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Por . Jeen-Frsrcols Lyotard -é ··-'- ·- I ;, ....... ... _. o... oc. . ñ Oc. « Los textos histórico-políticos de Kant están dispersos, grosso modo, entre las tres Críticas y una decena de opúsculos. La Crítica de la razón política no ha sido es- crita . Sea cual fuere la «causa>. de esta dis- persión (reclamada atolondradamente por la frase del entendimiento, la frase cognitiva), es legítimo ver en ella, den- tro de ciertos límites aún por determinar, un signo (vamos a regresar sobre esta pa- labra) de una heterogeneidad particular de lo político como «objeto» de frases. Esta heterogeneidad del objeto es ya algo notable en la tercera Crítica. En ésta, la facuItad de juzgar se encuentra garanti- zada, no con un objeto propio, sino por lo menos con dos: el arte y la naturale- za-.Digo que por lo menos, porque se tra- ta de saber -y tal vez en esto consista todo- si esta facultad de juzgar es una facuItad. Kant había dado ya anterior- mente a esta palabra un sentido preciso, el de un potencial de frases sometidas a un grupo de reglas de formación y de pre- sentación (en el sentido kantiano) cuan- do se trataba de la sensibilidad, del en- tendimiento y de la razón en lo que atañe a lo teórico, y de la razón en lo referido a lo práctico. Pero, de hecho, eljuicio ya interviene necesariamente, cada vez que se trata de decir que «hay caso» para va- lidar frase, y por consiguiente para presentar un objeto que permita esta va- lidación, lo que se hace en el caso de las frases cognitivas bajo el régimen del es- quema, en las argumentativas dialécticas bajo el del símbolo, y en las prescripcio- nes -cuando se trata de evaluar la res- ponsabilidad y la moralidad-, bajo el ré- gimen del tipo. En la introducción a la tercera Críti- • Tomado del libro de ] .F. Loytard , L' ..tItousUume. La critique kt:nti ..nt de /'Aisloi", París, Galileé, 1986. Traducci6n de Raymundo Mier ca , no se reconoce solamente la dispersión de las familias de frases, sino que se la dramatiza hasta el punto en que el pro- blema planteado es precisamente encon- trar los «pasajes» (Ubergánge) entre esas clases de frases heterogéneas. Y la «facul- tad» de juzgar, a causa de su misma ubi- cuidad -a la que me acabo de referir-, es decir, al hecho de que es convocada cada vez que es preciso validar una fr por su presentación, aparece entonces como una potencia de «pasajes.. entre las facultades hasta el punto en que le será reconocido un privilegio mayor en ma- teria de capacidad de unificación, al mis- mo tiempo que se le reconoce una falt mayor en cuanto a su capacidad de co- nocer un objeto que le sea propio, a sa- ber, que carece de objeto determinado. Por esta razón es posible preguntarse si es realmente una facultad de conocer en el sentido kantiano. En todas las familias de frases, por heterogéneas que sean una respecto de otras, lo que Kant se obstina (pero lo que se obstina en su lugar es tal vez la problemática del sujeto) en nom- brar facuItad de juzgar, es la det ermina- ción del modo de presentación del obje- toque conviene respectivamente a cada una de estas familias . Si era preciso presentar a su vez un ob- jeto para la Idea de la desmultiplicación de las facultades, entendidas como capa- cidades de conocimiento en sentido am- plio, es decir, capacidades de tener obje- tos (ya sea como dominios, o como te- rritorios, incluso como campos) ,' elob- jeto que conviene presentar para validar I Immanuel Kant ; Critiqu"ú lB fD&K1Ii (1790), trad. fr. Philonenko, París, Vrin, 1979. p. 23 [Nosotros to- mamos la versión española de Manuel Garef. Moren te: Manuel Kant , Crítie6 de/juicio, Madrid, Espasa-Calpe, 3• ed., 1985, p. 72). Fotografías de Jorge Pablo de Aguinaco

Transcript of Jeen-FrsrcolsLyotard · ber, que carece de objeto determinado. Por esta razón es posible...

