La abolición de la esclavitud en Puerto Rico: Introducción ...

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La abolición de la esclavitud en Puerto Rico: Introducción al estudio de las mentalidades anti- esclavistas Almudena HERNÁNDEZ RUIGÓMEZ Universidad Complutense La historia dc la esclavitud tuvo tan largas vicisitudes y penosas con- secuencias como inhumana fue la condición de vida a que se vieron so- metidos sus principales protagonistas. En el Caribe americano existieron esclavos desde fechas muy tempranas y por razones sobradamente cono- cidas. El descenso demográfico de sus aborígenes, el agotamiento de los filones auríferos y la dedicación de la población a la ganadería ya la agri- cultura actuarán, en la historia, como condicionantes de la estrecha rela- ción entre el azúcar y la esclavitud El pasado mes de mayo participamos en el Centenario de la Abolición de la Esclavitud en Brasil, organizado por la Casa do Brasil y el Colegio Mayor Nuestra Señora de Africa, coordinado por el profesor Ricardo Eva- risto Dos Santos. Dicha celebración nos llevó a meditar seriamente sobre la importancia real y exacta que ejercieron las mentalidades anti-esclavis- tas en aquel proceso y que, a nuestro juicio, fueron tan relevantes, sino más, que las propias leyes abolicionistas. Convencidos de la necesidad de palpar esta realidad, hemos querido analizar el fenómeno abolicionista en la isla de Puerto Rico, partiendo de la necesidad de hacer ver al lector la obligada relación existente entre España y las Antillas en el siglo xix, lejos de conformar una idea que tienda al concepto de «nacionalidad» en el sentido que, en la actualidad, otorgamos al término. En consecuencia, el presente trabajo tratará de ofrecer la síntesis dc las mentalidades partidarias de la conclusión de la esclavitud en Puerto Rico, abordando tres aspectos diferentes; la política colonial española, la situación de la esclavitud en Puedo Rico y la abolición de la esclavitud en esta Isla. Raúl CEPERO BONILLA, Azticar y abolición, Barcelona, 1977. Quinto centenario, núm. 14. Edit. Univ. Complutense. Madrid, 1988

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La abolición de la esclavituden PuertoRico: Introducción al estudiode las

mentalidadesanti-esclavistas

AlmudenaHERNÁNDEZ RUIGÓMEZUniversidadComplutense

La historia dc la esclavitudtuvo tan largasvicisitudesy penosascon-secuenciascomo inhumanafue la condiciónde vida a que se vieron so-metidossusprincipalesprotagonistas.En el Caribeamericanoexistieronesclavosdesdefechasmuy tempranasy por razonessobradamentecono-cidas.El descensodemográficode sus aborígenes,el agotamientode losfilonesauríferosy la dedicaciónde la poblacióna la ganaderíay a la agri-culturaactuarán,en la historia,como condicionantesde la estrecharela-ción entreel azúcary la esclavitud

El pasadomesde mayo participamosen el Centenariode la Aboliciónde la Esclavituden Brasil, organizadopor la Casado Brasil y el ColegioMayorNuestraSeñoradeAfrica, coordinadoporel profesorRicardoEva-risto Dos Santos.Dicha celebraciónnos llevó a meditarseriamentesobrela importanciarealy exactaqueejercieronlas mentalidadesanti-esclavis-tas en aquelprocesoy que, a nuestrojuicio, fueron tan relevantes,sinomás,quelas propiasleyesabolicionistas.Convencidosde lanecesidaddepalparestarealidad,hemosqueridoanalizarel fenómenoabolicionistaen la isla de PuertoRico, partiendode la necesidadde hacerver al lectorla obligadarelaciónexistenteentreEspañay las Antillas en el siglo xix,lejos de conformarunaideaquetiendaal conceptode «nacionalidad»enel sentidoque, en la actualidad,otorgamosal término.

En consecuencia,el presentetrabajotrataráde ofrecerla síntesisdclas mentalidadespartidariasde la conclusiónde la esclavituden PuertoRico, abordandotresaspectosdiferentes;la política colonialespañola,lasituaciónde la esclavituden PuedoRico y la aboliciónde la esclavituden estaIsla.

Raúl CEPEROBONILLA, Azticar y abolición, Barcelona, 1977.

Quintocentenario,núm. 14. Edit. Univ. Complutense.Madrid, 1988

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La política colonial española

PuertoRico ha mantenido,durantela épocaespañola,un papelhis-tórico muy peculiarhastaalcanzarunaposicióndecisivaen su formacióncomopueblo«nacional»en el siglo XIX.

Al iniciarse estacenturia,la monarquíaespañolavio reducidasu so-beranía,en el continenteamericano,a las islas de Cuba y PuertoRico.Tal acontecimientopropició un cambioradicalen la política colonial deEspaña2 y favoreciócierta situación de privilegio paralas Antillas, quepasarona convertirseen el centrodeatenciónde los intereseseconómi-cosy de emigraciónpeninsular.Indudablemente,parala metrópolilasis-las teníanobjetivos económicosdispares,encaminadosunasvecesasupropiaexpansióny progreso,otrasaalcanzarunasituaciónpolítica de re-conocimientonacional.Sin embargo,la política de Españahaciasuspro-vinciasultramarinasno podíaconsiderarseigualitaria,puestoque,enestecontexto,Cuba fue adquiriendoun destacadoprivilegio —promovidoyfavorecidoporlos propios interesesmetropolitanos—,graciasal cualpo-tenció su relacióny desarrollofrente a su hermanamenor.

La carenciatan reseñablede unapolítica colonial lógica y coherentecon la época,ha quedadomaterialmentereflejadaen investigacionesan-teriores3; otro tantopodemosafirmar respectoa la pequeñaAntilla.

