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Karl Jaspers, testigo de nuestro tiempo. Su pedagogía existencial por RICARDO MARIN IBANEZ El 26 de febrero murió una de las má- ximas figuras del existencialismo. De los «cuatro grandes» de la filosofía de la exis- tencia, Heidegger, Marcel, Sartre y Jaspers, éste ha sido el primero en dejar acabada su «esencia», su trayectoria vital. Su reciente fallecimiento nos ha movido a una rápida meditación sobre su pensa- miento y su pedagogía existencial. DINAMICA DE SU PENSAMIENTO Si algo pretendió siempre Jaspers, a lo largo de sus densos ochenta y seis años de vida, ha sido dar su palabra personalísima ante las situaciones vitales en que se vio inmerso. Razón y existencia es una de sus obras más características. La existencia y la razón están en una dramática comunica- ción difícil, pero los dos elementos son la clave para entender la incierta vida humana. La vida sin pensamiento o la meditación sin la vida, no son propiamente ni vivir, ni meditar, para Jaspers. Los títulos de algunas de sus obras ver- tidas al castellano son bien sintomáticos. En Ambiente espiritual de nuestro tiempo, es el médico que diagnostica con visión clínica aguda el estado de nuestra socie- dad. Origen y meta de la historia es una defensa de la libertad radical del hombre ante la página en blanco del futuro, frente a interpretaciones deterministas. La fe filosó- fica estudia las relaciones entre la fe y la investigación racional, desde su original posición. La filosofía desde el punto de vista de la existencia pondrá, como tantas otras suyas, el centro de su meditación en el qui- cio arriesgado de la vida humana. La bomba atómica y el futuro del hombre es un enfren- tamiento lúcido, insospechado, con un te- ma que a todos nos afecta. En todo momento no rehuyó su posición personal, independiente, responsable. Miró cara a cara los hechos, escuchó todas las voces y tradujo cuanto pensaba, hasta sus incertidumbres, con una agudeza y una valentía nada frecuentes. Esto no le restó tiempo ni fuerzas para dejarnos obras definitivas en el pensamien- to del siglo XX. Su Filosofía es una de las más representativas. Teorías como la co- municación o la situación límite, por citar alguna, han tenido una universal acepta- ción, y corren ya en las plumas de todos. Quizá su pensamiento pudiera sintetizar- se en una frase suya. Más que un abstracto «tratar del ser», lo que pretende es «tratar de ser». De ser él mismo y de que los demás sean ellos mismos. Por eso busca, entre los relativismos que acaban aniquilando toda verdad, y los dogmatismos que quie- ren imponerla indiscrinninadamente a todos, su certidumbre existencial. No hay otras verdades, dice, pero hay verdades de los 34

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Karl Jaspers, testigo de nuestro tiempo.

Su pedagogía existencial por RICARDO MARIN IBANEZ

El 26 de febrero murió una de las má-ximas figuras del existencialismo. De los«cuatro grandes» de la filosofía de la exis-tencia, Heidegger, Marcel, Sartre y Jaspers,éste ha sido el primero en dejar acabadasu «esencia», su trayectoria vital.

Su reciente fallecimiento nos ha movidoa una rápida meditación sobre su pensa-miento y su pedagogía existencial.

DINAMICA DE SU PENSAMIENTO

Si algo pretendió siempre Jaspers, a lolargo de sus densos ochenta y seis años devida, ha sido dar su palabra personalísimaante las situaciones vitales en que se vioinmerso. Razón y existencia es una de susobras más características. La existencia yla razón están en una dramática comunica-ción difícil, pero los dos elementos son laclave para entender la incierta vida humana.La vida sin pensamiento o la meditaciónsin la vida, no son propiamente ni vivir, nimeditar, para Jaspers.

