La Aventura de La Historia - Dossier080 Turquía - Un Siglo en La Antesala de Europa

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DOSSIER 43 TURQUÍA Un siglo en la antesala de Europa Kemal Ataturk, el padre de la moderna Turquía, con una alegoría de la República. Uno de los factores que alimentan la desconfianza ante el proceso de construcción europea es el temor a una futura entrada en la UE de Turquía, un país que lleva un siglo buscando una fórmula que le permita conciliar su raíz islámica y su admiración por una Europa a la que ansía incorporarse. Examinamos el largo camino del pueblo turco desde la revolución de Ataturk a las puertas de Bruselas y los graves problemas pendientes, desde la presión religiosa y las desigualdades económicas a la situación de la minoría kurda 44. Entre la esperanza y la impaciencia Bernard Kennedy 50. Revolución desde arriba. Ataturk. Antonio Elorza 57. Un Islam en la encrucijada Mateo Ballester 64. Los kurdos, a la espera de Atakurd Manuel Martorell LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

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  • DOSSIER

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    TURQUAUn siglo en la antesalade Europa

    Kemal Ataturk, elpadre de la moderna

    Turqua, con unaalegora de la

    Repblica.

    Uno de los factores que alimentan la desconfianza ante el procesode construccin europea es el temor a una futura entrada en la UEde Turqua, un pas que lleva un siglo buscando una frmula que lepermita conciliar su raz islmica y su admiracin por una Europa ala que ansa incorporarse. Examinamos el largo camino del puebloturco desde la revolucin de Ataturk a las puertas de Bruselas y losgraves problemas pendientes, desde la presin religiosa y lasdesigualdades econmicas a la situacin de la minora kurda

    44. Entre la esperanza y la impacienciaBernard Kennedy

    50. Revolucin desdearriba. Ataturk.Antonio Elorza

    57. Un Islam en laencrucijadaMateo Ballester

    64. Los kurdos, a laespera de AtakurdManuel Martorell

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    ESPERANZAIMPACIENCIA

    Entre la

    y la

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  • Para entender a Turqua hayque pensar en un pas enel que entre 10 y 15 millonesde personas disfrutan del es-tilo de vida de Blgica y entre 55 y 60millones viven en el nivel de Pakistny la India o por debajo de l, aseguraBlent Tanla, economista, investigador,fundador de una de las primeras com-paas turcas de anlisis de mercadosy diputado por Estambul del principalgrupo de la oposicin, el Partido Repu-blicano del Pueblo (CHP). Hay cincode las 500 personas ms ricas del mun-do junto a doce millones que viven enel umbral de la pobreza.

    Turqua debe comenzar las conver-saciones para la adhesin a la UE el 3de octubre prximo. Pero, mientras quela economa turca incluso si se midesobre la base de la paridad de poder ad-quisitivo es poco ms de la mitad quela de Espaa, Turqua tiene un 80 por100 ms de bocas que alimentar. Anms, la distribucin de la renta muestrasunas caractersticas ms propias de Am-rica Latina que de Europa. Segn elPNUD, el 10 por 100 de la poblacinms rica recibe el 30,7 por 100 de los in-gresos, mientras que el 10 por 100 mspobre slo gana el 2,3 por 100.

    La lucha por sobrevivir es claramentevisible en el centro de Ankara, a pocosminutos de la oficina de Tanla en el Par-lamento. Los parques y las aceras sonapenas practicables, debido a la cantidadde mendigos, limpiabotas y vendedoresambulantes de todas las edades ofre-ciendo roscas de pan, pauelos de pa-pel, juguetes y ropa baratos, castaas, ci-garrillos, pipas de girasol o pollitos, se-gn la estacin del ao. Estas escenas sereproducen en el centro de las ciudades

    de todo el pas y, por supuesto, en Es-tambul, hogar de 10 de los 72 millonesde habitantes. Una ciudad donde los mi-naretes histricos han sido superados porlos rascacielos de las corporaciones y loshoteles de lujo y donde los sufridos tran-sentes se mezclan con miles de niosde la calle.

    En los desconocidos y alejados su-burbios, los bloques de apartamentosbaratos van desplazando poco a pocoa las chabolas. Pero el pan sigue sien-do el alimento bsico. Ms all, se en-cuentra el campo, en el que el 30 por100 de la poblacin todava se gana aduras penas la vida con parcelas de unpromedio de seis hectreas, la mitad dela media europea. Mientras las ciudadesdel oeste de Turqua y de la costa me-diterrnea atraen tanto a compradorescomo a trabajadores legales e ilegalesde los antiguos pases comunistas, lasciudades y las aldeas de Anatolia cen-tral y del norte y las despobladas tierrasaltas y las incontables ciudades super-pobladas del sureste cuentan una his-toria muy diferente. Sobre la base de laparidad del poder adquisitivo, la rentaper cpita en el industrializado Kocae-li, al este de Estambul, era superior a los16.500 dlares en 2000. En la provin-cia de Mus, en el este, era de slo 1.587.En unas declaraciones al diario Hurri-yet en abril pasado, el vicerrector de laUniversidad Ao 100 en la provinciaoriental de Van, calcula que de 13.000estudiantes, slo 100 hacen tres comi-das al da.

    Crecimiento sin empleoLa repblica puede presumir de muchoslogros. Una poblacin de 14 millones depersonas, desplazada, reducida y ex-hausta por la guerra, se puso manos alarado en la dcada de 1920 y se em-barc en una senda de industrializacin

    BERNARD KENNEDY es un periodista freelan-ce que trabaja desde hace aos en Ankara.

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    TURQUA, UN SIGLO EN LA ANTESALA DE EUROPA

    Escolares turcos ataviados con unacareta de Ataturk, durante la

    celebracin del 65 aniversario de sufallecimiento.

    El eventual ingreso de Turqua en la UE tiene muchos riesgos: lasdesigualdades econmicas en la sociedad turca, el atraso de las zonasrurales, los recelos de los islamistas... Bernard Kennedy los enumera,pero destaca el optimismo y las esperanzas que despierta el proceso

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  • planificada por el Estado en los aostreinta. Desde entonces, cada generacinha producido una nueva ola de empre-sarios oportunistas, urbanos o provin-cianos, liberales o conservadores, con osin socios multinacionales, y todos ali-mentados por polticas proteccionistas,crditos blandos, incentivos fiscales y unmercado domstico inflado y en el queno se respetan los impuestos ni las le-yes relativas a la seguridad social.

    Cuando entr en vigor la unin adua-nera con la UE en 1996, los analistas te-man que los mercados de bienes de con-sumo, protegidos hasta ese momento, sevieran anegados. En lugar de ello, las ex-portaciones, consistentes de forma abru-madora en tejidos, ropa, coches, aceroy otros bienes manufacturados, se han tri-plicado hasta alcanzar la cifra de 50.000millones de euros. De cada dos televi-siones que se venden en Europa, una es-t hecha en Turqua. A cambio, el aopasado Turqua gast 80.000 millones deeuros en importaciones, que incluan ma-quinaria, materias primas y repuestos, hi-drocarburos y telfonos mviles.

    Sin embargo, la creacin de empleo noha crecido en paralelo a la poblacin, nisiquiera en los ltimos tres aos de r-pido crecimiento y una inflacin en brus-co descenso. Los sondeos de opininconsideran de forma sistemtica que losgrandes problemas de Turqua son el de-sempleo y el coste de la vida. En 2004,el desempleo era del 10,3 por 100, pe-ro la cifra sera mucho ms elevada si sedefiniera de forma ms amplia la fuer-za laboral. Slo 22 de los 50 millones deadultos en edad laboral dos terciosde los hombres, pero menos de unacuarta parte de las mujeres estaban enrealidad trabajando. De ellos, un terciose empleaba en la agricultura, donde msdel 50 por 100 del desempleo toma laforma de trabajo familiar no remunera-do, a menudo a cargo de las mujeres.Otros tres millones ejercan oficios pre-carios, como conductores de autobs ode taxi autoempleados o dependientes ycomerciantes de todo tipo de objetos.

    Los asalariados slo ascienden a oncemillones, incluyendo tres millones en elsector pblico. Ms de tres millones de

    asalariados del sector privado estn em-pleados informalmente, sin seguridadsocial ni la esperanza de tener una pen-sin. Pocos disfrutan de representacinsindical.

    Lo peor est por venir?La educacin est ampliamente consi-derada como el camino hacia unos in-gresos seguros. Los padres gastan msdinero en atestar las escuelas para pre-parar a los adolescentes para el muycompetitivo examen de ingreso a la Uni-versidad de lo que el Estado gasta en to-do el sistema universitario. Sin embargo,la tasa de desempleo entre bachilleres ylicenciados universitarios de hasta 24aos en las zonas urbanas es del 25 por100, a pesar de los dieciocho meses deservicio militar obligatorio en el dcimoejrcito ms grande del mundo.

    Las condiciones empeoran antes demejorar. La poblacin sigue creciendo aun ritmo de casi el 1,5 por 100 anual. Lamitad tiene menos de 25 aos. Cadaao, 1,4 millones de personas alcanzanla edad laboral. Los sistemas de apoyoagrcola se estn reformando y el em-pleo pblico est congelado, ya que el

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    Turcos fuera de casa

    Turqua tiene 71 millones de habi-tantes, de los que entre 15 y 20 mi-llones pertecenen a la minora kurda. Pe-ro fuera de su fronteras hay importantesgrupos de poblacin turca, principal-mente en la Unin Europea. Alemaniacuenta con 2.375.000 inmigrantes tur-cos, lo que lo convierte en el pas conms turcos fuera de su propia patria.Francia es el segundo pas con ms po-blacin turca de la UE, con 326.000,apenas 3.000 ms en Holanda, dondehay 323.000. Blgica, con 134.000, yAustria, con 133.000, ocupan el tercerescaln de destino de la emigracin tur-ca hacia Europa. En Suiza hay 81.000turcos; en Gran Bretaa, 71.000; en Di-namarca 49.000; en Suecia, 32.000 y enNoruega, 11.000.

    Fuera de Europa, el pas con mayorminora turca es Arabia Saud, dondeviven 108.000 emigrantes de esa na-cionalidad, seguido de Estados Unidos,con 102.000 y Australia, con 89.000.

    El primer ministro turco, Tayyip Erdogan, y el canciller alemn Gerhardt Schroeder. EnAlemania vive la mayor concentracin de turcos fuera de su pas.

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  • FMI aconseja al Gobierno que privati-ce y desve casi un cuarto de sus ingre-sos para pagar la deuda. Se ha pensa-do incluso en poner un impuesto parala emigracin a Estambul, para aliviar lacreciente presin sobre la infraestruc-tura urbana. Los trabajos y la industriaestn amenazados por la creciente com-petencia de Asia y los supermercadosestn complicndole la vida al pequeocomercio tradicional. Adems de la fa-milia, los lazos regionales o de clan pue-den proporcionar un cierto grado de so-lidaridad social. Se han propuesto pla-nes sanitarios y de pensiones para sus-tituir a las destartaladas instituciones deseguridad social, que tiene muchas pr-didas, pero no est claro cmo se vana financiar.

    Los belgas de Turqua temen unaepidemia de delincuencia. El aumentode los robos y de los tirones de bolsosha llamado la atencin de la opinin p-blica. El 5 de noviembre de 2004, AhmetHakan Canidemir, un estudiante de 18aos, muri tras haber sido golpeado yarrojado de un tren por unos agresores

    que le robaron su telfono mvil. Losapualamientos en los institutos y en lospartidos de ftbol tambin han llegadoa los titulares de prensa. Las publica-ciones ms populares sugieren que elendeudamiento y el empobrecimientoestn provocando cada vez ms suici-dios y asesinatos en los hogares.

