La actuación del auditor para este caso fue muy deficiente en cuanto a la normativa establecida por la NIA 500: Evidencia de auditoría que hace énfasis en la responsabilidad que tiene el auditor de diseñar y aplicar procedimientos para obtener evidencia de auditoría suficiente y adecuada que le permita alcanzar conclusiones razonables en las que basar su opinión. El auditor en su función obtuvo suficiente materialidad que le fuese suficiente para determinar la cuantía del equipo para la empresa. Por lo cual el auditor debió realizar más procedimientos para verificar la veracidad de la información presentada por el cliente. A pesar de realizar la gestión de verificación, el auditor emitió un informe sin salvedad, lo que atenta parcialmente contra la normativa, porque ha debido hacer la salvedad en su opinión profesional de que tuvo que suficiente evidencia durante el desarrollo de su trabajo y que debió obtenerla a través de diversos medios.