La Artillería Edición #10

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revista de arte #10 Editorial Dimensiones expansivas en Ólafur Eliasson Diez Performances contemporáneos En defensa de la creatividad Agosto 2014 Diario de un espectador Matices de pintura

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revista de arte

#10

EditorialDimensiones expansivas en Ólafur El iasson

Diez Performances contemporáneos

En defensa de la creatividad

Agosto 2014

Diario de un espectadorMatices de pintura

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Nuestro ejercicio de escritura gira en torno al arte y la cultura, eso ya está más que dicho, lo que queremos recordar hoy que nuestra tarea de divulgación está empeñada en hacer de este tema algo cercano para toda clase públicos. Nuestra labor está basada en la formación y “deformación” del espectador, del visitante, del académico y del empírico.

Alineados a este objetivo nuestra edición #10 propone diferentes miradas sobre el crear, la creación y el observar en el ARTE, todo ello partiendo de la espontaneidad y la libertad que realmente deben hacer parte de la relación artística que en algún momento de nuestras vidas enfrentemos. Úrsula Ochoa hace una revisión de diferentes performances, para plantear los diferentes lenguajes que adquiere el artista cuando trabaja con el cuerpo; para Jorge Largo la experiencia artística es un momento de interiorización, una cuestión más sensorial que formal, y por ello intenta recapitular la cercanía entre espectador y arte; Erika Sosa intenta exorcizar sus sensaciones con la pintura, analizándola en un sentido más subjetivo y vivencial, y usando como referente al pintor del siglo XIX Paul Cézanne; esta vez Diego Chavarria nos presenta dos temas, el primero es una revisión sobre la obra del artista danés Ólafur Eliasson, el segundo, una serie de reflexiones acerca de la creatividad, y cómo está inmersa en un mundo ajeno, de glorificación y unicidad, muy alejado de la realidad.

Los textos de esta edición están conformados por una escritura más suelta y menos académica, incitando a la experimentación, a dejarnos llevar por el mundo del espectador, del creador, del escritor.

Les invitamos nuevamente a seguir, además de nuestro boletín mensual, las publicaciones en el blog http://laartilleria.com/ y los contenidos de las redes sociales, en donde podrán encontrar información sobre la agenda cultural de la ciudad, curiosidades del arte, propuestas artísticas, algo de historia del arte y didácticas para aprender algunos aspectos sobre el tema.

EDITORIAL

Los textos de esta edición están conformados por una escritura más suelta y menos académica, incitando a la experimentación, a dejarnos llevar por el mundo del espectador, del creador, del escritor.

Nuestro ejercicio de escritura gira en torno al arte y la cultura, eso ya está más que dicho, lo que queremos recordar hoy que nuestra tarea de divulgación está empeñada en hacer de este tema algo cercano para toda clase públicos. Nuestra labor está basada en la formación y “deformación” del espectador, del visitante, del académico y del empírico.

Alineados a este objetivo nuestra edición #10 propone diferentes miradas sobre el crear, la creación y el observar en el ARTE, todo ello partiendo de la espontaneidad y la libertad que realmente deben hacer parte de la relación artística que en algún momento de nuestras vidas enfrentemos. Úrsula Ochoa hace una revisión de diferentes performances, para plantear los diferentes lenguajes que adquiere el artista cuando trabaja con el cuerpo; para Jorge Largo la experiencia artística es un momento de interiorización, una cuestión más sensorial que formal, y por ello intenta recapitular la cercanía entre espectador y arte; Erika Sosa intenta exorcizar sus sensaciones con la pintura, analizándola en un sentido más subjetivo y vivencial, y usando como referente al pintor del siglo XIX Paul Cézanne; esta vez Diego Chavarria nos presenta dos temas, el primero es una revisión sobre la obra del artista danés Ólafur Eliasson, el segundo, una serie de reflexiones acerca de la creatividad, y cómo está inmersa en un mundo ajeno, de glorificación y unicidad, muy alejado de la realidad.

Los textos de esta edición están conformados por una escritura más suelta y menos académica, incitando a la experimentación, a dejarnos llevar por el mundo del espectador, del creador, del escritor.

Les invitamos nuevamente a seguir, además de nuestro boletín mensual, las publicaciones en el blog http://laartilleria.com/ y los contenidos de las redes sociales, en donde podrán encontrar información sobre la agenda cultural de la ciudad, curiosidades del arte, propuestas artísticas, algo de historia del arte y didácticas para aprender algunos aspectos sobre el tema.

EDITORIAL

Los textos de esta edición están conformados por una

escritura más suelta y menos académica, incitando a la

experimentación, a dejarnos llevar por el mundo

del espectador, del creador, del

escritor.

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Dimensiones expansivas en Ólafur Eliasson

Panoramic awareness pavilion’ (2013)

Por Diego Chavarria

Dimensiones expansivas en Ólafur Eliasson

Panoramic awareness pavilion’ (2013)

Por Diego Chavarria

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Dimensiones expansivas en Ólafur Eliasson

Panoramic awareness pavilion’ (2013)

La representación del mundo es una de las cuestiones que ha atravesado la reflexión artística desde los inicios de la misma, pero lo que realmente ha determinado un cambio fundamental en los modos de conocimiento ha sido la idea de que vivimos en un mundo percibido, atravesado por dimensiones de tiempo y espacio e interpretado por cada uno de nosotros, mediado por re-significaciones de ideologías y por creencias que gobiernan nuestros entornos personales.

Mucho se ha dicho de Ólafur Eliasson, pero lo que ha determinado que su obra sea una de las más importantes producciones del siglo XXI es su capacidad para entender que la relación con el mundo es un fenómeno que se transforma y se adapta, que se mueve entre tiempo y espacio. Un fenómeno cuántico representado en las nuevas formas de producción artística que abre en cada pieza una puerta a posibilidades infinitas.

Ólafur Eliasson es un artista danés que vive actualmente en Berlín, conocido por sus instalaciones de inmersión del espectador realizadas a gran escala. Sus creaciones son “artefactos”, creaciones que ponen en práctica el verdadero oficio de un ingeniero en un campo al que hemos llamado arte, invitaciones directas a experimentar el tiempo y el espacio, exploraciones expandidas de nuestros sentidos.Dimensiones expansivas

en Ólafur Eliasson

Panoramic awareness pavilion’ (2013)

La representación del mundo es una de las cuestiones que ha atravesado la reflexión artística desde los inicios de la misma, pero lo que realmente ha determinado un cambio fundamental en los modos de conocimiento ha sido la idea de que vivimos en un mundo percibido, atravesado por dimensiones de tiempo y espacio e interpretado por cada uno de nosotros, mediado por re-significaciones de ideologías y por creencias que gobiernan nuestros entornos personales.

Mucho se ha dicho de Ólafur Eliasson, pero lo que ha determinado que su obra sea una de las más importantes producciones del siglo XXI es su capacidad para entender que la relación con el mundo es un fenómeno que se transforma y se adapta, que se mueve entre tiempo y espacio. Un fenómeno cuántico representado en las nuevas formas de producción artística que abre en cada pieza una puerta a posibilidades infinitas.

Ólafur Eliasson es un artista danés que vive actualmente en Berlín, conocido por sus instalaciones de inmersión del espectador realizadas a gran escala. Sus creaciones son “artefactos”, creaciones que ponen en práctica el verdadero oficio de un ingeniero en un campo al que hemos llamado arte, invitaciones directas a experimentar el tiempo y el espacio, exploraciones expandidas de nuestros sentidos.

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Seguramente la intención de intensificar la experiencia de los espectadores no es algo que genere mucha sorpresa en la era tecnológica de realidad aumentada y dispositivos de experiencias expandidas, sin embargo, como es sabido en el campo del arte, los fenómenos requieren un estudio y una observación compleja para entender su verdadero significado en los entornos sociales, es esto lo que hace del ejercicio artístico realizado por Eliasson un verdadero caso de análisis sobre las experiencias expandidas, porque no se trata de un engaño al público, no es un espectáculo cualquiera que pretende deslumbrar a quien se atreve a visitar estas piezas. Se trata de una práctica que al mismo tiempo nos muestra que estamos sumergidos en una experiencia, generalmente compartida, es decir, el propósito final de la obra de Eliasson es retar al espectador a cuestionar los límites de su capacidad perceptiva, obligándolo a evaluar dónde comienza y termina su espacio y cómo se relaciona con el entorno que se le propone, de esta manera el espectador no puede ser un ente pasivo ante la obra si no que se ve sumergido en una experiencia que requiere de su percepción activa y que generará en él una nueva visión de su entorno inmediato, todo esto si el ejercicio fuese satisfactorio.

El universo de lo intangible posibilita en la obra del artista Eliasson la creación de un mundo que puede ser afectado directamente por el espectador, un universo de movimiento, espacio y tiempo donde cada interacción genera un momento diferente entre el espectador y la obra. El movimiento permite la generación de un nuevo espacio en cada paso y una conciencia profunda sobre el fenómeno al que hemos llamado tiempo. Es por esto que no puede haber una contemplación estática de su obra, sino que el espectador se ha de relacionar con ella, moviéndose a su alrededor, moviéndola.