Por.Jeen-Frsrcols Lyotard-é ··-'- ·-I

;, ....... ~... _. o... oc. . ñ • Oc. «

Los textos histórico-políticos de Kantestán dispersos, grosso modo, entre las tresCríticas y una decena de opúsculos. LaCrítica de la razón política no ha sido es­crita . Sea cual fuere la «causa>. de esta dis­persión (reclamada atolondradamentepor la frase del entendimiento, la frasecognitiva), es legítimo ver en ella, den­tro de ciertos límites aún por determinar,un signo (vamos a regresar sobre esta pa­labra) de una heterogeneidad particularde lo político como «objeto» de frases.Esta heterogeneidad del objeto es ya algonotable en la tercera Crítica. En ésta, lafacuItad de juzgar se encuentra garanti­zada, no con un objeto propio, sino porlo menos con dos: el arte y la naturale­za-.Digo que por lo menos, porque se tra­ta de saber -y tal vez en esto consistatodo- si esta facultad de juzgar es unafacuItad. Kant había dado ya anterior­mente a esta palabra un sentido preciso,el de un potencial de frases sometidas aun grupo de reglas de formación y de pre­sentación (en el sentido kantiano) cuan­do se trataba de la sensibilidad, del en­tendimiento y de la razón en lo que atañea lo teórico , y de la razón en lo referidoa lo práctico. Pero, de hecho, el juicio yainterviene necesariamente, cada vez quese trata de decir que «hay caso» para va­lidar un~ frase, y por consiguiente parapresentar un objeto que permita esta va­lidación, lo que se hace en el caso de lasfrases cognitivas bajo el régimen del es­quema, en las argumentativas dialécticasbajo el del símbolo, y en las prescripcio­nes -cuando se trata de evaluar la res­ponsabilidad y la moralidad-, bajo el ré­gimen del tipo.

En la introducción a la tercera Críti-

• Tomado del libro de ] .F. Loytard , L '..tItousUume.La critique kt:nti..nt de /'Aisloi", París, Galileé, 1986.

Traducci6n de Raymundo Mier

ca, no se reconoce solamente la dispersiónde las familias de frases , sino que se ladramatiza hasta el punto en que el pro­blema planteado es precisamente encon­trar los «pasajes» (Ubergánge) entre esasclases de frases heterogéneas. Y la «facul­tad» de juzgar, a causa de su misma ubi­cuidad -a la que me acabo de referir-,es decir, al hecho de que es convocadacada vez que es preciso validar una frpor su presentación, aparece entonces

como una potencia de «pasajes.. entre lasfacultades hasta el punto en que le seráreconocido un privilegio mayor en ma­teria de capacidad de unificación, al mis­mo tiempo que se le reconoce una faltmayor en cuanto a su capacidad de co­nocer un objeto que le sea propio, a sa­ber, que carece de objeto determ inado.Por esta razón es posible preguntarse sies realmente una facultad de conocer enel sentido kantiano. En todas las fam iliasde frases, por heterogéneas que sean unarespecto de otras, lo que Kant se obstina(pero lo que se obstina en su lugar es talvez la problemática del sujeto) en nom­brar facuItad de juzgar, es la determina­ción del modo de presentación del obje­toque conviene respectivamente a cadauna de estas familias .

Si era preciso presentar a su vez un ob­jeto para la Idea de la desmultiplicaciónde las facultades, entendidas como capa­cidades de conocimiento en sentido am­plio, es decir, capacidades de tener obje­tos (ya sea como dominios, o como te­rritorios, incluso como campos),' elob­jeto que conviene presentar para validar

I Immanuel Kant ; Critiqu"ú lB fD&K1IitÚj~ (1790),trad. fr. Philonenko, París, Vrin, 1979. p. 23 [Nosotros to­

mamos la versión española de Manuel Garef. Moren te:Manuel Kant , Crítie6 de/ju icio, Madrid, Espasa-Calpe, 3•ed., 1985, p. 72).