    Modernizacin desigualTodas estas tendencias se han formadoen el campo magntico de Occidente.Desde los tiempos otomanos, EuropaOccidental ha sido idealizada por los in-telectuales y los reformadores turcos. Larepblica ha compartido muchas de lasmismas corrientes, desde la introduccinde la democracia multipartidista en 1946a la oposicin izquierdista radical de ladcada de 1970. Durante la Guerra Fra,EE. UU. y Europa ofrecieron apoyo mi-litar, tecnologa y la promesa de desa-rrollo. En los ochenta, pidieron a gritosoportunidades para invertir. Esto provo-c una apertura prematura a las finanzasinternacionales, seguida por booms fi-nanciados por la deuda, interrumpidos

    por crisis financieras y profundas rece-siones en 1994 y 2001. Mientras tanto, laUE proporcion un amplio mercado pa-ra los productos industriales de poco pre-cio y los paquetes tursticos baratos.

    Los modelos occidentales han sidounas veces adoptados y otras, rechaza-dos. En las relaciones polticas, buro-crticas, judiciales, sociales, comercialesy laborales, los vnculos de deferencia yclientelares se han mezclado con acuer-dos constitucionales y contractuales. ElIslam y las comunidades islmicas handesempeado un papel significativo enla vida pblica y poltica. En ocasionesha habido violencia islamista contra lassinagogas, algunos lderes de opinin,la comunidad alev y otros grupos isla-mistas. Tambin han florecido organi-zaciones mafiosas. Hay bolsas sociales,en su mayora en el sureste y en la pe-riferia de las grandes ciudades, que seresisten a enviar a sus hijas a la escue-la y estn dispuestas a sacrificarlas a lamenor sospecha de un contacto prohi-bido con muchachos, que pueda daarel honor de sus padres y hermanos.

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    ENTRE LA ESPERANZA Y LA IMPACIENCIATURQUA, UN SIGLO EN LA ANTESALA DE EUROPA

    Diputados del Parlamento Europeo dan el s a las conversaciones para el ingreso de Turqua, el 15 de diciembre de 2004.

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  • Los peridicos recogen al menos un in-cidente de este tipo al mes.

    El golpe de 1980, el tercero en vein-te aos, aplast a los sindicatos y a losmovimientos estudiantiles y allan el ca-mino para la liberalizacin de la eco-noma. Durante el correspondiente rei-no de terror, las fuerzas de seguridad ylos activistas de derecha afilaron sus h-bitos violentos y adquirieron una licen-cia de facto para llevarlos a la prctica ala que no han renunciado. Estas tcticasse emplearon especialmente y a me-nudo de forma contraproducente du-rante la insurgencia del Partido de los

    Trabajadores del Kurdistn (PKK), queestall en 1984, al ao del regreso a ungobierno electo, bajo el liderazgo del exizquierdista Abdullah Ocalan. Las ma-tanzas sin investigar, los asesinatos sinresolver y las desapariciones continan.Las condenas por tortura son raras y laviolencia contra los izquierdistas y losmanifestantes es un lugar comn.

    En poltica, los estatistas o los secu-laristas socialdemcratas ha luchado porcompetir con una alianza de conserva-dores de centro-derecha y de capitalis-tas liberales y, cada vez ms, con el con-servadurismo religioso. Las crisis eco-nmicas de 1994 y de 2001 permitieron

    que los socialconservadores se hicierancon el poder en las urnas. Una coalicindirigida por el veterano orador islamis-ta Necmettin Erbakan fue desalojada delpoder tas una serie de advertencias porparte del Consejo de Seguridad Nacio-nal (MGK), dominado por los militares,en 1997. Pero en las elecciones gene-rales de 2002, el recin creado Partidode las Justicia y el Desarrollo (AKP), delex alcalde de Estambul Tayyip Erdogan,obtuvo el 34 por 100 de los votos. El de-sigual sistema electoral, que impide quelos partidos que tengan menos del10 por 100 de los votos puedan lograr

    escaos, le permiti obtener una mayo-ra parlamentaria de dos tercios.

    El AKP ha chocado varias veces conel presidente Sezer, un antiguo juez delTribunal Constitucional y convencido lai-cista, a menudo por sus nombramientospartidistas. Pero en los asuntos ms cr-ticos, como el uso del velo en los luga-res pblicos, Erdogan ha cedido. A lavez, ha sido capaz de lograr apoyo dela UE para reducir el papel del MGK. Engeneral, ha seguido la poltica de libe-ralizacin de la coalicin anterior. Estapoltica inclua la abolicin de la penade muerte, con lo que se salv la vidade Ocalan, que fue capturado en 1998.

    Dada la tendencia del electorado acastigar al partido en el poder, no pa-rece probable que el AKP repita su vic-toria arrolladora en las elecciones pre-vistas para 2007. Pero antes, a comien-zos de 2007, el Parlamento debe elegirnuevo presidente. Si se tratara de Erdo-gan, su esposa, Emine Erdogan se con-vertira en una polmica primera damacon velo, por vez primera en la histo-ria de la repblica.

    Expectativas ante la UEMientras tanto, la UE domina la agenda.Los analistas financieros y la mayor par-te de la comunidad de negocios esperaque el proceso de entrada en la UE es-tabilice la vida poltica, ancle la econo-ma y atraiga ms inversiones extranjeras.Los principales medios de comunicacinofrecen mucho apoyo. Las clases mediascreen que la UE tendr una influenciabenfica en todos los aspectos, desde laadministracin, la corrupcin, el com-portamiento de la polica y las liberta-des civiles hasta la seguridad y la pro-teccin del medio ambiente. A pesar deun conocimiento superficial, los sondeosde opinin muestran de forma asidua queentre el 60 y el 80 por 100 de los turcosapoya la adhesin y ningn partido deimportancia se atreve a oponerse.

    Los turcos son desde hace tiempo vi-dos participantes en todo lo que sea eu-ropeo, desde el Consejo de Europa a losdeportes, los concursos musicales y losde belleza. Nadie podra separar a Tur-qua de la UE si lo intentara. La ComisinEuropea tiene una delegacin que em-plea a ms de cien personas en la capi-tal turca y a la que se le consultan todoslos proyectos de ley y los reglamentos.Hay decenas de asesores trabajando enuna pltora de proyectos. En la burocra-cia turca han brotado decenas de depar-tamentos y de comits de coordinacincon las siglas de la UE. El Instituto Esta-tal de Estadstica ha adoptado las defini-ciones de la UE para las regiones geo-grficas y la Organizacin para la Plani-ficacin Estatal ha retrasado el prximoplan quinquenal para que encaje en elproceso presupuestario europeo. A lavez, ha surgido una gran cantidad deONG para apoyar la entrada en la UE opara beneficiarse de sus fondos.

    Sin embargo, la UE tambin provocabastante cinismo. Turqua y la UE fir-maron un Acuerdo de Asociacin nada

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    Activistas a favor de los derechos de los animales se manifiestan frente un restaurante de lacadena Kentucky Fried Chicken en Estambul, el pasado 29 de abril.

    Los turcos participan con avidez en todolo que sea europeo, desde el Consejo deEuropa a los concursos de belleza

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  • menos que en 1963. Turqua ya eramiembro de la OCDE, la OTAN y el Con-sejo de Europa. Turqua todava no eraun mercado emergente endeudado y elresto de Europa del sur an no habaocupado su lugar en el mundo desarro-llado. Desde entonces, Turqua ha sidoadelantada reiteradamente en el caminohacia la entrada en la UE. Ha surgido ungran corpus de legislacin domstica queha de ser adoptada al por mayor por losaspirantes al ingreso. Se han elaboradocomplejos criterios para entrar. Cuandola UE decidi finalmente que Turqua ha-ba alcanzado el mnimo de democraciarequerido para comenzar las conversa-ciones de adhesin, tambin dej claroque esas conversaciones no terminarnantes de 2014 como muy pronto, que sepueden interrumpir, que el ingreso no es-t garantizado y que el resultado, en to-do caso, tiene que ser aprobado portodos los Estados miembros, algunos delos cuales celebrarn referendos.

    El nivel de ayuda financiera que re-cibir Turqua no est decidido y sermucho ms bajo en trminos per cpi-ta que lo recibido hasta la fecha por losnuevos socios. Incluso en caso de ad-misin, Turqua estara sujeta a largosperodos de transicin, derogaciones,acuerdos especficos o clusulas de sal-vaguardia permanentes en reas comola libertad de circulacin, los fondos es-tructurales o la agricultura. A algunos po-lticos europeos les gustara poder ofre-cer a Turqua un estatus especial. Ni laoposicin del papa Benedicto XVI ni losdebates sobre la Constitucin europeahan contribuido mucho a mejorar lasperspectivas de Turqua.

    Chipre y los kurdosLa percepcin de que Turqua ser man-tenida indefinidamente en la sala de es-pera, acatando las normas de la UE sintomar parte en su elaboracin, no atenael entusiasmo de los ms fervientes par-tidarios. Si Turqua alcanza los niveleseuropeos, no importa que acabemos en-trando o no en la UE, me dicen con fre-cuencia. Otros creen que la envejecidapoblacin de la UE necesita la mano deobra joven de Turqua, lo que finalmen-te inclinar la balanza del lado turco. Pe-ro tambin hay otros puntos de vista.

    En abril de 2004, los turcochipriotasvotaron a favor de la reunificacin dela isla, de acuerdo con un plan de

    compromiso de las Naciones Unidas. Losgrecochipriotas rechazaron la frmula.Los turcochipriotas siguen aislados de lacomunidad internacional. Los grecochi-priotas entraron en la UE en mayo de2004 y Ankara est ahora obligada aaceptar al Chipre griego como compa-ero aduanero de la Unin, admitien-do en cierta manera su jurisdiccin so-bre toda la isla, como condicin previapara las conversaciones de acceso a laUE. En el futuro inmediato, es proba-ble que Ankara tenga tambin que re-nunciar a algunas posturas largo tiempodefendidas en sus disputas con Greciaen el Egeo. Todo esto les parece muy in-justo a muchos turcos, pero el constan-te nfasis de la UE en los derechos delas minoras, especialmente de los kur-do, es an ms mortificante.

    Los precedentes histricos, las vidasperdidas a manos de los guerrilleros kur-dos, la continua presencia armada de mi-litantes del ex PKK en el norte de Iraqy Turqua, la alianza de los kurdos ira-ques con EE. UU. en Iraq hacen que elproblema kurdo sea algo muy sensible.La quema de una bandera turca por par-te de manifestantes nacionalistas kurdosen Mersin, en el sur de Turqua, el pa-sado 20 de marzo, impuls a millones depersonas a poner banderas turcas en susbalcones, sus tiendas y sus vehculos. Al-gunas fuerzas de la oposicin esperancapitalizar estos sentimientos nacionalis-tas. Uno de ellos, el Partido de AccinNacional (MHP), de extrema derecha,

    destac brevemente al lograr el 18 por100 de los sufragios en 1999, tras la cap-tura de Ocalan.

    Un nuevo talante?La construccin nacional de Turqua anest en marcha y la UE debe tener cui-dado con estas sensibilidades, dice Tan-la. Cuando empiezas a hablar de las di-ferencias religiosas y tnicas como pro-blema, entonces se convierten en inso-lubles. Sin embargo, el veterano perio-dista Mehmet Ali Birand, uno de los prin-cipales expertos en la UE y uno de losms firmes defensores de la entrada enla Unin, sostiene, en su recin publica-da opus magna en turco, La gran luchaeuropea de Turqua, que la opinin pu-blica no quiere perder el tiempo en cri-sis chipriotas. Quiere evitar crisis con Gre-cia. Querra resolver el problema kurdosin recurrir a las armas... si aceptamos quela poltica vieja y pasada de moda es in-til, nuestro camino al futuro estar des-pejado. Si alguien cree que la opininpblica cambiar aade, se equivoca.

    Turqua ha escogido la prosperidad,declara Birand. Sin embargo, la econo-ma se est desacelerando, a medida queaumentan las tasas de inters de la UE.El rostro de Turqua ha girado hacia Oc-cidente, hacia la modernidad, comentaTanla. De eso no hay duda, pero cuan-do sta no viene con la suficiente rapi-dez, la gente se siente decepcionada yreacciona. Un poco de prosperidad com-partida servira para avanzar bastante.

