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Demarcado carácter autobiográfico y primera novela que escribió el gran escritorfrancés ymaestro del naturalismo Émile Zola,La confesión de Claude narra bajoformadiarística lasiguientehistoria: llegadoaParísdeprovincias,el jovenClaudeanota en un diario sus impresiones y sentimientos, una vidamuy distinta a la quehabíaimaginadoenlospaseosconsusamigosenlaProvenzadesuinfancia.Aellosles escribe para dar cuenta de su desamparo ante el frío, el hambre y la falta dealguien con quien compartir su existenciamiserable. Una noche, Claude conoce aLaurence,muchachasalidadelarroyoquevivelabohemiaparisina.Alpoco,decidedarle cobijoy, en su fuero interno, seproponeamarlay redimirla.Sin embargo, lapresencia de una vieja alcahueta y de Jacques, amigo y vecino de Claude, podríacomplicarlascosas…

Novela aún románticapor su formay estilo,LaconfesióndeClaude es un certeroestudiosobreloscelos,elpecado,laredenciónyelamorimposible.Supublicaciónlevantó un gran revuelo en Francia, si bien la censura, tras minuciosas pesquisas,decidióalfinalnoprohibirla,conloquefueelprimerpasodeZolaenelcampodelanovelaytodaunadeclaracióndeintencionesdeunanuevaéticayestéticaquequeríadescribirlarealidadtalcomoeraynotalcomolahabíaidealizadoelromanticismo:elnaturalismo.

«Dudélargamenteantesdeentregaralpúblicolassiguientespáginas.Dudabademiderechoamostraruncuerpoyuncorazónencompletadesnudezymeinterrogabasobresimeseríapermitidodivulgarelsecretodeunaconfesión»…

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ÉmileZola

LaconfesióndeClaudeePubr1.1

Titivillus10.11.2020

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Títulooriginal:LaConfessiondeClaudeÉmileZola,1865Traducción:SergioTorremochaPostfacio:SergioTorremochaDiseñodecubierta:GianLucaLuisiMotivodelacubierta:Intérieur;EdgarDegas,1869Editordigital:TitivillusCorreccióndeerratas:HalconioePubbaser2.1

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Índicedecontenido

Cubierta

LaconfesióndeClaude

I

II

III

IV

V

VI

VII

VIII

IX

X

XI

XII

XIII

XIV

XV

XVI

XVII

XVIII

XIX

XX

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XXI

XXII

XXIII

XXIV

XXV

XXVI

XXVII

XXVIII

XXIX

XXX

Apropósitodeunadedicatoria:«AmisamigosCézanneyBaille»

Sobreelautor

Notas

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DedicadoamisamigosP.CézanneyJ.-B.Baille

Conocisteis,amigosmíos,alniñomiserablequefuiantaño,aquelcuyascartashoyhagopúblicas.Eseniñodesapareció.Quisohacersemayorenlamuerteyenelolvidodesujuventud.

Dudé largamenteantesdeentregaralpúblico lassiguientespáginas.Dudabademiderechoamostraruncuerpoyuncorazónencompletadesnudezymeinterrogabasobresimeseríapermitidodivulgarelsecretodeunaconfesión.Después,mientrasreleíaestascartasdesalentadasyfebrilesdesprovistasdehechosyqueaduraspenasenlazaban entre sí, sentí que el desánimo se apoderaba demí yme decía que loslectoresacogeríanbastantemalsemejantepublicación,tandifusa,tanenloquecidaeimpulsiva.Eldoloresunúnicogrito;laobraesunlamentoreiterado,queseescuchaunayotravez.Dudabacomohombreycomoescritor.

Peroundía soñéquenuestro tiempo requiere de leccionesyyo tal vez tuvieraentre lasmanos la sanación de algunos corazones dolientes. Quiere elmundo quenosotros, novelistas y poetas,moralicemos.No sabría sentar cátedra, pero conozcolaspenuriasylaslágrimasdeunapobrealma;ytalvezyopudierainstruiryconsolar.Las confesiones de Claude contenían las enseñanzas supremas de los sollozos, lamoralelevadaypuradelacaídaylaredención.

Entonces comprendí que aquellas cartas eran tal como debieran ser. Ignorotodavíahoycómo lasaceptaráelpúblico,peroesperaré su franqueza inclusoensuindignación.Sonhumanas.

Me he decidido pues a editar este libro. He decidido hacerlo en nombre de laverdadyporelbiendetodos.Después,multitudesaparte,penséenvosotros,puesmeapetecíacontardenuevolaterriblehistoriaqueyaoshizollorar.

Estahistoriaesdesnudayverdaderahasta lacrudeza.Losdelicadossesentiránindignados. Ni siquiera contemplé la posibilidad de recortar una sola línea,convencidodequeestaspáginassonlaexpresióncompletadeuncorazóndondehaymás luces que sombras. Fueron escritas por un niño nervioso y entregado que seentregóporcompleto,conlosescalofríosdesucarneyconlosimpulsosdesualma.Son la manifestación enfermiza de un temperamento particular que ásperamente

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reclamatantolacrudarealidadcomolasdulcesyfalsasesperanzasdelsueño.Todoestelibroestádedicadoaesemismotema,laluchaentreelsueñoylarealidad.Silosamores vergonzosos de Claude le cuestan ser severamente juzgado, que seaperdonado con el desenlace, cuando se nos revela más joven y más fuerte, hastallegaraveraDios.

Hayalgodesacerdoteenesteniño.Talvezalgúndíallegueaarrodillarse.Buscaen su desesperación inmensa una esperanza que lo sostenga. Hoy nos narra sudesoladora juventud, nosmuestra sus llagas, y grita lomucho que ha sufrido paraevitar a sus hermanos tener que pasar por sufrimientos semejantes. Corren malostiemposparaloscorazonesparecidosalsuyo.

Podría,consólounafrase,caracterizarsuobra,concederleelmayorelogioqueledeseocomoartistaycontestarsimultáneamenteatodaslasobjecionesquelefuerenseñaladas:

Claudevivióconlacabezabienalta.

ÉMILEZOLA15deoctubre1865

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LaconfesióndeClaude

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I

Ya está aquí el invierno; el aire de lamañana esmás fresco y París se pone suabrigodebrumas.Ha llegado laestaciónde lasveladas íntimas.Los labiosbuscanfebrileslosbesosdelosamantes;losdeaquellosamantesque,exiliadosdelcampo,serefugianenlasbuhardillasyseacurrucanantelalumbreparadisfrutardesueternaprimaverabajoelruidodelalluvia.

Yo,hermanosmíos,vivoel inviernocon tristeza; sinprimavera, sinamada.Midesvánestáenloaltodeunaescalerahúmeda;esgrandeeirregular;losángulossepierdenenlassombrasylasparedesdesnudasyoblicuasconviertenelcuartoenunaespeciedepasilloqueseestiraenformadeataúd.Mueblespobresdeplanchasfinasmalajustadas,pintadasdeuncolorrojoespantoso,quecrujenconruidofúnebreencuantolastocas.Jironesdedamascodesteñidocolgandoporencimadellechoyunaventanasincortinasqueseabreaunagranmurallanegra,sempiternamenteerguidaysevera.

Alatardecer,cuandoelvientoretumbacontralapuertaylasparedesvacilanconla llama de mi lámpara, siento pesar sobre mí un hastío mortecino y helado. Medetengo ante la lumbre moribunda, ante los feos rosetones marrones del papelpintado,antelosjarronesdelozadondesemarchitaronlasúltimasfloresymepareceoír algo lamentándose de soledad y de pobreza. Este lamento es descorazonador.Todalabuhardillamereclamalasrisas,lasriquezasdesushermanas.Elhogarpidelosfuegosmásvivos;losjarrones,olvidandolanieve,deseanrosasfrescasyellechosuspiraymehabladecabellerasrubiasydehombrosdeblancapalidez.

Escuchoynopuedomásquesentirmedesolado.No tengo lámparaalgunaparacolgar del techo, ni siquiera una alfombra para ocultar las baldosas desiguales yfracturadas.Ycuandomihabitacióntansólomepidelasonrisadelatelablanca,delos muebles sencillos y brillantes, mi desolación va en aumento por no podersatisfacerla. Me parece entonces más desierta y más miserable; el viento que lapenetra esmás frío y la sombraque flota en ellamás espesa; el polvo se acumulasobrelasplanchasdemadera:latapiceríasedesgarradescubriendoelenyesado.Todocalla;escuchoenelsilenciolossollozosdemicorazón.

¿Hermanos, os acordáis de aquellos días en los que la vida era para nosotrosensoñación?Teníamoslaamistad,soñábamosconelamoryconlagloria.¿RecordáisaquellasveladasenProvenza,cuandoalnacerlasestrellasíbamosasentarnosenelsurcohumeanteaúnporlosardoresdelsol?Elgrillocantaba,elauradelasnochesdeestíoacunabanuestracharlaydejábamosquenuestros labiosdijeranloquesentíannuestroscorazones:cándidamente,amábamosareinas,noscoronábamosdelaureles;me contabais vuestros sueños y yo os decía los míos. Luego nos dignábamos

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descender de nuevo a tierra firme. Os confiaba mi regla de vida, completamentededicadaaltrabajoyalesfuerzo;osdecíaquetuvieraisvalory,sintiendolariquezaenmialma,inclusomecomplacíalaideadelapobreza.Ascendíaiscomoyoporlasescaleras de las buhardillas, esperabais alimentaros de grandes pensamientos y,gracias a nuestra ignorancia de la realidad, parecíais creer que el artista, en elinsomniodesuvigilia,seganaríaelpandelmañana.

Algunasveces, cuando las flores eranmás suavesy las estrellasmás radiantes,acariciábamos amorosas visiones.Cadaunode nosotros tenía a su bienamada.Lasvuestras,¿lasrecordáis?,eranmuchachasmorenasyrisueñas,reinasdelascosechasy las vendimias, que se adornaban de espigas y de racimos, y corrían por lossenderos, llevadas en un vuelo por su turbulenta juventud. Lamía, pálida y rubia,teníalamajestuosidaddeloslagosylasnubes,caminandolánguidamente,coronadadeverbena,parecíaestar,acadapasoquedaba,apuntodeabandonarlatierra.

¿Osacordáis,hermanosmíos?Elúltimomesfuimosasíasoñarenmediodeloscamposyaextraerdelaesperanzasantadelniñoelvalordelhombre.Mecansédelaensoñaciónycreí sentirenmí la fuerzade la realidad.Haceyacincosemanasquedejé atrás nuestros amplios horizontes que fecunda el soplo ardiente delMediodía.Estrechévuestrasmanos,dijeadiósanuestrocampofavoritoyquiseserelprimeroen partir en busca de la corona y de la amante queDios reserva a nuestros veinteaños.

—Claude—medijisteisalpartir—,estásenlalucha.Mañananoestaremosaquícomoayerparadarteesperanzayvalor.Teverássoloypobre,sinmáscompañíaquetusrecuerdosparapoblarydorartusoledad.Dicenqueesarduatarea.Ve,puestoquesientes sed de vida. Recuerda tus proyectos, sé firme y leal en la acción como lofuisteenlaensoñación,viveenlosdesvanes,comepanduro,sonríealamiseria.Queelhombrenoparodieentilaignoranciadelniño;queaceptetanásperalabordelbieny de lo bello. El sufrimiento hace hombres a los hombres, las lágrimas se secaránalgúndía, cuandomuchosehaamado.Tenvaloryespéranos.Teconsolaremos, tereñiremosdesdeladistancia.Nopodemosseguirtehoydadoqueaúnnonossentimostanfuertescomotú;nuestrasensoñacionessonaúndemasiadoseductorascomoparacambiarlasporlarealidad.

Reñidme, hermanos, consoladme, pues apenas empecé a vivir y estoy ya muytriste. ¡Qué blanca era aquella buhardilla de nuestros sueños, como la ventana quesaboreabaelsol!¡Quéestudiosayapacibleeralavidaquenosofrecíanlamiseriaylasoledad!Lamiseriateníaparanosotrosellujodelaluzylasonrisa.¿Perosabéislofeaqueesenrealidadunabuhardilla?¿Conocéiselfríoquesesientecuandoseestásolo,sinfloresnicortinasblancasdondereposar losojos?Eldíaylaalegríapasansinatreverseaentrarenestasombrayenestesilencio.

¿Dóndeestánhoymispraderasymisriachuelos?¿Dóndemissolesdelatardecercuandodorabanlascimasdelosálamosytrocabanlasrocasdelhorizonteenpalaciosdeslumbrantes?Me equivoqué, hermanos. No soymás que un niño que quiso ser

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hombreantesdetiempo.Confiédemasiadoenmifuerza,milugartalvezaúnestéavuestrolado.

Ahora amanece un nuevo día. He pasado la noche delante del hogar apagadomirando mis pobres paredes para contaros mis primeros sufrimientos. Un pálidofulgoriluminalostejados;algunoscoposdenievecaenlentamentedelcielopálidoytriste.Eldespertardelasgrandesciudadesesinquieto.Escucholosmurmullosdelacallellegarhastamícomounsollozo.

No:estaventanameniegael sol,esteentarimadoestáhúmedo,estabuhardilla,desierta;nopuedoamar,nopuedotrabajaraquí.

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II

Osirritáispormifaltadevalentía;meacusáisdeenvidiarelterciopeloyelbronce,de no aceptar la pobreza santa del poeta. ¡Qué desdicha!Me agradan los grandescandelabros,losmármolesqueelcincelacariciópoderosamente.Adoroloquebrilla,loquetienebelleza,loqueatesoragraciayriqueza.Necesitovivirenmansiones.Omejoraún,enpradosverdes,alfombradosdemusgosfrescosyperfumados,consustapicesdehojasyconsusamplioshorizontesdeluz.PrefieroellujodeDiosallujodeloshombres.

Disculpadme,hermanos,lasedaestansuaveyelencaje,tanligero,yelsolsonríetanalegrementeeneloroyenelcristal.

Dejadme soñar; no temáis por mi orgullo. Quiero escuchar vuestras fuertes yhermosas palabras, embellecer mi buhardilla de gozo e iluminarla con grandespensamientos.Simesientodemasiadosolo,mecrearéunacompañerafielamivozquevendráabesarmelafrentetraslalaborcumplida.Silasbaldosasestánfrías,sicarezco de pan, olvidaré el invierno y el hambre sintiendo la calidez dentro demicorazón.Conveinteaños,resultafácilserelartíficedelapropiaalegría.

Laotra noche, la vozde losvientos eramelancólica;mi lámpara agonizaba, elhogarestabaapagado,elinsomniohabíatrastornadomirazónconpálidosfantasmasqueerrabanenmissombras.Tuvemiedo,hermanos,mesentídébilyos relatémislágrimas.Elprimerrayodeluzalejódemílapesadillademivigilia.Nosientohoyaquelobstáculoenmipersona.Aceptolalucha.

Quierovivireneldesiertosinsentirnadamásquemicorazón;sinvernadaqueno sea mi sueño. Quiero olvidar tiempos pasados, cuando los hombres mepreguntaban y respondían. Como la joven esposa cuyo seno se estremeció con laemocióndelasmadres,elpoeta,cuandocreesentirdentrodesuserlassacudidasdelpensamiento,debebuscarunahoradeéxtasisyderecogimiento.Correráaencerrarsecon su querido hatillo sin atreverse a dar por segura tanta felicidad; interrogará sucostado,esperaráypermanecerádubitativo.CuandoundolormásagudoleconfirmequeDioslohafecundado,sóloentoncesrehuirádurantelargosmeseselgentío,paravolcarseencuerpoyalmaenelamordelserqueelCielolehaconfiado.

Permitido le seaocultarseydisfrutarcomounavarode lasangustiasdelparto,puesmañana, desde su orgullo, vendrá a solicitar las caricias para el fruto de susentrañas.

Soypobre,debovivirsolo.Miorgullosufriríaconconsuelosbanales;mimanoquiereapretarmanosdeiguales.Ignoroelmundo,perosientoquelamiseriaestanfríaquedebecongelarloscorazonesquevivenasualrededoryque,porserhermana

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delvicio,estímidayvergonzosa,cuandoenrealidadesnoble.Tengolafrentebienaltayestoydecididoanoinclinarla.

Pobreza, soledad, sed puesmis anfitrionas. Sedmis ángeles de la guarda, mismusas,miscompañerasderudayestimulantevoz.Hacedmefuerte,dadmelacienciade la vida, decidme lo que cuesta ganarse el pan de cada día.Que vuestras virilescaricias, tanásperasquehastaparecenheridas,meendurezcanen lobuenoyen lojusto.Encenderémilámparaduranteestasnochesdeinviernoyossentiréalasdosami lado, heladas y silenciosas, inclinadas sobre mi mesa, dictándome la austeraverdad. Cuando, hastiado del silencio, suelte la pluma y os maldiga, tal vez unasonrisamelancólicamebagaponeren telade juiciomisensoñaciones.Yentonces,vuestra paz, serena y triste, os hará tan hermosas que os tomaré por amantes.Nuestros amores serán serenos y profundos como vosotras. Los enamorados dedieciséisañosenvidiaránlavoluptuosidadásperadenuestrosbesosfecundos.

Sinembargo,hermanosmíos,meagradaríasentirlapúrpuraenloshombros;noparaarroparmedelantedelamultitud,sinoparavivirconlarguezabajoestesoberbioyricoropaje.MegustaríaserreydeAsiaysoñardedíaydenochesobreunlechoderosasenalgunadeaquellasmansionesfabulosasconserrallos, llenasdefloresydesultanas. Baños de mármol con fuentes perfumadas, galerías de madreselvassostenidas por enrejados de plata; salas inmensas con plafones sembrados deestrellas…¿Noosparecequeéstefueraelpalacioquelosángelesdeberíanconstruirparacadahombredeveinteaños?Lajuventudanhelatenerensufestíntodoaquelloquecanta, todoloquebrilla.Traselprimerbeso,esnecesarioquelaamadaseveacubiertadeencajesydejoyasyquesutálamo,transportadoporcuatrohadas,seadeoroydemármolsobreuncielodepedreríasydetelasdesatén.

Hermanos,hermanos,nomeriñáis,serésensato.Amaréestedesványnovolveréasoñarconmispalacios.¡Oh!¡Quéjovenyapasionadaseríalavidaallí!

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III

Trabajo, creo.Pasodías enterosdelantedemimesilla, soltando laplumadurantelargas horas para acariciar alguna cabeza rubia que la tinta ensuciaría. Y despuésreanudolalaboriniciadavistiendoamisheroínasconlosrayosdemissueños.Asíolvidolanieveyelarmariovacío.Vivonosédónde,otalvezenunanube;quizásenelplumónmullidodeunnidoabandonado.Cuandoescribounafrasebienconstruida,convenientementeadornada,creovera losángelesya losespinosenflor.Poseolasantaalegríadel trabajo. ¡Ah! ¡Qué loco fuiporestar tristeycómomeequivocabacuandomecreíasoloypobre!Noséquéproducíaenmíesadesolación.Creíaayerquemihabitaciónerafea;yhoymesonríe.Sientoamialrededoramigosalosquenoveo,peroquesonnumerososymetiendensusmanos.Sunúmerocrecienteocultalasparedesdemireducto.

¡Mi pobre mesilla! Cuando la desesperación me toque con su ala, yo vendrésiempreasentarmeantetiyaacodarmesobrelahojablancaenlaqueelsueñosólosefijaunavezentregadalasonrisa.

Pero, por desgracia, necesito una sombra de realidad. Me sorprendo a vecesinquieto,anhelandounaalegríadelaquenosoyconsciente.Escuchoentoncesalgoparecidoaunlamentodemicorazón,diciéndomequesigueteniendofríoyhambreyqueunaensoñaciónnopuededarlecalorni satisfacerlo.Quierocontentarlo.Saldrémañana;peronoparaaislarmeenmímismo,sinoparairmirandoporlasventanaseinvitándoloaelegirentrelasdamasmásbellas.Devezencuando,lollevaréhastasubalcónpreferido.Se llevaráunamiradacomoforrajeyduranteochodíasdejarádesentirelinvierno.Cuandovuelvaaalertarmeporpeligrodeinanición,otrasonrisaloapaciguará.¿Nuncasoñasteis,hermanos,queunatardedeotoñoencontrabaisenlostrigalesunamuchachamorenadedieciséisañosquealpasarossonreíaparaperdersedespuésentre lasespigas?Aquellamismanochevolvíaisaverlaensueñosyaldíasiguientetomabaisaprimerahoraelmismosenderoqueseguisteiseldíaanterior:lavisiónamadapasaba,volvíaasonreíryosdejabaunanuevaensoñaciónparavuestropróximo sueño, transcurriendo así meses o años. Cada día, vuestro corazóndesfallecienteveníaasaciarsedeaquellasonrisaynuncapedíanadamás.Unavidaenteranooshabríabastadoparaagotartodoelembrujodelajovencosechadora.

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IV

Ayerteníaunabuenalumbreenmihogar.Erarico;teníadosvelasylasencendísinpensarenelmañana.

Medescubrícantandomientrasmepreparabaparapasarunanochedetrabajo.Labuhardillareíadetancálidayluminosa.

Cuando me sentaba escuché en la escalera un ruido de voces y de pasosprecipitados.Depuertasqueseabríanysecerraban.Y luego,enel silencio,gritosahogadossubiendohastamí.Meincorporévagamenteinquietoyprestandolamayoratención con mis oídos. Los ruidos cesaron unos instantes; iba a volver a la sillacuandoalguiensubióymegritóqueunamujervecinamíaestabapasandounacrisisnerviosa.Alguienmepedíasocorro.

Lapuertaestabaabiertaysóloveíalaescaleranegraysilenciosa.Mecubríconunaropamáscálidaybajésinsiquieraacordarmedecogeralgunademisvelas.Enelpiso inferior me detuve sin saber por dónde entrar. Tampoco escuchaba lamentoalguno;estabarodeadoportinieblasespesas.Porfinpudepercibirporlarendijadeunapuertamalcerradaunfinohilodeluz.Empujélapuertaylaabrí.

La habitación era hermana de la mía: grande, irregular, destartalada. Perohabiendodejadomibuhardillailuminadadelumbreydeclaridad,lasombrayelfríode éstame encogieron el corazónde compasióny de tristeza.Un aire húmedomegolpeó el rostro; un escuálido candil ardiendo sobre una de las esquinas de lachimeneadesfallecióporculpadelvientodelaescalera,sinpermitirmesiquieraverobjetoalguno.

Me detuve en el umbral. Finalmente pude distinguir la cama con las sábanascaídasenelsueloyalgunasropasesparcidassobrelamanta.

Enmedio de aquellos jirones se estiraba una forma blanca imprecisa. Hubiesecreídoestarenpresenciadeuncadáverdenoserporqueelcandilmomentáneamentememostrabaunamanosuspendidasobresaliendodellechoyagitándoseconrápidasconvulsiones.

A la cabecera del lecho se hallaba una dama anciana. Sus cabellos grises seprecipitaban enmechas tiesas que caían sobre su frente, y sus ropas, embozadas atodaprisa, descubríanunosbrazos amarillentosydescarnados.Medaba la espaldamientrassujetabalacabezaymeocultabaelrostrodelamujeracostada.

Aquel cuerpo estremecido, atendido por aquella vieja horrible, me produjorápidamenteuna impresióndeascoypavor.La inmovilidaddeaquellas figuras lesconfería una dimensión fantasmagórica y su silencio invitaba casi a dudar de queestuvieran vivas. Por un instante creí estar asistiendo a una de esas espantosasescenasdelSabbath,cuandolasbrujasbebenlasangredelasmuchachasparatirarlas

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en brazos de la muerte pálidas y arrugadas, una vez les han sido arrebatadas sujuventudysufrescura.

Al oír el ruido de la puerta, la vieja giró la cabeza. Dejó caer pesadamente elcuerpoquesostenía,paraactoseguidoacercarsehastamí.

—¡Ah! ¡Le agradezco que venga usted, caballero! Pues las personas mayorestemen las noches de invierno y este cuarto está tan frío que tal vezmañana no lohubiera abandonado yo con vida.Me desvelo hasta tarde ¿sabe…?, y cuando haypoco que comer, es conveniente dormir mucho. Además, la crisis ya pasó. Sólotendráustedqueesperaraqueestadamasedespierte.Buenasnoches,señor.

Laancianasehabíaretirado.Estabasolo.Cerré lapuertay,sujetandoelcandil,meacerquéhastalacama.Lamujerqueseguíatendidasobreellechodebíadetenerunosveinticuatroaños.Permanecíaestiradaenesteestadodemalestarprofundoquesucede a las convulsiones durante los ataques de nervios. Tenía los pies plegadosdebajodeella,ysusbrazos,tiesosaúnyabiertosencruz,yacíanextendidosaambosladosdellecho.Alprincipionopudejuzgarsubellezadadoquesucabeza,inclinadahacia atrás, se perdía entre lamaraña de sus cabellos esparcidos. La tomé enmisbrazos,distendísusmiembrosylaacostédeespaldas.Despuésapartélosbuclesdesu frente. Era fea: sus ojos cerrados carecían de pestañas; sus sienes eran bajas yhuidizas;subocaeragrandeeinerte.Noséquéclasedevejezprecozhabíaborradoloscontornosdesusrasgosparadejarentodosurostrounahuelladecansancioydeavidez.

Seguíadormida.Amontonébajosuspiestodoslostraposqueencontréamanoyrealcésucabezabajootropaquetederopas.Micienciaselimitabaaestoscuidadosydecidíesperaraquesedespertara.Temíaquepudierasufrirunasegundacrisisyqueresultaseheridaalcaersedelacama.

Me puse a visitar el desván. Al entrar había notado esparcirse un violentoperfume a almizcle que, mezclándose con el olor amargo de la humedad, seapoderaba de forma extraña del olfato. Sobre la chimenea se alineaba una fila debotellas y tarros con aceites aromáticos aún grasientos. Encima de todo esto, unespejo con forma de estrella colgado y desbruñido en amplias placas. Las paredesestaban desnudas, todo estaba tirado por el suelo: zapatos de satén gastados, ropasucia, cintasmarchitas, jironesde encaje.Amedidaqueyoapartabaconelpie losandrajos para abrirme paso, descubrí un vestido precioso de seda azul nuevo porestrenar adornado con lazos de terciopelo. Estaba tirado en una esquina, entre losdemástrapos,enrolladoenunpaquetearrugado,aúnmanchadoporelbarrodeldíaanterior.Lorecogíylosuspendíaunaalcayata.

Fatigado, sin encontrar una silla, decidí tomar asiento al pie de la cama.Empezabaacomprenderdóndeestaba.Lamuchacha todavíadormía,ahoraqueeraplenaluzdeldía.Creíhabererradocuandoladeclaréfeaymepuseacontemplarladetenidamente.Unsueñomássuavehabíadevueltounavagasonrisaasuslabios,ysus rasgos se habíandistendido; el sufrimientoquehabía experimentadodaba a su

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fealdad una especie de belleza dulce y amarga. Descansaba triste y resignada. Sualmaparecíaaprovecharelreposodesucuerpoparaascenderhastasurostro.

Estabaenlamiseriainmunda;enestaextrañaamalgamadesedaazulydefango.Aqueldesváneraelcuchitrilinfamedondelalujuriafamélicanegociabasusaciedad;estamuchachaerapuesunadeaquellasviejasdeveinteañosdelasquesóloquedadelamujerlahuellafataldelsexoyquesiguentraficandoconesecuerpoquelesdejaelcielounavezlesharetiradoelalma.¡Quécosa!¡Cuántolodoenunúnicoser;cuántasuciedadenunsolocorazón!Diosgolpeaconrudezaasucriaturacuandolepermiterasgarsusropasdeinocenciaparaponerseesacinturasueltaylivianaquesedeshaceconlamanodelprimeroquepasa.Ennuestrossueñosdeamornuncasoñábamosconqueundíanosencontraríamosuncamastro,enlaoscuridaddeundesván,ysobreeselechomaldito,aunamuchachadelarroyodormidaysemidesnuda.

Aquelladesgraciada inclinaba la cabezabajoel ala acariciantedeun sueño;unhálito dulce y regular escapaba de sus labios; sobre sus párpados lánguidamentecerrados corría intermitente un débil estremecimiento. Yo me había acodado a lacabecera ymimirada no podía apartarse de aquella cara tan pálida, de su bellezaextraña. No sabría decir qué clase de fascinación ejercía sobre mí aquel sueñoapacibledelvicio,eldeesosrasgosmustios,conesadulzuraangelicalimpresaensureposo. Me decía que aquella muchacha dormía mecida por su decimosextocumpleaños y que tenía una virgen ante mis ojos. Este pensamiento colmaba miespírituysialgunaotraideaseentrometió,nofuiconscientedeello.Yanosentíaelfrío…pero temblaba.Misvenas latían conuna fiebredesconocida.Mi ensoñacióndivagaba,másinquietaymástriste.

La muchacha suspiró y se dio la vuelta sobre el lecho. Apartó la manta,descubriendosuspechos.

Missueñossólomehabíanmostradohastaentoncesunacastadesnudez,siempreveladaporrayosdeluz.Tansólohabíallegadoaentreverlosbrazosdelaslavanderasbatiendo alegremente la ropa de la colada. Tal vez alguna vezmimirada se habíaposado sobre el cuello blanco y delicado de una bailarina cuando sentíami razónturbarsealcompásdesustrenzas,vencidapormicorazón.

Aquellospechosbrutalmentedesnudosmeruborizarony llenaronelcorazóndeangustia:creíqueibaaponermeallorar.Meavergoncéporaquellajoven,creíquemivirginidad desaparecía conmimirada: no podía apartar los ojos de ella, siguiendoaquellassuavesondulaciones,ymedeslumbrabasublancura.Missentidoscallaban,peromiespírituestabaembriagado.Mis impresiones teníanunencanto tanextrañoquenopuedohoycompararlasmásquealsantohorrorquemesacudióeldíaenquepor primera vez vi un cadáver.Mi imaginación tambiénme había representado lamuerte. Pero al ver aquella cara azulada y aquella boca negra y abierta, cuando lanadasemostróentodasuenérgicagrandeza,nopudeapartarmisojosdelcadáver,temblandoconunavoluptuosidaddolorosa,atraídopornoséquéextrañairradiacióndelarealidad.

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Así, aquel primer seno desnudome dejaba palpitante con una emoción que nosabríadefinir.

Sobre aquel pecho herido por las caricias de todos se posaban mis ojos. ¡Ah!Cuando pienso hoy en aquella noche fatal, en aquel éxtasis aterrado queme habíadejado sin aliento, cuando me vuelvo a ver, inclinado sobre aquel lecho infame,inquieto y sonrojado, me pregunto angustiado si alguien me devolverá aquellaprimera mirada para poder acercarme ruborizado al lecho de una virgen. Hoymepregunto quiénme devolverá el instante en que el velo cae de los hombros de laamante,cuandoelamantecomprendeconunamiradayse inclinadeslumbradoporese conocimiento. He bebido hasta la ebriedad en una copa mancillada; nuncacomprenderé el esplendor que tiene el seno de una virgen para unos ojos aúnignorantes.

Lamuchacha despertó yme sonrió sin parecer extrañada de encontrarme a sulado.Estasonrisaeravaga,comosiestuvieradirigidaalasmultitudes,comoaburridade residir en sus labios. No me habló y me tendió sus brazos. Aquella mañana,cuandoregreséamisaposentos,encontrémisvelascompletamenteconsumidas,mihogarestabamuertodesdehacíalargorato.Lahabitaciónestabafríayoscura;yanoteníallamaniclaridad.

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V

Hermanos…¿Dóndeestálaamante,reinadeloslagosydelasnubes?¿Dóndelacosechadora morena cuya mirada es tan profunda que satisfaría toda una vida deamor?

Así pues, ya está hecho; mentí a mi juventud, me desposé con el vicio. Elrecuerdodemiprimerahoradeamorquedaráestrechamenteasociadoauncamastroinfameyunassábanasaúncalientesporlosbesosdealgúnextraño.Cuandoevoqueamiprometidaenlasnochesdemayoverélevantarseunamuchachadesnudaycínicaquesedespiertayme tiendesusbrazos.Esteespectropálidoymarchitoseráeldetodos mis amores. Se incorporará entre mi boca y la de la virgen desposada,reclamando para sus labios mis labios mancillados. Y se deslizará en mi camaaprovechandomisueñoparaabrazarmeenunapesadilla.Cuandolaamantemusiteamioídoalgunapalabraestremecidadevoluptuosidad,estaráallíparadecirmequeelespectro fue quienme habló primero en aquel lenguaje. Cuando apoyemi cabezasobreelhombrodelaesposa,mepresentaráelsuyo,aqueldondedormíenminochede bodas. Así nunca podrá mi corazón latir sin que venga a helarlo el recuerdomalditodenuestrosdesposorios.

Sí.Aquellanochefuesuficienteparaprivarmedelapazsuprema.Elprimerbesonodespertóunalma.Nosentílasantaignoranciadelosabrazos,mislabiostímidosno encontraronunos labios tan tímidos comoellos.Nunca conoceré estas cándidascariciasatientas;lainocenciadelaparejaquenosabecómorasgarelvelo.Nisabrécómo se estremecen estrechamente acurrucados y lloran por no poder fundirse. Ycómo permanecen así, dubitativos, buscando una escapatoria para sus almas; y heaquíquesuslabiosseencuentranyque,siendodos,devienenenunúnicoser.

DespuésapareceelconocimientocuandolosenamoradospenetranconunbesolaleydeDios:¡cuálnoserásufelicidadaldeberseelunoalotrolasmismasclaridades,el mismo infinito! No han hecho más que intercambiar su virginidad: apenas sequitenmutuamentesusblancasvestimentas,seguiránllevandoropajesdequerubines.Mezclandosusalientos,sonriendoconunamismasonrisa,solazándoseensuunión.¡Horasantaenlaqueloscorazoneslatenmáslibrementeyencuentranuncieloalqueascender!¡Horaúnicaenlaqueelamorignorantemidedeprontosupotencia,secreedueñode la extensióny seembriagacon suprimeraleteo!Hermanos,queDiosospreserveesahoracuyorecuerdoperfumarátodaunavida.Esahoranuncaseráparamí.

Taleslafatalidad.Esinfrecuentequedoscorazonesvírgenesseencuentren;puesunodeellosnotieneeléxtasisdesuflorparaentregarlo.Sucedehoyacadaunodenuestros veinteañeros, a quienes nos sentimos ávidos de amar, que, al no poder

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traspasarlasverjasdelascasashonradas,nosresultarámuchomásfácilllegarhastalapuertaabiertadeparenpardeloslupanaresdebajaestofa.Cuandopreguntamosen qué hombro apoyaremos nuestras frentes, los padres ocultan a sus hijas y nosempujanhaciasombríoscallejones.Nosgritanquerespetemosasushijas,lasmismasque un día habrán de ser nuestras esposas; prefieren para ellas, antes que nuestrascariciasprimerizas,lascariciasqueaprenderemosenloslugaresdemalanota.

Asípues,pocossereservanparalaesposa;pocos,eneldesiertodesujuventud,¡senieganlasúnicaseimpurascompañerasquelesreservalasingularprevisióndeloshombres!Algunos,estúpidosymaloschicos,alardeandesumancha,sepavoneanconesasmuchachasperdidas.Otros,eneldespertardesualma,alaprimerallamadade la amante, sienten lagran tristezade interrogar envanoelhorizonteyno saberdónde se halla aquella que su corazón reclama. Deambulanmirando los balcones,inclinándose hacia cada joven rostro: los balcones están desiertos y los rostrosjóvenesvelados.Hasta que llegue la tarde enqueunbrazo se deslizará debajodelsuyo,enqueunavozlosharáestremecer.Yahorahastiadosydesesperados,pornopoderencontrarelángeldelamor,persiguensuespectro.

Hermanos,nobuscoexcusasparaunanochededesvarío,peropermitidmedecirquemeresultaextrañoverenclaustrarlacastidadypermitirqueladepravaciónvivaaplenosol,conlafrentemuyalta.

Permitidme que deplore esta desconfianza hacia el amor, que crea soledadalrededordelamante;estasalvaguardadelavirtudmedianteelvicioquenosobligaacontemplaradiezmujeresperdidasalolargodelcaminoquenoshabrádeconducirhastalapuertadeunavirgen.Quiensucumbieraasuscariciasindignaspodrádecir,cuandoseacerquealospiesdesuesposa:«Yanosoydignodeti,pero¿acasovinistetú hacia mí? ¿Me esperaste tú en los trigales floridos antes de recorrer yo tantoscrucesdecaminodondecadamojónseñalaaunasacerdotisa?¿Porquénofuisteparamílaprimera,portubienyelmío?».

Alregresaracasaesatarde,meencontréenlaescaleraalaviejadelaotranochesubiendopenosamenteantemí, ayudándoseenelpasamanoy juntandoambospiesantecadaescalón.Sevolvióymedijo:

—Pues dígame, caballero, ¿qué tal está vuestra enferma…? ¿Está mejor? Losescalofríosyaselehabránpasado,espero,yustednoparecehabersufridodemasiadoporlafrialdaddellugar.¿Love?Yasabíayoqueparaunachicaguapaunmuchachoapuestoesmejormédicoqueunaanciana.

Se reía mostrando su boca vacía. Aquella complacencia de la vejez ante losamoresvergonzantesmehizosonrojar.

—Noseruborice—añadió—,porquehevistoamásdeuno, tanaltanerocomousted, entrar sin avergonzarse y salir canturreando.A la juventud le gusta reír; lasmuchachasquepasanporsantassonbobas.¡Ah!¡Siyoaúntuvieraquinceaños!

Habíallegadoamipuerta.Mesujetódelbrazocuandoestabaapuntodeentraryprosiguió.

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—Tenía cabellos dorados, mis mejillas eran tan puras que mis amantes mellamaban«Pâquerette».[1]¡Simehubieravisto,habríaentrado!Vivíaenelentresuelo,enunnidodesedayoro.Cadacincoaños,ascendíaunaplanta.Hoymealojobajolostejados.Sólomequedadescenderpuesparaseguirelcaminodelcementerio.¡Ah!¡QuésuertetienesuamigaLaurence,quesóloviveeneltercero!

Asípues,lamuchachasellamabaLaurence.Desconocíaaúnsunombre.

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VI

Mereincorporéamilabor,peroconrepugnancia,hastiadodesdeelprimerminuto.Ahoraquehabíalevantadounaesquinadelvelo,noteníaelvalordedejarlocaer,nielvalordeapartarloporcompleto.Cuandomesientodelantedemimesillameacodotristementeydejodeslizarselaplumaentremisdedosdiciéndome:«¿Paraqué?».Miinteligencia parece haberse agotado; no me atrevo a releer las pocas frases queescribo, ni siento esa alegría del poeta al que una rima afortunada hace reír sinmotivo, como a un niño. Reñidme, hermanos, pues los ripios ya no me quitan elsueño.

Mis escasos recursos se agotan.Puedocalcular, díamásdíamenos, la tarde enquecarecerédetodo.Terminomipancasiansiosoporacabarloyevitarmeasíverlodisminuir trascada refrigerio.Meentregocobardementea lamiseria,pues la luchameaterra.

¡Cuántomientenquienespretendenquelapobrezaes lamadredel talento!Quehagan el recuento de a cuántas personas hizo ilustres la desesperación y a cuántasenvileció lentamente. Cuando las lágrimas nacen de una herida recibida en elcorazón, las arrugas que labran son bellas y nobles, pero cuando es el hambre delcuerpoloquelashacefluir,cuandocadatardeunabajezaounalaborembrutecedoralasenjuagan,marcanelrostrohorriblemente,sinotorgarleladolorosaserenidaddelavejez.

No. Dado que soy pobre, tal vez me corresponda morir mañana: no puedotrabajar.Cuandoelarmarioestaballeno,sentíaungranvalor;mesentíaconfuerzaspara ganarme mi pan de cada día. Hoy está vacío y todo para mí es hastío. Meresultarámásfácildejarmemorirdehambrequehacerelmásmínimoesfuerzo.

Séquediréisquesoycobardeyunperjuroanuestrosjuramentos;séquenotengoderecho a refugiarme tan pronto en la derrota. Tengo veinte años; no puedo estarhastiadodeunmundoquedesconozco.Deunmundoqueayersoñabadulceybueno.Acaso sea otro sueño juzgarlo hoy tanmalvado. ¿Quépuedohacer, hermanos?Miprimerpasohasidotandesafortunadoquenomeatrevoaseguircaminando.Agotarétodomisufrimiento;verterétodaslaslágrimasylasonrisavolverá.Mañanatrabajarémuchomásalegremente.

