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-28 U IVERSIDAD DE MEXICO ciencia cuya índole consiste en poder ti-' pificar cada situación, teorizar sobre la misma, y entenderla en relación con su sigllificado interiOl-, mas no a su fin. En este sentido, lo estético es un valor inten ivo de los más puros: el objeto por e! objeto mismo. Para que una cosa sea bella es necesaria la impresión positiva de su belleza; ésta es un va'or espiritual superior separado de significación utili- taria. La vivencia estética es, de este mo- do, inmanente. e hablará de belleza co- mo de algo que se manifiesta realmente, aunque, en este caso. no es indi pensable que se .produzca efectivamente; basta CO!1 que exista como representación, idea o apa riencia. Empero. el campo estético no debe con- siderarse como una parte de la vida hu- mana que pueda ser examinada sin rela- ción con sus formas y contenidos de ma- nifestación. Como en la antropología so- cial, Kainz considera que la estética debe ser enfocada desde un punto de to- t"i de la cultura, ya que el hombre existe y vive como una integridad. Cada una de las funciones humanas no puede sepa- rarse de las demás, porque su sentido se encuentra determinado por interde- pendencia. Un hombre siente, piensa, quiere y hace: es una totalidad cuyas partes son indispensables de un signi fi- cado que es integral. Kainz plantea que, en lo estético, pre- dominan las categorías c_ulturales sobre las psícológicas. En Cuanto integrada cul- 'tqralmente, la estética 'hace primar las ac- titudes de valor. Como consecuencia. el método correcto a emplear en la investiga- ción estética cOllsistirá en añadir a estét;cas deductiva e inductiva la intui- titiva, o fenomenológica. Esta última cons- tituirá un desprendimiento de la estética filosófica. La estética '·intuitiva tiende a manifes- tarse dentro de' actitud sistemática- mente objetiva; enfoca desde el punto de vista psicológico y sus intentos de co- nocimiento se dirigen a "penetrar en la esencia de la objetividad estética". En cierta manera renuncia, pues, al de la conducta y la vivencia estéticas. Por esta ¡-azÓn. en toda observació:l psicológica con carácter intl'O's,pectivo exis- te gran semejanza con la estética intui- tivo-fenomenológica. Mediante la obser- vación interior de uno mismo podrá lle- garse, por comparación, al .:ntendimiento de la conducta estética ajena. Uno mismo debe, por lo tanto, constituirse 'ell jxltrón del análisis estético. La observación del comportamiento estético ajeno nos dará, por otra parte, la oportunidad de clasifi- car a persona: en sus correctos' ,y distintos tipos estéticos: Como vemos, en este enfoque 'de lo estético se manifiesta una semejante preocupación a la que en- contramos 'en el pensamiento griego del "co;1écete, a mismo" 'como punio ele partida de toda i11lmdO. El estético de Kainz con- siste, pues, en establecer una correSDon- dencia entre "las cualidades del objeto estético y la función conteml)'ativa del sujeto que las capta". l.a correlación sur- ge del hecho que cualidad y función se pertenecen mutuamente y existen por la acción de la una para la otra. l.a concien- cia estética está, así, determinada por las J,:ualidades del objeto. El punto crítico de lo estético se pro- dt.:ce en relación con un movimiento des- interesado. La conducta estética, según Kainz, se manifiesta cuando contempla- mos o vivimos las formas en libertad in- telectual, desprendida la persona de b realidad y libre de las finalidades y los intereses materiales de la existencia. Por dIo, la estética se torna vinculación apa- reneial, en oposición a la realidad efec- tiva. Todo comportamiento estético se impone como una relación de valor des- intere ada. Kainz, por el hecho de haberse instala- do en el campo de la intuición, de la fe- nomenología, semejante en muchos pun- tos a la introspección psicológica, se en- cuentra, parafraseando a Cassirer,2 en ,'entaja sobre el esteticismo metafísico en cuanto no está presionado por la nece- sidad de construir una teoría general ele lo bello, sino más bien se obliga a la teo- ría de lo específicamente cultural en tiempo y espacio. Este