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1 II JORNADAS DE ORIENTACION PARA PROFESORES Y ORIENTADORES UNIVERSIDAD POLITECNICA DE CARTAGENA 26 DE NOVIEMBRE DE 2008 ITINERARIO 2: GENERANDO AUTOCONTROL Y AUTOMOTIVACION El estrés, como factor ambiental que contribuye al deterioro de la memoria, constituye un problema significativo en la sociedad actual. En las décadas recientes, numerosos estudios en Neurociencias han demostrado que las experiencias estresantes pueden tener un impacto negativo en ciertas funciones cerebrales, contribuyendo al deterioro en las capacidades de aprendizaje y de memoria. UNIDAD CUERPO MENTE Comprender la unión que existe entre el cuerpo y la mente no debiera causarnos demasiados problemas si prestamos atención a las manifestaciones de nuestros pensamientos en nuestro cuerpo. ¿Quién no se ha ruborizado alguna vez al hablar en público, o ha sentido que las manos le sudaban al pensar en un examen próximo? La buena noticia es que una frase amable, un piropo o un proyecto agradable bastan para cobrar ligereza, llenarnos de energía, y sentirnos capaces de todo. Los demás entonces nos perciben ―luminosos, resplandecientes y en plena forma‖. Y sin embargo, unos minutos más tarde, una llamada de teléfono desagradable, una discusión o la perspectiva de una contrariedad, pueden transformar este profundo bienestar en un malestar insoportable y nos sentimos acabados psicológica y físicamente, quedando sumidos en un estado de estrés, de fatiga o de depresión, sintiéndonos más frágiles, más aptos para repetir que para aprender, menos resistentes a las infecciones y más sensibles al dolor. En el año 1940, Carl Gustav Jung uno de los fundadores de la Psicología Moderna- afirmaba que ―la separación entre la psicología y las premisas de la biología es puramente artificial, puesto que la psique humana vive en unión indisociable con el cuerpo‖. A esta realidad, empíricamente evidente, le ha llevado todo este tiempo para asentarse en los conceptos de la ciencia occidental. Recopilar datos, verificar su veracidad, formular hipótesis y buscar pruebas para sostenerlas, es un proceso largo y minucioso. Esta lentitud que a algunos exaspera, en realidad, honra al método científico ya que se busca minimizar los errores y las falsedades que pueden ser el producto de la premura o del interés comercial. Si consideramos la tarea científica en toda su amplitud, desde hace un siglo, las ideas en el campo de las relaciones entre el cuerpo y la mente progresan más bien rápido. Por no decir que, con el avance de las Neurociencias, las cosas parece que incluso se aceleran. Algunas intuiciones de las culturas tradicionales son explicadas racionalmente por nuestra cultura científica ya que el auténtico enfoque científico consiste en observar los hechos, intentar reproducirlos y tratar de comprender sus mecanismos. Ya comenzamos a aceptar la idea de que el psiquismo actúa sobre le cuerpo, y que, a cambio, el estado del cuerpo influencia los procesos cognitivos y

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II JORNADAS DE ORIENTACION PARA PROFESORES Y ORIENTADORES

UNIVERSIDAD POLITECNICA DE CARTAGENA – 26 DE NOVIEMBRE DE 2008

ITINERARIO 2: GENERANDO AUTOCONTROL Y AUTOMOTIVACION

El estrés, como factor ambiental que contribuye al deterioro de la memoria,

constituye un problema significativo en la sociedad actual. En las décadas recientes,

numerosos estudios en Neurociencias han demostrado que las experiencias

estresantes pueden tener un impacto negativo en ciertas funciones cerebrales,

contribuyendo al deterioro en las capacidades de aprendizaje y de memoria.

UNIDAD CUERPO MENTE

Comprender la unión que existe entre el cuerpo y la mente no debiera causarnos

demasiados problemas si prestamos atención a las manifestaciones de nuestros

pensamientos en nuestro cuerpo. ¿Quién no se ha ruborizado alguna vez al hablar

en público, o ha sentido que las manos le sudaban al pensar en un examen

próximo? La buena noticia es que una frase amable, un piropo o un proyecto

agradable bastan para cobrar ligereza, llenarnos de energía, y sentirnos capaces de

todo. Los demás entonces nos perciben ―luminosos, resplandecientes y en plena

forma‖. Y sin embargo, unos minutos más tarde, una llamada de teléfono

desagradable, una discusión o la perspectiva de una contrariedad, pueden

transformar este profundo bienestar en un malestar insoportable y nos sentimos

acabados psicológica y físicamente, quedando sumidos en un estado de estrés, de

fatiga o de depresión, sintiéndonos más frágiles, más aptos para repetir que para

aprender, menos resistentes a las infecciones y más sensibles al dolor.

En el año 1940, Carl Gustav Jung –uno de los fundadores de la Psicología Moderna-

afirmaba que ―la separación entre la psicología y las premisas de la biología es

puramente artificial, puesto que la psique humana vive en unión indisociable con el

cuerpo‖. A esta realidad, empíricamente evidente, le ha llevado todo este tiempo

para asentarse en los conceptos de la ciencia occidental. Recopilar datos, verificar

su veracidad, formular hipótesis y buscar pruebas para sostenerlas, es un proceso

largo y minucioso. Esta lentitud que a algunos exaspera, en realidad, honra al

método científico ya que se busca minimizar los errores y las falsedades que

pueden ser el producto de la premura o del interés comercial.

Si consideramos la tarea científica en toda su amplitud, desde hace un siglo, las

ideas en el campo de las relaciones entre el cuerpo y la mente progresan más bien

rápido. Por no decir que, con el avance de las Neurociencias, las cosas parece que

incluso se aceleran. Algunas intuiciones de las culturas tradicionales son explicadas

racionalmente por nuestra cultura científica ya que el auténtico enfoque científico

consiste en observar los hechos, intentar reproducirlos y tratar de comprender sus

mecanismos. Ya comenzamos a aceptar la idea de que el psiquismo actúa sobre le

cuerpo, y que, a cambio, el estado del cuerpo influencia los procesos cognitivos y

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las emociones. Estudios científicos de vanguardia indican que el concepto oriental

de energía es una realidad fisiológica, bioquímica y eléctrica, un soporte de

información que organiza la materia viva. Algunos investigadores han comprobado

que los campos electromagnéticos emitidos por el cuerpo posibilitan una

comunicación sutil e invisible entre los individuos que posibilita la empatía. Los

laboratorios de las Universidades más prestigiosas se interesan por la influencia del

amor y las emociones positivas en la buena salud del cuerpo y de la mente. Fluidez

y coherencia están en el centro de las investigaciones científicas y se exploran

nuevos modelos para definir al ser humano.

Para ejemplificar este proceso evolutivo del conocimiento, podemos citar como

ejemplo el cambio de criterio con respecto al funcionamiento del cerebro y del

sistema inmune defensivo. En realidad, luego de dos décadas de investigación

científica se ha concluido que existe una “unidad mente cuerpo” en la que los

neuropéptidos o mediadores químicos que actúan en la transmisión de los

mensajes entre las neuronas en el cerebro, también desempeñan la función de

transmitir mensajes en la mayoría de las células del cuerpo, ya sean inmunitarias,

digestivas o vasculares. De la misma manera, otros mediadores químicos

denominados citocinas que se encargan de transmitir mensajes entre las células

del sistema inmune defensivo, también llevan información a las neuronas y otras

células del cuerpo. De esta forma hemos comprendido el vínculo existente entre el

cuerpo y la mente: el cerebro es la sede donde se gestiona el proceso de

aprendizaje y se elaboran los pensamientos, y además ejerce una acción

permanente sobre el cuerpo, mientras que las informaciones que provienen del

cuerpo influyen a su vez, constantemente, en la actividad cerebral de aprendizaje y

elaboración del pensamiento. En el estado actual de nuestros conocimientos,

podemos identificar algunos elementos clave de la ―unidad mente cuerpo‖:

Cerebro: compuesto por 2 hemisferios (cerebro izquierdo y cerebro derecho) que juegan

papeles diferentes en la gestión de las emociones.