Los títulos de algunas de sus obras ver-tidas al castellano son bien sintomáticos.En Ambiente espiritual de nuestro tiempo,es el médico que diagnostica con visiónclínica aguda el estado de nuestra socie-dad. Origen y meta de la historia es unadefensa de la libertad radical del hombreante la página en blanco del futuro, frente a

interpretaciones deterministas. La fe filosó-fica estudia las relaciones entre la fe y lainvestigación racional, desde su originalposición. La filosofía desde el punto de vistade la existencia pondrá, como tantas otrassuyas, el centro de su meditación en el qui-cio arriesgado de la vida humana. La bombaatómica y el futuro del hombre es un enfren-tamiento lúcido, insospechado, con un te-ma que a todos nos afecta.

En todo momento no rehuyó su posiciónpersonal, independiente, responsable. Mirócara a cara los hechos, escuchó todas lasvoces y tradujo cuanto pensaba, hasta susincertidumbres, con una agudeza y unavalentía nada frecuentes.

Esto no le restó tiempo ni fuerzas paradejarnos obras definitivas en el pensamien-to del siglo XX. Su Filosofía es una de lasmás representativas. Teorías como la co-municación o la situación límite, por citaralguna, han tenido una universal acepta-ción, y corren ya en las plumas de todos.

Quizá su pensamiento pudiera sintetizar-se en una frase suya. Más que un abstracto«tratar del ser», lo que pretende es «tratarde ser». De ser él mismo y de que los demássean ellos mismos. Por eso busca, entrelos relativismos que acaban aniquilandotoda verdad, y los dogmatismos que quie-ren imponerla indiscrinninadamente a todos,su certidumbre existencial. No hay otrasverdades, dice, pero hay verdades de los

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otros. Porque la verdad está enlazada a laautenticidad del que la sostiene. Porque lavida no se logra con verdades abstractas.Estas no configuran mi ser. Más que hablarpara que le repitan, su palabra quiere sersuscitadora de lo mejor de cada cual. Ayu-darle a ser él mismo en la plenitud de suexistencia.

Jaspers pudo conocer la realidad desdevarias perspectivas fundamentales. Comen-zó los estudios de jurisprudencia, pasó amedicina y se especializó en psiquiatría.Su Psicopatología general causó un impactoenorme entre los pensadores. En 1919,ocho años antes de Ser y tiempo, de Hei-degger, que se tiene como el pórtico delexistencialismo, Jaspers publicaba su Psi-cología de las concepciones del mundo, re-veladora de su tránsito hacia una filosofíaexistencial, cuya línea no abandonará ja-más. Incluso cuando publique obras am-biciosas, como su Filosofía lógica: sobre laverdad, seguirá en su empeño de tratar, másque de la verdad impersonal, de la autenti-cidad existencial; más que de la verdadque se expone, «de la verdad que se es».

El esquema de su pensamiento puede ver-se en su Filosofía. Desde el «mundo» quenos ayudan a interpretar las ciencias, hayque avanzar hasta sí mismo, clarificandolas auténticas posibilidades de la «existen-cia» de cada cual. Y desde sí mismo hay quesaltar a la «trascendencia» que supera, jus-tifica y fundamenta la propia existencia.Aunque la inevitable búsqueda del másallá vaya en él acompañada de un fracasoradical.

A fuerza de generosidad, en sus páginasaparecen, traducidas a su peculiar lenguaje,no siempre fácil, todas las corrientes y to-das las interpretaciones de la realidad. Dealgún modo, como en una obra teatral,cuenta con las actitudes opuestas, las aco-ge, las hace motor de su pensamiento. Soncomo dispares rayos cárdenos que ilumi-nan momentánea y contradictoriamentenuestro vivir más personal.

Su grandeza y su limitación mayor le vie-ne de esta actitud dual. La vida está hechade tesis y de antítesis sin tregua. La sínte-sis personal, casi exclusiva de cada cual,tiene más valor por el coraje que pongamosal adoptarla que por su intrínseca consis-tencia.

Para entrar en sus páginas creo que re-sulta interesante leer estas paradójicas pa-labras suyas en el prólogo a la obra KarlJaspers, escrita por Mikel Dufrenne y Paul

Ricoeur: «Los autores, buenos conocedo-res de mi pensamiento, denuncian las con-tradicciones de método y doctrina que pa-recen imposibilitar toda mi aventura filosó-fica. Y no son contradicciones pasajeras;son fundamentales, inseparablemente uni-das al conjunto. Creo que se aporta muchaluz subrayándolas. Contra esas contradic-ciones no hay otro remedio que tomar plenaconciencia de ellas y asumidas en el pen-samiento.»