La imaginación y la creatividad humana son cualidades fantásticas, los límites de la creación existen solo para aquellos que nunca han experimentado el verdadero sentimiento de explorar el mundo de manera diferente; el arte nos invita siempre a responsabilizarnos de nuestro entorno de una manera crítica, los avances tecnológicos no pueden significar el desarrollo de entornos sociales de consumo en los que cada producto nuevo viene a sustituir al precedente como si éste no hubiera existido nunca. Nuestra responsabilidad como seres humanos se vincula directamente con el reconocimiento del mundo y nuestra implicación creativa en el verdadero desarrollo de estructuras sociales sostenibles, Olafur eliasson nos recuerda que las posibilidades son infinitas y que la imposibilidad es solo una palabra que necesitamos reevaluar, y eventualmente, destruir.

Seguramente la intención de intensificar la experiencia de los espectadores no es algo que genere mucha sorpresa en la era tecnológica de realidad aumentada y dispositivos de experiencias expandidas, sin embargo, como es sabido en el campo del arte, los fenómenos requieren un estudio y una observación compleja para entender su verdadero significado en los entornos sociales, es esto lo que hace del ejercicio artístico realizado por Eliasson un verdadero caso de análisis sobre las experiencias expandidas, porque no se trata de un engaño al público, no es un espectáculo cualquiera que pretende deslumbrar a quien se atreve a visitar estas piezas. Se trata de una práctica que al mismo tiempo nos muestra que estamos sumergidos en una experiencia, generalmente compartida, es decir, el propósito final de la obra de Eliasson es retar al espectador a cuestionar los límites de su capacidad perceptiva, obligándolo a evaluar dónde comienza y termina su espacio y cómo se relaciona con el entorno que se le propone, de esta manera el espectador no puede ser un ente pasivo ante la obra si no que se ve sumergido en una experiencia que requiere de su percepción activa y que generará en él una nueva visión de su entorno inmediato, todo esto si el ejercicio fuese satisfactorio.

El universo de lo intangible posibilita en la obra del artista Eliasson la creación de un mundo que puede ser afectado directamente por el espectador, un universo de movimiento, espacio y tiempo donde cada interacción genera un momento diferente entre el espectador y la obra. El movimiento permite la generación de un nuevo espacio en cada paso y una conciencia profunda sobre el fenómeno al que hemos llamado tiempo. Es por esto que no puede haber una contemplación estática de su obra, sino que el espectador se ha de relacionar con ella, moviéndose a su alrededor, moviéndola.

La imaginación y la creatividad humana son cualidades fantásticas, los límites de la creación existen solo para aquellos que nunca han experimentado el verdadero sentimiento de explorar el mundo de manera diferente; el arte nos invita siempre a responsabilizarnos de nuestro entorno de una manera crítica, los avances tecnológicos no pueden significar el desarrollo de entornos sociales de consumo en los que cada producto nuevo viene a sustituir al precedente como si éste no hubiera existido nunca. Nuestra responsabilidad como seres humanos se vincula directamente con el reconocimiento del mundo y nuestra implicación creativa en el verdadero desarrollo de estructuras sociales sostenibles, Olafur eliasson nos recuerda que las posibilidades son infinitas y que la imposibilidad es solo una palabra que necesitamos reevaluar, y eventualmente, destruir.

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"The Weather Project"/ 2003

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Saber conocer la historia, y saber hacerlo para “no repetirla” parecería una premisa un tanto ignorada cuando presenciamos eso que llamamos arte de acción. El motivo, como artistas que utilizamos este medio artístico o como espectadores, solemos relacionar más fácilmente a la performance con el desnudo, en primera instancia, y con la sangre, los fluidos, el auto flagelo y el mal espectáculo. Sin embargo y por fortuna, el arte es tan diverso y la concepción de ideas performáticas tan amplio, que algunos artistas contemporáneos nos demuestran con gran acierto que no todo en el arte de acción debe presuponerse a formas limitadas de pensamiento. El panorama es rico y diverso, desde concebir a la performance como una acción espontánea, performances con escenografías teatrales complejas, acciones que parten del absurdo, obras donde incluso son utilizadas las vibraciones de la mente...y algo fundamental, antes del discurso que puedan soportar las obras, hay una gran capacidad creativa, que es lo que realmente al arte compete.

A continuación una lista heterogénea que puede ampliar nuestra perspectiva acerca de lo que una buena performance podría ser.

Saber conocer la historia, y saber hacerlo para “no repetirla” parecería una premisa un tanto ignorada cuando presenciamos eso que llamamos arte de acción. El motivo, como artistas que utilizamos este medio artístico o como espectadores, solemos relacionar más fácilmente a la performance con el desnudo, en primera instancia, y con la sangre, los fluidos, el auto flagelo y el mal espectáculo. Sin embargo y por fortuna, el arte es tan diverso y la concepción de ideas performáticas tan amplio, que algunos artistas contemporáneos nos demuestran con gran acierto que no todo en el arte de acción debe presuponerse a formas limitadas de pensamiento. El panorama es rico y diverso, desde concebir a la performance como una acción espontánea, performances con escenografías teatrales complejas, acciones que parten del absurdo, obras donde incluso son utilizadas las vibraciones de la mente...y algo fundamental, antes del discurso que puedan soportar las obras, hay una gran capacidad creativa, que es lo que realmente al arte compete.

A continuación una lista heterogénea que puede ampliar nuestra perspectiva acerca de lo que una buena performance podría ser.

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Por Úrsula Ochoa

Pero yo soy el tigre / 2013 / María José Arjona

Por Úrsula Ochoa

Pero yo soy el tigre / 2013 / María José Arjona

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La representación del mundo es una de las cuestiones que ha atravesado la reflexión artística desde los inicios de la misma, pero lo que realmente ha determinado un cambio fundamental en los modos de conocimiento ha sido la idea de que vivimos en un mundo percibido, atravesado por dimensiones de tiempo y espacio e interpretado por cada uno de nosotros, mediado por re-significaciones de ideologías y por creencias que gobiernan nuestros entornos personales.

Mucho se ha dicho de Ólafur Eliasson, pero lo que ha determinado que su obra sea una de las más importantes producciones del siglo XXI es su capacidad para entender que la relación con el mundo es un fenómeno que se transforma y se adapta, que se mueve entre tiempo y espacio. Un fenómeno cuántico representado en las nuevas formas de producción artística que abre en cada pieza una puerta a posibilidades infinitas.

Ólafur Eliasson es un artista danés que vive actualmente en Berlín, conocido por sus instalaciones de inmersión del espectador realizadas a gran escala. Sus creaciones son “artefactos”, creaciones que ponen en práctica el verdadero oficio de un ingeniero en un campo al que hemos llamado arte, invitaciones directas a experimentar el tiempo y el espacio, exploraciones expandidas de nuestros sentidos.

La representación del mundo es una de las cuestiones que ha atravesado la reflexión artística desde los inicios de la misma, pero lo que realmente ha determinado un cambio fundamental en los modos de conocimiento ha sido la idea de que vivimos en un mundo percibido, atravesado por dimensiones de tiempo y espacio e interpretado por cada uno de nosotros, mediado por re-significaciones de ideologías y por creencias que gobiernan nuestros entornos personales.

Mucho se ha dicho de Ólafur Eliasson, pero lo que ha determinado que su obra sea una de las más importantes producciones del siglo XXI es su capacidad para entender que la relación con el mundo es un fenómeno que se transforma y se adapta, que se mueve entre tiempo y espacio. Un fenómeno cuántico representado en las nuevas formas de producción artística que abre en cada pieza una puerta a posibilidades infinitas.

Ólafur Eliasson es un artista danés que vive actualmente en Berlín, conocido por sus instalaciones de inmersión del espectador realizadas a gran escala. Sus creaciones son “artefactos”, creaciones que ponen en práctica el verdadero oficio de un ingeniero en un campo al que hemos llamado arte, invitaciones directas a experimentar el tiempo y el espacio, exploraciones expandidas de nuestros sentidos.

“Pero yo soy el tigre” 2013 - María José Arjona

Comenzamos esta lista con una potente performance realizada por María José Arjona (Bogotá-1973), quien es una de las artistas de performance más importantes en América Latina. Su obra cargada de fuerza, tensiones y una larga medida de concentración, nos enseña un nivel de disciplina, rigor y coherencia en este relativamente “nuevo” medio. “Pero yo soy el tigre”, fue una performance realizada durante un mes en una bodega ubicada en el centro de Bogotá. La obra fue concebida como un trabajo de larga duración cuyo objeto era considerar o reconocer las dimensiones tangibles del tiempo a través de actos repetitivos. Arjona habita el tiempo y el espacio creando una situación de duración prolongada, donde tensa la relación entre su presencia, el espectador y el espacio arquitectónico.

"El tiempo es la sustancia de que estoy hecho. El tiempo es un río que me arrebata, pero yo soy el río; es un tigre que me destroza, pero yo soy el tigre; es un fuego que me consume, pero yo soy el fuego.” Es la cita que hace parte de “la nueva refutación del tiempo” de Jorge Luis Borges, la cual sirvió a la artista como inicio de esta impetuosa acción.

“Habla” 2008 - Cristina Lucas

“Habla” es una video performance en la cual la artista Cristina Lucas (Jaén-1973) rompe a martillazos una reproducción a tamaño natural del Moisés de Miguel Ángel. Con esta acción decide de manera brillante hacer una crítica sobre el dios monoteísta y masculino que rige el orden de las religiones más importantes de occidente. Cabe destacar de este trabajo la coherencia y al mismo tiempo la franqueza de sus elementos. Su vestuario por ejemplo es en este caso un vestido que ella suele llevar de manera cotidiana. No hay uso del “rojo escándalo” tan característico en las acciones feministas; la artista señala por el contrario la imagen de una mujer “normal” que desea romper las falsas ideológicas que le ha impuesto la historia.