Sistema nervioso autónomo: transmite la información entre el cerebro y el resto del

cuerpo con la ayuda de nervios estimulantes (sistema simpático) o calmantes (sistema

parasimpático). El simpático domina durante el día y su función es la de activar y acelerar al

organismo para que pueda enfrentar distintas actividades. Por el contrario, el parasimpático

predomina durante la noche y ralentiza al organismo para ahorrar energía, poniendo en

marcha mecanismos reparadores.

Sistema inmunológico defensivo: vinculado al cerebro por el sistema nervioso autónomo

y por un sistema de regulación denominado ―eje hipotála-mo/hipófisis/adrenal‖

Eje hipotálamo/hipófisis/adrenal: provoca una cascada de producción de hormonas en el

cerebro para modular la actividad de las glándulas suprarrenales (también llamadas

glándulas adrenales) que liberan la hormona cortisol que se implica en el estrés y en la

regulación de las reacciones inmunitarias

Sistema endocrino: conformado por glándulas que liberan hormonas, mensajeros químicos

que controlan el funcionamiento del organismo (crecimiento, envejeci-miento, producción y

consumo de energía, sexualidad, reproducción) así como las emociones, la memoria, el

aprendizaje y el comportamiento.

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Evolutivamente, nuestro cerebro es el resultado de un largo proceso y en él, la

información es tratada de manera sofisticada en el seno de tres capas

superpuestas:

Tronco cerebral, también llamado cerebro reptil

Sistema límbico, también llamado cerebro mamífero o emocional

Neocórtex, también llamado cerebro de los grandes primates y del humano

Nuestro cerebro transforma en emociones y en pensamientos a los

estímulos físicos que provienen del mundo exterior o del cuerpo con el fin

de preservar el equilibrio del organismo, ya que ésta es una condición

indispensable para nuestra supervivencia. Cuando recibimos una información

física (calor, ruido, presión, dolor), la porción más antigua del cerebro la trata en

primer lugar y desencadena reacciones automáticas y estereotipadas que vehiculiza

el tronco cerebral para mantener el equilibrio. A continuación, la información física

se trata en el sistema límbico que la traduce en emoción e informa al cuerpo para

provocar reacciones físicas cuyas sensaciones nos indican si la experiencia que

vivimos es favorable o no al mantenimiento del equilibrio (variación del ritmo

cardiaco, sudoración en manos y pies, tensión o relajación muscular, rubor en las

mejillas). Al mismo tiempo, la parte más evolucionada del cerebro, el neocórtex,

analiza la emoción para que se experimente en forma de sentimiento (enfado,

placer, alegría, temor). Al decodificar la emoción y compararla con las experiencias

guardadas en la memoria, la información física y emocional da vida al pensamiento.

Pensamiento que a su vez puede ser la causa de sentimientos, de emociones y, por

lo tanto, de manifestaciones en el cuerpo. Así, la información circula en ambos

sentidos entre el cuerpo y el cerebro.

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Nuestro cerebro se divide en dos hemisferios, existiendo diferencias en el modo en

el que cada hemisferio cerebral trata la información. Escuchar música analizando su

partitura musical estimula el metabolismo del hemisferio izquierdo, mientras que al

dejarnos llevar simplemente por la melodía, activa al hemisferio cerebral derecho.

Mientras el cerebro izquierdo se abre al mundo externo para descodificarlo,

especializándose en el razonamiento lógico, la palabra y el pensamiento analítico, el

cerebro derecho percibe la información de manera metafórica y analógica,

desarrollando un pensamiento más global que le permite una visión de conjunto. El

cerebro derecho juega un papel importante en la producción de imágenes

mentales, trata las huellas emocionales para darles un sentido y organiza la

conciencia de sí mismo. El cerebro derecho es el que permite sentir lo que los

demás sienten (empatía) y el que nos permite determinar si los demás son

sinceros. La madurez del cerebro derecho se alcanza en torno a los dos años de

vida, mientras que la del cerebro izquierdo comienza más tarde. Por lo tanto, en los

primeros años de vida somos ante todo seres emocionales y sólo cuando crecemos

somos capaces de razonar y tomar distancia con respecto a nuestros sentimientos.

Cuando un bebé descubre la emoción de sus padres, se activa su hemisferio derecho y en

este periodo, el aumento del cortisol como consecuencia del estrés por falta de afecto puede

causarle serios daños. Por esta razón, algunas personas con traumas infantiles (arquetipo del

niño herido) son capaces de bloquear su cerebro derecho y emplear su cerebro izquierdo

como ―director de orquesta‖ para que su razonamiento lógico permita ocultar su frustración,

aunque su sufrimiento emocional –que permanece oculto- sea inmenso. De esta manera

pueden contar su historia con el rostro indiferente, sin expresión, y con una frialdad

extrema, ya que el dominio excluyente del cerebro izquierdo los priva de la empatía y del

dolor.

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De esta manera, comprendemos que la emoción es una información esencial para

mantener nuestro equilibrio ya que es capaz de poner al cuerpo y al pensamiento

en movimiento. La emoción, visible a través de las manifestaciones corporales,

constituye una forma de comunicación que precede al lenguaje verbal.

Enterrado en el centro del cerebro, el sistema límbico es un conjunto de

estructuras muy antiguas que constituyen el eje de la información emocional. Los

estímulos sensoriales del mundo externo se reciben en el tálamo y desde aquí se

envían por un lado a la amígdala y, por otro lado, hacia las zonas del neocórtex

responsables de la representación consciente de las informaciones visuales,

auditivas, táctiles, gustativas y olfativas. La amígdala proporciona un valor

emocional a la información, imprimiendo la memoria emocional de los hechos y

envía señales de alerta al cuerpo que activan al sistema nervioso autónomo y al

hipotálamo con su cascada de hormonas.

Fuente: Dispenza, Joe: Desarrolla tu cerebro. La ciencia de cambiar tu mente. 2ª Edición.

Editorial Palmyra. 2008

La amígdala es el componente del sistema límbico que gestiona el miedo y se

encarga de reconocer los elementos que señalan el peligro dentro de la información

que recibe a partir distintos sectores de la corteza cerebral (visual, auditiva y

somatosensorial) que han procesado los datos que envían los órganos de los

sentidos. Con esta información, controla al sistema nervioso autónomo simpático

para provocar una respuesta defensiva instantánea. También se involucra en los

cambios de estado de ánimo y en las respuestas emocionales conscientes hacia un

acontecimiento, positivo o negativo.

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El hipocampo se encarga de gestionar la memoria a largo plazo o memoria

declarativa y las células que lo constituyen presentan un conjunto de vesículas

con mediadores químicos y proteínas que se involucran en el proceso de

almacenamiento de este tipo de memoria. Es importante aclarar los tres tipos de

memoria que se consideran habitualmente para comprender el papel que

desempeña el hipocampo.

Memoria a corto plazo: también llamada memoria de trabajo, es la que nos permite

repetir la última oración de una conversación cuando alguien nos acusa de no estar escuchando. Es crucial para diferentes actividades como sumar números, armar una oración, o seguir instrucciones. El espacio dedicado a esta memoria de trabajo es reciclado tan pronto como fijemos nuestra atención o pensemos en otra cosa ya que no se convierte

en memoria permanente. La memoria de trabajo no requiere la actividad del hipocampo y se sugiere que depende primordialmente de la corteza cerebral.

