JUAN FLOREZ DE OCARIZ - Banrepcultural

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JUAN FLOREZ DE OCARIZ

GENEALOGIAS DEL NUEVO REINO DE GRANADA

Dedicado al Ilustrísimo señor doctor don Melchor de Liñán y Cisneros, Obispo de Popayán, electo Arzobispo de Charcas, del Consejo de Su Majestad, Gobernador y Capitán General del Nuevo Reino de Granada, y Presidente de su Real Chancillería y su Visitador.

LIBRO PRIMERO

Volumen I

SEGUNDA EDICION

BOGOTA

Prensas de la Biblioteca Nacional

MCMXLIII

Los lambrequines que ilustran este volumen son obra del connotado historiador ecuatoriano don Pedro Robles y Chambers, autor del libro ''Contribución para el estudio de la sociedad colonial de Guayaquil.''

(Grabados de Octavio Núñez Navas)

Publicación del Archivo Histórico Nacional dirigida, anotada e ilustrada por ENRIQUE ORTEGA RICAURTE con la colaboración de las señoritas Carlota Bustos Losada y Ana Rueda Briceño

"Laudemus viros gloriosos el parentes nostros in generatione sua."

(Libro del Eclesiástico, XLIV, 1º)

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Documentos inéditos del Archivo Histórico Nacional relacionados con la impresión de esta

obra I

El Capitán don Francisco de Colmenares, Alférez Mayor desta ciudad, Diputado de su Cabildo, y don Juan Venegas Ponce de León, Regidor que hace oficio de Procurador General por ausencia del que lo es, otorguen escritura a favor de Juan de Chacón, vecino desta ciudad, de dos mil patacones que prestó a interés de cinco por ciento, cuyos réditos se le han pagado para la obra de la puente de Bogotá, y se han sacado los mil y remitido a Cartagena para España para la imprenta de la "Historia y Genealogías deste Nuevo Reino de Granada," y se han de remitir los otros mil del plazo cumplido del arrendamiento que tiene el Sargento Mayor don Antonio de Mosquera en Honda, que están aplicados y adjudicados a este efecto de la impresión, ajustándolos a los mil patacones el administrador y depositario destos efectos desta ciudad de Santafé, y los finquen en la renta de trescientos y sesenta pesos al año que pagan los indios de Suta y Tausa por sus salinas, que son propios de la ciudad, y han de correr sus réditos de hoy en adelante hasta la redención, y lo pasado por los efectos de puentes, y otorguen poder a los padres Rector Alonso de Pantoja, de la Compañía de Jesús, que hace viaje a España, y al Procurador General de Indias en Madrid y al de la ciudad de Sevilla de la misma religión, para obligar al dicho Cabildo a la paga de lo que precisamente fuere necesario, no alcanzando los dos mil patacones para la imprenta de los dos tomos de dicha obra y su remisión a esta ciudad con sus intereses ordinarios.

(Hay dos rúbricas).

Proveyéronlo los señores Presidente y Oidores de la Audiencia y Chancillería Real de este Nuevo Reino de Granada, doctor don Melchor de Liñán y Cisneros, Obispo de Popayán, electo Arzobispo de Charcas, Presidente, y Licenciado don Francisco de Leiva Aguilar, Oidor, que asisten solos de presente en Santafé, a seis de octubre de mil seiscientos y setenta y dos años.

Flores

II

El Capitán don Francisco de Colmenares, Alférez Mayor desta muy noble y muy leal ciudad de Santafé de Bogotá, cabeza de Reino, y su Regidor el Capitán don Juan Venegas Ponce de León, que hace oficio de Procurador General, diputados nombrados por gobierno y Cabildo, dijeron que se envían a imprimir dos tomos de "Historia y Genealogías de este dicho Nuevo Reino de Granada," que a instancias

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y encargo de dicho Cabildo ha compuesto don Juan Flores de Ocáriz, Escribano de Cámara más antiguo de la Real Chancillería dél, y para ello se remiten dos mil patacones, y porque puede ser no sea lo bastante para conseguir dicha impresión, y del despacho y remisión de la obra y lo que de ella resultare y que se ha de conmutar para que lo uno y otro llegue a esta ciudad y su provincia por la Real Audiencia, se ha prevenido que se supla buscando por auto de seis de este presente mes y año, del tenor siguiente:

"El Capitán don Francisco de Colmenares, Alférez Mayor desta ciudad, Diputado de Cabildo, y don Juan Venegas Ponce de León, Regidor que hace oficio de Procurador General por ausencia del que lo es, otorguen escritura a favor de Juan Chacón, vecino desta ciudad, de dos mil patacones que prestó a interés de cinco por ciento, cuyos réditos se le han pagado, para la obra de la puente de Bogotá y se han sacado los mil y remitido a Cartagena para España para la imprenta de la "Historia y Genealogías deste Nuevo Reino de Granada," y se han de remitir los otros mil del plazo cumplido del arrendamiento que tiene del Sargento Mayor don Antonio de Mosquera en Honda, que están aplicados y adjudicados a este efecto de la impresión, ajustándolos a los mil patacones el administrador y depositario destos efectos desta ciudad de Santafé, y los finquen en la renta de trescientos y sesenta pesos al año que pagan los indios de Suta y Tausa por sus salinas, que son propios de la ciudad, y han de correr sus réditos de hoy en adelante hasta la redención, y lo pasado por los efectos de puentes, y otorguen poder a los Padres Rector Alonso de Pantoja, de la Compañía de Jesús, que hace viaje a España, de lo que precisamente fuere necesario no alcanzando los dos mil patacones para la imprenta de los dos tomos de dicha obra y su remisión a esta ciudad con sus intereses ordinarios."

En cuyo cumplimiento, como tales Diputados del dicho Cabildo y en su nombre, otorgan poder cuan bastante de derecho se requiere y es necesario a los Padres Rector Alonso de Pantoja, de la Compañía de Jesús, que hace viaje a España, y Procurador General de Indias, de la misma religión en Madrid, Corte de Su Majestad, que lo es o fuere, y al de la ciudad de Sevilla, de la misma orden, insolidum, para que puedan obligar y obliguen al dicho Cabildo a la satisfacción y paga de la cantidad que precisamente fuere necesaria para el efecto referido, no alcanzando la que así se remite a todo el gasto de impresión y conducción, tomando el dinero necesario a interés ordinario y corriente de cualesquiera personas que lo den, a pagar en la ciudad de Cartagena de Indias a registros de la primera armada de galeones o flota que viniere siguiente a ello, o al plazo de día, mes y año que asignaren con las costas de la cobranza, otorgando la escritura o escrituras que se requieran con las fuerzas y firmezas necesarias, con expresa obligación y hipoteca de los propios y rentas desta dicha ciudad y su Cabildo, sumisión y salarios que en la forma que otorgaren la dicha escritura o escrituras desde luego para entonces las aprueban, ratifican y otorgan como tales Diputados en nombre del dicho Cabildo, y que por ellas se ha apremiado a la paga y se haga de sus propios y rentas como por sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada,

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y renuncian al fuero, domicilio y vecindad del dicho Cabildo y otro que gane y la ley sit convenerit de jurisdicione omnium judicum y la última pragmática de sumisiones con as demás leyes, fueros y derechos de su favor, con la general que lo prohíbe, y a la firmeza obligan los propios y rentas de dicho Cabildo para que de ello se cobre y pague y dan poder a cualesquier justicias del Rey nuestro señor para premiar al cumplimiento, según y en la manera referida. .Que es fecha en la ciudad de Santafé a diez y nueve de octubre de mil y seiscientos y setenta y dos años; y los otorgantes a quienes yo el Escribano doy fe conozco, lo firmaron, siendo testigos Luis de Montes, Lázaro González y Francisco Rodríguez de Cetina.

Don Francisco de Colmenares-Don Juan Venegas Ponce de León-Ante mí, Clemente Garzón.

Sin derechos.

III

Don Juan Flores de Ocáriz, Escribano de Cámara y Mayor de Gobernación en la Audiencia y Chancillería Real del Nuevo Reino de Granada, otorga poder cumplido, el que de derecho es necesario y requiere, al Padre Rector Alonso Pantoja, de la Compañía de Jesús, Procurador General desta Provincia para España, y al Padre Manuel de Villabona, Procurador General de su religión de las Indias en Madrid, o al que lo fuere, y al Padre Francisco de Florencia, de la misma Orden, Procurador en Sevilla, o al que lo fuere, y a Juan Pérez de Aller, Procurador y Agente de negocios en el Real Consejo de Indias, y a Alonso López de Valdés, vecino de Sevilla, insolidum, y que lo que el uno empezare pueda proseguir el otro con facultad de sostituír, revocar sostitutos y nombrar otros para que impetren de Su Majestad por su Real Consejo de Indias licencia para imprimir dos tomos de "Genealogías del Nuevo Reino de Granada" que el otorgante ha compuesto y que se impriman y se haga lo que por su instrucción dispone, que para todo lo susodicho y lo anejo y dependiente les da este poder con libre y general administración y sin limitación alguna y facultad de que lo puedan sostituír, revocar sostitutos y nombrar otros y a todos relieva, en debida forma, y a la firmeza obliga su persona y bienes. Que es fecho en la ciudad de Santafé, a diez y nueve de octubre de mil y seiscientos y setenta y dos años. Y el otorgante, a quien yo el Escribano doy fe conozco, lo firmo siendo testigos Luis de Montes, Lázaro González y Francisco Rodríguez de Cetina.

Don Juan Flores de Ocáriz-Ante mí, Clemente Garzón

Sin derechos.

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IV

Don Juan Flores de Ocáriz, Escribano de Cámara y Mayor de Gobernación en la Audiencia y Chancillería Real del Nuevo Reino de Granada, otorga poder cumplido, el que de derecho es necesario y se requiere, a Juan Pérez de Aller, Procurador y Agente de Negocios en el Real Consejo de las Indias, y al Padre Procurador General dellas en Corte, de la religión de la Compañía de Jesús, que es o fuere, y a don Juan de Ugarte, caballero del Orden de Santiago, vecino de Madrid, y a Alonso López de Valdés, vecino de Sevilla, insolidum y con facultad de sostituír, revocar sostitutos y nombrar otros para que representen a Su Majestad en su Real Consejo de las Indias, que por su mandado formó dos tomos de ordenanzas, cédulas reales y autos de gobierno de la dicha Real Chancillería, que los remite la dicha Real Audiencia en la presente armada de galeones para que se reconozcan y se aprueben y se sirva de darle premio competente de su trabajo, ocupación y gasto que ha tenido, según lo que se ha informado por dicha Real Audiencia y sus Presidentes Gobernadores, y acepten las mercedes que se le hicieren y saquen los despachos conforme a lo que les avisa, que para todo lo dicho, su anejo y dependiente, les da este poder con libre y general administración y sin limitación alguna y facultad de que lo puedan sostituír, revocar los sostitutos y nombrar otros, y a todos relieva en debida forma; y a la firmeza obliga su persona y bienes. Que es fecho en la ciudad de Santafé, a diez y nueve de octubre de mil y seiscientos y setenta y dos años, y el otorgante, a quien yo el Escribano doy fe conozco, lo firmó siendo testigos Luis de Montes, Lázaro González y Francisco Rodríguez de Cetina.

Don Juan Flores de Ocáriz-Ante mí, Clemente Garzón

Sin derechos.

(Protocolo de la Notaría 1ª (Escribano, Clemente Garzón), año de 1672, fo1ios 480 recto a 483 recto).

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DON JUAN FLORES DE OCARIZ

Autor de las "Genealogías del Nuevo Reino de Granada" publicadas en Madrid en 1674. Oleo de Delio Ramírez, perteneciente a la pinacoteca de la

Academia Colombiana de Historia. AL ILUSTRISIMO SEÑOR DOCTOR DON MELCHOR DE LIÑÁN Y CISNEROS Obispo de Popayán, electo Arzobispo de Charcas, del Consejo de Su Majestad, Gobernador y Capitán General del Nuevo Reino de Granada y Presidencia de su Real Chancillería y su Visitador Como V. S. Ilustrísima mejor sabe, dejó dicho Plutarco (1) que la memoria de las cosas pasadas nos queda por ejemplo, consulta y escarmiento para lo porvenir, porque, según sintió Plinio (2), la memoria es un bien extremo necesario a la vida, "pues hace presente lo pasado, siendo esto como lo que llena la corriente del agua, que lo detiene la memoria y parece que da existencia y sér a lo que ya no es." Y Demóstenes (3) "fue de opinión que la memoria de las cosas favorables añade ánimo." Y Magencio (4) dijo: nuestro ánimo se recrea contemplando y trayendo a la memoria las hazañas de los grandes varones, "y porque ésta es en los hombres frágil, como lo experimentamos, y lo refieren Ovidio y Diodoro

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Sísculo, la conservan los escritos, motivo que tuvo el prólogo del título 18, partida 3, para dejar dicho: el antigüedad de los tiempos es cosa que face a los hombres olvidar los fechos pasados, e por ende fue menester que fuese fallada escritura porque lo que antes fue fecho non se olvidase e supiesen los homes por ello las cosas que eran establecidas bien como si de nuevo fuesen fechas. E pues de las escrituras tanto bien viene que en todos los tiempos tiene pro que face membrar lo obligado e afirmar lo que es de nuevo fecho, e muestra carreras por do se enderezar lo que ha de ser. Así yo, condoliéndome del olvido que padecen en común los patricios de estas provincias y que cada día había de ir a más, resolví recordar sus memorias en las genealogías de estos volúmenes, para que se sepa a quiénes se ha de reconocer el beneficio de haber trasplantado a esta región la santa fe católica, hecho la fundación de poblaciones y dejado su nobleza y señales de su valor por herencia a sus sucesores. Dedícolo a V. S. Ilustrísima por lo que enseña su obrar, privilegiando nobleza y méritos antiguos, anteponiéndolo para los puestos y comodidades, retrotrayendo aquellos primeros afanes como si se hubiese hallado al padecerlos, que sólo quien conoce lo estimable lo aprecia; y como V. S. Ilustrísima tiene en sí y en sus ilustres progenitores tánto tesoro de lo uno y otro, se agrada de lo que es su remedo. Perdóneseme este deslince que como tengo tan en la memoria lo grande de su sangre y de su obrar, se me vino a la boca, olvidado de que a su sin igual templanza y modestia desagradan los recuerdos de estas verdades; pero no puedo dejar de repetir que hasta en estas noticias premia V. S. Ilustrísima los conquistadores, pues si no fuera por su patrocinio a esta desamparada obra, padeciera el común rigor de los de su asunto, es retornarle lo que le toca y interés de quien lo hace para la continuación de favores, por estar obligado quien empezó a hacerlos a continuarlos; porque haber hecho bien ejecuta para proseguirle, aunque en V. S. Ilustrísima obra más su excelente natural que reglas comunes, y jamás sabe negar su favor." Guarde Dios a V. S. Ilustrísima muchos años. Don Juan Flórez de Ocáriz (1) Plutare, de educat lib. (2) Plinio. (3) Demóstenes. (4) Magencio, Lib. 4.

APROBACION

Ilustrísimo señor:

Cumpliendo el mandato de V. S. Ilustrísima para que reviésemos lo histórico y genealógico que ha escrito don Juan Flórez de Ocáriz a instancia del Cabildo desta ciudad de Santafé (1), lo hemos reconocido antes y ahora y lo hallamos con noticias bien fundadas en instrumentos autos de que se ha valido su diligencia, recordando buenos servicios hechos a Su Majestad y noblezas para mayor lustre

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destas provincias, con la manifestación de lo bueno que tiene trasplantado de otras regiones, como dice el autor, sin que se nos haya ofrecido reparo de inconveniente alguno.

Guarde Dios a V. S. Ilustrísima muchos años.

Santafé, 27 de agosto de 1672 años.

Don Luis de Berrío - Don Francisco de Colmenares

(1) El original de dicha representación se encuentra agregado al volumen perteneciente a la Biblioteca Nacional, de donde fue tomado; está publicada en el número 17 del ''Papel Periódico Ilustrado," de 1º de junio de 1882 (volumen I, página 276). Dice así:

"Esta ciudad tiene ya informado a Su Majestad en carta del año de 650, por haber ocurrido materia para ello, del buen proceder de don Juan Flórez de Ocáriz, Escribano de Cámara más antiguo de su Real Chancillería y ahora lo repite por la atención y igual ánimo con que se porta, y lo ha continuado, sin faltar a la obligación de sus oficios y de su noble sangre, como persona que en el servicio de vuestra Majestad ha obrado y obra en todo con nuevos créditos y mayor vigilancia y puntualidad. Es muy diligente, no sólo en su oficio sino en los negocios de gobierno y justicia, con singular comprensión de las órdenes y cédulas de vuestra Majestad y noticias antiguas con que ayuda el expediente de esta Real Audiencia y del gobierno. Muy buen republicano, celoso de la paz común y con muchos hijos y familia, y poca su pasadía, por ser el oficio de corto aprovechamiento; y además de acudir a su despacho, por tener continuamente ocupado el tiempo, está entendiendo en una obra que dar a la estampa, útil y en beneficio de las familias de esta República y Reino con que ha dado más motivos a este Cabildo para representar a vuestra Majestad sus buenas prendas, y suplicar le haga la merced que fuere servido, y juntamente mandar concluya la obra referida que se tiene por esencial y muy necesaria en esta tierra.

Guarde Dios la Católica y Real persona de Su Majestad como la cristiandad há menester.

Santafé y abril dos de mil y seiscientos y sesenta y dos años.

Francisco R. Galeano Alcalde más antiguo- Don Antonio de Vergara Azcárate-Juan Chacón-Josef de Rojas-Don Pedro de Lugo-Antonio González-Diego Florido Tirado-Francisco de Urretavisqui-Por mando en Santafé, Diego de Agudelo Arias."

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APROBACION

Del Padre Pedro Ortiz de Moncada, Rector del Colegio de San Jorge de la Compañía de Jesús

Por comisión de V. S. he visto este libro y no hallo en él cosa que se oponga a nuestra santa fe católica ni a las buenas costumbres, y así puede V. S. dar la licencia para que se imprima. Deste Colegio de San Jorge de la Compañía de Jesús, Madrid y junio 21 de 1673 años.

Pedro Ortiz de Moncada

APROBACION

De don Alonso Núñez de Castro, Coronista de Su Majestad

Muy poderoso señor:

Por decreto de V. A. he visto los dos volúmenes, primero y segundo de las genealogías del Nuevo Reino de Granada, recopiladas por don Juan Flórez de Ocáriz. Su argumento es manifestar las noticias de padres, patrias, calidad y acciones de los más principales capitanes, conquistadores y pobladores de aquellas provincias y que pasaron a su población y conquista debajo del estandarte real de España y a la obediencia de los adelantados don Juan Fernández de Lugo y don Gonzalo Jiménez de Quesada, sus generales. Comprenden estos dos tomos las memorias de cuarenta y siete de sus más famosos capitanes, de quienes su autor ha hecho elección, formando de cada uno un árbol que sirve así a la narración de sus operaciones, como a las descendencias y sucesiones que tuvieron y hasta hoy permanecen, así por varones como por hembras, y están en la posesión de sus repartimientos y encomiendas; esto es lo que promete el asunto, pero el autor da más de lo que promete, y así se dilata en el primero tomo en un preludio en que hace ostentación de diferentes noticias, sin más intento que el referirlas.

Toda la obra es de excesivo trabajo y estudio para el autor y de estimación para sus interesados, porque incluye a cualquier propósito familias muy ilustres de España, con las cuales emparentaron los nietos de aquellos conquistadores para cuya mayor ilustración traslada los mejores nobiliarios y alega las historias más clásicas que pueden conducir a el intento. En materias tan generales no se puede representar mayor afirmativa, dejando lo particular sobre la fe y el crédito del que lo escribe a los méritos de los personajes de quien trata y a la verosimilitud y probabilidad de todo, sin perjuicio de la fe pública, y al parecer con legalidad y verdad según se colige de las historias de que se vale para su comprobación en las márgenes. Por ellas demuestra que acompañaron o siguieron las letras a las armas, pues se reconoce por estos escritos cuán fecundas están de historias y

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memoriales de España aquellas provincias tan distantes, a cuyo lado hacen viso los monumentos más señalados que constan desde que entró a luminarles la luz del Evangelio, poniendo varias fundaciones de templos y monasterios erigidos y dotados por los descendientes de aquellos capitanes, que si la antigüedad los lograra tuvieran el renombre de héroes; pues cuando no se les conociera origen y comenzaran sus familias en ellos, debían juzgarse por más que ilustres por haber conquistado y poblado tan dilatados Reinos en climas tan apartados donde jamás penetraron (ni aun con la idea) la paloma de Asiria ni la águila de Roma.

Toda la narración corre sin sospecha de cuanto tiene, enseña y cree nuestra santa madre la Iglesia católica y sin ofensa de la pureza de las buenas costumbres, con que juzgo, que siendo V. A. servida, puede mandar se le conceda a su autor la licencia que pide para que salgan a luz estos escritos.

De mi estudio, en treinta de noviembre de 1673.

Don Alonso Núñez de Castro

LICENCIA DEL ORDINARIO

Nós el doctor don Francisco Forteza, Abad de San Vicente, dignidad de la Santa Iglesia de Toledo y Vicario desta Villa de Madrid y su partido, por el eminentísimo señor don Pascual de Aragón, Cardenal-Arzobispo de Toledo, Primado de las Españas, mi señor, por la presente y por lo que a Nós toca, damos licencia para que se pueda imprimir e imprima el libro intitulado "Genealogías del Nuevo Reino de Granada," escrito primera y segunda parte por don Juan Flórez de Ocáriz, atento nos consta no tener cosa contra nuestra santa fe y buenas costumbres.

Dada en Madrid, a veintisiete de julio de mil y seiscientos y setenta y tres años.

Por su mandado.

Doctor don Francisco Forteza

Pedro Palacios, Notario.

LICENCIA

Yo, Luis Vásquez de Vargas, Escribano de Cámara del Rey Nuestro Señor, de los que residen en el Consejo, certifico: que por los señores dél se dio licencia y privilegio por diez años a Lorenzo de Ibarra, mercader de libros desta Corte, para que pueda imprimir un libro intitulado "Historia y Genealogías del Nuevo Reino de Granada," compuesto por don Juan Flórez de Ocáriz, de que se hizo presentación ante dichos señores, con tanto que la dicha impresión se haga conforme al original, que va rubricada cada plana de mi rúbrica y firmado al fin de mi nombre, y con que después de impreso no se pueda vender ni venda, sin que primero se

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traiga ante los dichos señores del Consejo, juntamente con el dicho original, para que se vea si la dicha impresión está conforme a él o que se traiga fe en pública forma, como por corrector para ello nombrado por los dichos señores se vio y corrigió la dicha impresión por el dicho original y se imprimió conforme a él y que quedan impresas las erratas por ellos apuntadas en cada libro que así fuere impreso, para que se tase el precio que a cada uno hubiere de haber y con que el impresor, que así imprimiere el dicho libro, no imprima el principio y primer pliego ni entregue más de un solo libro con el original al autor o persona a cuya costa lo imprimiere, hasta que antes y primero esté corregido y tasado por los dichos señores del Consejo; y estando hecho y no de otra manera se pueda imprimir el dicho libro, principio y primer pliego dél, y sucesivamente se ponga esta licencia y la aprobación, tasa y erratas, pena de caer e incurrir en las contenidas en las leyes y pragmáticas de estos Reinos que cerca dello disponen, como consta del decreto de la dicha licencia, a que me refiero.

Y para que de ello conste, de mandamiento de los dichos señores del Consejo y pedimento del dicho Lorenzo de Ibarra, lo firmé en Madrid, a veintisiete días del mes de enero de mil y seiscientos y setenta y cuatro años.

Luis Vásquez de Vargas

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PRELUDIO DE LAS GENEALOGIAS DEL NUEVO REINO DE GRANADA Nobleza que hay en las

Indias Hablando de las colonias que han hecho los españoles fuéra de España, dice el Licenciado Pedro Fernández de Navarrete, en su "Conservación de monarquías y discursos políticos," en el octavo: "pero los españoles las hemos hecho en las Indias y de la gente más lucida y noble de estos Reinos." Y es así, que aunque el primer descubrimiento dellas, que hizo Cristóbal Colón, fue con la que pudo hallar para facción no conocida y incierta, se mejoró en los siguientes, y más desde las conquistas de Nueva España y Perú, que reconociéndose la prosperidad y riqueza de la nueva tierra por el oro y otros géneros estimables que se llevaban a España, se dispuso mucha de su gente noble a pasar a Indias, y lo fue la más de la que vino a la Provincia de Santa Marta y a la del Nuevo Reino de Granada; y después de conquistadas y pobladas, ha ido viniendo más y más nobleza, de que se hallan ilustradas las Repúblicas que son distrito de su Real Chancillería, que pueden competir, no tan solamente a las iguales en numero de vecindad, sino a las mayores, por haberle trasplantado aquí muchos de los electos de los Reinos y señoríos de León, Castilla, Galicia, Navarra, Cantabria, Aragón, Portugal, Granada, el Andalucía y otros, y de las Provincias de que se forman, que de todo el mundo han venido a éstas; y cuando no fuera más sino por los que han traído cargos y oficios preeminentes, de que muchos han dejado sucesores o deudos, bastaba para ennoblecerse la tierra, porque de ordinario se eligen los mejores para semejantes puestos. Y porque esta verdad se explaye y no quede sepultada en noticias singulares, que cada uno tendrá de lo que le tocare, se ha dispuesto esta minuta de genealogías que comprenden lo más y entran todos, sin que a lo bueno descaezca lo no tal que se suele mezclar en las familias, porque no todo el oro se halla acendrado y de iguales quilates, y lo mismo sucede en los conquistadores, porque donde concurren muchos, ni puede haber igualdad ni todo ser uniforme y lo escogido, y basta lo sea la mayor parte.

Dan principio los conquistadores, por ser los primeros que ennoblecieron estas Provincias, y según el engarce de casamientos se interpolan otros linajes, que después vinieron y conservan aquéllos; y como no todos se pueden poner en primer lugar, aunque muchos le merecen, irán puestos en el que se pueda y brillarán los realces de su nobleza en el que les tocare, que lo bueno reduce en cualquier parte y de todos se tratará, unos antes y otros después, que por no tener ajustadas estas noticias podrá ser se preposteren algunos y por lo mismo que se deje de poner mucho de lo más que cada uno tenga; pues aunque se ha procurado con desvelo y estudio saberlo, no se consigue perfectamente todo, y cuando se proporcionan los medios para ello, no es culpa ignorar, como lo sería no confesar la ignorancia, y más siendo invencible; ni es defecto de la voluntad y buen deseo con que se hace faltar en algo, porque de ninguno se atreviera a escribir si hubiese de sacar desde el principio perfecta su obra y no esperasen

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mejorarla más bien instruído, achaque que aún padece la naturaleza en los partes de la loba, y como el que empieza hace lo más este mérito puede suplir la falta y más en materia que no sufre inventar ni añadir sino relatar lo hallado, y habrá interesados que no tengan razón de lo que les toca entre los que no lo ignorarán, y para aquéllos será utilidad si para esotros repetición, y unos y otros tendrán conveniencia y precisa obligación de contenerse sin desprecio ajeno, como suele ocasionar el amor y causa propia con sabiduría de lo bueno que se posee, presumiendo desigualdad y ventaja, siendo así que hay muchos que conforman y que sobrepujan. Y este desengaño es más preciso en estas tierras que en otras por la común vanidad y particular altivez de nobleza y magnanimidad," como también se re quiere la noticia, por ser todos de otros orígenes donde están conocidos y no lo son tánto fuéra de ellos, y haber juzgado el pontífice Clemente Tercero (escribiendo al Obispo florentino), "por preciso en los hombres saber sus genealogía la calidad en fundamento de lo que dice Osorio: "que no hay género de animal alguno en quien no se reconozcan afectos de ostentar y mostrar sus por testigos, por cartas y por relaciones."

Y lo mismo sintió el Papa Celestino en un decreto para la Iglesia de Florencia. y todos hallarán un plantel o paraíso recreable de nobleza y méritos, sin árbol vedado; y para que llegue a la mayor perfección se admitirá la advertencia o enmienda en lo que con certeza y para mayor honor supiere cada uno en orden a los fines de utilidad y perfección; porque como los dictámenes humanos son varios y lo más común es seguir cada sujeto sus singulares asuntos que, como hijos de su inclinación, los ciega para no discernir lo bueno de lo malo en aplauso y continuación de su parecer en donde no obra el arbitrio que pide ánimo desapasionado, sino la voluntad, teniendo por lo mejor lo que dicta la inclinación de que cada uno tendrá propias experiencias que, premeditadas, ofrecerán desengañados sucesos en casos y cosas diferentes de agradarse en el retiro de lo obrado, y sacándolo a luz ver desmedrado el concepto, o por no haber sido en sus principios como se aprendió o porque la desconfianza lo apoca en la publicidad; puede ser que en lo presente suceda así o que haya habido equivocación en parte o partes que aun en el escribir o hablar suele inculpablemente haberla, o falta de noticia entera que quien toca en tántos y tan variados individuos no es mucho que peligre en algo, aunque por la común conveniencia y a t de desvelo y trabajo se haya puesto lo que se halló, sin apetecer en el cuidado otro premio que el que tenga su lugar lo bueno manifiesto a todos; y que si no es como se requiera motivar a quien con más perfección siga el intento y se consiga el fin de que no esté oculto, porque no aprovecha el oro escondido en los senos de la tierra ni la joya encerrada; el uso de ello da estimación y no la tiene lo que se ignora y suele hacer daño para las conveniencias o al mayor lustre o a la unión de familias; y se previene que se escriben genealogías y no nobiliario, y que por accesorio se pone lo que se halló de calidad y de servicios al rey por el lugar que se hacen éstos para mayores créditos y por el aprecio y realce que se tiene lo calificado, y ser, lo uno y otro, partes de virtud, y ésta (según Quintiliano), "patrimonio para los sucesores, durable hasta 1os últimos descendientes y que jamás dejará de ser

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envidiada." Y que por ella se adquiere honra (como dijo Platón), "la honra es una dignidad adquirida por virtud"; y estimada en tánto que llegó a decir Séneca: "que la honra es el mayor de los mundanos bienes."

Lo malo no puede parecer a buena luz, y por el contrario, lo bueno se debe sacar a vistas y repetirse en todos tiempos para más congratulación de poseerlo y mayor estímulo de apetecido; que el objeto de la virtud, si no aprovecha siempre, jamás daña, y de ordinario o tal vez fructifica y cuando menos es algo y no pocas veces detiene al malo para no ser peor; y si se tuerce a degenerar el bueno le templa y corrige, porque según opinión esta palabra noble, en romance, y en latín nobilis, se dedujo de non vilis, que interpreta no vil; y comoquiera que la virtud es el origen de la nobleza política y el haberla conseguido premio del trabajo que se tuvo para merecerla y que es mayor la de antigua herencia, no deja de serlo la principiada después; podrá ser ésta representación insentivo para principiarla y adquirir lo que no se tuvo o aumentarlo; y porque quien buscare honores no se los defraude la antigüedad borrando los orígenes (que algunos no alcanzan por descuido ajeno o invencible ignorancia o por otros accidentes), pues sors et fortuna omnia peruertunt y no dejen por el olvido de conseguirlos con injuria, que es dolor a quien nació con prendas estimables se las oculte el tiempo y las embarace la opinión, pues como dijo Menandro: "... el tiempo hace por tiempos enajenar todas las cosas."

Estos y otros fundamentos han persuadido a tomar esta ocupación, teniéndola por conveniente y forzosa a la República y por singular servicio suyo, por serlo representar lo loable que tiene y darle mayor sér en cuanto es más sabido lo noble que la compone; porque "las ciudades no dan nobleza a sus naturales, sino se ennoblecen con que ellos sean buenos, como dice Galeno, y les resulta mayor estimación haciéndolas dichosas, no la antigüedad de ciudadanos sino la conservación en autoridad de las familias antiguas, nobles sin confusión." Y porque la similitud y ejemplo de los pasados conmueve a los presentes, y la memoria, como frágil, falta y la conservan los escritos, aunque para estorbo del intento se opongan los varios pareceres del vulgo; porque como dice la ley, no hay conformidad entre muchos, y los reparos de los malcontentos, o porque se puede decir menos del mérito de servicios y nobleza o al antojo de otros porque no se inventa; y de los no tales porque no son igualados con los mayores, que el amor propio hace ofensa de no ser antepuestos, y el que tiene, quiere se le ponga más, y el que carece envidia y se desagrada de que se diga lo que en otros hay, porque jamás falta a la ambición en qué cebarse, como a la emulación qué calumniar, y se puede presumir de algunos lo harán de que se entrase en la materia y no dejar a cada uno como se hallaba, culpándolo por capricho, porque en la variedad de los juicios humanos no hay quien pueda ajustarse al de todos, pues tot capita, tot sententiae, teniendo evasión y excusa en que ha tenido esto por preciso Su Majestad y en sus ordenanzas de las Reales Chancillerías de Indias manda haya libro de vecinos y de sus servicios y gratificación, y en repetidas cédulas sobre hacer descripción de la tierra; y asímismo en haber

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encargádome Cabildo, Justicia y Regimiento de la muy noble y muy leal ciudad de Santafé de Bogotá escribir la "Historia de las conquistas del Nuevo Reino de Granada," y ser esto parte de y de ella y de mayor trabajo; y porque todos estamos en obligación a los primeros fundadores destas Repúblicas, que fueron padres dellas, para perpetuar sus memorias, así como de propios padres, y el preceptor de honrarles los hijos no se acaba en su muerte, y por no incurrir en nota de no acordarse de los muertos no debiendo negárseles la gracia y por lo que disponía una ley de las doce tablas de los romanos, que dice: "ordenamos y mandamos que todos los romanos en aquel lugar para siempre tengan algún particular privilegio, en el cual lugar sus antepasados al pueblo romano hicieron algún gran servicio; porque es muy justo que allí do el ciudadano aventuró la vida, allí la ciudad le dé la honra, porque los servicios de los padres se han de premiar en los hijos, y a esto miró la ley que mandó alimentar del erario público los hijos de los que morían en las guerras, y por eso se loa tánto a David que sentaba a su mesa un hijo lisiado de Jonatás y le había dado los campos de Saúl, su abuelo, en contemplación de la buena memoria de su padre; y al intento hace la ley de los emperadores Arcadio y Honorio, disponiendo que los hijos de los padres oficiales les sucediesen en los oficios militares que hubieren tenido."

Y el rey don Enrique IV en la Ley del Ordinamento lo dispuso así. Y cuando todo faltara bastaba seguir los pasos de los muchos que en lo pasado escribieron de linajes, a quienes se debe el provecho que se ha conseguido en las memorias que dejaron de la antigüedad, no bastantemente agradecido. Antes de entrar en los árboles de descendencias se ha tenido por conveniente poner en este preludio un breve re sumen de la nobleza, armas y sus significados para mayor inteligencia de lo que se tocare de esto en esotro, y una sucinta relación historial de los principios de la conquista y poblaciones desta tierra, primeros españoles por quien corrió, ministros y prelados que ha tenido, varones insignes que han florecido y otras cosas, y todo lo que contienen los árboles genealógicos se ha sacado de jurídicos instrumentos y de los autores y escritos que se citan y parte de tradiciones y noticias, acendradas en su certeza y comprobaciones por la seguridad que pide el asunto, pues falta la mejor arma donde ella ralta; y donde son tan precisas las verdades fuera sobrado vicio las invenciones y ajenas de la integridad y de la diligencia y cuidado que se ha puesto.

Desdicha es no ser noble, así lo dijo Aristóteles: "No satis esse idoneum ad foelicitatem qui sit ignobilis." Y, por el contrario, es tan estimable la nobleza que la loa la Sagrada Escritura: beata est terra, cuius Rex nobilis est. Y en otra parte: "O quam pulchra est casta generatio cum claritate immortalis est enim memoria illius, quoniam apud Deum nota est apud homines." Bartulo la define diciendo: "La nobleza es una calidad concedida por el príncipe, con la cual el que la tiene se muestra más acepto y aventajado que los buenos hombres y honestos plebeyos." Y sólo el Príncipe Soberano puede conceder nobleza y hidalguía, y nadie por sí apropiárselo, que sería usurparla, sin las partes que la constituyen; y para ser noble ha de ser hijo legítimo de padre y madre hijosdalgo, según la ley: "Magüer la

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madre sea villana e el padre fijodalgo, fijodalgo es el fijo que dellos naciere, e por fijodalgo se puede contar, mas no por noble."

Y otra dice: "Por eso los llamaron fijodalgo, que muestra tanto como fijos de bien e en algunos otros lugares los llamaron gentiles e tomaron este nome de gentileza que muestra tanto como nobleza de bondad, porque los gentiles fueron homes nobles e buenos e vivieron más ordenadamente que las otras gentes; e esta gentileza habían en tres maneras, la una por linaje, la otra por saber, la tercera por bondad de costumbres e de maneras, e como quier que estos que lo ganan por sabiduría e bondad son por derecho llamados nobles e gentiles, mayormente lo son aquellos que lo han por linaje antiguamente e facen buena vida, porque les viene de lueñe como heredad e por ende son más encargados de facer bien e guardarse de yerro, e de mal estanza, ca no tan solamente cuando le facen reciben daño e vergüenza ellos mesmos, mas aquellos onde ellos vienen; e por ende fijosdalgo deben ser escogidos que vengan de derecho linaje de padre e abuelo fasta el cuarto grado a que llaman bisabuelos. E esto tuvieron por bien los antiguos porque de aquel tiempo adelante no se pueden acordar los homes; pero cuando dende adelante más de lueñe vienen de buen linaje, tanto más crecen en su honra o en su fidalguía." Y la ley 3: "Fidalguía (según dijimos en la ley antes desta) es nobleza que viene a los homes por linaje, e por ende deben mucho guardar los que han derecho en ella que no la dañen ni la mengüen; ca pues que linaje face que la hayan los homes así como herencia non debe querer el fidalgo que él haya de ser de tan mala ventura que lo que en los otros se comenzó e heredaron, mengüe y se acabe en él."

Don Martín de Vizcay refiere: "Hidalgos e hidalguía es nombre propio de Castilla; unos dicen que es nombre corrupto de itálico, palabra latina, porque los españoles que gozaban el derecho de itálicos eran exceptos (como ellos) de todo pecho y tributo; y de itálico salió italco, y de italco hidalgo. Otros dicen que hidalgo es lo mismo que hijo de godo. Otros que se deriva de filius, et aliquid, y según esto hidalgo será lo mismo que hijo de algo: esto es, hijo que tiene bondad, hacienda, honor, &." Con que concuerda la ley de partida donde dice: "e porque éstos fueron escogidos de buenos lugares e son algo, que quiere tanto decir en lenguaje de España como bien; por eso los llamaron fidalgos, que muestra tanto como hijos de bien." Y Aristóteles "Est autem nobilitas quaedam maiorum claritas." Y en otra parte: "Nobilitas est honorabilitas progenitorum nam atenditur secundum virtutem generis." Y Boccio: "nobilitas est quaedam laus veniens de meritis parentum" Esta nobleza será mayor, cuanto fuere más antigua, como lo declara la ley: "cuanto dende adelante más de luene viene de buen linaje, tanto más crecen en su honra e en su fidalguía."

De donde parece lo trasladó don Bernabé Moreno de Vargas, diciendo: "porque cuanto más atrás tuviere el tronco y más ascendientes señalare, tanto más nobleza tendrá la genealogía y árbol de su linaje." Y es tan loable el tratar del linaje, que no se tiene por propio el que lo es para su alabanza: "aliena laudat qui

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genus laudat suum." Cosa ajena alaba el que alaba su linaje. Y Boccio, dijo: "que no hay razón alguna para desestimar el favor que Dios hace a los nobles en darles progenitores que lo fuesen." Esteban de Garibay, escribe: "Que la fidalguía y la nobleza tuvieron principio de las letras o de las armas, o de ambas cosas, ocupándose los excelentes varones en defender, aumentar y conservar la patria, los unos con las letras y los otros con las armas, y algunos de ellos con lo uno y otro.

Noble, según el católico, se derivó sincopadamente de notábilis, que quiere decir notable, quitándole la sílaba bi; pero, según San Isidoro y otros, díjose de ñon vilis, que quiere decir no vil, y así es lo uno y lo otro, cosa muy consona a razón, porque los tales varones, según Licurgo y otros legisladores, establecieron personas que en las repúblicas e imperios fueron, por los más señala dos, escogidos para su conservación y aumento, y no habían de hacer cosas viles sino notables; y sus sucesores, siguiendo sus pisadas, dieron principio a la nobleza y fidelidad que en España se dice fidalguía; ordenó el mismo Licurgo a sus lacedemonios que los tales no habitasen en los pueblos sino en los campos, en sus castillos y casas fuertes, porque mejor se pudiesen dar a estudios de libros y de vida virtuosa; el vivir los nobles en los campos se usa en Francia en nuestros tiempos, aunque en las ciudades tengan casas; y como en España se llaman fidalgos, así en Francia se llaman gentiles hombres; y desto y de algunas autoridades de Tito Livio, infiere el nobiliarie, que así como de pueblo se dijo plebeyo, así de villa se dijo villano, por los que en los pueblos moraban, y que ninguna otra derivación há lugar, aunque según la costumbre de España y leyes de Castilla esta loable costumbre y su fuerza está fuéra de uso y no perjudica ni impide lo contrario a la nobleza.

Algunos han querido decir que fidalguía se dijo de un poderoso hombre romano llamado Fidal y de su mujer llamada Guya, pero es tan manifiesta ficción cuanto no hay para tratar de ello. Otros han dicho que fidalgo o fijodalgo quiere decir hijo de bueno, y deste parecer han sido muchos juristas destos Reinos, pero algo así como podría representar bueno podría también significar malo, y así la verdadera denominación y derivación suya es la que queda escrita. Esta fidalguia, según la costumbre antigua de Castilla, podría úno perder como tratado desta materia refiere el Fuero Alfonsino del Rey don Alfonso el Sabio, según se cita en el sexto trata do de la "Práctica Civil y Criminal," y por las razones contenidas se manifiesta poderse perder por no ir a las batallas."

Y para lo que este autor refiere de la denominación de villano dice el vulgar refrán: no es villano el que nace en la villa sino el que hace la villanía. Aristóteles y Tiraquelo proponen que los que fueron por sus virtudes y excelencias valerosos, vinieron a conseguir una particular estimación y ventaja a los otros hombres que, admirados, los diferenciaban de los demás pareciéndoles que eran casi divinos, pues con singularidad y fuerzas extraordinarias se adelantaron y así los loaban y engrandecían, venerándolos y poniendo en su memoria estatuas y simulacros

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para que fuesen más conocidos, y les daban título de notos y nocibiles, de donde provino llamarlos nobles, como lo dice Pompeyo Sesto: "Nobilem antiqui pro noto ponebant." Y Nonio Marcelo: "Nobilis dicitur et notus." Y en lo contrario lo explica San Isidoro:

"Ignobilis dictus eo quod sit ignotus et vilis cuius nec nomen quidem scitur." Y así a los entierros de las personas nobles llevaban sus estatuas o imágenes (que eran de cera y de medio cuerpo) por señal de honor, y no la llevaban al de aquel que había cometido crimen, según refiere Diego López. Fray Juan de Pineda dice en el propósito: "Allegándome a los juristas, digo cuanto a lo primero con Baldo y con otros juristas, que la nobleza es una cualidad concedida del príncipe, por la cual alguno merece ser más honrado que la gente común y plebeya, a lo cual arrimemos una ley de nuestras partidas, diciendo que fidalguía es nobleza que viene a los hombres por linaje, donde lo de venir por linaje, es una cosa principalísima en la nobleza. Dice más la dicha ley, que para úno merecer nombre de hijodalgo le basta ser hijo de padre hidalgo, aunque la madre sea villana; mas para merecer nombre de noble también su madre debe ser hidalga.

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Y en la Ley segunda de este título se dice que aquél se dice propiamente hijodalgo que de padre, abuelo y bisabuelo desciende de limpia y noble sangre y de buenos y ricos padres, y porque fueron los tales escogidos de buenos lugares o solares y con algo (que quiere decir bienes o riquezas), por eso los llamaron hijosdalgo como hijos de bien. Mas tanto es úno más noble, cuanto su nobleza (caeteris paribus) es más antigua, según se dice, que la nobleza y el vino con el mucho tiempo se afinan y confirma y lo practican ansí algunos juristas; y no se puede llamar propiamente noble quien por sí mismo ha ganado nobleza, pues no la heredó por linaje (como dijo la partida sobredicha), aunque él sea el principio de traspasar la tal nobleza en sus descendientes. La nobleza se llama en latín nobilitas o cuasi noscibilitas, que significa conocimiento, por cuanto los nobles son más conocidos, y para notar a uno sin nobleza, le llaman hombre que no es conocido; y porque la luz da a conocer las cosas a la vista, llamamos ilustre y como resplandeciente al que tenemos por muy honrado y noble.

Notoriamente noble se llama el que por sentencia pasada en cosa juzgada o por la voz común del pueblo, sin alguna retractación, es tenido y dado por noble, porque por estas dos vías dan los derechos alguna cosa por notorio. Sólo el Supremo Príncipe puede hacer nobles, mas los otros seño res inferiores pueden exentar a sus vasallos de pecharles a ellos, sin que por eso queden nobles. Hidalgo de solar conocido y devengar quinientos sueldos, siempre es noble; mas caballero armado no siempre es noble de linaje sino exento o libertado de pechar; y en cuanto se encuentran estas dos palabras, más es hidalgo que caballero, salvo que concurriendo la nobleza de la hidalguía con nota de alta sangre y antigüedad y riquezas, allí es más ser caballero que sólo hidalgo, y éste se llama caballero de espuela dorada. Otros se llaman caballeros de armada milicia, que son los dichos labradores exentos, y otros se llaman caballeros de alarde, que aún son menos libertados.

Otra ley dispone que los privilegios de hidalguía pasen a todos los descendientes (si otra cosa no se particulariza); mas los de la caballería no pasan a los nietos." Y después: "Paréceme que la hidalguía primero se dijo fidalguía, como fijo primero que hijo y fuego primero de huego; y la palabra fidalguía suena cuasi fidelidad porque los hidalgos deben ser fidelísimos en la verdad de sus palabras y hechos; y conforme a esto no se confían las fortalezas y castillos fuertes para ser guardadas y defendidas, sino de nobles hidalgos de ambas partes. Otra etimología da don Francisco Sarmiento, varón de notable erudición, diciendo que hidalgo vale tanto como itálico, excluyendo la H, que no es letra y mudando la T en D y la C en G, lo cual usamos nosotros cuando romanceamos muchas palabras latinas, como parece de la T en D en estas palabras: senatus, senado; legatus, legado; armatus, armado; y la C en G en éstas: canónicus, canónigo; mendicus, mendigo; clericus, clérigo. La razón de llamar a un noble y libre hidalgo o itálico es que antiguamente las provincias del Imperio eran pecheras de los romanos; mas el senado o los emperadores concedían a algunas inmunidades de la tal pechería, como la gozaran las tierras de Italia por algunos tiempos. Esto (allende otros autores)

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parece, por el jurisconsulto Ulpiano, que dice haber gozado algunas ciudades del derecho itálico por haber guardado fielmente su fe y lealtad al pueblo romano, del cual esti1o y lenguaje usaron Celso, Cayo y Paulo, jurisconsultos solemnes.

Sin esta hidalguía no puede ser úno noble en la Castilla de verdadera y perfecta nobleza; mas ni ella sola da perfecta nobleza, conforme al estilo romano, porque quien no tenía las imágenes de sus mayores (lo cual no se permitía a todos) bien se llamaba hidalgo, mas no noble; siendo ansí que aquel derecho itálico libertaba de pechar, empero no daba nobleza; y conforme a éstos hay en Castilla algunos libertados por los reyes pasados en pago de buenos servicios que hicieron sus mayores, mas no gozan de nobleza. Ni tampoco se considera solamente que dispongan los derechos para ser úno reputado por noble, sino también qué estatutos o costumbres se guardan en cada Reino sobre tal artículo, de lo cual podréis leer muchas cosas en el famoso jurisconsulto de nuestro siglo, Tiraquelo.

El parecer de otros es que la palabra hidalgo se dijo antiguamente Hidalgoth, como hijo de Goth, que significa la nación de los godos, la más valerosa y noble de las bárbaras que entraron en España; y así, por significación de gran nobleza, llamaban a úno hijodalgoth." Y acerca de la fidelidad que deben guardar los hijosdalgo y la confianza que de ellos se puede y debe hacer, es buen ejemplo la sentencia que obtuvo Pedro Ruiz del Rey don Alonso el Onceno, con consejos de hijosdalgo y alcaldes de Corte, dándole por libre de la culpa que se le ponía, de que teniendo el castillo y torre de Priego y hecho homenaje por él al Rey, no lo pudo cumplir, porque en su ausencia lo entregó otro de quien lo había confiado, porque se fió del que era hijodalgo, y así trae por anotación Sandoval que de fideli meo viene fidalgo; y les es tan antigua la exención de pecho, que el Rey Bamba, en un razonamiento que hizo, dijo: "La nobleza de los godos siempre a los fijosdalgo dio libredumbre, y los franceses, do pudieron, siempre les metieron en servidumbre."

Distinción de nobles y plebeyos

Aunque todas las gentes proceden de un origen y padre Adán, y segundariamente de Noé, por haber escapado con sus hijos del general diluvio en que perecieron los demás que habían nacido, siempre hubo en el mundo diferencia de buenos y malos, pues en el principio, con ser hermanos el inocente Abel y el fratricida Caín, el primero fue bueno, conservando la nobleza de su nacimiento, y el segundo malo, degenerando de ella por su obrar; y entre los hijos de Noé se distinguió y envileció por sus acciones Can; y habiéndose acrecentado la generación humana, creció la diferencia, supedilatándose los unos hombres a los otros, por singularizarse y aventajarse en valor, industria, ingenio o ciencia, adquiriendo tal estimación que la gentilidad llegó a tenerlos por dioses y se introdujeron los cargos y dignidades de reyes, emperadores y otras, y constituyendo dos gremios, de nobles y plebeyos; y así Rómulo, en la fundación de Roma, dividió su gente en

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estos dos estados declarando por nobles a los que se aventajaban por linaje, virtud o riquezas; y por plebeyos a los de vil ánimo, ruines costumbres y oficios, según dice Carolo Sigonio. Clitoveo llamó a la nobleza excelencia de linaje y Bártulo calidad de honor que confiere el príncipe o la ley a la persona benemérita; y Boccio, cierta alabanza de antecesores derivada de claros merecimientos de su virtud.

Landolfo y Bonodecurt afirman ser dignidad de progenio, nacida de esplendor de abuelos, continuada en los hijos legítimos y según leyes de España gozan de hidalguía los hijos naturales. Tiraquelo: "Nobilitas sola est quae animum ornat." Panormitano divide el honor y la nobleza en dos especies: la del linaje y la de ánimo; y Felino en tres: la primera, de estirpe y sangre; la segunda, de virtud (que es la que aplauden los estoicos y el filósofo), y la tercera, mixta de una y otra, que es la más perfecta y verdadera.

En cuatro suertes la divide Platón: la una, derivada de abuelos que hayan sido justos y honrados; otra, de los que han sido príncipes y señores; la tercera, de letras o armas que hayan dado a la patria honrados triunfos, y la última, que por propia virtud natural sean preclaros y insignes, y ésta sola apetecía Licurgo (según refiere Celio) que tuviesen sus ciudadanos, a quienes decía no consistir su gloria en la genealogía de Hércules (de donde procedían), sino en hacer gloriosas obras y acciones señoriles.

Aristóteles pone cinco suertes de nobleza y da el primer lugar a las riquezas; el segundo, al linaje; el tercero, a la virtud; el cuarto, a la ciencia, y el quinto, por la patria. Y después que ha dicho muchas alabanzas de la nobleza, concluye con que debe ser estimada y reverenciada de todos, porque es puesto en razón que los menores reconozcan a sus mayores; y así dijo Tito Livio: "Obedecer a los mejores es vínculo de fe" y que los iguales se aplaudan entre sí, pues, "pares cum paribus facilime congregantur."

De lo bueno ha de proceder lo bueno, según regla general, porque cada uno engendra su semejante y el buen árbol da buen fruto, y así de los mejores nacerán los mejores, "y un ánimo generoso (como dice Séneca) siempre se incita a seguir cosas honestas, porque le hastía las humildes y torpes; y San Jerónimo: "a los nobles la noble sangre les impide a no degenerar de sus mayores." Y Casiodoro: "la nobleza antigua no puede ni sabe faltar de sus obligaciones," porque el noble sabe lo que ha de hacer y el que no lo es lo ignora, como lo declaran estos versos: .

Rustica progenies nescit habere modum, Sed vera nobilitas, nescit carere modo.

Por el fruto se viene en conocimiento de la naturaleza, "y sin virtud no puede haber honra ni majestad," como dijo Séneca; y el noble ha de tener fortaleza para

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contrastar y vencer el vicio; y así dice Cicerón: "Virtus ex viro appellata est, vir autem propria maxime est fortitudo"; porque la nobleza corporal es generosidad de ánimo que no se sujeta al vicio, en cuyo intento dijo Séneca: "Nobilitas corporis est generosus animus." Y Platón: "La nobleza es estímulo de la virtud," porque es dón de Dios nacer de padres calificados. Y don Martín de Viscay: "Es una gran ventaja de la gente noble e hidalga nacer con precisa obligación de no menguar, cuando no pueden crecer." Y Estobeo: "Da opera ut recte agas atque perfueris bona fama," porque con el nombre no puede ser sublime el que se hiciere humilde por su orden y vicios.

Don Bernabé Moreno de Vargas: "Y es cierto es mayor (torpeza) la de los que se glorían mucho de sus armas sin atender a lo que por ellas están obligados a obrar, siguiendo la virtud; e imitando el valor de los que primeramente las ganaron, que es el fin y efecto para que se introdujeron." Claudiano dijo: "Más se ha de estribar y confiar en la virtud que en la sangre." Y Tulio: "La honra es premio de la virtud, la cual ni ha de ser heredada ni habida por infortunio de otro, sino por sí misma." Y Erasmo: "La verdadera honra no es premio de hacienda sino de virtud." Y San Agustín: "Los antiguos romanos deseaban vivir por amor de la honra mundana y por ella no temían morir." Y Séneca: "Todo hombre racional y de corazón generoso mucho más ama el morir con honra, que no vivir con infamia."

Y un decreto romano: "El hombre honroso ha de aventurar su vida por asegurar su fama." Y Aristóteles: "El mayor y el más excelente bien de todos los exteriores es el de la honra por causa de que sólo el virtuoso es digno de ella." Y según doctrina de Santo Tomás: "El virtuoso debe ser de todos honrado con señales exteriores de acatamiento y reverencias." San Jerónimo: "Summa apud deum nobilitas est clarum esse virtutibus." Y San Crisóstomo: "Ille clarus, ille sublimis, ille nobilis, ille tunc integram nobilitatem suam puted fide dignetur servire vitiis, et ab eis nome superari." Y San Agustín: "Todo lo tiene quien tiene a Dios." Y el sabio aconseja: "Ne famae tuae maculam imprimas." Y San Isidoro: "Custodi bonam famam tuam," porque "fama bona praestantior dividis eoque espectanda.

Melior est nomen bonum quam divitae multae." Y el Eclesiástico: "Que es mejor el buen nombre que los ungüentos preciosos," que el buen nombre permanecerá eternamente. Y Séneca: "Nulla possessio, nulla vis auri, et argenti pluris, quam virtus aestimanda est." Y quien tiene a la virtud no necesita de nada para la vida, porque la virtud, aunque sea seguida de pocos, siempre es estimada de todos, el que la tiene. Y Estobeo: "Plus tibi curae sit, ut honestam famam, quam divitias in gentes liberis reliquias, nam hae mortales sunt illa vero immortalis." Y los antiguos para ser honrados tenían por Dios al honor; y su templo y el de la virtud estaban juntos y entraban por el de ésta al otro.

Ha dado la nobleza más santos, como la falta de perseverancia ruina

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Mayor número de santos hay en la Iglesia de Dios de linaje noble que del plebeyo, porque la virtud de los antepasados, de donde procedieron, les llevó a conservarla y aumentarla con la propia; "pero también el ánimo virtuoso y generoso se puede hallar no sólo en los caballeros, sino en los plebeyos y esclavos," como dice Séneca, y se verifica en Decio Quincio, de quien dice Tito Livio que era patrón de una armada, hombre de bajo linaje, mas esclarecido por muchas esforzadas hazañas y gloria militar. Y Ventidio Bafo, del cual refiere Diego López: "Entre los hombres uno de los que subieron por sus virtudes y heroicas hazañas a grandes honras y dignidades, fue Vintidio, porque fue Cónsul y triunfó. Fue natural del pueblo de Asculo, del cual triunfó el padre del gran Pompeyo y le trajo, siendo muchacho, en el triunfo cautivo; y después siendo mancebo fue arriero, y dejando los mulos se fue a la guerra con Julio César y fue muy grande amigo de Marco Antonio, y siempre le siguió en vengar la, muerte de Julio César.

Eligiéronle tribuno del pueblo, después fue pretor y en este tiempo le juzgaron por enemigo con Marco Antonio; pero como la fortuna le guardaba para hacer en él lo que en otros semejantes, no solamente le restituyó en su dignidad, pero fue Pontífice y después alcanzó el Consulado." Y así a este modo otros empezaron sus linajes y algunos subieron a la alteza de la estimación, como fueron Valentiniano y Valente, emperadores, hijos de Graciano, de la ciudad de Simbales de Hungría, que hacía sogas, y por la milicia a que le aplicó su virtud, llegó a subir a lugar y estado de poder conseguir eligiesen por emperadores a sus hijos Valentiniano y Valente. Justino, primen Emperador de Constantinopla, de pastor subió al Imperio.

Publio Hervio, pertinaz por ser bueno, llegó a ser Emperador siendo de baja y oscura línea, porque su padre fue esclavo y él había sido mercader, preceptor de gramática, abogado, soldado y por último Emperador. Y Tulio Máximo, de pastor pasó a soldado y a el Imperio, año de 237. Severo alcanzó esta dignidad de oficio en oficio. Decio subió a Emperador de bajo linaje, de tierra Panonia, de los más ínfimos hombres de la de Dalmacia. Diocleciano fue también de humilde nacimiento. El gran Tamerlán (1), Rey de Persia, que murió el año de 1405, de pobre soldado, o según otros, de bajo pastor, vino a ser el mayor Rey que hubo en su tiempo en el mundo.

Omiche o Oroix connominado Barba Roja, Rey de Argel, fue hijo de un ollero, y Aradin, su sucesor, y el Rey Abdelmon, y Mahomed Aben Alhamar Primer Rey moro de Granada, lo fue habiendo sido Pastor, Cavador y seguido la milicia. Otros sujetos subieron a la grandeza del Imperio por virtud, sin permanencia, y sus vicios los bajaron despeñados, como Miguel Calafates, Emperador de Constantinopla, que de ruines principios como fue usar él o su padre el oficio de calafates, que es servil, subió a Emperador y lo dejó de ser por sus vicios y murió ciego y abatido.

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Gesalaygo o Gesalarico, Rey de los godos, era hombre de vil linaje de parte de madre, y así fue desventurado y malo en todos sus hechos. Agatocles, hijo de un ollero, nacido en Sicilia, torpe en la mocedad, fue nombrado de los cirujanos por su General, año de la fundación de Roma de 475, y por pretender tiranizar la ciudad fue desterrado. Y lo que es más: que el Emperador Conmodo Antonino, hijo y nieto de emperadores buenos, degeneró de ellos siendo malo y murió aborrecido.

Y acercándonos en ejemplares, el Rey Egica y su hijo y sucesor Ubitiza y el Rey don Rodrigo por sus desórdenes y vicios perdieron la vida, el Reino y a España, y

Don Pelayo la empezó a recuperar, recobrando el Reino y la dignidad y todos eran godos y de una sangre generosa, sin otros innumerables ejemplares que se pudieran traer, y la causa sería en los que descaecieron no haber obrado con amor a la virtud, sino con ambición al poder que no es seguro cuando es demasiado; y como ella es raíz de todos los males, fructificólos de su obrar, aunque, como dice el padre Mariana: "L malos de ordinario son diligentes y recatados por no fiarse de otra cosa sino de sus mañas; y los buenos, fiados en su buena conciencia, se suelen descuidar"(2).

Pero, según Tito Livio: "Más presto consiguen la honra los que no la codician"; que es con ambición y sin méritos que los que con ellos procuran, honor jamás dejaron de obrar bien y de conseguir, cuando no el premio, el derecho a él, y más es merecerlo que conseguirlo. Y de San Hilario, Papa, se escribe que por haber sido amigo de seguir los consejos que le daban y público enemigo de la ambición y riqueza, mereció ser visitado de ángeles (3): y puede tánto la ambición que por conseguir lo pretendido se llega a menospreciar la vida, como sucedió a Aben-Humeya, instando que los moros de Córdoba le alzasen por su Rey, respondiéndole que con el alboroto y revuelta de la ciudad darían muerte, dijo: obedecedme hoy siquiera y matadme mañana, y los moros admirados de esto le quitaron la vida privaron a sus parientes permanecer allí (4).

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(1) Forma castellana de Timar-Lenk. Este célebre conquistador tártaro, nacido en el arrabal aristocrático Cheher-i-Sebz de Kech, ciudad al suroeste de Samar Kanda, el 9 de abril de 1336, murió en Otrar, a orillas del Syr, el 14 de febrero de 1405 Flórez de Ocáriz dice haber fallecido en 1430, dato que por medio de la presente se rectifica.

(2) Padre Juan de Mariana, ''Historia de España,'' Lib. I, Cap. 8, Lib. IX, Cap. 12.

(3) Gil González Dávila, ''Grandezas de Madrid,'' folio 431.

(4) ''Crónica de España,'' de don Alonso el Sabio, capítulo XXII, parte 3ª.

Nobleza y honra, virtud y vicio, se distinguen

Nobleza y honra se distinguen en que la primera es por linaje (como queda dicho) y la segunda por propia virtud y merecimientos, según Platón, y la ley de partida dice: "Que honra tanto quiere decir como adelantamiento señalado con loor." Y así llamamos hombre honrado al que procede ajustadamente; y decir que úno tiene honra es afirmar que obra con prudencial atención de no faltar a lo que debe hacer para conservar y aumentar crédito, a que también por el buen proceder mira la palabra, hombre de bien (que no es tanto) y es honra adquirir oficios y puestos de estimación y no tenerlos viles y acaudalar méritos por medios decentes, de donde procede ennoblecerse; y en lo contrario deslustrarse y aniquilar la nobleza y más violentamente con desiguales casamientos, como dice la ley (l), y con los vicios y desordenes en cuya reprensión dijo don Martín de Viscay: "Y así es necedad que no atendiendo el noble a propias acciones honestas se entregue a las feas, que es echar borrones en las imágenes y memorias de los antepasados, con tanto mayor oprobio y mancilla cuanto ellos fueron más ilustres" (2); Y Aldana: "Que los nobles que fueren distraídos y viciosos pierden la nobleza de sus mayores" (3), porque la honra y gloria que heredaron de sus progenitores es luz que aclara sus vicios o virtudes para ser con ellos más estimados y con esotros más vituperados, pues como dice Marco Aurelio: "El hombre con la virtud se hace más que hombre y con el vicio menos que hombre." Y Erasmo: "Ninguna cosa tánto ofende al bueno como el vicio." Y Fray Diego de Estela: "El vicio pierde la honra." Y Manuel de Faria: "Nunca fue bajo de linaje quien ejecutó grandes obras ni grande el que las tuvo viles"; porque las propias acciones ilustran o deslustran, según son buenas o malas. Y Tiraquelo: Degeneran los hombres con los vicios y se hacen menores, y la virtud levanta y adquiere nobleza.

Degenerant homines vitiis fiunt que minores Exaltat virtud nobilitat que genus (4).

Y culpando Salustio, caballero romano, a Cicerón de que no tenía nobleza, le respondió: Yo por mis letras, valor y virtud he ennoblecido a mis pasados, pero tú

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con tus vicios has afrentado Y oscurecido a los tuyos. Y Marcial: El ingenio, el fausto y apariencia y el linaje de donde te jactas, son de caballero, mas lo demás que tienes es de plebeyo.

Ingenium, estudium tibi, moresque, genusque sunt equitis fateor caetera plebis habes.

Y otro autor refiere que Mario, según afirma Salustio, se preciaba diciendo: Mi nobleza es nueva, la cual estimo más haberla engendrado que corrompido, habiéndola recibido de otra. Y Isícrates le fue dicho que era hijo de un zapatero y que su linaje era tenido en poco, y él muy agudamente respondió al baldón: Mi linaje comienza en mí, pero el tuyo acaba en ti. Y Séneca dijo: Las personas en quienes la virtud falta, aunque se conozcan por los escudos y hazañas de sus mayores, son más notadas que nobles. Aquí les acuerdo que miren cómo viven para no deslustrar su nobleza, y esto baste de lo mucho que hay que decir en ello, que para comprenderlo todo era menester hacer discurso separado de lo odioso del vicio y loable de la virtud.

Premio

"El premio de la honra es el que copiosamente alimenta la virtud y la estimula," según Cicerón, y la Ley del Ordinamento: "Porque naturalmente la esperanza del galardón

despierta a los hombres a trabajar de ser buenos e virtuosos, e los discretos conocen que la honra es privilegio de la virtud." Y a este propósito dice Jerónimo de Huerta que los romanos introdujeron premios para levantar los ánimos de los mancebos briosos que seguían la milicia por los hechos valerosos que hacían, exponiéndose a grandes peligros y arriesgando sus vidas, y el premio conformaba a la hazaña; porque al que rendía a sus enemigos daban lanzas enteras, por razón de que cuando úno se da por rendido rinde o entrega las armas o las arroja; a los caballeros que corriendo el campo salían victoriosos, daban jaeces de caballos y arneses; collares de oro al que cortaba la cabeza al enemigo o le dejaba muerto; y así, quitar el collar a alguno, significaba degollarle.

Daban manillas de oro a los guerreros famosos y eran llamados braquiales o armillas y las traían en el brazo izquierdo, dando a entender que sin dejar el escudo del brazo defendieron su pueblo, ofendiendo a sus contrarios. Estas hacían los Sabinos con adorno de muchas piedras preciosas, y los franceses las llamaban blasones. Premiaban a los grandes hechos con coronas y este nombre tenía todas las cosas circulares, y las vendas con que ceñían las cabezas y sienes, y tuvieron principio en los convites y cenas; y creciendo más la curiosidad inventaron para este efecto guirnaldas tejidas de yerbas y se llamaban coronas salutaris, y el primero que las usó fue Baco, coronándose de yedra.

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Josefo dice que Moisés (que fue mucho antes) hizo coronas de oro, y otros dicen que Jano las inventó. Hubo entre los gentiles otras coronas llamadas Geniales y las usaban en las fiestas que hacían el día de su nacimiento, y en tiempo de verano eran de flores olorosas y agradables a la vista, y de esta misma suerte eran las que daban a los vencedores en los juegos olímpicos; después inventaron coronas de flores artificiales para cuando no había las naturales. Usaron también otras coronas de adorno en las fiestas y regocijos públicos, hechas del árbol dedicado al Dios que solemnizaban, como en las de Palas, de oliva; en las de Apolo, de laurel; en las de Castor y Pólux, hojas de caña; en las de Neptuno, de pino, y en las de Júpiter, de acebuche.

En las fiestas Nemeas, que se hacían en memoria del niño Archemoro, a quien mató una culebra escondida entre matas de apio, se coronaban de esta misma yerba, y de aquí vino tener el apio por fúnebre y triste y rodear los sepulcros y túmulos con ello; y por esta causa aquel de quien no se esperaba remedio en su salud, decían tener necesidad de apio. Los sacerdotes de Palas se coronaban de espigas y los de Apolo de laurel (de donde provino llevarse el lauro) y desto mismo coronaban a los poetas por el espíritu que tenían de Apolo; pero si sus poesías eran amorosas los coronaban de mirto por ser dedicado a Venus. Los que llevaban nuevas de paz o guerra se coronaban de verbena, yerba reverenciada de los gentiles como cosa sagrada tanto que tenían por sacrilegio ofender a quien la llevaba, y así todos miraban por él.

Por esta causa coronaban con esta misma yerba a las desposadas, dando a entender que habían de honrarlas y respetarlas; pero ellas las habían de coger para significar que en su mano está tener honra o perderla. También solían coronarlas con ramos de mirra, porque aunque este árbol significa la aflicción, siendo en compañía se lleva con gusto. Todas estas coronas de adorno no podían traerlas siempre en público, sino solamente en las fiestas para que se hacían o en los convites dentro de casa; y así castigaron a Lucio Fulvio, platero, por haber salido de su tienda con una corona o guirnalda de rosas; a Publio Minacio porque se puso la corona de Marsias en público.

Pero viniendo a las coronas militares, con que eran premiados los capitanes y soldados, la más principal y de más honra entre los romanos era la corona que se hacía de grama, yerba conocida y común; ésta se aventajaba a la de oro y piedras preciosas, a las Vallares Rostradas, Murales, Cívicas y Triunfales; porque todas éstas los capitanes o emperadores podían dárselas a sus soldados o amigos y dábanse después de pasada la guerra, cuando todos estaban en segura paz; pero la de grama no la daba un hombre solo sino todo el ejército entero y en los peligros mayores cuando la República estaba en mayor aprieto, y así con razón era más honrosa y de mayor estima. Esta corona se daba al Capitán que libraba todo el ejército del cerco y aprieto en que le tenían puesto sus enemigos, saliendo vencedor de ellos, y justo era se hiciese así, porque sí a un soldado por librar a un ciudadano solo, cualquiera que fuese, le honraban dándole corona cívica, ¿cuánta

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mayor honra merecía aquel que por sólo su valor libraba a todo un ejército? Hacíase esta corona de grama, porque antiguamente cuando algunos se daban por vencidos arrancando grama del suelo, la ofrecían a los vencedores, y así dando a entender que su Capitán los había librado de ofrecer la grama a sus enemigos, le coronaban con ella; aunque otros dicen que se la daban a imitación de Marte, porque los antiguos solían coronarle con ella, dando a entender que así como esta yerba restaña la sangre, así el dios Marte, sin derramar sangre su gente, vencía a los enemigos.

Esta corona se daba muy pocas veces, porque los que reciben bien raras veces premian a aquellos de quien le reciben, ni aun los satisfacen con agradecimiento, y así no se dio sino a sólo cuatro entre los romanos. Las coronas llamadas Vallares se daban a los soldados que primero entraban en las trincheras de sus enemigos, saltando por sus fosos y estacadas, a quienes llamaban vallados. Estas coronas eran labradas de oro, a semejanza de las mismas trincheras. Las Murales eran premio de aquellos que en las baterías y asaltos se ponían primero encima del muro publicando victoria, y éstas se hacían de oro en forma de muro con sus almenas.

Las Rostradas eran de los que primero saltaban en las naos de los enemigos peleando en batalla naval; éstas también eran de oro y tenían formadas unas hojas como de laurel y a trechos las proas de las naos, llamados Rostros, de donde se llamaron rostradas. La cívica se daba al ciudadano romano que libraba de la muerte a otro, y ésta era de ramas de encino por ser árbol dedicado a Júpiter y a Juno, los cuales entendían que tenían cuenta de la guarda de sus ciudades, aunque otros dicen que por ser árbol con cuyo fruto se sustentaron antiguamente las gentes.

Las coronas triunfales eran de los generales de ejércitos cuando habían sujetado cinco regiones o provincias y puéstolas debajo del romano imperio, o muerto en batalla cinco mil hombres enemigos. Estas se hacían de ramas de laurel, de los que había en el monte Aventino, por ser indicio de alegría y mensajero de victorias, y traíanse solamente el día del triunfo, aunque todas las demás podían traerlas siempre en público. Sólo Julio César, después de haber triunfado cinco veces, por orden del Senado Romano la trajo siempre sobre su cabeza.

Algunos dicen que pidió esto por encubrir la calva, que porque le escarnecían por ella fue el primero que usó echar el cabello de atrás para tapar la calva. Otros afirman que por vanagloria y soberbia pidió el que se le dejase traer corona de ordinario, queriendo mostrar que siempre estaba triunfando. Esta corona vino después a hacerse de oro y era tan grande y tan pesada que iba un es clavo sujetándola con las manos detrás del que triunfaba, y por esto ofrecieron algunas provincias un pecho que llamaban Auro Coronario.

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Después, pidiéndole a todas, hizo el Emperador Arcadio una ley mandando que no le pagasen sino solamente adonde había costumbre. La hechura de estas coronas fue al principio a imitación de las de laurel. Pero después, queriendo los emperadores dar a entender que con su valor y virtud se había de ilustrar la tierra, como se ilustra con los rayos del sol, las hicieron con unas puntas como rayos y las adornaron con muchas piedras preciosas; y de esta misma suerte hicieron adelante las coronas de los reyes, las cuales antiguamente eran vendas de lino llamadas Cidarysmundas, de quien hace memoria la Sagrada Escritura en varios lugares. Entre los reyes de Persia eran bandas o fajas de color azul pero después fueron adornándolas con oro y piedras de valor y al fin vinieron a ser todas de oro como de metal que muestra majestad y grandeza.

(1) Ley 3, título 21, parte 2ª.

(2) Don Martín de Viscay, "Libro de San Juan de Pie de Puerto,'' folio 51.

(3) Aldana, libro 3 de ''Triplici bono,'' folio 384.

(4) Tiraquelo, capítulo IV, número 6.

Las riquezas realzan los linajes

Las riquezas hacen y realzan los linajes, porque como dijo Alano: "El dinero vence, el dinero reina y el dinero tiene imperio en todas las cosas." Y Platón: "Las riquezas hallarán amigos y honores." Y Horacio: "La hacienda, como rica, da linaje y hermosura." Y San Jerónimo: "Nobilitas mundi nihil aliud est quam inveteratae divitiae." Y Aristóteles: "La nobleza no es otra cosa sino una antigua riqueza y virtud."

Bártulo: "Que es una posición antigua de dineros y hacienda acompañada de buen regimiento y buenas costumbres." Y Marco Aurelio: "En los tiempos pasados no tenían por honrados sino a los más virtuosos, ni por infames sino a los viciosos, pero después que entraron en el mundo estos pronombres, mío y tuyo, anexaron a las riquezas la honra y a la pobreza la infamia." Y es cosa común y notoria que con las riquezas se ha suplido la falta de nobleza civil y política y se ha adquirido, y el que la tenía la ha conservado y aumentado, y lo prueba Esteban de Garibay diciendo: "Que para sustentar nobleza son menester riquezas," y este mote:

Las letras y las almas dan nobleza, consérvala el valor y la riqueza.

Don Bernabé Moreno de Vargas comprueba que la virtud, valor y riquezas

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conservan la nobleza y que ésta la dan las riquezas, y que la deslustra la pobreza; pero según Juvenal: "La pobreza hace a los hombres apocados," por ser el mayor enemigo que tienen, como dice Estobeo, y Séneca: "No hay mal que no intente el hombre oprimido y forzado de necesidad y pobreza." Y el Eclesiástico: "Propter inopiam multi delinquerum." Y así se conduele justamente don Martín de Viscay, diciendo: "De lo dicho resulta (lo que no se puede decir sin quebranto de corazón) el estrago y desventura a que trae consigo la pobreza, pues por ella muchas de estas casas van llegando a dar en tierra, perdiendo deslustre y reputación que heredaron de sus fundadores, haciendo a su costa nueva prueba de que la pobreza es madrastra de la virtud." Los cartagineses excluían a los pobres de los oficios públicos como a personas que, forzados de la pobreza, cometerían injusticias y no serían fieles. Y Estobeo dijo: "Que la pobreza está siempre apercibida para cometer cualquier mal." Y en otra parte: "Que es una de las mayores enfermedades que hay." Y Diógenes: "No hay cosa más sola que el hombre pobre." Y Plutarco: "No es torpeza ni afrenta confesar ser pobre, pero eslo hacer lo que hace hacer la pobreza."

Hijodalgo, dice Fray Benito de Peñalosa: "Es el fundamento de toda nobleza que se perfecciona más con la caballería y es como el esmalte en el oro, que no le dan más valor sino más adorno o mayor hermosura," cuya insignia es sobrescrito de hijosdalgo de padres y abuelos, como se verifica en los interrogatorios de sus probanzas, pues en la cuarta pregunta del de la orden de Santiago, se hace de si sus padres y abuelos paternos y maternos son tenidos por hijosdalgo, según costumbre y fuero de España y no pide mayores adminículos y circunstancias, fuéra de que no sean de oficios viles ni reprobados, ni castigados por el Santo Oficio de la Inquisición, o con nota de infamia o ilegítimos; y en la orden de Alcántara, en la quinta pregunta, y lo mismo en la de Calatrava y las otras. Don Bernabé Moreno de Vargas, dice: "Y es tan excelente este nombre de hijodalgo, que en él comprenden las leyes e incluyen los caballeros, condes, marqueses, duques y grandes del Reino por la excelencia de la nobleza e hidalguía, de cuyo estado son: y el hijodalgo armado caballero se tiene por tan noble y honrado en ser hijodalgo, que con sólo esto suele decir que no debe nada al Rey." Fray Benito de Peñalosa: "Lo cual hacían en honra de la milicia, y los nobles hijosdalgo con esta caballería, eran muy honrados y sus linajes y hidalguías quedaban con más calidad y estimación."

Y después: "Supuesto que todas las dignidades de la nobleza de España se fundan en la hidalguía y caballería"; y va discurriendo por todos los títulos desde el Rey abajo. Y Garibay llama noble hijodalgo al primer Rey de Navarra. Los clérigos y religiosos por su estado son nobles, porque no hay más sólida excelencia que la de su profesión, en donde está más en su centro la virtud, de que se deriva la nobleza, y de ella gozan por participación las mujeres villanas y del estado pechero que casan con hijosdalgo, por seguir a lo más y mejor lo no tal y ser el marido cabeza; y por el contrario, la hijadalgo que casa con villano durante el matrimonio, pero acabado, vuelve a gozar de su hidalguía.

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Los esclavos son viles por no ser dueños de sus personas y carecer de libertad, que es el mayor bien entre los humanos, como dice Tito Livio, y las leyes: Y también es vil el cristiano nuevo, el moro y el judío, y así no pueden tener oficio público, como de más de otros lo afirma Pedro de Medina, y las leyes: "De manera que ningún judío nunca hubiese jamás lugar honrado ni oficio público. Dignidad ni oficio público non debe haber el que fuere juzgado por hereje." Y después: "E aún decimos que si fuere probado contra alguno que es hereje, que debe perder por ende la dignidad que antes había."

Y los judíos no pueden en España hacer entre sí justicia unos de otros, como se advierte en la Corónica, y el padre Juan de Mariana refiere que los judíos y sus descendientes no pueden tener público oficio ni magistrado por determinación del Concilio Toledano del año de 634. Y por Bula Pontificia de once de mayo del año de 1414 están privados de ser jueces y de tener otro cargo en República, ni los cristianos nuevos pueden tener oficios ni cargos públicos, ni beneficios eclesiásticos ni ser escribanos, abogados ni procuradores. Y Diego López, dice: "Que los censores mandaron que no pudiesen tener oficios honrosos hombres viles." Y Tito Livio: "Que se hizo ley para que no se diesen los oficios de ediles y censores a personas viles," porque es grado de dignidad: "Honor municipabis est Reipublicae administratio cum dignitatis gradu."

Exenciones de hidalgos

Aulo Gelio, citado por don Bernabé Moreno de Vargas, dice: "Que Colonia llamaban los romanos a las ciudades que en provincias extrañas ellos poblaban con hijos de Roma cuyos vecinos y nuevos colonos tenían el mismo gobierno, majestad y derechos que aquella ciudad, cabeza del mundo." Y más abajo: "Que el derecho itálico era privilegio de ser libre, franca y exenta de la paga de los censos y tributos que los moradores de las otras Repúblicas pagaban al Imperio y Senado Romano; porque es de saber que el mayor honor que entonces podían tener las gentes, era ser ciudadanos romanos, viviendo en Roma.

Y porque no todos podían cumplir esto, concedió el Senado y comunicó aquella honra de ser sus ciudadanos a todos los que vivían en Italia, por estar en ella la ciudad de Roma. Después, cuando quería extender esta gracia, que los de Italia tenían, a otras ciudades y pueblos de otras provincias, particularmente a sus colonias y municipios, decía les daba y concedía el derecho itálico, que así llamaban esta franqueza y privilegio." Y la conformidad debió de ser fundamento a los autores que llevan, que de itálico procedió el nombre de hidalgo, pues su más principal preeminencia es franqueza de pechos entre las demás que se siguen.

1. La primera es que los hijosdalgo son libres de contribuciones y cargas reales y personales, derramas, tributos, pechos, alardes, mantener premios, armas y caballo, recebir huéspedes y ir a las guerras apremiados, sino sólo cuando sale la persona real; y por los años de 1015 se les otorgó que no fuesen forzados a hacer

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la guerra a su costa sólo con esperanza de la presa, según costumbre antecedente, sino que se les señalase sueldo del modo que en las otras naciones estaba recebido de todo tiempo; y porque en las Cortes de Burgos, el año de 1177, se les impuso que pagasen cinco maravedís de oro para la guerra, y por ello se salieron muchos de las Cortes acaudillados de don Pedro, Conde de Lara, para defender por armas su exención, con que no se prosiguió con el impuesto, quedando las cosas como antes (1). 2. La segunda, poderse excusar de tutelas de menores, si fueren nombrados en ellas, y no se les puede apremiar que las acepten. 3. La tercera, que no pueden ser presos por deuda civil, si no fuere por las rentas reales; y en caso de serlo por deuda que descienda de delito, o por él o por la del Rey y de sus rentas reales no ha de ser en la cárcel ordinaria y común., sino en otra parte, como en una fortaleza o en su casa, o en la del consistorio y cabildo, o de otro vecino, o la ciudad, villa o lugar donde están, o otro género de prisión semejante; y por deuda civil no se les puede hacer ejecuciones en sus armas y caballo, ni vestidos, cama cotidiana, ni en las casas de su morada. 4. La cuarta, que son privilegiados en la imposición de las penas por los delitos que cometen y en ejecutarlas en sus personas porque son castigados con más moderación en ellas que los plebeyos y pecheros, salvo en siete casos, que exceptúa Otálora. 5. La quinta, que no puede ser atormentados estando indiciados de algún delito, como lo fuera cualquier hombre llano pechero, si no es por los delitos exceptuados en el autor citado. 6. La sexta, que condenados a muerte no ha de ser de horca, que es infame, sino de cuchillo, que es degollar o cortar la cabeza; y cuando van al suplicio es en mula, con silla y enlutada, y llevan capuz, diferenciándose de los otros reos. 7. La séptima, que no pueden ser echados a servicio de galeras por galeote, ni imponerles otra pena afrentosa de vergüenza, o azotes, ni otras semejantes, sino a servir en armadas, en presidio o fronteras; y esto no sólo las naciones políticas y de buen discurso lo han guardado, pero aun los bárbaros y los indios del Perú y de la Nueva España, que por los delitos por que azotan, desorejan y ahorcan a la gente común, dan por pena a los nobles cortarles el cabello o rasgarles parte del vestido; y esto de cortar el cabello era en la antigüedad de España privar de la nobleza. 8. La octava, que la mujer del hijodalgo, aunque sea de linaje pechero, goza de la nobleza y exenciones del marido, mas pierde lo noble la que casa con quien no lo es, y para restituírse en su estado antiguo, dirimido el matrimonio, se usaba en la antigüedad que llevaban a cuestas una albarda a la sepultura de sus maridos, y

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dando con ella tres golpes, decían: villano, tóma allá tu villanía, que yo quiérome acoller con mi fidalguía, y dejábanla allí, con que desde entonces volvían a gozarla, como refiere Fray Jerónimo Romana. 9. La novena, que cuando no estaban prohibidos los desafíos podían desafiar y ser desafiados, conforme al fuero antiguo de España. 10. La décima, que para ser señores de vasallos han de ser hijosdalgo, porque solamente los que lo son los pueden tener, según ley, donde lo notó Gregorio López en la palabra, por nobleza de linaje (2).

LicenciadoDon GONZALO JIMENEZ DE QUESADA

Fundador de la" muy noble y leal ciudad" de Santafé de Bogotá Oleo de Ricardo Acevedo Bernal, propiedad del Cabildo de Bogotá

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11. La oncena, que no pueden ser condenados a desdecirse por ninguna de las cinco palabras de injuria que pone la ley, Sino pagar la pena pecuniaria que en ella se dice (3). 12. La duodécima, que a sus palabras y promesas se da mayor fe que a las de los hombres llanos y plebeyos, de donde se deriva que los hijosdalgo pueden hacer y hacen pleito homenaje, y ser como son alcaides de los castillos y fortalezas de reyes, príncipes y señores, y no otros, como lo prueba Gregorio López. 13. La trecena, que son privilegiados para los oficios de República, y a los hijosdalgo, antes que a los hombres llenos pecheros se deben dar los de gobierno y amparo de la República, porque presume el derecho que la gobernarán y mantendrán en paz mejor que los otros, y con mayor juicio y entendimiento, pues éste, según la filosofía, nace de la buena sangre, criada con los buenos mantenimientos que siempre los alcanzan mejor los nobles que los plebeyos y gente llana, de donde nació la costumbre de España, confirmada con leyes reales, de despachar provisiones ordinarias, inserta la ley real, las chancillerías, para que en la elección de los oficios de cabildo se repartan a los nobles la mitad, y se conserva en las más ciudades, villas y lugares de España, aunque falte número suficiente para la mitad y en que no se guarda hueco. 14. La catorcena, que los hijosdalgo, para conseguir beneficios y dispensaciones, son equiparados a los letrados, y en igualdad preferidos, de donde nace que si en las elecciones de tales beneficios de oficios honrosos estuvieren los electores parejos en votos, se prefiera la parte que tuviere más número de nobles votantes, como singularmente lo nota Otálora. 15. La quincena, que la testificación y testimonio de los nobles prefiere en duda a la de los hombres llanos, porque el derecho presumió mayor fe en el noble que testifica que en el que no lo es, de donde procede una conclusión cierta de derecho, que más se cree a dos nobles que testifican, que a muchos plebeyos y llanos. 16. La dieciseicena, que contra los verdaderamente nobles y de noble sangre, no se admiten en sus causas testigos de vil condición y estado, como lo tiene y prueba alegando otro, Otálora. 17. La diecisietena, que la injuria hecha al noble hijodalgo es castigada más gravemente que al que no lo es, como lo afirma él mismo en el número 11, de donde tuvo origen la palabra, devengar quinientos sueldos, como se dice adelante. 18. La diez y ochena, que no se puede tratar de causas de nobleza sino ante los alcaldes de hijosdalgo de las Chancillerías de Valladolid y Granada, si no es por incidencia, y las sentencias que contra ellos se dieren son nulas, aunque no se oponga por las partes.

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19. La décimanona que los hijosdalgo son privilegiados en sus contratos, porque no pudiendo el tutor comprar lo que es del menor sin presunción de fraude, está excluído della el tutor noble que compra en almoneda bienes de su menor por sí o por interpósita persona. 20. La veintena, que en muchos casos donde no es lícito al pechero y plebeyo donar, lo es al hijodalgo, porque es propio de la nobleza hacer mercedes y donaciones, y aunque conforme a derecho regularmente no se presume donación ni que ninguno done lo suyo, esto se ha de entender en el plebeyo y llano y no en el noble hijodalgo. 21. La veintiuna, que absolutamente son preferidos los nobles en las honras, y especialmente en que primero han de ser saludados de los que no lo son, y prefieren en todo lugar en sus asientos y los han de tener señalados; y se les deben dar entre los jueces, como en las audiencias y chancillerías y reales consejos se observa, con los títulos que se sientan entre los oidores y consejeros; y a los hijosdalgo que no son títulos, se da asiento en banco de abogados, y prefiriéndoles si son de hábito, lo cual jamás se concede al plebeyo y llano. 22. La veintidós, que la cuenta que se les debiere dar de administración o hacienda suya se ha de ir a dar la casa del hijodalgo, a quien se da la cuenta. 23. La veintitrés, que para cualquier testificación u otro auto judicial que con el noble se haya de hacer, ha de ir a ello el escribano a la casa del hijodalgo para que la haga, como a casa de persona egregia, y así está dispuesto por derecho. 24. La veinticuatro, que los hijosdalgo deben estar al lado del príncipe, lo cual no es lícito a hombres llanos y plebeyos. 25. La veinticinco, que por la nobleza donde se debe dote incierta, se ha y debe señalar mayor dote al noble que al que no lo es. 26. La veintiséis, que debajo del apellido de noble y de hijodalgo se comprenden los Caballeros, Condes, Marqueses, Duques, etc., y no se les hace en ello injuria ni agravio alguno. También no deben ser compelidos a dejar sus casas para dar cuentas; no están obligados a aceptar desafío de desigual; no se debe presumir delios delito; no se les puede hacer ir a la guerra, no yendo el Rey; pueden poner escudos de armas en sus casas, sellos, reposteros, entierros y otras partes donde se acostumbran poner; pueden usar de Don y traer anillos de oro en los dedos de la mano que, en lo antiguo solamente los traían los caballeros, y de aquéllos sólo los principales, como refiere Tito Livio; y asímismo traer cintillos, collares, cadenas, medallas y joyas, espuelas doradas y guarniciones de espada de lo mismo, vestir seda, paños preciosos y grana, que en la antigüedad sólo los reyes la usaban y después los magistrados; y los collares se principiaron por premio de

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haber muerto al enemigo y se introdujeron en los nobles por ser gente de valor. Cuando los romanos traían luto dejaban los anillos de oro y los traían de hierro. Pueden llevar hachas de cera alumbrándose de noche que, como dice Tito Livio, tuvo principio de la primera batalla naval en que los romanos vencieron, y por esto el Cónsul Duilio fue el primer Capitán suyo que recibió triunfo por haber vencido en el mar, y a esta causa se le dio este honor por su vida, que cuando se volviese a su casa de la cena tañasen y cantasen delante dél los ministriles y le alumbrasen con antorchas, y a la gente común no se permite sino con lanterna. Los hijosdalgo pueden tener y andar en caballos regalados y enjaezados, correr en carreras públicas y en fiestas de toros y otras de regocijos, entrar en justas y torneos y usar todo género de montería y caza y servirse de criados y esclavos. No puede el hijodalgo renunciar los privilegios de la hidalguía ni la ley que lo prohibe, según Antonio Gómez, ni ser convenido en más de lo que pudiere dar, dejándole alimentos competentes en el concurso de acreedores, como dicen Baeza y Tiraquelo. Las escrituras títulos y papeles que pertenecen a dos o más personas, por ser comunes a su derecho los ha de tener el que dellos fuere hijodalgo, según ley y Lucas de Peña; y los papeles de la nobleza el pariente mayor del linaje. Otras cosas más de las referidas por consecuencia dellas ponen los doctores y refieren don Bernabé Moreno de Vargas y Fray Benito de Peñalosa y otros.

