La Biblioteca de Dios de Giovanni Maria Vian

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LA BIBLIOTECA DE DIOS, DE GIOVANNI MARIA VIAN FACULTAD DE TEOLOGIA SAN DÁMASO ANTEPROYECTO INFORME DE LECTURA Y MAPA CONCEPTUAL DE LA OBRA DE GIOVANNI MARIA VIAN, “LA BIBLIOTECA DE DIOS” (Madrid: Cristiandad, 2007) DESDE EL PRINCIPIO HASTA SAN JERÓNIMO. TEMAS DE ESTUDIO: ENTRE HISTORIA IDEOLOGIA Y CULTURA (PROLOGO) 1. PRIMER BLOQUE: FILOLOGIA, DEFINICIONES Y ALCANCES CULTURA CRISTIANA Y PLURALISMO 2. BLOQUE SEGUNDO: AL PRINCIPIO BIBLIA Y LIBROS NACIMIENTO DE UNA ESCRITURA INTERPRETACION CRISTIANA DE LA ESCRITURA JUDÍA LA BIBLIA CRISTIANA ARISTEAS, LOS SETENTA Y OTRAS VERSIONES MANUSCRITOS BIBLICOS Y CÓDICES 3. TERCER BLOQUE: CRISTIANISMO Y CULTURAS LA CULTURA ALEJANDRINA: ORIGENES LA HERENCIA ALEJANDRINA: EUSEBIO SAN JERONIMO JUSTIFICACION: Dada la importancia que me despierta el curso por conocer un poco mejor, los mecanismos mediante los cuales, se fue conformando el canon Bíblico, y otros textos cristianos de los primeros siglos; los medios de transmisión y difusión de los textos más antiguos; el encuentro del cristianismo naciente con otras culturas, de modo especial con la

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LA BIBLIOTECA DE DIOS, DE GIOVANNI MARIA VIAN

FACULTAD DE TEOLOGIA SAN DÁMASO

ANTEPROYECTO

INFORME DE LECTURA Y MAPA CONCEPTUAL DE LA OBRA DE GIOVANNI MARIA VIAN, “LA BIBLIOTECA DE DIOS” (Madrid: Cristiandad, 2007) DESDE EL PRINCIPIO HASTA SAN JERÓNIMO.

TEMAS DE ESTUDIO: ENTRE HISTORIA IDEOLOGIA Y CULTURA (PROLOGO)

1. PRIMER BLOQUE: FILOLOGIA, DEFINICIONES Y ALCANCES

CULTURA CRISTIANA Y PLURALISMO

2. BLOQUE SEGUNDO: AL PRINCIPIO BIBLIA Y LIBROS

NACIMIENTO DE UNA ESCRITURA

INTERPRETACION CRISTIANA DE LA ESCRITURA JUDÍA

LA BIBLIA CRISTIANA

ARISTEAS, LOS SETENTA Y OTRAS VERSIONES

MANUSCRITOS BIBLICOS Y CÓDICES

3. TERCER BLOQUE: CRISTIANISMO Y CULTURAS

LA CULTURA ALEJANDRINA: ORIGENES

LA HERENCIA ALEJANDRINA: EUSEBIO

SAN JERONIMO

JUSTIFICACION:

Dada la importancia que me despierta el curso por conocer un poco mejor, los mecanismos mediante los cuales, se fue conformando el canon Bíblico, y otros textos cristianos de los primeros siglos; los medios de transmisión y difusión de los textos más antiguos; el encuentro del cristianismo naciente con otras culturas, de modo especial con la cultura judía; los diversos personajes que tanto en Oriente como en Occidente aportaron al cristianismo el fundamento y la firmeza, de una palabra testimoniada, creída y celebrada por las comunidades cristianas, como verdadera “Palabra de Dios”. En mi especialidad de teología dogmatica, se percibe poco contacto con el problema anterior, por lo cual, para llenar un poco tal laguna intelectual, y por interés personal, he querido mirar con detenimiento aunque muy sintéticamente, la obras de Giovanni María Vian, que considero de gran ayuda, no sólo por la sencillez en su presentación de la historia, sino además por la abundante bibliografía presentada al final del libro y en el cuerpo de notas.

