La escolastica tardia

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3.6. LA ESCOLASTICA TARDIA (Xlll – XlV d.c.): La formación de grandes sistemas en el siglo Xlll significa el punto culminante y fin de un proceso. Pero los sistemas encerraban grandes problemas. Sus presupuestos tenían que ser sometidos a comprobación crítica, algunas de sus partes debían elaborarse y pulirse. Finalmente fue necesario esquematizar la masa de material para los principiantes. La escolástica tardía se sintió vinculada especialmente a los sistemas de Tomás de Aquino, Juan Duns Escoto y Guillermo de Ockham, pero también a la teología de Agustín, de Buenaventura, de Alberto Magno y del Pseudo- Dionisio, teología que ella estudió mediante el esfuerzo comunitario de «escuelas» enteras. No pueden trazarse límites rigurosos ni entre la alta escolástica y la escolástica tardía, ni entre los sistemas de las diversas escuelas. Esencialmente se pueden distinguir tres sistemas de escuela: el tomismo, el escotismo y el nominalismo de Ockham. Pero también cabe citar un número mayor de escuelas, así, además de las mencionadas: la escuela agustiniana, la escuela de los carmelitas y la escuela de los cistercienses. Esta vertiente incorpora el pensamiento aristotélico, pero con marcado tinte voluntarista y nominalista y a raíz de esta postura surge una nueva tendencia de los “MISTICOS” , quienes apelan a la contemplación par recuperar la unidad perdida que la dialéctica no podía garantizar. Se vio ante numerosas y dispares tareas, que ella resolvió con habilidad muy diversa en cada caso y con abundancia de sentencias en torno a los problemas. En muchos aspectos puso en marcha la evolución del futuro. Se llegó a la formación de escuelas sobre todo por el hecho de que un bando impugnó a un maestro y, como reacción, salió en defensa suya una orden religiosa. Por tanto la formación de escuelas estaba de antemano bajo el signo de la crítica y de la defensa. Así se desarrollaron tendencias críticas y tendencias a la afirmación del sistema que dominaron decisivamente toda la época. Los esfuerzos críticos del tiempo se referían tanto al campo histórico como al lógico. Fue un óbice para el desarrollo de

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3.6. LA ESCOLASTICA TARDIA (Xlll – XlV d.c.):La formación de grandes sistemas en el siglo Xlll significa el punto culminante y fin de un proceso. Pero los sistemas encerraban grandes problemas. Sus presupuestos tenían que ser sometidos a comprobación crítica, algunas de sus partes debían elaborarse y pulirse. Finalmente fue necesario esquematizar la masa de material para los principiantes. La escolástica tardía se sintió vinculada especialmente a los sistemas de Tomás de Aquino, Juan Duns Escoto y Guillermo de Ockham, pero también a la teología de Agustín, de Buenaventura, de Alberto Magno y del Pseudo-Dionisio, teología que ella estudió mediante el esfuerzo comunitario de «escuelas» enteras.No pueden trazarse límites rigurosos ni entre la alta escolástica y la escolástica tardía, ni entre los sistemas de las diversas escuelas. Esencialmente se pueden distinguir tres sistemas de escuela: el tomismo, el escotismo y el nominalismo de Ockham. Pero también cabe citar un número mayor de escuelas, así, además de las mencionadas: la escuela agustiniana, la escuela de los carmelitas y la escuela de los cistercienses.Esta vertiente incorpora el pensamiento aristotélico, pero con marcado tinte voluntarista y nominalista y a raíz de esta postura surge una nueva tendencia de los “MISTICOS”, quienes apelan a la contemplación par recuperar la unidad perdida que la dialéctica no podía garantizar.Se vio ante numerosas y dispares tareas, que ella resolvió con habilidad muy diversa en cada caso y con abundancia de sentencias en torno a los problemas. En muchos aspectos puso en marcha la evolución del futuro.Se llegó a la formación de escuelas sobre todo por el hecho de que un bando impugnó