Javier Aguillón Martínez - Dirección General de ... · Otra de sus metas como investigador es...

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29 ¿cómoves? Foto: Adrián Bodek Personalmente de aserrín, que no sólo se desperdiciaba sino que es un material inflamable y por lo tanto peligroso. Les expliqué que con ese desecho podían obtener electricidad tanto para su industria como para 15 mil familias y ya estamos trabajando en el proyecto”, comenta. Javier Aguillón está convencido de que los ingenieros mexicanos pueden crear tecnologías viables que resuelvan proble- mas industriales y ha pasado buen tiempo tratando de convencer a las empresas e instituciones de ello. También trata de transmitir esas ideas a sus alumnos; ade- más de proporcionarles herramientas ma- temáticas, les enseña a hacer proyectos donde las apliquen. “Imparto varias ma- terias, pero enseñar termodinámica es importantísimo, quizá porque debe apli- carse a problemas específicos y pueden construirse máquinas siguiendo una serie de especificaciones. Es, además, diverti- do, pues cuando los estudiantes constru- yen máquinas brincan de gusto”. No debe ser gratuito que los alumnos llamen cari- ñosamente a esta materia “termodia- bólica”. Para finalizar, Javier Aguillón invita a los jóvenes lectores a interesarse en las ingenierías. “Descubrí en Francia que los planes de estudio de la UNAM están a la altura del primer mundo. Sólo se necesita talento y perseverancia”, concluye. Autorretrato. Soy muy sociable y apasiona- do pero no expreso fácilmente mis emo- ciones. Soy enérgico en los aspectos académicos. Mi esposa y mi hija son un so- porte importantísimo en mi vida. Manía. Reparar todos los aparatos de mi casa. Gustos artísticos. Me gustan la danza y la música clásica. Durante el doctorado, fui tenor en la coral de la Universidad de Compèigne, en Francia. Deportes. A lo largo de la carrera practiqué el judo; creo que eso me forjó y disciplinó. Jóvenes. Me gusta compartir con ellos. Pien- so que debemos motivarlos y darles op- ciones. LA VIDA de Javier E. Aguillón se ha ca- racterizado por la perseverancia y el ta- lento. Los mismos ingredientes con los que, siendo niño, elaboró una lámpara con un esqueleto de cabra y usa hoy para di- señar y construir sus prototipos tecnoló- gicos para la producción de energías alternas. Visitar a Javier Aguillón en su cubí- culo del Instituto de Ingeniería de la UNAM es abrir una caja de sorpresas pues es un conversador excepcional que, con gran entusiasmo, comparte tanto sus lo- gros como sus metas. Nació en Mérida, Yucatán, en 1966, pero creció en la Ciudad de México. “Mi mamá se dedica al hogar y mi papá es Francisco Aguillón, periodista de asuntos políticos del periódico El Universal —ex- plica—. Ellos nos dieron toda la libertad a mis hermanos y a mí, pero también nos enseñaron la disciplina, el valor de la amistad y la honestidad”. En efecto, esa disciplina lo llevó a di- señar y construir en un año un prototipo tecnológico, objeto de su tesis de docto- rado. “Me ayudaba un técnico, y algunos días mi esposa también, manejando una grúa indispensable para el armado“. A los 30 años —en 1996— ya se había docto- rado en ingeniería en procesos industria- les en la Universidad de Tecnología de Compiègne, en Francia, y había realizado una instalación piloto de una caldera de lecho fluidizado (tecnología para produ- cir energía) para una constructora france- sa de vagones para el servicio del metro. Quizá su dedicación a la ciencia co- menzó cuando cursaba la secundaria, en el laboratorio de electrónica, y experimen- tó un terrible toque con un circuito. “Des- de ese momento quise conocer cómo se produce la energía, qué elementos y pro- cesos intervienen en ese fenómeno”; en Javier Aguillón Martínez Concepción Salcedo fin, esas y otras preguntas que ahora se plantea al investigar tecnologías que operan con biomasa, o al estudiar bombas de calor por absorción. Hoy, a sus 34 años, es uno de los investigadores del Insti- tuto de Ingeniería de la UNAM más comprometidos en resol- ver problemas de los procesos industriales diseñando, adap- tando e innovando tecnología para las em- presas mexicanas. De igual manera asesora a las industrias para que puedan crear nuevos sistemas de aseguramiento de calidad y seguridad en normas inter- nacionales, y abran caminos para la com- petitividad internacional. Otra de sus metas como investigador es vincularse con la comunidad mexicana para ayudar a mejorar los procesos de pro- ducción. En este sentido, asesora a los pobladores de San Juan Nuevo, Mi- choacán, en el diseño y construcción de una planta de energía a partir de desechos como el aserrín. “Ellos fabrican muebles y al hacerlo generan grandes cantidades Perseverancia y talento

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29¿cómoves?