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LA BIBLIOTECA DE DIOS

HISTORIA DE LOS TEXTOS CRISTIANOS

GIOVANNI MARIA VIAN

POR:

MARTIN ORTEGA CARVAJAL

Informe de lectura presentado para la asignatura

De “Paleografía y Crítica textual”

Profesor: Dr. D. Manuel Crespo

FACULTAD DE TEOLOGIA SAN DÁMASO

LICENCIATURA EN DOGMATICA

CURSO 2008-2009

MADRID

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INTRODUCCION

El mismo autor describe ya, su empeño en la presente obra: “Se trata de la investigación acerca de una palabra, que escrita, de inmediato se consideró que estaba inspirada por Dios, y más aún, pronunciada por Él. Hecha carne en Jesús y posteriormente escrita (casi viva; esta Palabra se convierte en la Escritura por excelencia, y a su vez, está en la raíz de otras innumerables escrituras, los libros de Dios y sobre Dios: Biblioteca Divina” (Sn Jerónimo)

En cuanto al método de su investigación, Vian precisa, que no se trata sólo de una filología de los textos cristianos, y sobre estos mismos (filología patrística); sino en óptica más amplia, la historia de la trasmisión de estos textos, y en definitiva de la misma tradición cultural cristiana.

Debido a que, a lo largo de la obra se van citando numerosas fuentes, datos históricos y documentación científica, también el autor deja zanjado el riesgo de confusión por hipertrofia de memoria, con una frase lapidaria que sirve de consuelo a todo investigador e intelectual; por lo menos a quienes ahondamos en amplio mundo de la teología y la historia, llegando a la vivencia socrática del “sólo sé, que nada sé”. Vian recurre al principio: “Scire ubi aliquid possis invenire magna pars eruditionis est” “Gran parte de la erudición reside en saber dónde puedo encontrar algo”, por ello, al final de la obra deja muchas fuentes bibliográficas actuales, para seguir estudios posteriores.

Definitivamente se trata de una obra muy bien estructurada para abordar el tema de la trasmisión oral y escrita de la revelación cristiana, desde sus mismos orígenes apostólicos, hasta casi nuestros días.

Sin pretender agotar el tema, ni abordar el libro completo, sólo brindaré una breve síntesis y un esquema dinámico de la primera parte del libro hasta la obra de San Jerónimo.

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1. PROLOGO ENTRE HISTORIA, IDEOLOGIA Y CULTURA

“Muchísimos textos cristianos se mueven alrededor de una palabra que se considera inspirada por Dios, antes bien, por él mismo pronunciada y encarnada en Jesús. Esta palabra, pronto puesta por escrito, ha dado así origen con el pasar del tiempo a innumerables escrituras, nacidas de la pasión y de la atención filológica por el texto sagrado: una verdadera colección de libros de Dios (bibliotheca Divina), importantes para la fe cristiana pero también para la transformación de las culturas, no sólo en Occidente. Este libro dibuja por primera vez una historia general de los textos cristianos y de su significado en la historia de la cultura, desde los orígenes de la Biblia al s. xx, pasando por la confrontación con el judaísmo y el helenismo, el nacimiento de la filología cristiana con Orígenes, Eusebio y Jerónimo, la Edad Media entre el Oriente bizantino y el Occidente latino, el esplendor del humanismo, la gran erudición entre los siglos XVI y XVIII, la relación problemática de la tradición cultural cristiana con la modernidad” (contraportada del libro)

1.1 FILOLOGIA DEFINICIONES Y ALCANCES

FILOLOGIA, MÁS AÚN, HISTORIA: La filología es el estudio de una lengua y de una literatura. En la práctica se rige en la profundización de un texto según un método que pretende reconstruir el original a través de las fases de su transmisión.En un primer sentido como disciplina histórica por excelencia busca la comprensión global del pasado. El segundo sentido, más restringido intenta profundizar más en las facetas literarias de los textos y los aspectos más técnicos del método mismo: crítica textual, técnica de la edición.

Filología es una disciplina que quiere devolver históricamente la unidad espiritual de un pueblo a través de las manifestaciones del su ser: la poesía,

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las letras y el arte en primer instancia; el pensamiento, la religión, la ética, el mito, la vida pública y privada…Será entonces, reconstrucción crítica e histórica de las edades culturales de un pueblo. Más directamente de sus expresiones artísticas, de las revelaciones del genio individual.La labor de la filología es hacer revivir con la fuerza de la ciencia la vida desaparecida, el canto del poeta, el pensamiento del filosofo y del legislador, la santidad del templo, y los sentimientos de los creyentes y de los no creyentes, las múltiples actividades en el mercado y en el puerto, en la tierra y en el mar, los hombres entregados al trabajo y al juego… el fin es llegar a la pura y feliz contemplación de lo que se ha entendido en su verdad y belleza. Disciplina dirigida a la investigación y a la profundización de las fuentes que han sobrevivido, se trata de una ciencia histórica a sabiendas de su dificultad.