a un maestro y, como reacción, salió en defensa suya una orden religiosa. Por tanto la formación de escuelas estaba de antemano bajo el signo de la crítica y de la defensa. Así se desarrollaron tendencias críticas y tendencias a la afirmación del sistema que dominaron decisivamente toda la época.Los esfuerzos críticos del tiempo se referían tanto al campo histórico como al lógico. Fue un óbice para el desarrollo de la crítica histórica el hecho de que, a partir de Alberto Magno y Tomás de Aquino, el pensamiento medieval tuviera una «orientación esencialmente aristotélica». Pues, en efecto, el aristotelismo por su teoría de la ciencia niega que la historia pueda ser objeto de una ciencia.Dentro de la dirección histórico-crítica son representativos los teólogos agustinos, los cuales no estaban tan fuertemente bajo la influencia de Aristóteles. De todos modos, en los teólogos de este tiempo hallamos con frecuencia un dominio sorprendente de las fuentes patrísticas y escolásticas. En la confusión política y eclesiástica de finales de la edad media se perdió este núcleo de saber histórico.La tendencia lógico-crítica alcanzó de tal modo el predominio frente a lo histórico crítica, que en gran parte ella marcó el sello característico en la escolástica de finales de la edad media. Para esta evolución revistió especial importancia el sistema de Guillermo de Ockham.La crítica de Lutero a la escolástica tardía se dirigió no sólo contra el ockhamismo y el aristotelismo de la misma, sino en parte muy considerable también contra las obras pastorales redactadas a la manera escolástica.3.6.1. Juan Duns Escoto: (Doctor sutil) (1266 – 1308 d.c.)

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Monje franciscano, figura preeminente de la escolástica medieval. Nació en Escocia, enseñó en las Universidades de Oxford y de París. Según palabras de Marx, Duns Escoto «... hizo que la teología misma preconizara el materialismo». Criticó duramente al tomismo. A diferencia de Tomás de Aquino, tendía a separar la filosofía de la teología, demostraba la imposibilidad de fundamentar racionalmente la idea de la creación partiendo de la nada, reconocía que la razón se hallaba en dependencia de la voluntad. Dios, según lo concibe Escoto, es la libertad absoluta. En la discusión medieval sobre los universales, Duns Escoto era partidario del “NOMINALISMO” (Esta corriente de pensamiento afirmaba que no son seres ni entidades concretos, sino meras abstracciones, sonidos de la voz).Duns Escoto analizó con precisión los conceptos de causalidad y posibilidad en un intento de establecer una prueba rigurosa de la existencia de Dios, el ser primero e infinito. No obstante, mantenía que para conocer la verdad en toda su amplitud y cumplir con el propio destino eterno, el individuo no debe limitarse a hacer uso de las intuiciones derivadas del conocimiento natural o de la filosofía, sino que también debe intentar conocer y aceptar la revelación divina. La revelación complementa y perfecciona el conocimiento natural y, en consecuencia, no puede haber contradicción entre ellos. Para Duns Escoto, teología y filosofía son disciplinas distintas y separadas; sin embargo, se complementan, porque la teología recurre a la filosofía como una herramienta. En su opinión, el interés primordial de la teología es Dios, considerado desde el punto de vista de Su propia naturaleza, mientras que la filosofía sólo apela a Dios en la medida en que Él es la causa primera de las cosas. Al considerar la naturaleza de la teología como una ciencia, sin embargo, se apartó de forma clara de su precursor, santo Tomás de Aquino. Mientras éste definía la teología, primero y ante todo, como una disciplina especulativa, Duns Escoto abordaba la teología como una ciencia práctica, interesada en cuestiones teóricas sólo en la medida en que éstas se plantean como fin el salvar almas a través de la revelación. Argumentó que mediante la fe una persona puede