PuertoRicoha sidodefinida,en no pocasocasiones,comounacolo-nia muerta~, unacolonia con escasao nulaparticipaciónen la vida po-lítica y económicanacional.Si bienesciertoque lasmedidaspropiciadasa principiosde siglo pudieronservir paraasentarlas basesde su futuraexpansióneconómica\ no es menoscierto queotrasmedidasafectaronne-

2 Cubay PuertoRico recibíanla ayudaeconómicade México atravésdel «situa-do», el cual suponíala fuente principal de la riquezainsulara principios del siglo.Con la insurrección mexicana, se cortará la llegada del situado, provocando la agra-vación de la situación económica. «La Metrópoli hubo de dedicarse al sostenimientomoral y material de Puerto Rico, pero en aquella época estaba empeñada en la luchacontra¡osfranceses»,JuanGualbertoGómez,Bosquejodefa HistoriadePuerto Rico.1493-1891,Puerto Leo-Madrid, 1972, p. 40.

Véase, entre otros, nuestros trabajos sobre: «1868. Alcolea, Lares, Yara. ¿Unaniisma estructura de identificación política?», Quinto Centenario, Madrid (1985),núm.7, pp. 55-81; y «Retrospectiva histórica de una institución indiana: La Comi-sión Regia y su actuación en la isla de Cuba (1839). Aportación documental», QuintoCentenario, Madrid (1986), núm. 11, Pp. 35-70.

~ FranciscoMARIANO QUIÑONES,Apuntespara la Historia de Puerto Rico,México, 1957,p. 36.

La primera décadadel siglo XIX favoreció una sitúación especialparaPuertoRico. Desdesurepresentaciónen las Cortesde Cádizhastala RealCélula deGraciasde 1815, incluyendoel nombramientode AlejandroRamírezcomo Intendentede laIsla, todaslas actuacionesy actividadesiban encaminadashacia la mejoraeconómi-

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gativamentelas posterioresrelacionespolíticasconla metrópoli,favore-ciendola apariciónde un clima de inconformismoy provocando,a partirde la segundamitad del xix, unaradicalizacióndel pensamientorefor-mista y liberal.

Dos decisionesgubernamentalescontribuyeron,muyespecialmente,aobstaculizarel entendimientoentrepeninsularesy antillanos.La primerade ellas,dictadaen 1825, otorgabaa los gobernadoresgeneralesde am-basislasunasprerrogativaso FacultadesOmnímodas,queno tardaronenocasionargravesperjuiciosa la poblacióninsular,agudizandoel antago-nismo de los sectoresen pugna:peninsulary criollo. Estanormativasig-nificó, en manosde algunoscapitanesgenerales,un instrumentode po-derautoritarioque supusouna situacióncontinuadade abusos,en defi-nitiva, «másde treintaañosde estadode sitio permanente»6

La segundade talesmedidasestáreferidaa las LeyesEspeciales,pro-metidasprimeroen 1837,despuésen 1845 y queterminaronpordejarala administraciónde las Antillas bajo «las leyesde Indias, los Reglamen-tos y las RealesOrdenescomunicadasparasu observancia»~. La deter-minaciónde dotara las islas de un régimen político, lejosdel constitu-cionalismopeninsular,determinóla apariciónde no pocoshombresen-tregadosa la causaliberal o reformista.Así, por ejemplo, JoséAntonioSacovio, en estapostura,unamanifestacióndel autoritarismoespañoly,puestoque la política colonial ha de versea la luz de la Historia de Es-paña,las rebelionesocurridasen la Penínsulapodríancatalogarseo pro-vocarla búsquedade la independencia,teniendopresente,además,otrascausas,tales como la presiónejercidapor EstadosUnidos, las disensio-nesentrepeninsularese insularesy el malestarentrelos esclavos—másagudizadoen Cuba—. Por tales motivosresultabaimprescindibleaislaralas coloniasde la tumultuosavida peninsulary concederlesun régimende excepción~.

Las LeyesEspeciales,encaminadasa dotara aquellasprovinciasdeunaparticipaciónpolítica en el contextode la Nación,negaroncualquierreconocimientoconstitucionala lasislas, en puntoa abandonarsu statusquo colonial. Dicha determinaciónmotivó la definitivaparticipacióndelos sectoresmásprogresistas,en un intentoporconseguirel progresodePuertoRico. Desdela ópticaantillana,negarla representaciónparlamen-tanasignificabanegarel reconocimientopolítico a formarpartedel restodel Estado,es decir, o se les otorgabael derechoa serespañoles,con to-

ca, la equiparaciónpolítica y mejores condicionessociales.«Puerto Rico saliódela crisisenlaquelasumióla supresióndelsituado.Aumentósupoblación,riqueza,comercio,industriay cultura»,JuanGualbertoGómez,op. cit., Pp. 39-48.

6 SalvadorBRAU, Historia dePuerto Rico, San Juan,1975, p. 245.JuapGUALBERTO GOMEZ, op. cit., pp. 44-45.Enciclopediade Cuba,Tomo IV: Historia,Madrid, 1975,Pp. 332-334.

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dassus consecuencias,y por supuestola igualdadde derechospolíticos—o, lo queeralo mismo,alcanzabanel statusjurídico de provinciases-pañolas—,o se les relegabaalestadoperpetuode colonias.

En la políticaultramarinaespañolaprimaron>con demasiadafrecuen-cia, los interesesmilitaresy económicosantesquelos políticosy sociales.El resultadofue la falta de una política coherentey el desconocimientode los problemasrealesde lasislas,todoello agravadopor la ausenciano-table de dirigentesde talla relevantey de una política unificadoray li-neal del Gobiernoespañol% El alejamientogeográfico,esdecirla sepa-raciónfísica,conformaba,aúnmás,la escasaeficaciadela tareaespañola.

