La figura del e-Tutor perfil, competencias y actualización profesional

Mario RottaMario Rotta

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Mario RottaLa figura del e-Tutor: perfil, competencias y formación profesional en el escenario italiano

El e-tutor o e-moderador tiene un rol clave en la evolución del concepto mismo del e-learning…

Ya en las primeras experiencias de enseñanza / aprendizaje en red, en realidad, surgió la necesidad de un “factor humano”, para evitar que la innovación resultara demasiado desequilibrada hacia el aspecto tecnológico.


En las experiencias más orientadas a la involucración activa de los asistentes a los procesos de aprendizaje online (y en particular en el perfil de “wrap around” y “collaborative”) la necesidad de roles de “garantía”, “soporte” y “facilitación” surgieron obviamente en modo aún más claro...


En Italia el perfil profesional del e-tutor fue analizado en toda su complejidad desde los primeros estudios especializados (Calvani y Rotta, 2000): las primeras investigaciones insisten en las “acciones” respecto al contexto y a los modelos en los que es involucrado.


Por lo tanto, el perfil profesional del e-tutor fue articulado sobre la base de 3 roles:· Instructor,· Facilitador,· Moderador / animador.Esta articulación es ampliamente aceptada en la literatura y en la praxis y ha representado el modelo sobre el cuál se concentran los primeros proyectos sobre la formación profesional de los e-tutor.


Típicamente la articulación basada en el rol entra en relación con los escenarios del e-learning, el perfil de los procesos formativos, las metodologías, los modelos didácticos y las diversas tipología de cursos online…


La esquematización derivada, en realidad, hoy no es suficiente para expresar el perfil del e-tutor en relación a escenarios siempre más complejos y “abiertos” del e-learning. Por lo tanto se ha orientado hacia la definición de una figura profesional del e-tutor de “segunda generación ”.


En parte, el debate, se ha concentrado también en la diferencia conceptual entre el e-tutor y e-teacher , o bien sobre la exigencia de distinguir un tutor más orientado a la gestión de los procesos y un tutor más orientado al soporte didáctico sobre los contenidos.


Pero en este momento se tiende a articular el rol del e-tutor sobre una base “funcional”, o sea identificando por lo tanto primariamente las “funciones ” (y no las acciones) que el e-tutor puede asumir en relación a lo que piden o implican el escenario y el contexto operativo.


En el modelo de Denis (2004), por ejemplo, el e-tutor asume 11 funciones posibles:1. Content Facilitator2. Metacognition Facilitator3. Process Facilitator4. Advisor / Counselor5. Assessor6. Technologist7. Resource Provider8. Manager / Administrator9. Designer10. Co-learner11. Researcher


Aún así se considera (Rotta 2005, proyecto AIF) que el e-tutor pueda / deba asumir también algunas funciones adicionales, sobre todo asumiendo la necesidad de e-tutoring en los grupos informales de aprendizaje o en las comunidades 2.0:· Animador (o facilitador) de comunidad· Entrenador / master· Sostenedor / mentor (supporter, o trainer)


Los proyectos más recientes se orientan a la descripción de las competencias de los e-tutor, a la definición de los programas formativos y a la acreditación o la certificación de la figura profesional sobre la que se soportan estas definiciones.


En Italia, en particular en el ámbito AIF, se tuvo en cuenta el debate que ha llevado a la actual definición de campo del concepto de e-tutoring, configurando un esquema de competencias y certificación más articulado y abierto, en línea con las tendencias internacionales…


El resultado del trabajo desarrollado aparece como una articulación del perfil profesional en dos niveles:· E-Tutor “de base” (competencias transversales )· E-Tutor “especializado”, de acuerdo a tres perfiles ulteriores:

i. E-T especializado en management de community ;ii. E-T especializado en management didático ;iii. E-T especializado en ámbito disciplinario .


Por lo tanto se configura el problema sobre como orientar y dirigir las políticas de formación de los e-tutor, una discusión que actualmente están afrontando también distintos proyectos europeos, entre los cuales ISEyTT (etutorportal).


En Italia la formación de los e-tutor no es todavía objeto de estandarización, aún cuando numerosas universidades (entre ellas Florencia, Venecia, Padua, Génova, Turín y otras) programan y erogan cursos específicos post-lauream y algunas grandes organizaciones (de parte de las Administraciones Públicas y de la banca) han iniciado políticas de actualización para impulsar los propios formadores a convertirse en e-tutor.


Es imaginable que se invierta todavía mucho en esta dirección: el decreto del Ministerio de la Investigación sobre la acreditación de los cursos online de las universidades y de las agencias para la formación superior (18 enero 2008) recuerda justamente que: “las universidades que activan cursos de estudio a distancia deberán instituir “programas de formación de e-tutor que, además de la competencia disciplinaria adquirida, posean competencias tecnológicas, pedagógicas y organizativo – gestionales”.


Aparece, por lo tanto el problema sobre como definir y configurar políticas “actuales” para la formación de los e-tutor, que tengan en cuenta todas las instancias y complejidades de la figura profesional.