conocer con absoluta certeza que el alma es incorruptible e inmortal; la razón puede argumentar con verosimilitud la existencia de tales cualidades del alma, pero no puede probar que existan con exactitud.Al igual que santo Tomás, Escoto fue un realista de la filosofía, pero se distinguía de éste en ciertas materias básicas. El principal punto de diferencia entre ellos está relacionado con sus ideas de la percepción. Duns Escoto mantenía que una comprensión directa, intuitiva, de las cosas concretas se obtiene tanto a través del intelecto como de los sentidos. Aquino, por su parte, sostenía que el intelecto no conoce por sí mismo la singularidad de las cosas materiales sino sólo las naturalezas universales abstraídas a su vez de las percepciones.Duns Escoto afirmaba que los universales no tienen una existencia separada de la mente humana, sino que cada cosa separada o “singular” posee una naturaleza distinta hacia el exterior que comparte con otras cosas de la misma clase. Duns Escoto fue uno de los más profundos y refinados teólogos y filósofos escolásticos de la edad media.Para este pensador la razón y la fe son dos caminos distintos.3.6.2. Guillermo de Ockham: (Nominalismo) (1285 – 1349 d.c.)Nació en Surrey, Inglaterra. Entró en la orden de los franciscanos y estudió y enseñó en la Universidad de Oxford desde 1309 hasta 1319. Ockham ha sido

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llamado «el mayor nominalista que jamás vivió» y junto con Duns Scoto, su homólogo en el bando realista, una de las dos «mentes especulativas más grandes de la edad media», así como «dos de los metafísicos más profundos que jamás vivieron». Una importante contribución que hizo a la ciencia y cultura intelectual modernas fue mediante el principio de parsimonia en la explicación y construcción de teorías, lo que llegó a conocerse como «Navaja de Ockham». Esta máxima, según la interpretó Bertrand Russell, establece que si un fenómeno puede explicarse sin suponer entidad hipotética alguna, no hay motivo para suponerla. Es decir, siempre debe optarse por una explicación en términos del menor número posible de causas, factores o variables.La navaja de Ockham, principio de economía o principio de parsimonia, es un principio filosófico según el cual han de preferirse las teorías más simples a las más complejas. O más precisamente, cuando dos teorías tienen las mismas consecuencias, debe preferirse la teoría más simple a la más compleja. Qué ha de tenerse en cuenta para medir la simplicidad, sin embargo, es una cuestión ambigua. Quizás la propuesta más conocida sea la que sugirió el mismo Ockham: cuando dos teorías tienen las mismas consecuencias, debe preferirse la teoría que postule la menor cantidad de (tipos de) entidades. Otra manera de medir la simplicidad, sin embargo, podría ser por el número de axiomas de la teoría. Conocido como Doctor Invincibilis (en latín, ‘Doctor invencible’) y Venerabilis Inceptor (en latín, ‘Venerable iniciador’), filósofo inglés y teólogo escolástico, considerado el mayor representante de la escuela nominalista, la más consistente y directa rival de las escuelas tomista y escotista. Ockham alcanzó la fama como alguien que aplicó la “LÓGICA” de forma rigurosa para mostrar que muchas creencias de los filósofos cristianos (por ejemplo que Dios es uno, omnipotente, creador de todas las cosas, y que el alma humana es inmortal) no se podían probar mediante la razón filosófica o natural, sino tan sólo a través de la revelación divina. Su nombre se atribuye al principio de economía en lógica formal, conocido como ‘la navaja de Ockham’, según la cual las entidades no tienen que ser multiplicadas sin necesidad.Se inclina por lo concreto y lo particular y la negación de los universales como realidad, la fundamenta en el hecho de que solo existe el individuo.En teología, Guillermo afirmó que no es necesario postular más entes de los necesarios:"[...] en teología, no postular más que