Cubay PuertoRico suponíanla herenciade un pasadogloriosoy, portanto, no estabanexentasde cierto apegosentimentalista.Si a ello uni-moslosinteresesanexionistasestadounidenseshaciaCuba,entenderemoslapresenciadel sectormilitar alo largo de todoel xíx. Desdela perspec-tiva económica,las islas, aunqueexplotadasconciertairregularidad,su-pusieron,trasla independenciade las repúblicashispanoamericanas,unafuentede riquezasy un emporiodigno de serconservado,lo quejustifi-caba,con mayor énfasis, la preferenciapeninsularporenviar represen-tantesmilitares.

A nuestromodo de ver, la política ultramarinaespañolacometióunerrorinjustificable: la falta de unaorquestaciónunificada,de unadirec-ción coherente,clara, conciliadoray, sobretodo, acordecon el espíritude la época‘~ y de las peculiarescondicionesde dichasislas.

«Parasolucionarestosproblemasfue creadoen 1863 el Ministerio de Ultramar,pero tanto las constantes reformas como la dependencia de otros departamentos o delpropio Consejo de Ministros en los puntos más conflictivos, lo convirtieron en un or-ganismo ineficaz, desprovisto de la continuidad y de la independencia que hubiera ne-cesitado», Ramón Menéndez Pidal, Historia deEspaña.TomoXXIV: La era isabeli-mi y el sexeniodemocrático(1834-1874),dirigido por José María Jover Zamora, Ma-drid, 1981, p. 882.

lO <e.. agravadas por una caprichosa cuanto entorpecedora centralización, enco-mendado su superior gobierno al elemento militar, víctima su administración del con-tinué trasiego de empleados que desde hace años implica en España cualquier cam-bio ministerial... Pero fuera de la preocupación momentánea de sus grandes intereses,excitadaporlas sangrientasconvulsionesqueallí confrecuenciahantenidoefectodes-de 1820 hastalos díasactuales,aquellasislasfueron,de ordinario, consideradaspo-brementepor nuestrosinmortales,ya desde el puntode vistadelos sobrantesquesuscajasrepletas...«cuandoDiosqueda»,proporcionabanal Tesoronacional,ya habidacuentade los muchosy suculentospuestosquesuadministraciónofrecíapararecom-pensaralgunavezlos méritosde tal o cual funcionariopeninsular—máscomúnmen-te, para deshacersede un enemigo,pagarservicioselectoralesy aun domésticos,yocurrir, en fin, a las exigenciasde la política de compadresquepor tanto tiempo hadominadoen España...»,Rafael M.3 de Labra,La cuestióncolonial, citado en El an-ticolonialismoeuropeo.DesdeLas Casasa Marx. Selecciónde Marcel Merley Rober-to Mesa,Madrid, 1972,Pp. 283-284.

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Por RealDecretode 25 de noviembrede 1865,el Ministro de Ultra-mar, poraquelentoncesdon Antonio Cánovasdel Castillo, creóla Juntade Información con la pretensiónde convocará los delegadosde CubayPuertoRico, afin de igualarlas Provinciasde Ultramarconlas de la Penín-sula, lo quese llevaríaa efectoredactandolas basesde las prometidasLe-yes Especiales.Con tal actitud, intuimosel deseometropolitanoporha-cerfrente,porprimeravez,al problemaantillano. Si bienel Gobiernonotoleraríauna libertadabsolutade opiniones,ni permitidatratarel temade la emancipación“, en cambio,si pretendíavigorizar el compromisode lasLeyesEspeciales,conel fin de conciliar losinteresesopuestosentrepeninsularese isleñosy realizarciertasreformasliberales.

Llegadosa Madrid a finales de 1866, fueron los representantesdePuertoRico 12 quienes,con unaactitud precisay directa,plantearonsindemorasusdemandas,reseñandocomo imprescindiblesla abolición in-mediataa la esclavitud‘~ y la descentralizaciónde la administración.

El fracasode esteprimer contactopropicié, sin embargo,el aumentode las protestas.Lasrevueltashicieronactode presencia,radicalizándosede maneraespectacularen Cuba,lo queprovocaríala declaracióndel es-tadode guerra.Esteenfrentamientose extendióduranteunadécada,des-de el Grito de Yarahastala firma de la Pazde Zanjón,agravandolospro-blemasde la GranAntilla, e impidió que se beneficiasede las medidasliberalespropugnadasduranteel sexeniodemocrático.

En PuertoRico, los descontentosfavorecieronla agrupaciónde lastendenciasmás liberales,propiciandofuertespersecucionesbajo los go-

CartadeCánovasdelCastilloal GobernadorSuperiorde CubaaDomingoDul-ce, Real Sitio del Pardo, 12 diciembre¡865, citadaen Juan Gualberto Gómez, op.cit., Pp. 72-77.

12 La delegaciónpuertorriqueñaestabacompuestapor un conservador,ManuelZeno, y tres liberalesreformistas:SegundoRuiz Belvis, JoséJuliánAcostay Francis-co MarianoQuiñones.Otrosdoscomisionadosperdieronsusderechospor nopresen-tarse a tiempo en Madrid.

13 Cabe reseñar, llegados a este punto, la ponencia dictada por Ruiz Belvis antela Junta de Información:

«La esclavitud trasciende a todos los órdenes de la vida, desnaturalizael trabajo,violenta la voluntad, amengua la dignidad humana, abre un abismo entre oprimidosy opresores, erige en ley la fuerza, confunde la coacción con el orden, mata las rela-ciones recíprocas dederecho y de deber y las sustituye con odios inextinguiblesy pro-fundos,desmoralizaa los unosconla opresióny a los otroscon un poderqueno tie-ne, enla realidadde las cosas,otros limites que losde la concienciaindividual, cm-ponzoñala moralidadpúblicaque es de muchomásaprecioquecualquierprogresomaterialporconsiderablequesea,y comoresultadodetodasestasperturbaciones,lasfortunassoninseguras,las rentassemalgastan,la centralizaciónahoga,la fuerzaopri-me y el Estado,en fin, no existe ni se muestra,sino para caersobrelos unosy losotros con todo el pesode su inmensapesadumbre»,RamónMenéndezPidal,op. cit.,p. 955.