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VII

Ayermeacostéalascinco,enplenodía,olvidándomelallaveenlapuerta.Aesodemedianoche,cuandoveíaenmisoñarunajovenrubiatendiéndomelos

brazos, escuché un ruido en mi sueño que de pronto me hizo abrir los ojos. Lalámparaestabaencendida.Unamujeralpiedelacamamemirabadormir.Estabadeespaldas a la luz. Entre las brumas del sueño, creí que Dios se apiadaba de míhaciendorealidadalgunademisensoñaciones.Lamujerseacercó.ReconocíenellaaLaurence.Laurencesin tocado,consupreciosovestidodesedaazul.Elvestidodefiestadejabaaldescubiertosushombrosamoratadosporelfrío.Laurenceseacercóparabesarme.

—Miqueridoamigo—medijo—,ledebocuarentafrancosalpropietario.Acabade negarse a darme la llave de mi puerta y ha añadido que no me costaría granesfuerzobuscarmeotracama.Yerademasiado tardeparabuscarenotro lugar.Poresopenséenti.

Sesentóparadesanudarsusbotines.Yonoentendíanadaynadaqueríaentender.Me pareció que se había introducido en mi hogar conmalas intenciones. Aquellalámpara encendida sin yo saber cómo, aquellamujer casi desnuda en el centro deaquellahabitaciónhelada,meaterraban.Resistíalatentacióndepedirauxilio.

—Viviremoscomotúquieras—prosiguióLaurence—.Nosoyembarazosa.Me incorporéparadespertarcompletamente.Empezabaacomprender;y loque

comprendíaeraespantoso.Retuveenmigargantaunapalabragroseraqueascendíahastamis labios.La injuriame repugna; sufro la vergüenzapor aquellos a quienesinsulto.

—Madame…soypobre—lecontestéconsencillez.Laurencemecontestóriendo:—¿Ahora me llamas «madame»? —y siguió hablándome—: ¿Estás enfadado

conmigo? ¿Qué te he hecho yo? Ya había adivinado que eras pobre: porque merespetabasdemasiadoparaserrico.Pues,ea,seremospobres.

—Nopodréofrecerosnivestidosnifinasviandas.—Porquesuponesquemeobsequianamenudo…Loshombresnosontanbuenos

conlaspobreschicas.Sólonosdesplazamosconbaúlesen lasnovelas.Yporcadachicaqueencuentrasuvestido,diezsemuerendehambre.

—Hastahoysólopodíapermitirmedosfrugalescomidasaldía.Apartirdeahorasólo podremos permitirnos una.Y con pan seco para comermenos y apenas aguaclara.

—Quieresasustarme.¿Notienesalgúnpadre,estécercanoolejano,queteenvíelibrosoropaquevendesdespués?¡Puesnoscomeremostupanduroeiremosluego

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albaileabeberchampán!—No.Estoysolo.Trabajoparavivir.Nomeveocapazdeasociarosamimiseria.Laurence,conlaspiernascruzadas,nosiguiódesatándoselosbotines.Sequedó

pensativa.—Escúchame…—añadióbruscamente—.No tengopanni tengoasilo.Túeres

jovenynopuedescomprendernuestroeternodesamparo, inclusoestando rodeadasdelujoydealegría.Lacalleesnuestroúnicodomicilio;encualquierotrolugar,noestamos en nuestro hogar. Nos señalan la puerta y salimos. ¿Quieres que salga?Tienestodoelderechoaexpulsarme;yyolaopcióndeirmeadormirdebajodeunpuente.

—Noquiero expulsaros.Lo único que digo es que habéis elegidomal refugio,quenopodréisacomodarosamitristezayamidesierto.

—¿Elegir? ¿Crees que se nos presenta la posibilidad de elegir? Pues enfádate;entré aquí porqueno sabía adónde ir. Subí furtivamente para pasar la noche en unpeldañodelaescalera,meapoyéentupuertaymeacordédeti.Túnotienespan,yonohecomidonadadesdeayerymisonrisaes tanpálidaquenomedarádecomermañana.Yavesquesímepuedoquedar.Tantomejormoriraquíqueenlamismísimacalle,porqueaquíhacemenosfrío.

—No. Seguid buscando. Encontraréis a alguienmás rico ymás alegre que yo.Másadelantemeagradeceréiselnohaberosacogido.

Laurenceselevantó.Surostroadquirióunainexpresableexpresióndeamarguraeironía.Sumiradanosuplicaba;erainsolenteycínica.Cruzólosbrazosymemiróalacara.Entoncesmedijo:

—Séfranco,noquieressabernadademí.Soyfeaymiserable.Séquetedisgustoymeechasde tucasa.Nopuedespermitirte labellezayquieresquetuamanteseahermosa.Fuiunaestúpidaalnotenerlopresente.Tendríaquehabermedichoquenoservíaniparalamiseriayquedeberíadescenderalgúnotroescalón.Tengosedylosarroyosestánparabeber.Tengohambreyelhurtopuedealimentarme.¿Sabesqué?Teagradezcotusconsejos.

Reabrochósuvestidoyseacercóalapuerta.—Yaves…Nosotras,lasinfames,valemosmásquelaspersonasdecentes.Hablódurantelargotiempoconsuvozmásáspera.Nosabríareproducirlafuerza

brutaldesu lenguaje.Dijoqueseprestabaanuestroscaprichos,quereíacuandolepedíanquerierayquelevolvíamoslacabezamástarde,cuandonoslacruzábamosporlacalle.¿Quiénnosforzabaasusbesos,quiénnosempujabaasusbrazosporlanoche para que le devolviéramos tanto desprecio al hacerse de día?Yo, que habíaqueridotenerlaaquellanoche,¿porquénoqueríasabernadadeellahoy?¿Nosemeocurría que hay un mundo en el que la mujer que se entrega a los brazos de unhombre se convierte en su esposa? Ya que ella estaba mancillada, podría seguirmancillándola impunemente… Ni tan siquiera temía yo que viniera algún día a

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recordarme nuestra unión. Ella ya no existía paramí y tal vez yo la había dejadoencinta.Nospodíamoshabervinculadoasísinhaberguardadonadaencomún.

Permanecióensilenciouninstante.Despuésprosiguióconrenovadaenergía:—Yyodigoquetúmientes,ydigoquesomosespososyquetengolosderechos

de laesposa.Nipuedesevitarque loquehasidodejedeser.Quisisteestauniónyeresuncobardepornoquererlamás.Túeresmíoyyosoytuya.

Laurenceabriólapuerta.Meinsultabaenelumbral,pálidaysincóleraenlavoz.Saltédemicamaycorríacogerladelbrazo.

—Vamos,quédate,loquieroasí.Estáshelada,acuéstate.Dejadmedecir,hermanos,queyolloraba.Noeraporpiedad.Laslágrimasfluían

porsímismasdemismejillas,sinqueyosintieraningunaotracosaquenofueraunainmensa tristeza. Las palabras de aquella muchacha me habían impactadoprofundamente.Surazonamiento,cuyafuerzasindudalasuperaba,mepareciójustoyverdadero.Comprendíenmifuerointernoqueellateníaderechoamijergón,delquenopodríaexcluirlasinofendertodaformadejusticia.Seguíasiendounamujer,aunque mancillada, y yo no podía utilizarla como un objeto sin vida, al que eldesprecio y el abandono no afectarían para nada.Almargen de todo, yo debía serparaellaloquehubierapodidoserparalaamantedemissueños.Lavirgenylachicadelarroyopueden,delamismamanera,aparecerunatardedeinviernoparadecirnosquetienenhambreyfríoyquenosnecesitan.Acogemosalaprimera,expulsamosalaotra.

Hacerloasí sería tantocomoreconocer lacobardíadenuestrosvicios,puesnosaterra tener tan cerca de nosotros el recuerdo y el remordimiento vivo de nuestramácula.Nos complace vivir en la honorabilidad y cuandonos ruborizamos ante lainvitacióndeunaamanteenvilecida,renegamosdeellaparaexplicarnuestrosonrojoporsufaltadepudor.Ylohacemossincreernosculpablesysinplantearnosquéclasedejusticiasolicitaesamuchacha.Lacostumbrelahaconvertidoennuestrojugueteynosextrañaqueesejuguetenoshableysedeclaremujer.

Yomeestremecíantelaverdad.Comprendíylloré.Elasuntomepareciósencillo,claroyevidente.LaspalabrasdeLaurencemeasustabansinindignarme.Nuncameplanteélaposibilidaddequeviniera,perohabíavenido…Yyolarecibía.Hermanos,nosabríaexplicaroscuáleseranentoncesmissentimientos.Miespíritudeveinteañosaceptaba en su sentido absoluto aquellas palabras que no aceptaban la menorvacilación:«Túeresmíoyyosoytuya».

Esta mañana, cuando desperté y vi que Laurence yacía a mi lado, sentí micorazónencogersedeangustia.Laescenadelanocheanteriorhabíasidoborrada.Yano escuchaba aquellas palabras rudas y verdaderas queme llevaron a aceptar a lamuchacha:sóloquedabalosucedidocontodasucrudeza.Lamirémientrasdormía.Por primera vez la veía a la luz del día sin que su rostromostrara aquella bellezaextrañadeldoloryladesesperación.Cuandolaviasí,feayenvejecida,hundidaenunpesadosueñoembrutecido,meestremecíanteaquelrostromarchitoyvulgarque

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noconocía.Nopudecomprendercómopodíaserquemedespertaraconsemejantecompañera.Acababadedespertardeunsueñoylarealidadsemostrabatanseverayhorriblequeolvidéloquemecondujoaaceptarla.

Qué importaba, al fin y al cabo, que fuera cosa de justicia o de licenciosidad;aquellamuchachaeramiamante.Hermanos,nuncatendrésuficienteslágrimasparaderramaryquizástampocovosotrostengáiselvalorsuficienteparasecarlas.

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VIII

Sí.Pienso igualquevosotros;quieropreservarmiesperanza;quierohacerdeestauniónfatalunafuentedenoblesaspiraciones.

En otros tiempos, cuando nuestro pensamiento se detenía en aquellas pobreschicas,sólo lohacíapormisericordiaypiedad.Soñábamosconlasania labordelaredención.PedíamosaDiosquenosenviaraunalmamuertaparadevolvérselajovenyblanca,obradenuestroamor.

Lafedenuestrosdieciséisañosharíacreereinclinarsealaspecadoras.EramosentoncescomoDidierperdonandoaMarion[2]yreconociéndolacomosu

legítima esposa a los pies del cadalso.Ascendíamos la condiciónde las cortesanasconlaelevacióndenuestrasternuras.

¡Puesbien!HoypodríayoseraquelDidier;Marionestáaquí,tanimpuracomoeldía en que la perdonó, y su vestido desabrochadode nuevopide unamanoque secierresobrelasuya;sufrentepálidareclamaunsoplopuroqueledevuelvaelcolorde su juventud. Aquello que anhelábamos en nuestra santa locura, lo encontré sinbuscarlo.

YdadoquefueLaurencequienvinoamí,quisieraenvezdemancillarmeenlamácula de su corazón marchito, darle la virginidad del mío. Seré sacerdote; harélevantarsealamujercaídayperdonaré.

¿Quién sabe,hermanos, talvez seaunaprueba supremaqueDiosmeenvía?OquizásquieraÉl, cargándomecon el pesodeun alma, conocer todo el poderde lamía.Mehareservadolalabordelosfuertesynotemevermealiadodelvicio;serédignodesudesignio.

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IX

Anhelohacerolvidar aLaurence loque es, engañarla respecto a símismapor laseriaamistadqueledemuestro.Siemprelehablocondulzura,mispalabrassiempresongravesydecentes.

Cuando alguna palabra fea se le escapa, simulo no haberla oído. Si su chal seabre,nisiquieramiro,y la tratomáscomoaunahermanaquecomoaunaamante.Opongoasuvidabulliciosadeayerunavidatranquilayreflexiva.Aparentoignorarque aquella existencia no es la suya y me esfuerzo tanto en aparentarlo connaturalidad,queellaacabarádudandoqueunavezvivieraensupropiopasado.

Ayerlainsultóunhombrequepasabaporlacalle.Ellaibaacontestarleconotrainjuria;peroyomeadelantéynoleditiempoahacerlo.Meacerquéaaquelhombre,queestababorracho,ylocogíporlamuñecaexigiéndolequerespetaraamimujer.

—¿Su mujer? —me respondió parodiándome—. Ya las conocemos a estasmujerzuelasque…

Entonces lo sacudí violentamente, repitiéndole mi orden más fuerte. Balbuceóalgoysemarchópidiéndomeexcusas.Laurenceretomómibrazo,silenciosa,comoconfusaporeltítulodeesposaqueyoreclamabaparaella.

Soy consciente de que demasiada austeridad sería contraproducente.No esperoque se produzca un regreso brusco al buen camino y querría orquestar un sutilescalonamientoqueleevitasequesuspobresojosenfermosquedarandañadosporlaluz:heaquítodaladificultaddelatarea.

He observado que esas chicas,mujeres antes de hora,mantienen durante largotiempoladespreocupaciónylapuerilidaddelainfancia.Aunqueesténdevueltademuchas cosas, seguirían jugando conmuñecas.Cualquier nadería las divierte y lashace reír a carcajadas. Recobran, sin siquiera pensarlo, el arrobamiento y losparloteosmimososdelasniñasdecincoaños.Sacoprovechodeestaobservación.LedoyunasropasaLaurence,locualnoshacegrandesamigosduranteunahora.

No podríais creer la emoción profunda que produce en mí tan particulareducación.Cuandocreohaberhecholatiraquelcorazónmuerto,meentranganasdearrodillarme y de darle gracias a Dios. Seguramente me exagere a mí mismo lasantidaddemimisión,diciéndomequeelamordeunavirgennomesantificaríatantocomoelamorconqueestamuchachaquizámeamealgúndía.

Pero ese día aún está lejos.Mi compañera se siente abrumada pormi respeto.Ella,queafrontasinavergonzarseelinsulto,seruborizacuandolededicounapalabraamable.Aveces, laveovacilarpararesponderme,comodudandodequeseaellaaquien hablo. Se extraña de no ser injuriada y parece soportar con desgana misdelicadas intenciones. Esa máscara de muchacha honrada que la obligo a llevar

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puesta la incómodayparecenosaberquéhacerconelafecto.Amenudodescubrounasonrisaensuslabios:debedepensarquemeburlodeellaymepidemedianteesasonrisaquetengaabiendetenerlabromapesada.

Llegadalanoche,alahoradeacostarnos,apagalavelaantesdedesabrocharse,atraehaciasíparacubrirse los ladoscolgantesde lasmantasyaprovechamisueñoparasaltarde lacamapor lamañana.Cuandohabla,buscapalabrasparecidasa lasmíasyevitadevezencuandotutearme.

Noséporquéestasprecaucionessuyasmeinquietan;talvezporqueveoenellasmás obligaciones que se impone que verdadera castidad. Siento que actúa así pormiedo a disgustarme, que a ella le liaría igual estar desnuda y hablar el mismolenguajede lasverduleras.Nopuedehaberalcanzado tandeprisa laconcienciadelpudor.¿Cómodecíroslo,hermanosmíos?Laurencemetienemiedo:talhabrásidoelresultadodeunasemanaderespeto.

Apenasselevantadelacama,hacesusablucionesysesitúaanteelespejo,dondepermanecerámirándoseduranteunahora.Tieneprisapor reparareldesordende lanoche. Sus cabellos, algo ralos, se desparraman mostrando algunas calvas; susmejillas,cuyomaquillajequedóborrado,sonpálidasymarchitas.Sientequeyanotienesujuventudprestadaysepreocupapormismiradas.Lapobremuchacha,queviviódesufrescura,temeahoraqueyolaexpulseeldíaenqueveaquelaperdió.Sepeina conmucho esmero, procurando hinchar sus rizos y disimula hábilmente losbuclesausentes.Maquillasuspestañas,blanqueasushombrosyenrojecesuslabios.Yo,mientras,ledoylaespaldafingiendonovernada.Luego,cuandosehapintadolacaraysevuelveasentirjovenyguapa,vienehastamísonriente.Parecetranquilizarlael pensar que se gana su pan con justicia y recobra su desenvoltura. Seme ofrececomplaciente, olvidando que no puedo abusar de tan bellos coloretes, y parececonvencidadequemebastaráelpodercontemplarlosdurantetodalamañana.

Le di a entender que prefiero el agua clara a las pomadas y los cosméticos. Einclusoañadíquepreferíasusarrugasprecocesaeserostrograsoyrelucienteconelque se enmascara a diario. No lo comprendió. Se ruborizó creyendo que lereprochabasufealdadydesdeentoncesseesfuerzaaúnmásporevitarserellamisma.

Asípeinadaymaquillada,ceñidaensuvestidodesedaazul,searrastradesillaensilla, indolente y aburrida. Sin osarmoverse pormiedo a arrugar un pliegue de sufalda, permanece sentada durante el resto del día. Cruza las manos y se quedadormidaconlosojosabiertos,enunaextrañasomnolencia.Aveces,selevantayseacerca a la ventana.Allí apoya su frente contra los cristales helados y prosigue susomnolencia. La vi activa antes de que fuera mi compañera. La vida agitada quellevaba entonces le confería un ardor febril, su pereza era ruidosa y aceptaba conalegría la ardua labor del vicio. Ahora que convive en mi existencia tranquila yestudiosa, tiene todo el ocio de la paz sin el deber del trabajo dulce y regular queaquellatraeconsigo.

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Yo debería, ante todo, curarla de su indolencia y de su aburrimiento. Puedoentenderqueechedemenoslaspatéticasemocionesdelarroyo,perosunaturalezaestanpocoenérgicaquenoseatreveaexpresaresanostalgiaenvozalta.Yaoslodije,hermanos,ellametienemiedo;peronotemeamicólera,sinoaeseserdesconocidoque no puede comprender. Percibe vagamente mis deseos y se pliega a ellosignorandosuverdaderosentido.

Poresosecubresinsercasta,poresopermaneceseriaytranquilasindejarporellodeserociosayperezosa.Poresocreenopoderrechazarmiestima,extrañándoseaveces,perosinbuscarjamáshacersedignadeella.

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X

SufríaalveraLaurencederrumbaday languideciente.Penséqueel trabajoeraelgranredentoryquelaalegríaplácidadelatareacumplidaleharíaolvidarelpasado.Mientraslaagujacorreconpresteza,elcorazóndespierta, laactividaddelosdedosconfierealaensoñaciónunavivezamásalegreymáspura.Lamujerreclinadasobreeltelardesprendeunaromapudoroso,indefinible.Ellaestáahí,tranquilaypresurosa.Talvezperdidaayerenunahoradepereza,laobreradehoyharecobradolaactividadserenadelavirgen.Habladleasucorazón:éloscontestará.

Laurencemedijoqueeracosturera.Deseéquepermanecieraamilado,alejadadelos talleres. Me pareció que aquellas horas apacibles que pasamos juntos —yocontándomealgunahistoria,ellamezclandosussueñosconelhilodebordar—,nosuniríanconunaamistadmásdulceyprofunda.Ellaaceptóestaideadetrabajarigualque acepta todos y cada uno de mis deseos, con una obediencia pasiva, curiosamezcladeindiferenciayderesignación.

Trasalgunaspesquisasdiconunaseñoramayorquetuvoabienconfiarlealgunaslaboresparajuzgarsuhabilidad.Laurencetuvoquetrabajarhastamedianoche,dadoque yo me había comprometido a entregar el encargo a la mañana siguiente. Meacosté antes que ella y la observé. Parecía que estuviera durmiendo; su agobiomortecinoeraevidente,laagujacorríafríayregular,indicándomequesólotrabajabasucuerpo.Laancianaconsiderómalbordadaaquellamuselina,declaróqueaquéleraeltrabajodeunamalaoperaríayquenoencontraríaanadiequelesatisficieseaquellalabordepespuntesgrandes,contanpocagracia.Yoyametemíalosucedido;aquellapobre muchacha, que había sido agasajada con joyas a los quince años, no podíasaber mucho de costura. Afortunadamente, mi intención respecto a sus laboresconsistíaenlalentasanacióndesucorazónynoenponerapruebalahabilidaddesusdedos,ni tampoco lasgananciasobtenidasconsusvigilias.Paranodevolverlaa laociosidad, creí conveniente imponerle yo mismo una labor. Decidí ocultarle elrechazodesalentadordelaanciana.

Compré una banda de bordado y le dije al regresar que su labor había sidoaceptada y que le confiaban un nuevo encargo. Después le entregué unas pocasmonedasqueaúnmequedaban,comosalariodesuprimeravigilia.Sabíaquealdíasiguiente nome podría permitir hacer otro tanto y que tal vez lo lamentara. Perohabíaqueridohacerleapreciarelsabordelpanganadohonradamente.

Laurence cogió el dinero sin preocuparse por nuestra cena. Se fue corriendo acomprarunahileradebotonesdeterciopeloparasuvestidoazul,queyaempezabaaensuciarse y a desgarrarse.Nunca la había visto tan afanosa: un cuarto de hora lebastó para coser aquellos botones. Se arregló con esmero, toda ella, y después se

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admiró en el espejo.Al caer la noche, ella seguía yendo y viniendo por el cuarto,mirandosunuevaindumentaria.Cuandoencendílalámpara,lepedídulcementequereanudara su trabajo. Pareció no haberme comprendido. Le repetí mis palabras yentonces se sentó con brusquedad, asiendo el bordado con cólera. Mi corazón serompióenpedazos.

—Laurence—ledije—,noquieroquetrabajesporqueteveasforzadaahacerlo.Dejalaagujasiprefieresnohacernada.Nomesientoconderechoaimponerteunalabor;ereslibredeserbuenaosermala.

—No, no —me contestó—. Tú anhelas que trabaje. Comprendo que debocompensartepormisustentoypormipartedelalquiler,inclusopodrépagaralgodetusgastossitrabajohastamuytarde.

—¡Laurence!—legrité,dolorosamente—.Bueno,chica,pontecontenta,puesapartirdeahoranovolverásatocarunasolaagujadecoser.¡Dameahoramismoestebordado!

Y lancé a las llamas aquella muselina. Vi cómo ardía mientras lamentaba miprecipitación. No había sido capaz de dominar mi angustia y me sentía desolado,sintiendo que Laurence volvía a escapárseme. Acababa de devolverla a laholgazanería. Me estremecía ante aquellos pensamientos ultrajantes de lucro;comprendíaquenomeseríaposiblevolveraaconsejarlequetrabajase.Asípues,yaestabahecho:unapalabrahabíabastadoparaqueyomismoleprohibieraalcanzarsuredención.

Laurence no pareció sorprenderse antemi brusco proceder. Tal y como os dijeanteriormente,aceptabaconmayorfacilidadlacóleraqueelafecto.Inclusosonrióalsentirsevictoriosade loqueelladenomina«mihastío».Luego secruzódemanos,felizderecobrarsuociosidad.

Entristecido,mientrasremovíalascenizascalientes,mepuseapensarpormediodequépalabra,dequésentimiento,podríayodespertaraquellaalma.Measustónohaberpodidodevolverleaúnlafrescuradesujuventud.Lahubieraqueridoignorante,ávidadesaber.Medesesperabalaindiferenciamortecinadeaquellanoche,satisfechadesusombra,ytanespesaqueinclusorechazabalaluzdeldía.Envanollamabayoal corazón de Laurence, pues nunca había una respuesta. Como si la muerte yahubiera pasado por allí y hubiera secado cada libra de su ser. Un simpleestremecimientosuyoymehubierahechocreerquesesalvaría.

¿Peroquépodíahacer ante aquellanegrura, ante esa criaturadesolada,mármolinsensiblequeelafectonoeracapazdereanimar?Lasestatuasmeaterran;puesmemiransinverme,meoyensinescucharme.

A fin de cuentas, me dije, tal vez fuera culpa mía el no saber hacermecomprender.DidieramabaaMarion;nobuscabaenabsolutosalvarunalma.Yasípudo obrar el milagro quemi razón ymi bondad intentaban en vano obtener. Uncorazón sólo sedespierta ante lavozdeotro corazón.El amores comoel sagrado

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bautismo que, por símismo, sin la fe y sin la ciencia del bien, remite a todos lospecados.

Yo no amo a Laurence. Esta muchacha fría y hastiada sólo me producerepugnancia.

Suvozysugestomepareceninsultos;todoensupersonamehiere.Carentedecualquieratisbodedelicadeza,haceodiosalamejorpalabrayponeunultrajeencadasonrisasuya.Todoenellasevuelvemalo.Quisesimularternuraymeacerquéhastaella.Permanecióinmóvil,inclinadaanteelhogar,abandonándomesusmanosfríaseinertes. Entonces la atraje haciamí.Alzó la cabeza yme interrogó con lamirada.Anteesamiradameechéhaciaatrás,rechazándola.

—¿Quéquierespues?—mepreguntó.¿Quequéqueríayo?Mislabiosseabrieronparagritarle:«Quieroqueabandones

esecorpiñodesedaqueseabreanteelprimerdeseoqueloroza.Quieroqueamesyque sientas en el beso de un amante la caricia de un hermano.Quiero que nuestrauniónnoseauncomercioyquenomevendastucuerpoparapagarelcobijodemitecho.¡Porpiedad,compréndemeynomeinsultes!».

Peroguardésilencio,hermanos.Si lahubieseamado,sindudahabríahabladoyquizásellamehabríacomprendido.

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XI

Consideré haber carecido de habilidad y de prudencia.Me precipité.Me pasé delargo sin preguntarle a Laurence sime comprendía.Yo, que desconozco la vida…¿cómopodríaenseñarle lascienciasdeésta?¿Sabríayoaplicaralgoqueno fueranestúpidasreglasdeconductasoñadascondieciséisaños,teóricamentehermosasperoabsurdasenlapráctica?Noessuficienteamarelbien,niorientarsehaciaunidealdevirtud,difusasaspiracionescuyoobjeto,asuvez, tambiénesindefinido.Cuandolarealidadseimpone,séhastaquépuntoestosdeseosseformulanpoco;reconozcomiimpotenciaanteelcombatequeestarealidadmepresenta.Jamáspodrérodearlaconmisbrazos,nivencerla,ignorandolamaneradesujetarla,impotenteinclusoalahoradeconfesarlavictoriaquequieroobtenersobreella.Unavozgritaenmiinteriorymedicequenodeseolaverdad,quenodeseosiquieracambiarla,detanmalvadaquemeparece.Queelmundoqueessigasiendocomoes;nitansiquieradeseousarlosresiduos de esta tierra para crear una tierra nueva. Entonces, carente de base, elandamiaje de mis ensoñaciones se desmorona al menor impacto. No soy sino unpensadorinútil,amanteplatónicodelbienalqueacunanvanasensoñaciones,ycuyopodersedesvaneceencuantoentraencontactoconlatierra.

Hermanos,meresultaríamásfácildarlealasaLaurencequedarleuncorazóndemujer.

Somosniñosgrandes.NosabemosquéhacerconestasublimerealidadquenosllegadeDiosyquearruinamosaplacerpornuestrossueños.Somostantorpesa lahoradevivirquelavidasetornanefasta.Aprendamosaviviryelmaldesaparecerá.Siyoposeyeraelartesuperiordeloreal,situvieraconcienciadeunparaísohumano,podríadistinguir laquimeradeloposible,hablaría…yLaurencemecomprendería.Sabría qué valores suyos reprender y cuáles le propondría como ejemplo. Cienciadelicadaquemellevaríaapenetrarenlascausasdesucaídayencontrarunremediopara cada llaga de su corazón. ¿Pero qué hacer cuandomi ignorancia levanta unabarreraentreellayyo?Yosoyelsueñoyellaeslarealidad.Podríamoscaminarelunojuntoalotrosinnuncaencontrarnosy, llegadosalfinaldelcamino,ellanomehabríaescuchadoniyolahabríacomprendido.

Pensé volver sobre mis pasos para aceptar a Laurence tal cual es y hacerlerecorrerelcaminoquesuspieshumanoslepermitierantransitar.Quiseestudiarconellalavida,descenderparaintentarremontardespués.Dadoquetuvequerealizaratientastanardualabor,quiseempezarladesdeelúltimoescalón.

¿Noseríarecompensasuficientequelacondujeraadarmetodoelamorquefueracapazdedar?Hermanos,me temoquenuestros sueñosnosólo fueran falacias; lospercibopequeñosypueriles frente auna realidadde laqueapenas soyconsciente.

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Haydíasen losque,másalláde los rayosy losperfumes,másalláde lasvisionesindecisas que no puedo obtener, atisbo los audaces contornos de lo que sí es. Ycomprendoqueahíresidelavida,laacción,laverdad;mientrasqueenelmedioqueyomeconstruyoseagitaunpuebloextrañoalserhumano,desombrasvanas,cuyosojosnomeven,cuyoslabiosnosabríanhablarme.Aunniñoquizálecomplacieranestosamigosfríosymudos;puesaterradoantelavida,serefugiaenaquelloquenotiene vida. Pero nosotros los hombres no debemos conformarnos con este vacíoeterno.Nuestrosbrazosfueronhechosparaabrazar.

Ayer,mientraspaseabaconLaurence,nosencontramosconungrupoapretujadodegenteconmáscarasdentrodeunacarroza,quesedirigíaalbaile,desmelenadoyebrio,haciendogranalboroto.Yaentramosenenero,elmesterrible.Lapobrecitaseemocionó con los gritos de sus hermanos.Les sonrió y se volvió paramirarlos unpocomás.Pasabanantesusojoslaalegríadelayer,susindolencias,suvidaalocadaytan amarga que no podrían olvidarse sus febriles alegrías. Regresómás triste y seacostóenfermadesilencioysoledad.

Estamañanavendí algunos efectospersonalesy luego fui a alquilar unvestidoparaLaurence: le anuncié que iríamos al baile esamisma tarde.Me abrazó y actoseguidoseapoderódelvestidoyseolvidódemíporcompleto.Contemplócadalazo,cada lentejuela, impaciente por vestirse de gala; tiró sobre sus hombros aquellosjironesdesatén,embriagadaporeltactosobrecogedordelatela.Devezencuandosegiraba y me lo agradecía con una sonrisa. Comprendí que a mí nunca me habíaamadotanto,yapuntoestuvedearrancarledelasmanosaquellostraposquevalíanmásquetodalaestimaquemibondadpudierasuscitarenella.

Pero, por fin, ella me entendía. Dejaba de ser para ella un ser desconocido yhorrendopor su austeridady aburrimiento. Iría albaile como losdemásy, al igualqueellos,alquilabatrajes,contentabaamisamantes.Eraunmuchachoencantadoryamoroso, como todos los de ese mundo de la buena sociedad; de ese mundo dehombrosdesnudos,gritosyexabruptos.¡Quéalegría!Misensatezmementía.

Laurence se sintió como pez en el agua, dejó de estar atemorizada, liberó susposturas,estallóencarcajadasestruendosas.Suspalabrasgroseras,sulibertadgestuallallenabandebienestar.Estabaagustoensudesnudez.

Yo teníamimerecido,pueshabíaesperadoqueunmesde tranquilidad, sinporellohacerdeellaunamuchachahonrada,lallevaríaaolvidarunpocoalamuchachade antes. Creía que, cuando cayera la máscara, el rostro que apareciera mostraríamenosdesplomeensuslabiosymáscolorensufrente.Noeraasí:teníaantemílosmismos rasgos marchitos, la misma risa espesa y ruidosa. Tal y como entró estamujerenmibuhardilla,vendiéndomesucuerpoacambiodeabrigo,melaencontrabatras haber estado protestando a diario durante un mes contra la infamia de esecomercio.Nihabíaaprendidonada,ninadahabíaolvidado,ysusmiradasbrillabanconunaexpresiónnueva.Eraunaalegríamiserable:ladecreerqueyoparecíaporfinaceptarsucuerpocomomonedadecambio.Anteesteextrañoresultado,mepregunté

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sinoresultaríapatéticointentarlodenuevo.YohubieraqueridounaLaurencereal,yestaLaurence,porlaquecorríaunsoplodevida,meaterrabaaúnmásquelacriaturamortecinadeayer.Perolaluchaprometíasertanásperaqueescuchabaenelfondodemi ser toda la audacia demis veinte años rebelándose contrami repugnancia ymiespanto.

Cuando sonaron las seis, aunque el baile sólo comenzaría a medianoche,Laurence se dispuso a acicalarse. El cuarto se convirtió inmediatamente en undesbarajuste, con el agua salpicando del barreño e inundándolo todo, ropamojadasobre los azulejos, la espuma de jabón caída de lasmanos extendiéndose sobre elsuelo en placas blanquecinas; el peine en el suelo junto al cepillo y las piezas devestirolvidadassobrelassillas,encimadelachimenea,enlosrincones,esponjándoseen los charcos. Laurence, para estar más a gusto, se sentó en cuclillas y estuvolavándoseenérgicamente,tirándoseaguasobrelacarayloshombrosamanosllenas.Apesardeaqueldiluvio,eljabón,suciodepolvo,ledejabaampliasmanchasensupiel. Entonces se desesperó y me llamó en su auxilio. Decía tener la espaldacompletamentenegra,yqueellanopodíaalcanzarla.

Luegoselevantóconloshombrosenrojecidos,tiritando,ymediolatoalla.La llave había quedado en la puerta. Nada más apoyar sobre la espalda de

Laurence el trapo helado, entróPâquerette.Esa anciana viene a veces en busca dealgunasbrasas,ylacompasiónmeimpideecharlapesealomuchoquemedesagrada.

—¡Ah!¡Ven,buenaamiga!—legritómicompañera—.Venaayudarmeunpoco,queClaudetienemiedodehacermedaño.

Pâquerette recogió el trapo y empezó a frotar con toda la fuerza de sus brazosenjutos. No parecía extrañada por el desorden ni por la mujer desnuda. Paseabacomplacientemente sus manos rígidas sobre aquellos hombros todavía blancos,envidiandosublancurayevocandolosplaceresdeantaño.Laurence,conlacabezamedio girada, le sonreía y se estremecía en un respingo jadeante por el contactosúbitodeunaguamásfría.

—¿Adóndevas,hijita?—lepreguntólahorribleanciana.—Claudemellevaalbaile.—¡Ah! Muy buena cosa… —prosiguió Pâquerette, que se quedó quieta y se

volvióhaciamí.Tras coger un trapo limpio, siguió hablándome mientras secaba a Laurence

amorosamente:—Esta mañana estaba pensando en que van ustedes a morirse de tristeza

permaneciendosiempreencerradosenestecuarto.Buenamuchachalaquetieneconusted,señor.Conozcoamásdeunaquelehabríaabandonadoveinteveces.¡Yaestá,hijamía!Ahora estás guapa; tendrásmuchos pretendientes esta noche. ¿Está ustedceloso?

No pude contestar. Estaba sonriendo inconscientementemientras seguía con lamiradalaextrañaescena.Unpensamientoquevolvíaunayotravezamimenteme

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impedíaescucharla.EraeldeungrabadoantiguoquehabíavistonosédóndeyquerepresentabaaVenusensubaño, lavadaporunasninfasyacariciadaporpequeñosCupidos.Ladiosaseabandonaenbrazosdeesasmujeres,tanjóvenesybellascomoella;sólolaespumadelasolasvelabasudesnudezvoluptuosay,enlaorilla,unviejofaunoolvidasusdeseosensilenciosaadmiraciónantetantajuventudyfrescura.

—¡Estáceloso!¡Estáceloso!—repitióPâqueretteconunarisaagudaentrecortadapor sacudidas de hipo—. ¡Muchomejor para ti, hija mía, que así te harámuchosregalos y podrás engañarlo más fácilmente! Yo tuve un amante que se le parecíamucho,caballero:creoqueeraalgomásbajo,peroconlosmismosojossuyosylamisma boca, incluso los mismos cabellos peinados hacia atrás. Me adoraba; meatosigabaconsuscaricias,meseguíadondequieraquefuese…Razónporlacualloabandonéalcabodeochodías.

Mientras la anciana parloteaba, Laurence se había cubierto. Se peinó de pie,delante del espejo, seria y contenida. La otra, de pie junto a ella, dejó de hablar,contemplandocondevociónlospaquetesdepolvodemaquillajeylosfrasquitosdeaceitearomático;perfumeríadebajaestofaadquiridaabajoprecioenpuestosalairelibre.Dadoqueellasseolvidabandemí,mesentéenunrincón.

Elespejomedevolvíasusimágenes,yesasdoscaras,pesealasarrugasdelaunay el relativo frescor de la otra,me parecían hermanas por su común expresión deenvilecimiento.Lasmismasmiradasenturbiadasporlasnochesardientes,losmismoslabios deformados por brutales caricias. Apenas podía leerse en sus mejillasmarchitaslacifraenañosqueseparabasusedades.Lasdoseranigualdeviejasporlicenciosas.Duranteunosinstantes,meimaginéserelamantedePâqueretteycerrélosojos.

Seolvidarondemí.Devezencuando,intercambiabanunapalabraamediavoz.Laurence maldecía pataleando porque algunos mechones rebeldes se negaban aformarunbucle.Entoneslaviejahablabadesusrubiastrenzasdeantaño,describíaelpeinadodelaschicasdesutiempoy,parahacersecomprendermejor,disponíaasuvezsuscabellosgrisesdelantedelespejo.Acontinuación,desgranabaalabanzasalajuventud de mi compañera, retahílas interminables respecto a los males delenvejecimiento.Lasarrugassepresentaronantesqueelhastíodelcuerpo;deahíquelamentasenohaberapuradolavidadesusveinteaños.Hoyeraconvenientevivirsinapresurarse,enelsilencioylassombras,albergandoenelcorazóncelosaadmiraciónporaquellaqueaúnpodíaenvejecer.

Laurence la escuchaba, contestándole conpreguntas, interrogándola sobre si talbucle la favorecía, buscando nuevos elogios. Después, cuando los cabelloslargamente trabajados quedaron espesados a su gusto, había que pintar el rostro.EntoncesPâquerettequisoponerun toquepersonal a suobrade arte.Tomó rojoyazul en unos tampones de algodón y los paseó con ligereza por las mejillas yalrededordelosojosdelajoven.Leagrandólospárpados,purificólafrente,saneólos labios.Yal igualque lospobressoñadoresescayolamos larealidadconcolores

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discordantesyexclamamosactoseguidohabercreadoalgo,ellasemaravillabaconsu obra sin observar que a veces esa mano temblorosa difuminaba los rasgos,exageraba lapúrpurade labocayel tamañode lospárpadosde lamuchacha.Bajosus dedos, este rostro cambió horriblemente para mí. Había adquirido en algunaspartes tonos mates y terrosos, mientras que otras partes relucían, frotadas con elungüentoextendidoparafijarelmaquillaje.Lapielestiradaeirritadahacíamuecas;roda su cara, colorada y macilenta a un tiempo, tenía la sonrisa estúpida de lasmuñecasdecartón.Lostonoserantanchillonesytanfalsosquedañabanlavista.

Laurence, de pie e inmóvil, con la mirada vuelta hacia el espejo, se dejórejuvenecerconcomplacencia.Seborrabaconlauñalosrasgosdemasiadoacusados.Muy seria, inclinada, estudiaba durante algunos segundos cada uno de losacicalamientosquePâqueretteleaportaba.

Estaúltima,unavezterminadasugranobra,retrocedióunospasosparajuzgarlamejor.Después,satisfecha,exclamó:

—¡Ah,hijamía,ahoravuelvesatenerquinceaños!Laurencelesonrió.Lasdoseransinceras:admirabanconfranquezaelresultado,

sindudarniunsóloinstantedelmilagroproducido.Sólodespuésseacordarondemí.La joven, orgullosa de estos nuevos quince años, vino a abrazarme, queriéndomeentregar la virginidad de una noche. Sus hombros desnudos desprendían ese olorfresco y anodino de las personas que salen del baño. Al contacto de sus labioshúmedosdemaquillaje,meestremecídeasco.

—Acuérdatedemí,hijita—ledijoPâquerettecuandoseretiraba—.Alasviejaslesencantanlosdulces.

Cuandonosquedamossolos,tuvimosqueaguardardoslargashoras.Norecuerdounaburrimiento tanprofundo.Aquellaesperadeunplacerquemerepugnaba teníaalgoparamídedoloroso,ylasimpacienciasdeLaurencemeparecíaqueretrasabanaúnmásellentodiscurrirdelosminutos.