Memoria a largo plazo: también llamada memoria declarativa, está compuesta por todos los datos, figuras, y nombres que uno ha aprendido. Aunque se desconoce todavía el sitio

donde se almacena esta enorme base de datos, está claro que el hipocampo es necesario en el proceso de almacenamiento esta clase de memoria. El hipocampo es crítico para esta clase de memoria, pero no es necesario para la memoria de trabajo o la de procedimiento ni tampoco altera la memoria ya almacenada. El daño al hipocampo sólo afectará la formación de nuevas memorias declarativas.

Memoria de procedimiento: es la de mayor duración y comprende las acciones, hábitos,

o habilidades que son aprendidas por repetición (jugar un deporte, tocar un instrumento, cocinar, etc). El hipocampo no está involucrado en este tipo de memoria pero es posible que el cerebelo juegue un papel en algunas instancias.

Otro de los componentes del sistema límbico es la parte frontal del girus

cingulado que se responsabiliza de asociar los recuerdos a olores, imágenes y al

dolor, involucrándose también en la regulación de las conductas agresivas y las

respuestas emocionales frente al dolor.

Uno de los errores que habitualmente se comete es el de considerar que las

emociones negativas son completamente inútiles y perniciosas. En realidad, las

emociones negativas engendran respuestas eficaces frente a toda una serie de

problemas de subsistencia:

El enfado moviliza la energía necesaria para atacar o para defenderse

El miedo induce a huir frente al peligro

El asco permite rechazar un alimento en mal estado

Por lo tanto, las emociones negativas desencadenan reacciones físicas bastante

estereotipadas, enfocadas a preservar nuestra integridad y nuestro equilibrio. De la

misma forma, las emociones positivas son imprescindibles para ampliar el

horizonte de nuestro aprendizaje y desarrollar nuestra capacidad de

evolucionar. En el año 2001, la revista American Psychologist publicó un trabajo

de Eisen y colaboradores en el que examinaban las capacidades diagnósticas de

médicos en función de su estado emocional. Los resultados fueron claros: los

médicos con un estado de ánimo positivo presentaban una mejor capacidad

diagnóstica ya que mantenían sus mentes abiertas, integraban más rápidamente

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los datos, permanecían menos fijados a una idea y estaban más dispuestos a

renunciar a conclusiones prematuras.

Bárbara Fredickson, directora del Laboratorio de Investigación sobre Emociones

Positivas de la Universidad de Michigan, ha demostrado que las personas con

aflicciones y mal humor se centran en los detalles, estimulan el hemisferio cerebral

derecho con imágenes negativas, desarrollan ansiedad, conductas obsesivas y

estrés, generando respuestas inmunitarias más débiles que los exponen a un mayor

riesgo de enfermedades infecciosas. Por el contrario, las personas con buen humor

tienden a tener en cuenta el conjunto, lo que indica la posibilidad de un

pensamiento clarividente e inventivo. Por lo tanto, este laboratorio ha

comprobado que es la recurrencia de los sentimientos positivos lo que favorece el

desarrollo de la personalidad y la invención de soluciones cuando prevemos

momentos difíciles en nuestras vidas, además de brindarnos las herramientas para

reforzar los vínculos sociales.

Para aumentar las capacidades de imaginación y de resistencia frente a los

acontecimientos traumáticos, la alegría, el placer, la gratitud, la compasión, el

amor incondicional y todas las emociones positivas, son herramientas esenciales.

Nos permiten vivir, en lugar de sólo sobrevivir.

En el año 1993, el equipo de investigadores dirigidos por Richard Davidson

desarrolló un trabajo para saber si el tipo de respuesta inmunitaria variaba en

función de la activación de uno u otro hemisferio del cerebro. Sus conclusiones han

sido las siguientes:

El cerebro izquierdo tiene bajo su control a la división de la respuesta inmune que

desempeña actividades más sofisticadas: actuar como primera línea de defensa,

especializarse para responder mejor y más rápido frente a los agentes infecciosos,

desarrollar memoria y reaccionar frente a células tumorales.

El cerebro derecho tiene bajo su control a la división base de la respuesta inmune que es

menos elaborada, no posee memoria y que opone una resistencia que habitualmente es

superada por los mecanismos de escape que ejecutan los agentes infecciosos.

Ahora bien, si sabemos que el cerebro izquierdo rige preferentemente los aspectos

positivos de las emociones y el cerebro derecho las emociones negativas, cuando

mantenemos emociones positivas, reforzamos la respuesta inmune más sofisticada

que es nuestra primera línea de defensa, indispensable para reaccionar rápida-

mente y acabar con el adversario que se oculta en el interior de nuestras células.

Por el contrario, desarrollar una actitud negativa produce una respuesta inmune

menos sofisticada y más débil que nos expone a un mayor riesgo de enfermedad.

Trabajos desarrollados por el departamento de Inmunología de la Universidad de

Westminster, en el Reino Unido, han comprobado una relación similar entre la

respuesta defensiva y el placer ya que la percepción de un olor agradable activa el

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cerebro izquierdo y aumenta la respuesta inmune defensiva en nuestras mucosas

oral, respiratoria e intestinal. Por el contrario, la percepción de un olor

desagradable activa el cerebro derecho y se registran niveles disminuidos de

inmunidad en nuestras mucosas.

En un número importante de investigaciones realizadas en los últimos 10 años, se

ha comprobado que la transmisión de la información emocional positiva o negativa

al sistema inmunológico y al conjunto del cuerpo se realiza por medio de las vías

nerviosas simpática y parasimpática del sistema nervioso autónomo. En nuestro

organismo, todo está pensado para permitir un equilibrio sutil entre dos

movimientos opuestos y complementarios: la tensión de la transmisión

simpática y la relajación de la transmisión parasimpática. En la Medicina

Tradicional China, basada en los principios filosóficos taoístas, este equilibrio se

expresa en términos de energía:

Yang: cuando se manifiesta tanto el impulso como la actividad del sistema simpático

Yin: cuando se manifiesta la pasividad y la relajación del sistema parasimpático

El funcionamiento correcto del individuo es el resultado del equilibrio entre estas fuerzas

antagónicas, tanto a nivel físico como psicológico (Yin/Yang)

Por su parte, la investigación científica occidental comienza a interesarse por las

interacciones físicas y psicológicas responsables del equilibrio de los componentes

simpático y parasimpático del sistema nervioso autónomo. En investigaciones

publicadas en el año 2002 se ha comprobado que mientras el cerebro izquierdo

activa preferentemente al sistema parasimpático (yin), el cerebro derecho influye

sobre todo en el sistema simpático (yang). De esta manera comprendemos cómo el

pensamiento y las emociones influyen en el sistema nervioso autónomo y, por lo

tanto, en equilibrio de nuestro organismo.

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HEMISFERIO IZQUIERDO

EMOCIONES POSITIVAS Y BUEN HUMOR

VISION OPTIMISTA DE LA VIDA

ESTIMULA LA DIVISION DEL SISTEMA INMUNE CON MAS ARMAS PARA LA DEFENSA

TRANSMITE INFORMACION EMOCIONAL POSITIVA POR MEDIO DEL SISTEMA NERVIOSO PARASIMPATICO Y SE RELACIONA CON LA RELAJACION Y LA ENERGIA YIN

PROMUEVE RESILIENCIA FRENTE AL ESTRÉS

HEMISFERIO DERECHO

EMOCIONES NEGATIVAS Y MAL HUMOR

VISION PESIMISTA DE LA VIDA

ESTIMULA LA DIVISION DEL SISTEMA INMUNE CON MENOS ARMAS PARA LA

DEFENSA

TRANSMITE INFORMACION EMOCIONAL NEGATIVA POR MEDIO DEL SISTEMA NERVIOSO SIMPATICO Y SE RELACIONA CON LA TENSION Y LA ENERGIA YANG

DESENCADENA EL ESTRES

Tomemos el ejemplo de los pensamientos y las emociones positivas: al activar el

cerebro izquierdo, éstos estimulan el sistema parasimpático (yin), entonces los

músculos se relajan, el ritmo cardiaco y la respiración se calman, los vasos

sanguíneos se dilatan, los tejidos reciben más oxígeno, la piel se calienta y se

nutre, la energía es empleada en reparar lesiones y el cuerpo se recupera de sus

esfuerzos. Durante este tiempo, la división más sofisticada del sistema inmune

defensivo confiere al organismo una protección particularmente eficaz. Este

ejemplo pone de manifiesto las ventajas de un clima emocional sereno para el

funcionamiento de nuestro organismo.