Tal vez por esto sea, como ha querido,un testigo excepcional de nuestro tiempo.

REFLEXIONES JASPERSIANASSOBRE LA EDUCACION

Su primer acercamiento al tema educa-tivo lo realiza desde el ángulo de la psi-quiatría.

Desde la Psicopatología general, y en todasu obra, Jaspers ha dedicado algunas pá-ginas, no muy abundantes, a tratar explíci-tamente el problema de la educación, ymuchas, muchísimas, sugerentes, inspira-doras para una pedagogía existencial.

Para curar al enfermo, Jaspers recurre atodos los procedimientos terapéuticos psi-quiátricos, y entre ellos la educación, juntoa los clásicos de la sugestión, los catárticoso del trabajo.

En el momento de reemplazar un nuevomodo de vida, el enfermo recurre al médicocon objeto de recibir su dirección y some-terse a un plan rigurosamente detallado,que hay que mantener estrictamente, paraponer pie firme en la vida social.

La delicada y nueva influencia del médicosobre el enfermo, recibe el nombre de edu-cación (1). El médico entonces tiene quehacer un llamamiento a la personalidad delenfermo, para que asuma sus propias de-cisiones y responsabilidades. Pero paraesto es preciso que el enfermo sepa de bocadel médico su real estado, tiene que alcan-zar así, a través del informe médico, el auto-esclarecimiento de su situación. Sobre todo,el médico tiene que dirigirse a la voluntad

(1) Psicopatologia general, p. 946.

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del paciente para fortalecerla, confiar enella y estimularla al autodominio.

Esta llamada educativa para desplegarla fuerza de sí mismo, tiene un perfectocolofón cuando termina Jaspers el aparta-do sobre «Métodos con apelación a la per-sonalidad misma», transcribiendo una par-te de la escena en que Macbeth pide al mé-dico que cure el alma de la lady enferma. Yel médico cierra el diálogo con esta senten-cia, cara a Jaspers: «Eso tiene que sabercurarlo el enfermo mismo.»

Pero Jaspers, ganoso de investigar hastasu raíz los últimos problemas, no sólo uti-liza los medios educativos en la curacióndel enfermo mental, sino que se plantealos interrogantes máximos acerca de lapropia educación. Por eso inquiere sobreel «siempre vivo, el viejo problema de lasignificación y límites de la educación».

¿Hasta qué punto la educación puedeconfigurar la personalidad, y hasta qué pun-to viene predeterminada por la herencia ylas condiciones ambientales?

Para unos, la educación es omnipotentey cita la esperanzada y utópica frase deLessing: «Dadnos la educación y cambia-remos en menos de un siglo el carácter deEuropa.»

Para otros todo es congénito, el individuono hace sino seguir la carga de las preté-ritas generaciones a través de la herencia.Ahí quedan soterrados los instintos prima-rios, malamente encubiertos por la capa dela educación.

Jaspers entre ambas posiciones quieremediar, como suele, es decir, integrándolascon todas sus explosivas virtualidades.Para él, la educación sólo puede desarro-llar lo que existe ya en potencia, y no puedeir más allá de lo congénito. Pero inmedia-tamente cobra nuevo sesgo su pensamien-to: «nadie conoce las posibilidades quedormitan en el hombre» (2). Por eso la edu-cación alcanza resultados insospechados,de ahí que puedan transformarse los indi-viduos y los pueblos más allá de límites pre-visibles. Nadie, pues, tiene por qué esta-blecer barreras a priori en la educación, sólopuede consignar las que en ocasiones de-terminadas hayan sido comprobadas. Locual significa que partiendo de la tesis ini-cial de que fundamentalmente somos por

(2) Psicopatología general, p. 822.

la herencia, la historia y el medio; terminaafirmando que la educación puede llegarmás allá de todo límite previsible.

En Ambiente espiritual de nuestro tiemposu tratamiento del problema educativo esmás explícito y dilatado.

