La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

74

Transcript of La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Page 1: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang
Page 2: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 2

Page 3: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 3

[Orejas]

La serpiente blanca Narraciones folclóricas chinas

La presente colección contiene 20 cuentos populares del lago del Oeste, de Ancheu, tan renombrado por su singular belleza y valiosos monumentos artísticos e históricos. Ancheu es uno de los lugares turísticos más visitados de China. El pueblo de Ancheu, a lo largo de milenios, mientras usufructuaba y embellecía ese lago y alrededor, fue creando hermosos y originales cuentos de variadísima temática. Temas que abarcan desde los más conocidos y pintorescos lugares y los monumentos de valor histórico hasta los originales productos autóctonos, desde las lides indómitas del pueblo hasta las leyendas de mutaciones naturales acerca del Sol, de la Luna y de las estrellas, así como las montañas, ríos, lagos y mares. Además, narraciones sobre poetas y bonzos.

La hija del rey dragón Cuentos de la dinastía Tang

La dinastía Tang (618–907) constituyó la edad de oro de la literatura china. Sus numerosos cuentos de temas sobrenaturales, políticos, aventurescos y amorosos, con lenguaje pulido y riqueza de detalle, brindaron una imagen auténtica y vívida del pueblo y de la sociedad de entonces.

En esa edición se recopilaron diez de los mejores cuentos de esa dinastía, con cinco ilustraciones pertenecientes a la dinastía Ming (1368–1644).

Page 4: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 4

Digitalizado en abril de 2014

La edición en papel es portada empastada, teniendo una sobreportada suelta, que son las dos ilustraciones arriba.

La hija del rey dragón Cuentos de la dinastía Tang

Las ilustraciones fueron obtenidas en ediciones de piezas teatrales de fin del siglo 16 y comienzo del 18, inspiradas en cuentos pertenecientes al

período de la dinastía Tang

Primera edición, 1980

Ediciones en lenguas extranjeras Baiwanzhuang 24, Pequín, China

Page 5: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 5

Distribuidor: Guoji Shudian

Apartado postal 399, Pequín, China

Impreso en la República Popular China Impresión: Talleres gráficos de lenguas extranjeras

Page 6: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 6

Page 7: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 7

Índice Prefacio

El mono blanco - anónimo Ren, la zorra encantada - Shen Jiji La hija del rey dragón - Li Chaowei La hija del príncipe Huo - Jiang Fang El gobernador del estado tributario del sur - Li Gongzuo La historia de la bella Li Wa - Bai Xingjian Wushuang, la incomparable - Xue Diao El derrochador y el alquimista - Li Fuyán El esclavo cunlún - Pei Xing El hombre de barba rizada - Du Guangting

Page 8: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 8

Prefacio I

La dinastía Tang (618–907) constituyó la edad de oro de la literatura china. Nel corto espacio de 290 años se manifestaron numerosos poetas y escritores tales como Li Bai, Du Fu, Bai Juyi, Li Gongzuo y Bai Xingjian, que dejaron inmortales obras maestras. Más de 50 mil poemas y 400 relatos de la dinastía Tang permanecen, resaltando la gloria de la secular civilización de China.

La novela existía en estado embrionario en la época de las seis dinastías (222–589). Entonces brotaron múltiples cuentos y anécdotas interesantes. Sin embargo, sea porque se trataban de historias extrañas o actos y dichos de hombres célebres, la mayoría de esos relatos no pasaba de esbozo o simples anécdota. Hu Yinglin (1551–1602), un crítico perteneciente a la dinastía Ming, escribió:

El período de las seis dinastías es fértil en cuentos extraños, cuya mayor parte no fue inventada deliberadamente pero basada en rumores, en narraciones deformadas por la tradición oral. Recién durante la dinastía Tang los escritores comenzaron a escribir con su propia imaginación.

En efecto, en esa dinastía aparecieron cuentos de gran vuelo, con lenguaje pulido y riqueza de detalles que brindan una imagen auténtica y vívida del pueblo y de la sociedad de entonces. La poesía y la novela fueron las dos formas literarias más desarrolladas en esa época. En la dinastía Song, Hong Mai (1123–1202) expresó:

Debemos estudiar las novelas tang. Hasta los más pequeños hechos son exquisitamente emocionantes y muy seguido el lector sucumbe a su encanto, sin caer en cuenta de ello. La novela y la poesía Tang son maravillas de su época.

Para comprender el porqué de ese desarrollo tan rápido tenemos que volver tiempo atrás. La dinastía Tang quedó establecida a continuación de la revuelta campesina del final de la dinastía Sui

(581–618). Li Yuan, primer emperador de los Tang, y su hijo Li Shimin aprovecharon la sublevación campesina para ocupar Chang'an y se apropiar de los frutos de su victoria. Nel comienzo del siglo 7 completaron la unificación del país, así poniendo fin a cuatro siglos de separatismo local, de invasión extranjera y de caos que siguieron a la caída de la dinastía Han (-220). Li Shimin fue uno de los más destacados emperadores de la China medieval. Detuvo la amenaza de invasiones foráneas, desarrolló las regiones fronterizas y abrió la ruta hacia el oeste, dando así nuevo impulso al intercambio económico y cultural entre el leste y el oeste. Con el desenvolvimiento de fuerzas productivas se engendró un gran renacimiento cultural. Literatura, arte, música, danza y escultura florecieron como nunca.

A medida que el comercio prosperaba surgían grandes ciudades. Chang'an, actual Xi'an, sirve de cuadro a seis cuentos del presente libro: Liangzhou, Yangzhou, Guangzhou y otras ciudades, eran centros prósperos del comercio con el exterior. Comerciantes árabes, sacerdotes y profesores extranjeros llegaron en gran número a China. Había de 4000 a 5000 extranjeros en la ciudad de Chang'an. Las exigencias de la nueva clase urbana de comerciantes, en cuanto a literatura y entretenimiento, constituyeron un fuerte estímulo para el desarrollo de la poesía y de la literatura nacional y regional, en los géneros más variados. Sobre esa base creció la novela corta.

Otro factor a tener en cuenta es el conflicto que estallaría inevitablemente entre la clase urbana naciente y todo lo que caía en decadencia nel viejo sistema feudal. Ese conflicto fue una mina temática para la literatura. Así, pues, el puesto importante otorgado a los relatos de la dinastía Tang en la historia de la literatura china reposa nel hecho de que sus autores nos brindaron una pintura romántica pero relativamente realista y emotiva, de la vida en aquella época. Las rivalidades intestinas de la clase dominante y la oposición popular a los señores feudales nel curso de la dinastía Tang están bien reflejadas en esas obras.

II Los diez relatos de esta recopilación pueden ser divididos en tres categorías principales: Historias

sobrenaturales, con tema político o de aventura, y de amor. Los acontecimientos sobrenaturales constituyen el motivo de la mayoría de todas las primitivas

novelas cortas. China tuvo siempre una rica mitología. Luego de la introducción del budismo nel país las historias de fantasma y de espíritu se volvieron aún más populares que durante las seis dinastías, período nel cual, sin embargo, proliferaron dichos cuentos. Ren, la zorra encantada, La hija del Rey Dragón y El derrochador y el alquimista pertenecen a la primera categoría. Difieren de las primitivas novelas del mismo tipo por sus intrigas cerradas y detalles más coloridos. Son, de hecho, obras de arte consumadas, penetradas de toda la vitalidad de su tiempo.

Las sátiras políticas y las narraciones de aventuras son otro aspecto bien caracterizado de los cuentos de la dinastía Tang. El gobernador del estado tributario del sur, El mono blanco, El hombre de barba

Page 9: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 9

rizada y El esclavo cunlún pertenecen a esa clase. Los cuentos de aventura se originaron nel fin de la dinastía Tang, cuando el poder imperial declinaba.

Después de la revuelta de An Lushan, en 755, el gobierno central se debilitaba a paso acelerado, en tanto los caudillos militares locales devenían cada día más poderosos y creaban feudos independientes.

Para reforzar su poderío y extender su territorio, esos señores explotaban y sojuzgaban cruelmente al común del pueblo, mientras por miedo a ser asesinados se rodeaban de espadachines y guardias. El pueblo simple soñaba con héroes que aparecerían de pronto para los liberar del sufrimiento y derribar a los tiranos opresores. Entonces esos cuentos innumerables sobre gente de espada y campeones populares. Gu Sheng, en Wushuang, la incomparable, es el mismo tipo de héroe admirado por el pueblo. Lo mismo el bravo Mole que en El esclavo cunlún ayudó a su amigo Cui a encontrar la joven amada.

Sin embargo, la mayoría de los mejores cuentos tang es historia de amor. La hija del príncipe Huo, La historia de la bella Li Wa y Wushuang, la incomparable son cuentos releídos en su época.

Esas historias reflejan con claridad, a través del problema del matrimonio, el agudo conflicto entre la vieja y la nueva clase en la época tang. Es decir, entre las antiguas familias feudales y la clase que se desarrollaba en las ciudades. Los poderosos clanes feudales otorgaban gran valor al rango oficial y al origen de cuna. Observaban con rigidez las distinciones de clase y arreglaban las bodas siguiendo la condición y el rango social. Sus descendientes no tenían, pues, autorización para se casar con plebeyo. Las cantantes no podían pretender matrimonio con letrado. Incluso las hijas de familias respetables no eran libres de elegir según su corazón. Por eso justamente es al amor verdadero de personajes tales cuales la hija del príncipe Huo y el letrado Zheng. O sea, una pasión que no se deja arrastrar por falsos respetos a las condiciones sociales o a lo convencional, que los escritores dedican sus loas. Al contrario, el infiel Li es censurado por se casar con una dama rica y abandonar a la joven que lo quería sinceramente.

En esos relatos la ausencia de libertad en los matrimonios feudales es criticada severamente en tanto se cantan alabanzas a los enamorados que combaten los convencionalismos retrógrados y aspiran a un casamiento libre y feliz, asentado en un amor auténtico. Entonces que las historias de amor del período Tang, plenas de aspiración popular, fueron miradas como temas ideales por los dramaturgos de las dinastías Yuán (1280–1368) y Ming (1368–1644).

III Vimos también que los relatos Tang se multiplicaron sobre la cresta del movimiento político,

económico y cultural de la época. Continuaron la tradición de las seis dinastías en cuanto a historias sobrenaturales e, influenciados por el arte contemporáneo y la artesanía tanto cuanto por la literatura budista del país, brotaron rápidamente. Ricas en contenido ideológico, reflejan los diversos conflictos de la sociedad feudataria en la época Tang, al mismo tiempo que la vida brillante y opulenta de entonces. Evidentemente esos relatos tienen límite. El lenguaje es tan imaginativo que sólo los lectores de las clases más cultivadas podían los apreciar. Ello explica porqué, de cuando el sistema social de la dinastía Tang se desplomó, fueron reemplazados por una literatura más popular en las dinastías Song y Yuán, que se adaptó mejor a las necesidades de la clase urbana.

Los relatos de esta edición están clasificados en orden cronológico, con una breve nota sobre el autor. Estos diez cuentos brindan un buen ejemplo de las principales historias nacidas en la dinastía Tang, y a través de ellas podremos tener una idea de la riqueza y variedad del patrimonio literario de China.

Page 10: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 10

El mono blanco Anónimo

Este cuento es una sátira sobre el famoso calígrafo Ouyang Xiu, que tenía la fama de parecer un mono

Nota del editor

el año 545, bajo la dinastía Liang, el emperador envió al sur una expedición comandada por general Lin Qin, que al llegar a Guilin enfrentó a las fuerzas rebeldes coaligadas de Li Shigu y de Chen Che, mientras que su lugarteniente

Ouyang Ge penetraba hasta Changle, limpiando de enemigos todas las cavernas e se internando en terreno peligroso.

Resulta que la mujer de Ouyang, que tenía el cutis delicado y blanco, era de una belleza arrebatadora. Dijeron sus hombres:

— General, ¿por qué trajiste a una mujer tan bella? En esta región hay un dios que se jacta de raptar a todas las muchachas, y sobre todo no perdona a las más bellas. Es preciso redoblar la guardia.

Vivamente alarmado, en esa noche Ouyang dispuso que sus guardias rodeasen la casa, y escondió a su mujer en una habitación secreta, la encerrando con una docena de sirvientas a quienes encomendó la misión de la proteger.

La noche era muy oscura y soplaba un viento lúgubre. Sin embargo todo permaneció tranquilo hasta el alba. Finalmente, cansados de velar, todos comenzaron a dormitar. Repentinamente creyeron sentir una presencia insólita. Sorprendidos, despertaron y saltaron del suelo, pero la mujer ya desapareciera. La puerta permanecía cerrada y nadie supo cómo pudo salir. Salieron, buscando con la mirada en la montaña escarpada que tenían enfrente, pero la noche era tan oscura que nada se podía ver a un paso, y resultó imposible continuar la búsqueda. Amaneció y tampoco se encontró rastro.

Profundamente indignado y afligido, Ouyang juró que jamás volvería sin encontrar a su mujer. Con el pretexto de estar enfermo hizo acampar allí a su ejército. A cada día se lanzaba a buscar en todas direcciones, hurgando hasta en las quebradas más profundas y peligrosas. Un mes después, a 120km del campamento, en un bosquecillo de bambú, encontró uno de los zapatos bordados de su mujer, que aunque empapado por la lluvia resultó fácil reconocer. Más afligido que nunca, Ouyang prosiguió la búsqueda. Con una treintena de sus hombres más aguerridos, pasaba las noches durmiendo en las grutas o simplemente al aire libre. Después de marchar diez días más y se alejar cerca de 250km del campamento, descubrió a sur una montaña sinuosa y cubierta de bosque. Llegado a la falda de la montaña la encontró rodeada por un río profundo. La travesía se hizo sobre una balsa improvisada. A lo lejos, entre precipicios y a través de los bambúes de esmeralda, percibieron el brillo rojizo de vestidos de seda y escucharon voces y risas femeninas.

Se ayudando con cuerda y se aferrando a las viñas salvajes, los guerreros treparon el peñasco. Allá arriba se alineaban árboles suntuosos, que se alternaban con cuadros de flores extrañas, y se extendían los prados encantadores. Todo calmo y fresco como un retiro fuera del mundo terreno. Hacia el leste, bajo un portal cavado en la misma roca, decenas de mujeres, vestidas con todo lujo, pasaban y volvían a pasar con gesto de diversión, riendo y cantando a sus anchas. Cuando vieron a los hombres quedaron como paralizadas. Dejaron se acercaren y las mujeres preguntaron:

— ¿Por qué vinisteis? Al escuchar la respuesta de Ouyang las mujeres suspiraron y se miraron entre sí:

NN

Page 11: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 11

— Tu mujer está entre nosotras desde más de un mes. Ahora está enferma y guarda cama. Vengas la ver.

Pasando la reja de madera del portal, vio tres habitaciones espaciosas arregladas como un gran salón. A lo largo de las paredes se veían hileras de lechos recubiertos de cojines de seda. Allí estaba la esposa, acostada sobre un lecho de mármol, cubierta con mantas lujosas, y frente a ella se exponía toda clase de alimento exótico. Al se acercar Ouyang, ella se volvió hacia él, lo reconoció, pero vivamente hizo un gesto para indicar que se fuese. Las mujeres dijeron:

— Entre nosotras las hay que están aquí hace diez años, mientras tu esposa terminó de llegar. Aquí vive un monstruo matador de hombre. Inclusive con una centena de mozos bien armados nada podréis hacer. Será mejor que te vuelvas antes que retorne nuestro amo. Pero traed dos barriles de buen vino y diez perros que servirán de carnada, y algunas decenas de kilos de cáñamo. Entonces te ayudaremos a lo matar. Es preciso que vuelvas dentro de diez días, justo a mediodía, y de ningún modo más temprano.

Las mujeres rogaron que partiese lo más pronto posible, y Ouyang se retiró inmediatamente.

Ouyang volvió nel día fijado con un excelente licor, el cáñamo y los perros. Las mujeres contaron:

— El monstruo es un gran bebedor. A menudo suele beber hasta caer borracho, cuando le gusta medir su fuerza. Pide que lo atemos de pies y manos a su cama, con telas de seda. Entonces le resulta suficiente dar un salto para romper todas las ataduras. Pero cuando lo atamos con triple vuelta de seda, en vano se esfuerza para se liberar. En esta vez, si lo atar con el cáñamo escondido en la tela de seda, estamos seguras que su esfuerzo resultará inútil. Todo su cuerpo es duro como el hierro, pero observamos que siempre se protege una parte, algunos centímetros abajo del ombligo. Seguramente allí es vulnerable.

Mostrando una gruta al lado de la casa, indicaron: — He su despensa. Te escondas dentro y en silencio espíes su llegada. Dejes el vino

junto a las flores y sueltes los perros nel bosque. Cuando cumplir nuestro plan te llamaremos y saldrás de tu escondite.

Ouyang hizo lo que recomendaron y, reteniendo la respiración, quedó esperando. Al caer el Sol, algo parecido a una larga pieza de seda blanca cayó de lo alto de una montaña vecina, se posó nel suelo y penetró en la caverna. De allí, un instante después, salió un hombre de bella barba, de 2m de altura, vistiendo túnica blanca. Avanzó con un bastón en la mano, rodeado de sus mujeres. Al ver los perros, sorprendido, se abalanzó sobre ellos, los despedazó y los devoró hasta la saciedad. Y todas las mujeres compitieron en la forma encantadora y risueña con la cual le ofrecieron el vino en tazas de jade. Cuando ya bebiera varias pintas1 de licor, las mujeres lo ayudaron a entrar en la casa. Continuó escuchando algunas risas femeninas. Momentos después las mujeres salieron para avisar a Ouyang, que entró con la espada en la mano y se encontró con un gran mono blanco con los cuatro miembros atados a la cama. Al ver se acercar el forastero y ante la imposibilidad de se soltar, se encogió e hizo girar los ojos fulgurantes. Se abatió la espada sobre él, pero encontró un cuerpo de hierro y piedra. Clavando finalmente embajo del ombligo, la lámina entró directamente en su cuerpo y bruscamente comenzó a brotar la sangre. Entonces el mono blanco dijo, gimiendo:

— Si muero es porque así lo quiso el Cielo. No tienes la suficiente fuerza para me matar. Tu mujer ya está preñada. No mates a su hijo, pues con el tiempo servirá a un gran monarca y hará que su familia sea más próspera que nunca.

1 Pinta: Antigua medida de capacidad para líquido, equivalente a media azumbre (azumbre equivale a cerca de 2ℓ) escasa en algunas regiones de España. Nota del digitalizador

Page 12: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 12

Apenas pronunció esas palabras y murió. Los guerreros se dedicaron entonces a buscar los bienes del monstruo. Encontraron

montones de objetos preciosos y, sobre las mesas, inmensa cantidad de comestible. Allí estaban todos los tesoros conocidos del mundo, incluyendo varios galones de esencias exóticas y un par de excelentes espadas. Había 30 mujeres, todas de belleza incomparable, y algunas estaban allí hacía diez años. Contaron que cuando una envejecía o se ajaba la llevaban no sabían a dónde. El mono blanco gozaba solo de sus mujeres y nunca se le conoció cómplice.

Cada mañana se lavaba y se cubría con un sombrero. En invierno y en verano usaba una túnica de seda blanca con un cuello del mismo color. Todo su cuerpo estaba cubierto de pelo blanco con largo de varios centímetros. Cuando se quedaba en casa le gustaba leer tablillas de madera con escrituras que parecían indescifrables jeroglíficos. Cuando terminaba de leer los ocultaba en un escondrijo en las rocas. A veces, cuando reinaba el buen tiempo, se ejercitaba con sus dos espadas, trazando círculos fulgurantes, que lo rodeaban con un halo luminoso, como si fuese la Luna. Bebía y comía los alimentos más diversos, particularmente fruta, nuez, y sobre todo perro, a quien gustaba chupar la sangre. En mediodía se iba volando y desaparecía nel horizonte. En sólo media jornada hacía un viaje de miles de kilómetros. Tenía la costumbre de volver a casa todas las noches.

Todos sus deseos eran inmediatamente colmados. Nunca durmió en noche. La pasaba de cama a cama, gozando de todas las mujeres. Muy erudito, se expresaba con elocuencia magnífica y penetrante. Sin embargo, en cuanto a su físico, nunca dejó de ser una especie de gorila.

En ese año, en la época que las hojas comienzan a crecer, el mono blanco, triste y apagado, se lamentó:

— Fui acusado por las divinidades de la montaña y seré condenado a muerte. Pero pediré protección a otros espíritus y quizás logre escapar de la condena.

Justo después de la luna llena su escondite se incendió y todas las tablillas fueron destruidas. Entonces se consideró perdido:

— Viví mil años sin descendiente. Ahora tendré un hijo. Quiere decir que mi muerte está próxima.

Después, contemplando a todas sus mujeres, lloró largamente. — Esta montaña es inaccesible. Nunca alguien pudo llegar hasta aquí. Desde su

altura jamás pude divisar algún hachero, ya que abajo está lleno de tigre, lobo y toda clase de bestia feroz. ¿Cómo los hombres llegarán hasta aquí si no por la voluntad del Cielo?

Ouyang volvió a casa se llevando jade, joya y toda clase de cosa preciosa. También condujo a todas las mujeres, algunas de las cuales aún recordaban a su familia.

Al cabo de un año la mujer de Ouyang parió una criatura que se parecía en todo a un mono. Más tarde Ouyang fue ejecutado por el emperador Wu, bajo la dinastía Chen. Pero su viejo amigo Jiang Zong, que quería mucho al hijo de Ouyang por su extraordinaria inteligencia, lo albergó bajo su techo. De tal modo el niño fue salvado de la muerte. Al crecer se convirtió en un buen escritor y excelente calígrafo. En pocas palabras, fue un personaje renombrado en su tiempo.

Page 13: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 13

Ren, la zorra encantada Shen Jiji

Shen Jiji nació en Suzhou nel año 790 y murió en 800. Conocido literato e historiador, también es autor de Confidencias de una almohada.

abía un señor llamado Wei Ying, que era el noveno hijo de la hija del príncipe de Xin'an. En la juventud disfrutó vida fácil y fue aficionado a la bebida. El marido de su prima, de apellido Zheng (cuyo nombre no se conoce), estudiara

desde muy joven el manejo de las armas y era también aficionado al vino y a las mujeres. Pobre y sin casa, Zheng vivía con la familia de su esposa. Ambos se entendían muy bien y siempre se divertían juntos. En la sexta luna del noveno año del período de Tianbao (en 750) se paseaban a través de Chang'an, la capital, cuando al llegar al sur del barrio de Xuanping, con el pretexto de atender a asuntos privados, Zheng abandonó a Wei, diciendo que se reuniría más tarde consigo en un lugar prefijado. Montado en su caballo blanco, se dirigió hacia leste, mientras Zheng, sobre su asno, tomó la dirección sur, pasando en la puerta Norte del barrio de Shengping.

Por acaso Zheng encontró tres muchachas en su camino. Una, que llevaba un vestido blanco, le pareció de una belleza sin par. Agradablemente sorprendido, lanzó su asno adelante, pasando a la belleza o la siguiendo sin se animar a la abordar. De vez en cuando la muchacha de vestido blanco le echaba miradas intencionadas. Entonces, con caballerosidad, Zheng preguntó:

— ¿Cómo es posible que semejante belleza vaya a pie? La muchacha respondió, sonriente: — ¿Cómo puedo ir de otro modo, si los que tienen una montura no saben la ceder? — Mi pobre borrico no es lo suficientemente bueno para servir de montura a una

belleza como tú. Sin embargo ruego lo aceptes. Me sentiré feliz de marchar atrás. Ambos se miraron y rieron alegremente. Las otras dos muchachas no tardaron en los

imitar y pronto el ambiente se hizo amistoso. Zheng las acompañó en dirección leste, hasta el parque Leyou. Al llegar ya oscurecía. Se detuvieron delante de una casa magnífica, rodeada de un muro de adobe con una gran puerta. La belleza de vestido blanco, antes de entrar, se dio vuelta y dijo:

— Esperes un momento. Una de las sirvientas se mantuvo cerca a la puerta y preguntó el nombre. Zheng lo

dio y de paso inquirió el nombre de la joven. Entonces se enteró de que se llamaba Ren y pertenecía a una familia muy numerosa. Un momento después pidieron para Zheng entrar en la casa. Zheng ató su asno al portón, dejando el sombrero en la montura. Primero vio a una mujer de cerca de 30 años, que lo recibió. Era la hermana mayor de la muchacha. Iluminaron hileras de candelas y ya estaba servida la cena.

Terminaban de vaciar muchas copas de vino, cuando reapareció la hermosa, vestida con ropa nueva, y todos continuaron bebiendo alegremente. Ya muy avanzada la noche, Zheng se acostó con la belleza. Su encanto, delicadeza, modo de cantar, de reír y se mover, todo en ella resultaba tan exquisito cuanto extraño a este mundo. Un poco antes del amanecer, Ren dijo:

— Llegó la hora en que debes te retirar. Mi hermano es miembro del conservatorio musical y sirve en la guardia real. Vuelve a casa en la aurora y es preciso no te encontrar aquí.

Cuando llegó al extremo de la calle la puerta de la muralla del sector aún estaba cerrada. Cerca de la puerta había una pastelería. El dueño comenzó a suspender las

HH

Page 14: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 14

linternas y avivar el fuego del horno. Esperando toque de diana de la mañana,2 Zheng descansó nel alero del negocio y se puso a charlar con el patrón. Indicando el lugar donde pasó la noche, preguntó:

— Girando a la izquierda hay un portón. ¿A quién pertenece la casa? — Allí no hay casa. Sólo un terreno baldío y ruina. — Pero vine de allí. ¿Por qué dices que no hay casa? De pronto, se le aclarando el asunto, el patrón exclamó: — ¡Ah! Ahora comprendo. Allí suele haber una zorra, que a menudo atrae a los

hombres para pasar la noche consigo. Tres veces que la encontré. ¿También la viste? Avergonzado y confuso, salió del paso diciendo que no. Al amanecer volvió al

mismo lugar. Allí encontró el mismo muro y el mismo portón, pero adentro sólo halló un baldío donde no crecían más que matorral salvaje.

Camino a su casa, se encontró con Wei, quien le reprochó por faltar a la cita convenida. Zheng se limitó a formular algunas excusas, cuidando de no traslucir su secreto. Desde entonces, obsesionado por los encantos de esa belleza, trató de la ver una vez más, guardando la imagen nel fondo del corazón.

