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    LA DESTRUCCIN DE LATRADICIN CRISTIANA

    Rama P. Coomaraswamy

    DEDICADO A San Miguel Arcngel, San Jorge, San Cristbal,

    San Patricio Santa Filomena y con quienes suplico tener elprivilegio de compartir la eternidad.

    As dice el Seor: Haced alto en los caminos y ved, ypreguntad por las sendas antiguas: es esta la senda buena?Seguidla entonces, y hallaris reposo para vuestras almas. Y ellosdijeron: No la seguiremos Jeremas VI, 16

    INTRODUCCINMuchos catlicos americanos de alrededor de treinta

    aos, recuerdan que vivan en aquella iglesia grvida de historiacomo si hubieran vivido en una fortaleza espiritual confortandoa veces, inhibiendo e inclusive aterrorizando en otras. Pero era un

    universo a salvo y ordenado con garantas eternas para aquellosque vivan atenindose a sus reglas. AQUELLA FORTALEZA SE HADESMORONADO (TIME Magazine, Mayo de 1976)

    Los recientes acontecimientos (Este libro fue publicado en1981) dentro de la Iglesia Catlica han resultado claramente enuna gran confusin, y si esta antigua estructura ya no puedesostenerse como un monolito en el cual cada parte componentehabla con una sola voz, cabe muy poca duda de que lasdiversas facciones que pretenden la Catolicidad estaran deacuerdo en afirmar que algo va seriamente mal. Solo en Amricaalrededor de 10.000 sacerdotes y de 35.000 monjas han

    abandonado sus vocaciones religiosas. Las anulaciones (a lascuales se refieren algunos como divorcios catlicos) se aproximan a10.000 por ao.

    La asistencia a la Misa dominical ha descendido por debajodel 50% y la confesin mensual por debajo del 17%. El sacerdociono atrae ya a la juventud a sus filas y muchos seminarios hancerrado. Las conversiones que una vez se aproximaron a casi200.000 al ao en los Estados Unidos, estn ahora detenidas.Segn el Boystown Project de la Universidad Catlica deAmrica, cerca de siete millones de jvenes provenientes de unambiente catlico ya no se identifican con la Iglesia (NationalCatholic Register, 27-III-1977). Lo que es quizs de una importancia

    todava mayor es que aquellos que continan llamndose a s

    mismos catlicos, no son en modo alguno unnimes en cuantoa lo que significa este trmino. Como lo ha sealado el Arzobispo Joseph L. Bernardine, presidente de la Conferencia Episcopal deEE.UU muchos se consideran a s mismos buenos catlicos, ancuando sus creencias y sus prcticas parecen estar en conflictocon la enseanza oficial de la Iglesia (Time, 24-V-1976). Estehombre habla a la vez con experiencia personal y autoridad, puesha afirmado tambin que era su creencia que es legtimo que los

    telogos especulen sobre la supresin de doctrinas que ya hansido definidas, y pedir al magisterio la retirada de tales doctrinasdel contenido de la Fe(The Wanderer, St. Paul, Minn., 17-VI-1976).

    Hay quienes ven en todo esto slo signos de esperanza yde progreso. Pretenden que aquellos que han abandonado sonmadera muerta, y que la Iglesia est en mejor posicin sinellos. Comparan la Iglesia a un grano de trigo que debe morir ynacer de nuevo; que elAngst(angustia) y el caos son esenciales sila Iglesia ha de llegar a tener relevancia para el hombremoderno; que todo lo que est aconteciendo est bajo la gua delEspritu Santo que desea que la Iglesia se adapte a lo que sellama los tiempos. Habiendo pretendido que los cambios erannecesarios para hacer que las masas regresaran a la Iglesia,ahora proclaman que no estn interesados en el juego de losnmeros. Otros consideran la situacin a una luz completamentediferente. Ven en todos los cambios no tanto una adaptacincomo una capitulacin; no ven que el mundo se estcristianizando, sino ms bien que una Iglesia se estsecularizando; no ven que las vias estn siendo podadas sinoque estn siendo arrancadas y destruidas. Ven en la situacinpresente lo que San Pablo predic como precediendo a la venidadel Anticristo, pues ese Da no vendr, hasta que acontezca unaapostasa primero(II Tes. 2, 3). Comparan la situacin presente ala descrita y prefigurada en Macabeos:

    En aquellos das surgieron de Israel hombres inicuos, quepersuadieron a muchos diciendo: Vayamos y hagamos un pactocon los gentiles que nos rodean; pues desde que nos hemosapartado de ellos, hemos padecido mucho sufrimiento. Entoncesalgunas de las gentes les siguieron en esto, de modo que fueronal Rey, que les dio licencia para hacer segn las ordenanzas delos gentiles... (y ellos) se hicieron incircuncisos, y abandonaron lasanta alianza, y se juntaron con los gentiles...

    La gran mayora permanece desorientada y confundida.Criados en una atmsfera que les conduca a aceptar conconfianza todo lo que vena proveniente de su clero, tienden aencontrar excusas para todo lo que no comprenden. Como Pablo

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    VI, algunos admiten que el humo de Satn ha entrado en laIglesia; sin embargo, se niegan a buscar la fuente del fuego.

    Ahora bien, cualesquiera que puedan ser las causas de lasituacin presente, es cierto que deben ser prominentes entreellas los cambios que han tenido lugar dentro de la Iglesia. Estoscambios se identifican como los que afectan a la Liturgia(especialmente a la Misa), y las enseanzas (o las nuevasdirectrices) que han resultado del concilio Vaticano II y de los

    papas posconciliares. El presente libro intentar tratar conalguna profundidad la naturaleza de estos cambios y susimplicaciones. Sin embargo, antes de proceder as, han decomprenderse algunos principios que se refieren a la naturalezafundamental de la Iglesia, a su autoridad para ensear y a lamanera en que lo hace. Aquellos que creen todava en laposibilidad de que Dios en Su Misericordia nos dio una Revelacin,no tendrn ninguna dificultad en aceptar estos conceptos.

    Otros que no pueden, o no quieren aceptar una premisatal, deben conceder al menos, si desean comprender lo que leest aconteciendo a esta Iglesia, la existencia de esta premisa,pues si no hay Revelacin, tampoco hay Iglesia. Con esto en lamente iniciaremos con un estudio de la naturaleza de laenseanza de la Iglesia. A partir de ah procederemos a considerarlas fuentes de la enseanza de la Iglesia y la manera en la cualson transmitidas a los fieles. Ser a la luz de estos hechos bsicoscomo procederemos entonces a examinar el Vaticano II, con susnuevas directrices y los cambios litrgicos que siguieron enrpida secuencia.

    Se espera como resultado de este estudio, incluso aquellosque no estn de acuerdo con el punto de vista del autor, alcancena ver en qu consiste lo que Louis Bouyer ha llamado LaDescomposicin del Catolicismo. Como dijo San Gregorio deTours, Que nadie que lea mis palabras dude que yo soy uncatlico. A pesar del hecho de que bajo circunstancias normalessera una redundancia, debo recalcar esto an ms afirmando quemi posicin es la de un catlico tradicional, y no la de uncatlico liberal, modernista. Para parafrasear al AbadGuranger, el lector debe comprender que no estoy intentandopropagar ninguna opinin personal. Intento slo dar fe de laenseanza de la Iglesia tradicional segn ha sido siempre (insaecula saeculorum), y mostrar por dnde la nueva Iglesia se haapartado de ella. Si acontece que al lector no le place lo que laIglesia ha enseado siempre, tanto peor. Sin embargo, nuncacomprender la situacin presente a menos que reconozca que,

    como Louis Evely ha dicho: (Louis Evely es uno de los autores ms populares enla Iglesia Posconciliar)

    La presente crisis de la Iglesia consiste en su divisinentre dos grupos irreconciliables: los viejos, que no pueden o noquieren admitir los cambios litrgicos, disciplinarios yconceptuales; y los jvenes, a quienes repelen las antiguasceremonias, creencias y prcticas. Es imposible hablar a ambosgrupos a la vez. Todo sacerdote encuentra hoy que su parroquia

    es realmente dos parroquias. Lo que despierta la fe, o fomenta almenos el inters entre los jvenes, escandaliza a sus mayoreshasta el punto de hacerles perder la poca fe que han conservado.Y conducir a las gentes de edad desde la fe tradicional a una feque es ms personal requiere mucho tiempo, mucha paciencia ymuchas precauciones, que los jvenes no tienen la paciencia deatender, y menos an de leer nada al respecto)

    Si la Iglesia ha de Sobrevivir

    El lector puede estar seguro adems de que en laexposicin de las enseanzas de la Iglesia tradicional, siempre

    que no se ha dado la cita directa, las afirmaciones han sidocomprobadas y aprobadas por la autoridad competente.

    PARTE ILA NATURALEZA DEL MAGISTERIO DE LA IGLESIA

    La Iglesia ensea y ha enseado siempre que hay unaTradicin divina, que es la suma de las verdades, la cual,habiendo sido revelada divinamente a los apstoles, ha sidotransmitida sin error a travs del magisterio genuino de losPastores.Tanquerey, Dogmatic Theology

    Cuando Cristo estableci por primera vez Su Iglesia

    visible sobre la tierra, y envi a los apstoles, Id y ensead atodas las naciones enseadles a observar todas las cosas queYo os he mandado (Mateo XXVIII, 19-20) les dijo que apacentaranSus ovejas, y que hicieran esto en Su nombre. l estableci asuna autoridad de enseanza que haba de actuar en Sunombre, y desde aquel tiempo este Magisterio o autoridad deenseanza de la Iglesia ha enseado siempre aquello que l ledio como un depsito. Los defensores de la IglesiaPosconciliar (El trmino posconciliar fue utilizado por losrepresentantes de Pablo VI enviados a reconvenir al Arzobispo Lefebvreen Ecne para describir la Nueva Iglesia. En esta categora deben serincluidos todos aquellos que aceptan la enseanza del Vaticano II y los

    ritos originados por el hombre del Novus Ordo Missae. Todos estos estn2

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    en obediencia hacia la nueva Iglesia. Los catlicos tradicionales, nohay necesidad de decirlo, no aceptarn nada del Vaticano II quecontradiga la enseanza tradicional de la Iglesia, y se negarn a aceptarlos nuevos ritos los cuales, entre otras cosas, se atreven a cambiar laforma de las Palabras de la Consagracin, las palabras mismas que Cristonos dio) afirman a menudo que este Magisterio de la Iglesia, alcual todos los catlicos deben asentimiento, reside en el Papa yen los obispos en unin con l.(Como los obispos franceses

    afirmaban en su Congreso de Lourdes, en 1976, una reunin convenidapara tratar la terrible crisis que encara la Iglesia en Francia, la unidad dela Iglesia est antes que todo lo dems y est garantizada solamente (lasbastardillas son mas) estando al unsono con el Papa. Negar esto esexcluirse uno mismo de esta Unidad. Los documentos del Vaticano IIusan una fraseologa similar). Ahora bien, una afirmacin tal debe sercomprendida correctamente. Tomada aisladamente, yespecialmente cuando se usa para defender los cambios en ladoctrina y en los ritos que esta nueva Iglesia ha introducido, es unejemplo clsico del suppresio veri y suggestio falsi. La afirmacines verdadera, pero debe comprenderse que el Papa y los obisposen unin con l estn, ellos mismos, en su funcin como depositicustodies (guardianes del depsito de la Fe, como en 1 Timoteo VI,20), sujetos a no apartarse ni a ir contra aquello que fue confiadoa la Iglesia por Cristo y los apstoles. Hablar de la Revelacin esdecir que es una perla preciosa que ha de ser conservada. LaIglesia ha enseado siempre que un Papa individual puedeextraviarse de la sana doctrina en su vida personal y pblica. Sieste fuera el caso anteriormente a su eleccin, la eleccin serconsiderada invlida (Pablo IV en su Constitucin Apostlica Cum ex

