La Historia Amenazada - Eric Hobsbawm

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  • Eric Hobsbawm. La Historia Amenazada.Zona Ergena. N 22. 1994.

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    LA HISTORIA AMENAZADA

    ERIC HOBSBAWM

    Sobre la responsabilidad y la historia, y sobre los riesgosde su manipulacin - por el fundamentalismo religioso o de

    mercado - toma posicin E.H. (el historiador ingls masreconocido en la actualidad, marxista crtico y perseverante,

    que acaba de sacudir el agua del estanque intelectual mundialcon su reciente cuarto volumen sobre la historia del

    capitalismo) en esta oportuna conferencia de apertura de laUniversidad Centroeuropea, recientemente inaugurada en

    Budapest.

    Yo pensaba que la profesin de historiador, a diferencia de otrascomo la de fsico nuclear, por ejemplo, sera al menos inofensiva.Ahora s que no lo es. Nuestros estudios pueden convertirse enfbricas de bombas como los talleres en los que el IRA ha aprendidoa transformar fertilizantes qumicos en explosivos. Este estado decosas nos afecta de dos formas. Tenemos una responsabilidad antelos hechos histricos en general y la responsabilidad de criticar lasmanipulaciones poltico-econmicas de la historia en particular. Loshistoriadores encuentran que se les otorga el inesperado papel deactores polticos.

    No hace falta que diga mucho sobre la primera de estas dosresponsabilidades. No tendra que decir nada si no fuera por doshechos. Uno es la moda actual de los escritores que basan losargumentos de sus novelas en la realidad actual en lugar deinventarlos, difuminando as la frontera entre acontecimientoshistricos y ficcin. La otra es el auge de las modas intelectuales"postmodernistas" en las universidades occidentales, especialmenteen los departamentos de literatura y antropologa, que implican quetodos los "hechos" que reclaman una existencia objetiva sonsimplemente construcciones intelectuales. En resumen, que no hayuna diferencia clara entre realidad y ficcin. Pero la hay, y para loshistoriadores, incluso para los militantes ms antipositivistas, lacapacidad para distinguir entre una y otra es absolutamentefundamental. No podemos inventar nuestros hechos. O bien Elvis

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    Presley est muerto o no lo est. La pregunta puede resolverse sinambigedades en base a la evidencia, siempre que exista unaevidencia fiable, cosa que a veces ocurre. 0 bien el gobierno turcoactual, que niega el intento de genocidio de los armenios de 1915,tiene razn o no la tiene. La mayora de nosotros rechaza cualquiernegacin de esta masacre desde un discurso histrico serio, aunqueno haya forma igualmente no-ambigua de elegir entre diversasmaneras de interpretar el fenmenos o de situarlo en un contextohistrico ms amplio. Recientemente unos fanticos hindesdestruyeron una mezquita en Aydoyha, aparentemente porque lamezquita haba sido impuesta a los hindes por el conquistadormusulmn mongol Babur en un lugar especialmente sagrado quemarcaba el lugar de nacimiento de Rama. Mis colegas y amigos de lasuniversidades de la India publicaron un estudio que mostraba: a) quenadie hasta el siglo XIX haba sugerido que Ayodhya fuera el lugar denacimiento de Rama y b) que la mezquita con toda probabilidad nohaba sido construida en tiempos de Babur. Ojal pudiera decir queeste estudio tuvo efectos importantes en la efervescencia del partidohind que provoc el incidente, pero al menos ellos cumplieron consu deber como historiadores, para beneficio de los que saben leer yque se ven expuestos a la propaganda de la intolerancia, ahora y enel futuro. Hagamos nuestro trabajo.

    Pocas de las ideologas de la intolerancia estn basadas ensimples mentiras o en ficciones sin ninguna prueba. Despus de todo,hubo una batalla en Kosovo en 1389; los guerreros serbios y susaliados fueron derrotados por los turcos y eso dej profundascicatrices en la memoria popular de los serbios, aunque de eso no sededuce que est justificada la opresin de los albaneses, que ahoraconstituyen el 90 por ciento de la poblacin de la regin, o lareivindicacin serbia de que esa tierra es esencialmente suya.Dinamarca no reclama la gran parte del este de Inglaterra que fuecolonizada y gobernada por los daneses antes del siglo XI, que siguisiendo conocida como Danelaw y cuyos topnimos todava sonfilolgicamente daneses.