Fotografías de Jorge Pablo de Aguinaco

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de int erven ci ón, guerra o comercio, no

tien e obje to, no tiene su isla, pero exigeun medio, en el mar, el Archepelagos, elma r principal, como tiempo at rás se lle­gó a nombrar al mar Egeo . Este mar re­

cibe otro nombre en la In trod ucción a latercera Cn't;CQ, es el campo, el Feld: " Losconceptos, en cu nto relacionan conobjetos. sin consider r que un conocí­

miento de los mismos e o no po ible, tie­nen su c mpo, que d term ina sola­m ntc según I rel ión que su objetoguarda con nuestra ro cult d de conoceren gen ral" .J El final de esta misma in­lrodu cci6n no enseñ que esta facultad

de conocer m gmnaJ comprende el enten-

' /~. . p. 72.

dimiento, la facultad de juzgar y la ra­zón . Por lo menos, y en consonancia conlo que indica la «escala gradual» de re­presentaciones que erige Kant en la par­

te final de la sección " De las ideas en ge­neral " en la Dialéctica -parte de lapr imera Crítica4- , habría que añadir aesta lista la sensibil idad. Todas estas fa­cultades encuentran su objeto en el cam­

po, las delimita un territorio, las otras undominio, pero la de juzgar no encuentra 'ni uno ni otro, sino que asegura el pasa­

je ent re ambos. Se trata más bien de unafacultad de medio, en la que se encuen­

tran comp rendidas todas las circunscrip­ciones de legitimidad. Más aún, es ellala que ha perm itido la delimitación de te­rr itorios y dominios, es la que ha estable­cido la autoridad de cada familia sobre

su isla . Y esto lo ha conseguido sólo gra­cias al comercio o a la guerra que se es­tablece entre esas islas .

Encontramos ahí materia en donde si­tuar los pasajes. Indico algunos sin pre­

tender agotar la lista de los regímenes sin­gulares ni analizarlos. Por ejemplo, lailusión trascendental. ¿Cómo sabemosque las frases dialécticas que tienen la for­ma de frases cognitivas no lo son? ¿Y quéocurre cuando el territorio de validez delrazo namiento no coincide con el domi­nio de legislación del entendimiento? De­bido a que no podemos presentar un ob­jeto intiucionable -es decir, dado en elespacio y en el tiempo- para las frasesargumentativas. La necesidad (Bedü.rfnis)5de maximizar el concepto impulsa la ra­zón , ésta obedece a una " prescripción

• Imm anuel Kant, Cri/iqlU tÚ 14 raiscm pur. , trad . fr .Tremesaygues y Pacaud , 9a OO., París, PUF, 1980, p. 266.[Nosotros nos referiremos a la versión en castellano deJosédel Perojo: Kant , Crí/;,;a tÚ14 razón pura (2 vol. ), BuenosAires, Losada, 6a. ed. , 1970, p . 63 del vol. 2.)

5 Ibid., p. 60.

simplemente lógica " 6 de dirigirse hacia

la incondicionalidad. AquelJo que puedeser presentable a la frase de la razón comoobjeto propio para legitimarla no puedeser un fenómeno. La crítica consiste aquí,una vez identificada la regla de formación

de la frase (razonar es concluir por me­dio del universal), en hacer intervenir laregla de presentación , después de lo cualla frase dialéctica es «aislada» (insulari­sada) de la frase de entendimiento. Noobstante, la ilusión trascendental no se di­sipa por ello, pero es reconocida." Elcomo si que es la fuente de esa ilusión sesaca a la luz: la frase dialéctica hace COmosi hablara de los fenómenos, la crítica exi­ge que ella hable de «como si» fenóme­nos, es decir, de símbolos, entre los quese encuentra el que hemos ya reconocidocon el nombre de ideal.

Otro caso eminente de la operación de«pasaje .. lo encontramos indicado en el §

59 de la terce ra Crítica, donde se trata demostrar que «lo bello es el símbolo delbien moral»,8 De ah í el análisis de laoperación simbolizante al que se ha alu­dido anteriormente. Esta operación es do­ble y se le denomiha analogía. «[consisteen l primero aplicar el concepto al objetode una intuición sensible, y después , en

segundo lugar, aplicar la mera regla dereflexión sobre aquella intuición a unobjeto totalmente distinto, y del cual elprimero es sólo el símbolo.»? Kant da

dos ejemplos de símbolo (pero ¿se tratade ejemplos en el sentido que les ha dadohasta entonces? ¿puede haber presenta­ciones intuitivas de símbolos que son pre­sentaciones indirectas? Habría que exa-

• tu«, p. 55.?-u«, pp . 49-51.8 Manuel Kan t, CrítU:a tÚ/j u;,;;", .p. cit., p. 260.9 tu«, p. 261.

