y tambin los enviamos en casa del tal, que se parti un mozo, mas no sabe el amo que lo toma

que yo se lo encamin, y por esto ya el mozo me tiene puesto detrs de la puerta el frasco lleno, y el resto, y si viene el amo que me lo ve tomar, digo que yo lo dej all cuando sub. Veis?, aqu viene aquel mozuelo que os dej aqu. RAMPN.- Qu se hace? Sus, vamos! A vos muchas gracias, seora. LAVANDERA.- Esta casa est a vuestro servicio. Gana me viene de cantar: And, puta, no ser buena. No ser, no, que soy de Llerena. Yo te lo veo en esa piel nueva; yo te he mirado en ojo que no mentir: que t ruecas de husos hars. LOZANA.- Por mi vida, hermano, que he tomado placer con esta borracha, amenguada como hilado de beoda. Qu quiere decir estrega, vos que lo sabis? Santochada? RAMPN.- Quiere decir bruja, como ella. LOZANA.- Qu es aquello que dice aqul? RAMPN.- Son chambelas que va vendiendo. LOZANA.- Y de qu se hacen estas rosquitas? RAMPN.- De harina y agua caliente, y sal, y matalahva, y poco azcar, y danles un bulle en agua y despus mtelas en el horno. LOZANA.- Si en Espaa se comiesen diran que es pan cenceo. RAMPN.- Porque all sobra la levadura. LOZANA.- Entr vos y mir si est ninguno all dentro. MAMOTRETO XIII Cmo entran en la estufa Rampn y la Lozana y preguntan [RAMPN.-] Est gente dentro, hermano? ESTUFERO.- Ands aqu, ands; no hay ms que dos. RAMPN.- Veislas, aqu salen. LOZANA.- Caliente est, por mi vida! Treme agua fra, y presto salgamos de aqu. RAMPN.- Tambin haba bragas para vos. LOZANA.- Poco sabis, hermano; al hombre braga de hierro, a la mujer de carne. Gana me viene de os azotar. Tom esta navaja, tornsela, que ya veo que vos no la tenis menester. Vamos fuera, que me muero! Dame mi camisa. RAMPN.- Ven, ven, tom una chambela. Va t, haz venir del vino! Toma, pgaloven presto! Eres venido? ESTUFERO.- Ecome que vengo. Seora, tomad, bebed, beb ms. LOZANA.- Bebe t, que torronts parece. RAMPN.- Vamos fuera prestamente, que ya son pagados estos borrachos. ESTUFERO.- Seora, das aqu la mancha. LOZANA.- Si t no me la has echado, no tena yo mancha ninguna.

RAMPN.- No dice eso el beodo, sino que llama el aguinaldo mancha, que es usanza. LOZANA.- Pues dadle lo que se suele dar, que gran bellaco parece. RAMPN.- Ado. ESTUFERO.- Ado, caballeros de castillos! LOZANA.- Por dnde hemos de ir? RAMPN.- Por ac, que aqu cerca est mi ta. Veisla a la puerta? LOZANA.- Y qu es aquello que compra? Son rbanos, y negros son? RAMPN.- No son sino remolachas, que son como rbanos, y dicen en esta tierra que quien come la remolacha y va en Nagona, torna otra vez a Roma. LOZANA.- Tan dulce cosa es? RAMPN.- No s, as se dice; es refrn. TA.- Camin, sobrino, prstame un cuatrn! RAMPN.- De buena gana, y un julio. TA.- Norabuena vengis, reina ma! Toda vens sudada y fresca como una rosa! Qu buscis, sobrino? Todo est aparejado sino el vino; id por ello y ven. Cenaremos, que vuestro to est volviendo el asador. RAMPN.- Pues lavame esa calabaza en que lo traiga, que en dos saltos vengo. TA.- Qu os parece, seora, de este mi sobrino Rampn? que as fue siempre servicial. LOZANA.- Seora, que querra que fuese venido mi marido, para que lo tomase y le hiciese bien. TA.- Ay, seora ma, que merced ganaris, que son pobres! LOZANA.- No curis, seora; mi marido les dar en qu ganen. TA.- Por mi vida, y a mi marido tambin, que bien sabe de todo y es persona sabida, aunque todos lo tienen por un asno, y es porque no es malicioso. Y por su bondad, no es l ahora cambiador, que est esperando unas recetas y un estuche para ser mdico. No se cura de honras demasiadas, que aqu se est ayudndome a repulgar y echar caireles a lo que yo coso. Vens, sobrino? Asentaos aqu cabe m. Comed, seora. LOZANA.- Si har, que hambre tengo. TA.- Oslo? Ven, asentaos junto a esa seora, que os tiene amor, y quiere que os sentis cabe ella. VIEJO.- S har de buen grado. RAMPN.- Paso, to, cuerpo de sant, que echis la mesa en tierra! Alz el brazo, mir que derramaris! Quin me lo dijo a m que lo habais de hacer?

TA.- As, as veis cado el banco, y la seora se habr hecho mal. LOZANA.- No he, sino que todo el vino me cay encima. Buena seal. TA.- Id por ms y veislo hecho. Pasaos aqu, que siempre hacis vuestras cosas pesadas! No corts, que vuestro sobrino cortar! Veis? Ay, zape, zape! All va, lo mejor se lleva el gato! Por qu no esperis? Que parece que no habis comido! VIEJO.- Dejame hacer, y tendr mejor aliento para beber. TA.- Vens, sobrino? RAMPN.- Vengo por alguna cosa en que lo traiga. TA.- Y las dos garrafas? RAMPN.- Ca y quebrelas. TA.- Pues tom este jarro. RAMPN.- ste es bueno y, si me dice algo el tabernero, le dar con l. TA.- As lo hac. Seora ma, yo me querra meter en un agujero y no ver esto cuando hay gente forastera en casa; mas vos, seora, habis de mirar que esta casa es vuestra. LOZANA.- Ms gana tengo de dormir que de otra cosa. TA.- Sobrino, cen vosotros, en tanto que voy y la ayudo a desnudar. RAMPN.- Seora, s. MAMOTRETO XIV Cmo torna su ta y demanda dnde ha de dormir Rampn, y lo que pasaron la Lozana y su futuro criado en la cama [TA.-] Dime, sobrino, has de dormir all con ella? Que no me ha dicho nada, y por mi vida que tiene lindo cuerpo. RAMPN.- Pues qu, si la vierais vos desnuda en la estufa? TA.- Yo quisiera ser hombre, tan bien me ha parecido. Oh, qu pierna de mujer! Y el necio de su marido que la dej venir sola a la tierra de Cornualla! Debe de ser cualque babin, o veramente que ella debe de ser buena de su cuerpo. RAMPN.- Yo lo ver esta noche, que, si puedo, tengo de pegar con sus bienes. TA.- A otro que t habra ella de menester, que le hallase mejor la bezmellerica y le hinchiese la medida. RAMPN.- And, no curis que debajo yace buen bebedor, como dicen.