    La manipulacin ideolgica ms corriente de la historia se basams en el anacronismo que en las mentiras. El nacionalismo griegoniega a Macedonia incluso el derecho a su nombre porque alega quetoda Macedonia es esencialmente griega y parte de una nacin-estado griega, quizs desde que el padre de Alejandro Magno, rey deMacedonia, se convirti en el gobernante de las tierras griegas de la

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    pennsula balcnica. Como todo lo referente a Macedonia, ste es unasunto que dista mucho de ser acadmico, pero har falta muchavalenta para que un intelectual griego diga que, histricamentehablando, esto es absurdo. No haba ninguna nacin-estado griega nininguna otra entidad poltica nica griega en el siglo IV antes deCristo; el Imperio Macedonio no tena nada que ver con los griegos nicon ninguna otro nacin-estado moderno, y en cualquier caso, esmuy probable que los antiguos griegos consideraran a losgobernantes macedonios, al igual que posteriormente a susgobernantes romanos, como brbaros y no como griegos, aunque,indudablemente, eran demasiado educados y cautos como paradecirlo.

    Adems, Macedonia es histricamente una mezcla taninextricable de etnias diversas -no en vano ha dado su nombre a lasensaladas de frutas francesas - que cualquier intento de identificarlacon una sola nacionalidad no puede ser admitido. Si hemos de serjustos, los extremos del nacionalismo macedonio de la emigracintambin deberan ser rechazados por la misma razn, al igual quetodas las publicaciones de Croacia que, de alguna forma, tratan deconvertir a Zvonimir el Grande en el antepasado del presidenteTudjman. Pero es difcil enfrentarse a los inventores del libro escolarde historia nacional, aunque algunos historiadores de la Universidadde Zagreb, a los que me honra contar como amigos, tienen el corajede hacerlo.

    Estos y otros intentos de sustituir la historia por el mito y lainvencin no son meras bromas intelectuales. Despus de todo,pueden determinar lo que se pone en los libros de texto escolares,como saban muy bien las autoridades japonesas cuando insistieronen una versin purgada de la guerra japonesa en China para serutilizada en las escuelas japonesas. El mito y la invencin sonesenciales para la poltica de la identidad mediante la cual grupos degente hoy en da, definindose en base a factores tnicos, religiosos,o en base a las fronteras antiguas o actuales de los estados, intentanhallar alguna certeza en un mundo incierto y tambaleante diciendo:"Somos diferentes y mejores que los Otros". Ellos nos preocupan enlas universidades porque la gente que formula esos mitos ainvenciones son personas educadas: maestros de escuela, laicos yreligiosos, profesores de universidad (espero que no muchos),periodistas, productores de radio y televisin. Hoy en da muchos deellos habrn estudiado en alguna universidad. No nos equivoquemos.

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    La historia no es un recuerdo ancestral ni una tradicin colectiva. Eslo que las personas aprendieron de los sacerdotes, maestros deescuela, de los autores de libros de historia y de los compiladores deartculos de revistas y de programas de televisin. Es muy importanteque los historiadores tengan presente su responsabilidad, que es, porencima de todo, mantenerse al margen de las pasiones de la polticade identidad -aunque tambin las sientan. Tambin somos humanos,al fin y al cabo.

    De la importancia de este asunto da idea un artculo reciente deAmos Elon sobre la forma en la que el genocidio de los judosperpetrado por Hitler ha sido convertido en un mito legitimador de laexistencia del estado de Israel. Y ms que eso: en los aos degobierno de derechas, se convirti en una especie de afirmacin ritualnacional de identidad y de superioridad del estado israel y en unelemento central del sistema oficial de creencias nacionales, junto ala de Dios. Elon, que investiga la evolucin de esta transformacin delconcepto del "holocausto" argumenta, en la misma lnea que elministro de educacin del gobierno israel, que la historia debesepararse ahora del mito, del ritual y de la poltica nacionales. Comono-israel, aunque judo, no expreso mi opinin sobre este punto.