Ellasesentósobreellecho,ensutrajedesaténrosaconlentejuelasdeoro;aqueloropeldesentonabadelamaneramásextraña,destacandosobreelpapelahumadodelahabitación.Lalámparasemoría,elsilenciosóloquedabainterrumpidoporelruidodelalluviagolpeandoloscristales.Hermanos,ignorosiaúnpersisteenmiinteriorunfondo de vergüenza. Quiero decíroslo a vosotros, que debéis de conocerme en elfondo de mi ser: frente a esta mujer, abandonado por mis amados pensamientocotidianos, empecé a desear una Laurence joven y bella. Deseé poder transformarestabuhardillaenunrefugiomisteriosodispuestoparalosaspectosmásásperosdelavoluptuosidad.Entonceshabríacontentadolossueñosdemishorasmalas.Puesyanomerepugnabaelvicio,sinolafealdadylamiseria.

Finalmente, fuienbuscadeuncarruajeynos fuimos.Pesea lahora tardía, lascallesestabanaúnllenasderuidosydeluces.Seoíanrisasestallarencadaesquina,los grupos de borrachos y de muchachas en cada cabaret. Nada me resultaba tanodiosocomoveraquelpopulachocorriendoenel lodo,cantandocodoconcodoel

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estribillo de canciones obscenas. Laurence, asomada a la portezuela, reía conentusiasmo al escuchar estas alegrías groseras; interpelaba a los transeúntes,buscandolainjuria,felizdepoderapuntarseaestaguerradepalabrotasquedesatanlasmáscarasentresí.Viendoqueyopermanecíamudo,meespetó:

—¿Yparaquéestásaquí?¿Acasometraesalbaileparaquedartedormido?Measoméyotambién;busquéamivezaalguienaquieninsultar.Nomehubiera

disgustado levantar mi puño ante alguno de aquellos brutos que se divertían consemejante espectáculo. Frente a mí, sobre la acera, había un hombre joven,desaliñado,consucírculodeseresrientesrodeándoloyaplaudiendocadaunodesusimproperios.Meestabaexasperando;loamenacéconelgestoylelancéalpasarlomásofensivoquesemepudoocurrir.

—¡Tu mujer que venga!—me gritó—. ¡Déjanosla aquí, en el suelo, para quepodamostocarla…!

La grosería indolente de aquel hombre transformó mi cólera en una tristezainexpresable.SubíelcristalyapoyémifrentecontraaquelvidriohúmedodejandoaLaurence entregada a su triste placer. Me quedé como acunado por los gritos delgentío y el sordo rodar del vehículo. Veía con la visión indecisa del sueño a lospaseanteshuyendodetrásdemí,comosombrasextrañasquecrecíanysedesvanecíansin presentar sentido alguno en mi espíritu. Y en aquel ruido y aquella bruscasucesióndesombrasydeclaridades,recuerdohaberloolvidadotodoporuninstante,mientrasveíaloscharcosdeaguaydelodosobrelosquelaslámparasproyectabanfugacesreflejos.

Asífuecomollegamosalasaladelbaile.Hastamañana,hermanos.Nopuedocontároslotodoenunsolodía.

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XII

¡Oh,recuerdos!¡Compañerosfieles!Nopuedodarunpasoenestemundosinqueos alcéis ante mí. Cuando, desde lo alto de una galería, llevando a Laurence delbrazo,echéunvistazorápidoalasalallenaderuidosydeluces,volvíaver,enunasúbita y dolorosa visión, el área empedrada con guijarros donde lasmuchachas deProvenzabailanalatardeceralsondelpífanoyeltamborín.¡Cómonosmofábamosentonces! Aquellas campesinas, que no eran las de nuestros sueños, de rostros ycorazonesdereina,sinolaspobrescriaturasquelatierraardientemarchitaantesdehora,nosparecíaquesaltabanpesadamente,dedicándonosalgunarisabobaliconaalpasar. Nuestros ojos se cerraban a cualquier forma de realidad. Ya apercibíamos,allende de aquellos horizontes, inmensos palacios, salas artesonadas con mármol,bóvedas altas y doradas pobladas por una multitud de mujeres jóvenes que seagitaban con amplias armonías en una nube de encajes, estrellas y diamantes. Sinduda, éramos niños grandes. Hoy, hermanos, las campesinas se han vengado denuestrosdesdenes.

Desdelagaleríadondemeencontrabaveíaunaespeciedesalaoblongabastanteamplia,adornadaconpinturasydoradosdesteñidos.Unpolvofino,elquelevantabanlos pies de los bailarines, ascendía lentamente de la tarima como una bruma ycolmaba labóveda.Las llamas clarasdel gas sevolvían rojizas; en estanube todoadquiría una apariencia difusa, un extraño color a cobre viejo. Y allí al fondogalopabauncorroespantosodecriaturas imposiblesdedistinguirdadoqueelfurordesusgestosparecíacomunicarsealaireespesoynauseabundo:enesteoscilar,creíque las murallas se agitaban, girando con el gentío. Un clamor penetranteacompañadoporunaespeciederedoblecontinuodominabalaorquesta.

Nosabríadefinirosmiprimera impresiónenaquel lugar,dondemeparecióquecadacosa teníaunavidaparticularydesconocida.Los ruidosquechasqueaban, lasrisas sonoras que estallaban en llanto, las luces de rojos fulgores, los horriblesmovimientosenloquecidos,losoloresagriosyasfixiantes:todoesollegabahastamíenunasensaciónagudaquellenabamiserdeunterrorindefinidomezclándoseconunavoluptuosidaddolorosa.Nopodíareírdadoquesentíamigargantacerrarsey,sinembargo, no podía apartar mi cabeza, disfrutando de una alegría punzante en misufrir.Ahoracomprendolaatraccióndeestasveladasardientes.Elprimerdíasientesun escalofrío, te niegas tan terrible alegría; luego aparece la ebriedad y, perdida lacabeza, te entregas al abismo. Las almas comunes se precipitan las primeras.Aquellasqueaúntienenlafuerzadesussueños—ypermitidme,hermanos,quemecuenteentreestasúltimas—serebelany,ensufranqueza,añoranlasexplanadasde

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Provenza,donde robustascampesinasdanzancon los fulgoresde lanoche frescaytransparente.

Desde lagaleríadondenoshallábamossólopodíamosverelconjuntoescénico.Descendimos por las escaleras siguiendo pasillos estrechos y oscuros. Cuandollegamos a la sala, tuvimos que desfilar por un estrecho sendero abierto entre losmuros y las cuadrillas. Todo mi deseo se había esfumado y sólo me quedó unasensaciónde asco.Lasmujeres estabanvestidas con andrajos, con jironesde seda,conlentejuelasdecobreennegrecido.Sushombrosdesnudoschorreabanmaquillajefluyendo en charcos, en largos reguerosque enrojecíany azulaban supiel.Unadeellas, con el rostro en llamas y la voz ronca se volvió hacia mí gesticulando ygritándome.¡Quéextrañayfeafigura!Lavolveréaverenmispesadillas.

Norecuerdohabervistoaloshombres.Ensumayoríaestabandepieeinmóviles,mirandoconparsimonialossaltosdesordenadosdelasmujeres.

Nosabríadefinirquéclasedegenteeraaquélla,nisiparecíanserconscientesdetodasuestupidez.

Yahastiado,sintiendomicabezaresquebrajarse,fuihastaunamesa,siempreconLaurence detrás de mí. Nos sentamos y bebimos lo que nos sirvieron, mientrascontemplabaamicompañera.

Laurence había sonreído al entrar, estremeciéndose de gusto, aspirandoampliamente el aire enrarecido, tan dulce para sus labios. Pronto se desvanecióaquella sonrisay recobró sucaramortecina.Devezencuando, estirabaelbrazoytocabalamanoaunamujeroaunhombrequepasaban.Entonceslasonrisavolvíadurante unos segundospara desaparecer denuevo.Medio echadahacia atrás en susilla,conlospiesapoyadossobreunabanqueta,sebalanceabaconlentitudmientrasmiraba la sala con expresión atenta y aburrida a la vez. Su mirada recorría losdistintosgrupos,silenciosa,girandolacabezacadavezqueoíaalgúnruido,comosino quisiera perderse nada. Pero viendo su cara pálida y desolada, había tantocansancioensuatenciónquemepreguntabaquéplacersingularpodíaellasentirparamanifestarlotanpoco.

Dosveces,creyendoquemipresencia lamolestaba, ledijequemedejara,si leapetecía, y que fuera a ver a sus amigas y que bailara con toda libertad. Ellamerespondióconflema:

—¿Porquérazónmehabríadelevantar?Estoybien,estoycontenta.¿Ytúestáshartodetenermecerca?

Asípasamoscincohoras,frenteafrente,enunaesquinadelasala,mientrasyodibujabasinsaberlohombresbuenossobreelmármoldelamesaconunasgotasdelicor caídas de la jarra, y ella mantenía una expresión seria y un silenciodesesperantes, con las manos cruzadas sobre su falda estirada por sus rodillasabiertas.Acabéperdiendolanocióndeloquesucedíaamialrededor.Amedidaqueel baile llegaba a su fin, mi asfixia iba en aumento. Ésa fue la única y postrerasensaciónquepuedorecordar.Cuandolagalopadafinalmesacódeaquellaespecie

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deprofundoestupor,lavilevantarse,maldecirydarunapatadaalabanquetaquelaentorpecíapordebajodesusfaldas,paraactoseguido,cogiéndomedelbrazo,darunaúltimavuelta a la sala antes de salir.En el umbral,Laurence se volvióbostezandoparaecharunaúltimamiradaalcorrodesmelenadodedanzantesquevociferabanenmediodeunestruendoespantoso.

Cuandopisamos lacalle,unvientogélidomegolpeóel rostrocausándomeunasensacióndeliciosa.Mesentírenaceralbien,alavidalibreyenérgica.Laebriedadsedisipóbajolafinalluviadediciembre.Tuveuninstantedeinefablevoluptuosidad,expulsando allí todosmis disgustos de una noche ardiente. Fui consciente de esasmiseriasquedejabaatrás;hubiesequeridopartir caminandopor las calles, dejandoquemepenetraraelaguahelada,renovandotodomiser.

Laurencetemblabajuntoamí.Habíaanudadosupañueloparacubrirsushombrosdesnudos; sin osar aventurarse, miraba con desesperanza el cielo sombrío y losarroyosqueinundabanlasaceras.¡Pobrecilla!Loúnicoquelecabríaesperardeestecieloinvernaltalvezfueraunapulmonía.

Mequedabandosfrancos.FuicorriendoadeteneruncochedecaballosehicequeLaurencesubieraalvehículo.Seacurrucóenunadelasesquinasyallípermanecióensilencio, sin dejar de temblar. La distinguía a mi izquierda como una blancuradifuminada.Devezencuando,unagotade lluvia sedeslizabade sus ropasycaíasobremimano.

Al cabo de un rato,me atenazó una especie de agotamiento; el sueñome hizocerrarlosojos.Enaquellasomnolencia,meparecíaseguirescuchandoelclamordelbaile, lostraqueteosdelcochemehacíansaltarcomoenaquelladanzafuriosa,yelagudo chirriar de los ejes parecía que interpretaba los sonidos queme llenaron lasorejasdurantetodalanoche.Cuando,febrilyobsesionado,entreabríalospárpados,miraba con aire estúpido las paredes de esta caja estrecha quemeparecía llena defanfarriasyde tumulto.Después,sentímuchofrío, lo recuerdo,mientras teníabajomimanolamanoheladadeLaurence.Enelexterior,lalluviaseguíacayendoylaslucesvacilanteshuíanfugaces.

Elcansanciovolvióaimponerseynuevamentemeviarrastradohastaelcentrodecorrosgigantescosquerenacíanunayotravez.Hoytengolaimpresiónderecordarvagamentehaberestadobailandoasídurantelargashoras.Mehallabaclavadoaunabanquetajuntoaunamujertemblorosa,ynosabíacómo,peroestabadandovueltasenunaespeciedecajaquerodabaconestrépitoporelfondodeunabismogélido.

De vuelta a mi habitación, mientras Laurence se quitaba el vestido, tiré a lachimenea toda la leña que me quedaba. Después me metí apresuradamente en lacama, feliz como un niño por volver a mi miseria, admirando amorosamente lasgrandesclaridadesylasgrandessombrasquelasllamasdelhogarhacíanascenderalo largo de mis pobres paredes. La tranquilidad se apoderó de mi ser en cuantotraspasé el umbral de esta habitación retirada; con la cabeza sobre la almohada,

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apacible,casisonriente,mirabaamicompañera,pensativadelantedelfuego,quesequitabasusropasunatrasotra.

Muyprontovinoasentarseamispies,enelbordedelacama.Rompiendoporfinelsilencioquehabíamantenidohastaelmomento,empezóahablarconvolubilidad.

Envueltaen sucamisón, con lospiesdobladosbajo sucuerpoycon lasmanosjuntas apretando sus rodillas, se reía a carcajadas inclinando la cabeza hacia atrás.Parecíatenerprisaporsoltartodaslaspalabras,todaslasalegríasquehabíaamasado.

Durante casi unahorameentretuvocon lasmil incidenciasdelbaile.Lohabíavisto todo, oído todo. Fueron exclamaciones sin fin, súbitas alegrías de recuerdosapresurados y tumultuosos.Un caballero que resbaló de talmanera, una damaquemaldijotalqueasí,unatalJeannequellevabauntrajedelecheraquelesentabadeperlas, o Louise que estaba fea vestida de escocesa, mientras que Édouardseguramente había empeñado su reloj esa misma mañana. No se secaba sulocuacidad, pues siempre encontraba algún detalle nuevo, repitiendo diez veces lomismoantesquecallarse.Después,amedidaqueelfríoseapoderabadeella,acabóporacostarse.Measeguróquenuncasehabíadivertido tantoenelbaileymehizojurar que la llevaría de nuevo en cuanto pudiera hacerlo. Así acabó quedándosedormida,hablándome,riéndoseensusueño.

Estebruscodespertar,estafiebredepalabrasmeasombrarondemaneraextraña.Nopudeysigoaúnsinpoderexplicarmelafrialdad, la indolenciadeesta jovenenmedio del tumulto de la noche y sus estallidos de alegría, su parloteomatutino ennuestro cuarto triste y mudo. ¿Por qué arrancarme la promesa de llevarla tan amenudocomofueraposibleaesosbailesdondereíaybailabatanpoco?Y,además,siobraba de buena fe…, ¿qué clase de alegría singular se manifestaba mediante elsilencio y el humor malévolo, para estallar después en forma de risas espesas yvoluptuosas?

¡Mundodesconocidode lacarney laspasionesdondemeasombroacadapasoquedoy!Nomeatrevoaúnahurgarentodasestasmiserias;enestepechodemujer,fríoensusdeseos,derrumbadoydormidoensusalegrías.Yolacreísalvadayellavuelveamímásterrible,másimpenetrablequenunca.

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XIII

Osquejáisdemisilencio,ospreocupáisymepreguntáisquénuevastristezashacenquelaplumasemecaigadelosdedos.

Hermanos, mis tristezas son nuestras ridículas Imaginaciones infantilesdisipándoseunatrasotra.Esteadiósalasesperanzasdelajuventudcontiene,peseasu rudeza saludable, profundas amarguras. Siento queme estoy haciendo hombre:lloromisdebilidadesquesevanyendo,yextraigoungranorgullodelasfuerzasquevienenamí.

¡Quéestúpidaseríalajuventudsinsubellaingenuidad!Latonteríaenloslabiosdelniñoesdeunaignoranciaagradable,quehacedisfrutardulcementealoshombres.Haceapenasunmesyoeraunestúpido:oshablabaingenuamentedelaredencióndelasmuchachas.Notengolamenordudadequeunhombreviejohubieraesbozadosumejor sonrisa mientras negaba irónicamente con la cabeza: hubiera entregado susonrisa a la jovenalmaquemantenía su fe en todaperfección,perodedicandoesamismasonrisaalabsurdomozalbetequeintentabavalientementehacerelmilagroquesoloJesúsfuecapazdelograr.

¡Basta ya de mentiras! La verdad brutal contiene extrañas dulzuras para losatormentadosporelproblemadelavidaqueestánhastiadosdeestasesperanzasquelasmadresleganasushijosyquesedisipantanlentamente,quelosabandonanunatrasotra,prolongandoasísumartirio.Yoprefieroverlascosasconclaridad,aunqueesto implique sufrir en un solo día todos mis desgarros, en este mundo dedesvergüenzaalquehedescendido.

Nocabedudadequehubograndesarrepentidas.Mujeresdeampliosamoresquedieronavecesaunúnicoseresecorazónquecompartíancontodosyqueentoncesfueronperdonadas.Peroestoson,sinduda,milagros;lasleyesalusoquierenqueloscorazonescompartidossedispersenporelcaminoysuspedazosnopuedanreunirsealllegarlahorasuprema.

Escuchad, hermanos: cuando la Magdalena se arrastre a vuestros piesmaldiciendoerrorespasados,prometiendounanuevajuventuddeamor,nolacreáis.El cielo es avaro en prodigios. La Providencia rara vez pone trabas a nuestrasfatalidades.Decíospuesqueelmalespoderosoyqueenestemundolamentiranosevuelveverdadsóloparaaliviaraunapobrealmadoliente.

Rechazad a la Magdalena, negad sus lágrimas y su corazón, burlaos de todaposibleredención.Esoseríalosensato.

Yaveis,sientoquelaexperienciavieneamí.Laurence es un alma mancillada para siempre, una inteligencia perdida, una

criaturadormidahastaesepuntoenelquenohayquemaduraquepuedadespertarla

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de su sueño, del sueño que duerme en el lodo. Aunque mortificara su carne, lepartieraloshuesosabastonazosomedirigieraasucorazónlevantandoconmisbesossuspárpados cerrados, ellapermanecería siempre aquí, amispies, en cuclillas, sinestremecerse,sindarungritodedolorodealegría.Aveces,sientodeseosdegritarle:«¡Levántateypeleemosygritaymaldiceydemuéstramequeaúnestásvivaaunqueseahaciéndomesufrir!».

Memiraconojosapagados,mehaceretrocederllenodeespanto,nomeatrevoahablar.Laurence estámuerta,muerta de corazónymuerta de pensamiento.Nomequedanadaporintentarsobreestecadáver.

Hermanos,notengonilamásmínimaesperanza,noquierohacermeresponsablede esta chica. Ella rechazó mi vida de trabajo; yo no he podido aceptar su vidadepravada.Elsueñoerademasiadoalto, la realidadmehaparecidounabismo.Medetengoyespero.¿Qué?Loignoro.

Nosientonecesidadalgunadejustificarmeantevosotros.Séqueveisclaramenteatravésdemialma,queexplicaréismisactosmediantepensamientosdejusticiaydedeber.Confiáismásenmídeloqueyomismomeatreveríaaconfiarenmímismo.De vez en cuando, me hago preguntas y me juzgo comome juzgan sin duda lostranseúntesconlosquemecruzoenestavida,ymeasustoanteelvicioquemerodeasinviciarme,deestamujerqueduermejuntoamísinsermicompañera.Entonces,desesperado,me entran ganas de hacer lo que harían los demás; ganas de coger aLaurencepor loshombrosyexpulsarladenuevoa lacalle,donde laencontré.Ellacaería tan desnuda y tan desolada como está, con la misma miseria y la mismainfamiamarcadas en la frente.Y yo cerraríami puerta tranquilamente, sin haberlequitado nada y sin deberle nada. La conciencia es anchurosa; muchas personasconocenlacienciadeseguirsiendohonradashabiendosidocobardesycrueles.

Laurence se impone amí con toda la fuerza de su abandono. Permanece aquí,tranquilaypasiva.Soy,aunquemepese, incapazdeecharla.Mimiseriameimpidepoderpagarparaquesemarche.Estamosfatalmenteencadenadoselunoalotroporladesgracia.Mientraspermanezcacercademí,tendréqueaceptarsupresencia.

Espero,pues,yoslorepito:ignoroloqueespero.ComoLaurence,mederrumbo;vivoenunaespeciedesomnolenciadulceytristesinsufrirdemasiado,sintiendotansólo una gran fatiga enmi corazón. Al fin y al cabo, no estoy irritado contra esamuchacha;sientoenmímáspiedadquecólera,mástristezaqueodio.

Yanoluchomás.Meabandonoyencuentroenlacertidumbredelmalunextrañoreposo,unapaciguamientodetodomiser.

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XIV

¿Os acordáis del gran Jacques, aquel chico larguirucho pálido y sosegado?Aúnpuedoverlepaseandoalasombradelosplátanos,enelpatiodelcolegio.Caminabacon paso lento y firme, empujando con el pie los guijarros, reía apaciblementerazonandosussonrisasyvivíaenunaindiferenciasuprema.Recuerdoqueundíadeefusiones me confió el secreto de su fuerza. No comprendí nada de aquellasconfidenciassuyas,salvoqueseproponíavivirfelizmadurandoenelcorazónyenelpensamiento.

Conquinceañoscumplidos,elgranJacqueseramihéroe.Leenvidiabasuslargoscabellosrubios,sumajestuosa indolencia.Destacabaentrenosotroscomoarquetipodeeleganciaydearistocráticodesdén.Mesorprendióaquellanaturalezaegoístaquenoteníanadadejovennidegenerosa;mepuseaadmiraraaquelniñoapagadoyfríoquepasabaentrenosotrosconlagravedadindulgenteysuperiordeunhombre.

HevueltoaveralgranJacques.Esvecinomío;viveenlamismafincaqueyo,pero dos pisos más abajo. Ayer, cuando subía por la escalera, me crucé con unhombreyunamujerjóvenes,quebajaban.Aqueljoven,sinvacilaciones,meextendiólamanocontodanaturalidad.

—¿Quétalestás,Claude?—mepreguntó.Para él parecía como si nos hubiéramos separado el día anterior.Apenas había

interrogadomirostroyyointerrogabaelsuyoenlapenumbradelrellanosinpoderrecordarsus rasgos.Sumanoestaba fría.Noséporquéclasedesensaciónextrañareconocíaquellacarnetranquilaeindiferente.

—¿Deverdaderestú,Jacques?—yexclamé—:¡Hasvueltoacrecer!—Sí,sí.Soyyo—contestóconunasonrisa—.Mealojoaquí,alfondodelpasillo,

enelnúmero17.Venavermeestatarde,entrelassieteylasocho.Y luego descendió sin girar la cabeza, precedido por unamujer joven queme

mirabaconsusgrandesojosdeniña.Mequedéduranteuninstantereclinadosobrelabarandilla siguiendo con la mirada a ese muchacho que partía con paso tranquilomientrasmicorazónsaltabaviolentamenteenmipecho.

Alatardecermeacerquéalnúmero17.ElcuartoestabadecoradoconellujofalsoyestomagantedelospisosamuebladosdeParís.Nopodríaisimaginar,hermanos,elaspectomiserable y vergonzoso de esas pañerías rojas chillonas y grises de polvo,esosmueblesnegrosygrasientos,esascerámicasagrietadas,esosobjetossinnombre,haraposyresiduosqueseextiendenalolargodelasparedeshúmedas.Mibuhardillaestámásdesnuda,peronoesmásfea.Dosventanasaltasyanchas,guarnecidascondelgadascortinasdemuselina,difundenuna luzcrudasobre tantadecrepitud.Aquíapareceunacamaenvueltaconcortinasdesteñidas,unarmarioconespejoempanado

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yconunladoroto,unsofáyunossillonesdeplorablesqueamarilleandesgastados;yunbaño,unamesadedespacho,unamesa,sillas,mueblesdesparejados.Losmueblesdelcomedor,losdeldormitorio,losdelsalón,deldespacho…Elconjuntotienealgopretencioso y sucio que resulta repulsivo. A primera vista podríamos creer queentramos en una habitación honesta; con una segundamirada se observa lamugredebajodelacaobayeldamasco,sepercibeunaimpresióndevicioysuciedad.

Me entristeció el aspecto insalubre de la habitación; respiré con asco ese aireespesoy nauseabundoque apestaba a polvo y a falsos barnices, así como ese oloragrioyasfixiantedelastelasmarchitas,queesidénticoentodoslospisos.

Jacques trabajaba apaciblemente, sentado frente a lamesadedespacho, conuncódigo delante de él. La joven estaba recostada en el sofá, mirando el techo,silenciosayseria.

Jacquesgirósuasientoysucarasemeaparecióaplenaluz.Eraelmismorostrodesiempre:unrostrosoberbioeindiferente;enélsepuedeleerunafuertevoluntadhecha de egoísmo y de frialdad. El hombre se había convertido en lo que el niñoprometía.Nuestroantiguocompañerodebedeserloquesesueledecir«unmuchachopráctico y serio». Tiene una meta en la vida; quiere ser abogado, procurador onotario, y recorre el camino con todo el poder de su tranquilidad. Con el corazóncerrado y la carne tranquila, acepta este mundo sin agradecimiento ni rebelión.Jacquesesunanaturalezahonesta,unespíritujustoqueviviráhonorablementesegúnel deber y las costumbres. No desfallecerá porque no tiene causas por las quedesfallecer;pasarárectoyfirme,porquenotienenadaqueodiarnitampocoamar.Ensusojosclarosyvacíosnoencontréelalma;ensuslabiospálidosnovilasangredelcorazón.

Delantedeestejovenapacibleysonriente,conloscodoshincadosensuslibrosde trabajoy tendiéndomesumanofresca,penséenmí,hermanos,enmipobreser,siempre sacudido por la fiebre de los deseos y las lamentaciones. Yo sólo avanzotrastabillando,notengolaproteccióndeestahermosatranquilidad,deestesilencioenelcorazónyenelalma.Soytodocarneytodoamor;mesientovibrarprofundamente,conlamásmínimasensación.Losacontecimientosmellevan;nopuedoconducirlosnisuperarlos.Mañana,enmividalibre,simeacaecieraheriralmundo,elmundoseapartaríademí,porquehabréobedecidoamiorgulloyamisternuras.Jacquesserásaludadocomoquiensiguiólavíacomún.Nomeatreveríaaafirmarenvozaltaquelavirtudesunacuestiónde temperamento,pero,hermanos,piensoenvozbajaquelosJacquessoncobardementevirtuososenestatierra,mientrasquelosClaudetienenesaespantosadesgraciadellevardentrounaeternatempestad,undeseoinmensodebienquelosagitaylosconduceallendedelosjuiciosdelgentío.

La joven había inclinado la cabeza ymemiraba con la boca entreabierta y losojosmuyabiertos.Sucarateníalablancuratransparentedelacera,conrojecesmatesen lasmejillas; sus labiospálidos, suspárpados fláccidosyoscuros,conferíana su

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rostroelaspectodeunaniñaenfermayresignada.Tienequinceaños,pero,aveces,cuandosonríe,cualquieraledaríaapenasdoce.

Mientras Jacquesme hablaba con su voz lenta, no podía apartarmimirada deaquelrostroconmovedor,tanjovenytanapagado.Habíaenaquellafrentecándidauncansancio y una languidez profundos, la sangre no corría bajo la piel, losestremecimientos de la vida no hacían ya estremecerse aquella carne dormida.¿Nuncahabéisvistoensucunaaunaniñacuyacaralafiebrehaceaúnmásinocente;queduerme con los ojos abiertos y tiene un rostro de ángel dulce y reposado, quesufreyaúnparecequesonríe?Laextrañacriaturaqueteníaantemí,estamujerqueseguíasiendoniña,separecíaasushermanasdecuna.Sóloqueaquí lacompasióneraaúnmayor,alverenunafrentedequinceañostantapurezaytantapalidez;todaslasgraciascándidasdelajovenytodaslasfatigasvergonzantesdelamujer.

Había doblado sus brazos y sostenía con ellos su cabeza languideciente.Desconocíasuhistoria;ignorabaquiénerayloquehacíaallí.Peroentodosuseryoveíalainocenciadesucorazónylavergüenzadesucuerpo;reconocíalajuventuddesusmiradasylavejezprematuradesusangre.Medijequemoriríadedecrepitudconquinceaños,virgendealma.Demacradaydebilitada,seestirabacomounacortesanaysonreíacomounasanta.

Permanecí dos horas largas entre Jacques y Marie, mirando a esos dos seres,estudiandolosdosrostros.Nopodíaadivinarquéhabríaacercadoaesamujeraunhombre como él.Después pensé en Laurence y comprendí que las uniones fatalessucedían.

Jacquesmepareciósatisfechodelaexistenciaquellevaba.Trabajaba,dosificabasusplaceresysusestudios;vivíasuvidadeestudiantesinimpaciencia,inclusoconciertacomplacenciatranquila.Observéqueponíaalgodeorgulloenrecibirmeenunalojamientotanbueno,comosinovieratodalainnoblelenidaddeeselujodemalanota.Por cierto, él nunca fueunvanidosoni un fatuo; pues es demasiadoprácticoparaadolecerdetalesdefectos:sólomehablódesusanhelos,desuposiciónfutura.Tieneprisapordejardeserjovenyvivircomohombreserio.Entretanto,parahacercomohacetodoelmundo,consientealojarseenunpisodecincuentafrancosalmes.Admitefumarybeberunpoco,inclusotenerunaamante…Sinembargo,consideratodo esto comounamoda a la quenopuedenegarse, pero entiendeque en cuantoapruebeelexamenselibrarádesucigarro,deMarieydelacopacomosifueranapartirdeentoncessimplesmueblesinútiles.Calcula,minutoarriba,minutoabajo,lahoraenquetendráderechoaserrespetadoporlagentedebien.

MarieescuchabalasteoríasdeJacquesconunatranquilidadperfecta.Parecíanohabercomprendidoqueellaeraunodelosmueblesqueel jovenabandonaríaensusiguientemudanza.Alapobrechica,sinduda,leimportabapocopertenecerafulanooazutanosiempreycuandotuvieraunsofádondepudieradescansarsusmiembrosdoloridos.

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Dicho sea de paso, Jacques y Marie se hablaban con una dulzura que mesorprendió. Parecían aceptarse y hasta tratarse con deferencia.No era amor, ni tansiquieraamistad;eraunlenguajeeducadoqueevitacualquierconflictoymantieneelcorazón en completa indiferencia. Probablemente Jacques fuera el inventor de eselenguaje.

Alcabodeunahoradeclaróquenopodíaperdermástiempo;volvióasutrabajorogándome que me quedara, asegurándome que mi presencia no le resultaba unamolestiaenmodoalguno.AcerquémisillaalsofáymepuseadialogarenvozbajaconMarie.Estajovenmeatraía,sentíaporellaternurasypiedadesdepadre.

Habla como una niña; ya sea mediante monosílabos, ya sea volublemente, deformaapasionadaysintregua.Lajuzguéconacierto;lainteligenciayelcorazónsecorresponden a sus pocos años, mientras que el cuerpo se hacía adulto y semancillaba. Posee una candidez exquisita que a veces es horrible, cuando con unadulcesonrisaygrandesojosasombradosdejaescaparpalabrasgroserasdesuslabiosdelicados.Nosesonroja,ignorantedelrubor;nopareceserconscientedesímismaysemuevedespacito, sin saberniquiénesniquiénes son lasotrasmuchachas, ésasquesegiranparamirarlacuandoselacruzanporahí.

Pocoapoco,mefuecontandosuvida.Fraseafrase,pudereconstruirestahistorialamentable.Un relatome habría disgustado, pues hubiera dudado de su veracidad.Preferíquefueraellalaqueseconfesarasinsaberlomedianteconfesionesparcialesalazardelaconversación.

Mariecreetenerquinceaños.Ignoradóndenacióyseacuerdavagamentedeunamujer que la golpeaba, seguramente su madre. Sus primeros recuerdos datan delarroyo, cuando recuerda que jugaba y descansaba. Su vida fue un largo callejear,razónporlacualresultaríamuydifícilsaberloquehizohastaquetuvoochoaños,y,cuandolepreguntanrespectoasusprimerosañosdevida,dicenosabernadaporquetuvo demasiadas cosas y demasiado frío. A la edad de ocho años, como todas laspequeñasmendigas,vendía flores.Dormíaentoncesen labarreradeFontainebleau,enungranerograndeyoscuroconunapandilladecriaturasdesuedad,niñasyniños,quedormían apelotonados.De losochoa los catorce años acudió a esapocilga enbuscadesurincóncadanoche;besadaporunos,apaleadaporotros,creciendoenelvicioyenlamiseriasinquenadalaavisaradelpeligroniindignasesucorazón.Yaera infame cuando aún ignoraba que poseía cuerpo y sentidos.Marie había hechomaldadesantesdesabersiquieraqueelmalexistía;metidahoydellenoensuvidadisoluta,manteníasurostrodeniñaquenuncahabíadejadodeservirgeneinocente.Lamancha se instaló en ellademasiadopronto comoparaqueMariepudiera estarrealmentemanchada.

Comprendíaahorael significadodeesteextraño rostro,hechode impudorydeingenuidad,debellezajovenymustia.Meexplicabaesamuchachitacínica,esamujeryagastadaquesemoríaconlaserenidadylablancuradeunamártir.Eraunahijadelagranciudadylagranciudadlahabíaconvertidoenestacriaturamonstruosaqueni

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era niña ni era mujer. En ese ser cuya alma nadie había invocado aún, su almapermanecíadormida.Elpropiocuerpotalvezjamássehabíadespertado.Marieerapues una simple de espíritu y de carne que se entregaba por abandono, quepermanecía pura en el fango, sin saber nada de nada y aceptándolo todo. Aún lapuedoverantemí,yamarchita,yconesasonrisabondadosahablándomeconsuvozunpocoronca,igualquenuestrashermanashablaríanasusmuñecas,ysientoquelacongojaseapoderademicorazón.

Con catorce años, unamujer queno tenía derecho alguno sobre ella la vendió.Ellasedejócomprar,casiofreciéndoseasímismacomoantesofrecíasusramitosdevioletas.Aún tenía lasmejillas sonrosadas y sus risas resonaban con alegría; tuvovestidosdesedayjoyas,aceptólasedayelorocomosimplesjuguetes,querompió,que tirópor laventana.Marievivía asíporqueno sabíaque sepodíavivirdeotromodo;noteníaelsentidodellujoylehubieradadoigualuncuchitrilqueunhotel.Legustabavivir ociosamente,mirando lasmusarañas, con el sufrimientoque ahora ladoblabahaciéndoleamareldescanso,sumidaenunaespeciedeensoñacióndifusadelaqueunaeventualsalidaleproducíainquietudyagitación.Cuandolainterrogabansobreloquehabíavisto,contestabacontonoatemorizado:«¡Nolosé!».

Vivíaasídesdehacíacasiunaño,parandoenpisosamueblados,durmiendoaquíyallásinperderjamássuserenidad.Cuandoleexpresabamisorpresayquenopodíasuperar el desagrado que me inspiraba tal exigencia, ella se quedaba asombrada,comosinopudieracomprenderme.

Una noche, la miseria reapareció.Marie iba caminando hasta el granero de labarreradeFontainebleaucuandosecruzóconJacques.Merelatóaquelencuentroconunavozquenuncaolvidaré,conmiradasquietasensusojosyrisassonorasensuslabios.Ella fuequien lehablóprimero,parapedirleque leofrecierasubrazodadoque reinaba la oscuridad y el adoquinado estaba resbaladizo. Seguramente noalbergaralamenormaliciaensupensamiento.Jacqueslehizopreguntasy,envezdeacompañarla por la carretera de Orléans, la llevó a su casa. Ella se dejó llevar,tranquilamente. Tal vez no se planteara buscar cama, pensando ya en la paja delgranero, pero aceptó las sábanas blancas que le fueron presentadas sin alegría nirepugnancia. Desde ese día había vivido estirada sobre el sofá tanto como le eraposible.

Creí entender que, en su razonar, Jacques había hecho una buena adquisicióntomandoaMarie.Puestoquenecesitabatenerunaamante,éstaleconvenía;lasuyaeraunanaturalezadebilitaday tranquila,queno lo turbaríaen su indiferencia;unamuchachadespreocupadadelaqueselibraríafácilmente;unamujerencantadoraensu palidez que tenía toda la gracia de la juventud sin sus caprichos ni susinconsecuencias. Por lo demás, Marie, aunque enferma, tiene días de vida y dealegría;noestáaúncondenadaapermanecerencamaycuandoríealsolenvueltaensusrizosdorados,resplandeceensubellezahastahacersoñaralmismísimoJacques.

Hermanos,meheexplayadohablándoosdeJacquesydeMarie.

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Permanecídosotreshorasjuntoaellosolvidandomissufrimientosyhequeridovolveraolvidarlosmientrasosrelatabamivisita.Esésteunmundoquedesconocéis,unmundo conmovedor, cuyo estudio es amargo, lleno de vértigos.Yo, que queríapenetrarenloscorazonesyenlasalmas,mesentíatraídoporestasmujeresyestoshombres que viven ami alrededor.Tal vez en el fondo sólo encuentre fango, peroquisiera investigar ese fondo.Viven una vida tan extraña que siempre creo estar apuntodedescubrirenellosnuevasverdades.

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XV

Comemos como y cuando podemos, vendiendo libros viejos o cualquier harapo.Nuestra miseria es tal que he dejado de ser consciente de ella y me duermo casisatisfechoporlasnochescuandomequedanalgunasmonedasparalasdoscomidasdeldíasiguiente.

Heidoyaavariasadministracionesparasolicitarunempleo.Hesidorecibidodemaneramuybruscayhecomprendidoquemeequivocabaalpresentarmepobrementevestido.Medicenqueescribomal,quenosirvoparanada.Tengoquecreerquesuspalabrassondebuenafeyretirarmesinplantearmesiquierauninstantelaposibilidadderobarlessudineroagentestanhonradasponiendoasuserviciomiinteligenciaymivoluntad.

Soyuninútil,taleslaverdadqueheextraídodemisgestiones.Soyuninútilquesólosirveparasufrirysollozar,paralloraramijuventudyamicorazón.Asípues,heme aquí solo en el mundo, rechazado y miserable, sin atreverme a mendigar ysintiéndome más famélico que el pobre que tiende la mano. Vine acunado en unsueñodegloriaydefortunaparadespertarmemetidoenellodo,enplenodesamparo.

Afortunadamente,elcieloessuaveybenigno.Enlamiseriahayunaespeciedeebriedadpesada,unasomnolenciavoluptuosaqueadormecelaconciencia,lacarneyelespíritu.Noperciboclaramentemigradodeindigenciaeinfamia;sufropoco,puesmeamodorroenmihambreymeacurrucoenmiociosidad.

Éstaeslavidaquellevo.Porlamañanamelevantotarde.Lasmañanassonbrumosas,fríasypálidas,laluz

deldíaentragrisy tristepor laventanasincortinasysearrastramelancólicamentepor losazulejosy lasparedes.Experimentounasensacióndebienestarsintiendoelcalortibiodelaropadeabrigoqueamontonosobreellecho.Laurenceduermeamiladoconunsueñoplomizo,conlacaragiradaymuda.Yyo,conlosojosabiertos,con la sábanabajo labarbilla,miro el techonegroatravesadoporuna largagrieta.Caigo en éxtasis ante esta grieta, la estudio, sigo amorosamente con lamirada suslíneasquebradas;lacontemplodurantehorasenterassinpensarennadamás.

Éste sería elmejor instante de la jornada. Tengo calor y duermo amedias. Lacarnesealegrayelespíriturecorreconmolicieestehermosopaísdeladuermevelaenquelavidatienetodaslasvoluptuosidadesdelamuerte.Después,aveces,cuandoestoycompletamentedespierto,meabandonodelamanodealgúnsueño.¡Hermanos,quéinfantildebedesermipobrecorazónparaquepuedayotodavíamentirle!¡Puessí!Sigo soñando,mantengoeste extrañopoderde escapatoria ante la realidadparacrearcon tantaspiezasunmundoconseresmejores.Allí,entredossábanassucias,junto aunamujer feayvergonzante, enmi envilecimiento, enmediodeun cuarto

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oscuro,amenudoveoconmispropiosojosunpalaciohechoíntegramentedemármolydeplata;aunaamanteblancayluminosatendiéndomelosbrazosyllamándomeasuderechasobreeltálamodesedadondedescansa.

Cuandosuenanlasonce,saltodelacama.Elfríohúmedodelosazulejosquemehiela bruscamente la planta de los pies me saca de mis sueños. Siento que estoytiritandoymecubroapresuradamente.Despuéscaminoporlahabitación,yendodelaventana a la puerta, echandounvistazo a lamuralla, que esmi únicohorizonte, yvolviendoamiraraLaurencesinmirarla.Fumo,bostezo, intento leer.Tengofríoymeaburro.

Laurence despierta. Entonces comienzan los sufrimientos. Hay que comer.Deliberamos. Buscamos en el cuarto cualquier objeto para venderlo. A menudorenunciamosalalmuerzocuandoelproblemaesdemasiadodifícilderesolveryestátodo dicho. Cuando encontramos un trapo viejo, unos papeles, cualquier cosa,Laurencesevisteyvaaofrecerladeplorablemercancíaaalgúnrevendedorqueledaochoodiezmonedas.Traeráalgúnpanecilloyalgodecharcutería,quecomeremosdepie,sinhablarnos.