En el año 2004, Davidson y colaboradores constataron que las personas capaces de

minimizar los acontecimientos desagradables de su vida cotidiana tenían una

actividad cerebral en la que predominaba el hemisferio cerebral izquierdo, mientras

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que las personas con una naturaleza triste o depresiva, presentaban una actividad

más importante a nivel del hemisferio derecho. Las emociones y los sentimientos

son, por tanto, el resultado de un equilibrio. Sus aspectos positivos son tramitados

por el cerebro izquierdo mientras que sus aspectos más negativos dependen del

cerebro derecho. Esta lateralización de la gestión emocional está relacionada con

una distribución asimétrica de los neurotransmisores, lo que asegura la

comunicación en el interior del cerebro: la dopamina, asociada con la recompensa

y el placer, está más concentrada en el hemisferio izquierdo (cerebro izquierdo)

mientras que la noradrenalina y la serotonina se encuentran en mayor cantidad

en el hemisferio derecho (cerebro derecho). Una tasa muy elevada de estas

sustancias está asociada a estados de angustia, mientras que una cantidad

demasiado reducida provoca la depresión. Cada vez que experimentamos una

emoción negativa o un sentimiento conflictivo, la activación del hemisferio cerebral

derecho desencadena la respuesta al estrés que implica dos reacciones:

Fuente: Dispenza, Joe: Desarrolla tu cerebro. La ciencia de cambiar tu mente.

2ª Edición. Editorial Palmyra. 2008

REACCION NERVIOSA: se estimula el sistema nervioso autónomo

simpático con aumento de la temperatura corporal, disminución de la

secreción de saliva y liberación de adrenalina que aumenta las frecuencias

cardiaca y respiratoria, provoca una reducción de la sangre que va a la

periferia del cuerpo para redistribuirla hacia los músculos (nos prepara para

huir o luchar)

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REACCION HORMONAL: se inicia la cascada hormonal entre el hipotálamo

que estimula a la hipófisis para que ordene a la glándula suprarrenal

(adrenal) a que libere cortisol. El cortisol origina cambios metabólicos y

proporciona energía para afrontar la situación estresante (nos prepara para

huir o luchar). Además, el cortisol disminuye la actividad de la respuesta

inflamatoria, lo que evita una aceleración del sistema inmune, y por lo tanto,

una producción excesiva de radicales libres cuya acumulación resulta tóxica

para el organismo.

Debemos tener presente que esta respuesta al estrés tiene por objeto permitir una

adaptación rápida del organismo a las amenazas de su entorno. Alertado por

emociones como el miedo o el enfado, el cuerpo moviliza su energía, se protege

mediante la huída o planta cara para defenderse, y garantiza su integridad. Una vez

que el miedo desaparece y cuando ya no existen razones para que el alerta se

prolongue, el sistema simpático se calma, normalizándose la secreción de

adrenalina,y el eje hipotálamo/hipófisis/adrenal se ralentiza, reduciéndose los

niveles de cortisol.

Debido a que el proceso de aprendizaje incluye contratiempos, desafíos e

inconvenientes a superar, capaces de desencadenar situaciones puntuales de estrés

agudo, es imprescindible transformarlos en situaciones positivas para estimular el

aprendizaje. En estos casos, es importante apuntalar la autoestima de los alumnos,

generar un ámbito de confianza y respeto, estimularlos a llegar a una meta e

inculcarles que poseen habilidades para lograr o solucionar cosas y que cuentan con

el control de la situación al prepararse adecuadamente para superar el reto. De

esta manera, el sentir que son capaces de controlar la situación es una de las bases

en las que se asienta la resiliencia (capacidad de resistir al estrés).

Desgraciadamente, cada uno de nosotros es capaz de inventar razones para

estresarse sin que una amenaza real ponga nuestra vida en peligro y prolongar esta

situación en el tiempo, posibilitando la aparición del estrés crónico. Esto es

posible debido a que los mecanismos de respuesta al estrés son los mismos,

cualquiera sea la naturaleza del estrés en cuestión: preocupación psicológica o

amenaza física, poco importa ya que el cuerpo reacciona siempre con una secreción

de adrenalina y cortisol.

En este caso, el ambiente constituye una amenaza, no hay metas u objetivos o se

piensa que no se cuenta con habilidades o recursos suficientes para alcanzarlos o

para solucionar problemas, se siente que no se tiene el control de la situación y,

por ende, se teme a amenazas potenciales. En estos casos, nuestra imaginación se

convierte en un enorme hándicap, pues la persistencia de los pensamientos y las

emociones negativas prolonga la tensión de nuestro cuerpo, y el aumento continuo

de adrenalina y de cortisol acaba por producir efectos muy deletéreos para el

funcionamiento adecuado de nuestro organismo. Con respecto al aprendizaje y la

memoria, el estrés crónico ocasiona alteraciones en el funcionamiento y acelera la

destrucción de neuronas en el hipocampo del sistema límbico con trastornos de

memoria y atención, fatiga, irritabilidad, mal humor, alteraciones del sueño,

agitación, ansiedad, sentimiento de angustia y tendencia al llanto.

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Plasticidad neuronal y resiliencia

Hace una década, en las Universidades se enseñaba que el cerebro era un órgano

incapaz de regenerarse o reorganizarse. Hoy sabemos que es precisamente al

contrario. Existen cientos de miles de neuronas y miles de millones de conexiones

entre ellas que son recorridas por influjos eléctricos a la vertiginosa velocidad de

300 km/hora.

Por lo tanto, la inmensa red cerebral es la sede de reajustes constantes: se

generan nuevas células, desaparecen conexiones poco utilizadas, se

refuerzan conexiones más solicitadas y se activan o desactivan circuitos

neuronales según las necesidades. Esta formidable plasticidad del cerebro está

en la base de los mecanismos de condicionamiento, de la memoria y del

aprendizaje. Por lo tanto, debemos comprender que cuando una experiencia deja

huella en nuestro sistema nervioso, no estamos necesariamente condenados a

volver a caer sobre su rastro. Nuestros comportamientos se pueden reeducar

y nuestro cerebro puede ser remodelado. Algunas trampas del pasado pueden

ser desactivadas en beneficio de nuestra salud.

Nuestra interpretación de la realidad influye en lo que sentimos y lo que sentimos,

condiciona nuestra realidad. Estos principios esenciales son el producto de la

plasticidad neuronal y constituyen el secreto de la capacidad para resistir al estrés

que se conoce con el nombre de resiliencia. La plasticidad neuronal nos brinda la

capacidad para apaciguar emociones negativas al evocar un recuerdo doloroso. Al

entrenarnos con pensamientos positivos, activamos una nueva conexión cerebral

que le permite al neocórtex desencadenar el freno de la amígdala del sistema

límbico. De esta manera, se calman los miedos y las angustias y el hipotálamo no

produce su cascada de hormonas, lo que determina que no se dispare la respuesta

al estrés y los niveles de cortisol se mantienen estables en sangre.

Este es el resultado de entrenar al cerebro para cultivar emociones y pensamientos

positivos, eligiendo no hacer desánimo para poder disfrutar de la esperanza.