(1) Padre Juan de Mariana, ''Historia de España," Cap. 11, Lib. 8 y Cap. 14, Lib. 11.

(2) Ley I, Tít. 25, Part. 4ª.

(3) ''Nueva Recopilación,'' Ley II, Tít. 10, Lib. 8.

Don

La superioridad de algunos aventajados a los demás para demostración de mayoría o más estimación, introdujo un antenombre que lo significase como el Don en España, Monseñor en Italia, Monssen en Cataluña, Mizer en Valencia, y Monsieur en Francia, y a la mujer doña, madama o madona, como dice don Bernabé Moreno de Vargas, poniendo estas distinciones, pronombre, nombre, cognombre, agnombre o renombre; el primero es el Don y los demás que suenan lo mismo, como se ha dicho; el segundo el nombre propio que todas las cosas tienen para conocerse y distinguirse, como en los hombres llamando a uno Juan, a otro Pedro, Francisco o Diego, etc.

El tercero es el apellido que para mayor distinción se introdujo, que en sus principios el más usado y común fue el patronímico, derivado del nombre que tuvo el padre, como si éste se llamó Pedro y su hijo Juan, para demostrar ser hijo el segundo del primero se decía Juan, el hijo d Pedro, y después Juan de Pedro y últimamente Juan Pérez; y así el de Alvarez, Suárez, González, Fernández,

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Martínez, etc., que eran los nombres más comunes entonces, y otros apellidos que no son patronímicos como Zúñiga y Saavedra y el referido Vargas dice que desde el Rey Pelayo en adelante, por más de cuatrocientos años, pasaron los nobles de España con sólo los nombres propios y los patronímicos, sin tener alcuñas ni apellidos, porque éstos se introdujeron después cuando se comenzaron a usar escudos y insignias, que fue en el tiempo que el Rey don Alonso de Aragón vino a reinar en Castilla.

El tercero es el alcuña adquirido de acciones o señales naturales o hazañas o que da el pueblo, como el de Cerda, porque nació con una, su originario; Cabezón, porque tuvo gran cabeza; Acuña, por las hazañas de las cuñas en la conquista de Lisboa; Córdobas, por ser ganadores de Córdoba, y el del Cid Campeador, el Batallador, el Sabio y el Fuerte. Otros apellidos que adquirieron por la naturaleza o por señorío de lugar, como Garcí Pérez de Burgos, por haber nacido en la ciudad de Burgos, siendo su sobrenombre Sarmiento y después Rendón.

El de Haro, por haber señoreado a la Villa de Haro. Los de Guzmán, por ser señores de la Torre de Guzmán. El Don significa señor, y señorío por tomarse de la palabra latina dominus, introducido por los romanos; y a principios en España se ponía Senior en lugar de Don, significando el más viejo y el hombre principal, como dice Fray Prudencio de Sandoval, y que en los tiempos antiguos se estilaba poco el Don, y que en lugar dél se usaba Señior, y en otra parte: "Como los caballeros llamarse en las firmas Señor." Y el padre Juan de Mariana: "Señior era en España lo mismo que el más viejo." Y en otra parte: "Señior se nombraba también al de prosapia real, como se dice de San Fructuoso, que trocó la vida de Señior por ser de la real sangre de los godos y su padre Duque."

Débese ya a los hijosdalgo y a los de claro linaje, cabos o cabeza dél, o parientes mayores, que es la persona en quien para o representa más inmediatamente la descendencia de su origen, como a tronco de donde salen las ramas. "Y no se halla haber tenido Don persona alguna en España antes del Rey don Pelayo, y éste fue el primero que la usó," según dice Esteban de Garibay, y le continuaron las personas reales y no otras; y refiere el doctor Salazar de Mendoza que los ricoshombres podían usar del alto pronombre de Don, cosa que no era permitida más que a los reyes, infantes y prelados, y después le participaron sujetos eminentes y singulares por merced real; y así, cuando el Conde de Cabra prendió al Rey Chico de Granada con veintidós banderas, entre otros premios que los reyes católicos le dieron, fue el previlegio para que se pudiese llamar Don.

Y el Emperador Carlos y, la primera merced que hizo a Fernando (sic) Cortés, conquistador de Méjico, fue llamarle Don, y Gofelini dice en la vida de don Fernando Gonzaga que por grande honor suyo le llamaron Don los españoles; y el primer hijo bastardo del Rey que tuvo Don en Portugal, fue don Juan, maestre de Abís, y después Rey, como refiere Manuel de Faria y Souza: "Y que a don Vasco de Gama, descubridor famoso de la India, dio título de Don para sí y sus

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descendientes (este ya no es menester que lo den los reyes) y pagábase con el un tal servicio imagen de cuando era premio una corona de caducas hojas, ¡lástima de nuestro siglo!; después le dio titulo de Conde de Vidigueyra y Almirante de aquellos mares:" (Habla del Rey don Manuel de Portugal, que fue el que hizo esto) y dice bien este autor que ya no es menester que concedan el Don los Reyes, porque con el tiempo se ha usado su introducción, de modo que aun la gente muy ordinaria le usurpa, si bien no por eso pierde su sér, pues en los que dignamente le tienen es honor y en los otros deshonor.

Insignia de nobles niños romanos, dignidades y sus significados

Para diferenciarse entre los romanos los niños nobles traían una insignia llamada Bula, cuyo significado y distinción pone Diego López: "Bula era la insignia de los muchachos nobles; hacíanla a modo de corazón y traíanla al cuello como traen un hábito de Santiago, Calatrava o Alcántara; era hueca y traía dentro algunos remedios contra la envidia y mal ojo y por esto la llevaban los que triunfaban. Llamábase Bula de Buli Griego, que significa consejo, o llamábanla ansí porque en cuanto la traían estaban sujetos a sus ayos, por cuyo consejo se gobernaban y regían.

Tenía hechura de corazón porque cuando pusiesen los ojos en ella fuesen desprendiendo cosas de virtud y valor; los pobres la traían de cuero dado un nudo. Traíanla hasta diecisiete años, porque desta edad podían sentarse a la guerra y entonces tomaban la toga viril. Tuvieron principio estas insignias de nobleza de Tarquino Prisco, de quien cuenta Macrobio que las dio a un hijo suyo, habiéndole primero alabado, porque siendo de catorce años había muerto un enemigo en la batalla, y le honró con esto, y después los patricios lo usaron en Roma."

Esteban de Garibay escribe que dos grandes dignidades se dan entre todas las gentes; la primera es la que con los hombres nace y la segunda la que adquieren por merced de príncipes; la mera es de naturaleza y es más noble cuanto es más propincua a la sangre real o de condes, duques, etc. La segunda adquirida por méritos personales, y llega a ser título y gradúa las dignidades de Emperador, Rey, Príncipe, Infante, ricos-hombres, en lo antiguo, y después Duques, Condes, Marqueses, Condestable, Almirante, Adelantado, Mariscal, Vizconde, Barón, etc.

Emperadores

Primero. "Emperadores e reyes (dice la ley) son los más nobles homes e personas en honra e en poder que todas las otras; y emperador quiere tanto decir como guardador, y no tiene a quién obedecer sino al Papa." Menos antiguo título que el de Rey es el de Emperador que se introdujo por los romanos para Capitán General de los ejércitos y guerras y después se apropió la superioridad del gobierno político, señoreando lo uno y otro, Y se hizo Estado Soberano el primero de lo temporal.

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Reyes

Segundo. El título de Rey se introdujo para el gobierno de quien dimanase, como de cabeza y principio, concediéndole las repúblicas estas jurisdicción y autoridad y abnegándosela, y así es la primera dignidad del Reino, de que tomó nombre su Estado, y el de regir o de regidor, como dicen las leyes, y por su cercanía y proximidad a la herencia tiene el segundo lugar el Príncipe, y se siguen los Infantes e Infantas, como procedentes inmediatos del Rey; y Príncipe quiere decir primero o principal, y Infante viene de infancia, que es la menor edad, hasta los siete años del niño.

Príncipes

Tercero. Príncipe es el hijo primogénito del Rey y su heredero del Reino, y el primero que tuvo en Castilla título de Príncipe y señalado por Estado las Asturias, continuando en los sucesores, fue el Rey don Juan el primero de Castilla, por capitulaciones de su casamiento en vida de su padre el Rey don Enrique, a imitación de lo que se usaba en Inglaterra con el primogénito de aquel Reino; y en Portugal lo fue el Rey don Alonso, hijo del Rey don Duarte, y así se imitó en los Reinos de Aragón y Navarra; también vulgarmente suelen llamar en común príncipes a los reyes y otros señores, y hay estado de títulos con este nombre, como el Príncipe de Esquilache, el Príncipe de Melito, el Príncipe de Astillano y otros; y en Italia se usa mucho esto, y en instrumentos antiguos se halla que los ricos hombres que confirmaban privilegios se intitulaban Príncipes.

Infantes

Cuarto. Infantes son los otros hijos de los reyes, demás del primogénito; es sólo nombre y no tiene estado, y su significación queda ya referida.

Ricoshombres

De los ricoshombres en lo antiguo dice un autor: "De la clase de los grandes o magnates fueron todos los condes y ricoshombres antiguos, que son los primeros títulos y dignidades instituídas por los reyes, sin que hubiese duques y marqueses, hasta el tiempo del Rey don Enrique II, como consta por la ley del Rey don Alonso el Sabio, en que ordena se confirmasen las donaciones y previlegios reales, que llaman Rodados, por los prelados, condes y ricoshombres, Alférez y Mayordomo Mayor." Y después: "Y es cosa asentada que muchos años estuvo supreso y olvidado el título de Conde y que esta dignidad (y generalmente la de los grandes y magnates) y su autoridad quedó solamente en los que tenían títulos de ricoshombres, nombre que comprendía los personajes de mayor autoridad y dignidad del Reino, y señaladamente en Castilla, como lo presupone Santo Tomás.

Estos por su grandeza y preeminencia, intervenían en los actos más solemnes y

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confirmar las escrituras y mercedes de los reyes en cuya consecuencia todos los autores tienen por indubitable testimonio de grandeza y rica hombría hallar a uno por confirmador de privilegios reales. De este principio, los títulos y ricoshombres (entre los honores de su dignidad) se cubrían en presencia de los reyes, según hoy se practica con todos los títulos de Portugal." Y después cuenta que en tiempo del Rey don Felipe I de España, le vinieron acompañando algunos títulos de Flandes y de Alemania, donde se usaba que ninguno se cubriese delante de las personas reales, y sintieron la desigualdad de estar ellos quitados los sombreros, teniéndolos puestos los de España; y por excusarlo y hacer los españoles lisonja a su Rey, se descubrieron aunque algunos lo repugnaban, y muerto el Rey volvieron a lo primero en presencia de la Reina doña Juana, hasta que el año de 1520, en la coronación del Emperador Carlos V, en Aquisgrán, volvió a haber el mismo sentimiento de parte de los títulos de Alemania, Borgoña y otras partes, excusándose algunos de concurrir, con que el Emperador envió a pedir a los españoles dejasen de cubrirse y lo hiciesen, asistiendo descubiertos como los demás.

"Y acabada la Dieta mandó el Emperador cubrir a algunos que por tener casas y estados aventajados y ser juntamente cabezas de los linajes y familias más ilustres (atendiendo a dejar en cada una alguna persona que gozase el favor desta preeminencia y distinción) le pareció honrarlos, diferenciándolos de los demás y tratando a los que así mandó cubrir por titulo de Primo y a los otros de Pariente, conservando después en práctica del Rey don Felipe II, III y IV nuestro señor, como hoy se hace." En cuanto a los privilegios rodados da la razón por que se llaman así fray Prudencio de Sandoval, diciendo: "Comenzaba el Emperador a usar en estas cartas de una cruz dentro de una rueda y al rededor della signum imperatoris, y los confirmadores lo tomaban en medio, escribiéndose en dos hileras (que éstos fueron los primeros sellos) por donde se llamaron privilegios rodados" (Fig. 1).

Fig. 1 De Alfonso X el Sabio, año de 1252

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Esteban de Garibay refiere: "Los nombres de los reyes godos y de sus capitanes se acababan en Rico, de lo cual han inferido algunos escritores de nuestros tiempos, especialmente Beuter, que llamar en España ricos a los poderosos y de gran linaje, vino destos capitanes y reyes godos, que sus nombres se acababan en Ricos." Y después: "De modo que el tal nombre (de Ricos) no provino según esto de las grandes riquezas que aquellos caballeros alcanzaban (que para sustentar la nobleza son menester), sino de la noble cepa y origen de donde emanaban."

Y Sandoval, que en francés significa la palabra Rich, rico o Rey. Y don Bernabé Moreno de Vargas escribe: "Ricos hombres, dice la ley de Partida, según costumbre de España, son llamados los que en las otras tierras dicen condes o varones." Y Santo Tomás dice: "Apud hispanos omnes sub Rege, príncipes divites homines appellantur et praecipue in castella," de donde se colige que ricoshombres fueron aquellos caballeros que tenían muchos vasallos y lugares que los reyes les daban, sus méritos, porque, como dice el mismo doctor Angélico: "Rex providet in pecuniis singulis, secundum merita sua, vel secundum complacentiam hos deprimit, hos exaltat."

Y así a este propósito refieren los autores muchos ejemplos de reyes que hacían mercedes de villas y lugares a algunos altos señores para que pudiesen tener el título y dignidad de ricoshombres; pero es de saber que no sólo para conseguir esta dignidad bastaba el ser ricos de vasallos y lugares, sino que era necesario que el Rey les concediese el dicho título; y esto hacía con particular ceremonia, dándoles las insignias del pendón y caldera, lo cual era para demostración de que de allí adelante eran tan altos príncipes y tan ricos señores que podían levantar gente de guerra.

Y para esto se les daba el pendón y que podían mantenerla a su costa para el servicio de los reyes; y esto significaba la caldera, y así eran los después del Rey tenían mayor dignidad; confirmaban todos los privilegios y mercedes que los reyes daban firmando ellos y los prelados al rededor del sello real, que por esto los que llevaban esta solemnidad se llamaban previlegios rodados, como lo refieren muchos autores, los cuales asímismo concluyen en que este título de ricohombre es el mismo que agora llamamos Grande del Reino, y se colige ser así de una ley de partida; y éstos son los señores a quien el rey llama Primos y se cubren en su presencia y tienen asiento y se les debe llamar precisamente señoría y por cortesía, Excelencia; son los que sucedieron a los antiguos condes, duques y marqueses que después se introdujeron. Y la ley: "Este puede ser dicho en verdad ricohombre, pues que es rico por linaje e home cumplido por bondad." Y Castillo de Bobadilla, en su Política trata destas dignidades.

Duques

Duque se deriva de Duco, Ducis, por guiar, o de Dux, que significa Capitán o guía,

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ya sea Capitán General o Capitán Ordinario. Y la ley dice: "E en algunas tierras los llamaron Duques, que quiere tanto decir como caudillos que aducen las huestes." Era el Capitán General que en ausencia del Rey gobernaba el ejército, y presente el Rey, llevaba el Estandarte Real como su Alférez; ahora es Estado y Señorío con sucesión, y la primera dignidad de los títulos, y no oficio; cuando lo era se introdujo por los romanos y tenían este nombre, según Mariana, los que en alguna ciudad o comarca eran Capitanes Generales y porque en particular podían batir moneda para el sueldo de sus gentes; de aquí procedió que el escudo vulgarmente se llamó en España y se llama Ducado. Y asímismo refiere la forma con que dio la envestidura de este título el Rey de Aragón a su hijo menor el Infante don Fernando, en catorce de marzo del año de mil y trescientos y noventa. Que en señal del nuevo Estado le pusieron en la cabeza una corona rasa, sin flores, a diferencia de la Real. Ya no se hace esta ceremonia.

Archiduques

Primero. Hay en Alemania Archiduques, y su dignidad es mayor que la del Duque, como el Arzobispo es más que el Obispo; y así es el Archiduque de Austria, del cual desciende el Rey nuestro señor y es que, como todos los hijos del Archiduque, se llaman Duques, llámase el primogénito Archiduque, de la palabra Archos, que significa Príncipe, y del origen y progreso desta dignidad se vea a Marino Freccia.

Condes

Segundo. Conde se tomó de Comes o compañero, por la compañía que hacían al Rey en el gobierno o guerra; y dice Esteban de Garibay que era título antiguo que se usaba dar a los gobernadores de provincias principales, y que por los años de Cristo Nuestro Señor de ciento y setenta, tomó a Roma el Emperador Lucio Conmodo, habiendo repartido por 1a provincias del Imperio gobernadores con título de Condes, usándose la primera vez en esta sazón estos títulos nuevos; y pone los mismos Condes en España, año de trescientos y treinta, en tiempo del Emperador Diocleciano.

Y el padre Juan de Mariana, que el primero que dio este nombre a los gobernadores de las provincias fue el Emperador Antonino Vero, el Filósofo, por los años de Cristo de ciento y treinta y nueve y que había condes que tenían autoridad sobre los soldados por los años de trescientos y treinta y seis, y que de este nombre de Conde solían usar los gobernadores de las provincias, aunque en otra parte dice: "No se sabe si era nombre de principado o solamente significa gobierno en los tiempos antiguos." Y Fray Prudencio de Sandoval refiere: "Que los condes antiguos eran para las cosas de la guerra; mucho tiempo há que no son oficio sino dignidad de título."

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Y la Crónica del Rey don Alonso el Onceno pone la forma como se hacían: "Y porque había luengo tiempo que en los Reinos de Castilla León no había Conde, era duda en qué manera lo harían, y la historia cuenta que lo hicieron de esta guisa, y el Rey asentóse en un estrado y truxeron una copa con vino y tres sopas y el Rey dijo: Tomad, Conde, y el Conde dijo: Tomad, Rey, y fue esto dicho por ambos a dos, tres veces, y comieron de aquellas sopas ambos a dos; luégo todas las gentes que estaban allí dijeron: Euad el Conde, euad el Conde (1), y de allí adelante truxo pendón e caldera, y casa y hacienda de Conde, y todos los que antes le guardaban así como a pariente y amigo, quedaron de allí adelante por sus vasallos y otros más."

Ya no se usa de ceremonias para la investidura de éste y los demás títulos, sino sólo el despacho que da el Rey, y son sus estados y nombre hereditario. En tiempo de los primeros Reyes de España, después de su restauración de los moros, usaron sus hijos y nietos de los títulos de Infantes y Condes para denotar la cercanía a la persona real y ser sus compañeros, o los que los acompañaban, como más propincuos. También hubo de tiempo en los godos Condes palatinos, que eran los que tenían los oficios de Palacio; pero los unos ni otros eran como los de ahora, en que asimismo hay en Reinos extranjeros este título de Conde palatino. (1) El distinguido catedrático de las Universidades de Madrid y

Salamanca, doctor don Urbano González de la Calle, actualmente en esta ciudad, nos suministró galantemente la siguiente nota sobre el significado y alcance de la palabra euad: ''Evad'' o ''Euad,'' expresión interjectiva o adverbial del castellano arcaico, de la que se conocen las formas evay, evad, evades. Korting (Latín-rom. Worterb, 3ª edición, Paderborn, 1907, colª 388) supone que tales formas proceden de las latinas evade, evadite, evaditis, de evadere, salir, y las compara con la interjección alemana gehe nur! No es indiscutible dicha etimología, sobre todo en su aspecto semasiológico, pero no es completamente inverosímil la hipótesis en que se basa. Evad o Euad equivale, sin duda alguna, a hé aquí, ved aquí. Véase Antonio G. Solalinde, ''Antología de Alfonso X el Sabio,'' Espasa Calpe, Argentina, S.A., Buenos Aires-México (1941), página 216. De esa misma ''Antología'' son los pasajes siguientes de la ''General Estoria'' del Rey Sabio (páginas 117 y 119): ''Evad aquí la cabeza de Olofernes, princep de la caballería de Asiria, et evad aquí la cortina en que él dormíe en la su bebdez,'' y ''Una mugier hebrea ha fedes grand confusión et grand quebranto en casa del rey Nabucodonosor, et evad aquí Olofernes o yace descabezado en tierra et la su cabeza non es aquí.'' En el ''Poema de Mío Cid'' aparece varias veces la forma evades. Vid, la ed. de Menéndez Pidal de dicho ''Poema'' (Clásicos Castellanos, 8ª edición corregida y anotada, Madrid, Ediciones de ''La Lectura,'' 1929) en los pasajes siguientes: Non quiero far en el monasterio un dinero de daño; evades aquí pora

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doña Ximena dovos cient marcos... (Vs. 252-253) Evades aquí oro e plata fina, una uesa llena, que nada nol ningua;... (Vs. 820-821) Evades aquí yernos la míe mugier de pro, a amas las mis fijas, don Elvira e doña Sol... (Vs. 2.519-2.520) y Evades vuestros yernos tan osados son por entrar en batalla desean Carrión. (Vs. 2.326-2.327) El maestro Menéndez Pidal, que ve en ''evades aquí'' un adverbio demostrativo equivalente a "hé aquí.'' interpreta evades sólo también con el valor de hé aquí, como hemos visto que hizo su discípulo G. Solalinde con la forma evad, a la que principalmente se refieren las indicaciones contenidas en esta nota.

Caballeros, hijosdalgo notorios de sangre, casa y solar conocido y devengar quinientos sueldos

Síguense a los títulos los caballeros hijosdalgo notorios de casa y solar conocido de devengar quinientos sueldos al fuero de España, como menos poderosos; dícense hijosdalgo de sangre, por ser los que tienen su nobleza por posesión, antigüedad y origen cierto del linaje, derivado de padres a hijos antepasados, conservando la antigua memoria en herencia y a distinción de los de previlegio o Caballeros Pardos, que son menos, porque por el previlegio los hizo el Rey de poder absoluto hidalgos, concediéndoles lo que pudo de partícipes de la hidalguía y exenciones, mas no lo natural de la sangre por herencia y antigüedad de linaje, transferido de la virtud y valor de sus mayores.

Y esto de previlegio no se entiende por otros que la tienen por alguna gran hazaña o servicio particular, realzando la nobleza que tenían, porque por esto merecieron más y acrecentaron el valor antiguo; eslo el de la nobleza más que el de la hidalguía en cuanto a los hombres, porque aquél fue casi desde el principio del mundo, en que lo introdujo el derecho de las gentes, como dice Castillo de Bobadilla (1), y que los hijosdalgo tienen libertad y franqueza desde el tiempo del Conde don Sancho de Castilla, nieto del Conde Fernán González, aunque Pedro de Medina y Diego Pérez de Mesa (2) lo pone antes en tiempo del Rey don Sancho de León, que llamaron el Gordo, donde dice mandó este Rey don Sancho que los hijosdalgo fuesen libres de pechos; y este Rey empezó a reinar, según Carrillo en sus Anales, año de 955 (3).

Y el Rey don Sancho heredó el Condado el de 1005, reinando don Alonso el Quinto, cuarto Rey siguiente al referido don Sancho el Gordo. Dícese de casa y solar conocido por la certidumbre del origen de su nobleza manifestada en la

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memoria o tradición inmemorial de la raíz o cimiento del linaje de donde procede, que por más conocido tuvo solar y casa señalada, notoriamente noble, en que habitaron sus más antiguos; y del principio de las casas solariegas se da noticia adelante. Y la palabra notorios asienta que es cosa recibida de todos por tradición, sin contrariedad, o porque es dado por juicio de Juez competente que son los dos puntos que hacen notoriedad; y en lo de devengar quinientos sueldos a fuero de España, por haber diversas opiniones, se pondrá más por menor.

Julián del Castillo le da origen de la batalla de Clavijo en que se redimió el infame tributo de las cien doncellas que se pagaba a los moros, diciendo: "Y asímismo el Rey don Ramiro por esta insigne victoria que ganó a los moros en Clavijo, hizo grandes mercedes a todos los hijosdalgo que le ayudaron a defender el pecho y tributo de las doncellas y quinientos sueldos de oro por cada una en cada un año (que llaman el Pecho del Burdel) y de allí adelante fueron llamados los hijosdalgo, hijosdalgo devengar quinientos sueldos"(4). Huerta y Guardiola dicen: que algunos hijosdalgo por sus hazañas y valentías que en la guerra hicieron, merecieron llevar de paga quinientos sueldos, que era una gran ventaja, y así los llamaron hijosdalgo devengar quinientos sueldos.

Esto reprueba Esteban de Garibay y dice: "Que fue en venganza de la injuria que se hiciese al hijodalgo y que se concedió fuero, que el que matase a hidalgo pagase, quinientos sueldos por el homicidio, y que el que hiriese o deshonrase al hidalgo pagase quinientos sueldo al hidalgo herido o denostado." Pruébalo la ley ochenta y cinco del estilo, que dice: "Otrosí, es a saber que el hijodalgo no será así juzgado como otro que no es hidalgo; y la pena de la deshonra del hijodalgo es quinientos sueldos, etc." Y la ley 131: "E si fuere hijodalgo denostado, demándele que peche quinientos sueldos e débeselos pechar." Y hay desto previlegios antiquísimos; y el Rey don Alonso de León, hijo de don Fernando II, a semejanza dello, dio previlegio.

Era de mil duscientos y veintiocho, que es año del nacimiento de Cristo Nuestro Señor de mil ciento y noventa, a los Canónigos de la ciudad de León; y entre otras cosas manda que cualquiera persona que injuriare a Prebendado de aquella Iglesia le peche quinientos sueldos como a hijodalgo, y así lo refiere Fray Atanasio de Lobera (5), y también es comprobación lo que determina la ley: "Y si fuere hijodalgo el que dijere los dichos denuestos, no sea condenado a que se desdiga de ello y pague quinientos sueldos, y por ellos dos mil maravedís, etc." (6).

En que se conoce es privilegio por hijosdalgo el no desdecirse sino reducirlo a pena pecuniaria; y aunque se puede oponer que si había de pagar quinientos sueldos por la injuria que hacen y dársele lo mismo por la que recibe, no era distinción, sí lo es porque ambas cosas son en contemplación de ser hijodalgo, y los unos eran sueldos de oro y los otros no, y reducidos a tan bajo precio; y por la nobleza se goza de esta exención para poderse decir en el propósito hijodalgo de devengar quinientos sueldos. Fray Juan de Pineda lo discurre así: "Nuestro buen

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Maestro Antonio de Lebrija dice que la palabra latina vendicare quiere decir devengar para sí, que es como tirar algo hacia sí, como lo que se debe por paga o por derecho, según decimos, que tiramos gajes del Rey.

Y también dice el Nebricense que significa defender, libertad o nobleza; de aquí viene la palabra devengar o vengar, pagándose alguno de la injuria que otro le ha hecho, porque la injuria es deuda y los que dándose por injuriados de otros los amenazan, les dicen: Vos me la pagaréis, y de esto parece que decir úno hidalgo de devengar quinientos sueldos, es decir que desciende de un tal guerrero y noble que ganaba por paga quinientos sueldos. Si conforme los antiguos fueros de Castilla lo guiamos, aquél se llamará hidalgo de devengar quinientos sueldos, según fuero de España, que por su nobleza tiene derecho especial de estimar y pedir sus injurias por quinientos sueldos, en que por entonces se apreciaba el honor de los tales, en satisfacción pecuniaria.

A esto favorece otra ley de los fueros de España en el título de las prendas, cuyas palabras son las siguientes: Si el Caballero debe algo al franco o otro home de raza por aquella deuda ni por otra cosa del mundo no trabe a la bestia que cabalgare, ni dé las riendas; y si lo hiciere. peite quinientos sueldos de calumnia, doscientos y cincuenta sueldos para el Rey y los otros ducientos y cincuenta sean para el Caballero por la honra que había recibido.

Para esto mismo sirve otra ley del Rey don Alonso el Onceno, fecha en Alcalá, éra de mil trescientos y ochenta y seis, diciendo que por cada solar en que alguno tomare alguna cosa de mantenimientos por fuerza, pague trescientos sueldos, si lo que tomare fuere de labradores, e si fuere de hidalgos, quinientos sueldos. Otra ley corría en el Forojuzgo, que comienza: Si algún home há buey bravo, etc., donde apreciándose los daños que las bestias bravas hacen y las muertes que dan en la del hombre de honra, dice: que peche el señor del animal quinientos sueldos por el homicillo. En el libro del estilo de la Corte se determina lo mismo. Y quien de esta materia más quisiere, lea a Mexía, Otálora, Cobarrubias, Garibay, allende de lo que Tiraquelo amontona para otros propósitos ."

Infanzones, Gentileshombres y Escuderos

Apellídanse los hijosdalgo con otros nombres, como son el de Infanzones, según ya se ha apuntado, Gentileshombres, Escuderos, que es un mismo significado, como dice Vargas, porque noble absolutamente es aquel a quien el Rey ennobleció, y sus descendientes; y estos nobles en España se han llamado Infanzones, Hijosdalgo, Escuderos y Gentileshombres, y así son nombres que demuestran lo que es ser noble sin alterar ni mudar su esencia y substancia, y que en la restauración de España los españoles que se habían recogido a las montañas de Vizcaya, Burgos, Asturias, Galicia, Navarra, Cataluña y Aragón y en los Montes Pirineos, adonde con la aspereza de la tierra y con algunos fuertes que se edificaron, se defendieron valerosamente de los moros árabes, que nunca los

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pudieron entrar; y visto que había muerto el Rey don Rodrigo, alzaron por su Rey y señor natural al Infante don Pelayo para que los acaudillase, año de setecientos y catorce; y en los Pirineos a don García Ximénez; y en Cataluña, en la Cueva de Pabón, a don García Iñiguez, Caballeros principales de los Godos, los cuales, cada uno por su parte, comenzaron la restauración de España haciendo casas fuertes adonde se recogían y de donde más a su seguro pudiesen hacer mal a sus enemigos; y estas casas fuertes son los verdaderos y antiguos solares de la nobleza de España, y a los caudillos de ellas llamaron Infanzones, y éstos y sus descendientes eran los nobles de aquellos primeros tiempos; y llamáronse Infansones por ser nombre superlativo que demuestra mayoría sobre los otros infantes soldados que tenían debajo de su gobierno.

Estos Infanzones y caudillos desde aquellas sus fortalezas ganaban muchas tierras y despojos, con que se hicieron ricos y poderosos y se dieron a estimar; y supuestos que sus hijos mayores les heredaban el cargo y casa y los segundos y otros sus descendientes fuesen pobres, con todo se llamaban Infanzones y se generalizó este nombre, que a todos los nobles comúnmente le llaman, aunque fuesen pobres y aunque no tuviesen casas fuertes. Y en el tiempo del Conde Fernán González todos los nobles de Castilla se llamaban Infanzones y tienen este nombre en Vizcaya, Aragón y Cataluña.

Y Zurita dice: que Infanzón es lo mismo que hijodalgo, y éstos, siendo pobres, los llaman escuderos, porque antiguamente servían a los ricoshombres de llevarles las armas y el escudo, de donde les quedó el nombre de Escuderos; y lo mismo es genti1hombre y así se nombran en la Casa Real y en las de los señores los criados de estimación. Y no sólo se tienen por casas solariegas aquellas primitivas que se han referido y había antes, sino otras fundadas después en varias partes por haberse trasplantado en ellas ramos de esotras, o dádoles origen hechos famosos o serlo sus fundadores o por otras causas que hubo para merecer y conseguir lustrosa memoria, dejada en herencia a los sucesores y descendientes. Algunas casas solariegas se intitulan palacios en Navarra y en otras partes tienen otros nombres.

Probanzas

Refiere Esteban de Garibay que dispone la ley de Córdoba que los hijosdalgo de los Reinos de España. en las probanzas que hiciesen de su origen y limpieza, no tan solamente sea con hijosdalgo, pero aun con pecheros, y así cuantos más son los testigos pecheros que declaran en favor, tanto es más estimable la probanza, porque como son contrarios y interesados por venir a quedar menos para los pechos y cargas, se presume que la fuerza de la verdad les obliga a declarar lo cierto y que no lo hicieran si estuviese dudosa o contraria; y Para estas pruebas es parte formal el estado pechero por serle perjudiciales y por eso le citan; y las que se hacen ante juez pechero también tienen la más estimación que queda referida de los testigos, aunque ignorándolo, algunos huyen de ello, entendiendo que el

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juez pechero es sólo para los de su gremio, no siendo así sino que son jueces generales para todos y que es previlegio concedido a la nobleza que se le dé la mitad de oficios, que si no, pudiera ser que todos los tuviesen esotros; y hay dos modos de introducirse estas probanzas y pleitos de hidalguía, uno por haber empadronado y sacado prendas para que pechen y por exentarse litigar hasta sacar ejecutoria de los alcaldes de hijosdalgo y Chancillerías, que de ello tienen conocimiento, empezando el pleito desde la demanda ante ellos y no otros jueces, porque ningunos fuéra de ellos pueden entrometerse en estas causas.

Y el otro modo por información ad perpetuam rei memoriam, por causa de ser los testigos viejos y que no se mueran sin declarar y otras razones que se representan; y éstas se hacen ante los alcaldes de hijosdalgo y también ante los jueces ordinarios del lugar donde lo piden; y las que se hacen ante las justicias, siendo con citación, tienen mayor fe y fuerza que las que se hacen sin citación. Y por ordenanza de las Reales Chancillerías de Indias está dispuesto que guarden las ejecutorias y previlegios de hidalguía a los que las tuvieren (7), y los demás que pretendieren ser hijosdalgo no conozcan de ello y lo remitan a las Audiencias de los Reinos de Castilla que pueden tener conocimiento; pero para exención de personas en ejecuciones por deudas civiles, se recibe información a los que la pretenden dar, por no tener ejecutorias y previlegios, así en las Reales Audiencias como ante los otros jueces y justicias ordinarias, y se declara sobre la tal exención; y lo mismo para dar asiento en estrados a los litigantes por nobles.

Hay informaciones de limpieza y de nobleza; las de limpieza son las que prueban ser cristianos viejos de padres y abuelos, sin mala raza ni descendencia de moros, judíos o nuevamente convertidos a nuestra santa fe católica, ni haber sido penitenciado por el Santo Oficio de la Inquisición; y de éstas, junto con la de buena vida y costumbres, son las que se hacen por los tribunales de ella para familiaturas y otros sus oficios y para colegios, frailías de religiones militares y iglesias o cofradías de estatuto de limpieza. Y las de nobleza, que tengan las mismas condiciones y más sean hijosdalgo de padres y abuelos que no hayan pechado, y destas son las que se hacen para hábitos militares con otros adminículos de no haber tenido oficio vil ni de los prohibidos, etc.

Y para obtener ejecutorias de hidalguía en que no es menester la última circunstancia de oficios ordinarios; y estas ejecutorias son de dos maneras, de posesión, por la que han tenido los litigantes, sus padres y abuelos, y de propiedad por el origen cierto o la inmemorial de poseedores; y también las hay en una de posesión y propiedad, pero pocas veces se hallan destas; y ninguno es obligado a probar para limpieza y nobleza más que de padres y abuelos, como dicen las leyes (8), y todos tienen fundada su intención para cristianos viejos; y si se hacen pruebas es para excluír las otras objeciones y corroborar la propiedad; mas no hay esto en cuanto a la hidalguía que se ha de probar por proceder de mayor estado en que se adquiere exención, y conforme a derecho el que pone exención la debe probar.

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Por la patria están los vascongados declarados por hijosdalgo notorios de sangre, y probando ser de allí y proceder de los primeros pobladores de ella, obtengan ejecutorias de hidalguía, por ser todos los de aquellas tierras nobles y no haber pechado, ni pecheros. En lo tocante a la Provincia de Guipuzcoa, por Reales Provisiones, carta y sobrecarta de Madrid, a 3 de febrero de 1608, y Lerma, 4 de junio de 1610, y en cuanto al señorío de Vizcaya por su fuero en la Ley 15, título 1º, y lo mismo en los fueros del Reino de Navarra y Provincia de Alaba, y en todos es declaración y no previlegio, como lo quiso dar a entender Juan García, contra quien escribió Juan Gutiérrez un libro de prácticas cuestiones, adonde se hallara muy acendrado esto; pero por ser tan grande la nobleza de las casas particulares de aquellas provincias, pocos se aprovechan desta generosidad, sino de lo especial de la de su linaje, cuya palabra se deriva de línea, porque por sus líneas se va comunicando la descendencia de la familia, como dicen don Luis Ramírez de Prado y Cobarrubias y el prólogo del título 6º, parte 4ª, y la Ley 2ª advierte lo que es línea por estas palabras: "Línea de parentesco es ayuntamiento ordenado de personas que se tienen unas de otras como cadena, descendiendo de una raíz e facen entre sí grados de partidos." Y allí Gregorio López distingue las líneas masculina y femenina, que la una procede de varón y la otra de hembra.

(1) Bobadilla, Polit., Libro I, capítulo 2, número 1.

(2) Merino y Mesa, ''Grandezas de España,'' Libro I, capítulo 83.

(3) Carrillo, ''Anales,'' folios 288 y 509.

(4) Julián del Castillo, ''Historia de los Reyes Godos,'' folio 154, columna1ª.

(5) Fray Atanasio de Lobera, ''Las grandezas de León,'' capítulo 21, página 2.

(6) ''Reeopilación Libro III, Ley 2ª, título 10.

(7) Ordenanza 19 del año de 1563.

(8) Recopilación, Libro II, Leyes 7 y 8, título 11.

Matrimonio

En la procreación consiste permanecer la naturaleza humana, que es uno de los dos asuntos del Santo Sacramento del Matrimonio instituído por Dios en el

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principio, cuando el mundo estaba en su infancia, en nuestros primeros padres Adán y Eva, criando a ésta para compañera del varón, diciéndoles: Creced, multiplicad y llenad la tierra; y cuando dio el consentimiento a Adán con decir que los huesos y la carne de Eva eran los suyos, "y que serían ambos en uno," como dice la ley, habiendo dicho en el prólogo: "Que hizo Nuestro Señor gran honra al hombre en darle mujer para que de aquella amistad saliese linaje, de que el mundo fuese poblado; y que por haber establecido Dios el matrimonio, es uno de los más nobles e más honrados de los siete Sacramentos de la Santa Iglesia."

Y después: "Ninguna de éstas no se podría cumplir derechamente, si non por el linaje que sale del casamiento, que se cumple por ayuntanza de home e de mujer." Y la Ley 3: "E el otro bien del linaje es facer fijos para crecer derechamente el linaje de los homes." Y en el Testamento Viejo la mujer estéril era tenida en menos, por ser contra la bendición de Dios y promesa de que no habría en su pueblo infecunda ni estéril, y es maldición de la Iglesia que no tengan sucesión. Las leyes primeras de los títulos 1 y 2, parte 4, dicen: "Llamado es desposorio el aprometimiento que facen los homes por palabra cuando quieren casar, y esta palabra desposorio significa prometer. Matrimonio es ayuntamiento de marido e de mujer fecho con tal intención de vivir siempre en uno." Y la Ley 2ª título 2º: "Matris et munium, son palabras de latín, de que se tomó nome matrimonio, que quiere decir tanto en romance como oficio de madre, por ser la que tiene más parte en los trabajos de la crianza." Hay desponsalias y casamiento; las desponsalias son para futuro matrimonio y basta para ella ser de edad de más de siete años, y para el casamiento se requiere que tenga el varón catorce años cumplidos y la hembra doce, aunque suple algo de edad la suficiencia de los contrayentes.

En lo antiguo, la conformidad de voluntades explicadas entre sí y entrega de personas de varón y hembra, constituía matrimonio como contrato entre partes, sin otra intervención, hasta que el Santo Concilio Tridentino mandó que se hiciese este Sacramento con asistencia de párroco y dos testigos, o fuese nulo, por evitar los engaños y fraudes que había; y desto se hallará más razón en las Sumas Morales. Entre los egipcios era ley que ninguno se casase sin licencia de su padre antes de los treinta años de su edad; y si se contravenía, eran públicamente castigados los padres y los hijos tenidos por no legítimos. Esiodo, poeta griego, y el filósofo Xenofón, dicen que para casarse la mujer debe ser de edad de catorce años y el hombre de treinta porque sepa regir su casa. Licurgo, en las leyes que dio a los 1acedemonios, mandaba que el varón no se casase hasta los treinta y siete años y la mujer de dieciocho años.

Aristóteles dice que la mejor edad de casarse la mujer es de dieciocho años y el hombre de veintiséis; y que al hombre le conviene casarse con mujer muy moza para mostrarla a buenas costumbres; y el casarse temprano es tan favorecido en nuestros tiempos (por lo que la naturaleza está adelantada), como lo muestra la ley siguiente: "Porque en todo se ayude a la multiplicación como cosa tan importante, y a la felicidad y frecuencia del estado del matrimonio por donde se

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consigue, ordenamos y mandamos que los cuatro años siguientes al día en que úno se casare sea libre de todas las cargas y oficios consejiles, cobranzas, huéspedes, soldados y otros; y los dos primeros de estos cuatro, de todos los pechos reales y consejiles y de la moneda forera (si acertare a caer en ellos); y si se casare antes de dieciocho años pueda administrar (en entrando en los dieciocho) su hacienda y la de su mujer, si fuere menor, sin tener necesidad de venia; y que los que teniendo veinticinco años cumplidos, estuvieren por casarse, les puedan echar las dichas cargas y oficios consejiles y ellos tengan obligación a admitirlas, aunque estén en la potestad y casa de sus padres; y que el que tuviere seis hijos varones vivos, sea libre por toda su vida de las dichas cargas y oficios consejiles, y aunque falte alguno de los hijos se continúe el previlegio" (1).

Concedidos estaban por derecho a los que tenían doce hijos, como refiere don Juan de Solórzano. Tenían los españoles antiguos, desde el tiempo de Tubal, por costumbre y solemnidad pedir a Dios fecundidez en los matrimonios, según Noé lo había enseñado a sus hijos; y el esposo, antes de recibir en su poder a la esposa, hacía con gran solemnidad sacrificio a Dios invocándole y rogándole que le diese fecundidad de buenos hijos; por esta demanda llamaban a aquel sacrificio Himeneo, que significa fecundidad de madre, y era en presencia de muchos, que eran testigos del ofrecimiento que se hacía entre sí el marido a la mujer, y al contrario de quererse y tratarse bien so pena de grave reprensión, y con esta ceremonia había un gran convite.

Los cartagineses usaban invocar el favor divino para quererse bien los casados, haciendo sacrificio a su diosa Venus, a la cual invocaban enlazando los recién casados con una toca larga (como lo usamos en las velaciones), al varón por los hombros, porque se le pone en ellos la carga del matrimonio, y a la mujer sobre la cabeza, denotando la superioridad del marido, que lo es suya y a cuya sombra ha de guardar su honra. Los antiguos romanos hacían en los casamientos tocar los desposados con la mano agua y fuego, en anuncio de la generación que habían de tener por ser estos dos elementos causa de engendrar y criar, y también por significar la limpieza y castidad conyugal que habían de guardar, porque el agua limpia las inmundicias y el fuego afina los metales; entregaban a la novia una rueca en señal de que se había de ejercitar caseramente, y usaban otras ceremonias teniendo por mal agüero casarse en el mes de mayo, porque en él traían luto los sacerdotes, y les era buen presagio casarse en abril o junio por ser dedicados a Venus y Juno; y el que casaba con viuda, había de ser en día festivo que andaba menos gente por las calles; y casarse con doncella en día de trabajo, porque no era lícito en los de fiesta hacer fuerza a nadie, y denotaban la que se hacía a las doncellas en su honestidad; y por estimación della se introdujeron las arras y la esponsalía larguitas, como por dote que da el marido a la mujer, y el que la lleva es para sustentar las cargas del matrimonio.

Los etruscos no daban ni recibían dote y enviaban un anillo de hierro a la novia en señal de parsimonia. Por derecho antiguo no se podían casar las viudas en el año

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primero de su viudez y tenían penas por ello, y reformaron las Leyes 3ª y 4ª, título 1º, libro 5º de la Recopilación. San Jerónimo dice que en su tiempo y del Pontífice Dámaso vivía una mujer en Roma que había sido casada con veintidós maridos y otro hombre viudo de veinte mujeres y los dos casaron poniendo en cuidado a la República de cuál moría primero, y fue ella, y al viudo acompañó mucha gente en el entierro y le hicieron llevar palma en la mano que mostrase su victoria. Lamech fue el primero que se casó dos veces y el primer divorcio por repudio fue el de Carvilio Ruga, que dejó a su mujer por estéril y lo admitió el Senado Romano, año de 3729 de la creación del mundo (2); y que en el año 225 de Cristo, prohibió el Pontífice Calixto los matrimonios entre parientes, y el prólogo del título 6º, parte 4ª dice: " Antiguamente los del linaje casaban unos con otros, :' los Santos Padres que vinieron c también en la Vieja Ley como en la Nueva, lo defendieron por muchas causas (que pone y entre ellas) primeramente porque los parientes se criasen e viviesen en uno, non se amando por otro amor sino por el deudo del linaje, e sin esto, porque todos los homes vivirían apartadamente por sí cada uno en su linaje, como en manera de bandos, pues que a los extraños non se hobiesen de ayuntar por casamiento." Y es así que por él se unen las familias diversas en vínculo de amistad y hay elección y otros muy buenos efectos de vida sociables, y antes había dicho: "El parentesco de linaje es cosa que ata a los homes en grande amor, porque son como unos por sangre naturalmente.

Los babilones acostumbraban juntar todas las doncellas, para casar en lugar público y en día señalado, graduándolas por su hermosura, anteponiendo a la que lo era más y feneciendo en la más fea, y el que más precio daba por la más hermosa, la llevaba por mujer, y a este modo las otras, y trastrocándolo con las feas, que daban con la que más lo era el precio que se había dado por la de mayor hermosura. Antonio Sabelico escribe hacían lo mismo los antiguos venecianos; pero por la que era de razonable parecer, ni daban ni recibían. En Francia tenían costumbre dar a escoger a sus hijas el marido, convidando muchos mancebos decentes para ello, y era elegido aquel a quien primero diese aguamanos la doncella. El padre debe dar a sus hijos buena madre por dejarles linaje de que se precien, y no deshonra. Cuéntase de Menesteo Ateniense, hijo de Isícrates, excelente Capitán, habido en una mujer ordinaria, natural de Tracia, que le preguntaron: que de su padre y madre cuál estimaba más, y respondió que a su madre porque le había procurado ser Ateniense y hijo de excelente Capitán, cuando éste le había hecho natural de Tracia y hijo de mujer baja; y si esta queja hay en los naturales que nacieron por accidente, ¿qué será en los legítimos?, pues como dice el Obispo de Mondoñedo: El mal casamiento nunca se acaba de llorar, y jamás será bien casado el que se desprecia de su suegro (3); y el refrán castellano: Casar y encompadrar ha de ser por igual.

Y Solón: Cása con tu igual, porque nunca se junta bien lo desigual. Y la ley: "Que la sangre de los nobles no es justo que sea mezclada con viles mujeres por ayuntamiento." Y el padre Juan de Mariana refiere que: "Por cuanto muchos que no eran nobles con diversos colores y trazas se apoderaban de las honras y

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oficios públicos, y por emparentar los nobles Godos con los del pueblo, su antigua nobleza se entregaba y escurecía, se proveyó de remedio para este daño en el Concilio Treceno de Toledo, año de 683" (4). En la Ley Vieja se usaba en los sacrificios leña sin corteza ni carcoma, porque lo que se da y se recibe no ha de ser con daño ni capa que lo encubra; y así en el matrimonio no ha de haber compuesto de bueno y malo, y dice la ley: "El mayor denuesto que la cosa honrada puede haber, es cuando se mezcla tanto con la vil que pierde su nombre" (5). Y Lucio Floro: "Que el que se casa y toma parientes más honrados que él, señores toma a quien servir." Y Eurípides: "El pobre que se casa con mujer rica no recibe mujer sino señora."

Pero todo lo que fuere aumento se debe procurar, y más en el matrimonio, cuyas calidades pone la ley: "Que aquella con quien casase haya en sí cuatro cosas: la primera, que venga de buen linaje; la segunda, que sea hermosa; la tercera, que sea bien acostumbrada; la cuarta, que sea rica. Ca en cuanto ella de mejor linaje fuere, tanto será él más honrado; por ende, e los fijos que della hobiere serán más honrados e más en cura tenidos. Otrosí, cuanto más fermosa fuere tanto más la amará, e los fijos que della hobiere serán más fermosos e más apuestos, lo que conviene mucho a los fijos de los Reyes que sean ta1es, que aparezcan bien entre los otros homes. E cuanto de mejores costumbres fueren, tanto mayores placeres recibirá de ella e sabrá mejor guardar la honra de su marido e de sí misma. Otrosí, cuanto más rica fuere, tanto mayor proverná ende al Rey e al linaje que della hobiere e aun a la tierra do fuere" (6).

Platón dijo: Sólo la hermosura es digna de ser amada en mayor grado más que otras, cosas. Y Heliodoro: La hermosura es un dón de naturaleza que tiene gran fuerza de atraer a sí los corazones y benevolencias de los que la miran. Y Aristóteles: Que conmueve más que elocuentes escritos. Y Séneca: Que es una honra muda. Lucio Floro: El que se casa con mujer de buen parecer toma cuidado, y siendo con fea lleva tormento. Y Bión: Si el hombre se casare con fea, tendrá perpetuo dolor, y si con hermosa, será insufrible y común. Y Marco Aurelio: A gran trabajo se ofrece el que con mujer hermosa se casa, pues le ha de sufrir su soberbia, gastos y locura (porque hermosura y locura son dos guisados que roen la hacienda), sus rencillas (porque toda mujer hermosa quiere mandar en casa), sus regalos, porque mujer hermosa quiere gastar su vida en placeres.

Y que Arminio, gran filósofo, no se casó en su mocedad, y preguntado por qué, respondió: Porque si es fea téngola de aborrecer; si es rica, de sufrir; si pobre, de mantener; si hermosa, de guardar. Este, ya viejo y ciego (del demasiado estudio), sólo por su regalo se casó y tuvo una hija de quien descendieron los amilcares cartagineses, competidores de los Escipiones romanos. El jurisconsulto asienta que la mujer se dice de amolicie, que es blandura del entendimiento, y así da siempre testimonio vario y mudable. Y Estobeo: Que la mujer es un mal perpetuo y necesario en el mundo. Y Nimo Publio: Que es para en casa juntamente salud y daño. Y Juvenal: No hay cosa más insufrible, ni intolerable que la mujer rica, y que

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la primera pregunta de los casamientos es hacienda y la postrera de las costumbres. Y Plauto: Que solamente está sujeta al marido la que sin dote se recibe. Y Eurípides: Que la desposada sin dote nunca tiene libertad de hablar. Tito Livio: Si a la mujer haces igual, mayor la haces. Aristóteles: Por la mayor parte la mujer tiene más piedad que el hombre, pero mayor envidia, más malicia y engaña con más facilidad. Pero todo esto será para quien le toque, sin agravio de las otras, cuya estimación y loa sobrepuja; porque Caya Celia y Talacio fueron en Roma dechado de buenos casados en tiempo del Rey Tarquino Prisco, quedando por ejemplo entre los romanos.

Tañaquil y Servio Tulio lo mismo, sin otras; y bastaba para alabanza del sexo femenino la ocasión que dieron las romanas para que se les concediese que pudiesen ir en carros y que fuesen loadas en su muerte como los varones. Y según Virgilio, la mujer es parte y ración entera del hombre. Y San Crisóstomo: La mujer fue formada sólo para el servicio y regalo del hombre después de la generación. Y otro dijo: Si el mundo estuviese sin mujeres, fuera árbol sin hoja, prado sin yerba, fuente sin agua y ciudad sin gente. Y Eurípides: En las enfermedades y desgracias de fortuna es la mujer para su marído una cosa suavísima. Penélope fue tan recogida, que guardó lealtad a su esposo Ulises sin saber en más de veinte años si en la guerra era muerto o vivo, y pedida de muchos en casamiento les entretenía con una falsa tela dando palabra que, en acabándola, se casaría, y destejía de noche lo tejido de día hasta que vino su marido. La valerosa Panthea, viendo al suyo atravesado de una lanza y muerto en la guerra, se lavó con la sangre de la herida y se dio muerte con la misma lanza. Porcia Romana, hija de Marco Porcio. teniendo nueva de la muerte de su marido Bruto (en la guerra de Farsalia, por la de Julio César, primer Emperador romano), comiendo ascuas de fuego murió por haberle quitado todo género de armas con qué poderse dar muerte, que a tánto llegó su dolor.

La valerosa mujer Tebana, viendo que Abimelech se había apoderado de la ciudad, esperó llegase a quemar la puerta de la torre donde estaban recogidos, y le tiró una teja con que le hirió la cabeza y dio muerte, y puso el ejército en huida, dejando libre la ciudad. Teniendo los lacemones presos muchos nobles de los minos (sus capitales enemigos) y sentenciados a muerte, sus mujeres, con ruegos, lágrimas y dones consiguieron de las guardas poderlos visitar, y trocando los vestidos, los libraron, quedándose ellas en la prisión, y por tan singular fineza las perdonaron y a sus maridos, honrándolas con grandes privilegios; y la misma acción de libertar a su marido preso y quedarse en la prisión, hizo doña Sancha mujer del Conde Fernán González, señor de Castilla, hermana del Rey don García de Navarra. Y la Reina Católica doña Isabel fue en todo documento general de mujer eminentísima. Y no sólo esto, sino que saliendo de su encogimiento aún se han adelantado a varones, pues Pamphila, hija de Latheo, en la Isla de Theo inventó el tejer, y la Reina Cebes, el arar, sembrar, trillar, moler el trigo y amasarle.

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Semirámis, Reina de Babilonia (a quien cercó de ladrillo), inventó las calzas para los hombres y hizo grandiosos edificios. La valerosa Pantafilea inventó la hacha de armas y usó de ella en las guerras. Phenisa inventó la ballesta y las xaras. La fama de Roma y Grecia (por la competencia que tuvieron) se comentió a doce mujeres romanas y otras doce griegas, todas muy sabias, y puestas en disputa las griegas por su elocuencia vencieron con honra, quedando por más sabias, prudentes y hermosas. Cornificia hablaba en verso como el más despierto y locuaz en prosa. La griega Areta leyó muchos años filosofía, haciéndose lugar entre los más principales filósofos. Débora fue doctísima y valerosa en armas. Istrinia, Reina de los scitas, enseñó a su hijo Sylen las letras griegas y latinas y otras ciencias. Themistoclea, hermana de Pitágoras, escribió muchas sentencias y tuvo grandes opiniones de que se aprovechaba su hermano en lecciones públicas. Manto (que dio nombre a la ciudad de Mantua) fue grandísima vaticinadora y esc1arecida en letras. Ipocralia, discípula de Mirtido, escribió cinco libros de epigramas y venció en pública disputa cinco veces a Píndaro, príncipe de los líricos.

Pola Argentina, mujer del cordobés Lucano, le ayudó en la enmienda de los tres libros de la Farsalia y con elegancia acababa muchos versos que su marido comenzaba sin acertar a darles fin. Diotimia y Aspasia fueron tan excelentes en filosofía que Sócrates se llamaba su discípulo. Endoxa, mujer de Teodoro Junior, de más de ser hermosa y honestísima en extremo, fue tan señalada en letras, que dejó escrito libro de admirables consejos y singulares doctrinas. Theono, natural de Mesopotamia o Creta, de profesión pitagorea, mujer de Brutino Crotomata, trató de la virtud y escribió sobre toda la filosofía y versos y apotegmas en mucha suma. Zenobia, Reina de los palmerenos, escribió un epítome de la historia Oriental, y Alejandrina fue maestra de los príncipes, sus hijos, Hereniano y Thimolao; y armada de todas armas, a caballo, animaba a sus soldados orando elegantísimamente, y gobernó el imperio en la Siria, muerto Odenato su marido, y venció y aprisionó a Sapor, Rey de Persia.

Aspasia, mujer de Milecia, por ser doctísima en filosofía, leyó públicamente retórica en su patria y fue graduada de maestra y después casó con el famoso Pericles. Abigaíl tuvo tántas letras y discreción, que supo aplacar la ira del Rey David contra Nabal, su marido, y viuda, casó con el Rey. Débora fue doctísima y valerosa en armas y tuvo regido mucho tiempo el pueblo de Dios, y consiguió de sus enemigos muy grandes y famosas victorias. Y dejo de poner otras muchas, remitiéndome a las que celebran la Sagrada Escritura y las historias, por ejecutarme la memoria de las insignes en santidad, martirio y constancia, que epilogó Juan Pérez de Moya (7), de todas las virtudes, donde hallará el curioso todo lo que su deseo le pidiere y puede alcanzar la alabanza que también la han merecido las de nuestros tiempos, pues en ellos hay muchas loables en todo, y en la poesía dando obras a los teatros y a los libros, de que algunos se hallarán en la Fama Phostuma, de Montalbán.

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Y nadie puede negar que somos deudores a las mujeres del primer albergue, parirnos con dolor y criamos con afán a costa de su sangre y de otros muchos beneficios. Y volviendo a coger el hilo del ovillo del matrimonio, para descender a los hijos legítimos, por quienes se tocó en él, ya que se ha tratado del perfecto, se pasa al imperfecto que es el casamiento clandestino que se hace sin la solemnidad dispuesta por nuestra Santa Madre Iglesia y como escondidamente, según dice la ley: "Ascondidos son llamados los casamientos en tres maneras: la primera, es cuando los facen encubiertamente, sin testigos de guisa que non se pueda probar; la segunda, es cuando los facen ante algunos, mas non demandan la novia a su padre o a su madre o a los otros parientes que la han en guarda, ni les dan sus arras ante ellos ni les facen las otras honras que manda la Santa Iglesia; la tercera, es cuando non lo facen saber consejeramente en aquella iglesia onde son parrochianos" (8), que es con amostaciones y concurrencia de cura. Y la Ley 3 (9) pone por pena que no sean tenidos sus hijos por legítimos, que es una de las penas y castigo que padecen los hijos por los delitos de los padres, por tenerse el hijo por una misma persona con su padre y ser como carne suya aumentada, como dice el doctor don Juan de Solórzano Pereira (10), y la ley: "Padre y hijo es una misma persona" (11).

Hijos legítimos

Los hijos legítimos tienen más estimación, como lo advierte el prólogo del título 13, parte 4ª "Entre los bienes que dijimos en los títulos antes de éste, que son en el matrimonio, es uno de ellos que los fijos que nacen dél son derechureros e fechos según ley, e tales fijos como éstos (según dijeron los Santos); ámalos e ayúdalos e dales esfuerzo e poder para vencer los enemigos de la su fe; e son así como sagrados, pues que son fechos sin mala estanza e sin pecado, e sin todo aquesto son tenidos por más nobles, porque son ciertos e conocidos más que los otros que nacen de muchas mujeres, que no pueden ser guardadas como la una, según ya dijimos; además, aun según natura, deben ser más ricos, más esforzados porque

(1) Recopilación, Libro V, Ley 14, título 1. (2) Don Martín Carrillo, "Anales del Mundo," folios 35 y 93. (3) Don Antonio de Guevara, Epist., página 1. (4) Padre Juan de Mariana, ''Historia de España,'' libro VI, capítulo XVII. (5) Ley 3, Parte 2ª, título 24. (6) Ley 1ª, Parte 2ª título 6. (7) Juan Pérez de Moya, ''Varias historias de santas e ilustres mujeres de todas

virtudes." (8) Ley 1, título 3º, parte 4ª. (9) Ley 3, título 3º, Parte 4ª. (10) Juan de Solórzano Pereira, ''Política Indiana,'' libro III, capítulo 25, folio 423. (11) Ley 1, título 15, parte 2ª.

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no caen en vergüenza como los otros por razón de las madres; e sin todo esto porque los parientes e los otros homes los honran e los adelantan más que a los otros hermanos, maguer sean de más nobles madres."

Y la Ley 1 pone los que son legítimos; y la Ley 2 dice: "Honra con muy gran pro viene a los fijos en ser legítimos, ca han por ende las honras de sus padres; e otrosí pueden recebir dignidad o orden sagrada de la Iglesia e las otras honras seglares, e aun heredan a sus padres e a sus abuelos e a los otros sus parientes, así como dice en el título de las herencias, lo que non pueden facer los otros que no son legítimos" (1). Hugo Celso dice: Legítimo es dicho el hijo que es concebido según la ley, entiéndese de matrimonio en que no hubo embargo, y si lo hubo fue quitado por el Papa o por otro que tuvo poder para ello; o habiendo embargo en el matrimonio, el uno de los cónyuges no lo sabía; y aun es legítimo el hijo que sería nacido o concebido durante el pleito ante el Juez Eclesiástico sobre el tal embargo, aunque después el dicho Juez declarase el dicho matrimonio ser ninguno por razón de tal embargo; y ansímesmo es legítimo el hijo que nació de alguna mujer y de su amiga, casándose después con ella; entiéndese si la mujer era tal que se pudieran casar en el tiempo que fue concebido el tal hijo sin dispensación, aunque la tal mujer fuese esclava del padre del niño cuando lo engendró (2).

Fijos, según ley, llaman aquellos que nacen de derecho casamiento. Los hijos que fueron nacidos de alguna mujer casada, durante el matrimonio de ella y de su marido, son habidos por legítimos, aunque la tal mujer sea errada de su cuerpo. Los hijos que nacieron de alguna mujer casada con hombre que tuviese otra mujer, son legítimos si ella no sabía que su marido fuese casado con otra. Asímismo son legítimos lo hijos que fueren legitimados por el Rey; y aunque los legitimados por el Rey o en otra manera sucedan a sus parientes en las honras y preeminencias que han los hijos legítimos, y en aquello no hay diferencia de ellos y de los nacidos de legítimo matrimonio, empero estos legitimados no suceden a sus padres, ni madres ni otros ascendientes ex testamento ni abintestato, habiendo los tales algunos hijos o nietos nacidos de legítimo matrimonio o legitimados por subsecuente matrimonio, salvo en el quinto de los bienes de los susodichos si ellos los dejaren, como lo pueden dejar, a cualquier extraño.

El Papa puede legitimar los hijos ilegítimos y esta tal legitimación aprovecha para los que ansi legitimados puedan subir a órdenes y beneficios; empero puede el Papa dispensar para que suceda el tal legitimado en las tierras de la temporalidad de la Iglesia. Si el Papa legitimare alguno ilegítimo, para recibir órdenes, no por esto es visto dispensar con él para que hobiese dignidades o beneficios; y si dispensare para que pueda tener dignidades o beneficios, no por esto puede este tal Obispado o Arzobispado. Los hijos que no son legítimos son hechos legítimos por el bautismo; empero esta ley no há lugar, si no fueren legitimados por carta o previlegio de legitimación. En lo antiguo llamaban bastardos a los hijos ilegítimos, aunque fuesen naturales, hasta que por la Ley 11 de Toro se distinguió,

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explicando que hijo natural es el nacido de padre y madre solteros, aptos para contraer matrimonio; y quedó en uso entenderse por bastardos los hijos ilegítimos de padre o madre casados con diferente persona de la que engendró el hijo. Y algunas veces en lo que se va refiriendo de Hugo Celso, donde dice bastardos se ha de entender solamente por hijos naturales.

Hace legítimo el bastardo cuando su padre le presentare al Rey o al Consejo de la ciudad o villa en cuyo término morare, o ante el Consejo de cualquier ciudad o villa (aunque él no morare en ella), si él dijere públicamente; Este es mi hijo que yo hobe en tal mujer (nombrándola); por estas palabras es legítimo el tal hijo; si él lo diere al servicio de este tal Consejo quier no, haya otros hijos legítimos, quier salvo si el tal hijo fuere hijo de una esclava o sierva y el padre hobiere hijos legítimos; e si él no hobiere hijos legítimos, valdría la tal legitimación, habiendo primeramente el padre ahorrado a la esclava de la cual le hubo. Donde dice más que este tal hijo sucederá a su padre abintestato, si él no hobiese hijos legítimos; y ansímismo, que si el padre fuese hidalgo, que lo será el hijo; empero estos tales no sucederán a sus parientes que fincaren abintestato, salvo a sus padres que los hobiesen legitimado, y lo mismo sería si después de ser finado su padre se presentase su hijo al Rey o al Consejo, como dicho es, y probare cómo su padre le hobo en la tal mujer y que no dejó otros hijos legítimos.

Ansímismo es legítimo el hijo cuando su padre en su testamento le llama hijo, nombrando la madre en quien le hobo, o le dejare por su heredero, no habiendo otros hijos legítimos, si el Rey confirmare la merced que le hizo su padre. Ansímismo se legitima el hijo cuando el padre ante escribano público y testigos hizo una carta en la cual le llama su hijo, diciendo ansímesmo de quién lo hubo; empero no debe decir que sea hijo natural, porque no valdría nada la tal legitimación; y si este legitimado hobiere otros hermanos de padre y de madre, ellos ansímesmo serían legitimados por la tal carta, aunque en ella no fuesen nombrados, probándose el deudo. Si una hija natural casare con algún oficial público de alguna ciudad o villa, es fecha legítima por el tal casamiento.

Ninguno que no fuere Emperador o Rey, u de ellos no tuviere poder, puede legitimar a los ilegítimos. Legitimados que nacieren de dañado ayuntamiento no gozan de fidalguía. Y la Ley 12, título 2, libro 6 de la Recopilación excluye a todos los legitimados de gozar de hidalguía. Los hijos que no son legítimos, son infames de infamia de hecho. Naturales hijos y no legítimos llamaron los sabios antiguos a los hijos que no nacen de casamiento según ley, ansí como los que hacen en las barraganas. No suceden en las honras de sus padres ni de otros sus ascendientes, ni les suceden a sus haciendas habiendo otros hijos legítimos, salvo en el quinto de sus bienes que sus padres o ascendientes les puedan mandar, como a otro cualquier extraño. Bastardos son todos los que nacieren fuéra de casamiento; empero, los que nacieron de parientes dentro del cuarto grado o si los padres o alguno de ellos fuese de religión, los tales dícense incestuosos. Los tales hijos bastardos son infames de infamia de hecho. Si la mujer de quien naciese

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algún hijo fuese mujer pública o que viviese en la mancebía o putería, los tales hijos tienen otra mayor nota y llámanse mancebos, y según dicen alguno so espurios.

Los hijos naturales (que decimos bastardos) son cuando los padres en tiempo que fueron concebidos se podían casar sin dispensación, aunque no viviese la madre en la casa del padre. Los hijos bastardos que llaman naturales, pueden gozar de la nobleza de sus padres naturales, excepto los espurios o incestuosos. Si la tal madre no hubiere fijos legítimos, su fijo bastardo o espurio le sucede ex testamento y abintestato, salvo si los tales hijos de parte de la madre fueren de dañado y punible ayuntamiento; en el cual caso, aunque la madre les puede dejar en su testamento, en vida o en muerte, fasta la quinta parte de su hacienda, para que los tales hijos espurios puedan hacer en vida o en muerte lo que de ella quisieren; empero, no les suceden los tales hijos espurios, ni por testamento ni abintestato. Ayuntamiento carnal, que dicen dañado y punible, es cuando la mujer por el tal ayuntamiento incurre en pena de muerte natural o cuando el adúltero es clérigo o fraile o la mujer es monja profesa.

Los hijos bastardos o naturales no solamente no suceden a sus padres a más del quinto que les dejaron, cuando hay hijos legítimos, más aún los que fueren legitimados por rescripto o por tal previlegio de los Reyes, aunque en el tal previlegio sean legitimados para heredar. Espurios en latín quiere tanto decir como hijos que nacen de las mujeres que tienen algunos por barraganas de fuéra de sus casas, y son ellas a tales que se dan a otros hombres sin aquellos que las tienen por amigas; por ende no saben quién es su padre del que nace de tal mujer. Espurios propiamente son aquellos que no se sabe quiénes son sus padres, ansí como los que nacen de mujeres que viven en la mancebía, o de otra mujer que públicamente recibiese a todo hombre que quisiese ayuntar carnalmente con ella; y ansímismo son espurios los que han padre cierto, empero ni pueden honestamente nombrarle, ansí como si fuese pariente cercano de la madre, o fuese fraile o c1érigo; y los que son nacidos de personas ilustres y generosas de la una parte y de la otra de baja suerte, ansí como los que son nacidos de alguna tabernera, o alcahueta, o esclava, o de sus hijas y de un Infante o Duque o gran Señor, y por el semejante si la madre fuese generosa y el padre fuese siervo o ahorrado o de otra baja suerte.

Siendo los tales espurios nacidos de dañado ayuntamiento, el padre, ni los descendientes de parte suya, no serían obligados a darles alimentos, aunque la madre y los ascendientes de parte de ella serían a ello tenidos. Fornecidos son llamados los hijos que nacen de adulterio o son hechos en parienta o en mujeres de orden. Incestuosi filii, en latín, son llamados aquellos que han los hombres en sus parientas hasta el cuarto grado o en cuñadas o en las mujeres religiosas. Natus ex damnato coito, en latín quiere tanto decir en romance como el que nace de mujer religiosa, que es ayuntamiento dañado por sentencia de ley.

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Nothos, son llamados los hijos que nacen de adulterio, y son llamados nothos porque semeja que son nacidos de marido que la tiene en su casa y no lo son.

Manceres en latín son los que nacen de las mujeres que están en la putería y danse a todos cuantos a ellas vienen, y por ende no pueden saber cuyos fijos son los que nacen de ellas; y tomaron este nombre de dos partes del latín: manna scelus, que quiere tanto decir como pecado infernal; y hombres hay que dicen que mancer tanto quiere decir como mancillado, porque fuese malamente engendrado y nacen de vil lugar. Fortuno García dice que se debe tener por injusta y perniciosa la ley que no sólo aventajasen los ilegítimos o los legítimos, pero que tratase de querer que fuesen iguales. Y en las Cortes que celebró en Tarragona el Emperador Adriano, se acordó que el padre que tuviese un hijo fuese para la guerra; y si dos, el segundo para las ciencias; y si tres, el tercero se ocupase en servir a la República. Así lo refiere Gil González (3).

(1) Leyes 1 y 2, título 13, parte 4ª.

(2) Hugo Celso, ''Repertorio Universal de leyes,'' añadido por Andrés Martínez de Burgos. Ver ''Ilegítimos, bastardos, espurios e incestuosos.''

(3) Gil González Dávila, "Grandezas de Madrid," folio 428.

Parentesco

Hombre se dijo de humo, que significa tierra; y como dice San Agustín es el mayor ornamento de ella y uno de los grandes milagros que hay en el mundo. Y las leyes: El hombre entre todas las criaturas es la más digna. Distinguiólo Dios por grados, de modo que unos fuesen mayores y otros menores, porque, como dice la introducción del título 6, parte 1ª: "Habiendo mayores e menores, conociesen los menores a los mayores mejoría." Esta es o por dignidad o por parentesco, que dice lo que es la ley: "Parentesco natural toma este nome de padre e de madre, porque de la sangre de ambos a dos nacen los fijos, e por eso llaman el parentesco en latín con sanguinitas, porque del ayuntamiento de la sangre del padre e de la madre se engendran los fijos" (1).

Y como el padre es la cabeza y el mayor, se dijo parentesco; y antes había dicho esta ley: "Parentesco es atenencia o aligamiento de personas de partidas que descienden de una raíz" (2). Habla del parentesco de consanguinidad; otro es de afinidad que es proximidad de personas provenido del ayuntamiento carnal, y se dice de afinidad casi de unidad de dos a un fin, porque se juntan dos diversas cognaciones; de suerte que el parentesco de afinidad empieza de padrastro o madrastra o entenados, yerno y nuera, suegros y cuñados; y el de consanguinidad de padres, hermanos tíos y sobrinos y primos, etc. Y los hijos son tan inmediatos a

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los padres que empieza dellos el parentesco; y así presume el derecho que los hijos de buenos padres les han de parecer en virtud, y si no se dice ser confusión del linaje. Y dijo don Pedro Fernández de Villegas: "No es muerto el padre que dejó hijo semejante a sí" (3).

Y la ley: "Que los hijos varones del traidor parecerán a sus padres." Y otras leyes: "La mayor parte de la fidalguía ganan los homes por honra de los padres, y de sólo dello y no de la madre, la dignidad." Y a veces en su contemplación son menos castigados sus yerros, y así lo hizo el Senado romano con Bruto, cuando le remitió la pena de sus dos hijos, donde dice Tito Livio: "Que no los quisieron los padres condenar con los otros por contemplación de la bondad del padre." En éstos es común cuidado acaudalar méritos para dejarlos en herencia a sus hijos, como dice un autor (4), y por la representación tomaron sus; apellidos que empezaron en los patronímicos; y la ley: Porque siempre los homes el nome del padre ponen primeramente delante. Y Fray Juan Márquez: "Porque el hijo desea más conservar la memoria del padre que de la madre y para esto toma el apellido de aquél, con que en pocos años se sepulta el conocimiento de estotra."

Y Licurgo prohibió usar del sobrenombre materno, y según Pineda los xanthios tomaban el apellido de las madres, y en España y Indias lo usan algunos, en especial los hijos segundos, pero no es bueno poner a la contingencia del olvido lo principal, y más cuando es permitido usar de ambos sin ocasionar la sospecha de haber tenido por mejor lo menos que lo más, si ya no es que lo requiera la institución de mayorazgo o sea tan relevante y aventajada la línea materna que lo ampare. El doctor Palacios Rubios dice: "Que los bienes de fortuna son nobleza, muchos buenos amigos, riquezas, muchos hijos y nietos, buena edad y buena vejez" (5). Y según Francisco Petrarca: "Son los hijos el principal dón de felicidad, la riqueza de los padres y su descanso" (6). Y Solón Solomino mandó a los atenienses que estimasen por más honrados a los que tuviesen más hijos, y así lo serían más Orodes, Rey de los partos, que tuvo treinta hijos; Piramo, cincuenta; Alhaca, Abderramán y Mahomat, Reyes moros de Córdoba, que tuvieron: el primero, diecinueve hijos y veintiuna hijas; el segundo, cuarenta y cuatro varones y cuarenta y dos hembras, y el último, treinta de los unos y veinte de las otras. Artaxerxes, Rey de los persas, ciento quince hijos; Lope García de Salazar, ciento veinte varones y hembras, legítimos y bastardos; Erotimio, Rey de los alardes, tuvo setecientos hijos, y Farma, hijo del primer Rey Manes de los Godos, setenta y tres varones y cincuenta y dos hijas, y procedieron dellos tres mil personas, que vivían a un tiempo; y Margarita o Matida, Condesa de Holandia, parió (7) de una vez trescientos sesenta y cinco hijos vivos que los bautizó Otón, Obispo de Trayeto.

Y contra lo referido de bienes de fortuna tenían por males los de Tiro: la larga enfermedad, dolor intolerable de algún desastre o infortunio, tristeza natural, pobreza sin remedio y muy larga vida; y cuando fundaron a Denia Y su famoso templo de Diana en ella, depositaron en él ponzoña para los que quisiesen darse

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muerte, con intervención de los jueces, por cualquiera de las justas causas, conforme a su sentir, que se han dicho; y para los quebrantadores de sus leyes tenían cuchillo, y entre ellos ninguno podía mendigar ni representar cosas lividinosas. Entre los hijos, el mayor o primogénito hace cabeza y sustitución de padre en su falta; y la ley dice: "Mayoría en nacer primero es muy gran señal; ca aquel a quien esta honra quiere (Dios) facer, bien da a entender que lo adelanta e lo pone sobre los otros, porque le deben obedecer e guardar así como a padre e señor; ca según natura, pues que el padre e la madre codician haber linaje que herede lo suyo, aquel que primero nace e llega más aína para cumplir lo que desean ellos, aquel por derecho debe ser más amado dellos, etc." (8).

Y otra ley: "E otrosí les deben mostrar cómo amen e teman a su padre e a su madre e a su hermano mayor, que son sus señores naturalmente por razón del linaje" (9). Y así al hermano mayor deben los otros respetar como a padre e hacerle cortesía, que es una sumisión, reverencia y urbanidad introducida principalmente para con los superiores y usada entre todos y derivada de la Corte como parte más política, de donde tomó el nombre, porque de Corte se dijo cortesía, como civil de cives, que es ciudad, y aldeano de aldea; porque es honra hacer cortesía a otro, respetándole, y así los romanos mozos lo hacían con sus mayores, como dice Valerio Máximo y Juvenal, que tenían por gran maldad, con necesidad de purificarse, si (aunque fuesen más ricos) el mancebo no hacía comedimiento al viejo y el muchacho no respetaba al que tenía barbas, y que el primero que barbaba estaba más cerca de ser honrado; y era antiguamente tal respeto y veneración a las canas, que si un delincuente huyendo de la justicia se acogía a un viejo, no podía ser preso.

Cuenta Valerio que un hombre anciano en Atenas entró a ver las fiestas y no le daban asiento, y llegado adonde estaban los Embajadores lacedemonios, se le dieron entre ellos. En los convites preguntaban los romanos quiénes eran los convidados por no a asentarse primero que los más ancianos; y acabado el convite, los dejaban levantar y que se fuesen antes; y los viejos, en agradecimiento, referían y cantaban a los mozos las hazañas de sus mayores. Solón, Licurgo, Prometeo y Numa Pompilio, mandaron en sus leyes que todos honrasen a los viejos y es costumbre recebida en todas las Repúblicas del mundo. Eschiles, filósofo, en una oración que hizo a los rodos, dijo que todas las Islas Baleares no tenían más de siete leyes, y eran que adorasen a los dioses, se apiadasen de los pobres, honrasen a los viejos, obedeciesen a los príncipes, resistiesen a los tiranos, diesen muerte a los ladrones y ninguno peregrinarse por pueblos ajenos.

En Roma los viejos llamados veteranos tenían cinco previlegios, que empobrecidos los sustentaban del Erario Público; sólo ellos podían asentar en los templos, sólo ellos podían traer anillos en los dedos y poder comer a puerta cerrada y usar de la vestidura hasta los pies; y esto duró hasta la muerte del dictador Quinto Cincinato, y desde los cuarenta y siete años de edad se gozaba de

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la exención de viejos. Como se ha dicho, Licurgo mandó que tuviesen por más honrados a los hombres canos. Solón, a los de más hijos; el Rey Prometeo, a los que administrasen justicia en las Repúblicas; el Rey Dridamo, a los sacerdotes; Brias, Rey de los argibos, a los filósofos que leían en estudios; Numa Pompilio, a los que hubiesen vencido famosa batalla, y Anarcharso, al que en tiempo de paz aconsejase a la República y la defendiese en el de guerra. Ley antigua era entre los lacedemonios y romanos que los que generosamente viviesen y por la República muriesen que fuesen muy loados y tenidos por bienaventurados. Y hablando de los romanos, dice San Agustín: "Y con todas estas artes, como por verdadero camino, aspiraron a la honra, al Imperio y a la Gloria; así fueron honrados, en casi todas las naciones fueron señores y pusieron leyes a muchas gentes, y hoy día tienen mucha gloria y fama en los libros y historias por casi todo el mundo" (10).

Y en otra parte "Cuántas cosas menospreciaron, cuántas sufrieron, qué de apetitos propios vencieron por la gloria humana los que la merecieron alcanzar como galardón y premio de tales virtudes. El varón es género más noble que la hembra, porque el varón es animal perfecto y la hembra animal imperfecto, como sintió alguno, mas sin esto es cierto aventajársele por primero, y dice la ley: "Otrosí, de mejor condición es el varón que la mujer en muchas cosas" (11). Y Fray Juan Márquez: "Todas las Repúblicas han preferido por derecho de gentes los hijos varones a las hijas, porque, como dijo Paulo de Castro, aunque éstas sean de mayor edad, siempre se reputaron por de segundo grado" (12).

Y Tales, uno de los siete sabios de Grecia y de buen linaje, daba gracias a Dios de que le hubiese hecho hombre y no bestia, varón y no hembra, griego y no bárbaro. San Pedro estableció en el año 44 de Cristo que los hombres se cortasen el cabello y que se diferenciasen de las mujeres en el traje y vestido. Y Plinio refiere que hasta el año de 454 de la fundación de Roma traían los della el cabello largo, y el primero que usó quitarse la barba, cada día, fue Africano, y después César Augusto. Y don Pedro Fernández de Villegas, que los cabellos largos traían los esclavos en señal de servidumbre, y así las mujeres los traen por la misma significación.

Y Fray Juan de Pineda, que traen las mujeres el cabello largo por la sujeción a sus maridos, aunque contra lo primero refiere Diego López que andaban los esclavos quitado el cabello y barba, que no podían dejar crecer, por mostrar su servidumbre (y puede ser lo uno y lo otro en diferentes tiempos), y de ahí vino el uso de los eclesiásticos por siervos de Jesucristo. Y Pineda dice, citando a Germano, Beda y el Tostado, que la corona que traen comenzó en el Apóstol San Pedro, en Antiochia, para su vituperio, trasquilándole como a loco, lo cual después quedó por señal de los dedicados a Dios y que significa el desapropiamiento de los bienes temporales, como los cabellos significan los pensamientos.

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Y Cobarrubias cuenta que era uso de los gentiles cortarse el cabello en los naufragios (como por último remedio) para alcanzar misericordia, y lo usaban los griegos, o por señal de tristeza y manera de penitencia, imitando a los hebreos, o porque entendían que los cabellos se criaban de la humedad del cuerpo y por eso los consagraban a las aguas, como de Homero consta. Y el padre Juan de Mariana, que cortar el cabello era en la antigüedad en España privar de la nobleza, y también podía ser en los esclavos no traer cabellos, porque anduviese del todo descubierta la cabeza; y así dice Diego López: Conocíanse en Roma los esclavos en que andaban descubiertas las cabezas; y cuando los hacían horros y libres, les daban licencia para que se cubriesen. De aquí se introdujo la cortesía de quitarse el sombrero.

Y refiere un autor que descubrir la cabeza por cortesía es dar a entender que el que lo hace se pone en poder de otro, reconociéndole ventaja y mostrándose menor, sujetando la parte principal del hombre; y casi conforma Ludovico Celio y añade que como la cabeza sea principio de todos los miembros que la reconocen, sirven y defienden, descubrirla y humillarla es muestra de reverencia. Marco Barron, citado por Plinio, tiene que esto al principio no se introdujo por cortesía sino por hacerse recios los hombres.

Los hijos espurios no pueden traer el escudo de armas de sus padres, porque no gozan de su nobleza, y siendo aquél parte que la declara, cesa faltándole el todo; mas los hijos naturales de soltero y soltera que, al tiempo de engendrarlos podían contraer matrimonio sin dispensación, pueden traer las armas de sus padres; y en Francia y otras partes ponen una barra o banda sobre ellas atravesada del lado izquierdo al derecho para mostrar la ilegitimidad, aunque esto no se usa en España; y pueden los legítimos traer juntas las armas de su padre y madre en un escudo, al lado derecho las paternas, y las maternas al izquierdo; y a mi parecer las deben traer ambas, pues para ser noble es necesario concurra hidalguía de los dos; y pues las armas representan su derecho, obligados son a usar de lo que le manifiesta.

(1) Ley 2, título 25, parte 2ª, Proem., título 5, parte 4ª y Título 15, parte 1ª y Leyes 6 y 7, título 12, parte 2ª.

(2) Ley 1, título 6, parte 4ª. (3) Don Pedro Fernández de Villegas, ''Comentario del Dante,'' canto XXXIV. (4) Juan de Solórzano, ''Política Indiana,'' libro III, capítulos 6 y 32. (5) Palacios Rubios, ''Libro del esfuerzo,'' capítulo 18. (6) Francisco Petrarca, libro II, Diálogo 12. (7) Aquí, sin duda alguna, falta una frase. (8) Ley 2, título 15, parte 2ª. (9) Ley 3, título 9, parte 2ª. (10) San Agustín, ''Ciudad de Dios,'' Libro V, capítulos 15 y 17. (11) Ley II, título 23, parte 4ª. (12) Fray Juan Márquez, en el ''Gobierno Cristiano.''

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Fama e infamia

Fray Juan Márquez dice: "No se puede negar que la conservación de la República depende del conocimiento de la nobleza y que es necesario para el buen gobierno que se sepa la antigüedad de las casas, porque es deuda natural que sean honrados los descendientes de los que fueron padres de la Patria y hicieron hechos insignes en su defensa." Esto puede mirar a dos fines, o a la estimación y cortesía en el trato de los nobles, que ha de ser mayor, o a la elección delios para los premios y ocupaciones, por ser mejor para ésta la nobleza, pues como dice San Jerónimo: "El que debe mucho a su sangre trae siempre aquella obligación sobre sí y no se le representa posible faltar a ella." Y don Pedro Fernández de Villegas: "A los que no son nobles, el temor los confunde" (1).

Y Francisco Petrarca: "Porque al ánimo generoso no hay cosa difícil ni contrastable y que la virtud acrecienta el amor en los buenos y el miedo en los malos, y la gente baja no aprecia la fama ni la infamia" (2). Siendo así que la fama es lo más precioso del mundo, como dijo la ley" (3). Y Villegas: "Fama es un renombre loable y viene de fando, que quiere decir hablar." Y otra ley: "Fama es el buen estado del hombre que vive derechamente, e según ley e buenas costumbres; e non habiendo en sí mancilla ni mala estanza, e disfamamiento tanto quiere decir como prosasamiento, que es fecho contra la fama del home, que dicen en latín infamia." Y otras leyes dicen que la infamia es peor que la muerte; y como en los oficios de honra deben ser elegidos personas de buena fama, los que no la tuvieren no pueden tenerlos y se les quitan, ni pueden residir en la Corte del Rey y sus Chancillerías, ni en las de grandes señores, ni ser Juez, Consejero, Regidor ni Abogado.

Hugo Celso refiere: "Menos valer es una habla de España, y es menos valer una cosa que el hombre que cae en ella no es par de otro en corte de su señor ni en juicio, y los que han hecho porque valgan menos no pueden ser iguales de ahí en adelante de los otros en lid ni en hacer acusación, ni en ser testigos, ni en otras honras en que los hombres buenos deben ser escogidos. En este yerro de menos valer, según la costumbre Usada de España, caen aquellos que hacen pleito y homenaje y no lo cumplen ansí como si alguno dijese a otro: yo hago pleito y homenaje de os dar tal cosa o de os cumplir tal promesa, y si no lo hago, que sea traidor y alevoso por ello; y si este tal no cumpliere la cosa que ansí prometió, vale menos empero no cae por ello en pena de traidor y alevoso; y ansímismo cae en este yerro de menos valer el que se desdijere en juicio o por Corte de la cosa que dijo, y por las otras cosas que cae alguno en infamia, por aquellas mesmas vale menos.

Todo hombre que no vale menos, ni es infame, puede profazar a que vale menos delante del Rey o ante algunos de sus alcaldes de Corte o delante cualquier Juez y Justicia que fuere puesta en cualquier ciudad para librar pleitos, desechándole de riepto o de acusación y de testimonio y de oncio y de honra a que le hobiesen

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elegido. Don Pedro Fernández de Villegas dice: "Todos los vicios pierden la dignidad humana" (4). Y Francisco Petrarca: "Porque es terrible denuesto desviarse del claro origen de sus parientes" (5). Y porque los de buena fama pueden solamente ocupar dignidades y oficios preeminentes y consiguen por ello o nobleza, o aumento della, o equiparación según el ejercicio y las exenciones que se les han concedido, pues por ellos o por heroicos hechos se introdujo en los pueblos y repúblicas la nobleza, apropiando estimación y mayoría: primeramente a los Príncipes porque los amparasen y guardasen manteniéndolos en paz y justicia; y empezó de los asirios y de los egipcios. Concedióse esta nobleza a los sabios, porque enseñan quitando la ignorancia, y porque con su consejo se gobierna y se administra justicia.

