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JOSE FELIX CATANO LECCIONES DE ECONOMÍA MARXISTA: Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA SEDE BOGOTÁ FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS

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JOSE FELIX CATANO

LECCIONES DE ECONOMÍA MARXISTA: Mercados, precios y dinero desde

un enfoque heterodoxo

UNIVERSIDAD N ACIO N AL DE COLOMBIASEDE BOGOTÁ

FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS

JOSÉ FÉLIX CATAÑIO. Economista de la

Universidad de Antioquia (Medellín,

1978), D octor de tercer Ciclo de la

Universidad Paris 10 (Nanterre, 1984).

Profesor de la Facultad de Ciencias

Económ icas de La Universidad de

Andoquia (1978-1994), Profesor de la

Universidad Nacional de Colombia, sede

Bogotá, (1994-2009) Profesor de la

Universidad de los Andes (1995-2009).

Ha publicado varios artículos sobre

temas de teoría económica general en

Lecturas de Economía (Universidad de

los Andes), Cuadernos de Economía

(Universidad Nacional de Colombia ) y

Econom ía Institucional (Universidad

Externado de Colombia)

LECCIONES DE ECONOMÍA MARXISTA

M E R C A D O S , PR E C IO S Y D IN E R O

D E SD E U N EN FO Q U E H E T E R O D O X O

J o s é F é l i x C a t a ñ o

Universidad Nacional de Colombia Facultad de Ciencias Económicas

Escuela de Economía

UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

SEDE BOGOTÁ

Moisés WassermanRector

Fernando Montenegro LizarraldeVicerrector de sede Bogotá

Facultad de Ciencias Económicas Jorge Iván Bula Escobar

Decano

Gerardo Ernesto M ejia AlfaroVicedecano Académico

Escuela de Economía Edgar Osvaldo Bejarano Barrera

Director

Programa Curricular de Economía Leonardo Duarte Vergara

Coordinador

Cataño Molina, José Félix 1951-Lecciones de economía marxista: mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo / José Félix Cataño. — Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Ciencias Económicas, 2009 200 p.ISBN : 978-958-719-177-61. Marx, Karl, 1818-1883 - Pensamiento económico 2. Economía marxista 3. Teoría de la utilidad 4. Valor (Economía)

CD D -21 335.412 / 2009

Catalogación en la publicación Universidad Nacional de Colombia

U N IV ER SID A D N A C IO N A L DE C O L O M B IA Facultad de Ciencias Económicas (FCE)Escuela de Econom ía José Félix Cataño

Coordinación de PublicacionesFacultad de Ciencias EconómicasEdificio 238 piso 1, A u la N o. 6Conm utador: (57) (1) 316 5000 extensión 12308Correo electrónico: [email protected]á, Colom bia, Sur América

PRIM ERA E D IC IÓ N Bogotá D .C., A bril de 2009 ISBN 978-958-719-177-6

Coordinador de Publicaciones Carlos A ndrés Á lva re z Gallo Profesor A sociado - FCE

Equipo de Publicaciones Jenny Paola Lis Gutiérrez D avid Alejandro Bautista Cabrera Juan Carlos García Sáenz

Corrección de estilo Jenny Paola Lis Gutiérrez

A rm ada digital, impresión y acabados Editora G u a d a lu p es. A.Tel.: 2690788 - Bogotá, D.C.

Prohibida la reproducción total o parcial de este libro, sin autorización

de la Coordinación de Publicaciones de la FCE.

A Carlo Benetti y jean Cartelier

TABLA DE CONTENIDO

Pág.

P R Ó L O G O ........................................................................................ 11

PREFACIO........................................................................................ 15

IN TR O D U CCIÓ N .......................................................................... 17

CAPÍTULO IMARX Y LA TEORÍA DE LOS PRECIOSDE LOS ECONOMISTAS CLÁSICOS............................................. 25

CAPÍTULO IITEORÍA MARXISTA DE LA SOCIEDADMERCANTIL SIM PLE.......................................................................... 33

CAPÍTULO IIILAS CONCEPCIONES MARXISTAS DEL TRABAJO GENERAL Y LAS TEORÍAS DEL MERCADO............................. 51

CAPÍTULO IVEL DINERO O LA FORMA DEL VALOR..................................... 65

CAPÍTULO VEL DINERO ES UNA “MERCANCÍA” PERO... ESPECIAL.... 85

CAPÍTULO VIEVALUACIÓN CRÍTICA DE LA TEORÍA MARXISTADEL VALOR Y DEL DINERO........................................................... 95

10 Lecciones de Economía Marxista

Pág.

CAPÍTULO VIITEORÍA DE LA SOCIEDAD CAPITALISTA:PLUSVALOR Y SA LARIO................................................................. 109

CAPÍTULO VIIITEORÍA MARXISTA DEL EXCEDENTE........................................ 125

CAPÍTULO IXEVALUACIÓN DE LA TEORÍA MARXISTADEL PLUSVALOR................................................................................ 137

CAPÍTULO XMERCADOS Y CAPITALISMODESDE UNA PERSPECTIVA MONETARIA:EL MODELO DE BENETTI Y CARTELIER................................... 147

CAPÍTULO XICONCLUSIONES.................................................................................. 167

BIBLIOGRAFÍA............................................................................... 169

PRÓLOGO

L as Lecciones de Econom ía M arxista que contiene este libro son el producto de un trabajo paciente, dedicado y sobre todo de convicción. La paciencia de José Félix en la elaboración

de estas Lecciones se evidencia en el esm ero con que traduce en palabras sim ples, bien ordenadas y estructuradas unas ideas tan com plejas y sobre todo tan olvidadas por las nuevas generacio­nes de econom istas, para quienes la obra de M arx y el m arxism o parecen pertenecer al m useo de la historia. Este trabajo les ofre­ce una m irada diferente para reconocer la v igencia de una teoría económ ica ocultada por la carga ideológica que su autor adqui­rió durante el siglo pasado. Este es el gran m érito y la difícil tarea que em prendió el Profesor Cataño y que hoy queda plas­m ada en esta obra que es una m ezcla justa de ensayo académ ico y de libro de texto.

Dado el objeto de estudio, la complejidad del pensamiento de Marx y su posición particular como un econom ista distinto a los demás, requiere de un ejercicio literario difícil; un esfuerzo pedagógico particularm ente cuidadoso. Que estas Lecciones logren conquistar con éxito ese reto se debe a un trabajo que se articuló lentam ente en varios años de enseñanza. José Félix construyó sus Lecciones pu­liend o sem estre tras sem estre sus argu m en tos, su estru ctu ra expositiva y sus principales ideas, hasta decidirse finalm ente a ofre­cer a un público más amplio que el de sus propios estudiantes, un trabajo que seguram ente él mismo quisiera continuar perfeccionan­do, pero que m uchos consideramos, desde hace bastante tiempo, algo digno de presentarse a la comunidad académica.

Como m encioné anteriormente, este es un trabajo hecho con una gran convicción, tanto personal como académica. Personal porque

12 Lecciones de Economía Marxista

refleja la pasión del autor por la argum entación y la discusión teó­ricas que, sobre todo en nuestro país, se han convertido en pasiones escasas en estos días tan adversos a las grandes preguntas abstrac­tas y propensos a las investigaciones puntuales, dispersas y con poco apego por la coherencia teórica. Académica porque este traba­jo, que aparentem ente busca ser sólo una exposición pedagógica como apoyo de un curso de formación para estudiantes, es en reali­dad una contribución a un debate más amplio. Se trata de intentar discutir la actualidad de las ideas económicas de un gran pensador evalu ándolas críticam ente, reconstruyénd olas de m anera más estructurada y poniéndolas a dialogar con las nuevas teorías eco­nómicas. Por estas razones este trabajo busca y debería encontrar un público am plio y crítico entre los académicos interesados en las discusiones de teoría económica.

T ratán d ose de una obra sobre pensam iento econ óm ico , unas Lecciones de econom ía m arxista debían ser fieles al propio M arx, es decir, ser adem ás de una exposición rigurosa, erudita y seria de la teoría económ ica, una “crítica de la econom ía p olítica”. Pero podría pensarse que la crítica de finales del siglo XIX es hoy en día estéril, que la econom ía política burguesa a la que se d iri­gían los dardos del autor alem án hoy está superada y que la teoría económ ica m oderna está depurada de aquellos errores. Leccio­nes de Econom ía M arxista m uestra lo contrario. Las intuiciones y desarrollos teóricos de M arx siguen siendo tierra fértil para alim entar una crítica teórica sólida a la teoría económ ica dom i­nante. Este es uno de los tenores principales de este libro. A la im agen de M arx, José Félix reconstruye los elem entos críticos que perm iten señalar las debilidades y las a lternativas a la teoría neoclásica. Igualm ente, respetando una de los valores m ás sig­n ificativ os de M arx, este trabajo crítico se hace con el m ayor respeto por los desarrollos teóricos de la escuela dom inante, re­con ocien d o sus grand es logros y p roced iend o m ed ian te una crítica más “interna” que “externa”.

Este es un ejercicio con un doble riesgo. Por un lado, porque a los ojos marxistas tradicionales parecen ofrecerse muchas concesiones a la teoría neoclásica. Por otro, porque frente a los autores neoclásicos las críticas pueden parecer menos contundentes y ser absorbidas

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 13

como parte de la construcción de esta misma teoría más que como una alternativa. Sin embargo, siguiendo las pistas ofrecidas por Marx, José Félix muestra que se trata de una verdadera alternativa teórica. En particular, de una visión diferente del mercado y del papel de las instituciones monetarias. El riesgo es superado mediante una propuesta novedosa que llena o contribuye a cubrir grandes vacíos de la teoría contem poránea que muchas veces son evitados por otros enfoques que se dicen heterodoxos.

El libro se enfoca esencialm ente en el estudio de la teoría del m ercado y de la relación salarial. Estos tem as son tratados a tra­vés de una perspectiva en la que se resalta la im portancia de las instituciones m onetarias com o elem ento distintivo y esencial de todo fenóm eno económ ico en una sociedad m ercantil. Este enfo­que “heterodoxo m onetario”, com o lo llam a el profesor Cataño, destaca un m ensaje central cíe la crítica a la Econom ía Política m arxista que tiene gran vigencia: la com prensión de una socie­dad de m ercado tiene com o condición principal el entendim iento de su carácter m onetario. Esta posición es doblem ente heterodoxa puesto que, prim ero, rom pe con el “enfoque real” que caracteri­za la teoría económ ica dom inante desde el siglo de A. Sm ith. Segundo, porque la interpretación tradicional de M arx, al menos la que se im puso en las últim as décadas del siglo XX, se pliega igualm ente al “enfoque real”. De esto últim o es una m uestra, particularm ente relevante, el m arxism o construido por los here­d eros te ó r ico s de P iero S ra ffa (i.e . Ian S teed m a n ) q u ien es pretenden que la esencia de la teoría m arxista debe construirse sobre la sólida teoría sraffiana del valor, en la cual sobresale la ausencia de referencia al intercam bio m onetario y al papel san- cionador del m ercado.

Esta doble ruptura, con los enfoques dom inantes y heterodoxos, pone de m anifiesto la originalidad y la posibilidad de encontrar en esta nueva visión “heterodoxa m onetaria” un nuevo paradig­ma teórico. Este es el cam ino que abrieron y exploran desde los años 1980 dos profesores franceses: Cario Benetti y Jean Cartelier. Los m aestros de José Félix y a quienes él no sólo rinde hom enaje a través de la transm isión de sus ideas, sino tam bién m ediante sus aportes personales y una síntesis ordenada y coherente que

14 Lecciones de Economía Marxista

hacía falta para m ostrar que se trata de unas de las propuestas más ricas en teoría económ ica de los últim os decenios. Segura­m ente q u ien es co n o cen estos ap o rtes, a trav és cié la am plia literatura de sus autores, y quienes aún no, tendrán en estas Lec­ciones de Econom ía M arxista una obra de referencia sobre la escuela que, sin pretenderlo, dejaron para las nuevas generaciones Benetti y Cartelier.

Andrés Álvarez

PREFACIO

E stas lecciones sobre econom ía m arxista en la perspéctiva heterodoxa se derivan de las notas de clase que fueron el cen­tro de mi docencia en las facultades de ciencias económicas de la

Universidad de Antioquia en Medellín (de 1984 a 1994), posterior­mente en la Universidad Nacional de Colombia (en la sede de Bogotá) y en la Universidad de los Andes hasta 2008. El motivo principal ha sido presentar una exposición detallada sobre las bases y los resulta­dos de una reinterpretación novedosa de la teoría económica marxista, denominada heterodoxa, en el sentido de que la visión es diferente a la de los neoclásicos, a la de los clásicos y al marxismo tradicional.

Para decirlo en form a más precisa, es el intento de rescatar una par­te del discurso económ ico de Marx, bastante descuidado por los comentaristas, respecto al dinero, el mercado y la relación salarial, y presentar un enfoque novedoso sobre esos mismos temas. Esta nueva perspectiva la encontré entre 1979 y 1984 en la Universidad París X (Nanterre), al tener la oportunidad de cursar mis estudios de maestría y doctorado con sus forjadores, los profesores Cario Benetti y Jean Cartelier. Este libro quiere mostrar los elem entos que encontré en los textos de Marx que me llevan a confirm ar la perti­nencia y la fecundidad de este enfoque.

Con el fin de distinguirlo de otros enfoques heterodoxos, el nom ­bre de heterodoxia monetaria parece lo más acertado, porque parte del principio de que el sistema de pagos monetarios es la base para la inteligibilidad de los procesos económicos modernos, principal­mente lo que se refiere a los precios y mercados, en contraste con la posición ortodoxa que insiste en que un mundo natural (no social) de individuos racionales y de bienes físicos es la plataform a ade­cuada para el conocim iento económ ico. En otras palabras, esta heterodoxia propone que las relaciones comerciales y salariales del

16 Lecciones de Economía Marxista

mundo m oderno están empotradas en un conjunto de instituciones monetarias y de negociación que determinan la m odalidad y la re­gulación de los vínculos entre individuos privados y libres. Por último, la designación de heterodoxo también toma sentido al mos­trar que es la hipótesis monetaria la que permite hablar y modelar el funcionam iento de la economía capitalista por fuera de las situa­ciones de equilibrio y al tener esta posibilidad sienta las bases para entender mejor los mercados de bienes (cuestión imposible en el paradigm a neoclásico), las tensiones que se registran en las turbu­lencias crediticias y financieras y, sobre todo, las posibilidades institucionales para regular los mercados y los agentes.

Dedico este libro a quienes más han aportado a su elaboración. Pri­mero que todo, a los profesores Cario Benetti y Jean Cartelier, dado que son ellos quienes han propuesto las principales ideas aquí pre­sentadas, que considero más interesantes para entender, criticar y desarrollar a Marx en los últimos 30 años. En segundo lugar, a los estudiantes que durante tantos años han recibido pacientem ente mis cursos y que consideraron que las notas de clase les daban claridad sobre los debates teóricos de la economía, de cóm o criticar la orto­doxia y sobre el alcance de esta heterodoxia.

Muchos de estos antiguos estudiantes hoy son economistas y algunos docentes reconocidos en diversas ramas de la economía y les debo mucho por su colaboración en distintos momentos y el aliento para llevar a cabo una buena presentación de estas lecciones. Aquí debo mencionar a Dairo Estrada y Alexander Tobón de la Universidad de Antioquia; Alvaro Gallardo, Deyber Cano, John Mauro Perdomo, Diego Silva, Aída Sofía Rivera, Aníbal Granda, Alejandra Ramos, Yachay Julián Tolosa y Jenny Paola Lis de la Universidad Nacional; a Carlos Andrés Álvarez, Jimena Hurtado y Eric Wancier de la Universidad de los Andes. No puedo olvidar el apoyo de Eduardo Bolaños y del re­cientemente fallecido Jorge Pérez, profesores de la Universidad de Antioquia, que siempre tuvieron una gran simpatía por este trabajo. En tercer lugar, a las instituciones que permitieron que este libro se efectuara en un ambiente de libertad y altura académica, la Universi­dad de Antioquia de Medellín y la Universidad Nacional de Colombia.

Bogotá, 20 de enero de 2009

INTRODUCCIÓN

K arl M arx es el primer crítico de la econom ía política en un doble sentido: crítico de la sociedad capitalista y crítico de la form a de pensarla. Un cambio revolucionario de la sociedad y

una nueva teoría social, son los dos proyectos alternativos que de­ben tom arse como complem entarios en el pensam iento marxista. Por razones que van aclararse a lo largo de este libro, esto hace de Marx el fundador de una reflexión que abre las puertas a una teoría heterodoxa del mercado.

A manera de introducción, se presentarán tres com ponentes de su enfoque: 1) la m etodología holista, 2) el mercado como form a parti­cular de organización económica, y 3) la crítica al enfoque de los econom istas respecto a los precios.

Un método holista para el análisis de la sociedad

M arx es partidario de un enfoque holista, si por ello se entiende el principio según el cual para explicar la sociedad se debe par­tir de ella m ism a (por lo m enos de un rasgo colectivo más allá del individuo) y no, com o los econom istas neoclásicos, de una idea de individuo definido antes de sus características sociales. En efecto, su oposición a un enfoque de individualism o m etodo­lógico es explícita:

Individuos que producen en sociedad, o sea la producción de los individuos socialmente determinada; este es naturalmente el punto de partida... El cazador o el pescador solos y aislados con los que comienzan Smith y Ricardo pertenecen a las imaginaciones despro­vistas de fan tasía que produjeron las robinsonadas del siglo XVIII...En esta sociedad de libre competencia cada individuo apare­ce como desprendido de los lazos naturales, etc., que hacen de él una parte integrante de un conglomerado humano determinado y

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circunscrito. A los profetas del siglo XVIII, sobre cuyos hombros aún se apoyan Smith y Ricardo, este individuo del siglo XVIII... se les aparece como un ideal cuya existencia habría pertenecido al pa­sado. No como un resultado de la historia sino como punto de par­tida de la historia. [...]

El hombre es, en el sentido más literal, un animal político, no sola­mente un anim al social, sino un anim al que sólo puede indwidualizarse en la sociedad. La producción por parte de un indi­viduo aislado, fuera de la sociedad... no es menos absurda que la idea de un desarrollo del lenguaje sin individuos que vivan juntos y que hablen entre sí (Elementos, I, 3).

De acuerdo con esta posición, para entender la sociedad no se debe partir de un ambiente natural, exterior a ella, sino de una configura­ción social mínima, aquella que determina un modo específico de la individualidad de cada persona y la forma de relación con las otras, en resum en, un vínculo entre individuos. En este sentido, el problema principal de la ciencia social no es plantearse la cuestión del origen de la sociedad a partir de un dato natural sino otro dis­tinto, el funcionamiento y los vínculos entre los individuos conforme a ciertas norm as sociales mínimas que caracterizan la form ación social estudiada.

La sociedad de los m ercados como form a particular de sociedad

Marx clasifica las sociedades de acuerdo con la form a del vínculo entre los individuos que la componen. Bajo esta óptica identifica tres grupos de relaciones.

Las relaciones de dependencia personal (al comienzo sobre una base del todo natural) son las primeras formas sociales. (...) La indepen­dencia personal fundada en la dependencia respecto a las cosas es la segunda forma importante en la que lleva a constituirse un sistema de metabolismo social general... La libre individualidad, fundada en el desarrollo universal de los individuos y en la subordinación de su productividad colectiva, social, como patrimonio social, constituye el tercer estadio (Elementos, I, 85).

Las prim eras formas de relación social se sitúan en todas las socie­dades pre-mercantiles: las primitivas, las esclavistas y las feudales, en las cuales diversos modos de sumisión directos a la comunidad o a otro individuo, son la base de la configuración específica de los

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 1 9

individuos y de la relación entre ellos. En el segundo caso se en­cuentra la sociedad del intercambio mercantil:

La reducción de todos los productos y de todas ¡ns actividades a valores de cambio presupone tanto la disolución de todas las rí­gidas relaciones de dependencia personales (históricas) en ¡a pro­ducción, como la dependencia recíproca general de los productores (...) Esta dependencia recíproca se expresa en la necesidad permanente del cambio y en el valor de cambio como mediador generalizado (Elementos, 1, 83).

O también:

El individuo (comerciante) presupone al mismo tiempo el aisla- miento completo de sus intereses privados y una división del tra­bajo social, cuya unidad e integración recíprocas existen, por así decirlo, como una relación externa a los individuos, independiente de ellof. Es la presión sucesiva de la oferta y la demanda genera­les la que media la conexión de los individuos recíprocamente indiferentes (Elementos, l, 85).

La sociedad del intercam bio com ercial es aquella en la cual el individuo aparece separado de los otros y donde su realización in d iv id u al d ep en d e de las re lacio n es con los o tro s. En este co n tex to , el in d iv id u o no p osee el co n tro l in m ed ia to de la sociedad en dos sentidos: prim ero, el individuo adquiere libertad de acción respecto a los criterios que vendrían de una instancia colectiva; y segundo, la sociedad [los otros] aparece com o algo externo, por lo que esta relación se tom a com o m ero instrum ento para lograr sus fines privados. Bajo estas condiciones, el funcio­nam iento de las relaciones entre individuos aislados no se realiza por re la c io n es de p erson a a p erson a, sino que n ecesita una m ediación especial, una m odalidad de transacción indirecta que perm ita el v ínculo entre ellos.

[En las relaciones de comercio] se lia extinguido toda particidaridad de la relación entre ambos [individuos] y así mismo todas las condi­ciones políticas, patriarcales y de otra índole que surgen de la parti­cularidad de la relación. Ambos se comportan recíprocamente como personas sociales en abstracto que sólo representan, una para la otra, el valor de cambio en cuanto tal. El dinero se ha convertido en el único nexus rerum [nexo de las cosas] entre ellos, en dinero sans phrase (sin rodeos) (Elementos, III, 124).

2 0 Lecciones de Economía Marxista

De igual forma:

La necesidad misma de transformar el producto o la actwidad de los individuos ante todo en... dinero, y de que solo en esta forma de cosa ellas adquieran y manifiestan su poder social, demuestra dos cosas distintas: 1) que los individuos siguen produciendo solo para la sociedad y en la sociedad. 2) que su producción no es inmediatamente social, no es the offspring o f association [el fruto de una asociación] que reparte en su propio interior su trabajo (Elementos, 1, 86).

A partir de los textos anteriores, se tiene que el carácter descentra­lizado de las conductas de los individuos y el m ecanism o de relación por m edio del dinero y las cosas, van juntos. Indepen­dencia individual y sistem a de interdependencia entre individuos por m edio del dinero, constituyen la base del funcionam iento de la sociedad.

Dos particularidades distinguen de inmediato esta sociedad com er­cial. En prim er lugar, dada la mediación del dinero (en apariencia, una cosa), las relaciones son fetichizadas en el sentido que las cosas mismas aparecen con poderes sociales propios:

ApA [los individuos productores], por ende, las relaciones so­ciales entre sus trabajos privados se les ponen de manifiesto como lo que son, vale decir, no como relaciones directamente sociales trabadas por las personas mismas, en sus trabajos, sino como relaciones propias de cosas entre las personas y relacio­nes sociales entre cosas (El Capital, 89).

En segundo lugar, la descentralización (la producción no es inme­diatamente social) hace que el sistema de interdependencia no esté controlado por los individuos:

Los individuos están subordinados a la producción social que pesa sobre ellos como una fatalidad, pero la producción social no está sometida a los individuos y controlada por ellos como un patrimo­nio común. (Elementos, I, 86).

Esta sociedad y su funcionamiento se vuelven, entonces, sorprendentes:

La belleza y la grandeza de este sistema residen precisamente en este metabolismo material y espiritual, en esta conexión que se crea naturalmente, en forma independiente del saber y de la voluntad de

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 21

los individuos, y que presupone precisamente su indiferencia y su independencia recíprocas. (Elementos, I, 89).

Siendo la sociedad del intercambio una sociedad de individuos pri­vados que se relacionan mediante un representante abstracto (el dinero) y que se coordinan por medio de mecanismos independien­tes de la voluntad, ella posee la característica de ser oscura para los individuos que en ella participan y, de esta manera, es posible plan­tear una comparación con las demás formas de funcionamiento social.

El contraste entre las formas de sociedad

Lo anotado anteriorm ente respecto a los rasgos de la sociedad de intercam bios mercantiles contrasta de inm ediato con las socieda­des anteriores, puesto que en ellas explícitam ente la relación entre el individuo y los otros se presenta como vínculos directos y trans­parentes en su principio y en su fin. Marx explica los diversos casos:

L a e c o n o m í a d e R o b i n s o n C r u s o e

Se trata del mito del hombre solo, donde no existe la interdepen­dencia con otros. Sabiendo que esta figura es muy apreciada por la economía política Marx comenta:

Pese a la diversidad de sus funciones productivas [Robinson Crusoe] sabe que no son más que distintas formas de actuación del mismo Robinson, es decir, nada más que diversos modos del trabajo huma­no... Todas las relaciones entre el Robinson y las cosas que configu­ran sus riquezas, creadas por él, son tan sencillas y transparentes que hasta el señor Marx Wirth, sin esforzar mucho el magín podría comprenderlas (El Capital, 94).

E n l a t e n e b r o s a E d a d M e d i a

La dependencia personal caracteriza tanto las relaciones sociales en que tiene lugar la producción material como las otras esferas de la inda estructuradas sobre dicha producción. (...) Los trabajos de las personas ingresan al mecanismo social en calidad de sewicios direc­tos y prestaciones en especie (...) El diezmo que le entrega al cura es más diáfano que la bendición del clérigo... Aquí las relaciones exis­tentes entre las personas se ponen de manifiesto como sus propias relaciones personales y no aparecen disfrazadas de relaciones socia­les entre las cosas (El Capital, 94).

22 Lecciones de Economía Marxista

L a s s o c i e d a d e s c o l e c t i v a s

Aquí, en primer lugar, están aquellas muy antiguas (en los um bra­les históricos de todos los pueblos civilizados), por ejem plo, la industria patriarcal rural:

Aquí el gasto de fuerzas individuales de trabajo, medido por la du­ración, se pone de manifiesto desde un primer momento como una determinación social de los trabajos mismos, puesto que las fuerzas individuales de trabajo solo actúan, desde su origen, como órganos de la fuerza de trabajo colectivo de la familia (El Capital, 95).

En segundo lugar, las sociedades colectivas futuras

En las comunidades de trabajo colectivo como en las asociaciones libres las relacione sociales con sus trabajos siguen siendo diáfanamente sencillas (El Capital, 96).

En resumen, frente a estos diversos tipos de relaciones directas en­tre individuos que son tra n sp a re n te s , d iá fa n a s y s e n c il la s , que algunas veces funcionan por medio de una centralización autocràtica y otras gracias a un “libre” acuerdo previo, la sociedad de los productores libres de mercancías (la del intercambio descentralizado), se pre­senta como aquella en la cual las relaciones entre los individuos no son transparentes, directas ni inmediatamente controladas por ellos, dado que al partir de la actividad privada y descentralizada se al­canza una interdependencia que asume la forma de relación entre cosas, esto es, un sistema de precios en dinero que media la rela­ción entre las personas.

De esta m anera, lo que los individuos ganan en descentraliza­c ió n y lib e r ta d , re sp e c to a las e n tid a d e s c o le c tiv a s de las sociedades anteriores, es pérdida de transparencia de las rela­ciones entre los individuos y en el control de los resultados que ellas generan. Por tal m otivo, M arx habla aquí de relaciones que tom an la form a de figuras disfrazadas o fantasm agóricas que expresan que las relaciones entre los hom bres son de naturaleza a lie n a d a (el individuo es separado de la sociedad) y f e t i c h i s t a (las relaciones se “cosifican”).

Ahora bien, puesto que el resultado es in d e p e n d ie n te d e l sa b e r y de la

v o lu n t a d d e lo s in d iv id u o s esto da pie a que esté dominado por fuerzas

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 2 3

reguladoras, “tal como se le impone de In gravedad cuando a uno se le cae la casa encim a” (El Capital, 92). Un proceso que com ienza con deci­siones sep arad as resp ecto a los otros y que es m ed iad o por mecanismos impersonales, hace necesaria y posible una ciencia es­pecífica para explicarlo. Precisamente, para descubrir esta manera de coordinación se debe proponer la teoría económ ica del inter­cambio de mercancías, del sistema precios y de mercados, tal como los econom istas clásicos lo habían ya planteado y desarrollado en sus respectivas teorías del valor1.

1 "Desde Cantillon todos los economistas sostienen que en una sociedad de mercado existe un mecanismo tal que las decisiones inicialmente incompatibles se armonizan progresiva­mente. Se trata de un mecanismo que no depende de la voluntad de los agentes, siendo en particular independiente del Estado. Con esta afirmación nace la ciencia económica: existe un campo de la actividad social en el que la cohesión de la sociedad se realiza con autonomía de la decisión política" (Klimovsky 2000, 80).

C a p ít u l o I

MARX Y LA TEORÍA DE LOS PRECIOS DE LOS ECONOMISTAS CLÁSICOS

Marx reconoció que los econom istas clásicos habían avanzado en el estudio de los m ecanism os de la sociedad descentralizada plan­teando la idea de la mano invisible y habían hecho proposiciones sobre el valor de las mercancías. Sin embargo, propone un balance crítico bastante severo:

Con Adam Smith, la economía política se había desarrollado hasta alcanzar cierta totalidad;... [Sin embargo] Smith se mueve con gran simplismo con una continua contradicción. De una parte indaga la concatenación interior entre las categorías económicas o la traba­zón oculta del sistema económico burgués. De otra parte, coloca al lado de esto la concatenación que aparentemente se da en los fenó­menos de la com petencia. Estos modos de con cebir (...) se entrecruzan y se contradicen continuamente. [...]. Pero Ricardo se interpone por último y grita a la ciencia !Alto ahí! El fundamento, el punto de partida de la fisiología del sistema económico burgués es la determinación del valor por el tiempo de trabajo. De esto parte Ricardo, obligando a la ciencia a abandonar su pacotilla an­terior y a rendir cuentas de cómo y hasta qué punto las demás categorías desarrolladas... corresponden a este fundamento... so­bre el que descansa la concatenación interna... Tal es, en efecto, la gran importancia histórica de Ricardo para la ciencia (Teoría sobre la plusvalía, II, 145, subrayado propio).

Aquí M arx considera que los clásicos habían avanzado en una teo­ría del valor en tanto fundamento de la teoría económ ica científica y que Ricardo es el mejor ejemplo. Sin embargo, m anifiesta que el autor de Principios no hizo la tarea satisfactoriam ente como se de­duce de las críticas que enarbola y que a continuación se mencionan.

26 Lecciones de Economía Marxista

Críticas generales a la teoría clásica del mercado

P l a n t e a r u n a r e s p u e s t a s i n c l a r i d a d s o b r e l a p r e g u n t a t r a t a d a

[La economía política clásica] ha analizado, aunque de manera in­completa, el valor, la magnitud del valor y descubierto el contenido oculto de esas formas. Solo que nunca llegó siquiera a plantear la pregunta de por qué ese contenido adopta dicha forma; de porqué, pues, el trabajo se representa en el valor, a qué se debe que la medida del trabajo conforme a su duración se represente en magnitud de valor alcanzada por el producto del trabajo (El Capital, 98).

Aquí el trabajo es sustancia del valor y no se confunde con cual­quier actividad productiva en cualquier sociedad. El trabajo, en cuanto actividad, sin representación social (en el precio), sin forma de expresión, es lo propio de las sociedades pre-mercantiles, aque­llas en las cuales las relaciones son directas, personales. Mientras que el trabajo que es sustancia del valor, con forma valor para relacio­narse con otros, es particular de la organización m ercantil. Los econom istas clásicos, según Marx, no perciben la diferencia y, por el contrario, plantean que la relación moderna, la relación mediada por las cosas, es la relación natural de los hombres en tanto produc­tores, com o si toda organ ización social fuese con stitu id a por intercambios m ercantiles2. Es en este sentido que Marx afirma que los econom istas clásicos carecen de perspectiva histórica y, por tan­to, hablan com o si las diferencias en la forma de los trabajos (la diferencia entre lo privado y lo social) no expresaran algo funda­mental, una forma histórica específica, sino un rasgo general de toda relación entre los hombres.

La conciencia burguesa de esa economía... tiene [a la forma de va­lor de las relaciones/ por una necesidad natural tan manifiesta­mente evidente como el trabajo productivo mismo. De ahí que, poco más o menos, trate a las formas preburguesas del organismo

2 "[Ricardo] de inmediato hace que el pescador y el cazador primitivos, en cuanto poseedo­res de mercancías, intercambien el pescado y la caza en proporción de las cantidades de trabajo materializado en eso valores de cambio" (Contribución, 46).

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 2 7

social como los padres de la Iglesia a las religiones precristianas (El Capital, 99).

En resum en, la econom ía política clásica al naturalizar el intercam ­bio hace que todas las sociedades parezcan como mercantiles y así se ve en la im posibilidad de entender las distintas formas históri­cas de las relaciones sociales.

O b s e r v a c i o n e s s o b r e l a t e o r í a d e l a g r a v i t a c i ó n d e p r e c i o s

Es conocido que la idea de Cantillon y Sm ith sobre la gravitación de precios de m ercado alrededor de los precios de equilibrio (o natura­les), un proceso explicado por dos leyes (la del precio de mercado y la del precio natural), reúne la concepción fundamental de los eco­nomistas clásicos respecto a la naturaleza y funcionam iento de una sociedad de mercados. Marx se refiere a ella en algunos apartes. Por ejemplo, sobre el tratamiento de esta idea en Ricardo, Marx afir­mó en sus Cuadernos de París (1974):

Ricardo afirma que hablando del '"valor de cambio" él apunta siem­pre al "precio natural" y que él aparta los accidentes de la competen­cia que el designa "como causas momentáneas y accidentales". Para dar más consistencia y precisión a sus leyes, la economía política debe suponer la realidad como accidental y la abstracción como real. []ean Batiste] Say subraya al respecto que "el precio natural... parece qui­mérico". No hay sino precios corrientes en economía política".

Además:

Ricardo hace abstracción de lo que considera accidental. Otra cosa es exponer el proceso real en el que las dos cosas - lo que él llama accidental, pero que es algo constante y real, y su ley, la relación promedio- aparecen igualmente como esenciales (El Capital, III, 47).

Estas declaraciones m uestran que Ricardo com etería el error de tra­tar los precios del mercado com o algo sin ley, com o si no fueran esenciales, a pesar de que ellos son el resultado normal de la acción del mercado, la expresión misma del funcionamiento de una eco­nomía descentralizada. En contraste, a Marx los precios naturales le parecen inventados por la teoría al ser demasiado abstractos.

Por el contrario, en El Capital (capítulo X del tomo III) se encuentra una aceptación del esquema de la gravitación:

28 Lecciones de Economía Marxista

La suposición de que las mercancías de las diferentes esferas de la producción se venden a sus valores, solo significa, naturalmente, que su valor es el punto de gravitación en torno al cual giran los precios y hacia el cual se nivelan sus constantes alzas y bajas (El Capital, III, 225).

Aunque es posible identificar una ambigüedad en este tema, a pe­sar que se afirme que lo “accidental” [los precios de mercado] es más esencial que lo normal [los precios naturales], Marx parece acoger de todas maneras el m odelo de gravitación como el paradigm a para dar cuenta del mercado, en el cual una teoría de los precios de acuer­do con las cantidades de trabajo explicaría al m enos el nivel de referencia para esa gravitación. Sin embargo, esto no significa adhe­rir del todo a esa teoría de los precios, dado que diagnostica algunos defectos en su formulación.

Críticas particulares a la teoría del valor de Ricardo

Marx expone en tres motivos concretos su descontento con la teoría del valor expuesta por Ricardo.

L a c o n f u s i ó n e n t r e t r a b a j o c o n c r e t o y t r a b a j o a b s t r a c t o

En lo que se refiere al valor en general la economía política clási­ca en ningún lugar distingue explícitamente y con clara concien­cia entre el trabajo, tal como se representa en el valor, y ese mismo trabajo, tal como se representa en el valor de uso de su producto.En realidad, utiliza esa distinción de manera natural, ya que en un momento dado considera el trabajo desde el punto de vista cuantitativo, en otro cualitativamente. Pero no tiene idea de que la simple diferencia cuantitativa de los trabajos presupone su unidad o igualdad cualitativa y por tanto, su reducción a trabajo abstractamente humano (El Capital, nota 31, 97)*.

Aquí se plantea que Ricardo no tuvo en cuenta que el trabajo con­creto o p rivad o que elabora un p roducto no es de la m ism a naturaleza del trabajo creador del valor. El primero existe en la pro­

3 También: "En Ricardo encontramos la confusión entre el labour que se presenta en el valor de uso y el representado en el valor de cambio" (Teoría sobre la plusvalía, III, 123).

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 2 9

ducción descentralizada de los objetos y en este sentido los diver­sos trabajos son de naturaleza m aterial y heterogénea entre sí; mientras que el segundo trabajo, es social y homogéneo. No consi­derar esta diferencia impide plantear la explicación de la reducción de uno en el otro, y de la relación entre actividad descentralizada y el reconocim iento social.

L a a u s e n c i a d e l a c o n e x i ó n i n m a n e n t e e n t r e v a l o r y d i n e r o

Dos textos de origen distinto sirven aquí:

Una de las fa llas fundamentales de la economía política clásica es que nunca logró desentrañar, partiendo del análisis de la mer­cancía... la form a valor, la form a misma que la hace un valor de cambio. Precisamente en el caso de sus mejores expositores, como Adam Smith y Ricardo, trata la form a del valor como cosa com­pletamente indiferente, o incluso exterior a la naturaleza de la mercancía... (El Capital, nota 32, 98).

Así mismo:

Ricardo no entra a investigar la forma - el carácter de ese trabajo, la especial determinación del trabajo como creador de valor de cam­bio o como algo que se plasma en los valores de cambio. Esto hace que no comprenda la conexión entre este trabajo y el dinero, la necesidad que se manifieste como dinero. No comprende por tanto, en absoluto, la concatenación entre la determinación del valor de cambio de las mercancías por el tiempo de; trabajo y la necesidad de las mercancías de avanzar a la creación del dinero. De ahí su fa lsa teoría monetaria. Para él solo se trata de la magnitud del valor” (Teoría sobre la plusvalía, II, 144).

Se evidencia que M arx no está de acuerdo con un tratam iento del valor separado de su form a de expresión en dinero (la form a valor). Propone, al contrario, que form a y contenido (dinero y valor) son dos categorías im bricadas y necesarias. Esta posición es contraria a la dicotom ía tradicional entre teoría del valor y teoría m onetaria propia de la ortodoxia en teoría económ ica. Es conocido que Sm ith y Ricardo rechazaron al dinero com o la form a intrínseca de los valores y en su lugar buscaron una medida invariable entre las dis­tintas m ercancías. De esta forma, hacen pensar que el dinero es

30 Lecciones de Economía Marxista

apenas una form a (y medida) posible aunque inadecuada del pre­cio. Para M arx, por el contrario, la existencia del valor y del precio im plica la form a m onetaria, de manera que la búsqueda de la me­dida invariable no es algo esencial a la teoría del precio sino una consecuencia de la existencia previa del valor y, por ende, poste­rior a la incorporación del dinero4.

La relación de las mercancías con el dinero es especial

Para M arx, la relación inicial de las m ercancías con el dinero no se debe buscar en el m ercado con el fin de resolver los proble­mas del trueque (com o propone Sm ith), ya que la relación entre las m ercancías y el dinero es necesaria antes del intercam bio. Dos textos lo declaran:

Si el oro sube o baja de valué por ivhatever cause lo mismo sucederá con todas las mercancías estimadas en oro. (.) Pero aquí reside el falso supuesto de Ricardo de que el dinero, en cuanto sirve de medio de circulación, puede cambiarse como una mercancía por otra. Las mercancías se estiman en él, antes que circulen. (Teoría sobre la plusi’alía, II, 178).

El segundo enuncia que:

El error de Ricardo es que sólo se ocupa de la magnitud de valor. De ahí que solo dirija su mirada a la cantidad relativa de trabajo que representan las mercancías... Pero el trabajo contenido en ellas debe representarse como trabajo social... En el precio, esta representación es ideal. Solo se realiza con la venta. Esta conversión de los trabajos de individuos privados contenidos en la mercancía en trabajos so­ciales iguales... este lado cualitativo de la cosa, que se contiene en la representación del cambio como dinero, no aparece desarrollado en Ricardo. Ricardo pasa por alto esta circunstancia: la necesidad de representar como trabajo social igual, es decir, como dinero, el tra­bajo contenido en ellas" (Teoría sobre la plusvalía, III, 116).

4 Marx interpreta la problemática clásica de la medida invariable de los valores como una confusión innecesaria: "el problema de encontrar una "pauta de valor in­mutable" no era en realidad, más que una manera falsa de expresar la búsqueda del concepto, de la naturaleza del valor mismo" (HCP, III, 2 29).

Mercados, precios u dinero desde un enfoque heterodoxo 31

Aquí se insiste en que es necesaria la form a valor, la función de uni­dad de cuenta del dinero y que debe aparecer antes del intercambio mismo, cuando se requiere ligar el trabajo concreto o privado con el objeto que hace de dinero, representante del trabajo social. Este último, entonces, no debe plantearse inicialmente como una mer­cancía adicional que se encuentra con las otras m ercancías en el momento del intercambio, sino como el objeto que sirve de repre­sentación del carácter social de los trabajos y de sus productos.

En síntesis, Marx a pesar de elogiar que los econom istas clásicos estudiaron la relación de cambio entre sujetos por medio de una teoría de los precios entre cosas, con base en las m agnitudes de trabajo, acusa a Ricardo de no haber entendido:

• La distinción exacta de la naturaleza de los trabajos de los pro­ductores: la diferencia entre los trabajos privados y sociales.

• La necesaria expresión del trabajo individual en dinero o la representación social del trabajo privado antes del intercambio.

• El estatuto especial del dinero respecto a las mercancías.

Las críticas de Marx muestran hacia adonde apunta su programa de investigación: una nueva teoría del valor o de los precios que sea la representación de una sociedad descentralizada -e s decir, los agentes actúan separados de la colectividad-, en la cual los in­dividuos existen y se relacionan por medio del dinero (que es algo más allá de una cosa) y donde los resultados del proceso aparecen por fuera del control de los sujetos.

En este sentido, se puede afirmar que Marx com parte la gran pro­blemática propuesta por los economistas desde Adam Smith, según la cual la economía como ciencia social debe com enzar por explicar el funcionam iento y la viabilidad de una sociedad en la que la ini­ciativa y las acciones provienen de agentes privacios sin una coordinación central.