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    ENTRE LA ESPERANZA Y LA IMPACIENCIATURQUA, UN SIGLO EN LA ANTESALA DE EUROPA

    Partidarios de Tayyip Erdogan celebran en las calles de Estambul el s de la UE al proceso denegociacin con Turqua, en diciembre de 2004.

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  • Los juicios ms negativos sobreKemal Ataturk no se encuentranen la historiografa griega, sinoen la literatura islamista, cuyosautores no le perdonan el intento de se-parar poltica y religin, ensayando conxito el establecimiento en Turqua de unrgimen laico, en cuyo seno persistieronsin dificultad las creencias religiosas. Fueel modelo de una modernizacin ten-dente a despojar de poder a las insti-tuciones islmicas y, tal vez por eso, lainquina suscitada hasta hoy ha sido tanintensa como si fuera el peor de los ene-migos tradicionales, infieles y apstatas.

    Ahora bien, Mustaf Kemal no esta-ba preocupado por combatir a la reli-gin, sino por salvar a Turqua. Desdefines del siglo XVIII, el Imperio Otoma-no experimentaba un proceso de deca-dencia, fruto de una inferioridad tecno-lgica cada vez ms acusada en relacincon las potencias europeas.

    Tras las derrotas militares ante Rusia,entre 1768 y 1794, comenz a plantear-se el dilema de modernizacin o muer-te poltica, que volver a la actualidad ca-da vez que se pierda una nueva guerray el Imperio sufra una nueva amputa-cin. Los supuestos del cambio resulta-ron definidos muy pronto, cuando en laltima dcada del setecientos Selim III,con su proyecto de Nuevo Orden,

    plantea un fortalecimiento del Estado conuna mayor centralizacin y un nuevo ti-po de ejrcito, Europa es ya el modelo.

    Tal vez por eso, en El rapto en el se-rrallo de Mozart, un Selim Pach ser elvocero de la nueva Turqua, respetuo-sa de los derechos humanos frente al pa-sado brutal que encarna el guardin Os-mn, cuyo mismo nombre evoca el an-tecedente osmanl. El ejrcito fue ya lapunta de lanza del cambio, abrindoselos cauces de comunicacin con el pen-samiento moderno gracias a los instruc-tores europeos, en su mayora franceses.

    La religin aparece como ltimo

    recurso frente a las reformas, proclama-das contrarias al credo musulmn por elsheik ul-islam, la suprema autoridad re-ligiosa de Estambul. Su fatua provoc ladeposicin de Selim III, en 1807. Los tr-minos del problema estaban ya definidos:modernizacin europeizante a partir delejrcito versus resistencia anclada en las

    estructuras religiosas con el apoyodel cuerpo de jenzaros hasta su eli-

    minacin a caonazos en 1826.La segunda oleada reformadora tiene

    como prlogo las medidas de Mahmut IIen el plano de la organizacin militar,la enseanza y la internacionalizacin dela economa turca. A su muerte, en 1839,se abre el perodo conocido como Tan-zimat, literalmente las reformas, quese extiende hasta 1871, con una gama decambios que conciernen a la educacin,los derechos humanos y el sistema fiscal.

    Nuevo vocabulario polticoLas limitaciones observables dieron ori-gen a una incipiente formacin de litesdemocrticas que crean un nuevo voca-bulario poltico: vatan (patria), hrriyet(libertad), millet (nacin, antes comuni-dad religiosa). Slo que ni los efectos mi-litares, ni los econmicos frenan la de-cadencia cada vez ms visible del hom-bre enfermo de Europa. En la dcada de1870 hay un retroceso hacia el despotis-mo tradicional, encarnado a partir de1878 por el sultn Abdulhamit II (1876-1909), tras disolver el Parlamento elegi-do de acuerdo con los principios de la

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    ANTONIO ELORZA es catedrtico de Historiadel Pensamiento Poltico, U. Complutensede Madrid.

    La revolucionaria transformacin de Turqua a principios del siglo XXtiene su liderazgo indiscutible en Kemal Ataturk. Antonio Elorzaexplica su pensamiento, sigue su evolucin poltica y analiza los puntosdbiles del proceso, que siguen lastrando la modernizacin del pas.

    Revolucin desde arriba

    ATATURK

    Caricatura de Abdulhamit II, el sultn quefue depuesto en 1909 tras la revuelta de losJvenes Turcos, como un tirano sanguinario.

    LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

  • primera Constitucin de la historia turca.El bloqueo poltico se ver acompa-

    ado por una conciencia cada vez msaguda de la inferioridad militar. De ahque sean los militares de nueva forma-cin en la Academia de la Guerra, los lla-mados Jvenes Turcos, quienes encabe-cen la oposicin nacionalista y consti-tucionalista, en torno al llamado Comitde Unin y Progreso (CUP), del que se

    deriva la calificacin de unionistas. Enanloga direccin se movieron los pro-fesionales educados en la Academia dela Administracin. El sultanato pasabaa ser el obstculo principal.

    En julio de 1908, el levantamiento delos Jvenes Turcos oblig al viejo sultna restablecer la Constitucin, premisa pa-ra que sea depuesto en abril de 1909. En-cabezados por un hombre ambicioso e

    hiperactivo, Enver Pach, su nacionalis-mo se vio reforzado por la nueva olea-da de derrotas en la guerra con Libia yen la primera contienda de los Balcanes.De ese malestar surgir la decisin sui-cida de alinearse con los Imperios Cen-trales en la I Guerra Mundial, cuya con-secuencia fue la prdida definitiva delImperio que anuncia el armisticio-rendicin de Mudros, el 31 de octubre

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    TURQUA, UN SIGLO EN LA ANTESALA DE EUROPA

    Fuerzas especiales del Ejrcito turco se descuelgan desde helicpteros frente a un retrato de Ataturk en Ankara, octubre de 2004.

    LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

  • de 1918. Ms an, territorios del corazndel pas vencido iban a ser ocupados porInglaterra, Francia y Grecia, mientras laszonas de poblamiento griego en el marNegro y armenio apuntaban a la sece-sin. La resurreccin prometida por losJvenes Turcos pareca llevar al hundi-miento total.

    Entonces entra en escena Mustaf Ke-mal, un hombre con brillante ejecutoriamilitar, especialmente en la defensa deConstantinopla tras el desembarco aliadoen Gallipoli, y opuesto tanto al alinea-miento con los Imperios centrales en laguerra como a Enver Pach. Mustaf Ke-mal haba nacido en Salnica, en 1881,entrando desde muy joven como militaren actividades conspiratorias vinculadasal CUP, si bien disentir del liderazgo ejer-cido por Enver. Esa discrepancia le im-pidi ocupar puestos ms destacados.Muy preocupado por los aspectos tcni-cos de la formacin militar desde niorecibi el apodo de Kemal, perfecto,estuvo siempre convencido de que, sinun cambio poltico profundo, no cabasolucin para los problemas militares deTurqua. Su relacin durante la gran gue-rra con Vahdettin, el futuro Mehmet VI(1918-1922) le convenci de que no ha-

    ba que contar con el sultanato para ladefensa de los intereses nacionales. Enlos meses que siguieron al armisticio deMudros, qued claro que el sultn esta-ba dispuesto a plegarse a los aliados pa-ra conservar el trono.

    La paz de Svres, en 1920, consagresa dependencia. El nico recurso era laaccin militar en Anatolia y su designa-cin como inspector del ejrcito para ladesmilitarizacin fue la ocasin para uti-lizarlo. Apenas llegado, el 19 de mayo de1919, al puerto de Samsn, en el Mar Ne-gro, Mustaf Kemal emprende una laboropuesta a aquella para la que fuera nom-brado: centralizar las fuerzas militares dis-persas e instaurar un poder poltico-nacionalista enfrentado al espritu de su-misin dominante en Constantinopla.

    Los aos decisivos de la guerra de in-dependencia y el establecimiento de laRepblica Turca, 1919-1926, fueron ob-jeto de un pormenorizado relato escrito

    por el mismo Mustaf Kemal y conteni-do en un discurso-ro de treinta y seishoras, el nutuk, que pronunci entreel 15 y el 20 de octubre de 1927 ante elCongreso de su partido nico, el Parti-do Republicano del Pueblo (RPP).

    El que entonces era llamado oficial-mente el ghazi, es decir, el guerrero porla causa sagrada, tena inters en que Eu-ropa y su propio pas conociera la tc-tica utilizada para alcanzar el fin esen-cial: preservar la independencia de la pa-tria turca contra toda ingerencia extran-jera, fuese protectorado u ocupacin.

    Nacin en armasImportaba que toda la nacin expli-ca Kemal en el nutuk, oponiendo unaresistencia armada a quienquiera se in-miscuyese en el hogar turco y en su in-dependencia, entrara en lucha contra losagresores. Al mismo tiempo, la situa-cin mostraba que el sultn otomanoobstaculizaba esa lucha, pero an no eraposible atacarle frontalmente.

    Decisin rpida y pragmatismo fueronlos criterios empleados a la hora de con-centrar las tropas disponibles en Anka-ra y de dar forma poltica al movimien-

    to de resistencia nacional. Por el mo-mento, el riesgo ms inmediato residaen la pretensin armenia de constituirun Estado en las seis provincias orien-tales, lo que haba dado lugar a la pro-liferacin en la zona, como en otras par-tes amenazadas del Imperio, de asocia-ciones locales y regionales para la de-fensa de los derechos, animadas por an-tiguos unionistas. Ellos sern la plata-forma poltica de la accin de Kemal,con el respaldo de los jefes militares na-cionalistas que, en julio de 1919, le pres-tan su adhesin, en lugar de detenerle,como exiga el Gobierno.

    Es la Liga para la Defensa de los De-rechos de la Anatolia Oriental, reunida enErzerum en julio-agosto de 1919 y pre-sidida por Kemal, la que proporciona unaprimera redaccin del programa nacio-nalista, afirmando el rechazo de la nacina toda ocupacin o protectorado extran-jeros, as como a toda posicin excep-cional asignada a la poblacin cristiana(sic), y el principio de la soberana na-cional. De ser incapaz el gobierno cen-tral de salvaguardar la independencia yla integridad de la patria, un Gobiernoprovisional elegido por el Congreso Na-cional, y en su defecto por un comit re-presentativo, asumira tal misin. Un se-gundo Congreso ms amplio, reunido enSivas, del 4 al 11 de septiembre, exten-di su mbito a toda Anatolia y a la Tur-qua europea (Rumelia-Tracia).

    El comit representativo fue elegido,con Kemal de presidente, instalndose endiciembre en Angora, la actual Ankara,unida por ferrocarril con Constantinopla.Entre tanto, un nuevo Gobierno imperial,menos antinacionalista, organiz unaselecciones parlamentarias que en Anato-lia se desarrollaron bajo control unionis-ta. Cuando en marzo de 1920, los brit-nicos ocupen Constantinopla y se lancena detener unionistas, 92 diputados se tras-ladarn a Angora, donde reunidos encompaa de representantes informalesprocedentes de Anatolia integran la GranAsamblea Nacional.

    El gobierno imperial quedaba aisladobajo control britnico y el poder efecti-vo, con el respaldo de la soberana na-cional y el liderazgo de Kemal Pach, re-sultaba transferido a Angora. Su progra-ma era el del Pacto Nacional, resumenen seis puntos de lo acordado en Erze-rum y Sivas. Era reivindicada la plena in-dependencia econmica, financiera y

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    En marzo de 1920, el Gobierno imperialqued aislado en Constantinopla yAtaturk se hizo con el poder en Ankara

    Enver Pach, un hombre ambicioso ehiperactivo, lider la revuelta de los JvenesTurcos en julio de 1908.

    LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

  • judicial del Imperio, con respeto a losderechos de las minoras, pero haba unaafirmacin tajante del derecho de la ma-yora otomana musulmana a conservarlos territorios en que esa situacin se die-ra, mientras los de mayora rabe deci-diran mediante plebiscito, al igual quelas regiones cedidas a Rusia en 1878.

    Kemal no habla de mayora turca. Sesirve de un concepto tnico-religioso denacin que le permite sumar los com-ponentes turcos, kurdos, circasianos, et-ctera, de la poblacin para rechazar lapretensin de formar un Estado arme-nio en la Anatolia oriental.

    Fragmentacin en SvresEl 10 de agosto de 1920, el Gobierno im-perial acept el Tratado de Svres, queconsagraba la fragmentacin del antiguoImperio y, en particular, el nacimiento deuna Repblica de Armenia, con el este deAnatolia incorporado, y de una expan-sin griega en Tracia oriental y en Es-mirna y su comarca. Slo que la divisinentre los vencedores era profunda, per-mitiendo incluso el traslado masivo de ar-mas desde Constantinopla a Ankara. Al

    ver rechazado el presidente norteameri-cano Wilson su propsito de asumir laresponsabilidad en cuanto a Armenia, lanegativa de los nacionalistas colocaba lasolucin en el terreno de las armas. Pa-ra entonces, la Gran Asamblea de Ango-ra haba nombrado un gobierno propia-mente dicho, declarando traidor al granvisir y al sultn en estado de cautividad.

    La rpida derrota armenia a manos delgeneral Karabekir, en octubre-diciembrede 1920, fue el augurio de que la resu-rreccin era posible: incluso las conce-siones territoriales de 1878 fueron revo-cadas y pronto las buenas relaciones conla Rusia sovitica se convirtieron en uneje de la poltica exterior kemalista. Fran-cia se retir de Cilicia, en el sudeste. Que-daba Grecia, con el apoyo del Reino Uni-do, en calidad de nico adversario.

    La ofensiva griega tuvo como prelimi-nares la ocupacin de Esmirna, en mayode 1919, y la expansin de la zona grie-ga de control hacia oeste y noroeste en1920. En 1921, el Ejrcito griego lanz suofensiva sobre Angora, pero fue deteni-do en la terrible batalla del ro Sakarya, a80 kilmetros slo de la capital anatolia

    (agosto de 1921). El frente se estabiliz alo largo de un ao, pero los griegos es-taban expuestos al desastre por su lar-gusima lnea de comunicaciones. Ven-cedor en la defensa de Sakarya, MustafKemal lo sera nuevamente en agosto de1922, al destrozar las defensas griegas yavanzar a sangre y fuego hasta Esmirna,conquistada e incendiada el 9 de sep-tiembre. Era ya el Ghazi.

    Las fronteras de LausanaQuedaban los flecos de la retirada bri-tnica de Estambul y de la paz final, fir-mada en Lausana en 1923. Svres deja-ba de existir. Turqua adquira el perfilde fronteras mantenido hasta hoy, unavez frustrado en 1926 el intento de con-servar el vilayet de Mosul, la regin pe-trolfera ambicionada por Inglaterra, yobtenido en 1939 el distrito de Alejan-dreta, atribuido en 1921 al protectoradofrancs de Siria.

    En el tiempo de conflicto entre Es-tambul y Angora, Mustaf Kemal evitel enfrentamiento con el sultn MehmetVI. No haba que dividir fuerzas. Pero,una vez vencida la guerra con Grecia,

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    REVOLUCIN DESDE ARRIBA. ATATURKTURQUA, UN SIGLO EN LA ANTESALA DE EUROPA

    LIBIA

    ARGELIA TNEZ

    EGIPTO

    HUNGRA

    SERBIA

    ALBANIA

    GRECIA

    RUMANIA

    BULGARIAMONTENEGRO

    BOSNIA-HERZEGOVINA

    IMPERIO OTOMANO

    PERSIA

    ARABIA

    KUWAIT

    ADN

    CUCASO

    KURDISTN

    YEMEN

    KUBNCRIMEA

    PODOLIA ORIENTAL

    JEDISN

    Argel

    Alejandra Basora

    Jerusaln

    Damasco

    Medina

    La Meca

    Ankara

    Atenas Tnez

    Trpoli Bengasi

    El Cairo

    Bagdad

    Constantinopla

    Alepo

    OCANOATLNTICO

    OCANONDICO

    (1699)

    (1908)

    (1908)

    (1912)

    (1899)

    (1839-1903)

    (1639)

    (1783)(1873)

    (1792)

    (1793)

    (1800-1829)

    (1881)(1830, 1848)

    (1882 ocupacinbritnica. 1914

    protectorado britnico)

    (1878)

    (1912)

    (1878)(1878)

    (1830)

    Mar Mediterrneo

    Mar R

    ojoMar Negro

    Mar

    Caspio

    Territorios adquiridos o protegidos

    Territorios independizados

    Austria-Hungra

    Francia

    Italia

    Persia (Irn)

    Reino Unido

    Rusia

    entre 1830 y 1914

    Fecha de independenciao adquisicin

    Imperio otomano en 1914

    RETROCESODEL IMPERIO OTOMANO

    (1830)

    LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

  • juzg peligroso esperar a que el sultnrecuperara prestigio. No fue difcil quela Asamblea Nacional votase, el 1 de no-viembre de 1922, su abolicin. Siemprecauto en la adopcin de cambios, Mus-taf Kemal mantuvo, de momento, la ins-titucin religiosa del califato, sin poder,ejercida por un primo del ltimo sultn,Abdulmecit, hasta que el 3 de marzo de1924 fue a su vez eliminada por otro vo-to parlamentario y se decida expulsar atoda la dinasta osmanl.

    La fusin de lo poltico y de lo religio-so en la mentalidad islmica haba con-vertido a Abdulmecit en punto de refe-rencia para las corrientes conservadorasdesde Constantinopla, as como para laopinin musulmana a escala internacio-nal, especialmente en la India (carta delAgha Khan). Frente a ese riesgo, Musta-f Kemal prefiri afrontar el conflicto conlos sectores continuistas, borrando parasiempre las instituciones apcrifas de la

    teocracia. Para l, la religin era un temade orden individual. Su mantenimientocomo creencia fautora de la poltica y delas costumbres representaba un obstcu-lo para la modernizacin del pas. El con-cepto empleado para caracterizar la nue-va poltica no ser el de secularismo, esdecir, separacin de Estado y religin, si-no el de laicismo (laiklik) que, en la vi-sin de Kemal, implicaba colocar el Is-lam bajo el control del Estado.

    Proclamacin de la repblicaEl proceso de institucionalizacin de-mocrtica culmin con la proclamacinde la Repblica de Turqua, el 29 de oc-tubre de 1923, una vez que tres mesesantes el Tratado de Lausana hubieseaclarado el panorama internacional.Siempre paso a paso y golpeando porsorpresa. Entre diciembre de 1922 yagosto de 1923, Mustaf Kemal habapromovido la formacin de un partido

    poltico entregado a su ideario de so-berana nacional, gobierno representa-tivo y eliminacin del sultanato. Su nom-bre de Partido del Pueblo ms tardePartido Republicano del Pueblo indi-caba la entrada en juego de un sujetopoltico, el pueblo (halk), protagonis-ta y destinatario de los cambios. Domi-nar la Asamblea Nacional elegida porsufragio que el 29 de octubre har deKemal el primer presidente de la rep-blica y de su segundo, Ismet Pach (lue-go Ismet Inon) el primer ministro.

    El malestar creado por la supresin delcalifato y la concentracin de poder enmanos del Ghazi sirvi de aglutinantepara que varios notables crearan un par-tido de oposicin, el Partido Republi-cano Progresista (PRP). La rpida infil-tracin de intereses conservadores y lasapelaciones a la defensa de la religinsuscitaron muy pronto el rechazo de Ke-mal, quien, aprovechando la inestabili-

    Protectorados establecidos porla Sociedad de Naciones (SDN)

    En 1920 para el Lbano, Siria e Irak. En 1922 para Palestina, de la que Gran Bretaa separa el emirato de Transjordania.

    Francia.

    Gran Bretaa.

    Posesiones o protectorados britnicos.

    Unin Sovitica.

    Posesiones italianas.

    Reino de Abdel Aziz Ibn Saud en 1932, tras las conquistas delos territorios del oeste y sur.

    Zonas neutrales.

    Territorio turco.

    Adquisiciones de Turqua segnel Tratado de Lausana de 1923.

    El Cairo

    Damasco

    Alejandreta

    Bagdad

    Al-Najaf

    Bak

    Esmirna

    Beirut

    Medina

    Basora

    Erzurum

    Kerman

    Mosul

    PALESTINAISRAEL EN 1948

    TRANSJORDANIA

    Sandjak de Alejandreta,creado en 1924 y cedido

    a Turqua en 1939

    Armeniaindependiente

    entre 1918y 1923

    Repblica sovitica deGiln, de 1918 a 1921

    La Sociedad de Nacionesreconoci en 1925 latransferencia de la reginde Mosul a Irak

    Mar Mediterrneo

    Mar Negro

    MarCaspio

    GolfoPrsico o Arbigo

    Mar Rojo

    OCANONDICO

    LBANOSIRIA

    IRN

    RUBAL-KHALI

    AL HIJAZ, NAJDY DEPENDENCIAS EN 1926

    ARABIA SAUDITAUNIFICADA EN 1932

    AL HIJAZ

    ASIR

    YEMEN

    ETIOPA

    ERITREA

    AFGANISTN

    UNINSOVITICA

    UNINSOVITICA

    IRAK

    TURQUA

    CHIPRE

    ISLAS DELDODECANESO

    EGIPTO KUWAIT

    BAHREIN

    OMN

    HADRAMAUT

    PROTECTORADODE ADN

    YEMN DEL SUR 1967ISLA SOCOTRA

    QATAR

    COSTA DE LOS PIRATASEMIRATOS RABES UNIDOS

    EN 1971

    Jerusaln

    Asmara

    La Meca

    Adn

    Sana

    Estambul

    Trebisonda

    Ammn

    Kirkuk

    Tehern

    Shiraz

    Mascate

    Bandar e Abbas

    Ankara

    Abadn

    Kars

    Al-Jawf

    Ryad

    Yida

    Masaua

    Akaba

    ORIENTE MEDIO DESPUSDE LA GRAN GUERRA

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    LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

  • dad creada por el levantamiento kurdode febrero de 1925, hizo promulgar laLey para el Mantenimiento del Ordenque otorgaba al gobierno poderes dic-tatoriales por dos aos renovables.

    El 3 de junio de 1925, el Partido Re-publicano Progresista fue prohibido.Los hechos y los acontecimientos hanprobado dir Kemal que el PRP eraobra de los cerebros de traidores.

    La dursima represin contra los kur-dos vencidos se vio acompaada de lasupresin de peridicos y de la detencinde periodistas. Fue el prlogo de la nue-va oleada represiva dirigida a partir de ju-nio de 1926 contra ex miembros del PRPy antiguos unionistas, tras un intento fa-llido de asesinar al presidente. Pero, enla mente de Kemal, la dictadura nuncafue un fin en s mismo, sino el medio ine-vitable para pronunciar, en nombre deTurqua, un adis a Oriente definitivo.

    En agosto de 1925, Mustaf Kemal ex-plica las razones de su repliegue auto-ritario: Nuestro pueblo no est prepa-rado para un rgimen constitucional ydemocrtico. Necesitan ser entrenadospara eso por nosotros, los fundadoresde la repblica. Slo nosotros debemosabordar las cuestiones de Estado durantediez o quince aos. Transcurrido ese pla-zo, al pueblo turco le ser permitido for-mar partidos polticos y discutir libre-mente tanto los asuntos internos comolos de poltica exterior. Entre tanto,

    deben limitarse a sus actividades en laagricultura, el comercio y la industria.