aquellos que exija el dogma; en filosofía (metafísica), aquellos que la razón necesite".La distinción entre la razón y la fe se convierte, por lo tanto, en separación, y aún en oposición, entre ambas, lo que conducirá a Occam a una posición mística y "anti-teológica" en los temas de la fe, y a una posición radicalmente empirista en lo concerniente a los temas de la razón. La autonomía de la razón con respecto a la fe proclamada por santo Tomás se convierte en una independencia absoluta, lo que tiene importantes consecuencias en el campo filosófico y teológico en el que se moverá Occam.3.6.3. El maestro Eckhart: (Misticismo especulativo) (1260 – 1328 d.c.)Johannes Eckhart, su verdadero nombre, nació en Hochheim en el seno de una familia de noble condición. Ingresó en la Orden de Predicadores a los 15 años (edad a la que entró en el monasterio de Erfurt) y, ya como miembro de la misma,

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prosiguió sus estudios teológicos en Colonia, donde se graduó magíster en Teología en 1302. Así lo llamaron en vida y así se titula la novela histórica que acaba de aparecer sobre él, Maître Eckhart, de Jean Bédard. Nos estamos refiriendo al “MÍSTICO” dominico alemán del siglo XIII-XIV (1260-1328), uno de los más célebres místicos de Occidente. Ha sido uno de los más influyentes teólogos del Medioevo, pese a la relativa heterodoxia de sus obras, en las cuales la influencia neoplatónica es tangible. Aunque sus tesis teológicas estaban inspiradas en las del también dominico Tomás de Aquino, él estuvo más marcado por el neoplatonismo. Sus ideas sobre la unión del alma con Dios motivaron que fuera acusado de panteísmo. Para el ser y conocer son lo mismo, a lo cual responde que Dios no conoce porque es, sino que es porque conoce y Dios es algo superior al ser, porque too lo contiene en su perfección y plenitud.Eckhart hace algunas afirmaciones bastante atrevidas en conexión con la caracterización de Dios como existencia, 'esse'. Por ejemplo, "fuera de Dios, nada hay, pues (si algo hubiera) estaría fuera de la existencia". Dios es Creador, pero no crea "fuera" de Sí mismo. Un constructor hace una casa fuera de sí mismo, pero no hay que imaginar que Dios arrojase, por así decirlo, o crease criaturas fuera de Sí mismo en algún vacío o espacio infinito. "Así pues, Dios creó todas las cosas, no para que estuviesen fuera de Él mismo, o cerca y aparte de Él mismo, como otros artífices, sino que las llamó de la nada, es decir, de la no-existencia a la existencia, que encontraron y recibieron y tuvieron en Él. Porque Él mismo es la existencia".Nada hay fuera de la primera causa, porque ser fuera de la primera causa significaría ser fuera de la existencia. La doctrina de que "fuera" de Dios no hay nada es ciertamente susceptible de una interpretación ortodoxa; es decir, si se entiende como equivalente a la negación de la independencia de las criaturas respecto de Dios. Además, cuando Eckhart declara que, aunque las criaturas tienen, por sus formas, sus naturalezas específicas, ya que sus formas les hacen esta o aquella especie de ser, su 'esse' no procede de sus formas sino de Dios, puede parecer que no hace sino insistir en la creación y en la conservación divina. Pero Eckhart va más lejos, y declara que Dios es a la criatura como el acto a la potencia, como la forma a la materia, y como el 'esse' al 'ens', con la implicación de que la criatura existe por la existencia de Dios. Del mismo modo, dice que nada está tan falto de distinción como aquello que es constituido y aquello de lo cual y a través de lo cual y por lo cual es constituido y subsiste: y concluye que nada está tan falto de distinción ('nihil tam indistinctum') como el Dios uno o unidad y la multiplicidad de las criaturas ('creatum numeratum').Así pasa con muchos grandes apóstoles de la fe: pasan por su noche oscura eclesiástica para terminar siendo luces brillantes para muchas generaciones posteriores.