En otras palabras, los agentes actúan sin esperar que entidades como el gobierno, la esfera política o un dictador, determinen la conducta de los sujetos o que la acción dependa de un consenso construido por fuera del mercado, tal como existía en las sociedades primiti­vas o se presume existe en la sociedad socialista. Se trata, entonces,

32 Lecciones de Economía Marxista

de colocar al com ienzo de la teoría económica el problem a y la ex­plicación de la coordinación mercantil de la pluralidad de decisiones descentralizadas mediante los precios.

M arx com ienza su teoría por m edio del estudio de las leyes de la sociedad m ercantil sim ple que ofrece una explicación de la coord i­nación de productores que son artesanos y trabajadores partícipes de una división del trabajo descentralizada y que llevan sus pro­ductos al m ercado. Aquí interesa exam inar, principalm ente, la explicación que el autor de El Capital ofrece de la relación de in­tercam bio, para com pararla con la de los econom istas. Se verá que ella no está hecha con suficiente claridad, dado que afloran d iversas am bigü edades y a veces incluso co ntrad icciones. En verdad, com o se m encionará más adelante, sólo un trabajo críti­co y de re co n stru cc ió n a n a lítica p erm ite p re c isa r su v is ió n verdaderam ente heterodoxa5. Por este m otivo, la lectura que se presentará hará énfasis en estas dificultades6.

5 Su carácter heterodoxo es también mediante los precios, frente a la versión de la tradición marxista. Como hemos anunciado la visión heterodoxa defendidas aquí son tomadas funda- 'ntalmente de los diversos trabajos de Cario Benetti y Jean Cartelier. Si bien en cada momento específico se citarán los textos respectivos su contenido y desarrollo se encuentra principalmente en Benetti y Cartelier (1980), Cartelier (1991) y Benetti y Cartelier (1998).

6 El desarrollo de estos aspectos se encuentra en los tres primeros capítulos de los Elementos fundamentales (borrador 1857-58), Contribución a la crítica de la economía política y El Capital.

C a p í t u l o II

TEORÍA MARXISTA DE LA SOCIEDAD MERCANTIL SIMPLE

En la sociedad comercial, el individuo lleva su poder social, así como su nexo con la sociedad,... en el bolsillo.

K a r l M a r x

Definición de los agentes básicos del mercado

Marx com ienza el estudio de la relación de intercambio (la relación económ ica mínima), en el marco de una sociedad mercantil pura, esto es, bajo la suposición de que sólo existen agentes productores y com erciantes de m ercancías sin la intervención de las realidades propiam ente capitalistas (contratación de obreros asalariados, apa­rición de las ganancias de los capitales invertidos). Su idea es que las categorías básicas que perm iten representar una sociedad de m ercado pueden construirse con esos simples parám etros y que las realidades capitalistas más complejas no van a agregar característi­cas generales adicionales mediante los precios a la naturaleza de esta relación básica7.

7 Este enfoque no es exclusivo de Marx. En Smith y en Walras se procede de la misma manera: primero se brinda la explicación de la relación comercial y, posteriormente, se incorpora una relación superior que da cuenta de la realidad propiamente capitalista. Recuérdese que en el análisis ricardiano tal división no existe: al explicar el intercambio y los precios se incorpora inmediatamente la idea de salarios, capital y ganancia.

34 Lecciones de Economía Marxista

El primer paso de Marx es postular que los bienes son obtenidos por una serie de actividades que surgen de las iniciativas autóno­mas de los agentes, esto es, en el marco de una división social del trabajo que reúne un conjunto p r o d u c c i o n e s p r i v a d a s a i s l a d a s o d e s c e n ­

t r a l i z a d a s . En efecto:

En una sociedad cuyos productos adoptan en general la forma de mercancías, esto es, en una sociedad de productores de mercancías, esa diferencia cualitativa de los trabajos útiles - los cuales se ejercen independientemente unos de otros como ocupaciones privadas de productores autónom os-se desenvuelve hasta constituir un siste­ma multimembre, una división social del trabajo (primera redacción capítido I de El Capital, 978).

Y también:

Solo los productos de trabajos privados autónomos, y recíprocamente independientes, se enfrentan entre sí como mercancías (El Capital, 5)8.

Esta a u t o n o m ía e i n d e p e n d e n c ia puede entenderse, por lo tanto, como el reconocimiento de una libertad económica de los individuos que fun­ciona sin la existencia de una voluntad o autoridad central que determine y organice la conducta o la actividad económica de los agen­tes9. Ahora bien, que los individuos puedan actuar de esta manera no es producto de la evolución de una racionalidad inicial y natural que

8 La división del trabajo no implica la existencia de las mercancías. "En la comuni­dad paleoíndica el trabajo está dividido socialmente, sin que por ello sus productos se convierten en mercancías" (primera redacción capitulo I, El Capital, 978).

9 Los casos de tales intervenciones en la vida social han sido una constante en la historia. Los faraones determinaban autocráticamente en el antiguo Egipto las actividades de las comunidades de base y los empleos de los recursos humanos y materiales existentes; en la Edad Media europea los individuos, campesinos prin­cipalmente, estaban sometidos a un sistema de dependencias personales que encontraba su cumbre en los reyes y príncipes, con lo cual no podía existir ni la independencia personal ni la autonomía de decisiones; tampoco en el comunis­mo primitivo de las tribus, más cerca de las formas iniciales de la sociedad, exhibe posibilidades para la acción privada ya que los lazos de sangre servían de base a las relaciones y funciones sociales de los individuos. En todos estos casos las relaciones humanas están inmediatamente condicionadas por circunstancias que predeterminan tanto la forma en que actúan los individuos como la meta a la cual debe llegarse, y en consecuencia, ellos no pueden ser designados como autónomos e independientes, ni la sociedad como descentralizada.

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 35

los im p u lsa a e llo (la p ro p en sió n al intercam bio d e Sm ith), sino el re­su ltad o d e u n d esarro llo histórico d e las socied ades q u e h a d estru id o las circunstancias p ro p ias d e otras form as d e in d ivid u alid ad :

La reducción de todos los productos y de todas las actividades a (mercancías) presupone tanto la disolución de todas las relaciones de dependencia personal en la producción como la dependencia recí­proca general de los productores (Elementos, 1, 83).

N o o b stan te , la p o s ib ilid a d d e esta autonomía e independencia10 va p a ra le la co n u n a d e p e n d e n cia so cia l en tre lo s in d iv id u o s , q u e se e x p re sa e n q u e su s m ie m b ro s d e c id e n sin co n o cer la s d e c is io n e s d e lo s o tro s y p o r e n d e so n a fec ta d o s p o r las co n se cu e n cia s q u e p ro ­v ie n e n d e la in te rd e p e n d e n c ia co n lo s otros:

El cambista ha producido mercancías y precisamente para pro­ductores de mercancías. Esto implica: por una parte, que ha pro­ducido mercancías como individuo privado independiente, por propia iniciativa y no como integrante de una entidad comunitaria natural ni como individuo que participa en forma inmediata en la producción... Por otra parte, empero, ha producido valor de cam­bio, un producto que sólo se convierte en producto para sí mismo luego de pasar por determinado proceso social... La independencia de la producción individual se complementa de esta suerte con una dependencia social, que encuentra su correspondiente expresión en la división del trabajo (Elementos, III, 167)u .

10 Normalmente, la ciencia económica no estudia los procesos que realizan esta disolución. Son más bien los historiadores de la sociedades los que pueden dar una explicación de cuáles fueron los mecanismos (por ejemplo, revoluciones sociales o modificaciones impuestas por acción de fuerzas externas a ciertos pue­blos), que permitieron crear las condiciones propias para que el comercio priva­do se estableciera de manera generalizada en el seno de las sociedades. De todas maneras se conoce que en el caso de Europa, el crecimiento y hegemonía de las ciudades, las revoluciones anti-feudales (entre las cuales sobresalen las revolu­ciones inglesa y francesa con sus banderas de igualdad jurídica de los individuos y de libertad ciudadana), y la generalización de las democracias burguesas, son piezas esenciales de estos procesos. En lugar de querer deducir un origen racio­nal de la sociedad a partir de los individuos, Marx coloca la historia de las socie­dades como responsable de la creación de las condiciones para la acción de los individuos calculadores e individualistas.

11 En los Manuscritos de 1863 Marx agregaba:“Si la existencia de productos en una relación recíproca de mercancías, y por ende, de los individuos como poseedores de mercancías y en un estadio superior como vendedores

3 6 Lecciones de Economía Marxista

La sociedad com ercial es, entonces, aquella en la cual los agentes están inicialm ente dispersos o separados entre sí y gracias a sus m utuas relaciones en el m ercado se obtiene un orden entre ellos. En este sentido, el m ercado es el lugar de encuentro de las deci­siones individuales realizadas sin una unidad preconcebida, y por ello, de éste resultan ciertos efectos que escapan al control de los agentes descentralizados.

Entre estos efectos se podría mencionar ya sea una situación de in­compatibilidad de las decisiones, así como, en último término, un estado de coherencia y de viabilidad. Se intenta com prender cómo es viable un proceso movido por los mecanismos mercantiles sin hacer intervenir una voluntad explícita que im ponga un orden12.

Los componentes de la relación de intercambio

Al colocar com o punto de partida una división social de las activi­dades productivas en la cual se presenta un número plural de individuos independientes que buscan satisfacer un consumo determinado, se plantea la necesidad de entender el tipo de relaciones que esos sujetos rea­lizan de manera voluntaria.

Los trabajos privados no alcanzan realidad como partes del trabajo social, sino por medio de las relaciones que el intercambio establece entre los productos del trabajo y, a través de los mismos, entre los productores (El Capital, 89).

y compradores, presupone además una determinada división del trabajo, es decir, una división que formalmente es absolutamente contingente y que es abandonada a la suerte y al libre gusto de los productores de mercancías. Si esta libertad es limitada, no lo es en razón de influencias del Estado o por otras influencias exteriores, sino por las mismas condiciones de existencia, las características que hacen que una mercancía sea una mercancía. Es necesario que ella sea un valor de uso para la sociedad, es decir, para el comprador... Sin embargo que el productor satisfaga las necesidades existen­tes... que se equivoque en sus cálculos o que cree una cosa inútil, es su responsabili­dad. [...] La producción del producto como mercancías... condiciona entonces una división social del trabajo que reposa sobre un lazo entre las actividades pero este lazo solo se transmite formalmente por la presentación del producto como mercancía, por la confrontación los productores como compradores y vendedores... “ (332, Ed. France­sa, traducción propia).

12 Los neoclásicos no han resuelto este problema básico para la ciencia económica (ver Cataño, 2004).

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 3 7

Tales relaciones, por medio de los productos del trabajo y no a tra­vés de relaciones directas entre las personas (ver la Introducción), se designan normalm ente como intercambios, lo cual será necesario describir en sus componentes y la manera cómo se realizan. La pri­mera característica es la presencia inmediata del equivalente general y, por ende, la ausencia del trueque (cambio directo entre bienes):

Nunca se efectúa un tráfico en el que los poseedores de mercancía intercambien sus artícidos unos por otros, y los comparen con éstos, sin que las diversas mercancías de los diversos poseedores de éstas, se intercambien dentro de ese tráfico con una tercera mercancía, siem­pre la misma... un equivalente general (El Capital, 108).

Este equivalente general es el dinero, el cual determina que:

El proceso de intercambio de la mercancía, se lleva a cabo a través de dos metamorfosis contrapuestas que a la vez se complementan entre sí: transformación de la mercancía en dinero y reconversión del dinero en mercancía (El Capital, 128).

Vistas de esta manera, las transacciones describen una secuencia respecto a cada individuo que puede ser representada como una venta, M - D, (Mercancía - Dinero) y luego una compra D - M (Dinero - Mercancía).

Sin embargo, a pesar de afirmar la presencia necesaria del dinero en el intercambio, en el primer momento de la exposición de Marx éste no aparece explícitamente. La relación de los bienes con el di­nero se relega inicialmente para dar espacio a una relación directa entre bienes13. En efecto,

La riqueza de las sociedades en que domina el modo de producción capitalista se presenta como un enorme cúmulo de mercancías, y la

13 Como se verá más adelante, tal separación es apenas un momento de la exposi­ción. De todas maneras, al hacerla Marx se aproxima al enfoque de los economis­tas clásicos y neoclásicos, quienes proceden en el primer instante excluyendo la relación con el dinero como primer objeto de estudio. En esta forma, la segunda etapa del análisis es restablecer lo que se ha excluido previamente. Se verá que esta restitución Marx la hace de manera muy original. Sin embargo, este coque­teo con el enfoque de los economistas ha permitido una interpretación según la cual la teoría de la mercancía de Marx es un caso particular de la teoría de Ricardo. Este punto se desarrollará más adelante.

3 8 Lecciones de Economía Marxista

mercancía individual como la forma elemental de esa riqueza. Nuestra investigación se inicia con el análisis de la mercancía (El Capital, 43).

De donde se deriva:

Una mercancía individual, por un ejemplo, un quarter de trigo, se intercambia por otros artículos en las proporciones más diversas... Tomemos dos mercancías, por ejemplo, una chaqueta y 20 varas de lienzo (El Capital, 45).

Por tanto, el intercam bio inicial se representa de la siguiente forma.

20 varas de lienzo valen igual a 1 levita o 20 varas de lienzo se intercambian por 1 levita

Puestas así las cosas, se procede inicialmente a explicar dos aspec­tos propios de esta relación.

• La presencia del lienzo y la levita como sujetos del intercambio.• La ex isten c ia de una eq u iv a len cia cu a n tita tiv a en tre estas

m ercan cías.

El prim er aspecto rem ite a lo que son estos dos objetos en esta rela­ción de intercam bio; el segundo, por su lado, estudia por qué esa relación presenta un aspecto indicado por el signo de igualdad, esto es, la presencia de una relación cuantitativa entre objetos.

Marx estudió ambas cuestiones en su teoría de la m ercancía como los aspectos cualitativo y cuantitativo existentes en cada una de ellas. Para dar cuenta de ellos utiliza las palabras de valor de uso y valor de las m ercancías propuestos antes por los econom istas clásicos, pero m odificándolos en algunos aspectos. A continuación se plantean en detalle cada uno de ellos.

El aspecto cualitativo de la relación de intercambio: el concepto del valor de uso

Explicar que los bienes lienzo y levita se encuentren com o elem en­tos del in tercam bio exige dar cuenta de la razón que los hace portadores de una de las cualidades que les perm ite entrar en el mercado. M arx desarrolla este punto al referirse a los valores de uso de las m ercancías de la siguiente forma.

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 39

Una vez se tiene en cuenta la hipótesis de la existencia de p r o d u c t o ­

r e s a u t ó n o m o s e i n d e p e n d i e n t e s se supondrá tam bién que cada uno de ellos produce m aterialm ente un solo objeto, un único bien. Este objeto, bajo ciertas condiciones que van hacerse explícitas más ade­lante, se convierte en mercancía, y asociada a ella, está el atributo de ser un i m l o r d e u s o .

La mercancía es, en primer lugar, un objeto exterior, una cosa que merced a sus propiedades satisface necesidades humanas del tipo que fueran (El Capital, 43).

La utilidad de una cosa hace de ella un valor de uso. Pero esta utilidad no flota por los aires. Está condicionada por las propieda­des del cuerpo de las mercancías. El cuerpo mismo de la mercan­cía, tal como el hierro, trigo, diamante, etc., es pues el valor de usoo un bien (El Capital, 44).

Consecuente con esta idea, el cuerpo material del objeto producido identifica una utilidad que sirve para satisfacer una necesidad o deseo material de los agentes compradores. Con respecto a esta relación di­recta entre el bien y los agentes, Marx anota en la C o n t r i b u c i ó n de 1859:

En este estado de indiferencia (social) frente a toda determinación económica formal, el valor de uso está por fuera del dominio de la investigación de la Economía Política (Contribución, 9).

Lo anterior es com prensible puesto que si l o s v a l o r e s d e u s o de las m ercancías se confunden con los cuerpos m ateriales de los bienes, la característica de ellos debe tom arse en el análisis (es decir, ser considerada por el investigador), como una realidad anterior y co­nocida antes del intercambio. M arx indica que este conocim iento es en realidad una especialidad de una disciplina llam ada la m e r c e o l o g í a

que genera el conocim iento pericial de las m ercancías, y anota en form a adicional, que en 1 a s o c i e d a d b u r g u e s a e x i s t e e l f i c t i o j u r i s ( la f i c ­

c i ó n j u r í d i c a ) d e q u e t o d o c o m p r a d o r d e m e r c a n c í a s t ie n e u n c o n o c im i e n t o

e n c i c l o p é d i c o a c e r c a d e l a s m i s m a s ( E l C a p i t a l , 4 4 , n o t a 5 ) u .

14 Esta hipótesis de identificación física de los bienes es denunciada por Benetti y Cartelier como algo común a las grandes teorías del valor, clásica y neoclásica, y equivale a: “Suponer que es posible la descripción de un conjunto de cosas, calificadas de

40 Lecciones de Economía Marxista

En esta form a, en un mundo de n bienes se tendrá un vector de n valores de uso m ateriales que sirve de realidad inicial para los agentes económ icos y que corresponden a los diversos trabajos par­ticulares com ponentes de la división del trabajo.

Llamamos, sucintamente, trabajo útil al trabajo cuya utilidad se re­presenta así en el valor de uso de su producto... A s í como los pro­ductos son valores de uso cualitativam ente diferentes, son cualitativamente diferentes los trabajos por medio de los cuales lle­gan a existir (El Capital, 51).

En resum en, al adoptar la idea de valor de uso com o una caracterís­tica de los objetos se afirma que ellos son portadores de propiedades físicas útiles a p r i o r i para los agentes y que son resultados de activi­dades cualitativam ente diferentes15.

Aspecto cuantitativo del intercambio: el concepto de la sustancia del valor

Contrario al aspecto c u a l i t a t i v o de los valores de uso, la relación eco­nómica entre dos bienes, por ejemplo, entre la tela y la levita, implica una relación cuantitativa del siguiente estilo: e l v a l o r d e 2 0 v a r a s d e

l i e n z o e s i g u a l a l v a l o r d e 1 le v i t a . Según Marx, esta relación obedece a que los bienes así relacionados poseen el atributo especial de po­der referirse a una m agnitud hom ogénea que las haga com parables:

Las magnitudes de cosas diferentes no llegan a ser comparables cuantitativamente sino después de su reducción a la misma unidad.Sólo en cuanto expresiones de la misma unidad son magnitudes de la misma denominación, y por tanto, conmensurables (El Capital, 61).

En seguida, se descarta que esta unidad sea de tipo natural, m ate­rial o física (por definición las materias son todas distintas y por lo

bienes o mercancías, antes de cualquier proposición relativa de la sociedad. En otros términos, las formas sociales específicas (intercambio, producción, etc.) se levantan sobre un sustrato neutro, la naturaleza o el mundo físico, del que es susceptible de hablar en primera instancia” (Benetti y Cartelier 1980, 94). Recuérdese que la hipótesis neoclásica de información perfecta sobre los bienes es una condición previa para el cálculo de la conducta maximizadora de los agentes antes del intercambio.

15 Más adelante se verá que este supuesto va a permitir determinar el valor asigna­do al agente por medio del cálculo del “valor” atribuible al bien (y no directa­mente al agente).

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 41

tanto, incom parables). Se trata, en realidad, de cristalizaciones de una cantidad de una sustancia o unidad social específica, designada com o sustancia del valor o sim plem ente, valor:

La objetividad de las mercancías en cuanto valores... no se sabe por donde agarrarla. En contradicción directa con la objetividad sensorialmente grosera del cuerpo de las mercancías, ni un solo átomo de sustancia natural forma parte de su objetividad como valores (El Capital, 5 8 )16.

En cuanto cristalización de esa sustancia social com ún a ellas, (las mercancías) son valores (El Capital, 47).

Ahora se necesita precisar el contenido de esta sustancia social que determ ina o explica la unidad social de las m ercancías. En realidad, varias cualidades sociales podría servir para hacer equi­valentes cuantitativam ente las m ercancías. Una de ellas podría ser la relación m onetaria que cada m ercancía posee, de tal form a que fuese el dinero lo que hace com parable las m ercancías. Sin em bar­go, M arx excluye, en prim era instancia, que esa m agnitud sea el dinero: Las m ercancías no se vuelven conm ensurables por obra del dinero (El Capital, 115)17.

Otra posibilidad podría ser que la m agnitud buscada sea la utili­dad asociada a cada uno de los bienes. Sin em bargo, M arx tam bién la descarta en la mism a frase en que plantea su solución18:

16 "Como el valor de cambio es determinada manera de expresar el trabajo en una cosa, no puede contener más materia natural que por ejemplo, el curso cambiario" (El Capital, 100).

17 En la Contribución de 1858 Marx afirma (contra Aristóteles): "es mera apariencia del proceso de la circulación el que el dinero haga conmensurables a las mercancías" (53). Para Marx, el dinero no es el contenido del valor sino su expresión. Es fácil pensar que si se aceptara que el dinero fuese lo que permite la comparación de las mercancías, es la relación bienes -dinero la que habría que explicar en prime­ra instancia y el dinero sería contenido y forma del valor.

18 Esta exclusión de la utilidad llama la atención porque es a partir de ella que los neoclásicos, en el siglo XIX, desarrollaron la teoría del valor-utilidad. Smith había descartado tal relación con el argumento de la llamada paradoja del valor. Sin embargo, es notable que Marx no explica por qué es conveniente descartar esta alternativa que fue inicialmente defendida por Turgot y Jean Batiste Say. Parece una exclusión a priori, como lo anotó Bohm-Bawerk (sobre este punto ver Faccarello, 2000).

42 Lecciones de Economía Marxista

Ahora bien, si ponemos a un lado el valor de uso del cuerpo de las mercancías, únicamente le restará una propiedad: la de ser produc­tos del trabajo (El Capital, 46).

Si lo com ún es el trabajo, sin embargo, no se trata de cualquier tipo de trabajo: U n v a l o r d e u s o o u n b ie n ... s o l o t ie n e v a l o r p o r q u e e n é l e s t á

o b j e t i v a d o o m a t e r i a l i z a d o t r a b a jo a b s t r a c t a m e n t e h u m a n o ( E l C a p i t a l , 4 7 ) .

De igual forma:

Es solo la cantidad de trabajo socialmente necesario, pues, o el tiem­po de trabajo socialmente necesario para la producción de un valor de uso, lo que determina su magnitud de valor (El Capital, 48).

Ahora bien, si la m agnitud está por lo menos ya anunciada, falta precisar su sistem a de unidades. ¿Cómo m edir esta especial m ag­nitud? ¿Cuál es la unidad del valor? La idea que se propone es que, com o el trabajo es movimiento,

La cantidad de trabajo se mide por su duración, y el tiempo de tra­bajo, a su vez reconoce su patrón de medida en determinadas frac­ciones temporales, tales como hora, día, etcétera (El Capital, 48).

En resum en, la tesis es que si unos metros de lienzo poseen un va­lor equivalente al de la levita, ello resulta de que ambos productos están asociados a una magnitud social que les es común: c a n t i d a d e s

d e t r a b a j o a b s t r a c t o o s o c i a l m e n t e n e c e s a r io . La relación con esta m agni­tud les perm ite presentarse com o poseedores de valor, esto es, como cuotas de la unidad social entre las m ercancías, de tal m anera que en el seno de la sociedad com ercial existe un m om ento en que de m anera norm al los objetos producidos son poseedores de i m l o r e n

g e n e r a l , su dim ensión económ ica de carácter cuantitativa que les da poder de ser intercam biable entre sí19.

19 P a r a D e le p la c e ( 1 9 9 9 , 1 2 0 ) la id e a d e “ u n i d a d s o c i a l " d e las m e r c a n c í a s y c a d a m e r c a n c í a c o m o u n a c u o t a d e e s a u n i d a d s o c ia l s ig n if ic a :[...] que en Marx se prohíbe concebir la determinación del valor de cambio entre dos mercancías i y j como resultado de un trueque bilateral. Por lo tanto, no tiene sentido en Marx determinar el valor de i independientemente de todas las otras mercancías. Se trata, puesto en términos modernos, de una concepción del precio relativo como componente de un sistema de precios. [...] El Capital ofrece por la primera vez una representación explícita de la economía de mercado como un sistema de magnitudes relativas.

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 43

Sin em bargo, existe un problema. Com prender este valor no es fácil para el observador ni para el agente com erciante mismo, porque:

La determinación de las magnitudes de valor por el tiempo de traba­jo... es un misterio oculto bajo los movimientos que afectan a los valores relativos de las mercancías (El Capital, 92).

Los m ovim ientos de los precios son las fluctuaciones observables en cualquier mercado. Norm almente, se trata de precios de m erca­do que cam bian constantem ente y en este sentid o, la idea de intercam bio de acuerdo con el valor no puede observarse de inm e­diato, puesto que está oculta, no es visible excepto para la mirada científica, la cual al final deberá explicar tanto el valor com o las desviaciones de los valores del m ercado respecto al valor normal. Le corresponde a la ciencia económ ica resolver este misterio. Se­gún el m ism o M arx, para saber cóm o el tiem po de trabajo general o abstracto determ ina el valor de cambio, deben explicarse las siguien­tes ideas esenciales20:

1. El modo específico en el cual el trabajo creador de valor de cam­bio, es decir, productor de mercancías, es trabajo social; y

2 . Por último, la diferencia entre el trabajo que da como resultado valores de uso y el trabajo que da como resultado valores de cambio (Contribución, 12).

Son estos puntos los que se tratarán a continuación.

La d e fin ic ió n del trabajo so cialm en te necesario o trabajo homogéneo

Se ha visto que para determ inar los valores y, por ende, los pre­cios relativos de las m ercancías, M arx postula que antes de poseer precio relativo, las m ercancías se asocian con la m agnitud desig­nada com o trabajo social o la sustancia de la unidad social entre ellas. La pregunta clave es entonces la siguiente: ¿cuándo el pro­ducto de las actividades adquiere esta “sustancia del valor”? ¿En qué circunstancias los bienes producidos portan esta “sustancia”? La solución se encuentra en la explicación que se ofrece sobre el

20 La crítica que Marx hace a Ricardo se refiere a esta ausencia.

44 Lecciones de Economía Marxista

proceso que convierte los diversos trabajos privados o concretos en ejem plares o cuotas del T r a b a j o S o c i a l m e n t e N e c e s a r i o (en adelan­te TSN )21. Pero antes de presentarla se deben tener en cuenta las siguientes consideraciones:

El TSN no se confunde con los trabajos particulares o concretos

Anteriormente se vio que los t r a b a jo s ú t i le s , también designados como c o n c r e t o s o p r i v a d o s son, en prim er lugar, gastos de energía humana de m anera particular y, en segundo término, se caracterizan por ser heterogéneos puesto que la diversidad de los objetos elaborados implica la diversidad de los trabajos.

La heterogeneidad natural de los trabajos concretos hará im posi­ble que el TSN -defin ido, vale la pena recordarlo, com o algo de naturaleza hom ogénea y social- pueda ser asociado a ellos. En efecto, sería com pletam ente contradictorio pretender que el traba­jo com o esfuerzo físico, una realidad presente en toda sociedad, sea la m agnitud buscada para servir de sustancia com ún de las realidades económ icas de una sociedad de productores privados. La idea es que aunque estas dos realidades se designan con la m ism a palabra, t r a b a j o , existe una diferencia esencial en su natura­leza, y esta d iferen ciación , es la clave para hacer la teoría del m ercado y del capitalism o22.

Marx expresa tal convicción al enunciar lo mismo en tres textos claves:

En cuanto actividad útil para apropiarse de lo natural en una u otra forma, el trabajo es condición natural de la existencia humana, una condición independiente de todas las formas sociales, del proceso metabólico entre el hombre y la naturaleza. En cambio, el trabajo que crea valor de cambio es una forma específicamente social del trabajo (Contribución, 13).

21 L a s e x p r e s i o n e s trabajo socialmente necesario o trabajo homogéneo se e m p l e a n a q u í c o m o s i n ó n i m o s p a r a e s ta s u s ta n c i a del v a lo r .

22 C o m o se v io a n t e r i o r m e n t e , és te e r a u n p u n to f u n d a m e n t a l p a r a M a r x al c r i t i c a r a la e c o n o m í a c l á s i c a , d e lo c u a l e s ta b a o r g u l l o s o : He sido el primero en exponer críticamente esta naturaleza bifacética del trabajo contenido en la mercancía. Como este punto es el eje en torno al cual gira la comprensión de la economía política, hemos de dilucidarlo aquí con detenimiento (El Capital, 51).

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 45

Vimos que el trabaje, al estar expresado en el valor, no poseía los rasgos característicos que lo distinguían como generador de valores de uso (El Capital, 51).

El carácter del trabajo creador de valor es específicamente burgués (Contribución, 44).

El TSN es, entonces, un trabajo especial, una forma específicamente social del trabajo, que no se puede identificar con los trabajos con­cretos o útiles.

El trabajo homogéneo de Marx no es el mismo de Ricardo

Ricardo (Smith y también Sraffa) denominaron trabajo homogéneo la unidades de trabajo simple que resultan de la conversión del conjunto de trabajos heterogéneos que participan en las distintas producciones gracias a la escala salarial que ellos consideran está dada por toda so­ciedad23 . Esta posición de los clásicos implica que todo trabajo posee reconocimiento social por el hecho de ser actividad asalariada y sólo como tal se puede incorporar en su teoría. Tal concepción no tiene cabida en la teoría marxista por la razón sencilla de que en el modelo de sociedad comercial simple no existe la categoría salario. E n la p r e ­

s e n t e f a s e d e n u e s t r a i n v e s t i g a c i ó n , la c a t e g o r í a s a l a r i o a ú n n o e x i s t e , e n

m o d o a l g u n o ( E l C a p i t a l , 5 5 , n o t a 1 5 ) .

Por lo tanto, m ientras para Ricardo el salario es lo que perm ite ha­blar de trabajo hom ogéneo, en Marx se plantea una idea de trabajo hom ogéneo antes de incorporar la realidad salarial. Esto indica que el concepto de trabajo hom ogéneo en tanto “sustancia” del valor no es idéntico en M arx y en los clásicos.

23 R i c a r d o ( 1 9 7 3 , 1 6 ) . a f i r m a :"A l hablar del trabajo como base de todo valor ...no debe suponerse que paso por alto las distintas calidades de trabajo ni la dificultad que surge al comparar una hora o de un día, en una ocupación, con la misma duración de trabajo en otra. La valuación de las distintas calidades de trabajo se ajusta rápidamente en el mercado para los fines prácticos y depende mucho de la destreza comparativa del trabajador así como de la intensidad del trabajo realizado. Una vez establecida esta escala, está sujeta a pocas variaciones. Si el trabajo diario de un joyero es más valioso que la labor diaria de un obrero común, ha sido ajustado hace mucho tiempo, y se le sitúa en su debida posición en la escala del valor".L a e s c a l a d el v a l o r e s la e s c a la s a la r ia l .

46 Lecciones de Economía Marxista

El trabajo homogéneo no resulta de una abstracción teórica

Marx com ienza por enunciar que el TSN no es algo existente a p r i o r i

sino que resulta de un p r o c e s o d e r e d u c c i ó n o d e a b s t r a c c i ó n efectuado sobre el conjunto de trabajos privados:

Con el objeto de medir los valores de cambio de las mercancías se­gún el tiempo de trabajo contenido en ellas, es menester reducir los propios y diversos trabajos a trabajo indiferenciado, uniforme, sim­ple, en suma, a trabajo cualitativamente igual, y que por ende, solo se diferencia cuantitativamente (Contribución, 13).

O también:

La igualdad de los trabajos toto coelo (totalmente) diversos sólo puede consistir en una abstracción de su desigualdad real, en su reducción al carácter común que poseen en cuanto gasto de fuerza humana de trabajo, trabajo abstractamente humano (El Capital, 90).

A prim era vista podría parecer que se trata a una operación m en­tal del tipo d e j a r d e l a d o l o s a s p e c t o s p a r t i c u l a r e s y a c c i d e n t a l e s con el fin de considerar sólo lo com ún o universal de los fenóm enos. Si este fuese el caso, sería la mente del analista la que haría tal re­ducción y, en consecuencia, el TSN sería una m era construcción de la inteligencia hum ana sobre cualquier realidad productiva y social, a la m anera de un proceso lógico. En realidad, la reducción tiene una existencia objetiva: E s t a r e d u c c i ó n a p a r e c e c o m o u n a a b s t r a c ­

c i ó n p e r o e s u n a a b s t r a c c i ó n q u e s e l l e v a a c a b o a d i a r i o e n e l p r o c e s o d e

p r o d u c c i ó n s o c i a l ( C o n t r i b u c i ó n , 1 3 ) .

Por lo tanto, el proceso económ ico, el cual en este m om ento del análisis está reducido al conjunto de relaciones com erciales, debe hacer el tránsito desde un conjunto de actividades privadas hasta hacer aparecer la m agnitud económ ica com ún entre las m ercancías. Se conoce que este proceso debe abstraer de los trabajos útiles tanto su heterogeneidad intrínseca com o su naturaleza física, de manera que la m agnitud resultante se presente com o de carácter hom ogé­nea y puram ente social.

Dos cuestiones se hacen necesarias aquí: en prim er lugar, la expli­cación del propio proceso económ ico que realiza tal resultado; y en segundo lugar, si el teórico puede conocer directam ente los valores

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 47

correspondientes. Se verá a continuación cada uno de los puntos, lo que ayudará a aclarar la idea de trabajo hom ogéneo o abstracto pro­pio de la teoría marxista.

La explicación marxista de la homogeneización de los trabajos: dos enfoques diferentes

Comprender cóm o se realiza la abstracción de los trabajos equivale a entender la form ación del valor adherido a los productos mercanti­les. Con respecto a esto Marx ofrece dos enfoques diferentes que se pueden tomar com o respuestas distintas a este interrogante. En pri­mer lugar, se tiene la tesis de que la reducción se hace en la producción; y en segundo lugar, se afirma que ella se realiza en el intercambio.

P r i m e r a t e s i s : la r e d u c c i ó n se h a c e e n la p r o d u c c i ó n

Esta idea se encuentra cuando el TSN se concibe com o gasto de energía de los distintos trabajos de la sociedad:

Esas cosas [los productos del trabajo[ tan solo nos hacen presente que en su producción se empleó fuerza humana de trabajo, se acu­muló trabajo humano. En cuanto cristalizaciones de esa sustancia social común a ellas, son valores (El Capital, 47).

Y, también:

(El trabajo general) es como si toda la fuerza de trabajo de la socie­dad... representase para estos efectos una inmensa fuerza de traba­jo. (...). Lo que subsiste del trabajo (tras hacer abstracción de su carácter útil)... es el ser un gasto de fuerza de trabajo humano,... gasto de cerebro, músculo, nervio, mano, etc., humanos y en este sentido uno y otro son trabajo humano (El Capital, 54).

Según este criterio, para encontrar el trabajo general basta conside­rar todo gasto de energía (o de esfuerzo) como parte del conjunto del esfuerzo global, del trabajo com o actividad hum ana. En esta óptica, la unidad entre las mercancías existiría en cuanto ellas son productos inm ediatos e integrados de la división del trabajo, de tal form a que el TSN se constituiría como una m agnitud que se hace objetiva en el m om ento mismo de la producción privada, es decir, antes de las relaciones de intercambio.

48 Lecciones de Economía Marxista

La variación del valor de las mercancías se explicaría por cam bios en las circunstancias de la producción:

La magnitud de valor de una mercancía se mantendría constante, por consiguiente, si también fuera constante el tiempo de trabajo requerido para su producción. Pero este varía con todo cambio en la fuerza productiva del trabajo. La fuerza productiva del trabajo está determinada por múltiples circunstancias, entre otros por el nwel medio de destreza del obrero, el estadio de desarrollo en que se ha­llan las ciencias y sus aplicaciones tecnológicas, la coordinación so­cial del proceso de producción, la escala y eficiencia de los medios de producción, las condiciones naturales (El Capital, 49).

Esto significa que el TSN com o magnitud económ ica no necesita del m ercado y del intercam bio para existir com o tal, ya que el tra­bajo, en tanto que actividad productiva de objetos de acuerdo con una tecnología dada, puede tom arse de inm ediato com o trabajo de naturaleza social. En resum en, la unidad social entre las m ercan­cías está dada en la producción.

Segunda tesis: la reducción o abstracción se realiza en la relación entre la producción y el intercambio

La materialización del tiempo de trabajo de los indwiduos, en cuan­to general, es... sólo un producto del proceso de intercambio (Con­tribución, 29).

Y, también:

Sobre la base de los valores de cambio, el trabajo es puesto como trabajo general sólo mediante el cambio (Elementos, 100).

Ahora el TSN (la sustancia del valor) no puede considerarse un he­cho propio de la producción, sino que allí influye el intercam bio -la relación m ercantil con los demás. Si una actividad productiva genera un producto que no es vendido a los otros, en ningún ins­tante el valor o TSN existe, a pesar del trabajo concreto ejecutado. Se tiene así una concepción donde “la unidad social” entre las m er­cancías, la sustancia del valor, no existe inm ed iatam ente en la producción sino que ella se constituye integrando las condiciones de la producción y las relaciones m ercantiles entre productores. Se dirá en adelante, siguiendo a Benetti y C artelier, que en esta concepción el TSN es creado, necesariam ente, en la unidad entre

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 4 9

la producción privada y el intercam bio, o sea, en la unidad de la producción y la circulación24.

En resum en, M arx inicialm ente separa la explicación del valor de las m ercancías de la presencia del dinero. Busca explicar prim ero el contenido del valor por medio del concepto de trabajo socialmente necesario. Aquí se llega a plantear dos posibilidades: el TSN se determ ina en la producción o es resultado de la unidad entre pro­ducción e intercambio. Al tener dos ideas diferentes sobre la creacióno determ inación del valor de las m ercancías es necesario discutir cuál es más aceptable a las necesidades de la teoría que desea re­presentar una sociedad m ercantil, y al m ism o tiem po, intentar responder el por qué de esta dualidad contradictoria. Ésto será ob­jeto del siguiente capítulo.

24 Refiriéndose a esta posición Deleplace (1999, 124) afirma: dado que es por medio del intercambio que los socializa, los individuos se objetivan en valores, es decir, en fracciones determinadas, uno puede decir que el hombre no existe en el capitalismo sino bajo la forma de un número. El individuo es socialmente un número; él solo puede socializarse al ser evaluado.

C a p í t u l o III

LAS CONCEPCIONES MARXISTAS DEL TRABAJO GENERAL Y LAS TEORÍAS

DEL MERCADO

En su forma inmediata, (la mercancía) es solo tiempo de trabajo individual inaterializado de un contenido

particular, pero no tiempo de trabajo general. Por consiguiente no es directamente valor de cambio,

sino que aún debe devenir tal.

Frente a las dos explicaciones de la form ación del TSN es necesario m ostrar las diferencias que resultan de cada uno de ellas para con­cebir las m ercancías y el mercado. Estas dos posiciones crean una disyuntiva para la teoría marxista del valor. Se verá que la idea del valor a partir de la producción acerca a M arx a una visión ricnrdinnn (clásica) de los precios, mientras que la idea de valor a partir del m ercado conduce a una visión heterodoxa que acepta el dinero com o parte esencial del análisis.

La idea del precio a partir del trabajo incorporado en la producción

Retom ando la idea de que el TSN se form a en la m ism a produc­ción, se tendría un m odelo económ ico de productores de bienes en el cual, por hipótesis, todas las actividades que com ponen la divi­sión del trabajo se tom an com o com ponentes inm ediatas del trabajo social. En este caso, una vez ocurre la producción, el vector de tra­bajos incorporados es de inm ediato el vector de “valores”, una m agnitud dada y, de esta forma, se garantiza que las m ercancías entren al m ercado con sus valores previam ente dados.

52 Lecciones de Economía Marxista

Para ilustrar tal situación se utiliza el ejem plo de M orishim a (1973). Se supone una sociedad donde sólo se producen dos m ercancías: trigo (la m ercancía núm ero 1) y abono (m ercancía núm ero 2). Para producir una unidad de trigo es necesario a u unidades de trigo, a12 unidades de abono y 1T de trabajo directo y se asum e que existe un sobreproducto (una diferencia positiva entre la cantidad del bien producido y la cantidad del bien utilizado com o producto) en al m enos unos de los bienes, de tal m anera que los coeficientes técnicos son m enores o iguales a la unidad. Se designa por Vj el valor (cantidad total de trabajo social incorporado) de una unidad de trigo y por v2 el valor de una unidad de abono; dado que a u unidades de trigo y las a12 unidades de abono consum idas duran­te la producción de una unidad de trigo representan a11v1 y a12v2 unidades de trabajo y que adem ás lt horas de trabajo son directa­m ente consum idas durante la producción de una unidad de trigo, la cantidad total de trabajo incorporado total en una unidad de trigo puede representarse por v v definido com o el valor de una unidad de trigo:

V l = a i l V l + a i 2 V 2 + 1 l

Sim étricam ente el trabajo total incorporado en la m ercancía dos será expresado por la ecuación:

V 2 = a 21V l + a 22V 2 + X2

Suponiendo conocidos los coeficientes de producción y las canti­dades producidas, se tienen dos incógnitas (v1 y v2) y dos ecuaciones linealm ente independientes. En ese sistema se podrán conocer los valores individuales de cada una de las diferentes m ercancías.

En un caso general, si A es la matriz de coeficientes técnicos y L el vector de trabajos incorporados en la producción de los diversos bienes, se puede escribir que el vector V de valores resulta de:

V= AV + L

De donde, si I es la m atriz identidad y si {I - A} 1 existe, el vector V de valores viene dado por:

V= [I-A]_1L

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 53

En este caso, se tiene una presentación exacta de la que aquí se designa como versión ortodoxa de la teoría del valor-trabajo de Marx, la cual explica las proporciones de cambio entre los productores simples de mercancías con base en el trabajo directa e indirectamente incorporado en las cadenas de producción de las respectivas mercancías.

Esta manera de formular el concepto marxista del valor ofrece las siguientes características:

1. El vector L de trabajos es tomado de inmediato como vector de trabajos homogéneos y son datos iniciales al mismo nivel que la matriz tecnológica A 23. La unidad social de las mercancías se establece en cuanto cada una de ellas representa una cuota del trabajo empleado, ya dado en el sistema productivo. Es decir, el trabajo contenido se designa como “social” porque los produc­tos son elaborados por una cadena de trabajos interdependientes postulados a priori en la división del trabajo.

2. Los precios resultan determinados por las condiciones de pro­ducción, puesto que con la información de los trabajos incorpo­rados se tendría de inmediato las proporciones de cambio o precios entre las mercancías. Como las condiciones técnicas de­terminan las cuotas de trabajo (directas e indirectas), se tiene que el valor depende de las condiciones técnicas.

