La Filosofía Para Niños Material

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LA FILOSOFÍA PARA NIÑOS http://filosofiammn.blogspot.mx/2009/03/el-asombro.html La filosofía para niños busca fomentar y conservar en los niños y adolescentes la actitud que tienen en común los filósofos con la infancia: la curiosidad por todo lo que les rodea y el no dar nada por sentado. La inacabable cadena de preguntas “¿Y por qué? ¿Y por qué? ¿Y por qué?” que caracteriza una determinada etapa del desarrollo del niño se convierte en modo de vida para el filósofo, y esa es la actitud que se busca salvaguardar. ¿Hacer filosofía para niños significa presentarles los contenidos de la disciplina en miniatura, adaptados a su edad? En absoluto. Pero entonces, ¿los programas de filosofía para niños no tienen nada que ver con la disciplina histórica que conocemos de los programas de secundaria y bachillerato? Sí tienen que ver, por el tipo de problemas que plantean, tratados tradicionalmente por la filosofía, y las herramientas utilizadas para ello: el lenguaje, el pensamiento lógico y la reflexión crítica. De entre los programas de filosofía para niños existentes, destacaremos en las siguientes entregas el de Matthew Lipman, por ser el método más estructurado y con mayor implantación en todo el mundo. La Filosofía para Niños de Matthew Lipman Matthew Lipman, a finales de los años setenta, fue el primero en abordar la idea de una filosofía planteada como un plan de formación global para niños y adolescentes, a la que llamó filosofía para niños. Junto a Lipman, Ann Sharp contribuyó a la elaboración de los manuales y a la configuración de los cursos de formación. El método de Lipman responde a una necesidad fácilmente constatable a poco que visitemos las aulas de secundaria e incluso de niveles universitarios: los estudiantes tienen que saber de muchas materias (contenido), para lo cual se les presuponen ciertas capacidades lógicas como el análisis, la síntesis, la formación de conceptos o la competencia investigadora (procedimientos). Pero, ¿qué ocurre si, de hecho, no poseen estas habilidades? El programa de Lipman responde a esta pregunta desde una disciplina concreta, la filosofía, que incluye, entrelazado con su contenido específico, estas habilidades generales. El programa de FpN aspira a enseñar destrezas de razonamiento,

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LA FILOSOFÍA PARA NIÑOS

http://filosofiammn.blogspot.mx/2009/03/el-asombro.html

La filosofía para niños busca fomentar y conservar en los niños y adolescentes la actitud que tienen en común los filósofos con la infancia: la curiosidad por todo lo que les rodea y el no dar nada por sentado. La inacabable cadena de preguntas “¿Y por qué? ¿Y por qué? ¿Y por qué?” que caracteriza una determinada etapa del desarrollo del niño se convierte en modo de vida para el filósofo, y esa es la actitud que se busca salvaguardar.

¿Hacer filosofía para niños significa presentarles los contenidos de la disciplina en miniatura, adaptados a su edad? En absoluto. Pero entonces, ¿los programas de filosofía para niños no tienen nada que ver con la disciplina histórica que conocemos de los programas de secundaria y bachillerato? Sí tienen que ver, por el tipo de problemas que plantean, tratados tradicionalmente por la filosofía, y las herramientas utilizadas para ello: el lenguaje, el pensamiento lógico y la reflexión crítica.De entre los programas de filosofía para niños existentes, destacaremos en las siguientes entregas el de Matthew Lipman, por ser el método más estructurado y con mayor implantación en todo el mundo.

La Filosofía para Niños de Matthew Lipman

Matthew Lipman, a finales de los años setenta, fue el primero en abordar la idea de una filosofía planteada como un plan de formación global para niños y adolescentes, a la que llamófilosofía para niños. Junto a Lipman, Ann Sharp contribuyó a la elaboración de los manuales y a la configuración de los cursos de formación.

El método de Lipman responde a una necesidad fácilmente constatable a poco que visitemos las aulas de secundaria e incluso de niveles universitarios: los estudiantes tienen que saber de muchas materias (contenido), para lo cual se les presuponen ciertas capacidades lógicas como el análisis, la síntesis, la formación de conceptos o la competencia investigadora (procedimientos). Pero, ¿qué ocurre si, de hecho, no poseen estas habilidades?

