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Alumnos: Rafael Boix Parreño y Raquel González Barea

La Inquisición en Andalucía

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BOSQUEJOINTRODUCCIÓN

I.- Breve introducción de los orígenes de la inquisición.

Procedimientos de la inquisición

II.- Fundación de la inquisición Española.

La cuestión judía, su detonante.

III.- Tribunales de la inquisición en Andalucía

A.- Tribunal de Sevilla

Sedes del tribunal y sus cárceles.

Autos de fe.

B.- Tribunal del Córdoba.

Diego Rodríguez de Lucero.

Sede del tribunal en Córdoba.

Autos de fe y la jurisdicción en Écija.

C.- Tribunal de Jaén.

Sede de la inquisición jienense.

Primeros inquisidores.

Autos de fe

D.- Tribunal de Granada.

Sede de la inquisición Granadina.

Autos de fe.

E.- Tribunal de Jerez de la frontera

CONCLUSIÓN

BIBLIOGRAFÍA

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INTRODUCCIÓN

Ha sido nuestro propósito que a lo largo de estas breves páginas podamos entender un poco más de cerca lo que era la Inquisición, como se fundó y en qué lugares de Andalucía ejerció su autoridad.

Hemos comenzado este trabajo hablando de los orígenes de la Inquisición y la fundación de la Inquisición Española para que entendamos donde y como nace la Inquisición en Andalucía. También vimos la necesidad de marcar la diferencia que había entre la Inquisición en España y la Inquisición Española y como esta fue tomando terreno en un país donde habitaban gran número de judíos, moros, y protestantes que no abrazaban la fe católica.

Eran muchos los fines de dicha Orden y entre ellos albergaban el deseo de que todo español y todo aquel que vivía en España se sometiera a las leyes y enseñanzas de la Iglesia Católica con el fin de asegurar su poder religioso e incluso político.

Judíos, moros y protestantes eran perseguidos, amenazados, torturados y muchos otros quemados con el propósito de que renunciaran a sus herejías y se convirtieran al “verdadero cristianismo”, el único que podía salvar sus almas.

Podemos ver entre líneas como esta época fue una etapa bastante oscura donde nadie podía estar seguro de cuál sería su suerte, ya que ante la Inquisición fueron llevados tanto gente pobre como de la alta sociedad. Mucha gente abrazó la Inquisición ofreciéndose incluso a trabajar para dicha Orden porque como bien se podría decir, habían dos clases de suerte: “Quemar o ser quemado”.

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I.- BREVE INTRODUCCIÓN DE LOS ORÍGENES DE LA INQUISICIÓN.

El Imperio Romano se había dividido en dos en el año 395 de la era cristiana: al Este, el Imperio Bizantino, con capital en Constantinopla, hoy Estambul, y al Oeste, el Imperio Romano con capital en Roma. También se había dividido la iglesia cristiana en dos: la Iglesia Romana y la Iglesia Ortodoxa Griega, desde el año 867 de la era cristiana. El intento de Carlomagno de crear un nuevo Imperio Romano con base y fuerza en Alemania había fracasado con su muerte en 814. Los moros dominaban el norte de África y la Península Ibérica hasta los Pirineos. Ya había comenzado la reconquista desde León, Castilla, Navarra, Aragón y Barcelona, donde los príncipes cristianos luchaban para conquistar territorios presionando a los moros hacia el sur, en Andalucía.

Mientras tanto, el papado se fortalece en Roma y comienza a influir marcadamente sobre los diferentes reinos cristianos. Se consolida el canon del cristianismo definiendo la Ortodoxia tal como la conocemos hoy. Los dogmas de fe tales como la virginidad de María, la Trinidad, y el más importante para nosotros y el que acentuó el poder de la Iglesia Romana fue el concepto de Salvación.

Es entonces, cuando se define la ortodoxia y se impone el criterio de salvación, que aparece la herejía y evidentemente, el hereje. (Como por la aparición de la Ley, se define el término Pecado)

La herejía según el DRAE es "error en materia de fe sostenido con pertinacia.", y hereje significa: "Cristiano que en materia de fe se opone con pertinacia a lo que cree y propone la Iglesia Católica."

Según esta definición, el hereje no sería cualquier persona con creencias erróneas, sino que eran cristianos, ya fuesen judíos, moros o cristianos por nacimiento. Entonces, un judío podía ser sospechoso de herejía desde el mismo momento de su conversión, lo mismo que un musulmán. Y esto nos aclara que la inquisición no persiguió a los judíos ni a los musulmanes, sino que persiguió a los cristianos, cristianos herejes que por un lado confesaban unas cosas y por el otro practicaban otras.

La herejía se inició en el sur de Europa y se expandió rápidamente tomando diversos nombres: cátaros, arrianos, albigenses, valdenses, dependiendo del líder o de la región donde predominaba. La Iglesia se sintió aterrorizada por la posibilidad de un nuevo cisma y de una desintegración de la cristiandad.

El Papa Inocencio III reaccionó y terminó llamando a una cruzada interna contra los albigenses, en la región del sur de Francia cerca de los Pirineos, a partir de 1208. Los papistas tomaron la ciudad de Beziers, pasaron a cuchillo a 60.000 habitantes, sin respetar a mujeres, ancianos y niños; la saquearon y luego incendiaron en julio de 1209. La anécdota que quedo de estos hechos es que los soldados, cuando preguntaron a los prelados como distinguían entre católicos y herejes, la respuesta fue: "Matad a todos que luego Dios los distinguirá en el cielo".

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El Concilio IV de Letrán de 1215, convocado por el papa Inocencio III, dictó un reglamento que dio forma a la Inquisición pontificia, que como hemos visto en su inicio se trataba de cruzadas movidas por los papas. Como consecuencia de tantos desmanes cometidos a inocentes en la represión de la herejía albigense, se levantaron voces de protesta en toda la cristiandad, las que dieron lugar al concilio de Toulouse (1229) que creó el Tribunal de la Inquisición, el cual quedó constituido en Roma en el año 1231. La Inquisición se encomendó a la orden Dominica.