3. El mercado no interviene en la formación del valor o precio de las mercancías, los cuales dependen sólo de las condiciones de producción. Como dice Morishima: “Los valores están determinados

socialmente. Pero se debe notar que ellos están determinados solo por los coeficientes técnicos, a -y l ” (1973,15). En esta visión, lo “social” se refiere a la conexión técnica de los trabajos en la producción y el mercado se concibe como un espacio neutral respecto a la gene­ración del valor de las mercancías.

Examen crítico de esta alternativa

La lectura estándar de la teoría marxista (tanto de la mayoría de oponentes como de simpatizantes), ha interpretado la teoría del valor

25 Algunos autores aceptan que el vector L surge de una homogenización previa, pero no estudian ese proceso, con lo cual no se permite avanzar mucho.

54 Lecciones de Economía Marxista

de Marx como aquella donde el valor de las mercancías se determi­na por las condiciones de producción independientemente de lo que suceda en el mercado26. Si se adopta esta interpretación se debe hacer frente a las siguientes dificultades:

• Marx mismo la rechazaría porque contiene los mismos aspectos que le reprocha a la teoría del valor de Ricardo.

• Dado que el trabajo en la producción es tomado como “sustan­cia” directa del valor, no aparece la diferencia entre trabajo p r i v a ­

d o y trabajo h o m o g é n e o y, como en Ricardo, es la magnitud del valor (el vector L) lo que a b s o r b e toda la atención de la investiga­ción sin estudiar su generación.

• El dinero no interviene en la explicación del valor y se concibe como algo exterior a él. En esta óptica los bienes se consideran mercancías porque poseen utilidad y trabajo incorporado en sus producciones por fuera de la relación con el dinero. La expre­sión monetaria y social del valor es omitida de la investigación del valor.

• Si el dinero se excluye, el problema tratado cambia. Ya no es la explicación de la formación del valor a partir de los trabajos pri­vados sino, dado los valores (las magnitudes de trabajo), cómo determinar el precio relativo de cada uno de los bienes. En la solución de este último problema será necesario agregar una mercancía numerario o m e r c a n c í a p a t r ó n que sirva de referencia o de medida del valor. Smith propuso el trabajo como esa medida, Ricardo el oro producido en condiciones medias. En todos los casos, la expresión de los valores supone resuelto previamente la explicación de la magnitud de ellos. Es decir, la idea marxista del dinero como unidad de cuenta necesaria de los trabajos par­ticulares antes del intercambio es reemplazado por la mercancía patrón que mide los valores ya existentes.

• La circulación de las mercancías en los mercados requerirá una teoría del funcionamiento del intercambio por medio del true­que, de una caja de compensación o de la introducción posterior

26 La mayoría de los textos de historia la teoría adoptan ese punto de vista Blaug (2001), Screpanti y Zamagni (1997). En Colombia este punto de vista aparece en las obras de H. Cuevas.

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 55

del dinero. De esta manera, la relación con el dinero ni sería una condición para definir si los objetos son mercancías, ni tampoco para explicar el precio como relación entre bienes; es decir, la dicotomía entre mundo del valor y el mundo monetario, propia de la teoría clásica y neoclásica, también sería una característica de la teoría marxista.

En resumen, esta formulación no corrige (¡más bien confirma!) las deficiencias diagnosticadas por Marx respecto a la formulación de Ricardo sobre el valor y el trabajo general.

La teoría del valor inicial de Marx sería un caso particular e inferior de la de Ricardo

Ricardo propuso su teoría del valor-trabajo para construir una idea de los precios de producción o de equilibrio que sirviera de ex­plicación de los p r e c i o s n a t u r a l e s , es decir, el centro de gravitación para las cantidades y precios del mercado. Ahora bien, si se pien­sa que en M arx las cantidades de trabajo incorporadas en la producción determinan los precios de equilibrio, por fuera del dinero y de lo que sucede en el mercado, no existiría, en princi­pio, dificultad m ayor en tomar su posición como una versión simple de un m odelo ricardiano de precios con base en el trabajo, donde la diferencia con el autor de P r i n c i p i o s residiría en que en lugar de capitalistas, Marx pondría en escena sólo productores directos de mercancías.

Schum peter (1971) comparte esta conclusión: M a r x h a a c e p t a d o

s u b s t a n c i a l m e n t e l a t e o r ía d e l v a l o r d e R i c a r d o (445); al igual que los ricardianos modernos como Garegnani (1979,183):

Para Ricardo y para Marx las mercancías se intercambian según relaciones determinadas (en última instancia) por las cantidades de trabajo incorporado, y es en este preciso sentido que el trabajo con­siderado aquí como pura cantidad y por lo tanto de calidad unifor­me, o sea “general, abstracto -es el único creador de valor de cambio.

Sin embargo, si se acepta esta versión se presentarían tres proble­mas para el marxismo:

56 Lecciones de Economia Marxista

• La superioridad de la teoría del valor de Ricardo. El autor de P r i n c i p i o s , en el tema del valor, sería más general que Marx dado que el econom ista inglés puede resolver el problem a de la homogeneización de los trabajos diferentes por medio de las es­calas salariales (socialmente dadas) en la sección 2 del capítulo I de P r i n c i p i o s y plantear que toda unidad de trabajo incorporado en la producción es trabajo asalariado y, por esa razón, es trabajo ya homogéneo.Es evidente que Marx no puede utilizar este procedimiento dado que en su modelo de producción mercantil simple no se incor­poran relaciones salariales y, por ende, es imposible plantear cómo se vuelven homogéneos los diversos trabajos. La solución sería asumir que en el modelo comercial simple toda cantidad de trabajo es trabajo homogéneo y así contradecir la hipótesis de la pluralidad de productos y trabajos tan defendida por Marx.

• Aceptar la necesidad de abandonar la teoría clásica del valor- trabajo. La teoría según la cual los trabajos incorporados deter­m inan el v a l o r d e l a s m e r c a n c í a s es hoy un p lanteam iento abandonado por el enfoque clásico de tipo neo-ricardiano. En efecto, Ricardo mostró que esta teoría de precios no era de vali­dez general, ya que si las composiciones de los capitales (cocien­tes entre el valor del capital físico y el valor del capital salarial) eran diferentes, se hacía necesario aceptar que un cambio en la distribución también iba a alterar los precios relativos de equili­brio, aquellos con tasas de ganancias iguales entre los sectores productivos (independientemente de los cambios en las condi­ciones de producción).El efecto de esta limitación es que los precios dados por las can­tidades de trabajo no representan, en general, precios con tasas de rentabilidad iguales en los diferentes sectores y esto obligó a los ricardianos a abandonar esa teoría del valor. La solución apa­reció con P. Sraffa (1966) al proponer otra teoría clásica de los precios de equilibrio, en la cual se determinaban a partir de las condiciones técnicas (sin incorporar allí las cantidades de traba­jo) y la norma institucional sobre la distribución del ingreso27.

27 Ver Sraffa (1966), capítulo I y II.

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 57

• El fracaso de la transformación de los valores de Marx. Para intentar resolver el problema encontrado por Ricardo en la vigencia de la teoría del valor-trabajo, es sabido que Marx propuso una segun­da etapa de la teoría del valor. La primera, explicaría cómo los valores contenidos en las mercancías se determinaban por las can­tidades de trabajo socialmente necesarios sabiendo que cuando se tiene el caso particular las composiciones de capitales son igua­les, esos v a lo r e s garantizan precios con tasas de ganancias igua­les y, por ende, son de inmediato precios de equilibrio capitalista. Sin embargo, en el caso general, cuando esas composiciones son diferentes, el vector de valores genera precios con tasas de ga­nancias diferentes pues los capitalistas ganan de manera por­centual más si contratan relativam ente más obreros. Para resolver esta dificultad de su teoría del valor-trabajo, Marx pro­pone una segunda etapa de su teoría del valor, aquella que se conoce como la “ t r a n s fo r m a c ió n ” de v a lo r e s e n p r e c io s d e p r o ­d u c c ió n (expuesta en el capítulo VIII y IX del Tomo III de El Capital). Allí se propone un método para cambiar los valores iniciales en precios con tasas iguales de ganancia para cada unidad de cada capital invertido.Tras la obra de Bortkiewicz, se interpretó que la primera etapa consideraba los valores determinados por los trabajos incorpo­rados en la producción y luego en la segunda etapa se agregaba una regla de distribución o fraccionamiento de la magnitud del valor entre los diversos capitalistas. Hoy se considera que esta visión de la “transformación” de Marx es un método fracasado. Duménil y Lévy, muy representativos de esta posición, afirman:

El “problema de la transformación ” no es el problema de derivar los precios de producción de los valores. El conocimiento de los valores [las cantidades de trabajo incorporados en la producción] no es útil para el cálcido de los precios de producción. En reali­dad, la relación entre valores y precios de producción es comple­tamente independiente del hecho de que las tasas de ganancia sean equiparadas28 (1993 , 48).

Frente al fracaso de la transformación, la salida para el marxismo or­todoxo fue adoptar el sistema de precios de Sraffa como la teoría de

28 Mucho antes Claudio Napoleoni lo expresaba así:“ Es justo asumir cuanto dice Sraffa como el final de la historia del problema de la transformación. Pero ahora está claro en que sentido este punto final plantea un grave

58 Lecciones de Economía Marxista

los precios de producción y del equilibrio. No resulta extraño que Garegnani (1979), y con él todos los neo-ricardianos29, haya reitera­do este punto al afirmar que:

La solución [de Sraffa] aportada al problema del valor, mediante hi­pótesis más generales que aquellas por las cuales las mercancías se cambiarían de acuerdo con las cantidades de trabajo, [permite] resol­ver el problema y abandonar la teoría del valor trabajo... ” (1979, 161).

Por lo tanto, en la visión del valor formado en la producción, la posición de Marx no tendría hoy interés analítico, ya que haría par­te de las teorías m uertas y ahora abandonadas debido a sus limitaciones intrínsecas.

En resumen, la posición de que el valor de las mercancías viene dado desde la producción conduce a tener que aceptar que analíti­camente la teoría marxista del valor deba considerarse inferior a la de Ricardo y, finalmente, a la de Sraffa30. También, es evidente que este resultado hace que las críticas marxistas a la teoría del valor de Ricardo queden anuladas, y con ello, la crítica de la economía polí­tica clásica se convierte en un simple enunciado retórico sin efectos analíticos importantes.

Por tales m otivos una conclusión se impone: en la teoría econó­m ica m arxista, la idea del trabajo socialm ente necesario, la

problema. Sucede, en efecto, que si el problema de la transformación es enfrentado en la línea seguida por el mismo Marx, aquel, por así decirlo, se autodestruye, ya que a lo que se llega no es va a la transformación de los valores a precios de producción sino una determinación de los precios independientemente de los valores" (1972, 203 subrayados propios).

29 Steedman afirma: "Concluiremos que debe abandonarse el razonamiento de Marx basa­do en magnitudes de valor por parte de quienes se esfuerzan por desarrollar la explicación materialista de la economía capitalista" (1985, 25).

30 Este es un resultado bastante aceptado. Por ejemplo, en un coloquio norteameri­cano sobre la teoría económica de Marx, Brewer plantea:“what Marx had to offer ivas a version of the standard theory of the day, derived from Ricardo. (...)By making it to easy to read his value theory as a simple labor theory of price, Marx invited economists to dismiss his work as obviously false" (121): Y más adelante agrega: "Late nineteenth-century readers would also have noted that Marx's system... had little or nothing to say about heterogeneous labor... The iveakness of Marx's value theory is the most important single reason for the adverse judgment generations of economics have passed on his work" (1995, 122).

Mercados, precios y cimero desde un enfoque heterodoxo 59

sustancia del valor, no debe ser concebida como equivalente al trabajo incorporado en la producción, so pena de desconocer todas las críti­cas de M arx a Ricardo (en la teoría de los precios) y permitir la asim ilación del marxismo como una variante histórica del enfo­que neo-ricardiano de P. Sraffa.

La idea del valor como unidad de la producción y el intercambio

Si el valor debe ser “materializado” u “objetivado” en el mercado es porque definitivamente los trabajos son inicialmente concretos o pri­vados, y de esta suerte, sólo por medio del proceso de intercambio se convierten en trabajo socialmente necesario. Esto significa que para esta visión los sujetos no pueden adquirir o dar por existentes sus reales poderes económicos antes del mercado mismo, dado que éstos sólo aparecen tras las relaciones sociales de intercambio. En este caso la dualidad del trabajo de la producción de mercancías es tra­tada explícitamente y permite considerar que el valor sólo resulta de la unidad la producción y el intercambio.

Ahora, este enfoque en correspondencia con su hipótesis de los agen­tes privados, agrega un vector T de trabajos privados que representa la división descentralizada y previa del trabajo social existente. La misma ecuación tomada de Morishima cambia de significado en el sentido de que el sistema V= [I-A] 1 L puede leerse afirmando que tanto L como V ya no son premisas contenidas en la producción, sino resultados del mercado, allí donde T se convierte en L.

La consecuencia de esta nueva visión respecto a la representación del mercado es obvia: ahora no se puede afirmar que el valor depen­da de magnitudes técnicas y que el mercado sea neutral o indiferente respecto al valor de las mercancías, puesto que ahora los individuos llegan a él sólo como portadores de trabajos concretos o titiles (el vector T) y es el mercado (el encuentro entre productores descentralizados) el que los convierte eventualmente en trabajo social (el vector L), es de­cir, en una cuotas de la unidad social entre las mercancías.

Esta perspectiva de la formación del valor va a recuperar dos ideas de Marx olvidadas por el enfoque ortodoxo: e l p r e c i o i d e a l y el s a l ­

t o m o r t a l de las mercancías.

60 Lecciones de Economía Marxista

El precio ideal en dinero o la forma del valor

Marx, en la C o n t r i b u c i ó n de 1858, pone en evidencia una especie de paradoja singular de las actividades descentralizadas que trae una dificultad a la explicación científica:

[ E n e l in t e r c a m b io ] n o se p a r te de l t ra b a jo de lo s i n d i v i d u o s e n c a l i ­

d a d d e t ra b a jo c o m u n it a r io , s in o , a la in v e r s a , de t ra b a jo s p a r t i c u l a ­

re s de i n d i v i d u o s p r iv a d o s , lo s c u a le s e n e l p r o c e s o d e in t e r c a m b io ,

y p o r s u p r e s i ó n d e s u c a r á c t e r o r ig in a r io , se r e v e la n c o m o t ra b a jo

s o c ia l g e n e ra l. D e a h í q u e e l t ra b a jo s o c ia l n o sea u n a p r e m is a a c a ­

b a d a , s i n o u n r e su lt a d o e n d e v e n ir . Y de e s ta s u e r t e s u r g e u n a n u e ­

v a d i f i c u l t a d 31, la d e q u e la s m e r c a n c ía s , p o r u n a p a rte , d e b e n e n t r a r

e n e l p r o c e s o de in t e r c a m b io c o m o t ie m p o de t ra b a jo g e n e r a l m a te ­

r ia l iz a d o , m ie n t r a s q u e p o r la o tra , la m a t e r ia l iz a c ió n d e l t ie m p o de

t ra b a jo d e lo s i n d i v i d u o s e n c u a n t o g e n e ra l, es, a s u ve z , s ó lo p r o ­

d u c t o d e l p r o c e s o de in t e r c a m b io (C o n t r ib u c ió n , 2 9 ).

La dificultad comienza a resolverse cuando se acepta que el carác­ter inicial del trabajo privado se manifiesta por medio de la f o r m a

v a l o r , es decir, de la expresión del valor en dinero:

E l t ra b a jo e s t ra b a jo d e l i n d i v id u o p r iv a d o , re p re se n ta d o e n u n d e te r­

m in a d o p ro d u c to . S i n e m b a r g o e n c u a n t o v a lo r , el p r o d u c t o t iene q u e

s e r m a t e r ia l iz a c ió n de l t ra b a jo s o c ia l y , c o m o tal, d i r e c t a m e n t e c o n ­

v e r t ib le d e u n v a l o r de l is o e n c u a lq u ie r o tro . P o r tan to , e l t ra b a jo

p r i v a d o d ebe r e p re se n t a r se d ire c ta m e n te c o m o lo c o n t r a r io a él. (...)

S o la m e n t e m e d ia n te s u e n a je n a c ió n se re p re se n ta re a lm e n te el traba jo

i n d i v i d u a l c o m o lo c o n t r a r io de él. P e r o la m e r c a n c ía t iene q u e p o se e r

e sta e x p r e s ió n g e n e r a l a n t e s de se r e n a je n a d a . E s t a n e c e s id a d de q u e

e l t ra b a jo i n d i v i d u a l se re p re se n te c o m o tra b a jo g e n e r a l e s la n e c e s i­

d a d d e r e p r e s e n t a r la m e r c a n c ía c o m o d in e ro . M i e n t r a s e ste d in e r o

s i r v e d e m e d id a y d e e x p r e s ió n d e l v a lo r de la m e r c a n c ía e n e l p re c io ,

o b t ie n e la m e r c a n c ía e sta re p re se n ta c ió n . S o la m e n t e p o r m e d io de la

c o n v e r s ió n rea l e n d in e ro , p o r m e d io de la v e n ta , a d q u ie re la m e r c a n ­

c ía e s ta s u e x p r e s ió n a d e c u a d a e n c u a n t o v a lo r de c a m b io . L a p r im e r a

t r a n s m u t a c ió n e s u n p ro c e so m e ra m e n te teórico, la s e g u n d a e s e l p r o ­

ce so re a l (T e o r ía so b re la p lu sxm lia , I I I , 1 2 0 ).

31 La primera dificultad se refería al problema del valor de uso dado que este sólo era efectivo en el consumo una vez se ha salido del intercambio, pero este último suponía el valor de uso para poder realizarse.

Mercados, -precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 61

En el mismo sentido en los E l e m e n t o s afirma:

El dinero sólo hace circular mercancías ya transformadas ideal- mente en dinero, no sólo en la mente de los individuos sino tam­bién en la representación de la sociedad (e inmediatamente de las partes intervinientes en el proceso de compra y venta) están ya transformadas en dinero. Esta transformación ideal en dine­ro, y la real, no son en efecto determinadas por las mismas le­yes (Elementos, 120).

En otras palabras, como en una sociedad comercial es absurdo pen­sar que la producción privada sea de inmediato una cuota de trabajo social, el objeto producido tiene que relacionarse, previamente a su llegada al mercado, con un objeto que represente la unidad social entre los bienes mercantiles, con aquello que Marx designa como c o r p o r e i z a c i ó n del t r a b a jo s o c ia l . Este objeto es el dinero, y cuando toda mercancía se relaciona con él, en la forma de un precio anticipado del trabajo incorporado en el producto, se tiene lo que en el texto se denomina precio teórico o ideal.

En el paso siguiente, el intercambio convierte, eventualmente, este “precio ideal” en “precio real”, cuando la venta transforma el precio previo en dinero efectivo. Explicar la secuencia entre la formación del precio ideal y el precio efectivo es resolver la dificultad diag­nosticada por Marx de cómo explicar que el trabajo aparece social al principio cuando sólo realmente lo es al salir del mercado.

Ahora, la definición de la mercancía incorpora no solamente ser una cosa útil sino también poseer una manera de manifestarse social­mente, esto es estar en relación con el dinero, en tanto este es la encarnación de la unidad social, antes de hacer efectivo el vínculo mercantil. Puesto así, este dinero no es una innovación técnica ne­cesaria para resolver los problemas del trueque (suponiendo los precios determinados por fuera de él), como sugería Smith en el capítulo IV de su R i q u e z a d e l a s N a c i o n e s , sino la condición misma de la existencia del productor privado y de la presentación de las mer­cancías antes del intercambio, ya que sin él, el bien producido no puede aparecer como mercancía.

Que el trabajo privado tome la forma de p r e c i o i d e a l (en forma monetaria) es el d i s f r a z o p r e s e n t a c i ó n s o c i a l que todo producto pri­

6 2 Lecciones de Economía Marxista

vado adquiere para llegar al escenario del intercambio en una sociedad descentralizada32.

E l s a l t o m o r t a l d e l a s m e r c a n c í a s

Cuando el productor ofrece la mercancía en el mercado descentrali­zado Marx habla de la venta, la conversión de la mercancía (M) en dinero efectivo (D), es decir, M-D.

E l s a lt o q u e e l v a l o r m e r c a n t i l d a d e sd e e l c u e r p o d e la m e r c a n c ía a l

d e l o r o [d in e r o ] , e s e l “ sa lt o m o r t a l e " d e la m e r c a n c ía . S i f r a c a s a , lo

q u e se v e r á c h a s q u e a d a ( f r u s t r a d a ) n o s e r á la m e r c a n c ía s i n o s u

p o se e d o r . L a d i v i s i ó n s o c ia l d e l t ra b a jo h a ce q u e e l t ra b a jo d e l p o se e ­

d o r se a ta n u n i l a t e r a l c o m o m u lt i la t e r a le s s e a n s u s n e c e s id a d e s . (....)

L a m e r c a n c ía e s q u i z á s e l p r o d u c t o de u n a n u e v a m o d a l id a d d e t ra ­

ba jo, la c u a l p r e te n d e s a t is f a c e r u n a n e c e s id a d re c ié n s u r g i d a o crea r ,

p o r s u p r o p ia in ic ia t iv a , u n a n u e va .. . H o y e l p r o d u c t o sa t is f a c e u n a

n e c e s id a d so c ia l. T a l v e z m a ñ a n a lo d e sp la ce , to ta l o p a r c ia lm e n t e ,

u n t ip o s im i l a r d e p r o d u c t o . A u n q u e e l t ra b a jo e s t a m b ié n , c o m o e l

d e n u e s t r o te je d o r, u n e s l a b ó n p a t e n t a d o d e la d i v i s i ó n s o c ia l de

tra b a jo , e l lo e n m o d o a l g u n o b a s t a p a r a g a r a n t i z a r e l v a l o r de u s o

p r e c i s a m e n t e d e s u s 2 0 v a r a s d e l ie n z o . S i l o s te je d o re s c o m p i t e n

c o n é l y a h a n s a t u r a d o la s n e c e s id a d e s s o c ia le s de l ie n z o - q u e c o m o

t o d o lo d e m á s t ie n e s u m e d i d a - e l p r o d u c t o d e n u e s t r o a m i g o se

v o l v e r á e x c e s iv o , s u p e r f lu o y p o r t a n to i n ú t i l ( E l C a p it a l , 1 2 9 ) .

Si la venta M -D se puede describir con la metáfora del s a l t o m o r t a l

d e la s m e rc a n c ía s es que ella no está automáticamente asegurada. El trabajo inicial que se incorpora para producir el bien no es de

32 Marx indica que las sociedades son autoritarias o monetarias (descentralizadas): “ En la sociedad comercial el poder que cada individuo ejerce sobre la actividad de los otros o sobre las riquezas sociales, lo posee en cuanto es propietario de valores de cambio, de dinero. Su poder social, así como su nexo con la sociedad, lo lleva consigo en el bolsillo. Y también: Cada individuo posee [en la sociedad del valor de cambio] el poder social bajo la forma de una cosa. Arrancase a la cosa este poder social y habrá que otorgárselo a las personas sobre las personas" (Elementos, 85).Es decir, todas las sociedades presentan una manera social de presentación de los individuos y de su mediación social para la consecución de las relaciones entre ellos. En la sociedad comercial la intervención del dinero permite que se expre­sen y que la relación de intercambio sea un vínculo entre las personas, es decir, la relación entre individuos se realiza por medio de las cosas (bienes y dinero) y no por relaciones personales.

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 6 3

inmediato social, de tal manera que la venta es el espacio donde todo productor de mercancías sufre un riesgo comercial ya que, en razón a las actividades descentralizadas, el individuo actúa sin co­nocer la acción de los otros y, por lo tanto, no hay certeza de que toda cantidad de trabajo concreto se constituya en cantidad de TSN, en cuota del trabajo social. Otro texto lo confirma:

Si el estómago del mercado no puede absorber la cantidad total de lien­zo al precio normal de dos chelines por vara, ello demuestra que se consumió, bajo la forma de fabricación del lienzo, una parte excesiva­mente grande de trabajo social en su conjunto. [...] La división del tra­bajo convierte en mercancía el producto del trabajo, y con ello torna necesaria la transformación del mismo en dinero. A la vez, hace que sea fortidto el que se logre o no esa transustanciación (El Capital, 131).

En estos términos, el intercambio comercial hace normal que el pre­cio ideal no tenga seguridad en convertirse en precio efectivo, y por tanto, el mercado aparece ahora como un mecanismo donde los diferentes trabajos privados en la forma de productos ofrecidos se som eten a la prueba de ser aceptados cuantitativa y cualita­tivamente por parte de los otros miembros de la división del trabajo, es decir, el mercado es un espacio donde se realiza la sanción y evaluación de los trabajos privados33.

En resumen, si bien el tratamiento de Marx de la explicación de la formación del valor es ambiguo, se puede evidenciar un conjunto de criterios en el cual la solución que toma en cuenta sólo las cir­cunstancias de la producción convierte la teoría del valor en un caso particular del ricardianismo e invalida las críticas hechas por Marx al autor de P r i n c i p i o s en este tema34.

Por el contrario, si se aboca la formación del valor en la circulación, es necesario apoyarse en nuevos conceptos tales como el precio

33 Estamos lejos de la concepción del mercado neoclásica donde éste es la instancia neutral en la cual se expresa la voluntad de los individuos y donde debe desarro­llarse una especie de conciliación de las diversas voluntades por medio de la generación de una situación de precios de equilibrio. La concepción del mercado como mecanismo social de sanción de las decisiones individuales también está en los clásicos (ver Bidard y Klimovsky 2006).

34 Ver Garegnani (1984).

64 Lecciones de Economía Marxista

id e a l y el s a lto m o rta l en la venta de las mercancías, en los cuales se manifiesta el papel central del dinero. Ahora bien, si la fo r m a v a lo r es la condición previa para que los productores descentralizados (o privados) se sometan a la s a n c ió n s o c ia l por medio del intercam­bio, se abre la puerta a una formulación h e t e r o d o x a de los precios en Marx, donde el punto de partida es ahora el dinero. Por lo anterior, su estudio es la primera etapa de la explicación de la formación mercantil del vector L de trabajos sociales por medio de la u n i d a d d e

la p r o d u c c i ó n y e l i n t e r c a m b i o 35.

35 Desde ahora puede verse que se hace necesario algo social para explicar las relaciones entre individuos con iniciativa privada. Se empieza a negar la idea liberal de que los individuos constituyen la sociedad partiendo de un terreno no social. Esto remite al ataque de Marx a las robinsonadas del siglo XVI11 en la Introducción de 1857, antes citada.

C a p í t u l o IV

EL DINERO O LA FORMA DEL VALO R

Lo que vuelve particularmente difícil la comprensión del dinero en sil pleno carácter determinado consiste en que aquí una relación social, determinado vínculo entre los individuos,

aparece como metal, como piedra... existente al margen de los individuos y ni que se encuentra como tal en la naturaleza.

Karl Marx

Se ha visto que Marx habla del dinero (en tanto representante del trabajo general), como forma obligada de los productos elaborados por los trabajos privados para entrar a los mercados específicos. En lugar de que el precio sea representado por la expresión entre dos bienes (la mercancía M 1 vale x M 2), ahora el precio es directamente monetario, es decir, el precio ds M 1 es directamente de la forma: M a vale x unidades monetarias.

La primera aparición de ese precio es el precio ideal, la forma del valor, previa al precio efectivo, aquel que existe cuando una canti­dad de dinero paga la mercancía ofrecida. Esta visión de un valor que necesita manifestarse de manera monetaria es un punto origi­nal de gran im portancia, puesto que, como denuncia Marx, la economía política previa (Smith y Ricardo, principalmente) había separado el análisis del dinero y el de la mercancía, y había coloca­do esta última en el primer lugar, relegando la realidad monetaria como algo externo y secundario. Marx era completamente consciente de esta visión y en este punto se encuentra una de sus grandes di­vergencias con los economistas clásicos:

Los economistas suelen derivar el dinero de las dificultades externascon las que se topa el trueque en expansión, pero al hacerlo olvidan

66 Lecciones de Economía Marxista

que esas dificultades surgen del desarrollo del valor de cambio, y por lo tanto, del trabajo social en cuanto trabajo general. (...) Se atienen luego consecuentemente al trueque como forma adecuada del proceso de intercambio de mercancías, el cual sólo estaría ligado a ciertas incomodidades técnicas, siendo el dinero un recurso astu­tamente pensado para superarlas. Partiendo de este punto de vista sumamente superficial, un ingenioso economista inglés ha afirmado acertadamente, por ende, que el dinero sólo sería aun instrumento material, como un barco o una máquina de vapor, pero no la repre­sentación de una relación social de producción y, por consiguiente, no es una categoría económica (Contribución, 358).

Aquí Marx denuncia el enfoque (hecho célebre por Adam Smith) que afirma que el dinero, en la función medio de circulación se in­troduce tras haber determinado el precio relativo de las mercancías, como si el dinero no tuviera que ver con la formación del valor de ellas. Precisamente, la concepción clásica considera que el precio, al menos el de equilibrio, se determina sin las transacciones ya que para el cálculo de los precios relativos utiliza las condiciones de producción y un patrón del valor.

De esta manera, se invita a pensar "que el trueque multilateral es un sistema posible de relación entre individuos de la división del trabajo, el cual en razón de algunas dificultades de funcionamien­to, sería reem plazado por la intróducción de un medio de pago aceptado por todos. En consecuencia, el sistema de cambios gana­ría niveles de eficiencia en las transacciones monetarias con precios dados. En realidad, para Marx el trueque es sólo un método de pago excepcional entre pocos agentes, cuando se da la doble coin­cidencia de necesidades. Esto se da

...cuando la producción se orienta al valor de uso y no al valor de cambio) [y por eso...] de hecho, el proceso de intercambio de mer­cancías no aparece originariamente en el seno de los entes comunita­rios naturales y espontáneos sino allí donde terminan, en sus límites, en los pocos puntos en que toman contacto con otros entes comuni­tarios (Contribución, 34).

Por tanto, para Marx, la sociedad monetaria no puede entender­se como un sistema de cambios técnicamente mejor respecto al trueque entre dos o m uchos in d ivid u os sino com o el único

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 67

sistefna posible de intercambios para una sociedad de com er­ciantes descentralizados.

D ig r e s ió n s o b r e e l d in e r o e n la te o r ía e c o n ó m ic a

Norm alm ente, el público y los econom istas asocian el dinero a los objetos que cum plen las funciones de unidad de cuenta, de m edio cam bio y reserva de valor. Es obvio que la ciencia eco­nómica no puede lim itarse a constatar las funciones del dinero sino que debe explicar cuál es su naturaleza y por qué cum ple estas funciones.

La m ayoría de los economistas pretende explicar el m undo eco­nóm ico en térm inos d ic o t ó m ic o s , es decir, en dos etapas. La primera daría cuenta de las proporciones entre mercancías, los precios propiam ente dichos; y la segunda, explicaría cómo esos precios se hacen efectivos y cómo se realizan las transacciones entre agentes. En este sentido la determ inación de los precios sería independiente de la manera en que se hacen efectivos. Y por ende, el dinero sería neutral respecto a las proporciones. Por esto, si el dinero es el sistema usual de las transacciones, se pro­cede a en ten d erlo una v e z se han d eterm in ad o los precios relativos entre las mercancías.

Para llevar a cabo esta metodología se procede a presentar la argu­mentación que permite justificar un precio positivo del dinero, la integración del dinero en la teoría del valor, puesto que sin esta cualidad no se podría explicar que los agentes lo aceptaran como medio de cambio o como reserva de valor.

Dos caminos se han ensayado en la empresa de deducir el dinero de una categoría considerada como más simple o básica y que co­rresponden con las dos grandes teorías de los precios existentes.

68 Lecciones de Economía Marxista

La vía neoclásica

En el m odelo central de los neoclásicos, el m odelo de A rrow Debreu, el dinero ni está presente ni es necesario36. No está pre­sente como unidad de cuenta porque esta función se la otorga el analista a un numerario arbitrario; tampoco es medio de cambio porque se asume que el equilibrio económico (vector de precios y de cantidades que asigna las dotaciones de manera que las em­presas y los agentes maximizan respectivamente la ganancia y su utilidad), se logra sin ningún costo de transacción y sin relaciones bilaterales gracias al supuesto de u n a C a j a d e C o m p e n s a c i ó n entre las distintas cuentas de los agentes.

Tampoco existe como reserva de valor, porque los agentes no ne­cesitan guardar nada de un período a otro, dado que los mercados se suponen completos (en la fecha presente se celebran contratos de entrega teniendo en cuenta las restricciones de presupuesto de cada fecha) y tampoco existe la posibilidad de reabrir los merca­dos, puesto que no existe una economía secuencial (que introduciría un tipo de incertidumbre).

Lo anterior explica que los intentos principales para incorporar el dinero, para darle sentido a su presencia, son los de estudiar las posibles formas de modificar el modelo central para que permita el establecimiento de una demanda de dinero que sirva de reserva de valor, y a p o s t e r i o r i , también funcionar como medio de cambio. Para esto se han hecho modelos donde los agentes escogen una deman­da de dinero o de saldos reales (M/P, donde M es la cantidad de dinero y P el nivel de precios), con el fin de servir de reserva para realizar los pagos cuando los mercados no están completos y/ o la economía pasa por una secuencia infinita de períodos.

Aquí que el dinero se quiere derivar como un instrumento que va a solucionar problemas del ahorro, de la dinámica intertemporal y no propiamente del trueque, como anteriormente se presentaba en

36 Hahn lo confirma: "El desafío más importante al cual está confrontado el teórico respecto de la existencia del dinero es éste: el dinero no desempeña ningún papel en el modelo más desarrollado de la teoría económica. Este modelo es, obviamente, la versión de Arroiv-Debreu del Equilibrio General walrasiano" (1983, 23).

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 69

Smith. Sin embargo, el problema que se ha detectado en esta con­cepción es que la demanda de dinero depende de la demostración de un precio positivo del dinero, lo cual no ha sido posible hacer sin introducir hipótesis especiales o n d h o c (la obligación de pagar impuestos, por ejemplo) que no se pueden explicar como una elec­ción racional o que no son generales (la ausencia artificial de otros activos financieros). La escapatoria generalmente utilizada (para hablar sobre el intercambio y desarrollar la macroeconomía y la microeconomía), es asumir por hipótesis n d h o c un precio positivo del dinero, y por ende, suponer que el dinero compra las mercan­cías. Se termina, entonces, por aceptar que la teoría del valor de las mercancías no es capaz de explicar la realidad monetaria.

La vía clásica

Tras explicar el sistema de precios con una medida invariable, es decir, dar cuenta de la manera en que una de las mercancías produ­cidas (las únicas que poseen un precio de producción, y por ende, de mercado), ocupa el papel de medio de circulación, tal como pro­puso Adam Smith.

Aquí el dinero se quiere entender como aquello que soluciona los problem as del trueque, tal como Marx diagnostica. Asum ien­do que el dinero es una mercancía, se intenta darle precio positivo asum iendo que su valor procede del objeto mercantil que sirve de m edio de circulación entre las mercancías. Por lo tanto, el oro industrial le daría valor al oro monetario, reconociéndose así que el objeto dinero no tiene valor propio. El problema es que el he­cho de que una mercancía ocupe las funciones monetarias no se puede derivar de la teoría del valor ya que im plica un consenso de todos sobre ese bien. Este consenso funciona de hecho más como una hipótesis que como una derivación generada por las bases de la teoría.

Que la teoría monetaria ortodoxa no haya podido darle sentido ra­cional al dinero aplicando las respectivas teorías del valor o del precio, pone al día la dificultad de concebir que el dinero sea un bien físico producido privadamente y que esté sometido a las mis­mas leyes que las mercancías, es decir, que se pu^da entender a

70 Lecciones de Economía Marxista

partir de la idea de mercancía o bien real y del intercambio entre agentes racionales37. Parecería legitimada así a p o s t e r i o r i la crítica de Marx a Ricardo (representante de la perspectiva ortodoxa en ese momento) de que no es correcto construir el concepto de precios y de dinero en forma separada.

La teoría marxista del dinero

Para comenzar, Marx asume la relación de las mercancías y el dine­ro como algo evidente:

N o h a y q u ie n n o sepa, a u n q u e s u c o n o c im ie n t o se r e d u z c a e so, q u e

l a s m e r c a n c ía s p o s e e n u n a f o r m a c o m ú n d e v a l o r q u e c o n t r a s t a , de

m a n e r a s u p e r la t iv a , c o n la s a b ig a r r a d a s f o r m a n a t u r a le s p r o p ia s de

s u s v a lo r e s d e u s o : la f o r m a d in e r o ( E l C a p it a l , 5 9 ) ™ .

Esta forma del valor o el precio ideal mencionado en el capítulo anterior, es la primera función del dinero:

L a p r im e r a f u n c i ó n [d e l d in e r o ] c o n s i s t e e n p r o p o r c i o n a r a l m u n d o

d e l a s m e r c a n c ía s e l m a t e r ia l p a r a la e x p r e s ió n d e l v a lo r , o b ie n

p a r a r e p r e s e n t a r lo s v a lo r e s m e r c a n t i le s c o m o m a g n i t u d e s d e i g u a l

d e n o m in a c i ó n , c u a l i t a t i v a m e n t e i g u a l e s y c u a n t i t a t i v a m e n t e c o m ­

p a r a b le s . F u n c i o n a a s í c o m o m e d id a g e n e r a l d e lo s v a lo r e s . . . [...]

E n c u a n t o m e d id a d e l v a lo r , e l d in e r o e s la f o r m a d e m a n i f e s t a c ió n

n e c e s a r i a d e la m e d id a d e l v a l o r i n m a n e n t e a l a s m e r c a n c í a s : e l

t ie m p o d e t ra b a jo ( E l C a p it a l , 1 1 5 p 9.

El dinero es inicialmente la representación social e inicial del va­lor de los productos, el rasgo social com ún entre los diversos productos de la división del trabajo o, como lo dice Marx varias

37 U n a e x p o s i c i ó n m á s c o m p l e t a d e lo s f r a c a s o s d e la s t e o r í a s d e l v a l o r p a r a d a r u n a t e o r í a a c e p t a b l e d e l d i n e r o s e e n c u e n t r a e n B e n e t t i ( 1 9 9 0 ) y H e l w i g (1 9 9 3 ) .

38 “Las mercancías vienen al mundo revistiendo la forma de valores de uso o cuerpos de mercancías... Esta es su prosaica forma natural. Sin embargo sólo son mercancías debido a su dualidad, a que son objetos de uso y portadores de valor. Solo se presentan como mercancías... en la medida en que tienen una forma doble: la forma natural y la forma del valor" (El Capital, 58).

39 ‘‘La moneda de cuenta es una unidad de medida ideal que no tiene otro límite que el de la imaginación. Se la emplea para expresar todo tipo de riqueza, a condición de que sea conside­rada desde el punto de vista del valor de cambio; así por ejemplo, la renta nacional, las rentas del Estado y de los particulares" (Elementos, 124).

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 71

veces, la e n c a r n a c i ó n d e la u n i d a d s o c i a l de los diversos trabajos pri­vados. Esta encarnación se hace en un objeto, en uno de los bienes mercantiles. Una vez esto se establece, es posible formar el precio ideal y después pasar a la relación entre el poseedor de la mer­cancía y el poseedor de dinero. En este último caso, se encuentra la segunda función del dinero, “ e l s e r m e d i o d e c i r c u l a c i ó n : c o m o m e ­

d i a d o r e n l a c i r c u l a c i ó n m e r c a n t i l , e l d i n e r o a s u m e la f u n c i ó n d e m e d i o d e

c i r c u l a c i ó n ” ( E l C a p i t a l , 1 3 9 ) .

Por lo tanto, los temas que la teoría económica marxista sobre el dinero debe desarrollar son los siguientes:

• La necesidad de la expresión del valor de las mercancías en di­nero, antes del intercambio mercantil.

• La explicación del dinero como encarnación del trabajo social.• El carácter del “bien” monetario y su especificidad respecto a los

bienes mercancías.

Estos elementos bastan para ubicar la metodología particular pro­puesta por Marx: el dinero se piensa, primero, como la expresión social de los trabajos privados y, después, como medio de cambio para pagar las mercancías compradas. Para explicar estas dos fun­ciones del dinero, ofrece una explicación de cómo se genera esta forma monetaria del valor de las mercancías enunciando que al “ h a c e r l o s e l l e v a a c a b o u n a t a r e a q u e la e c o n o m í a b u r g u e s a n i s i q u i e r a

i n t e n t ó ” ( E l C a p i t a l , 59).

Denomina esta explicación la g é n e s is d e l d in e ro , en el sentido de indicar cómo un bien mercantil se convierte en un e q u i v a l e n t e g e n e r a l

-representante del trabajo social-, frente a los otros productos de la división del trabajo40. Una vez este resultado es obtenido, este dine­ro puede funcionar como expresión del valor y como medio de cambio.

La necesidad de la expresión en dinero

En la Introducción se planteó que Marx distingue las sociedades por las formas de la relación entre los individuos. En esta perspec­

40 A pesar de ciertas ambigüedades debe notarse que Marx no da una explicación

histórica sino lógica.

72 Lecciones cíe Economía Marxista

tiva, si la sociedad es centralizada no es necesario que el trabajo privado tome una forma diferente a él porque su carácter social será resuelto por medio de acuerdos previos de la comunidad o por mandatos autoritarios de una autoridad central y, en consecuencia, las relaciones entre los individuos se efectuarían ya sea como rela­ciones directamente personales, como miembros de una comunidado como víctimas de una subordinación entre ellos.

Por el contrario, en la economía con descentralización de sus ac­tiv id a d es p ro d u ctivas, la unidad social no es una realid ad inm ediata, es un resultado, y en consecuencia, las actividades privadas sólo se relacionan través de sus productos. Sin em bar­go, la relación no es entre productos físicos, de un bien contra un bien, sino que los productos deben relacionarse previam ente con un objeto que haga las veces de representante de la unidad so­cial, com o una m ediación obligatoria para que los in d ivid u os realicen el intercambio

El trabajo, sobre la base de los valores de cambio, supone preci­samente que ni el trabajo del individuo ni su producto sean inme­diatamente universales, y que este últim o obtenga esa forma universal solo a través de una mediación objetiva, a trai’és del dinero distinto a él (Elementos, 101).

Esta mediación objetiva41, este nexo entre individuos, no puede ser el trabajo mismo. En efecto, respecto a los productores, sus respecti­vos trabajos son como sus productos, heterogéneos y, por lo tanto, incomparables.