El programa de Lipman responde a esta pregunta desde una disciplina concreta, la filosofía, que incluye, entrelazado con su contenido específico, estas habilidades generales. El programa de FpN aspira a enseñar destrezas de razonamiento, pero, y esto marca la diferencia con otras escuelas pedagógicas, sin “vaciarlas” de contenido ni segregarlas de su contexto original. Y el lugar de la filosofía, para la FpN, es la clarificación de los problemas de la vida democrática. De ahí que se haga énfasis en que “las técnicas cognitivas deben enseñarse en el contexto humanista de la filosofía; separadas de este contexto, se convierten en instrumentales y amorales” (Matthew Lipman, 1985), y en que el programa de FpN no está orientado a mejorar el rendimiento académico de los estudiantes (aunque este sea un efecto secundario de su aplicación), sino a formar mejores ciudadanos, conscientes de las implicaciones de la vida comunitaria en democracia.

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Así pues, junto con el desarrollo de las destrezas de razonamiento, y de modo inseparable, encontramos en el programa los problemas filosóficos originales, así como las destrezas prácticas que van asociadas al ejercicio filosófico: el asombro, la empatía, la tolerancia, etc. Todo ello puesto en escena a través de la pieza clave del programa, la comunidad de investigación (que desarrollaremos en próximas entregas), cuyo objetivo es formar personas comprometidas en investigar y pensar por sí mismas. En el programa de filosofía para niños se aprende e investiga participando en colectividad, con los demás, lo que no constituye un objetivo secundario sino fundamental.

Materiales y recursos: las novelas

El éxito del programa de FpN, más allá de sus planteamientos humanistas y su compromiso con una democracia real, radica en el hecho de que es de los pocos programas de formación integral que cuenta con un material concreto y acabado para su puesta en práctica. Uno de los puntos fuertes del programa es la existencia de un material ampliamente desarrollado, sólido y bien estructurado, que se extiende a lo largo de toda la edad escolar, desde los cuatro o cinco años y llegando hasta los dieciséis o diecisiete. El material está compuesto por una serie de novelas, en las que los protagonistas son niños y niñas de la misma edad que aquellos a los que van dirigidas, por lo que se enfrentan a situaciones e inquietudes cercanas a la vida cotidiana del lector.

En las primeras novelas se enfatiza la importancia de la comunicación, el pensamiento lógico y las habilidades del lenguaje (Elfie, Kio y Gus, Pixie y El descubrimiento de Harry), mientras que las dirigidas a los adolescentes (Lisa y Suki y Mark) ponen el acento en la reflexión ética y los problemas sociales. De este modo se potencian poco a poco las capacidades y destrezas del niño, al mismo tiempo que se le introduce progresivamente, novela a novela, en discusiones y reflexiones más complejas y más profundas. El profesor, en este proceso, cuenta con un manual “asociado” en el que encuentra una guía para llevar a cabo la “investigación filosófica” con sus alumnos. De este modo se localizan las cuestiones filosóficas subyacentes al texto, y se conecta la formación filosófica para niños con la tradición filosófica, pues se señalan problemas que forman parte de la historia del pensamiento, e incluso se manejan ejemplos propuestos originalmente por sus representantes más destacados.

La formación del profesorado

Otro punto a favor del programa de FpN es el énfasis en la formación del profesorado, pues, como señala Félix García Moriyón, uno de los pioneros del programa en España, “sería incoherente proponer un programa cuyo objetivo es conseguir que los niños piensen por sí mismos en el seno de una comunidad de investigación o cuestionamiento, pero que redujera el papel del profesor al de un mero aplicador técnico del programa”.

En FpN, el profesor recibe el nombre de facilitador, pues su función es ayudar a los niños a expresar sus ideas, pidiéndoles que las formulen aportando razones y ejemplos. Es una verdadera inversión del papel tradicional del profesor, al abandonarse cualquier actitud expositiva para convertirse en un animador del discurso de los niños: les invita a considerar

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un problema desde otra perspectiva o a construir sus ideas a partir de las aportaciones de los demás, además de llevar a cabo la importante tarea de traducir lo que los niños están diciendo y ayudarles a que expresen con claridad y de manera razonada sus ideas. Por tanto, el facilitador no expone sus propias ideas, sino que ayuda a los niños a construir las suyas propias. Es por esto que el programa de FpN se apoya de manera fundamental en la formación del profesorado a través de cursos periódicos, mediante los cuales los profesores adquieren las directrices básicas y las técnicas fundamentales para una correcta y provechosa aplicación del mismo.

