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LA DINÁMICA SOCIAL: CONFLICTO E INTEGRACIÓN La conclusión más verificable en el adentramiento de las realidades político-sociales del presente es la de su dinamicidad. No es estrictamente un descubrimiento contemporáneo; pero es ahora cuando se afila más en el estudio de los factores que determinan esa dinámica, cuando más se investiga el entramado de elementos que la constituyen, y cuando mejor se descubren hipó. tesis razonables sobre su dirección y destino. Como es sabido, el plano de esa dinamicidad es doble: no se trata tan sólo de una dinamicidad externa y horizontal, de una evolución en el suceder de figuras globales de estructuras político-sociales en el tiempo, sino también de una dinamicidad vertical y en permanente operatividad que sustantiviza la más entrañable naturaleza de toda realidad político-social. Y es esta última la que va modulando y determinando a aquélla no como sucesión de formas y estructuras, sino como despliegue en el que sólo son discernibles con relativa entidad ciertas fisonomías prototipicae, precisamente en la medida en que la tensión interna de la dinámica que hemos llamado vertical obtiene un cierto reposo. Ya no es posible comprender la tensa y cambiante realidad político-social con las viejas categorías derivadas de los conceptos de Orden o Revolución (6). El problema cardinal de nuestra época, problema en gran parte resuelto por las características del propio (6) J. FUEYO: Desarrollo político y orden constitucional, 1964. - 15 proceso dinámico de la realidad, es el de calar en la vía media que cancela la vieja alternativa, Los términos de «proceso», «desarrollo» y «cambio» aparecen constantemente para definir esa vía media que en rigor lo es porque contiene elementos de aquellas categorías contradictorias. No vamos aquí a dilucidar en un examen prolijo ~que necesariamente se deslizaría hacia la semántica y el nominalismo-e- los distintos matices existentes entre dichas expresiones; pero sí a dejar marcadas distintas significaciones para tratar de evitar un uso impreciso nada aconsejable. El término «proceso», tan utilizado hoy en la Ciencia Politicé como expresivo de la dinámica horizontal o temporal, tiene un alcance limitado y preciso (7). Su carácter dinámico alcanza horizontes concretos y debe seguir utilizándose, como hoy se hace

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LA DINÁMICA SOCIAL: CONFLICTO E INTEGRACIÓN

La conclusión más verificable en el adentramiento de las realidades político-sociales del presente es la de su dinamicidad. No es estrictamente un descubrimiento contemporáneo; pero es ahora cuando se afila más en el estudio de los factores que determinan esa dinámica, cuando más se investiga el entramado de elementos que la constituyen, y cuando mejor se descubren hipó. tesis razonables sobre su dirección y destino. Como es sabido, el plano de esa dinamicidad es doble: no se trata tan sólo de una dinamicidad externa y horizontal, de una evolución en el suceder de figuras globales de estructuras político-sociales en el tiempo, sino también de una dinamicidad vertical y en permanente operatividad que sustantiviza la más entrañable naturaleza de toda realidad político-social. Y es esta última la que va modulando y determinando a aquélla no como sucesión de formas y estructuras, sino como despliegue en el que sólo son discernibles con relativa entidad ciertas fisonomías prototipicae, precisamente en la medida en que la tensión interna de la dinámica que hemos llamado vertical obtiene un cierto reposo. Ya no es posible comprender la tensa y cambiante realidad político-social con las viejas categorías derivadas de los conceptos de Orden o Revolución (6). El problema cardinal de nuestra época, problema en gran parte resuelto por las características del propio (6) J. FUEYO: Desarrollo político y orden constitucional, 1964. - 15 proceso dinámico de la realidad, es el de calar en la vía media que cancela la vieja alternativa, Los términos de «proceso», «desarrollo» y «cambio» aparecen constantemente para definir esa vía media que en rigor lo es porque contiene elementos de aquellas categorías contradictorias. No vamos aquí a dilucidar en un examen prolijo ~que necesariamente se deslizaría hacia la semántica y el nominalismo-e- los distintos matices existentes entre dichas expresiones; pero sí a dejar marcadas distintas significaciones para tratar de evitar un uso impreciso nada aconsejable. El término «proceso», tan utilizado hoy en la Ciencia Politicé como expresivo de la dinámica horizontal o temporal, tiene un alcance limitado y preciso (7). Su carácter dinámico alcanza horizontes concretos y debe seguir utilizándose, como hoy se hace generalmente, para indicar, dentro de las estructuras sociales y políticas estabilizadas, las fases de las distintas operaciones constitucionales o paraeonstitucionales. Surgió en la Ciencia Política en favor de un enfoque descriptivo de los regímenes políticos que no se limitara a la normatividad fundamental, sino que incluyera el modo, forma ~o «proceso»~ que esa normatividad contenía directamente implícita. Podría ser utilizado, como de hecho lo ha sido y aún continúa siéndolo, referido a la dinámica sociopolítica, si otros términos más expresivos no lo hubieran ido reduciendo a la explicación de situaciones de menos alcance y generalidad. El término «cambio» está cargado de intención polémica y antagonista frente al de «orden», y en la medida en que se quiera expresar la contundencia de una mutación efectiva, o cargar la intencionalidad de una acción, su aplicación es congruente. 'I'iene, pues, a nuestro entender, un valor o constatívo o programativo, y en tal sentido sucede a los hechos denunciando su ocurrencia, o se anticipa a ellos estimulando su aparición. Expresa un resultado o formula una anticipación; pero, en verdad, no capta la transformación como tal. No deja de ser interesante anotar qne es el término utilizado por clásicos del pensamiento político des- (7) Sobre el concepto de «proceso» en Ciencia Política pueden consultarse: D. B. TRUMAN: The Governmental Process, 1951; W. HARRISON: «Pelitical PrOCCS6>l (Political Studle«, V, VI, 1958), y R. Z. ZANGWORTHY: «Political ProCC88" (Dictionary 01 the Social