“Habla” / 2008 / Cristina Lucas

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“In Orbit” 2014 - Alex Schweder y Ward Shelley

Hacemos un cambio en las formas de operar y pasamos a una propuesta donde parece absurda la razón por la cual es realizada la siguiente obra. El dúo de artistas conformado por Alex Schweder y Ward Shelley construyeron una rueda de madera semejante a la rueda de un hámster. La construcción tiene unos 7,6 metros de diámetro, donde los artistas vivieron durante 10 días. ¿Por qué? ¿Para qué? "Porque de eso se trata el arte"… La casa giratoria está diseñada para que Shelley pueda vivir en el exterior de la rueda, mientras que Schweder vive en el interior debido a su miedo a las alturas. A través de movimientos coordinados ambos hacen girar la rueda para acceder a camas, escritorios, sillas e incluso una cocina-baño.

Titulada In Orbit (En órbita), la pieza es una continuación de numerosas instalaciones en las que los artistas conviven en espacios públicos, proponiendo sus trabajos como "piezas de performance de arquitectura." Este concepto se basa en la idea de que las relaciones entre los espacios ocupados y los sujetos que los ocupan, son permeables, es decir, que un sujeto percibe primero su medio ambiente y cambia luego su percepción modificando sus comportamientos.

…llegada la hora de dormir, por fin la rueda se para. Es una especie de refugio psicológico. Acabo agotado todos los días y duermo más horas que nunca, unas ocho o nueve. Es porque estoy todo el rato muy tenso. Parece que el de arriba corre más riesgo, pero abajo el esfuerzo que hay que hacer es mucho mayor", asegura Alex Schweder.

“In Orbit” / 2014 / Alex Schweder y Ward Shelley

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Hope-Hippo 2005 - Jeniffer Allora y Guillermo Calzadilla

Hope-Hippo es una inquietante acción e instalación de la pareja de artistas Jennifer Allora (Filadelfia-1974) y Guillermo Calzadilla (La Havana, Cuba-1971) realizada para la 51 Bienal de Venecia. En esta, la pareja elaboró un gran hipopótamo de barro de 16 x 16 x 5 mts aproximadamente. Sobre él se encuentra una persona leyendo un diario que es cambiado día por día. El trabajo responde a las funciones alegóricas que poseen los animales en muchas esculturas de Venecia, incluyendo el Monumento Ecuestre de Andrea del Verrocchio al general mercenario Bartolomeo Colleoni. Los artistas explican: "En lugar de un caballo de guerra cuya estatura está destinado a reflejar la erección, el cuerpo beligerante de su amo humano, nosotros convocamos su monstruoso primo etimológico Hippopotamus o Caballo de río".

En contraste con los materiales elevados perdurables de la escultura clásica como el mármol y el bronce, Allora y Calzadilla crean la criatura a partir de un producto natural, lodo del río. La existencia de la criatura es pues finita y vulnerable a las fuerzas ruinosas de la naturaleza. Cuando la persona sentada sobre el animal, lee algo que cree ser una injusticia, hace sonar un silbato. “La injusticia de una persona es la verdad de otra persona, el hipopótamo juega en los valores de poder de los diferentes miembros de nuestra sociedad ".

Hope-Hippo / 2005 / Jeniffer Allora y Guillermo Calzadilla

Hope-Hippo 2005 - Jeniffer Allora y Guillermo Calzadilla

Hope-Hippo es una inquietante acción e instalación de la pareja de artistas Jennifer Allora (Filadelfia-1974) y Guillermo Calzadilla (La Havana, Cuba-1971) realizada para la 51 Bienal de Venecia. En esta, la pareja elaboró un gran hipopótamo de barro de 16 x 16 x 5 mts aproximadamente. Sobre él se encuentra una persona leyendo un diario que es cambiado día por día. El trabajo responde a las funciones alegóricas que poseen los animales en muchas esculturas de Venecia, incluyendo el Monumento Ecuestre de Andrea del Verrocchio al general mercenario Bartolomeo Colleoni. Los artistas explican: "En lugar de un caballo de guerra cuya estatura está destinado a reflejar la erección, el cuerpo beligerante de su amo humano, nosotros convocamos su monstruoso primo etimológico Hippopotamus o Caballo de río".

En contraste con los materiales elevados perdurables de la escultura clásica como el mármol y el bronce, Allora y Calzadilla crean la criatura a partir de un producto natural, lodo del río. La existencia de la criatura es pues finita y vulnerable a las fuerzas ruinosas de la naturaleza. Cuando la persona sentada sobre el animal, lee algo que cree ser una injusticia, hace sonar un silbato. “La injusticia de una persona es la verdad de otra persona, el hipopótamo juega en los valores de poder de los diferentes miembros de nuestra sociedad ".

Hope-Hippo / 2005 / Jeniffer Allora y Guillermo Calzadilla

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Eunoia 2013 - Lisa Park

Seguramente ya habrán visto esta performance anteriormente, y es que Eunoia acoge dentro de sus elementos la tecnología, y al mismo tiempo la simplicidad y la belleza de los principios Zen. La mente que medita, el agua que responde a esta meditación, la geometría, la sobriedad de su vestuario y ella (la artista) serena en la ejecución de su performance.

La obra se centra en utilizar las ondas cerebrales recogidas a través de un sensor para manipular los movimientos del agua. El título se deriva de la palabra griega "ey" (bueno) + "nous" (mente) que significa "hermoso pensamiento". Para el trabajo, la artista utilizó un EEG el cual es un sensor de detección de ondas cerebrales que mide frecuencias de la actividad cerebral (Alpha, Beta, Delta, Gamma, Theta) relacionada con el estado de conciencia mientras se usa. Los datos recogidos de EEG se traducen en tiempo real para modular las vibraciones de sonido con el uso de programas de software.

“Fabriqué 5 platos de metal de 24". La razón por la que elegí platos circulares es porque el círculo representa unidad e infinitud, y no tiene una diferencia clara entre inicio y fin. El significado de los 5 platos es representar la idea de las emociones humanas más básicas: felicidad, enfado, tristeza, odio y deseo”.

Seeds of Hamburg (Semillas de Hamburgo) 2002 - Zhang Huan

Trabajo del artista Zhang Huan (China-1965), quien utiliza el cuerpo como una prueba de identidad y también como una especie de “lenguaje” con el cual intenta expandir los horizontes entre las brechas ideológicas impuestas de diferentes culturas. La obra consiste en una serie de performances desarrolladas en Hamburgo, Alemania. El artista recrea una gran jaula utilizando madera y tela metálica, para posteriormente entrar en ella con su cuerpo cubierto de miel. Luego, el artista rocía semillas sobre su cuerpo y posteriormente 28 palomas son soltadas dentro de la jaula en la que se encuentra el artista embadurnado. Esta performance nos recuerda por un momento las actuaciones del artista Josef Beuys, quien entablaba relaciones espaciotemporales con animales como símbolo de hermandad y esperanza entre los diferentes estados.

Eunoia / 2013 / Lisa ParkEunoia 2013 - Lisa Park

Seguramente ya habrán visto esta performance anteriormente, y es que Eunoia acoge dentro de sus elementos la tecnología, y al mismo tiempo la simplicidad y la belleza de los principios Zen. La mente que medita, el agua que responde a esta meditación, la geometría, la sobriedad de su vestuario y ella (la artista) serena en la ejecución de su performance.

La obra se centra en utilizar las ondas cerebrales recogidas a través de un sensor para manipular los movimientos del agua. El título se deriva de la palabra griega "ey" (bueno) + "nous" (mente) que significa "hermoso pensamiento". Para el trabajo, la artista utilizó un EEG el cual es un sensor de detección de ondas cerebrales que mide frecuencias de la actividad cerebral (Alpha, Beta, Delta, Gamma, Theta) relacionada con el estado de conciencia mientras se usa. Los datos recogidos de EEG se traducen en tiempo real para modular las vibraciones de sonido con el uso de programas de software.

“Fabriqué 5 platos de metal de 24". La razón por la que elegí platos circulares es porque el círculo representa unidad e infinitud, y no tiene una diferencia clara entre inicio y fin. El significado de los 5 platos es representar la idea de las emociones humanas más básicas: felicidad, enfado, tristeza, odio y deseo”.

Seeds of Hamburg (Semillas de Hamburgo) 2002 - Zhang Huan

Trabajo del artista Zhang Huan (China-1965), quien utiliza el cuerpo como una prueba de identidad y también como una especie de “lenguaje” con el cual intenta expandir los horizontes entre las brechas ideológicas impuestas de diferentes culturas. La obra consiste en una serie de performances desarrolladas en Hamburgo, Alemania. El artista recrea una gran jaula utilizando madera y tela metálica, para posteriormente entrar en ella con su cuerpo cubierto de miel. Luego, el artista rocía semillas sobre su cuerpo y posteriormente 28 palomas son soltadas dentro de la jaula en la que se encuentra el artista embadurnado. Esta performance nos recuerda por un momento las actuaciones del artista Josef Beuys, quien entablaba relaciones espaciotemporales con animales como símbolo de hermandad y esperanza entre los diferentes estados.

