La Conciencia de Zeno (analisis)

4
Italo Svevo/Aron Hector Schmitz (1861-1928) La Conciencia de Zeno (1919) Argumento: El doctor S., un psicoanalista poco ortodoxo, le pide a su paciente que escriba sus recuerdos y, como este abandona la terapia, decide publicarlos para vengarse. La escritura cumple, en un principio, una finalidad terapéutica: rastrear hasta encontrar las causas de la enfermedad de Zeno Cosini, cuyos síntomas se manifiestan con dolores varios y una inmanejable compulsión a fumar. Zeno es un “enfermo imaginario”, un histriónico hipocondríaco, obesesionado con el miedo a envejecer y piensa siempre en la muerte, pensamiento cuya contracara es la supervivencia. Si algo conmueve en esta narración es la imposibilidad de Zeno de actuar ante determinadas circunstancias, no tanto por una voluntad personal sino por una imposibilidad constitutiva del sujete de ser contemporáneo de sus propios actos. Si bien a través de la escritura logra recomponer los hechos, siempre interpreta tarde todo lo que sucede. Tres son los momentos más elocuentes: la muerte de su padre, una fallida declaración de amor a Ada y la muerte de su amigo y concuñado Guido. Sin embargo, este último hecho lo expulsa hacia una zona luminosa, y su felicidad proviene de saberse vivo. La salud, como la enfermedad, es una convicción: esto concluye Zeno, y que él es un vencedor. Puede reafirmar así aquella que idea que había hallado por casualidad mientras conversaba con Guido: “La vida no es ni fea ni linda: es original”.

description

Analisis del libro "La conciencia de Zeno", escrito por Italo Svevo

Transcript of La Conciencia de Zeno (analisis)

Page 1: La Conciencia de Zeno (analisis)

Italo Svevo/Aron Hector Schmitz (1861-1928)

La Conciencia de Zeno (1919)

Argumento:El doctor S., un psicoanalista poco ortodoxo, le pide a su paciente que escriba sus

recuerdos y, como este abandona la terapia, decide publicarlos para vengarse. La escritura cumple, en un principio, una finalidad terapéutica: rastrear hasta encontrar las causas de la enfermedad de Zeno Cosini, cuyos síntomas se manifiestan con dolores varios y una inmanejable compulsión a fumar. Zeno es un “enfermo imaginario”, un histriónico hipocondríaco, obesesionado con el miedo a envejecer y piensa siempre en la muerte, pensamiento cuya contracara es la supervivencia.

Si algo conmueve en esta narración es la imposibilidad de Zeno de actuar ante determinadas circunstancias, no tanto por una voluntad personal sino por una imposibilidad constitutiva del sujete de ser contemporáneo de sus propios actos. Si bien a través de la escritura logra recomponer los hechos, siempre interpreta tarde todo lo que sucede. Tres son los momentos más elocuentes: la muerte de su padre, una fallida declaración de amor a Ada y la muerte de su amigo y concuñado Guido. Sin embargo, este último hecho lo expulsa hacia una zona luminosa, y su felicidad proviene de saberse vivo. La salud, como la enfermedad, es una convicción: esto concluye Zeno, y que él es un vencedor. Puede reafirmar así aquella que idea que había hallado por casualidad mientras conversaba con Guido: “La vida no es ni fea ni linda: es original”.

Frases: “¿Yo soy bueno o malo?”, preguntaba Zeno y era maravilloso que la duda que le habían

infligido al niño no la hubiera resuelto el adulto, que ya había pasado la mitad de su vida. Ahora que me encuentro aquí, analizándome, me asalta una duda: tal vez amé tanto el

cigarrillo para poder echarle la culpa de mi incapacidad. Si dejaba de fumar, ¿me habría convertido en el hombre ideal y fuerte que soñaba ser? Quizás haya sido esa duda la que me ligó al vicio, porque es un cómodo modo de vivir el de creerse grande, con una grandeza latente. Planteo dicha hipótesis para explicar mi debilidad juvenil, pero sin una decidida convicción. Ahora que soy viejo y nadie me exige nada, continúo moviéndome entre el cigarrillo y el propósito, del propósito al cigarrillo. ¿Qué significan hoy esos propósitos?

Para él, el corazón no latía, y no era necesario recordar ni válvulas ni venas ni metabolismo para explicar cómo era que su organismo vivía. Según, lo mejor era no hacer ningún movimiento, porque la experiencia demuestra que todo lo que se movía terminaba por

Page 2: La Conciencia de Zeno (analisis)

detenerse. Incluso la Tierra esta inmóvil, para él, sólidamente arraigada en sus cimientos. Por supuesto que nunca lo expresó, pero sufría si se le decía algo que no se ajustará a aquella concepción. Cierta vez, cuando le hablaba de las antípodas, me interrumpió disgustado. Pensar en esa gente que vivía con la cabeza para abajo le revolvía el estómago.

