JUVENTUDES MARIANAS VICENCIANAS · PDF filenidad de hacer feliz a un miembro del grupo...

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JUVENTUDES MARIANAS VICENCIANAS SECRETARIADO NACIONAL

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JUVENTUDES MARIANAS VICENCIANAS

SECRETARIADO NACIONAL

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“Dios me ha dado la capacidad para elegirla. Cada mañana puedo decidir:

hoy voy a ser feliz, independientemente de lo que pase”.

“Felicidad es compartir lo que soy y tengo con los demás, en especial, con aquellos

que están más necesitados. Cuanto más doy, más recibo”.

“La felicidad produce bienestar y salud. Una persona feliz, con su forma positiva de ver la vida, está en mejor disposición

de hacer frente a las dificultades”.

“Felicidad es saber reír con alegría

y espontaneidad.

Reír CON la gente, no DE la gente”.

“Felicidad es sentirme amad@ por nuestro Padre Dios. Él me conoce

hasta lo más profundo y me ama y acepta como soy”.

“Felicidad es saber que nuestro amigo Jesús vino a enseñarnos una forma de vivir

basada en el amor, la paz, la justicia y la verdad, que nos llevan a la felicidad”.

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“Felicidad es buscar la rosa, sin detenernos y aferrarnos a las espinas. Todo momento

de la vida tiene algo positivo y algo negativo. Todo depende del cristal con que lo veamos”.

“Felicidad es descubrir el tesoro que tenemos dentro de nosotros, valorar lo que tenemos,

sin amargarnos por lo que quisiéramos tener. Valorar lo que somos, sin envidiar

lo que son o tienen los demás”.

“Felicidad no consiste en hacer siempre lo que queremos, sino en querer

lo que hacemos, sea lo que sea. Tenemos derechos pero también obligaciones. Nosotros decidimos cómo hacerlo”.

“Felicidad es no buscar el constante aplauso de los demás para sentirnos bien. Vivamos

de acuerdo a nuestras convicciones y a nuestra conciencia.

Tengamos a Jesús como modelo”.

“Felicidad es sentirnos personas maravillosas creadas por nuestro Padre Dios, con capacidad para amar, pensar,

soñar, decidir, sentir, gozar...”.

“Felicidad es aceptarme como soy e irme superando y realizando cada día. Es estar en paz conmigo mism@”.

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1.- OBJETIVOS

� Reflexionar sobre lo que significa divertirse, que en muchos momentos no es lo mismo que ser felices.

� Descubrir tópicos y engaños para no dejarse manipular.

� Plantear la necesidad de marcar el propio estilo, también en el ocio y tiempo libre.

2.- CONTENIDOS

El fondo de esta catequesis es vivir el agradecimiento, el compromiso y la respuesta cristiana al acontecer de cada día en el año que estrenamos por ser la primera catequesis del Año Nuevo.

Acabamos de celebrar la Solemnidad de la Epifanía del Señor

o manifestación de Jesús como Hijo de Dios a la humanidad ente-ra. Al igual que los Magos se pusieron en camino y se dejaron guiar por la luz de una estrella, también nosotros caminamos hacia Jesús guiados por la luz de la fe, con la certeza y el convencimiento de que Él se hizo uno de nosotros para quedarse para siempre con no-sotros.

Después de esta introducción, entraremos de lleno en el

tema propuesto para este mes: la FELICIDAD. Sabemos que el ser humano ha tendido siempre a perseguir la felicidad como una meta o un fin, como un estado de bienestar ideal y permanente al que llegar, sin embargo, no podemos olvidar que la felicidad se compone de pequeños momentos, de detalles vividos en el día a día y, quizá, su principal característica sea la futilidad, su capaci-dad de aparecer y desaparecer de forma constante a lo largo de nuestras vidas.

Dios nos hizo para ser felices. Pero el secreto de la verdadera

felicidad está en Dios. Por eso es importante buscar a Dios, encon-trar a Dios, porque sólo Dios puede llenar ese deseo de felicidad que Él mismo ha puesto en el corazón de cada uno de los seres humanos. Sólo amando a Dios sobre todas las cosas, podremos ser verdaderamente felices.