Alosmiserableslosdíassenoshacenlargos.Cuandohacedemasiadofríoynotenemos fuego, nos volvemos a acostar. Cuando el tiempo es clemente, intentotrabajar,intentandofebrilmenterealizarunalaborquenoquieresabernadademí.

Laurencesetumbaenlacamaocaminaconlentitud.Arrastrasuvestidodesedaazul, que parece que llora cuando se arruga con los muebles. Ese andrajo estáamarillento de grasa, desgarrado, con las costuras descosidas, desgastado en lospliegues. Laurence deja que se pudra y que se caiga a cachos, sin limpiarlo niarreglarlo.Se loponedebuenamañana,pueses loúnicoque tiene,y sepaseaasítodo el día, por esta habitaciónmiserable, con el cabello suelto, conunvestidodesoiréedeamplioescotequedejaaldescubiertosuespaldaysucuello.Yestevestido,estasedasuavedecolorazulpálidoqueaúnbrillaenalgunospuntos,esunandrajoinfame,torcido,marchito,lamentable.Unaindescriptibleangustiaanidaenlavisiónconmovedorade estos jironesdeun rico tejidode lujo arrastrado en lamiseria, enestos hombros enrojecidos por el frío. Siempre recordaré a Laurence caminando,vestidaasí,enelcuchitrildecuandomisveinteaños.

Elproblemadelpansehaceterribleyacucianteporlanoche.Comemos…ono.Luego nos acostamos hastiados y adormecidos. Al día siguiente la vida vuelve aempezar,másapremianteyásperacadadíaquepasa.

Desdehaceuna semana, nohevuelto a salir.Undía, cuyasvísperas fuerondeayuno,mequitémichaquetónen laplazadelPanthéonyLaurencefueavenderlo.Helaba.Volvíacasasudando lagotagordademiedoydesufrimiento.Alcabodedos días, mi pantalón siguió los pasos del chaquetón. Ahora estoy desnudo. Meenvuelvoenunamantaparacubrirmeyhagotantoejerciciocomopuedoparaevitarque mis articulaciones se queden tiesas. Cuando alguien viene a visitarme, meacuestoyfinjoestarindispuesto.

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Laurence parece sufrir menos que yo. No siente rebelión alguna, ni intentasustraerse a la existencia que llevamos. Soy incapaz de explicarme a esta mujer.Aceptatranquilamentemimiseria.¿Lohaceporabnegación?¿Pornecesidad?

Hermanos, como os dije, estoy bien, estoy casi dormido. Siento quemi ser sefundeymedejollevarenestapostracióndulcedelosmoribundosquepidenpiedadconvozdébilyacariciante.Notengodeseoalguno,salvoeldecomermásamenudo.Quisieraquemecompadecieran,quemeacariciaran,seramado.Necesitouncorazón.

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XVI

¡Oh!¡Hermanos,sufro,sufro!Nomeatrevoahablar.Sientolavergüenzasubiendopormi garganta; nada puedo hacer salvo llorar, sin dejar por ello de sentir enmicorazónelpesoqueloasfixia.

Lamiseriaessuave, la infamiaes ligera.Yheaquíqueelcielomecastiga,medoblobajounvientoterrible,bajounaheridaimplacable.

Ahora, hermanos, podéis perder toda esperanza: no me quedan peldaños pordescender,acabodeentregarmealabismo,meheperdidoparasiempre.

No me interroguéis. Dejo que mis gritos lleguen hasta vosotros: el dolor esdemasiado agudo para que yo logre asfixiarlos. Pero retengo las palabras en mislabios;noquieroqueosasustéisniquedéisdesoladosporel relatode laespantosahistoriademicorazón.

Decíos solamentequeClaudemurió,queno lovolveréis aver,que todoacabóparasiempre.Prefierosufrirsolo,aúnariesgodemorirdedolorysoledad,antesqueenturbiarvuestrasanta tranquilidaddesgarrándomeantevosotrosymostrándoosmillagasangrante.

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XVII

No.Sufriréis…peromeseráimposibleguardarsilencio.Encontraréalgúnconsueloalmostrarmidesnudezymeapaciguarásaberqueestáisllorandoconmigo.

Hermanos,quieroaLaurence.

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XVIII

Permitid que me arrepienta y añore, dejadme recordar, dejadme revivir toda mijuventudconunamiradaalpasado.

Teníamosdoceañosentonces.Osconocíuna tardedeoctubreenelporchedelpatio del colegio, bajo los plátanos, junto a la pequeña fuente.Erais esmirriados ytímidos.No séqué es loquenosune, tal vez seanuestra debilidad.Desde aquellatarde,caminamos juntos,separándonosdurantealgunashoras,pero tendiéndonos lamanoconmásamistadtrascadaseparación.Séquenotenemosnielmismocuerponielmismocorazón.Vivísypensáisdemaneradistintaa lamía,peroamáis igualqueamoyo.Éstaeranuestrafraternidad.Tenéismisternurasymiscompasiones,osarrodilláisenlavida,buscáisaquiéndarvuestraalma.Comulgábamosenternurasyenafectos.

¿Osacordáisdenuestrosprimerosaños?Leíamos juntos cuentos inverosímiles,grandes novelas de aventuras que nos tenían seismeses comohechizados bajo susencantamientos.Hacíamos versos y química, pintura ymúsica. En casa de uno devosotros,eneltercerpiso,habíaunahabitacióngrande:nuestrolaboratorioynuestrotaller.Allí,enlasoledad,cometíamosnuestroscrímenesdeinfancia,noscomíamoslos racimos de uva colgando del techo, nos jugábamos la vista inspeccionandoretortas recalentadas al rojo vivo, rimábamos comedias en tres actos que aún hoyreleo cuando quiero sonreír. Aún veo aquella gran habitación, con su ventanalinundadodeluzblanca,llenadeperiódicosviejos,degrabadospisoteados,desillasdestartaladas,decaballetescojos.SuvisiónmeresultadulceysonrientecuandomiromihabitacióndehoyyveoaLaurencedepie,enelcentrodelcuarto;Laurence,quemeespantayquemeatrae.

Más tarde, nos embriagamos con los espacios abiertos. Nos atrapó el sanolibertinajedelcampoydelaslargasjornadasdemarcha.Fueunalocura,unarrebato.Estrellamos las retortas, olvidamos los racimos de uva y cerramos las puertas dellaboratorio. Partíamos de madrugada, antes de que amaneciera. Yo venía hastavuestrasventanasparallamarosenplenanocheynosapresurábamosparasalirdelaciudad,conelzurróna laespaldayel fusilalhombro.Nosabríadecirqué tipodepresascazábamos;partíamospaseandoporelrocío,corriendoentrelashierbasaltas,queseinclinabanbajoelpesodesusfrutossecosyapretados;nosrevolcábamosenelcampo como potros fugitivos. El zurrón seguía vacío a la vuelta, pero lospensamientosestabanllenos,yelcorazón,también.

¡Quépoderosatierra,tanásperaytansuavealavezparaquienessesumergieronensusardoresyensusternuras!Recuerdoaquellosamaneceresblancosyhúmedos,casifrescos,queponíanenmiseryenloshorizontesunapazdeinocenciasuprema;

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recuerdoaquellossolespesadosysofocantes,elaireardiente,pesadoycegadorqueaplastabalatierraconsusrayosamplios,quemanabandesdelasalturascomoelorofundido.¡Horavirilyfuertequeconfierealasangreunamadurezprecozyalatierraunas entrañas fecundas!Caminábamos como niños valientes enmedio de aquellosamaneceres y de aquellos soles: jóvenes y ligeros por la mañana, más serios yreservados al atardecer; nos hablábamos como hermanos, compartíamos el mismopan,sentíamoslasmismasemociones.

Las tierraseranamarillaso rojizas,desiertasydesoladas, sembradasdeenjutosárbolesymanojosdispersosdevegetacióndeunverdeoscuroquesalpicabanaquíyallálagranextensióngrisdelallanura;luego,alfondodelhorizonte,ordenadasenun círculo inmenso, colinas bajas, ribeteadas, de tonos azules tiernos o de violetaspálidos recortándose con una pureza delicada sobre el azul profundo del cielo.Guardo aún en mis ojos estos paisajes penetrantes de mi juventud, siento que lespertenezco,queelescasoamorylapocaverdadquequedanenmiseremanandesupasióntranquila.

Algunas veces, bien entrada la tarde, declinando el sol, enfilábamos la grancarretera blanca que conduce hasta el río. Pobre río, delgado como un riachuelo;apretado,turbioyprofundoaquí,peroallíensanchándoseyfluyendocomounmanteldeplatasobreunlechodeguijarros.Siempreelegíamosalgunadesuspozasquelasaguashabíanexcavado,cercanasa la riberaalta,ynosbañábamosbajo losárbolesque nos extendían sus ramas. Los últimos rayos se deslizaban entre las hojassembrando los ramajes sombríos de claros luminosos que se depositaban sobre lasuperficie del río en amplias placas de oro. Sólo veíamos agua y vegetación,rinconcitospequeñosde cielo, la cimadeunamontaña lejana, lasviñasdel campovecino.Yvivíamosasí,metidosenelsilencioyenelfrescor.Sentadosenlaorilla,enla hierba fina, con las piernas colgando y los pies desnudos rozando el agua;disfrutábamos de nuestra juventud y de nuestra amistad. ¡Qué hermosos sueñostuvimos sobreestas riberascuyoscaudalescadadíaarrastranalgunosguijarros!Aligualqueaquellosguijarros,nuestrossueñosfueronarrastradosporlavida.

Aquellosrecuerdossonhoyparamíduroseimplacables.Enalgunosmomentos,enmiociosidad,regresahastamísúbitamentealgúnrecuerdodeaquellaedad;vienehastamíagudoydoloroso,conlaviolenciadeunbastonazo.Sientounaquemaduraatravesarme el pecho. Es mi juventud despertándose dentro de mi ser, desolada ymoribunda.Me cojo la cabeza con lasmanos, reteniendomis sollozos; me hundovoluptuosamenteenlahistoriadelosdíaspasadosydisfrutoensanchandomillaga,repitiéndomeamímismoquetodoaquelloyanoesyquenuncavolveráaser.Luegoel recuerdo desaparece; el relámpago me atravesó y yo me quedo anonadado, sinrecordarapenasnada.

Después,todavíaaesaedadenlaqueelhombredespiertaenelniño,nuestravidacambió.Prefieroaquellashorasprimerasaesasotrashorasdepasiónydevirilidadincipientes; los recuerdosdenuestras cacerías,denuestra existenciavagabundame

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resultan más dulces que la visión lejana de muchachas cuyos rostros quedaronestampados en mi corazón. Las veo pálidas y borrosas, en su frialdad, en suindiferenciadevírgenes:pasaronyyanomereconocían;poreso,cuandohoypiensoen ellas, me digo que ellas no pueden siquiera pensar en mí. No sé por qué estepensamiento hace que me resulten extrañas: no hay intercambio de recuerdos, lasmiro como pensamientos puros, como sueños que acaricié y que luegodesaparecieron.

Permitidmetambiénrecordarelmundoquenosrodeaba,aquellosprofesoresqueeranbuenagenteyquepodríanhabersidomejoressihubierantenidomásjuventudymásamor;aquelloscamaradas,losmalosylosbuenos,queniteníanpiedadniteníanalma,comotodoslosniños.Debodeserunacriaturaextrañaquesólosirveparaamaryparallorarporquemeheemocionadoyhesufridodesdemisprimerospasos.Misañosdecolegiofueronañosdelágrimas.Albergabaenmifuerointernoelorgullodelasnaturalezasamorosas.Yonoeraamado,dadoquesemeignorabaymenegabaadarmeaconocer.Hoynoalbergoyaodioalguno,puesveoconclaridadquenacíparadesgarrarmeamímismo.Heperdonadoamisantiguoscamaradas,aaquellosquemeofendieron, aquienesmehirieron enmiorgulloy enmi ternura.Losprimerosmedieronlasrudasleccionesdelavidaycasilesagradezcosudureza.Entreelloshabíatristes muchachos, imbéciles y envidiosos, que seguramente serán hoy imbécilesredomadosyhombresmalvados.Inclusoheolvidadosusnombres.

¡Oh!¡Dejadquevenganamílosrecuerdos!Enestahoraangustiosa,elrecuerdode mi vida pasada vuelve con una sensación única de compasión y dearrepentimiento, de dolor y de alegría. Siento mis entrañas removerse cuandocomparo todo lo que es con todo lo que ya no es. Lo que dejó de ser es aquellaProvenza,esoscamposampliosyabiertos inundadosdesol; soisvosotros; sonmisllantosymisrisasdeantaño;loqueyadejódesersonmisesperanzasymissueños,misinocenciasymisorgullos.¡Quépena!LoúnicoquepermaneceesesteParís,consulodo;esmihabitación,consumiseria;loqueúnicoquemequedaesLaurence,eslainfamia,sonmisdesvelosporestamujer.

Escuchad:creoqueestosucedióenelmesde junio.Estábamosen lariberadelrío, estiradosen lahierba,mirandoal cielo.Yooshablaba.Acabode recordarmispalabrasdeentonces:hevueltoasentirsurecuerdocomounaquemazón.Oscontabaquemi corazónnecesitabapureza y virginidad; quemegustaba la nieveporque lanieve es blanca y que prefería el agua de los manantiales al vino, porque eracristalina.Osseñalabaelcieloyosdecíaqueeraazuleinmensocomoelmar,claroyprofundo,yqueyoamabaelmaryelcielo.Luegooshablabade lamujer,queyoquería nacida como las flores salvajes contra el viento, cubierta de rocío; que yoqueríaquefueraplantaacuáticaparaqueunacorrienteeternalavarasucorazónysucarne.Osjurabaquesóloamaríaaunavirgenniña,blancacomolanieve,cristalinacomoelaguademanantial,másinmensaymásprofundaensupurezaqueelcieloyelmar.Asímeexplayaba largamenteconvosotros, estremeciéndonosconun santo

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deseo,ávidodeinocencia,deblancurainmaculada,incapazdedetenerestesueñomíoqueascendíaenlaluz.

Poseoamivirgenniña.Está aquíy la amo. ¡Oh! ¡Sipudieseisverla!Tieneunrostrosombríoycerrado,comouncielocubierto;lasaguasfluíanbajasyellasebañóenelfango.Mivirgenniñaestámancilladahastaelextremodequeenaquellosañosnomehubieraatrevidoatocarlasiquieraconmidedopormiedoamorir.Laamo.

Vedcómomerío;disfrutodelextrañoencantodeburlarmedemí.Yo,quesoñabaconellujo,notengosiquierauntrozodetelaparacubrirme;soñabaconlavirginidadyhoyquieroaunamujerimpura.

Enmimiseria, cuandomi corazónhabía sangradoy comprendí que amaba,migargantasecerróyelespantoseapoderódemí.Fueentoncescuandolosrecuerdosse alzaron. No pude expulsarlos, permanecen aquí, implacables, como multitudtumultuosa entrando todos al unísono en mi pecho, quemándolo. No los llamé,vinieron solos y los padecí. Cada vez que me da por llorar, mi juventud viene aconsolarme, pero sus consolaciones redoblan mis lágrimas, pues pienso en estajuventudquehamuertoparasiempreyquejamásvolverá.

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XIX

No puedo callarme, no puedo mentirme a mí mismo. Me había decidido aocultarme mi mal, simular que ignoraba mi herida, con la esperanza de olvidar.Matamosalamuerteavecesensugerminarcuandosecreefirmementeenlavida.

Sufro y lloro. Seguramente hurgando en mi fuero interno encontraré algunacerteza lamentable, pero prefiero saberlo todo antes que vivir así, aparentando unadespreocupaciónquemecuestatantosesfuerzos.

Quisieraconocerhastaquéniveldedesesperaciónhedescendido;quisieraabrirmicorazónyleerlaverdadenél;quisierapenetrarenlaprofundidadesúltimasdemiserparainterrogarloypedirlecuentasrespectoasímismo.Eslomínimo;quesepaalmenos cómo sucedió queme volviera un ser infame. Tengo derecho a sondearmiheridaaunariesgodetorturarmeydescubrirquemecausarálamuerte.

Sientanrudalaborsucedieraqueyomehirieraaúnmásdeloheridoqueestoy,simiamoraumentaraalafirmarse,aceptaréconalegríaestemayordolor,puestoquelaverdad brutal es necesaria para quienes caminan libremente en la vida y sóloobedecenasusinstintos.

Amo aLaurence y le exijo ami corazón explicación de este amor.No la amésúbitamente,comoseamaenlosrelatos.Mesentíatraídopocoapocoyluego,porasídecirlo,quedédisuelto,paraacabarcorroídoyquedarmeencarnevivaporestahorribleheridaencuestióndedías.HoymiserenteroestáafectadoporelmalynoquedayaunasolafibrademicarnequenopertenezcaaLaurence.

Hace un mes yo era libre; Laurence seguía conmigo como quien conserva unmuebleviejopornotirarloalacalle.Ahorametieneatrapado;veloporella,lamirocuandoduerme,noquieroquemeabandone.

Éste erami destino fatal y creo comprender cómo entró el amor enmí. En elsufrimientoyenelabandono,nosepuedevivirimpunementejuntoaunamujerquesufre como tú, que es como tú. Las lágrimas tienen su simpatía, el hambre esfraternal;quienessemuerendehambreconelestómagovacíoestrechanconfuerzasusmanos.

PermanecícincosemanasenlahabitaciónfríaytristeconLaurence,mirándola.Sólolaveíaaella;ellaeramimundo,eluniverso,lavida,elafecto.Delamañanaala noche, tenía antemis ojos este rostro donde creía sorprender pormomentos unrápido sentimiento de amistad.Y yo estaba desnudo y débil; vivía envuelto enmimanta,almargendelasociedad,sinpodersiquierairenbuscademiracióndesol.Ya no esperaba nada, había limitadomi vida a estas cuatro paredes negras, a esterincóndelcieloqueveíaentrelaschimeneas:mehabíaencerradoenmicalabozoyencerradoenéstetambiénmisideasymisdeseosconmigo.Nosésientenderéisesto:

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algúndía,cuandonotengáisnisiquieraunacamisa,comprenderéisqueunhombrepuedaconvertirenunmundovastoycompletolacamaenlaqueyace.

Yendo de la ventana a la puerta fue cuando encontré a una mujer. Laurence,estiradasobreellecho,memirabacaminardurantelargashoras.Encadairyvenir,yo pasaba delante de ella y me encontraba con sus ojos, que me seguíantranquilamente. Sentía esamirada atada amí;me aliviaba enmi hastío; no sabríaexplicarqué íntimayextrañaconsolaciónobteníayoal sabermemiradoporunservivo,porunamujer.Decuandoestasmiradasdebededatarmiamor.Porprimeravezpudepercibirquenoestabasolo;disfrutabadeunaprofundasatisfacciónaldescubriraunacriaturaquepermanecíajuntoamí.

Esta criatura seguramente fuera sólo una amiga al principio. Sucedía que mesentabaenelbordedel lecho,que lehablaba,que llorabasinocultarmis lágrimas.Laurence, a la que tanta abnegación debió de compadecer, me contestó, secó mislágrimas.Ellaseaburríamortalmente,tambiénaellaelsilencioyelfríoacabaronenciertasocasionesporpesarle.Suspalabrasmeparecieronmássuaves,susgestosmásacariciantes;casivolvióaserunamujer.

Llegadoestepunto,mesentísúbitamenteinvadido.Mividaseestrechabadíatrasdía.Latierrasedesvanecía;París,lacapitaldeFrancia,vosotros,mispensamientosymisconocimientos:tododejódeser.EnLaurenceseresumían,paramí,Diosyelser,lo humano y lo divino; la habitación donde ella estaba tenía un horizonteinconmensurable.Mesentíacasi fueradeestemundo,en lamuerte,ni siquierameatrevía ya a pensar que un día pudiera volver a aquella calle cuyo ruido ascendíahasta mí, Era tan poco consciente de la vida que incluso llegué a plantearme laposibilidaddevivir sin comer.Meparecía queLaurenceyyo estábamosperdidos,apartadosdelosseresvivos,transportadosaunlugarignoto,másalládetiemposydeespacios.Nohubiéramosestadomássolosenelfondodelinfinito.

Unatarde,cuandoelcrepúsculollenabaelcuartodeunasombratransparente,yocaminabadespacio,yendocomosiemprede lapuertaa laventana.En laoscuridadcreciente,veíalacabezapálidadeLaurencesobresuscabellosnegrosysueltos;susojososcurosteníanvagosreflejosyellamemirabaasí,tanbellaporelsufrimiento.Me detuve, la contemplé. No sé qué sucedió en mis adentros, mi carne quedósacudida,micorazónseabrióyseapoderódemíungrantemblor:melleguétiritandohastadondeestabaLaurenceparaestrecharlaentremisbrazos.Laamaba.

AmabaaLaurencecontodalafuerzademiabandonoydemimiseria.Padecerelhambrey el frío, vestido conun jirónde lana, sintiéndome abandonadopor todos,pero teniendo unamujer a la que apretar contrami pecho; a la que querer con unamordesesperado.Enlomáshondodelainfamia,habíaencontradounaamantequeme esperaba. Ahora, en el abismo, lejos de la luz, estábamos los dos solos,besándonos,apretándonosunocontraelotro:igualquelosniñosatemorizadosquesereconfortanocultandomutuamente suscabezasenel senodelotro. ¡Quésilencioanuestro alrededor y qué noche! Es tan placentero amar en la soledad, en estos

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desiertos de la desesperación en los que no penetra ruido alguno de la vida. Mesumergí enel fondodel abismodeesta felicidad suprema.AméaLaurencecon lapasiónacariciantequeelmoribundodebeponerensuamorporunaexistenciaqueseleescapa.

Paséochodíasenunaespeciedeéxtasisdoloroso.Metentabalaideadecegarlaventanayvivirentretinieblas.Hubiesequeridoqueelcuartonofueramayorquelabaldosa en la que permanecíamos de pie. No me sentía nunca suficientementemiserable:anhelabaalgunadesgraciaespantosaquemeecharaenbrazosdeLaurencemásdesnudoymássangrante.Misdíastranscurríanenmihundimiento,enmiamoryenmimiseria.Yheaquíqueaméelfríoyelhambre;elcuartosucio,laroñaenlasparedesyen losmuebles; améelvestidode sedaazul, eseandrajo lamentable.Micorazónsequebrabadepurapenacuando teníaaLaurencedelantedemí, llevandopuesto el andrajo, y me preguntaba ansiosamente por medio de qué beso, de quécariciasobrehumanapodríayomostrarlequelaamabaensupobreza.Yestabafelizdenisiquieraestarcubierto.Teníamásfríoysonreíamás.Recuerdoestosprimerosdías como un sueño. Veo la buhardilla más desordenada y más negra que decostumbre.Perciboesteaireespesoyasfixiantequelaventananorenovaba,nosveoiguales que sombras, vestidos con andrajos, besándonos, viviendo en nosotrosmismos.

Sí.Laamo.Laquieroconpasión.Me interrogoymi sermecuenta lahorriblehistoria, cómo sucedió.Agrandé la herida, ahora que he hurgado enmis adentros,ahoraqueconozcolarazónylaprofundidaddemiamor,sientoquetengomásfiebre,unapasiónmáscrudaymásloca.

HastahacepocomeindignabasóloelpensarqueamabaaLaurence.Miorgullohabrámuerto, dado que esta idea ya no se presenta siquiera. He descendido hastadondeLaurence.Ahoralacomprendo:noquieroqueseaalguiendistintadequienes.Hayuna alegríamórbida en decirte que estás en el fango, que estás a gusto y queseguirásmetidoenél.Contantamayorpasiónbesoaestamujerporserellamásvilyestar más mancillada. En esta desesperación subyace una especie de sarcasmoamargo de mi amor; siento la ebriedad del mal, la demencia del abandono y elhambre.Me revuelco ampliamente en la inmundicia para insultar la luz que tieneenloquecidamialmayhastalacualnopuedoascender.

¿Nooshablabaderedenciones?YoqueríaqueLaurencevolvieraaservirgen…¡Tonterías! Era tantomás fácil que yome volviera indigno.Hoy nos amamos. Lamiserianoshizonoviosynosunimosenmatrimonioconlaagonía.AmoaLaurencefeaeimpura.AmoaLaurenceensusjironesdeseda,ensumoliciebrutal.Noquieroa otra Laurence que no sea ésta; no quiero un alma blanca e inocente y un rostrosonrosado.

Desconozcoloquepiensamicompañera;sidisfrutademisbesososimisbesoslaagobian.Estámáspálidaymásseria.Conloslabiosapretados,losojosgrandes,lafaz enmudecida,me devuelvemis caricias con una especie de fuerza contenida.A

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vecesparecehastiadacomosiestuvieradesanimadaporlabúsquedadealgoquenoencuentra, pero de inmediato parece volver a sus quehaceres y a seguir buscando,mirándomecaraacara,consusmanosenmishombros.Porlodemás,sigueteniendoel mismo cuerpo quebrado, la misma alma oscura, sigue durmiendo con los ojosabiertos y se despierta sobresaltada cuando rozo sus labios con los míos. Con miprimerbeso,parecióextrañarse,peroluego,durantedossemanas,vivióunavidamásjoven,másactiva;desdehaceunosdíashavueltoacaerensusueñoeterno.

Nomeimporta.AúnnosientolanecesidaddeseramadoporLaurence.Estoyenesteestadiodeegoísmosupremodelamorqueseconformaconsuspropiasternuras.Amo, no deseo nada más que eso; me abandono en el seno de esta mujer; mereconfortoenestaconsolaciónúltima.

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XX

AyerhuboveladadefiestaencasadeJacques.Pâquerettesepresentóporlatardeparaavisarnosdequenuestrosvecinosnosesperabanalasonceparacenar.Clavadoen mi cama, no quise rechazar el convite, deseoso por proporcionar a Laurencealgunadistracción.

Una vez nos quedamos solos, debatimos la cuestión acuciante del pantalón. SedecidióqueLaurencemecortaríaunaespeciedepantalóncortoenunretaldesargaverde que debía estar harto de permanecer tirado por el suelo. Laurence se pusomanos a la obra y dos horas después yo estaba disfrazado de estibador, con unacamisadeunblancodudosoyunjiróndedamascoenlacintura.

Laurence se puso luego a limpiar su vestido tanto como pudo con un trapomojado.Loplanchóestirandolatelayfrotándolasobreunadesusrodillas; inclusollevósusesfuerzosporarreglarlohastacoserlealrededordelasmangasyelescoteunencajeblancoamarillentoyarrugado.

Nuestraentradafuetriunfal.JacquesyMariefingieroncreerqueeraunabromaynos aplaudieron como si fuésemos actores que lograban el efecto que queríanproducir. Sentía alguna vergüenza y sólo estuve a gusto cuando dejaron de prestaratenciónamipantalóndesargaverde.

Nos encontramos allí a Pâquerette instalada en un sillón. No sé cómo estaancianitahabíaconseguidopenetrarencasadeJacques,queesun jovenmuchachofríoypocohablador.Laanciana tieneunaagilidadde serpiente,unavozmelosaytemblorosa,capazdeforzar laspuertasmejorcerradas.Por lodemás,parecíacomoen su casa, repantingada con devoción, llevando a sus faldas sus manos secas yechando hacia atrás la cabeza, abriendo y cerrando sus ojos grises perdidos en lasarrugasdesurostro.Parecíadisfrutaranticipadamentelasgolosinasdepositadasjuntoaellasobreunamesita.

Marie,quesehabíalevantadoanuestrallegada,sevolvióasentarenunaesquinadel sofá; con el rubor, los colores de sus mejillas lucían más vivos y ella reíamostrando sus dientes blancos. Jacques, delante de la chimenea, la escuchaba conseriacomplacencia,comosiempre,peroafectuoso,casisonriente.

Nos presentaron unas sillas. La habitación estaba generosamente iluminadagraciasadoscandelabrosdecincovelas,ambossobrelamesita.Esamesaatestadadebotellas y de platos se había quedado contra la pared esperando a que llegara elmomentodesituarlaenmediodelahabitación.Lascortinasdelacamahabíansidoestiradas, los suelos, los paños, los muebles parecían haber sido enjabonados ylavadosconmimo.Estábamosatodolujo,enungranfestín.

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Ibaaasistirporprimeravezaunadeestascenasconlasqueantañohabíasoñado,comobuenprovinciano.Mesentíatranquilo,descansado.Laurencesonreía;yyoerafelizporsualegría.Enelbrillodelasvelas,enlavisióndelasbotellasenrojecidas,en los platos llenos de pasteles y de embutidos, en las sensaciones de un cuartocerrado y luminoso, tibio con perfumes indefinibles, hay una especie de bienestarfísicoqueadormeceelpensamiento.Micompañera,conloslabiosabiertos,sindudarecordabaconellooloresconocidos.Yomismosentíamisangrefluirmáscalienteymásrápidapormiscarnes.Experimentabalanecesidaddereírydebeberdemandadapormicuerpo,alqueescuchabavivir.

Por lo demás, el cuarto estaba tranquilo, los estallidos de alegría atenuados, laorgíaerahonestaydecente.BebimosunvasodevinodeMadeiracharlandoconlamayortranquilidad.Aquellapazmeimpacientaba;estuveapuntodegritar.LasdosjóvenessehabíansimadoalladodePâquerettehablandoenvozbaja.Escuchabalavozrotadelaancianacomounmurmullo,mientrasJacquesmeexplicabalacausadeaquellagala.Acababadesuperarconéxitounexamenycelebrabaelacontecimiento.Me pareció más expansivo, menos hombre práctico; se abandonaba algo más,olvidando dar prioridad a su posición futura, e incluso llegó a hablarme de sujuventud.Adecirverdad,Jacquesestabaebriodealegría;consentíaenhacerellocoporqueacababadesubirunpeldañomáshacialasensatez.

Finalmente,nossentamosalamesa.Esperabaaquelmomento.Llenémivasoybebí.Teníaunhambreatroz,puessobrevivíademendrugos,perodespreciépastelesyembutidosparaconcentrarmeenelvino, tintooblanco.Nobebíapornecesidaddeebriedad; bebía por beber, porqueme parecía que estaba allí para vaciarmi vaso.Cumplíaconcienciayexperimentéalegríaalsentirquemismiembroslanguidecíanpocoapocoymipensamientoseenturbiaba.

Alcabodemediahora,lasllamasdelasvelaspalidecieronysedesparramaron:elcuartosevolviórojo,deunrojodifusoytembloroso.Mirazónvacilantesereafirmóde forma extraña y fue apoderándose de ella una espantosa lucidez. Estaba ebrio;debíadellevarenmicaralamáscaradelaturdimiento,lasonrisaidiotadelborracho,pero en el fondo de mi inteligencia me sentía tranquilo y sensato; razonaba encompletalibertad.Fueaquéllaunaebriedadterrible:padecíalamoliciedemicuerpo,muriéndose de extenuación, y el vigor de mi alma, que veía y juzgaba todoincansablemente.Conel ruidode losvasosy los tenedores,mientras lasmujeresyJacques reían charlando, yo, con un codo en lamesa, losmiraba. Sus rostros, suspalabrasllegabanhastamíenunasensaciónnetayclara,dolorosaporsuagudezayporsupenetración.Miamorseguíaestandodentrodemí,turbandoycambiandomiser, pero el anciano filósofoque razonaba acababadedespertar.Disfrutaba conmiebriedadyconmiLaurenceaunsiendoconscientedequeeransendoslodos.

Jacques estaba sentado ami izquierda, aunque no sabía si había sido capaz deembriagarse, pero fingía aquella sinrazón. Delante de mí tenía a las tres mujeres;Marie, a mi derecha, luego Pâquerette y Laurence, que estaba a la izquierda de

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Jacques.Mismiradassequedaronfijasenesas tresmujeresquesemepresentabanconrostrosysonidosensusvocesnuevas.

No había vuelto a ver a Marie desde el día que la vi sobre el sofá, blanca ylánguida. En aquella ocasión podría haber pasado por una chica que se moría devirginidad.Ahora,conelpelosueltoylacabezaencendida,deunvioletapálidoenlas mejillas, agitaba sus brazos desnudos con la fiebre de una niña ignorante quereacciona con su primera voluptuosidad. Me perdía en los fulgores de esta jovenfrente.

Algoconmovedore inexpresableemanabadeestacriaturaquesedespertabadesuagoníaparareírybeber,para intentarsaborear lasangustiasvoluptuosasdeestavidaqueyahabíavividosinellasaberlo,porsuinocenciadeniña.Viéndolaasí,eneldesconciertodemiebriedad,despeinadayestremecida,conlosojosardientesy loslabioshúmedos,meparecíaestarviendoaunamoribundaqueescuchasúbitamente,ensulechodemuerte,lavozdesussentidosydesucorazónyque,dubitativa,sinsaber qué hacer con ese momento supremo, no quiere morir sin antes habercontentadosusdifusasaspiraciones.

Laurence también estaba animada. Estaba casi hermosa de impudicia. Su carahabíaadquiridounafranquezacasiviciosa,queconferíaacadaunodesusrasgosunainsolencia suprema; el rostro entero se estiraba en grandes planos cuadradosatravesados por líneas profundas que cruzaban nerviosamente las mejillas y lagargantaenmasasfuertesydesdeñosas.Estabapálidayhabíaalgunasgotasdesudorensufrente,en las raícesde loscabellos,queseerguíanenhiestossobresucráneobajoyaplastado.Repantingadaensusillón,conexpresiónmortecinayconvulsa,losojosnegrosyvivos,lapercibíacomounaimagenterribledelamujerquesopesaraensu mano todas las voluptuosidades, y que ahora las rechazaba por parecerledemasiado ligeras. A veces creía que me miraba encogiéndose de hombros y,sonriendocompasivamente,laescuchabadecirme:«Mequieres,¿verdad?¿Peroquéquieresdemí?Micuerpoestádifuntoynuncatuvecorazón».

Pâqueretteestabaaúnmásdelgadaymásarrugada.Surostro,comounamanzanaseca, parecía haberse arrugado aúnmás y había adquirido un tono pálido de colorterroso.Losojosnoeranmásquedospuntosbrillantes.Balanceabalacabezasuaveyamablemente,parloteandocomounorganillodestemplado.Disfrutabaademásdeunperfectososiegoaunquehubierabebidoycomidoellasolatantocomonosotrostres.

Lasmirabaatodasellas.Laturbacióndemicerebrolasaumentabadetamaño,lashacía oscilar de forma extraña ante mí. Me decía a mí mismo que toda lalicenciosidad estaba reunida allí: la licenciosidad joven y despreocupada; lalicenciosidadmaduraensufranqueza,lasinceradepravaciónquehaenvejecidoyqueahoraviveconelpeloblancodesuinfamiapretérita.Porprimeravezveíaaaquellasmujeres juntas, codo con codo. Ellas solas eran todo un mundo. Pâquerette lodominabatododesdesuancianidad,presidía,llamaba«hijasmías»alasdospobresdesgraciadas que la acariciaban. Había, sin embargo, alguna cordialidad, cierta

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fraternidad entre ellas; se hablaban como hermanas sin pensar en la diferencia deedad.Mismiradasveladas confundían las tres cabezasyyano sabíadequé frentecaíanloscabellosblancos.

Jacquesyyoestábamosfrenteaellas.Éramosjóvenes,celebrábamoseléxitodela inteligencia. Estuve a punto de salir, hermanos, e ir corriendo hasta vosotros.Después estallé en una carcajada, fuerte, sin duda, pues las mujeres me miraron,sorprendidas.Medijequetalsería,deahoraenadelante,elmundodondemetocaríavivir.Cerré los ojos y vi ángeles de largosvestidos azules ascendiendo enuna luzpálidachisporroteante.

La cena había sidomuy alegre.Cantábamosy charlábamos.Meparecía que lahabitaciónestaballenadeunhumoespesoquemeapretabalagargantaymeescocíalosojos.Luegotododabavueltas.Creíqueibaadormirmecuandoescuchéunavozlejanaquegritabaconsonidodecampanaagrietada:

—¡Tenemosquebesarnos,tenemosquebesarnos!EntreabrílosojosyviqueaquellacampanaagrietadaeraPâquerette,queacababa

deponersedepieensusillón.Agitabalosbrazosriéndoseconvulgaridad.—¡Jacques,Jacques!—gritaba—.BeseaLaurence.Esunabuenamuchachaque

leentregoparaque laentretenga.Y tú,Claude,pobreniñodormido,besaaMarie,queteamayqueteofrecesuslabios.Vamos,vamos.Besémonos,besémonos.¡Ahoralovaisaver…!

Ylaviejasaltóalsuelo.Jacques se inclinó y dio un beso a Laurence, que se lo devolvió.Yome volví

entonceshaciaMariequemeesperabaconlosbrazosextendidosylacabezaechadahaciaatrás.Ibaabesarlaenlafrentecuandodoblóligeramenteelcuellohaciaatrásymeofreciósuboca.Laluzdelasvelascaíaensurostro.Conmisojosenlossuyos,pudepercibirensumiradatanclara,deunazultanpuro,algoquemepareciósersualma.

Dado queme había inclinadomirando el alma deMarie, sentí sus labios fríosposarseenmicuello.Mevolví;Pâqueretteestabaallí,riéndose,golpeandosusmanossecas.HabíabesadoaJacquesyveníaahoraabesarmeamí.Melimpiéelcuello.

Sonaron las siete, una claridad pálida anunciaba el día.Nos lo habíamos dichotodo; sólo nos quedaba separarnos. Cuando me disponía a salir, Jacques me echósobreloshombrosunpantalónyunchaquetónquenisiquierasemeocurriórechazar.Pâquerettesubiódelantenuestroestirandosubrazoenjutoquesosteníauncandil.

Cuando estuvimos acostados, pensé en los besos que habíamos intercambiado.MiréaLaurenceycreíverensuslabiosrojosloslabiosdeJacques.Creíateneraúnfrenteamí,enlasombra,elfulgorazulqueardíaenelfondodelosojosdeMarie.No sé qué extraño escalofrío se apoderó de mí ante los vagos pensamientos queacudieronamimente,ymedormíconunsueñofebril.Mientrasdormía,sentíaenmicuellolasensaciónfríaypenosadelabocadePâquerette:soñabaquemepasabala

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mano sobre la piel y que no podía eliminar el tacto de aquellos labios que mehelaban.

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XXI

El domingo, al abrir la ventana, vi que la primavera estaba de vuelta, el aire seentibiaba aún estremecido; podía sentir en los últimos escalofríos del invierno losprimeroscaloresdel sol.Aspiréampliamenteestecaudaldevidameciéndoseenelcielo;seapoderódemíunagranalegríaoliendoestosperfumescálidosyalgoacresqueascendíandelatierra.

Concadaprimaveramicorazónrejuvenece,micarnesehacemásligera.Todomicuerpo experimenta purificación. Ante este cielo pálido y claro, de una blancuracegadora con el levante, mi juventud se había despertado. Miré la gran muralla:estaba limpia y clara; algunas briznas de hierba crecían entre las piedras.Miré lacalle: sus adoquines y sus aceras se volvían blancas; las casas, que la lluvia habíalavado,reíanalsol.Lajovenestaciónotorgabasualegríaatodaslascosas.Crucémisbrazosydespués,girándomeconfuerza,gritéaLaurence:

—¡Despierta,despierta!¡Laprimaveraestáaquíynosestállamando!Laurence se levantó mientras yo iba a pedirles prestados un vestido y un

sombreroaMarieyveinte francosa Jacques.Elvestidoerablancoy sembradoderamilleteslilas;elsombreroestabaadornadoconamplioslazosrojos.

HiceapresurarseaLaurence;yomismolapeiné,teníaprisaporestaralsol.Enlacalle,caminérápidamente,sinlevantarlacabeza,ansiosoporllegarhastalosárboles.Escuchabaconunaespeciedeemocióncontenidaelruidodelasvocesydelospasos.En el jardín de Luxemburgo, ante grandes macizos de castaños, mis piernasdesfallecieronymetuvequesentar.Hacíadosmesesquenosalíadecasa.Permanecíallí, sobre un banco, durante un largo cuarto de hora para sumergirme en lavegetación joven, en el joven cielo. Procedía de una noche tan oscura que laprimaveramedeslumbraba.

EntoncesledijeaLaurencequeíbamosacaminarmucho,muchorato,hastaqueyanopudiéramosseguircaminando.Caminaríamosasí,enelairetibio,húmedoaúnpor las hierbas, a pleno sol.Laurence, que también se despertaba, se levantóymearrastróapasosapresurados,comounniño.