Al plantearse el Sentido de la educa-ción (3), afirma que el hombre se forja porla herencia biológica y por la tradición. Laeducación es esta herencia histórica «quese reitera en cada individuo».

La educación entonces adquiere la cate-goría de una segunda naturaleza y tiene unvasto sentido. Todo lo que forma y confi-gura espiritualmente al sujeto, adquiererango educativo, bien sea la educación me-tódica de los padres y la escuela, bien cuan-to oye y aprende en el medio ambiente enque vive.

Lo decisivo para cada sujeto en particu-lar es que la educación amplíe su horizontey le dé una visión de la totalidad, sin la cualno cabe hablar de una actitud auténtica-mente humana. Por la educación rompe elestrecho marco de su ambiente psicobio-lógico e ingresa en una auténtica cosmo-visión. Cosnnovisión tan esencial que ya enla Psicopatología general consideraba im-prescindible contar con ella para mover losresortes de la personalidad desintegrada.Sólo podremos arrancar una decisión va-liosa cuando se logre una profunda visiónunitaria del mundo en que se vive.

Pero esta imagen del universo en la quese instala el educando mediante la educa-ción, es más bien, recibida por el pedagogo,que críticamente fundamentada. El pedago-go quiere transmitir valores, quiere dar unabase firme sobre la que ha de vivir y traba-jar el educando, pero esa imagen total delmundo y de la cultura, no está tematizadaexplícitamente.

Lo grave es cuando esa imagen del todose desgarra entre concepciones dispares.Entonces la educación se torna tan inse-gura como los propios fundamentos en quese apoya. Y tiembla uno por la generaciónvenidera, puesto que, «la decadencia de laeducación sería tanto como la decadenciadel hombre».

En estas circunstancias la educacióntoma rumbos plurales. Para unos, rota latradición histórica no queda sino reducirla

(3) Ambiente espiritual de nuestro tiempo, p. 101.

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a técnicas, a la adquisición de conocimien-tos. Otros, quieren seguir transmitiendocomo única y absoluta una imagen vacilan-te. Los más se quedan perdidos entre losdatos y experimentos sin fin, que no nospueden dar la unidad perdida.

En estas condiciones la juventud gana unpapel preponderante, puesto que todo losustantivo del pretérito ha sido liquidado ysólo se confía en el futuro. Entonces se lesda a los jóvenes un papel de decisión antesignorado. «Es como si se exigiera a la ju-ventud que creara por sí lo que los maes-tros no poseen ya.» Así el fracaso es segu-ro, puesto que sólo puede haber impulsocreador cuando hay una raíz profunda enla continuidad con lo anterior.

En este desconcierto la educación ya noqueda reducida sólo a los jóvenes, sino quetambién tiene que estar configurando alhombre adulto. Y no se trata del puro apren-dizaje de conocimientos útiles en un mo-mento determinado, sino, nada menos, quede crear una nueva cultura, una nueva for-ma de vida, que viene a ser tanto como unrayo esperanzado, un «síntoma del abando-no del hombre en la demolición cultural dela época, cuya educación ha fracasado».

La educación corre el riesgo de masifi-carse. Entendiendo por esto no el que seuniversalice, sino que se quiere imponer ala educación un término medio gris. Asípretenden que se enseñe sólo lo más ur-gente para la vida, lo que tenga un carácterpráctico, inmediato; se impide toda severi-dad en la formación, toda distancia y jerar-quía, y, en general se «anula la posibilidaddel hombre por sí mismo responsable» (4).

El Estado tiene que tomar sobre sí comouna tarea fundamental, la educación de to-dos y en especial de la juventud, pero elEstado no puede sino traducir las exigen-cias masificadoras de los más.