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Sciences, 19(4). -16 - de perspectivas distintas a la actual, y es el que más se usa sinónimamente para aludir a la sucesión de Constituciones e incluso a su reforma (8). De aquí que el que mejor enhebra con la situación efectiva de la realidad política contemporánea y el esfuerzo técnico para asirla, sea el de «desarrollo». No tiene, al menos en su valor en uso, la limitación del de «procesos ni la significación estática -en cierta forma paradójica- del de «cambio» y, por lo mismo, incide en la medula misma de la naturaleza radicalmente dinámica de nuestra época. Como vamos a dedicarle en sus distintas acepciones atención especial, basta por ahora con su encuadramiento como parativo con los otros. Tan sólo dos observaciones: una, que entre los referidos términos, y pese a lo dicho, existe una indiscutible correlación interna y dialéctica; otra, y ésta tiene a nuestro propósito más profundas consecuencias, que el «desarrollo» en sí mismo supone una previsión de resultados hacia los cuales se encamine estructural y fatalmente, o de fines a los que racional y consciente. mente se enderece; sin prever los primeros y estimular los segundos, el «desarrollo» ni como concepto ni como operación es concebible, y menos aún útil para expresar la dinámica de la sociedad política de nuestro tiempo. Cuanto acabamos de decir se refiere sustancialmente a lo que denominábamos dinamicidad horizontal o temporal -tal vez baso taría sólo con llamarla evolutiva- de la realidad socio-política contemporánea. Pero como apuntábamos antes, la evolución no puede hoy comprenderse sin contemplar los factores integrantes de la que llamábamos dinamicidad vertical. A ello prácticamente está dedicada la Sociología política actual, que va logrando interpretaciones certeras y profundas y, a la vez, más esperanzadoras respecto a la finalidad de toda ciencia social: la comprensión del presen· te para una posible configuración del porvenir. La razón de que sea así, hay que buscarla en la superación de las perspectivas parciales e insuficientes que venía produciendo la atención casi exclusiva. bien a los factores de conflicto, bien a los factores de integración sociales. Nacida como nueva metafísica de la Humanidad e inserta sutil pero radicalmente en la concepción racionalista de la Hieto- (8) R. MORODO: Derecho y realidad: sobre la reforma constitucional y sus límites (trabajo actualmente en imprenta). - 17- ria como «orden» (9), pronto iba a perfilar su misión de ciencia positivo.descriptiva y analítica de la sociedad burguesa. Giro semejante, había de conducirla a prestar una atención preferen. te a las situaciones de conflicto en relación con las de integración. Una concepción social basada en el conflicto desemboca neo cesariamente en una apología de las estructuras organizadas 80' bre el principio de dominación y mantenidas por medio de la vio. lencia. Tanto el marxismo como el fascismo fueron expresiones de una concepción social conflictual, aunque existe entre ellos -en el terreno teórico y doctrinal, más que en sus realizaciones histó- ricas- una sensible diferencia. En la visión del primero la domición y la violencia están enmarcadas, y en rigor predeterminadas por la prosecución de una futura sociedad sin conflictos. Mientras que en la visión del segundo, cuyos proyectos de futuro eran imprecisos, insuficientes y perentorios, el uso de la dominación y la violencia rué meramente reactivo y producto -como se ha dicho en el libro tal vez más importante sobre el tema (10)- de la ano gustia como sentimiento primario subyacente. Una angustia no metafísica e intemporal, sino de carácter histórico y concreto, ahsoluta y casi telúrica ante la desintegración del propio pueblo o de la propia clase considerados como realidades absolutas e insusti. tuibles en un mundo cerrado a la trascendencia (ll). El atisbo genial en este orden, como en tantos otros, vino de parte de un pensador político, Alexis de Tocqueville, que en vida del propio Marx previó el dislocamiento y la destrucción de una sociedad de masas concebida tan sólo como

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situación de conflicto, y ponderó la importancia de los factores de integración social vinculándolos especialmente a la actividad asociacional intermediaria. La Sociología, en bloque al menos -salvamos aisladas muestras anticipadoras-, no hubo de superar su proclividad por el conflicto hasta que la gran conflagración de 1939 hizo desaparecer una de las concepciones y provocó que la propia ideología originaria y radical del conflicto, el marxismo, exhumara olvidados textos (9) Importante sobre el concepto de «orden» es el libro de H. BARTH: The idea o] order : contribution to a philosophy of Politics, 1960. (10) NOLTE: Der Fascismus und seiner Epoche, 1963. (11) Véase el trabajo de A. ORn sobre este libro en el número 32 del Boletín de la Cátedra de Derecho Político de la Universidad de Salomanca, -18 - para valorar factores de integración y admitiera entre las contradicciones sociales las que no revelan antagonismos (12). Aunque con frecuencia la superación de una visión de la diná- mica social exclusivamente basada en el conflicto ha conducido a una visión igualmente incompleta por parcial -e igualmente in. suficiente por ideológica-, basada tan sólo en los factores de integración, hoy domina la consideración conjugada y compensatoria de ambos (13). Una apreciación realista y objetiva de la sociedad contemporánea no puede conducir sino al descubrimiento de un juego recíproco de los dos factores, y precisamente en la medida en que los conflictuales se ven absorbidos por los integradores, y éstos, a su vez, se encuentran en trance permanente de adaptación y re. ajuste, puede hablarse de una sociedad política abierta y estable, en decir, equilibrada (14). Los factores de conflicto pueden funcionar como factores de integración cuando éstos no sólo permiten, sino suscitan, el principio de colaboración (15). A su vez, los factores de integración -y especialmente el Estado máximo factor global de integraciónpueden convertirse en factores de conflicto si al acentuar el príncipio de dominación sobre el de colaboración angostan el espontáneo pluralismo social superponiendo a la natural distinción entre gobernantes y gobernados, la drástica separación entre dominadores y dominados. La dialéctica de grupos en situación de conflicto no ha sido demasiado estudiada, y no es raro que cuando más fácilmente puede hacerse es cuando se contempla una bipolaridad: en este orden se consideran admitidas ciertas conclusiones. Por lo que respecta a la fuerza del grupo parece claro que ésta es mayor en la medio da en que expresa -por emplear términos ya consagrados (16)- una sociabilidad activa y no pasiva, es decir, en la medida en que sus miembros están ligados por la conciencia de una obra común a realizar y no sólo por el hecho de coexistir en una situación semejante. Esa fuerza se potencia según su capacidad de adapta. ción a situaciones nuevas, de penetración en otros grupos y de (12) E.~ interesante consultar V. KARPINSKI: La structure sociale et politique de I'V. R. S. S., 1951. (13) LASWELL y KAPLAN: Pouier and Societr, cap. VIII. (14) BURD&Au: Méthode de la science politique, 1959. (15) En este sentido, M. DUVERGER: Introduction. ala Politique, 1964. (16) Por GURTVITZ: La vocation actuelle de la Sociologie, 1959, y Traité de Sociologie, r, 1959. - 19- apertura en la renovación de sus miemhros (17). En lo que atañe a la tipología de procesos de solución de conflictos entre grupos, las hipótesis que más se corresponden con una dinámica social no traumática son la de mutua «desintegración» y la de «transformación» mutua. La primera disminuye el conflicto por la recí- proca dehilitación ocasionada en continuas concesiones descontroladas, pero lo disminuyen tan sólo eventualmente mientras se producen nuevos reagrupamientos y tensiones. En la segunda hípétesis, cada grupo reacciona a la acción del otro transformando su propia estructura, mediante un proceso que sólo puede ser comprendido por una dialéctica de la reciprocidad de la acción o, si se quiere, por una