Asímismo a la gente de guerra por defensores, y deste gremio ha resultado la mayor parte de los nobles linajes; alcanzáronla por tiranía otros poderosos y fue procediendo y derivándose a los sucesores, constituyéndolos en generosidad, altivez, magnanimidad, esfuerzo, libertad, circunspección, sufrimiento, lealtad y oposición a hacer injuria; y así deben ser escogidos para las dignidades espirituales y temporales, pues como dijo Tito Livio: "La virtud vence las cosas y la fortuna sigue a la virtud." Y lo enseñó Dios: "Escogí de vuestras tribus varones aptos y nobles y hice los Príncipes, Gobernadores y Capitanes." Y Cristo Nuestro Señor en su Apostolado eligió más número de nobles, pues lo fueron siete Apóstoles de los doce: San Pablo, San Bartolomé, San Tadeo, los dos Santiagos, San Juan y San Simón. La mayor dignidad es la Pontificia, y como tal ennoblece el linaje del que llega a ser Pontífice,, y si de suyo es noble, lo ilustra, y la ley dice: "Papa ha nome otrosí el Apostólico, que quiere decir tan- griego como Padre de Padres; e esto es porque todos los Obispos son llamados Padres espiritualmente, e él es sobre todo" (6). Y después: "Debe el Apostólico ser mucho honrado e guardado." Y otra ley: "Honrando los cristianos al Apostólico, honran a Jesucristo, cuyo Vicario es, etc." (7).

Cardenales son los que asisten al Pontífice, y le eligen representando el clero, y tomaron el nombre de cardines, que es el quicio o el eje de la rueda, por lo que ayudan a la espiritual expedición del Pontificado. También hay en algunas iglesias catedrales de Galicia con este nombre de Cardenal, puesto de sus prebendas a modo de Canónigos. En diferentes leyes se dan los nombres y significados de las dignidades eclesiásticas, como el de Patriarca, que se interpreta Caudillo de Padres; Arzobispo, Príncipe de Obispos; Obispo, Superintendente; prohíbe la ley que lo sean los nuevamente convertidos de otra ley a nuestra santa fe católica, y dice a 66: "Honrados e guardados merecen ser por los lugares que tienen los Patriarcas, e los Primados, e los Arzobispos e los Obispos de voluntad de dicho y hecho, creyéndolo que son llamándolos señores y levantándose a ellos y haciéndoles reverencia."

Y otra ley: "Los Prelados han mayorías en siete maneras, por honra de la Santa Iglesia, más que los otros clérigos; la primera es que el día que lo facen Obispo

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sale del poder de su padre" (con que concuerda la Ley 15, título 18, página 4, diciendo que es la docena dignidad porque sale de la patria potestad) "e de otro mayoral suyo que había si era en alguna Orden; la segunda, que no le pueden facer guardador de huérfanos; la tercera, si era siervo o solariego o de linaje de alguno delios, que de allí adelante finca por libre, e non le puede ninguno tornar en servidumbre nin facer a su señor aquel servicio que ante faría; pero si él hobiese sido Oficial de la Corte del Rey, de aquellos son tenudos de dar cuenta, non es por eso quito a menos de dar las tres partes de cuatro de sus bienes que había a la sazón que lo eligieron.

La cuarta, que non le puedan apremiar que venga a firmar ante ningún juzgador ni a otro lugar, si non quisiere, mas debe enviar a el que diga la verdad que sopiere en la manera que dice en el título de los testimonios. La quinta, que non es tenudo de venir, nin le pueden apremiar que venga por su persona a pleito ante ningún juzgador seglar, fueras ende si lo mandase el Rey venir ante sí. La sexta, que non le deben tomar fiador en ningún pleito. La séptima es que non debe dar ninguna cosa a los juzgadores de aquello sobre que hobiese pleito, según lo dan los otros homes." Y concluye: "Estas mejorías han los Prelados mayores sobre todos los otros."

Hay después de estas dignidades Abades Mitrales, Cabezas de Iglesias con jurisdicción de Obispos en parte, a que se siguen otras de las Iglesias Metropolitanas y Catedrales. De la del Deán, dice una ley: "Deán es el primero personaje, e el mayor en algunas iglesias catedrales fuéra del Obispo; y Decanus, en latín tanto quiere decir como hombre viejo y muy cano, e aun Decanus en latín tanto quiere decir en nuestro lenguaje como Caudillo de diez; e porque este oficio de Deán es más honrado e mayor que el de los otros, por ende debe ser más honrado." Otras leyes prosiguen con los demás oficios, y dicen que Arcediano significa Caudillo de Evangelistas, y es Vicario del Obispo; Chantre es como Cantor o Maestro de Música, y lo mismo Capiscol y Primicerio; Tesorero, el que guarda las cosas sagradas y bienes de la Iglesia, como Sacristán Mayor; Maestrescuela, es Regente de estudios y escuelas, y lo propio significa Canceller.

A éstos se siguen los Canónigos, que son semaneros de las misas cantadas, y lo mismo de Evangelios y Epístolas los Racioneros y Medios Racioneros. Otros oficios hay menores y comunes, que delios y la dignidad sacerdotal, y de las Ordenes Sacras tratan las leyes. Arcipreste Caudillo de Prestes, y Preste denota viejo, no por edad, sino por preeminencia de puesto y por honra; porque en lo antiguo llamaban viejos a los que tenían lugar honrado y habían de hacer las cosas de importancia; por otro nombre son llamados sacerdotes, que significa caudillos sagrados; clérigo se interpreta escogido en suerte de Dios; y diácono, servicial, porque sirve en el altar ministrando la misa; y Subdiácono, menor en órdenes que el Diácono.

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Hay otras órdenes que son las que primero se reciben para pasar a las mayores del sacerdocio, y así se llaman primeras órdenes; la de corona es la que empieza como señal que se pone del estado a que entra; y primer grado es ostiario, que abre y cierra las puertas de la iglesia. El segundo, lector que lee o canta las profecías; el tercero, exorcista, que es como conjurador de los endemoniados; y el cuarto, acólito, que es el que tiene el cirio. Aristóteles enseña que entre los oficios y dignidades de que ha de constar la república para conservarse en paz y buen gobierno, el principal y de más autoridad há ser el sacerdocio. Y la ley: "Ordenado no debe ser ninguno que sea siervo, a menos de ser primero forro."

Y la siguiente: "El que hizo pública penitencia no puede recebir órdenes." Y después: "La alteza de las órdenes, ca es tan honrada cosa, que no se debe dar habilitada en home ni al de mala fama." Y otra ley: "Franquezas muchas han los clérigos, más que otros homes, también en las personas como en sus cosas, porque los gentiles y los judíos, como las otras gentes de cualquier creencia que fuesen, honraban a los clérigos e les facían muchas mejorías." El Emperador Teodosio libertó de todo pecho a los eclesiásticos; y la ley dice: "Los clérigos no pechan ni acuden a otras cargas"; mas por otras contribuyen para puentes, muros, calzadas y fuentes, compra de término, guardar la tierra, conservación de frutos y otras, y por la heredad tributaria que compraren, y es conforme a otra ley, y a lo que se dice en la vida del Rey don Juan el Primero de Castilla.

(1) Pedro Fernández de Villegas, ''Comentario del Dante,'' Canto II. (2) Francisco Petrarca, ''Prólogo de los remedios de próspera y adversa fortuna," y

Libro II, Diálogo 25. (3) Ley 55, titulo 5, parte 1ª. (4) Pedro Fernández de Villegas, ''Comentario del Dante,'' canto XV. (5) Francisco Petrarca, Diálogo 5, folio 55. (6) Ley 4, parte 2ª, título 5. (7) Ley 8, parte 1ª, título 5.

Honor de oficios

"Ilustres personas (dice la ley) son llamados en latín las personas honradas de gran guisa y que son puestas en dignidades, ansí como los reyes y los que descienden de ellos, y los condes y sus descendientes y los otros hombres honrados semejantes." Y el Derecho llama ilustres a los Consejeros del Rey; y el Emperador Honorio les concedió nobleza y hidalguía y a los que con oficios honrosos asisten al lado de los reyes y príncipes; y así son nobles hijosdalgo los Presidentes, Consejeros, Oidores, Alcaldes de Corte y Fiscales de Consejos y Chancillerías Reales; y el Consejero por su dignidad sale del poderío del padre, según la ley; y los que dan muerte al Consejero de el Rey o su Oficial, caen en caso de traición, como se dice, "Patronus fisci tanto quiere decir en romance como home que es puesto para razonar e defender en juicio todas las cosas e los

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derechos que pertenecen a la Cámara del Rey, e esta es la ochava dignidad porque sale el fijo de poder de su padre." Y la ley 1ª, título 4º, parte 3ª: "Los juzgadores que facen sus oficios como deben, deben haber nome con derecho de jueces, que quiere tanto decir como homes buenos, que son puestos para mandar e facer derecho, y de éstos y há de muchas maneras; ca los primeros de ellos e los más honrados son los que juzgan en la Corte del Rey, que es cabeza de toda la tierra, etc."

Y nombra los Adelantados y otros. Castillo de Bobadilla refiere que por el oficio de Corregidor se constituyen los ministros que le tienen en nobleza y dignidad, por serlo tener jurisdicción y que no se les pueden echar huéspedes, sisas, repartimientos ni otras cargas reales ni personales en el tiempo de sus oficios ni durante la residencia de ellos; pero esto parece que es personal mientras duran, y con el mismo fundamento y mayor causa, por ser mayor oficio, pertenecerá lo propio a los Gobernadores. Y en el número sesenta y uno, capítulo catorce, que el oficio de abogado es noble y muy honorífico, y los romanos y otras naciones los respetaron; y las leyes civiles y reales los estiman y honran mucho, y son reputados (según ellas) por tan caballeros y útiles a la República, como los que con lanzas, escudos y lorigas pelean por ella, y su oficio es meritorio para con Dios.

El Derecho llamó a los abogados nobilísimos, y que son constituídos en dignidad clarísima "Laudabile vitae que hominum necessarium advocationis oficium maxime principalibus praemiis opportet remunerari," porque es oficio noble y honroso, y por esto están excusados de todos los gravosos oficios y cargas personales: "Luégo que alguno es doctor en leyes o cánones, tiene nombre de caballero, y cada vez que viniere ante el juez que esté librando los pleitos, débese levantar el juez y recibirle y hacerle sentar junto a él, y los porteros de el Rey no le deben tener la puerta embargada; y habiendo leído veinte años en estudio general, debe haber honra de Conde, y son quitos de pechos, salvo como decimos de yuso, vers. 7, y no son tenudos de ir en hueste, ni en cabalgada ni tomar otro oficio sin su voluntad.

El doctor que lee en estudio general, o está en oficio o servicio del rey, no se debe apremiar a que sea tutor de huérfanos o curador de menores. Los doctores, maestros y licenciados que fueren graduados por examen riguroso en las Universidades de Salamanca, Valladolid, Alcalá, y los que fueren colegiales graduados en Colegio de la Universidad de Bolonia, gozan de libertad y exención de no pechar ni de contribuír.Gozan de esta nobleza y de los previlegios de doctores los que tuvieren grado de licenciado y los que leyeren y enseñaren ciencias y facultades, artes liberales, retórica y gramática, aunque no sean graduados." Dice la ley 7ª, título 18, parte 4ª: "Señaladamente son establecidas doce maneras de dignidades que por cada una de ellas sale el fijo de poder de su padre.

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La primera de ellas es cuando el emperador o rey elige a alguno por su consejero; ca luégo que tal elección es fecha, o el emperador o el rey lo face saber a aquel que eligen, o diciéndoselo él mismo por palabra, o enviándoselo a decir por algún home, o por su carta, sale por ende de poder de su padre, e a tal consejero como éste llaman en latín Patricio, que es así como padre del príncipe, e este nome tomaron a semejanza del padre natural."

1. "Procónsul es la segunda manera de dignidad que saca el fijo de poder de su padre, que quiere tanto decir como juez general de la Corte de el Emperador o de el Rey que es escogido o enviado para mantener en fuero en derecho alguna provincia."

2. "La tercera manera es cuando eligen a alguno por Prefecto Pretorio, que quiere tanto decir como Adelantado Mayor de la Corte, que es puesto como en lugar del Rey e que es mayor que todos los otros oficiales para juzgar e librar en ella, etc."

3. "Prefectus urbis, quiere tanto decir en romance como el mayor juez de la ciudad de Roma o de otra ciudad cualquier, que es cabeza de Reino, e es la cuarta dignidad porque sale el fijo de poder de su padre" (1).

4. "Y la quinta es el Prefecto de Oriente, que es Adelantado de aquella tierra."

5. "Cuestor es llamada la sexta dignidad, porque sale home del poder de su padre, que quiere tanto decir como home que ha de recaudar todos los pechos e rentas de el Rey, non como arrendador, mas como oficial de la Corte del Rey, en que mucho se fía. E aun há otra dignidad a que llaman otrosí cuestor, que quiere tanto decir como aquel que ha de leer delante del emperador o rey las cartas de poridad que le envían e las que él envía; otrosí el que ha de leer ante ellos las leyes que facen nuevamente ante que sean publicadas" (2).

En esto se comprenden dos géneros de oficios: el primero es de los oficiales reales que administran la hacienda real la cobran, cuyo cuidado corría antiguamente en Castilla por los que llamaban mayordomos, como dice Fray Prudencio de Sandova1 (3), y eran de tanta autoridad que confirmaban los privilegios; y también los llamaron después almoxarifes y adelante tesoreros, como lo refiere la Crónica del Rey don Alonso el Onceno; y los contadores de cuentas, por lo que también dice la ley: "La novena dignidad, porque sale el fijo de poder de su padre es llamada en latín princeps agentiun in rebus, que quiere tanto decir como mayordomo o proveedor de la corte del emperador o rey, o de su compañía; a este tal deben dar cuenta todos los oficiales que las rentas de el rey reciban o se despienden."

El segundo género de oficio cuestor que dijo la ley, es el de los Secretarios de los Reyes y Escribanos de Cámara de sus Consejos y Chancillerías, que como es una de sus principales obligaciones el secreto, se llamaron Secretarios, como el

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oidor, de oír, y el consejero, de aconsejar, porque del efecto de las cosas suelen tomar nombre las causas; y así escribanos, de escribir: "Escribano tanto quiere decir como home que es sabidor de escribir"; y notarios, por la nota de los despachos. "Notarios son dichos aquellos que facen las notas de los previlegios e las cartas por mandado del Rey o del Chanciller (que es el Presidente) y de éstos algunos hay que son puestos por el Rey para sus poridades."

También se llamaron en la antigüedad tabeliones porque se usó escribir en tablas, y jueces cartularios. Este oficio ha sido de grande estimación, y entre los hebreos era de grande estimación y honor, como refiere Casaneo; y mayor entre los griegos, según Emilio Probo; y entre los etrurios era semejante al rey, como cuenta Tito Livio: "Que fue Gneo Mucio Escévola, noble mancebo romano, a dar muerte a Larte Porsena, Rey de los clusinos y etruscos, e como se pagase aquella hora allí el sueldo de los caballeros e viese al Escribano del Rey allí sentado con él, vestido de vestiduras semejables y que trataba los negocios y hablaba más que el rey, y él no osase preguntar (por no ser descubierto) cuál de ellos dos era el Rey Porsena, acometió al Escribano y matólo, pensando que era el rey" (4).

Y en lo de el asiento alude a lo que se dice en los proverbios: "Viste un varón veloz en sus obras que estaba junto a los reyes y no estaba entre los que no son nobles." Y Gregorio López: "Estos se dicen ahora Secretarios, et sunt iste summe honorandi, quos ipse Princeps honorat, sua secreta commitendo, et dignitatem commitum tam conferendo, et excusatur a tutelis etiamium susceptis." Y la ley quinta dice: "La oncena dignidad porque sale el fijo del poder del padre, es llamada en latín Magister Scrinii memoriae Principis, que quiere tanto decir como notario del Emperador o Rey que face notar e registrar los previlegios e las cartas que salen de la Corte, otrosí las que envían de otra parte que manda el Rey registrar por haber remembranza dellas, si menester fuere; e otrosí éste a tal debe facer notar todos los pleitos grandes que se libraren ante el Rey o ante el Prefecto Pretorio."

También dicen Hesdras hebreo, Plutarco griego y Marco Tulio latino, que tenían por estos oficios el segundo lugar después de la persona real y se vestían de sus colores, prohibido a todos los otros; son absolutos dueños de los bienes cuasi castrenses que adquieren: débelos el Rey amar mucho y fiarse mucho en ellos, como dicen las leyes; y otra: "Voluntad habemos que sepan los homes cómo deben ser guardados e honrados los escribanos de las ciudades e de las villas, porque tienen lugar que es a pro de todos comunalmente, ca ya dijimos en el segundo libro cómo deben ser honrados e guardados los escribanos de la Corte del Rey, e por ende conviene que digamos aquí de éstos; e decimos que quien deshonrare o firiere alguno de ellos, que peche dos tantos de lo que había de pechar, si non toviese aquél lugar de lo que mandaban estas leyes en el título de las penas, etc." No se les echen huéspedes, no se les lleva ni pagan romana ni sisas. Buenas posadas y en buenos barrios se den a los escribanos de cámara dondequiera que llegaren o cosas pertenecientes a sus oficios. Los escribanos de

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la casa real de el Rey que tienen ración sino viven por los tales oficios, aunque Pongan tenientes no gozan de franqueza de no pechar. Los Escribanos por razón de su oficio son excusados de ir a la guerra.

Honor militar y cosas pertenecientes a la guerra y navegación

La ley once título diez y ocho, parte cuarta, dice: "La setena dignidad porque sale el home de poder de su padre, es cuando eligen alguno por maestro de caballería, que quiere tanto decir como home que es puesto por caudillo o por maestro de los caballeros del Emperador o Rey a que llaman en romance Alférez," de que se ha tratado en la página cuarenta y siete, parágrafo once, pertenece a la guerra, y así se tratará algo de ella. Guerra se dijo de gara, que en lengua italiana es competencia o porfía; y según la ley: "Guerra es extrañamiento de paz o movimiento de las cosas quedas, e destruimiento de las compuestas, o cosa que levanta muerte e cautiverio a los homes, e daño e pérdida e destruimiento de las cosas" (5).

Y a mi ver guerra es una controversia de ánimos y armas contrapuestas; también se nombra milicia, y en ello se comprende el aparato y disposición de todas las cosas con que se ha de hacer la guerra, y de ella nace la paz, como del trabajo el descanso. Y otro dijo: La pobreza engendra humildad, la humildad riqueza, la riqueza soberbia, la soberbia guerra y la guerra pobreza (6). Díjose milicia de la palabra mil, porque según Valerio Máximo, escogió del pueblo romano el Rey Tulio Hostilio mil mancebos nobles y valerosos para defensa de los muros de Roma. O porque según las leyes escogían entre mil uno para caballero, y se tomó de mil, milites y milicia, que quiere decir compañía de hombres fuertes.

Otros dicen que milites se dijo de merendo, porque merecían la paga. Armas se dedujo de armos, palabra latina que significa los hombros y brazos que es de donde penden; y de armas se llamó armile, el collar y brazalete de oro que daban los romanos por premio a los soldados. Dio principio a la guerra la necesidad de los hombres de buscar sustento en los campos y selvas para defenderse de los animales y bestias bravas cuando salían a buscarle, y esto era a fuerza de brazos, y después con troncos de árboles, y tomó el nombre de bélica, de belua, que quiere decir bestia; y después pasó esta contienda a ser entre los hombres unos con otros; San Agustín dice que Nino, Rey de los asirios, fue el primero que movió guerra a sus vecinos, y como no sabían hacer resistencia, sujetó todas las naciones que había hasta los confines de Libia (7).

El primer maestro del arte militar en campo o guerra campal, que es de muchos a muchos, fue Marte, y por ellos le llamaron dios de las batallas. Diodoro Syculo y Marco Tulio Cicerón lo acomodan a la diosa Palas, y que así fue llamada Belona. Joseph, hebreo, hablando de la primera edad antes del diluvio, dice que Tubal Caín fue el primero que supo el modo de guerrear y el arte militar. Perfeccionáronle y los instrumentos de guerra Archita Tarentino y Eudoxo, aunque

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otros dicen que Moysen inventó aquestos instrumentos guerreros. La primer batalla campal que hubo en España fue junto a Tarifa, en que venció el Rey de Egipto Osiris Dionisio y sus egipcios, a Dealos Gerion, africano. Los de Caria fueron los primeros que por sueldo pecuniario le asoldaron para ir a guerras ajenas.

Y los primeros españoles que recibieron sueldo de munición de romanos, fue en tiempo de los Scipiones y usaban por armas aquellos antiguos españoles palos con puntas tostadas. Y la primera batalla en que se vieron bastones, que en latín son llamados falanjas, fue de egipcios contra africanos. Y los primeros que hicieron guerra con astas o mazas llamadas falarigas, fueron los africanos contra egipcios. Palamedes, hijo de Neauplio, Rey de Nigroponte, inventó en el cerco de Troya ordenar el ejército por hileras y para ello numerar los soldados, y el dar señal para la batalla, y el dar el nombre militar y poner centinelas nocturnas (8); y en la misma guerra introdujo Synon las atalayas. Las treguas inventó Lycaon, y las alianzas o confederaciones Theseo.

Hércules fue el primero que trajo corazas de piel de león para defensa. Más de mil trescientos años antes del nacimiento de Cristo Nuestro Señor fue Lycinio Caco el primero que en España hizo en fraguas forjar y labrar armas de hierro de petos, brazaletes, armaduras de cabeza, cuchillos, espadas, puntas de lanza y otras defensivas y ofensivas que antes usaban solamente de palos y mazas. Otros dicen que Comba, hija de Assopo, inventó las armas de metal, y Zoilo labró coseletes. Los Cares inventaron las cañas de pierna o grevas y los penachos antes que los tártaros. Miadas Mesenio, la cota de malla y loriga; las lanzas, los etolios o los egipcios; la espada, asta, capacete, almete o morrión, los lacedemonios. Freto y Acrasio, batallando entre sí, hallaron los escudos (Fig. 2), y otros lo aplican a las facas.

Fig. 2 Escudos guerreros del los pueblos antiguos

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ORIGEN DE LA HERÁLDICA

Los de Caria pusieron en ellos embrazaduras de cuero, a modo de rodelas y inventaron llevarlos con alguna señal o pintura para conocerse, como los franceses llevan la banda blanca y los españoles la roja. Pantafilea, Reina de las amazonas, inventó la hacha de armas, el martillo y las segures y pelear con ellos. Los dardos arrojadizos con amientos invento Etolio, hijo de Marte; y Tirreno las lanzas, jinetas, astas voladoras y el pilo, linaje de dardo, que arrojan los guerreros de a pie. Piseo inventó el venablo; los gretenses la ballesta de torno, y los siros o Dionisio la catapulta o mantas, que es lo mismo, para arrojar grandes piedras a modo de trabucos; y estos y otros ingenios arrojadizos los fenices, y hallaron la ballesta común y hondas; otros dicen que las hondas fueron invención de los isleños de Mallorca y Menorca, que usaron tanto de ellas, que a sus niños les negaban la conida no derribándola con tiros de honda, y así los adiestraban; y a muchas naciones de indios ha sucedido lo mismo en el manejo de su arco y flechas.

Estas y las saetas, y el arco para tirarlas inventó Saytes o Syten, hijo de Júpiter; y Perses, hijo de Perseo, introdujo en su tierra las saetas. Diodoro dice que fue el inventor de ellas Apolo. El famoso Archimedes, siracusano, fue inventor de las máquinas de guerra; y del escorpión o ballesta de garrucha, los asirios. Epeo llevó a Troya los carneros de combatir muros. La trompeta inventó Piseo Toscano, y Midas, la corneta en Frigia. El uso de la artillería y pólvora se aplica a Archimedes., que usó de ella en la guerra contra los romanos; otros dicen fue invención de los chinos; otros, que un alemán, cuyo nombre no se sabe; y otros, que un fraile germano, grande filósofo y alchimista, que haciendo experiencias por el arte de distilaciones, estando moliendo salitre y azufre, acaso cayó en el mortero una centella que convirtió la materia en exhalación de fuego, con que se dio a perfeccionarlo, y los instrumentos con que se podría usar, que después del tiempo los ha ido mejorando y aumentando en tamaño y formas diferentes.

Dícese que las armas de fuego inventó Bertoldo, de Alemania, y la primera vez que se usó en nuestros tiempos de artillería y pólvora, fue el año de mil trescientos y sesenta y seis, en la guerra entre venecianos y genoveses, por éstos, a quienes lo trajeron tudescos y se prosiguió en Alemania y Italia con nombre de bombardas los cañones o instrumentos, compuestos de bombo y dardo, que es retumbar y quemar; y se han dado otros nombres a la diversidad que hay en este género, como son arcabuces, que primero se llamaron espingardas, de spingo, que significa rempujar mosquetes, escopetas largas y cortas, pistolas, pistoletes, carabinas. Y en cuanto a artillería, piezas, cañón entero, medio cañón, cuarto cañón, culebrina, media culebrina, mortero, petardo, trabuco, esmeril, falconete, sacre, pedrero: todas estas armas se hacen de hierro colado u de bronce.

Las escopetas de pedernal inventaron los alemanes; y el Conde Pedro Navarro fue gran maestro de minar con pólvora. Desde el tiempo de Salomón y de Faraón

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se usó andar a caballo, y se dice que en Tesalia fue donde primero se domaron caballos; y el andar de ellos Y correrlos inyentó Belerofonte; y Peletronio el freno, silla y los demás adherentes y jaeces caballares; y los tesalos el pelear a caballo, de lo cual se compuso la fábula de los centauros en el monte Pelión, de Tesalia. El carro de los caballos inventaron los de Frigia, y Erictonio el de cuatro. El Rey Cécrope fue el primero que hizo pueblo cercado llamado de su nombre Cécropia, la fortaleza de Atenas; y las torres inventaron los cíclopes o los tirintios, y las murallas Thrason.

La primera población del mundo hizo Caín, llamándola Enochia y la primera ciudad fue Argos, fundada por Foroneo o Diospolis de los egipcios o Siciona o Licosuria, en Arcadia. El primero que labró barro para casas fue Doxio, aprendiéndolo de las golondrinas al hacer sus nidos. Los primeros que en Atenas edificaron casas de adobes, fueron Eurialo y Hiperbio, hermanos, porque antes moraba la gente en cuevas o chozas de ramas de árboles; Cynira inventó las tejas y Cadmo las canteras en Tebas o Fenicia; y los de Caria fueron los primeros que instituyeron almacenes para guardar los peltrechos de la guerra.

La primera nao que fluctuó las ondas del mar fue el Arca de Noé, y Neptuno enseñó a los atenienses a navegar, y los sydones inventaron la navegación. Lo primero con que se navegó fue con dos maderos atados unos con otros, los cuales halló en el mar Bermejo, entre unas islas, el Rey Erithro, y dicen los inventaron los misos y troyanos en el Helesponto, cuando pasaron contra los traces. Y Plinio cuenta que hasta cuando escribía su historia se hacían en el océano británico bajeles de sarmientos cubiertos de cuero, y en el Nilo de papel, juncos y cañas (9). Y Florián de Ocampo dice que en el año de ducientos y cincuenta y seis antes de Cristo Nuestro Señor, los españoles Syloros navegaban en barcas de cuero cosidas con correas, y en algunos esquifes de un madero socabado todo de un leño, regidos por pocos hombres; que a este modo son las canoas que tenían los indios y se han continuado y se usan ahora en la navegación del río grande de la Magdalena y otros navegables. (1) Ley 9, parte 4ª, título 18. (2) Ley X, parte 4ª, título 18. (3) Fray Prudencio de Sandoval, "Historia de los Reyes de España," libro

II, folio 89. (4) Tito Livio "Décadas," libro II, capítulo 2. (5) Ley 1, parte 2ª, título 23. (6) Gil González Dávila, ''Grandezas de Madrid,'' folio 518. (7) San Agustín, ''Civi Dei,'' libro IV, capítulo 6. (8) Además se le atribuye la invención del ajedrez, del disco y de los

dados. (9) Plinio, ''Historia Natural," libro VII, capítu1o 56.

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Nombres de bajeles o embarcaciones

Muchos son los nombres que hay de los bajeles chicos, medianos y grandes, como son batel, chalupa, bote, botiquín, lancha, barca, falúa, faluca, góndola, chata, barca, barco, luengo, barco mastelero, taratana, carabela, carabelón, zafra, pinaza, gabarra, fusta, bergantín, filipote, fragata, urca, convoy, carraca, caramuzal, patache, galeoncete, galeón, nao, navío, navío de alto bordo, galera, galeota, galeaza, balandra, faetia, maona, golondra, garbo, charrua, boyante, champán, piragua, balsa, canoa, curiana, carabos, carrazones, etc. Panat, hijo de Dudeni, hizo navíos para ir a buscar tierras donde poblar; y Danao trajo de Egipto la primera nao a Grecia, y de éste debió esotra de tomar el nombre.

El primero que navegó en nao larga fue Jason o Paralo, o Samira, Safo de Semíramis o Egeón. Bajel de dos órdenes de remos inventaron los erithreos, y de tres Aminocles Corinto; de cuatro, los cartaginenses; la quinta añadió Neficthon Salomino; de seis órdenes, Xenágoras Siracusio; de siete, ocho, nueve y diez, Nesigeton; y Alejandro Magno de once y doce; Ptolomeo Filadelfo, hasta cuarenta, y Ptolomeo Filopátor, a sesenta. El remo inventaron los copes y su anchura los plateos. Hipo, natural de Tiro, inventó la nao para llevar carga. Los cirinenses el lemba (que es un bajel pequeño). Los fenicios, la cimba (barca chica descubierta). Los rodas, las celoses, que son barcas cubiertas Los de Chipre, los cercurones o navíos ligeros.

La nao para conducir caballos, los samios o Pendes, ateniense. Las naos largas y cubiertas, los tasios. Las velas de marear, invento Icaro; el árbol, entena y jarcias, Dédalo; el timón con que se gobiernan generalmente todas las embarcaciones, inventó Tifo, a imitación del Milano, que con su propia cola, torciéndola a una parte y a otra parte, se rige y gobierna su y vuelo. Las áncoras fue invención de los copes o toscanos de Italia o del filósofo Anarcarsis; y Eupalamio las hizo de dos dientes. Los tirrenos y los garfios o arpeo para aserrar un navío con otro cuando peleando abordan, inventó Anacarnasis. La cuenta de las estrellas en la navegación y gobernarse por el Norte, hallaron los fenices. Y la aguja de marear, Fabio Napolitano, natural de la ciudad de Malfa, el año de mil duscientos y cincuenta, aunque dicen otros que mucho antes la había con nombre de versoria y diferente forma. Los portugueses compusieron la carta de marcar y el astrolabio para la navegación, de que usaban los antiguos para sólo conocer el movimiento de las estrellas.

El primero que tuvo batalla en el mar fue Minos; y en los principios se usaba pelear solamente de la proa y de la popa. La primera bandera que hubo en el mundo fue la camisa de Nembrot en la guerra contra sus hermanos; el primero que levantó bandera y usó de ella en ejército, fue Júpiter, hijo de Saturno, contra éste, tiñendo un paño blanco con sangre de animales en señal de que quería vengar la sangre de sus hermanos. Los romanos traían primero un manojo de paja o heno atado en un asta por bandera, y también trajeron una mano enastada, y

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por esto se dio el nombre de manipularios a los alféreces; después usaron unas vendas o bandas en la asta, de donde se vino a llamar banderas; y haciéndolas más anchas, pintaban en ellas dragones, lobos, caballos y otros animales y cosas varias; pero por instrucción de Mario trajeron en la insignia superior y general una águila, de donde provino llamar al que la llevaba aquilifer, y corruptamente con el tiempo alférez, como ahora se usa; y el águila quedó por señal del Imperio y conservarse en él con dos cabezas puede ser por haberse dividido, o porque comprendía a Oriente y Occidente, o porque tenía superioridad en dos jurisdicciones, temporal y eclesiástica, pues aun en la cristiandad confirmaba los primeros pontífices.

Y el Emperador Constantino Magno puso en sus banderas el lábaro, que es la cruz de Cristo Nuestro Señor, y desde entonces se ponen estas en las banderas cristianas. La palma siempre se tuvo por señal de victoria, y así como ella nació en Egipto, así también vino de allí el entenderse por ella la honra y gloria del vencimiento, y dan por causa que la palma resiste cualquier peso y con el se levanta, y a su imitación los ánimos generosos y es forzados resisten la fuerza de los grandes y peligrosos trabajos que en la guerra siempre son mayores hasta vencer, y fue justo los honrase el árbol que lo significa. La oliva denota la paz y tranquilidad, como se mostró en el ramo della con que volvió al Arca de Noé la paloma, pasado el diluvio; y porque lo blanco significa el ánimo cándido y sencillo por ser color natural y no de artificio cuando se trata en la guerra de partidos y paces, se usa de bandera blanca.

La caza (que es imagen de aquélla), dice Xenofonte que fue invención de los dioses Apolo y Diana, aunque desde el diluvio la hubo, o por menos desde el tiempo de Isaac. Ulises llevó la volatería de Troya a Grecia para recreación de los príncipes que perdieron a sus padres en aquella guerra. Las redes para la caza inventó Dyctina o Aragne. El que con paga sencilla está dispuesto y ejerce lo militar, o sin paga se ocupa en el mismo ministerio, se nombra soldado, infante o milite. De éste último queda ya explicado arriba el origen de donde se tomó el nombre, y el de infante se dedujo de la infancia; porque como el niño que está en la menor es por ello el menor y empieza a entrar, así lo es el soldado y se le derivó este nombre de la soldada o sueldo que se le da por paga y satisfacción de su ejercicio; y por él, si no es noble de linaje, no lo tiene, aunque es ocupación honrosa, y por las hazañas que hacen consiguen nobleza, que según la opinión de Francisco Petra más es fundarla que heredarla (1); porque ninguna obra de virtud se debe dejar sin alabanza y premio, ni ninguno merece mayor reconocimiento que el que casi menospreciando su vida la expone a los evidentes de la guerra en servicio de su Rey y señor natural, o su patria, a que corresponde el provecho y la honra, que es el asunto.

Los soldados gozan de muchas exenciones, y el jurisconsulto Marcelo, por respuesta de Menandro, les impuso pena de muerte por los viles ejercicios que usasen, como lo refiere Bobadilla (2). Sirven en tierra y en mar, en naos, en

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presidios, castillos, fortalezas y en ejércitos y campañas en que hay de a pie y de a caballo; en la gente de a pie, que se llama infantería, hay soldados arcabuceros, mosqueteros y piqueros, que es lo que ahora se usa, que antiguamente había ballesteros y rodeleros; y de los mosqueteros y piqueros son los aventajados, y los más estimados los piqueros; y aventajados se llaman los que tienen algo más de paga que los otros; y cada compañía de infantería se compone de ciento y veinticinco soldados o más número, con cinco cabos de escuadra, cuatro ordinarios y uno de Guzmanes (que son caudillos y rigen cada veinticinco hombres), veinte y cinco mosqueteros y noventa y cinco arcabuceros, o en lugar de mosqueteros, picas; y tiene más barbero y cirujano, paje de jineta, abanderado, pífano y dos tambores (que son oficios viles), un capellán, capitán, alférez y sargento, y a los unos y otros llaman oficiales de primera plana, que empieza con el capitán, cuyo nombre se tomó de la provincia de la Capitanata llamada antes Catapania (que es desde el río Fertorio, término del Abruzo, hasta el río Audifo o Lofanto), quedóle el nombre de tiempo que los griegos poseían aquella parte de Italia, cuyo gobernador llamaron catapán.

El capitán trae jineta por insignia de su oficio; es cabeza de la compañía y la gobierna y da todos los otros menores oficios y las ventajas; y de este cargo para arriba se abrogan las personas que los consiguen nobleza permanente. El alférez usa de venab1o, cuando no lleva la bandera, y por confiársele tan principal y estimada seña se le concede nobleza personal, y dice Fray Lelio Bracacho: El oficio del alférez es de confianza y honra, y como queda ya dicho, viene de la palabra aquilifer; en ausencia de su capitán gobierna la compañía, y es la segunda persona en ella (3).

Algunos han defendido tan valerosarnente y con tanto esfuerzo su bandera, que aun habiéndoles cortado las manos en batalla, la han sustentado con los troncos de los brazos, dejando en su linaje unos por apellido el nombre de alférez, y otros son de quienes descienden los de Jodar y los de Olea, como refiere Argote de Molina (4). El sargento es la tercera persona de la compañía, adiestra la gente y la ordena, señalando los puestos de cada uno, y la gobierna en ausencia de sus oficiales mayores; trae alabarda por insignia y es el que más trabaja. Y porque los puestos mayores de capitán son sargento mayor, maese de campo y general con otros que contiene un ejército en que hay de todos, se apuntará por mayor de lo que consta éste.

Ejército y armada

La primera persona en un ejército real es el Rey o Príncipe, a cuya contemplación y expensas se forma, y luégo el capitán general (que es de esotro lugarteniente) que como de tan gran puesto tiene y lleva guión y le tratan de excelencia, asiste guarda a su persona, y cerca de ella alabarderos es sobre todos con superior mano y mando con particulares ministros que le ayudan y distribuyen sus órdenes sin los entretenidos y gentileshombres de asistencia, y otros domésticos y además

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capellán mayor, auditor general, que es letrado, y los oficiales del sueldo, que son veedor general, proveedor, contador, pagador y tenedor de bastimentos; el teniente general y generales de caballería y artillería, maese de campo general y maese de campo de tercios, coroneles (que son como maeses de campo), sargentos mayores y sus ayudantes comisarios de caballería (que son en ella como los sargentos mayores de la infantería), alférez mayor o real, preboste general, furriel, capitán de guías, capitán de campaña, ingeniero, intérpretes y otros oficios y, en común, los más del servicio de la República.

El general de la caballería está a orden del capitán general y, en su ausencia, gobierna todo el ejército, y sin ella, sólo el gremio de la caballería, y tiene compañía en ella y gentileshombres que le asisten; teniente y comisario general con compañías, auditor, capellán mayor, furriel mayor que da los puestos en el alojamiento, recibe y reparte las municiones de víveres y el dinero de socorros; capitán de campaña, que hace marchar en su lugar el bagaje y ejecutar las cosas de justicia y cuida de los vivanderos, médico, cirujano boticario y otros oficiales. El tercer puesto es el de general de la artillería, que es lo que llaman estado de ella y congregación de hombres, carros y máquinas, caballos, armas y municiones que sirven al ejercicio y conducción de la artillería que por ser valumosa (5) y requerir diversidad de obreros y ministros, se extiende a comprender más que el de la caballería.

Está a orden del capitán general y a la suya; tiene su teniente, alabarderos de su guardia, gentileshombres que son superintendentes de cada dos piezas de artillería, veinte arcabuceros de a caballo para exploradores, un canceller o veedor que tiene las listas de la gente y la cuenta de las municiones, mayordomo de la artillería, que es tenedor o tesorero de todo lo tocante a ella; preboste, que es superintendente de la ejecución de justicia, y para ello tiene diversos ministros, furriel mayor con dos oficiales de su ayuda para alojar o aposentar el ejército; otro furriel de vituallas, intérprete de lenguas, trompetas para publicar bandos y dar órdenes, comisario mayor, que es proveedor, y comisario de muestras de gastadores, con cada un teniente, capellán mayor, médico, cirujano, barbero, boticario con ayudantes, refinadores de pólvora o polvoristas, fundidor de artillería, condestable, que es cabo de artilleros, y de éstos de dos arriba para cada pieza; carpinteros para hacer cureñas, barcas, puentes y otras cosas, calafates, toneleros, vivanderos, maestros de tiendas, herreros, herradores y albéytares; aserradores, albañiles, marineros y barqueros gastadores (que son los que se ocupan en cavar, desmontonar, cargar a cuestas y otras semejantes facciones), y cada trescientos de éstos tiene un capitán que los gobierna y un caporal cada ciento, que al trabajo y descanso los entra y saca; barrachel de campaña, que es como alguacil, y su teniente; un comisario para cada mil caballos de carros, tiro o carga; y para cada trescientos de ellos un solo sobrestante, ingeniero, conductores de a pie y de a caballo; preboste, que administra la justicia haciéndola ejecutar y dispone la marcha de bagaje y su alojamiento; furriel, que reparte los puestos en él; capitán de guías con sus oficiales, que guía el ejército, industriándole en el

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camino por donde ha de marchar.

El maese de campo general se sigue a los generales, y a éste y a los otros maeses de campo se les trata de señoría, y a falta de los otros superiores gobiernan, y en lo común lo perteneciente a sus oficios; tiene teniente y cuartel maestro, que es el que por escrito distribuye sus órdenes, capitán de guías y preboste, capitán de campaña y furriel; y todos los maeses de campo tienen auditores para lo tocante a sus tercios, que es el cuerpo de quince o veinte compañías, más o menos, conforme la concurrencia; y lo mismo es coronelia, y llámase tercio lo que viene a estar debajo de la mano del maese de campo.

Para las cosas marítimas hay generales almirantes (cuatralbos en galeras), veedor, proveedor, contador y pagador, almirantes entretenidos (6), vicealmirantes, gobernador del tercio (que es lo mismo que maese de campo), capitanes y capitanes entretenidos gentileshombres, alférez real, alféreces de compañías y los otros oficiales menores de ellas y soldados, mosqueteros y arcabuceros, capellán mayor y capellanes de cada navío, auditor, sargento mayor y ayudante, piloto mayor y acompañado, capitán de la artillería, condestable della y artilleros, médico, cirujano mayor y particulares, barberos, escribano y alguacil real, escribano de raciones y alguacil del agua pañoleros rancheros, despenseros, buzos mayor y menores, carpinteros, calafates, toneleros, contramaestre, que es el caporal de la gente mareante, guardián (que es el que manda a los grumetes y pajes), armeros, trompetas, faroleros, marineros grumetes, pajes de nao y su capitán de la basura, y suele haber en cada navío, demás del capitán de infantería, capitán de mar, que es el superior para todo lo tocante a la navegación, y a veces anda junto lo uno y lo otro, y en las galeras hay patrón, comitre y otros oficios especiales.

Y para artillar una nao y tripularla de gente de mar y guerra y se computa por las toneladas que tiene, que es un tamaño de medida para carga de lo que ocupa un tonel, y su cuenta se llama arqueamiento, y se hace regularmente en la carrera de Indias en esta forma. La medida con que se toman los tamaños se llama codo y es de dos tercias y un treinta y dozavo de otra de vara de medir de Castilla, y con este codo se mide el puntal de tabla a tabla del plan, hasta la cubierta, arrimado al árbol mayor, y después medir la manga, que es mas lo ancho del navío en la boca; también se mide la escora por encima de la caña del timón, que ha de ser un codo más abajo de la cubierta más alta, y al mismo respecto hasta la proa; y multiplicar los codos que hubiere habido de puntal por la mitad de los que tuvo la manga, y lo procedido volverlo a multiplicar por los de la escora y lo que resultare multiplicarlo por cinco, y de su producto quitar los dos números últimos, y lo que quedare partirlo por ocho, y aquello que saliere son las toneladas que tiene el navío debajo de cubiertas, y por el alcázar y cámaras, se le ha de acrecentar a veinte por ciento de las toneladas que tuviere debajo de cubiertas, y sumado lo uno y lo otro saldrán todas las toneladas del bajel, verbi gratia, una nao tuvo 18 codos de manga, 12 de puntal y 56 de escora; la mitad de los 18 codos primeros

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son 9; multiplicar éstos por 12 (que es lo que tuvo el puntal), saldrán 108, y multiplicándolos por los 56 de la escora, se hallarán 6.048; y multiplicados éstos por 5 salen 30.240; quítanse los 40 que son los dos números últimos y quedan 302, bajados de los 6.048, restan 5.746 y éstos partidos por 8, producen 718 y un cuartillo; y acrecentando a veinte por ciento son 143 y tres cuartillos que, junto con los otros, monta todo 862, que son las toneladas que tendrá el navío de esta medida; y dase al respecto de cada dos toneladas una persona de gente de guerra, y de la de mar, a veinte personas cada cien toneladas; y para más inteligencia se pone el ejemplar siguiente, que no es de los navíos mayores ni de los menores, ni todos de un tamaño.

De modo que estos cinco bajeles llevan mil doscientas y veinticuatro personas con ciento y cinco oficiales, ciento y cuatro artilleros, ciento y ochenta y siete marineros, noventa y siete grumetes, cincuenta y un pajes y seiscientos y ochenta hombres de guerra o soldados; y por llevar la Capitana más número de oficiales que la Almiranta, se igualan en el de soldados; y para la cuenta de las toneladas entran en el número de la gente de guerra los oficiales de primera plana de las compañías. (1) Francisco Petrarca, ''Libro de remedios de próspera y adversa

fortuna," diálogo 5, folio 85. (2) Bobadilla, ''Política Indiana,'' libro II, capítulo 18, nota 94. (3) Fray Lelio Bracacho, ''Libro de Cargos militares,'' captíulo 4º. (4) Argote de Molina, ''Nobleza de Andalucía,'' Libro I, capítulo 7º, y libro

II, capítulo 60. (5) Americanismo usado por Flórez de Ocáriz, por voluminosa. (6) Meritorio, aspirante a un oficio o cargo que cobra algunos gajes.

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Poblaciones

Erasmo dijo: "Mucha más gloria y fama es edificar y levantar una ciudad y República que destruírla ni conquistarla." Y Aristóteles: "La policía de la República consiste en mandar y sujetar con orden los que la rigen y mandan." Y San Crisóstomo: "Entonces se alentará y esforzará todo el cuerpo de la República en la firmeza de su fuerza, cuando cada cosa tenga situado su lugar y asiento y hubiere en los oficios un justo repartimiento, y no una confusión dudosa." Y Plinio: "No hay ornato más firme para todas las Repúblicas que la muchedumbre de ciudadanos honrados." Y otro dijo: Dos cosas engrandecen y ennoblecen una República bien compuesta y acabada, que son letras y armas, porque las letras descubren el valor el alma y las armas arguyen la perfección del cuerpo; y para estar bien ordenada la República ha de tener religión, bastimentos, armas, artes y dineros, y en ellas de ordinario hay milicia para las ocurrencias de usarla en la necesidad en su defensa o socorro de otra; porque la vida de los hombres es guerra, como dijo Job; y componiéndose las Repúblicas dellos tienen su similitud en ella, y casi lo es su gobierno por el afán e tienen los que le administran.

Regidores

Y pues se ha tratado de los más oficios políticos, tendrá aquí lugar el de Regidor, que son los padres de la patria a comparación de los senadores romanos, y al modo del Senado destos es la Junta del Regimiento que se llama Consistorio, Ayuntamiento, Consejo y Cabildo. Y Juan de Evia Bolaños dice: El oficio de Regidor es dignidad y honra, y así cuando es presentado por testigo le han de ir a examinar a su casa, si no es en los casos que el testigo ha de parecer a declarar ante el Juez, como lo traen Platea y Juan García, y cuando entraren en el Cabildo u otro acto público donde el Corregidor y los demás regidores están, se han de levantar, estar descubiertos y en pie hasta que él se siente, como dice Pisa. También pueden traer armas simples en horas y lugares prohibidos, y en todas las demás ocasiones que se ofrecieron han de ser honrados y preferidos en la compra de bastimentos, dándoles los mejores por sus dineros a precios justos, pues sirven a la República, según Castillo.

Son asímismo libres y exentos de las cargas personales, viles y humildes oficios, cobranzas y administraciones, como se dice en el Derecho y lo notan los doctores; y aunque por derecho común eran exentos de pechos, no lo son por leyes del Reino, según una de la Recopilación, y en ella Acevedo; y una ley de partida los honra tanto que los equipara a los consejeros del Reino en mandar que (como ellos) no se les dé tormento a ellos ni a sus hijos, sino es en los casos exceptuados, como en su lugar se dirá (1); ni pueden ser condenados en azotes ni galeras, según Gramático, ni en pena de muerte sin consultarlo con el Príncipe, según el jurisconsulto Calistrato; y por más honra suya el nombre de su oficio es de rey, pues rey quiere decir Regidor, como se dice en el Derecho Real.

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Y Castillo de Bobadilla dice que los regidores han de ser nobles y los más beneméritos y ricos de las ciudades (2); porque Rómulo para el gobierno de Roma eligió de la Orden Equestre y de la caballería varones para las decurias y regimientos y también hombres nobles para senadores, cuyos hijos y descendientes se llamaron patricios, que fue linaje y prosapia ilustre y generosa, y que no han de ser personas de bajos oficios ni descendientes de judíos, penitenciados ni nuevamente convertidos. Y Fray Prudencio de Sandoval' (3) Toda la ciudad de Roma estaba dividida en tres estados o tres fuertes y maneras de hombres que eran patricios, caballeros y plebeyos; los patricios eran los más principales y dellos se elegían los senadores que eran los consejeros de todo el pueblo y su gobierno, por donde todo su ayuntamiento y congregación se llamó Senado; y así se nombra muchas veces esta suerte de gente senatoria, también como patricia; destos se elegían los que habían de tener cargos principales en toda la gobernación.

Llamábanse patricios por dulce respeto y reverencia que como a padres de toda la ciudad se les debía; y senadores, por la edad de viejos que, como se requiere comúnmente, se buscaban en los que habían de tener cargo de consultar en el gobierno; y porque deste estado principal de los senadores era cierta manera de vestidura, que sólo ellos traían, sin que otro pudiese usarla, conviene entender que el vestido ordinario que comúnmente traían los romanos era una camisa a raíz de las carnes, que llamaban iterula o subucula; encima desta ponían la vestidura, que llamaban túnica, y era al propio como una túnica de las que agora traen los religiosos, quitada la capilla, sino que era algo más ancha, así que hacía pliegues y era todo de un color sin que tuviese guarnición ni otra cosa que la diferenciase.

Esta túnica se ceñía, y encima della ponían la toga, que era como una ropa o vestidura para cubrirse; mas esta toga no la traían sino los patricios o caballeros, que los del pueblo ordinariamente andaban en túnica, sin otra ropa alguna. Los senadores traían la túnica sembrada a trechos por orden de unos pedazos de color rojo, teñidos de púrpura, que entonces era su más preciada pintura; esto era como si a una vestidura blanca o de otro color las sembrasen de unas rosas o cosa semejante de carmesí; y porque estos pedazos de color rojo (que traían sólo los senadores en las túnicas eran redondos y pequeños y tenían alguna semejanza de clavos sembrados por madera, llamaban a estas ropas latosclavos; y por esta diferencia tan notable, que sólo los senadores traían en la túnica, eran luégo conocidos y se diferenciaban de la otra gente; y así traer el Rey el latoclavo y encima la toga o manto morado (que era a modo de los sagos (4), hábito antiquísimo de nuestros españoles), preso al hombro con la chía (5) o medalla de oro; debía de ser que los reyes de aquellos tiempos usaban el traje de los príncipes romanos, por ser los reyes los patricios y senadores supremos de sus reinos; y a esto me persuado mucho, porque no sé con qué otro fin sembraban aquellas pintas rojas, pues ellas no tienen primor ni hacen gala en el vestido.

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O los reyes usaban el traje romano en tiempo del Rey don García, o el Rey, por ser curioso, lo quiso traer así, juntando con el sago, que era la capa de encima que há más de dos mil años que los nuéstros usaban y aún dél han quedado los ferreruelos, que ahora tanto se usan, salvo que como agora se prenden debajo de la barba, entonces se prendían sobre el hombro izquierdo con alguna medalla, como lo vemos en esta pintura y otras antiguas.

Exentos por previlegios

Y porque habiéndose dicho que uno de los favores que tienen los hijosdalgo es ser exentos de pechos, cargas y contribuciones, y que hay otros sujetos que por oficio o por otra causa o previlegio gozan de esta misma exención, para no confundirlo, es de advertir que los exentos o excusados por previlegio, si en él no se dice que hace a los tales hidalgos, no lo son, si no gozan de las exenciones de hijosdalgo; porque una cosa es el tener el derecho de nobleza y otra es tener la misma nobleza, y se declarará en este ejemplo: un dueño de una casa alquiló un cuarto della a otra persona, y ambos la habitan; el que alquiló será dueño solamente del conmodo y vivienda de lo alquilado, mas no de la propiedad, pues siempre la tiene el señor cuya es, y moraban ambos, el uno con señorío cuartado por el convenio, pero sin derecho a la casa, y el otro con dominio real della, siendo así que en cuanto a ocupar parte de la casa es una acción en dos, que los legistas la distinguen con acción in re o acción ad rem.

Caballeros Pardos

Asímismo no tienen nobleza sino la exención los que llaman Caballeros Pardos a fuero de León, porque allí tuvieron principio, por haberse dado a hombres llanos pecheros previlegio, de que teniendo armas y caballo fuesen excusados de pechos y contribuciones; y lo propio es en los caballeros cuantiosos que respecto de sus caudales se les carga y grava a tener armas y caballo para la defensa de la tierra, y no es uno mismo esto para con los que tienen igual obligación de sustentar armas y caballo por razón de feudo; pero en cuanto a ser hijosdalgo, sí que no lo son, no teniéndolo por linaje.

En las Indias no hay pechos para esta distinción, si bien se concedió a los descubridores, conquistadores y pobladores previlegio de hidalgos, y en ese fundamento se han dado por las Reales Chancillerías exención de personas para no ser presos por deudas civiles con nombre de soldados o caballeros veteranos. Y la Real Cédula de poblaciones, que llaman del Bosque de Segovia, de 13 de julio del año de 1573, dice en el número 99: "A los que se obligaren a hacer la dicha población y la hobieren poblado y cumplido con su asiento, por honrar sus personas y de sus descendientes, y que dellos como de primeros pobladores quede memoria loable, los hacemos hijosdalgo de solar conocido a ellos y a sus descendientes legítimos, para que en el pueblo que poblaren y en otras cualesquier partes de las Indias sean hijosdalgo y personas nobles de linaje y

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solar conocido, y por tales sean habidos y tenidos y gocen de todas las honras y preeminencias y puedan hacer todas las cosas que todos los hombres hijosdalgo y caballeros destos reinos de Castilla, según fuero, leyes y costumbres de España, pueden y deben hacer y gozar."

Caballería

La República Romana, célebre por su singular disposición y gobierno, con providente acierto ordenó varias cosas que han sido a otras naciones norma para loables institutos, y entre ellos el de la Caballería, que tomó el nombre de andar a caballo los defensores de la tierra, guerreros o soldados, y della el de Caballero, según la ley (6); principiaron este gremio de Caballería para la defensa propia y ofensa ajena, escogiendo hombres hechos al trabajo, fuertes y crueles, entresacándolos de la gente y oficiales comunes, hasta que la experiencia desengañó no ser a propósito semejantes personas como dice otra ley (7), y lo reformaron eligiendo los de noble linaje: "E por esto sobre todas las cosas cataron que fuesen homes de buen linaje, porque le guardasen de facer cosa porque pudiesen caer en vergüenza," y instituyeron un estado con nombre de Equites, de gente ilustre y principal, que acreditó con valerosos hechos el acierto de su buena elección. Y la ley primera dice: "Caballería fue llamada antiguamente la compañía de nobles homes que fueron puestos para defender las tierras, e por eso le pusieron nome en latín de milicia, que quiere tanto decir como campañas de homes duros e fuertes e escogidos para sufrir trabajo e mal." Y era porque se escogían entre mil u de mil uno, de que vino el nombre de milicia y límite al soldado.

Y el Prólogo propone que los caballeros tienen esfuerzo, honra y poderío y que son más honrados (8). En esta imitación se introdujo en España la Caballería de espuela dorada, que se daba a hijosdalgo y no la podían tener los que no lo fuesen: "Porque la honra que viene por nobleza no la puede la persona haber si ella non fuera tal que la merezca por linaje e por sexo o por bondad que haya en sí." Y los alistaban en el libro y padrón de Caballeros, y los señalaban con un hierro caliente en el brazo, según la ley; y era tan gran dignidad que los emperadores y reyes no podían ser consagrados ni coronados hasta ser hechos caballeros, y ninguno lo conseguía haciéndose a sí mismo Caballero, sino recibiendo esta preeminencia de mano de quien lo fuese, y si no era Rey o Príncipe: "Porque la Caballería es tan noble e tan honrada, que debe entender el que la da que es lo que face en darla." Y no se podía dar a mujer ni religioso ni al impedido o falto de sus miembros, ni al mercader que por sí despende mercancías, ni al que por escribano hubiese usado de la Caballería, o no teniéndola, ni al pobre: "Ca non tuvieron los antiguos, que era cosa muy guisada que honra de Caballería, que es establecida para dar e facer bien fuese puesta en home que hobiese a mendigar en ella, ni facer vida deshonrada." Porque como dice el maestro Florián de Ocampo: "Parece imposible que los criados en miseria, si no tienen gran sobra de virtud natural, puedan hacer bondad, ni tener quietud, ni

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regir sus oficios como deben conforme a los dichos de Homero, que llama a las riquezas dones de Dios; y Solón, uno de los sabios de Grecia, confiesa que des riquezas inocentemente ganadas; y bien mirado, si no fuese para de prender letras, a ninguna cosa de los hombres trajo provecho la pobreza mundana" (9). Y en los Caballeros, cuando no fuese más que por el impedimento de poder comprar y sustentar caballos en qué andar, pues dice la ley: "Que cuando hobiesen de cabalgar por villa, que non cabalgasen sino en caballos quien los pudiese haber, porque van en ellos más honrados e porque usasen de cabalgar, que es cosa que pertenece mucho a los caballeros, e porque andan en los caballos más lozanos e más alegres, e aféitanlos por ende mejor e más a guisa (10).

Aunque dice Tito Livio: "Que la virtud sola es de honrar, aunque no la acompañen grandes riquezas, y que no se dan todas las gracias a un hombre" (11). Y una ley: "Que la espada ceñida es así como hábito de Caballería." Y otras refieren cómo velaban las armas los que habían de ser caballeros, y el modo de armarios. Y Juan Núñez de Villazán: "Y porque este Rey (don Alonso el Onceno) era muy noble hombre en los sus hechos, tuvo por bien de recebir la honra de la coronación y también asímismo la honra de la Caballería, que había voluntad de hacer mucho por la tierra de sus reinos, y también de largos tiempos todos los ricos- hombres y infanzones y hijosdalgo, y los de las villas y lugares todos se excusaban de recibir la honra de la Caballería, hasta el tiempo del Rey don Alonso, y por esto estando el Rey en la ciudad de Burgos mandó tajar muchos pares de paños de oro y de seda guarnidos con peñas, armiños y con peñas veras, y también mandó hacer muchos pares de paños de escarlata y otros paños de lana, los mejores que pudieron ser habidos, con cendales y con peñas veras, y mandó guarnecer muchas espadas, dellas con oro y dellas con plata, las vainas y las cintas; y mandó enderezar todas las otras cosas que eran menester para esto, y cuando lo tuvo todo enderezado, envió a decir a todos los ricos hombres y infanzones y hijosdalgo del su Reino que se quería coronar y tomar honra de Caballería, Y que quería hacer a los más delios caballeros y darles guisamiento de todo lo que habían menester para sus caballeros, y que les mandaba que viniesen todos a la ciudad de Burgos a día cierto, y todos vinieron; mas don Juan, hijo del Infante don Manuel, ni don Juan Núñez de Lara, no vinieron; pero los ricoshombres y infanzones y hijosdalgo de las ciudades y villas de los Reinos de Castilla y León, y del Reino de Toledo, y de los Reinos de Andalucía, cuando vieron las cartas que el Rey les envió, enderezaron luégo sus cosas para venirse a la ciudad de Burgos por el llamamiento que tenían del Rey; y entretanto que ellos se ayuntaron para esto, el Rey sa1ió de Burgos y fue por sus jornadas en su romería a visitar el cuerpo del Santo Apóstol Santiago, y antes que llegase a la ciudad fue a pie desde un lugar que dicen la Monjía, y entró así a pie en la ciudad y en la iglesia de Santiago y veló allí toda la noche, teniendo sus armas encima del altar, y en amaneciendo, el Arzobispo don Juan de Limia díjole una misa y bendijo las armas, y el Rey armóse de todas sus armas, de yelmo, de gambax y de loriga, y de quijotes y de caniletas y zapatos de hierro, y ciñóse su espada, tomando él por sí mismo todas las armas del altar de Santiago, que no se las daba ninguno,

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salvo él mismo por su mano; y la imagen de Santiago que estaba encima del altar hicieron que la imagen misma le diese la pescozada al Rey; y desta suerte recibió Caballería este Rey don Alonso del Apóstol Santiago; y porque el Rey recibió Caballería desta suerte, estando armado, ordenó que todos los que hubiesen de recebir orden de Caballería de allí adelante, que la recibiesen estando armados de todas armas."

Y en el capítulo 105 refiere todos los que entonces armó Caballeros el Rey, y que mandó: "Que fuesen delante dél de dos en dos, y que fuese delante de cada uno dellos un escudero que llevase el espada, y a las espaldas del Rey que fuesen las sus guardas, y los que llevasen las armas destos caballeros noveles que fuesen detrás de las guardas de dos en dos ordenadamente, según que iban los señores y de allí salieron todos con muchos cirios de cera que el Rey había mandado hacer para estos caballeros, y fueron a velar todos esa noche a la iglesia de Santa María la Real de las Huelgas; y otro día, en la mañana, fue a la iglesia y armólos todos caballeros, ciñendo a cada uno delios la espada; y estos caballeros estaban todos armados de todas sus armas al tiempo que recebían la Caballería, y desque hubieron recebido del Rey la Caballería tiraron de sí las armas y vistieron sus paños de oro y de seda y de lana que el Rey les había dado, y partieron todos de allí con el Rey y fueron todos a comer con el Rey en su palacio."

Y después cuenta que don Pedro Fernández de Castro armó trece caballeros y don Juan Alonso deAlburquerque nueve y don Ruy Pérez Ponce armó diez, y don Pedro Ponce otros diez; cada uno destos caballeros rogaron a sus amigos les fuesen a hacer honra. Dice una ley que los que habían de ser armados caballeros lo habían de estar de todas armas, excepto la cabeza: "Porque es señal de encubrir algo y haber cometido caso de vergüenza cubrir la cabeza; ca pues han de recibir tan noble e tan honrada cosa como la Caballería, non es derecho que entren en ella con mala vergüenza a ni con miedo; e desde que el espada le hubieren ceñido, dében1a sacar de la vaina y ponérsela en la mano diestra e facerle jurar estas tres cosas: la primera, que non recele de morir por su ley, si fuere menester; la segunda, por su señor natural; la tercera, por su tierra; e cuando esto hobiere jurado, débele dar una pescozada porque estas cosas sobredichas le vengan en miente, diciendo que Dios le guíe al su servicio e le deje cumplir lo que allí prometió; e después desto hále de besar en señal de fe e de paz e de hermandad, que debe ser guardada entre los caballeros, e eso mismo han de facer todos los caballeros que fueren en aquel lugar" (12).

Y antes le calzan las espuelas y tienen padrinos, como dice la Ley 15 y el reconocimiento que les han de hacer la 16 y la 23. "Honrados deben mucho ser los caballeros, esto por tres razones: la una, por nobleza de su linaje; la otra, por su bondad, y la tercera, por el pro que dellos viene." Y ella y las siguientes ponen algunas de sus preeminencias; y la Ley 1: "Otrosí los que son escogidos para caballeros son más honrados que todos los otros defensores" (13). Y porque éstos pueden degenerar y hacerse indignos de la Caballería por su mal obrar y no era

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justo mantenerlos en oprobio de los dignos, los degradan; y el modo de degradarlo pone la Ley 25 (14), que es irles quitando as insignias como se las dieron, porque al malo mejor es no acusarle que absolverle, como dijo Tito Livio (15).

Usan los Caballeros de capuz o manto caballeroso que se dice el que ellos solamente traen; y eran grandes y largos que les cubría hasta los pies y sobraba sobre el hombro diestro con qué poder hacer nudo, de modo que pudiese entrar y salir la cabeza sin embarazo, haciéndolos de esta manera para mostrar que deben estar cubiertos de humildad para obedecer a sus mayores Esta Caballería de espuela dorada se incorporó en las que se introdujeron de San Juan, Santiago, Calatrava, Alcántara, Cristo, Montesa y otras que ha habido y hay, a que llaman Ordenes Militares, que tienen mucho de lo que se ha dicho, cuyos institutos son bien notorios, y ser calificación de la hidalguía y sobre escrito de ella, como se ha dicho; y de ellas tratan muchos autores y especialmente Fray Francisco Rades de Andrade (16) y don Joseph Micheli Márquez(17), demás de lo que contienen los libros de sus reglas y establecimientos.

Hay tres diferencias o estados en estas órdenes: caballeros, freyles y monjas; en el primero entran los Comendadores, llamados así por tener encomiendas, que les dan renta para sustentarse; los freyles son eclesiásticos y prueban ser cristianos viejos en unas y lo mismo que los caballeros en otras. El último gremio es de mujeres comendadoras o monjas que hacen las pruebas que los caballeros, y tienen las órdenes militares Consejo Supremo de por sí para todo lo que les toca, y muchos lugares y tierras con jurisdicción espiritual y temporal en que ponen ministros; y el Rey de España es administrador perpetuo de las órdenes, con que se extinguió el título de maestros que tenían antes por cabeza.

(1) Ley 2, parte 7ª, título 30. (2) Castillo de Bobadilla, Polit., libro III, parte 2ª, capítulo 8º, número 6 et aliis. (3) Fray Prudencio de Sandoval, ''Libro de la iglesia de Pamplona," folio 51. (4) Del latín sagum. (5) Insignia de nobleza y autoridad. (6) Ley 1, parte 2ª, título 21. (7) Ley 2, parte 2ª, titulo 21. (8) Prólogo, parte 2ª, título 21. (9) Florián de Ocampo ''Crónica general de España,'' libio IV, capítulo 18. (10) Ley 17, parte 2ª, título 21. (11) Tito Livio, ''Décadas'', libro III, capítulo 7º, y ''Década 3ª", libro II, capítulo 17. (12) Ley 16, título 21, parte 2ª. (13) Ley 1, título 21 parte 2ª. (14) Ley 25, título 21, parte 2ª. (15) Tito Livio, ''Década IV," libro 4, capítulo 1º. (16) Fray Francisco Rades de Andrade, ''Historia de las tres órdenes militares." (17) José Micheli Márquez, ''Tesoro Militar de Caballería y Ordenes."

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Armas y sus significados

Hidalgo de cuatro costados (que es de los cuatro abolengos) trae timbre en su escudo de armas, como dice Esteban de Garibay (1); y aunque éstas testifican la nobleza de su dueño, no las há menester el hidalgo para serlo, porque las armas no dan nobleza, sino proceden della, según sentir común, y de don Martín de Viscay (2), porque no salió la nobleza de las armas, sino al contrario, las armas de la nobleza, por divisa que la representa, pues empezó su uso con este aditamento, aunque será consecuencia la nobleza usar siendo propias, y tuvieron origen de las estatuas que instituyeron los antiguos, primeros en memoria y veneración de sus dioses, y después en contemplación de los príncipes que en ellas los reverenciaban los griegos; y últimamente en perpetuidad de personas insignes y en señal de haber tenido magistrado, que a los principios en Roma no se daban sino a los nobles, hasta que para componer discordias se introdujeron algunos en la plebe, adquiriendo por el oficio nobleza para sus sucesores, y por memoria della se les concedió tener estatuas y se confundió con ellas la una y la otra nobleza por usarlas todos y aumentarlas, según el aumento de oficios que había en el linaje; y el que más estatuas o imágenes y más antiguas tenía en su casa o palacio, blasonaba de más noble, y como tal le estimaban; y llegó a crecer tanto el número dellas que estorbaban las calles, con que se mandó por bando público se sacasen de la ciudad, como refiere Próspero Parisio (3); y desta antigualla de las estatuas se entabló el uso de las armas, que tomaron este nombre porque en los principios las ponían en las sobrevistas y armas de vestir para ser conocidos por estas señales en el conflicto de la batalla, por traer cubierto el rostro con las celadas; y las llamaron divisas, porque con ellas se divisaban y conocían y se dividían y diferenciaban unas familias de otras; aunque el más común nombre es escudo de armas, por la costumbre de pintarlas en los paveses y escudos. Y dice Fray Joseph de Sigüenza (4), que antiguamente daban a los nuevos soldados un escudo blanco, y hasta que hacía con él y con la espada algún hecho señalado, no pintaban nada en él, y así se entiende lo del poeta(5), hablando de la muerte del mozo Helenor:

"Armado de una limpia, luciente y sola espada y de un escudo blanco"; porque no había obrado empresa con que le adornase. Y el otro satírico: "Cuando dejé la ropa juvenil y embracé el escudo blanco." Esteban de Garibay pone cuatro causas por qué se usan las insignias de los escudos de armas: la primera, porque todo caballero se conociese en la batalla y fuese socorrido en su conflicto; la segunda, en recordación del buen agüero o señal notable sucedida a los primeros autores; la tercera, por señal de nobleza e hidalguía, porque los de aquel linaje y familia fuesen señalados y conocidos con tales insignias y divisas, y la cuarta, por señal de suceso de guerra o acción singular della. Y Julián del Castillo, hablando de los primeros godos, dice: "Y las armas y insignias que su reyes usaron antiguamente fueron bandas de colores que tenían consagradas al dios Marte, y como hijos suyos se preciaban de traerlas los reyes y personas principales de donde se derivó el apellido de Baltomos de la isla Gothia de Baltea, que es banda y traer

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bandas, y las traían en campo amarillo y también dos leones bermejos levantados en alto y los rostros uno contra otro, y de dónde y cuándo las tomaron no se puede dar certidumbre por haber diversas opiniones entre los que dellas tratan."

Fernán Mejía dice que por uno de cuatro fines las usaron, tomar y traer los nobles: el primero, por prodigio o agüero, de que hicieron gran caso los gentiles como el de Júpiter, que fue el primero que levantó una bandera bermeja para pelear contra Saturno, su padre, y luego bajó una águila y se puso en ella, quien lo tuvo por pronóstico para vencer y venció; y de allí adelante trajo el águila por armas; el segundo, fue para ser los hombres conocidos y diferenciados de otros (según lo refiere Bartulo en el de Insigniis et Armis); el tercero, por señal de nobleza, como lo trajeron los quince mil caballeros que escogió Poncio, Emperador de Samnites, contra los romanos entre sesenta mil, a los cuales dio escudos pintados de oro y plata y sobre señales ricas resplandecientes y yelmos con inventivas, chimeras o timbres para ser conocidos, y fueron llamados la Compañía Lincea, y los primeros que usaron timbres, según Tito Livio en su primera Década.

El cuarto fin fue por representación de algún acto glorioso, como traer un rey preso en un escudo, como el de Córdova al Rey Chico de Granada y otros semejantes; aunque según el dicho Fernán Mejía en su Nobiliario, se tomaron de la profecía de Jacob, capítulo 59, donde dice: Que él como Príncipe de sus hijos, cerca del fin de sus días, considerando la condición y calidad de cada uno, les dio las armas o invención dellas: al mayor, ondas de agua, y a Judas el león, y así a los demás que las trajeron todos en sus escudos hasta que en tiempo de Moisés y Aarón les fue mandado traerlas en banderas y pendones, como allí se trata. Y Héctor en la guerra troyana trajo tres leones bermejos en un escudo de oro, aunque el primero que tuvo en su sepulcro escudos y armas de sus proezas fue Josué, que dándole los suyos sepoltura sobre el monte por Gagas, pintaron un sol y un moni haberse detenido por la oración deste ilustre capitán.

Y a Eneas pusieron armas, señal y bandera sobre su sepultura, aunque primero o en aquella sazón los españoles habían tomado de griegos traer lutos por el difunto y colgar sobre su sepulcro la cota y el pendón y quitar los cabellos los parientes, amigos y allegados. Y Hércules traía por armas o insignia una piel de león con crueles colmillos y las uñas de oro; y Jasón el vellocino dorado que ganó en la isla de Colcos, que da representa el Tusón. Diego López refiere que Eneas fue el primero a quien pusieron armas en su sepulcro.

Ninguno puede usar de las ajenas, porque es hacer injusticia al dueño y exponerse a que se las quite, porque tiene derecho de quitárselas, y si no es título no puede poner Coronel en su escudo, como lo expresa la ley (6); los prelados mitrales, y de ahí arriba, ponen en lo alto del escudo el capelo o sombrero con sus cordones y borlas; los caballeros de las órdenes militares abrazan el escudo con su abi... manifestando las puntas de su cruz en lo alto y bajo y en los lados. Y para más noticia de lo que significan las cosas que contienen los escudos de armas, se

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apunta por mayor, según lo tratan don Martín de Viscay (7), Esteban de Garibay (8) y otros:

1. El oro, que es metal y el más noble y corresponde al color amarillo, representa luz, poder, constancia, sabiduría y nobleza.

2. La plata, también metal, corresponde a lo blanco, manifiesta limpieza, inocencia, integridad, elocuencia, riqueza y vencimiento.

3. Goles o gules, que es colorado o rojo, significa el fuego, uno y el más noble de los cuatro elementos, y representa atrevimiento ardidez, alteza, fortaleza, guerra y vencimiento con sangre.

4. Blao es azul con correspondencia al segundo elemento, que es el aire, y denota celo, justicia, hermosura, caridad y lealtad.

5. Sinoble o sinopla es verde, corresponde al elemento del agua y representa esperanza, fe, honra, amistad, servicio, respeto y campo.

6. Sable es color negro, correspondiente a la tierra con representación de prudencia, ventaja, firmeza, obediencia, honestidad, rigor, gravedad, tristeza y muerte.

7. Y no se admiten en las armas otros colores aunque tienen sus significados, porque así lo determinaron los primeros compositores de ellas, y se ha observado, si bien se halla ansímismo el color bermejo en ellas, que entra embebido debajo del rojo y el hierro y acero, que son metales y significan fortaleza; y no se pone en armas color sobre color sino sobre metal, y metal sobre color, aunque con perfiles de oro y plata o si se pone color sobre color, y lo mismo en los metales con perfiles de color, y lo blanco, por ser color natural, no se tiene por color; y así donde se hallare lo uno sobre lo otro no se extrañe porque en esto se admite y es excepción de lo general.

8. La cruz floreteada se ganó en la batalla de las Navas de Tolosa, en memoria de la cruz que se apareció en el cielo en esta forma antes de la victoria y representándola; y así la traen por ello muchos linajes de los que concurrieron a este triunfo, que fue a 16 de julio del año 1212, y dio principio a la celebración de la fiesta del Triunfo de la Cruz.

9. La cruz de Jerusalén fue por la conquista de la Casa Santa; y la cruz llana se trae denotando cristiandad; y por sí la cruz era entre los egipcios jeroglífico de la esperanza, según Crinito.

10. Las aspas se ganaron por armas en la victoria que se consiguió de los moros, que estaban sobre la ciudad de Baeza, día del Apóstol San Andrés, que la tiene

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por insignia de su martirio, que fue en ella, y la victoria en el año de 1227; y los que se hallaron allí pusieron aspas en sus escudos, o por orla y algunas veces se nombran Sautores.

11. Las veneras significan la batalla de Clavijo, donde la primera vez se apareció el Apóstol Santiago en nuestra ayuda en el año de Cristo Nuestro Señor de 825, que es desde cuando se traen en memoria desta insigne batalla y su vencimiento por armas, respecto de haberse hallado en aquella campaña muchas veneras y ser medalla del glorioso Apóstol.

12. Las flores de lis representan floridos hechos; es la azucena flor de seis hojas, símbolo de la esperanza; tráense por armas por lo dicho, y algunos por participación de la Casa Real de Francia, y otros en memoria de la pureza virginal de la Santísima Madre de Dios Nuestra Señora; y el Infante don Fernando, que llamaron de Antequera, traía una jarra con azucenas, por devoción de la Virgen. En la muerte del Emperador Carlos y floreció una azucena, no siendo tiempo de florecer, y se tuvo por señal de su bienaventuranza.

13. La rosa significa hermosura de linaje, y los Médicis traían por armas rosas coloradas, como dice Paulo Jovio. Los de Rodas tenían en sus monedas la rosa de una parte y de la otra el sol; y de éstas dicen fueron las treinta monedas de plata por que fue vendido nuestro Redentor Jesucristo, aunque otros la hacen flor de lis; y la rosa traen por armas los del apellido Cala, y el ducado florentino tenía a un lado a San Juan Bautista, su patrón.

14. La espada es símbolo del valor, victoria y imperio.

15. El sol, origen de la luz, representa claridad y preclaro linaje con dominio, mayoría, honra, dignidad, poder y ayuda, autoridad, ambición, gravedad y virtud no participada.

16. La luna significa nobleza y favor recibido de reyes por hechos señalados; la media luna, que es menguante, con las puntas bajas, denota vencimiento de moros.

17. Las estrellas representan verdad, luz, claridad y paz a la patria.

18. Cabezas de moros significan su muerte con vencimiento y trofeos de valor.

19. Moros en cadena, prisión de ellos.

20. Mano de hombre representa obra ejecutada y fidelidad; tráese por armas en señal del valor que tuvieron las doncellas de Simancas, cortándoselas cuando las llevaban por tributo al moro.

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21. Corona es insignia de Rey y muestra sujeción de Reino y parentesco real; los romanos daban corona de oro por premio de esfuerzo y virtud valerosa.

22. Cetro denota mando y reinado, prisión de Rey o deposición dél.

23. Lanza representa vencer con rendimiento de otro, de donde provino lo de rendir las armas, porque el vencido, en señal de rendirse, arroja la lanza al suelo.

24. Bastones es lo mismo que la lanza, por ser la arma más antigua de España o por vencer con ellos.

25. Maza era también arma antigua, y así en lo pasado había un género de guarda real que llamaban Ballesteros de Maza; tráese en armas por haber peleado con ella valerosamente, de donde se tomó macear, por continuar los golpes, y a su semejanza por el que es pesado en lo que trata de enfado que temerosamente da en un asunto, o le repite sin necesidad con cansancio de otro; y por lo mismo, o por lo semejante, se traen en escudos de armas el mazo y el martillo o porque con instrumentos se obró alguna acción singular.

26. Estacas o tizones, que es lo mismo, se traen por la batalla del Miramamolín, por el cerro y el palenque en que se resguardaba y se rompió, que era de estacas y cadenas; y éstas por la misma causa o por prisión.

27. Espigas de trigo dan a entender haber sustentado gente o poderío de sustentarla.

28. Carro, muestra haber usado de algún ardid con él para conseguir facción, porque teniendo cercada ciudad se han disfrazado soldados valerosos en carreteros, y por este medio ganádola.

29. Rueda es por lo mismo que el carro o por alusión del nombre, o por la inconstancia que hay en las cosas del mundo, como se significa en la rueda.

30. Quinas, que son las armas del Reino de Portugal, significan las cinco llagas de Jesucristo o los treinta dineros por que le vendió Judas, porque son cinco, y cada una de cinco puntos, que uno y otro llena el número de treinta.

31. Los pendones representan el estado de ricohombre y caudillo de gente de guerra que había de seguir el pendón, y también se traen por haberlos ganado a sus enemigos; y lo mismo las banderas.

32. La caja de guerra es instrumento que la denota y buen suceso en ella, obrado con estruendo y ruido y no como dicen a cencerros tapados.

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33. Torre o castillo, o parte del muro o almenas, representa ser ganado o defendido por fortaleza de virtud personal o poderío.

34. Puente significa haber defendido su paso en oposición de enemigos.

35. Trozos o escala da a entender asalto o subida de muro.

36. Faja o barra representa victoria de batalla o trance entre un caballero y otro.

37. Banda se trae por acción de guerra y la dio el Rey don Alonso por divisa de la Caballería de la Banda que instituyó en Burgos el año de 1332, y traerla con dragones o gragantes, que son cabezas de sierpes que la tragan por las puntas, denota caballeros guerreros; tráense por la batalla del Salado, que fue año de 1340.

38. Las cosas de la mar denotan sucesos habidos en ella

39. Los navíos significan defensa o rendimiento y victoria dellos. Los samios traían por divisa una nave por haber sido los inventores de la que dellos llamaron Samena, y por señal de afrenta pusieron a los atenienses en la frente la nave.

40. Flámulas o gallardetes significa guerra, como la nao empavesada.

41. Las ondas del mar representan contrastes padecidos con valor y vencimiento.

42. Los animales se tienen por trofeos de vencimiento y hechos valerosos.

43. Los leones significan braveza y valentía.

44. Los armiños (9) representan limpieza y lealtad en servicio de sus reyes, porque el armiño es animal pequeño muy blanco y limpio, que si le cercan la puerta de su madriguera con barro o otra cosa que le haya de ensuciar, se deja coger por no mancharse, y hay impresa dél con letra que dice: "Malo mori quam faedari," dando a entender que es mejor morir por conservar la honra que con vileza sustentar la vida.

45. Los lobos muestran valentías y vencimientos con presteza y despojos por ser animales crueles y voraces robadores.

46. Los osos significan astucia y atrevimiento, menospreciando riesgos, por ser el oso de propiedad atrevido al riesgo y astuto al mal.

47. Los dragones son símbolo del guerrero cauteloso y divisa de dignidad imperial entre egipcios y romanos.

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48. La culebra fue tenida de los antiguos por buen agüero, y Alejandro Magno la trajo por armas en representación del mundo y ser señor dél; y también la tienen por armas los antiguos duques de Milán; la que no tiene cresta significa la paz y la que la tiene, la guerra.

49. Los toros significan braveza, valentía con constancia, sufrimiento y utilidad, y el que muere matando, porque la sangre del toro mata al que bebe.

50. Los perros denotan lealtad, guarda, defensa.

51. El ciervo o corzo encadenado representa prisión del que huía, porque el ciervo herido huye, y también denota el que siguió el alcance y consiguió despojos.

52. La cabra es símbolo del que se arroja a hacer daño a otro, porque este animal daña los árboles de que come; tráense también por instrumento de victoria.

53. El caballo muestra guerra y furor, lealtad y hermosura.

(1) Esteban de Garibay, ''Compendio Historial,'' libro XXXIII, capítulo 5. (2) Martín de Viscay, "Libro de a sexta merindad de Navarra,'' folio 50. (3) Próspero Parisio, ''Libro de las antigüedades de Roma,'' capítulo 31. (4) Fray Joseph de Sigüenza, ''Historia de la Orden de San Jerónimo,'' tercera

parte, libro 3º, capítulo 3º. (5) Virgilio''La Eneida," 9. (6) "Recopilación" Ley 16, título 1º, libro 4. (7) Don Martín de Viscay, ''Libro de la sexta merindad de Navarra," folio 120. (8) Esteban de Garibay, ''Compendio Historial,'' libro 33, capítulo 9. (9) Del latín armillini mures o mus ponticus.

54. El elefante también es señal de guerra, y vencido lo es de paz.

55. El camello se tiene por el perseverante en el trabajo, y por el que atemoriza al contrario, porque con su vista se atemoriza el caballo y le huye.

56. El topo era divisa de los árgibos. Los tarentinos, el delfín, que significa velocidad. Los peleponenses, la tortuga, representación de la defensa y del hombre armado. Los contrarios se significaban en el cocodrilo y el escorpión, donde se ve que la malicia iguala al poder, pues teniéndole en grado el cocodrilo, temiéndole en tánto y procura defenderse de contrario.

57. Las águilas señalan valentía con presteza. Ciro, Rey de Persia, traía por insignia en la punta de una lanza una águila de oro extendidas las alas, y dél la tomaron sus sucesores y delios los romanos, por disposición de Mario, que hizo fuese el primero y más principal estandarte de sus ejércitos, por ser esta ave la

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primera y reina de todas y que resiste al sol y se remonta más al cielo, y por ser jeroglífico de la excelencia, porque en hermosura y nobleza excede a las demás aves y significa la victoria, y Júpiter fue el primero que la tuvo por buena señal y la trajo en su escudo y bandera desde la guerra con sus primos, hijo de Titán, hermano de Saturno, su padre, como refiere San Fulgencio, de donde tuvo origen la fábula del robo de Ganimedes.

58. Las garzas manifiestan hermosura de linaje.

59. El gallo se entiende por el que se perseveró en vencer o morir, porque esta ave combate una a otra, sin descansar, hasta morir o vencer; y así los samotracos, en Frigia, traían dos gallos combatientes por divisa y significado de su semejante valor, y de aquí vino que el aderezo de las celadas se llamase cresta, y los que las traen encrestados, y por otro nombre acrostolia; sacrificábanle al Sol, Luna, Júpiter, Mercurio, Marte, Cibeles, Esculapio, al mes y a la noche.

60. Ganso demuestra la centinela o vigilancia y el cuidadoso.

61. El cuervo traen los corveras en memoria del suceso de Marco Valerio Publicola, romano, que batallando con un francés se puso un cuervo en el yelmo de el caballero romano y acometió con pico y garras a los ojos del francés, con que se fue vencido; y Marco Valerio de allí adelante se apellidó por ello Corvo y usaron los de su linaje poner en sus banderas esta ave.

62. La paloma denota la sinceridad y la ira tenaz, por ser mansísima, pero encolerizada es terrible; tráenla los palomeques y otros linajes por armas, y los asirios la traían en sus estandartes.

63. Las cornejas tienen entre sí gran conformidad y la representan.

64. La abeja es señal de mal agüero y representa el oficioso; tráenla en sus armas los del apellido Pecha; esta avecita no pica en carne muerta, y así simboliza al que perdona al rendido.

65. La abutarda significa el cobarde rendido, porque en viendo al caballo, medrosa se abate a él. El ánsar representa el espantadizo, por espantarse de la yerba nictereto. El buitre es jeroglífico de varón, porque en este género de aves no hay hembra. La lechuza denota la sabiduría que se requiere en el capitán; teníala por armas la ciudad de Atenas. La grulla es símbolo de la prudencia y de la prevención, por llevar piedras en los pies, por lastre, para no zozobrar en su vuelo y resistir no la lleve el viento. La cigüeña lo es del agradecimiento, por lo que obra piadosa con sus padres, sustentándolos en la vejez en retorno de lo que hicieron en su crianza.

66. Los árboles significan lealtad y fidelidad.

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67. El laurel es símbolo de la victoria y de la inmortalidad.

68. El olivo representa la paz.

69. La palma denota la victoria.

70. El roble manifiesta la fortaleza o el esfuerzo.

71. La encina significa también la fortaleza y la providencia por haber sido su fruto el primer sustento de los hombres.

72. El espino con majuelas muestra al que derrama sangre de otros por lo punzante de sus espinas, que a todos los que se les llegan hieren; y por el fruto sanguinolento en color y aspereza que da.

73. El moral significa lo mismo por la similitud de la mancha de sangre de su fruto.

74. La higuera y sus hojas se trae por hazaña que hizo el que empezó el apellido de Figueroa con un tronco de ella, libertando doncellas del tributo de Mauregato.

75. Lechuga traen los deste apellido por el verdor de buenos hechos.

76. Ortigas traen los del sobrenombre Faxardo, y de otros por sus hazañas manifestadas en lo punzante yerba.

77. Piña muestra la guarda de la República, como ella guarda sus piñones.

78. La granada denota el que supo restriñir su sangre por vencer, y el que tiene dominio por su natural corona, en que está representando reinado. Dos ramos de granada traían las armas de los Reyes de Granada puestos en aspa.

79. Panelas llaman los armistas una hoja a modo de corazón, que se trae en armas en memoria de una señalada victoria habida en campo que tenía muchas de estas hojas o yerba.

80. El álamo tenían los antiguos por significación tiempo, porque en las hojas blancas y negras, de un color por una parte y del otro en la otra, se figuran los días claros y las noches obscuras; y también por lo que Plinio (1) dice que se vuelven; también significa que la virtud en lo interior y en la verdad es blanca, aunque por defuera parece negra y trabajosa. El ciprés en su igualdad muestra al que gobierna, y significa las cosas grandes en tamaño, y en la substancia sin provecho; y lo más común, muerte de noble, porque usaron los antiguos poner sus ramos en los sepulcros de los nobles y a diferencia de los plebeyos el apio. El pino representa al que muere sin sucesor.

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81. Roeles, que son como O, tienen su origen en la Caballería de la Tabla Redonda que instituyó el Rey Artús, Inglaterra, significando ser escogidos por los mejores; también dicen se usan por un género de fruta de sartén.

82. Las calderas fue en representación de ser ricoshombres; porque cuando se instituían, se les daba en señal de que habían de sustentar a la gente de que eran caudillos.

83. Los jaqueles o escaques (que son como cosas de ajedrez) simbolizan haber aventurado y puesto la vida al riesgo o al tablero de las guerras, empresas o batallas, de donde consiguió victoria, dando muerte al enemigo.

