La educación de deficientes como problema social

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vol,. XXXIII—Núm. 93 LA EDUCACIÓN DEL DEFICIENTE COMO PROBLEMA SOCIAL 5—(245)—CURSO 1958-59 sia, sobre todos— que, en el dominio de la técnica, investigan hoy, afanosamente, el futuro. Con un cri- terio realista, no se aventuran en lejanas ni especu- lativas teorías. Lo que les importa no es filosofar, más o menos utópicamente, sobre el futuro, sino ha- cer algo útil a costa suya: es decir, conquistarlo y, si ello es humanamente posible. orientarlo y marcarle un ritmo (16). En el aspecto espiritual, ésta es la labor que corresponde a escritores, editores, guionis- tas de cine, radio y televisión, maestros, profesores y bibliotecarios, a todos cuantos tenemos una misión responsable y educadora que cumplir. Trazar, desde (16) Cfr. Robert Jungk : op. cit. hoy, la mejor orientación cultural posible del futuro. Si nos preocupamos seriamente —no con juntas y co- misiones inoperantes, sino de verdad— del carácter y contenido que deberían tener, por ejemplo, la prensa infantil, los guiones y programas de radio y televi- sión, y si eliminásemos no pocas películas estúpidas y anodinas, contribuiríamos poderosamente a que los medios audiovisuales se convirtieran en los más atra- yentes y eficaces colaboradores del buen libro, disi- pándose con ellos los nubarrones que, sólo en apa- riencia, parecen cernirse sobre la lectura. JOSÉ ANTONIO PÉREZ-RIOJA. La educación de deficientes como problema social IMPORTANCIA Y AMPLITUD DEL PROBLEMA. Se ha destacado repetidamente la importancia que entraña lo social en el desarrollo de la enseñanza, en la vida y organización de la Escuela misma, en el contenido didáctico de los programas. Pues bien, si es necesaria y urgente esa proyección social en la Escuela y viceversa, la proyección de lo escolar en lo social, estos aspectos diferentes y diversos hacen referencia a algo extrínseco al sujeto mismo de la educación; es decir, se alude en ellos a la enseñanza, a las normas de disciplina, a los cuestionarios, a la organización escolar, facetas todas externas al mu- chacho que se educa, aunque encaminadas al mejo- ramiento y adecuación de su quehacer escolar. To- dos los problemas planteados en este sentido son más de tipo material que personal, aunque esta materia- lidad se oriente hacia la persona del educando que, en este caso, es normal. El problema lo constituye la educación y no el niño. Sin embargo, cuando de niños anormales se trata, surge el problema social amplio y complejo. La com- plejidad estriba en que el niño anormal o deficiente presenta dificultades de tipo personal junto a las ma- teriales comunes a la educación de todo niño, difi- cultades que la sociedad debe solventar necesaria- mente sin regatear esfuerzos, no sólo por el bien de ese gran sector de niños y muchachos, sino por el propio bienestar de ella misma egoístamente consi- derado. No vivimos en aquellas sociedades paganas de Gre- cia y Roma en las cuales se acababa con la vida de los seres humanos que nacían tarados; tampoco nos permite nuestra manera de ser española y católica privar del ejercicio de los derechos personales a quie- nes sufren anormalidades, como acontece actualmen- te en países que practican la eugenesia. Ni la actitud antigua ni la moderna pueden movernos a adoptar una posición que no sea la auténtica. Ahora bien, precisamente porque no está en nues- tras manos y repugna a nuestro modo de ser el hacer desaparecer a los deficientes venidos a este mundo, pues sólo Dios es el que decide la vida de cada uno, estamos, sin embargo, obligados, en la medida de lo posible, a mejorar la personalidad de quienes no llegan a alcanzar la normal. Y el único medio por el que podemos lograrlo es el de la educación. Pero la recuperación de los deficientes supone ade- más un proceso continuado que abarca toda la vida. La sociedad tiene quehacer con ellos desde el mismo nacimiento, si es en éste cuando ya se muestran las deficiencias, o desde el momento en que las adquiere en el transcurso de la vida. Una comparación somera con el proceso educativo del niño normal demostrará claramente lo que afirmamos. El niño normal recibe en el seno de su familia la educación preescolar, repartiéndose luego, entre la familia y la Escuela, la tarea educativa. Por último. cuando llega a la madurez, él, por sí solo, es capaz de convivir en el ambiente profesional y social en general, determinándose y actuando conforme a la formación recibida. El único peligro reside en que todas esas fuerzas que actúan sobre el niño de pe- queño no estén armonizadas y le deformen más bien que formarlo. Porque, como afirma Rouma, "la for- mación de un hombre se opera por métodos incohe- rentes: la madre, el padre, toda la serie de maestros y profesores, los amigos, los influjos múltiples del medio físico y social son otros tantos factores que actúan sin que haya entre ellos ninguna conexión, ninguna inteligencia, ningún plan de conjunto, nin- guna dirección única para coordenar todos los es- fuerzos. El resultado más cierto que resulta del cru- zamiento de influjos, rara vez convergentes, es la formación de individuos, sin originalidad, sin inicia- tiva, amorfos por el pensamiento, el corazón y el cuerpo" (1). Salvado este escollo, el muchacho normal deja de suscitar problemas a la sociedad respecto de su edu- cación. Por el contrario, en el caso del deficiente, la mis- ma familia se considera incapacitada para actuar sobre el niño. Unas veces por falta de medios; en to- das las ocasiones porque no está preparada para ese trance, y en muchísimas otras por abandono, lo cier- to es que el niño anormal se ve privado desde el prin- cipio de los cuidados necesarios que serán básicos (1) Rouma, G.: Pedagogía sociológica. Edit. Beltrán, Madrid, 1926, pág. 308.

