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La congregación de las Hijas de María Inmaculada, y su fundación logroñesa Antonio BONET SALAMANCA Madrid I. Introducción. II. El entorno socio-laboral. III. Los inicios fundacionales. IV. La casa de Logroño. V. Bibliografía.

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La congregación de las Hijas de María Inmaculada,

y su fundación logroñesa

Antonio BONET SALAMANCAMadrid

I. Introducción.II. El entorno socio-laboral.

III. Los inicios fundacionales.IV. La casa de Logroño.V. Bibliografía.

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I. INTRODUCCIÓN

La agudización de la generalizada crisis social durante el sigloXIX, quedó avalada por la continuada y precaria situación económicajunto a las desgracias, hambrunas y colectivas epidemias reclamato-rias del novedoso sistema de caridad vinculado al ámbito sanitariogracias a relevantes y preclaras figuras de la santidad. Entre estas,destacaron sin duda la madrileña Soledad Torres Acosta, o la navarray fundadora de la conocida popularmente como las religiosas delServicio Doméstico, Vicenta María López y Vicuña.

Los modelos impuestos por los franceses Vicente Paúl y Camilode Lelis, junto a la encarecida labor hacia los desfavorecidos propi-ciada por el granadino Juan de Dios, orientaron la senda del solícitoy humanizado sistema benéfico asistencial y sanitario durante la ci-tada centuria. El siglo XIX conoció las consecuencias de la revolu-ción tecnológica con los problemas del agro español un tanto endé-mico, junto al drama de la masiva emigración hacia los grandes nú-cleos urbanos. Penalidades y sufrimientos se prolongaron de por vi-da entre las jóvenes y los pobres que accedían a las ciudades, deposi-tarios del engañoso destino laboral vinculado con el por entonces re-clamado y conocido servicio doméstico.

La convulsa situación política sumió a la población en una pro-funda crisis, agitada y prorrogada durante la monarquía y reinado deCarlos IV (1788-1808), período en el que se produjo la invasión delejército francés. La proclamación de las Cortes de Cádiz con la cons-titución de “la Pepa”, el 19 de marzo de 1812, y la derogación de lamisma por Fernando VII, en mayo de 1814, con el restablecimientodel absolutismo, abrió la encendida contienda entre liberales y rea-listas durante buena parte del siglo.

Durante la minoria de Isabel II se restauró el régimen constitucio-nal con la regencia de María Cristina (1833-1840), si bien en sus co-mienzos, se produjo el gran azote de la cólera morbo asiático que

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asoló España entre 1833-1835. La gran desamortización de Mendi-zábal quebró las relaciones diplomáticas con la Santa Sede, preám-bulo en 1840 de la abdicación de María Cristina y la proclamaciónde las Cortes, como regente, del duque de la Victoria, general Baldo-mero Espartero. El papa Gregorio XVI escribía una encíclica sobrelos padecimientos de la Iglesia en España, mientras la reiterada crisiseconómica provocaba la caída en 1843 del citado militar.

En 1845 se publica una nueva constitución de carácter moderado,derogándose la anterior progresista de 1837, con el general Narváezcomo hombre fuerte y sucediéndose los gobiernos que van inclinándo-se al moderantismo; el concordato firmado con la Santa Sede (1851)comienza a restañar muchas heridas. El bienio progresista(1854-1856) es un pequeño paréntesis donde se demuestra que launión de Espartero y O’Donell no es natural y la nueva Constituciónprogresista del 56 queda como «non nata». Junto a la industrializacióndel país, a la implantación del ferrocarril, a la desamortización civil deMadoz, los pronunciamientos militares se siguen produciendo y losmovimientos sociales muestran los síntomas de crisis larvada en quese encuentra el país. El fracaso del pacto de la Unión Liberal y los mo-derados va minando la situación y acelerando el fin del reinado de Isa-bel II y de la monarquía, como se había pactado en Ostende. La «Glo-riosa», revolución y constitución, abre el período más convulso de to-do el siglo XIX español, sexenio revolucionario (dos gobiernos provi-sionales, monarquía de Amadeo de Saboya, y una república unitariaque deviene en federal con otra constitución «non nata»), comenzandoa aflorar grandes temas de la España contemporánea: autonomismo,socialismo, republicanismo, laicismo, derechos humanos, proletaria-do, atentados anarquistas, conflictos sociales, marxismo, etc.

Con el pronunciamiento del general Martínez Campos en sagun-to, se restauró la monarquía, en la persona de don Alfonso de Bor-bón, hijo de Isabel II (1875-1885), junto a la presidencia durante seisaños de Antonio Canovas del Castillo, la nueva constitución de 1876que vino acompañada del reconocimiento de la religión católica co-mo religión del Estado y la admisión y tolerancia de cultos. La Igle-sia recobraba el control de la enseñanza oficial, incluso de la univer-sitaria. Fallecido Alfonso XII en 1885, su segunda esposa, MaríaCristina de Habsburgo ejerció la regencia hasta 1902, con la alter-nancia en el poder de conservadores y liberales según el “Pacto delPardo”. Madrid contaba con 143.543 habitantes en 1787, y pasaba en1897, a los 512.150, en parangón a los hitos marcados por la Exposi-

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1. ORTÍ MUÑOZ, Mª T., Vida de la Rvda. Madre Vicenta Mª López y Vicuña, An-gelical Fundadora del Instituto de Mª Inmaculada para el Servicio Doméstico, Bar-celona 1918, p. 5.

ción Internacional de Barcelona, de 1888, en paralelo cronológico ala revolución industrial catalana, el comercio levantino, la industrianaviera o la metalurgia vascongada.