TA.- Pues all dej el candil. Va pasico, que duerme, y cierra la puerta. RAMPN.- S har. Buenas noches. TA.- Va en buen hora. LOZANA.- Ay, hijo! Y aqu os echaste? Pues dorm y cobijaos, que harta ropa hay. Qu hacis? Mir que tengo marido! RAMPN.- Pues no est ahora aqu para que nos vea. LOZANA.- S, mas saberlo ha. RAMPN.- No har; est queda un poquito. LOZANA.- Ay, qu bonito! Y de esos sois? Por mi vida que me levante! RAMPN.- No sea de esa manera, sino por ver si soy capn, me dejis deciros dos palabras con el dinguilindn. LOZANA.- No har! La verdad te quiero decir, que estoy virgen. RAMPN.- And, seora, que no tenis vos ojo de estar virgen! Djame ahora hacer, que no parecer que os toco! LOZANA.- Ay, ay, sois muy muchacho y no querra haceros mal! RAMPN.- No haris, que ya se me cort el frenillo. LOZANA.- No os basta besarme y gozar de m as, que queris tambin copo y condedura? Cat que me apretis! Vos pensis que lo hallaris? Pues os hago saber que ese hurn no sabe cazar en esta floresta. RAMPN.- Abridle vos la puerta, que l har su oficio a la machamartillo. LOZANA.- Por una vuelta soy contenta. Muchacho eres t? Por esto dicen gurdate del mozo cuando le nace el bozo. Si lo supiera, ms presto soltaba riendas a mi querer. Pasico, bonico, quedico, no me ahinquis. And conmigo, por ah van all! Ay, qu prisa os dais, y no miris que est otra en pasamiento sino vos! Cat que no soy de aquellas que se quedan atrs. Esper, os vezar: as, as, por ah seris maestro! Veis como va bien? Esto no sabais vos; pues no se os olvide. Sus, dadle, maestro, enlod, que aqu se ver el correr de esta lanza, quin la quiebra! Y mir que, por mucho madrugar, no amanece ms ana. En el coso te tengo, la garrocha es buena, no quiero sino vrosla tirar. Buen principio llevis. Camin, que la liebre est echada. Aqu va la honra! RAMPN.- Y si la venzo, qu ganar? LOZANA.- No curis, que cada cosa tiene su premio. A vos vezo yo, que naciste vezado? Daca la mano y tente a m, que el almadraque es corto. Aprieta y cava, y

ahoya, y todo a un tiempo. A las clines, corredor! Ahora, por mi vida, que se va el recuero! Ay, amores, que soy vuestra muerta y viva! Quitos la camisa, que sudis. Cunto haba que no coma cocho! Ventura fue encontrar el hombre tan buen participio a un pasto. Este tal majadero no me falte, que yo apetito tengo desde que nac, sin ajo y queso, que podra prestar a mis vecinas. Dormido se ha. En mi vida vi mano de mortero tan bien hecha. Qu gordo que es! Y todo parejo. Mal ao para nabo de Jerez! Parece bisoo de Frojoln. La habla me quit, no tena por donde resollar. No es de dejar este tal unicornio! Qu habis, amores? RAMPN.- Nonada, sino demandaros de merced que toda esta noche seis ma. LOZANA.- No ms, as gocis. RAMPN.- Seora, por qu no? Falt algo en la pasada? Enmendadlo hemos, que la noche es luenga. LOZANA.- Dispon como de vuestro, con tanto que me lo tengis secreto. Ay, qu miel tan sabrosa! No lo pens! Aguza, aguza, dale si le das, que me llaman en casa! Aqu, aqu, buena como la primera, que no le falta un pelo! Dorm, por mi vida, que yo os cobijar. Quite Dios de mis das y ponga en los tuyos, que cuanto enojo traa me has quitado. Si fuera yo gran seora, no me quitara jams ste de mi lado. Oh, pecadora de m! y desperteos? No quisiera. RAMPN.- And, que no se pierde nada. LOZANA.- Ay, ay, as va, por mi vida, que tambin camine yo! All, all me hormiguea! Qu, qu, pasaris por mi puerta? Amor mo, todava hay tiempo. Repos, alz la cabeza, tom esta almohada. Mira qu sueo tiene, que no puede ser mejor! Quirome yo dormir. AUTOR.- Quisiera saber escribir un par de ronquidos, a los cuales despert l y, querindola besar, despert ella, y dijo: [LOZANA.-] Ay, seor!, es de da? RAMPN.- No s, que ahora despert, que aquel cardo me ha hecho dormir. LOZANA.- Qu hacis? Y cuatro? A la quinta canta el gallo. No estar queda, no estar queda hasta que muera! Dorm, que ya es de da, y yo tambin. Mat aquel candil, que me da en los ojos. Echaos y tir la ropa a vos. AUTOR.- All junto moraba un herrero, el cual se levant a media noche y no les dejaba dormir. Y l se levant a ver si era de da y, tornndose a la cama, la despert, y dijo ella: [LOZANA.-] De dnde vens?, que no os sent levantar.

RAMPN.- Fui all fuera, que estos vecinos hacen de la noche da. Estn las Cabrillas sobre este Horno, que es la punta de la media noche, y no nos dejan dormir. LOZANA.- Y en cueros saliste? Fro vens. RAMPN.- Vos me calentaris. LOZANA.- S har, mas no de esa manera. No ms, que estoy harta, y me gastaris la cena! RAMPN.- Tarde acordaste, que dentro yace que no rabea. Harta me decs que estis, y parece que comenzis ahora. Cansada creera yo ms presto, que no harta. LOZANA.- Pues, quin se harta que no deje un rincn para lo que viniere? Por mi vida, que tan bien bats vos el hierro como aquel herrero! A tiempo y fuerte, que es acero! Mi vida, ya no ms, que basta hasta otro da, que yo no puedo mantener la tela, y lo dems sera gastar lo bueno. Dorm, que almorzar quiero en levantndome. RAMPN.- No curis, que mi ta tiene gallinas y nos dar de los huevos, y mucha manteca y la calabaza llena. LOZANA.- Seor, s dir yo como deca la buena mujer despus de bien harta. RAMPN.- Y cmo deca? LOZANA.- Dijo: harta de duelos con mucha mancilla, como lo sabe aqulla que no me dejar mentir. AUTOR.- Y seal a la calabaza. RAMPN.- Puta vieja era esa; a la manteca llamaba mancillalobos. LOZANA.- Luenga valga, jralo mozo, y ser de Crdoba me salva. El sueo me viene, reposemos. RAMPN.- Soy contento; a este lado, y metamos la iglesia sobre el campanario. AUTOR.-(Prosigue.) Era medioda cuando vino la ta a despertarlos, y dice: TA.- Sobrino, abr, cat el sol que entra por todo! Buenos das! Cmo habis dormido? LOZANA.- Seora, muy bien, y vuestro sobrino como lechn de viuda, que no ha meneado pie ni pierna hasta ahora, que yo ya me sera levantada sino por no despertarlo. Que no he hecho sino llorar pensando en mi marido, qu hace o dnde est que no viene.

TA.- No tomis fatiga, and ac, que quiero que veis mi casa ahora que no est aqu mi marido. Veis aqu en qu paso tiempo. Queris que os las quite a vos? LOZANA.- Seora, s, y despus yo os pelar a vos porque veis qu mano tengo. TA.- Esper, traer aquel pelador o escoriador, y veris que no deja vello ninguno, que las jodas lo usan mucho. LOZANA.- Y de qu se hace este pegote o pellejador? TA.- De qu? De trementina y de pez greca, y de calcina virgen, y cera. LOZANA.- Aqu donde me lo pusiste se me ha hinchado y es cosa sucia. Mejor se hace con vidrio sotil y muy delgado, que lleva el vello y hace mejor cara. Y luego un poco de olio de pepitas de calabaza y agua de flor de habas a la veneciana, que hace una cara muy linda. TA.- Eso quiero que me vecis. LOZANA.- Busc una redomilla quebrada; mir qu suave que es, y es cosa limpia. TA.- No curis, que si os caen en el rastro las cortesanas, todas querrn probar, y con eso que vos le sabis dar, una ligereza, ganaris cuanto quisiereis, Dios delante. Veis aqu dnde viene mi marido? VIEJO.- Estis en buen hora. LOZANA.- Seis bien venido. VIEJO.- Seora, qu os ha parecido de mi sobrino? LOZANA.- Seor, ni amarga ni sabe a fumo. TO.- Por mi vida, que tenis razn! Mas yo fuera ms al propsito que no l. TA.- Mir que se dejar decir! Se pasan los dos meses que no me dice qu tienes ah y se quiere ahora hacer gallo! Para quien no os conoce tenis vos palabra! LOZANA.- Seora, no os alteris, que mi bondad es tanta que ni sus palabras, ni su sobrino no me emprearn. Vamos, hijo, Rampn, que es tarde para lo que tenemos que hacer. TA.- Seora, id sana y salva, y torname a ver con sanidad. MAMOTRETO XV Cmo fueron mirando por Roma, hasta que vinieron a la judera, y cmo orden de poner casa LOZANA.- Por dnde hemos de ir? RAMPN.- Por aqu, por Plaza Redonda, y veris el templo de Panten, y la sepultura de Lucrecia Romana, y la aguja de piedra que tiene la ceniza de Rmulo y