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sia, sobre todos— que, en el dominio de la técnica,investigan hoy, afanosamente, el futuro. Con un cri-terio realista, no se aventuran en lejanas ni especu-lativas teorías. Lo que les importa no es filosofar,

más o menos utópicamente, sobre el futuro, sino ha-cer algo útil a costa suya: es decir, conquistarlo y,si ello es humanamente posible. orientarlo y marcarleun ritmo (16). En el aspecto espiritual, ésta es lalabor que corresponde a escritores, editores, guionis-tas de cine, radio y televisión, maestros, profesoresy bibliotecarios, a todos cuantos tenemos una misiónresponsable y educadora que cumplir. Trazar, desde

(16) Cfr. Robert Jungk : op. cit.

hoy, la mejor orientación cultural posible del futuro.Si nos preocupamos seriamente —no con juntas y co-misiones inoperantes, sino de verdad— del carácter y

contenido que deberían tener, por ejemplo, la prensainfantil, los guiones y programas de radio y televi-sión, y si eliminásemos no pocas películas estúpidasy anodinas, contribuiríamos poderosamente a que losmedios audiovisuales se convirtieran en los más atra-yentes y eficaces colaboradores del buen libro, disi-pándose con ellos los nubarrones que, sólo en apa-riencia, parecen cernirse sobre la lectura.

JOSÉ ANTONIO PÉREZ-RIOJA.

La educación de deficientescomo problema social

IMPORTANCIA Y AMPLITUD DEL PROBLEMA.

Se ha destacado repetidamente la importancia queentraña lo social en el desarrollo de la enseñanza, enla vida y organización de la Escuela misma, en elcontenido didáctico de los programas. Pues bien, sies necesaria y urgente esa proyección social en laEscuela y viceversa, la proyección de lo escolar enlo social, estos aspectos diferentes y diversos hacenreferencia a algo extrínseco al sujeto mismo de laeducación; es decir, se alude en ellos a la enseñanza,a las normas de disciplina, a los cuestionarios, a laorganización escolar, facetas todas externas al mu-chacho que se educa, aunque encaminadas al mejo-ramiento y adecuación de su quehacer escolar. To-dos los problemas planteados en este sentido son másde tipo material que personal, aunque esta materia-lidad se oriente hacia la persona del educando que,en este caso, es normal. El problema lo constituyela educación y no el niño.

Sin embargo, cuando de niños anormales se trata,surge el problema social amplio y complejo. La com-plejidad estriba en que el niño anormal o deficientepresenta dificultades de tipo personal junto a las ma-teriales comunes a la educación de todo niño, difi-cultades que la sociedad debe solventar necesaria-mente sin regatear esfuerzos, no sólo por el bien deese gran sector de niños y muchachos, sino por elpropio bienestar de ella misma egoístamente consi-derado.

No vivimos en aquellas sociedades paganas de Gre-cia y Roma en las cuales se acababa con la vida delos seres humanos que nacían tarados; tampoco nospermite nuestra manera de ser española y católicaprivar del ejercicio de los derechos personales a quie-nes sufren anormalidades, como acontece actualmen-te en países que practican la eugenesia. Ni la actitudantigua ni la moderna pueden movernos a adoptaruna posición que no sea la auténtica.

Ahora bien, precisamente porque no está en nues-tras manos y repugna a nuestro modo de ser el hacerdesaparecer a los deficientes venidos a este mundo,

pues sólo Dios es el que decide la vida de cada uno,estamos, sin embargo, obligados, en la medida delo posible, a mejorar la personalidad de quienes nollegan a alcanzar la normal. Y el único medio por elque podemos lograrlo es el de la educación.

Pero la recuperación de los deficientes supone ade-más un proceso continuado que abarca toda la vida.La sociedad tiene quehacer con ellos desde el mismonacimiento, si es en éste cuando ya se muestran lasdeficiencias, o desde el momento en que las adquiereen el transcurso de la vida. Una comparación someracon el proceso educativo del niño normal demostraráclaramente lo que afirmamos.

El niño normal recibe en el seno de su familia laeducación preescolar, repartiéndose luego, entre lafamilia y la Escuela, la tarea educativa. Por último.cuando llega a la madurez, él, por sí solo, es capazde convivir en el ambiente profesional y social engeneral, determinándose y actuando conforme a laformación recibida. El único peligro reside en quetodas esas fuerzas que actúan sobre el niño de pe-queño no estén armonizadas y le deformen más bienque formarlo. Porque, como afirma Rouma, "la for-mación de un hombre se opera por métodos incohe-rentes: la madre, el padre, toda la serie de maestrosy profesores, los amigos, los influjos múltiples delmedio físico y social son otros tantos factores queactúan sin que haya entre ellos ninguna conexión,ninguna inteligencia, ningún plan de conjunto, nin-guna dirección única para coordenar todos los es-

fuerzos. El resultado más cierto que resulta del cru-zamiento de influjos, rara vez convergentes, es laformación de individuos, sin originalidad, sin inicia-tiva, amorfos por el pensamiento, el corazón y elcuerpo" (1).

Salvado este escollo, el muchacho normal deja desuscitar problemas a la sociedad respecto de su edu-cación.

Por el contrario, en el caso del deficiente, la mis-ma familia se considera incapacitada para actuarsobre el niño. Unas veces por falta de medios; en to-das las ocasiones porque no está preparada para esetrance, y en muchísimas otras por abandono, lo cier-to es que el niño anormal se ve privado desde el prin-cipio de los cuidados necesarios que serán básicos

(1) Rouma, G.: Pedagogía sociológica. Edit. Beltrán,Madrid, 1926, pág. 308.