Diez días después, nel curso de un paseo nel mercado del Oeste, frente a una tienda de vestido, inesperadamente la vio, siempre acompañada por las sirvientas. La llamó en voz alta, pero ella lo evitó y se perdió entre la multitud. Entonces la persiguió, sin dejar de gritar su nombre. Finalmente ella se detuvo. Le dando la espalda y escondiendo el rostro atrás de su abanico, preguntó:

— ¿Por qué me buscas? Sabes quién soy. — Aunque sepa, ¿qué importancia tiene? — ¡Qué vergüenza. Me confunde tanto estar frente a ti! — ¡Te amo tanto! ¿No te da lástima me abandonar? — ¿Cómo puedo pensar en te abandonar? Lo que ocurre es que tengo miedo de que

me tomes horror. Zheng protestó, dando tal acento de sinceridad a su juramento, que ella terminó

bajando el abanico y, se volviendo hacia él, apareció con toda su resplandeciente hermosura.

— No soy la única de mi especie entre las mujeres del mundo humano. Pero ocurre que no sabed nos reconocer. ¡Lo mío, pues, no es extraño!

Cuando Zheng suplicó lo acompañar, ella advirtió: — Si no se aprecian a las mujeres como yo es porque se las considera fatales. Pero

no soy. Si no me encuentras desagradable estoy dispuesta a te servir toda mi vida. Zheng propuso entonces vivir juntos. Ren dijo: — Continuando en esta calle hacia leste, encontrarás un barrio tranquilo y una casa

en la cual un enorme árbol domina toda la techumbre. Esa casa se alquila. Nel otro día, cuando te encontré nel sur del barrio de Xuanping, había allí un hombre montado sobre un caballo blanco, que se dirigía hacia leste. ¿Acaso es tu cuñado? En su casa hay muchos muebles. Puedes pedir te prestar algunos.

Justamente en esa época los tíos de Wei debieron se ausentar al ser llamados para cumplir función oficial, dejando sus muebles en un depósito. Aprovechando el consejo de Ren, Zheng fue a casa de Wei para los pedir prestado. Interrogado sobre el uso que daría a los muebles, Zheng respondió:

— Ahora tengo una bella amante y alquilé una casa. Los muebles necesito para ella. Wei respondió con una risotada: — ¿Sobre cual belleza me hablas? Con una facha como la tuya, imagino que valdrá

2 Toque matinal de diana: Señal para se despertar en la mañana. En las fuerzas armadas es una corneta al nacer el Sol. http://www.lexipedia.com/spanish/toque+de+diana Nota del digitalizador

Page 15: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 15

poca cosa. Wei le entregó cortinas, mosquiteros, camas y esteras. Le mandó también un

sirviente astuto para espiar a la mujer. Instantes después el sirviente volvió sin aliento e inundado de sudor. Wei preguntó:

— ¿La viste. Cómo es? — ¡Maravillosa. Jamás se vio una mujer como ella! Wei tenía muchas relaciones y en su vida aventurera tuvo oportunidad de conocer

muchas mujeres bellas. Preguntó al sirviente si la amante de Zheng era comparable a algunas de ellas.

— ¡Con nadie se la puede comparar! Wei pretendió la comparar a las cuatro o cinco mujeres que conceptuaba las más

hermosas, pero el otro insistió: — ¡Con nadie se la puede comparar! Wei tenía una cuñada, la sexta hija del príncipe de Wu, cuya majestuosa belleza era

considerada, por sus primos, algo sin par. — ¿Será la amante de Zheng comparable a la sexta hija del príncipe de Wu? Pero el sirviente declaró una vez más: — ¡Con nadie se la puede comparar! Estupefacto, Wei se frotó las manos y exclamó: — ¿Es posible que exista semejante mujer en este mundo? Entonces bruscamente ordenó traer agua para se lavar el cuello, se hizo un nuevo

peinado, se puso colorete en los labios, y se dirigió a la casa de Zheng pero el dueño de casa estaba ausente. Al entrar, Wei vio a un pequeño criado barriendo, una sirvienta cuidando una puerta y nadie más. Preguntó al criado, quien, con una sonrisa, respondió que nadie había en la casa. Pero recorriendo las habitaciones con la mirada, percibió la punta de un vestido rojo bajo una puerta y al se acercar descubrió que allí se escondía la bella. Wei la hizo salir de la oscuridad para la mirar, y la encontró mucho más hermosa de lo que imaginara. Loco de pasión, la tomó entre los brazos, para la poseer, pero ella resistió. La apretó tan fuerte, que a punto de ser vencida ella dijo:

— Me rindo. Pero me dejes un instante, para tomar aliento. Pero cuando él volvió a la carga ella continuó resistiendo. Y eso se repitió varias

veces. Finalmente, con toda fuerza, Wei logró dominar la joven, que, ya sin aliento, bañada en sudor y se considerando perdida, se desplomó sin defensa y palideció como muerta.

— ¿Por qué estás tan triste? Ella respondió con un largo suspiro: — ¡Mi pobre y desgraciado Zheng! — ¿Qué quieres decir? — ¡Con su estatura de 1,9m no puede proteger a una mujer! ¿Puede se llamar un

hombre? A ti, que es joven y rico y que tiene tantas bellas amantes, no puede faltar una mujer como yo. Pero Zheng es pobre y solamente yo lo quiero. ¿Tienes coraje de le arrebatar su único amor, tú, que puedes colmar todos tus deseos? ¡Cómo compadezco al pobre Zheng! Cayó en la miseria y al mismo tiempo perdió la independencia. Lleva tu ropa y come tu alimento. Por eso está a tu merced. Si tuviese lo qué comer no pasaríamos todo esto.

Al escuchar esas palabras, Wei, que no dejaba de ser un hombre galante y magnánimo, desistió inmediatamente de su intención, y con todo respeto se excusó ante la dama.

Momentos después Zheng volvió a su casa. Se saludaron, con Wei sonriendo, muy cordiales. Desde entonces Wei suministró ampliamente todo lo que necesitaba la pareja

Page 16: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 16

de enamorados. Ren salía a menudo con Wei, en carroza o a pie, aceptando ir a cualquier parte.

Todos los días Wei gozaba, sin reticencia, de su compañía, en una intimidad que no admitía límite. Ella tenía todas las complacencias, salvo la de se entregar, lo que a los ojos del joven caballero la hacía más adorable y digna de respeto. Él se mostraba pródigo. No el vino ni las comidas deliciosas apartaban a Ren de su pensamiento.

Un día, sabiendo que él la adoraba, se expresó así: — Tantos favores me confunden. Sé que soy indigna de tu bondad. Pero no puedo

traicionar a mi Zheng ni satisfacer tus deseos. En cambio puedo testimoniar mi agradecimiento. Nací en Shaanxi y fui educada en la capital. Los miembros de mi familia fueron gente de teatro y la mayoría de mis parientes es favorito o concubina de hombres ricos. Por supuesto están relacionados con todos los libertinos. Si tienes el ojo puesto en alguna belleza, apetecible pero difícil de conquistar, entonces puedo hacer que sea tuya. De tal modo quiero mostrar mi reconocimiento.

— ¡Oh. Acepto muy feliz! Nel mercado había una costurera llamada Zhang la Décimoquinta, que gustaba a Wei

por la pureza de sus formas. Preguntó a Ren si la conocía. — Es mi prima y será fácilmente tuya. Y diez días después se produjo esa conquista. Pasados algunos meses, cuando el

joven se sació, Ren dijo: — Conquistar las mujeres del mercado es cosa demasiado fácil. No está a la altura

del servicio que te puedo brindar. Digas si te apetece alguna que sea tan hermosa cuanto poco accesible, y haré lo posible para te complacer.

— Ayer, fiesta de Hanshi,3 fui al templo Qianfu con algunos amigos y vi el general Diao Mian, que ofrecía un concierto en la gran sala. Entre las músicas había una ejecutante de sheng,4 de cerca de 16 años, con los rizos tapando las orejas. ¡Estaba encantadora, adorable! ¿La conoces?

— Es la favorita del general. Su madre es justamente mi hermana. Me ocuparé de tu pedido.

Wei la saludó con deferencia y Ren prometió ayudar. Ella comenzó a frecuentar la casa del general. Un mes después, Wei la apuró a cumplir su plan. Ren pidió dos piezas de seda para regalo y él se apresuró a entregar. Dos días después, cuando Ren y Wei se sentaron a cenar, el general envió un criado con un caballo negro, rogando ir a su casa. Al anuncio de esa invitación, ella, sonriente, dijo a Wei:

— ¡Ya está! Para comenzar, Ren consiguiera que la favorita del general fuese atacada por una

enfermedad contra la cual la medicina resultara impotente. La madre de la joven y el general, muy alarmados, resolvieron consultar a un adivino. Y Ren, a escondida, untó la mano del adivino e, indicando su dirección, le hizo decir que la joven enferma debía ser alojada en esa casa, para conjurar los espíritus malignos.

Llegado el momento de la consulta, el adivino dijo al general: — Esta casa es nefasta para ella. Es preciso que se vaya hacia el sudeste, a una casa

donde volverá a encontrar su aire vital. Al se informar sobre el lugar designado, el general y la madre de la joven

descubrieron que justamente se trataba de la casa de Ren. Entonces el general le pidió permiso para hospedar allí a su favorita. A principio Ren se negó con el pretexto de que no podía ofrecer la necesaria comodidad y sólo aceptó después de mucho ruego. Entonces el general envió en una carroza a la joven con la madre, con sus instrumentos

3 Hanshi: Esa fiesta tenía lugar cada primavera. En ese día había que se abstener de hacer fuego y se debía comer todo frío (hanshi) 4 Sheng: Instrumento musical de viento, tradicional en China. Nota del traductor

Page 17: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 17

musicales, útiles de escritorio y efectos personales. Apenas llegó a la nueva casa, la enferma se sintió sana y salva. En contados días Ren puso secretamente a Wei en relación íntima con la joven y un mes después ella quedó encinta. La madre tuvo mucho miedo, y con todo apuro volvió a llevar la hija al general. Así terminó esa aventura.

Un día Ren dijo a Zheng: — Si puedes encontrar 5000 o 6000 sapecas, me encargaré que te beneficien. Él consintió y pidió prestado 6000 sapecas. Entonces ella dijo: — Vayas a la feria, donde encontrarás un caballo con una mancha en la grupa. Lo

compres y lo traigas. Zheng fue hasta la feria y vio a un hombre llevando a un caballo en venta, en cuya

grupa se veía una mancha negra. Lo compró y volvió a la casa. Sus cuñados lo abrumaron con burla:

— ¿Por qué compraste un caballo que nadie quiere? Poco tiempo después Ren dijo: — Llegó el momento de vender el caballo. No pidas menos que 30 mil sapecas. Zheng lo puso en venta. Le ofrecieron 20 mil pero no aceptó. En la feria todos se

sorprendieron: — ¿Por qué uno se empecina en comprar tan caro y el otro no lo vende? Zheng volvió a su casa cabalgando y el otro lo siguió hasta la puerta. Ofreció 25 mil

sapecas. Zheng las rechazó rotundamente, declarando que no lo vendería por menos de 30 mil. Pero como todos sus cuñados comenzaron a reprochar su testarudez, Zheng fue presionado a vender el caballo un poco abajo de esa suma.

Más tarde descubrió la razón de la insistencia del comprador. Era el cuidador de la caballeriza imperial del distrito de Zhaoying. Hacía tres años muriera un caballo con una mancha en la grupa. En la víspera de abandonar su función fue obligado a reembolsar una suma de 60 mil sapecas por la pérdida del animal. Comprando otro a mitad del precio, ganaría una buena suma. Y un caballo vivo aumentaría su beneficio, pues correspondería una paga de tres años de forraje no consumido. Ésa fue la razón para insistir comprar el caballo.

Una vez Ren pidió vestido a Wei, porque los que tenían estaban muy gastados. Wei propuso comprar una pieza de seda pero ella no quiso, diciendo preferir la ropa confeccionada. Entonces Wei hizo venir a un tendero llamado Zhang Da y lo presentó a Ren, para pedir lo necesario. Zhang Da la vio y quedó tan asombrado, que dijo a Wei:

— Esa que tienes en la casa no es una mujer corriente. Espero que la lleves de vuelta adonde la sacaste, a fin de evitar desgracia.

Tal era la impresión sobrenatural que provocaba su belleza. Sin embargo, nadie podía comprender por qué no cosía, se contentando con ropa de confección.

Un año después Zheng fue nombrado capitán de la prefectura de Huaili, y su cuartel general estaba nel distrito de Jincheng. Como en ese momento Zheng tenía una mujer legítima en la casa, se veía obligado a salir en día y volver a casa para dormir, siempre se lamentando no poder pasar la noche con Ren. De tal modo, antes de ocupar su cargo en la campaña, rogó a su amante lo acompañar. Pero ella no aceptó:

— Estar juntos en viaje durante solamente uno o dos meses no nos brindará mucho placer. Será mejor que me entregues lo suficiente para vivir en ese tiempo y cuidaré la casa mientras espero tu vuelta.

Zheng insistió, lo que solo hizo afirmar su resistencia. Entonces Zheng pidió a Wei una ayuda pecuniaria y él se le unió para persuadir a Ren, preguntando el motivo del rechazo. Después de larga vacilación, ella confesó:

— Un adivino me predijo que un viaje al oeste me sería fatal. Pero Zheng, demasiado enamorado para pensar en eso, se echó a reír con Wei, y

Page 18: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 18

opinó: — ¿Cómo una mujer inteligente puede ser tan supersticiosa? — Y continuó bregando

para efectuar el viaje. — ¿Y si las palabras del adivino resultaren ciertas. Preferid que yo muera por vuestra

causa? — ¡Qué absurdo! — Declararon los dos, y siguieron insistiendo. Finalmente Ren fue

obligada a partir, pese a su lamentación. Wei les prestó su caballo y deseó feliz viaje, los acompañando hasta Lingao. Nel día

siguiente llegaron a Mawei. Ren iba adelante, cabalgando el animal. Zheng la seguía sobre su asno, y la sirvienta y el resto de la comitiva iban atrás. Justamente desde hacía cerca de diez días los maestros de la caballeriza de la puerta del Oeste adiestraban los perros de caza en Luochuán. Se cruzaron nel camino. De repente los perros salieron del matorral. Zheng vio cómo Ren caía a tierra y tomando la forma de una zorra se escapó hacia el sur, seguida por toda la jauría. Zheng se puso a gritar desesperadamente y corrió atrás de los perros mas no los pudo retener. Después de correr algunos centenares de metros fue atrapada por los perros. Llorando como un niño, Zheng sacó dinero de su bolsa para comprar un ataúd y lo enterró allí mismo, plantando una vara para señalar el lugar. Cuando echó una mirada atrás, el caballo de Ren pastaba nel borde del camino. La vestimenta permanecía sobre la silla de montar y los zapatos y medias aún colgados en los estribos. Sólo los adornos de la cabeza se veían nel suelo. Todo lo demás desapareciera y lo mismo ocurrió a la sirvienta. Era como si se evaporaron.

Diez días después Zheng volvió a la capital. Wei, muy feliz en lo ver, preguntó: — ¿Cómo está Ren? — ¡Murió! — Respondió Zheng, sollozando. Wei lo acompañó en su dolor. Se abrazaron en medio de la habitación y lloraron

juntos desesperados. Después Wei preguntó cual enfermedad la arrebatara. — La mataron los perros de caza. — ¡Por más feroces que sean los perros de caza, no son capaces de matar a un ser

humano! — Pero no era un ser humano. — ¿Entonces quién era? — Exclamó Wei, muy azorado. Cuando Zheng contó toda la historia, Wei llegó al colmo de la estupefacción, sin

dejar de suspirar. Nel día siguiente tomaron un coche y fueron juntos a Mawei. Después de abrir la tumba para la ver una vez más, retornaron llorando. Al recordar las cosas del pasado encontraron que la única cosa que seguía pareciendo extraña era que nunca quiso coser la propia ropa.

Más tarde Zheng fue nombrado inspector general de la corte y se tornó sumamente rico, llegando a más de doce caballos en su caballeriza. Murió con la edad de 65 años.

Durante el período de Dali (766–779), en ocasión de vivir en Zhongling, hice amistad con Wei, quien muchas veces me contó esta historia, sobre la cual conocía los detalles. Tiempo después Wei fue nombrado canciller de la corte imperial, al mismo tiempo que alcalde de Longzhou, donde falleció mientras desempeñaba cargo.

¡Oh! Todo esto quiere decir que inclusive un animal es capaz de abrigar sentimiento humano, conservar la castidad frente a la violencia y sacrificar la vida por un hombre. ¡Tantas cosas que una inmensa cantidad de mujeres no es capaz de sentir ni expresar! Lástima que el tal Zheng no fuese más inteligente, pues amara la belleza de Ren sin apreciar el corazón. Si fuese sabio descubriría las leyes de la metamorfosis, discerniría los límites entre lo humano y lo divino, y de tal modo expresaría con el arte de la literatura el misterio de los sentimientos de su bella, en vez de se limitar al simple goce de su encanto. ¡Qué lástima todo eso!

Page 19: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 19

Nel segundo año del período de Jianzhong partí a Suzhou en calidad de consejero a la izquierda del príncipe. Al mismo tiempo el general Pei Ji, el alcalde de la capital, Sun Cheng, el viceministro Cui Xu, del ministerio de asunto civil y el consejero a la derecha, Lu Chun, se dirigieron hacia el sudeste. De la provincia de Shaanxi hasta Suzhou viajamos juntos en tierra y en barco. Con nosotros estaba también el exconsejero Zhu Fang, en viaje de placer. Nuestro barco descendió los ríos Ying y Huai. Pasamos los días en una permanente fiesta, en tanto de noche charlábamos y cada cual contaba las leyendas más extrañas. Al escuchar la historia de Ren todos quedaron profundamente conmovidos, me pidiendo la redactar. Así fue escrito el presente relato.

Page 20: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 20

La hija del rey dragón Li Chaowei

Li Chaowei nació cerca del año 800, en Longxi, actual provincia de Gansu

el período Yifeng (676–678) un bachiller llamado Liu Yi, al fracasar en un examen oficial, decidió regresar a la orilla del río Xiang, provincia de Hunán. Como tenía un paisano que residía en Jingyang, provincia de Shaanxi, hasta allí

fue decir adiós. Apenas recorrió algunos kilómetros, cuando al levantar repentino vuelo una bandada de pájaro el caballo se encabritó, se puso a galopar desbocado y sólo se detuvo después de correr 8km, donde el jinete divisó a una mujer pastoreando unos corderos no muy lejos del camino. La mirando detenidamente la encontró maravillosa. Pero las cejas finamente arqueadas expresaban preocupación, y el ropaje ajado y arremangado acentuaba el gesto pesaroso y absorto de quien está dominado por la zozobra.

— ¿Qué ocurrió para te preocupar tanto? Nel comienzo agradeció con una sonrisita. Después rompió a llorar: — ¡Soy tan desgraciada! Puesto que te dignas se interesar por el dolor que me

penetra hasta la médula de los huesos, por más que me abruma la vergüenza me resulta imposible guardar silencio. Ruego me escuchar con atención: Soy la hija menor del rey dragón del lago Dongting. Mis padres me hicieron me casar con el segundo hijo del dragón del río Jing, pero mi marido, de naturaleza voluble, se dejó seducir por las criadas y cada día me maltrataba más. Entonces me quejé a mis suegros, pero mimaban demasiado al hijo y así no asumieron mi defensa. Ofendidos por mi reiteradas quejas me exilaron en este lugar.

Al terminar de hablar desfalleció y rompió a llorar: — ¡El lago Dongting está tan lejos! Sola, delante de este inmenso horizonte, ¿cómo

enviar un mensaje a los míos? Tengo destrozado el corazón y fatigados los ojos de tanta espera, pero nadie conoce mi desgracia. Puesto que te diriges hacia el sur, pasarás muy cerca del lago Dongting. ¿Puedo confiar una carta en tus manos?

— Soy un hombre de bien. ¡Al escuchar tus palabras siento hervir mi sangre! Ruego me aceptar como humilde servidor. No pido más que llegar hasta allí volando, aunque sea sin ala. Pero el lago Dongting es muy profundo y apenas marcho sobre la tierra. ¿Cómo podré llevar tu mensaje? Puesto que las vías terrestres y ultraterrestres no se comunican, mucho temo que te decepcionaré, fracasando. ¿Sabes como puedo cumplir la misión?

— ¡Nunca podré expresar cuánto me conmueve tu bondad! — Respondió en medio de llanto. — Si alguna vez lograse una respuesta a mi mensaje, no me bastará toda una vida para testimoniar mi agradecimiento. ¿Cómo me atreví a hablar sin tu previo consentimiento? Ahora puedo decir que no es más difícil llegar a Dongting que ir a la capital.

Respondiendo a las preguntas de Liu, precisó: — A norte del lago Dongting hay un gran naranjo, venerado por los campesinos

como el árbol sagrado de la aldea. Tomes este cinturón, ates algo nel extremo y golpees tres veces sobre el tronco del árbol. Alguien se presentará a tu llamado. Lo sigas y no tendrás dificultad. Seré muy feliz que fuera de esta carta puedas decir a mis padres todo lo que confié a ti con el corazón abierto. ¡No dejes de hacer. Suplico mil y mil veces!

NN

Page 21: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 21

Al terminar de hablar desfalleció y rompió a llorar

— Estoy a tu orden.

Page 22: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 22

Entonces ella retiró una carta del bolsillo y la entregó con una reverencia. Después dirigió la mirada hacia el oriente y lloró, incapaz de contener el dolor. Profundamente emocionado, Liu puso la carta en su bolso y formuló la última pregunta:

— ¿Por qué cuidas estos corderos. Acaso las divinidades comen también carne? — No. Estos no son corderos, sino los mandaderos de la lluvia. — ¿Qué quieres decir? — Que pertenecen a la categoría de relámpago y trueno. Liu miró con atención a los corderos y observó que marchaban con la cabeza alta y

los ojos fulgurantes. Su modo de pastar y de beber resultaba sorprendente, pero en cuanto a la talla, cuernos y vellón en nada se diferenciaban de los corderos ordinarios. Agregó:

— Como soy tu mensajero, espero que cuando vuelvas al lago Dongting no te niegues a me recibir.

— ¡Qué ocurrencia. Te guardaré el afecto que sólo se tiene a un pariente! Se dijeron adiós y se separaron. Liu se dirigió al leste. Después de recorrer varias

docenas de pasos se dio vuelta: La mujer y los corderos ya desaparecieron. En esa noche arribó a la ciudad y se despidió del amigo. Un mes después llegó a su

país natal, ordenó sus cosas y pronto se dirigió al lago Dongting. Exactamente al sur del lago encontró al naranjo sagrado, retiró el cinturón, golpeó tres veces el tronco y esperó. Pronto vio salir del agua a un guerrero, que preguntó:

— ¿De parte de quién vienes?, querido huésped. Sin revelar aún toda la verdad, respondió: — Deseo visitar a tu gran rey. Hendiendo el agua para abrir camino, el guerrero guió a Liu hasta el fondo del lago,

haciendo la recomendación: — Cierres los ojos y llegarás en un instante. Liu obedeció y en un instante quedó delante de un gran palacio, con grupos de

pabellones con millares de portales y arcadas, rodeados de todas clases de plantas y árboles de los más raros del mundo. El guerrero hizo señal de se detener nel extremo de un gran salón:

— Tengas la amabilidad de esperar aquí. — ¿Qué edificio es éste? — Es el palacio de la Bóveda Divina. Mirando con detención alrededor, vio que el palacio contenía todas las piedras

preciosas conocidas: Columna de jade blanco, escalera de jaspe, lecho de coral, cortina de cristal, dintel de esmeralda incrustada de esmalte, artesonados de luz de arco iris con aplicaciones de ámbar. Del conjunto surgía una impresión de extraña y inefable belleza.

— ¿Dónde está el príncipe de Dongting? — Su majestad está nel pabellón Perlas Negras, conversando con el sacerdote del Sol

sobre la teoría del elemento fuego. Pero pronto terminarán. — ¿Qué significa esa teoría? — Nuestro príncipe es un dragón. Vale decir que el agua es su elemento. Con una

gota de agua puede inundar montañas y valles. El sacerdote taoísta es un hombre, en consecuencia el fuego es su elemento. Con una antorcha puede incendiar todo un palacio. Las propiedades de los elementos son diferentes. Los efectos no son los mismos. Como el sacerdote del Sol es un experto en las leyes de la naturaleza humana, nuestro príncipe lo invitó para conversar.

Apenas terminó la explicación, cuando se abrió la puerta del palacio. En medio de una escolta de nubarrones apareció un hombre vestido de púrpura, con un cetro de jaspe en la mano. Transportado de júbilo, el guerrero exclamó:

Page 23: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 23

— ¡He nuestro rey! Después el guía se adelantó para anunciar la llegada de Liu. El rey giró su mirada

hacia el viajero y preguntó: — ¿No eres del mundo humano? Liu respondió afirmativamente mientras reverenciaba. El rey devolvió el saludo y lo

hizo se sentar nel palacio de la Bóveda Divina. — Nuestro reino del agua es profundo y sombrío. Soy apenas un ignorante. ¿Qué

razón te trae, señor, a través de una distancia de 4000km? — Soy un compatriota de su majestad. Nacido nel sur, estudié nel noroeste. Luego de

fracasar en un examen, hace eso poco tiempo, al pasar en la orilla del río Jing encontré a tu querida hija, que hacía pastar unos corderos en pleno campo. Cabello al viento, mojada bajo la lluvia, me dio pena la ver. La interrogué y respondió estar en esa condición por los maltratos del marido y el abandono de los suegros. Mientras hablaba vertía mucha lágrima, que me llegó directamente al corazón. Después me confió una carta y prometí entregar a ti. He porque estoy ante tu presencia.

Entonces entregó la carta al rey, quien después de leer escondió el rostro atrás de la manga y empezó a llorar.

— ¡Toda la culpa fue mía. Culpa de tu viejo padre! Fui como un ciego y sordo, sin sospechar que lejos de aquí mi pobre hija cayó en desgracia. Pero, señor, aunque extraño a nosotros, viniste nos ayudar. ¡Mientras vivir nunca podré olvidar tu bondad!

El rey lloró un poco más y su séquito lo acompañó en lágrima. Entonces un eunuco del palacio se acercó al rey y recibió una carta con la orden de la

pasar a las mujeres que estaban nel palacio interior. Momento después se escucharon los lamentos que llegaban de los apartamentos interiores. Alarmado, el rey dijo a los súbditos:

— Ordenad, rápido, a las mujeres no alborotar. No sea que las escuche el príncipe de Qiantang.