El tiempo de trabajo no puede él mismo ser inm ediatam ente dinero...precisamente porque de hecho él existe siempre sólo en pro­ductos particulares (Elementos, 96).

Marx aquí recuerda el error de los socialistas utópicos (como Gray, Owen y Proudhon) que querían suprimir el dinero pero conservar el mundo de las mercancías.

Puesto que el tiempo de trabajo es la medida inmanente de los valores ¿por qué coexiste con él otra medida externa? ¿Por qué se

41 Objetiva en la medida en que todos la acepten como tal.

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 73

desarrolla el valor de cambio para convertirse en precio? ¿Porqué todas las mercancías estiman su valor en una mercancía exclusiva, que se convierte así en la existencia adecuada del valor de cambio, en dinero? Este era el problema que debía resolver Gray. Las mer­cancías son en forma inmediata, productos de trabajos privados aislados e independientes, que en virtud de su enajenación en el proceso de intercambio privado deben actuar como trabajo social general, o bien el trabajo basado en la producción de mercancías solo se torna trabajo social mediante la enajenación universal de los trabajos individuales. Pero si Gray supone que el tiempo de trabajo contenido en las mercancías es inmediatamente social, está suponiendo que es tiempo de trabajo comunitario o tiempo de tra­bajos de individuos directamente asociados. A s í de hecho, una mer­cancía específica, como el oro, y la plata, no se podría enfrentar a las otras mercancías como encarnación del trabajo general, el va­lor de cambio no se convertiría en precio, pero el valor de uso no se convertiría en valor de cambio, el producto no se convertiría en mercancía y de este modo quedaría abolido el propio fundamento de la producción burguesa (Contribución, 71)42.

El fundamento de la “producción burguesa” es el principio de la descentralización de las actividades, es decir, aquella donde exis­ten actividades sin acuerdo previo y, por ende, es la relación misma de intercambio la que debe determinar el carácter social de las acti­vidades privadas. Y si el carácter privado es el punto de partida, es necesario un lenguaje común para expresarlo, así como se requiere este tipo de lenguaje entre los individuos que piensan ideas distin­tas y se comunican. Este mediador es el dinero, aquel objeto que funciona ante los trabajos privados como “ e n c a r n a c i ó n d e l t r a b a j o g e ­

n e r a l " y, como tal, permite la “forma del valor”, la expresión social de cada producto privado.

El proceso completo de intercambio entre dos individuos no es por ende trabajo privado A (o producto A) frente a trabajo privado B (o producto B), es por el contrario, trabajo privado A, representado

42 Con base en este argumento Marx también rechaza las ideas del socialista Owen:"Anotemos aquí que el “dinero laboral" de Owen, por ejemplo, dista tanto de ser dinero como, digamos, una contraseña de teatro. Owen presupone el trabajo directamente socia­lizado, una forma de producción contrapuesta diametralmente a la producción de mercan­cías" (El Capital, 115, nota 50).

74 Lecciones de Economía Marxista

frente a todos los demás productores en precio monetario de A, la “forma del valor”, que se coloca frente al dinero c o n t a n t e y s o n a n t e ,

en manos de los otros, los compradores.

L a m a n i f e s t a c ió n (d e l t ra b a jo p r i v a d o ) c o m o d in e r o - e n e l p r e c i o -

a p a re c e p r im e r a m e n t e s ó lo de u n m o d o id e a l ( c o m o ) u n a r e p r e s e n ­

t a c ió n q u e s ó lo se r e a l iz a r á m e d ia n t e la lie n ta real. . . . E n e l p re c io ,

e s ta r e p r e s e n t a c ió n e s idea l. S o lo se re a l iz a c o n la v e n ta . (T e o r ía s de

la h i s t o r ia d e la p lu s v a l ía , I I I , 1 1 6 .

En resumen, la descentralización de las actividades privadas y “ la mediación objetiva”, el dinero, son términos inseparables de las relaciones económicas en una sociedad mercantil.

¿Cuál es y cómo se establece o “genera” el objeto monetario? Es en la teoría de las “formas del valor” donde se debe encontrar una ex­plicación.

Las formas del valor o la “ génesis” del objeto que sirve de dinero

Si el dinero es objeto para expresar los valores de las mercancías, es necesario explicar su naturaleza propia, en el sentido de su especi­ficidad respecto a los bienes producidos. Marx postula que de todos modos este objeto es un bien mercantil y el proceso de cómo un bien llega a convertirse en dinero se explica por medio de la llama­da g é n e s i s d e l d in e r o .

D e lo q u e a q u í se tra ta ... e s d e d i l u c i d a r la g é n e s i s d e e s a f o r m a

d in e r a r ia , s i g u i e n d o p a r a e llo , la e x p r e s ió n de v a l o r c o n t e n id a e n la

r e la c ió n e x i s t e n t e e n t r e la s m e r c a n c ía s : d e sd e s u f o r m a m á s s im p le

y o p a c a h a s t a la d e s l u m b r a n t e f o r m a d e d in e r o . C o n lo c u a l. . . e l

e n i g m a d e l d in e r o se d e s v a n e c e ( E l C a p it a l, 5 9 ) .

El enigma es averiguar cómo una cosa (en este caso un bien mer­cantil) p u ed e ap arecer en el m ercad o com o d in ero , com o encarnación de la unidad social, y por ende, como nexo entre to­dos los individuos descentralizados. La g é n e s i s d e e s t e d i n e r o es, por tanto, la explicación de cómo se generan las condiciones míni­mas para el intercambio comercial. Tal problema es presentado por Marx como la deducción lógica, desde una forma de valor sim­ple (una mercancía es forma de valor de otra, la primera es el

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 75

equivalente particular) hasta llegar a la forma de valor general cuando un solo cuerpo, un e q u i v a l e n t e g e n e r a l , sirve de forma de valor de una pluralidad de mercancías43.

L a F o r m a I d e l v a l o r

La explicación comienza suponiendo un mundo de dos mercancías:

La más simple relación de valor es, obviamente, la que existe entre una mercancía y otra mercancía determinada de especie diferente, sea cual fuere. La relación de valor entre dos mercan­cías, pues proporciona la expresión más simple del valor de una mercancías (El Capital, 59)44.

En seguida, Marx muestra que cualquier relación de este tipo, la cual a primera vista no es más que un trueque entre dos producto­res, es en realidad y de inmediato u n a e x p r e s i ó n d e l v a l o r e n u n

d i n e r o p a r t i c u l a r , puesto que la primera mercancía utiliza lg mate­rialidad de la otra para expresar su valor:

Las dos mercancías heterogéneas A y B, en nuestro ejemplo el lien­zo y la chaqueta, desempeñan aquí, dos papeles diferentes. El lien­zo expresa su valor en la chaqueta; la chaqueta hace las veces de material para dicha expresión del valor. La segunda mercancía funciona como equivalente, esta es, adopta una forma de equiva- lente (El Capital, 60, énfasis propio).

Aquí, el productor del lienzo no toma a la chaqueta como un simple valor de uso para su consumo sino como expresión del valor, como un dinero. Es decir, para Marx en la relación entre dos mercancías existe necesariamente ya la realidad monetaria aunque en forma, si se quiere, p r i m i t i v a o e m b r i o n a r i a . Esa relación puede indicarse en el siguiente esquema tomando los bienes por él seleccionados:

V a l o r d e 2 0 v a r a s d e l i e n z o = 1 c h a q u e t a ( c h a q u e t a f u n c i o n a c o m o d i n e r o )

43 Aquí reaparece una de las quejas antes citadas según la cual "Una de las fallas fundamentales de la economía política clásica es que nunca logró desentrañar, partiendo del análisis de la mercancía... la forma valor, la forma misma que la hace un valor de cambio” (El Capital, 98, nota 32).

44 “ El secreto de toda forma de valor yace oculto bajo esta forma simple de valor. Es su análisis el que presenta la verdadera dificultad" (El Capital, 59).

76 Lecciones de Economía Marxista

Como en esta relación la chaqueta expresa el valor contenido en el lienzo se dirá que ella es e l e q u i v a l e n t e o e l d i n e r o p a r t i c u l a r del valor de la tela. Al ocupar la función de equivalente el objeto dinerario asume cualidades especiales respecto a la mercancía que no lo es. Más adelante se desarrollará este punto. Por ahora, es importante detenerse en la función misma de ser dinero. Aquí Marx anota algo que es esencial para su argumentación: esta posición no es una fun­ción exclu siv a de la chaqueta. En realidad, se p ostu la que simétricamente, para el productor de la chaqueta, la forma de ex­presión del valor se hace en lienzo:

Sin duda, la expresión 20 varas de lienzo = 1 chaqueta o 20 varas de lienzo valen 1 chaqueta implican la relación inversa: 1 chaqueta vale 20 varas de lienzo (El Capital, 60).

Con lo anterior queda consignado que en la relación simple existe la posibilidad de dos dineros y, por ende, dos formas monetarias del valor. Es decir, en este caso también se tiene:

V a l o r d e 1 c h a q u e t a = 2 0 v a r a s d e l i e n z o ( c o r n o d in e r o ) .

Dos mercancías puestas frente a frente generan el espacio para dos unidades de cuenta, dos dineros o equivalentes particulares, dos formas de expresar el valor, porque lo que vale para un productor vale para el otro. En este sentido, se debe aceptar que el carácter de mercancía le da a cada una de ellas la facultad potencial de ser di­nero, es decir, la función de ser dinero no ha sido monopolizada por algún objeto antes de la relación y antes de ser mercancías45.

La Forma II o forma total del valor

De inmediato Marx identifica la insuficiencia de esta f o r m a s i m p l e

d e l v a l o r (que se encuentra en toda relación entre dos mercancías tomadas separadamente). Ella no puede dar cuenta del dinero de­finitivo, puesto que “so/o la i n c l u y e e n u n a r e l a c i ó n d e i n t e r c a m b i o c o n

45 Nótese que al suponer desde el principio que el dinero es un elemento ya defini­do, por ejemplo, una chaqueta = col $2000, y si se invierte esta relación, resulta: $2000 = 1 chaqueta. Aquí los pesos no pierden su carácter de dinero, es decir, la inversión no hace que el papel monetario se otorgue a ambos bienes.

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 77

u n a c l a s e s i n g u l a r d e m e r c a n c í a s d i f e r e n t e s d e e l la m i s m a , e n v e z d e p r e ­

s e n t a r s u i g u a l d a d c u a l i t a t i v a y s u p r o p o r c i o n a l i d a d c u a n t i t a t i v a c o n t o d a s

l a s d e m á s m e r c a n c í a s ” ( E l C a p i t a l , 7 6 ) .

Un mundo de dos productos no es propicio para una explicación general, pues allí nada impide que el encuentro entre la tela y la cha­queta sea completamente fortuito, y que entonces, se establezca una relación por fuera de una ley económica de validez general. Por ello, es necesario abandonar este marco limitado y colocar, el lienzo en una relación simultánea con todas las otras mercancías, y de esta manera se obtendrá la llamada la Forma II o f o r m a t o t a l d e l v a l o r .

rVa tonelada de hierro 2 onzas oro

20 varas de lienzo = < n veces la mercancía A1 chaqueta 10 libras de té

1 quintal de trigo

Ahora el lienzo se halla en relación con la multiplicidad de las otras mercancías, lo que evita que ella sea fortuita y que no tenga en cuenta la situación general del conjunto. Las deficiencias anotadas en la primera forma parecen eliminadas, puesto que se ha excluido la relación bilateral y contingente. Sin embargo, reaparece una de gran trascendencia: en lugar de tener una sola mercancía sirviendo de dinero, ahora todas las que son distintas a la tela ofician explícita­mente como tal. En vez de un único dinero, la tela posee ahora múltiples d i n e r o s o equivalentes:

Como la forma natural de cada clase singular de mercancías es aquí una forma particidar de equivalente al lado de otras innumerables formas particulares de equivalente, únicamente existen formas restringidas de equivalente, cada una de las cuales excluye a las otras (El Capital, 79).

Esto permite afirmar que esta multiplicidad de equivalentes parti­culares no es el esquema adecuado para encontrar el dinero que se busca. En efecto, si se tomara esta situación, dice Marx en el Capítu­lo II de El Capital que:

A todo poseedor de mercancías toda mercancía ajena se le presenta como equivalente particidar de la suya y ésta como el equivalente

78 Lecciones de Economía Marxista

general de todas las demás. Pero como todos los poseedores de mer­cancías hacen lo mismo, no hay ninguna que sea equivalente gene­ral, ni pueden por tanto las mercancías poseer una forma de valor... general en la que puedan equipararse los valores, compararse en cuanto magnitudes de valor. Las mercancías en absoluto se enfren­tan entre sí como mercancías, sino solamente como productos o va­lores de uso (El Capital, 105).

Así como en una torre de Babel no hay comunicación sin un lengua­je común en el mundo de las mercancías de la Forma II, al no existir un acuerdo previo entre todos los individuos independientes so­bre el m aterial que perm ita una form a única para todas las mercancías, no hay posibilidad de comparar cuantitativamente las mercancías, y en este caso, no existen mercancías para intercambiarse sino bienes sueltos, simples cosas frente a otras cosas.

La conclusión que se deriva es que no basta que cada individuo pueda medir a su antojo la riqueza que posee o que quiere obtener; es necesario que exista una medida única, una forma del valor que se realice en una sola mercancía, aceptada por todos. Por lo tanto, la unicidad es una característica intrínseca del dinero, ya que sin ella no hay representación única de la unidad social, por tanto, no hay forma (general) del valor, y sin ésta, ni existen las mercancías ni el intercambio comercial.

Ahora bien, si el dinero de la Forma I era apenas un dinero para cada bien en una relación fortuita, en la Forma II realmente tampo­co se supera esta característica:

En ambos casos es, por así decirlo, un asunto privado de cada mer­cancía singular la tarea de darse una forma del valor, y cumple ese cometido sin contar con las demás mercancías (El Capital, 81).

La cuestión es clara: sin mediar un acuerdo global entre los distin­tos productores respecto al material que representa el nexo entre ellos, los dineros (o equivalentes) son múltiples y privados, por lo cual, no existe verdaderamente el dinero, no se pueden expresar los valores, y en consecuencia, tampoco hay mercancías. Existirían unos bienes frente a otros, trabajos privados frente a trabajos priva­dos, sin que puedan relacionarse entre sí en términos económicos, de acuerdo con una división general de los trabajos.

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 79

En lugar de tener representadas mercancías en dinero y a continua­ción, relaciones de intercambio, en realidad, el esquema representa una situación de trueque, y éste como se vio anteriormente, no es un marco adecuado para representar las relaciones mercantiles46. De acuer­do con lo anterior, el equivalente general, no existiendo ni en la formaI ni en la II, debe ser generado siguiendo la secuencia de las formas.

Se puede apreciar que en este momento Marx parece estar negando que las formas I y II sean los escenarios apropiados de una socie­dad de mercancías. Esto va implicar que el paso de la Forma II a la III es más importante de lo que en un principio se había dicho, ya que ella es la “generación” efectiva de la unicidad del equivalente general, el paso de un esquema de mercancías sin dinero a uno de mercancías con dinero.

En realidad, Marx explica esta “generación” de dos maneras: la pri­mera siguiendo el d e s a r ro llo d e la s fo rm a s; y la segunda, poniendo en la argumentación una a cc ió n c o le c tiv a previa de los producto­res, rompiendo el esquema por ahora seguido.

Primera génesis: La “ inversión ” de la Forma II genera la Forma III

Marx propone inicialmente que el procedimiento propicio para encontrar analíticamente la estructura con dinero, resulta de la in ­v e r s ió n de la Forma II considerada antes:

Si invertimos la serie, (...) si expresamos la relación inversa (...) tendremos:

Va t o n e l a d a d e h ie r r o2 o n z a s o r on v e c e s la m e r c a n c í a A1 c h a q u e t a 1 0 l ib r a s d e t é1 q u in ta l d e t r ig o

y = 20 varas de lienzo

46 Marx insiste siempre en negar el trueque:“Nunca se efectúa un tráfico en que los poseedores de mercancías intercambien sus artículos por otros, y los comparen con éstos, sin que las diversas mercancías de los diversos poseedores de éstas, se intercambien dentro de ese tráfico con una tercera mercancías, siempre la misma, y se comparen con ella en cuanto valores ” (El Capital, 108).

80 Lecciones de Economía Marxista

Con esta inversión Marx deduce o crea l a F o r m a I I I o f o r m a g e n e r a l

d e l v a l o r , en la cual el dinero, bajo la figura de lienzo, es ahora di­nero único para todas las mercancías existentes. Esto representa ventajas y consecuencias claras:

L a s m e r c a n c ía s r e p re s e n t a n s u v a lo r 1 ) de m a n e r a s im p le , p o r q u e lo

r e p r e s e n t a n e n u n a s o la m e r c a n c ía , y 2 ) de m a n e r a u n it a r ia , p o r q u e

lo r e p r e s e n t a n e n la m i s m a m e r c a n c ía . S u f o r m a de v a l o r e s s im p le

y c o m ú n a t o d a s y , p o r c o n s ig u ie n t e , g e n e r a l ( E l C a p it a l , 8 0 ).

Este resultado le permite afirmar: “ Tan solo esta forma, pues, relaciona efectivamente las mercancías entre s í en tanto valores, o hace que aparezcan como zmlores de cambio” (El Capital, 8Í)47.

Esta inversión elimina la pluralidad de equivalentes y aparece la unicidad que se buscaba para permitir una sola forma del valor y, por ende, la relación entre las mercancías.

Esta situación final es el resultado de una exclusión con doble efec­to: por una parte, todas las mercancías, con una sola excepción, se ven excluidas del papel de equivalente general; y por la otra parte, el dinero es separado del seno de las mercancías.

La segunda génesis: una “acción social ” genera el equivalente general

En el capítulo II de E l C a p i t a l se plantea “la generación” del equi­valente general como resultado de la sustitución de un escenario donde no existe dinero único (una especie de Forma II), por aquel donde aparece ya un dinero para todos. Este cambio lo determina la ejecución de una “acción social” (colectiva) de los productores previa a las actividades privadas de los productores de bienes - mercancías. Esto es lo que dice Marx cuando se coloca en una si­tuación en la cual los productores se encuentran sin equivalente general y utilizan su propia mercancía para formar sus formas de valor particulares:

47 "[Los productores] sólo pueden relacionar entre sí sus mercancías en cuanto valores, y porlo tanto en cuanto mercancías, al relacionarlas antitéticamente con otra mercancía cualquie­ra que haga las veces de equivalente general" (El Capital, 106).

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 81

¡En su perplejidad — nuestros poseedores de mercancías piensan cotno Fausto!**. En el principio era la acción. De allí que hayan actuado antes de haber pensado. Las leyes de la naturaleza inhe­rente a las mercancías se confirman en el instinto natural de sus poseedores. Sólo pueden relacionar entre sí sus mercancías ern cuanto valores, y por tanto tan sólo en cuanto mercancías, al relacionarlas antitéticamente con otra mercancía cualquiera que haga las veces de equivalente general. Pero sólo un acto social puede convertir una mercancía determinada en equivalente ge­neral. Por eso la acción social de todas las demás mercancías apar­ta de las mismas una mercancía determinada, en la cual todas ellas representan sus valores. (...) Es de este modo como se con­vierte en dinero. (El Capital, 106).

El paso de un esquema de trueque de bienes a uno donde existan las mercancías ya no depende de u n a i n v e r s i ó n . Ahora la clave resi­de en la mención de la acción social previa del conjunto de agentes privados de mercancías, los únicos agentes económicos contempla­dos por el momento. Es verdad que Marx no aclara muchos detalles sobre el tipo de acción social a la cual alude, pero si menciona que se trata de una acción donde, según su propia expresión, “/os a g e n ­

te s a c t ú a n a n t e s d e h a b e r p e n s a d o y, por ende, se conducen de acuerdo con un i r i s t i n t o n a t u r a l ” (El Capital, 105).

Puesto así, el dinero es una creación social, pero en un acto que no procede de una conducta que hoy se llamaría “racional” o intencio­nal, sino que tiene que ver con un cierto reflejo colectivo que se impone a los individuos. Sin embargo, sobre la forma concreta de esta acción constitutiva del dinero (que lo efectúe una asamblea de productores o el Estado como representante de la colectividad) nada

48 En su rebeldía contra Dios, el Fausto cambia la primera frase del evangelio de San Juan "en principio era la palabra" por aquello que parece representar al hombre moderno: el culto de la acción. Cuando Fausto empieza a leer el evange­lio, afirma: "Dice aquí: <<en principio estaba la palabra>! Ya me atasco! ¿me ayuda a seguir alguien? !No puedo darle tanto valor a la <<palabra>>! Tengo que traducirlo de otro modo, si el espíritu me ilumina bien. Dirá aquí: <<en principio existía el sentido>> Piensa bien esta línea, la primera; que tu pluma no vaya apresurada. El Sentido ¿es quien todo lo hace y obra? Debía ser: <<en principio estaba la Fuerza>>. Pero ya, cuando lo escribo, algo me avisa que no he de dejarlo. !Me socorre el espíritu! De pronto le he entendido; y pongo: <<en princi­pio existía la acción>> Goethe (1963, 771).

8 2 Lecciones de Economía Marxista

en realidad se explica. Por esta razón se debe asumir como un dato, un presupuesto al funcionamiento del mundo comercial.

La Forma IV: la selección del oro como dinero

Al conseguir la Forma III ya se tiene el equivalente general y la sociedad es monetaria. Pasar a la forma IV no es algo esencial, puesto que responde al interrogante sobre el objeto en el que va recaer el acuerdo social sobre la materialización del dinero. En efecto, como desde el principio la forma de equivalente general se asoció con uno de los bienes producidos, falta dilucidar sobre cuál de ellos debe recaer la selección. La idea es que gracias a ciertas cualidades físicas, a los valores de uso materiales, existen objetos que pueden cumplir el papel de dinero mejor que otros.

Las sociedades mercantiles pueden existir, con diversas figuras mate­riales del equivalente general con la condición que se utilice una sola de las posibilidades. Aquí la historia social es la que parece imponer, se­gún las circunstancias, sus elecciones: unas veces el ganado, otras los esclavos u objetos de primera necesidad. Al final, el proceso histórico va a colocar a los metales preciosos en este sitio privilegiado dado que:

... siendo puramente cuantitativa la diferencia que existe entre las magnitudes del valor, la mercancía dineraria ha de poder reflejar diferencias puramente cuantitativas, y por tanto, ser divisibles a voluntad y en partes susceptibles de volver a integrarse. El oro y la plata poseen por naturaleza esas propiedades (El Capital, 109)49.

Un juego de palabras consigna este resultado: Aunque el oro y la plata no son dinero por naturaleza, el dinero es por naturaleza oro y plata (El Capital, 109)50.

49 En los Elementos había dicho: "Las cualidades que posee la mercancía como valor de cambio, y respecto de las cuales sus cualidades naturales son inadecuadas, expresan los requisitos que exigen de aquellas mercancías que constituyen el material del dinero. Por lo menos en el estado del cual ahora podemos hablar, estos requisitos son satisfechos en grado máximo por los metales preciosos" (102).

50 Esta idea que viene a justificar que el mejor bien monetario son los metales preciosos, es muy antigua vieja. Ya lo decían claramente los economistas del siglo XVII, tales como Cantillon y Galiani en el siglo XVIII. Smith en el capítulo IV ofrece también un panorama interesante sobre la evolución de los soportes materiales del dinero.

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 8 3

Por tanto el paso de la Forma III a la Forma IV no es tan importante como el paso de la Forma II a la III. En la primera, sólo se trata de explicar cuál es el material que hace de dinero, suponiéndose que este existe; en la segunda, se trata de entender la génesis del dinero en su carácter de forma general y única del valor, independiente de cualquier forma concreta que después asuma. Como puede verse, esta segunda cuestión es lógicamente anterior y más importante que la primera.

En resumen, el primer resultado de Marx es la argumentación de la g é n e s i s d e l d i n e r o poniendo en escena dos estructuras de relación entre las mercancías distintas, una sociedad de múltiples equivalentes (Forma II) y una sociedad de forma monetaria (Forma III). “La géne­sis” es la explicación de la transformación de una en la otra. En segundo lugar, la génesis implica la exclusión de un bien entre las mercancía para asumir las funciones especiales de dinero, papel que finalmente recaerá sobre los metales preciosos.

Sin embargo, Marx no agota el tema señalando que el dinero es una de las mercancías (equivalente particular o general), ya que mues­tra simultáneamente que si una mercancía es dinero, ella es una “mercancía especial”, tal como se verá a continuación.

C a p í t u l o V

EL DINERO ES UNA “MERCANCÍA” PERO... ESPECIAL

El d in e r o es u n a m e rca n c ía

Marx insiste de manera permanente en que el dinero es una mer­cancía, hasta tal punto que aparece como algo evidente: “ L a d i f i c u l t a d n o

e s t r i b a e n c o m p r e n d e r q u e e l d i n e r o e s m e r c a n c í a , s i n o c ó m o , p o r q u é , p o r

i n t e r m e d i o d e q u é u n a m e r c a n c í a e s d i n e r o ” ( E l C a p i t a l , 1 1 2 ) . Y más adelante afirma que: “ L a m e r c a n c í a q u e f u n c i o n e c o m o m e d i d a d e l v a ­

l o r y p o r c o n s i g u i e n t e s e a e n p e r s o n a o p o r m e d i o d e u n r e p r e s e n t a n t e ,

t a m b ié n c o m o m e d i o d e c i r c u l a c i ó n , e s e l d i n e r o ” ( E l C a p i t a l , 1 5 8 ) .

Esta posición tan reiterada, confirmada por el hecho de que la teo­ría de las form as del valor term ina con la exclusión de una mercancía que hace de dinero, parece descartar que el dinero pue­da concebirse sin ser mercancía. En otras palabras que un objeto no mercantil pueda cumplir las funciones esenciales del dinero, el de ser medida y representación del valor y medio de circula­ción. Vale la pena entonces averiguar sobre cuáles ideas basa Marx ese convencimiento.

El punto de partida es la idea de que la forma del valor de las mer­cancías es la expresión del valor en un objeto que es e n c a r n a c i ó n d e

la s u s t a n c i a d e l im lo r , del trabajo abstracto, es decir, de aquello que es la unidad social de los objetos mercantiles. Es esto lo que Marx afir­ma sin dudas:

E l o r o e s m e d id a de lo s v a lo r e s e n c u a n t o t ie m p o de t ra b a jo m a t e r ia ­

l i z a d o ( C o n t r ib u c ió n , 5 6 ) .

86 Lecciones de Economía Marxista

Si el oro [el bien finalmente retenido como dinero] puede servir como medida de los valores ello se debe únicamente a que él mismo es pro­ducto del trabajo, y por tanto, un valor variable (El Capital, 120).

A l evaluar todas las mercancías en oro sólo se presupone que en un momento dado, el oro representa una cantidad dada de tiempo de trabajo (Contribución, 52).

Estos textos indican que la mercancía monetaria es portadora de la s u s t a n c i a d e l v a l o r , y como tal puede ser representante de los valores ideales de las mercancías particulares, así como un kilo de hierro sólo puede expresar el peso de los cuerpos porque es un objeto pesado. Por lo tanto, parecería que en la función misma de expre­sión de los valores, el carácter de mercancía del objeto que sirve de unidad se hace absolutamente necesario.

Se verá ahora lo que sucede en la función de medio de cambio:

El oro sólo desempeña la función de medida ideal del valor, puesto que en el proceso de intercambio discurre como mercancía dineraria. Oculto en la medida ideal de los valores, acecha pues el dinero con­tante y sonante (El Capital, 126).

Lo anterior parece repetir una idea de los M a n u s c r i t o s d e 1 8 5 7 :

El dinero, la forma común en la que todas las mercancías como valo­res de cambio se transforman,... debe existir ella misma como mer­cancía particidar junto con las otras, ya que éstas no deben ser mediadas con él solo mentalmente, sino que deben ser cambiadas y trocadas por dinero en el cambio real (Elementos, 93).

En resumen, se presentan dos argumentos claves:

• El objeto que sirve de dinero, para expresar la unidad social, el valor de los otros, debe ser también un valor mercantil.

• El poder de compra del dinero en la circulación proviene de su condición de ser una de las mercancías y no de su condición de ser dinero. Por lo tanto, el intercambio sería la circulación de dos poderes de compra puestos frente a frente.

Una vez planteadas estas evidencias, lo único que parece hacer fal­ta es la explicación del tercer problema: de có m o , p o r q u é y p o r in t e r m e d io d e

q u é , u n a m e r c a n c í a e s d in e r o . Tal como se vio antes, esta demostración es presentada por Marx en l a s F o r m a s d e l v a l o r o g é n e s i s d e l d in e r o .

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 8 7

Las especialidades de la mercancía dineraria

La idea de que el dinero es una mercancía escogida para desem ­peñar las funciones monetarias supone que la mercancía dineraria preexiste a su función monetaria y que el carácter de mercancía no se pierde al convertirse en dinero. El dinero así aparece como la calificación especial, un reconocimiento superior a un bien per­teneciente al m undo de las mercancías. Sin embargo, Marx se esfuerza en mostrar que la mercancía escogida como dinero se distingue realmente de las otras por el hecho de reunir caracte­rísticas que estas no pueden alcanzar. En los Manuscritos esto estaba anunciado así:

El oro y la plata son mercancías como las otras. El oro y la plata no son mercancías como las otras; como medio universal de cambio, ellas son mercancías privilegiadas y precisamente en virtud de ese privilegio degradan a las demás mercancías (Elementos, 50).

La presentación de estas características novedosas de m e r c a n c í a p r i ­

v i l e g i a d a se hace principalmente en el momento inicial del estudio de las Formas del valor, es decir, en la forma simple, donde la cha­queta hace de dinero únicamente frente al lienzo, aunque es en la exposición completa donde se hacen visibles todas estas peculiari­dades de la mercancía dinero que se presentan a continuación:

El valor de uso del dinero no es un valor de uso material

En primer lugar, se encuentra que el valor de uso del dinero es de naturaleza distinta al valor de uso de las mercancías normales.

E11 el cambio, la mercancía es reclamada en razón de sus propieda­des naturales y de las necesidades cuyo objeto ella es. El dinero lo es sólo en razón de su valor de cambio, solamente como valor de cam­bio (Elementos, 73).

El valor de uso de la mercancía comienza con su salida de la circula­ción, mientras que el valor de uso del dinero, en cuanto medio de circulación, lo constituye su propia circulación (Contribución, 87).

El valor de uso de la mercancía dineraria se desdobla. A l lado de su i'alor de uso particular en cuanto mercancía -el oro por ejemplo sir­ve para obturar cavidades dentarias, como materia prima de objetos

88 Lecciones de Economía Marxista

suntuarios, etcétera-, adquiere un valor de uso formal que deriva de sus funciones sociales específica (El Capital, 110)51.

Si el oro hace de dinero, su materialidad física asume la función económica de expresar el valor de la otra mercancía, esto es la con­tabilidad de los valores asume la forma de cantidades de oro.Además de metal precioso, el oro-dinero es para el propietario de cualquier mercancía algo más, algo especial, ya que expresa en ella su valor. Con ello, por ser dinero, se agrega un nuevo valor de uso al oro a ese objeto natural. Además de un valor de uso privado (sirve como metal precioso, por ejemplo, para joyería), ahora apa­rece revestido de un valor de uso social52, sirve de DINERO, de expresión del valor, de equivalente general.

El trabajo privado que produce el dinero es de inmediato trabajo social

En el caso de toda mercancía normal, su trabajo privado debe ser convertido en trabajo social por medio del cambio mismo, es decir, ella debe ser primero vendida por dinero, y posteriormente, ejecu­tar las compras finales de su productor. Esta venta inicial, el paso M-D es, como se vio en el capítulo anterior, e l s a l t o m o r t a l d e la

51 “El material áureo [del oro-dinero¡ sólo cuenta como concreción material del valor, como dinero. De ahí que sea realmente valor de cambio. Su valor de uso se pone de manifiesto únicamente de manera ideal en la serie de expresiones relativas de valor..." (El Capital, 128). De igual manera: “Aunque él mismo (la mercancía monetaria) no es un valor de uso real, su valor de uso solo existe como vehículo del valor de cambio y por ende solo como valor de uso formal, no referido a ninguna necesidad individual" (Contribución, 76).

52 Marx agrega, en el momento que da el ejemplo donde la chaqueta hace de dinero, que el valor económico no encuentra una forma totalmente adecuada para expre­sarse pues allí algo natural (o material) viene a representar algo enteramente social. En efecto, él previene: "la chaqueta (la mercancía escogida para su ejemplo) simboliza una propiedad sobrenatural de ambas cosas: su valor, algo que es puramente social” (El Capital, 70). “Una chaqueta expresa tan inadecuadamente el valor de cualquier pieza de lienzo. Esto demuestra, simplemente, que la chaqueta puesta en el marco de la relación de valor con el lienzo, importa más que fuera de tal relación... ’’ (El Capital, 63). Esta anotación es importante porque llama la atención sobre lo inapropiado de que el “cuerpo” del dinero (algo social) sea un bien físico. Es una manifestación de la diferencia entre una magnitud social y la natural, y pone de presente la dificultad de que lo social se represente en algo material. Queda por ver si el oro puede ejercer estos dos valores de uso simultáneamente.

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 89

m e r c a n c ía . Ahora bien, la mercancía dinero no enfrenta este salto. Al comentar el hecho de que la chaqueta, producto del trabajo privado del sastre, hace de cuerpo que expresa el valor de otro bien cuando hace de dinero efectivo, Marx muestra que allí el trabajo privado de los productores de ese objeto que sirve de dinero es trabajo directa­mente social:

E n t a n to , e s e t r a b a jo c o n c r e t o , e l d e lo s s a s t r e s , o f ic ia d e s im p le

e x p r e s ió n d e l t r a b a jo h u m a n o in d if e r e n c ia d o , p o se e la f o r m a d e la

i g u a l d a d c o n r e sp e c to a o t ro trab a jo , a l q u e se e n c ie r r a e n la tela, y

e s p o r t a n t o , a u n q u e t r a b a jo p r i v a d o , - c o m o t o d o s a q u e l l o s q u e

p r o d u c e n m e r c a n c í a s - t ra b a jo e n f o r m a d ir e c t a m e n t e so c ia l. . . P o r

e n d e , [o tra ]... p e c u l i a r i d a d de la f o r m a e q u iv a le n t e , e s q u e e l t r a ­

b a jo p r i v a d o a d o p t a la f o r m a d e s u c o n t r a r io , e l t r a b a j o b a jo la

f o r m a d ir e c t a m e n t e s o c ia l ( E l C a p it a l , 72)53.

Para el objeto que hace de dinero su valor es inmediato y, por tanto, no existe en su caso la necesidad de sufrir el “salto mortal” y eso explica que se tome como un valor ya dado, de manera tal que el mercado no puede cambiar lo que antes está determinado. Lo mis­mo se puede afirmar diciendo que en el caso del dinero no hay trabajo privado propiamente dicho, es decir, su producción no pone en acción un trabajo privado que va a ser evaluado en el mercado. El dinero entra ya como valor dado por fuera de la sanción social que surge del mercado.

La mercancía dinero no posee la forma dinero

Todos los bienes para adquirir el carácter de mercancías tienen que poseer la forma precio, esto es la relación cuantitativa con el dinero; pero la mercancía dineraria no tiene precio:

L a e x p r e s ió n d e l v a l o r d e u n a m e r c a n c ía e n o r o - x m e r c a n c ía A

= y m e r c a n c í a d i n e r a r i a - c o n s t i t u y e s u f o r m a d e d i n e r o o s u

p re c io . ... E l d in e r o , e n c a m b io , n o t ie n e p r e c io a l g u n o . P a r a p a r ­

t i c i p a r e n e s a f o r m a r e l a t i v a u n i t a r i a d e l v a l o r d e l a s d e m á s

53 "La fijación de la magnitud de valor (de la mercancía dinero) se verifica en su fuente de producción, por medio del trueque directo. No bien entra en circulación como dinero, su valor ya está dado" (El Capital, 112).

90 Lecciones de Economía Marxista

mercancías, tendría que referirse a sí mismo como a su propio equivalente (El Capital, 116).

Si el dinero no posee la forma precio, es decir, si se trata de una mercancía cuyo trabajo no necesita expresarse en un dinero, signifi­ca que ella no posee precio ideal o forma del valor.

El dinero entra y circula en el mercado de manera distinta a las mercancías

El mercado no genera ni las mercancías ni el dinero que se encuen­tran en él, sólo los distribuye o asigna. Por esta razón, bienes y dinero deben venir de afuera y entrar al mercado gracias a un sistema es­pecífico. Cuando una mercancía normal es vendida, ella se cambia por dinero que estaba en manos del comprador que antes había accedido previamente al dinero mediante una venta de otro pro­ducto. No hay venta sin compra y para vender, el dinero debe estar en el bolsillo de otro agente. Por este motivo, desde el ángulo de un agente normal que lleva un producto al mercado, sus compras es­tán precedidas por una venta: “ L a c o m p r a , e n e l s e n t i d o c a t e g ó r i c o d e l

t é r m in o , s u p o n e y a , e n r e a l i d a d e l o r o y la p la t a c o m o f i g u r a t r a n s m u t a d a d e

la m e r c a n c ía , o c o m o p r o d u c t o d e la v e n t a ” ( E l C a p i t a l , 160).

En el caso del dinero no se tiene la misma situación puesto que el productor de oro (el “emisor” o generador de dinero en este mode­lo), compra sin que previamente se haya realizado una venta. Precisamente, es esto lo que Marx muestra cuando trata la forma en que el dinero es introducido en la circulación mercantil: él entra sin que exista una compra. En efecto, como e l d i n e r o e s la m e r c a n c í a a b s o ­

l u t a m e n t e e n a j e n a b le :

En sus fuentes de producción... los metales preciosos se intercambian directamente por otras mercancías. Se opera una lienta (por parte del vendedor de mercancías) sin compra (desde el punto de vista del propietario del oro y plata). Y ventas ulteriores, sin compras subsiguientes, se reducen a servir de medio para la distribución posterior de los metales preciosos entre todos los poseedores de mercancías (El Capital, 160).

El hecho de que los metales preciosos sean inicialmente presu­puestos como el cuerpo del dinero, le permite a su productor usufructuar de este privilegio que ninguna mercancía normal

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 91

posee. La relación entre el productor de dinero y el de mercan­cías, es especial: “un intercambio directo entre mercancías” , es decir, lo que Marx designa “trueque” :

S i c o n s i d e r a m o s q u e D e n M - D (m e r c a n c ía - d in e r o ) n o e s y a la

m e t a m o r f o s is d e o t ra m e r c a n c ía [a n t e s v e n d id a ] , e s t a m o s r e t ir a n d o

el a c t o d e in t e r c a m b io d e l p r o c e s o de c i r c u la c ió n . P e r o p o r f u e r a d e l

m is m o d e sa p a re c e la f o r m a M - D y se e n f r e n t a n y a s ó lo d o s M d ife ­

re n te s, d i g a m o s h ie r r o y o ro , c u y o in t e r c a m b io n o e s u n a c t o p a r t i ­

c u l a r de la c i r c u la c ió n , s i n o d e l t ru e q u e d ire c to . ( C o n t r ib u c ió n , 7 7 ) 54.

Puesto así, la introducción del dinero al mercado no es una relación que pueda representarse como intercambio; es más bien una rela­ción especial, anterior y, en ese sentido, condición de los verdaderos intercambios. Pero no es sólo la forma de entrada del dinero al mer­cado. la que es diferente, es también su forma de circulación. Respecto a la venta, se dice:

E l d in e r o p a s a a m a n o s d e l v e n d e d o r e n el m i s m o m o m e n t o e n q u e

la m e r c a n c ía p a s a a m a n o s d e l c o m p ra d o r . P o r lo tan to , la m e r c a n c ía

y e l d in e r o c o r r e n e n s e n t id o o p u e sto , y e ste c a m b io d e p o s ic ió n ,. . . se

l l e v a a c a b o s im u l t á n e a m e n t e e n u n n ú m e r o i n d e t e r m in a d a m e n t e

c r e c id o e n to d a la s u p e r f ic ie de la s o c ie d a d b u r g u e s a . P e r o e l p r im e r

p a s o q u e d a la m e r c a n c ía e n la c i r c u la c ió n e s a l m i s m o t iem p o , s u

ú l t im o p a so . L a c i r c u la c ió n e s u n m o v im ie n t o c o n s t a n t e de m e r c a n ­

c ía s , p e r o de m e r c a n c ía s s ie m p re d ife re n te s, y c a d a u n a d e e l la s só lo

se m u e v e u n a s o la v e z ( C o n t r ib u c ió n , 8 5 ).

Por el contrario, el dinero no parece salir del mercado, dado que:

L a s m i s m a s p ie z a s de d if ie ro se d e s p la z a n de u n p u n t o d e c i r c u l a ­

c ió n a o tro , s ie m p r e e n s e n t id o o p u e s t o a la s m e r c a n c ía s e n m o v i ­

m ien to ,... d e s c r ib ie n d o p o r e n d e u n a r c o c i r c u la t o r io m á s o m e n o s

p r o lo n g a d o . [... ] E n e s ta f u n c i ó n de r e a l iz a c ió n de lo s p r e c io s , e l

p r o p io d in e r o c i r c u la c o n s ta n te m e n t e , o ra c a m b ia n d o m e r a m e n t e de

lu g a r , o ra d e s c r ib ie n d o u n a p e q u e ñ a c ir c u n f e re n c ia , e n la c u a l c o in ­

c id e n lo s p u n t o s de p a r t id a y r e to rn o ( C o n t r ib u c ió n , 8 6 y 8 7 ) 55.

54 [El valor del dinero] “lo determina el tiempo de trabajo requerido para su produc­ción... Esta fijación de su magnitud relativa de valor se verifica en su fuente de produc­ción, por medio del trueque directo. No bien entra en la circulación su valor ya está dado" (El Capital, 112).

55 “El dinero parte de puntos infinitamente diferentes y retorna a puntos infinitamente distintos, pero la coincidencia de punto de partida y punto de retorno es casual. ... Lo que

92 Lecciones de Economía Marxista

Por lo tanto, si en abstracto se considera que el mercado tiene un fin, es posible darse cuenta que el dinero (oro o papel), al servir sólo para intercambiar y no para satisfacer ninguna utilidad perso­nal de los agentes, no podrá encontrarse en manos de algún agente para satisfacción personal, a menos que se elimine la función monetaria consumiendo el bien mismo. En efecto, todos los agen­tes diferentes al productor de oro realizan el proceso, Mercancía - Dinero - Mercancía y, por tanto, terminan efectivamente sin dinero mientras que el oro monetario circulará sin fin. Esto indica que el dinero al entrar de manera especial, también debe salir del merca­do en forma particular, puesto que la mercancía monetaria circula como dinero y no como mercancía particular56.