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biemosdeMarchesiy Pavía,queprovocaríanla marchadel paísde hom-brestan entregadosa la causacomo Betances’oRuiz Belvis. Unasvecesatravésde actuacionesconjuntas—tal esel casode la SociedadRepubli-canade Cubay PuertoRico, con sedeen NuevaYork—, otrassiguiendodirectricesaisladas,cubanosy puertorriqueñosemprendieron,a partirde1868, actividadespro-independentistasen favor de un gobiernorepubli-canode inspiracióndemocrática,Enesteámbitoha de encuadrarsela lu-chapor conseguirla aboliciónde la esclavitud.

La situación de la esclavituden PuertoRico

Es biensabidoque la poblaciónantillanaesvariopintay heterogénea.En ella regíaun gruposocialblanco—entiéndasepeninsular—quelleva-ba la representaciónpolítica y administrativa,y un grupo trabajador—compuestopor libres y esclavos—dedicado,en su mayoría,a la agri-cultura. Sin embargo,elagroborinqueño,aúnconstituyendolabaseeconómica,estabamuy lejos de alcanzarnivelesóptimosquele permitiesencompetircon las exportacionescubanas,convirtiéndoseestacuestiónen importan-te frentede los ataquesde los liberalesmásdecididos‘~.

Utilizando el deficienteestadode la agriculturacomo argumentoensuspeticionesabolicionistas,en todacuestióncolonial es imprescindibleanalizar,entreotros factores,el graveproblemade las etniasy justamen-te en estepunto resideunade lasmayoresdiferenciasentreCubay Puer-to Rico. Paraasentarnuestraspalabras,observemoslas estadísticasofi-cialesde población.

La poblacióncubana,en 1860,se repartíadel siguientemodo:

TOTAL 1.161.826Blancos 604.610 52 por 100Negroslibres 189.848 16,3 por 100Negrosesclavos 367.368 31,6 por 100Totalnegros 557116 47,9 por

100 ‘~

‘~ José Julián Acosta vela el panorama de la siguiente forma:«El latifundismo, los monocultivos, deficiencias de los sistemas técnicos, carencia

de un utillaje adecuado y eficaz, un anticuado y agobiante sistema comercial, los gra-vámenes tributarios,.., ahogan la economía de la isla y ponen a sus habitantes en con-diciones de inferioridad. Se hacen muy necesarias la división del trabajo y la aboli-ción de la esclavitud», Juana Gil-Bermejo García, Panoramahistórico de la agricul-tura en PuertoRico, Sevilla, 1970, p. 54.

‘~ Mario HERNANDEZSANCHEZ-BARBA,«David Turnbull y el problema dela esclavitud en Cuba», Anuario deEstudiosAmericanos.Sevilla, t.XIV, p. 4.

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Parael mismo año, la poblaciónde PuertoRico ofrecíael cuadrosi-guiente:

TOTAL 583.181Blancos 300.430 51,5 por 100Negroslibres 241.015 41,3 por 100Negrosesclavos 41.736 7,1 por 100Totalnegros 282.751 48,4 por

100 16

Lascifrashablanporsí mismas.No puedepasarseporalto el 31,6 por100 de poblaciónesclavaexistenteen Cuba,frenteal 7,1 por 100dePuer-to Rico, porcentajeque llegó a disminuir considerablementeen vísperasde la ley abolicionista,contandoentoncesestaIsla con un total de 31.796esclavos“. Al serel predominiode esclavossustancialmentemayor enaquélla,el abolicionismocubano adquirió connotacionesmucho másdrásticas.Empero,en PuertoRico la esclavitudtambiénconstituíaunapreocupaciónseriapara los hombresmásconscientes,y la condicióndevida de los negrossería<domadaen cuentapor los movimientospolíticosde avanzada»IB

Existíaun evidentetemorentrelos peninsularesa quecualquierrebe-lión negraprodujeratensionesen la esferapolílica y económicade la Isla,acrecentándoseel receloal reconsiderarel posiblecontagioy las conse-cuenciasqueprodujoel levantamientode negrosenHaití, y la aboliciónde la trata,primero,y de la esclavitud,después.En cierto modo, el mie-do erafundado,puesfueronvariaslas situacionesen quelas protestasdelos africanoshacíantemerlo peor;tal fue el casode las agitacionesregis-tradasenlas másimportanteshaciendasde PuertoRico, entrelas quefi-guraronlas de Ponce,Guayama,Arecibo y ToaBaja, en la décadade loscuarenta19

Dependiendodel momentopolítico quevivía la Península,y que ín-dudablementeteníasureflejo enPuertoRico, los gobernadoresgeneralesmanteníanposicionesde mayoro menorrigidez. Así se explica que, enestos años,la gobernacióndespóticade JuanPrim, condede Reus,ten-dieraareducir,másaún,la libertaddel esclavo.Paraello dictó, en 1848,

16 Almudena HERNANDEZRUIGOMEZ, «1868. Alcolea, Lares, Yara...», op.

cit., p. 70.‘7 Leoncio CABRERO,«La abolición de la esclavitud en Puerto Rico», Revista

deIndias, Anexo 2, Madrid, 1986, p. 195.IB Germán DELGADOPASAPERA, Puerto Rico: sus luchas emancipadoras.

(1850-1898),Rio Piedras, 1984, p. 11.‘~ Almudena HERNANDEZRUIGOMEZ, <1868. Alcolea, Lares, Yara...), op.

cit., Pp. 60-61.

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el BandoNegro, o Bando Africano, que imponíaseriasmedidascontralos negrosqueatacarana los blancos.