Estudios publicados en el año 2000 por Fredickson sugieren que es una prioridad

educar al cerebro en pensamiento positivo ya que la plasticidad neuronal

demuestra que esto es una posibilidad para disfrutar de una vida más sana y

duradera. Otros investigadores han comprobado científicamente que el fenómeno

de plasticidad neuronal puede producirse exclusivamente bajo el impulso de señales

puramente mentales (visualización, meditación, pensamiento guiado, etc). La

disciplina y la práctica de estas técnicas no sólo influencian el pensamiento sino que

además provocan verdaderas reorganizaciones en la disposición de las células del

cerebro. Inevitablemente, éstas acaban repercutiendo en la mejora del

funcionamiento de nuestros cuerpos.

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Fuente: Dispenza, Joe: Desarrolla tu cerebro. La ciencia de cambiar tu mente. 2ª Edición. Editorial

Palmyra. 2008

ACTIVIDADES PRACTICAS

EJERCICIO DE COHERENCIA CARDIACA PARA REDUCIR EL ESTRÉS DEL

HEART MATH LAB (LABORATORIO DE MATEMÁTICAS DEL CORAZON)

Desarrollado a partir de los trabajos de investigación publicados por el médico

cardiofisiólogo italiano Bernardi en la revista British Medical Journal, es una

herramienta simple y efectiva que puede emplearse para el control del estrés ya

que promueve la coherencia de los ritmos biológicos armonizando las variables de

tensión arterial, frecuencia cardiaca, frecuencia respiratoria y flujo cerebral. Es un

ejercicio simple que debe cumplir los siguientes requisitos para realizarse

correctamente:

Posición: la persona se sienta cómoda y cierra los ojos para respirar en forma

tranquila

Primer tipo de respiración: se coge aire por la naríz, lentamente, imaginando

que ingresa por el centro de nuestro pecho y nos refresca. Luego, se expulsa el aire

por la boca, lentamente, visualizando un hueco en el centro de nuestro pecho del

que se escapan los problemas. Para facilitar el ejercicio se puede inclinar levemente

el tronco hacia adelante mientras se visualiza que desde el hueco van cayendo

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piedras o arena hacia el suelo, lo que me va quitando un peso de encima. Debemos

tener presente que el tiempo que pasamos expulsando el aire debe ser mayor que

el que pasamos cogiendo el aire ya que en la espiración actúa preferencialmente el

sistema parasimpático y esto nos serena la actividad cardiaca. Al finalizar de

expulsar el aire, se frena 1 segundo antes de comenzar con la nueva inspiración.

Segundo tipo de respiración: elegimos una imagen de algún momento de

nuestra vida en el que hayamos experimentado alegría y la visualizamos en el

centro de nuestro pecho. Cogemos aire por la naríz, lo expulsamos muy lentamente

por la boca y frenamos un segundo antes de comenzar con la nueva inspiración.

Mientras practicamos este segundo tipo de respiración visualizamos como la imagen

se agranda y nos invade la emoción de la alegría.

El ejercicio se realiza practicando 10 respiraciones del primer tipo seguidas de 5

respiraciones del segundo tipo, dura aproximadamente 1 a 2 minutos y puede

repetirse las veces que se desee en el transcurso del día. También puede realizarse

antes de enfrentar una situación que nos provoca estrés para proteger a nuestro

cuerpo. A continuación se citan algunos estudios en los que se evalúa la aplicación

de esta herramienta en programas de control del estrés.

Luskin, Heart Math Institute, Preventive Cardiology, 2002: resultados de la

aplicación del programa de coherencia cardiaca para pacientes con insuficiencia

cardiaca luego de 1 mes de evaluación

Disminución del nivel de estrés (42%)

Disminución del nivel de depresión (34%)

Aumento capacidad física (14%)

Reducción del cortisol (23%)

Heart Math Institute 2003: Resultados de la aplicación del programa de coherencia

cardiaca para evitar el estrés en ejecutivos luego de 3 meses de evaluación (los

valores iniciales son los basales y luego se indican los valores reducidos a los 3

meses)

Personas que sienten palpitaciones casi siempre (47% al 25%)

Síntomas de tensión en el cuerpo (41% al 6%)

Insomnio (34% al 3%)

Sensación de agotamiento (50% al 12%)

Dolor de espalda y otros (30% al 6%)

Sensación de ansiedad (33% al 5%)

Sensación de descontento (30% al 9%)

Sufrir episodios de cólera (32% al 8%)

Kabat Zinn, Winsconsin University, Psychosomatic Medicine, 2004: resultados de la

aplicación del programa de coherencia cardiaca del Heart Math Lab dentro del

protocolo de control del estrés, en un grupo de ejecutivos durante 8 semanas

Mayor actividad en regiones cerebrales frontales izquierdas (asociadas con el buen humor y

el optimismo), mayor actividad de la ínsula (asociada con la empatía y la compasión) y una

respuesta 2 veces más intensa frente a la vacuna de la gripe.

CHI KUNG: EJERCICIO DE BAÑO SECO

15

Este ejercicio de Chi Kung (Qi Gong) puede realizarse durante la mañana con el fin

de movilizar nuestra energía luego del descanso nocturno, o en situaciones en las

que necesitamos activar nuestra energía para ponernos en marcha. Por esta razón,

se debe evitar el realizarlo por la noche, antes de acostarnos, debido a que nos

impedirá conciliar el sueño al revitalizarnos energéticamente. Para comenzar el

ejercicio, emplearemos la postura del árbol del Chi Kung con los pies separados por

la distancia que existe entre nuestros hombros y con las manos a la altura de

nuestro plexo solar. Una vez en esta posición, frotamos ambas manos entre sí para

que tomen temperatura antes de comenzar el ejercicio. En el siguiente cuadro se

indican los pasos en los que se realiza este ejercicio:

Inicialmente frotamos el rostro con ambas manos desde la línea media hacia los

lados, en forma de círculos concéntricos hasta que sintamos calor. Una vez

cumplido este paso, las manos vuelven al plexo solar y se frotan durante algunos

segundos.

Pasamos ambas manos sobre el cuero cabelludo, desde el nacimiento del cabello en

la frente hasta la nuca, como si estuviéramos peinándonos. Una vez cumplido este

paso, las manos vuelven al plexo solar y se frotan durante algunos segundos.

Llevamos el dedo índice de cada mano a la base del lado correspondiente de la

naríz y comenzamos a frotar enérgicamente hacia arriba y abajo. Una vez cumplido

este paso, las manos vuelven al plexo solar y se frotan durante algunos segundos.

Llevamos el dedo índice de cada mano para ubicarlos por encima y por debajo de

ambos labios y comenzamos a frotar enérgicamente hacia fuera y dentro. Una vez

cumplido este paso, las manos vuelven al plexo solar y se frotan durante algunos

segundos.

Empleamos ambas manos para friccionar hacia delante y atrás por los lados del

cuello. Una vez cumplido este paso, las manos vuelven al plexo solar y se frotan

durante algunos segundos.

Ubicamos ambas manos por debajo de la garganta y friccionamos el tórax de arriba

hacia abajo para armonizar energéticamente la zona. Una vez cumplido este paso,

las manos vuelven al plexo solar y se frotan durante algunos segundos.

Ubicamos ambas manos por debajo del reborde de las costillas y friccionamos el

abdomen de arriba hacia abajo para equilibrar energéticamente la zona. Una vez

cumplido este paso, las manos vuelven al plexo solar y se frotan durante algunos

segundos.

Con la mano derecha, friccionaremos circularmente el miembro superior izquierdo

subiendo por el lado externo desde la mano hasta el hombro y bajando por el lado

interno desde la axila hasta la mano, repitiendo este circuito 3 veces. Luego

realizamos el mismo ejercicio con la mano izquierda sobre el miembro superior

derecho y lo repetimos 3 veces. Una vez cumplido este paso, las manos vuelven al

plexo solar y se frotan durante algunos segundos.

16

Ubicamos ambas manos al lado de la columna lumbar para armonizar la energía de

esta región que es donde asienta el elemento agua en nuestro cuerpo. Friccionamos

con ambas manos en la zona lumbar desde el centro hacia fuera, repitiendo el

proceso varias veces, recordando que esta zona debe cuidarse mucho ya que sufre

con los procesos de estrés crónico. Una vez cumplido este paso, las manos vuelven

al plexo solar y se frotan durante algunos segundos.