Seguimosporlaruedel’Enferylarouted’Orléans.Lasventanasestabanabiertasyveíamosmuebles.Habíahombresataviadosconblusasblancas,enlaspuertas,quecharlabanfumando.Delastiendassalíanestallidosderisa.Todoloquemerodeaba,calles,casas,árboles,cielomeparecíahabersidolavadoconesmero.Loshorizontesestabanlimpios,comonuevos,depurezaydeluz.

En las fortificaciones nos encontramos las primeras hierbas, cortas aún,esparcidasenampliasalfombras.Descendimosporelfosoqueseextendíaalolargodelasaltasmurallasgrisessiguiéndolasporsusángulos.Aunladoquedabaelmuro

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pálido y al otro estaba el talud verdecido. Avanzamos por él como por una calledesierta y silenciosa que no tuviera casa alguna.En algunos rincones, los rayos seamontonaban haciendo crecer grandes cardos que poblaban miríadas de insectos,escarabajos,mariposas,abejas…Estosrinconessontodozumbidoycalor.Peroporlamañanaeltaludarrojasusombra;caminamossinruidosobreuncéspedapretadoy,delante de él, veíamos una estrecha franja de cielo sobre la que destacaban unosárbolesenjutosquedominanlamuralla,llenosdeluz.

Losfososde las fortificacionessonpequeñosdesiertosen losqueamenudohevenido a solazarme.El horizonte estrecho, la sombra y el silencio, que hacenmásperceptible elmurmullo sordo de la urbe y los clarines de los cuarteles vecinos loconvierten en un lugar apreciado por los chiquillos; para los niños pequeños, perotambiénpara losniñosgrandes.Estásahímetido,enunagujeroa laspuertasde laciudad,sintiéndolalatiryestremecerse,perosinverla.DurantemediahoraLaurencey yo nos conformamos con este barranco, que nos hacía olvidar las casas y loscaminosabiertos:estábamosamilleguasdeParís,lejosdecualquiernúcleohabitado,viendosolamentepiedras,hierbasycielo.Luego,casiasfixiados,ávidosdellanuras,remontamoseltaludcorriendo.Elcampoabiertoseextendíaantenosotros.

Nos hallábamos en los solares de Montrouge. Estos campos, erosionados yembarrados, padecen la aflicción de una desolación eterna, demiseria, de lúgubrepoesía.Aquíyallá,latierranegrabostezahorrorosamente,mostrando,comoentrañasabiertas, antiguas canteras abandonadas, pálidas y profundas. Ni un árbol en elhorizonte,bajoymortecino,dondedestacanúnicamentelasgrandesruedasdeheno.Lastierrastienenunaspectosórdidoeindescriptibleyestáncubiertasderesiduossinnombre. Los caminos giran, se hunden, se estiran conmelancolía. Construccionesnuevas en ruinas, montones de escombros se nos ofrecen en cada curva de lossenderos.Todoescrudoa lavista: los terrenosnegros, laspiedrasblancas,elcieloazul.Todoelpaisaje,consuaspectoenfermizo,susplanossúbitamentecortados,susllagasabiertas,tienelatristezaindecibledelospaisajesdesgarradosporelhombre.

Laurence, que se embelesaba en los fosos de las fortificaciones, se acurrucócontra mi pecho cuando cruzábamos el llano desolado. Caminamos en silencio,volviéndonos de vez en cuando para ver París rugiendo en el horizonte. Luegonuestrasmiradas se volvían hacia nuestros pies, evitando los agujeros,mirando elalmaentristecidadeestellanocuyasheridaselsolmostrabaentodasucrudeza.Alláestaban las iglesias, los panteones, los palacios reales; aquí las ruinas de un sueloremovidoenelquesehurgóyrobóparaconstruirtemplosaloshombres,alosreyes,a Dios. La ciudad explicaba el llano. París tenía en su umbral la desolación queoriginatodagrandeza.Noconozconadamásmortecinonimáslamentablequeesosdescampadosquerodeanlasgrandesciudades;yanosoncampo,perotampocohanllegadoa ser ciudad; sonpolvos,mutilacionesde loshombres,queno tienenyaelverdor,perotampocolamajestuosidadserenaqueDiosotorga.

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Teníamosprisaporhuir.Laurenceseheríalospiesyestabaatemorizadaporestedesorden,porestamelancolíaquelerecordabannuestrocuarto.Yoencontrabaaquímiamor:mividaenturbiadaysangrante.Apresuramoselpaso.

Descendimosporunacolina,elríoBièvrefluíaalfondodeunavaguadaazulonayespesa.A lo lejosalgunosárbolesbordeabanelarroyo,grandescasassombríasysolitarias,atravesadaspor inmensasventanas,seerguían lúgubremente.Lavaguadaes más exasperante que el llano. Es húmeda, grasienta, pestilente. Los curtidoresproducenoloresacresyasfixiantesyconviertenlasaguasdelBièvreenunaespeciede cloaca a cielo abierto, que exhalaunolor fétidoypoderosoque se adhiere a lagarganta. Ya no es la desolación mortecina y gris de Montrouge: es el aspectorepugnantedeunarroyonegrodebarroydeinmundicias,pestilente.Algunosálamoshan crecido poderosamente en este estercolero y allá arriba, sobre el claro cielo,destacan las largas líneas blancas del hospital deBicêtre, esa espantosa casa de laenfermedad mental y de la muerte que domina dignamente el valle innoble ymalsano.

Fuipresadeladesesperaciónymepreguntésinoacabaríadeteniéndomeallíparapasareldíaalbordedelacloaca.NopodíasalirdeParís;eraincapazdeescapardelarroyo. Incluso en los campos, la suciedad y la infamia me perseguían: las aguasestabancorrompidas,losárbolesteníanunasaludmórbida,misojossoloveíanllagasy sufrimientos. Éste debía de ser el campo queDiosme reservaba ahora. Vendríahastaaquí todos losdomingos,conLaurencedemibrazo,parapasearaorillasdelBièvre,porlariberadeloscurtidores,ahablardeamorenestacloaca;vendríaalahora de mediodía para sentarme con mi amada sobre la tierra grasienta, parasumergirmeenelabismodeestacriaturamuerta,enesavaguadasórdida.Medetuveaterrado,dispuestoavolveraParíscorriendo,yentoncesmiréaLaurence.

Laurenceteníaelrostroderrumbadodemiseriaydevejez.Aquellasonrisasuyaal partir se había desvanecido. Parecía fatigada y aburrida, miraba a su alrededortranquila, sin asco.Creí verla en nuestra habitación y comprendí que aquella almaadormecidanecesitabamássol,unanaturalezamásdulce,parapoderyodevolverlesusquinceaños.

Entonces la así con fuerza del brazo sin permitirle que volviera la cabeza y laarrastré remontando la ladera, siempre en línea recta, siguiendo las carreteras,cruzando los prados, buscando la primavera, joven y virgen. Durante dos horascaminamos así, en silencio y rápidamente. Cruzamos dos o tres pueblos: Arcueil,Bourg-la-Reine,creo.Recorrimosasímásdeveintesenderos,entremurosblancosysetos verdes.Después, cuando acabábamos de saltar un fino riachuelo en un vallellenode follaje,Laurence lanzóungrito infantil, una carcajada, y se escapódemibrazo,corriendoporlahierbacompletamentealegreeingenua.

Estábamosenungrancuadradodecéspedsembradodeárboles,deálamosaltosqueascendíancomounchorromajestuosoysebalanceabanlánguidamenteenelaireazul.Elcéspederaabundanteyespeso;negroalasombraydoradoalsol,yparecía,

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cuandoelvientoagitabalosálamos,unampliotapizdesedaconreflejoscambiantes.A su alrededor se extendían tierras labradas cubiertas de arbustos y de plantas: elhorizontenoeramásquehojas.Unacasablanca,bajayalargadaserefugiabaenelumbral de un bosquecillo de árboles vecinos y destacaba alegremente entre tantoverde.Alolejos,másarriba,aorillasdelcieloyatravésdelassombras,podíamosverlosprimerostejadosdeFontenay-aux-Roses.

El verdor había nacido anteayer y contenía frescores, inocencias de virgen; lashojas jóvenes, pálidas y tiernas, en macizos claros, parecían un encaje ligero ydelicado depositado sobre el gran velo azul del cielo. Incluso los troncos, viejostroncos rugosos, parecían como reciénpintados y habíanocultado sus heridas bajounosmusgosnuevos.Eraunacanciónuniversal,deunaalegríafrescayacariciante.Laspiedrasylosterrenos,elcieloylasaguas,todoparecíalimpioyvigoroso,sanoeinocente. El campo infantil, verde y dorado bajo el amplio horizonte cerúleo, reíabajolaluz,ebriodesavia,dejuventud,devirginidad.

Yenmediodeestajuventud,deestavirginidad,corríaLaurenceenunaplenaluzllena de savia. Se había sumergido en la hierba, en un abismo de aire puro; habíarecobrado sus quince años en el seno de este campo que aún no había cumplidoquincedías.Lajovenvegetaciónrefrescabasusangre, los jóvenesrayoscalentabansucorazónyenrojecíansusmejillas.Todosuserdespertabaconestedespertardelatierra,cuandolatierrarecobrasuvirginidadylaestaciónestemplada.

Laurencecorríaalocadamente,ágilyfuerte,comosilallevaraenvolandaslavidanueva que cantaba en su ser. Se estiraba y se levantaba con viveza, estallando enrisas,agachándoseparacogerunaflor,paradespuéshuirentrelosárbolesyregresarardiente, sonrosada. Todo su rostro estaba animado; sus rasgos distendidos,aligerados,conteníanunaexpresiónalegre.Larisaerafranca,lavozsonora,elgestoacariciante. Sentado contra un árbol, yo la seguía con lamirada, tan blanca en lahierba,conelsombrerosobresusespaldas.Disfrutabaconlavisióndeaquelvestidolimpioyligeroquellevabacastamenteyqueleconferíaelaspectodeunacolegialadeinternadoturbulenta.Veníacorriendoamí,metirabagavillatrasgavillalasfloresque recogía: margaritas y botones de oro, glicinas y muguetes, y se marchaba denuevo,deslumbrantealsol,pálidaytransparentealasombra,comozumbandoenlaluz,incapazdedetenerse.Llenabaaquellashierbasyhojasderuidoydemovimiento;poblaba este rincón perdido de primavera, que había ganado vida y claridad desdequeestaniñablancasepusieraareírenlavegetación.

Fresca,enrojecida,vibrante,Laurencevinoasentarseamilado.Estabahúmedaderocío;sussenosseelevabanrápidos,llenosdeunalientojovenyfresco.Exhalabatodaellaunaromadehierbaydesalud.Porfin,teníajuntoamíunamujerquevivíaconamplitud,conpureza,mirandodefrentelaluz.MeinclinéybeséenlafrenteaLaurence.

Cogía las floresdeuna enunay las agrupaba enun ramo.El sol ascendía, lassombraseranmásoscurasyanuestroalrededorreinabaungransilencio.Acostadode

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espaldasmirabaelcielo,mirabalashojas,mirabaaLaurence.Elcieloeradeunazulmatey lashojas,ya languidecientes,seadormecíanalsol.Laurence,con lacabezainclinada,máscalmadaysonriente,seafanabaconmovimientosvivosyágiles.Yono podía apartarmimirada de aquellamujer recostada ymedio perdida entre susfaldas,conunasombradoradaenlafrentequesemeaparecíainocenteyactiva,conlaplenituddelosquinceaños.Experimentabaconestepensamientoquelaprimaveraestabaenmí,amialrededor,yqueLaurenceeravirgen;meperdíaenesaensoñacióndelapureza,demiamanteydelaalturademiamor.Porfin,amabaaunamujer,estamujerreía,estamujerexistía;teníabuencolor,laalegríafrancadelajuventud.Losdíaspasadoserancosadelpasado:elporvenir reaparecíaenunrefulgir tranquiloyespléndido.Missueñosdevirginidad,miamorporlaluz,ibanaversecolmadosenestahoraenquecomenzabaunavidadeéxtasisydeternura.Nisiquierarecordabayael río Bièvre, esa cloaca negruzca a cuyas orillas había yo sentido la espantosatentación de sentarme y de besar a Laurence. Ahora quería habitar aquella casablanca, enmarcada por un bosquecillo de árboles, y vivir allí para siempre conmiamiga,conmiesposa,enelrocío,enelsol,enelairepuro.

Laurenceacababadeatarsuramilleteconlaayudadeunabriznadehierba.Eranya las once y aún no habíamos comido nada. Tuvimos que alejarnos de aquellosárbolesbajolosquemialmahabíaamadoporvezprimerayponernosabuscarunaposada. Caminé a través de los campos, por senderos estrechos que bordeabansembradosdefresas.Laurencemeseguía,sujetándoselasfaldasydespistándoseencada seto. De pronto, saliendo de una revuelta en el camino, encontramos lo quebuscábamos.

ElCoup du milieu, la posada con merendero a la que accedimos, está en unpliegue del terreno entre Fontenay y Sceaux, muy cerca del estanque de Plessis-Piquet.Desdeelexteriorsóloseveunchorrodevegetación,unaveintenadeárbolesque crecieron soberbios; los domingos, de este nido inmenso brota un ruido detenedoresycuchillos,derisasydecanciones.Unavezdentro,cuandofranqueamoslapuertacoronadaporunamplio letrerofijadoenoblicuoydescendimosunsuavedesnivel, nos hallamos en una avenida ensombrecida por los follajes, jalonada porbosquecillosaderechaeizquierda;cadaunodeellosestádotadodeunalargamesaydosbancosancladosenelsuelo,enrojecidosyennegrecidosporlalluvia.Alllegaralfinal, la avenida se ensancha en un claro, donde un columpio aparece suspendidoentredosárboles.

Los bosquecillos estaban silenciosos y desiertos. Dos hombres en blusa azul,campesinos, se balanceaban; un hombre gordo permanecía solemnemente sentadosobresusposaderasenmediodelaavenida.Laurenceyyonossentamosalamesabajounabóvedavegetal,enunamesagrandedeveintecubiertos;eracasidenochebajolashojas,elfrescorerapenetrante.Alolejos,veíamosentrelasramaselcampodeslumbrante de sol, adormecido bajo los primeros rayos. Las acacias del macizo

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habíanflorecidoundíaantes,losaromasdulcesysuavesdesusracimosllenabanelairetranquiloyacariciante.

Nospusieronunaservilletaenunextremodelamesaamododemantelyluegonos sirvieron loquehabíamospedido; costillas,huevos,yanimeacuerdo.Elvinocontenido en una jarrita de gres azulón sin duda arañaba el gaznate; algo rudo yáspero,abríamaravillosamenteelapetito.Laurencedevoraba;noleconocíaaquelloshermosos dientes blancos hambrientos mordiendo el pan con grandes risotadas.Nuncacomícontantasganas.Mesentíaligerodealmaydecuerpo;mesorprendíapensando en mis días de estudiante, cuando nos bañábamos en el riachuelo yalmorzábamosentre lashierbasde laorilla.Megustabaaquelpañoblancosobre lamesa negra; las tinieblas del ramaje cerrado, esos tenedores de hierro, esas toscascerámicas.Miraba a Laurence; yo vivía en las larguezas de mi plenitud y demissensaciones;disfrutandodetodoloquemerodeaba.

Alospostres,elchefvinoarecibirnuestrasfelicitaciones.Esunviejoaltoyalgoencorvado, completamente vestido de blanco. Llevaba puesto un gorro de algodónque reuníaensussienesdosmechonesdecabelloscanososy rizadosentre losquehabía quedado olvidada alguna papillote. Laurence se rio durante una hora de esaexcelentefigura,astutaalapardeingenua.

Ignoroloquehicimoshastaelatardecer.Lajornadahabíasidoundíadesol,deluz deslumbrante. No sabría decir qué senderos seguimos, qué sombras elegimos.Cuandopiensoenaquellashorasdeéxtasis apareceunesplendorantemisojos.Elrecuerdo de los detalles es rebelde; todo mi ser tiene la sensación de una granfelicidad,deunaluzinmensa.CreotenerunrecuerdovagodehabernosabandonadoenelfondodeunahondonadallenademusgoLaurenceyyo,sinverotracosaqueunpedazode cielo, y allí permanecimos, cogiéndonos lasmanos, ebrios, con los ojosmirandohacialasalturas,llenándolosdeclaridadhastalaceguera;sinverotracosaquenofuerannuestroscorazonesynuestrospensamientos.Perotalveztodoestonoseamásqueunsueño;lamemoriasemeescapa,sólorecuerdoque,mientrasestuvecegado,pudeentrevermilesdeastrosentremistinieblas.

Entradalatarde,sinsabercómo,nosencontramosdenuevoenelCoupdumilieu.Estabaabarrotado.Mujeresyhombres jóvenesatestaban losbosquecillos formandounagranalgarabía;vestidosblancos,lazosrojosyazulesmanchabanelverdetiernodelashojas;lascarcajadassearrastrabansuavementeenelcrepúsculo.Algunasvelasseencendieronenlasmesascomopuntosluminosossalpicandolasombranaciente.Unostirolesescantabanenmediodelaavenida.

Comimosenunextremodelamesa,igualqueporlamañana,peromezclándonoscon las risas,esforzándonospor salirdenosotrosmismos.La ruidosa juventudquenos rodeaba me asustaba un poco, pues me parecía encontrarme allí con muchosJacques, con muchas Marie. Entre las ramas, veía un rincón de cielo pálido ymelancólico, todavía sin estrellas; me entristecía al apartar mis ojos de aquellos

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espaciostranquilosporelmundodelocuraquegritabaamialrededor.RecuerdohoyqueLaurenceparecíafebril,confusa.

Despuéssehizoelsilencio;todossefueronynosotrosnosquedamos.YoestabaresueltoadormirenelCoupdumilieuparadisfrutaralamañanasiguientedelrocíoy de las claridades del alba.Mientras nos ponían sábanas en la cama, fuimos conLaurenceasentarnosenunbancoalfondodeljardín.Lanocheerasuave,estrellada,transparente; ruidosdifusos subíandesde la tierra;uncuerno sequejabaallá arribacon una voz apagada y acariciante. La llanura, con sus grandes masas de ramajenegras, inmóviles, extendía sus horizontes misteriosos, parecía dormir entreescalofríos,agitadaporunsueñodeamor.

Nuestra habitaciónmeparecióhúmeda.Estaba en la planta baja; era nueva, detechosbajos,peroyabastantedegradada.Faltabanmuebles.Eneltecho,losamanteshabíanescritosusnombrespaseandosobreelyesola llamadeuncandil; las letras,nudosasytemblorosasseextendíancomoampliasmanchasnegras.Cogíuncuchilloy,comounniño,grabéunasimplefechadebajodeuntragaluzenformadecorazónqueseabríaalcamposinrejasnicontraventana.

Aunque lahabitaciónnoerabonita, la camaerabuena.A lamañana siguiente,levantándomemediodormidovienelmuroquehabíaantemíunespectáculoquenopudecomprenderyquemecausópavor.Lahabitaciónestabaoscuraaúnyenmediode la sombra, sobre lamuralla, sangraba un corazón enorme.Creí sentirmi pechovacío,mepuseabuscaramiamorcondesesperación.Sentímiamormordermelasentrañasycomprendíqueelsolselevantabayentrabalibrementeporeltragaluz.

Laurenceselevantó,abrimoslaventanaylapuerta.Uncaudaldefrescorentró,trayendo hasta nuestro cuarto todos los frescores del campo.Las acacias plantadascasienelumbralteníanunolormásdulce,mássuave.Unalbablancareinabaenelcieloyenlatierra.

Laurencebebióuntazóndelechey,antesderegresaraParís,quisesubirhastaelbosquedeVerrièresparatraermeenmicorazóntodoelairepurodelamañana.Alláarriba, en el bosque, caminamos a pasitos cortos por los senderos. El bosque eracomounabelladesposadaaldíasiguientedesuboda;suslágrimaseranvoluptuosas,deunalanguidezjoven,unfrescorhúmedo,deperfumestibiosypenetrantes.Elsolenelhorizontesedeslizabaoblicuamenteentre losárbolesporanchascapas;habíaunadulzurainexpresableenestosrayosdeoroquesedesenrollabanentierracomovelasdeseda,ligerasydeslumbrantes.Yenlafrescurasepodíaescuchareldespertardel bosque, esosmil ruiditos que daban fe de la vida de losmanantiales y de lasplantas; sobre nuestras cabezas, los cantos de los pájaros, a nuestros pies losmurmullosde los insectos,anuestroalrededorsúbitoscrujidos,borboteosdeaguascorrientes,suspirosprofundosymisteriososqueparecíansalirdelcostadonudosodelosrobles.Avanzábamoslentamentesolazándonosyremoloneandoenelsolyenlasombra,bebiendoelairefresco,intentandocomprenderlaspalabrasconfusasquelasmadreselvas nos dedicaban al pasar. ¡Qué dulce y sonrientemañana, embebida de

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lágrimas felices, tan tierna de alegría y de juventud! El campo estaba en esa edadadorable en que la vieja naturaleza tiene por unos días las gracias delicadas de lainfancia.

Regresé a París con Laurence del brazo, joven, fuerte, ebrio de luz y deprimavera;conelcorazónllenoderocíoydeamor.Amabaconelevadoamorycreíaseramado.

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XXII

Laprimaverasemarchóydespertédemisueño.No sé qué clase de triste niño soy yo; ni sé qué almamísera habita enmí. La

realidadme penetra,me sacude,mi carne sufre o goza poderosamente lo que soy,comouncuerpodeunasonoridadexquisitaquevibraraalamínimasensación;tengounapercepciónagudaynetadelmundoqueme rodea.Ymi alma se complace ennegar laverdad; escapademi carne, desdeñamis sentidos;vive en el exilio, en lamentirayen laesperanza.Asícaminoyopor lavida.Séyveo;meciegoysueño.Mientras avanzo bajo la lluvia, metido en el barro, aunque sea enérgicamente,consciente de todo el frío y de toda la humedad, puedo, gracias a una extrañafacultad,hacerlucirelsol,sentircalor,crearmeuncielosuaveytiernosindejardesentir el cielo negro queme pesa en los hombros.No ignoro, no olvido; vivo unadoble vida. Aplico a la ensoñación la misma franqueza que a las sensacionesverdaderas.Tengopuesdosexistenciasparalelas,tanvivientesytanásperaslasdos;unasucedeaquíabajo,enmimiseria,laotraaconteceenlasalturas,enlainmensayprofundapurezadelcieloazul.

Sí, seguramente sea ésa la explicación de mi ser. Comprendo mi carne,comprendomicorazón;soyconscientedemis inocenciasydemis infamias;demiquerencia por las mentiras y por las verdades. Soy una delicada máquina desensaciones; sensaciones del alma, sensaciones del cuerpo. Recibo y reflejo conescalofríoselmenorrayo,elolormáspequeño,lamásmínimaternura.Vivoconlafrentealta,gritandodesufrimiento,balbuceandodeéxtasisalcieloyenelfango,másaplastadotrascadanuevoimpulso,másradiantetrascadanuevacaída.

El otro día, en el aire tibio bajo los grandes árboles de Fontenay,mi carne seenterneció;micorazónhabíadominado.Amaba,creía seramado.Laverdadsemeescapaba;veíaaLaurencevestidadeblanco,jovenyvirgen,subesomeparecíatanplenodedulzuraquehastameparecióqueproveníadesualma.HoyLaurenceestáaquí, sentada en el borde de la cama, y cuando lamiro, pálida ymortecina, en suvestidosucio,micorazónsesubleva.Laprimaverasefue.Laurenceesviejaynomeama. ¡Un niño miserable, ése soy yo! ¡Yo, que las provoqué, me merezco mislágrimas!

¡Qué me importan la fealdad de Laurence mancillada, su desmoronamiento!¡Quieroque seamás fea, que estémásmancillada,másderrumbada aúnde lo queestá,peroquemeame!Quieroquemeame.

Noañoro susquinceañosni su sonrisa juvenildelotrodía.Corriendobajo losárboleseraellaelhadabuenademijuventud.No;nolamentohabermeperdidonada,

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nidesubellezanidesufrescor;añoroelsueñoquetuvealcreersentirsucorazónensuscaricias.

Estáaquí,deplorable,hundida.Tengoalmenoselderechoaexigirlequemeame,queseentregueamí.Laaceptoen todosuser; laquiero talycomoes;dormidaydesgastada,perolaquiero;laquierocontodamivoluntadytodomipoder.

Recuerdohaber soñado con la redención; quería en ellamás razón,máspudor.¿Quéme importan el pudor o la razón?Me da igual ahora. Exijo amor, pormuyimpúdico y loco que sea. Estoy ávido de amor, de ser amado; no puedo seguiramando solo. Nada hastía a mi corazón tanto como las caricias que no le sondevueltas.Hedadoaestamujermijuventud,misesperanzas;meencerréconellaenelsufrimientoy laabyección.Meolvidéde todoenel fondode las tinieblas:de lamuchedumbre, de sus juicios.Puedo, ami entender, pedirle a cambio a estamujerque se una a mí; que nos confundamos en el fondo del desierto de miseria y deabandonodondevivimoslosdos.

Laprimaveraestámuerta,osdigo.Soñéqueeljovenfollajereverdecíaalsol,queLaurencereíaalocadamenteentrelasaltashierbas.Mehalloenlasombrahúmedademihabitación, frenteaLaurence,quedormita;nohesalidodeestecuchitril;nohevistoabrirsenilosojosniloslabiosdelachica.Todoesmentira.Enestederrumbede lo verdadero y lo falso, en este ruido confuso que la vida produce enmí, sólosientounanecesidad,unanecesidadardienteycruel:amar,seramado,dondeseaycomosea,parasumergirmeenunabismodeamor.

¡Oh, hermanos!Más adelante, si algún día salgo de mi noche y se me antojaexplicar a lamuchedumbremis amores lejanos, imitaré sinduda a estos lloricas, aestossoñadoresqueadornanderayos losdemoniosdesusveinteañosponiéndolesalas en los hombros. Les llaman los poetas de la juventud a estosmentirosos quesufrieron,quevertierontodassuslágrimas,yalosquehoy,ensusrecuerdos,sólolesquedansonrisasyañoranzas.Osaseguroqueyo loshevistosangrary loshevistodesnudos, en carne viva y doliente. Vivieron en el sufrimiento, crecieron en ladesesperación.Susamanteseran infames, susamores reunían todos loshorroresdelos amores del arroyo. Fueron engañados, heridos, arrastrados en el barro; nuncaencontraron un corazón y cada uno de ellos tuvo su Laurence, que convirtió sujuventudenunasoledaddescorazonadora.Despuéslaheridasecerró,llególaedad,vinoelrecuerdoadarsuencantoacaricianteatodalainfamiadeantaño,ylloraronsus amores mórbidos. Así crearon un mundo embustero de jóvenes pecadoras, demuchachasadorablesensudespreocupaciónyensuligereza.BienconocéisatodaslasMimiPinsonylasMusettedelasbaladas;lassoñasteiscondieciséisaños,quizásincluso lasbuscasteis.Susamantes fueronpródigos, lesconcedieron labellezay lafrescura,laternuraylafranquezaylasconvirtieronenmodelospunzantesdelamorlibre,delaeternajuventud;lasimpusieronennuestrocorazónysecomplacieronenelpropioengaño.Mienten,mienten,ellosmienten.

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Los imitaré.Me engañaré amímismo como ellos; me creeré de buena fe losembustes que mis recuerdos me contarán; como ellos tal vez retenga cobardías,timidecesquemeinduciránanoserfranconisonoroalahoradehablardequienesfueronmisamoresylomuyimpurosquefueron.LaurenceseconvertiráenMimioMusette y tendrá una juventud, una belleza; dejará de ser la mujer que está aquí,mudaysucia;seráunajovenzuelaatolondradaqueamarápordoquier,peroaúnllenade vida y que incluso resultará más adorable por sus caprichos. Este cuchitril seconvertiráenunabuhardillaalegreyflorida, llenadeblancosol,elvestidodesedaazul se trocará en una ropa de algodón ligera y limpia;mimiseria estará llena desonrisas,misternurasirradiarán.Yyocantaréamivezlacancióndelvigésimoaño,retomandoelestribillodondeotros loabandonaronparacontinuaresa letradulceymentirosaquemeconfunde,queconfundiráaquienesvengandespuésqueyo.

Hermanos,enestascartasescritassóloparavosotros,quetrazosobrelamarcha,estremeciéndomeaúnlasterriblessacudidas,soycapazdeserrudo,áspero,contarlotodoapartirdemisconfesiones.Meentregoporentero,vivocon la frentealta,osdoymicarneymisangre;quisierasacarmicorazóndemipecho,paramostrároslosangrante, enfermo, franco en sus abyecciones y en sus purezas. Me siento máselevado y más digno confesándome a vosotros; siento un orgullo inmenso en mienvilecimiento;cuantomásdesciendo,máscrezcoendesdén,enindiferentesoberbia.¡Quédulce cosa es la franqueza!Decíos que, de cada diez jóvenes, ocho tienen lamismavidaqueyo,lamismajuventud.Algunos,dosotresdecadacien,seasustan,lloran como lloro yo; los otros, muchos miles, lo aceptan en paz, infames ysonrientes. Todos mienten. Yo me hiero, os confieso sollozando cuáles son misamores,conquéterriblepesomeasfixian.

Másadelante,mentiré.NadaexistehoysalvoelamordeLaurencequenotengoyqueexijo.Yanohay

luz,nihaymundo,nimultitudes:hayunhombreyunamujerentretinieblasfrenteafrenteparasiempre.Elhombre,almargendetodapureza,detodabelleza,quiereseramadoporlamujerporquetemeestarsolo;porquetienemiedodelasoledadydelfrío,yporqueamaasuvez.Enelfatídicoúltimodía,cuandolahumanidadagoniceysóloquedeunaparejasobrelafazdelatierra,laluchaseráterrible,ladesesperación,inmensa, si el último amante no pude despertar a la última amante del sueño delcorazónydelacarne.

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XXIII

Mariecambiódehabitaciónayeryvinoaalojarseenelmismorellanoqueyo,enun cuarto separado del mío por un simple tabique. La pobre chiquilla se estámuriendo;toseconunatoshuecaysordayconunosestertoresentrecadaespasmodehipo.YJacques,alqueestatosturbabaensuquietuddehombrefuerte,decidióquela enferma estaría más a gusto sola en una habitación separada. Le entregó aPâqueretteparavelarlaycuidarla.

La noche pasada escuché durante largas horas la tos y los estertores deMarie.Laurencedormíasinaliento.Cadaataquedetosasfixiadaqueatravesabaeltabiquepenetrabaenmíconunatristezaindescriptible.

Estamañana,al levantarme, fuiavisitara lamoribunda.Permaneceencamaymuy blanca, resignada, pero aún sonríe. Con la cabeza apoyada sobre dosalmohadones, tenía una especie de dulce languidez, con sus brazos delgados ytransparentessobrelasábana,alolargodesupobrecuerpo,quesedibujababajolatelaenlíneassecasylamentables.

La habitación me resultó oscura y fría. Se parece a la mía, pero está mejoramueblada,menossucia.Unaventanaampliaseabresobrelagranmurallanegraqueseyergueapocosmetrosdelafachadadelacasa.

Marieestabasola,inmóvil,conlosojosabiertosdeparenparmirandoeltecho,con ese aire pensativo y desolado de los enfermos que ven más allá de la vida.Pâquerette acababa de bajar en busca de su desayuno. En unamesilla, junto a unsillón,habíaunejércitodebotellas,conunúnicovaso,yresiduosdecarnes.Semeocurrió pensar que Pâquerette se cuidaba a sí misma más de lo que cuidaba a lamoribunda.

BeséaMarieenlafrenteymesentéenelbordedelacamasosteniendounadesusmanos.Girólacabezalentamenteymesonriómientrasmedecíaquenoestabasufriendo,queestabadescansando.Suvozalgoroncanoeramásqueunmurmullodébil y susurrante. Con la frente inclinada me miraba con sus ojos febriles yagrandados; en sus miradas amplias había asombro y ternura. Una compasióninmensamecomprimióelcorazónanteestapobredesgraciada.Creíquemepondríaallorar.

Pâquerettevolvió a subir cargada conmásbotellasynuevasvituallas.Abrió laventanamientras se quejaba del airemalsano; luego se colocó cómodamente en elsillón, delante de la mesa, y se puso a comer ruidosamente, hablando mientrasmasticabayhaciendoaMariepreguntas sobre sus antiguosamantes, sobre suvidapasada.Parecía ignorar que aquella niña estaba enfermay la trataba como si fuerauna holgazana que disfrutaba quedándose en cama para que la compadecieran.Yo

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mirabaaaquellamujerconasco,encogida,lamiendosusdedos,carcajeándoseconlaboca llena,haciendobromascon lamoribundaydedicándomemiradassolapadasycínicas,esasmiradasdecortesanaenloquecidaquealgunasviejasguardanaúnensusojosenrojecidos.

Pâquerettedejódecomer,giróamediassusillóny,cruzandolasmanossobresusfaldas,nosmiróaMarieyamí,posandosumiradaenunayotro,riendoconunarisamalvada.

—¡Eh,guapa!—ledijoalaenfermamientrasmeseñalabaconsudedo—.¿Notepareceatractivoestemuchacho?Sucorazónestáviudoynecesitaamoresnuevos.

Marie sonrió tristemente cerrando los ojos y retiró su mano de la mía, dondedescansaba.

—Se equivoca usted—contesté a Pâquerette tras un instante de silencio—.Micorazónnoesviudo;amoaLaurence.

Marielevantósuspárpadosymedevolviósusdedos,queencontrémásagitadosymásardientes.

—¡Laurence, Laurence!—se carcajeaba con sorna la vieja—. Ella semofa deusted.Asísonloshombres.Amanalasquelostraicionanylosabandonan.Búsqueseustedotramujer,pobrecaballero.

No escuchaba claramente dado que no suelo prestar atención alguna a losparloteosdeestaanciana.Noséporquéexperimentéunvagomalestar.Unaoladecalordesconocidallenómiserconunescalofríodoloroso.

—Escuchadme, hijitos —añadió Pâquerette acomodándose—, soy una buenamujer;medesagradaqueseríandevosotros.Losdossoisbuenagente,tiernoscomocorderitosymásbuenosqueelpan.Hesoñadoconcasarosalosdos;estoyseguradeque nunca habré hecho que se besen dos criaturitas mejores. Vamos, vamos,caballero, coja a la dama en sus brazos. Cada día me encuentro a Laurence y aJacquesacariciándoseenlaescalera.

YomirabaaMarie.Estabatranquila;supulsonolatíamásdeprisa.Parecíaestarsoñandoconlosojosclavadosenmí;nosabíasiellameveíaensusueño.LosbesosqueJacquespudieradaraLaurenceno la turbabanen la tranquilaamistadqueellasentía por él. Yo sentía el calor insoportable ascender en mi pecho y ahogarme.Ignoraba cuál era aquel entumecimiento súbito que me causaba un dolor sordo,profundo,queme llegabahastaelalma.NopensabanienLaurencenienJacques;escuchabaaPâqueretteyelahogoaumentaba,meapretabalagarganta.

Pâquerette se frotaba lentamente susmanos secas, con sus ojos grises perdidosbajosuspárpadosfofosbrillandodeformaextrañaensurostroamarillento.Prosiguióconunavozmásquebrada:

—Ahíestáislosdosmirándooscomoinocentones.¿Nomehabéiscomprendido?Claude, ya que Jacques le coge a Laurence, tome usted aMarie. ¡Ah!Mire cómosonríelapequeña,noanhelanadamásqueeso.Deestemodonadiequedaráviudoy

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niunosniotrostendránnadaquereprocharalosdemás.Éstaeslaformaenquetododebearreglarseenlavida.

Marielevantólamanoconimpaciencia,haciéndoleseñasparaquesecallara.Esavozagrialeproducíaescalofríosasucarnedemacrada.Luegosurostroadquirióunapazmelancólica,unairedeéxtasisrecogido;memiróconensoñaciónymedijoconunavozpenetrante,conunavozqueyoledesconocía:

—¿Quiereusted,Claude?Yolequerrébien.Yselevantódelacama.Un acceso de tos la volvió a tirar sobre el lecho, con su cuerpo sacudido

horriblemente,transidadedolor.Conlosbrazosabiertosytorcidos,lacabezahaciaatrás,sofocándose.Supechosemidesnudo,estepobrepechoqueelsufrimientohabíavueltotaninfantil,tancasto,seelevabaespantosamente,comosilollenaraunvientofurioso. Después aquella tos terrible se calmó y la niña se estiró, pálida, con lasmejillasvioletas,comofulminadaporelmartirio,insensible.

Mequedésentadoenelbordedellecho,sacudidoporlosmismosdesgarrosquelamoribunda.Nomeatrevíaamoverme,comoatenazadodepenayespanto.Loqueteníaantemíeratanprofundo,detalhorrorydetantaternura,tanlamentableytanrepugnante,quenosécómoexpresarelsantomiedoquememanteníaallí,desolado,llenoderepugnanciaydemisericordia.MetentólaideademaltrataraPâquerette,deexpulsarla de allí, de besar a Marie como un hermano, de darle mi sangre paradevolverlelavidaylafrescuraasucarnemoribunda.

Asípues,habíallegadoaesteextremo:unamujerperdidaporviejaydepravadameofrecíacambiarmicorazónporotrocorazón;medecíaquecedieramiamanteaunamigomíoparacomprarleyolasuyaaél;mehacíavertodaslasventajasdeaquelcomercio y se reía por tan excelente ocurrencia. Y la amante que quería darmepertenecíayaa lamuerte.Marie seestabamuriendoyMarieme tendía losbrazos:¡pobreinocente!Suextrañapurezaleocultabatodoelhorrordeaquelbesosuyo.Mepresentabasus labioscomounavirgen,sincomprenderqueanteshubierapreferidomorirquetocarsuboca,yo,tanllenodeLaurence.Esacarnepálida,quemadaporlafiebre,nollevabayalahuelladelosbesosquelaruborizaron,sinoqueestabamuerta,santificadaytanpuraqueyocreeríahabercometidounsacrilegioaldarleeseúltimoescalofríodevoluptuosidad.

PâquerettesiguiódemaneraextrañalacrisisdeMarie.Estamujernocreeenelsufrimientoajeno.

—Debedehaberseatragantadomientrascomía—dijosinconsiderarsiquieraquelaenfermallevabamásdequincedíasenayuno.

Cuandoescuchéesaspalabrasfuipresadeunacóleraciega.Hubieraabofeteadogustosamenteaquelrostroamarilloquereía,cuandoaquellamiserablesedisponíaaabrirdenuevoloslabios.

—¡Cállese!—legritéconvozexplosivaeindignada.

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Laancianaechóparaatrássusillónconespanto.Memiróatemorizada,indecisa,y viendo que no me reía lo más mínimo, hizo un gesto de hombre borracho ybalbuceócontonocansino:

—Parece serpuesqueestáprohibidohacerbromasaquí.Yosiempreencuentrouna frase divertida; que se fastidien los llorones. Si usted no quiere saber nada deMarie,nosehablemás.

Empujóelsillóndelantedelamesa,dondesesirvióungranvasodevinoquesepusoabeberasorbitos.

MeinclinésobreMarie,cuyosestertorescavernosospodíaescucharmientraselladormíadulcementeporcausadelsufrimiento.Besésufrentecomoharíaunhermano.

Cuandosalíadelcuarto,Pâquerettesevolvióhaciamíymegritó:—SeñorClaude, no es usted amable, pero no por ello dejaré de darle un buen

consejo.SiamaustedaLaurence,cuidedeella.

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XXIV

TengocelosdeLaurence,¡deLaurence!EstaPâquerettemeha inoculadoeste tormentoespantoso.Hedescendidounoa

uno todos losescalonesde ladesesperación:hoymi infamiaymisufrimientossoncompletos.

Ahorasécómosedenominaestecalordesconocidoque llenabamipechoymeahogaba.Estecaloreranloscelos;unflujoardientedeangustiaydeterror.Esteflujoascendió;hainvadidotodomiser.Ahoranohayenmíunsolomiembroquenoestédoloridoyceloso;quenosequejeporelabrazoterriblequehacegritartodamicarne.