— ¿Quién es ese príncipe? — Es mi hermano menor. Fue príncipe del río Qiantang, pero ahora vive de retiro. — ¿Por qué no quieres que sepa la novedad? — Porque es demasiado impetuoso. Los nueve años de diluvio bajo el reinado de

Yao, el Sabio, fueron la consecuencia de uno de sus accesos de cólera. Últimamente querelló con los generales del Cielo e inundó las cinco montañas. Como tengo a mi favor algunos méritos viejos y recientes, el soberano del Cielo acordó su perdón a mi hermano, pero en cambio debe ser guardado aquí con cadena. La gente de Qiantang espera todos los días su retorno.

Al terminar esas palabras se produjo un gran alboroto. Parecía que el cielo se desplomó y se hundió la tierra. Todo el palacio fue sacudido como una espiga en medio de un temporal. Entre los torbellinos de humo y nubarrones surgiendo de todas partes, apareció un dragón escarlata, de 300km de largo, ojos de relámpago, lengua de sangre, escamas bermellón, crine de llama. Nel cuello llevaba una gran cadena de oro atada a un pilar de jade. Y repentinamente envuelto en truenos y relámpagos, al mismo tiempo que se desencadenaba una tempestad de nieve y granizo, se lanzó hacia el cielo azul y desapareció.5

Dominado por el pánico, Liu cayó a tierra. El rey fue en persona a lo levantar y lo tranquilizó:

— No tengas miedo. Es nada. Después de un buen momento el bachiller comenzó a recobrar el espíritu. Cuando se

sintió recuperado pidió permiso para se retirar: 5 ¿Con toda esa tempestad el cielo estaba azul? Nota del digitalizador

Page 24: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 24

— Permitas salir vivo de aquí y no volver. — No hay necesidad de partir. Mi hermano tiene la costumbre de ir así, pero no

volverá del mismo modo. Tengas la bondad de permanecer un momento más. Ordenó que trajesen licor. Y con toda cordialidad comenzó a brindar. Pronto se levantó una brisa de alegría que trajo nubes de buen augurio. En un desfile

de estandarte y bandera, al son de flauta y caramillo, atrás de miles y miles de doncellas vestidas de rojo, que charlataneaban y reían a carcajada, avanzaba una bella doncella de cejas bien arqueadas, cubierta de joyas resplandecientes y vestida de seda flotando en largas cintas. Cuando se acercó, Liu comprobó que era la bella afligida que le confió el mensaje. Tenía un gesto feliz y triste a la vez, y aún se le deslizaba lágrima de alegría. Y mientras humareda roja y púrpura se elevaba alrededor y velaba su figura, penetró nel palacio interior, en medio de densos perfumes que danzaban alrededor.

Riendo, el rey dijo a Liu: — ¡He de vuelta la cautiva del río Jing! Se excusó y volvió a entrar nel palacio interior, sintiendo los ecos de dulces

efusiones persistentes. Después el rey volvió y comenzó a beber con Liu. Estaba allí otro hombre, vestido de púrpura, un cetro de jaspe en la mano, que se mantenía al lado del rey con gesto de orgullo y magnificencia. El rey lo presentó a Liu:

— Este es el príncipe de Qiantang. Liu se levantó y lo saludó. El príncipe devolvió el saludo con mucha cortesía y dijo: — Mi pobre sobrinita fue lastimosamente humillada por el granuja su marido.

Gracias a tu magnanimidad la noticia tan lejana de su desgracia pudo llegar a nuestros oídos. Sin tu gentil intervención la pobrecita se mezclaría al lodo del río Jing. Mis palabras son impotentes para expresar agradecimiento.

Liu agradeció con una reverencia y volvió a su lugar sin se atrever a agregar más palabra. Entonces el príncipe se volvió hacia su hermano mayor y contó su aventura:

— Después de partir, en esta mañana, del palacio de la Bóveda Divina, llegué en dos horas al río Jing. El combate que allí libré demoró otras dos horas, y otro tanto me llevó volver hasta aquí. Nel camino de vuelta volé hasta el noveno cielo y tuve una entrevista con el soberano celestial. Cuando supo la injusticia cometida me perdonó y me absolvió de la vieja condena. En esta mañana estuve demasiado dominado por mi indignación y demasiado apurado, por eso no pude decir adiós. Lamento alborotar todo el palacio y, sobre todo, considero imperdonable alarmar a nuestro querido huésped.

Y el príncipe retrocedió, haciendo otra reverencia. — ¿Cuánta gente mató? — Preguntó el rey. — 600 mil. — ¿Destruyó campos? — Alrededor de 1200km. — ¿Dónde está ese marido ingrato? — Lo comí. Tocado por la piedad, el rey dijo: — Es cierto que ese granuja era intolerable. Pero te le fuiste la mano. Felizmente el

emperador del Cielo, siempre clarividente, te perdonó a causa de la gran injusticia que provocó tanta destrucción. ¿De otro modo, cómo asumiría tu defensa? Es preciso no actuar en adelante así.

El príncipe hizo otra reverencia. En esa noche alojaron a Liu nel salón de la Claridad Cristalina. Nel día siguiente fue

ofrecida, nel palacio de las Esmeraldas, otra fiesta en su honor. Participó toda la familia real. Hubo un gran concierto y sirvieron todas clases de buen vino y delicado manjar. Como comienzo, a la orden del salón, 10 mil soldados danzaron al son de trompetas,

Page 25: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 25

cuernos, tambores y juegos de campana, enarbolando estandarte, espada y alabarda.6 Uno de los guerreros avanzó para anunciar que era de la marcha triunfal del príncipe de Qiantang. Esa danza marcial fue ejecutada con tanta bravura y fogosidad que puso en carne de gallina a todos los espectadores. Después, al son de gong, címbalo e instrumento de cuerda y de bambú, un millar de doncellas vestidas de seda y adornadas con perlas y jade danzaron nel lado izquierdo del salón. Una de las danzarinas se destacó para anunciar que era la celebración del retorno de la princesa. Las melodías eran tan suaves y quejumbrosas que sin querer todos dejaron caer lágrima. Terminadas las dos danzas, el rey dragón, transportado de alegría, mandó distribuir piezas de seda a los danzarines. Después todos los invitados se apretaron en sus puestos del festín y tomaron vino hasta más no poder.

En plena fiesta el rey se incorporó y, golpeando la copa sobre la mesa, cantó:

¡Vasto es el gran cielo azul y la tierra sin límite! Infinito el ideal que cada uno guarda en sí El zorro se cree dios y la rata se cree santa ensuciando el templo, escondida bajo su muro ¡De repente un trueno y todo es disperso! ¡Gracias a su bondad, que derramó os mares al fin volvió mi hija a los brazos paternales! No encuentro palabra para decir gracias.

Después que cantó el rey, el príncipe de Qiantang hizo una reverencia y contestó:

Unidos por el cielo y separados por la muerte fue un esposo indigno y ella la mal casada. Al borde del río Jing arrastró su desgracia cabello suelto al viento, ropa empapada de lluvia ¡Gracias a ti, oh señor, mensajero valiente aquí estamos reunidos, más felices que nunca! ¡Jamás te olvidaremos!

Terminado el canto, el rey y el príncipe se levantaron y ofrecieron, en unísono, una copa a Liu, quien, vacilando al principio, terminó aceptando y la vació con un trago. Después presentó dos copas a los dos príncipes y cantó:

Las nubes de jade pasan, del mismo modo que fluye el agua ¡Oh, princesa que llora como una flor bajo la lluvia! Un mensaje enviado la liberó de la pena Vengado su ultraje, he ella, serena ¡Gracias por el concierto y por el festín! Mi casa, en la montaña, espera al peregrino. ¡Diré adiós con el corazón partido de dolor!

Cuando terminó de cantar, los vivas surgieron de todas partes. El rey retiró de una caja de jaspe un cuerno de rinoceronte, muy apropiado para abrir los ojos. Al mismo tiempo el príncipe dispuso sobre una bandeja de ámbar un jade que esclarecía la noche. En pie ofrecieron esos presentes a Liu, quien los aceptó con mucho agradecimiento. Después todas las mujeres del palacio interior lo cubrieron con piezas de seda, perlas y piedras preciosas, que como montículos resplandecientes se elevaron delante y atrás de él. Y Liu no dejaba de mirar a todos lados, confuso y sonriente, saludando sin cesar. Al

6 (alabarda china) Alabarda: sf Arma compuesta por una asta rematada por un hierro puntiagudo, teniendo en otro lado una lámina afilada. http://www.dicio.com.br/alabarda/ Nota del digitalizador

Page 26: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 26

fin del festín, ya ahíto de vino y placer, se retiró y pasó la noche nel salón de la Claridad Cristalina. Nel día siguiente lo volvieron a festejar una vez más nel pabellón de la Luz Límpida. El príncipe de Qiantang, con los vapores del vino en la cabeza, combado como una fiera, dijo a Liu, con un gesto brutal:

— ¿Sabes que una roca dura se raja pero no se dobla y que un bravo prefiere se hacer matar antes que se humillar? Quiero proponer una cosa: Si consintieres todo irá bien entre nosotros. En caso contrario pereceremos los dos. ¿Qué te parece?

— Tengas la bondad de decir de qué se trata. — Sabes que la mujer de señor de Jing es la hija de nuestro soberano. Bella y

virtuosa, es altamente considerada por todos. Por desgracia fue víctima de un hombre indigno. Pero todo terminó. Quiero la presentar y sería feliz de contar contigo como un pariente hasta siempre. De tal modo aquella que todo te debe por reconocimiento tendrá la felicidad de te servir, y nosotros, que tanto la queremos, tendríamos el placer de la ver en buenas manos. Un hombre magnánimo no se detiene a medio camino. ¡La aceptes!

Liu se mostró grave un instante. Después rompió a reír y dijo: — Jamás pensé que el príncipe de Qiantang tuviese ideas tan poco dignas de un

hombre galante. Creo haber escuchado bien que al montar en cólera saltaste los nueve continentes y desplazaste las cinco cordilleras. Además te vi romper la cadena de oro y arrancar el pilar de jade para correr a vengar a tu sobrina. Me parecía que nadie se compararía contigo en bravura y sentido del honor. Correr a la muerte para vengar una ofensa, arriesgar la vida por una persona querida: He, en efecto, verdaderas muestras de la grandeza. Pero ahora que los músicos afinan sus melodías y que el huésped y el anfitrión están en perfecta armonía, ¿por qué tratas de me imponer tu voluntad sin preocupación con el honor? ¡No es lo que esperé de ti! Si me sorprendieses sobre un mar en furia o en una montaña tenebrosa, podrías me intimidar con tus escamas y tu barba de erizo, para me cubrir de nube y lluvia y me amenazar de muerte. En ese caso te consideraría una fiera y no te reprocharía. Pero ahora te presentas como un ser humano, sentado aquí para charlar sobre cosas mundanas, y tan bien logró mostrar todos los sentimientos humanos y todas las delicadezas de conducta, que seguramente entre los hombres hay pocos valientes y sabios que te puedan igualar, sin hablar de los monstruos acuáticos. ¿Será posible que empleando las ventajas de tu cuerpo de reptil, de tu temperamento violento y del pretexto de la borrachera te atrevas a me obligar a torcer una conducta? He lo que no encuentro correcto. Cierto es que mi cuerpo es débil y quepo perfectamente sobre una de tus escamas. Sin embargo, con mi corazón invencible espero triunfar sobre tu inhumanidad. Príncipe: ¡Espero que reflexiones un poco!

Avergonzado y confuso, el príncipe se excusó: — Aunque educado nel palacio, permanecí ignorante en las reglas de etiqueta. Por

ello me excedí en mis palabras y herí tus principios de honor. Reconozco que cometí una falta realmente reprobable y me sentiré muy feliz que conserves intacta tu amistad hacia mí.

En esa noche hubo aún otro festín, donde reinó la misma alegría de las veces anteriores. Liu y el príncipe se hicieron buenos amigos. Nel día siguiente Liu pidió permiso para ir. La reina ofreció otra fiesta en su honor nel salón de la Luz Difusa, que se llevó a cabo en compañía de gran número de concubina, sirvienta y eunuco. Derramando lágrima, la reina dijo:

— Mi hija se siente tan endeudada por tu bondad, que jamás podremos testimoniar satisfactoriamente nuestra gratitud. ¡Y tan pronto nos quieres abandonar!

Hizo venir a la princesa, para dar las gracias. Preguntó la reina: — ¿Volveremos a nos ver? En ese momento Liu se arrepintió de no aceptar la proposición del príncipe de

Page 27: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 27

Qiantang. Sentía el corazón pesado de pena. Terminado el ágape, todos se despidieron con lágrima en los ojos. Nel momento de partir lo cargaron con nuevos regalos, entre los cuales incontables joyas preciosas.

Liu salió del lago nel mismo camino de llegada, escoltado por una docena de hombres que, cargados con su equipaje, no lo abandonaron hasta lo dejar sano y salvo en su casa. Después se dirigió a Yangzhou, a casa de un joyero, para vender algunas joyas, de las cuales bastaba una pequeña parte para lo convertir en millonario. En toda la costa derecha del río Huai no hubo hombre rico que pudiese comparar su fortuna a la de Liu.

Se casó con una muchacha llamada Zhang, que falleció poco tiempo después de la boda. Pronto se casó con otra, llamada Han, quien murió algunos meses después. Entonces Liu abandonó su tierra natal y se instaló en Nanjing.

A menudo el tedio de la viudez le hizo pensar en se casar nuevamente. Lo visitó una casamentera que hizo la proposición:

— Conozco una dama llamada Lu, oriunda del distrito de Fanyang. Su padre, Lu Hao, fue magistrado de Qingliu. En su vejez lo dominó el taoísmo y comenzó a errar solo entre las nubes y los manantiales y desapareció no se sabe dónde. Su madre se llama Zheng. Nel año pasado la joven se casó y entró a formar parte de la familia Zhang, de Qinghe, pero desgraciadamente el marido murió poco tiempo después. Su madre, que tanto se lamenta por la juventud y belleza de la joven viuda, quiso encontrar un buen marido para ella. ¿Será posible que te interese?

Liu buscó un día propicio para celebrar la boda. Como las dos familias pertenecían a la mejor sociedad, la magnificencia de las ceremonias, del ajuar y regalos dejaron con la boca abierta a todos los nanquineses.

Un mes después del casamiento, al entrar, cierta noche, en la alcoba, Liu observó detenidamente a la esposa y la encontró muy parecida a la hija del rey dragón, aunque bien podía asegurar que su mujer la sobrepasaba en belleza. Entonces le contó lo sucedido. Dijo su esposa:

— ¿Será posible algo parecido? Un año más tarde tuvieron un hijo y Liu la quiso aún más. Un mes después del nacimiento del hijo, ataviada con un vestido suntuoso y

recubierta de joya, su mujer recibió en la casa a todas las relaciones. Nel curso de la recepción dijo a Liu, con una sonrisita:

— ¿Será posible que no recuerdes me haber visto hace mucho tiempo? — Una vez fui mensajero de la hija del rey dragón. Nunca olvido eso. — Soy la hija del rey dragón. Gracias a ti fue denunciada la injusticia nel río Jing, de

modo que juré dedicar mi vida para testimoniar mi gratitud. Pero puesto que rechazaste la proposición de mi tío, como vivíamos lejos uno del otro y en dos mundos diferentes, no pudimos cambiar palabra. Mis padres desearon me casar con el hijo del dios del río Zhoujin. Yo no podía faltar a mi juramento ni desobedecer a mis padres. ¿Qué hacer entonces? Aunque me rechazaste y me fue imposible te ver, juré que de cualquier modo te reservaría mi corazón hasta la muerte. Y confié mi pena a mis padres, que se compadecieron y me dejaron en libertad de partir para te buscar. Pero entonces tomaste por esposas a las señoritas Zhang y Han. Cuando se murieron una tras otra y te trasladaste hasta aquí, se presentó la ocasión favorable, y mis padres quedaron felices de que finalmente pudiese se realizar mi esperanza. Ahora que logré te servir y amar hasta toda la vida, ya puedo morir con mi deseo colmado.

Se puso a llorar con cálida lágrima y continuó: — Si de inmediato no dije quien era, fue porque sé que mi belleza no hizo mella en

tu espíritu. Si ahora me confieso es porque me probaste tu amor. Una mujer como yo es

Page 28: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 28

indigna de tu corazón. Como sé que deseas tener un hijo, ofrezco uno para ganar el derecho de vivir a tu lado. ¿Consientes en eso? Antes de saber si me amabas la angustia y la tristeza desgarraban mi corazón. Nel día que fuiste mi mensajero me dijiste, sonriente: Espero que no te olvides de mí después de volver al lago Dongting. ¿En aquel momento pensaste en lo que somos? Más tarde, cuando mi tío te propuso este casamiento, lo rechazaste categóricamente. ¿Por qué? ¿Es que realmente no lo deseabas, o bien te negaste porque te ofendería? ¡Digas!

— Todo está señalado por el destino. Cuando te vi en primera vez, en la orilla del río Jing, te encontré tan pálida y agotada de dolor que me dominó la idea de tomar tu defensa. Pero en aquel momento el corazón solo captó tu dolor, sin pensar en otra implicación. Si dije que esperaba que deseaba nel futuro otro encuentro, fue debido a que esas palabras se escaparon por azar y nada más. Cuando el príncipe de Qiantang quiso me imponer el casamiento, su insolencia me enfureció. En definitiva, sólo quise hacer justicia. ¿Cómo me casaría con una mujer a la cual acabé de causar la muerte del marido? He la primera razón de mi rechazo. Y además, siendo la integridad la base de mi conducta, ¿cómo me rebajaría a violentar mi conciencia? Esa es la segunda razón de mi rechazo. Nel festín razoné conforme mis principios, solo pensando en la corrección, sin temor. Pese a eso, nel día de mi partida, al ver la ternura de tus ojos, me arrepentí, de todo corazón, por lo que dije. Después, tomado por el torbellino de las cosas humanas, quedé imposibilitado de te testimoniar mi sentimiento. ¡Qué alegría tea encontrar ahora como miembro de la familia Lu! En todo caso, el amor que guardé nel corazón no fue una pasión efímera. ¡En adelante te amaré siempre, con corazón sereno!

Profundamente emocionada, su mujer solo pudo derramar lágrima y agregó: — Aunque soy de otra esencia que los humanos, no me creas desprovista de

sentimiento. ¡Sabré responder a tu bondad! Puesto que todo dragón puede vivir 10 mil años, tendrás a mi lado la misma longevidad. Pasaremos libremente en cualquier lado, sobre la tierra y bajo el mar. ¡Tengas confianza en mí!

— ¡Jamás imaginé que me ofrecerías la inmortalidad de los dioses! — Exclamó Liu, riendo, jubiloso.

Los dos volvieron entonces al lago Dongting, donde la magnificencia de la recepción real superó toda descripción.

Más tarde se instalaron en Nanhai (Guangzhou) durante 40 años. Sus castillos, ropaje y festines fueron de esplendor principesco. Liu se mostraba generoso con todas sus relaciones. A pesar de su edad ya avanzada, la perennidad de su aspecto juvenil era la admiración de todos. Durante el período de kaiyuán (713–741), el emperador, deseoso de encontrar el secreto de la larga vida, ordenó su búsqueda a todos los alquimistas del reino. Entonces Liu se sintió vigilado e intranquilo, y prefirió volver con su mujer al lago. Allí se perdieron durante más de diez años sus huellas nel mundo. Cerca del fin del período Kaiyuán, su joven primo Xue Gu, destituido de su función de magistrado en la capital, fue exilado nel sudeste. Cuando atravesaba, en pleno día, el lago Dongting y miraba hacia lejos, vio como de repente surgió del agua una montaña toda verde. Los remeros se apresuraron para llegar a la costa, exclamando:

— ¡No hay montaña en ese lado. Debe ser un monstruo lacustre! Nel tiempo de un parpadear la montaña se acercó a la barca. Una embarcación

pintada de colores vivos descendió lentamente de la montaña y se dirigió directamente a la barca de Xue. Alguien gritó:

— ¡El amo Liu te invita a pasar! Entonces Xue comprendió. Tan pronto llegó al pie de la montaña, arremangó su

túnica y trepó rápidamente. Allá arriba había palacios como los terrestres y Liu estaba allí, los músicos delante, y atrás las doncellas cubiertas de perla. La riqueza de los

Page 29: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 29

objetos de arte sobrepasaba en mucho a la del mundo de los hombres. Hablando con mayor elocuencia que antes, y se viendo aún más joven, Liu lo recibió en la escalinata. Lo tomando de la mano, dijo:

— Hace poco tiempo que dejamos de nos ver y tu cabello ya está gris. — Estás destinado a la inmortalidad, mientras que ¡pobre de mí!, algún día me

convertiré en huesos secos. — Replicó Xue, con una sonrisa. Entonces Liu le dio 50 cápsulas, diciendo: — Cada una de estas píldoras te dará un año más de existencia. Cuando se acerque el

término de tu vida, no dejes de volver hasta aquí. No es necesario quedar demasiado tiempo nel mundo humano, donde se sufre tanto.

Festejaron alegremente el encuentro. Después Xue se retiró. Liu entonces pareció se desvanecer sin dejar otros rastros de su vida, pero Xue a menudo contaba esa historia a sus relaciones. 48 años después Xue desapareció.

Yo, Li Chaowei, de la provincia de Gansu, me siento colmado de admiración al escribir esta historia que demuestra que las principales de las cinco categorías de seres vivientes7 poseen fuerzas sobrenaturales. Sin tales propiedades, ¿cómo los reptiles expresarían virtudes humanas? El rey dragón de Dongting se muestra realmente poderoso y magnánimo, mientras la impetuosidad y la franqueza caracterizan la conducta del príncipe de Qiantang. Ciertamente son virtudes que se deben transmitir de muy lejos. Xue Gu, primo de Liu, fue el único ser humano que se acercó al reino acuático. Desgraciadamente contó esta historia sin escribir. Y como es interesante, la transcribo aquí.

7 Los antiguos chinos dividían el reino animal en cinco categorías: Emplumados, peludos, encorazados, escamados y desnudos. Esas categorías comprendían como principales especies el fénix, el unicornio, la tortuga, el dragón y el hombre. Del hombre, el más inteligente de todos, provenían las virtudes de los otros animales. Nota del traductor

Page 30: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 30

La hija del príncipe Huo Jiang Fang

Jiang Fang vivió nel comienzo del siglo 9. Además de esta historia se le conoce un volumen de poesía que lo hizo famoso.

urante el reino de Dali (766–779), en Longxi había un joven llamado Li Yi. Con la edad de 20 años rindió con éxito el examen de servicio civil. Nel año siguiente, en calidad de laureado, presentó candidatura a las funciones oficiales

que a ser distribuidas nel ministerio de asunto civil. En verano, en la sexta luna, llegó a la capital y se alojó nel barrio de Xinchang. Perteneciente a una buena familia de letrado, pese a su extrema juventud ya mostraba talento, y la belleza de sus obras hacía que sus contemporáneos lo considerasen un escritor incomparable. Inclusive llegó a merecer la admiración de los letrados de mayor edad y maestría. Bastante orgulloso de sus dones, se propuso encontrar una bella mujer, pero durante mucho tiempo la buscó en vano entre las más famosas cortesanas.

En la capital había una intermediaria de asunto de amor, llamada Bao la Undécima, vieja sirvienta de la mujer del príncipe consorte, que lograra pagar su rescate para se casar hacía diez años. Poseía un carácter afable y una lengua que no conocía descanso. Frecuentaba todas las grandes familias, donde era recibida como gran experta en asunto galante. Como Li a menudo le hacía rico regalo, cuando le pidió servicio, se mostró muy dispuesta a ofrecer lo mejor.

Algunos meses después, en horas de la tarde, mientras Li descansaba nel pabellón sur de su casa, repentinamente escuchó que llamaban a la puerta con golpes precipitados. Se le anunció la visita de Bao la Undécima. Levantando los bajos de su túnica, corrió a su encuentro:

— Señora, ¿qué buenos vientos te conducen, así de sorpresa, hasta mi casa? — ¿Jamás tuviste un buen sueño? — Dijo, entre risas — Conocí una hada exilada en

la Tierra. Sin se preocupar con la riqueza, no admira otra cosa que la elegancia y la cortesía. Una belleza así parece hecha únicamente para ti.

Ante esa novedad, arrebatado de alegría, se sintió flotar en pleno cielo. Tomando de la mano a la intermediaria, hizo una profunda reverencia:

— ¡Seré tu esclavo hasta mi último suspiro! Preguntó dónde vivía la bella y cuál el nombre. — Es la hija menor del príncipe Huo y se llama Jade. Su padre la adoraba, y su

madre Jingchi era la sirvienta favorita del príncipe. Al fallecer el príncipe, sus hermanos no quisieron la conservar a su lado porque su madre era de baja condición. Les entregaron una parte de la herencia y pidieron se alojar en otra parte. Entonces ella tomó el nombre de Zhang, de tal modo nadie sabe que se trata de la hija del príncipe. ¡Jamás vi una belleza tan perfecta! La elevación de sus sentimientos y la gracia de su persona impiden comparación. La música, la poesía y la caligrafía no guardan secreto para ella. Ayer me pidió buscar a un joven que fuese digno. Le hablé de ti. Tu nombre le era bien conocido y se mostró muy contenta. Su residencia es en una callejuela del viejo templo del barrio de Shengye, en la puerta que corresponde a la entrada de los coches. Fijé una cita para mañana a mediodía. Llegando al fondo de la callejuela, sólo tienes que buscar a su sirvienta, que se llama Guizi, quien te conducirá hasta la casa.