Procedimientos de la inquisición

La Inquisición podía actuar por acusación, por denuncia o de oficio. Había tres opciones posibles:

- Que los procesados se presentasen libre y voluntariamente a confesar sus faltas. En este caso serían sancionados con medidas espirituales, generalmente leves.

- Que se arrepintiesen solamente por miedo a la muerte; sufrirían entonces penas de prisión.

- Que se mantuvieran obstinados en sus errores; serían relajados al brazo secular para que se les aplique la pena de muerte en la hoguera (relajar según el diccionario significa: “Entregar el juez eclesiástico al secular un reo digno de pena capital.”)1

Los inquisidores se dirigían al sitio donde se sospechaba que había un foco de herejía. Pedían el apoyo de las autoridades locales que estaban obligadas a otorgarla so pena de excomunión y ser a su vez acusados de herejes. Se leía un edicto de gracia en la iglesia mayor donde se detallaba cuales eran los errores contra la fe y se daba un plazo para el arrepentimiento. Además se instaba a quien conociera herejes los delatara. El plazo era generalmente de un mes.

En el caso de existir pruebas suficientes contra el reo y que éste no confesara la verdad, se aplicaba el tormento. Los elementos de tortura eran: el potro, la garrucha y el castigo de agua.

El uso de la tortura era común, muchas veces sólo consistía en mostrar al reo la sala de tormento, los verdugos y los instrumentos de tortura. Con sólo mostrarlos se conseguían confesiones y delaciones.

1Diccionario ilustrado de la lengua española. ED.: Ramón Sopena (Barcelona 1993)

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La cuerda, o como otros lo llamaban, el potro, consistía en sujetar al reo en una mesa y luego dar vueltas a un cordel arrollado a sus brazos y piernas produciendo estiramiento de las articulaciones y un fuerte dolor.

El tormento del agua consistía en introducir un trapo en la garganta del torturado que en ocasiones se lo hacían meter hasta el estómago y luego consistía en verter agua sobre el rostro del torturado impidiéndole respirar al hincharse el trapo.

El garrote consistía en una tabla sostenida por cuatro patas con garrotes que se ajustaban hasta producir dolor;

En el Tormento de la garrucha el torturado era atado de las manos, elevado y dejado caer violentamente sin llegar al suelo, lo que provocaba intensos dolores en las articulaciones

Si el acusado confesaba, entonces era condenado a varios años de prisión o de galeras, confiscación de bienes, prohibición de ejercer ciertos oficios pare él y sus herederos, llevar vestimentas que denotaran su condición de arrepentido. En caso de persistir en su error, era relajado al brazo secular que aplicaba la pena de muerte

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Luego estaba el Sambenito como parte de la condena. Estos eran unos hábitos infamantes que debían llevar puestos durante un tiempo estipulado obligatorio.

Además del sambenito y la coroza, había otros elementos que acompañaban al reo en su exposición en el auto de fe, tales como rosario, cirio penitencial (encendido si eran reconciliados o apagados si eran impenitentes), y en el caso de los blasfemos, estos en ocasiones llevaban una mordaza.

Cuando había suficientes sentencias se realizaba lo que finalmente se conoció como auto de fe. Era una ceremonia que duraba un día entero. Comenzaba a primeras horas de la mañana, cuando los reos eran llevados a la casa del inquisidor, en la que se los vestía con una túnica amarilla y un bonete en pico. Se hacía un desfile hasta el lugar donde se llevaría a cabo el acto; en general una plaza importante. Se celebraba misa con un sermón que se refería a lo horrendo de la herejía. Luego se leían las sentencias, comenzando por las más leves. A los que se relajaban al brazo secular para ser quemados se los conducía hacia otro lugar que se llamaba quemadero, donde había preparado una pira y allí eran quemados vivos.

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Así que como vemos, la inquisición pontificia establecida en Roma estaba muy bien organizada. Además de esta que acabamos de ver, también se daba la inquisición episcopal. Esta era más leve, comenzó a funcionar una vez fue establecida la ortodoxia. Las desviaciones de ella eran inquiridas, estudiadas por el obispo de cada diócesis y de comprobarse el delito, eran castigadas. Los castigos en estos casos eran castigos y penitencias canónicas, como asistir en ocasiones determinadas a la iglesia, rezar determinadas oraciones, hacer ayunos, etc.

II.- FUNDACIÓN DE LA INQUISICIÓN ESPAÑOLA.

Hay una diferencia entre la Inquisición en España y la Inquisición Española, y aunque parecen dos conceptos iguales, son sin embargo distintos. La inquisición en España, era la inquisición episcopal y pontificia que ya hemos explicado anteriormente. Y la inquisición española fue la fundada posteriormente por los reyes católicos.

La Inquisición Española se diferenciaba de la Inquisición Pontificia en primer lugar porque a los Inquisidores los nombraba el rey, no el papa, o sea que pasaban a ser funcionarios de estado y respondían a las políticas del reino; la segunda diferencia es en que los procesos no eran apelables en Roma. En la Inquisición Pontificia, las sentencias de los juicios eran apelables ante la Santa Sede y generalmente los acusados eran absueltos allí por dinero, posición social o mediante un favor importante a los ojos de la Iglesia.

La Inquisición Española fue fundada por los reyes Isabel de Castilla y Fernando de Aragón alrededor del 1478.

Tomás de Torquemada, prior de los Dominicos e influyente en la corte, era confesor de la reina Isabel. Este, haciéndose eco de los cristianos antiguos, comenzó a predicar a cerca de la necesidad de crear una inquisición en Castilla. En 1478 se descubre en Sevilla a un grupo de cristianos nuevos (judíos conversos) que hacían ceremonias extrañas a la religión católica. La reina Isabel entonces, ordena a los embajadores de España en Roma que soliciten al Papa la autorización para crear una inquisición para Castilla y Aragón. El papa Sixto IV expide una bula en noviembre de 1478 autorizando a los reyes de España a nombrar inquisidores y fundar sus tribunales de inquisición en España.