Desconozco cómo padecen sus celos los demás. Yo estoy celoso con todo micuerpo, con todomi corazón.Desde que la duda entró enmí permanece vigilante,trabajando implacablemente,me hiere cada segundo,me cachea, penetra cada vezmásenmí.Eldoloresfísico,elestómagosecierra,losmiembrossedesmoronan,lacabeza se ahueca, hay debilidad y hay fiebre.Y aparte de estosmales nerviosos ymusculares, siento la angustia profunda demi corazón, violenta, queme presiona,queme quema sin darme tregua.Una única idea gira sobre símisma, en el vacíoinmensodemipensamiento:nosoyamado; semeengaña,ymicerebro latecomouna campana con este único sonido; mis entrañas sufren un mismo escalofrío,retorcidas y desgarradas. Nada es más doloroso que estas horas de celos que megolpeandoblemente,en lamateriayen losafectos.El sufrimientode lacarneyelsufrimiento del corazón se unen en una sensación abrumadora, pesadez inexorablequeme aplasta permanentemente.Y yo pierdo el aliento abandonándome, bajandocadavezmásbajoenmissospechas,ensanchandomiherida,desvaneciéndomedelavida,viviendosolamentedelpensamientoquemeroe.

Si sufrieramenos,querría saberdequéestáhechomi sufrir.Sentiríaunásperoplacerinterrogándome;preguntándoleamicuerpo,amiternura.Sientocuriosidaddeescrutarhastaelfondodemidesesperación.Debedehaberahímilcosasmalasdelamor,delegoísmo,delamorpropio;lacobardíaylasmalaspasiones;debendeestarahílarebelióndelossentidos,lasvanidadesdelainteligencia.Estamujerqueseva,hastiadademiscaricias,yqueprefiereaotroantesqueamí,mehiereentodomiser.Medesdeña,declarahaberencontradounamormásdulceymáspuroquemiamor.También—y sobre todo— hay un sentimiento de inmensa soledad. Uno se sienteabandonado, siente escalofríos de terror; no pudiendo vivir sin esa criatura quedisfrutaba mirando como a una compañera eterna; siente frío, tiembla, preferiríamorirantesquequedarhuérfanodeella.

Exijo queLaurence seamía.Sólo la tengo a ella,me la quedo, soy avaricioso.Siento que sangro cuando me planteo que Pâquerette tal vez tenga razón y que

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mañana me quedaré sin amor. No me quiero quedar completamente solo en mimiseria,enelfondodemienvilecimiento.Tengomiedo.

Sin embargo, no puedo cerrar los ojos; vivir en la ignorancia. Algunosmuchachos,cuandosientenquenecesitanadeterminadamujer,laaceptantalycomoes;seguardanmuymuchodearriesgarsupazhurgandoenlavidadeella.Yonomesiento con fuerza para ignorar. Sospecho. Mi desgraciado espíritu me conduce aldesengañooalconvencimiento.NecesitopenetrarenLaurence;morirmesiellahadeabandonarme.

Por las tardes, finjosalir.MedeslizofurtivamenteencasadeMarie,Pâquerettedormita,lamoribundamesonríedébilmentesingirarlacabeza.Voyhastalaventanaymeaposento.Desdeallíespío,measomoparaverloquesucedeenelpatio,enelcuarto de Jacques.A veces vuelvo a entreabrir la puerta; escucho los ruidos de laescalera.Sonhorascrueles.Miespírituen tensión trabaja laborioso,mismiembrostiemblan de ansiedad y de atención prolongada. Cuando escucho voces que subendesdeelpisodeJacqueslaemociónmeaprietalagarganta.CuandooigoaLaurencesalirdenuestrabuhardillaynolaveoqueaparezcaenelrellanodelaplantabaja,unaquemadurameatraviesaelpecho;hecontadoyalosescalonesymedigoamímismoquesehadetenidoenel tercero.Entoncesmeasomohastaexponermeaunacaída;quisieraentrarporesaventanaqueseabrecincometrosdebajodemí.Creoescucharelsonidodelosbesos,percibirminombrepronunciadoentrerisasirónicas.HastaqueLaurenceapareceporfinenelrellanodelpatio,laquemadurameatraviesaunayotravez.Permanezcoanhelante,roto.Mesorprende,nolaesperaba.Empiezoadudar;yanosésicontébienlosescalonesqueellateníaquedescender.

Durante un largo rato juego a este juego cruel conmigo mismo. Me inventotrampasylasangresemesubealosojos;yanopuedorecordarloquehevisto.Lacertezamerehuye,lassospechasnacenymueren,cadavezmásdevoradoras.Tengounacienciainfernalparaespiaryrazonarlascausasdemisufrimiento;miespírituseapodera ásperamente de los hechos más livianos, los ensambla, los enlaza, sacaconclusionesmaravillosas. Realizo esta pequeña labor con una lucidez asombrosa;comparo, discuto, acepto, rechazo como un verdadero juez de instrucción. Pero encuantocreo tenerunacerteza,micorazónestalla,micarnesesobresalta; impotentecomounniñoquelloraalsentirquelarealidadseleescapa.

Me gustaría penetrar en la vida de mis compañeros, hurgar en sus misterios;sientocuriosidadde todoaquelloquedesconozco,mecomplacende formaextrañaestas delicadas operaciones de la inteligencia, la investigación de solucionesdesconocidas.Hayunplacerexquisitoensopesarcadapalabra,cadasoplo;consólounos datos difusos se puede alcanzar, por un procedimiento lento y seguro,matemático,elconocimientodetodalaverdad.Podríaponermisagacidadalserviciodemishermanos.Cuandosetratademímismo,meveoagitadoportalpasiónquenoséniverniescuchar.

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Ayer permanecí dos horas en la habitación de Marie. La noche era negra yhúmeda.Enfrente,enlamuralladesnuda,laventanadeJacqueseraungrancuadradode luz amarilla. Algunas sombras iban y venían en este cuadrado, extrañas,aumentadas.

HabíaoídoaLaurencecerrarnuestrapuertayellanohabíabajadohastaelpatio.Reconocía yo la sombra de Jacques en el muro, alargada y fría, agitándose conmovimientossecosyprecisos.Habíaotrasombra,máscorta,máslenta,másindecisaensusgestos;creíreconocerestasombra,quemepareciócorresponderaunacabezafuerte,agrandadaporunmoñodemujer.

Porunmomento, el cuadradode luz amarillo se extendíapálidoydescolorido,vacío y tranquilo. Y yo, asomado, jadeante, miraba con una atención dolorosa,sufriendoporestevacíoyporestatranquilidaddelaluz,anhelandoconangustiaqueuna masa negra apareciera, entregándome su secreto. Luego, súbitamente, elcuadrado poblado por una sombra pasó a ser de dos sombras, que se mezclabandesmesuradas,conunefectotanextrañoquenopodíadiscernirlasformasniexplicarsusmovimientos.Miespíritubuscabacondesesperaciónelsentidodeesasmanchasoscurasquesealargaban,seensanchaban,permitiendoadivinaravecesunacabezaounbrazo.Lacabezayelbrazosedeformabandepronto,seconfundían.Sólopodíaver una especie de islote de tinta oscilante que se extendía por todos lados,manchandolamuralla.Queríacomprenderylograbadistinguirsiluetasmonstruosasdeanimalesoperfilesextraños.Meperdíaenlapesadilladeestavisión;sobrevivíaconterroraaquellasmasasquebailabansinruido;meestremecíasólodepensarloqueibaadescubrir;llorabaderabiaviendoquetodoaquellonoteníaningúnsentidoy que nome enteraría de nada.De pronto, en un último sobresalto, en una últimanueva mueca, aquella mancha de tinta fluía a largo del muro, de las tinieblas. Elcuadrado de luz amarilla volvía a estar de nuevo desierto, desolado. Las sombrashabían pasado sin revelarme nada. Me asomaba, más desesperado, asistiendo alterrible espectáculo, diciéndomequemividadependía de aquellasmanchasnegrasquebailabansobrelamurallaamarillenta.

Al final, fuipresadeunaespeciede furordelantedeestedrama irónicoqueserepresentabaantemí.Estospersonajesraros,estasescenasrápidaseincomprensiblesmeparecía que se burlabandemí; hubiera queridopoder interrumpir aquella farsalúgubre.Mesentíarotodeemoción,devoradoporladuda.

SalísinhacerruidodelahabitacióndeMarie.Mequitéloszapatos,losdejéenelrellano y, oprimido y ansioso, empecé a bajar la escalera, deteniéndome en cadaescalón, escuchando en silencio, aterrorizado por los ligeros ruidos que ascendían.CuandolleguédelantedelapuertadeJacques,trascincolargosminutosdemiedoyde vacilación, me curvé lenta y penosamente, y pude oír los huesos de mi cuellocrujiendo. Apliqué mi ojo derecho en el agujero de la cerradura y sólo pude vertinieblas.Entoncespeguémiorejaalamaderadelapuerta;elsilencioretumbabayenmicabezahabíaungranmurmulloqueme impedíaescucharnada.Unas llamas

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pasaron delante de mi mirada, un rumor sordo y creciente llenaba el pasillo. Lamaderade lapuerta ardía enmioreja;meparecíaque todaellavibraba.Detrásdeesta puerta creía discernir a veces suspiros ahogados, y despuésme parecía que lamuerte había pasado por aquel cuarto silencioso. Y no sabía nada más. No podíaarrancarnadaprecisodeaquelsilenciotumultuoso,deesanochellenaderelámpagos.Ignorocuántotiempopermanecíencorvadocontralapuerta;sólorecuerdoqueelfríodelpavimentomehelabalospiesyqueungrantemblorsacudíamicuerpomientrassecubríadesudor;laangustiameteníaatenazado,acurrucadoenmímismo,sinosarsiquieramoverme,retorcidoporloscelos,contantosescalofríoscomosiacabaradecometeruncrimen.

Volví a subir trastabillando, golpeándome contra las paredes.Abrí de nuevo laventana deMarie, necesitado aún de más sufrimiento, incapaz de sustraerme a lavoluptuosidadardientedemisdesgarros.Elmuroqueteníaantemíeranegro,comoeltelónqueacababadecaersobreeldrama;lanochereinaba.Alsalir,contempléaMarie, que dormía con las manos unidas. Creo que me arrodillé delante de aquellecho,comodirigiendo,anosabríadecirquédivinidad,unaplegariacuyaspalabrasascendíanhastamislabios.

Meacostétiritandoycerrélosojos.Podíaveratravésdemispárpadoselrefulgirde la candela situada sobre la mesita que tenía ante mí, y tenía de este modo unampliohorizonte rosadoquepoblabaconfiguras lamentables.Tengoel tristepoderdelaensoñación;lafacultaddecrearpersonajesenterosquevivencasiunavidareal;los veo, los toco, interpretan como actores vivos las escenas que acontecen enmipensamiento.Sufroydisfrutocontantamayorfuerzaenlamedidaenquemisideassematerializanylasperciboconlosojoscerrados,contodosmissentidos,contodamicarne.

EnelresplandorrosadoveíaaLaurencesemidesnudaentrelosbrazosdeJacques.Veíalahabitación,queantesmehabíaparecidonegraysilenciosa:ahoraestaballenade risas y de claridades. Los dos amantes en un caudal de luz deslumbranteabrazándose estrechamente estaban ahí, delante de mis ojos, adoptando todas lasposessoñadaspormimentedelirante.Noeranunossimplespensamientosdictadospor los celos del corazón; eran retablos vivientes, horrorosos, de una claridadespantosa.Micuerposerebelabaygritaba,sentíaqueeldramaacaecíaenmí,queyopodía velar estas imágenes; pero las descubría, las exponía, las evocaba másdesnudas,másvigorosas,mehundíaaplacerenestosespectáculosqueyomismomeconcedíacongenerosidadpara sufrir aúnmás.Misdudas sevolvíancarne:por finveía;encontrabaenmiimaginacióncertezasllenasdedolorososdeleites.

Laurence entró y cerró la puerta brutalmente. Traía del exterior un perfumeindefinibledetabacoydelicor.Noabrílospárpadosalescucharsuspasosoelfrufrúdesusropasmientrassedesvestía.Mirabaelfulgorrosa;ymásallámeparecíaveraesta mujer cuando pasaba delante de mí riéndose de pena, con gesto burlón ycreyendoqueyoestabadurmiendo.

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Se acostó soltando un ligero suspiro y adoptando una postura cómoda paradormir.Entoncesmesubióa lagarganta toda laangustiade lavelada;una inefablerabiame invadió cuando sentí aquella carne fría tocarmi propia carne. Pensé queLaurence volvía a mí ahíta de voluptuosidad, blanda y húmeda de traición ydepravación.Meincorporéquedándomesentadoenlacama,apretandolospuños.

—¿Dedóndevienes?—preguntéaLaurenceconvozsordaytemblorosa.Abriólentamentelosojos,queyateníacerrados,ymemiróduranteuninstante,

atónita,sincontestarme.Yluego,encogiéndosedehombros,respondió:—Vengodecasadelafrutera,laquevivealgomásarriba,enestamismacalle,

quemehabíainvitadoatomarcafé.Miraba su cara de abajo arriba, los párpados fláccidos se derrumbaban por sí

mismos,losrasgosexpresabanlasaciedadylahartura.Sentíquelasangremecegabaal verla tan llena de los besos de otro. Su cuello ancho e hinchado seme ofrecíademandándomeel crimen; era gruesoy corto, impúdicoy lúbrico.Sublancura erainsolente,comoriéndosedemíydesafiándome.Todoloquemerodeabadesaparecióysólopodíaveresecuello.

—¡Mientes!—grité.Entoncestoméesecuelloentremisdedoscrispados,totalmenteindignado.Sacudí

violentamente a Laurence apretando con todas mis fuerzas. Ella se dejaba,obedeciendoalassacudidassinunaqueja,blandayembrutecida.Noséquéclasedeplacermeinvadíaalsentiresecuerpotibioyflexibledoblarse,fundirsealcontactodemi odio. Después un escalofrío gélido me penetró de horror y creí ver la sangrechorreando a lo largo demis dedos.Mevolví a echar sobre la almohada llorando,ebriodedolor.

Laurencesepusolamanoenelcuello.Respiróconfuerzatresvecesysevolvióaestirar,dándomelaespalda,sindecirniunapalabra,sinunalágrima.

La había dejado con el pelo hecho unas greñas. En su nuca pude percibir unamancha azulada, que parecía más oscura bajo la sombra de sus cabellos, queocultabanenpartesushombros.Misllantosmecegaban,micorazónestaballenodeunacompasióninmensaydolorosa.Llorabapormí,queacababademaltrataraunamujer,llorabaporLaurence,cuyoshuesoshabíaoídocrujirbajomisdedos.Todomiser se desintegraba en un remordimiento desolador; mi alma conmovida buscabadesesperadamentelaformaderepararalgoquenosepodríaolvidar.Retrocedíllenodeascoydehorrorantelabestiasalvajequehabíasentidodespertarseymorirenmí.Sufríadeespanto,devergüenza,depena.

MeacerquéaLaurenceylaretuveenmisbrazos,hablándolebajito,aloído,conunavozsusurranteyafligida.Noséloqueledije.Micorazónestaballenoarebosary lo vacié. Mis palabras fueron una larga plegaria ardiente y humilde, dulce yviolenta, llena de orgullo y de bajeza. Me entregué por completo; en cuanto alpasado,alpresente,alporvenir.Relatélahistoriademicorazón,hurguéhastaenlomás profundo de mi ser para no ocultar nada. Necesitaba el perdón; necesitaba

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tambiénperdonar.AcuséaLaurence,lepedílealtadyfranqueza,ledijelomuchoquemehabíahechollorar.Noledirigíreprochealguno,parapoderpedirlemejorperdón;mislabiosseabríanamipesar,todoelpresentesellenaba,mispensamientosdecadadíaseuníanenunúnico lamento, tiernoy resignado,descargadode todoatisbodecólera, de cualquier rencor. Mis reproches, mis confidencias, se mezclaron conefusionesdeamor,consúbitasternuras;lehabléconellenguajedelapasión,puerileinefable,ascendiendohastaelcieloyarrastrándomehastaelsuelo;meservídeestapoesía adorable y ridícula de los niños y de los amantes; estaba loco, apasionado,ebrio.Y así iba, comoenun sueño, interrogandoy contestando; hablando conunavoz profunda y regular; apretando a Laurence contra mi pecho. Durante una horalarga,escuchélaspalabrasquesalíandemibocaporsísolas,suaves,desoladas;mealiviaba el escuchar esta música penetrante; me parecía que mi pobre corazóndoloridoseacunabayadormecía.

Laurence,conlosojosabiertosdeparenparmirabaelmuro,impasible.Parecíacomosimivoznollegarahastaella.Ellaestabaallí, tanmuda,tanmuertacomosiestuvierametidaenunanocheabisal,enungransilencio.Sufrentedura,subocafríaycrispadaanunciabanlaresoluciónimplacabledenoescuchar,denoresponder.

Entonces experimenté un áspero deseo de obtener una palabra de esta mujer.Hubiera dadomi sangre por escuchar la voz deLaurence; todomi serme llevabahaciaella,lainvocaba,lerogabaconlasmanosjuntasquehablara,quepronunciaraunapalabra.Llorabaporsusilencio;unaespeciedemalestar ibacreciendoenmíamedidaqueellasevolvíamástristeymásimpenetrable.Sentíaquemedeslizabaenlalocura,obsesionadoconlanecesidadimperiosadeunarespuesta;hacíaesfuerzossobrehumanos, rezaba y amenazaba para satisfacer la necesidad queme devoraba.Multipliqué mis preguntas, recalqué mis demandas, cambié la forma de misinterrogaciones, haciéndolas más apremiantes; empleé toda mi dulzura y toda miviolencia, implorando, ordenando, hablando con tono acariciante y sumiso, paradespués dejarme llevar por la cólera y luego haciéndome más humilde, másinsinuante.Laurence,sinunescalofrío,sinunamirada,parecíaignorarmipresencia.Todamiviolencia,todomideseofurioso,seestrellabancontralaimplacablesorderadeeseserquesenegabaaofrecérseme.

Estamujersemeescapaba.Adivinabaunabarrerainfranqueableentreellayyo.Sujetaba su cuerpo estrechamente, sentía ese cuerpo abandonarse con desdén amienardecimiento.Peronopodíaabrir estaalma,entrardentrodeella; el cuerpoyelpensamiento se escabullían: apenas apretaba yo un jirón sin vida, tan hastiado, tangastado,quenoletransmitíanadaamisbrazos.Yoamabayqueríaposeer.Reteníadesesperadamente a la única criatura queme quedaba; exigía quemeperteneciera;sentía las furiasdelavarosóloalpensarque ibanaquitármelayqueellamostrabaalgunacomplacenciaendejarserobar.Merebelaba;invocabatodasmisfuerzasparadefendermipropiedad.Yheaquíquesóloapretabaauncadávercontramipecho,algodesconocidoquemeresultabaextraño,cuyosentidoyoera incluso incapazde

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penetrar.¡Oh,hermanos!Desconocéisestesufrimiento,estosimpulsosdeamorqueseestrellancontrauncuerpoinanimado,estaresistenciafríadeunacarneconlaquequisieras fundirte, ese silencio como respuesta a tantos sollozos, esta muertevoluntaria,alaquesuplicasportodatusfuerzas,quepodríaamaryquenoama.

Cuando me quedé sin voz, cuando desesperé de poder reanimar alguna vez aLaurence, reposé mi cabeza en su seno, con mi oreja pegada a su corazón. Allí,apoyadocontraesamujer,conlosojosabiertosdeparenpar,mirandolamechadelacandelacarbonizándose,pasé lanocheenuncontinuoyvacuodiscurrir.Escuchabalos estertores de Marie entrecortados de respingos de hipo que llegaban hasta míatravesandolapared,acunandomispensamientos.

Mepuseapensar.EscuchabaloslatidosregularesdelcorazóndeLaurence.Sabíaqueaquelloeratansólouncaudaldesangre;medecíaamímismoqueseguíaconsucadencialosruidosdeunamáquinabiencalibrada,quelavozquellegabahastamíeraladeunmovimientoderelojeríainconsciente,queobedecíaaunsimplemuelle.Sinembargo,meinquietaba;habríaqueridodesmontarlamáquina;irabuscarlaparaestudiarsuspiezasmáspequeñas;penséseriamente,enmilocura,enabriraquelsenoy tomar aquel corazón para ver por qué latía de aquella forma, tan dulce y tanprofunda.

Marieemitíasofocadosestertores,elcorazóndeLaurencelatíacasidentrodemicabeza.Conesedobleruidoqueavecesseconfundíaenunosolo,penséenlavida.

No sé por qué un deseo insaciable de virginidad me persigue en mienvilecimiento. Habita siempre en mí el pensamiento de una pureza inmaculada,inaccesible,ytalpensamientodespiertamásardienteenelfondodecadaunademisdesesperanzas.

Mientrasapoyabamicabezaenel senomarchitodeLaurence,medecíaque lamujerhabíanacidoparatenerunúnicoamor.

Ahíradica laverdad,elúnicomatrimonioposible.Mialmaes tanexigentequequiere todaentera lacriaturaamada,ensu infancia,ensusoñar,ensuvidaentera.Puedellegaralextremodeacusaralossueños,dedeclararmancilladaalaamantesihubierarecibidoensueñoslosabrazosdeunavisión.

Todaslasmuchachas,lasmáspurasylasmáscándidas,noslleganportalmotivodesfloradasporeldemoniodesusnoches;esedemoniolashabráabrazado,lashabráhechoestremecerensuscarnesinocentes,leshabrádadolasprimerascariciasantesqueelesposo.Yanosonvírgenes,yanotienenlasantaignorancia.

Yo quisiera que la esposa me viniera recién salida de las manos de Dios, laquisierablanca,purificada,aúnsinvida,yyoladespertaría.Viviríademí,sólomeconoceríaamí,sólotendríalosrecuerdosquelevinierandemí.Haríarealidadestesueñodivino:uneternomatrimoniodelalmaydelcuerpo,extrayéndolotododesí.Pero cuando los labios de la mujer conocieron otros labios, cuando sus senos seestremecieron con otros abrazos, el amor no puede ser más que una angustiacotidiana,uncontinuocalvariodecelos.Estamujernomepertenece;perteneceasus

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recuerdos, se retuerce enmis brazos recordando tal vez anteriores ternuras; semeescapa incesantemente; tiene todaunavidadetrásen laquenofuemía;ellanomepertenece.Amoymedesgarro,sollozodelantedeestacriaturaalaquenoposeo,quenopuedoposeerporcompleto.

La candela humeaba, la habitación se llenaba de un aire espeso, amarillento.EscuchabaelestertordeMariemáscrispado.EscuchabaelcorazóndeLaurenceynosabía comprender su lenguaje. El corazón hablaba, sin duda, alguna lenguadesconocida; yo retenía mi aliento, tensaba mi inteligencia, pero seguía sincomprendersusentido.Talvezmerelataraelpasadodelamiserable,suhistoriadevergüenzaydemiseria.Latíalento,irónico,dejandocaerlassílabasconesfuerzo,sinafanarse por terminar; parecía complacerse en el relato de la horrible aventura.Adivinabadurantealgúninstanteloquemepodíaestardiciendo.Ignorabaelpasado;me había negado a conocerlo, intentado olvidarlo, pero se evocaba por sí mismo,aparecíaenmispensamientostalycomodebiódeser.Sabíaquéinfamiasdeberíadeimaginarme,inclusoenlaignoranciaenlaquemehabíaencerrado;sobrepasabasinduda lo real, cayendo en la pesadilla, exagerando el mal. Llegados a este punto,hubiese querido saber la verdad de los hechos. Prestaba atención a este corazóncínico y pesado que me contaba en voz baja su larga historia en una lenguadesconociday cuyodiscursonopodía seguirporno saberquépensarde laspocaspalabrasquecreíacomprenderalvuelo.

Y,depronto,elcorazóndeLaurencecambiódeidioma.Hablódelporvenirylocomprendí.Latía con claridad,másdeprisa, conmás acritudy conmás ironía.Medecía que iba camino del arroyo y que tenía prisa por llegar. Que Laurence meabandonaríaaldíasiguiente,queretomaríasuvidaazarosa,quepertenecíaalgentío,quedescenderíalospocosescalonesquelaseparabanaúndelfondodelacloaca.Queseembrutecería,quenosentiríayanadayquesedeclararía feliz.Quemoriríaunanoche en alguna acera, ebria y extenuada.El corazónme decía que acabaría en elanfiteatrode la facultadyque allí lo descuartizaríanpara saber lo que contenía deamargoydenauseabundo.Yyo,antelaspalabrasdeaquelmaldito,veíaaLaurenceazulada,arrastradaenellodo,amoratadaporcariciasinfames,completamenterígiday tendida sobre una piedra blanca. Sentí cómo hurgaban con finos cuchillos lasentrañas de aquella a la que yo amaba hasta la muerte y que apretabadesesperadamenteentremisbrazos.

La visión se agrandaba; la habitación se poblaba de fantasmas. Un mundo dedepravaciónpasabaenunalargaprocesióndesolada.Lavida,contodosucontenidohorribleysucio,sedesplegabaantemisojosenretablosespantosos.Todalasuciedadhumanasealzabaantemíenvueltaenseda,cubiertadeandrajos;jovenybella,viejaydescarnada.Estedesfiledehombresydemujerescaminodelapodredumbredurólargoratoymellenódeespanto.

El corazón latía, latía. Me decía ahora con cólera: «Tu amante procede de lanocheycaminahaciaelfango.Túmeamas,peroyonoteamaréjamásporquesoy

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uncorazónfallidoquenosabríaservirparanada.Tevuelvesinfameenvano:quieresrebajarte al fango y el fango no puede subir hasta ti. Interrogas al silencio, tealumbrasconlanoche;sacudesuncadáverdesconocidoquemejorharíasenllevardeinmediatoalmármoldelanfiteatro».

Noséquémásmedijo.Elcorazóndejódelatir,lamechadelacandelaseapagóenunfluirdesebo.PermanecírecostadoenelsenodeLaurence,creyendoestarenelfondodeungranagujeronegro,húmedoydesierto.

Mariegemíaentreestertores.

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XXV

Estamañanaaldespertartuveunimpulsodedolorosaesperanza.Laventanasehabíaquedadoabiertayyoestabacongelándome.Me apreté la frente entre lasmanos yme dije que todo este fango sólo podía

deberseaquemerefocilabaenla infamia.Salíadeunsueñohorriblesacudidoaúnpor la visión; sonreí pensando en que no había sido más que un sueño y quereanudaría mi vida tranquila al sol. Me negaba al recuerdo, me rebelaba, negaba.Sentíalaindignaciónpropiadelhonor.

¡No!Eraimposiblequesufrierahastaesteextremo,quelavidafueratanmalayoprobiosa;eraimposiblequeexistieransemejantesvergüenzasytalesdolores.

Me levantédespacio, fui hasta la ventanapara aspirar con todasmis fuerzas elairede lamañana.Vi a Jacquesdebajodemí, silbando tranquilamente enelpatio.Entoncessemeocurriólaideadebajarainterrogarle;elsuyoeraunespíritufríoyjustoquecalmaríamifiebre;unhombrehonradoquecontestabaconfranquezaamispreguntas;quemediría si amabaaLaurenceycuáleseran sus relacionesconella.Ahítalvezradicaralacuración.Desapareceríaesteterriblecalorquemedevorabaelpecho; me reconfortaría con Laurence; adoptaría incluso una línea de conductasensataquenossacaríaaellayamídeesteamordesesperadoysangranteenelquenoshabíamossumido.

Como podéis ver, hermanos, cerca del terrible desenlace yo estaba aún conesperanzas.¡Pobrecorazónmío,niñograndealquecadaheridahacesermásjovenyardiente!Cuandopasaba delante deLaurence para ir a casa de Jacques,miré unosinstantesaesachicadormidatrastantaslágrimasyvolvíaconfiarensuredención.

EncontréaJacquesenplenalabor.Meofreciólealmentesumano,conunasonrisaclarayfranca.Lomiréalacara,defrente,ynoviensusrasgosapacibleslatraiciónqueyobuscaba.Siestemuchachomeengaña,lohacesinsaberquehacesangrarmicorazón.

—¿Qué?—medijoriéndose—.¡Parecequehasdejadodeholgazanear!Paraunhombreseriocomoyo,lahoradelevantarseeslasseis.

—Escúchame, Jacques —le contesté—, estoy enfermo, vengo a curarme. Heperdido laconcienciadecuantomerodea;me ignoroamímismo.Estamañana,aldespertar,comprendíqueelsentidodelavidasemeescapaba.Mesentíperdidoenelvértigoylaceguera.Poresohebajadoadarteunapretóndemanosypedirteayudayconsejo.

SeguíaconlamiradaelefectodemispalabrasenelrostrodeJacques.Sepusoserioybajó losojos.No tenía laacrituddealguienculpable; casiparecía ladeunjuez.Añadíconvozvibrante:

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—Vivesamiladoysabescuálesmivida.Padecíestadesgraciainicialdedarconunamujerquepesósobremíymeaplastó.Mehequedadoconellaporpenayporjusticia.HoyamoaLaurence;sigueamiladoporrabiaamorosa.Novengoapedirtequeemplees tu sabiduríapara separarmedeella;quisiera, si fueseposible,quemedieras unas últimas esperanzas enmi fiebre haciéndome ver que no todo enmí esvileza.Comoyatehedicho,nisiquieramereconozcoamímismo.Hazmeelfavordehurgar enmi ser y extenderlo sangrante antemis ojos.Si noqueda enmínadabueno,siestoysuciodecorazónydecarne,siestoydecididoaahogarmeenellodo;o si, por el contrario, consiguesdarmealgunaesperanzade rehabilitaciónparaquehaganuevosesfuerzosporregresaralaluz.

Jacquesmeescuchababalanceandolacabezacontristeza.Proseguítrasuncortosilencio:

—Nosésimehascomprendido.AmoaLaurencearrebatadoramente.Exijoquemesigahacialaluzoenelbarro.Memoriríademiedosiellamedejarasoloenelfondodemivergüenza;micorazónestallarácuandosepaqueensuenvilecimientoellahaencontradootrosbesosquenosonlosmíos.Ellamepertenece,contodasumiseria, con toda su fealdad.Nadie querría saber nada de esta pobre criatura.Estepensamiento la hace para mí más preciosa; ella es indigna ante todos, sólo yo laacepto;sisupieraqueotrotuvieramitristevalentía,mirabiacelosaseríamayorenlamedida en que sería preciso que hubiera desplegadomás amor,mayor abnegaciónquienmequitaraaLaurence.Norazonespuesconmigo,Jacques;notengointerésentusideassobrelavida,entusvoluntadesyentusdeberes.Estoydemasiadoarribaodemasiadoabajoparaseguirteen tucamino.Tú,queestás sanodeespíritu, intentaasegurarmequeLaurencemeama,queyolaamoyquedeboamarla.

Me había animado hablando; me estremecía, escuchaba la locura que iba enaumento.Jacques,cadavezmásserioymástriste,memirabaymedijoenvozbaja:

—¡Quéchiquillo!—dijo—.¡Pobrechiquillo…!Luegome cogió ambasmanos y lasmantuvo entre las suyas, en recogimiento,

manteniéndose en silencio.Mi carne ardía, la suya estaba fresca; sentía mi rostrocontraerseymebuscabaenvanoenelsuyo,quepermanecíaserioyfuerte.

—Claude—medijoporfin—:¡sueñas!Amigomío,estásfueradelavida;enlapesadillayelembuste.Tienesfiebre,deliras;tucorazónytucuerpoestánenfermos,sufren; ya no ves las cosas de la tierra tal y como son. Confieres dimensionesmonstruosas a la gravilla, disminuyes de tamaño las montañas; tu horizonte es elhorizonte del vértigo, poblado por visiones terroríficas que no son sino sombras yreflejos.Tejuroquetussentidosytualmateengañan,quepercibesyamasloquenoexiste.Escucha:comprendotuenfermedad,inclusoconozcosuscausas.Nacisteparaunmundode pureza y de honor, viniste a nosotros sin defensas, sin reglas, con elcorazónenlamanoyelespíritulibre;teníaselorgulloinmensodecreerenelpoderdetusternuras,enlajusticia,enlaverdad,enturazón.Enotrolugar,enunentornodigno, hubieras crecido en la dignidad. Entre nosotros, tus virtudes precipitaron tu

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caída. Amaste cuando había que odiar; fuiste tierno cuando te convenía ser cruel;escuchastetuconcienciaytucorazóncuandosóloteníasqueescuchartuplacerytuinterés.Yde ahí que ahora seas infame; la historia es descorazonadoraydebesdesentirtemuycastigadoentusorgullos,quetellevaronaviviralmargendelosjuiciosdelagentecomún.Hoylallagaessangrante,avivada,irritadaportuspropiasmanosque ladesgarraron.Te llevasteen tucaídael ardorde tucarácter;quisisteperdertepor entero en cuanto sentiste que la punta de tu pie entraba en el mal. Ahora terevuelcasconunsantohorror,conunapasióndealegríaamargaenellechoinnobleenelqueteacostaste.Teconozco,Claude,tienesmalperderynoquieresservencidosólo a medias. ¿Me permitirás a mí, el hombre práctico, el hombre sin entrañas,intentarcurarteponiéndoteunhierrocandenteentullaga?

Tuveungestodeimpacienciaabriendoloslabios.—Séloquemevasadecir—prosiguióJacquesconmásviveza—.Medirásque

no quieres curarte y que mi hierro candente ni siquiera te hará gritar, de tanmalheridasqueestántuscarnes.Sétambiénloquepiensas,porqueveotucóleraytudesdén.Piensasquevalemosmenosque tú losqueniamamosni lloramos;piensasquehemoshechoasíestemundo,aestamujerquetehacesufrir;quesomoscruelesycobardes y que nuestramanera de ser joven esmás vergonzosa que tu amor y tuenvilecimiento.Vienesagritarmeamí,quevivoenelmismolodoenquevivestú,queteestásmuriendodevergüenza,quecarezcodealmasinomemueroyocontigo.Tal vez tengas razón; quedebería de sollozar y retorcerme lasmanos.Pero sucedequenosientonecesidaddellorar;notengotusnerviosdemujer,nituacritud,nitudelicadeza de sensación. Comprendo que sufres por mí, por los demás, por todosaquellosqueamansinamor;sientopenaporti,pobreniñograndequeparecesufrirtantodeunpadecimientoqueignoro.Sinopuedoascenderhastati,exponermeatusvergüenzas y tus dolores por exceso de alma y justicia, quisiera, al menos, paracurarte, darte nuestra cobardía y nuestra crueldad; arrancarte el corazón, dejarte elpechovacío.Entoncescaminarásrecto,porunmuevocamino.

Habíaelevado lavoz,meapretaba lasmanosfuertemente,casiconcólera.Éstadebíadeser todalapasióndeJacques,unapasiónblanca,hechaderaciocinioydedeber.Yo,pálidoanteél, lacabezamediogirada,sonreíacondesprecioyangustia.Jacquesprosiguióconenergía:

—¡TuLaurenceesunabuscona!—continuóconenergía—.Es fea, esvieja, esinfame.Vasasubiratucasaylavasadejarenlacalle,estámaduraparaelarroyo.Haceyamásdeunañoqueestachicatecorroeyteensucia;yavasiendohoradequeextirpes esa miseria de tu cuerpo, que te blanquees, que te laves las manos.Comprendolassorpresasdelacarne;amaréaLaurenceunanochesiellaquiere;ysiyollegaraateneralgunapasiónmalsana,aldíasiguienteledevolveríaalaaceraloquepertenecealaacera,yluegomeharéunpocodecaramelofundidoenmicuarto.Subeyéchalaporlaventanasinosaleelladeprisaporlapuerta.Sécruel,sécobarde,séinjusto,cometeuncrimen.PeroporelamordeDios,nopongasunaLaurenceen

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tuhogar.Estasmujeressoncomoelempedradosobreelquecaminas;pertenecenalostranseúntes,comolosadoquinesdelacalle.Desposeesalamultitudquedándoteparatisolounapropiedadpública.Lajusticiaconsisteaquíennorobaranadie.Notesirvascomounavarodelbiencomún.¿Sabesqué?Estoybuscandoalgúninsultoparaexasperarte, quiero hacerte digno de tu edad enseñándote a injuriar a unamujer, aservirtedeellaprácticamente.Desdehaceunañonohashechomásquellorar;ahoraestás muerto en tu trabajo, vives como desclasado al margen de todo porvenir.Laurenceeselángelmaléficoquehamatadotuinteligenciaytusesperanzas.HasdemataraLaurence.Espera,quetequierolanzaralacaraunaúltimainfamia.Notienesderecho a vivir en la pobreza viviendo con estamujer; si trabajaras, si lucharas túsolo te podrías morir de hambre y morirías engrandecido. Los pocos amigos queteníassealejarondeti;losvisteapartarsedeticonfrialdad,unoporuno.Ynosabesloquedicendeti.Dicenquenopuedenexplicarsecuálessontusmediosdevida,quenocomprendenquetengasunaamanteentumiseria;esloquedicenlosricoscuandodanlimosnaalospobresquetienenunperro.DicenestosamigosquehaycálculoportuparteyquecomesdelpanqueLaurenceseganaporahí.

Me levanté con movimiento brusco, con los brazos estrechamente apretadoscontraelpecho:el insultomehabía impactadoenplenorostro;conesegolpesentíuna oleada de frío queme cubría la faz; estaba tieso y helado; ni siquiera sabía siestabasufriendo.Nopensabahaberllegadoyaaestegradodeenvilecimientoenlasopinionesde lasmultitudes;yohabíadeseadounavergüenzavoluntaria,perono lainjuria.Retrocedíunpasohacia lapuertamirandoa Jacques,que tambiénsehabíalevantadoymecontemplabadesdeunamajestuosaviolencia.Ycuandoestuveenelumbral,añadió:

—Escúcheme—medijo—.Semarchaustedsinsiquieraestrecharmimano,veoquenuncameperdonarálaheridaqueacabodeinfligirle.Ydadoquesoycobardeycrueltengoaúnunaúltimainfamiaqueproponerle.Nolehabrétorturado,nohabrésuscitadoelascoenustedsinhaberlecurado.EnvíemeaLaurence.Mesientoconelvalordequedarmemañanaconellaunanoche;despuéssusternurasestaránmuertasyustedexpulsaráaesamujer,queyanoserálasuya.Sinecesitaseotrosamoresparaacelerarsuconsuelo,subaaarrodillarseanteellechodeMarieyámela.Noserápormuchotiempounacargaparausted.

Hablabaconunacólera fría,conconvicciónaltaneraydesdeñosa.Parecíaestarpisoteando cualquiera amor; pisoteando a esas mujeres de las que se servía porcapricho y por moda. Miraba al frente, como si estuviera mirando su madurezfelicitándolaporlasvergüenzasrazonadasdesujuventud.

Así pues, Jacques el hombre práctico, coincidía con Pâquerette: los dos meaconsejaban un intercambio ignominioso; un remedio más repugnante aún, másamargo que el mal. Cerré la puerta violentamente y volví a subir casi tranquilo,anonadadodedolor.

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Enladesesperaciónhayuninstanteenelquelainteligenciaseescapa,enlaqueloseventossesuceden,semezclanydejandetenersentido.CuandomehallédelantedeLaurencedormida,olvidéqueacababadeveraJacques;yanoeraconscientedesus consejos ni de sus insultos; el corazón y la razón de este hombreme parecíanabismos oscuros a los que yo no podía descender.Estaba solo, cara a cara conmiamor, comoayer, comosiempre;yyo sólo teníaunpensamiento, eldedespertar aLaurenceyabrazarlaallímismo,obligarlaalavidayalosbesos.

Ladesperté;lacogíapasionadamenteenmisbrazos;laapretéhastahacerlagritar.Sentía una rabia muda, una voluntad implacable. Estaba harto de estar fuera deLaurence,deignorarloquesucedíaenella;meparecíamássencilloserellamisma.Medecíaqueentalcaso,missospechasdesaparecerían;quelaobligaríaaquerermedandocalorasucorazónconmiscaricias.

Hacía dos días que Laurence no me hablaba. El dolor despegó sus labios. Sedebatióymegritóconvozagresiva:

—¡Suéltame,Claude!Meestáshaciendodaño.¡Vayaideatuyadedespertaralagenteahogándola!