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n m nt )d lu (¡

tadea (legún I cu tro ope reI quacabalnOl d citar) y qu t dÍlPOlici6,n

se vuel ve a en ntrar , •n Ioperacion ,16 o qu aplinera diatinta , cuando el Iritu tahacia el bi n . tra ta porduna -Jimb6 iea- qu n puna 'tu d ob' 01, 'no poferencia y ro .6n un di. itivo in-

trafi cultarl o:u un grupo d re lasform '6n d (¡ (las cu tro opera 'o­

n po Kant) ri , del­pués de una te . n, del ft do len­

timiento de p r y d pen , al d lafacultad d deaear, in que pueda ha­blar jamAs d p nta i6n directa. Porsupuesto qu e encontraID qu í comer­cio y _pataje- de una isla a la otra, e in­cluso Ji le quiere -preaen ién.. en la éti­

ca de algo que pertenece al gusto, peroese algo no el un objeto intui . . Laacepci6n que el preciao otorgar al t~nni­no prest1lla&iJ,. le ve~pliada , de tal ma­nera que lasexpedicio es qu e la facultadde juzgar lleva a cabo en las islas vecinasno le proporcionan IOlamente obiel in­tuicionables, sino Incluso reglas d frasesque no IOnsino -.l6gicas- o formales. Locuerpos deldelito, aqueO que permitendecir -hay caso- . se complican.

cién tan pura, como la razón Jo bace en conaideraci6n dela facultad de desear, y se ve, tanto a caUla de eaa interiorposibilidad de una naturaleza en concord.aneia, referidoa algo, en el sujeto mismo y fuera de él , que no el natura­leza ni tampoco libertad, pero , sin embar¡¡o, eoti enJaza.do con la base de la última, a saber, con lo IUprueDlible,en el cual Ja facul tad te6rica esl' un ida con la pric:tica deun modo común y desconocido" (N . del t.]

11 nu., p. 10t.12 Se trata de una palab ra inusual en francá, aparen­

tem ente destinada a ser empleada como una derivaci6nmarcada del concepto de intuición, definido de manera ri­gurosa por Kant, y que la expresión habitual, " avoir l'in­tuiti on1', no trasluce con todas sus cargasy matices. Poresta razón preferimos una operación de traducci6n que de­vuelva, analógicamente, estos manees que tampoco la pa­labra castellana. "intuir" I permite entrever de m.aneraex­

presa . (N . del t.)

hay una «sensación.. en la experiencia de

lo bello, es en un sentido completamentediferente del que ha establecido la Est~­

tica trascendental de la primera Crlti&a:«Cuando una determinaci6n del senti­miento de placer o de dolor es llamadasensaci6n, significa esta espresi6n algomuy distinto de cuando llam o sensaci6na la representaci6n de una cosa (por losentidos, como una receptividad pertene­ciente a la facultad de conocer).•"

Si el bien es simbolizado por lo bello ,no se debe a que el segundo es un fen6­meno que se puede intuicionar 12 direc­tamente y que viene a sustituir a otro ob­jeto, el bien, del que no poseemos laintuici6n. La analogía de este caso se re­fiere más bien a lo inverso, es decir, alhecho de que lo bello 110 es un objeto deexperiencia en el sentido en que no exis­te tampoco una representaci6n sensiblede él, pero que está determinado por cier-

10 [bid. , p. 262. El párrafo completo en la versión cas­'tellan a es el siguiente [lo transcri bo comple to) : " Es lo in­teligible hacia donde, como lo declaré en el anterior 'pá­rrafo, mira el gusto; en él concuerdan nuestras facultadesde conocer superiores , y sin él se alzarían puras contra­dicciones entre la na turaleza de éslas , comparadas con laspretension es del guSIO, En esta facultad 'no se ve somet idoel juicio, como, por lo demás , en el ju icio empíric o, a unaheteronomfa de las leyes de la experiencia; se da a sí mis­mo la lcy en consideración de los obje tos de una satisfac-

minarloscomo en caso de "pasaje» sobre

un «pasaje»]: una máquina simple, el mo­lino de sangre , puede significar un esta­d~- monárquico "gobernado por una vo­

luntad singular absoluta»; un cuerpoorganizado puede simbolizar un estado

monárquico "gobernado según las leyesinternas del pueblo». En los dos casos, noexiste parecido alguno entre el objeto sim­

bolizado y el objeto que simboliza, quees "totalmente distinto» , Pero hay iden­tidad en la regla de reflexión aplicada alsegundo y la que se aplica al primero.