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Personalmente

de aserrín, que no sólo se desperdiciabasino que es un material inflamable y porlo tanto peligroso. Les expliqué que conese desecho podían obtener electricidadtanto para su industria como para 15 milfamilias y ya estamos trabajando en elproyecto”, comenta.

Javier Aguillón está convencido de quelos ingenieros mexicanos pueden creartecnologías viables que resuelvan proble-mas industriales y ha pasado buen tiempotratando de convencer a las empresas einstituciones de ello. También trata detransmitir esas ideas a sus alumnos; ade-más de proporcionarles herramientas ma-temáticas, les enseña a hacer proyectosdonde las apliquen. “Imparto varias ma-terias, pero enseñar termodinámica esimportantísimo, quizá porque debe apli-carse a problemas específicos y puedenconstruirse máquinas siguiendo una seriede especificaciones. Es, además, diverti-do, pues cuando los estudiantes constru-yen máquinas brincan de gusto”. No debeser gratuito que los alumnos llamen cari-ñosamente a esta materia “termodia-bólica”.

Para finalizar, Javier Aguillón invita alos jóvenes lectores a interesarse en lasingenierías. “Descubrí en Francia que losplanes de estudio de la UNAM están a laaltura del primer mundo. Sólo se necesitatalento y perseverancia”, concluye.

Autorretrato. Soy muy sociable y apasiona-do pero no expreso fácilmente mis emo-ciones. Soy enérgico en los aspectosacadémicos. Mi esposa y mi hija son un so-porte importantísimo en mi vida.

Manía. Reparar todos los aparatos de mi casa.Gustos artísticos. Me gustan la danza y la

música clásica. Durante el doctorado, fuitenor en la coral de la Universidad deCompèigne, en Francia.

Deportes. A lo largo de la carrera practiquéel judo; creo que eso me forjó y disciplinó.

Jóvenes. Me gusta compartir con ellos. Pien-so que debemos motivarlos y darles op-ciones.

LA VIDA de Javier E. Aguillón se ha ca-racterizado por la perseverancia y el ta-lento. Los mismos ingredientes con losque, siendo niño, elaboró una lámpara conun esqueleto de cabra y usa hoy para di-señar y construir sus prototipos tecnoló-gicos para la producción de energíasalternas.

Visitar a Javier Aguillón en su cubí-culo del Instituto de Ingeniería de laUNAM es abrir una caja de sorpresas pueses un conversador excepcional que, congran entusiasmo, comparte tanto sus lo-gros como sus metas.

Nació en Mérida, Yucatán, en 1966,pero creció en la Ciudad de México. “Mimamá se dedica al hogar y mi papá esFrancisco Aguillón, periodista de asuntospolíticos del periódico El Universal —ex-plica—. Ellos nos dieron toda la libertad amis hermanos y a mí, pero también nosenseñaron la disciplina, el valor de laamistad y la honestidad”.

En efecto, esa disciplina lo llevó a di-señar y construir en un año un prototipotecnológico, objeto de su tesis de docto-rado. “Me ayudaba un técnico, y algunosdías mi esposa también, manejando unagrúa indispensable para el armado“. A los30 años —en 1996— ya se había docto-rado en ingeniería en procesos industria-les en la Universidad de Tecnología deCompiègne, en Francia, y había realizadouna instalación piloto de una caldera delecho fluidizado (tecnología para produ-cir energía) para una constructora france-sa de vagones para el servicio del metro.

Quizá su dedicación a la ciencia co-menzó cuando cursaba la secundaria, enel laboratorio de electrónica, y experimen-tó un terrible toque con un circuito. “Des-de ese momento quise conocer cómo seproduce la energía, qué elementos y pro-cesos intervienen en ese fenómeno”; en

Javier Aguillón Martínez

Concepción Salcedo

fin, esas y otras preguntas queahora se plantea al investigartecnologías que operan conbiomasa, o al estudiar bombasde calor por absorción.

Hoy, a sus 34 años, es unode los investigadores del Insti-tuto de Ingeniería de la UNAMmás comprometidos en resol-ver problemas de los procesosindustriales diseñando, adap-tando e innovando tecnología para las em-presas mexicanas. De igual maneraasesora a las industrias para que puedancrear nuevos sistemas de aseguramientode calidad y seguridad en normas inter-nacionales, y abran caminos para la com-petitividad internacional.

Otra de sus metas como investigadores vincularse con la comunidad mexicanapara ayudar a mejorar los procesos de pro-ducción. En este sentido, asesora a lospobladores de San Juan Nuevo, Mi-choacán, en el diseño y construcción deuna planta de energía a partir de desechoscomo el aserrín. “Ellos fabrican mueblesy al hacerlo generan grandes cantidades

Perseverancia y talento