Observando los principales modelos de referencia (Salmon, 2000; Kemshal-Bell, 2001; Denis, 2003, Rotta e Ranieri, 2005) surge en modo claro que se aprende a convertirse en e-tutor, más allá que a través de recorridos formales , a través del aprendizaje informal , madurando la necesaria experiencia en el campo, exponiéndose con las mejores prácticas , acumulando una sucesión de casos suficientemente amplia.


Una política eficaz para la formación de e-tutor “profesionales” debería consistir, más allá que en la erogación de programas formativos específicos, en planos de formación continua y en acciones orientadas al reconocimiento de las competencias adquiridas gracias a la experiencia .


Surge un modelo de recorrido formativo articulado en 7 fases:· Activación (evaluación de pre-requisitos);· Reflexión crítica (análisis de casos);· Consolidación (competencias “core”);· Modelación (estudio de estrategias);· Simulación;· Aprendizaje (soportar un e-tutor experto);· Formación continua (mejores prácticas).


La mayor parte de los programas de formación responde a las instancias propuestas en las primeras 5 fases, pero resulta más difícil individuar oportunidades de aprendizaje y formación continua para e-tutor que puedan desear perfeccionarse o enriquecer su background de competencias.


Entre las estrategias para la formación continua surgen tanto las prácticas estructuradas de coordinación de grupos de e-tutor , dedicados a proyectos específicos, como los perfiles más informales, orientados a la activación de grupos de discusión abiertos y de comunidades profesionales .


En las prácticas estructuradas de coordinación, los e-tutor más expertos operan en modo de colaboración discutiendo las estratégicas de soporte a aplicar en los recorridos formativos que continuarán.


Ejemplo: Proyecto Giunti Scuola , experiencia Did@TIC

Antes de iniciar los cursos, algunos e-tutor expertos guían las clases piloto monitoreando el proceso y produciendo report útiles para poner a punto estratégicas iniciales de soporte a los estudiantes. Las hipótesis para la solución de los problemas se encuentran en forma compartida y son reelaboradas por los e-tutor: cada e-tutor planifica su acción optimizando una “agenda”detallada de acciones eficaces, e-tivities y modelos de monitoreo. En estos modelos los e-tutor se configuran de hecho como “empowerment team”: las mejores prácticas identificadas y los casos de ejemplo se convierten en patrimonio común y son utilizados como ideas de guía para una planificación estratégica más eficaz o como base para entrenar e-tutor menos expertos (coaching).


La importancia de la “colaboración activa ” entre los e-tutor fue evidenciada también en los casos de estudio analizados por el grupo OTIS (Cornelius e Higgison, 2000-2004). Se considera importante también la potenciación del valor del “capital humano ” representado por los e-tutor en un proyecto formativo (Daniel, 2003).


Así se están delineando también las opciones para la formación continua de los e-tutor: por ejemplo, comienzan a tomar forma las primeras verdaderas “comunidades profesionales ” de e-tutor. Tendencialmente se trata de social networks orientadas al llamado web 2.0, con algunas diferencias significativas respecto a las comunidades espontáneas o a las asociaciones profesionales.


Ejemplo: etutorcommunity.org

Se basa en la interacción abierta entre participantes, así como en la integración de espacios e instrumentos más estructurados, funcionales en la potenciación del e-tutor respecto a los escenarios en los que puede operar como profesional. El e-tutor puede “relatar” su propia vida profesional a través de una ficha-portfolio detallada, orientada hacia la auto-evaluación de los conocimientos y agregando un blog a su página. También pueden contribuir en forma colaborativa con las comunidades profesionales enriqueciendo una knowledge base de recursos útiles (libros, e-books, podcast, feeds…), sugiriendo soluciones a problemas expuestos por colegas, integrando reflexiones ya iniciadas, construyendo una red propia de relaciones “privilegiadas”…


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Además se pueden efectuar investigaciones muy dirigidas: sabiendo que hoy en día es difícil encontrar un e-tutor “genérico”que pueda resultar verdaderamente útile y que, en vez de esto (asumiendo que es más importante configurar y valorizar e-tutor “especializados”) se ha considerado oportuno privilegiar la identificación de los e-tutor sobre la base de los ámbitos operativos, las competencias disciplinarias e incluso respecto a las capacidades de gestionar modalidades específicas de e-learning, desde los modelos más erogacionales, hasta la animación de grupos de colaboración. Además, así se introdujo una figura de usuario complementario, el e-seeker: quién puede encontrar e-tutor para ser asignados en proyectos específicos publicando “anuncios” y dejando comentarios sobre la calidad de los e-tutor reclutados entre los componentes de la comunidad…


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Aún cuando todavía no es el momento para evaluar el impacto de estas nuevas modalidades de acercamiento al problema de la formación de los e-tutor, ya se puede afirmar que a través de estas experiencias el e-tutor asume una connotación definitiva, acreditándose de hecho como “profesional” del e-learning.


Si la historia del e-learning ha visto al e-tutor entre sus protagonistas, el futuro re.comienza a partir del e-tutor. Se tratará de un e-tutor distinto, más completo, capaz de interpretar en modo flexible más roles y de aplicar competencias variadas de acuerdo a los objetivos formativos que su acción de soporte pueda ayudar a alcanzar. De todos modos será una figura determinante.


Discusión abierta...Mario Rotta <[email protected]>


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