El motivo entonces, por el que se fundó la inquisición española por los reyes católicos, fue a raíz de que estos descubrieran en tierras andaluzas (especialmente en Sevilla) la gravedad del problema del fenómeno criptojudío (judíos conversos)

La cuestión judía.

Vamos a desarrollar un poco el tema para que podamos entenderlo mejor. Ya desde tiempos bíblicos como vemos en Éxodo y aún antes en la vida de José, los judíos fueron un pueblo con un espíritu de auto superación, cosa que les llevó a escalar a grandes cargos aún dentro del gobierno de cada país. Siempre tuvieron la capacidad de multiplicarse respondiendo así a la profecía dada a Abraham que serían tan numerosos como la arena del mar o las estrellas del cielo. A todo esto debemos añadir la inteligencia con la cual se han destacado a lo largo de la historia. Todos estos beneficios para ellos, se volvían amenazas para las naciones en las cuales habitaban. Ya en Egipto podemos ver como después de morir José se levantó otro Faraón que no conocía ni a

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José ni al pueblo judío y fue por causa de su multiplicación que tuvo temor y comenzó lo que conocemos como su primera opresión.

De la misma manera los judíos que habitaban en la Península Española desde tiempos inmemoriales, eran habitantes urbanos, normales y corrientes pero con esta serie de factores beneficiosos para ellos que de alguna manera les llevaban a ejercer oficios de toda clase, hasta los más elevados como podrían ser los consejeros reales. Algunos eran letrados, y conocían la contabilidad, y la numeración decimal. Estos comenzaron a tener un auge económico y social bastante notable. En sus manos estaba la mayor parte del comercio y las finanzas, ejercían artesanías diversas, e incluso algunas profesiones como la medicina eran monopolio suyo. Habían comprado cargos en los municipios, eran administradores y arrendadores de obispos, señores y reyes. Fue entonces que como en ocasiones anteriores, comenzaron a ser objeto de envidia para muchos españoles y por lo tanto una amenaza para la Península.

Es así como de alguna manera comenzó una persecución contra los judíos a través de las leyes de diferentes reinos que cada vez limitaban más las posibilidades de trabajo para los judíos impidiéndoles ejercer diversos oficios. Sus actividades fueron cada vez más restringidas y comenzaron a ser obligados a vivir en barrios determinados (juderías). Hubo un intento de excluirlos de la vida económica. Todo esto fue una persecución más superficial con el objeto de mantenerlos controlados y que no alcanzaran ninguna clase poder social ni político.

Los judíos abrazaban la religión cristiana por miedo a perder sus puestos de trabajo, tierras, pertenencias o demás bienes. Al convertirse al cristianismo, los judíos veían como esos puestos de trabajo que se les había quitado, ahora eran devueltos. Comenzaron a escalar posiciones dentro del puesto donde ejercían aventajando a los cristianos españoles. A pesar de convertirse al cristianismo, los judíos conversos fueron llamados marranos o cristianos nuevos para así diferenciarlos de los españoles. Los cristianos españoles comenzaron a tener envidia y la oposición volvió a resurgir.

En 1391 fueron asaltadas muchas juderías en Andalucía, y murieron de forma sangrienta muchos judíos. A raíz de esto comenzaron las oleadas de conversiones de judíos. La mayoría de estas conversiones como antes hemos señalado, no eran sinceras, sino que fueron motivadas por las revueltas, las acusaciones y la presión del pueblo español enardecido por sus propias envidias.

Especialmente en Jaén, Córdoba y Sevilla hubo muchos altercados, a veces sangrientos, en los que el pueblo manifestaba sus celos y envidias hacia los judíos.

En todo este contexto los reyes católicos tomaron dos medidas decisivas: la expulsión de los judíos del reino de Sevilla, en 1483, medida que ampliaron a toda España en 1492. Y la fundación de la inquisición para solventar el problema de los criptojudíos (judíos falsos conversos), que aunque en su inicio fue para remediar el problema de los criptojudíos, sabemos que la inquisición no sólo afrentó a estos sino que también arremetió contra los moriscos, hechiceros, bigamos, blasfemos, acusados de pecados sexuales, etc.. y en tiempos de la reforma la inquisición española consiguió erradicar y acabar con el “luteranismo” en toda la nación.

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III. TRIBUNALES DE LA INQUISICIÓN EN ANDALUCÍA

El tribunal de la Inquisición fue organizado nombrando Inquisidor Supremo para Castilla, Aragón y Sicilia a Tomás de Torquemada. De este tribunal formaban parte, el cardenal Mendoza, Miguel Morillo y Juan de San Martín. La sede primitiva estaba en Sevilla, hasta que se trasladó a Toledo.

Tomás de Torquemada Imagen de un Tribunal Inquisitorial

“Los tribunales eran formados por dos jueces letrados y un teólogo, tenían el trato de Señoría y debían vestir traje eclesiástico. Había un fiscal acusador y un juez de bienes que tasaba las posesiones confiscadas a los acusados. Los asistía un numero de personal auxiliar que cumplía diversas funciones; entre ellos, los más importantes para la historia fueron los notarios, que escribían todas las preguntas y respuestas hechas a los presuntos herejes y que hoy son muy valiosos documentos, inclusive anotaban las declaraciones hechas cuando el acusado era sometido a tortura.”2

Además de todo esto, en cada pueblo, o ciudad importante había comisarios que estaban a las órdenes del tribunal de cada región. La misión de estos era la de investigar los casos de herejía y arrestar a los supuestos sospechosos. También como parte de su trabajo, debían leer los edictos de fe en las iglesias, estos edictos eran relatados por la Inquisición.

“Luego estaban los "familiares" que ejercían la función de vigilancia y protección de los miembros del Santo Oficio y secundaban a los comisarios en los arrestos. Es importante hacer notar que todos los miembros, comisarios y familiares del tribunal gozaban de una indulgencia plena mientras duraran sus funciones. Esto quiere decir que iban directamente al cielo.”3

2 http://www.pachami.com/Inquisicion/Espa.htm

3 Ídem anterior

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De una forma más específica, vamos a conocer en que ciudades de Andalucía existían tales tribunales y que influencia ejercieron sobre lo que ellos llamaron “herejías.”