84. Veros son una labor romana de manera de ondas, y en la vuelta hacen unos arcos o escudetes iguales, y estaban así tejidos en las vestiduras de los gobernadores de provincias, y por ellos los llamaron veros, Y los traían en representación de que habían administrado justicia con fortaleza y verdad; y después los usaron también los caballeros, trayéndolos en los vestidos sobrevistas o faldones, así en España y Francia como en otras provincias de Europa, y aun muchos hubo que los pusieron por armas y insignias en sus escudos; y se debe entender sería por la misma representación, pues por esto Gracia Dei, en la copla que hace de las armas de los veras, los llama veros de fortaleza; y Antonio Tesauro refiere que Melia Duque traía en su escudo veros de diferentes colores; y el linaje de los Monroyes los trae azules y blancos en cuarteles con castillos de oro en campo rojo; y la casa de Velasco los trae también azules, blancos con jaqueles de oro; y estas mismas armas traen los Quiñones y en forma de cruz los Argotes y Fuenmayores; y los de Villavicencio traen en campo azul tres barras de oro con veros rojos, y por esto Hernán Mexía los llama escudos verados, porque propiamente los veros son blancos y negros, como los traen los veras.

85. La lisonja significa alabanza de hechos, y su forma es cuadrángulo esquinado, como adelante se dice.

86. Las manos asidas representan amistad y la manopla valor guerrero; el rayo, que era divisa de los scitas, interpreta asolación. La áncora denota firmeza, por la que tiene la nave cuando está bien anclada. La hacha encendida da a entender lucimiento. La hacha, armas, acción ejecutada en guerra. En el libro se figura la nobleza de la ciencia, como en la tiara el Pontificado, y en la mitra o báculo la prelacía obispal. La ala de ave da a entender veloz empresa conseguida. La llave dice guarda y poderío. Las llamas, incendio. La mujer, manifiesta a la virtud. El hombre representa constancia, superioridad y fortaleza, y estando armado, lo invencible. Otras cosas singulares se hallarán en escudos de armas que se interpretan cuando se encuentren en el progreso de las Genealogías.

87. Los yelmos, timbres y cimeras que se ponen sobre los escudos de armas,

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tuvieron su origen de los antiguos romanos (Fig. 3), que para amedrentar los enemigos pusieron sobre los yelmos y celadas cosas espantosas como águilas, leones, tigres, dragones y otras semejantes que causasen terror; y por representar quimera se llamó esto cimera. Otros dicen que viene de Chimaro, hombre belicoso y cruel, Capitán de Licia, que traía en la popa de su navío un dragón en la y proa un león; y así se compuso de ellos dos insignias y nombre del Capitán el de Chimera; y que la cresta, insignia belicosa, tomada del gallo, el más peleador de las aves, se usó por ello; y que a su imitación los que se preciaban de guerreros traían (como ahora se traen) plumajes y penachos que los empezaron a usar los tártaros por un búho que salvó a su rey. Los alféreces romanos traían generalmente la cabeza de 1eón, de donde quedó el uso de poner celadas, timbres y cimeras sobre el escudo de las armas para representación de que fueron ganadas en guerra; y ninguno que no sea hijodalgo principal puede ponerlas, según Argote de Molina (2).

ORIGEN DEL YELMO. Fig. 3 Cascos antiguos de procedencia diversa

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88. Han de mirar los yelmos y todo animal y cosa viviente a la parte derecha del escudo por ser la parte más noble, y que como tal prefiere; y en lo esencial de las armas o otro cuerpo principal de ellas, ha de corresponder el follaje en colores si no es que concurra causa particular para poner en la cimera animal que no esté dentro de las armas; y de la cimera han de salir los follajes a los lados y hacia abajo en torno del escudo.

89. Suélese poner el escudo de armas dentro del festón, que es recerco o corona de flores y hojas verdes de laurel que le encierra, y todos se habían de poner así, pues nada merece tánto corona como lo que costó tánto y que manifiesta la antigua nobleza como memorial della, pero lo más usado es no ponerle.

90. Los motes y blasones de las armas es realce suyo, por particular causa que hubo, y en su significación. Usóle Hércues en el Nom plus ultra, y otros antes y después; y el Rey don Juan el Segundo de Navarra trajo por blasón sufrir, como dice Garibay, y a este modo otros (3).

91. Escudo de armas partido en pal o palo, es dividido con raya por medio de alto a bajo (Fig. 4) y también le hay, de tres divisiones y de cuatro y atravesado y al sesgo, como se figuran aquí (Figs. 5 a 8).

92. Escudo en aspa o frange es de cuatro divisiones soslayadas y formadas en los huecos de la aspa (Fig. 9).

93. Escudo en mantel es de tres divisiones soslayadas, dos iguales arriba y una abajo o en tres cuadros, los dos altos iguales (Fig. 10).

94. Escudo partido en faja o atravesado con dos divisiones, alta y baja, y el escudo al sesgo es dividido en dos mitades sesgadas de lo bajo del lado derecho al alto del izquierdo de la raya (Figs. 7 y 8).

95. Escudo en cuartel es de cuatro divisiones en cuadros iguales (Fig. 11) y cuando se repite en cada dos cuadros una cosa y no son diferentes los de cada uno, se ponen encontrados, primero de arriba y último de abajo, y los otros dos contrapuestos.

96. Orla o banda de escudo es una faja o círculo angosto que rodea el escudo en su misma proporción, y en ella se pinta parte de armas (Fig. 12).

97. Lisonja en escudo es un cuadrángulo esquinado en medio del escudo que le ocupa el hueco sin llegar a sus extremos, como el que está afuera (Fig. 13).

98. Cabrio en escudo es como un compás abierto sin juntarse con las líneas que forman el escudo, sino con separación de unas a otras (Figs. 14 y 15).

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99. También estos escudos se multiplican en divisiones, como quieren los dueños para poner las armas de dos, tres, cuatro o más abolengos, y aunque es permitido, no debe ser usado por la confusión que causa, mayormente minorando los signos y figura de que se forman, con que se arriesgan a ser menos vistas y apercibidas y es más crédito su división.

(1) Plinio, libro XVI, capítulo 23. (2) Argote de Molina, ''Nobleza de Andalucía,'' prólogo. (3) Esteban de Garibay, ''Compendio Historial,'' libro XXVIII, capítulo 2º.

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Medida del tiempo

Año es medida de tiempo que sirve para distinguir los sucesos y referir en los pasados su antigüedad, señalar lo presente y insinuar lo venidero; y según unos, se dice año ab innovatione, porque en cada uno se renuevan las yerbas y plantas; y por opinión de otros, de annulo, que es el anillo por la redondez y cerco que tiene, y el que da el sol con su propio movimiento pasando por los doce signos hasta volver al punto de donde salió al principio del año. Sotígenes, famoso astrólogo, por disposición de Julio César le redujo a trescientos sesenta y cinco días y seis horas; y el Rey don Alonso el Sabio, con junta de astrólogos y filósofos, halló que tenía trescientos sesenta y cinco días, cuarenta y nueve minutos y diez y seis segundos; y sin embargo de no ser día entero las horas que sobran en cuatro años, usa la Iglesia de añadirle, Con que se forma el bisiesto; y el Pontífice Gregorio XIII le formó en el año de 1582, a 5 de octubre, contando en su lugar quince, consumiendo diez días a este mes, por lo que los minutos que tiene menos las seis horas de que se compone el bisiesto habían adelantado la cuenta a la perfección de la medida y curso del sol; y por la misma causa ordenó que de trescientos en trescientos años se quite un día para que corra el tiempo y su cuenta cabal.

Compónese el año de doce partes que llaman meses respecto de los doce signos del Zodíaco por donde pasa el sol; y mes se dijo de metior, mertiris, por medir; o de mene, que en griego significa luna. Hay mes usual, mes solar y mes lunar; el mes usual es el más usado de la Iglesia y de todos; mes solar es el espacio que tarda el sol por uno de los signos, y el mes lunar es en tres maneras, de peragración, de consecución y de aparición: El de peragración es de aquel tiempo que se detiene la luna en pasar por todos los doce signos, que es veintisiete días y ocho horas. El de consecución, es del espacio que ocupa la luna con su propio movimiento en apartarse del sol y volverse a juntar con él y es de veintinueve días y medio. El de aparición o medicinal, es de lo que se detiene la luna desde que se mira nueva después de la conjunción, hasta que, pasada otra se vuelve a ver nueva.

Y los doce meses son: enero, febrero, marzo, abril, mayo, junio, julio, agosto, septiembre, octubre, noviembre y diciembre, cuyos nombres se les pusieron, al primero, por el dios Jano, que pintaban los antiguos con dos caras mirando atrás y adelante, como enero mira al año que pasó y al que se sigue. Hízole el primero del año Numa Pompilio en su reinado, que por saber más de astrología le añadió cincuenta y nueve días más de los que había tenido hasta allí; y por ello a enero y febrero, dando a éste veintiocho días y al otro treinta y uno, porque antes empezaba el año en marzo. Febrero fue llamado así por dedicado a Februo, dios del ornamento y policía de las cosas. Marzo, que (como se ha dicho) era el primero, según la ordenación de Rómulo, que compuso de diez meses el año y le dio este nombre por haberle dedicado a su padre Marte, dios de las batallas y guerra, tiene treinta y un días; y al que le sigue llamó abril o aphril

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de aphron, dicción griega que significaba espuma, de que se dice haber nacido Venus, madre de Eneas, principio de los romanos, y dedicándole a esta diosa de los amores, porque crecen con la sangre sus efectos, o como Barron afirma, por abrirse la tierra en este mes y arrojar hierbas y flores, y tiene treinta días.

Llamó Rómulo al tercero mes de su graduación mayo, que es de treinta y un días, porque habiendo dividido el pueblo romano entre viejos y mozos para que fuese defendido con armas y consejo, le dedicó a la diosa Maya, madre de Mercurio, origen y fuente de la elocuencia. El cuarto mes de treinta días nombró junio, por dedicación a Juno, diosa de las armas, para patrocinio de la defensa de la República. Otros dicen tomó el nombre de Junio Bruto, primer Cónsul, porque en este mes (habiendo echado de Roma al Rey Tarquino) dedicó altar en el Monte Celio a la diosa Carnea, que predominaba sobre las partes vitales. El otro mes siguiente de treinta y un días llamó Quintil por ser el quinto de este orden, y después tomó nombre de Julio César, dictador y primer Emperador por haber nacido en este mes y en él alcanzado triunfar en Roma.

Tiene también treinta y un días agosto, llamado sextil primero, y después como permanece, por disposición del Senado contemporizando a Augusto César, porque en tal mes consiguió el Consulado, tuvo tres triunfos en Roma y puso a su devoción a Egipto y acabó las guerras civiles. Septiembre nombró Rómulo al otro mes siguiente de treinta días, siguiendo su antigua cuenta, y por lo mismo a octubre, de treinta y un días, al cual puso Domiciano su nombre, que duró tan solamente hasta su muerte, y por haber sido tirano lo borraron de las tablas, con que volvió a proseguir el que tenía antes. Noviembre y diciembre son los dos meses últimos de treinta y treinta y un días, que son noveno y décimo por la misma razón; pero en nuestra cuenta son onceno y doceno. El año lunar es once días y seis horas menor que el solar; también usa la Iglesia para la cobranza de sus rentas decimales de año pascual, que es de Pascua a Pascua de Resurrección

Florián de Ocampo (1) dice que Tubal instruyó a los primeros españoles (que fueron los de Andalucía) a contar el año de doce meses y de trescientos sesenta y cinco días y poco más conforme al movimiento del sol, como lo tenían las gentes caldeas de quien era descendiente, y que esta orden estuvo mucho tiempo perdida y se volvió a suscitar por los romanos, y aquellos españoles usaron en el intermedio de años de cuatro meses, tomándolo de los egipcios.

El mes tiene cuatro semanas, que cada una se compone siete días y viene de septem et mane, que quiere decir siete mañanas o siete luces, porque en el espacio de la semana sale el sol siete veces, y nómbranse domingo, lunes, martes, miércoles, jueves, viernes y sábado, correspondientes a los siete planetas, de que tomaron los nombres. Los gentiles llamaban al domingo dies solis; al lunes, dies lunae; al martes, dies martis, y en esta conformidad los otros, porque hallaron por curso astronómico que la primera hora en que salía el sol el domingo

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era un mesmo planeta, y la del lunes, la luna, y así los demás y el domingo se dijo de dominico, que quiere decir día del Señor, a quien le dedicó el Emperador Constantino Magno en memoria de la resurrección de Cristo; y León, Emperador de Constantinopla, le mandó guardar de fiesta, como se había comenzado en tiempo de los Apóstoles; y en el del Pontífice San Silvestre por desterrar la gentilidad les dio la Iglesia diferentes nombres, que son dies dominica o prima feria, primero, y al siguiente segunda feria, y al martes tercia feria, y a este modo los demás, excepto el sábado, que le intituló sabbathum, que quiere decir holganza y reposo por haber en él reposado el cuerpo de Jesucristo.

Día quiere decir luz o claridad, porque el sol luce y alúmbra en él nuestro hemisferio; y día, en griego, es lo mismo que en latín duo, porque consta de dos partes, luz y tinieblas, comprendidas en el día natural, y por ser la más principal la luz que se llamó día, y también se dice a diis, que significa los dioses, o de dian, palabra griega, que representa claridad o lumbre. Ayle artificial y natural; el artificial, según el filósofo es el espacio de tiempo que se detiene el sol desde que sale hasta que se pone; y porque en lo que esto dura los artífices ejercen sus oficios y entienden en sus negocios, se dijo artificial. El natural es de veinticuatro horas, desde que sale el sol hasta que otra vez vuelve a salir, y así lo contaban los caldeos, persas y babilones; los hebreos, desde que se pone el sol; la Iglesia de media noche, porque en aquella hora nació Cristo Nuestro Señor; y en cuanto al rezo, desde vísperas; y así dice el padre Juan de Mariana: "Que en un Concilio de Tarragona, año de ciento y quince, se mandó que la fiesta de domingo (fuera y la manera de los hebreos) se comenzase desde el sábado en la tarde; de aquí procedió la costumbre de los españoles, que comúnmente tienen la noche del sábado por parte de fiesta; y la huelgan" (2).

Los astrólogos de medio día a medio día, y de éste parece que habló Moisés en el primero de los de la creación del mundo: Factum est vespere, et mane dies unus. "De la tarde y de la mañana (dice San Isidro) consta el día." Y refiere que según los egipcios empieza cuando el sol se pone; según los persas, cuando sale; según los atenienses, a medio día según los romanos, a media noche, llamada gallinicio, porque los gallos comienzan a cantar entonces pregonando el día. También se entiende por día cualquier parte dél, usando de la figura retórica finedoche, que se toma la parte por el todo, como si se dice: Pedro nació en tal día, que significa haber nacido en parte dél, etc. Noche es la duración de tinieblas o escuridad por la ausencia del sol y su apartamiento de nuestro hemisferio al antípoda; y así dijo Aristóteles: "La noche es la sombra de la tierra y sombra del sol." Hora es una parte de las veinticuatro que tiene el día natural o una de las once del día artificial, de las cuales habló Nuestro Señor Jesucristo cuando dijo a sus Apóstoles: "Non ne duocecim horae sunt diei."

Y San Juan hizo mención de las horas artificiales: "Eran quasi hora sexta quando Crucifixus est Jesús" (3); que era casi al medio día cuando crucificaron a nuestro Salvador, entendiendo por hora de sexta el mediodía, que es a las seis horas del

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que empieza al amanecer y a las doce del que comienza de media noche; de suerte que a las seis de la mañana, que es cerca de amanecer, decían los hebreos hora de prima, porque empezaba su día desde allí, y a las nueve, hora de tercia; y a las doce, hora de sexta; Ya las tres de la tarde, hora de nona, como parece de San Mateo, que dice: "Fueron hechas tinieblas sobre toda la tierra desde la hora sexta hasta la de nona" (4), esto es, desde medio día hasta las tres de la tarde. De estos nombres o modo de Contar usa la Iglesia en el rezar las Horas Canónicas, y esta voz, hora, viene de horo, que es el sol, nombrado así por los teólogos egipcios. Cuarto de hora es una parte de cuatro que componen la hora, o quince minutos, porque cuatro veces quince hacen sesenta minutos que tiene una hora.

El año se reparte en cuatro tiempos, que son: verano, estío, otoño y invierno, cada uno de a tres meses; el verano empieza a veintiuno de marzo y acaba a veintidós de junio cuya calidad es caliente y húmeda y en él predomina la sangre. El estío comienza a veintidós de junio y fenece a veintitrés de septiembre; es caliente y seco y en él predomina la cólera. El otoño principia a los veintitrés de septiembre y da fin a veintiuno de diciembre, es frío y seco y en él predomina la melancolía. El invierno se introduce a veintidós de diciembre y remata a veinte de marzo, es frío y húmedo y así predomina en él la flema, que son los cuatro humores de que se compone el cuerpo humano, correspondientes a los cuatro elementos: fuego, aire, agua y tierra (5).

Entre los egipcios era jeroglífico del tiempo una sierpe o culebra enroscada y metida la cola en la boca, juntando el principio y fin. Y tiempo es cualquier espacio que pasa o se espera o la tardanza del movimiento de la Equinoccial, o según el filósofo, es la medida del movimiento del primer móvil, del cual nace la dimensión de las edades del mundo y del hombre, y todas las demás porciones, mayores o menores, en que se divide el tiempo y aun la alteración de todas las cosas a él sujetas. Tuvo principio el tiempo (según San Juan) (6) desde la creación del mundo que há que fue criado por la opinión de los setenta intérpretes, 6.868 años (que se cumplen en este 1670 en que esto escribía), porque conforme a esto nació Cristo Nuestro Señor a los 5.199 de la creación del mundo; y por la de Paulo Orosio a los 5.049 y por la del Rey don Alonso el Sabio, 5.099, y por la cuenta de los hebreos, con que se acomodan Florián de Ocampo (7), Fray Alonso Venero, Rodrigo Méndez Silva, Jerónimo Cortés, Adricomio Delfo y otros con poca diferencia entre sí; a los 3.965 que juntos con el de 1670 en que estamos, tiene el mundo de edad 5.636 años; y quiere Dios que no se sepa lo cierto en esto, confundiéndolo con la variedad muy distante de los escritores sagrados y históricos, porque no debe de importar o por justos juicios suyos.

El modo de contar el tiempo ha tenido diferentes formas, empezando desde algún suceso singular, como de la creación del mundo, del diluvio, del principio de las Olimpíadas, que eran unos juegos célebres de cuatro en cuatro años; de los lustros que eran de cinco años; de la fundación de la ciudad de Roma por la

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indición, las Edomadas de Daniel, los consulados romanos, la éra de Augusto César y últimamente el nacimiento de Cristo Nuestro Señor, entre cristianos; los años de Mahona entre los mahometanos, y los años arábigos, etc., y siglo era de cien años; y las siete edades del mundo son desde la creación al diluvio y dél al nacimiento de Abraham; la tercera, desde Abraham hasta David, que pasaron novecientos Y cuarenta Y dos años; la cuarta, desde David a la trasmigración Y captividad de los judíos en Babilonia; quinta, desde la captividad de Babilonia hasta el nacimiento de Jesucristo; la sexta, desde que nació Nuestro Redentor, que es el tiempo que corre, hasta la venida del Antecristo; la séptima y última, desde el Antecristo al fin del mundo, donde cesará el tiempo.

Las dos últimas maneras de contarle, que son éras y años, se ha usado en España, y declara la Crónica diciendo (8): "Octaviano César Augusto (que fue segundo Emperador) ordenó que hasta ciertos años todos los del su señorío se viniesen a inscribir (por saber cuántos eran) cada uno en sus comarcas, y que diese cada uno un dinero en señal del conocimiento del señorío y que todo el mundo le obedecía; y porque en latín es llamado el cobre de que hacen moneda aes aeris, quedó aquel nombre, en que es el cobre y se hizo moneda, según dicho es; y así, de aquel nombre llaman la éra, que quiere decir el año en que César mandó escribir y llevar moneda de cada uno de sus súbditos en conocimiento de la obediencia que le hicieron; y porque España era una provincia de las que así le obedecieron, quedó con esta costumbre, que antiguamente en ella hubieron de nombrar la éra de César."

Y después: "Esto fue treinta ocho años antes del nacimiento de Cristo, con que hay otros tantos de diferencia en la computación de la éra y del año con que corremos. Empezó la éra en el año de creación del mundo de tres mil novecientos y veintisiete, porque los españoles, por lisonjear a Octaviano y que después se llamó Cesar, dejaron la cuenta de la fundación de Roma y la empezaron del año en que Octaviano fue señor de España, pronosticando la estabilidad de su Imperio y gobierno que se había de continuar en sus sucesores, como sucedió así; y porque esto fue treinta y ocho años antes del nacimiento de Cristo, anda adelantada esta cuenta de éra los treinta y ocho años." Era y año son una misma cosa en tamaño, y sólo difieren en los nombres y principios.

Unos dicen que éra es principio de tiempo o principio de días; y otros, que viene de es medida o moneda de metal, que fue tributo que entonces comenzó, o principio de hero, que es señorío. Otros dijeron que se denominó de una plancha de metal en que Julio César asentó la cuenta del tiempo, meses y años; y sólo en España se dio esta honra a Octaviano, porque nimguna otra nación usó de esta palabra éra. Corriendo hasta que en Aragón, por mandado de su Rey don Pedro el Cuarto se puso en los instrumentos públicos, juntamente con la éra el año de Jesucristo; y en Castilla se dejó totalmente de contar la éra, porque el Rey don Juan el Primero, en el año de mil y trescientos y ochenta y tres, en las Cortes de Segovia, ordenó que en lugar de la éra de César se nombrase el año del

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nacimiento de Nuestro Redentor, como se hizo y se continúa; y en Portugal, desde el año de mil cuatrocientos y quince.

También figuró en la antigüedad cuatro edades del mundo: la primera, de oro, como mejor; segunda, de plata, que no le iguala; tercera, de cobre, por más desigual, y la cuarta y última, de hierro, como más ínfima, denotando que siempre ha ido descaeciendo la naturaleza en vigor y costumbres. Por los años se mensura la vida de el hombre y su edad, que se computaba de cien años y ahora de setenta, aunque unos viven más y otros menos; y tiene siete diferencias que llaman edades: la primera es la infancia hasta los siete años; puricia, hasta catorce; adolescencia, hasta los veinticinco; juventud, hasta los cuarenta; virilidad, hasta cincuenta y cinco; vejez, hasta sesenta y tres, que es el año climatérico por juntarse y multiplicarse sietes y nueve; decrepitud, hasta el fin de la vida, si bien esto se adelanta o traza conforme el más o menos vigor de la naturaleza de cada uno, y los bienes del cuerpo son sanidad, hermosura, grandeza, fortaleza y agilidad, según Palacios Rubios (9).

(1) Florián de Ocampo, ''Crónica General de España,'' libro I, capítulos 4, 9 y 11. (2) Padre Juan de Mariana, "Historia de España,'' libro V, capítulo 7. (3) San Juan, capítulo 11. (4) San Mateo, capítulo 27. (5) Andrés Alciati, en su ''Trattati degli Emblemi,' ' 99, pone estos cuatro tiempos,

que los explica : el agazanieve, invierno; la golondrina, verano; el cuchillo, el estío, y el tordo, el otoño.

(6) San Juan, ''Apocalipsis," capítulo 10. (7) Florián de Ocampo, ''Crónica General de España.'' libro I, capítulo 4º. (8) "Crónica del Rey don Pedro el Justiciero,'' año 2º, capítulo 1º. (9) Palacios Rubios, ''Libro del Esfuerzo,'' capítulo 18.

Hombres insignes

Hombre se dijo de humo, que significa tierra; y según San Agustín (1), el hombre es uno de los grandes milagros que hay en el mundo; ha habido los insignes; Viriato fue en su tiempo el más valeroso de todos los españoles; de los asirios, el Rey Nino; de los lacedemonios, Licurgo; de los egipcios, Ptolomeo; de los hebreos, Macabeo; de los griegos, Hércules de los macedonios, Alejandro; de los espirotas, Pirro; de los troyanos Héctor; de los umbros, Teotonio; de los cartaginenses, Aníbal, y de los romanos, Julio César.

También lo fueron los Reyes Uvamba, Recaredo, don Alonso Tercero, el Sexto, que llamaron Magno; el Séptimo, el Batallador; el Nono, el Sabio, y el Onceno; Ataulfo, don Pelayo, don García Jiménez, Primero de Navarra; don Jaime Primero, el Batallador, Rey de Aragón; don Ramiro Primero, don Fernando el Magno, el Santo, el Emplazado, el Católico, don García Primero, don Enrique Tercero, don Ordoño Primero y Segundo, don Ramiro Primero, Segundo y Tercero, don Sancho

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el Bravo y don Sancho el Mayor de Navarra, y el Emperador Carlos Quinto y su hijo don Juan de Austria, el Cid Campeador, don Bernardo del Carpio, el Conde Fernán González, el Gran Capitán don Gonzalo Fernández de Córdoba, el Marqués de Pescara y el del Basto, Duque de Alba, Conde de Fuentes, Antonio de Leyva, Andrea Doria, don Fadrique de Toledo, Julián Romero, don Alonso Idiaquez, Conde Pedro Navarro, Garcilaso de la Vega, García Pérez de Vargas Machuca, Cristóbal Colón, Hernán Cortés, don Francisco Pizarro, don Gonzalo Jiménez de Quesada y otros muchos; y aquellos nueve de la fama, tres hebreos, tres gentiles y tres cristianos, Josué, David, Judas Macabeo; Héctor, Alejandro Magno y Julio César (ya nombrados), Carlomagno, Artus y Godofredo de Buillón (2).

Los siete sabios de Grecia fueron Tales, Solón, Bias, Pitaco, Quilon, Periandro y Teobolo. Y en el Imperio romano fue muy estimada la religión de Numa Pompilio, el esfuerzo de Scipión, la prudencia de Quinto Fabio, la pobreza de Curio, la lealtad de Régulo, la constancia de Fabio, la crueldad de Catón y la serenidad de Torcuato.

El mayor en la teología escolástica fue Santo Tomás de Aquino, y Séneca en la filosofía moral que introdujo Sócrates; y la filosofía tuvo principio de Talés Milesio y de Ferecides; y el nombre de filósofo inventó Pitágoras; y en la filosofía natural fue el más excelente Aristóteles, por lo cual le llamaron Príncipe de ella, y por antonomasia el filósofo. La lógica, que es ciencia de averiguar verdades, inventó Cenón, y Crisipo fue gran lógico.

Atiante inventó la astrología y compuso la esfera. Otros dicen que Abraham fue el que la principió, y Japeto la enseñó a los caldeos; y Jónico, hijo de Noé, fue grande astrólogo, y Teognis. Otros afirman que Zoroastres inventó esta ciencia. Teut, Mercurio o Meris, egipcios, inventaron en su patria la geometría y fueron grandes en ella Talés Milesio, Euclides Megarense y Archimedes Sículo. Zoroastres inventó la magia; la aritmética fue inventa por Pitágoras o por Lino o por los de Sidón; y Algorsealla, famoso aritmético, principió el guarismo, que tomó el nombre de algorithmo, que quiere decir número de Algor.

Pidas y Pólito fueron los mayores en arquitectura; en la cosmografía, Estrabón; en la retórica y oratoria, Cicerón, padre de la lengua latina; en la Universidad de lenguas y más realzado entendimiento para letras, San Jerónimo; en la latinidad, Curión y Plauto. Quintiliano fue gran retórico y el primero que llevó salario del fisco en Roma por enseñar retórica; el más excelente en la poesía, Homero (de nación griego, y ciego a nativitate); en la geografía, Estrabón; en la música, Orfeo y Apolo. Cadmo Milesio, andando a caballo, inventó las letras y el escribir en prosa. Y en la ciudad de Pergamo, en Asia, se inventó el pergamino y tomó su nombre (3) y el papel inventaron los chinos.

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Arcagato fue el primer médico que hubo en Roma y el inventor de esta ciencia, Apolo o la Reina egipcia Isis o Apis o Osiris o Arabo, hijo de Apolo o Cadmo Agenoride o Chirón Centauro que la enseñó a Esculapio. Al principio sacaban a la plaza los enfermos y cada cual les aplicaba el remedio con que habían sanado de semejante achaque, y éstos se ponían en cédulas en los templos, Y de ellas se valió Hipócrates, que puso por escrito y en forma la medicina, y a éste interpretó Galeno y a Galeno Avicena, moro persiano. Aselepiades y Averroes fueron grandes médicos, y con todo se pasó Roma seiscientos años sin médicos.

Tubal inventó en España la música, como también Pitágoras; y en otro modo Marsias Frigio, y la flauta; y de Mercurio las cuatro primeras cuerdas del instrumento músico que duró hasta Orfeo; y la quinta cuerda, Torebo, hijo de Atis, Rey de Libia; la sexta, Hignis Frigio; la séptima, Terprandre Lesbio; la octava, Licaón Samio; la novena, Prosasto Periotes; la décima, Estíaco Colofonio, y la oncena, Timoteo Milesio.

Isis, egipcia, dio el trigo, su beneficio y uso y las primeras leyes al mundo; y en este tiempo las dio a los atenienses Triptolemo, aunque, según Florián de Ocampo, fue el primero que las dio; y en metros, Tabal a los primeros españoles andaluces; Licurgo, a los lacedemonios; Macareo, a los lesbios; Meledino, a los pinos; Mena, Rey de Egipto, dio allí las primeras y también las dio Mercurio Trimegisto, y Darío, hijo de Histaspis, Rey de Persia, y Demerios y Larcos; Minos las dio a los cretenses; Moisés, a los hebreos; Néstor, a 1os de Navarino; Numa Pompilio, a los romanos; Parménides, a la ciudad de Eclea; Periandre y Fidón, a Corinto; Faleas, a Cartago; Formio, a los troyanos; el valeroso Pitaco, a los mitilenos; Platón, a los magnecios y zaragozanos; Cardonas y Protageras, a los tunos; Radamanto, a los cretenses, y inventó la pena del talión; Saón, a los samotracios; Solón, a los atenienses, y instituyó la Audiencia del Areópago, y 1os romanos pusieron cuatro Chancillerías en Cádiz, Córdoba, Sevilla y Ecija.

Telecleo dio leyes de buen vivir; Timoleón Corintio las dio a los sicilianos; Tuiscón, hijo de Noé, 1as dio a los alemanes; Zaleuco, a los lacros italianos y contra los atavíos y acompañamientos mujeriles; Zanidas, a los persas; Anacarsis, a los citas, compuestas en verso; Andrómadas, a los calcidenses de Tracia; Archias y Eudoxo, a los gnidios; Aristonimo, a los de Arcadia; Corondas, a los catanenses; Clistenes, a los atenienses; Diágoras Melio, a los maniteos; Diocles, en Sicilia; Hipodamio, a los milesios; Gnefacto, Rey de Egipto, hizo leyes contra las camas y comidas regaladas; Eurico, Rey de España, hizo que los godos usasen las leyes escritas y se las dio; Justiniano, Emperador, con ayuda del jurisconsulto Treboniano, recopiló las leyes de dos mil libros a poco volumen; lo primero fue el Código a ejemplo del de Teodosio; después, la Instituta y Digestos; Foroneo dio las leyes y estilo de juzgar; y los fueros se dicen dél; y el Fuero Juzgo hizo el Rey Sisenando en el decurso de los cinco que reinó hasta el de seiscientos y treinta y seis. Y el Rey Abidis dio leyes a los españoles y puso en España siete Chancillerías en otros tantos lugares de ella. Honorio III, Pontífice romano, juntó

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las Decretales y copiló su volumen Gregorio IX. Los primeros fundadores del Derecho Civil fueron Marco Musio, Lucio Bruto y Publio Manilio, y así le llamó el pueblo romano.

Anaximénez Milesio inventó el reloj, y el primero que usaron los romanos fue el cuadrante, llamado solar, que quiere decir reloj de sol, que lo trajo Marco Valerio Mesala, de Catania, ciudad de Sicilia, habiéndola vencido siendo Cónsul, año de trescientos y setenta y siete de la fundación de Roma, y se aprovecharon dél en ella noventa y nueve años; ducientos y diez y nueve después, Scipión Nasica llamó otro reloj de destilación de agua al modo del de ampolleta y arena y adelante, en Germania y Francia, se inventaron con ruedas de señalar y de campana.

El arte de la estampa y imprenta lo inventaron en Alemania por los años de mil cuatrocientos y cuarenta. Unos dicen que un caballero llamado Juan Gutenberg, en la ciudad de Maguncia (4), y otros que Conrado y Arnaldo, tudescos en el año de mil cuatrocientos y cuarenta y dos; y después se llevó a Roma; y el primer libro que allí se estampó fue San Agustín, "De la Ciudad de Dios," y las "Instituciones," de Lactancio Firmiano, en casa de Pedro Masimi; y más de quinientos años antes se usaba en la China, en donde había tenido origen.

Noemí inventó hilar la lana, y el teñirlas los lidios, y los egipcios el tejerlas. Pamphila, hija de Latoo, el hilar la seda; Closter, hijo de Arana, la hilandera o tejedora, el huso; Lucilio fue el primero que labró vidrio y le costó la vida, que se la hizo quitar el Emperador Tiberio. Augias enseñó en Grecia estercolar las heredades. Aristeo, el modo de criar abejas, y el Rey Gargoris de España industrió en ello a los españoles, y tener colmenas y sacar de ellas miel y cera. También inventó Aristeo sacar el aceite en lagar y mezclar miel y vino; el sacarse de las uvas y tener viñas y cultivarlas, Baco Dionisio y plantar higueras en España. Eritonio o Estefilo o Melampode, el aguar el vino.

El primer dinero o moneda que tuvo España fue de metal, que trajeron los de Rodas, y éstos enseñaron en ella el hacer cestos serones y sogas, que antes usaban los españoles de correas de cuero o ramos silvestres majados y torcidos que les servían de cordeles. Talo inventó la sierra; ésta traían por divisa o armas los alemanes como el arco turquesco los Persas. Dedal fue inventor de la plomada. Fidón Corinto, del peso y medida Los de Bolseno, inventaron en Italia los molinos; Perlio el toro de metal para quemar hombres, y él fue el primero que lo experimentó Palamedes principió el juego de tablas, y Teut introdujo los dados. Los sabitas, en sus convites, el orinal Prometeo, el anillo con piedra.

Y para cerrar esto pondré dos capítulos que hace Plinio(5), segundo en loa de ingenios y sujetos, que dicen: Si quisiésemos tratar de la gloria de los ingenios, ¿quién podrá decir: quién le tuvo en más excelente en tánta diversidad de ciencias y tánta variedad de obras? Si no es que por ventura se diga no haber habido tan

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feliz que Homero, poeta griego, así por la fortuna de su obra como por la materia que trató en ella, por lo cual Alejandro Magno (para que con notables señales se verifique muy bien tan soberbia censura fuera de envidia) entre los despojos del ejército de Darío, Rey de los persas, tomó una caja de ungüentos, la cual era muy preciosa, adornada de oro, de piedras y perlas, diciéndole sus amigos ser aquélla provechosa para muchas y diferentes cosas (pesándole, como era guerrero, de verla sucia con ungüentos que estimaban en poco y entre la milicia), dijo: Antes por el dios Hércules ha de ser para guardar en ella los libros de Homero, para que la obra más preciosa que había hecho entendimiento humano fuese guardada en una obra tan excelente y rica.

Lo mismo sucedió tomando a Tebas: mandó que la familia de Píndaro, poeta, y toda su casa fuese perdonada sin hacer en ella ofensa alguna. Reedificó la patria de Aristóteles y así mezcló con tan gran esplendor de cosas tan cierto testimonio de amor. El Oráculo de Apolo descubrió a los Delfos quién había muerto a Arquíloco, poeta. Estando cerca de Atenas por los lacedemonios, siendo muerto Sófocles, príncipe de los poetas trágicos, mandó el dios Baco que fuese sepultado amonestando entre sueños a Lisandro, Rey de los lacedemonios, que permitiese enterrar sus deleites.

Buscó el Rey quien había muerto en Atenas el día antes, porque entendió, sin dificultad, lo que el dios le significaba, y dio paz a su enterramiento. Dionisio, tirano, nacido para usar de crueldad y soberbia, envió al encuentro de Platón, príncipe de la sabiduría, una nao bien aderezada en que llegase al puerto donde él mismo le recibió con una carroza de cuatro caballos blancos. Y Sócrates vendió una oración por veinte talentos. A Esquino, ateniense, grandísimo orador, como hubiese leído a 1os de Rodas una acusación de que él había usado, leyó luego la oración que había hecho Demóstenes en su defensa, por lo cual el mismo Esquino fue condenado a destierro; Y administrándose los de Rodas, dijo que entonces se admirarían más cuando oyesen orar al mesmo Demóstenes; en la miseria y trabajo se hizo gran testigo de la bondad del enemigo.

Los atenienses desterraron a Tucides, su General, y después de haber escrito sus hechos, lo revocaron admirados de su elocuencia, aunque primero habían menospreciado su virtud. Menafldro, cómico, alcanzó mucha fama porque los Reyes de Egipto y de Macedonia le enviaron embajadores con su armada, pidiéndole fuese a sus reinos; pero mayor gloria alcanzó queriendo más el estudio de las letras que el favor ofrecido de los reyes.

También los romanos principales dieron grandes muestras de su valor a los extranjeros; Gneo Pompeyo, habiendo ya acabado la guerra de Mitrídates, queriendo entrar a visitar a Posidonio, varón clarísimo en la profesión de las letras, vedó que no hiriese la puerta el macero, llamando a ellas, como era costumbre; y a aquél a quien se había sujetado todo el Oriente y Occidente, rindió a su puerta las faces y insignias de Cónsul.

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Catón Censario en aquella noble embajada de los sabios enviada de Atenas a Roma, en oyendo a Carneades, juzgó luégo que se habían de ir los sabios sin de terminar cosa alguna, porque arguyendo este varón dificultosamente se podía entender cuál fuese la verdad. ¿Cuánta es la mudanza de las costumbres? Este juzgó que todos los griegos habían de ser echados siempre de Italia, y su biznieto Catón Uticense, siendo tribuno de la guerra, trajo uno que era filósofo, y siendo legado a Chipre trajo otro. Cosa es memorable que teniendo una mesma lengua estos dos Catones, el uno haya echado de Italia a los griegos y el otro los haya traído.

Pero contemos la gloria de los nuéstros. El primer Escipión africano mandó que la estatua de Quinto Enio fuese puesta sobre su sepultura para que se leyese aquel nombre ilustre y las victorias y despojos que había ganado de la tercera parte del mundo, estando escritas en mármol encima de sus cenizas en versos de poesía. El Emperador Augusto no consintió quemar "La Eneida," de Virgilio, aunque él mandaba en su testamento que se quemase, lo cual fue mayor honra Para el poeta que fuera si el mesmo aprobara sus versos la primera librería que hubo pública en el mundo, la cual juntó Asirio Polión en Roma de los despojos habidos en la guerra, puso la estatua de Marco Barron, siendo vivo, a quienfue (según entiendo) mayor gloria darle entre tánta muchedumbre de ingenios, así el príncipe y el orador, como el ciudadano, esta corona de lauro que darle el magno Pompeyo en la guerra de los pirotas la Corona Naval.

Fuéra desto son innumerables los ejemplos romanos, si hubiera de contarlos, porque sola esta gente ha tenido en todas las facultades más excelentes varones que todas las demás tierras; ¿pero qué error cometeré yo teniendo silencio en ti, Marco Tulio? O ¿cómo podré alabarte siendo tan excelente? ¿Con qué mejor que con el testimonio de todo el pueblo y con las obras de tu vida, por las cuales solas fuiste electo para el Consulado? Por tu oración los tribus, estando juntos para dar sus votos, refutaron la ley agraria, que era de sus alimentos; por tu persuasión, perdonaron a Roscio, levantador de leyes y sediciones en el teatro, y sufrieron blandamente el haber sido dotados de poco merecimiento; por tu oración los hijos de los condenados o proscriptos se avergonzaron de pedir magistrados; Catilina huyó temiendo tu ingenio, y tú pusiste en destierro y condenaste a Marco Antonio. ¡Dios te salve!, el primero llamado Padre de la Patria, el que primero mereció triunfo con vestidura de Cónsul y lauro por la dulce lengua; tú fuiste padre de la elocuencia y de las letras latinas, y como escribe de ti el dictador César, un tiempo enemigo tuyo, tú alcanzaste corona láurea, tanto mayor que él la alcanzó de todos los triunfos, cuanto es más haber ensanchado los términos entendimiento romano que los del Imperio.

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(1) San Agustín, ''De civitate," libro X. (2) Duque de Lorena Baja, jefe de la primera Cruzada y primer Rey de Jerusalén

(1058-1100) (3) El distinguido paleógrafo señor don Jesús Muñoz y Rivero, en sus "Nociones

de Diplomática Española,'' publicadas en Madrid en 1881, nos da la siguiente información sobre el origen del pergamino, su preparación y uso. Dice a este respecto el connotado profesor: ''La escritura en pieles es muy antigua, tanto por lo menos como el uso del papiro, al cual sobrevivió. El nombre de pergaminos que recibieron las pieles preparadas para la escritura, es debido a la justa celebridad que por los adelantos en su fabricación alcanzó la ciudad de Pérgamo, uno de los centros de esta industria que más prosperaron en la Edad Antigua. Los romanos conocieron la piel preparada para escribir bajo los nombres de pergamenum y de membrana. Sinembargo, por lo general dieron preferencia al papiro para la escritura de los documentos y reservaron el uso del pergamino para los códices. Caído el Imperio romano y ya muy entrada la Edad Media, a consecuencia de la falta de papiro que siguió a la conquista de Egipto por los árabes, se generalizó el uso del pergamino para los documentos. Hay que distinguir dos clases de pieles destinadas a la escritura: el pergamino y la vitela. El primero se fabricaba generalmente con pieles de cabra, de carnero o de vaca. La vitela (de vitulus, ternerillo) era más fina, más flexible y más blanca y se obtenía generalmente de la piel de la ternera. El color del pergamino y de la vitela era generalmente blanco, algunas veces amarillento. Los códices más lujosos del siglo I al IX de nuestra éra, en los cuales se empleaban tintas de oro o de plata, estaban escritos en pergamino de color de púrpura, costumbre que estuvo muy en boga durante los siglos IV al VIII, en que la practicaron reiteradamente los monjes. Para fabricar el pergamino adelgazaban primeramente la piel, quitaban la parte pilosa y después la grasienta por medio de la inmersión en una dilución de sal y alumbre, dejaban a secar la piel estando tirante, cubriéndola de cal, y por último la pulimentaban por medio de un raspador y de la piedra pómez. A veces, para darla mayor blancura, la recubrían de una disolución de albayalde o goma. La escasez del pergamino en diferentes épocas de la antigüedad y de la Edad Media, produjo la perniciosa costumbre buscar pieles escritas y borrar su escritura para escribirlas de nuevo. A estos pergaminos se da el nombre de palimpsestos. El rayado primitivo, difícil de hacerse desaparecer, es una de las circunstancias que a primera vista permiten reconocer los palimpsestos. En los siglos XIV y XV se dictaron en distintas naciones de Europa disposiciones para corregir este abuso." (Jesús Muñoz y Rivero, ''Nociones de Diplomática Española," páginas 36 a38, Madrid Imprenta y Litografía de ''La Guirnalda,'' 1881).

(4) Ciudad d Grau Ducado de Hesse Darmstadt, la orilla izquierda del Rhin. (5) Plinio, ''Historia Natural,'' libro VII, capítulos 29 y 30.

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Prosiguen mujeres insignes

Lo correlativo de hombre y mujer me lleva a proseguir aquí lo que se me quedó por decir en loa del sexo femenino, pues ejecuta su valor a no callarlo, aunque no se ponga todo. Tamira, Reina de los godos, venció y dio muerte al Rey Ciro, y Lacena, mujer famosa, quitó la vida a su hijo poreque huyó de la batalla. Las mujeres de la ciudad de Argis la defendieron de Cleomenes, Rey de Lacedemonia, sacando las armas de los templos y armándose. Y en nuestros tiempos del año de 1648, sucedió la mesma defensa contra franceses a las de Fuente Rabia. Estando la fortaleza de Martos sin ningún hombre, por haber salido los della con su alcaide el Conde don Tello Alfonso a correr la tierra, vino sobre Martos Benamar, moro, Rey de Arjona, con gente, y la Condesa y sus damas la defendieron. Las mujeres de la ciudad de Persépolis, de Persia, viendo venir a sus maridos y hijos huyendo de sus enemigos, salieron a encontrarlos y reprenderlos, con que volvieron ellos a la batalla y vencieron; y en premio concedió a estas matronas el Rey Ciro que los reyes que jurasen en aquella ciudad diesen a cada mujer della una moneda de oro, y el Rey Darío lo confirmó y acrecentó a las preñadas que fuese duplicada la dádiva.

Y una india del pueblo de Turubaco (1),en la Provincia de Cartagena en la primer batalla de españoles, dio muerte a ocho sin gastar todas las flechas de su carcaj; y en otra parte otra de edad de veinte años la dio a diez españoles a vista del Licenciado Enciso, que lo refiere, y otra india del Nuevo Reino de Granada, en el principio de su conquista, trató con los indios de Pasca, de quienes era extraña, acogiesen al Capitán Lázaro Fonte en su destierro para que allí no muriese, como sucediera a no mediar su industria, que fue de mucha importancia en la ocasión (2); y en todas las de guerra que tenían los indios era común ir las mujeres a ayudarlos, y peleaban como ellos, y algunas aventajándoseles; y con ser propio de los hombres y no de las mujeres hacer linaje noble, le han empezado algunas con hazañas memorables como el de Antonia García, el de doña Palla, la barbuda, la hornera de Portugal, y la que introdujo el apellido de la Cuerda, natural de la ciudad de Sanlúcar de Barrameda y otras.

Y dejando esto por explicar, lo que queda tocado que uno de los modos de contar los años fue por indición, digo que usó Roma desta voz y se introdujo de que habiendo señoreado el mundo para que de todas partes reconociéndola le pagasen tributo, les impuso uno en tres pagas de a cinco años que hacen quince; la primera era de oro, para con qué labrar moneda de qué pagar los salarios y acostamientos de los caballeros, oficiales y gente de guerra, y para los edificios y aumento de la República; la segunda, del plazo cumplido a los diez años, era contribución de metal para hacer las imágenes a veneración y honor de los emperadores y personas que obraban algún hecho notable de armas y caballería; y la última, en los cinco años postreros, se tributaba hierro de qué fabricar armas para la guerra y defensa; y pasados los quince años en los otros tantos siguientes se volvía a tributar el oro, metal y hierro por sus plazos de cinco en cinco años, y

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así continuándose; y por ser esta imposición solemne mandato de príncipe, la llamaron indición, que interpreta mandamiento con solemnidad, y de aquí quedó en el pueblo romano este modo de contar el tiempo, del cual usan sus escritores en los breves y bulas.

Algunos dicen que la Iglesia romana pedía en lo antiguo contribución de cinco en cinco años a las otras iglesias para subsidio con nombre de indición, de donde quedó costumbre escribir en el cirio pascual la indición de aquel año, así como nacimiento de Cristo.

Y porque la primera de aquellas contribuciones era para labrar moneda, no será bien dejar de decir algo della por una de las partes esenciales que deben tener las Repúblicas y que las sustenta, Y los Reinos y su comercio, porque con ella se adquiere lo que no se tiene. Antes que hubiese moneda se contrataban género por género, trocándolos, hasta que Numa Pompilio, segundo Rey de Roma, empezó a introducirla por que fue el primero que la hizo, de cuyo nombre tomó el suyo nombrándola numeda y corrupto o trocado, muneda y moneda y era grande y de cobre. Después hicieron otros reyes de las demás provincias cada cual sus monedas con diferentes caracteres; y porque una dellas valía diez de las comunes, se llamó dinero por el número de diez, y quedó dello en el vulgo el llamar dinero al montón o junta de moneda; y éstas las hay de oro, plata, cobre y también compuestas destos y otros metales juntos. Otros hacen inventor de las monedas de metal a Noé con nombre de Jano, y que los egipcios la usaban en tiempo del Rey Osiris, y que los Rodas la trajeron a España, como ya muy usada, novecientos treinta años antes de nacer Jesucristo Nuestro Señor. La hacienda de los romanos se contaba por ganados, de donde procedió el nombre de peculio al caudal y de pecunia a la moneda, de que basta lo dicho para noticia (3).

Demarcación terrena

Florián de Ocampo dice: "Que los sabios antiguos repartieron la tierra del mundo en tres partes principales: la primera, llamaron Asia, que sale frontera de donde nace el sol, a quien comúnmente llamamos parte Oriental o de Levante; la segunda dijeron Africa, puesta derechamente contra el mediodía; la tercera, nombraron Europa, frontera también de las tierras africanas, mucho menor que cada cual de las otras dos; ésta viene tendida desde Septentrión y Mediodía sobre la caída del sol, que también solemos decir por otro nombre la parte Occidental o Poniente, etc." (4).

No pasaron a más aquellos cosmógrafos antiguos, ignorando haber más tierra, como se ha descubierto en el Nuevo Mundo, que comúnmente corre con nombre de Indias, aunque Séneca dijo que vendría tiempo en que el océano se navegase y se descubriese nueva tierra; (5) y San Gregorio, que pasado el océano hay más mundo; (6) y Aristóteles (7) y otros, que era inhabitable por ser con extremo calientes, en partes, y en otras frío. Remataba la tierra en la tercera parte de las

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referidas con el mar océano, en la isla de Cádiz del Andalucía; y así puso Hércules, junto a ella, sus columnas con el non plus ultra, significándolo, y más claramente el nombre de aquella parte de España que llamaron finis terrae, contra lo cual la potencia y magnánima cristiandad de sus Reyes Católicos han manifestado ser más y dado testimonio con el plus ultra en señal del descubrimiento del Nuevo Mundo o Indias (que es parte mayor que cualquiera de las tres), originado de la industria portuguesa, de cuya nación fue el primer marinero que por haberse derrotado con tormenta dio las primeras noticias arribando a la isla de La Madera con su navichuelo, y en tan mísero estado él y su gente de lo padecido, que a poco tiempo ninguno quedó vivo, dejando la relación de lo que descubrió con el suceso a su hospedador don Cristóbal Colón, genovés de nacimiento, del pueblo nombrado Nervio, que con ello y con el consejo de Martín de Bohemia, natural del Fayal, famoso astrólogo y judiciario (o según el padre Juan de Mariana, (8) porque Marco Polo, médico florentino le dijo que había tierras que descubrir) dio principio a tan insigne empresa, de todos modos grande, como la pudiera ser solamente lo padecido en la experiencia y desengaño, a que salió a 3 de agosto del año de 1492 a expensas de los Reyes Católicos don Fernando y doña Isabel (habiendo hecho capitulaciones y efectuádose en la ciudad de Santafé de la Vega de Granada en 17 de abril del mesmo año), y siguiendo su viaje llegó a las Canarias y las montó a 7 de septiembre, y el viernes 11 de octubre descubrió lo primero la isla de Guanhaní de los Lucayos (950 leguas de las Canarias), a quien nombró San Salvador (y el marinero Rodrigo de Triana fue el primero que vio esta tierra), y prosiguiendo halló la de Concepción la Fernandina, la Isabela, Cuba y la Española, en donde hizo fabricar una torre que se acabó en 29 de diciembre, con nombre de la Natividad (por haber llegado en tal día a aquella isla), y fue el primer edificio de españoles en Indias, con que se volvió a España; y de segundo viaje salió della miércoles 25 de septiembre de 1493 y descubrió la isla del Hierro, última de las Canarias; y de las de Matalinón a la Dominica y Guadalupe, y llegó a la Española y halló muerta la gente que había dejado, y pobló la villa de Isabela; y prosiguiendo descubrió la isla de Jamaica y volvió a España el año de 1495; y en el año de 1496 su hermano Bartolomé Colón fundó la ciudad de Santo Domingo, intitulándola por haber llegado allí en domingo.

En el tercer viaje que hizo Cristóbal Colón a Indias, Almirante y su primer Virrey, descubrió la isla de la Trinidad y a Venezuela y la Tierra Firme, sin certificarse lo fuese, y a Cabo Boto y la Boca del Dago, la isla de la Margarita, la Punta de la Aguja y el río de Yayupari, y halló las primeras perlas con que dio vuelta a la isla Española. Alonso de Ojeda (criado en la ciudad de Cuenca y descendiente de la solariega casa de su apellido, que está cerca de Oña en las Caderechas, Merindad de Bureba, que comúnmente se llama el Solar de los Infanzones de Ojeda) había sido de los que acompañaron a Cristóbal Colón en sus navegaciones, y instruído en noticias y experiencias, consiguió licencia para nuevos descubrimientos que no tocasen en los del Almirante, ni en los de la Corona de Portugal, y empezó su viaje a 20 de mayo de 1499 acompañado de Juan de la Cosa, vascongado, y de Américo Vespucio, florentino; y habiendo

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descubierto a Coquibocoa o Venezuela, Cumaná y Marcapaña, volvió a España; y a imitación destos consiguieron otros salir a descubrimientos como Pedro Alonso Niño, que en compañía de Cristóbal Guerra llegaron a la tierra de Paria y a la Margarita (donde rescataron perlas) y a Coro, cerca de Venezuela, y a Curiana, y se volvieron.

También salió Vicente Yáñez Pinzón (que fue de los de la primera salida), a 13 de enero de 1500, y corrió seiscientas lenguasde mar hasta Paria; y el de 1501, Rodrigo de Bastidas, vecino de Triana, barrio de la ciudad de Sevilla, armó dos navíos trayendo por piloto a Juan de la Cosa; y. desde el golfo de Coquibocoa o Cabo de la Vela se prolongó costeando la provincia y puerto de Gaira o Guaira (que es una legua (sic) al Poniente de donde ahora es Santa Marta) y la de Cartagena hasta la ensenada de Brava en la provincia del Daríen llegando al puerto del Retrete, donde después se fundó la ciudad de Nombre de Dios; y lo que nuevamente se descubrió entonces fueron más de cien leguas, con que se volvió a la isla Española y de allí a España.

El año de 1504 fue la primera vez que pasó a Indias don Fernando Cortés de Monroy, en edad de diecinueve, años natural de la Villa de Medellín, en Extremadura, hijo legítimo de Martín Cortés de Monroy y de doña Catalina Pizarro, ambos nobles de sangre; y el de 1510 volvió en compañía de, Alonso de Ojeda y de don Francisco Pizarro, que vino a las Indias primera vez; éste era natural de la ciudad de Trujillo, de Extremadura, hijo del Capitán Gonzalo Pizarro. El Cortés fue después conquistador de la Nueva España, y por ello Marqués de Guaxaca; el Pizarro, conquistador del Perú y Marqués de las Charcas y Atavillos.

El año de 1506, a 20 de mayo, murió en Valladoil don Cristóbal Colón (principio del Ducado de Veraguas y Marquesado de Jamaica, que se introdujo en su hijo don Diego Colón, también Almirante y Virrey) y llevaron su cuerpo a las Cuevas de Sevilla, que es convento de frailes cartujos y de allí a la capilla mayor de la catedral de la ciudad Santo Domingo de la isla Española, aunque algunos se equivocan con la sepultura de su hijo, que está en la iglesia mayor de Sevilla, a la entrada de la puerta principal, en medio de donde se pone el monumento, sin reparar el título de doctor que tiene el que allí está, por haber sido letrado.

El año de 1508 capituló por gobierno Alonso de Ojeda desde el Cabo de la Vela hasta el río Darién, que comprende las provincias de Santa Marta y Cartagena, adonde vino el de 1509 y hizo el primer requerimiento y protestación a indios, que se ha hecho en la forma que lo ordenó el doctor Palacios Rubios. Y por muerte de Ojeda se introdujo en el gobierno Blasco Núñez de Balboa, en la parte del Darién, en cuyo río pobló, el año de 1510, la villa de Nuestra Señora del Antigua (que fue la primera población de Tierra Firme) y descubrió en el seno de Urabá aquel istmo o lengua de tierra que divide los dos mares, vulgarmente llamados del Norte y del Sur, primero con noticias el año de 1511 y con desengaño ocular de 25 de septiembre de 1513, tomando posesión en nombre de los Reyes de Castilla, (9) y

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adquirió relación de la grandiosa tierra del Perú; y desde el año de 1518 empezó don Fernando Cortés, de la Nueva España, continuándola con invencible ánimo hasta el de 1547, en que murió a los sesenta y tres de su edad en Castilleja de la Cuesta, cerca de Sevilla, habiendo ido a España a defenderse de calumnias, de que ninguno que se adelanta a otros se libra, aunque no las ocasione y sea tan insigne varón como lo fue éste.

Don Francisco Pizarro, habiendo militado con Alonso de Ojeda y con Blasco Núñez de Balboa en sus descubrimientos y conquistas, luégo que éste último murió, llevado de su generoso y magnánimo valor (que sin espíritu altivo nada se consigue), tomó a su cuenta el descubrimiento, conquista y población de compañía con Diego de Almagro y Hernando de Luque, comenzando a navegar el mar del Sur, mediado noviembre del año de 1526, y dejando en la isla del Gallo (que fue hasta donde pudieron adelantarse) los trece compañeros que solamente quisieron esperar su fortuna (que eran Bartolomé Ruiz, Cristóbal de Peralta, natural de Baeza; pedro de Candia, Domingo de Soraluce, Nicolás de Rivera, Francisco de Cuéllar, del lugar de su apellido; Alonso de Molina, natural de Ubeda; Pedro Alcón, García de Jerez, Antonio de Carrión, Alonso Briceño, natural de Benavente; Martín de Paz y Juan de la Torre), pasó a España el año de 1528 a dar cuenta y disponer sus negocios; consiguió hábito de Santiago y título de Adelantado, que después se mejoró en el de Marqués, y con otras mercedes para sí y sus camaradas, y en especial para los trece referidos, a quienes se concedió previlegio de hidalgos no siéndolo sus hermanos, y partió de España a principio del año de 1550, de que resultó la grandeza y utilidad que se conoce.

Prosigue la demarcación

Este Nuevo Orbe o Nuevo Mundo de las Indias pone a todo el universo en admiración por su grandeza y riquezas; dividióle el que le crió en dos grandes penínsulas, pegadas con un istmo común a ambas, por lo más angosto de travesía a los dos mares del Norte y del Sur, diez y ocho leguas, ques lo que hay de Portobelo a Panamá. Una destas penínsulas que sube al Norte se llama Nueva España y la otra que bajan al Sur se dice Perú. En la península septentrional no están descubiertos los límites por la parte del Norte; a los orientales llega el océano. Comenzando por lo más septentrional y oriental della, son sus partes la tierra del Labrador, Bacallos, Nueva Francia, La Virginia, La Florida, Panuco, Nueva España, en la cual se contienen las provincias de Tlascala, Guaxaca, Mechoacán, Zacatula, Colima, Yucatán, Tabasco, Tutepeque y la de los zapotecas. Al Poniente de Nueva España queda el Nuevo Reino de Galicia, cuyas provincias son Jalisco, la de los zacatecas; Chiameta, Culiacán, Nueva Vizcaya, Cinaloa, que es la más septentrional, y encima della está Quibira y Cibola, y últimamente California, que es una gran lengua de tierra que sale a la mar. En lo más occidental desta península y entre ella y la Tierra Firme se extiende el mar Bermejo; al Sur de Yucatán son las provincias de Chiape, Soconusco, Verapaz, Honduras, Guatemala, Costa Rica y Veragua, que llega al istmo con que esta

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península septentrional se une a la otra austral llamada Perú, la cual está toda rodeada del mar océano y occidental y del de el Sur o Pacífico, que se juntan en el estrecho de Magallanes; y también por la parte meridional de la Tierra del Fuego, que es la isla que hace el estrecho; éste tiene de altura meridional por el cabo de La Virginia cincuenta y dos grados y un tercio, y por el cabo del Sepulcro Santo, que está más a Mediodía, cincuenta y dos grados y cuarenta y cinco minutos; y la diferencia de los dos cabos es la boca del estrecho, poco más de siete leguas. Por la parte del Sur tiene de altura el cabo de los evangelistas, que está en el mar Pacífico, cincuenta y dos grados y medio; y el cabo de los Apóstoles, que es más al mediodía, cincuenta y dos grados y cincuenta y dos minutos, de suerte que queda de ancho la boca del estrecho por parte algo más de seis leguas. Sube este estrecho hacia su mediodía cincuenta y tres grados y cuarenta y seis minutos; y la isla del Fuego llega su mayor altura hasta los cincuenta y seis grados y veintiséis minutos, que es el cabo de San Ildefonso; y el estrecho de San Vicente tiene de altura, por la parte septentrional, cincuenta y cinco grados.

Las provincias del Perú son Cartagena, Santa Marta, Nuevo Reino de Granada, Venezuela, Nueva Andalucía o Guayana; todas éstas quedan a la parte septentrional desta península, bañadas del océano; y Guayana tiene por términos el río Marañón. Al Mediodía destas provincias quedan las de Popayán, El Dorado o Nueva Extremadura, y la de Quito, en la mar del Sur, que contiene otras mayores, que son la de los Quixos, la Canela, la de Pacamoros y Gnalfongo; al Sur destas está la que propiamente se llama Perú, de que tomó el nombre toda esta península; síguense las de los Charcas, de la Tucumán, y más abajo el Reino de Chile; y al Oriente dél, la provincia del río de la Plata.

Todas las referidas, que son de la Corona de Castilla, se reparten en nueve audiencias y chancillerías, cuatro septentrionales y cinco australes. Las septentrionales son: la de Santo Domingo, en la isla Española; la de México, en la de Nueva España; la de Guadalajara, en la Nueva Galicia, y la de Guatemala. Las australes son: la de Panamá, la de Santafé de Bogotá, en el Nuevo Reino de Granada; la de los Reyes o Lima, en el Perú; la de La Plata, en los Charcas, y la de Quito; ahora nuevamente fue erigida otra Chancillería en Buenos Aires. (10) Por la boca septentrional del río de la Plata y por la oriental del Marañón pasa la línea de la demarcación de las Coronas de Castilla y Portugal; la que toca a éste de la península Austral, se llama la provincia de Santacruz y por otro nombre el Brasil, opuesta al Oriente, por donde tiene límite el océano; está dividida en ocho capitanías: la primera pasado el río de la Plata, hacia el Norte, es la de San Vicente, a que siguen por la misma orden las otras siete capitanías, que son: la del río Genero, el Espíritu Santo, Puerto Seguro, los Isleo, Bahía de Todos Santos, Pernambuco y Tamaracá que es la última, que tiene por término el río Marañón, que también lo es de la provincia de Guayana, última, por esta parte del Norte, de la Corona de Castilla.

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(1) Sin duda alguna Turbaco.

(2) El doctor Raimundo Rivas, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de Colombia ante el Gobierno del Uruguay, en su laureada obra ''Los Fundadores de Bogotá,'' nos da los siguientes detalles sobre la conducta de Soratama, que así se llamaba la india en referencia, con el Capitán Fonte, uno de los más connotados conquistadores españoles:

"El segundo episodio de la vida de Fonte, narrado por los historiadores, a Partir de las relaciones iniciales de Aguado y Castellanos, y que ha dado tema para diferentes ensayos literarios, es el de su prisión de Suesca. Refieren los cronistas que después de la primera fundación que Gonzalo Jiménez de Quesada hizo de Santafé el 6 de agosto de 1538, en la cual-dicen-apenas se demarcó el sitio para una población, sin establecer realmente la ciudad con nombramiento del Cabildo, pensó regresar a Cartagena, caminando por tierra hasta el Magdalena, pero que a los pocos días de jornada regresó al Valle de los Alcázares, porque se le dijo que el Capitán Fonte había jurado que lo denunciaría a la justicia por llevar gran cantidad de esmeraldas, de las cuales no se había sacado el real quinto. Agrega Castellanos, que encolerizado, Quesada, y valiéndose de la denuncia hecha por un soldado, de que Fonte había negociado una piedra de gran precio, cosa que estaba prohibida, le siguió causa y lo sentenció pronto a muerte. Como no se hubiera concedido la apelación que interpuso ante el Rey, el Capitán Suárez, en nombre del ejército, manifestó a Quesada no podía parecer como fruto del rencor la sentencia; y que siendo tan pocos los españoles en medio de la multitud de enemigos que los cercaban, había que conservar los guerreros y con mayor razón uno tan distinguido como Fonte, cuyos parientes, ''nobles y de posibles,'' no dejarían pasar sin venganza su muerte, El General, después de sostener la razón de su proceder, le conmutó la muerte por la cárcel en el lugar que señalara, el cual fue el pueblo de Pasca, situado no entre los muiscas, que andaban ya en tratos con los españoles, sino entre los feroces panches, por cuyo motivo todos creyeron cercana su muerte. Fonte, desarmado y con sólo una india que tenía a su servicio y le había cobrado amor, fue abandonado por la escolta en una casa vacía del pueblo. La india entonces, ataviándose con sus mejores arreos, salió al encuentro los panes cuando éstos regresaban, una vez idos los españoles, y con grandes aspavientos les dijo que el Capitán Fonte estaba en tal estado por haberse opuesto a la ruina de 1os naturales, y el Cacique de Pasea, agradecido, le manifestó que no lo tratarían como enemigo sino como huésped grato, a quien deseaban servir, por lo cual vivió y tranquilidad los treinta días que duró su destierro. Finalmente, relata el Beneficiado de Tunja, Lázaro Fonte correspondió al duro proceder que había tenido con el General Quesada de manera nobilísima, pues al tener noticia de la entrada de als tropas de Nieolás de Federmann por los Llanos Orientales, y temeroso de que vinieran a disputar la conquista de la tierra a los que primero la habían descubierto, escribió al General, sobre un cuero de venado bien bruñido y valiéndose de bija colorada, una carta en que le daba cuenta de lo que ocurría. Quesada despachó entonces a los Capitanes Suárez.

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Junco, Valenzuela y a otros soldados a investigar quiénes eran los que llegaban y sus intenciones, y orden de poner inmediatamente en libertad al Capitán Fonte,

"arrepentido ya de lo pasado

y con intento de favorecello

como lo hizo siempre después desto."

(Raimundo Rivas, "Los Fundadores de Bogotá,' segunda edición, tomo I, páginas 208 a 210, Bogotá, Editorial Selecta, 1938).

(3) Don Alonso el Sabio, "Crónica de España,'' parte I, capítulo 107.-Florián de Ocampo,''Crónica General de España,'' libro I, capítulos 6º y 11, libro II, capítulo 4º, y libro V, capítulo 25.-Julián del Castillo, ''Historia de los Reyes Godos," libro II, Disc. 2.-Argote de Molina, ''Nobleza de Andalucía,'' libro II, capítulo 196.

(4) Florián de Ocampo, ''Crónica General de España,'' libro I, capítulo 2º.

(5) Séneca, ''Medea."

(6) San Gregorio, ''Sobre la epístola de San Clemente."

(7) Aristóteles, ''Meteorología,'' libro II, capítulo 5º.

(8) Padre Juan de Mariana, ''Historia de España,'' libro XXVI, capítulo 3º.

(9) En la siguiente acta, que Fernández de Oviedo tomó de los mismos papeles de Vasco Núñez de Balboa, aparece la nómina completa de los sesenta y siete conquistadores españoles que acompañaron al descubridor del mar del Sur en su portentosa empresa

''Los caballeros e hidalgos e hombres de bien que se hallaron en el descubrimiento de la mar del Sur con el magnífico e muy noble señor el Capitán Vasco Núñez de Balboa, Gobernador por Sus Altezas en la Tierra Firme, son los siguientes: Andrés de Vera, clérigo; Francisco Pizarro, Diego Albites, Fabián Pérez, Bernardino de Morales, Diego de Tejerina, Cristóbal de Valdehusos, Bernardino, de Cienfuegos, Sebastián de Grijalba, Francisco de Avila, Joan de Espinosa, Juan de Velasco, Benito Dueña, Andrés de Molina, Antonio de Baracaldo, Pedro de Escobar, Cristóbal Daza, Francisco Pesado, Alonso de Guadalupe, Hernando Muñoz, Hernando Hidalgo, Juan Rubio de Malpartida, Francisco González de Guadalcama, Alvaro deBolaños, Alonso Ruiz, Francisco de Luceña, Martín Ruiz, Pascual Rubio de Malpartida, Martín, Pedro Martín de Palos, Hernando Díaz, Andrés García de Jaén, Luis Gutiérrez, Alonso Sebastián, Juan Vegines, Rodrigo Velásquez, Juan Camacho, Diego de Montehermoso, Juan

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Mateos, Maestre Alonso de Santiago, Gregorio Ponce, Francisco de la Tova, Miguel Crespo, Miguel Sánchez, Martín García, Cristobal de Robledo, Cristóbal de León (platero), Juan Martínez, Francisco de Valdenegro, Juan de Beas Loro, Juan Ferrol, Juan Gutiérrez de Toledo, Juan Portitillo, Juan García de Jaén, Mateo Lozano, Juan de Medellín, Alonso Martín (asturiano), Juan García (marinero), Juan Gallego, Francisco de Letín (ceciliano), Juan de Puerto, Francisco de Arias, Pedro de Orduña, Nuño de Olano (de color negro), Pedro Fernández de Ochoa.

Andrés Valderrábano, Escribano de Sus Altezas en la de su Corte y todos sus reinos e señoríos, estuve presente e doy fe de ello, e digo que son por todos sesenta y siete hombres estos primeros cristianos que vieron el mar del Sur, con los cuales yo me hallé e cuento por uno de ellos, y éste era de Sanet Martin de Valdeiglesias."

Ernesto Restrepo Tirado, ''Descubrimiento y conquista de Colombia,'' tomo I, capítulo III, páginas 59 y 60, Bogotá, Imprenta Nacional, 1917).

(10) Eran organismos de índole judicial y administrativo, con Presidente y Oidores de número variable. Compartían con los Virreyes, Gobernadores y Capitanes Generales las funciones del gobierno, guerra y hacienda, iniciaban conquistas y en ocasiones, administraban las Capitanías y Virreinatos. Llamáronse virreinales, presidenciales, pretoriales y subordinadas, de acuerdo con su jerarquía y atribuciones.

Los cuatro septentrionales de que nos habla Flórez de Ocáriz se formaron así, siguiendo el orden de su establecimiento:

1ª. Santo Domingo, en la isla Española, 5 de octubre de 1511;

2ª. México, en la Nueva España, 29 de noviembre y 13 de diciembre de 1527;

3ª. Guatemala, 13 de septiembre de 1543, y

4ª. Guadalajara, en la Nueva Galicia, 13 de febrero de 1548.

Las cinco australes fueron:

1ª. Panamá o Tierra Firme, 30 de enero de 1535;

2ª. Ciudad de los Reyes o Lima, 20 de noviembre de 1542;

3ª. Santafé de Bogotá, en el Nuevo Reino de Granada, 17 de julio de 1549;

4ª. Charcas, 20 de abril de 1551, y

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5ª. Quito. 29 de noviembre de 1563.

La de Buenos Aires se estableció el 6 de abril de 1661.

Flórez de Ocáriz no cita las Audiencias del Cuzco (26 de mayo de 1563) y Chile (27 de agosto de 1565), que ya estaban creadas cuando escribió su obra.

(Carlos Pereyra, "Breve Historia de América'').

Población de Santa Marta y descubrimiento del Nuevo Reino de Granada

En 15 de diciembre del año de 1521 concedió el Rey de España asiento a Rodrigo de Bastidas, vecino entonces de la ciudad de Santo Domingo, en la isla Española, dándole por adelantamiento desde el cabo de la Vela hasta la boca río grande de la Magdalena, y del primer término al Poniente, ochenta leguas de costa, y su centro al Sur, adonde le demora el Nuevo Reino de Granada, con que dentro de los años fúndase un pueblo por lo menos de cincuenta vecinos, y dellos casados, dándole la tenencia de la primera fortaleza que fabricase y otras aldeas que se le satisfacieron, y licencia para que de la isla Española y de las de Santiago de Jamaica y San Juan de Puerto Rico pudiese sacar gente y ganados, y que Juan de Ledesma viniese por Contador de la jornada que se dilató hasta el año de 1525, en el que el Rodrigo de Bastidas y su gente en cuatro navíos llegaron día de Santa Marta, 29 de julio, al puerto, que puso el nombre de la santa, como también de la ciudad que a pocos días fundó en su ribera, que hasta ahora se llama la ciudad de Santa Marta; procuró luégo asentar paz con los indios de Gaira que estaban a una legua; fue con gente a Bonda, seis leguas de la ciudad, entre ella y Bondigua, volviendo presto con despojo de buena cantidad de oro que quisieran los soldados se les repartiese; pero no lo hizo el Gobernador por pagar los gastos de la armada, con que Villafuerte, ambicioso del gobierno, se conjuró con Montesinos, Montalvo, Porras, Serna y Samaniego y dio de puñaladas a Bastidas estando en su cama, de que se arrojó, con que le tuvieron por muerto y le dejaron; dio voces el herido y acudió Rodrigo Alvarez Palomino a tiempo que pudo defenderse de los amotinados que volvían a acabarle y pagaron después con sus vidas su traición, y agradecido el Gobernador le nombró por su teniente, le entregó la vara y mandó le obedeciesen general, y se embarcó para Santo Domingo y aportó a Cuba, donde murió; con que la Real Audiencia de la isla Española eligió por Gobernador en interin a Pedro Badillo (que trajo por su teniente a don Pedro de Heredia, natural de Madrid) cuyo recibimiento resistió el que estaba ejerciendo, y por convenio se asentó que igualmente le tuviesen ambos, y prosiguieron en pacificar la tierra saliendo en Persona, y adelante del pueblo de Marona se ahogó Palomino en un río que quedó con su apellido por el suceso, con que Pedro Badillo continuó solo gobernando, aunque por haber enviado a la Corte la ciudad de Santa Marta por su Procurador General a Pedro de Espinosa, favoreciendo el

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derecho de Rodrigo Alvarez Palomino, declaró el Rey Emperador Carlos V, por el año de 1528, haberle tocado el interin del Gobierno, y dio Propiedad a García de Lerma, gentilhombre de su boca, con las ventajas y preeminencias que estaba en uso darse, y confirmando las franquezas y mercedes concedidas a los conquistadores y pobladores del antecesor.

Y en este mismo tiempo capitularon Bartolomé Belzar y Antonio Belzar, hermanos alemanes de nación, y en su nombre sus factores Enrique Alfínger y Jerónimo Sayller, de la misma naturaleza, el descubrimiento, conquista y población de la tierra desde Santa Marta, Norte, Sur, el golfo de Venezuela y San Román hasta el cabo de Marcapana, con sus islas, excepto las que estaban dadas a Juan de Ampues, con condición de que llevasen trescientos hombres para dos poblaciones y tres fortalezas hechas dentro de dos años de su llegada, que había de ser, el uno de la fecha de su asiento que afianzaron, y más cincuenta alemanes expertos en minerales para que en todas las Indias descubriesen minas de oro, plata y otros metales, y con otras particularidades; y se convinieron con García de Lerma para ayudarse como confinantes, concertando, entre otras cosas, que viniese por Capitán de sus tres navíos, y hallando pacífica su provincia, sacase de la armada cincuenta hombres que quedasen en Santa Marta y los demás pasasen a Venezuela; y si para pacificar ésta requiriesen a García de Lerma fuese en persona, lo hubiese de hacer; y excusándose eligiesen los alemanes Gobernador para su distrito, todo lo cual confirmó Su Majestad.

Y para acrecentar la población de Santa Marta García de Lerma asentó, con Sebastián Bello Cabrera, portugués de nacimiento, que extrajese cincuenta portugueses peltrechados de armas, y los veinticinco casados, y trigo, centeno, cebada y otras semillas y plantas, y labradores, albañiles, carpinteros, herreros y otros oficiales comunes, y envió el Rey por protectores de los indios para Santa Marta a Fray Tomás Ortiz, dominicano, que había estado en la Nueva España; y a fray Antonio Montesinos, de la misma religión para Venezuela, con que García de Lerma partió de España el año de 1519 y llegó a Santo Domingo, de donde despachó al factor Grajeda con comisiones a Santa Marta sobre quintos de oro contra Pedro Badillo, a quien trató con rigor que templó el Gobernador con su llegada, aunque por último le remitió preso a Castilla y se ahogó en Arenas Gordas, perdiéndose el navío que le llevaba.

Tuvo García de Lerma por su teniente a Arbolancha y después a Pedro de Lerma, su sobrino; y por capitanes de la gente de a caballo a Juan de Lerma, su primo, y de la infantería, Villalobos, Escobar, Juan Muñoz de Collantes, Benavides, Carranza, Juan de Céspedes, Gaspar Gallego y Pedro de Lerma; y por Capitán de su guarda a Berrío, y trajo primeros religiosos de San Francisco y a un Quiñones, mestizo valiente; y luégo que llegó pasó a Bonda, que estaba de paz, y a Buritaca hacia la Ramada, y hizo reconocer si había minas hallándose muestras de oro (aunque otros sienten no haberlas allí, que el oro era de contratación de otra parte) y entró al valle de Buritaca, atravesando muchos pueblos de indios Y

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ásperas sierras, por donde abrió caminos y llegó a Posigueica; bajó al valle de Coto Y revolvió a Santa Marta; después envió a la Ramada a su teniente Arbolancha y a Pedro de Lerma con los Capitanes Gaspar Gallego, Alonso Martín y Juan de San Martín y determinó repartir las encomiendas de indios y nombró por repartidores a Juan de Céspedes don Francisco Pizarro y a Treviño, por ser los más antiguos de aquella provincia, que hicieron la repartición, aunque después se volvió a hacer otra de orden de Su Majestad, a quien ocurrieron quejas de malcontento, que jamás faltan, por no poderse medir a la dádiva la estimación y ambición propia o otros motivos que ocurren.

Despachó el Gobernador al valle de Tayrona, que es siete leguas de Santa Marta, a Pedro de Lerma con los Capitanes Alonso Martín, Juan Muñoz de Collantes y Francisco Gómez de Feria, y en treinta días de detención volvieron con sesenta mil pesos de oro, sin lo ocultado; y en persona salió a Posigueica con buena compañía de gente, pero con mal suceso. Envió a su sobrino al valle de Upar y Zazaru y correr el río grande de la Magdalena con los Capitanes Antonio Díaz Cardoso, Carranza, Gaspar Gallego, Juan Muñoz de Collantes y Escobar, que llegaron al pueblo de Lebrija (nombrado así por un español deste apellido) y se volvieron con cuarenta mil pesos de oro de pillaje. Después hizo salir a la Ciénaga al sobrino los mismos Capitanes y Juan de San Martín y con Fray Tomás Ortiz (ya electo Obispo de Santa Marta, siendo el primero) para la predicación de los indios, por conquistar juntamente con armas espirituales y temporales, y reiteró otra entrada a los caribes, a quienes se dio batalla, y murieron en ella quince españoles y otros tantos caballos.

Y a este tiempo Una noche en que corría gran viento brisa, se encendió fuego a la primera casa de Santa Marta y se quemaron todas, menos la del Gobernador, que era de piedra, quedando los vecinos en miserable estado y sin sustento; mas no se dejaron de continuar las salidas. La Real Audiencia de Santo Domingo había enviado el año de 1527 al factor Juan de Ampues con sesenta hombres a poblar a Coriana, y fundó a Coro, en tierra llana, saludable y de buen temple, si bien falta de agua, de ríos y fuentes; y el mismo año que García de Lerma entró en Santa Marta, llegó a la ciudad de Coro Ambrosio de Alfínger con su teniente Bartolomé Sayller, cuatrocientos hombres y ochenta caballos en tres navíos, con que la dejó Juan de Ampues que tenía buena parte de la tierra pacífica, quedándose con las tres islas de Curazao, Urabá y Bonaire; y Ambrosio de Alfínger en su gobierno continuó su población y el allanamiento de los términos de la laguna de Maracaibo, haciendo correrías y en especial por la parte de Cupiare, pasando al valle de Upar, al río Grande y Tamalameque, dando vuelta por las sierras sobre la banda del Lestre y llegó al río de Oro, provincia de Guane, y los páramos de Servitá y valle de Chinácota, donde murió, y por ello se le puso el Valle de Miser Ambrosio.

García de Lerma prosiguió en su gobierno y pacificaciones hasta el año de 1531, en que murió, por lo cual la Real Audiencia de la isla Española envió a gobernar,

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en interin, al doctor Infante, su Oidor, que trajo por Teniente a Antonio Bezos; y habiéndose divulgado esta vacante, llegó a saberla don Pedro Fernández de Lugo, que residía en la isla Tenerife, de las Canarias, y a instancias y exageraciones de Francisco Lorenzo, uno de los primeros conquistadores de Santa Marta, trató de pretender su gobierno.

Era caballero de grandes prendas, valor y virtud, hijo legítimo de don Alonso Luis Fernández de Lugo , que por el año de 1592 conquisté las islas de La Palma y Tenerife y en recompensa se le dio el Adelantamiento de Canaria y el gobierno de ambas islas por dos vidas, con el título de Capitán General de las costas de Africa, fronterizas, en que le sucedió el hijo, que hizo muchas presas de moros, luciendo más en la batalla de Tagaos, donde murieron ochocientos jinetes alarabes y cuatrocientos peones; y en la de Sanaga, ambas de tánta reputación y nombre, que quedaron por ponderación y adagio.

Despaché a esta pretensión del gobierno de Santa Marta a su hijo don Alonso Luis de Lugo, que la consiguió en 22 de febrero del año de 1535, con título de Adelantado por dos vidas; y para excusar disensiones por sus términos, se señaló el río grande de la Magdalena con sus islas por aquella parte, dejando la otra ribera del gobierno de Cartagena, que desde el año de 1532 se había concedido por capitulación a don el de Pedro de Heredia, con nombre de Nueva Andalucía, y distancia desde el río de la Magdalena hasta el Darién, con ducientas leguas de centro al Sur, a que había venido trayendo por pilotos a Ginés Pinzón y Juan Gómez Cerezo y más de trescientos hombres de pelea y algunas mujeres, negros y indios, y ancló a 13 de enero de 1533 en el puerto de Cartagena, que se dice haberle puesto nombre por la similitud con el otro de Levante Rodrigo de Bastidas la primera vez que le vio, o Alonso de Ojeda, o el don Pedro de Heredia, a quien trataron de resistir la desembarcación los indios de Calamar, que eran los de la inmediata población al puerto que está al Sudeste; y sin embargo de la oposición de los calamares, echó gente en tierra y pelearon con victoria, y retirándolos de su pueblo, en donde fundó la ciudad de Cartagena a 21 de enero (1), y fue continuando la conquista con diversas entradas, y la hizo al Zenú, y de vuelta halló en Cartagena, el año de 1534, a su primer Obispo don fray Tomás de Toro, de la religión de Santo Domingo, con quien se llevó mal, siendo Prelado de tal ajustamiento, que en su muerte se vieron resplandores en su casa.

El don Pedro Fernández de Lugo, Adelantado de Santa Marta, nombré por su teniente a su hijo don Alonso Luis de Lugo, y por Auditor al Licenciado don Gonzalo Jiménez de Quesada, por Maese de Campo a don Diego de Sandoval, y Capitanes a Juan Ruiz de Orejuela, Diego de Urbina, don Diego de Cardona, Diego López de Haro, Gonzalo Suárez Rendón y Alonso de Guzmán, que alistaron en España mil y cien soldados, muchos de ellos caballeros y hijosdalgo, a que ayudaron muy bien Gómez del Corral y Cristóbal Bernal; y por fin del año de 1535 llegó su armada y gente a la isla de Tenerife, donde pasó muestra a 3 de noviembre y nombró los oficiales que le faltaban, y por Sargento Mayor a Juan

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Ruiz e Orejuela, y prosiguiendo la navegación llegaron a dar fondo en el puerto de Santa Marta, que estaba sin Obispo por haber muerto don fray Tomás Ortiz; y aunque en su lugar se eligieron al Licenciado Alonso de Tobes y fray Cristóbal Brochero, por haber muerto el uno y no aceptado el otro, pasó la elección al Licenciado don Juan Fernández de Angulo, que llegó a su iglesia el año de 1537.

Salió de Santa Marta don Alonso Luis de Lugo con ejército a la provincia de Tayrona, y a la vuelta recogió el despojo y se embarcó de secreto para España, sintiéndolo con extremo su padre, que nombró por su teniente a don Gonzalo Jiménez de Quesada y escribió al Rey contra el hijo acedamente (por lo cual fue preso y procesado); y habiendo hecho otras entradas la tierra adentro, dispuso la del descubrimiento de la provincia, que después se nombró del Nuevo de Granada, sin más nombre entonces que el de las Cabeceras del río grande de la Magdalena, eligiendo por caudillo al don Gonzalo Jiménez de Quesada en 1º de abril de 1537 de ochocientos hombres en ocho compañías, sin la gente de servicio, y cien caballos de pelea y de carga; los seiscientos hombres por tierra y los demás por el río, y para si faltase este caudillo, lo fuese Juan del Junco, y en su falta Gonzalo Suárez Rendón, y por Capitanes de tierra Juan de Céspedes, Juan de San Martín, Pedro Fernández Valenzuela, Lázaro Fonte, Antonio de Lebrija y Juan de Madrid, que murió en el camino; y capellanes, fray Domingo de Las Casas, dominicano, y Antón de Lezcanez, clérigo; y por Cabo de la armada y bergantines, Diego de Urbina, y Capitanes, Antonio Díaz Cardoso, Luis de Manjarrés y Juan Chamorro; y por Veedor, Ortún Velásquez de Velasco, y Alféreces mayores de la navegación y tierra, Gonzalo García Zorro y Antón de Olalla; y así empezaron la jornada los de tierra por la provincia de Chimila, a 6 de abril de 1537.

La armada, que se componía de cinco bergantines y una carabela y un barco, salió miércoles santo, seis días después que la otra gente, piloteados del Maestre Juan, y dieron fondo en un ancón llamado Los Diques; y el día siguiente, entrando en el río grande de la Magdalena, padecieron tormenta, y lo primero que naufragó fue el barco, yéndose a pique; y la carabela (que llevaba cincuenta hombres) dio sobre la punta de Morrohermoso, de la costa de Cartagena, entonces la de belicosos indios de guerra, a cuyas manos murieron los que la mar arrojó.

(1) El eminente historiador don Enrique Otero D' Costa demostró ante la Academia Colombiana de Historia que la fundación de la ciudad de Cartagena de Indias había tenido lugar el 1º de junio de 1533, y no el 21 de enero de dicho año, como lo afirma Flórez de Ocáriz (Enrique Otero D' Costa, "Comentos críticos sobre la fundación de Cartagena de Indias'' (volumen XLVIII de la Biblioteca Historia Nacional), 471 páginas, Bogotá, Imprenta de La Luz, MCMXXXIII).

El bergantín del General Diego de Urbina (en que iba el Veedor) dio al través más adelante en el paraje de La Arboleda, pero por ser de noche y haber caminado

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con diligencia, salvó su gente de los indios y la entró en Cartagena, como también la del bajel de Antonio Díaz Cardoso, que con menor riesgo dio en el ancón de Zamba que habitaban indios pacíficos; y allí, junto en la punta de Icacos, encalló la embarcación don Luis de Manjarrés, con que sin peligro llegó a Cartagena. A los otros dos bergantines les aprovechó ser zorreros, que a veces hay males que vienen por bien, porque con su dilación se aplacó la tormenta del río, y cuando llegaron a su boca se anclaron en la bahía de su isla y navegaron hasta Malambo; y certificados del suceso de los otros, lo avisaron al Adelantado, que le llegó la nueva, y juntamente Ortún Velásquez de Velasco, Luis de Manjarrés y Antonio Díaz Cardoso con alguna de su gente, y Juan de Olmos, que padeció su naufragio en el bajel de Diego de Urbina y halló un amigo que le dio otro bergantín para irse al Perú, y se embarcó en él con cinco camaradas, volviéndose a Santa Marta, donde fue recebido con agradecimiento.

El resto de la gente perdida se fue al Perú con Diego de Urbina y don Diego de Cardona. El Gobernador hizo aparejar estas embarcaciones, y en ellas y otros dos barcos grandes despachó ducientos hombres a cargo del Licenciado Juan Gallegos, como General (que después murió en la batalla y ejército de Blasco Núñez de Vela) y por Capitanes de Albarracín y Antonio Díaz Cardoso, los cuales recogieron en su viaje un esquife con quince hombres escapados de una carabela de bastimentos que seguía la primera armada y en un bajo se había hecho pedazos; y éstos y los primeros navegantes se juntaron en Malambo y prosiguieron río arriba con trabajo, descomodidades y continua guerra con los indios; y en la provincia de Sompallón (que dista cien leguas de Santa Marta) se juntaron con los de tierra, que los españoles esperaban fatigados de la penalidad de los caminos y temporales por ser en el invierno) y faltos de salud y comidas.