A su vez, el Estado tiene que elegir entreuna educación para todos, con rasgos delpromedio nivelador, o una educación aris-tocrática, de minorías selectas. Por otraparte, sometido a los vaivenes de las pre-siones de grupos y partidos, no puede im-poner más criterio general que el de progra-mas o reglamentos, mientras las disensio-nes partidistas y personales privan a losniños del aire fresco y renovador, recreador

(4) Ambiente espiritual de nuestro tiempo, p. 105.

de sus personalidades, que les es debido.Se les atiborra de conocimientos con un«mero aprender que violenta sus energíassin dejar huella en su espíritu», se cultivala individualidad y se deforma la personali-dad. El niño así, no puede ingresar con piefirme y fe segura en el nuevo mundo.

A su vez el Estado lucha entre la libertadde enseñanza que puede terminar en anar-quía y la formación unitaria, violenta, queparaliza toda espontaneidad espiritual. Hayque elegir entre la uniformidad estatal y laheterogeneidad sin dirección. Entre una yotra no hay receta posible. Lo grave es queno se puede prescindir del Estado y que elEstado no puede propiamente crear nada,sólo proteger o destruir lo ya existente. Entodo caso, tenemos que distinguir perfecta-mente de lo que a todos es accesible, lo quesólo corresponde a la élite, al grupo esfor-zado de los mejores.

En la Filosofía, entre las numerosas pá-ginas con claro acento formativo, práctica-mente todas, o al menos las de la «Aclara-ción de la existencia», tendremos que desta-car especialmente como dignas de un co-mentario especial las del capítulo undé-cimo «Pretensión de la cognoscibilidad delhombre y su historia y su grandeza perso-nal» (apartado c) «Valor de las formas dela grandeza humana».

Jaspers que, lógicamente, dada su filo-sofía existencial, tenía que inclinarse porel valor de las personalidades en la Histo-ria, siente un desdén por los modelos abs-tractos, como aquellos que en la épocahelenística se entretenían en forjar estoicosy epicúreos. Lo que importa es el hombreindividual, sea modelo a imitar que atraeexigiéndonos lo mejor de nosotros, o con-trafigura a evitar. «El individuo llega a sersí-mismo por la manera como sigue y re-chaza» (5).

Lo que no puede aceptar Jaspers es quela pura observación psicológica o socioló-gica aniquile los ideales y quiera suplirlosconvirtiendo lo normal en normativo, lo me-diocre en lo justo, lo real en ideal, el hechoen valor.

El, oscilando siempre en el doble planodesde el que hay que leer todas sus líneas,nos dice «lo que sea realmente el hombre,

(5) Filosofía, p. 307.

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lo que también quisiera ser, sería la verda-dera humanidad» (6).

La gravitación que ejercen sobre nuestrasaspiraciones las grandes figuras del pre-sente, y sobre todo del pasado, es uno delos grandes resortes educativos. «Los hom-bres superiores son —dice— el criterio paraaquello que debiera ser posible para mí.»El ser yo mismo queda determinado por lacategoría de los hombres con que me tro-piezo en la vida, pero sobre todo por la tallade los hombres con que yo establezco con-tacto y me hablan desde el pasado. Yo al-canzo a ser lo que soy por aquellos con losque dialogo.

De estos ejemplares, destaca Jaspers lostipos positivistas: «el investigador, el in-ventor, el organizador» y los tipos idealis-tas: «el profeta, el sabio, el genio y el héroe».

Ante ellos, «nuestra vida no puede se-guir siendo lo que es, sino que tiene queexaltarse o menospreciarse» (7).

Sin embargo, esta función ejemplar delos tipos ideales, puede aplastar con sugrandeza nuestra propia existencia. O noslimitamos a contemplar al santo, al sabio,al héroe o al artista con una admiración dis-tante, estática, incomprometida. Entoncesla existencia queda fría, pálida, infecunda.

No puede haber un ideal previo que nosconfigure, ni una personalidad determinadaa la que tuviéramos que imitar servilmente.Lo importante es la voluntad de ser mí mis-mo, en perenne trascender. Lo interesantees «la voluntad de llegar a ser por completo,que mantiene su ser abierto para las reali-dades y posibilidades mientras viva» (8).

Para Jaspers, la educación queda defi-nida como «la posibilitación, en continuidadhistórica, de llegar a ser humano en el sersí-mismo» (9).