relativismo señala las mismas ven- tajas y consecuencias que encontramos en el campo antropológico-cultural. En este caso, ocurre que la verdad no surge espe- culativamente, sino todo lo contrario, ad- quiere vigencia de los hechos, aunque éstos son preferentemente evaluados desde la interioridad de uno en particular, en lo estético. Aquí, en !a estética de Kainz, se plan- tean problemas profundos de concepción en los que los límites respectivos elel co- nocÍtniento y la fundamentación de la es- tética se encuentran en vías de inteRrarse a una nueva fase de iuterpretación que, por ser más empírica, más científica, eli- ríamos, viene a despojarse de todo sig- nificado idealista y trascendente; por lo mismo, concentra a lo estético dentro ,ele la realidad esencialista puesta en toda objetividad humana. ,Funcionalismo elel acto estético y valoración del mismo, cons- tituyen las experiencias fundamentales <Je la situación estética. 1 Friedich Kainz: Estética. Fondo de Cul- tura Económica. México, 1952, 550 pp. 2 Ernst Cassirer: Antropología. Fondo ·de Cultura Ecouómica. México, 1951. 321 pp. EL "EXISTENCIALISMO POSITIVO" o E Por Enriqu.e GONZA.LEZ ROJO NICOLA ABBAGNANO en el mundo", fórmula que inserta en la caracterización de la estructura; el hecho ele que la "tonalidad afectiva" ele la angustia nos revele la nada; la descripción de la utensilidad y la significatividad casi en los mismos términos que "El Ser y el Tiempo" y, por último, 10 que no deja de sorprender, la tan heideggeriana "avidez de novedades" bajo el nombre ele "veleidades siempre nuevas". Por eso podríamos decir de este breviario que son las no- tas ele una lectura superficial de Heidegger. Abbagnano intenta fijar su posición, entonces, no sólo frente a otras filosofías, sino ante los existencialismos ante- riores; no sólo de situarse -como todo el pensamiento existencial- contra las forta- lezas ideológicas tradicionales sino -10 que resulta de mayor interés- frente al propio exis- tencialismo. Desdeña, a propó- sito 'ele esto, y por considerar- los negativos, los puntos de vista de Heidegger, los de Jas- pers .y-en obras posteriores su teoría sobre los aciertos de los existencialistas precedentes y recoge, en consecuencia. la terminología, el tono, el plan- teamiento de los problemas y los argumentos en contra de otras posiciones filosóficas de Pascal, Kierkegaard, Jaspers y, sobre todo, Heidegger: en Abbagnano podemos encontrar, entre otras muchas cosas he- redadas del autor ele "¿ Qué es Metafísica?", el juego autenti- cidad e inautenticidad: la con- cepción -en su delineamiento de la "estructura coexisten- cial"- del ser con (mit sein); la transcripci6n literal del "ser D '. E Nicola Abbagnano se . han vertido a nuestro idioma muy pocas pá- ginas. Bajo el nom- bre de '''Existencialismo Posi- tivo", la editorial Paidos, pu- blicó en 1951 dos conferen- cias que han sido leídas por buen número dle personas in- teresadas en la filosofía "xis- tencial. El Fondo ele Cultura Económica entrega ahora un OpúsculO, traducido por el Dr. .Tasé Gaos. del pensa- dor italiano: "Tntroducción al maticidad, estructura, sustan- Existencialismo", que es un cia, posib'ilidad trascendental, resumen, hecho por ('J mismo I'xistencia, historicidad, etc., Abbagnano, de su' obra "l.a veremos que son vocablos que ,Estructura ele la Existencia". aluden -con diferencias o Al- través de siete capítulos matices sutilísimos- al mismo Y. 180 páginas. icola Abba- fenómeno: a la alternativa ,en gnano 'es (en un plano técnico que se halla el hombre de Ab- y un ,tirtuosismo incesante) bagnanoentre optar POI- 10 un· feligrés elel viejo culto a que le es auténtico (su mis- la verbosjdad in fecunda y rei- mo. su ser) y 10 que le es in- terativa. Hay en este b;-evia- a'uténtico (10 disperso o _ rio" comQse ha el icho a pro- doso) . - pósito de ciertos filósofos ale- Abbagnano es un existencia- manes, más tér:minos que fe- lista que ha querido estable- nómenos deSCritos. Si analiza- _cer ,su concepción a partir de .mos detenidamente lb que sig:- - los;. más connotados filósofos , nificap, por ejemplo:. problc-: . . c1c, la e:<istencia; quiere RIzar