Este acompañamiento del profesor a través del manual y los cursos de formación ha sido siempre una prioridad para Lipman, que entiende que sólo así se puede garantizar la “calidad” filosófica de la enseñanza.

Programa de Filosofía para Niños

¿Cómo puede realizarse tal proyecto?

El método

Formación de profesores

Razones para utilizar el programa Filosofía para Niños

El Programa de Filosofía para Niños nace a finales de los años setenta de la mano de Matthew Lipman, en el Monclair State College de Nueva Jersey. Lipman, tras considerar las deficiencias en el ámbito cognitivo y del pensamiento con que llegaban los alumnos a la Universidad, se planteó la cuestión de por qué se daban tales lagunas, tales deficiencias. Reflexionando sobre el problema de la enseñanza llegó al convencimiento de que la educación que se daba a los alumnos tendía más a enseñarles a memorizar que a ayudarles a pensar. Descubrió que tal y como estaba diseñado el curriculum se incurría en el supuesto de que el alumno aprendía por sí mismo a reflexionar, a pensar, sin que hiciera falta que nadie le mostrase cómo hacerlo, que nadie le ayudase. Por ello se planteó Lipman que, si «todas las materias presuponen que los estudiantes saben razonar, investigar y formar conceptos, pero si los estudiantes no consiguen hacer todo esto, ¿qué puede hacer el profesor para ayudarles?» (1987, página 346.)

La respuesta fue clara para él. Había que buscar la disciplina que no sólo enseñara una serie de contenidos, ni que transmitiera unos conocimientos, sino que se ocupara sobre todo dedesarrollar estas técnicas y de potenciar y perfeccionar las destrezas y capacidades cognitivas de los alumnos. Esta disciplina no puede ser otra que la filosofía, pues «las técnicas para razonar, investigar y formar conceptos que la filosofía nos proporciona aportan una calidad que es indispensable para la educación y que ninguna otra disciplina puede proporcionar» (1987, página 353). Por eso insiste en que «no podemos confiar la promoción del pensar a las disciplinas no filosóficas, sino sólo a la filosofía» (LIPMAN, Matthew, 1987,pág. 350).

Por otra parte, LIPMAN aboga por una ampliación o extensión de la

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filosofía a todos los niveles del sistema educativo. Es más, considera que la actividad filosófica —entendida como desarrollo de las capacidades cognitivas y del pensamiento correcto— no sólo puede ampliar su campo de aplicación a los primeros niveles, sino que debe ser llevada a estos niveles, «ya que las técnicas que deben utilizarse en las demás disciplinas tienen que perfeccionarse con anterioridad, la filosofía tiene que dejar de ser exclusivamente una materia de los institutos y universidades para llegar a ser también un componente de la escuela elemental; la disciplina cuyo objetivo es fomentar el pensar en las demás disciplinas» (1987, pág. 350).

Pero ¿cómo puede realizarse tan proyecto?, ¿qué propone Matthew LIPMAN para hacer filosofía con los niños? Evidentemente, no se trata, como ya comentamos, de volver a caer en los tópicos de la enseñanza de la filosofía en los institutos o primeros años de la Universidad. Pero tampoco se trata de reducir o rebajar la filosofía a simple charla de café. La principal aportación de LIPMAN consiste en la elaboración de un programa que, basado en una serie de novelas y de manuales de apoyo para el profesor, permite al mismo tiempo un desarrollo de las capacidades cognitivas y una reflexión seria y profunda, es decir, filosófica, sobre una serie de temas y conceptos fundamentales tanto para los niños como para los adultos. Lo que pretende LIPMAN es, pues, elaborar un método para enseñar a pensar, pero no sólo a pensar bien, sino sobre todo a pensar bien por sí mismo y a razonar correcta y coherentemente, tanto en su significación lógica como en su sentido ético o moral.

La base de este método será el diálogo, la investigación en cooperación, el intercambio de ideas y de pensamientos, todo ello a partir de las sugerencias personales provocadas por la lectura de tales novelas. Luego se puede decir que la finalidad de este método es, además de enseñar a pensar por uno mismo y coherentemente, llegar a formar lo que LIPMAN llama una «comunidad de investigación» una comunidad de personas dedicadas a la búsqueda de la «verdad» entendida no como un absoluto, sino como ideas y como búsqueda de «coherencia» entre el pensamiento correcto y la actuación adecuada. La «comunidad de investigación» se caracterizará, por tanto, por su intercambio, por su capacidad de comunicación, por el saber dialogar y saber escuchar, por compartir tanto unos valores e ideales como un método y una actitud concreta de respeto a los demás y a la ibertad.

