LA GUERRA DE ASEDIO EN LA EDAD MEDIA

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LA GUERRA DE ASEDIO EN LA EDAD MEDIA JUAN ANDRÉS CABALLERO DÍEZ (*) FEBRERO 2011 RESUMEN: La Poliocértica es el arte de la guerra que trata de la construcción de fortalezas, bastiones, murallas, baluartes, etc. y de sus maneras de asedio, sitio o asalto. Debe su nombre a Demetrio I de Macedonia, al que se le apoda como Poliocertes por su habilidad en el asalto y toma de ciudades. Es durante la Edad Media cuando la guerra de asedio toma especial importancia en la estrategia militar y requería de unas formalidades tanto por parte de los sitiadores como de los sitiados. Palabras Clave: Edad Media, Poliocértica, Asedio, Guerra de Asedio, Castillos, Fortalezas, Máquinas de Asedio Medievales ABSTRACT: The Poliocértica is the art of war, which is the construction of forts, bastions, ramparts, bastions, etc.. and their ways of siege or assault site. It owes its name Demetrius I of Macedon, who was nicknamed as Poliocertes for his skill in the assault and capture of cities. It is during the Middle Ages siege warfare takes on special importance in military strategy and certain formalities required by both the besiegers and the besieged. Key Words: Middle Ages, Poliocértica, Siege, Siege Warfare, Castles, Medieval Siege Engines (*) Licenciado en Historia por la UNED y Especialista en Historia Militar por el Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado, es autor, propietario y administrador del blog “El Oráculo del Trisquel”, dedicado a temas históricos. Artículo publicado en la web de Mundo Historia en febrero de 2011 http://www.mundohistoria.org/blog/articulos_web/la-guerra-asedio-la-edad-media

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La Poliocértica es el arte de la guerra que trata de la construcción de fortalezas, bastiones, murallas, baluartes, etc. y de sus maneras de asedio, sitio o asalto. Debe su nombre a Demetrio I de Macedonia, al que se le apoda como Poliocertes por su habilidad en el asalto y toma de ciudades. Es durante la Edad Media cuando la guerra de asedio toma especial importancia en la estrategia militar y requería de unas formalidades tanto por parte de los sitiadores como de los sitiados.

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LA GUERRA DE ASEDIO EN LA EDAD MEDIA

JUAN ANDRÉS CABALLERO DÍEZ (*) FEBRERO 2011

RESUMEN: La Poliocértica es el arte de la guerra que trata de la construcción de fortalezas,

bastiones, murallas, baluartes, etc. y de sus maneras de asedio, sitio o asalto. Debe su

nombre a Demetrio I de Macedonia, al que se le apoda como Poliocertes por su

habilidad en el asalto y toma de ciudades. Es durante la Edad Media cuando la guerra

de asedio toma especial importancia en la estrategia militar y requería de unas

formalidades tanto por parte de los sitiadores como de los sitiados.

Palabras Clave: Edad Media, Poliocértica, Asedio, Guerra de Asedio, Castillos, Fortalezas, Máquinas de Asedio Medievales

ABSTRACT: The Poliocértica is the art of war, which is the construction of forts, bastions, ramparts,

bastions, etc.. and their ways of siege or assault site. It owes its name Demetrius I of

Macedon, who was nicknamed as Poliocertes for his skill in the assault and capture of

cities. It is during the Middle Ages siege warfare takes on special importance in military

strategy and certain formalities required by both the besiegers and the besieged.

Key Words: Middle Ages, Poliocértica, Siege, Siege Warfare, Castles, Medieval Siege Engines 

(*) Licenciado en Historia por la UNED y Especialista en Historia Militar por el Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado, es autor, propietario y administrador del blog “El Oráculo del Trisquel”, dedicado a temas históricos.

Artículo publicado en la web de Mundo Historia en febrero de 2011 http://www.mundohistoria.org/blog/articulos_web/la-guerra-asedio-la-edad-media

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INTRODUCCIÓN

El asedio y toma de ciudades ha sido una constante en la historia militar desde que

existe la guerra, desarrollándose nuevas técnicas y máquinas conforme van

evolucionando las murallas y los sistemas de fortificaciones.