De este Pueblo de Sompallón arriba no había pasado ni descubierto español alguno hasta entonces; don Pedro Fernández de Lugo prometió a Quesada seguirle con más gente, y habiendo remitido la Segunda con Gallegos, envió con dinero a Luis de Manjarrés a la ciudad de Santo Domingo, que labrase una carabela y tres bergantines y se los trajese para seguir su propósito del viaje del río, pero recreciéronsele a Manjares pleitos que le detuvieron en la isla Española, y al Gobernador su muerte, que fue en este mismo año de 1537, y sabida por la Real Audiencia nombró en el interin del gobierno a Jerónimo Lebrón, con quien volvió a Santa Marta Luis Manjarrés.

En Sompallón dispuso el General Quesada una compañía, como de gastadores, dándole nombre de macheteros, escogiendo los de más aliento y fuerzas; y por su caudillo y Capitán a Jerónimo de la Inza para que fuesen abriendo camino, que no era de las menores dificultades que impedían, por ser arcabucos espesos y cerrados que no se podían romper de otro modo que cortando árboles y monte bajo, y para hacer puentes a los ríos, con que fueron prosiguiendo éstos y los navegantes que descubrieron una población de indios, y sin llegar a ella dieron noticia al General, que se adelantó con su hermano Hernán Pérez de Quesada,

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Antonio de Lebrija, Baltasar Maldonado, Antonio de Olalla, Hernán Vengas, Domingo de Aguirre y Pedro de Velasco en tres barquetas y descubrieron el pueblo de La Tora, donde esperaron al ejército, que tardó en llegar seis días, por lo que la hambre y enfermedades imposibilitaba causas de haber rumor de inquietud y propuesta de dejar la jornada y volverse, porque tánta fuerza de trabajos y la incerteza de lo buscado a vista de la minoración con los que morían y prometerse lo mismo los que quedaban, se les escaseaba la espera y tolerancia; pero rechazando esta plática, el General envió a explorar la tierra al Capitán Juan de San Martín con doce soldados escogidos, en tres canoas que ellos mismos bogaban, y entrándose por el río de Carare, al quinto día dieron con una barqueta que bajaba con dos indios, que la desampararon, y aunque Bartolomé Camacho se echó a nado tras ellos, volvió solamente con la barqueta y en ella panes de sal y mantas, y prosiguiendo encontraron dos casas de contratación y en ellas más cantidad de sal, donde quedaron en guarda Antón Rodríguez Cazalla, Diego Romero y un Juan Gordo, y continuaron los demás y a cuatro leguas dieron con caminos seguidos y por ellos anduvieron treinta leguas hasta llegar a poblaciones de indios, y volviéndose a avisar de lo descubierto, les dieron embestida, de que escaparon heridos, y Juan de San Martín cogió a manos un indio que nombró Pericón y sirvió después de guía y revolvieron a dar cuenta al General, que considerando que las recias corrientes y raudales del río impedían la navegación de los bajeles, resolvió que Juan Gallegos los volviese con los enfermos a Santa Marta, como se hizo, llegando a ella con solos veinte hombres y no menores sobresaltos, riesgos y embestidas de indios que a la subida.

Prosiguó el ejército y dio en tierra doblada y de serranía que salió Hernán Pérez de Quesada con escolta a buscar paso para los caballos, y después a descubrir y reconocer la tierra a Antón de Olalla con veinte soldados, estando a espaldas de Opón, y tuvo reencuentro con los indios en el valle, que quedó con el nombre del Alférez, por lo valeroso que anduvo, de que sacó heridas; y habiéndole venido de socorro Juan de Céspedes, Lázaro Fonte y otros, demarcaron la tierra y volvieron del valle de Opón con indios y bastimentos a encontrar el ejército que a su paso llegó al valle de las Turmas, donde pasó muestra el General y halló ciento y sesenta y seis hombres que habían quedado de más de mil que salieron en veces a esta facción (1).

Alojóse en la provincia de Chipatá, de donde pasaron a Ubaza, Sorocotá y Guachetá, cuyos indios guachetaes fueron los primeros que dieron la paz a los españoles; prosiguieron a Lenguazaque y a Suesca (donde el General hizo dar garrote a Juan Gordo por haberse desordenado) y de allí a Nemocón y Chía y Bogotá, al que llamó el pueblo de los Alcázares por sus vistosas casas que tenían remates a modo de gavias de navío, sin que en ninguna parte de las por donde iban dejasen de probar sus armas con los indios.

A la sazón reconocían los de la provincia de Bogotá por Superior y rey (aunque intruso) a uno llamado Thisquesuza, que murió en una de las primeras batallas de

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los españoles y le sucedió Sacresasicua, y los de la provincia de Tunja Quemuenchatocha, y ella tomó nombre de Unza por el primer señor que tuvo, llamado Unzahua, y el primer indio cristiano que murió en esta provincia de Bogotá fue el Cacique de Suba.

El General don Gonzalo Jiménez de Quesada envió a los Capitanes Juan de San Martín y Juan de Céspedes a la provincia de los panches y volvió con su campo a Nemocón y Turmequé y despachó a Pedro Fernández de Valenzuela a descubrir las minas de esmeraldas de Somondoco; y habiendo vuelto de los panches Juan de San Martín, le envió a los Llanos, y después fue en su compañía a lo de las esmeraldas y Hernán Venegas al valle de Vaganique, y por haberlo descubierto y pacificado se llamó el Valle de Venegas, y en él tuvo noticia del Tunja, con que fue el ejército o ya escuadra a su provincia y le prendieron, no siendo menor arresto del que tuvo el insigne don Hernán Cortés con Montezuma, porque había en defensa del Tunja innumerables indios y millares para cada español; pero andaba en su ayuda la mano de Dios para que fuese de su gremio parte de tánto gentío.

Pasó la gente española a Duitama y Sogamoso y su admirable templo, y venciendo al Duitama, partió a Tunja y hacia Bogotá, y desde Suesca se apartó el General con diez de a caballo y veinte infantes para ir a descubrir el valle de Neiva, dejando el gobierno de los que quedaban a su hermano Hernán Pérez de Quesada, con quien volvió a juntarse a breve tiempo, porque le enfermó la gente y no haber hallado lo que se prometía, y pasaron al pueblo de Bogotá, donde se hizo repartición de todo el pillaje que había habido, y cupo a cada soldado de a pie a quinientos veinte pesos de oro, y al de a caballo dos tantos, y cuatro tantos a los Capitanes; a don Pedro Fernández de Lugo, como cabeza, nueve partes y siete don Gonzalo Jiménez de Quesada, y a este respecto dividieron las esmeraldas, y de todo contribuyeron todos a Quesada con el pretexto de que iba a España a negociar para todos y después se hizo otra repartición de oro de veinte pesos y cantidad de esmeraldas; y a persuasión de fray Domingo de las Casas dio cada uno de su parte para fundar una capellanía por los vivos y difuntos de la jornada, juntándose casi tres mil pesos, que después la impuso en la iglesia Catedral de Santafé don Gonzalo Jiménez de Quesada, el cual, determinado de poblar, envió a reconocer el mejor puesto, y conferido se resolvió fuese donde está la ciudad de Santafé en que había una como aldea llamada Teusaquillo, dependiente en sujeción al Cacique de Tuna, y edificándose doce casas y la iglesia tuvo principio esta ciudad.

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El señor Mariscal: DON DIEGO DE ALMAGRO, Fundador de la ciudad de Santiago de Quito (primitiva Riobamba) y el que firmó en la misma ciudad el Acta de fundación de San Francisco de Quito.

En la ausencia y muerte de Ambrosio de Alfínger corrió con el gobierno de Venezuela Juan Alemán, que no hizo entrada y habiéndose dado a Jorge de Espira (que trajo por su teniente a Nicolás Federmann y quinientos hombres bien armados), salió a mediado mayo del año 1535 con su teniente Francisco de Velasco y trescientos infantes y cien caballos por la derrota que había seguido Ambrosio de Alfínger la vuelta del Sur, dejando orden a su principal, teniente Nico1ás de Federmann, que le siguiese con refuerzo de gente, habiendo hecho primero población en el cabo de la Vela para la pesquería de perlas, a que fue el Federmann; y aunque en Coquibacoa le llegaron dos navíos con lo necesario para poblar, no lo hizo y resolvió ir hacia el río grande de la Magdalena, saliendo en su demanda por el mes de junio del año mil quinientos y treinta y seis con ducientos hombres de a pie y de a caballo; y pasando la laguna de Maracaibo entró en el valle de Tocuyo, que corre Norte-Sur legua y media de largo y media de ancho, donde después pobló el Licenciado Carvajal; y prosiguiendo halló a Barquisimeto (en que se fundó adelante la Nueva Segovia).

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Las conquistas del Perú se iban mejorando y el Marqués don Francisco Pizarro pobló a San Miguel de Piura, a veintinueve de septiembre de mil quinientos y treinta y dos, que fue la primera ciudad del Perú y la segunda del Cuzco, en donde dio despacho a don Sebastián de Belalcázar (que le había asistido a todo en puesto de Capitán) de Teniente de a Ciudad de San Miguel y para la conquista de la Provincia e Quito, a que entró con ochocientos hombres y fundó la Ciudad de San Francisco del Quito el año de 1534 (2), antes que el don Francisco Pizarro fundara la ciudad de los Reyes de Lima, que fue a 18 de enero de 1535 (3), y en este año mudó a Quito su fundador a otro sitio, en donde tuvo noticia de las Provincias de Pasto y Popayán, sujetas a dos caciques hermanos, Calambaz y Popayán, y con nuevo despacho que se le dio en Lima a 19 de noviembre del mismo año, el siguiente de 1536 salió con trescientos hombres a su descubrimiento y fundó la ciudad de Popayán (que tomó el nombre del cacique de su distrito) en dos grados y medio de la Equinoccial, al pie de la cordillera, junto al nacimiento del río de Cauca, entonces con nombre de villa, que el de ciudad se le concedió a 25 de junio de 1538, y el de 1547 le hizo obispal, y fue su primer Obispo don Juan de Valle, y segundo don fray Agustín de Coroña, agustiniano, llamado comúnmente el Obispo santo, como adelante se volverá a decir; y en esta ciudad de Popayán hizo asiento el don Sebastián de Belalcázar, de donde envió al Capitán Miguel Muñoz al valle de Cali, y a Pedro de Añasco, con cuarenta hombres de a caballo y cuarenta de a pie, a descubrir la Provincia del Nuevo de Granada con el nombre de El Dorado, y en su seguimiento con refuerzo de gente, a Juan de Ampudia, que pobló al año de 1536 la villa de Ampudia, despoblada luégo por orden de don Sebastián de Belalcázar, que los vino siguiendo con mayor carruaje y deseo de encontrar con la mar del Norte para irse a España, y de camino pobló la ciudad de Cali, treinta del mar del Sur y puerto de Buenavetura, que en el mismo año de 1537, a 25 de julio, mudó Miguel Muñoz al pie de la cordillera, donde permanece en un valle de quince leguas de ancho y cuarenta de largo, por donde pasa el río Cauca; y poco después fundó la ciudad de San Juan de Pasto y revolvió don Sebastián de Belalcázar a Popayán, y della a las provincias de Armas, Anserma y Timaná, y en ésta última hizo un pueblo nombrado como la Provincia, Timaná, dejando al Capitán Pedro de Añasco para que le gobernara, y prosiguió hasta el Nuevo Reino de Granada, donde concurrió con los Generales don Gonzalo Jiménez de Quesada y Nicolás Federmann, que cada uno pretendió tocarle el sitio, y se convinieron conservando al que había poblado en él con calidad de que la gente de Venezuela y del Perú que quedase, fuesen reputados para el honor y para el provecho por conquistadores y partícipes de las conveniencias, como la de Santa Marta con que don Gonzalo Jiménez de Quesada, en presencia de todos los tres campos y los dos Generales, volvió a hacer nueva fundación de Santafé, con nombre de villa y solemnidad de posesión, y los otros actos jurídicos que se acostumbran en nuevas poblaciones en principio de abril del año de 1539, ampliando la repartición que tenía hecha de solares, cuadras y tierras; porque se había continuado en la primera población el gobierno militar que hasta allí le mudó a político y ciudadano, formando cabildo y nombrando alcaldes y regidores y conviniendo los tres Generales de irse a

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España, dispusieron el viaje y los bajeles para bajar el río, y bien acompañados partieron de Santafé, 12 de mayo, habiendo, a 8, dado despachos el Quesada a Gonzalo Suárez Rendón y Martín Galeano para poblar en Tunja y en Chipatá, y dejando el gobierno universal a Hernán Pérez de Quesada, que acabó la repartición de tierras y hizo la de las encomiendas de indios.

Escudo de Armas de San Francisco de Quito

Y don Sebastián de Belalcázar envió al Capitán Juan de Cabrera a poblar la villa

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de Neiva. Llegados los tres gobernadores a Cartagena se difundió en ella la fama de la riqueza del Nuevo Reino de Granada, y llegó a Santa Marta, donde gobernaba en interin Jerónimo Lebrón, que trató luégo de subir a lo nuevamente descubierto por comprendido en su jurisdicción, con ruidosas prevenciones que movieron a don Gonzalo Jiménez de Quesada a contradecírselo y enviarle a hacer requerimientos que no aprovecharon, pues no obstante subió, aunque no fue admitido.

Martín Galeano, ejecutando su comisión para poblar, fue al valle de Ubaza y fundó, en 3 de julio de 1539, la ciudad de Vélez, junto al río de Suárez; y en 14 de septiembre la trasladó al valle de Chopatá, donde permanece; y Gonzalo Suárez Rendón fundó la de Tunja, a 6 de agosto del mismo año (4), Con que se pasa a describir los primeros descubridores, con quistadores y pobladores del Nuevo Reino de Granada, empezando por los del General don Gonzalo Jiménez de Quesada, que son los primitivos, por haber entrado el año de 1538, y prosiguiendo con los que se quedaron de los otros dos Generales, Nicolás de Federmán y don Sebastián de Belalcázar, que concurrieron el de 1539, y no se gradúan por sus calidades y méritos, sino por orden de abecedario, porque con menor prolijidad se halle el que se buscare, y de paso quedará advertido algunos de los que no dejaron sucesión. (1) El 15 de junio de 1538, cincuenta y dos días antes de la fundación de

Santafé, componían el Real de Nuestra Señora, en la sabana de Bogotá, ciento setenta y cuatro conquistadores. Don Moisés de la Rosa, en su estudio ''Los conquistadores de los Chibchas," trabajo leído en la Academia Colombiana de Historia el día 1º de febrero de 1935, dice: "De los siento ochenta expedicionarios que en el Valle de La Grita principiaron la campaña contra el imperio de los chibchas, al finalizar la misma habían muerto por distintas causas los siguientes: Juan Gordo, un el pueblo de su nombre (Suesca); Andrés de Murcia, "cuando estaban ganadas algunas piedras y oro no sino poco," es decir, entre la llegada de la expedición a Gachetá y el saqueo de los tesoros del Zaque en Tunja; "Jiménez que murió habrá obra de un mes después de ganado el oro," es decir; unos treinta días posteriores al mencionado saqueo, y tres rodeleros: Martín, Bravo, Villalobos y Valle, perecidos los dos primeros en las jornadas contra los panches. Total seis expedicionarios que bajados de los ciento ochenta aludidos, dejan un número de ciento setenta y cuatro conquistadores que integraban el Real de Nuestra Señora de la Esperanza, en la sabana de Bogotá, el 15 de junio de 1538, cincuenta y dos días antes de la fundación de Santafé." (Moisés de la Rosa, "Los conquistadores de los Chibchas," 29 páginas, Bogotá, Imprenta Nacional, 1935).

(2) 15 de agosto de 1534. (Véase José Rumazo y González, ''Libro primero de Cabildos de Quito,'' tomo I, páginas 25 y 45, Quito; Cándido Briz

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Sánchez, impresor, 1934). (3) Véase Concejo provincial de Lima, ''Libros de Cabildos de Lima,'' libro

primero (1534-1539), descifrados y anotados por Bertram T. Lee, páginas 13 y siguientes, Lima, Impresores Torres Aguirre, 1935.

(4) Enrique Ortega Ricaurte, ''Libro de Cabildos de la ciudad de Tunja. 1539-1542," páginas 3 a 12, Bogotá, Imprenta Municipal, 1941.

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Lista de los que consiguieron el descubrimiento del Reino de Granada con el General don Gonzalo

Jiménez de Quesada, en el año de 1538.

A

Alonso Gómez Hiel de la Tierra y Sequillo, avecindado en Vélez (1).

Alonso de Aguilar, vecino de Tunja y natural de Hiniesta.

Alonso de Morales, avecindado en la ciudad de Tunja; no dejó sucesión.

Alonso Gascón, vecino de Vélez y su primer Alcalde ordinario.

Alonso Manchado, avecindado en Vélez.

Alonso Hernández de Ledesma, uno de los que poblaron a Vélez.

Alonso Domínguez Beltrán, Encomendero, en Vélez (2).

Alonso Martín, portugués, avecindado en Tunja; no dejó sucesión.

Andrés Vásquez de Molina, Encomendero de Chocontá, en el distrito de Santafé; no tuvo hijos legítimos, y así le sucedió en la encomienda su mujer doña Catalina Quintanilla.

Antonio de Olalla, Alférez General.

Antonio Díaz Cardoso, uno de los Capitanes (3).

Antonio de Lebrija, otro Capitán; no dejó sucesión.

Antonio Bermúdez, hijodalgo, soltero, Encomendero de Choachí, en la jurisdicción de Santafé, que vacó por haber ido por Contador Oficial Real de Cartagena; fue uno de los primeros regidores de Santafé.

Antón Rodríguez Cazalla, vecino de Tunja.

Antonio de Castro, avecindado en Tunja.

Antonio Pérez. vecino de Vélez y uno de sus primeros regidores.

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Antonio Fernández, portugués, avecindado en Vélez; sin sucesión.

B

Baltasar Moratín, uno de los primeros regidores de Vélez.

Bartolomé Camacho Zambrana, vecino de Tunja.

Bartolomé Sánchez Suárez.

Benito Caro.

Bravo; no dejó sucesión; diéronle muerte los indios panches.

C

Cáceres, avecindado en Tunja; sin sucesión.

D

Fray Domingo de Las Casas, religioso de la Orden de Predicadores, que se volvió a España con el General.

Diego de Paredes Calderón, vecino, Encomendero en Tunja.

Diego Romero, vecino, Encomendero en Santafé.

Diego de Torres, en Pamplona.

Diego Martín Hiniesta.

Diego López.

Diego Calvache, avecindado en Tunja; sin sucesión.

Diego de Segura.

Diego Sánchez Paniagua entró de soldado ballestero; natural de Alia; sin sucesión.

Domingo de Aguirre; sin hijos.

E

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Esteban de Albarracín, vecino, Encomendero en Tunja.

F

Francisco Gómez de Feria, Encomendero en Santafé.

Francisco de Figueredo, Encomendero de Cipacón, en Santafé; que por no tener hijos legítimos le sucedió doña Eufrasia de Santiago, su mujer, en la Encomienda.

Francisco de Tordehumos, natural del lugar de su apellido, Encomendero de Cota, en el distrito de Santafé, en que por no haber tenido hijos le sucedió su mujer doña María de Santiago, hermana de la antecedente.

Francisco Salguero, Encomendero de Mongua, jurisdicción de Tunja; casado con doña Juana Macías de Figueroa; sin hijos; fundaron el convento de Santa Clara de aquella ciudad, que fue el primero que hubo en el Nuevo Reino de Granada, siendo ella la primera profesa y prelada, separados voluntariamente.

Francisco Rodríguez, Encomendero de Soracá, en Tunja, y su Regidor.

Francisco Núñez Pedroso, Encomendero en Tunja y Capitán, poblador de Mariquita.

Francisco Hernández Ballesteros.

Francisco Díaz.

Francisco Ruiz.

Francisco de Mestanza, Encomendero de Pasca, en Santafé, que se le quitó por malos tratamientos de indios y se fue a residir en la ciudad de Mariquita, donde tuvo otra encomienda, y murió sin hijos.

Francisco de Silva, avecindado en Tunja; no tuvo más que hijos naturales.

Francisco Fernández, de los primeros regidores de Vélez y fundador de la ciudad de Ocaña.

Francisco Martínez, Encomendero de Viracachá, en Tunja, en que le sucedió su mujer Francisca Martínez, por no tener hijos.

Francisco de Villaviciosa, avecindado en Tunja; sin sucesión.

Francisco Lozano.

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Francisco Medrano, vecino de Santafé; sin sucesión.

Francisco de Montoya, en Tocaima.

G

Gonzalo Suárez Rendón, Capitán de infantería de la conquista y tercer futurario de General; fundador de 1a ciudad de Tunja y Gobernador en interin del Nuevo Reino de Granada, en que proveyó encomiendas de indios.

Gonzalo García Zorro, Alférez General de los navegantes, Encomendero en Santafé.

Gonzalo Macías, en Tunja.

Gómez de Cifuentes, Encomendero, en Tunja.

Gómez del Corral, en Tunja.

Gerónimo Aguayo, que bajó a la costa y volvió con Gerónimo Lebrón, como en su lista se repite.

Gerónimo de la Inza, Capitán de macheteros o gastadores, uno de los primeros Alcaldes de Santafé; no paró en este Nuevo Reino.

García del Hito, avecindado en Tunja; sin sucesión.

Gaspar Méndez, Encomendero de Teusacá, en Santafé.

Gil López, soldado de a caballo y escribano del ejército.

Gonzalo Fernández Gironda, en Santafé.

H

Hernán Pérez de Quesada, hermano del General y Alguacil Mayor del ejército; gobernó en interin el Nuevo Reino de Granada con título de Teniente; no fue casado.

Hernán Venegas Carrillo Manosalvas, Encomendero de Santafé.

Hernando de Prado (hermano del Capitán Juan de Céspedes); sin más hijos que uno natural que le sucedió en la Encomienda que tuvo en el distrito de Tocaima.

Hernando de Escalante, primer Alguacil Mayor de Tunja.

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Hernando Navarro.

Hernán Gómez Castillejo, natural de Córdoba; Encomendero de Suesca, en Santafé, y por no tener hijos le sucedió en la Encomienda Catalina Gaitán, su mujer, y por muerte desta se dio a Pedro Fernández del Busto.

Higueras, sin sucesión, ni más noticia dél.

J

Juan de Lezcanez, clérigo, natural del pueblo de Moratalla.

Juan del Junco, primer futurario de General y Regidor de Tunja, fue a la isla Española, donde dejó sucesión.

Juan de Céspedes, Capitán de a caballo.

Juan de San Martín, uno de los primeros Regidores de Santafe; no paró en esta tierra.

Juan Tafur.

Juan de Montalvo; fue Teniente y Justicia Mayor de la ciudad de La Palma (dejando en Santafé la Encomienda que tenía), adonde volvió, vivió y murió sin ella el año de 1597, siendo el último de los primeros conquistadores que vivía, fue casado con Elvira Gutiérrez y no tuvieron hijos, y ambos están enterrados en la iglesia del convento de monjas de La Concepción, de Santafé; fueron los primeros casados que entraron en el Nuevo Reino de Granada por haber bajado el Montalvo a la costa por su mujer y vuelto con ella, que era natural de la ciudad de Santo Domingo, de la isla Española, hija legítima de Cristóbal de Baeza, y él era natural de la ciudad de Toledo; hijo legítimo de Pedro de Montalvo y de doña María de Galaz.

Juan de Olmos, en Santafé.

Juan de Ortega, el Bueno, Encomendero de Zipaquirá, en la jurisdicción de Santafé, en que le sucedió Juan de Ortega, hijo natural, en virtud de Real Cédula que lo dispensó con los primeros conquistadores; era hermano del primero Diego de Ortega, que dejó en Santafé fundación considerable para casar doncellas, y el patronato al Cabildo y el nombramiento de Alcalde más antiguo, y un Regidor, el prior de Santo Domingo y el guardián de San Francisco.

Juan Gómez Portillo, en Santafé.

Juan de Torres Contreras, Encomendero de Turmequé, en Tunja.

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Juan de Salamanca, en Tunja.

Juan Rodríguez de Olmo, vecino de Tunja; sin hijos legítimos, y en Ibagué.

Juan Rodríguez Parra, en Tunja; sin hijos legítimos.

Juan López, Encomendero de Sáchica, en Tunja.

Juan de Quincoces de Llana, hombre noble, Encomendero de Furaquirá, en Tunja; dejó hijos naturales.

Juan Sánchez de Toledo y Melo, Encomendero Gachancipá, en Santafé, de que hizo dejación, y después Encomendero de La Palma.

Juan Gómez, en Santafé.

Juan de Güemes, Encomendero de Subachoque, en Tunja, en que le sucedió su mujer Juana Flórez, por no tener hijos.

Juan Rodríguez Gil. en Tunja.

Juan Valenciano, Cabo de escuadra de Gonzalo Suárez Rendón; tuvo Encomienda en Los Remedios, y se fue a España sin dejar sucesión.

Juan Gutiérrez de Valenzuela, en Vélez.

Juan de Alcalá o Alala, en Santafé.

Juan de Torres, otro que el nombrado, Encomendero en Santafé.

Juan Rodríguez de Benavides, primer Escribano de Cabildo en Santafé.

Juan Martín Hiniesta.

Juan de Pineda, en Tunja, y Alcalde ordinario en su fundación.

Juan de Puelles, vecino de Santafé.

Juan de Frías.

Juan Ramírez de Hinojosa, en Tocaima.

Juan de Madrid, valeroso y discreto, Encomendero de Pesca, en Tunja; padre de Pedro Daza de Madrid, que se pone en su lugar; hay quien dice que murió en el camino.

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Juan Alonso de la Torre, en Vélez.

Juan Castellanos; volvió a Santa Marta y después tornó a este Reino con don Alonso Luis de Lugo.

Juan Gordo, que le hizo dar garrote el General al principio de la conquista, y así no dejó sucesión.

Juan Bautista Graso, Encomendero de parte de Chocontá, en Santafé; sin hijos.

Juan García Manchado; dejó hijos naturales en Tunja.

Juan Fernández, portugués, vecino de Tunja; sin su cesión.

Juan de Prado, en Vélez, de los Regidores de su fundación.

Juan Montañés, en Tunja; sin sucesión.

Juan Trujillo, en Santafé; sin hijos.

Jorge de Olmeda, en Tunja, y su Alcalde ordinario en su fundación

L

Lázaro Fonte vino de España a Santa Marta por Capitán e un navío y de ducientos hombres; asistió al descubrimiento y conquista del Nuevo Reino de Granada, y en Santafé, nombrado por uno de sus primeros Regidores, y después se fue a Quito, donde murió.

Lozano de la Torre, avecindado en Tunja, donde murió; sin sucesión

Luis de Manjarrés; se volvió a Santa Marta y de ella dio vuelta con Jerónimo Lebrón, en cuya lista se repite.

Luis Gallegos.

Luis Hernández, Encomendero de Ture, en Vélez.

M

Martín Galeano, fundador de la ciudad de Vélez.

Martín Hernández de las Islas, Encomendero de Tunja.

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Martín Sánchez Ropero, Encomendero en Tunja, dejó hijos naturales.

Martín de Aguirre, en Tunja; sin sucesión.

Martín de Ugarte, lo mismo.

Martín Pujol.

Mateo Sánchez Cogolludo, Encomendero de Ocavita, en Tunja.

Marcos Fernández, en Vélez, de sus primeros Regidores.

Miguel Sánchez, Encomendero de Onzaga, en Tunja.

Miguel de Partearroyo, Encomendero en Tunja.

Miguel Seco Moyano, Encomendero en Vélez y su primer Alguacil Mayor; sucedióle en la Encomienda, por haber muerto los indios della, Beatriz Osorio, su mujer, que a volvió a casar con Juan de Castro.

Miguel de Otáñez, en Mariquita.

N

Novillero; no dejó sucesión, ni hay más razón dél.

P

Pedro Colmenares.

Pedro Fernández de Valenzuela, hijodalgo de sangre y natural de la ciudad de Córdoba, primo hermano de Henán Venegas; trajo gente a su cargo y se volvió a su patria sin dejar sucesión legítima, aunque la tuvo natural, y se hizo clérigo.

Pedro Rodríguez Carrión de los Ríos Mantilla, Encomendero de Iguaque, en Tunja, donde dejó hijos naturales Montañés, y murió en Cartagena, yendo a España.

Pedro Rodríguez de León, Encomendero de Chusbitá y Sagra, en Tunja.

Pedro Bravo de Rivera, Encomendero de Chivatá, en Tunja.

Pedro Ruiz Herrezuelo, Encomendero de Panqueba, en Tunja (hermano de padre y madre del Oidor Juan Montaño, de Sebastián Herrezuelo y otros y de Leonor Ruiz Herrezuelo, mujer de Juan de Torre, como se dice en el árbol de Gómez de

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Cifuentes); fue casado con doña Catalina de Carvajal; sin hijos.

Pedro Núñez Cabrera, Encomendero de Bonza, en Tunja.

Pedro de Mestanza, Encomendero de Cajicá, en Santafé; sin hijos.

Pedro del Acebo Sotelo, Secretario del General; volviese a Santa Marta y después al Nuevo Reino de Granada con don Alonso Luis de Lugo, en cuya lista se repite; fue Procurador de causas de su Real Chancillería y Encomendero de Topaipí, en La Palma, en que le sucedió Lorenzo Sotelo.

Pedro Yáñez, portoes o portugués, Encomendero en Tunja.

Pedro Gómez de Orozco, Encomendero en Tunja; mudado a Pamplona.

Pedro García de las Cañas.

Pedro López de Monteagudo; por no tener hijos, le sucedió en la Encomienda de Cuítiva y Tupia, en Tunja, su mujer doña Isabel de Quesada, que después lo fue de don Cristóbal de Rojas.

Pedro Daza de Madrid, Encomendero de Pesca, en Tunja.

Pedro de Salazar, primer Escribano de Cabildo de Vélez; no fue casado.

Pedro Ruiz Corredoa, en Tunja.

Pedro Vásquez de Loaysa.

Pedro Briceño, Tesorero de la Real Hacienda, en Santafé.

Pedro Sánchez de Velasco, en Tunja.

Pedro Gutiérrez de Aponte, en Vélez.

Pedro Hernández en Vélez.

R

Rodrigo Suárez Sabariego, hermano de González Suárez Rendón.

Rodrigo Yáñez, en Vélez.

Ruano, sin sucesión ni otra memoria.

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S

Salvador de Umbría, en Tunja; sin sucesión.

Simón Díaz, en Tunja; sin sucesión.

Sedano, lo mismo.

V

Villalobos, sin más noticia que haberle muerto los indios panches.

X

Cristóbal Arias de Monroy, Encomendero de Machetá y Tibirita, en Santafé.

Cristóbal Bernal, Encomendero de Sesquilé, en Santafé.

Cristóbal de Roa, Encomendero de Sutatenza, en Tunja.

Cristóbal de Ruiz, Encomendero en Santafé.

Cristóbal Rodr primer Encomendero de Suesa, en Santafé; sin sucesión.

Z

Zegarra, en Tunja; dejó hijo natural.

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Lista de la gente que se quedó del General Nicolás de Federmann, que entró al Nuevo Reino de

Granada, de la provincia de Venezuela, año de 1539.

A

Alonso de Olalla Herrera, Encomendero de Santafé.

Alonso Ramírez de Arellano Poveda, en Vélez.

Andrés de Ayala, en Tunja.

Antón de Palma, en Santafé.

Antón García, en Tunja.

Antón de Gante, en Tunja.

Antón Flamenco, Encomendero, en Santafé.

Antonio Ruiz o Núñez, sin sucesión ni otra memoria dél.

Alderete, en Tunja.

B

Bartolomé Hernández de León, en Vélez.

Bartolomé González, en Vélez.

Bernabé Méndez, en Tocaima.

D

Diego Rodríguez de Valderas, Encomendero en Ubaté, distrito de Santafé.

Diego Sánchez Castilbianco, en Tunja.

Diego Ortiz, en Vélez.

Diego de Espinosa, en Mariquita.

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Diego de Huete, en Vélez, de sus primeros Regidores.

Diego de la Oliva.

Diego Franco, en Vélez.

Diego Fernández de Madrigal, en Santafé.

Domingo Lozano, que se halló en el saco de Roma con el General Borbón; fue Encomendero en Ibagué; fundó la ciudad de Buga en la Provincia de Popayán, y su hijo Domingo Lozano la de San Vicente de Páez, donde los indios le dieron muerte.

Domingo Ladrón de Guevara, Encomendero en Santafé.

F

Francisco Ortiz, en Tocaima.

Francisco Alvarez de Acuña, en Santafé.

Francisco de Murcia, en Vélez.

Francisco de Aranda, en Vélez.

Francisco Maldonado Dorado del Hierro, en Santafé.

Francisco de Monsalve, Encomendero de Guacamayas, en Tunja.

G

García Calvete de Haro, en Vélez.

García Cabezón, en Santafé; natural de Villahamete, en Portugal; sin hijos; fuélo de Juan García y de María Cabezón.

Gaspar de Santafé, en Tocaima.

Gerónimo Hernández Herreño, en Vélez.

Gonzalo de Vega, en Vélez.

Gonzalo García, vecino de Vélez y de Tunja.

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148

H

Hernando de Alcocer, Encomendero de Bojacá, en Santafé; natural de la ciudad de Jaén, en Andalucía; hijo legítimo de Francisco de Alcocer y de Francisca de la Dehesa; no tuvo hijos de dos matrimonios; el primero con Giomar de Sotomayor y el segundo con doña Inés Galeano, que le sucedió en la Encomienda.

Hernando Gallegos, soltero, en Vélez.

Hernando de Montenegro, en Tocaima.

J

El Bachiller Juan Verdejo, que fue el primer cura que tuvo la ciudad de Santafé y trajo de Caracas las primeras gallinas al Nuevo Reino de Granada.

Juan de Avellaneda, fundador de San Juan de los Llanos y Encomendero en Ibagué.

Juan Fuerte, en Santafé.

Juan de Rivera, Encomendero de Machetá, en que por falta de hijos le sucedió doña María de Salazar, su mujer, que lo fue después del Capitán Francisco Dalva.

Juan de Castro, en Tunja.

Juan de Villanueva, Encomendero de Ocavita, en Tunja que a falta de hijos le sucedió su mujer María Sáenz de Morales, y la dejó para que se diese a Juan de Lizarazu, sobrino del marido.

Juan Quintero.

Juan Mateos, en Tunja.

Juan Martín Hincapié, en Vélez.

Juan Peronegro, en Vélez; sin hijos legítimos; tuvo en Inés, india, a Juan Peronegro.

L

Lorenzo de Villaspasas, Encomendero en Tocaima y haber muerto sin hijos le cedió la Encomienda a Pablos Navarro.

Luis Lanchero (4).

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149

Luis Caro, natural de Sevilla.

M

Mateo Sánchez Rey, Encomendero en Santafé.

Maese Francisco, vecino de Santafé; no tuvo más hijos que en una india a Miguel Francisco y a Isabel de Aguiar.

Melchor Ramírez de Figueredo, en Vélez.

Miguel Holguín de Figueroa, en Tunja.

Miguel de la Puerta, En Tocaima.

N

Nicolás de Troya, soltero; tuvo hijos naturales a Catalina de Troya y Juan de Troya.

Nicolás Alemán; tuvo una hija que casó en Tocaima con Matías Esporquil, flamenco.

O

Ortún Ortiz, que vino a Santa Marta con García de Lerma y fue de los que la poblaron, y pasó a la conquista de Venezuela y de ella a la del Nuevo Reino de Granada y se avecindó en Tunja, donde dejó hijos naturales, y uno de ellos fue Antonio Ortiz de Godoy (clérigo), y otro, Juan Ortiz de Godoy, Encomendero, en sucesión de su padre, de Cómeza y Cosquetiva; casado con Bárbara de Castellanos, hija de Agustín de Castellanos, y tuvieron por hijo y sucesor de la Encomienda a Juan Ortiz de Arce; fue mujer de Ortún Ortiz Elvira de Tena.

P

Pedro de Miranda, Encomendero de Síquima y Tocarema, en el distrito de Santafé, que por no tener hijos le sucedió en la encomienda María de Avila, su mujer, que después lo fue de Aristoy.

Pedro de Zea, en Tunja.

Pedro de Porras, en Tunja.

Pedro Fernández Bolegán, en Tunja.

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150

Pedro de Limpias, Capitán explorador en la entrada.

Pedro Sánchez Valenzuela, en Ibagué.

Pedro de Aranda, en Vélez.

Pedro Rodríguez de Salamanca, hijodalgo, sin hijos; Encomendero de Chita y la Sal, que por su muerte se dio la Encomienda a don Gonzalo Jiménez de Quesada.

Pedro de Molina; sirvió al Rey en la ciudad de Santo Domingo de la isla Española con García de Lerma, con quien pasó de España y de allí a Venezuela con Miser Ambrosio, y después con Nicolás Federmann entró en el Nuevo Reino de Granada y fue a la jornada de la Casa del Sol, y con HernánVenegas a poblar la ciudad de Tocaima, donde se avencindó; tuvo un hijo mestizo llamado Francisco de Molina.

Pablo Navarro, en Tocaima.

S

Sebastián de Almarcha, en Santafé, y su Alcalde Mayor; dejó una hija natural.

Sebastián de Porras, en Ibagué.

V

Fray Vicente de Requejada, religioso agustino.

X

Cristóbal de San Miguel, en Tunja.

Cristóbal Gómez Nieto, Encomendero de Tabio, en Santafé.

Cristóbal de Toro, Encomendero de Chinga, en Santafé; no tuvo hijos, aunque fue casado con Francisca de Pedrosa, ambos naturales de la ciudad de Toro, junto a Zamora, y el hijo legítimo de Hernando Vizcaíno y de Isabel Hernández, y ella hija de Cristóbal de Argujillo y de Juana de Toro, su mujer; y el Cristóbal de Toro y la suya estuvieron casados treinta y ocho años y ella dejó por heredera a Isabel de Toro, que crió; también crió a Isabel de Valenzuela, la antigua; él fue a España por la Francisca de Pedrosa y la trajo; no sabía escribir y tuvo tenería.

Cristóbal de Angulo, avecindado en Vélez.

Cristóbal de Miranda, Encomendero de indios panches.

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151

Cristóbal de Oro, en Vélez.

Cristóbal de Zamora, en Tocaima.

Señor Capitán: SEBASTIAN DE BELALCAZAR, Fundador de San Francisco de Quito, Popayán y Cali.

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152

Gente del General don Sebastián de Belalcázar que quedó en el Nuevo Reino de Granada, año de 1539.

A

Antón de Esquivel, Encomendero de Foaca, en Tunja.

Antón Luján.

B

Baltasar Maldonado, Encomendero de Duitama, en Tunja.

F

Francisco Arias Maldonado, Encomendero en Sora y Tinzacá, en Tunja.

Francisco de Céspedes, Encomendero de Mesua, Tunjaque y Suaque, en el distrito de Santafé, sin hijos, con que le sucedió en la Encomienda su mujer Isabel Galeano, que fue cuatro veces casada; él había sido Alguacil Mayor de Santafé y era hijo legítimo de Juan Sánchez de Céspedes y de Isabel Diaz; el padre, natural de la ciudad de Mérida, de Extremadura, y la madre de la ciudad de Antequera; dejó por hijo natural y de una india a Juan de Céspedes, llamado el Jinete, por ser hombre de a caballo.

G

Gonzalo de la Peña, en Tunja.

H

Hernando de Rojas, en Tunja.

J

Juan Muñoz de Collantes, en Santafé.

Juan de Avendaño, en Tunja.

Juan Díaz Hidalgo, Encomendero en Tocaima.

Juan de Cuéllar.

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153

Juan de Arévalo, el más antiguo Alcalde ordinario de Santafé; no paró en ella; era deudo de Belalcázar, Encmendero en Tibaguyas y Galembaima.

Juan Burgueño.

Juan Gascón, en Tunja.

L

Luis de Sanabria.

Lope de Orozco, Encomendero de Pamplona.

M

Martín Yáñez Tafur, en Tocaima.

Melchor de Valdés, Maese de Campo de Belalcázar, avecindádose en Ibagué.

Cristóbal Rodríguez. (1) Jiménez de Quesada en su ''Memoria'' le da el puesto 28 entre 53, y

dice: ''Alonso Gómez Sequillo vive en Vélez, tiene muy mal de comer porque tiene muy pocos indios, aunque han sido hartos más en tiempos pasados.''

(2) De este conquistador dice el Licenciado Jiménez de Quesada: "Vive en Vélez, es hombre que en el pueblo donde vive tiene alguna calidad y tiene para en aquel pueblo bien de comer.''

(3) El Mariscal Jiménez de Quesada da a este ilustre conquistador en su " Memoria" el quinto puesto entre los cincuenta y tres que citó, y dice: "El Capitán Antonio Cardoso tiene calidad, aunque no entró por uno de los ocho Capitanes que entraron conmigo; él, antes de este descubrimiento, había sido Capitán y vive en Santafé y tiene harto bien de comer en un repartimiento que tiene llamado Suba y Tuna, en que habrá novecientos o mil indios.''

(4) Fundador de la ciudad de La Trinidad de los Muzos.

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154

Segundos del Perú

Los tres siguientes vinieron solos del Perú un mes después que el don Sebastián de Belalcázar.

García Arias Maldonado, Encomendero en Tunja.

Juan de Orozco.

Pedro Vásquez de Loaisa, en Tunja.

Venida del Gobernador Jerónimo Lebrón

Resuelto Jerónimo Lebrón a subir al Nuevo Reino de Granada con pretensión de comprender en distrito de su gobierno de Santa Marta, salió de ella a los primeros de enero del año de 1540 con cien soldados en siete bergantines y tres canoas, y por Capitán Alonso Martín y ducientos homres por tierra, trayendo por su teniente a Ortún Velásquez de Valasco y por Maese de Campo a Jerónimo Aguayo, cordobés, Juan Ruiz de Orejuela y Capitanes Luis de Manjares, Gregorio Suárez y Millán; y en la boca del río de Carare se juntaron los de tierra con los navegantes y prosiguieron con notables penalidades hasta fines de junio, que llegaron a la ciudad de Vélez, siendo Alcalde Alonso de Poveda, que con los del Cabildo recibió por Gobernador a Jerónimo Lebrón y dieron aviso a Santafé a Hernán Pérez de Quesada, que no obstante haberlo sentido, envió a Antonio de Olalla y Guzmán de Avellaneda a darle la bienvenida y examinar los despachos en si expresaban y comprendían a este Nuevo Reino de Granada; y después se escribieron el uno al otro en sus pretensiones y asentaron vistas junto a Tunja, acercándose con gente unos y otros, y en su porfía casi llegaran a las armas hasta que mediada la diferencia se remitió al Cabildo de la ciudad de Tunja, que declaró por no bastantes los recados de Jerónimo Lebrón, que se volvió a Santa Marta, vendiendo bien lo mucho que traía, en que se le recompensó el rechazo.

Fue el primero que trajo trigo, cebadas y otras semillas y asímismo las primeras mujeres españolas, que, fueron: Elvira Gutiérrez, mujer de Juan de Montalvo; Isabel Romero, mujer de Juan Lorenzo, la cual parió en el río de la Magdalena a doña María de Céspedes, que fue mujer de Lope Rioja, como la otra del Capitán Juan de Céspedes, y los primeros que se casaron en este Nuevo Reino; doña Catalina de Quintanilla, mujer de Francisco Gómez de Feria, los segundos casados en esta tierra y Leonor Gómez, mujer de Alfonso Díaz, Encomendero de la Serrezuela, en la jurisdicción de Santafé.

Prosiguió Hernán Pérez de Quesada su gobierno, y acusado falsamente el cacique de Tunja, Michua, sucesor de Quimuinchatecha, de que se quería rebelar, le procesó y le hizo cortar la cabeza. Emprendió y comenzó la jornada de la Casa del Sol, que fue dilatada y perdida, dejando el gobierno a Gonzalo Suárez Rendón, que por ello y por revalidación de las ciudades le tuvo y dio Encomienda, y envió el

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155

año de 1541 a Jerónimo de Aguayo que fundase en Tequia la ciudad de Málaga (1), poniéndole el Rendón el nombre de devoción de su Patria; y el Jerónimo Aguayo la fundó a fin de este año o principio de 1542, y de la gente que trajo Jerónimo Lebrón se quedaron en el Nuevo Reino de Granada los de la minuta siguiente.

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Lista de la gente que quedó en el Nuevo Reino de Granada, de la que entró el Gobernador Jerónimo

Lebrón el año de 1541.

A

Antonio Ruiz, Encomendero de Gachancipá, de Santafé.

Antón de Santana, en Tunja, Encomendero de Suta y Chiquinquirá, en que por no tener hijos le sucedió su mujer Catalina García de Irlos, y la dejó para que se diese a Francisco de Aguilar Santana, sobrino de Antón de Santana y de su hermano Hernando de Santana.

Antón Pérez de Lara, o Deldra.

Antonio de Rodas, en Ibagué.

Antón Pérez, portugués.

Alonso García Matamoros.

Alonso Martín, en Tunja.

Alfonso Díaz, Encomendero de la Serrezuela, en Santafé.

Alvaro Vicente.

Andrés Jorge, en Tunja.

Andrés Martín, en Santafé.

Alejo, en Santafé, sin más noticia dél.

Ambrosio del Campo, en Santafé.

Antón de Salas, en Santafé.

Antonio Portillo, en Tocaima.

Alonso de Hoyos, en Tunja.

Andrés de Valenzuela.

Antón López Camareña, sin sucesión; tuvo en depósito por Pedro de Ursúa, siendo Teniente de Gobernador del Nuevo Reino de Granada, la encomienda de

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157

indios de Cacaima, y por su muerte los dio el Gobernador Miguel Díaz de Armendáriz a Francisco Maldonado del Hierro.

E

El Licenciado de la Cueva.

D

Diego García Matamoros.

Diego de Paredes Calvo, Encomendero de Sunuba, en Tunja; sin sucesión; entró por Cabo de escuadra.

Diego Rincón, que fue de los de Quesada y bajó con él a osta.

Diego García Pacheco, en Tunja.

Diego de Partearroyo, en Tunja.

F

Francisco Melgarejo, en Tunja.

Francisco Alvarez de Acevedo, en Tunja.

Francisco Hernández Hermoso, en Tunja.

Francisco Arias.

Francisco Díaz.

Francisco Ruiz, en Vélez.

Francisco de Chinchilla.

Francisco Lorenzo, en Santafé.

Francisco Velásquez.

Francisco de Andrada.

Francisco de Benavides.

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158

Fernando Alvarez de Acevedo; fue el primero que trajo de la isla de la Margarita, por tierra de los Llanos, el primer ganado vacuno que entró en el Nuevo Reino de Granada.

G

Gonzalo de León, Encomendero de Simijaca, en Santafé. Gregorio Suárez de Deza, en Tunja; entró por Capitán. Jerónimo de Aguayo, caballero cordobés que había venido de los primeros, y vuéltose a la costa, de donde subió por Capitan y maese de Campo de Jerónimo Lebrón, y se avecindó en la ciudad de Tunja, y fue el primero que en su distrito Sembró y cogió trigo.

Gaspar Delgadillo.

H

Hernando de Santana.

Hernán Velásquez.

Hernando de Mora, en Tocaima.

I

Iñigo López, en Tunja.

J

Juan de Angulo, en Vélez; entró por Capitán.

Juan Gamboa, en Vélez.

Juan de Tolosa, en Vélez.

Juan de Barrero, en Tunja.

Juan de Moscoso.

Juan de Lorenzo.

Juan de Sánchez de Céspedes.

Juan de Noria. Delgado.

Juan de Alcalá, diferente del que antes se ha dicho Alala.

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159

Juan Alonso, de Santafé.

Juan de Chinchilla.

Juan Vicente, en Vélez.

L

Lázaro López de Salazar, Encomendero de Motavita y otros pueblos, en Tunja.

Luis de Saavedra, en Santafé, Escribano de Gobernación de Hernán Pérez de Quesada.

Luis de Manjarrés, en Tunja, que antes había venido y vuéltose, y esta última vez por Capitán.

Lorenzo Martín de Benavides, en Vélez.

Melchor de Loranza.

Miguel de Oviedo, en Tocaima y Ibagué.

Millán, sin sucesión ni otra memoria, por haberse vuelto; entró por Capitán.

Morán, sin más noticia dél.

O

Ortún Velásquez de Velasco, Teniente de Gobernador de Jerónimo Lebrón, que antes venía por veedor de la gente de don Gonzalo Jiménez de Quesada, y se derrotó a Cartagena.

P

Don Pedro García Matamoros, Maestrescuela de Santa Marta y primer Provisor de Santafé.

Pedro Bríceño, que fue el primero que hizo molino en Santafé para moler trigo, y la primera que amasó su harina, Elvira Gutiérrez, mujer de Juan de Montalvo.

Pedro García Ruiz, en Tunja, donde dejó una capilla y patronato.

Pedro Niño, en Tunja.

Pedro Blasco Martín, en Tunja, natural de Cabeza del Buey.

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160

Pedro Carrasco, en Tunja.

Pedro Téllez o Estévez, en Vélez.

Pedro de Aranda.

Pedro Mateos, en Vélez.

Pedro de Miranda, en Vélez.

Pedro Gutiérrez, en Vélez.

Pedro de Ardila, en Vélez.

Peñaranda.

R

Rodrigo Murieles.

S

Sancho Vizcaíno

Sebastián de Porras.

Salgado; no dejó más memoria.

X

Cristóbal de los Nidos.

Don Alonso Luis de Lugo, su viaje y su venida a Santafé y gente que trajo

Llegó la nueva de la muerte de don Pedro Fernández de Lugo a la Corte, donde estaba su hijo don Alonso Luis de Lugo en los pleitos ocasionados de su ida, que procuró abreviar librándose, y sacó la sucesión de Adelantado de Santa Marta, comprendiendo al Nuevo Reino de Granada, y nombró su Teniente General a Juan Pérez de Cabrera, natural de Cuenca, y se le fue juntando gente noble como fueron de Rodrigo deAnaya, hermano del Teniente; Fernando Montero, Lorenzo Mejía, Figueroa y tres hermanos, naturales de la ciudad de Ronda; don Pedro de Ovalie, don Cristóbal y do Gutierre, Francisco Bahamón de Lugo, primo hermano del Adelantado; Juan de Chaves, en edad mancebo; Francisco Manrique de

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161

Velandia, Juan Benítez Pereda, Juan Riquelme, Juan de Sandoval, Fernando Juárez de Villalobos, hijo del Fiscal del Real Consejo de Indias; Martín de Vergara, Antonio Fernández, Francisco de Barajas, Cabrera de Sosa y otros, y salió de España por junio del año de 1540, y llegando a la ranchería de perlas del cabo de la Vela o río de el hacha, despachó a Juan Benítez Perea, nombrado por Teniente y a Alonso Suárez, su Alguacil Mayor, al Nuevo Reino de Granada, para ser recebido y gobernar en interin; y habiendo muerto en el camino el primero, prosiguió el segundo con los papeles, pero como no eran de comisión para él, no fue recebido, y Gonzalo Suárez Rendón envió a la costa a dar la bienvenida al Adelantado y después le salió a recebir, entrándole acompañado en Vélez, a tres de mayo de 1543, donde le recibió el Cabildo en su oficio, con que nombró por su teniente al Alonso Suárez e innovó en las encomiendas que se atribuyó a sentimiento de no haber recebido antes a éste, que a veces no se conforma la voluntad con la razón.

Envió a Hernán Venegas a pacificar los panches y descubrir minas de oro, y halló la del Venadillo y Sabandija, Malpaso y Herbe y fundó 1a ciudad de Tocaima (2). Llevóse mal el Adelantado con los vecinos haciendo agravios por codicia: que no hay maldad que no acometa, como dice Virgilio: "Por ser raíz de todos los males" (según San Pablo), y así los experimentó, porque el Rey despachó por Juez de residencia contra él y otros y con facultad de gobernar al Licenciado Miguel Díaz de Armendáriz, que juntamente trajo comisiones para las provincias circunvecinas de Cartagena, Popayán, río de San Juan, habiendo puesto el Adelantado por su Teniente en Santafé a Lope Montalvo de Lugo (hijo legítimo del Licenciado Juan Ruiz de Lugo y de doña María de Solís, naturales de Salamanca), se fue a Santa Marta dejando de la gente que trajo, la que se sigue:

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Gente que quedó en el Nuevo Reino de Granada, de la que trajo don Alonso Luis de Lugo el año de

1543.

A

Agustín Castellanos, avecindado en Tunja.

Alonso Ruiz de Alvaro Martín, en Ibagué.

Antonio Fernández, en Tunja.

Antonio Cabrera de Soso, en Tunja.

Antonio Martínez, Encomendero de Chilagua, en los panches; fue el primero que hizo teja y ladrillo en Santafé.

D

Diego Sánchez Farfán, que murió en Cartagena yendo en guarda del oro que se llevaba al Rey; y después, el año de 1556. vino de España su hijo Pedro Suárez Farfán, que fue Alguacil Mayor de la ciudad de Santafé.

Diego de Salas; volvióse a España habiendo sido de los conquistadores de la Provincia de Santa Marta y Encomendadero de Tamalameque; era natural de Carrión de los Condes, y de la Villa de Benavente su mujer Elvira del Valle, padres de Antonio de Salas, que nació en Tamalameque.

F

Fernando Suárez de Villalobos.

Francisco Manrique de Velandia, en Tunja.

Francisco de Ledesma.

Francisco de Barajas, en Tunja.

Francisco Gutiérrez de Murcia y su hijo, del mismo nombre, Encomenderos de Suta y Tausa, en Santafé.

Francisco Franco.

Francisco de la Sierra, en Tunja.

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Francisco de Trejo, en Tocaima y Ibagué.

Figueroa, en Tocaima.

G

Gonzalo Montero, portugués Encomendero en Tocaima, y por no tener hijos le sucedió en la Encomienda su mujer María Mejía.

Gómez de Castro, Encomendero en Tocaima.

H

Hernando de Velasco Angulo, Encomendero de tocancipá, en Santafé.

Hernando de Mora, en Tocaima; había venido con Lebrón

J

Juan Ruiz de Orejuela, en Santafé, que había subido con

Jerónimo Lebrón.

Juan de Mayorga, en Vélez.

Juan de Castellanos.

Juan de Penagos, en Santafé, caballero hijodalgo, soltero; tuvo hijos naturales.

Juan de Sandoval, en Tunja.

Juan de Chaves, en Santafé.

Juan de Riquelme, en Tunja.

Juan de Berrío.

Juan de Yecla.

Juan Antero, en Vélez.

Juan de la Peña Montoya.

Julián Roldán, en Santafé.

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164

M

Martín de Vergara, en Vélez.

Melchor Alvarez, portugués, en Santafé.

Miguel de Morales.

Mejía, en Tocaima.

P

Pedro del Acebo Sotelo, que había sido de los Quesada, y vuéltose a la costa.

Pedro Martín, en Santafé; Encomendero de Cubiasuca que, aunque entró con los primeros descubridores, se volvió del camino a Santa Marta y della a Santafé.

Pedro Gallego, Encomendero en Tocaima y Ibagué.

S

Sebastián Lozano.

(1) La fundación de la ciudad de Málaga no tuvo lugar en 1541, como lo afirma Flórez de Ocáriz, pues en el acta del Cabildo de la ciudad de Tunja, correspondiente al 10 de marzo de 1542, se lee: "E así, juntados, estando en el dicho Cabildo, el dicho señor Alcalde Jerónimo de Aguayo, dixo quél va a servir a su merced en la fundación y población de la ciudad de su merced del dicho señor Gonzalo Suárez, Capitán General y Justicia Mayor deste Nuevo Reino, le envía a fundar y poblar, que se llamará Málaga, a las Provincias de Tequja y Enqui, y por ir, como va, a servir a Su Majestad y ensanchar este Nuevo Reino de Granada, sus mercedes reciban la vara de Su Majestad de Alcalde que el así tiene en este Cabildo, la cual entregó al dicho señor Garcí Arias Maldonado, y suplico a sus mercedes que pues en él concurren las cualidades que para semejantes cargos se requieren, sus mercedes se la den.'' (Enrique Ortega Ricaurte, "Libro de Cabildos de la ciudad de Tunja, 1539- 1542," página 192, Bogotá, Imprenta Municipal, 1941).

(2) 20 de marzo de 1544. Alejandro Carranza, ''San Dionisio de los Caballeros de Tocaima,'' página 97, Bogotá, Editorial A B C, 1941.

Fundación de la Real Chancillería de Santafé y sus ministros

Otros habría sin éstos, así desta minuta como de las antecedentes que no he

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hallado, sino los que van puestos, que son los podido recolegir; y también trajo el don Alonso Luis de Lugo de todas semillas y plantas de España y ganados de cerda, yegüero, cabrío y ovejuno, y artífices y oficiales para fábricas y edificios y otras cosas en orden al ennoblecimiento y perpetuidad de la tierra.

Llegó con sus comisiones el Licenciado Miguel Díaz de Armendáriz a la ciudad de Cartagena a principio del año de 1545 Y con él don fray Martín de Calatayud, proveído en el Obispado de Santa Marta (por muerte de don Juan Fernández de Angulo), que sin tocar en ella pasó al Nuevo Reino de Granada, y acompañándole envió el Miguel Díaz de Armendáriz a su sobrino y teniente Pedro de Ursúa que, sostituyéndole, tomó posesión; y después la repitió el otro en persona en 17 de enero de 1547, y el Obispo entró en la ciudad de Santafé a 2 de mayo de 1545, siendo el primer prelado que autorizó con su presencia, y el segundo que reconoció, por haberse fundado en tiempo de don Juan Fernández de Angulo, su antecesor.

Necesitó irse a consagrar al Perú, y lo fue en Lima, de donde por mar bajó a Santa Marta y allí murió, año de 1549, en el cual se erigió Real Chancillería (1) para el Nuevo Reino de Granada (que continuaba gobernando Miguel Díaz de Armendáriz), comprendiendo con la administración de justicia el gobierno y gracia en la provisión de oficios y encomiendas, el patronazgo real y Capitanía General. Dotóse entonces de cuatro Oidores, que el más antiguo presidiese, y como tal venia el Licenciado Gutierre de Mercado, que a la subida murió en Mompós; los otros eran el Licenciado Juan López de Galarza, el Licenciado Beltrán de Góngora y el Licenciado Francisco Briceño, que quedó en España, y sólo llegaron a Santafé el Góngora y Galarza, que presidió.

Manifestaron sus despachos al Cabildo, Justicia y Regimiento que los obedecieron en 6 de abril de 1550, y a 7 se hizo el recibimiento del Sello Real, entrándole desde fuéra de la ciudad en u curioso cofrecito de terciopelo carmesí sobre un caballo blanco (con gualdrapa, cojín y reata del mesmo terciopelo) guiado por las riendas de un Regidor y a los lados del Sello los dos Oidores, y a los suyos de la par de afuera los dos Alcaldes ordinarios Gonzalo Zorro y Juan de Avellaneda; debajo de palio de terciopelo, cuyas varas llevaba el Regimiento con ropas rozagantes de chamelote, y acompañando delante los vecinos y moradores.

En esta forma llegaron a las casas que estaban prevenidas, donde se puso el Sello en buena guarda, guardando en todo el orden de una Real Cédula de diecisiete de junio de 1549 que lo dispuso. Nombraron los Oidores por Fiscal a Pedro Escudero Herrezuelo: por Escribano de Cámara y Mayor de Gobernación, a Alonso Téllez Girón, Regidor de Santafé; por Chanciller y Registrador, Juan Martínez; por Relator, a Juan Baptista Sardela; por Receptor, a Lope de Rioja, y Portero, a Mateo Calderón; y poco después llegaron el Oidor Francisco Briceño y Juan de Mendoza de Arteaga, Alguacil Mayor por merced de Su Majestad. Y para que se tenga noticia para lo que importe de todos los ministros mayores que ha

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habido en esta Chancillería, se ponen como se sigue:

I. El Licenciado Gutierre de Mercado, Oidor más antiguo, que murió en el camino.

II. El Licenciado López de Galarza, Oidor, que murió sin sucesión, ahogado en Arenas Gordas, de vuelta de Indias adonde había pasado a fundar y fundó esta Real Chancillería por más antiguo, presidiendo en ella; era deudo del Licenciado Beltrán de Galarza, natural de la villa de Brajilema, en el Obispado de Palencia, colegial mayor de San Bartolomé de Salamanca, y en su Universidad catedrático, Consejero en el Real de Castilla y de la Cámara (llegando a ser más antiguo reinando el Emperador Carlos V que, estando en Alemania, fue a ella el Príncipe don Felipe, su hijo, y quedaron por Gobernadores de los Reinos de España la Infanta doña María y Maximiliano, su marido, Reyes de Bohemia, y por su consejero de Cámara el Beltrán de Galarza, que después lo fue de Inquisición.

Armas de Galarza

Tienen los Galarzas su origen en la antigua y nobilísima casa so1ariega de su apellido, en el Valle Real de Leniz, que también es esta casa ante-iglesia, con sobrenombre de Galarza, junto a la ante-iglesia de Otálora. Son las armas de Galarza (Fig. 16) escudo de plata con un árbol verde y a él empinante un oso.

Figura 16: Armas de Galarza

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Hállanse con este apellido por los años de 1236 a don Fernán Darias de Galarza, Comendador de Alhambra y trece en la militar Orden de Santiago; y en los de 1371, a Juan González de Galarza, Comendador de Montiel y trece; el año de 1592, Pedro Ochoa de Galarza, Escribano de la villa de Vergara y en los de 1526 otro del mismo nombre, que lo era del señorío de Vizcaya; don Pedro García de Galarza, Obispo de Coria desde 24 de octubre de 1578; murió a 6 de mayo de 1604; tuvo por patria a Bonilla, del Obispado de Cuenca, y por padres a Pedro García de Galarza y doña Francisca Martínez de Leiva y Oliva; fue colegial de Sigüenza y de San Bartolomé de Salamanca, en cuya Universidad leyó cátedra de filosofía, Canónigo Magistral de Murcia; escribió instituciones evangélicas, fundó en su patria convento de monjas y hizo otras grandes obras y limosnas.

Juan López de Galarza fue Alguacil Mayor de la Real Audiencia de Quito, y su mujer doña Francisca de la Cueva fundó en aquella ciudad el convento de las religiosas de Santa Clara.

Con el Oidor Juan López de Galarza pasó a Santafé su hermano Andrés López de Galarza, que con comisión de su Chancillería Real fundó en el valle de Las Lanzas la ciudad de San Bonifacio de Ibagué en 14 de octubre de 1550, y el de 1551 fue Justicia Mayor de la Provincia de Santa Marta; Tesorero de la Real Hacienda del Nuevo Reino de Granada por muerte de Pedro Briceño, propietario, recebido en 25 de enero de 1554, y el de 1556 llevó a Cartagena para España el Tesoro Real.

Casó con doña María Herrezuelo (sobrina del Oidor Juan Montaño, que la trajo consigo de España), estando viuda de Alonso Téllez Girón, Regidor de Santafé y primer Escribano de su Real Audiencia y Encomendero de Bosa, en que por no tener hijos le sucedió su mujer doña María, y por su dejación se le dio a su segundo marido Andrés López de Galarza, sobre quien tuvo pleito, y después se le dio otra Encomienda.

En 12 de febrero de 1665 tomó posesión del oficio de Contador de la Real Hacienda del Nuevo Reino de Granada, en virtud de título dado en Madrid a 2 de octubre de 1663, don Martín Pérez de Galarza, que había servido al Rey en la Real Armada del mar océano y en la de la Carrera de Indias en ministerio de papeles; y el año de 1667 bajó a la costa el haber real para España y continúa su oficio. Nació de tránsito en la ciudad de Sevilla y se crió en la de Cádiz; hijo legítimo de Martín de Galarza, nacido en la villa de Escoríaca, de la Provincia de Guipuzcoa, que sirvió a Su Majestad en la armada del mar océano, y por último en el oficio de su Tenedor de bastimentos, armas y peltrechos, y de doña María de Burgos Mantilla, natural de la ciudad de la ciudad de Burgos, hija legítima de Francisco de Burgos Mantilla, jurista y Corregidor en las montañas de aquel Reino, y de doña Mariana de Quende, de la misma naturaleza, procedentes en aquellas montañas de las nobilísimas casas de los apellidos.

La solariega del de Burgos tiene más antigüedad que la ciudad de su nombre,

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cabeza del Reino de Castilla, por llamarse en lo más antiguo la población o aldea Burgo en lengua alemana, de donde se tomó, y ser primero las poblaciones que hubo en las montañas llamadas Burgos, que causó el apellido, que le han tenido personas eminentes como Pedro de Burgos, clérigo, padrino del Cid Ruy Díaz de Vivar; Fernán Antolinez de Burgos, el del milagro de pelear su ángel mientras oía misas en tiempo del Conde de Castilla Fernán González; Martín Antolinez de Burgos, sobrino del Cid; Juan Mateo de Burgos, por los años de 1201; y en el de 1212 Pedro Grande de Burgos; fray Alonso de Burgos, religioso de la Merced, insigne teólogo y grande predicador, redentor de ciento treinta y siete cautivos el año de 1343; y en el de 1349 de ciento treinta y de ciento cincuenta en el de 1370; Juan de Burgos, caballero del hábito de Calatrava y su obrero, por 1os años de 1482, y don Guillén de Burgos, Comendador del hospital; Garcí Pérez de Burgos, que principió el apellido de Rendón; López Pérez de Burgos fue uno de los testigos de la sentencia que dio ante el Rey de Aragón, año de 1304, entre e don Fernando de Castilla y el Infante don Alonso de la Cerda sobre el derecho a la Corona. Fray Alonso de Burgos, dominicano, natural de las montañas de Burgos y valle de Montara, confesor del Rey don Fernando y Obispo de Cuenca, Córdoba y Palencia, Presidente de la Hermandad, edificó, año de 1478, el convento de su orden de San Pablo de Valladolid,) y después el colegio de San Gregorio.

El Alcalde Juan Martínez de Burgos, que vivía con el Adelantado Pedro Manrique por los años de 424; el doctor Fernán López de Burgos, del Consejo del Rey don Juan el Segundo de Castilla y su Embajador al Rey de Portugal, año de 454; el doctor Diego Alonso de Burgos, llamado el Bueno, Consejero del Rey don Juan el Segundo; Aga1ad de Burgos y María de Antolinez, padres de don do, fray Agustín de Antolinez, Obispo de Ciudad Rodrigo y de Santiago; fray Juan de Burgos y Elena de Moraleja, padres de don fray Mateo de Burgos, natural de Valladolid, Obispo de Pamplona y de Sigüenza, Virrey de Navarra; Gonzalo Alonso de Burgos padre de don Pedro de Aranda, natural de Burgos, Obispo de Calahorra; don Alonso de Burgos, Arzobispo de Monreal; fray Pedro de Burgos, franciscano, mártir en Indias; Maestro fray Pedro de Burgos, religioso benito, catedrático de cánones en Salamanca; Maestro fray Andrés de Burgos, dominicano, el primer colegial de San Gregorio de Valladolid su Rector perpetuo y en su Universidad catedrático de teología; doctor Pedro de Burgos, catedrático de cánones en Salamanca y en ella fundador del Colegio de Burgos; doctor Juan de Burgos, Canónigo de Córdoba y catedrático de artes de Salamanca; el doctor Gonzalo Gil de Burgos, el primer teólogo de la Universidad de Alcalá, varón erudito en todas letras, que no se le conoció igual, y de tan gran memoria, que causó admiración, y mucho mayor, que con una calentura lo perdió todo; Gabriel Alonso de Burgos, famoso en la conquista de México; doctor don Juan de Burgos, Arcediano y Canónigo de Salamanca, fundador del colegio de Santa María.

La casa de Mantilla se deriva de la de los Ríos, que es en las montañas de Asturias de Santillana, en campo y villa de Proaño, casa de mucha parentela y dotada de vasallos; su generación muy antigua, descendiente de la esclarecida

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sangre de los godos, mostrándolo su primer nombre que era Gotoreo, como se nombraban Diego Gotoreo y Hernando Gotoreo, que propiamente quiere decir Godo; después el tiempo y lenguaje lo han convertido en Gutiérrez.

Armas de Gutiérrez

Las armas primeras deste linaje fueron cinco cabezas de sierpes verdes destilando sangre por los cuellos cortados, las bocas abiertas y las lenguas sacadas, en campo rojo. (Fig. 17)

Figura 17: Armas de Gutiérrez

En el tiempo del Infante y Rey don Pelayo, restaurador de España, el principal deste linaje y su hermano, de quien desciende la casa de Mantilla, fueron capitanes señalados con gente para guardar el paso estrecho de los dos ríos Oba y Deba, que, son en las Asturias de Oviedo, cuando el Infante tuvo la primer batalla y venció a la salida de Covadonga a los moros; los que huían fueron adonde los dos hermanos estaban, que los resistieron y destrozaron, dando muerte a la mayor parte, y otros que escaparon, subieron el monte que trastornó con ellos, enterrándolos, cuya hazaña se refirió al Infante antes de llegar los que la hicieron; y cuando llegaron, le dijeron: Armas de Ríos - Armas de Bereterio - Armas de Delfín - Armas de Peláez

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"Señor, estos son los de los Ríos," y don Pelayo, loándoles su valerosa acción, les dio el apellido de los Ríos, y por armas los dos Ríos, y ellos los pusieron azules en su escudo de oro, y por orla las cinco cabezas de sierpes de sus primeras armas.(Fig. 18)

Figura 18: Armas de Ríos

El Solar de Mantilla está en el lugar de Fontible, en la Merindad de Reinosa, de donde salió con Gonzalo Gutiérrez de Mantilla, Colegial Mayor de San Bartolomé, de Salamanca, Obispo de Mondoñedo y de Oviedo; don Gaspar de Mantilla, caballero del hábito de Santiago, que en la villa de Carrión hospedó en su casa, año de 1623, al Príncipe de Gales, después Rey de Inglaterra, el degollado, yendo a visitar a la madre Luisa de Carrión y a embarcarse en Santander para volver a su tierra.

Y Lope Mantilla, vecino y natural del lugar Fontible, Señor de la Casa, que pára en primo de Francisco Mantilla de los Ríos, Gobernador del Río de Oro y San Juan Girón, del distrito de la Real Chancillería del Nuevo Reino de Granada, sin otros muchos que se dejan por poner.

Fue nieto don Martín Pérez de Galarza, de Martín Pérez de Bereterio Galarza,

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Veedor de las Armerías Reales de la villa de Mondragón, nacido en la villa de Anzuola y Casa Solariega de Bereterio, en la ante-iglesia de San Juan de Uzarraga, hijo del señor della, cuyas armas son: escudo dividido en dos partes, la alta, sobre plata, un roble verde, y la baja, de campo rojo, con escaques de oro, y por medio delios un lobo andante, de su natural color (Fig. 19) (2), y de doña Mariana de Galarza y Ubonaga, su mujer, hija legítima del señor de la Casa de Galarza, en la villa de Arechavaleta, y es casado el Contador don Martín Pérez de Galarza con doña María Delfín, nacida en la ciudad de Cádiz, hija legítima de Juan Francisco Delfín, natural de la Señoría de Génova, y de doña Francisca Peláez, su naturaleza Cádiz, desde sus ganadores, nieta de Agustín Delfín y de doña Laura Berdín, naturales de Baraza de a ribera del Estado de la Señoría genovesa, el cual gobernó Agustín Delfín con título de potestad, que es el que se da por los senadores a personas nobles, sus naturales.

Figura 19: Armas de Bereterio

Son sus casas principales, con el patronazgo de su iglesia, entierro y suntuoso túmulo, autorizado de sus armas, que son: dos delfines encontrados, uno sobre otro, en olas de mar y una águila real coronada, y por timbre otra (Fig. 20).

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Figura 20: Armas de Delfín

El linaje de Delfín es noble en su origen y descendencia, con opinión de haber tomado el apellido de un hijo de Príncipe de Francia, heredero de su Reino, que llaman Delfín de Viena, cuya dignidad o título empezó desde el año de 1350 y se halla más antiguo Frey Guido Delfín, caballero principal de la Orden Militar de los Templarios por los años de 1307, y en el de 1356 Juan Delfino, Maestre y Dux de la Señoría de Venecia.

Delfino escribió resoluciones morales. Presumo derívase este apellido de la naturaleza de Castel Delfino, pueblo del Delfinado; hay también con este nombre Delfín, Puerto de Liguria, y en Boecia, y en otra parte Isla. Delfino llamaron al dios Apolo y Delfinia a la diosa Diana, y Delfino fue una de las Audiencias de Atenas, donde se jugaban las muertes bien hechas, si ya no decimos que de algún caballero generoso o príncipe con la similitud de propiedades del delfín, pez marítimo por la enemistad que tiene (por ser amigo del hombre) con el cocodrilo, su enemigo, animal dañoso como lo son los enemigos de la santa fe.

En el Delfín son significados los Reyes, por la gran caridad que tienen con sus hijos, que aunque sean grandes los acompaña para preservarlos de mal; y le traían por, armas con un áncora (que denota seguridad), Augusto Cesar, Tito, Vespasiano, Seleuco y Nicanor. El apellido es patronímico de Pelayo, nombre muy

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usado en la antigüedad, que tuvo el mártir San Pelayo y el Rey don Pelayo y otros; compruébalo el Conde Pedro Pelayo, que fue por los años de 1063; son asturianos y tienen por armas:

Figura 21: Armas de Peláez

Escudo de plata con tres fajas de aguas azules (Fig. 21). De muchas personas cuenta que le han tenido hace memoria el Obispo don fray Prudencio de Sandoval, como son el Conde Manio Peláez y Nuño Peláez, ricoshombres y Mayordomo del Rey don Bermudo, en Luparia, año de 1116; Ordoño Peláez, Pedro Peláez, paje de lanza del Rey; Ordoño Peláez, también paje de lanza real; Pelayo Peláez; el Conde Peláez; Jorge Peláez y Mingo Peláez, que se habían criado en palacio, hijos de don Domingo de Peláiz; Gonzalo Peláiz y el Conde Monio Pelay; Pedro Peláez, de Portugal; Gonzalo Peláiz, que regía a Astorga, y su Gobernador; Gonzalo Peláiz, caballero asturiano; Gutierre Peláez; Conde Gonzalo Peláez; Conde Munio Peláez; Conde Gonzalo Peláez, todos ricoshombres, confirmadores de privilegios reales, y una señora llamada María Peláez, que el año de 1062 hizo donación al convento de San Pedro de Arlanza de los palacios que tenía en Fontoria.

Fernán Peláez, uno de los caballeros que ganaron de moros a San Lúcar de Alpechín y la poblaron, año de 1248; de tres hermanos de doña María Delfín, que han venido a Santafé, el uno don Agustín Delfín, fue Alcalde Mayor de Coyaimas y

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Natagimas los años de 1665 y 1666, y don Martín Pérez de Galarza y doña María Delfín, su mujer, tienen hijos a doña Juana de Galarza Delfín, que nació en Cádiz; y en la ciudad de Santafé, don Martín de Galarza Delfín, doña Mariana de Galarza Delfín, don Juan de Galarza Delfín, doña Mariana Teresa de Galarza Delfín y don Joseph de Galarza Delfín. (1) 17 de junio de 1549. (2) Bibliografía-"Nobiliario,'' de Jerónimo de Villa, en el tomo XIX del

''Becerro,'' M., folio 351.-"Estudios de Heráldica Vasca,'' de Juan Carlos de Guerra, Imp., página 66.-Alberto y Arturo García Carrafa, ''Enciclopedia Heráldica y Genealógica Hispano-Americana,'' tomo XIV, página 169, Madrid, Imprenta de Antonio Marzo, MCMXXIV.

Armas de Góngora

III. El Licenciado Beltrán de Góngora, segundo Oidor, fundador desta Real Audiencia, su apellido es del Reino Navarra, y le hay en Valladolid; grandes señores, los de Córdoba, traen por armas quince jaqueles, los siete de sable y los ocho de plata. Góngora es villa en Val de Aranguren, de la Merindad de Sangüesa, cuarta de las de Navarra. Don Jimeno de Góngora consta por memorias antiguas haberse hallado en la batalla de las Navas de Tolosa, año de 1212; traía de antes, por armas, cinco leones de oro en campo rojo, y en memoria de ella los puso en forma de cruz y los cuarteles en campo de plata (Fig. 22).

Figura 22: Armas de Góngora

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Garcí Jiménez, señor de Amescua y Aversusa, fue elegido por Rey de Sobrarbe, año de 719. cinco después de la pérdida de España, padre de Garcí Iñiguez, primero Rey de Pamplona y Jimeno, conservador del Solar de su nombre, y añadió el de Góngora gótico y patronímico que conservan hasta hoy sus descendientes con su fortaleza, vasallaje y armas, que son:

Figura 23: Armas de Góngora

Cinco lobos desollados sobre tres bandas de oro que atraviesan el escudo de campo rojo (Fig. 23), de quien fue hijo Jimeno Jiménez (que se halló en la conquista de Navarra, año de 802, con Garcí Jiménez, Rey de Pamplona), padre de Fortún Jiménez, que lo fue de Garcí Jiménez, y éste de Luis Jiménez de Góngora, que se halló en la batalla de Roncesvalles, que tuvo hijo a don Jimeno de Góngora (que concurrió en la batalla de Junquera con don García, Rey de Navarra, su suegro); padre de Charles de Góngora, que lo fue de Garcí Jiménez de Góngora, señor del Castillo y Casafuerte de Góngora, ricohombre de Navarra, que de madama María de Vandoma, del linaje de Vandoma, en Francia, tuvo hijo a Jiménez Jiménez Vandoma de Góngora, padre de Luis Jiménez Vandoma de Góngora (que se halló con el Rey de Navarra don Sancho Jiménez en la toma de Toledo en favor del Rey de Castilla don Alonso, año de 1083), que procreó hijo a Marchín Jimeno de Góngora, señor del Castillo y Casa fuerte de Góngora, padre de Jimén Vandoma de Góngora, que se halló en la toma de Calatayud, año de 1220, que en su mujer doña María Ruiz de Arellano engendró a Mosén Pedro de Vandoma que se halló en la batalla de las Navas de Tolosa, año de 1212, Con el Rey de Navarra, en ayuda del Rey de Castilla, y añadió a los cinco lobos desollados de su escudo una cruz de oro en campo rojo que hoy conservan sus

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descendientes; que de su mujer doña Teresa Jiménez, de su mismo linaje, tuvo a Luis de Vandoma de Góngora, primer señor de la Zarza y Cañaveral, por merced del Rey don Fernando el Santo, que vino a servir en la conquista de Andalucía por los años de 1225; casó con doña Jimena Núñez de Arista, de su sangre real de Navarra, padres de don Pedro Jiménez de Góngora, segundo señor de la Zarza y Cañaveral, casado con doña María Méndez de Sotomayor, hija legítima de Garcí Méndez de Sotomayor, de los progenitores de la casa del Carpio, ilustre y valeroso caballero que sirvió a los Reyes don Fernando el Santo y a don Alonso el Sabio y hizo claras hazañas, y de doña Inés de Saavedra, de la Casa de los Condes del Castellar, de quienes descendió don Baltasar Jiménez de Góngora, señor de la Zarza y Cañaveral, casado con doña Beatriz de castillejo de los Ríos (tercera nieta de don Bernardino de Sotomayor), padres de don Luis Jiménez de Góngora, Conde de la Puebla de los Infantes, y de don Juan Jiménez de Góngora, del Consejo Real y de Cámara de Castilla del Rey don Felipe IV; y de este ilustre tronco han salido copiosas ramas y eminentes personas como don Pedro de Góngora, Colegial Mayor de San Salvador de Oviedo, en Salamanca, y Ovispo de Pati, en Sicilia; don García de Góngora Torreblanca que imprimió la historia de Navarra, año de 1628. Doña Catalina de Góngora, madre de don Bartolomé Lobo Guerrero, Inquisidor de México, Arzobispo de Santafé y de Lima, donde murió, año de 1622, de edad de setenta y seis años. Machín de Góngora, señor de Ciordia por los años de 1469; doña Jerónima de Góngora, Abadesa de las Huelgas de Burgos, año de 1645; y en el río grande de la Magdalena, arriba de Honda, hay un paraje por donde se pasa, que llaman de Góngora por el apellido de los dueños dél (1).

IV. El Licenciado Francisco Briceño, cuarto Oidor, pasó a la Provincia de Popayán con comisiones y a su gobierno; volvió de ella a tomar posesión de la plaza, que se le dio el 9 de febrero de 1553; fue promovido a Presidente de Guatemala, tuvo por mujer a doña María de Carvajal, hija del primer matrimonio con doña Leonor de Mendoza, de don Juan de Carvajal, progenitor de los Marqueses de Xodar. La doña María casó tres veces: primera, con el Mariscal Jorge Robledo; segunda, con el Tesorero Pedro Briceño, de quien le quedaron hijos en su muerte, que fue en Santa Marta por diciembre de 1552; a doña Luisa de Carvajal, de edad de dos años. y a don Felipe de San Román, de seis meses; y el tercer casamiento fue con el Francisco Briceño, que se volverá a nombrar en el parágrafo XVIII.

V. El Licenciado Juan Montaño, siendo Relator de la Chancillería de Valladolid, ascendió a Oidor de Santafé y fue recibido en 2 de junio de 1553, en lugar de Beltrán Góngora, promovido a la isla Española, en la plaza del Licenciado Corita, que iba a la Audiencia de los Confines (que es Guatemala) y no tuvo efecto la promoción de Góngora, porque a éste y a Galarza los visitó el Montaño y los suspendio y remitió a España, y se ahogaron, perdiéndose el navío que los llevaba en Arenas Gordas (2), y al Montaño visitó el Licenciado Alonso de Grajeda, que también lo remitió preso con la mitad de una cadena que él había hecho hacer, y quedó la con su apellido de Montaña, y en Valladolid lo degollaron por sentencia

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del Real Consejo de Indias y causa de que quiso hacerla a vecinos de Popayán de levantamiento y se probó contra él, aunque había reclamado a la Corona, que no tuvo lugar, como consta de Real Cédula de 14 de julio de 1561, que está con las ordenanzas del Consejo. Hállase Montán, pueblo nombrado en la división de obispados; en el de Guadiz, en tierra de Daroca; San Montano, presbítero, mártir, en Motril, año de 100; Montanio, Arzobispo de Toledo, año de 532, en el segundo Concilio Toledano; Juan Fabricio Montaño, hereje; Pedro Montano, Capitán de Florencia; el doctor Benito Arias Montaño, que murió en Sevilla, ilustradísimo y eminentísimo varón, mereciendo estos títulos en todo rigor de justicia por lo sublime de su religiosa vida y grandeza de sus estudios y letras, conque sirvió a la Iglesia universal y ayudó a los hombres doctos de toda la cristiandad; fue Freyle del hábito militar de Santiago y Canónigo de San Marcos de León, y con estimable veneración y alabanza de los Pontífices santos de su tiempo y de la memoria inmortal de el prudentísimo Rey don Felipe II, estando en su Retiro o en su Peñal, que así se llamaba su habitación, y se deja de poner más.

VI. El Licenciado Alonso de Grajeda, Oidor de Santo Domingo, promovido a Santafé con la antigüedad de su primera Audiencia en lugar del antecedente, fue recibido en la segunda en 3 de diciembre de 1557. Son los Grajedas del Reino de Toledo, de grantiempo antiguo y con propincuo deudo de los Vargas, y ha habido deste linaje buenos caballeros y hijosdalgo.

Armas de Grajeda

Traen por armas en escudo blanco u de plata seis grajas negras en alusión del nombre (Fig. 24); fue un Grajeda Capitán de galera por los años de 1453.

Figura 24: Armas de Grajeda

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VII. El doctor Juan Maldonado, primer Fiscal propietario de Santafé, recebido en 3 de marzo de 1556; era natural de Alcalá de Gaudayra; de su apellido se trata en la obra. Ascendió a Oidor, de que tomó posesión en 4 de junio de 1557, y murió, sin hijos, Alcalde de Corte en México.

VIII. El Licenciado Tomás López, Oidor de Guatemala, promovido al Nuevo Reino de Granada en lugar de Juan López de Galarza, trastocados, recibido en 30 de agosto de 1557; pidió licencia y fuese a España.

IX. El Licenciado García de Valverde, segundo Fiscal, fue recebido en 28 de enero de 1558 y mudado a Oidor de Quito; su mujer, doña María Reinoso, y su hija, doña Isabel, nació en Santafé el año de 1561. La villa de Valverde está a dos leguas de la ciudad de Mérida, en Extremadura, fundación de romanos, que por estar plantada en ameno valle adquirió el nombre. Otro Valverde hay junto a Valladolid, y la villa de la Puebla de Valverde, en Aragón, a dos leguas de Zaragoza, poblada de gente noble de Teruel, año de 1239, a orden del ínclito Rey don Jaime I de Aragón, el Conquistador. Rodrigo González de Valverde, mensajero del Rey don Enrique de Castilla, año de 1216; Juan Fernández de Valverde, armado caballero, año de 1330, hijo de Fernán Pérez de Valverde; Ruy González de Valverde, en la guerra de Jerez de la Frontera; Pedro Fernández de Valverde; Roy Gutiérrez de Valverde, un buen caballero; doña María Hernández Valverde, primera Abadesa de Santa María la Real de Valladolid, de la religión de San Bernardo, que fundó el Rey don Sancho, año de 1325; don fray Vicente de Valverde, natural de la villa de Oropesa, en el Obispado de Avila, religioso dominico de. que se halló en la primer conquista del Perú, primer Obispo del Darién y del Cuzco, cuyos indios le dieron muerte y se lo comieron asado; hizo la erección de aquel Obispado en 4 de septiembre de 1538, habiendo sido electo en 30 de septiembre de 1534; era hijo de Francisco de Valverde y de doña María Alvarez de Vallajeda; doctor don Juan Blazquez de Valverde, catedrático jubilado de prima de leyes en Lima, su patria, Oidor de Santafé y de Charcas; el Maestro fray Fernando de Valverde, agustino, criollo de Lima, imprimió un libro de Nuestra Señora de Copacabana y un gran tomo de Trinitate don Francisco de Valverde, natural del Cuzco, caballero del hábito de Santiago.

X. El Licenciado Melchor Pérez de Arteaga, Oidor en lugar del doctor Santiago, que murió viniendo a su plaza; fue recibido a 1º de septiembre de 1559; del apellido se trata en otra parte.

XI. El Licenciado Diego de Angulo Castejón, en lugar de Tomás López, recibido en 25 de junio de 1561; fue mudado a Quito y murió en Cali al ir, y su mujer, doña Agustina de Valdés (hija legítima del Capitán Bartolomé de Valdés y de Ana de Carabeo), se fue con sus hijos a España; y los que tuvo en Santafé fue el año de 1569: Clara, que murió; otra Clara, el de 70, y el de 72 a Juan, y el de 74 a Alonso; parece que el Oidor era natural de las villas de Agreda y Corbera, del Reino de Aragón, porque tuvo en ellas dos hermanos, Francisco de Angulo y Juan de

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Angulo, y con ellos parentescó el Presidente don Dionisio Pérez Manrique, de quien se trata adelante.

XII. El Licenciado Diego de Villafañe, en lugar del Oidor Maldonado, recibido en 13 de agosto de 1561; fue su mujer y heredera doña Elvira de Acevedo, y parece que era deudo del doctor Francisco de Villafañe, Consejero de Indias, porque ella le remitió el año de 1570, doscientos pesos de oro de veintequilates para fundación de Capellanía en San Jerónimo del Parral de Segovia.

XIII. El Licenciado Juan López de Cepeda, Oidor más antiguo de la isla Española, proveído a Santafé en lugar del Licenciado Grajeda, que fue a presidir a aquélla, recibido en 16 de Junio de 1563 con la misma antigüedad; pasó a Alcalde de Corte de Lima, Presidente de Panamá, y murió siéndolo de Charcas, habiendo sido casado con doña Isabel de Rivera; nacióles en Santafé, el año de 1568, una hija, doña Ana Francisca.

(1) En la actualidad se denomina Hato de Góngora. (2) Don Juan Rodríguez Freile, en su obra ''Conquista y descubrimiento del

Nuevo Reino de Granada,'' al referirse a este acontecimiento, dice: "La noche que se perdió la Capitana sobre la Bermuda, aquella mañana siguiente amaneció puesto en la plaza de esta ciudad de Santafé, en las paredes del Cabildo, un papel que decía: 'Esta noche, a tales horas, se perdió la Capitana en el Paraje de la Bermuda, y se ahogaron Góngora y Galarza, y el General con toda su gente. Tonsóse la razón del papel, con día, mes y año, y no se hizo diligencia de quien lo puso, aunque en la primera ocasión que vino gente de España se supo que el papel dijo exactamente la verdad..." Y a Por este y otros motivos se siguió causa criminal contra la negra Juana García y sus hijas, quienes confesaron llanamente todo lo que había pasado. "Sustaneaciada la causa, sigue diciendo Rodríguez Freile, el señor Obispo pronunció sentencia en ella contra los culpados. Corrió la voz eran muchas las que habían caído en la red, y tocaba en personas principales. En fin, el Adelantado don Gonzalo Jiménez de Quesada, el Capitíin Zorro, el Capitán Céspedes, Juan Tafur, Juan Ruiz de Orejuela y otras personas principales acudieron al señor Obispo, suplicándole o se pusiese en ejecución la sentencia en el caso dada, y que se considerase la tierra esa nueva y que era mancharía con lo proveído. "Tánto le aprestaron a Su Señoría, que depuso el auto. Topó sólo con Juana García, que la penitenció poniéndola en Santo Domingo, a horas de la misa mayor, en un tablado, con un dogal al cuello y una vela encendida en la mano, a donde decía llorando: "¡Todas, todas lo hicimos, y yo sola la pago!" Desterráronlas a ella y a las hijas de este Reino.'' (Juan Rodríguez Freile, ''El Carnero,'' páginas 104, 117 y 118, Bogotá, Imprenta Nacional, 1942).