Cuando la casamentera partió Li comenzó su preparativo. Envió a su mucamo Qiuhong, a pedir prestado un caballo negro con arneses dorados en casa de su primo Shang, consejero militar en la capital. En esa noche hizo limpiar su mejor ropaje, tomó

DD

Page 31: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 31

un baño y rehizo su maquillaje. La alegría lo tuvo despierto toda la noche. Al salir el Sol se puso un sombrero, se miró detenidamente nel espejo, temiendo en todo momento que fallase algún detalle de su presentación. Así ocupó el tiempo hasta mediodía. Entonces montó en su cabalgadura y se dirigió directamente hacia el barrio de Shengye. Nel lugar fijado lo esperaba una sirvienta:

— ¿Eres señor Li? Desmontó e hizo atar su caballo en la saliente del techo del portal. Entró, cerrando

precipitadamente la puerta atrás. Y allí estaba Bao, quien salió de la casa, sonriendo de lejos:

— ¿Quién es el intruso que termina de forzar la puerta? Sin dejar de bromear, entraron en una puerta interior a un patio donde había cuatro

cerezos y la jaula de un loro suspendida nel costado noroeste. Al ver a Li, el loro se puso a gritar: — Alguien viene. ¡Bajad pronto la cortina! De naturaleza reservada, y ya con el corazón poco confiado, se detuvo al escuchar el

grito del loro, vacilando en seguir adelante. Entonces Bao fue a buscar a la madre de la joven, quien bajó en la escalinata, para le desear la bienvenida, y lo invitó a se sentar en su frente. La madre, cuarentona, se veía aún muy encantadora y hablaba con mucha gracia. Dijo al joven:

— Hace mucho tiempo que escuchamos hablar de tu talento. Ahora compruebo cómo tu persona es digna de tal fama. Tengo una hija que a pesar de poca educación no es demasiado despreciable. Me atrevo a sugerir que puede te gustar y convenir. La señora Bao me habló sobre eso y quedaré feliz en ofrecer su mano.

— Soy apenas un rústico y me siento todo confuso de que me recibas con tanta buena voluntad.

— Si me aceptares me concederás un alto honor para toda mi vida. Estaban preparando el ágape. Cuando listo, la madre llamó a Jade. Salió de la

habitación del leste y Li fue a se inclinar delante de ella. Al entrar ella, a Li pareció que toda la sala se transformaba en un inmenso ramo de rosa y cuando sus miradas se encontraron quedó como encandilado. Ella se sentó al lado de su madre, quien le dijo:

— Te gusta repetir los dos versos:

A través de los bambúes, pasa agitando la cortina el viento. ¿Mi buen amigo volverá otra vez?

— ¡Y bien! He el autor del poema. Tú, que pasas el día entero leyendo sus obras, ¿qué piensas de él, ahora que lo tienes aquí?

Jade sonrió levemente y, bajando la cabeza, dijo con voz queda: — Lo ver vale menos que lo escuchar: Toda la belleza cabe en un poeta de genio. Li se levantó e hizo varias reverencias: — La señorita ama el talento y amo la belleza. Nuestras cualidades serán variadas y

se complementarán. Jade y su madre cambiaron una sonrisa. Brindaron con vino varias veces. Luego Li

se incorporó para pedir que la joven cantase. Al comienzo ella quiso se sustraer, pero finalmente, cediendo a la insistencia de su madre, entonó con voz de oro una melodía maravillosa. Nel fin del almuerzo ya caía la noche. La casamentera condujo al joven a descansar en un apartamento del oeste, donde el patio era bien tranquilo y las habitaciones muy agradables, con magníficos cortinados, y ordenó a las sirvientas Guizi y Wansha le quitar los zapatos y el cinturón. Después Jade lo acompañó. ¡Nada más tierno y acariciante que sus palabras. Y cuánta gracia al se desvestir. Y con las cortinas bajas, cuántos goces sobre la almohada! Le dominaba la impresión de compartir el lecho

Page 32: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 32

con una divinidad. Al llegar la medianoche, de repente Jade se puso a llorar. Lo mirando fijo, dijo:

— Soy una cortesana y me considero indigna de estar en tu compañía. Ahora me amas, pero mucho temo que cambie tu sentimiento cuando se aje mi belleza. Entonces seré como una enredadera sin apoyo, como el abanico abandonado nel otoño. Nel momento de la intensa alegría de ahora presiento la tristeza del futuro.

Muy emocionado, Li pasó su brazo bajo la nuca de la bella y dijo suavemente: — Ahora que realicé el sueño de mi vida, prefiero que me conviertan en polvo antes

de renunciar a ti. Me des una pieza de seda blanca, para escribir mi promesa, bajo palabra de honor, de nunca te abandonar.

Reteniendo lágrima, Jade ordenó a la criada Yingtao levantar el cortinado y traer candela. Después dio a Li un pincel y tinta. Para llenar los momentos de ocio, además de la música, Jade adoraba la lectura de poesía. Recado de escribir, pincel y barra de tinta, todo provenía de la familia real. Entonces ella tomó un bolso bordado, de allí retiró una pieza de seda blanca de 1m de largo, cuadriculada, con finas rayas negras, y la ofreció al amante, para escribir a gusto.

Li poseía gran talento de improvisador. Una vez que tomaba el pincel escribía de un tirón. Juró fidelidad eterna como montañas y ríos, el Sol y la Luna. Las palabras tenían tal ardor y sinceridad que iban directamente al corazón. Cuando terminó de escribir, entregó la pieza de seda a Jade, pidiendo la guardar nel cofre de joya de ella.

Desde entonces vivieron día y noche siempre juntos durante dos años, felices como un casal de martín-pescadores planeando en pleno cielo. En la primavera siguiente, en su calidad de laureado en examen oficial, Li fue nombrado secretario general del distrito de Zheng. En la cuarta luna, antes de partir a su puesto y de visitar a sus padres en Luoyang, invitó a sus amigos y conocidos de la capital a una fiesta de despedida. Estaban en la más bella temporada del año, entre la primavera y el verano. Al terminar la fiesta y cuando ya se retiraban los invitados, Jade, abrumada por la tristeza de la separación, dijo:

— Con tu talento y celebridad, por supuesto, cuentas con muchas admiradoras que buscarán se unir a ti. Tus padres viven solos y les falta una nuera para cuidar la casa. Antes de tu retorno, seguro que te obligarán a te casar con un buen partido. El juramento que me hiciste solo serán palabras vanas. Por eso deseo te presentar una pequeña petición. ¿Quieres escuchar?

Li se sintió sorprendido: — ¿En qué te ofendí?, para que me digas tales cosas. Te escucho: Formules tu deseo,

que será orden para mí. — Apenas tengo 18 años y aún no cumpliste 22. Te faltan 8 años para llegar a la

treintena, que para un hombre es la edad de se casar. Me acuerdes entonces ese tiempo para acumular nel lapso de 8 años la alegría y el amor de toda mi vida. Después tendrás tiempo para escoger como esposa a una señorita de familia distinguida. Entonces me retiraré del mundo con el cabello cortado y el vestido de monja. Es eso lo que deseo y no pido más.

Li no pudo retener lágrima, de vergüenza y emoción: — Al Cielo juré que te permaneceré fiel hasta la muerte. Si aun pasando mi vida

entera contigo no podré colmar mi deseo, ¿cómo puedo tener otra idea en la cabeza? Suplico que tengas confianza en mí. Basta me esperar aquí. Dentro de ocho meses volveré a Huazhou y enviaré a alguien para te buscar. Volveremos a estar reunidos dentro de muy poco.

Pocos días después se despidió y partió hacia el leste. Cumplió diez días en su puesto y pidió licencia para visitar a sus padres en Luoyang. Mucho antes del regreso su madre

Page 33: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 33

le concertara un casamiento con una prima de la familia Lu. Ya se pusieron verbalmente de acuerdo. Como la madre fue siempre severa e intransigente, Li quedó perplejo y no se atrevió a decir algo. Entonces tuvo lugar la ceremonia del compromiso y poco tiempo después de se efectuaría la boda.

Como la familia Lu era de las más poderosas reclamó para la ceremonia nupcial una dote de 1 millón de plata contante, condición sin la cual no se realizaría el casamiento. Pero la familia del joven era pobre y nuestro héroe debió pedir dinero prestado en todos lados. Aprovechando su licencia visitó a los amigos más lejanos, viajando en los valles de los ríos Changjiang y Huai, nel transcurso del otoño al verano. Se estimando perjuro atrasó adrede su vuelta, dejando a Jade sin noticia, para que abandonase toda esperanza. En todo lugar donde llegaba recomendaba a los conocidos no dejar escapar dato sobre el casamiento.

Ya pasara con exceso la fecha fijada para su retorno. Jade ensayó entonces, diversas veces y por distintos medios, obtener noticia sobre su amado pero las contestaciones fueron siempre vagas y cada día diferentes. Durante un año y más buscó en todos los oráculos y consultó a todas las adivinas. Después cayó en la angustia y la desesperación. Enferma, agotada, siempre acostada en su habitación solitaria, iba de mal en peor. A pesar del silencio del joven, el amor de Jade permanecía entero. Regalaba a los amigos para obtener noticia sobre el amante. Persistiendo así en la búsqueda su bolsa comenzó a se agotar, y a menudo envió secretamente la criada para malvender sus vestidos y ajuar al mercado del Oeste, por intermedio de un revendedor llamado Hou Jingxian. Cierta vez confió a la sirvienta Wansha un alfiler de cabello, de amatista, para lo liquidar en casa del revendedor. Nel camino la sirvienta se encontró con un viejo joyero que trabajara nel palacio y que al percibir el alfiler lo examinó de cerca y dijo:

— Este alfiler lo hice, hace mucho tiempo, cuando la hija menor del príncipe Huo comenzó a llevar rodete, y el príncipe me encomendó lo cincelar. Lo pagó 10 mil sapecas y por eso siempre me acuerdo. ¿Quién eres y de dónde viene esta joya?

— Mi patrona es justamente la hija del príncipe Huo. Hizo un mal casamiento y nuestra casa está en plena decadencia. El hombre con quien se casó está en Luoyang y no da señal de vida. Ya hace dos años cayó enferma y él no envía noticia. Ahora mi dueña mandó vender esto, para contar con un dinero que permita seguir buscando noticia del ausente.

El joyero comenzó a verter lágrima y dijo, con voz triste: — ¿Es posible que una joven de alta nobleza caer en ese estado? ¡Me parte el

corazón ser testigo de tal desgracia en esta altura de mi vida! Entonces condujo a la criada a casa de la princesa Yanxian, quien, muy emocionada

por esa historia, suspiró largamente y entregó a la mujer 1200 sapecas por el alfiler. En ese momento la novia de Li estaba en la capital. Después de recoger la suma

necesaria para su casamiento, Li volvió a su puesto del distrito de Zheng. En diciembre, en pleno invierno, pidió una extensión de su licencia, para se casar en la capital. Allí se alojó incógnito en un barrio tranquilo, cuidando de no se hacer notar. A todo eso había un joven bachiller, llamado Cui Yunming, que era primo de Li y hombre de buen corazón. En compañía de aquél concurriera en otros tiempos a las fiestas en casa de Jade, charlando y riendo con ella en los mejores términos de camaradería. Cada vez que tenía noticia sobre Li, la transmitía a Jade con toda sinceridad. La joven a menudo lo ayudaba con dinero y ropa, por lo cual él guardaba un gran agradecimiento.

Cuando Li volvió a la capital, Cui informó a Jade, quien, ofendida, exclamó: — ¿Dónde se vio tamaña infamia? Entonces ella suplicó a todos sus amigos que hiciesen lo posible para que Li volviese

a su lado. Consciente de faltar a su juramento y sabiendo que Jade, enferma, languidecía

Page 34: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 34

en esa espera, Li se sentía muy avergonzado para volver a la ver, y su idea fija era evitar ese encuentro. Para pasar desapercibido salía de su casa muy temprano y volvía muy tarde. Jade lloraba día y noche, sin comer ni dormir, pero todo en vano. Dominada por la pena y la indignación, su enfermedad se agravó rápidamente. Como esa noticia se expandió en la ciudad, todos los jóvenes bachilleres quedaron impresionados por el amor de Jade, y los hombres de buen corazón se mostraron indignados por la ingratitud de Li.

Llegó la tercera luna, la estación de los paseos primaverales. Con cinco o seis amigos, Li fue al templo Chongjing, para contemplar las peonías en flor. Mientras paseaban en la galería del Oeste, recitaba poema a los compañeros. Entre ellos un íntimo de Li, llamado Wei Xiaqing, quien dijo:

— ¡Qué bella es la primavera en plena floración. Y qué triste debe ser para la pobre Jade, que sólo se alimenta de su llanto en su habitación solitaria. Pensar que la abandonaste con tanta crueldad! No es la conducta de un hombre honesto. ¡Pienses en eso!

Mientras Wei, entre suspiros, reprochaba a Li, apareció un joven gallardo, vestido con túnica de seda amarilla, armado con arco y carcaj. Lucía soberbio, magníficamente vestido, pero como séquito sólo traía un pequeño tártaro con la cabeza rapada. Como caminaba atrás del grupo joven, sorprendió parte de la conversación. Súbitamente se adelantó a Li y lo saludó:

— ¿Eres el señorito Li? Mi familia es de Shandong y pertenecemos a la familia real. Aunque desprovisto de talento literario, mucho admiro esa cualidad en los otros. ¡Siempre fui uno de tus fervientes admiradores y abrigué la esperanza de que algún día te conocería. Me siento tan feliz en te encontrar hoy! Mi humilde morada no está lejos de aquí, y cuento con algunos músicos para me divertir. Además tengo ocho o diez jóvenes lindas y una docena de excelentes caballos: Todo quedará a tu disposición. ¡Tengas a bien me honrar con tu presencia!

Esas palabras encantaron a los compañeros de Li. Saltaron a las cabalgaduras y se pusieron a seguir al joven gallardo, quien los condujo a toda velocidad. Después de vueltas y más vueltas los llevó hasta el barrio de Shengye. Al comprobar que estaba muy cerca de la casa de Jade, Li trató de evitar pasar allí, con un pretexto cualquiera, y se aprestaba a volver sobre sus pasos, cuando el joven gallardo dijo:

— ¿Por qué te retiras? Mi humilde morada queda a sólo cuatro pasos. Y tomando la brida del caballo, obligó a Li a marchar a su lado. Nel tiempo de un pestañeo llegaron frente a la casa de Jade. Desesperado, Li

comenzó a azotar a su caballo, tratando de escapar. Pero de inmediato el joven anfitrión lo hizo detener por sus sirvientes, que lo obligaron a entrar. Se cerró el portón atrás de ellos y alguien anunció en voz alta:

— ¡He el joven señor Li! Las exclamaciones de sorpresa partieron de todas partes, y un delirio de alegría

pareció se posesionar de toda la casa. En la noche anterior Jade soñara que Li fuera traído por un hombre de túnica amarilla

a quien dijeron para se quitar los zapatos. Al despertar contó el sueño a la madre, a quien dio la explicación:

— Los zapatos simbolizan la unión. Eso quiere decir que volveré a ver a mi amado. Pero se descalzar significa separación. Nos uniremos y después nos separaremos hasta siempre. De acuerdo al sueño lo veré una vez más y entonces moriré.

En la mañana pidió a la madre la peinar. La madre, creyendo que deliraba, a principio no prestó atención, pero Jade insistió tanto que cumplió el deseo. Apenas terminó de se arreglar el peinado y llegó Li.

Page 35: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 35

Jade estaba enferma hacía tanto tiempo que sin ayuda era imposible se dar vuelta nel lecho. Sin embargo en esa vez, al escuchar el anuncio de la llegada de Li, se levantó muy lentamente y se cambió de vestido como si un espíritu ultraterrestre tomara posesión de su cuerpo. Cuando vio al amante infiel, le clavó una mirada cargada de cólera y no dijo palabra. Estaba tan debilitada que apenas lograba se mantener en pie. De tiempo a tiempo escondía el rostro atrás de la manga, sin poder impedir de se volver inconcientemente para lo mirar una vez más. Todos quedaron impresionados hasta derramar lágrima.

Instantes después, trajeron de afuera vino en abundancia y una docena de plato. Y como todo el mundo se extrañaba y preguntaba quién trajera a Li, se supo que era el joven gallardo.

La mesa fue puesta y todos tomaron asiento. Jade, sentada en un costado, giró la cabeza para mirar largamente al joven Li. Después elevó la copa y, en un brindis, echó el vino al suelo:

— Soy la más desgraciada de las mujeres y tú el más ingrato de los hombres. Por morir tan joven de desesperación, ya no estaré aquí para cuidar a mi vieja madre. En adelante: ¡Adiós música y vestidos de seda! Hasta el Infierno me perseguirá mi dolor. ¡Todo esto, señor, es tu obra! ¡Adiós! ¡Después de muerta me convertiré en un espíritu vengador y jamás dejaré en paz a tu esposa y concubinas!

De inmediato, tomando con su mano izquierda el brazo de Li, arrojó la copa de vino al suelo, lanzó largos gritos y expiró. La madre, levantando el cuerpo de Jade, lo entregó a los brazos de Li, lo conminando a la hacer volver a la vida, pero no la pudo reanimar.

Li estuvo de luto, llorando día y noche, abrumado de dolor. En la víspera del funeral Jade se le apareció entre el cortinado funerario, tan bella cuanto en vida. Llevaba una polera de rojo granate, túnica púrpura con capa escarlata y verde. Se apoyaba contra una cortina, acariciando con sus dedos las abrazaderas bordadas. Miró a Li y dijo:

— Gracias por me acompañar hasta aquí. Me parece que aún te queda un resto de afecto hacia mí, lo que me hace arrancar, incluso entre las sombras, suspiro de remordimiento.

Después desapareció. Nel día siguiente fue sepultada nel cementerio de Yusuyuan, fuera de la capital.

Luego de derramar lágrima sobre la tumba, volvió a la capital. Nel mes siguiente se casó con su prima. Pero ese pasado doloroso, siempre presente, le impuso una vida sin alegría.

En la quinta luna de ese verano, en compañía de su esposa, volvió a su puesto nel distrito de Zheng. Diez días después de la llegada, mientras estaba acostado con su mujer, escuchó un ruido insólito fuera del mosquitero. Miró, sorprendido, y vio escondido atrás de la cortina a un joven apuesto que sin cesar gesticulaba a su mujer. Vivamente alarmado saltó del lecho y se lanzó a la persecución al intruso. Dio varias vueltas alrededor del mosquitero y a nadie encontró. Desde entonces se mostró desconfiado y celoso por toda cosa, y la vida matrimonial se hizo un infierno. Finalmente se calmó un poco por la intervención conciliadora de los amigos. Pero diez días después, al entrar en la casa, vio a su mujer tocando laúd sobre el lecho. De repente, lanzado desde la puerta, cayó sobre el regazo de su mujer una cajita de 2,5cm de diámetro, de cuerno de rinoceronte, cerrada con los lazos de los objetos galantes. Al abrir la caja, encontró dos granos de amor, una mosca cantárida, otros afrodisíacos y sortilegios de amor. Repentinamente furioso, aullando como fiera, tomó el laúd y con él comenzó a la golpear para ella confesar la verdad. Pero ella no supo cómo se justificar. Después de eso, la castigó a menudo y de modo brutal. Comenzó a la tratar con toda crueldad, hasta que finalmente la citó nel tribunal y la devolvió a sus padres.

Page 36: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 36

Después del divorcio se encarnizó con sus sirvientas y concubinas, a las que apenas tomaba de servicio convertía en sospechosas, si bien de puro celo mató a varias para escarmiento de las demás.

Un día hizo un viaje a Yangzhou y allí compró una famosa cortesana llamada Ying la Undécima, cuya resplandeciente belleza le gustó mucho. Pero cuando estuvieron juntos, Li comenzó a hablar sobre otra cortesana, a quien hacía tiempo amara pero castigó con la muerte por determinada culpa. Todos los días contaba la misma historia, para que se atemorizase y fuese fiel. Cada vez que abandonaba la casa, la encerraba bajo una bóveda cuya puerta se lacraba. Al volver examinaba cuidadosamente los cierres antes de abrir la puerta. Otras veces llevaba un puñal bien afilado y lo exhibía a las sirvientas mientras amenazaba:

— Es de acero de Gexi, forjado expresamente para cortar el cuello de una culpable. En suma: Toda mujer amada se transformaba en sospechosa. Se casó tres veces,

siendo siempre un marido sombrío.

Page 37: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 37

El gobernador del estado tributario del sur

Li Gongzuo

Li Gongzuo vivió entre los años 770 y 850 y fue amigo del escritor Bai Xingjian (autor del cuento siguiente, La historia de la bella Li Wa). Dejó

también otros tres cuentos. hunyu Fen, nativo de Dongping, fue un hombre galante bien conocido en toda la región del río Changjiang. Gran bebedor y mejor peleador, no se cuidaba de las apariencias ni de los formulismos. Amansado una gran fortuna, se rodeó de

jóvenes licenciosos que vivían a su expensa. Su capacidad militar le valió el puesto de consejero militar nel ejército de Huainán. Pero en estado de ebriedad ofendió a su jefe, quien lo destituyó. Caído en desgracia, se dedicó entero a la bebida y al libertinaje.

Su familia vivía a 12km al leste de Yangzhou. Al sur de la casa había un fresno secular de ramas gigantes, cuyo espeso follaje esparcía sombra sobre 1 acre de terreno.

Todos los días Chunyu y sus compañeros de orgía se embriagaban bajo ese árbol. nel noveno mes del año 10 del período de Zhenyuan (hacia 794), cayó enfermo debido a un exceso de bebida. Dos de sus amigos lo llevaron en brazo hasta la casa, lo acostaron en una pequeña habitación del leste y recomendaron:

— Duermas bien. Daremos forraje a los caballos y lavaremos nuestros pies. No partiremos de aquí hasta que te restablezcas.

Sacando el capuchón, apoyó la cabeza en la almohada y cayó en estado de ebriedad semiconsciente. Entonces vio a dos mensajeros vestidos de púrpura, que se arrodillaron a modo de saludo y dijeron:

— Su majestad, el rey del Fresno te invita a visitar su reino. Sin saber cómo, Chunyu se incorporó y bajó de su lecho. Se vistió y siguió a los dos

mensajeros hasta la puerta. Allí vio una carroza pintada de verde, atalajada con cuatro caballos y escoltada con siete u ocho servidores, que le ayudaron a montar. Al salir nel portón se dirigieron directamente hacia el agujero del viejo fresno y allí se introdujeron. Chunyu se extrañó mucho de eso pero no se atrevió a preguntar. De pronto se encontró en un país donde todo, las montañas, los ríos, las plantas, los caminos y hasta el clima, era distinto del mundo humano. Después de recorrer varios kilómetros percibió las almenas y murallas de una ciudad. Vehículos y peatones pasaban sin cesar en los caminos. Los lacayos que escoltaban la carroza de Chunyu gritaban ¡Cuidado! con gran rudeza, y los peatones se apresuraban a se apartar a la derecha e a la izquierda. Entraron en una gran ciudad, pasando en una puerta roja coronada por una torre donde había un cartel con la inscripción en letras doradas: Gran reino del Fresno. Los guardianes que cuidaban la puerta dejaron sus puestos para correr a lo saludar. Después apareció un caballero, que anunció:

— Dado que su alteza, el yerno real, viene de tan lejos, su majestad ordenó lo conducir al hotel Oriental, para el debido reposo.

Después volvió a montar a la cabeza del cortejo, para señalar el camino. No tardaron en llegar frente a una gran puerta abierta. Chunyu descendió de la

carroza y entró. Allá había balaustradas multicolores y pilastras esculpidas, y nel patio filas de árboles florecidos o cubiertos de frutas extraordinariamente raras. Nel salón nada faltaba: Mesa, velador, almohadón, rico tapiz y biombo. Y ya estaba servido un festín. Chunyu se encantó con todo lo que vio. Después anunciaron la llegada del primer

CC

Page 38: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 38

ministro. Chunyu descendió la escalinata para lo recibir con todo respeto. Un hombre vestido de púrpura, con un cetro de marfil en la mano, se acercó e hicieron los saludos recíprocos entre huésped y anfitrión. El canciller dijo:

y cayó en estado de ebriedad semiconsciente

— Aunque nuestro país está muy lejos del tuyo, nuestro rey te invitó a venir, con la esperanza de se aliar contigo mediante un matrimonio.

— ¿Cómo un humilde servidor como yo puede se atrever a aspirar a tan alto honor?

Page 39: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 39

El ministro rogó lo acompañar hasta el palacio. A cien pasos entraron en una puerta roja. Lanzas, alabardas y hachas se erizaban en todos lados, y centenas de oficiales se apartaron para dejar libre el camino. En sus filas estaba un conocido borracho llamado Zhou Bian, amigo del huésped. Chunyu se alegró interiormente de ese encuentro, pero no se atrevió a le dirigir la palabra. Después el ministro le hizo subir la escalinata que llevaba al gran salón solemnemente rodeado de guardia como la plaza de arma imperial. Allí vio a un hombre macizo, majestuosamente sentado nel trono, vestido de seda blanca y coronado con una diadema escarlata. Chunyu, intimidado y tembloroso, no se atrevía a lo mirar de frente. Por la advertencia de los cortesanos alineados a su lado, se arrodilló. El rey dijo:

— A pedido de tu padre, que concedió este honor a nuestro pequeño reino, te damos como esposa nuestra segunda hija, Yaofang.

Y como Chunyu permaneció con la cabeza inclinada, sin se atrever a decir algo, el rey concluyó:

— Tengas la bondad de volver al hotel de los huéspedes reales y esperar la ceremonia de la boda.

Mientras el canciller lo acompañaba al hotel, se puso a reflexionar seriamente, y cayó en la cuenta de que su padre, como general de frontera, desapareciera en un encuentro contra el enemigo, sin dejar señal de vida. Enterado que su padre estaba en buen término con el reino del norte, pensó que bien pudo arreglar ese matrimonio. Pero de cualquier modo estaba perplejo e incapaz de entender todo eso.

Con gran pompa, en esa noche le ofrecieron, a modo de regalo nupcial, corderos y ocas salvajes, dinero y seda. Músicos con instrumento de cuerda y de bambú, mesas servidas iluminadas con candelabro y farol, afluencia de carroza y caballero, espléndido regalo de boda. Nada faltaba en la ceremonia. Entre las señoritas de honor escuchó nombrar a las ninfas de las montañas floridas, del río límpido y a las hadas de los países altos y de los países bajos. El cortejo comprendía millares de doncellas portadoras de sombreros de fénix verde, vestidas de gasa color de nube dorada, con joyas de oro y piedras preciosas que encandilaban la vista. Se persiguiendo a través de las puertas y retozando como diableja, bromeaban con el novio sin cesar, con tanto encanto, gracia y agudeza de espíritu que él no sabía replicar. Dijo una de las doncellas:

— En la última primavera, en la fiesta de Purificación,8 fui, con la señora Lingzhi, al templo Chanzhi, para ver ejecutar a Youyan la danza brahmana nel patio Hindú. Estaba sentada con otras muchachas en un banco de piedra bajo la ventana del Norte, cuando tú y tus jóvenes amigos llegasteis y saltasteis de los caballos para ver el baile. Pero fuiste lo suficientemente atrevido para nos abordar sin embarazo, riendo y bromeando con nosotras. ¿Te recuerdas cómo mi hermana Qiongying y yo atamos un pañuelo en la punta de un bambú? Y después, nel 16 del 7º mes, acompañé a Shang Zhenzi al monasterio de Xiaogan, para escuchar al bonzo Qixuan comentar el sutra Avalokitezvara. Finalizado su discurso le obsequié dos alfileres de oro en forma de fénix, y Shang Zhenzi le entregó una caja de cuerno de rinoceronte. También estabas allí en esa oportunidad. Con el permiso del bonzo tomaste los alfileres y la caja, para los observar de cerca. Después de admirar largamente esos trabajos, te volviste hacia nosotras y nos dijiste: Estas bellísimas cosas y sus propietarios no pueden pertenecer al mundo humano. Después me pediste mi nombre y mi dirección, pero no quise contestar. ¡Qué gesto galante tenías mientras me clavabas la mirada! ¿No te recuerdas?