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actuación estratégica en el sentido que hoy cohra fuerza expresiva hajo la influencia de la «teoría de los juegos (18). En resumen, por lo que a este punto se refiere, en toda sociedad coexisten necesariamente factores de conflictos y factores de integración; la función social fundamental es la de establecer un equilihrio entre amhos ; el predominio progresivo de los segundos a través de las organizaciones de dominación sólo puede mantenerse, a la larga, por la violencia, y el de los primeros supone la destrucción misma de la comunidad. Pero el equilihrio entre los factores de conflicto y de integración no será posible sin un sistema que tenga por base un consenso general sohre las creencias políticas básicas o fundamentales y entre ellas, la finalidad del propio sistema, y las líneas maestras de su estructura constitucional. Asimismo sería necesario incluir el principio qne recientemente se ha llamado principio de «identidad nacional», que comprende dos clases de identificaciones: la del vínculo que une al individuo a una unidad política superior y a los símholos de esa unidad política, y la promovida por el efectivo sentimiento de sentirse miemhros de esa unidad mediante la participación con todos los demás en las tareas colectivas (19). (17) J. WILLlAM LAPIÉRE: «Pour une théoríe dynamique des changements pollriques» (Rev. Frtmc, Se. Pol., XI, 1961). (18) T. C. SCHELLING: La estrategia del conflicto, 1964. (19) El principio de «identidad nacional» como integrante de la cultura política está expuesto por S. VERBA en lengua española en su trabajo «El estudio de la Ciencia Política desde la cultura política» (Revista de Estudios Políticos. núm. 138, 1964).

Interacción social y vida cotidiana

La comunicación es un sin número de expresiones, de movimientos, gestos y acciones. En ella no solo se muestra lo que quiere darse a conocer, si no lo que uno a veces quiere ocultar, o que conscientemente no podemos manejar o manipular, eso se denomina lo no verbal.

La sociología estudia de diversas maneras estas expresiones, que no son dichas, pero que con los rasgos repetitivos, o manifestaciones características de un grupo, sociedad o universo de personas, se obtienen conclusiones de su comportamiento.

La etnometodología es el estudio de las maneras que tenemos de interpretar activamente lo que los demás quieren expresar con lo que dicen o hacen. Podemos aprender mucho sobre la naturaleza del habla a través de los “ gritos de repuesta” (exclamaciones) y por el estudio del lapsus linguae ( lo que ocurre cuando la gente pronuncia mal o emplea de forma incorrecta palabras y frases).

Gran parte de nuestro comportamiento consiste en la realización de actos de interacción de los cuales no somos plenamente conscientes. Esos actos de interacción y los pensamientos que los acompañan conforman nuestra vida cotidiana, y están muy estructurados. Hay dos versiones de esto:

• El análisis de cómo se organiza la vida cotidiana nos da información sobre procesos sociales más amplios.Este proceso nos expresa esas constantes, que aunque se nace o se vive en diferente casa, se educa en diversas escuelas, o se vive en otras situaciones,

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existen características predominantes, basadas, encajonadas o ubicadas en cierta sociedad o grupo.

• La vida cotidiana tiene una enorme capacidad estructuradora por sí misma.En este sentido la cotidianidad podemos deducir que tiene dos bases que le alimentan, la primera son las necesidades que se van formando a lo largo de la vida; por ejemplo: el obrero por su condición, y su economía, tiene la necesidad de vivir bajo un “régimen” empresarial, donde las normas, estatutos marcan que y que no hacer, que y que no decir, como y como no actuar, a diferencia de quien es dueño de su propio negocio, ya que él asienta las bases para el funcionamiento o no de lo que le pertenece.

Esto es un ejemplo que puede iluminar el hecho que la cotidianidad bajo la necesidad lleva una pauta. El otro sentido que le alimenta, son las normas sociales, que dictan a que hora tira la basura, horarios de banco, o los diversos servicios, por ejemplo tomar un café, después del trabajo en el establecimiento más confortable para disfrutarlo.

Pero hay algo que dentro de la cotidianidad es palpable, el hecho de ser seres sociables, lo cual nos lleva a la interacción con los demás. En este sentido hay varias manifestaciones de tales.

Hay algo que llama la atención que es el hecho de que las amistades se dan dentro de los diversas reglas de interacción, incluso son base para que se forme a mejor o menor medida.

Por ejemplo si tu comienzas a poner atención a alguien, teniendo como base el hecho de que se conozcan, esa persona va a ver alguien que puede atenderlo, pero hay algunos contratiempos, y de entre ellos hablemos como lo dice la metodología de la comunicación, hay ruido que merma la comunicación pero hay que saber manejarlo para que no se muestre una distracción; tales atenciones te pueden llevar a que entres en la intimidad ya que se ha mostrado como una persona atenta y respetuosa en los momentos que no se puede escuchar.

Si se viola algún estado o momento de la interacción entre personas puede que haya separación, así que la interacción puede ser a mayor o menor intensidad según los momentos.

La interacción no focalizada es la conciencia que lo individuos tienen de la presencia de otra persona en grandes aglomeraciones, cuando no llegan a entablar una conversación. La interacción focalizada, que puede dividirse en diferentes encuentros o episodios de interacción, tiene lugar cuando dos o más individuos atienden directamente a lo que el otro o los otros dicen o hacen.

Los roles sociales son las expectativas, definidas socialmente, que tiene un individuo que ocupa una determinada posición o situación social.

El estudio de la interacción cara a cara se suele denominar microsociología y ésta contrasta con la macrosociología, que estudia los grupos numerosos, instituciones y sistemas sociales.

La interacción a veces puede confundirse o asimilarse como socialización, pero esta no es a veces de manera directa, incluso a veces ni cercana. Me imagino una ciudad grande donde las personas pasan por los negocios, y estos muestran sus escaparates y espectaculares, esta interacción puede darse en el vendedor y el potencial cliente, donde un canal que los une es la publicidad. O una interacción a distancia, por ejemplo donde en una fábrica hacen cierto producto, t en otro lugar hacen chequeo de calidad, y este es regresado; tal ves esta interacción sea muy distante pero hay un canal que uno una persona con otra, mediante un medio de interacción tal ves no muy profundo pero existente.

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Hay diversas formas de interacción, pero creo que hace falta hablar de una gradualidad, aunque sea focalizada, o no, hay factores que distraen tal focalización.

Para concluir, hay diversas formas de expresión, diversas formas de compartir y de compartirse hacia los demás, y la sociología a mostrado el por que de cada una de las manifestaciones, y la interacción aunque es algo cotidiano y a mi parecer gradual, nos envuelve en la comunicación, en la relación con los demás, es claro que es determinante por las situaciones que las personas viven a nivel individual y nivel social.

