La familia microempresaria y sus necesidades de crédito

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La Familia Microempresaria y sus Necesidades de Crédito Por Fredis Pereira La realidad de la familia salvadoreña es dinámica y debe ser conocida con alguna precisión, para abordar adecuadamente sus problemas y necesidades, desde la intervención pública y privada. La familia microempresaria, al estar vinculada a sectores marginados y empobrecidos, merece especial atención. Por tanto conocer sus necesidades en general debe ser una apuesta constante. Sin embargo, teniendo conciencia de la amplitud de este ámbito y de su dinámica, orientaré el análisis hacia las necesidades de crédito; comprender esto es importante, pues solo para el año de 1999 se estimaba que más 450 mil hogares en El Salvador realizaban algún tipo de actividad microempresarial 1 , entonces hablamos de un importante segmento de la población salvadoreña, si consideramos que cada familia tiene en promedio cinco miembros. Ahora bien, para comprender las necesidades de crédito de una familia se debe profundizar en la dinámica de las finanzas familiares, es decir de donde vienen sus ingresos y los destinos que tienen. En el año de 2011, se estimaba que una familia promedio podría tener ingresos de alrededor de 486 dólares y los gastos familiares podrían rondar los 360 dólares 2 . Las familias microempresarias tienen como principal fuente de ingresos, su negocio, solo en el año de 1999 alrededor del 56 % de las familias encuestadas declararon que sus negocios eran su principal fuente de ingresos. En cada familia puede haber más de un miembro que aporte con sus ingresos, sin embargo en las familias microempresarias, el 65% reconoce que el microempresario o microempresaria es quien hace el principal aporte. Otro fuente de ingreso, son las remesas familiares, en promedio una familia puede recibir alrededor de los 170 dólares mensuales 3 ; sin embargo, estos ingresos no están disponibles para todas las familias, en general solo el 20% de la población recibe remesas, se considera que una persona en promedio puede recibir 47.13 dólares en concepto de remesas. Este patrón de ingresos también es cierto para las familias microempresarias. Las finanzas familiares si bien para efectos de análisis se hace esfuerzo por segregar las fuentes de ingreso en torno al negocio y sus destinos; la práctica de las familias es no distinguirlo, debido a que no cuenta con una contabilidad que les permita llevar esos controles y la segregación de fondos. Esto puede estar relacionado con la escasa educación que tiene la mayoría de microempresarios y la otra razón podría ser la deficiente liquidez. En tal sentido los ingresos se destinan para sufragar los gastos emergentes, sin distinguir si tiene fines productivos, inversión en capital humano o simplemente para el consumo. 1 CONAMYPE, Características del Sector Miempresarial Salvadoreño, 199 2 Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples 2011 3 Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples 2011

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La Familia Microempresaria y sus Necesidades de Crédito Por Fredis Pereira

La realidad de la familia salvadoreña es dinámica y debe ser conocida con alguna precisión, para

abordar adecuadamente sus problemas y necesidades, desde la intervención pública y privada. La

familia microempresaria, al estar vinculada a sectores marginados y empobrecidos, merece

especial atención. Por tanto conocer sus necesidades en general debe ser una apuesta constante.

Sin embargo, teniendo conciencia de la amplitud de este ámbito y de su dinámica, orientaré el

análisis hacia las necesidades de crédito; comprender esto es importante, pues solo para el año de

1999 se estimaba que más 450 mil hogares en El Salvador realizaban algún tipo de actividad

microempresarial1, entonces hablamos de un importante segmento de la población salvadoreña, si

consideramos que cada familia tiene en promedio cinco miembros.

Ahora bien, para comprender las necesidades de crédito de una familia se debe profundizar en la

dinámica de las finanzas familiares, es decir de donde vienen sus ingresos y los destinos que

tienen. En el año de 2011, se estimaba que una familia promedio podría tener ingresos de

alrededor de 486 dólares y los gastos familiares podrían rondar los 360 dólares2.