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ciencia cuya índole consiste en poder ti-'pificar cada situación, teorizar sobre lamisma, y entenderla en relación con susigllificado interiOl-, mas no res~)ecto asu fin.

En este sentido, lo estético es un valorinten ivo de los más puros: el objeto pore! objeto mismo. Para que una cosa seabella es necesaria la impresión positivade su belleza; ésta es un va'or espiritualsuperior separado de significación utili­taria. La vivencia estética es, de este mo­do, inmanente. e hablará de belleza co­mo de algo que se manifiesta realmente,aunque, en este caso. no es indi pensableque se .produzca efectivamente; basta CO!1que exista como representación, idea oapa riencia.

Empero. el campo estético no debe con­siderarse como una parte de la vida hu­mana que pueda ser examinada sin rela­ción con sus formas y contenidos de ma­nifestación. Como en la antropología so­cial, Kainz considera que la estética debeser enfocada desde un punto de ~lista to­t"i de la cultura, ya que el hombre existey vive como una integridad. Cada una delas funciones humanas no puede sepa­rarse de las demás, porque su sentido seencuentra determinado por ,~sta interde­pendencia. Un hombre siente, piensa,quiere y hace: es una totalidad cuyaspartes son indispensables de un signi fi­cado que es integral.

Kainz plantea que, en lo estético, pre­dominan las categorías c_ulturales sobrelas psícológicas. En Cuanto integrada cul­

'tqralmente, la estética 'hace primar las ac­titudes de valor. Como consecuencia. elmétodo correcto a emplear en la investiga­ción estética cOllsistirá en añadir a la~

estét;cas deductiva e inductiva la intui­titiva, o fenomenológica. Esta última cons­tituirá un desprendimiento de la estéticafilosófica.

La estética '·intuitiva tiende a manifes­tarse dentro de' {¡~a actitud sistemática­mente objetiva; enfoca desde el puntode vista psicológico y sus intentos de co­nocimiento se dirigen a "penetrar en laesencia de la objetividad estética". Encierta manera renuncia, pues, al aná~isis

de la conducta y la vivencia estéticas.Por esta ¡-azÓn. en toda observació:l

psicológica con carácter intl'O's,pectivo exis­te gran semejanza con la estética intui­tivo-fenomenológica. Mediante la obser­vación interior de uno mismo podrá lle­garse, por comparación, al .:ntendimientode la conducta estética ajena. Uno mismodebe, por lo tanto, constituirse 'ell jxltróndel análisis estético. La observación delcomportamiento estético ajeno nos dará,por otra parte, la oportunidad de clasifi­car a ~as persona: en sus correctos' ,ydistintos tipos estéticos: Como vemos, eneste enfoque 'de lo estético se mani fiestauna semejante preocupación a la que en­contramos 'en el pensamiento griego del"co;1écete, a tí mismo" 'como punio elepartida de toda comprensión~:del,i11lmdO.

El correlativisn~oestético de Kainz con­siste, pues, en establecer una correSDon­dencia entre "las cualidades del objetoestético y la función conteml)'ativa delsu jeto que las capta". l.a correlación sur­ge del hecho que cualidad y función sepertenecen mutuamente y existen por laacción de la una para la otra. l.a concien­cia estética está, así, determinada por lasJ,:ualidades del objeto.

El punto crítico de lo estético se pro­dt.:ce en relación con un movimiento des­interesado. La conducta estética, segúnKainz, se manifiesta cuando contempla­mos o vivimos las formas en libertad in­telectual, desprendida la persona de brealidad y libre de las finalidades y losintereses materiales de la existencia. PordIo, la estética se torna vinculación apa-

reneial, en oposición a la realidad efec­tiva. Todo comportamiento estético seimpone como una relación de valor des­intere ada.

Kainz, por el hecho de haberse instala­do en el campo de la intuición, de la fe­nomenología, semejante en muchos pun­tos a la introspección psicológica, se en­cuentra, parafraseando a Cassirer,2 en,'entaja sobre el esteticismo metafísico encuanto no está presionado por la nece­sidad de construir una teoría general elelo bello, sino más bien se obliga a la teo­ría de lo beJ~o especí ficamente culturalen tiempo y espacio.

Este relativismo señala las mismas ven­tajas y consecuencias que encontramos enel campo antropológico-cultural. En estecaso, ocurre que la verdad no surge espe­culativamente, sino todo lo contrario, ad­quiere vigencia de los hechos, aunque éstosson preferentemente evaluados desde lainterioridad de uno .I~lismo, en particular,en lo estético.

Aquí, en !a estética de Kainz, se plan­tean problemas profundos de concepciónen los que los límites respectivos elel co­nocÍtniento y la fundamentación de la es­tética se encuentran en vías de inteRrarsea una nueva fase de iuterpretación que,por ser más empírica, más científica, eli­ríamos, viene a despojarse de todo sig­nificado idealista y trascendente; por lomismo, concentra a lo estético dentro ,elela realidad esencialista puesta en todaobjetividad humana. ,Funcionalismo elelacto estético y valoración del mismo, cons­tituyen las experiencias fundamentales <Jela situación estética.