Susucesor,Juande la Pezuela,abolió el susodichoBandoa finalesdeesemismo año, pero en su lugarpromulgóla Leyde Libretas, que regu-labalas relacioneslaboralesy que, segúnlos liberales,provocóla apari-ciónde unanuevaesclavitud,<da esclavitudblanca»20 Con unapolíticamáshumanitaria,perono menospersonalista,Pezuelaconsiguióreducirel númerode esclavosy los castigosinflingidos aéstos,pues,comoél mis-mo decía,«PuertoRicoteníapoblaciónsobradaparano necesitarprontode la esclavitud»2I~ Del mismomodoadvertíasobrela carenciade un go-biernoilustradoquepreparasea los amosparair sustituyendolos brazosesclavosporlibres, de acuerdocon el «espíritudel siglo» 22

El CapitánGeneralmanifestóabiertamente,durantesu mandato,unpensamientoanti-esclavista,perono poresoquedaoculta, en susdistin-tasactuaciones,su sujeciónanormase interesesquechocabancon sucon-ciencia.Efectivamente,PezuelahablallegadoaPuertoRico con la inten-ción de ir preparandogradualmenteal paísparala aboliciónde laescla-vitud, pero su compromisocon el sistemaque representabaimponíanopocosinconvenientesasulabor.

Excepciónhechade Pezuela,la opinión mayoritariade los distintosgobernadoresinsularesentendíaquelas conspiracionesde los esclavosnoeranhechosaislados,sino resultadodirectodelapropagandaabolicionis-ta 23, relacionándolas,estrechamente,con las actividadesindependentis-tas. De estemodo, el Gobiernososteníala creencia,ya en estasfechas,de que independenciay aboliciónestabaníntimamenteunidas,creenciaque se mantendríahastala ley de 1873, es decir, hastala declaracióndela abolicióncompleta.

A lo largode la primeramitad del siglo XIX, abolicionistasy defenso-resde la extinciónde la tratanegreratansólo hablanrealizadoesfuerzosaisladose individualesparalograr susobjetivos,peroestaluchaadquirióconsistenciaen el momentomismo en que se constituyóen Madrid, en1865, la SociedadAbolicionistaEspañola,graciasal impulsodel puertorri-queñoJulio Vizcarrondo.

En el Congresode los Diputados,los representantespeninsulareselu-díanlas discusionessobrela abolición,si bienestabandispuestosa trataren susdebatesla cuestiónde la extincióndel comercionegrero.Estehe-cho,unidoa la ausenciade diputadosantillanos,no sólo evitabael plan-

20 José Luis VIVAS MALDONADO,Historia de Puerto Rico, Madrid, 1975,

p. 199.21 GermánDELGADO PASAPERA,op. cit., Pp. 14-16.22 Idem.23 Tal fenómeno aflora en Puerto Rico en la década de los cincuenta, pero las au-

toridades sospechaban que su existenda provenía de épocas anteriores.Y

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teamientofrontal de los problemasultramarinos24 sino que, a la vez,fa-vorecíalos interesesde los propietariosde esclavos.

En PuertoRico, donde la esclavitudno teníaexcesivaimportanciaeiba en decadenciaprogresiva,ni los esclavoseranimprescindiblesparaelsostenimientode la economía,ni la aboliciónde la trataafricanahabríade constituirun problemaalarmante.Poreso,la extinciónde éstafue másobradel tiempoy de las circunstanciasquede los hombresy de las leyes.Al contarla Isla con recursoseconómicossuficientesparasuplir el traba-jo esclavopor el libre, las relacionesamo-esclavotuvieron,a lo largodelperíodohistóricoque consideramos,unarelaciónmuchomás favorable.

La abolición dela esclavituden PuertoRico

Hastaaquíhemosvisto cómo sedesarrollóla primer«etapadel abo-licionismoespañol,y porendepuertorriqueño,siguiendolas pautasquea continuaciónsedetallan:

— Desdeel puntode vista internacional25, la corrienteabolicionista,impulsadapor la propiaInglaterra,llevaa la extinción de la tratanegre-ra y motiva el surgimientode las primerasconcienciaspreocupadasporla problemáticade la esclavitud.

— España26, en esteprimerperíodo,provocótensionesdiplomáticasal romperlos acuerdospactados.Sonescasoslos políticosespañolescon-vencidosde la necesidadde abordartalesmedidas.

— En Puerto Rico, la situaciónera mucho más favorable que enCuba,tantoparala extinción de la trata comoparala aboliciónde la es-clavitud.Lo másdestacadoes laapariciónde hombresque, biencompro-metidoscon la política estatal,bien desdelas másaltascotasde la ideo-logia liberal, defiendenel fin del trabajoesclavo.

A partir de la décadade los sesenta,el abolicionismoalcanzaposicio-nesde elevadaconcienciación.Tanto en la metrópoli como en PuertoRico, los políticosse inclinaron,ya de maneracomprometida,por una uotracausa,iniciándoselos primerosdebatesparlamentarios.

24 Conviene recordar, llegados a este punto, que el primer discurso serio y pun-

tual que se hace desde la tribuna parlamentaria se debe a Rafael M.a de Labra, quienen ¡871 provoca la reacción de distintos diputados, que se declararonfavorablesatra-tar la cuestión colonial, Diario deSesionesdel Congreso,núm. 97, de lO de julio de¡871. Para una mejor valoración, vid.: Almudena Hernández Ruigómez y Carlos M.3González de Herediay de Oñate, «El pensamiento abolicionista de Rafael MYde La-bmexpuesto a través de stractuación parlamentaria», RevistadeIndias, Madrid, (e.p.).

25 Mario HERNANDEZSANCHEZ-BARBA,«El abolicionismo en el mundo eu-ropeo», Revistade Indias, Anexo 2, Madrid, 1986, Pp. 12 1-126.

26 Julia MORENOGARCIA, «El abolicionismo en la política internacional del si-glo xrx: la actitud de España», RevistadeIndias, Anexo 2, Madrid, 1986, Pp. 147-165.