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Primer Presidente, Gobernador y Capitán General

XIV. El doctor Pedro Díaz Venero de Leiva fue el primer Presidente de esta Real Chancillería, que desde su fundación hasta que le recibió en 21 de febrero del año de 1564, había ella tenido el gobierno, provisión de encomiendas y administración militar y del Patronato Regio, como se ha dicho, y juntamente fue el tercero Gobernador y Capitán Peral que tuvo el Nuevo Reino de Granada (por haber sido el primero el Adelantado don Alonso Luis de Lugo en sucesión de su padre don Pedro Fernández de Lugo, por su capitulación, porque gobernando éste a Santa Marta se empezó el descubrimiento y conquista, y antes de conseguirse murió. Y el segundo el Licenciado Miguel Díez de Armendáriz, que residenció al otro, y estando con el gobierno se fundó la Audiencia). Llamáronle, por su piadoso y prudente obrar, Padre del Reino, adonde vino de Consejero de la Contaduría Mayor de Castilla, con salario de cinco mil ducados; y pasados nueve años se volvió a España.

Su título de Gobernador dice: "Para que vos solo tengáis la Gobernación de la dicha tierra y de todo el distrito de la dicha Audiencia, ansí y como lo tiene el Visorrey de la Nueva España y proveáis los repartimientos de indios y oficfios, etc," Con que se principió la independencia de Virreyes y segregó de los del Perú con la similitud de los de Nueva España y la misma cláusula contenían los títulos de los inmeditos sucesores y se hallara en el Real Despacho de 1º de agosto de 1572 del Licenciado Francisco Briceño. Redujo el dotor Andrés Díaz Venero de Leiva los indios a pueblos, porque antes no tenían esta forma sino la de vivir de por sí en lo común, aunque había algunas poblaciones, y en cada una hizo hacer iglesias, que fueron más de cuatrocientas, ayudado de su Obispo don fray Juan de los Barrios, y les señalo términos y tierras que vulgarmente se llaman Resguardos de Indios; hizo ordenanzas de su gobierno, y para reducirlos a policía y minas de esmeraldas descubiertas en el distrito de la ciudad de Muzo en su tiempo, y de oro en varias y diversas partes; que se abriesen caminos y se pusiesen puentes; introdujo recuas, exonerando a los indios cargar a cuestas, que era lo usado, por no haber otro modo, y ser el que usaban en su gentilidad y para el trajín y cría condujo ganado caballar y pollinos; erigió intérpretes de la lengua de los naturales y que un Oidor fuese su protector; fomentó y dio orden en su doctrina y doctrineros, y que religiosos saliesen a misiones para enseñarlos y predicarles en todas partes; y que para sus niños hubiese escuela y colegio en que se criasen.

Dispuso diferentes puntos del mejor régimen de la Audiencia, y para la administración de la Real Hacienda y ejercicio de oficiales reales, encargándoles la cobranza de penas de Cámara y demás condenaciones; y que la caja de Su Majestad se pasase a las casas reales de su morada, que el Tesorero la tenía en las de su habitación, y les dio aposentos para en que estuviese y para su despacho; prohibió se comerciase con oro en polvo, sino fundido y marcado; ordenó que los vecinos encomenderos residiesen en las ciudades y villas, en cuyo territorio caían sus encomiendas, haciendo vecindad, y fue instrumento de otros

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aumentos de estas provincias.

Salazar de Mendoza le hace este elogio: "Puédese ver en este insigne varón cuán compatibles son la ropa larga de las letras y la corta de las armas, pues en las unas y en las otras fue tan excelente, que le puedo hacer tercero (en el paralelo de Plutarco) con Demóstenes, el griego, y Cicerón, el latino, esclarecidos y famosos ambos en la oratoria, en el gobierno de sus repúblicas y en el manejo de las armas; no sé en qué habrá sido más señalado, en aquello o en esto; en esto o en aquello" (1).

Volvió a España y murió a 1 de junio de 1576, siendo del Consejo Real de Indias, y está enterrado con epitafio en capilla suntuosa, que fundó en el monasterio de San Francisco de Valladolid era hijo de don Pedro Sanz Venero de Leiva, señor de los heredamientos que tuvo la casa de Venero en Zeladilla de Sotobrín, cerca de Burgos, y de doña María Sanz de Orna y Sandoval, Señora de la casa de Orna en el lugar de Pontonés, en la Junta de Riba de Montes, descendientes de Pedro Frenández Ornecino de Sandoval y doña María Ruiz de Cortés, su mujer, que dieron sus palacios y vasallos de Zeladilla a la iglesia de Burgos; nieto de don Pedro Sanz Venero de Leiva, señor de la casa de Venero y sus heredamientos, y de doña Mencia Sanz de Venero, su mujer y parienta; biznieto de Fernán Sanz de Venero y de doña Isabel de Leiva, su consorte, hija de Juan Martínez de Leiva, señor de la casa y estado de Leiva, y de doña Constanza Hurtado de Mendoza, su mujer, hija de Juan Hurtado de Mendoza, señor de Medndíbil y la Ribera, y de su mujer doña Leonor de Guzmán, progenitores de los Condes de Baños, Marqueses de Leiva y de la casa de los príncipes de Asculi.

Armas de Venero

La casa de Venero procede de los Godos; son sus armas un castillo blanco en campo colorado puesto sobre una roca blanca, un pino a la puerta y atados dos lebreles al pie del castillo; y otros traen un escudo dorado un árbol y al tronco un terreno colorado.

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Armas de Leiva - Armas de Zárate

Y las armas de Leiva son un castillo de oro verado de sangre en campo verde, orlado con trece estrellas de oro en campo rojo, acuartelados, con las tres onzas o leones de oro sobre sangre, que son las Reales de Inglaterra (Fig. 25) (2).

Figura 25: Armas de Leiva

Esta unión por casamiento dio principio a apellidarse Veneros de Leiva. Fernán Sanz de Venero fue famoso Capitán en la guerra de Granada y señor de la casa de los Veneros, que está en el lugar de Castillo, en la merindad de Transmiera, solariega, antiquísima y cabeza en la montaña del valeroso bando de los Giles, contra el de los Negretes, no menos ilustre; precede a todas en las Juntas de la Merindad con primera voz y voto; lleva la tercia parte de los diezmos de la iglesia de Castillo; y la sepultura que tiene en ella es siete pies, preeminente a todas. En Santa María de Santoña goza de tiempo inmemorial por particular prerrogativa, el cuarto de la vaca y hogaza que ofrece a Nuestra Señora la víspera de la Ascensión y otras muchas preeminencias que constan de ejecutoria de Chancillería de Granada, de 14 de diciembre de 1527, refrendada de Cristóbal Vallejo.

El Andrés Díaz Venero de Leiva fue colegial mayor de Santacruz de Valladolid, año de 1548, catedrático de vísperas de cánones, Fiscal y Oidor del Consejo y

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Contaduría Mayor por los años de 1554 y casado con doña María de Ondegardo y Zárate, que con sus cuatro hermanos, Polo de Ondegardo, Oidor de Lima, de los primeros que remitió al Emperador Carlos V de sus reales quintos un millón doscientos mil castellanos de oro y plata, y Maese de Campo General en el ejército contra Gonzalo Pizarro, del General Licenciado Pedro de la Gasca; Diego de Zárate, Capitán de Infantería y de caballos en el Perú; don Alonso de Ondegardo, Arcediano de Valladolid y Canónigo Doctoral de Toledo; Lupercio Díaz de Zárate, Canónigo Doctoral de Osma y Comisario de la Inquisición de Valladolid; todos cinco hijos legítimos de Diego López de León Ondegardo, Alguacil Mayor de la Inquisición de Cuenca y Córdoba, Tesorero General de la de Jaén y Granada hasta el año de 1538, en que murió, y de doña Jerónima de Zárate, hija de Lupercio Díaz de Zárate, que sirvió cuarenta años de Secretario del Emperador y del Rey Católico y de la Santa General Inquisición, nacido en la Provincia de Alava de la nobilísima casa de Zárate (cuyas armas son: nueve panelas de plata de tres en tres en campo rojo) (3), y de doña Isabel de Polanco Marañón, su mujer, hija de Hernando de Polanco, señor de esta casa, en el Consejo de Polanco, en Santillana, y de doña Mencia Marañón y Ahumada, su mujer (4).

La antiquísima y noble casa de Ondegardo es en Milán, donde por los años de 1350 fue Beltrán de Ondegardo, pariente mayor de este linaje, senador en ella y patricio, el cual está enterrado en su capilla de San Agustín de Milán.

Armas de Ondegardo

Son sus armas cuatro almenas, la mitad negras y la otra mitad doradas, en campos encontrados (5); y éstas se ven en el monasterio de Nuestra Señora de Huerta, donde labró un cuarto Polo de Ondegardo, siendo allí abad por su hermano fray Beltrán. Tienen ejecutoria de nobleza por Valladolid, año de 1517, refrendada de Fernández del Peso. Las mismas dignidades tuvo Agustín de Ondegardo, su hijo, que en Isabel de Erua, su mujer, engendró a Polo de Ondegardo, el viejo, que pasó a España el año de 1432, avecindado Valladolid y cofrade del hospital de Esgueva hasta el año de 1504, en que murió, habiendo sido casado con Marí López de León, hermana de los Comendadores Jorge y Francisco de León, hijos los tres de Garcí López León, señor de en Valladolid, que está casa en frente de la de los Orates y patrón de la capilla de Santa Catalina en el monasterio de San Francisco, y de doña Catalina Mudarra, su mujer.

Fue su hijo mayor Diego López de León Ondegardo, casado con doña Jerónima de Zárate, padres de doña de María Ondegardo y Zárate, y sus cuatro hermanos, como se ha dicho, que de sola la hembra mayor tuvo sucesión y se continúa en los Velásquez de Velasco, porque el único seglar, que fue don Diego Venero de Leiva, del hábito de Santiago, Regidor de Valladolid, y con las otras ocupaciones que adelante se refieren, no dejó hijos de su mujer doña Ana de Santisteban. A esta señora doña María de Ondegardo y Zárate dedicó Pedro Núñez del Aguila un

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libro de Coloquio de los ociosos, en que se refieren sucesos del Nuevo Reino de Granada.

El Presidente y su mujer tuvieron seis hijos y tres hijas que son: don Jerónimo Venero de Leiva, del hábito de Santiago, Arzobispo de Monreal, en Sicilia, que nació en Valladolid, año de 1558, y en el de 1620 entró en el Arzobispado que compuso un libro muy selecto, de Examen de Obispos. Segundo, el doctor don Carlos Venero de Leiva, Canónigo de Toledo y Capellán Mayor de la capilla de los Reyes viejos de allí y Gobernador del colegio de las cien doncellas. Tercero, don Diego Venero de Leiva, caballero del hábito de Santiago, Capitán de Infantería y de caballos tres veces en las guerras de Flandes, Francia y Italia, Gobernador y Capitán General de la ciudad de Mebilla, en Africa, que nació en la Santafé de de Bogotá el año de 1567. Cuarto, el Maestro fray Pedro Venero, de la orden de Santo Domingo, colegial complutense, consultor del Santo Oficio de La Inquisición, Prior y Procurador General de su Provincia.

Quinto y sexto, don Luis y don Lope, que murieron temprano; y las hijas doña Juana Venero Leiva, doña Jerónima de Zárate y doña Mariana Venero; estas dos últimas monjas en Santo Domingo el Real de la Corte; y la primera mujer de don Juan Velásquez de Velasco, Comendador de Peña Uxenda, en la orden de Santiago, señor de las villas de Villavacherin, Sinoba, Almendros, Hijuelos y Villasechito. Hallóse militando en la goleta y en la batalla naval de Lepanto y en la de Navarino, Capitán de infantería, y fue Superintendente General de espías castellanas y de inteligencias secretas, Capitán General de la Provincia de Guipuzcoa y castellano del castillo de Fuente Rabia, el último que non autoridad del Capitán General le tuvo; y dispuso ejército Y armada de mar contra las sediciones de Aragón; y de su matrimonio tuvo a don Andrés Velásquez de Velasco y Venero, Comendador de Mirabel en la orden de Santiago, profesor de varias lenguas por haberse dado aprovechadamente a su estudio.

Militó debajo de la mano de don Martín de Padilla, Adelantado Mayor de Castilla; fue del Consejo de Ordenes y casado con doña Josefa de Guzmán, de la nobilísima casa del Toral, y tuvo por hijo a don Andrés Velásquez de Guzmán.

También hallamos por autor del Enchiridión de los tiempos, a fray Alonso Venero, religioso dominicano, natural de Burgos, que será de este linaje.

Trajo el Presidente en su compañía deudos, como fueron el Licenciado Venero, abogado, y a Luisa Venero, mujer del Capitán Gonzalo de León, que habiendo muerto éste el año de 1573 con hijos y uno del mesmo nombre, casó segunda vez con el Capitán Juan de Almansa, de quien tuvo a doña Jerónima, que nació el año de 1582; a Agustín en el de 1584 y a Diego de Almansa, que fue Regidor de la ciudad de Santafé.

XV. El Licenciado Alonso de la Torre, tercer Fiscal recebido en 1º de junio de

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1566, túvole la Audiencia algún tiempo suspenso por arrebatado. Fue promovido a Oidor de Santo Domingo y Panamá. Era natural de Iniesta, en la Mancha, y casado con doña Beatriz de Escobar, que nació en Valladolid, hija legítima del Capitán Francisco de Escobar, natural de Sahún, originario de Palacios de Meneses en Campos, y de doña Isabel de Pereira; y el Alonso de la Torre y su mujer tuvieron hijos a don Julián de la Torre, Deán de Trujillo en el Perú, que nació en Santafé de Bogotá el año de 1566, y a doña Magdalena de la Torre y Escobar en el año de 1571, y casó en Trujillo con don Luis Roldán Dávila y dejaron sucesión; y asímismo a doña Isabel en el de 67 y don Gaspar en el de 69, doña Beatriz en el de 72, y otro doña Beatriz en el de 73, y a doña Francisca en el de 74.

XVI. Licenciado don Diego de Narváez, en 1ugar del Oidor Villafañe, año de 1572; fue después Oidor de Lima.

XVII. El Licenciado Gedeón de Hinojosa, caballero del hábito de Santiago, Consejero de Ordenes, fue nombrado por Presidente, Gobernador y Capitán General del Nuevo Reino de Granada, y aunque se describe aquí no se pone el número por no haber venido.

XVIII. El Licenciado Francisco Briceño (ya nombrado en el parágrafo IV), de Presidente de Guatemala, promovido a Santafé, fue su segundo Presidente, Gobernador y Capitán General con salario de un cuento y seiscientos mil maravedís, que hacen cinco mil ochocientos y ochenta y dos patacones y noventa y seis maravedís, que es el doblo de ochocientos mil, maravedís del salario del Oidor. Tomó posesión en 23 de marzo de 1575 y murió en Santafé, día de Santa Lucía, 13 de diciembre del mismo año, al catorceno de su enfermedad con gran loa de su buen proceder, limpieza y rectitud (6). Ignoro su naturaleza, aunque sé que hay Briceños en Trujillo y en Arévalo; y un autor dice: Briceño es apellido de caballeros hijosdalgo, poblaron en Arévalo, donde tienen mucha notoriedad, y los hay en otras muchas partes, de los cuales fue Jerónimo Briceño y Mendoza, que casó con doña Michaela de la Cueva, con sucesión. Y un nobiliario refiere:

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Armas de Briceño

"Los Briceños son naturales de Arévalo con casas antiguas y de nobles caballeros; traen por armas un escudo azul y en una águila de oro, pico y pies colorados y orla de oro con ocho aspas de San Andrés, azules" (Fig. 26) (7).

Figura 26: Armas de Briceño

XIX. El Licenciado Francisco de Auncibay, en lugar del Oidor Cepeda, año de 1547, y fue mudado a Quito. Escríbese que la casa solariega de Auncibay es en el valle de Ayala, cerca de la de Ugarte, y que procede de la de Zamudio, que desciende de los Reyes de Navarra.

XX. El Licenciado Antonio de Cetina (en lugar del Oidor Angulo de Castejón y del Licenciado don Lorenzo de Carvajal, que se había nombrado y murió), recebido en 22 de agosto de 1575. Fue promovido a Guatemala, donde murió, sin hijos; y su mujer doña Olalla de Carvajal Ponce de León y Figueroa, hija quinta de don Pedro Ponce de León, que fue Gobernador de Caracas, y de su mujer doña María de Figueroa, como se dice en el árbol del Mariscal Hernán Venegas Carrillo Manosalvas. El origen del linaje de Cetina es de Aragón de un lugar deste apellido, tomado de un señor que le poseía.

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XXI. El doctor Luis Cortés de Mesa, en lugar del Oidor Narváez, recebido en 26 de septiembre de 1576, murió degollado en la plaza de Santafé por una muerte, en edad de treinta y cuatro años (8); trátase de su genealogía en el árbol de don Gonzalo Jiménez de Quesada.

XXII. El Licenciado Juan Rodríguez de Mora, Oidor más antiguo de Panamá, mudado con la misma antigüedad a Santafé, donde la tuvo, habiendo sido recebido en 31 de enero de 1578, y estuvo sólo en ella el de 1581. Fue casado con doña Ana de Villafañe.

XXIII. El doctor don Lope Díez de Aux de Armendáriz, cuarto señor de Cadreita y tercero Presidente, Gobernador y Capitán General del Nuevo Reino de Granada, recebido en 29 de agosto del año de 1578 con cinco mil ducados de salario; vino de Presidente de Charcas y de Quito, y su Visitador. Nació en el pueblo de Cadreita, mayorazgo de sus padres, en que sucedió en el Reino de Navarra; hijo legítimo de don Luis Díez de Aux de Armendáriz y de doña Inés de Castrejón, vecinos de Tudela de Navarra. Su origen fue de Juan Diego Caballero, ilustre de Francia, de la ciudad de Aux, de donde pasó el año de 1250, y le dieron los Reyes de Aragón el señorío de Bielsa (como escribe Jerónimo de Blancas), y sus descendientes tomaron por apellido el patronímico de Díez de Aux. (1) Salazar de Mendoza, ''Crónica del gran Cardenal de España,'' libro II,

capítulo 35. (2) Bibliografía-"Formulario de Armería," de Miguel de Salazar, M., folio 71

vuelto-"Nobiliario Antiguo,'' M. y anónimo, folio 221, signatura 1.189, en la Sala de Manuscritos de la Biblioteca Nacional de Madrid- "Nobiliario," de Lorenzo de Padilla, M., folio 122 vuelto- "Apuntamientos genealógicos," de Vidal, M., tomo I, folios 122 y 125- "Historia genealógica de las familias de Andalucía," de Pedro de Lezcano, M., folio 132 vuelto-Alberto y Arturo García Carrafa, "Diccionario Heráldico y Genealógico de apellidos españoles y americanos," tomo XLVIII, páginas 100 y 101, Salamanca, Litografía de Foruny, MCMXXXIII.

(3) Hasta hace pocos años Se conservó con especial veneración sobre el portal de la casa del capitán don Juan de Zárate Chacón, en la ciudad de Tunja (hoy carrera 4ª, número 5 - 50), el escudo de armas de esta familia, que consistía en una encina, sobre la cual, contornado, aparecía un fogoso corcel, bien diferente, por cierto, del citado en este volumen por Flórez de Ocáriz. Ulises Rojas, ''Escudos de armas e inscripciones notables de la ciudad de Tunja," página 87, Bogotá, Talleres de la Cooperativa Nacional de Artes Gráficas, MCMXXXIX.

(4) Argote de Molina, ''Nobleza de Andalucía,'' libro I, capítulo 81. (5) No se hace figurar el escudo de armas de esta distinguida familia entre

los grabados que ilustran esta edición, por no existir en la actualidad

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en los extensos territorios que formaron el Nuevo Reino de Granada, hoy Colombia, Ecuador, Panamá y Venezuela, familias que lleven este apellido.

(6) Rodríguez Freile, quien se encontraba en esta ciudad al tiempo de su fallecimiento, nos cuenta: ''Yendo yo a la escuela (que había madrugado para ganar la palmeta), llegando junto al campanario de la iglesia mayor, que era de paja, y también lo era la iglesia por haberse caído la de teja que hizo el señor Arzobispo don fray Juan de los Barrios hasta la capilla mayor, asomóse una mujer en el balcón de las casas reales, dando voces: "¡ Que se muere el Presidente! ¡Que se muere el presidente!" Hernando Arias Torero, que era mayordomo de la obra de la iglesia mayor, se estaba vistiendo junto a la puerta de su casa: oyó las voces, y sin acabarse de vestir fue corriendo por la plaza a casa del Presidente . Antonio Cid, que era cantero de la propia obra, venía saliendo por la esquina de la calle real; Y como vio correr a Hernando Arias, partió tras de él corriendo. Llegando al campanario, donde yo estaba, soltó la capa diciendo: "Niño, tráeme esta capa;" alcéla y fuíme tras ellos. Subimos a la cama del Presidente, pero cuando llegamos ya estaba muerto. Dijo la mujer que de una purga que había tomado, que no pudo echar del cuerpo. Está enterrado en la Catedral de esta ciudad.'' (Juan Rodríguez Freile, ''El Carnero-Conquista y descubrimiento del Nuevo Reino de Granada," páginas 139 y 140, Bogotá, Imprenta Nacional, 1942).

(7) Bibliografía_Juan Rodríguez Freile, ''El Carnero-Conquista y descubrimiento del Nuevo Reino de Granada,'' páginas 101, 102, 104, 139, 141 y 381, Bogotá, Imprenta Nacional 1942-Vicente Dávila, ''Don Sancho Briceño," Caracas, Tipografía Americana, 1927.

(8) En ''El Carnero'' encontramos los siguientes datos sobre la muerte de este desventurado Oidor, quien no quiso apelar de la sentencia dietada contra él, a pesar de haber sido rogado e importunado por el propio Presidente de la Real Audiencia, Oidor y Visitador de ella, por el Arzobispo, prebendados y de todos sus amigos, no eran pocos: "Llegó el día de la ejecución de la sentencia. Habíase hecho el cadalso entre la picota y las (asas reales. El primero que vino a él fue el señor Arzobispo don fray Luis de Zapata y Cárdenas… Sacaron al doctor Mesa por la puerta de las casas reales, a pie, con una argolla de hierro y al, pie y un eslabón de cadena por prisión. En esta puerta le dieron el primer pregón, que fue del tenor siguiente: "Esta es la justicia que manda hacer el Rey nuestro señor, su Presidente y Oidores en su real nombre, a este caballero que inató a un hombre: que muera degollado." Allegó al cadalso, subiendo a él por una escalerilla, vio en una esquina del tablado al verdugo una espada ancha en las manos. Conociólo, que

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había sido esclavo suyo, y el propio doctor lo había quitado de la horca y hecho verdugo de la ciudad. En el punto que lo vio perdió el color y el habla, y yendo a caer le tuvo el señor Arzobispo y el doctor Juan Suárez, cirujano que había subido al tablado a guiar la mano al verdugo. Consoló Su Señoría al doctor Mesa, y vuelto en sí, con un gran suspiro, dijo: 'Suplico a Usía me conceda una merced, que es de las postreras que he de pedir a Usía.' Respondióle: 'Pida vuesa merced, señor doctor, que como yo pueda y sea en mi mano yo lo haré.' Díjole entonces: 'No consienta Usía que aquel negro me degüelle.' Dijo el señor Arzobispo: 'Quiten ese negro de ahí.' Dieron con el negro del tablado abajo. A este tiempo sacó el doctor Mesa del seno un papel de muchas satisfacciones, y de ellas diré sólo una por tenerla citada. Dijo en alta voz, que le oían los circunstantes: 'La muerte de Juan Rodríguez de los Puertos fue injusta y no a derecho conforme, porque los libelos infamatorios que se pusieron contra la Real Audiencia la cual razón lo ahorcaron, no los puso él, que yo los puse.' Prosiguió por todas las demás, y acabadas, se hincó de rodillas, absolviólo el Arzobispo, que a esto fue a aquel lugar, y habiéndole besado la mano y Su Señoría dádole la bendición le dijo: 'Suplico a Usía me conceda otra merced, que ésta es postrera súplica.' Respondióle: 'Pida vuesa merced, señor doctor, que como yo pueda, yo lo haré.' Díjole entonces: 'No permita Usía que me despojen de mis ropas.' Sacó el señor Arsobispo una sortija de oro, rica, de la mano y dióla al doctor Juan Sánchez, diciendo: 'No le quiten nada, que yo daré lo que fuese.' Con esto se bajó del cadalso, y acompañado de los prebendados, mucha clerecía y gente popular, se fue a la iglesia, y llegando a ella oyó doblar, enconieudíindolo n 1)ios, y esperó a enterrarlo, que, degollado, con toda su ropa, le metieron en el ataúd y lo llevaron. Esta enterrado la Catedral, en la capilla de Santa Lucía.'' (Juan Rodríguez Freile, ''El Carnero,'' páginas 169 a 171, Bogota, Imprenta Nacional, 1942).

Armas de Díez de Aux

Son sus armas una estrella de dieciséis rayos (Fig. 27). Deste precedió Juan Díez de Aux, que casó con doña Martina, domiciliarios de Daroca y padres de Fernando Díez de Aux y Martín Díez de Aux, Justicia Mayor de Aragón, de quien se derivan los señores de Alfosea, los de Sisamon, Cetina y otras casas. El Fernando Díez de Aux casó con doña Catalina Porquet, señores de Permisan y Lucenic. En el reinado del Emperador don Alonso de las Españas se halla don Pedro Tizón, señor de Cadreita y Monteagudo; y el Palacio de Armendáriz está en la tierra que tiene su apellido, en la sexta Merindad de Navarra, que es San Juan de Pie del puerto.

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Figura 27: Armas de Diez de Aux

Armas de Armendáriz

Sus armas, escudo escarcelado, el primer y postrer cuartel de azul con castillo de plata. El segundo y tercero, de oro con dos vacas coloradas con esquilas negras, puestas en pal (Fig. 28).

Figura 28: Armas de Armendáriz

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El primer señor de Cadreita con apellido de Armendáriz es Jaime Díez de Aux y Armendáriz, caballerizo mayor del Príncipe don Carlos de Viana y Gobernador del Estado de Gandía y Monteblanc, Capitán de Corella y su frontera, Alcaide de su Castillo. Tuvo por mujer a doña Graciana de Armendáriz, y fueron padres de don Jaime Díez de Aux y Armendáriz, segundo señor de Cadreita, valeroso soldado y General de la caballería de Perpiñán, cuya mujer fue doña Leonor de Varaiz, y tuvieron por hijos a don Luis Díez Aux de Armendáriz, doña Graciana Díez de Armendáriz, mujer del segundo Meneaut de Beaumont y Navarra, y a doña Isabel de Armendáriz, que caso con Juan González de Castrejón, hermano de la doña Inésde Castrejón, mujer de don Luis Díez de Aux y Armendáriz, tercero señor de Cadreita, que casaron a trueque, y padres éstos últimos del Presidente don Lope Díez de Aux y Armendáriz, que de su mujer, doña Juana de Saavedra, tuvieron por hijos a don Sancho de Armendáriz, doña Inés de Castrejón, don Gonzalo, doña Bárbara de Saavedra, doña Ana, que nació el año de 1578 y vivió poco; don Luis; doña Graciana, nacida en Santafé el año de 1579; don Lope y don Diego de Armendáriz; y el padre murió suspenso en visita en la ciudad de Santafé el año de 1585 y está enterrado en el convento de San Francisco; y de sus hijos el don Lope Díez Aux de Armendáriz fue General en propiedad de los galeones de la plata de la carrera de Indias, del Consejo de Guerra y Mayordomo del Rey, primer Marqués de Cadreita, Embajador Extraordinario de Alemania y Virrey de la Nueva España; casó con doña Antonia de Sandoval y Rojas y tuvieron una hija única a doña Juana de Armendáriz, segunda Marquesa de Cadreita y Duquesa de Alburquerque por el marido don Francisco Fernández de la Cueva, octavo Duque, que fue Virrey de la Nueva España; y los referidos doña Inés de Castrejón y Juan González de Castrejón, fueron dos de diez hermanos hijos de Diego de Castrejón y de su mujer doña Catalina de Alagón, descendientes de la casa de los Condes de Vástago.

Armas de Orozco

XXIV. El Licenciado Miguel de Orozco, cuarto Fiscal (en lugar del doctor Salcedo, Oidor de Panamá, mudado a esta Fiscalía, que murió sin llegar), recebido en 15 de septiembre de 1579, fue promovido a Fiscal y Oidor de Quito, adonde pasó. Fue su mujer doña María de Caycedo, natural de Granada (hermana del Licenciado Alonso de Caycedo, abogado allí) y tuvo por hija a doña María de Orozco y Caycedo, cuyo primo fue Martín de Caycedo y Mendoza, que se avecindó en Mariquita, de quien se trata en el árbol de Antonio de Olaya. Del linaje de Orozco se dice: "Que es casa tan antigua y es de tánta nobleza, que se pierde de vista; traen su origen de don Sancho López, quinto señor de Vizcaya, que murió en Cubijana de Morillos viniendo de ayuda al Conde de Castilla, de la batallada de Acinas, que por otro nombre es llamada la del Vado de Cascajar.

Este caballero tuvo por hijo a Iñigo Sánchez, que sucedió a su padre en el valle de Orozco, de quien descendió Iñigo López de Orozco, señor de las villas de Santa Olalla, Daganco y Coveña, que por no tener hijos legítimos varones, repartió su casa y vasallos entre sus hijos, que hoy están inclusos en la casa de los Condes

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de Coruña y Orgaz y en la de Arias González de Valdés, señor que fue de Beleña." Y Argote: " Los del apellido Orozco (casa ilustre de Vizcaya, descendiente de los mismos della, como se verá en el capítulo 82 deste primer libro) pusieron en cuartel los lobos negros de Vizcaya en campo de plata y en medio de todo el escudo una cruz roja con cinco aspas de oro, y por orla ocho aspas de oro en campo rojo, que son por todas trece aspas, como se ven en este escudo (Fig. 29).

Figura 29: Armas de Orozco

Hay en Ubeda mayorazgo deste linaje que fundó el Licenciado Orozco, Comendador de Villahermosa, de la orden de Santiago y del Consejo de Ordenes que en aquella ciudad casó con una señora del linaje de Mejía, y en ella tuvo a Rodrigo de Orozco, Comendador de la misma encomienda de Villahermosa, de la orden de Santiago, en quien instituyó mayorazgo (1). Y otro nobiliario: "Es linaje muy antiguo y de nobles caballeros este de Orozco en este Reino. En tiempo del Rey don Alonso, el que ganó las Algeciras, fue un caballero llamado Iñigo López de Orozco, y cuando este Rey venció a Albobacén, Rey de Marruecos y de Tremecén, en la del Salado, el quinto de lo que allí ganó enviólo al Papa, que era en Aviñón, en que había muchos caballos, moros, jaeces y joyas de gran valor. Y

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este Iñigo López de Orozco era señor de Santa Olalla, y él le llevó este presente, trajo del Papa, que hacía gracia al Rey de las tercias de todos sus reinos.

Las armas deste linaje es un escudo blanco y en medio una cruz colorada de todo trance, que hace el escudo cuarteles y en cada cuartel un lobo negro; y el escudo con una orla colorada, y la cruz y la orla es toda llena de aspas amarillas."

XXV. El Licenciado Pedro Zorrilla, en lugar del Oidor Mesa, que se había promovido a Guadalajara, recebido en 22 de septiembre del año de 1579; fue casado con doña Francisca Sanguino y mudado a Quito, y el que empezó el sumario de las leyes de Indias, que prosiguió, perfeccionó y sacó a luz don Rodrigo de Aguiar y Acuña, Consejero de Indias.

XXVI. El Licenciado Juan Bautista Monzón, natural de Madrid, Visitador desta Real Chancillería, que le suspendió y prendió por sus procederes, vino a serlo de Oidor de Lima, adonde volvió por haber llegado a ser el más antiguo desde Cartagena, con noticia de vacante de Virrey, variando el asunto que tuvo de ir a España. Fue su hijo don Fernando Monzón, primer marido de doña Jerónima de Urrego, hija de Antón de Olalla, como se hallará en su árbol genealógico; y este casamiento fue una de las causas para su suspensión y otra haber tenido por hija natural a Juana Monzón en Angelina india hija de Pedro Inga, natural del Cuzco, sobrino del gran Inga, señor que fue de las Provincias del Perú, y del Pedro eran hermanos Juan Cayo, el gran Inga, por sucesor, que dejando a Cristóbal, su nieto, murió en Santafé. Y Alonso Inga, Padre de Francisco Anacona, Diego y Juan; y el Pedro era hombre de pelea, y con dos hijos cuando los españoles ganaron elCuzco, y luégo se bautizó; murió de más de ciento dieciséis años en el de 1600 en la ciudad de Santafé, adonde entró, y los otros hermanos y una hermana, con el Adelantado don Sebastián de Belalcázar el año de 1539; fue casado con Beatriz, india natural de Jaquijaguana, Provincia del Perú, de quien no tuvo hijos, y en mujer soltera, siéndolo él, hubo a Beatriz Nusta Angelina, ya nombrada, y a Antonia, casada con Francisco Anacona, su primo; y siendo casado el Pedro Inga, como lo fue más de cuarenta años, tuvo por hijos a Mateo y Pedro. La Juana Monzón casó con Lorenzo Gómez y procrearon a Francisco Gómez Monzón y Juana Gómez Monzón.

XXVII. El Licenciado Cristóbal de Axcoeta, vascongado, Oidor de Guatemala, promovido a Santafé y recebido 15 de marzo de 1581; murió soltero en 9 de mayo del mismo año, habiéndose hallado aquella tarde en el Acuerdo de la Audiencia; está enterrado en la iglesia Catedral (2).

XXVIII. El Licenciado Alonso Pérez de Salazar, gran celador de la justicia y seguidor de delincuentes, en lugar del Oidor Zorrilla, recebido en 20 de agosto de 1582, fue suspendido en visita por Juan Prieto de Orellana, y restituído por el Real Consejo de las Indias con su antigüedad; no quiso volverse y se retiró pobre a vivir en Navalcarnero. Cometiósele un pleito que votó contra el Rey, y el prudente don

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Felipe II le premió su rectitud con la Fiscalía del Consejo de Indias sin ir consultado; y ignorándose dónde estaba, lo advirtió, que ha sido uno de los celebrados ejemplos de su singular memoria. Ascendió a Consejero; fue casado con doña María de Rosales, que murió en Santafé el año de 1583, en que le nació una hija, doña Antonia, y antes tuvieron a don Alonso Pérez de Salazar, Presidente de Quito y Charcas, que de ordinario sigue a la virtud el premio, y así dice Boccio: "Jamás quedó premio la virtud." Y Plauto: "La fortuna siempre dio la ventaja a la virtud y que no muere el que por la virtud se pierde." Porque (según el mismo): "La buena obra tiene quien la favorezca." Y Cicerón: "Siémbra buenas obras y podrás coger fruto dellas."

XXIX. El Licenciado Gaspar de Peralta, Oidor en lugar del Licenciado Hinojosa, que lo era de Quito, y promovido a Santafé, que sin llegar a ésta murió, con que se proveyó la plaza en el otro que se hallaba Fiscal de Quito, y fue recebido por Oidor en 25 de agosto de 1582; suspendióle el Visitador Juan Prieto de Orellana, y restituído del Consejo volvió a ejercer desde 23 de octubre de 1589 pocos días, por venir mudado a Charcas, donde fue.

XXX. El doctor Francisco Guillén Chaparro, quinto Fiscal, recebido en 28 de agosto de 1582, ascendió a Oidor y tomó posesión en 1º de diciembre del mesmo año, en lugar del Licenciado Castillo, que lo había sido en la isla Española, mudado a Santafé, y viniendo murió en San Lúcar de Barrameda; el Chaparro vino a quedar solo en el despacho de la Audiencia y gobierno por la suspensión de sus compañeros, por visita, y permaneció en esta forma gobernando el Nuevo Reino de Granada tres años, y pasó a Oidor de Guadalajara.

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Armas de Orellana

XXXI. El Licenciado Juan Prieto de Orellana, Visitador, vino de España el año de 1582 por las revueltas sucedidas con su antecesor Juan Bautista Monzón, a quien sacó de la cárcel lúego que llegó. Y el año de 1585 se volvió y murió en la Corte, y su cárcel, tan pobre, que le enterró de limosna FranciscoVelásquez su opuesto, por resultas de la visita, en cuyo seguimiento había ido. Del apellido Prieto se trata en el árbol de Juan Gómez Portillo. El de Orellana es de la ciudad de Trujillo, procede de los Bejaranos por el señorío de Orellana de la Sierra, y traen por armas en campo de plata diez roeles azules (Fig. 30).

Figura 30: Armas de Orellana

Armas de Albornoz

XXXII. El Licenciado Bernardino de Albornoz, sexto Fiscal, fue recebido en 4 de mayo de 1584, y el de 1592 promovido a Charcas. Los de Albornoz descienden del Conde don García de Cabra, ayo del Príncipe don Sancho, que murió en la batalla de los Siete Condes; y otro nobiliario dice que la casa de Albornoz es en la Mancha, en el Marquesado de Villena, y son sus armas escudo de oro con banda verde ancha atravesada (Fig. 31) (3).

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Figura 31: Armas de Albornoz

XXXIII. El Licenciado Bartolomé Ferraes de Porres, natural de la ciudad de Sevilla, fue recebido por Oidor en Santafé en 16 de febrero de 1587, y por mayo de 1591 murió en ella, dejando por heredera a su mujer doña Ana de la Cueva y Montesdeoca, hermana del doctor Alonso de la Cueva Montesdeoca, jurista, tíos de la suegra de Juan del Río, de quien se trata en el árbol de Martín Galeano.

XXXIV. El Licenciado Diego Rojo del Carrascal, recibido en lugar del Oidor Axcoeta en 16 de febrero de 11587, y en el de 1595 promovido a Charcas.

XXXV. El doctor Antonio González, del Real Consejo de Indias, cuarto Presidente, Gobernador y Capitán General que trajo varias comisiones, fue recebido en 30 de marzo del año de 1590, con salario de diez mil ducados, y pidió licencia haciendo dejación después de siete años de admitida, y arrepentido se hubo de ir a España con prolija residencia, murió y en Valladolid el año de 1601. Dejó en Santafé dos hijas naturales.

XXXVI. El Licenciado Andrés Egas de Guzmán, en lugar del Oidor Peralta, recebido en 11 de agosto de 1592 y promovido a Lima, murió en Santafé, año de 1598, dejando una hija natural.

XXXVII. El Licenciado Miguel de Ibarra, Oidor en lugar de Ferraes de Porres,

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recebido en 11 de agosto de 1592, fue por Presidente a Quito; hizo, como visitador de los indios, ordenanzas de sus corregidores.

Armas de Villagómez

XXXVIII. El Licenciado Bernardino Aller de Villagómez, séptimo Fiscal, año de 1594, fue promovido a Fiscal del Crimen, de México, donde murió, Oidor más antiguo; y en Santafé su suegra doña Isabel Aguayo, madre de doña Mencia de Avila, mujer del Fiscal; un nobiliario dice: "Que los del linaje de Villagómez traen por armas un escudo blanco con una cruz colorada, como la de Calatrava, con cuatro calderones negros a los cuatro rincones de la cruz, (Fig. 32); su solar y naturaleza es Castroverde de Campos; sucedió Juan de Villagómez, por su mujer, en el mayorazgo de Juan Vaca, y por esta razón tiene a Villahamete y su mayorazgo y casa.

XXXIX. El doctor don Luis Tello de Eraso, colegial de Maese Rodrigo o Santamaría de Jesús de Sevilla, recebido en 2 de agosto de 1596, en lugar y por muerte del Licenciado Calderón, Oidor de Charcas, mudado a Santafé; volvióse a España con licencia del Rey, viudo de doña Ana de Vera Barrasa, que murió el mismo año; sin hijos.

XL. El doctor Francisco de Sande, caballero del hábito de Santiago, quinto Presidente, Gobernador y Capitán General del Reino de Granada, recebido en 23 de agosto de 1597 con seis mil ducados de salario, que se ha continuado en los sucesores; vino de Presidente de Guatemala, habiendo sido antes Gobernador de Filipinas, tercero en el orden, porque el primero fue Miguel López de Legaspi, que las descubrió; y el segundo, Guido de la Bazarris; y el tercero, el Francisco de Sande, natural de Caces de Extremadura, que a la sazón era Alcalde de Corte de México, y entró en el gobierno, año de 1575, y en la Provincia de los Camarines, que acabó de pacificar, fundó una ciudad del nombre de su patria Cáceres, por medio de su Capitán Pedro de Chaves. Entró en persona a la isla de Borneo con armada de galeras y fragatas, y la enemiga, que le salió al encuentro, la rindió y apresó, y la población Principal donde el Rey de la isla tenía su asiento y casa; y por medio de Esteban Rodríguez de Figueroa allanó la isla de y la de Mindanao, y le sucedió en el gobierno don Gonzalo Ronquillos de Peñalosa, con que se volvió a la Nueva España a ejercer plaza de Oidor de México; fue el Francisco de Sande muy severo y ejecutivo, de donde provino llamarle el doctor sangre; tuvo diferencias con el Arzobispo don Bartolomé Lobo Guerrero y con algunos republicanos, de que resultó venirle por Visitador el doctor Andrés Salierna de Mariaca, Oidor de México donde casó con doña Leonor Vásquez de Ulloa (hija1egítima de Francisco de Solís Orduña y de doña Ana de Quiñones vecinos de México) tuvieron por hijos a don Miguel de Salierna y doña Isabel, que quedaron en aquella ciudad con su madre, y con el Visitador pasó doña Isabel de Salierna y Vera, natural de la ciudad de Baeza, hermana de doña Catalina y doña Andrea, hijas legítimas todas tres de Pedro de Salierna Maríaca (hermano del

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Oidor) y de doña María de Vera, vecinos de Baeza, en la cual sobrina tuvo dos hijos,Ventura de Salierna, que murió poco después que los padres y Antonia de Salierna, que vive en Santafé sin casar, cuando esto se escribe.

Empezó el Visitador a usar de su comisión en Cartagena como se le mandaba, adonde entró en principio de enero de 1602, y escribió a la Real Audiencia avisándolo, que fue como presentación, y llegó a Santafé por agosto; dícese que el Presidente se echó en las faltriqueras barras de oro, manifestándolo a confidentes suyos con quienes fue a la casa de Salierna, y cuando salió dijo habérselas dejado para buen pasaje de sus causas, y que sabiéndose después que procedía diferentemente con queja lo divulgó y dispuso preparativo a la vida del Juez, que pudo ser incierto, y con motivo de haber luégo enfermado y porque tuvo noticia de que el Presidente decía haberle dadivado, negándolo, le citó para el juicio de Dios, cercano a morir, que fue a 6 de septiembre del mesmo año, y le sepultaron en la capilla de la Soledad de la Catedral, que es de los Olallas y Maldonados, y a ver el entierro se puso en balcones el Presidente, que a pocos días fue el suyo en el convento de San Agustín, por haber muerto el 12 del propio mes de septiembre (que fue el día en que se cumplió el plazo de la cita), concurriendo revolución de tiempo y nublados. Estuvo casado con doña Ana de Mesa y tuvieron por hijos a don Francisco de Sande, don Fernando, don Pedro, don Alonso, doña Francisca y doña Ana María, en quien vino a para el mayorazgo y casa, por haber muerto todos los demás, y dos de ellos, el uno al otro, sin conocerse, en una pendencia en Madrid. Dice Haro: "Uno de los calificados linajes que halló en el Reino de Galicia es el de Sande, de mucha antigüedad, calidad y honor, según parece por memorias manuscritas que hablan destas materias, diciendo que la casa y solar conocido es en el valle y castillo de Sande, y que traen su origen de la casa y linaje de San Rosendo, de quien escribe largamente en su memorial Juan García, que imprimió sus libros De Nobilitate; y don Mauro Ferrer de Castilla, en la historia del glorioso Apóstol Santiago, patrón de las Españas" (4).

Armas de Sande - Armas de Mariaca

Tienen por armas una águila volante de su color, coronada de oro en campo de plata, con orla del cordón de San Francisco, unos y otros de seis estandartes y seis banderas. A 29 diciembre del año de 1602 murió la doña Isabel de Salierna y Vera, y de allí, a catorce días, su hijo Ventura, en edad de tres años, con que creció la sospecha y voz del veneno por haber todos comido en un plato. Este linaje de Salierna y Mariaca procede de don Ortún Sanz de Salcedo, padre de Pedro Espina de Mariaca, señor de la Casa de Mariaca, cuyas armas son: los dos lobos negros de los señores de Vizcaya, en campo blanco, y por orla ocho aspas de oro en campo rojo, y las mismas son las de Salierna, que procede del mismo tronco, como también los de Marroqui, los de Monte, los de Gordejuela, los de Calderón, los de Perea, los de Retuerto y otros, aunque no todos usan unas armas, sino diferentes (5).

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XLI. El Licenciado Diego Gómez de Mena, cecebido por Oidor en lugar de Egas de Guzmán en 12 de octubre de 1598, era natural de la ciudad de Burgos, hijo legítimo de Antonio Gómez y de doña Catalina de Mena, vecinos de allí, nieto paterno de Antón Gómez y de Ana Vásquez, su mujer, vecinos de las villas de Salas de los Infantes y Cobarrubias y biznieto de Bernardino Gómez y de Ursula Alemana, su mujer, vecinos de Burgos, y rebiznieto del Licenciado Antón Gómez, Regidor de la ciudad de Burgos, y de doña Catalina de Bilbao, su mujer. Suspendió al Oidor el Visitador Alvaro Zambrano por haberse casado en Cartagena, dentro de la jurisdicción de la Audiencia, contra prohibición, con hija del tercero Juan de Iturrieta Alcibia, y fue restituido y promovido a México. (1) Argote de Molina, obra citada, libro I, capitulo 79. (2) Aun cuando Rodríguez Freile, en su obra "El Carnero," afirma que

murió en 1578, reproducimos a continuación los siguientes detalles de su fallecimiento, dignos de tenerse en consideración: "Este propio año de 1578 el Licenciado Cristóbal de Azcueta (sic); oidor de la Real Audiencia, una noche se acostó bueno y sano en su cama, y amaneció muerto. Vivía en las casa que son agora convento de las monjas de Santa Clara. estaban cerradas las cortinas de la cama; hacíase hora de la Audiencia; los criados no le osaban llamar, pensando que dormía. Esperábanle aquellos señores, y como tardaba enviaron a saber si había de ir a la Audiencia. Llamóle un criado suyo por tres veces y no le respondió; alzó la cortina y hallólo muerto. El que había venido a llamarle volvió a la Audiencia y dijo lo que pasaba. Vinieron luego el Presidente y los demás Oidores, tentáronle el cuerpo y halláronle muy caliente, aunque sin pulsos. Díjole el Presidente al doctor Juan Rodríguez que mirase a ver si era paroxismo. Respondió que no, que estaba muerto.Díjole: "Míra que está muy caliente." Dijo el Juan Rodríguez: "Pues para que crea vuesa señoría que está muerto": con una navaja le dio una cuchillada en la yema del dedo pulgar de un pie, y no salió gota de sangre. alzaron las cortinas de la cama, y ala cabecera de ella hallaron una moza arrebozada. Lleváronla a la cárcel; averiguaron la verdad. Al oidor enterraron y a la madre de ésta dieron doscientos azotes, y por entonces las desterraron de la ciudad." (Juan Rodríguez Freile, "El Carnero," página 152, Bogotá, Imprenta Nacional, 1942).

(3) Julián del Castillo, ''Historia de los Reyes Godos de España," libro IV, Discurso 3.

(4) Haro, ''Nobiliario,'' libro X, capítulo 44. (5) Los distinguidos historiadores españoles don Alberto y don Arturo

García Carrafa, en su monumental obra ''Enciclopedia Heráldica y Genealógica Hispano-Americana," al tratar de las armas de esta familia, dicen: "Las armas que ostentaba en la fachada la torre de Mariaca, eran: de

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oro, con dos árboles de sinople puestos en situación de faja, y entre ellos cinco panelas de sinople puestas en sotuer y surmontadas de una estrella de gules. Hita dice este escudo lleva una bordura de sinople o azur, con ocho sotueres de oro. Pedro Argote de Molina, y con él otros muchos autores, afirma que las armas de Mriaca son, como descendientes de la casa de Ayala: de plata, con dos lobos andantes, de sable, uno sobre otro, y bordura de gules, con ocho sotueres de oro. Hita da otro escudo como propio también de los Mariaca: de oro, con cinco panelas de Sinople puestas en sotuer, surmontadas de una cruz del mismo color.'' Bibliografía Alberto y Arturo García Carrafa, obra citada, tomo LI, páginas 202 y 203, Pedro Robles y Chambers, ''Contribución para el estudio de la Sociedad Colonial de Guayaaquil,'' página 71, Guayaquil, Litografía e Imprenta de ''La Reforma,"1938.

XLII. El Licenciado Luis Enríquez, Oidor en plaza acrecentada, para que hubiese cuatro, sin el Presidente, recebido en 17 de octubre de 1598; suspendióle el Visitador Alvaro Zambrano, y fue restituído y promovido a Lima, y de allí a Granada y por último el Consejo de Indias, aunque no llegó a tener efecto; era hermano del doctor Gabriel Enriquez, sobrino del doctor Diego Enríquez, ambos catedráticos de prima de leyes de Salamanca; y asímismo hermano Paulo de Enríquez, Canónigo de Zamora, y de doña Giomar Eniquez, mujer del Licenciado Juan de Paz, y abogado en la ciudad de Toro. Del linaje y armas de Enríquez se trata en otra parte de esta obra.

XLIII. El doctor Lorenzo de Terrones, Relator de Granada, ascendió a Oidor de Santafé en lugar de Eraso, recebido en 2 de agosto del año de 1600. Estuvo detenido por el Visitador don Nuño Núñez de Villavicencio y suspendido Alvaro Zambrano, restituido y mudado a México, y después a Presidente de Guadalajara.

XLIV. El Licenciado Alonso Vásquez de Cisneros, natural de Villanueva de la Serena, Provincia de Extremadura (hijo legítimo de Alonso Vásquez de Cisneros, Regidor de ella, y de doña Marcela Fernández de Tordesillas), fue Alcalde Mayor de Jaén, Corregidor de Piedrabuena, de la orden de Calatrava, cuatro leguas de Ciudad Real, Teniente y Alcalde Mayor de Salamanca (de donde trajo a Agueda de Valencia, hija de María de Mora y mujer de Diego deBiedma), casó en Madrid con doña María de Segovia (hija legítima de Baltasar López Silíceo, Alcaide de Ortejicar, donadío del Duque de Osuna, en Andalucía, y de doña Catalina de Segovia, su mujer), tuvieron por hijos al doctor don Juan Vásquez de Cisneros, que murió Arcediano del Nuevo Reino de Granada; fray Alonso de Cisneros, religioso franciscano y don Jerónimo de Cisneros; el primero nació en Madrid y se bautizó en la parroquia de San Yuste y los otros en la villa de Piedrabuena; sirvió al Rey en sus oficios en España doce años, y ocho el de Oidor, y trajo dos

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hermanas, doña Isabel y doña Ana; ésta no casó y la otra fue casada con Juan Bautista de Berneo, natural de la ciudad de Victoria, en la Provincia de Alava (hijo legítimo de Martín de Bermeo y de doña María López de Gamiz, vecinos de Victoria); murió de tornavuelta de España en Cartagena en 28 de junio de 1612, dejando de su matrimonio a doña María Magdalena de Bermeo y doña Ana de Bermeo. Fue recebido el Oidor en su plaza en lugar de Ibarra, en 30 de agosto de 1601, y promovido a México y a Granada.

Armas de Cisneros

El apellido de Cisneros es por el seño río de la población de Cisneros de Campos, y son tronco de los Girones; traen por armas quince jaqueles de oro y colorado y otros traen, por alusión, dos cisnes en campo verde (Fig. 33).

Figura 33: Armas de Cisneros

XLV. El Licenciado Buenaventura Cuadrado Solanilla, Fiscal de la isla Española, promovido a Santafé, fue en ésta octavo Fiscal, recebido en 20 de octubre de 1603; pasó a Oidor en plaza acrecentada para que hubiese seis y dos salas, recebido en 13 de abril de 1619; murió en 12 de agosto con muy buen nombre y loa de muy sana intención y proceder. Está enterrado en su capilla de San Juan de Sahagú, su paisano, en el convento de San Agustín; y de su calidad y

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descendencia se trata en el árbol genealógico de Hernando de Rojas y también se nombra en otras partes.

XLVI. El Licenciado don Nuño Núñez de Villavicencio fue proveído por Presidente de Charcas y Visitador de la Audiencia de Santafé con Cédula Real para presidir en ella, hasta que llegase don Juan de Borja, y fue recebido en 19 de Septiembre de 1605, y por haber presidido, aunque no gobernado sino la Real Audiencia, como se acostumbra en falta de Presidente se pone por sexto de ellos; murió entendiendo en lavisita en 6 de enero de 1607. Dícese que de haber cenado berenjenas (1) y comunicado a su mujer, que lo fue doña María Enríquez de Colmenares; dejó hijos menores de seis años a don Nuño, don Pedro, don Juan y don Lorenzo, que nació el año antecedente. De las armas deste apellido se trata en el LXXIX. También hubo en Santafé otro don Nuño Núñez de Villavicencio, natural de Jerez de la Frontera, que fue Racionero, de quien se trata en su lugar.

Armas de Borja

XLVII. Don Juan de Borja, caballero valenciano del orden de Santiago, hijo natural de don Fernando de Borja el Tuerto, Comendador de Castellar en la orden de Alcántara, hijo legítimo de San Francisco de Borja, cuarto Duque de Gandía, séptimo Presidente, Gobernador y Capitán General y el primero de capa y espada, recebido en 2 de octubre de 1605. Gobernó veintidós años con grande aplauso y título de padre, aunque no le faltaron sindicaciones; murió apresuradamente a 12 de febrero de 1628 y está enterrado en la iglesia Catedral, en lo alto de las gradas, al lado derecho del altar mayor. Cuatro meses antes de su muerte sudó una imagen de su abuelo San Francisco de Borja, y diciéndoselo mostró aflicción y recelo de que le había de suceder algún trabajo. Solía decir que para saber cuándo sería, se holgara ser de la orden de Montesa, porque corre que a los caballeros deste hábito, cerca de morir, les dan un golpe en el pecho sin ver quien y se le dieron, con que consiguió saberla. Dícese que tuvo revelación el Padre Francisco Rugi, religioso de la Compañía de Jesús, de nación italiano, de que su alma estaba en el purgatorio, y que lo había conseguido la intercesión del Santo Borja, y el haber tenido fervorosos actos de contrición; y se comprobó con una carta que este religioso escribió al Regidor Joseph de Rojas, sin que hubiese tiempo en que pudiese haber llegado a Quito, donde estaba, la nueva de la muerte del Presidente; y así lo pidió su hijo mayor por testimonio y se puso al pie de la carta que remitió al Cardenal Borja. Este Religioso murió algunos años después en la ciudad de Panamá, adonde fue desde Quito, y allí de Santafé, en que fue rector del Colegio Seminario de San Bartolomé, tenido por de muy buena vida y ajustamiento, y que recibía favores de Dios; y se afirma haberle visto arrobado; las armas desta familia son Escudo de oro con un buey colorado y orla dorada con ocho flores verdes (Fig. 34) (2).

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Figura 34: Armas de Borja

Refiere un autor: "Los de Borja, Duques de Gandía, son muy grandes caballeros en estos Reinos, donde los vemos con muchos títulos que son el Ducado Gandía, de Marquesado de Lombay y Ducado de Villahermosa y Principado de Esquilache y Condado de Simire, que con letras y armas han ilustrado y ilustran estos Reinos, y en gobierno, dando en todo muy buena cuenta en servicio d los Reyes desta Corona, como lo ha hecho y hace el Cardenal Borja en todo lo que se le ha encomendado. Goza también esta ilustre familia y linaje de los títulos de Condes de Ficallo y Mayalde, y es el Duque de Villahermosa Presidente del Consejo de Portugal, donde sirve a su Rey con mucho cuidado en todas las cosas que se ofrecen." Realzó más este linaje don Rodrigo de Borja, Pontífice Alejandro VI.

Allanó el Presidente los indios Pijaos, que estaban rebelados y hacían grandes daños, muertes y robos, impidiendo los caminos, como valientes y pertinaces guerreros, comedores de carne humana, a lo cual fue en persona tres veces en diferentes años (3).

Pobló los coyaimas y natagaimas, ramo de esotra nación, y los puso en la Real Corona; asentó presidio en el río grande de la Magdalena, enfrente del río de Carare, contra los indios salteadores yareguíes y carares, que Sojuzgó,

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asegurando esta navegación ordinaria, y hizo otras grandes obras en bien común. Fue casado con parienta suya, doña Violante Miguel de Borja, que murió en 16 de enero de 1620, dejándole hijos: a don Fernando, que nació mentecato de espanto de un rayo; a don Juan de Borja, Caballero del Orden de Santiago, que fue Gobernador de Popayán en interin y en propiedad, y antes nombrado para Antioquia (que casó con doña Juana de la Raspuri, y tuvieron a don Juan Francisco de Borja); doña Juana de Borja, que casó con don Alvaro de Quiñones, caballero del hábito de Alcántara, Oidor de Quito, y con Francisco de Murga, Gobernador de Cartagena, sin hijos de ninguno de los dos, y a doña María de Borja, que casó con apoderado del Capitán Alonso Pacheco Maldonado (hijo legítimo de Juan Pacheco Maldonado, Gobernador de Mérida, y de doña Juana Mejía); no llegaron a consumar el matrimonio por haber muerto de repente el novio, y ella murió sin volver a casar; a don Francisco Joseph de Borja, que nació en Santafé y fue bautizado en 1º de agosto de 1609, y siendo Deán de Charcas ascendió a Obispo de Tucumán. Tuvo el Presidente fuéra de matrimonio, ya viudo, y en mujer soltera, con quien podía casar, a don Diego de Borja, doña María, que murió doncella, y doña Ana de Borja, que ésta y el don Diego están en Sevilla con su hermana doña Juana de Borja.

XLVIII. El Licenciado don Antonio de Villarreal y Leyva, proveído en plaza de Oidor supernumerario, por ser el Presidente de capa y espada, y que siendo letrado se consumiése, recebido en 11 de agosto de 1608 (eran ya con éste cinco los Oidores), fue promovido a Oidor de Lima y murió en Quito, habiéndose casado en Neiva con doña Catalina de Ospina Medinilla, que quedó sin hijos, y volvió a casar con el Licenciado Diego Zorrilla, Oidor de allí, hijo legítimo del Licenciado Pedro Zorrilla (que arriba se ha nombrado y se dice en el árbol de Antonio de Olalla. El don Antonio de Villa Real y Leiva estuvo tratado de casar el año de 1613 con doña María de León, hija legítima del doctor León Garavito, entonces Regidor de la ciudad de los Reyes del Perú y catedrático en su Universidad de prima de leyes, y de doña Isabel de Illescas, su mujer). Este y don Antonio y don Juan Núñez de Illescas don Fernando de Leiva, don Francisco de Leiva y don de Alvaro Leiva Villarreal, hermanos, fueron naturales Sevilla de hijos legítimos de Pedro de Villarreal y Leiva y de doña Fulana Núñez de Illescas, hermana de don Juan Núñez de Illescas, señor de la villa de Fuente de Cantos, veinticuatro de Sevilla, Contador, Juez oficial de la casa de la contratación y del Consejo de Hacienda en tiempo del Rey FelipeII, y Procurador en Corte dos veces, y se halló en la toma de San Quintín, y asistiendo al Rey murió en Lisboa sirviendo sus oficios.

El Pedro de Villarreal y Leiva fue uno de los primeros descubridores y pacificadores de la Provincia de Guatemala Nueva España y Perú y veinticuatro de Sevilla, y su hijo mayor, Juan Núñez de Illescas, fue asímismo veinticuatro de Sevilla, Procurador en Corte por ella, y de la Diputación del Reino, donde presidió. Los dos hermanos, don Fernando y don Francisco, sirvieron en lo militar en Indias, y el don Alvaro fue en interin Alguacil Mayor de la Cancillería de Santafé, Capitán de Infantería de esta ciudad, Corregidor de Sogamoso, Teniente de Gobernador y

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Juez de Canoas en la villa de Mompós, donde casó con doña Francisca Millán deOrozco, encomendera de Tacaba (hija legítima del Capitán Juan Millán de Orozco y de doña María de Alba y nieta del Capitán Diego Millán de Orozco, hidalgo de sangre y de los primeros conquistadores de la Provincia de Cartagena), y no dejaron sucesión; y los hermanos referidos tuvieron una hermana casada con Francisco de Balcázar, Oidor de Valladolid y Consejero de Indias.

XLIX. El doctor Juan de Villabona Zubiaurre fue nombrado por Oidor para ocurrir a la falta de jueces por la de dención de Mena y Terrones, recebido en 11 de agosto de 1608, Y promovido a Oidor de México, donde murió, suspendido por la residencia de la Provincia de Lima, y aunque tuvo Real Cédula para que fuese a su última plaza, por no ir se hizo clérigo, y fue Provisor de México; había sido casado con doña María Girón de Quero, y tuvieron dos hijos y dos hijas.

L. El Licenciado don Francisco de Herrera Campuzano, Caballero del Orden de Santiago y Consultor del Santo Oficio de la Inquisición, Oidor en la misma forma que el antecedente, recebido en 28 de marzo de 1609, fuese a España con licencia del Rey y dejó en Santafé una hija natural, doña Francisca de Herrera, mujer de don Nicolás Osorio Nieto de Paz (de quienes se trata en el árbol de Alonso de Olalla Herrera); casóse en Madrid y no tuvo hijos legítimos, y volvió por Oidor de México, donde murió, a 27 de diciembre de 1630. Era natural de la villa Hita, del Arzobispado de Toledo, hijo legítimo de don Antonio de Herrera Campuzano y de doña Juana de Espinosa y Castillo.

LI. El Licenciado Alvaro Zambrano fue nombrado en segundo lugar por Visitador desta Real Audiencia, siendo Oidor en la de Panamá, como Cacho de Santillana, que era el primero, y había ido por Alcalde de Corte de Lima, cuando llegó la comisión que aceptó Zambrano, y fue recebido el año de 1608, Y el de 1610, concluída la visita, pasó a Alcalde de Corte de Lima.

LII. El doctor Lesmes de Espinosa Saravia, Oidor recebido en 7 de septiembre de 1613, murió suspenso por el visitador don Antonio Rodríguez de San Isidro Manrique, y se enterró de limosna en el convento de monjas de Santa Clara de Santafé; dáse noticia de su descendencia en el árbol de Francisco Maldonado Dorado del Hierro, y por eso no se dice aquí.

LIII. El Licenciado Antonio de Obando, natural de la ciudad de Mérida de Extremadura, fue Teniente de Gobernador de Cartagena de Indias y Oidor de Panamá, promovido a Santafé en lugar de Villarreal y recebido en 6 de octubre de 1618; era insigne letrado; fomentó la capilla de San Pedro de Alcántara del convento franciscano que se fabricó en su tiempo, donde está su retrato y el de su mujer doña Isabel de Castro; tuvieron un hijo fraile franciscano, que llevaron consigo yendo por Oidor de Charcas, donde murió, y dejó en Santafé hijos fuéra de matrimonio a Vitorino de Obando y otros.

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LIV. El Licenciado don Fernando de Saavedra, gallego de nación, nono Fiscal, recebido en 15 de agosto de 1619, ascendió a Oidor en lugar de Solanilla en ambos oficios, y en el segundo recebido en 21 de diciembre de 1621, en que casó con doña Catalina de Alcega (hija legítima de Martín de Bermeo y de doña Catalina de Alcega, que segunda vez casó con el Presidente de Quito doctor Antonio de Morga); tuvieron muchos hijos y fue promovido a Lima.

LV. El doctor don Francisco de Sosa, natural de Lima y catedrático de Prima de Cánones en su Universidad, (Oidor de Santafé en lugar de Cisneros, recebido en 18 de diciembre de 1621, promovido a Charcas; dáse noticia de su descendencia en el árbol de don Gonzalo Jiménez de Quesada.

LVI. El Licenciado Juan Ortiz de Cervantes, natural de Lima, décimo Fiscal, recebido en 10 de octubre de 1622, promovido a Oidor, de que tomó posesión en 15 de julio de 1628, en lugar de Obando; murió en 24 de septiembre de 1629 y está enterrado en la capilla que fabricó de Nuestra Señora del Campo en el convento de San Diego, y se le hizo grande entierro de limosna por su loable proceder, y también están allí sepultadas su mujer doña Ana María Roqui, genovesa, y su hija doña Magdalena de Cervantes, que murió doncella, y sólo quedó otra hija, doña María Luisa de Cervantes, que no ha casado. El Juan Ortiz de Cervantes fue a España por Procurador General de Cuzco y Lima en el año de 1620. Imprimió un libro de la conveniencia de perpetuar las encomiendas de indios, y un memorial sobre la prelación de los premios eclesiásticos y seglares a los hijos patrimoniales de las Indias que por criarse en ellas se llaman comúnmente criollo; y dejó trabajando otro libro de las preeminencias y ejército de todos los reales consejos; y cuando volvió de España trajo della su mortaja en un hábito de religioso capuchino, conque se enterró.

LVII. El Licenciado don Juan de Valcárcel, gallego de nación, en lugar del Oidor Villabona, recebido en 8 de noviembre de 1624, y siendo Oidor más antiguo fue mudado a Alcalde de Corte de México, y para ello se despidió de su primera plaza en 4 de julio de 1644; era viudo de doña Angela de Va1cárcel su deuda, que murió en 26 de junio de 1642 y está enterrada en la bóveda de la capilla del Rosario del convento de Santo Domingo de Santafé, y en él, en México, donde falleció sin hijos. (1) Aquí, sin duda alguna, falta una frase. (2) La omisión, por parte de Flórez de Ocáriz, de algunos detalles

descripción de las armas de esta familia, nos obliga a reproducir en el grabado adjunto las que traen los señores Alberto y Arturo García Garrafa en su monumental obra ''Enciclopedia Heráldica y Genealógica Hispano-Americana,'' tántas veces citada estas páginas.

(3) Véase ''Autos sobre recolección de fondos para la guerra contra los pijaos, rendición de cuentas por don Rodrigo de Villalobos y Mendoza, lista de los que pelearon contra ellos, etc.'' (Archivo Histórico Nacional, Salón de la Colonia, ''Real Hacienda," tomo XLVIII, folios 248 a 349).

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LVIII. El Licenciado don Juan de Padilla, criollo de Lima, en lugar del Oidor Herrera, recebido en 23 de agosto de 1628, fue suspendido en la visita de don Antonio Rodríguez de San Isidro Manrique, y pasó en su defensa a España y volvió por Alcalde de la Corte de su patria, donde casó con parienta suya.

LIX. El doctor don Diego Carrasquilla Maldonado, natural de Córdoba, onceno Fiscal, recebido en 19 de octubre de 1628, ascendió a Oidor, año de 1634, estando viudo de doña María de Sanabria y Salas (hija legítima del doctor don Gabriel Gómez de Sanabria, Oidor de Lima, y de doña María de Herrera), que murió, año de 1632, y está enterrada en el convento de San Francisco de Santafé; no tuvieron hijos; fue promovido a Fiscal de Lima, donde murió proveído de Oidor.

LX. Don Sancho Girón, Marqués de Sofraga, Comendador de la Peraleda, Orden de Alcántara, octavo Presidente, Gobernador y Capitán General, recebido en 1º de febrero de 1630; era caballero muy ostentoso, natural de Talavera, hijo legitimo del Capitán Juan Hurtado de Salcedo y de doña Maria Girón, hermana de don García Girón y de don Fernando Girón, del hábito de San Juan, Consejero de Guerra; todos tres hijos de Pedro Girón de Loaisa, señor de Casalegas, y de doña Mencia de Carvajal, su mujer, como lo refiere Alonso López de Haro. Fue el primer Marqués de Sofraga y había sido Corregidor de Burgos, casado con doña Inés Rodríguez de Salamanca (hija legítima de Juan Rodríguez de Salamanca, caballero del hábito de Santiago, y de doña Francisca Velásquez de Atienza), natural de Burgos, que murió en Santafé a 20 de mayo de 1635 y está enterrada en la iglesia del Colegio, de la Compañía de Jesús; y tuvieron por hijos a doña

Francisca Girón, que casó en Burgos con don Francisco Vélez de salamanca, y a don Juan Girón y don Manuel Girón, caballero de las ordenes de Santiago y Alcántara, que sucedieron en el Marquesado, uno tras otro, y a doña Juana Girón que casó con el Maese de Campo don Diego de Villalba hábito de Santiago, que fue Gobernador de La Habana.

LXI. El Licenciado don Gabriel de Tapia y Carvajal caballero del Orden de Alcántara, en lugar del Oidor Saavedra recebido en 9 de agosto de 1630, fue colegial del colegio Mayor del Arzobispo de Salamanca; era natural de la ciudad de Trujillo, en Extremadura (hijo legítimo de don 1uis de Vargas y Tapia y de doña Antonia de Carvajal Portocarrero, casó con doña Marina Bravo de Montalvo de Saravia (hija legítima del doctor Juan Jiménez de Montalvo, Oidor Lima, y de doña Mayor Bravo de Saravia) y no tuvieron hijos; él tuvo uno siendo soltero y de mujer soltera, don Diego de Carvajal, que pasó con su madrastra a España después de la muerte de su padre, que fue el año de 1646 y está enterrado en el convento de San Francisco de Santafé, ya mudado a Oidor de Panamá por título de 17 de junio de 1646,en lugar y por muerte del doctor don

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Juan de Salinas Uriarte, con antigüedad en segundo lugar después del más antiguo, y cuando llegó a este despacho a Santafé era muerto.

LXII. El Licenciado don Antonio Rodríguez de san isidro Manrique, Fiscal de la Inquisición de Llerena y Oidor de la Real Chancillería de Quito, fue nombrado por Visitador de la de Santafé y recebido en 11 de enero de 1631; ocupo hasta más de mediado el año de 1635, que se fue a su plaza de oidor de Quito, donde murió, promovido a Charcas, que no acepto por no concurrir con otros de los que había visitado y le habían de preceder.

LXIII. El Licenciado Blas Robles de Salcedo, En lugar del Oidor Cervantes, recebido en 3 de diciembre de 1632 despidióse en 29 de enero de 1638 para ir a la Fiscaldía de charcas de su promoción, que después fue a la de Lima y murio Oidor de allí; era natural de Madrid, hijo legítimo de pedro de Robles y de doña Isabel de Salcedo; fue casado con doña Francisca Marchamalo, de su misma naturaleza, y tuvieron muchos hijos, y entre ellos a don Juan de Robles y salcedo que casó en Santafé con doña María de Osma (hija 1egitima de don Pedro de Osma Sanabria y de doña Mariana de espinosa Saravia, una de las hijas legítimas del Oidor doctor Lesmes de Espinosa Saravia y de doña Elvira Babi de Bianqui, su mujer); íbanse a Lima y en el camino murió de parto.

LXIV. El Licenciado don Sancho de Torres y Muñetones, caballero de la Orden de Santiago, doceno Fiscal, recebido en 7 septiembre de 1634 y promovido a Oidor en lugar de Padilla, de que tomó posesión en 16 de julio de 1637; fue mudado a Quito por título de 30 de julio de 1646, en lugar del licenciado don Alonso de Morales y Salazar, difunto, con antigüedad después del Oidor más antiguo; y dejando de ir, pasó a España donde se ocupó en ministerios de Guerra en el reino de Murcia y fue proveído por Oidor de la Audiencia de Sevilla y ascendió a la de Valladolid; su mujer, doña María de Montalvo, hermana de doña Marina, que se ha nombrado, no han logrado hijos.

LXV. El Licenciado don Gabriel Alvarez de Velasco, de nación gallego, docto, prudente y recatado, entró por Oidor en lugar de Lesmes de Espinosa, en 18 de agosto de 1636, fue promovido por Fiscal de Lima sin ir, por impedimento de enfermedad en las piernas de una vena que se le hinchaba y se dispidio a 4 de mayo de 1648 y fue jubilado con el salario de la primera plaza, de que gozó desde el mismo día, hasta que murió, sábado 22 de junio de 1658, a las siete de la noche, en edad de sesenta y un años, sin durarle la enfermedad mas de cinco días y esta sepultado en la capilla de nuestra señora de gracia del convento de San Agustín, que compro, labro y doto con capellania de misas y de las salves de los sábados con patronato; había sido corregidor y juez en España y letrado de opinión; compuso libros, uno reformado y añadido de axiomas del derecho, otro de alimentos, otro de perfecto juez y una carta laudatoria a los hijos de la vida de su mujer, y otro de la distinción de lo temporal y eterno, de grande erudición.

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Casó en Santafé con doña Francisca Zorrilla (hija legítima del Oidor Diego Zorrilla y de doña Catalina de Ospina, que se han nombrado) y tuvieron cinco hijos, que son: el padre Gabriel Alvarez de Velasco, de la Compañía de Jesús; fray Diego Álvarez de Velasco, de la orden de san Agustín don Francisco Alvarez de Velasco, doña Juana y doña María, monjas de Santa Clara, en Santafé.

LXVI. Don Martín de Saavedra y Guzmán, caballero del orden de Calatrava, noveno Presidente, Gobernador y Capitán general recebido en 5 de octubre de 1637, había sido Presidente de Bari y Trani, en Italia, y era Barón de Prado, señor de las villas de Corosino y Lacosta, muy entendido y astuto, natural de Córdoba del Andalucía, hijo legítimo don Gonzalo de Saavedra, veinticuatro de aquella ciudad, llamado el Tuerto, y de doña Juana Galindo de Guzmán, hija de Lorenzo Fernández Galindo, cabeza de los desta familia y de doña Isabel de Guzmán, su mujer, de quienes trata Alonso López de Haro en la descendencia de Gonzalo Arias de Saavedra, Mariscal de Castilla, su séptimo abuelo (1). El don Martín de Saavedra Guzmán empezó a servir al Rey en plaza de soldado en Barcelona desde el año de 1614; fue Alférez dos veces, Capitán de Infantería más de cinco años, Gobernador del tercio de la guarda del Estandarte Real por el Marqués de Santacruz; gobernó Galeras en diferentes tiempos y se halló con varios puestos en diversas facciones, y en una, el año de 1620, yendo embarcado con el mismo Marqués para pasar a Italia, en reencuentro que tuvo con dos navíos de Argel, a vista de Barcelona, estando asido a un cable en los bordos del bajel contrario, se le cortaron y de un chuzazo cayó a la mar y casi ahogado le sacó un esquife que envió a socorrerle don Francisco Mejía, y de lo que padeció en el agua y ruido de la artillería enfermó y quedó sordo; y le prendió el Príncipe Feliberto con la Compañía de don Alonso de Quintanilla que murió en la ocasión, y se dejan otras cosas para más oportuna narración.

Fue casado con doña Luisa de Guevara Manrique (jija legítima de don Pedro de Guevara, del Orden de Alcántara, y de doña Francisca de Mendoza), inmediata sucesora del Condado de Escalante, y tuvieron por hija a doña Juana Antonia, doña Francisca Margarita, doña Marcela, don Martín Domingo y don Diego; era su tío don Martín de Saavedra del hábito de San Juan, Comendador de Bamba; tuvo reñida residencia, de que salió bien, y murió en Madrid, año de 1654.

LXVII. El Licenciado don Bernardino de Prado Beltrán de Guevara vino a tomar residencia al Marqués de Sufraga, y en su comisión se decía estar proveído por Oidor de Santafé, con que pretendió ser recebido por tal y se declaró no haber lugar de ser o mientras no presentase título; túvole en un navío de aviso estando entendiendo en la residencia, y fue recebido en lugar de Robles de Salcedo en 9 de mayo de 1638 y murió en Santafé a 21 de octubre del año de 1656 de enfermedad de tabardillo, y está enterrado en la capilla de los clérigos de a hermandad de San Pedro de la Catedral, junto de la peaña del altar, arrimado a la pared; había tenido y usado comisiones de la visita de don Melchor de Aguilera, Gobernador de Cartagena, a quien suspendió, y de navíos de arribadas

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descaminos y otras.

Era nacido en la ciudad de Tunja deste Nuevo Reino de Granada, hijo legítimo de don Antonio Beltrán de Guevara, natural de la Ciudad Real y Corregidor propietario de Tunja Contador en interin de la Real Hacienda de Santafé, y de doña Constanza Guzmán Cardona de Rivadeneira, de quien fueron También hijos doña Francisca Margarita Beltrán de Guevara, monja en Santa Clara de Lima, y el padre Juan de Rivadeneira Cardona, de la Compañía de Jesús.

Tuvo el don Bernardino Beltrán de Guevara una hija natural por ser él y la madre solteros, que legitimó doña Constanza Beltrán de Guevara, que se crió en el convento de Santa Clara de Santafé, y es monja profesa.

LXVIII. El doctor Jorge de Herrera y Castillo, de nación montañés, treceno Fiscal, recebido en 30 de septiembre de 1638; había sido Fiscal de Guatemala, de donde vino, y pasó a Oidor en lugar de Carrasquilla y tomó posesión en 17 de diciembre de 1646, y estando promovido a la Fiscalía de México, murió en Santafé de quebradura y cólica en 10 de febrero de 1647, y le enterraron en la Compañía de Jesús.

Estuvo casado con doña Mariana de Ribero, natural de Madrid (hija legítima de Gaspar González de Ribero, caballerizo y maestro de caballería del Rey Felipe III, y de doña María Sánchez Frutos); fue primero casada con el Licenciado Esteban Mato, Oidor de Navarra y Alcalde de Casa y Corte de Va11adolid de quien tuvo por hijos a don Gaspar Mato de Ribero, Secretario del Inquisidor General don fray Antonio de Sotomayor, y a doña Isabel Mato, que casó en Guatemala con don Ignacio de Guzmán; y del segundo matrimonio de la doña Mariana no dejó hijos, y murió en Santafé y está sepultada también en la Compañía de Jesús; el Jorge de Herrera había vuelto a casar de futuro por el año de 1644 con doña Luisa de Luyando y Zárate, natural de Lima (hija legítima de don Lorenzo de Zárate, del hábito de Alcántara, y de doña Inés Bravo de Laguna), que estaba con su tía doña Ana María de Rivera Verdugo, viuda del Presidente de Quito Antonio de Morga; dejó el Oidor dos hijos naturales de mujer soltera una hembra y el otro varón, don Jorge de Herrera.

LXIX. El Licenciado don Gonzalo Suárez de Sanmartín Fiscail del Tribunal de la Santa Cruzada, Protector y administrador General de los indios del Nuevo Reino de Granad, con sostituciones de la Fiscalía de su Real Audacia y iguales preeminencias y con toga (el primero con estas circunstancias en estos oficios), fue recebido en 13 de agosto de 1643 por la Protectoría que ejerció hasta el último tercio del año de 1658, por haber mudado forma estos oficios, restituyéndolo los al ser antecedente por Real Cédula de 19 de febrero de 1657, y en diferentes tiempos del intermedio sostituyó la Fiscalía y antes dello había sido abogado en esta Chancillería, Relator y Fiscal suplido, Asesor del Tribunal de la Real Hacienda y de Gobierno de don Martín de Saavedra y Guzmán, y Asesor y Auditor General

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del Marqués de Miranda de Auta.

Su naturaleza, la ciudad de Málaga de la Andalucía, legítimo de Gonzalo Rodríguez de Sanmartín, Regidor de Málaga y que usó otros oficios reales, y entre ellos el Corregidor de riquita, y de doña Fabiana Suárez de Padilla, su primera mujer; fuélo del don Gonzalo Suárez de Sanmartín, doña Ana Arias de Oruña, y no han tenido hijos, como se dice en el árbol de don Gonzalo Jiménez de Quesada en el número XIX.

Armas de Fernández de Córdoba

LXX. Don Juan Fernández de Córdoba y Coalla, Caballero del Orden de Santiago, Marqués de Miranda de Auta, señor del Colmenar, gentilhombre de la boca de Su Majestad y Mayordomo del Serenísimo Príncipe don Baltasar Carlos de Austria y de la Reina doña Mariana de Austrla, segunda mujer y sobrina del Rey don Felipe IV el Grande de las Españas décimo Presidente, Gobernador y Capitán General del Nuevo Reino de Granada, recebido en 23 de diciembre de 1645, cuya memoria será eterna por su agrado, piedad, puntual palabra y cortesía singular, demás de otras loables prendas; volvióse a España antes de cumplir los ocho años de su provisión con licencia que obtuvo del Rey, que con repetidas instancias y contra la aclamación y oposición de la República, que servía a su Majestad con más de mil patacones de donativo, porque no se le concediese, efecto de su amable gobierno, y murió en Madrid el año de 1654; había servido en Flandes y otras partes en puestos de Capitán de Infantería y de caballos corazas y otros; fue primer Marqués de Miranda de Auta, junto a Málaga, su patria, cuya merced se publicó en el ejército, y a la jornada de las entregas de las Reinas de España y de Francia, doña Isabel de Borbón y doña Ana de Austria gentilhombre, acompañando al Príncipe de Gales cuando de Madrid volvió a sus Estados y al socorro de Fuenterrabia el año de 1638, y General de la plaza de Ceuta, sucesor de un Grande, por lo cual cortésmente se le daba Excelencia, y de allí pasó a Presidente.

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Figura 35: Armas de Fernández de Córdoba

Hijo legítimo de don Gómez Fernández de Córdoba y de doña Ana Manrique; nieto de don Cristóbal Fernández de Córdoba y de doña Isabel Carrillo, su mujer; biznieto de don Juan Fernández de Córdoba y Rojas y de doña Brianda de Mendoza, su mujer, hija legítima del primer Conde de Teba y Marqués de Ardales, don Diego Ramírez de Guzmán, y de su mujer doña Brianda de Córdoba y Mendoza, que fue hija del segundo Conde de Cabra y señor de Baena, don Diego Fernández de Córdoba (que prendió al Rey de Granada Mahomed Baulin, el Chiquito, en 21 de abril de 1483, por cuya causa a sus armas, que eran tres fajas de sangre en campo de oro, se añadió un Rey moro con cadena al cuello, y al rededor del escudo las treinta y cuatro banderas que ganó de moros) (Figs. 35 y 36)

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Figura 36: Armas de Fernández de Córdoba

y de doña María de Mendoza, su mujer, hija del primer Duque del Infantado, que murió antes de gozar del Ducado, y rebiznieto de don Sancho de Córdoba y Rojas (cuarto hijo de don Diego de Córdoba, primer Conde de Cabra, y de su mujer doña María Carrillo) y de doña Margarita de Lemus, su mujer (dama de la Reina Isabel y después su camarera mayor), que fundaron en Málaga dos mayorazgos iguales para sus dos hijos don Sancho Fernández de Córdoba y don Juan Fernández de Córdoba y Rojas ya nombrados y el don Sancho Fernández de Córdoba, su hermano casó con doña María de Mendoza, hija de Honorato de Mendoza, y de su primera mujer doña Inés Manrique, progenitores de los Marqueses de Alcaudete, como lo fueron este don Sancho y su mujer de los Condes de Casapalma, que empezó este título en su nieto don Francisco de Córdoba, que casó con hija del Marqués de Guadalcázar y era hijo de don Rodrigo de Córdoba y de doña Mencia de Mendoza, su mujer, y hija del señor de Bedmar, y todos estos señores de proceden de Hernán Núñez de Temes, del noble y antiguo solar de Temes y Chantada en Galicia, que adquirió el apellido de Córdoba por ganador de la ciudad de Córdoba a los moros el año de 1235, de cuyo linaje fue Diego Fernández de Córdoba, Mariscal de Castilla y señor de Baena, que casó con doña Sancha de Rojas, señora del Estado de Poza, y tuvieron por hijo a Pedro Fernández de Córdoba (ayo del Rey don Enrique, siendo Príncipe), que casó con

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doña Juana de Córdoba y fueron padres de don Diego Fernández de Córdoba, señor del Estado de Baena, primer Conde de Cabra (cuyo título le dieron los Reyes Católicos don Fernando y doña Isabel), y lo demás que faltare aquí se hallará en los nobiliarios que ponen mucho, y ha parecido sacar para el intento lo referido por dar noticia de la ascendencia del primer Marqués de Miranda de Auta, que casó con doña Antonia Ortiz, hijaza de hermano de don Gabriel Ortiz, Consejero de Inquisición y de don Rafael Ortiz, Gran Cruz de San Juan y recibidor de el Orden y Bailío de Lora, y tuvieron por hijo único a don Antonio Fernández de Córdoba, segundo Marqués de Miranda, que casó con doña Clara Ocón de Velasco, hija legítima del Conde de Ribilla, y tuvieron una niña que sucedió en Marquesado, y por su temprana muerte pasó a transversal, y su abuelo tuvo muy buena residencia.

(1) Alonso López de Haro, ''Nobiliario genealógico de los Reyes y Títulos

de España,'' libro VII, capítulo 4º.

LXXI. El Licenciado don Francisco de Prada, Fiscal y Oidor de la isla Española, que siéndolo residenció a don Lorenzo de Cabrera, Gobernador de La Habana y Oidor de Quito, promovido con su antigüedad a Santafé y recibido en ella en 31 de octubre de 1646; murió en 17 de diciembre de 1650 y está enterrado en el convento de San Francisco, restituído en su plaza, de que le tuvo retirado en la ciudad de Ibagué más de dos años el Presidente Marqués de Miranda, que por ello fue multado en mil ducados y después absuelto, y se declaró por Real Cédula de 11 de marzo de 1650 no haberlo podido hacer sin dar primero cuenta al Rey, y que fuese restituído el Oidor, que era natural de la puebla de Sanabria en las montañas de León (hijo legítimo de Manuel Francos y de Francisca de Prada Cornejo, de la misma naturaleza) y casado con doña Isabel de Espinosa, y tuvieron por hija única a doña María de Prada, mujer de don Jerónimo de Ortega y Arellano, que fue Gobernador en interln de Santa Marta y Contador de Cuentas, propietario del Tribunal de ellas de Santafé, donde murió a 4 de marzo de 1662 y está enterrado en la iglesia de San Francisco.

Era natural y encomendero de la ciudad de Quito, hijo legítimo y único de don Pedro de Ortega Valencia y nieto de Pedro de Ortega Valencia, conquistador del Perú, que en el Vallamo desbarató a Juan de Aquines, corsario inglés, quitándole más de trescientos mil ducados de presas que había hecho, y redujo negros cimarrones a población con doctrina; doña Petronila de Mera y Arellano, madre de don Jerónimo, era hija legítima del doctor Matías Moreno de Mera, Oidor de Quito, y nieta del Conde de Aguilar; y los dichos don Jerónimo de Ortega y Arellano y doña María de Prada, su mujer, tuvieron hijos a don Francisco, don Juan Jerónimo, doña Isabel y doña Francisca.

LXXII. El doctor don Manuel de Escalante y Mendoza, criollo y Relator de Lima, catorceno Fiscal propietario de Santafé, recebido en 27 de abril de 1648 y

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promovido a la Fiscalía de México por el año de 1654, en donde se puso hábito de Santiago; su mujer doña Ana Laínez con muchos hijos.

LXXIII. El doctor don Juan Modesto de Meler, aragonés de nación, en lugar del Oidor don Gabriel de Carvajal, recebido en 6 de octubre de 1648 y estando en la visita de los indios de la Provincia de Mérida, murió el año de 1655 sin haberse casado; dejó una hija natural de mujer soltera, doña Juana Modesto de Meler.

LXXIV. El doctor don Juan Blásquez de Valverde, criollo de Lima y catedrático de Prima de Cánones en su Universidad y abogado en su Chancillería, Asesor del Consulado de los Mercaderes y Relator de allí, proveído por Oidor de Santafé en lugar de don Sancho de Torres, recebido en 28 de febrero de 1650, fue promovido a Charcas, donde murió, dejando hijos de su mujer doña Constanza de la Roca, de la misma naturaleza.