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para su educación posterior. Esta reviste en ellos uncarácter peculiar, no ya por el método a emplear, sinopor las premisas que requiere. Los niños deficienteso anormales, antes de ser instruidos, de ser educadosen el amplio sentido de la palabra, necesitan que seles haga personas mediante una labor de psicoterapiao de pedagogía curativa previa, que se simultáneatambién en el período educativo propiamente dichoy a través del aprendizaje laboral después.

Y esto es natural, porque, además de ser deficita-rios en su mentalidad y por lo mismo de los órganosde expresión de ella, lenguaje y marcha, no sintoni-zan con el mundo exterior de un modo normal. Susensibilidad característica les mantiene en su mundo,en su pequeño mundo, casi vacío, aislándoles del me-dio ambiente o acercándoles a él de manera estúpida,sin comprensión afectiva o efectiva del mismo.

Es nula, pues, toda tentativa pedagógica sin ha-ber conseguido antes una humanización del niño omuchacho. Ahora se comprenderá más fácilmentepor qué el anormal constituye un problema dentrode la sociedad. Hasta la misma definición de defi-ciencia alude ya al aspecto social como algo deci-sivo: "Podemos definirla, dice Tredgold, como un es-tado de potencialidad limitada para el desarrollomental o de detención de ésta, que tiene como conse-cuencia que la persona afectada sea incapaz, cuan-do llegue a la madurez, de adaptarse a su ambienteo a las exigencias de la comunidad, así como de man-tener su existencia independiente de toda vigilanciao protección externa" (2).

Pero no es sólo en el primer escalón de la educa-ción, en el seno familiar, en el que ha de intervenirde modo directo la sociedad; es también en el períodoescolar propiamente dicho, en el que se ve precisadaa establecer centros especiales educativos que res-pondan a las necesidades de los deficientes, con per-sonal especializado y material didáctico a propósitopara este cometido.

Por otra parte, dada la limitación del desarrollomental del niño deficiente, es imprescindible consi-derar el aspecto profesional de los mismos, ya queno podrán seguir estudios literarios ni ganarse la vidacon su inteligencia, sino mediante un oficio Manualdesempeñado en talleres o empresas. Para el niñoinadaptado y en particular para el deficiente mentalno puede haber recuperación social posible sin elaprendizaje de una profesión. El aprendizaje no su-pone sólo la adquisición de una técnica, de un ciertonúmero de actos precisos y coordenados, sino queimplica también la adquisición de hábitos definitivaque facilitarán las relaciones del deficiente con el pa-trono y con los demás compañeros de trabajo.

LA SOCIEDAD DEBE RESOLVER EL PROBLEMADE LA EDUCACION DE ANORMALES

Una vez descubiertas la amplitud y complejidad deeste problema, la sociedad a su resolución porquele conviene desde un triple punto de vista, a saber :el religioso-humano, el económico y el cultural o decivilización.

(2) Tredgold : Mental deficieney. Nueva York, 1922,página 491.

Desde el punto de vista religioso-humano es nece-sario que la sociedad se ocupe de la recuperación delos deficientes; en primer lugar, porque son personascomo los demás miembros y por lo mismo deben par-ticipar de los mismos derechos que los normales. Pero,aún más, desde el ángulo cristiano y católico la so-ciedad está como obligada a resolver este problema.porque en su resolución va anejo el bien común delos individuos que se encuentran en situación de des-ventaja frente a los demás.

Dice la Encíclica "Divini Illius Magistri", en suspará.grafos 265 y 266, que "el bien común de ordentemporal consiste en la paz y seguridad de que lasfamilias y cada uno de los individuos puedan gozaren el ejercicio de sus derechos y a la vez en el mayorbienestar espiritual que sea posible en la vida pre-sente mediante la unión y coordinación de la activi-dad de todos". Y, por otra parte, precisa tambiénque "igualmente toca al Estado proteger el mismoderecho en la prole cuando venga a faltar física omoralmente la obra de los padres, por defecto, inca-pacidad o indignidad". Y ya apuntábamos antes quela familia del deficiente, salvo rarísimas excepcio-nes, no sabe actuar por las causas ya mencionadas.

Ejemplos hay de países en los que, no participan-do del credo católico, tienen admirablemente resueltaeste problema. quizá por filantropía un tanto impreg-nada de sentido práctico, pero filantropía al fin.

En último término, trascendiendo este bienestartemporal, el deficiente posee también un alma que,tras la deforme o defectuosa envoltura corporal, tie-ne la finalidad de salvarse. Excepto los deficientesprofundos, cuya anormalidad no les permite otra vidaque la vegetativa, alimentación sana y cuidados hi-giénicos, los de grado medio y leve son susceptiblesde llevar una vida superior a la propiamente animaly a éstos hay que ayudarlos a cumplir su fin. Deja-ríamos de hacerlo si nos olvidamos de su educación,provocando en ellos el que el instinto los gobierne,convirtiéndolos en sujetos de inmoralidad o cíe delin-cuencia.

ASPECTO ECONÓMICO.

Abandonado el terreno de lo espiritual y pasandoal plano de lo práctico, es de todo punto necesarioque la sociedad dé solución a este problema, pues leconviene desde el punto de vista económico. Una do-ble economía lo exige; la de las energías y la de losgastos.

Mientras esa masa de niños deficientes está sin re-cibir educación alguna, se pierde un amplio sectorde energías para siempre porque, al no aprovechar.se en la infancia, tampoco se aprovecharán en la edadadulta, ya que el período óptimo para rescatar aldeficiente es su primera edad; pasada ésta, la recu-peración se hace difícil y costosa y los resultadosescasísimos, por no decir nulos. Si entre normales esfrecuente decir de una persona "que tiene ya los hue-sos duros" cuando va a emprender algo que nos pa-rece desorbitado a su edad, aunque no haya llegadoa la vejez, ni mucho menos, qué decir del deficienteque, poseyendo alguna posibilidad de recuperación,mediante la educación ejercitada a su tiempo, la pier-de para siempre por carecer de ella.