Ocurre de la misma manera, segúnKant, en el pasaje entre lo bello y el bien .La regla de reflexión sobre esos dos ob­

jetos presenta los mismos rasgos: inme­diatez, desinterés, libertad, universali­dad , 'pero su aplicación en uno y otro casodifiere. La inmediatez se ap lica a lo sen­sible en el caso de lo bello, al conceptoen el de lo bueno. La libertad en los jui­cios del gusto es la de la imaginaci6n que

, se adecua al concepto, en el juicio morales la de la voluntad adecuándose a sí mis­ma, etcétera. La analogía actuante aquíno es, ciertamente, idéntica a la que pre­senta el molino de sangre o el cuerpo or­gánico como símbolos de regímenes po­líticos . Por poco que sea, es imposibleconsiderar con todo rigor preciso el ob­jeto del gusto como un fen6meno de lamisma calidad que el molino de sangreo el cuerpo organizado . Estos pueden re­sultar de una Versinnlichung, una opera­ción de la sensibilidad adecuada s610 a lasleyes del entendimiento (por lo menos enlo que respecta al molino de sangre) : peroKant es el primero en subrayar que laSinnlichkeit y el entendimiento no bastanpara aprehender (y por lo tanto paraconstituir) el objeto del gusto. Con el in­terrogante sobre lo bello , "se trata de lainteligibilidad hacia la que mira el gus­to» , escribe: "la facultad de juzgar no sehalla sometida a la heteronomía de las le­yes de la experiencia»; está «vinculada aalgo [... ] que no es ni la naturaleza ni lalibertad [.. .l, lo supra-sensible...lo Y si

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una copia (Cegmbilá) de la primera en elmundo sensible." La temática del tipo(tipográfica, como diría Lacoue-Labar­tbe l8) proviene seguramente de Platón,pero aquí se la vuelve a recoger para ins­cribirla en una problemática por comple­to distinta, no por ser post-cartesiana yestar centrada en el sujeto , sino más bienpor lo que no es, porque relaja los víncu­los entre las facultades de conocimientohasta el punto en que esos vínculos no sonotra cosa quizá que meros ..pasajes..,transferencias aventuradas de dispositi­vos o formas, préstamos necesariamenteparad6jicos puesto que no son pertinen­tes a los dominios a los que se aplican ,al mismo tiempo que son indispensablespara su circunscripci6n.

No es posible continuar aquí el inven­tario de los «pasajes», Hay otros menosnotorios, pero no menos extraños. Seña­lo, como una pura indicaci6n, ese «pasa­je» al que Kant se aventura a presentar,en la primera Crítica, corno un «Ideal dela sensibilidad.. y que él denomina «Mo­nograma...19 Escribe: ..Constituye una es­pecie de dibujo fluctuante en medio dedistintas experiencias (... ) no ofrece re­gIa susceptible de expl icaci6n y verifica-

17 ([bid., p. 68. En la veni6n al castellano " Natura!archettypa " aparece como " naturaleza modelo"; " nat u raectypa" es vertidacom o "naturaleza copiada" y " Gegen­bild" es recogida simplement e como "copia" (N. del t.)

18 Philippe Lacoue-Labarthe, " Typc¡sraphie" . en M i­mais, París , Aubier-Flammarion, 1975. p. 165-270.

19 Kant. Críl Í&4 de la razón pura , .p. eit., p. 237.16 ne., p. 103.

ley de la naturaleza, de la cual tú mismofueras una parte, podrías considerarlacomo posible por tu voluntad.s" El tipode la legislaci6n guía formalmente la má­xima de la voluntad en la formulación delimperativo categ6rico y también en laevaluaci6n de la acci6njusta. Es necesa­rio entonces entender el sodass [tal como]del Handelt sodass [actúa tal como] del im­perativo categ6rico a la manera de uncomo si, más bien que como un de talfor­maque: puesto que la universalidad no sepuede concluir de la máxima, se puedes610 presentarla indirectamente a la eva­luación que se hace de ella.