LXXV. El doctor don Pedro González de Güemes, Oidor de Chile, promovido a Santafé con antigüedad después de dos, recebido en 14 de junio de 1650, en lugar de Jorge de Herrera, hijo legítimo de Pedro de la Mora, su mujer doña Clara del Hoyo Solórzano Jaraquemada, natural de la ciudad de Santiago de Chile (hija legítima del General don Diego Solórzano del Hoyo Jaraquemada y de doña María de Silva y Morales), murió en Santafé el año de 1654 y está enterrada en la bóveda del Rosario del convento de Santo Domingo, sus hijos don Pedro, don Diego, doña Francisca, doña María, doña Josefa, don Juan Fausto, doña Isabel, don Francisco y don Miguel. El Oidor ha escrito diferentes libros y fue promovido a Lima en la misma plaza, para donde salió en los últimos meses del año de 1663, llevando consigo cuatro hijos naturales que tuvo en Santafé de mujer soltera y murió allá.

LXXVI. Don Diego de Rivera Maldonado, Oidor de Filipinas, promovido a Santafé en lugar de don Gabriel Alvarez de Velasco, murió en el camino; era criollo de Cali, de la gobernación de Popayán.

LXXVII. El doctor don Dionisio Pérez Manrique, caballero del Orden de Santiago, colegial del colegio de 1os Manriques de Alcalá de Henares y Rector de su Universidad, Oidor de Lima y Presidente de Charcas, y proveído por presidente de Quito y últimamente en la Presidencia, gobierno y Capitanía General del Nuevo Reino de Granada, Marqués de Santiago, onceno Presidente, recebido en 24 de abril de 1654.

Su naturaleza, la ciudad de Tarazona, del Reino de Aragón (hijo legítimo de don Lucas Pérez Manrique y de doña María de Cidia), tiene su origen por Varonia; y el apellido Pérez de don Martín Pérez de Siones, tercer Maestre del Orden de Calatrava, electo el año de 1179, natural de Trazona, y por lo Manrique, del linaje de los Duques de Nájera y de Galisteo, y Condes de Triviño, de Paredes de Navas y de Osorno.

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Fue casado con doña Teresa de Ulloa y Contreras López de Zúñiga (hija legítima de don Antonio de Ulloa y Contreras y de doña Blanca López de Zúñiga, de la casa y parentesco de los Duques de Béjar y Marqueses de Flores Dávila; tratase de su ascendencia y linaje de Contreras en el árbol de Gómez de Cifuentes; y tuvieron por hijos a don Francisco Manrique, doña Blanca, que murió en Santafé sin casar, año de 1654; don Alvaro, doña Graciana, don Carlos, don Andrés, don Miguel, que murió a 31 de marzo de 1656; don Antonio sin otros que murieron antes; y volvió a casar con doña Juana Camberos Hurtado de Mendoza (cuya ascendencia se hallará en el árbol citado) y han tenido por hijos a don Joseph, don Francisco Dionisio, doña Juana Francisca y doña Jerónima Michael, sin los más que pueden tener.

A poco más de los cuatro años de su Presidencia (que por su título se le dio por ocho años, y después por Cédula de 11de septiembre de 1659, se declaró sin limitación por el tiempo de la real voluntad) vino a visitar esta Chancillería el doctor de don Juan Cornejo (que se volverá a nombrar) y en el de curso de su visita, por impedimentos de ella, en ocasión de estar fuéra de la ciudad de Santafé el Presidente, le detuvo el Visitador por su auto de 29 de junio de 1659, que le envió a notificar; y después, por carta, le alzó la detención, con que el presidente volvió a Santafé a 16 de enero de 1660, y en 28 de junio suspendió la visita y encerró sus papeles por los motivos que contienen autos, y información que hizo por gobierno. Dióse cuenta al Rey, que no lo tuvo a bien, y suspendió al Presidente, proveyéndole los oficios en el General don Diego de Egües y Beaumont, a quien ordenó le remitiese, como le remitió, preso a Cartagena, y reintegrase en la posesión de su visita al Visitador, y lo ejecutó en 27 de febrero de 1662, y Su Majestad declaró por nulo todo lo hecho y actuado contra el Visitador por haber sido sin jurisdicción, por diferentes despachos tocantes a lo referido de 25 de junio de 1661, con que se prosiguió y acabó la visita, y se espera la última resolución real.

LXXVIII. El Licenciado don Diego de Baños Sotomayor, Relator de la Real Audiencia de Lima, proveído por Oidor de la de Santafé en lugar de don Francisco de Prada, recebido en 6 de junio de 1654, natural de la villa de Santisteban de Gormaz, Obispo de Osma en Castilla la Vieja (hijo legítimo de Diego Sánchez de Baños y de doña María de Sotomayor, de la misma naturaleza), su mujer doña María Maroja, hija legítima del doctor Ciprián de Maroja y de doña María Becerril, natural de la villa de Huerta del Rey, él y ella de Santisteban, que hay de una parte a otra cuatro leguas; fue el doctor Maroja catedrático de medicina de Valladolid y proveído por médico de Cámara, y el Oidor y su mujer han tenido hijos al doctor Onofre de Baños Sotomayor, cura Rector de la Catedral de de Santafé, y antes doctrinero de Paipa; doña Magdalena de Baños, mujer de don Diego de Valverde Orozco, Oidor de Panamá; don Diego de Baños, clérigo; don Pedro de Baños, marido de doña Ana Merchán de Velasco, encomendera en Tunja y Vélez; don Joseph de Baños, clérigo; doña Josepha de Baños, mujer del doctor don Juan Antonio de Oviedo y Ribas, Fiscal, y doña María.

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El Visitador don Juan Cornejo dio por Suspenso a don Diego de Baños (y el Rey, por dependencias de su suspensión de visita, le había depositado la plaza en don Gómez Suárez de Figueroa) y el Presidente don Diego de Egües le declaró por suspenso por el casamiento del hijo, de que fue dado por libre en el Consejo que le ha ocupado en comisión sobre ajustamiento de alcabalas de Cartagena y navíos de airribadas en, el interin que se determina la visita, y restituído a su plaza de Oidor y promovido a Charcas y por Alcalde de Corte de Lima.

LXXIX. El Licenciado don Agustín Mauricio de Villavicencio Venegas y Córdoba fue recebido por Oidor en 16 de septiembre de 1658 (en lugar de don Joseph del Corral Calvo de la Banda, mudado a Fiscal de La Plata de la provisión de Oidor de Santafé, por muerte de don Diego de Rivera Maldonado), fue colegial y Rector del Colegio Mayor de Salamanca y natural de la ciudad de Jerez de la Frontera en el Andalucía, tercer hermano de don Juan Alonso de Villavicencio, caballero del Orden de Calatrava, mayorazgo de más de ocho mil ducados de renta, y de don Juan Ignacio Núñez de Villavicencio, también mayorazgo de hijos segundos de mil quinientos ducados, y de don Luis de Villavicencio, que pasó a Indias con su hermano el Oidor; de don Egas de Villavicencio, del hábito de San Juan, y de doña Petronila de Villavicencio y doña Isabel Venegas, todos hijos legítimos de don Agustín Mauricio de Villavicencio, del hábito de Santiago, veinticuatro de Jerez, cuyo oficio es de juro de heredad en su casa, y de doña Jerónima Núñez de Villavicencio, hija legítima de don Bartolomé Núñez de Villavicencio, del Orden de Alcántara, y de doña Petronila de Villavicencio, mujer que después lo fue de don Salvador de Villavicencio, de quien tuvo los demás hijos, que del primer matrimonio fue única la doña Jerónima; y el don Agustín, su marido, era hijo 1egítimo de don Juan Alonso de Villavicencio, del hábito de Calatrava, veinticuatro de Jerez, y de doña Isabel Venegas de Córdoba y Carrillo, natural de la ciudad de Córdoba, de los nobles linajes de sus apellidos. Dice un autor del Villavicencio: "Son conocidísimos caballeros en Jerez de la Frontera y otras partes tiene su casa y solar conocido en tierra de Campos, en el lugar de Vil1avicencio y están muy ilustradas las órdenes militares con tántos caballeros que hay desta familia en ellas, etc." (1).

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Armas de Villavicencio

Figura 37: Armas de Villavicencio

Traen por armas en campo azul tres barras de oro con veros rojos (Fig. 37). El Oidor no se había casado cuando se escribía esto, y se volvió a España para no ir a México por Oidor. (1) Fray Jerónimo de Castro y Castillo, en las ''Adiciones de la Historia de

Los Reyes Godos, de su padre Julián del Castillo,'' folio 464.

LXXX.El doctor don Juan Cornejo, catedrático de Vísperas de Leyes en la Universidad de Salamanca, fue proveído por Fiscal de la Chancillería de Lima y Visitador de la de Santafé y los demás tribunales, y recebido en 5 de noviembre del año de 1658. Publicó su visita y la empezó y prosiguió hasta que las materias, se dispusieron de modo que, como se dice en el parágrafo LXXVII, el Presidente, Gobernador y Capitán General, por vía de gobierno, le hizo cesar en el interin que el Rey mandaba lo que se debía hacer, ejecutándolo víspera de San Pedro, 28 de junio de 1660, y encerrando los papeles secretos en una caja de cinco llaves, que se dieron una al mismo Visitador, otra al Fiscal de la Audiencia y las demás a los prelados de Santo Domingo, San Francisco y San Agustín, y la caja se depositó en una celda del colegio de la Compañía de Jesús, de que se siguieron sindicación e inquietudes. Reprobó la acción de Su Majestad, suspendió al Presidente llamando al Rector y otros eclesiásticos a España, y mandó restituír al

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Visitador para que prosiguiese su ejercicio, corno lo hizo, feneciendo la visita por octubre del año de 1663, habiendo ascendido a Oidor de Valladolid y Fiscal del Consejo de Indias y Visitador de la Real Audiencia de Lima, adonde hizo viaje, saliendo de Cartagena a 9 de febrero de 1664. La naturaleza de don Juan Cornejo es la ciudad de Salamnanca, de los Cornejos della, que llaman de Monflorido, y tuvo su origen de la montaña de una villa que se llama Cornejo.

Armas De Cornejo

Figura 38: Armas de Cornejo

Traen por armas un escudo dorado con cinco cornejas negras y una orla de oro con cuatro leones en ella (Fig. 38); Según un nobiliario, hijo legítimo de Antonio Cornejo y de doña María de Salas y Cobides, naturales de Salamanca, él y ella de la villa de Medinaceli, originaria de Santo Domingo de La Calzada, en Rioja y el Antonio Cornejo era hijo legítimo de Juan Cornejo y de María Pérez de Montejo, sobrina de Francisco Montejo, Adelantado de Yucatán, y el Juan Cornejo fue hijo de Francisco Cornejo y de Aldonza de Aguilar, su mujer, y este Francisco, de Juan Cargía Cornejo y de María Rodríguez de Anaya, su mujer, hijosdalgo y caballeros calificados de Salamanca, de quien hace mención Alonso López de Haro, tratando del casamiento de doña Teresa Cornejo (1); y por información hecha a pedimento de don Gómez Méndez de Sotomayor ante Lázaro Martín, Escribano de

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Salamanca que he visto, consta que el bisabuelo de don Juan Cornejo, Francisco Cornejo, era hermano de la doña Teresa, y se justifica la descendencia referida y ser hijosdalgo notorios de solar conocido de aquella ciudad, cuya casa de mayorazgo está en la Calle de Herreros y sus entierros en el capítulo del convento de San Francisco; el don Juan Cornejo casó con doña Angela Flores, hermana de don Fernando Antonio Flores, residente en Salamanca (casado con doña Ana de Villarroel), ambos hijos de don Pedro Flores y de doña Antonia de la Bandera, su segunda mujer, que la primera fue de la ciudad de Toro, doña Francisca Enríquez de Monroy de los Enríquez, de la casa de Villalba, en Salamanca, y el don Pedro Flores con otras hermanas, de que no hubo sucesión, fueron hijos legítimos de Andrés Flores, deudo muy cercano de Alonso Flores, historiador de los sucesos, de los Reyes Católicos don Fernando y doña Isabel, y en especial de las guerras de Toro y Zamora con portugueses, como dice Esteban de Garibay (2), el cual edificó casa de mayorazgo en la Calle del Carmen, enfrente del Colegio de los Carmelitas Descalzos de Salamanca, en donde hay otra casa de mayorazgo de Flores al Pozo Amarillo, de que al presente es señor don Gonzalo Flores, residente en 1a ciudad de Palencia; y los dichos don Juan Cornejo y doña Angela Flores tienen hijos a Francisco, Ambrosio y Juan, y doña Francisca María, doña María Manuela y doña Teresa.

LXXXI. El Licenciado don Baltasar Carlos de Goñy y Gaceta, quinceno Fiscal (en lugar del doctor don A1varo de Ibarra, que estaba proveído en la Fiscalía y sin venir fue mudado a Oidor de Chile), tomó posesión en 27 de enero de1659; murió jubilado con medio salario en 25 de marzo de 1662, y está enterrado en el convento de San Agustín de la ciudad de Santafé, de quien fue muy devoto; era natural de la ciudad de Viana, tierra llana del Reino de Navarra, hijo legítimo de don Jerónimo de Goñy y de doña Catalina de Gaceta de quienes también lo fueron don Miguel de Goñy y Gaceta, caballero del hábito de Santiago, que heredó el mayorazgo; don Jerónimo, del Orden de Calatrava; don Ramiro, Arcediano de la Tabla de la ciudad de Pamplona y confesor del Príncipe don Carlos; otro, que murió mozo, siendo del hábito de San Juan; y otra monja, en la ciudad de Logroño, donde todos se criaron y proceden del Palacio de Goñy, que está en Salinas de Oro.

LXXXII. Don Diego de Egües y Beaumont, caballero del Orden de Santiago, doceno Presidente, Gobernador y Capitán General del Nuevo Reino de Granada por título de 12 de junio del año de 1661, juró en el Real Consejo de Indias, a 25 del propio mes de junio, y llegó a Cartagena a 2 de octubre del mesmo año y desde 3 de noviembre empezó, por su ausencia, a tener el gobierno la Real Audiencia, y entró en Santafé a 2 de febrero de 1662; fue paje del Rey, Corregidor de Cochabamba, en el Perú, Capitán entretenido y de infantería en la carrera de Indias, Almirante general de la flota de Nueva España, Veedor general de las armadas y galeras de España, y gobernó la Armada Real más, de tres años por ausencia del Duque de Alburquerque al Virreinato de México, Consejero del Consejo y Contaduria Mayor de Hacienda, y con retención desta plaza y su

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sueldo, se le dio la Presidencia; Mayordomo del señor don Juan de Austria y de su Consejo; murió día de Navidad, 25 de diciembre de 1664, a las seis y media de prima noche, y en la Compañía de Jesús fue depositado su cuerpo hasta llevarle a la ciudad de Tudela del Reino de Navarra, su origen.

Nació en la ciudad de Sevilla, hijo legítimo mayor de don Martín de Egües y BealnTlont, caballero del Orden de Calatrava, por entonces Oidor de la casa de la Contratación de las Indias, y después de la Chancillería de Valladolid, y Presidente de las Charcas, donde murió, y de su legítima mujer doña Ana Verdugo, natural de la ciudad de Carmona y originaria de la villa de Arévalo, y con más antigüedad del Reino de Francia, en cuyo linaje floreció en nuestros tiempos don Francisco Verdugo, Obispo de Guamanga, que murió electo Arzobispo de México con opinión de santo; por lo paterno fue nuestro sujeto primero nieto de Martín de Egües Beaumont y Navarra, que sirvió al Rey en las guerras de Italia y F1andes, de doña Juana Jiménez de Bayo, su mujer; segundo nieto de Juan de Egües y de Beaumont y su mujer doña Luisa de Beaumont y Navarra; tercero nieto de Juan de Egües y de doña Ana Pasquier, hija del señor de Varillas; cuarto nieto de Martín de Egües y de doña Antonia de Osio, su consorte; quinto nieto de Miguel de Egües; sexto de Julián Miguel de Egües y septimo de Miguel de Egües, de los ganadores de Tudela, donde se le dio coto y término redondo en su campiña, llamado Campo Nuevo, de que tiene esta familia ejecutoria; y octavo nieto de Fermín de Egües y noveno de Gonzalo de Egües y de doña Teresa Almoravid, hermana de don Juan Almoravid, Obispo de Calahorra, hijos de don García de Almoravid, hermano de don Fernando Ramírez, que llamaron de Almoravid, hijos de don Ramiro Garcés, que lo fue del Rey don García de Nájera y de la Reina doña Estefanía; décimo nieto de Sancho de Egües y onceno de Equo de Egües, que procedió a Juan Equo, y éste de Pedro Garcés de Goen, que desciende de García Díaz de Goen, hijo de Fernando de Egües y Muniadona, se mujer, descendiente de Sancho de Equeo y Antolin de Egües y de Laquento de Goen y Yonti de Goen, su hermano, que se halla en la Era de 1030, que es el año de Jesucristo 992

Por lo Beaumont y Navarra, tercer nieto de don Tristán de Beaumont y de doña Adriana de Beaumont, su sobrina y mujer; cuarto nieto de don Martín de Beaumont y de su primera mujer doña Beatriz de Huart, señora de Zabaleta; quinto nieto de don Juan de Beaumont y Navarra, Chanciller Mayor de aquel Reino, señor de las villas de Santa Clara y Castejón y Castillo de Tiebas, Barón de Beorlegui, Vizconde, de Alborea, y de doña María de Artiendau y Esparza, su mujer; sexto nieto de don Luis de Beaumont, primer Condestable del Reino de Navarra y Conde de Lerin, por dote con doña Juana de Navarra, su prima hermana (hija del Rey don Carlos III de aquel Reino); séptimo nieto de don Carlos de Beaumont, Alférez Mayor del Reino de Navarra, señor de Asiain y de las villas de Sartaguda y Azanza, y de su mujer doña Ana Curtin, Vizcondesa de Mauleon y Baronsa de Cruisen y Curtin, en Francia; octavo nieto del Infante don Luis y de doña Juana Duraso, su mujer, hija de Carlos de Beaumont, de la casa de los

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Reyes de Inglaterra, Condesa de Beaumohlt Lerugser y de Putier, en Normandía, Duquesa de Duraso y de Orbas; noveno nieto de Felipe el Noble, Conde Eureux Angulema y Magan, señor de Longavila, de la Casa Real de Francia, y de su mujer doña Juana, Reina propietaria de Navarra; décimo nieto de don Luis Utin, Rey de Navarra y después de Francia, y de su mujer madama Clemencia de Hungría; onceno nieto de don Felipe el Hermoso, Rey de Francia, y de su mujer doña Juana, Reina propietaria de Navarra; doceno nieto de don Felipe Poursiant, Rey de Francia, y de su mujer la Reina doña Isabel, Infanta de Aragón; treceno nieto del glorioso San Luis, Rey de Francia, noveno del nombre, hijo de Luis, VIII, Rey de Francia, y de su mujer doña Blanca, hija del Rey de Castilla don Alonso IX el Bueno, que venció al Miramamolin en las Navas de Tolosa, y de su mujer doña Berenguela; fuélo del ínclito San Luis doña Margarita de Proenza y Aragón, de todo lo cual se da alguna más razón en epílogo que hice de la vida y muerte del General don Diego de Egües y Beaumont, que fue casado con doña Teresa Federigui (hija legítima de Santi Federigui, caballero del Orden de Calatrava y de doña Teresa Cetín y nieta de Luis Federigui y de doña Lucrecia Fantoni, su mujer, naturales de la ciudad de Florencia, y de Juan Cetín, natural de la ciudad de Cádiz, como también su hija y yerno).

Del matrimonio de don Diego de Egües y Beaumont y de doña Teresa Federigui quedaron hijos don Martín de Egües, caballero del Orden de Calatrava; don Juan de Egües, del mismo hábito; don Luis de Egües, del de San Juan; y doña Teresa, que se cría con sus tías en el convento de San Quirse, en Valladolid; y el don Martín es inmediato sucesor a su tía, prima hermana de su padre, doña Juana de Egües y Lascortes, en el mayorazgo de su casa, en que sucedió.

(1) Alonso López de Haro, ''Nobiliario,'' parte I, libro I, capítulo 9º, en la

descendencia de Gómez Méndez de Sotomayor, folio 50. (2) Esteban de Garibay, ''Compendio Historial'', libro XVIII, capítulo 1º.

LXXXIII. Don Gómez Suárez de Figueroa, de la nobilísima casa de su apellido, originado de la valerosa hazaña ejecutadada con el tronco de Higuera en defensa de las doncellas del pecho burdel; habiendo servido a Su Majestad en España en comisiones y corregimiento, fue proveído por Oidor de la Real Chancillería de Panamá y se le dio en depósito la plaza, que en la de Santafé tenía don Diego de Baños y Sotomayor, por tenerle retirado el Visitador por despacho real de 13 de junio de 1661, y fue recebido en ella en 6 de febrero de 1662; despidióse para ir a servir la de Panamá en 22 de agosto de 1663.

LXXXIV. Don Carlos de Cohorcos, natural de la villa de Madrid, hijo legítimo de Cristóbal de Cohorcos y de Isabel Matucho, casó en su patria con doña Antonia MaríaRamírez de Arellano y del Castillo, de la misma naturaleza; hijo de don Fernando Ramírez del Castillo y Arellano y de dona Felipa Muñoz, su mujer, y han

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tenido hijos a doña Francisca, don Juan y doña Josefa, que nació en la ciudad de Santafé, el don Carlos fue Agente Fiscal en el Real Consejo de Indias con crédito de muy buen letrado y su ajustamiento, y proveído por Fiscal de la Real Chancillería del Nuevo Reino de Granada (por la jubilación de don Baltasar Carlos de Goñy y Gaceta) por título de 12 de junio de 1661, recebido en 7 de febrero de 1662, y promovido a Oidor de Quito, para donde salió en viaje por marzo del año de 1665.

LXXXV. El Licenciado don Mateo Ibáñez de Ribera, caballero del Orden de Calatrava, Oidor por título de 3 de diciembre del año de 1658 y Real Cédula de 5 de noviembre de 1662, para que jurase ante el Gobernador de Cartagena, como lo hizo en 27 de enero de 1663, y desde entonces gozase de salario y antigüedad por estar detenido en comisiones del Real Consejo de Indias; presentóse por apoderado en el Acuerdo en 8 de marzo del mismo año de 63, y entró en Santafé en 24 de marzo de 65 y empezó a ejercer desde 27 del propio mes, en lugar y por muerte del Licenciado don Bernardino de Prado Beltrán de Guevara.

Nació en la ciudad de Granada, siendo su padre Oidor della, hijo legítimo de don Tomás Ibáñez de Ribera, Calificador del Santo Oficio de la Inquisición, que fue colegial mayor de Oviedo, y de doña Beatriz de Medrano y Mendoza, de quienes también fueron hijos el mayor don Francisco Ibáñez de Ribera, colegial de San Salvador de Oviedo, en Salamanca, caballero del Orden de Santiago, Alcalde de Navarra; y el padre Luis de Ribera, de la Compañía de Jesús, el último; y el don Mateo Ibáñez de Ribera fue colegial del colegio mayor de Santacruz de Valladolid, nieto del doctor don Mateo Ibáñez de Ribera, colegial mayor de Bolonia, Corregidor de Toro y Zamora y Capitán General de aquella costa todo el tiempo que duró la guerra de Portugal, en el del Rey don Felipe II, y de su mujer doña María Márquez, natural del Espinar, segundo nieto de Francisco Sánchez Ibáñez y de doña Catalina de Ribera, su mujer, natural de Villacastín; tercer nieto de Pedro Sánchez Ibáñez, que fue rico de ganados, y así los Reyes Católicos don Fernando y doña Isabel se sirvieron de su hacienda cuando se ofreció, y para ayuda a la guerra de Navarra le escribió el Rey carta pidiéndole doscientos ducados de oro prestados, Y se la llevó al Espinar (su naturaleza) el Corregidor de Segovia, a quien los entregó; y por este y otros servicios se le hizo merced que ninguno pudiese en su casa ser preso por deuda civil ni criminal; cuarto nieto de Pedro de Ibáñez, Capitán de Infantería cuando la guerra de Simancas, en tiempo del Rey don Enrique, y en la de Zamora en el del Rey don Fernando el Católico; y por haberle servido también echando los judíos de España, le hizo merced de la mezquita para su habitación y la poseen sus descendientes.

Es su origen uno de tres hermanos que llamaron los Sánchez Bermejos, por ser muy rubios, que por el año de 1158 pasaron de Inglaterra a España con su prima la Reina doña Leonor, mujer del Rey don Alonso VIII de León y III de Castilla, hija del Rey don Enrico II de Inglaterra y de la Reina Miladi Leonor.

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El uno de los tres hermanos fue Obispo de Palencia, y el de que se trata Merino mayor, y se quedó a vivir en el sitio de la villa del Espinar, media legua del mesmo lugar donde permanecen unas casas muy antiguas, y su iglesia de Nuestra Señora de Prado.

Armas de Ibáñez

Casó con una hija de la casa de Ibáñez o Báñez de Mondragón; fue su legítimo descendiente Alonso Sánchez Ibáñez, que casó en Extremadura con doña N. de Solis, de quienes fue hijo Pedro Sánchez Ibáñez, que volvió a emparentar con la casa de Ibáñez por ser su mujer María Ibáñez, hija de Pedro Ibáñez y de Catalina García de Arévalo; y el Pedro Ibáñez era hijo de Ibáñez Sancho, que fue el primero que con su mujer, también vascongada, vino a vivir al Espinar, por causa de que su padre, Juan Ibáñez de Arcazubiaga (que se casó con doña Juana de Acuña, señora de la casa de Báñez, sita en Bedona, media legua de Mondragón), queriéndose sujetar el Conde de Oñate, él mismo puso fuego a su castillo, como lo demuestran sus armas, y por esta causa y haber muerto a un Mojica en venganza de la muerte de su hermano Martín Báñez se avecindó en El Espinar Ibán Sancho, de quien descendió la María Ibáñez, mujer de Pedro Sánchez, que fue hijo del primer Sánchez que vino de Inglaterra. Tiene esta familia dentro de cuatro grados ochenta y cinco actos positivos de hábitos, colegios, Inquisición y ejecutorias de nobleza, y por armas escudo en cuartel el primero por lo Ibáñez en campo blanco un castillo con llamas de fuego, salen de los tres castillejos y dos medios brazos armados a encontrarse sobre la puerta con llamas en las manos y a cada lado del castillo una B. encontradas (Fig. 39).

Figura 39: Armas de Ibáñez

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El segundo cuartel alto por lo Ribera, en campo de oro, tres barras verdes atravesadas. El segundo bajo, por lo Medrano, en campo blanco una banda negra de soslayo con orla de sangre y en ella ocho aspas de oro. Y el último cuartel, por Márquez, en campo colorado un castillo, y en el homenaje una bandera blanca aflamulada, y en ella la cruz de Calatrava.

La casa de Ribera procede del Conde don Sancho Vellooso, hijo de don Ramiro III de León, habido en doña Hermesinda, hermana del Conde don Pedro. Ganó por su persona el Conde don Sancho el Velloso las casas de Cabrera y Ribera que poseía Aldemense, desde que Algiva Almanzor las sojuzgó por haber ganado a Galicia. Y Francisco de Ribera (descendiente de doña Inés de Ribera, que casó con Gómez de Avila, señor de las Navas) fue el primero que pasó a Villacastín y casó allí su hijo Diego López de Ribera con doña Catalina Flores, natural del mismo lugar, descendiente de los Flores de Asturias; y entre los hijos que tuvieron fue uno Francisco de Ribera, natural de Villacastín, que casó con Antonia González de Tovar, de la misma naturaleza, cuya hija doña Catalina de Ribera y Tovar, fue mujer de Francisco Sánchez Ibáñez bisabuelo de don Mateo Ibáñez de Ribera, asunto deste discurso, y de aquí proceden los Riberas de Villacastín, de Avila y del Espinar.

La casa de Márquez es muy noble y de mucha antigüedad, con entierro en San Pedro de Cardeña entre los ricoshombres en tiempo del Cid, con capilla y notoriedad de casa solariega. Bartolomé Márquez de Prado, señor y poseedor del solar originario de los Márquez de Prado, en la villa de Neila, fue el primero que vino al Espinar, donde casó con Maria de Solanilla, y de cuatro hijos que tuvieron, el mayor, Bartolomé Márquez de Prado, casó con doña Francisca Bernardo de Quirós de la casa de los Bernardos de Quirós en Asturias, que desciende de Bernardo del Carpio (sobrino del Rey don Alonso el Casto), que casó en Francia con madama Galinda, hija del Conde Alardos, de quien tuvo a Galin Galindez, gran caballero, llamado de otros Uvillelmo, a doña Galindo Bernardo, tronco de los Bernardos de Quirós y de los del apellido de Saldaña. El Bartolomé Márquez y su mujer doña Francisca Bernardo de Quirós tuvieron por hijos a Bartolomé Márquez, que casó con doña Catalina de Villegas; a doña María Márquez, mujer del doctor don Mateo Ibáñez de Ribera, abuelo de don Mateo Ibáñez de Ribera, del hábito de Calatrava, Oidor del Nuevo Reino de Granada, que se halla viudo y sin hijos.

LXXXVI. El Licenciado don Francisco de Leiva, Oidor por título de 13 de diciembre del año de 1659 en lugar y por muerte del doctor don Juan Modesto de Meler, recebido en 21 de agosto de 1663 por haberse detenido en las visitas de los oficiales de la Real Hacienda de Cartagena y de la Real Audiencia de Panamá y otras comisiones.

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Armas de Leiva

Figura 40: Armas de Leiva

Nació en la ciudad de San Lúcar de Barrameda y pasó a formar sus estudios mayores a Osuna, donde fue colegial de su colegio de Universidad, nombrado Nuestra Señora de la Concepción, de que fue siete años continuos Rector; y habiéndose graduado allí tuvo las cátedras de Instituta, Código, la de Vísperas de Leyes, la de Decreto y la de Prima de Leyes; fue Auditor de la Armada de Galeones en el viaje de 1658 y se le encargaron otras comisiones; y el título de Oidor tiene dos singu1aridades; la una, ser la provisión en plaza asignada para aragoneses y haberse extraído, y la otra, que empieza: "por hacer bien y merced a vos el Licenciado Francisco de Leiva Y Aguilar, Auditor General que al presente sois de mi Armada Rea1 de la guarda de la carrera de las Indias, teniendo consideración a vuestra suficiencia, letras y buenas partes y a lo que me habéis servido y espero lo continuaréis," etc., donde la palabra "y a lo que me habéis servido," no se acostumbra poner en promociones.

Y para dar razón de su calidad y apellidos es necesario retrotraerse sus orígenes. El de los Leivas es bien conocido por su solariega casa y villa de Leiva, en La

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Rioja, en que fueron sucediendo de padres a hijos los desta familia desde sus primitivos antepasados, teniendo por armas un castillo de oro verado de sangre en campo verde (Fig. 40); y sin recurrir a lo primero, de tánta antigüedad, lo será en esto Juan Martínez de Leiva, señor de las casas de Leiva sus villas y mayorazgos, y de Coruña y Valdeiscar, Adelantado Mayor de Castilla, Merino Mayor y Prestamero Mayor de Vizcaya y Camarero Mayor del Rey don Alonso el ultimo y de su Consejo y uno de sus más favorecidos, y de los cuatro caballeros que ordenaron la caballería de la Banda, Embajador al Pontífice Benedicto XII por los años de 1339, que hizo singulares servicios a su Rey en paz y guerra.

Fue casado tres veces: la primera, que toca al primogénito, con doña Urraca Ponce de Salazar y por ello orló su escudo con las trece estrellas de las armas de los Salazares, y tuvieron por su hijo sucesor a don Sancho Martínez de Leiva llamado Brazos de Hierro por su gran fortaleza, Capitán General de las armas del Rey de Inglaterra contra Francia, y por lo bien servido que se halló el inglés Rey Eduardo III, lo casó con Isabel, su hija natural, y de Isabel de Sulfoch, Condesa de Northumberland; y por este casamiento se añadió en sus armas reales de Inglaterra, que son: tres onzas o leones de oro en campo rojo acuertelándole; y marido y mujer se vinieron a España y procrearon hijo y sucesor a Juan Martínez de Leiva, que siendo Capitán General murió en Santaren, año de 1385, dejando de doña María Téllez de Meneses, sevillana, su mujer, a Sancho Martínez de Leiva, muerto con una bombarda disparada de Balaguer yendo reconociendo el muro con el Rey y el Adelantado Mayor de Castilla Diego Gómez de Sandoval, habiendo sido casado con doña Leonor de Guevara, hija de don Pedro Vélez de Guevara, señor de Oñate, y de doña Isabel de Castilla, su primera mujer, y fueron sus hijos Sancho Martínez de Leiva y Ladrón de Leiva, ambos sucesores de la casa, por morir el primero sin hijos; y Juan Martínez de Leiva (que de doña María de Velasco, su mujer, tuvo a don Francisco Martínez de Leiva, General de una escuadra de galeones, de quien vinieron los Leivas de Marcana); y Luis González de Leiva, de quien proceden los Leivas de Jaen y de Ubeda.

De todos los cuales con lustroso honor se continúa dilatada sucesión, y de ella fue Juan de Leiva, Capitán de Infantería en flota de Nueva España y Almirante de la armada que se remitía a Filmas Y se perdió en la costa de España, cerca de los años de 1620, donde se ahogó, habiendo sido casado con doña Beatriz de Aguilar, natural de la ciudad de Jerez de la Frontera (hermana legítima del Licenciado Francisco Gutiérrez de Aguilar, cura y beneficiado de la ciudad de San Lúcar de Barrameda) y tuvieron a Cristóbal de Leiva, Alcalde y Juez de sacas allí, en donde casó con doña María de Agui1ar y fueron padres de don Francisco de Leiva Aguilar, por quienes se escribe esta relación; y la doña María de Aguilar, su madre, era hija legítima de Francisco de Aguilar y de doña Jerónima Ruiz; nieta de Francisco de Aguilar y de Francisca de Aguilar, su mujer; y hija legítima de Francisco de Aguilar, llamado el Tuerto, por serlo, de los, Aguilares de la ciudad de Jerez de la Frontera, biznieta de Juan de Aguilar, natural de la ciudad de Ecija, de donde pasó a la conquista de Jerez y se le dio repartimiento de tierras en el

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pago de Burujena, y se avecindó en San Lúcar de Barrameda, y vivió en el barrio que llaman de la Puerta de Jerez con su mujer Juana Ramírez, y fue descendiente de Fernán González de Aguilar, tronco de los de este apellido de Ecija y otras partes, que venció escuadras de moros de Granada y Málaga que venían a robar, asaltándolos en el río de las Yeguas cuando se combatía Algecira por el Rey don Alonso.

La doña Beatriz de Aguilar casó segunda vez con Cristóbal de Bilbao, vascongado, que siendo Escribano público y de Cabildo de la ciudad de San Lúcar, lo fue del Oidor Mandujana en la causa criminal contra el calabrés que se fingió Rey do Sebastián de Portugal, y fue con otros de su apoyo ahorcados en la misma ciudad el año de 16... El apellido de Aguilar se derivó del señorío del pueblo de Aguilar y ha tenido grandes hombres como don Alonso de Aguilar, que murió en las Alpujarras, por quien se dijo aquello:

¿Decidme, Conde de Ureña,

Don Alonso dónde queda?

Y se hallan antiguos ricoshombres de Castilla como don Nuño Díaz de Aguilar, confirmador en previlegio real de donación al convento de Nájera de 22 de enero de la éra de 1155, que es año de Jesucristo Nuestro Señor de 1117, y don Gonzalo Ibáñez de Aguilar en el previlegio que el Rey don Sancho dio confirmando las franquezas de la ciudad de Baeza en 8 de junio, éra de 1324, que es año de 1286.

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Armas de Aguilar

Figura 41: Armas de Aguilar

Traen por armas los de Aguilar una águila negra grifada de oro en campo dorado (Fig. 41); y el don Francisco de Leiva, de ellas y de las de Leiva, organizando su escudo en cuartel por lo Leiva, el primero castillo de oro ajedrezado con sangre en campo verde; y el segundo bajo, las trece estrellas de oro de Salazar, en campo rojo; y el cuartel último los tres leones de oro en campo colorado; y por lo Aguilar el segundo cuadro alto en campo de oro águila negra grifada del mesmo metal.

Armas de Bárcenas

Figura 42: Armas de Bárcenas

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Casó en Osuna con doña Clara de Bárcenas y Mendoza señora de la casa de Bárcenas en Valde-Buña, junto a Aguilar de Campoó, que heredó de su tío don Francisco de Bárcenas, del hábito, que murió sin hijos, como también en Flandes don Juan de Bárcenas, Capitán de caballos, caballero de hábito de Santiago, hermano de la doña Clara de Bárcenas, a quien por ello se le hizo merced de un hábito de las órdenes militares. Crióse en el Palacio de los Duques de Osuna, hija legítima de don Alonso de Mendoza y Bárcenas y de doña .N de Bárcenas y Mendoza, señora de la casa de Bárcenas y deudos muy cercanos. La casa de Barzana y su pueblo es muy antigua y conocida de hijosdalgo, y de ella han salido hombres de mucho valor en letras y armas; fue en lo antiguo de los heredamientos de los Salazares por ser señor de ella Lope García de Salazar, que casó con doña Berenguela de Agüero, en quien tuvo entre otros hijos a Lope 1r Agüero, que heredó la casa de Bárcena.

Son sus armas seis roeles de plata en campo rojo (Fig. 42); y don Francisco de Leiva y su mujer doña Clara de Bárcenas y Mendoza no han tenido hijos.

Armas de Oviedo - Armas de Ribas

LXXXVII. El doctor don Juan Antonio de Oviedo y Ribas, décimoséptimo Fiscal por título real de 29 de julio del año de 1664, recebido en 26 de marzo de 1663 (sic), natural de la ciudad de Salamanca y en ella Juez del Estudio de su Universidad y de su gremio, y opositor antiguo de las cátedras de la Facultad de Cánones, hermano de doña María de Oviedo y Ribas, monja profesa en el Convento de San Pedro de la Paz de la misma ciudad, ambos hijos de don Juan de Oviedo y Ribas y de doña Catalina de Tapia Godinez Maldonado, y nieto de don Francisco de Oviedo y Ribas y de doña María de Herrera, su mujer; rebiznietos de Pedro de Oviedo de Leonor Rodríguez de Oviedo, su mujer, originarios de la casa solariega de hijosdalgo del Portal de Oviedo, en el Principado de Asturias, de donde procedieron don Gonzalo Martínez de Oviedo, Maestre de la Caballería de Alcántara y Capitán General de la Frontera de Jaen y Andalucía por los años de 1330. Juan de Oviedo, Secretario del Rey don Enrique por los de 1474, y Alonso de Oviedo, Comendador de Víboras en la Orden de Calatrava en los años de 1480, y Pedro de Oviedo, Cubiculario del Pontífice Julio II en los años de 1504. Son las armas de este linaje en escudo azul cruz grande de oro con faja azul; y las de Ribas, una cruz floreteada con orla de flores de lis (Fig. 43); y los emparentaron en lo antiguo con la casa de Lara, porque doña María Rodríguez de Ribas fue nieta del Conde don Pedro de Lara, hija de don Rodrigo Alvarez, y casó con don Alonso Alvarez de Noroña, tercero hijo de don Alvaro Díaz de Asturias, ricohombre de Castilla y León.

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Figura 43: Armas de Ribas

Hállanse a Goselmo de Ribas, caballero y soldado belicoso y de mucha hacienda, señor de grandes posesiones, que pidió al Emperador don Alonso el Séptimo, Rey de España, licencia para reedificar el castillo de Aceca (que es junto a Toledo), porque el Rey moro de Córdoba, Texufino, lo había ganado y destruído hasta los cimientos, y lo reedificó fortísimamente y casi inexpugnable, y se entró en él con toda su familia, mujer, hijos y yernos y con escogidos soldados, peltrechándole y basteciéndole, desde donde salían de continuo a escamucear con los moros de Aurelia, que entonces era la parte más opuesta a Toledo. Fernán Sánchez de las Ribas, Señor de la casa de Ribas, casó con doña Mayor de Salcedo (hija de Juan Sánchez de Salcedo, Prestamero Mayor de Vizcaya, hijo mayor legítimo de Lope García de Salazar, el de los muchos hijos); Salvador García de Ribas fue uno de los que recibieron la Orden de Caballería del Rey don Alonso el último en Castilla.

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Armas de Herrera y de Lara

Figura 44: Armas de Herrera y LaraLos referidos Pedro de Oviedo y Leonor Rodríguez de Oviedo, su mujer, tuvieron por hijo a don Francisco de Oviedo y Ribas, natural de Salamanca, que casó con doña María de Herrera, de naturaleza en la villa de Ledesma, descendiente por línea recta de la casa de Santiz (de quien es señor al presente el Marqués de Palacios), hija del noble caballero Pedro de Herrera, procediente del Mariscal de Castilla Garcí González de Herrera, señor de Ampudia, cuyo origen de apellido es en tierra de Campos de la villa de Herrera, primero a quien llamada de los moros, Torrija Tabarait, y el primero a se dio (mudada el nombre por el Rey en el de Herrera) fue don Nuño González de Herrera, señor de Lara, llamado de Herrera por el señorío de su villa, y así los de Herrera traen la misma divisa y armas de la casa de, que son calderas (insignia de ricoshombres), es el escudo en campo rojo dos calderas de oro, y por orla otras doce calderas del mesmo metal y color del campo (Fig. 44); han sido ilustres en Asturias de Santillana y en las Behetrias, donde fueron herederos, y últimamente Mariscales de Castilla y señores de gran Estado; y son Berreras los señores de Pedraza, y es singular la acción que hizo Alvar Núñez de Hierrera, natural de la ciudad de Córdoba, Mayordomo del Condestable don Ruy López Dávalos, que en sus infortunios, padeciendo injustamente retirado pobreza en la ciudad de Valencia de Aragón para socorrerle vendió lo más de su hacienda y le envió con uno de sus hijos mil florines ocultos en un telar de tejer paños, con que le rescató de mendiguez y infamia.

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Fue por los años de 1400 Pedro de Herrera Comendador de Azuaga en el Orden de Santiago, hijo de Alvaro de Herrerara, señor de la casa de Piña, y Gonzalo de Herrera, Comendador de Villa Rubia, en la Orden de Calatrava, por los años de 1641.

La madre legítima de don Francisco de Oviedo y Ribas, como mujer de Pedro de Herrera, fue doña Francisca Hidalgo, descendiente de la noble casa y familia del apellido Hidalgo de la villa de Ledesma, de que era Pedro Hidalgo (vasallo del Maestre de Calatrava don García de Padilla), que subió en la peña negra, muy alta fortaleza de la villa de dio muerte a diez moros que la guardaban, con que se la peña y se rindió la villa en los primeros años del Re de don Alonso el Onceno.

Armas de Godinez

Los nombrados don Francisco de Oviedo y Ribas y doña María de Herrera, su mujer, vivieron en el lugar de Almeida, Diócesis del Obispado de Zamora, tiempo de cincuenta años, y allí están enterrados en la parroquia de San Juan, en su capilla y arco, como lo manifiestan su letrero y armas; y dejaron hijos nacidos en el mismo lugar de Almeida a doña Inés de Oviedo y Ribas, que murió sin casar; a don Juan de Oviedo y Ribas (que se volverá a nombrar), y a don Antonio de Oviedo y Herrera, caballero del Orden de Santiago, Secretario del Rey en lo tocante a las guardas españolas, Furriel Mayor de la Reina doña Isabel de Borbón y del Rey don Felipe IV, Regidor de Salamanca y su Procurador en Cortes y Vicecanciller de Indias, que casó en Madrid con doña Luisa Ordóñez y Rueda (hija legítima de Luis Ordóñez, Secretario del Rey, y de doña Isabel de Rueda), y fueron padres de don Luis Antonio de Oviedo y Herrera, Capitán de Corazas en Flandes y Regidor de Salamanca y su Procurador en Cortes, Corregidor y Gobernador de Potosí, en las Provincias del Perú, y de don Pedro de Oviedo y Herrera y don Diego de Oviedo y Herrera y doña Melchora de Oviedo y Herrera, que casó en Valladolid con don Manuel de los Ríos y Oviedo, Regidor della, y de doña María de Oviedo y Herrera, casada en la villa de Madrid con don Francisco Sanz Lezcano, de la noble casa de los Lezcanos, en el señorío de Vizcaya, Furriel mayor de la Reina doña Mariana de Austria; y la doña Catalina de Tapia Ordóñez, natural de Salamanca, fue hija de Martín Godinez Maldonado y de doña Mariana de Salcedo, su mujer, de la misma naturaleza; por lo Godinez procediente del noble linaje de su apellido en Salamanca, señores del lugar de Santibáñez y con más antigüedad señores de Tamames y Altejos y otros vasallos, cuyo mayorazgo es de los más antiguos de aquella ciudad, originario en ella de don Gotino Gotínez, uno de los tres señores entre quienes se repartió por barrios Salamanca, que los otros dos fueron el Rey don Alonso el Infante don Martín; y sólo tenían Dón en aquel tiempo tales Príncipes y personas tan eminentes, como don Gotino, que con su hijo don Meriano está sepultado en el convento de San Esteban de allí, que es de la orden de Predicadores, y sus armas son diez jaqueles de oro y

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colorado aunque algunos conservan los Godinez (Fig 45), aunque algunos traen en campo rojo seis roeles de oro. Hállase a Egas Godesindiz que dominaba en Arauco (que es en Portugal), en la éra de 1136 y año de 1098 y que don Godino tuvo en Coimbra por hijos a Alonso Godinez, gran privado del Rey don Sancho y del Rey don Alonso el Sabio y Chanciller Mayor del Infante don Fernando; y a doña Urraca Godinez, que casó con Rodrigo Alonso de Ribero, de quien desciende en Portugal lustrosa generación; y del Alonso Godinez fue hijo Juan Alonso Godinez, que pasó con doña María Alfonso Godinez a las guerras de la frontera de Jaen y Baeza, donde dejó descendencia, y la doña María Alfonso Godinez casó con Día Sánchez de Biedma.

Figura 45: Armas de Godinez

Fue el Alonso Godinez heredero en Ciudad Rodrigo, a quien el Consejo della por lo mucho que le había ayudado le hizo donación de la villa de Cilleruelo en 28 de mayo de 1289, confirmada por el Rey don Sancho en el de 1291, a 19 septiembre, cuyo privilegio empieza: "Por facer bien y merced a vos Alonso Godinez, nuestro home y Chanciller Mayor del Infante don Fernando, nuestro fijo, otorgamos vos y confirmamos..." , etc. También tenía casas en Zamora. Fue Godinez natural de Valladolid, que se halló en la fuerza de Bujía cuando el gran turco la cercó con cincuenta mil turcos; y dio parecer que muriesen primero todos, que se rindiese la plaza; el doctor Godinez era hermano del Martín Godinez, que también tuvo por hija legítima a doña Leonor Godinez, mujer de don Juan de Anaya, Regidor de Salamanca, padres de dona Teresa de Anaya Godinez, que casó con don Lope de

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Villarroel y con don Antonio de Tejada, sin hijos, y de doña Antonia Marta de Anaya, monja en Ciudad Rodrigo.

Armas de Tapia

Los del apellido de Tapia traen por armas tres fajas azules en campo de plata, y por orla siete aspas de oro sobre rojo, y en lo más alto de la orla una flor de lis de plata, como se ven en el castillo de Tapia, solar deste linaje, cuatro leguas de la ciudad de León; y éstas son las más antiguas, y otras en campo de plata seis cuervos de sable y orla de ocho escudos de plata con tres bandas azules cada uno.

Armas de Salcedo

Las de Salcedo son un salce verde en campo de plata, y colgado dél un escudo de oro con cinco panelas verdes; 1os deste apellido proceden del Rey don Alonso V de León, cuyo hijo fue don Rodrigo Alvarez de Anaya, Conde y Gobernador de Asturias, señor de Jijón, que casó con doña Gontroda Gutiérrez (hija de don Gutierre, de la casa de Castro) y tuvieron entre otros hijos al Conde don Rubio de Arangutia de Salcedo, tronco dellos, por quien dice Gracia Dei:

Panelas el Salce son

estas armas, sine dubto

del excelente varón,

nieto del Rey don León

el claro Conde don Rubio.

Hijo de la noble Infanta

y del señor de Norona,

de real estirpe y planta

en campo de oro se estampa

la grande y alta Corona.

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Del apellido de Maldonado se trata en el árbol de Antón de Olalla, y por eso no se toca aquí; y los referidos don Juan de Oviedo y Ribas y doña Catalina de Tapia Godinez Maldonado, fueron padres de doña Mariana de Oviedo y Ribas y del doctor don Juan Antonio de Oviedo y Ribas (por quien se ha hecho este discurso), que casó en la ciudad de Santafé de Bogotá con doña Josefa de Baños Sotomayor (hija legítima de don Diego de Baños Sotomayor y de doña María Maroja, de quienes se ha tratado en el parágrafo LXXVIII antecedente) y tienen hijos a don Diego Antonio de Oviedo y Sotomayor y don Pedro Juan, doña Rosa y don José. Parte de lo referido consta por información de filiación y de nobleza hecha por agosto del año de 1664 en Salamanca, ante don Francisco de Solier y Salcedo, del hábito de Santiago, su Corregidor, y de Pedro González Bretón, Escribano público del número y Ayuntamiento de aquella ciudad, comprobado de otros cuatro escribanos y sellado con el sello de la misma ciudad de Salamanca, y lo de más de historias y nobiliarios. Ascendió a Oidor, de que tomó posesión en 23 de noviembre de 1671, y murió a 28 de enero de 1672.

LXXXVIII. El doctor don Diego del Corro Carrascal, Presidente, Gobernador y Capitán General con despacho extra ordinario por Real Cédula de 17 de diciembre del año de 1665 y nombramiento que le hizo el Presidente de Indias, Conde de Peñaranda, uno de los Gobernadores del Reino, de 24 del mismo mes y año, a quien lo cometió la Reina doña Mariana e Austria, tutora y gobernadora, recebido en 12 de junio de1666.

Su naturaleza de villa de Fuente de Cantos, en Extremadura, hijo legítimo de Gonzalo Fernández del Corro. Alguacil Mayor de la Inquisición de Llerena y Regidor de Fuente de Cantos, con la propia naturaleza, y de su mujer doña María de Carrascal y Prado, natural de la villa de Valencia del Ventoso, que está dos leguas de esotra; nieto paterno de Rodrigo García Guerrero, Familiar del Santo Oficio, y de doña Beatriz Domínguez del Corro, su mujer, ambos naturales de Fuente de Cantos, y nieto paterno de Gonzalo Rodríguez Carrascal, también Familiar de la Inquisición, natural de Valencia del Ventoso, y de doña Catalina Muñoz, su mujer, de naturaleza en la villa de Monasterio (cabeza de Marquesado de los Centuriones).

Fue hermano segundo del don Diego el doctor don Rodrigo del Corro Carrascal, Oidor de Panamá y Consultor del Santo Oficio, y ambos fueron colegiales mayores de Maese Rodrigo en la ciudad de Sevilla, donde se graduaron en la Facultad de Cánones y Leyes y Catedráticos; el don Diego, de Vísperas de Cánones, y de Decreto el don Rodrigo. De una hermana de la doña Beatriz Domínguez del Corro fue hijo don Juan de Escobar del Corro, Inquisidor de la Suprema, que murió electo Presidente de la Real Chancillería de Valladolid.

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Armas de Corro

La casa solariega del Corro está en la villa de San Vicente de la Barguera de las Montañas y Asturias de Satillana; pinta armas un ángel alado con túnica amarilla, brazos abiertos, y del derecho alzado el dedo índex y orla con rótulo que dice: "Angelus Pelayo et suis victoriam." Y por timbre del escudo cruz atogana, como la de San Juan, colorada en campo de plata; y las que ahora usa esta familia, son a cuarteles; el primero con la cruz, como se ha dicho, en campo blanco; segundo bajo, el ángel sobre un prado y su orla de letrero; segundo alto, un árbol con dos leones empinantes a él; último, dos bolsas vueltas, de hechura redonda y color negro, con correas, en campo de plata y por orla de todo el escudo: "Adelante los del Corro, por más valer." Tuvo su principio este linaje desde antes de la pérdida de España, y en su restauración fue uno de los capitanes que ayudaron al Infante don Pelayo, y por eso tiene la letra: "Angelus Pelayo et suis victoriam." Tomó por armas la cruz, a causa de que estando el Infante retirado en Covadonga y acompañándole entre otros el ascendiente de los del Corro, no teniendo insignia para el estandarte y banderas, puesto en oración el buen Principe, se le apareció un ángel y animándole, le anunció la victoria, previéndole llevase por insignia una cruz, la cual el mismo don Pelayo formó con su Espada de un árbol, y alentando a los suyos dio la batalla y venció los moros (Fig. 46). Y en la segunda que tuvo con ellos en Cangas de Onís, cayó del cielo una cruz en medio de los dos campos que animó al Infante y su gente para vencer, como vencieron, y en el propio sitio está una iglesia nombrada Santacruz de Cangas, en memoria del suceso; y el apellido de Carrasea parece haberse tomado de naturaleza del pueblo de Carrascal.

Figura 46: Armas de Corro

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El doctor don Diego de Corro Carrascal fue proveído el año de 1650 (siendo de treinta y un años de edad) por Inquisidor del Tribunal de Cartagena de Indias, y por una enfermedad no pasó hasta el de 1652, y fue recebido, día de Santa Catalina, a 25 de noviembre, y lo ejerció hasta el año de 1666 que en un navío de aviso recibió los despachos para pasar a la Presidencia, gozando del salario de Inquisidor tan solamente y acabado de salir de una rigurosa enfermedad de tabardillo.

Fue promovido a Inquisidor de México y Visitador de su Inquisición, por despacho del Inquisidor General Juan Everardo Nidardo, del Consejo de Estado y confesor de la Reina madre doña Mariana de Austria, de 16 de diciembre de 1666 y 4 de enero de 1667, en lo tocante a visita con precedencia de los inquisidores para acabar la que empezó de las materias de hacienda el doctor don Pedro de Medina Rico, Inquisidor de Sevilla, que había pedido licencia, y dádosele después de algunos años que estuvo entendiendo en ella. Ocupó la Presidencia el sujeto deste asunto un año y dos meses; y en el de 1670 pasó a ser Presidente de la Audiencia de Quito.

LXXXIX. El Licenciado don Diego López de la Puerta, Oidor por título de 24 de julio del año de 1664, recebido en 19 Julio de 1666, en lugar de don Agustín Mauricio de Villavicencio Venegas y Córdoba, fue promovido a la Real Audiencia de la isla Española, de cuya plaza se le había hecho merced el año de 1653, y desde entonces ejerce; formó sus estudios en la Universidad de Salamanca, donde se graduó el de 1641, y el de 46 recebido por abogado de los Reales Consejos, con ejercicio en la Corte.

Fue hijo legítimo del Licenciado Diego López de la Puerta y de doña María Pereira. Fue el padre insigne letrado; el año de 1612 se le hizo merced de plaza de Oidor de México, que no aceptó, y después tuvo el Corregimiento de la ciudad de Andújar y el de Jaen y ser Juez de sacas de Sevilla y Visitador de naos; residenció a don Francisco de Alarcón, Corregidor de Badajoz; fue dos veces Alcalde Mayor, entregador del honrado Consejo de Lamesta, Alcalde Mayor del Adelantamiento de Campos, Juez de escribanos del Reino de León y Juez de Propios y pósitos de la Mancha.

Su naturaleza, la villa de Sahagún; hijo legítimo de Diego López de la Puerta Lorenzana y de doña Isabel de Saldaña Palomino, nieto de Francisco López de la Puerta Lorenza y de doña Inés de Poza Mogrovejo, su mujer, y hija de Pedro de Saldaña y de doña Ana de Carrión Enríquez, que fue prima hermana de San Juan de Sahagún, y todos naturales del Reino de León; y la doña María Pereira tuvo por naturaleza la villa de la Puente de Barca en Portugal, y por padres a Francisco González Docoval y Barros y a doña María Francisca Pereira Atayde, su mujer; y por abuelos a don Antonio González Decoval y Barros y a doña Luisa de Acuña, su mujer; y la doña María Francisca Pereira y Atayde fue hija 1egítima de don Antonio Pereira y de doña Juana de Atayde, todos de las familias más ilustres del

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Reino de Portugal, con origen y asistencias en el Obispado de Braga.

Armas de Puerta

Don Diego López de la Puerta casó con doña Isabel de Padilla y Mendoza, hija legítima de Diego de Padilla Mendoza, vecino de Madrid y agente de negocios en el Consejo de Indias, natural de la ciudad de Baeza, y de su mujer doña Catalina de Cuhillo, natural de la ciudad de Jaen, de cuyo matrimonio tuvieron dos hijas, doña Juana de Padilla y la doña Isabel, que del suyo ha tenido doce hijos, seis que faltaron, y a doña Manuela de la Puerta, doña Luisa, doña María don Diego, doña Francisca, don Juan, y ella murió a 13 de septiembre de 1667 de mal parto. Hállase que Mador de la Puerta fue el segundo caballero de la Tabla Redonda que instituyó el Rey Artur de Inglaterra y le dio por armas siete roeles de plata en campo negro (Fig. 47). Pedro Ruiz de la Puerta, Chanciller del Sello en la ciudad de Baeza por 1os año de 1440; don Luis de la Puerta, Canónigo y Arcediano de la Reina en el Arzobispado de Sevilla; dejó renta para que veinte estudiantes pobres, naturales de Baeza, Sevilla, Morón, Carmona, estudiasen en Salamanca; fray Juan de la Puerta fue electo Obispo de Yucatán en 20 de febrero de 1552.

Figura 47: Armas de Puerta

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Armas de Vargas

Figura 48: Armas de Vargas

XC. El Licenciado don Jacinto de Vargas Campuzano, Oidor en lugar del doctor don Pedro González de Güenes por título de 26 de enero de 1665, recebido en 13 de abril de 667, fue proveído en el año de 1658 por Fiscal de la Real Audiencia de la isla Española, y pasó a Oidor, y promovido a Panamá, y por haberse embarazado esta plaza manteniéndose en ella don Bernardo Trigo de Figueroa que la tenía y se le había dado la de Santafé, que no aceptó, vino a ésta el don Jacinto de Vargas Campuzano, que nació en la ciudad de Toledo, hijo legítimo de Juan de Vargas Campuzano y de doña Luisa Teresa de Escavar y Fuelles y nieto de Juan de Vargas Campuzano y de doña María Romero Alpuche, su mujer, y por lo materno, de Mateo de Escovar y Fuelles y de doña Isabel de Escalante, su mujer.

Es originario de los Vargas Machuca, de Toledo, que tomaron el primer apellido del señorío del lugar de Vargas, que está en el distrito de aquella ciudad, en la cual nacieron Garcí Pérez de Vargas y Diego Pérez de Vargas, hermanos, por los años de 1200, y en el de 1232 acompañaron, de orden del Rey don Fernando, a su hijo el Infante don Alonso y su Ayo Alvar Pérez de Castro, el castellano, a

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correr la tierra de moros, y llegaron a la ciudad de Andújar, ganaron a Palma y pasaron a Jerez de la Frontera; y antes de entrar en la peligrosa batalla que allí se ganó, fue armado caballero Garcí Pérez de Vargas, y en desempeño de su obligación dio por su mano muerte en el rigor de la pelea al Rey moro de los Gazules, y aquí fue donde faltándole a Diego Pérez de Vargas la lanza y espada por habérselas quebrado en los enemigos, no teniendo con qué pelear, desgajó de una oliva un ramo con su cepejón y sirviéndole de arma hería y destrozaba los contrarios con muerte de uno en cada golpe, y aplaudido de don Alvar Pérez de Castro, le decía: Machúca, machuca, de donde le quedó este apellido, poniendo por timbre de su escudo de armas (que son cuatro ondas de aguas azules en campo de plata) (Fig. 48) un brazo con un cepejón, y así las usan con el alcuño sus descendientes; y el año de 1249, teniendo los moros cercada a Martas en conocido riesgo de perderse, fue con otros caballeros a socorrerla y se entró en ella pasando por medio de los enemigos, con lo cual alzaron el cerco. Los Vargas, vecinos de Andújar, la defendieron valerosamente del Rey moro de Granada y su ejército, con que fue sobre Baeza por los años de 1362.

Armas de Mariños

El Garcí Pérez de Vargas fue uno de los fundadores de la Cofradía de Santa María de los hijosdalgo de la ciudad de Andújar en el año de 1245, que es la más antigua que ha habido. Hallóse con el santo Rey don Fernando en el cerco de la ciudad de Sevilla, y yendo con otros por el campo, apartados de su gente, se vieron cercados de siete moros jinetes, y quedado solo se armó y acercó a los contrarios, que por haberle conocido con experiencias de su valentía, no quisieron pelear, con que se volvió, y echando menos un tocador de que usaba por ser calvo y se le había caído al armarse, revolvió a buscarlo y con él a su ejército por medio de los enemigos, como si no los hubiese en el campo; también en esta ocasión sacó de un combate destrozado el escudo por haberse entrado en lo riguroso de la batalla, y ejercitado su valor y fuerzas, y por haber sabido que uno del linaje de los Mariños (que traen las mismas armas de ondas) había dicho que no le tocaba traerlas, le dijo que de aquel modo las conservaba, y le respondió que estaban bien empleadas y era honor de las suyas, y en esta razón le acrecentó el Rey don Fernando orla de cuatro castillos de oro en campo rojo, y cuatro leones de sangre en campo de plata por el año de 1248, que fue en el que se ganó Sevilla; y así los descendientes destos dos hermanos traen sus armas diferentes, sino es en las ondas, que son de los Godos. El mismo Rey don Fernando por ver a Garcí Pérez de Vargas, quien asistía en Mazarambros, aldea de Toledo, se apartó del camino buscándole, y porque en su casa le dijeron que estaba en su viña, fue a ella y le halló podándola y le dijo: " Qué es esto, caballero?" A que respondió: "Señor, aquí como vedes, y allá como sabedes."

Son originarios de Toledo los Vargas, señores de la Torre de Esteban Ambran, y

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los señores de la Higuera de Vargas en la Extremadura. El Conde de la Oliva tiene por hembra Vargas, y hay deste apellido en Sevilla, Córdoba, Jerez de la Frontera y en Madrid con casa y mayorazgo, con una capilla muy principal en la parroquia de San Andrés, de quienes fue aquél Alcaide del milagro que obró Nuestra Señora de Atocha, restituyendo la vida a las hijas degolladas de su mano, por el recelo de ser vencido de los moros, y que las violasen; y Juan de Vargas, a quien sirvió en su hacienda de campo San Isidro Labrador, patrón de Madrid en los años poco más de 1100; Gonzalo Pérez de Vargas, vecino y natural de Toledo, fue padre de Diego González de Vargas, Clavero de Calatrava, y de Pedro González de Vargas, que fueron en tiempo del Rey don Fernando el Cuarto, cuyos cuerpos yacen en la iglesia de San Salvador de aquella ciudad.

Antonio de Vargas, Comendador de Guadalcanal en la orden de Santiago; Diego Fernández de Vargas, Comendador de peña Husende y Trece; el doctor Francisco de Vargas, colegial de Santacruz de Valladolid y Consejero del Rey, tan exacto en averiguar los sucesos difíciles y escondidos que ocasionó el proverbio de averígüelo Vargas. Hernán Sánchez de Vargas fue uno de los tres caballeros principales que defendieron la villa de Madrid por el Rey don Pedro, a quienes el Rey don Enrique mandó justificar; y estando para ejecutarse le perdonó y no quiso aceptarlo porque no comprendía el perdón a los otros, con que lo consiguió para todos, habiéndose encomendado a Nuestra Señora de Atocha, en cuya capilla está sepultado con la insignia que llevaba al suplicio. Don fray Alonso de Vargas y Toledo, natural de aquella imperial ciudad (hijo de Juan Alonso de Vargas y de doña Mencia, su mujer), religioso agustino, sabio y santo, Obispo de Badajoz y de Osma y Arzobispo de Sevilla, donde murió, año de 1360, a 27 de diciembre. Don Gonzalo de Mena y Vargas, hijo de Toledo y de Pedro Ruiz de Mena y doña Leocadia Alfonso de las Roelas, su mujer, Obispo de Calahorra y Burgos y Arzobispo de Sevilla, murió, año de 1400, y está en el convento de las Cuevas de los religiosos de la Cartuja, que fundó; don Fernando de Vargas, Obispo de Burgos, natural de Madrid, murió, año de 1377. Don Alonso de Vargas, Obispo de Murcia y de Córdoba.

Don Diego de Vargas y Porres, Obispo de Proenza, en Italia. Don fray Timoteo Pérez Vargas, religioso carmelita, Obispo de Aspan. Don Diego Vargas, Obispo de Potencia en el Reino de Nápoles, había sido Colegial de San Salvador de Oviedo, en Salamanca. Don GutierreVargas de Carvajal, hijo de Madrid y del Licenciado Francisco de Vargas, del Consejo de Castilla, y de doña Inés de Carvajal, su mujer, Obispo de Plasencia desde edad de diez y ocho años, murió en el de 1559 y está en Madrid en su capilla de la parroquia de San Andrés, que dotó de capellán mayor y doce capellanes. Fray Martín de Vargas fue primer Abad de Carracedo, reducido a la observancia, año de 1505. El maestro Hernando de Vargas, varón apostólico y santo, fue dignidad en la santa iglesia de Granada que dejó, y su hacienda a pobres, dedicándose al púlpito y confesionario espacio de diez y nueve años en el Reino de Aragón, y profetizó a los moriscos, en el día del nacimiento del Rey don Felipe III, que los había de echar de España, como se vio.

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Está su cuerpo con veneración en la villa de Utiel, del Obispado de Cuenca. Don Francisco de Solís y Vargas, colegial de Oviedo en Salamanca, tuvo en su Universidad cuatro cátedras, fue Oidor de Granada, del Consejo de Hacienda y del Supremo de Castilla. Juan Núñez de Vargas, Contador del Rey don Felipe II, fundó en la santa iglesia de Jaen la cuarta capilla dedicada a Santa Ana con dos capellanes y dotes para seis doncellas de a cincuenta mil maravedís.

Fray Bernardo de Vargas, religioso mercedario, escribió en dos tomos la historia de su orden. Juan Pérez de Vargas compuso un nobiliario. Alonso Fernández de Vargas, en tiempo del Rey don Pedro, era señor de Burguillos; el doctor Francisco Zumel de Vargas, Procurador de Burgos en cortes en las del año de 1517, contradijo jurar por Rey de España al Emperador Carlos V, porque vivía su madre, Reina propietaria. Don Alonso de Vargas, General de ejército de Aragón, año de 1552, y otros muchos destas familias han ocupado varios puestos en la guerra, merecidos de su valor y hazañas, y las religiones militares se ven llenas de caballeros Vargas. El Emperador Carlos V, estando en Barcelona, año de 1519, a 19 de enero, armó solemnemente caballero de espuela dorada a Diego Pérez de Vargas ante Pedro de Suazola. Este caballero sirvió muy bien en guerras a los Reyes Católicos en la de Navarra y contra moros, y en la isla de Argel hizo fortaleza y fortificaciones; dejó nietos en la ciudad de Santafé del Nuevo Reino de Granada.

Del tronco de los Vargas Machucas procedió en tiempo de los Reyes Católicos don Fernando y doña Isabel un caballero Vargas, natural de Toledo, que por haber comprado haciendas de alamedas, huertas y tierras de pan coger, que después son vínculo, en términos de la Guardia, se avecindó en aquella villa que dista de la ciudad de Toledo como nueve leguas donde labró casas tan suntuosas, que en el patio se lidiaban toros, de que sólo hay residuos algunas columnas de mármol; tiene su descendencia allí una suntuosa capilla, que es única en su iglesia (con ser tan antigua la villa, que es tradición la fundó la Reina doña Berenguela) y en la capilla capellán a su nombramiento y un túmulo de mármol con la estatua de Sancho de Vargas (quinto abuelo de don Jacinto de vargas) de cuerpo entero, armado, con un perro a los pies, por la lealtad que tuvo uno acompañándole muerto, porque le quitaron la vida en tiempo de las comunidades, sacándolo por engaño de su casa; y en aquella iglesia tiene este linaje, lado del Evangelio, un banco, que llaman de los Vargas, donde sólo los que lo son se sientan.

Era esta villa de Behetria, y los Vargas sacaron por pleito hubiese mitad de oficios, por que donde estaban hubiera distinción de personas. Y irritados los villanos los empadronaron, obligándoles a litigar la nobleza, que era de notoriedad, y sacaron ejecutoria en tiempo de los Reyes Católicos de la Chancillería que estaban en Ciudad Real, y después pasó a Granada; y habiendo enviado el Rey a gobernar el partido de la Guardia un caballero Campuzano, natural de Hita, llevó consigo a doña Isabel Campuzano, su hija, que casó con Pedro de Vargas, de que resultó juntarse los dos apellidos en su hijo Juan de Vargas Campuzano, que casó en la

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villa de Dos Barrios (que e de quinientos vecinos arriba, y entre ellos más de veinte familias de hijosdalgo, a dos leguas de la Guardia) con doña María Romero Alpuche, de lo lustroso della, de cuyo matrimonio nació Juan de Vargas Campuzano, marido de doña Lucía Teresa de Escobar y Puelles, natural de Toledo, hija de Mateo de Escobar y Puelles y de doña Isabel de Escalante; por lo Escobar, de la casa del Conde de Mora, y por lo Puelles, de la de Autor, y por lo Escalante, de los de la montaña que há muchos años se trasplantaron en Toledo.

Armas de Campuzano

Figura 49: Armas de Campuzano

Y los Campuzanos traen por armas en escudo colorado un castillo de plata entre dos flores de lis de oro (Figura 49); y los referidos Juan de Vargas Campuzano y su mujer doña Lucía Teresa de Escobar y Puelle fueron padres de el don Jacinto de Vargas Campuzano, don Juan Antonio de Vargas Campuzano que murió de diez y ocho años; doña Feliciana de Vargas Campuzano, que también murió temprano, y de doña Clara María de Vargas Campuzano, que está para monja en el real convento de Santafé de Toledo, de la orden de Santiago.

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Armas de Deza

El primero destos hermanos casó en Madrid con doña Juana de Deza y Ulloa, natural de Peñaranda, hija 1egítima de don Juan de Deza y Ulloa y de doña Antonia Vallejo y Luna, naturales de la ciudad de Toro; el varón y la hembra de Fuentidueña, nieta de don Luis de Deza, Regidor de Toro, su naturaleza, y de su mujer doña Isabel de Aldana; y por lo materno, de Fernando Vallejo y Luna y de doña Agustino de Mesa, su mujer, naturales de Fuentidueña; por lo Deza, con origen de los Decios romanos, Bruto Decio, que ganó a Galicia con muerte de sesenta mil de sus naturales, ciento treinta y cuatro años antes de la venida de Jesucristo, de cuyo nombre Decio le tomó un lugar de allí, llamado ahora Valdeza y otro Trasdeza, donde está la casa de Deza, y por ser señoresde su tierra en Galicia, tomaron el apellido de Deza. Son sus armas una torre de plata en campo verde (Fig. 50).

Figura 50: Armas de Deza

Procedió de tan noble cepa Severino, Conde de Galicia, con sangre derivada de los Reyes Godos, y Capitán General del Rey Egica, año de Cristo de 1700, por emparentar con la de Decio, Emperador romano, gallego de parte de madre, que en la provincia de Tarragona fundó la antigua villa Deza, de quien también procedió el apellido y linaje de Deza; Publio Decio fue otro de los Decios, y Cónsul

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que por sus heroicos hechos mereció el premio del Senado con dos coronas de grama y oro. Publio Decio, su hijo, cuatro veces Cónsul. Los Decios, gravísimos jurisconsultos. Juan Deza, Martín Deza y don Pedro Deza, fueron caballeros escogidos para la conquista de Sevilla, año de 1248, donde quedaron heredados, y de quinientos años a esta parte han florecido desta prosapia insignes varones, como entre otros don Gómez Enríquez de Deza, marido de doña María, nieta del Rey don Fernando de León y biznieta del Emperador don Alonso; y su hijo don Diego Gómez de Deza, caballero del orden de San Juan y gran Prior; don Alonso Deza, que dejó su patrio suelo, Galicia, y pasó a Portugal por guardar la fe inviolable al Rey don Pedro de Castilla, donde con el Marqués de Sarria y Conde de Lemus, y el Mar Carpio padeció muchos infortunios y emparentó con los Reyes de Portugal; y don Fernando Deza, su hijo (principio de los Dezas de la ciudad de Toro), que acompañando a doña Beatriz, su parienta de afinidad, hija de don Fernando, Rey de Portugal (cuando vino a casar con don Juan el primero de Castilla), enfermó, murió y quedó enterrado en Toro, habrá trescientos años. Don Diego de Deza, Arzobispo de Sevilla y segundo Inquisidor general. Don Pedro de Deza, Obispo de Albíano y Cardenal de Roma, donde murió, año de 1600, hijo de la casa de los señores de Villaguer y la Fuente del Sauco. Martín Ruiz de Deza fue Comendador del hospital de Cuenca en la orden de Santiago y Trece. Pedro Deza llevaba la van guardia del ejército de Portugal en Aragón, año de 1464. Juan de Deza, Embajador del Rey don Fernando el Católico a Milán. Alonso Deza estuvo en servicio de la Reina Católica; y los que se han nombrado don Jacinto de Vargas Campuzano y doña Juana Deza y Ulloa, su mujer, han tenido hijos a doña María Teresa y doña Francisca, a don Juan, que nació en la ciudad de Santafé de Bogotá.

XCI. El General de la Artillería don Diego de Villalba y Toledo, caballero del orden de Santiago, señor de la villa de Santacruz de Pinares, gentilhombre de la Cámara del Serenísimo señor don Juan de Austria, y su Mayordomo, catorceno Presidente, Gobernador y Capitán General del Nuevo Reino de Granada por títulos de 12 de octubre del año de 1666, recebido en 10 de agosto de 1667, ha servido al Rey más de cuarenta años desde soldado, subiendo por sus grados a Capitán y Maese de Campo, Sargento General de batalla y General de la Artillería, y fue escogido el año de 1642 de don Enrique Felipes de Guzmán, hijo del valido Conde Duque de Olivares para su Alférez de Compañía de la Coronelia del Príncipe, que era de oficiales mayores y menores reformados; fue Gobernador de La Habana, y el año de 1659 se le dio mayordomía del señor don Juan de Austria, y después el ejercicio de gentilhombre de su Cámara, con merced de trescientos escudos al mes en quiebras de millones de la ciudad de Avila, los ducientos como General de Artillería y los ciento por Sargento Mayor de batalla.

Fueron hermanos el mayor don Gil de Villalba, tercero don Martín de Villalba y cuarto don Fernando, que murió soltero en la guerra de Cataluña; el don Gil, casado en Arévalo con doña Hipólita de Montalvo, sin sucesión, y por ello entró don Diego de Villalba y Toledo en cuatro mayorazgos, que tiene por Villalba y por

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Rengifo y Guzmán y Herrera. El don Martín es del hábito de San Juan, gran Bailío de Lora, embajador extraordinario de Malta para el pésame de la muerte del Rey don Felipe IV, y para los parabienes del casamiento de la Infanta doña Margarita con su tío el Emperador Leopoldo, y Embajador ordinario, Teniente de gran Prior de Castilla y León y Comendador de Calasparra.

Casó don Diego de Villalba y Toledo el año de 1638 con doña Juana Girón (hija legítima de don Sancho Girón, primer Marqués de Sofraga que tuvo esta misma Presidencia y de su mujer doña Inés Rodríguez de Salamanca) y tuvieron hijos a don Diego de Villalba Girón, caballero del hábito de Santiago, que ha sido Gobernador de la Provincia de y Mérida y Teniente de Capitán General del Nuevo Reino de Granada. Don Martín de Villalba, que murió niño, y don Antonio, también del hábito de Santiago, Deán de Avila, y doña Teresa de Villalba, nietos de don Gil de Villalba y Toledo y doña Beatriz Rengifo de Guzmán, su mujer, prima de don Gaspar de Bracamonte, Conde de Peñaranda; biznietos de Gil de Villalba y de doña Juana Toledo, su mujer, sobrina del Duque de Alba de su tiempo; rebiznieto de don Gil de Villalba y de doña María de Avila, su mujer, de la casa de las Navas; y este más antiguo Gil de Villalba fue señor y mayorazgo de Quexigal, y para apropiarlo a la fundación de San Lorenzo el Real del Escorial, trató el Rey don Felipe II de comprárselo, y se lo resistió, y por su muerte, siendo su hermano Diego de Villalba tutor de su sobrino, premiado con la encomienda de Santacruz de la Zarza en la orden de Santiago, que por ella le llamaron el Comendador Villalba, efectuó la venta, tasándose por parte del menor en ciento y cincuenta mil ducados y por la de Su Majestad en ciento y doce mil, y a cuenta de pago se situaron tres mil ducados de renta en alcabalas de Avila de primera consignación, y porque esto corresponde a sesenta mil de principal se puso pleito que está pendiente, y la finca corre por el convento, de donde se sacó toda la madera para aquel edificio, y después, en parte, se plantó viña de una legua, que rinde gran aprovechamiento.

La ascendencia y tronco destos caballeros fue uno de los pobladores de la ciudad de Avila, donde han sido muy emparentados y ricos, y tomaron el apellido del señorío de la villa de Villalba, con cuyo nombre se hallan: una villa Villalba junto a Betanzos y Malfora; Villalaba, cerca de Valladolid, del Conde de Benavente; Villalba, cerca de Salamanca, mayorazgo de los Enríquez de aquella ciudad; Villalba de Adaja, señorío de don Antonio de Lugo Ribera y Guzmán, caballero del orden de Santiago; Villalba de Losa, que es de los Sarmientos; Villalba del Alcor, en tierra de Sevilla; Villalba, junto a Montealegre y Villaverde; Villalba, castillo cerca de Talavera; Villalba, de la comunidad de Calatayud, donde también hay Villalba la de Yusana.

En tiempo del Rey don Enrique IV de Castilla se halla con título de Duquesa de Villalba doña Inés de Guzmán, hija de Gil González Dávila, señor de Cespedosa y de la Puente del Congosto, y de doña Aldonza de Guzmán y mujer de Pedro Alvarez Osorio, Conde de Trastamar, que murió antes que ella; como se había

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intitulado Condesa y el hijo del primer matrimonio de su marido era Marqués de Astorga, fue honrada con el título de Duquesa de Villalba una villa suya cerca de Valladolid. Don Alonso Téllez de Meneses, señor de Meneses y Montealegre, llamado de Villalba porque fue señor desta villa, en cuya memoria la tierra que se le repartió en Sevilla fue llamada Villalba. Don Sancho, Conde de Alburquerque, señor de Medellín, Tiedra, Montealegre, villa del Alcor y otros. Villalba del Alcor se dio en trueque a una hija del Conde de Alburquerque, que fue Reina de Aragón. Don Lope Díaz de Haro, señor de Orduña, Vasmaseda, Miranda, Villalba y Santa Olalla El Conde de Villalba don Diego de Andrade. Don Lorenzo Suárez de Figueroa, el buen Maestre de Santiago, señor de Feria y Villalba; Marqués de Villalba don Lorenzo Suárez de Figueroa, primogénito del Duque de Feria, y don Gonzalo Suárez de Figueroa, Duque de Feria, Marqués de Villalba, etc., sexto nieto del Maestre ya nombrado; esta Villalba es en Extremadura.

Diego López de Ayala, antecesor de lo señores de Cebolla y Villalba, señorío que es hoy del Conde de Oropesa y Deleitosa; también es de la misma casa deCebolla don Bernardino de Ayala, Conde de Villalba. Don Fernando de Andrade, Conde de Villalba, ésta es en Galicia y anda en la casa de los Condes de Lemus. Lope Alfonso Yáñez de Lugo, señor del mayorazgo de su apellido, y doña Teresa García de Bahamonde, su mujer y señora del solar de Bahamonde, por la incompatibilidad de sus dos mayorazgos, los dividieron en sus dos primeros hijos, quedando el primogénito, Alvar Yáñez de Lugo y Bahamonde, con el de Lugo, el cual fundó el de Villalba, Fuencastín y otras villas. Pdroo de Villalba floreció en tiempo del Rey don Juan el Segundo por los años de 1431, y se halló en la guerra de Grana; doña Isabel de Villalba, hija de los señores del Quexigal, casó con Blasco Núñez Vela, Virrey del Perú, por los años de 1543.

Don Juan Castellanos de Villalba, Chantre de la iglesia de Plasencia (cuya ciudad fue su patria) y Obispo de Calahorra, muy celebrado en las constituciones sinodales de aquel obispado, hermano del Coronel Hernando de Villalba, hijos de Juan de Villalba y de Isabel González Floriano; el Coronel sirvió en la guerra de Granada por los años de 1512 con regimiento de tres mil infantes y trescientas lanzas y se apoderó de San Juan del Pie del Puerto, señalándose muy bien contra franceses en defensa de Pamplona. Pedro de Villalba, Teniente de Castellano de Milán y Cabo de Tercios; Martín de Villalba, castellano de San Salvador de Mecina; Diego de Villalba, Capitán, y otro del mesmo nombre en el Perú; el Capitán Villalba, puesto en guarnición en Rosa Seca, año de 1503, contra franceses; fray Martín de Villalba, religioso Jerónimo, gran siervo de Dios por los años de 1577; y en los de 1580, fray Marcos de Villalba, General de la religión de San Bernardo, de quien se dice que por haber dado, año de 1590, honorífico entierro al cuerpo santo de fray Ramón Sierra, fundador de la militar orden de Calatrava, habiendo muerto pocos años después el fray Marcos de Villalba, se le hizo sepulcro muy suntuoso, y pasados algunos años se ha hallado su cuerpo entero, sin tener por dónde naturalmente fuese preservado.

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Armas de Villalba

Las armas de que usa la familia del Presidente son: escudo a cuarteles; el primero, en campo blanco, cinco negras como flores de lis vueltas; y en lo alto de cada una una cruz pequeña negra y otra blanca en el cuerpo y orla roja con ocho aspas blancas por Villalba; el segundo bajo, sobre azul trece roeles de oro por Avilas de las Navas; el segundo, alto, sobre oro un león bermejo rapante y orla blanca con ocho aspas azules por Rengifo; y el último, quince escaques b1ancos y negros por Toledo. El escudo con Coronel, todo cogido de águila negra, cronada de oro, aliabierta, sirviendo las alas de follaje y la cabeza de timbre y nueve banderas moras, una en el medio ínfimo y cuatro a cada lado; en el derecho, la primera redonda azul con media luna vuelta y debajo estrella, ambas cosas blancas; segunda, flamulosa blanca con óvalo en medio; tercera, redonda, amarilla con un escudete negro de cinco puntos blancos; cuatro, azul, de flámulas, dividida de alto a bajo con cinta blanca travesando las dos medias lunas sangrientas puntas bajas y en el otro lado la primera, correspondiente a la que lo es de la otra parte; segunda, colorada, flamulosa, con bastón blanco atravesado; tercera, azul redonda con estrella blanca en medio; cuarta, de flámulas, blanca, con media luna, como las otras blanca sombreada, y la del remate bajo sobre las plumas de la cola del águila flamulosa colorada con castillo blanco.

Llegaron quejas al Real Consejo de las Indias sobre procedimientos del Presidente y dos Oidores y el Fiscal, con que se despachó comisión a fines del año de 1670 al Obispo de Popayán que pasase a visitarlos, y en el ínterin de la averiguación ejerciese los cargos de Presidente, Gobernador y Capitán General, y así se interrumpió su uso desde 2 de junio de 1671, retirando al General don Diego de Villalba y Toledo al sitio del convento de Nuestra Señora de la Candelaria.

XCII. El doctor don Melchor de Liñán y Cisneros, quinceno Presidente, Gobernador y Capitán General del Nuevo Reino de Granada, por título de 5 de diciembre de 1670, nació en la Villa de Tordelaguna, a nueve leguas de Madrid, en el Arzobispado de Toledo; hijo legítimo de don Francisco Liñán de Cisneros y de doña Isabel González, de la misma naturaleza, con origen del Reino de Aragón por lo Liñán, y por lo Cisneros, de Castilla la Vieja; formó sus estudios mayores en la Universidad de Alcalá de Henares, fundada por su antepasado el ínclito don fray Francisco Jiménez de Cisneros, Cardenal y Arzobispo de Toledo, Gobernador de España y Ganador de Orán, cuyo patronazgo tenía su descendiente don Francisco de Cisneros.

Fue el sujeto de nuestro asunto en aquella Universidad colegial, artista y teólogo y graduado de doctor en Teología y allí opositor de cátedras de artes y empezó a seguir el púlpito, que después ha continuado con general aplauso; y por oposición ganó tres curatos que ha ejercido, siendo Arzobispo de Toledo el Cardenal don Baltasar de Moscoso Sandoval. El primero, de Santa María de Buitrago; segundo,

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el de Tordelaguna, su patria, y el tercero, de la parroquia de San Salvador de la villa de Madrid, Corte de los Reyes de España, en donde fue calificador del Santo Oficio en la Suprema Inquisición; y el Rey don Felipe IV el Grande le presentó al Obispado de la Catedral de Santa Marta el año de 1664 (que estaba vaco por promoción y muerte del Maestro fray Francisco de la Trinidad Arrieta), teniendo de edad de treinta y cinco años; y el de 1666 la Reina doña Mariana de Austria, Gobernador de los Reinos, al de Popayán, y en ambos reformó costumbres y extinguió vicios y superfluidades con su diligencia y con su ejemplo; y habiendo vuelto de visitar la parte más esencial de su actual Obispado, le halló en la ciudad de Popayán pliego real que trajo navío de aviso con despachos de Su Majestad, para que pasase a la ciudad de Santafé a la visita de so Presidente General de la Artillería don Diego de Villalba y Toledo, caballero del orden de Santiago, de los Oidores y el Fiscal de su Real Chancillería y usase los cargos de Presidente, Gobernador y Capitán General, en cuya ejecución entró en Santafé, lunes al anochecer, 19 de junio del año de 1671; y en todo fue recebido en 2 del mismo mes y año, continuando el ejercicio.

En Calatayud, del Reino de Aragón, tiene el 1inaje de Liñán su muy antigua y nobilísima casa de infanzones y ricoshombres, señores de Cetina, cabeza de bando contra los Zayas, y de tan porfiada oposición, que a veces ha perturbado todo el Reino. De los Liñanes ha habido en paz y guerra sujetos aventajados, que algunos se nombran en esta obra en el árbol de Martín Galeano, y delios proceden los Condes de Modica, Almirantes de Castilla, Duques de Medina de Rioseco, y otros señores. Valdecisneros se compone de los pueblos de Cisneros, Villanueva del Río, Villasner, Cordovilla, Villanemar y Villafalcón. Y el linaje de Cisneros (que ha sido de ricoshombres) tiene su asiento en la villa de Cisneros, tierra de campos, cerca de Palencia, en Castilla la Vieja.

Proceden del Conde don Gómez Lozano, o don Diego Rodríguez, y de su mujer doña Jimena Alonso, hija del Rey don Alonso V de León, suegros del Cid Campeador Rodrigo Díaz de Vivar, no siendo sólo este casamiento con la Casa Real, que don Rodrigo González de Cisneros casó con doña Sancha, hija del Rey don Alonso, que ganó a Toledo, y de su sexta mujer doña Isabel. Y don fray Prudencio de Sandoval escribe: El Conde don Diego Rodríguez de Asturias, a quien yerno el Cid llama Duque Astudiense, fue hijo del Conde don Rodrigo Alonso, gran señor en Asturias y particularmente en tierra de Cangas y Tineo; y así se hallan cartas de venta y trueque que pasaron entre el Conde don Pinol Jiménez (fundador del Monasterio de San Juan de Corias) y este Conde don Rodrigo en tiempo del Rey don Bermudo el Junior (1). El Conde don Rodrigo fue de tan alto linaje y clara sangre, que casó a su hijo don Diego Rodríguez con doña Jimena Alonso, hija del Rey don Alonso el Quinto, como queda dicho. Llegó la vida del Conde don Rodrigo Alonso al año de 1048; sucedióle su hijo don Diego Rodríguez en el estado y oficio de Conde y Capitán General de Asturias; fue señalado caballero, cual había de ser quien casaba con hija de tal Rey. Tuvo estrecha amistad con el Conde don Diego Asures, padre del Conde don Pedro

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Asures, de Valladolid, que fue fiador en las arras que el Cid dio a su mujer, como queda dicho. Hay memorias del Conde don Diego Rodríguez en muchos previlegios y cartas reales, llámase: "Comes asturiensis et ovetensis," éra 1101; sucedióle su hijo el Conde don Rodrigo Díaz, que se llamó como el padre: "Asturiensis et ovetensis." Fue cuñado de Rodrigo Diaz, el Cid, y como dije, cuando ambos firmaban una escritura, porque tenían un nombre para diferenciarse, el uno se llamaba el Asturiano y el otro el Castellano. Desta casa ilustrísima fue hija Jimena Díaz y desta familia son los Velascos; no sé si por hembra o varón son los de Quiñones; y así las armas destos dos linajes se diferencian en sólo los colores; de aquí nació aquel gran caballero don Rodrigo Alvarez de Asturias, Conde Noreña, dos leguas de Oviedo, de quien se dirá en el Monasterio de San Vicente de Oviedo, donde está sepultado, y el escudo con que se entraba en las batallas tiene las mesmas armas que los Quiñones. Eran desta casa los Condes de Liévana, de quien vienen los Girones y los Rodríguez le Cisneros, todas familias generosas y naturales de las montañas de Asturias, de Oviedo y Santillana. De los Cisneros resultaron los Girones, Condes de Ureña, Duques de Osuna por don Rodrigo González de Cisneros, señor del solar de Cisneros de Campos, que quitó el jirón al Rey don Alonso el Nono, su suegro en señal de haberle librado de la muerte, dándole su caballo para que saliese del conflicto de la batalla, quedando él en el riesgo. El Conde don Rodrigo, que pobló a Valladolid del linaje de los Cisneros; don Rodrigo Gonzalo, señor de Cisneros; el Adelantado don Juan Rodríguez de Cisneros, en tiempo del Rey don Pedro; don Rodrigo Gómez de Cisneros, ricohombre del Rey don Alonso el Sabio, cuyo solar es en Valdecisneros, cerca de Palencia; Arias Gómez de Cisneros confirmaba previlegios reales por los años de 1304 y 1305; don Arias de Cisneros y doña María de Manzanedo, padres de Juan Rodríguez de Cisneros, personas todas de gran suposición; y este Juan Rodríguez de Cisneros confirmaba previlegios, años de 1331, 1335 y 1358. Don Juan Rodríguez de Cisneros tuvo gran señorío en las Behetrias, por lo cual contradijo mucho que no se deshiciesen, como el Rey lo procuró y desearon otros muchos ricoshombres por sus particulares intereses en el reinado de don Alonso el Onceno. Don Ruy González de Cisneros, Confirmador de previlegios reales por los años de 1367.