    Sin embargo, como historiador, constato con tristeza unaobservacin de Elon. Es la de que las principales aportaciones a lahistoriografa del genocidio, hechas por judos y no-judos. no fuerontraducidas al hebreo, como la gran obra de Hilberg, o lo fueron conconsiderable retraso y adems a veces con rectificaciones editoriales.La historiografa rigurosa del genocidio no ha reducido su carcter detragedia inenarrable.

    Pero precisamente este caso abre la puerta a la esperanza,porque en l encontramos historia mitolgica o nacionalista criticadadesde dentro. Constato que la historia del establecimiento de Israeldej de escribirse en ese pas esencialmente como propagandanacional o polmica sionista unos cuarenta aos despus de lacreacin del estado. He visto lo mismo en la historia de Irlanda.Aproximadamente medio siglo despus de que Irlanda consiguiera laindependencia, los historiadores irlandeses ya no escriban la historiade su isla en los trminos de la mitologa del movimiento deliberacin nacional. La historia irlandesa, tanto en la repblica comoen el norte produce obras brillantes porque ha conseguido liberarse.Este es un punto que tiene implicaciones y riesgos polticos. Lahistoria que se escribe hoy rompe con una tradicin que va desde los

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    fenianos al IRA, que siguen luchando en nombre de los viejos mitoscon pistolas y bombas. Pero el hecho de que haya una nuevageneracin que pueda distanciarse de las pasiones, de los momentostraumticos y constitutivos de la historia de sus pases, es un signode esperanza para los historiadores.

    Pero no podemos esperar a que pase las generaciones. Tenemosque oponer resistencia a la formacin de mitos nacionales, tnicos yde otro tipo, a medida que se vaya formando. Thomas Masaryk,fundador de la Repblica Checa, no fue popular cuando entr en laesfera poltica como el hombre que demostr, con pesar pero sindudas, que los manuscritos medievales en los que se basaba granparte del mito nacional checo eran falsos. Pero hay que hacer estascosas y espero que aquellos de vosotros que seis historiadores lashagis.

    Eso es todo lo que quera decir sobre el deber de loshistoriadores. Pero, antes de terminar, quiero recordaros una cosamas. Vosotros, como estudiantes de esta universidad, sois personasprivilegiadas. Es probable que, como exalumnos de una institucindistinguida y de prestigio, tengis un buen estatus social, mejorescameras profesionales, y que ganis ms que otra gente, aunque nocomo empresarios de xito. Lo que quiero recordaros es algo que medijeron cuando empec a dar clases en la universidad: "La gente porla que est ah" me dijo mi profesor, "no son los estudiantesbrillantes como t mismo, son los estudiantes del montn, conmentes aburridas que consiguen titulaciones poco interesantes desegunda clase y cuyos exmenes parecen todos iguales. La gente deprimera fila sabr salir adelante, aunque disfrutar ensendoles,pero los otros son los que lo necesitan".

    Es en verdad no solo para la universidad, sino tambin para elmundo. Los gobiernos, la economa, las escuelas, todas las cosas, noson para el provecho de las minoras privilegiadas. Nosotros podemosarreglrnoslas por nuestra cuenta. Es para el provecho de la gentecomn, de los que no son especialmente listos o interesantes (amenos que nos enamoremos de uno de ellos), sin un alto nivel deeducacin, sin xito ni perspectivas de tenerlo, es decir, sin nadaespecial. Es para la gente que, a lo largo de la historia, ha entrado enella tan slo en las partidas de bautismo, certificados de matrimonio yde defuncin. Cualquier sociedad en la que merezca la pena vivir esuna diseada para ellos, no para los ricos, los listos o losexcepcionales, aunque cualquier sociedad en la que merezca la pena

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    vivir debe ofrecer espacio y un mbito para esas minoras. Pero elmundo no ha sido hecho para nuestro provecho personal, ni tampocoestamos en el mundo para nuestro provecho personal. Un mundo quemantenga que se es su fin no es un mundo bueno y no deberadurar.