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Pero no sólo se dilapidan energías en este sentidode carencia educativa; también se pierden por dedi-car a actividades que desempeñarían los deficientescon facilidad a personas que rendirían más en otrostrabajos porque poseen la mentalidad suficiente paraellos. Un buen número de las faenas agrícolas y detrabajos parciales en fábricas y talleres lo desempe-ñan con perfección insospechadas los deficientes re-cuperados, pues su realización no implica reflexióncontinuada, sino más bien resistencia a la monotoníay mecanicidad.

Si lo miramos desde el punto de vista de los gas-tos, no hacen falta muchos argumentos para probarla conveniencia y necesidad de la educación de anor-males en el seno de la sociedad. Actualmente la es-tadística arroja unos ciento ochenta mil deficientesmentales entre niños y jóvenes, sin contar los adul-tos ni los internados en establecimientos sanitarios.El mantenimiento de Centros asistenciales de carác-ter benéfico, en que se alberga una parte muy exiguade adultos generalmente, supone una carga onerosapara la sociedad y no resuelve el problema, sino quelo agrava, porque de los acogidos no puede ya espe-rar contribución alguna y en cambio los jóvenes ca-recen de Centros de educación apropiada que les li-braría en el futuro de esa vida anodina mediante laprestación de un oficio. De esta manera quedaríarelegado al establecimiento benéfico el irrecuperable, lo que ya significa una conquista; por añadidu-ra, los Centros especiales de reeducación subvendríanen parte a sus necesidades, siendo para el Estado unalivio y un acierto.

ASPECTO CULTURAL.

El punto de vista cultural o de civilización y pro-greso viene a constituir en último lugar el tercer ar-gumento en pro de la educación de los deficientes.Precisamente el índice de analfabetismo de un países como el exponente de la cultura de sus habitan-tes; del mismo modo, el olvido o preocupación por larecuperación de deficientes dice mucho también delgrado de civilización. En casi todas las naciones másevolucionadas del mundo el problema de los deficien-tes no existe, no porque no lo haya, sino porque yaestá encauzado y resuelto.

Pero aunque así no fuera, puesto que no siemprese ven secundadas las aspiraciones por los mediospara alcanzarlas, es lógico que el avance cultural deun país se vea mermado cuando un sector grande delmismo se estanca y no avanza porque no está encondiciones factibles de rendir, aunque su ritmo fue-ra lento.

Es más, no sólo se retarda el progreso, sino que elpaís retrocede a estadios culturales inferiores. Ocu-rre con las personas lo que con las plantas; la me-jora de las condiciones humanas en el amplio sen-tido de la palabra se refleja en la generación si-guiente de modo positivo y viceversa, el empobreci-miento de la anterior hace a la que sigue más pobretodavía. El medio ambiente es, si no el único, unfactor poderoso e influyente.

Además, este sector de deficientes, sin educaciónalguna, actúa de modo negativo; es el que crea con-

nietos y fricciones de diversa índole por su conducta

asocial y antisocial. Y no es tampoco el malestar yla inseguridad el ambiente propicio al progreso. Congran acierto, a este respecto, escribe el profesor Ro-

nald, de Viena:"Ya en la cuna, el recién nacido, con la heren-

cia de largas series de generaciones, entra en unmundo en el que miles y miles de peligros ace-chan al alma y al cuerpo. Desde que hay niños haydegenerados y desde que hay familias hay proble-mas de educación. La conservación de la genera-ción siguiente es una de las principales tareas dela sociedad humana. Con los progresos de la culturase extiende este deber, que no afecta sólo a los pa-dres, al médico, al educador, al maestro, sino quese ha convertido en una cuestión del Estado. Ayu-dar a la naturaleza a su perfección, luchar infati-gablemente contra los peligros con que la disposi-ción y el mundo exterior amenazan el desarrollodel ser humano, construir sobre la juventud, comoel fundamento de una nueva y mejor sociedad, éstasson las armas pecificas de las naciones cultas quequieren conservarse" (3).

Las atenciones educativas que se presten a los de-ficientes se dejarán sentir de manera positiva en lamejora y reducción del número de ellos.

COMO SE HA SOLUCIONADO ESTE PROBLEMADENTRO DEL AMBITO SOCIAL

En un principio, tuvieron las instituciones religio-sas a su cargo a los deficientes que raramente sur-gían, y no creo que porque no existiesen, sino por-que se juzgaba como tal al demente o esquizofrénico,capaz únicamente de beneficiarse de tratamiento psi-quiátrico, pero irrecuperable desde el punto de vistaeducativo. El retrasado mental sin rasgos acusadosde conducta irregular pasaba inadvertido.

Esta atención y cuidado la ejercitaban a título decaridad y beneficencia. Pero la evolución de la Es-cuela, el descubrimiento de las pruebas de nivel men-tal, el avance en el terreno psicológico que puso demanifiesto a los super e infradotados obligó a pasardel plano de lo caritativo al de lo justo y desplazaresos cuidados empíricos, valiosos por ser los prime-ros, pero no suficientes hacia la preocupación esta-tal, que organizó la educación y enseñanza especia-les, en vistas a la recuperación de estos niños y mu-chachos.

Parecía lógico que los interesados en esta tareafueran los Ministerios de Educación, y, en efecto, lofueron. Ahora bien, dada la imbricación e influenciaque en el deficiente suele tener lo orgánico, la presen-cia del médico es imprescindible, al menos para ase-sorar sobre la contraindicación de ejercicios o tareas:por otro lado, como el aprendizaje profesional, asícomo la colocación de los deficientes en el mundodel trabajo es el remate de su recuperación, es tam-bién el sector laboral de la sociedad el que tomaparte en la resolución del problema. En último tér-mino, la delincuencia infantil y juvenil cuenta entresus ejecutores con no pocos deficientes y ello obliga

(3) Ronald, A.: Abandono social y criminalidad.Edle. Nueva Epoca, Madrid, 1947, pág. 2.