II. EL ENTORNO SOCIO-LABORAL

Los antecedentes familiares de Vicenta María se localizan en el si-glo XVII, en el que se tienen noticias de sus bisabuelos don Pedro Ló-pez Garasa, dueño del señorío de Beranguas, de origen oscense. Sobrela religiosidad del entorno familiar resta avalada por la dedicación a lavida religiosa de buena parte de sus miembros como se confirma encarta dirigida por don Vicente López Oliván, deán de la catedral deTortosa, fechada el 03-04-1852, a su primo, don José Mª López, padrede la santa de Cascante. En ella señala: “De mi tercer abuelo, don Pe-dro Manuel López Villacampa, hijo de don Pedro López Osanz hastamis hermanos, todos los varones de la línea López y Villacampa, hansido eclesiásticos, excepto el primogénito de cada generación” 1.

José Mª de Vicuña y Echevarría nació en Estella el 19-IV-1772,siendo su padrino el arcediano de Álava. Nombrado en 1801 diputadoa Cortes por Estella, regidor y juez de campo y alcalde de la misma,casó con doña María Manuela García y Rincón, natural de Ágreda,hija de José Andrés García, también abogado de los Reales Consejosy casado con doña Ventura Rincón y Munárriz Hermoso de Mendoza,de Estella, emparentados en grado lejano con la familia Vicuña. Decristiano hogar, don José María Vicuña Echevarría y doña ManuelaGarcía Rincón tuvieron como hijo único a Manuel María (Estella,Navarra, 6-VIII-1802 / 2-III-1869) y, en 1805, a su segunda hija, Ma-ría Eulalia Vicuña de Riega (Estella, Navarra,10-XII-1805 / Madrid,30-XI-1877), casada el 11-III-1831 en la parroquial madrileña de SanSebastián con el gentilhombre, don Manuel de Riega y Rico.

Manuel Mª seguiría la carrera de leyes y junto a su hermana MªEulalia prepararon los caminos de Vicenta María, iniciándola en laobra de las sirvientas con acierto y celo hasta dejarla encauzada y enmanos de tan virtuosa sobrina. El 16-XII-1814 nació María Nicola-sa, madre de nuestra biografiada y cinco años después, María Ma-nuela paríó a su hija María Dominica. Fallecida la primera hija del

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2. Ibidem, p. 11.3. PRADA ESPADA, Mª P., Vicenta María López y Vicuña, Estella 1975, p. 41.

matrimonio formado por José Mª López y Nicolasa y nacida la se-gunda, un 22 de marzo de 1847 en Cascante, nuestra biografiada quellevaría el mismo nombre de la fallecida, Vicenta María DeograciasBienvenida, sería llamada a la santidad. En Cascante vivían también,su tío sacerdote, tío-abuelo, d. Joaquín García y doña Dominica, her-mana de su madre, su abuela paterna y una hermana de su padre enun entorno familiar de acusada piedad cristiana 2.

Pronto Vicenta María aprendió a leer y su tío Joaquín le enseñabaa recitar en latín y leer a Santa Teresa. A los siete años, con motivo dela profesión religiosa de su tía Dominica en las Salesas fue a Madriden compañía de sus padres, hospedándose en casa de sus tíos, los se-ñores de Riega. Manuel María sustituiría a su padre en las laboresdocentes y Vicenta María, gustaría pronto de acompañar a su tía Ma-ría Eulalia en sus habituales visitas a los hospitales y a la casita, sien-do penoso el regreso a Cascante, por lo que sus padres decidieron en-viarla a Madrid al contar con la protección de sus tíos. En su educa-ción influyeron tres aspectos: el cariño de sus tíos (no tenían hijos),la austeridad y la caridad. Se convino en principio repartir su estan-cia anual de junio a octubre con estancia en la casa paterna y el restoen Madrid. En Cascante tuvo algún pretendiente y se cita que, elmismo rey Francisco de Asís, a su paso por dicha localidad, caminode los baños de Fitero, preguntó al alcalde por la joven Vicenta Ma-ría, respondiendo el regidor, “es una santita, sobrina mía”, siendo larespuesta real, así debe ser porque tiene un rostro angelical 3.

La Congregación nació para garantizar la continuidad de unaobra de beneficencia a favor de las jóvenes sirvientas, fundada pordoña María Eulalia Vicuña y García de Riega, secundada por su her-mano Manuel María, al abrir una “casita”, en la madrileña calle Lu-ciente, el día de la Inmaculada de 1853. Ambos hermanos se sintie-ron apremiados para favorecer a las jovencitas, que no eran recibidasen el Colegio de Desamparadas y pusieron en marcha una nueva fun-dación. Al pequeño recinto de la calle Luciente siguió en 1854 otromás capaz en la calle del Rubio y, antes de cumplirse un año, la fun-dación ya tenía su tercer domicilio en la calle Humilladero. Ante elconsiderable aumento de muchachas se pensó en un Instituto religio-so que se encargara del gobierno interno. El servicio domésticoconstituyó por lo general, la única salida laboral de una joven, a mi-

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4. DÍAZ PÉREZ, M. D., Historia de la Congregación: Religiosas de Mª Inmacula-da”, Algunas noticias sobre el origen, fundación y desarrollo de nuestro Instituto(1843-1890), Madrid 2002, pp. 5-15.

5. LACALZADA DE MATEO, Mª J., Mentalidad y proyección social de Concep-ción Arenal, Imprenta GráfIcas Galaico, Coruña 1994.

tad del siglo XIX, realidad afirmada, aunque no bien estudiada. Lospapeles pertenecientes al archivo de Manuel María Vicuña fueronsalvados por tres sirvientas durante la contienda civil de 1936 y con-servados en la Curia General de las religiosas de María Inmaculadaen Roma, por lo que, constituyen la más valiosa fuente informativa ydocumentada para el presente estudio 4.