El mismo tipo es el qu~ explica inclu­so la introducci6n, en la problemática éti­ca, de una idea que no parece obvia: lade una naturaleza suprasensible. Si noexistiera el «como si fuera una naturale­za mecánica.. para transferir la legaliza­ción del dominio del conocimiento al do­minio moral, la Idea de un ..todo de seresrazonables prácticos» no tendría ningu­na pertinencia en este último dominio, yal mismo tiempo, por un ..pasaje.. suple­mentario la Idea de una sociedad cosmo­polita tampoco la tendría en el dominiohistórico-político. Puesto que hay una le­gislación de ese tipo la naturaleza super­sensible no solamente es el objeto de unaIdea posible, sino que puede ser presenta­da como arquetípica (urbildlische) por unanaturaleza ect ípica (nachgebildete) , qu~ es

Ocurre lo mismo para otro "pasaje» nomenos eminente, que Kan t llama tipo enla " típica del juicio puro práctico" en elsegundo capítulo de la Analitica de la ra­

zón pura prtÚtica." Ahí se dice que «si lamáxima acción no es de tal índole quesostenga las pruebas con la forma de unaley de la naturaleza en gene ral, ent onceses imposible moral mente... ¿Por qué ?-As! juzga - escribe Kant- hasta el en­tendimiento más vulgar: pues la ley de laNJluraÚZ4 se halla siempre en la base detodos sus juicio más ordinarios, inclusolos de experienc ia ... C uan do es precisoevaluar lo hecho o lo que habrá de ha­cerse , el entendimiento que, prosigueKant, - tiene, pues, e ley siempre a lamano.., hace -de quella ley de la NJlura/e­

za sólo el tipo de una ley tú la libertad». Notran sporta al dominio ético las intuicio­nes, ino impleme nte la forma de la Ce­sdrmlissigúit Id lo ' a la med ida de la ley',digamos: de 1 legali ci én ] en general.Este vp j .. es por con iguiente habi-tual, pero ¿por qué le exige que im-plante un p óji beza de playa del n tur e en el dominio de la líber­

1 d? Existe un tipo porque, a falta de él,

escribe Kan t, 1 ley d la razón pura prác­tic no tendría «uso en la aplicación...u

C uan do 1 ley es teoréti c , el esquema seene rg de 1 pli cién al dato intuiti­vo, 1 cual guí al juicio que determinaque vcl ro que hay ecuo". Pero en el do­minio pr ctico, el j uicio debe regular

parti r de 1 Ide del 'Bien y no hay es­quem p 1 Ide . •Bajo la ley de líber­t d (como c usalidad no condicionada

n iblemente) y, por lo tanto, tam biénbajo el concepto mencio nado, no puedeponerse ningu na intuición , por consi­guiente, ningún esquema para su aplica­ción in conatto ... Lo que constituye un pa­saje no es pues la forma de la intuicióno esquema , sino la forma de la ley, o másaún , de la Gtsttzm4ssigúit . El juicio éti­co toma prestada esta forma venida des­de lo teórico para guiarse cuando le espreciso establecer el caso: -Pregúntate ati mismo si la acción que te propones, asuponer que debiera acontecer según una

" Immaoud KAnt. Qilipt* t. rm- JirwIit¡w. (1788).trad . fr. Pava, Parú, PUF , 1943 , p. 70 Y... [Existenvariu veniooa en C&IId1ano. TomarelDCll la de EmilioMiñana y v i1lagrua y Manud Garda MOlmte: ManudK&nt , CriIW 4ot. ...... f1récIW. Madrid. Eapua-caJ pe. 3a.ed., 1984, p. 101 Y" .I

os /w.• p. 104.

....

--

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. , " d

2t Man uel Kant .una diferencia quetard , .. cncLlClllra ll"""aIm""ah( donde laju icio rdIl=ziol....1

IS nitL . p. •

• lft¿.• p. 301 .27 l ft¿.• I 70. 171. In .a nitL . p. 297. •11 nitL . p. 301.