Rmulo, y la Columna labrada, cosa maravillosa, y veris Setemzonis, y reposaris en casa de un compao mo que me conoce. LOZANA.- Vamos, que aquel vuestro to sin pecado podra traer albarda. Ella parece de buena condicin. Yo la tengo de vezar muchas cosas que s. RAMPN.- De eso os guard. No vecis a ninguna lo que sabis; guardadlo para cuando lo habris menester, y si no viene vuestro marido, podris vos ganar la vida, que yo dir a todas que sabis ms que mi madre. Y si queris que est con vos, os ir a vender lo que hiciereis, y os pregonar que trais secretos de Levante. LOZANA.- Pues ven ac, que eso mismo quiero yo, que vos estis conmigo. Mir que yo no tengo marido ni pname el amor, y de aqu os digo que os tendr vestido y harto como barba de rey. Y no quiero que fatiguis, sino que os hagis sordo y bobo, y callis aunque yo os ria y os trate de mozo, que vos llevaris lo mejor, y lo que yo ganare sabedlo vos guardar, y veris si habremos menester a nadie. A m me quedan aqu cuatro ducados para remediarme. Id, y compradme vos solimn, y lo har labrado, que no lo sepan mirar cuantas lo hacen en esta tierra, que lo hago a la cordobesa, con saliva y al sol, que esto dicen que es lo que hace la madre a la hija; esotro es lo que hace la cuada a la cuada, con agua y al fuego, y si miran que no salte, ni se queme, sera bueno, y de esto har yo para el comn. Mas ahora he menester que sea loada y, como la primera vez les har buena cara, siempre dir que lo paguen bien, que es de mucha costa y gran trabajo. RAMPN.- Aqu es el Aduana, mir si queris algo. LOZANA.- Qu aduanar? Vos me habis llevado la flor. RAMPN.- Veis all una casa que se alquila? LOZANA.- Vamosla. RAMPN.- Ya yo la he visto, que moraba una putilla all, y tiene una cmara y una saleta, y paga diez ducados de carlines al ao, que son siete y medio de oro, y ella la pagaba de en tres en tres meses, que seran veinticinco carlines por tres meses. Y buscaremos un colchn y una silla para que hincha la sala, y as pasaris hasta que vayis entendiendo y conociendo.

LOZANA.- Bien decs; pues vamos a mercar un morterico chiquito para comenzar a hacer cualque cosa que d principio al arte. RAMPN.- Sea as. Yo os lo traer. Vamos primero a hablar con un jodo, que se llama Trigo, que l os alquilar todo lo que habis menester y aun tomar la casa sobre s. LOZANA.- Vamos. Conocis alguno? RAMPN.- Mir, es judo pltico, dej hacer a l, que l os publicar entre hombres de bien que paguen la casa y aun el comer. LOZANA.- Pues eso hemos menester. Decime, es aqul? RAMPN.- No, que l no trae seal, que es judo que tiene favor, y lleva ropas de seda vendiendo, y ese no lleva sino ropa vieja y zulfaroles. LOZANA.- Qu plaga es sta? RAMPN.- Aqu se llama Nagona, y si vens el mircoles veris el mercado, que quiz desde que naciste no habis visto mejor orden en todas las cosas. Y mir qu es lo que queris, que no falta nada de cuantas cosas nacen en la tierra y en el agua, y cuantas cosas se puedan pensar que sean menester abundantemente, como en Venecia y como en cualquier tierra de acarreto. LOZANA.- Pues eso quiero yo que me mostris. En Crdoba se hace los jueves, si bien me recuerdo: Jueves, era jueves, da de mercado, convid Hernando los comendadores. Oh si me muriera cuando esta endecha o! No lo quisiera tampoco, que bueno es vivir, quien vive loa al Seor. Quin son aquellos que me miraron? Para ellos es el mundo!, y lbregos de aquellos que van a pie, que van sudando, y las mulas van a matacaballo, y sus mujeres llevan a las ancas! RAMPN.- Eso de sus mujeres... son cortesanas, y ellos deben de ser grandes seores pues mir que por eso se dice: Nota Roma, triunfo de grandes seores, paraso de putanas, purgatorio de jvenes, infierno de todos, fatiga de bestias, engao de pobres, peciguera de bellacos.

LOZANA.- Qu predica aqul? Vamos all. RAMPN.- Predica cmo se tiene de perder Roma y destruirse en el ao XXVII, mas dcelo burlando. Este es el Campo de Flor, aqu es en medio de la ciudad. stos son charlatanes, sacamuelas y gastapotras, que engaan a los villanos y a los que son nuevamente venidos, que aqu los llaman bisoos. LOZANA.- Y con qu los engaan? RAMPN.- Veis aquella raz que l tiene en la mano? Est diciendo que quita el dolor de los dientes, y que lo dar por un bayoque, que es cuatro cuatrines. Har ms de ciento de aqullos, si halla quien los compre: tantos bayoques har. Y mir el otro cuero hinchado, aquel papel que muestra! Est diciendo que tiene polvos para vermes, que son lombrices, y mir qu prisa tiene, y despus ser cualque cosa que no vale un cuatrn, y dice mil farndulas y a la fin, todo nada. Vamos, que un loco hace ciento. LOZANA.- Por mi vida, que no son locos! Decime, quin mejor sabio que quien sabe sacar dinero de bolsa ajena sin fatiga? Qu es aquello, que estn all en torno aqul? RAMPN.- Son mozos que buscan amos. LOZANA.- Y aqu vienen? RAMPN.- Seora, s. Veis all dnde van dos con aquel caballero, que no ture ms el mal ao que ellos durarn con l. LOZANA.- Cmo lo sabis vos? Aquella abuela de las otras lavanderas me lo dijo ayer, que cada da en esta tierra toman gente nueva. RAMPN.- Qu sabe la puta vieja, centuriona segundina? Cuando son buenos los famillos y guardan la ropa de sus amos, no se parten cada da; mas si quieren ser ellos patrones de la ropa que sus amos trabajan, cierto es que los enviarn a Turullote. Mir, los mozos y las fantescas son los que difaman las casas, que siempre van diciendo mal del patrn, y siempre roban ms que ganan, y siempre tienen una caja fuera de casa, para lo que urja. Y ellas quieren tener un amigo que venga de noche, y otramente no estarn, y la gran necesidad que tienen los amos se lo hacen comportar, y por eso mudan pensando hallar mejor, y solamente son bien servidos el primer mes. No hay mayor