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Esentoncescuandosurgela antedichaSociedadAbolicionistaEspaño-la, promovidapor Vizcarrondo.El grupo formado por los Asquerino,Bona, Figuerola,Olázaga,Sanromá,Caballero,Moret, Sagasta,Castelar,Vizcarrondo,etc., activa las primerasreuniones,a la vez que facilita launificaciónde los abolicionistasconvencidos27 Estalaborprovocaentrelos mediosoficialesgubernamentalesladecisiónde afrontary resolverelproblema—inicialmentefijado en la extinción de la trata—, asícomolarevisión de los tratadosinternacionales.Mientras, en PuertoRico, JoséJulián Acostase convertíaen el puentede unión entrelos abolicionistasde la Penínsulay los de la Isla, encargándosede que el entusiasmoporconseguirestametapolítica y socialno cesarasin veralcanzadossusob-jetivos másimportantes;él eraquien, en definitiva, transmitíalos avan-cesconseguidosporla SociedadAbolicionista 28,

El añode 1868 esdecisivoparael abolicionismoespañol.La crisisdi-násticade la Monarquíaprovocótanfavorablepanorama,al sucederleungobierno«revolucionario»quecontabaen susfilasconalgunosde los másresueltosentusiastasdel movimientoanti-esclavista29 Deestemodo,des-de las Cortes,desdela opiniónpública, la literaturao la prensa,seiniciauna de las corrientesde pensamientosocial y político más interesantesdel siglo XIX español.

Dadoel carácterliberal de la revoluciónseptembrista,eralógico su-ponerquevolvería a replantearsela urgenciade las reformasultramari-nas.Enestesentido,RafaelM. de Labraconsigue,con el respaldode Eu-genio MA de Hostos, que el GobiernoProvisionaldictatael decretode«vientre libre», el 15 de octubrede 1868 30, graciasal cualtodos los na-cidos de mujer esclava,a partir del 17 de septiembre,serían declara-doslibres; la disposición,aunquede loablesobjetivos,no llegó aaplicarse.

27 «La Sociedadteníasu núcleoentrela juventud liberal de la Sociedadde Eco-nomía,y desplegódesdesuscomienzosuna gran actividadcon publicaciones,comoEl Abolicionista, reunionesy conferenciaspúblicas y propaganda,contandocon Co-mitésabolicionistasy el apoyode periódicosen casi todaslas capitalésde España,ydemostrandosu gran fuerzasocial»,JoséU. MartínezCarreras,«Españay la aboli-ciónde la esclavitudduranteel siglo xix, RevistadeIndias, Anexo 2, Madrid, 1986,p. 175.

28 Angel ACOSTA QUINTERO, JoséJulián Acostaysu tiempo,San Juan, 1899.29 El Gobiernoprovisional,bajolapresidenciadel generalSerrano,estabaforma-

do por Prim en Guerra,Sagastaen Gobernación,Alvarez Lorenzanaen Estado,Ro-meroOrtiz enGraciay Justicia, Topete en Marina,FiguerolaenHacienda,RuizZorri-lla enFomentoy LópezdeAyalaenUltramar,CasimiroMartí, «Afianzamientoy des-plieguedel sistemaliberal», en Revoluciónburguesa,oligarqufay constitucionalismo(¡834-1923),tomoVIII de la Historia deEspaña,dirigida por Manuel Tuñón de Lara,Barcelona,1981, 2A ed., p. 255.

30 EnriquePEREZ-CISNEROS,La abolicióndela esclavituden Cuba, Tibás(Cos-ta Rica), 1987,p. 30.

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La abolición de la esclavitudenPuerto Rico: Introducción.., 37

Porencimade todo primabael derechode los antillanosa estarre-presentadosen el Congresode los Diputados,entreotrasrazonesparadis-cutir una ley abolicionistaradical. Las faccionespuertorriqueñasse ha-llaban divididas en dos, conservadoresy liberales,si bien aún eratem-pranoparadefinir los parámetrospolíticos<le susideologías.Los prime-rospretendíanperpetuarel régimende privilegio, encontrándoseen susfilas burócratas,comerciantesy grannúmerode propietarios,comercian-tes y empleadospeninsulares.Los liberales o reformistas,por su parte,abogabanpor una reforma que permitieraal puertorriqueñogozar deidénticosderechosde quedisfrutabael restode los españoles.La reorga-nizacióny unificaciónde estegrupopolítico seproducea partir deltriun-fo de la revoluciónde 1868 ~

La revolucióndel 68 permitió la entradade los diputadospuertorri-queñosen las Cortesespañolas32; ya entonces,las tendenciaspolíticasdela Isla se encontrabanmejor configuradasaunqueno de maneradefiniti-va. Así, el programadel grupoconservador,partidariode todo lo que re-zumaseespañolismotradicionalista,defendíala integridaddel territorio,y sumáximaaspiracióneramantenerel statusquo W El reformistaplan-teabaun programade concepcionesmásdemocráticas;en él predomina-bael objetivode las «libertadesnecesarias»,entrelas que seencontrabanla equiparaciónjurídica con los peninsulares—extensióna la Isla de laConstituciónde 1869— y la resolucióndelproblemacolonial—aboliciónde la esclavitud, descentralizaciónadministrativa, división de man-do...—34-

«LasCortesde 1869 resultaronun fiasco. ¡Lejos estabanlos hombresde la Revoluciónde serliberales!»~. Los conservadores,siguiendolas lí-neasmarcadasen el artículo 108 de la Constitución36, no estabandis-

~‘ JuanGUALBERTO GOMEZ, op. cit., pp. 101-103.32 En las elecciones de 1869 salieron elegidos los siguientes diputados:— Por la jurisdicción de San Juan, Naguabo y Guayama: Manuel Valdés Lina-

res, José Ramón Fernández, Juan Bautista Machicote y el Pbro. Juan A. Puig.— Por Arecibo y Aguadilla: Luis Ricardo Padial, JA. Hernández Arbizu y José

MP. de Escoriaza.— PorPoncey Mayagilez: Luis A. Becerra,Dr. Franciscode PaulaVázquez,Se-

bastiánPlajay RamónBaldoriotyde Castro;Luis M. DíazSoler,Historia dela escla-vitudnegra en PuertoRico, Río Piedras,1965,p. 293.