1 Friedich Kainz: Estética. Fondo de Cul­tura Económica. México, 1952, 550 pp.

2 Ernst Cassirer: Antropología. fitosófi~a.Fondo ·de Cultura Ecouómica. México, 1951.321 pp.

EL "EXISTENCIALISMO POSITIVO"o E

Por Enriqu.e GONZA.LEZ ROJO

NICOLA

ABBAGNANO

en el mundo", fórmula queinserta en la caracterizaciónde la estructura; el hecho eleque la "tonalidad afectiva" elela angustia nos revele la nada;la descripción de la utensilidady la signi ficatividad casi en losmismos términos que "El Sery el Tiempo" y, por último, 10que no deja de sorprender, latan heideggeriana "avidez denovedades" bajo el nombre ele"veleidades siempre nuevas".Por eso podríamos decir deeste breviario que son las no­tas ele una lectura superficialde Heidegger.

Abbagnano intenta fijar suposición, entonces, no sólofrente a otras filosofías, sinoante los existencialismos ante­riores; no sólo de situarse-como todo el pensamientoexistencial- contra las forta­lezas ideológicas tradicionalessino -10 que resulta de mayorinterés- frente al propio exis­tencialismo. Desdeña, a propó­sito 'ele esto, y por considerar­los negativos, los puntos devista de Heidegger, los de Jas­pers .y-en obras posteriores

su teoría sobre los aciertos delos existencial istas precedentesy recoge, en consecuencia. laterminología, el tono, el plan­teamiento de los problemas ylos argumentos en contra deotras posiciones filosóficas dePascal, Kierkegaard, Jaspersy, sobre todo, Heidegger: enAbbagnano podemos encontrar,entre otras muchas cosas he­redadas del autor ele "¿ Qué esMetafísica?", el juego autenti­cidad e inautenticidad: la con­cepción -en su delineamientode la "estructura coexisten­cial"- del ser con (mit sein);la transcripci6n literal del "ser

D'. E Nicola Abbagnano se. han vertido a nuestro

idioma muy pocas pá­ginas. Bajo el nom­

bre de '''Existencialismo Posi­tivo", la editorial Paidos, pu­blicó en 1951 dos conferen­cias que han sido leídas porbuen número dle personas in­teresadas en la filosofía "xis­tencial. El Fondo ele CulturaEconómica !~Os entrega ahoraun OpúsculO, traducido porel Dr. .Tasé Gaos. del pensa-dor italiano: "Tntroducción al maticidad, estructura, sustan­Existencialismo", que es un cia, posib'ilidad trascendental,resumen, hecho por ('J mismo I'xistencia, historicidad, etc.,Abbagnano, de su' obra "l.a veremos que son vocablos que

,Estructura ele la Existencia". aluden -con diferencias oAl- través de siete capítulos matices sutilísimos- al mismo

Y. 180 páginas. icola Abba- fenómeno: a la alternativa ,engnano 'es (en un plano técnico que se halla el hombre de Ab­y un ,tirtuosismo incesante) bagnanoentre optar POI- 10un· feligrés elel viejo culto a que le es auténtico (su sí mis­la verbosjdad in fecunda y rei- mo. su ser) y 10 que le es in­terativa. Hay en este b;-evia- a'uténtico (10 disperso o ve~ei­

_rio" comQse ha el icho a pro- doso) .- pósito de ciertos filósofos ale- Abbagnano es un existencia-

manes, más tér:minos que fe- lista que ha querido estable­nómenos deSCritos. Si analiza- _cer ,su concepción a partir de

.mos detenidamente lb que sig:- - los;. más connotados filósofos, nificap, por ejemplo:. problc-: . .c1c, la e:<istencia; quiere RIzar

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UNIVERSIDAD DE MEXICO

a la que comentamos- los deSartre y Camus. Vamos a veren qué se basa esta triple dis­crepancia. l.-Se opone a Hei­degger porque éste predica unasóla posibilidad (la muerte)'que se da como independientede la voluntad humana. En suconferencia "El Existencialis­mo en una Filosofía Positiva",asienta Abbagnano que la res­puesta heideggeriana represen­ta un progreso con respecto alindiferentismo sartreano por­que "implica la 'posibilidad c~e

una elección"; pero esta POSI­bilidad -no deja de prevenir­nos Abbagnano-- "es de he­cho una necesidad, porque laelección posible es una sola"."Spinoza ha dicho -reiteranuestro pensador- que elhombre libre nunca piensa enla muerle. Heidegger, que laúnica posibilidad para el hom­bre es la libertad para la muer­te." El hombre de Heidegger,podríamos decir, está coagula­do hacia adelante, no puedeevadirse de lo pre-fijado, 10congela el determi.n!smo que sefinca en la autentiCIdad, el ve­lorio y lo macabro. E~. ~ei­degger existe la imposl.blhda.elele no ser la nada, de no Ir haciae},Ja de no asistir a la cita (im­pre~isible, pero necesar.ia) c~nel dejar de ser; es la fllosoflade Damoc1es: la espada de lamuerte se mece sobre la cabezahumana. 2.-Desdeña la posi­ción de Jaspers porque, encambio, pone como lo ajeno ala voluntad humana el ser tras­cendente, Dios; o sea, porqueve la autenticidad del h~I~?reen algo extraño a su ~eclSlOn:

la trascendencia de DIOS es laque c<mfiere al ho~bre su. ~erproblemático. "Lo mcon~lclO-nal-decía .Taspers aludl~ndo

a esto- no es lo que se qUIere,sino aquello desde lo c~al sequiere". En Jaspers eXiste laimDosibilidad -ya que el seres la Trascen.dencia. lo Circun­valente- de identi ficarse CO~1el ser. - Taspers asienta. escn­be Abbagnano. "que t~elas l~sposibilidades de b eXlsten~la

son equivalentes por su ;omunimposibilidad de se~' mas queposibilidades, es deCIr, de afe­rrarse al ser que está más alláde ellas a la Tras<cendencia".3.-En 'esta "Introducción alExistencialismo", escrita unaño antes que "El Ser y la Na­da" de Sartre, se lanza tam­bién Abbagnano en cont:a delo que llama indife:entlsmo.posición que, postenormente,en la segunda confer~nc!a d~l"Existencialismo Pos I t I va,creerá -ver ejemplificada enSartre y Camus. Por ello ~Ii~een este texto, contra los ultl­mos, que "una elección que noestá apuntalada por la fe en elvalor que se elige, es imposible;pues el reconocimiento de laequivalencia es ya la renunciaa la el'ección."

La "positividad" de esteexistencialismo no es otra co­sa, por tanto, que el deseo de,sustraer las determinacionesnecesa rias (Heidegger J as­pers) y la indiferencia (Sar­tre). Intenta crear un existen­cialismo que no esté determi­nado (por el ser o la nada) yque no sea indiferente en unsentido axi9lógico. Si en Hei­degger no hay más posibilidadque la de no ser, y en Jaspersla imposibilidad de identificar­se con el ser, en Abbagnanohabría la posibilidad de rela­cionarse con éste. Por eso, de­fine el pensador italiano alhombre como "algo más quela nada, algo menos que elser". En esto radica, expre­sado a vuelapluma, el existen­cialismo positivo.

A nosotros nos parece queAbbagnano fracasa en todo loque se propuso realizar: que­riendo perfeccionar a Heideg­gel', Jaspers y Sartre, no haceotra cosa que oscilar, ec1écti­camente, entre ellos. A la rela­tiva coherencia de los pensa­dores mencionados, opone undescabellado afán de origina­lidad y una serie de balbuceosque constituyen un galimatíasverdaderamente farragoso.

Antes de aclarar por quénos parece que Abbagnan0fracasa primeramente en supolémica contra Jos existencia­listas y luego el) su crítica aotras posiciones filosóficas,nos gustaría llamar la aten­ción sobre la semejanza quese puede advertir entre la sus­tancia spinozista y la existen­cia (o estructura) en Abbag­nano. Spinoza se oponía, enefecto, a la concepción de queDios (o la sustancia) actuaraseRún fines, porque éstos-independientes de la volun­tad S'uprema- serían tambiénsustanciales, y dos sustanciasinconexas entre sí, en el sis­tema de Spinoza, son inconce­bibles. Pero Dios tampoco ac­túa arbitrariamente, no riResus actos con indiferencia, si­no que se comporta de acuer­do con su naturaleza. Puesbien, Abbagnano -ignoramossi conscientemente o no­aplica estas características delDios spinozista al hombre: laindependencia de la sustanciacon respecto al fin, ¿ \10 la ha­Hamos nuevamente en la ne­gación del determinismo hei­deggeriano-jaspersiano? Laactuación no arbitraria deDios ¿ no recuerda el compor­tamiento axiológico del hom­bre de Abbagnano? En Spi­noza habría ya, por decirloasí, el "existencialismo posi­tivo de Dios"; en Abbagnano,el "existencialismo positivodel hombre". Ya decía Ortegaque: "la doctrina del ser vi­viente sólo encuentra en latradición c o m o conceptosaproximadamente utilizables

los que intentó pensar la doc­trina del ser divino."