Estas cuatro características especiales del dinero conducen a Marx a advertir que:

El dinero se convierte en una mercancía como las otras y al mismo tiempo no es una mercancía como las otras. No obstante su determi­nación universal, él es algo cambiable junto a las otras cosas cam­biables (Elementos, 77).

Esta tesis compleja afirma dos cosas distintas: en primer lugar, el dinero es también una mercancía y en segundo lugar, la mercancía dinero al poseer cualidades particulares y exclusivas de su rango, es algo distinto a las mercancías.

Al llegar a este nivel vale la pena intentar un resumen global de las ideas presentadas en la teoría marxista respecto al dinero.

ha dado en llamarse el movimiento circular en dinero,... se limita a que en todos los puntos vemos su aparición y su desaparición, su incesante cambio de posición. En una forma intermediaria superior de la circulación del dinero, por ejemplo en la circulación de billetes de banco, veremos que las condiciones de emisión del dinero incluyen condiciones de su reflujo... Por ejemplo, el fabricante extrae de su banco el viernes, paga con él el sábado a sus obreros, estos pagan de inmediato, con la mayor parte del mismo, a tenderos, etc. y estos últimos lo retornan al banco el día lunes" (Contribución, 89).

56 “En la medida en que el precio de una mercancía se realiza en el oro, ella se intercambia por él en cuanto mercancía, como concreción material particular del tiempo de trabajo, pero en tanto sea su precio el que se realiza en él, se intercambia por él como dinero y no como mercancía, es decir, por el oro en cuanto concreción material general del tiempo de trabajo" (Contribución, 77).

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 9 3

En primer lugar, para justificar la forma del valor, se plantea que la unidad social de las mercancías, el trabajo general, no existe en un principio como cualidad inherente de los bienes producidos, pues­to que lo común entre las mercancías, desde el punto de vista económico, es apenas un devenir, una posibilidad, por ser produ­cidas por trabajos privados. Para manifestar esta situación de separación entre el individuo y la sociedad, los productores priva­dos deben relacionarse con un tercero que les sirva cié representante de la u n i d a d s o c ia l , previamente a la realización del intercambio (lo que Marx llama trabajo general) y exterior a cada uno de ellos. Esta relación es la f o r m a d e l v a l o r o p r e c i o id e a l de las mercancías.

En segundo lugar, sobre la naturaleza y Ja generación del objeto monetario, Marx plantea que se trata de una mercancía que presta su materialidad para expresar los distintos valores y como valor debe ser uno de los bienes producidos a la manera de las mercan­cías. La t e o r ía d e l a s f o r m a s quiere demostrar, por medio del paso de la Forma II a la Forma III, que la relación entre mercancías es el requisito de la génesis del equivalente general y que este es, tam­bién, el producto de uno de los productores privados. Aquí, una “inversión” o, en su lugar, una “acción social” es lo que explicaría la generación del “equivalente general” .

En tercer lugar, el dinero es una mercancía especial. ¡El oro-dinero, en fin de cuentas, no es una mercancía normal! De hecho, la exclu­sión ha hecho aparecer las cualidades que la diferencian respecto a las otras: valor de uso social, trabajo directamente general, ausen­cia de s a l t o m o r t a l al entrar y circular en el mercado, y la peculiar forma de entrar en él.

Estas características apoyan la expresión de Marx que se anotaba al comienzo: “el dinero se convierte en una mercancía como las otras y al mismo tiempo no es una mercancía como las otras” (Elementos, 77). Con esta asimetría entre las mercancías, Marx piensa haber re­unido las condiciones mínimas para explicar el mercado como lugar de socialización de los trabajos privados. Es este conjunto de ideas el que debe ser evaluado y así se hará en el capítulo siguiente.

C a p í t u l o VI

EVALUACIÓN CRÍTICA DE LA TEORÍA MARXISTA DEL VALOR Y DEL DINERO

Glndstone observó que ni siquiera el amor

había hecho perder la cabeza a tanta gente

como el cavilar acerca de la naturaleza

del dinero. K a rI M a r x

Se ha visto que el dinero aparece como condición para que los tra­bajos privados se presenten al intercambio y para la formación efectiva del valor de las mismas mercancías. Sin embargo, paralela­mente el dinero es puesto como mercancía especial; este atributo parece exigirse para que exprese los valores y realice el intercam­bio. En la teoría de las form as del valor se desarrollan los argumentos que deben demostrar, suponiendo el carácter mercan­til del objeto dinero, la génesis de la unicidad del equivalente general y la explicación de los aspectos que hacen del oro el mejor objeto monetario entre todas las mercancías.

Cuatro problemas o ambigüedades sobresalen de inmediato.

1. Marx comienza su análisis explicando las mercancías como lógi­camente anteriores al dinero y, posteriormente, este es incorpo­rado como una mercancía escogida en el seno de todas ellas. Esta metodología apunta, entonces a pensar que la especificidad del dinero se deduce de una realidad económica más simple, la pro­pia mercancía. Sin embargo, en el momento de explicar el valor, se encuentra que para Marx esta cualidad de las mercancías sola­mente existe si hay una forma del valor, es decir, si realmente el

9 6 Lecciones de Economía Marxista

dinero se supone previamente. Se encuentra una evidente ambi­güedad, que roza la contradicción en estas ideas, puesto que el dinero aparece como derivado de la mercancía y al mismo tiem­po ésta tiene como condición el dinero.

2. Marx se preocupó por el valor del dinero ante la necesidad de explicar que el dinero se enfrentaba a las mercancías tanto como instrumento de expresión de valor como medio de intercambio. No obstante, la ley que explica el valor del dinero es distinta a la expuesta para las mercancías normales, ya que mientras las mer­cancías deben ir al mercado para encontrar su valor (su trabajo privado sólo es trabajo social al ser sancionado en el mercado), el dinero lo posee antes de aparecer en el mercado porque “su trabajo privado es de inmediato social” .

3. La anterior am bigüedad coloca en evidencia otra sobre la na­turaleza del cuerpo del dinero. ¿Si el dinero es manifestación de la unidad social de las mercancías, (donde “ningún átomo de sustancia natural” existe) y si su valor no se determina igual que el de las mercancías, por qué razón, se concluye que nece­sariamente un bien material, por ejemplo el oro, debe ocupar la función monetaria? ¿Un bien social sin cuerpo material (un dinero fiduciario) que sea prenda social de valor, está verda­deramente excluido?

4. Finalmente, Marx plantea al mismo tiempo que el dinero es un bien y la expresión de la unidad social que se deposita en este gracias a una acción social. ¿No es ésta una manera de permitir la concepción de que el dinero es una convención, tanto sobre el objeto como sobre su valor?

Se comentará a continuación cada una de estas interrogantes.

El dinero ¿mercancía o no-mercancía?

La exposición que realiza Marx de la génesis del dinero concluye en que la mercancía monetaria tiene cinco características especiales que no posee ninguna mercancía normal. Esto puede interpretarse como la manera de llamar la atención sobre el hecho de que se trata de un objeto verdaderamente singular respecto a las mercancías normales. Sin embargo, la conclusión no puede ser definitiva hasta no investi­

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 97

gar la calidad de la demostración que hace Marx en las formas del valor con respecto a la relación que tiene el carácter de unidad de cuenta (o expresión del valor) con la naturaleza de la mercancía, es decir, si el equivalente general es efectivamente generado (analítica­mente) a partir de la relación simple entre mercancías.

Al respecto, Benetti y Cartelier57 han planteado una importante crí­tica en una argumentación que se expondrá a continuación.

En primer lugar, estos autores constatan que para Marx sólo existe valor de los bienes de los productores cuando la unidad de cuenta común está presente, tal como se planteó a propósito de la Forma III del valor y en el capítulo II de E l C a p i t a l . Es decir, bienes sin equivalente general sólo son productos y no alcanzan a ser mercan­cías porque carecen del sistema de comunicación entre ellos y, por ende, de comparación entre sí.

En segundo lugar, se observa que ni en la Forma I ni en la Forma II existe realmente el equivalente general, aunque allí Marx postula el valor de las mercancías y establece a continuación unas formas relati­vas particulares. En la Forma I, porque presuponiendo dos bienes en la condición de mercancías se da la posibilidad de dos dineros, el lienzo y la chaqueta. En la Forma II, porque explícitamente se cons­truye con una pluralidad de equivalentes. En ambos casos la ausencia de equivalente general produce un esquema que representa el true­que (valor de uso frente a valor de uso), o por lo menos, un mundo no comercial. De esta manera, en rigor, ni la Forma I ni la Forma II representan un mundo de mercancías o de intercambio.

En tercer lugar, si tales son las bases de la génesis ¿Cómo hace apa­recer Marx la unidad de cuenta común o equivalente general? Benetti (1990, 90) responde:

Esta no aparece sino como resultado de la inversión de F2 (la Forma II). Se desprende que dicha inversión constituye el lazo fundamen­tal, el único, en todo caso que Marx establece entre el valor y la unidad de cuenta común. De ahí la importancia del paso de F2 a F3 (la Forma III).

57 L a s id e a s fu n d a m e n ta le s h a b ía n s id o e x p u e s ta s in ic ia lm e n te en B e n e tti y C a r te l ie r (1 9 8 0 ) , B e n e tti (1 9 9 0 , c a p V ) y C a r te l ie r (1 9 9 1 ) .

9 8 Lecciones de Economía Marxista

Sin embargo, esta deducción no es aceptable:

F2 no significa de ninguna manera que una mercancía exprese su valor relativo en todas las otras, sino que cada una de las mercancías expresa su valor relativo en todas las otras. Si n es el número de mercancías, F2 no contiene [n-1] expresiones de valor relativo (y por lo tanto, [n-1] equivalentes particulares) sino n[n-l] expresiones de valor relativo (y por lo tanto, n[n-l] equivalentes particulares). En consecuencia, no es posible obtener F3 por inversión de F2 . O mejor, lo que resulta de F2 no es otra cosa que F2 misma (Benetti 1990, 90).

Dicho de otra manera, si se toma el ejemplo de Marx de F2, donde aparecen 8 mercancías, no se tendrían 7 equivalentes, tal como apa­rece inicialmente, sino 8 [8-1] = 56 equivalentes particulares puesto que cualesquiera de las ocho podrán tener su Forma II propia. La Forma II no está compuesta realmente del grupo de equivalentes pertenecientes a las 20 varas de lienzo, sino de 8 grupos de equiva­lentes. La inversión, por lo tanto, debe ser para todas las mercancías allí presentes y no sólo para el lienzo.

Marx afirm a, en efecto, que lo válido para un productor vale para los otros y, en consecuencia, invertir la F2 es invertir esos 8 grupos de equivalentes. El resultado no es un equivalente general sino 8 equivalentes, por ende, otra vez se presenta la ausencia de unidad de cuenta común y, por esta últim a razón, de todo de valor de cambio y de las mercancías mismas. El error de Marx es entonces manifiesto: la inversión de las relaciones donde no existe el dinero no hace aparecer una con un equiva­lente general. La unicidad no se puede generar invirtiendo la pluralidad de dineros particulares.

En cuarto lugar, este error es también un síntoma. En efecto, su diag­nóstico permite descubrir en qué condiciones la inversión sí hubiera tenido éxito y reconstruir correctamente la sucesión de formas como una cadena deductiva. La condición es aquella donde una sola mercancía, y sólo una, tiene el privilegio de gozar de la propiedad de la inversión. Benetti afirma a este respecto:

Marx sólo obtiene la unidad de cuenta común o el equivalente gene­ral en F3 por medio de la inversión de F2, porque ya había postula­do la unicidad en F2 de la mercancía que expresaba su valor relativo.

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 99

La hipótesis según la cual F2 consiste en [n-1] equivalentes particu­lares, en los cuales se expresa el valor relatwo de una única mercan­cía, es por ende la condición de los resultados obtenidos por la inversión de F2, esto es, la expresión de [n-í¡ valores relativos en un equivalente único (Benetti 1990, 90).

El privilegio asignado previamente a sólo un bien es algo arbi­trario, y por tanto, teóricamente infundado o pone de manifiesto que implícitamente se había supuesto lo que se quería demos­trar: que el lugar del equivalente ya estaba asignado. De esta manera, sólo un conjunto de valores relativos se invierten, sin que los otros puedan simultáneamente hacerlo. En este sentido, la Forma II, en lugar de representar una economía sin dinero (don­de no existe un ran go especial para la m ercancía dinero), necesariamente ya lo contiene. La Forma II genera la forma III, por medio de la inversión sólo si ella ya contiene una mercancía que implícitamente es el equivalente general, mientras que a las demás este privilegio les es negado.

En quinto lugar, un corolario de la crítica de esta inversión viene a aclarar la Forma I y la teoría de las Formas del valor en general. En efecto, Marx construye la Forma I con el supuesto de la relación entre dos mercancías (dos actividades privadas), de lo cual se de­ducen dos propiedades.

• Propiedad 1: cada mercancía expresa su valor en la otra y, por lo tanto, cada una posee una forma de valor donde la otra sir­ve de dinero.

• Propiedad 2: esta relación es reversible, el objeto que sirve inicial­mente de dinero es también mercancía y puede, por tanto, expre­sar su valor en el otro bien. Lo que vale para un productor también es válido para el otro, es decir, como ambos objetos se suponen mercancías, no existe una jerarquía especial entre los dos bienes.

La Forma II la obtiene Marx generalizando la propiedad 1 para cada una de las mercancías: todas las demás mercancías son expresiones posibles de valor de la mercancía considerada. En consecuencia, aparece una pluralidad de equivalentes, negándose por construc­ción el dinero único (la jerarquía posible) y, por ende, también el valor y el carácter mercantil de los bienes allí presentes.

100 Lecciones de Economía Marxista

La Forma III debe hacer aparecer el equivalente general por medio de la inversión, esto es, aplicando la propiedad 2 : cada una de las mercancías puede ser dinero único.

El resultado realmente no se logra: la pluralidad de equivalentes no se elimina, mas bien se generaliza. La conclusión es clara: las formas del valor, tal cual como las propuso Marx, no generan el equivalente general invirtiendo una Forma II. La verdadera Forma III no existe como resultado de la sucesión de formas de relación entre objetos considerados como mercancías, sin discriminación previa de alguna entre ellas.

¿Cuál es la razón de este resultado no deseado? La causa reside en la manera de construir la Forma I, esto es, como relación entre dos mercancías sin un dinero general, o mejor, entre dos objetos que no se diferencian entre sí. En realidad, allí tampoco puede existir el valor, según la idea expuesta por Marx, porque existe una plurali­dad de equivalentes y de posibles expresiones de valor, dos en total. En conclusión, se confirma que las Formas I y II son realmente es­quemas sin formas de valor y, por ende sin mercancías, de las cuales tampoco puede derivarse la Forma III esperada. La propiedad 2 es entonces el obstáculo.

Ante este fracaso, ¿cómo reconstruir el valor y el equivalente ge­neral? Reconstruyendo la Forma I sin la propiedad 2, es decir, sin atribuir el carácter de mercancía al objeto que hace de dinero, es decir, abandonando la propiedad de la r e v e r s i b i l i d a d . Lo anterior equivale a aceptar desde el primer momento, desde la forma sim­ple, el rango distinto de los objetos en la relación monetaria. La inversión y cambio de papeles se hace ahora im posible. La inver­sión de la expresión monetaria no da otra expresión monetaria sino el precio del dinero en un bien específico, es decir, una situa­ción donde el bien dinero no posee la forma valor de las mercancías. El punto de partida correcto es, entonces, una mercancía que ex­presa su valor en un objeto monetario que, en esencia, es diferente desde el principio a los objetos que son mercancías.

En estas condiciones no se puede dar la reversibilidad de las fun­ciones, tal como postuló Marx en la forma simple. En ésta no pueden estar presentes dos mercancías sino una mercancía y un objeto que

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 101

haga de dinero. Si A es una mercancía cualquiera y B es el dinero, la nueva Forma I sería:

La nueva Forma I:

A --------------------------> B

Si se quiere generalizar la Forma I (pasar de la forma simple a la forma compleja de las expresiones de valor), ello se hace expresan­do el valor de las otras mercancías (A y C) en el bien monetario inicial (B). Así, se obtiene la verdadera Forma III, desarrollando la Forma I sin pasar por una presunta Forma II.

Y la nueva Forma III:

A -------------------------->► B

C --------------------------> B

La cuestión se aclara. Sólo suprimiendo la propiedad 2, la idea de las Formas de Marx tiene lógica: un dinero inicial se generaliza y puede asumir la forma de equivalente general.

¿Qué significaba la propiedad 2? Benetti y Cartelier (1980, 154) deducen:

[Por ella] se atribuye al equivalente general la cualidad de ser mercancía, uno de los n procesos de trabajo. La contra­dicción aparece claramente: la teoría de las form as dem ues­tra que el equivalente general no puede ser una mercancía...La forma 1 es ahora perfectamente clara. A es una mercancía y el objeto B es el dinero que no es un proceso de trabajo. El dinero deber ser exterior a los ti procesos [particulares de trabajo] (Traducción propia).

En conclusión, el estudio crítico de las Formas del Valor invalida la idea de Marx de que el cuerpo o “valor de uso” que hace de dinero sea necesariamente una mercancía, es decir, un objeto que sea pro­ducto de un trabajo privado58.

58 L a m is m a c o n c lu s ió n se lo g ra c u a n d o se re c u e r d a q u e p a ra g a r a n tiz a r la c i r c u la ­c ió n d e las m e r c a n c ía s (la s q u e en v e rd a d n o c irc u la n s in o q u e s ó lo a tra v ie s a n el

102 Lecciones de Economía Marxista

El significado de la acción social que instituye el dinero

Si el dinero no hace parte de la división del trabajo y por tanto no se genera por una i n v e r s i ó n del sistema de trueque de la For­ma II, la exp licación de su génesis se p uede trasladar a la segunda idea propuesta sobre este tema, es decir, la “acción social” que perm ite suponer el dinero, el e q u i v a l e n t e g e n e r a l o la

r e p r e s e n t a c i ó n d e l v a l o r . La acción social podría ahora tomarse como el acto público o contrato social que establece la institu­ción m onetaria anteriorm ente a la producción y circulación de las mercancías, proporcionando así las condiciones para la exis­tencia del m undo mercantil. Es decir, el dinero aparece en la teoría como una hipótesis justificada, como el hecho colectivo, una “acción social” previa, que liga a los agentes en sus activi­dades59 Benetti (1991, 167) lo enuncia así:

El equivalente general es una unidad de cuenta abstracta que debe ser postulada como dato inicial de la teoría del valor. Lejos de ser una mercancía particularizada por su valor de uso, el equivalente general representa, en la teoría de Marx, la expresión mínima de la unidad social que hay que admitir al mismo tiempo que los n productores privados, separados unos de otros, para que puedan existir entre ellos relaciones sociales en términos de valor (subrayados propios).

De esta manera, se aclara la definición de los agentes de la teo­ría, dado que si efectivamente los productores de mercancías son “autónomos e independientes”, estas cualidades sólo se presen­tan si existen las condiciones sociales para ejercerlas y en este caso el dinero es un í de ellas. No hay división de los trabajos ni productores de mercancías sin dinero exterior a ellos. Por esta

m e r c a d o s in c o n f ig u r a r re a lm e n te c í r c u lo s ) , e l d in e r o - o ro d e b e v o lv e r a su p u n to d e p a r t id a d e s c rib ie n d o u n v e r d a d e r o c írc u lo , c o n lo q u e se h a c e p a te n te q u e el p r o d u c to r d e o ro n o a d q u ie re ,n in g ú n p o d e r s o c ia l so b re el tra b a jo d e los p r o d u c to re s d e b ie n e s . E s to s ig n ifica q u e a llí, c o m o lo d e c la r a B e n e tti ( 1 9 9 0 ,1 4 9 ) "La moneda no tiene valor positivo. Más precisamente, por hipótesis, el oro entra en la circulación con un valor determinado al que se realizan todos los intercambios. Pero una vez estos han tenido lugar, el valor de la moneda - oro se anula y su productor no puede reproducirse... [...]■ El productor de oro, aunque haya efectuado un trabajo, no adquiere ningún derecho a la producción social

59 A l p o n e r e s ta h ip ó te s is in s titu c io n a l (v á lid a p a ra to d o s lo s in d iv id u o s ) , no se in d ic a c ó m o es la g é n e s is h is tó ric a d el d in e ro .

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 1 0 3

razón, ahora los agentes deben definirse a la vez como autóno­mos en la decisión económica y dependientes del uso d e l d i n e r o ,

es decir, que su acción se inscribe en un contexto social previo que les permite la individualización y la autonomía. Esto es una manera de afirmar que el dinero no es realmente una cosa sino un vínculo social m anifestado en un objeto, tal como Marx lo indicaba en otro texto:

Lo que vuelve particularmente difícil la comprensión del dinero en su pleno carácter determinado consiste en que aquí una relación so­cial, determinado vínculo entre los individuos, aparece como metal, como piedra... existente al margen de los individuos y al que se encuentra como tal en la naturaleza60 (Elementos, 1, 177).

La consecuencia de esta posición se resume en estos aspectos:

1) La génesis del dinero no es un tema de la teoría económica del intercambio, por el contrario, ésta depende lógicamente del dinero. La exterioridad del dinero al intercambio hace que su explicación se remita a relaciones sociales extraeconómicas y de esta forma se puede afirmar que el vínculo monetario es lógicamente superior al intercambio.

2) No es absolutamente necesario, aunque si es posible, que la re­presentación del dinero recaiga en un objeto material, elaborado en la división del trabajo.

La materialidad del objeto monetario

Si el valor es, por definición, abstracto e inmaterial no es imposible que su expresión también puede ser de la misma naturaleza. La exposición de Marx hace creer que siempre el dinero debe tomar la forma de un bien material generado en la división del trabajo, pero esta conclusión no se deriva en realidad de sus argumentos centra­les, más aún si se ha mostrado que el dinero no es, al fin y al cabo, una mercancía. Ahora bien, si el dinero en su naturaleza intrínseca

60 S e p o n e d e p re s e n te u n a id e a c o n tr a r ia a la id e o lo g ía lib era l d el in d iv id u a lis m o m e to d o ló g ic o , d o n d e la s o c ie d a d a p a r e c e c o m o r e s u l ta d o d e la a c c ió n d e los in d iv id u o s c o n c e b id o s in ic ia lm e n te p o r fu e ra d e a lg ú n c o n te x to s o c ia l.

1 0 4 Lecciones de Economía Marxista

no es ún bien material, ¿cómo entender la permanente presencia del oro como forma del valor?

Como se hace muy frecuentemente, podría pensarse que en el siglo XIX el dinero sí era mercancía, para lo cual se traería como prueba la vigencia de un sistema monetario de patrón oro, lo que contrastaría con el hecho de que en la mayor parte del siglo XX se haya utilizado un sistema de dinero fiduciario. En ese sentido, la teoría de Marx podría aparecer pertinente para una realidad capitalista antigua, ya superada, y no serviría para explicar el dinero en las sociedades ca­pitalistas actuales. Si esto fuese así se hallarían dos problemas: en primer lugar, la teoría marxista del dinero no podría tomarse como una verdadera teoría general (en contra del proyecto del autor), puesto que no serviría para explicar la naturaleza del dinero cualquiera que sea la organización institucional particular de la sociedad capitalista. En segundo lugar, habría que construir dos teorías del dinero: uno como mercancía y otra como no-mercancía.

En realidad, otra razón más interesante y coherente puede pro­ponerse. En efecto, se puede interpretar esta presencia invasora del oro en la teoría de M arx (y tam bién en la de los clásicos) de otra manera.

Si en todo sistema comercial existe una unidad de cuenta para cons­tituir las formas del valor de las mercancías, es necesario ponerla al servicio de los agentes por medio de un sistema de emisión o circu­lación monetaria para que ellos realicen los pagos con la mayor confianza. Un sistema monetario, entonces, posee dos partes: por un lado el dinero como entidad que define la unidad de cuenta, y por el otro, un procedimiento de regulación (de emisión y de con­trol) de las unidades monetarias que circulan en los mercados. Así, en un sistema designado como el patrón oro estricto, se toma como base el oro y se decreta legalmente un sistema de acuñación de la moneda metálica, de tal manera que la Casa de la Moneda recibe lingotes de oro y entrega monedas acuñadas que sirven al agente para comprar mercancías.

Evidentemente, la relación entre esa institución y los agentes no es un intercambio, sino relaciones de emisión fijadas por reglas no-m ercantiles, pero que son el preám bulo a las relaciones

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 1 0 5

comerciales privadas. Com o debe ser evidente, la vigencia del patrón oro permite controlar las cantidades emitidas de esa uni­dad de cuenta y asegurar a los agentes un soporte objetivo o no arbitrario del valor.

Este sistema monetario metálico es apenas uno de las posibilida­des que las sociedades pueden utilizar, puesto que también puede establecerse un sistema fiduciario basado en el crédito, en el cual es el monto del capital y su liquidez, los aspectos que determinarán la capacidad de acción de los individuos61. Ambos procedimientos tienen en realidad como condición la definición de una unidad de cuenta previa al sistema de circulación, es decir, un acto social por fuera del intercambio.

En otras palabras, que el oro, la plata y otros objetos, hayan podido realizar en la historia de las sociedades funciones monetarias no implica que el dinero sea necesariamente oro, ni que el dinero deba tener como base un bien producido en la división del trabajo. De la misma manera que si las ideas se pueden transmitir por medio de una escritura no implica que el lenguaje sea escritura, tampoco el dinero debe confundirse con sus representantes. El oro puede ser la base técnica para una emisión y circulación del dinero, pero no expresa un aspecto esencial del dinero.

La dualidad del sistema monetario, el poseer una unidad de cuen­ta para las magnitudes económicas y, adicionalmente, un sistema de emisión y de control de dicha unidad entregada a los agentes, permite entender la posible confusión entre estas dos realidades. La segunda aparece sustituyendo a la primera; esto puede explicar las ambigüedades que se presentan en la teoría de la unidad de cuenta de Marx y la interpretación tradicional de su teoría. Por ejem­plo, Schumpeter afirma:

El error implicado [en la tesis metalista que confunde el metal con el dinero] consiste en una confusión entre el origen históri­co de la m o n ed a -e l cual puede efectivamente identificarse en

61 C o m o s a b e n los h is to r ia d o r e s e c o n ó m ic o s , la v ig e n c ia d e u n s is te m a m o n e ta r io y su c a m b io p o r o tr o d e p e n d e d e c i r c u n s ta n c ia s i n s t i tu c io n a le s e h is tó r i c a s

p a r t ic u la re s .

1 0 6 Lecciones de Economía Marxista

muchos casos, aunque tal vez no umversalmente, en el hecho de que algunas mercancías particularm ente vendibles se fueron usando como medio de ca m b io -y su naturaleza o lógica, la cual es por completo independiente del carácter de mercancía de su material (1971, 337 , nota 19) b2.

Una vez las ambigüedades se disipan un resultado claro se obtie­ne: si el dinero es ante todo una institución y no una cosa, los diversos sistemas monetarios son realizaciones diferentes e histó­ricam ente específicas del establecim iento de uno de dichos sistemas. El mayor peligro de confusión proviene de los sistemas monetarios con base en alguna mercancía, los cuales hacen creer que el dinero funciona por fuera de instituciones. En realidad, la confusión se disipa si se entiende que cuando la mercancía fun­ciona como dinero no está funcionando como mercancía. Es esto lo que Marx manifestaba al afirmar:

Si pareciera que en el proceso de circulación el oro se cambiaría por mercancías en carácter de mera mercancía, tal apariencia surge simplemente del hecho de que la cantidad de mercancía determina­da en los precios ya está equiparada a una cantidad determinada de oro, es decir, que está referida al oro en cuanto dinero, en cuan­to equivalente general, y por ello es directamente intercambiable por él. En la medida en que el precio de una mercancía se realiza en el oro, ella se intercambia con él en cuanto mercancía, como con­creción material particular del tiempo de trabajo, pero en tanto sea su precio el que se realiza en él, se intercambia por él como dinero y no como mercancía, es decir del oro como concreción material general del tiempo de trabajo. Pero en ambos casos, la cantidad de oro por el cual se intercambia la mercancía dentro del proceso de la circulación no resulta determinada por el intercambio, sino el in­tercambio por el precio de la mercancía, es decir, por su valor de cambio estimado en oro (Contribución, 77).

62 R e s p e c to a la v ig e n c ia d e la te o r ía m e ta lis ta el m ism o S c h u m p e te r a g re g a :"El metalismo teórico [el enfoque que no puede separar el dinero de la mercancía] generalmente es asociado con el metalismo práctico [el principio de que la unidad mone­taria debe mantenerse firmemente asociada... a una cantidad dada de cierta mercancía] se mantuvo vigoroso a lo largo de los siglos XVII y XVIII y triunfó en la "situación clásica" cristalizada en el último cuarto del siglo últimamente dicho. Adam Smith ratifi­có en lo sustancial el metalismo. Y durante más de un siglo fue casi universalmente aceptado, por Marx más implícitamente que por nadie... " (337, subrayados propios).

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 1 0 7

Se encuentra la posición de que un p a t r ó n o r o es la forma en la cual un acto institucional excluye el oro del mundo de las mercancías y lo coloca en funciones sociales que no están dadas por la naturaleza ni por el carácter de mercancía63.

Marx y la explicación del mercado

Forrria monetaria del valor de las mercancías y salto mortal son en­tonces los elementos claves que proporciona Marx para describir el mercado. Este sistema comercial es descrito de la siguiente manera:

Q u e la e s t r u c t u r a c ió n c u a n t i t a t iv a d e l o r g a n i s m o s o c ia l d e p r o d u c ­

c ió n .. . e s ta n n a t u r a lm e n t e f o r t u i t a c o m o la c u a l i t a t iv a . N u e s t r o s

p o s e e d o r e s de m e r c a n c ía s d e s c u b r e n , p u e s , q u e la m i s m a d i v i s i ó n

d e l t ra b a jo q u e lo s c o n v ie r t e n e n p r o d u c t o r e s p r i v a d o s i n d e p e n d ie n ­

tes h a ce q u e e l p r o c e s o de p r o d u c c ió n y la s r e la c io n e s s u y a s d e n t r o

d e l p r o c e s o s e a n in d e p e n d ie n t e s de e l lo s m i s m o s y q u e la i n d e p e n ­

d e n c ia r e c íp ro c a e n t r e la s p e r s o n a s se c o m p le m e n t a c o n u n s i s t e m a

de d e p e n d e n c ia m u lt i la t e r a l y p r o p io de co sa s .

L a d i v i s i ó n d e l t ra b a jo c o n v ie r t e e n m e r c a n c ía e l p r o d u c t o d e l t ra b a ­

jo , y c o n e l lo t o r n a e n n e c e s a r ia la t r a n s f o r m a c ió n d e l m i s m o e n

d in e ro , a la vez, h a ce q u e sea f o r t u it o e l q u e se lo g r e o n o e sa t r a n -

s u s t a n c ia c ió n ( E l C a p it a l, 1 3 1 ).

Aquí se muestra que no obstante los individuos tienen capacidad de decidir con quién realizan sus relaciones, sus resultados no son controlados por ellos. Se conoce que el mercado es un sistema de articulación de los trabajos privados, para lo cual la premisa es que las mercancías deben recibir su forma de valor antes del intercam­bio y recibir en éste su carácter objetivamente social. Intervención de los individuos e interdependencia social son las fuerzas presen­tes en el mercado para formar los precios. ¿Cómo se explica esta formación? Desgraciadamente, no se encuentra en Marx una expli­cación de la manera en que este funcionamiento del mercado se representa como proceso de socialización o evaluación de los tra­bajos privados. Seguramente no tenía elementos para encontrar una solución y prefirió resguardarse en posiciones como “ q u e a q u í h e m o s

63 S in e m b a r g o , p e r m a n e c e el p ro b le m a d e q u e el o ro m o n e ta r io se p u e d e c o n v e r ­tir e n o ro m e r c a n c ía p o r la v ía d e la fu n d ició n .

1 0 8 Lecciones de Economia Marxista

de analizar el fenóm eno (de la circulación mercantil) en estado puro, presu­poniendo por ende su transcurso normal ” (El Capital, 132), esto es, suponiendo que el trabajo generado en la producción circula como trabajo social sin sanción a través del mercado.

La consecuencia de ello fue suponer que el estudio del intercambio puede realizarse como si las mercancías se intercambiaran de acuer­do con las cantidades de trabajo dadas independiente del proceso. De ahí que el capítulo II (llamado “proceso de intercambio”) y el capítulo III (“la circulación de mercancías”) se dediquen a los temas del dinero respecto a su rotación, la relación de la cantidad de dine­ro y circulación mercantil, las monedas fiduciarias y dinero mundial, sin que el tema de la formación misma del valor en el mecanismo mercantil sea abordado. En síntesis, en todos ellos el análisis se rea­liza suponiendo que el valor está fijado de antemano a su circulación, es decir, separando la formación y la circulación del valor.

Aquí se ha mostrado que un enfoque heterodoxo debe romper con esta separación. Se verá más adelante la propuesta de Benetti y Cartelier64 para intentar corregir esta situación. Pero antes se pasa­rá al nivel superior de la generación de la ganancia capitalista.

64 E s ta fo r m u la c ió n se e s b o z ó o rig in a lm e n te en B e n e tti y C a r te l ie r (1 9 8 0 ) y h a s id o a f in a d a p a u la tin a m e n te e n u n a s e r ie d e a r t íc u lo s p o s te r io r e s , e s p e c ia lm e n te B e n e tti y C a r te l ie r (1 9 9 5 ) .

C a p í t u l o VII

TEORÍA DE LA SOCIEDAD CAPITALISTA: PLUSVALOR Y SALARIO

[...] la ganancia es una forma transmutada del plusvalor,

una forma en la cual se vela y extingue el origen y el miste­

rio de la existencia de éste. En los hechos, la ganancia es la

forma en que se manifiesta el plusvalor, el cual sólo puede

ponerse al desnudo mediante el análisis, despojándola del

ropaje de aquella. En el plusvalor se pone al desnudo la

relación entre capital y trabajo

(El Capital, III, 63).

El capitalismo es la sociedad de las ganancias privadas y del trabajo asalariado, siendo ambas magnitudes monetarias.

La teoría económ ica posee varias teorías de la ganancia, donde las ideas principales son las siguientes. Primero, en las versio­nes más d iv u lg ad a s de la teoría neoclásica (presente en la m ayoría de los m anuales de microeconom ía), el concepto de beneficio aparece como rem uneración del propietario del capi­tal gracias a que este factor hace una contribución en el proceso productivo. Para la determ inación cíe esta m agnitud se recurre al cálculo de la productividad m arginal del factor capital al producto suponiendo que el factor trabajo se considera cons­tante. Así la ganancia es pensada como reconocim iento de una contribución y su m agnitud com o algo endógeno al sistem a económ ico de acuerdo con las condiciones iniciales del acervo de factores y la m agnitud de su utilización. La idea resultante es que si la ganancia corresponde a la contribución aportada,

110 Lecciones de Economía Marxista

todo conflicto distributivo queda excluido del sistema econó­mico, al menos en su definición pura65.

Por otra parte, en el modelo Arrow y Debreu, el origen del benefi­cio no se atribuye a ningún factor de producción sino que se logra en el sistema económico en su conjunto (la diferencia entre ingresos y costos de las firmas) y se afirma que los hogares reciben los bene­ficios que las empresas generan, dado que ellos se postulan como propietarios de esas empresas.

Los economistas clásicos (Smith, Ricardo, Sraffa) explican el benefi­cio como una repartición social del excedente creado en el proceso de producción. En esta óptica, el beneficio es un ingreso residual correspondiente a los dueños del capital físico de la economía una vez la sociedad, exógenamente al espacio económico, determina cuánto ingreso le corresponde al salario. Aquí, la tasa salarial o la de beneficio aparecen como índices contrapuestos de reparto de las diversas partes en que la riqueza neta producida se distribuye en­tre los trabajadores y los capitalistas.

Respecto al salario, la teoría neoclásica afirma que es fijado por las fuerzas que determinan los precios de las mercancías, y por ende, que ese ingreso no necesita una teoría especial. En ese sentido la teoría del valor se aplica para mostrar que el obrero es un agente que participa simétricamente con los otros. En lo que se refiere a los clásicos, es notable que la teoría de la distribución no haga parte de la de los precios; proponen que el salario se explica a partir de le­yes especiales de la distribución del producto.

La tesis de marxista no pretende ser equivalente a las posiciones antes descritas aunque conserva algunas similitudes con la formu­

65 E s ta v e rs ió n d e la te o r ía n e o c lá s ic a d e la d is trib u c ió n d el p ro d u c to fu e c r it ic a d a e n la d é c a d a d e 1 9 5 0 en lo q u e se lla m ó la controversia del capital, d a d o q u e el c á lc u lo d e la p r o d u c tiv id a d d el c a p ita l im p lica b a su h o m o g e n e id a d física e n las fu n c io n e s a g r e g a d a s d e p ro d u c c ió n , lo q u e im p e d ía su v a lid e z c o m o te o r ía g e n e ­ra l d e la d is tr ib u c ió n . L a re a c c ió n d e lo s te ó r ic o s n e o c lá s ic o s fu e e l im in a r la u tiliz a c ió n d e fu n cio n e s d e p ro d u c c ió n a g re g a d a s y e v ita r e l c o n c e p to d e c a p ita l e n lo s m o d e lo s d e e q u ilib r io s g e n e r a l d e tip o w a lr a s ia n o . S in e m b a rg o , e s a s f u n c i o n e s a g r e g a d a s a p a r e c e n e n lo s m o d e l o s d e c r e c i m i e n t o s y e n la m a c ro e c o n o m ía d e los a ñ o s 8 0 y 9 0 .

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 111

lación clásica. Para Marx el beneficio no es ni el equivalente de una contribución de un factor ni el efecto de un mero reparto sino que es, antes que todo, la consecuencia de un tipo de relaciones de pro­ducción y de distribución de la riqueza comercial.

Las denominadas relaciones de distribución corresponden a formas específicamente sociales e históricamente deternnnadas del proceso de producción y de las relaciones que los hombres contraen entre sí en el proceso de reproducción de la inda humana y derivan de esa forma. El carácter histórico de estas relaciones de distribución es el carácter histórico de las relaciones de producción, de las que aque­llas expresan una faceta (El Capital, III, 1120).

Aquí la visión es que la sociedad moderna, a pesar de haber logra­do la libertad jurídica de los individuos, funciona con base en una desigualdad social fundamental que se manifiesta precisamente en que el excedente económico se otorga a un grupo restringido de agentes, una vez se ha descontado el salario. Es en este sentido que la explicación de la ganancia se convierte en una teoría de las con­diciones sociales de su generación y por tanto toma la forma de una teoría especial de la explotación capitalista de una clase sobre otra.

Se entiende así que esta teoría sustente la crítica de esta formación social porque, bajo la apariencia de relaciones de intercambio, exis­te una desigualdad específica entre agentes económicos. La tesis fundamental que se propone es la siguiente: la ganancia capitalista resulta del proceso capitalista en el que una cantidad de dinero logra, me­diante la contratación de la mano de obra, la generación de un excedente en dinero para los capitalistas.

El análisis marxista procede en dos etapas. La primera, estudia en general la generación del excedente capitalista; la segunda, estudia las formas concretas que toma esa magnitud para que sea recibida por el capitalista individual. El primero se denomina teoría del plusvalor y el segundo, teoría de la ganancia propiamente dicha. En esta sección sólo se abordará la primera parte.

Definición del capital y del plusvalor

Una circulación especial del dinero es definida como circulación del capital:

112 Lecciones de Economía Marxista

L a f o r m a d ire c t a de la c i r c u la c ió n m e r c a n t i l e s M - D - M , c o n v e r s ió n

de la m e r c a n c ía e n d in e r o y r e c o n v e r s ió n de é ste e n a q u e lla , v e n d e r

p a r a c o m p r a r . P a r a le la m e n t e a e sta f o r m a n o s e n c o n t r a m o s , e m p e ­

ro, c o n u n a s e g u n d a e sp e c íf ic a d i s t in t a d e e lla : la f o r m a D - M - D ,

c o n v e r s ió n d e l d in e r o e n m e r c a n c ía y r e c o n v e r s ió n de la m e r c a n c ía

e n d in e ro , c o m p r a r p a r a v e n d e r . E l d in e r o q u e e n s u m o l im ie n t o se

a ju s t a a e s te ú l t im o t ip o de c i r c u la c ió n , se t r a n s f o r m a e n c a p it a l ,

d e v ie n e ca p ita l.. . ( E l C a p it a l, l, 1 8 0 ).

P e ro a d e m á s d e ser u n a c irc u la c ió n d e d in e ro , e l c a p ita l d e s ig n a u n d in e ro (o v a lo r) q u e se in cre m e n ta c u a n tita tiv a m e n te tra s ser a d e la n ta d o :

H is t ó r i c a m e n t e , e l cap ita l... se p r e se n t a e n u n c o m ie n z o y e n t o d a s

p a r t e s b a jo la f o r m a d e d in e ro , c o m o p a t r im o n io m o n e ta r io . . . S i n

e m b a rg o , n o h a ce f a l t a e c h a r u n a o je ad a r e t r o sp e c t iv a a la p r o t o h is -

t o r ia d e l c a p i t a l p a r a r e c o n o c e r e n e l d in e r o s u p r im e r a f o r m a de

m a n if e s t a c ió n . E s a m i s m a h i s t o r i a se d e s p l ie g a d ia r i a m e n t e a n t e

n u e s t r o s o jo s. T o d o n u e v o c a p it a l e n t r a p o r v e z p r im e r a e n e s c e ­

n a - o sea e n e l m e r c a d o d e m e r c a n c ía s , d e t ra b a jo o de d in e ro , s ie m ­

p re c o m o d in e ro , d in e r o q u e a t ra v é s de d e t e r m in a d o s p r o c e s o s h a b rá

de c o n v e r t i r s e e n ca p ita l. ( E l C a p it a l, 1 7 9 ) .

E l v a l o r a d e la n t a d o o r i g in a r i a m e n t e n o só lo , p u e s se c o n s e r v a e n

la c i r c u l a c ió n , s i n o q u e e n e l la m o d if ic a s u m a g n i t u d d e v a lo r , a d i ­

c i o n a u n p l u s im lo r o se v a lo r iz a . Y e ste m o v im ie n t o lo t r a n s f o r m a

e n c a p i t a l ( E l C a p it a l , 1 8 4 ) .