~ JuanGUALBERTO GOMEZ, op. cit., p. 104.~ Idem, Pp. ¡04-105.35 Luis M. DIAZ SOLER, op. cit., p. 194.36 El artículo 108 declaraba que las Cortes reformarían el sistema de las provin-

cias de Ultramar, cuando hubiesen tomado asiento los diputados de Cuba o los dePuerto Rico, para hacer extensivos a las mismas, con las modificaciones que creyesennecesarias, los derechos insignados en el propio Código.

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38 AlmudenaHernándezRuigórnez

puestosa concederla abolición de la esclavituda PuertoRico si antesno sealcanzabala pazen Cuba.Tantolos diputadosreformistasdela pe-queñaAntilla comolos abolicionistaspresionaronal Gobierno,quientra~tó de encontrarunasoluciónintermedia.Así, el Ministro deUltramar,Se-gismundoMoret y Prendergast,presentaa las Cortes,el 28 de mayode1870, la Leypreparatoriapara la abolición de la esclavitudenlasAntillas.

Establecíaéstaun sistemade patronatoque habíade ofrecerun pe-ríodo de transiciónentrela libertadcondicionaday la definitiva~ Talmedidano satisfizolas aspiracionesde los abolicionistas,quienesla com-batieronmuy duramente,puesveíanen ella unaformade evitar la abo-lición inmediata,la cual defendíantenazmente.Entre los numerososyenardecidosdebates,cabedestacarel discursopronunciandoporuno delos oradoresmáspretigiosos,Emilio Castelar,expresadoen susencendi-daspalabras:

«Levantáos, esclavos, porque tenéis patria... Levantáos, legisladores... y haced delsiglo xix... el siglo de la redención definitiva y total de los esclavos» ~.

A pesarde la timidez quepuedeachacarsea estaley, a pesartambiénde las pocassatisfaccionesque ofrecíatantoa esclavistascomo abolicio-nistas,con ellase enmarcaunade las etapasmásimportantesy el primerpasoparareducirla esclavituden PuertoRico.

En la Isla, la Ley Moret se publicael 27 de noviembrede 1870.Losliberalesdeseabane] inmediatofin de la esclavitudy, con estospropósi-tos, preparansu reorganizaciónpolítica, motivandola aparicióndel Par-tido Liberal-Reformista.Sutriunfo electoral,en 1870,vino asignificarlaadhesiónala causaabolicionistade la mayoríade la poblaciónborinque-ña. Diputadosy senadoresaceptaronlas basesformuladaspor la nuevaagrupación,que iniciará entoncesuna insistentey enardecidacampañaen defensade susideales.Entreellos, doshombres,Sanromáy Labra~

consiguieron,junto a la no menosdespreciablepresiónestadounidense,que el Gobierno se inclinara,decididamente,por abolir la esclavitudenPuertoRico. Mientras,sus rivalespolíticos—los conservadores—nega-ban cualquierdebateque, en tal cuestión,beneficiaraa esta Islasi antesno sehabíaconseguidoel fin de la guerracubana.

Así fue como,el 24 de diciembrede 1872, el Ministro de Ultramar,TomásM.~ Mosquera,presentaun proyectode ley sobrela abolición in-

~ Vid, texto íntegro en Enrique PEREZ-CISNEROS, op. cit., Pp. 128-132.

38 Luis M. DIAZ SOLER,op. cit., p. 306.39 Véaseel papel desempeñadopor esteabolicionistaconvencidoen: Almudena

HernándezRuigómezy Carlos M.2 Gonzálezde Herediay de Oñate,«El pensamien-to abolicionistadeRafael M.~ de [abra expuestoa travésde suactuaciónparlamen-taria»,op. cit.

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La abolición de la esclavituden Puerto Rico: Introduccion... 39

mediata de la esclavitud en Puerto Rico 40 Dos puntos fueronlos másdiscutidosen el Parlamento,tras el informe emitido por la Co-misión nombradaal efecto: la entradaen vigor de la Ley, cuatromesesdespuésde su publicaciónen la GacetaOficial dePuertoRico,y la indem-nizacióna los propietarios,puntoéstesobreel que no estabande acuerdolos abolicionistas,pues,asujuicio, no habíanecesidadde indemnizaraquieneshabíanviolado los tratadosinternacionales.

Las convulsionespolíticasnacionalesquedesembocaronen la renun-cia al trono de Amadeode Saboya,el 11 de febrerode 1873,y la procla-maciónde la República,produjeronel debilitamientodel sectormáscon-servador,lo que explicala votaciónprácticamenteunánime,el 22 de fe-brero, por214 votosa favory 12 en contra,de la ley queabolíala escla-vitud en PuertoRico‘W Tan sólo ocho artículoslegislabanla aboliciónpuertorriqueña,complementadacon dos reglamentos,uno aparecidoel26 de marzo,queno hacíaotracosaque restringirla libertady controlarla contrataciónlaboraldel liberto 42, y un segundo,dictadoel 10 de abrilde 1874, que vienea confirmar la tendenciagubernamentala frenar laley abolicionista“a.