    Apostolatus Officio (1559) afirma que si alguna vez aconteciera que un Pontfice Romano reinante, se hubiera desviado de la fe, o quehubiera cado en alguna hereja anteriormente a su nominacin comoPapa la eleccin es nula e invlida, inclusive si todos los Cardenaleshan consentido en ella unnimemente. No puede devenir vlida a pesar

    de la coronacin del individuo, a pesar e los signos de oficio que lerodean, a despecho de la prestacin de obediencia a l por todos; y noimporta cunto tiempo se prolongue la situacin, nadie puede considerarla eleccin como vlida en ningn modo, ni esta confiere ningn poder

    para ordenar ni en el reino espiritual ni en el temporal Todas sus palabras, todas sus acciones, todas sus resoluciones y todo cuantoresulte de ellas, no tienen ningn poder jurdico y ninguna fuerza de leyen absoluto. Tales individuos elegidos bajo tales circunstancias, estn

    privados de toda dignidad, posicin, honor, ttulo, funcin y poder desdeel comienzo mismo); si abrazara abiertamente doctrinas quecontradicen este depsito despus de su eleccin, entonces seraun hertico pblico, y como tal ya no sera Papa. Como dice elCardenal San Roberto Belarmino, Papa hereticus est depositus.Un Papa puede estar por supuesto en el error sobre un punto

    dado, pero puede retractarse cuando se le seala su error. Lo quese requiere es que persista en un error despus de que sabe quees hertico. Esto agrega el pecado de la obstinacin al dehereja. Varios Papas han sido culpables de error, pero en sumayora, gracias a Dios, se han retractado antes de morir. El PapaHonorio I fue condenado por el tercer concilio de Constantinopla,el sexto concilio ecumnico, en estos trminos: Despus dehaber comprobado el hecho de que no estn en conformidad con

    el dogma apostlico, ni con las definiciones de los santos conciliosy de todos los Padres dignos de aprobacin, y de que, por elcontrario, sostienen doctrinas falsas y herticas, las rechazamosabsolutamente y las denunciamos como una grave amenaza parala salvacin de las almas Es nuestro juicio que Honorio,anteriormente Papa de Roma, ha sido expulsado por la SantaIglesia Catlica de Dios y hecho anatema El Papa Len (m. 683)sobre quien recay la necesidad de confirmar tales afirmaciones,escribi: Declaramos anatema a aquellos que han instigadoestos nuevos errores (incluyendo a) Honorio que se ha mostradoincapaz de iluminar a esta Iglesia Apostlica, por la doctrina de laTradicin Apostlica, puesto que permiti que su fe inmaculada

    fuera manchada por una traicin sacrlega. El Papa Pascual II(1099-1118), habiendo sido aprisionado por el Emperador EnriqueV, fue forzado a hacer concesiones y promesas que eranimposibles de reconciliar con la doctrina catlica. Cuando fuelibertado, dej sin anular estas afirmaciones (relativas a lainvestidura por los gobernantes temporales), y San Bruno, Guidode Burgundy, el Arzobispo de Viena (el futuro Papa Calixto III), ascomo San Hugo de Grenoble (entre otros) le conminaron si, apesar de que nos negamos absolutamente a creerlo posible,escogieras una senda alternativa y negaras la ratificacin denuestra decisin (que debes retractarte), que Dios te proteja, pues sieste fuera el caso, nosotros estaramos forzados a retirartenuestro juramento de fidelidad. El Papa se retract. Podrandarse otros ejemplos. Esto es enteramente lgico puesto que,desde el momento en que abrazara pblicamente la hereja,dejara de ser un miembro de la Iglesia, y cmo podra alguienque no es ni siquiera un catlico ser el Papa, por no decir nada encuanto a ser el representante de Cristo y un puente entre estemundo y el otro? La mxima de San Ambrosio citada a menudo, alefecto de que donde est Pedro, all est la Iglesia, es vlidasolamente en la medida en que Pedro permanece enraizado enla ortodoxia o la pura fe y sana doctrina Pura fe y sanadoctrina es la definicin de la Enciclopedia Catlica para eltrmino de ortodoxia. El intento modernista de pintar la

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    ortodoxia como una suerte de rigidez fantica es desmentir elhecho de que hay algunas cosas respecto de las cuales seentiende que hemos de ser rgidos. Si no se entendiera quehemos de ser rgidos respecto de la verdad, entonces nohubiramos tenido ningn mrtir. Cuando no es as, entoncescomo enseaba el Cardenal Cayetano, Ni la Iglesia est en l, nil est en la Iglesia. Cornelio Lapide S. J. apostrofa sin ambages:si el Papa cayera en pblica hereja, dejara ipso facto de ser

    Papa, es ms, dejara de ser un creyente cristiano.As, el Papa y su funcin estn limitados por esa autoridad

    que es la base de su propia autoridad. Como Vicario de Cristosobre la tierra su funcin y su poder para ordenar estn limitadospor este hecho mismo y debe actuar, no en su propio nombre,sino en el nombre de Cristo.

    Vaticano I: el Espritu Santo no est prometido a lossucesores de Pedro a fin de que, a travs de Su revelacin,puedan traer a la luz nuevas doctrinas, sino a fin de que, con Suayuda, puedan conservar inviolada y exponer fielmente larevelacin transmitida a travs de los apstoles, el depsito de lafe(Den. 1836).

    Si hemos de someternos a la autoridad de enseanza dela Iglesia, es esencial, en estos das recientes, en que tantos denuestros pastores caminan tras de sus propios desordenes, enque han devenido hombres que hablan cosas perversas,habladores vanos y seductores que yerran y conducen alerror, Esas frases son escriturarias, y estn citadas de losprrafos introductorios de la Encclica Pascendi del Papa San Po Xcontra los modernistas. Los didaskaloi (como en la II Carta de Pablo aTimoteo), para parafrasear a San Vicente de Lrins, siempre hanestado con nosotros, estn con nosotros y siempre estarn connosotros. Definamos con claridad lo que es esta. No hacerlo as,solo resultar en que daremos nuestro asentimiento a lo que esfalso, o en que adscribiremos a la palabra obediencia unsignificado falso que subvierte la verdad misma. Como ha dichoSan Francisco de Sales, la obediencia es una virtud moral quedepende de la justicia. Inclusive el voto de obediencia jesuitadice en todas las cosas, excepto en aquello que vuestraconsciencia os diga que sera pecaminoso. Dice Santo Toms aveces acontece que los mandatos ordenados por los prelados soncontra Dios. Por lo tanto, los prelados no han de ser obedecidosen todas las cosas ni han de ser seguidos los prelados en todaslas cosas, sino solo en aquellas cosas que concuerdan con lasreglas que Cristo ha transmitido. Como Santa Catalina de Sienaescribi al Papa Gregorio XI: Ay, Santo Padre, hay tiempos en

    que la obediencia puede conducir directamente a lacondenacin. Entonces ella procedi a citarle el pasaje de laEscritura: Si el ciego conduce al ciego, ambos caern a unpozo. (Cartas).

    La Iglesia nunca nos ha pedido dar nuestro asentimiento alerror, ni someternos a mandatos ilegtimos y pecaminosos ennombre de la obediencia. Como San Ignacio de Antioquaafirmaba en los tiempos sub-apostlicos:

    No os equivoquis, hermanos mos si un hombrecorrompe por falsa enseanza la fe de Dios, por causa de la cual Jesucristo fue crucificado, ese tal ir en su iniquidad al fuegoinextinguible, as como tambin el que le escuche. Epstola a losEfesios

    EL MAGISTERIO DEFINIDO

    La autoridad divinamente conferida a la Iglesia paraensear las verdades de la religin, Id, por tanto, y ensead atodas las naciones enseadles a observar todas las cosas queYo os he mandado(Mateo XXVIII, 19-20). Esta enseanza, siendo la

    de Cristo, es infalible Este Magisterio se llama solemne oextraordinario cuando deriva de las definiciones formales yautnticas de un concilio general, o del Papa mismo: es decir, delas definiciones dogmticas de los concilios ecumnicos, o de laenseanza ex cathedra del Papa. Incluidos bajo la categora desolemne estn los smbolos o profesiones de la fe, tales comoel Credo de los apstoles, la Profesin Tridentina y el Juramentocontra el Modernismo requerido por Po X desde 1910.Finalmente, incluidas bajo las censuras teolgicas, estn aquellasafirmaciones que definen y condenan las proposiciones herticas(Tanquerey, Manual of Dogmatic Theology).

    El Magisterio ordinario es el que se lleva a cabo a travs

    de la predicacin de la Iglesia y se refiere a las prcticasuniversales de la Iglesia conectadas con la fe y las costumbressegn se ejercitan en el consentimiento unnime de los Padres,en las decisiones de las Congregaciones Romanas concernientesa la fe y a las costumbres, en el consenso de los fieles, en lacostumbre universal asociada con el dogma y en los mltiplesdocumentos histricos en los cuales se declara la fe. Se llamaPontifical si la fuente es el Papa, y universal si deriva de losobispos (en unin con l). Se llama vivo, no a causa de queevoluciona segn el modo que el hombre moderno adscribeerrneamente a todas las cosas vivas, sino a causa de que existehoy como una entidad viable dentro de lo que los telogos

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    denominan la Iglesia visible. Sus fuentes, de las cuales pordefinicin no debe apartarse, son la Escritura y la Tradicin. ElPapa y los obispos en unin con l estn sujetos a estas fuentes.Como lo ensea un texto teolgico modelo: El Papa es slo elintrprete de esta verdad ya revelada. l explica, define, pero nohace ninguna innovacin.

    Solo en sus pronunciamientos ex cathedra es imposible que unPapa genuino ensee la hereja. (Pretender que un Papa no puede ser un

    hertico es afirmar que ya no tiene el uso de su libre voluntad). Segn elCardenal Newman, un Papa habla ex cathedra cuando habla, 1 como elMaestro Universal; 2, en el nombre y con la autoridad de los apstoles;3 sobre un punto de fe o de costumbres; 4 con el propsito de vinculara todos los miembros de la Iglesia a aceptar y a creer su decisin.Adems, afirma el Cardenal Newman, se da otra limitacin en elPastor aeternus la proposicin definida no tendr la pretensin de serconsiderada vinculante para la fe de los catlicos, a menos que seareferible al depsito apostlico, bien a travs del canal de la Escritura ode la Tradicin (Carta a el Duque de Norfolk).