R esu lta en to n ces , q u e el ca p ita l n o es u n a co sa sin o el p ro ce so m is­m o q u e lle v a e l d in e ro a in crem en tarse tras h ab er s id o la n z a d o p o r su p o s e e d o r in icia l, e l capitalista, q u ien p o r este h ech o a p a re ce co m o el p ro ta g o n ista , e l cre a d o r d e l p ro ce so y co m o tal, es la fig u ra q u e p erso n ifica la in ten ció n y la p o s ib ilid a d d e q u e se c u m p la el p ro ­y e c to e n el c u a l se desprende del dinero, pero con la astuta intención de echarle mano nuevamente (El Capital, 1 8 2 ).

El s ig u ie n te e sq u e m a fa cilita rá la co m p re n sió n d e l p ro b lem a : si p o r D se in d ica e l d in e ro in icia lm en te en m an o s d e l ca p ita lis ta y D ' re­p resen ta la ca n tid a d d in e ra ria fin al, el p ro ce so ca p ita lis ta es e l p a so d e D ------ D ' d o n d e la d iferen cia D ' -D , es d ecir, d e lta D , es el exce­dente monetario o plusi'alor.

El ca p ita l q u e d a , p o r e n d e, d e fin id o co m o el p ro ce so y el re su lta d o d e u n a c ircu la c ió n m o n eta ria q u e g e n e ra u n a cre ce n ta m ie n to d e la

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 1 1 3

cantidad de dinero original. Tal circulación es lo que la teoría del plusvalor debe explicar.

Circulación del capital: una circulación especial del dinero

El punto de partida del análisis es la teoría de la circulación mercantil:

La transformación del dinero en capital ha de desarrollarse sobre la base de las leyes inmanentes del intercambio de mercancías de tal modo que el intercambio entre equivalentes sirva como plinto de partida. Nuestro poseedor de dinero tiene que comprar las mercancías a su valor, venderlas a su valor y, sin embargo, obte­ner al término del proceso más valor que el que arrojó el mismo (El Capital, 202).

¿Cuál es el proceso completo que tiene tal fundam ento y que puede satisfacer esas condiciones? En realidad, el proceso capi­talista D - D' es la u n i d a d d e t r e s f a s e s :

1. Adquisición, por medio de una compra de la fuerza de trabajo. Así se tiene la relación monetaria inicial, la cual puede represen­tarse por D<— >Ft.

2. El uso de la fuerza de trabajo (y aquí se aprecia la gran novedad respecto a la primera aproximación), por medio del alejamiento de la fuerza de trabajo de la esfera de la circulación para que sea consumida, es decir, para que realice una producción de bienes y valor. Marx designará estas dos producciones como p r o c e s o d e

t r a b a j o (o producción material) y p r o c e s o d e v a l o r i z a c i ó n (formación del valor y del plusvalor) respectivamente. Esta fase se Repre­senta por Ft — M.

3. Regreso a la esfera de la circulación mercantil por medio de la venta del producto en cuestión y por ende la conversión final de la nueva mercancía en dinero, es decir M' —>D'.

Estos tres actos constituyen una unidad y por lo tanto carece de sentido afirmar que sólo se requiere alguno de ellos.

El ciclo del capital sólo se efectúa normalmente mientras sus distin­tas fases se desarrollan sin paralizaciones. Si el capital se estanca en la primera fase D -M , el capital dinerario se congela convirtiéndose

1 1 4 Lecciones de Economía Marxista

en tesoro; si se paraliza en la fase de la producción, entonces los medios de producción yacen, desprovistos de función, de un lado, mientras del otro la fuerza de trabajo permanece desocupada; si la detención ocurre en la última fase M ’—D'; entonces las mercancías acumuladas que no se pueden vender obstruyen la fluencia de la circulación (El Capital, 11, 59).

Teniendo en cuenta estas distintas fases, tanto en su diferencia como en su unidad, el siguiente esquema muestra la secuencia forma del proceso capitalista:

Primera fasef ~\

Segunda fase Tercera fase

1—

LLÎo

FT — M M — ► D'P a g o d e sa la rio s y ' C onsu m o d e la fuerza d e trabajo N ^ e n t a de la m ercan cía

Para comprender lo que aquí queda representado se hace necesario exponer en detalle cada una de estas etapas.

La fase D — Ft: contratar trabajo asalariado es “ comprar y vender” la fuerza de trabajo

Esta primera etapa del proceso describe la adquisición de la fuerza de trabajo por parte de los poseedores de dinero. En este momento, la teoría debe explicar los siguientes aspectos:

1. La existencia inicial de dinero en manos privadas.2. El interés en adquirir particularmente la fuerza de trabajo.3. ¿Por qué esa fuerza de trabajo puede adquirirse?4. ¿Por qué se puede adquirir por medio de una compra?

La posición de Marx sobre cada uno de estos puntos se explica a continuación.

El dinero en manos de los capitalistas

El punto de partida del capital es el dinero: “ T o d o n u e v o c a p it a l e n t r a p o r

p r im e r a v e z e n e sce n a ... s ie m p r e c o m o d in e ro , d in e r o q u e a d e t e r m in a d o s p r o c e ­

s o s h a b r á d e c o n v e r t i r s e e n c a p it a l ” ( E l C a p it a l, 1 , 1 8 0 ) .

Para que el dinero se invierta es necesario que esté en manos de un agente especial:

Mercados, precios y dinero desde un en foque heterodoxo 1 1 5

En su condición de vehículo consciente de ese movimiento, el posee­dor de dinero se transforma en capitalista. Su persona, o, más preci­samente, su bolsillo, es el punto de partida y de retorno del dinero.El contenido objetivo de esa circulación, la valorización del valor es su fin subjetivo, sólo en la medida en que la creciente apropiación de la riqueza abstracta es el único impulsor de sus operaciones, funcio­na él como capitalista... (El Capital, 186).

La razón de la posesión del dinero no es en realidad explicada en este momento por Marx, hasta tal punto que se debe tomar como el supuesto de un patrimonio monetario en posesión de los indi­v id u os66. Al asum ir este presupuesto queda oscuro el acceso inicial al dinero, al equivalente general. Tal vez la causa sea que en este momento no es pertinente hablar ni de los bancos, ni del capital a interés, ni alguna otra fuente de capital en dinero para invertir en las industrias. Sin embargo, tal cuestión será necesario, en algún momento, tratarla en sí misma para poder completar la descripción del proceso capitalista. Conociendo este supuesto es posible pasar al otro punto.

La "demanda" de fuerza de trabajo

¿Qué es la fuerza de trabajo? Es un bien con cualidades especiales.

Por fuerza de trabajo entendemos el conjunto de facultades físicas y mentales que existen en la corporeidad, en la personalidad viva de un ser humano y que él pone en movimiento cuando produce valores de uso de cualquier índole (El Capital, 203).

Dicho lo anterior, esa fuerza se confunde con el cuerpo mismo de los hombres, así como la capacidad de pensar está materializada en el cerebro de los individuos. En estos términos, se supone que los hombres poseen la capacidad de ejecutar tareas productivas, ya sea en actividades simples como es la caza, pesca y siembra, hasta la realización de complicadas tareas en diseño de instrumen­

66 N ó t e s e q u e el p r o b le m a n o se s u p r im e d i c ie n d o q u e los p r o c e s o s h is tó r ico s (la l la m a d a " a c u m u l a c ió n o r ig in a r ia " ) e x p l ic a n las p r im e r a s a c u m u l a c i o n e s d e d i ­n ero , p u e s t o q u e d i a r ia m e n t e to d o c a p ita l ista en p o te n c ia se h a ce p re s e n te m o s ­tra n d o un m o n to d e d in e r o . El p ro b le m a no es e x p l i c a r el p r im e r ca p ita l is ta s in o d a r c u e n ta d e c ó m o el ca p ita l is ta p u e d e r e a p a r e c e r c o n t in u a m e n t e co m o un a g e n t e c o n d in ero .

1 1 6 Lecciones de Economía Marxista

tos científicos y técnicos que requirieron avanzadas facultades mentales y técnicas.

Para explicar su demanda por parte de los hombres con dinero, Marx atribuye a esa fuerza de trabajo dos cualidades o servicios. En pri­mer lugar, la capacidad obvia de crear bienes materiales mediante su ejercicio; en segundo lugar, una capacidad especial, la c r e a c i ó n d e v a ­

l o r (si ello se hace bajo ciertas circunstancias que la teoría indica):

Nuestro poseedor de dinero tendría que ser tan afortunado como para descubrir dentro de la esfera de la circulación, en el mercado, una mercancía cuyo valor de uso poseyera la peculiar propiedad de ser fuente de valor; cuyo consumo efectivo mismo, pues, fuera objetivación de trabajo, y por tanto, creación de valor. Y el poseedor de dinero encuentra en el mercado esa mercancía específica: la capacidad de tra­bajo o fuerza de trabajo (El Capital, 203, subrayados de Marx).

Para garantizar que el trabajo útil sea de inmediato también “sus­tancia del valor”, Marx hace la hipótesis de que estos trabajos son idénticos: “ P a r t i m o s d e la id e a d e q u e e l t r a b a j o d e h i l a r [e l p r o d u c t o d e l

c a p i t a l i s t a m o d e lo e s c o g i d o p o r M a r x ] e s u n t r a b a jo s im p le , t r a b a j o s o c i a l

m e d i o ” ( E l C a p i t a l , 2 2 9 ) .

En otras palabras, se supone que la fuerza de trabajo, al ejecutar durante un tiempo determinado una jornada de trabajo, crea un valor por esa magnitud y, por ende, la conducta del agente demandante, el capitalista, se ajusta a este supuesto: demandar unidades de tra­bajo es demandar unidades de creadoras de valor67.

Ahora bien, si la fuerza de trabajo existe en los hombres capaces de trabajar y ella produce, por hipótesis, valor (trabajo general) l o s c a ­

p i t a l i s t a s e s t á n i n t e r e s a d o s e n e lla , y la d e m a n d a n a q u i e n e s e s t é n d i s p u e s t o s

a c e d e r la 68.

67 M á s a d e la n te se v e rá la m a nera en q u e esa ca n t id a d se d e te rm in a . Esta fo rm a de p re se n ta c ió n no deja d e so rp re n d er; M a rx a tr ib u y e a su capita l ista , al e n u n c ia r la d e m a n d a d e f u e r z a d e trabajo c o m o d e m a n d a d e l b ien q u e g e n e r a v a lo r , un c o n o c im ie n to q u e só lo es p o sib le co m p r e n d ie n d o su teoría.

68 “Si la mercancía a se cambia por el dinero b, y luego éste por la mercancía c destinada al consumo, el uso de la mercancía c... queda al margen de la circulación, no afecta en nada

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 1 1 7

Se tiene aquí la base de la demanda de la fuerza de trabajo. Pero ¿quiénes están dispuestos a ello? ¿Quiénes la ofrecen? ¿Por qué la ofrecen?

La fuerza de trabajo se ofrece y es adquirible

Si el hombre de dinero necesita las fuerzas de trabajos de otros, es importante descubrir cómo puede adquirirlas69. Marx em pie­za su explicación declarando: “ Una cosa es evidente: In naturaleza no produce por una parte poseedores de dinero o de mercancías y por otras personas que sim plem ente poseen sus propias fu erza s de trabajo" (El Capital, I, 206 ).

De esta manera, antes de explicar cómo se hace posible que el due­ño del dinero consiga la fuente del valor, se debe resolver la pregunta de por qué algunas personas ofrecen su fuerza de trabajo en una sociedad donde el principio de existencia económica (acce­

la forma de la relación; ....solo expresa una relación del individuo A... con un objeto de su necesidad singular. Lo que hará con la mercancía c es exterior a la relación económica. [En la relación capitalista], por el contrario, el valor de uso de lo que se cambia por el dinero se presenta como una relación económica especial, y la utilización determinada delo que se cambia constituye el fin último de los dos procesos [adquisición y consumo de la fuerza de trabajo]. Es esto lo que ya en lo formal diferencia el intercambio simple del intercambio entre el capital y el trabajo" (Elementos, 216).

69 A l m irar la h istoria p u e d e o b s erv a rs e q u e las m o d a l id a d e s d e a d q u is ic ió n d e la f u e r z a d e tra b ajo p o r q u ie n e s e stá n libres d e la e je c u c ió n d ir e c ta d e la b ores p r o d u c t iv a s d e objetos útiles y susceptib les d e ser a p r o p ia d o s , so n m u y v a r ia d a s . El faraó n e g ip c io y su casta burocrática c o n s e g u ía n la fu e rz a d e trabajo d e las c o m u n id a d e s d e base p o r m e d io de la s u m is ió n estatal y re l ig io s a . La G re cia a n t ig u a , al ig u a l q u e el im p er io ro m a n o , logra im p o n e r p o r la f u e rz a la o b l ig a ­c ió n a o tro s p u e b lo s d e p r o p o r c io n a r le s trabajo n e ce s a r io p a ra el c a m p o , las a rtesanías , las m in as y tareas d o m éstica s . A sí se creó y se m a n t u v o el e s d a v is m o c o m o fu e n te d e m a n o d e o bra d u ra n te largos siglos. En la E d a d M e d ia , se e n c u e n ­tra el d e s a rr o l lo d e la s e r v id u m b re , esto es, d e la p ro v is ió n d e trabajos co n creto s (o d e s u s p ro d u c to s ) c o m o co n se c u e n c ia d e la s u m is ió n p e r so n a l frente a los S e ñ o res o al R ey . L o a n te r io r m uestra q ue en la historia se ha a s is t id o por va r io s p e r ío d o s a una s e p a ra c ió n entre q u ie n e s e jecutan las p r in c ip a le s tareas p r o d u c t i ­v a s y q u ie n e s se a p r o p ia n y co n su m e n los p ro d u c to s . A d ic io n a lm e n t e , esta s e p a ­ración ha s id o a c o m p a ñ a d a d e un p ro c e d im ie n to p o r m e d io del cu a l u n o s g r u p o s o b f ie n e n el trabajo co n creto d e otros; e sc la v is m o , co erc ió n c o m u n a l o in d iv id u a l so n los m é to d o s m ás u s a d o s.

1 1 8 Lecciones de Economía Marxista

der a los bienes) se hace por medio del dinero. Su respuesta es colo­car una asimetría social: una parte de la población carece del dinero y de medios alternativos de conseguirlo. En consecuencia, a la vez que unos buscan la fuerza de trabajo para producir bienes otros buscan el dinero para conseguir los bienes de los cuales están sepa­rados. Para que tal cosa ocurra es necesario que, adem ás del candidato a capitalista, existan hombres d o b le m e n t e l ib r e s :

Para la transformación del dinero en capital el poseedor de dinero, pues, tiene que encontrar en el mercado de mercancías al obrero libre, libre en el doble sentido de que por una parte dispone, en cuan­to hombre libre, de su fuerza de trabajo en cuanto mercancía suya, y de que, por otra parte carece de mercancías para vender, está exento y desprovisto, desembarazado de todas las cosas necesarias para la puesta en actividad de su fuerza de trabajo (El Capital, I, 205).

La primera “libertad” hace referencia a la ausencia de dominacio­nes sobre las personas, tales como las de la servidum bre, el es», avismo o la sumisión sobre extensos grupos de población a la colectividad propia de las sociedades tribales o comunistas. Los individuos se postulan, entonces, l ib r e s j u r í d i c a m e n t e y, por lo tanto, sus fuerzas de trabajo les pertenecen de forma que ningún otro pue­de obligarle a ceder su usufructo.

La segunda “libertad” es negativa ya que en realidad es la condición para una carencia de poder económico, cuya consecuencia es una nueva dependencia. En efecto, la carencia de dotaciones propias de medios de producción (ni tierra como campesinos, ni instrumentos como artesanos, entre otros), impide que este sujeto libre realice una producción autónoma de algún bien. Además, como no posee dine­ro, tampoco consigue la riqueza en los mercados. Sin bienes y sin dinero, no puede ser un productor autónomo e independiente, como era la primera figura del agente de la sociedad mercantil simple. Ser poseedor libre de sólo fuerza de trabajo no le da acceso directo a los bienes (los bienes no “compran los bienes”), sino que lo obliga a en­trar en negociación con los tenedores de dinero.

Resulta, por tanto, la existencia efectiva de la oferta de trabajo, pero se trata de una oferta especial; no se trata de la presentación de un bien producido privadamente con vistas al cambio (el sujeto no tiene insumos para generar autónomamente la fuerza de trabajo); ni la ac­

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 1 1 9

ción voluntaria de un individuo al cual se le ofrece la elección entre quedarse marginado de la economía (el consumo del ocio de los neoclásicos) o entrar en ella. En realidad, su oferta es la manifesta­ción de una situación social -la ausencia de las circunstancias que podrían darle autonomía y libertad para conseguir los bienes- y per­sonal -al carecer de dinero o riqueza material y necesitar sobrevivir, el único camino para este personaje es el de ofrecer lo único que po­see, a la manera de un imperativo involuntario para conseguir los medios monetarios para subsistir-. Esto lo enuncia Marx claramente:

P o r e so tan to , la r e la c ió n de c la se e n t r e c a p it a l i s t a y a s a la r ia d o y a

e x iste , y a e s t á p r e s u p u e s t a e n el m o m e n t o e n q u e a m b o s se e n f r e n ­

ta n e n e l a c t o D — F t (d e l la d o d e l o b re ro , F t - D ) . E s c o m p r a y

v e n ta , r e la c ió n d in e r a r ia , p e ro u n a c o m p r a y u n a v e n t a e n la s q u e se

p r e s u p o n e n e l c o m p r a d o r c o m o c a p it a l i s t a y el v e n d e d o r c o m o a s a ­

la r ia d o 1/ e sta r e la c ió n e s tá d a d a p o r el h e c h o de q u e la s c o n d ic io n e s

n e c e s a r ia s p a r a q u e se e fe c t iv ic e la f u e r z a de t ra b a jo - l o s m e d io s de

s u b s i s t e n c ia y m e d io s de p r o d u c c ió n , e s t á n se p a ra d o s , c o m o p r o p ie ­

d a d a je n a , d e l p o s e e d o r de la f u e r z a de t ra b a jo ( E l C a p it a l, I I , 3 7 ) .

En el mismo sentido:

A l r e c ib ir e l o b re ro e l e q u iv a le n t e b a jo la f o r m a d e d in e ro .. . se e n ­

f r e n t a a l c a p it a l i s t a c o m o i g u a l a éste, tal c u a l s u c e d e c o n c u a lq u ie r

o t ro p a r t ic ip a n t e e n e l in t e r c a m b io ; p o r lo m e n o s e n a p a r ie n c ia . E n

fa c t , e s ta i g u a ld a d y a se h a lla a lte ra d a p o rq u e s u r e la c ió n c o m o o b re ro

c o n e l c a p it a l i s t a , c o m o v a l o r de u s o e n la f o r m a e s p e c í f ic a m e n t e

d ife re n te d e l v a l o r de ca m b io ... e s tá p r e s u p u e s t a p a r a e ste in t e r c a m ­

b io a p a re n t e m e n t e s im p le ; p o r q u e e l o b re ro se e n c u e n t r a y a e n u n a

r e la c ió n d e t e r m in a d a e c o n ó m ic a m e n t e de o t ra m a n e r a , e x t e r io r a l

i n t e r c a m b io ( E le m e n t o s , 2 2 6 ) .

En resumen, la fuerza de trabajo no es ofrecida porque sea una mercancía fruto de un trabajo privado previo. En realidad, ella se ofrece de manera obligada puesto que por encima del indivi­duo existe una situación social especial de los trabajadores (expuesta en la idea de la doble libertad) que crea la asimetría respecto a los poseedores del dinero70, y hace que la relación con

70 Las ca u s a s h is tó rica s d e esa a sim etría e co n ó m ica son var ia s . En p r im e r lu g ar , es e l r e s u l t a d o d e p r o c e s o s ta les c o m o la e x p u l s i ó n d e los c a m p e s i n o s l ib re s y p ro p ie ta r io s d e los c a m p o s (ccrcamienlos in g leses , g u e r ra s c iv ile s y re l ig io s a s y el

120 Lecciones de Economía Marxista

el capitalista sea la única manera de acceder a las subsistencias y, por ende, a la vid a71.

La fuerza de trabajo se adquiere por medio de una compra

Se ha visto que el capitalista encuentra al propietario de la fuerza de trabajo obligado a entablar relaciones con él. El capitalista estará dispuesto a entregar el monto de dinero a condición de disponer del trabajo que pueda ejecutar el trabajador. Pero ¿la fuerza de tra­bajo puede adquirirse con dinero? ¿Acaso, es ella una mercancía? ¿Tiene ella incorporado valor? La respuesta de Marx es que en una primera aproximación: “En e l a c t o D — F t e l p o s e e d o r d e d i n e r o y e l d e

f u e r z a d e t r a b a j o s o l o s e c o m p o r t a n r e c í p r o c a m e n t e c o m o c o m p r a d o r y

v e n d e d o r , s e e n f r e n t e n c o m o p o s e e d o r d e d i n e r o y p o s e e d o r d e la m e r c a n ­

c í a s ” ( E l C a p i t a l , I I , 3 6 ) .

En esta relación el obrero aparece como poseedor de la fuerza de trabajo, del bien que debe poseer valor para ser comprado por el dinero del capitalista. Marx explica la existencia de ese valor por medio de cuatro ideas:

• Primera idea: el valor de la fuerza de trabajo parece ser un caso particular de una teoría general:

A l igual que todas las mercancías (la fuerza de trabajo) posee un valor. - ¿Cómo se determina? El valor de la fuerza de trabajo, al igual que el de toda mercancía, se determina por el tiempo de traba­jo necesario para la producción, y por tanto también para la repro­ducción, de este artículo específico (El Capital, I, 207).

c o n s e c u e n t e e m p o b r e c im ie n t o y m ig r a c ió n d e las p o b la c io n e s ) y la l ib era c ió n d e l trab ajo s e r v i l , s in q u e e llo re p re se n te co n q u is ta d e la p r o p i e d a d i n d iv i d u a l (f in d e los g r e m i o s y g u i l d a s d e o f ic io s) . E n s e g u n d o lu g a r , es e l r e s u l t a d o c o t id ia n o d e l s is te m a ca p ita l is ta m ism o : la s i t u a c ió n d e o b re ro im p lic a n o p o ­d e r a c c e d e r , p o r la v ía s a la r ia l , a la c o n d i c i ó n d e l h o m b r e d e l d in e r o . C o n r e s p e c to a e ste ú l t im o p u n to se s u g ie r e v e r la re f le x ió n d e M a rx e n el c u a d e r n oII d e Elem entos, to m o I.

71 Se está lejos d e la im a g e n d e l a gen te de la e scu ela n eo clá sica q u e o fre ce v o l u n t a ­r ia m e n te trabajo a p artir d e su d e c is ió n d e d is m in u ir su d o ta c ió n d e ocio ante el acicate d e la re m u n e ra c ió n q u e se le ofrece. En la teoría n eo clá sica , el ocio es una p o s ib i l id a d d e exis ten cia . Por el contrario , en M a rx ser ob re ro no se e x p lica por un a d e c is ió n i n d iv id u a l , s in o p o r la e xisten cia d e u n a a sim e tr ía s o c ia l p re v ia , q u e o b l ig a a los in d iv id u o s a c o n ve rt irse en o feren tes d e m a n o d e obra.

Mercados, precios 1/ dinero desde un enfoque heterodoxo 121

• Segunda idea: la producción de la fuerza de trabajo existe, pero se trata de un proceso particular exterior a la división social del trabajo:

L a f u e r z a de t ra b a jo só lo e x is t e c o m o f a c u l t a d d e l i n d i v i d u o v iv o . S u

jp r o d u c c ió n p u e s , p r e s u p o n e la e x i s t e n c ia de éste. U n a v e z d a d a d i ­

c h a e x is t e n c ia , la p r o d u c c ió n de la f u e r z a de t ra b a jo c o n s i s t e e n s u

p r o p ia r e p r o d u c c ió n o c o n s e r v a c ió n . P a r a s u c o n s e r v a c ió n e l i n d i v i ­

d u o v i v o re q u ie re c ie r t a c a n t id a d de m e d io s de s u b s i s t e n c ia . . . q u e

t ie n e q u e a l c a n z a r p a r a m a n t e n e r a l i n d i v i d u o la b o r io s o e n c u a n t o

tal, e n s u c o n d i c ió n n o r m a l de v id a . L a s u m a de lo s m e d io s d e s u b ­

s i s t e n c ia n e ce sa r io s ... i n c l u y e lo s m e d io s de s u b s i s t e n c ia d e lo s s u s ­

t itu to s , e s to es, de lo s h i jo s de lo s o b r e r o s . . .D ia r ia m e n t e se c o n s u m e

u n a p a r t e de lo s m e d io s de su b s is t e n c ia . . . y e s n e c e s a r io r e n o v a r lo s

d ia r ia m e n t e ( E l C a p it a l, 1, 2 0 9 ) 72.

• Tercera idea: los bienes que producen la fuerza de trabajo deben considerarse como una regla social, para cada época histórica, para todos los trabajadores. Para cada sistema y cada período este conjunto de bienes se plantea como un dato73.

L a s n e c e s id a d e s n a t u r a le s m is m a s , c o m o a l im e n t a c ió n , v e s t id o , c a ­

l e f a c c i ó n , v i v i e n d a , e t c . , d i f i e r e n s e g ú n l a s p a r t i c u l a r i d a d e s

c l im á t i c a s y l a s d e m á s c o n d i c i o n e s n a t u r a le s d e u n p a ís . P o r lo

d e m á s , h a s t a e l v o l u m e n de la s l l a m a d a s n e c e s id a d e s im p r e s c i n d i ­

b le s, a s í c o m o la ín d o le de s u s a t is f a c c ió n , e s u n p r o d u c t o h i s t ó r i c o

y d e p e n d e p o r t a n t o d e l n i v e l c u l t u r a l de u n p a ís , y e s e n c ia lm e n t e ,

e n t r e o t r a s c o s a s , t a m b ié n de la s c o n d i c io n e s b a jo la s c u a le s se h a

f o r m a d o la c la s e d e t r a b a ja d o r e s l ib re s , y p o r ta n to , d e s u s h á b it o s

y a s p i r a c i o n e s v it a le s . P o r o p o s i c ió n a la s d e m á s m e r c a n c ía s , p u e s ,

la d e t e r m in a c ió n d e l v a l o r d e la f u e r z a la b o r a l e n c ie r r a u n e le m e n ­

to h i s t ó r i c o y m o r a l . A u n a s í , e n u n p a í s d e t e r m in a d o y e n u n

72 Esta e sp e c ia l p r o d u c c ió n se rea liza en los h o g a r e s y en el t iem p o p r iv a d o d e los tra b aja d o res , y en ese sen tido , u n pro ceso d o m é st ico q u e está p o r fuera del c o n ­trol d e los c a p ita l ista s y d e la d iv is ió n del trabajo. Por tal ra zó n , to d a s las a c t iv i­d a d e s q u e co n cu rr e n en esta labor (los trabajos d o m é st ico s tanto d e la fam ilia c o m o d e e m p le a d o s a sa lar iad o s) no se tienen en cuen ta , es decir , so n e c o n ó m ic a ­m en te i m p r o d u c t iv a s , d a d o q u e n ada t ienen q u e v e r con el t iem p o d e trabajo so c ia lm e n te n ece s a r io p ro p io de las m ercancías.

73 Se e n cu e n tr a a q u í el cr iterio de los e con o m istas c lásicos (R icardo, p r in c ip a lm e n ­te), p a ra q u ie n e s los b ien es n ecesar ios para su sten tar a los tra b aja d o re s co rr e s ­p o n d e n a una canasta so cia lm en te d eterm in ada, la cual de b e c o n sidera rse co n oc ida p ara el a n á lis is p u ro d e la re lac ión entre obreros y capita listas .

122 Lecciones de Economía Marxista

período determinado, está dado el monto de medios de subsisten­cia necesarios (El Capital, 208).

Al tomar en consideración estos elementos la producción o con­servación de la fuerza de trabajo puede representarse en el esquema siguiente:

• Cuarta idea: el valor de la fuerza de trabajo es equivalente al valor de los bienes de subsistencia consumidos.

El tiempo de trabajo (socialmente) necesario para la producción de la fuer­za de trabajo se resuelve en el trabajo necesario para la producción de di­chos medios de subsistencia, o dicho de otra manera, el valor de la fuerza de trabajo es el valor de los medios de subsistencia necesarios para la con­servación del poseedor de aquella (El Capital, I, 208).

Si suponemos que en esta masa de mercancías necesaria para un día [de subsistencia] se encierran 6 horas de trabajo social, tendremos que en la fuerza de trabajo se objetiva diariamente medio día de trabajo medio social. (El Capital, I, 210).

En una sociedad comercial los bienes que los trabajadores asala­riados consumen son mercancías previa y socialmente fijadas y es en el m ercado donde el obrero va a buscarlos a cambio del dinero recibido. Es esto lo primero que indica el texto citado aunque ello no es lo fundamental. La idea básica es que esta re­lación entre los m edios de subsistencia y la fuerza de trabajo permite declarar que el valor de esta última corresponde el va­lor incorporado de los primeros. Es de señalar aquí que no se trata de que existan dos valores equivalentes, sino que el m i s m o

v a l o r e s t á i n c o r p o r a d o p r i m e r o e n l o s b i e n e s c o n s u m i d o s y d e s p u é s e n la

f u e r z a d e t r a b a j o r e s u l t a n t e . En otras palabras, un mismo valor se ve representado en dos bienes distintos: bienes de subsistencia y fuerza de trabajo.

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 1 2 3

Valoración de la fuerza de trabajo

Valor de los bienes d subsistencia de los trabajadores

Valor de la fuerza de trabajo

Al existir, entonces, la fuerza de trabajo en la corporeidad efe los sujetos doblemente libres y al relacionar esta existencia con el con­sumo de unos bienes que son socialmente establecidos y que son mercancías, se afirma que esa corporeidad posee t r a b a j o s o c ia l , es decir, valor de cambio.

En consecuencia, al aparecer el poseedor de dinero en el mercado de la fuerza de trabajo, todas las condiciones están dadas para que la contratación de mano de obra sea posible por medio del dinero, de la conversión de este último en s a la r io . Como cualquier mercan­cía que se ofrece en el mercado, el dinero permite el traslado de propiedad de la fuerza de trabajo de manos del obrero a manos del capitalista y, por tanto, la adquisición de la fuerza de trabajo es con­siderada una relación mercantil. Tal resultado le permite a Marx declarar solemnemente:

L a e sfe ra d e la c i r c u l a c ió n o e l in t e r c a m b io de m e r c a n c ía s , d e n t r o de

c u y o s l ím it e s se e fe ctú a la c o m p r a y la v e n t a de la f u e r z a d e traba jo ,

e ra e n re a l id a d , u n v e r d a d e r o e d é n de lo s d e r e c h o s h u m a n o s i n n a ­

tos. L o q u e a l l í im p e r a b a e ra la lib e rta d , la ig u a ld a d , la p r o p ie d a d y

B e n t l ia m . ¡ L i b e r t a d ! P o r q u e e l c o m p r a d o r y e l v e n d e d o r d e u n a

m e r c a n c ía , p o r e je m p lo de la f u e r z a de trabajo , só lo e s t á n d e t e r m i­

n a d o s p o r s u l ib r e v o lu n t a d . C e le b r a n s u c o n t r a t o c o m o p e r s o n a s

l ib re s , j u r íd ic a m e n t e ig u a le s . E l c o n t r a t o e s e l r e su lt a d o f i n a l e n el

q u e la s v o lu n t a d e s c o n f lu y e n e n u n a e x p r e s ió n j u r í d i c a c o m ú n . ¡ I g u a l ­

d a d ! . P o r q u e s ó lo se r e la c io n a n e n t r e s í e n c u a n t o p o s e e d o r e s de

m e r c a n c ía s e in t e r c a m b ia n e q u iv a le n te p o r e q u iv a le n te . ¡ P r o p ie d a d !

P o r q u e c a d a u n o d i s p o n e s ó lo de lo s u y o . ¡B e n t h a m ! . P o r q u e c a d a

u n o d e lo s d o s se o c u p a s o lo de s í m i s m o 74. E l ú n i c o p o d e r q u e lo s

74 Bentham (1 7 4 8 -1 8 3 2 ) es el fu n d ad or del utilitarismo moral en el cual el principio de u til idad o el p rincipio de la más gran de felicidad para el m a y o r n ú m ero consiste en una b ú sq u e d a calculada de los placeres y sirve de base al gobiern o y al derecho.

124 Lecciones de Economía Marxista

reúne y los pone en relación es el de su egoísmo, el de su i'entaja personal el de sus intereses privados (El Capital, I, 214).

Una vez que se ha cumplido esta relación salarial termina la prime­ra fase del proceso capitalista. Al comprarla, ahora el capitalista es el dueño de la fuerza de trabajo; el obrero ha recibido un monto de salarios y en virtud de un contrato laboral, tiene la obligación de ponerse a disposición del capitalista durante una jornada de traba­jo, esto es, ceder “el valor de uso” de esa fuerza humana.

Lo que a continuación sucede es objeto de la segunda fase, la cual se realiza -como se permite ironizar Marx-, fuera de e s a r u i d o s a e s f e ­

r a i n s t a l a d a e n la s u p e r f i c i e (d e lo s f e n ó m e n o s ) y a c c e s ib le a t o d o s lo s o jo s , es decir, fuera de las relaciones monetarias y del mercado mismo. En otros términos, en la producción de mercancías y del valor.

C a p í t u l o V ili

TEORÍA MARXISTA DEL EXCEDENTE

La fase ft —> M: proceso de trabajo y proceso de valorización

La realización de la segunda fase del proceso capitalista se cumple en las propiedades privadas de los capitalistas, es decir, en los ta­lleres o fábricas; Marx a veces los llama los laboratorios secretos para indicar la lejanía de estos lugares respecto a las relaciones mercan­tiles. El capitalista allí concentra los elementos que le pertenecen (gracias a la compra): los medios de producción y la fuerza de tra­bajo. Ahora se verá -como dice el mismo M arx- no sólo cómo el capital produce, sino también cómo se produce el capital con lo cual se hará luz, finalmente, sobre el misterio que envuelve la producción de plusvalor.

Dos procesos distintos se efectúan en esta fase: el proceso de trabajo y el proceso de valorización. A continuación se explica cada uno de ellos en detalle.

El proceso de trabajo

El capitalista tiene el interés en obtener valor y plusvalor, pero para lograrlo debe permitir que en su fábrica se realice una producción específica, una acción material: la producción de un bien particu­lar. El proceso que permite tal resultado es el proceso de trabajo, el cual es la realización concreta del primer valor de uso de la fuerza de trabajo, el de realizar un trabajo concreto.

La ejecución del proceso de trabajo no tiene nada de misteriosa: la humanidad desde su aparición ha repetido constantemente esta actividad, puesto que ha sido y será la condición mínima de su exis­tencia. Los hombres producen artículos de las más diversas índoles

1 2 6 Lecciones de Economía Marxista

por medio de su esfuerzo físico (el uso de su fuerza o capacidad de trabajo propiamente dicho) y la puesta en funcionamiento de ins­trumentos de trabajo (herramientas, máquinas, robots), los cuales actúan sobre objetos de trabajo (tierra, materias primas).

El proceso de trabajo es en síntesis una técnica de producción en acción cuya descripción coloca en evidencia los requerimientos en activi­dad, instrumentos y objetos de trabajo para producir una determinada cantidad de un bien específico. Marx supone que el capitalista deci­de la cantidad de la producción y de acuerdo con la técnica disponible esto implica una contratación apropiada de mano de obra.

A manera de ejemplo, si se decide producir 10 libras de hilo donde se requiere 10 libras de algodón, el desgaste de 1/4 de hiladora y 6 horas de trabajo. La puesta en marcha de tales condiciones es el proceso de trabajo que culmina en la producción del hilo. Tal reali­dad puede ser representada en la siguiente forma:

10 libras de algodón© V4 huso@ 6 horas------- >- 10 libras de hilo

Donde © significa “unido a” .

Las técnicas cambian constantemente por la acción de múltiples fuerzas (avances científicos, nuevas tecnologías, nuevos productos, nuevas necesidades, etcétera) y algunas podrán ser más atrasadas que otras (el artesanado es inferior al maquinismo de la primera revolución industrial, y éste a su vez, inferior al automatismo y los procesos de trabajo informatizados del presente). En ese sentido, el proceso de trabajo tiene su propia historia la cual se confunde con la historia de la tecnología.

Para el presente análisis sólo es necesario asumir la existencia de una técnica específica para cada producto, por lo que se suponen cono­cidos los elementos materiales que el capitalista debe reunir en sus talleres para poder obtener un bien o valor de uso, por ejemplo, el caso del hilo antes registrado. Sin embargo, al realizarse el proceso material de producción en circunstancias capitalistas, aparecen ca­racterísticas particulares.

El proceso de trabajo, en cuanto proceso en que el capitalista con­sume la fuerza de trabajo, muestra dos fenómenos peculiares.(...)El obrero trabaja bajo el control del capitalista... el capitalista vela

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 1 2 7

porque el trabajo se efectúe de la debida manera y los medios de producción se emplean de acuerdo con el fin asignado. Pero, en segundo lugar, el producto es propiedad del capitalista, no del pro­ductor directo, del obrero (El Capital, l, 226).

No obstante, la cuestión importante no reside allí, puesto que indu­dablemente ese control y esa propiedad representan condiciones para un buen proceso de trabajo. El capitalista no busca el control ni la propiedad de objetos en sí mismos, dado que su fin es tener la propiedad sobre un valor que sea mayor que su inversión inicial, pero ello no puede ser obtenido en el marco de un proceso técnico cuyos únicos resultados son objetos materiales y no valores. Estos últimos no surgen -y no podrían hacerlo-, de la actividad técnica y por ello es necesario introducirse al proceso de formación o constitución del valor del producto, es decir, describir el propio proceso de valori­zación. En efecto:

En la producción de mercancías, el valor de uso no es, en general, la cosa qu'on aime pour elle rneme (que se ama por sí misma). Si aquí se producen valores de uso es únicamente porque son substrato mate­rial, portadores de valor de cambio y en la medida en que lo son. Y para nuestro capitalista se trata de dos cosas diferentes. En primer lugar, el capitalista quiere producir un valor de uso que tenga valor de cambio... una mercancía. Y en segundo lugar, quiere producir una mercancía cuyo valor sea mayor que la suma de los valores de las mercancías requeridas para su producción (El Capital, 226).

En el otro proceso sí existe misterio, porque no es evidente cómo es posible crear el valor adicional.

Proceso de valorización del dinero adelantado

El proceso de valorización debe mostrar cómo se forma el valor del producto elaborado y enseguida aclarar el origen del excedente o plusvalor. Se deben separar momentáneamente estos dos aspectos para aprehender en detalle sus características propias.

La formación del valor del producto

Por razones que más adelante se entenderán, se asume la hipótesis de que el único elemento que el capitalista requiere al comienzo

1 2 8 Lecciones de Economía Marxista

del proceso capitalista es la fuerza de trabajo, es decir, los medios de producción se consiguen por fuera del mercado, en forma gra­tuita desde el punto de vista de la economía mercantil.

En este sentido, al tomar el ejemplo de Marx referido a la presunta producción de 10 libras de algodón, se tiene que la única inversión se materializa en la contratación de la mano de obra mediante el pago de un salario equivalente al valor de la fuerza de trabajo (para este caso 6 horas), el cual posee, también por hipótesis, la represen­tación monetaria de 3 chelines de la libra inglesa.

La situación, entonces, se puede representar así:

La primera cuestión por resolver es la siguiente: ¿cuánto valor está incorporado en el producto? O lo que es equivalente: ¿cómo puede justificarse que el producto tenga valor?

La tesis de Marx corresponde obviamente a la teoría de la formación del valor formulada en la sociedad comercial simple, la cual se debe considerar como concepto previo para la teoría del excedente. La idea retenida por Marx es la siguiente: "El trabajo que produce los bienes cuenta únicamente en la medida en que el tiempo gastado para la producción... sea socialmente necesario" (El Capital, 237).

Esto equivale a decir, como se concluyó antes, que la actividad pri­vada se supone creadora de valor (la fuerza de trabajo opera bajo condiciones "normales") o que ella está "reconocida" por el mercado.

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 1 2 9

Por otro lado, el trabajo desplegado en la jornada es por hipótesis el valor creado perteneciente al capitalista.

El valor diario de la fuerza de trabajo ascendía a [6 horas] porque en ella misma se había objetivado media jornada laboral... Pero el tra­bajo pretérito, encerrado en la fuerza de trabajo, y el trabajo vivo que esta puede ejecutar, sus costos diarios de mantenimiento y su rendimiento diario, son dos magnitudes completamente diferentes.La primera determina su valor de cambio, la otra conforma su valor de uso (El Capital, 234).

Esta cantidad de trabajo social es e l v a l o r c r e a d o en el proceso de valoriza­ción, gracias a la acción creadora de valor de la fuerza de trabajo durante la jomada laboral. ¿Es éste valor el único incorporado en el hilo?

La respuesta es afirmativa dado que el valor adelantado d e s a p a r e c e

al consumirse la propia fuerza de trabajo al igual que todo valor se desvanece al abandonar las mercancías la esfera de la circulación75. En efecto, una parte del trabajo vivo realizado r e e m p l a z a el dinero adelantado por el capitalista al comprar la fuerza de trabajo, es de­cir, que el obrero r e p r o d u c e e f e c t iv a m e n t e un equivalente del valor adelantado antes del proceso de valorización. La consecuencia de ello es que la valorización o formación del valor del hilo es un pro­ceso que implica también la desaparición del valor adelantado (el valor de la fuerza de trabajo):

Con relación a los 3 chelines gastados [= invertidos] el nuevo valor de 3 chelines aparece únicamente como reproducción. Pero se le ha reproducido efectivamente... La sustitución de un valor por otro es mediada aquí por la creación de valor (El Capital, 251)7b.

De esta manera, la creación de 6 horas de trabajo social está acom­pañada por la desaparición de las 6 horas que aparecen adelantadas en el valor de la fuerza de trabajo, o en términos monetarios, el ade­lanto de 3 chelines es reemplazado por un valor creado en cuantía

75 M a r x r e c u e r d a e s t o ú l t i m o m á s a d e la n t e : "en el caso de las restantes mercancías, a llegar a las manos de su últim o poseedor se consume el valor de uso, y con ello desaparece la sustancia del valor m ercantil" (El Capital, ¡II, 449).

76 E n lo s M a n u s c r i t o s la id e a s e e n c u e n tr a e x p l í c i t a m e n t e : "E l valor de la fuerza de trabajo, el salario, es destruido, el valor y valor de uso son consumidas por el obrero. Pero este valor es reemplazado por un nuevo equivalente" (1961-63, 181).