Vicenta María recibió de sus tíos la más preciada herencia, unaobra apostólica con una significativa proyección social. La funciónhospitalaria fue asumida por diversas órdenes religiosas dedicadas alcuidado de enfermos como fueron, los hermanos de San Juán deDios, las hermanas de San Vicente Paúl, o las Siervas de María, fun-dada por la madrileña María Soledad Torres Acosta (1826-1887). Se-gún Hauser, las madrileñas casas de vecindad albergaban a fines desiglo, a más de 52.000 personas, en su mayor parte, jornaleros y fa-milias de escasa fortuna. Benito Pérez Galdós en Fortunata y Jacin-ta, describe con detalle las hacinadas viviendas, al igual, que a susdirectos moradores. Las tertulias y las charlas de café eran comunesactividades entre los madrileños de todo tipo. Para muchas niñas yjovencitas, la única posibilidad de escapar de este ambiente cuandoconseguían liberarse de la prostitución, era el servicio doméstico,bien como empleadas o bajo la tutela de una honrada familia, some-tidas al peso de los trabajos domésticos y a los malos tratos. El idealde la mujer durante el siglo XIX español era el de esposa y madre, porlo que, en general, la formación intelectual de las niñas, no pasaba deescribir y contar. Socialmente, la mujer tampoco contaba mucho sal-vo contadas aristócratas como la marquesa de Alcañices, la condesade Zaldívar, la señora de Tejada, aunque nunca fueron reconocidaspor su nombre de pila. Hubo algunas excepciones como la propicia-da por Concepción Arenal (1820-1893), adalid de la emancipaciónfemenina como se advierte en su marcada proyección sociopolítica 5.

La mujer se incluía en “la cultura de adorno”, sin más futuro queconseguir el encanto de una joven casadera hasta lograr el matrimo-nio y alcanzar el reconocimiento social negado a la mujer soltera.Fernández Bremón recogía en la Ilustración Española y Americana

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6. DIGNA DÍAZ PÉREZ, María, Historia de la Congregación, o. c., pp. 60-80.

el 15-III-1885, la actividad laboral de las cigarreras madrileñas en lacolectivizada fabricación de pitillos. Las modistillas eran conocidascomo “Las obreras de la aguja” y también lo eran las costureras ape-gadas al progreso generado por las máquinas de coser y la quiebradel esquema de trabajo. En el ámbito laboral se constataba la dife-renciación social, en parangón a las lavanderas, divididas en domés-ticas y públicas, las primeras sirvientas o más jóvenes y las segun-das, por lo general, viudas.

Además, el servidor del siglo XIX estaba perdiendo su condición decriado para convertirse en asalariado, y ya se hablaba de empleadoscon el paso de la antigua sierva a empleada de hogar, a criada, sirvien-ta, doncella o chacha según refleja la evolución de la trabajadora delhogar. Abundaron las protestas como la emitida por Manuel Mª Vicu-ña en relación a la desmoralización entre las criadas y las protestas deLuis Labayen y Samaniego en 1877. “Hay quien llama a los criados,enemigos pagados, no hay sitio ni hogar común para ellos”; el tópicode que el servicio doméstico se ha vuelto imposible, se acuñó en la ci-tada centuria. Durante decenios, el servicio doméstico siguió siendouna categoría laboral ignorada y privada del apoyo estatal; abundabala categorización del personal de servicio: así el cocinero era el mejorpagado, la doncella tenía la intimidad y había dos tipos de amas. Comoseñala el literato de origen riojano Bretón de los Herreros al aludir alValle del Pas, hasta la geografía marcaba, como lugar de donde pro-vienen las afamadas pasiegas santanderinas y mejores nodrizas. Ma-drid era una ciudad pobre con más de 11.200 criados/das y una pobla-ción de 167.607 habitantes en 1808. La hambruna de 1812 agravó lasituación, e incrementó el número de propietarios que ofrecían habita-ción y servicio por tan sólo el cotidiano alimento. Muchas mujeres re-currieron a la prostitución, empujadas por la necesidad y estimuladaspor la numerosa presencia militar en la capital del reino. Con salarioestablecido a voluntad del amo para las sirvientas de finales de siglo,que en el supuesto de una niñera se materializaba en el cobro de menosde un real diario, mientras que una nodriza podría recibir doce reales 6.

En este entorno social vino al mundo la futura Santa Vicenta Maríaen la localidad navarra de Cascante, como consta en su archivo parro-quial de la Asunción, en inscripción bautismal fechada el 23-III-1847de la mañana,

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7. FERNÁNDEZ MARCO, J. I., Santa Vicenta María y Cascante, Navarra, Temasde Cultura Popular, nº 376, Pamplona 1983, pp. 3-8.

8. PRADA ESTRADA, Mª P., Vicenta María López y Vicuña, o. c., pp. 3-20.

“yo el Ecónomo bautize solemnemente a Vicenta María Deograciasque nació a las cinco de la tarde anterior, y es segunda criatura delmatrimonio legítimo de D. José Mª López, natural de Mataro, en Ca-taluña y Dª Nicolasa Vicuña, natural de Estella en Navarra. Abuelospaternos, D. José Justo López, natural de Cazorla (Jaén) y Dª Anto-nia Giménez de esta Ciudad, maternos, D. José Mª Vicuña y Dª Ma-nuela García, naturales de Ágreda (Soria), padrinos, el presbítero D.Joaquín García y Dª Dominica Vicuña, a quienes advertí del paren-tesco espiritual y obligaciones. Y para que conste lo firmo, BrunoOlagüe, Vicario Ecónomo” 7.

Resultaba alarmante a fines del siglo XIX el analfabetismo reinan-te, si bien, en sintonía con la constitución de 1876, iba a surgir unnuevo instituto religioso que respondía a la necesidad de la Iglesia yde la sociedad española. El inicio de la obra estuvo comandado porlos hermanos Vicuña. En la localidad navarra de Estella se conservael solar solariego familiar cuya estirpe se remonta a la primera mitaddel siglo XVI. En 1843 se fundaba la Asociación de la Doctrina Cris-tiana con sede en el Hospital de San Juan de Dios, siendo don ManuelMaría y doña María Eulalia, los encargados de mantener el fervor delos asociados. Había que contabilizar en la sociedad española de1860, la existencia de 15.658.586 habitantes, de los que, 2.354.000eran jornaleros del campo y 818.000 de sirvientas 8.