Chunyu respondió con algunos versos de la canción:

8 Fiesta de Purificación: Nel curso de esa fiesta, 3º día del 3º mes del calendario lunar, la tradición imponía se bañar en los ríos, para se purificar y se preservar de los males del curso del año. Nota del traductor

Page 40: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 40

Nel fondo del corazón te guardo Hasta siempre, jamás te olvidaré

Las doncellas exclamaron: — ¿Quién entonces pensaría que entrarías a nuestra familia? En ese momento llegaron tres hombres suntuosamente vestidos, que se acercaron y,

después de lo saludar, anunciaron: — Por orden de su majestad somos los servidores de honor de su alteza. Uno parecía un viejo amigo. Chunyu preguntó: — ¿Serás Tián Zihua?, de Fengyi. Cuando el otro respondió que sí, Chunyu le estrechó la mano y conversó un buen

momento con él. — ¿Cómo estás aquí? — Nel curso de mi viaje monseñor Duan, canciller y marqués de Wucheng, me

recibió muy bien. Por eso aún estoy bajo su techo. — ¿Sabes que Zhou Bian está aquí? — Zhou es un gran personaje. Es el comandante de la ciudad y goza de un gran

prestigio. A menudo me acuerda su protección. Charlaron y rieron con todas las ganas, hasta que se anunció: — El yerno real puede entrar, para la ceremonia. Mientras los tres servidores de honor le presentaron sus espadas y ayudaron a

arreglar el peinado, sus pendientes y su traje, Tián dijo: — Jamás pensé que te asistiría en una ceremonia tan importante. ¡Ojalá nunca

olvides a tus amigos! Docenas de hadas comenzaron a ejecutar una extraña música melodiosa y pura, con

notas plañideras jamás oídas nel mundo humano. Y decenas de lacayos, portando candelabro, encabezaron el cortejo. De un extremo al otro, sobre muchos li,9 el camino estaba decorado a ambos lados por letreros de oro y esmeralda, con tonos resplandecientes y delicadas esculturas. Sentado en su carroza, Chunyu no se sentía contento. Le invadían malos presentimientos. Su amigo Tián bromeaba para lo distraer. Las doncellas con quienes terminaba de charlar circulaban cada una en una carroza de alas de fénix. Cuando llegó frente a la puerta del palacio Xiuyi, las primas hadas lo esperaban en gran número y le invitaron a descender. Y la ceremonia transcurrió como nel mundo humano. Cuando corrieron el cortinado y levantaron el gran abanico de pluma, pudo finalmente ver a su prometida, la princesa de la Rama de Oro. Bella como una diosa, contaba aproximadamente 15 años. Y la ceremonia prosiguió en la mejor forma.

Después de la boda, Chunyu y la princesa se amaron más y mejor a cada día, y la gloria y el prestigio del joven crecieron con el tiempo. La magnificencia de su tren de vida, con festines y recepciones, sólo podía se comparar a la del rey, que un día él lo invitó a tomar parte, con sus oficiales y guardias, en la gran cacería nel oeste del reino, en la montaña de la Tortuga Divina. Allá se levantaban los picos sublimes entre inmensos terrenos pantanosos y lujuriosos bosques donde pululaban pájaros y bestias salvajes. Cuando caía el Sol los cazadores retornaron con el producto de una afortunada cacería. En otro día Chunyu dijo al rey:

— Nel día de mi casamiento me dijiste que con eso cumplía el deseo de mi padre. Pues bien: Como general de frontera, mi padre, después de una derrota, desapareció nel extranjero y hace cerca 18 años que no da noticia. Puesto que sabes dónde lo encontrar, quiero lo ver.

9 1 li equivale a 500m. Nota del traductor

Page 41: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 41

El rey replicó vivamente: — Tu padre sirve siempre en la frontera del norte y me escribe a menudo. Lo que

debes hacer es enviar una carta. No es necesario ir en persona. Entonces el rey ordenó a la princesa preparar regalos para el padre de Chunyu y

enviar junto con el mensaje. Algunos días después llegó la respuesta, en la cual Chunyu comprobó estar escrita de puño con letra del padre. En la carta expresaba preocupación y aconsejaba con la ternura de antes. Pedía noticia sobre los parientes y amigos, y rogaba informar sobre lo que sucedía en su país natal. Estamos tan alejados uno del otro, que toda comunicación parece imposible por causa de los obstáculos naturales. La carta estaba escrita en términos plenos de tristeza y lamentación. Decía a Chunyu para no lo visitar, pero predecía que se verían tres años después. Chunyu se puso a llorar tristemente con esa carta en la mano, incapaz de contener la emoción.

Un día la princesa preguntó: — ¿Por qué no tomas un puesto oficial? — Siempre llevé vida libertina y no soy versado en asunto de estado. — Podrías ensayar. Te ayudaré. Fue ella quien habló al rey. Días después el rey resolvió: — En mi estado tributario del sur nada marcha bien y el gobernador terminó de ser

destituido de su función. Quiero me servir de tu talento para poner orden allá. Vayas con mi hija.

Con el consentimiento de Chunyu, el rey ordenó a su intendente preparar el equipaje: Oro, jade, seda bordada, cofre, maleta, sirvienta y lacayo. Carroza y caballo formaban una larga fila nel día de la partida de Chunyu, que como joven ocioso y vividor jamás soñara merecer cargo tan alto. Demás está decir que sentía el corazón alegre.

Envió una nota al rey, diciendo: — Hijo de una familia de militares, jamás aprendí el arte de gobernar. Ahora, con la

responsabilidad de un puesto tan importante, temo no solamente faltar a mi deber, sino también desprestigiar el buen nombre de la corte. Por eso quiero buscar en la inmensidad del país los hombres de sabiduría e inteligencia que puedan me secundar. Observé que Zhou, de Yingchuan, comandante de la ciudad, es un oficial leal y honrado, que, respetando siempre la integridad de la ley, se convertiría en mi brazo derecho para bien de todos. También se puede contar con Tián Zihua, de Fengyi, desprovisto aún de cargo oficial, quien, pleno de clarividencia y de habilidad, es muy entendedor en los principios de gobernar. A esos dos hombres conozco hace diez años y los considero dotados de talento y dignos de nuestra confianza para los asuntos políticos. Por esas razones quiero pedir que Zhou sea nombrado ministro de asunto militar y Tián ministro de finanza de mi estado. De tal modo mi gestión de gobierno se ilustraría con méritos notables nel perfecto mantenimiento de la ley.

El rey aceptó esas sugerencias y ambos fueron nombrados para tales altos cargos, y dijo:

— El estado del sur es nuestra gran provincia. Tierra fértil, población próspera y poderosa, solo puede ser gobernada con política tolerante. Con Zhou y Tián como colaboradores serás digno de la confianza del reino.

La reina dijo a la princesa: — Tu marido es impetuoso, un gran bebedor, y aún en plena juventud. Una mujer

debe se mostrar tierna y obediente. Lo sirvas como es preciso y no tendré preocupación. Aunque el territorio del sur no esté demasiado lejos, no podrá nos visitar en la mañana y en la noche. ¿Cómo evitar lágrima nel momento de despedida?

Después Chunyu y la princesa se despidieron. En carroza escoltada por la caballería

Page 42: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 42

fueron al sur, ambos sonrientes y charlando alegremente. Pocos días después llegaron al destino.

Los magistrados y funcionarios de la provincia, los bonzos y sacerdotes, ancianos de la región, músicos, oficiales y guardianes, todos se juntaron para dar la bienvenida. La muchedumbre inmensa cubría el camino. El sonar de los tambores y campanas, y el rumor de la multitud dominaba muchos kilómetros a la redonda. Súbitamente Chunyu vio se elevar delante de sí las almenas, las torres y los pabellones que anunciaban a una ciudad próspera. A la entrada de la gran ciudad, sobre la puerta, se leía en grandes caracteres dorados: Capital del estado tributario del sur.

Al llegar a su residencia pudo ver las ventanas pintadas de rojo y las puertas laqueadas ordenadas en majestuosa perspectiva. Se instaló y se informó sobre los usos y costumbres del país, y comenzó a se ocupar de los enfermos y miserables, cediendo a Zhou y Tián las riendas de los asuntos políticos, de tal modo el orden reinó perfectamente nel país. Nel transcurso de los veinte años de su gobierno, impuso las buenas costumbres, y el pueblo entero cantaba elogio, enviaba tabletas en memoria a los méritos y edificaba templos en reconocimiento de las bondades de su gobernador. El rey lo tenía en alta estima, le concediendo altos honores y títulos, llegando a lo nombrar canciller. Al mismo tiempo Zhou y Tián se vieron honrados por su buena administración, y muchas veces fueron ascendidos a los más altos cargos.

Chunyu tuvo cinco hijos y dos hijas. Mientras los hijos fueron dotados de cargos oficiales reservados a la nobleza, las hijas se casaron dentro de la familia real. Su gloria y renombre brillaron con resplandor sin par.

En ese año el reino de Sándaloviña atacó a la provincia. El rey ordenó a Chunyu reunir un gran ejército para la defender. Chunyu nombró a Zhou al frente de una tropa de 30 mil hombres, para resistir a los invasores frente a la ciudad de la Torre de Jade. Pero Zhou, demasiado temerario, subestimó la fuerza del enemigo. Todo su ejército fue derrotado, huyó solitario y desarmado y, a favor de la noche, penetró en la capital de la provincia. Los agresores recogieron el botín de arma y armadura y se volvieron a su tierra. Chunyu hizo arrestar a Zhou y exigió castigo pero el rey perdonó a ambos.

Nel mismo mes Zhou murió de un forúnculo en la espalda. Diez días después la princesa falleció también de enfermedad. Chunyu pidió permiso a fin de abandonar la provincia, para acompañar al cortejo fúnebre hasta la capital. El rey consintió, y pidió a Tián, ministro de finanza, lo reemplazar como gobernador. Abrumado de pena, Chunyu siguió al cortejo de gran pompa. A lo largo del camino, hombres y mujeres vertían lágrima, funcionarios y altas personalidades ofrecían el último homenaje, y el camino quedó repleto de inmensa muchedumbre que apenas dejaba avanzar la carroza fúnebre. Cuando llegaron al reino del Fresno, el rey y la reina, en tristes vestidos de duelo y llorando desesperadamente, lo esperaban en la afuera de la capital. La princesa fue honrada con el título póstumo de princesa de Obediencia Ejemplar. Un cortejo compuesto de guardianes, músicos y portadores de doseles la condujeron hasta la colina del Dragón Enroscado, a 10 li10 a leste de la ciudad, y allí la sepultaron. Nel mismo mes Rongxin, hijo del difunto ministro de asunto militar, Zhou, condujo también el ataúd de su padre a la capital.

Si bien durante tanto tiempo gobernó un estado exterior, Chunyu supo acrecentar su relación con el interior del reino, y estaba en bueno término con toda la nobleza y los grandes de la corte. Después de su vuelta a la capital no supo guardar la medida, se rodeando de gran número de amigos y relaciones, y cada día se veía más poderoso y se hacía más sospechoso a los ojos del rey, que entonces fue informado de que un misterioso presagio anunció una gran catástrofe al reino, que provocaría la transferencia 10 10 li = 5km. Nota do digitalizador

Page 43: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 43

de la capital y la destrucción del templo ancestral. La catástrofe sería provocada por una familia extranjera muy próxima a la familia real. Entonces se formó la opinión, en la corte, de que la desgracia sería provocada por Chunyu a causa de su incontrolado lujo y presunción. De inmediato fue confinado en su casa y prohibido de contacto con el exterior.

Estimando que nel transcurso de tantos años no gobernara mal su provincia, y que ahora era víctima de calumnia, Chunyu se enfermó de pena. Advertido de eso, el rey dijo:

— Eres mi yerno desde hace más de 20 años. Desgraciadamente mi hija murió joven y no te pode acompañar hasta la vejez. ¡Es una gran desgracia!

Después la reina tomó a su cargo la educación de los hijos de Chunyu, y el rey dijo: — Hace mucho tiempo abandonaste a tus parientes y es tiempo que los visites. Dejes

tus hijos aquí, sin temor. Tres años después te recibiremos con alegría. — Pero mi familia tengo aquí. ¿Qué parientes quieres que yo vea? — Viniste del mundo humano. — Dijo el rey, con una sonrisa — Tu familia no está

aquí. Bajo el golpe de esas palabras, Chunyu se perdió largamente en un estado de sueño.

Finalmente despertó con el recuerdo de su pasado, y en lágrima imploró al soberano el permiso de retornar a su mundo. El rey echó una mirada a los hombres de su cortejo, significando lo dejar partir, y Chunyu se despidió con una profunda reverencia. Volvió a se encontrar con los dos viejos mensajeros que lo acompañaron hasta que pasaron la gran puerta. Allí vio un coche miserable, que lo esperaba sin escolta y se le apretó el corazón de pena. Montó nel coche y al cabo de algunos kilómetros volvió a salir de la ciudad. Recorrió el mismo camino que en la llegada, y pasó en las mismas montañas y llanuras. Pero los dos mensajeros que lo acompañaban tenían un gesto tan ruin, que se sintió angustiado. Cuando preguntó cuándo llegarían a Yangzhou, los mensajeros continuaron sus canturreos, y sólo momentos después se dignaron contestar:

— Llegaremos pronto. De repente, saliendo de un agujero, volvió a ver su pueblo con las mismas callejuelas

y casas de antes. Abrumado por la emoción dejó correr lágrima. Los dos mensajeros lo ayudaron a descender del coche. Pasó la puerta, subió la escalera, y repentinamente se vio acostado en la antecámara del Leste. Espavorido, no se atrevió a se acercar a su misma imagen. En voz alta los dos mensajeros lo llamaron varias veces y entonces despertó como de costumbre.

Vio a sus dos sirvientes barriendo el patio y los dos convidados se lavando los pies cerca del lecho. El Sol poniente aún se demoraba sobre la muralla del Oeste, y un resto de vino todavía reverberaba a la luz bajo la ventana del Leste. Así comprendió que nel sueño de un instante pasara toda una vida.

Profundamente emocionado, no cesaba de suspirar, hasta que llamó a sus dos amigos para contar el sueño. Vivamente sorprendidos, lo acompañaron para buscar el agujero nel tronco del fresno. Chunyu lo señaló y dijo:

— Este es el lugar donde entré en mi sueño. Sus dos amigos pensaron que sería la obra de zorros encantados o espíritus de los

árboles. Los domésticos fueron llamados y, armados de hacha, cortaron el tronco, rompiendo las ramas y raíces para buscar hasta el trasfondo del agujero. A 30m encontraron un gran foso, al aire libre, suficientemente ancho para contener una cama. Adentro se amontonaban montículos de tierra cuyas formas recordaban las murallas de una ciudad, palacios y pabellones. Allá pululaba un enjambre de hormiga. Nel medio estaba una pequeña torre escarlata, habitada por dos hormigas gigantes de cabeza roja y alas blancas, de largo de 8cm. Decenas de gruesas hormigas montaban guardia

Page 44: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 44

alrededor de ellas y las otras hormigas no se atrevían a se aproximar. Allí estaban el rey y la reina en la capital del reino del Fresno. Y aún descubrieron otro agujero, subiendo la rama del sur, a cerca de 13m de altura. Nel túnel de la rama estaba una ciudad hecha de tierra, con torrecillas, también habitada por hormigas, y eso era el estado tributario del sur que Chunyu gobernara en persona. Otro agujero, a 6m hacia el oeste, que parecía de una profundidad fantástica, contenía un caparazón de tortuga ya podrido, del grosor de un caño de chimenea. La humedad de la lluvia hacía crecer menudas hierbas bien compactas, que contrastaban en todo el caparazón: Era la montaña de la Tortuga Divina donde Chunyu cazara. Descubrieron además un agujero a más de 3m hacia el leste, en una vieja raíz tan sinuosa cuanto un dragón. Allí se levantaba una pequeña loma, aproximadamente de 30cm de altura. Era la colina del Dragón Enroscado con el mausoleo de la princesa que fue mujer de Chunyu.

Recordando el pasado, Chunyu se entristecía más a cada descubrimiento, pues todo se revelaba igual a su sueño. Prohibió a sus amigos destruir algo y ordenó tapar de inmediato esos agujeros y los dejar como encontraron. En esa noche se produjo una fuerte tormenta. En la mañana, cuando acudió a mirar el agujero, vio que todas las hormigas desaparecieron. Eso confirmaba el augurio: El reino será víctima de una catástrofe que provocará la transferencia de la capital. Recordó la guerra contra el reino de Sándaloviña, y rogó a sus dos amigos buscar sus huellas. 500m a leste de la casa, cerca del lecho de un río seco, desde hacía mucho tiempo se elevaba un sándalo, tan bien cubierto por una vid salvaje que el sol no podía atravesar el follaje. Al costado del árbol estaba un pequeño agujero, donde se escondía un gran hormiguero. ¿No era ese el reino de Sándaloviña?

¡Ay! Si el misterio de las hormigas nos resulta insondable, ¿cómo podremos comprender las metamorfosis de los grandes animales que se esconden en las montañas y en las selvas?

En ese tiempo Zhou y Tián, los compañeros de juerga de Chunyu, habitaban nel distrito de Liuhe y no los veía hacía diez días. Ordenó al sirviente correr a traer noticia. Zhou muriera de enfermedad repentina y Tián, presa de misterioso mal, no podía dejar el lecho. Entonces Chunyu comprendió el vacío del sueño y la vanidad de la vida, se convirtió al taoísmo y renunció hasta siempre al vino y al libertinaje. Tres años después murió en su casa, con la edad de 47 años, justamente nel término previsto en su sueño.

Nel 8º mes del año 18 del período de Zhenyuan (hacia 795), nel transcurso de un viaje de Suzhou a Lunyang, me detuve al borde del río Huai, donde por azar me encontré con Chunyu. Me informé de sus palabras y fui a ver los vestigios de las hormigas nel lugar del hecho. Después de mucha verificación, finalmente me convencí de la autenticidad de esta historia que terminé de escribir para quien interese. Bien que exista algo de sobrenatural y de anormal, los ambiciosos podrán sacar una lección. Que la gente honesta que lea esta historia de sueño no vea en ella una simple cadena de coincidencia, sino que aprendan a no se dejar dominar por el orgullo de su fama ni de su posición nel mundo. Y Li Zhao, viejo consejero militar de Huazhou agregó el comentario:

Llevado hasta las nubes Todopoderoso nel imperio Pero el sabio ríe de ello Alborotadas hormigas y nada más

Page 45: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 45

La historia de la bella Li Wa Bai Xingjian

Bai Xingjian vivió en los años 776–826 y fue hermano del gran poeta Bai Juyi. Es autor de otro cuento renombrado: Los tres sueños.

el período Tianbao (742–756) el gobernador de Changzhou, señor de Xingyang, del cual me permitiré omitir el nombre, era un hombre bien considerado y muy rico. Con la edad de 50 años tenía un hijo de 20 que se distinguía de los otros

jóvenes por el bello talento literario, lo que lo hizo merecedor de la admiración de los contemporáneos. El padre lo adoraba y esperaba mucho. A menudo decía:

— ¡Es el potro más fogoso y veloz que ya apareció en la tropilla de la familia! Al se acercar la fecha del examen provincial, el joven se preparó a partir. El padre

dio bella ropa y buen equipo para el viaje, junto con una gruesa suma de dinero para su gasto en la capital.

— Con tu talento estoy seguro que obtendrás la victoria a partir del primer torneo. Ahora te entrego una suma suficiente para el gasto de dos años, con un buen suplemento para gasto imprevisto. Eso te permitirá trabajar sin preocupación.

Muy confiado en sí, el joven se sentía seguro de ser aprobado nel concurso. Un mes después de partir de Changzhou llegó a la capital y se alojó nel barrio de

Buzheng. Un día, al volver de un paseo al mercado del Leste, franqueó la puerta leste del barrio de Pingkang, para visitar a un amigo que vivía nel suroeste de ese barrio. Cuando iba en la callejuela Mingke notó una casa de pequeñas puertas pero edificada en profundidad y muy imponente. Cerca de la puerta de dos batientes y semicerrada había una bella muchacha, acompañada de una sirvienta de dos rodetes. La joven era de una belleza exquisita, encantadora como no se conocía otra en ese siglo. A su vista el joven soltó involuntariamente la brida de su montura y allí permaneció vacilante, incapaz de ir. Entonces deliberadamente dejó caer su látigo y, esperando que su sirviente lo levantase, se dedicó a contemplar a la beldad. La joven le puso ojos dulces y prometedores, pero él terminó yendo sin se atrever a le dirigir la palabra.

Desde entonces el joven comenzó a soñar y secretamente quiso se informar sobre ella. Interrogó a un amigo que conocía muy bien la capital.

— La casa pertenece a una cortesana que se llama Li. — ¿Y esa bella es abordable? — Tiene el bolsillo repleto. Los que la frecuentaron son personajes importantes o

pertenecientes a riquísimas familias y le dieron toda clase de bien. Si no tienes 1 millón para gastar no creo que se interese en hablar contigo.

— Sólo me preocupa la lograr. No me importa que me cueste 1 millón. Algunos días después vistió sus mejores atavíos y golpeó la puerta de la hermosa.

Una sirvienta abrió. — ¿Quién vive en esta casa? Pero la sirvienta no respondió y volvió a entrar, gritando: — ¡Llegó el señor que nel otro día dejó caer su látigo! Con evidente placer la joven respondió: — Digas para me esperar mientras me cambio de vestido y me arreglo para lo recibir

como es debido. Al escuchar esas palabras el joven se sintió transportado al cielo. Introducido en la

casa, se encontró con una anciana dama de cabello gris y algo encorvada de espaldas. Era la madre de la bella. La saludó en voz baja y preguntó:

NN

Page 46: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 46

La joven le puso ojos dulces y prometedores

— Escuché decir que tienes una serie de habitaciones para alquilar. — Temo que mi casa sea demasiada sórdida y pequeña para tener el honor de alojar

a un joven señor como tú. En consecuencia no me atrevo a hablar contigo sobre alquiler. Lo condujo a una sala de recepción realmente espléndida y después de rogar tomar

asiento, dijo: — Tengo una hija que, aunque muy joven y poco versada en arte, gusta de recibir

visita. Me agradaría te la presentar.

Page 47: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 47

La hizo venir. Ojos radiantes y brazos resplandecientes, la joven se acercó con tanta gracia que el visitante se incorporó como en pleno desvarío y se mantuvo con la cabeza baja, sin se atrever a la mirar. Después de se cambiar los saludos, sin dejar de hablar de la lluvia y del buen tiempo, percibió en su persona encanto incomparable.

Se sentó de nuevo. El té fue preparado, el vino vertido, y todo servido en una vajilla de perfecta limpieza. El joven se demoró mucho tiempo, hasta la caída de la noche y ya se escuchaba el tambor de la ronda. La anciana dama preguntó dónde vivía. El joven respondió con una mentira: A kilómetros fuera de la puerta Yanping, esperando que lo retuviese a causa de lo lejano de su residencia. La anciana se limitó a decir:

— El tambor suena. Te apures en volver, para evitar una contravención. — Demasiado feliz de me quedar con vosotras, no sentí pasar el tiempo. ¿Qué puedo

hacer ahora, tan lejos de casa y sin pariente en la ciudad? — Puesto que no encuentras tan sórdida nuestra casa, — sugirió la joven — ¿qué

tiene de malo que pase la noche aquí? Él dirigió algunas miradas a la anciana dama, quien finalmente aceptó. El joven

llamó entonces a su paje y ordenó traer dos rollos de seda, los ofreciendo para lo gasto del festín. Pero la bella lo detuvo, sonriente.

— No. Las reglas de hospitalidad no permiten eso. Será nuestra humilde casa quien se hará cargo del gasto de esta noche, gasto que no estará a la altura del huésped. En cuanto a lo demás, hablaremos sobre eso más tarde.

Él insistió en vano. Se encaminaron hacia el salón del Oeste, en donde el cortinado y el lecho eran espléndidos, y los almohadones y colchas de gran lujo. Trajeron candelabros y una cena copiosa.

Levantada la mesa, la anciana se retiró, mientras al lado el joven y la bella se animaban en su conversación, reían y retozaban sin cesar. Dijo el joven:

— Al pasar el otra día delante de tu puerta, te vi entre las dos hojas de la puerta. Desde entonces mi corazón es tuyo. Nel descanso y mientras como, nunca dejo de pensar en ti.

— Lo mismo ocurre en mi corazón. — Si vine hoy no fue simplemente por el alojamiento. Quiero realizar el ideal de mi

vida. Pero no sé lo que me reserva el destino. Apenas dijo estas palabras, cuando volvió a entrar la anciana, preguntando de qué

hablaban. Al se enterar rió y dijo al joven: — Existe una gran atracción entre hombre y mujer. Si se aman, inclusive la autoridad

de los padres resulta impotente para separar a los enamorados. Pero resulta que mi hija es de condición demasiado humilde para compartir tu lecho.

El joven se incorporó precipitadamente y, haciendo una respetuosa reverencia, dijo: — Ruego me aceptares como tu servidor. Entonces la anciana lo consideró su yerno. Después de vaciar abundantes copas, se

despidieron. Nel día siguiente, bien temprano, él llevó todo su equipaje a la casa de la bella y allí se instaló.