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Ahora bien, no se ama a quien no se conoce. Hay personas con quienes uno se encanta desde el momento de conocerlas. Si eso es así entre los seres humanos, que estamos llenos de defectos, ¡cómo será con Dios que es infinitamente perfecto y sin defecto al-guno! De allí que sea importante conocer a Dios para poder amarlo (si es que aún no lo amamos) o para amarlo más y mejor (si es que ya hemos comenzado a amarlo).

Para nosotros, Vicencianos, esta felicidad es, sin lugar a du-da, LA FELICIDAD de sentir a Dios que ha ocupado nuestro corazón y nuestra razón. Es también vivir, en la cotidianidad, esa sencillez propia de la vida del pobre; ese espíritu de compartir con otros po-bres lo poco o nada que tienen, esa solidaridad que se convierte en una fraternidad. Eso que los ricos, en bienes, quizá no lo tie-nen. Este es el descubrimiento que hizo San Vicente de Paúl al leer y reflexionar la fuente de la Felicidad: Las Bienaventuranzas. Por esto las dos siguientes frases del santo:

� “No podemos asegurar mejor nuestra felicidad que viviendo y muriendo en el servicio de los pobres”.

� “Dios ama a los pobres, y por consiguiente, a quienes aman a los pobres”.

� DINÁMICA “EL REGALO DE LA FELICIDAD”

1. El catequista reparte cuartillas de papel entre los Juveniles para que cada uno escriba su nombre. Se doblan y se meten en una caja.

2. A continuación, hace una breve presentación como la que si-gue:

“Muchas veces apreciamos más un regalo pequeño que uno grande. Otras veces estamos tan preocupados de

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“La felicidad no depende de lo que pasa a nuestro alrededor, sino de lo que pasa

dentro de nosotros mismas, de la actitud que tengamos en la vida”.

“La felicidad es un estado de la mente. Mientras no decidamos ser felices, no lo

seremos, así nos bajen las estrellas. En todo puedo encontrar algún motivo

o razón para sentirme infeliz”.

“Felicidad no significa que no tengamos problemas, sino cómo nos enfrentamos a ellos para resolverlos o aceptarlos,

si no podemos hacer nada para solucionarlos”.

“La felicidad es disfrutar cada momento, cada pequeño detalle de la vida. Podemos encontrarla en todo, si así

lo decidimos y, sin embargo, no la podemos comprar ni con todo el oro del mundo”.

“Felicidad es vivir intensamente

el momento presente. Si lo dejamos

ir, lo hemos perdido para siempre”.

“Una forma de evitar ser felices es siempre posponer nuestra felicidad…

pero el momento presente se nos escapó de las manos”.

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que hace con ellos? ¿Son mejorables?

También podemos invitarles a atreverse a ser aún más felices, hacien-do felices no sólo a los amigos, familiares y conocidos, sino a la sociedad que nos rodea, en general.

Pueden comprobar en “sus carnes” que se es mucho más feliz cuando se hace felices a otras personas. Atreverse como grupo y formalizad un com-promiso todos juntos.

Como propuesta, os dejamos algunas acciones que pueden llevarse a cabo:

☺ Visitar una residencia de ancianos del pueblo/ciudad o, si no es posible, a algunos ancianos concretos en sus casas.

☺ Visitar Caritas parroquial y ver cómo trabajan un grupo de volunta-rios.

Si el catequista lo ve conveniente puede proponerles el vi-deo: Estás aquí para ser feliz (https://www.youtube.com/watch?v=Y_cxj4gAchY). La celebración del mes la podemos encontrar íntegra en la catequesis del Juvenil, en las páginas 15 ss. La antífona “Bienaven-turados” de Ixcís, lo podemos descargar desde la propia página web: (http://ixcis.org/index.php/component/k2/item/71-en-espiritu-y-en-verdad-2004, canción nº 10).