A. TRIBUNAL DE SEVILLA

El tribunal de la inquisición de Sevilla quedó establecido en 1481 en el convento de San Pablo en Sevilla como sede, formado por los frailes Dominicos Miguel Morillo y Juan de San Martín, por el consejero de la reina Juan Ruiz de Medina y el fiscal Juan López del Barco que fue capellán de la reina.

A Sevilla la podríamos llamar la sede de la Inquisición Española ya que no sólo fue la primera ciudad en abrazar dicha orden, sino que fue en ella donde más autos de fe y más ejecuciones quizás haya habido en la historia de España.

De hecho, era tal la profundidad de la inquisición en Sevilla, que según José María Martínez, en su libro “La España evangélica de ayer y de hoy,” en Sevilla no menos de cuatro mil funcionarios actuaban al servicio del Santo Oficio con todos sus recursos de investigación y facultad de apresamiento.

Sedes del tribunal y sus cárceles

Un problema al que tuvieron que dar urgente solución los inquisidores fue el de encontrar edificios que les pudiesen servir de cárceles. En un principio bastó con trasladarse del convento de San Pablo al castillo de Triana, cuya tenencia ocuparon, en los primeros tiempos, Diego de Merlo y, a la muerte de éste, su hijo Juan de Merlo.

Por poco tiempo: en el auto del 9 de mayo de 1484 "llevaron en procesión noventaicuatro hombres y mujeres para ponerlos en cárcel perpetua en el castillo de Triana porque fueron condenados por herejes". A este ritmo frenético se comprende que las mazmorras del castillo quedaran pronto abarrotadas y que de nada sirvieran las obras que se hicieron en 1502. El hacinamiento de los reclusos hizo necesarias dos prisiones por lo menos a partir de 1496 (el receptor Diego García de Medina distinguió entonces al parecer entre la "cárcel mayor" y la "cárcel perpetua", además del castillo), que se correspondían de hecho con las dos fases del proceso penal: el juicio del detenido ante el tribunal del Santo Oficio y el cumplimiento de la condena a prisión. La pesquisa secreta -la verdadera inquisición- se llevó a cabo en el castillo de Triana: allí eran metidos los reos, donde el Tribunal los sometía a interrogatorio y en su caso a tormentos; allí también aguardaban su ejecución los relajados al brazo secular. En cambio, los condenados a cumplir pena de prisión quedaron recluidos en la que se vino a denominar "cárcel perpetua", aunque de perpetua no tuviera a veces nada.

En Sevilla las cárceles eran repletas de dos tipos de personas: los que primeramente eran detenidos y los que ya estaban condenados. Paradójicamente, la situación de los detenidos no era mucho mejor que la de los que ya habían sido condenados a alguna forma horrible de morir. Los detenidos eran aislados completamente en cárceles secretas que se situaban en las partes altas del castillo y sólo salían para prestar declaración o para ser torturados, lo que sucedía muy habitualmente.

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Los que ya estaban condenados eran llevados a las cárceles que formaban la parte baja de las torres que eran expuestas a humedades e inundaciones cada vez que el río subía. En muchas ocasiones tenían que sacar a los presos que en ellas había para que no murieran ahogados. Estos a diferencia de los detenidos, no eran incomunicados completamente. Según algunas cartas informativas que eran enviadas a Madrid, estas cárceles por ser más estrechas tuvieron que ser dispuestas de unos patios o jardinillos donde los presos de vez en cuando salían por advertencia del médico. La mayoría de los presos de estas cárceles eran mujeres porque en ellas había menor riesgo de fuga.

Una de las personas influyentes que fueron a parar a dichas cárceles fue uno de los que se conocen como fundadores de la iglesia allí conocido como Rodrigo de Valer, quién murió a la edad de cincuenta años después de ser condenado a llevar el sambenito y ser preso en el convento de Nuestra Señora de Barrameda, en San Lúcar.

Los autos de Fe

“A la vez que una ceremonia judicial, el auto, sobre todo el auto solemne, el auto público, era un espectáculo multitudinario y gratuito que se revestía de las formas más a propósito para impresionar a la muchedumbre; un acto de exaltación del catolicismo, triunfante de sus enemigos.”4

Un relato de Juan G. Atienza sobre la Inquisición en Sevilla dice lo siguiente:

“El convento de San Pablo de Sevilla, reducido hoy a su iglesia de La Magdalena, puede gloriarse de una efemérides que ningún otro lugar de España le podrá ya arrebatar: haber sido la primera sede de la Inquisición nueva establecida en sus dominios por los Reyes Católicos. Desde allí, el día 2 de Enero de 1481, se promulgó el primer edicto de fe, por el que se mandaba a todos los cristianos nuevos (judíos y moriscos) que habían abandonado la ciudad ante el anuncio de su inminente llegada, que fueran prendidos en los quince días siguientes y se les secuestrasen los bienes, bajo pena de excomunión para quienes los albergasen después de aquel aviso.”5

4 Antonio Domínguez Ortiz. Autos de la inquisición de Sevilla (siglo XVII) ED.: BTS (Sevilla 1981)

5 Juan G. Atienza. Guía de la inquisición en España. ED.: Arín (Barcelona 1988) p. 174

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El castillo de la Inquisición en Triana (Sevilla) y la Torre del Oro. Aguafuerte de Meunier (1665-68)

Según Juan Antonio Llorente, cuatro días a penas después de establecerse el tribunal, es decir, el 6 de Enero de 1481, ya fueron juzgados seis herejes a los cuales quemaron en la hoguera, cifra que aumentó a 298 hasta el 4 de Noviembre del mismo año.6

Una característica que destacó los quemaderos de la inquisición en Sevilla fue lo que llamaron los “cuatro profetas” que se trataba de cuatro grandes estatuas de yeso huecas, donde metían en su interior a los condenados con el fin de que su combustión fuera más lenta y dolorosa, este hecho sólo se dio como hemos dicho en el campo sevillano de Tablada.

