La Candelaria. El Centro Histórico de Santafé de Bogotá

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Este sector, dotado de valores arquitectónicos inigualables y espacios con inmensa relevancia cronológica, sobrevive al auge de las construcciones modernas; palpita aún como el corazón de una ciudad que se aproxima a los cinco siglos de existencia. En La Candelaria, denominación barrial del Centro Histórico, cohabitan ciudadanos de toda jerarquía social, con distintos rasgos culturales (incluso de procedencia, pues pululan los extranjeros que nunca se devolvieron) y dedicados a múltiples oficios o movidos por variados intereses.

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CORPORACION LA CANDELARIA

IA CANDELARIAEL CENTRO HISTORICODE SANTAFE DE BOGOTA

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JAIME CASTROROSARIO AGUDELO

DANIELLE DE BESSUDONI COLAS RUEDA

IVAN BOHORQUEZCAROLINA BARCO DE BOTERO

FERNANDO RUIZMARTHA CASTRO

ALBERTO SALDARRIAGA ROA(Profesor titular UniVersidad Nacional de Col()mbia~

CAMILO GOMEZ DURAN

LORENZO FONSECACLAUDIA BURGOSJORGE CABALLERO

PANEL LTDA.APUMANQUE LTDA.LITOGRAFIA ARCO

Alcalde MayorGerente Corporación La CandelariaMiembro Junta DirectivaMiembro Junta DirectivaMiembro Junta DirectivaMiembro Junta DirectivaMiembro Junta DirectivaMiembro Junta Directiva

Investigación y textos

Fotografía

Coordinador EditorialDiseño y diagramaciónDiseño y diagramación

CompuediciónPeliculasSelección de color e impresión

e 1994Derechos reservados Corporación La Candelaria

ISBN (Colección) 958-9054-37-4ISBN (Vnlumen) 958-9054-38-2

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La Candelaria:Historia de una vieja dama

María Mercedes Carranza6

Introducción8

La formación del tejido urbano en BogotáFabio Zambra no P.

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El Centro Histórico en el Distrito Capital30

El espacio urbano32

Edificios simbólicos44

Espacios para la vida ciudadana68

Espacios domésticos82

Las gentes de La Candelaria100

Corporación La Candelaria106

Bibliografia110

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La CandelariaHISTORIA DE LA VIEJA DAMA

Este libro cuenta una historia que se inició hace 456 años. Y es una historiaque se parece a las de amor, pues ha tenido sus momentos muy felices ytambién muy infelices, está plagada de infidelidades pero también de inol-vidables instantes de plenitud, hay en ella motivos de risa y también delágrimas, hay recuerdos de los buenos y de los malos.

Pero lo más importante es que hay una historia que no ha sido arrasada porla codicia del dinero, ni olvidada por la incuria y la mediocridad de un paísque muy poco se preocupa por su pasado y que lo desconoce, lo desprecia,lo destruye. Esta historia tiene que ver con el barrio La Candelaria de Bogo-tá, uno de los escasos indicios sólidos que nos quedan a los colombianosde que el país tuvo un pasado colonial y decimonónico y un siglo :xxdistinto al de la electrónica, la rapacidad del dinero y la asfixia del cementomondo y lirondo.

Bueno sería saber que fue aquello que preservó de perecer a La Candelaria,que no pudo evitar, por ejemplo, el arrasamiento reciente de Santa Bárbara,hermoso barrio colonial del Centro Histórico de Bogotá, y que, tambiénpor ejemplo ,no ha servido para detener el infame proceso de destrucciónque está terminando en Cartagena con el barrio de Manga.

Claro que en La Candelaria no todo ha sido color de rosa. Han ocurridomuchas de esas infelicidades a que me referí al comienzo. Tal vez la máscontundente haya sido la demolición del claustro de Santo Domingo paraentronizar el monstruoso edificio Murillo Toro, y también están el edificiode La Salle y el condominio de Santafé ...

Ha quedado, sin et:1bargo, lo suficiente para revelarse como un conjuntocoherente y con personalidad, dentro de la inarmonía y la disonancia quecaracterizan la estética bogotana. Es evidente que el trabajo de la Corpora-ción La Candelaria y del Plan Centro, amén de la eficaz vigilancia de algu-na alcaldesa y de la conciencia que, poco a poco, han ido adquiriendo lapoblación del barrio y las distintas instituciones que en él tienen su sede,han contribuido a preservar no sólo las características socio-culturales de lacomunidad, sino su entorno histórico y su patrimonio arquitectónico.

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Lahistoria de esta comunidad, a través de su evolución social, de su desa-rrollo urbanístico y de sus lugares de mayor encanto, es la que cuentan congran conocimiento en las páginas siguientes Alberto Saldaniaga Roa y Fa-bio Zambrano. Camilo Gómez Durán lo hace también con las excelentesimágenes que complementan los textos.

Ojalá las administraciones distritales que están por venir entiendan lo im-poltante que es para el país ponerle atención a esta zona de Bogotá. Porqueella es una síntesis del pasado nacional y también de su presente, ya que hasido testigo de nuestra historia desde la fundación de la ciudad hasta hoy.y su arquitectura es un catálogo de los distintos estilos que se han desan'o-llado a lo largo de los siglos, desde lo colonial, pasando por el "góticoveneciano", hasta los sinsaboros edificios de los años sesenta.

Pero la zona es también una apretada síntesis de la heterogénea Colombiade hoy: en sus dominios -apenas unas pocas cuadras- conviven los más altosdignatarios del Estado con la humilde verdulera de la Concordia; el ricodueño de una casona restaurada se cruza por la calle con el artesano quefabrica guitalTas; los estudiantes gritan y pintan con tiza la pared de la casadel poeta MaIio Rivero, mientras los teatreros de PatIicia Ariza ensayan suscomparsas en el ChOlTOde Quevedo, ante la mirada embobada del buró-crata; Gonzalo Ariza, el pintor, está en el balcón y saluda al cura que pasaapresurado camino a la catedral; una marchanta grita a su modo muyespecial "¡Tamales, vendo tamales!" y el aire huele a las deliciosas arepascuadradas que asa Ligia en plena calle 14; se oye el estampido metálico yamenazante que deja a su paso el "convoy" de guardaespaldas que guarda laespalda del can'o veloz de un embajador. y aquella anciana toma chocolateen la tienda de la esquina ... Esta es Colombia resumida en pocas cuadras.Esto es, lector, lo que usted puede conocer, mirar, admirar y gozar en laspáginas que siguen.

MARIA MERCEDES CARRANZA

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Introducción

Recostado contra los celTOSorientales, rodeado por la nueva inmensaciudad, el Centro Histórico de Santafé de Bogotá, conocido con elnombre familiar de La Candelaria, alberga testimonios y memoriasimportantes de su propia historia y de la historia nacional. En suinterior se reúnen cinco barrios: La Catedral, el Centro Administrati-vo, Egipto, LaConcordia y LasAguas. Estos balTios provienen de laantigua división palToquial de la ciudad, que comprendía los ban'iosde La Catedral, del Palacio, del Príncipe y de San Jorge. Al sur delCentro Histórico se encuentra el barrio de Santa Bárbara y al none elde LasNieves, que conselvan todavía la nomenclatura colonial.

La traza urbana y las edificaciones del Centro HistÓlico de Santafé deBogotá, constituyen una palte fundamental del patrimonio culturalcolombiano. L'lShuellas de la histolia presentes en este espacio urba-no son testimonio del transcurrir del tiempo y de las transfonnacio-nes en las ideas y los modos de vida en una ciudad que fue pequeñadurante siglos y, de improviso, se transformó en un enOlme recintoque alberga hoy en día más de seis millones de habitantes.

El nombre de La Candelaria con el que comúnmente se conoce elcentro de la capital, se usó inicialmente como una referencia a losalrededores de la iglesia yel convento de los padres Agustinos Recole-tos que lleva~esenombre. Gradualmente esa denominación se exten-dió al área situada al oriente de la Plaza de Bolívar y finalmentecobijó una extensión mayor, la que en la actualidad corres-ponde con la delimitación urbanística del Centro Histórico yque abarca desde la calle 7a. al sur hasta la avenida Jiménezde Quesada al norte y desde la avenida Circunvalar al orientehasta la carrera lOa. al occidente.

El Centro Histórico de Santafé de Bogotá fue declarado Monumento

Detalle de dibujo de Riou de una panorámica de Bogotá.

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Nacional mediante el decreto 264 del 12 de febrero de 1963. Sumanejo y cuidado corresponden a la Corporación La Candela-ria, una dependencia de la Alcaldía Mayor de la ciudad creadaen 1980 para cumplir con esos fines. El Centro Histórico cuentacon una reglamentación adecuada, aCOl"de con su categoría yvalor patrimonial, que favorece la protección de espacios einmuebles valorados por sus cualidades históricas, artísticas,urbanísticas y arquitectónicas e incentiva su conservación y

adecuación.

Desde la Colonia hasta el mundo moderno, el Centro Histórico deSantafé de Bogotá ha sido el corazón de la ciudad. Ese carácter serefleja en su espacialidad, en sus edificios y en su vida ciudadana. Ladinámica del Centro Histórico de Santafé de Bogotá se manifiesta enla diversidad de actividades que aloja. Como centro de ciudad capitalde! país, alberga las sedes principales del gobiemo civily religioso cen-tral. Como centro metropolitano posee un valor especial, deIivado nosólo de la localización de las sedes de gobiemo sino también de alber-gar edificaciones e instituciones comerciales, fmancieras, educativas yculturales de plimera importancia en la ciudad. Es un lugar de residen-cia que acoge ciudadanos de todos los estratos sociales, caso único enla ciudad.

Es un espacio en el que las tiendas y comercios locales, la pequeñaindustria y la presencia de artesanos preservan todavía e! sabor de lavieja ciudad. Es un espacio sofisticado en e! que anticuarios y artistasconviven con turistas y visitantes.

LaCandelaria es entonces un conjunto de lugares, eventos, personas,memorias y vestigios que se ofrece como el sector más significativo detoda la ciudad. Sujeto a toda suerte de procesos y presiones emanadas

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de los distintos sectores que compiten por su apropiaClon, halogrado imprimirse en la memoria cultural de la ciudad y gradual-mente se transforma en un lugar que atrae nuevamente residentesy se puebla con la vida doméstica inserta entre toda su amalgamade actividades.

Las ciudades y su cultura se construyen en el espacio y en el tiempo. Unadimensión refleja inequívocamente la otra. Las ciudades trascienden loslúnites de las existencias y de los hechos individuales que las pueblan encada momento. El espacio de la ciudad se forma por la acumulación,supelposición y constante transfonnación de los diferentes tiempos de suhistoria. La Candelaria, el Centro Histórico de Santafé de Bogotá, es unrecinto especial, donde muchas histoIias se reúnen, se presentan y desapa-recen.

Este libro es una presentación y al mismo tiempo un homenaje al cora-zón de una ciudad que se acerca a los cinco siglos de existencia.

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La formació: 1del tejido urbano

en BogotáFabio Zambrano P.

Profesor Universidad Nacional

Plano de Santafé en 179 por Domingo Esquiaqui

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Estructura y fisonomía urbanas

Durante los primeros cincuenta años, des-pués de su fundación en 1538, en Santafé deBogotá fue muy poco lo que el núcleo urba-no se diferenció de su entorno rural. Lo ur-bano aparecía como el orden impuesto porlos conquistadores y tan sólo se afianzó afinales del siglo XVI. A partir de ese mo-mento, la ciudad ya no sólo fue centro de laregión agticola, sino que generó nuevas fun-ciones urbanas.

La ciudad comenzó a organizarse yapare-cieron edificios religiosos como iglesias, con-ventos y parroquias. En los criollos aumen-tó la preferencia por la vida urbana y el ca-bildo inició de lleno el ejercicio de susfunciones. El abasto de la ciudad se planifi-có para ser,realizado de una manera ordena-da, se reguló la ubicación de los sitios públi-cos, además de otras normativas que mues-tran la complejidad de las funcionesurbanas propias de una ciudad.

En esto tuvo mucho que ver cómo el Estadoespañol organizó su asentamiento en Amé-rica, al definir un esquema bajo la dobleforma de la ciudad (y sus núcleos urbanosdependientes: villas, parroquias) y los pue-blos de indios. La primera, la ciudad india-na, desarrolló tipos según las necesidades:centros administrativos, políticos, militares,mineras, agrícolas, centros de relevo, de co-mercio, de mercado.

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Los pueblos de indios serán e! complemen-to rural del entorno del núcleo medular,como una especie de forma ruralizada del«vivir en policía", que regida por sus pro-pias autoridades les colocaba en un ciertonivel de autonomía. 1

Posteriormente, en el campo jurídico e! Es-tado colonial perfeccionó este escisión conla promulgación de las Leyes de Indias, en1680, que recogía una serie de medidas queprotegían a los indígenas del desmedido in-terés de! colonizador por explotar la fuerzade trabajo nativa. En esta legislación quedóconsignada la división normativa del mun-do colonial en dos «repúblicas»: la de espa-ñoles y la de indios. Esto se inspiraba enantiguos preceptos del derecho medieval quereconocía la existencia de diversos fueros ojurisdicciones especiales, que debían estar re-gidos por distintas normas y derechos. 2 Lapráctica y las disposiciones determinaronque, a comienzos de la colonia, el mundorural fuera el espacio indígena y el mundourbano el de los criollos.

La trama residencial

La fundación de Santafé de Bogotá, al igualque la de otras ciudades hispanoameJicanas,se realizó a manera de un rito que daba sen-tido a la ocupación del nuevo territorio. Laplaza mayor surgió como el elemento gene-rador de la forma urbana, como el centrogeométrico y simbólico del espacio conquis-tado. A esta ciudad, de bajísima densidad,le correspondía dominar un amplio espacioen el país, de límites desconocidos aún en el

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siglo XVI, Ypor ello la acentuada funciónsimbólica de orden y estratificación.

Esta función tomó cuerpo en la cuadrículaque, a manera de una parrilla adosada a loscerros tutelares, era el sello del modelo de!urbanismo hispánico aplicado en América,que fue desarrollado con rigor en Santafé.La proximidad a la Plaza Mayor se convir-tió en el primer factor de localización y deestratificación social, y la ciudad se exten-dió desde la plaza hacia la Sabana con unadensidad decreciente. La Plaza Mayor se con-solidó asimismo como el espacio abielto dereunión, de encuentro e intercambio al queacudían todos los habitantes. Las manzanascuadradas, de aproximadamente 100 metrosde lado, le imprimían un sello de uniformi-dad a la ciudad, que se acrecentaba con laaltura de las ramificaciones, casi todas deuna planta, dando lugar a un tejido urbanouniforme, donde se destacaban los símbolosdel control, las torres de las iglesias y losconventos. Estas manzanas estaban llenas degrandes patios y extensas hueltas; así, si des-de la calle aparecía lo público como homo-géneo, en e! interior lo pJivado mostraba unagran riqueza de matices y variedades.

Los conventos e iglesias que se construyerona lo largo de la Calle Real durante el perío-do colonial, fueron presionando sobre la es-tructura de las manzanas colindantes y die-ron origen a pequeñas plazas delante de susfachadas, o atrios, todos ellos lugares públi-cos de encuentro y sociabilidad.

Fue así como desde la iglesia de Santa Bár-bara, pasando por San Agustín, Las Nieves

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y San Diego, se formaron plazas alternas ala Plaza Mayor.

Todo este esfuerzo urbanizador fue consoli-dando la ciudad y desembocó a finales de laColonia en la demarcación de los barrios,que tuvieron un carácter claramente admi-nistrativo, tanto en lo eclesiástico como enlo civil. Esta demarcación se hizo bajo laforma de cual1e!es, que dividía en espaciosregulares la ciudad y asignaba parroquias acada barrio. Este momento coincidió conun gran auge de la ciudad que se reflejó enun aumento de la construcción, en e! creci-miento demográfico, la agilización del co-mercio, el interés por la ciencia y la culturay, en fin, en los aires de la ilustración queanimaron la ciudad desde la segunda mitaddel siglo XVIII.

El marco urbano inicial de Santafé estuvodelimitado por fronteras naturales. Al nor-te y al sur respectivamente, corrían los ríosSan Francisco y San Agustín. Al oriente e!límite lo marcaban los cerros de la Cordille-ra Oriental y al occidente un enorme ba-n'anco formado por las continuas crecien-tes de! río San Francisco.

La llamada Plaza de las Yerbas, actual Plazade Santander, situada en la margen derechade! río San Francisco, fue el primer centrode actividad cívica y religiosa de la ciudad.Allí se construyó el Humilladero, capillapajiza donde se ofició la primera misa. En

su marco construyeron algunos fundadoressus residencias, debido a las característicasde plaza mayor que inicialmente tuvo. Estaposición privilegiada fue sin embargo tran-sitoria, pues, como se señaló, a pal1ir de 1553la Plaza Mayor absorbió las atribuciones co-nespondientes.

En ese año, con la llegada del también yamencionado obispo fray Juan de los Banios,se decidió reemplazar la capilla de paja poruna catedral en la Plaza Mayor. En 1554, elmercado semanal instalado en la Plaza delas Yerbas fue también trasladado. La RealAudiencia hizo lo propio en 1555. La entro-nización de la Plaza Mayor estableció desdeentonces un eje con la de las Yerbas cuyaunión fue la calle denominada, a partir de1556, Calle Real del Comercio. La ubicaciónde las iglesias-conventos de las órdenes deSan Francisco y San Agustín en los polosnorte-sur de la ciudad, sobre la misma CalleReal, hacía que Santafé pareciera dibujadalinealmente, con una apariencia alargada.

Esta situación se hacía más palmaria si setiene en cuenta que la Calle Real hacia elsur, desde el convento de San Agustín, seconectaba con el camino a Fómeque y lasencomiendas del sur de la ciudad. Además,dos cuadras al sur del mismo convento deSan Agustín, construyó el encomendero Lopede Céspedes la ermita de Santa Bárbara. Porel norte, la Calle Real se conectó con el ca-mino de Tunja. Cinco cuadras al septentriónde San Francisco, otro encomendero, Cris-tóbal Bernal, construyó en 1581 una ermitadedicada a la Virgen de las Nieves. En 1587,doña Francisca de Silva donó el área delan-

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tera de la ermita, formándose así una pla-zuela, la de las Nieves.

Estas donaciones piadosas de los ricos enco-menderos de la ciudad demarcaron la ini-cial configuración urbana de Santafé, y nofueron desinteresadas, pues contribuyeron arevalorizar sus propios predios.

No es casual que la configuración urbana seiniciara a partir de las iglesias y conventos,en una sociedad donde la fe y la prácticareligiosa constituían el principio rector dela vida de los individuos. La iglesia reflejabala expresión simbólica del ideal modo de serde las gentes. El habitar cerca de un sitiosagrado, fuera iglesia o convento, significa-ba estar mucho más cerca de la morada ce-lestial. De ahí que estos lugares se conviltie-ran en los puntales del desarrollo urbano,tal como lo muestra el hecho de que los tresprimeros barrios de la ciudad, Santa Bárba-ra, La Catedral y Las Nieves, se crearon alre-dedor de las iglesias del mismo nombre. Laparroquia, sede del cura que vela por las al-mas, fue así el elemento simbólico dominan-te que presidió la inicial configuración ur-bana de Santafé.

La urbe tenía su centro en la Plaza Mayor,componente de una retícula, trasunto fieldel damero que se hace presente en los mu-nicipios castellanos como base ele su traza-do. Alrededor de esta plaza se desan'olló San-tafé, que sumó su cuarto barrio con el deSan Victorino, al ser erigida una capilla de

Casa de Humboldt, grabado de Franco.

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este santo en 1598 sobre el camino a Fonti-bón.

La escasez de calles no bastó para que seintegrara al paisaje urbano una alameda sinálamos, aunque con alisos y sauces, pues enlas últimas décadas del gobiemo español seconstruyó una alameda de San Victorino ha-cia el norte, actual carrera 13, y otra des-pués al occidente -calle 13. De esta forma,las principales vías de acceso a la ciudad fue-ron, por el n01te y el sur Calle Real, y por eloccidente, el Cantina de Occidente, que par-tía de San Victorino para bifurcarse un pocomás allá en dos ramales: uno, la vía de laMesa, que permitía llegar a Neiva, Popayány Quito, y el otro, la vía de Fontibón, queunía a Santafé con el puelto fluvial de Hon-da y el Caribe. Las otras dos calles impor-tantes de la población serían, casi hasta elsiglo XX, la calle Florián, carrera 8a.; y la yamencionada Alameda, sitio de comercio laprimera y de paseos a pie ya caballo la se-gunda.

Equipamiento urbanoEl ya mencionado camino de Honda y elcamino de Tunja fueron sin duda las vías decomunicación fundamentales de la ciudaden esta época. El de Honda, intransitable ypeligroso en inviemo, era apropiado paralomo de indio. El de Tunja, pésimo caminode herradura, fue la continuación de la Ca-lle Real del Comercio hacia el norte y sirvióoriginalmente a los Muiscas para su movi-miento mercantil. Este camino, fue prolon-gado hacia el sur, en época del virrey Salís,

hasta Villavicencio, en un intento por colo-nizar los Llanos.

Los puentes formaron parte de la vida deSantafé en sus primeros siglos, dada la ubi-cación de la ciudad en medio de los ríosSan Francisco y San Agustín, que sirvieroncomo límites a las parroquias en que inicial-mente se dividió. El de San Francisco sepa-raba las parroquias de Las Nieves y La Cate-dral. Además de estos ríos, hubo otros demenor importancia en cuanto su caudal peroque sirvieron para abastecer de agua a la ciu-dad. Uno de ellos, el río Arzobispo, descien-de todavía de oriente a occidente por el Par-que Nacional. De esta última corriente seabastecieron los hermanos recoletos de SanDiego desde conlienzos del siglo XVII, y mástarde surtió el agua para la pila pública deLas Nieves y el acueducto de San Victorino.Otro, el río Fucha, abasteció desde el sigloXVII, y hasta 1805, la pila de la Plaza Ma-yor. Ciudad llena de quebradas y arroyos,como los de Las Delicias y La Vieja, Santafétuvo una permamente relación con el aguay una singular dependencia de los puentes.

Puentes coloniales:Sobre el río San Agustín:- Puente de San Agustín (1602-1605),- Puente de Lesmes (1628-1630).- Puente GiralSobre el río San Francisco:- Puente San Miguel (1558)- Puente de San Victorino.Sobre el río Funza:- Puente Grande (1664)Sobre los ríos San Agustín y San Francisco:- Puente de San Antonio (1754-1757).

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- Puente Aranda (1768).Sobre el río San Cristóbal:- Puente de Basa (1713).

Para el abasto de agua, el Cabildo decidióconstruir un acueducto que tomaba ellíqui-do en el río San Agustín y lo llevaba hastauna pila que se instaló en la Plaza Mayor yque duró cerca de tres siglos. Esta obra, em-prendida en 1584, solucionó en gran medi-da el problema del agua, que en los prime-ros años era conducida a las casas por niñosaguateros.

En 1757 se inauguró el acueducto de AguaNueva. Luego de dos siglos de constante bús-queda de solución al problema del agua enSantafé, se decidió construir un acueductoque aprovechara la parte alta del río SanFrancisco, recogido en una bocatoma, parallevarlo también, por una acequia, hasta lapila de la Plaza Mayor.

A este acueducto se opusieron tenazmentelos molineros, que vieron reducido el cau-dal de agua necesario para impulsar sus mo-linos. A pesar de ello, su servicio duró hastafinales del siglo XIX, cuando se construyó elacueducto de hien'o.

El último acueducto construido en Santafécolonial fue el ya mencionado del balTio SanVictorino, inaugurado en 1803 con aguas delrío Arzobispo. Estos acueductos abastecie-ron además de las pilas de las plazas, algu-nas residencias privilegiadas que pagaban porel servicio privado del agua. Los vecinos quepor razones de la distancia o del dinero nopodían SU11irsede estos acueductos, se ser-

la nomenclatura urbana de Santafé.

vían de los chorros públicos, los cuales con-sistían en cajitas situadas en las calles y quetomaban el agua de solares privados. Parafinales del siglo XVIII se contaban 36 cho-rros en la ciudad. Por otra parte, las pilas ylos chorros constituían el punto de congre-gación de las aguateras y de los vecinos po-bres que acudían en busca de agua. Se gene-raron así diversas formas de sociabilidad delas gentes de Santafé, puntos de circulaciónde los chismes y rumores de la urbe y tam-bién expresiones de la vida colectiva.

El aseo de las calles tuvo una relación direc-ta con las aguas de lluvia que lavaban losespacios públicos. Las gentes lanzaban lasbasuras domésticas a las vías para que la llu-via las arrastraran calle abajo. Al finalizarlos días de mercado había una verdaderainundación de desperdicios y porquerías. Enlas calles empedradas las aguas residuales co-rrían por un caño abierto en la mitad de lavía. Las acequias, que conducían las merce-des de agua, eran frecuentemente enfanga-das e invadidas por basuras.

Las calles hablaban un lenguaje simbólico,dado que sus nombres estaban ligados a lascreencias religiosas, a los antepasados, a lanaturaleza, a las profesiones y oficios o a losedificios político-administrativos que las bor-deaban. Ejemplos de esta manera de repre-sentar los habitantes su imaginario colecti-vo pueden ser las calles de San Bruno y SanJuan Nepomuceno, las de La Peña, LasAgui-las, La Real del Comercio, la del Herrero, lade Las Aulas y la de La Aduana.

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Los grupos sociales

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La distribución social en la ciudad, comoen e! resto de ciudades coloniales, estaba rí-gidamente estratificada. Los grupos socialeseran definidos con criterios primordialmenteraciales. Blancos, mestizos, indios eran lascategorías que particularizaban el estatus so-cial. Además de este principio racial obra-ban otros, como el lugar de origen, la reli-gión, la profesión y el tipo de alianza nup-cial y política establecida. De esta manera,el vértice de la pirámide social estaba con-formado por los españoles blancos que re-unían los requisitos de ocupar cargos buro-cráticos o militares, ser conquistadores o des-cendientes de ellos y practicar públicamentela religión católica. Las costumbres señala-ban signos de diferenciación social inequí-vocos: vestidos y adornos, el escaño de laiglesia, el tratamiento verbal. Aunque nosiempre estos ritos se acataron, particular-mente en el comportamiento sexual yamo-roso que legitimó muchas veces el concubi-nato haciendo caso omiso del orden jurídi-co y de la política de la Corona, que siempreaspiró a que se casaran los que se unían apesar de pertenecer a distintos estratos so-ciales, pues para ella el matrimonio santifi-cado lo arreglaba todo. El grupo social queparticipaba de! poder siempre estuvo prestoa defender sus privilegios. De ello dan cuen-ta varios enfrentamientos entre los miem-bros de la Real Audiencia y de los Cabildossecular y eclesiástico, por la posición queunos y otros creían vulnerada en los actospúblicos, civiles y religiosos.

Observatorio Astronómico, grabado de Antonio González

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El que Santafé se encontrara sujeta a un or-den social que afirmaba e! rango de sus ha-bitantes, diferenciándolos y segregándolossocialmente, era posible percibirlo en el es-pacio urbano. Vivir en la Plaza Mayor, elsímbolo del poder soberano, lugar donde sereunía la autoridad divina y terrenal, cons-tituía el punto de mayor prestigio en la urbe.

El barrio de La Catedral, que circundaba ala Plaza Mayor, era el más preeminente. Porsu palte, la pan'oquia de Santa Bárbara, cons-truida en los arrabales, fue desde sus iniciosel barrio de los indios. Los censos de finalesde! siglo :ArvrIl mostraron que la poblaciónpredominante en la parroquia de Las Nie-ves era también de mestizos e indios.

Los objetos domésticos eran igualmente sím-bolos de prestigio y honor, pues las familiasprincipales, durante las ceremonias de reci-bimiento de los virreyes, acostumbraban ex-hibir en los balcones y muros de sus casaslas mejores piezas de vajilla, espejos, palan-ganas y todo posible signo de opulencia.

El concepto de nobleza presente en Santafé,no pasó por la obtención de títulos nobila-rios, sino por la pertenencia a un linaje con-quistador. Para el siglo XVlIl este conceptohabía llegado al punto de significar simple-mente e! ser blanco "y limpio de toda malaraza, y viejo cristiano».

Las disposiciones descritas anteriormente yque hacen referencia a circunscribir a los in-

dios en e! mundo rural ya los blancos en laciudad, en la práctica no pasaron de ser elorden soñado por los españoles. La divisiónen dos sociedades ideales, una urbana y otrarural, donde la habitación en ellas estaba de-terminada por e! principio de privilegio queorganizaba toda la estructura colonial, y quedeterminaba que sólo los blancos tenían elprivilegio de habitar la ciudad, no pasó deser el sueño de un orden que no se pudorealizar. En efecto, se impuso la realidad, lanecesidad de contar con el indígena paraconstruir las ciudades, y para satisfacer lasnecesidades de selvicio en la vida cotidianaurbana. Este fue el caso de Santafé de Bogo-tá que ilustra esta historia.

Desde la fundación misma de la ciudad, eltrabajo indígena fue indispensable para suconstrucción y la satisfacción de sus necesi-dades básicas. Sin embargo, para disponerde la fuerza de trabajo indígena, durante elsiglo XVI se tuvo que competir con los en-comenderos de la Sabana, y sólo fue hastalos años noventa de esa centuria, luego dequebrar el poderío absoluto de los encomen-deros, que la ciudad y sus vecinos lograronavances en la utilización de los indígenasmediante la extensión del alquiler, el cual sereglamentó institucionalmente por medio dela mita urbana. 3 Sin este recurso no habríasido posible la formación de la ciudad, almenos como la conocemos.

Esta fuerza de trabajo era definitiva para laconstrucción de obras públicas, conventos,iglesias, viviendas, la conducción de agua, elabasto de alimentos y de leña, además de laslabores de selvicio doméstico y el cultivo de

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huertas en los solares de las casas. Para con-trolar y reglamentar este trabajo, en 1590 seestableció la mita urbana, mediante la cuallos vecinos podían alquilar indígenas paraactividades urbanas, práctica que perduróhasta mediados de! siglo XVIII. De este pri-vilegio disfrutaban los comerciantes, los ar-tesanos, los burócratas, los conventos, lasviudas y demás vecinos. Así se volvió obli-gatorio que la mitad de los tributarios de laSabana vinieran a prestar servicios a Santa-fé. Cuando esta oferta de mano de obra es-tuvo funcionando, se llevó a cabo la mayorexpansión de la ciudad. 4

El desplazamiento de la población indígenadesde los pueblos de indios a la capital eranumerosa. Se calcula que a comienzos delsiglo XVII llegaban mensualmente a esta ciu-dad cerca de 1.000 indígenas, acompañadospor sus familias, quienes tenían que levan-tar sus chozas en los arrabales de la ciudad.Entre la población desplazada las mujeresocupaban un puesto importante, en especialpara su ocupación en oficios domésticos yen e! cultivo de las huertas de los solares delas casas. De tal manera que para principiosdel siglo XVII la población indígena era ma-yoritaria en Santafé, proporción que conti-nuó constante durante todo ese siglo: en1688 se calculaba que la población de estaciudad estaba conformada por 3.000 espa-ñoles y 10.000 indios que vivían alrededorde esta república de españoles.,,5 Para en-tonces ya era evidente que la organizaciónde la vida urbana imponía numerosas obli-gaciones que los españoles trataron de resol-ver mediante la labor indígena, con conse-cuencias funestas sobre la población nativa.

Plano topográfico de Bogotá de Agustín Codazzi, 1852.

Esta situación varió con e! transcurso de laColonia. Para el siglo XVIII e! mestizaje fueabsorbiendo a la población indígena, que re-dujo sustancialmente su participación en e!total de habitantes urbanos: en el censo de1778 representaban cerca del 10%, mientrasque los mestizos entre el 35 y e! 45% de lapoblación. En esa época era difícil distin-guir cultural y étnicamente entre mestizos eindios, y de hecho se estaba formando unanueva sociedad urbana. 6

Con anterioridad al mestizaje, ya medidaque la ciudad iba creciendo también crecíala demanda por mano de obra para e! fun-cionamiento de la capital. Así, por ejemplo,en 1565 el gobemador Andrés Venero de Le-yva autorizó el alquiler diario de 500 indios,oriundos de los pueblos aledaños de la capi-tal para el trabajo en Santafé, a quienes seles reconocía un pago de 20 maravedíes dia-rios, equivalente a poco más de un peso almes, salario tan bajo que ni siquiera los in-dios se tomaban la molestia de ir a cobrar. 7

Por esta razón los indios de las comarcascercanas a la capital huyeron masivamentede sus pueblos, lo cual presionó para aboliresta medida. Pocos años después, en 1578 sevolvió a establecer, obligando a los que vi-vían en un radio de ocho leguas de la ciu-dad a prestar sus servicios.