Nacida en el ámbito helenístico y desarrollada a lo largo de la historia sobre textos griegos y latinos, posteriormente de diversifica en el siglo XIX, adaptando su método (unitario) a la problemática particular de las ciencias medievales Germánicas, Románicas, Eslavas.

1.2 UNA DISCIPLINA CON AMPLIOS CONFINES:

La filología patrística no puede ser confinada dentro de ámbitos reservados, ni su método puede estar determinado por presupuestos confesionales. No es un coto de caza para los teólogos, ni puede ser condicionada por exigencias de tipo ideológico, ni reclamar estatutos teológicos.

El objeto de la filología patrística se centra también en los textos cristianos más antiguos, que cristalizaron con el paso de los años en el Nuevo Testamento. Junto a ellos, al Escritura hebrea traducida al griego, que fue base al cristianismo más primitivo.

La crítica bíblica adquiere una fisonomía propia, extendiéndose y reclamando cada vez más competencias especiales y exclusivas. Un proceso análogo se puede observar en los estudios patrísticos. Por otra parte, las exigencias doctrinales de las diversas iglesias cristianas llevan a

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distinguir, entre los textos cristianos antiguos (revelados) de los que se consideran de la tradición.

Desde el punto de vista cronológico los límites de la filología patrística son más amplios que los que la acotan en la antigüedad tardía o incluso en la alta edad media.

No se puede pasar por alto los caracteres culturales del cristianismo. Nacido en el tronco del judaísmo- a su vez arraigado en el contexto semítico, pero después envuelto por una helenización profunda, y por influencias orientales de diverso origen- el movimiento puesto en marcha por los seguidores de Jesús como Cristo, se propaga rápidamente desde Hacia el mundo Mediterráneo y hacia oriente, y en griego lee y hace propias las escrituras hebreas, como griega es la primera producción cristiana literaria. Hacia finales del siglo II, al griego se unen el latín y el Siríaco. Y se añaden estas otras orientales: copto, armenio, árabe y etiópico. En síntesis que los límites de la filología patrística son más amplios que los del mundo helenizado y después unificado por el dominio romano.

1.3 CULTURA CRISTIANA

Tenemos el fenómeno del cristianismo examinado desde el punto de vista de una historia de la cultura.

Helenizado y plagado de contrastes, en la misma Palestina, el judaísmo se presentaba difundido y diversificado en toda la ecúmene mediterránea. Allí, los seguidores de Jesús se convierten en propagandistas activos y eficaces. Consiguen separarse del tronco originario judío, a comienzos del siglo II; aquí se origina la primera literatura cristiana, que basada en la literatura hebreo se denominaba “Nuevo Testamento” marcando la fe en Jesús como Cristo y un fuerte impulso al universalismo, contrapuesto al particularismo nacional judío.

El concilio vaticano II (1962-1965) afirma: hay una diferencia sustancial entre el mensaje cristiano y las diversas culturas en las que es difundido y a las que no puede unirse de forma exclusiva. No es posible hablar de una cultura cristiana de modo absoluto, sería caer en detrimento de la universalidad.

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UN FENOMENO PLURAL:

Muy contrario a la creencia en un judaísmo unificado e impermeable al helenismo, tenemos en Palestina un país muy helenizado y plagado de divisiones. El fenómeno de pentecostés marca el objetivo universal y el resultado pluricultural del anuncio: don de lenguas y su entendimiento. Gracias a la diáspora se acelera la expansión del cristianismo, que antepone a un judaísmo plural, un cristianismo plural.

Durante más de un siglo, la producción literaria cristiana es exclusivamente en lengua griega, y solo en la segunda mitad del siglo II con las primeras traducciones bíblicas comienzan las versiones en siríaco y latín. En el siglo III los exordios de la literatura cristiana copta. Luego la versión gótica (mediados de siglo IV) influencia de Cirilo y Metodio. Comienzos del siglo V, las traducciones armenias y georgiana.

La relación entre cristianismo y cultura es un nudo fundamental y problemático para una religión basada en la fe en la encarnación de Jesús, hijo de Dios en un contexto cultural preciso y caracterizado por aspiraciones universales.