Para lograr ese proyecto LIPMAN ha creado un material concreto, planificado y bien estructurado. El programa completo de Filosofía para Niños consta, por el momento, de siete novelas, y sus correspondientes manuales de apoyo, en las que los protagonistas son los niños y su vida desarrollada en situaciones y circunstancias cotidianas y próximas a las del mismo lector. Así, cada novela, o libro del alumno, plantea una serie de situaciones en las que los protagonistas, los niños, tienen aproximadamente la misma edad que el lector y por tanto, inquietudes y problemas semejantes. LIPMAN, a través estas novelas, introduce de una manera sucesiva, aunque cada novela sea monotemática y pueda ser usada independientemente, los temas, conceptos y destrezas filosóficas

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que deben desarrollarse.

La idea principal del Programa de Filosofía para Niños es la de ir trabajando con el niño desde una temprana edad, la primera novela está pensada para niños de cuatro a cinco años, e ir poco a poco potenciando sus capacidades y destrezas al mismo tiempo que se va introduciendo progresivamente, novela a novela, en discusiones y reflexiones más complejas y más profundas. El método, pues, está pensado para fomentar un desarrollo completo de la educación del alumno, comenzando a los cuatro o cinco y llegando hasta sus dieciséis o diecisiete.

La existencia de estos manuales y de estos cursillos ha sido una de las exigencias más importantes de Matthew LIPMAN y de sus colaboradores. La razón es muy simple; sólo así se puede garantizar la «calidad» filosófica de la enseñanza. Por ello se hace hincapié en la necesidad de una cierta formación filosófica, o al menos un interés real, y una «creencia» en la filosofía como la disciplina adecuada y correcta para llevar a cabo una educación de las destrezas y capacidades del razonamiento y del conocimiento. Por ello nos da «una advertencia más:algunas veces se propone que se pueden enseñar las técnicas que son especialidad de la filosofía, pero por sí mismas, no en el contexto de la filosofía. Esto puede parecer eficaz a corto plazo; pero es seguramente contraproductivo a largo plazo. Las técnicas cognitivas deben enseñarse en el contexto humanista de la filosofía; separadas de este contexto, se convierten en instrumentales y amorales» (LIPMAN, Matthew, 1985).

Razones para utilizar el programa Filosofía para Niños:

1. Por el valor intrínseco del programa: posibilita el desarrollo de las capacidades y destrezas cognitivas, así como de comprensión y análisis de los problemas que presenta tanto la realidad natural como el entorno social y familiar en que viven los niños. Asimismo, el programa dota alos niños de un vocabulario y de unos conocimientos filosóficos (adecuados obviamente a su nivel de desarrollo) que suponen un notable enriquecimiento cultural y conceptual de los mismos.

2. Por las teorías e ideas filosóficas, psicológicas y pedagógicas en que se fundamenta. Por una parte, tenemos los planteamientos acerca del desarrollo de las capacidades cognitivas y de las funciones superiores de Vygotski y posteriormente reelaboradas por Bruner. Planteamientos que tienen gran importancia en el campo pedagógico. Así, por ejemplo, las aportaciones acerca de la relación dialéctica entre «desarrollo» y «aprendizaje», y la crítica a una supeditacióndel aprendizaje al nivel actual del desarrollo, tal y como propuso Piaget, sin tener en cuenta el «desarrollo potencial», han permitido comprender cómo los límites que se imponenen la educación son restrictivos y no tienen en cuenta que, con cierta ayuda, el niño puede desarrollar capacidades y destrezas que en un principio parecerían estar más allá de su etapa actual de madurez. Por otra parte, sus aportaciones con respecto al origen social del pensamiento permiten apoyar y desarrollar un método basado en el diálogo y en el perfeccionamiento del lenguaje.

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De ahí quese haga tanto énfasis en la idea de que para pensar bien, para pensar con claridad, hay que saber hablar bien, expresarse claramente.

Con respecto a las ideas filosóficas y pedagógicas, el Programa de Filosofía para Niños se reconoce heredero fundamentalmente de las corrientes americanas del pragmatismo, sobre todo del pensamiento filosófico pedagógico de DEWEY, y, por otra parte, del análisis del lenguaje, en concreto de los planteamientos de Wittgenstein. En este sentido cabe recordar lo anteriormente dicho acerca de la importancia que el uso del lenguaje recibe en este método.