Una mirada se recuerda tanto, quizá mejor, que una palabra; resulta más importante que una palabra porque no existe en todo el vocabulario una palabra que pueda desnudar a una mujer. Ahora sé que aquella mirada mía reemplazó, simplificándolas, las palabras que había imaginado. Para Ada, esa mirada había intentado penetrar por debajo de su vestido e incluso de su epidermis. Y había tenido el claro significado: “¿Quieres acostarte ahora mismo conmigo?”. El vino conlleva un gran peligro, en especial porque no saca a luz la verdad. Es más: revela todo lo contrario de la verdad. Del individuo revela, en especial, su historia olvidada y no su actual voluntad, trae caprichosamente a luz todas las ideas descabelladas con las que en épocas más o menos recientes se encandiló y que ahora ha olvidado, pasa por alto las tachaduras y lee todo lo que todavía es perceptible en nuestro corazón. Y como bien se sabe, no hay modo de borrar radicalmente lo que en él está escrito, como se hace con el giro equivocado de una letra de cambio. Toda nuestra historia siempre resulta legible y el vino la grita, desdeñando lo que luego la vida le agrega.

Las palabras bestiales que se dejan escapar remuerden con mayor intensidad que las acciones más nefastas que nos induce nuestra pasión.

Por supuesto que no soy ingenuo y disculpo al doctor que vea en la propia vida una manifestación de enfermedad. La vida se parece un poco a la enfermedad al proceder por crisis y distensiones, con sus mejoramientos y empeoramientos diarios. A diferencia de otras enfermedades, la vida siempre resulta mortal. No tiene cura. Sería como tratar de tapar agüeros que tenemos en el cuerpo creyéndolos heridas. Moriríamos estrangulados apenas estuviéramos curados.La vida actual está envenenada hasta las raíces. El hombre ha ocupado el lugar de los árboles y los animales, ha envenenado el aire, ha obstaculizado el libre espacio. Pero aún puede ocurrir algo peor. El triste y activo animal podría descubrir y poner a su servicio otras fuerzas. Existe una amenaza de esta clase flotando en el aire. Traerá como consecuencia una gran abundancia… en el número de hombres. Todo metro cuadrado estará ocupado por un hombre. ¿Quién nos salvará de la falta de aire y de espacio? La sola idea me produce sofocamiento.Pero no es esto, no es esto solamente.Cualquier esfuerzo por devolvernos la salud resulta inútil. Esta solo puede pertenecerle al animal, que conoce un único progreso, el del propio organismo. Al comprender que para ella no existe otra salvación posible fuera de la emigración, la golondrina fortalece los músculos que mueven sus alas. El topo se entierra y todo su cuerpo se adapta a su necesidad. El caballo se volvió más grande y transformó sus patas. No conocemos el progreso de ciertos animales, pero seguramente lo han experimentado y en ningún caso habrá lesionado su salud.

Page 3: La Conciencia de Zeno (analisis)

Pero el anteojudo hombre, en cambio, inventa dispositivos fuera de su cuerpo y, si bien puede haber salud y nobleza en quien los inventa, no las hay en quien los usa. Los dispositivos se compran, se venden, se roban y el hombre se vuelve cada vez más astuto y más débil. Es más, su astucia crece en proporción a su debilidad. Los primeros dispositivos parecían prolongaciones de su brazo y solo alcanzaban eficacia mediante la fuerza del propio brazo, pero ahora el dispositivo no tiene relación alguna con el miembro. Yes el artefacto lo que crea la enfermedad al ser abandonada la ley del más fuerte y perdimos la selección natural. Otra que psicoanálisis se necesitaría: bajo la ley del poseedor de la mayor cantidad de artefactos prosperarán las enfermedades y los enfermos.Acaso a través de una catástrofe inaudita producida por los artefactos recuperemos la salud. Cuando ya no sean suficientes los gases venenosos, un hombre como todos los demás, en la soledad de una habitación de este mundo inventará un explosivo incomparable, frente al cual los explosivos actualmente existentes parecerán juguetes inocuos. Y otro hombre, también igual a todos los demás, aunque algo más enfermo, robará ese explosivo y lo llevará hasta el centro de la Tierra, para ponerlo en el sitio donde su efecto sea el máximo. Se producirá una enorme explosión que nadie oirá, la Tierra regresará a su forma de nebulosa y deambulará por los cielos, carente de parásitos y enfermedades.