A partir del traslado a Triana fue que comenzaron los primeros autos de fe mencionados anteriormente celebrados en Sevilla a los cuales, más tarde les seguirían uno o dos mínimos por año.

Los autos de fe que se celebraron en Sevilla tuvieron lugar, primero en las gradas de la Catedral, y más tarde en la Plaza de San Francisco, aunque la mayoría tuvieron lugar en la iglesia de Santa Ana, además de la de San Marcos y en el convento de San Pablo. En todos estos lugares acudía una gran multitud, que solía participar de una manera enfervorizada en todo el complicado ceremonial que llevaban aparejados estos actos. Famosos fueron los de 1546, en el que salieron condenadas 70 personas a diversas penas, o el de 1560, por el que fueron condenados a la hoguera los doctores Egidio y Constantino. En este siglo XVI, constan Autos de Fe en Sevilla en los años 1524, 1546, 1559, 1560, 1562, 1570, 1571, 1573, 1574, 1575, 1578, 1579, 1580, 1586, 1592, 1596 y 1599.

Algunos datos más específicos de dichos autos de fe serían los siguientes:

- El domingo 24 de Septiembre de 1559, donde asistieron influyentes personalidades de la nobleza. Fueron muchos los condenados de los cuales veintiuno murieron quemados y ochenta fueron reconciliados tras sufrir diversas penas. De los quemados se reconocen algunos como García Arias, Cristóbal de Losada, Fernando de San Juan y Juan González. También se encontraron entre estos, cuatro mujeres las cuales eran Isabel de Baena, María de Virués, María Coronel y María de Bohorques.

- 22 de Febrero de 1560 donde fueron quemados vivos catorce personas y tres en esfinge, treinta y tres fueron condenados al sambenito y a prisión y tres se reconciliaron antes del auto de fe.

-14 de Marzo de 1599: Treinta y cuatro reos condenados y trece estatuas de judaizantes ausentes (muertos). De estos condenados, uno fue relajado por pertinaz y los demás reconciliados con diversas penas.

-Marzo de 1601: Catorce reos.

-30 de Noviembre de 1604

-30 de Noviembre de 1624: Seis estatuas de reos difuntos 26 judaizantes.

6 Juan Antonio Llorente. Historia crítica de la Inquisición en España. ED.: Reciente Hiperión (Madrid 1980)

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-28 de Febrero y 11 de Abril de 1627: En el primero fue juzgado el sacerdote canario Juan de Villalpando, pero su pena fue de cuatro años de reclusión en un convento y a no predicar ni confesar de por vida. En el segundo se juzgó al presbítero Juan Crisóstomo de Soria y fue condenado a dos años de reclusión en su casa, privación perpetua de predicar y ministrar sacramentos y 200 ducados de multa para el Santo Sacramento.

- Noviembre de 1630: 50 reos, de ellos seis quemados en estatua y ocho en persona.

- 26 de Octubre de 1631; 16 de Octubre de 1633; 1643; 1644; 29 de Marzo de 1648; 2 de Marzo de 1653; 25 de Mayo de 1653; 13 de Abril de 1660; 11 de Marzo de 1691; 30 de Noviembre de 1693; 14 de Diciembre de 1721

Entre todos estos años hubieron muchos más autos de fe que se celebraron ya que lo normal eran uno o dos como mínimo por año. No es posible citar la cifra de personas que fueron quemadas en Sevilla, pero sí que podríamos aclarar según notas del cronista Ortiz de Zúñiga que desde 1481 hasta el 1524 se quemaron a más de 1.000 personas y otras 20.000 abjuraron. Muchos de estos fueron juicios por sodomía, hechicería, brujería, religión, etc.…

B. TRIBUNAL DE CÓRDOBA

Sabemos por los diferentes historiadores, que la Santa Inquisición no tardó mucho en tomar la ciudad de Córdoba después de asentarse sobre Sevilla. De hecho, tan solo pasó un año cuando dicho tribunal estableció sede en esta ciudad como lo aclara el siguiente artículo:

“En 1482 se erigió un Tribunal inquisitorial en la ciudad de Córdoba, al que se señaló, como ámbito de jurisdicción, un amplio territorio en el que estaba incluido el arcedianato de Écija”7

Diego Rodríguez de Lucero

El tribunal cordobés quedó marcado por el inquisidor Diego Rodríguez de Lucero que tuvo fama de siniestro, paranoico e integrista. Este mandó a quemar en un solo día al mayor número de víctimas de la historia de la inquisición, 107 en el auto de fe celebrado el 22 de Diciembre de 1504.Lucero condenó a la hoguera a más de doscientas personas en el breve lapso de cuatro años.

“La intransigencia de Lucero acabó por suscitar la animadversión de los ciudadanos de Córdoba, que, con la venia del marqués de Priego, asaltaron la prisión del Santo Oficio. A Lucero no le quedó otra que ponerse en cobro y, a la postre, expiar en prisión parte de sus crímenes. Los cordobeses, con todo, continuaron, largo tiempo, respirando por la herida. Herida por causa de que muchos paisanos habían muerto sin culpa.”8

7 Revista de la facultad de geografía e historia nº 4 1989 pags. 451-465

8 http://wikanda.cordobapedia.es/wiki/Inquisici%C3%B3n

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En cuanto a esto Juan G. Atienza en su libro “Guía de la inquisición en España” explica que la labor del inquisidor Lucero culminó con su intento de procesar a un gran número de inocentes, entre los que se contaban infinidad de fieles cristianos viejos, a los que acusó de acudir a supuestos antros convertidos en sinagogas. También intentó acusar a un gran número de nobles de los más influyentes y adinerados de la ciudad. Esto produjo una gran revuelta en el pueblo como indicamos en el párrafo anterior.

El tribunal en Córdoba también alcanzó fama por llevar a la penitencia de destierros y azotes a las conocidas brujas de Montilla.