Interacción social y vida cotidiana en Erving Goffman En primer lugar resulta necesario aclarar que el desarrollo de Goffman acerca de la interacción social, como objeto de estudio y modo de abordaje, es extremadamente rico en detalles y puede prestarse a múltiples interpretaciones. Por lo tanto, es dable mencionar que no se analiza su obra íntegramente sino que se consideran algunos de sus textos fundamentales con la intención de reflexionar sobre el problema planteado en este trabajo: “El ritual de la Interacción” (1970), “La presentación de la persona en la vida cotidiana” (1974) y “Estigma. La identidad deteriorada” (1989). Podría pensarse que a pesar de haberse desarrollado en diferentes etapas, la reflexión de Goffman muestra una clara línea de continuidad analítica, marcada por el estudio de la interacción social y los encuentros cara a cara. En este sentido, desde la primera obra que publica -“La presentación de la persona en la vida cotidiana”- Goffman afirma que tiene la intención de desarrollar una perspectiva sociológica desde la que pueda pensarse la vida social organizada dentro de los límites físicos de cualquier establecimiento social concreto, ya sea familiar, industrial o comercial. Propone emplear la perspectiva de la actuación o representación teatral para analizar el modo en que el individuo se presenta y presenta su actividad ante otros, el modo en que controla la impresión que los otros se forman de él, y las cosas que efectivamente puede y no puede hacer mientras actúa frente a ellos. Entonces, para los fines del mantenimiento del orden de la interacción es necesario que los participantes ofrezcan una interpretación de la situación que sea aprobada por los otros. En tanto actores, los individuos tienen interés en mantener la impresión de que viven conforme lo considerado aceptable socialmente. En la introducción de un escrito posterior, “El ritual de la Interacción”, sostiene que su objeto de estudio es la interacción cara a cara en escenarios naturales, que puede definirse como la clase de sucesos que se producen durante la copresencia y por ella; es decir, se trata de sujetos reales y en relación. También menciona los materiales más básicos de la conducta, los signos exteriores de orientación de las actuaciones -las miradas, los gestos, las posturas, las afirmaciones verbales que las personas introducen en la situación- que propone deben estudiarse en forma sistemática, a fin de describir las unidades naturales de la interacción que se construyen con ellos y descubrir el orden normativo que predomina en dichas unidades. Estos datos o signos básicos de la conducta también serán objeto de indagación y La Plata, 5 al 7 de diciembre de 2012 sitio web: http://jornadassociologia.fahce.unlp.edu.ar – ISSN 2250-8465 4 preocupación para Trotsky en el artículo que se analiza más adelante, en el que hace principalmente mención de la importancia que reviste la reflexión sobre el lenguaje. A su vez, menciona los elementos que se ponen en juego en el momento de cada interacción social. Podría pensarse -pese a que el nivel de los encuentros cara a cara remite más directamente a una escala

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micro de abordaje- que en todos los componentes a los que hace alusión pueden encontrarse elementos estructurales que trascienden la interacción inmediata que intenta explicar, sólo como ejemplo: “(…) Cuando un individuo llega a la presencia de otro, estos tratan por lo común de adquirir información acerca de él o de poner en juego la que ya poseen (…)”. (Goffman, 1974:13). Esta cita permite sostener la afirmación que se explicitaba en el párrafo anterior, dado que cuando se refiere a poner en juego la información con la que se cuenta previamente al momento del encuentro cara a cara da cuenta de que en la interacción intervienen elementos que van más allá del momento que se quiere explicar, vinculado con los “aprendizajes sociales” o con los procesos de socialización que facilitan la anticipación. En ese sentido, entiende que el mundo de las relaciones cara a cara también se rige por un sistema articulado y persistente de reglas, normas y rituales. Idea que se completa con que: “(…) Si no están familiarizados con el individuo, los observadores pueden (…) aplicarle estereotipos que aun no han sido probados (…)”. (Goffman, 1974:13). Aquí aparece la noción de estereotipo, que sociológicamente nos remite directamente al sentido común, a las ideas que se asumen como “verdad” sin reflexión previa, a la cosmovisión hegemónica particular que se presenta y es asumida como universal. En este sentido, y según las citas expuestas anteriormente, queda explicitado que Goffman hace referencia recurrentemente a las experiencias previas que tiene el individuo, experiencias que se ponen en juego al momento de la interacción y que evidentemente la trascienden, porque con seguridad -y según el esquema que él mismo propone- se pondrán en juego en interacciones posteriores. Teniendo en cuenta esto podría pensarse que el autor vincula las dimensiones “micro” y “macro”, en tanto da cuenta de la compleja articulación entre las prácticas de interacción y las estructuras sociales. Sin embargo, cuando hace referencia a ejemplos específicos de interacción, los elementos vinculados con el orden de la estructura La Plata, 5 al 7 de diciembre de 2012 sitio web: http://jornadassociologia.fahce.unlp.edu.ar – ISSN 2250-8465 5 social parecerían quedar desdibujados o perder relevancia explicativa frente a la autonomía de las relaciones cara a cara. Podría pensarse que en escritos posteriores Goffman va a otorgar a las normas sociales -y por ende al orden de la estructura- un lugar de mayor centralidad. En “Estigma. La identidad deteriorada”, afirma que: “(…) La sociedad establece los medios para categorizar a las personas y el complemento de atributos que se perciben como corrientes y naturales en los miembros de cada una de esas categorías. El medio social establece las categorías de personas que en él se pueden encontrar. El intercambio social rutinario de medios preestablecidos nos permite tratar con “otros” previstos sin necesidad de dedicarles una atención o reflexión espacial. Por consiguiente, es probable que al encontrarnos frente a un extraño las primeras apariencias nos permitan prever en qué categoría se halla y cuáles son sus atributos, es decir, su “identidad social (…)”. (Goffman, 1989, 11-12). Esta cita aporta afirmaciones densas en términos de su contenido, interesantes para efectuar un análisis minucioso. Aquí la sociedad parece adquirir un mayor protagonismo, aparece como la entidad encargada de establecer las categorías y los atributos sociales, los parámetros o límites a partir de los cuales el resto de los elementos se van definiendo. Pero también resulta interesante el carácter inconciente con que los individuos recuperan estas categorizaciones socialmente previstas y las naturalizan -en el marco de una vida social rutinizada- en cada uno de los encuentros cara a cara, en tanto le asignan al individuo ciertos atributos por medio de imputaciones que realizan a partir de una mirada retrospectiva, otorgándole una