En adelante se encerró allí adentro, sin dar signo de vida a sus familiares y amigos. No se juntaba con otra gente que no fuese comediante, danzarín y compinche, pasando todo el tiempo en se divertir y juerguear. Cuando se le agotó la bolsa vendió sus lindos caballos y sus sirvientitos. Año después, dinero, recurso, sirviente, caballo, todo fuera derrochado. A partir de entonces la anciana dama comenzó a quedar cada día más fría, mientras que la joven se mostraba más amorosa que nunca. Un día ella dijo:

— Hace un año que vivimos juntos y aún no concebí. Se dice que la divinidad del bosquecillo de Bambú responde a los ruegos de los amantes con la misma seguridad que responde el eco. ¿Te agradaría le ofrecer una libación?

Page 48: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 48

Sin sospechar complot, el joven puso gran placer en la excursión. Con el dinero de su vestuario empeñado compró vino y carne para las ofrendas y se encaminó con su bella al templo, para pronunciar y rogar. Dos noches después volvieron a la casa y el joven, montado en su asno, seguía atrás del coche. Al llegar frente a la puerta Norte del barrio de Xuangyang, la joven dijo:

— Cerca de aquí, dando vuelta la callecita, queda la casa de mi tía. ¿Será demasiada molestia la visitar?

Él aceptó con gusto. A menos de cien pasos de allí vio que una puerta se abría para dejar paso al coche. Su sirviente detuvo el atalaje y anunció:

— Llegamos. El joven descendió y alguien apareció nel portal, preguntando quiénes eran. Y volvió

a entrar para anunciar a la señora Li. Instante después apareció nuevamente, acompañado de una dama que representaba una cuarentena de años, quien preguntó.

— ¿Llegó mi sobrina? La joven bajó del coche y la dama la recibió con amable reproche: — ¿Por qué dejaste pasar tanto tiempo sin nos visitar? Se contemplaron con risa, y la joven presentó su compañero. Entraron juntos en un

jardincito cerca de la puerta Oeste. Allá había un pabellón en medio de una profusión de bambúes y árboles en la quietud de estanques y cabañas.

— ¿Este palacete pertenece a tu tía? Pero la bella, sonriendo, no contestó y habló de otra cosa. Después sirvieron el té con frutas exóticas y deliciosas. En eso llegó un hombre

inundado de sudor, trayendo un caballo de raza en la brida, anunciando: — La patrona contrajo una enfermedad aguda y sigue cada vez peor. Ya comenzó a

delirar. Es preciso volver a casa de inmediato. — Me siento desorientada. — Dijo la joven a su tía — Me dejes partir adelante a

caballo. Se lo devolveré de inmediato para que vuelva con mi marido. El joven, dominado por la ansiedad, quiso acompañar a su mujer, pero la tía

cuchicheó algo al sirviente y con un gesto indicó retener al joven en la puerta. Dijo la tía:

— Mi hermana morirá pronto. Es necesario que hablemos juntos de las medidas a tomar para el funeral. ¿Qué puede servir correr atrás de mi sobrina en un caso como éste?

Entonces él se quedó y se puso a conversar con la tía sobre los gastos del entierro y del rito funerario.

Al anochecer aún no devolviera la cabalgadura. Dijo la tía: — ¡Me extraña que no vengan a nos buscar. Vayas rápido, para ver lo que pasa y te

seguiré enseguida! El joven corrió hasta la casa de la bella y encontró la puerta cerrada y sellada.

Vivamente sorprendido interrogó a un vecino, quien explicó: — Señora Li alquiló esta casa. Terminado el tiempo del arriendo, el propietario

recuperó la posesión. Hace dos días que señora Li se mudó. Interrogado sobre la nueva dirección, el vecino dijo nada saber. El joven volvería al barrio de Xuangyang, para interrogar a la tía. Pero como ya era

noche fue imposible ir. Entonces se desprendió de alguna ropa para la empeñar y tener con que comer y alquilar una covacha donde dormir. Nel colmo de la indignación, pasó toda la noche sin cerrar los ojos. Bien temprano partió sobre su asno y llegó frente a la puerta de la tía, pero transcurrió el tiempo y nadie respondió. Finalmente, después de gritar a voz en cuello repetidas veces, un lacayo salió lentamente de la casa. Preguntó rudamente:

Page 49: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 49

— ¿Está ahí la tía? — Jamás habitó en esta casa. — ¡Pero anoche bien que estaba aquí! ¿Por qué quieres me engañar. A quien

pertenece la casa? — Es la residencia de su excelencia el ministro Cui. Ayer alguien alquiló este

pabellón para recibir a un primo llegado de lejos, pero se fueron antes de la noche. Desconcertado y medio enloquecido, no sabiendo qué hacer, el joven volvió

finalmente a su antiguo hotel del barrio de Buzheng. El propietario del hotel sintió piedad y le dio de comer. Pero el joven, dominado por una gran desesperación, no probó alimento durante tres días y cayó gravemente enfermo. Diez días después seguía tan mal que el hotelero, temiendo que sucumbiese en su casa lo transportó al lugar donde se depositaban a los moribundos abandonados. Allí yacía en estado tan lamentable, que se compadecieron todos los empresarios de pompa fúnebre y se ofrecieron a alimentar por turno al joven moribundo. Tiempo después comenzó a se recuperar. Terminó se incorporando y moviendo se ayudando con un bastón.

Lo enrolaron en las pompas fúnebres y así pudo ganó lo suficiente para subsistir. Algunos meses después recuperó algo de vigor, pero cada vez que escuchaba los cantos plañideros de los llorones se sentía más desgraciado que los muertos y lloraba con largos sollozos, incapaz de retener la abundante lágrima. Y al volver de las ceremonias fúnebres nunca dejó de continuar los plañidos. Hombre de gran inteligencia, no necesitó mucho tiempo para adquirir toda la maestría en ese arte, y al poco tiempo ningún llorón profesional podía se comparar en toda la capital.

Entonces se produjo una rivalidad entre los empresarios de pompa fúnebre. Los del mercado Oriental, sin rival en cuanto al lujo de los coches fúnebres, acusaban, en cambio, neta inferioridad nel arte de los cantos fúnebres. Su jefe, sabiendo que nuestro héroe sobresalía en ese arte, lo contrató al precio de 20 mil sapecas. Y sus viejos colegas, los llorones expertos, enseñaron en secreto al joven todas las nuevas y viejas melodías, cantando en coro con él. De tal modo se ejercitó reservadamente nel transcurso de varias semanas. Los jefes de las dos empresas fúnebres se pusieron de acuerdo en las siguientes disposiciones:

— Cada uno hará una exposición de implemento fúnebre en plena calle de Tianmén, para mostrar su mérito. La parte que perder pagará 50 mil sapecas para el gasto del festín.

Antes de la competencia fue firmado un contrato y se dio la necesaria garantía. Una muchedumbre calculada en decenas de millares de espectadores afluyó, de toda la capital, para asistir el concurso. El jefe del barrio alertó a la policía, quien informó al magistrado de la capital. Los ciudadanos llegaban de todas partes, dejando sus casas desiertas.

La competencia se inició en la mañana. La revista de carroza, ataúd y accesorio de pompa fúnebre de toda clase duró hasta mediodía. Como los empresarios del mercado Occidental no pudieron establecer su superioridad, su jefe comenzó a palidecer. Superponiendo varios lechos, levantaron una plataforma en la esquina sur del cruce de calle. Allí apareció un hombre de larga barba, con una campanilla en la mano, escoltado por varios ayudantes. Avanzando la barba, las cejas levantadas, se frotando las manos y bajando la cabeza, saludó al subir al estrado y se puso a entonar la Elegía del caballo blanco. Orgulloso y seguro de sí por sus viejos éxitos, el cantor giraba la vista sobre esa muchedumbre como si nadie existiese. La ovación unánime lo elevó a las nubes, lo proclamando invicto, el primero de su época.

Instante después el jefe del mercado oriental hizo elevar una plataforma en la esquina norte, y allí apareció un joven de sombrero negro, con un plumero fúnebre en la mano,

Page 50: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 50

acompañado de cinco o seis ayudantes. Era nuestro héroe. Se ajustó la túnica, levantó y bajó lentamente la cabeza y se aclarando la garganta comenzó a preludiar con un gesto tímido. Y se lanzó a cantar la Elegía al rocío sobre el peral. Su voz era tan resonante y pura que al devolver el eco temblaron los árboles de los bosques vecinos. Antes que terminase el primer versículo todos los asistentes escondieron los rostros atrás de las mangas y sollozaron. El jefe del mercado Occidental, bajo la rechifla de la muchedumbre, con mucha vergüenza se apresuró a depositar el dinero de su apuesta perdida y se retiró disimulado.

Entonces el emperador ordenó la convocación, en la capital, de todos los gobernadores de las provincias exteriores una vez por año. Eso se llamaba la Cuenta rendida a la corte. Por ese motivo el padre de nuestro héroe estaba en la capital con algunos de sus colegas, no sin previamente se quitar las túnicas e insignias de altos funcionarios, y fueron de incógnito a ver el espectáculo. Su viejo doméstico, marido de la nodriza del joven, pudo reconocer el hijo del amo a causa de los gestos y el tono de voz. No se atrevió a lo abordar y se limitó a verter lágrima. Sorprendido, el señor de Xingyang interrogó al viejo, quien respondió:

— Señor, el cantor se parece mucho a tu hijo desaparecido. — ¿Cómo se te ocurre? ¡Imposible! Mi hijo fue asesinado por ladrones tentados por

su bolsa demasiado repleta. Al lo recordar, también el padre empezó a llorar. El viejo sirviente interrogó a los

empresarios: — ¿Quién es ese cantor? ¿Dónde aprendió a cantar tan bien? Todos le dieron la misma respuesta: — Es el hijo de fulano. Sin embargo el nombre citado le resultaba desconocido. Muy extrañado, el viejo

doméstico se acercó suavemente al joven y lo miró de cerca. Pero cuando lo vio, el cantor se turbó y trató de escapar se mezclando entre la muchedumbre. El sirviente lo retuvo en la manga:

— ¡Seguro que eres tú mismo! Se abrazaron llorando y volvieron juntos. Cuando llegaron al alojamiento, el padre

explotó: — ¿No tienes vergüenza de aparecer frente a mí? ¡Tu conducta deshonró a la

familia! Después del reproche lo arrojó fuera y a pie lo llevó a un terreno situado entre el lago

Qujiang y el jardín de los Albaricoqueros. Allá lo desnudó y lo flageló con cien latigazos, hasta sucumbir al dolor y caer desmayado. El padre lo dejó allí, lo creyendo ya muerto, y se fue.

Entonces el jefe del coro enviara a algunos de sus íntimos para cuidar del joven artista. Volvieron para anunciar a sus camaradas lo que ocurriera. Todos lo deploraron y enviaron a dos hombres portando una frazada para lo enterrar. Al llegar lo encontraron aún tibio y el corazón palpitando. Lo tuvieron incorporado un momento y recuperó un poco de aliento. Entonces transportaron al joven a casa de ellos y le dieron a beber agua con la ayuda de una pajita. En la mañana siguiente recuperó el conocimiento pero quedó imposibilitado de mover los miembros durante más de un mes. Las heridas de la flagelación se ulceraron y apestaban tan fuerte que los compañeros no aguantaron más. En una noche lo abandonaron nel borde de una calle. Los peatones, de lástima le arrojaban a menudo algún resto de comida con lo cual se alimentaba. Al cabo de cien días comenzó a marchar trabajosamente con la ayuda de un bastón. Vestido con una harapienta túnica de algodón armada con cien nudos, lamentable como una perdiz colgada, andaba con un tazón roto en la mano, errando y mendigando en las callejuelas

Page 51: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 51

de todos los barrios. En todas las estaciones del año sólo conoció el abrigo nocturno de las cuevas y los pozos llenos de bosta, y vagabundeaba todo el día a través de calles y mercados.

Cierto día, mientras culminaba una tempestad de nieve, el frío y el hambre lo arrojaron a la calle. Mendigando ayuda, lanzaba gritos tan desgarradores que a todos los que lo veían y escuchaban se les apretaba el corazón de pena. Nevaba tan fuerte que ninguna casa tenía puerta entreabierta. Llegó a la puerta Leste del barrio Anyi, recorrió todo el largo de la muralla del Norte, y después de pasar frente a seis u ocho casas, encontró una con una puerta semiabierta. Era justamente la casa de la bella Li Wa. Sin saber, se puso a gritar con insistencia. Bajo la tortura del hambre y del frío, su voz se escuchó tan plañidera que nadie escuchaba sin sentir piedad. Y esa voz golpeó al oído de la joven Li Wa, que estaba en su dormitorio. Fue quien advirtió a su sirviente:

— Reconozco su voz. Seguro que es él. Salió precipitadamente y lo vio tan descarnado y cubierto de úlcera, que parecía que

perdió la forma humana. Preguntó, muy emocionada: — ¿Eres tú, de verdad? Pero el joven, poseído de cólera que no le dejaba pronunciar palabra, debió se

contentar en hacer un signo con la cabeza. Ella lo tomó en sus brazos, lo envolvió con su capa bordada y lo arrastró hasta la

antecámara del Oeste. Allá, rompiendo en sollozo, dijo: — ¡Toda tu desgracia es por mi culpa! Y cayó desmayada. Vivamente alarmada, la madre corrió, gritando: — ¿Qué pasa? — Es él. — Dijo la joven, al recobrar los sentidos. — Hay que lo echar. ¿Para qué lo hacer entrar aquí? Pero, sombría y grave, la joven protestó: — ¡No! Es un hijo de buena familia. Hace tiempo llegó a casa en carroza y

suntuosamente vestido, pero en menos de un año lo dejamos con nada. Después nos desprendimos de él por medio de una superchería. ¡Todo eso es inhumano! Arruinamos su carrera y lo convertimos en algo innoble a los ojos de sus padres. El amor entre padre e hijo es un sentimiento nacido de la naturaleza, pero por culpa nuestra el corazón de su padre se endureció a punto de querer le quitar la vida. ¡Y lo vemos ahora caído en tan espantosa miseria! Nadie nel mundo ignora que todo eso ocurrió por nuestra culpa. La corte está repleta de sus familiares y amigos. ¡Pobre de nosotras si las autoridades hagan una investigación sobre este escándalo! Sin contar que ultrajando a los hombres y engañando al Cielo no encontraremos, llegado el momento, gracia frente a los espíritus y a los dioses. Hace ya 20 años que viví como hija tuya y lo que gané asciende a cerca de 1000 piezas de oro. Ahora, como tienes más de 60 años, te daré, con todo gusto, una suma que asegure tu vida durante 20 años más, como rescate de mi libertad. Después viviré consigo en otra parte. Nuestra casa no estará situada lejos de aquí y así tendremos el placer de llegar a te saludar en mañana y en noche. Tal es mi deseo.

La madre, sintiendo que la decisión de la joven era irrevocable, terminó consintiendo. Pagado el rescate, aún quedaron a la bella algunas centenas de piezas de oro. Ella alquiló nel norte de la ciudad algunas habitaciones alrededor de un pequeño patio, a cinco casas de donde vivía antes. Dio un baño al joven y procedió a cambiar su ropa. Primero preparó sopa de arroz, para limpiar los intestinos, más tarde lo alimentó con productos lácteos, para le purificar interiormente. Diez días después comenzó a regalar el gusto con toda clase de delicado manjar terrestre y acuático. Escogió lo mejor que había en sombrero, zapato, calcetín y toda clase de ropa. Al cabo de algunos meses

Page 52: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 52

tenía la piel más suave, y al fin de un año estaba restablecido. Un día dijo: — Ahora que recobraste la salud y la energía espiritual, ¿por qué no tratas de valuar

lo que aún queda de tu vieja riqueza literaria? Después de reflexionar, respondió: — Sólo puede me quedar una cuarta parte. Ella dispuso preparar el coche para un paseo y el joven lo siguió a caballo. Al llegar

a la librería de los clásicos, cerca de la puerta lateral al sur de la torre de las Banderas, pidió que escogiese todos los libros que quisiese y así lo hizo por el valor de 100 piezas de oro. De inmediato hizo empaquetar y cargar los libros, para los transportar a su casa. Desde ese momento ella rogó que dejase toda otra preocupación para se entregar en cuerpo y alma, día y noche, al estudio. A menudo lo acompañaba mientras él trabajaba y se acostaban después de medianoche. Cuando se sentía fatigado ella aconsejaba escribir poesía para se distraer.

En sólo dos años él hizo grande progreso después de agotar todos los libros del imperio, y declaró:

— Ahora puedo afrontar un examen. — Aún no. Es preciso se aguerrir mejor, estar preparado para librar cien batallas. Después de otro año de preparación, ella dijo: — ¡Ahora es el momento! En la primera confrontación obtuvo un éxito tan sensacional nel examen oficial, que

su reputación tuvo repercusión hasta nel ministerio de rito. Inclusive los viejos letrados, al ver sus escritos, le tomaron gran estima y buscaron su amistad. Pero la joven dijo:

— ¡Todavía esperes un poco! Hoy día todo bachiller, apenas aprueba un examen se imagina que los mejores cargos de la corte ya están a su alcance y que será famoso en todo el imperio. En cuanto a ti, tu pasado marcado por el oprobio, te coloca en posición desventajosa con relación a los otros bachilleres. En ese caso es preciso agudizar tus armas para obtener victoria tras victoria. Solo después de rivalizar con los mejores puedes esperar superioridad definitiva.

Entonces el joven redobló su ardor nel trabajo y su reputación no cesó de crecer. En ese año hubo un concurso especial para lo más florido de todo el imperio. El joven, tratando el tema de los consejos directos ofrecidos al emperador, obtuvo la palma e inmediatamente fue nombrado inspector del ejército de Chengdu. Todos los grandes magistrados de la corte se convirtieron en sus amigos.

Cuando estaba listo para partir a su puesto, la joven dijo: — Puesto que recobraste tu rango social debemos nos separar. Me dejes volver al

lado de mi vieja madre, para cuidar de sus últimos días. Tendrás que te casar con una señorita de gran familia, que sea digna de ofrecer sacrificio a tus ancestros. Debes te cuidar mucho, para no te comprometer con un casamiento imprudente. ¡Te cuides bien! Y ahora iré hasta siempre.

Dejando correr lágrima, el joven respondió: — Si me abandonares me cortaré el cuello. Pero ella insistió sobre la necesidad de la separación, mientras él suplicaba con

acento cada vez más conmovedor. Finalmente ella concedió en parte: — Te acompañaré pasando el río hasta Jianmén. Allá me dejarás volver a casa. Él aceptó. Un mes después llegaron a Jianmén. Antes de su separación, una proclama

anunció que el padre de nuestro héroe, que fuera gobernador de Changzhou, fuera llamado a la corte para ser nombrado gobernador de Chengdu e inspector general de Jianmén. Doce días después llegó el nuevo gobernador. El joven le presentó sus credenciales desde la puerta del despacho. El gobernador no quería creer de que se trataba efectivamente de su hijo, pero a la vista de las credenciales donde figuraban los

Page 53: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 53

nombres del padre y del abuelo con los respectivos títulos, quedó sorprendido. Salió al encuentro del hijo, que lo recibió con una profunda reverencia. Lo incorporó y, le acariciando la espalda, llorando, balbuceó:

— ¡Estamos padre e hijo como antes! Después preguntó sobre todo lo ocurrido, y así lo relató su hijo. Maravillado, el padre

preguntó dónde está la bella Li. — Me acompañó hasta aquí pero debió volver a su casa. — No hay que dejar eso así. En la mañana siguiente recogió a su hijo en su coche y partieron a Chengdu, dejando

Li Wa convenientemente instalada en Jianmén. Nel día siguiente ordenó a una casamentera arreglar la boda y preparar las seis ceremonias, para recibir solemnemente a la prometida. Fue así que los jóvenes fueron debidamente casados. En los siguientes años la hermosa Li se reveló una esposa irreprochable y excelente dueña de casa, y se vio mimada por sus suegros.

Años más tarde los padres del joven murieron casi al mismo tiempo. Él mostró tanta piedad filial nel duelo que crecieron plantas milagrosas sobre el túmulo fúnebre y brotó trigo con tres espinas por tallo en los campos vecinos. Las autoridades locales informaron sobre eso al emperador, agregando que muchas mariposas blancas se anidaban nel techado de nuestro héroe. Maravillado, el emperador le otorgó muchos favores y lo ascendió de grado.

Transcurridos los tres años de duelo, fue sucesivamente promovido a diversos puestos importantes. En menos de una década fue nombrado gobernador de diversas provincias y su mujer recibió el título de duquesa de Qianguo. Tuvieron cuatro hijos, que fueron grandes magistrados. El menos importante es aún gobernador de Taiyuán. Los cuatro hijos se aliaron a grandes familias, de modo que todos adquirieron fama y prosperidad sin par.

¿No es cosa sublime que una muchacha de vida liviana muestre tanta virtud, no cediendo en grandeza a alguna heroína antigua. Cómo no se mostrar admirado?

Mi tío abuelo, antiguo gobernador de Jinzhou, asumió un alto puesto nel ministerio de finanza, cargo que abandonó para se convertir en inspector general de transporte sobre tierra y agua. Tres veces sucedió a nuestro héroe en sus cargos y por eso conocía tan bien su historia. Nel período de Zhenyuan (785–805), mientras comentábamos con Li Gongzuo, de Longxi, los méritos de las heroínas célebres, conté la historia de la duquesa de Qianguo, que escuchó con el mayor interés y me recomendó la escribir. Entonces mojé mi pincel en la tinta y anoté esta historia, para que sea recordada siempre. Fue escrita en la octava luna del año Yihai (795).

Page 54: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 54

Wushuang, la incomparable Xue Diao

Xue Diao nació en Hezhong, actual provincia de Shanxi, en 830, y murió en 872. Fue miembro de la academia Imperial.

iu Zhen, hombre de corte durante el reinado Jianzhong (780–783), tenía un sobrino, Wang Xianke. Después de la muerte de su padre, Wang fue a vivir con su madre en la familia de su tío. Liu tenía una hija llamada Wushuang (La

Incomparable), algunos años menor que Wang. Los dos niños jugaban siempre juntos, y la mujer de Liu solía llamar cariñosamente a Wang por su diminutivo. Así pasaron varios años, en los cuales Liu trató de la mejor forma a su hermana viuda y particularmente al sobrinito.

Un día la madre de Wang cayó enferma. Se sintiendo perdida, llamó a Liu y expresó su última voluntad:

— Sólo tengo un hijo y bien sabes cuánto lo quiero. Mi gran pena es ir sin lo ver casado. Wushuang es una chica tan bella cuanto inteligente y la quiero tanto. No hay que la casar con otra familia. Te confío mi hijo. Si consintieres en que se casen mis ojos se cerrarán sin pena.

— Te quedes tranquila, hermana. Te restablecerás. De lo demás no tienes que te preocupar.

Pero murió, y Wang condujo su ataúd para lo sepultar en su tierra natal de Xiangyang.

Después de tres años de duelo pensó: — Aquí estoy solo nel mundo. Es preciso que tome mujer para tener descendiente.

Wushuang está en edad de se casar, y tío, aunque es ahora un gran magistrado, no faltará a su palabra.

Hizo su equipaje y fue a la capital. Entonces Liu, nombrado ministro y comisario de impuesto, tenía una casa señorial de

magníficos salones, donde siempre se movía una multitud de altos personajes. Cuando Wang se presentó en la casa, Liu lo alojó en la escuela de la familia en compañía de la gente joven. Siguió lo tratando como su sobrino pero guardó silencio total sobre el asunto del matrimonio.

Ocurrió que Wang percibió, a través de una ventana, Wushuang convertida en una belleza tan radiante que parecía una deidad. Cayó locamente enamorado y temió que su tío no consintiese en ese matrimonio. Entonces vendió todo su equipaje, con el que obtuvo algunos millones en plata contante, y con ese dinero se dedicó a dar cuantiosa propina al intendente de su tío, a escondida, y siguió sobornando a todos los domésticos. Los invitaba a beber y comer, con el fin que le permitiesen el paso libre en todo el palacio. Se cuidó de se mostrar muy respetuoso con los primos que vivían bajo el mismo techo. Nel cumpleaño de su tía la sorprendió con el obsequio de preciosos adornos en jade y cuerno de rinoceronte, maravillosamente esculpidos. La tía se mostró encantada. Diez días después le envió una vieja como intermediaria, para pedir la mano de Wushuang. La tía dijo:

— Justamente es lo que deseo. Sobre eso hablaremos dentro de poco. Poco tiempo más tarde una sirvienta dijo a Wang: — La patrona habló al señor sobre el casamiento. Pero de acuerdo a la respuesta del

patrón, un poco evasiva, parece que hay algo que no anda. Al escuchar esas palabras el joven se sintió consternado y pasó la noche entera sin

dormir, temblando ante el temor de que su tío dijese no. A pesar de eso no cedió nel

LL

Page 55: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 55

esfuerzo en lo agradar. Un día, bien temprano, Liu se dirigió a la corte y volvió bruscamente al galope,

jadeando y lleno de sudor. Sólo atinó a decir: — ¡Cerrad bien el portón! Nadie sabía lo que sucedía y reinó el desorden en toda la casa. Momentos después

pudo explicar: — ¡Las tropas de Jiniuán se sublevaron. Yao Lingiuán entró nel salón Haniuán de la

corte imperial con sus fuerzas armadas! El emperador abandonó el palacio en la puerta del norte, y todos los ministros escaparon consigo. Fue el pensamiento puesto en mi mujer y mi hija que me trajo, sólo un momento, para poner en orden mis cosas. ¡Traed pronto mi sobrino, a quien confío mi familia y le concederé la mano de mi hija Wushuang!

Al se enterar de eso, sorprendido y embargado de alegría, se puso a agradecer al tío. Y después de ordenar atalajar 20 bestias y las cargar con oro, plata y seda, Liu dijo:

— Cambies de ropa y lleves estas cosas, saliendo en la puerta Kaiyuán. Después te instales nun albergue bien retirado. Tu tía, Wushuang y yo saldremos en la puerta Qixia y, rodeando la muralla, nos reuniremos contigo.

Wang ejecutó la orden. Escondido en un albergue fuera de la ciudad, esperó la caída de la noche, pero nadie llegó. Finalmente salió en busca a la familia de su tío y volvió a caballo, con una linterna en la mano, dando vuelta a la ciudad hasta la puerta Qixia, que encontró cerrada. Allá montaban guardia algunos soldados armados de pica. Wang desmontó y con discreción les dirigió la palabra:

— ¿Qué pasa en la ciudad? Después agregó: — ¿Salió alguien hoy en esta puerta? — El mariscal Zhu se proclamó emperador. — Respondió un guardián — En esta

tarde un hombre ricamente vestido, acompañado de cuatro o cinco mujeres, trató de pasar en esta puerta. La gente de la calle lo reconoció y dije que era el ministro Liu, comisario de impuesto. Entonces el sargento no se atrevió a lo dejar pasar. Más tarde, nel anochecer, llegó la caballería mandada en su persecución. Inmediatamente lo conminaron a volver con su familia a entrar de vuelta nel norte de la ciudad.