Hope-Hippo / 2005 / Jeniffer Allora y Guillermo Calzadilla

Eunoia / 2013 / Lisa Park

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“Nothing To Do” 2011 -Terence Koh

De nuevo aparece en nuestra lista un artista oriental con una aparente “sencilla” performance. Aquí destaca una gran montaña de sal, un salón absolutamente impecable, el artista vestido de blanco y…muchas mentiras. Estos son los elementos de Nothing To Do (Nada que ver) del artista Terence Koh (Pekin-1977). En esta acción, el artista pasó más de cinco semanas, cinco días a la semana, ocho horas al día mintiendo, mientras recorría de rodillas austeramente alrededor de un montículo de piedras de sal. Esta, es definitivamente una actuación desafiante, donde impera la concentración y la resistencia física. La obra fue realizada en la Mary Boone Gallery. La monumental montaña de sal (un conservante y curativo que también puede inflamar las heridas abiertas) evoca altares y ofrendas, así como el dolor y la curación.

“Transfiguración” 2001-2011 Oliver de Saganza

Para quienes extrañan los excesos, la teatralización y el carácter abyecto de la performance, aparece Oliver de Saganza (Brazzaville, República del Congo-1959) con la serie de performances “Transfiguración”. En ellos el artista explora de manera cruda y contundente los estados alterados de la psique; como diríamos en un tono “sartreano”, el hombre está puesto ahí, bestialmente tal cual es. Un ser sórdido, terrible, maligno y extraño, un ser que tiene miedo de sí mismo y de su horripilante naturaleza.

Su trabajo es rico plásticamente, el artista ha desarrollado una práctica que integra pintura, fotografía, escultura y performance; por lo tanto, no limita su quehacer a un solo medio, logrando presentarnos escalofriantes personajes envueltos en materia. En conclusión, una perturbadora simbiosis apocalíptica donde la existencia se vuelve una pesadilla desagradable.

Seeds of Hamburg / 2002 / Zhang Huan

“Nothing To Do” 2011 -Terence Koh

De nuevo aparece en nuestra lista un artista oriental con una aparente “sencilla” performance. Aquí destaca una gran montaña de sal, un salón absolutamente impecable, el artista vestido de blanco y…muchas mentiras. Estos son los elementos de Nothing To Do (Nada que ver) del artista Terence Koh (Pekin-1977). En esta acción, el artista pasó más de cinco semanas, cinco días a la semana, ocho horas al día mintiendo, mientras recorría de rodillas austeramente alrededor de un montículo de piedras de sal. Esta, es definitivamente una actuación desafiante, donde impera la concentración y la resistencia física. La obra fue realizada en la Mary Boone Gallery. La monumental montaña de sal (un conservante y curativo que también puede inflamar las heridas abiertas) evoca altares y ofrendas, así como el dolor y la curación.

“Transfiguración” 2001-2011 Oliver de Saganza

Para quienes extrañan los excesos, la teatralización y el carácter abyecto de la performance, aparece Oliver de Saganza (Brazzaville, República del Congo-1959) con la serie de performances “Transfiguración”. En ellos el artista explora de manera cruda y contundente los estados alterados de la psique; como diríamos en un tono “sartreano”, el hombre está puesto ahí, bestialmente tal cual es. Un ser sórdido, terrible, maligno y extraño, un ser que tiene miedo de sí mismo y de su horripilante naturaleza.

Su trabajo es rico plásticamente, el artista ha desarrollado una práctica que integra pintura, fotografía, escultura y performance; por lo tanto, no limita su quehacer a un solo medio, logrando presentarnos escalofriantes personajes envueltos en materia. En conclusión, una perturbadora simbiosis apocalíptica donde la existencia se vuelve una pesadilla desagradable.

Seeds of Hamburg / 2002 / Zhang Huan

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The Mending Project 2011- Beili Liu (El proyecto de la Reparación)

Consistió en un proceso continuo en el cual la artista china Beili Liu invitó a los visitantes a cortar pedazos de tela a partir de una tela gigante que se encontraba al entrar en el espacio. Los fragmentos de tela eran cosidos por Liu nuevamente, creando un mosaico gigante que rodeaba gradualmente a la artista. El trabajo parece bastante inofensivo si no fuera por la matriz ominosa de tijeras que miran hacia abajo suspendidas por encima de su espacio de trabajo. La masiva nube de tijeras alude al temor lejano, a la violencia que se avecina y a la incertidumbre preocupante de las cosas.

Nothing to do / 2011 / Terence Koh

Transfiguración / 2001-2011 / Oliver de Saganza The Mending Project / 2011 / Beili Liu

The Mending Project 2011- Beili Liu (El proyecto de la Reparación)

Consistió en un proceso continuo en el cual la artista china Beili Liu invitó a los visitantes a cortar pedazos de tela a partir de una tela gigante que se encontraba al entrar en el espacio. Los fragmentos de tela eran cosidos por Liu nuevamente, creando un mosaico gigante que rodeaba gradualmente a la artista. El trabajo parece bastante inofensivo si no fuera por la matriz ominosa de tijeras que miran hacia abajo suspendidas por encima de su espacio de trabajo. La masiva nube de tijeras alude al temor lejano, a la violencia que se avecina y a la incertidumbre preocupante de las cosas.

Nothing to do / 2011 / Terence Koh

Transfiguración / 2001-2011 / Oliver de Saganza The Mending Project / 2011 / Beili Liu

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Ciclos Cremaster / 2002 / Matthew BarneyCiclos Cremaster / 2002 / Matthew Barney

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Ciclos Cremaster 2002- Matthew Barney

Para finalizar, un trabajo absolutamente plural y complejo. Cremaster no es exactamente una sola performance, éste es un proyecto del artista visual Matthew Barney (San Francisco-1967) compuesto por cinco filmes en los cuales el artista interpreta a diversos personajes. Evidentemente, esta propuesta posee un perfil mucho más teatral y cinematográfico.

El título hace referencia al cremáster, es decir, al músculo que sostiene los testículos y hace que éstos se muevan hacia arriba y hacia abajo de acuerdo a los cambios de temperatura, a la estimulación externa o al miedo. El conjunto de filmes están integrados por una mezcla autobiográfica, historia e intimidad, donde las imágenes y los símbolos están interconectados entre sí. El ambiente creado es complejo, el orden de exhibición de los filmes es inexistente dando así libertad al espectador de interpretar este extraño y controvertido proyecto según su parecer y su placer.

El panorama es rico y diverso, desde concebir a la performance

como una acción espontánea, performances con escenografías

teatrales complejas, acciones que parten del absurdo, obras

donde incluso son utilizadas las vibraciones de la mente...

Ciclos Cremaster 2002- Matthew Barney

Para finalizar, un trabajo absolutamente plural y complejo. Cremaster no es exactamente una sola performance, éste es un proyecto del artista visual Matthew Barney (San Francisco-1967) compuesto por cinco filmes en los cuales el artista interpreta a diversos personajes. Evidentemente, esta propuesta posee un perfil mucho más teatral y cinematográfico.

El título hace referencia al cremáster, es decir, al músculo que sostiene los testículos y hace que éstos se muevan hacia arriba y hacia abajo de acuerdo a los cambios de temperatura, a la estimulación externa o al miedo. El conjunto de filmes están integrados por una mezcla autobiográfica, historia e intimidad, donde las imágenes y los símbolos están interconectados entre sí. El ambiente creado es complejo, el orden de exhibición de los filmes es inexistente dando así libertad al espectador de interpretar este extraño y controvertido proyecto según su parecer y su placer.

El panorama es rico y diverso, desde concebir a la performance

como una acción espontánea, performances con escenografías

teatrales complejas, acciones que parten del absurdo, obras

donde incluso son utilizadas las vibraciones de la mente...

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C´est la vie / 2013 / Silvie Fleury

Draw a line / 2003 / Janine Antoni

BONUS

C´est la vie / 2013 / Silvie Fleury

Draw a line / 2003 / Janine Antoni

BONUS

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Por Jorge Largo

La razón de estas notas se halla en mi relación con el arte, son algunos apuntes desprevenidos que reflexionan acerca de mi papel como espectador. Por su carácter íntimo y personal podría pensarse que nada aportan a los demás espectadores, y, sin embargo, estas notas contienen luces, claves que pueden ayudarnos a entender algo de nuestra relación personal o académica con las obras que disfrutamos.

Visitantes en el MAMM

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Page 22: La Artillería Edición #10

La primera vez que me acerqué al arte lo hice de una manera inocente a través de lo que yo creía que era el mejor enfoque o por lo menos el que tenía más a la mano: la academia. Así, pasé largas horas leyendo lo que decían los textos, los catálogos, los expertos, sobre el arte que me gusta. Aprendí a reconocer algunos trazos sobresalientes, a distinguir algunas escuelas y a diferenciar unos artistas de otros.

Pero nada de eso me llenó realmente, y mi relación con el arte siguió un camino sinuoso que no supe cómo recorrer. Seguí disfrutando de las obras que me conmovían, pero de cuya relación conmigo no sabía decir nada. Pasaron los años, y una cierta distancia creció entre el arte y yo. Tomé otros caminos.

La relación amistosa con una persona a quien admiro hizo que yo volviera a mirar cuadros, pinturas, esculturas, formas, colores, luces, perspectivas, y en ese momento, como si ocurriera un milagro, algo se encendió en mí. Me di cuenta de que mi diálogo con el arte no pertenece a la seriedad y objetividad de la academia, sino a la

intimidad de lo que sucede entre un objeto de arte y yo. Bajo esta nueva luz, desde esta ventana recién abierta, reflexiono y me doy cuenta de que, desde mi primer acercamiento, el arte ha inspirado en mí pasiones, sentimientos, alegrías, luces, claves para hacerme preguntas frente a mi vida y la de los demás. El camino académico que tomé antes –y que aún hoy recorro de vez en cuando- me sirvió para afinar mi gusto, para explorar los grandes giros que ha dado el arte, para reconocer algunos puntos clave de su historia. Pero el bagaje para entender mi relación con ella no estaba ahí, estaba en la vida, y tuvieron que pasar varios años de silencio, de sombras para que yo volviera y ahora pudiera entender algo de lo que un cuadro, una escultura, un edificio, una cierta sombra, una cierta luz, significan para mí.