Desde la Antigüedad tenemos cantidad de ejemplos de asedios, sin duda el más

famoso y mítico de todos ellos sea el Asedio de Troya, ciudad que sólo pudo ser tomada

mediante el engaño más famoso de la historia: el caballo de Troya. Los asirios fueron

los primeros que perfeccionaron las máquinas y las técnicas de asedio y se

vanagloriaban de que no existía muralla capaz de detener a su ejército. Filipo II de

Macedonia ya utilizó los ingenios para asaltar murallas y su hijo Alejandro Magno fue

otro especialista del asedio, como demostró en la conquista de Tiro. El rey macedonio

Demetrio I fue conocido como Poliocertes, el que conquista ciudades, aunque

paradójicamente fracasó en el asalto de Rodas. Los métodos romanos fueron la primera

evolución real de la guerra de asedio en Europa e influyeron notablemente en la guerra

medieval. Julio César los puso en práctica en el asedio de Alesia, en el 52 a. C. Los

romanos desarrollaron una serie de máquinas de asedio, incluida la ballista, catapultas,

torres de asedio, lanzadores de piedras, escalas y arietes. Mejoraron armas antiguas

como el scorpio o el onagro, y todas fueron antecesoras de las máquinas medievales de

asedio.

Cuando se produce la caída del Imperio, la civilización romana no desapareció de la

noche a la mañana, los bárbaros fueron, a menudo, utilizados por los ejércitos romanos

o aliados de ellos, por tanto, habían asimilado sus métodos de forma que no era extraño

que manejasen perfectamente las armas de asedio romanas1.

La guerra de asedio tuvo un papel destacado en la estrategia militar durante la Edad

Media. Los asedios fueron más numerosos que las batallas campales, desde pequeños

lances frente a terraplenes y empalizadas hasta los asaltos a gran escala sobre enormes

plazas fuertes. A menudo los líderes medievales acuden a las fuentes romanas en busca

de métodos tácticos y de armamento. Los tratados de Vegecio, con explicaciones para

utilización de zapas y catapultas, y las obras de Vitrubio sobre arquitectura militar

fueron las más influyentes en el Medievo. Con la aparición de los castillos cambia el

paisaje, éstos controlan el territorio a su alrededor y proporcionan bases en las que los

1 Atila utilizó arietes en el asalto a Orleans en el 451. Bennett, M., Técnicas Bélicas del Mundo Medieval. 500 d.C.- 1500 d.C. p. 174.

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caballeros podían salir rápidamente a caballo para atacar a sus enemigos. Por tanto, era

de vital importancia tomar todas las fortalezas que un ejército encontraba a su paso si

quería tener éxito en la conquista.

LOS CASTILLOS

El primer avance importante que se da en la Edad Media respecto a la guerra de

asedio se produce cuando aparecen los castillos. El castillo tenía como función principal

proteger a los grandes, era la residencia de su señor y albergaba en él a su familia, a su

séquito y a su guardia personal o mesnada. Hay discrepancias sobre el origen del

castillo, probablemente surgió como parte de la feudalización que sufrió Europa durante

el siglo xi, como desarrollo de las fortificaciones existentes y como medio de defensa

ante las incursiones vikingas, magiares y musulmanas que se produjeron por aquel

entonces.

Fig. 1. Tapiz de Bayeux. Escena 18: Los ejércitos normandos marchan hacia Dolall, el duque es obligado a huir de una torre mediante una cuerda. Ataque a Rennes

(Rednes). (Fuente: http://picasaweb.google.com/lh/photo/1FODsM-ekP-w_XWbd8fL0w)

Una característica importante de los castillos era su tamaño, ya que protegían a un

número reducido de personas no necesitaban ser extremadamente grandes, así podían

ser fácilmente defendibles con pocos medios: muros fuertes, altos y gruesos, grandes

zanjas alrededor y una entrada lo más complicada posible para los atacantes.

El castillo de piedra más antiguo de Europa es el Doué-la-Fontaine (950), fue la

residencia del conde de Blois. Los castillos de piedra competían con los de murallas de

tierra que eran más baratos y rápidos de construir y muy útiles para campañas o como

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residencia de señores menos ricos. El más habitual era el castillo de mota y patio

interior que consistía en una colina elevada —mota— con una torre de madera y otra

más baja —patio— y amplia, ambas protegida por una terraplén y una empalizada. Está

bien representado en el Tapiz de Bayeux cuando los normandos invadieron Inglaterra.

En el siglo XI, los señores occidentales tendían a construirse su propio castillo.