Con motivo de la canonizaciónde Vicenta María por Pablo VI, el25 de mayo de 1975, hoy se visita en Cascante su casa natalicia conel recordatorio lapidario de su biografía, si bien, su inicial segui-miento fue realizado y documentado por su sucesora, María TeresaOrtí (Andújar, Jaén, 8-VII-1855/Madrid, 23-III-1925), directa here-dera de su estancia madrileña y portadora de la obra apostólica quedesembocaría en un instituto religioso de indudable proyección so-cial. Sin embargo, sus primeras vivencias en Cascante pasaron untanto desapercibidas, aunque fuera en su templo de Santa María don-de recibió las aguas bautismales en 1847, el sacramento de la confir-mación en 1851, y los de penitencia y eucaristía en 1857 por prime-ra vez. De niña iba a la iglesia con su tío-abuelo, Joaquín y cultivabala devoción al popular y cascantino Cristo de la Columna y a la Vir-gen del Romero, a la que llamó en ocasiones, nuestra compatrona.En sendas cartas de 1867 a sus tíos Vicuña, Dª Eulalia y Manuel Ma-

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Gaspar y Pérez (1958), Santa Vicenta María Gómez Vicuña

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ría, manifestaba su deseo de ayudar en tan beneficiosa labor con elbeneplácito de ambos para viajar a Cascante e inclinar la voluntad deJosé María y Nicolasa en favor de los planes madrileños de VicentaMaría. Mas, la discordia entre padre e hija se inició en 1868, cuandotras realizar unos ejercicios espirituales quiso definir su vocación pa-ra ingresar en las Salesas, en el convento de su tía Dominica Vicuña,hecho que descartó con resolución para dedicarse a al apostolado delas jóvenes dedicadas al servicio doméstico.

III. LOS INICIOS FUNDACIONALES.

Madrid a finales del primer tercio del siglo XIX contaba con224.000 habitantes, y en su marco urbano se agrupaban treinta y sieteconventos de frailes y treinta y cuatro de monjas; sin embargo, existíaun cierto anticlericalismo manifiesto en medidas como la propiciada,el 4-VII-1834, en que se decretó la dispersión de los jesuitas y la su-presión de la Compañía en España, el 4-IV-1835, junto a la posterior-mente de los conventos que no tuvieran doce individuos y su consi-guiente exclaustración. La congregación de la Doctrina establecidaen Madrid en 1843 se agregó a la erigida en Roma y amplió seccionesa prisiones en 1851. Desde 1853 se prestaba servicios en el Hospitalde Nuestra Señora del Carmen para hombres incurables, y en el Hos-pital Militar, y, desde 1857, en el inicial Hospital de la Princesa. Elcontacto con la pobreza y el dolor tenían su principio moralizador enla religión encarnada en la caridad del apostolado laico, origen de lasiniciales fundaciones como las emprendidas por la madre AntoniaMaría de Oviedo y el obispo P. José Benito Serra, OSB, en 1864, co-mo complemento de las Adoratrices y las Oblatas del Santísimo Re-dentor. En 1885, Francisco de Asís Méndez Casariega fundó a su vezla Congregación de Hermanas Trinitarias para jóvenes pobres. Nofueron escasas las iniciales dificultades económicas unidas a todafundación caritativa. El 1-VII-1848 se trasladó la casa de Desampara-das a la calle de Fomento por no poder seguir pagando el alquiler dela casa sita en la madrileña arteria de Dos Amigos. Micaela Desmai-sières, de regreso de París, confió su casa en Madrid en 1849 a lasmonjas de la Sagrada Familia de Bourdeos, y un año después, la Jun-ta de Beneficencia le cedía una casa en la calle de Atocha 74, dondetrasladar el colegio, con la firme decisión de fundar las Adoratrices.

Entre los primeros miembros de la Doctrina Cristiana, figuraronpersonalidades del catolicismo madrileño de la época como fueron

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9. DÍAZ PÉREZ, M.ª D., Historia de la Congregación, o.c., p. 122.10. Apuntes inéditos de la madre Vicenta María, en Archivo de la Curia Gene-

ralicia, leg., nº 3, carpeta nº 13.

Vicente de la Fuente, bilbilitano de origen y secretario de la misma,en la que también destacaron los sacerdotes José Mª Tenorio, AntonioHerrero o Andrés Martínez de Noboa. Por ella pasaron igualmente,San Antonio Mª Claret, Sta. María Micaela, la Venerable Antonia Ma-ría de Oviedo y Sta. María de Vicuña fundadora en 1876, de una con-gregación religiosa heredera de la obra iniciada por sus tíos, las popu-larmente conocidas como Hermanas del Servicio Doméstico 9.

María Eulalia se dedicó a la beneficencia y a la educación en fa-vor de las jóvenes empleadas en el servicio doméstico, siendo el día8-XII-1853 el inicio de su benéfica obra con el alquiler de la citada“casita”. A los tres años tuvieron que alquilar otros cuartos al contarcon bienhechores y limosnas particulares junto a la participacióndesde 1855 de algunas religiosas carmelitas de la caridad y la obten-ción, el 6-V-1856, de la consiguiente orden de aprobación. Los díasdiez de cada mes, las señoras asociadas visitaban los domicilios delas sirvientas colocadas. En la casa de San Francisco se admitía a lasjóvenes que debían dedicarse al servicio doméstico que fueran huér-fanas y contaran entre cartorce y veintiocho años. Aumentaron lashermanas con el inaugurado noviciado en 1859, junto al arriendo dealgunas habitaciones el 8-V-1862, en el edificio contiguo a San Fran-cisco el Grande, para admitir a muchachas con alguna deficiencia.En esta labor colaboraron estrechamente la condesa de Zaldívar y elseñor Santiago de Tejada con entrega de donativos y pecunios pro-pios 10.