Museo del Louvre - París

La primera vez que me acerqué al arte lo hice de una manera inocente a través de lo que yo creía que era el mejor enfoque o por lo menos el que tenía más a la mano: la academia. Así, pasé largas horas leyendo lo que decían los textos, los catálogos, los expertos, sobre el arte que me gusta. Aprendí a reconocer algunos trazos sobresalientes, a distinguir algunas escuelas y a diferenciar unos artistas de otros.

Pero nada de eso me llenó realmente, y mi relación con el arte siguió un camino sinuoso que no supe cómo recorrer. Seguí disfrutando de las obras que me conmovían, pero de cuya relación conmigo no sabía decir nada. Pasaron los años, y una cierta distancia creció entre el arte y yo. Tomé otros caminos.

La relación amistosa con una persona a quien admiro hizo que yo volviera a mirar cuadros, pinturas, esculturas, formas, colores, luces, perspectivas, y en ese momento, como si ocurriera un milagro, algo se encendió en mí. Me di cuenta de que mi diálogo con el arte no pertenece a la seriedad y objetividad de la academia, sino a la

intimidad de lo que sucede entre un objeto de arte y yo. Bajo esta nueva luz, desde esta ventana recién abierta, reflexiono y me doy cuenta de que, desde mi primer acercamiento, el arte ha inspirado en mí pasiones, sentimientos, alegrías, luces, claves para hacerme preguntas frente a mi vida y la de los demás. El camino académico que tomé antes –y que aún hoy recorro de vez en cuando- me sirvió para afinar mi gusto, para explorar los grandes giros que ha dado el arte, para reconocer algunos puntos clave de su historia. Pero el bagaje para entender mi relación con ella no estaba ahí, estaba en la vida, y tuvieron que pasar varios años de silencio, de sombras para que yo volviera y ahora pudiera entender algo de lo que un cuadro, una escultura, un edificio, una cierta sombra, una cierta luz, significan para mí.

Museo del Louvre - París

Page 23: La Artillería Edición #10

Tengo vocación de espectador, de contemplador. No digo esto en el sentido de un ser pasivo que deja que todo ocurra sin que él se involucre. Me refiero a ese espectador que completa lo que ve, lo que lee, lo que oye. Hablo de ese espectador curioso que lleva dentro algo así como una caja de resonancia sensible que vibra y reacciona ante los estímulos externos. En esto coincido con el crítico argentino, tan polémico y criticado, Jorge Romero Brest, “el arte no existe como tal, lo que existen son obras que provocan arte en el contemplador.”

Así, si el espectador está vacío, si solo tiene prejuicios, cualquier objeto de arte podrá dejarlo intacto, inmóvil, incólume. Podrá identificar, señalar, escribir sobre los aspectos formales, tangibles, inmóviles (el tamaño, el autor, el año, la técnica, etc.) de un objeto de arte, pero, ya que no experimenta emoción, solo podrá comunicar lo que está al alcance de todos. Cuando un objeto de arte nos habla, nos toca el gusto, la razón, el alma, se produce algo así como un relámpago, una chispa y nos conmovemos. Esa conmoción es lo que yo llamaría arte, no la colección de objetos que encontramos en los museos, en los catálogos o en las bibliotecas. Esos son más bien instrumentos susceptibles de provocar arte en un espectador. El arte, creo, no vive en los objetos, sino que, más bien, es una sensación siempre cambiante, siempre mutante que nace de mi relación activa con esos objetos. Digo activa para decir que lo que me genera una obra no es estático y que en cada nuevo encuentro con ella le descubro nuevos sentidos, me genera nuevas sensaciones. De ahí que yo pueda volver una y otra vez a disfrutar de un objeto que me gusta —tal como me sucede con la compañía de los seres humanos que me generan pasiones—, en una relación que no termina, y así, en lugar de decir “ya vi” el cuadro X de tal o cual pintor, prefiero decir, en cambio, “lo he visto”, lo que deja abierta la posibilidad de volver a verlo, de volver a sentir el arte que me produce. Aspiro, pues, a ser ese espectador informado, sensible, que no se cansa de ver tanta belleza.

Brest Romero, Jorge. Serie de conferencias como preámbulo a la Bienal de Medellín, 1981.

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Tengo vocación de espectador, de contemplador. No digo esto en el sentido de un ser pasivo que deja que todo ocurra sin que él se involucre. Me refiero a ese espectador que completa lo que ve, lo que lee, lo que oye. Hablo de ese espectador curioso que lleva dentro algo así como una caja de resonancia sensible que vibra y reacciona ante los estímulos externos. En esto coincido con el crítico argentino, tan polémico y criticado, Jorge Romero Brest, “el arte no existe como tal, lo que existen son obras que provocan arte en el contemplador.”

Así, si el espectador está vacío, si solo tiene prejuicios, cualquier objeto de arte podrá dejarlo intacto, inmóvil, incólume. Podrá identificar, señalar, escribir sobre los aspectos formales, tangibles, inmóviles (el tamaño, el autor, el año, la técnica, etc.) de un objeto de arte, pero, ya que no experimenta emoción, solo podrá comunicar lo que está al alcance de todos. Cuando un objeto de arte nos habla, nos toca el gusto, la razón, el alma, se produce algo así como un relámpago, una chispa y nos conmovemos. Esa conmoción es lo que yo llamaría arte, no la colección de objetos que encontramos en los museos, en los catálogos o en las bibliotecas. Esos son más bien instrumentos susceptibles de provocar arte en un espectador. El arte, creo, no vive en los objetos, sino que, más bien, es una sensación siempre cambiante, siempre mutante que nace de mi relación activa con esos objetos. Digo activa para decir que lo que me genera una obra no es estático y que en cada nuevo encuentro con ella le descubro nuevos sentidos, me genera nuevas sensaciones. De ahí que yo pueda volver una y otra vez a disfrutar de un objeto que me gusta —tal como me sucede con la compañía de los seres humanos que me generan pasiones—, en una relación que no termina, y así, en lugar de decir “ya vi” el cuadro X de tal o cual pintor, prefiero decir, en cambio, “lo he visto”, lo que deja abierta la posibilidad de volver a verlo, de volver a sentir el arte que me produce. Aspiro, pues, a ser ese espectador informado, sensible, que no se cansa de ver tanta belleza.

Brest Romero, Jorge. Serie de conferencias como preámbulo a la Bienal de Medellín, 1981.

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Escribo estos apuntes con la esperanza de hallar una voz, una manera de traducir en palabras lo que siento frente a las obras que me conmueven. Ese camino es largo y está lleno de aventuras, de experiencias, pues no es tarea fácil esa la de hablar de los sentimientos. Una tarea arriesgada, que me lanza a tierras movedizas donde no todos los espectadores se sienten a gusto.

Un artista estudia para aprender a jugar con la luz, el color, la forma, la perspectiva. Un músico estudia para saber combinar sonidos, ritmos, melodías; un poeta, para conocer las diversas formas de contar una historia. Por su parte, un espectador, un lector estudia, ensaya para ser buen traductor de lo que siente y piensa cuando presencia o vive lo que una obra de arte le provoca.

Lo que sucede en el corazón humano está lejos de la academia cuando tratamos de hablar de sentimientos. Si hubiera una manera fácil de explicar lo que siento cuando veo ciertos cuadros, ciertas esculturas, ciertos edificios, en fin, ciertos objetos de arte, si hubiera, digo, una sola manera de explicar lo que ellos me producen, hablaría de ciencia, no de arte. La

hierática academia transmite conocimientos frente a los valores que ella considera intrínsecos de ciertas obras: por qué la Gioconda es importante, cuál fue el gran aporte de los pintores de fines del siglo XIX, por qué la Fuente de Duchamp abrió la puerta de una revolución, qué es lo valioso de la pintura holandesa del siglo XVII, qué significan para el arte las pinturas rupestres, cuestiones sobre las que se puede estudiar en los textos, llegar a conocer y ponerse de acuerdo con los demás. Son cuestiones tangibles. Otra es la historia cuando tratamos de hablar de lo que el arte nos ocasiona. Y entonces aparecen múltiples maneras, múltiples opiniones, opiniones encontradas, buenas y malas opiniones. Lo normal cuando hablamos del gusto, de la belleza es que cada uno tenga un juicio propio, pues cada uno es propietario de lo que le produce un objeto determinado. Cada espectador conmovido es dueño de sus sensaciones.

Visitante en el Museo de Historia del Arte - Viena

Escribo estos apuntes con la esperanza de hallar una voz, una manera de traducir en palabras lo que siento frente a las obras que me conmueven. Ese camino es largo y está lleno de aventuras, de experiencias, pues no es tarea fácil esa la de hablar de los sentimientos. Una tarea arriesgada, que me lanza a tierras movedizas donde no todos los espectadores se sienten a gusto.

Un artista estudia para aprender a jugar con la luz, el color, la forma, la perspectiva. Un músico estudia para saber combinar sonidos, ritmos, melodías; un poeta, para conocer las diversas formas de contar una historia. Por su parte, un espectador, un lector estudia, ensaya para ser buen traductor de lo que siente y piensa cuando presencia o vive lo que una obra de arte le provoca.