De estos servicios, el del abasto de leña omita leñera, era el más exigente en fuerza detrabajo. Por ejemplo, durante 1606, sólo lacomunidad de Tunjuelo juntaba 24 caballospor mes, para un total de 288 caballos alaño cargados de leña a Santafé. En 1673 setraían 9.024 caballos con leña al año. 8 En

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fechas similares se necesitaban 12.960 car-gas de leña al año para la ciudad de Tunja.Estas cargas tenían un peso promedio de 60kilos. 9

Otro servicio que se incluía en la mita urba-na fue el del laboreo de la lana, para lo cuallos españoles establecieron obrajes en Santa-fé y Tunja, donde los indios eran obligadosa prestar servicios de trabajo en los telares yanexos. Además, otros servicios personaleseran responsables de la traída a las ciudadesde la población indígena. Las mujeres lleva-ron el mayor peso de la explotación laboral,ya que desempeñaban numerosos oficios,desde los selvicios domésticos, hasta el "ser-vicio sexual ...Es el gobemadorJuan de Bar-ja quien denuncia esta situación:

"He averiguado también que en esta ciudad(Santafé) hay gran número de indias chicasy grandes que llegara a 2.000 que hurtadas,forzadas y engañadas, las tienen mujeres, pa-lientas o allegadas de encomenderos o doc-trineros para sus granjerías y selvicio y haycasas de gente muy pal1icular donde hay 30o más: de todas se sirven y de sus laboresmarcándoselas con grandes aprovechamien-tos sin que a las pobres indias se les dé sala-rio ni aun la comida necesaria, antes estánen perpetuo encerramiento y se les veda elcasarse por no perder el selvicio ... He man-dado que se alisten todas ... Yo no me he re-suelto en cercenar la demasía, que como digoa V.M. hay muchas personas que tienen a20, 30 y 40 en sus casas pudiendo para suservicio contentarse con dos, hasta que V.M.me ordene lo que he de hacer en este caso."lo

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Por supuesto que esta desproporcionada po-blación indígena femenina fue causa de otrosproblemas, como la delincuencia y la pros-titución, además de incrementar el mestiza-je. El abandono de los recién nacidos, espe-cialmente de mestizos ilegítimos fue bastan-te frecuente en Santafé en los siglos XVII yXVIII. Esto motivó la creación de Ol-felina-tos para recoger la numerosa prole ilegítimaque invadía las calles. De otra parte, y to-mando la cifra como un reflejo de la situa-ción, una inspección a la cárcel de Santaféen 1630 mostraba que el 75% de los presoseran mestizos. Las ciudades se convertían enunos monstruos que devoraban a la pobla-ción indígena, lo mismo que las haciendasy las minas.

Con estos relatos se ha querido ilustrar elcosto que tuvo que pagar la población indí-gena en la construcción de las ciudades an-elinas, y la poca efectividad que tuvieron lasmedidas segregacionistas establecidas por losespañoles, que, en el caso del establecimien-to de las dos repúblicas ideales, se quedócomo palte del orden soñando por las auto-ridades coloniales.

El costo de ser RepúblicaLuego de la independencia, el ordenamien-to urbano no cambió mayor cosa y la traza,el tejido urbano, el paisaje se conservaronhasta principios del siglo XX. Esto, en bue-na palte fue el resultado de que Bogotá con-servó su carácter de capital mediterránea, ais-lada de las tendencias de cambio y de lascorrientes migratorias que ya disfrutaban

otras capitales latinoamericanas. Así, la ciu-dad hispana se conselvó, pero sufrió un pro-ceso de densificación sin mayor ampliacióndel espacio urbano, produciendo un dete-rioro de los regulares selvicios públicos y lasalublidad, situación que se convÍltió en cau-sa de una pérdida de la calidad de vida de lacapital.

En la traza, los barrios mantuvieron la dis-tribución eclesiástica de las parroquias colo-niales: La Catedral, Las Nieves, Santa Bárba-ra y San Victorino. El barrio de La Catedralcontinuaba siendo el barrio más importan-te de Bogotá, en razón de estar allí ubicadaslos edificios públicos más importantes, civi-les y religiosos, así como las residencias dela elite capitalina. Además era el barrio másgrande, ya que hasta mediados del siglo XIXalbergaba la mitad de la población bogota-na. En contraste, el barrio de Las Nieves erahabitado por altesanos, y de manera similarSan Victorino.

El paisaje urbano bogotano seguía siendomodesto. Predominaban las casas bajas y degruesas paredes, donde las comodidades eranpocas, pues las ventanas con vidrios casi noexistían, yen su reemplazo se utilizaban lospostigos de madera.

En general en las casas de dos pisos se utili-zaba la planta baja para tienda y la alta paravivienda. Según el censo de vivienda realiza-do en 1863, mientras habían 2.633 casas, exis-tían 3.015 tiendas, fuente de desaseo y depésimas condiciones higiénicas. En general,todas las casas se parecían y los viajeros ex-tranjeros señalaban que salvo por la guardia

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de honor, era difícil distinguir la residenciapresidencial. Mientras se construía e! edifi-cio de! Congreso, que se terminó en la se-gunda década del siglo XX, el Legislativo sereunía en el convento de Santo Domingo.

Sólo con la desamortización de los bienesde la Iglesia en 1861 se introdujo un cam-bio en la estructura urbana de la ciudad. Me-diante esta medida se trasladó la propiedadde edificaciones y terrenos de la Iglesia alEstado. En total fueron diez conventos ymonasterios los que pasaron al dominio delEstado, y esto le permitió la posibilidad deinstalar allí oficinas públicas, hospitales,cuaI1eles, cárceles y universidades. Con estose resolvió e! problema del espacio para laburocracia estatal, pero privó a la ciudad decontar con la construcción de nuevas edifi-caciones republicanas.

De todas formas, esta medida dio origen aun auge urbanístico, lo cual motivo la expe-dición del primer código urbanístico repu-blicano en 1875, cuando el cabildo aprobóuna serie de medidas que buscaban contro-lar e! crecimiento de la ciudad, establecien-do zonas de expansión urbana y nuevas es-pecificaciones para las calles. Sin embargo,a pesar de estos esfuerzos, era poco lo que laciudad había cambiado. Había que esperarlos años finales del siglo XIX para ver la in-troducción efectiva de transfol111aciones mo-dernas, aunque no todas positivas. La trazaurbana, la cuadrícula hispana heredada dela Colonia comenzaba a perder sus trazosoriginales en los límites de la ciudad y lapresión por e! suelo urbano dio inicio a pro-cesos especulativos. Lasmejoras se vieron por

Plazuela de San Carlos, hoy de Rufino José Cuervo, grabado deRodríguez y Franco.

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el lado de los servicios públicos, con la in-troducción del telégrafo, el alumbrado eléc-trico, el tranvía, el acueducto de hierro y elalcantarillado subten'áneo, equipamiento ur-bano que empezaba a darle cierto aire deciudad moderna a la capital.

Notas

1 Francisco de Solano. Ciudades Hispanoamericanas y

Pueblos de Indios. Biblioteca de Historia de América. CSIC.Madrid, 1990. p. 333

2 Silvia Rivera Cusicanqui .• Violencia e identidades Culturalesen Bolivia •. En: Violencia en Bolivia. Un estudioInterdisciplinario. Xavier Albó y Raúl Barrios, editores. LaPaz. Apep, 1993.

3 Julián Vargas .. La Mita Urbana. Trabajos y Oficios en Santafé".En: La Sociedad de Santafé Colonial. Bogotá, CINEP, 1990,p.87

4 Ibid., p. 90

5Jlllián Vargas y Marta Zambrano .• L'l Población Indígena de San-tafé •. En: La Sociedad de Santafé Colonial, op. cit. p. 57.

6 Ibid, p. 63

7 Thomas Gómez .• Vida Cotidiana en Tllnja y Santafé •. En: LaViIle en Amerique Espagnole Coloniale. Université de ParísI1I, París, 1984, p. 176.

8 Julián Vargas, op. cit. p. 92.

9 Thomas Gómez, op. cit. p. 179.

10 Citado por Thomas Gómez, op. cit., p. 178.

Bibliografía

Fundación I\lisión Colombia. Historia de Bogotá. Bogotá,Villegas Editores, 1988.Martínez, Carlos. Bogotá. Sinopsis sobre su EvoluciónUrbana. Bogotá, Escala Fondo Editorial, 1983.Vargas, Julián. La sociedad de Santafé Colonial. Bogotá.CINEP, 1990Vargas, Julián y Zambrano, Fabio. -Santafé y Bogotá: evoluciónhistórica y servicios públicos-, En: Bogotá: Retos y Realidades.[FEA-FORO, Bogotá, 1988.

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..~lCentro Históricoen el Distrito Capital

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Laciudad colonial hispanoamericana, cons-truida en el largo proceso de la coloniza-ción del continente a lo largo de tres siglos,es un fenómeno que ha sido sistemáticamen-te subvalorado en los recuentos históricosdel urbanismo occidental. Modelada por unesquema único de organización espacial, elde la cuadrícula de calles y manzanas, conuna plaza mayor como lugar central, pro-dujo toda suerte de formaciones urbanas:grandes ciudades, villas, aldeas y poblados.A pesar de tener una base relativamente ri-gurosa, la ciudad colonial hispanoamerica-na se realizó finalmente de acuerdo con lascircunstancias geográficas y con las heren-cias culturales de cada región. De ello su di-versidad y su personalidad regional y local.

La ciudad colonial ordenada y jerarquizadaen torno a su plaza mayor, marcada por loscampanarios de las iglesias conventuales, ro-deada por la apacible presencia de ejidos,dehesas y campos de cultivo, ensimismada,perdida en un tiempo estático, dejó recin-tos espléndidos e infinidad de vestigios dis-persos por todo el continente americano.Ciudades como LaHabana, Cattagena, Qui-to, Lima, Cusca, Arequipa, Potosí y cente-nares de pequeñas poblaciones son muestrasde esta inmensa empresa urbanizadora. Enlas perspectivas de sus calles, en el hem1etis-mo comunicativo de sus fachadas, en el si-lencio de sus patios, en fin, en todo aquelloque la distingue de todas las demás ciuda-

des en el mundo, se puede sentir una poéti-ca particular, distinta del atafago y el desor-den de la ciudad del siglo XX. El espaciourbano del Centro Histórico de Santafé deBogotá es característico del urbanismo co-lonial español en América. Existen diversashipótesis históricas acerca del lugar exactode fundación y se desconoce su plano fun-dacional. Se desconoce también el repartoinicial de manzanas y solares. La cattografíadel siglo XVIII, la más conocida y precisa,muestra la ciudad en un estado bastanteavanzado de crecimiento, con cerca de 150manzanas construidas. En el área compren-dida entre los ríos San Francisco y San Agus-tín, la que corresponde hoy casi exactamen-te con la delimitación del Centro Históri-co, el trazado urbano es regularizado, conmanzanas cuadradas y calles rectas, que ape-nas se deforn1an en los bordes siguiendo elcurso de las corrientes naturales de agua.

El Centro Histórico de la capital, que llevóel nombre de Santafé de Bogotá hasta 1823y lo volvió a adoptar en 1991, conserva latraza original de sus calles y los espacios li-bres de sus plazas y plazuelas, establecidasdesde el momento inicial de su fundación.El centro de ese espacio urbano se encuen-tra en la Plaza Mayor, hoy Plaza de Bolívar,en la cual se alojaran desde un comienzo lassedes representativas de los poderes en laciudad: Estado e Iglesia.

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la Plaza de Bolívar

La Plaza Mayor es uno de los más grandes aportes al urbanismo detodos los tiempos. En ella se localizan los lugares simbólicos de la

ciudad: su catedral, su cabildo, sus casas principales. Es una explana-da que acoge al ciudadano para su regocijo O para su protesta. Es el

lugar del mercado y de las celebraciones públicas.Las plazas de América fueron escenario de fiestas y batallas. La

congregación multitudinaria y el simple paseo diario fueron acogidospor ese inmenso vacío rodeado de ciudad por todas partes.

La Plaza Mayor fue el corazón simbólico de la ciudad colonial. Susdimensiones, la reunión de los poderes en su espacio, la construcciónespecial de las edificaciones, contribuyó a la formación de su imagenen la memoria de los habitantes. La plaza se dedicó a la memoria delLibertador Simón Bolívar en el año de 1881, treinta y cinco añosdespués de haberse colocado su estatua, obra del escultor italianoPietro Tenerani. Según se aprecia en pinturas, acuarelas y grabadosdel siglo XIX,su espacio estuvo completamente despejado, para dar

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cabida a las actividades tradicionalmente establecidas allí desde laépoca colonial: el mercado semanal, las celebraciones religiosas y los

eventos políticos. En 1881 se cerrÓ una parte con rejas y sesembraron árboles, transformándose en un parque estilo europeo. Acomienzos del presente siglo se rediseñó la parte central de la plazay se construyeron cuatro enormes fuentes conmemorativas. La

remodelación llevada a cabo en 1960 y proyectada por el arquitectoFernando Martínez Sanabria devolvió a la plaza el carácterdespejado, austero y sereno de un gran espacio cívico.

El costado oriental de la plaza, completamente ocupado porconstrucciones eclesiásticas, reúne dos obras maestras de la

arquitectura religiosa colonial: la catedral Primada y la capilla delSagrario. Entre ellas se encuentra la Casa del Cabildo Eclesiástico o

Casa Capitular, construida a finales del siglo XVII.En la esquina sur de este costado se levanta el Palacio Cardenalicio,

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construido en 1953, con planos del arquitecto Alfonso RodríguezOrgaz.

El costado sur de la plaza está ocupado por el magnífico edificio delCapitolio Nacional, construido sobre los restos del Palacio Virreinal yla sede de la Real Audiencia del virreinato de la Nueva Granada. Elcostado occidental está ocupado en su totalidad por el edificioLiévano, actual sede la Alcaldía Mayor del Distrito Capital. En elcostado norte se localiza la nueva construcción del Palacio deJusticia, obra del arquitecto Roberto Londoño Domínguez.

Pocas ciudades en América Latina cuentan con un espacio cívico dela calidad espacial y arquitectónica de la Plaza de Bolívar. Las

construcciones que la rodean, provenientes de diversas épocas, noposeen dimensiones monumentales, en el sentido estricto de la

palabra. Son edificaciones de excelentes proporciones, de eleganteconcepción arquitectónica, sobrias y dignas de ser consideradas

símbolos de la nación y de la ciudad.

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Las plazuelas

Además de la Plaza Mayor, en la ciu-dad colonial se encuentran otros luga-res públicos: plazas de menor orden yplazuelas que rompen la trama urba-na y se abren frente a una iglesia con-ventual, o en el centro de unaparroquia o barrio, o por un error enla traza. Estos espacios proponen untoque de desorden dentro del orden

riguroso de la cuadrícula. La esquinarota es un tema frecuente en la ciudadcolonial, en ella se adivina la presen-cia de una iglesia cuya portada se abrea ese pequeño espacio que le pennitereunir a sus feligreses antes y despuésde los servicios religiosos.

Las plazuelas que existen hoy en LaCandelaria son testimonios de esa tra~c1iciónde espacio público originada en

Plazuela de San Carlos o .Rufino José Cuervo»

las ordenanzas y los trazados hispáni-cos del siglo XVI. En ellas se reflejauna actitud respetuosa hacia la ciudady la provisión de lugares significativosfrente a las iglesias y edificaciones im-portantes.

Una de las pocas plazuelas que se encuentran en el Centro Históricode Santafé de Bogotá es la de San Carlos, hoy bautizada con elnombre del escritor bogotano Rufino José Cuervo. Rodeada

por viejas edificaciones en tres de sus costados y por el PalacioArzobispal por el cuarto. se abre frente a la iglesia deSan Ignacio con cuyo atrio forma un conjunto espacial.

El Palacio Cardenalicio, cuyo frente mira hacia la Plaza de Bolívar, lalimita por el costado occidental. En el costado norte se encuentra lacasa llamada .de los Derechos del Hombre», donde se encuentra laimprenta en que el prócer Antonio Nariño editó el libro cuyas ideasinspiraron las luchas por la independencia de la Corona española.

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Plazuela del Chorro de Quevedo

La plazuela que hoy se conoce como del Chorro de Quevedo esconsiderada por algunos historiadores como el lugar donde se llevó acabo la ceremonia de fundación de la ciudad. Carlos Martínez afirma

que ese espacio fue el .belvedere, del poblado indígena deTeusaquillo, el cual fue aprovechado por el fundador como basede su futura ciudad. Su nombre actual proviene de la existenciadel ,chorro del padre Quevedo" una de las muchas fuentes

que abastecieron de agua a los habitantes de la ciudad colonial.La plaza fue remodelada en el año 1986 con el apoyo

de la Corporación La Candelaria.

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Plazoleta de Ayacucho

El monumento a la batalla de Ayacucho fue ordenada por

Ley de la República en 1910 pero se terminó en 1929.

Se localizó originalmente sobre la calle 7a., frente al

antiguo convento de San Agustín.

Posteriormente fue trasladada a una plazoleta abierta frente al

antiguo Palacio de la Carrera, hoy Casa de Nariño. Esuno de los

pocos monumentos alegóricos que se encuentran en la capital de la

República y es también uno de los pocos ejemplos del arte

monumental académico, a la manera de los grandes ejemplos

europeos del siglo XIX. Su autoría se reparte entre un escultor

francés de apellido Verlet y el escultor español González Pala.

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Plazoleta del Palomar del Príncipe

Esteparque, localizado a la manera antigua en la esquina de una

manzana, fue proyectado por el arquitecto Fernando Duque y

construido por la Corporación La Candelaria en 1982. Para conservar

el paramento de la manzana se trabajo una reja inspirada en el

espíritu de la arquitectura republicana. Los colores que se le colocan

siempre ha sido motivo de interés y controversia.

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Las calles de La Candelaria

El espacio público de la ciudad colo-nial es ordenado geométricamente endos direcciones por las leyes de unacuadrícula, este ordenamiento tienetanto de claridad como de confusión.Desde una esquina cualquiera las pers-pectivas de las calles pueden perderseen el infinito. Para orientarse existenlos códigos naturales: la topografia, ladirección del sol, el paisaje circundan-te. La ciudad misma provee sus pro-pios elementos orientadores: las torresde la iglesia principal, los campana-rios de las iglesias conventuales y lossonidos de sus campanas. Se puede rá-pidamente construir un mapa mentalde la ciudad y localizar en la cuadrí-cula los puntos de referencia. Despuéses fácil deambular por la ciudad comosi se hubiese vivido allí toda la vida.

tual de calles y carreras se basa en unordenamiento numérico y sustituyólas denominaciones antiguas llenas dealusiones simbólicas y narrativas ple-nas de significado para los santafere-ños de antaño. Los nombres originalesde las calles están llenos de recuerdos,entre poéticos y prácticos.

La calle Real, actualmente denomina-da Carrera 7a., fue la arteria principalde la ciudad que se prolongaba haciae! norte por el camino real que comu-nicaba con la ciudad de Tunja y haciae! sur por el camino que conduCÍa alos Llanos Orientales. Cada tramo dela calle fue identificado con un nom-bre diferente e indicativo de lo quepasaba alrededor: calle Real de SantaBárbara, calle de la Carrera, calle Realde! Comercio, de LaTercera (por laiglesia de la Orden Tercera Francisca-na), de San Juan y Real de LasNieves.

occidente tuvieron igualmente diver-sos nombres en el período colonial:calle del Calvario, de la Toma de Agua,de la Fatiga, de la Esperanza, del Coli-seo (por e! Coliseo Ramírez, hoy Tea-tro Colón), de San Carlos, delDivorcio, de la Concepción y de SanJoaquín.

Los distintos tramos de la actual calle11 tuvieron curiosas denominaciones,en su recorrido de orierlte a occiden-te: Calle del Infinito, calle del Chorrode Egipto, calle de LaCandelaria, fren-te al convento de los Agustinos Reco-letos, calle de LaMoneda, frente a laCasa de Moneda, calle de la Enseñan-za, frente al antiguo colegio de esenombre y calle de La Catedral, al bor-dear e! costado norte de! templo, an-tes de desembocar en la Plaza Mayor.

El trazado en cuadrícula de las callesde LaCandelaria se conserva desde el Los diversos tramos de la actual calleperíodo colonial. La nomenclatura ac- lOa. que recorre la ciudad de oriente a

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Edificiossimbólicos

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Una ciudad a través de su historia acumulasímbolos diversos, unos de origen histórico,otros que resultan de su misma configura-ción física, de su geografía y de su trazadourbano. LaCandelaria como Centro Histó-rico, es un lugar de indudable valor simbó-lico en la ciudad. En su interior se encuen-tran diversos lugares memorables que repre-sentan la historia de la nación y de la ciudad,el transcurso de su arquitectura y la vida ur-bana que allí se aloja.

Los edificios simbÓlicos hacen parte de lamemoria urbana y se ree!aboran a través de!tiempo. Unos de ellos pierden gradualmen-te su significado original y se conservan ape-nas íconos de su propio pasado. Otros con-servan o enriquecen su valor. Nacen unosnuevos, otros desaparecen.

Los edificios destinados a la Iglesia y al Es-tado han sido históricamente aquellos quehan marcado con mayor fuerza la simbolo-gía de la ciudad. Catedrales, iglesias y con-ventos, con sus espadañas o campanarios,fueron desde un comienzo hitos que marca-ban simbólicamente el espacio urbano, nosólo con su presencia material sino con supoder de representación del ..más allá .., delo sobrenatural. Curiosamente los temploscoloniales bogotanos no son de una presen-cia llamativa, por el contrario, su aparien-cia urbana es más bien sencilla. En el inte-

rior se revela un mundo diferente, cargadode símbolos bellamente elaborados. El po-der de la Iglesia sobre la ciudad, prolonga-do a través del tiempo, no se expresó aquíen un derroche de imponencia sino, másbien, en un sutil convencimiento mediantee! uso seductor del arte religioso. Su simbo-logía se lee más en esos dorados interioresen penumbra, con bóvedas celestes yarteso-nadas mudéjares, que en los fríos y sobriosexteJiores.

Los edificios de! gobierno, a través de! tiem-po, se establecieron como símbolos del po-der civil, desde la época de la Real Audien-cia hasta la era republicana con la presenciade sus nuevas instituciones de administra-ción y gobierno. En el período colonial laciudad no contó con grandes edificios pú-blicos, el alojamiento de las entidades gu-bernamentales se llevó a cabo en modestasedificaciones. Las instituciones de la NuevaRepública no contaron en un comienzo conedificios propios, se alojaron donde puclie-ron: casas, conventos, cuarteles. La obra delCapitolio Nacional inició la era de la repre-sentatividad arquitectónica de la nación. Afinales del siglo XIX, muy avanzada ya laépoca republicana se dio especial importan-cia a la imagen de los edificios y, ya entradoe! siglo XX, se construyeron algunos de losmás importantes, que hoy se conservan enel Centro Histórico de la capital.

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la Catedral Primada

La Catedral Primada es la construcción

religiosa más importante de todo el Centro

Histórico de Santafé de Bogotá, no sólo por

ser la sede de la Arquidiócesis, sino por la

calidad de su arquitectura. En orden

cronológico es la cuarta de las

construcciones erigidas sobre el mismopredio asignado desde 1553 a la sede obispal

de la ciudad. En 1566 se desplomó la segunda

de ellas, que reemplazó la capilla pajiza

construida en el momento de la fundación.

La tercera catedral, seriamente averiada porlos movimientos sísmicos de finales del siglo

XVIII, fue demolida en 1805. La edificación

actual fue proyectada por el fraile capuchino

Domingo de Petrés, quien inició la obra en

1807. EI19 de abril de 1823, recién

concluidas las obras, se llevó a cabo la

ceremonia de su congregación.La catedral es un bello edificio, de planta

rectangular de tres naves y dos hileras de

capillas laterales. Su espacio interior

remodelado varias veces, es amplio y

proporcionado. Su fachada, trabajada

totalmente en piedra, muestra influencias

neoclásicas. La porción superior de las dos

torres fue remodelada en 1948 por el

arquitecto español Alfredo Rodríguez Orgaz.

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La capilla del Sagrario

Esta capilla fue construida entre 1660 y 1689 por iniciativa de

don Gabriel Gómez de Sandoval. Posee la estructura espacial

de una gran iglesia con tres naves, crucero y cúpula. Su portada

en piedra es considerada el mejor ejemplo del plateresco en la

ciudad. Las dos espadañas fueron seriamente averiadas por un

terremoto a finales del siglo XIX y fueron reconstruidas en 1904

por el ingeniero español Alejandro Manrique.

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Los conventos y las iglesias

Gabriel García Márquez, al presentara Fernanda del Carpio, un personajebogotano de su novela .Cien años desoledad., dice lo siguiente:•...había nacido y crecido a mil kiló-metros del mar, en una ciudad lúgu-

bre por cuyas callejuelas de piedra tra-queteaban todavía, en noches de es-pantos, las carrozas de los virreyes.Treinta y dos campanarios tocaban amuerto a las seis de la tarde ..."Poco queda de esos treinta y dos con-ventos de que habla García Márquez.Casi todos los claustros han desapare-

las Aguas

cido, se conservan todavía algunas igle-sias, que forman el tesoro colonial dela ciudad. Entre los desaparecidos másilustres se encuentran el convento y laiglesia de Santo Domingo, demolidospara dar paso al actual edificio "Muri-110Toro" sede del Ministerio de Co-municaciones.

la iglesia y el convento de Las Aguas se situaron en la orilla

oriental del río San Francisco, en un lugar ocupado

anteriormente por una pequeña ermita dedicada a la Virgen del

Rosario. Su nombre proviene de la cercanía al río. El templo y el

convento datan de finales del siglo XVII. El templo es de una sola

nave. La capilla lateral fue construida posteriormente. La fachada

con su triple espadaña es un bello ejemplo del barroco santafereño.

El claustro contiguo es ocupado hoy por Artesanías de Colombia.

Frente al conjunto se encuentra una pequeña plazoleta

que lleva el mismo nombre.

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San Agustín

El templo hizo parte del conve'nto de los Agustinos demolido en 1939.Es un ejemplo especial de iglesia colonial de tres naves con unacuarta nave transversal situada detrás del presbiterio. La bóvedafalsa de la nave central es de perfíl elíptico y está decorada con unrico artesonado. El exterior fue despojado de su revestimiento y

muestra el aparejo de piedra y ladrillo de sus gruesos muros. La torreesquinera es posterior al resto de la iglesia.

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San Francisco

Los frailes franciscanos se radicaron en uno de los bordes de la

antigua ciudad, en el costado norte del río llamado por ellos San

Francisco. Del convento, que ocupó dos manzanas de la ciudad, no

quedan vestigios. Se afirma que el templo se consagró en 1566, lo

cual lo convierte en el más antiguo de la capital. La construcción

inicial es hoy la nave principal de la iglesia actual. La nave exterior

fue construida en 1570, para alojar la cofradía del Niño Jesús. El

terremoto de 1785 averió seriamente la edificación, la que fue

sometida a una reconstrucción dirigida por fray Domingo de Petrés.

La fachada actual y la torre se deben al ingeniero español Domingo

Esquiaqui y fueron construidas en 1800.

En el interior de la iglesia de San Francisco se encuentra una de las

obras maestras del arte colonial santafereño, el retablo del altar

mayor, tallado en madera por Ignacio Garda de Ascucha y dorado

por Lorenzo Hernández de la Cámara en 1633. De singular valor es

también el artesonado del presbiterio.

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Santa Clara

la iglesia de Santa Clara, que hizo parte del convento de las Clarisas,es una de las más antiguas de la ciudad. Su construcción se inició en1619 y concluyó en 1630 y fue dirigida por el Maestro Matías deSantiago. El exterior trabajado en sólida mampostería de piedra y

ladrillo, es severo y hermético. En su interior se encuentraun mundo diferente, ricamente ornamentado con

artesonadas, celosías y pinturas.

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San Ignacio

La Compañía de Jesús llegó a Santafé de Bogotá en 1604 y

de inmediato se iniciaron los arreglos para erigir su sede

conventual y educativa en un predio situado en la esquina suroriental

de la Plaza Mayor. Carlos Martínez describe así la

construcción del templo de San Ignacio:

.Con planos traídos de Roma e inspirados en el templo del Jesús que

allí tenía la Compañía, se inició en Santafé la construcción del

templo de San Ignacio, bajo la experta capacidad profesional de Juan

Bautista Coluccini, arquitecto jesuita, y de su compañero, el hermano

Pedro Pérez. El primero de noviembre de 1610 se colocó la primera

piedra del nuevo templo ... El 29 de julio se solemnizó la terminación

del edificio con suma perfección y se dedicó a San Ignacio.»

En 1776, en el momento de la salida de los jesuitas del territorio

virreinal, la iglesia de San Ignacio fue la catedral de Bogotá y se

llamó de San Carlos. Para corregir los desperfectos ocasionados por

el terremoto de 1763 en la cúpula de ladrillo, el ingeniero español

Bernardo Anillo diseñó un sistema de empotramiento de una cadena

en la base, lo que ha permitido que sobreviva hasta el presente.

Los jesuitas regentaron tres instituciones educativas en Santafé de

Bogotá: el Colegio de San Bartalomé, el Colegio Mayor de San

Bartolomé y la Universidad Javeriana. La manzana que ocupó la

comunidad con sus instalaciones es hoy compartida por

el Colegio Nacional de San Bartolomé y por el Museo Colonial,

que ocupa el edificio llamado ,Las Aulas».

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la Candelaria

la iglesia de La Candelaria, que da el nombre al Centro Histórico,hace parte del conjunto conventual de los padres agustinos,

establecidos en Santafé desde 1S60. El historiador Carlos Martínezcuenta que en 16S4 estos religiosos, cuya sede quedaba a orillasdel río San Agustín, fundaron cerca a la catedral un hospicioy un colegio de frailes al cual bautizaron con el nombre deNuestra Señora de La Candelaria. Las edificaciones actuales

datan en su mayoría del siglo XVIII. La iglesia es una de las mejoresmuestras de la arquitectura colonial religiosa de la ciudad.

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la Concepción

La Concepción fue el primer convento de

religiosas en Santafé de Bogotá. Su construcción se

inicio en 1583 Y ocupó dos manzanas enteras. Del

convento quedaron rastros, la iglesia, segunda en

antigüedad en la ciudad, conserva su rico

artesonado mudéjar y restos de pinturas

murales en sus paredes interiores. La torredesapareció y jamás se reconstruyó.

El Carmen

La comunidad de los padres Salesianos llegó a

Bogotá a comienzos del siglo XX, con la

intención de trabajar en la educación de los

obreros. Se instalaron en el antiguo convento

del Carmen, para entonces semidestruido. El

coadjutor salesiano Juan Buscaglione, quien

contaba con formación básica en

arquitectura, fue el encargado de proyectar y

construir el templo y la sede del colegio León

XIII. El templo es un ejemplo bastante

interesante de arquitectura ecléctica.

Inspirado en el gótico sienés, cuenta con una

profunda decoración interior con mosaicosvenecianos. La alta torre central y

las franjas alternadas de ladrillo rojo

y blanco caracterizan su imagen exterior.

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La Casa de la Moneda se construyó en 1753, durante el gobierno delvirrey José de Salís y Folch de Cardona. Existe una inscripción quehabla de una reconstrucción en 1756. Sus planos se atribuyen a

Tomás 5ánchez. Una parte de la edificación se demolió a comienzosdel siglo para dar cabida a la Facultad de Matemáticas e Ingeniería

de la Universidad Nacional, hoy Museo Militar.La Casa es una amplia edificación característica

de la arquitectura colonial civil, con un gran patio principal rodeadopor arcadas. Actualmente presta sus servicios como sede de la

Hemeroteca de Banco de la República.

Los edificios públicos

Los centros históricos son los lugaresnarurales donde se localizan los prin-cipales edificios públicos de las ciuda-des. La formación misma de unanación se lee en los diferentes edifi-cios ocupados por las instituciones ypersonajes del poder. En algunas ciu-dades se acumulan testimonios desdelas épocas más remotas hasta el pre-sente. En otras, como en Bogotá, mu-chas de las huellas de los poderes delpasado han sido borradas y sobre ellasse han levantado sucesivamente lasnuevas sedes institucionales.

El Virreinato de la Nueva Granada,con sede en Santafé de Bogotá, contó

con pocas edificaciones representati-vas de su inmenso poder. Desde mu-chos puntos de vista, las edificacionesreligiosas superaron en cantidad, ta-maño y calidad a las civiles. La sedede la Real Audiencia y el Palacio Vi-rreinal, ambos situados en el costadosur de la Plaza Mayor, fueron edifica-ciones relativamente modestas y des-aparecieron prontamente, una vezconstiruida la República. De las sedesinstirucionales de la Colonia, sobrevi-ve y sobresale la Casa de la Moneda,como testimonio de las construccio-nes oficiales de la Corona en la ciu-dad.