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a unirse a los anteriores a las Juntas de Protecciónde Menores y Tribunales Tutelares para aportar tam-bién su colaboración.

Puede comprobarse fácilmente cómo las primerastentativas aisladas se han convertido en un trabajode equipo dentro de la sociedad, en el que realizanuna labor conjunta los Organismos de Educación, Sa-nidad o Salud pública, según la denominación deotros países, Trabajo y Gobernación. Cada uno cola-bora en la faceta del problema que le es adecuada,con lo cual, a pesar de ser éste amplio y complejo,se torna sencillo y viable.

Cuál es el menester de cada uno de los Organis-mos integrados en el equipo ? La formación de edu-cadores especializados, en sus grados elemental ysuperior, la construcción de Centros especiales ade-cuados al número, grado y mentalidad peculiar decada grupo de deficientes lo asume el Ministerio deEducación; el personal clínico, técnico y auxiliarpara el tratamiento curativo, paralelo al pedagógicoes tarea del de Sanidad o Salud; el de Trabajo sepreocupa del acceso de los deficientes a talleres yempresas determinadas e incluso legisla para ellosnormas de protección laboral en cuanto a su estima-ción personal y a su salario. El de Gobernación oJusticia, unidos a los anteriores, sufragan gastosmateriales de mantenimiento y conservación de Cen-tros, atendiendo, además, a los gastos que supone laestancia en Centros especiales de los muchachos que,habiendo delinquido, presentan síntomas claros dedeficiencia.

Esto es, por asi decirlo, el esqueleto, la estructurade la resolución del problema en la sociedad de hoy;aunque en lo esencial es común a todos los países,en lo accidental se modifica un poco, dada la dife-rente idiosincrasia y medios de cada uno.

REALIZACIONES EXTRANJERAS Y NACIONA-LES EN TORNO A ESTE PROBLEMA

En general, en los paises europeos y Norteaméricase trabaja en serio desde hace quince arios por laresolución de este problema. Sobre todo después definalizada la segunda guerra mundial, en la que elgran número de niños huérfanos, abandonados o exi-lados de otros paises constituyó un problema de edu-cación, el avance ha sido definitivo, dejando de cons-tituir una cuestión por haberse atacado de raíz.

BELGICA.

En Bélgica, por ejemplo, todos los deficientes se-gregados de las escuelas normales reciben educaciónen Centros especiales de muy reducido número dealumnos, usando entre su material didáctico el idea-do por Decroly y Manchamps, hoy remozado y pues-to al dia, ya que ni el colorido, ni las figuras resul-tan atrayentes para el niño actual.

Funcionan Centros de Psicología, en los que seproporciona la orientación necesaria, en las princi-pales capitales de la nación; unos dependen del Es-tado, otros de la iniciativa privada, como los Ser-vicios de Psicología de la J. O. C., algunos de la Uni-

versidad, siempre en relación con esta última. Endichos Servicios se diagnostica al deficiente y se leorienta hacia el Centro especial que le conviene.

Como el problema bilingüe es un factor influyenteen el resultado de las pruebas verbales, a los fla-mencos residentes en localidades de habla francesase les envía gratuitamente al Centro de observaciónde habla respectiva para ser examinados y vicever-sa. Los deficientes que necesitan ser aislados del me-dio ambiente familiar pasan a los "Foyers", hogaresde 40 a 50 niños como máximo, distribuidos en gru-pos independientes con un educador-jefe, que hacenvida autónoma dentro del hogar. Unos se dedican ala enseñanza primaria y otros, si la deficiencia lopermite, salen del hogar a recibir educación espe-cial, como si fueran alumnos externos.

Terminada esta faceta educativa se trasladan alos "Foyers de semi-liberté" para jóvenes de dieciséisa veinte años, en los que viven o residen, saliendoa trabajar o a iniciar su aprendizaje laboral en lasempresas y talleres de la localidad. Cuando llegan alos veintiún arios, si son capaces de formar una fa-milia, abandonan el Foyer y quedan ligados a élpor la Asociación de antiguos alumnos en fiestas yreuniones mensuales. Otros se reintegran a su fami-lia y siguen trabajando para ella. Los que por am-biente familiar desfavorable no es conveniente sureintegración, viven en colonias o residencias en lasque un cierto número de deficientes recuperados, co-locados profesionalmente, aportan el sueldo de sutrabajo y un a modo de preceptor cuida de su man-tenimiento y vestuario, procurándoles al mismo tiem-po las diversiones adecuadas a su mentalidad y fre-cuentando la vida social que ella les permite.

De este modo se evitan las fricciones a que pudieradar lugar la incomprensión de los demás hacia ellos.Ni que decir tiene que el Estado les protege legal-mente mediante una legislación de protección socialque supervisa la actitud del patrono hacia los obre-ros deficientes, lo mismo en el aspecto moral que enel económico, dedicando determinados establecimien-tos al empleo de esta clase de aprendices, velandopor que el salario que reciben, aunque algo inferioral de los normales de su mismo oficio, sea siempresuficiente y compensador de su trabajo.