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“identidad social virtual”; que se distancia de la “identidad social real”, que remite a las categorías y atributos que le pertenecen al individuo según puede demostrarse. Directamente vinculado con estas reflexiones se encuentra el concepto de estigma, con el que Goffman hace referencia a los atributos indeseables que no son congruentes con los estereotipos sociales aceptados acerca de cómo deben ser los individuos. A su vez, este estigma se expresa en términos relacionales, ya que el atributo que estigmatiza a un individuo confirma inmediatamente la normalidad de otro; y en este sentido es dable resaltar que Goffman da cuenta de la existencia de relaciones sociales asimétricas. Entonces, si bien sostiene un enfoque relacional, su análisis no trasciende el plano descriptivo dado que en la medida en que avanza con el desarrollo de sus argumentaciones parece naturalizar -al igual que los individuos a los que estudia- los factores que llevan a producir y reproducir los La Plata, 5 al 7 de diciembre de 2012 sitio web: http://jornadassociologia.fahce.unlp.edu.ar – ISSN 2250-8465 6 atributos estigmatizantes y por ende muy frecuentemente las asimetrías. A su vez, podría pensarse que una de las consecuencias directas de la naturalización de sus reflexiones es la imposibilidad de pensar en la transformación no sólo de las categorizaciones que impone el mundo social sino también de las condiciones que conducen a la necesidad de sostener “estructuras” basadas en la desigualdad que generalmente se traducen en distintos tipos de discriminación. Entonces, un estigma es una diferencia indeseable que conduce en un intercambio social a la no aceptación de quien lo posee; y -en tanto enfoque relacional- directamente vinculado con la figura del estigmatizado se encuentra la figura del normal, que es quien no se aparta negativamente de las expectativas particulares que están en discusión, y valiéndose del supuesto de que la persona que posee un estigma no es totalmente humana practica todo tipo de discriminación (Goffman, 1989). Esta distinción entre normal y estigmatizado bien podría remitirse a la que formulara Émile Durkheim entre normal y patológico -y vincularse con otros términos que utiliza como adaptación, equilibrio, sistema, rol, desviación, etc.-, con efectos prácticamente similares, debido a que si bien adopta una postura crítica frente a la actitud de los “normales” no se encuentran pasajes en el texto en los que haga referencia a las posibilidades de efectuar cambios sociales. En todos los casos, se detiene en las respuestas individuales o grupales que establecen los estigmatizados para corregir las situaciones de no aceptación en el marco de situaciones sociales mixtas. La “salida” en todo caso es individual y lo importante es evitar los desequilibrios sociales producidos por el desacoplamiento entre las relaciones esperadas y las que finalmente se producen. Tal es así que la pregunta que formula es: “(…) ¿De qué modo la persona estigmatizada responde a esta situación? (…)”. (Goffman, 1989:19). En este sentido, si bien se detiene en el análisis de las estrategias que diseñan los estigmatizados para lograr la aceptación de los “normales” -desde corregir lo que considera el fundamento de su deficiencia (transformación del yo), corregir su situación en forma indirecta, manejar la información oculta que desacredita al yo (encubrimiento/enmascaramiento), hasta romper con lo que se denomina realidad y emplear una interpretación no convencional de su identidad social (Goffman, 1989)- no pone en cuestión ni intenta definir las causas que explican las condiciones estructurales que hacen posible y necesaria a la estigmatización y la diferenciación como proceso que tiende a la La Plata, 5 al 7 de diciembre de 2012 sitio web: http://jornadassociologia.fahce.unlp.edu.ar – ISSN 2250-8465 7 normalización según los parámetros que impone la ideología hegemónica, aunque lo reconozca en sus descripciones: “(…)

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La diferencia en sí deriva, por cierto, de la sociedad, pues por lo general una diferencia adquiere mucha importancia cuando es conceptualizada en forma colectiva por la sociedad como un todo (…)”. (Goffman, 1989: 146). A su vez, perecería que le atribuye al estigmatizado la responsabilidad de responder frente a la situación de segregación y opresión de la que es víctima, en tanto es el encargado de resolver el problema del “manejo de estigma”. E incluso en algunos pasajes del texto afirma que el individuo que posee un atributo estigmatizante duradero quedaría condenado a representar el papel de estigmatizado en todas las situaciones que le toquen vivir (Goffman, 1989), negando -en términos generalizados- las posibilidad de subvertir de la situación de desigualdad en la que se encuentra. Podría afirmarse que si bien resulta interesante pensar en el ámbito más inmediato de cada interacción -y en ese sentido Goffman ofrece descripciones extremadamente minuciosases necesario no perder de vista el contexto general en el que se enmarca, ni las construcciones sociales y de sentido que se ponen en juego en ese momento y que incluso lo trascienden. Pese a que el autor considera la dimensión estructural -y esto queda expresamente explicitado en conceptos como “carrera moral del individuo”, que remite a las fases de socialización de la persona estigmatizada; los símbolos que son definidos como los signos (de prestigio o de estigma) portadores de información social que han sido institucionalizados y que definen la identidad social; los supuestos a los que recurren los individuos en cada interacción; los estereotipos; los códigos de conducta; entre otras referencias- indefectiblemente implicada en los encuentros cara a cara, queda desdibujada a la hora de analizar cada situación particular, otorgando a la dimensión de la interacción social un papel protagónico e incluso de autonomía respecto a dichos factores estructurales. A su vez, resulta relevante recuperar algunos de los postulados de Goffman acerca de la vida cotidiana y especialmente aquellos pasajes en los que resalta su componente estructural para continuar reflexionando sobre la importancia de no considerar a los seres humanos -en tanto individuos y como sociedades- como manifestaciones con existencia separada. Especialmente se recuperan las nociones de rutina y fachada, en tanto aluden directamente a las pautas de acción preestablecidas que se desarrollan en una actuación y que pueden ser presentadas en otras situaciones, y a la parte de la actuación del individuo que La Plata, 5 al 7 de diciembre de 2012 sitio web: http://jornadassociologia.fahce.unlp.edu.ar – ISSN 2250-8465 8 funciona regularmente y en forma prefijada para definir la situación con respecto a quienes la observan, respectivamente (Goffman, 1974); en palabras del autor: “(…) Por más especializada y única que sea una rutina, su fachada social tenderá, con algunas excepciones, a reclamar para sí hechos que pueden ser igualmente reclamados y defendidos por otras rutinas algo diferentes (…) .(Goffman, 1974:38). “(…) Además del hecho de que diferentes rutinas pueden emplear la misma fachada, hay que señalar que una fachada social determinada tiende a institucionalizarse en función de las expectativas estereotipadas abstractas a las cuales da origen, y tiende a adoptar una significación y estabilidad al margen de las tareas específicas que en ese momento resultan ser realizadas en su nombre. La fachada se convierte en una “representación colectiva” y en una realidad empírica por derecho propio (…)”. (Goffman, 1974:39). En estas citas aparecen nuevamente conceptos como rutina, institucionalización, representación colectiva, estereotipo, que no sólo dan cuenta de factores que trascienden la instancia misma del encuentro cara a cara sino también de acciones que se reiteran, y en términos de Giddens (1995) podría pensarse que contribuyen a producir y reproducir la estructura social. Asimismo, en distintos