    Lo que implica dar nuestro asentimiento a la autoridad deenseanza de la Iglesia es el reconocimiento del hecho de que,como dice Santa Catalina de Siena, la Iglesia no es otra que

    Cristo mismo, y es ella quien nos da los sacramentos, y lossacramentos nos dan la vida. Es el reconocimiento del hecho deque Cristo es Dios, de que l nos dio una Revelacin y de que laIglesia la conserva intacta. Es una sumisin consciente, no ciega,sino con pleno conocimiento, a Dios mismo que acta a travs dela organizacin que l estableci sobre la tierra. La Iglesia Catlicano es una congregacin de personas que se han puesto deacuerdo; no es una Escuela de Filosofa; no es una Sociedad deMejora Mutua; no es ni siquiera una Iglesia entre otras Iglesias. Esla Iglesia Universal, la Voz viva de Dios, en la revelacin de Cristoa todas las gentes, a travs de todos los tiempos. Es por esta porrazn por lo que la Iglesia ensea como ense el Maestro, no

    como los escribas y fariseos, sino como uno que tieneautoridad. Y es por esta misma razn por lo que nos proponecreer no solamente aquellas cosas que son de fide, es decir,directamente reveladas por Dios y definidas as por la Iglesia, sinotambin aquellas cosas que resultan lgicamente de lo que Diosha revelado. Solo en el nombre de Dios la Iglesia hace laperentoria llamada que hace a la fe del hombre, una llamada queno puede ponerse meramente a un lado como incompatible conlos supuestos derechos del juicio privado, a menos que uno estpreparado por principio a negar que pueda haber en absoluto unarevelacin autorizada de la verdad de Dios.

    Las afirmaciones de Juan Pablo I, al efecto de que la Iglesia

    Catlica no tiene derechos especiales (Time, 4-IX-1978), son absurdas de

    cara a los hechos aqu consignados. Considrense estas palabrastomadas de la Escritura: a menos que escuche a la Iglesia, que sea parati como el gentil y el publicano. Qu tipo de embajador de Cristo eseste que concede y malbarata derechos que no son suyos? Si losderechos de la Iglesia han de ser igualados con los de las dems iglesias

    y comunidades eclesisticas, con qu autoridad nos ordena entoncesla Iglesia nuestra obediencia? Su afirmacin no es sino una afirmacin delprincipio protestante del juicio privado en los asuntos religiosos.

    En ltimo anlisis, en los asuntos religiosos, el hombredebe apoyarse en una autoridad. O bien sta deriva de s mismo ypuede caracterizarse como juicio privado, o ha de encontrarlafuera de l, y entonces es dependiente de alguna autoridad deenseanza objetiva (1).

    (1) Quizs deba sealarse que los ateos y aquellos que niegan que haya una cosa tal comouna salida religiosa, estn ejerciendo tambin el juicio privado, o sometindoseciegamente al juicio privado de otros. No es peor seguir al ciego que ser ciego uno mismo.

    La base para los puntos de vista religiosos prevalecientesen el mundo moderno es el juicio privado, lo cual quiere decir quela autoridad suprema reside en aquello que en un momento dado

    se impone con ms fuerza al individuo o al grupo (2). Un principiotal representa una rebelin contra la Iglesia, pues proclama que loque la Iglesia ensea y ha enseado siempre no es verdadero, acausa de que no es lo que el individuo o grupo privado ensearay sostendra como verdad. El juicio privado comienza siempreaceptando algunas de las enseanzas de la fe establecidas yrechazando otras. (Como ha dicho Santo Toms, la va de un herticoes restringir la creencia en algunos aspectos de la doctrina de Cristo,seleccionados y conformados a su gusto (Summa II-II, 1.a.1.). Lassectas hacen surgir otras sectas, y en poco tiempo la verdad yfalsedad en la religin deviene un asunto de opinin privada, yuna doctrina deviene tan buena como cualquier otra. Es solo

    cuestin de tiempo el que toda proposicin doctrinal seairrelevante. Lo que sigue es que la moralidad pierde su naturalezaobjetiva, y al estar basada sobre el contrato social puede seralterada de acuerdo con las necesidades sociales (3). El hombre, yno Dios, deviene el criterio para la verdad y el centro del universo;hacer el bien a los dems deviene su aspiracin ms elevada, yel progreso deviene su meta social. La idea del pecado selimita a lo que perjudica a nuestro vecino o al estado. Qunecesidad hay de Dios, de la verdad, de las doctrinas, de laautoridad, de la Iglesia y de toda esa murga de los tiempos, queha contenido al hombre de alcanzar su destino mundanal? Todolo que se pide del hombre moderno es que sea sincero, y que

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    no moleste a su vecino excesivamente. Si tiene algn sentimientoreligioso, eso es asunto privado suyo.

    (2) Los grupos o comunidades eclesisticas pueden estar de acuerdo en temasamplios, pero nunca en la doctrina detallada. Las denominaciones protestantes encontraron

    pronto que era necesario distinguir entre creencias fundamentales y no fundamentalesentre estas ltimas, sus seguidores eran libres de picar y escoger. Es esta misma idea

    bsica la que subyace en los modernos movimientos ecumnicos: con solo que nosotrosestemos bautizados en Cristo, somos libres de creer cualquier cosa que queramos.(3) Considrese la siguiente afirmacin dada en Junio de 1978 por la Sociedad TeolgicaCatlica de Amrica: Cualquier forma de contacto sexual, incluyendo la homosexualidad yel adulterio, podra considerarse aceptable en la medida en que sea autoliberadora,enriquecedora-del-otro, honesta, fiel, socialmente responsable, que rinda servicio a la vida ydichosa. Mucho ms prxima a la posicin catlica es la afirmacin del reverendo JesseJackson, un lder activista negro de Chicago: Uno ha de tener una base tica para unasociedad. Donde la fuerza principal es el impulso, se da la muerte de la tica. Amrica solatener leyes ticas basadas en Jerusaln. Ahora estn basadas en Sodoma y Gomorra, y lascivilizaciones enraizadas en Sodoma estn destinadas al colapso.

    La dignidad del hombre, que tradicionalmente se debaal hecho de que el hombre estaba hecho a imagen de Dios,ahora se dice que deriva de su independencia de Dios. Enrealidad, el hombre ha hecho de s mismo su propio Dios (como hadicho Pablo VI, honor al hombre rey de la tierra y hoy, prncipe delcielo!); vive por su propia moralidad y solamente acepta lasverdades que l mismo ha establecido. (Se sola decir de losprotestantes que cada hombre era su propio Papa). Una inversinsatnica ha tenido lugar y el hombre grita como una vez lo hizo elAngel de Luz Yo no servir a ningn otro seor que a mmismo (4).

    Todo esto acontece por etapas. Lo que es destacable es lasimilitud que puede verse en todos los movimientos dereforma. Lo que comienza como la negacin de una o dosverdades reveladas, acaba progresivamente en la negacin de

    todas ellas (5). Tambin son similares los mltiples subterfugioscon los cuales se logra esto. Casi todos los reformadores declaranque estn inspirados por el Espritu Santo y acaban ignorando onegando su existencia. Todos pretenden estar retornando alcristianismo primitivo, el cual, no es otro que el cristianismocomo ellos piensan que debera haber sido todo el tiempo. Todos,o casi todos, pretenden estar adaptando la Fe a las necesidadesdel hombre moderno, lo que no es otra cosa que una apelacin alorgullo y a la arrogancia de sus seguidores. Todos citan laEscritura, pero selectivamente y fuera de contexto, y nuncaaquellas partes que estn en desacuerdo con sus ideasinnovadoras se sigue as, que ellos rechazan la interpretacin

    dada a las Escrituras Sagradas por los Padres y los Santos de laIglesia (6).

    (4) Las verdades doctrinales reveladas por Dios son atacadas en nombre de la razn, y lasresponsabilidades que nos impone el libre albedro son obliteradas en nombre de la gracia.(Qu otra cosa es la justificacin por la fe, sino la negacin de la necesidad de lasbuenas obras, esos actos que nosotros cumplimos voluntariamente . Ciertamente, lagracia nos abandonar en proporcin a nuestra negativa a cooperar con ella). La razn, en

    otro tiempo la asistenta de la Revelacin, careciendo ahora de marido, deviene la siervade nuestros sentimientos. Aquellos a quienes queda algn sentido religioso lo basansolo en sus sentimientos que desbordan desde lo profundo del inconsciente bajo elimpulso del corazn y de la inclinacin de una voluntad moralmente condicionada, parausar la jerga de los tiempos. Los sentimientos son por supuesto de fcil manipulacin, ycuando no estn bajo el control de la razn, son simplemente pasiones. Lo que resulta esque la religin, no siendo ya sobrenatural, deviene infraracional. El hombre esverdaderamente reducido entonces al nivel de una bestia.(5) Negarse a creer en alguna de ellas (de las enseanzas de la Iglesia) es equivalente arechazarlas todas. Papa Len XIII, Sapaentiae Christianae.(6) Satn es el maestro consumado en citar la Escritura fuera de contexto como quedailustrado por la tentacin de Cristo en el desierto.

    Todos mezclan la verdad con el error, pues el error notiene ningn poder atractivo propio. Todos atacan a los ritosestablecidos, pues sabiendo que la lex orandi (la manera de orar)refleja la lex credendi (la manera de creer), una vez esta ltima hasido cambiada, la primera deviene un engorro para ellos (7).Todosusan los trminos de la religin tradicional: el amor, la verdad, lajusticia y la fe, pero les dan un significado diferente. Y qu sontodos estos subterfugios sino medios de introducir sus juiciosprivados y personales sobre los asuntos religiosos en el dominiopblico? Finalmente, ninguno de los reformadores estplenamente de acuerdo con los otros, pues el error es legin yla verdad es una. Como lo seala un escritor medieval, sonbuitres que nunca se ven juntos excepto para festejar sobre uncadver (8)

    La Iglesia siempre ha proscrito el uso del juicio privadoen las cuestiones religiosas. La libertad del hombre no est ensu libertad para decidir por s mismo lo que es verdadero o falso,sino en su libertad para aceptar o rechazar la verdad que Cristoense. Es un dicho de sabidura comn que ningn hombredebera ser su propio abogado o mdico, no sea que susemociones interfieran con sus juicios. Si nosotros nos cuidamos deobtener el consejo y la direccin autorizados para la conduccinde nuestro bienestar fsico y econmico, deviene absurdo quereleguemos la salud de nuestra alma a los caprichos denuestras emociones. Como dijo Scrates: ser engaados pornosotros mismos es la ms temible de todas las cosas, pues

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    cuando el que engaa nunca se aparta de nosotros ni siquiera unmomento, sino que est siempre presente, acaso eso no es unacosa temible?.

    (7) La afirmacin de Pablo VI, al efecto de que su Novus Ordo Missae ha impartido unmayor valor teolgico a los textos litrgicos a fin de que la lex orandi se conforme mejor conla lex credendi, es una franca admisin de que, o bien los textos litrgicos en uso durantecientos de aos en la Iglesia Catlica no posean el grado de valor teolgico que era de

    desear, o bien que su nueva misa refleja un cambio en la lex credendi.(8) Es de inters escuchar las palabras mismas de Lutero sobre la naturaleza de la hereja,

    palabras que expres anteriormente a su ruptura abierta con la Iglesia, aunque en un tiempoen que ya haba abrazado y expresado algunas opiniones incompatibles con la enseanzaapostlica. El principal pecado de los herticos es su orgullo En su orgullo ellos insistenen sus propias opiniones frecuentemente sirven a Dios con gran fervor y no intentan malalguno; pero sirven a Dios segn sus propios deseos Inclusive cuando son refutados,sienten vergenza de retractarse de sus errores y de cambiar sus palabras Piensan que songuiados directamente por Dios Las cosas que han sido establecidas durante siglos y por lascuales tantos mrtires padecieron la muerte, comienzan a tratarlas como cuestionesdudosas Interpretan la Biblia segn sus propios designios y puntos de vista particulares eintroducen en ella sus propias opiniones (Theological lectures on the Psalms, Dresde1876, citado por J. Verres, Luther, Burns Oates, 1884, Londres). Ex ore tuo te judico!