Volviendo a la tesis deAbbagnano, podemos afirmarque su "positividad" tiene dossentidos: a) es un afán deconservar en la problematici­dad humana -en u aptitudde optar- toda posibilidad(incluyendo la del ser jasper­siano, y la de la nada heideg­geriana). b) Es un intento derehuir el indiferentismo queparalizaría toda elección. Anosotro nos parece que fraca­sa en esta triple polémica porlo siguient~: J. u ataque aHeidegger y a Jaspers resultaineficaz porque, tratando deescapar de una posición nega­tiva, de un existencialismo"determinista", cae en otro.Cualquiera que sea el ser au­téntico de Abbagnano -lo queestá en la obscuridad más im­penetrable- tiene que consti­tuir un nuevo "determinis­mo", ya q~e no localizar rí­gidamente una determinaciónno significa dejar de estatuirun "determinismo", imprecisodesde lueRo, pero tan evidentecomo el de Heidegger y Jas­pers. 2. Contra el indiferen­tismo también fracasa ya que.por más que nos hable del"valor" y de la presencia de l?auténtico, como esto no estadebidamente aclarado, como,en última instancia, sabemosque existe pero no sabemosqué es, el valor se vuelve alg.ofugaz, discretamente esco.n~il­do para no caer en las pOS1C~0­

n e s heideRgeriano-jaspersla­nas e ilocalizable de maneraapodíctica; y un valor "cual­quiera que' sea".. se encuentreen el escondite en que se en­cuentre, relativiza la preferen­cia y vuelve de hecho, aunquevergonzantemente, al. pl~nodel indiferentismo .1xlOloglco.Cuando hablábamos del eclec­ticismo de Abbagnano, no ha­cíamos otra cosa que aludir J

que su "positividad" puede s~rvista bien como un "detertTIl­nism~" introducido de contra­bando en su doctrina del sero la autenticidad, bien comoun "indiferentismo" inyectadoreDentinamente en su concep­ción mediante la tesis de laimp;ecisión del determinismoque estructura el ser, el. sí101úsnw); Abbagnano q:-Ilerecompletar o superar a Heldeg­ger y Jaspers con Sart.r~ y Ca­mus e intenta modificar y

, '1·perfeccionar a estos u.tUTIOScon los primeros; resultadode todo, es que lo que se niegade unos (la determinación. laindiferencia) es lo que sirvepara superar a los otros: alheideggerismo- jaspersismo 10"humaniza" con ese poder 1'11­

gallcharse libremente al serque se identificaría plenamen­te, de haber coherencia enAbbagnano, con el "indiferen­tismo"; y al sartrismo-camu­sismo los torna "positivos" al-

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zando un ca tillo de valoresedificado en un sí mismo quese identificaría radicalmente,de haber igualmente coheren­cia en nuestro pensador, conel "determinismo". Como, vis­to desde el indiferentismo,Abbagnano parece sostenerun determinismo, y como, or­prendido desde el determinis­mo, semeja ustentar un indi­ferentismo, se ha querido veren la po ición de e te exis­tencialismo una síntesis: na­da de eso; lo que hay e uneclecticismo vacuo, superfi­cial, aparatoso y contradicto­rio por ¡Ue, coherentemente,no se puede mantener la si­multaneidad de una existenciaproblemática Undiferente enel fondo) con un valor no in­diferente fincado en la auten­ticidad.

Otra discrepancia con losexi, tencialistas la encontra­mos en que Abbagnano ve enla autenticidad un deber sery .en la dispersión -o vidainauténtica- un pecado. Trai­cionando la letra del texto hei­deggeriano -<Jue no el espí­ritu- hace la incomprensibleigualdad del ser con el deberser, lo que trae dos proble~

mas: A) ¿ Cómo reconocer miser? Falta, al través de todoel opúsculo, o al menos no esalgo explícito, un criterio quesirva para identificar una acti­tud auténtica; y falta, agre­guemos, porque revelarlo si&"­nificarÍa caer en un determi­nismo preciso. Si mi ser noestá ya fijo, en un determinis­mo necesario, sino que tengoque elegirlo (como en el sar­trismo) ¿ cómo reconocer loslímites de mi propiedad, si 10veleidoso se presenta como 10ilusoriamente auténtico? B)Además ¿ por qué debo ser misí mismo? ¿ Por qué debocomportarme como consciel~tede mi ser? Claro que estas ul­timas preguntas carecen desentido después de mostrar lavaguedad e imprecisión conque se nos muestra el sí mis­mo; pero la reiterada identifi­cación de Abbagnano entre elser auténtico (con su brumalondinense a cuestas) y el de­ber ser, trae, además de .1aprimera afirmación de suyo 111­

comprensible,. é s ~ a o t r a .(agrandada a~n mas P?r .b~­sarse en una mcoherencla 1111­

cial) de la identi fi~a~ión g:ra­tuita de un ser hlllcIIzo e 110­calizable como es el sí 1,nismocon un deber ser implantadoarbitrariamente.