La formación de la República trajoconsigo la institucionalización de mu-

La Casa de la Moneda

chas actividades: gobierno y adminis-tración, educación y salud, cultura yrecreación, defensa y seguridad. En uncomienzo las nuevas instituciones ocu-paron casas alquiladas o se alojaronen antiguos conventos. Fue necesarioel transcurso de varias décadas parallegar al punto en el cual se tendiódebidamente la instalación de las ins-tiruciones en sedes propias yespecial-mente construidas para tales fmes. Porese motivo, la mayoría de los edifi-cios públicos importantes del CentroHistórico de Santafé de Bogotá datande la segunda mitad del siglo XIX yde las primeras décadas del presentesiglo.

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ElCapitolio Nacional

El Capitolio Nacional, sede del Congreso de

la República, es una espléndida edificación

neoclásica, cuya construcción se inició en1846 por iniciativa del presidente Tomás

Cipriano de Mosquera. Los planos iniciales se

deben al arquitecto antillano Thomas Reed,

traído especialmente de Venezuela para tal

efecto. La construcción, que duró en total

ochenta años, fue suspendida en 1851,

reiniciada en 1871 y concluida en 1926.

Desde 1876 se conoció graciosamente con el

apodo de ,el enfermo de piedra" dada la

demora en su ejecución y el precario estado

de las obras. En su conclusión trabajaron los

arquitectos colombianos y extranjeros más

importantes de la ciudad: Mariano Lombardi,

Pietro Cantini, Mariano Santamaría, GastanLelarge y Alberto Manrique Martín.

Esde admirar en el Capitolio su proporción

en relación con la plaza y la forma como se

integran sus espacios a través de la

columnata que bordea su patio de ingreso.

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El Palacio de San Carlos

En 1828 se escogió como sede para los presidentes de Colombia unaamplia residencia particular, construida a finales del siglo XVI, y se lellamo ,Palacio de San Carlos». La casa había sido ocupada previa-mente por el Seminario, en 1774 fue la sede de la Real Biblioteca yuna parte fue separada como cuartel militar. El Libertador SimónBolívar estrenó el palacio en 1828 y desde entonces, hasta 1910,alojó los presidentes de la República. Volvió a ser palacio presiden-cial entre 19S0 y 1980. Actualmente hace parte del conjunto de

instalaciones del Ministerio de Relaciones Exteriores.

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Edificio Liévano y Alcaldía

El costado occidental de la Plaza Mayor estuvo ocupado por

diferentes edificaciones a lo largo de la historia. Las ,Galerías de

Arrubla, edificio que prestó servicio como Palacio Municipal durante

el siglo XIX, se incendió en 1900. El edificio que se construyó en ese

lugar, llamado edificio Liévano, proyectado por el arquitecto francés

Gaston Lelarge, se comenzó a construir en 1904. Esuna elegante

edificación que ocupa todo el costado de la plaza. En estilo neoclási-

co francés, con manzardas en las esquinas, recuerda en su apariencialas construcciones que rodean la Plaza de lós Vosgos en París.

Su primer piso fue ocupado por almacenes hasta los años sesenta,

cuando en una remodelación se abrió la actual

galería cubierta, única que existe en la Plaza Mayor.

A un lado del edificio Liévano, sobre la calle 10, se encuentra el

pequeño edificio neoclásico de la Alcaldía de Bogotá, construido en

1920 con planos del arquitecto Alberto Manrique Martín.

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la Casa de Nariño

Con este nombre se conoce hoy dia la sede de la Presidencia de la

República. El edificio original, llamado Palacio de Nariño o ,de la

Carrera" fue inaugurado en 1908. Los autores de los planos fueron

los arquitectos Gastan Lelarge y Julián Lombana. Se construyó en

terrenos que habían sido de la casa natal de don Antonio Nariño,

Precursor de la Independencia y que habían sido adquiridas

por el gobierno nacional en 1888. Al antiguo palacio se le

anexaron nuevas construcciones hacia 1978 y se inaugurónuevamente como palacio presidencial en 1980.

Del edificio original se destacan el vestíbulo principal, el espléndido

trabajo de la escalera monumental en hierro y bronce y el ,salón

amarillo» con su decoración neoclásica.

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La Gobernación de Cundinamarca

La construcción de la sede para la Gobernación del departamento de

Cundinamarca se inició en 1918, con planos de los arquitectos

Gastan Lelarge y Arturo Jaramillo, y se concluyó en 1933. En el

estilo neoclásico preferido por el Estado, la edificación ocupa parte

del antiguo convento de los franciscanos, se destaca la cuidadosa

elaboración en piedra de los motivos neoclásicos en la

fachada sobre la avenida )iménez de Quesada. Su vestíbulo

principal es uno de los espacios más interesantes de

la arquitectura republicana en Santafé de Bogotá.

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Espaciosparala vidaciudadan~.

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Lavida ciudadana se enriquece con la pre-sencia de diversos espacios que albergan va-riadas actividades: comercio, educación, cul-tura y recreación, que complementan loslugares de habitación y trabajo. El centro dela ciudad es una concentración de esas acti-vidades, es un lugar de intensa vida urbana.

El Centro Histórico de Santafé de Bogotáfue el único y principal de la ciudad hastabien entrado el siglo XX. Hacia 1920 ya seencontraba en formación el centro alternode Chapinero, al norte de la ciudad, el quefue segundo en importancia hasta 1960.Nue-vos centros de carácter local aparecieron enesos años, unos, como Chapinero, situadosal norte, otros como el barrio Restrepo, alsur de la ciudad. Su proliferación posterior

contribuyó en parte a cierta pérdida de im-portancia del Centro Histórico, especialmen-te por el desplazamiento de algunas activi-dades a algunos de ellos.

En el Centro Histórico de Santafé de Bogo-tá se encuentran espacios de singular signi-ficación en la vida educativa y cultural de laciudad: sedes de universidades y colegios, tea-tros y museos. Lasconstrucciones originalesde muchos de ellos se conservan en buenestado y prestan sus servicios a la comuni-dad. Otras edificaciones que fueron origi-nalmente viviendas se han transformado ensedes culturales de especial valor. Por estemotivo, el Centro Histórico de Santafé deBogotá es y seguirá siendo el corazón cultu-ral de la ciudad.

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La educación

En el centro de la ciudad nacieron lasprincipales instituciones educativasestablecidas durante el período colo-nial. Durante los siglos XVII y XVIIIse fundaron en la ciudad varias uni-versidades y colegios. Las distintas co-munidades religiosas asentadas' enSantafé compitieron entre sí por ofre-cer educación superior. Es así comolos jesuitas regentaron los colegios deSan Bartolomé y la UniversidadJave-riana, los dominicos la Universidadde Santo Tomás fundada en 1638 y elColegio Mayor de Nuestra Señora delRosario, fundado en 1653, los francis-

canos el Colegio de San Buenaventu-ra fundado en 1717, los agustinos re-gentaron el Colegio de San Agustín,posteriormente llamado de San Mi-guel. ElColegio de LaEnseñanza, fun-dado en 1770 por doña ClemenciaCaicedo y Vélez fue dedicado exclusi-vamente a la educación femenina.

Esta reseña sumaria de algunas de lasinstituciones educativas de Santafé deBogotá en el período colonial mues-tra cómo, la pequeña ciudad fue uncentro educativo de primera impor-tancia en el Virreinato de la NuevaGranada. En la República se afirmóese papel y, con la apertura de la edu-

cación a los laicos, se ampliaron loshorizontes intelectuales de la ciudad.La fundación, en 1867, de la Universi-dad Nacional de Colombia, marcó unmomento significativo en la historiade la educación en la ciudad y en elpaís. Las nueve escuelas y facultadesde la Universidad se alojaron inicial-mente en los antiguos conventos deSanta Inés, El Carmen, La Candela-ria, Santo Domingo y el edificio deLasAulas y sólo a comienzos del pre-sente siglo se construyeron edificacio-nes especiales para acogerlas. Algunasde esas edificaciones se encuentran ac-tualmente en el Centro Histórico yalojan diferentes entidades culturales.

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Colegio de San Barlolomé

El Colegio Seminario de San Bartolomé,

fundado en 1592 y

posteriormente encomendado a los jesuitas,

fue la principal institución educativa

establecida en la ciudad en el siglo XVII. La

construcción del colegio hizo parte de la

manzana ocupada por la comunidad en la

esquina suroriental de la Plaza de Bolívar.

Hoy en día el colegio ocupa el mismo

espacio, pero se aloja en construccionesmucho más recientes. La fachada

republicana, elaborada en piedra en 1919, se

debe al arquitecto Carlos Camargo.

En la esquina sur, sobre la carrera la.se encuentra el llamado «Torreón de la

Bandera», recientemente restauradopor la Corporación La Candelaria.

La plazoleta formada en la esquina norte,

sobre la misma vra, data de 1960 y se

integraal conjunto de la Plaza de Bolívar.

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Colegio Mayor del Rosario

El Colegio Mayor del Rosario, hoy Universidad del Rosario, fuefundado por Fray Cristóbal de Torres, de la Orden de Santo Domingo,a mediados del siglo XVI. En él enseñaron personajes prestantes enmedicina, matemáticas y ciencias. El claustro con su iglesia adjunta,

llamada ,la Bordadita», es un excelente ejemplo dearquitectura colonial educativa, basada en el modelode los Colegios Mayores españoles de la época.

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Museo Colonial (las Aulas)

Sede inicial de la Universidad ¡averiana, este edificio fue construidoal mismo tiempo con la iglesia de San Ignacio, con la cual colinda, ehizo parte del complejo de edificios de la Orden Jesuítica. luego dela expulsión de la comunidad, en 1776, el edificio pasó a ser sede elSeminario Conciliar. Durante la República el edificio se utilizó para

los fines más diversos: cárcel, cuartel, sede el CongresoConstituyente, sede de la Academia Colombiana de Historia,

depósito, Biblioteca Nacional y almacén oficial de calzado. Hoy endía aloja el Museo de Arte Colonial. El claustro, de bella proporción,está rodeado de arcadas y en el centro conserva la escultura del

,mono de la pila" una de las fuentes santafereñas.

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Museo de ArIes y Tradiciones Populares (Colegio de San Agustín)

Los padres Agustinos, establecidos en la ciudad desde 1575, fundarona finales de ese siglo una institución de enseñanza superior llamadaUniversidad de San Nicolás de Bari. Para alojarla ocuparon unedificio separado de su convento, en las márgenes del río San

Agustín. El claustro fue reconstruido e inaugurado en 1739 con elnombre de Colegio de San Miguel. En 1773 el edificio se destinócomo sede del Seminario Conciliar de la ciudad. Fue luego y

sucesivamente sede el Batallón de Milicias del Virrey y Escuela deCaballería. Desde 1900 fue sede de la Escuela Superior de Guerra y

desde 1909 sede del batallón Guardia Presidencial.El claustro del colegio es de grandes proporciones, con

doble arcada en sus cuatro costados. Actualmente lo ocupael Museo de Artes y Tradiciones Populares.

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Centro Nacional de Restauración(Facultad de Derecho)

Otra obra del arquitecto Arturo Jaramillo, laantigua sede de la Facultad de Derecho de laUniversidad Nacional se construyó en 1914en los predios ocupados anteriormente por elconvento de las Clarisas. Una construcciónimportante por su escala y por la calidad desu diseño, alberga hoy las dependencias del

Centro Nacional de Restauración y laSubdirección de Patrimonio delInstituto Colombiano de Cultura.

ElObservatorio Astronómico

Esta edificación es resultante directa de lasactividades de la Expedición Botánica. Fue elprimer observatorio construido en laAmérica hispana. La obra se inició el 24 demayo de 1802, con planos del arquitectocapuchino Fray Domingo de Petrés y seinauguró el 20 de agosto del año siguiente. Esuna torre, de planta octogonal, a la cual seadosa el cuerpo que sostiene" una escalera enespiral. Es de especial in.terés la bóvedasemiesférica que cubre ,el salón principalsituado en el segundo piso.

Museo Militar(Facultad de Matemáticas e Ingeniería)

A comienzos del presente siglo se dio granimpulso a las construcciones educativas en el

centro de la ciudad. Las más importantesfueron realizadas para albergar algunas delas facultades de la Universidad Nacional de

Colombia. Eledificio de la Facultad deMatemáticas e Ingeniería, hoy Museo Militar,

fue proyectado por el arquitecto ArturoJaramillo en asocio con Alberto Borda

y se construyó en el año de 191 3.Dentro de un esquema arquitectónico

convencional, el edificio sedesarrolla alrededor de un amplio patio.

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El teatro

El teatro bogotano nació y creció enel Centro Histórico. Según narra el his-toriador Carlos Martínez, durante laprohibición de representaciones tea-trales en América, promulgada por Fe-lipe II de España y prolongada hastamediados del siglo XVIII, las fiestasreligiosas y algunas representacionesclandestinas en los conventos fueronlas únicas actividades escénicas de lacapital del Virreinato. Una vez levan-tada la prohibición, se inauguró en1793 la primera gran sala de espectá-

culos, el Coliseo de Ramírez, con ple-na oposición del clero local.

El siglo XIX no fue pródigo en activi-dad teatral en la ciudad. El ColiseoRamírez se transformó en el TeatroMaldonado y siguió cumpliendo el pa-pel de primera sala de espectáculos dela ciudad. A finales del siglo XIX seemprendieron las dos grandes obrasdel Teatro Nacional, actual TeatroColón, y el Teatro Municipal, lamen-tablemente demolido en la década delos años cincuenta, por orden de ladictadura militar.

Acomienzos del presente siglo se cons-truyeron nuevas salas, unas para tea-tro, otras para cine. De las primerassobrevive el antiguo Teatro Odeón,hoy integrado en el Centro de Artesdel Teatro Popular de Bogotá. El ver-dadero auge teatral se inició a finalesde los años cincuenta y se localizó pre-ferencialmente en el Centro Históri-co, lugar de residencia de muchosactores y directores. De ese auge que-dan actualmente algunos grupos deteatro residentes en el sector.

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Teatro Colón

El arquitecto italiano Pietro Cantini llegó a la capital en 1880,

contratado para dirigir las obras de terminación del Capitolio

Nacional. Una vez radicado en la ciudad, fue comisionado para

proyectar y dirigir las obras del nuevo Teatro Nacional, en el predio

ocupado anteriormente por el Teatro Maldonado y el Coliseo

Ramírez. Las obras se realizaron entre 1885 y 1895.

La inauguración oficial se llevó a cabo el día 12 de octubre de 1892,

en conmemoración del cuarto centenario de la llegada de

Cristóbal Colón a América, la cual dio pie a

rebautizar el teatro con su nombre actual.

La sala es un exquisito ejemplo de arquitectura neoclásica. La

decoración corrió a cargo de los artistas italianos Luigi Ramelli,

Cesare 5ighinolfi, Filippo Mastellari y Pietro Meranini. El telón de

boca, una de sus obras más preciadas, se debe al maestro florentino

Annibale Gatti, es sin duda alguna la primera sala cultural del país y

ha sido hogar de destacados artistas del teatro, la danza

y la música, nacionales y extranjeros.

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El Teatro Popular de Bogotá

El Teatro Popular de Bogotá o T.P.B. incluye,

en el conjunto de espacios y edificios de su

centro. cultural, el antiguo Teatro Odeón.

Construido en 1910 en las inmediaciones del

río San Francisco, fue sala de cine durante

muchos años antes de ser ocupado por el

Teatro El Buho y luego por su actual

ocupante. Frente a él se abrió, en 1987,

la plazoleta ,Luis Vargas Tejada •.

El «Camarín del Carmen'

El terreno para el antiguo convento del

Carmen fue adquirido en 1606 por doña

Elvira de Padilla. La construcción del

convento y la iglesia ocupó prácticamente

todo el siglo XVII. La iglesia, con su ,cama-

rín» característico, situado en el costado surde la calle 9a. fue parcialmente demolida

quedando únicamente la fachada.

En su interior se construyó en 1987 la sala de

teatro para la Fundación ,Camarín del

Carmen •. Esta obra fue promovida y

financiada por la Corporación La Candelaria.

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Espaciosdomésticos

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Lavivienda forma la mayor parte del tejido delas ciudades. Las construcciones domésticas sonel principal componente arquitectónico de loscentros históricos. A lo largo del tiempo suapariencia y sus usos se transforman. Muchasde ellas desaparecen para dar paso a otras edi-ficaciones. Las que sobreviven poseen una in-mensa riqueza arquitectónica y en ellas se alo-ja la población que por voluntad propia deci-de habitar en el centro de las ciudades. Lavitalidad y la riqueza de un Centro Históricoradica en la capacidad para atraer residentespermanentes y en ofrecer espacios habitablesque combinen la calidad espacial de las cons-trucciones del pasado y las comodidades delmundo contemporáneo.

En el Centro Histórico de Santafé de Bogotáse encuentra un extenso patrimonio de arqui-tectura doméstica, provenientes de las épocascolonial y republicana. En esa arquitectura sepercibe la continuidad de una tradición espa-cial, la de la casa de zaguán y patio, originadaen el período colonial, transformada y desa-rrollada en el período republicano. Los dife-rentes tipos de casa colonial son sencillos ensu concepción, con variaciones del esquemadel patio. Los tipos de casa republicana sonmás complejos y muestran una mayor elabo-ración tanto en la concepción general comoen los detalles.

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La casa colonial

La arquitectura colonial colombianase caracteriza por la presencia de prin-cipios ordenadores bastante precisos,que parten de la división predial dela manzana urbana y llegan hasta ladisposición interior de la vivienda.Esos principios resumen no sólo la or-ganización de la casa sino también susformas y sus principios constructivos.La relación de la casa con el exterior,el ingreso, el recorrido interior, el es-pacio del patio, las habitaciones, lasáreas de servicios y el solar, todo ellose encadena en una sucesión ordena-

da que va de lo público a lo privado,de lo urbano (calle) a lo rural (solar),de lo social a los servicios. Lacasa co-lonial es una sucesión de umbrales,unos visibles, otros invisibles, es unasucesión de jerarquías y de texturasespaciales.

La fachada. Afuera está lo público,adentro lo privado. La fachada de lacasa colonial defme el límite entre esosdos mundos y ál mismo tiempo lespermite comunicarse. Es un murofuerte, sólido, abierto apenas en las per-foraciones de los vanos de puertas yventanas. El muro se impone, predo-

mina. No es totalmente hermético,tampoco es totalmente comunicativo.Deja apenas entrever de afuera haciaadentro lo que sucede en el mundoprivado. De adentro hacia afuera esmás generoso. El habitante se asomaa la ventana o al balcón y desde allídomina el espacio de la calle. Puedever sin ser visto. Su privacidad no seperturba.

El zaguán. El ingreso al dominio pri-vado no es nunca directo. El zaguánes el umbral mediador entre el afueray el adentro. Tiene dos puertas: la ex-terior pesada, hermética, segura, y la

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interior blanda, insinuante, acogedo-ra. De día la primera permanece abier-ta, la segunda cerrada. Se indica así laposibilidad de entrar, en cierta formase invita a hacerlo.

En el zaguán se espera, se habla, senegocia. Laspersonas esperan allía seradmitidos al interior, ofrecen sus mer-cancías, entregan mensajes. A través dela segunda puerta se vislumbra un frag-mento del mundo interior, el patioprincipal. Quien traspasa el zaguán yaes de confianza.

El patio. El patio es el centro de laedificación colonial, sea casa, conven-to o edificio público. Es un espaciouniversal y singular a la vez, es el-afue-ra" del "adentro". No tiene ningúnmisterio y los tiene todos a la vez.

El patio colonial se presenta en múlti-ples formas, desde los grandes claus-tros conventuales y de los edificiospúblicos con sus proporciones monu-mentales hasta los pequeños patios do-mésticos. En todos ellos hay espaciopara la luz y el aire, para el frío y el

calor. Son los pulmones de la casa yson al mismo tiempo su paisaje inte-rior. En ellos cabe la naturaleza en for-ma de plantas y árboles. Alrededor deellos se enroscan los corredores, lasvenas circulatorias de la edificación yalrededor de ellos se encuentran losrecintos habitables.

Elpatio es un espacio sonoro. Se escu-chan las voces y sonidos propios de laactividad de la casa o el silencio delconvento matizado por los ruidos delviento en las ramas de los árboles o

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las voces de los pájaros. Lalluvia escu-rre por los aleros y forma cortinas hú-medas y ruidosas, a veces apacibles, aveces amenazantes. Lascalles alejadasno alcanzan a perturbar la paz inte-rior.

El solar. Las calles coloniales son es-cuetas, la naturaleza tiene poca o nin-guna presencia en ellas. El solar es ellugar donde se le permite introducir-se en la vida de la casa o del convento.Allícrecen plantas y árboles y se cose-chan frutas y verduras para el consu-mo doméstico. Esun pedazo de paisaje

y es una pequeña parcela cultivablequepretende proveer algunos aportes alsustento de los habitantes. En reali-dad es una manera de traer el campoa la ciudad, de sentir cerca la tierra,de tener cerca el árbol. En el micro-cosmos de la casa, el solar es el recur-so para ese anhelado balance entre lourbano y lo rural, sueño de urbanis-tas y utopistas.

El balcón. Colgado de la fachada dela casa, el balcón colonial se sale haciala calle, se entromete en la vida de laciudad. Permite sentarse a observar o

descansar, es la tribuna desde dondese miran los eventos religiosos o civi-les. Dialoga con los balcones vecinos.Al sentarse en el balcón se está al mis-mo tiempo en la calle y en la casa. Alar-ga el espacio del recinto interior,permite en los días cálidos abrir de paren par las puertas y dejar que el vientoingrese al interior y barra con los resi-duos de sueños y de humores de lanoche. En el atardecer el balcón es ellugar para meditar en silencio, mien-tras llegan las sombras.

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Casa de la Independencia

La casa llamada ,de la Independencia» es un ejemplo de una antiguacasa colonial transformada durante la era republicana. De su origenen el siglo XVI data su trazado general y de su construcción del siglo

XIX provienen la mayor parte de sus elementos decorativos,representativos del gusto de la época. Su nombre deriva de habersido el escenario donde se firmó el Acta de Independencia en 1810.

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la casa del Marqués de San Jorge

Pocos nobles habitaron la vieja Santafé de Bogotá. Uno de ellos fue elMarqués de San Jorge, quien hizo construir a mediados del siglo

XVIII la casa que lleva su nombre, hoy sede del Museo Arqueológicodel Banco Popular, es uno de los pocos ejemplos de casa señorial

colonial que subsiste en el Centro Histórico.

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Casa .Sanz de Santamaría'

La casa se construyó en el siglo XVII.Losdatos señalan que fue don Luis de Arandíaquien inició la obra en 16SS y luego la legó ala vecina comunidad de las monjasCarmelitas cuya iglesia fue construida por suhermano, don Pedro de Arandía. En 1911 lacasa fue adquirida por el arquitectoMariano Sanz de Santamaría y Herrera,quién la ocupó durante varios años.Fue sede de la Alcaldía Menor deLa Candelaria y actualmente es la sedeadministrativa y artística de laFundación Camarín del Carmen.

Quinta de Bolívar

La Quinta de Bolívar fue construida acomienzos del siglo XIXpor orden de donJosé María Portocarreño como casa de

recreo para los virreyes, en las goteras de laciudad, al pie del cerro de Monserrate. Amediados de 1820 el gobierno nacional la

adquirió para regalarla al libertador SimónBolívar quien la ocupó en 1821.

La Quinta es un buen ejemplo de casacampestre colonial, circundada por

corredores en todos sus costados, rodeada deamplios jardines y con dependencias

para caballerizas y servidumbre.

Museo de Desarrollo Urbano

Esta casa, situada en la esquina suroccientalde la Plaza Mayor, es uno de los mejoresejemplos de arquitectura colonial domésticaque se encuentran en el Centro Histórico.Fue de propiedad del señor Flórez de Ocaris.En su interior se encuentran pinturas muralesde singular calidad.La casa aloja actualmente elMuseo de Desarrollo Urbano de Bogotá,fundado en 1968. ElMuseo incluyeen su colección un conjunto valiosode planos históricos de la ciudad.

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La casa republicana

No está muy lejos de la casa colonialy, sin embargo, es completamente di-ferente; en la casa republicana los sen-tidos juegan un papel importante. Conla experiencia de siglos de habitar encasas coloniales, los bogotanos, a loslargo del siglo XIX, desarrollaron unnuevo lenguaje doméstico. Elneoclasicismo como estilo republica-no se introdujo en el espacio domésti-co en distintas formas: en la fachadaaparecieron tímpanos, comisas, pilas-tras con capiteles decorados. En su in-terior la yesería se aplicóprofusamente en los rosetones delos cielos rasos, en los marcos ymolduras aplicadas en los muros.El papel de colgadura sustituyó losblancos muros encalados de laColonia. El amoblamiento cobrósingular importancia, lo mismo quelos cortinajes y los objetos orna-

mentales. El espacio silencioso dela Colonia se convirtió en un espa-cio ruidoso.

El gabinete. El balcón colonial fuesustituido por el gabinete vidriado quese proyecta sobre el espacio de la callecomo una prolongación del espacio in-terior de la casa. El gabinete es todoun trabajo de carpintería en el que ladisposición de los vidrios en peque-ños espacios permitió toda suerte deinvenciones y elaboraciones.

En el interior del espacio, el gabineteforma un pequeño recinto, capaz deacoger una o dos sillas, se separa de lahabitación mediante las cortinas queal cerrarse, aislan el mundo privadodel mundo público.

la escalera Laescalera colonial se co-locó en un rincón del espacio y cum-plió adecuadamente su función de

comunicación entre los dos pisosde la casa. En la casa republicanala escalera cobró importancia, seconvirtió en motivo de atención.En los mejores casos, la escalerarepublicana es toda una obra dearte, con barandas torneadas o for-jadas, y con vitrales o ventanas quela llenan de luz

Los ventanales. Los corredores colo-niales fueron abiertos al patio. En lacasa republicana los corredores se ce-rraron con ventanales que brindaronuna mejor respuesta al frío clima dela ciudad. Se construyeron en maderaen toda la altura del espacio, cerradosen la parte inferior, se llenaron de pe-queños vidrios entre los cuales se in-sertaron algunos colores: azules, rojos,amarillos, verdes. Al entrar los rayosdel sol a través de ellos, el espacio in-terior se convierte en un mosaico decolores.

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Casa liévano

La casa Liévano, ocupada actualmente por la Subdirección de BellasArtes del Instituto Colombiano de Cultura, es un buen ejemplo de laamplia casa republicana de dos pisos. Construida durante la Colonia

fue remodelada completamente en el siglo XIX. Contieneprácticamente todos los elementos característicos de la casarepublicana bogotana: los gabinetes en la fachada, una ampliaescalera y detalles ornamentales en muros, paredes y techos.

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Museo del Siglo XIX

La casa que actualmente ocupa el Museo del Siglo XIX, del Fondo

Cultural Cafetero, es uno de los ejemplos mejor conservados de la

vivienda republicana que se encuentra en el Centro Histórico de

Santafé de Bogotá, Sobresale en la casa la rica ornamentación

de los recintos del segundo piso y los trabajos en madera

de la escalera principal y de los corredores.

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Casa de Poesía .José Asunción Silva.

La casa donde habitó y murió, en 1897, elpoeta bogotano José Asunción Silva, es unejemplo de la pequeña casa republicana deun solo piso. Reúne también los elementospropios de la arquitectura doméstica delsiglo XIX,trabajados a la escala de la casa.Su interior recuerda las palabras deGabriel García Márquez quien refiriéndosea la casa que habitaba Fernanda del Carpio,dice lo siguiente:"En el cuarto de su madre enferma, verde yamarilla bajo la polvorienta luzde los vitrales, escuchaba las escalasmelódicas, tenaces, descorazonadas ypensaba que esa música estaba enel mundo mientras ella se consumíatejiendo coronas de palmas fúnebres •.

Palacio Echeverri

Elconjunto de casas conocido como "PalacioEcheverri., hoy sede del Ministerio deGobierno, se construyó en terrenos que

anteriormente fueron del convento de SantaClara. El promotor de la obra fue el señorGabriel Echeverri, comerciante cafetero

antioqueño radicado en Bogotá a comienzosdel presente siglo. El arquitecto francés

Gaston Lelarge, quien también residía en laciudad desde hacía poco tiempo, fue el

encargado del proyecto que consta de cuatrocasas trabajadas como un solo conjunto. El

trabajo exterior, con manzardas y torrecillas,es propio del neoclasicismo afrancesadode Lelarge. En el interior se encuentran

trabajos cuidadosos de yeseríay espléndidos vitrales en las escaleras.

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Las gentes de :i .Candelaria

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En el Centro Histórico de Santafé de Bogo-tá habitan actualmente cerca de 30.000 resi-dentes permanentes. Diariamente llegan cer-ca de 100.000 personas a estudiar y trabajar.Por el centro deambulan miles de ciudada-nos que visitan el comercio, que hacen trá-mites en las distintas dependencias públicasy privadas y que asisten a la programacióncultural permanente. El centro es, en fin, unlugar de reunión de gentes de todos los nive-les económicos y sociales.

Los residentes de LaCandelaria constituyen

una población muy especial. Son personasque quieren el centro de la ciudad y que va-loran vivir allí. Hay artesanos, comercian-tes, artistas, anticuarios, teatreros, arquitec-tos, estudiantes, amas de casa, y pensiona-dos. Hay ricos y pobres. Hay gentes de todoslos colores étnicos y culturales.

El Centro Histórico de Santafé de Bogotávive gracias a las personas que lo habitan y aquienes, a pesar de ser "población flotante»lo admiran y respetan.

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Corporació: 1LaCandeh ria

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LaCorporación LaCandelariay el futuro del Centro Histórico de Santafé de Bogotá

La Corporación La Candelaria es la entidadresponsable del manejo del Centro Históricode Santafé de Bogotá. Creada mediante el Acuer-do 10 de 1980 como ente descentralizado de laAlcaldía Mayor de Bogotá, tiene como misiónfundamental la de conseIVar y defender el Cen-tro Histórico de la ciudad, declarado Monu-mento Nacional, así como la protección de losbienes inmuebles de interés histórico, arquitec-tónico, ambiental y de contexto urbano, locali-zados dentro de los límites de la Zona Especialde La Candelaria. El Decreto 326, reglamentóel Acuerdo 6 de 1990 en el área del Centro His-tórico de la ciudad, apoyando los objetivos dela Corporación y ampliando considerablemen-te su radio de acción.

LaCorporación realiza obras de restauración ymejoramiento de las áreas de conseIVación, paraevitar su degradación y deterioro. Desde suscomienzos, la Corporación inició la labor de

recuperación urbanística y arquitectónica, conobras que podrían denominarse de primerosauxilios, es decir, tendientes a frenar el deterio-ra creciente que amenazaba con destruir buenaparte de los espacios públicos y las edificacio-nes existentes en el Centro Histórico.

A la fecha se han desarrollado importantes obrasen el espacio público, como elemento para eldisfrute ciudadano y mejora de la imagen dellugar. Es así como se han recuperado calzadasy andenes y se han construido plazas, plazole-tas y zonas verdes.

Como uno de los principales objetivos de laCorporación La Candelaria es la conservacióny recuperación del patrimonio arquitectónicoésta ha trabajado en diversos frentes, obras derestauración, adecuación y reciclaje. Cerca decuarenta inmuebles de distinto valor patrimo-nial han sido ya recuperados para diversos usos.

Obras y Programasde la Corporación La Candelaria

Recuperación de calzadas:- Callejón del Embudo (985): carrera 2entrecalles 13Ay 14.- Calle 100984 - 1990)- Calle 14 (991)- Calles 13A y 13B entre carreras 1 y lB(985)- Carrera 1 entre calles 13 y 14 (993)- Calle 13 entre carreras 1 y Paseo Bolívar(989)- Peatonalización carrera 4 Este - calles 10C y 11 (987)- Puente Peatonal calle 7 con carrera 1(987)Plazas, plazoletas y zonas verdes:- Plaza del Barrio Egipto (985): Av. Cir-cunvalar-calle 10- Plazoleta El Rosario (988): Av. jimé-nez-c.<lrrera6- Plazoleta Nueva Granada (987): Av.

jiménez-carrera 5- Plazoleta Vargas Tejada (989): Av.jimémez-carrera 5- Plazoleta Hermógenes Maza (984): Av.Circunvalar-calle 11- Parque de la Concordia (985): calle 13A-carrera 1- Parque El Palomar del Príncipe (982):calle 13-carrera 3- Avenida-Calle 7 entre Av. Circunvalar ycarrera 5 (987)- Plaza del Chorrro de Quevedo (986):calle 13- carrera 2- Recuperación paramento Universidadde La Salle (988)- Plaza de Los Mártires (990)

Restauración inmuebles de Conser-vación:- Plaza de Mercado de La Concordia(983)- Casa Capitular (992): carrera 7 No. 10-56- Casa sede Corporación La Candela-

ria (984): calle 13 No. 2-85- Casa Sanz de Santamaría (991): ca-rrera 5 No. 9-10/14/26/32- Casa del Virrey Sámano (993): carrera4 No. 10-02/06/10/18- Casa de La Independencia (985): calle10 No. 3-45/51/61/65/79- Casa de Los Comuneros (986): carrera8 No. 9-75/79/83 y calle 10 No. 8-13/19/23/29- Casa Santana (988): calle 10 No. 4-21- Casa de jasé Asunción Silva (986):calle 14 No. 3-41- Camarin del Carmen (987): calle 9 No.4-93- Casa Simón Bolívar (991): carrera 3No. 14-96- Casa de Los Grifos (992): calle 10 No.2-85- Casa de La Felicidad (993): carrera 3No. 14-91- Casa María Nazareth (989): carrera 3Este No. 10-I7/23/27/29- Casa de los japoneses (987): calle

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Complemento de la obra física ya menciona-da, la Corporación, en cumplimiento de unade las funciones asignadas por el Acuerdo 10de 1980, realiza permanentemente programasde promoción y apoyo de la actividad cultural,de civismo y actividad comunitaria. Dentro deestas actividades, la Corporación apoya direc-tamente la Casa de Poesía ,José Asunción Sil-va" y la Fundación "Camarín del Carmen", en-tidades culturales que se alojan en edificacio-nes recuperadas por la Corporación.