Lo que sucede en el corazón humano está lejos de la academia cuando tratamos de hablar de sentimientos. Si hubiera una manera fácil de explicar lo que siento cuando veo ciertos cuadros, ciertas esculturas, ciertos edificios, en fin, ciertos objetos de arte, si hubiera, digo, una sola manera de explicar lo que ellos me producen, hablaría de ciencia, no de arte. La

hierática academia transmite conocimientos frente a los valores que ella considera intrínsecos de ciertas obras: por qué la Gioconda es importante, cuál fue el gran aporte de los pintores de fines del siglo XIX, por qué la Fuente de Duchamp abrió la puerta de una revolución, qué es lo valioso de la pintura holandesa del siglo XVII, qué significan para el arte las pinturas rupestres, cuestiones sobre las que se puede estudiar en los textos, llegar a conocer y ponerse de acuerdo con los demás. Son cuestiones tangibles. Otra es la historia cuando tratamos de hablar de lo que el arte nos ocasiona. Y entonces aparecen múltiples maneras, múltiples opiniones, opiniones encontradas, buenas y malas opiniones. Lo normal cuando hablamos del gusto, de la belleza es que cada uno tenga un juicio propio, pues cada uno es propietario de lo que le produce un objeto determinado. Cada espectador conmovido es dueño de sus sensaciones.

Visitante en el Museo de Historia del Arte - Viena

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Ahora, si hemos de aprender algo de los libros que leemos en torno al arte, es a entrenar el ojo y reconocer, identificar formas, colores, luces, conocer las escuelas, las tendencias, las vanguardias, la historia de la evolución de esta maravilla que llamamos ARTE. Lo que un ojo sensible y bien entrenado no puede dejar de hacer es mirar, contemplar, enriquecer, ampliar su lenguaje visual.

En alguna ocasión, Luis Caballero hablando de su obra dijo: “…para mí ser pintor es tratar de dar una forma visual a mis emociones y a mis sentimientos (...)”. Parafraseando esta idea de Caballero, el espectador que yo quisiera ser es el que trata de traducir en palabras lo que le hacen sentir las obras. Trato de hacerlo, ensayo, aunque no siempre lo logre.

No busco con esto ponerme en el centro del problema, ignorar lo que el artista quiere decir. Lo que intento es explorar lo que los objetos de arte me causan, independiente de si son o no objetos valiosos para los demás.

Museo de Orsay - París

Ahora, si hemos de aprender algo de los libros que leemos en torno al arte, es a entrenar el ojo y reconocer, identificar formas, colores, luces, conocer las escuelas, las tendencias, las vanguardias, la historia de la evolución de esta maravilla que llamamos ARTE. Lo que un ojo sensible y bien entrenado no puede dejar de hacer es mirar, contemplar, enriquecer, ampliar su lenguaje visual.

En alguna ocasión, Luis Caballero hablando de su obra dijo: “…para mí ser pintor es tratar de dar una forma visual a mis emociones y a mis sentimientos (...)”. Parafraseando esta idea de Caballero, el espectador que yo quisiera ser es el que trata de traducir en palabras lo que le hacen sentir las obras. Trato de hacerlo, ensayo, aunque no siempre lo logre.

No busco con esto ponerme en el centro del problema, ignorar lo que el artista quiere decir. Lo que intento es explorar lo que los objetos de arte me causan, independiente de si son o no objetos valiosos para los demás.

Museo de Orsay - París

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Las Riberas del Marne (Casa de Campo en la ribera del río) / Paul Cézanne / 1888/ Óleo sobre lienzoLas Riberas del Marne (Casa de Campo en la ribera del río) / Paul Cézanne / 1888/ Óleo sobre lienzo

Page 28: La Artillería Edición #10

Es cierto que la teoría, la crítica y el análisis del arte contradicen de una forma puntual la esencia y razón de las expresiones artísticas, y más contradictorio es aún que yo realice parte de esa tarea en algunos momentos de mi vida, tal como lo hago en este preciso instante; lo cierto es que el arte, y hoy más exactamente la pintura, no puede pasar desapercibido, en vez de ello, provocan un sin número de sensaciones, pensamientos y acciones, y aunque mucho de lo que pueda decirse sobre la visión del arte está sometido completamente por la subjetividad, es inevitable “intentar” exponer elementos de ciertas obras de arte, que por una u otra razón, se clavan en el alma del espectador, dando así vida a la intención artística de su autor.

Uno de los lenguajes más perdurables en la historia, y que han llevado a cabo la tarea de despertar sensaciones desde hace miles de años, es la pintura, el tema en que pretendo centrarme esta vez, y que tiene su peso en dos razones fundamentales, la primera es el creciente mito sobre la desaparición de la pintura en el arte contemporáneo, y la segunda, porque entre más la estudio, más descubro elementos sagrados que justifican su carácter expresivo pero también fluctuante. Estos motivos, sumados a la admiración de grandes maestros de la pintura, han provocado este artículo, un tanto emocional,

maleable, y quizá para el lector, muy propio, cosa que en definitiva no me disgusta, sino por el contrario, apoya una vez más mi idea visceral del arte.

Con la existencia del ser humano nació la pintura, con sus medios arcaicos y sencillos en formalización, pero complejos en su concepción, los hombres prehistóricos se hicieron cargo de transmitir por medio de la imagen su estilo de vida, sus creencias, hábitos, y un sinfín de códigos, que en la actualidad aún se intenta descifrar. Lo importante en las pinturas paleolíticas, es que abrieron el marco para una actividad, que por supuesto no era considerada artística, pero que fue obteniendo el carácter protagónico de la historia del arte y la humanidad. El transcurrir del tiempo y los diferentes desarrollos tecnológicos fueron creando nuevos lenguajes del arte. Cada paso del hombre fue transformando sus pensamientos, y estos se plasmaron en imágenes, sonoras o visuales, con características muy particulares.

Cientos de formas obtuvo el arte en los miles de años que transcurrieron, cientos de nombres, estilos, movimientos, vanguardias, o como queramos llamarlo, al fin y al cabo, cada una de ellas surgía como una necesidad existencial, no solo del artista, sino del mundo en general.

Es cierto que la teoría, la crítica y el análisis del arte contradicen de una forma puntual la esencia y razón de las expresiones artísticas, y más contradictorio es aún que yo realice parte de esa tarea en algunos momentos de mi vida, tal como lo hago en este preciso instante; lo cierto es que el arte, y hoy más exactamente la pintura, no puede pasar desapercibido, en vez de ello, provocan un sin número de sensaciones, pensamientos y acciones, y aunque mucho de lo que pueda decirse sobre la visión del arte está sometido completamente por la subjetividad, es inevitable “intentar” exponer elementos de ciertas obras de arte, que por una u otra razón, se clavan en el alma del espectador, dando así vida a la intención artística de su autor.

Uno de los lenguajes más perdurables en la historia, y que han llevado a cabo la tarea de despertar sensaciones desde hace miles de años, es la pintura, el tema en que pretendo centrarme esta vez, y que tiene su peso en dos razones fundamentales, la primera es el creciente mito sobre la desaparición de la pintura en el arte contemporáneo, y la segunda, porque entre más la estudio, más descubro elementos sagrados que justifican su carácter expresivo pero también fluctuante. Estos motivos, sumados a la admiración de grandes maestros de la pintura, han provocado este artículo, un tanto emocional,

maleable, y quizá para el lector, muy propio, cosa que en definitiva no me disgusta, sino por el contrario, apoya una vez más mi idea visceral del arte.

Con la existencia del ser humano nació la pintura, con sus medios arcaicos y sencillos en formalización, pero complejos en su concepción, los hombres prehistóricos se hicieron cargo de transmitir por medio de la imagen su estilo de vida, sus creencias, hábitos, y un sinfín de códigos, que en la actualidad aún se intenta descifrar. Lo importante en las pinturas paleolíticas, es que abrieron el marco para una actividad, que por supuesto no era considerada artística, pero que fue obteniendo el carácter protagónico de la historia del arte y la humanidad. El transcurrir del tiempo y los diferentes desarrollos tecnológicos fueron creando nuevos lenguajes del arte. Cada paso del hombre fue transformando sus pensamientos, y estos se plasmaron en imágenes, sonoras o visuales, con características muy particulares.

Cientos de formas obtuvo el arte en los miles de años que transcurrieron, cientos de nombres, estilos, movimientos, vanguardias, o como queramos llamarlo, al fin y al cabo, cada una de ellas surgía como una necesidad existencial, no solo del artista, sino del mundo en general.

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Algunas veces ligado a la naturaleza, otras a los sentimientos; en algunas ocasiones la Iglesia incitó las creaciones, en otras, la rebeldía; independientemente a su razón de existir y su fundamento filosófico, todas formaron parte fundamental de la visión actual sobre el arte, una tras otra se influenciaron, hasta llegar a la ruptura global del arte como tal, cuestionando de manera trascendental su base, su “función” en la sociedad, su formalización, su pensamiento y, básicamente, todo a su paso.

Para hablar sobre la inmaterialidad sensorial que contiene la pintura, expondré algo, o mucho, de la obra realizada por el artista francés Paul Cézanne (Aix-en-Provence, Francia, 1839-1906), quien por supuesto se suma a esa lista de maestros vanagloriosos, que además se cuenta entre uno de los más importantes artistas que generaron la gran brecha entre el arte clásico y el moderno. Osvaldo López Chuhurra lo mencionaba en “Estética de los elementos plásticos”, capítulo 6 El espacio.