LO ESPECIFICO DE UNA FILOLOGIA:

La tradición manuscrita, constituida por todos los testimonios supervivientes de un escrito, es para los textos cristianos antiguos generalmente mucho más abundante y cercana a los originales que para otras obras de la antigüedad. Como la Ilíada (15 siglos), el nuevo testamento se lee íntegramente en manuscritos copiados unos tres siglos después de su realización. (Casi 6000 ejemplares). Se plantea el problema de las obras abiertas (posterior corrección y nueva difusión) textos en evolución, fuente de problemas para el filólogo que deba realizar la edición crítica. Otra particularidad corresponde a las lenguas de los textos cristianos, compuestos en griego y latín en época ya avanzada, si se tienen en cuenta los respectivos cánones lingüísticos clásicos. Algunos alfabetos se crearon para traducir la Biblia (gótico y paleoeslavo)

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La presencia textual y la vitalidad de la Biblia constituyen otra particularidad de los textos cristianos, que sin ella, no existirían. Interpretando la Escrituras hebreas, nacen las cristianas, e interpretando las unas y las otras se desarrollan las literaturas cristianas. Escuchado, leído, copiado traducido, memorizado más que ningún otro, el texto bíblico ha estado expuesto a variaciones.

Un fenómeno asimilable a la tradición indirecta, pero particular (constituye un género literario) son las Antologías exegéticas, llamadas catenae. Surgen entre siglos V-VI en ámbito griego. Así mismo la literatura hagiográfica de otra corte, dirigida a narrar la epopeya de los mártires y de los santos, testigos de Cristo y casi nuevos héroes.

Otro desafío de la filología es abundancia de la literatura pseudo epigráfica (bajo nombre falso) y de las falsificaciones.

2. AL PRINCIPIO BIBLIA Y LIBROS

2.1 NACIMIENTO DE UNA ESCRITURA:

La Biblia y su interpretación representan la aportación más relevante del cristianismo a la historia de la humanidad. Gran paradoja: la Biblia el texto más difundido en el mundo, pero es el menos conocido y leído. ( el uso confesional).

Estructura: dos partes Nuevo-Viejo testamentos (antiguo para el ecumenismo); o primer y segundo testamento. “Biblia” del plural neutro latino “biblós”, y del plural neutro griego “ta biblia” (los libros). El hebreo usa para designar los mismos libros el acrónimo tanac (torah, nebiim, ketubim) es indispensable el acercamiento a la Biblia y a su historia más allá de creencias y elecciones personales, en lo posible sin prejuicios de tipo confesional o ideológico.

La literatura bíblica hebrea fue compuesta en un arco de tiempo que ocupa el milenio anterior a la era cristiana. Redactada en su mayoría en hebreo con sendas partes en arameo (lengua semítica s.VI a.C. popular) y en griego.

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El pentateuco indica el inicio de la literatura hebrea como la “cuestión homérica” inicia la literatura griega. Lleva núcleos textuales trasmitidos oralmente desde los siglos X y IX, pero cristalizadas después del exilio babilónico del siglo VI.

Escrita la mayor parte en hebreo, la literatura bíblica judía se amplía con la composición de libros en griego, y sobre todo se traduce a esta lengua en el periodo helenístico.

El texto hebreo es fruto de un proceso que llevó durante el primer milenio cristiano a la progresiva estabilización y vocalización por parte de diversas escuelas de masoretas, por lo cual se llama texto masorético. Trae controversias con los hallazgos del Mar Muerto, respecto a la fidelidad a los originales más antiguos respecto a las versiones griegas y latinas.

2.2 LA ESCRITURA JUDIA LEÍDA POR LOS CRISTIANOS:

Para los contemporáneos de Jesús, (judíos aún) su texto sagrado era el TANAK, no fijado aún por un canon. Con él aprendió Jesús a leer. La lengua hablada era el arameo y eran conocidos el hebreo de la Escritura y el griego. La predicación de Jesús, reconstruida por los evangelios (2ª mitad siglo I; canonizados en la 2ª mitad del SigloII) sería incomprensible sin el TANAK, al cual se refiere e interpreta.

¿Se puede hablar de continuidad total por parte de Jesús y sus discípulos con respecto al judaísmo de su época? A este tipo de preguntas sobre el “Jesús histórico”, no es fácil de responder, porque casi todas las fuentes útiles para una respuesta, aunque históricamente fehacientes, están más interesados en el “Cristo de la Fe” (Bultmann). No obstante parece haber continuidad de Jesús con el judaísmo, especialmente con el fariseísmo, cuidantes e intérpretes del texto sagrado.