    No era retrica. A Kemal no le gusta-ron las dictaduras fascistas y, menos quenada, el programa antisemita de MeinKampf, la locura de sus pensamientos.Antes de que transcurrieran los diez aosprevistos, en 1930, intent que uno desus ms prximos colaboradores, FethiBey, creara un segundo partido encar-gado de canalizar el descontento, con elcompromiso de respetar el republica-nismo y el laicismo. El Partido Republi-cano Libre (FRP) propugn la libertadeconmica, las inversiones extranjeras,libertad de expresin y sufragio directo.En las municipales de octubre de 1930,el FRP obtuvo buenos resultados, con-tando ya con una considerable afiliacin,pero denunci el fraude registrado en laconsulta, lo cual irrit al RPP y al propioKemal. Fethi Bey disolvi su partido el30 de noviembre de 1930.

    El regreso al partido nico supuso una

    agudizacin de la deriva autoritaria.Mientras el lder era exaltado en 1934como Ataturk, Padre de los Turcos, sesucedieron las clausuras de organiza-ciones sociales autnomas, la prohibi-cin de la masonera, la depuracin dela Universidad y el kemalismo fue pro-clamado la doctrina oficial de la rep-blica. Su emblema fueron las Seis Fle-chas: republicanismo, nacionalismo, po-pulismo, estatismo libre empresa bajocontrol estatal, laicismo y revolucio-nismo compromiso permanente conlas reformas de estructura.

    La Historia, reescritaEl nacionalismo se ti de invencioneshistricas tendentes a asociar la identi-dad turca con las pasadas civilizacionesanatolias: el Museo de este nombre enAnkara refleja esa deriva mtica, orien-tada a conferir solidez a una idea de lanacin que no descansaba sobre la razao la religin, sino sobre el concepto de

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    REVOLUCIN DESDE ARRIBA. ATATURKTURQUA, UN SIGLO EN LA ANTESALA DE EUROPA

    La disporaturca

    Fuera de Turqua, la poblacin deetnia turca supone un amplio por-centaje del total en numerosos pasesde Asia central, a veces de forma abru-madora, como sucede en cinco Estadossurgidos tras la desintegracin de laURSS. De origen turco es el 83,5% delos habitantes de Turkmenistn; el83% de los de Azerbaiyn; el 83% deUzbekistn; el 57,6% de Kirguizia; el50,6% de la regin china de Xinjiang;el 45,6% de Kazajstn, el 28,7% deTayikistn, el 23% de Irn, el 12%de los afganos, el 7% de los rusos, el5,7% de los georgianos y el 2,7% delos armenios. En total, las poblacio-nes turcfonas suman ms de 150 mi-llones de personas.

    Combates en Constantinopla en mayo de 1909, en los que participan Jvenes Turcos, segnuna ilustracin de Achile Beltrame, aparecida en la publicacin italiana Domenica del Corriere.

    LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

  • comunidad constituida a partir de un pa-sado, una historia, una moralidad y unasleyes compartidas.

    Kemal renunci a encerrarse en op-ciones nicas, segn prob la sustitucincomo primer ministro, en 1938, del es-tatista Inon por el liberal Celal Bayar,ms tarde lder de la escisin democr-tica del RPP. Fue como si el kemalismoexpresase la tensin entre una lite re-volucionaria, consciente de la necesidadde su accin reformadora, pero tambinde su condicin minoritaria. La demo-cracia, en 1945, no cambi el problema.

    Desde el establecimiento de la Rep-blica, el fin de la modernizacin justifi-caba el rechazo temporal del pluralismo.El Imperio otomano y el Islam tradicio-nal eran para Kemal los causantes de laruina de Turqua. La nica salida residaen que la construccin de la nacin tur-ca se viera acompaada de una occi-dentalizacin paso a paso.

    La cascada de reformas es de sobraconocida. Unas fueron simblicas, co-mo la abolicin del fez, emblema de laignorancia, del fanatismo y del odio a lacivilizacin, apoyada all donde huboresistencia por el ahorcamiento de losinfractores; la sustitucin del viernes co-mo festivo por el domingo o la elimi-nacin del velo para las mujeres, en elmarco de la adopcin de la vestimentaeuropea, de que el mismo Kemal dioejemplo. Una vez asignado por la Asam-blea el apellido de Ataturk, la medidafue generalizada a todos los turcos. Otrasmodificaron en profundidad la vida de

    la poblacin, como la adopcin del ca-lendario gregoriano, del da de veinti-cuatro horas, la prohibicin de lasescuelas religiosas medersas y tekkes,conventos de derviches o el estableci-miento de un nuevo Cdigo Civil ins-pirado en el suizo en tanto que el Pe-nal segua al italiano y el Mercantil, alalemn, que consagraba la igualdad delas mujeres ante la ley, prohiba la po-ligamia y estableca el matrimonio civil.

    El esfuerzo de cambio culmin en1928 con la sustitucin del alfabeto ra-be por el que Kemal llam alfabeto tur-co, construido sobre la base del latino.

    El altsimo nivel de analfabetismo favo-reci el cambio, que implicaba un saltodecisivo en la aproximacin a Europa.Es conocida la imagen del propio pre-sidente explicando en la plaza pblica,con la ayuda de la pizarra como unmaestro en ciudades de provincia, la ma-yor adecuacin a la lengua turca de loscaracteres latinos. Los notables supervi-vientes de la era otomana se convertana su vez en analfabetos.

    En 1935, por vez primera, las muje-res ejercieron el derecho de voto. Ese

    mismo ao, Santa Sofa dej de ser mez-quita para convertirse en museo. Todoello sobre el teln de fondo de un com-promiso con la paz, que tuvo su reflejoen la participacin de Turqua en la So-ciedad de Naciones.

    Las transformaciones no se limitarona las esferas jurdica y cultural. El es-tatismo moderniz tambin la econo-ma, conforme explica el historiador Fe-roz Ahmad en su libro Turqua. La bs-queda de una identidad: Ataturk logrcrear una nacin que haba adquiridouna nueva identidad y era autosuficien-te e independiente. Inici el proceso de

    transformar un pas a partir de su basefeudal y agraria en una economa in-dustrial moderna (...). El nuevo turco ha-ba aprendido todas las profesiones re-queridas por una sociedad moderna,desde ferroviario a empleado de banco,al tiempo que las mujeres trabajabanahora en los establecimientos textiles ocomo secretarias, y en otras profesio-nes. Slo el cambio en la mentalidadesde la sociedad tradicional qued reza-gado y dispuesto a volver a escena.

    El legado del kemalismoLa revolucin desde arriba y la occi-dentalizacin laica sirvieron de ejemploa las polticas reformadoras de algunosde los contados pases musulmanes que,antes de 1939, conservaban su inde-pendencia. El ejemplo peor conocidofue el de Afganistn, donde el rey Ami-dullah fue depuesto apenas esbozadaslas reformas, con el velo como smbolo.Ms duradero fue el ensayo de RezaShah, en Irn, que desde la dcada de1920 utiliz la propaganda nacionalis-ta, la occidentalizacin del sistema judi-cial y el recorte drstico del poder cle-rical sobre la educacin para reforzar supoder absoluto. La visita a Mustaf Ke-mal en 1934 simboliz la convergenciade ambas polticas, y al mismo tiemposupuso la aceleracin de accin secu-larizadora del iran. Ms all de 1945, se-r el tunecino Habib Burguiba quien deforma ms clara encarne la continuidadcon el proyecto turco de modernizacinautoritaria, y de control estricto de la re-ligin desde el Estado.

    En la misma Turqua, el kemalismo si-gue siendo fuente de una concepcin na-cionalista vinculada a una exigencia deaproximacin a Europa, as como delmantenimiento del laicismo y del recha-zo a la discriminacin islamista de la mu-jer. Slo que ni el problema de un rgi-men democrtico sometido a vigilanciamilitar ni el del regreso de la religin, co-mo fuerza poltica aspirante a una ciertarestauracin, han sido resueltos. Los es-trangulamientos econmicos y socialesen el proceso de modernizacin dirigidopor las lites favorecen en la ltima d-cada la asociacin entre hombres de re-ligin, capas populares y conservaduris-mo econmico, reduciendo la posibilidadde que el kemalismo tenga otra vigen-cia que el de factor de la asociacin en-tre nacionalismo y europesmo.

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    Ataturk explica en una plaza pblica,utilizando una pizarra, las ventajas delcambio del alfabeto rabe por el latino.

    Las reformas transformaron la sociedadturca: calendario gregoriano, alfabetolatino, voto femenino, matrimonio civil...

    LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

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    Aunque tardamente islamiza-dos, los pueblos turcos, deexpertos jinetes y esprituguerrero, se convirtieron, es-pecialmente a partir del siglo XI, en elgran instrumento de expansin geogrfi-ca del Islam y en el referente poltico ymilitar de gran parte del mundo musul-mn. Este papel recay inicialmente enturcomanos y selecidas, pero sobre to-do, desde la fundacin de la dinasta porOsmn en Anatolia a mediados del sigloXIII, en los turcos otomanos. Desde susinicios como principado guerrero (gha-zi) fronterizo, el poder otomano, u os-manl, emprende una intensa poltica ex-pansiva que le lleva a ir hacindose conel dominio, a lo largo de los tres siglosposteriores, de los territorios del ImperioBizantino en Anatolia y Europa, dondese expande ulteriormente casi hasta elmismo corazn del continente, y de lasregiones centrales del mundo rabe.

    En paralelo a su expansin, el sultanatootomano fue asumiendo el papel de prin-cipal potencia defensora del Islam, quese vio especialmente reforzado cuandoSelim I (1512-1520) conquist la reginde Hejaz, en la Pennsula Arbiga, nom-brndose a s mismo y a sus sucesores enel sultanato como guardianes de las ciu-dades santas de La Meca y Medina. Lascampaas militares de Selim y su sucesorSoliman I (1512-1566) tambin pondran

    MATEO BALLESTER es miembro del Departamento de Ciencia Poltica III, Facultad de Ciencias Polticas y Sociologa,Universidad Complutense de Madrid.

    TURQUA, UN SIGLO EN LA ANTESALA DE EUROPA

    Los turcos han pasado de ser el gran ariete para la expansin del Islam a laprimera nacin musulmana que empieza a separar religin y Estado.Mateo Ballester reconstruye ese itinerario y alerta de los riesgos queplantea el rebrote del islamismo en la vida poltica de Turqua

    Un Islam en la

    ENCRUCIJADA

    Derviches danzantes en Konia, en un grabado de Preziosi, del siglo XIX. Desde Selim I, los sultanesse titularon custodios de las ciudades santas del Islam, Pars, Biblioteca de Artes Decorativas.

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    bajo control otomano las regiones de Iraky Siria y, en consecuencia, la tercera ciu-dad santa del Islam, Jerusaln, y las tam-bin santas Nayaf y Kerbala. El ImperioOtomano se convirti as en la incontes-tada potencia hegemnica del mundo is-lmico sunita (el shita, imperio safav dePersia, fue controlado pero nunca do-blegado) y en el principal valedor del Is-lam, tanto hacia dentro de la comunidadmusulmana como, en cuanto gran espe-ranza musulmana en la lucha con los in-fieles, hacia el exterior.

    En este sentido, era habitual que ca-da nuevo sultn otomano empezase sugobierno evocando sus orgenes, conuna conquista ghazi, en yihad, de te-rritorios infieles, que le presentase co-mo luchador por la fe, aumentando astanto sus propias posesiones como elmbito de dominio del mundo musul-mn. La conquista de Constantinopla en1453 por Mehmet II, que inici los pre-parativos del asedio nada ms accederal trono en 1451, ejemplifica perfecta-mente esta frmula de reforzamiento dela legitimidad y el prestigio del sultn.

    Las tierras y los hombres del IslamLa terminologa que se fue adoptando enla vida pblica otomana revela a todasluces esta determinacin de anteponerla identidad musulmana por encima decualquier otra. Las tierras del ImperioOtomano eran descritas como tierras delIslam, sus soldados como soldados delIslam y su mxima autoridad jurdico-religiosa, el mufti de Estambul, comosheik del Islam (sheik ul-islam).