Cuando llegaron a Madrid las primeras religiosas carmelitas de lamadre Vedruna, había ochenta jóvenes ya alojadas por María Eula-lia. El 1-II-1856, la condesa de Zaldívar como presidenta de la Junta,firmó los Estatutos de la Casa de Huérfanas y Sirvientas, y de la Aso-ciación, para protegerla y presentarlos al Gobierno, siendo aproba-dos con fecha el 6 de mayo de dicho año. El 18-XI-1860 se fundabael noviciado carmelita en la casa de San Francisco con el apoyo delarzobispo Claret. Más las dificultades se fueron incrementando enparangón a los sucesivos traslados, como el emprendido desde eloratorio público carmelita a la calle Cañizares, el 16-VI-1867, anexoal piso contiguo del Asilo de Sirvientas, al que se trasladaron Vicen-ta María y sus tíos.

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11. DÍAZ PÉREZ, Mª D., Historia de la Congregación, o. c, pp. 215-217.12. BLAZQUEZ DE YÁÑEZ, D., El asesinato del primer obispo de Madrid-Alcalá,

Madrid 2000, p. 17.

Al contar veintiún años, la santa fundadora revela sus futuras in-tenciones al obispo don Ciriaco María Sancha, con el consiguienteenfado paterno al abandonar Cascante sin adoptar ninguno de los es-tados establecidos por la Iglesia, sin renunciar al matrimonio ni de-sistir de ingresar como religiosa. Se precipitaban los acontecimien-tos y, si en Cádiz estallaba la revolución, el veintiocho de septiembreperdía Isabel II su regia corona, mientras enfermaba Vicenta Maríade calenturas y moría su tío Manuel María, impulsor y animador dela obra caritativa. Vicenta María intensifica su vida apostólica desdesu traslado en 1868 al número 8 de la plazuela de San Miguel, En1871 se inicia la vida comunitaria de las señoras que conviven den-tro del Asilo de Sirvientas. Sienta las bases de la vida de oración y elcultivo de ciertas virtudes. Con entera dedicación planifica su apos-tolado en Madrid y dirige entre 1870 y 1875 los ejercicios espiritua-les a 285 muchachas en tandas de uno a tres días. En su decidido es-fuerzo contó con la ayuda de los jesuitas P. Medrano y, especialmen-te, del también P. Isidro Hidalgo y Soba (Revellinos de Campos, Za-mora, 23-III-1832 / Madrid, 23-I-1912), nombrado director generalde la Archicofradía Española de la Guardia de Honor del SagradoCorazón, instituida por el santo jesuita almeriense José Mª Rubio yPeralta 11.

Don Ciriaco Mª Sancha y Hervás, ascendido al episcopado el 28-I-1876 por Pío IX, fue figura clave en el paso de la Pía Asociación deHermanas del Servicio Doméstico a la Congregación religiosa naci-da con el mismo fín, el 11-VI-1876. Miembro de humilde familia yséptimo hijo de un modesto matrimonio, ocupó las sedes episcopalesde Ávila y Madrid, donde sucedió al primer obispo diocesano, donNarciso Martínez Izquierdo (Rueda, Valladolid, 29-X-1830/18-IV-1886), asesinado un domingo de Ramos al acudir a celebrar la ben-dición de palmas en la antigua catedral madrileña. Desempeñó elcargo desde el 8-IX-1886 hasta su nombramiento como arzobispo deValencia, el 14-VII-1892. Reconocido animador del Primer Congre-so Eucarístico Nacional celebrado entre el 20 y el 25-XI-1893 fuepromovido, un año después al cardenalato por sus trabajos apostóli-cos en Cuba, Ávila, Madrid y Valencia, hasta ocupar la sede de Pri-mado de Toledo, el 5-VI-1898; fue enterrado en su imperial catedral,tras su fallecimiento, el 25-II-1909 12.

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La llegada a Madrid del jesuita P. Hidalgo junto al impulso delcardenal Ciriaco Mª Sancha, firmante del decreto fundacional, acele-raron definitivamente la instauración del Instituto. Desde su inicio,Vicenta María se vinculó con el espíritu ignaciano y la encendida de-voción hacia el misterio inmaculista como denota el espíritu y sím-bolo inscritos en la titularidad del mismo. Dos festividades marcaronlos comienzos, la Trinidad de 1876 en que nacía la Congregación delServicio Doméstico, y la Inmaculada, en que se iniciaba su expan-sión con la fundación aragonesa. Quizás la devoción mariana de donCiriaco y Vicenta María les llevara hasta la sombra del Pilar al con-tar con el apoyo del presbítero Antonio Mª Cascajares, canónigo dedicha basílica. En Zaragoza se asentó el Instituto, primero en la calleSepulcro 11, previo su traslado a la calle Bayeu. Al año de la funda-ción ya había abiertas tres casas con tan sólo diez religiosas. Con po-cas hermanas y menos dinero se inició la expansión del Instituto conalgunas disidencias, como la fallida fundación jerezana y el regreso aMadrid de las religiosas hasta su definido retorno, el 2-II-1937. En1876 Vicenta María vestía el hábito religioso junto a dos compañerasy el Cardenal Arzobispo de Toledo aprobaba las Constituciones delInstituto en 1882.

En la Sevilla del siglo XIX sobresalían entre otras, Sor Ángela de laCruz, el Cardenal Marcelo Spínola, la madre Dolores Márquez y Emi-lia Riquelme. En 1877, el arzobispo hispalense, don Joaquín Lluch vi-sitó en Madrid a Vicenta María ante la mediación ejercida por el jesui-ta Celestino Suárez para fundar en Sevilla. Por ello, en marzo de 1885,viajan algunas religiosas a su capital y adquieren una casa en la céntri-ca calle de Jesús, quedando de superiora María Teresa Ortí. Allí se ma-nifestó de nuevo la grave enfermedad de la Madre que no pudo volvera Madrid hasta el dos de julio. Dos años después se expansionaba elInstituto a Barcelona, con la ayuda del P. Escaplés. Contaba entoncesla ciudad condal con 249.106 habitantes, y ya eran tres las fundacionesconsolidadas, Madrid, Zaragoza y Sevilla.