Ya con estas aclaraciones,poclemos referirnos a las crí­ticas que hace Abbagnan.o so­bre las posiciones no eXlsten­cialistas de la filosofía mo­derna. La existencia humanase puede explicar ~o.r la ~lter­nativa o problematlCldad mhe­rente en su conducta: o seaque el hombre puede optar en­tre lo auténtico y lo inautén-

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tico. Abbagnano acepta estacaracteriza.ción incondicional­mente: es lo primario y fun­damental, es la estructura dela existencia. Basándose enesto, se lanza contra -el obje­tivismo científico (que trata,según Abbagnano, aL hombrecomo cosa) y contra el imna­nentismo (que lo trata comouna raZÓn no individual). Elexi, tencialismo de Abbagnano,en una pretendida tercera po­sición gno eológica, rechazatanto el objetivismo (que re­duciría ·el filosofar al ser) co­mo el inmanentismo (que re­duciría el ser al filosofar);pero una filosofía que esen­cializa, como bpen existencia­li.smo, el no ser, la existencia,la gratuidad, etc., tiene' quetropezar con el problema devolver nuevamente al idealis­mo o, en el mejor de los ca­sos, de no crear propiamenteuna filosofía, si por ésta en­tendemos la explicación orgá­nica de lo dado. Como 10 quese universaliza, diremos paraexplicar esto último, es la des-

RAÚL LEIVA, Danza para C1ta1th­. témoc. Los Presentes. México,

1955. 84 pp.

D. Alfredo Chavero escri­bió al final de su Historia An­tigua y de la Conquista: "Mo­ría ya la tarde prometiendotormenta, y entre nubes rojascomo sangre se hundió parasiempre el quinto sol de losmexica." La Historia aceptaesta afirmación; pero na laPoesía. Donde la Historia veun hecho objetivo, incontro­vertible, la Poesía penetrabuscando realidades más hon­das; y encuentra que el venerodel heroísmo y la sangre deuna raza no se ciega por lasimple obra de una conquista,así quede sepultado por in­mensas montañas. La Poesíabusca entre las raíces del he­cho objetivo, y más allá, noimporta qué tan profundamen­te soterrado se halle el objetode su búsqueda. y entoncespuede ocurrir tal cosa comoésta: que se vea que el quintosol de los mexica no se hun­dió para siempre aquelh tardeen que Cuauhtémoc cayó enpoder de los cpnquistadores.Raúl Leiva, en el poema "Dan­za para Cuauhtémoc", enun­cia esta verdad poética, tanválida. por lo menos, como laverdad histórica.

El poema se desarrolla si­guiendo los pasos de un ciclosolar. El ciclo solar, o "NahuiOllin" de los aztecas. constade cuatro movimient~s. unopor cada estación del año. Lomismo que la "Danz::I paraCuauhtémoc" .

En el "Nahui Ollin" de la"Danza" hay dos figuras cen­trales en cuyo torno ~ira r lpueblo. Estas figLlras srnCuauhtémoC' y la Muerte. En

cripclOn escueta e irreflexivade 10 inmediato -de 10 que sincesar nos pasa conscientemen­te a cada uno--,- ello no cons­tituye una filosofía: nada ex­plicita, sólo muestra. Pero elcaso más frecuente es el demostrar al hombre como el serque se hace -y no que está,en última instancia, obligado ahacerse-, y al sentar esta rea­lidad como lo primario e in­condicional, se cae (ya que no

. es una mera descripción) enel mila.gro de ver al hombrecomo causa sui, milagro delque tanto usan y abusan losexistencialistas, y, así se saltadel marco de lo comprensibleal cuento de fantasmas, delbarco moderno al arca oe Noé.

Si se diera esta caracteri­zación de la existencia comouna descripción inmediata -yno se intentase condicionarla,porque lo impidiera una seriede razonamientos agnósticos­se daría más fe, por así de­cirlo, a un orden de ideas sub­jetivas (la desconfianza, elrecelo, la duda) que a la obje-

el primer mOVimiento, que vade la primavera al verano,Cuauhtémoc propicia a laMuerte; en el segundo, laMuerte es aliada de Cuauh­témoc; en el tercero, que mar­ca el invierno de la derrota,la Muerte se ha unido a losextranjeros; en el cuarto, quees el retorno a la primavera,Cuauhtémoc vence a la Muer­te.

Un sopro fatídico es elpreámbulo del poema:

"El aire era misterio,atmósfera de Muertedonde Huitzilopocht1i roía

corazones."

y la desbordante luz de lasimágenes atestigua que la pri­mavera va a fundirse con elverano:

"Toda la luz del Valleanidaba en las plumas:

raíz de los colores, semillade mosaicos" ...

y de pronto acontece elverano, enardecido con

júbilo fiero:"¡ La guerra es una danza!"

Es la estación en que madu­ran las espigas ameritándosepara las gozosas realizacionesdel otoño. Pero en este veranoel fruto que se cultiva no es elque rinde la tierra, sino el queimpone el destino:

"Es la embriag-uez guerrera,los mágicos ritualesde quiene en las aguas de

la Muerterojo licor hallaron de vida

y energía."