    La identidad propiamente turca fue asdifuminndose poco a poco, gracias engran parte a la escasa determinacin delos sultanes por preservar la pureza t-nica de sus territorios, e incluso la dela propia lite poltica, administrativa ymilitar. Un reflejo de la identidad pri-mordialmente musulmana de la pobla-cin y de las lites del Imperio es queslo en fechas muy tardas, stos em-piezan a percibirse y describirse a s mis-mos a partir de conceptos como turco uotomano. Durante siglos la atencin delos turcos otomanos a su pasado preis-lmico, y su identificacin con ste, fue-ron virtualmente inexistentes, y slo aso-maron bien entrado el siglo XIX, influi-dos por la expansin de las doctrinas na-cionalistas en Europa.

    Tambin era la identidad musulmana

    la que se activaba en las luchas contra lasdems potencias musulmanas; la legiti-macin de estas polticas pasaba a me-nudo por negar el carcter musulmn delenemigo, como hara el gran mufti de Es-tambul Ebus-suud en 1548, condenan-do en una fatua a los persas safaves co-mo apstatas e infieles y dando a la lu-cha contra ellos carcter de guerra santa.

    De la conquista de otro territorio mu-sulmn, el sultanato mameluco de Egip-to, por Selim I en 1517, nace la tradicin

    que llev a la adopcin del ttulo de ca-lifa por parte del sultn otomano, con elfin de reforzar su autoridad espiritual. Ladignidad califal haba sido asumida, trasla cada de Bagdad en 1259 y el asesi-nato de su ltimo califa, por una ramade la familia de ste, instalada en El Cai-ro. Tras la conquista otomana de Egipto,y segn una cesin altamente dudosa, laautoridad califal habra sido transferidapor el ltimo califa abasida a Selim y sussucesores otomanos. Los gobernantesotomanos no hicieron, no obstante, ple-no uso de este ttulo sino hasta mucho

    despus, a raz del tratado de KkKaynarca, en 1774, en el que se intentcompensar simblicamente la prdida decontrol sobre el kanato de Crimea, queentrara dentro del mbito de dominioruso, reclamando la autoridad espiritualdel gobernante otomano, en cuanto ca-lifa, sobre la poblacin trtara y musul-mana del territorio. Era la primera vezque el gobernante otomano reclamabaalguna forma de autoridad fuera de susdominios territoriales, sobre personasque no eran sus sbditos. La frmula serepite en Bosnia, que el Imperio Oto-mano perdi en favor de Austria-Hungra. La elevacin del sultn a la dig-nidad califal fue ganando crecientepopularidad, incluso en territorios ajenosal Imperio Otomano, pero de poblacinmusulmana, que a raz de la expansincolonial de Occidente haban cado ba-jo la dominacin de gobernantes no mu-sulmanes, caso de la India y de extensasregiones de Asia Central.

    A pesar de que en el ttulo oficial delsultn se evocaban otros contenidos, co-mo el de Kan de la Horda, el Islam yel orden normativo que ste fija fueronel elemento estructurador central de lavida pblica dentro del Imperio Oto-mano. Por medio de una extendida redde tribunales islmicos, la shara se apli-co eficazmente a la poblacin musul-mana del Imperio. La versin hanafi dela shara vigente en el Imperio Otoma-no, ms flexible que las de otras escue-las como la maliki o la hanbali, se ajus-taba mejor a la heterognea poblacinmusulmana que abarcaba.

    Buena parte de los sbditos del sultn,en determinados perodos histricos lamayora, no era musulmana; en Anato-lia perduraban importantes comunida-des cristianas, fundamentalmente arme-nias y griegas ortodoxas, formando ca-da una su propio millet, y la poblacinde gran parte de los territorios europeosera asimismo mayoritariamente cristiana.Exista adems una nutrida comunidadjuda en algunas de las ciudades del Im-perio; el 60 por 100 de la poblacinde Salnica durante el siglo XVI. Co-mo efecto positivo de su situacin de

    Interior de la mezquita Selmiye, en Edirne,construida por el arquitecto Sinan, en lasegunda mitad del siglo XVI.

    La mxima autoridad religiosa gozaba deun alto grado de autonoma respecto alsultn y en ocasiones se enfrentaba a l

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  • segregacin y exclusin de la vida p-blica del imperio, estas comunidadesquedaban fuera del mbito de aplicacinde la shara, y resolvan sus disputas ju-rdicas mediante tribunales propios, ex-cepto en el caso de que voluntariamen-te deseasen apelar a un tribunal islmi-co o de que hubiese un musulmn im-plicado, caso en el que imperaba la su-perioridad jerrquica de la shara.

    El sultn otomano gozaba de la ex-cepcional facultad de dictar sus propialeyes o kanun (Solimn I, el Magnificopara los europeos, recibira dentro delimperio el sobrenombre de el Legisla-dor), arrogndose una facultad que tra-dicionalmente en el mundo musulmnse entenda reservada a Al. Esta esferade discrecionalidad legislativa quedaba,no obstante, limitada por la asuncin deque deba estar inspirada en los princi-pios islmicos expresados en la shara.

    La mxima autoridad jurdico-religio-sa del Imperio, el sheik ul-islam, aunquea menudo nombrado y depuesto deacuerdo a las indicaciones del sultn, go-zaba, al menos formalmente, de un al-to grado de autonoma, e incluso auto-ridad, respecto a la cabeza poltica delimperio, que quedaba representada sim-blicamente en la actitud deferente queel sultn deba adoptar en su presencia.

    Las fatuas del sheik ul-islam obligabantambin al sultn. En ocasiones de es-pecial reforzamiento de su autoridad, elsheik-ul-islam lleg a emitir fatuas abier-tamente enfrentadas al poder del sultn,que en ms de una ocasin legitimaronsu deposicin. Tanto semejante tipo deactuacin como la propia institucin delsheik ul-islam, sin precedentes en la tra-dicin islmica, reproducen en gran me-dida el modelo del patriarca de Cons-tantinopla en la era bizantina.

    La especificidad religiosa del ImperioOtomano no se agota aqu. Los miem-bros de lo que fue el cuerpo de lite delejrcito otomano durante siglos, los je-nzaros, reclutados desde nios de en-tre las poblaciones cristianas de los Bal-canes, eran indoctrinados en una pecu-liar y heterodoxa versin del Islam, elbektashismo, que comparte en gran me-dida sus principios doctrinales con losde la nutrida minora alev de Turqua.

    Una lenta agonaLa poca de expansin, apogeo y es-plendor del Imperio Otomano es, com-prensiblemente, un perodo de satisfac-cin con el modelo propio de organiza-cin; no se cuestiona seriamente la for-ma de gestionar la actividad poltica, mi-litar, social, ni el modelo cultural sobre el

    que se sustenta, centrado en el Islam yen los principios expresados en la shara.

    El siglo XVII supone un cambio detendencia para el Imperio Otomano. Elestrepitoso fracaso del segundo asedioa Viena en 1683 marca el inicio de undeclive, inicialmente lento, pero de in-tensidad creciente ante la cada vez ma-yor presin de las potencias occidenta-les. El tratado de Carlowitz en 1699, quesupuso la prdida de Hungra en favorde Austria, es el primero en el que el Im-perio Otomano adopta un papel ine-quvocamente subordinado.

    En el siglo XIX, el Imperio Otomanoes ya claramente el Hombre enfermo deEuropa, todava un coloso geogrfico,pero debilitado e incapaz de competircon las ms dinmicas potencias occi-dentales, que no proceden ms rpida-mente al desmembramiento del imperiotan slo por temor a romper el equili-brio de fuerzas entre ellas, que pudie-se conducir a una guerra, como la queenfrent a Rusia contra una alianza an-glo-francesa en Crimea en 1854.

    Empiezan por entonces a aflorar en elpropio seno del imperio las teoras sobrelas causas del declive, y sobre las medi-das a adoptar para frenarlo. Frente a po-derosas posiciones conservadoras ycontinuistas, apoyadas por influyentes

    Selim III en su trono en el Palacio de Topkapi, en Constantinopla. Durante su reinado, a finales del siglo XVIII, se inici una cierta secularizacin.

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    UN ISLAM EN LA ENCRUCIJADATURQUA, UN SIGLO EN LA ANTESALA DE EUROPA

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    sectores sociales, los sectoresms dinmicos de la sociedadotomana defendieron, en oca-siones alentados por el propiosultn, la implantacin de me-didas renovadoras, a imitacindel modelo europeo, y se re-plantearon las bases culturalese ideolgicas sobre las que seasentaba el imperio. La funcin queel Islam, pieza central y estructura-dora del Imperio, deba desempearen el nuevo sistema no poda dejarde verse afectada por los proyectosreformadores.

    El precedente de Selim IIIAunque decididamente debilita-do, el Hombre enfermo no dejde hacer esfuerzos por su recu-peracin; con el precedente delgobierno reformador, iniciadoen 1789, de Selim III, el movi-miento de los Tanzimat, auspi-ciado por los sultanes que gobiernan en-tre 1839 y 1876, emprende un plan de re-formas regido en torno a los conceptosclave de modernizacin, occidentaliza-cin y secularizacin del pas. Las refor-mas de los Tanzimat apuntaron en granmedida a una secularizacin del sistemaeducativo, hasta entonces monopolizadopor los centros religiosos. La promulga-cin, desde 1840, de distintos cdigos le-gislativos, de aplicacin a todos los ciu-dadanos del imperio, con independenciade la comunidad religiosa a la que per-tenecen, y la entrada en vigor, en 1876,de una Constitucin otomana, son hitoshistricos en la determinacin de adap-tar las formas jurdicas al ms dinmicomodelo occidental.

    Las reformas en el sistema legislativoseran, no obstante, ms profundas enlo formal que en el contenido, pues ra-ra vez los nuevos cdigos de patrn oc-cidental se enfrentaron a los principiosesenciales contenidos en la shara. La pe-culiar simbiosis entre conservadurismoy reforma queda de manifiesto en el ar-tculo tercero de la Constitucin de 1876,que atribuye el alto califato islmicoa la casa de Osmn.

    El proyecto de los Tanzimat fracas,en gran medida por la excesiva tibiezade sus reformas. Partiendo de esta con-viccin, el actor ltimo de la renovacin,el movimiento de los Jvenes Turcos, secaracteriz por incidir en la exigencia de

    una verdadera secularizacin como me-dida esencial para la recuperacin.

    La derrota otomana en la primera gue-rra mundial propici, quizs tan slo ace-ler, la cada del sultanato y la instaura-cin de un nuevo rgimen que, libera-do de las ataduras que conectaban al an-tiguo rgimen con intereses y fuerzasconservadoras y tradicionalistas, se con-sagr a un proceso de modernizacin ra-dical del pas segn el modelo europeo.Ataturk entendi que una pieza esencialen este proceso de modernizacin pa-

    saba por relegar la religin, como ya ocu-rra en Europa, a la esfera de las creen-cias privadas, limitando as su influenciaen la vida social y poltica.

    De forma en parte paradjica, el en-te poltico heredero del Imperio Oto-mano, la Repblica Turca, inicia un pro-ceso de secularizacin y abandono delIslam como elemento central de la vidapoltica y pblica, precisamente en elmomento en el que la poblacin go-bernada se haba convertido en casi ex-clusivamente musulmana. La prdida,

    primero, de los mayoritariamen-te cristianos territorios europeos,y los variados procesos de lim-pieza tnica llevados a cabo enAnatolia, primero con la pobla-cin armenia, y luego con lagriega, llevaron de la pluricon-fesional sociedad otomana a unasituacin, en la moderna Turqua,

    en la que la poblacin no musulma-na ha pasado a ser absolutamente re-sidual.