fatiga en esta tierra que es mudar mozos, y no se curan, porque la tierra lo lleva, que si uno los deja, otro los ruega, y as ni los mozos hacen casa con dos solares, ni los amos los dejan sus herederos, como hacen en otras tierras. Pens que yo he servido dos amos en tres meses, que estos zapatos de seda me dio el postrero, que era escudero y tena una puta, y comamos comprado de la taberna, y ella era golosa y l pensaba que yo le coma unas sobras que haban quedado en la tabla, y por eso me despidi. Y como no hice partido con l, que estaba a discrecin, no saqu sino estos zapatos a la francesa. Esperanza tena que me haba de hacer del bien si le sobraba a l. LOZANA.- Y decsmelo de verdad? Luego vos no sabis que se dice que la esperanza es fruta de necios, como vos, y majaderos como vuestro amo? MAMOTRETO XVI Cmo entran a la judera y ven las sinagogas y cmo viene Trigo, judo, a ponerle casa LOZANA.- Aqu bien huele. Convite se debe hacer. Por mi vida, que huele a porqueta asada! RAMPN.- No veis que todos estos son judos, y es maana sbado que hacen el adafina? Mir los braseros y las ollas encima. LOZANA.- S, por vuestra vida! Ellos sabios en guisar a carbn, que no hay tal comer como lo que se cocina a fuego de carbn y en olla de tierra. Decime, qu es aquella casa que tantos entran? RAMPN.- Vamos all y lo veris. Esta es sinagoga de catalanes, y sta de abajo es de mujeres. Y all son tudescos, y la otra franceses, y sta de romanescos e italianos, que son los ms necios judos que todas las otras naciones, que tiran al gentlico y no saben su ley. Ms saben los nuestros espaoles que todos, porque hay entre ellos letrados y ricos y son muy resabidos. Mir all donde estn. Qu os parece? sta se lleva la flor. Aquellos dos son muy amigos nuestros, y sus mujeres las conozco yo, que van por Roma vezando oraciones para quien se ha de casar, y ayunos a las mozas para que paran el primer ao. RAMPN.- Yo s mejor, que no ellas, hacer eso espeso con el plomo derretido. Por ah no me llevarn, que las moras de Levante me vezaron engaar bobas. En una

cosa de vidrio, como es un orinal limpio, y la clara de un huevo, les har ver maravillas para sacar dinero de bolsa ajena diciendo los hurtos. RAMPN.- Si yo saba eso cuando me hurtaron unos guantes que yo los haba tomado a aquel mi amo, por mi salario, fueran ahora para vos, que eran muy lindos. Y una piedra se le cay a su amiga, y hallela (veisla aqu): que ha expendido dos ducados en judos que adivinasen, y no le han sabido decir que yo la tena. LOZANA.- Mostr. Este diamante es! Vendmoslo, y dir yo que lo traigo de Levante. RAMPN.- Sea as. Vamos al mismo judo, que se llama Trigo. Veislo? all sale; vamos tras l, que aqu no hablar si no dice la primera palabra oro, porque lo tienen de buen agero. LOZANA.- No es oro lo que oro vale! TRIGO.- Qu es eso que decs, seora ginovesa? El buen jodo, de la paja hace oro. Ya no me puede faltar el Do, pues que de oro habl. Y vos, pariente, qu buscis? Vens con esta seora? Qu ha menester? Que ya sabis vos que todo se remediar, porque su cara muestra que es persona de bien. Vamos a mi casa; entr. Tina! Tina! Ven abajo, daca un cojn para esta seora, y apareja que coman algo de bueno!

LOZANA.- No aparejis nada, que hemos comido. JODO.- Haga buen pro, como hizo a Jac. LOZANA.- Hermano, qu le diremos primero? RAMPN.- Decidle de la piedra. LOZANA.- Veis aqu? Querra vender esta joya. JODO.- Esto en la mano lo tenis? Buen diamante fino parece. LOZANA.- Qu podr valer? JODO.- Yo os dir; si fuese aqu cualque gran seor veneciano que lo tomase, presto haramos a despacharlo. Vos, en qu precio lo tenis? LOZANA.- En veinte ducados. JODO.- No los hallaris por l, mas yo os dir. Qudeseme ac hasta maana, y veremos de serviros que, cuando hallremos quien quiera desembolsar diez, ser

maravilla. RAMPN.- Mir, si los hallis luego, dadlo. JODO.- Esprame aqu. Trais otra cosa de joyas? LOZANA.- No ahora. Veis que judo tan diligente? RAMPN.- Veislo, aqu torna. JODO.- Seora, ya se ha mirado y visto. El platero da seis solamente y, si no, veislo aqu sano y salvo, y no dar ms, y an dice que vos me habis de pagar mi fatiga y corretaje. Y dijo que tornase luego; si no, que no dara despus un cuatrn. LOZANA.- D siete, y pgueos a vos, que yo tambin har mi dbito. JODO.- De esa manera, ocho sern. LOZANA.- A qu modo? JODO.- Siete por la piedra, y uno a m por el corretaje, caro sera, y el primer lance no se debe perder, que cinco ducados buenos son en Roma. LOZANA.- Cmo cinco? JODO.- Si me pagis a m uno, no le quedan a vuestra merced sino cinco, que es el caudal de un judo. RAMPN.- Vaya, dselo, que estos jodos, si se arrepienten, no haremos nada. And, Trigo, dadlo, y mir si podis sacarle ms. JODO.- Eso, por amor de vos, lo trabajar yo. RAMPN.- Ven presto. LOZANA.- Mir qu casa tiene este judo. Este tabardo quiero que me cambie. RAMPN.- S har. Veislo? Viene. JODO.- Ya se era ido, hicsteme detener; ahora no hallar quien lo tome sino fiado. Tina! Ven ac, dame tres ducados de la caja, que maana yo me fatigar aunque sepa perder cualque cosilla. Seora, dnde moris, para que yo os lleve el resto? Y mir qu otra cosa os puedo yo servir. LOZANA.- Este mancebito me dice que os conoce y que sois muy bueno y muy honrado. JODO.- Honrados das vivis vos y l. LOZANA.- Yo no tengo casa; vos me habis de remediar de vuestra mano. JODO.- S, bien. Y a qu parte la queris de Roma? LOZANA.- Donde veis vos que estar mejor.

JODO.- Dej hacer a m. Ven vos conmigo, que sois hombre. Tina! Apareja un almofrej o matalace y un jergn limpio y esa silla pintada y aquel forcel. TINA.- Qu forcel? No os entiendo. JODO.- Aquel que me daba dieciocho carlines por l la portuguesa que vino aqu ayer. TINA.- Ya, ya! JODO.- Queris mudar vestidos? LOZANA.- S, tambin. JODO.- Dejame hacer, que esto os est mejor; volveos. Si para vos se hiciera, no estuviera ms a propsito. Esper. Tina! Daca aquel pao listado que compr de la Imperia, que yo te la har a esta seora nica en Roma. LOZANA.- No curis, que todo se pagar. JODO.- Todo os dice bien, si no fuese por esa picadura de mosca. Gracia tenis vos, que vale ms que todo. LOZANA.- Yo har de modo que cegar a quien bien me quisiere, que los duelos con pan son buenos. Nunca me matar por nadie. JODO.- Procur vos de no haber menester a ninguno, que como dice el judo, no me veas mal pasar, que no me vers pelear. LOZANA.- Son locuras decir eso. JODO.- Mir por qu lo digo, porque yo querra, si pudiese ser, que hoy en este da fueseis rica. LOZANA.- Es el culantro hervir, hervir? JODO.- Por vida de esa cara honrada, que ms valis que pensis! Vamos a traer un ganapn que lleve todo esto. RAMPN.- Veis all uno, llamadlo vos, que la casa yo s donde est. Tres tanto parecis mejor de esa manera. Id vos delante, buen judo, que nosotros nos iremos tras vos. JODO.- Y dnde es esa casa que decs? RAMPN.- A la Aduana. JODO.- Bueno, as gocen de vos; pues no tardis, que yo la pagar. Y esta escoba para limpiarla con buena manderecha.