Añadimos, a modo de anexo, frases sobre la feli-cidad que pueden fotoco-piarse y recortarse de mo-do que queden a disposi-ción de los Juveniles duran-te la oración-celebración.

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realizar cosas grandes que dejamos de lado las cosas pe-queñas que tendrían, quizás, un mayor significado y un gran valor. A través de esta dinámica tenemos la oportu-nidad de hacer feliz a un miembro del grupo haciéndole un pequeño regalo”.

3. Cada Juvenil coge un papel de la caja que contendrá otro nombre distinto al suyo, sin revelarlo al resto del grupo. El catequista invita a los Juveniles a elaborar un regalo para el miembro del grupo que le haya tocado con el material que hay. Además, escribirá un mensaje pensando en la persona a quien se lo va a entregar. El mensaje tiene que despertar en cada persona sentimientos positivos respecto a sí mismo.

4. Realizado el regalo y escritos los mensajes, se colocan en una caja, dejando los nombres, a quienes se dirigen, bien visi-bles.

5. Cuando todos hayan recibido su regalo y leído sus mensajes, se tiene una puesta en común compartiendo los sentimientos que ha despertado en cada uno.

Una vez finalizada la dinámica, dialogamos en el grupo en

torno a las preguntas que aparecen en la catequesis. Se trata de un primer planteamiento para distinguir entre felicidad y diver-sión.

El catequista ayudará a los Juveniles a reconocer si son ver-daderamente felices o qué les falta para alcanzar la felicidad ple-na. Sabemos que el placer, la alegría, el disfrutar de la vida y las cosas es inherente al ser humano. Por tanto, la risa, el contento, la fiesta, el entusiasmo… pertenecen a las personas y forman parte de su historia. Hay una extensa gama de variantes y de formas: pe-queñas o grandes, profundas o efímeras, estables o pasajeras… Su fuerza liberadora es tan grande que los demás componentes de la existencia humana, como por ejemplo la tristeza, el sufrimiento…, no son capaces de suprimirla, porque siempre llega a crear meca-nismos de escape, aunque sólo sea por una noche de fin de sema-na.

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Pero a la luz de la fe, toda verdadera alegría es una transpa-rencia de la alegría de Dios, que no es otra que la de amar a los hombres y querer que éstos sean felices.

Para esta primera parte ofrecemos al Catequista otra diná-mica.

� DINÁMICA “LA TARTA”

En Esta tarta tienen que planear su fin de semana. Tienen dos días por delante en los que pueden hacer lo que ellos quieran, lo que es apetezca; pensar cómo y con quién lo van a pasar, qué van a hacer, a qué van a dedicar más tiempo, qué dinero se van a gas-tar… La única condición es que se diviertan al máximo.

Tras la puesta en común de sus “tartas” o sus “fines de semana e proyecto”, finalizamos la dinámica con un interrogante abierto que les haga pensar:

� Te has divertido, te lo has pasado en grande… Tú lo has querido de esta forma y no de otra. Pero…, ¿te has senti-do feliz?

Vivimos en una cultura donde no se valora lo espiritual. Es im-portante lo inmediato, la búsqueda de placer y lo material. El ex-ceso de estímulos, actividades, exigencias y artículos materiales de los que disponemos en nuestra vida impiden que paremos un momento y podamos reflexionar sobre cuestiones profundas.

Sin embargo, en el corazón de todo ser humano se plantean in-terrogantes profundos que necesitan encontrar respuesta.

Los Juveniles, como adolescentes que son, están en proceso de construir su personalidad. Una personalidad propia y personal que les hará ser seres únicos. Para que esta personalidad sea íntegra deben saber qué están buscando y dar respuesta a sus interrogan-

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PARTE: El disfraz de la felicidad

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Este apartado no figura como tal en la catequesis del Juvenil por la densidad que encierra el mensaje de las Bienaventuranzas. No olvidemos que este mensaje ha sido considerado por todas las generaciones cristianas como síntesis del Evangelio y su mejor anuncio de felicidad. Pocos textos evangélicos presentan con tanta novedad la naturaleza del Dios de Jesús: allí donde nada hay que pueda producir ni mantener nuestra alegría, allí Dios la hace posi-ble; donde los demás o nosotros mismos dejamos comprometida nuestra felicidad, allí se ha comprometido nuestro Dios en hacer-nos felices.