Wang rompió a llorar y volvió al albergue. En medianoche, inesperadamente se abrieron las puertas de la ciudad. Aparecieron tantas antorchas que todo se iluminó como si fuese día. Soldados armados de lanza y espada anunciaron la salida del comisario de la ley marcial, enviado atrás de los mandarines que fugaron de la ciudad, para los ejecutar sin juicio y donde los encontrase. Wang quedó en pánico y escapó, dejando abandonado todo el equipaje.

De vuelta a su tierra natal de Xiangyang, permaneció tres años nel campo. Finalmente, al se anunciar que la capital fuera recuperada y que la paz reinaba nuevamente en todo el imperio, Wang volvió a la capital, para se informar sobre lo que sucediera a su tío. Llegó al sur del barrio de Xinchang y, al detener su caballo, sin saber dónde ir, vio a alguien que lo abordaba sin dejar de reverenciar. Miró con atención a ese hombre y reconoció al doméstico Saihong, quien hacía mucho tiempo, después de servir con su padre, fue tomado por su tío en premio a sus méritos. Entonces se estrecharon la mano con lágrima de alegría.

— ¿Cómo están mi tío y mi tía? — Viven nel barrio de Xinghua. Wang se sintió inmensamente feliz: — Inmediatamente iré para los ver. — Ahora soy un liberto. Vivo en casa de un conocido, que puso un cuarto a mi

Page 56: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 56

disposición. Y gano la vida vendiendo seda. Ya es muy tarde. Es preferible pasar la noche en mi casa y mañana podremos ir juntos a ver tus tíos.

El viejo lo condujo a su alojamiento y le sirvió una excelente comida. Ya en noche le llegó la noticia que el ministro Liu fuera condenado a la pena capital junto con su mujer, por colaborar con el enemigo, mientras Wushuang terminaba de entrar nel palacio como sirvienta.

Abrumado de dolor, Wang lanzó tal lamentación que todos los vecinos se compadecieron.

— ¡En toda la vastedad de la Tierra no me queda familiar. Ya no sé adónde ir! Después inquirió: — ¿Quedan algunos viejos domésticos de la casa? — Sólo hay una anciana sirvienta llamada Caiping, quien estuvo a servicio de

Wushuang. Pero ahora trabaja en la casa de general Wang Suizhong, jefe de la guardia imperial.

— ¡Ay! ¡Ya no guardo esperanza de volver a ver Wushuang! — Suspiró Wang — Si me permitiesen ver a Caiping, moriría sin pena.

Como el general fuera amigo de su tío, se presentó en su palacio, se anunciando como sobrino. Después de contar toda su historia pidió la autorización para rescatar a Caiping, aunque fuese a un precio alto. El general sintió gran simpatía por el joven y emocionado de tanta desventura, consintió. Wang alquiló una casa y se instaló con Saihong y Caiping.

Un día Saihong dijo: — Mi joven amo, eres ya todo un hombre. Es preciso que consigas un puesto oficial

en vez de permanecer confinado en tristeza. Wang se dejó persuadir y se dirigió al general, quien lo recomendó a Li Qiyun,

gobernador de la capital, que lo hizo nombrar subprefecto del distrito de Fuping e intendente de la posta de Changle.

Algunos meses después se anunció que un comisario del palacio imperial, conduciendo una treintena de doncellas destinadas al servicio del mausoleo, pasaría la noche en la posta de Changle con diez carrozas de cortinas bajas. Dijo Wang a Saihong:

— Escuché decir que las doncellas del palacio son elegidas entre las jóvenes de buenas familias. Me pregunto si Wushuang estará entre ellas. ¿Podrías lo constatar por mí?

— Hay millares de doncellas nel palacio. ¿Por qué Wushuang estaría entre ellas? — ¡Andes a ver. Nunca se sabe! Entonces hizo pasar a Saihong en un postillón y con el pretexto de servir el té lo

introdujo al custodiado dormitorio de las doncellas. Le dio 3000 sapecas, con la siguiente instrucción:

— Permanezcas cerca de la estufa, sin dejar ese lugar. Así que la descubrieres vengas a me avisar.

Se pusieron de acuerdo y Saihong se retiró. Sucedió que las doncellas, mantenidas siempre atrás de los cortinados, se

mantuvieron invisibles. Sólo se les escuchaba el parloteo nocturno. Cuando, ya bien avanzada la noche, se apagaron todos los ruidos, Saihong se mantuvo allí, lavando los tazones y atizando el fuego, sin se atrever a ir a se acostar. De repente escuchó una voz atrás del cortinado:

— ¡Saihong! ¿Cómo sabes que estoy aquí? Y luego esa voz se diluyó en un sollozo ahogado. Dijo Saihong: — El amo joven es ahora director de la posta. Hoy presintió que estabas aquí y me

encargó te saludar.

Page 57: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 57

— Ahora no me atrevo a decir más. Mañana, después de mi partida, encontrará una carta que dejaré bajo un colchón purpúreo nel pabellón del noreste. Lo entregues a mi prometido.

Dicho eso, ella se retiró. De inmediato se produjo un gran alboroto atrás del cortinado. Alguien gritó:

— ¡Una doncella está mal! El comisario de turno reclamó que trajesen rápidamente un cordial. La enferma era

Wushuang. Saihong corrió para contar todo a Wang, quien, turbado, preguntó: — ¿Qué hacer para la ver? — En ese momento el puente de Wei está en reparación. — Ocurrió a Saihong — Te

hagas pasar por el comisario de los trabajos del puente. Al pasar la carroza podrás estar bien cerca de ella. Si Wushuang te reconocer abriré la cortina y la verás.

Wang siguió el consejo. Cuando llegó la tercera carroza la cortina se entreabrió en su frente. Echó una ojeada nel interior y allí estaba Wushuang. Lleno de pena, Wang sintió que se le quebraba el corazón. Al mismo tiempo Saihong le entregó la carta encontrada bajo el colchón del pabellón. Eran cinco hojas de papel estampado, cubiertas de caracteres que sólo podían ser de Wushuang. Con términos quejosos describía todas sus miserias. Terminada esa lectura, Wang lloró amargamente, pensando que no vería más la amada. Pero al terminar la carta ella le decía en la posdata:

— Escuché decir que en Fuping cierto viejo fiscal llamado Gu Ya es un hombre de gran corazón. ¿Puedes pedir ayuda?

Wang presentó una solicitud a su superior, pidiendo licencia para abandonar su cargo en la posta y retornar a su función de subprefecto de Fuping. Antes tuvo el cuidado de se informar sobre la dirección del viejo fiscal Gu, quien vivía en una aldea. Después fue a lo visitar en su casa. Le dedicó frecuentes visitas e hizo todo lo posible para ayudar, lo llenando de ricos regalos: Seda bordada, jade y piedra preciosa. Nel transcurso de un año entero nada dijo de su intención. Al finalizar su función pidió el retiro y permaneció en esa región.

Un día Gu fue a lo ver en su casa y dijo: — Sólo soy un rudo soldado y, además, viejo. ¿En qué te puedo servir? Como me

prodigaste beneficio, pienso que seguramente puede tener algo para pedir a mí. Tengo buen corazón y para testimoniar mi gratitud por tu gran bondad, aquí me tienes dispuesto a servir en lo que tengas a bien pedir. ¡Aunque al lo hacer me cueste la vida!

Dejando correr lágrima, Wang hizo un profundo saludo y contó toda la verdad. Después de escuchar, Gu levantó varias veces los brazos al cielo y exclamó:

— ¡Eso es muy difícil! De todos modos trataré de te ayudar, pero no se puede esperar que tengamos éxito de un día a otro.

Wang hizo otra reverencia: — ¿Qué importa el tiempo que deba esperar si puedo la ver antes de lanzar mi último

suspiro? Pasaron seis meses sin novedad: Un día alguien golpeó la puerta y entregó a nuestro

héroe un mensaje de Gu: — El mensajero que envié a la montaña Mao está de vuelta. En consecuencia te

espero en casa. Wang fue hasta allí a toda brida. Al lo ver Gu nada dijo. Cuando Wang quiso hablar

sobre su mensajero, respondió: — Lo maté. Tomes té si quieres. Muy avanzada la noche, preguntó a Wang: — ¿Tienes en tu casa una sirvienta que conoce a Wushuang?

Page 58: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 58

Wang respondió que Caiping la conocía. Entonces Gu la hizo venir inmediatamente. La miró un momento y dijo, sonriente y satisfecho:

— La retengo en préstamo durante cuatro o cinco días. Ahora apenas hay que volver a tu casa.

Pocos días después corrió el rumor que un alto magistrado se presentara nel distrito para presidir la ejecución de una doncella del palacio. Vivamente sorprendido, Wang envió a Saihong para saber quién sería ejecutada. Se trataba de Wushuang. Al conocer esa noticia, Wang gritó entre sollozos:

— Conté con la ayuda de Gu. ¡Y ahora todo terminó! Vertió lágrima y lanzó suspiro sin fin. En esa noche alguien llamó a la puerta con golpes precipitados. Era Gu, quien entró

trayendo una camilla: — ¡He Wushuang! Parece muerta, pero su corazón aún late. Mañana recuperará los

sentidos y podrás le dar algún cordial. Es necesario guardar silencio absoluto. Wang la llevó a dentro de la casa y pasó toda la noche la cuidando solo. En la

mañana el calor volvió a se anidar nel cuerpo de ella y abrió los ojos. A la vista de Wang lanzó un grito y nuevamente cayó desmayada. Gu dijo a Wang:

— Ahora creo que te devolví todos los favores. Me contaron que un sacerdote taoísta de la montaña Mao tiene una extraña droga: Quien la toma parece morir de inmediato, pero tres días después vuelve a la vida. Entonces envié un mensajero para pedir esa droga y recibí una dosis. Ayer, de acuerdo a mi plan, di esta pócima a Wushuang con la orden de suicidar, como aliada del partido rebelde. Al llegar al mausoleo me presenté como pariente y rescaté su cadáver con el pago de 100 piezas de seda. A todo lo largo del camino aceité la mano a los funcionarios y guardianes para que no abriesen la boca. No hay peligro de ser descubierto. Para tu mayor tranquilidad, también suicidaré. En cuanto a vosotros es preferible que no os quedad aquí. Frente a la puerta hay diez cargadores de equipaje y cinco caballos con 200 piezas de seda. Partas con Wushuang antes del amanecer. Cambiando de nombre os refugiad lejos de aquí, para escapar a toda persecución.

Al terminar de hablar desenvainó y levantó su cuchillo. Wang saltó para detener su brazo, pero en vano: De un golpe se separó la cabeza del tronco. Amortajaron cuerpo y cabeza, y antes de romper el alba los amantes iniciaron la marcha. Atravesaron Sichuán, bajaron las gargantas del río Changjiang, para finalmente se detener en Jianglin. Cuando comprobaron que ninguna noticia alarmante llegaba de la capital, Wang volvió con su mujer a su casa de campo de Xiangyang. Allí ambos vivieron juntos hasta la vejez, rodeados de numerosos hijos.

¡Ay! La vida humana está llena de vicisitud, encuentro y separación. Pero nada es comparable a esta historia, que, conforme a mi opinión, quedará como única nel mundo. Mientras Wushuang caía en la esclavitud en una época turbulenta, Wang se mantuvo fiel, hasta desafiar a la muerte, y finalmente logró la liberar, gracias a las extrañas medidas tomadas por el valeroso Gu. Después de superar tanta dificultad y errar en todas partes como fugitivos, la joven pareja volvió finalmente al país natal, y vivieron 50 años de feliz vida conyugal.

¿No es una bella historia?

Page 59: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 59

El derrochador y el alquimista Li Fuyán

Li Fuyán vivió nel principio del siglo 9 y dejó cinco volúmenes de cuentos y anécdotas

u Zichun vivió nel final de la dinastía Zhou del Norte (557–581) y nel comienzo de la dinastía Sui (581–617). En la juventud derrochó sin medida y nunca quiso se preocupar de su interés. Esencialmente extravagante, bebedor y

libertino, en poco tiempo disipó toda su fortuna. Entonces se dirigió a los familiares y conocidos, pero todos lo rechazaron por su conocida haraganería. En un día de invierno, cubierto de harapo y con el vientre vacío, vagabundeaba en la capital, sin tener donde clavar el diente, y el crepúsculo lo sorprendió, lo dejando sin saber qué hacer. Se detuvo en la puerta Occidental del mercado del Leste, transido de frío y hambre. Elevó la vista al cielo y comenzó suspirar, lamentando.

Se le acercó un viejo apoyado en un bastón. — ¿Por qué lamentas? Entonces Du contó todo, echando peste contra la indiferencia de los familiares y

amigos. El rostro expresaba gran cólera. — ¿Cuánto dinero necesitas para solucionar la situación? — Puedo me arreglar con 30 mil o 50 mil sapecas. — Eso es nada. Pidas otra cantidad. — 100 mil. — No creo suficiente. — 1 millón. — Es poco. — 3 millones. — Así está mejor. De la manga retiró algo de dinero y dijo: — Aquí tienes para esta noche. Mañana a mediodía te esperaré nel hotel de los

Persas. Seas puntual. Nel día siguiente llegó a la cita con exactitud. El viejo entregó los 3 millones y partió

sin decir el nombre. Frente a esa súbita riqueza, el gusto al despilfarro volvió a se encender nel corazón, y

se creyó asegurado hasta siempre contra la miseria. Comenzó a comprar caballo soberbio y traje suntuoso, dedicando todo el tiempo a beber en compañía de alegres bribones, ofrecer concierto, cantar y danzar nel barrio de las cortesanas. Nunca se le cruzó la idea de que debía administrar su fortuna. Dos años después su bolsa comenzó a se agotar poco a poco. Carroza, caballo, traje: Todo ese lujo fue cambiado por bien cada vez más modesto. Pasó del caballo al asno y del asno a la marcha a pie. Nuestro derrochador lo hizo tan bien que poco tiempo después estaba otra vez en la calle.

De nuevo sin saber qué hacer, se puso a gemir delante de la puerta del mercado. Inmediatamente apareció el viejo, quien lo tomó de la mano y dijo:

— ¿Qué pasó? ¡Otra vez reducido a la última miseria! Pero te ayudaré. ¿Cuánto te hace falta?

Se sentía demasiado avergonzado para se atrever a responder, pero el viejo lo apuró tanto que, muy confuso, aceptó el ofrecimiento de ayuda. Entonces el viejo dijo:

— Mañana, en mediodía, vayas al mismo lugar que en la otra vez. Hasta allá fue, avergonzado, y recibió 10 millones. Antes de tomar esa suma adoptó

la firme resolución de se lanzar de lleno nel mundo mercantil y dejar atrás en riqueza a

DD

Page 60: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 60

todos los cresos11 del mundo. Pero una vez con el dinero en la mano, el corazón habló de otro modo y volvió a caer en la vida de placer. Al cabo de tres o cuatro años, a lo sumo, volvió a estar más pobre que nunca. Una vez más encontró al viejo nel mismo lugar. Abrumado de vergüenza, se volvió sobre sus pasos, se tapando el rostro con las manos. El viejo lo detuvo, le tomando el brazo:

— ¡Oh. Eres desafortunado para el negocio! En esa vez entregó la suma de 30 millones y dijo: — Si esto no te salvar de tu mala suerte, entonces eres realmente incurable. Pensó: — Llevé una vida de libertino y malgasté toda mi riqueza. Nadie entre mis ricos

familiares me tendió la mano. Solamente ese viejo me ofreció dinero tres veces. ¿Cómo demostrar agradecimiento?

Entonces propuso: — Con esta suma podré hacer mucho bien nel mundo. Cuidaré que no falte abrigo y

comida a la viuda y al huérfano y así espero ser absuelto moralmente. — Eso justamente esperaba de ti. Cuando arreglado tu negocio vengas a me ver nel

año próximo, nel día 15 de la séptima luna, a la sombra de los enebros gemelos, frente al templo taoísta.

Como la mayoría de las viudas y los huérfanos de sus deudos estaban al sur de la región Huai, fundó su obra en Yangzhou. Allí compró 100ha de buenos arrozales, edificó una gran casa nel poblado y construyó más de cien asilos sobre los caminos principales, donde fueron acogidos las viudas y los huérfanos. Gestionó matrimonio para sus sobrinos y sobrinas, y reunió nel cementerio ancestral la ceniza de los miembros de su familia enterrados en otros lugares. Se mostró tan reconocido hacia sus benefactores cuanto implacable con respecto a sus viejos enemigos. Liquidado su negocio, nel día fijado se dirigió al templo.

Encontró al viejo cantando a la sombra de los dos enebros y juntos subieron hasta el pico Yuntai, de la montaña Hua. Después de recorrer 15km llegaron frente a un edificio imponente, que tenía algo de sobrenatural. Encima planeaban nubes color de arco iris y revoloteaban los fénix y las cigüeñas. En lo alto de la sala central había un horno de alquimista, de más de 3m de altura, de donde se escapaban llamas violetas, lanzando resplandor que atravesaba las ventanas. Nueve vírgenes de jade rodeaban el horno, con un dragón apostado delante y un tigre blanco atrás.

Era la hora del crepúsculo. El viejo se quitó su traje de civil y apareció con los atributos de sacerdote taoísta, capa roja y sombrero amarillo. Ofreció al novicio tres píldoras de guijarros blancos y un cubilete de vino, mandando tragar rápidamente. Después lo hizo se sentar sobre una piel de tigre, extendida nel costado oeste y frente al oriente. Y entonces hizo una especial recomendación:

— Ninguna palabra. Aunque sean dioses, demonios, vampiros, bestias feroces, horrores del Infierno, familiares encadenados y torturados con mil dolores. Todo es ilusión. Es preciso no se mover ni hablar y permanecer tranquilo y firme. Recuerdes en toda, circunstancia, lo que terminé de decir.

Y se retiró. Cuando Du miró al patio sólo alcanzó a ver un gran cántaro lleno de agua.

Apenas desapareció el sacerdote, surgieron millares de caballeros y carros de guerra, erizados de lanzas y banderas, llenando valles y montañas con un clamor que temblaba el cielo y la tierra. Su generalísimo, de más de 3m de altura, estaba, igual que su cabalgadura, acorazado con una resplandeciente armadura dorada. A la cabeza de

11 Creso fue el último rey de Lidia (-560–-546), famoso por la riqueza, atribuida a la exploración de la arena aurífera del río Pactolo. http://www.portalturquia.com/personagens/rei-creso/ Nota del digitalizador

Page 61: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 61

centenares de guardias con arcos tendidos y espadas desnudas, el gigante avanzó en la sala, vociferando:

— ¿Quién eres. Cómo te atreves a me enfrentar? Y los guerreros lo rodearon, blandiendo arma, le apremiando a decir su nombre y la

razón de su presencia. Pero no dejó escapar sílaba. Enfurecidos por su silencio, se pusieron a gruñir como una tormenta:

— ¿Qué esperamos? ¡A sacar los ojos y cortar la cabeza! Como Du no respondió, el jefe se enfureció hasta la locura pero se fue. Repentinamente aparecieron millares de tigres, dragones, grifones, leones, víboras,

rugiendo, silbando, se abalanzando sobre él, buscando lo aplastar y devorar. Pero Du permaneció imperturbable y todo eso se desvaneció.

De repente comenzó a caer una lluvia torrencial. Los rayos desgarraban la tiniebla, torbellinos de llamas se elevaban por doquier mientras los relámpagos azotaban el cielo de tal modo que resultaba imposible abrir los ojos. El patio no tardó en quedar sumergido a más de 3m. Ese volumen, con la rapidez del relámpago y el bramido del trueno, se volcó irresistiblemente como una montaña en erupción, como un río que desborda en un abrir y cerrar de ojos, y se desplomó a sus pies. Pero Du permaneció sentado, impasible, y el diluvio de inmediato desapareció.

Después volvió el gigante con un carcelero con cabeza de toro y otros horribles demonios del Infierno. Pusieron un gran caldero delante de Du, mientras lo rodeaban amenazantes picas, cuchillos y tridentes. Exigió el jefe:

— Si dijeres tu nombre te perdonaremos la vida. En caso contrario te atravesaremos el corazón y te echaremos al caldero.

Como siempre, no respondió. Entonces trajeron a su mujer, la lanzando al pie de la escalinata. La señalando con el

dedo, dijeron: — Si dijeres tu nombre la dejaremos libre. Tampoco hubo respuesta. Inmediatamente flagelaron a la mujer hasta la dejar cubierta de sangre, flecharon,

arrancando pedazos de carne, quemaron con carbón ardiente. Sin aguantar tanto sufrimiento, la mujer suplicó, llorando y gritando:

— Soy una mujer bien simple e indigna de tu amor pero te serví más de diez años. Aquí estoy atrapada por los demonios y condenada a sufrir estos suplicios insoportables. No me atrevería a pedir que por mí vayas de rodillas a solicitar mi perdón. Pero una sola palabra que pronuncies es suficiente para que me concedan la vida. Todo ser tiene un corazón. ¿Será posible que me niegues la gracia de decir una palabra?

Nel patio, inundada de lágrima, continuó lo insultando y maldiciendo. Pero Du no prestó atención. Dijo el jefe:

— ¿Entonces crees que no me atreveré a la martirizar? Ordenó a sus demonios traer un cuchillo bien afilado. La despedazaran centímetro a

centímetro, empezando en los pies. La mujer comenzó a se lamentar más fuerte que antes. Du permaneció inconmovible. Dijo el jefe:

— Este bandido es un brujo avezado. ¡No hay que lo dejar salir con vida! Y ordenó que lo decapitasen. Con la cabeza separada del tronco el alma de Du fue conducido inmediatamente

frente al rey de los infiernos, que preguntó: — ¿Eres el brujo del pico Yuntai? ¡Lo arrojad al Infierno! Entonces le hicieron sufrir toda clase de suplicio: Vertieron bronce fundido a la

garganta, fue golpeado con una barra de hierro, machacado en un mortero, triturado en un molino, arrojado a un foso en llama, hervido en un caldero, obligado a trepar sobre

Page 62: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 62

una montaña de cuchillo, a atravesar un bosque de espada. Pero, recordando siempre las palabras del sacerdote, tuvo el valor de soportar todos esos sufrimientos sin dejar escapar suspiro. Cuando los carceleros anunciaron que las pruebas de torturas terminaron, el rey dijo:

— Este hombre es un canalla afeminado. En vez de lo reencarnar en forma de hombre será mejor convertirlo en mujer, en la familia del subprefecto Wang Qin del distrito de Shanfu en Songzhou.

De tal modo Du renació en un cuerpo de mujer, que en la infancia fue muy enfermiza. Desde pequeña debió soportar los pinchazos de acupuntura y se llenar con amargos brebajes. Muchas veces se cayó de la cama o sobre la estufa. A pesar de todos los sufrimientos, la niña nunca dejó escapar suspiro. Al crecer se convirtió en una muchacha bella y encantadora pero jamás pronunció palabra. Su familia la consideró muda de nacimiento. A menudo insultada y humillada por algunos de sus familiares, nunca replicó ante ofensa.

Lu Gui, un joven laureado, conmovido por su belleza, la pidió en matrimonio por intermedio de un casamentero. A principio la familia declinó la oferta a causa del mutismo de la doncella. Dijo Lu:

— No hay necesidad de hablar, siempre que sea una buena esposa. Así dará una excelente lección a las que tienen la lengua demasiado larga.

Entonces la familia aceptó su pedido y Lu la esposó con gran pompa. Durante muchos años se amaron ardientemente. Tuvieron un hijo y ese niño ya tenía 2 años y estaba dotado de extraordinaria inteligencia.

Lu tomó al niño en sus brazos y habló a su mujer. Pero ella se mantuvo en silencio. Él ensayó todos los medios para la hacer hablar pero, como siempre, no obtuvo respuesta. De repente, loco de cólera, exclamó:

— Hace mucho tiempo el ministro Jia fue despreciado por su mujer, quien jamás se dignó sonreír al marido. Pero en la caza al faisán se reveló un excelente arquero y ella entonces se arrepintió de lo menospreciar. En cuanto a mí, no soy tan feo cuanto Jia y mi talento literario vale más que el arte de cazar faisán. Y sin embargo desdeñas responder cuando hablo a ti. ¿Para qué conservar al niño, puesto que el marido es tan despreciado por su mujer?

Y dicho eso, tomó al niño en los pies, y golpeó la cabeza como se tratando de una piedra. Con un golpe la cabeza se estrelló en pedazos y la sangre salpicó toda la habitación. Du, con el corazón dominado por el amor maternal, olvidó súbitamente su promesa y lanzó un grito de pavor:

— ¡Ay! Aún con el grito en los labios, Du se encontró de nuevo sentado nel mismo lugar,

frente al sacerdote. Era antes del amanecer. Del horno del alquimista surgieron llamas purpúreas, que lamieron el techo y se elevaron hacia el cielo. Toda la casa fue pasto del fuego y reducida a ceniza. El sacerdote gritó:

— ¡Eres un estúpido. He toda mi obra destruida! Mientras decía eso tomó a Du nel cabello y lo hundió nel cántaro lleno de agua.

Entonces el fuego se apagó. El sacerdote dijo: — Mientras se trató de alegría, dolor, cólera, pavor, odio, deseo, tu corazón supo ser

dueño de sí. Solamente el amor fue la prueba que resultaste incapaz de superar. Si no gritases mi elixir sería un éxito y ya serías un inmortal. ¡Qué difícil encontrar un hombre que pueda alcanzar la divinidad! Puedo rehacer mi elixir, pero en cuanto a ti, ya caíste nuevamente nel mundo terreno. ¡Adiós y buena suerte!

Y señaló el camino de retorno. Du quiso subir una vez más a la plataforma de la sala central para echar una última

Page 63: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 63

mirada. El horno estaba demolido. Dentro se veía una barra de hierro, del grosor de un brazo y algunos pies de largo. El sacerdote se quitó su túnica y se puso a tallar esa barra con un cuchillo.

De vuelta al mundo, avergonzado por decepcionar al viejo, Du juró que haría todo lo posible para reparar su falta. Pero cuando retornó, sobre el pico Yuntai a nadie encontró. Entonces volvió a su casa con el corazón pleno de remordimiento.