Por otro lado, el pensamiento de Dewey no sólo es importante por sus aportaciones en el orden filosófico y político —primacía de lo práctico, de la experiencia y preocupación por un orden moral y cívico democrático—, sino también por sus planteamientos pedagógicos —democratización de la escuela, cambios en la relación alumno profesor, el diálogo como método, la experiencia y la investigación en grupo, etc.—, que conducen a LIPMAN a plantear el concepto central de su Programa de Filosofía para Niños: «la comunidad de investigación».

3. Por razones prácticas, es decir, por el resultado que produce. El programa está funcionando ya desde tiempo en EE.UU., con resultados muy positivos y alentadores, y también en muchos países hispanoamericanos y europeos (Brasil, Chile, Méjico, Francia, Inglaterra y, como no, en España, donde, aparte de en Cataluña que tiene su centro autónomo, existe un Centro de Filosofía para Niños que está actualmente trabajando en numerosas ciudades). En este sentido LIPMAN nos dice que «la evidencia empírica de que la Filosofía para Niños mejora dramáticamente la capacidad de razonamiento, y esto a su vez mejora la comprensión en matemáticas y en lectura, ha provocado ya el que muchas autoridades académicas pasen del escepticismo al apoyo» (1985, pág. 11).

Como muestra final del valor e interés de este programa voy a remitirme a la opinión de R. Nickerson, de D. Perkins y de E. Smith, quienes en su obra Enseñar a pensar, tras revisar un sinfín de diferentes programas y métodos, nos dicen:

«Nuestra valoración subjetiva del Programa de Filosofía para Niños es positiva. El supuesto de que los niños son fiolósofos naturales y son capaces de pensar profundamente acerca de cuestiones de trascendencia filosófica, sobre todo si se los estimula a hacerlo, es atractivo. Sospechamos que al tomar en serio a los alumnos como pensadores cuyas ideas merecen ser compartidas y comprendidas, el programa tiene un efecto positivo sobre las actitudes de los alumnos, un efecto que puede resultar difícil de medir. Los materiales preparados para su utilización en clase tienen un amplio contenido y es probable que consigan incitar a los alumnos a entablar una discusión profunda. Sospechamos que los resultados obtenidos en clase pueden depender en gran medida de la habilidad del profesor, pero éste es un comentario que podría hacerse prácticamente sobre todos los programas que hemos

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considerado en este libro» (1987, pág. 329).

Extracto de: El Programa De Filosofía Para Niños. Juan Carlos Lago Bornstein.

En APRENDER A PENSAR nº 1, Revista Internacional de los Centros de Filosofia para Niños y para Crianças. Madrid, 1990. (Leer el artículo entero)

El programa de Filosofía para Niños llegó a España en un momento en el que la Renovación Pedagógica y el empeño en crear una escuela distinta soplaban a favor. Los años que preceden a la reforma educativa que propugnó la LOGSE coincidieron con la eclosión de una multitud de grupos y experiencias que pretendían replantear la educación. El ambiente de renovación social y política no fue ajeno a este empuje que estaba sostenido por quienes consideraban que la educación es uno de los más importantes factores de transformación social.

La reflexión que hizo Matthew Lipman fue originalmente también una reflexión transformadora, cuenta Lipman cómo el modo en el que la guerra de Vietnam afectó a las relaciones entre los medios de comunicación, las elites políticas y la sociedad, le llevó a reflexionar sobre de qué manera una sociedad educada en pautas de obediencia y falta de reflexión corría el riesgo de ser manipulada. Uno de los filósofos americanos más influyentes en el pensamiento educativo que daría lugar a Filosofía para Niños, John Dewey, ya había postulado la necesidad que las sociedades democráticas tenían de individuos con un fuerte sentido crítico.

La propuesta de Lipman atrajo el interés de algunos profesores de filosofía de educación secundaria, quienes acogieron al profesor norteamericano en un Congreso celebrado a mediados de los años 80 por la Sociedad Española de Profesores de Filosofía de Instituto (SEPFI). El interés por el proyecto de Filosofía para Niños llevó a alguno de aquellos profesores a la Universidad de Montclair, donde ejerce su magisterio Mathew Lipman y donde tiene su sede el ICPIC, el instituto creado para la investigación, desarrollo y formación del programa de Filosofía para Niños.