Muchos se construyeron en Inglaterra, Francia, sur de Italia y Sicilia. En el siglo XII,

los reyes consiguen controlar a sus nobles y estos a su vez a sus vasallos, la nobleza

pudiente construye sus castillos de piedra. Comienzan a aparecer las torres redondas,

mucho más defensivas que las cuadradas, principalmente en las esquinas de los recintos,

a lo largo de la muralla principal y como torres del homenaje2. En el siglo XIII, quizás

por la influencia de las fortificaciones bizantinas, se empieza a poner mayor énfasis en

la solidez de las murallas que rodean al patio, las torres de los flancos sobresalen más

allá del muro, proporcionando a los arqueros un campo de tiro amplio a lo largo de toda

la muralla. Se construían los castillos con fuertes puertas fortificadas y dos líneas

concéntricas de murallas, la interior más alta para vigilar la exterior.

Fig. 2. Partes principales de un castillo medieval: murallas, foso, puente levadizo, puertas, rastrillo, aspilleras, torre del homenaje, patio, barbacana y adarbe.

(fuente: http://www.comosyporques.com/2009/09/C2BFcomo-eran-los-castillos-medievales).

2 Los primeros castillos con torres redondas en Occidente, fueron probablemente los de Felipe II Augusto de Francia. El castillo del Louvre es un claro exponente de castillo con torres redondas, se convirtió en el palacio real de Felipe II.bennett, p. 189.

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Estos modelos proliferaron por Inglaterra, Gales, Francia y España. Durante los siglos

XIV y XV la arquitectura de los castillos evolucionó muy poco, en esta época preocupa

más la comodidad del recinto que la propia defensa, aunque sin descuidarla.

Preparativos para la guerra

Cuando existía amenaza de guerra, el señor del castillo debía preparase para ella,

necesitaba poner todos los mecanismos del castillo en condiciones óptimas para la

defensa. Las zanjas o fosos se revisan, se limpian y, si hace falta, se vuelven a excavar,

se repara la mampostería dañada y se cortan los árboles de las inmediaciones del castillo

para impedir que el enemigo los utilice como protección. Las defensas del castillo

presentaban al atacante una serie de obstáculos para impedir que éstos alcanzasen el

patio central y la torre del homenaje. El primero era la zanja o foso del castillo,

atravesado por un puente levadizo que llevaba a la puerta fortificada. En esta se solía

bajar el rastrillo, enrejado de vigas de madera cubiertas de hierro, por las acanaladuras

para impedir el paso. Encima del corredor de la puerta existían unos agujeros en la

bóveda para poder lanzar materiales ofensivos. Las puertas se protegían a veces por una

defensa exterior —la barbacana— en la que dos muros paralelos custodiaban la puerta

del castillo. A las defensas se añadían un talus o zócalo inclinado que añadía grosor y

permitía arrojar materiales y rechazar al enemigo. El castillo disponía además, para su

defensa, de las almenas con saeteras, troneras y aspilleras dispuestas en los corredores

de las murallas. Para el contraataque ofensivo, muchos castillos disponían de poternas o

postigos para poder realizar ataques sorpresa contra los asediadores por contingentes a

caballo.

Formalidades de la guerra de asedio

Entre los distintos avatares que sufrieron durante la Edad Media los castillos y las

plazas fortificadas, son de especial interés las técnicas utilizadas para conquistarlas. Al

llegar el ejército atacante, el primer intento era diplomático, se intentaba la posibilidad

de rendición y los términos de ésta por medio de la negociación, que en muchos casos

resultaba fructífero, sobre todo si los defensores eran muy pocos comparado con los

atacantes. Hay que tener en cuenta que poner un sitio era caro en tiempo y en dinero y

que, al tener que permanecer en el sitio durante un tiempo prolongado, los soldados

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contratados exigían el pago de sus servicios si el asedio duraba más de lo contratado

inicialmente.

Cuando el señor del castillo o de la plaza rehusaba rendirse o solicitar una tregua, los

sitiadores podían recurrir a otros métodos intimidatorios que, en ocasiones, con una

amenaza era suficiente3. En caso de que las negociaciones fracasaran del todo, los

atacantes sopesaban cuidadosamente la posibilidad de asaltar la fortaleza. Si se repelía

un asalto rápido o se consideraba demasiado arriesgado, los atacantes impedían la salida

del castillo y comenzaban el asedio4. Una vez que la artillería del asedio había disparado

a la ciudad se consideraba que el asedio había comenzado oficialmente. En la mayoría

de los casos, retirarse sin un buen motivo era inaceptable y estaba considerado como un

deshonor.