1 3 0 Lecciones de Economía Marxista

de otros 3 chelines. Al final del proceso de valorización se encuen­tra un valor de 6 horas (de 3 chelines) incorporado en el producto terminado, el mismo que el propietario ve en sus manos cuando la venta reporta esa cantidad de dinero. El esquema siguiente permi­te ver claramente lo sucedido:

En esta situación el valor adelantado es igual al valor creado. Tal es la situación que Marx atribuye al “capitalista perplejo” :

Nuestro capitalista se queda perplejo, el valor del producto es igual al valor del capital adelantado. El valor adelantado no se ha valori­zado, no ha generado plusvalor alguno; el dinero no se ha converti­do en capital (El Capital, I, 231).

En efecto, habiendo visto que la creación de valor en el tiempo de trabajo realizado es apenas suficiente para sustituir el valor de la fuerza de trabajo, no puede aparecer un plusvalor. Los va­lores nuevos alcanzan sólo a sustituir los valores “v iejos” o adelantados y en estas condiciones el capitalista no puede lo­grar su objetivo. Se hace necesario crear una situación diferente que lo haga posible.

Aparición del excedente o plusvalor

La aparición del excedente se deduce por lógica. El punto de parti­da es la idea marxista del “capitalista previsivo” del capítulo V de El Capital, el cual tiene en mente que la aparición de un plusvalor exige que el valor creado sea superior al valor avanzado, o en otras palabras, que el valor creado o jornada de trabajo sea superior al valor entre­gado como equivalente a la fuerza de trabajo, o que el valor del producto sea superior al valor que es necesario sustituir.

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 1 3 1

Para el caso de la producción de hilo, Marx afirma:

Nuestro capitalista había previsto este caso, que le hace reír. Por eso el obrero encuentra en el taller no solo los medios de producción necesarios para un proceso laboral de...doce horas. Si 10 libras de algodón absorbían 6 horas de trabajo y se convertían en 10 libras de hilado, 20 libras de algodón absorberán 12 horas de trabajo y se convertirán en 20 libras de hilado (El Capital, 1, 235).

Al haber prescindido provisionalmente del valor de los insumos, dejando sólo el valor asignado a la fuerza de trabajo, es posible formular la siguiente pregunta: ¿cuánto valor existe ahora en 20 li­bras de hilo? La respuesta es inmediata: en 20 libras de hilo se encuentra incorporado un valor de 12 horas.

Al comparar el resultado y el punto de partida: esta nueva reali­dad, la del capitalista “previsivo”, puede representarse así:

La técnica para una jornada de 12 horas de trabajo:

20 libras de algodón(+)V2 h u so © 12 h o r a s ------- >- 20 libras de h ilo

El valor correspondiente a estos datos técnicos será:

Valor del algodón

fl2 horas

12 horas

Valor adelantado y destruido = $ 3

Valor creado = $6

Valor del producto = $ 6

Plusvalor = $6 - $3 = $3»i >

Si tal es el proceso, el plusvalor surge de la diferencia de dos can­tidades ligadas directamente a la presencia del trabajador en el proceso de valorización. Se trata de la desigualdad cuantitativa entre los dos valores de la fuerza de trabajo: entre su valor de uso y su valor, es decir, entre el valor que se consigue a cambio de

pagar el salario.

1 3 2 Lecciones de Economía Marxista

Si se designa la jornada de trabajo por j, el valor de la FT por w y el plusvalor por m, entonces:

m > 0, si y sólo si j > w

En resumen, el plusvalor existe siempre y cuando se dé el “inter­cambio” desigual entre el valor creado por el obrero y aquel que él recibe como salario.

Si este “intercambio desigual” entre el obrero y el capitalista es la condición lógica de la aparición del plusvalor, es necesario expli­car cómo tal desigualdad es, de una parte, aceptada por el obrero y, de otra, que no sea un accidente o casualidad en las condiciones de la sociedad moderna sino, por el contrario, algo normal y fácil de encontrarse en la historia moderna de los últimos siglos.

Con respecto al primer punto, Marx afirma:

El valor de uso de la fuerza de trabajo, el trabajo misino, le pertenece tan poco a su vendedor como al comerciante en aceites el valor de uso del aceite vendido... La circunstancia de que el mantenimiento diario de la fuerza de trabajo sólo cueste media jornada laboral, pese a que la fuerza de trabajo pueda operar el día entero... constituye una suerte extraordinaria para el comprador, pero en absoluto una injusticia en perjuicio del vendedor (El Capital, l, 235).

La idea que se propone aquí es que la clase capitalista se aprovecha de la circunstancia que la relación salarial la pone en condiciones de recibir del consumo del bien que adquiere un "valor de uso", independiente de lo que cuesta su adquisición. El "valor de uso" de la fuerza de trabajo no le pertenece al vendedor y, además, es independiente de su costo, así como todo consumidor tiene el de­recho a consumir o recibir la utilidad de lo que compra.

Por tanto, no existe ninguna injusticia en que sea el capitalista quien se apropie de ese consumo. Esta posición significa, entre otras co­sas, que la plusvalía no es un robo, no es la expropiación de algo que pertenece a otro.

Puesto de esta manera, parecería que el capitalista posee el dere­cho de utilizar indefinidamente al obrero, como si la relación salarial lo esclavizara, como si el pago de salarios fuese el fin de la libertad

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 1 3 3

jurídica del obrero. Obviamente las cosas no pueden tener este efec­to, y por ende, aquí se hace visible otra singularidad de la relación entre obrero y el capitalista. La compra de la fuerza de trabajo, a diferencia de cualquier otra adquisición de mercancías, debe con­templar también un pacto social en torno al uso del bien comprado.

Es lo que Marx pone al descubierto cuando explica la extensión de la jornada de trabajo o magnitud del valor entregado por el obrero al capitalista. En efecto, ¿de qué depende la extensión de ese valor?

E l c a p it a l is t a h a c o m p r a d o la f u e r z a de traba jo p o r s u v a lo r d ia r io , le

pe rte n e ce el im lo r de u s o de la m is m a d u r a n t e u n a j o r n a d a laboral...

¿ P e r o q u é e s u n a j o r n a d a la b o ra l? ... E l c a p it a l is ta se re m ite a la le y

d e l in t e r c a m b io m e r c a n t i l . A l i g u a l q u e c u a lq u ie r o t ro c o m p r a d o r ,

p r o c u r a e x t ra e r la m a y o r u t i l id a d p o s ib le del v a lo r de u s o q u e t iene s u

m e rca n c ía . P e r o s ú b ita m e n t e se a lz a la v o z de l obrero... L a m e r c a n c ía

q u e te he v e n d id o se d i s t in g u e de l p o p u la c h o de la s d e m á s m e r c a n c ía s

e n q u e s u u s o g e n e r a va lor... P o r e so la co m p ra ste ... T e pertenece , p o r

tanto, e l u s o de m i f u e r z a de traba jo d ia r ia . P e r o yo... q u ie ro e c o n o m i­

z a r la f u e r z a e trabajo, a la m a n e r a de u n a d m in i s t r a d o r r a c io n a l y

a h o r r a t i v o de m i ú n i c o p a t r im o n io , y a b s t e n e rm e de tod o d e r ro c h e

in s e n s a t o de la m ism a . [...]. L a u t i l iz a c ió n de m i f u e r z a y la e x p o l ia ­

c ió n de la m i s m a s o n c o sa s m u y d ife rentes. [...] E x i j o p u e s u n a j o r n a ­

d a la b o ra l de d u r a c ió n n o rm a l. [...] E x i j o la j o r n a d a n o r m a l de trabajo

p o rq u e e x ijo e l v a lo r de m i m e rca n c ía , c o m o c u a lq u ie r v e n d e d o r.

D e j a n d o a u n la d o l ím it e s s u m a m e n t e e lá st ic o s , c o m o icem os, de la

n a t u r a le z a d e l in t e r c a m b io m e r c a n t i l n o se d e s p re n d e l ím it e a l g u n o

de la j o r n a d a la b o r a l y p o r t a n to l ím it e a l g u n o a l p lu s t r a b a j o . E l

ca p it a l is ta . . . r e a f irm a s u d e re ch o e n c u a n t o c o m p ra d o r . . . E l o b re ro

s u d e re c h o c o m o v e n d e d o r . T ie n e l u g a r a q u í, p u e s , u n a a n t in o m ia :

u n d e r e c h o c o n t r a u n d e re c h o .[...] E n t r e d e re c h o s i g u a le s d e c id e la

f u e r z a . Y d e e s ta su e rte , e n la h is t o r ia de la p r o d u c c ió n c a p it a l i s t a la

r e g la m e n t a c ió n d e la j o r n a d a de tra b a jo se p r e se n t a c o m o u n a lu c h a

e n t o rn o a lo s l ím it e s de d ic h a j o r n a d a , u n a lu c h a e n t r e e l c a p it a l i s t a

co le c t iv o , e s t o es, la c la se de lo s c a p it a l is ta s , y e l o b re ro co le c t iv o , o

sea la c la se o b re ra ( E l C a p it a l, I, 281).

La idea es clara: la extensión de la jornada de trabajo, la cantidad normal de trabajo realizada por los trabajadores, no resulta del mer­cado. Tampoco por una decisión del obrero en armonía con la decisión del capitalista. La magnitud del valor que potencialmente se crea está determinada, por el acuerdo institucional (generado en un conflicto entre grupos).

134 Lecciones de Economía Marxista

Se evidencian aquí tres aspectos importantes:

• En primer lugar, la determinación de la extensión del valor crea­do es externa tanto al capitalista como al obrero particular, dado que se impone a ellos como norma social pactada, válida para todos los capitalistas y todos los obreros. El tiempo de trabajo que se realiza en la jornada se debe considerar como una condi­ción institucional de funcionamiento del proceso capitalista.

• En segundo lugar, la-lucha de clases aparece por primera vez en la teoría económica marxista como parte de las condiciones del proceso capitalista. Esta lucha de clases no es permanente; ella desemboca en un acuerdo social sobre la jornada normal, es de­cir, la contratación salarial implica la vigencia y el reconocimien­to por parte de los agentes de una norma social impuesta.

• Ahora bien, si los determinantes del salario son diferentes a los de la jornada y el plusvalor depende de su comparación, ¿cómo es posible garantizar que la segunda determine recurrentemente que su dimensión es mayor que la primera, esto es que j > w? En otras palabras, ¿cómo es posible garantizar que el valor creado sea superior al valor pagado en salarios?

En lo que se refiere a este punto no es mucho lo que Marx explica. Una de las ideas que se encuentra es la constatación de que los trabajadores pueden física y socialmente trabajar más tiempo del que es necesario para producir sus propias subsistencias. Esta ventaja productiva, piensa Marx, existe gracias a una herencia his­tórica que recibe el sistem a capita lista de otros m odos de producción. En efecto, para Marx:

El capital no ha inventado el plustrabajo. Dondequiera que una par­te de la sociedad ejerce el monopolio de los medios de producción, el trabajador, libre o no, se ve obligado a añadir al tiempo de trabajo necesario para su propia existencia tiempo de trabajo excedentario y así producir los medios de subsistencia para el propietario de los medios de producción ya sea el propietario un aristócrata ateniense, el teócrata etrusco, un ciudadano romano, el barón normando, el esclavista norteamericano, el boyardo valaco, el terrateniente mo­derno o el capitalista (El Capital, 282).

Esto equivale a suponer que el capitalismo garantiza un excedente físico respecto a los consumos productivos, al igual que en otras

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 1 3 5

sociedades (por ejemplo, esclavistas, feudales, etcétera), donde los trabajadores ejecutaban una cantidad de trabajo excedente, y lo materializaban en un sobre-producto que era captado por la fuerza o la tradición para sostenimiento material de los grupos sociales que no trabajaban. Por eso se argumenta que:

La relación capitalista brota en un terreno económico que es fruto de un largo proceso de liesarrollo. La productividad alcanzada por el trabajo, en la que se funda aquella relación, no es un don de la naturaleza, sino de una historia que abarca miles de siglos (El Capital, I, 621).

Lo anterior permite afirmar que la explicación del plusvalor depende de hacer la hipótesis, justificada aquí por la historia, de la existencia de un sobreproducto de riqueza. En este sentido el plusvalor capitalista no se distingue de los demás porque sea un sobre-producto (caracte­rística que sería común a todas las sociedades de clases), sino por el hecho de que este sobre-producto capitalista es una realidad mercantil y, por ende, el soporte material de un plusvalor que llega a manos de los capitalistas en forma de dinero (por medio del mercado) y no por la fuerza. Sobre esta idea es que se afirma que el capitalismo no es la primera sociedad de clases, sino una forma particular de la organiza­ción de la explotación de una clase sobre el producto de otra.

La fase M '-D ': la venta de la mercancía

Una vez que se ha expuesto la formación del plusvalor a partir de la diferencia entre el trabajo vivo creado y el monto de trabajo plas­mado en los salarios, aparece como necesaria la tercera etapa, en la cual el producto y el valor creados toman la forma de dinero.

Cuando reviste la forma de mercancías el capital tiene que cumplir la función propia de éstas. Los artículos que lo forman, artículos producidos de por sí para el mercado, tienen necesariamente que ser vendidos, convertidos en dinero; y tienen, por tanto que pasar la operación M -D . (El Capital, I, 45).

La última fase que debe atravesar el capitalista individual no tiene ahora problema analítico alguno. La conversión en dinero contante y sonante de la producción realizada en el proceso de trabajo es un acto mercantil cuya explicación se supone conocida, puesto que se trata cié una c o m p r a y u n a v e n t a normal que materializa el trabajo so­

1 3 6 Lecciones de Economía Marxista

cial como tal. En realidad, desde un principio se podría haber afir­mado que al suponerse que la jornada era creadora de valor se asumió que esta etapa estaba garantizada, porque el autor de El Capital indi­ca que, mientras permanece inmóvil, el capital “no funciona ni como creador de producto ni como creador de valor (El Capital, I, 47).

Al suponerse la venta, se ratifica que la producción del plusvalor no se limita sólo a la esfera de la producción física, sino que ella se refiere a un proceso económico que también comprende la venta de la mercancía producida, la conversión en dinero, de tal manera que el llamado “proceso de valorización” es realmente la integración de la producción y circulación del valor, tal como se ha determina­do para todas las mercancías. Al volver a encontrar la forma de dinero el proceso capitalista parece completo y el misterio que lo envolvía queda presuntamente disipado.

En efecto, Marx concluye que este es un proceso donde:

Se han contemplado todas las condiciones del problema y, en modo alguno, Itan sido infringidas las leyes del intercambio de mercancías.Se ha intercambiado un equivalente por otro. El capitalista como com­prador, pagó todas las mercancías por su valor: el algodón, la masa de husos, la fuerza de trabajo. Hizo entonces, todo lo que hacen los demás compradores de mercancías. Consumió el valor de uso de las mismas. El proceso por el cual se consumió la fuerza de trabajo y que es a la vez proceso de producción de la mercancía, dio como resultado un producto de 20 libras de hilado con un valor de [12 horas]. El capitalista retorna al mercado y vende mercancías, luego de haber comprado mercancías... Vende la libra de hilo... a su valor. Y sin embargo, extrae de la circulación [más dinero] de los que en principio arrojó en ella. Toda esta transición, la transformación del dinero en capital, ocurre en la esfera de la circulación y no ocurre en ella. Se opera por intermedio de la circulación, porque se halla condicionada por la compra de la fuerza de trabajo en el mercado. Y no ocurre en la circulación, porque esta se limita a iniciar el proceso de valorización, el cual tiene lugar en el proceso de producción (El Capital, I, 235).

En resumen, la circulación de equivalentes (pago de salarios y la venta de los productos) y la desigualdad en la valorización (entre el valor creado y el pagado), parecen poder aclarar el misterio de cómo un dinero genera más dinero por medio de la producción y la circula­ción de mercancías.

C a p í t u l o IX

EVALUACIÓN DE LA TEORÍA MARXISTA DEL PLUSVALOR

La teoría económica de la plusvalía es para el marxismo una pieza clave de su proyecto científico, dado que con ella se quiere funda­mentar una posición anticapitalista: si la sociedad explota a los obreros es que la organización capitalista, bajo la apariencia jurídi­ca de que los individuos son iguales, mantiene una desigualdad económica, y por tanto, es ésta la que debe destruirse con el fin de conseguir la igualdad integral de los hombres y mujeres.

A continuación se mostrará que el análisis propuesto no es del todo satisfactorio, si se quiere poseer una teoría completa y coherente del plusvalor. Es importante recordar que esta teoría se expuso con las siguientes ideas claves:

1. El plusvalor es el resultado de un proceso en términos moneta­rios. En efecto, explicar el plusvalor se asocia a entender el surgi­miento de un excedente monetario (una desigualdad), a través de un proceso que toma varias etapas (compra de fuerza de tra­bajo, producción y venta de las mercancías) resumida en la fór­mula D-D ' donde D' > D.

2. La primera etapa de esa circulación monetaria es la r e l a c i ó n s a l a ­

r i a l la cual se concibe como “compra y venta de la fuerza de tra­bajo”, es decir, el pago de salarios se plantea como la compra de una mercancía poseída por el obrero.

3. La explicación de la generación del plusvalor se realiza supo­niendo la existencia del valor de las mercancías producidas, es decir, sin incorporar la s a n c i ó n m e r c a n t i l de los productos.

1 3 8 Lecciones de Economía Marxista

4. La generación del plusvalor (la valorización) se atribuye a un aspecto del proceso de producción. En efecto, si la circulación de mercancías impone la equivalencia y, por ende, de ella no puede surgir la desigualdad, la generación del plusvalor se sustenta en la creación de un valor superior al monto de los salarios gracias a la diferencia entre el valor creado en la jornada y el valor paga­do en los salarios. De esta manera, la generación del valor y por ende del plusvalor, aparece como exterior a la circulación mer­cantil, con lo cual la producción se convierte en la esfera decisiva para explicar la generación del excedente.

Evaluación crítica de la exposición de Marx

Ausencia de una descripción completa de las condiciones moneta­rias del plusvalor

Si el plusvalor surge de un proceso monetario, Marx postula tanto la posesión inicial del dinero por parte de los capitalistas, como el hecho de que el plusvalor encuentra la forma monetaria final. En realidad, en el tomo II de E l C a p i t a l , Marx reconocerá que existe un problema no resuelto cuando se toma la plusvalía global del sistema económico.

L a c la se d e lo s c a p it a l i s t a s c o n f o r m a el p u n t o de p a r t id a ú n i c o d e la

c i r c u la c ió n m o n e ta r ia . C u a n d o n e ce s ita $ 4 0 0 p a ra e l p a g o de m e d io s

d e p r o d u c c ió n y p a g a r $ 1 0 0 p a ra p a g a r la f u e r z a de trabajo, v u e lc a

$ 5 0 0 e n la c i r c u la c ió n . P e r o e l v a lo r e n ce r ra d o , s i la ta sa de p l u s v a lo r

e s d e l 1 0 0 % e s i g u a l a u n v a lo r de $ 1 0 0 . ¿ C ó m o p u e d e e x t ra e r c o n s ­

ta n te m e n te $ 6 0 0 de la c ir c u la c ió n , s i so lo v u e lc a c o n s ta n te m e n t e $ 5 0 0

e n e l l a ? D e la n a d a n o sa le na d a . L a c la se c a p it a l is ta e n s u c o n ju n t o n o

p u e d e e x t r a e r de la c i r c u la c ió n lo q u e p re v ia m e n t e n o v o lc ó e n e lla ( E l

C a p it a l, I I , 4 0 9 s u b r a y a d o s p ro p io s ) .

Marx formula aquí una pregunta importante: ¿cuáles son las verda­deras condiciones para la formación de un plusvalor en dinero en el sistema económico visto en su conjunto?

Para comprender el problema es necesario hacer las siguientes con­sideraciones. En el caso del capitalista individual productor de hilo, las ventas dependen de la situación de los otros mercados que generan el dinero para comprarlo, por ejemplo, el sector que

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 1 3 9

elabora tejidos. Esto indica que la existencia de la plusvalía mo­netaria com promete una integración de muchos mercados por donde circula el dinero. Por lo tanto, si se supone el avance total de todos los capitalistas como un agregado monetario que circula adquiriendo un contingente de mano de obra (haciendo abstrac­ción del gasto en insumos y máquinas), la relación salarial aparece como el adelanto de un valor que permite el uso de una magnitud de fuerza de trabajo en las fábricas donde se elaboran los diferen­tes productos, con el fin de ser vendidos: bienes comprados por los obreros y bienes comprados por los capitalistas (sean medios de producción o medios de consumo).

¿Cómo se puede hacer aparecer ahora el plusvalor en términos monetarios? Siguiendo a Marx y como se vio anteriormente, se debe suponer que es posible la extensión de la jornada de trabajo más allá del tiempo necesario para producir un valor equivalente a los salarios, sin caer en ninguna injusticia con el obrero, de tal manera que además de los bienes de subsistencia se produzcan otros bie­nes, dado que los obreros trabajan el doble de su jornada para ellos necesaria. En estas condiciones, los obreros trabajan 12 horas cada uno, produciendo el doble del valor y de bienes. Si el valor final debe ser mayor que el valor inicial, entonces, el dinero final debe ser mayor que el dinero inicial.

Para lograrlo, se puede constatar que los salarios monetarios per­miten convertir en dinero la producción de bienes para obreros, y de esa manera, el dinero adelantado en salarios vuelve a la clase capitalista. Otros capitalistas reciben dinero de la inversión en insumos e instrumentos de producción. Restaría solamente aclarar cómo la producción correspondiente a los bienes demandados por los capitalistas (que quieren pagar con la plusvalía y no recibirlos en bienes) es efectivamente vendida. Es precisamente a ello que se dirige la pregunta ¿cómo puede extraer constantemente $600 de la circu­lación, si solo vuelca constantemente $500 en ella?.

Marx sólo propone la respuesta en tomo II de El Capital

En realidad, por paradójico que parezca a primera vista, la propia clase l pitalista lanza a la circulación el dinero que siwe para reali­zar el plusvalor encerrado en las mercancías. Pero nota bene

1 4 0 Lecciones de Economía Marxista

[adviértase]: lo vuelca en aquella no como dinero adelantado, no como capital. Lo gasta como medio de compra para su consumo individual (El Capital, T. II, 409, subrayados propios).

Al reconocer que todo valor debe tener su efectiva contrapartida monetaria so pena de no ser realmente un valor, Marx indica que es necesario explicar la existencia en el mercado de una cantidad de dinero correspondiente a D'. No incorporar la respuesta en la expli­cación del plusvalor en el tomo I es el primer vacío si se quiere una explicación completa.

La naturaleza especial de la relación salarial

Marx afirma que las relaciones económicas presentes en el proceso D - D ' son de naturaleza comercial, esto es, relaciones monetarias sometidas a ley del intercambio y del valor. Sin embargo, una lec­tura más cuidadosa muestra que “la compra y la venta de la fuerza de trabajo” está descrita por medio de características particulares que no se encuentran en ninguna otra compra y venta de mercan­cías y que, contra las apariencias, permite plantear una relación monetaria especial que compromete una asimetría social y una trans­ferencia de dinero. Las características especiales que surgen de una lectura crítica se presentan a continuación.

a. Respecto al im l o r d e u s o

Toda mercancía se define, en primer lugar, como un bien, un obje­to útil. En el caso de la fuerza de trabajo, a diferencia los bienes mercantiles, esta utilidad es doble: crea bienes y simultáneamen­te genera valor. Este último hace de la fuerza de trabajo un objeto con una utilidad de tipo social y no material como la de otros bie­nes. Adicionalmente, la “compra” de la fuerza de trabajo contempla un aspecto inaudito: los v e n d e d o r e s d e la f u e r z a d e t r a b a j o aparecen con derechos especiales sobre la utilización del bien que ceden a cambio de los salarios. Esto se evidencia cuando se plantea que los capitalistas y obreros deben fijar por medio de un acuerdo co­lectivo de carácter institucional y en un ambiente conflictivo (es decir, no solo entre individuos), la regla que determine la jornada de trabajo recibida por los capitalistas En otras palabras, “ la v e n t a ”

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 141

de la fuerza de trabajo se caracteriza porque el comprador debe so­meterse a una regla institucional y no personal sobre el consumo de la mercancía que adquiere.

b. Respecto a la naturaleza de la relación salarial

Si la relación salarial es la venta y compra de una mercancía como las demás (un mercado de fuerza de trabajo), debe reunir las carac­terísticas centrales de un intercambio. Marx mismo afirma, como se mencionó anteriormente, que toda relación de intercambio reúne Libertad, propiedad, igualdad y Bentham. Ahora bien, si en la relación salarial se encuentra, en primer lugar, la propiedad (una persona es propietaria de la fuerza de trabajo y otra distinta del dinero) y tam­bién el espíritu de Bentham (ambos se comportan de acuerdo con su interés), en realidad, no se configura ni la libertad ni la igualdad.

En efecto, como consecuencia de la asimetría social respecto al ac­ceso al dinero y a la propiedad de la riqueza, no hay libertad económica, porque los obreros no pueden ejercer la libertad típica del comer­ciante de decidir si realizan un trabajo privado para vender su producto, sino que su “opción” es la de realizar la relación salarial para acceder a la riqueza y al sistema económico o poner en peligro su existencia como persona.

Tampoco existe la igualdad, ya que en la relación no hay cambio de equivalentes dado que el obrero no entrega el valor de su fuerza trabajo (este no existe, como se verá a continuación) sino un valor creado (una jornada de trabajo) mayor que el valor recibido en for­ma de salario monetario.

Estas características hacen que la relación salarial, a pesar de ser una relación monetaria, no sea una relación de intercambio. Tal con­clusión es la que Marx indica en otra parte:

La relación entre meros vendedores de mercancías implica que estos intercambien sus propios trabajos, encarnados en diversos valores de uso. La compraventa de la capacidad de trabajo... implica que el obrero debe readquirir constantemente una parte de su propio pro­ducto a cambio de su trabajo vivo. Con ello se esñima la apariencia de la mera relación entre poseedores de mercancías. (...) Esta perpe­tuación de la relación entre el capital como comprador y el obrero

142 Lecciones de Economía Marxista

como vendedor de trabajo ... encubre, como relación monetaria, la transacción real y la dependencia perpetua...La renovación constan­te de esta relación de compraventa no hace más que mediar la conti­nuidad de la relación específica de dependencia y le confiere la apariencia falaz de una transacción, de un contrato entre poseedores de mercancías dotados de iguales derechos y que se contraponen de manera igualmente libre (El Capital libro I capítulo VI (inédito), subrayados propios 103).

Se está ante el hecho importante de que una relación monetaria, la relación salarial, a pesar de las apariencias, es también una relación de subordinación.

c. Respecto a la explicación del valor de la fuerza de trabajo

Determinar el valor de la fuerza de trabajo equivale a explicar el salario, la cantidad de dinero que debe pagarse por ella. Para las mercancías, es la teoría del trabajo socialmente contenido la que se aplica para explicar el dinero recibido por el productor. Ahora bien, la creación misma de la fuerza de trabajo es algo especial respecto a la producción de los bienes mercantiles porque su producción se realiza por fuera de las fábricas, en un consumo privado y domésti­co donde no existe una actividad que pueda denominarse trabajo privado que genere mercancías para el cambio. “De hecho el obrero debe conservar su capacidad de trabajo merced a los bienes de subsistencia, pero este consum o privado suyo, que es al mismo tiempo preproducción de su capacidad de trabajo, está al margen del proceso de producción de la mer­cancía” (El Capital libro I capítulo VI (inédito), 36).

Es decir, la reproducción de la fuerza de trabajo se hace en las actividades de consumo, anteriores o posteriores al mercado y, por tanto, exteriores a la división del trabajo que genera las diver­sas mercancías. De esta manera, la fuerza de trabajo no puede recibir la característica de poseer valor de cambio de la misma forma que cualquier mercancía producida por la división del tra­bajo descentralizado.

Tomando esto en cuenta, plantear que el valor de la fuerza de tra­bajo equivale o proviene del valor de los medios de subsistencia, significa proponer una teoría especial para explicarlo dado que se afirma que un bien tiene valor porque conserva el de los bienes que

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 1 4 3

sirven de base a su existencia material. En efecto, Marx afirma que a pesar de que el obrero ha consumido (con su familia) los bienes, el valor de estos se ha conservado en la fuerza de trabajo así produci­da. Sin em bargo, tal tesis no es aceptable puesto que está en contradicción con otras dos afirmaciones de Marx.

En primer lugar, cuando dice que “en el caso de las mercancías, al llegar a manos de su último poseedor se consume su valor de uso, y con ello desaparece la sustancia de la mercancía, y con dicha sustancia el valor mercantil (El Capi­tal, III, 449). En segundo lugar, cuando muestra que el consumo de la fuerza de trabajo durante la jornada laboral en las fábricas de los capi­talistas no genera la reaparición de su valor como parte del valor del producto, es decir, que el uso de la fuerza de trabajo no hace conservar el valor presuntamente existente al comienzo del proceso. Aquí es evi­dente que el consumo de bienes es destructivo del valor ya que ni conserva ni trasmite el valor de los bienes consumidos77. ¿Cómo pue­de decirse una cosa para los bienes de subsistencias y otra para el valor de la fuerza de trabajo, sin entrar en contradicción?

Adicionalm ente, aun aceptando la idea de transferencia del va­lor de la canasta a la fuerza de trabajo aparece otra incoherencia: si todavía la producción no se ha realizado (el capitalista ape­nas está contratando la mano de obra) ¿cómo es posible que esa mano de obra haya ya consum ido mercancías? Marx muestra bien que la situación del obrero es la exclusión respecto a las mercancías y al dinero, y por tal m otivo, va a encontrarse preci­sam ente con el capita lista para con segu ir el d inero que le perm ite adquirirlas. La escapatoria afirm ando que las m ercan­cías corresponden a un período pasado es inaceptable porque si bien es cierto que la fuerza de trabajo procede de un consu­m o a n te r io r n a d a p e rm ite a ce p ta r v a lo r e s q u e no sean producidos en el período del cual se habla.

Marx insiste bien que es la primera parte de la jornada (6 horas en su ejemplo) el valor que efectivamente el obrero recibe y con este valor

77 L a t r a n s m i s i ó n d e l v a l o r a p a r e c e t a m b ié n e n la t e o r í a d e l c a p i t a l c o n s t a n t e . E s e v i d e n t e q u e s i la f u e r z a d e t r a b a jo t r a n s m i t i e r a su v a l o r n o p o d r í a d i f e r e n c i a r s e e l c a p i t a l v a r i a b l e y e l c a p i t a l c o n s t a n t e e n la t e o r í a m a r x i s t a .

1 4 4 Lecciones de Economía Marxista

posee el poder de compra para adquirir esa parte de la producción actual. Así se llega al razonamiento coherente: no es un consumo pre­vio de mercancías lo que permite explicar el valor de la fuerza de trabajo sino que es el salario recibido por el obrero previamente lo que permite acceder al consumo privado del obrero.

Lo anterior es suficiente para mostrar que Marx se ve obligado a encontrar un criterio especial para hablar de “valor de la fuerza de trabajo”, ante la imposibilidad de usar la misma teoría aplicada a las mercancías normales. Sin embargo, esta alternativa no es cohe­rente con otra parte de sus posiciones. Se conoce que esta es la vieja idea clásica del salario real de acuerdo con una norma social de la subsistencia obrera, ya planteada y hecha famosa por David Ricardo. Ahora es evidente que, la utilización de tal concepto por parte del autor de P r i n c i p i o s como el de E l C a p i t a l , es un artificio para señalar que ese valor recibe un tratamiento especial.

Lo curioso es constatar que el mismo Marx percibió claramente que en el caso del clásico inglés esto sucedía. En efecto, en el capítulo XVII de E l C a p i t a l cita con aprobación a un inteligente crítico de Ricardo, S. Bailey, quien había denunciado el caso:

El señor Ricardo es suficientemente ingenioso para eludir una dificultad que amenaza, a primera vista, con poner en aprietos su teoría: que el valor depende de la cantidad de trabajo emplea­da en la producción. Si nos adherimos rígidamente a este princi­pio de él se desprende que el valor del trabajo depende de la cantidad, empleada en producirlo, lo que evidentemente es ab­surdo. Por eso el señor Ricardo, mediante un diestro viraje, hace que el valor del trabajo dependa de la cantidad de trabajo necesa­ria para producir los salarios... Esto es como decir que el valor del paño se estima, no según la cantidad de trabajo empleada en su producción, sino según la cantidad de trabajo empleada en la producción de la plata empleada que se da a cambio (Citado por Marx, El C ap ita l, I, 6 5 2 ).

Ahora es evidente que tanto Marx como Ricardo deben realizar un “diestro viraje” para explicar el salario, dado que no puede hacerse con la idea de intercambio y de mercancía. No obstante, el viraje en Marx no es válido porque el consumo de bienes no con­serva el valor de ellos.

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 1 4 5

Todas estas características especiales de la mercancía fuerza de tra­bajo y de su circulación, conducen a plantear que en la teoría marxista de la generación del plusvalor la relación salarial no debe tomarse como una simple relación de intercambio o a lo sumo que la fuerza de trabajo no es una mercancía como las demás.

El privilegio otorgado a la producción en la generación del valor

No es difícil ver que al considerar el intercambio como una relación de equivalencia y la relación salarial como una relación mercantil, la teoría del excedente de Marx es conducida para que sea en la producción, lo exterior al momento del mercado, donde está la clave para entender la generación del plusvalor. Si el plusvalor es un ex­cedente y el intercambio es relación entre equivalentes, el plusvalor sólo es posible obtenerlo yendo al exterior del mercado. Esta posi­ción hace que sean obligatorios (y no simplemente un artificio de simplificación) dos aspectos claves:

a. Separar la formación del valor de su circulación.b. Remitir la formación del valor y del plusvalor a la esfera de la

producción.

La producción expuesta por Marx aparece con dos facetas. Prime­ro, ella es producción de bienes materiales (proceso laboral), y segundo, ella es proceso de creación de valor y de plusimlor. Al considerar que el valor se crea en la producción, los dos procesos quedan asimilados hasta tal punto que la existencia de los bienes viene a identificarse con la existencia de su valor, es decir, la dimensión social es calca­da sobre la dimensión material.

Por tal motivo, el procedimiento utilizado para explicar el acre­centamiento del valor va a centrarse en una desigualdad entre variables presentes en la esfera de la producción (el salario y la m ag­nitud del valor creado), pero cuyas magnitudes se determinan por fuera

de ella. Se debe recordar que el salario es pensado a partir del valor de una canasta de bienes-salarios definida exógenamente y que la magnitud del valor creado se hace depender de la extensión la jornada de trabajo, la cual obedece a un acuerdo social generado

1 4 6 Lecciones de Economía Marxista

en un contexto de conflicto de clases. En ambos casos se trata de realidades institucionales determinadas por fuera del mercado y de la formación del valor.

Resulta, entonces, un problema importante: ¿cuál es la idea de valor que es coherente con la teoría del plusvalor de Marx? Si se sigue la formulación que se encuentra en el capítulo V de El Capital se ten­dría que aceptar que el valor se debe concebir como magnitud que emana de la producción, de tal forma que el papel de la circulación mercantil en la formación del valor queda eliminado o simplemente se relega a un papel pasivo, a darle la forma monetaria.

Si las cosas son así, como se vio anteriormente, habrá necesidad de interpretar la teoría del valor marxista como semejante a la que en­contrada en Ricardo, con todos los problemas que ello representa para una teoría que comenzó en una crítica a esta posición. Para escapar a esa opción que conduce a un impase, es necesario cons­truir una explicación del plusvalor introduciendo la unidad de la producción y la circulación y la sanción del mercado en el análisis, y al hacerlo, ya no es imposible afirmar, como para todo valor, que la plusvalía se crea en la esfera de la producción78.

78 E l d e s c u i d o d e lo s m a r x i s t a s e n el e s t u d i o d e la f o r m a c i ó n d e l v a l o r y s u é n f a s i s s o b r e u n a p l u s v a l í a e n la p r o d u c c i ó n d e m e r c a n c í a s c o n s t i t u y e n u n a p u e r ta a b ie r ta p a r a q u e la s c o n c e p c i o n e s r i c a r d i a n a s s e a p o d e r e n d e l m a r x i s m o e n e c o n o m í a .

C a p í t u l o X

MERCADOS Y CAPITALISMO DESDE UNA PERSPECTIVA MONETARIA: EL MODELO DE BENETTIY CARTELIER

En los capítulos anteriores se explicó que la teoría económica mar- xista sobre el valor, el dinero, el mercado y la plusvalía aparece, algunas veces incompleta y otras mal desarrollada. El estudio aquí presentado evidencia una serie de problemas que se enuncian a continuación.

1. La ausencia de la explicación de cómo el trabajo privado se con­vierte en trabajo social por medio de las relaciones mercantiles.

2. La ambigüedad del concepto de dinero entre una idea de dinero- mercancía y otra que hace del dinero una creación institucional, exterior al mercado.

3. La ausencia de una teoría explícita sobre el precio ideal y sobre la formación de precios de mercado.

4. La explicación del origen de la plusvalía a partir únicamente de la producción de valor sin incorporar la idea de “salto mortal” que debe sufrir todo valor creado.

5. La ambigüedad de la concepción de la relación salarial la cual algunas veces es presentada como relación comercial y otras como relación jerárquica.

6 . La ausencia de explicación sobre la presencia de la cantidad de dinero necesaria para la realización de la plusvalía global.

Con el fin de ver cómo la investigación moderna intenta resolver estos inconvenientes, se exponen las bases, el método y los logros del modelo de C. Benetti y J. Cartelier, en el cual se formula una

1 4 8 Lecciones de Economía Marxista

teoría monetaria de los precios, de la plusvalía y del salario. Por el hecho de que el dinero es la forma general en la que se originan y se presentan las magnitudes económicas en este modelo, se hablará de un enfoque monetario, al pensar que de esta manera se toma una vía contraria al enfoque real, aquel donde el dinero no juega un papel esencial para hablar de los precios y en general de los fenómenos económicos.

Fundamentos analíticos del modelo Benetti y Cartelier

Bases marxistas

1. Aceptación del holismo metodológico: “ Individuos que producen en sociedad, o sea la producción de los individuos socialmente determina­da; este es naturalmente el punto de partida ” (Elementos, 3). Esto indi­ca que un sistema mínimo de relaciones sociales es el principio de definición de los individuos y de sus actividades.

2. La crítica a la concepción clásica del trabajo general: “ Los trabajos privados no alcanzan realidad como partes del trabajo social, sino por medio de las relaciones que el intercambio establece entre los productos del trabajo y, a través de los mismos, entre los productores ” (El Capital,I, 89). Según esto, el trabajo socialmente necesario, la sustancia del valor de las mercancías, no es un dato de la producción (como en Ricardo) sino un resultado de la unidad entre la producción y las relaciones de intercambio.

3. La ausencia en Ricardo del concepto de “precio ideal” :El error de Ricardo es que sólo se ocupa de la m agnitud de valor. De ahí que sólo dirija su mirada a la cantidad relativa de trabajo que represen­tan las mercancías (...) Pero el trabajo contenido en ellas debe repre­sentarse como trabajo social (...) En el precio, esta representación es ideal. Sólo se realiza con la venta (Teorías sobre la plusvalía 1980 , 116, énfasis propio).Así, es necesario enlazar, como algo esencial, el contenido y la forma monetaria del valor.

4. Recuperación de la idea de que la venta es el “salto mortal” de las mercancías: “ El salto que el valor mercantil da desde el cuerpo de la

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 1 4 9

m e r c a n c í a a l d e l o r o ( d i n e r o ) e s e l “ s a l t o m o r t a l " d e la m e r c a n c í a " ( E l

C a p i t a l , l, 1 2 9 ) . Es decir, la venta no es la relación entre dos pode­res de compra simétricos sino que es la relación asimétrica entre el dinero y el producto privado, de tal manera el intercambio se convierte en una sanción económica al productor de mercancías.

5. El dinero es resultado de la acción social: “ ¡ E n s u p e r p l e j i d a d -

n u e s t r o s p o s e e d o r e s d e m e r c a n c í a s p i e n s a n c o m o F a u s t o ! E n e l p r i n c i p i o

e r a la a c c i ó n . (...) P e r o s ó lo u n a c t o s o c i a l p u e d e c o n v e r t i r u n a m e r c a n c í a

d e t e r m in a d a e n e q u i v a l e n t e g e n e r a l " ( E l C a p i t a l , l, 1 0 6 ) . Así se puede plantear que el dinero obedece a hechos colectivos mientras que las mercancías obedecen a hechos privados.

6 . La idea del circuito monetario en la plusvalía: “T o d o n u e v o c a p it a l

e n t r a p o r v e z p r im e r a e n e s c e n a - e n e l m e r c a d o d e m e r c a n c í a s - d e t ra b a jo o

d e d in e ro , s ie m p r e c o m o d in e ro , d in e r o q u e a t r a v é s d e d e t e r m in a d o s p r o c e s o s

h a b r á d e c o n v e r t i r s e e n c a p it a l (d in e r o q u e g e n e r a m á s d in e r o ) ” ( E l C a p i t a l I,

1 7 9 ) . Es decir, la actividad económica se desarrolla a partir de un gasto monetario inicial que debe refluir al punto de su creación: la economía se describe como D-D.

7. La especialidad de la relación salarial: " L a r e la c ió n d e c la s e e n t r e

c a p i t a l i s t a y a s a l a r i a d o y a e x iste , y a e s t á p r e s u p u e s t a e n e l m o m e n t o e n q u e

a m b o s s e e n f r e n t a n e n e l a c t o D - F T (d e l la d o d e l o b re ro , F T - D ) E s c o m p r a y

v e n ta , r e la c ió n d in e r a n a , p e r o u n a c o m p r a y u n a v e n t a e n la s q u e se p r e s u p o -

n e n e l c o m p r a d o r c o m o c a p it a l i s t a y e l v e n d e d o r c o m o a s a la r i a d o y e s t a re la ­

c ió n e s t á d a d a p o r e l h e c h o d e q u e la s c o n d i c io n e s p a r a q u e s e e fe c t iv ic e la

f u e r z a d e t ra b a jo ( . . . ) e s t é n s e p a r a d a s , c o m o p r o p ie d a d a je n a , d e l p o s e e d o r d e

la f u e r z a d e t r a b a j o " ( E l C a p it a l , I I , 3 7 ) .

Es decir, el pago del salario es económicamente diferente al pago de un bien.