De los deste apellido se hallaron en la recuperación de Sevilla:

"Cisneros y Coronel,

Rol, Idíaquez, Calderón,

Peso, Maraver, Chacon,

Arce, Narvaez y Rengel" (2)

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(1) Fray Prudencio de Sandoval, ''Historia de los Reyes de España,'' tomo II, folio 61.

(2) Conde de la Roca, ''Sevilla restaurada,'' folio 24, copla 235. Armas de Cisneros

Don Carlos Enriquez de Cisneros, General de Armada española, año de 1506, con su mujer doña Ana de Sandoval fundó en Portugalete el Mayorazgo que poseen sus descendientes y heredó su hijo mayor don Felipe Enríquez de Cisneros. El poeta Juan de Mena cifró las armas de Cisneros en estos versos:

"En la cuarta tarja vi quince jaqueles pintados, los siete de carmesí muy más fino que el rubí, y los restantes dorados." (Fig. 51).

Figura 51: Armas de Cisneros

Armas de Latorre

De tan ilustre familia procedió en varonía Juan Jiménez de Cisneros, que casó en Navarra con doña María de Bayona padres de tres hijos: García Jiménez de Cisneros, Alvaro Jiménez, clérigo, y Alonso Jiménez de Cisneros, que casó en Tordelaguna con Marina de la Torre, hijodalgo, natural de aquella Villa y

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descendiente de la noble casa de la Torre, cuyo principio fue un caballero montañés, del valle de Valdecuña, que estando cercada Madrid, desconfiando el Rey de ganarla a los moros, este caballero con sus parientes y otros que le seguían, dio asalto a una torre, y la ganó, y ayudado del ejército se consiguió enteramente la victoria; y por eso se le dieron por armas una torre de plata en campo azul (Fig. 52),

Figura 52: Armas de la Torre

dejando a sus descendientes el apellido de la Torre, y de tres hijos que tuvo se avecindó uno en Tordelaguna, ascendiente de Hernán Pérez de la Torre Velasco, quien de su mujer Juana Gutiérrez de Céspedes tuvo dos hijos y tres hijas: la una, Juana Gutiérrez de la Torre, que con dispensación del parentesco casó con Jordán Sánchez de Astudillo, caballero del orden de Santiago, y procrearon a Marina de la Torre, mujer del Bachiller Alfonso Jiménez de Cisneros, profesor de Jurisprudencia, y tuvieron tres hijos: el gran Cardenal don fray Francisco Jiménez de Cisneros, Juan Jiménez de Cisneros y fray Bernardino de Cisneros, que también fue Arzobispo de Toledo; casó Juan Jiménez de Cisneros con doña Leonor Zapata, de la casa de los Condes de Barajas, padres de don Benito de Cisneros, caballero del hábito de Santiago. Y no solamente fue este casamiento

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con esta casa, sino otro de quien procedió don Francisco Zapata Cisneros, primer Conde de Barajas, Presidente de Ordenes y de Castilla, por haber casado Juan Zapata Osorio, quinto señor de Barajas, con su prima hermana doña María de Cisneros, hija de don Juan Jiménez de Cisneros y de doña Leonor Zapata, su mujer. También descienden de los Cisneros los señores de la casa de la Vega y los Condes de la Coruña. Don Simón Girón de Cisneros fue Obispo de Cigüenza. Don Agustín de Cisneros, nacido en Indias, Deán de Santiago de Chile y Obispo de la Concepción, año de 1587. Fray García de Cisneros, uno de los doce religiosos que plantaron la predicación de la santa fe en México y del primer sínodo que se celebró en las Indias. Hay noble familia de Cisneros en la Provincia de Michoacán, de sus primeros conquistadores y fundadores de la ciudad de Valladolid, su cabeza. El padre Bernardo de Cisneros, natural de Carrión de los Condes, mártir en la Nueva Vizcaya.

Las armas que usa el Obispo-Presidente son: escudo a cuarteles, el primero en campo blanco diez corazones rojos de tres en tres, rematando en uno, que es por Liñán; segundo, bajo, los quince escapes de oro y rojo de Cisneros, segundo alto, en campo azul, dos arcos de puente de cantería, repetidos, y contrapuestos dos castillos de oro singulares, y en medio delios y de los arcos, cruz grande de Calatrava; el último cuartel en lo alto tres flores de lis de oro, iguales, y abajo dos lobos andantes cebados. Y es de advertir el suceso irregular y sin ejemplo que se está viendo y se duda verse otra vez, que en un mismo tiempo concurran en el Nuevo Reino de Granada tres presidentes, gobernadores y capitanes generales, que son: don Dionisio Pérez Manrique, Marqués de Santiago, suspendido por ocho años, teniendo la Presidencia de por vida y retirado en la Villa de Leiva. Don Diego de Villalba y Toledo, detenido antes del medio tiempo de los ocho años de su provisión, y el Obispo-Presidente ejerciendo en interin; tan singular accidente no se ha visto en otra parte.

Fue promovido al Arzobispado de Charcas y se le dio el gobierno dél por Real Cédula de 15 de septiembre de 71 con otra a la Real Chancillería de Santafé para que le diese noticia y aceptase dentro de ocho días, y de no hacerlo o estando muerto, pasase al segundo nombrado, don fray Gabriel de Guillestegui, Obispo de La Paz, y aceptó el primero en 27 de febrero de 1672, continuando sus actuales ocupaciones.

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Autoridad y distrito de la Real Audiencia y sus poblaciones

La Real Chancillería de Santafé es pretorial sin reconocer sujeción más que al Real Consejo de las Indias, y comprende por distrito y jurisdicción trescientas leguas, cuadro por lo ancho Norte-Sur y por lo largo de Leste a Oeste, desde, el rió Orinoco por el Leste, corriendo la costa del mar del Norte (fuéra de la Gobernación de Venezuela) hasta el rió Darién al Poniente; y desde su nacimiento van estos términos a1 sur a dar a la villa de Timaná y pasan los paeces hasta la cordillera más alta y cabeceras de Orinoco; parte términos con las Chancillerías de la isla Española, de la de Panamá y de la de San Francisco de Quito, por el río de La Hacha (que es el Leste de la ciudad de Cartagena), junto al cabo de la Vela, por la laguna de Maracaibo por la isla de La Trinidad con la de santo domingo, de cuya jurisdicción era, y se le dio a estora por real cedula de 25 de octubre de 1662, y con la de Panamá, en el golfo de Urabá , al Leste de ella, y islas de San Bernardo, enfrente del río Zenú, donde se dividen los indios urabaes, que son de Panamá, y los darienes y chocoes de la de Santafé de Bogotá, inclusos en los gobiernos de Cartagena y Antioquia, y con la Audiencia de Quito, en la ciudad de pasto, que confina con la Gobernación del valle de Neiva y dista cincuenta leguas de Popayán, como al Sudueste, y otras cincuenta de Quito, al Nornordeste, Y está en un grado de latitud austral, cuarenta leguas del mar del Sur.

Compónese la Real Chancillería del Nuevo Reino de Granada de siete gobiernos de provisión del Supremo Consejo de Indias: el de la ciudad de Santafé, la metrópoli, que juntamente es Presidente y superior a los demás; el de Santa Marta, desde el río de La Hacha a ella; el de Cartagena, el de Popayán, por los pueblos y ciudades de Toro, Cartago, Anserma y Arma; el de Antioquia, el de Mérida o La Grita, y el de Guayana y doce gobiernos de capitulación; el de la Provincia de San Juan de los Llanos, Neiva, Río del Oro, los Orotomos, Santiago de la Atalaya, Medina de las Torres, el Caguán, el de Arauca, la Sed de Cristo, la villa Rica de los Cañaverales, Apure y Zarara; el gobierno de Chinatis, de la ciudad de San Faustino de los Ríos; una alcaldía mayor de la ciudad de Salazar de las Palmas, y cuatro alcaidías de minas de oro, plata Y esmeraldas; dos corregimientos de provisión real: Tunja y Mariquita; veinte corregimientos de indios que provee el Presidente.-Gobernador, que son: Sogamoso, Turmequé, Zipaquirá. con administración de salinas, Ubaté, Guatavita, Duitama, Chivatá, Chita, los Llanos, Sáchica, Ubaque, Bosa, Bogota, Panches, Gámeza, Tenza, Paipa, Pamplona y Mariquita; Otros de provisión del Gobernador de Mérida, y tres a la de Neiva; la Alcaldía Mayor de indios coyaimas y natagaimas, que todo se forma de cuarenta ciudades, ocho villas, dos aldeas, y a este modo nueve asientos de minas, que son: Las lajas, Santa Ana, San José de Frías, Bocaneme, con San Juan de Cordoba y Pamplona, de plata y de oro las vetas, montuosas y Río del Oro, y de esmeraldas en Muzo y Somondoco, sin otras muchas minas

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descubiertas y que se descubren y labran en diferentes partes; setecientos pueblos de indios, y en lo espiritual un Arzobispado, que es el de Santafé, y tres obispados, sus sufragáneos, de Cartagena, Santa Marta y Popayán, y en ellos dieciocho dignidades, ocho prebendas cincuenta y cuatro curatos, trescientas doctrinas, las ciento treinta y cinco de clérigos y las demás de religiosos, sesenta y cuatro conventos dellos, y once de monjas, y muchos hospitales, colegios y casas pías y de devoción.

El gobierno de Santa Marta tiene en el territorio desta Audiencia las ciudades de Santa Marta, Tenerife, los reyes del Valle de Upar, Ocaña, Tramalameque, la Nueva Sevilla, la Nueva Córdoba y el Pueblo Nuevo; y en el río de El hacha y La Margarita hay pesquerías de perlas.

El gobierno de Cartagena se compone de la misma ciudad el Simití y las villas de Tolú y Mompós.

El gobierno de Antioquia tiene en su jurisdicción las ciudades de Antioquia, Zaragoza, El Guamoco, San Jeronimo del Monte, San Agustín de Cáceres, todas las minerales de oro.

El gobierno de La Grita y Mérida se forma de las ciudades del Espíritu Santo de La Grita, la de Mérida, Barimas, Gibraltar, Pedraza y la villa de San Cristóbal.

El gobierno de Guayana contiene las ciudades de Santo Tomé de Guayana, San Joseph de Oruña, el Santísimo Sacramento de la Trinidad.

La Gobernación de Popayán es de ducientas y veinte leguas Norte-Sur del distrito, desde los confines de la provincia de Quito hasta los de Cartagena, y otras ciento desde los del Nuevo Reino de Granada, por el Oriente, hasta 1a mar del Sur, con trece poblaciones de españoles, parte de una Cancillería y parte de la otra, y los que son de la de Santafé quedan puestos.

El Corregimiento de Tunja comprende la misma Ciudad y las de Pamplona, Vélez y Muzo (que antes era cabeza de gobierno que se extinguió) y la villa de Nuestra Señora de Leiva.

El Corregimiento de Mariquita son la misma ciudad y la de Tocaima (que solía ser la cabeza), la de Ibagué, los Remedios y La Palma (que era del gobierno de Muzo) y la Villa San Bartolomé de Honda; y el principio, nomenclatura y disposición de las poblaciones es como se sigue.

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Santafé de Bogotá

I. La ciudad de Santafé, que es la metrópoli, cabeza del Reino, está en cuatro grados de latitud y setenta y dos y medio de longitud, apartada del meridiano de Toledo, dividida en tres partes: la principal en medio de dos pequeños ríos que por pasar junto a los conventos de San Francisco y San Agustín tienen sus nombres, descolgando de la sierra, en que hay minerales de hierro, y a los lados de una y otra parte, dos grandes barrios apellidados de sus parroquias, Las Nieves y Santa Bárbara, como el tercero cae a lo bajo de San Victorino, por la misma razón; tuvo principio de doce casas y iglesia en el propio asiento (dícese que en memoria de Cristo y los doce apóstoles) en que se celebró la primera misa, día de la Transfiguración (comúnmente dicho de San Salvador), a 6 de agosto de 1538 (a cinco meses de como entraron los españoles en este país), sin mudar en la población el gobierno militar que traía el ejército de su fundador don Gonzalo Jiménez de Quesada, que la volvió a fundar en concurrencia de los Generales Nicolás Federmann y don Sebastián de Benalcázar, con solemnidad de posesión, y los otros actos jurídicos que se acostumbra hacer, en principio de abril de 1539, con nombre de villa de Santafé de Bogotá, a imitación de la de la Vega de Granada, fundada por los Reyes Católicos don Fernando y doña Isabel el año de 1491, por la semejanza de la vega o llano que tiene esotra junto a sí y población en ella del cacique Bogotá, como también puso a esta provincia el nombre de Nuevo Reino de Granada en la mesma contemplación, por haber asistido en la ciudad de Granada y haber salido della cuando pasó a Indias; y en esta segunda fundación hecha, siendo Pontífice Paulo III y Emperador romano Carlos V y juntamente Rey de las Españas, mudó su poblador el gobiernopolítico y ciudadano, formando Cabildo y Regimiento, nombrando alcaldes y regidores, y fueron este año de 1539 los primeros alcaldes ordinarios Pedro de Arévalo y Jerónimo de la Inza, y Regidores Juan de Sanmartín, Juan de Céspedes, Antonio Diaz Cardoso, Lázaro Fonte, Hernán Venegas, Pedro de Colmenares y Hernando de Rojas, y Alguacil Mayor Baltasar Maldonado, y escribano Juan Rodríguez de Benavides.

El primer cura de la iglesia, el bachiller Juan Verdejo, clérigo, y su teniente Juan Vicente de Requejada, de la religión de San Agustín, ambos de los que vinieron con Nicolás de Federmann, sin querer entrar en nada dello fray Domingo de Las Casas, de la Orden dominicana (que por ser de los de Quesada tenía derecho de preferir) por el designio con que estuvo y ejecutó de volver a España.

El primero que en esta ciudad tuvo casa de tapias (porque en los principios nada tiene perfección y es forzoso acomodarse con la posibilidad) fue Alonso de Olalla, y la primera que hubo de teja fue de Pedro de Colmenares; y aquellos humildes principios han crecido de modo que es hoy competencia de la de los Reyes o Lima en el Perú, y de la de México de la Nueva España; y aunque no tan populosa como las dos, en su tanto de igual lustre y nobleza, cristiandad y policía, autoridad

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de magistrados y suntuosidad de edificios con tres mil vecinos.

Armas de Santafé

Dióle el Rey título de ciudad a 27 de julio de 154O, y el año de 1548, a 3 de diciembre, previlegio de armas para sí y su provincia, que son: en campo dorado una águila negra rapante, corona oro, y en cada pie una granada coronada de oro, y en cada pie una granada colorada asida del mástil y por orla unos ramos con granadas de oro en campo azul (Fig. 53); ilustróla Su Majestad con el renombre de "muy noble y muy leal" en 27 de agosto de 1565; erigióse Obispal el de 1561, y el de 1564 Arzobispal; fundóse en ella Real Chancillería el año de 1550 (como se ha dicho).

Figura 53. Armas de Santafé de Bogotá

Por el mismo tiempo fundaron la religión de Santo Domingo y la de San Francisco, traídas a costa del Rey, y tiene conventos destas y de otras, que han venido después, que son: la de San Agustín y de sus Recoletos, la Compañía de Jesús, dividida en dos casas de colegio y noviciado, Recolección de San Francisco, con nombre de San Diego; cuatro monasterios de monjas: el de Nuestra Señora de la Concepción, el de San José de Carmelitas Descalzas de Santa Clara y de

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Dominicas de Santa Inés de Monte Policiano; tres parroquias, sin la matriz; dos numerosos colegios de estudios seculares t otro de religiosos dominicanos, hospital a cargo de la religión de San Juan de Dios, en que tiene convento, casa de niños expósitos y divorciado; cinco ermitas, doscientas capillas y oratorios de casas particulares; estudios comunes de gramática, retórica, artes y teología en las cuatro religiones y en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario (que tiene los previlegios del de el Arzobispo de Salamanca), en donde hay facultad de leer cánones, leyes y medecina; dos academias en que e dan grados de las ciencias: la una a cargo de la religión de predicadores y la otra al de la Compañía de Jesús.

Tiene asímismo esta ciudad un Tribunal de la Real Hacienda, desde sus principios, otro de Cuentas Reales, fundado el año de 1607, u de tres que entonces se erigieron en las Indias, que los otros dos fueron para Lima y México. Otro Tribunal de la Santa Cruzada, desde el año de 1609; otro de tributos y azogues el de 1653; Juzgados de bienes de difuntos, de la justicia ordinaria, de la Santa Hermandad, del Eclesiástico ordinario, de la Santa Inquisición, de diezmos, de provincía, de ejecutorias reales, de media anata, de papel sellado y de lo militar; Casa Real de Moneda, en que se labra plata y oro, y aparte oficina de fundición y ensaye, y para lo tocante a la guerra, oficiales del sueldo, Teniente de Capitán General, Maese de Campo, Comisario de Caballería, Sargento Mayor y sus ayudantes, dos compañías de a caballo y cinco de Infantería, con la que llaman de Forasteros.

Su Cabildo tiene Alférez Mayor, Provincial, de la Santa Hermandad, Alguacil Mayor, Depositario General y quince regidores, su escribano y otro del número y elige cada día de año nuevo dos alcaldes ordinarios y dos de la Hermandad añales, un Procurador General y un Mayordomo, y a 2 de enero, seis alcaldes para fuéra y otros oficios convenientes a la República, y parece que hacer estas elecciones en principio del año se tomó de los romanos que lo entablaron así en la de sus cónsules desde el año de 601 de la fundación de Roma (1). Y finalmente tiene lo demás, que constituye un Senado de ciudad lustrosa, cabeza de Reino, que en sus salidas públicas lleva sus maceros con ropas talares carmesíes, que le introdujo el Contador Juan de Sologuren, siendo de su regimiento, con título de señoría, por escrito y de palabra, aunque con cortos propios para tánta obligación y grandeza.

Cría esta ciudad lucidísimos ingenios generales para todas ciencias y ministerios, de que hay consumados sujetos, insignes predicadores, famosos poetas, grandes jinetes, mucha destreza en la esgrima, en la danza, en instrumentos músicos y otros ejercicios honestos; son sus criollos bien apersonados, prestos agradables, despejados, valientes, hábiles y sin dificultad para cualquier aplicación de su asunto en todo, afables y socorridos con los pobres y forasteros y reverentes del culto divino, y el mujeriego hermoso, de buen donaire y discreción y lenguaje, con honestidad, piedad y religión, la devoción, frecuencia de sacramentos y

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solemnidad de festividades eclesiásticas, ostentoso y asistido, sus templos y casas de Majestad y adorno y sus convites espléndidos.

Es lugar de mucho comercio y trato, de muy nobles caudales y con mucha gente ociosa con ocasión de ser abundante y regalado de sustento por la fertilidad de la tierra para todas semillas naturales y extrañas, y para ganados de todos géneros; es mucha la volatería y cacería de perdices, tórtolas, patos y otras aves y de venados, zainos o puercos monteses, conejos, leones, tigres, osos y demás animales montaraces.

El sitio ni se puede decir del todo enfermo ni sano, aunque tiene más de lo último, si bien en tiempo seco se padecen enfermedades agudas por la cercanía del sol (como tabardillos, dolor de costado y otras) y por la frecuencia de guisar con manteca de puerco se crían postemas. Había de ser el temple caliente por su graduación y herir derecho al mayor planeta; pero por ser tierra alta que participa más de la región del aire es frío, templado y uniforme todo el año y a temporadas, y en especial por San Juan, lo hace desapacible el viento de Ubaque, que es Susueste.

Goza de frutas naturales y de las de España, y fuera más a ser menos la flojedad en la agricultura, y flores comunes todo el año, menos las rosas que se ven por junio y diciembre; y se ve de ordinario en los árboles juntos flor y fruto, y en todas suertes.

Sus ríos, no los de la ciudad sino otros cercanos, dan pescado regalado suficiente, y de los ríos apartados se trae salpreso, seco o asado, de varios géneros. Hay buenas aguas corrientes y de manantial con que no se necesita de pozos, y en muchas casas fuentes y estanques en huertas y jardines.

Las calles son derechas y de más de seis varas de ancho, con igual proporción, cuadrada en sus travesías, con que llaman lo que hay de calle a calle cuadra, por ser de cuadro. nivelado, y cada lienzo de medida de ciento y veinticinco varas de Castilla, y el centro de la plaza mayor, de dos que tiene, es de ciento treinta y siete varas, y sin la vecindad de españoles habrá diez mil indios de todos sexos, así en toda ella como en dos barrios separados de sola esta gente que llaman el pueblo Viejo y el Nuevo, y tienen Corregidor y Protector.

A tiempos varios se padecen temblores de tierra, precediendo grandes secas y aguas, porque como en éstas se esponja la tierra, oprime el aire que ha encerrado en sí, que por salir hace movimiento hasta hallar respiradero natural o flaqueza para abrirle; y por ser la ciudad principal se ha puesto con toda esta extensión y circunstancias, que se excusarán en las otras, que son al mismo modo, unas en temple frío y otras de cálido, pero no se excusa, habiéndole dado en la primacía el tercer lugar de las ciudades de Indias, referir el primero que dio la atención sin nombrar las otras en el obsequio del recebimiento de la Reina doña Mariana de

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Austria en su entrada en Madrid en el año de 1649, jueves en la tarde, 4 de noviembre, singularizándola en el arco que estuvo en la parte de la parroquia más antigua, Santa María, donde la relación dice: "Tenía enfrente una mujer que, en traje de india (con sartas de esmeraldas y en la diestra un mineral de ellas), representaba a Santafé, Corte del Nuevo Reino de Granada, en acción de ofrecerse a sus plantas; por debajo del dosel que cubría el trono, se divisaban unos lejos, cuyo horizonte en dilatado mar descubría islas y promontorios; en un óvalo se incluyó el presente y el ofrecimiento:

Santafé da a su beldad

las esmeraldas que alcanza,

siendo a tánta majestad

Fe, el nombre, el dón, Esperanza,

y el afecto, Caridad.

''Sancta Fides Gemmas virides interserit auro, sic utraque nitet spes, et amor.'' (1) Padre Juan de Mariana, ''Historia de España,'' libro III, capítulo 1º

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Ciudad de Santa Marta

II. La ciudad de Santa Marta (como se ha dicho) fundó Rodrigo e Bastidas el año de 1525, a la ribera del mar del Norte, al Leste del río grande la Magdalena, en diez grados de latitud y setenta y cuatro de longitud del meridiano de Toledo; es cabeza de gobierno y Obispado con Deán, Arcediano, Chantre y dos canónigos, tres conventos de frailes: dominicos, franciscos y agustinos; hospital y corta vecindad por las invasiones de enemigos.

Comprende el gobierno las ciudades del río de La Hachan Sevilla, Córdoba, Tenerife, Ocaña, Tamalameque, el Nombre de Jesús y la de los Reyes, del Valle de Upar. Lo que propiamente es Provincia de Santa Marta son setenta leguas e cuadro de centro y frente.

Tiene esta ciudad Caja Real, alguna infantería y dos castillos, Cabildo y Regimiento.

Figura 54. Armas de Santa Marta

Asistieron a su fundación Pedro de Villafuerte, natural de Ecija, Teniente de Gobernador que tuvo mal fin; Juan de Ledesma, primer Contador nombrado por el

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Rey; Rodrigó Alvarez Palomino, Maese de Campo y su Gobernador, y los Capitanes Gonzalo de Vides, Antonio Ponce de Carrión, Carranza y Hernán Báez, portugués; y los demás, Juan de Céspedes, don Francisco Pizarro, Conquistador del Perú, Antonio Díaz Cardoso, Juan de Sanmartín, Treviño, Gaspar Gallego, Escobar, Pedro de Espinosa, Alonso Martín, Francisco Gómez de Feria, Villalobos, Francisco Lorenzo, natural de Córdoba; Montalvo, de Guadalajara; Porras, sevillano; Montesinos, de Lebrija; Samaniego, Serna, Gonzalo Cabrera, natural de Málaga; Tapia, el Alférez Juan Cuadro y otros (1).

Ciudad de Cartagena de Indias

III. La ciudad de Cartagena de Indias fundó en el sitio del pueblo de indios de Calamar, en once grados escasos de latitud y setenta y tres y un tercio de longitud del meridiano de Toledo, en 21 de enero del año de 1533 (2) don Pedro de Heredia, su Gobernador y Adelantado, natural de la villa de Madrid, Corte del Rey de España, y casado allí, que la dejó por haber muerto tres hombres en una pendencia, pasándose a la ciudad de Santo Domingo, de la isla Española, hermano mayor Alonso de Heredia (que se fue a las conquistas de Guatemala), y el don Pedro quedó en Santo Domingo por haber heredado de un amigo haciendas de campo en el sitio de Asua, y después fue a Santa Marta Teniente del Gobernador Pedro Badillo, ejerciendo con aprobación y adquiriendo noticias de la tierra de Cartagena, con que hizo viaje a España y capituló su Gobernación, concediéndole entre otras cosas traer ciento cincuenta hombres, que por ser valeroso y de noble nacimiento, entresacó de la mucha gente que se le ofrecía la que le pareció, escogiendo lo más seguro por su nativa nobleza, y delios fueron Sebastián de Heredia, su pariente; Sebastián de Riza, vascongado; Héctor de Barros, portugués, con dos hijos y un sobrino, personas de suerte y valor; Luriaga, guipuzcoano; Pedro de Alcázar, de Sevilla; Juan Alonso Palomino, dos hermanos de apellido Albadanes y otros dos Robles; el Capitán Nuño de Castro Burgales, que fue gran amparo de pobres, Gonzalo Fernandez Pedro Martínez de Agramonte y el Capitan Alonso de Montes, y llegado a Puerto Rico se le agrego de la gente que llevaba a las Malucas (3) Sebastián Gaboto hasta treinta soldados, de los cuales fueron dos hermanos Valdiviesos y otros dos Hogacones, y Francisco César, gran soldado; y también se le juntaron de los desmantelados de Cedeño y Ordaz (que por el desbarate de su jornada aportaron a Santo Domingo), número de otros cincuenta sujetos expertos en conquistas, como Juan de Viloria, Gonzalo Cerón, Sebastián Pérez, Martín Yáñez Tafur, el bachiller Soria, Montemayor, Pinos, Alonso López de Ayala, Bautista Zimbón, Bartolomé de Porras, Villafañe, Rivadeneira Diego Maldonado, Julián Villegas, Alvarado, Juan de Peñalver, el Capitán Hurones, Juan de Orita y otros.

Armas de Cartagena

A esta ciudad le concedió el Rey, el año de 1574, título de ciudad, y en 23 de

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diciembre dél, las armas de que usa, que son: una cruz verde en campo de oro con dos leones empinantes a ella (Fig. 55); y en 6 de marzo de 1575 renombre de "muy noble y muy leal."

Figura 55. Armas de Cartagena

Es primera escala de las armadas que navegan de España a Tierra Firme. Está murada y con baluartes, torreones, fuertes y castillos; tiene presidio de infantería de trescientas Plazas y es cabeza de gobierno, compuesto della y de las villas de Mompós, Tolú y Simití y cabeza de Obispado con los mismos lugares y otros del gobierno de Antioquia; tiene iglesia catedral y una ayuda de parroquia, tres hospitales y uno delios a cargo de los religiosos de San Juan de Dios, y conventos de Santo Domingo, San Francisco, San Agustín, de La Merced, Redencjón de Cautivos y otros de recoletos franciscanos, con nombre de San Diego; Colegio de la Compañía de Jesús con estudios de gramática; monasterios de monjas de Santa Clara y de Santa Teresa, de gran observancia; Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, fundado el año de 1610, de dos inquisidores y un Fiscal con cada dos mil ducados de salario, un Secretario con mil, un Alcaide de las cárceles secretas con ochocientos, Nuncio con seiscientos, Receptor con trescientos, Contador, Alguacil Mayor y otros ministros. Tiene también esta ciudad Tribunal de oficiales reales, veintiún encomenderos de indios y hasta mil vecinos en lo

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principal y en su barrio de Getsemaní, y es lugar de comercio y contratación con muy buenos caudales, casas suntuosas y de desahogo para lo cálido del temple, ostentación de coches y otras cosas que se dejan por no alargar esto.

Ciudad de Vélez

IV. La ciudad de Vélez fundó Martín Galeano (permaneciendo hoy en la Provincia de Chipatá y estuvo en la de Tibaza), a 3 de junio del año de 1539, y fueron sus primeros Alcaldes ordinarios Juan Alonso de la Torre y Alonso Gascón, y Regidores Baltasar Morantón, Diego de Huete, Antonio Pérez, Marcos Fernández, Francisco Fernández y Juan de Prado; Alguacil Mayor, Miguel Seco, y escribano, Pedro de Salazar; está al Norte de Santafé, treinta leguas della; tiene iglesia parroquial y conventos de las religiones de San Francisco, con nombre de San Luis, fundado el año de 1551 en sitio que dio el Capitán Juan de Angulo; hospital, y en la jurisdicción desta ciudad, a un día de camino, está la devota casa del Santo Ecce Homo, por uno que tiene milagroso, asistido de religiosos de Santo Domingo; es ciudad rica por los frutos de azúcar conservas y otros, que con abundancia se administran en su distrito.

Ciudad de Tunja

V. La ciudad de Tunja fundó Gonzalo Suárez Rendón en 6 de agosto del año de 1539, casi al Norte derecho de la de Santafé, y veintidós leguas della, en un sitio alto, con el nombre de su cacique antiguo, de donde le tomó su provincia; es de temple frío, seco y airoso; su distrito abundante de frutos, y fueron sus primeros Alcaldes ordinarios Juan de Pineda y Jorge de Olmeda; y Regidores Juan del Junco, Gómez del Corral, Diego de Segura, Pedro de Colmenares, Hernán Venegas y Antonio Bermúdez; Alguacil Mayor Hernando de Escalante, y escribano, Domingo de Aguirre.

Armas de Tunja

Dióle el Rey título de ciudad, a 9 de marzo del año de 1541, y armas, que son las de León y Castilla, el primero y último cuartel en campo blanco león rapante coronado, y en los segundos en campo colorado, castillo de color de piedra, y en lo bajo del escudo, mediando los dos cuarteles, escudete blanco como en triángulo con una granada, y abrazando todo el escudo una águila negra de dos cabezas coronadas de oro con el tusón pendiente de las alas (Fig. 56); tiene tres parroquias y conventos de religiosos dominicanos, franciscanos y agustinos y de monjas de Santa Clara y de la Concepción, colegio de la Compañía de Jesús y hospital a cargo de la religión de San Juan de Dios y cuatro ermitas; y en su jurisdicción el convento de la Candelaria, de religiosos recoletos agustinos, y la casa de Nuestra Señora de Chiquinquirá, en una como aldea, asistida de religiosos de la Orden de predicadores.

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Figura 56. Armas de Tunja

Está subordinada a esta ciudad la villa de Nuestra Señora de Leiva, en quien pone alcaldes y regidores añales; es cabeza de corregimiento, de provisión de Su Majestad, y tiene setenta encomenderos de indios; sus edificios son de muy buena fábrica y ostentación (4).

(1) El escudo de armas de esta ciudad (Fig. 54) fue tomado del número 14

de ''La Voz de Santa Marta.'' correspondiente al 20 de julio de 1910. Reproduce el que existe en el Cabildo de Santa Marta

(2) El señor don Enrique Otero D'Costa, en su obra ''Comentos críticos sobre la fundación de Cartagena de ludias,'' demostró que ésta había tenido lugar el día 1º de junio de 1533.

(3) No Molucas, como se dice generalmente. (4) Bibliografía. Enrique Ortega Ricaurte, ''Libro de Cabildos de la ciudad

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de Tunja, 539-1542,'' volumen I, Bogotá, Imprenta Municipal, 1941.

Santiago de Tolú

VI. La villa de Santiago de Tolú fundó Alonso de Heredia el año de 1543 a la margen del río Catarrapa, en la Provincia de Balsillas y sitio del cacique de Tolú, seis leguas de la mar, al sudoeste de Cartagena, doce leguas della, en cuyo gobierno cae, y teniéndole su hermano don Pedro de Heredia; es tierra sana, de mucha crianza y labranza, tiene convento de religiosos de San Francisco y Caja Real de tenientes.

María

VII. La villa de María en la misma Provincia de Cartagena, treinta y dos leguas della al Sur, poblada por el mismo Alonso de Heredia y en el propio año; sólo le ha quedado el nombre.

Popayán

VIII. La ciudad de Popayán, llamada así por su cacique principal, fundó don Sebastián de Belalcázar el año de 1536, en dos grados y medio de latitud, a la parte de septentrional de la equinoccial, y setenta y ocho grados y medio de longitud, mil quinientas ochenta leguas de Toledo; es cabeza de gobierno, que comprende la mesma ciudad y las de Santiago de Cali, Caramanta, despoblada, Santiago de Arma, Santa Ana de Anserma, Guadalajara de Buga, Almaguer, San Juan de Trujillo, Madrigal o Chapanchica, Agreda o Málaga, San Juan de Pasto y las minas de oro de las Barbacoas, y tenía a Timaná y otros pueblos que se agregaron al gobierno de Neiva

Armas de Popayán

Dio el Rey a esta ciudad de Popayán, en 3 de octubre de 1558, el título de "muy noble y muy leal," y de ciudad veinte días después, y en 10 de noviembre armas, que son: un escudo y en un ángulo dél un sol en medio de una ciudad y dos ríos que la ciñen; debajo de la ciudad una arboleda y al lado de cada río otra arboleda, y por orla cuatro cruces de Jerusalén (Fig. 57).

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Figura 57. Armas de Popayán

Hízole Obispal el año de 1547; tiene conventos de dominicos, franciscanos, agustinos, mercedarios y Compañía de Jesús, con estudio de gramática, fundación del doctor Francisco de Zúñiga, Deán que fue de su catedral (1).

Cali

IX. La ciudad de Santiago de Cali esta en cuatro grados de latitud, veintidós leguas de Popayán y veintiocho del mar del Sur; fundóla Miguel López Muñoz a 25 del año de 1536, y antes don Sebastián de Belalcázar, en los pueblos que llamaron los Gorrones; es en un valle llano, arrimada al pie de una sierra con temple caliente; tiene conventos de San Agustín y de La Merced, y en su jurisdicción cae el puerto de Buenaventura en tres grados y medio de altura.

Figura 58. Armas de Cali

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Dio a esta ciudad Su Majestad, en 17 de junio de 1559, escudo de armas (Fig. 58) y el renombre de "leal" en 24 de julio del mismo año (2).

Timaná

X. La villa de Timaná, llamada al principio Guacamallo, y después del nombre que tiene por el de la provincia de los indios, en que se pobló por Pedro de Añasco a 18 de diciembre del año de 1538, veinticuatro leguas abajo del nacimiento del río grande de la Magdalena, en setenta grados y cincuenta minutos de longitud y dos grados y treinta minutos de latitud a la banda del Norte, cuarenta leguas de Popayán al Sueste y sesenta de Santafé; tiene su asiento en los principios del valle de Neiva, a cuyo gobierno se aplicó, con temple calidísimo, y en sus términos hay un cerro donde se saca piedra-imán y se crían amatistas, pantauras y espinelas y otras de estima; fue muy perseguida de los guerros indios pijaos y tiene convecinos a los paeces.

Anserma

XI. La ciudad de Santa Ana de Anserma, en la ribera del río del Cauca, cincuenta leguas de Popayán al Nordeste, intitulada primero Santa Ana de los Caballeros, fundada a 6 de julio del año de 1538 por Jorge Robledo, de orden de Lorenzo de Aldana, y después, con el nombre que tiene, tomado de Anser, que en lengua de sus indios significa sal, en setenta y dos grados y veinticinco minutos de longitud y tres grados y treinta minutos de latitud al Norte, en una loma, tierra templada, sin ganados ni trigo y muy infestada de rayos, con muy buenos minerales de oro en su distrito.

Fueron sus primeros alcaldes Suer de Nava (que había do de Cartagena de Indias) y Martín Amoroto; y Alguacil Mayor Ruy de Vega; no he podido ajustar sus regidores; de más de su parroquia tiene convento de San Francisco (3).

Pasto

XII. La ciudad de San Juan de Pasto o Nuestra Señora de la Concepción de Pasto (dicha así porque es tierra de muchos pastos, está cincuenta leguas de Popayán, como al Sudueste, y otras tantas de Quito, como al Nordeste, y en un grado de latitud austral, cuarenta leguas del mar del Sur.

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Armas de Pasto

Figura 59. Armas de Pasto

También se llamó Villaviciosa; fundóla Lorenzo de Aldana el año de 1539, y en 17 de julio dél le dio el Rey escudo de armas (Fig. 59); tiene monasterios de Santo Domingo, San Francisco y de La Merced, y otro de religiosas de la Concepción; es de temple frío, con abundancia de frutos y de maíz.

Mompós

XIII. La villa de Santa Cruz de Mompós, fundada el año de 1539 por Alonso de Heredia, siendo Juez de Residencia en la Provincia de Cartagena, a que pertenece, el Licenciado Santa Cruz, a cuya contemplación le puso el primer nombre, y el segundo por el pueblo de indios de su sitio, distante setenta leguas de Cartagena, al Susueste, a orilla del río grande de la Magdalena, de temple caliente, cercado de lagunas y a sus espaldas corre el río Cauca. Fueron sus primeros Alcaldes el doctor Martín Rodríguez y Andrés Zapata, y algunos de los pobladores, dos hermanos Cedeños Aillón, Retes, Rentería, Juan Gómez Cerezo, Alonso de Carvajal, Villafañe, Juan Martín Urista, Cogollos y Cano; tiene las religiones franciscana y agustina, dominicana y jesuitana, y comercio que le hace lugar rico.

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Cartago

XIV. La ciudad de Cartago (con este nombre por ser los más pobladores de los que habían ido de Cartagena de Indias), fundada por Suer de Naya como Teniente del Adelantado Jorge Robledo, año de 1540 (4). Fueron sus primeros alcaldes Pedro López Patiño y Martín de Arriaga; su altura es de tres grados de latitud a la banda del Norte, y setenta y un grados y diez minutos de longitud, veinticinco leguas de Popayán, como al Nordeste, y al Oeste de Santafé, y al Sur cuarta al Sueste y Urabá; tierra de poco oro, templada y sana, aunque lluviosa, sin trigo ni semillas de Castilla; no se cría otro ganado que vacas y yeguas, y tiene muchas montañas con leones, tigres, osos, dantas y puercos monteses; hay en la ciudad un convento de religiosos de San Francisco.

Málaga

XV. La ciudad de Málaga fundó a fin del año de 1541 Jerónimo Aguayo en las quebradas de Tequia (que es entre Tunja y Pamplona). Fueron sus primeros Alcaldes ordinarios Pedro Rodríguez y Pedro de Segovia, y Regidores Diego García, Pedro Gutiérrez, Salvador Martín, Juan Trujillo, Lope Méndez, Juan de Cueva, Pedro Blasco Martín y Juan Bejarano; Escribano de Cabildo, Hernando de Garibay. El fundador le puso el nombre que le dio Gonzalo Suárez Rendón, que gobernaba el Nuevo Reino de Granada, y envió a poblarla por ser éste natural de la ciudad de Málaga de la Andalucía; duró poco, porque se despobló en breve tiempo. (1) Bibliografía. Arcesio Aragón, "Fastos Payaneses, 1536-1936," dos

volúmenes. Bogotá, Imprenta Nacional, 1940-1941. (2) Bibliografía. Junta del IV Centenario, ''Cali en su IV Centenario,'' 227

páginas, Cali, Editorial América, 1937. (3) Bibliografía. Alfonso Zawadzky, ''Santa Ana de los Caballeros de

Anserma," 51 páginas. Cali, Imprenta del Departamento, 1938.-Leonardo Tafur Guerrero, ''Defensa de un fuero histórico,'' 160 páginas. Cali , Imprenta del Departamento, 1939.

(4) 2 de noviembre de 1540. Véase ''Revista del Archivo Nacional," números 32 a 34, de octubre a diciembre de 1941, páginas 1 y siguientes, Bogotá.

Antioquia

XVI. La ciudad de Antioquia fundó el año de 1541 Jorge Robledo en el valle de Hebójico (1); sus primeros Alcaldes fueron el Capitán Alvaro de Mendoza y Diego de Mendoza, su primo; y Regidores, el Capitán Vallejo, Juan de Bustos, Francisco de Avendaño y Francisco Pérez Zambrana.

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Figura 60. Armas de Antioquia

Múdola Juan de Cabrera al sitio donde permanece, en el año de 1542, y el de 1544, a 1º de abril, le dio el Rey el título de ciudad; es cabeza de gobierno y tierra rica de oro; está a las riberas del río del Cauca, más de cien leguas de Popayán, al Nordeste, junto al cerro de Buriticá, nombrado por su mucho oro; no tiene sereno y el temple es bueno; hubo en el mismo país otra Antioquia que pereció.

Arma

XVII. La ciudad de Santiago de Arma (cincuenta leguas de Popayán al Nordeste, un poco inclinadas al Leste y al Noroeste de Santafé de Bogotá y al Susueste de Urabá) fundóla el año de 1542 Miguel Muñoz, con comisión de don Sebastián de Belalcázar, que en ella cortó la cabeza al Mariscal Jorge Robledo; está dieciséis leguas de Anserma, no tiene trigo ni semillas de Castilla, pero con abundancia las naturales, y con muchas minas de oro.

Tocaima

XVIII. La ciudad de Tocaima fundó Hernán Venegas Carrillo Manosalvas por abril del año de 1544 (2) con el nombre de la Provincia de los Indios, junto al río de Patí, que desagua en el de la Magdalena; sus primeros Alcaldes, Juan de Salinas y Hinestrosa, y Regidores Miguel de Gamboa y Sayavedra, Juan Ortiz y Juan Porras; Alguacil Mayor, Miguel de Oviedo, y Escribano, Miguel de Morales, por

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cuya traza se dispusieron las cuadras y solares del repartimiento; tiene iglesia parroquial y convento de Santo Domingo; está quince leguas de Santafé al Oeste, cuarta al Noroeste en tres grados y treinta y cinco minutos de latitud al Norte y sesenta y ocho grados y treinta minutos de longitud; es calidísima y sin sereno, de corta vecindad y tiene mina de piedra-imán (3).

Figura 61. Armas de Tocaima. Concedidas por la real Cédula de 17 de febrero de 1548, firmada en Valladolid, en nombre de Carlos V, por Maximiliano y la

Princesa.

Río de la Hacha

XIX. La ciudad del Río de la Hacha fundó el año de 1545 Nicolás Federmann; tiene convento de San Francisco y pesquería de perlas; es distrito de la Real Chancillería de la isla Española.

Tenerife

XX. La ciudad de Tenerife fundó Francisco Enríquez, gobernando la Provincia de Santa Marta Jerónimo Pérez, Teniente del Adelantado don Alonso Luis de Lugo, a la ribera del río grande de la Magdalena, cuarenta leguas de la ciudad de Santa Marta, como al Sudueste; es de temple caliente y tiene convento de la religión de San Francisco y la parroquial.

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La Ramada

XXI. La ciudad de Salamanca de la Ramada, cuarenta leguas Santa Marta al Leste, a las vertientes de Sierra Nevada, en el Valle de Upar, donde hay tanto cobre como piedras; despoblóse.

Pamplona

XXII. La ciudad de Pamplona, fundada por Pedro de Ursúa y Ortún de Velasco a principio del año de 1549, al Nordeste de Santafé, sesenta leguas y casi al sur de Maracaibo fueron sus primeros Alcaldes Alonso de Escobar y Juan Vásquez, y Regidores Juan de Alvear, Andrés de Acevedo, Hernando de Mescua, Juan de Tolosa, Sancho de Villanueva, Juan Andrés, Juan Rodríguez, Pedro Alonso, Juan de Torres y Beltrán de Unzueta, y el número de pobladores fue de ciento y treinta y seis personas, de que quedaron los sesenta con encomiendas de indios.

Dióle el Rey título de ciudad a 3 de agosto del año de1555; está en un llano nombrado del Espíritu Santo, rodeado de sierras en sesenta y cuatro grados de longitud del meridiano de Toledo y cinco grados y cincuenta minutos de latitud al Norte; tiene conventos de Santo Domingo, San Franco y San Agustín y de monjas descalzas de Santa Clara, Colegio de la Compañía de Jesús y hospital, y en su distrito ricos minerales de oro, plata y de cobre, y de lo primero asientos de minas en los sitios que llaman las Vetas Montuosas, alta y baja, y el Río del Oro, a cargo de un Alcalde Mayor de minas, con separada jurisdicción; y para su loa es digno de reparar lo que dice fray Benito de Peñalosa en la quinta excelencia del español, capítulo I: "Y fue tan buena la experiencia, que por haberles predicado y pedido me ayudasen para una corona que hacía a la Madre de Dios de Monserrate, con sólo la limosna que me ofrecieron y por la de las misas y sermones la hice de tánta majestad y riqueza, que tenía doce libras de oro de veintidós quilates y dos mil y quinientas esmeraldas finísimas, de mucho valor, y algunas muy grandes, la cual se labró en el Nuevo Reino de Granada, en la ciudad de Pamplona, y duró un año de fabricarse, trabajando todos los días seis oficiales (que los hay muy primos en aquellos reinos) y salió tan insigne la obra, que es la más bella y perfecta de aquel género, y después algunos grandes artífices han apreciado esta rica corona en cincuenta mil ducados" (4).

Ibague

XXIII. La ciudad de San Bonifacio de Ibagué, del valle de Las Lanzas, por el en que la fundó en 14 de octubre de 1550 Andrés López de Galarza, con comisión de la Real Audiencia de Santafé; mudada ocho leguas del primer asiento en 7 de febrero de 1551, está al Leste de Tocaima veinte leguas y treinta y cinco de Santafé, casi al Oeste o Poniente y al Sur de Mariquita. Sus primeros Alcaldes, el Capitán Juan Bretón y Francisco de Trejo; Alguacil Mayor, Pedro Gallego, y

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Regidores, Juan de Mendoza de Arteaga, Pedro de Salcedo, Diego López, Domingo Coello, el Capitán Gaspar Tavera y Miguel de Oviedo; Procurador General, Bartolomé Talaverano; Mayordomo de la ciudad, Marcos García, y de la iglesia, Miguel de Espinosa, y Escribano del Cabildo, Francisco Iñíguez; tiene un convento de dominicanos y en su territorio minerales de oro, de cobre, azogue y de piedra-imán; cría ganado vacuno en abundancia y otros, granadas y otras frutas; es de poca vecindad, aunque está en el camino para Popayán y el Perú (5).

Los Reyes del Valle de Upar

XXIV. La ciudad de los Reyes del Valle de Upar, fértil de maíz, mantenimientos y ganados y de mucho cobre, al Sueste de Santa Marta, cincuenta leguas de ella y treinta del Río de La Hacha; fundóla el Capitán Santa Ana de orden de Miguel Díaz de Armendáriz el año de 1550; tiene convento de San Francisco y buen temple.

Almaguer

XXV. La ciudad de Almaguer pobló el año de 1551 en la Provincia del Guachicono Vasco de Guzmán, o Alonso de Fuenmayor, de orden del Oidor Licenciado Francisco Briceño, Siendo Gobernador de Popayán, veinte leguas della al Sueste, asentada en sabana de un cerro, con temple fresco, fértil de trigo, maíz y otras semillas y ganados y con oro (6). (1) El acta de la fundación de esta ciudad, tornada de sus originales por el

benemérito historiador doctor Ernesto Restrepo Tirado, dice: ''En el nombre de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo, Espíritu Santo, son tres personas, un solo Dios verdadero, e una esencia divina, e de la bienaventurada Virgen Santa María, su preciosa madre, domingo, cuatro días del mes de diciembre, año del nacimiento de nuestro Jesucristo de mil e quinientos e cuarenta e un años, el muy magnífico señor Jorge Robledo, Teniente de Gobernador e Capitán General de las ciudades de Cartago y Anserma y de todas las demás que descubriere e poblare por el muy magnífico señor don Sebastián de Belalcázar, Gobernador e Capitán General d las Provincias de Popayán por Su Magestad, y por virtud de los poderes que para lo yuso tiene, estando en la Provincia de Béxico, que es en estas partes de las Indias e Tierra Firme del mar océano, en un pedazo de llano que en dicha Provincia se hace entre dos cerros de monte y otro de sabana y en ella ciertos bohíos y labranzas de indios, el dicho Capitán Jorge Robledo y en presencia de mí, Benito Enríquez, Escribano de Su Magestad, e de los testigos de yuso escriptos, hice hacer un hoyo en el dicho llano y allí por sus propias manos puso un madero grande y dixo, dadme por testimonio signado cómo, em nombre de Su Magestad e del señor

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Gobernador, pongo aquí este madero en señal de posesióli, para que allí en el dicho fuese fundada y edificada la ciudad de Antiochia, y así fundada y edificada y el dicho madero señalaba e señaló por picota para que en ella fuese ejecutada la justicia real de Su Magestad, y fuese la advocación de la iglesia mayor de la dicha ciudad Nuestra Señora de la Concepción, y por cuanto a su parecer e de los conquistadores y pobladores el dicho lugar y sitio parecía tener dispusición y asiento de tierras, pastos, aguas y leña para la dicha ciudad, el mejor que al presente se podía haber y todo lo demás que se requiere tener una ciudad asentada y poblada, y que tomaba y tomó la posesión cevil y criminal, natural e corporalmente de la dicha ciudad, e que allí hacía e hizo la dicha fundación de ella y el dicho madero y picota puso en señal de posesión, y echó mano a la espada y le dio tres cuchilladas en señal de la dicha posesión, la cual tomó quieta, pacíficamente, sin contradicción alguna que le fuese hecha, ni dicha por ninguna, e lo pidió por testimonio, la cual dicha fundación dixo que hacía e hizo con aditamento que si a él o a la persona que allí dexase y el Cabildo de la dicha ciudad le pareciese que la dicha ciudad se debía mudar a otra parte donde tuviese mejor asiento y otras particularidades que son menester para una cibdad e los vecinos e pobladores e conquistadores recibiesen dello honra e provecho y quietud, e los indios y naturales de las tierras comarcanas menos daños, que puedan mudar e muden en el dicho nombre en aquellas partes que mejor fuere sin que por ello caigan en pena alguna ni de ello pare perjuicio a ninguno; e lo pidió por testimonio. Testigos que fueron presentes a lo que dicho es, Pedro de Barros e Juan Rodríguez e Pedro de León e Miguel Díez e Bartolomé Sánchez e Juan Alvarez e Francisco de Cuéllar e Diego de Palencia, pobladores e conquistadores.'' (''Antioquia Histórica,'' número 50 del 25 de julio de 1941, año XV, páginas 167 y 168, Antioquia).

(2) Según un documento que se conserva en el Archivo Histórico Nacional ("Tierras de Cundinamarca,'' tomo II), se desprende claramente que la fundación de Tocaima tuvo lugar el 20 de marzo de 1544 y no en abril de dicho año, como lo aseveran fray Pedro de Aguado, fray Pedro Simón, fray Alonso de Zamora, Juan Rodríguez Freile, Juan Flórez de Ocáriz, el Ilustrísimo señor don Lucas Fernández de Piedrahita y otros muchos.

(3) Bibliografía. Alejandro Carranza, "San Dionisio de los Caballeros de Tocaima," X-286 páginas, Bogotá, Editorial A B C, Bogotá.

(4) Bibliografía. Luis E. Páez Courvel, ''Los fundadores de Pamplona" ("Hacaritama,'' número 81 de octubre de 1941, año VI, volumen VI, páginas 397 a 404,Ocaña).

(5) Bibliografía. Enrique Otero D'Costa, ''Sobre la fundación de Ibagué'' ("Boletín de Historia y Antigüedades,'' números 330 y 331 de abril y

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mayo de 1942, volumen XX1X, páginas 346 a 358, Bogotá).

(6) Bibliografía. Arcesio Guzmán C., ''Monografía de Almaguer,'' 78 páginas. Bogotá, Escuela Tipográfica Salesiana, 1929.

San Miguel

XXVI. La villa de San Miguel, fundada en 20 de octubre del año de 1551, en tierra de los panches, para contratación dellos, porque siendo de temple caliente les hacía daño pasar a Santafé, que es frío; está doce leguas della al Norte en sus términos y le era sujeta, y su Cabildo le pone justicias, que permanecen en aquel valle, y della sólo el nombre diminutivo de villa.

Cambis o La Plata

XXVII. La ciudad de San Bartolomé de Cambis en la Provincia de Jalcones, en el valle de Neiva, fundó Sebastián Quintero en el año de 1551 y la asoló el tirano Alvaro de Oyón, reedificándola el de 1552 el mismo poblador y Bartolomé Ruiz, nombrándola San Sebastián de la Plata por tener minas della en su distrito, distante siete leguas de Timaná; y a 17 de junio de 1577 la destruyeron los belicosos indios pijaos y la volvió a reedificar el año de 1653 don Diego de Ospina Maldonado, Gobernador de Neiva, por ser de su jurisdicción.

León

XXVIII La ciudad de León, fundada en 20 de octubre del año de 1552, en el valle que entonces llamaban de La Paz, en la Provincia de Guane, por Bartolomé Hernández de León, natural de la ciudad de León, cabeza de reino en España; sus primeros Alcaldes y Regidores fueron: Juan Vizcaíno y Francisco Franco, Martín de Olarte, Bartolomé Hernández de Cepeda y Diego Moreno, y Escribano, Pedro Díaz, que todos eran encomenderos de Vélez; y su primera Justicia Mayor, puesta por la Real Chancillería de Santafé, fue Juan de Angulo, que hizo el apuntamiento de indios y encomiendas, y pocos después se despobló, y en el de 1586 la volvió a reedificar el Capitán Benito Franco, que también duró poco.

Mariquita

XXIX. La ciudad de San Sebastián de Mariquita fundó en la tierra del cacique Marquetá o Marequipa Francisco Núñez Pedroso, cerca del río de Gualí, y tres leguas de donde entra en el de la Magdalena, en un llano, al pie de serranía, en temple caliente y abundante de ricas minas de plata y oro por todos los lados; al uno, le caen los asientos de minas de plata de Santa Ana, Lajas y San Joseph de Erias, que han dado gruesísima cantidad della, de la más fina y acendrada que se halla; y al otro, el de Bocaneme y San Juan de Córdoba, que confinan con las

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minas de oro de Ervé y Malpaso; tiene también de oro las de Guarino y Purno, sin otras muchas de otros sitios; está treinta leguas de Santafé, al Sudueste, y treinta y cinco de Popayán; fueron sus primeros Alcaldes Gonzalo Díaz y Alonso de Vera, y Regidores, Pedro de Salcedo, Pedro de Barrios, Antonio de Silva, Melchor de Sotomayor y don Antonio de Toledo; Procurador General, Antonio López de Vivar; Mayordomo de la ciudad, Francisco Caravajeda, y de la iglesia, Miguel de Otáñez, y Escribano, Martín Alvarez; y a 8 de enero de 1553 la mudó donde permanece al Oeste del río grande de la Magdalena (1).

Armas de Mariquita

Figura 62. Armas de Mariquita

Tiene por armas un manojo de saetas atado con lazo, las plumas altas y los hierros bajos (Fig. 62), y conventos de Santo Domingo y San Francisco, hospital y tres ermitas, casa de fundición y oficiales reales, tenientes de los de Santafé; es ahora residencia de los corregidores, con que se regula como por cabeza de Corregimiento, que es de provisión real.

Victoria

XXX. La ciudad de Victoria fundó Diego Asensio de Salinas el año de 1553, doce

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leguas de Mariquita, más al Norte, en la Provincia de Los Patangoros, rica de oro, y mudada a otro sitio, y últimamente a la boca del río de Guarinó; despoblóse muchos años há, y sus libros de casamientos y bautismo están en la catedral de Santafé, y sus ruinas engrosaron la población de Mariquita.

San Juan de los Llanos

XXXI. La ciudad de San Juan de los Llanos fundó Juan de Avellaneda el año de 1555 en el sitio que Jorge de Espira llamó el pueblo de Nuestra Señora, y Nicolás de Federmann de La Fragua, cuarenta leguas al Sur de Santafé, sesenta y ocho grados de longitud del meridiano de Toledo y dos grados y diez minutos de latitud a la banda del Norte; es cabeza de gobierno.

Muzo.

Figura 63. Armas de Tudela. Tomado de su original existente en el Salón de la Colonia del Archivo Histórico Nacional ("Civiles de Venezuela," VI, 894

vuelto).

XXXII. La ciudad de La Trinidad de los Muzos, fundada el año de 1558 por Francisco Morcillo, Maese de Campo de Luis Lanchero, General de aquella conquista; sus primeros Alcaldes ordinarios: Alonso Ramírez y Hernán García Patiño, y Regidores, Benito de Poveda, Antonio Castilbón de Naila, Alonso de

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Salinas, Francisco Pérez y Juan Alonso; poblóla primero sin permanencia, el año de 1555, Pedro de Ursua con nombre de Tudela, con poca diferencia de sitio, tiene conventos de Santo Domingo y San Francisco, era cabeza de gobierno que se extinguió, agregándola al Corregimiento de Tunja; hay en su distrito ricos minerales de esmeraldas de las mas finas del mundo, de que se labran muchas minas por desmonte con tambres o represas de agua en varias partes; el temple es caliente con muchas yerbas medicinales y maderas preciosas y resinas salutíferas y olorosas de estoraque y otras provechosas y algún oro; dista de Santafé, al Norueste, veinte leguas.

Mérida

XXXIII. La ciudad de Santiago de los Caballeros de Mérida fundó en la Provincia de Sierras Nevadas, el año de 1558; Juan Rodríguez Suárez, nombrándola así por su patria, Mérida de Extremadura; mudóla, donde permanece, Juan Maldonado, por principio del año de 1559; está treinta leguas de Pamplona al Nordeste; es tierra fértil de trigo y de oro; tiene conventos de Santo Domingo, San Agustín y San Francisco, de monjas de Santa Clara y colegio de la Compañía de Jesús y hospital; es cabeza de gobierno y rica por sus frutos de cacao y tabaco.

Remedios

XXXIV. La ciudad de Nuestra Señora de los Remedios, cincuenta leguas de Santafé de Bogotá, al Norte, fundó Francisco de Ospina, domingo 15 de diciembre del año de 1560; fueron sus primeros Alcaldes Miguel Baquero y Juan de Olivares, y Regidores, García Valero, Pedro Velasco, Francisco de Alcalá, Vicente Correa, Alonso de Llano y Juan Romero de Acosta; Alguacil Mayor, Andrés de Soria; Procurador General, Guillermo de Sierra; Mayordomo de la ciudad, Alonso Martín, y de la iglesia, Pedro Maldonado, y Escribano de Cabildo, Juan de la Pedraza; es toda su tierra lastrada de oro con gruesas minas de labor y se tejen lienzos de algodón y otras telas.

San Cristóbal

XXXV. La villa de San Cristóbal, trece leguas de Pamplona, al Norte, fundó, a los fines del año de 1560, Juan Maldonado; tiene convento de religiosos de San Agustín.

La Palma

XXXVI. La ciudad de Nuestra Señora de La Palma de Ronda, de temple más caliente que frío, en la Provincia de los colimas, quince leguas de Santafé, hacia el Norueste, Principiada, año de 1560, por don Antonio de Toledo y trasladada, donde permanece, el año de 1563, por don Gutierre de Ovalle, que por su patria,

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Ronda de España, le añadió el Sobrenombre; tiene convento de San Francisco, minas de cobre y algunas de oro y se hace lienzo de algodón y dulces.

Tamalameque

XXXVII. La ciudad de Tamalameque, nombrada primero sampallón y Las Palmas, sesenta y cinco leguas de Santa Marta, al Sur, y veinte de Tenerife, fundó el año de 1561 el Capitán Bartolomé Dalva; está fronteriza a Mompós, el río grande a la Magdalena en medio; tratóse en lo antiguo de hacer destas dos poblaciones una, y para ello hubo Cedula Real, sin efecto, por la contrariedad de ser de diferentes gobiernos, como es del de Cartagena, Mompós, y del de Marta, Tamalameque; en ésta recibió el palio el Arzobispo de Santafé doctor don Julián de Cortázar. (1) Don Juan Rodríguez Freile, en su obra ''El Carnero,'' escrita medio

siglo antes que la de Flórez de Ocáriz, nos da los siguientes datos sobre la fundación de Mariquita: ''El Capitán Francisco Núñez Pedroso, vecino y conquistador de Tunja, con comisión del Licenciado Miguel Díez de Armendáriz, y después confirmada por esta Real Audiencia, pobló la ciudad de Marequita, que así se llamaba el cacique de aquella provincia. Después se mudó, llamándola Mariquita en el nombre. Fue esta fundación a 23 de agosto del año de 1552. Mudóla después el mesmo Capitán junto al río Gualí, donde ha permanecido, llamándola San Sebastián de Mariquita. Ha sido y lo es muy rica de minas de oro, aunque ya le han faltado los naturales. Al presente están poblados junto a ella los reales de minas de plata de Las Lajas y Santa Agueda. También es fértil de ganado vacuno.'' (Juan Rodríguez Freile, ''El Carnero,'' páginas 346 y 347, Bogotá, Imprenta Nacional, 1942).

Páez

XXXVIII. La ciudad de San Vicente de Páez fundó, Domingo Lozano el año de 1563, a 13 de enero, en confines de la Provincia de Popayán, donde estaba el pueblo de indios de Abirama, sesenta leguas de San Juan de los Llanos; destruyéronla los indios pijaos el de 1572. Hay en su distrito minas de oro.

Angeles

XXXIX. La ciudad de Los Angeles, fundada por el mismo Domingo Lozano, veintidós leguas de Tocaima y nueve de Neiva; despoblóse.

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Buga

XL. La ciudad de Guadalajara de Buga pobló Alonso Fuenmayor en el paraje donde había poblado la de Jerez Giraldo Gil de Estupiñán, y la consumieron los indios de guerra quince leguas de Popayán, al Nordeste; permanece la otra con corta vecindad (1).

Alta Gracia

XLI. La ciudad de Nuestra Señora de Alta Gracia, de sumapaz, fundó en la provincia de los sutagaos Juan Lopez de Herrera, de que ha quedado más que el nombre y justicias que elige para aquel territorio y valle el Cabildo de Santafé.

Jesús

XLII. La ciudad del Nombre de Jesús del Valle, de Upar y por otro nombre el Pueblo Nuevo, fundó el Capitán Ruiz de Tapia, pertenece al gobierno de Santa Marta y tiene convento de la religión de San Francisco; es de poca vecindad.

San Juan de Rodas

XLIII. La ciudad de San Juan de Rodas fundó el Gobernador Gaspar de Rodas a 10 de septiembre del año de 1570 en la Provincia del Paramillo, dos leguas del río de Cauca, que es en la Gobernación de Antioquia; fueron sus primeros Alcaldes Juan Velasco y Alonso Hernández Molano; Alguacil mayor, Juan Alonso de Santa Ana, y seis Regidores; reedificóla el año de 1582 Juan de Rodas Carvajal, y por último la mudó, y de sus despojos principió la ciudad de San Jerónimo del Monte, año de 1584, dos días de camino del río de Cauca, a la parte del Oeste; tierra de grandes minerales de oro, y se entra a ella por el río de San Jorge; está a cuatro jornadas de la ciudad de Cáceres, que median el río de Cauca; fueron sus primeros pobladores el General Juan de Rodas Carvajal, el Capitán Juan Alonso de Santa Ana, Bartolomé Díaz, Francisco Sánchez, Martín de Ocampo, Juan Gallegos, Juan Mateos Corzo, Pedro Pablo Sarmiento, Juan Pérez Vítores, el Capitán Diego de Avila, Alonso de Rodas Carvajal, Juan Ramírez y otros.

Ecija

XLIV. La ciudad de Ecija fundó en la Provincia de Santa Marta Francisco de Castro el año de 1571 y se despobló luego.

Villa de Leiva

XLV. La Villa de Nuestra Señora de Leiva, fundada en 12 de junio y 15 de diciembre del año 1572 por Francisco Jiménez Villalobos y Juan de Otálora,

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Corregidores de la Provincia de Tunja, a cuya ciudad está sujeta, y le pone Alcaldes Y Regidores, como se ha dicho; tiene conventos de Santo Domingo, San Francisco, San Agustín, y de monjas carmelitas descalzas, y hospital a cargo de los religiosos de San Juan de Dios; es de suave y benigno temple, buenas aguas, excelente pan, con abundancia en todo su valle y de muchas frutas de Castilla y de la tierra, con minas de plata, que no se labran por no habérseles reconocido bastante riqueza, y ser más la aplicación de los vecinos a la cultura del campo.

Ocaña

XLVI. La ciudad de Ocaña (que es la última hacia Nuevo Reino de Granada del gobierno de Santa Marta) fundó Francisco Hernández, día de Santa Ana, y con este nombre a 26 de julio del año de 1572, y en el de 1576 se mudó al de Ocaña; está en la provincia de los indios carates, de temple fresco y de hermoso mujeriego y admirable trigo y azúcares; tiene convento de San Francisco, San Agustín y principios de otro de Santo Domingo, y es camino por tierra para el Nuevo Reino de las Provincias de la Costa de Santa Marta y Cartagena.

Ubeda

XLVII. La ciudad de Ubeda fundó Andrés de Valdivia en el valle de Moava, día de la Natividad de San Juan Bautista, año de 1574; mudada al sitio de las Pesquerías y reedificada después y despoblada, cuyos sitios son en la Gobernación de Antioquia.

Sant-Angel

XLVIII. La ciudad de Sant-Angel, en la Provincia de Chimila del gobierno de Santa Marta, empezada a poblar por Lorenzo Jiménez y proseguida por Antonio Cordero, año de 1575, y después despoblada.

Santa Agueda

XLIX. La ciudad de Santa Agueda fundó el año de 1574 don Gonzalo Jiménez de Quesada, siete leguas de la de la mariquita, y años después se despobló.

La Grita

L. La ciudad del Espíritu Santo de La Grita fundó el Gobernador Francisco de Cáceres el año de 1576 en el valle que los primeros españoles conquistadores le pusieron de La Grita por la que los indios les daban, que ordinariamente en sus guerras hacen las embestidas voceando; quedó por cabeza de gobierno, pero ya sus gobernadores continúan sus asistencias en Mérida; hay en su distrito minas de cobres con mucha abundancia y mina de azul para pintores; tiene un convento

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de religiosos de San Francisco.

Barinas

Figura 64. Armas de Barinas

LI. La ciudad de Barinas fundó en el año de 1576 Juan Andrés Varela; está dieciséis leguas de Mérida, a la parte del Leste, y es muy nombrada por el tabaco que se coge en su distrito, tenido por el mejor que hay; tiene convento de San Agustín (2).

Cáceres

LII. La ciudad de Cáceres, entre los dos ríos (que son el de Cauca y el de la Magdalena), del gobierno de Antioquia, fundada por Gaspar de Rodas cerca de la Matanza de Valdivia el año de 1576 y mudada a otros dos sitios y reedificada en el que permanece por Francisco Redondo el año de 1588, en setenta y un grados y quince minutos de longitud del meridiano de Toledo, y cinco grados y treinta minutos de latitud a la banda del Norte; está en una loma alta, una legua del río de Cauca, a mano derecha de su corriente; tierra riquísima de oro, en el gobierno de Antioquia.

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(1) Bibliografía. Tulio Enrique Tascón, ''Historia de la conquista de Buga", segunda edición, V-279 páginas, Bogota, Editorial Minerva, S. A.

(2) Doscientos catorce años después de fundada esta ciudad, el monarca español, por Real Cédula fechada en Madrid el 19 de febrero de 1790, le concedió el título de ''muy noble y leal,'' facultándola para usar escudo de armas. Dicha providencia está concebida en los siguientes términos: ''Don Carlos, etc. Por cuanto por parte de la Justicia, Regimiento y vecinos de la ciudad de Barinas, se me ha representado ser una de las más principales y capital de aquella nueva provincia establecida con el mencionado nombre, y tener ansímismo la satisfacción de haber dado en todos tiempos las mayores pruebas de su lealtad y amor a sus soberanos, principalmente en el año de 1781 con motivo de haber intentado seducirlos y llevarlos a su partido de rebelión los sublevados del Reino de Santafé, respecto de que vencida lograban tener paso franco hasta la d Caracas, por cuyas pretensiones y amenazas, que habían despreciado con valor constante, levantaron en breve tiempo un ejército de sus naturales, que fue bastante para impedir sus perversos designios, como lo habían informado a mi augusto padre (que sea en gloría) el Gobernador de aquella provincia, el Capitán General de la de Caracas y otros ministros reales, según constaba del expediente formado para la averiguación de las cabezas o motores de las sublevaciones, y se advertía (le que con reconocimiento a resultarse de él la constante fidelidad c acredité esa ciudad, la de Trujillo y la de Maracaibo, y que la resistencia y positiva resolución de las dos primeras, como inmediatas a la sublevación, había impedido pasase a la Provincia de Caracas, como lo habían intentado los malcontentos de Santafé, había comunicado real orden al mencionado Capitán General con fecha de 10 de agosto del año de 1783, previniéndole que, en su real nombre, diese gracia a las tres expresadas ciudades, manifestándoles lo grato que le había sido el constante ejemplo de fidelidad con que tan dignamente se habían distinguido, y que lo tendría presente en todas las ocasiones para premiarlas como merecían, cuya noticia había sido a sus vecinos de la mayor satisfacción, deseando se perpetuase en sus sucesores la memoria de tan buen ejemplo de fidelidad y amor al soberano por medio de alguna gracia que se recordase y estimulase para proceder del mismo modo en iguales casos; añadía que siendo cabecera de muchos pueblos sujetos a su jurisdicción y capital de la nueva provincia, donde reside el gobierno, adornada asímismo de Cabildo, bastante número de sujetos de distinción por sus familias y ejemplos y asistida de los referidos méritos, concluía suplicando se sirviese en premio de los suyos condecorarlas con los honrosos títulos de muy noble y leal, y el escudo de armas de que usa en estos Reinos la ciudad de Zaragoza, para que se colocase en las casas de Cabildo y en los edificios

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públicos donde se tuviese por conveniente, cuyo nombre se la dio en su primera fundación, o el que se señalase corresponderla por uno de los reyes de armas, según fuese de mi soberano agrado, para usar de él en la referida conformidad. Visto lo referido en mi Consejo de Cámara de las Indias con otra posterior instancia de la nominada ciudad y vecinos, en que reproduciendo a lo anterior lo determinado por la nominada real orden, presentaron tres testimonios haciendo constase en el uno haberse dado a la iglesia de aquella ciudad en su creación y demarcación verificada en el año de 1567 el nombre de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza, y tomándola para que la defendiese y guardase de sus enemigos, y que la de Zaragoza en estos tenía por divisa en sus anuas un león rampante coronado en campo de gules; en otro las operaciones del mencionado Cabildo para contener las indicadas sublevaciones, y de haber tenido pronto a este efecto hasta quinientos caballos para atacarlos en caso que se determinasen a embestida; y el último de la referida real orden suplicando me dignase dispensarla las indicadas gracias, con lo que con inteligencia de todo excusé mi Fiscal, y consultándome sobre ello en 30 de marzo del año próximo pasado, atendiendo a los méritos del referido Cabildo secular y vecinos de aquella ciudad, apoyados en la citada real orden-oferta, he resuelto concederla la gracia de titularse muy noble y leal, y asímismo la de que por timbre de su fidelidad sean sus armas conocidas un escudo, la mitad de él con el león de oro coronado en campo de gules, y en las otras olas de alar (Fig. 64), con alusión a la situación ultramar en dicha ciudad, y a las demás circunstancias que en ella concurren para que las pueda usar en sus sellos, banderas y demás partes que quisiere y acostumbran poner las de otras ciudades del Reino, a quienes se haya concedido igual distinción, etc. Madrid, 19 de febrero de 1790." (Santiago Montoto, ''Nobiliario de reinos, ciudades y villas de la América Española,'' páginas 45 a 47, Madrid, Compañía Iberoamericana de Publicaciones S. A., 1928).

Zaragoza

LIII. La ciudad de Zaragoza de las Palmas, tierra enfermiza, dorada con el fruto de sus poderosos minerales de oro, fundó el año de 1581 el Gobernador Gaspar de Rodas en el valle de Vitue y sitio de Mayaba, en setenta y un grado de longitud y seis grados y diez minutos de latitud a la parte del Norte, por donde pasa el río de Nechí, de agua muy delgada y de mucho oro; fueron sus primeros Alcaldes el Maese de Campo don Antonio Osorio de Paz y el Capitán Pedro Jaramillo, y Escribano, Antonio Mancipe, y sus pobladores, con los ya nombrados, Diego de Vargas, clérigo presbítero; Hernán Si don Juan de Artieda, Hernán Centeno y su hermano Pedro Alvarez Centeno, otro Hernán Sánchez, sobrino del Maese de

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Campo; el Capitán Alonso de Rodas Carvajal, Lope Ortiz de Poyes, el Capitán Juan Fernández de Eraso, Martín de Ocampo, Bernardo de Loyola, Juan Arias Rubián, Tomás de Nafarmendi, Pedro Martín, Luis Fernández de Sotomayor, Benito Machuca, Sandoval, Francisco Sánchez de Archidona, Pedro Alonso Romero, Juan Ramírez Coy, Juan Mateo Corso, Diego de Vivas, Gonzalo de Bolívar, Arce, Penagos, el Capitán Francisco de Arce, Pedro de Pineda, Sancho García Molano, el Capitán Francisco Alférez, Miguel de Iriarte y otros.

Salazar de las Palmas

LIV. La ciudad de Salazar de las Palmas fundó Alonso Esteban Rangel, Maese de Campo del Gobernador Francisco de Cáceres el año de 1583; es cabeza de Alcaldía Mayor que han tenido los sucesores del Rangel.

Medina de las Torres o San Martín del Puerto

LV. La ciudad de Medina de las Torres, fundada por el Capitán Pedro Daza el año de 1585 y vuelta a fundar con el mismo nombre, y otra vez con el de San Martín del Puerto, en el sitio donde permanece, por el Gobernador Juan de Zárate, en 10 de abril de 1641.

Toro

LVI. La ciudad de Nuestra Señora de Consolación de Toro fundó Melchor Velásquez, Gobernador del Chocó, en diferente sitio de donde se mudó y permanece el año de 1587 Por un Gobernador de Popayán, a que le quedó sujeta, veinticinco leguas más afuera que estuvo, en setenta y dos grados y cuatro minutos de longitud del meridiano de Toledo, y dos grados y cincuenta minutos de latitud a la banda del Norte; es tierra de oro y con algunos frutos, y la primera fue a 3 de junio de 1573 (1).

Santiago de la Atalaya

LVII. La ciudad de Santiago de la Atalaya fundó el Capitán Pedro Daza en 29 de septiembre del año de 1588; asoláronla sus indios con muerte del poblador y reedificóla don Alonso Carrillo; es cabeza de gobierno.

San Agustín

LVIII. La ciudad de San Agustín de Cáceres.

Caguán

LIX. La ciudad del Espíritu Santo del Caguán fundó Gaspar Gómez, de orden del

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Gobernador Juan Pérez de Herrera, en 24 de marzo del año de 1590, en la provincia de los indios ajes; es cabeza de gobierno de capitulación.

Pedraza

LX. La ciudad de Nuestra Señora de Pedraza fundó Gonzalo de Piña Lidueña por diciembre del año de 1591, que por natural de Pedraza de Extremadura le puso el apellido; destruyéronla los indios giraharas el de 1614, en el cual la reedificó el Capitán Diego de Luna.

Gibraltar

LXI. La ciudad de Gibraltar, que tiene puerto para la Laguna de Maracaibo, fundó el año de 1562 Gonzalo de Piña Lidueña; reedificóla Juan de Chazarreta; tiene convento de San Agustín y es en el gobierno de Mérida.

Yeima

LXII. La ciudad de San Juan de Yeima fundó Juan López de Herrera en 9 de marzo del año de 1592 y se despobló.

La Nueva Córdoba

LXIII. La ciudad de la Nueva Córdoba, en la Provincia de Santa Marta, fundó don Pedro de Cárcamo a 7 de mayo de 1592, y fueron sus primeros Alcaldes ordinarios don Miguel de Orozco, su hermano y el Capitán Andrés Núñez Cachón, tiene corta vecindad

Figura 65. Armas del Socorro

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La Nueva Sevilla

LXIV. La ciudad de la Nueva Sevilla, de la misma Provincia, fundó el referido don Pedro de Cárcamo a 24 de julio de 1592; sus primeros Alcaldes fueron el Capitán Luis de Galvis y don Miguel de Orozco, hermano del fundador, gobernando a Santa Marta Francisco Marmolejo, natural del pueblo de Salteras, en el Aljarafe de Sevilla; consérvase con pocos vecinos.

Becerril de Campos

LXV. La ciudad de Becerril de Campos fundó el año de 1594 el Capitán Bartolomé Aníbal en el sitio que llaman el Paso del Adelantado, de la jurisdicción de Santa Marta, gobernándola el Licenciado Francisco Manso, y se despobló.

Avila

LXVI. La ciudad de San Agustín de Avila, en los, chocoes, fundó Pedro Martín de Avila el año de 1596, a cinco leguas del mar del Sur, en la ensenada de Ada, al Leste, y el año de 1597 la quemaron los indios.

Pedraza de Campos

LXVII. La ciudad de Pedraza de Campos fundó don Francisco Maldonado de Saavedra en las sabanas de Orinó, jurisdicción del Río de la Hacha, a la parte de Levante y Cabo de la Vela (2); despoblóse.

Simití

LXVIII. La ciudad de San Antonio de Toro de Simití, del gobierno de Cartagena.

Ontiveros

LXIX. La ciudad de Ontiveros fundó Pedro de Astorga, cerca del pueblo de La Ramada o Nueva Salamanca, en la falda de Sierras Nevadas, que miran al mar (en el gobierno de Santa Marta), y ella y la otra despobladas.

Palencia

LXX. La ciudad de Palencia fundó el Capitán Juan Martín y fueron sus primeros Alcaldes Pedro de Salazar y Alonso Domínguez Figueredo; duró poco.

Guamoco

LXXI. La ciudad de San Francisco de Nuestra Señora de la Antigua del Guamoco

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fundó Juan Pérez Garavito en las barrancas sobre el río Atara, el año de 1611, gobernando la Provincia de Antioquia, en que cae, don Bartolomé Suárez de Alarcón; mudóse donde está, en setenta y un grados de longitud y siete de latitud a la banda del Norte.

Neiva

LXXII. La ciudad de la Concepción del valle de Neiva fundó el Gobernador Diego de Ospina el año de 1612, a quince leguas de Tocaima y otras tantas de Timaná, mediando el camino que va al Perú; y antes, donde ahora llaman la Villa Vieja, estuvo fundado otro pueblo con el nombre de la Villa de Neiva, que destruyeron los indios pijaos por abril del a de 1569, y sus vecinos y los de La Plata se redujeron entonces a Timaná, que también fue afligida; tiene hospicio de San Francisco.

Tipacoro

LXXIII. La ciudad de Nueva Señora de Altagracia de Tipacoro, en el gobierno de Mérida, asolada de los indios de guerra por el año de 1613 y reedificada el de 1656 por Juan Sánchez Osorio. (1) Bibliografía. Diógenes Piedrahita, ''Apuntes para la historia de Toro,''

380 páginas, Cali, Imprenta Departamental, 1939.-Enrique Ortega Ricaurte, ''La nueva ciudad de Toro" (''Boletín de Historia y Antigüedades,'' número 271 de mayo de 1937, volumen XXIV, páginas 284 a 298, Bogotá).-Enrique Ortega Ricaurte, ''Más sobre la nueva ciudad de Toro'' (''Boletín de Historia y Antigüedades),'' número 276 de octubre de 1937, volumen XXIV, páginas 630 a 634, Bogotá).

(2) En el pueblo de San Antonio de Orinó, hoy día Corregimiento de Riohacha, en el Departamento del Magdalena, repartió Badillo el oro a sus soldados (Antonio de Herrera, ''Historia general de los hechos de los castellanos en las Islas y Tierra Firme, tomo VIII, tabla general).

San Juan Girón

LXXIV. La ciudad de San Juan Girón fundó el año de 1631 Francisco Mantilla de los Ríos, su Gobernador, y la trasladó donde está, su sobrino y sucesor del mismo nombre; es cabeza de gobierno del Río del Oro, que también le suelen nombrar como la ciudad.

Honda

LXXV. La villa de San Bartolomé de Honda, fundada para ranchería de indios y negros de boga del río grande de la Magdalena, a cuya orilla está, donde le entra

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el de Gualí, tres leguas de Mariquita; se erigió por el Rey en villa el año de 1643; tiene hospicio de San Francisco y residencia de la Compañía de Jesús, que corre con u curato por disposición real, con que cesó el cura clérigo que se había puesto.

Triunfo de la Cruz

LXXVI. La ciudad del Triunfo de la Cruz de la Nueva Cantabria, fundada en la boca del río Guarinó, ribera del de Orinoco, el año de 1644 por Juan Ochoa de Agresala y Aguirre, en la Provincia de Serpa o Nueva Andalucía o Guayana, que es entre la isla Margarita y el río Marañón.

Cravo

LXXVII. La ciudad de San José de Cravo, en el gobierno de Santiago de la Atalaya, fundada por el Gobernador don Adrián de Vargas por los años de 1644.

San Miguel

LXXVIII. La ciudad de San Miguel de Ochagavia fundó junto al río de Apure Miguel de Ochagavia, Gobernador de aquel distrito.

Ríos

LXXIX. La ciudad de San Faustino de los Ríos, fundada por los años de 1662 en las sabanas de Vivas, doce leguas de la villa de San Cristóbal, por Antonio de los Ríos Jimeno Gobernador de los Chinatos.

Villa de Nuestra Señora de la Purificación

LXXX. La villa de Nuestra Señora de la Purificación del Valle de Chenche, entre los dos ríos, en la Gobernación de Neiva, fundada por su Gobernador don Diego de Ospina en 25 de mayo de 1674 (1) por cincuenta vecinos.

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(1) El acta de fundación de la villa de Purificación, suscrita por don Diego de Ospina el 25 de mayo de 1674 y que se conserva en copia en el Salón de la Colonia del Archivo Histórico Nacional (''Capellanías del Tolima,'' tomo I, folios 696 y siguientes), dice así:

''En la villa de Purificación de Nuestra Señora, a veinticinco de mayo de mil y seiscientos y setenta y cuatro años, el señor don Diego de Ospina Maldonado, Gobernador y Capitán General de esta Provincia, habiendo hecho la fundación de dicha villa con los requisitos que se dispone en la Real Cédula citada, dijo que mandaba y mandó que se fijase un palo para rollo, en el que se administre justicia, y lo hizo fijar en señal de posesión del asiento y población de ella, y sin contradicción alguna la tomó en nombre de Su Magestad, y la cual señala por términos 'desde el río de la Patta y sus cabeceras por esta banda y del de la Magdalena hasta donde desagua en él de Saldaña, y por la derecera de éste hasta la provincia y tierra alta de los pijaos y por ella arriba hasta la derecera de dicho río de Patta, y de la otra desde el río de Cabrera al de Fusagasugá, y por él arriba hasta la cumbre de la cordillera de Pasca, y por la dieba hasta el dicho río de Cabrera,'' que es lo que por esta parte señaló de jurisdicción a la ciudad de Neiva, en su jurisdicción a la ciudad de (sic) en su jurisdicción pos las capitulaciones antecedentes s las de Su Merced, reservando a lo que pertenece a los resguardos de los pueblos de Coyaima y Natagaima, que corren con el superior de Santafé, y asímismo señala a la dicha villa para ejido, desde su asiento caminando al dicho Coyaima una legua en el lado y por los costados media, que habrá hasta la quebrada de Clienche en uno, y por el otro río grande arriba otra media legua, reservando la vega, en que tiene poblado Juan Rodríguez Carrasco su trapiche y hecho cañaverales, por ser las dichas tierras suyas y no hacerle perjuicio, no siguiéndose ninguno de éstos al dicho ejido y porque también son de Blas Guillén González las que estén hacia el dicho Chenche, se le dejan para que tenga sus casas y un atajo pequeño de ganado que pasta en ellas cuatro cuadras de asiento y cincuenta pasos por frente, y por lo más necesario para la dicha fundación es el que haya en que siembre, teniendo ya los dichos vecinos por haberlo sido de la dicha ciudad de Neiva lo necesario y lo que se pudiera dar para sus ganados mayores y menores lo adjudica a la dicha villa, las vegas que hay de una parte y otro del río grande y por él abajo, desde la boca del de Prado de una banda y otra hasta donde desagua Chenche, sobre los aposentos de Francisco Rabeto y sitio de la capilla antigua del Licenciado Francisco Cardoso, presbítero, entendiéndose que, al repartirlas, como se haré por la persona que Su Merced lo cometiere, han de ser preferidos los que las han tenido por merced de compras, y que el Alguacil Mayor que fuere midiéndolo y amojonándolo, meta en posesión de toda la dicha villa y se le dé despacho en forma, con inserción de este auto; y así lo proveyó y firmó.-Testigos, don Bartolomé del Valle, Corregidor y Justicia Mayor Capitán a guerra de los pueblos de Coyaima y Natagaima.-Don Francisco Dámaso de Cuéllar, Teniente de Gobernador en este dicho partido-El Maestre de Campo don Felipe Mercado y Arellano, el

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Capitán don Jacinto de Cárdenas y otras muchas Personas, y yo el Escribano doy fe que la dicha posesión se tomó como dicho es y sin ninguna contradicción. -Don Diego de Ospina.-Ante mí, Francisco de Salazar.''

Otras poblaciones

Otras poblaciones, que están en sus principios o han tenido poca duración, se dejan de poner aquí, porque se nombrarán en el progreso de las genealogías; y demás de lo referido hay en diferentes partes de toda esta tierra minerales de cristal muy fino, de piedras amatistas, granates, pantauras, espinelas y de pintas de oro y colores, que es singular maravilla de naturaleza; minas de sal-piedra y de piedra-carbón, de azufre, de azogue, de piedras del águila u cascabel, que entera o quebrada en pedazos suena como cascabel; y piedras de cruz, por tenerla en cualquier parte que se corte o quiebre, y son contra corrimientos, calenturas y otros males; bálsamo, aceite de canime, captivo de mangle para curar heridas y otras muchas resinas aromáticas y salutíferas; nuez moscada en Guayana, vainillas para el chocolate en los Llanos y otras partes; yerbas y plantas medicinales y para teñir diferentes colores; lanas finas y burdas, algodón, lino, cáñamo, pita, fique; minas de polvos azules, de caparrosa, plomo, estaño, alcohol en abundancia; maderas excelentes y canteras; yeso, cal, almagre y tierra blanca, que blanquea como yeso, y otras muchas cosas que por no alargarme más dejo de poner, y de plantas naturales y forasteras traídas por los que han venido de otras partes y en especial los de las listas de los, primeros, segundos, terceros y cuartos que entraron en esta tierra a fuerza de calamidades y trabajos, que todos se pueden tener por de primera suerte para la estimación, por lo que emprendieron y alcanzaron, demás de lo que cada uno se singularizó, pues los primeros hicieron lo que otros no habían hecho y no se pudieran conservar sin el esfuerzo de los segundos, y éstos tuvieran más que vencer, en lo que hallaron vencido, fervorizándose con el aliento que se les antepuso, que suele ser rémora a la presunción para no decaer ni ser menos de aquellos a quienes siguen y aumentaron la población hecha, asegurando la tierra, y se pudieron emprender otras y tantas como después se han hecho.