MAMOTRETO XVII Informacin que interpone el autor para que se entienda lo que adelante ha de seguir AUTOR.- El que siembra alguna virtud coge fama; quien dice la verdad cobra odio. Por eso, notad: estando escribiendo el pasado captulo, del dolor del pie dej este cuaderno sobre la tabla, y entr Rampn y dijo: Qu testamento es ste? Psolo a enjugar y dijo: Yo vena a que fueseis a casa, y veris ms de diez putas, y quin se quita las cejas y quin se pela lo suyo. Y como la Lozana no es estada buena jams de su mal, el pelador no tena harta atanqua, que todo era calcina. Hase quemado una boloesa todo el pegujar, y pusmosle butiro y dmosle a entender que eran blanduras; all dej dos julios, aunque le pes. Ven, que reiris con la hornera que est all, y dice que trajo a su hija virgen a Roma, salvo que con el palo o cabo de la pala la desvirg; y miente, que el sacristn con el cirio pascual se lo abri. AUTOR.- Cmo? Y su madre la trajo a Roma? RAMPN.- Seor, s, para ganar, que era pobre. Tambin la otra vuestra muy querida dice que ella os sanar. Mir que quieren hacer berenjenas en conserva, que aqu llevo clavos de gelofe, mas no a mis expensas, que tambin s yo hacer del necio, y despus todo se queda en casa. Queris venir? Que todo el mal se os quitar si las veis. AUTOR.- No quiero ir, que el tiempo me da pena; pero dec a la Lozana que un tiempo fue que no me hiciera ella esos arrumacos, que ya veo que os enva ella, y no quiero ir porque dicen despus que no hago sino mirar y notar lo que pasa, para escribir despus, y que saco dechados. Piensan que si quisiese decir todas las cosas que he visto, que no s mejor replicarlas que vos, que ha tantos aos que estis en su compaa? Mas soyle yo servidor como ella sabe, y es de mi tierra o cerca de ella, y no la quiero enojar. Y a vos no os conoc yo en tiempo de Julio segundo en Plaza Nagona, cuando servais al seor cannigo? RAMPN.- Verdad decs, mas estuve poco. AUTOR.- Eso, poco: all os vi moliendo no s qu.

RAMPN.- S, s, verdad decs. Oh, buena casa y venturosa! Ms ganaba ella entonces all, que ahora la meitad, porque pasaban ellas disimuladas, y se entraban all, calla callando. Mal ao para la de los Ros, aunque fue muy famosa! Mir qu le aconteci: no ha cuatro das vino all una mujer lombarda, que son bobas, y era ya de tiempo, y dijo que la remediase, que ella lo pagara, y dijo: Seora, un palafrenero que tiene mi amistad no viene a mi casa ms ha de un mes. Quera saber si se ha envuelto con otra. Cuando ella oy esto, me llam y dijo: Dame ac aquel espejo de alinde. Y mir y respondiole: Seora, aqu es menester otra cosa que palabra; si me trais las cosas que fueren menester, seris servida. La lombarda dijo: Seora, ved aqu cinco julios. La Lozana dijo: Pues and vos, Rampn. Yo tom mis dineros, y traigo un maraved de plomo, y vengo y digo que no hay lea, sino carbn, y que cost ms, y ella dijo que no se curaba. Yo hice buen fuego, que tenamos de asar un ansarn para cenar, que vena all una putilla con su amigo a cen, y as la hizo desnudar, que era el mejor deporte del mundo, y le ech el plomo por debajo en tierra, y ella en cueros. Y mirando en el plomo, le dijo que no tena otro mal sino que estaba detenido, pero que no se poda saber si era de mujer o de otra, que tornase otro da y veralo de ms espacio. Dijo ella: Qu mandis que traiga? Lozana: Una gallina negra y un gallo que sea de un ao, y siete huevos que sean todos nacidos aquel da, y trame una cosa suya. Dijo ella: Traer una agujeta o una cofia? La Lozana: S, s. Y sorraba mi perrica. Y ms contenta viene otro da cargada, y trajo otros dos julios, y meti ella la clara de un huevo en un orinal, y all le demostr cmo l estaba abrazado con otra, que tena una vestidura azul. E hicmosle matar la gallina y ligar el gallo con su estringa, y as le dimos a entender que la otra presto morira, y que l quedaba ligado con ella y no con la otra, y que presto vendra. Y as se fue, y nosotros comimos una capirotada con mucho queso. AUTOR.- A sa me quisiera yo hallar. RAMPN.- Ven a casa, que tambin habr para vos. AUTOR.- And, puerco! RAMPN.- Tanto es Pedro de Dios... AUTOR.- ... que no te medre Dios! RAMPN.- Ven vos y veris el gallo, que para otro da lo tenemos. AUTOR.- Pues sea as, que me llamis, y yo pagar el vino.

RAMPN.- S har. San presto. No queris vos hacer lo que hizo ella para su mal, que no cuesta sino dos ducados? Que por su fatiga no quera ella nada, que todo sera un par de calzas para esta invernada. Mir, ya ha sanado en Velitre a un espaol de lo suyo, y a cabo de ocho das se lo quiso hacer, y era persona que no perdiera nada, y porque andaban entonces por desposarnos a m y a ella, porque cesase la peste, no lo hizo. AUTOR.- Anda, que eres bobo! Que ya s quin es y se lo hizo, y le dio un tabardo o caparela para que se desposase; ella misma nos lo cont. RAMPN.- Pues veis ah por qu lo san? AUTOR.- Eso pudo ser por gracia de Dios. RAMPN.- Seor, no, sino con su ungento. Son ms de cuatro que la ruegan, y porque no sea lo de Faustina, que la tom por muerta y la san y despus no la quiso pagar, dijo que un voto que hizo la san, y diole el paga: nunca ms empacharse con romanescas! AUTOR.- Ahora andad en buena hora y encomendmela, y a la otra desvirgaviejos, que soy todo suyo. Vlgaos Dios! RAMPN.- No, que no ca. AUTOR.- Teneos bien, que est peligrosa esa escalera! Caste? Vlgate el diablo! RAMPN.- Ahora s que ca! AUTOR.- Os hicisteis os mal? Poneos este pao de cabeza. RAMPN.- As me ir hasta casa que me ensalme. AUTOR.- Qu ensalme te dir? RAMPN.- El del malfrancorum. AUTOR.- Cmo dice? RAMPN.- Eran tres cortesanas y tenan tres amigos, pajes de Franquilano: la una lo tiene pblico, y la otra muy callado; a la otra le vuelta con el lunario. Quien esta oracin dijere tres veces a rimano, cuando nace sea sano, amn. MAMOTRETO XVIII Prosigue el autor, tornando al decimosexto mamotreto, que, viniendo de la judaica, dice Rampn [RAMPN.-] Si aquel jodo no se adelantara, esta celosa se vende, y fuera buena para una ventana. Y es gran reputacin tener celosa.

LOZANA.- Y en qu veis que se vende? RAMPN.- Porque tiene aquel ramico verde puesto, que aqu a los caballos o a lo que quieren vender le ponen una hoja verde sobre las orejas. LOZANA.- Para eso mejor ser poner el ramo sin la celosa y venderemos mejor. RAMPN.- Ms ramo queris que Trigo, que lo dir por cuantas casas de seores hay en Roma? LOZANA.- Pues veis ah, a vos quiero yo que seis mi celosa, que yo no tengo de ponerme a la ventana, sino cuando mucho asomar las manos. Oh, qu lindas son aquellas dos mujeres! Por mi vida, que son como matronas; no he visto en mi vida cosa ms honrada ni ms honesta. RAMPN.- Son romanas principales. LOZANA.- Pues cmo van tan solas? RAMPN.- Porque as lo usan. Cuando van ellas fuera, unas a otras se acompaan, salvo cuando va una sola, que lleva una sierva, mas no hombres, ni ms mujeres, aunque sea la mejor de Roma. Y mir que van sesgas; y aunque vean a uno que conozcan, no le hablan en la calle, sino que se apartan de ellos y callan, y ellas no abajan cabeza ni hacen mudanza, aunque sea su padre ni su marido. LOZANA.- Oh, qu lindas son! Pasan a cuantas naciones yo he visto, y aun a Violante la hermosa, en Crdoba. RAMPN.- Por eso dicen: Vulto romano y cuerpo sens andar florentn y parlar bolos. LOZANA.- Por mi vida, que en esto tienen razn! Eso otro mirar despus. Verdad es que las senesas son gentiles de cuerpo, porque las he visto que sus cuerpos parecen torres iguales. Mir all cul viene aquella vieja cargada de cuentas y ms barbas que el Cid Ruy Daz. VIEJA.- Ay, mi alma, parece que os he visto y no s dnde! Por qu habis mudado vestidos? No me recordaba. Ya, ya! Decime, y os habis hecho puta? Amarga de vos, que no lo podis sufrir, que es gran trabajo! LOZANA.- Mir qu vieja raposa! Por vuestro mal sacis el ajeno: puta vieja, cimitarra, piltrofera, soislo vos desde que naciste, y psaos porque no podis! Nunca yo medre si vos decs todas esas cuentas! VIEJA.- No lo digis, hija, que cada da las paso siete y siete, con su gloria al cabo.