Ann Sharp, otra de las figuras más relevantes del programa, autora y coautora de alguno de los títulos más importantes del programa, visitó desde 1988 a 1993 España, impartiendo gratuitamente los cursos de formación en Filosofía para Niños, de los que saldrían buena parte de las personas que han estado vinculadas al programa desde entonces.

Hasta 1992 Filosofía para Niños fue una sección de la SEPFI, donde se daban cita los profesores interesados en el programa. En ese año se funda el Centro de Filosofía para Niños que comienza su labor de profundización y divulgación del programa, una labor en la que no ha estado solo, pues fueron formándose asociaciones de Filosofía para Niños en otras Comunidades Autónomas, reuniendo a los profesores de diferentes niveles

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educativos interesados en el proyecto.

Desde entonces han sido numerosos los encuentros que con carácter anual o bianual se han celebrado a propósito del programa. Encuentros, cursos e investigaciones que han sido vivero de nuevos profesionales volcados en la Filosofía para Niños, cuya actividad puede seguirse en la revista Aprender a Pensar, editada por las asociaciones de Filosofía para Niños españolas, así como en una bibliografía abundante.

Pero la historia de la asociación no es tanto una historia colectiva como la suma de historias individuales, como la suma de esfuerzos, personalidades y sensibilidades diferentes sobre de qué modo construir una sociedad más reflexiva a través de la educación, aprovechando la valiosa herramienta que Lipman y su equipo empezaron hace ya más de treinta años a fraguar.

BIBLIOGRAFIA QUE SE EMPLEARÁ EN LA EXPERIMENTACIÓN

a) Currículum del IAPC. Infantil a Bachillerato (4-18 años)

SHARP, ANN (2006): Hospital de muñecas Madrid, Ediciones De la TorreLIPMAN, Matthew (2000): Elfie. Madrid: Ed. De la Torre — (1992): Kio y Guss. Madrid: Ed. De la Torre— (1989): Pixie, Madrid, Ediciones De la Torre.— (2004) Nous. Madrid, Ediciones De la Torre— (1988): El descubrimiento de Harry, Madrid, Ediciones De la Torre.— (1988): Lisa, Madrid, Ediciones De la Torre.— (2000): Suki. Buenos aires: Manantial— (1989): Mark, Madrid, Ediciones De la Torre.— (2004): Natasha: aprender a pensar con Vygotsky: una teoría narrada en clave de ficción. Barcelona: Gedisa (Para el profesorado)TALBOT, GILBERT (1992): Félix y Sofía. Madrid: Ed. De la Torre (es una reelaboración de las novelas de Lipman, pensada en este caso para estudiantes del bachillerato o primer año de universidad)

CentroLatinoamericanodeFilosofíaparaNiños,A.C.

BrevereseñahistóricadeFilosofíaparaNiños

El CELAFIN surge en 1993 en San Cristóbal de las Casas como respuesta a las necesidades educativas y de formación de docentes en contextos de diversidad cultural, a partir de la propuesta de Filosofía para Niños creada por Mathew Lipman, con el fin de sistematizar y ofrecer servicios relacionados con el desarrollo y difusión del Programa.

Desde su inicio con Mathew Lipman, en la Universidad de Montclair, hasta su diseminación, desarrollo e implementación con diversos tipos de población en todo el mundo, Filosofía para Niños ha representado una alternativa pedagógica para la formación de personas autónomas, que sean

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capaces de pensar por sí mismas y de transformar creativamente su contexto.

La propuesta de Filosofía para Niños surge a finales de los años sesenta con la preocupación del profesor Mathew Lipman respecto a las carencias de razonamiento con las que llegaban los estudiantes universitarios con los que trabajaba en la facultad de Filosofía de la Universidad de Columbia en Nueva York.

En los trabajos escritos que le entregaban y en el modo en el que defendían sus argumentos en las discusiones de clase, se reflejaban las carencias en cuanto a su capacidad para hacer inferencias adecuadas, generalizaciones apropiadas, para hacer analogías, detectar errores de razonamiento, hacer deducciones apropiadas, etcétera. Lipman piensa desde entonces que el desarrollo del pensamiento no es algo que se pueda dejar hasta los años universitarios.

La adquisición de las herramientas necesarias para un razonamiento apropiado deben ser fomentadas desde que los niños son muy pequeños, la intención es que para cuando los estudiantes salgan del bachillerato, el pensamiento activo, independiente y reflexivo se halla convertido en un hábito para ellos.