8 . La plusvalía como gasto anticipado: “ S i n u e s t r o c a p i t a l i s t a q u e b r a ­

ra , s u s a c r e e d o r e s y l o s t r i b u n a l e s i n v e s t i g a r í a n s i s u s g a s t o s p r i v a d o s

a n t i c i p a d o s g u a r d a b a n u n a p r o p o r c i ó n c o r r e c t a c o n e l v o l u m e n d e s u

n e g o c i o y e l c o r r e s p o n d i e n t e i n g r e s o , n o r m a l o h a b i t u a l d e p l u s v a l o r ” ( E l

C a p i t a l , I I , 5 1 4 ) .

Es decir, la ganancia capitalista debe también ser anticipada por medio de un gasto inicial del empresario capitalista.

1 5 0 Lecciones de Economía Marxista

Bases modernas del enfoque monetario

1. El fracaso de los enfoques “reales” en dar cuenta del sistema de mercados. El teorema de existencia de precios de equilibrio de Arrow y Debreu y el de Sraffa, presentan algunos equilibrios de precios y cantidades que sólo describen situaciones virtuales de compatibilidad sin mostrar cómo se llega a ellas por la propia acción del mercado ni cómo se dan las transacciones descentrali­zadas (Benetti y Cartelier 1980 y Benetti 1990).

2. La ausencia de la teoría satisfactoria del dinero en el paradigma neoclásico para sostener que el dinero es fruto de una elección individual (Benetti 1990 y Helwig 1993).

3. La insatisfacción respecto al enfoque Neo-ricardiano al cambiar solamente la visión del equilibrio económico de precios y no avanzar sobre el real funcionamiento monetario y salarial del sis­tema capitalista.

4. El diagnóstico crítico y la corrección de los problemas existentes en las formulaciones iniciales propuestas por Marx sobre la for­mación del valor, el dinero, el salario y la transformación de va­lores a precios (Benetti y Cartelier 1980 y los capítulos anteriores de esta obra).

Hipótesis generales del modelo monetario de precios, salarios y ganancia

Un sistema de pagos

Esta es la prim era hipótesis que muestra el punto de partida institucional y holista del modelo propuesto. Con ella se propor­cionan las reglas y los instrumentos que sirven de contexto común de las acciones individuales y las relaciones entre agentes. Un siste­ma de pagos, al nivel más general, posee tres componentes mínimos: una unidad de cuenta común, un principio de emisión y un princi­pio de reglamentación de saldos.

L a u n i d a d d e c u e n t a es instituida por una autoridad política o estatal y puede ser el precio legal de una unidad físicamente definida (por ejemplo, una libra esterlina es un gramo de oro acuñado) o, simple­mente, como dinero fiduciario (una libra esterlina es una libra esterlina) que de esta manera crea un anclaje nominal al mercado.

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 1 5 1

“La unidad de cuenta es un lenguaje, el lenguaje usado en el mer­cado” (Benetti y Cartelier 1995).

El principio de emisión se refiere a que los productores de mercancías deben disponer de una solvencia monetaria inicial para actuar como agentes comerciales autónomos. Este poder no puede estar basado en los bienes, porque los bienes no compran bienes, sino en la po­sesión de medios de pago, en el dinero, que por definición es poder de compra general sobre las riquezas. De esta manera, el proceso de emisión es el mecanismo a través del cual los agentes obtienen medios de pago.

En un sistema de crédito, es la capacidad de endeudamiento sobre la base de la promesa de reembolso lo que permite acceder al dine­ro circulante. Benetti y Cartelier desarrollan su modelo con base en este último sistema, donde por hipótesis existe una Casa de Mone­das o un Banco Central que traza las reglas del acceso al dinero. Aunque no es el único mecanismo posible puesto que si el oro es la base de la emisión, ésta puede establecerse sobre las cantidades de oro entregadas a la casa de monedas.

El principio de reglamentación de los saldos. Como los individuos des­centralizados utilizan su solvencia para funcionar sin conocer a priori el equilibrio global, es normal que el mercado determine que los ingresos de los individuos no son iguales a sus gastos. Una transac­ción simple de compra y venta no es una relación de equivalencia dado que los saldos de cada individuo pueden ser positivos (agen­te en superávit) o negativos (agentes en déficit), y esta situación conduce a que el sistema económico determine una regla que can­cele estas diferencias de cuentas para los distintos individuos y así dar vigencia al principio de la equivalencia global en la totalidad de las relaciones económicas de cada individuo. Las formas de esta cancelación cambian ampliamente según los sistemas monetarios, tal como se anotará más adelante.

La pluralidad de individuos descentralizados (la división del trabajo)

Se supone una pluralidad de productores de bienes o firmas des­centralizados que deciden acciones económicas de producción sin estar sometidos a un principio centralizador que cree la armonía

1 5 2 Lecciones de Economía Marxista

entre agentes, antes de pasar por el mercado. Esto indica que el sistema económico es la combinación de las conductas individua­les descentralizadas y los efectos de la interdependencia que se impone a los individuos como realidades mercantiles. En una so­ciedad mercantil simple estos agentes serán los productores directos de mercancías, mientras que en las sociedades capitalistas, serán firmas que contratan trabajo asalariado.

Los obreros como grupo especial

En el capitalismo, los productores de mercancías contratan asala­riados y por tal motivo es necesario introducir por hipótesis personas que, como decía Marx, sólo poseen su capacidad de trabajar, pero sin poder ejercerla por su propia decisión (no tienen dinero ni tie­nen medios de producción). La explicación del capitalismo incorpora entonces una asimetría social, entre agentes que son capaces de pro­poner una actividad económica (los solventes) y aquellos que están excluidos de los medios de producción y del dinero, los no solven­tes. Estos últimos se ven obligados a ofrecer su fuerza de trabajo como única vía para acceder al dinero en manos de los capitalistas. Esto contrasta con una sociedad económica de productores simples que sólo compromete productores directos que no se ven afectados por asimetrías sociales y sólo incorpora diferencias cuantitativas.

Una tecnología para los procesos productivos

Como es habitual, se supone que los productores disponen de una tecnología para elaborar los productos, que determina las cantida­des de insumos y de trabajo específico que son necesarios para elaborar una cantidad determinada de cada producto. Para facilitar la exposición se continúa con la hipótesis simplificadora de Marx, según la cual cada productor fabrica sólo un bien y que el sistema genera un sobre producto físico.

Un sistema de mercados

Existe un sistema de mercados organizado para las mercancías, donde los productores capitalistas traen la cantidad de bienes que

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 1 5 3

ellos quieren vender, donde se gastan las sumas de dinero que co­rresponden a las mercancías que quieren comprar como insumos y como consumo personal y donde los obreros gastan los salarios correspondientes a los contratos de trabajo. Los mercados abren y cierran simultáneamente y duran un período discreto de tiempo.

F u n c io n a m ie n to d e l s is te m a m e rca n til y g e n e r a c ió n d e la g a n a n c ia

La unidad entre la producción y la circulación

Al tomar directamente un sistema capitalista con empresarios y asa­lariados, explicar el mercado implica mostrar inicialmente cómo es posible que los agentes presenten sus mercancías para ser vendi­das contra el dinero de los compradores. Esto se logra mediante la unidad entre producción y circulación, es decir, cuando la produc­ción no precede a la circulación.

La producción y el consumo se presentan como un proceso único de la siguiente forma: el empresario autónomo decide y propone una producción teniendo en cuenta, además de la tecnología, sus expec­tativas y cálculos personales con respecto al precio y las cantidades que espera vender. La realización de esta producción le implicará un gasto de dinero, en primer lugar, en una serie de compras para obte­ner los insumos y ejecutar los gastos propios del cada capitalista, y en segundo lugar, los pagos de la mano de obra de acuerdo con las reglas sociales vigentes. En este sentido, el gasto o la circulación de un monto de dinero es la condición de la producción.

La emisión

El dinero e x a n t e procede del sistema monetario por medio de la emisión apoyada y generada en la creación de la deuda o financia­ción, de acuerdo con reglas supuestamente conocidas y válidas para todos los agentes. Los empresarios evalúan en unidades de cuenta el valor inicial de su actividad, como diría Marx, el valor de su ca­pital y de su plusvalía. Al hacerse efectiva, gracias a la emisión, se tiene una formulación posible para el concepto de p r e c i o id e a l de Marx (un precio monetario para la presentación social de las mer­cancías), que no es otra cosa que una evaluación privada, hecha en

154 Lecciones de Economía Marxista

dinero efectivo y aceptado por todos, de la actividad productiva del em presario. Así, los gastos incurridos por el capitalista para llevar a cabo su producción hacen del precio ideal de Marx un pre­cio efectivo antes que venda su mercancía79.

La relación salarial

Se vio anteriorm ente que M arx plantea la relación salarial com o “la com pra y venta” de la m ercancía fuerza de trabajo del obrero, por m edio del dinero del em presario capitalista en un m arco de asim etría entre capitalistas y obreros. Esta posición es interpre­tada de otra form a en el enfoque m onetario o heterodoxo. El salario no es el pago de una m ercancía poseída por los obreros (estos no tienen nada para vender porque no pueden producir autónom am ente nada), sino que se trata de una vía especial para que una parte de la población pueda acceder al dinero y así al sistem a económ ico.

En efecto, por la naturaleza de la sociedad moderna, un sector de la población está excluido de las condiciones que perm iten proyectos productivos y al necesitar dinero para su existencia, se som eten a la iniciativa y al control de los empresarios-capitalistas. La diferencia con otros regím enes de sumisión (esclavismo y feudalismo) es que este som etim iento no implica la pérdida de la libertad individual sobre su persona ni sobre la disponibilidad de su ingreso. Con el pago de salario, los sujetos excluidos de la división social del tra­bajo y del dinero, pueden existir económ icamente como portadores de dinero y luego com o consumidores.

Contrario al enfoque neoclásico donde el mercado de trabajo es el espacio donde los agentes optimizan la relación entre el ocio y el trabajo, aquí el m ercado de trabajo o mejor, la relación salarial, es el mecanismo de integración de la mayoría de la población a los mer­cados. Si un obrero no consigue em plearse, queda excluido del sistema económ ico.

79 En Marx el precio ideal era apenas una expresión de un posible valor. En Benetti y Cartelier es una expresión que se hace efectiva por medio de los gastos.

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 1 5 5

Dada la asimetría para acceder a los mercados y puesto que son los productores empresarios los que deciden el volumen de producción y el empleo, Benetti y Cartelier proponen pensar esta relación sala­rial mediante la idea de sumisión o dependencia monetaria que sufre un sector social en el sistema capitalista y que lo convierte en clase obre­ra. Lo común entre el obrero moderno y el siervo feudal es la sumisión, pero en un caso es monetaria y en el otro social o personal.

El salario es un precio institucional

Estando definida la naturaleza especial de la relación salarial, es necesario dar cuenta del nivel de salario com o algo diferente a los precios. Aquí se recuerda que en la vieja teoría clásica y m arxista no era posible otorgar un valor a la fuerza de trabajo con los m is­mos argum entos que para las m ercancías (ella no se produce en la división del trabajo) y, por lo tanto, el salario se explicaba por una relación especial, la necesidad social de reconocer la subsistencia de los obreros, la cual se consideraba dependiente de hechos histórico-culturales externos a las leyes económ icas.

En lugar de repetir esta condición histórica, se introduce el conflic­to de clases com o confrontación entre agentes puestos en jerarquías diferentes y se definen los niveles salariales socialm ente vigentes. El salario, entonces, “no es un precio de mercado sino un precio negociad o por los em p resarios y los trab a jad o res” (B en etti y Cartelier, 1998,19). Por su propia naturaleza, entonces, uno de los temas de esa negociación es precisamente la fijación del nivel sala­rial (lo que reciben los obreros) y sobre las condiciones de trabajo (lo que ellos dan).

Por ser una relación de dependencia, la relación salarial está regla­mentada socialm ente por normas jurídicas obligatorias para todos los contratos de trabajo. Los obreros son agentes pasivos y depen­dientes económ icamente, y en este marco no sufren la incertidumbre del salto mortal de las mercancías ni tampoco el riesgo de caer en quiebra puesto que ellos no invierten dinero en los mercados.

De esta manera, una variable social (la preexistencia de un consu­mo social en el viejo m arxism o) es sustituida por otra, la regla

1 5 6 Lecciones de Economía Marxista

salarial, con la ventaja de ser más coherente con la perspectiva mar- xista. La consecuencia más importante de esta situación es que son los empresarios, quienes al ser aquellos que tienen la iniciativa eco­nómica, se som eten a la sanción del mercado. Por el contrario, los obreros com o agentes pasivos, son agentes del mercado sólo como consum idores del ingreso que obtienen en la relación salarial, al tiempo que dependen de los empresarios capitalistas para la deter­m inación de la cantidad de empleo.

La matriz de pagos

Al poseer dinero y conocer las condiciones salariales, los em presa­rios capitalistas sim ultáneamente pueden gastar dinero (comprar) y recibirlo (vender), en los distintos m ercados existentes: para n mercancías existirán n mercados. El funcionamiento de los m erca­dos es una red de traspasos de dinero. Por este motivo, cada uno de ellos puede representarse como una cuenta en la cual, por un lado, se registran sus gastos (el dinero que introdujo en el mercado) y, por el otro, las ventas (los ingresos que recibió de los otros). En consecuencia, la econom ía entera se registra com o un cuadro o ma­triz de pagos e ingresos monetarios.

Gastos>

Agentes l 0 11 Salarios Total Saldol 0 dl2 din dl(n+l) Di SiO chi 0 d2n d2(n+l) [>2 S2...11 dm dn2 0 du(n+i) Dn S11

Obreros d (11+1)1 d (ll+1)2 d(ii+i)n W 0Total Ri R2 R11 W M 0

En esta matriz, cada cifra tiene un sentido doble: las filas contem ­plan los diversos gastos de los empresarios por com pras de diversas m ercancías y las com pras hechas por los obreros (las fracciones se señalan com o Dij con i y j = l . . .n + l siendo n+1 los obreros que reci­ben salarios). Las colum nas contem plan los ingresos respectivos generados por las ventas y adicionalmente la columna de los sala­rios pagados.

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 15 7

La confrontación para cada uno de los participantes del total de ingresos y gastos proporciona el vector de saldos (Si) que resulta de la circulación. Para los empresarios estos saldos son positivos o negativos y solam ente por azar serían iguales, mientras que para los obreros no hay saldos distintos a cero. En el prim er caso, estas desigualdades proceden de la acción descentralizada de los agen­tes dado que los gastos son decididos por cada individuo sin conocer lo que se decide por parte de los otros. Los saldos finales son la exp resión de los e fectos netos de la in terd ep en d en cia de los mercados, aquello que no es controlado por los agentes. En el se­gundo caso, existe igualdad entre ingresos y gastos dado que los obreros no son sancionados por el mercado.

La confrontación de las evaluaciones

Interpretando la financiación inicial como la evaluación privada de las actividades de cada em presario, la cantidad de dinero recibida por cada uno de ellos no es otra cosa que la evaluación social de las mercancías o de los proyectos ejecutados. Las entradas de dinero por las ventas son el instrumento en que se realiza la socialización de las decisiones privadas que se presentan en los mercados.

La formación de precios unitarios

Dos tipos de precios intervienen en esta descripción del mercado. En prim er lugar, existe lo que se debe entender com o el precio ideal o evaluación privada de las m ercancías. En segundo lugar, existe un precio de mercado, aquel que form a el m ercado y al cual se van a realizar las transacciones efectivas entre com pradores y vendedores, tal com o sugería Sm ith en el capítulo VII de la Rique­za de las Naciones. Com o es del mercado, y no de los agentes, es necesario incorporar un m ecanism o que haga posible su form a­ción. Para evitar introducir un subastador w alrasiano se introduce un m ecanism o de form ación de precios, de acuerdo con el conjun­to de acciones individuales80.

80 Una crítica a la teoría neoclásica de formación de precios está en Benetti (2001).

1 5 8 Lecciones de Economía Marxista

Como Marx no propuso nada al respecto, Benetti y Cartelier (1995) recuperan una idea de los fundadores de la econom ía política en el siglo xviii, Richard Cantillon y Adam Smith. En efecto, se introduce por hipótesis lo que puede llamarse la regla de Cantillon-Sm ith. En 1755 Cantillon escribe: “Los precios van fijándose en el mercado conforme a la proporción de los artículos que se ofrecen en venta y el dinero dispuestos a comprarlos ” (1950 , 19). Por su parte, Sm ith en 1776 plantea: ‘‘ El pre­cio de mercado se reglamenta por la proporción entre la cantidad que se lleva al mercado y la demanda de aquellos que están dispuestos a pagar el precio natural de la m ercancía” (1988, 140).

Adoptar esta regla implica que los agentes fraccionan, por un lado, su dinero en cada uno de los mercados donde desean com prar bie­nes específicos (de m edios de producción o de consum o) y, en segundo lugar, ofrecen los bienes en sus respectivos mercados. La regla de Cantillon-Sm ith se reduce a aceptar el cociente entre una masa de dinero dispuesta a comprar (a un precio esperado) un bien determinado y una cantidad de bienes ofrecidos, de donde resulta que el precio es independiente de la voluntad de los individuos, y es por eso que se puede afirmar que es dado por “las fuerzas pre­sentes en el m ercado”.

De esta m anera, se logra que los precios dependan tanto de las de­cisiones sobre la producción (de acuerdo con las expectativas de las posibles ventas y a los requerim ientos técnicos), com o de las decisiones efectivas de consumo, es decir, conform e al valor antici­pado que se gasta entre los diversos m ercados81.

El desequilibrio monetario

La form ación de un precio en el mercado no garantiza que el resul­tado sea un equilibrio monetario para el individuo. Al contrario,

81 Debe notarse que en esta regla, puesto que los gastos son tomados de acuerdo con los precios esperados y dados por el mercado, es posible que la canasta de bienes que el comprador recibe sea diferente, cuantitativamente, de la que pen­saba comprar; por ejemplo, que se adquieran más chocolates que la cantidad esperada inicialmente. Esto aparece como un defecto menor respecto a la idea walrasiana de que el gasto se decide en función del conocimiento del vector de precios de todas las mercancías ofrecidas en el mercado.

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 1 5 9

dado el carácter descentralizado de la econom ía, en general, los gastos de un empresario no coinciden con los ingresos recibidos, generando los saldos diferentes a cero. Los em presarios se pueden encontrar en situación de superávit monetario (mayor dinero reci­bido que el gastado) o en estado deficitario (menor dinero recibido que el gastado), esto implica que el primer resultado de la acción del mercado es generar saldos negativos o positivos en la cuenta de los agentes. Esta es una manifestación del desequilibrio económico de una sociedad comercial aunque no el único.

En términos de Marx se diría que el intercambio niega la equivalen­cia cuantitativa en la relación de intercambio, debido precisamente a que la expresión monetaria inicial o evaluación privada de cada trabajo no puede coincidir n priori con su expresión m onetaria final, dada por la evaluación social.

El ajuste posterior al mercado

Los desequilibrios o saldos monetarios plantean la necesidad de un ajuste de cuentas posterior al mercado. Esto significa que las relaciones de compra y venta no se establecen de acuerdo con una identidad, donde cada uno de los cambistas recibe lo mismo que gasta. La razón es que en una economía monetaria la compra o la venta, no son operaciones de intercam bio entre dos m agnitudes enfrentadas. En realidad, el intercambio bilateral sólo compromete una magnitud, el precio efectivo, el pago de dinero por cada bien.

El dinero no com pra los bienes porque él posea un valor equiva­lente a ellos, sim plem ente es aceptado a cam bio de bienes porque representa el poder social de com prar, y por tanto perm ite adqui­rir otros bienes (o cancelar la deuda contraída por el gasto). La equivalencia entre lo que se recibe y lo que se da sólo se puede verificar al nivel social, es decir, en el saldo del conjunto de la circulación, en la m atriz de pagos.

Por la im posibilidad de plantear que cada venta y cada com pra realiza intercam bios entre equivalentes, se hace necesario un prin­cipio de la reglam entación de los saldos netos de cada individuo para lograr, a posteriori, el principio de equivalencia entre sus gas­tos e ingresos totales.

1 6 0 Lecciones de Economia Marxista

Las formas de esta cancelación cambian ampliamente según los sis­temas de organización monetaria:

En un sistem a m etálico estricto, los saldos son cancelados automáticamente porque todo excedente de gastos sobre los ingre­sos equivale a una pérdida de oro-metal (aquel contenido en las pie­zas ‘‘/altantes”) y el sistema nunca puede ser bloqueado (como los gastos están limitados por las tenencias de metal es imposible que los saldos excedan esas tenencias). En esta organización, las rique­zas de los individuos son constituidas por sus tenencias en oro que revelan, simultáneamente, el residtado del mercado y sus posibili­dades de acción en el mercado siguiente. Las cosas se presentan de forma diferente en los sistemas con crédito y de manera aún más compleja en los sistemas modernos de emisión-capital. Principal­mente, es concebible el hecho de no cancelar los saldos y prorrogar­los en el tiempo gracias a las operaciones financieras de toda clase.En tales sistemas, la complejidad de las relaciones es llevada a un grado extremo. Ahora es tanto más esencial no perder de vista que el principio de equivalencia en el intercambio continúa aplicándose, pero a través de las formas específicas de la economía monetaria con capital (A glietta y Cartelier, 2002 , 5 4 ).

Las estructuras de precios de mercado

El proceso de form ación de precios podrá crear varias estructuras de precios de m ercado a partir del encuentro en el m ercado de cada bien con los diversos flujos de dinero que allí convergen. Unas ve­ces se podrá tener agentes que no son capaces de reproducir su nivel inicial de producción o de consumo (sus ingresos no fueron suficientes para reproducir el proceso en la escala planeada) y otros que pueden tener la posibilidad de ir más allá.

Pero, también, es posible la situación de un equilibrio general, es decir, que por azar se creen precios que garanticen saldos finales nulos y que sim ultáneam ente permitan la reproducción física de las condiciones de producción para cada artículo. La situación de equilibrio es posible y particular: aquella donde la evaluación pri­vada y la evaluación social de la producción resultan idénticas y, por tanto, no existen saldos positivos o negativos.

Se encontraría aquí una situación donde coincide la com patibili­dad física y la monetaria, es decir, un requisito que la vieja teoría

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 161

clásica de Ricardo exigía para los “precios naturales” y W alras para el Equilibrio General.

Las mercancías ofrecidas son asignadas entre los individuos

Todas las m ercancías ofrecidas son asignadas entre los individuos. Cuando la cantidad ofrecida es menor que la demandada el resul­tado obvio es que esto sucede, mientras que cuando la cantidad demandada es menor que la ofrecida el excedente sin vender que­dará en manos del productor, como si toda falta de m ercado para un bien fuese com pensado por la compra de su propi j oferente. El único desequilibrio que aparece es en las cuentas m onetarias de los individuos o con respecto a los bienes deseados y comprados.

La vida económica de los obreros

Mención especial merece la vida económica de los obreros con refe­rencia a la de los empresarios capitalistas. M ientras los empresarios son evaluados por medio de la diferencia entre sus gastos y el re­sultado de sus ventas, los obreros no sufren esta incertidum bre económica. En lugar de poseer dos cuentas para com parar, ellos sólo tienen una cuenta representada desde el principio por el sala­rio determ inado exógenam ente al mercado y, por tanto, ellos no realizan un salto mortal en los términos de una evaluación privada frente a una evaluación social. Por lo tanto, la relación salarial es exógena y previa al mercado, y por tanto, obedece a reglas propias y no del mercado.

Al recibir el salario, se crea una demanda efectiva en los mercados de tal m anera que los obreros gastan lo que ganan, mientras los capitalistas ganan lo que gastan, tal como sugería Kalecki. Los obre­ros sólo intervienen en los mercados tras recibir los salarios. Su problema es su dependencia frente a las decisiones de los capitalis­tas, entre ellas la creación de puestos de trabajo de acuerdo con los proyectos productivos decididos según los resultados que van dan­do los mercados y las expectativas. La amenaza que enfrentan los obreros no es la sanción económica que genera el m ercado sino el desempleo, una situación que significa mantenerse por fuera de la economía en contra de su necesidad y voluntad.

1 6 2 Lecciones de Economía Marxista

Particularidades del modelo de Benetti y Cartelier sobre la teoría del valor de Marx

Las consecuencias analíticas de este modelo son complejas porque a la vez se distingue tanto de las visiones ortodoxas del mercado y de los precios como de las interpretaciones tradicionales sobre la teoría del valor de Marx. El marxismo tradicional, en su mayoría, asume un enfo­que sobre el valor y el dinero diferente al propuesto en esta formulación monetaria. Los puntos siguientes muestran las grandes divergencias.

La plataforma monetaria

A pesar de que M arx insistió en que el hombre es un animal social que sólo puede individualizarse en sociedad, las versiones tradi­cionales de la teoría marxista no daban im portancia a las hipótesis institucionales im plícitas en su teoría del valor y hacían parecer que bastaba con definir al individuo comercial como productor en una división del trabajo con técnicas dadas. Tom ando en consideración la definición del dinero y del agente económ ico se deduce que el proceso com ercial ya no puede seguirse representando com o la sim­ple venta de un producto y la posterior serie de compras comerciales, es decir, el tradicional esquema M ercancía-D inero-M ercancía.

Ahora es necesario colocar al dinero desde el principio por medio de alguna regla de emisión. De esta forma, la teoría del valor de Marx no puede confundirse con alguna form ulación “real” de los valores o precios. Por eso los autores concluyen:

La teoría del valor sin dinero no puede determinar valores relevan­tes para una economía mercantil. Esto es cierto para el marxismo moderno y para los modelos de equilibrio general. El dinero es lógi­camente anterior al valor y no lo inverso. El dinero es otra expre­sión de la división mercantil del trabajo. Marx nos recuerda que la división mercantil del trabajo no es lina hipótesis técnica. Introducir el dinero en la misma base que la división mercantil del trabajo es el enfoque relevante (Benetti y Cartelier 1998, 14).

Un enfoque diferente al de los ricardianps

El hecho de plantear que las cantidades de trabajo socialm ente ne­cesario dependen del mercado, hace im posible asim ilar la teoría

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 1 6 3

del valor de M arx a un caso de la teoría ricardiana. En efecto, Benetti y Cartelier (1998) en contra de las interpretaciones ricardianas de Marx, son claros:

A l asumir t (el vector de cantidades de trabajo) como dado desde afuera, como es tradicional hacerlo por los marxistas, equivale a afirtnar que t es independiente de q (el vector de las cantidades producidas). A s í la teoría marxista del valor se convierte en un caso especia l de la teoría ricardiana de los precios (como Samuelson lo estableció hace algunas décadas). En realidad, el vector de valores netos sólo puede encontrarse en el mercado (Benetti y C arte lier 1 9 9 8 , 1 4 ).

Paralelamente, al no existir una idea de precios naturales o de pro­ducción previa al funcionam iento del m ercado, tam poco es una form ulación que pueda asim ilarse a los precios de producción o “naturales” de la tradición clásica de Smith, Ricardo y Sraffa. Contra estos últim os, todos los precios de la teoría heterodoxa son de tipo m onetario y, sobre todo, del mercado, donde los precios de equili­brio son apenas casos particulares de ellos y determ inados por la misma ley.

La desaparición analítica de la idea del trabajo abstracto

El conjunto de los trabajos privados de la división del trabajo (la actividad productiva del productor sim ple o de los trabajadores asalariados contratados por los empresarios), debían según Marx convertirse en trabajos sociales, en montos de sustancia del valor. En este sentido, se debería encontrar alguna diferencia cualitativa entre esos trabajos. Pero esto es imposible porque en el intercam ­bio no hay una realidad que se pueda designar com o trabajo social. En su lugar, aparecen dos evaluaciones en dinero del trabajo priva­do, la prim era, la estim ación privada hecha por el productor, y la segunda, la estim ación social resultante del mecanism o de m erca­do. Es decir, estamos frente a dos evaluaciones hechas por medio de reglas distintas cuyo elemento común es que ambas se hacen en dinero. En las sociedades no comerciales el trabajo se hace social al mismo tiem po que se ejecuta; en la sociedad com ercial está separa­do la ejecución y la evaluación social.

164 Lecciones de Economía Marxista

Esta nueva teoría de la “circulación m ercantil” permite ver que es el dinero lo que constituye la verdadera y única unidad o magnitud económ ica socialmente válida (la sustancia del valor) del sistema mercantil. En cuanto al trabajo, este solo se vuelve social porque es asalariado y la relación salarial tiene como requisito el dinero y la dependencia m onetaria82.

La nueva formulación de la equivalencia en el intercambio

Marx insistió frecuentemente en que la equivalencia de valores era característica del intercambio, como si toda transacción mercantil fuese una equivalencia entre dos valores iguales, uno frente al otro. En la formulación monetaria, tal característica no se cumple porque el en­cuentro en cada transacción particular entre el dinero y la mercancía no es la concurrencia de dos valores distintos (el dinero es el repre­sentante del valor, pero no es un valor), sino la formación del precio efectivo de la mercancía, la generación de la evaluación social.

Para hablar de equivalencia habrá que com p ararla con la eva­lu a c ió n p r iv a d a , co n a q u e lla h ech a an tes de la v e n ta . No obstante, por la d escentralización de las decisiones, estas dos cantid ad es no son equivalentes, salvo si se estu viese en eq u ili­brio , lo cual es excepcional.

Sin embargo, la regla que impone la necesidad de anular esos saldos obliga a que se cumpla la equivalencia en el intercambio, pero ahora en un sentido nuevo: la totalidad de los ingresos deben, al final, co­rresponder a los egresos totales. La equivalencia del intercambio no se da en intercambios aislados sino en la totalidad de las relaciones.

La formación del poder económico de los individuos

El gasto privado inicial, es decir, la evaluación privada de los pro­ductores de mercancías, no determina su verdadero poder comercial o de compra. Si esto ocurriera, se volvería a encontrar el error de contenido en la idea del m arxism o tradicional, según la cual el trabajo privado es inm ediatam ente social. Lo que aparece ahora es

82 Sobre estos puntos ver Benetti y Cartelier (1999).

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 1 6 5

que lo privado puede expresarse socialmente en dinero, sin dejar de ser priimdo o concreto.

En efecto, no es el dinero ni las dotaciones lo que crean el verdade­ro poder de com pra sino las relaciones económicas entre los sujetos. Por eso Benetti y Cartelier (1995, 14) lo enfatizan: “El valor de las m ercancías sólo existe como una magnitud monetaria resultante de la red com pleta de circulación”. No es la relación con una cosa (la posesión o la producción de bienes), lo que permite explicar el po­der econ óm ico del agen te com o lo p reten d e el p en sam ien to económico ortodoxo desde Adam Smith, sino que, por el contrario, ese poder se deriva de dos factores:

1. La solvencia m onetaria del individuo (de acuerdo con las reglas de em isión vigentes) con lo cual em prende, por ejem plo, una actividad o una producción.

2. El balance final resultante de la red de relaciones económ icas ejecutadas, las que a su vez dependen del gasto o solvencia de los otros sujetos. Lo anterior indica que es necesario definir los sujetos activos de la economía inicialmente com o solventes y au­tónomos y que la valoración social depende de las decisiones de los otros, es decir, deben tenerse en cuenta los efectos de la inter­dependencia entre los sujetos.

La introducción de un mecanismo de precios

Las versiones tradicionales del marxismo no estudian la formación del precio en el m ercado ni le dan im portancia a la idea del “salto m ortal” que representa la venta. Marx mencionó el problema, pero no propuso una explicación, dejando inacabada su teoría del valor. La introducción de la regla Cantillon-Smith es un avance para re­presentar la acción del mercado a partir de las decisiones de los ind ivid uos, puesto que evita la incorporación del su bastad or walrasiano, a pesar que se mantiene la hipótesis de competencia perfecta, y perm ite m ostrar que el intercambio no es la confronta­ción entre dos bienes sino la permutación de bienes que se realiza en un proceso m onetario llamado mecanismo de m ercado83.

83 Sobre este punto véase Benetti y Cartelier (1999) y Bolaños y Tobón (2001).

C a p ít u l o X I

CONCLUSIONES

La tradición marxista presentó las ideas económ icas de Marx como una visión en la cual el dinero no aparecía como el vínculo social esencial y, lo que sucedía en el mercado, en la circulación, se trata­ba com o algo sin importancia. Esto permitió que la intención de Marx de presentar una idea de precios alternativa a la de Ricardo se perdiera y que la teoría marxista se convirtiera en un caso particu­lar de la teoría ricardiana moderna como si las grandes ideas del autor de Principios de economía y tributación fueran la verdadera base para la propuesta de Marx, a pesar de su proyecto de plantear una crítica de la economía política clásica.

El estudio sobre muchas ideas marxistas y el enfoque m onetario de Benetti y Cartelier han permitido mostrar que las form ulaciones de Marx no se dejan asim ilar al ricardianismo y que, por el contrario, ellas se pueden presentar, con algunas correcciones, com o verda­d eram ente a ltern ativ as a clásicos y n eoclásicos. La crítica al naturalismo de Sm ith y Ricardo hecho por el autor de El Capital se confirm a al plantear que el m ercado es una configuración social especial (alternativa a la sociedad patriarcal, al feudalismo, al so­cialism o, etcétera), que perm ite relaciones entre productores y consum idores descentralizados porque el dinero se acepta como una regla social que los individuos incorporan paralelamente a las circunstancias privadas que les determ inan qué producir, cóm o producir y cuánto consumir.

El proceso capitalista se completa cuando al dinero y al mecanismo del m ercado se añade la relación salarial, la circu lación de la plusvalía y las reglas financieras de anulación de saldos m oneta­rios creados por el mercado.

1 6 8 Lecciones de Economía Marxista

De esta manera, el proceso capitalista no es sólo un intercambio de una pluralidad de mercancías por dinero sino la integración en un sistema de circulación monetaria de realidades crediticias, salaria­les, mercantiles y financieras, sin que se pueda reducir unas a otras. Esta presentación del sistema económico com o integración m one­ta r ia de re la c io n e s e co n ó m ica s d iv e rsa s , m u e stra q u e las representaciones del mercado que plantean las teorías ortodoxas de los precios (meros teoremas de existencia de precios de equili­brio sin intercam bios descentralizados efectivos), no son criticables por ser muy abstractas sino por ser absurdas abstracciones del sis­tema de m ercados y del capitalismo que la sociedad moderna tanto alaba pero se resiste a tener los medios para entenderlo. Un estudio renovado de la teoría económica de Marx nos da elem entos para una mejor explicación.

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ÍNDICE GENERAL

Pág.

PREFACIO 15

IN TRO D U CCIÓ N 17Un método holista para el análisis de la sociedad 17 La sociedad de los mercados como forma particularde sociedad 18El contraste entre las formas de sociedad 21

CAPÍTULO IMARX Y LA TEORÍA DE LOS PRECIOSDE LOS ECONOMISTAS CLÁSICOS 25

Críticas generales a la teoría clásica del mercado 26 Plantear una respuesta sin claridad sobre la preguntatratada 26 Observaciones sobre la teoría de la gravitaciónde precios 27

Críticas particulares a la teoría del valor de Ricardo 28La confusión entre trabajo concreto y trabajo abstracto 28 La ausencia de la conexión inmanente entrevalor y dinero 29

La relación de las mercancías con el dinero es especial 30

CAPÍTULO IITEORÍA MARXISTA DE LA SOCIEDADMERCANTIL SIMPLE 33

Definición de los agentes básicos del mercado 33

P R Ó L O G O 11

174 Lecciones de Economía Marxista

Pág.

Los componentes de la relación de intercambio 36El aspecto cualitativo de la relación de intercambio: el concepto del valor de uso 38Aspecto cuantitativo del intercambio: el concepto de la sustancia del valor 40

La definición del trabajo socialmente necesario o trabajo homogéneo 43

El TSN no se confunde con los trabajos particulares o concretos 44El trabajo homogéneo de Marx no es el mismo de Ricardo 45El trabajo homogéneo no resulta de unaabstracción teórica 46La explicación marxista de la homogeneización de los trabajos: dos enfoques diferentes 47

Primera tesis: la reducción se hace en la producción 4 7Segunda tesis: la reducción o abstracción se realiza en la relación entre la producción y el intercambio 4 8

CAPÍTULO IIILAS CONCEPCIONES MARXISTAS DEL TRABAJOGENERAL Y LAS TEORÍAS DEL MERCADO 51

La idea del precio a partir del trabajo incorporado en la producción 51Examen crítico de esta alternativa 53La teoría del valor inicial de Marx sería un caso particular e inferior de la de Ricardo 55La idea del valor como unidad de la producción y el intercambio 59

El precio ideal en dinero o la form a del valor 60El salto m ortal de las mercancías 62

CAPÍTULO IVEL DINERO O LA FORMA DEL VALOR 65

Digresión sobre el dinero en la teoría económica 67La vía neoclásica 68La vía clásica 69

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 175

Pág.

La teoría marxista del dinero 70La necesidad de la expresión en dinero 71

Las formas del valor o la "génesis" del objetoque sirve de dinero 74

La Forma I del valor 75La Forma II o form a total del valor 76

Primera génesis: La «inversión» de la Forma IIgenera la Forma III 79 La segunda génesis: una «acción social» genera elequivalente general 80

La Forma IV: la selección del oro como dinero 82

CAPÍTULO VEL DINERO ES UNA "M ERCANCÍA" PERO... ESPECIAL 85

El dinero es una mercancía 85Las especialidades de la mercancía dineraria 87

El valor de uso del dinero no es un valor de uso m aterial 87 El trabajo privado que produce el dinero es de inmediatotrabajo socia l 88La mercancía dinero no posee la form a dinero 89 El dinero entra y circula en el mercado de maneradistinta a las mercancías 90

CAPÍTULO VIEVALUACIÓN CRÍTICA DE LA TEORÍA MARXISTADEL VALOR Y DEL DINERO 95

El dinero ¿mercancía o no-mercancía? 96El significado de la acción social que instituye el dinero 102La materialidad del objeto monetario 103Marx y la explicación del mercado 107

CAPÍTULO VIITEORÍA DE LA SOCIEDAD CAPITALISTA:PLUSVALOR Y SALARIO 109

Definición del capital y del plusvalor 111 Circulación del capital: una circulación especial del dinero 113

1 7 6 Lecciones de Economía Marxista

Pág.

La fa se D Ft: contratar trabajo asalariado es"comprar y vender" la fuerza de trabajo 114

El dinero en manos de los capitalistas 114La "demanda" de fuerza de trabajo 115La fuerza de trabajo se ofrece y es adquirible 117

La fuerza de trabajo se adquiere por medio de una compra 120

CAPÍTULO VIIITEORÍA M ARXISTA DEL EXCEDENTE 125

La fase ft —> M: proceso de trabajo y procesode valorización 125El proceso de trabajo 125Proceso de valorización del dinero adelantado 127

La form ación del valor del producto 127Aparición del excedente o plusvalor 130

La fase M '- D': la venta de la mercancía 135

CAPÍTULO IXEVALUACIÓN DE LA TEORÍA MARXISTADEL PLUSVALOR 137

Evaluación crítica de la exposición de Marx 138 Ausencia de una descripción completa de lascondiciones monetarias del plusvalor 138La naturaleza especial de la relación salarial 140

Respecto al valor de uso 140Respecto a la naturaleza de la relación salarial 141Respecto a la explicación del valor de la fuerza de trabajo 142

El privilegio otorgado a la producción en la generacióndel valor 145

CAPÍTULO XMERCADOS Y CAPITALISMO DESDE UNA PERSPECTIVAMONETARIA: EL MODELO DE BENETTI Y CARTELIER 147

Fundamentos analíticos del modelo Benetti y Cartelier 148Bases marxistas 148Bases modernas del enfoque monetario 150

Mercados, precios y dinero desde un enfoque heterodoxo 1 7 7

Pág.

H ip ótesis gen erales del m odelo m onetario de precios,salarios y ganancia 1 5 0

Un sistema de pagos 1 5 0 La pluralidad de individuos descentralizados(la división del trabajo) 1 51Los obreros como grupo especial 1 5 2Utta tecnología para los procesos productivos 1 5 2Un sistema de mercados 1 5 2

F uncionam iento del sistem a m ercantil y generaciónde la ganancia 1 5 3

La unidad entre la producción y la circulación 1 5 3La emisión 1 5 3La relación salarial 1 5 4El salario es un precio institucional 1 5 5La matriz de pagos 1 5 6La confrontación de las evaluaciones 1 5 7La form ación de precios unitarios 1 5 7El desequilibrio monetario 1 5 8El ajuste posterior a l mercado 1 5 9Las estructuras de precios de mercado 1 6 0 Las mercancías ofrecidas son asignadasentre los individuos 161La vida económica de los obreros 161

Particularidades del m odelo de Benetti y C artelier sobrela teoría del va lo r de M arx 1 6 2

La plataform a monetaria 1 6 2Un enfoque diferente al de los ricardianos 1 6 2 La desaparición analítica de la idea del trabajo abstracto 1 6 3 La nueva form ulación de la equivalencia en el intercambio 1 6 4La form ación del poder económico de los individuos 1 6 4La introducción de un mecanismo de precios 1 6 5

C A P ÍT U L O XIC O N C L U S IO N E S 1 6 7

BIBLIO G R A F ÍA 169

eoE D IT O R E S E IM P R E SO R E S

Edición terminada en mayo de 2009

Bogotá, D.C. - Colombia

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‘‘Resultado de una larga maduraáón, este libro presenta con rigor y claridad la teoría de M arx y , en cada etapa, propone una reflexión crítica sobre sus respuestas a preguntas notablemente profundas, que él mismo planteó. E l libro nos lleva de esta manera a abandonarla lectura convencional de la obra de M arxy abre la vía a una renovación de la teoría monetaria, del análisis de la relación salarial y de la teoría del mercado competitivo concebido como el dispositivo a través del cual las actividades económicas privadas son sancionadas socialmente. Producto de cursos universitarios, este libro no solamente se dirige a los estudiantes sino también a los docentes e investigadores que desean profundizar el estudio de algunos conceptos

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Profesor Emérito de la Universidad de París X-Nanterre, Profesor de la Maestría y el Doctorado en Ciencias Económicas

de la Universidad Autónoma Metropolitana de México.Autor de referencia en diversos temas de teoría económica

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Estas Lecciones son el resultado de muchos años de docencia. Un ejercicio pedagógico caracterizado por una gran seriedad y un gran compromiso por mostrar que las discusiones de teoría económica deben ser el centro de la formación de las nuevas generaciones de economistas. Este libro se dirige a un público amplio puesto que su objetivo es doble. Primero, ser un texto de referencia para la enseñanza a nivel universitario del pensamiento económico de K . Marx. Segundo, motivar el debate teórico entre académicos interesados en la teoría económica contemporánea y sus enfoques alternativos.

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