EL ASEDIO

El asedio solía comenzar en primavera o verano, estaciones en las que se realizaban

las campañas y en las que el buen tiempo facilitaba el empleo del fuego y las labores de

los sitiadores. Era raro que un asedio comenzase en invierno ya que las condiciones

meteorológicas influían negativamente en la moral de los sitiadores. Lo que sí podía

ocurrir es que un asedio comenzase en primavera o verano y durase hasta el invierno ya

que en ocasiones se hacían más largos de lo deseado.

Existían dos métodos para tomar una plaza fuerte: hacer rendirse por hambre a los

sitiados o asaltar y conquistar la fortaleza. El primero era el método más económico en

vidas aunque más costoso en tiempo y fue el más empleado en el Medievo. La empresa

era de larga duración y las tropas sitiadoras necesitaban unas instalaciones

considerables. Los campamentos estaban formados por tiendas y casas de madera en

los que albergar a los hombres y a los animales, así como almacenes para las vituallas.

La organización de estos campamentos seguía unas reglas determinadas5. Se ubicaban

en zonas determinadas de antemano, la tropa debía acampar junta, en un lugar

adecuado, con agua, hierba y leña abundante. El campamento se delimitaba con una

3 Guillermo Rufus construyó una horca delante de Le Mans y amenazó con colgar todos los días a los caballeros, soldados y habitantes de la ciudad. El cronista Froissart menciona a un mensajero que fue capturado en el sitio de Auberoche en 1345, y fue colocado en la honda de un trabuco con las cartas alrededor del cuello y lanzado de vuelta por encima de las murallas. gravet, C., Guerras de Asedio en la Edad Media. p. 19. 4 Esta técnica de conquista fue, como afirma Maurice Keen, la forma más frecuente de tomar una plaza fuerte en la Edad Media. settia, A., Creados para destruir. La Aventura de la Historia. Nº 6. p. 54. 5 En las Partidas del Alfonso X el Sabio y en el Libro de los Estados del Infante Don Juan Manuel se refleja la organización de los campamentos de los ejércitos sitiadores de una plaza fuerte. settia, p. 57.

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valla de hierros y palos unidos con cuerdas y cadenas. Las tiendas se ordenaban, en el

interior del recinto, pegadas unas con otras, de forma que ningún hombre o caballo

pudiese pasar entre ellas. Los campamentos se situaban en lugares dominantes.

Fig.3. Las tiendas se montaban muy juntas para evitar que nadie pasase entre

ellas. Tiendas de campaña. Dibujo propio.

La tienda del rey quedaba en el centro del campamento, a su alrededor se dejaba un

espacio delimitado por las tiendas de sus oficiales con las puertas orientadas a la tienda

real. El resto de tiendas se situaban alrededor de las de los oficiales, dejando la periferia

para los señores y caudillos, formando una verdadera muralla defensiva.

Para montar los campamentos necesitaban transportar gran cantidad de material y de

ahí la lentitud con la que los ejércitos medievales realizaban sus desplazamientos.

Estratégicamente, era importante el hecho de que un ejército no “descabalgaba” hasta

que no estuviera montado el campamento y organizado el sistema de vigilancia, así se

pretendía evitar un ataque del enemigo mientras se realizaban las tareas de acampada.

Era muy importante tener la seguridad de que ningún ejército pudiera acudir en

ayuda de los sitiados, ya que si se producía ese caso el sitiador pasaba a ser sitiado y

además se encontraba encerrado entre las tropas de auxilio y las de la fortaleza sitiada6.

La defensa a ultranza de una fortaleza con todos los sufrimientos que ello suponía,

hambre, sed, enfermedades y epidemias, sólo se podía justificar si existían fundadas

esperanzas de recibir auxilio exterior. Por eso lo normal era que pasado un tiempo de

asedio, y al ver que no llegaban refuerzos, se produjese un pacto entre sitiadores y

sitiados para rendir la plaza. 6 En la batalla del Salado en 1340, se produjo este caso cuando los sitiadores de Tarifa fueron sorprendidos por retaguardia por las tropas castellano-portuguesas que venían a socorrer la ciudad. settia, p. 60.