    Ser entonces cuando la identidadmusulmana, que haba sido el ele-mento articulador de las lealtades po-lticas y sociales en el Imperio Oto-mano, pase a ser sustituida, a par-tir del modelo nacionalista europeo,por una secularizada identidad na-cional turca, que apela a una seriede rasgos tnico-culturales comu-nes, como el idioma, unas tradi-ciones y un folclore propios.

    El movimiento independentistaliderado por Mustaf Kemal no tena ini-cialmente un tinte tan secularizador co-mo el que termin adoptando. Enfren-tados desde su base en el centro de Ana-tolia a la autoridad del sultn, a quienconsideraban un ttere de las potenciasoccidentales en un Estambul ocupado,los independentistas apelaban a la soli-daridad de las gentes musulmanas y ala liberacin de las tierras musulmanasde la dominacin fornea, es decir, cris-tiana. Incluso, una quinta parte de losmiembros de la primera Asamblea Na-cional de Ankara eran religiosos. Seraprecisamente la apelacin del sultn a suautoridad religiosa, en cuanto califa, pa-

    ra reclamar la obediencia de los inde-pendentistas, y la oportuna fatua conde-natoria del movimiento de liberacin na-cional por parte del sheik ul-islam, lo queradicaliz el componente de nacionalis-mo secularizador de ste.

    Tras la derrota de las tropas del ca-lifa y la instauracin, en 1923, de la Re-pblica de Turqua, la poltica de Ata-turk fue, en cualquier caso, de decididasecularizacin del pas. La determina-cin kemalista de separar radicalmen-te las esferas de la religin y el Estado

    Traje talismnico de Cem Sultan, hijo deMehmet II. Se crea que protega de lasenfermedades, la desgracia y las balas.

    La Repblica Turca se seculariza justocuando casi toda la poblacin gobernadase ha convertido en musulmana

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    sera refrendada con la eliminacin dela mencin al Islam como religin delEstado en la Constitucin de 1928, pe-ro se tuvo la precaucin de no caernunca en la irreligiosidad. Kemal se ex-presa con claridad al respecto: La re-ligin es enteramente un asunto de con-ciencia. Cada uno es libre de seguir losdictados de su propia conciencia. So-mos respetuosos de la religin. Slo as-piramos a separar los asuntos del Esta-do y la religin. Desde su enfoque na-cionalista, el hecho de asociar la mo-dernidad con la blasfemia supona unerror total que tendra el contraprodu-cente resultado de hacer de los mu-sulmanes esclavos de los poderes no is-lmicos.

    Abolicin del califatoAtaturk acomete la tarea de ir eliminan-do uno a uno, la gran mayora de los ele-mentos de religiosidad presentes en la vi-da poltica y pblica en general. A la abo-licin del sultanato en noviembre de 1922le sigue, un ao y medio ms tarde, elexilio de la dinasta otomana y la aboli-cin de la institucin califal, por mediode la cual aqulla podra haber ejercidoalgn tipo de autoridad espiritual y reli-giosa, enfrentada al nuevo poder. Ataturkrechaz como absurdas las propuestas

    y ruegos para que l mismo se institu-yese como nuevo califa, y provoc, conla eliminacin de una institucin cuya tra-dicin se entenda ininterrumpida des-de la muerte de Mahoma, un profundomalestar entre los sectores ms tradicio-nalistas de Turqua y airadas reaccionesentre las poblaciones musulmanas de al-gunas regiones; sobre todo las del sub-continente indio, especialmente necesi-tadas de una autoridad musulmana de re-ferencia.

    Desde entonces, se adopta una baterade medidas de carcter secularizador, en-tre ellas la abolicin de la institucin delsheik ul-islam, la eliminacin de la edu-cacin religiosa, el emplazamiento delDepartamento de Asuntos Religiosos ba-jo la autoridad directa del primer minis-tro, la adopcin de un Cdigo Civil y unCdigo Penal segn modelos europeos,la limitacin del poder de los ulemas, yla adopcin de cambios en las costum-bres y smbolos culturales, como la ves-timenta, el calendario o la escritura.

    Todas estas medidas secularizadorasdesvinculaban a la nueva Repblica Tur-ca de su entorno musulmn y en parti-cular rabe hacia el que nada le unadespus de la desafeccin de ste durantela I Guerra Mundial y la acercaban almbito cultural europeo. La escasez de

    mezquitas en la nueva capital de Anka-ra, y la conversin en 1935 de la Basli-ca de Santa Sofa en Estambul de mez-quita a museo son otros ejemplos ilus-trativos de la firme determinacin deAtaturk de limitar la presencia pblicade la religin.

    El retorno del IslamLa poltica modernizadora, occidentali-zadora y secularizadora de Ataturk cam-bi en gran medida la cultura, la men-talidad y el marco de referencia de la so-ciedad turca, pero su legado no dej tanprofundas races como ste esperaba. Lasilueta de la moderna gran mezquita deAnkara, bien visible desde la atalaya delmausoleo de Ataturk, ya es un ilustra-tivo indicio de que la evolucin del pa-s tras su muerte se ha desviado de susexpectativas. El fundador de la repbli-ca turca tuvo ya ocasin de comprobarque era ms fcil introducir la seculari-zacin en las leyes y el sistema admi-nistrativo que en la mentalidad de la so-ciedad turca, especialmente en las zo-nas rurales. Cada vez que ensay laapertura poltica, autorizando la crea-cin de otro partido, ste se convirti eninstrumento de reafirmacin del Islam.Tras la muerte de Ataturk en 1938, y enespecial a partir de la democratizacin

    UN ISLAM EN LA ENCRUCIJADATURQUA, UN SIGLO EN LA ANTESALA DE EUROPA

    Corn del siglo XV, copiado por encargo del sultn Bayaceto II, que se interes por aumentar la biblioteca que hered de su padre, Mehmet II.

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    LOS ALEVES, UNA MINORA OLVIDADA

    En el Estado de Turqua viven unos 15millones de aleves, una comunidad re-ligiosa frecuentemente ignorada, pese a susdimensiones y cuyo encaje dentro de los pa-rmetros del Islam sunita mayoritario en esepas ha sido siempre complicado. Persegui-dos y marginados durante el perodo oto-mano, tanto por las autoridades polticas co-mo por la mayoritaria poblacin sun, losaleves se convirtieron en uno de los ms fir-mes apoyos para Ataturk y su proyecto mo-dernizador y secularizador de sociedad y Es-tado turcos. El fin de la hegemona socialy poltica del sunismo, resultado de la pol-tica kemalista, llev a que la comunidad ale-v fuese abandonando su actitud tradicio-nalmente retrada y consiguiendo la pre-sencia y el reconocimiento pblicos que pro-porcionalmente le corresponden.

    El alevismo tiene una historia tan larga co-mo la del imperio. Su formacin est vincu-lada a la personalidad de Haci Bektas Veli,un mstico suf que, segn se cree, se tras-lad desde Jorasn, en el extremo oriental delactual Irn, a la Anatolia central a la ciu-dad hoy llamada Hacibektas en su honora mediados del siglo XIII. La orden que Ha-ci Bektas Veli fund, de base fundamental-mente shita, ha dado lugar a dos corrientes,el alevismo y el bektashismo, similares encuanto a doctrina, pero con grandes dife-rencias en su relacin con las autoridades.

    El bektashismo era la doctrina en la que seeducaba a los jvenes jenzaros, originaria-mente nios cristianos reclutados forzosa-mente en los Balcanes. Era frecuente que losms dotados fueran elegidos para los ms al-tos puestos de la administracin, lo que ga-rantizaba la vinculacin bektashi con el po-der poltico otomano. La relacin entre el sul-tn y los jenzaros, no obstante, est lejosde haber sido siempre armoniosa. Con eltiempo, los jenzaros pasaron de ser el sostn

    principal del sultn a convertirse en un in-cmodo grupo de presin. Los espordicosepisodios de rebelin hacia el poder que ja-lonan la historia del ejrcito jenzaro se ini-ciaban por lo general desde la ciudad de HaciBektas, con el taido, a modo de campana,de la olla en la que preparaban la comida.

    La cercana al poder, y con ella la influen-cia social, del bektashismo se cort radical-mente en 1826, con la eliminacin a cao-nazos del cuerpo de jenzaros por parte delsultn Mahmud II. La orden bektash, se-riamente mermada, sobrevivi desde enton-ces bajo la forma de sociedades secretas.

    El Caballo de Troya persaLa relacin del alevismo con las autoridadesotomanas fue siempre ms negativa. Los an-tecedentes del alevismo estn en los kizilbash(cabezas rojas), tribus turcas con fuerte pre-sencia en la mitad oriental de Anatolia a fi-nales del siglo XVI. Un grupo de kizilbash,los safaves, encabezados por el futuro sha Is-mail, conquist Persia a principios del sigloXVI. El sentimiento de afinidad y lealtad delos kizilbash que permanecan en Anatolia,que por entonces empezaban a ser llamadostambin aleves, hacia sus hermanos safavesdespert la desconfianza de los sultanes oto-manos, que empezaron a percibir a los alevescomo un Caballo de Troya del enemigo per-sa. A lo largo del siglo XVI se sucedieron laspersecuciones y matanzas otomanas de ale-ves, especialmente durante los gobiernos deSelim I y Solimn el Magnfico.

    Aunque con el tiempo las divergentes evo-luciones doctrinales de safaves y aleves fue-ron borrando todo sentimiento de parentes-co entre el alevismo y el shismo iran el ale-vismo actual se desmarca rotundamente delrgimen de los ayatols la animadversinde las autoridades otomanas y de la mayo-ra sun hacia el alevismo pervivi.

    Como medida de supervivencia, los ale-ves optaron por enrocarse y aislarse del mun-do exterior en sus pueblos y aldeas, una es-trategia que marca los rasgos posteriores delalevismo. Las distintas comunidades alevesse han mantenido desde entonces cerradashermticamente al exterior gracias a estric-tas prcticas endogmicas, transmitiendo susprcticas y doctrinas de forma oral. El ale-vismo defiende una forma ntima y perso-nal de religiosidad que, en contraste con elIslam sunita, rechaza toda expresin pbli-ca de la creencia. Bajo la adopcin de esteprincipio late la necesidad histrica de guar-darse de las agresiones y malquerencia delentorno sun, que considera el alevismo co-mo una versin hertica del Islam.

    En su calidad de heterodoxos, los alevesnunca gozaron de las dispensas y derechosde que gozaban en el Imperio Otomanootras comunidades con estatus de millet, co-mo los judos o distintas comunidades cris-tianas, quedando as obligados a cumplir lospreceptos religiosos del Islam sun. No re-sulta as extrao que el alevismo permita asus miembros la prctica, muy extendidadentro de la tradicin shiita, de la taqiya,que permite negar la pertenencia a la co-munidad propia, e incluso seguir las normasreligiosas del entorno mayoritario, si las cir-cunstancias sociales o polticas lo exigen.

    Esta ocultacin se manifiesta incluso enlas respuestas a las modernas encuestas confines estadsticos, de forma que ni siquierahoy se sabe cuntos aleves hay realmente enTurqua. La tendencia a la afirmacin p-blica es, en cualquier caso, creciente, y po-co a poco el alevismo parece ir saliendo dela semiclandestinidad que ha marcado susprimeros cuatro siglos de historia.

    El reciente proceso de reislamizacin dela sociedad turca, y en particular las de-mandas de que que el Islam sunita recupe-re la centralidad como criterio rector en lavida social y en la accin poltica, son vistoscon recelo por la comunidad alev. sta esuna de las razones principales de que sea elgrupo social de Turqua ms fervientemen-te partidario del ingreso en la UE. La con-vergencia con los parmetros sociales y po-lticos vigentes en la UE se percibe como lamxima garanta para el acomodo del ale-vismo, en igualdad de condiciones, dentrode la sociedad turca.

    Mateo Ballester

    Corn de hacia 1500 en forma de rollo, unformato difcil de leer pero fcil de almacenar

    y transportar.