LOZANA.- As lo creo yo, que vos bebedardos sois. Por qu no estis a servir a cualque hombre de bien, y no andaris de casa en casa? VIEJA.- Hija, yo no querra servir donde hay mujer, que son terribles de comportar; quieren que hilis para ellas y que las acompais. Y haz: aqu y toma all, y esto no est bueno. Y qu hacis con los mozos? Com presto y ven ac! Enjabon y mir no gastis mucho jabn! Jabon estos perricos! Y aunque jabonis como una perla, mal agradecido, y nada no est bien, y no miran si el hombre se vio en honra y tuvo quien la sirviese, sino que bien dijo quien dijo que no hay cosa tan incomportable ni tan fuerte como la mujer rica. Ya cuando servs en casa de un hombre de bien, contento l y el canavario, contento todo el mundo. Y todos os dicen: Ama, hilis para vos. Podis ir a estaciones y a ver vuestros conocientes, que nadie no os dir nada, y si tornis tarde, los mozos mismos os encubren, y tal casa de seor hay que os quedis vos dona y seora. Y por eso me voy ahora a buscar si hallase alguno, que le tendra limpio como un oro, y mirara por su casa, y no querra sino que me tomase a salario, porque a discrecin no hay quien la tenga, por mis pecados. Y mir, aunque soy vieja, so para revolver una casa. LOZANA.- Yo lo creo, y aun una ciudad, aunque fuese el Caire o Milln. VIEJA.- Esta casa habis tomado? Sea en buen punto con salud. Mal ojo tiene: moza para Roma y vieja a Benavente. All la espero. TRIGO.- Sub, seora, en casa vuestra. Veisla aderezada y pagada por seis meses. LOZANA.- Eso no quisiera yo, que ya no me puede ir bien en esta casa, que aquella puta vieja, santiguadera, se desperez a la puerta y dijo afn, mal afn venga por ella. Y yo, por dar una coz a un perro que estaba all, no mir y met el pie izquierdo delante, y mir qu nublo torn en entrando. JODO.- No curis, que Aben-Ruiz y Aben-Rey sern en Israel. Y por vuestra vida y de quien bien os quiere, porque soy yo el uno, que ir y enviar quien pague la casa y la cena. Y vos, pariente, aparjame esos dientes. No os desnudis, sino estaos as, salvo el pao listado, que no lo rompis; y si alguno viniere, hac vos como la de Castaeda, que el molino andando gana. MAMOTRETO XIX Cmo, despus de ido Trigo, vino un maestresala a estar la siesta con ella, y despus un macero, y el valijero de Su Seora

LOZANA.- Por mi vida que me meo toda, antes que venga nadie. RAMPN.- Hac presto que veis? all uno viene que yo lo conozco. LOZANA.- Y quin es? RAMPN.- Un maestresala de secreto, hombre de bien. Vuestros cinco julios no os pueden faltar. MAESTRESALA.- Dec, mancebo, est aqu una seora que es venida ahora poco ha? RAMPN.- Seor, s, ms est ocupada. MAESTRESALA.- Decidla que Trigo me mand que viniese a hablarla. RAMPN.- Seor, est en el lecho, que viene cansada; si queris esperar, ella le hablar desde aqu. MAESTRESALA.- And! Vola yo la mano y est en el lecho? Pues ah la querra yo! Dec que no la quite, que de oro es, y aun ms preciosa. Oh, pese a tal con la puta, y qu linda debe de ser! Si me ha entendido aquel harbadanzas, ducado le dar. Qu dice esa seora? Quiere que muera aqu? RAMPN.- Luego, seor. MAESTRESALA.- Pues ven vos abajo, mir qu os digo. RAMPN.- Qu es lo que manda vuestra merced? MAESTRESALA.- Tom, veis ah para vos, y solicit que me abra. RAMPN.- Seor, s. Tiri, tiritaa: mir para m! Abrirele?, que se enfra. LOZANA.- Asomaos all primero, mir qu dice. MAESTRESALA.- Hola! Es hora? RAMPN.- Seor, s; que espere vuestra merced, que quiere ir fuera, y ah la hablar. MAESTRESALA.- No, pese a tal, que me echis a perder! Si no ah, en casa, que luego me salgo. RAMPN.- Pues venga vuestra excelencia. MAESTRESALA.- Beso las manos de vuestra merced, mi seora. LOZANA.- Yo las de vuestra merced, que desome quita de un mi hermano.

MAESTRESALA.- Seora, para serviros, ms que hermano. Qu le parece a vuestra merced de aquesta tierra? LOZANA.- Seor, dir como forastera: la tierra que me s, por madre me la he. Cierto es que hasta que vea, por qu no le tomar amor? MAESTRESALA.- Seora, vos sois tal y haris tales obras, que no por hija, mas por madre quedaris de esta tierra. Ven ac, mancebo, por vuestra vida, que me vais a saber qu hora es. LOZANA.- Seor, ha de ir conmigo a comprar ciertas cosas para casa. MAESTRESALA.- Pues sea de esta manera. Tom, hermano; veis ah un ducado. Id vos solo, que hombre sois para todo, que esta seora no es razn que vaya fuera a estas horas. Y ven presto, que quiero que vais conmigo para que traigis a esta seora cierta cosa que le placer. RAMPN.- Seor, s. MAESTRESALA.- Seora, por mi fe, que tengo que ser vuestro, y vos ma. LOZANA.- Seor, merecimiento tenis para todo. Yo, seor, vengo cansada, y vuestra merced se desnuda? MAESTRESALA.- Seora, pudolo hacer, que parte tengo en la cama, que dos ducados di a Trigo para pagarla, y ms ahora que soy vuestro yo y cuanto tengo. LOZANA.- Seor, dijo el ciego que deseaba ver. MAESTRESALA.- Esta cadenica sea vuestra, que me parece que os dir bien. LOZANA.- Seor, vos, estos corales al brazo, por mi amor. MAESTRESALA.- Estos pondr yo en mi corazn, y quede con Dios, y cuando venga su criado, vaya a mi estancia, que bien la sabe. LOZANA.- S har. MAESTRESALA.- Este beso sea para empresa. LOZANA.- Empresa con rescate de amor fiel, que vuestra presencia me ha dado, ser siempre leal a conservarlo. Vens, calcotejo? Sub. Qu trais? RAMPN.- El espejo que os dejasteis en casa de mi madre. LOZANA.- Mostr, bien habis hecho. No me miris la cadenica? RAMPN.- Buena, por mi vida, hi, hi, hi que es oro! Veis aqu donde vienen dos? LOZANA.- Mir quin son.