Sede del Tribunal en Córdoba

“Por lo que se sabe a ciencia cierta, el tribunal de Córdoba tuvo su sede en dependencias de los reales Alcázares, donde se habilitó igualmente lugar para las cárceles de los procesados. Cuando los autos de fe eran de menor cuantía, con pocos acusados, se celebraban en la capilla de San Acacio, situado en el mismo recinto, o en la iglesia del convento de San Pablo, en la misma Judería. Para autos de fe de importancia relevante, se habilitaron los tablados en la plaza de la Corredera. Terminado el auto de fe los condenados a relajar eran conducidos a las afueras de la ciudad hacia al lado sudoriental y en la orilla derecha del Guadalquivir, a un lugar llamado por mucho tiempo, el quemadero Marrubial y más tarde Campo de la Verdad.”9

Pasada la etapa de Lucero, el tribunal cordobés fue perdiendo fuerza, de forma que los autos de fe se fueron convirtiendo en una confesión pública y la mayoría de procesos inquisitoriales se saldaba con la prescripción de una par de oraciones y alguna que otra misa. Los tormentos comenzaron a ser inusuales en el Santo Oficio de Córdoba. No extrañamente, los acusados eran puestos en libertad por defecto de probanza. De esta manera y más detalladamente podemos ver la siguiente ilustración:

“Alonso de Castro, soldado lucentino, que, sospechoso de haber alabado a los luteranos, fue, empero, absuelto y liberado el día 24 de octubre de 1563. Los magistrados del Santo de Oficio de Córdoba eran comprensivos y benévolos y tenían en cuenta, según se desprende de la literalidad de sus dictámenes.”10

Autos de fe y la jurisdicción en Écija.

Como anotamos al principio, Córdoba tenía jurisdicción sobre otras ciudades como Écija. El hecho de que se sepa tan poco sobre las actuaciones de la inquisición en Córdoba y en Écija, se debe a que los documentos que debieron conservarse en el archivo de la Inquisición de Córdoba, desaparecieron en el siglo XIX. Con estas palabras, lo expresa María Palacios Alcalde en un artículo publicado en la Revista de la Facultad de Geografía e Historia:

“Así, cuanto hoy sabemos de lo actuado por la Inquisición cordobesa, lo hemos conocido por otros archivos, concretamente, el del Consejo de la Suprema y General Inquisición, conservado actualmente en el Archivo Histórico Nacional.

9 Juan G. Atienza. Guía de la inquisición en España. ED.: Ariel (Barcelona 1988) p. 195

10 http://wikanda.cordobapedia.es/wiki/Inquisici%C3%B3n

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Allí quedaron numerosas noticias en la correspondencia que mantuvo el Tribunal de Córdoba con su central, que lo era el Consejo, pero todas ellas son posteriores a las fechas que marcan la andadura inicial de la Inquisición, aquélla, precisamente, en que se reprimió especialmente a los conversos.”11

La acción inquisitorial de Córdoba en la ciudad de Écija no fue sino a mediados del siglo XVI, reinando en la monarquía católica el rey Felipe II. Por lo que podemos situar que desde 1558 a 1730 habrían sido sentenciadas unas ciento catorce personas de Écija.

Aparte del auto de fe ya citado del 22 de diciembre de 1504, hemos podido recopilar los siguientes, que están relacionados con la jurisdicción en Écija:

El 24 de Octubre 1563 hubo un auto de fe celebrado en la catedral de Córdoba donde fueron sentenciados seis herejes de los cuales uno era de Écija, el arriero Luis Jiménez, a quién se le hizo abjurar como levemente sospechoso de herejía y se le expuso a la vergüenza pública con una soga atada al cuello. Su pecado no fue tanto religioso, sino moral, ya que según decían las acusaciones, él defendía o declaraba que se podía tener relaciones sexuales con una mujer si se le pagaba sin que eso fuera necesariamente pecado.

A rasgos generales podemos dividir la actuación de la Inquisición en Écija en tres etapas distintas:

- Primera etapa : se sitúa entre 1558 y 1592. Ninguna de las veintidós personas de cuyos casos tenemos noticia, fueron procesados por causa que tuviera que ver con el judaísmo y esta circunstancia es la que caracteriza esta primera fase

- Segunda etapa : fue del 1593 al 1724 cuando Écija en 1593 tenía unos 6.000 habitantes. El control inquisitorial era formado por dos comisarios, un notario y diez familiares. Las investigaciones se realizaron en torno a los judaizantes, tras una visita del inquisidor cordobés Alonso Jiménez de Reinoso.

Los autos de fe que se realizaron fueron los siguientes:

*Mayo de 1595: 29 ecijanos en la plaza de la Corredera de Córdoba.

*Marzo de 1597: 22 judaizantes ecijanos.

*1598: Dos autos de fe que no llegaron a los sesenta judaizantes.

*1655: Cinco varones y dos mujeres por judaizar.

*1721; 1722; 1723; 1724

- Tercera etapa : fue del 1726 al 1730 donde se celebraron dos autos de fe nada más.

11 María Palacios Alcalde. Revista de la Facultad de Geografía e Historia, núm. 4, 1989, págs. 451-465

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C. TRIBUNAL DE JAEN

El tribunal de la Inquisición en la ciudad de Jaén se fundó en el 1483, un año después que el de Córdoba. Fue el tercero después de Sevilla y Córdoba ya que era una ciudad donde habitaba gran número de judíos. Hacia 1507 su distrito comprendía el obispado de Jaén, adelantamiento de Cazorla y el Campo de Montiel, Guadix-Baza, el arcedianato de Alcaraz y la villa de Beas de Segura. Este desapareció en el 1526 pasando este tribunal al territorio de Granada.

Sede de la inquisición jienense.

Existen diferentes teorías de donde podría asentarse el tribunal de Jaén. Se cree que uno de los lugares podría haber sido el Convento de Santo Domingo, ya que era de la Orden Dominica. El investigador Ximena Jurado cree que pudiera alojarse en la Parroquia de Santa Cruz o llamada Casa del Condestable. Lo que sí se sabe con certeza es que la residencia del tribunal de Jaén fue a menudo volante, puesto que hay momentos en que se detecta su asentamiento en Alcaraz, así como en otros puntos del distrito.