Jesús es el Bien-aventurado de Dios. Vivió para anunciarlas, y las anunció viviéndolas.

El catequista tratará de hacerles caer en la cuenta de que la felicidad no es ninguna utopía y que nosotros tenemos en nuestras manos lo necesario para que se haga realidad. En esta línea invita-remos a los Juveniles a comprometerse en algo concreto y realiza-ble relacionado con todo lo expuesto en el tema, sin pretender grandes compromisos que sabemos que no llegaremos a cumplir nunca. Se trata de que se planteen un propósito pequeño, realiza-ble y concreto y que se pueda revisar en la siguiente reunión.

El objetivo de este compromiso es el de ¡atrevernos a cam-biar para ser más felices!

Te proponemos algunos compromisos concretos a realizar du-rante la semana:

☺ Familia: ayudar en las tareas del hogar, ser cariñoso y evitar discu-siones con los padres y hermanos, renunciar un poco al móvil, In-ternet… por hablar con los padres, etc.

☺ Instituto/Colegio: ¿Qué puede cambiar en el trato con los compañe-ros/as? Tiempo de estudio, respeto a los profesores, etc.

☺ Amistades: ¿Cómo es el comportamiento con los amigos? ¿Puede mejorar en el trato con ellos? ¿Cómo son las actividades de ocio

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hacerse pequeño, el abajarse, el no darse importancia. ¿No pasa a nosotros lo mismo o estamos constantemente haciéndonos valesr, disimulando, queriendo ser lo que no somos?

Las Bienaventuranzas de Jesús de Naza-

ret son para los cristianos la carta magna de la felicidad. Desde ellas, podemos afirmar que la originalidad de la ética cristiana se resume en “lograr que en este mundo haya menos sufrimiento y más felicidad”.

Precisamente, en la JMJ de Río de Janeiro (2013) el Papa Francisco invitó a

los jóvenes a que volvieran a leer las Biena-venturanzas y a que las tomaran como programa de vida. También publicó dos lemas para las Jornadas Mundiales locales de 2014 y 2015: “Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos” y “Bienaventurados los limpios de corazón, porque verán a Dios”.

Las bienaventuranzas siempre serán la novedad en nuestras vidas, siempre nos estarán interpelando. Todo lo que el mundo nos dice es lo contrario: si somos buenos, nos dice que somos tontos, si somos misericordiosos y perdonamos nos dice que somos débiles, si queremos ser pacientes nos dice que somos dejados, si somos mo-destos y buscamos la verdad nos dice que somos aburridos, si bus-camos la justicia, se nos echa encima.

Es por eso que las Bienaventu-ranzas siempre tienen que estar en nuestra memoria y todavía más im-

portante, en nuestro corazón. El Papa Francisco viene a poner en el centro del corazón este programa de vida que no es otro que el que vivió Jesús.

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tes más profundos. Insistámosles en que no deben dejar que otros decidan sobre su personalidad por ellos mismos.

Habrá que insistir en que es necesario confiar en el compañero e incluso ayudar a quien lo necesite.

� El grupo tendrá papel continuo o una cartulina que servirá para recoger las conclusiones que se obtendrán al entrevistar a distintos grupos, personas... (pueden ser de la calle, de la propia familia o del propio Centro). Las preguntas son las si-guientes: ¿QUÉ ES PARA TI LA FELICIDAD Y CÓMO SE ALCAN-ZA? ¿QUÉ MEDIOS NECESITAS PARA LLEGAR A SER COMPLETA-MENTE FELIZ?

� A continuación, los Juveniles irán escribiendo las diferentes respuestas en el papel continuo o cartulina para, posterior-mente, comenzar con un diálogo-debate en el grupo.