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pasajes del mismo texto reconoce el carácter irreflexivo que también puede caracterizar el desarrollo de las rutinas. En este sentido: “(…) la mayoría de las acciones orientadas por normas de conducta se ejecutan sin pensar (…)”. (Goffman, 1970:50). Resulta interesante retomar esta dimensión vinculada con lo que los actores ejecutan “sin pensar”, por un lado porque es uno de los ejes que considera Trotsky a la hora de poner en cuestión los elementos que caracterizan a la vida cotidiana, pero también porque podría pensarse que da cuenta de que Goffman -en tanto se limita a describir el estado de cosas imperante en la sociedad que estudia- no problematiza los actos “inconcientes” de los actores a los que hace alusión. Asimismo, al llevar la metáfora del teatro y sus personajes hasta las últimas consecuencias -evitando particularizar los personajes, roles, escenarios, contextos, etc; recurriendo a situaciones poco específicas como “base empírica” para desarrollar sus conclusiones; y generalizando sus postulados perdiendo de vistas las especificidades de cada experiencia- el análisis va dejando sueltas una infinidad de dimensiones que también se La Plata, 5 al 7 de diciembre de 2012 sitio web: http://jornadassociologia.fahce.unlp.edu.ar – ISSN 2250-8465 9 vinculan con el orden de la interacción y no avanza sobre los factores que permiten explicar el origen de las desigualdades -naturalizándolas- desde las que parte como supuesto de sus desarrollos teóricos. Otro elemento que resulta interesante problematizar y que también podría vincularse con el orden de la naturalización y eternización de lo existente es la relevancia que Goffman le otorga a la historia como dimensión analítica a la hora de estudiar el orden de la interacción social: “(…) ese individuo es una entidad alrededor de la cual es posible estructurar una historia. Se convierte indefectiblemente en objeto de una biografía (…)”. (Goffman, 1989: 79). Teniendo en cuenta esta cita podría pensarse que el autor vincula casi directamente la historia con la biografía individual; y en este sentido se presenta un punto de contacto con Alfred Schutz (1974) que hace hincapié en la situación biográficamente determinada del individuo. No obstante, cuando Goffman considera el concepto de divergencia como puente que vincula el estudio del estigma con el del mundo social aclara que: “(…) Sociológicamente, el problema fundamental relativo a estos grupos (minoritarios) es su lugar en la estructura social; las eventualidades que enfrentan estas personas en la interacción cara a cara son sólo una parte del problema, y no pueden comprenderse totalmente sin la referencia en la historia, al desarrollo político y a las estrategias habituales del grupo (…)”. (Goffman, 1989: 148). Aquí puede observarse que le asigna un lugar a la historia y a las relaciones de poder en sus reflexiones, pero no se trata de una concepción diacrónica ni de una mirada que intenta ir más allá de la historia de cada situación. A su vez estos lugares del texto quedan un tanto perdidos frente a la centralidad que le otorga a la dimensión biográfica individual. Asimismo, relaciona la construcción biográfica con la identidad personal -control de la información que ejerce el individuo- y la identidad social -clases de repertorio de rol que puede sustentar cualquier individuo-, en tanto entiende que para construir la identificación personal de un individuo se recurre a distintos aspectos de su identidad social (Goffman, 1989). En este sentido, resulta interesante postular el interrogante acerca de la posibilidad y/o profundidad explicativa de construir una biografía personal sin hacer referencia al contexto histórico más La Plata, 5 al 7 de diciembre de 2012 sitio web: http://jornadassociologia.fahce.unlp.edu.ar – ISSN 2250-8465 10 general en que se inscribe el individuo. Aquí radica otro de los ejes que al menos llama a la discusión del planteo general que postula el autor, dado que si bien aporta estrategias de abordaje

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particulares para el estudio de la vida cotidiana y la interacción social; podría pensarse que al otorgarle un papel subsidiario a la dimensión histórica termina generalizando los resultados que obtiene a partir de la descripción de la sociedad norteamericana de su tiempo, en tanto asume que las formas de actividad y los mecanismos sociales que describe son tan generales que pueden aplicarse a la interacción social en todos los tiempos y lugares. A su vez, podría pensarse que la vinculación entre el lugar subsidiario que le otorga a la historia por oposición al lugar que le asigna a la biografía y su apuesta de abogar por una sociología de las ocasiones y las situaciones conlleva una visión de la realidad social en la que esta aparece fragmentada. Finalmente y teniendo en cuenta el desarrollo presentado hasta aquí, se considera relevante formular el siguiente interrogante: la crítica más profunda e interesante que puede formularse a propósito de la teoría de Goffman se dirige a la consideración tanto sea de la interacción social o la vida cotidiana como objeto de estudio válido para las ciencias sociales; o a las bases epistemológicas y ontológicas sobre las que se sostiene el modelo paradigmático con el que las analiza. Probablemente esta inquietud quede más claramente saldada hacia el final del artículo, luego de presentar algunas de las principales consideraciones de Trotsky sobre la vida cotidiana. Problemas de la vida cotidiana: Reflexiones de León Trotsky “(…) Algunas mentes privilegiadas intentaron oponer, por lo que sé, las tareas relativas a la cultura del modo de vida con las tareas revolucionarias. Semejante enfoque no puede ser definido más que como un grosero error político y teórico (…)”. (Trotsky, 1924: Prefacio a la Segunda Edición). En el Prefacio a la Primera Edición de “Problemas de la vida cotidiana” (1924) Trotsky aclaraba que resultaba necesario dar cuenta de la historia de dicha obra para comprender mejor su apuesta. Pero también situaba las reflexiones y discusiones que allí exponía en el contexto histórico que las inspiraba, definiendo el objetivo no sólo teórico sino también político que las movilizaba. El texto fue editado en dos oportunidades, y fue redactado en el marco de lo que se denominó “época de transición” para hacer referencia a los años y al programa político, económico y social impulsado en los años que siguieron al proceso revolucionario de octubre de 1917. La Plata, 5 al 7 de diciembre de 2012 sitio web: http://jornadassociologia.fahce.unlp.edu.ar – ISSN 2250-8465 11 Respecto a la historia del escrito Trotsky aclaraba que el objetivo principal que movilizaba su iniciativa era presentar el problema de la vida cotidiana del obrero como un objeto de estudio que debía ser analizado, dado que en la biblioteca del partido Bolchevique faltaban reflexiones que en forma accesible, tanto para los obreros como para los campesinos, dieran cuenta de los vínculos que unían ciertos fenómenos de la etapa de transición tan fundamentales como los que en ese texto presentaba y que también pudiera servir de herramienta para la educación comunista. Para llevar adelante su proyecto propuso la conformación de una asamblea compuesta por miembros del comité de Moscú en la que fuera posible tratar distintos temas vinculados con la familia, el modo de vida obrero, la prensa, entre otros que lo inquietaban. De modo que la obra daba cuenta de los debates que se dieron en el marco de dichas asambleas. (Trotsky, 1924: Prefacio a la Primera Edición). Partiendo de esta presentación del escrito de Trotsky es posible establecer ciertas similitudes y diferencias respecto de la propuesta de Goffman. Por un lado, reconoce como aquel la fundamental relevancia que reviste el estudio de la vida cotidiana y sus problemas, hecho que la convierten en un objeto de estudio válido y necesario de indagación. Así como también lo hace Goffman, Trotsky afirma la necesidad de comprender lo que sucede en la fábrica, en los medios obreros, en las