Me arrodillé sobre las baldosas, junto al lecho, y extendímis brazos haciamiverdugo:

—¡Laurence!—murmuréconvozsuave—.Háblame,ámame.¿Porquéerestancruel? ¿Quémal te hehechoyoparaque tus labiosy tu corazón semantengan ensilencio?Séleal,hazmesufrirenunahoratodosmissufrimientos…Olánzateamisbrazosyvivamosfelices.Dímelotodo,ábremetuspensamientosdeparenparytusafectos.Sinomeamas,golpea fuerte, rómpemeymárchate.Simeamas,quédate,peroquédateenmicorazón,muycerca,yháblame,háblamesiempre,porquetengomiedo cuando te veomuda ymortecina durante días enteros,mirándome con esosojostuyosdemuerta.Sientoquelademenciaseapoderademíenestedesiertoalqueme arrastras; siento vértigo al asomarme en ti, tan profunda de oscuridad, tansilenciosadehorror.¡No!Nopuedovivirniundíamásenlaignoranciadetuamoroen tu indiferencia;quieroque teexpliquesenestamismahora,que tedejesporfinconocer.Miespírituestáhartodebuscar.Estállenodetristessolucionesdelasquehaquerido dotarse, procedentes de tu ser. Si no quieres quemi corazón ymi cabezaestallen,nómbrate,dimequiéneres,asegúramequenoestásmuerta,quetienesaúnsangre suficiente para amarme o para odiarme. Estoy cerca de la locura. Escucha,mañananos iremosaProvenza.¿Recuerdas losgrandesárbolesdeFontenay?Allá,bajoelampliosol, losárbolessonaúnmásmajestuosos,máspoderosos.Viviremosunavidadeamorenaquellatierraardientequetedevolverátujuventudytedaráunabellezaoscura,apasionada.Yaloverás.Conozcounagujerodondebrotaunahierbafina;hayunacasitanegra,verdeporunodesuslados,elqueestácubiertodehiedrasydemadreselvas;hayunseto,tanaltocomounniño,queocultalasdiezleguasdelvalle y sólo se pueden ver las cortinas azules del cielo y la verde alfombra delsendero. Y será en ese cuenco, en ese nido, donde nos amaremos. Será nuestro

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universo,allíolvidaremos lavidaquehemos llevadoenel fondodeestecuarto.Elpasado dejará de ser el presente; sólo con su gran sol, con sus amores fuertes ysuaves, la naturaleza fecunda existirá en nuestros corazones. ¡Oh, Laurence! ¡Porcompasión,háblame,ámame,dimequequerrásseguirme!

Sequedósentada,enjuagandotranquilamentesusojosagrandadosporelsueño,desenredandosuscabellos,estirandosusmiembros.Bostezaba.Parecíacomosimispalabras produjeran en ella el mismo efecto que una música desagradable. Habíapronunciado yo las últimas palabras con lágrimas, con tanto desgarro que dejó debostezarymemiróconunaexpresióncontrariadayamistosaalavez.Seacercólacamisasobresuspiesdesnudosyluegojuntólasmanos.

—Mi pobreClaude, es evidente que sufresmucho—me dijo—. Te comportascomounniño;mepidescosasquenosonnadadivertidas.Sisupieraslomuchoquemeagobiascon tuscontinuosabrazos, con tuspreguntasestrambóticas.Elotrodíameestrangulabas,hoyllorasy tearrodillasantemícomosifueraunavirgensanta.Noalcanzoacomprendernadade todoesto. Jamásconocíahombrealgunohechocon la misma pasta que tú. Siempre estás ahí, ahogándome, preguntándome si tequiero; te quiero porque sigo contigo sin que túme des ni un céntimo.En vez deponerte enfermo aquí, mejor sería que buscaras algún trabajo que nos permitieracomerunpocomásamenudo.Éstaesmiopinión.

Seestiróindolentementeymediolaespaldaparaquenosecegaransusojosconlaluzdelaventana,queleimpedíavolverseadormir.Mequedéderodillas,conlafrente contra el colchón, destrozado por el nuevo arrebato que acababa deexperimentar:meparecíahabermeelevadomuyaltoyqueunamanodurayfría,trasempujarme, me había hecho caer desde las profundidades del cielo. Entonces meacordé de Jacques, pero el recuerdome parecía lejano y vago; hubiera jurado quehabía sucedido años antes, cuando había oído las palabras terribles del hombrepráctico.Micorazónmeconfesóenunmurmulloqueaquelhombre talvez tuvierarazónensuegoísmo;tuvelafugaztentacióndeagarrarporlacinturaaLaurenceyconducirlahastaelsiguientecrucedecaminos.

No podía quedarme así, entre Jacques y Laurence, entre mi amor y missufrimientos. Necesitaba algún sosiego, una resolución; necesitaba quejarme einterrogarycomprenderunavozquemecontestaraymedieraalgunacerteza.

SubíalcuartodePâquerette.Nuncahabíaentradoenlahabitacióndeestamujer.Sealojaenelséptimopiso,

bajolostejados.Estálaestanciaabuhardillada,yenellaentralaluzdeldíaporunaventana oblicua cuyos cristales se sostienen abiertos con la ayuda de una vara dehierro.Elpapelpintadosecaeajironesoscuros;losmuebles:unacómoda,unamesayuncamastroestánapoyadosunoscontraotrosparanocaerse.Enunrincónhayunaestantería de palisandro con filetes de oro a lo largo de unas baldas cargadas decristales y porcelanas. El cuchitril está sucio, atestado de platos de cocina

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desconchadosysuciosdeaguagrasienta,yexpideunfuerteoloraparrillayalmizclemezcladoconesetufoagrioynauseabundofrecuenteenlaspersonasmayores.

Pâquerette se hallaba profundamente hundida en un sillón rojo cuyo tapizadoestaba tan desgastado en algunas partes que se salía la lana del respaldo y de losbrazos. Estaba leyendo un librito amarillo manchado que cerró y dejó sobre lacómoda.

Le cogí las manos: lloré. Me senté sobre un taburete, a sus pies. En midesesperación, estuve tentado de llamarla «madre mía». Le conté mi mañana: laspalabras de Jacques y las de Laurence; vaciémi corazón, confesémi amor ymiscelos, pedí consejo. Con las manos unidas, sollozando, suplicando, me dirigí aPâquerettecomoaunalmabondadosaqueconocíalavidayquepodíasacarmedelfangoenelquemehabíaaventuradociegamente.

Sonrióescuchándome,dándomepalmadasenlasmejillasconsusdedossecosyamarillos.

—¡Vamos,vamos!—medijocuandolaemociónestrangulómivozenlagarganta—. ¡Cuántas lágrimas! Ya sabía yo que un día u otro acabaría usted subiendo apedirme ayuda y socorro.Le estaba esperando. Se tomaba usted todo estomuy enserio; tenía que suceder que acabase sollozando. ¿Quiere usted que le hablefrancamente?

—¡Sí,sí!—exclaméfrancaybrutalmente.—Pues mire, usted le da miedo a Laurence. En otros tiempos yo le hubiera

despachadoalsegundobeso;besausteddemasiadofuerte,hijomío.Laurencesiguecon usted porque no tiene adonde ir. Si quiere usted librarse de ella, regálele unvestido.

Pâquerettesedetuvocomplacidaalfinalizarestafrase.Tosió,despuésmeapartóunmechóndepeloquehabíacaídosobremifrente.

—Mepideustedconsejo,hijomío—añadió—.YoledaréporamistadelconsejoqueJacquesledioporinterés.ÉllelibrarádemilamoresdeLaurence.

Riomalévolamenteymidolorfueaúnmásagudo.—Escúcheme —le dije con violencia—, he venido hasta aquí para ser

reconfortado.Nomaltrateustedmirazón.EsimposiblequeJacquesameaLaurencedespuésdepronunciarlaspalabrasquemehadichoestamañana.

—Puesyaveoqueesustedmuyingenuoymuyjoven—merespondiólaanciana—.NoséqueentiendeustedporamoreignorosiJacquesamaaLaurence.Loquenoignoro esque sebesan losdospor los rincones. ¡Cuántosbesoshabrédadoyo sinsaberporquéycuántosmehabrándevueltosinqueyosupieradedóndeprocedían!Es usted un muchacho extraño que no hace nada como los demás. No deberíacomplicarselavidaconunaamante.Siesustedunapersonasensata,estoesloquehará:seprestaráalascircunstancias,yLaurencesemarcharálentamente.Ellayanoes joven y podría suceder que se la quedara usted como una carga. Piénselo.Más

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adelante,searrepentirá.Mejorqueladejemarcharsepuestoquelaquequiereirseesella.

Laescuchabaconestupor.—¡PerosiyoamoaLaurence!—grité.—UstedamaaLaurence,hijito, lo sé:peroapartirdeahora,dejarádeamarla.

Esoestodo.Nosjuntamosynosseparamos.Asíesestahistoria.¿Perosepuedesaberde dónde ha salido? Vaya idea la suya, un joven tan bien plantado, querer así aalguien. En mis tiempos se amaba de otro modo: entonces era más fácil darse lavuelta que besarse. Usted mismo siente que le resulta imposible vivir ya conLaurence.Sepárenseamablemente.NolesugieroquesequedeustedconMarie:esamuchachaledesagradaycreoqueestaríamejordurmiendosolo.

Ya no escuchaba la voz de Pâquerette. El pensamiento de que Jacques podríahabermeengañadoestamañananosemehabíaocurrido,peroahoramehundíaenesa idea si bien no conseguía creérmelo, pero hallaba una especie de consuelodiciéndomequetalvezmehabíamentido.Eraotrasombramásenmiinteligencia;unnuevotormentoqueseañadíaamistormentos.Estabaapuntodevolvermeloco.

Pâqueretteprosiguióconuntononasal:—Quisiera formarle, Claude; comunicarlemi experiencia.Usted no sabe amar.

Debe serbuenocon lasmujeres, nomaltratarlas, darles cositasdulces.Sobre todo,nada de celos; si le engañan, déjese engañar, porque así lo querrán más los díassiguientes.Cuandopiensoenmisamantes,meacuerdodeunrubitoqueseufanabadehabertenidocomoamantesatodaslaschicasdelosbailespúblicos.¿Veustedestaestantería?Elúltimorecuerdoquemequedaprocededeél.Unanochesemeacercóymedijoriendo:«Ereslaúnicaalaquenoheamado.¿Querríasbesarmedespuésdetodaslasdemás?».Lebeséenambasmejillasycenamosjuntos.Asíescomosetienequequereralaspersonas.

Salí demi consternación,miré el lugar dondeme hallaba. Sólo entonces vi lasuciedad de aquel cuchitril, percibí el olor de almizcle, de parrilla. Toda la fiebrehabíadecaído;comprendílavergüenzademipresenciaalospiesdelaviejaimpura.Laspalabrasquemedijoyquemimemoriaalmacenabasehicieronespantosamenteprecisasenmipensamiento,cuandoanteslesdabavueltassincomprenderlas.

Notuvefuerzasparabajarhastamihabitación.Mesentésobreunescalónyllorécontodalasangredemicorazón.

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XXVI

Soycobardeysufroynomeatrevoacauterizarlaherida.SientoquePâqueretteyJacquestienenrazón,quenopuedovivirenestepavorosotormentoquemesacude.Yasólomequeda,siprefieromorir,arrancarelamordemipecho.Perosoycomolosmoribundosaterrorizadosporlodesconocidoylanada.Sécuálessonlasangustiasdemi corazón lleno de Laurence; pero desconozco cuáles serían sus dolores si sequedara vacío de estamujer. Prefiero los sollozos demi agonía a lamuerte demiamor:retrocedoantelosmisteriososhorroresdeunalmaviudadeafecto.

SientocondesesperaciónqueLaurencesemeescapa.Laaprietoentremisbrazoscomouncilicioquemehacesangrar,quemeproduceunaamargavoluptuosidad.Ellamedesgarrayyolaamo.Laamoportodaslosclavosquehacepenetrarenmicarne;experimentoel éxtasisdolorosodeesosmonjesque semoríanbajo el azotede lasvergasqueellosmismomanejaban.Amoysollozo;nopuedorechazarlossollozosydeborechazarelamor.

Y, sin embargo, entiendo que esta pesadilla amarga y violenta debe cesar. Lacrisisseacerca.Noséquiéndenosotrosvaamorir.Sientocomounaangustiaquememantienedespierto;quemeadviertedeunacercanadesgracia.Elcieloseapiadará;curarámiespírituymedejaráelcorazón;meelegiráparalamuerteantesqueescogermisternuras.

Estamañaname crucé con un hombre y unamujer jóvenes caminando bajo laclaridad del sol. Apretados el uno contra el otro, avanzaban con pasos cortos,olvidándosedelgentío.La jovenseapoyabaenelhombrodeél,y locontemplabaemocionada y sonriente; y él, con unamirada, le devolvía su emoción, su sonrisa.Aquellaparejadeslumbraba.

Existen pues amores jóvenes, mientras yo vivo miserable, entre tinieblas,desgarradoporunapasiónhorrible,cuandobajolosrayosdemayohayamantesquevivencondulzura.Nosabíaquesepudieraamarasí;yocreíaquelosbesosdebíandeseramargosyconmovedores.

Ahora lo recuerdo.Losamantes sevanemparejadoshaciadonde la lunabrilla,hacia las auroras. Visten con telas ligeras. Se besan a cada paso que dan de unamaneratierna,recogida;vivenentrelashierbas,enmediodelasmultitudesysiempreestánsolos.Elcielosonríe,latierrasevuelvediscreta,eluniversoescómplice.Losamantesintercambiansuscorazones,cadaunodeellosvivelavidadelotro.

Yo me he encerrado aquí; no puedo tenerlo todo; tengo las lágrimas, ladesesperacióndeamarsolo;tengoelsilencio,losojosmuertosdeLaurence.¡Cuántonecesitolaprimaveraylosamoresjóvenes!Tengomidolor,dondelosotrostienensualegría…

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¡Diosmío, piedad! ¡Nome quites mi sufrimiento! ¡Impide que esta mujer mesanematandomiamor!Quepermanezcaaquí,juntoamí;quepermanezcaaquífríaeindiferenteparaprolongarmitormento.Yanoséporquélaamoylaamomásalládela justiciayde laverdad; laquieroporquererlaynodeseoquememolestenen lalocura demi pasión. Todomi ser se empequeñece ante la idea de queme pudieraabandonar;temolanada.Alperderlaperderíaamifamilia,todosmisafectos,todoloqueaúnmeunealatierra.¡Diosmío,nolepermitasquemedejehuérfano!

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XXVII

MegustaestarenelcuartodeMarie.Debuenamañanavoyasentarmejuntoalacamade lamoribundaypermanezcoahí todoel tiempoposible,sintiéndolomuchocuandotengoqueirme.Encualquierotrolugar,pertenezcoaLaurence,tengofiebre.Meafanoeniraeselugardemansedumbre:entroallíconlaconfianzayelbienestardeunenfermoqueesperarespirarunairemásbenignoquecontribuiráasusanación.

Amo la muerte. La habitación es tibia y húmeda; la luz es gris y comoconmovida;hechadesombrasydeblancuras;todoflotaallícomoenunalanguidezpostrera;enunasemitransparenciablandayrecoleta.Esinexpresableladulzuraquesienteelcorazónsangranteenelsilenciodeestecuartodondeseestámuriendounamuchacha. Este silencio es un silencio extraño, particular, de exquisita suavidad,lleno de lágrimas contenidas.Los ruidos—el choque de un vaso, el crujido de unmueble—sesuavizan,searrastrancomolamentosahogados;losruidosprocedentesdelexteriorentrancomomurmullospiadosos,comomisericordiososestímulos.Todocalla;elsonidoylaluz;todoestápenetradoporeldoloryporlaesperanza.Yenlasombra, en el silencio, se puede oír una vaga desesperanza de procedenciadesconocidayqueacompañaelhálitodesgarradodelamoribunda.

Miro a María y me siento penetrado poco a poco de este aliento invisible deconsoladoracompasiónquellenaelcuarto.Misojosreposandesuslágrimasenestapálidaclaridad;misoídos,enelestremecidosilencio,olvidanporunahoraelruidodemis sollozos.Toda la dulzura, todas las atenciones delicadas, todas las palabrasdirigidasaMarieenvozbajayacaricianteparececomosimeestuvierandedicadas;lasvocesylospasosseretienen;sepreguntayserespondeconafecto;seevitanlassensacionesagudasydolorosas,yyoavecespiensoquetodasesasprecaucionessetoman para no hacer estallar a mi pobre ser lleno de sufrimiento. Me imaginomuriéndome,quemecuidan;recibomipartedecuidados,deconsolaciones;roboaMarielamitaddesuagoníaydeloscompadecimientosquegenera;vengohastaaquí,junto a una niña que se está muriendo, para aprovecharme de las compasiones yternurasqueseconcedenalasúltimashorasdeunalma.Curomiamorenlamuerte.

Losiento;sientoenmílanecesidaddesercompadecido,derecibircaricias,esoesloquemetraehastaestecuarto.Encuentroaquíelairequenecesito,lacompasiónqueme es necesaria. La vida es demasiado punzante parami carne dolorida ymicorazónmalherido; la luz del díame irrita y sólome siento a gusto en el borradoreparadordelatumba.Sialgúndíasalgodemidesesperación,agradeceréalcieloelhabermepermitidovivirsentadoalospiesdeunlechomortuorio,elhabermedejadocompartirlosapaciguamientosdeunaagonía.Habrévividoporqueunaniñasemoríaamilado.

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MiroaMarie,lafiebreestilizasucarnedíaadía.Rejuvenece,sevuelveniñitaamedidaqueseagotasusangre.Surostro,labradoporsurcosprofundos,expresaundeseo ardiente; el de la nada, el del reposo; sus ojos se han agrandado, sus labiospálidospermanecenentreabiertos,comoparafacilitarlaentradadelhálitosupremo.Espera,resignada,casisonriente,ignorantedelamuertecomolofuedelavida.

Avecesnosmiramosfrenteafrente,durantelargashoras.Noséquépensamientodetiene esa tos de sus labios. Parece llenarse de una idea única que basta paramantenerladespierta,másvivaymástranquila.Surostrosellenadecalma,fulgoresrosados aparecen en sus mejillas; los miembros bajo las sábanas tienen menosrigidez;Marie,antemimirada,serelaja,abandonasuagonía.Yomeabsorboenella,pierdomis sufrimientos, poco a pocome parece estar atravesando sus labios paraformarpartedeesta criatura enferma; experimento la sensacióndulceyamargadelanguidecer con ella, de desfallecer lentamente; siento el mal inexorableapoderándosedemismiembrosunotrasotro,sacudirmeconunaviolenciacrecienteamedidaquemismiradaspenetranmásprofundamenteenlasdeMarie;medigoamímismoquevoyamorirmeenelmismominutoqueellayesomellenadegozo.

¡Quéextrañaatracciónyquépaz!Lamuerteesligera,tieneásperastentaciones,atractivosirresistibles.Nuncahayqueasomarsealosojosdeunmoribundo,porqueestán llenos de luz y son tan profundos, que sus abismos producen vértigo.Quisiéramosverloquemiranesosojosdilatados,seapoderadenosotroslaespantosacuriosidaddelodesconocido.CadavezqueMariememira,quieromorir;marcharmeconellaparasaberloqueellasabrá;creoadivinarquemesolicita,quenoquierequela abandone, que sueña con irnos los dos juntos en compañía, arriesgándonos a lamismanadaoalmismoesplendor.

Entoncesolvido;olvidoaLaurence.Yo,queveoaLaurenceentodaslascosas,enelsueñoyenlavigilia,enlosobjetosquemerodean,enloquecomoyenloquebebo, no veo a Laurence en el fondo de los ojos deMarie. Sólo veo este refulgirazulado,másapagadohoy,quepudepercibirunanoche,cuando rocé los labiosdeestaniña.Estefulgorazulestávacíodemiamor,estávacíodedolorparamí;esloúnicoquepuedomirar sin llorar.Poresoamoestecuarto,aestamoribunda,cuyasmiradas tienenmás pureza, más dulzura que el cielo, porque el cielo tambiénmehabladeLaurencecuandoalzolafrente.Vengoaperdermeenesteolvido;enestaluzclarayserena,ytanpuraquetalvezpuedasanarmicorazón.

CuandocaelanochesóloveoelfulgorazuldelosojosdeMarie,abrolaventana,miro la muralla negra. El cuadrado de luz amarilla está ahí, vacuo o poblado,mortecino o lleno de movimientos silenciosos. Siento una sensación áspera, trasvariashorasdeolvido, alvolveravermecaraacaracon la realidad, estar frenteafrente con mis celos y mis angustias. Cada atardecer, retomo la labor penosa ytitánica de dar sentido a estas manchas que crecen y ruedan por el muro. Estainvestigaciónsemehaconvertidoenunentretenimiento,alquemededicoconunapacienciaansiosayconunaobstinaciónfebrilque,diariamente,meconducenhastala

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ventana,pormuchoquecadadíameprometaamímismodejardeponerenriesgoconellasmirazón.

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XXVIII

Hellegadoaesteapogeodeladesesperaciónqueescasidereposo.Nosabríasufrirmás:estacertezadequenadaharáaumentarmislágrimasesunalivio.Misersehadesgarradoasímismohastaelextremodedetenersecompadecido.Hoysólopuedoenjugarmislágrimas.

Y, sin embargo, siento que necesito cielo para sanar. Estoy embrutecido por eldolor; carezco ya de la felicidad apacible de la salud. Si mis heridas no puedenagrandarse,puedenpermanecerabiertas,sangrandogotaagotaconunsordosufrir.

Hermanos,lamanoquelascerróesunamanoterrible;lamanodelamuerteydelaverdad.

Ayer,alcaerlanoche,elcuartodeMariesellenabadesombraydesilencio.Unavela,medioescondidadetrásdeunjarrónsobrelachimenea,iluminabaunrincóndeltecho; lasparedesyelsueloestabansumidosenlaoscuridad; lablancuradel lechodestacabaentrelastinieblastransparentes.Marie,máspálida,másrota,habíacerradolosojos.Yo sabía enmi fuero internoquenopasaríade aquellanoche,Pâquerettedormíaensusillón,conlasmanosjuntassobresucintura;sonriendoconelsueñodealguna imaginaria golosina, con la barbilla en el pecho, roncaba suavemente y sussoplidos se mezclaban con los debilitados estertores de Marie. Yo sentí que meahogaba entre aquella muchacha moribunda y aquella vieja ahíta de comida. Meacerquéalaventanaylaabrí;elclimaeraagradable.

Me acodé a la barra de madera y miré el cuadrado amarillo de enfrente. Lasmanchasibanyveníanconrapidez,desapareciendoparahacerseluegomásgrandes.Nuncalassombrasfuerontanhábiles,tanirónicas;parecíansolazarseenunadanzasarcástica, enundesenfrenode formas inexplicablesdestinadoa rematarmi razón.Eraunavorágine inexpresable,unamasijodecabezas,decuellos,dehombros,querodabasobresímismocomodesmenuzado,sacudidoalatigazos.Luego,mientrasyosonreíaamargamente,sinquerercomprendernada,sehizounapazsupremaenesasmasas oscuras y ágiles; las masas dieron un último respingo, se dibujaron dosperfiles,enormes,enérgicos,destacandoconclaridadyvigor.Parecíacomosi,hartasde atormentarme, las sombras hubieran querido por fin revelárseme, negras,poderosas, de una verdad y una insolencia soberbias. Reconocí a Laurence y aJacques, desmedidos, desdeñosos. Sus dos perfiles se acercaron el uno al otro conlentitudysefundieronenunbeso.

Yonohabíadejadodesonreír.Sentíenmíunaespeciedearranqueseguidoporunsúbitobienestar.Micorazón,enunaenormepulsación,expulsótodoelamorquelo asfixiaba, y el amor se fue por mis venas, causándome una última quemadura.

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Tuveesasensacióndeangustiaqueelpacienteexperimentacuandosehallaenmanosdelcirujano:sufríparadejardesufrir.

Porfin,lassombrashablaban,dándomeunacerteza.Teníalaverdadescrita;ahí,delantedemí,enlamuralla;sabíaahoraloquehabíatratadodeadivinartrasmuchosdías.Mirabadehitoenhitolasdoscabezasnegraquesebesabanenelcuadradodeluzamarilla.

Me extrañé de sufrir tan poco.Creí quememoriría y sólo sentía un cansancioprofundo, un abotargamiento que se apoderaba de todomi ser. Durante largo ratopermanecíacodado,mirandoalasdossombrasquesemovíandemaneraacariciante.Y pensé en esta terrible aventura cuyo desenlace protagonizaban dos manchasoscuras en una muralla alumbrada. Se presentó con fuerza en mi memoria laconversaciónquetuveconJacques;enelvacíoquesehacíadentrodemíescuchabaelevarseuna trasotra laspalabras,gravesy lentas,delhombrepráctico,yaquellaspalabras, que creía escuchar por primera vez, me asombraban de forma extraña,pronunciadasfrentealbesoquelasombradeJacquesdabaalasombradeLaurence.¿Quién era aquí aquel al que engañaban? ¿Tendría razón Pâquerette y estaría yofrenteaunodeesoscaprichosinexplicablesqueempujanaloshumanosamentirseasí mismos? ¿O era el propio Jacques quien se entregaba por mi bien de modoabnegadoaesascariciasembusteras?¡Singularformadeabnegación,queimpactabadirectamenteenmicarne,enmicorazón,paracurarmeunmalconunmalaúnpeor!

Poco a poco,mis pensamientos se enturbiaron; dejaronde tener la tranquilidaddelprimermomento.Nocomprendíaaquelbeso; temíaquepudiera tratarsedeunacomediamiserable.

Laluchaentreladudaylacertezaseestablecióenmí,másáspera,másabrasiva.NopodíaimaginarmequeJacquesamaraaLaurence;creíamásenéldeloquecreíaen Pâquerette. Y me decía a mí mismo que los besos son embriagadores, que élamaríaaaquellamujer,sinolaamabaya,porlaformaenqueapoyabasuslabiosenlosdeella.

Asífuecomovolvíasufrir;miscelosvolvieronacerrarmelagarganta.Hubieradebido alejarme de aquella ventana, no abandonarme a la visión de aquellas dossombras. Resultaría imposible expresar lo que sufrí en unos pocosminutos; sentíacomosimearrancaranlasentrañas;ynopodíallorar.

La verdad se volvía clara, inexorable: poco importaba que Jacques amara o noamara a Laurence. Laurence se colgaba de su cuello, se entregaba a él; desde esemismomomento estabamuertaparamí.Ahí residía laúnica realidad; el desenlacequetantasvecesreclaméytemí.

En el estruendo sordo que sacudía mi ser, sentí que todo se desmoronaba,comprendíquemequedabasinnadaenquécreer,sinamor,yfuiaarrodillarmeanteellechodeMarie,sollozando.

Mariesedespertó,viomislágrimas.Hizounesfuerzosobrehumanoy,ardiendode fiebre, se incorporó en su lecho. La vi inclinarse, apoyar su cabeza sobre mi

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hombro,sentísubrazoenjutoyardienterodeandomicuello.Susojos,luminososenlasombra,llenosdelaclaridaddelamuerte,meinterrogabanconterrorycompasión.

Yo hubiera querido rezar; juntar las manos, implorar a una divinidad dulce ymisericordiosa.Mesentíadébilydesnudo;enmiterrorinfantilbuscabaentregarmeaundiosqueseapiadarademí.MientrasJacquesmearrancabaaLaurence,yahíabajoellosdosseuníanestrechamenteenunbeso,yoteníaganasdehacermisdeberesdefe y de amor, protestar arrodillado, amar en otra parte, dentro de la luz, de loabsoluto. Pero mi boca ignoraba la plegaria, yo extendía mis brazos condesesperación,enelvacío,haciaelcielomudo.

EncontrélamanodeMarieylaapretéconsuavidad.Susojosagrandadosseguíaninterrogándome.

—¡Oh,recemos,hijita,recemosjuntos!—ledije.Parecíacomosinomecomprendiera.—¿Quétesucede?—mepreguntóconunavozapagadayacariciante.Y con sus débilesmanos intentaba secarmis lágrimas. Entonces lamiré, ymi

corazón,desolado,sefundiódepena.Ellasemoría.Estabayafueradelavida;másblanca y más grande; sus ojos velados estaban llenos de un éxtasis conmovido ysereno; su rostro apaciguado dormía, de sus labios afinados no salía ya estertoralguno.Comprendíqueseibaamorirenmisbrazos,enestahorasolemneenquemisternurasmorían,ellastambién,yqueestachiquillasemoríajuntoconmiamor;mellenó el alma de una compasión tan profunda que volví a extender mis brazosbuscandoelvacíoconunaansiedadaúnmásagria,buscandoaalguien.

Melevanté,yconunavozmásbaja,desgarrada,lerepetí:—Recemos,hijamía.Recemosjuntos.Mariesonrió.—¿Rezar,Claude?¿Porquéquiereshacermerezar?—Paraconsolarnos,Marie.Parahacernosperdonar.—No tengo perdón que implorar ni tristeza que suavizar. Mira. ¿Ves? Estoy

sonriente,feliz,micorazónnotienenadaquereprocharme.Sequedóensilencio,seapartóunmechóndecabellosdesufrente,yprosiguió

conuntonodebilitado:—Nosérezarporquenuncatuvequepedirperdón.Lamujerquemecriomedijo

que a la iglesia sólo van los malos para que los absuelvan del crimen que hancometido.Yosoyunachicaquenuncahizodañoanadie;nonecesitoaDios.Siempreque he llorado, las lágrimas corrieron abundantes por mis mejillas y el viento lassecó.

»¿Quieresquereceporti,Claude?—añadiótrasotrosilencio—.Mejuntaráslasmanos yme harás repetir las palabras que enseñan a los niños en los pueblos. LepediréaDiosquenotehagallorarmás.

Yyo,estremecido,desolado,rezabaporMarie,rezabapormí.Encontrabaenelfondodemiserlaspalabrasdelamentoydeadoración,ylasdecíaunatrasotrasin

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moverloslabios.Lesuplicabaalcieloquefueramisericordioso,quenosfacilitaralamuerte,quedurmieraaestaniñaensuéxtasis,ensuignorancia.Ymientrasrezaba,Marie,quenopensabaqueyobuscaraunDios,meapretabaelcuelloconmásfuerza,asomándosehastamirostro.

—Escucha,Claude—medecía—.Mañaname levantaré,mepondréunvestidoblancoynos iremosdeestacasa.Buscarásuncuartitodondenosencerraremos losdossolos.Jacquesyanoquieresabernadademí,estoydemasiadodébilydemasiadoblanca. Ya veo que tú tienes buen corazón, cuidarás de mí, y me quedaré a vivircontigo como con Jacques, pero más dulce, más alegre. Estoy un poco cansada.Necesitounhermano.¿Querrásserlotú?

Aquellas palabras eranhorribles en la boca de lamoribunda, pronunciadas conuna lánguida ternura.Mantenía su ingenua impudiciahasta lamuerte;ofreciéndoseensu lechodemuertecomohermanayamantedediezaños.Sujetabayosupobrecuerpocomocarnesagrada;escuchabasuhilodevozfebrilconsantacompasión.

Meditabayo,porqueyanopodíarezar.¿Quéeselmal?¿Acasonoestabayoanteelbienabsoluto?CiertamenteDioshahechounaobrabuena,tanperfecta.Elmalesunadenuestras invenciones,unaheridaquenos recubre.Aestaniñaqueseestabamuriendonolapreocupabanlosbesosquelesdioasusamantesmásqueaunaniñitale inquietan las caricias que dedica a su muñeca. Y esa Laurence, esa Laurencemortecinaydesolada,acusabataldesplomequesuimpudiciaerasólolaaceptacióntácitadeunactopuramentematerial.¿Dóndeubicarelmalen todoestoyquiénseatreveríaacastigaraLaurenceyaMarie,a launaensuignorancia,a laotraensuembrutecimiento? El corazón se había dormido o no se había despertado aún. Nopodíapuessercómplicedelacarneque,porsímisma,seguíasiendoinocenteensusilencio.Siyohubiese tenidoquecondenaraesasdosmujeres,quizás tendríamáslágrimasqueseveridadyleshabríadeseadolavenidadelamuerte,lapazsuprema.

Debendedormirdeunsueñobienprofundoensustumbaslascriaturasquehanvivido en un tumulto de alegría febril. Tal vez sus corazones amen en la muerte,sufriendopavorosamenteanteelpensamientodeunavidadedicadaaamarsinamor;corazones que quieren latir ahora, pero que están por siempre clavados en susataúdes. Marie se marchaba, blanca y virgen, asombrada y temblorosa, quizáscomprendiendo que se moriría sin haber siquiera conocido la vida. Yo hubiesequeridoquesellevaraconellaaLaurence,alaquenoquedabayanadaqueaprender,por haber abusado de todas las voluptuosidades. Hubieran descendido ambas a lodesconocido,almismopaso,igualdemancilladas,igualdeinocentes,hijasdeDios,heridasporloshombres.

SostuvelafrentedeMarie,alaquelaagoníadoblaba.—¿DóndeestáJacques?—preguntó.—¿Jacques?—lerespondí—.Estáensucuarto,conLaurence.Sebesan.Estamos

solos.—¡Solos!¿Laurenceyanovivecontigo,Claude?

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—¡No!MeabandonóporJacques.Estamossolos.Frotósuavementesusmanosentresí.—¡Québuenoesestarsolos!¡Oh!¡Québueno!—murmuraba—.Podremosvivir

juntos. Han hecho bien de arreglarlo todo así. Tendremos que agradecérselo. Queellosseanfelicesporsulado,nosotrosporelnuestro.

Despuésadoptóuntonodeconfidencia,convozclarayalegre:—Nolosabrás,peronuncamegustóLaurence.Estamujereramalvada,tehacía

llorarlágrimasqueamímehubieragustadosecar.Porlasnoches,cuandotesabíaasu lado, no podía dormir;me alejaba de Jacques,mehabría gustado subir hasta tuhabitación para velar sobre ti, para que no te hiciera daño. ¿No me abandonarásjamás, verdad, Claude? Seré una mujercita buena para ti, que te querrá mucho,siemprediscreta.

Mariesequedóensilenciounosinstantes,sonriendocontalespensamientos.Sedesplomabacadavezmásysevolvíamásinerte.Sujetabayosucuerpo;sentía

lavidamarcharsedesucarneconcadaunadelaspalabrasquepronunciaba.Aúnlequedabanalgunosminutosdevida.Lasonrisaseborró;tuvocomounmovimientodepavor.

—Me engañas, Claude—repuso bruscamente—. Jacques no besa a Laurence.Estásintentandodarmeunaalegría.¿Dóndevesquesebesen?

—Ahíenfrente—contesté—.Enlamuralla.Mariejuntólasmanos.—Quieroverlo—medijoapretándosecontramí.Suvozerasordaysuplicante,meacariciabahumildeysuavemente.Latoméentremisbrazosylalevanté.Eraligera,palpitante,seabandonaba.Yola

transportaba con precaución, sintiéndola apenas, temiendo que se rompiera. Mismanos tocaban con un santo respeto a aquella criatura semidesnuda, de cabellosdespeinados,quesesujetabaamicuelloypertenecíayaalamuerte.

Cuando lapresenté a laventanacon losbrazosextendidos,Marie, cuyacabezaestaba echada hacia atrás, miró al cielo. La noche se labraba camino con un azulprofundo sembrado de estrellas; el aire tranquilo vibraba en escalofríos cálidos ylentos.Los ojos de lamoribundamiraban las estrellas; sus labios aspiraban el airetibio.Surostro,resignadohastaesemomento,tuvounacontraccióndolorosa,comouna revuelta de la carne moribunda en presencia de los alientos de la vida. Seabsorbíaensucontemplación;perdíasusmiradasenlosespaciososcurosyparecíaestarsoñandosuúltimosueño.

Escuchéunmurmulloymeasomé.Ellarepetía:—Nolosveo;noseestánbesando.Seagitabasuavementeenelvacíoconsuspobresmanos,comosiquisieraapartar

elveloqueseextendíaantesuvista.Entonces le levanté un poco la cabeza. Las sombras en el cuadrado de luz

amarilloseguíanbesándose.Eranmásnegras,másenérgicas,ysudefiniciónperfecta

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lashacíapavorosas.Marielasvio.Unasonrisasupremasemostrósobresuslabios.Conunaalegríainfantilylavoz

deunamuchachaseacercóamiorejaacariciándomeconlamano.—¡Losveo, losveo!—dijo—.Seestánbesando.Tienencabezasenormes,muy

negras.Tengomiedo.Dilesqueestamosjuntos,quenovenganaatormentarnos.Unanochesebesaronigual;nosotrosdosnosbesábamospornuestroladoyfueapartirdeaquelmomentocuandoelladejódegustarmeLaurence.¿Teacuerdas,Claude?Venaquíquetedaréunbeso.Seráelsegundobesodenuestronoviazgo.

Mariepusosubocasobrelamíabalbuceando.Sentíenmislabioselpasodeunsoploconun ligerogrito.Elcuerpoquesosteníaentremisbrazosseestremecióenunaconvulsiónyluegoseabandonó.

Miré losojosdeMarie.Estabanabiertosdeparenpar,perobusquéenvanoelfulgorazulqueardíaenellosaquellanochequeacababaelladeevocar.

Mariehabíamuertoenmisbrazos.Depositéelcadáversobreellecho,cubriendocastamenteesecuerposemidesnudo

que había mantenido oculto hasta ese momento contra mi pecho. Me senté en elbordedelacama,recostélacabezadelaniñasobreunodemisbrazos,sosteniendosusmanos,mirandosurostro,queparecíavivir,ysonreíaaún.Eramásgrandeenlamuerte;másserena,máspura.

Grandeslágrimasfluíanpormismejillasycaíansobreloscabellosdeladifunta,quecubríanmisrodillas.

Ignoro cuánto tiempo permanecí así, en medio del silencio y de la sombra.Súbitamente, Pâquerette se despertó y vio el cadáver. Se despertó con escalofríosrecorriéndolaycorrióenbuscadelavelaquehabíatraseljarrón,enlachimenea,yluego recorrió con la llama el rostro de Marie y vio que todo había acabado; sedeshizo en un llanto desesperanzado y ruidoso. Aquella anciana retrocedía conespantoantelamuertequesentíaasulado;gritabadedoloralpensarquemuyprontole tocaría tambiénmorir. Jamáshabía creído en la enfermedadde estaniña, que leparecíademasiado jovenpara irse tanpronto;y ante el rápidoy terribledesenlace,temblabadeespanto.Susgritosdebíandeescucharsedesdelacalle.

Seoyóunruidodepasosprocedentedelaescalera.Algúnvecinosubía,atraído,sinduda,porlasexclamacionesdePâquerette.

LapuertaseabrióyLaurenceyJacquesaparecieronenelumbral…¡Hermanos!Nopuedoseguirhoyconesterelatohorroroso.Mimanotiembla;mis

ojossellenandeoscuridad.Mañanalosabréistodo.

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XXIX

LaurenceyJacquesaparecieronenelumbraldelapuerta,amediovestir,aterrados.Alverel cadáverdeMarie, Jacques juntó susmanoscon terroryasombro.No

esperabaunamuerte tanpronta.Sequisoarrodillaralpiede lacama,ocultandosucabezacon la sábanaque estaba caídapor el suelo.Unaangustiaprofundaparecíaestaraplastándolo.Nosemoviómás.Yonosabíasilloraba.

Laurence, pálida, con los ojos secos, permanecía en el umbral, sin atreverse aavanzar.Estabatiritandoydesviabalasmiradas.

—Muerta,muerta…—repitióenvozbaja.Dio dos o tres pasos, como queriendo ver mejor. Se hallaba en medio de la

habitación,sola,depie.Yo mantenía entre mis brazos el cadáver apretándolo, cubriéndome con él,

protegiéndomecontraLaurence,queseacercaba.—¡Noavancéismás!—gritéconrudeza—.Novengáisaensuciaraestaniñaque

duerme.Quedaddondeestáis,puestengoquejuzgarosycondenaros.—Claude—mecontestóellaconvozsuave—,déjamebesarla.—¡No, no! Vuestros labios están mortificados por los besos de Jacques.

Profanaríaislamuerte.Jacquesparecíaestardormidoconlacabezabajolasábana.Laurencesecayóde

bruces.—Escúchame, Claude—me dijo tendiéndome susmanos—.No sé qué ves en

mislabios,peronomehablescontantadureza.Necesitoternura.Miré a aquella mujer que se lamentaba humildemente y no reconocí en ella a

Laurence.ApretéaMariemásestrechamente,temiendoalgunadebilidad,yproseguí:—¡Poneosdepieparaescucharme!Quieroacabardeunavez.Venísdecasade

Jacques; estáis aún desgreñada por sus caricias. No deberíais haber subido. Osequivocáisdepuerta.