    Tan pronto como hacemos de nosotros mismos el criteriode la verdad, en lugar de Dios que habla a travs de la Iglesia,acabamos haciendo del hombre en tanto que hombre el centrodel universo y toda verdad es a la vez subjetiva y relativa. Poresto es por lo que el Papa San Po X dijo, debemos usar de todoslos medios y aportar todos los esfuerzos para provocar ladesaparicin total de esa enorme y detestable iniquidad tancaracterstica de nuestro tiempo la substitucin de Dios por elhombre(E Supremi Apostolatus) (9).

    Aquellos que ven la futilidad de resolver sus expectativasreligiosas sobre la base de sus opiniones personales y subjetivas,y que buscan fuentes objetivas y externas para la Verdad, deben

    volverse inevitablemente hacia las distintas iglesias en buscade una solucin para estos problemas.De todas las diversas comunidades eclesisticas que

    sostienen la posibilidad de encontrar la verdad objetiva,solamente una ha rechazado consistentemente el juicio privadocomo una fuente de verdad. Solamente una proclama que Diosmismo ha revelado la Verdad, y solamente una puede demostrarque ha retenido este depsito intacto desde los tiemposapostlicos hasta los tiempos presentes (10). Esta es por supuestola Iglesia una, santa, catlica y apostlica. La unidad existecomo una caracterstica de esta Iglesia a causa de que susmiembros concuerdan en una Fe nica, la Fe establecida por

    Cristo; todos tienen el mismo Sacrificio (rito), y todos estnunidos bajo una sola Cabeza (11).

    (9) Hay por supuesto un rea en la cual el juicio privado puede ser usada legtimamente.Son ejemplos de ello, la aplicacin de los principios a una situacin dada, o a reas en cualesla Iglesia no ha hablado nunca especficamente y en las cuales permite diferencias deopiniones legtimas. Pero no puede ser usada para abrogar los principios en tanto que tales.(10)Ninguna Iglesia protestante puede fechar su origen anterior al tiempo de la Reforma. Es

    cierto que pueden sealarse ejemplos ms antiguos en los que el juicio privado seproclam como una fuente de la verdad. Sobre la base de qu juicio actu Judas sino en elsuyo propio? Los protestantes pretenden estar retornando al cristianismo puro yprimitivo. De dnde tuvieron noticia de Cristo, sino en los documentos que la Iglesia haconservado tan cuidadosamente? Quin ha conservado la Biblia durante cientos de aosdesde el tiempo en que fue escrita hasta la venida de Lutero? Las mismas preguntas puedenhacrsele a la Iglesia posconciliar con respecto a su nuevo gnero de cristianismo.(11)Negarse a obedecer a un Papa que nos pide que hagamos lo que va contra las leyes deDios no es atacar al Papa; es ms bien defender el Papado. Desdichadamente, tal no esla actitud de la presente jerarqua posconciliar. Por ejemplo, cuando el reverendsimo PaulGregoire, Arzobispo de Montreal, priv al Padre Normandin de su parroquia a causa de queeste insista en ofrecer la Misa Tradicional Catlica, dijo: Mi propia conciencia me imponegraves obligaciones en la obediencia a mi superior, el Papa. Antes prefiero estar equivocado

    con l, que estar en lo cierto contra l. O bien el Arzobispo no conoce su teologa, o bien noes un catlico romano.No es el acuerdo de los fieles con cualquier fe que la

    jerarqua pueda ensear, ni el uso por los fieles de cualquierritoque la jerarqua pueda recomendar, sino ms bien la concordia delos seglares y de la jerarqua con la Fe y los ritos que Cristo y losapstoles nos dieron. Las desviaciones de la ortodoxia por partede la mayora de la jerarqua no vienen a completar el depsito,sino que ms bien es para conservar el depsito por lo que lajerarqua existe. La autoridad existe para proteger el depsito dela fe, y no al revs. Como dijo el Cardenal Newman: La Iglesiaest fundada sobre una doctrina el Evangelio de la Verdad; esun medio hacia un fin. Si la Iglesia Catlica misma tuviera queperecer (aunque no puede acontecer), es preferible que perezcaantes de que falte la Verdad. La pureza de la fe es ms preciosapara el cristiano que la unidad misma. Si como catlicos nosotrosdebemos asentimiento al Magisterio de enseanza de la Iglesia,es precisamente a causa de que la Iglesia ensea aquello que lefue confiado por su Maestro. (Ensea tambin como verdaderas lascosas que son reveladas virtualmente, es decir, derivadas de lo que serevela por el uso de la razn; y las cosas que son verdaderas a causa deque estn conectadas con la revelacin y de que son testificadas comotales por los Padres y los Santos de la Iglesia). De aqu se siguelgicamente que es de fide que: Han de ser credas con fe divina y catlica, todas aquellas cosas que estn contenidas en la

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    palabra de Dios, escrita o transmitida, y que la Iglesia, bien por unjuicio solemne, o por su magisterio universal y ordinario, proponea la creencia como habiendo sido divinamente reveladas.Vaticano I, sesin III.

    LA NATURALEZA DE LA REVELACIN

    Cules son entonces las fuentes primarias a las cualesnosotros en tanto que catlicos debemos asentimiento, y con lascuales los Papas y sus obispos deben estar ellos mismos enunin? Son las fuentes de la Revelacin, las cuales son, segn unaafirmacin de fide, la Escritura y la Tradicin. Sera verdadero enun sentido, decir que no hay sino una sola fuente de Revelacin(aparte de Dios mismo), a saber, la divina Tradicin,comprendiendo por esta el cuerpo de la Verdad Reveladatransmitida desde los apstoles No obstante, puesto que unaparte grande e importante de esta tradicin fue confiada a laescritura y est contenida en los libros inspirados de la SagradaEscritura, es la costumbre de la Iglesia distinguir dos fuentes deRevelacin: la Tradicin y la Escritura.

    Ciertamente, el hecho de que los libros del Antiguo y delNuevo Testamento son inspirados, y los ndices del canon, nopuede ser demostrado a partir de la Biblia, y se basa enteramenteen la Tradicin. Como dijo San Agustn, Yo no creera en elEvangelio, a menos de haber sido impelido a ello por la autoridadde la Iglesia Catlica (1). El caso slo debera ser justamenteeste, pues la Iglesia exista mucho antes de que las Escriturasfueran y como el mismo apstol Juan dice, no era razonable niposible que hasta la ltima palabra y obra de nuestro Salvadorfueran confiadas a la Escritura (2). El Cardenal Manning lo seala

    bien diciendo: Nosotros no derivamos nuestra religin de lasEscrituras, ni la hacemos depender de ellas. Nuestra fe estaba enel mundo antes de que el Nuevo Testamento fuera escrito.

    La primaca de la Tradicin ha sido una enseanzaconstante de la Iglesia, y como afirma Tanquerey, es la fuente principal de la Revelacin.(3) l resume esta enseanzadiciendo: La tradicin es ms extensa que la Escritura, y abarcaverdades que no estn contenidas en la Escritura o estncontenidas en ella solo obscuramente; la Tradicin es as msesencial para la Iglesia que la Sagrada Escritura, pues la verdadrevelada al comienzo fue transmitida oralmente por los apstoles,fue siempre proclamada oralmente, y siempre por todas partes ha

    de ser proclamada La Escritura es una de las fuentes primarias

    a partir de la cual podemos llegar a conocer la Tradicin cristiana.Siempre ha sido venerada por la Iglesia Catlica. Si las grandesBiblias manuscritas e iluminadas estaban encadenadas en lasIglesias en los tiempos medievales, esto es similar a las prcticasde hoy en da en toda coleccin libros raros; si se conservaban enel original (Vulgata), esto era para prevenir la introduccin deerrores en el texto establecido. Desde los das ms antiguos de laIglesia, la Biblia era leda tanto en la lengua litrgica como en la

    lengua verncula sabemos esto por la historia de San Procarpoque fue martirizado en el ao 303, y cuya funcin era traducir en

    (1) Contra ep. Fundament., c. 5: Los protestantes que pretenden que la Escritura es la nicafuente de la Revelacin cristiana estn en la posicin anmala de negar la autoridad mismaque da a la Escritura su autenticidad, a saber, la Tradicin y la Iglesia visible que hacanonizado y conservado intactos los libros sagrados. Esto aconteci en el ao 317.(2) Pero hay tambin muchas otras cosas que Jess hizo, las cuales, si fueran escritas todas,el mundo mismo no sera capaz de contener los libros que deberan ser escritos. (XXI, 25).(3) Se ha argumentado que la insistencia en la Tradicin es un fenmeno postridentino.Escuchemos las palabras de S. Epifanio (circa 370): Debemos apelar tambin a la ayuda dela Tradicin, pues es imposible encontrar todo en la Escritura; pues los santos apstoles nostransmitieron algunas cosas por escrito y otras por Tradicin. S. Basilio habla similarmente

    de dogmas que se encuentran algunos en los escritos doctrinales, otros transmitidos desdelos apstoles los cuales tienen ambos la misma fuerza religiosa.la Misa el texto sagrado a la lengua hablada. Tampoco esverdadero, como pretenden Lutero y los protestantes, que laIglesia haya escondido la Biblia a los seglares.Por ejemplo, huboal menos nueve ediciones alemanas de la Biblia publicadas antesdel nacimiento de Lutero y muchas ms en latn.Lo mismo en losdems pases. Lo que importa a la Iglesia a este respecto es quelas traducciones sean exactas y fieles, que no se introduzcaalguna distorsin del depsito original de la fe (4). La NuevaBiblia Americana, la versin inglesa de las Escrituras que lanueva Iglesia recomienda que se use (que es aceptable para los

    protestantes y lleva la bendicin Papal de Pablo VI), traduce siemprela frase resurrexit y surrexit (voz activa) como Cristo ha sidoresucitado, en vez del correcto Cristo ha resucitado (5). Ladistincin puede parecer mnima, pero Cristo no fue resucitadopor otro. Si Cristo no hubiera resucitado (siendo Dios, en y por Smismo) entonces nuestra fe sera en vano (1 Corintios XV). Laotra cosa que importa a la Iglesia es que los pasajes obscuros dela Escritura sean comprendidos correctamente es decir, segnla manera de los Padres, de los Doctores y de los Santos. Cmopodra la Iglesia tomarse tanto cuidado en preservar las Escriturasintactas y no interesarse tambin sobre su uso apropiado? Dequ otro modo querramos nosotros que actuara una madre

    amorosa? (6).8

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    (4) W. Walker, individuo poco amistoso a la Iglesia, califica la traduccin de Lutero comomuy libre juzgada por los cnones de exactitud modernos Zuinglio fue todava mscrtico, T corrompes, oh Lutero, la palabra de Dios. Eres un notorio pervertidor de la

    palabra de Dios. Cun avergonzados estamos de ti, a quien una vez tuvimos tanto respeto.(5) San Pablo usa la forma pasiva al menos en una ocasin. El defecto en la nueva traduccinno est en decir que Cristo fue resucitado, sino en suprimir los textos que dicen que lresucit por Su propio poder. Podran darse muchos otros ejemplos, tales como traducirl

    gimi en Su espritu y Se turb (Juan XI, 33) porl se estremeci con las emociones que searrebataban dentro de l, sugiriendo que Cristo no tena el control de sus pasiones.(6) Fue en respuesta al grito lolardo (en la temprana Reforma) del siglo XV, en Inglaterra,

    Una Biblia abierta para todos!, entendiendo por una Biblia abierta las traduccionesincorrectas y tendenciosas que se estaban extendiendo por lo que Arundel, el Arzobispode Canterbury, afirm en el concilio de Oxford de 1406 que nadie debera traducir por su

    propia autoridad al ingls ninguna porcin de la Sagrada Escritura. Cualquiera que tenga unconocimiento aunque sea superficial de los sermones medievales, sabe cun repletos estn decitas Escriturarias muchos no eran verdaderamente nada ms que pasajes de esta fuentesagrada ensartados uno tras otro. Esta fantasa, dice San Juan Crisstomo, de que solo losmonjes deberan leer las Escrituras, es una peste que corrompe todas las cosas; pues el hechoes que tal lectura os es ms necesaria a vosotros(los seglares) que a ellos (In Matth. Hom.II). No obstante la Iglesia ha enseado: Que el lector se guarde de hacer que la Escritura seincline a su sentido, en lugar de hacer que su sentido se incline a la Escritura. Es digno denotar tambin que la traduccin inglesa de la Biblia que Wycliffe (m.1384) us, era de hechouna traduccin catlica que exista anteriormente a su movimiento.