Empleamos ambas manos para aplicar palmadas desde el muslo hasta el pie por las

caras anterior, posterior y ambos lados del miembro inferior izquierdo.

Posteriormente, subimos dando palmadas desde el pie hasta el muslo por todas sus

caras (anterior, posterior y laterales). Una vez finalizado el ejercicio en el miembro

inferior izquierdo, lo repetimos en el miembro inferior derecho. Para completar esta

etapa, sacudimos varias veces los pies.

Una vez cumplido este paso, las manos se ubican sobre el Tantiem inferior (ubicado

a 4 dedos por debajo del ombligo) para reposar durante un minuto, inhalando el

aire suavemente con la naríz y expulsándolo por la boca.

Saber y no actuar es no saber absolutamente nada

Proverbio chino

ARTICULOS DE INTERES

El estrés puede perjudicar el aprendizaje y la memoria

MEDSCAPE NEWS – Mayo 2008

Ya se sabía que el estrés grave, durante semanas o meses, puede perjudicar a la

comunicación entre las células en la región del cerebro correspondiente al

aprendizaje y la memoria, pero este nuevo estudio, efectuado por investigadores de

la Universidad de California en Irvine, proporciona la primera evidencia de que a corto plazo el estrés tiene el mismo efecto.

El estrés es una constante en nuestras vidas y no puede ser evitado", reconoce la

doctora Tallie Z. Baram, catedrática en Ciencias Neurológicas en la Escuela de

Medicina de la citada universidad, e investigadora principal del estudio. "Nuestros

resultados pueden desempeñar un papel importante en el actual desarrollo de

medicamentos para impedir esos efectos indeseables, y también ofrecen una idea

más clara sobre por qué algunas personas son olvidadizas o tienen dificultades para

retener información durante situaciones de estrés".

En el presente estudio, Baram y sus colegas identificaron un proceso hasta ahora

virtualmente desconocido por el cual el estrés causa esos efectos. Ellos encontraron

que más que implicar al cortisol, la ampliamente conocida hormona del estrés, que

circula por todo el cuerpo, el estrés agudo activa a unas hormonas que liberan

17

corticotropina, lo cual perturba el proceso por el cual el cerebro recoge y almacena

los recuerdos.

El aprendizaje y la memoria tienen lugar en las sinapsis, que son los enlaces a

través de los cuales se comunican las células cerebrales. Estas sinapsis residen en

las espinas dendríticas, que son prolongaciones especializadas, parecidas a ramas de árbol, de las neuronas.

En estudios con ratas y ratones, el grupo de Baram observó que la liberación en el

hipocampo, el centro principal del aprendizaje y la memoria en el cerebro, de las

hormonas que liberan corticotropina, llevó a una rápida desintegración de estas

espinas dendríticas, lo que a su vez limitó la capacidad para recoger y almacenar

recuerdos mediante las sinapsis.

Los investigadores descubrieron que al bloquear la interacción entre las moléculas

de hormonas que liberan corticotropina, y las moléculas de los receptores, se

elimina el daño ocasionado por el estrés sobre las espinas dendríticas en las células del hipocampo que participan en el aprendizaje y la memoria.

Además, los autores reprodujeron los efectos del estrés en las espinas dendríticas,

por medio de la administración de bajos niveles de hormonas sintéticas liberadoras

de corticotropina, y observaron cómo las espinas se retraían en cuestión de

minutos. "Afortunadamente, una vez son eliminadas las hormonas liberadoras de corticotropina, las espinas parecen crecer de nuevo", apunta Baram.

Hay compuestos en fase de desarrollo que muestran capacidad de bloquear los

receptores de las hormonas liberadoras de corticotropina, y este estudio puede

desempeñar un papel significativo en la creación de terapias basadas en esos

compuestos dirigidas a tratar la pérdida de capacidad de aprendizaje y de memoria relacionada con el estrés.

La compasión se aprende

Comentario del artículo publicado el 26 de marzo de 2008 en PlosOne: Antoine Lutz, Julie

Brefczynski-Lewis, Tom Johnstone, Richard J. Davidson: Regulation of the Neural Circuitry of

Emotion by Compassion Meditation: Effects of Meditative Expertise

Desear el bien a los demás sin esperar nada a cambio, ser generosos,

compasivos y amar al prójimo de forma incondicional, son cualidades que,

aunque utópicas para algunos en el día de hoy, pueden aprenderse luego de un

entrenamiento adecuado con meditación, según los resultados de un trabajo

científico publicado por unos investigadores de la Universidad de Wisconsin (EEUU).

Antoine Lutz y su equipo, han realizado una investigación en la que han

comparado mediante imágenes de resonancia magnética funcionales los

cerebros de 16 monjes budistas, con más de 10.000 horas de entrenamiento

meditativo, con el de 16 voluntarios sanos sin experiencia previa en estas

técnicas. Los resultados obtenidos concluyen que estas emociones positivas se pueden aprender de la misma manera que tocar un instrumento musical.

Cultivar la amabilidad y la compasión a través de la meditación afecta a

regiones del cerebro que pueden hacer a una persona más empática hacia

los estados mentales de los demás. Estas áreas son la corteza insular —una zona

18

relacionada con el sistema límbico y que juega un papel fundamental en la

representación de las emociones— y la zona témporoparietal del hemisferio

cerebral derecho, implicada en procesar la empatía y en percibir los estados

emocionales de otros. La corteza insular, especialmente su porción más anterior,

está relacionada con el sistema límbico. Funcionalmente, se considera que la ínsula

procesa la información convergente para producir un contexto emocionalmente

relevante para la experiencia sensorial. La porción anterior de la ínsula se relaciona

con el olfato, gusto, sistema nervioso autonómico y función límbica, mientras la

ínsula posterior se relaciona más con las funciones somáticas motoras.

Experimentalmente se ha demostrado que la ínsula juega un importante papel en la

experiencia del dolor y la experiencia de un gran número de emociones básicas, incluyendo odio, miedo, disgusto, felicidad y tristeza.

La ínsula es especialmente importante para detectar emociones en general y,

específicamente, en originar las respuestas a esa emoción y pasar la información a

otras partes del cerebro y cuanto mayor es el nivel de entrenamiento de los

participantes, más fuerte era la respuesta de esta área. Podemos sacar partido

de la plasticidad de nuestro cerebro y entrenarlo para lograr estas cualidades,

que además pueden ser útiles para prevenir la depresión y para evitar las agresiones y la violencia.

En el experimento, los participantes escucharon diferentes sonidos humanos, unos

positivos y otros negativos, diseñados para evocar respuestas empáticas. Estos

sonidos incluían el grito de una mujer angustiada, el ruido de un restaurante o la

risa de un bebé, entre otros. Todos los participantes mostraron mayores grados de

activación cerebral ante los sonidos mientras estaban meditando que en los estados

de reposo y los monjes expertos tenían mayor nivel de actividad, sobre todo ante

los sonidos negativos, que los novatos, lo que indica que están más capacitados

para ponerse en el lugar de los otros. El estudio confirma lo que otros trabajos con

resonancia magnética y PET habían apuntado: observar o imaginar el estado

emocional de otras personas activa partes de la red neuronal implicadas en

reflejar el mismo estado en uno mismo, ya sea disgusto, dolor o alegría (fenómeno del espejo neuronal).

Muchas tradiciones y culturas utilizan la compasión y la amabilidad para aliviar el

sufrimiento del prójimo a través de técnicas que incluyen entrenar la concentración,

practicar la generosidad, estrategias cognitivas y la visualización del dolor ajeno.

Como conclusión de su trabajo, los autores recomiendan concentrarse en desear

el bien a los seres queridos y, después extender estos sentimientos a toda la humanidad.