RAMPN.- El uno conozco, que lleva la maza de oro y es persona de bien. MACERO.- A vos, hermano! Hola! Mora aqu una seora que se llama la Lozana? RAMPN.- Seor, s. MACERO.- Pues decidla que venimos a hablarla, que somos de su tierra. RAMPN.- Seores, dice que no tiene tierra, que ha sido criada por tierras ajenas. MACERO.- Juro a tal, que a dicho bien, que el hombre nace y la mujer donde va! Dec a su merced que la deseamos ver. RAMPN.- Seores, dice que otro da la veris que haga claro. MACERO.- Voto a san, que tiene razn! Mas no tan claro como ella lo dice. Dec a su seora que son dos caballeros que la desean servir. RAMPN.- Dice que no podis servir a dos seores. MACERO.- Voto a mi, que es letrada! Pues decidle a esa seora que nos mande abrir, que somos suyos. RAMPN.- Seores, que esperen un poco, que est ocupada. MACERO.- Pues ven vos abajo. RAMPN.- Que me place. MACERO.- Quin est con esa seora? RAMPN.- Ella sola. MACERO.- Y qu hace? RAMPN.- Est llorando. MACERO.- Por qu, por tu vida, hermano? RAMPN.- Es venida ahora y ha de pagar la casa, y demndanle luego el dinero, y ha de comprar baratijas para la casa, y no se halla con mil ducados. MACERO.- Pues tom vos la mancha y rog que nos abra, que yo le dar para que pague la casa, y este seor le dar para el resto. Andad, sed buen trujamante. RAMPN.- Seor, s. Luego torno. Seora, mir qu me dio. LOZANA.- Qu es eso? RAMPN.- La mancha. Y dar para la casa. Queris que abra? LOZANA.- Asomaos y dec que entre. RAMPN.- Pues mojaos los ojos, que les dije que llorabais. LOZANA.- S har.

RAMPN.- Seores, si les place entrar... MACERO.- Oh, cuerpo de m, no deseamos otra cosa! Besamos las manos de vuestra merced. LOZANA.- Seores, yo las vuestras. Sintense aqu, sobre este cofre, que, como mi ropa viene por mar y no es llegada, estoy encogida, que nunca en tal me vi. MACERO.- Seora, vos en medio, porque sea del todo en vos la virtud, que la lindeza ya la tenis. LOZANA.- Seor, yo no soy hermosa, mas as me quieren en mi casa. MACERO.- No lo digo por eso, que lo sois, voto a m, pecador! Seora, esta tierra tiene una condicin: que quien toma placer poco o asaz, vive mucho, y por el contrario. As que quiero decir que lo que se debe, este seor y yo lo pagaremos, y tom por placer; y aunque sea descortesa, con licencia y seguridad me perdonar. LOZANA.- As lo hacis? Ms vale ese beso que la medalla que traes en la gorra. MACERO.- Por mi vida, seora! Spoos bien? LOZANA.- Seor, es beso de caballero, y no poda ser sino sabroso. MACERO.- Pues, seora, servos de la medalla y de la gorra, por mi amor. Y por vida de vuestra merced, que os dice bien; no en balde os decs la Lozana, que todo os est bien. Seora, dad licencia a vuestro criado que se vaya con este seor, mi amo, y me enviar otra con que me vaya. LOZANA.- Vuestra merced puede mandar como de suyo. Vaya donde mandare. VALIJERO.- Seora, manda vuestra merced que venga con mi valija? LOZANA.- Seor, segn la valija. VALIJERO.- Seora, llena, y vendr a la noche. LOZANA.- Seor, venid que antorcha hay para que os veis. VALIJERO.- Beso las manos de vuestra merced. Ven vos, hermano, que lo manda su merced. RAMPN.- S har; comience a caminar. VALIJERO.- Decime, hermano, esta seora tiene ninguno que haga por ella? RAMPN.- Seor, no. VALIJERO.- Pues, quin la trajo? RAMPN.- Viene a pleitear ciertos dineros que le deben. VALIJERO.- Si as es, bien es. Tom y llevadle esta gorra de grana a aquel caballero, y dec a la seora que cene esto por amor de m, que s que le sabrn bien, que son empanadas. RAMPN.- Seor, s; ms estimar esto que si fuera otra cosa, porque es gran

comedora de pescado. VALIJERO.- Por eso, mejor, que yo enviar el vino, y ser de lo que bebe su seora. RAMPN.- Seor, s. MACERO.- Seora, a la puerta llaman. LOZANA.- Seor, mi criado es. MACERO.- Pues esper. Entra y cierra. RAMPN.- Seor, s. MACERO.- Seora, yo me parto, aunque no quisiera. LOZANA.- Seor, ac queda metido en mi nima. Hadraga, qu trais? RAMPN.- Maravillas, voto a m! Y mir qu gato soriano que hall en el camino, si poda ser ms bello. LOZANA.- Parece que es hembra! RAMPN.- No es, sino que est castrado. LOZANA.- Y cmo lo tomaste? RAMPN.- Ech la capa, y l estuvo quedo. LOZANA.- Pues hac vos as siempre, que henchiremos la casa a tuerto y a derecho. Eso me place, que sois hombre de la vida y no vens vaco a casa. Mir quin llama y, si es el de la valija, entre, y vos dormiris arriba, sobre el ajuar de la frontera. RAMPN.- No curis, que a todo me hallaris, salvo a poco pan. LOZANA.- Vuestra merced sea el bienvenido, como agua por mayo. VALIJERO.- Seora, habis cenado? LOZANA.- Seor, s; todas dos empanadas que me envi vuestra merced com. VALIJERO.- Pues yo me querra entrar, si vuestra merced manda. LOZANA.- Seor, y aun salir cuando quisiere. Daca el aguapis. Muda aquellas sbanas. Toma esa cabellera. Dale el escofia. Descalza a su merced. Srvelo, que lo merece porque te d la bienandada. RAMPN.- S, s, dej hacer a m. MAMOTRETO XX

Las preguntas que hizo la Lozana aquella noche al valijero, y cmo la inform de lo que saba LOZANA.- Mi seor, dorms? VALIJERO.- Seora, no; que pienso que estoy en aquel mundo donde no tenemos necesidad de dormir ni de comer ni de vestir, sino estar en gloria. LOZANA.- Por vida de vuestra merced, que me diga: qu vida tienen en esta tierra las mujeres amancebadas? VALIJERO.- Seora, en esta tierra no se habla de amancebadas ni de abarraganadas; aqu son cortesanas ricas y pobres. LOZANA.- Qu quiere decir cortesanas ricas y pobres? Putas del partido o mundarias? VALIJERO.- Todas son putas; esa diferencia no os sabr decir, salvo que hay putas de natura y putas usadas,de puerta herrada, y putas de celosa, y putas de empanada. LOZANA.- Seor, si lo supiera, no comiera las empanadas que me enviaste, por no ser de empanada. VALIJERO.- No se dice por eso, sino porque tienen encerados a las ventanas, y es de ms reputacin. Hay otras que ponen tapetes y estn ms altas; stas mustranse todas, y son ms festejadas de galanes. LOZANA.- Quiz no hay mujer en Roma que sea estada ms festejada que yo, y querra saber el modo ymanera que tienen en esta tierra para saber escoger lo mejor, y vivir ms honesto que pudiese con lo mo, que no hay tal ave como la que dicen ave del tuyo, y quien le hace la jaula fuerte, no se le va ni se le pierde. VALIJERO.- Pues djame acabar, que quiz en Roma no podrais encontrar con hombre que mejor sepa el modo de cuntas putas hay, con manta o sin manta. Mir, hay putas graciosas ms que hermosas, y putas que son putas antes que muchachas. Hay putas apasionadas, putas estregadas, afeitadas, putas esclarecidas, putas reputadas, reprobadas. Hay putas mozrabes de Zocodover, putas carcaveras. Hay putas de cabo de ronda, putas ursinas, putas gelfas, gibelinas, putas injunas, putas de Rapalo rapanas. Hay putas de simiente, putas de botn griimn, nocturnas, diurnas, putas de cintura y marca mayor. Hay putas orilladas, bigarradas, putas combatidas,vencidas y no acabadas, putas devotas y reprochadas de Oriente a Poniente y Septentrin; putas convertidas,