Las familias microempresarias tienen como principal fuente de ingresos, su negocio, solo en el año

de 1999 alrededor del 56 % de las familias encuestadas declararon que sus negocios eran su

principal fuente de ingresos. En cada familia puede haber más de un miembro que aporte con sus

ingresos, sin embargo en las familias microempresarias, el 65% reconoce que el microempresario

o microempresaria es quien hace el principal aporte.

Otro fuente de ingreso, son las remesas familiares, en promedio una familia puede recibir

alrededor de los 170 dólares mensuales3; sin embargo, estos ingresos no están disponibles para

todas las familias, en general solo el 20% de la población recibe remesas, se considera que una

persona en promedio puede recibir 47.13 dólares en concepto de remesas. Este patrón de

ingresos también es cierto para las familias microempresarias.

Las finanzas familiares si bien para efectos de análisis se hace esfuerzo por segregar las fuentes de

ingreso en torno al negocio y sus destinos; la práctica de las familias es no distinguirlo, debido a

que no cuenta con una contabilidad que les permita llevar esos controles y la segregación de

fondos. Esto puede estar relacionado con la escasa educación que tiene la mayoría de

microempresarios y la otra razón podría ser la deficiente liquidez. En tal sentido los ingresos se

destinan para sufragar los gastos emergentes, sin distinguir si tiene fines productivos, inversión en

capital humano o simplemente para el consumo.

1 CONAMYPE, Características del Sector Miempresarial Salvadoreño, 199

2 Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples 2011

3 Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples 2011

Siguiendo la dinámica de los egresos de las familias, se tiene información sobre algunos patrones

de egreso. El 83% de las familias del área urbana destinaron las remesas familiares al consumo

(EHPM2011), mientras las familias rurales, el 89% le dio ese destino; esto puede explicarse entre

otras razones, por el estado de precariedad en que viven las familias receptoras de remesas, dado

que el 32 % vive en condiciones de pobreza; por tal razón el consumo no debe ser visto como un

consumo suntuario, sino como un consumo vital que le permite satisfacer sus necesidades básicas

de subsistencia e interacción familiar; sin embargo, es alentador saber que otro destino

importante de los ingresos por remesas es financiar la educación, que a la poste traerá réditos en

términos de capital humano dentro de las familias. El uso de las remesas para el negocio ha sido

mínimo, en el año de 1999 al consultar a las familias microempresarias, solo 2.1% reporto que

usaba las remesas para el negocio.

En general el comportamiento del gasto familiar está destinado al consumo, considerando que el

mayor porcentaje de familia, han destinado sus ingresos a gastos en alimentación, artículos de

higiene y lavandería, pago de servicios básicos, transporte, y al pago de medicina y servicios

médicos.

Ahora bien, en condiciones de solvencia financiera, las familias pueden ahorrar, sin embargo las

familias microempresarias por su situación de escasa liquidez, poco o nada destina al ahorro, las

familias emprendedoras por cesantía o por voluntad, toman sus ahorros como capital inicial para

emprender sus negocios, pero la mayoría de los microempresarios no son voluntad, sino por

motivo de no tener una alternativa viable de ingresos estables, que les permita subsistir. En tal

sentido, si bien los emprendedores que vienen de ser empleados, pueden tener ahorros en la

etapa de inicio del negocio, esta situación cambia pronto, ya que en general las microempresas

carecen de capacidad de ahorrar; por mencionar un dato, en el año de 2001, solo el 8,6%4

reportaron tener capacidad de ahorrar, esta realidad tiene ciertas variaciones según el área

geográfica, género, nivel de productividad y si es patrono o por cuenta propia, siendo las

microempresas que tienen empleados las que más capacidad de ahorro reportan. Esta situación

reduce las posibilidades de reinversión, mejora de la competitividad y el potencial de crecimiento

de las iniciativas.

Una vez observada la realidad financiera de las familias microempresarias, en cuanto su escasa

liquidez en todas las etapas del desarrollo del negocio, es evidente entonces, la necesidad de

financiamiento. Las necesidades así, no pueden existir sin algún mecanismo de suministro o

fuentes de ofertas que respondan a la demanda. Tradicionalmente han sido medios informales los

que han dado respuesta en alguna medida; sin embargo, es alentador ver que en las últimas

cuatro décadas las microempresas han visto mejorado esta situación de las fuentes potenciales de

financiamiento, gracias a la dinámica internacional, la fuerza de la sociedad civil, la organización

del sector y la respuesta con diversas iniciativas del gobierno de El Salvador. No obstante, falta

mucho para lograr una cobertura total a las demandas legítimas de financiamiento.