«falta de lo prin cipio del derecho- de laAntinomia de 1 primera Critica, que eljuicio reflexionan te deberá rvirse í

mismo de principio- ." y dice ahí , enla prol ongaci6n de l -ccncili ci6n» en­tre las do panes en l primera CrilUa,que tal conciliaci6n es po ible entre unatesis finali t y l antítesis mecanici ta,entre 1 tesis de l n turaleza y 1 del

mundo, porque l prime , que es la d1 f ultad de juzgar, propiamente reíle­xionante, .aut6nom . ,23 no qu it nadaal u «hereréeomo de l f¡ cult d de­terminante que d fiend l parte dver­sari . El nombre que 11 v est rranci6n , es el de . h ilo co nd uc to r»(úitfaden). 27 El hiJo conductor es la rna­nera en qu e el jui io reO xion Ole, ten -to sin dj dila f¡ co 1t1V, pi nd I • p n-contrar en cll un ord n pre upo n li­b ent d ir, jue­

n . i l hiloy un fin id

p n t r diremo un obj 10 :

u i (¡ rd fin)ni u J no m-trib uir. d nin •n

iones apart . Si mu t transi Ole, es por­que 8 mism o es lo I f¡ ult d de juz­gar , l critica, y que é t 1610 puede di­lucidar en la medid en qu e debe pod rintervenir en tod as 1 isl d c::l rchipié­lago, sólo si, por lo meno di , . psin regla, -antes» d la regl s - anal6gi­camente o po r otro medio - , para en­tonces establecerl as . O

22 tu«, p. 212.23 /húJ., p. 212.

«condiciones del fenómeno». -No tenía­

mos otro objeto [en lo matemático tras­cendental] que el de fenómeno.»22 Aho­

ra bien, ni una ni otra parte puedenpresentar objeto tal , porque u frase esuna frase de Idea, y no un concepto delentendimiento. Pero con las antinomidinámicas (las de la libertd y las delsupremo) se abre una «pcsibllid d tot ­mente nueva». Ahí «respecto del litigio enque se halla envuelta la razón y que, ha­biendo sido puesta a un lado [... ] consi ­derando que el juez completa la deficien­cia (ergánzt den Mange!) de lo fundamentode derecho (der Rt&htsgündl) que se habfannegado a ambas partes [en las dos prime­

ras antinomias], puede condlÜJrst [untransacción, vergltz&htn] a satisfacción (Ge­nugtunng) de ambas- .23

En suma, no se trata de otra cosa quede la exposición de las condiciones de lasíntesis de lo heterógeneo. Pero está he­cha de tal manera que queda claro queesta síntesis no es de derecho, y qu e eljuez transige aquí sin que lo autorice re­gla alguna, más que el principio de quela heterogeneidad debe ser respetada afir­

mativamente. Se trata de ese caso preci­samente en la resolución de la an tinomiade la razón práctica en la resolución dela antinomia del gusto, y eminentemen­

te en la resolución de la antinomia de lafacultad de juzgar en los S69-71 de la ter­cera Crítica. Eminentemente, puesto queahí se nos dice, en la prolongación de la

20 Sigo el texto en la versión castellana de Losada quehemos tomado como referencia, la traducción textual deltexto de Lyotard cambia sustancial y definitivamente lostérminos. Diría "no da ninguna regla susceptibl e de dLfi­n;aón ni txamnI . " (N . del t. )

21 .Ibid., p. 211 Y ss.

ción .»20 De ese algo evanescente Kanthace una creación de la imaginación.Pero este imaginario no es una Idea deimaginación, es un ideal, y de la sensibi­lidad, porque es una especie de esquema,un «como si» esquema, de la idea de ima­ginación en el dominio (¿o el campo?) dela experiencia sensible. Tampoco en este

caso se trata de una regla, sino de un«como si.. regla, un transporte regulador

de la imaginación a la sensibilidad. Yademás hay , incluso, y más simplemen­te, la propia Idea de imaginación, queestá constituida sólo en un pasaje por in­versión de la razón a la imaginación: in­tuición sin subrayar la importancia de ese«pasaje» para hacer que la teleología sub­jetiva se comunique con la teleología ob­jetiva.

Volveremos a encontrar otras en elcampo histórico-político. Sin embargo,una observación más acerca del archipié­lago. En la observación final sobre la so-

.lución de las ideas trascendentales-mate­máticas y observación preliminar sobrela solución de las ideas trascendentales di­námicas," Kant observa que cuando setrata de elegir entre las primeras, el juezestá obligado a colocar las partes espal­da con espalda, puesto que sólo puedenpresentar como objeto capaz de legitimarsus frases respectivas, tesis y antítesis, las

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