Con la ayuda de los interrogantes y dinámicas que realicemos en esta catequesis, los Juveniles comprobarán que todos los seres humanos, con in-dependencia de nuestra edad, sexo, condición social, raza o nación, aspira-mos por naturaleza a una misma cosa: ser felices. En cierto modo, se trata de una aspiración que está inserta dentro de nosotros y que nos lleva a ac-tuar y a dar pasos concretos para alcanzar esa felicidad.

Sin embargo, vemos a nuestro alrededor que existen muchos modelos de felicidad. O, dicho de otra manera, muchos objetivos diferentes que pue-den conseguirse para lograr satisfacción, bienestar, para sentirnos a gusto con nosotros mismos y con quienes están a nuestro lado.

Algunos de esos objetivos nos vienen dados por el mundo en el que vi-vimos y el ambiente en el que nos movemos. Por ejemplo, en nuestro mundo actual, es aspiración compartida la de conseguir dinero suficiente como para vivir bien, sin preocupaciones, pudiendo darnos algún capricho; también la de ocupar un lugar central en nuestro círculo de amigos en el que se nos re-conozca como importantes; incluso el disponer de la última moda en ropa o tecnología.

En este punto, es necesario que cada uno de nosotros nos hagamos una pregunta: ¿cuáles son mis criterios personales de felicidad?

AYUDA PARA EL CATEQUISTA

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Es imposible que nunca nos hayamos preguntado sobre qué queremos conseguir en la vida pero no pasa nada. Nunca es tarde para hacerlo y este día puede ser un buen comienzo.

Hemos hablado de qué modelos de felicidad nos ofrece el mundo, so-bre los criterios personales y colectivos de felicidad. Sin embargo, ha de te-nerse en cuenta que la felicidad auténtica no es una felicidad subjetiva, que varíe en función de quien la busca. No puede separarse la felicidad de otra palabra fundamental: verdad. Felicidad y verdad son conceptos que deben ir unidos. Pero, ¿qué significan?

La felicidad puede definirse de dos formas. Por un lado, como satisfac-ción o gusto concreto; por otro, como un estado de ánimo derivado de una situación. Es clara la diferencia: en el primer caso la felicidad no es tal, pues simplemente se trata de una situación transitoria derivada de alguna circuns-tancia pasajera. Por ejemplo, recibir un regalo precioso por parte de una persona a la que aprecio mucho me causa satisfacción, alegría, pero tarde o temprano ese sentimiento pasará. Incluso aunque, al volver a ver el regalo, recuerde y reviva esa alegría, nuevamente desaparecerá. En cambio, la feli-cidad entendida como estado de ánimo refleja continuidad y perdurabilidad en el tiempo. Esta es la felicidad que verdaderamente busca el ser humano, que ansía, lo que le satisface absolutamente, lo que colma sus deseos y aspi-raciones más profundas.

Es aquí donde entra en juego el concepto de verdad. Sólo la felicidad que está basada en la búsqueda de la verdad es realmente duradera. Y la verdad es la coherencia entre la realidad de las cosas y la idea que nosotros tenemos de ellas y, al mismo tiempo, la unidad entre lo que se piensa y lo que se vive.

¿Complicado? En el fondo no lo es tanto. Las cosas son lo que son; la realidad siempre termina imponiéndose. Descubrir la verdad de las cosas es comprender su esencia última, su realidad. Es muy sencillo de ver en rela-ción con la felicidad. Si baso mi felicidad exclusivamente en poseer, en go-zar a tope de los placeres de la vida con independencia de las consecuencias que ello traiga consigo, llegará un momento en el que experimentaré que, a pesar de todo el disfrute, existe un vacío en mi interior. Esa felicidad es fal-sa, porque no está basada en la verdad, dando que no responde a la realidad de lo que somos y de para qué existimos.

De este modo, la conexión entre felicidad y verdad se logra mediante una opción de vida. Si la felicidad es un camino hacia un objetivo final ver-daderamente único, para empezar a recorrerlo y llegar a alcanzarlo es fun-damental tomar la firme decisión de hacerlo. Dicho sencillamente: la felici-dad no nos viene dada; hemos de optar por ella.