«Los mejores, en el sentido de la noblezadel ser humano, no son los bien dotadosque podrían seleccionarse, ni tipos racialesque pudieran fijarse antropológicamente, nisiquiera hombres geniales capaces de crearobras extraordinarias, sino, entre todos,aquellos que son ellos mismos» (10).

Todo el pensamiento jaspersiano se mue-ve en el doble plano ontológico y ético. Laslíneas del ser y la del deber-ser, de tal ma-

Filosofía, p. 309.Filosofia, p. 312.Filosofía, p. 317.Ambiente espiritual de nuestro tiempo, p. 106.Ambiente espiritual de nuestro tiempo, p. 189.

nera se interfieren en sus páginas, que to-das ellas exigen una lectura simultáneadesde esa doble perspectiva. Por ello, aun-que las explícitas formulaciones en el planoético y pedagógico sean, ya que no ausen-tes, sí muy escasas; todo su pensamientopuede ser interpretado desde un ánguloformativo. El ser es más que un dato unaconquista. Los capítulos de sus obras son,más que descripciones de realidad, incita-ciones para lograrla (11).

De ahí su perenne sugerencia para unapedagogía existencial, que tendrá que es-cucharle, si bien, siguiendo su propio mé-todo, para trascenderlo pronto.

DATOS BIOGRAFICOS

Nace el 23 de febrero de 1883 en Oldemburgo.Comenzó los estudios de Jurisprudencia, pasó a

Medicina y se especializó en Psiquiatría. Fruto deeste período es su: Psicopatología general, de 1913.

En 1919 publica Psicología de las concepciones delmundo, reveladora de su tránsito hacia la Filosofíaexistencial.

En 1921 obtuvo Cátedra de Filosofía en la Univer-sidad de Heidelberg.

En 1937, en la campaña antijudía, fue destituido.Pasó a explicar a la Universidad de Basilea.

Su obra clave es: Filosofía, de 1932, que es la me-jor exposición y resumen de todo su pensamiento.Destacamos también, por su ambición especulativa:Filosofía lógica: sobre la Verdad, de 1947.

OBRAS DE KARL JASPERS

Allgemeine Psychopathologie. Springer Verlag. Berlín,1913.

Psychologie der Weltanschauungen. Springer Verlag.Berlín, 1919.

Strindberg und van Gogh. Berna, 1921.Max Weber, Gedachtnierede, Mohr. Tubinga, 1920.Die idee der Universität. Springer. Berlín, 1923.Die Geistige Situation der Zeit. Walter de Gruyter,

Berlín, 1931.Max Weber, Deutsches wesen im Politischen Denken,

im forschen und im Philosophieren. Stalling. 01-demburgo, 1932.

Philosophie. Springer, Berlín, 1932.Vernunft und Existenz. J. B. Wolters, Groninga, 1935.Nietzsche, Einführung in das Verständnis seines Phi-

losophierens. Walter de Gruyter, Berlín, 1936.Descartes und die Philosophie. Walter de Gruyter,

Berlín, 1937.Existenzphilosophie, Drei Verlesungen. Walter de

Gruyter, Berlín, 1938.

(11) «El hombre, para estar cierto de sí, tiene que exigirse másde si de lo que puede realizar, según las medidas de la existenciaempírica.» II, Existenzerhellung, «Philosophie», p. 298.

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Philosophische Logik, Band I. Von der Wahrheit. Piper,Munich, 1947.

Nietzsche und das Christentum. Piper, Munich, 1946.Der philosophische Glaube. Piper, Munich, 1943.Vom Ursprung und Ziel der Geschichte. Piper, Mu-

nich, 1949.Einführung in die Philosophie. Piper, Munich, 1950.Vernunft und Widervernunft in unserer Zeit. Piper,

Munich, 1950.Rechenschaft und Ausblick. Piper, Munich, 1951.Lionardo als Philosoph. Francke, 1953.Schelling. Grösse und Verhängnis. Piper, Munich,