    Pero la Escritura no es el nico canal a travs del cual la Tradicin es conservada y transmitida a nosotros. Los demsrganos del Magisterio sirven tambin a esta funcin, sobre todola Liturgia (la Misa tradicional, el Breviario, los ritos Sacramentales y las

    plegarias tradicionales), los concilios, los escritos de los Padresapostlicos y los documentos histricos de la Iglesia. Son lastradiciones de la Iglesia las que, tanto como la Escritura,conservan para nosotros el depsito original. De aqu se sigueque, como dijo San Juan Damasceno, el que no cree segn laTradicin de la Iglesia Catlica es un descredo, y como dijo

    San Agustn, es una locura dejar las tradiciones de la Iglesia. Ycmo podran estos santos decir otra cosa cuando el apstolmismo nos instruye as: Permaneced firmes, y retened lastradiciones que habis aprendido, bien por la palabra o pornuestra epstola Retened la forma de las palabras salutferasque habis escuchado de m con fe y con amor, que est en CristoJess

    QU SE ENTIENDE POR LA PALABRA TRADICIN?

    Etimolgicamente tradicin significa simplemente aquelloque se transmite, o que se entrega. Conforme a la

    Enciclopedia Catlica (1908), la verdad tradicional fue confiada a

    la Iglesia como un depsito que ella guardara y transmitiracuidadosamente como lo haba recibido sin aadirle ni quitarlenada En cuanto a la jerarqua, como lo seala el CardenalFranzelin en su obra De Divina Traditione et Scriptura. El seoreligi un cuerpo de hombres a quienes confi su Revelacin. Losenvi a predicar esta verdad y amenaz con castigar a aquellosque no les escucharan Con esta misin a ellos confiada, losapstoles y sus sucesores designados, han enseado a todas las

    generaciones la verdad revelada que viene de Cristo. (1)Debera ser manifiestamente claro que la Revelacin cristianaestaba completa con la muerte del ltimo apstol. No hay ningunacosa tal como la revelacin ininterrumpida. La enseanza delMagisterio es totalmente clara sobre este tema: La Revelacinhecha a los apstoles por Cristo y por el Espritu Santo a quien lenvi a ensearles toda la verdad fue final, definitiva. A esecuerpo de la verdad revelada nada ha sido agregado, ni lo sernunca.

    (1) La identificacin de lo tradicional con lo convencional tal como llevar el emblema deuna escuela es por supuesto una antigua sofistera, y a menudo sirve como argumento paraabolir ambos. Debera estar claro que Cristo no hablaba de una cosa tal cuando dijo: Omniamihi tradita sunt a Patre meo. Como afirma John Senior en su Death of Christian Culture,La doctrina cristiana no es un resultado de la convencin, aunque es ciertamentetradicional.

    Esta restriccin sobre la jerarqua se aplica tanto al Papacomo a cualquier otro miembro del cuerpo de los fieles. Como loafirma el Cardenal Hergenrother l (el Papa) est circunscrito porla conciencia de la necesidad de hacer un uso recto y benfico delos deberes adscritos a sus privilegios tambin est circunscritopor el espritu y la prctica de la Iglesia, por el res peto debido alos concilios generales y a los estatutos y costumbres antiguos.Ahora bien, esta Revelacin se nos da en la Escritura y en la

    Tradicin, y se conserva para nosotros en los escritos de losPadres, y en las tradiciones de la Iglesia. Ha pasado anosotros a travs de los diversos rganos del Magisterio, de loscuales el Papa mismo es slo uno.

    Casi todos los textos teolgicos inician su estudio de estetema con la siguiente afirmacin de fide tomada del concilio deTrento: . . . Nuestro Seor Jesucristo, el Hijo de Dios, promulg, primero con Su propia boca, y despus orden que fuerapredicada por Sus apstoles, como la fuente de todo, tanto laverdad salvadora como la disciplina moral; y viendo claramenteque esta verdad y disciplina estn contenidas en los librosescritos y en las tradiciones no escritas recibidas por los apstoles

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    mismos, al dictado del Espritu Santo, y que han llegado hastanosotros transmitidas, por as decir, de mano en mano; siguiendolos ejemplos de los Padres ortodoxos, recibe y venera con unaafeccin de piedad y de reverencia iguales todos los Libros, tantodel Antiguo como del Nuevo Testamento, as como tambin lastradiciones dichas, tanto las pertenecientes a la Fe como a lascostumbres, como habiendo sido dictadas bien por la palabra dela propia boca de Cristo o bien por el Espritu Santo, y

    conservadas en la Iglesia Catlica por una sucesin continua... Sialguien... con conocimiento y deliberadamente condena lastradiciones anteriormente dichas, que sea anatema. SesinIV

    A pesar de la mala traduccin y la interpretacin privada,y a pesar del hecho de que las mltiples sectas protestantesrechazan algunos de los libros bblicos del canon catlico (Luterorepudi la Epstola de Santiago y el Libro de Ester), el significado deltrmino permanece relativamente claro (2).

    (2) Como afirma San Alfonso Mara de Ligorio, doctor de la Iglesia, Las tradiciones sonnecesarias a fin de que la Iglesia pueda determinar el sentido verdadero de los pasajes de la

    Escritura. La interpretacin privada de la Escritura no es en modo alguno un problemanuevo, y ni siquiera un problema de la reforma, como se muestra en las palabras de S.Ireneo (circa 175) quien destaca que otros, sin embargo, retienen las Escrituras, pero estntan orgullosos de su falso conocimiento que alteran su sentido verdadero (Adv. Her. III. 12,12). Los exgetas protestantes y modernos con su seudoerudicin querran reducir laEscritura al nivel de la literatura profana moderna, al nivel de una novela. Los jvenes dehoy en da, al rechazar la religin, lo que rechazan a menudo son las absurdidades queresultan de tales aproximaciones liberales a lo sagrado. Los integristas, por otra parte, selimitan solo a una estrecha interpretacin literal.

    Esto no es verdadero por lo que toca al trminoTradicin, el cual se ha usado en una extensa variedad decontextos, y con referencia a diferentes aspectos del depositumdivino. Hay algunos que querran limitar su uso a los dogmas

    divinamente revelados no contenidos en la Escritura, mientrasque otros aplican el trmino de manera que cubra el espectroentero de la enseanza y la prctica catlicas. A fin de clarificar elproblema, los telogos han definido la Tradicin como dogmticao disciplinaria desde el punto de vista de su contenido, y divina odivino-apostlica desde el punto de vista de su origen. Es divinapara distinguirla, por una parte de las tradiciones eclesisticas, lascuales son los preceptos y las costumbres observadas en la Iglesiadesde hace mucho tiempo, y aunque podran pertenecer a larevelacin, solamente pueden ser rastreadas hasta los tiempospost-apostlicos, y por otra parte, de las tradiciones humano-apostlicas, las cuales ciertamente remontan sus orgenes hasta

    los apstoles, pero no en su capacidad como canales de laRevelacin (3).

    Ahora pueden hacerse varias puntualizaciones: La primerade todas es que la Tradicin (con una T mayscula), en tanto quefuente de la Revelacin, se refiere a las cosas inmutables que nopueden ser rechazadas ni cambiadas. La segunda, que talesTradiciones incluyen las Verdades y las Disciplinas que tienencomo su fuente a Cristo y a los apstoles. La tercera, que es

    extremadamente difcil, sino imposible, por esta distancia en eltiempo, distinguir entre lo que es Tradicin sub-apostlica y loque es verdaderamente Tradicin divino-apostlica, y entre lo quees Tradicin humano-apostlica y lo que es Tradicin divino-apostlica (4). As, por ejemplo, en el Canon de la Misa tradicional,aparte de las palabras de la Consagracin, nosotros no estamosseguros, en modo alguno, de cules partes son de origen divino-apostlico y de cules partes pueden ser consideradas detradicin humano-apostlica o de tradicin eclesistica.

    (3) La Tradicin se clasifica, adems, como objetiva cuando se refiere a las verdades

    dogmticas, y activa, por algunos, en referencia a las costumbres, preceptos, disciplinas yprcticas, y por otros cuando se refiere a los diferentes rganos de transmisin tales comolos ritos de la Iglesia y el Magisterio de la enseanza. Se llama constitutiva si estestablecida por los apstoles y continuativa si es de origen posterior. Con respecto a surelacin con la Escritura, se llama inherente (si lo que se transmite se afirma claramente enla Escritura), declarativa (si se afirma solamente de una manera obscura en la Escritura ynecesita la ayuda de la Tradicin para ser comprendida) y constitutiva (si no se encuentra enmodo alguno en la Escritura).(4) San Clemente, cuarto Obispo de Roma, y compaero de viajes de San Pablo, fue descrito

    por los primeros Padres como a veces apostlico, a veces apstol, a veces casi apstol.

    Debe recordarse que, como afirma el Cardenal Bellarmino en suDe Verbo Dei, la Tradicin se llama no escrita, no a causa deque no haya sido puesta por escrito nunca, sino a causa de que no

    fue puesta por escrito por su primer autor. Puede asumirserazonablemente que los autores sub-apostlicos para quienes lasinnovaciones eran anatema, codificaron muchas costumbres, preceptos, disciplinas y prcticas que eran verdaderamenteapostlicas en su origen. Adems, debe afirmarse que lastradiciones eclesisticas, aunque no tienen el mismo peso que lasapostlicas, ciertamente merecen nuestra mayor veneracin, yrechazarlas con pretexto de que no son divinas, es tan absurdocomo rechazar los cnones de los concilios ecumnicos a causade que no derivan de Cristo mismo (5).