arrepentidas, putas viejas, lavanderas porfiadas, que siempre han quince aos como Elena; putas meridianas, occidentales, putas mscaras enmascaradas, putas trincadas, putas calladas, putas antes de su madre y despus de su ta, putas de subientes e descendientes, putas con virgo, putas sin virgo, putas el da del domingo, putas que guardan el sbado hasta que han jabonado, putas feriales, putas a la candela, putas reformadas, putas jaqueadas, travestidas, formadas, estrionas de Tesalia. Putas avispadas, putas terceronas, aseadas, apuradas, gloriosas, putas buenas y putas malas, y malas putas. Putas enteresales, putas secretas y pblicas, putas jubiladas, putas casadas, reputadas, putas beatas, y beatas putas, putas mozas, putas viejas, y viejas putas de trintn y botn. Putas alcagetas, y alcahuetas putas, putas modernas, machuchas, inmortales, y otras que se retraen a buen vivir en burdeles secretos y pbliques honestos que tornan de principio a su menester. LOZANA.- Seor, esas putas, reiteradas me parecen. VALIJERO.- Seora, y latn sabis? Reitero, reiteras, por tornroslo a hacer otra vez. LOZANA.- Razn tiene vuestra merced, que ahora dio las siete. VALIJERO.- Ten punto, seora, que con sta sern ocho, que yo tornar al tema donde quedamos. LOZANA.- Decime, seor, hay casadas que sean buenas? VALIJERO.- Quien s, quien no; y ese es bocado caro y sabroso y costoso y peligroso. LOZANA.- Verdad es que todo lo que se hace a hurtadillas sabe mejor. VALIJERO.- Mir, seora, habis de notar que en esta tierra a todas sabe bien, y a nadie no amarga, y es tanta la libertad que tienen las mujeres, que ellas los buscan; llaman, porque se les rompi el velo de la honestidad, de manera que son putas y rufianas. LOZANA.- Y qu quiere decir rufianas? Rameras, o cosa que lo valga? VALIJERO.- Alcagetas, si no lo habis por enojo. LOZANA.- Cmo, que no hay alcagetas en esta tierra? VALIJERO.- S hay, mas ellas mismas se lo son las que no tienen madre o ta, o amiga muy amiga, o que no alcanzan para pagar las rufianas; porque, las que lo son, son muy taimadas, y no se contentan con comer, y la parte de lo que hacen haber, sino que quieren el todo y ser ellas cabalgadas primero.

LOZANA.- Eso, del todo no entiendo. VALIJERO.- Yo os dir. Si les dan un ducado que les lleven a las que se han de echar con ellos, dicen las rufianas: El medio es para m, por su parte de l. Y vos no me habis de pagar, que os he habido un hombre de bien, de quien podis vos sacar cuanto quisiereis? Amiga, yo no quiero avergonzar mis canas sin premio. Y como os lo he habido para vos? Si yo lo llevara a una que siempre me aade! En mi seso estaba yo cuando no me quera empachar con pobres! Esta y nunca ms! De manera que, como pueden ellas a los principios impedir, han paciencia las pobretas, y se excusan el posible si pueden hacer sin ellas. LOZANA.- Seor, mir: para mujer, muy mejor es por mano de otra que de otra manera, porque pierde la vergenza, y da ms autoridad que cuantas empanadas hay o enceradas, como vos decs. VALIJERO.- Seora, no os enojis; que sean emplumadas cuantas aqu hay, por vuestro servicio, y quien desea tal oficio. MAMOTRETO XXI Otra pregunta que hace la Lozana al valijero cuando se levanta LOZANA.- Decime, seor, esas putas o cortesanas o como las llamis, son todas de esta tierra? VALIJERO.- Seora, no; hay de todas las naciones: hay espaolas castellanas, vizcanas, montaesas, galicianas, asturianas, toledanas, andaluzas, granadinas, portuguesas, navarras, catalanas y valencianas, aragonesas, mallorquinas, sardas, corzas, cecilianas, napolitanas, brucesas, pullesas, calabresas, romanescas, aquilanas, senesas, florentinas, pisanas, luquesas, boloesas, venecianas, milanesas, lombardas, ferraresas, modonesas, brecianas, mantuanas, raveanas, pesauranas, urbinesas, paduanas, veronesas, vicentinas, perusinas, novaresas, cremonesas, alejandrinas, vercelesas, bergamascas, trevisanas, piedemontesas, savoyanas, provenzanas, bretonas, gasconas, francesas, borgoonas, inglesas, flamencas, tudescas, esclavonas y albanesas, candiotas, bohemias, hngaras, polacas, tramontanas y griegas. LOZANA.- Ginovesas os olvidis.

VALIJERO.- Esas, seora, sonlo en su tierra, que aqu son esclavas o vestidas a la ginovesa por cualque respeto. LOZANA.- Y malaguesas? VALIJERO.- Todas son malignas y de mala digestin. LOZANA.- Dgame, seor, y todas stas, cmo viven y de qu? VALIJERO.- Yo os dir, seora: tienen sus modos y maneras, que sacan a cada uno lo dulce y lo amargo. Las que son ricas, no les falta qu expender y qu guardar. Y las medianas tienen uno aposta que mantiene la tela, y otras que tienen dos, el uno paga y el otro no escota; y quien tiene tres, el uno paga la casa y el otro la viste, y el otro hace la despensa, y ella labra. Y hay otras que no tienen sino da e vito, y otras que lo ganan a heir, y otras que comen y escotan, y otras que les parece que el tiempo pasado fue mejor. Hay entre ellas quien tiene seso y quien no lo tiene; y saben guardar lo que tienen, y stas son las que van entre las que son ricas, y otras que guardan tanto que hacen ricos a muchos; y quien poco tiene hace largo testamento, y por abreviar cuando vaya al campo final, dando su postrimera al arte militar, por pelear y tirar a terrero; y otras que a la vejez viven a Ripa. Y esto causan tres extremos que toman cuando son novicias, y es que no quieren casa si no es grande y pintada de fuera, y como vienen, luego se mudan los nombres con cognombres altivos y de gran sonido, como son: la Esquivela, la Cesarina, la Imperia, la Delfina, la Flaminia, la Borbona, la Lutreca, la Franquilana, la Pantasilea, la Mayorina, la Tabordana, la Pandolfa, la Dorotea, la Orificia, la Oropesa, la Semidama y Doa Tal, y Doa Andriana, y as discurren mostrando por sus apellidos el precio de su labor; la tercera, que por no ser sin reputa, no abren pblico a los que tienen por oficio andar a pie. LOZANA.- Seor, aunque el decidor sea necio, el escuchador sea cuerdo. Todas tienen sus amigos de su nacin? VALIJERO.- Seora, al principio y al medio, cada una le toma como le viene; al ltimo, francs, porque no las deja hasta la muerte. LOZANA.- Qu quiere decir que vienen tantas a ser putas a Roma? VALIJERO.- Vienen al sabor y al olor. De Alemania son tradas y de Francia son venidas. Las dueas de Espaa vienen en romeraje, y de Italia vienen con carruaje. LOZANA.- Cules son las ms buenas de bondad?

VALIJERO.- Oh, las espaolas son las mejores y las ms perfectas! LOZANA.- As lo creo yo, que no hay en el mundo tal mujeriego. VALIJERO.- Cuanto son all de buenas son ac de mejores. LOZANA.- Habr diez espaolas en toda Roma que sean malas de su cuerpo? VALIJERO.- Seora, catorce mil buenas, que han pagado pontaje en el golfo de Len. LOZANA.- A qu vinieron? VALIJERO.- Por hombres para conserva. LOZANA.- Con quin vinieron? VALIJERO.- Con sus madres y parientas. LOZANA.- Dnde estn? VALIJERO.- En Campo Santo. MAMOTRETO XXII Cmo se despide el valijero, y desciende su criado, y duermen hasta que vino Trigo VALIJERO.- Mi vida, dame licencia. LOZANA.- Mi seor, no me lo mandis, que no quiero que de m se parta tal contentez