1955.Die Frage der Entmythologisierung. Piper, Munich,

1955.Kleine Schule des philosophischen Denkens. Piper,

Munich, 1965.Die Atobombe un die Zukunft des Menschen. Piper,

Munich, 1958.Die Idee der Universität. Springer-Verlag, Heidelberg

y Berlín, 1946.Von Lebendigen Geist der Universität. Verlag Lambert

Schneider, Heidelberg, 1946.Die Schuldfrage. Verlag Lambert Schneider, Heildel-

berg, 1946 und im Artemis-Verlag, Zürich.Antwort an Sigrid Undset u. a. Aufsätze. Südverlag

Konstanz, 1947.Vom europäischen Geist. R. Piper & Co, Verlag, Mu-

nich, 1947.Unsere Zukunft und Goethe. Artemis-Verlag, Zürich,

und im Joh. Storm-Verlag. Bremen, 1948.Philosophie und Wissenschaft. Artemis-Verlag, Zü-

rich, 1949.

VERSIONES ESPAÑOLAS DE LAS OBRASDE KARL JASPERS

Psicopatología general. Versión de la 5.' edic. alema-na, por R. O. Saubidet y Diego A. Santillán, Ed. Beta.Buenos Aires, 1963.

Ambiente espiritual de nuestro tiempo. Trad. Ramónde la Serna. Ed. Labor, Barcelona, 1933.

Origen y meta de la historia. Trad. de F. Vela. Ed. Re-vista de Occidente. Madrid, 1950.

La fe filosófica. Trad. de J. Rovira Armengol. Ed. Lo-sada, Buenos Aires, 1953.

La Filosofía desde el punto de vista de la existencia.Versión de Einführung in die philosophie, por

J. Gaos. Ed. Fondo de Cultura Económica. Mé-xico, 1953.

La bomba atómica y el futuro del hombre. Versión deL. Castro. Ed. Taurus, Madrid, 1958.

Filosofía de la existencia. Trad. de L. Rodríguez Aran-da. Ed. Aguilar, Madrid, 1958.

Filosofía. Trad. por F. Vela, Ed. de la Universidad dePuerto Rico. Rev. de Occidente, Madrid. San Juande Puerto Rico, 1958.

Razón y existencia. Trad. de H. Kahnemann. Ed. Nova.Buenos Aires, 1959.Genio y locura. Ensayo de análisis patográfico com-

parativo sobre Strindberg, Van Gogh, Sweden-berg, Hölderlin. Trad. por A. Caballero, Ed. Agui-lar, Madrid, 1961.

Nietzsche. Traducción española por Emilio Estiu.Editorial Sud Americana. Buenos Aires, 1963.

OBRAS SOBRE KARL JASPERS

ASTRADA, CARLOS: La psicología de las cosmovi-siones en /a filosofía de Jaspers. Ensayos filosóficos.Bahía Blanca. Universidad Nacional del Sur, 1963.

DUFRENNE, M., y RICOEUR, PAUL: Karl Jaspers etla philosophie de l'existence. Ed. Du Seuil, París,1947.

FURGER, FRANS.: Struktur der Wahrheit bei KarlJaspers. Salzburgo, 1960.

MASI, G.: La ricerca della verità in K. Jaspers. Bo-lonia, 1953.

RICOEUR, PAUL: Karl Jaspers et Gabriel Marcel.París, 1947.

TILLIETTE, XAVIER: Karl Jaspers ou la foi incrédule.Desclée de Brouwer, París-Bruges, 1962.

- La foi philosophique et le langage des chiffres selon.Karl Jaspers. Casterman, París, 1961.

-Karl Jaspers. Théorie de /a vente. Métaphysique deschiffres. Foi philosophique. Aubier, París, 1960.

TONQUEDEC, J. DE: Une Philosophie existentielle:L'existence d'après Kar/ Jaspers. París, 1945.

Karl Jaspers, Werk und Wirkung (Zum. 80. Geburstagvon Karl Jaspers, 23 Februar, 1963. Hrsg. vonKlaus Piper). Munich, Piper Verlag, 1963.

BELLOCH ZIMMERMANN, JOSE: El existencialismode Karl Jaspers. Tesis Doctoral. Curso 1965-66. Fa-cultad de Filosofia y Letras. Universidad de Va-lencia.

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