Los Centros de educación especial se hallan distri-buidos en diferentes localidades, con preferencia enlas afueras de las grandes poblaciones y capitales.Albergan niños comprendidos en períodos de dos otres arios. Por ejemplo, hay instituciones que aco-gen deficientes de seis a diez arios, de catorce adieciséis, etc. En aquellos Centros en que los niños,por su edad, se inician en el aprendizaje de un oficiomanual, los productos resultantes del aprendizaje vanal mercado nacional, con lo que se compensa el Es-tado de un buen número de gastos, ya que la ganan-cia se invierte en la compra de materia prima paraseguir trabajando y en el entretenimiento de otrosdetalles del establecimiento. Yo he visto trabajar elcuero a muchachos de doce a dieciséis años, retrasa-dos mentales, acogidos en un Foyer belga, el cualsurtía de balones de reglamento a las más lujosascasas deportivas de la distinguida "Galerie Louise",flor y nata del comercio en Bruselas.

Y no se crea que estos comercios silencian el ori-

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gen de la mercancía, sino al contrario, exhiben el sellode la institución en el cuero, porque es el exponentede la calidad de su fabricación; es, por así decirlo,el marchamo de una obra de artesanía. Porque, con-tra lo que se cree corrientemente, el deficiente queaprende un trabajo manual, lo llega a dominar contanta perfección o más que el normal, pues su inteli-gencia limitada la concentra en su actividad y no sedistrae como el que está exento de deficiencia inte-lectual. Por otra parte, la monotonía resulta paraellos beneficiosa, porque la convicción de realizar algopor sí mismos estimula el sentimiento de seguridady son muy resistentes al cansancio.

He aquí una labor social admirable que se repitede modo semejante en otros países.

SUIZA.

En Suiza se mantienen en los diversos cantones ins-tituciones y centros de orientación psicológica en losque se forman, además, los especialistas en la edu-cación de los diversos tipos de deficientes.

En el Instituto de Pedagogía curativa, adscrito ala Universidad de Friburgo, donde he tenido el honorde trabajar, se realiza el diagnóstico y orientaciónde inadaptados o deficientes de todas clases y eda-des, dirigiéndoles después a los centros educativosespeciales que les convienen: instituciones para re-trasados mentales, para psicópatas, epilépticos, defi-cientes motrices, etc. Se ha llegado a la solución desituarles en familias nodrizas, convenientemente pre-paradas para su labor de reeducación, y en las quese educan dos, tres o uno sólo, si los niños son deconducta irregular; están en ellas como si fuera real-mente su propia familia, acudiendo como externos alos Centros de educación especial. Existen tambiénconsultorios psicopedagógicos a los que acuden lasfamilias periódicamente cuando los niños poseen de-ficiencias parciales —defectos de lenguaje, trastor-nos motores— cuya reeducación puede hacerse me-diante ejercicios sistemáticos, sin abandonar el hogar.

En dicho Instituto tiene lugar la formación ele-mental y superior de los educadores especializados;los ergoterapeutas y quinesiterapeutas que se ocu-pan de la reeducación motriz, pues, como dijimosbrevemente al principio, una de las característicasde los deficientes es la torpeza y falta de sincroni-zación en sus movimientos. Los especialistas en or-tofonía o reeducadores del lenguaje; especialistas enjuegos y arte dramático, a través de los cuales severifica no sólo el aprendizaje de muchas nocionespor parte de los niños deficientes, sino también eldiagnóstico de muchas facetas de su intimidad, es-pontáneamente manifestadas a través de su partici-pación en las escenas.

La formación superior que faculta a los educado-res para ejercer el profesorado en las Escuelas deformación y para el desempeño de la dirección deCentros especiales, así como para la labor de inves-tigación, tiene lugar en la Universidad y en el Ins-tituto de una manera teórico-práctica, desempeñan-do la labor directiva el alumno aun antes de finali-zar su formación. (Como tendremos ocasión de deta-llar en números posteriores la peculiaridad del palssuizo en esta especialidad, no somos más prolijos.)

FRANCIA.

En Francia, de la que hemos tratado largamenteen la Revista sobre diversos aspectos de esta espe-cialidad, se da también la distribución y encuadra-miento de modo similar al que hemos descrito ante-riormente. Existe del mismo modo los centros deaprendizaje labor para deficientes y en varios de losalrededores de París, donde hay establecidos talle-res de mecánica, carpintería y electricidad, se eje-cutan encargos y se arreglan utensilios de uso dia-rio, pues el cliente sale beneficiado en el precio porhacerlo más económico que otros talleres donde elpersonal cobra el salario correspondiente y no estánexentos de impuestos que el taller de deficientes noposee. Es otro medio de protección social y laboralque contribuye de modo eficaz a la verdadera recu-peración del muchacho. Por añadidura, la distanciaa la capital no es obstáculo, pues las comunicacio-nes son inmejorables y el propio Centro dispone demedios de transporte adecuados a este menester.

También como en Bélgica, los productos realiza-dos en los Centros de reeducación se venden en elmercado. Muy bonitas y originales son las terracotassalidas de "La Salpiniére", a escasos kilómetros deParís, que, concebidas y policromadas por oligofré-nicos de catorce a diecisiés años, están dentro delmás puro estilo moderno.

ITALIA.

En Italia abundan los Consultorios psicopedagógi-cos, donde se aconseja a los padres y se orienta almuchacho sobre la actitud a seguir, frecuentando elconsultorio periódicamente. Aparte de los estable-cimientos especiales para deficientes, existen gran-des fundaciones de carácter benéfico un tanto ac-tualizadas en lo que a pedagogía se refiere y de lasque son buena muestra el Instituto "San Vincenzo",de Milán, y el de Monza, para niños y niñas defi-cientes, respectivamente.

PORTUGAL.

Y para terminar con la rapidísima ojeada sobrealgunas de las realizaciones extranjeras, expondre-mos someramente cómo también Portugal tiene casiresuelto el problema de la recuperación de deficien-tes, porque empezó a solucionarlo desde su raíz haceonce arios.