Confirman que las nuevas neuronas procesan información

Las que nacen en el cerebro adulto se integran en los circuitos preexistentes

Instituto Leloir, 28 de julio de 2008

19

Hipocampo de un cerebro adulto de ratón; en verde, se ven las nuevas neuronas

Aunque hasta no hace mucho se creía que nacíamos con la misma cantidad de

neuronas que nos acompañarían durante toda la vida y que estas células nerviosas

no tenían recambio, hoy se sabe que el cerebro adulto contiene células madre capaces de generarlas.

Pero esas neuronas ¿funcionan?

En 2005, el investigador argentino Alejandro Schinder y su grupo del Instituto

Leloir demostraron que las neuronas que se originan en el cerebro del adulto tienen

características funcionales similares a las que se forman durante el desarrollo del

cerebro. Quiere decir que reciben conexiones desde la corteza y son activas desde el punto de vista eléctrico.

Los científicos presumían que, al establecer conexiones con la red neuronal, las

nuevas neuronas debían a su vez transmitir información a las preexistentes, pero,

por tratarse de un fenómeno difícil de medir, hasta ahora ésta era sólo una

hipótesis. Sin embargo, en un trabajo que se publica en la edición de hoy de la

revista Nature Neuroscience, el mismo grupo del Instituto Leloir junto con colegas del Instituto Salk, de La Jolla, California, muestran que esa suposición era cierta.

Lo hicieron mediante dos estrategias diferentes. La primera fue desarrollada en el

Salk Institute y se basó en el análisis de las conexiones establecidas entre neuronas

por medio de microscopía electrónica. Con esta técnica, el grupo liderado por Fred

Gage obtuvo imágenes tridimensionales que permitieron ver cómo se realizan las conexiones entre axones y dendritas.

Por su parte, Diego Laplagne y Alejandro Schinder recurrieron en el Instituto Leloir

a técnicas electrofisiológicas para demostrar cómo se comunican las neuronas

nacidas en el cerebro adulto con el resto de las preexistentes. Y lo hicieron merced

a un truco de ingeniería genética: inyectaron un área del cerebro de ratones de

laboratorio (el giro dentado del hipocampo) un retrovirus que sólo infecta las células que se dividen, las que están naciendo.

"Es un virus que modificamos para incorporar en su genoma una proteína

(purificada de un alga) que responde a la luz -explica Schinder-. Después de

inyectarlo en el cerebro de los roedores, dejamos pasar varios meses y luego

20

estudiamos el tejido que presumimos que tiene neuronas nuevas. Cuando las

iluminamos con un flash de luz azul, esta proteína abre pequeños poros en la

membrana de esas células, denominados «canales». Esto hace que la neurona se active y propague a su vez esta actividad hacia otras neuronas de la red."

Así, los científicos pudieron verificar su actividad eléctrica y la liberación de un

neurotransmisor, el glutamato, sobre las neuronas con las que habían establecido

conexiones.

"El trabajo es muy novedoso e importante por varias razones -opina Gabriel Corfas,

que no participó en la investigación y es profesor en la Escuela de Medicina de

Harvard-. Primero, porque demuestra, por primera vez, que neuronas nacidas

en el cerebro de un organismo adulto se incorporan en los circuitos

neuronales de manera similar a las nacidas durante el desarrollo

embrionario. Estas observaciones indican que es muy posible que las

neuronas generadas en el cerebro adulto contribuyan al procesamiento de

la información y el aprendizaje."

"Otro aspecto que vale la pena destacar es el elegante uso de numerosas

tecnologías de punta para desentrañar procesos esenciales para la función de las

neuronas", destaca Corfas. Y explica: "Un claro ejemplo es el empleo de virus para

introducir moléculas que permiten estimular con luz neuronas nacidas en el adulto

para así poder definir como están conectadas a las redes neuronales preexistentes".

A juicio de Corfas, especialista en neurociencias, la publicación de este hallazgo

abre nuevas perspectivas para el estudio de cómo las células madre que existen en el cerebro adulto pueden contribuir a la función del sistema nervioso.

Encuentran las primeras evidencias del mecanismo del

aprendizaje

El trabajo es obra de especialistas del Instituto Picower para el Aprendizaje y la Memoria, dependiente del MIT. Han demostrado lo que muchos habían creído siempre: la PLP (potenciación a largo plazo; LTP por sus siglas en inglés) es ciertamente inducida en el hipocampo cuando se realiza el aprendizaje.

SOLOCIENCIA OCTUBRE 2006

Esto es algo grande para los neurocientíficos, porque tal evidencia ha estado

ausente durante los más de 30 años transcurridos desde que conocemos la PLP", ha

declarado Mark F. Bear, profesor de neurociencias en el Instituto Picower.

Los resultados apoyan con gran solidez la idea de que la PLP es un mecanismo

neuronal para la memoria.

La PLP constituye un buen ejemplo de la asombrosa plasticidad o capacidad para

cambiar en respuesta a la experiencia, que posee el cerebro. La PLP construye las

sinapsis o conexiones entre las neuronas.

Desde que se descubrió la PLP, a finales de los años sesenta del siglo pasado, se

han publicado miles de artículos basados en la presunción de que el fenómeno es

un mecanismo importante del aprendizaje y la memoria en el hipocampo, el centro de memoria del cerebro.

21

Los investigadores habían encontrado que la estimulación eléctrica de las neuronas,

imitando los impulsos eléctricos que circulan velozmente alrededor del cerebro

cuando éste responde a las sensaciones, fortalecía las conexiones entre las

sinapsis. Se presumía que la PLP ocurre en el hipocampo como consecuencia del

aprendizaje, pero nunca se había obtenido una evidencia concluyente que correlacionara directamente la PLP con el aprendizaje.

Usando técnicas descubiertas por Susumu Tonegawa, director del Instituto Picower

del MIT, los neurocientíficos empezaron a conocer con precisión qué genes y proteínas están involucrados en el aprendizaje.

Esto creó un gran bosque de correlaciones, pero nunca demostró la causalidad. La

contribución de los científicos del MIT en la nueva investigación fue que habiendo

aprendido mucho sobre la PLP y los rastros que deja en el cerebro, lograron gracias

a eso rastrear con eficacia los cambios en las proteínas. Los investigadores se preguntaban si el aprendizaje inducía los mismos sutiles cambios.

En el experimento que llevaron a cabo, unas ratas aprendieron que si entraban en

el área oscurecida de una caja con dos cámaras, recibirían una descarga

desagradable en las patas. Los animales se habituaron rápidamente a evitar la cámara oscura y a quedarse en el área brillantemente iluminada.

Los investigadores usaron sondas bioquímicas que "marcaban" las sinapsis que

habían sido recientemente modificadas por el aprendizaje, así como una técnica

que les permitió espiar las transmisiones sinápticas de los cerebros de las ratas

cuando aprendían. Comprobaron que verdaderamente el aprendizaje induce la PLP entre las sinapsis del hipocampo.

Los teenagers introducen cambios

Salud Alternativa Extra 23, octubre 2008

Desde que la Organización Mundial de la Salud la definió como una herramienta para combatir la enfermedad, la meditación también seduce a los adolescentes.

Cuando una persona tiene problemas, lo habitual es que concentre en ellos toda su

energía. En cambio, con la práctica de la meditación, puede concentrarse en la

resolución del conflicto. Permite encontrar respuestas que, muchas veces, se

encuentran dentro de uno mismo. Hacia este horizonte, que integra lo mental,

corporal, psicológico y espiritual, se dirigen hombres y mujeres de entre 30 y 50

años. Pero lo novedoso, es que, lentamente, la franja se va ampliando y hoy también abarca cada vez más a los jóvenes de entre 14 y 20 años.