4 CONAMYPE, Estudio de Evolución del Sector Microempresa 1999-2001

La pretensión de lograr cubrir esta brecha que existe entre la demanda y la oferte de crédito, no es

fácil, debido al alto riesgo que significa financiar al sector; sin embargo los réditos en términos

económicos y sociales, justifican la intervención con líneas de créditos abiertas de forma sostenida

para el sector de la microempresa.

La financiación de las familias microempresarias debe ser holística, para poder hacer viable sus

iniciativas empresariales y para cubrir sus necesidades, en tal suerte que no tenga que recurrir a

las fuentes informales que laceran la economía familiar y que puede poner en riesgo el pago de los

créditos con el sector formal. La oferta de una línea restringida de crédito, que puede obedecer a

razones muy positivas, puede acarrear que las familias microempresarias tengan la necesidad de

recurrir a otra fuente con mayor flexibilidad o cobertura en cuanto a líneas de crédito; en el mejor

de los casos a otra institución del sector formal (regulado o no regulada), y en otros casos a

sectores informales.

Las necesidades de crédito, si bien son evidentes desde el punto de vista técnico, muchas familias

microempresarias no lo solicitan por diversos motivos, como aversión al riesgo, creen que no les

hace falta, tienen prejuicios, carecen de garantías, no existe una oferta que se ajuste a su

necesidad, o los trámites les parecen demasiado engorrosos. Además de esto, las microempresas

enfrentas algunos obstáculos que deben ser removidos, como son la marginación por su ubicación

geográfica, la exclusión por el nivel de productividad de la empresa, y la falta de experiencia en el

negocio.

Las microempresas con mayor exclusión son las microempresas de subsistencia del nivel I, esto

por razones obvias como el alto riesgo y el elevado costo de gestión de la cartera. Sin embargo, es

sabido que las microempresas del sector de subsistencia, son las que mayormente se componen el

sector, y que buena parte de estas tienen ganancias menores al salario mínimo, y sus propietarios

son parte de la población empobrecida, que debe ser atendida con urgencia para garantizar sus

derechos humanos.

Las necesidades de crédito de la familia microempresaria, están orientadas a la compra de

mercancías, materia prima, compra de maquinaria y herramientas, es decir, a la inyección de

capital de trabajo y la formación de capital fijo. Estos destinos son vitales para el buen

funcionamiento y crecimiento del negocio, pero también es importante que tenga a su disposición

líneas de crédito, que no sean directamente para el negocio, pero que si estarías destinados a

disminuir el riesgo de fracaso, uno de ellos debe ser el destinado a cubrir emergencia o gastos no

recurrentes relacionadas con la salud, otro el destinado al mejoramiento de la vivienda con el

propósito de reducir la vulnerabilidad a las enfermedades de tipo respiratoria como el asma; así

como estos ejemplos, se pueden encontrar otros destinos similares, que aunque no sean para

capital de trabajo o para la formación de capital, si es importante el suministro de estos créditos

para reducir el riesgo crediticio, ya que si se reduce el riego de las enfermedades en la familia, la

probabilidad de egresos por esta causa disminuye y como consecuencia también la probabilidad

de que las familias usen el los fondos destinados al pago del crédito para pago de servicios de

salud o que tengan que recurrir a fuentes informales de financiamiento, que escapan del control.

En conclusión la atención de las necesidades de créditos, debe ser flexible para encontrar formas

innovadoras que permitan atender las necesidades de las familias microempresarias, superando la

visión tradicional de la banca, que restringe las líneas de créditos a sectores más rentables, y

considerando que las finanzas familiares son dinámicas y que no están segregadas, y por como

pasa en negocios más desarrollados, es decir que los riesgo que afectan el bienestar de la familia,

también afectan el bienestar del negocio y viceversa.