La diferencia radical fue la identificación de Jesús como el Mesías esperado por los judíos. Usado por Lucas (Jesús en la sinagoga: “hoy se cumple”) mediante la técnica “pesher” interpretación actualizante de la Escritura; y con los discípulos de Emaús se encuentra otro tanto.

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Las cartas de Pablo y los evangelios (Buena noticia) junto a los demás escritos bíblicos cristianos son una relectura y una continuación de las escrituras hebreas, conocidas seguramente en versión griega e iluminadas por la identificación de Jesús como Mesías.

Marción en el siglo II - opuesto al judaísmo y paulino radical- rechazó por entero el evangelio de Mateo, que quiere mostrar el cumplimiento de las Escrituras en Jesús a través de una sucesión de citas veterotestamentarias. Otro testimonio de la marcada influencia de las Escrituras judías en las cristianas se registra en los textos paralelos de las biblias actuales.

LA BIBLIA CRISTIANA: su inicio está en el TANAK que Jesús conoció junto a sus seguidores por los años 40. Es leído y es cuchado en hebreo, pero explicado también en arameo, según el método del tárgum, especie de traducción parafrástica ampliada con añadidos y explicaciones.

Los diversos TARGUMIN son como testimonios de la exégesis escriturística judía estabilizados con el tiempo y transcritos de forma que parecen remontarse a los siglos II y III pero retomando tradiciones más antiguas.

Las enseñanzas del Nazareno se trasmiten primero oralmente, pero pronto se conservan en forma de LOGIA (gr. = dichos), y en breves textos diversos: parábolas, debates con otros ilustrados en escritura, Historias de milagros y otras formas de texto quizá en griego y arameo. Lo estudia Bultmann como historia de las formas.

Los autores no son testigos oculares, sino otros que han tomado de esos testigos, sin un afán cronístico banal (epilogo de Juan). Contra la historia de las formas de Bultmann en peligro de pasar por alto el texto final, se levanta la escuela de la historia de la redacción de los evangelios para rescatar el sentido del texto final, su intensión.

Saulo de Tarso propagandista del evangelio (veinte años, andando por la cuenca mediterráneo) fundó decenas de comunidades, a las que animaba mediante sus cartas (1 tesalonicenses más antigua /año 50-51). Epistolario paulino actualmente 13 cartas (Laodicenses perdida), son siete cartas autenticas (1 Tesalonicenses, 1-2 corintios, Gálatas, Filipenses, Romanos, Filemón); tres discutidas (2 tesalonicenses, Colosenses, Efesios) y tres

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probablemente no auténticas (1-2 Timoteo y Tito) llamadas pastorales a partir del siglo XVIII. Hebreos, una homilía escrita en griego óptimo.

Otras siete cartas, llamadas “católicas” = universales, son verdaderas circulares cuya atribución tradicional es discutida (1-2 Pedro, 1-3 Juan, Santiago, Judas/ último texto, del siglo II).

Los Cuatro Evangelios:

Marcos data de los 60, Mateo y Lucas de los 70, y Juan de los 90. Se registra el fenómeno sinóptico (fuente Q + Mc) Vs tradicional argumento del resumen marcano. Los hechos de los apóstoles de Lucas. Juan crea un evangelio diferente sobre el “logos” Dios preexistente y creador del mundo, sin embargo encarnado. Las palabras y hechos de Jesús son “signos”. Apocalipsis o “revelación” (proveniente de una tradición radicada en Éfeso). Arduas tensiones con el judaísmo retardaban la conformación oficial del Canon bíblico cristiano. Marcion y los Gnósticos rechazaban las Escrituras Hebreas y la ortodoxia tuvo que imponerlas desde el texto griego.

2.3 ARISTEAS, LOS SETENTA Y OTRAS VERSIONES

Pablo y los demás autores de los escrotos neotestamentarios citan las escrituras hebreas en griego; ya traducidas desde el siglo III aC. (Según Aristeas de S.II aC escrito a Filócrates) fue obra de setenta y dos expertos judíos, seis por cada una de las 12 tribus de Israel, invitados a tal fin a Alejandría de Egipto por Ptolomeo II, Filadelfo. (Recibe el nombre redondeado de “los setenta” según Flavio Josefo (siglo I de nuestra era.) también llamada “Septuaginta” en latín.

De otro lado, las traducciones de las Escrituras en griego deben de haber sido por tanto, más de una. La misma versión de los setenta no es una obra unitaria, ni siquiera en lo que se refiere al pentateuco.