En efecto, se lleva a cabo el descubrimiento deestos pequeños no ya en la Escuela, sino hasta enlas Casas-cuna y entre los expósitos incluso, sepa-rando los normales y enviando a los párvulos anor-males a los "Ninhos", nidos o jardines de infancia,donde son atendidos hasta los siete años. Pasan lue-go, separados los sexos, a Centros situados en la cos-ta o en el interior, pero siempre en el campo, dondereciben educación primaria. Después se trasladan ainstituciones donde se preparan profesionalmente yposteriormente se les coloca, preparando a la fami-lia para cuando el niño se reintegre a ella. En lasEscuelas tiene lugar una labor periódica de descu-

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brimiento de deficientes. En las que se encuentrandistantes de Lisboa se verifica esta tarea medianteequipos volantes que envía el Instituto de Anorma-les, centro coordinador de estos trabajos.

Toda la serie de Escuelas especiales está en cone-xión con él para dar noticia de la evolución de losniños y muchachos que siguen la educación especial.Incluso se han hecho experiencias para comprobarla validez de tests o pruebas psicológicas con habi-tantes de las colonias portuguesas de ultramar, conobjeto de calibrar la influencia racial y climática so-bre la frecuencia de la deficiencia mental. Por mismanos han pasado protocolos de las pruebas aplica-das en negros de Lourenco Marqués y no pocos delos dibujos realizados por indígenas de Mozambiquehan sido objeto de investigación psicológica.

Los educadores especializados se forman en el Ins-tituto de Lisboa, donde reciben la formación teórica;la práctica la adquieren en las clases de observaciónque el Instituto posee para hacer pasar por ellas alos deficientes que presentan dificultades en su diag-nóstico. Quedan internados de quince días a tres me-ses, recibiendo educación y siendo observados en jue-gos, comedor, dormitorio, recreo, etc. Terminada laobservación, se les dirige al Centro educativo ade-cuado.

ESPAÑA.

Y, por último, llegados al fin de esta panorámicafugaz, réstanos decir lo que en este aspecto se harealizado en nuestro país. La iniciativa particular,instituciones privadas de educación especial existen,pero no son accesibles más que a la clase adineraday no todas las instituciones reúnen las condicionespsicopedagógicas necesarias. Sin embargo, aunque lasreunieran dejan sin resolver el problema, porque esprecisamente la masa popular la que más necesita-da está de Centros especiales de educación, ya queen este estamento de la sociedad se encuentra el ma-yor número de inadaptados y también el mayor nú-mero de recuperables.

Todas las realizaciones extranjeras que hemos des-crito las patrocina el Estado y son total o casi total-mente gratuitas. Absorben por completo la pobla-ción deficiente sin diferencia de clase social. Estasería la clave para resolver el problema en el ámbitonacional.

Felizmente, esta acuciante cuestión de la educa-ción de anormales está en vías de solución. Se creó elPatronato Nacional de Educación Especial, en el queestán integrados el Ministerio de Educación, el deGobernación, el de Sanidad y la Junta de Protecciónde Menores; la actividad hasta ahora desarrolladaha sido la de estadística de Centros existentes, biende carácter benéfico, como los costeados por Diputa-ciones y Municipios, bien los dirigidos por Institucio-nes religiosas y los privados. También se lleva a cabola estadística de los niños y jóvenes necesitados deeducación especial hasta los veintiún arios.

El objeto de esta labor es el obtener una idea ge-neral al menos de las necesidades en torno a esteproblema para, después, realizar dicha educación me-diante la creación de Escuelas especiales en el nú-

mero y cantidad que los núcleos de deficientes loexijan. Por otra parte, como el funcionamiento dedichas Escuelas requiere personal especializado, seha terminado también el plan de formación para ob-tener el profesorado especial que haya de nutrir di-chos Centros.

Ultimamente ha surgido el Instituto Municipal deEducación dentro del Ayuntamiento de la capital,que se propone colaborar con el Ministerio de Educa-ción en tan ingente labor. Prueba de sus actividadesson el cursillo de formación realizado el pasado arioy las obras de reforma que actualmente se llevan acabo para habilitar la sede del Instituto y establecerlos Departamento correspondientes a través de loscuales se manifestará su labor.

Como podrá deducirse fácilmente de la compara-ción expuesta, nos encontrarnos bastante distantes(en sentido negativo por nuestra parte) de los demáspaíses respecto del problema de la educación de de-ficientes. Fuera de nuestra patria no sólo se lleva acabo de una manera regular la recuperación educa-tiva y laboral, sino que, incluso, tiene lugar en ellosun mayor ahondamiento y profundización en el pro-blema; es decir, se discute sobre la formación debase del educador especializado, estableciendo un cri-terio general sobre las materias de enseñanza y eltiempo necesario para cumplir mejor su cometido.Se tiende a perfeccionar progresivamente a los edu-cadores, se les respalda socialmente mediante la im-plantación de un Estatuto que garantice la función.

Pero los paises, reconociendo que es imprescindi-ble la unión en la resolución de este problema, seaúnan en el trabajo y cada uno aporta su punto devista pidiéndose unos a otros información sobre as-pectos determinados, de aprendizaje, organización,defectos de formación, etc.; y esta colaboración des-interesada y sobre la propia realidad facilita enor-memente la tarea y coopera al mejoramiento pro-gresivo de los medios y personal especiales, redun-dando finalmente en provecho del deficiente.