El campo de los estudios e investigaciones so-bre el Centro Histórico de Santafé de Bogotáse incluye también dentro de las actividades dela Corporación La Candelaria. Dentro de estalabor se apoyan las obras físicas y la gestiónurbanística. La reglamentación contenida en elDecreto 326 de 1992 es fruto de uno de estosestudios.

La Corporación se propone ahora la recupera-ción del Centro Histórico en una forma inte-gral, atendiendo no sólo los problemas físicosmás inmediatos, sino aquellos que van en con-tra de la conservación y revitalización de lazona. En este sentido, se considera prioritarioel recuperar el valor del Centro Histórico comolugar de residencia permanente. El incrementode la oferta de vivienda para los diferentes gru-pos sociales que conviven en la zona es uno delos principales focos de acción presente y futu-ra.

La Corporación La Candelaria es una entidadúnica en Colombia y ha servido como modelopara la formación de otras entidades de mane-jo de centros históricos en América Latina. Suactividad ha permitido que la ciudadanía capi-talina sea consciente de los valores patrimonia-les y de las posibilidades que ofrece el corazónde la ciudad.

14 No. 2-65- Casa contra la Drogadicción (1986):calle 13 No. 3-07- Casa Reporteros GráfIcos (1988): carre-ra 2 No. 14-69- Edificio Fray Bartolomé (1986): calle 13ANo.1A-32- Teatro Cápitol (1991): carrera 6 No. 10-76- Teatro La Candelaria (1986): Calle 12No. 2-59- Torreón de La Bandera-Colegio SanBartolomé (1989): carrera 7- Calle 9 es-quina.- Escuela República Argentina (1987)- Enlucimiento de fachadas (1988)

Constnlcción de nuevas edificaciones:- Plaza de Mercado de Rumichaca(1985): Av. Circunvalar con calle 7- Edificio Empresas Comunitarias (1990):calle 10 No. 3-15 Este- Cooperativa de Alimentos Egipto (1987):carrera 3 Este No. 9-70/72

- Centro de Salud Egipto (1987): ca-rrera 3 Este No. 9-50/58- Centro de Atención Inmediata (CAl)Egipto (1987): Plaza del Barrio Egipto.- Centro de Atención Inmediata (CAl)Calle 7 (1989)- Unidad Básica de Atención en Salud(UBA) (J 987): calle 15 No. 3-04 carrera 3No. 15-33- Teatro Popular de Bogotá (TPB) (1989):Avenidajiménez No. 5-19- Sede Centro Cultural Gabriel GarcíaMárquez (1987)

Apoyo a la Actividad CulturalComo complemento a las obms físiC',lsyamencionadas, la Corporación, en cum-plimiento de una de las funciones que laasigna el Acuerdo 10 de 1980, ha realiza-do campañas de promoción de la activi-dad cultural y del civismo de la comuni-dad, tendientes a la permanencia de losresidentes y al mantenimiento de la zona.Programas especiales:

- Casa de Poesía Silva- Camarín del Carmen- Ayudas y apoyo a actividades culturales:- Navidarte en La Candelaria, Fiesta deReyes Magos en el banio Egipto, apoyo agrupos de teatro, semana cultural Bogotá450 años.

Estudios- Estudios de color del Centro Histórico(1988)- Señalización (1993)- Análisis Urbano Centro Histórico (1982)- Estudio de Programación (1982)- Estudio de Basuras- Estudio de Ivluseología. Museo de Desa-rrollo Urbano- Estudio para la reglamentación de la se-ñalización comercial de la carrera 9 entrecalles 7 y 14- Elabomción de Fichas de inventario pre-dial (1992 y 1994)- Estudio para la reglamentación del acuer-do 6 de 1990 en el Centro Histórico.

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Bibliografía

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Se terminó de imprimir el 25 de noviembre de 1994en los Talleres de Litografía ARCO.Santafé de Bogotá, Colombia.

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CORPORACIONBARRIO LA CANDELARIA

1982-1988

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Corporación Barrio La Candelaria

JULIO CESAR SANCHEZ GARCIAAlcalde Mayor

GENOVEV A CARRASCO DE SAMPERGerente

ALFONSO MARTINEZ ROBA (1982-1983)EMILIO SANMIGUEL ARANGO (1983-1988)Secretario General

FERNANDO ANTONIO DUQUE G. (1982-1987)GABRIEL PARDO GARCIA-PEÑA (1987-1988)Jefe División de Arquitectura

Arquitectos:AMPARO CARDENAS DE ARANGOAUGUSTO AGUILERADANIEL BONILLA R.

LUCY ROMERO VARGAS, Dibujante

ROSALBA RAMIREZ CORREDORJefe Unidad Asesora

MARIA JOSE ROLDAN PARDOAbogada

INES LANZ KENNEDYJefe División Financiera

MERCEDES GARZON LAVERDE, ContadoraALFONSO GRAU ORTIZ, Tesorero PagadorGLORIA RODRIGUEZ DE JIMENEZ. Asistente

Casa de Poesía SilvaMARIA MERCEDES CARRANZADirectora

PATRICIA TORRES LONDOÑOAsistente de Dirección

MONICA MOLlNABibliotecóloga

MARGARITA CONTRERAS BOTELHOBibliotecóloga

Teatro Camarín del CarmenGLORIA ZEADirectora

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Junta DirectivaCorporación Barrio La Candelaria

JULIO CESAR SANCHEZ GARCIAPresidente

LILIANA BONILLA OTOYADelegada del Alcalde Mayor

FERNANDO RUIZ GUTIERREZDirector Departamento Administrativo dePlaneación

AUGUSTO BAHAMON G.Director Instituto de Desarrollo Urbano

GONZALO ARIZADelegado de la Alcaldía Mayor

CARLOS MONROY REYESDelegado del Honorable Concejo de Bogotá

EDITH DE GAITANDelegada del Honorable Concejo de Bogotá

BLANCA C. BUITRAGODelegada del Honorable Concejo de Bogotá

JUAN MANUEL CARREÑO B.Contralor de Bogotá

BLANCA LUCIA OCAMPODelegada de la Contraloría

GERMAN PIEDRAHITA P.Auditor Fiscal

GENOVEVA CARRASCO DE SAMPERGerente de la Corporación

EMILIO SANMIGUEL ARANGOSecretario General

Créditos

Dirección General:GenO\le",. Canllsco de SamperCoordinación y Edición:Lorenzo FonseciIEdiciones PROA Ltd ••Diseño y Diagramaci6n:Ediciones PROA Ltdll.Dirección Gráfica: .Maria ClAudia BurgosEdiciones PROA Ltd ••.Fotografía:Fernando CruzIlustraciones:Fernando Antonio DuquePlanos:Alfonso TamavoFotocomposición:Ediciones LERNER

Impresión y Encuadernación:Litografia ARCOEdición:Ediciones PROA Llda.

@1988

ISBN: 958-9054-01-2

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Contenido

Prólogo LACORPORACION 66Belisario Betancur Cuartas 7

Corporación La Candelaria. Una visión externaFernando Correa Muiloz 67

PresentaciónGenoveva Carrasco de Samper 8 REALIZACIONES

ESPACIO PUBLICO 72EL BARRIO Realizaciones en el espaelo público

Fernando Correa Muiloz 73PERCEPCIONES PARTICULARES 13 Parque Palomar del Pñnclpe 74Oñgenes de La Candelaria Parque La Concordia 76

Calle 10. carreras 8a. y lOa. 78Carlos Martinez 16 Plaza. barrio Egipto 80Artesanos, gremios y cofradia.

Parques calle 7a. 84Plaza del Chorro de Quevedo 86 ~

de Santafé de Bogotá La CancUJeña 88Cecilia Iregui de Holguín 18 Plan Andenes 90Reminiscencias del barrio La Candelaria

Plan Mojones 90Carlos Sanz de Santamaría 26 ESTRUCfURAS ARQUITECfONICAS 92Viselsitudes de La Candelaria Estructuras arquitectónicasCarlos Ronderos 36 Fernando Correa Muiloz 93Arquitectura de. La.Candelaria Sede de la Corporación La Candelaria 95Jorge Rueda 44 Casa de la fndependencla en la calle 10 99

Plaza de Mercado Rumichaca 100El barrio, su historia y sus actividades Biblioteca infantil 101Gonzalo Ariza 48 Casa de los Comuneros 105

Casa de poesía NSUva" 107La actividad teatral en La Candelaria Servidos comunales 113Carlos José Reyes 52 Casa calle 14 117

Camarín del Carmen 119La revolución del color Tealro La Candelaria 121Fernando Correa Muiloz 58 Actual Tealro Popular de Bogotá.

Antiguo cinema "Odeón" 123La moderna intervendón en los casos históricosTomás Urlbe 60 PROVECfOS V PROGRAMASFUTUROS 126La Candelaria: Gente. tiempo y espacio Proyectos y programas futuros 127Fernando Antonio Duque 64 Créditos de las obras realizadas 130

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PrólogoBeUsario Betancur Cuartas

Nostalgia de LaCandelariaEn ocasiones la ciudad moderna la ha ahogado, y enun tiempo, cuando aún era menos ciudad, la alcanzóa matar, como quien oculta un pasado vergonzoso.Pero La Candelaria es un barrio (¿ciudad?) fénix: prác-ticamente renació de sus cenizas, y hoy tiene una en-tidad propia, ya indestructible y eterna.Es raro: cuando era casi solo La Candelaria, allí vi-vieron los bogotanos más pretenciosos -y no haysombra de significado peyoratorio en esta palabra-y, seguramente a sabiendas, nos dejaron una ciudadsin pretenciones. La Bogotá de verdad, distinta deaquella que en el siglo pasado copió palacios de Euro-pa o que hoy quiere parecerse más a Miami que a Nue-va York.Por su calle de Galeano caminaron los Virreyes y suscortesanas; Don Gregorio Vásquez de Arce y Ceba-1I0s, "vivió, pintó, comulgó y enloqueció" en la calleXXX; el Marqués de San Jorge, Santander y Bolivar,en distintas épocas, atravesaron el puente de Queve-do para continuar por la calle del Palomar del Princi-pe; las Ibáñez y Manuelita se miraron con difidenciaal cruzarse en la calle de las plantas; el sabio Mutis,pensando en la astronomia y en las plantas que ibadescubriendo y dibujando su expedición botánica,atravesó la calle del Sol, para ir a contarle a don Mi-guel de Pombo, que en ella vivía, su encuentro conHumboldt y Bonpland. Y caminaron por sus calles loscachacos, "graciosos, elegantes, opositionistas, dic-tadores de los salones, príncipes de la moda y reyesde la crítica ", traviesos, chispeantes, según los des-cribieran tantos cronistas de entonces como mi pai-sano Emiro Kastos, Miguel Cané, don Eduardo Po-sada y don Laureano García Ortiz, entre otros.Después otro Pombo, el poeta, escribió sus más her-mosos versos en su casa de la calle XXX y, más tardeSilva llegó hasta su propia casa, para encontrar conserenidad, en la soledad de su cuarto, su corazón pin-tado, que le ayudaria a detener el verdadero corazónde un tiro, el cual produjo un ruido tan espantosoqueaún resuena en la Casa Silva, entremezclado con elrecitar de versos suyos y de otros, con los pasos delos fantasmas, con gritos de reyertas y, a veces, delibertad, de revolución o de rabia.

Y la ciudad de La Candelaria -prefiero llamarla así-,en lugar de decirle barrio, porque para mí es el cora-zón latiente de la otra ciudad- entró un tiempo en le-targo. La moda empezó a hacer correr a sus habitan-tes primero hacia San Victorino, después hacia LaMerced, más tarde hada Teusaquillo, luego hada Cha-

pinero. Un tiempo se detuvo, como si hubiera llegadoa su limite, en la avenida Chile..Pero no; siguió su alo-cada carrera hasta La Calera, invadió la hacienda ElChicó y continuó desbocada hacia el norte, hada elnorte, siempre hacia el norte. Todo porque a alguiense le ocurrió una frase que tuvo éxito: "El norte es parala gente; el occidente para los animales". Lo cual eray es absurdo.De pronto, casi insensiblemente, a La Candelaria lefue llegando su momento de gloriosa resurrección, a

la que ayudaron tantas personas que sería injusto ci-tar nombres. Pero me arrepiento, quiebro mi propiaregla y cito solamente uno, casi en silencio, sin agre-gar nada más: Genoveva Carrasco de Samper.Y poco a poco sus casas empezaron a ser reconstrui-das con amor y respeto; las calles de la vieja Cande-laria se volvieron a llenar de artistas, de poetas, defotógrafos, de vendedores de antigüedades, de encua-dernadores de libros, de artesanos, de grupos de tea-tro, de museos, de centros culturales, en pocas pala-bras, de vida vivida.

La Candelaria: techos de barro rojo; irregulares pare-des de tierra pisada, cubiertas de cal blanca, balco-nes que se defienden del frío; calles de piedra; arqui-tectura casi ascética, sin adornos supérfluos, sin rique-za sobrante. De pronto, la sorpresa sobresaliente deun camarin; una calle empinada que sube tratando debuscar el cerro; un gárrullo chorro de agua; y en sulimite norte un rio, el San Francisco, hoy prisioneroy al que ya no se le ve desembocar la quebrada de SanBruno.Pero todo esto, que digo con la torpeza del recién lle-gado (recién llegado que, sin embargo, prácticamen-te empezó su estancia bogotana viviendo en la Casade María Cano, de su esposo Ignacio Torres Giraldoy de su hijo Eddy, que quedaba precisamente en LaCandelaria), todo esto, decía, es lo que está bien con-tado, por otros, en este libro, hecho con gusto y conamor. Mi tarea era esa y, creo haberla cumplido. De-cirles: miren este libro, también con amor. Y ya Uste-des lo están haciendo.

Bogotá, junio de 1988

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Presentación

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El barrio La Candelaria, al suroriente de Bo- Presentacióngotá, es en verdad un sector muy especial dela ciudad. Para empezar, y como todos sa-ben, allí existe un conglomerado de edifica-ciones de la época de la Colonia, la másantigua de las cuales data de 1588 y un con-junto' también muy hermoso de construccio-nes del llamado estilo republicano, que se uti-lizó a finales del siglo pasado.Hace algunas décadas este barrio fue la cu-na de la gente próspera y notable de la ciu-dad; poco después esta clase se fue despla-zando hacia el norte y vendieron sus inmen-sas casonas, las cuales en su mayoría seconvirtieron en casas de inquilinato para per-sonas de bajos ingresos económicos. En losaños setenta renació el interés por el barrioy varios intelectuales, escritores y artistas seinstalaron en él y restauraron algunas de lasantiguas casas. Ello ha producido el curiosofenómeno de que en este sector convivan hoytodos los estamentos sociales, de la riquezaabsoluta a la probreza absoluta.Se distingue también esta zona por ser uncentro estudiantil muy dinámico, ya que hayen ella nueve universidades y veinte colegios;en época escolar se calcula que hay una po-blación flotante de cien mil personas entre es-tudiantes y trabajadores.Sin embargo, a pesar de su importancia ar-quitectónica e histórica, el Estado no sehabía interesado nunca en preservar este pa-trimonio ni en seguir una política de recupe-ración social del sector. Tal preocupaciónsurgió en 1980, cuando el Alcalde Mayor deBogotá en ese momento, Hernando DuránDussán, creó la "Corporación Barrio La Can-delaria", mediante el Acuerdo No. 10 de1980. En 1982 comenzó a funcionar la Cor-poración y sus ejecutorias tuvieron ampliorespaldo durante el gobierno del PresidenteBelisario Betancur y, posteriormente, en elgobierno actual gracias al interés del Alcal- Genoveva Carrasco de Samper

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de Julio César Sánchez. El objetivo básicode la Corporación es revitalizar el sector his-tórico de la ciudad, dentro de un marco queen ningún momento sea ajeno al proceso eco-nómico, social y de desarrollo de Bogotá.Desde un principio, quienes trabajamos enla Corporación comprendimos que no se tra-taba de restaurar y preservar ese patrimonioa costa de convertir el barrio en un inmensomuseo, vacío de vida cotidiana. Por eso nosempeñamos en un vasto plan de trabajo enla infraestructura de servicios y en la adecua-ción del espacio público. Se reconstruyeronlos andenes, y, en coordinación con las em-presas de Acueducto, Energía y Teléfonos semejoraron las redes y se hicieron subterrá-neas con el fin de eliminar las redes aéreas.Con este mismo objetivo se diseñó un pro-grama de recuperación del sector de Egipto,el cual contó con la entusiasta cooperacióndel Padre Fernando Rueda Williamson. LaCorporación construyó allíCentros de Salud,Educación y Bienestar Social; igualmente seinstaló una planta de reciclaje y una drogue-ría comunitaria donde, entre otras cosas, sevenden hoy helados hechos con "Bienesta-rina", alimento que los niños del barrio noaprovechaban antes de esta iniciativa; el pri-mer CAl de Bogotá lo construyó la Corpora-ción para garantizar la seguridad del sector.Con el fin de revitalizar la vida urbana se handesarrollado programas como la construc-ción de cuatro parques; se han destinado yadecuado algunos espacios para actividadesdeportivas y se han remodelado varias pla-zas y plazoletas, obras que se describen enotra parte de este libro. Con este mismo finse está construyendo un supermercado en lacarrera 3a. entre calles 14 y 15 y se entregóterminada la plaza de mercado de Egipto, de-nominada plaza de "Rumichaca".Con el ánimo de darle vida cultural activa alsector se restauró, remodeló y adecuó el

Camarín del Carmen, uno de los más impor-tantes monumentos del periodo colonial ysímbolo de la Capital. En este mes de agos-to, fecha de la celebración de los 450 añosde Bogotá, el Camarín entrará a prestar ser-vicio de auditorio para presentaciones musi-cales y de teatro. Con este mismo criterio seadquirió y restauró la casa que fue última mo-rada del poeta santafereño José AsunciónSilva, la cual se inauguró en mayo de 1986como Casa de Poesía Silva. Esta casa se haconvertido en un importante centro culturaldel país, gracias a sus variadas y numerosasactividades que aglutinan permanentementea miles de personas en torno al tema de lapoesía.La Corporación rescató y restauró ademásnotables construcciones coloniales, como lallamada Casa de la Independencia, situadaen la Calle 10 entre Carreras 3a. y 4a. y unade las más antiguas de la ciudad, la Casa delos Comuneros, en la esquina sur-oriental dela Plaza de Bolívar, único inmueble colonialque queda hoy en el marco de esta plaza yel que fue destinado para el funcionamientode la Academia de Historia.En forma complementaria, la Corporacióncooperó con la restauración de diversas se-des culturales, como la de la Corporación Co-lombiana de Teatro, el Teatro La Candela-ria, ambos situados en la Calle 12, el TeatroLibre de Bogotá en la Calle 13, con la cons-trucción del Teatro Popular de Bogotá, en laCarrera 5a. con Avenida Jiménez, y el Tea-tro Gabriel García Márquez en la Calle 13.De otra parte, con el propósito de revitalizarla zona como centro de vivienda, se adqui-rieron varios inmuebles para adecuarlos, con-servando sus patios y volumetría, y destinar-los como viviendas multifamiliares. Ha tra-tado también la Corporación de vincular enforma directa a los habitantes del barrio enactividades de carácter cultural y artístico me-

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diante la programación de eventos musica-les y teatrales en las calles y plazoletas; deestos eventos debo mencionar el festival quese efectuó en noviembre de 1986, que llama-mos "Navidarte".En esta apretada síntesis de las actividadesy trabajos de la Corporación adelantados ensu primer lustro, se advierte el propósito deno limitar su acción a la restauración y con-servación de la zona histórica, sino de crearincentivos de vivienda, mediante la construc-ción .de la misma y la renovación de andenesy servicios y la creación de focos culturalesactivos que revitalicen la zona y mejoren lacalidad de vida de sus habitantes. Conside-ro que se ha avanzado en forma eficaz y muyprovechosa dentro del plan de desarrollo quese trazó la Corporación desde un comienzo,plan que una vez terminado habrá elimina-do la razón de ser de esta entidad, para con-vertirse en un ente que vele por la conserva-ción de la zona.Debo observar que nada de todo esto hubie-ra sido posible sin la cooperación generosade los miembros de su Junta Directiva, delex-presidente Belisario Betancur y de los Al-caldes Hernando Durán Dussán, AugustoRamírez Ocampo, Diego Pardo Koppel, His-nardo Ardila Díaz, Rafael De Zubiría y JulioCésar Sánchez. Gracias a todos ellos, así co-mo a las personas vinculadas a la Corpora-ción por su trabajo eficiente, el cual hoy nospermite mostrar las realizaciones consigna-das en este libro.

GENOVEVA CARRASCO DE SAMPERGerente, diciembre 1981 - mayo 1988

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El barrio de La Candelaria ha sido definidopor tradición y por derecho propio comoel más representativo de esa Santafé anti-gua, añorada e idealizada. Es el punto dereferencia de la historia de la ciudad porsus construcciones y sus hitos, por ser testi-go de acontecimientos y anécdotas, por te-ner en su recinto las instituciones más re-presentativas de la ciudad y del país. Se con-vierte así en su imagen representativa.Para ubicar la labor llevada a cabo por laCorporación dentro de una visión totalizan-te del sector se solicitó la participación decolaboradores que viven o han vivido en elbarrio, que lo estudian, lo aprecian o lo dis-frutan, que por una u otra razón lo defineny lo defienden.Con su estilo propio presentan aspectos par-ticulares para conformar un marco de refe-rencia a la presentación de los proyectosy realizaciones que la Corporación ha im-pulsado durante el último lustro.Carlos Martínez nos ofrece suscintamenteel origen del barrio y de su nombre. CeciliaIregui de Holguín, Carlos Sanz de Santama-ría y el maestro Ariza dan un panorama deltranscurrir de la vida en la Candelaria. Lasviscisitudes en el desarrollo del barrio ex.presadas en el escrito de Carlos Honderosson un fiel reflejo de las penurias en el creci-miento de la ciudad. Tomás Uribe presentauna aproximación general actual a la inter-vención en los cascos urbanos con carácterhistórico.

PercepcionesParticulares

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Orígenes deLa Candelaria

Carlos Martínez

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Los recoletos de San Agustín, conocidos conel nombre de Padres de la Candelaria, seinstalaron en 1560 en el área ocupada hoypor la iglesia y convento de San Agustín.Su presencia en el Nuevo Reino no contócon las licencias pertinentes para establecerconventos y por decisión Real se les obligóa regresar a España.Casi un siglo después, en el año de 1654aparecen los recoletos de La Candelaria trescuadras arriba de la Catedral, donde esta-blecieron un hospicio y colegio de frailesde la orden con el nombre de Nuestra Seño-ra de La Candelaria.Esta fundación junto con la iglesia tampococontó con las debidas autorizaciones y pororden de la Real Audiencia fue demolidaen 1681, apenas terminada la obra. En 1684obtuvieron los religiosos lincencia Real pa-ra reedificar su convento, como en efectoocurrió con el apoyo económico de los veci-nos solidarios con los religiosos y con 7.000pesos donados en 1736 por el arzobispado.El celo religioso de la comunidad y la solem-nidad con que revestían los oficios religio-sos convocó a numerosas familias piadosasque acudieron a instalarse en sus inmedia-ciones; y desde entonces el sector tomó elnombre de Barrio de La Candelaria.Actualmente en la esquina de la carrera 4a.con calle 11 se encuentra la Iglesia de LaCandelaria anexa a la sede actual de lospadres candelarias.

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Artesanos, gremios ycofradías deSantafé de Bogotá

Cecilia Iregui de Holguín

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Santafé de Bogotá fue construida en un lu-gar que reunía las mejores condiciones pa-ra la vida. Ubicada en una ladera del pie demonte de la Cordillera Oriental a una alturasuperior a la Sabana de Bogotá le permitíadefenderse de la abundancia de las aguasque en época de lluvias inundaban la región;abrigada por el cerro de Nuestra Señora deGuadalupe y con un clima privilegiado, lepermitieron constituirse en el centro de la vi-da social, cultural, política y económica delpaís. Sus calles, empedradas y empinadas,ostentaban nombres significativos o conme-morativos de algún episodio o santo patrón,que por siempre evocan y perpetuan en lamemoria de los parroquianos el paso de losaños: La Cajita de Agua, San Bruno, de lasCulebras, del Olivo, de la Agonía, del Cama-rín del Carmen, de la Botica, de la Fatiga,de la Esperanza, del Chorro de Egipto, dela Moneda, del Sol, del Campo, de la Palo-ma del Molino, del Cubo, del Puente de La-tas, del Palomar del Príncipe, del PatioCubierto, la Calle Sola, de los Plateros, delos Chorritos, de la Conquista, del Socorroy de la Cara del Perro, entre otras.En Santafé el nombre de los barrios lo de-terminaba la Parroquia. Al finalizar el sigloXIX (1882) a Bogotá lo conformaban cua-tro barrios: La Catedral, Las Nieves, SantaBárbara y San Victorino, con una poblaciónde 84.723 habitantes. El gobierno eclesiás-tico creó por entonces las parroquias deEgipto y de Las Aguas.El Barrio de La Candelaria rompe la tradi-ción y comienza a destacarse a la par conla generación del Centenario, en su condi-ción de ilustre cuna de las principales fami-lias de la capital y de albergue de los másconnotados monumentos, edificios y vivien-das de la época. La Candelaria es hoy la he-redera legítima de Santafé de Bogotá y portanto preocupación constante del gobierno,

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quien para la conservación y restauración desu imagen, fundó la Corporación de La Can-delaria, con el fin de defenderla, a capa yes-pada, del desvastador "proceso de desarro-llo" propio de la contemporaneidad.La nostalgia que despierta el discurrir de lahistoria, nos conduce a rememorar diferen-tes aspectos, espirituales y materiales, ingre-dientes vitales que cursan a lo largo deltiempo y configuran el fundamento e identi-dad de un pueblo. En esta ocasión se traena cuento las Artes y los Oficios, como fuen-tes inequívocas del quehacer del hombre ycimiento del desenvolvimiento social y eco-nómico, ocurrido en Santafé. Reducido hoysu territorio al barrio de La Candelaria, sa-turado de las reminiscencias de cronistas,viajeros e historiadores, aún conserva su vi-da y sus milagros, en buena parte represen-tativos de nuestra nacionalidad. He aquí agrandes rasgos un trozo de su historia.En el Nuevo Reino de Granada fueron con-solidándose las ciudades, en la medida quelos Cabildos ejercieron sus funciones de go-bierno, específicamente dirigidas a "mejorarel lugar, velar por la salubridad pública, laprovisión de agua y carnes, la vigilancia delas artes y los oficios, de las tiendas y los ta-lleres ... y, en general, de todas aquellas ac-tividades necesarias para brindar a losnuevos moradores lo indispensable a la vi-da cotidiana".La participación de menestrales y artesanosespañoles en los "Conciertos y Acuerdos"de colonización se consideraron fundamen-tales porque aseguraban la supervivencia desus coterráneos al complacerlos con la edi-ficación de las viviendas, la producción demuebles y enseres y así llevar a cabo un ade-cuado asentamiento, conforme a sus apeten-cias y a sus inveteradas costumbres.A mediados del siglo XVI López de Velaz-co describe las casas construidas por los es-

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pañoles así: " ... las casas son muchas depiedra y de ladrillo y de buen edificio; hayabundancia de materiales".En la construcción de las viviendas los his-pánicos utilizaron, "muros de tapieria y ado-be cimentados a su vez con piedra" ysustituyeron el techo de paja por el de tejaespañola de barro cocido, influencia que pre-dominó desde los albores de la Conquista.Las edificaciones de tipo europeo las inicióen Santafé el capitán Juan de Céspedes; Al-fonso de Lugo trajo los primeros carpinte-ros y albañiles y Antonio Martínez construyólos chircales y tejares, como experto fabri-cante de ladrillo y teja de barro.La inmigración de artesanos y menestralesestuvo controlada por Carlos V en 1533cuando ordenó que sólo personas españo-las, cristianos viejos con sus mujeres, fueranlos escogidos para viajar a las nuevas colo-nias. Las escasas gentes dedicadas a los ofi-cios llegaron al Nuevo Reino, en su mayorparte procedentes de Santo Domingo.Fray Bartolomé de las Casas también inten-tó organizar expediciones de labradores, pe-ro su deseo constituyó un absoluto fraca-so. Capdequi anota: "solo con el tiempo, alpoblarse algunas comarcas y desarrollarsealgunas ciudades, surgieron de manera bio-lógica las clases labradoras y artesanas".La edad de oro de los artesanos en la Nue-va Granada ocurrió en el siglo XVII y en la

20 mitad del siglo XVIII. El florecimiento de lasartes en las principales ciudades del Reinofue notable, dice Guillermo Hernández deAlba, especialmente en Santafé donde ... "ala vuelta de pocos años artífices, oficiales yaprendices de todas las artes hormigueabanpor toda la ciudad ... Hidalgos, menestralesy plebeyos, cuchilleros y albañiles, mercade-res e industriales, aquí topan el Dorado,maestros de forja, oribes y plateros, mazo-neros y batihojas, lapidarios, vaciadores y

canteros alternaban en las tiendas de la Pla-za Mayor y de la Calle de los Mercaderes.Fructificaban el linaje de aquellos traídos porAlfonso de Lugo primero y por el VisitadorArmendariz, luego ...".El crecimiento de los sectores de la peque-ña manufactura y de la artesanía dio lugara una organización que tuvo como modelola de los Gremios Medioevales españoles y,además, sirvió de refugio a los indígenas,quienes deseaban continuar ejercitando losoficios tradicionales.El blanco asumió y ejerció el control jerár-quico de la nueva sociedad amerindia, do-minó la organización gremial y controló laparticipación del indio y del negro en la prác-tica de los oficios, al limitar su instruccióna la categoría de aprendices y oficiales. Enla vida artesanal el aprendizaje de los oficiosse llevó a cabo bajo la dirección de "unmaestro de tienda abierta". Los padres o tu-tores de los jóvenes celebraban un contratocon el maestro en el cual se establecían losdeberes y las obligaciones de ambas partes,ante un veedor de oficio.La iniciación del oficio, según la categoríadel aspirante, era a la edad de 10 a 12 años.Terminado el período del aprendizaje (2 o 4años), el Gobernador o Justicia fijaba la fe-cha del examen, los veedores interrogabany el Tesorero Fiscal del Gremio y el Escri-bano del Ayuntamiento daban fe del acto.Al maestro se le permitía asistir a dicho ac-to, pero en el momento de la votación aban-donaría la Sala Capitular.Las Autoridades Reales ordenaron que nin-guno de los egresados podría en lo sucesivoabrir tienda ni trabajar por sí solo comomaestro, sin estar examinado y aprobadopor el Maestro Mayor o Alcalde del Gremio.En la vida artesanal tuvieron especial tras-cendencia la devoción y las prácticas religio-sas; la asistencia, los domingos, a recibir la

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enseñanza de la doctrina cristiana, de la mo-ral y las buenas costumbres, fueron obliga-ciones piadosas de los maestros artesanosy sus dependientes. Estas prácticas contri-buyeron a la creación de las organizacionesreligiosas llamadas Cofradías.La participación de los artesanos en las Co-fradías era voluntaria, los cofrades podíanpertenecer a cualquier clase social y ejercercualquier oficio.Su florecimiento indujo al primer Arzobis-po del Nuevo Reino, Fray Juan de los Ba-rrios, en el año de 1556, a establecer suorganización con el fin de evitar que funcio-naran sin su licencia, a riesgo de incurrir enla excomunión mayor; y, la Corona a su vez,dictó las normas y los requisitos requeridospor el Real Consejo de Indias para su apro-bación. Cuando las Cofradías no tenían li-cencia real sus fondos pasaban a los gremiosartesanos.Los gremios artesanos de Santafé se distin-guieron por su participación activa en las Co-fradías, entre otras: los zapateros cuyacofradía funcionó en la Iglesia de San Die-go; la de los sastres en la Capilla del Topo,a la cual donaron el precioso altar de plataque aún existe en la Catedral Primada; losJesuítas organizaron también cofradías deartesanos en una capilla especial, (Salón deActos del Museo Colonial), y la devoción porla Virgen fue tan significativa que los arte-sanos construyeron en su honor el templode Nuestra Señora de las Nieves. Las Cofra-días mantuvieron el esplendor de las celebra-ciones religiosas, "culto iluminado con loscirios y dignificado con la penitencia", es-pecialmente en la Semana Mayor.Tan exagerado era el número de las fiestasreligiosas y tan alto el costo de las contribu-ciones económicas para cumplir con la de-signación de mayordomos y feligreses en lascelebraciones de vísperas y octavas, que in-