El paso de las Escrituras al griego (de Homero, Safo y Platón) constituye la transposición de un universo cultural a categorías de pensamiento totalmente diferentes. (Primer “Transfusio” en la historia; matizada al menos, por la Koiné).

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La lengua de partida= la de un restringido grupo con escasas posibilidades de influencia cultural; la de llegada= lengua de intercambio de toda la comunidad helenística, extendida por las epopeyas de Alejandro. La traducción se completó en 72 días y es aprobada por la comunidad judía alejandrina que lo celebra anualmente con una fiesta.

Pese a las nostalgias sobre el texto antiguo del TANAK vertido en otra lengua, Filón de Alejandría reconocerá la inspiración del texto griego y hablará de dos “Escrituras hermanas”. Con el paso del tiempo empezó un proceso de decadencia crítica para la septuaginta considerada demasiado alejada del hebreo, hasta que su adopción por parte de los cristianos acabó por desacreditarla definitivamente para el judaísmo.

Las versiones de Aquila (marcado literalismo hebreo, impermeable a los griegos); la de Símaco (cercana al hebreo pero más elegante) y la de Teodocion (quizá las más antigua, y desplazó la septuaginta en muchos lugares) usadas por orígenes para componer los EXAPLA.

La versión de los setenta no es solo una colección de traducciones del hebreo y arameo; incluye además adiciones griegas a textos escritos en hebreo (Daniel, Ester) y libros compuestos directamente en griego (2-4 Macabeos y Sabiduría). No se conoce con exactitud la acentuación de límites para afirmar o descalificar un texto (apócrifo); hipotéticamente se habló de dos cánones escriturarios contrapuestos. Uno palestino restringido y otro alejandrino amplio. (Cfr. Pag 58 Vian)

2.4 MANUSCRITOS BIBLICOS Y CÓDICES

Hay gran riqueza en testimonios de manuscritos antiguos que rodean la Biblia y particularmente al N.T. a diferencia de otros textos griegos clásicos. Códices y pergaminos de Qumrán. Unos 6000 del N.T. en escritura minúscula (siglos IV-X). decenas de miles de citas de autores cristianos de los primeros siglos.

Los manuscritos bíblicos más famosos son los grandes códices mayúsculos de los siglos IV y V, los testimonios más antiguos de toda la Biblia griega. (British Museum, Londres) copiado en cuatro columnas (dos para libros poéticos), en la primera mitad del siglo IV, contiene toda la Biblia y dos textos patrísticos: La carta de Bernabé y el pastor de Hermas. De la misma

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época es el códice Vaticano (vaticano griego 1209, con la sigla B). Códice alejandrino (Sigla A) anexa dos cartas a los corintios atribuidas a Clemente romano. Del siglo V, también el códice “de Efrén” (parisino griego 9, con la sigla C). Por último el códice de Beza (Cambridge, nm II41, sigla D).

Hasta el siglo I de la era cristiana la forma normal del libro (semita, griego, romano) era el rollo, en latín volumen. De piel entre semitas, y de papiro entre griegos-romanos. Entre los siglos II-IV se pasó progresivamente del rollo al códice, predecesor del libro actual. Derivó del uso de cuadernos de tablillas de madera enceradas y unidas, hasta llegar a los folios superpuestos o doblados en dos para formar fascículos, de papiro o pergamino.

3. CRISTIANISMO Y CULTURAS

La helenización del judaísmo un fenómeno registrado por sus restos. Se da una considerable apertura al mundo pagano y ello salva la trasmisión del judaísmo helenizado (raíz del cristianismo). El judaísmo helenístico afirma la anterioridad cronológica del hebraísmo respecto a Homero y a los demás antiguos escritores griegos, buscando sostener la superioridad. Esto generó falsificaciones (con fines ideológicos) pablo en el areópago, y citas de poetas griegos modificadas a este fin. Otros autores judeohelenísticos elaboraron una historiografía más allá de las Escrituras sagradas. (Ezequiel el trágico, Apolinar y Jr., Juvenco…)

Surgimiento de la alegoría, legado del judaísmo helenístico al cristianismo y a la historia de la cultura general es la interpretación alegórica (alla agoreuein = “decir cosas diferentes”) aplicada a la Escritura; Aristóbulo y el autor de la carta de Aristeas son precursores. (Prescripciones alimenticias de números (Eleazar máxima autoridad judía en Jerusalen explica: “se debe respetar, al pie de la letra, pero, expresa algo mucho más profundo que se refiere a la vida de todos los hombres” (conducta moral).