Los Tigres y los .AguiJasd;1fl 7 an D'lra atraers p ~I 'f;worele las eleidades terribles cte la

tividad. Si sólo intentara des­cribir la existencia -cosa quedudamos por el tono de suobra- Abbagnano seda porello todo menos filósofo. Si lapretendiera dar como un mi­lagro (reduciendo, olapada­mente, el ser al "filosofar" yla realidad de algo a la idea)sería un franco idealista, y si,por último, no la presentarani como una descripción ni co­mo un milagro, sería un abier­to subjetivista por abrir losojos a la duda y cerrarlos ag­nósticamente a la objetividad.

Con excepción del Sartreactual -y de otros que 10 si­guen-, todos los demás exis­tencialistas han dado pruebasde una actitud política suma­mente tortuosa. Cuando vemosel paralelismo Heidegger-na­zismo y Abbagnano-fascismo,no puede uno menos que pre­guntarse si existe relación en­tre el pensamiento de estos fi­lósofos y su posición personalante los problemas sociaJes.La respuesta es, indudable­mente, que tal relación existe.

ciudad profanada por Josaventureros castellanos. Y laesperanza del triunfo produceun anticipo deslumbrante dela sangrienta estación ineludi­ble:

"¡ La guerra es una danza!"

Casi inadvertidamente so­breviene el movimiento en quela terrible esperanza se rea­liza. El ritmo se acelera ver­tiginosamente. Y en una at­mósfera sofocante, encendida,áspera.

"¡ El pie desnudo de laMuerte danza!"

Violentos giros sacudencielo y tierra y allí

Cuauhtémoc aparece"Como el maíz más alto

ele la Muerte."y como". .. un pedernal, un jade

de la Muerte."

Cuauhtémoc es casi la mis­ma persona que la Muerte enla victoria de la "Noche Tris­te".

El "Nahui Ollin" de la"Danza" se asienta luego 'enel siguiente movimiento: Her­nán Cortés ha regresado aTenochtitlán, y la destrucciónde la ciudad y de su pueblose ha consumado:

"La tierra calcinada.Los guerreros han llluerto.Floreció la desdicha.Los ídolos son polvo."

Hembra y traidora como laMalinche, la Muerte danza,sola, entre las ruinas cubier­tas de cenizas recientes; y talvez la acompañan tristes yefí­meras figuras: las doncellas,

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na filosofía como la de Ab­bagnano, que está a un pa ode lo místico, a un rezo de lareligión, que se halla oscilan­do entre el agnosticismo y elidealismo, sirve adecuadamen­te a un sistema opresivo por­que, en lugar de aclarar laideas, la posición de un pue­blo, las concepcione verdade­ras de libertad, de justicia, dehistoria, de reivindicación, lle­va más bien a confundirlas;hace mutis ante el movimientode lo real, el devenir delmun­do y de las in tituciones so­ciales; escamotea un pensa­miento sano, coherente, enconcordancia con la ciencia.

A una filosofía de este tipo,tan acendradamente personaly vacia, no podía correspon­der más que una actitud ne­gativa. Existencialismo posi­tivo, actitud negativa. Lo quepasa en realidad es que elexistencialismo de Abbagnano.más aún que los otr-os existen­cialismos, es radicalmente ne­gativo. Lo positivo, en su ca­sO', es sólo una palabra.

que no 10 serán mucho tiempoante la codicia de los conquis­tadores:

"Que dancen las doncellascon su traj~ de pájaro

-como unas manposasembriagadas de Muerte­

chocando en las paredes deun templo ya desierto."

Los gritos de entusiasmohan dado Ilugar a las lágrimas;el orgullo de las bélicas galasa la vergüenza de los hara­pos; el fragor del combate alcrepitar de las llamas en lospies del vencido. Y la "Dan-'za" adopta un ritmo elegíaco:

"Ya no más esos pies desemiUa salvaje

danzarán sobre el polvocon gozosa alegría:

hoy son caídas rosaso ramas calcinadas de un

árbol esplendente."

La elegía recorre 105 tonosmás desolados de la escalaluctuosa. Y cuando ha llegadoal punto en que la Historia vehundirse para siempre elquinto sO'l de los mexica, sur­ge, frente al injusto aniqui­lamiento, la afirmación poé­tica dirigida al último Empe­rador azteca:

"Dormido estás.Despertarás un clía

en que un tambor de júbilose' apodere del aire."

y .el ciclo solar se cierravolviendo al punto de partida:la primavera deL "Nahui

'Ollin" de la "Danza".La nueva primavera, como

la antigua, también está pre­ñada ele cnti.lsiasmo. Pero