Primeros Inquisidores

Los primeros inquisidores de Jaén fueron el licenciado Juan García de Cañas y fray Juande Yarza. También fue inquisidor el popular prelado Alonso Suárez de la Fuente del Sauce, obispo de Jaén entre 1500 y 1520. El tribunal jiennense estaba compuesto en el siglo XVI por dos inquisidores, un fiscal, un juez de bienes confiscados, un alguacil, tres notarios, un carcelero, un nuncio y un portero, sus gastos rondaban los 430.000 maravedís anuales.

Entre las figuras a destacar podríamos mencionar a Diego de Deza, que no sólo fue el Obispo de Jaén, sino que también sucedió como cargo de inquisidor a Tomás de Torquemada en el 1498. A finales del 1502 en la posada de dicho Obispo, Diego de Deza, era donde se hacían las reuniones del Consejo de la Suprema y General Inquisición, según fuentes de información.

Autos de fe

Los autos de fe se celebraban en la plaza de Santa María donde estaba el ayuntamiento de la ciudad.

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Plaza Santa María (Jaén) en el 1502 Plaza Santa María (Jaén) Hoy

Sobre los autos de fe celebrados en Jaén no se presentan muchos más datos de los recogidos. Tan sólo algunos artículos cifran las víctimas a unos ciento trece. Posiblemente se deba al hecho de que en poco tiempo la jurisdicción pasara al territorio de Granada como anotemos al principio.

Según Llorente entre 1483 y 1495 el Tribunal de Jaén condenó a 560 a ser quemadosvivos, 380 quemados en esfigie y 5.444 fueron penitenciados, datos éstos que los eruditos consideran exagerados ya que es imposible obtener una estadística exacta del número de acusados y sentenciados en el reino de Jaén debido a la ausencia de documentación que, a pesar de tener constancia de que se celebraron, no se han conservado sus fuentes documentales.

No obstante de la documentación obrante se han podido obtener contabilizar las siguientes cifras referidas a Jaén:

1ª mitad del s. XVI: 3.618 condenados o reconciliados 2ª mitad del s. XVI: 531 sentenciados Siglo XVII.........: 556 Siglo XVIII .......: 159 TOTAL:.............: 4.86412

Parece ser que con la ascensión del Obispo Diego al grado de Inquisidor General, la cosa pintaba aún peor para la población sefardí.

En el 1500 se construyó el friso gótico de la Catedral de Jaén que fue una alegoría a la Inquisición y que lanza un mensaje de advertencia a los judíos y a todos aquellos que no obedeciesen los preceptos de la Iglesia y los valores que esta imponía. En el comienzo del friso se coloca una imagen que hoy se le conoce como “mona”, pero que no es una mona sino un judío.

12 http://www.iuventa.org/juderia/documentos/inquisicion.pdf.

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D. TRIBUNAL DE GRANADA

Acerca de la constitución del Tribunal de Granada, el historiador Evangélico Gabino Fernández Campos, en su libro “Reforma y contrarreforma en Andalucía”, nos dice lo siguiente:

“Cuando se constituyeron los tribunales de Sevilla (1481), Córdoba (1482), y Jaén (1483), Granada todavía no había sido conquistada. Y después de su capitulación hasta 1526 dependió del tribunal de Córdoba. En el último año citado desaparece el de Jaén y se crea el de Granada. El nuevo distrito correspondía, más o menos, con las actuales provincias de Granada, Málaga, Almena y parte de Jaén.”13

Según la información de Gabino, el distrito de Granada abarcaba Málaga, Almena y parte de Jaén, pero Juan G. Atienza nos amplía la información. Según él la demarcación juridiccional del tribunal granadino comprendía los obispados de Guadix, Almería y Málaga, más el arzobispado de la misma Granada y las Abadías de Écija y Baza. Se perdía el obispado de Jaén de donde procedía este tribunal, que pasaba a depender con el de Villa Real, del distrito de Córdoba.

La orden de constituir el Tribunal en Granada fue por mano de Carlos V en 5 de Noviembre de 1526. Sus primeros ministros fueron el licenciado Hernando de Montoya, inquisidor mayor; el licenciado Juan Ibáñez, inquisidor; el licenciado Hernando Duque de Estrada, fiscal; Hernando de Soto, alguacil mayor; y el licenciado Guerrero, secretario del secreto.

Sede de la Inquisición granadina

En un principio la sede de la Inquisición en Granada se ubicó en el Convento de Santa Cruz la Real, que aun existe en la plaza de Santo Domingo, el cual construyeron con los bienes confiscados a los judíos por el Santo Oficio. Con el tiempo la sede se trasladó donde sería su lugar definitivo, instalándose en la calle de Elvira, en la casa que aún hoy

13 Gabino Fernández Campos. Reforma y Contra reforma en Andalucía. ED.: Publidisa. (España 2006) p. 79

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es de los padres jesuitas, en frente de la iglesia parroquial del Sagrado Corazón de Jesús, donde se celebraron numeroso autos de fe.Por los datos que se tienen, los autos de fe de la inquisición granadina no sólo se celebraron en la parroquia mencionada. Hubo otros lugares donde se celebraban los de menor cuantía, como la iglesia de Santa María, el convento de Nuestra Señora de la Merced de las Calzadas y la de Mercaderías Descalzas. Los grandes autos de fe preparaban sus tablados en la plaza Bib-Rambla. El quemadero inquisitorial se situó fuera de los muros de la ciudad pasada la puerta de Elvira.