Destacados de la época Filón de Alejandría, filosofo y Flavio Josefo, historiador (antigüedades y la guerra Judía, contra Apión, obra apologética del cristianismo).

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Inevitablemente con la progresiva toma de conciencia de ser en cierto modo diferentes, los cristianos se plantearon el problema de la relación con las culturas de las cuales eran y se sentían parte. Apología del siglo II y III con vitalidad hasta el siglo V (Justino, Taciano, Teófilo de Antioquía, Atenágoras) Tertuliano, Minucio Félix, Clemente de Alejandría, Orígenes, Eusebio, Atanasio, Agustín, Cirilo de Alejandría y Teodoreto.

Justino convertido en Efeso y martirizado en Roma entre el 163-167 (ve un paralelo entre Platón, el timeo y la serpiente de bronce de Moisés, figura de la crucifixión de Cristo).Junto a la teoría de los FURTA GRAECORUM, pone la de los SPERMATA TU LOGU, es decir, las semillas del Logos (principio racional- para los estoicos- que rige el mundo). Todos los que han vivido según el logos son cristianos, aunque sean ateos. De gran influjo contemporáneo en el Vaticano II “Nostra Aetate” reconoce la presencia de la verdad entre los no-cristianos (“Cristianos anónimos” según Karl Ranher 1904-1984).

Taciano su obra el Diatessaron (a través de los cuatro) hacia el 170, responde a una necesidad: leer una vida de Cristo ordenada cronológicamente y enriquecida con particulares apócrifos. (Apologeticum año 197 ¿qué parecido puede haber entre el filósofo y el cristiano?) Este texto precede a la misma escritura como texto latino, compite con el Octavius de Minucio Félix por antigüedad.

La Cultura Asiática: a las principales iglesias de Asia habían escrito Pablo, el autor del Apocalipsis, y el obispo de Antioquía Ignacio. Centro Éfeso,- a diferencia de la cultura alejandrina- hay una visión del mundo de tipo estoico y de tendencia materialista opuesta a la platónica y espiritualista de Alejandría, reflejada en la concepción de Dios, del Cristo, del hombre y de su destino final. La teología asiática va en general por una atención al hombre privilegiando su corporeidad, concepción de Dios de tendencia antropomórfica, con énfasis en la carne salvada por Cristo, y la visión del fin es de tipo milenarista.Exponentes: Papías, Policarpo de Esmirna, Melitón de Sardes, Teófilo de Antioquía e Ireneo de Lyón (todos siglo II).

Roma y sus Obispos: los orígenes del cristianismo en Roma se remontan a los años 40, por misioneros judíos seguidores de Jesús, que dada la revuelta por Cresto provocó un proceso de expulsión.

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Tácito habla de la persecución de Nerón 64-67 donde caen tanto Pedro como Pablo.Clemente Romano interviene en una dificultad en Corinto por peticiones, y poco después Ignacio de Antioquía señala que Roma “la que preside a la caridad”. Con el advenimiento del papá Víctor (africano) comienza una latinización de la comunidad antes expresada en griego (liturgia-escritos). De Roma es el “canon muratoriano” que muestra la lista de los libros bíblicos considerados canónicos a finales del s. II. Igualmente importante será Hipólito de Roma, algunas veces presentado bajo dos personajes muy distintos culturalmente.

La filología de Orígenes se dirige particularmente al texto bíblico con la intensión de interpretarlo. El intelectual alejandrino es y se siente perteneciente a la comunidad cristiana (vir ecclesiasticus) y, en este sentido, se podría decir que la filología en gran parte se mueve por motivos ideológicos, integrada como está, en un coherente sistema teológico.

La sensibilidad filológica de Orígenes se deja ver en otros campos distintos a la Biblia; su método de ampliar las citas de los autores que luego va a rebatir, permitió la reconstrucción de muchos textos perdidos (lo original de Celso, reconstruible a partir del Contra Celsum.)

LA HERENCIA ALEJANDRINA: EUSEBIO

Obispo de Cesarea, más o menos del 313 hasta su muerte 340, Eusebio fue conocido y estimado por el emperador Constantino; y se dedicó especialmente a conservar la herencia de Origenes. Crecido entre los Hexapla y manuscritos escriturarios, Eusebio fue un excelente biblista; debido a su formación en los comentarios exegéticos de Origenes.

A la muerte de Eusebio la Biblioteca quedó directamente bajo el control de los obispos de Cesarea: Acacio (340-366) y, poco después Gelasio y Euzoio. Pero los cuidados de los bibliotecarios más antiguos no consiguieron impedir una progresiva decadencia en los dos siglos siguientes, precipitada por la conquista árabe de la ciudad hacia el 638.