Mientras, en la capital del reino se adquiría nueva casa con la fir-ma de la compra, el 3-VII-1877 en la calle de la Bola, 7. Ese mismoaño, el 30 de noviembre, moría su querida tía María Eulalia, durogolpe para Vicenta María, incrementado con el fallecimiento, el 24-XI-1883, de su madre Nicolasa, por lo que su padre se trasladó juntoa Vicenta María a la recién estrenada Casa Madre de la calle Fuenca-rral hasta su fallecimiento en agosto de 1888. Más no terminaron lascalamidades, incluso en el ámbito financiero, al perderse el capital

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13. FLORES, J., Religiosas Hijas de María Inmaculada, (apuntes).

heredado e invertido en títulos de deuda por los Vicuña, en especialpor Manuel María dedicado al sostenimiento de las Sirvientas deMadrid junto al generado por María Eulalia, Manuel de Riega y JoséMª López, como sustento económico de la obra apostólica dirigidapor Vicenta María. Sin embargo, el trienio de 1885 a 1888, sería elde mayor expansión del Instituto con la promulgación romana delDecreto Laudis, por León XIII, la apertura de las casas de Sevilla yBarcelona, la preparación de Burgos para 1889, y otras más.

En Madrid se había comprado el palacio que Martín LópezAguado había construido en 1853 para el conde de Vistahermosa,en la calle de Fuencarral 99, con trasera a San Andrés, y en él se es-tableció la Casa Madre, donde permaneció por cuatro años VicentaMaría hasta su fallecimiento en 1890. Pedían por él 150.000 duros yofreció Vicenta María, 90.000, siendo finalmente adquirido en92.000 (1.840.000 reales). El marqués de Cubas dio su aprobación yla fundadora se rindió ante tan avaladas y favorables opiniones. Sepagaron 80.000 duros al contado, y 12.000 al siguiente año, sin in-tereses, hasta firmar la escritura de compra el 7-VIII-1886, octavade San Ignacio. Posteriormente, el arquitecto Daniel Zabala cons-truyó, en 1907, una capilla con cripta situada en el jardín interior yunida a los dos edificios restantes mediante galerías cubiertas; en1925 levantó en sugestivo chafán la actual iglesia neogótica. Su in-terior fue ornamentado con altares e imágenes, realizados en los ta-lleres creados por el sacerdote asturiano Félix Granda, siendo nu-merosas las piezas destruidas durante la contienda bélica, por lo quehubo de ser restaurado buena parte del interior del templo por elmismo taller, en 1943 13.

Ya en 1879, Vicenta María había firmado el testamento institu-yendo herederos directos a sus padres, en la confianza de que ejecu-taran la voluntad de sus tíos, por lo que, el 16-X-1888, testó todossus bienes al Instituto. A su muerte en olor de santidad, el 26-XII-1890, contaba con cuarenta y tres años y el Instituto y Congregaciónpasaban, pobres, a manos de su sucesora, la religiosa María TeresaOrtí y Muñoz. En síntesis, en el recinto doméstico de la plazuela deSan Miguel nacía la Congregación de Hermanas del Servicio Do-méstico, y en la calle de la Bola permanecieron las hermanas desde1877 hasta 1886 en que se trasladaron a la de Fuencarral, constituidaen Casa Madre. En dicho edificio, previo al fallecimiento de Vicenta

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14. DÍAZ PÉREZ, Mª D., Historia de la Congregación, o. c., p. 449.

María, se celebró el Primer Capítulo General el 30-IX-1889, ademásde su profesión solemne el 31-VII-1890, gravemente enferma de tu-berculosis tras el accidentado viaje fundacional a Burgos. Los restosincorruptos de Vicenta María López y Vicuña reposan en dicho re-cinto sagrado desde 1893.

La crisis económica coincidió con la fase restauración borbónicay afectó también a las grandes herencias, sustentadas entre otros, porel conde de Alcañices, Mariano Téllez-Girón y Beaufort, duque deOsuna y el banquero José de Salamanca. Pedro Moreno y Maisona-ve, hermano del cardenal de Toledo, era además el depositario admi-nistrador del capital legado por Manuel María Vicuña con destino alas sirvientas del Asilo de Madrid. Las pérdidas de los títulos ascen-dían a 40.000 duros, al tiempo que, el 28 de agosto de 1884, moría elpropio cardenal Moreno. El 1 de abril, don Antonio María García, ta-sador del Monte de Piedad de Madrid, valoró las joyas de la familiaque Vicenta María conservaba en un montante de 5.460 reales. Tanduro golpe se reflejaba en la deuda adquirida tras las obras acometi-das en la casa de Fuencarral que ascendían a 48.924 pts.

Por entonces, el Instituto agrupaba a cincuenta y cuatro compo-nentes, cuarenta y cuatro tenían entre veintiuno y cuarenta años, cin-co eran profesas, veintiseis, emitieron sus primeros votos, diez erannovicias, y tres postulantes. Eran cinco las casas abiertas en Madrid,Zaragoza, Sevilla, Barcelona y Burgos, y se requerían nuevas funda-ciones desde Bilbao, Buenos Aires, Cáceres, Écija, Málaga, Mallor-ca, Pamplona, Valencia o Valladolid. La orfandad dejada por VicentaMaría fue suplida en parte, gracias al apoyo brindado por Ciriaco MªSancha y el P. Hidalgo, copartícipes en el esfuerzo y la idea funda-cional de tan solícita Congregación religiosa 14.