Puerta de Elvira en la actual Granada

Los autos de fe

El 30 de Mayo de 1672 hubo un auto de fe en la plaza Bib-Rambla. En esta predicó Antonio Vergara que era prior del convento de Cádiz. Se leyó las causas de noventa reos. Veinte de ellos fueron relajados en estatuas y algunas con huesos, unos por muertos y otros por fugitivos declarando a sí mismo a dos de ellos por admitidos a reconciliación que debían gozar de las oraciones de los fieles, y otros sufragios. A la cuatro de la tarde se entregaron a la justicia real 18 estatuas y seis personas que fueron conducidas a las llamas. Cinco a los que torturaron con garrote, se arrepintieron quedando sólo Rafal Gómez Salceda a quién le llamaban el Rafaelillo y que tenía 19 años cuando lo consumió vivo el fuego. Cerca de las 11 de la noche absolvieron a los restantes. La misa acabó cerca de las 12 de la noche haciendo notar que el presidente y el inquisidor más antiguo no se levantaron de sus asientos hasta acabar el acto.

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Plaza Bib-Rambla de Granada donde se celebraban los autos de fe

Otros autos de fe en Granada se celebraron en las siguientes fechas:- 6 de Diciembre de 1554- 25 de Marzo de 1574: diez luteranos- 1723

La Inquisición encausó en sus visitas al Reino de Granada entre 1560 y 1620 a 1.495 personas, de las cuales 499 fueron condenadas, la mayoría por la práctica de actividades propias de la religión musulmana, blasfemias o el ejercicio de la hechicería. Así lo recoge el profesor de la Universidad de Granada José Mª García Fuentes en el libro "Visitas de la Inquisición al Reino de Granada", publicado por la entidad docente y en el que revisa la labor del tribunal eclesiástico en su lucha contra las heterodoxias de judaizantes, mahometanos y luteranos y en defensa de la moral y las buenas costumbres católicas.

Otros acontecimientos de interés

Un punto interesante a mencionar de la inquisición granadina, el cual nos muestra los intereses económicos del Santo Oficio es la Bula Papal que se expidió el 2 de Diciembre de 1530. Esta concedía al inquisidor poder absolver a los moriscos granadinos de sus herejías, a pesar de que estos reincidieran en ellas, lo que para cualquier otro reo hubiera significado la hoguera. La excusa que se dio era “la ignorancia y falta de instrucción” de aquellos moriscos. Pero la realidad era que la población granadina eran moriscos pobres, lo que habría supuesto para el Santo Oficio más gastos que beneficios debido a que este subsistía en gran parte por las confiscaciones de los bienes de los acusados.

El archivo de la inquisición de Granada fue entregado a las llamas en el año de 1823 por temor de que un cambio político reprodujese sus persecuciones. Unas cuantas causas se salvaron de su voracidad. Es por eso que resulta difícil hallar más

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información de la que hemos presentado acerca de los autos de fe celebrados en Granada.El mismo edificio, situado en la plazeta de Santiago, fue también demolido en aquella época, y hoy es solo un montón de ruinas perteneciente al dominio privado.

E. TRIBUNAL DE JEREZ DE LA FRONTERA

Del tribunal de Jerez, sólo podemos hacer una pequeña mención, debido a que no hay mucha información. No parece claro el momento exacto de su fundación. Parece ser que a comienzos de 1491 ya estaba funcionando. Su distrito comprendía el obispado de Cádiz y la ciudad de Jerez, Más tarde llegó incluso a comprender la zona del antiguo reino de Granada hasta septiembre de 1502. No obstante, en 1507 el tribunal desapareció y sus territorios quedaron bajo la órbita del tribunal sevillano.

CONCLUSIÓN

La Inquisición fue un asco. Si es verdad que la Inquisición quiso acabar con lo que ellos llamaron herejías, debido al deseo de las autoridades tanto religiosas como monárquicas que quisieron mantener una España libre de cualquier doctrina que pudiera, según ellos, socavar al nacional catolicismo, que para ellos era la única religión verdadera. Esto les llevó a un abuso de poder en el que juzgaban a cualquiera que pareciera sospechoso y en muchas ocasiones no solo fueron las acusaciones de herejía lo que les movió a dictar sentencias, sino un ansia de riquezas les llevaba a confiscar bienes a través de falsas acusaciones.También hemos podido comprobar el peligro que conllevaba vivir en aquella época ya que cualquier persona podía acusar a su vecino ya fuera por envidias, o por una simple intuición. Las personas que eran acusadas en mucha ocasiones habiendo sido inocentes debían pasar por las cámaras de tortura declarando al final confesiones inventadas con el fin de que cesaran dichos castigos ya que el declarar que eran inocentes aún siendo verdad, en muchas ocasiones no era suficiente información para socavar el deseo del tribunal.

El espíritu y la sensación que la inquisición dejó en España fue demasiado frío y por demasiado tiempo como para olvidar que aquello que no fuese católico era lo suficiente malo como para ser castigado. Este espíritu nos acompaña aún en muchos pueblos de España donde el reconocer que tu fe es diferente a la del resto es motivo de exclusión o repulsión, o por lo menos de miradas extrañas y amenazantes. Esta es, entre otras cosas, la herencia que una religión estatal nos dejó.

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BIBLIOGRAFÍA

Diccionario ilustrado de la lengua española. ED.: Ramón Sopena. Barcelona 1993

Antonio Domínguez Ortiz. Autos de la inquisición de Sevilla (siglo XVII) ED.: BTS Sevilla 1981

Juan G. Atienza. Guía de la inquisición en España. ED.: Arín. Barcelona 1988

Juan Antonio Llorente. Historia crítica de la Inquisición en España. ED.: Reciente Hiperión. Madrid 1980

Juan G. Atienza. Guía de la inquisición en España. ED.: Ariel. Barcelona 1988

María Palacios Alcalde. Revista de la Facultad de Geografía e Historia, núm. 4, 1989

Gabino Fernández Campos. Reforma y Contra reforma en Andalucía. ED.: Publidisa. España 2006

Samuel Vila. Historia de la Inquisición y la reforma. ED.: CLIE. Tarrasa 1977

José María Martínez. La España evangélica de ayer y de hoy. ED.: CLIE. Tarrasa 1994

http://www.pachami.com/Inquisicion/Espa.htm

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http://www.iuventa.org/juderia/documentos/inquisicion.pdf