    De aqu se sigue que, como afirma San Pedro Canisio en suSumma Doctrinae Christianae, Nos conviene observar unnime e

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    inviolablemente las tradiciones eclesisticas, bien codificadas osimplemente guardadas por la prctica acostumbrada de laIglesia. Todos estos puntos estn resumidos en el textosiguiente, tomado de un texto teolgico modelo: Hay muchasregulaciones que han sido transmitidas con la autoridadapostlica, pero no como reveladas por Dios. Son meramentetradiciones apostlicas, en contraposicin de las Tradicionesdivino -apostlicas. Esta distincin, aunque suficientemente clara

    en s misma, no es de fcil aplicacin, excepto en materiasestrictamente dogmticas o estrictamente morales.

    (5) Los Padres del concilio de Trento fueron enteramente especficos al respecto de que lasverdades y las disciplinas estn contenidas en los libros escritos y en las tradiciones noescritas, pero les falt especificar estas de una manera exacta. Es pertinente aqu elsiguiente pasaje de la obra Canons and Decrees of the Concil of Trent del Rev. J.Waterworth (Burns Oates, 1848): Habiendo sido completadas estas regulaciones, lascongregaciones privadas procedieron a considerar las tradiciones divinas y apostlicas esdecir, aquellas doctrinas y prcticas que, enseadas por Jesucristo y sus apstoles, no hansido registradas en las sagradas escrituras, sino que han sido transmitidas por distintas vasde edad en edad. Sobre este tema se tuvieron numerosas congregaciones, tanto particularescomo generales. Sobre la existencia de tales tradiciones todos estuvieron de acuerdo; pero,

    mientras algunos insistieron en que las tradiciones recibidas deban ser distintamenteespecificadas, otros estaban igualmente decididos a que deban aprobarse de la manera msgeneral posible, an excluyendo el trmino apostlico distintivo, por temor a aparecerrepudiando usos y ritos tales que no podan ser rastreados hasta aquella fuente En lacongregacin general del 5 de Abril, el Obispo de Chioggia suscit una oposicin msintempestiva, considerando las tradiciones como leyes, no como revelaciones, y tachando deimpiedad declararlas como de autoridad igual a la palabra escrita. Este sentimiento no tuvoningn aprobador, sino que excit la indignacin de toda la asamblea. 6A Manual ofCatholic Theology, basado sobre la Dogmatic de Scheeban por Joseph Wilhelm y ThomasScannell, Kegan Paul: Londres, 1909.

    En otras materias hay varios criterios para guiarnos; p.e.1) el testimonio distinto del apostolado de enseanza o de losdocumentos eclesisticos al respecto de que alguna institucin es

    de origen divino; 2) la naturaleza de la institucin misma laspartes esenciales de los sacramentos All donde estos criteriosno pueden ser aplicados y la costumbre de la Iglesia no dirime elasunto, sigue siendo una cuestin abierta si una institucin dadaes de derecho divino y pertenece al depsito de la fe. Encualquier caso, estamos sujetos a respetar tales tradiciones, ytambin aquellas que son solo eclesisticas. As, en el credo dePo IV decimos: Yo admito y abrazo firmemente las Tradicionesapostlicas y eclesisticas y todas las dems observancias einstituciones de la dicha Iglesia Recibo y admito tambin lasceremonias recibidas y aprobadas de la Iglesia Catlica usadas enla solemne administracin de todos los sacramentos.Entre las

    Tradiciones que son claramente de origen apostlico estnincluidas la inspiracin de los libros del Antiguo y del NuevoTestamento, el poder del signo de la cruz, la determinacin delnmero preciso de los sacramentos, el bautismo de los nios, lavalidez del bautismo administrado por los herticos, lasubstitucin del Sbado por el Domingo, la Asuncin de laSantsima Virgen, etc.. Uno puede agregar a esta lista la formay materia de los sacramentos, especialmente el de la santa

    misa, y el establecimiento del Episcopado como los descendienteslegtimos de los apstoles. Es este ltimo acto el que acarreaconsigo el concepto de tradicin (con una t minscula), pues lospastores legtimos de la Iglesia primitiva establecieron lastradiciones eclesisticas los preceptos, las costumbres, lasdisciplinas y las prcticas, no como los hombres establecen lascostumbres humanas, sino codificando aquellas costumbres quehaban recibido o aprendido de los apstoles, o como miembrosde ese cuerpo nico conformado por Dios mismo, y animado ydirigido por Su Espritu Santo. De aqu que su testimonio no seael testimonio de los hombres, sino el testimonio del EsprituSanto. Como se afirma en la Epstola de Diogneto, a los

    cristianos no se les ha transmitido ningn descubrimientoterrenal, ni estn custodiando ninguna invencin mortal.

    Uno apenas se sorprende de encontrar que la mayora delos Padres de la Iglesia no hacen una distincin clara entre lo quees apostlico y lo que es eclesistico en la Tradicin. El CardenalTixeront en su texto sobre La Historia de los Dogmas afirma: SanLen usa la palabra Tradicin en su sentido primitivo deenseanza y de costumbre transmitidas de viva voz o por laprctica. En otra parte del mismo texto afirma que San JuanDamasceno como San Basilio admite como una regla de fe,aparte de la Escritura, algunas tradiciones no escritas quedescienden desde los apstoles, y algunas costumbres

    eclesisticas que deben ser aceptadas como autoridad. San Jernimo concibe tambin la tradicin en un contexto amplio:Las tradiciones y costumbres de la Iglesia pueden suplir elsilencio de la Escritura, (sobre muchos puntos) como puede verse enmuchas (de sus) prcticas (Dialogus contra luciferanos, VIII). Unacomprensin tal se refleja tambin en The Tradition of Scripturedel Padre Barry (1911), donde afirma: Los catlicos entiendenciertamente por Tradicin el sistema conjunto de la fe y de lasordenanzas que han recibido de las generaciones anteriores aellos remontndose hasta los apstoles de Cristo.

    Los concilios reflejan tambin el pensamiento de la Iglesiasobre este punto. As, el canon III del concilio de Cartago y el

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    canon XXI del concilio de Gangra afirman que se insiste en quelas tradiciones no escritas tendrn autoridad. El sptimo concilioecumnico afirma que si alguien desautoriza alguna tradicineclesistica, escrita o no escrita, que sea anatema, y seaanatema todo lo que est en conflicto con la tradicin y laenseanza eclesistica, y cuanto ha sido innovado y hechocontrariamente a los ejemplos trazados por los Santos y losPadres venerables, o cuanto de aqu en adelante se haga alguna

    vez de esta manera(6). El II concilio de Nicea conden tambin aaquellos que se atreven segn la manera impa de los herticos,a hacer burla de las tradiciones eclesisticas y a inventarnovedades de cualquier tipo. Tal es tambin la actitud de losSantos y de los Papas. San Pedro Damin dice es ilegtimoalterar las costumbres establecidas de la Iglesia No retires losantiguos hitos que tus padres han establecido. San JuanCrisstomo afirma, Es Tradicin, (si es as) no pidas ms. Comoha dicho el Papa Benedicto XV, parafraseando al Papa SilvestreNoinnovis nada. Permaneced contentos con la Tradicin. NingnPadre de la Iglesia, ningn santo o doctor de la Iglesia, y ningnPapa ha intentado cambiar nunca las tradiciones eclesisticas.

    Todo esto es un clamor lejano de la enseanza de la nueva Iglesiaque nos dice que es necesario saber cmo dar la bienvenida conhumildad y libertad interior a cuanto es innovador; uno deberomper con el apego habitual a lo que solamos designar como lainalterable tradicin de la Iglesia(La Croix, 4-IX-1970); Judas nopodra haberlo dicho mejor!

    --------------------------------------------------(6) Es pertinente destacar que La Profesin de la Fe Catlica de los Conversos requerida

    por la Iglesia tradicional dice as: Yo admito y abrazo firmemente las tradicionesapostlicas y eclesisticas y todas las dems constituciones y prescripciones de la Iglesia.San Juan Fisher enseaba que Aquellas tradiciones apostlicas que no estn registradas enlas Escrituras no por eso deben ser menos observadas. En adicin a estas tradiciones, las

    costumbres recibidas por la Iglesia universal no deben ser rechazadas por ningn cristiano (Vida, E. E. Reynolds).

    A fin de comprender mejor la relacin entre la TradicinDivina y la Tradicin Eclesistica, podemos trazar un paraleloentre lo que se llama de fide definita o de fide catlica (verdadesdivinamente reveladas por Cristo o los apstoles y declaradas por laIglesia) y lo que se llama de fide ecclesiastica o de proxima fidei(verdades reveladas todava no definidas as). Como ha dicho el PadreFaber: Hay tres tipos de fe: humana, la cual reposa sobre laautoridad humana, y como tal es incierta y est sujeta al error;divina, la cual reposa sobre la autoridad divina; y eclesistica, lacul reposa sobre la autoridad de la Iglesia, que define alguna

    cosa con la asistencia del Espritu Santo, a travs de la cual espreservada de la posibilidad de error; y esta fe es infalible, conuna infalibilidad participada y confiada, inferior en grado a la fedivina, pero con una certeza que la eleva muy por encima de la fehumana. Por lo tanto, si alguna cosa se mostrara como siendo defide ecclesiastica, entonces no solamente tiene derecho a nuestraaceptacin, sino que inclusive rechaza toda oposicin, de modoque un hombre, aunque no fuera formalmente un hertico, sera,

    usando las frases comunes, temerario, escandaloso e impo siafirmara lo contrario(7).

    Algunas tradiciones eclesisticas pueden ser modificadaspor la autoridad apropiada, pero la modificacin es diferente delas abrogaciones y cambios que se han introducido en la IglesiaPosconciliar. La Iglesia y la fe verdaderas se caracterizan comovivas, y la vid que Cristo estableci siempre puede brotar ennuevas ramas. No es que la hoja sea nueva, sino la savia quecorre en sus venas lo que mantiene tanto la salud espiritual comola validez tradicional. El hecho de que la fiesta del Corpus Christicon procesiones pblicas pueda haberse establecido en la altaEdad Media no cambi nada en la Revelacin que Cristo nos dio.

    Nuestros modos de mostrar respeto y adoracin a las SagradasEspecies pueden ser modificados, pero esto no cambia en modoalguno nuestra reverencia tradicional por el Cuerpo de Cristo. (Unaintroduccin tal no puede compararse en modo alguno con ladistribucin de la Eucarista por manos sin consagrar bajo lascircunstancias modernas, con la retirada del Sagrario de los altares, nicon la promulgacin de los ritos que permiten a un protestante lacomprensin del Sacrificio. Tales actos no representan ningnflorecimiento de la vid, sino ms bien profanaciones y rupturas abiertascon la tradicin).

    (7) San Bruno: Con una mala voluntad unnimemente contra Cristo, hacen un pacto a fin de

    poder destruir sus tabernculos. Estos son la multitud transitoria y falible de los idumeos, lamultitud terrenal y sedienta de sangre de los falsos cristianos, quienes aunque iniciados enlos sacramentos eclesisticos son, sin embargo, mundanales y crueles contra los buenos yverdaderos ismaelitas (Expos. in Ps. LXXXII).

    As en la prctica de la Iglesia pueden introducirsecostumbres que son tradicionales, tales como la Fiesta delSagrado Corazn (8) o el Rosario. Tales prcticas no son en modoalguno innovaciones, pues tienen sus races en la sana doctrina,y son, por as decir, las reverberaciones que el depsito originalhace brotar inevitablemente.