LA ASOCIACION INTERNACIONAL DE EDUCA-DORES DE JOVENES INADAPTADOS

Esta Asociación, como la Comisión Psicopedag6-gica y Médico-social del B. I. C. E., están consa-gradas única y exclusivamente a vencer las dificul-tades que entraña la educación de deficientes y aplantearse y resolver los problemas que más preocu-pen a la generalidad de los países asociados a ella.Y no se reduce el trabajo a la celebración de un Con-greso anual o bianual, no. Esto no tendría eficaciaalguna. Por el contrario, yo tengo el honor de perte-necer a ambas trabajando como experto y cuandotiene lugar la Reunión internacional se lleva traba-jando en el tema un año o año y medio por mediode encuestas enviadas y respondidas y elaborandosobre ellas un cuerpo de doctrina en torno al puntoprefijado que después se discute. Naturalmente esmuy valiosa la aportación general, porque supone lospuntos de vista de más de treinta naciones y en laReunión se contrasta lo que definitivamente debe seradoptado y hecho realidad.

Otra actividad de la Asociación, aparte del esta-

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LA PROTECCIÓN ESCOLAR DIRECTA DURANTE 1958-59 11—(251)—CURs0 1958-59

blecimiento de Consultorios regionales, es la de per-mitir a los educadores especializados asociados rea-lizar intercambio periódico con educadores de otrospaíses, lo que beneficia extremadamente la forma-ción del educador, que puede hacerse cargo de lasmodalidades que la educación especial adquiere, bienpor la situación geográfica del Centro (montaña omar), bien por las características de los niños aco-gidos en el Establecimiento (retrasados, psicópatas,epilépticos, etc.).

Parece que deberíamos sentirnos un tanto pesimis-tas al comparar todo lo que llevan andado fuera denuestro país. Sin embargo, no es ese nuestro estadode ánimo, porque, si bien es largo el camino a reco-rrer, nosotros podemos acortarlo aprovechándonosde las experiencias de las demás naciones. Los de-fectos que han ido subsanando a través de los añosserán soslayados por nosotros y, al mismo tiempo,podemos hacernos cargo de métodos y sistemas edu-

cativos que explotan con éxito previa la acomoda-Ción a la psicología de nuestros deficientes.

No es espíritu de copia, sino de cooperación a unaempresa que a todos interesa. Por decirlo gráfica-mente, emplearé las frases con las que el editorialde "Le Monde" comentaba la celebración del TercerCongreso de la A. I. E. J. I. en Fontainebleau enjulio de 1956, al que tuve la suerte de asistir: "Lomismo si han venido de los Estados Unidos o de laChina comunista, de España o de la República po-pular rumana, de Egipto o de Israel, de Pakistán ode Indonesia, todos saben (se referia a los educado-res) que los niños deficientes son los mismos bajotodos los regímenes y necesitan los mismos remedios.Para aplicarlos, unos tienen mucho dinero, otros tie-nen menos, unos cuentan con la opinión, otros nocuentan más que con ellos mismos, pero todos loamiembros llevan una lucha común."

ISABEL DI AZ ARNAL.

La protección escolar direc-

ta durante el curso acadé-

mico 1 958- 59

El acceso a la instrucción del mayor número dejóvenes capaces constituye una preocupación funda-mental de las autoridades de la educación. Desbordala competencia del Ministerio de Educación, ya queno sólo se trata de la creación de nuevos Centrosque acojan a una población escolar creciente, sinoque está muy ligado a razones económico-sociales ypolíticas que afectan al nivel general de vida delpaís. Es, sin embargo, el Ministerio de Educaciónel Departamento encargado de remediar, en la me-dida de sus posibilidades, la desigualdad de oportu-nidades que de hecho se presenta en la vida social,a nuestros presuntos escolares.

El correctivo mas utilizado es, sin duda, la adjudi-cación de becas para continuar los estudios a aque-llos muchachos y jóvenes capaces, que por sus me-dios económicos familiares, escasos, no podrían lle-gar a las aulas. Son muy numerosos los problemasque en torno a este problema se entrecruzan; la ma-yor parte se refieren a la selección de los becariosy a la dotación económica de las becas. En estas lí-neas no entraremos en su análisis. Tratamos de ofre-cer un sucinto panorama de las más importantesmodalidades de ayuda que para el actual curso es-colar ha otorgado el Ministerio de Educación.

BECAS.

Constituyen, como hemos indicado, la principal for-ma de ayuda regular. Se otorgan para un curso com-

pleto y pueden ser renovadas, hasta concluir el ciclode enseñanza, siempre que el estudiante obtenga bri-llantes calificaciones en los estudios que realice.

Casi todas las becas que se convocan se destinana alumnos de Centros docentes españoles, oficiales yprivados, no graduados. Sin embargo, existen tam-bién becas para graduados que, estando ya en pose-sión del título de Licenciado, deseen continuar, du-rante un curso completo, trabajos de investigación yespecialización.

BECAS PARA ESCOLARES

Nos ocuparemos, en primer lugar, de las becas des-tinadas a los escolares. (V. síntesis estadística enapéndice.)

1. BECAS PARA ENSEÑANZA SUPERIOR.

Agrupamos en este epígrafe las que se concedenpara cursar estudios en Facultades Universitarias yEscuelas Técnicas de grado medio y superior. La do-tación de estas becas es de 6.000 y 10.000 pesetas,según resida el alumno en el mismo lugar donde sehalla enclavado el Centro, o bien tenga que despla-zarse. Es necesario destacar que en el actual cursola cuantía ha sido revisada por el Ministerio de Edu-cación a propuesta de la Comisaría de ProtecciónEscolar. La revisión ha supuesto una elevación muysuperior, en el primer tipo de beca (de 6.000), al 100

por 100, y en el segundo, equivalente al 60 por 100de los módulos del curso anterior. Tal reforma ha te-nido por finalidad ajustar convenientemente las dota-ciones a los niveles generales de precios, preparandoasi el camino para futuras revisiones.

No existe actualmente ningún baremo matemáti-co de carácter oficial para la selección. Sin embar-go, las distintas Comisiones Seleccionadoras de losbecarios se atienen a liaremos de carácter oficiosopara reflejar en cifras el rendimiento escolar del