Cézanne, el verdadero creador del sistema con el cual se manejará la evolución de la pintura contemporánea, procura re-crear un mundo pictórico, pero comenzando por el meollo de las cosas (cosas de la naturaleza o espacios, que son también cosas). En su concepción, que va desde el origen hacia la superficie (y su manera de pintar no desdice este concepto), se encierra el deseo de volver a componer un universo” .

López Chuhurra, Osvaldo. Estética de los elementos plásticos, Barcelona: Nueva colección Labor, 1971,

Por Erika Sosa

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MATICESde pintura

Algunas veces ligado a la naturaleza, otras a los sentimientos; en algunas ocasiones la Iglesia incitó las creaciones, en otras, la rebeldía; independientemente a su razón de existir y su fundamento filosófico, todas formaron parte fundamental de la visión actual sobre el arte, una tras otra se influenciaron, hasta llegar a la ruptura global del arte como tal, cuestionando de manera trascendental su base, su “función” en la sociedad, su formalización, su pensamiento y, básicamente, todo a su paso.

Para hablar sobre la inmaterialidad sensorial que contiene la pintura, expondré algo, o mucho, de la obra realizada por el artista francés Paul Cézanne (Aix-en-Provence, Francia, 1839-1906), quien por supuesto se suma a esa lista de maestros vanagloriosos, que además se cuenta entre uno de los más importantes artistas que generaron la gran brecha entre el arte clásico y el moderno. Osvaldo López Chuhurra lo mencionaba en “Estética de los elementos plásticos”, capítulo 6 El espacio.

Cézanne, el verdadero creador del sistema con el cual se manejará la evolución de la pintura contemporánea, procura re-crear un mundo pictórico, pero comenzando por el meollo de las cosas (cosas de la naturaleza o espacios, que son también cosas). En su concepción, que va desde el origen hacia la superficie (y su manera de pintar no desdice este concepto), se encierra el deseo de volver a componer un universo” .

López Chuhurra, Osvaldo. Estética de los elementos plásticos, Barcelona: Nueva colección Labor, 1971,

Por Erika Sosa

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MATICESde pintura

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Con sus estudios y teorías del color, la forma, la luz, la perspectiva, Cézanne fue dando forma a un gran cambio en la mirada artística y, por supuesto histórica, del entorno, los objetos, los cuerpos, animados e inanimados, que rodeaba al mundo.

Hablamos de pintura como una creación bidimensional, plana y llana, pero los cuadros de Cézanne, con su cúmulo de capas de material, sus agitadas pinceladas y la “descomposición” del color, dio vida a lienzos repletos de volumen y texturas, simulando cierta tridimensionalidad; que lamento no descubrir personalmente, pues el registro gráfico de sus cuadros transfieren tan solo una pequeña proporción de esa realidad táctil y volumétrica. Tal vez la razón de sus masas, se halle en la idea de catástrofe que explica Gilles Deleuze cuando menciona su teoría del diagrama, según el filósofo francés, Cézanne desequilibra las formas de sus pinturas a través de una catástrofe, no visual sino profunda, que se daba en el acto de pintar.

Fragmento Tres Bañistas / Paul Cézanne / 1875-1877Óleo sobre lienzo

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Deleuze,Gilles. Pintura: El Concepto de diagrama. Cactus, Buenos Aires, Argentina, 2007.

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Page 31: La Artillería Edición #10

Es claro que hay períodos, artistas, estilos, ideologías con los que determinado espectador se siente más conectado, yo disfruto la soltura de cada una de esas pinturas, las diferencias entre varias de ellas, algunas contradicciones y quizá coincidencias. La pintura renacentista no deja de sorprenderme, es alucinante observar tanta voluptuosidad, la carnosidad de los cuerpos, envueltos por la bruma ensombrecida de la época; pero más bello todavía es contemplar las leyendas mitológicas convertidas en imagen, la alegoría de la pintura insertada en la esencia humana, los paradigmas encerrados en los más famosos cuadros -juegos óptimos y emocionales del pintor- la

exuberancia frente a la simplicidad, la humanidad en todo su esplendor y la fría e incandescente paleta cromática.

¿Quién realmente puede pensar, o peor aún, asegurar, que la pintura pueda desaparecer? Muy cierto es que el siglo XXI no es la era de la imagen, sino más bien del sonido y el cuerpo, pero ello no quiere decir que el ser humano prescinde hoy día de la experiencia estética pictórica, no en vano, sigue siendo base teórica del Arte, por encima de la arquitectura, el diseño y la escultura.

Fragmento Danza/ Henri Matisse / 1910

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Los impresionistas nos demostraron que la pintura es el medio para exponer las visiones, las sensaciones, las ideas intangibles del mundo, juguetearon con las pinceladas y los colores hasta convencernos de la infinidad de tonalidades contenidas en una manzana. Los extensos planos de color creados por los fauvistas, como Henri Matisse, releyeron la composición y los espacios. Los “chorros” de pintura de Jackson Pollock ritualizaron la acción del pintor, sin la intriga del azar, formalizando la esencia del alma de los hombres. Miles de artistas y de estilos pueden ejemplificar la idea que hoy expongo, las emociones que recuento en este escrito sin sentido, sin pretensiones, que tiene la única función de servirme como medio para expulsar mundos internos originados por la pintura.

Las creaciones de Paul Cézanne glorifican mi manera de ver la pintura, la de él y la de muchos otros pintores. Ya sea por su amplia gama cromática, por los cientos de tonos que expelió de cada color, por los detalles no detallados de sus composiciones, por la vibración de sus modelos con un efecto de vitalidad y movimiento, o por sus aportes técnicos y lógicos acerca de la pintura, Cézanne y su obra, rechazada inicialmente por sus contemporáneos, amplió el campo de la creación pictórica, sobrepasó la idea “controlada” de lo que podría ser el arte y sus diversos lenguajes.

Sin importar el cuadro que observamos de Cézanne, paisajes, bodegones o figura humana, todos ellos son abundantes en la mirada sensible y obsesiva que gobernó su espíritu creador. No fue el primero en pintar, pero lo hizo de una manera novedosa, mirando, observando, pero por encima de ello, sintiendo e imaginando más allá de la apariencia misma.

Cézanne. Bogotá: Panamericana Editorial Ltda., 2006.3

“…Estaba motivado por la misma lucha de abarcar la realidad como un todo, que

ahora, al igual que antes, significaba para él la

máxima expresión posible de su percepción de la

naturaleza” . 3

Los impresionistas nos demostraron que la pintura es el medio para exponer las visiones, las sensaciones, las ideas intangibles del mundo, juguetearon con las pinceladas y los colores hasta convencernos de la infinidad de tonalidades contenidas en una manzana. Los extensos planos de color creados por los fauvistas, como Henri Matisse, releyeron la composición y los espacios. Los “chorros” de pintura de Jackson Pollock ritualizaron la acción del pintor, sin la intriga del azar, formalizando la esencia del alma de los hombres. Miles de artistas y de estilos pueden ejemplificar la idea que hoy expongo, las emociones que recuento en este escrito sin sentido, sin pretensiones, que tiene la única función de servirme como medio para expulsar mundos internos originados por la pintura.

Las creaciones de Paul Cézanne glorifican mi manera de ver la pintura, la de él y la de muchos otros pintores. Ya sea por su amplia gama cromática, por los cientos de tonos que expelió de cada color, por los detalles no detallados de sus composiciones, por la vibración de sus modelos con un efecto de vitalidad y movimiento, o por sus aportes técnicos y lógicos acerca de la pintura, Cézanne y su obra, rechazada inicialmente por sus contemporáneos, amplió el campo de la creación pictórica, sobrepasó la idea “controlada” de lo que podría ser el arte y sus diversos lenguajes.

Sin importar el cuadro que observamos de Cézanne, paisajes, bodegones o figura humana, todos ellos son abundantes en la mirada sensible y obsesiva que gobernó su espíritu creador. No fue el primero en pintar, pero lo hizo de una manera novedosa, mirando, observando, pero por encima de ello, sintiendo e imaginando más allá de la apariencia misma.

Cézanne. Bogotá: Panamericana Editorial Ltda., 2006.3

“…Estaba motivado por la misma lucha de abarcar la realidad como un todo, que

ahora, al igual que antes, significaba para él la

máxima expresión posible de su percepción de la

naturaleza” . 3

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Jarrón azul / Paul Cézanne / 1885-1887 / Óleo sobre lienzo Jarrón azul / Paul Cézanne / 1885-1887 / Óleo sobre lienzo

Page 34: La Artillería Edición #10

Raoul Hausmann / Dada Siegt / 1920

Raoul HausmannDada Siegt1920

Page 35: La Artillería Edición #10

En defensa de la creatividad

La preocupante aceleración a la que nos vemos sometidos en algunas ocasiones nos conecta con prácticas de dudosa humanidad, una de ellas, que por poco se acerca a ser la más preocupante de todas, es la de atribuir la facultad de crear únicamente al campo artístico, como si la capacidad creativa fuese una responsabilidad asignada solo a un campo, y peor aún, responsabilidad que debe ser asumida por unos pocos, claro está; llamar a la creatividad una responsabilidad no es un capricho aparente, sino más bien un llamado a que construir una sociedad creativa es un camino al cual estamos llamados todos y todas. La creatividad es inherente a la condición humana. El hacer desde la creación consciente nos capacita para reconocer la preocupante y mecánica forma en que se mueve el accionar cotidiano; devela la presencia de móviles que condicionan nuestras actitudes y conductas con la posibilidad de liberar hábitos, costumbres y todo aquel aprendizaje impuesto por la educación y la sociedad.