Con esto en mente Lipman se traslada a la Universidad de Montclair donde funda el (IAPC Institute for the Advancement of Philosophy for Children), Instituto para el Desarrollo de Filosofía para Niños a fines de los años sesenta. El instituto queda constituido de manera oficial como parte de la Universidad de Montclair en 1973. Allí se le une a principios de los años setenta la doctora Ann. M. Sharp que desde entonces ha sido su más cercana colaboradora.

A fines de los años sesenta Lipman escribe una novela filosófica para niños, Harry Stottlemeirs Discovery. En Español esta novela se llama "El Descubrimiento de Filio Episteme". La intención de esta novela, así como de las que irán surgiendo posteriormente, es la de proporcionar a los estudiantes modelos de niños y adolescentes que están pensando de manera efectiva. Los personajes de las novelas son niños que están razonando juntos acerca de problemas cotidianos que encuentran en su casa, en la escuela y con sus amigos. La diferencia con otras novelas para niños es que las novelas escritas por Lipman están construidas haciendo una recapitulación de las principales ideas y conceptos filosóficos que han ido surgiendo a través del tiempo y a lo largo de la historia del ser humano. En cada novela se identifican una serie de habilidades de razonamiento que se van a estar trabajando de manera especial en dicha novela.

En torno a las habilidades desarrolla una serie de conceptos alrededor de los cuáles se irá desarrollando la trama de la novela. Actualmente el curriculum de Filosofía para Niños abarca desde preescolar hasta el bachillerato.

El Doctor Eugenio Echeverría, fundador y director del CELAFIN, se ha encargado de difundir la propuesta de Lipman en México y en otros países de Latinoamérica, mediante la formación de docentes, adaptación y publicación de materiales, entre otras actividades.

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MatthewLipman

(24 de agosto 1922 - 26 de diciembre 2010)

Fue un filósofo, educador, lógico e investigador sobre pedagogía estadounidense. Lipman fue el iniciador, el teórico y el líder en el desarrollo de la filosofía para niños. Su trabajo tuvo como objetivo promover la enseñanza generalizada de la filosofía y una adaptación del concepto de la capacidad de pensar por sí mismo. Lipman desarrolló una teoría y práctica, inspirada en el trabajo de John Dewey, que se convierte en totalmente innovadora: creación de un pensamiento racional y talleres creativos a través de una discusión filosófica (para niños o adultos). El conjunto se apoya en las novelas filosóficas ("narrativa manual") y libros ("guías didácticas"). Su primera novela filosófica, El descubrimiento de Harry Stottlemeyer, para niños de 10 años, muestra las etapas de los niños para llegar a la lógica formal.

Mucho más que permitir a los niños y a los jóvenes científicos un aumento de las habilidades académicas, la atención y el ideal de Lipman, a través de su método, es el desarrollar el pensamiento crítico, o la razón, a cada individuo ("razón" se entiende aquí en el sentido humanista de la Ilustración, como la facultad del sentido común que se opone a las pasiones y el oscurantismo). Esta razón o el pensamiento reflexivo, garantiza la libertad de pensamiento (considerado en sí mismo) y por tanto las libertades civiles que se expresan a través de la democracia (donde el bien común se realiza mediante el intercambio de ideas, el respeto y la escucha).

AnnMargaretSharp

(31 de mayo de 1942 - 2 de julio del 2010)

Se gradúa de la Universidad de New Rochelle, en Nueva York en 1963 con la licenciatura en Historia y Filosofía, con áreas de énfasis en Teología y Literatura. Después cursa una maestría en la Historia Intelectual de América y Latino América. Recibe su grado en 1966. De 1966 a 1969 estudia en la Universidad de New Hampshire y en el Union Theological Seminary en Richmond, Virginia. En 1973 obtiene su Doctorado en Filosofía de la Educación. Su tesis fue sobre la Teoría de la Educación de Nietzsche.

A partir de 1973 es directora asociada del Instituto para el Desarrollo de Filosofía para Niños en la Universidad de Montclair y la más cercana colaboradora de Matthew Lipman. Juntos elaboran y desarrollan la currícula de Filosofía para Niños.

Viajó por el mundo diseminando el programa por los cinco continentes.

Su amor por México la lleva a participar en múltiples eventos de filosofía para niños durante más de quince años, especialmente en San Cristóbal de las Casas. Aquí compra una casa en 1995, donde pasa largas temporadas, y en la misma que muere en julio del 2010.

http://celafin.org/quienes.html

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OBJETIVOS

El Centro Latinoamericano de Filosofía para Niños y Adolescentes tiene tres objetivos fundamentales.