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cooperativas, en la escuela, la calle, la familia, las formas de vida privada en general, y las relaciones de la vida doméstica (Trotsky, 1924:Cap. IV). En este sentido y siguiendo la línea argumental del texto, puede observarse que Trotsky está discutiendo con algunos sectores y grupos políticos que cuestionan su interés por el estudio de las prácticas cotidianas por considerarlas poco relevantes y desvinculadas de las tareas revolucionarias, en sus palabras: “(…) en la historia nunca se hacen grandes cosas sin pequeñas. Con más precisión: las pequeñas cosas, en una gran época, integradas en una gran obra, dejan de ser pequeñas (…)”. (Trotsky, 1924: Cap. I). “(…) los detalles de la vida cotidiana (…) esas nimiedades son las que terminan por constituir un todo (...)”. (Trotsky, 1924: Cáp. III). No obstante, teniendo en cuenta estas citas y algunos de los argumentos postulados en el apartado anterior, puede observarse que Trotsky a diferencia de Goffman permanentemente reenvía la particularidad -prácticas de la vida cotidiana- a la totalidad -todo social-. Asimismo, hace hincapié en la importancia no sólo de explicar la historia de la obra sino también de definir el contexto social y político en el que se inscribe, y por ende también se sitúan los La Plata, 5 al 7 de diciembre de 2012 sitio web: http://jornadassociologia.fahce.unlp.edu.ar – ISSN 2250-8465 12 problemas que presenta. Se considera que dar cuenta del carácter histórico de la realidad social es de fundamental importancia no sólo para comprender aquello que se analiza sino también para desnaturalizarlo, en tanto permite pensar al cambio social en el horizonte de lo posible. Entonces, tal como se mencionaba anteriormente, el propósito del escrito está relacionado con el objetivo político y las tareas en la época de transición, vinculadas específicamente con el trabajo y la autoeducación cultural de los trabajadores y campesinos para dotar de contenido socialista a las adquisiciones de la revolución. En este sentido y partiendo de la afirmación que sostiene acerca de que la atención debe dirigirse a los detalles, refuerza la necesidad de estudiar la vida cotidiana. Tal como puede leerse en algunos pasajes de los textos de Goffman1 , Trotsky considera que la creación conciente y reflexiva ocupa un lugar insignificante en la vida diaria, dado que es el resultado de la acumulación de las experiencias espontáneas de los hombres; y por eso está vinculada directamente con las costumbres y las tradiciones, es decir, con los factores más estables de la sociedad (Trotsky, 1924: Cap. IV). La concepción de Trotsky acerca de la relación entre conciencia y vida cotidiana puede expresarse más claramente a partir de sus palabras: “(…) La política es móvil, la vida diaria es estable y recalcitrante. Esto es lo que provoca tantos conflictos en los medios obreros, donde la toma de conciencia choca con la tradición (…)”. (Trotsky, 1924: Cap. IV). En este sentido, entiende que para poder transformar la vida diaria es preciso efectuar un análisis crítico de ella, dado que no se puede cambiar aquello que no se hace conciente. Para aportar reflexiones en este sentido, es decir, para dar cuenta de las particularidades de la “mentalidad” y del modo de vida obrero y campesino y de sus costumbres -dando cuenta de su origen social-, recurre justamente a un cuadro de la obra de Gleb Uspenski “Los de la calle Rasteriaev”2 . A partir de su análisis afirma que si bien luego de la revolución de octubre de 1917 el proletariado dio un salto político muy importante, éste no se tradujo en transformaciones semejantes en el ámbito de las costumbres y tradiciones, dejando casi intacto el modo de vida, especialmente en el campo de las relaciones económicas, familiares y domésticas, destacándose el vínculo hombre-mujer. (Trotsky, 1924: Cap. IV). 1Ver cita textual de Goffman: “El ritual de la Interacción” (1970: 50), en página 8. 2Gleb Ivánovich Uspénski (1843–1902) fue un escritor y periodista ruso. La Plata, 5 al 7 de

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diciembre de 2012 sitio web: http://jornadassociologia.fahce.unlp.edu.ar – ISSN 2250-8465 13 A diferencia de Goffman, Trotsky relaciona el modo de vida y las costumbres con la economía, y por ello entiende que las posibilidades de avanzar hacia la transformación de la vida cotidiana están dadas a partir del cambio de las relaciones económicas, pero también por su dirección conciente desarrollada por la toma del poder por el proletariado. En sus palabras: “(…) el análisis crítico del modo de vida es ahora la condición indispensable para que este modo de vida, conservador debido a sus tradiciones milenarias, no quede a la zaga de las posibilidades de progreso que nuestros recursos económicos nos ofrecen desde hoy (…)”. (Trotsky, 1924: Cap. IV). En este sentido, considera que existe una interdependencia dialéctica entre la economía y la cultura -vinculada con distintos aspectos tales como: las relaciones al interior de la familia, la educación, la recreación y distracción, los medios de comunicación y de prensa, la religión, el trabajo, etc-. Sin embargo, no se trata de una relación mecánica porque justamente la situación que moviliza su reflexión es que las transformaciones económicas desarrolladas a partir de la revolución de octubre de 1917 no se tradujeron directamente en cambios sustanciales en las condiciones y relaciones de la vida cotidiana. De modo que considera que es preciso un análisis crítico y conciente de la vida cotidiana para que esta pueda transformarse conforme los cambios económicos y la consiguiente liberación de las relaciones de clase. En sus palabras: “(…) Ahora, después de la conquista del poder, el trabajador ruso debe realizar en muchos aspectos de la vida sus primeros pasos concientes hacia una verdadera cultura (…)” (Trotsky, 1924:Cap. VI). Por otra parte, del mismo modo en que lo hace Goffman cuando estudia los materiales más básicos de la conducta, los signos exteriores de orientación de las actuaciones -las miradas, los gestos, las posturas, las expresiones verbales-, Trotsky también reflexiona sobre el lenguaje y los distintos elementos que se ponen en juego en el marco de las relaciones interpersonales. Especialmente se preocupa por las viejas formas de lenguaje y sus expresiones insultantes que siguen en uso luego de transcurridos seis años de la revolución de Octubre. Considera que tales expresiones no hacen más que remitir a la división de la sociedad en amos y esclavos. En sus palabras: La Plata, 5 al 7 de diciembre de 2012 sitio web: http://jornadassociologia.fahce.unlp.edu.ar – ISSN 2250-8465 14 “(…) El lenguaje insultante y las blasfemias constituyen un legado de la esclavitud, de la humillación y falta de respeto por la dignidad humana, tanto la propia como la de los demás (…)” (Trotsky, 1924:Cap. IX). Y estaba espacialmente interesado en que la revolución lograra garantizar el respeto a los “más débiles”, entre los que incluía a las mujeres y los niños. Aquí como en el caso de Goffman se registra un espacial interés por los individuos o grupos estigmatizados -en términos goffmanianos- o sectores más excluidos de la sociedad -en palabras de Trotsky-, sin embargo este último postulaba estrategias para superar las desigualdades sociales y vinculaba esta posibilidad con el proyecto de transformación socialista. Es decir, a diferencia de Goffman, que en sus descripciones parecía no dejar lugar al cambio o que en todo caso lo vinculaba a las estrategias que pudieran desplegar individualmente el/los estigmatizado/os, Trotsky va a plantear la posibilidad y la necesidad de desarrollar cambios de conjunto que permitan transformar los distintos aspectos de la conciencia humana. Podría considerase que Trotsky, a diferencia de Goffman, no sólo trasciende la instancia de la descripción del estado de situación para proponer distintas formas de transformación social, sino que también presta especial atención a las causas de las desigualdades sociales que legitiman la utilización de expresiones injuriosas que en