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Jesús nos propone un estilo de vida basado en la felicidad a

través de las Bienaventuranzas (Mt 5,1-12). Ahí está recogido, en unas pocas frases, lo que Jesús nos propone: la felicidad misma. Suponen todo un estilo de vida que no es fácil de conseguir, a no ser que vaya creciendo nuestra confianza en Él y que vayamos ex-perimentando la felicidad que va suponiendo en nuestra vida real el hecho de irlas practicando.

Es una manera de presentar a los Juveniles el mensaje de la alegría y de la esperanza que les ayude a alcanzar la felicidad, pe-ro sin titubeos, mostrándoles directamente lo que Jesús nos dice al respecto a través de ellas.

☺ Felices los pobres en el espíritu porque suyo es el Reino de los cielos. ¿Felices los pobres? Felices lo que saben que la felicidad no está en las propias manos, los que descu-bren que sólo en Dios pueden encontrar la felicidad defini-tiva, los que pueden prescindir de cualquier cosa porque el descubrirse como hijos de Dios les basta, los que pue-den amar sin límites porque nada temen, los que no están atados a nada, los que se fían sin límites… (Mt 6,25-33).

☺ Felices los que están tristes, porque Dios les consolará. ¿Felices los tristes? ¿La felicidad no es estar alegre o se re-fiere a otra cosa? Los tristes recibirán consuelo. Hay ale-grías falsas que no pisan “suelo”, que son superficiales, que sólo sirven para crear una sensación. Éstas nos hacen perder el “suelo”, el contacto con la realidad, la relación con los demás y nos dejan en las nubes. La felicidad es la que tiene base, y si esa base es Dios merece la pena pasar disgustos y penalidades, porque la felicidad no depende de eso, sino de saber qué “suelo” pisamos. ¿Es Dios nuestro “consuelo”? (Flp 2,5-11).

☺ Felices los humildes porque heredarán la tierra. Quizá la actitud más característica de Jesús fue la humildad, el

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El catequista reparte los distintos personajes entre las perso-nas del grupo y cada uno representa el personaje que le ha toca-do. Todos los personajes llevan un mensaje oculto que el resto del grupo deberá descubrir. Todos podrán hacer preguntas para adivi-nar qué es lo que le impide al personaje ser completamente feliz.

☺ El trapecista: el mensaje oculto es: tiene poca personali-dad: su vida siempre pende de un hilo, se agarra a cualquier cosa fácilmente, creyendo que así obtendrá la felicidad.

☺ El payaso: el mensaje oculto es que tiene doble cara, inten-ta agradar a todo el mundo con el fin de sentirse más acepta-do.

☺ El domador de leones: el mensaje oculto es que para su pro-pia satisfacción domina a las personas, las manipula...

☺ El enano: el mensaje es la poca aceptación de la sociedad ante personas con alguna anomalía física.

☺ El fakir: el mensaje es que les gusta el riesgo, el peligro por probar, ante el resto, su falsa madurez.

☺ El mago: el mensaje oculto es la hipocresía, hacer ver cosas que realmente no existen.

Una vez adivinados todos los personajes, el Catequista les

preguntará:

� ¿Con qué personaje te sientes identificado? ¿Por qué? A continuación escucharemos la canción: “No

seré” (Julieta Venegas). El catequista intentará que cada Juvenil, aparte de lo negativo que han dicho de los personajes anteriores, también di-gan un valor positivo, por el cual él mismo se di-vierte y el resto también.

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PARTE: ¿Me divierto?

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Efectivamente, tanto para entender qué es la felicidad como para lu-char por llegar a ella, es preciso que queramos alcanzarla, que nuestra vo-luntad se encamine en esa dirección. Necesitamos, en cierto sentido, planifi-car nuestra felicidad. Es una forma muy humana de actuar: pretendemos al-canzar un objetivo concreto y pensamos en los medios para lograrlo, que po-nemos en práctica según hemos planificado. Así lo hacemos en nuestra vida diaria: si aspiro a ser médico o abogado, comienzo a prepararme para ello en el Instituto, eligiendo una especialidad, me matriculo en la correspondiente carrera, estudio, aprovecho las prácticas y, una vez conseguido el título, busco trabajo. Todo ello en tiempos y con medios concretos. Exactamente igual ocurre con la felicidad: he de optar por ella, concretarla en objetivos, buscar medios, marcar plazos… y tener fuerza de voluntad para llevarlo a ca-bo.