Primeras Fundaciones: Madrid; 11-VI-1876 / Zaragoza: 7-XII-1876/ Jerez de la Frontera: 2-VI-1877 y 19-XII-1936 / Sevilla: 13-III-1885 / Barcelona: 10-II-1888 / Burgos: 7-XII-1889 / Bilbao:1892, Valladolid, 1898 / Granada, 1899 / Toledo, 1901 / Málaga,1903 / Valencia, 1903 / Madrid (Ríos Rosas, 1905) / Vitoria, 1905 /Córdoba, 1907 / Almería, 1908 / Oviedo, 1911 / Logroño, 1911 /Pamplona, 1916 / Ciudad Real, 1918 / San Sebastián, 1919 / Estella,1924 / Salamanca, 1928 / La Coruña, 1930 / Melilla, 1930 / Cascan-

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Madrid, Casa Central, en la calle Fuencarral, 97

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15. Carta de 17-VIII-1912, escrita en cinco cuartillas, firmada por M. María Tere-sa Ortí, primera Superiora General de la Congregación Hijas de María Inmaculada.

te, 1932/ Vigo, 1936/ Santiago de Compostela, 1937/ Bañorbe, 1940/ Gijón, 1943 / Palencia, 1945…

IV. LA CASA DE LOGROÑO

Las primeras noticias de la nueva fundación en la capital riojanase remiten a la carta cursada el 17 de agosto de 1912 a doña MaríaJesús Rey de Moya, en cuyo escrito se constata el desplazamiento devarias religiosas para adquirir un nuevo solar. En ella se cita textual-mente,

“Vimos entre otras casas inservibles, la que antes fue Gobierno Civily aunque Madre María de Pazis con sus ensueños, no se entusiasmó,yo vía una casa capaz al alcance de nuestros medios… También nosfijamos recorriendo una mañanita temprano el solar contiguo alcuartel de artillería, en cuyo paseo, los sueños de la Madre Superio-ra, tomaron proporciones y creo que, algo me contagié. No sé si re-sultarán las cuentas; nos ofrecen un campo de siete fanegas, en elprecio de 8.500 duros, la parte que da a la carretera tiene sesenta me-tros de fachada, de los que pueden venderse treinta o treinta y cincocon el fondo conveniente para la edificación y quedan para la casaen cuestión, veinticinco metros de fachada a la carretera y una granhuerta ya casi formada, pues tiene árboles hermosísimos”.

Y prosigue el texto ”para su adquisición contamos con los 5.000 du-ros que Vd. tan generosamente nos ofrece adelantar y me pregunto,¿y la edificación?. No me atrevo a hacer cálculos, lo único que pien-so es, que un solar de esa extensión y precio y en sitio tan bueno, nose encontraría después fácilmente. Como ve, todo esto no son másque planes; espero merecer nos de su parecer y consejo, pues conocela población perfectamente y, en cuanto a interés por el buen éxitode la obra, nadie puede tenerlo mayor, y este comunica luz para po-der acertar con lo más conveniente” 15.

Al poco tiempo las tres primeras religiosas se instalan en sendospisos de la casa sita en Avenida de Navarra, 8-10, al gozar del patro-cinio de don Pío Morga, insigne benefactor e incondicional colabo-rador, fallecido el 5-IV-1934. Dos años después se iniciaban lasobras de la nueva y actual casa, sita en la arteria de Avenida de la

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16. Carta de inicio de la nueva Casa-Colegio de las Religiosas de María Inma-culada en Logroño.

Paz, hecho que confirmaba el solar citado en la carta que daba a laCarretera, dotado de huerta interior. Igualmente se constata la fechafundacional en escrito firmado en la ciudad de Logroño, a 19 de ju-nio de 1914, festividad del Sagrado Corazón de Jesús, siendo papaPío X, administrador apostólico, el obispo titular don Juan Plaza yGarcía y rey de España, Alfonso XIII. Entre los firmantes figurabanlos gobernadores civil y militar, el alcalde, don Francisco de PaulaMarín y el reconocido arquitecto municipal, artífice del nuevo edifi-cio y colegio, don Fermín Álamo. El abad de la Colegiata logroñesa,don Antolín Oñate y Oñate en nombre del prelado, bendijo solemne-mente y colocó la primera piedra artificial del zócalo, cimiento de laCasa-Colegio para jóvenes sirvientas, edificación por cuenta de lasReligiosas Hijas de María Inmaculada para el Servicio Doméstico enuna huerta de su propiedad, situada en la carretera de Calahorra, tér-mino denominado “La Manzanera”. Se invoca a los protectores delInstituto, la Virgen en el misterio de su Inmaculada Concepción, SanJosé y San Ignacio de Loyola, para la mayor honra y gloria de Dios,la santificación de las religiosas que componen la Congregación,junto a la utilidad espiritual y temporal de las jóvenes que se dedicana servir, y de esta ciudad que las cobija 16.

En la agenda interna de la congregación se recogen, a modo depersonalizado diario, los cotidianos avatares de religiosas y colegia-las. Entre sus páginas se destaca la actividad conventual, iniciada alas 5,30 h. de la mañana, las misas comunitarias, las tomas de hábito,las novenas, rosarios y triduos, las Horas Santas, el Ejercicio de lasSiete Palabras o el Sermón de la Soledad por Semana Santa, las fes-tividades de Corpus Christi, San Ignacio, el Corazón de Jesús o la In-maculada Concepción, los viajes y excursiones a San Sebastián, Es-tella o Pamplona, sin obviar el ámbito lúdico con asistencia a los to-ros, ágapes y meriendas, obras de teatro y comedias (“Se necesitacocinera”, “Se necesita criada”, “Se me ha perdido la costilla”, “Je-sús, qué criada”, “Las Santas Justa y Rufina”), la protección y visitasrealizadas por la bienhechora doña Carmen Bretón y Montero de Es-pinosa desde su finca del Soto, fallecida el 6-I-1940, o la penosa jor-nada vivida por las religiosas, el domingo 19-XI-1933, en que salie-ron sin hábito a votar, acompañadas de don Gumersindo Cerezo yvolvieron sin haber realizado dicho cometido, con la requerida reso-lución y empeño de ejercitar el derecho al voto.

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17. Cuaderno de Notas Internas, Crónica Cotidiana, Años 1933-Julio de 1938.