    Se encontrar una extensin del concepto de tradicinen los diferentes rganos usados para transmitir las

    costumbres, preceptos, instituciones, disciplinas y prcticas de12

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    la Iglesia a nuestra generacin. As Franzelin, el telogo papal delconcilio Vaticano I, describe lo que se transmite como tradicinobjetiva, y el proceso de transmitirlo como tradicin activa. Enprimer lugar entre estos rganos estn el Magisterio Solemne(las definiciones dogmticas de los Papas, de los concilios ecumnicos,las profesiones de la fe y las censuras teolgicas), y el MagisterioOrdinario y Universal (las costumbres o prcticas universales asociadascon el dogma y sobre todo la Liturgia Romana tradicional) (9). La Misa

    tradicional combina todos estos aspectos de la tradicin. Comodijo el Papa Po XI, es el rgano ms importante del MagisterioOrdinario de la Iglesia, y de la enseanza de la Iglesia. Es unlocus teolgico de primera importancia para el conocimiento dela tradicin viva de la Iglesia. Su contenido es en parte de origendivino, en parte de origen apostlico y en parte de derivacineclesistica.

    Ha experimentado varias modificaciones a lo largo de lasedades, pero nunca ha cambiado su naturaleza esencial. Como hasealado un telogo, si algunos de los primeros cristianos selevantaran de sus tumbas en las catacumbas, reconoceran en elculto catlico de nuestro tiempo (y es innecesario decir que se

    refiere a la Misa tradicional, y no al Novus Ordo Missae), no sololos elementos, sino tambin algunos detalles de la forma del cultoal cual estaban acostumbrados. Su canon, como ensea elconcilio de Trento, Est compuesto de las palabras mismas delSeor, de las tradiciones de los apstoles y de las piadosasinstituciones de los santos Pontfices.

    (8) Gerald M. Hopkins dijo: Esto es lo que hace la Iglesia o el Espritu Santo que gobiernala Iglesia: a partir del depsito que Cristo dej tras de s, hace surgir de vez en cuando, segnlo requiere la necesidad, alguna doctrina o alguna devocin que era en verdad conocida porlos apstoles y que es antigua, pero que es desconocida o poco conocida en esa poca yviene as al mundo como nueva. Tal es el caso con la adoracin del Sagrado Corazn.(9) Telogos posteriores han descrito la tradicin objetiva como la regla remota de la fe,y el magisterio o la tradicin activa como la regla prxima de la fe. Po XII haca uso dela frase norma prxima y universal para todo telogo con respecto al Magisterio (A.A.S.XLII. 1950, 567), pero al mismo tiempo puntualiz que el Magisterio es el guardin y elintrprete de la verdad revelada, y no una fuente separada de la verdad.

    En primer lugar hacan solamente aquello que Cristo habahecho. De acuerdo con Sus indicaciones y bajo la inspiracin delEspritu Santo, observaban otras cosas, segn las circunstanciasagregaron varias plegarias y observancias, con objeto de celebrarlos Sagrados Misterios tan digna y edificantemente como fueraposible. Tales porciones constituyentes del rito sacrifical, que seencuentran en todas las liturgias antiguas, tienen su origen en los

    tiempos y en la tradicin apostlicos; las caractersticasesenciales y fundamentales del rito Sacrifical, introducidas yengrosadas por los apstoles, fueron conservadas con fidelidad yreverencia en las Iglesias fundadas por ellos algunasceremonias, las bendiciones msticas, el uso de las velas, elincienso, las vestiduras y muchas cosas de esta naturaleza, (laIglesia) las emplea por prescripcin y tradicin apostlica

    No hay que sorprenderse entonces de que el Abad

    Guranger afirme: Es a los apstoles a quienes se remontan lasceremonias que acompaan la administracin de lossacramentos, el establecimiento de los sacramentales, las fiestas principales La liturgia apostlica se encuentra enteramentefuera de la Escritura; pertenece al dominio de la Tradicin

    El Magisterio es, como lo afirma la Enciclopedia Catlica,el rgano oficial de la tradicin. Nuestra fe depende totalmentede la tradicin y no puede apartarse de ella bajo ningn pretexto.La tradicin es as la fe que la Iglesia (es decir, el Magisterio)ensea, pues ella la ha recibido de los apstoles, y es la norma dela Verdad. Y como podra ser de otro modo?, pues como dice elCardenal San Roberto Belarmino en su De Verbo Dei, una de las

    caractersticas de la tradicin es que es perpetua pues fueinstituida de modo que pudiera ser usada continuamente hasta laconsumacin del mundo. Entre las costumbres de la Iglesiaque enumera como ejemplos de uso continuo desde el tiempode Cristo hasta su da estn los ritos de administracin de lossacramentos, los das de fiesta (Pascua, etc.), los tiempos delayuno, la celebracin de la Misa y del oficio divino, et alia generisejusdem.

    Ciertamente, Belarmino se toma poco esfuerzo endistinguir entre lo que es divino y lo que es eclesistico en latradicin la describe ms bien como un todo integral en el quelas distinciones estn entre la materia y la forma que toma. Y

    ciertamente, las distinciones que nos vemos obligados a hacerentre lo que es divino, lo que es apostlico y lo que esmeramente eclesistico, tienen un cierto aire de artificialidad.Bossuet define as la Tradicin como el intrprete de la ley deDios y la doctrina no escrita proveniente de Dios y conservadaen los sentimientos y en la prctica universal de la Iglesia;

    En los siglos XIX y XX muchos telogos lo dicen conentera claridad: la Tradicin es la predicacin de la IglesiaCiertamente, algunos dicen, LA TRADICIN ES EL MAGISTERIO DELA IGLESIA. Las tradiciones no son opuestas a la Tradicin,sino su progenie legtima. Se sigue as que uno puede hablar detradicin como la influencia total de una sociedad y cultura

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    catlicas sobre las almas de sus miembros. Por ejemplo, porofensivo que pueda ser para los ojos modernos la peregrinacinde rodillas del campesino mejicano para venerar a Nuestra Seorade Guadalupe, eso puede llamarse tradicional con completalegitimidad. La Enciclopedia Catlica (1908) expresa bien esto.Este concepto de tradicin, afirma, no siempre es claro, perotrataremos de explicrnoslo de la siguiente manera: Todosnosotros somos conscientes de un conjunto de ideas u opiniones

    que viven en nuestra mente un sentimiento comn un espritucomn La existencia de la tradicin de la Iglesia debeconsiderarse como viviendo en el espritu y en el corazn, desdedonde se traslada a los actos, y se expresa en las palabras y enlos escritos Este sentimiento de la Iglesia es peculiar por cuantoest bajo la influencia de la gracia. El pensamiento de la Iglesia esesencialmente un pensamiento tradicional. Y por qu es estoas? Porque aquellos que estn profundamente arraigados en sufe, cuyos modelos de vida se conforman a las tradicionesformales y establecidas, encuentran que todos sus actos ypensamientos estn influenciados. La generosidad, la gentileza, lacortesa, la dignidad y toda una multitud de cualidades similares

    que reflejan las virtudes divinas devienen una parte normal de lavida. Tales no son las cualidades del mundo moderno, pues elespritu de nuestros tiempos deriva de una fuente muy diferente,de un origen que puede describirse bien como antitradicional.Tradicin es entonces un trmino que puede ser aplicable alethos cristiano entero, y como tal puede considerarse como unrbol magnificente. Sus races son divinas y a menudo no se venclaramente. Se funden en su tronco que es slido, firme yclaramente visible. Las ramas pueden igualarse con los diferentesrganos del Magisterio a travs de los cuales fluye la saviadel Espritu Santo. Las hojas, las flores y el fruto completan laanaloga un organismo vivo siempre cambiante con las

    estaciones, siempre creciente, que pierde ocasionalmente unarama o un retoo, y, sin embargo, que permanece siempreesencialmente el mismo.

    Si hemos tratado extensamente el tema de la Tradicin, esporque la situacin presente requiere una comprensin msprofunda del concepto. La nueva Iglesia Posconciliar, a pesar desu intento de disfrazar la situacin, representa una RUPTURA CONLA TRADICIN de proporciones casi APOCALPTICAS. Para usar laspalabras del Papa San Po X, en su Encclica Pascendi contra losmodernistas, est haciendo uso de todo su ingenio en unesfuerzo para debilitar la fuerza y falsificar el carcter de latradicin, a fin de sustraerle todo su peso y toda su autoridad. En

    la medida en que esta nueva Iglesia ensea falsamente yreemplaza las costumbres, instituciones, preceptos, disciplinas yprcticas de la Iglesia tradicional, no con acciones apostlicasalternativas, sino con formas de origen puramente humano,sigue las huellas, no de Cristo, sino de los protestantes tales comoLutero, Calvino y Cranmer. En cuanto a su Magisterio, difcilmentepuede ser el rgano oficial de la Tradicin cuando se dedica aintroducir entre los fieles ritos enteramente nuevos, modelados

    segn formas herticas del culto, tales como son usados poraquellos que odian confesamente a la Iglesia verdadera y queniegan sus enseanzas bsicas. Tampoco este MagisterioNuevo puede proclamar como verdadero lo que el Magisteriotradicional ha definido como falso sin que al hacerlo niegue laposibilidad misma de la verdad, (fue el modernista Loisy quien us laartimaa de la modificacin (las tradiciones pueden ser modificadas,pero no cambiadas) para atacar el concepto unificado de Tradicin.Citmosle, Lo que inquieta a los fieles, en lo que concierne a laTradicin, es la imposibilidad de reconciliar el desarrollo histrico de ladoctrina cristiana con la pretensin de los telogos de que la Tradicin esinmutable. No nos hagamos ilusiones. Los fieles no estaban inquietos;Loisy aspiraba al control de la nueva Iglesia. Atacar a la Tradicin en elnombre de los fieles. Dnde y cmo demostraremos que unaTradicin dada es Divina, si no es por medio de las tradicionesmismas? Negar las tradiciones es negar el carcter inspirado delas Escrituras, negar los ritos de la Iglesia, negar la sabidura delos Padres, de los Santos y de los Papas, negar muchos de lossacramentos, y negar ciertamente todo lo que es verdaderamenteilustrado en el mundo presente (la Iglesia Posconciliar ha retenidomuchas tradiciones, como lo hicieron tambin los protestantes. Larazn es que han picado y escogido aquellas tradiciones que retienen,lo cual es la aplicacin del juicio privado, en cuanto a lo que deba serconservado. Escuchemos las palabras de Pablo VI, Pertenece al Papa, alcolegio episcopal y al concilio ecumnico (Vaticano II) decidir cules de

    entre las innumerables tradiciones deben considerarse como la norma dela fe. Debemos aceptar y reverenciar todas las tradiciones, y nosolamente aquellas que podemos encontrar personalmente aceptables.Como dijo San Agustn, es la locura ms insolente discutir si debehacerse aquello que hace toda la Iglesia es impo, escandalosodeshonroso para la Iglesia. La Tradicin es la fe que la Iglesiaensea, pues ella la ha recibido de los apstoles, y es la norma dela verdad. Como San Atanasio lo afirm hace muchos aos,Inclusive si los catlicos fieles a la tradicin se redujeran a unpuado, esos seran los nicos en formar la verdadera Iglesia deJesucristo. Y tal debe ser el caso, pues como ense San Ireneo,el magisterio no fue instituido para recibir verdades nuevas, sino

    para guardar, transmitir, propagar y preservar la verdad revelada14

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    de toda admisin de error y para hacerla prevalecer. La Tradicines lo que el Magisterio ensea y lo que debe permanecer siemprela regla de la fe. Cuando surga la duda, los Padres y los Santossiempre se volvan a esta fuente en busca de clarificacin:

    A menudo, pregunt ardiente y atentamente a muchoshombres eminentes por su santidad y conocimiento, cmo y porqu regla poda yo ser capaz de distinguir entre la verdad de la fecatlica y la falsedad de la depravacin hertica; y siempre y en

    casi todas las ocasiones recib una nica respuesta a este efecto:Que si yo mismo o cualquier otro quera detectar los fraudes yevitar las trampas de los herticos cuando surgen, y continuarsano y completo en la fe catlica, debamos, con la ayuda delSeor, fortificar nuestra propia creencia de dos maneras: primeropor la autoridad de la Ley Divina, y despus, por la tradicin de laIglesia Catlica. San Vicente de Lrins.