1. Contribuir a la formación de docentes en la propuesta de Filosofía para Niños en el país y en varios países de Latinoamérica.

2. Traducir, adaptar y producir materiales para el trabajo en Filosofía para Niños y Adolescentes en México. Actualmente se han estado desarrollando materiales para el trabajo con población indígena.

3. Realizar investigación dentro del ámbito de la aplicación de Filosofía para niños y Adolescentes y otros factores dentro de los cuales el trabajo en la comunidad de diálogo tiene un impacto: auto estima, identidad, sitio de control, resiliencia, comprensión de lectura, capacidad reflexiva y analítica, etc.

FORMACIÓN DE DOCENTES

Una adecuada formación de los maestros que trabajan Filosofía para Niños es la mejor garantía para obtener los resultados esperados y minimizar los problemas en el trabajo de esta propuesta.

La formación de docentes ha sido un tema difícil desde el inicio de la introducción de Filosofía para Niños. Históricamente, parte importante de las razones para la formación del ICPIC, fueron la preparación de docentes y los criterios que debían regir para considerar a alguien capacitado para trabajar con niños, así como para capacitar docentes con el mismo propósito. Desde 1985, con la formación del ICPIC, este tema y el de la creación de centros de Filosofía para Niños han sido una constante en los encuentros oficiales de este organismo celebrados cada dos años en distintas ciudades del mundo.

A continuación se menciona lo que necesita saber un maestro interesado en llevar Filosofía para Niños a su salón de clase y más adelante se exponen algunos de los criterios necesarios e indispensables para ser formador de docentes en Filosofía para Niños.

Una de las preguntas más comunes cuando se prepara a los maestros para trabajar en Filosofía para Niños es: ¿Tenemos que saber filosofía? ¿Qué tanta filosofía tengo que saber? A mí nunca me gustó la filosofía, ni la entiendo, ¿cómo les voy a enseñar eso a los niños? La respuesta es que sería deseable que el maestro tuviera conocimientos filosóficos básicos; sin embargo, no es indispensable ni lo más importante en su trabajo. Hemos conocido maestros que saben bastante filosofía, pero no son capaces de trabajar con niños y les cuesta mucho trabajo facilitar una comunidad de diálogo filosófico. Más que saber filosofía, es importante que el docente sea sensible hacia la dimensión filosófica de la experiencia de los niños con los que trabaja. Esta sensibilidad implica detectar en los comentarios de los estudiantes aquellos que poseen una veta filosófica y a través de las preguntas adecuadas ayudar al grupo a explotar dicha veta. Por ejemplo, los niños pueden discutir si es bueno que haya zoológicos o si sería mejor que los animales vivieran en libertad. Uno de ellos puede comentar que es bueno porque así se conservan las especies en peligro de extinción.  Otro argumentaría por las ventajas de que estuvieran libres en su hábitat.

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El maestro que busca llevar el diálogo a un nivel más filosófico sabrá que aquí es conveniente preguntar al grupo: ¿Cómo sabemos cuando algo es bueno o no? ¿En qué nos basamos para juzgar algo bueno o malo? ¿Qué ventajas y desventajas hay en el hecho de que haya zoológicos? Otra situación es que los niños manifiesten incomodidad porque la escuela no suspendió clases en un día festivo y otras sí lo hicieron. Al decir, “es que no es justo que tengamos clase y otras escuelas no”, el maestro con sensibilidad filosófica podrá preguntar: Según ustedes, ¿qué es lo que hace justo a algo?

También es importante aclarar que más que hablar de filósofos y escuelas, teorías y corrientes filosóficas, el maestro de Filosofía para Niños les imparte filosofía y ellos descubren y desarrollan, el hacer filosofía con su maestro, la dimensión filosófica de sus vidas.

Debido a la ausencia de nombres, fechas y vocabulario técnico de la filosofía tradicional, los niños son libres de pensar en la filosofía y en la práctica de la filosofía de una manera que se relaciona con sus propias ideas, intereses y experiencias. La meta es ayudarlos a moverse de lo rutinario a lo reflexivo, de lo que no se ha considerado a lo que sí se toma en cuenta, del pensamiento cotidiano al pensamiento crítico.

El docente no habla con ellos de lo que plantearon Kant o Descartes, pero sí puede discutir sobre si debemos pensar qué pasaría si todo el mundo actuara como nosotros o si existe un mundo objetivo, independientemente de que yo lo piense o no.