Page 64: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 64

El esclavo cunlún12 Pei Xing

Pei Xing vivió en la segunda mitad del siglo 9. Escribió tres volúmenes de cuento, donde los fantasmas y las hadas juegan el rol más importante.

el reinado de Dali (766–779) había un joven llamado Cui, oficial de la guardia imperial de la orden de Mil Bueyes. Su padre, famoso magistrado, estaba en buena relación con un ministro, personaje ilustre de su siglo. Un día su padre lo

envió a visitar al ministro, para se informar sobre el estado de salud. Cui era un bello muchacho, de rostro puro como el jade. Su modestia de carácter se unía a un gran señorío de manera y fineza en las palabras. El ministro ordenó a sus sirvientes levantar el cortinado e introducir el joven en su dormitorio. Cui, hincado de rodilla, presentó el mensaje de su padre. El ministro se interesó mucho por el joven y lo hizo se sentar para conversar amistosamente.

Allí estaban tres jóvenes favoritas, todas de belleza resplandeciente, que cortaron en rebanada los duraznos colorados, llenaron con ellos los tazones de oro, cubrieron la fruta con crema azucarada y la sirvieron. El ministro dijo a una de las servidoras, vestida de muselina roja, que ofreciese un tazón al joven. Pero él, intimidado por la presencia de las bonitas muchachas, no se atrevía a comer. Entonces el ministro ordenó a la hermosa de vestido rojo le servir con una cuchara, lo que obligó al joven a comer un durazno, y la muchacha le sonrió con gesto pleno de picardía.

Cuando Cui se despidió, el ministro dijo: — Cuando tuvieres tiempo vengas a me ver. Entre nosotros no debe haber

ceremonia. Después ordenó a la muchacha de vestido rojo lo acompañar hasta la puerta. Cuando

Cui, antes de salir de la casa, se volvió para la mirar en última vez, ella hizo una seña le mostrando tres dedos levantados, y girando tres veces la palma de la mano indicó un espejito que llevaba nel seno:

— Te acuerdes de eso. Y no dijo más. Al volver a su casa, Cui informó a su padre lo que dijo el ministro. Después de

retornar a su gabinete de estudio cayó en estado de éxtasis y adormecimiento. Siempre taciturno y silencioso, sumergido en sus sueños, permaneció día y noche sin pensar en se alimentar, no haciendo más que cantar el poema:

Nel monte de los Inmortales vi una deidad resplandeciente su mirada como una estrella fugaz La luna se deslizaba en una puerta roja Sobre su belleza de nieve esparció su tristeza

Al alrededor nadie comprendía lo que le ocurría. Sucedió que en su casa había un esclavo cunlún, llamado Mole, quien después de lo observar detenidamente, preguntó:

— ¿Qué pasa en tu alma, que te atormenta sin cesar. Por qué no confías en tu viejo esclavo?

— ¿Gente como tú puede comprender y se mezclar en cosas de amor? — Confíes a mí tu pena y traeré una solución. Tengo la seguridad de tarde o

temprano triunfar. Sorprendido por ese tono de autoseguridad, Cui le confió su secreto.

12 Cunlún: Bajo la dinastía Tang los esclavos traídos de los mares del sur eran comúnmente llamados cunlún. Nota del traductor

NN

Page 65: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 65

Sólo se escuchaban los suspiros de la joven, quien permanecía sentada como esperando a alguien

— Se trata de algo bien simple. ¿Por qué no contaste antes, en vez de te desconsolar por nada?

Cuando Cui contó las señas enigmáticas que le dirigió la joven, Mole explicó: — ¡Nada es más fácil de adivinar! Tres dedos levantados quiere decir que en la casa

del ministro hay 10 departamentos para alojar a las cantantes y que ella habita el tercer

Page 66: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 66

departamento. Al girar tres veces la palma de la mano, ella le señaló 15 dedos, para indicar el 15 del mes. Y el espejo sobre su seno es la plena luna en la noche del 15, fecha en la cual te dio la cita.

Transportado de alegría, Cui preguntó: — ¿Y hay un medio de cumplir mi deseo? — Mañana es 15. —Mole, con una sonrisa — Me des dos piezas de seda azul oscuro

para hacer una malla. En la casa del ministro hay un dogo13 terrible, que guarda las puertas de la residencia de las cantantes, de tal modo que ningún forastero puede se introducir allí, pues el perro no tardaría en lo devorar. Se trata de un perro de la famosa raza de Haizhou, vigilante como Argos y feroz como un tigre. Nel mundo entero no hay algo que pueda consigo, a no ser tu viejo esclavo. En esta noche lo dejaré fuera de combate, para que cumplas tu cita.

Para lo envalentonar, Cui ofreció vino y carne. Hacia medianoche el esclavo salió con un martillo, portando una cadena. En menos tiempo que el necesario para una comida, volvió y anunció:

— El perro murió. Ya no hay obstáculo delante de nosotros. En la noche siguiente, justo antes de medianoche, hizo vestir a Cui una malla azul

oscuro. El esclavo lo cargó en sus espaldas, franqueó diez murallas, penetró en la residencia de las cantantes, para finalmente se detener frente a la tercera puerta. A través de los entreabiertos batientes decorados una lámpara destellaba vagamente. Sólo se escuchaban los suspiros de la joven, quien permanecía sentada como si esperase a alguien. Terminaba de se quitar los aretes de esmeralda y el colorete de su rostro. Con el corazón desbordando de tristeza, canturreaba un poema:

Penando su amor, ¡oh, oropéndola14 en llanto! Furtivamente se despoja de sus joyas bajo las flores El azur15 siempre desierto, la espera siempre vana En su flauta de jade suspira su pena

Los guardianes dormían a pierna suelta y no se escuchaba ruido. Cui levantó el cortinado y entró. Durante un instante la muchacha permaneció como paralizada. Después saltó del lecho y le tomó la mano:

— Sabía que un joven inteligente como tú comprendería las señas de mi mano. ¿Pero por medio de qué magia pudiste llegar hasta aquí?

Cui contó el plan de su esclavo Mole y como fue transportado sobre espalda de él. — ¿Dónde está tu Mole? — Allí, atrás de la puerta. Entonces ella rogó que el viejo entrase, y en un tazón de oro le ofreció vino para

beber. Contó a Cui: — Pertenezco a una rica familia que vive cerca de la frontera del norte. Mi actual

amo, que entonces comandaba allá el ejército de frontera, me obligó a me convertir en su concubina. Tengo vergüenza de mí por no saber me dar la muerte y aceptar vivir en esta desgracia. Con el rostro pintado de blanco y rojo, conservo siempre un corazón triste. La comida servida con palillo de jade, el perfume que siempre fluye de los incensarios de oro, los vestidos de seda que se hilvanan atrás de los biombos de nácar y las perlas y esmeraldas de las favoritas que duermen bajo las colchas bordadas me

13 Dogo (perro dogo), que es el pitibul. Nota del digitalizador 14 Oropéndola: Nombre común de un pájaro europeo (Oriolus oriolus), del tamaño de un mirlo y vivamente colorido, en Portugal llamado papa-figo. http://www.dicio.com.br/uropendula/ Nota del digitalizador 15 Azur: La única definición para azur, que no sea arcaísmo de azul, en http://lema.rae.es/drae/?val=azur, es (adjetivo, heráldica) Dicho de un color heráldico: Que en pintura se representa con el azul oscuro, y en el grabado, por medio de líneas horizontales muy espesas. El término puede se referir a la casa señorial o puede ser un error de traducción. Nota del digitalizador

Page 67: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 67

repugnan, pues me siento encadenada. Puesto que tu buen servidor tiene fuerza sobrenatural, ¿por qué no me liberas de mi prisión? Si conquistar mi libertad podré morir sin pena y sería feliz de servir a ti como esclava. ¿Qué dices?, señor.

Cui se mantuvo callado y sumamente pálido. Fue Mole quien respondió: — Señora, así será si así quieres, pues nada más fácil. La joven se mostró encantada. Mole pidió que para empezar le dejase transportar su

equipaje. Después de tres idas y vueltas, dijo: — Tengo miedo que pronto se haga día. Entonces colocó a los dos sobre su espalda y franqueó una docena de altas murallas,

sin que fuese alertado algún guardián de la casa del ministro. Llegando a la casa escondieron a la joven nel gabinete de estudio.

Nel día siguiente, en la casa del ministro, se comprobó la desaparición de la joven y se encontró muerto al perro. Alarmado, el ministro exclamó:

— Las puertas y murallas de mi casa están siempre muy bien atrancadas y mejor vigiladas. Quien los franqueara sin dejar rastro, como si volase, debe ser un héroe lanzado a enderezar entuerto.16 Mejor nada de eso decir, para evitar mayor mal.

La joven permanecía escondida en casa de Cui hacía dos años, cuando en la estación de las flores salió, en un buen día, para pasear en coche nel parque de Qujiang. Un hombre de la casa del ministro la vio, por casualidad, y la denunció a su amo. Al escuchar esa novedad, sorprendido, el ministro hizo llamar a Cui y lo interrogó. Dominado por el miedo, no se atreviendo a guardar el secreto, Cui contó toda la historia, confesando que fue su esclavo Mole quien llevó a ambos en su espalda. El ministro opinó:

— La culpa es de la muchacha. Puesto que está a tu servicio hace tanto tiempo, ya no corresponde hacer justicia. Pero es preciso me desembarazar de tu esclavo, por constituir un peligro público.

Envió entonces 50 de sus guardias, armados hasta los dientes, para cercar la casa de Cui, con la orden de capturar el esclavo cunlún. A todo eso, con puñal en puño, Mole franqueó las altas murallas como si tuviese las veloces alas de un gavilán. Le arrojaron una lluvia de flecha, pero no lo acertaron. En menos tiempo que un pestañeo se perdió de vista.

Un gran pánico se produjo entonces en la casa de Cui. Dominado por el pavor, el ministro se arrepintió de su orden contra el esclavo. Nel transcurso de un año se rodeaba todas las noches con un gran número de domésticos armados de espada y ballesta.

Más de diez años después alguien de la casa de Cui contó que viera a Mole vendiendo droga nel mercado de Luoyang. Tenía el aspecto más joven y gallardo que nunca.

16 Enderezar entuerto es una frase que se utiliza para hacer referencia a la posibilidad de arreglar un desaguisado o reparar un error. Un entuerto se considera una injusticia, daño o agravio que se causa a alguien. http://digital.nuestrodiario.com/ Nota del digitalizador

Page 68: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 68

El hombre de barba rizada Du Guangting

Du Guangting nació en Chuzhou, actual provincia de Zhejiang, en 850, y murió con 82 años. Estudió el taoísmo en la montaña Wutai, provincia de

Shanxi, y pasó gran parte de la vida en una ermita de la montaña Qingcheng, provincia de Sichuán. Supuesto autor de numerosos libros, pero sólo

llegaron a nosotros algunos de sus cuentos.

ientras el emperador Yang de la dinastía Sui (605–618) hacía un viaje a Yangzhou, el canciller Yang Su recibió la orden de cuidar la capital del oeste. Soberbio y arrogante, Yang Su, que en esa época turbulenta se

consideraba incomparable, el hombre más venerable y el más poderoso del imperio, llevaba vida fastuosa y no se mantenía dentro del límite conveniente para un vasallo. Cada vez que recibía a un gran magistrado o visita prestigiosa, se mantenía insolentemente echado sobre su lecho, se dejando sostener por sus bellas favoritas y siempre rodeado de una muchedumbre de sirviente. En ese aspecto ya usurpara las prerrogativas del emperador. Al declinar su vida se volvió peor, sin se preocupar en cumplir el respeto debido al soberano ni velar para la salvación del imperio frente a un peligro inminente.

Cierto día, Li Jing, que más tarde sería el duque de Wei, pero que entonces era un simple ciudadano, pidió una audiencia a fin de presentar un hábil plan de estrategia política. Yang Su, como siempre, lo recibió acostado en su lecho. Li se acercó, saludó y dijo:

— El imperio está en pleno trastorno. En todas partes los rebeldes se sublevan para se apropiar del poder. Como canciller de la casa imperial, tendrías que ver el modo de agrupar alrededor a los hombres más valiosos. Por eso es inconveniente recibir acostado a las visitas.

Yang Su reaccionó, y componiendo un gesto de seriedad, se incorporó y pidió disculpa. Conversó con el visitante, se mostró encantado y aceptó la proposición antes de levantar la audiencia.

Mientras Li hablaba con tanto ardor, una de las favoritas, belleza deslumbrante que se mantenía en primera fila con una escobilla roja en la mano, lo observaba detenidamente. Cuando él se retiró, la joven salió a la galería exterior y dijo a un oficial:

— Preguntes, a quien se retira, nombre y dirección. Li respondió al pedido del oficial. Ella se lo agradeció con un gesto y entró al

palacio. Li volvió al hotel en esa noche. Poco antes del amanecer escuchó de pronto que

golpeaban discretamente a la puerta. Abrió y encontró una persona encapuchada, vestida de púrpura, llevando un bastón y un bolso y que se presentó así:

— Soy la señorita de la escobilla roja, del palacio del canciller Yang. De inmediato rogó que entrase. Cuando ella se quitó su abrigo y su capuchón, él se

encontró frente a una belleza de cerca 19 años, de rasgos purísimos y suntuosamente vestida, que hizo una profunda reverencia. Li, sorprendido, devolvió el saludo.

— Hace mucho tiempo estoy a servicio del canciller. Vi mucha gente llegar de todo el imperio, pero nunca a alguien como tú. La viña no puede se desarrollar sin tutor y siempre busca se aferrar a un gran árbol. Es por eso que vine.

— Canciller Yang es el hombre más poderoso en la capital. ¿Cómo explicar lo que terminaste de decir?

MM

Page 69: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 69

El esplendor del aspecto y la serenidad de la mirada resplandecían alrededor como el soplo de una brisa

acariciante

— Es apenas es un moribundo nel último estertor. Muchas jóvenes ya se fueron de su casa, sabiendo que ya nada se puede esperar de él, que nada hizo para rescatar a las servidoras y favoritas que lo abandonaron. Te tranquilices: Pensé bien antes de dar este paso.

Interrogada sobre su nombre y rango, respondió que se llamaba Chang y que era la mayor de su familia. Su cutis, arreglos, palabras y gestos, eran verdaderamente de una

Page 70: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 70

deidad. Frente a esa conquista inesperada, Li, rebosante de alegría y dominado por el temor, se sentía presa de mil inquietudes. Ojos indiscretos buscaban, sin cesar, espiar atrás de la puerta, y algunos días después se ordenó a la policía buscar a la joven, si bien se pidió eso con poco ardor. Entonces, con la joven disfrazada de hombre, Li montó en su caballo y, abandonando la casa, se dirigieron a galope en dirección a Taiyuán.

En mitad del camino se detuvieron nun albergue de Lingshi. El lecho ya preparado y la carne chirriando nel fuego, Chang, su largo cabello caído hasta el suelo, se peinaba cerca de la cama, mientras Li limpiaba su caballo delante de la puerta. De súbito apareció un hombre de talla mediana, con barba rojiza y rizada, montado sobre un desgarbado borrico. Tirando su bolso de cuero cerca del fogón, se metió en la cama y, se apoyando en la almohada, miró cómo Chang se peinaba. Vivamente indignado, Li, indeciso, continuó limpiando su caballo. Chang examinó atentamente el rostro del intruso. Con una mano ella recogió su cabellera y con la otra, atrás de su espalda, hizo señal a Li de contener su cólera. Con rapidez ella terminó de se peinar. Después avanzó amablemente hacia el intruso y preguntó su nombre. Siempre recostado sobre el lecho, él respondió se llamar Chang. Ella dijo:

— También me llamo Chang. Entonces puede ser que yo sea tu hermanita. De inmediato hizo una profunda reverencia y preguntó su rango de familia. El otro

respondió que era el tercero y preguntó lo mismo. — La mayor. Entonces, muy alegremente, él exclamó: — Me siento muy feliz de encontrar aquí a la mayor de mis hermanitas. De lejos ella llamó a Li: — Vengas conocer a mi hermano mayor, el tercero. Li fue a lo saludar y le rogó se sentar cerca del fuego. El recién llegado preguntó: — ¿Qué hay en la olla? — Cordero. Ya debe estar cocido. — Tengo hambre. — Dijo el hombre de barba rizada. Y mientras Li fue a comprar pan el recién llegado retiró un puñal de su cintura y se

puso a trozar la carne. Comieron juntos. Terminada la cena, el hombre de barba rizada cortó en pedacitos el resto del cordero y dio de comer al borrico. Todo fue hecho en un instante. Dijo a Li:

— Conforme tu vestimenta tienes aspecto pobre. ¿Cómo, con tal situación, conquistaste a una mujer tan maravillosa?

— Así pobre como me ves, mi espíritu es muy elevado. A nadie contaría, pero a ti no guardaré secreto.

Y contó toda la historia. — ¿Y ahora a dónde iréis? — Nos refugiaremos en Taiyuán. — ¡Así que no buscan a mí! ¿Tened vino? Li dijo que a oeste del albergue hay una taberna y allí fue a comprar una jarra de

vino. Mientras bebían, el otro dijo: — En tu aspecto y ademanes veo bien que eres realmente un hombre de honor.

¿Conoces un hombre valiente en Taiyuán? — Conozco allí un hombre que considero sublime, que frente de quien los otros sólo

pueden aspirar a ser ayudantes o capitanes. — ¿Cómo se llama? — ¡Igual que yo! — ¿Qué edad tiene? — Apenas 20 años.

Page 71: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 71

— ¿Qué hace ahora? — Es el hijo del general de la provincia. — Es posible que sea él. Pero es preciso que yo lo vea para tener seguridad. ¿Puedes

me lo presentar? — Tengo un amigo que se llama Liu Wenjing, que está en muy bueno término con

él. Por su intermedio concertaré una cita. ¿Pero por qué deseas lo conocer? — Un astrólogo me dijo que hubo un extraño presagio en Taiyuán. Y me encargó de

lo averiguar. Partirás mañana. ¿Cuándo llegarás a Taiyuán? Li calculó la fecha eventual de su llegada y el otro dijo: — Nel día siguiente de tu llegada esperes a mí nel puente de Fenyang. Apenas dichas esas palabras, montó en su borrico, partió del mismo modo que un

pájaro toma vuelo y desapareció en un santiamén. Li y la joven se sintieron tan sorprendidos cuanto encantados y temerosos. Momento

después terminaron se tranquilizando: — Un caballero tan gallardo a nadie engañaría. Nada tenemos a temer. Después prosiguieron camino a todo galope. Llegaron a Taiyuán nel día fijado y volvieron a se encontrar, con gran alegría. Juntos

fueron a visitar a Liu y dijeron para tantear el terreno: — Hay un excelente adivino que desea ver a Li Shemin.17 ¿Podrías lo invitar a

ve

samente en un rincón, sin s copas dijo a Li:

ulloso de su clarividencia. Después de la partida de

sno muy fla

arba rizada se retiró.

ebiendo juntos, al sacerdote y a su amigo. La llegada fue ale

a tu mujer. Y una vez más fijes el día para venir a me ver nel pu

El sacerdote se puso a jugar contra Liu, mientras Barba Ri

nir? Liu, que hacía tiempo tenía en alta estimación a Li Shemin, envió inmediatamente un

mensajero a lo buscar. Li Shemin no tardó a llegar, sin túnica ni calzado, vestido solamente con una capa de piel, pero el gesto majestuoso y el rostro de incomparable distinción. Al lo ver, el hombre de barba rizada, sentado silencio

tió la revelación. Después de brindar alguna— ¡He, sin duda, un futuro hijo del Cielo! Li felicitó a Liu, quien se sintió org Li Shemin, Barba Rizada dijo a Li: — Hay 80% de probabilidad de que sea él pero es necesario que también lo vea mi

amigo, el sacerdote taoísta. Tú y mi hermanita deben volver juntos a la capital. Fijemos una fecha y alrededor de mediodía venid a me ver en la taberna del Leste de Mahang. Allí, cuando bajo la ventana del piso alto vean mi borrico en compañía de un a

co, significará que arriba estaremos el sacerdote y yo. Sólo tened que subir. Con la promesa de ser exactos en la cita, el hombre de bLi y su mujer fueron a la taberna nel día y hora fijados. Efectivamente las dos monturas estaban allí. Se subiendo las túnicas, llegaron al piso

alto y encontraron, bgremente recibida. Rogaron se sentar y vaciaron una docena de copas. Dijo el hombre de barba rizada: — Nel piso bajo encontrarás un cofre con 100 mil sapecas. Elijas un lugar bien

tranquilo para alojarente de Fenyang. Nel día de la cita Li encontró nel puente al sacerdote taoísta y al otro. Juntos fueron a

ver a Liu, a quien encontraron jugando ajedrez. Después de algunos cumplidos comenzaron a conversar. Liu envió urgentemente una nota a Li Shemin, lo invitando a asistir un juego de ajedrez.

zada y Li los observaban. Un instante después llegó Li Shemin. Su sorprendente distinción imponía respeto.

Saludó y se sentó. El esplendor de su aspecto y la serenidad de su mirada resplandecía

17 Li Shemin: El fundador de la dinastía Tang, que reinó de 627 a 649. Nota del traductor

Page 72: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 72

alrededor como si pasase una brisa acariciante. Al lo ver, el sacerdote palideció de pa

tá perdida. Esta jugada me derrotó. Me cerró toda posibilidad. ¡N

r que vayas a probar fortuna en otra parte. ¡Valor. Y

s presentaré a mi mujer y podremos conversar sobre muchas cosas. Ve

on frente a una pu aron:

ordialidad, y llamó a su mu

un concierto, cuyas melodías, desconocidas en la Tie

ar las colchas encontraron manojos de lla

fo. ¡Entonces, me acompañad a brindar con este vino en mi

speto, diciendo:

. Con su mujer y seguido de un esclavo,

vor, puso una pieza sobre el tablero y dijo: — Para mí la partida esada me queda a hacer! Abandonó el juego y pidió permiso para se retirar. Al salir dijo a Barba Rizada: — Este mundo no es el tuyo. Mejoque no tengas de que te arrepentir! Todos decidieron volver a la capital. Barba Rizada dijo a Li: — Conforme tu itinerario calcularé la fecha de tu llegada. Nel día siguiente vengas,

con tu mujer, a me ver en mi humilde alojamiento. Bien sé que tú y mi hermanita no tened fortuna. O

nid sin falta. Se retiró, suspirando. Li, apurando su montura, volvió a su casa. Tan pronto llegó a

la capital, en compañía de su mujer visitó a Barba Rizada. Se detuvierertecita de madera. Golpeó, abrieron y a modo de saludo expres— Hace tiempo que el amo me encargó de esperar tu llegada. Los hicieron entrar y pasaron en varias puertas interiores que se veían más y más

imponentes. 40 esclavas estaban alineadas nel patio y 20 esclavos los guiaron hacia el salón del Leste, amueblado con una suntuosidad inaudita, con cofres repletos de joyas exóticas, adornos y espejos como nunca se vieron nel mundo humano. Cuando fueron desembarazados del polvo del camino, los vistieron con ropa nueva de gran magnificencia. Entonces se anunció la llegada del amo. El hombre de barba rizada avanzó, llevando un sombrero de gasa y un abrigo de piel, mientras que toda su apariencia desprendía real majestad. Los recibió con toda c

jer, que también tenía una belleza divina, para los saludar. Se les invitó a pasar al salón central, donde ya estaba servido un banquete que

superaba a todos los festines reales. Cuando se sentaron a la mesa, 20 músicos alineados frente a los convidados ofrecieron

rra, parecían llegar del paraíso. Terminada la cena se sirvió vino. Nel salón del Leste los sirvientes instalaron 20

lechos, todos cubiertos de seda bordada. Al retirve y libros de cuenta. Barba Rizada dijo a Li: — He todo lo que poseo como riqueza y tesoro. Y todo esto entrego a ti. ¿Sabes por

qué? Bien sé que para tentar algo en este mundo tendré que guerrear como un dragón durante 20 o 30 años, para levantar un reino. Puesto que ya existe un dueño del mundo, ¿para qué seguir aquí? Tu amigo Li Shemin, de Taiyuán, será realmente un gran soberano, que durante tres o cuatro años reinará en paz. Con tu talento incomparable, si secundares con la mejor voluntad a ese monarca de la paz, llegarás seguramente al rango de canciller. En cuanto a mi hermanita, con su belleza verdaderamente divina y su espíritu sin igual, hará honor a su ilustre marido. Fue la única a lo valorizar y solamente un hombre como tú la puede cubrir de honor. De tal modo un gran ministro encontrará a un jefe genial, como si cumpliesen una cita. El viento se levanta con rugido de tigre y la nube se hincha con el gruñido del dragón. Eso no es por acaso. Con lo que entrego a ti puedes ayudar al jefe predestinado a fundar un imperio. ¡Vayas consigo! De aquí a 10 años se producirán sucesos asombrosos a millares de kilómetros al sudeste de China y entonces será la hora de mi triun

honor y hacia esa dirección! Después ordenó a todos sus domésticos les presentar saludo y re— ¡En adelante señor Li y mi hermana serán vuestros dueños! A continuación se vistió con ropa de guerrero

Page 73: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 73

paso sus

rec

al

está demás decir que nuestro im

ién se dice que Li debe gran parte de su arte de estratega al hombre de barba rizada.

rtió a caballo y pronto desapareció a lo lejos. Con la posesión de esa casa, Li se convirtió en un hombre rico y poderoso. Puursos a disposición de Li Shemin, para lo ayudar a conquistar todo el imperio. Nel reinado de Zhenguan (627–649), mientras que Li, en calidad de ministro a la

izquierda del emperador, tomaba el cargo de canciller, llegó un informe de las tribus del sur, anunciando que un millar de galeras con 100 mil hombres armados invadieron el reino de Fuyu. El rey fuera masacrado, su trono ocupado y se de fundara un nuevo estado. Li comprendió que finalmente el hombre de barba rizada triunfara. Dijo eso a su mujer. Los dos, en traje de ceremonia, se prosternaron frente al sudeste y vertieron vino

suelo como libación para felicitar de lejos a su viejo amigo que terminara de triunfar. Por eso se ve que la ascensión al poder supremo no está a alcance de los simples

héroes, sin hablar de los que erróneamente se creen tales. Todo individuo que se subleva se parece al perrito que ladra a la carroza que pasa. Pues

perio será próspero durante miríadas de generaciones. Tamb

Page 74: La Hija Del Rey Dragón - Cuentos de La Dinastía Tang

Cuentos de la dinastía Tang LLaa hhiijjaa ddeell rreeyy ddrraaggóónn

http://cheguavira.blogspot.com/ 74