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innumerables ocasiones se traducen en segregación, discriminación, desigualdad, y que legitiman la dominación. En tanto define al lenguaje como expresión del pensamiento, entiende que una transformación en este sentido adquiere especial relevancia en un contexto histórico marcado por la “libertad de pensamiento” como clave distintiva de todo el proceso que analiza; y relaciona dicha transformación con el conocimiento, la concientización de las masas y la reflexión crítica (Trotsky, 1942). Y en ese sentido bien podrían vincularse estas reflexiones con la propuesta de Gramsci (2003) de transformar el sentido común -en tanto pensamiento que se reproduce acríticamente, como pensamiento hegemónico naturalizado- en buen sentido. Para terminar, considerando que la teoría marxista se mueve en dos niveles, el nivel teórico-conceptual y el nivel del análisis de las situaciones concretas, podría pensarse que el texto analizado en este trabajo se inscribe más precisamente dentro del segundo nivel. A su vez, a partir del recorrido efectuado hasta aquí es dable remarcar que en oposición a las lecturas economicistas del marxismo, queda claro que además de problematizar los aspectos estructurales, este modelo teórico presta especial atención a la dimensión subjetiva e individual de la realidad social. A fin de ilustrar este particular interés resulta interesante recuperar dos afirmaciones que hace Trotsky hacia el final del artículo: La Plata, 5 al 7 de diciembre de 2012 sitio web: http://jornadassociologia.fahce.unlp.edu.ar – ISSN 2250-8465 15 “(…) Un enfoque comunista (…) en ningún sentido excluye la psicología y la consideración del individuo y su mundo interior (…)” (Trotsky, 1924:Cap. XI). “(…) La primera tarea, la más profunda y urgente, es romper el silencio que rodea a los problemas de la vida cotidiana (…)” (Trotsky, 1924:Cap. XI).

Interacción social y vida Cotidiana - Giddens

Desatención cortés: cada individuo indica al otro que se da cuenta de su presencia

pero evita cualquier gesto que pudiera considerarse demasiado atrevido (Goffman),

porque podría ser indicativo de intención hostil, solo con siendo conocidos cercanos

podemos mirar mucho tiempo a los ojos.

¿Por qué es importante el estudio de la vida cotidiana?

Es estudio de la interacción social aparentemente insignificante es de enorme

importancia para la sociología, y abarca gran parte de su estudio.

1. Las rutinas diarias estructuran y conforman lo que hacemos

2. El estudio de la interacción social en la vida cotidiana, arroja luz sobre

instituciones y sistemas sociales mas amplios, que de hecho, dependen de

pautas de interacción social que seguimos en el DIA a DIA.

¿Qué tipos de comunicación existen?

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Comunicación no verbal: La cara los gestos y la emoción.

Uno de los aspectos importantes de la comunicación no verbal es la expresión facial de la

emoción. Los resultados de estudio de Ekman en diferentes pueblos nativos y en personas ciegas,

tiran a la luz que las expresiones faciales son innatas en el ser humano aunque también hay un

grado de diferencia de una cultura a otra en posturas y gestos, donde en una se dice no con la

cabeza de una forma, en otra quiere decir si.

El “tacto” es una especie de instrumento protector que cada uno utiliza esperando que, a cambio,

las propias debilidades no sean expuestas en público.

Normas sociales y habla.

La mayor parte de las interacciones se realizan mediante el habla y la conversación.

Con el estudio de la conversación apareció por obra de Garfinkel la etnometodología,

el estudio de los entométodos –métodos populares- que se emplea para dar sentido a

lo que hacen los demás y especialmente a lo que dicen. (parte del sentido esta en las

palabras, y la otra en la forma en que se dice).

La complicidad: nosotros fijamos lo que queremos decir, mediante sobreentendidos

implícitos que los respaldan. Los tipos de habla son muy difíciles de dominar, existen

gritos de respuesta (hop! Como un padre alzando a su hijo), y sin dejar fuera

los lapsus linguae (inconciente).

¿Cómo se relacionan la interacción de la cara, el cuerpo y el discurso?

La interacción cotidiana depende de las sutiles relaciones que se establecen entre lo que

expresamos con el rostro y el cuerpo y lo que decimos con palabras, por lo tanto el manejo del

cuerpo y el discurso se utilizan para expresar ciertos significados y ocultar otros. En los encuentros

encontramos lo que Goffman denominaba “interacción no focalizada”, que ocurre siempre que los

individuos acusan de alguna manera la presencia de los otros y la “interacción focalizada” cuando

los individuos atienden directamente a lo que los otros dicen o hacen. Los encuentros siempre

necesitan introducciones que indiquen que se descarta la desatención cortés. Lo que se conoce

como marcadores, es cuando por ejemplo se baja el telón del teatro para indicar que la obra

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acabó, los marcadores son especialmente importantes cuando un encuentro sale de lo habitual o

porque lo que esta ocurriendo resulta ambiguo.

¿Cómo influyen los roles en la interacción social?

Los roles son las expectativas socialmente definidas que tiene una persona en una

determinada posición social (Goffman). Esto se puede ver análogo a una obra de

teatro por eso el termino de rol, donde un “profesor” es un modelo dramatúrgico, y

debe mantener un manejo de la impresión de sus alumnos, para que actúen como el

desea.

¿En cuantas regiones puede dividirse la vida social?

Goffman señala que hay 2 regiones, una delantera y una trasera, la delantera es

donde los individuos asumen roles formales, dos políticos en televisión se comportan

amablemente pero se detestan, o los padres se comportan amorosamente delante de

sus hijos, pero están sufriendo una crisis. Las traseras es donde la gente recoge sus

útiles y se prepara para la interacción en situaciones mas formales (detrás del telón

etc)

¿Cómo influye la adopción de roles en la relación social?

Aquí se ve el ejemplo de la mujer que va al ginecólogo, pero logra tomar la consulta ya que el

médico adopta aun siendo hombre y resultando esto para la mujer vergonzoso, un rol de

profesional que no moleste a la paciente. La presencia de la enfermera sirve para constatar que la

relación médico paciente no es del tipo sexual.

¿Cuál es la diferencia de los espacios personales en las culturas?

La cultura occidental suele mantener una distancia de al menos 1 metro cuando se entabla una

interacción focalizada. Este espacio personal se divide en 4 zonas, distancia intima (40 a 45cm),

distancia personal (45cm – 1m), distancia social (1m – 3,5m), distancia pública (3,5m en adelante).

Pero cada cultura tiene su propia concepción de su espacio personal, esto puede derivarse en que

distintos miembros de distintas culturas puedan sentirse amenazados en la invasión de su espacio

personal, o rechazados si son alejados del mismo.

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¿Qué es Microsociología y Macrosociología?

El estudio del comportamiento cotidiano en situaciones de interacción cara a cara suele

denominarse microsociología, mientras que la Macrosociología, es el análisis de estructuras

sociales de gran tamaño, como el sistema político o el orden económico. La macrosociologia

también incluye análisis de procesos de cambio a largo plazo, como el desarrollo industrial.