SAN JERONIMO: nació en Estridón en torno al año 347 de una familia cristiana, que le dio una fina formación, enviándole a Roma para que

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perfeccionara sus estudios. Siendo joven sintió el atractivo de la vida mundana, pero prevaleció en él el deseo y el interés por la religión cristiana.

Tras recibir el bautismo, hacia el año 366, se orientó hacia la vida ascética y, al ir a vivir a Aquileya, se integró en un grupo de cristianos fervorosos, definido por él como una especie de «coro de bienaventurados» reunido alrededor del obispo Valeriano. Se fue después a Oriente y vivió como eremita en el desierto de Calcide, en el sur de Alepo (Cf. Epístolas 14,10), dedicándose seriamente al estudio. Perfeccionó el griego, comenzó a estudiar hebreo (Cf. Epístola 125,12), trascribió códigos y obras patrísticas (Cf. Epístolas 5, 2). La meditación, la soledad, el contacto con la Palabra de Dios maduraron su sensibilidad cristiana.

Sintió de una manera más aguda el peso de su pasado juvenil (Cf. Epístola 22, 7), y experimentó profundamente el contraste entre la mentalidad pagana y la cristiana: un contraste que se ha hecho famoso a causa de la dramática y viva «visión» que nos dejó en una narración. En ella le pareció sentir que era flagelado en presencia de Dios, porque era «ciceroniano y no cristiano».

El año 382 se fue a vivir a Roma: aquí, el Papa Dámaso, conociendo su fama de asceta y su competencia como estudioso, le tomó como secretario y consejero; le alentó a emprender una nueva traducción latina de los textos bíblicos por motivos pastorales y culturales. Después de la muerte del Papa Dámaso, Jerónimo dejó Roma en el año 385 y emprendió una peregrinación, ante todo a Tierra Santa, silenciosa testigo de la vida terrena de Cristo, y después a Egipto, tierra elegida por muchos monjes.

La formación literaria y su amplia erudición permitieron a Jerónimo revisar y traducir muchos textos bíblicos: un precioso trabajo para la Iglesia latina y para la cultura occidental. Basándose e los textos originales en griego y en hebreo, comparándolos con las versiones precedentes, revisó los cuatro evangelios en latín, luego los Salmos y buena parte del Antiguo Testamento.

Teniendo en cuenta el original hebreo y el griego de los Setenta, la clásica

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versión griega del Antiguo Testamento que se remonta a tiempos precedentes al cristianismo, y de las precedentes versiones latinas, Jerónimo, ayudado después por otros colaboradores, pudo ofrecer una traducción mejor: constituye la así llamada «Vulgata», el texto «oficial» de la Iglesia latina, que fue reconocido como tal en el Concilio de Trento y que, después de la reciente revisión, sigue siendo el texto «oficial» de la Iglesia.

Es interesante comprobar los criterios a los que se atuvo el gran biblista en su obra de traductor. Los revela él mismo cuando afirma que respeta incluso el orden de las palabras de las Sagradas Escrituras. Confirma, además, la necesidad de recurrir a los textos originales: «En caso de que surgiera una discusión entre los latinos sobre el Nuevo Testamento a causa de las lecciones discordantes de los manuscritos, recurramos al original, es decir, al texto griego en el que se escribió el Nuevo Pacto. Lo mismo sucede con el Antiguo Testamento, si hay divergencia entre los textos griegos y latinos, recurramos al texto original, el hebreo; de este modo, todo lo que surge del manantial lo podemos encontrar en los riachuelos».

Jerónimo, además, comentó también muchos textos bíblicos. Para él los comentarios tienen que ofrecer opiniones múltiples, «de manera que el lector prudente, después de haber leído las diferentes explicaciones y de haber conocido múltiples pareceres --que tiene que aceptar o rechazar-- juzgue cuál es el más atendible. Confutó con energía y vivacidad a los herejes que no aceptaban la tradición y la fe de la Iglesia. Demostró también la importancia y la validez de la literatura cristiana, convertida en una auténtica cultura que para entonces ya era digna de ser confrontada con la clásica: lo hizo redactando «De viris illustribus», una obra en la que Jerónimo presenta las biografías de más de un centenar de autores cristianos.

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BIBLIOGRAFIA

VIAN, Giovanni Maria. La biblioteca de Dios:

(Historia de los textos cristianos)

Madrid, Cristiandad, 2006.