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cidió en forma contraproducente en la vidasocial del artesano. El Papa Gregorio VI res-pondió a la preocupación de las autoridadesgranadinas con la reducción del número dedías festivos.Los gremios y asociaciones artesanales es-tablecieron su propia protección social alconstituirse en grupos de "cooperación mu-tua", lo cual les permitió hacer frente a lascrisis económicas y sociales de su tiempo.En el Nuevo Reino las Cofradías terminaronpor reducir su actividad a un mutualismo pia-doso y asegurar el bienestar espiritual de losartesanos fallecidos mediante los oficios re-ligiosos que merecían, en razón de sus mé-ritos y de su jerarquía en dicha organización.Por ejemplo, los carpinteros se beneficiabancon 15 misas, si habían tenido cargos en laCofradía, de lo contrario solo les correspon-dían 10 misas. Asistir a los funerales eraobligación de los Cofrades, bajo pena demulta.Con el transcurso del tiempo la organizacióngremial que había tomado considerablesproporciones, debido a la creciente masa ar-tesanal se fue debilitando, a medida que elfenómeno de la concentración urbana atraíaa los pobladores del campo con el halago deaprovechar las nuevas oportunidades queofrecía la ciudad. El desenvolvimiento socialy económico originado por este proceso deinmigración hacia la ciudad trajo como con-secuencia el abandono de los oficios por par-te de los colonos españoles, quienes dedica-ron su esfuerzo a otras industrias más lu-crativas.Esta deserción fue uno de los factores queocasionaron la decadencia de las artes, agra-vada por el deficiente sistema del aprendi-zaje de los oficios. La escasez de maestrosobligó al Virrey Flórez, en 1777, a impulsarlas artes y los oficios con una nueva orien-tación y además el gobierno pretendía ejer-

cer el control necesario de un sector tannumeroso como el artesanal. El Asesor delVirreinato cumplió el encargo del Virrey conla promulgación de "la instrucción generalde los gremios" virtual copia del Tratado so-bre Educación Popular de los Artesanos, deCampomanes, experto en asuntos laboralesquien contribuyó a transformar el pensa-miento español con los nuevos planteamien-tos de la instrucción. En dicho Tratado elasesor general del virreinato Francisco Ro-bles, reestructuró la vida gremial sometién-dola a un nuevo reglamento para educar alos artesanos en los talleres. El restableci-miento de las Artes, en el Virreinato de laNueva Granada, se creó con los mediosoportunos para beneficio común y "dar ma-yor brillo a aquellos ramos que constituianuna urgencia para el Estado y de los cualescarecía el Reino".En Santafé y en todas las provincias del Rei-no no se encontraba ningún maestro "capazde construir una mediana pieza de su oficio,ni oficial que hubiera demostrado aplicaciónpara aprenderlo" ni estimación ni estímuloen razón de su utilidad, por carecer de re-glas, métodos e instrucción capaces de pro-porcionar una perfecta enseñanza.El autor del discurso sobre la Industria Po-pular propuso que se dictaran cátedras de:matemáticas, aritmética, geometría y álge-bra, para enseñar a los artistas los principiosfundamentales del Arte y otra de maquina-ria para aplicar los principios del progresoy el perfeccionamiento indispensable paraconseguir mejores resultados ... porque lasciencias especulativas eran auxiliares preci-sas de las artes plásticas ...Las citadas cátedras se encontraban estable-cidas en los colegios de Santafé; en esta for-ma de instrucción serviría de regla y métodopara la enseñanza de los oficios, los cualesadquirirían un ascenso a la educación supe-

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ríor y conciliarían la estimación de sí mismosy el respeto de sus semejantes.Llegó tarde para los artesanos granadinosel proyecto de su formación técnica y cien-tífica ordenado por el Virrey Flórez. Los pri-meros levantamientos revolucionarios, en elNuevo Continente, arrebataron de sus ma-nos el aprendizaje formal de las Artes y losOficios; unos cuantos años más tarde la in-dependencia de España transformaría la vi-da nacional.El preámbulo "Ilustrado" que incubó la at-mósfera revolucionaria y partió en dos la re-ciente historia del mundo, desató una seriede cambios en la medida que fueron afecta-dos los conceptos estructurales de la cadu-ca sociedad medioeval.En España, las Ordenanzas Gremiales deFernando VII fueron abolidas en su ausen-cia, por la Regencia del Reino, y la libertadlaboral se abrió paso, inclusive en las coli.nas de ultramar. Las nuevas disposicionespermitieron establecer libremente fábricas oartefactos de cualquier clase sin permiso, nilicencia, sujetos solamente a las reglas de po-licía y a ejercer un oficio útil o a crear unaindustria, sin necesidad de título o de perte-necer a un gremio. Estas leyes favorecieronlas arcas del fisco Real y afectaron y deses.timularon el trabajo artesanal.De regreso de su exilio Fernando VII, en1815, volvió a implantar las OrdenanzasGremiales" ... excepto lo que pueda causarmonopolio por los del Gremio, lo que seaperjudicial al progreso de las Artes y lo queimpida la justa libertad que todos tienen queejercer en su industria ...".Esta determinación Real influyó aún más enla desaparición de los gremios como agru-paciones esencialmente artesanales y, a par-tir de entonces, fueron muchos los tropiezosque estos sufrieron, según el testimonio queencontró en la historia Triana y Antorveza.

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Los principios y las ideas liberales al reco-nocer las garantías y los derechos individua-les, propiciaron un cambio radical en lasrelaciones laborales, sujetas hasta entoncesa las Leyes Reales y Gremiales y en virtudde los nuevos conceptos pasaron al arbitriodel patrón o empresario. El trabajo quedósujeto al fenómeno económico de la ofertay la demanda. La libertad laboral trajo con-sigo la proletización de una apreciable ma-sa de artesanos.Con el correr del tiempo (1882) se fundó elInstituto de Bellas Artes por la Ley 67 "envirtud de los esfuerzos hechos por el infati-gable artista Alberto Urdaneta ...••.Ademásse organizó una Asociación de Artistas quecumplió en forma encomiable sus finalida-des en numerosos aspectos: en el campo mo-ral, educativo y religioso; en lo tecnológico,científico y en las Artes y la Literatura ade-cuados a las necesidades más apremiantesde los socios, herramientas, materiales detrabajo, vivienda, Caja de Ahorros y Montede Piedad, servicios médicos, casas de abas-tecimiento, de asilo y cocinas económicas.En la naciente vida republicana de Colom-bia se suscitaron dos grandes conflictos: laexpulsión de los Jesuítas en 1850 y las me-didas de tipo religioso del General Mosque-ra, que afectaron especialmente a los arte-sanos por los atropellos cometidos contralas instituciones religiosas; ellos alegaron

24 que al pueblo le proporcionaban aparenteslibertades de todo orden y al mismo tiempolos privaron de la única, indispensable parala vida familiar como era la de "darle cultoa Dios de nuestros padres y recibir los dul-ces consuelos de la religión".La sociedad popular de Santafé, organiza-da por los Jesuítas y las Sociedades Demo-cráticas, de clara estirpe política, seenfrentaron en la defensa de sus principios,

creando situaciones tan graves que condu-jeron a la guerra civil.Las profesiones liberales y los nuevos ma-nejos de la política económica, anotados an-teriormente, desmejoraron en forma consi-derable al artesanado que en la sociedadneogranadina representaba un grupo socialnumeroso e importante en el campo socialy laboral. El trabajo artesanal menosprecia-do y "aplastado" por los productos impor-tados, causó su total decadencia y propicióal mismo tiempo el gusto por las mercade-rías extranjeras.El acta de la Confederación de las Provin-cias Unidas de la Nueva Granada, delegó enlos Estados, entre los actos reservados a suexclusiva soberanía y autoridad" ...la pro-tección y fomento de la agricultura, artes,ciencias, comercio y demás ramas de sucompetencia ...••. Se permitía también a losciudadanos la libertad de traficar y comer-ciar en todas las Provincias del país.Las Constituciones de 1821 y 1830 procla-maron que "ningún género de trabajo, decultura, de industria o de comercio sería pro-hibido a los colombianos; solo quedaban re-servados aquellos que fueran necesariospara la subsistencia de la República". LaConstitución de 1832 suprimió definitiva-mente a los gremios, hecho que promovióotro tipo de Asociaciones Artesanales confines muy concretos de protección social.El golpe más duro sufrido por las Asociacio-nes Artesanales fue la abolición del apren-dizaje artesanal, consagrado en laConstitución del medio siglo. La Constitu-ción del 86, en su sabiduría, decidió que elestudio era necesario solo para la formaciónde médicos y abogados.Las agremiaciones artesanales cumplieronuna encomiable labor en pro de mejorar lasituación de los artesanos de la Nueva Gra-nada, precursores del desarrollo social y eco-

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nómico del país; prohibida su organizacióny abolido su aprendizaje, la frustración pa-decida causó un grave estancamiento. En es-tas precarias condiciones la tradición y lavocación artesanal, se encontraron en la or-fandad al consolidarse la República.Al retornar al barrio de La Candelaria, lue-go de recorrer a vuela pluma un trozo de lahistoria, el inventario de su tradición artesa-nal se reduce a una industria de tiples, en lacalle de las Mandolinas, otra de dulce de bre-vas y otra de postre de natas; las colacionesde la puerta Falsa de la Catedral y las típi-cas tiendas santafereñas, que guardan el sa-bor y el olor de la Colonia, repletas decolaciones y golosinas para endulzar el pa-ladar del vecindario. El vecino, en este rin-cón de la urbe, conserva las relaciones queantaño mantuvieron los señores con los ar-tesanos que habitaban la parte baja de susresidencias.La tipografía instalada en Santafé por los Je-suítas en 1734, ha proliferado y hoy se en-cuentra este oficio artesanal muy difundidoen el barrio. Y, como caso curioso, los goli-llas o tinterillos ejercen su profesión en ofi-cinas localizadas allí mismo.Sin embargo, la semilla fructificó. En las pos-trimerías del siglo XX, las Artes y los Oficioscalificados en el sector informal como peque-ña y mediana industria manufacturera, hanadquirido una preponderancia inusitada y suparticipación, dentro de los principales indi-cadores del desarrollo, demuestran quenuestra actividad constituye un valioso ele-mento en la transformación socio-económicadel país. Las estadísticas del Gobierno indi-can cómo la pequeña y mediana industria su-peran en su dimensión a la gran industria yen el marco del programa, generador de nue-vas fuentes de trabajo y empleo, se abren ca-mino hacia una nueva Colombia.

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Reminiscencias delbarrio La Candelaria

Porque nací y viví muchos años en el barrio de LaCandelaria de Bogotá, todo cuanto se hace o se dejede hacer en tan clásico sector de la capital no mepuede ser indiferente, al contrario, me toca muy decerca.Tuve la oportunidad de visitar, hace pocos días, lasobras que en cinco años de existencia ha adelantadola Corporación Barrio La Candelaria. Su activa ge-rente, doña Genoveva Carrasco de Samper y un ex-celente grupo de colaboradores, todos jóvenes yentusiastas profesionales, han logrado la recupera'ción de varios sectores de ese barrio, en breve térmi-no, y con costos comparativamente bajos con otrassemejantes.Con ocasión del primer lustro de su Instituto, mehan solicitado que escriba algunos recuerdos de loque era el barrio a los comienzos del siglo y lo hagocon mucho gusto porque cada casa, cada esquina,cada rincón de los que aparecen en las fotografíasque ilustrarán el libro que se proponen publicar tie-nen recuerdos generosos y amables -trágicos aveces- para quien nació y vivió tan largo tiempoen La Candelaria.Conducente me parece evocar rápidamente los orí-genes de la Santafé de Bogotá, metrópoli neogra-nadina.

Carlos Sanz de Santa maría

¿Cómo fue, al menos, cómo sería el reposa.do Teusaquillo, el sitio de recreo elegido porel Zipa, cuando el Hunza de cauce serpenti-no, hinchado por las lluvias, desbordaba sucorriente sobre la planicie de Bacatá?Sólo sabemos que estaba asentado en con-fines de Muequetá, en las faldas de dos aris-cos cerros, entonces tapizados de verdura ypor entre los cuales descendía el Vicachá,abundoso de aguas y ataviado de árboles ensus riberas.Es averiguado que la nación Chibcha, a lacual pertenecían los naturales de la comar-ca, no construyó edificaciones de piedra. Pa-ra alzar las suyas, pajizas, se dice que prac-ticaban sangrientos ritos, y que para propi-ciar a sus dioses los caciques ponían comocimientos de sus casas el cuerpo vivo de unniño, sobre el cual caían, triturándolo, los pe-sados maderos de la futura habitación.Los bohíos se transformaron luego, en laimaginación andaluza de los conquistadores,en elValle de los Alcázares, donde en la ma-ñana del día de la Transfiguración del Señor,de 1538, el licenciado don Gonzalo Jiménezde Quesada fundó la "ciudad nueva de Gra-nada", que el27 de abril de 1539 cambió sunombre por el de "Santafé de Bogotá".Las doce primeras chozas, que en homena-je a los Apóstoles enmarcaron la plaza ma-yor para la fundación, se vieron prontomultiplicadas en los sitios adyacentes, porcasas de tapia pisada que daban mejor al-bergue a los soldados de la conquista.y pronto el Vicachá sirvió de límite, por elnorte, a la Villa. "Del otro lado del río", osea en su margen derecha, prosperaban lashuertas de árboles frutales y de yerbas me-dicinales y aún la primicia de las semente-ras de cereales cuyas semillas había traídode la Península don Jerónimo Lebrón en1540.Luego, "por la mano derecha del camino de

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Tunja" y más allá del frágil puente de ma-dera del río Vicachá, se hizo reparto de so-lares para huertas, habiendo correspondidouno de ellos al propio Quesada, quien alzóallí casa, en el costado norte del mercado,o sea de la actual plaza de Santander. La se-gunda casa la construyó en aquellos para-jes el capitán Juan Muñoz de Collantes,mayordomo de fábrica de la Cofradía de laVeracruz, quien para la semana santa de1543 solicitó del Ayuntamiento terreno pa-ra edificar un humilladero o sea "una devo-ta ermita a la usanza aragonesa, que fueracomo el centinela vigilantede la entrada prin-cipal de la ciudad", la cual fue solemnementeinaugurada para el sexto aniversario de lafundación.Poco después, Antonio Martínez fabricó laprimera teja de barro en Santafé, con la cualse cubrió la casa que Pedro Colmenares le-vantó en la calle de la Carrera. Más tarde,en 1548, Fray Lope de Acuña fundió parael convento de los dominicos, la primeracampana que resonó en elNuevo Reino. Lue-go, ya para 1574, la piedad del obispo Juande los Barrios y Toledo fundaba en su pro-pia casa de habitación, situada a espaldasde la iglesia Catedral, el Hospital de San Pe-dro, antecesor del de San Juan de Dios.Si la Villa crecía y se dilataba por estos tér-minos sabaneros, en lo que se refiere a suvida civil adquiría también nuevas prerroga-tivas. Y don Carlos, quinto de Alemania yprimero de España, le confería, "a los vein-te e siete días del mes de julio de mil qui-nientos y cuarenta", título de ciudad alpueblo de Santafé. El 3 de diciembre de1548, por Real Cédula expedida en Vallado-lid, le hacía merced de armas y divisas parasus estandartes, banderas, escudos y sellos,o sea "un escudo que en el medio del hayaun águila negra rampante entera, coronadade oro, que en cada mano tenga una grana-

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••de la Catedral, corresponden a La Candela-ria, pusieran nombre a las calles y numera-ran las casas, pero sólo años más tarde, ala publicación de las" guías del virreinato",se recogió la antigua nominación de las ca-lles. Santos y Santas figuran allí como en unalmanaque. Santa Ana, Santa Catalina, San-ta Rosa, San José, San Andrés y muchosotros. Los árboles y las flores dan tema tam-bién para otras denominaciones: La Alame-da Vieja, el Palo Quemado, Los Curubos ytantos otros nombres que no tienen, al me-nos para nosotros, visible antecedente: Ca-lle de Las Aguilas, de Las Cunitas, de LaSoledad ..., pero también de la Conquista, delSol, del Molino, El Cubo o de Patio Cu-bierto ...Y luego, el despertar de una nueva edad. Lastertulias literarias que al finalizar el sigloXVIII pusieron es este ambiente el decoroespiritual de los "salones" franceses de laépoca. Las filosóficas y literarias en casa delPrecursor. La Eutropélica, tutelada por elinefable don Manuel del Socorro Rodríguez.La del Buen Gusto, inspirada y mantenidapor doña Josefa Sanz de Santamaría deManrique. Y después, aquel formidable mo-vimiento renovador que siguió al "plan deestudios" del criollo ilustre, el fiscal donFrancisco Antonio Moreno y Escandón, quetransformó en viveros de nobles inquietudeslos clásicos claustros del Rosario y de SanBartolomé. Y como suma de los mejores do-nes del intelecto, la asombrosa experienciade la "Expedición Botánica", aún no sufi-cientemente estudiada, y que es orgullo im-perecedero para la ciudad que la albergó ensus últimos años.Tal parecía en los albores del siglo veinte lavieja y legendaria Santafé de Bogotá carga-da de esperanzas. Su construcción, sus cos-tumbres, el movimiento intelectual y políticode sus habitantes, todo contribuia a fomen-

da colorada en campo de oro, y por la orlaunos ramos con granadas de oro en campoazul". Y cuando la ciudad contaba veintisieteaños, la titulaba con el galardón de "muy no-ble y muy leal".Pasaron los tiempos: Real Audiencia ... Vi-rreinato ... Fausto de las triunfales entradasde Mandatarios y Arzobispos. Procesos dehechicería que estremecen el tranquilo vivircolonial. Crímenes de amor que empurpuranlas páginas de los viejos cronicones. Calle-juelas románticas que vieron un refulgir deespadas junto a la reja. Los nombres evoca-dores de esas calles, revividos con granacierto hace algunos años, al pie de la nue-va nomenclatura, traen hasta nosotros unaroma de tradición, ya que el más arcaicoespíritu santafereño perdura en ellos.Desde los días coloniales, esos nombres re-cibieron la consagración popular. La calleReal parece haber sido la primeramentebautizada. La de la Carrera fue luego llama-da así, como que en aquel lugar funcionabanlas oficinas del Correo, así denominada porlos itinerarios llamados carreras. La de Flo-rián era conocida de antaño con la denomi-nación del nombre de uno de sus vecinosprincipales. Ya para el jueves de Corpus de1757 circulaba por la ciudad una letrilla quecon ese nombre la llamaba.

En los protocolos de la época las calles fi-guraban denominadas, como en el caso dela Florián, con el nombre del personaje demayor viso que en ellas habitara. "La calledonde vive Antón de Olaya". "La calle endonde vivió el Padre Aguilar".Ya desde el año de 1774, el Virrey Guiriorhabía dispuesto que los Alcaldes de los ochobarrios en que por entonces se dividía la ciu-dad, dos de los cuales, el del Príncipe y el

"hoy sale el sagrado paíspor la calle de Floriána visitar chicherías".28

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tar, con mirada hacia el futuro, la gran ciu-dad capital de la república y centro de sumovimiento económico y político. Pero lasnecesidades impuestas por la nueva era dedominio de las ciencias y la rapidez impues-ta por los nuevos descubrimientos produje-ron un cambio completo en el rumbo mate-rial y social de la ciudad.Las calles angostas y acogedoras de Santa-fé, han ido borrándose lentamente ante la pi-queta demoledora del progreso, para servirde cauces, ampliadas y transformadas, a laactividad de una ciudad motorizada.Los balcones tradicionales en donde las da-mas santafereñas pasaban la tarde mirandola gente que lentamente transitaba por allí,han sido reemplazados por grandes venta-nales que sólo sirven para dejar pasar la luz.El ímpetu demoledor ha presionado las man-zanas españolas cuadradas y monótonas pa-ra dar paso a las nuevas avenidas y unmovimiento inusitado ha hecho atender conmayor afán a las necesidades del tránsito ur-bano que a la estética de la ciudad o a la con-servación de las construcciones que nos de-jaron los españoles.Ahora bien. Nací en una pequeña casa de lacarrera 5a entre calles sa y 9a. Poco des-pués, mi padre adquirió la hoy llamada ca-sa del Camarín del Carmen, en donde fun-ciona la Alcaldía Menor de Santafé y allí vi-ví casi treinta años. Tan bella casa fue cons-truida en 1655 por don Luis de Arandia,hermano de don Pedro el generoso benefac-tor del Convento del Carmen, con el que lin-daba calle de por medio.En la esquina nororiental de esa manzanavivió muchos años el ilustre profesor JoséMaría Lombana Barreneche, quien fue en sumomento candidato a la presidencia de la re-pública por el partido liberal. Frente a esacasa, hacia el norte, calle de por medio, es-taba ubicada la facultad de Ingeniería de la

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Universidad Nacional en donde adelanté es-tudios; las familias Calvo y Ricaurte teníansus residencias en la calle loa, con la hoycarrera Sa , arteria principal de esa parte delbarrio de La Candelaria. Hacia arriba las fa-milias Pardo, Santos y Rodríguez Piñeres.En una de ellas, entre carreras 4 a y Sa , na-ció el doctor Eduardo Santos y vivió con suseñora don Hernando, su hermano, granprofesor de lenguas e intelectual de excep-cionales calidades. Esta casa colinda por eloccidente con la histórica casa del Vicepre-sidente Rufino Cuervo y en ella nacieron sushijos entre los cuales se destacaba el sabiofilólogo Rufino J. Cuervo, gloria de laciudad.En esa carrera sa vivían gentes amigas en-tre sí, tales como varios miembros de las fa-milias Largacha, Merizalde, De la Torre,Valenzuela, Bermúdez, Rocha, Gaitán, Gó-mez, García Herrera, Castillo. En la esqui-na sureste del Camarín del Carmen aún seconserva una casa muy grande que pertene-ció a mi abuelo, el ingeniero Juan Nepomu-ceno Sanz de Santamaría, en donde naciómi padre y algunos de mis tíos. Esa casa sehizo tristemente célebre porque allí vivió yallímurió el gran hombre colombiano Gene-ral Rafael Uribe Uribe. Era muy niño aún,sin embargo, recuerdo la impresión que meprodujo ver, desde el balcón colonial que to-davía aparece en la carrera sa esquina de lacalle 9a, al gran hombre herido y al día si-guiente la multitud que lo acompañó hastael cementerio.Después vivió muchos años en esa casa ladistinguida familia de don Frank Koppel ydoña Sofía Holguín de Koppel.El doctor Jorge Eliécer Gaitán vivía con suspadres cerca de esta casa, unas pocas cua-dras hacia el sur, en el mismo barrio La Can-delaria y su madre fue una distinguidaprofesora, inteligente y bondadosa, que ejer-

ció su profesión de institutora durante mu-chos años. Con los míos tuvimos con sufamilia una amistad perdurable, sin sombrasa través de muchos años.En el bloque vecino existía desde años atrásel colegio y el convento de los Padres Sale-sianos. Ellos quisieron construir en el cos-tado sur de la manzana una nueva iglesiacuyos proyectos, planos y los más cuidado-sos detalles de decoración fueron prepara-dos en Italia. Vale la pena recordar que tancomplicada constmcción y tan cuidadosa de-coración fueron llevadas a cabo por un her-mano salesiano bajo la guía de losdirectores, el Padre Aime y el Padre Sabio,ambos de origen italiano y el Padre Herrán,personajes de primera categoría.Los Salesianos organizaron en Mosquera uncolegio de donde surgió la primera escuelade apicultura que existiera en el país.El hermano que construyó la iglesia fue elprimer ingeniero que utilizó en la capital dela república el concreto reforzado. Personal-mente buscaba los agregados, que por en-tonces era difícilconseguir en Bogotá de lascalidades necesarias. Se le conocía como elHermano Buscaglione. Quienes visiten estaiglesia podrán observar los detalles decora-tivos muchos de ellos traídos de Italia, losmosaicos y las pinturas de apreciable impor-tancia y belleza.A medida que la construcción del colegioavanzaba, la vieja iglesia del Carmen, cons-truida por don Pedro de Arandia en el sigloXVII, desaparecía bajo la pica demoledorade los obreros. Esa demolición llegó hastael propio Camarín. Cuando mi padre obser-vó desde el balcón este hecho, salió inme-diatamente e hizo detener la demoliciónmientras conversó con el Alcalde y con losPadres Salesianos quienes aceptaron con-servar esa joya colonial que lleva el nombrede "Camarín del Carmen" que constituye,

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a manera de nuevo símbolo de la ciudad, uninteresante detalle arquitectónico.La Corporación adelanta allí una obra degran magnitud que permitirá conservar elCamarín y sus bellas pinturas interiores y to-mando un espacio del segundo piso, avan-za la construcción de un teatro que darácabida a 520 espectadores en cómodas si-lletas de la época, para conciertos, teatro,conferencias y variadas formas de serviciossociales.Al inquirir el costo de esta obra pude darmecuenta que es bastante menor que el de otroteatro similar recientemente concluido en laciudad.Es esta una de las numerosas obras concre-tas que han buscado la remodelación de in-muebles conservando el estilo y la belleza dela arquitectura colonial.Este sector histórico ha recuperado las fa-llas que en los aspectos recreativo, culturaly de bienestar social tenía la vieja ciudad yproporcionará viviendas para la vida urba-na en condiciones satisfactorias para mu-chas familias que vengan a vivir al centro dela capital.La Plaza del Chorro de Quevedo ha sido re-construida con propiedad y belleza arquitec-tónica, lo mismo que el pequeño parque delPalomar del Príncipe, la plazoleta de la Can-cillería, el parque de la Concordia y la plazade Egipto, que fue necesario reconstruir porel paso de la avenida de la Circunvalación.Son notorias las mejoras en el plan de an- .1"

denes, por donde hoy se puede caminar co-modamente sobre el material de acabado,ladrillo tablón, de superficie lisa y se han me-jorado los pavimentos de las calles peatona-les con adoquín de ladrillo de diversasformas y colores.Además de la plazoleta de LaCandelaria, re-mozada y bien conservada, sobre la calle 10que, como ya mencioné, era el eje vial de

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oriente-occidente más representativo del sec-tor histórico de Bogotá, ha sido arreglada,también en la esquina con la carrera 8a, lacasa de los Comuneros, entregada a la Aca-demia de Historia para la organización ymantenimiento de un museo dedicado a pre-servar la historia de esa gesta precursora dela emancipación. La Academia iniciará próxi-mamente el traslado al museo de numero-sas obras que tiene preparadas para tal fin.La casa fue mandada reconstruir y ampliaren la primera mitad del siglo XVII por el ilus-tre genealogista e historiador don Juan Flo-rez de Ocariz, donde escribió sus densosvolúmenes que rememoran la descendenciade los principales fundadores de la ciudad.En la calle 12, al oriente, se han arregladoel teatro de La Candelaria, al cual la Corpo-ración se vinculó a su restauración, para ser-vir como sede del grupo que lleva esenombre, en una antigua y bella casona de fi-nales del siglo XVI. Ha estimulado el arre-glo del teatro Popular de Bogotá que es unade las estructuras arquitectónicas de fin desiglo más interesantes desde el punto de vis-ta formal y recuerda en ese sector el estilode carácter republicano con influencias delclasisismo característico de la primera mi-tad del siglo XX. Esa edificación está ligadaa la historia de Bogotá por haber funciona-do en ella uno de los primeros salones paracinematógrafo de la ciudad: El Cinerama. Se

32 trata de la recuperación de una construcciónsimbólica y representativa para el centro deBogotá.Una labor interesante y muy bien llevada poruna distinguida dama bogotana, doña SilviaCastrillón, cuya misión de varios años ha si-do la de enseñar a los niños a leer, es la Bi-blioteca Infantil. Una casa de principios delsiglo XX, con diversas influencias arquitec-tónicas, incluida la carpintería y la yeseríade estilo francés, fue remodelada y adecua-

da para el uso de la Biblioteca Infantil, des-tinada a la divulgación del libro juvenil einfantil. Es un proyecto piloto que los niñosutilizan para leer, jugar y distraerse y cuyamisión especial es estimularles el interés porla lectura a través del libro. Los padres par-ticipan en cursos y experiencias para favo-recer los propósitos de ese programa.La casa, mal llamada, de la Independenciaubicada en el costado sur de la calle 10 en-tre carrera 3 a y 4 a cuya construcción datade fines del siglo XVI, ha sido cuidadosa-mente restaurada por la Corporación parausos comerciales. Esta casona fue la prime-ra sede colombiana de las Naciones Unidas.La bella casa que fue reparada para que sir-va como sede de la Corporación está locali-zada muy cerca de la Plaza de Quevedo. Laestructura original de dos patios y un gransolar fue respetada cuidadosamente en larestauración. Hoyes un lugar bellísimo quepresta servicios a la comunidad. La plaza deRumichaca y la casa Colombo Japonesa hansido obras igualmente ejecutadas en el cur-so de los últimos cinco años.La Corporación ha venido armonizando elconjunto del barrio poco a poco para con-servar los elementos coloniales que han si-do característicos de La Candelaria y queestán localizados muy cerca de las tres gran-des plazas que constituyeron la base popu-lar de los movimientos públicos de la políticarepublicana después de la independencia: Laplaza de Bolívar, la plaza de Santander y laplaza de San Victorino.Cerca de la carrera sa, a que ya me referí,vivían también a comienzos del siglo dospoetas dignos de memoria: el uno galante yde costumbres burguesas, Alberto AngelMontoya y Eduardo Castillo, de notable li-rismo, inteligente y aguerrido. Este últimocaminaba por las tardes hacia su departa-mento con chambergo de amplias alas y

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abrigada capa española; desafortunadamen-te, la droga lo consumió en temprana edad.Fui amigo de ambos. Con el primero juguévarias veces polo y, siendo muy joven, solíaescuchar sus recitaciones al segundo.Por entonces los poetas mantenían dueloslíricos por la prensa o en el teatro. Recuer-do que otro poeta, Roberto Liévano, admi-rable escritor e historiador escribió elprólogo para un libro del duelo lírico entreel joven poeta bogotano, Angel María Cés-pedes, quien había sido recientemente nom-brado 2° secretario de la Legación en Suizay el bohemio Eduardo Castillo. El final delprólogo de Roberto dice así:

Déja, pues, tus escrúpulos, pulcro censor, yescúchaeste rumor de cítaras que surge de la lucha,más que duelo rimado, lírico simulacro,pues al extremo airado de cada acero, un sacronumen prendió amoroso, durante la querella, en eluno una rosa y en el otro una estrella.

Este duelo fue publicado, si mi memoria nome falla, en el Nuevo Tiempo del poeta Is-mael Enrique Arciniégas y en El Gráfico delos hermanos Cortés.El enfrentamiento, muy interesante y agre-sivo, concluyó con un poema de reconcilia-ción publicado por don Joaquín Guell y unsoneto de don Miguel Rasch Isla, cuyo ter-ceto final dice así:

Deponed vuestros odios, y pues que ya las palmasneronianas os ciñen, dadnos ver otra lucha: la quecon un suspiro se conquista mil almas!

Alberto Angel Montoya escribió y publicónumerosas poesías galantes y, ya en los fi-nales de su vida, además de grabar un discodedicado a su hijo, que estudiaba en los Es-tados Unidos, publicó un volumen de susobras completas.En ese libro no aparece un pequeño poema

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que él solía recitar y que bien vale la penaconservar en este artículo. Se debió llamarGinés y decía así:

Era moreno y enjuto y se llamaba Ginés el catadorde los vinos, de los vinos del marqués.Jamás vinos como aquellos hubo en Borgoña y Jerez.Porque vió llanto en sus ojos una tarde doña Inés,la dulce y bella infanzona besó en la boca a Ginésy ella misma aquella noche le preguntaba despuésel mejor entre los vinos tu me preguntas ¿cuál es?No lo preguntes señora, es tu boca doña Inésel más delicioso vino de los vinos del marqués.