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    del rgimen en 1945, estas tendenciasreaparecieron, dentro del marco de lospartidos de oposicin al rgimen ke-malista. Fue en los aos sesenta cuan-do se plante, bajo el influjo de losHermanos Musulmanes, la formacin deun partido abiertamente islamista, par-tidario de una mayor presencia de la re-ligin en la vida pblica y poltica, deuna reislamizacin de la vida polticay social que devolviese a Turqua su ver-dadera identidad a partir de la recon-quista para el Islam del Estado y la so-ciedad. Con el paso de los aos, dos fac-tores haban de jugar en favor suyo. Elprimero, la gran inestabilidad de los par-tidos y del propio sistema poltico, fren-te a los que el islamismo asume una fun-cin tribunicia de condena, unida a pro-mesas de orden y asistencia a las capasms desfavorecidas de la sociedad. Ensegundo lugar, los profundos cambiosdemogrficos debidos a la emigracinrural, que lleva a los ncleos urbanos sumentalidad tradicional.

    Ascenso del islamismoPese a las sucesivas ilegalizaciones ju-rdicas de partidos y sociedades isla-mistas, y al control ejercido sobre s-tas por el Consejo de Seguridad Nacio-nal, rgano mediante el cual el ejrci-to opera como autntico guardin de lalaicidad de la repblica, el islamismo haido aumentando su presencia pblica ypoltica. Los aos noventa han sido losde la consolidacin definitiva del isla-mismo como una opcin real de go-bierno. El aviso de las elecciones mu-nicipales de 1994, en las que el islamistaPartido de la Prosperidad (Refah Par-tisi) de Necmettin Erbakan venci en 24de las 79 prefecturas, entre ellas las deEstambul y Ankara, sera refrendado enlas legislativas de 1995, en las que estepartido obtuvo, con el 21 por 100 de losvotos, la mayora relativa de los esca-os. Tras una corta experiencia de go-bierno en coalicin del Refah Partisi,entre 1996 y 1997, ste sera ilegaliza-do, y su lder Erbakan inhabilitado po-lticamente en 1998. Tras la ilegalizacinen 2001 del Partido de la Virtud (Fazi-let Partisi) que haba tomado el testigoislamista en la arena poltica, acusadopor la Corte Constitucional de ser un ni-do de fundamentalistas islmicos, el sec-tor moderado del partido, liderado porRecep Tayyip Erdogan, fundara en ese

    mismo ao el Partido por la Justicia y elDesarrollo (Adalet ve Kalkinma Parti-si), que obtuvo en las elecciones legis-lativas de 2002, con el 34,3 por 100 delos votos, la mayora absoluta de los es-caos parlamentarios. El techo de un10z por 100 de apoyo popular, necesa-rio para obtener representacin parla-mentaria, uno de cuyos fines era evi-tar el acceso de los islamistas al parla-mento, ha tenido finalmente el parad-jico efecto de propiciar el dominio he-gemnico de un partido islamista en elsistema poltico turco.

    Aunque el islamismo turco en el po-der se desvincula de los movimientos in-tegristas que prosperan en otros pasesdel mundo islmico, y sin dejar de re-conocer obvias y profundas diferenciasentre unos y otros como la escasa vo-cacin panislamista del nacionalista is-lamismo turco, parece en cualquier ca-so que ambos fenmenos son resultadoen gran medida de una misma tenden-cia; del deseo por parte de las socieda-des de distintos pases sociolgicamen-te musulmanes de redefinir su identidadcolectiva y la propia sociedad en tornoal eje central del Islam y los principiosnormativos establecidos en sus textos sa-grados. Aunque en Turqua la defensade la reinstauracin ntegra de la sha-

    ra no cuenta con un apoyo masivo, sexiste una opinin extendida y crecien-te en favor de que el ordenamiento ju-rdico refleje en mayor grado los princi-pios normativos del Islam.

    La moderacin de Erdogan ha sido enocasiones denunciada como una ma-niobra tctica, que ocultara un islamis-mo de corte mucho ms radical, cuyaverdadera cara habra quedado de ma-nifiesto en determinadas decisiones po-lticas y en la retrica ms sectaria quehabra desplegado en un pasado re-ciente. En 1988, Erdogan haba sidocondenado a diez meses de prisin porun discurso-poema en el que, compa-rando entre otras cosas los minaretes delas mezquitas con bayonetas, alentabaal progreso del Islam en Turqua en tr-minos inequvocamente blicos. El isla-mismo de Erdogan y de su partido seha caracterizado en cualquier caso porla moderacin a nivel de decisiones po-lticas, si bien no tanto a nivel sociol-gico, donde la proliferacin del uso delvelo no es sino uno de los rasgos msvisibles de los intentos por reislamizarla sociedad. No hay que ir a Konya oa Erzerum; los barrios del viejo Estam-bul, fuera del circuito turstico, ya ofre-cen un paisaje humano kabulizado, enradical contraste con los modernos y oc-cidentalizados distritos al otro lado delCuerno de Oro.

    La cuerda, tensaLa sociedad turca actual, y la poltica delpropio partido de Erdogan, se encuen-tran en un cruce de caminos en el quepor un lado se desea llevar a cabo lasreformas que permitan la convergenciacon los parmetros polticos y socialesvigentes en la Unin Europea, y por otrose desea profundizar en la recuperacinpara el Islam de la sociedad y la vida p-blica turcas. Un ilustrativo ejemplo de laencrucijada en la que se encuentra elGobierno de Erdogan, europesta e is-lamista a un tiempo, fue la pretensinen 2004 de incluir en la reforma del C-digo Penal, dentro de los esfuerzos deconvergencia con los criterios de laUnin Europea, penas de prisin poradulterio, pretensin rpidamente reti-rada ante las quejas europeas e internas.En lo sucesivo, se observar si no se es-tar tensando excesivamente la cuerdaen el contraste entre dos proyectos a lalarga incompatibles.

    UN ISLAM EN LA ENCRUCIJADATURQUA, UN SIGLO EN LA ANTESALA DE EUROPA

    Kemal Ataturk, en un retrato de 1922,rechaz como absurda la propuesta deconvertirse en un nuevo califa.

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  • No siempre Mustaf KemalPach Ataturk y el kemalis-mo, la ideologa fundacionalde la actual Turqua, nega-ron la existencia del Kurdistn, de la cul-tura, de la lengua y del propio pueblokurdo. Tanto antes, como en los aosinmediatamente posteriores a la creacinde la Repblica (1923), el propio Ataturky su principal colaborador, Ismet Inonu,concibieron un pas integrado por tur-cos y kurdos. Fue a partir de las grandesrevueltas del jeque Said en el sureste(1925), del oficial Ihsan Nuri en Ararat(1927-1930) y, sobre todo, de Sayid Re-za en Dersim (1936), cuando el kema-lismo adopt el dogma Un solo pueblo,un solo Estado, una sola lengua, que hapervivido hasta nuestros das, negandola existencia del pueblo kurdo, del Kur-distn y de la lengua kurda.

    La consecuencia prctica de este trile-ma, verdadero eje del sistema constitu-cional turco, es que todava a comienzosde los aos noventa, el peridico turcoen lengua inglesa Daily News, conside-rado el ms liberal y progresista de Tur-qua, segua defendiendo que el idiomakurdo en realidad era un dialecto turcoformado por antiqusimas expresionesheredadas del dominio persa y rabe, ymuchas personas estaban convencidasde que la palabra kurdo tena su origenen el ruido provocado por las botas al ca-

    minar sobre la nieve helada.Desde el punto de vista penal, el sim-

    ple hecho de pedir escuelas y medios decomunicacin en kurdo, difundir can-ciones o utilizar este idioma indoeuropeopblicamente supona atentar contra launidad del Estado y, por tanto, condenasde varios aos de prisin. Lo mismo po-da ocurrir si se exhiban juntos los -colores rojo, verde y amarillo de la ban-dera kurda. Hubo, por poner solo dosgrotescos ejemplos, equipos de ftbol de-tenidos por lucirlos en su vestimentadeportiva y ayuntamientos que cambia-ron las luces de los semforos para queno coincidieran los colores smbolo deseparatismo.

    Antropologa peligrosaLa negacin del pueblo kurdo, que enTurqua est compuesto por no menosde 15 millones de personas, estaba ex-tendida por todos los segmentos de lasociedad turca, incluso entre quienes,procediendo del mbito universitario,

    deberan mantener una actitud msabierta y crtica hacia este tipo de pro-blemas sociopolticos. Tal vez el casoms significativo sea el del socilogoturco Ismail Besikci, condenado, anteuna indiferencia generalizada en los am-bientes acadmicos, a duras penas decrcel por sus tesis antropolgicas in-tentando demostrar que la estructura so-cial y seas de identidad de los kurdoseran distintas de las que caracterizabanal resto de la sociedad turca.

    Tras el golpe de Estado de 1980, elConsejo Nacional de Seguridad, contro-lado por el Ejrcito, decidi fomentar laconstruccin masiva de mezquitas y el in-tegrismo islmico para frenar el avancede los comunistas separatistas del Par-tido de los Trabajadores del Kurdistn(PKK). Incluso se arm y protegi al gru-po terrorista Hezbol turco, un verdade-ro precedente de Al Qaeda, al que se res-ponsabiliza de unos 2.000 asesinatos,adems de los atentados que en el mesde noviembre de 2003 dejaron 60 muer-tos y 600 heridos en Estambul. Debidoa un estado de emergencia implantadopor primera vez en 1978, en las ciudadeskurdas el Ejrcito poda disparar con he-licpteros artillados y carros de comba-te contra manifestaciones, llegando a pro-vocar un centenar de muertos en un so-lo da, sin que ningn tribunal pudieraexigir responsabilidad alguna a sus au-tores; y con la misma impunidad se des-truan sistemticamente miles de pueblosy cientos de miles de personas quedaronconvertidas en refugiados dentro de su

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    MANUEL MARTORELL, periodista e historia-dor, es autor de Los Kurdos, historia deuna resistencia.

    El parecido de la bandera kurda con las lucesde trfico hizo que algunos alcaldes turcoscambiaran la disposicin de los semforos.

    Los kurdos no fueron negados en Turqua hasta que el kemalismo adopt, en1936, la teora Un solo pueblo, un solo Estado, una sola lengua. Aunque en losdos ltimos aos, la situacin de los 15 millones de kurdos ha mejorado, ManuelMartorell sostiene que los principales cambios todava estn por llegar

    ATAKURDLos kurdos, a la espera de

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  • propio pas. En 1994, la diputada LeylaZana fue procesada por terrorismo y se-paratismo, juzgada y condenada a quin-ce aos de prisin junto a sus compa-eros del DEP (Partido de la Democra-cia), organizacin que sera ilegalizadapor el mismo motivo.

    Un ao despus, coincidiendo con lafirma del tratado de Unin Aduaneracon la Unin Europea y la concesin delPremio Sajarov de Derechos Humanosa Leyla Zana por el Parlamento de Es-trasburgo, el Gobierno turco iniciaba unlento camino de rectificacin en su po-ltica kurda, que acelerara al iniciar lasconversaciones para lograr la adhesinde este pas al club europeo.

    La realidad es que, en slo dos aos,el dogma kemalista se ha desplomadocomo un castillo de naipes y que bajoel Gobierno presidido por el islamistamoderado Tayyip Erdogan se han pro-movido ms cambios relacionados conel problema kurdo que en los dos go-biernos anteriores. Adems de abolir lapena de muerte, fue levantado el esta-do de emergencia en todas las provin-cias kurdas y de las carreteras han idodesapareciendo los atosigantes contro-les militares que hacan del menor delos recorridos el peor de los viacrucis.

    Hoy, la crcel ya no es el castigo queesperan quienes ondean la bandera kur-da o utilizan la palabra maldita deKurdistn; cientos de miles de personaspueden asistir, sin ser molestados, a reci-tales donde intervienen conocidos can-tautores, como Ibrahim Tatlises el Serratde Turqua o Ciwan Haco, que acaba