Noticia destacada fue el fallecimiento y enterramiento el 27-XI-1933, de la Hermana. Crescencia Ofradalegui, o la azarosa y festivajornada en honor a la Inmaculada del 8 de diciembre con el ruidosotiroteo nocturno, “con el que nos obsequiaron los revolucionarioshasta las cuatro de la madrugada”, anuncio y prolegómeno de futurosdisturbios. Sin mayores agobios se llegó hasta el 28-III-1936, en queestando reunida la comunidad en la capilla, se escucharon varias des-cargas que obligaron a desalojar la casa. Formaban la Comunidad,ochenta religiosas, treinta internas y veinte pensionistas. La salidapor la puerta fue impensable al impedirlo las turbas, por lo que, se hi-zo por la huerta hasta un garaje próximo auxiliadas con dos escale-ras, “pudimos saltar la tapia, refugiándonos en un almacén por doshoras”. “Entre el 16 y el 20 de julio fue habitual el estruendo de lasametralladoras; fueron momentos y días interminables que nos obli-gó a dormir en pisos particulares. El cinco de agosto volvieron a re-producirse las algaradas y el triste resonar de fusiles y metralletas.Hubo pocos muertos y muchos heridos, mas no tardó en regresar lacalma a la población”. Se hizo habitual previa a tan convulsa etapa,la visita y la doctrina impartida en distintas charlas y ejercicios porreligiosos jesuitas como los padres Merino, José Mª Otegui, AurelioYangüas, Ereño, Usoz, Gúrpide o Adolfo Gomara. También frecuen-tel fue la presencia de algunos escolapios entre los que destacaron,Mozota y Otal 17.

La prensa local recogía, el 12 de julio de 1953, la bendición de laprimera piedra del nuevo templo anexo al Colegio de María Inmacu-lada. Ondeaban las banderas nacional e inmaculista y comunidad ycolegialas se rodeaban de numerosos público, presidido por el enton-ces obispo diocesano don Abilio del Campo y de la Bárcena que, alas 11 h. de la mañana, acudía al acto inaugural acompañado entreotras autoridades por el abad de la colegiata don Benjamín Salas, delarquitecto diocesano don Andrés Agapito del Valle López (Murillodel Río Leza, La Rioja, 18-IV-1895 / Logroño, 1-XI-1969), autor delrecinto del templo y del capellán del colegio, don Nicolás Díez, querecordó los inicios de la Institución en un sencillo piso, en el año1912. Se dedicó un emotivo recuerdo a don Pío Morga y su esposa,doña María Jesús Rey, y a doña Carmen Bretón, fundadores y bien-hechores del colegio. El nuevo y espacioso templo neogótico ocupauna extensión de 597 metros cuadrados, con tribuna alta, espacioso

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18. Diario Nueva Rioja, Logroño, 15-VI-1956.

coro y única nave central, de 39 m. x 14 m. de ancho y 19,5 m. de al-tura. Cuenta de remate con elevada espadaña con dos campanas ycruz central de hierro forjado. Sobre la fachada central destaca lamagnífica vidriera ojival emplomada, en cuyo centro figura el escu-do de la Congregación, en campo azul celeste 18.

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19. Exposición Antológica dedicada al Escultor Joaquín Lucarini, Vitoria 1997.

Entre el escaso patrimonio escultórico, resaltamos algunas de lasimágenes, como la Inmaculada, de bella factura compositiva, quepreside desde su camarín el espacioso templo; fue realizada en 1956por el binomio escultórico de Gaspar y Pérez, con taller abierto en lacapital valenciana, en su arteria de Lusitanos 8. La talla es copiaexacta en tamaño natural, de la existente en su homónimo colegio deCiudad Real. La humildad y sencillez anatómica se refleja en la dis-posición ladeada del rostro, a juego con las entrelazadas manos ensugestiva bicromía de túnica y manto, con detallado enrayado y ale-gorías inmaculistas en su reverso, apreciables en el “Hortus conclu-sus”, o jardín cerrado recogido en las letanías lauretanas que se ins-piran en el Cantar de los Cantares. Ambos escultores valencianosfueron también artífices para dicho templo, de la imagen de la Fun-dadora y de la talla jesuítica en honor a San Luis Gonzaga, y San Jo-sé que preside la escalera central del colegio. Otras imágenes de in-terés, son el colosal Sagrado Corazón de Jesús, procedente del anti-guo templo logroñés de San Bartolomé, próximo al Sagrario, bajo elque están enterrados en albina placa marmórea los directos benefac-tores de la Casa, don Julio Morga Rey (+19-VI-1893), doña MaríaJesús Rey Infante (+27-VI-1929) y don Pío Morga Iñiguez (+15-IV-1934). Resta citar la Dolorosa, de pasta sita en el coro y la Virgen delPilar, regalo efectuado por doña Carmen Bretón. Al exterior y porencima del ventanal, preside la estatua de la titular mariana, la Inma-culada Concepción, resuelta por el escultor de origen alavés afinca-do en Bilbao, Joaquín Lucarini Macazaga (Fontecha, Álava, 14-VI-1905 / Bilbao, 1969). Destacado escultor que dejó parte de su buen-hacer en la plástica imaginera en las tres provincias vascas, ademásde Madrid y Burgos, siendo igualmente autor para la para la capitalriojana, del busto a José Antonio Primo de Rivera, del grupo alegóri-co a los Caídos en el Cuartel de Infantería Bailén, de los motivos or-namentales para las fuentes del céntrico paseo del Espolón, los gru-pos estatuarios para la Caja Provincial de Ahorros de Logroño en1959, de la lápida que figuró en la fachada principal de la Colegiatay del monumento erigido al Ministro del Aire, don Eduardo Gonzá-lez Gallarza 19.

El templo dedicado a María Inmaculada quedó inaugurado el 14-VI-1956, siendo elevado en marzo de 1979, al rango parroquial y fi-gurar como primer párroco, el conocido presbítero logroñés, donJusto García Turza.

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