Sin embargo empezar una batalla contra los condicionamientos no es un propósito nuevo, es a lo mucho un cuento viejo que nos han contado nuestros padres y abuelos. Evaluar las condiciones bajo las que se ha luchado en esta batalla me remueve la conciencia debido a las consecuencias que supone la nueva era del condicionamiento masivo y la repetición de pensamientos políticamente correctos. La era de capacitación para que nos convirtamos en seres funcionales se limita a la adquisición de conocimientos prácticos y profesionales en algún campo. Los modelos de aprendizaje provocan una pérdida de confianza en las capacidades e intuiciones propias con el consecuente bloqueo del pensamiento y el movimiento libre de la conciencia y la atención. Son muy pocos aquellos que piensan acerca de sí mismos sin remitirse al valor que la sociedad les atribuye, en este marco se hace difícil desarrollar las cualidades individuales y la expresión de las inclinaciones propias.

La creatividad no radica en la obligación de crear algo de la nada, ni mucho menos encontrar algo que a nadie se le hubiese ocurrido nunca, la tarea creativa implica entregar algo propio, completando los estímulos y sensaciones que recibimos diariamente reelaborándolos mediante algún lenguaje.

En defensa de la creatividad

La preocupante aceleración a la que nos vemos sometidos en algunas ocasiones nos conecta con prácticas de dudosa humanidad, una de ellas, que por poco se acerca a ser la más preocupante de todas, es la de atribuir la facultad de crear únicamente al campo artístico, como si la capacidad creativa fuese una responsabilidad asignada solo a un campo, y peor aún, responsabilidad que debe ser asumida por unos pocos, claro está; llamar a la creatividad una responsabilidad no es un capricho aparente, sino más bien un llamado a que construir una sociedad creativa es un camino al cual estamos llamados todos y todas. La creatividad es inherente a la condición humana. El hacer desde la creación consciente nos capacita para reconocer la preocupante y mecánica forma en que se mueve el accionar cotidiano; devela la presencia de móviles que condicionan nuestras actitudes y conductas con la posibilidad de liberar hábitos, costumbres y todo aquel aprendizaje impuesto por la educación y la sociedad.

Sin embargo empezar una batalla contra los condicionamientos no es un propósito nuevo, es a lo mucho un cuento viejo que nos han contado nuestros padres y abuelos. Evaluar las condiciones bajo las que se ha luchado en esta batalla me remueve la conciencia debido a las consecuencias que supone la nueva era del condicionamiento masivo y la repetición de pensamientos políticamente correctos. La era de capacitación para que nos convirtamos en seres funcionales se limita a la adquisición de conocimientos prácticos y profesionales en algún campo. Los modelos de aprendizaje provocan una pérdida de confianza en las capacidades e intuiciones propias con el consecuente bloqueo del pensamiento y el movimiento libre de la conciencia y la atención. Son muy pocos aquellos que piensan acerca de sí mismos sin remitirse al valor que la sociedad les atribuye, en este marco se hace difícil desarrollar las cualidades individuales y la expresión de las inclinaciones propias.

La creatividad no radica en la obligación de crear algo de la nada, ni mucho menos encontrar algo que a nadie se le hubiese ocurrido nunca, la tarea creativa implica entregar algo propio, completando los estímulos y sensaciones que recibimos diariamente reelaborándolos mediante algún lenguaje.

Raoul HausmannDada Siegt1920

Por Diego Chavarria

Page 36: La Artillería Edición #10

El cuerpo, el trabajo, nuestras relaciones con los demás; son elementos que han evolucionado bajo percepciones atravesadas por un estado corrupto de conciencia que no se relaciona con un conocimiento real del entorno, sino que se acercan cada vez a ser productos de condicionamientos externos masivos, que no nos capacitan para darle forma y expresión a nuestras propias vida, sino por el contrario a crear una ilusión cada vez más patética de un estilo de vida adormecido.

El artista le da la bienvenida al riesgo, a la búsqueda de conocimiento, a vencer sus miedos, a romper con los hábitos del pensamiento, a contactar el sentimiento abriendo la posibilidad para que como seres humanos podamos configurarnos a nosotros mismos partiendo de nuestro flujo personal.

Sin embargo lejos de recordar las claras inclinaciones mecanizadas de las sociedades que se construyen hoy, lo que debemos tener en cuenta es lo que hemos olvidado, es decir, el arte no es un campo diferenciado del conocimiento, el arte es solo el producto de las representaciones sociales que construimos los sujetos en interacción, un espacio donde a partir de la obra generamos un nuevo mundo en cada interacción. El arte no puede considerarse como un espacio que se debe generar por fuera de los espacios de conocimiento, arte no es un complemento, no es un plato de segunda que se ofrece a quienes ya no encuentran más que hacer, el arte no puede ser colocado por debajo de otros conocimientos.

La vida del artista se basa en la reconstrucción permanente de su personalidad y de su visión del entorno, el objetivo final no es la obra, sino la elaboración de un artista que se forma en el arte y por el arte, en permanente lucha contra los fenómenos culturales de mecanización y falta de reflexión.

Mediante la representación podemos plasmar a partir de haber construido una imagen mental y traducirla a otro material. Gracias a este fenómeno podemos ampliar una realidad que de lo contrario nos limitaría a señalar solo los objetos, pensando sólo sobre objetos concretos que se encontraran en nuestro espacio y tiempo en un mundo muerto y estático. El deber del artista es detonar un sentimiento que lleve a la generación de conocimiento expandido, que mire más allá de lo presentado, pero esta labor no es solo del arte, la representación es una capacidad contenida en cada uno de nosotros y es nuestro deber recordar que la creatividad es una labor que debemos cumplir como seres humanos.

Sin los poetas, sin los artistas, los hombres se hastiarían pronto de la monotonía de la naturaleza. La idea sublime que ellos tienen del universo se desplomaría con rapidez vertiginosa. El orden que aparece en la naturaleza, y que no es sino un efecto del arte, se desvanecería en seguida, todo se desharía en el caos.

Guillaume Apollinaire en “la funcion social del arte”

El cuerpo, el trabajo, nuestras relaciones con los demás; son elementos que han evolucionado bajo percepciones atravesadas por un estado corrupto de conciencia que no se relaciona con un conocimiento real del entorno, sino que se acercan cada vez a ser productos de condicionamientos externos masivos, que no nos capacitan para darle forma y expresión a nuestras propias vida, sino por el contrario a crear una ilusión cada vez más patética de un estilo de vida adormecido.

El artista le da la bienvenida al riesgo, a la búsqueda de conocimiento, a vencer sus miedos, a romper con los hábitos del pensamiento, a contactar el sentimiento abriendo la posibilidad para que como seres humanos podamos configurarnos a nosotros mismos partiendo de nuestro flujo personal.

Sin embargo lejos de recordar las claras inclinaciones mecanizadas de las sociedades que se construyen hoy, lo que debemos tener en cuenta es lo que hemos olvidado, es decir, el arte no es un campo diferenciado del conocimiento, el arte es solo el producto de las representaciones sociales que construimos los sujetos en interacción, un espacio donde a partir de la obra generamos un nuevo mundo en cada interacción. El arte no puede considerarse como un espacio que se debe generar por fuera de los espacios de conocimiento, arte no es un complemento, no es un plato de segunda que se ofrece a quienes ya no encuentran más que hacer, el arte no puede ser colocado por debajo de otros conocimientos.

La vida del artista se basa en la reconstrucción permanente de su personalidad y de su visión del entorno, el objetivo final no es la obra, sino la elaboración de un artista que se forma en el arte y por el arte, en permanente lucha contra los fenómenos culturales de mecanización y falta de reflexión.

Mediante la representación podemos plasmar a partir de haber construido una imagen mental y traducirla a otro material. Gracias a este fenómeno podemos ampliar una realidad que de lo contrario nos limitaría a señalar solo los objetos, pensando sólo sobre objetos concretos que se encontraran en nuestro espacio y tiempo en un mundo muerto y estático. El deber del artista es detonar un sentimiento que lleve a la generación de conocimiento expandido, que mire más allá de lo presentado, pero esta labor no es solo del arte, la representación es una capacidad contenida en cada uno de nosotros y es nuestro deber recordar que la creatividad es una labor que debemos cumplir como seres humanos.

Por Diego Chavarria

Page 37: La Artillería Edición #10

Sin los poetas, sin los artistas, los hombres se hastiarían pronto de la monotonía de la naturaleza. La idea sublime que ellos tienen del universo se desplomaría con rapidez vertiginosa. El orden que aparece en la naturaleza, y que no es sino un efecto del arte, se desvanecería en seguida, todo se desharía en el caos.

Guillaume Apollinaire en “la funcion social del arte”

Carmelo AstrainLa Condición Humana

Sin los poetas, sin los artistas, los hombres se hastiarían pronto de la monotonía de la naturaleza. La idea sublime que ellos tienen del universo se desplomaría con rapidez vertiginosa. El orden que aparece en la naturaleza, y que no es sino un efecto del arte, se desvanecería en seguida, todo se desharía en el caos.

Guillaume Apollinaire en “la funcion social del arte”

Carmelo AstrainLa Condición Humana

Page 38: La Artillería Edición #10

Los espejos se emplean para verse la cara, el arte para verse el alma.

George Bernard Shaw

[email protected]://laartilleria.com