Para continuar esta tradición del culto a lasartes y a las letras, en la nueva Bogotá sehan fundado numerosas instituciones quecumplen con constancia esa misión. Entreellas deben mencionarse las numerosas com-panías teatrales, los salones de pintura y demúsica de la biblioteca Luis Angel Arango,las tertulias de la Fundación Alzate Avenda-ño, activamente dirigidas por doña Yolan-da Ronga de Alzate Avendaño, las orquestasfilarmónicas y un sinnúmero de galerías dearte en donde pueden exponer pintores, es-cultores, decoradores especialistas en el ar-te de los textiles, artesanías y muchas otrasmanifestaciones estimulantes que poco a po-co van convirtiendo al Bogotá moderno enuna gran ciudad.La Corporación quiso agregar a las obrasque está ejecutando la recuperación de la ca-sa de Poesía Silva, en donde vivió y murióel poeta bogotano José Asunción Silva. Lacasa está arreglada con esmero y muy bienorganizada y dirigida por la excelente escri-tora, poetiza y eficaz organizadora, MaríaMercedes Carranza, hija del gran poetaEduardo Carranza.El Alcalde, doctor Julio César Sánchez, hacomplementado estas labores al establecerel servicio del Bus de la Cultura, que llevaa los bogotanos y a los turistas extranjeros

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a los sitios de principal atractivo artístico ycultural de la capital.La Escuela Ricaurte, fundada y dirigida congran talento y devoción por Monseñor LuisGómez Brigard, de la cual fui bachiller, es-taba ubicada en un caserón de la carrera 6aentre las calles 13 y 14. Allí tuve compañe-ros muy eminentes en la vida nacional, ta-les como Jorge Zalamea, Ernesto y AlbertoLleras Camargo y su hermano Felipe, dequien conservo algunos poemas manuscri-tos por él, dos de los cuales publiqué en ElTiempo hace poco meses, con motivo de sufallecimiento. Felipe formó parte de esa so-ciedad santafereña que todos conoCÍamosenla Tertulia Santafé, en donde la improvisa-ción y el gracejo eran plato común y desper-taban la solidaridad social amable y confia-da.Creo que para concluir estas breves anécdo-tas y complacer así a los amigos de la Cor-poración Barrio La Candelaria, queda bienanotar otro soneto que guardo en manuscri-to de Felipe, que señala el espíritu de la ca-ra ciudad santafereña de principios del siglo.

MISA MAYOR

De los cerros cercanos trae aromas la brisa;muy azules los cielos; con alegre clamorrepican las campanas y las niñas de prisasalen para la iglesia con el traje mejor.

Jóvenes elegantes, que no van por la misa,en el atrio les forman una calle de honor,alJi van por el triunfo de una dulce sonrisaque cada uno interpreta como signo de amor.

Sube el párroco al público, reza unas oraciones,y siguen después de esto las amonestaciones,que siempre se acostumbran poco antes del sermón.

Yo entre tanto pido -el alma de unción llena-que pronto me amonesten con la ardiente morenade grandes ojos negros que reza en un rincón.

Es siempre útil recordar el pasado para te-ner buen juico al analizar el presente y mar-char resueltamente hacia el futuro.

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Viscisitudes deLa Candelaria

Carlos Honderos

En Colombia se nos educa en la falsa ilusiónque nuestra nación es un emporio de rique-za dejando entrever, tal vez, que nuestro per-manente estado de pobreza tiene su origenen la indolencia de los colombianos que ro-deados por la abundancia han construidouna sociedad donde la escasez y la miseriason los factores dominantes. Contrario a eseplanteamiento creo firmemente que la pocariqueza que posee nuestra nación es el re-sultado del tesón y la dedicación de los co-lombianos que en un medio agreste y difícille han arrancado los cultivos a las breñas an-dinas y algo de bienestar a un territorio cu-yas regiones las han mantenido aisladas trescordilleras que se yerguen como muros quedificultan el progreso.La pobreza y la austeridad (con contadas ex-cepciones) se reflejan en la arquitectura dela capital de la República que a lo largo dela colonia yen los años republicanos en quese construyó el antiguo centro de la ciudad,el lujo y los excesos los constituyen unoscuantos edificios, copia pobre de la arquitec-tura europea, que se edifican en la famosaépoca de la danza de los millones.El sistema colonial español estaba diseña-do para que las provincias americanas de ul-tramar sirvieran de fuente inagotable deriqueza a una nación a la cual las grandestransformaciones tecnológicas de los siglosXVII y XVIII que dieron origen a la revolu-ción industrial, le eran ajenas, como tambiénle eran ajenas las prácticas mercantilistas.que hacían que finalmente el oro y la platade América terminaran en las arcas de In-glaterra, Holanda y Francia. A pesar de ha-ber ocupado Colombia el primer puestoentre todas las antiguas colonias españolasen producción de oro, nos dice Vicente Res-trepo que "cuando sonó la hora de nuestraindependencia nacional, la industria y el co-

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mercio se hallaban en un estado de atrasodeplorable" (1).Detrás del saqueo español quedaba una so-ciedad empobrecida cuyas únicas activida-des de subsistencia eran la artesanía, elrestringido comercio local y la posibilidad deun destino en la administración pública. Esesa la sociedad que se refleja en las casasde La Candelaria donde la tapia pisada, lateja de barro y la carencia de detalles y lu-jos arquitectónicos son la característica delas casas de los pudientes. En el siglo XVIIIel poco auge que proporcionaron las refor-mas Borbónicas, dio impulso a algunas cons-trucciones más sofisticadas donde aparecela segunda planta y el trabajo de madera sehace más permanente (2).En medio de la estrechez que caracterizabaa una sociedad en la cual la riqueza estabarepresentada en la cantidad de tierras, el nú-mero de bestias, una encomienda y un títu-lo nobilario habido por compra a la coronaespañola cuando esta requería fondos parasus guerras, sobresalía la iglesia como unainstitución que había logrado acumular ri-quezas. La estructura fiscal de la coloniacontemplaba tributos a la iglesia que comola recolección de los diezmos, las anatas yotras contribuciones garantizaban el podereconómico que complementaba el ya espi-ritual que le daba su calidad de salvadora dealmas. Es esta institución la única que po-see los excedentes necesarios para plasmaren la arquitectura su holgura económica. Asípues son las iglesias la nota sobresaliente dela arquitectura colonial, con templos comolos de San Francisco y la Concepción cons-truidos en el siglo XVI y como los conven-tos de los Jesuitas, la casa de retiro de SanDiego y otras iglesias en el siglo XVII yXVIII.A tal extremo es evidente la preponderan-cia de la arquitectura religiosa cuando se da

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inicio a la República, que llama sobremane-ra la atención del ciudadano inglés CharlesStuart Cochrane quien visitó Bogotá entre1823 y 1824. En sus crónicas de viaje Coch-rane resalta como en la capital de la Repú-blica existían para la época un total detreinta y tres edificios entre iglesias, monas-terios y conventos, entre los cuales resaltacomo los mejores los Conventos de San Ju-an de Dios y el de la Orden de los Domini-cos (3).La desproporción que significa este núme-ro de construcciones se puede apreciar ensu total proporción analizando las cifras delcenso general de la población de la NuevaGranada de 1825. Existían en la ciudad deBogotá en ese año 499 eclasiásticos de loscuales 157 eran seculares y 342 regularesmientras las monjas se contaban en un nú-mero de 149 y el total de la población erade 188.695 almas (4).La arquitectura civil no parece impresionarmucho a Mr. Cochrane quien encuentra lascasas de la ciudad bastante simples y dedi-ca algunos párrafos a la descripción del úni-co palacio de la ciudad; el PalacioPresidencial. "Por el resonante nombre depalacio que se le ha dado a la residencia delPresidente de la República" escribe Coch-rane, "uno puede ser guiado a pensar quese trata de un edificio noble y suntuoso; peroen realidad de verdad es tan solo una casade techo plano, construida, al igual que lasdemás edificaciones del país, de adobe".La sencillez de las gentes es comparable ala de las edificaciones como se desprende delmismo relato: "La entrada al palacio no tie-ne nada de particular que haga saber queuno se está acercando a la principal oficinadel Estado, excepto un número de soldadosque en forma permanente están descansan-do o conversando en este sitio y en la esca-lera que conduce a la recepción, que no tiene

vestíbulo y se puede acceder por este cami-no o por la alcoba del Vicepresidente ... Enconsecuencia se ve uno obligado a anunciar-se golpeando en la pueta de la alcoba del Vi-cepresidente ...". Tal vez valdría la penarecordar que en el año en que se escribieronesas notas ocupaba la Vicepresidencia de laRepública el General Francisco de PaulaSantander.Esos primeros años de República se deba-tieron en una permanente crisis económicaque obligó a los gobernantes de esos prime-ros años de nuestra vida patria a mantenerel mismo esquema fiscal de la colonia. Ex-cepción hecha de la catedral de Bogotá cu-ya construcción se había iniciado en 1814,no se reflejaba en la arquitectura bogotanael auge que uno desearía encontrar en unanación que acababa de romper las cadenasde la opresión colonial. Sumida en el descon-cierto de la victoria, la primera generaciónde republicanos no logró dar el viraje nece-sario para abrirle a la naciente nación nue-vas oportunidades económicas. Se mantuvovigente en esos años el juicio que en 1867lanzaba don Miguel Samper: "Epilogandolos elementos que concurrieron a formar laciudad de Bogotá como capital del virreina-to y que conservó hasta la época de la Inde-pendencia, repetiremos que fueron: el haberradicado en ella un centro artificial de podery de una influencia política, religiosa, comer-cial e industrial, en cuya organización el pa-rasitismo, más o menos disfrazado hacía unpapel considerable" (5).Para la década del 30 el proteccionismo sehabía impuesto como fórmula económica yal amparo de éste surgieron industrias quellevaron a los cronistas de la época a refe-rirse a Bogotá como una metrópolis crecien-te donde el perfil de las chimeneas augurabauna cercana revolución industrial. "Estosaños del 38 y 39", escribe Ospina Vásquez

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"marcan el punto más alto a que llegó la in-dustria de tipo nuevo en la Nueva Granada.Había en ese momento en Bogotá, sendasfábricas de tejidos de algodón, de losa y depapel. Dentro de los límites de su comarcafuncionaba también la ferreria de Pacho" (6).Ese cariz industrial que empezaba a tomarBogotá, con factorías que utilizaban la caí-da de los ríos que descendían de Monserra-te y Guadalupe como fuerza motriz se fuedesdibujando rápidamente a medida que elauge trajo la especulación y con ésta apare-ció don Judas Tadeo Landinez, abogado,prestamista y especulador. Las maniobrasfinancieras de Landinez llevaron a una quie-bra cercana a los dos millones de pesos quearrastró consigo la naciente industria de lacual no ha quedado para el recuerdo mues-tra arquitectónica alguna.El comienzo de la segunda mitad del siglopasado fue a su vez el comienzo de grandestransformaciones en la vida republicana.Con el General Mosquera accedieron al ma-nejo del Estado un grupo de liberales que es-taban empeñados en borrar las huellas queaún perduraban de la colonia, para que den-tro de las ideas liberales inglesas se busca-ran nuevos incentivos de desarrollo. Losnuevos hombres no trajeron el progreso es-perado y por el contrario las nuevas políti-cas librecambistas causaron la quiebra decentenares de artesanos y la abolición de losresguardos indígenas, la migración de cam-pesinos empobrecidos a la ciudad. El dete-rioro de Bogotá es descrito por don MiguelSamper en los siguientes términos: "Las ca-lles y plazas de la ciudad están atestadasde rateros, ebrios, lazarinos, holgazanes y delocos. Hay calles y sitios que hasta ciertopunto les pertenece como domicilio y no fal-ta entre ellos personas que, so pretexto deinsensatez, vierta sin interrupción torrentesde palabras obscenas, que son otras tantas

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puñaladas dirigidas contra la inocencia delniño o el pudor de la mujer" (7).Al lado de estas reformas se dieron tambiénuna reforma fiscal que desmontó el sistematributario colonial, una separación entre laiglesia y el Estado que pretendía minimizarel poder espiritual y económico de la iglesia,la expedición de una nueva constitución queacababa con la concepción centralista delEstado y convertía a Colombia en una Con-federación de estados independientes. Eldesmonte de los impuestos trajo consigo undéficit fiscal que se acrecentaba con las in-numerables guerras civiles que el Estado seveía precisado a financiar y que con la opor-tuna excusa de un enfrentamiento con la igle-sia, resolvió parcialmente expropiando yrematando los "bienes de manos nuestras".Aquellos inmuebles urbanos que no fueronrematados sirvieron para alojar las activida-des de un Estado que no tenía capacidad deconstruir nuevas edificaciones. "En muchasciudades colombianas los Conventos, Cole-gios y Hospitales de religiosas, de época co-lonial, pasarían a ser cuarteles del ejércitoo la policía, hospitales estatales o privados,asilos de locos, oficinas oficiales, cárceles,bodegas o depósitos, fábricas de licores yotros destinos similares" (8).Al igual que al finalizar la colonia la pobre-za era la característica fundamental de Bo-gotá y ni el Estado ni los particulares nimucho menos la iglesia cuyo poder econó-mico había sido minado lograron acumularriquezas que se materializaran en nuevasconstrucciones para la ciudad. El Estado, yase vió, no contaba con recursos y los parti-culares que se vieron favorecidos en el pe-ríodo con un "boom" en la exportación detabaco, dilapidaron su temporal fortuna enpaños y telas inglesas, en pianos y mueblesfranceses y en viajes al Viejo Continente quetan solo dejaron filipichines bien trajeados,

salones mal decorados y uno que otro an-glisismo y galisismo. Si bien es cierto que losradicales le dejaron al país los más noblesideales de libertad y democracia, a la ciudadle dejaron tan solo la primera hilera de pie-dras que en 1846 ordenó colocar el GeneralMosquera en la fachada sur de la plaza deBolívar cuando ordenó construir un capito-lio que sólo habría de terminarse este siglo.El sigloXIXtermina con cerca de veinte añosde regeneración durante los cuales se esta-blece con la constitución de 1886 el marcoinstitucional dentro del cual se desarrolla lanación hasta nuestros días, y con el café lacolumna vertebral de nuestra desvertebradaeconomía.Si bien es cierto estos últimos años del si-glo no son de bonanza económica, con lapretensión de organizar el mercado de ca-pitales el gobierno nacional creó en 1881 unBanco con capacidad para emitir billetes quele permitió a los mandatarios de turno acu-dir a este novedoso recurso para financiar,no solo las guerras civilesy ciertas obras quese consideraban de interés, sino también enno pocas ocasiones los presupuestos perso-nales de algunos favoritos del régimen". "Ba-jo el régimen del papel moneda" escribe donMiguel Samper en 1896 "el signo de esa ri-queza cuando no se posee en cantidad sufi-ciente para fijarlo en algo que no esté a lamerced del incesante vaivén del cambio, semira apenas como equivalente de un goce in-mediato y se invierte en satisfacerlo. No espor consiguiente extraño que el lujo y la di-sipación sean hoy el azote de nuestra capi-tal... En el lujo público ocupa el primerpuesto el Teatro Colón... ¿Cómo podrá ex-plicarse que dos corporaciones numerosasy respetables, el Consejo de Ministros y elde Estado, hayan considerado como impres-cindible necesidad la de invertir miles de pe-sos en aquel adoquinado, cuando esta mis-

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ma necesidad se siente desde hace años, enla principal calle comercial de la ciudad?"(10).El anterior pasaje es ilustrativo de la pobre-za de la ciudad y su arquitectura, aún en es-tos períodos de bonanza. Solo la estrechezjustifica que tan airada protesta se produz-ca por la construcción de un teatro a juiciode Téllez "fue un decoroso ejemplo de co-mo era posible combinar los recursos de ma-no de obra local y la técnica artesanal ex-tranjera para obtener óptimos resultados",(11) sin que en ningún momento esta obrapueda compararse en tamaño con las de tea-tros similares en ciudades como Méjico oBuenos Aires. Existía sí el afán del lujo pe-ro los recursos solo permitían que éste fueraposible en las fachadas y en una decoracióninterior recargada que pretendía esconder vi-viendas estrechas y una situación económi-ca poco afortunada."El revestimiento exterior en delgadas cha-pas de piedra, la pintura imitando el mármoly el papel de colgadura para uso interior sonfenómenos netamente republicanos, que for-man parte del sistema estético creado por elcomercio del siglo XIX, o sea, el del abur-guesamiento de la elegancia, o la vulgariza-ción del lujo" (12). Esto al criterio de unarquitecto contemporáneo, a los ojos de unobservador de época la descripción es comosigue:"El lujo privado se exhibe en casi todos losedificios. Fachadas de palacio para vivien-das privadas y estrechez en el interior, sonlas principales características de la nuevaedificación ... En la parte central se recons-truyeron las antiguas casas, pero dividién-dolas en dos o tres. En muchas de ellas lasescaleras son sifones que no dan paso a lospianos, a los escaparates ni a los inquilinosdemasiado voluminosos" (13).La bonanza del papel moneda fue corta y las

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constantes emisiones llevaron a la quiebraal Banco Emisor. Sumado al colapso finan-ciero el cambio de siglo vio a la nación en-vuelta en una de sus peores guerras civiles,consumiendo en ella no solo la vida de cen-tenares, sino los escasos recursos que aúnle quedaron al gobierno. Paralelo a este pro-ceso los campesinos de la planicie cundibo-yacence descendían por las laderas de lacordillera empleándose como mano de obraen las nuevas haciendas cafeteras que se fun-daban en las provincias del Tequendama ySumapaz.Superada la guerra de los mil días y estable-cido el café en el oriente colombiano se ini-cia con la dictadura de Reyes más de veinteaños de paz interior, auge económico y co-mo habría de esperarse, de una arquitectu-ra más vistosa y opulenta en la capital a lacual la constitución de 1886 había devueltosu poder centralista.Este período que termina con la crisis mun-dial del año veintinueve, principalmente ladécada del veinte al treinta es conocido co-mo la danza de los millones. Las exportacio-nes de café, el florecimiento de la industriacervecera, cementera y textilera, sumado alos veinticinco millones de pesos que la na-ción recibió como indemnización de los Es-tados Unidos por sus derechos en el Itsmode Panamá y a los ochenta adicionales quellegaron en préstamos, crearon el ambientepropicio para las construcciones lujosas yel desarrollo urbano.Reyes empieza por redecorar el Palacio deSan Carlos para que con retoques y ador-nos quede allíplasmada la dignidad de la Re-pública. En 1906 se reinicia la construccióndel Capitolio donde al igual que en muchasobras oficiales, primó la mala fe de los con-tratistas que convierten estas obras de mag-nitud en un marasmo de prórrogas, adicio-nes e incumplimientos que no solo elevan so-

bremanera el costo, sino que prolongan in-definidamente la terminación de las mismas.Germán Téllez en su excelente trabajo delManual de Historia de Colombia nos relatael tortuoso camino que recorrió la construc-ción de esta magnífica obra arquitectónicaque finalmente fue concluida en 1924.En 1909 se da al servicio el Palacio de Nari-ño donde se traslada el despacho presiden-cial hasta su destrucción del 9 de abril de1948, y en los años siguientes se construyenotras edificaciones oficiales que hoy son hi-tos del antiguo centro. Son estas las casasdel Hospital San Juan de Dios en 1914, elPalacio Municipal contiguo al Palacio Liéva-no y la Gobernación de Cundinamarca.Florecen en este período los Arquitectos, enla gran mayoría de los casos autodidactas,que se regodean en las construcciones quesimbolizan el nuevo ambiente de abundan-cia. Nombres como los de Gastón Lelarge,Contini, Santamaría, Brown entre otros sehacen notables por la exquisitez de sus edi-ficios en los cuales combinan la más ampliagama de estilos importados. Son éstos losencargados de construir no solo los edificiosoficiales sino también aquellos que encarga-ban los dueños de las nuevas fortunas quesurgían de las nacientes actividades eco-nómicas.La industria del transporte ferroviario dejóobras como la Estación de la Sabana cons-truida entre 1914 y 1918, y la ya crecienteactividad bancaria tiene su máxima expre-sión en el edificio del Banco López cuya ar-quitectura fue contratada en el extranjero.Téllez resalta las casas de domicilio de lasfamilias Holguín Umaña, Uribe, Triana yKopp, todos apellidos estrechamente rela-cionados con los nuevos capitales.Mientras Kopp era el fundador de la cerve-cería Bavaria, hacendado y exportador decafé (14), los otros apellidos concuerda, bien

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con casas exportadoras como la de don Jor-ge Holguín o con haciendas como la Viña delViotá y Concuche en Nimaima de la familiaUmaña, y Balaunda en Nilo de Alvaro Uri-be (15).Otras edificaciones relacionadas con la nue-va fortuna son los palacios de Liévano yEcheverry.El colapso de la Bolsa de Nueva York en1929 y la consecuente crisis mundial pusie-ron fin a este último suspiro arquitectónicode la "época republicana". Después de 1930los ricos se empezaron a desplazar hacia elnorte construyendo sus viviendas en barrioscomo el Bosque Izquierdo y la Merced. mien-tras en el centro, de los negocios de la eta-pa de industrialización y desarrollo finan-ciero moderno (1940-1970). contribuyeroncon algunos edificios modernos como elBanco de Bogotá, el de Avianca y otros, sinque éstos ayudaran a conservar un pasadoque por austero y sencillo debemos tenersiempre presente en la construcción de nues-tro futuro.

(1) Restrepo Vicente. Estudio sobre las Minas de Oroy Plata en Colombia. Primera Edición. Bogotá 1883.Ed. FAES. 1979. Pág. 145.(2) Ver Corradine A. Alberto. "La Arquitectura Co-lonial" en Manual de Historia de Colombia. Colcul-tura 1982.(3)Cochrane Charles Sto"Journal of a Residence andTravels in Colombia". Ed. Colburn, London, 1825.Pág. 8.(4) Urrutia M. Arrubla M. Eds. Compendio de Esta-dísticas Históricas de Colombia. U. Nal. Bogotá1970.(5) Samper Miguel. "La Miseria en Bogotá". Ed. U.Nal. 1969. Pág. 8.(6)Ospína V. Luis. "Industria y Protección en Colom-bia". FAES Medellín 1979. Pág. 206.(7) Samper Miguel. Op. Cit. Pág. 10.(8) Téllez Germán. "La Arquitectura y el Urbanismoen la Epoca Republicana" en "Manual de Historiade Colombia". Tomo 11,Colcultura 1981. Pág. 481.(9)Ver Molina Gerardo. "Historia de las Ideas Libe-

raJes en Colombia. Ed. Tercer Mundo, Bogotá 1979.(10) Samper Miguel. Retrospecto (1896) en Op. Cit.Pág. 147.(11) Téllez Germán. Op. Cit. Pág. 536.(12) 18ID. Pág. 508-9.(13) Samper Miguel. Pág. 148.(14) Ver Mariano Arango. "Café e Industria".1850-1930. Ed. Carlos Valencia, Bogotá 1977. Pág.183.(15) Palacios Marcos. "El Café en Colombia".(1850-1970). Ed. Presencia. Bogotá 1979.

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Arquitectura deLa Candelaria

Jorge Rueda

Barrio curioso este de La Candelaria. Máspor el olvido en que se sumió al sector a par-tir de los años treinta, -y los consiguientesbajos precios comparados con el resto de laciudad-, que por su ubicación y por la bon-dad de sus espacios e instalaciones, fuerona parar alli toda clase de colegios (cuyos es-tudiantes ni viven ni han vivido jamás en LaCandelaria), Instituciones culturales y el ma-yor número de teatros por metro cuadradocon que cuente ciudad alguna. En menos deveinte manzanas hay más de quince plante-les, varias universidades, uno que otro mi-nisterio, sedes del 90% de los grupos deteatro bogotanos y todo tipo de institucio-nes, privadas o del estado, varios museos yhasta dos palacios presidenciales. ¿Qué ciu-dad del mundo puede preciarse de tal con-centración de cultura? Y todo esto resultamucho más asombroso si se piensa que nofue planeado así. Algo especial tiene que te-ner este rincón de Bogotá, arrimado al ce-rro, de calles angostas, sin parqueaderos niservicios, para que haya logrado sobrevivira las tendencias renovadoras y a ese extra-ño afán de arrasar con lo viejo, como si laciudad se avergonzara de su historia arqui-tectónica, en actitud que solo ha servido paradestruir otros sectores y para tratar de des-plazar el corazón de la ciudad. Algo espe-cial que lo mantiene como barrio activo,lleno de vida y autosuficiente, que propor-ciona a Bogotá una buena dosis de historiay de actividad cultural mientras la ciudad po-co o casi nada le devuelve...Curioso es también en la historia de susconstrucciones. Si La Candelaria se preciade ostentar esa multiplicidad de usos en tanpoco espacio, no se queda atrás en una so-bredosis de estilos que poco o nada tiene queenvidiar a otros lugares. Porque disimulada-mente escondido detrás del calificativo de"barrio antiguo y colonial de Bogotá", hay

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un verdadero tratado de la historia de la ar-quitectura de la ciudad, y todo esto, una vezmás, en unas pocas cuadras que se recorrenfácilmente en media mañana.Sin planificación alguna, y talvez por ese de-sarrollo espontáneo y siempre armónico quese deriva del sentido común y a veces de lafalta de la intervención de arquitectos y pla-nificadores, solares y casas de menor impor-tancia fueron poco a poco reemplazadas pornuevas construcciones con el sello de la épo-ca, con el disfraz de moda, o inspiradas enalgún recuerdo del último viaje de sus due-ños por Europa.No se hablaba en ese entonces de normas,de empates o de alturas. Las reglas las dic-taba el sentido común, mucho más sabio quecualquier tratado. Una tras otra fueron apa-reciendo, aliado de las viejas casas del finalde la colonia, las casonas republicanas demediados y finales del siglo XIXy, años mástarde, los primeros asomos de las nuevastendencias, -cubismo, racionalismo, moder-nismo-, en la incipiente arquitectura bogo-tana. No estuvo tampoco exento el barrio dela aparición de una nueva especie: el edifi-cio de apartamentos. Su sola mención, den-tro del contexto de un entorno tradicional-mente conservador y colonial, habría hechoestragos. No sucedió así en La Candelariay hay que reconocer que, guardadas propor-ciones, el barrío ostenta una de las mejorescolecciones de ejemplos de este género enBogotá.Pero como si esto fuera poco, tiene el barriotambién su iglesia con aire de Catedral deSiena, su palacete gótico veneciano (léaseantiguo DAS) y, quien lo creyera, el "barriocolonial" de Bogotá ha recibido con los bra-zos abiertos el efímero post-modernismo tar-dío de algunos de los arquitectos bogotanos.Con el imponente telón del cerro de Guada-lupe, -en el único sector de la ciudad en

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donde la zona oriental no ha sido destruidapor la explotación de canteras ni por la apa-rición de barrios de invasión-, recorrer ca-da calle de La Candelaria es una verdaderaexperiencia arquitectónica. En un solo cru-ce de vías es posible encontrar camarín co-lonial, fachada republicana llena de ingenuosadornos y molduras, casa estilo Tudor ado-sada a pintoresco chalet suizo y, quien lo cre-yera, parque rosado construido en 1984 pe-ro con gracioso aire de fin de siglo. Y todoesto, como si fuera poco, a menos de cienpasos de la plazuela del Chorro de Queve-do, declarada oficialmente como origen ur-bano de la ciudad (al no existir datosprecisos, había que inventar uno y este re-sultó bastante conveniente),con su iglesitadela colonia levantada hace apenas unos años,pero acorde con la escala del sitio y hastacon la reciente arcada, o fachada falsa, o co-mo se la quiera llamar, (el barrio tenía queestar con el último grito de la moda) y elo-cuentemente calificada por el escritor anó-nimo que, antes de su inauguración, seencaramó al andamio del constructor y so-bre el friso escribió su lapidario graffiti:"Tengo el corazón de piedra".Pero es en esa ingenua mezcla de estilos, decaprichos de alcalde de turno, en donde re-side el encanto de La Candelaria. Barrio queaguanta de todo y hasta se cambia de ropa,se pone a la moda y se viste de colores, aun-que para justificarlo haya sido necesario im-portar experto que certificara que acomienzos del siglo pasado el barrio era unaverdadera feria de azules y rosados. Pasa-rán los años y vendrán otros conservacionis-tas a descubrir que debajo de varias capasde pintura, oh sorpresa, La Candelaria erablanca y Bogotá tendrá de nuevo aldea an-daluza a dos mil seiscientos metros de altu-ra y a menos de dos cuadras de su plazamayor.

Aparecerán nuevos historiadores, se discu-tirán teorías, pero el barrio, por encima detoda erudición, se defenderá solo y escribi-rá su propia historia a lo largo de sus callesy rincones. Le perdonará la vida al horribleedificio de la Universidad de La Salle, y tal-vez logre entender, con el tiempo, el indefi-nido o indefinible revuelto estilístico de losedificios que conforman el conjunto de la Bi-blioteca Luis Angel Arango, y la audacia desus arquitectos al enfrentarlos nada menosque a la iglesia que le dio el nombre al barrio.Pero bien vale la pena invitar a los estudian-tes y amantes de la arquitectura, -y no so-bra recordar que en su arquitectura estáescrita gran parte de la historia de unaciudad-, a recorrer palmo a palmo el barrio,a recrearse no tanto en las casas "colonia-les" con su patio, pila y huerta, -muchas deellas mal restauradas- sino en toda esa otraarquitectura ajena a lo colonial, y tan pro-pia de La Candelaria como cualquier zaguáno cualquier ventana de barrotes.A recrearse con los edificios de la calle tre-ce, olvidados por más de treinta años en lasclases de historia, pero de nuevo a la moda,con sus columnas cilíndricas en medio de laentrada y con sus fachadas tímidamente on-dulantes, que harán las delicias de los segui-dores del postmodernismo; a explorar losvericuetos de los primeros conjuntos de vi-vienda, tema hoy tan en boga, y a descubrirque algo de eso que aparece en los últimosnúmeros de las revistas de avanzada lo en-contrarán, con algo de imaginación, en loque sobrevive del pasaje Mitchoni, o en unaque otra fachada de la zona de la plaza deLa Concordia.