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A pesar de las formalidades de la guerra de asedio, hubo ocasiones en que se

emplearon algunos métodos poco honestos para conseguir el éxito. El uso de “espías” y

de distintas estratagemas hizo que algunas fortalezas fuesen tomadas por sorpresa,

incluso con las torres llenas de centinelas. Otras veces la sorpresa era fruto de la

traición, en el que el señor era traicionado por uno de sus caballeros bien por despecho,

por viejas rencillas o pos soborno.

Si finalmente los sitiadores se decidían en atacar el castillo, las acciones a realizar en

el ataque eran excavar una parte de la muralla para minar sus muros y derribarlos,

seleccionar una parte de la muralla para abrir una brecha mediante el lanzamiento de

piedras o una parte de la zanja para rellenarla y así alcanzar las murallas, utilizar torres

de asalto y escalas para subir por las murallas y aunar esfuerzos sobre una puerta o una

parte débil para destrozarla con un ariete.

Los preparativos del asalto se realizaban en función de la urgencia que había para

tomar el castillo, las posibilidades de rendición y de la cantidad de hombres disponibles.

Cuando los preparativos habían finalizado, se les hacía llegar a los defensores un último

aviso para rendirse antes de comenzar el asalto. El asalto era la última fase del asedio.

Las armas y máquinas de asedio

Las técnicas de asedio evolucionaron en función de las mejoras de las defensas de los

castillos y con las mejoras en los ataques con nuevas armas.

El primer objetivo era superar las murallas y defensas del castillo para ello el equipo

de asedio estaba diseñado para tirar abajo las murallas o abrir una brecha en ellas. A

demás de la escalera simple para subir, el equipo de asedio usado en la Edad Media

incluía los lanzadores de proyectiles, las torres de asedio, el ariete, y el pavise.

Los lanzadores de proyectiles fueron las armas de asedio más utilizadas. Eran las

conocidas «catapultas» y aunque es difícil clasificarlas las había que funcionaban

mediante tensión, torsión, contrapeso o tracción. Una de las más habituales era el

mangonel, una máquina con un brazo parecido a una cuchara que se cargaba con una

piedra y la lanzaba mediante la liberación de la torsión ejercida sobre las cuerdas de

tensado. La catapulta era útil para destrozar tejados de madera y a continuación prender

fuego a los escombros con proyectiles incendiarios.

Las torres de asedio son típicas en todos los asedios medievales. Se acercaban a las

murallas y a continuación arrojaban desde ella una plancha hasta la parte superior de la

muralla. Los soldados de la torre podían avanzar entonces por la plancha y entablar la

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lucha cuerpo a cuerpo con los defensores. Tenía que estar protegida con pieles húmedas

para evitar que la quemaran. Se movía con lentitud y había que empujarla o arrastrarla

hacia delante con poleas que habían sido montadas previamente con estacas cerca de la

base de la muralla del castillo. Los asaltos desde una torre de asedio nunca cogían por

sorpresa a los defensores, a causa de toda la preparación previa. Una vez abierta la

brecha o colocada una torre de asedio, una fuerza de soldados voluntarios encabezaba el

asalto. A esta fuerza se le acabó llamando la “vana esperanza”, por la cantidad de bajas

que sufrían.

Fig. 4. Las máquinas de asedio fueron muy utilizadas en la Edad Media. Existieron un gran número de variantes. Máquinas de asedio medievales.

Dibujos del libro de Bennett. Montaje propio.

El ariete era un gran tronco con un sistema de balanceo que se aproximaba a la

puerta o parte de la muralla y se balanceaba para golpear. También se cubría con pieles

húmedas para evitar que lo quemaran los defensores. El manejo del ariete era peligroso

pues los hombres que lo manejaban eran muy vulnerables a los arqueros defensores.

Los pavises eran grandes escudos de madera que protegían a los arqueros y

ballesteros cuando se aproximaban a las defensas del castillo.

Una de las grandes máquinas de asedio inventadas en la Edad Media fue el trabuco,

un arma con un largo brazo, que se tensaba hacia atrás con un contrapeso y en su punta

se colocaba una eslinga con el proyectil. Al soltarse el brazo volteaba con fuerza y

lanzaba el proyectil con gran violencia.

Al final de la Edad Media empiezan a aparecer los cañones de asalto que serán una

de las armas más utilizadas en la Edad Moderna.

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BIBLIOGRAFÍA

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