    Argumentar que solo necesitamos aceptar lo que en latradicin es claramente divino, es similar a argumentar que loscatlicos necesitan creer solo lo que ha sido proclamado por laIglesia como siendo de fide. Es atacar al tronco del rbol ypresumir que las races sobrevivirn a pesar de ello. Divorciar la

    tradicin de la costumbre es divorciar la fe de la prctica; esseparar la enseanza de Cristo de Sus acciones, considerar a losapstoles y a sus descendientes espirituales inmediatos comoinferiores en sabidura a nosotros, y negar a la Verdad su manerade expresin legtima. Separar la Iglesia de sus tradiciones esquebrar su unidad, y proclamar que ella no lleva ya el vestidode desposada que la caracteriza como la Esposa de Cristo.Enfrentados como estamos con innovacin sobre innovacin,preguntemos siempre con San Juan Crisstomo: Es tradicin?,y afirmemos tambin con l que nosotros no pedimos nadams. A menos que la nueva Iglesia pueda pretender y proclamarcon sus apstoles fundadores Pues yo he recibido del Seor eso

    que os he transmitido, entonces no es la Iglesia que Cristofund. Como ha dicho el Cardenal Cayetano, Notad bien que solola enseanza de Dios es realmente la regla de la fe. Aunque laIglesia universal no puede errar en su fe, sin embargo, ella no esen s misma la regla de la fe: solo lo es la divina enseanza sobrela cual est fundada.

    Y os exhortamos, hermanos, en el nombre de NuestroSeor Jesucristo, a que os apartis de todos los hermanos quecaminan en desorden, y no segn la tradicin que han recibido dem. 2 Tesalonicenses III, 6

    PARTE II LA NATURALEZA DE LA FE CATLICA

    Hasta este punto hemos demostrado que la regla de lafe catlica debe ser La Biblia y la Tradicin Divina, y que elMagisterio no puede en modo alguno apartarse de estas fuentesprimarias. Hemos demostrado, adems, que las tradiciones dela Iglesia son una parte esencial del Magisterio, pues es a travsde ellas como se manifiesta la autoridad de enseanza de laIglesia. Nos toca ahora considerar el concepto de Fe en mayordetalle. Segn la Enciclopedia Catlica, la Fe debe ser

    considerada tanto objetiva como subjetivamente.Objetivamente, la Fe significa la suma de las verdades

    reveladas por Dios en la Escritura y en la Tradicin y que la Iglesianos presenta en una forma abreviada en sus credos;subjetivamente, la fe significa el hbito o la virtud por la cualnosotros asentimos a estas verdades. Segn Santo Toms, losprincipios de la doctrina de la salvacin son los artculos de lasalvacin de la fe(Comentario sobre 1 Corintios XII, 10), y San Pabloensea claramente que sin fe, es imposible agradar a Dios(Hebreos XI, 6).El fundamento entero de la vida espiritual es lafe por la fe escuchamos a Dios mismo, pues no es unaenseanza humana, sino una enseanza divina.(1)

    Esta fe y la Revelacin sobre la cual se basa nos han sidodadas de una manera total. La enseanza del Magisterio es clarasobre este punto: La Revelacin hecha a los apstoles por Cristoy por el Espritu Santo, a quien l envi para que les ensearatoda la verdad, era final y definitiva. A ese cuerpo de la verdadrevelada nada ha sido agregado, ni lo ser nunca. El deber de losapstoles y de sus sucesores era claro; guardar celosamente elprecioso depsito confiado a su cuidado y transmitirlo completo yentero a la posteridad.

    (1) Es diferente de cualquier otro sumario de doctrina cristiana, no solo porque est hechointencionadamente para el uso de los sacerdotes en su predicacin, sino tambin porque goza

    de una autoridad nica entre los manuales. Fue publicado por mandato expreso del conciliode Trento, el cual orden tambin que se tradujera a las lenguas vernculas de las diferentesnaciones, a fin de ser usado como una fuente de predicacin modelo. Adems, ulteriormenterecibi la aprobacin incondicional de muchos Soberanos Pontfices, incluyendo a San PoV, y a Gregorio XIII entre otros. Clemente XIII dijo en una Bula Papal (4 de Junio de 1761)que el Catecismo de Trento contiene una clara explicacin de todo lo que es necesario parala salvacin y de provecho para los fieles, y que ningn otro catecismo podra serlecomparado; le llam una norma de enseanza y de disciplina catlicas. El Papa Len XIIIrecomendaba que todo seminario lo poseyera y lo considerara a la par con la SummaTheologica de Santo Toms de Aquino. Del grupo de personas responsables de sucompilacin, seis devinieron posteriormente santos canonizados de la Iglesia, incluyendo aSan Carlos Borromeo. Uno podra seguir dando testimonios sin fin de su autoridad yexcelencia. como mnimo tiene la misma autoridad que una encclica dogmtica.

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    Si la Iglesia Catlica es la nica Iglesia verdadera, entoncesla fe que ella ensea es la nica fe verdadera. En qu debe uncatlico poner su creencia? La respuesta se hace patente en suActo de Fe tradicional: Oh Dios mo, yo creo firmemente entodo cuanto tu Santa Iglesia Catlica aprueba y ensea, puestoque eres T, la Verdad Infalible, quien lo ha revelado a tu Iglesia.Puede haber algunas Verdades que la Iglesia ensea y que uncatlico no sepa. Sin embargo, su actitud debe ser la de una

    persona que quiere pensar correctamente, en vez de la de unapersona que quiere pensar por s mismo. Por lo tanto, cuando seenfrenta con una cuestin doctrinal o moral, se apresura apreguntar, qu ensea la Iglesia?. La Iglesia a su vez, sabiendoque la mayora de los individuos no pueden ser conocedores detodo lo que ella ensea, especifica algunos dogmas comonecesarios para la posibilidad de la salvacin. Clasifica estos encategoras como un conocimiento de los medios de salvacin ycomo lo que es necesario saber debido a que la Iglesia lo manda(2).

    Hay verdades que se requerira que uno conociera a fin dellevar una digna vida cristiana. Hay verdades que la Iglesia

    ensea y de las cuales el catlico ordinario puede desconocer sinque por ello ponga en peligro su alma, verdades que debe creerimplcitamente, verdades a las cuales debe dar su asentimiento acausa de que la Iglesia las propone a la creencia . Debemos creertodas las Verdades que la Iglesia ensea, conocidas o no. Uncatlico tiene obligacin de conocer aquellas verdades que le sonnecesarias en su estado particular en la vida. En la situacinactual, donde la nueva

    (2)San Alfonso Mara de Ligorio dice: es evidente que hay en la Iglesia Catlica,independientemente de los dogmas que son de fide, y que un hombre debe recibir, o de locontrario ser formalmente hertico, un gran nmero de doctrinas importantes que sontambin verdaderas, de modo que es un punto de controversia entre los doctores catlicos sison o no de fide; hay tambin un nmero de verdades que son proximae fidei , un nmero queson ciertas a causa de fide ecclesiastica; muchas que son recibidas comnmente; muchas queson sostenidas por la mayora de los Santos; muchas que, expresadas en algunas devociones,la Iglesia les concede indulgencias; muchas que son simbolizadas en algunos actos ritualesautorizados por la Iglesia; muchas que forman la base de costumbres aprobadas en lasrdenes religiosas; muchas cuya negacin ha sido estigmatizada por las universidades y lostelogos como escandalosa y temeraria y prxima a la hereja. Cmo podra un hombre serconsiderado en armona con la Iglesia, suponiendo que rechazara todas o muchas de estascosas? Puede un catlico rechazar como falso, o al menos, como no digno de un

    pensamiento, todo lo que no es positivamente de fide? No: eso sera irracional indiscrecin,la temeridad intelectual ms impaciente que podra concebirse. Sera el caso de un hombrecuyo primer cuidado no fuera estar en armona con la Iglesia, sino volver la esquina de la

    hereja formal por una veleidad hbil y peligrosa. Igualmente en cuanto a la postura porparte de la Iglesia Conciliar de que solamente lo que es de fide debera o debe ser retenido.Iglesia nos ensea Verdades Nuevas y pretende que no hacambiado nada de lo que es de fide, se hace necesario paracomprender las diferentes distinciones teolgicas que se refierena la certeza que tienen las diferentes Verdades de la fe catlica.Se usan las siguientes categoras de la Theologica Fundamentalisde Parente: 1) La certeza mxima ha de encontrarse en el dogma

    formal, que es la verdad revelada, divina y formalmente, que seexpone como tal ya sea en el magisterio solemne o en elmagisterio ordinario. Este tipo de verdad se llama de fide definitao de fide catholica, y rechazarla es hereja. 2) la verdad revelada,todava no definida as por la Iglesia, referida como proxima fidei,y negar la cual es proximun haeresi. 3) la verdad que esvirtualmente revelada, derivada de lo que es revelado, con laayuda de la razn o con una conclusin teolgica. Tales sonentonces las verdades de certeza teolgica, y estn conectadascon el dogma tan ntimamente que negarlas es un error teolgicoo un error en la fe. 4) Las verdades no reveladas, y que estnconectadas con la revelacin, y a las cuales la opinin de los

    telogos se refiere como comunes y cuya negacin se califica detemeraria. En un nivel todava ms bajo se encuentran lascensuras teolgicas que abarcan desde lo equvoco, engaoso yescandaloso, hasta lo pernicioso y peligroso.

    Que los telogos de la nueva Iglesia enseen que uncatlico slo necesita creer en lo que es de fide, es engaoso,escandaloso y pernicioso. Es decirnos que podemos estar enhereja prxima, es decir, que se pueden rechazar las verdadesreveladas simplemente porque todava no han sido definidascomo tales. Es decirnos que podemos estar en error teolgico yque se pueden sostener libremente opiniones que son contrarias alas opiniones de los santos, de los doctores de la Iglesia y a las

    enseanzas de los soberanos Pontfices, sin ponerse uno mismofuera de la unidad. Es decirnos que podemos abandonar lastradiciones eclesisticas, rechazar los cnones de los conciliosecumnicos y negar las enseanzas del catecismo del concilio deTrento, sin dejar de ser catlico. Podemos sostener, como dijo elP. Faber, opiniones con sabor a hereja, sospechosas de hereja,cercanas a la hereja, cismticas, judaizantes, paganas, ateas,blasfemas, impas, errneas, cercanas al error, con sabor a error osospechosas de error, escandalosas, temerarias, sediciosas,malsonantes, ofensivas para los odos pia