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El barrio, su historiay sus actividades

Gonzalo Ariza

Cuando se habla de La Candelaria como unbarrio de Bogotá es muy fácil incurrir enerrores porque La Candelaria no existe. LaCatedral es una parroquia que limita con laparroquia de Egipto, de manera que lo quese llama La Candelaria es apenas un nom-bre para el sector más antiguo de la ciudad.Por otra parte desde un punto de vista his-tórico, hubo un tiempo, recién fundada San-tafé, en que la ciudad ocupaba apenas unaparte muy escasa de lo que hoy se conside-ra como un barrio.Son circunstancias que hay que tener encuenta en el tiempo y el espacio porque alanalizar lo que hoy constituye un barrio esla historia de Colombia y esto, ni más ni me-nos, es lo que se ha propuesto conservar laCorporación de La Candelaria. Resulta muyapropiado el nombre con que se la designaactualmente, el sector Cultural.En lo que fuera el principal asentamiento in-dígena, totalmente destruido por los con-quistadores españoles, se construyeron laCatedral Primada y las principales iglesias,las residencias de los virreyes, la RealAudiencia, las oficinas de la Administración,los primeros colegios como San Bartoloméy el Rosario, los talleres de artistas y arte-sanos que debían decorar las iglesias, escri-tores y personajes vinculados a la Corona ynaturalmente la Casa de la Moneda. Las pri-meras imprentas divulgaron los Derechosdel Hombre y las ideas científicas que encon-traron su sitio en el Observatorio y la Casade la Expedición Botánica. Desde luego lasimprentas promovieron el conocimientocientífico y las ideas de la revolución fran-cesa. Las ideas de Confucio y Mencio llega-ron a Europa y Voltaire se encargó de difun-dirlas entre los enciclopedistas. Al producir-se la revolución francesa el pensamiento li-beral produce la Independencia de Américay el escenario natural de nuestros próceres

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es el barrio de La Candelaria. Son estas lascircunstancias que poco a poco van deter-minando el Sector Cultural. Constituida laRepública, industrias incipientes como lacerveza y los materiales de construcción ne-cesitan un espacio más amplio y se muevenun poco más al norte mientras los comer-ciantes se establecen en la calle Real o la ca-lle de Florián, cediendo su sitio aestablecimientos culturales o residencia depersonas.Las imprentas inician periódicos y se correndesde la calle 10 hasta la calle 14. Serviciospúblicos como el hospital pasan de la callelOa la calle primera y algunas fábricas seestablecen al occidente en proximidad de lasestaciones de los ferrocarriles. Sería largoenumerar los traslados que implica el creci-miento de la ciudad, pero a través de losaños la Cultura permanece en este centro.El Palacio Presidencial, el Palacio Arzobis-pal, el Capitolio Nacional, las Iglesias, nopueden moverse como sí puede hacerlo la in-dustria y el comercio en busca de sitios másamplios.El 9 de Abril los incendios destruyen granparte de edificaciones y las personas pudien-tes que residían en el sector buscan sitiosmás apropiados en el norte que al mismotiempo que seguridad les permite el uso degarajes y la posibilidad de rodear de jardi-nes sus residencias. Muchas de las antiguasresidencias se convierten en inquilinatos ylas casas abandonadas se hacen inhabitables.En este momento la oportuna intervenciónde la Corporación de La Candelaria intervie-nen para salvar la Historia. Ardua labor queha venido realizando con el necesario tactopara no acabar de matar el barrio. Rechazaideas absurdas que con el pretexto de urba-nismo y modernización sólo pensaban enampliar avenidas para construir una nuevacarrera décima, con disposiciones como la

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que obligaba a construir áticos o a ceder me-tro y medio a la calle, retirando la fachadacada vez que el dueño hacía una reparación.Medidas que sustituyeron muchas fachadashistóricas por basureros.En un principio, al iniciar la reconstruccióndel barrio se adoptaron disposiciones super-ficiales como la obligación de pintar las fa-chadas de blanco y verde, muy posiblementecon la pueblerina idea de aumentar el pre-supuesto a base de multas. La actual Cor-poración ha elaborado una oficina técnicaque asesora a quienes necesitan remodelarsus modestas residencias y a quienes asu-men tareas mayores como la instalación decentros culturales o la construcción de sitiosde recreación. La enumeración de estasobras requeriría una vasta enumeración quesólo podría hacerlo a manera de inventariouna persona informada. El aspecto más vi-sible es el de los andenes reconstruidos y nosobra decirlo, el gusto por los colores.A través de estas improvisadas líneas quemás que un estudio son una charla informalse insiste en que el Sector Cultural no pue-de tener un límite muy preciso. Actualmen-te se adelantan obras en el barrio de LaConcordia, el Museo de Arte Moderno haabierto su entrada por la calle 24 y es preci-so unir este sector de la Biblioteca Nacionalcon La Candelaria a través del Parque de losPeriodistas. Por otra parte el Parque de San-tander debe formar parte de La Candelaria.El Museo del Oro es de una inmensa impor-tancia y así como se han restaurado bella-mente las Iglesias de Santa Clara y SanAgustín es preciso pensar en restaurar y con-vertir en un Museo la Iglesia de San Fran-cisco que contiene la más hermosa colecciónde tallas en madera y debe complementar unconjunto turístico con el Museo del Oro. Enel parque de Santander existió una peque-ña iglesia llamada El Humilladero. Una re-

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producción de dicha capilla fue construidahace unos años en la llamada plazuela delEmbudo, reconstruida hace poco por la Cor-poración. Esta reproducción arquitectónicaesta llamada a ser el sitio de las reproduc-ciones de arte que serían un verdadero atrac-tivo para quienes no pueden ver los tesorosartísticos que se encuentran en las iglesias.Constituiría una guía para quienes no tienentiempo de recorrer la ya larga vía de museosque muchos ignoran, Casa Museo de Caldas,artesanías, Centro Cultural Cafetero, SantaClara, Museo Colonial, Casa de la Moneda,Museo de Desarrollo Urbano, biblioteca LuisAngel Arango, Museo de Arte Religioso,centros culturales Colombo Americano, Co-lombo Francés, Colombo Japonés, Colom-bo Hispánico, Colombo Soviético, Academiade la Lengua, Biblioteca Nacional, Museo deArte Moderno, Planetario Distrital, Museode Arte Nacional y el más visitado por ex-tranjeros, el Museo del Oro.Una persona más versada puede enumerartécnicamente los proyectos y realizacionesde la Corporación de La Candelaria. Yo creoque lo más importante ha sido su esfuerzopor renovar el gusto. El gusto por los colo-res, por los pequeños jardines, por todas lasformas de vida individual, por las artes y larecreación. El gusto se ha perdido en estaépoca de barbarie en que la economía pre-tende dominar la cultura y ya nadie canta ensu trabajo. Cuando la gente no trabaja en loque le gusta se produce la agresividad quese manifiesta en la fealdad de las artes, delurbanismo y de todo el orden social.Un nuevo concepto del urbanismo diferen-te del que creó las ciudades europeas debeimponerse en la época actual. Ya no es po-sible concebir la ciudad como una plaza don-de se reúnen las instituciones, rodeada porlas personas principales y circundada por elinevitable cinturón de pobreza. Ubicar La

Candelaria dentro de una ciudad modernade lOa 20 millones de habitantes será másfácil si se le da gusto a la gente. Analizandoa la ligera los factores que han incidido so-bre el barrio es notorio que la gente siem-pre ha querido vivir un poco más al norte.San Diego, Teusaquillo, avenida de Chile, elChicó ... la calle 240. El gusto de la gente nose debe contrariar y más bien debe estimu-larse. Para gusto de la gente y para protec-ción de La Candelaria y de la maravillosaSabana es necesario proyectar la nueva Bo-gotá, prolongando la carrera séptima y uti-lizando la vía del ferrocarril del Noreste paraun ferrocarril eléctrico desde Soacha hastaPaipa y la laguna de Fúquene. El acceso albarrio sería más fácil y su conservación másfactible.

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La actividad teatralen La Candelaria

Carlos José Reyes

El tradicional barrio de "La Candelaria", deBogotá, recoge la zona histórica y culturalde la ciudad, donde se han conservado al-gunas instituciones con uno o dos siglos deexistencia, como el teatro Colón, construi-do en el mismo sitio donde fue levantado elcoliseo Ramírez, sala construida para la re-presentación de comedias por el comerciantesantafereño don Tomás Ramírez, en el añode 1792, coincidiendo con el 11I Centenariodel descubrimiento de América. Un siglomás tarde, durante el gobierno de Rafael Nú-ñez, el teatro fue demolido y vuelto a cons-truir en el mismo sitio, en el año de 1886(año de la Constitución) como parte de losfestejos conmemorativos del IV Centenariodel Descubrimiento, a celebrarse en 1892,y desde entonces recibió el nombre que po-see en la actualidad de teatro Colón.Alrededor del teatro Colón se fueron cons-truyendo desde los primeros años de la Re-pública hasta los tiempos actuales diversoscentros de carácter cultural, universidades,colegios, bibliotecas y centros de documen-tación, museos y galerías de arte y en añosmás recientes, salas de teatro.El antiguo Cinerama y luego teatro Odeón,que sirviera como sede a distintos grupos einstituciones como el teatro "El Búho", laCorporación Festival de Teatro y la Univer-sidad de América fue adquirido años mástarde por el Teatro Popular de Bogotá y re-modelado en el presente año, construyendonuevas áreas en espacios que se hallaban enruinas, de modo que el actual Centro de Ar-tes Dramáticas y Audiovisuales del T.P.B.está constituido no sólo por la sala teatral,complementada por una dotación de tramo-ya e iluminación muy nueva, capaz de serprogramada electronicamente, sino porotros espacios, como un estudio de televi-sión, restaurante y cafetería, camerinos, ta-lleres y salas de ensayos.

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La nueva institución significó la integraciónde dos grupos que habían desarrollado untrabajo permanente durante los últimosaños: el propio T.P.B., quien en la actuali-dad cumplió 20 años de labores, bajo la di-rección de Jorge AHTriana y el teatro "ElAlacrán", dirigido por Carlos José Reyes.Otras salas de teatro, constituidas por gru-pos y fundaciones, han buscado en los últi-mos quince años adaptar los amplios solaresde las casonas santafereñas como espaciosteatrales.Así como los corrales de comedias del Siglode Oro español adquirieron una fisonomíaa partir de los patios y corrales interiores,los distintos espacios teatrales construidosen donde antes se levantaban las huertas yjardines traseros de las casonas estilo colo-nial, han impuesto su propio estilo y han con-seguido un numeroso público que asiste enforma permanente a las temporadas que sepresentan de miércoles a domingo a lo lar-go del año en las distintas salas.La primera de ellas fue el teatro "La Cande-laria", que adaptó el nombre del barrio des-pués de haberse llamado "Fundación Casade la Cultura", al ser constituido en un lo-cal arrendado del centro de la ciudad, en elaño de 1966. Desde el año de 1969, en susede propia, adquirida mediante auxilios ofi-ciales, "La Candelaria" ha realizado un in-tenso trabajo, presentando en su primeraetapa obras de teatro universal, como "Per-secución y Asesinato de J ean Paul Marat,representado por los reclusos del asilo deCharentón, bajo la dirección del Marqués deSade", de Peter Weiss, "La Buena Personade Sechuán", de Bertolt Brecht o "DivinasPalabras", de Ramón del Valle Inclán, y lue-go, consolidando una forma particular decreación colectiva, tanto para llevar a esce-na obras ya escritas, como "El Menú", deEnrique Buenaventura o "Vida yMuerte Se-

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verina", de Joao Cabral de Melo Neto, obien para producir obras propias, como"Guadalupe Años Cincuenta", "La CiudadDorada" o "Nosotros los Comunes". Los úl-timos trabajos del grupo han surgido del ta-ller de dramaturgia de miembros del propiogrupo, tales como "El diálogo del rebusque"de Santiago García, basado en diversos tex-tos de don Francisco de Quevedo y Villegas,"La Trasescena", de Fernando Peñuela,"Corre, Corre Carigüeta", de Santiago Gar-cía y "El viento y la ceniza", de PatriciaAriza.Con un diferente estilo de teatro, el grupodel Teatro Libre de Bogotá, dirigido por Ri-cardo Camacho, Jorge Plata y Germán Mou-re, inició sus actividades como teatrouniversitario en la Universidad de Los An-des, llevando a escena obras como "El Can-to del Fantoche Lusitano", con la cualobtuvo el primer premio en el Festival Lati-noamericano de Teatro de Manizales. Supe-rando una etapa de agitación estudiantil, elgrupo asumió una actitud independiente, ad-quiriendo una casona santafereña del barrioLa Candelaria en la calle 13 entre carreras2a y 3a. En su primera etapa se efectuaronpresentaciones en el espacio de la antiguasala de la casa, para un número de 80 a 100espectadores, llevando a escena obras como"La Agonía del Difunto", de Agustín Nava-jas, uno de los principales éxitos del TeatroLibre, o "El Sol subterráneo", de Jairo Aní-bal Niño. Posteriormente, en la sala de es-pacio frontal edificada en el solar trasero dela casa, con una capacidad para 240 espec-tadores, se han presentado obras del reper-torio universal clásico y moderno, como "ElRey Lear", de William Shakespeare, "Lasbrujas de Salem", de Arthur Miller o "ElBurgués Gentilhombre", de Moliére, yalgu-nas piezas de autores colombianos, como"Los Inquilinos de la Ira", de Jairo Aníbal

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Niño, "Un muro en el Jardín", de Jorge Pla-ta, o "Sobre las Arenas Tristes", de Eduar-do Camacho Guizado, basada en aspectosde la vida de José Asunción Silva, autor del"nocturno", una de cuyas estrofas da títuloa la obra teatral.Aparte de estas salas otros espacios se hanabierto en forma temporal o permanente pa-ra la actividad escénica, tanto para la pre-sentación de obras como para la realizaciónde cursos, talleres y seminarios. Es el casode la sala "Seki-Sano", de propiedad de laCorporación Colombiana de Teatro, presi-dida por Patricia Ariza, que da cabida a mu-chos grupos de esta organización, quecarecen de una sede propia, así como a gru-pos invitados de otras ciudades y en ocasio-nes a conjuntos de distintos países deAmérica Latina de paso por Colombia. En es-ta casona colonial también se han efectua-do los congresos y encuentros de laCorporación y un Taller Permanente de pre-paración teatral, dirigido por Santiago Gar-cía, así como cursos y seminarios dictadospor distintos profesores.Otra institución que realizó una intensa ac-tividad durante varios años en otra casonadel barrio La Candelaria fue la FundaciónTeatro "El Alacrán", en la carrera 2a entrecalles 12 y 13. Antes de integrarse institu-cionalmente con el T.P.B. para constituir elnuevo proyecto del Centro de Artes Dramá-ticas y Audiovisuales al que nos hemos re-ferido en un comienzo, "El Alacrán" adaptóuna sala para 100 personas en la parte de-lantera de la casona, presentando distintasobras para adultos y para niños, y realizan-do durante cuatro años un Taller de Creati-vidad para niños, presentando obras ydesarrollando una actividad permanente endistintas áreas como la improvisación, el di-bujo, el juego dramático, la invención decuentos y otras formas de creatividad para

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desarrollar la imaginación del niño a partirde una motivación base.El propio T.P.B. ha estado ligado, a lo largode sus veinte años de existencia, al barrio LaCandelaria, pues desde su primer trabajo, laobra "Pensión para solteros", basada en"Cuento de la hora de acostarse", de SeanO'Cassey y dirigida por Jaime Santos fuepresentada en el teatro Odeón que luego elgrupo adquiriría como su propia sede. Enella se presentaron muchas obras del re-pertorio universal y latinoamericano, como"La Muerte de un Agente Viajero", de Ar-thur Miller,"Ricardo IlI", de WilliamShakes-peare, "Delito, Condena y Ejecución de unaGallina", del guatemalteco Manuel José Ar-ce y su gran éxito a través de distintas tem-poradas, la obra "1 Took Panamá", unacreación colectiva, con dramaturgia de LuisAlberto García y dirección de Jorge AJíTria-na. Puede decirse que el T.P.B. ha sido to-da una escuela para la formación de actoresprofesionales que hoy día trabajan no sóloen teatro, sino también en los primeros lu-gares del cine y la televisión.Otras salas, casas e intituciones situadas enel barrio de La Candelaria han jugado un im-portante papel en el desarrollo del movimien-to teatral de los últimos años. Por ejemplo,la sala Víctor Mallarino, el antiguo "Palo-mar", situada en los altos del teatro Colón,donde se han presentado fundamentalmen-

56 te los trabajos de los alumnos de la EscuelaNacional de Arte Dramático (Enad), depen-diente de Colcultura, que en su primera eta-pa, a fines de la década de los añoscincuenta, funcionó en el Palomar bajo la di-rección de Víctor Mallarino, con profesorescomo Dina Moscovici, José Pratt, Enriquede la Hoz y otros pioneros del actual movi-miento teatral. En la nueva etapa la Enad de-sarrolló sus actividades en una casa en lacalle 43 con carrera 16 que tuvo que aban-

donar al ser demolida para avanzar la cons-trucción de lo que será el Centro JorgeEliécer Gaitán. Entonces regresó al barrio LaCandelaria, desarrollando sus actividadesdocentes en una casa de la carrera 6a entrecalles 10a y 11a, donde se encuentra en la ac-tualidad. En este período han dirigido laEnad hombres de teatro como Santiago Gar-cía, Néstor Miranda, Giorgio Antei y Gusta-vo Londoño.En el año de 1980 cinco grupos constituidospor alumnos de la Escuela Nacional de ArteDramático formaron el Centro Cultural Ga-briel García Márquez. En un comienzo seinstalaron en la antigua sede de la Enad, pe-ro al ser demolida la casa iniciaron una cam-paña para adquirir una sede estable donderealizar sus actividades, en el barrio La Can-delaria. El Distrito les adjudicó una casa de-rruida, en la calle 13 con la carrera 3a, dondeel Centro García Márquez planea construiruna sala con capacidad para 150 espec-tadores.La Fundación Gilberto Alzate Avendaño, si-tuada en la calle 9a con carrera 3a tambiéncuenta con un auditorio donde con frecuen-cia se han realizado presentaciones de tea-tro de cámara y dentro de sus proyectos estála construcción de una sala teatral alIado delas instalaciones actuales, ubicadas en la ca-sona que sirvió de residencia al virrey donJosé de Ezpeleta y Galdeano, en los tiem-pos coloniales. También en el patio interiorde la casa se han realizado presentacionesteatrales, como la realizada por la Compa-ñía del Centro Dramático Nacional de Espa-ña, el teatro María Guerrero, con obrascomo "La Feria de Cuernicabra", de Alfre-do Mañas, dirigida por José Luis Alonso,con un montaje al estilo de las representa-ciones en los corrales de comedias.La actividad teatral no se limita, sin embar-go, a las distintas salas que hemos mencio-

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nado, sino que se ha extendido a otroscentros culturales y universitarios en dondese ha desarrollado una importante labor endiversas oportunidades. La Universidad deLos Andes, en los tiempos del grupo de Ca-macho y Jorge Plata, en tiempos de los fes-tivales de teatro universitario, adaptaron unauditorio y una vieja capilla para las presen-taciones escénicas. La Universidad Exter-nado de Colombia, que en diversas oportu-nidades ha contado con grupos de singularimportancia, construyó un Auditorio para lasrepresentaciones teatrales en la base mismadel primer edificio de su actual sede, hacemenos de veinte años y otros grupos de per-manente actividad en el movimiento teatralcolombiano contemporáneo, como el TeatroTaller de Colombia, el grupo de títeres y pan-tomima "La LibélulaDorada" y el "Acto La-tino", entre otros, han tenido en algúnmomento su centro de operaciones en el his-tórico barrio Bogotano.Por otra parte, las mismas calles y plazashan servido para las representaciones tea-trales de distinta naturaleza, de modo queun género muy particular de teatro de calleha surgido no sólo como un espacio acciden-tal sino con técnicas y recursos apropiadospara el aire libre. Sitios como la plazuela de"El Chorro de Quevedo", situada en la ca-rrera 13 con calle 2a, ha resultado muy apro-piada para estos fines.Esta variada actividad que hemos mencio-nado, referida solamente a las representa-ciones teatrales, sumada a la actividad deuniversidades, bibliotecas, colegios, centrosde investigación, museos, salas de música yde exposiciones, colocan al barrio de LaCandelaria no sólo en un destacado lugar enla historia del país por todos los recuerdosde acontecimientos y personajes que guar-da, sino también por la actividad cultural,científica y educativa que desarrolla en el

presente, por lo cual merece ser conserva-do y restaurado como una auténtica joya enla vida de la comunidad, de cara hacia elfuturo.

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La revolución del color

Fernando Correa Muñoz

El Florero de Llorente, La Guerra del Fút-bol, La Revolución de Los Claveles Rojos.Ejemplos de transformaciones sociales y po-líticas y contiendas que tuvieron su origenen causas baladíes, secreto acicate de anti-guas rencillas. De gestas que adoptaron co-mo pendón, o pretexto, amables motivos, enapariencia desprovistos de significado sufi-ciente para mover las masas, despertar sen-timientos nacionalistas, alentar el fervorpolítico, poner en efervescencia el espíritucolectivo en favor de un ideal. Algunas deellas derivaron, a la postre, en amargos y

sangrientos conflictos, con muchos muertos.En otras, como la revolución portuguesa deabril del 74 fin de una dictadura de derechade varios lustros e inicio de otra de izquier-da, no tan perdurable, no se disparó un so-lo tiro. En Lusitania, nuestro Florero, fuereemplazado por su contenido: La Flor. ElClavel Rojo tumbó a Gaetano, heredero deOliveira, y encumbró a Soares. Ha sido, co-mo su pequeño y cautivador país, la revolu-ción más colorida de la historia.Después de esta enigmática disquisición bé-lico político cromática, retorno a Bogotá yme adentro en el barrio de La Candelaria.Allí se libró, hace apenas tres años, una lin-da y aleccionadora batalla galante que tuvocomo flor y florero, el color de su arquitec-tura. Una gris dictadura de muchos años lodesterró de todas sus fachadas, puertas, ven-tanas y aleros. Al principio, la restricciónmonocromática fue obedecida pero melan-cólicamente, por sus moradores. Los ideó-logos del oscuro régimen argüían tan so-lemnes como ficticios motivos históricosy complicadas tesis que trataban de relacio-nar la austera y mestiza arquitectura colo-nial a la vera de sus empinadas calles, consu lejana parienta castellana. Erala formade justificar la anodina uniformidad castren-se que implantaron: verde botella para toda

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la carpintería y blanco en los muros. La fe-menina y acartonada erudición escolásticasuperaba así la verdadera historia y la autén-tica tradición colorística del barrio. Pero co-mo sobre estos intrincados antecedentes nohabía mucho conocimiento popular y sí de-seos de paz urbana, el pueblo de La Cande-laria aceptó resignado la autoritaria decisión.Pero no pasó mucho tiempo para que em-pezaran a aparecer los inconformes.Apoyados en la oscuridad de la noche san-tafereña y en la tortuosidad de algunas desus callejuelas, los grupos de la colorida re-sistencia empezaron, con timidez, a restau-rar los zócalos, a destapar la pintura muralde los aleros, a alegrar las ventanas con azu-les vibrantes, con insolentes rojos, con su-versivos ocres y terracotas. Otros, másaguerridos y enterados por sus antepasadosde la democracia cromática reinante en otrasépocas, osaron desafiar la descolorida nor-ma pelando las paredes para encontrar, ba-jo el blanco, toda una serie de capas decolores que ponían en evidencia la validezde su causa.De inmediato, todos fueron reprimidos conenergía y las brigadas del régimen, en rápi-das incursiones, armadas de brochas de fiquey baldes de carburo, ocultaron de nuevo ba-jo el blanco estos brotes de insurrección.Otros fueron abligados, a sus propias expen-sas, a restituir la monotonía.Pero todos estos primeros esfuerzos no fue-ron estériles. Rindieron su fruto de renaci-miento de la conciencia colectiva y lapercepción estética de los habitantes del ba-rrio de La Candelaria, apoyada en innume-rables documentos pictóricos y relatos devisitantes, cautelosamente ocultados o ha-bilidosamente manejados por los detentado-res del poder urbano, pocos pero fuertes ensu bastión historicista.Así, cuando en 1980 se crea la Corporación

de La Candelaria y aboca su misión de res-catar en forma íntegra todo el espíritu y tra-dición del sector encomendados a sucuidado, se encuentra con esta aberrante re-presión y procede, ella misma, a restituir eltono y el color del barrio y, con ellos, la li-bertad y el imperio de la democracia cromá-tica que su arquitectura y su espacio públicohabían perdido.Su llegada marca el fin del verde y el blancocomo uniforme urbano. Su gestión liberado-ra se apoya en la bondad y solidaridad delos habitantes de la zona y en su sabiduríay buen sentido para aplicar el color. Cae lanorma. No hay celebraciones estridentes nidesafueros triunfalistas de colorines. La vic-toria se asume con dignidad, con sentido es-tético, con armonía. Y tanto las expresionesarquitectónicas más antiguas como el reper-torio republicano, condenado al ostracismoy al olvido durante la dictadura acromática,recobran sus galas. Bajo el imperio del co-lor, se restauran la casa Liévano de la calle11; la casa Pombo, arriba del teatro Colón;la misma sede de La Corporación, en la ca-lle del Palomar del Príncipe; la casa Silva dela calle 14 e innumerables casas particula-res. Se descubre la pintura mural de la casade F10rez de Ocaris en el marco de la plazade Bolívar. Termina, en una palabra, la ne-gra época del miedo al color. La revoluciónse ha cumplido. Sin lanzar un solo dardo, sinhacer explotar un solo petardo revanchistaque ponga en duda la serenidad de una pale-ta urbana bien manejada. Ahora, de nuevo,se puede pregonar lo que alguna vez se con-sideró como un insolente grito de insurrec-ción y mal gusto: ¡Viva el Color! ¡Viva LaCandelaria!

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La moderna intervenciónen los cascos históricos

Tomás Uribe

Ravena, la antigua ciudad una vez al bordedel mar Adriático emerge como un eco le-jano cuyas voces apenas recordamos entiempos modernos al reflexionar sobre laintervención en los centros históricos. Alre-dedor del sigloXII fue recuperada de sucesi-vos aluviones que amenazaban sus edificiosconstruidos en suelo pantanoso propensoal continuo hundimiento. Subsisten aún es-critos en fábricas y columnas de la época;huellas de la milagrosa operación de eleva-ción a que fue sometida la ciudad, sin quese conozca noticia o manuscrito sobre losdetalles y métodos utilizados en tan singu-lar acción de recuperación de lo que ya porentonces era un Centro Histórico.En tiempos modernos a escasos cien kiló-metros de la citada ciudad está localizadaBolonia, donde a mediados de este siglo re-nació una vez más la preocupación por con-servar su declinante casco histórico paraincorporarlo en forma total al resto de laurbe. Seis o siete propuestas fueron presen-tadas al Ayuntamiento de la ciudad parasu consideración; en las mismas se palpa-ban más diversas tendencias y preocupacio-nes urbanas y políticas. Tendrían que trans-currir varios años más para que el espíritude la intervención tomara forma. En 1968Giancarlo de Cario realizó el estudio paraun pequeña población en la provincia de Pe-saro en la bella Italia. La pequeña ciudadde Urbino parecía estar anclada en el tiem-po, inmersa en una economía agrícola sinperspectivas; sin embargo poseía una de lasmejores iglesias del país, un Palacio Ducaly una Universidad fundada en 1506. Fueel planea miento urbano como parte integralde una política regional, el instrumento quepermitió convertir a la ciudad en un próspe-ro centro cultural turístico y universitario.La propuesta entre otros aspectos contem-plaba la peatonalización de varias vías, la

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rehabilitación de seis mansiones señorialesy la conservación de patrones y tipologíasen las nuevas edificaciones, las cuales ha-brían de construirse sobre la quebrada geo-grafía. Desde entonces organismos guberna-mentales, planificadores y ciudadanos hanvuelto sus ojos a lo que generalmente sonlos sectores más degradados y antiguos desus respectivas urbes, con el ánimo de recu-perar y revitalizar para usos turísticos ymu-seográficos. Esta primera intención ha sidopor fortuna revaluada y hoy en día los méto-dos y fines de la intervención en los CentrosHistóricos es otra.En la actualidad los cascos históricos se en-tienden como parte integral del patrimoniocultural de los pueblos, por ello mantener-los se hace necesario, motivados en benefi-cio de la identidad que representan. En elcaso colombiano este aspecto cobra inmen-sa importancia, pues de unos años para acála "identidad" se ha puesto de manifiestopor su volatilidad conceptual, y se ha em-prendido una afanosa búsqueda, adentrán-dose en la historia, el foldor y las raícesancestrales. La arquitectura de nuestras ciu-dades constituyen un importante punto deencuentro con el pasado. Son las viejas ca-sas de Mompóx, Popayán, el barrio de Man-ga, la Candelaria o Iza y Cuitivavivos testigosdel pasado y el presente. Se deben ver nocon los ojos nostálgicos sino con ojos críti-cos donde forma y concepto conforman unaunidad y representan en sí mismas una idea.Este giro de pensamientos ha ocasionadodolorosas pérdidas en manos de planifica-dores que han entendido la intervención delcasco histórico como la renovación destruc-tiva e indiscriminada de los elementos cons-titutivos de las mismas, sin tener en cuentaque el patrimonio arquitectónico es irrepeti-ble. No ven que existe una estrecha relaciónentre tipologías y cultura contemporánea.

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Los recientes encuentros internacionales hancoincidido en señalar la importancia de lacomunidad que habita estos tejidos urba-nos, considerando muchas veces a los ha-bitantes como afortunados mártires, puescorren con la responsabilidad y custodia dellugar. Concepto desde luego equívoco, puesno son ellos más que protagonistas del "es-cenario" que pertenece a todos los ciudada-nos siendo esta una responsabilidad común.Sin embargo, la comunidad que habita elcasco histórico juega un preponderante pa-pel a la hora de conservar, rehabilitar, reno-var o restaurar el lugar. Recientes interven-ciones llevadas a cabo en Europa toman encuenta los deseos y aspiraciones de la pro-pia comunidad para vincularlas a las deci-siones que se exponen en avances de planea-miento, de manera que la participación ciu-dadana constituya una variable de inmensaimportancia para urbanistas y gobernantes.El común denominador que cohesiona y her-mana a ciudades como Madrid, Estocolmo,Filadelfia o Bogotá, lo establece su interéspor rehabilitar ymantener vivas las casi siem-pre multifaséticas zonas históricas. Es preo-cupación de organismos internacionales, es-tatales y entidades culturales el desarrollarintensos esfuerzos traducidos en programasque inyecten una nueva calidad ambientalsocial y económica a los espacios públicose inmuebles con calidades arquitectónicashistórico-artísticas.El pasado y el presente deben convivir, dehecho lo hacen y no es impedimento el sur-gimiento de nuevas edificaciones en entor-nos históricos. Lo importante es que estasnuevas formas se inserten dentro de la ur-dimbre arquitectónica guardando relacióncon las otras edificaciones en términos deproporción, forma, luz y sombra para quegraciosamente dialoguen entablando una sin-táxis donde la afinidad o el contraste tengan

cabida y expresen los sentimientos de nues-tro tiempo.Dos propuestas de planeamiento y gestiónurbana son importantes de destacar. La IBAvieja y nueva en Berlín y la reciente políticade rehabilitación de la Villa de Madrid. Enel primer sitio en mención se adelantó unprograma para la rehabilitación del sectorconocido con el nombre de Kreisberg, unode los pocos lugares que sobrevivieron ala segunda guerra. Losberlineses venían vien-do de un tiempo para acá que su ciudadcarecía de carácter propio, de personalidad,lo encontraban masifican te. Mediante el pro-yecto IBA se realizó de mano del Estadoy en terrenos públicos un ambicioso planque contemplaba entre otros objetivos el derevitalizar el sector en mención sin tenerque trasladar a sus habitantes a otros luga-res durante el período de reconstrucción delsitado lugar. Por el contrario el propietarioo inquilino tomaba parte en los trabajos derehabilitación mediante módicos interesesen créditos concedidos para su vivienda. Pu-diendo además participar en la forma comose organizaron los parques, colegios y de-más equipamientos de la comunidad. Inte-resante sin lugar a dudas esta experienciade la cual seguramente se tomaran numero-sas Y v<!liosas pautas.Madrid está por la misma senda aunque mástímidamente dada su menor capacidad fi-nanciera. Resulta intersante ver el sentidode comunidad que se ha logrado en barrioscomo Tetuán o Lavapies. Curioso tambiénes el paso que se ha dado para desmontarpasos elevados construidos hace menos deveinte años, para dotar y recuperar un espa-cio histórico perdido como es el famoso pa-seo del Prado.Este resurgimiento del centro histórico vie-ne acompañado de un fenómeno que valela pena detenerse para analizar. El suelo

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urbano está sometido a una intensa deman-da por parte de los especuladores e inmobi-liarias una vez que se emprende su recu-peración. Esto en razón de ser un espaciofinito, mesurable, de enorme atractivo am-biental y por lo general lugar preferido porsu significado y localización. Tal es el casodel barrio Salamanca en Madrid donde elvalor del suelo y los inmuebles se han dispa-rado a cifras astronómicas. De ahí la impor-tancia de una clara política por parte de lasentidades encargadas de la protección dellugar para desarrollar y canalizar mecanis-mos de gestión que tiendan al adecuado de-sarrollo y mantenimiento sin que llegue aproducirse la asfixia económica del sector.Reflexionar sobre el patrimonio cultural yarquitectónico en Colombia y Bogotá se ha-ce posible y necesario para conservar nues-tro entorno construido. La Candelaria, Con-cordia, Funza o Chía son islotes dentro dela ciudad que merecen ser y de hecho estánen el caso de la Candelaria, reglamentadosdado su interés ambiental e histórico.Los conceptos de la moderna investigaciónen los cascos históricos vienen de ideas queabarcan ámbitos territoriales al verse comonecesaria el colmar la ciudad para invertirsu sentido expansivo. Llenar intersticios, ge-nera vida en comunidad y resaltar los Hitos,son importantes pautas del urbanismo mo-derno y toman plena vigencia en los lugaresmemoriales e íntimos que son los barriosantiguos.Los ciudadanos debemos tomar plena con-ciencia de la memoria de la ciudad, de laposible participación de forma que espíritussensibles y ciudadanos corrientes vivan laatmósfera de tan singular sitio que es la ciu-dad y su centro histórico.

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Fernando Antonio Duque

•....y nadie puede contemplarla sin vértigoy el tiempo la ha cargado de eternidad."•....y pensar que no existiriaSin esos tenues instrumentos, los ojos".Historia de la noche.J. L. Borges.64

La Candelaria:Gente, tiempo, •espacIo

Estamos aquí, obligatoriamente obligados a pensar en lagente,el tiempo, el espacio, en su lógica consecuencia: La historia;las múltiples historias que cada tapial, cada recodo,cada esquina y detalle, cada callenarran a nuestra imaginaciónen misterioso y sepulcral silencio.Estamos aquí, obligatoriamente obligados a transcribir,para líneas y palabras,el sordo sonido de los cascos que en la noche suenande corceles briosos y ancestrales en cuyos lomos se pasean,pertinaces y altaneros.caballeros de armadura, peto, yelmo, cruz y espada,las voces que cruzan los zaguanes,el alegre y animado discurrir de una velada de poemas,de guabinas, canelazos y charadas.los descoloridos zócalos que al alba aun conservanlos húmedos testigos de la última lloviznade este triste mes de octubre,el número incontable de calados y penumbrasque nos dejan compartir frondosos y arábigos jardinesque esparcen lentamente, frescos, tenues:olores, colores y sabores de yerbas aromáticas,de geranios, de jazmines y laureles,las fuertes mensulas y canes que soportan soberbiosgabinetes, el tibio chocolate y las dulces colaciones,nuestras jóvenes y vírgenes abuelas,un atardecer cualquiera,el paso de un hidalgo caballerode gola, chapín y lazo al cuello: nuestro abuelo,las afrancesadas yeserías que adornaron recintosopulentos. los señores opulentos,los artistas, comerciantes, políticos y damas,el calor de un vaso de aguardiente,los edictos, las leyes, los chismes, los sucesos,los amplios aleros que protegen nuestra muda dominguera,la inclemente maldad del invierno sabanero,las iglesias de modestas espadañas y de torres campanario,los coros y los arcos,las impenetrables criptas y solemnes sacristías,los cristalinos rosetones de múltiples colores,los amplios corredores, sus pórticos y arcadas,las pilas y albercas en medio de los patios,los pasadizos tapizados de guijarros y de vértebras,las lajas de piedra anteriores a la América,los bolíllos de madera en la ventanay aquellos balaustres de la iglesia.los recios golpeadores que en el bronce reproducena leones africanos, a magníficos demonios,a los dioses de la Grecia,las tomas de agua en las esquinas, el agua, las esquinas.y los seres anodinos, anónimos, recios, reacios y raídosque solo hemos podido describir con débiles palabraso en rápidos apuntes que debemos a una pluma.a un papel que en blanco es mutante como el vientoy a los ojos que habrán de perderse con el tiempo.