Al conocerselanoticiaen la Isla, sereunióla JuntaCentralProtectorade Libertos,encargadade estudiarlas medidasaadoptarparaquesepro-dujeranlos menoresdañosentrepropietariosy de atender,igualmente,ala incorporaciónlaboral del liberto ½

La agriculturapuertorriqueñano sufrió dañosirreparables, ni decaye-ron las exportaciones;tampocose produjeronincidentesdestacadosporpartede los nuevoslibertos, lo que demuestrano sólo la escasarelevan-cia de la esclavitudsino la aceptacióncasiunánimede la población,en con-

40 En palabras del propio Mosquera: «El Gobierno cree que en Puerto Rico

hay necesidad de abolir la esclavitud y emancipar a los 31.000 esclavos, de los cualesuna tercera parte son los que trabajan en el campo, y que hay posibilidad de eman-ciparlos sin peijuicio de sus dueños, atendiendo a todos los intereses, y sin que hayásobrado trabajo libre del practicado por esos esclavos», Luis M. Díaz Soler, op. cit.,p. 331.

~‘ Vid. texto completo en Enrique PEREZ-CISNEROS, op. cit., Pp. 133-134.42 «Todo ex-esclavo.., estaba obligado a contratarse ... Del jornal se descontaban

los gastos de manutención y vestidos... Para trasladarse de un punto a otro el libertoobtenía un pase especial extendido por el municipio...», Alberto A. García Menén-dez, La abolición de la esclavituden las Antillas españolas(Cuba y Puerto Rico).Hato Rey (Puerto Rico), 1975, p. 60.

<~ «Este documento negaba la rescisión de contratos, obligando a los libertos a obe-decerles por tres años por lo menos... Se obligó al trabajador a pernoctar y residir enla finca del patrono como en los tiempos de la esclavitud... Quedaron restablecidaslas cédulas de tránsito y la prohibición de ir de un pueblo a otro sin autorización delpatrono...», Alberto A. García Menéndez, op. cit., p. 61.

“ Leoncio CABRERO,op. cit., PP. 195 y ss.

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40 AlmudenaHernándezRuigómez

traposicióncon la de Cuba,dondelos esclavoseranmuchomásnumero-sos y los intereseseconómicosmás influyentesy poderosos.

A pesarde que la ley tardóen aplicarseíntegramente,la aboliciónnocausósorpresas,ni encontróquelos esclavistasopusierangrandesobstá-culos.El éxito conseguidoenestasprimerasluchaspolíticasllevaronaLa-braa afirmar:

«Yo declaro bajo la fe de hombre honrado, que la abolición de la esclavitud enPuerto Rico ha excedido todas mis esperanzas.»

Talespalabrasseñalanla trascendenciaque tuvo esta ley en todo elámbito españoly colonial.

Conclusiones

1. La abolición no puedesacarsedel contextohistóricodel que de-pende,ni del devenirpolítico de las colonias,por tantoformapartede lacuestióncolonial:

«En el problema de la esclavitud estaba (...) la raíz de toda cuestión antillana» (Ra-fael María de Labra).

2. Se denotauna ausenciacontinuadade criterios políticos para re-solver tal cuestión,ya que el Gobiernoespañolno tiene asentadaslas ba-sesde unapolítica colonialacordecon el espíritudel siglo. Los diputadosmantienen,al menoshasta1871, unaindiferenciacasi absolutarespectoa las Antillas, y la opinión públicaignoralo que allí sucede.

3. El pensamientoliberal abolicionistade la épocamantienela nece-sidadde implantarallí reformasradicales;entreellas, la abolición de laesclavitudse constituyeen premisaprioritaria,ya que el derechofunda-mentaldel hombrees la libertad.

4. Unainstitución—la SociedadAbolicionistaEspañola—y un par-tido político —el Partido Liberal-Reformistadel PuertoRico— son losque impulsarány obtendránlos logros más importantesen cuantoa laabolición serefiere.

5. La aboliciónde la esclavituden PuertoRico es la primeraen al-canzarsegraciasa la propiasituaciónde la Isla y a la escasapresenciayrelevanciade los esclavosen el trabajoagrícola.Ello le concederáprerro-gativas de privilegio frente a Cuba —sumidaentoncesen una larga ycruentaguerra—logrando,además,unarepresentaciónparlamentariaqueserála encargadade llevar acabola primeraley de abolición.

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La abolición dela esclavituden Puerto Rico: Introducción... 41

VITUD EN CUBA Y PUERTORICO. DIFERENCIASALEGADAS PORLABRA (*)

CUBA PUERTORICO

ESCLAVOS

SITUACION

DENSIDADDE POBLA-ClON

ECONOMíA

COMPOSI-ClON

SOCIEDAD

1868

370.000,en una poblaciónque superabael millón dehabitantes(27 por 100)Coexistíancon otrasrazas:yucatecay china.

375 habtsilengua2 El cen-tro y el onente práctica-mente deshabitados.Geo-grafíaabrupta.La primeraproducciónsonartículos de lujo: azúcar,caféy tabaco.La producciónde la isla nodescansaen el trabajo es-clavo, perola servidumbrees el alma de la riquezaagrícola(ingenios).El nervio de la esclavitudestáformadoporafricanos(bozales).Gran tradición esclavista;tendenciasmayoritaria-mentearistocráticas.Arde la guerracivil, con to-doslos horrores,todoel es-cándaloy todala furia quecaracterizanlas luchas dela razalatina.

31.000, en una poblaciónde 650.000habitantes(4,7por 100).Coexistenciadel negroconlos blancos,lo que explicael 35 por 100 de mulatos.1875 habts./lengua2, sinapenasdificultadesorográ-ficas.

La riquezaestribaenel tra-bajo libre(frutosmenores).Producción económicamodesta,que no exigegrandes capitalesni mu-chosbrazos.Manode obrafamiliar.

La población negra estáconstituida por hombresnacidosen la isla.Sociedademinentementedemocrática.

Desde1868 la Revoluciónde Septiembresólo ha des-pertadoel movimientopo-lítico y la apariciónde unpartidoradicalque dentrode la legalidad,y a pesardelo difícil de su situación,luchasin treguapor la re-forma.

LA ESCLA

<*) Rafael MA de Labra: La cuestión social en las Antillas, s.l., s.a. (c. 1872),Pp. 5-8.