Laurenceselevantó:—¿Meechaspues?—preguntó.—No, no os echo. Vos misma os expulsasteis al aceptar otro domicilio, otra

vivienda.Quedaosdondehabéisido.—¡No!¡Nomefuianingunaparte!Teequivocas,Claude:nohaybesosextraños

enmislabios.Teamo.Avanzabaapasoscortos,fascinante,conlosbrazosextendidos.—¡Noosacerquéis,no!—gritédenuevo,conunmovimientodehorror—.¡No

quieroquemetoquéis,noquieroquetoquéisaMarie!Estapobredifuntameprotegedevos;estáaquí,recostadacontramí,dormida,dandopazamicorazón.Mesiento

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profundamente desgarrado. Tal vez habría cometido la cobardía de perdonaros, sihubieseisvenidoanuestrahabitaciónparaarrastrarosamispies,dadoquehabríaissido todopoderosasobremíporesteamor infameque lamiseriayelabandonomeinspiraron.Aquíyanopodéishacerlenadaamicorazónniamicuerpo.Tengoaúnen los labios el alma deMarie, su último aliento y su últimobeso.Noquiero quevuestramancilladabocamerobeestaalma.

Laurencesedetuvo,sollozando,mirándomeatravésdesuslágrimas.—Claude—murmuraba—,nome comprendes; nuncamehas comprendido.Te

amo.Nuncasupeloquedeseabasdemí;meentreguéaticomomeséentregar.¿Porquémeexpulsas?Yonuncatehehechodaño;sitehehechoalgúndaño,mepegarásyseguiremosviviendojuntos.

Estaba hastiado; sentía sangrar mi corazón; estaba ansioso por que se fueraaquellamujer.Laimploréamivez:

—Laurence, por compasión, retiraos —le dije suavemente—. Si alguna veztuvisteisalgúnamorpormí,ahorradmetodoestesufrimiento.Nuestrasternurashanmuerto;nostenemosqueseparar.Iddondequeráisenlavida,enelbiensiesposible.Permitidmerecobrarmisesperanzasymisalegrías.

Se cruzó de brazos con desesperación, repitiendo varias veces con una vozperdida:

—Todohaterminado;todohaterminado…—¡Sí!Todoterminó—lecontestéconrudeza.EntoncesLaurencesecayóalsuelocomounamasainerteyestallóensollozos.Pâquerette,quesehabíavueltoaaposentar tranquilamenteensusillón, lamiró

con curiosidad. La vieja impura se extrañaba comiendo unas pastillas que habíaencontradoyque ibaacabando,dadoqueMarieyanoestabavivapara terminar lacaja.

—¡Mira tú,hijita!—ledijoaLaurence—.Tú también tehaces la loca…¡Diosmío!¡Quétontossehanvueltolosenamorados!Enmistiemposseseparabaunoconalegría. Mejor será que pienses que sales ganando separándote de Claude. Él loconsiente.Abrelapuertacorriendoydalelasgracias.

Laurence no escuchaba nada. Laurence pataleaba el suelo con sus pies y suspuños presa de una especie de crisis nerviosa. Medio desnuda, se retorcía comoposesa, con escalofríos que la sacudían toda ella.Mordía los cabellos que le caíansobre el rostro; contenía gritos ahogados, palabras confusas que se perdían en sussollozos.

Laveíadesdemi altura, ahí abajo, aplastada, estremecida; no sentía ni penanienfado.

Después se incorporó a medias y, con la cara convulsa, la carne enrojecida yazulada,llorando,searrastróhastamíconsusfaldastorcidasycolgantesymegritó:

—Tienes razón, Claude, soy mala. Prefiero decírtelo todo. Tal vez despuésquierasperdonarme.Tusojoslovieron;mislabiosdebendeestarrojosdelosbesos

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deJacques.Yofuihaciaélyloobliguéalatraición.Soymala.Los llantos le arrancaban el pecho: subían desde el fondo de sus entrañas en

hálitosenormesypenosos;hinchabansugargantadeformahorrible;hacíanondulartodosuser;estallabanensuslabiosengritossecosydesgarradores.

—Ya no sé qué decir, yo… Ignoraba que los besos de Jacques pudieransepararnos.Lohicesinpensármelo,sinpensarenti.Avecesmeaburríaalhacersedenoche,cuandotúveníasaestahabitación.Entoncesbusquéalgoparadistraerme.Nomeexplicoquépudosuceder.Noquieroabandonarte.Perdóname;perdóname.

En la última hora, estamujer era aúnmás impenetrable. No podía entender elsentido de esta criatura fría y desplomada, nerviosa y suplicante.Desde hacía unaaño,vivíaasu ladoymeera tanextrañacomolofueelprimerdía.Lahabíavistosucesivamenteviejayjoven;activaydormida;secayenamorada;irónicayhumilde;no podía reconstruir un alma con estos elementos diversos y me quedaba mudodelante de este rostro espeso, lleno de muecas, que me ocultaba un corazóndesconocido.Quizáellameamase,obedeciendoaestanecesidaddeamorydeestimaque reside en el fondo de las naturalezas más vergonzantes. Por lo demás, ya nointentaba comprendernada; adivinabaqueLaurence sería siempreunmisterioparamí, una mujer hecha de sombra y de vértigo; sabía que permanecería en mi vidacomo una pesadilla inexplicable; una noche febril llena de visionesmonstruosas eincomprensibles.Yonoqueríaescucharla;mesentíaaúnsumidoenel sueño; teníamiedodecederalalocuradelastinieblas;tendíacontodasmisfuerzashacialaluz.

Hiceunmovimientodeimpaciencia,rechazandoconelgesto,cerrandoloslabios.Laurence,hastiada,apartósuscabellos,memiródefrente;profundamentemuda,noteníayamássúplicas,lefaltabanlaspalabras.Merogabapormediodesuactitud,sumirada,surostrodesencajado.

Girélacabeza.Laurenceselevantóentoncespenosamenteycaminóhastalapuertasindejarde

mirarmealosojos.Permanecióporuninstanteerguidaenelumbral.Mepareciómásgrandeyapuntoestuvedeflaqueary lanzarmeasusbrazos,cuandoviqueenesahora final llevaba puestos los andrajos del vestido de seda azul. Amaba yo aquelvestido; hubiera querido rasgar un jirón para quedármelo como recuerdo de mijuventud.

Laurence siguió retrocediendo, entró en la sombra de la escalera, dedicándomeunaúltimaplegariahastaqueelvestidoapenasfueunamareanegraquesedeslizabaestremeciéndosesobrelosescalones.

Erayolibre.Puse unamano sobremi corazón; latía conpálpitos débiles y tranquilos.Tenía

frío.Ungransilenciosehacíaenmiser;meparecíaestardespertandodeunsueño.Me había olvidado de Marie, cuya cabeza seguía reposando en paz sobre mi

pecho.Pâquerette,quedormitaba,selevantóbruscamenteyacostóalcadáversobrelacamamientrasmedecía:

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—Mireusted…¡lapobreniña!Nisiquieralecerróustedlosojos.Parecequenosmiraysonríe.

Mariememiraba.Teníaunsueñodeniña,deunapazsupremayunafrentepurade virgen y demártir. Parecía feliz por lo que acababa de escuchar; se decía queestábamossolos,quepodríamosamarnos.Lecerrélosojosparaquesedurmieraenestepensamientodeamorylebesélospárpados.

Pâquerettedispusodosvelassobreunamesitajuntoalcadáveryluegoreanudósusueñoacurrucándoseenelfondodelsillón.Jacquesnosehabíamovido.Todasmispalabras, todas las palabras de Laurence habían pasado sobre él sin que diera unrespingo.De rodillas, con la cara en la sábana se sumergía en el abismo de algúnpensamientoausteroyterriblequeloteníaanonadado.

Lahabitaciónestabaahorasilenciosa.LasdosvelasarrojabanunaclaridadpálidaqueblanqueabalassábanasdellechoyelrostrodescubiertodeMarie.Apartedeesteestrecho círculo de luz, todo era sombra imprecisa. En esta sombra podía vervagamenteaPâquerettedormidayaJacquesarrodillado.Fuihastalaventana.

Pasélanochedepie,ahí,frentealcieloestrellado.MirabaaMarieymirabaenmi interior; dominaba a Jacques, distinguía a Laurence, lejos, muy lejos, en mirecuerdo.Mipensamientoestabasano,meexplicabatodoaquello,eraconscientedemiserydelascriaturasquemerodeaban.Asífuecomopudeverlaverdad.

Sí,Jacquesnosehabíaequivocado.Estuveenfermo.Tuvefiebre;deliré.Sientohoy,porlafatigademicorazón,lavirulenciademimal.Estoyorgullosodemisufrir;entiendo que no fui un ser infame; que mis desesperaciones no eran más querebeliones demi corazón indignado por elmundo en donde lo extravié. Soy torpeante la vergüenza; soy incapaz de aceptar los amores vulgares; no tengo laindiferencia tranquila requerida para vivir en este rincón de París donde la bellajuventudserevuelcaenplenolodo.Meerannecesariaslaspurascumbres,elcampoabierto. Si hubiera encontrado una virgen, me habría arrodillado para darme todoentero;habríasidopurocomoella,y,sincombate,sinesfuerzo,noshabríamosunido,noshabríamoscontentadoconnuestras ternuras.Lavida tiene sus fatalidades.UnanocheencontréaLaurenceconelpechodescubierto.Tuvela imprudenteconfianzade vivir junto a estamujer y resultó que la amé como a una virgen, con todomicorazón, con toda mi pureza. A cambio de mis afectos recibí sufrimientos ydesesperaciones;tuvolacobardíadedejarseamarsinamarellanunca.Medesgarréanteestaalmamuertaporquererquesemeescuchara.Llorécomounniñoquequierebesarasumadreponiéndosedepuntillassobresuspiececitos;sinpoderalcanzarelrostrodeaquellaqueestodasuesperanza.

Estascosasmedecíaenestanochesuprema;ymedecía tambiénquealgúndíahablaríayharíaverlaverdadamishermanos,loscorazonesdeveinteaños.Hallabauna gran lección en mi juventud perdida, en mis amores rotos. Todo mi ser merepetía:¿Porquéno tequedasteallí,enProvenza,entrehierbasaltas,bajoampliossoles?Habríascrecidoenhonoryenfuerza.¿Yporquénoteguardastedellododela

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ciudadcuandovinisteaquíenbuscadelavidaylagloria?¿Acasoignorabasqueelhombrenodisponededosjuventudesnidedosamores?Teníasquevivirjoveneneltrabajoyhaberamadoenlavirginidad.

Quienes aceptan sin lágrimas la vida que yo llevé durante un año no tienencorazón;quienes llorancomoyo llorésalendeestavidaconelcuerpopartidoyelalmamoribunda.EsnecesariopuesmataralasLaurence,comodecíaJacques,puestoqueellasmatannuestracarneynuestrosamores.Soysólounniñoquehasufrido;noquieroenmodoalgunorezaraquí.Perosímostrarmipechovacío,miserdoloridoysangrante;quieroquemisllagashaganestremecerselosmuchachosdemiedadylosdetenganenellímitedelabismo.Aquienesenloquecendeluzydepurezalesdiré:«Tened cuidado; entráis en la noche y en el mancillamiento». A aquellos cuyocorazónduermeenlaindiferenciadelmallesdiré:«Yaquenopodéisamar,intentad,almenos,permanecerdignosyhonrados».

Lanocheeraclara: inclusoveíaaDios.Marie, fríaya,dormíapesadamente; lasábanamostrabalargospliegues,secosyduros.Pensabayoenlanada,pensabaquesentiríamos gran necesidad de creer en algo quienes vivíamos en la esperanza delmañana y no sabíamos qué sucedería mañana. Si hubiera tenido en el cielo o encualquierotrolugarundiosamigocuyamanoprotectorasintieraconmigo,quizánomehubieradejadollevarporelvértigodeunapasiónmaléfica.Siemprehabríatenidoconsolacionesenmediodemislágrimas;habríaempleadomiexcesodeamorenlaplegaria en vez de no poder entregarlo y sentir que me asfixiaba. Me habíaabandonado porque sólo creía en mí y había perdido toda mi fuerza. No lamentohaberobedecido ami razóndevivir en libertad, respetando sólo loverdaderoy lojusto. Pero sucede que, cuando la fiebre se apodera de mí, cuando tiemblo dedebilidad, tengo miedo; me vuelvo un niño, quisiera estar bajo el puño de unafatalidaddivinaparaborrarme,paradejarqueDiosactúeenmíypormí.

YpensabaenMarie,preguntándomedóndeestabasuserenestahora.Enlagrannaturaleza, sin duda. Soñaba que cada alma se va al gran todo; que la humanidadmuerta no es más que un soplo inmenso, un único espíritu. En la tierra, estamosseparados,nosignoramos,noslloramospornopoderreunirnos;másalládelavida,lapenetraciónescompleta,hayunmatrimoniodetodoscontodos,enunamorúnicoyuniversal.Mirabaelcielo.Meparecíaveren laextensión tranquilayreposadaelalmadelmundo;elseruniversalhechodetodoslosseres.Entoncessaboreéunagrandulzura;acababadesuperarlafasedelasanación;habíaalcanzadoelperdónylafe.Hermanos, mi juventud aún me sonreía. Soñé que algún día nos encontraríamosreunidosloscuatro:MarieyJacques,Laurenceyyo;quenoscomprenderíamos,quenos perdonaríamos, que nos amaríamos sin tener que escuchar los sollozos denuestroscuerposyquesentiríamosunapazsupremaalintercambiaresasternurasquenopudimosentregarnosmientrasvivimosencarnesdiferenciadas.

Elpensarqueenlatierrahaymalentendidosyquetodoseexplicaenalgunaotrapartemeconsoló.Medijeamímismoqueesperaríalamuerteparaamar.Seguíade

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pie,juntoalaventana,enfrentedelcielo,anteelcadáverdeMariey,pocoapoco,unsuavefrescor,unaesperanzasinlímites,veníanhastamídeestamuchachamuertaydeestosespaciosdeensoñación.

Lasvelasseconsumían.Enelcuartoreinabaunsilenciocadavezmáspesadoylassombrasseagrandaban.Pâquerettedormía,Jacquesnosehabíamovido.

Se levantó bruscamente; miró a su alrededor temerosamente. Lo vi inclinarsesobre el cadáver para besarle la frente. La carne fría le produjo un escalofrío.Entoncesmevio.Vinohastamívacilanteyluegometendiólamano.

Yomiréaaquelhombrealquenopodíacomprender,quemeparecíatanoscurocomoLaurence. Ignoraba sime habíamentido o si había querido salvarme.Aquelhombrehabíavenidoarompermeelcorazón.Peroyohabíatenidoesperanza,habíaperdonado.Tomésumanoyselaapreté.

Entoncessemarchó,dándomelasgraciasconlamirada.Al amanecer,me encontré al borde de la cama deMarie, arrodillado, llorando

aún,peroconlágrimasdulces,enternecidas;llorabaporestamuchachaquelamuertesehabíallevadoenprimavera,sinhaberconocidolosbesosdelamor.

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XXX

Hermanos, voy hacia vosotros. Mañana partiré hacia nuestros campos. Quisieraextraerunanuevajuventuddenuestrosanchoshorizontes,denuestrosolardienteypuro.

Tuvedemasiadoorgullo.Creíaestarmaduroparalaluchacuandonoeramásqueunniño,débilydesnudo.Talvezseayoparasiempreunniño.

Tengoesperanzasennuestraamistadyennuestrosrecuerdos.Envuestracercaníame llenaré de paz, acabaré de curar mi corazón. Iremos por las llanuras, a lassombreadasorillasdelrío,retomaremoslavidadenuestrosdieciséisañosyolvidaréasí el año terriblequeacabodevivir.Regresaréaaquellosdíasde ignoranciaydeesperanza,cuando lodesconocía todode la realidadysoñabaconuna tierramejor.Volveré a ser joven, creyente, podré volver a comenzar la vida a partir de nuevossueños.

¡Oh!Sientotodoslospensamientosdemijuventudvolviendoamíentropel,parallenarmede fuerzayde esperanza.Todohabíadesaparecido en lanoche en laquehabía entrado:vosotrosy elmundo,mi laborde cadadíaymigloriavenidera.Yasólovivíaporlaúnicaideadeamarydesufrir.Hoy,enmiapaciguamiento,escuchodespertarse uno tras otro esos pensamientos que reconozco y a los que doy labienvenidaconelalmaenternecida.Estabaciego:vuelvoaverconclaridadenmí,elvelohasidorasgado;vuelvoalmundotalycomolodejé,amplio,paralosjóvenesvalerosos, luminosos, llenodeaplausos.Reanudarémi labor, recobrarémis fuerzasparalucharennombredemiscreencias,ennombredemisternuras.

Hacedme un sitio a vuestro lado, hermanos.Mojémonos en el aire puro de loscampos deslumbrantes de sol, en nuestros amores vírgenes. Preparémonos para lavidaamándonoslostres,corriendocogidosdelamano,libresbajoelsol.Esperadmey haced que la Providencia sea más suave, más alentadora, para acogerme ydevolvermemiinfancia.

Ayer,cuandodelantedelaventanayanteelcadáverdeMariemepurificabaenlafe,vielcielollenodesombrasalborearenelhorizonte.Durantetodalanochehabíatenido ante los ojos espacios negros perforados por los rayos amarillos de lasestrellas, había sondeado en vano el infinito abismal y oscuro, aterrado por esainmensa calma, por esa nada insondable. Esta calma, esta nada se aclararon, lastinieblasseestremecierony replegaron lentamente,dejándomeversusmisterios;elespantodelassombrasdiopasoalaesperanzadeunaclaridadnaciente.Todoelcielosefueiluminandopocoapoco,adquiriótonosrosados,dulcescomosonrisas,sefuehundiendoenlaluzpálida,dejandoveraDiosenestahoramatinalytransparente.Y

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yo,soloanteestedesgarrodelanoche,enestenacimientolentoymajestuosodeldía,sentíenmicorazónunafuerzajoven,invencible,unainmensaesperanza.

Hermanos,eralaaurora.

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Apropósitodeunadedicatoria:«AmisamigosCézanneyBaille»

(postfaciodeSergioTorremocha)

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Talycomosediceenelprólogooriginal,estarecopilacióndecartasseconvirtiócuatro años después en una novela, la primera que publicaba el futuro autor demonumentosliterarioscomoNanayGerminal:el25denoviembrede1865,reunidasbajo el título La confesión de Claude, aquellas cartas salían a la luz públicatransformadasennovelabajolosauspiciosdellegendarioeditorypolígrafoLacroix.Eraunaprimeranovela,contodoslosdefectosdelprincipiante,unanovelaepistolary evidentemente autobiográfica, pero era también su bautismo de fuego ante esasmultitudesquetantotemorleproducían,segúnsedesprendedeaquellascartasquelaamistaddesusdestinatariosledevolverácomonovela«porentregas»alpúblico.

Un año antes, a finales de 1864, la editorial Hetzel ya había publicado susCuentos para Ninon, recopilación de relatos cortos que el autor escribióprobablemente en elmismoperiodo,durante aquellosdos añosde correspondenciaepistolarconsusamigosde juventud (esosmesespatéticosqueZola revelaalgranpúblico en su Confesión) y también durante los años sucesivos, bastante menosprecarios que los vividos en el submundo sórdido de la gran urbe que describe enestasmisivas.Trasunalargaetapadepenuriasydesengaños,en1862habíaentradoatrabajarcomoayudanteenlaeditorialHachette,paraasumirconeltiempolaboresdeagentepublicitario,einclusodesempeñarlasfuncionesderedactoradjuntohastaque,aconsecuenciadelescándalodesatadoconlapublicacióndeestasuprimeranovela,sedecideaabandonarlamíticalibrería-editorialparadedicarseexclusivamentealaescritura.

Fueron éstos años que lo orientarán profesionalmente hacia la literatura; peroantesdealcanzarlanotoriedaddeberáatravesartodaslasetapasdelaprendizaje,deloficio de las artes gráficas, de los entresijos del mundo de la publicidad y delperiodismo… y de la vida. Aparte de trabar sólidas amistades, Zola entrará encontactocondestacadasfigurasdelaculturayelarte,comoloshermanosGoncourtylos pintores Pissarro y Manet. Evocará esta etapa formativa en las páginas de lanovela por entregas publicada en 1866, al año siguiente de la publicación de susmisivasenL’Événement:LeVoeud’uneMorte(Laúltimavoluntaddeunadifunta).Enestalacrimógena«novelagóticaporentregas»escritaporencargo,elprotagonistaesunhuérfanoadoptadoporunadamaburguesaquelesuplicaensulechodemuerteque vele por su hija de seis años cuando ella falte. El joven protagonista,desamparadoysolo,accederá,delamanodeunamigo,almundodelconocimiento,de las enciclopedias, de la ciencia «para imbuirse de todas las áreas del saber» ypoder así acceder a la mansión que habita la huérfana, adoptada por su única tía,mujercalculadoracasadaconunpolíticomuypoderoso.Tambiénaquínosdescribeuna tragedia por causa de una enfermedad similar a la que se llevará a la jovenprotagonista de La confesión de Claude: ambas defunciones inevitablemente seasocianconeltraumadelaprematuramuertedelpadreacausadeunaneumoníaenlaprimerainfanciadelautor.

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Salta a la vista que las vivencias que describen cuentos, feuilletons y misivascompiladas reflejan la etapade formacióndel futuromaestrodel naturalismoy lasexperienciasvitalesdeunjoveningenuo,devocaciónmoralizante,testigodecargoyantihéroedesvalidoantelainjusticiasocial.Tambiénsepercibeunaclarainteracciónentre relatos y cartas, dado que éstas dibujan los mismos paisajes (interiores yexteriores)descritos condetalle en losCuentosparaNinon. Por talmotivo, parecerazonable considerar la Confesión como un cuento novelado, como un opúsculohecho de las mismas emociones que inspiraron aquellos relatos cortos y,recíprocamente, que la redacción de aquellos relatos cortos fuera esa misma obramoralistaeingenua,hechaconlasmismaslaboresliterariasqueelotroZola-Claudeestaba pergeñando sin entusiasmo, durante cuya redacción «deja caer la pluma,carentede inspiración», talycomonarrabaensuscartasaCézanneyBailleen lossombríosmesesdesuConfesión.

La labor narrativa inexperta, la confección de aquellos cuentos decorados connaturalezas sencillas, ingenuidades líricas y recreaciones poéticas tuvo efectosbalsámicoseneljovenClaude-Émilequeescribíafebrilmenteasusamigoslascartasdescarnadas y dolientes que se publicaron en esta novela epistolar cuatro añosdespués. También la escritura de estas amables nostalgias de la Provenza de suprimera juventuden formade relatos cortos, losCuentosparaNinon, le ayudará asobrellevar losdesengañosymiseriasde su incorporacióna lametrópoli, a lagranurbedelanonimatoydeldesamparoparaaqueljovenresidenteenParís,despreciadopor pobre, meteco y provinciano. La poesía, aludida fugazmente en laConfesión,tuvomuchomenosrecorridoenlaobradeZola,que,muybienaconsejadoporÉmileGoncourt, se apartó de las labores poéticas para centrarse en el desarrollo de unaintensa labor narrativa y periodística. La redención por el trabajo, tal y como élmismoreivindicabaensurelatoepistolar,parecequesítuvoefectosreparadoresenelfuturomaestrodelnaturalismodurantesujuventud.

Efectivamente,síexistiólatalLaurence,aunquenofueraéstesunombrereal,yes bastante verosímil que ambos fueran testigos de lamuerte de alguna niña de lacalle,talycomolodescribeenlasmisivas.Sinduda,eljovenZolaviviólaspenuriasysinsaboresdeljovendeprovinciaspobreydesarraigadoenlametrópoliy,sinduda,conoció a esa Berthe-Laurence, dado que las muchachas como ella eran monedacorriente en el imaginario colectivo y abundaban en el empedrado parisiense. Lasenfermedades, lasmalascondicionesdesalubridad, lavidaextenuantede lasclasesbajas eran terreno abonado para enfermedades infecciosas y contagiosas, como latuberculosiso lasífilis.Zola retratarámásadelante,con trazosfinosyprecisos, laspenalidadesymiseriasdelasclasespopularesenNanayGerminal,coninformacióndeprimeramano,porquedurantesuestanciaenlosbarrioshumildesdelacapitaleljoven aspirante a escritor pudo conocerlas (y padecerlas) con detalle y en primerapersona.

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Eltrágicodesamparodelaspequeñasprostitutas-mendigas,comolaMariedelaConfesión, acabópoblando el subconsciente colectivode la literatura, de las bellasartesyde lamúsicafrancesashastanuestrosdías.SuevocaciónseharápatéticaencancionesinolvidablescomoLaBohème,deAznavour,RuedeLappe,deMouloudji,oNana’s Lied de Kurt Weill, interpretada por Catherine Sauvage. Muchos otrosautoreseintérpreteslegendariosdelachansonfrançaiseretomaronensusletraslasvicisitudes del amor romántico, las fatalidades asociadas a la dura vida en lametrópoliyelcrueldestinoqueaguardaalosdesheredadosenlajunglaempedrada.

Estoes loqueafirmaHenriMitteranden laprimeraentregade sumonumentalbiografía del autor: «Fue en el periodo en que el muchacho despierta a la vidasentimentaladulta.ElprimeramordeZolasellamabaBerthe.Élmismoladefiniríacomo“una chicade fiestas”, unaprostitutade la que estuvo enamoradodurante elinviernode1860-1861.Proyectabasacarladelarroyointentandodevolverlelaaficiónal trabajo, pero este idealismo se dio de bruces con la dura realidad de los bajosfondosparisienses.Noobstante,deesefracasoobtendríalasustanciadesuprimeranovela,LaconfesióndeClaude(…)».Otrascrónicasbiográficas,entreellasladesuhija,DeniseLeBlond-Zola,enÉmileZolaracontéparsafille,prefierencentrarseenaspectosyrecuerdosfamiliaresparapasardepuntillasporlasfacetasmenosamablesdelautorydesuobra;yColetteBecker,especialistaacadémicadesuobra,presentaycomentanuevasedicionesparalaseditorialesfrancesasmásprestigiosas,centrándoseenlaevoluciónliteraria,ideológicayestéticadelautorysuobrayensumétododetrabajo,ynotantoensusexperienciaspersonales.

Es imposible no reconocer en el joven airado y desgarrado de laConfesión almismo Émile Zola que, cuarenta años después, ya consagrado, se indignarápúblicamente desde sus tribunas en la prensa y ante el presidente de la Repúblicareclamando justicia para Dreyfus, y resulta evidente que el respetado firmante deJ’accuse se hizo a sí mismo a partir de las experiencias vitales de un jovendesarraigadoydesclasadodispuesto amalvivir, a comerse lavacheenragée, comodicenlosfranceses,enalgúncuartuchoabuhardillado,consucorazónmalheridoporalguna Laurence o alguna Berthe de arrabal, malvendiendo su chaquetón o suspantalones en pleno invierno para poder comer; se intuye también al maestro delnaturalismoeneljovendeprovinciasquehabíallegadoaParísenbuscadelagloriaylafortuna,huyendodelasestrechecesfamiliares,quefracasacomoestudianteysebuscaelsustentocomocopistaenaduanasporsesentafrancosalasemana;oaljovenqueescogeelhambreylavidabohemiaalcabodeunpardemesesantesqueseguirempleadoenuntrabajodenigranteeinfraretribuido.Muylejos,enloscamposdesuProvenza,quedaronlossueñosdegloria,laprimeranoviaylosamoresdesuprimerajuventud.LosretratarádelicadamenteenlaConfesión:«Aquellamuchacharubiaque,cuandocaminaba,apenasrozabaelsuelo»fueestecastoamorde juventud,yaeseprimeramorlededicarálosCuentosparaNinonysusprimerospoemas,impregnadosdeingenuasmoralinasydeunamabledesengaño.

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Elautorseaferrabaensusprimerasobrasalhumanismoderaícescristianasyalos ideales del amor puro cuando, superada la primera mitad del siglo XIX, lasrelaciones humanas y sociales experimentaban transformaciones que augurabangrandescambiosenlarelaciónentrehombresymujeres;entreciudadanosdedistintacondiciónquesustituyenalosantiguossúbditos;entrelaviejaEuropaylosnuevoscontinentes.Zolafueprotagonistadesusiglo;delsiglodelaRevoluciónindustrial,de la abolición de la esclavitud y de los primeros pasos hacia la emancipaciónfemenina,perotambiéndelsigloqueauspiciólallegadadelpositivismo,semillerodeutopíassocialistasyverdaderaantesaladelmundoactual.

En Francia, la caída del Segundo Imperio fue el canto del cisne del modelomonárquicorestauradotraslacaídadeNapoleónI,amedidaqueelrepublicanismolaico iba imponiéndose en las urnas, y en los cafés proliferaban las reuniones de«subversivos»dispuestosacambiarelmundo.Enestaprimeraetapadehumanismolaico,Zolayafueunabanderadodelaeducaciónfemeninaenestaatmósferaopresivadondelaculpa,elagobioyelsufrimientoactuabancomomecanismoinhibidorparala plena realización humana. Coetáneas suyas fueronMary Shelley, George Sand,Sarah Bernard, que, cual Madames Bovary, relevarán progresivamente en losescenarios,enlascrónicasmundanasyenlaliteraturapopularalasPompadour,alasComtesse de Ségur y otras Amistades peligrosas para abrir caminos que luegoafianzarányamplificaránenlaliteratura,lasartesylaciencianombrescomoBertheMorisot,Colette,MadameCurieoSimonedeBeauvoir,engeneracionessucesivas.

En los distintos cuadros que ilustran esta confesión novelada podemos percibirtambién esbozada la evolución del escritor novato en las etapas que marcarán suevoluciónulterior.El relatocomienzacomounmanifiesto romántico,propiodeunjovenidealistaque«quiereredimiralaspecadoras»mediantesusacrificiopersonal.Todalaparafernaliadelromanticismoestápresenteenlaescenografía:elpoetaensubuhardilla,lasempiternamurallanegra,losecosdeBaudelaire,deVictorHugoydeEdgarAllanPoe;unmarcadogustopor lo«gótico», looscuro, lasmelancolías.Lairrupción de la chica del arroyo supone un jarro de agua fría real entre tantaemotividad estética. La naturaleza se impone en forma de realidades carnales,miserias y penurias económicas. Esta pérdida de la inocencia contrasta con lasañoranzasporlosrudosybellospaisajesprovenzalesdesujuventudensuposteriorevolución literaria.El retratistaseexplayaendescripcionessentimentales,cargadasdesimbolismoydemelancolía.Luegoaparecenunosterritoriosfronterizosentrelasnostalgiasruralesylaurbesinalma:los«cabarets»,las«guinguettes»,los«bals»ylos «cafés», donde se fraguaron durante las décadas siguientes nuevas formas deinteracción social, artística,de sensibilidadespoéticasquedaránpasoaun torrenteinagotable de escuelas artísticas y literarias, semilleros del mundo que hoyconocemos.

Al finaldel relato, todos lospersonajesquedanengullidospor lacrudarealidadmaterialista del siglo, los esbozos pictóricos de corte naturalista marcan

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profundamente el relato: el «París bohemio» con sus salas de fiesta, los primerosacordeones y los cabarets, esas amables posadas del extrarradio urbanoinmortalizadas por Manet o Renoir; la metrópoli de Haussmann, devorando lospueblosaledañosmásalládelasfortificacionesmilitares(elactualcinturónderondaopériphérique),suburbiosmiserables,losmalesderivadosdelasinjusticiassociales,el cinismo burgués… Clichés literarios todos ellos que se declinan como fotosantiguasyquepresagianlairrupcióndelmundoactualyaamediadosdelsigloXIX.

SilapublicacióndeaquellaConfesiónsupusounpequeñoescándaloquesesaldócon la dimisión amistosa de Zola de la Librairie Hachette, el escándalo fue unaconstantealolargodelatrayectoriaprofesionaldelautor:laspolémicasenlaprensano fueron ajenas a su éxito como escritor, algo que, sin duda, el propio Zoladescubrió en su etapa de publicista en Hachette. Esta actitud le valió en décadassucesivas feroces detractores entre los sectores más inmovilistas de la sociedadfrancesa.Lacríticaconservadora,enplenoascensodel reciénacuñadoconceptodeOrdenMoralduranteladictaduradePatricedeMac-Mahon,serasgarálasvestidurasy declarará anatema al escritor y sus obras, acusándolo de «haber inventado laliteratura obscena», de «denigrar a las mujeres», de «ridiculizar a las clasespopulares» y de «hacer que el siglo vaya de mal a peor»; a lo que el novelistareplicará con sarcasmo: «¡Ya no es todo culpa de Voltaire, ahora la culpa es deZola!».

En suConfesión,Claude evoca a laManonLescaut delAbbé Prévost, dramónpatéticodeprincipiosdelsigloXIX,queretratabaunarelaciónamorosaalmargendelmatrimonio con final moralizante: el amante es ejecutado por un delito que nocometió,Manonquedamarcadaporsupecadoyregresasolaalarroyo,perosalvasualma por el sacrificio de su amado… ¡No es de extrañar que con estos mimbresmentales y sentimentales el joven Zola-Claude exija a su Berthe-Laurence que leentreguesuamor inclusoen lamiseriayen la infamia!Obviamente,estanarraciónformabaparte de las «historias alucinantes»que el jovenZola leía con sus amigosCézanneyBailleentierrasprovenzales,dadoqueeranmuyapreciadosporentonceslosfolletinesylassagasinacabablesdelasnovelasporentregas,comolasdeEugèneSue,PonsonduTerrailoAlexandreDumaspadre;deahíquelosjudíoserrantes,losRocambole y losCondes deMontecristo condicionaran la educación sentimental ylosvaloreshumanosdeesageneración.

Zolaconocióal futuropintorPaulCézanneyal futurocientíficoJean-BaptistinBaille en elCollègeBourbonde la ciudad deAix.Allí se convertirán en «los tresinseparables»amigosdescritosenlaConfesiónyrecorreránjuntoslasinquietudesdelaadolescenciaylosprimerosamores,lassoleadaspraderasdelMediodíafrancésylas vicisitudes de todo estudiante. Es un terceto de hermanos donde la ciencia(Baille), el arte (Cézanne) y la literatura (Zola) quedan representados en unahermandadqueadquiereatributoscuasireligiosos,ydondelapalabra«fraternidad»no es un concepto vacío, dado que las llamadas de auxilio del joven Zola a sus

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«hermanos» fueron debidamente correspondidas: los tres se reunirían en París afinalesde1861.

El 25 de marzo de 1860, Zola había escrito a Cézanne: «El otro día tuve unextrañosueño:habíaescritounlibrohermosoysublimequetúhabíasilustradoconhermosos,sublimesgrabados.Nuestrosdosnombresbrillabanconletrasdeoroenelprimer cuadernillo y, reunidos en esa fraternidad del genio, quedabaninseparablemente unidos para la posteridad». Al igual que hizo su amigo con elrealismo literario,Cézannemanifiesta su interés por la representación de la vida ypinta el mundo tal como se presentaba ante sus ojos, sin preocuparse deidealizaciones temáticasodeafectaciónenelestilo.Cézanneintentaconseguirunasíntesis ideal de la representación naturalista, la expresión personal y el ordenpictórico y, para conseguirlo, ordena estructuralmente todo lo que ve en formassimples y planos de color. Su afirmación: «Quiero hacer del impresionismo algosólido y perdurable como el arte de los museos», subraya su deseo de unir laobservacióndelanaturalezaalapermanenciadelacomposiciónclásica.

Perosuafánderenovaciónideológicaysufidelidadalmodeloclásicolecostaráciertaincomprensión,tantoporpartedesuscolegasartistascomodelosdefensoresdelclasicismoyciertoostracismodisplicenteentresuscontemporáneos.SurelaciónfraternalconZolaquedahechaañicoscincolustrosdespués,cuandoelescritorenvíaal artista una copia de su novela La Obra, episodio de la saga de los Rougonprotagonizadoporunpintoralquelafatalidadimpideculminarsutrayectoriacon«lagranobramaestra»,personajequeZolaconstruyóapartirdelafiguradesuamigo.Cézanne se reconoce en los rasgos de Claude Lantier, artista fracasado y genioincomprendido,yel4deabrilde1886lecontestaconunacartaentonosolemneque,aparentementeafectuosa,significótalvezsudefinitivaruptura:«Agradezcoalautorde los Rougon-Macquart este buen testimonio de recuerdos y le pido me dejeestrechar sumano recordando los tiempos de antaño. Sinceramente tuyo y bajo elimpulsodelostiemposvividos».

Y finalmente entra en escena el positivismo, el mundo real que representa elcolega«responsable»encarnadoporeseJacquesreflexivoypráctico,«cobardementevirtuoso».

Lacreacióndepersonajesextraídosdelavidarealfueunaconstantealolargodetoda laobradeZolay tampocosuhermanoyhombredecienciaBaillese libródeservir demodelo para otro protagonista de sus novelas: es fácilmente identificableconelpersonajedelosRougon-MacquartLouisDubuche,unjovenambiciosoquesetrasladaaParísparahacercarrera.

En la realidad,Baille,ambicioso científicoyempresariovocacional, secasóen1870conlahijadeunfabricantedeaparatosdeópticacuyaempresaheredóalmoriréste,aunquesiempresimultaneóesasactividadesempresarialesconlainvestigaciónyla enseñanza universitaria en la prestigiosaÉcolePolytechnique. Publicó asimismoabundantes artículos científicos en la prensa y un libro titulado La Production

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d’électricité en 1890 en la colección «Biblioteca de lasmaravillas» de laLibrairieHachette.NohayconstanciadequelaincorporacióndelretratodeBaillealagaleríanaturalistadeZolasesaldaraconotrarupturapersonal.

EnlaobrayenlafiguradeZolasehaceprosaeladvenimientodelnuevomundoqueanticiparaAugusteComteconsufilosofíadelprogreso:NaturalezayCienciaseconvierten en las únicas deidades que rigen los destinos de la humanidad. Con laliteratura y las bellas artes como diosas menores al servicio de las primeras,adorándolasyalabandosuesplendor.Sucompromisosocialyhumanosehacetantomás evidente a medida que crece su experiencia vital, y hasta convertirse enparadigmadeintegridadética:fueronZola,CézanneyBailleciudadanosdignosantesque prohombres, pero es en su arte, en su ciencia y en su literatura donde semanifiestalaveneracióndelostresalasdiosasdelprogreso.

SERGIOTORREMOCHA

Barcelona,juniode2013

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EldaguerrotiponosmuestraalÉmileZoladeLaconfesióndeClaude.Aprincipiosde 1860, era este joven apocado, de aspecto tímido y mirada triste al que laexperienciavitalycreativaconvertiráenelliteratomásafamadodesutiempo.EnsunovelaLaObra,protagonizadaporunpintoridentificableconPaulCézanne,Zolaseautorretrata: «Pierre Sandoz, amigo de la infancia, era un muchacho de veintidósaños,muymoreno,cabezaredondayvoluntariosa,narizcuadradayojos tiernosenunamáscaraenérgica,enmarcadaporuncollardebarbaincipiente».

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ÉmileZolaaliniciodelosaños1860,cuandotrabajabaenlasaduanas(MuséeÉmileZola,Medan).

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ÉMILE ZOLA, considerado uno de los padres del naturalismo, nació en París en1840.TranscurriósuinfanciaenAix-en-Provence,dondefuecompañerodeestudiosde Paul Cézanne. En 1858 regresó a París y, tras no aprobar los exámenes debachillerato, consiguió empleo en las aduanas y, después, en la editorialHachette.Esteúltimotrabajolepermitióentrarencontactoconelmundoartísticodelacapitaly descubrir su vocación literaria. En 1864, publicó su primer libro,Cuentos paraNinon,y,elañosiguiente,lanovelaautobiográficaLaconfesióndeClaude.Apartirdeentonces,sededicóexclusivamentealaescrituraypaulatinamentefuealejándosedel romanticismoy acercándose a la filosofía positivista y al realismo.ConTeresaRaquin(1867)seconsagróanteelgranpúblico,y,entre1870y1893,ideóyescribióLos Rougon-Macquart, un ambicioso proyecto compuesto por veinte novelas decarácter naturalista (entre las cualesNaná yGerminal) en que relató la historia devariasgeneracionesdeunafamiliabajoelSegundoImperio.

Entre su obra ensayística destacanLa novela experimental (1880), que fue elmásimportantemanifiestodelnaturalismo,y¡Yoacuso!(1898),unextensoartículoenelque defendió abiertamente la inocencia del capitánDreyfus, judío acusado de altatraiciónalapatria.Araízdeesteartículo,tuvoqueexiliarseaLondreshastaquesedemostróelcomplotenelfamoso«asuntoDreyfus».En1899volvióaParísyel29deseptiembrede1902murióasfixiadoporelmalfuncionamientodeunachimenea,aunquesufallecimientoquedatodavíaenvueltoenelmisterio.

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Notas

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[1]Pâqueretteenfrancéssignifica«margarita».<<

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[2]PersonajesdeldramaMariondeLorme,deVictorHugo(1802-1885).<<

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