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La primera mitad del Siglo XXfue noche os-cura para el patrimonio arquitectónico na-cional. Bogotá no se libró de las tinieblas.Era tal su ímpetu de modernidad, progreso,higiene y amplitud una vez superada la fini-secular contienda intestina y traspuesta lacrisis económica del 30 que, al llegar su ce-lebración cuatricentenaria del año 38, mu-chos monumentos de la Colonia y la Repú-blica ya se habían destruido y otros adopta-ron la faz neoclásica o los novedosos artifi-cios del naciente movimiento moderno.Del valioso repertorio colonial, los monu-mentos religiosos merecían alguna conside-ración de historiadores y eruditos. Pero laarquitectura doméstica de la misma época,concentrada preferentemente en el cascocentral. solo despertaba curiosidad y era mi-rada con desdén por su austeridad y aparen-te pobretería. Era imperativo enriquecerlapara poder encasillarla en alguno de los com-partimentos estilísticos de la academia euro-pea.Llega el 9 de abril de 1948 y con él, la des-trucción y paradójica apertura al progresode la capital. Las grandes arterias del cen-tro, su calle Real, la Avenida Jiménez y to-das las edificaciones a su vera, sufren losefectos hordíasticos, mientras que sus ba-rrios tradicionales, La Candelaria, Egipto ySanta Bárbara se salvan milagrosamente ycontinúan en su protectora hibernación ur-bana de la cual solo emergen de cuando encuando como adorno de los libros que año-ran la vieja Santafé.El final de la década del 50 ve nacer la pri-mera legislación nacional sobre la preserva-ción del patrimonio urbano y arquitectónico,la cual se complementa 4 años más tarde conun decreto reglamentario que resarce, ape-nas en parte, los grandes vacíos de la dispo-sición original, plena de buena intenciónpero carente de indispensables precisiones.

CorporaciónLa CandelariaUna visión externa

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Sus inmensas ambigüedades cronológicas yconceptuales aún permanecen.Por fortuna, uno de los sectores que enca-bezan la norma protectora es el centro his-tórico de Bogotá y, dentro de él, el barrio deLa Candelaria. Sin embargo, no bien es san-cionada, la ley empieza a sufrir una larga ysostenida cadena de transgresiones que lle-ga hasta nuestros días. No existe la suficien-te fuerza para su aplicación local y lassanciones para sus infractores son inocuasy en ocasiones impracticables. La adminis.tración y el Consejo capitalinos perciben elpeligro que se cierne sobre el área y orde-nan, a comienzos de 1971, un primer estu-dio que siente las bases para supreservación. Sus resultados se integran alos planes generales de la ciudad pero aúncarecen de la fuerza y la estructura suficien-tes para aplicarlos.La década del 70 ve crecer la ciudad haciael norte en forma vertiginosa, no ajena al de-senfreno. Pero su nicho histórico y documen-tal sobrevive, afectado ya por los primerossíntomas de abandono, decaimiento y dete-rioro. Sólo un pequeño pero selecto grupode persistentes moradores avizoran la im.portancia de su conservación y pugnan porel mantenimiento de su función primaria co-mo medio de salvación: la vivienda, racional-mente armonizada con nuevos usosculturales e institucionales, seguidos del pe-rentorio mejoramiento de los servicios comu-nitarios que estimulen la permanencia.Finalmente, al borde de la emergencia, yaconsumado el extrañamiento y desapariciónde su secular vecino, el barrio de Santa Bár-bara, La Candelaria y con él todo sector his-tórico de Bogotá, enrumban hacia su defini-tiva consolidación con la expedición delAcuerdo 10 de 1980, creador de un ente ju-rídico y administrativo con suficientes facul-tades para su mejoramiento integral y el

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rescate de su entorno y valiosas estructuras:La Corporación La Candelaria.Adornada con todos los encantos emanadosde su recogido tejido urbano, la belleza desus hechos construidos, el tono y sabor desus calles y plazuelas, el marco que le pres-tan los cerros tutelares, la vecindad de loshitos documentales de la formación de nues-tra nacionalidad y nuestra cultura, La Can-delaria y el amplio sector que cobija la nuevaentidad, posee otro insólito atributo cada díamás escaso en nuestras urbes: una consoli-dada amalgama social y funcional dentro dela cual se mueven, con gran armonía, arte-sanos, oficinistas, pequeños tenderos, fami-lias raizales e inmigrantes deseosos de bellezay placidez. Teatros, instituciones culturalesy educativas, amén de una variada gama deactividades institucionales, religosas y artís-ticas que la ratifican como un verdadero tro-zo de auténtica ciudad.Por lo tanto, se trata de integrarlo al restode la ciudad, revitalizar y estimular esta mez-cla y quitarle cualquier traza de falsa y es-cénica vitrina museística que en algún mo-mento quiso conferírsele. Ya con existenciajurídica y los prospectos de vida financiera,la Corporación aboca de inmediato el inven-tario, análisis, diagnóstico y planes de tra-bajos sobre las manzanas entregadas a sucuidado y fija su universo en cuatro cam-pos bien definidos: Lo urbano, lo económi-co, lo social y lo institucional, con los cualesespera reforzar la seguridad, estimular la vi-da cultural, reagrupar el vecindario para laacción comunitaria y dotar a este excepcio-nal grupo urbano de los servicios y benefi-cios del mundo de hoy en un añejo yvenerable entorno.Para superar tan ambiciosas metas, su ges-tión no puede quedarse en lo epidérmico, enlo superficial, en la fachada, en la fronteradel espacio público. Claro que esta acción

externa la debe realizar como imprescindi-ble y motivadora pero ingresa también alámbito doméstico a restaúrar, remodelar yreutilizar las estructuras, fomentar nuevosusos compatibles y atraer hacia la zona ac-tividades comerciales que la revitalicen, brin-dando a los visitantes facilidades de accesoy sitios de estacionamiento vehicular sabia-mente implantados, hasta el momento unode los principales obstáculos para su per-meabilidad.Y las obr:as empiezan, balanceando su se-cuencia entre las que mejoran y consolidanel espacio público y aquellas que atiendena la recuperación puntual de valiosos inmue-bles que jalonan un recorrido cultural, artís-tico y arquitectónico intensamente atractivopara propios y extraños que empiezan a des-cubrir La Candelaria y el Centro como par-te vital de la ciudad.

Nota: El autor (F.C.) preparó la presentación de algu-nos proyectos incluidos en el capítulo de Realizacio-nes, los otros fueron preparados por Emilio San-miguel (E.M.).

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Sería sumamente prolija la descripción mo-nográfica de cada una de ellas, condición queno exime de la mención de las más relevan-tes, tanto en el entorno urbano como en lasestructuras arquitectónicas, ambos cobija-dos por el espíritu informador de esta em-presa, empeñada por parejo en la detencióndel deterioro y la desvalorización. La crea-ción de una atractiva competencia con otrasregiones de la ciudad y de un ambiente fa-vorable para garantizar allí las inversionesprivadas y estatales. El estímulo a la perma-nencia de sus actuales moradores. La con-formación en la zona de nuevas y sanas fuen-tes de producción y empleo. En fin, la inte-gración armónica del centro y sus barrios do-cumentales a la vida de Bogotá realzando suinmenso valor histórico y cultural.

Realizaciones enel espacio público

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Parque Palomar del Príncipe

Dos construcciones de la época colonial habían sido demolidasen el lugar que ocupaba el basurero del sector.La propuesta arquitectónica consistió en la creación de un par-que con tea trino al aire libre y zonas verdes.El problema de paramentación y característica del sector fueresuelto mediante un afortunado diseño de rejas y columnasque mantienen la proporción de la vía y permiten a su vez apre-ciar la vegetación desde el exterior. El lenguaje arquitectónicoutilizado fue contemporáneo, con evocaciones formales de laarquitectura de fin de siglo.

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Parque La Concordia

Calle 14 con Carrera la. constituye una reafirmación de la impe-rativa integración del Centro y La Candelaria con el excepcionalpatrimonio paisajístico y recreacional representado en los cerrosorientales. Abre una digna portada de acceso al sector a tiempoque provee a su numerosa población infantil de espacios propiospara la práctica de deportes y excursiones. Crea una red de sen-deros animados con vegetación nativa que conducen hacia el Pa-seo de Bolívar y extirpa de las inmediaciones preocupantes sín-tomas de inseguridad y desaseo.

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Calle 10, carreras 8a. y lOa.

La remodelación de este tramo vial se inscribe dentro del plande recuperación y remodelación de la calle lO, que ha propuestola Corporación.Fue ejecutado por la Secretaría de Obras Públicas, de acuerdocon diseños y planos realizados en la Corporación. Es un proyec.to de singular importancia, ya que se trata de una de las víasque conectan a la Plaza de Bolívar con su entorno y está demar-cado por la Alcaldía Mayor de Bogotá y la antigua Casa deLos Comuneros. E.S.

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Plaza, barrio Egipto

Avenida Circunvalar, Calle lOa. escenario secular de arraigadastradiciones populares viculadas a la celebración de la fiesta deLos Reyes Magos el 6 de Enero y ámbito del mercado de pro-ductos de la provincia cundinamarquesa de oriente desde tiem-pos inmemoriales, fue gravemente lesionada por la apertura dela Avenida Circunvalar, El trazado de esta vía rápida para aban-donar el centro hubiera debido tomar otro rumbo en las vecinda-des de este venerable y popular sector del sector histórico y evi-

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tar así la desmembración de la plaza. Consumado el daño, la Cor-poración de La Candelaria asumió su reparación, consistente enel manejo y control del tráfico mediante la colocación de un pisoadoquinado que desestimulará el paso rápido de vehículos, la co-locación de mojones y barreras y, sobre todo, un progama de re-vitalización integral del barrio centrado en restituirle su confor-mación a lo largo de la nueva vía, reparar la frontera arquitectó-nica y erigir un nuevo ámbito para el mercado con facilidades yservicios complementarios para depósitos y disposición deresiduos.

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Plaza del Chorro de Quevedo •••

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Calle 13, Carrera 2a. y el Parque de la calle del Palomar del Prín-cipe - Carrera 3a esquina de la Calle 13 abre la lista de realiza-ciones en el espacio público. La primera se apoya en su entraña-ble significado para la historia de la ciudad, como que allí se pre-sume ocurrió su fundación, sin que existan documentos o hechosconstruidos en su recinto para confirmarlo. No obstante, privasu recoleta y graciosa conformación para restaurar su piso, reu-bicar una fuente y crear, hacia el interior del espacio, una arcadaque obra como telón de fondo del lugar, con algunos árboles quesuavizan su austeridad. La segunda empieza a subsanar la ca-rencia de espacios verdes y abiertos, característica de un tejidourbano colonial. Toma un predio ocupado antaño por dos bellas •casonas, el cual había derivado en antiestético basurero y lo re-viste de una bella verja perimetral soportada en mampostería quese pinta de vivos colores. En su interior se organiza un jardín deespecies nativas y un teatrino para representaciones del aire libre.

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La Cancillería

Calle lOa., Carreras Sa. y 6a. merece cita independiente dada laimportancia de los dos inmuebles que, enfrentados, lo conforman:El Palacio de San Carlos, escenario de la escapada septembrinadel Libertador, hoy sede del Ministerio de Relaciones Exterioresyen el costado norte, nuestro amado Teatro Colón. Refuerza latrascendencia de la obra el carácter de eje cívico que mantienela Calle 10. Por esta vía ha circulado, desde hace siglos, nuestrahistoria, moviéndose de poniente a naciente entre la Plaza de Bo-lívar y su Capitolio, el soberbio Templo de San Ignacio, el Mu.seo Colonial y muchas de las mejores y más antiguas casonasde la Colonia, sobre la empinada pendiente que conduce a Egip-to. El tramo ya restaurado con bellos adoquines, recupera la cal-zada para el peatón y erradica una desagradable invasión de auto-móviles que lo usurpó por años.

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Plan AndenesPlan Mojones

Plan andenesLos andenes del barrio se encontraban en condiciones físicasy técnicas deplorables. Aquellos que aparentemente eran transi-tables eran verdaderas trampas humanas debido al material deacabado: Ladrillo tablón de superficie lisa.El plan de recuperación de los andenes del barrio se inició en1984 y se ha desarrollado en coordinación con las empresasde Acueducto, Energía Eléctrica y Teléfonos. Estas entidadeshan actualizado, reemplazado y subterranizado redes que nose tocaban desde el año 1938.En la actualidad, el 70% del barrio cuenta con los servicios actua-lizados y andenes de condiciones inmejorables. La Corporaciónen la remodelación de los andenes ha recuperado sardinelesde piedra de tiempos de la Colonia y ha seleccionado materialesde acabado que cumplen no sólo con los más exigentes criteriosde eficiencia desde el punto de vista técnico, sino que respetany asimilan la tradición del barrio y de la ciudad.

Plan mojones

Más de una vez un camlOn arrancó un balcón de tiempo delos Virreyes por la manera irracional y agresiva como se condu-ce. En otras oportunidades viejos muros de tapia fueron destrui-dos por el mismo motivo.Balcones, muros, ventanales, gabinetes republicanos y los mis-mos andenes son víctimas constantes de la agresividad de ca-miones de carga, buses, automóviles particulares.Cada esquina cada sector del barrio se estudió en este sentidopara la instalación de mojones en concreto abusardado que evi-tan esta forma absurda de conducir y protegen el patrimonioarquitectónico, que es de verdad iremplazable.

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Fundamentada en la identificación e inven-tario iniciales y siempre con la mira puestaen una balanceada gestión entre 10 físico y10 social, la Corporación de La Candelariadetermina la restauración gradual de los hi-tos arquitectónicos del barrio, conciliando suimportancia estética, documental e históri-ca con los beneficios comunitarios que de surecuperación se deriven. Unas veces abocaintegralmente la obra desde su diseño has-ta su construcción y en otras apoya, estimulay patrocina su ejecución coordinada con en-tidades privadas o estatales. Pero siemprevigilando celosamente el mantenimiento delos objetivos universales y trabajando deconsuno con la comunidad. Se destacaránen seguida las ya concluidas sin dejar demencionar que sobre otros inmuebles avan-zan los estudios y proyectos para llevarlosa feliz término antes de la celebración ani-versaria del año 88.

Estructurasarquitectónicas

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Sede de la CorporaciónLa Candelaria

Calle 13, Carreras 2a. y 3a. honra con su belleza y'valores losnobles fines de la entidad que alberga y da patente ejemplo desu acción en el barrio. Ajena a toda monumentalidad o boato,su recuperación solo propendió por una digna adecuación parasus oficinas administrativas sin desvirtuar su marcado y encan-tador acento doméstico. Dos patios y un amplio solar sirven debase a su composición espacial. En ellos, los geranios, las fuen-tes, las plantas aromáticas medicinales y los frutales del solar,reviven la austera y amable vida santafereña. No faltan allí el ce-rezo, el arrayán, los duraznos y el tomate de árbol. Realza su no-table arquitectura una alegre gama cromática, trasunto de la tra-dición colorística del barrio, apagada durante muchos años poruna norma que intentó, sin éxito, proscribir una tradición atadaa la vida del barrio.

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Casa de La Independenciaen la calle 10

Calle lOa. entre Carreras 4a. y Sa. comparte los honores de anti-güedad con la residencia de Flórez de Ocaris. Originaria de laspostrimerías del Siglo XVI, albergó durante la Colonia a los pre-sidentes González Manrique, sirvió de recinto para la firma delActa de Independencia y, ya en el presente siglo, fue ocupadapor la legación de las Naciones Unidas. Su restauración se orientóa reutilizarla para selectos locales comerciales, manteniendo ce-losamente el documento ornamental introducido en varias épo-cas de su larga existencia .

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Plaza de mercado Rumichaca

Consistió en la reconstrucción de cuatro cuerpos de galerías demercado, alrededor de una Plazoleta, con el fin de reemplazarel antiguo mercado de Egipto, ya que éste fue desplazado porla construcción de la Avenida Circunvalación.El proyecto diseñado en la Corporación, contempla las galeríascubiertas, espacio público y dependencias complementarias.La capacidad física del antiguo mercado se amplió, se previeronlugares de depósito, servicios y basuras, con un lenguaje arqui-tectónico que preservó las características originales del mercadopopular.

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E.S.

Biblioteca infantil

Es un plan encaminado directamente a la población infantil delsector; indirectamente afecta a los padres por los alcances delos programas.Una casa de principios del siglo XX, con diversas influenciasarquitectónicas, incluida la carpintería "art noveau" y yeseríade estilo francés, fue remodelada y adecuada para uso de biblio-teca infantil.La biblioteca es manejada directamente por la Asociación parala Divulgación del Libro Infantil y Juvenil. Se trata de un proyec-to piloto único en le país y con proyecciones cada día mayores.Los niños vienen, leen, juegan, se distraen y poco a poco apren-den el amor por la lectura a través del libro. Los padres partici-pan en cursos y experiencias para favorecer los propósitos delprograma: No toda diversión debe ser deporte, también la lectu-ra es grata e importante.

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Casa de los Comuneros

Esquina suroeste de la plaza de Bolívar se conoció por casi unsiglo por el nombre de su más prolongado propietario, el SeñorFlórez de Ocaris. Puede afirmarse, sin mayor riesgo de error, quees la más antigua del sector y, como tal, soportó los más diver-sos usos hasta su recuperación definitiva hace dos años. Hoy os-tenta una de las más bellas muestras de pintura mural en la arte-sa de su cubierta y rastros magistralmente salvados por exper-tos de avisos exteriores pintados al temple que anuncian la sas-trería que allí funcionó hasta finales del siglo pasado. Su nuevavida se dedicará a recibir los documentos de la gesta comunera.

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Casa de Poesía "Silva"

La casa donde murió José Asunción Silva del 24 de mayo de1986 se había convertido en sórdido inquilinato, que difícilmentepermitía vislumbrar que había sido escenario de tiempos mejores.La restauración, ejecutada en un lapso menor a un año, redescu-brió las maravillas de la arquitectura republicana, el coloridooriginal de tiempos del poeta, la sencillez del antiguo patio enlo-zado en piedra y la riqueza fantasiosa de los innumerables yesosy cornisas que decoran los cielos rasos de los salones.El uso: Casa de Poesía, con salas de lectura, fonoteca especiali-zada, cafetería y salón múltiple. La colección que albergan losdepósitos posee cerca de 5000 volúmenes especializados en eltema.Se colocaron grandes bastidores de madera sobre el corredor delos antiguos depósitos para crear el espacio de la actual gerencia.Con los patios y jardínes se logró un trabajo ejemplar: El prime-ro y principal, alrededor de la fuente presenta plantas ornamen-tales típicas de un patio de la época. En el segundo y siguiendola tradición predominan las plantas medicinales y yerbas aromá-ticas. El gran solar contiene los más representativos árboles. Ce-rezo sabanero, arrayán, fresno, amarrabonos, pero, manzano,durazno y tomate de árbol.Las habitaciones y salones se remodelaron para dar cabida a lasoficinas de los funcionarios. E.S.

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Servicios comunales

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Casa Calle 14

El predio sólo conservaba de la arquitectura que ocupó el lugar,el plano independiente de la fachada y algunas ruinas en el interior.La Corporación lo entregó a la Asociación de Exbecarios delJapón quienes reconstruyeron y remodelaron la estructura arqui-tectónica para sede de la Asociación.Esta contempló aulas y salas de exposición para clases y exhibi-ciones relacionadas con los distintos temas de la cultura japone-sa. Particularmente es interesante la propuesta de los patios,en los que se diseñaron jardines al estilo japonés, con mezclade plantas exóticas y especies nativas. SE..

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Camarín del Carmen

Calle 9a., Carrera 5a. ha servido desde hace años como viñeta-símbolo de la ciudad y su patrimonio arquitectónico, sin que suconservación corriera pareja con su prestigio. Buena parte de laiglesia a la cual servía fue demolida y el mismo gabinete alcanzónotale deterioro. Consciente de la importancia de su rescate, laComunidad Salesiana, propietaria del inmueble, estableció un co-modato con el Distrito Especial con miras a su restauración. Hoy,a punto de culminar los trabajos, el barrio y la ciudad no solorecuperarán su símbolo sino que en el ámbito interno se dispon-drá de dos salas culturales con capacidad para 500 personas yamplia versatilidad para representaciones y conciertos .

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Teatro La Candelaria

Calle 12 Carreras 2a. y 3a., resume en su nombre una de las fun-ciones a las cuales el barrio debe en gran medida su renacimien-to. Sobre la antigua casona del siglo XVI que lo acogió como se-de, el grupo escénico suscribió con la Corporación un conveniopara su reciclaje, en el cual se funden los dos benéficos propósi-tos: reforzar en la zona la actividad artística y dar segunda vidaa la casa que la alberga.

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Actual Teatro Popular de BogotáAntiguo cinema "Odeón"

.Carrera 5a. esquina Avenida Jiménez de Quesada constituye paramuchos bogotanos el más vivo recuerdo del Bogotá del Cente-nario y una de las estructuras arquitectónicas más representati-vas del sector. Desde hace muchos años es sede de Teatro Po-pular de Bogotá, meritoria entidad que ha luchado a brazo parti-do por su mantenimiento y el de su bella sede. Hoy, gracias ala acción concertada de la Corporación y el TPB y varias entida-des financieras con fe inquebrantable en la actividad cultural, lasede ha sido bellamente restaurada con todos los refinamientosde la tecnología contemporánea y, en breve, su entorno correrácon la misma fortuna. El centro de la ciudad tendrá allí un dignoportal de acceso y la actividad teatral un ámbito bello yreminiscente.

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Proyectos yProgramas futuros

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Créditos de obras realizadas Casa Calle 101985

Diseño:Rafael GutiérrezConstrucción:Rafael GutiérrezInterventoría:Emilio SanmiguelCamilo HernándezArea: 2.010 M2

Plaza Rumichaca1985Diseño:Fernando A. DuqueMareela SantosConstrucción:Leonor Támara de GómezRaúl RodriguezInterventoría:Amparo CárdenasMareela SantosArea: 1.500 M2

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Parque Palomar de Príncipe 1982

Diseño:Fernando A. DuqueConstrucción:Adolfo Lar"Interventoría:Fernando A. DuqueArea: 594 M2

Restauración plaza de mercado LaConcordia y peatonalizacióncarrera la. A1983Diseño:Carlos MartinezCarlos Felipe GutiérrezConstrucción:C"rlos J. Alb"Interventoría:Fernando A. DuqueArea: 2.364 M2

Parque La Concordia1985Diseño:Fernando A. DuqueCamilo HernándezConstrucción:Carlos J. AlbaArquiteesa L1da.Inversiones DuarteInterventoria:Camilo HernándezArea: 5.420 M2

Casa sede Corporación1984Diseño:Fernando A. DuqueConstrucción:Alicia NaranjoCarlos OrtízMiguel LunaInterventoría:Gonzalo NavarroCarlos F. GutiérrezCamilo HernándezArea: 849.52 M2

Biblioteca para el Libro Infantil y

Juvenil1986Diseño:Mareela SantosConstrucción:Rubén Darío HerreraLeonardo TamayoInterventoría:Mareela SantosGabriel PardoArea: 668 M2

Plaza, barrio Egipto1986

Diseño:Fernando A. DuqueConstrucción:Compañía General ConstructoraInterventoría:Amparo CárdenasArea: 2.000 M2

Peatonalización Calle 10,carreras 5. Y6.1985

Diseño:Fernando A. DuqueMareela SantosConstrucción:Jaime BordaInterventoría:Amparo CárdenasArea: 1.224 M2

Casa de los Comuneros1986

Diseño:Rafael GutiérrezConstrucción:Rafael GutiérrezInterventoría:MareeJa SantosArea: 1.300 M2

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Casa "Silva"1986

Diseño:Banco de la RepúblicaGustavo MurilloConstrucción:Ernesto Jiménezlnterventoría:Fernando A. DuqueArea: 547 M'

Parque calle 7a.1987

Diseño:Fernando A. DuqueConstrucción:Max OjedaGilberto Moralnterventoría:Amparo CárdenasArea: 981 M2

CAl, barrio Egipto1987

Diseño:Taller de la CiudadConstrucción:Hernando AguirreInterventoría:Camilo HernándezArea: 91.29 M2

Puesto de Socorro. barrio Egipto1987

Diseño:Taller de la CiudadConstrucción:Carlos Hernando RodriguezInterventoría:Amparo CárdenasArea: 186.70 M2

Cooperativa de Alimentos,barrio Egipto1987

Diseño:Taller de la CiudadConstrucción:Belos S.C.S.Interventoría:Camilo HernándezArea: 81.45 M2

Peatonalización carrera 4 Este.calles 10C Y 11r987

Diseño:Taller de la CiudadConstrucción:Gustavo MurilloInterventoría:Camilo HernándezArea: 240 M2

Plan andenes1984.1987

Diseño:Corporación La CandelariaConstrucción:Corporación La CandelariaInterventoría:Amparo CárdenasArea: 28.000 M2

Plan mojones1984.1987

Diseño:Emilio SanmiguelConstrucción:Leonor Támara de GómezInterventoría:Emilio SanmiguelFernando A. Duque

Edificio Fray Bartolomé delas Casas1986

Diseño:Camilo HernándezConstrucción:Eduardo Garcialnterventoría:Amparo CárdenasArea: 575 M2

Hemodelación plazoleta Chorro deQuevedo1986

Diseño:Corporación La CandelariaConstrucción:Alvaro Barreralnterventoría:Camilo HernándezArea: 966 M2

Supermercado Manuelita Sáenz1987

Diseño:Fernando A. DuqueConstrucción:Reinhold Gómezlnterventoría:Camilo HernándezArea: 800 M2

Camarín del Carmen1987

Diseño:Víctor BejaranoConstrucción:Urbano Ripoll Ltda.Interventoría:Amparo CárdenasFernando A. DuqueArea: 1.329 M2

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¿Por qué una casade poesía?

María Mercedes Carranza

Epílogo

-¿Le ponemos "Biblioteca José A sunción Silva "?-¿Por qué Biblioteca. si va a prestar además otros servicios?- y por qué todo el nombre completo. ¿con Silva no basta? ¿Acasono se dice. por ejemplo. Verlaine y Beaudelaire a secas?-Bueno. entonces ¿"Casa de Poesía Silva"?

Con estas palabras, entre andamios y tale-gos de cemento, habladas con la gerentede la Corporación La Candelaria, Genovevade Samper, y quien cuenta este recuerdo,bautizó el presidente Belisario Betancur eselugar dedicado a la difusión y al goce dela poesía, durante una de sus sorpresivasvisitas para saber cómo iba el trabajo derestauración de la casa.Construida hacia 1700, sus paredes y te-chos son de bahareque, aunque abundanlos detalles de decoración de estilo republi-cano, introducidos en una reforma que sele hizo hacia 1870. En ella vivió la familiaSilva diez años, los diez últimos de la vidade José Asunción. Yen ella murieron, ade-más del poeta, el padre y Elvira Silva.La restauración reciente se hizo a finalesde 1985. A medida que se rescataban losartesonados del techo, se quitaban los bal-dosines del suelo y se reparaba la cubierta,se planeaba qué destino iban a tener esaspiezas centenarias en las que se había desa-rrollado el drama familiar y la decadenciaeconómica de los Silva. Y no era fácil, puesno se contaba con un modelo de organiza-ción similar: ésta iba a ser la primera casade poesía en los países de lengua castellanay la segunda en el mundo, pues como luegosupimos existía ya una en París.Del nombre que se le dio, se llegó poco apoco a la decisión de que fuera una entidaddedicada exclusivamente al tema de la poe-sía: así como hay instalaciones monumen-tales dedicadas al teatro o a la música oa la pintura, resultaba sumamente atractivodisponer de una organización que sirvierapara las numerosas actividades que surgenen torno a la poesía. Con esta idea se fueron

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destinando entonces los espacios que exis-tían: una sala sería el auditorio; hoy estápintada de azul cobalto, color que se le diocuando habitó la casa José Asunción y tieneuna capacidad para cien personas; tres delas habitaciones se convirtieron en la salade lectura y otras tres guardan los librosde los fondos de la biblioteca, que hoy lle-gan a 4 mil volúmenes, la mitad de los cua-les pertenecieron al poeta Eduardo Carran-za y fueron donados por su familia. Otrahabitación fue destinada para prestar el usode fonoteca: allí se está organizando un for-midable archivo de la voz, con las vocesde los propios poetas de todo el mundo,con grabaciones de intérpretes profesiona-les y con conferencias sobre el tema. Hoyeste archivo con el que han colaborado laemisora HJCK, algunas embajadas y perso-nas como el presidente Belisario Betancur,cuenta con casi 500 horas de grabación. Díaa día llegan allí los anónimos usuarios, secolocan los audífonos y oyen durante horasa sus poetas; algunos piden el servicio degrabación de esas voces; los colegios reci-ben atención especial, y, a solicitud del pro-fesor, pueden escuchar a los poetas queestán estudiando. La curiosidad de los visi-tantes es atraída por las numerosas fotoscolgadas en las paredes de poetas colom-bianos ya fallecidos.En breve en un salón al fondo de la Casa,se abrirá un nuevo servicio: la "tienda depoesía", donde los poetas podrán llevar suslibros para la venta y donde se podrán ad-quirir postales y carteles con retratos de losescritores de poesía de todos los tiempos.A toda hora en la Casa de Poesía entra ysale gente: bien sea a leer en la biblioteca,oír poesía, mirar la Casa, asistir a una lectu-ra o una conferencia de las que se realizansemanalmente o participar en uno de los4 talleres de poesía que la Casa ofrece en

forma gratuita a quienes deseen tomarlos,durante 6 meses y con una intensidad de60 horas.Vale la pena anotar que a los visitantes ex-tranjeros les atrae tanto la Casa y sus activi-dades, que ya en algunos países se está agi-tando la idea de organizar algo similar: elpoeta mexicano José Emilio Pacheco se fueconvencido de que en México se necesitala "Casa de Poesía López Velarde", variospoetas cubanos han pensado en la "Casade Poesía Lezama Lima" y escritores vene-zolanos están empeñados en la "Casa dePoesía Pérez Bonalde".Hace 2 años, abrió sus puertas la Casa dePoesía y esta experiencia ha servido paraque el numerosísimo público que ha pasadopor ella se convenza de que la poesía esaccesible a todas las sensibilidades y queno está reservada a unos cuantos "inicia-dos", misteriosos y privilegiados. Y así locomprueba la asombrosa acogida de cual-quier iniciativa a la que convoca la Casade Poesía: llegan el poeta consagrado, elestudiante de mochila con su novia cogidosde la mano, el artesano, el dueño del BMWen la puerta, el ejecutivo joven o viejo, elempleado de banco, la empleada domésti-ca, la secretaria del gerente. Porque estaCasa que causa asombro y despierta muchasimpatía a los propios colombianos y a losextranjeros que la visitan ha servido parademostrar ante todo que la poesía es de to-dos y para todos.

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Dentro del artículo del Dr. Carlos Sanz de Santamaría en la página 34se cambió. por fallas de transcripción el texto del poema de Alberto AngelMontoya que debe leerse como sigue:

ERA MORENO Y ENJUTO Y SE LLAMABA GINÉSEL CATADOR DE LOS VINOS, DE LOS VINOS DEL MARQUÉS.JAMÁS VINOS COMO AQUELLOS HUBO EN BORGOÑA Y JEREZ.

PORQUE VIO LLANTO EN SUS OJOS UNA TARDE DOÑA INÉS,I.A DULCE Y BELLA INFANZONA BESÓ EN LA BOCA A GINÉSy ELLA MISMA AQUELLA NOCHE LE PREGUNTABA DESPUÉSCUAL DE LOS VINOS PREFIERES DE LOS VINOS DEL MARQUÉS?

Y AL RECORDAR AQUEL BESO LE RESPONDIÓ Así GINÉS:EL MEJOR ENTRE LOS VINOS TU ME PREGUNTAS CUÁL ES?NO LO PREGUNTES SEÑORA, ES TU BOCA DOÑA INÉSEl. MÁS DELICIOSO VINO DE LOS VINOS DEL MARQUÉS.

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