Aquí es cuando comprendemos que el camino en busca de la felicidad no podemos recorrerlo solos. Necesitamos de los demás, puesto que la felici-dad auténtica no es individualista. Sin nuestros profesores, sin las Universi-dades, sin la ayuda económica de nuestros padres, sin las persona que nos dan nuestra primera oportunidad de trabajo, no alcanzaremos el objetivo de ser médico o abogado. Más aún, estamos llamados al encuentro con los de-más. Pensémoslo un poco. Si profundizamos en momentos de nuestra vida verdaderamente importantes, que nos han hecho sentirnos realmente bien, que se han grabado en nuestra memoria y en nuestro corazón, que nos han proporcionado felicidad, en ellos siempre hay personas concretas: nuestros padres, nuestros hermanos, nuestros amigos, nuestros compañeros de clase, la persona a la que queremos... Ellos son fundamentales en nuestra felici-dad, porque nos ayudan a construirla y porque nosotros también somos pro-tagonistas de su felicidad. El ser humano es, por naturaleza, ser social. Ne-cesita de los otros para vivir. Por eso vivimos en sociedad y, dentro de ella, en comunidad. Nuestra familia, nuestro núcleo de amigos, nuestros compa-ñeros de clase, son pequeñas comunidades, personas que tienen intereses y objetivos comunes que comparten entre sí. La búsqueda de la felicidad es compartida y necesita de la ayuda de las diversas comunidades de las que formamos parte. Este grupo que estamos comenzando a construir es prueba de ello.

Donde está nuestro deseo está nuestro corazón. Si deseamos la felici-dad verdadera, nuestro corazón anhelará alcanzarla. Y toda nuestra vida se pondrá en camino hacia ella.

Es la propuesta que nos hace el mismo Jesús en el Evangelio, con el mensaje de las Bienaventuranzas y que veremos más adelante. Jesús tam-bién nos hace una propuesta de felicidad, pero nos ofrece una felicidad no “temporal y a medias tintas” sino una “felicidad plena”.

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En la catequesis del Juvenil encontramos una historia que sir-ve de reflexión sobre lo hablado anteriormente sobre la felicidad. Pueden comentar la historia y compartir qué piensa cada uno so-bre dónde encontrar la felicidad. ¿Realmente dónde la buscamos?

A continuación le hacemos la siguiente pregunta: -¿Todo el mundo puede alcanzar la felicidad? ¿Incluso las personas desfavo-recidas que padecen hambre, epidemias, guerras...? Si la respues-ta es negativa, podremos ver que los Juveniles siguen percibiendo la felicidad como algo superficial.

Necesitaremos varias revistas en las que aparezcan personas famosas. Cada Juvenil elegirá un personaje y asumirá ese rol. El catequista mostrará al grupo distintas personas que sí viven con fe-licidad verdadera (podemos encontrar ejemplos de vida en miem-bros de la Asociación, en la revista de JMV).

El objetivo de esta dinámica será descubrir que muchas per-sonas piensan ser felices y, en realidad, están viviendo una felici-dad superficial.

Por último, cada Juvenil tendrá que exponer la situación de su personaje y explicará al grupo cómo su personaje puede alcan-zar la felicidad plena, habiendo visto y comparado las diferentes situaciones de felicidad.

Por ejemplo, mi personaje, Victoria Beckam tiene mucho dinero, se hace operaciones de estética y viste ropa de lujo. Para llegar a una felicidad verdadera no tendría que gastar tanto dinero en ella misma, sería más generosa, se aceptaría tal y como es…

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PARTE: Esconder la felicidad

LA FELICIDAD APARENTE