En la confección de un traje de Kiton intervienen tanto trabajo y pasiónque hay quien dice que el resultado final puede ser comparado con unaobra de arte. Solo que en vez de exponerse en una sala, la obra forma partede lo que los napolitanos llaman la bella figura, que no sólo se refiere a laimagen de un hombre muy bien vestido, sino que se trata de la esencia delestilo personal.

Poco a poco, Kiton ha ido vistiendo a sus clientes de pies a cabeza literal-mente. La primera incorporación fueron sus famosas corbatas confecciona-das con siete pliegues de seda, como dicta la tradición napolitana. Despuésvinieron las camisas que seguían con la filosofía de la casa: usar telas de lamás alta calidad y un meticuloso cosido a mano. La innovación más recien-te es su propia línea de calzados, también de confección artesanal, de losque sólo se producen ocho pares al día.

EL LEGADO DE LA TRADICIÓN

La ciudad de Nápoles no tiene más de un millón y medio de habitantes,p e ro los cambios que experimenta son propios de cualquier gran capital delm u n d o. Es por esta razón que en el año 2001 la firma Ciro Paone, S.L.inauguró una escuela de alta costura para mantener viva la antigua tradiciónde la sartoria napolitana entre los más jóvenes. El centro ofrece un curso dedos años con el objetivo de pro p o rcionar a los aprendices la posibilidad demantener vivos los conocimientos ancestrales. A través de los años y despuésde la experiencia, estos jóvenes serán los futuros sastres. De esta manera semantiene completo el mosaico de la moda italiana, donde Milán destaca porel prêt à port e r, Roma por la alta moda y Nápoles por la sastrería.

Cuando Ciro Paone cumplió 70 años no dudó en celebrar su cumpleañosen la factoría de Arz a n o. Este lugar re p resenta la culminación del sueño deeste hombre que se propuso llevar lejos el nombre de Nápoles, plasman-do en cada traje la elegancia inspirada en la tradición de su tierra. Qu i e n e shan probado uno de sus trajes saben que la prenda es la viva expresión delas técnicas de sastrería más refinadas. Lo cierto es que la firma es el fru t odel trabajo de una generación de sastres y de Ciro Paone, quien alguna vezfue sólo un niño que jugaba rodeado de telas y tijeras y que quiso haceralgo grande. Y así fue.

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Si bien Kiton es hoy una firma internacionalmente conocida en elmundo de la moda, sigue manteniendo intactas las antiguas técnicas art e-sanales que la hicieron célebre en sus inicios. Sus factorías, con cientos dea rtesanos, parecen más talleres que una industria. En la fábrica no seescucha mucho más ruido que el rumor de los trabajadores pre p a r a n d osus piezas.

Cada traje terminado es el resultado de la labor de cuarenta personas y deal menos 25 horas de trabajo, tiempo y esfuerzo invertido desde el corte dela tela hasta el planchado final. Los diferentes equipos de artesanos unen lomejor de su experiencia para ser parte de este rompecabezas que culmina-rá en un auténtico traje napolitano. Este detallado esmero va desde la con-fección de los bolsillos, las mangas, el cuello y sobre todo los hombros,pues nada debe fallar. Finalmente, se realizan los dos diferentes procesos deplanchado, que además de dejar un corte incorruptible, buscan mantenerla suavidad natural de la tela. Esta meticulosa elaboración limita la produc-ción a un número reducido de prendas, garantizando así la máxima cali-dad, que sólo puede describirse con la palabra excelencia.

Tienda de Kiton en Nueva York Show-room de Milán Kiton es el paradigma de la prestigiosa sartoría napolitana.

Ciro Paone, alma mater de Kiton, con sus nietos.