Lo cierto es que muchos buscan aprender estas técnicas porque atraviesan

situaciones traumáticas o bien han sido enviados por profesionales de la salud, ya

que tienen problemas que no pueden resolverse desde la medicina. De hecho, ya se

usan en escuelas y empresas de varias partes del mundo. No en vano, la

Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reconocido que la meditación es una herramienta para evitar enfermedades.

22

La agresividad, la hostilidad, la ira y la depresión pueden ser

desencadenantes de enfermedades cardiacas UN NUEVO ESTUDIO REFUERZA LA IDEA DE QUE LAS SITUACIONES DE ESTRES EMOCIONAL SON NOCIVAS PARA EL CUERPO REUTER HEALTH - Agosto 2007

Un consejo popular dice que hay que contar hasta 10 cuando una furia interior está

a punto de liberarse. Aunque controlarse cueste demasiado, habrá que tomar en

cuenta el consejo porque un número importante de investigaciones científicas

demuestran que los ataques de ira y hostilidad aumentan el riesgo de

enfermedades cardiovasculares.

La nueva evidencia surge a partir de un estudio realizado en el Centro Médico de la

Universidad de Duke, de los Estados Unidos, en 313 veteranos de la guerra de

Vietnam que se encontraban sanos. Al monitorear su salud, se encontró que la ira,

la hostilidad y la depresión aumentaban notoriamente el riesgo de enfermedad

cardiovascular, diabetes e hipertensión. Los investigadores realizaron un

seguimiento de los participantes en el estudio durante 10 años. Les hicieron

exámenes físicos regulares, que incluyeron varias pruebas médicas. Y también los

sometieron a evaluaciones psicológicas a través de cuestionarios estandarizados

que permitían determinar los niveles de hostilidad, ira y depresión.

¿Cómo llegaron a los resultados? Los científicos midieron un parámetro: los

niveles de la proteína C3 en la sangre, que indican la inflamación de las

arterias coronarias, un factor de riesgo de enfermedad cardiovascular.

Controlaron otras variables y hallaron que el 50% de los participantes con mayores

niveles de ira, hostilidad y depresión tenían un aumento significativo y constante en

los niveles de la proteína C3. En cambio, en aquellos veteranos con menos niveles

de ira, hostilidad y depresión, no se registraron cambios.

Los científicos, liderados por Stephen Boyle, constataron que la ira dispara una

serie de reacciones químicas en el sistema inmune que terminan produciendo

la inflamación ya que la producción de cortisol por las adrenales en las personas

con un comportamiento de ira y hostilidad son capaces de aumentar la

producción de mediadores inflamatorios (como la proteína C3 y las

quimiocinas) en el marco del estrés crónico en el que viven. Además, el cortisol

reduce la actividad del sistema inmune defensivo (lo que aumenta el riesgo

de enfermar) y promueve niveles más elevados de glucosa y colesterol en

sangre.

Boyle explica en su trabajo que la inflamación (indicada por los niveles de la

proteína en la sangre) pone en riesgo a los hombres de hipertensión, diabetes y

enfermedad de las arterias coronarias, señalando que se promueve la salud al

controlar los niveles de enojo. "Si usted está menos enojado y hostil, es una

meta valiosa en sí misma, ya que además de permitirle el disfrutar de su

vida, reduce los riesgos de sufrir una enfermedad cardiovascular", afirma

Boyle, quien publicó el estudio en el número de agosto de la revista científica

Brain, Behavior and Inmunity. En enero de 2007 se publicó otro estudio

científico que determinó que expresar la ira hacia otras personas u objetos parece

ser el aspecto más "tóxico" en el caso de las mujeres ya que aumenta en forma

importante el riesgo de enfermedad cardiovascular. Ese trabajo se hizo con 936

mujeres, entre los años 1996 y 2000 y fue publicado en la revista científica

Journal of Women's Health por investigadores de la Universidad de California, en Los Angeles, entre otros.

23

Para la salud, es mejor discutir en forma asertiva y evitar la violencia que reprimir el enojo

Contener la ira aumenta la mortalidad

MEDLINE NEWS - Mayo de 2008

En el Departamento de Psicología de la Universidad de Michigan, Estados Unidos, el

profesor Ernest Harburg estudió durante 17 años los códigos de interacción de 192

parejas, enfocando la búsqueda en un dato puntual: cómo reaccionaba cada uno

frente a una agresión verbal considerada injusta, haciendo hincapié en evaluar si

reprimía o no la ira.

Las conclusiones del estudio han sido muy reveladoras ya que en las parejas

cuyos integrantes suprimían sistemáticamente los enojos, el índice de

mortalidad temprana, principalmente por factores cardiovasculares, fue del

23%. Pero entre los miembros de parejas capaces de enfrentar el conflicto,

consensuar diferencias y resolver las crisis, fue de sólo el 6 por ciento.

En el trabajo se indica que en una persona que se siente atacada

injustamente se dispara un sentimiento automático de ira. Si la suprime, la

ira se internaliza y comienza un proceso rumiante de repetición mental de

las imágenes de la pelea, que finalmente se convierte en resentimiento. Si

esta conducta persiste, desequilibra todo el funcionamiento corporal ya

que desencadena un estado de caos de las funciones corporales y es la

base en la que se sustenta el estrés.

Durmiendo con el enemigo

El estrés conyugal puede definirse como un proceso de desgaste de la

comunicación, que se mide a través de la presencia de ciertos indicadores

de hostilidad explícita o implícita en los gestos cotidianos: violencia verbal

y no verbal, descalificación, sarcasmo, burlas, ironía, silencios, manejo y

control del dinero y la sexualidad. Estos rasgos, que inicialmente pueden

estar presentes en discusiones abiertas, se van convirtiendo en rasgos

estables de la relación y van instalando el maltrato psicológico como algo

natural e invisible.

La expresión química del enojo fue objeto de numerosas investigaciones; entre

ellas, varias realizadas por el equipo de Janice Kiecolt Glaser y Ronald Glaser en la

Universidad de Ohio, Estados Unidos. Un estudio comparó el funcionamiento

neuroendocrino de 90 parejas durante el primer año de matrimonio y diez años

más tarde: las concentraciones sanguíneas de las hormonas del estrés habían

trepado considerablemente en las parejas en crisis. Otro estudio, publicado en la

revista Archives of General Psychiatry, demostró cómo las relaciones hostiles

modulan la producción de ciertas sustancias corporales que intervienen en

el proceso de cicatrización (quimiocinas inflamógenas). La ira reprimida, la

imposibilidad de canalizar adecuadamente el enojo y las interacciones hostiles

dentro de la pareja son fuentes de estrés con un poder devastador, que se refleja

en una variada gama de síntomas físicos y psíquicos. Fundamentalmente, favorecen

un estado proinflamatorio del cuerpo que puede incidir negativamente en nuestra

salud como se indica en estos dos ejemplos:

24

La producción de proteína C3 en personas que desarrollan

frecuentemente hostilidad, ira o agresividad, favorece directamente

el desarrollo de infarto agudo de miocardio y otras enfermedades

cardiovasculares.

La producción de la sustancia proinflamatoria NFKB (factor nuclear

Kappa Beta) en individuos con estrés crónico puede estimular el

desarrollo de células tumorales y favorecer la aparición de

metástasis

La palabra es salud

El resentimiento tiene un poder demoledor y, si queda dentro del cuerpo,

lo enferma. Pero el antídoto no parece consistir en liberar abiertamente los

rencores y lanzarse a la pelea ya que no se trata de expulsar la ira a como

sea. Lamentablemente, el remedio inadecuado es siempre peor que la

enfermedad.

La hostilidad en los vínculos tiene una historia. Para desandarla y convertir una

relación tóxica en otra saludable, se debe construir un nuevo esquema de

comunicación, capaz de atravesar el silencio, enfrentar el conflicto y

resolverlo consensuando las diferencias. Reprimir la ira es impedir la

resolución del problema, pero la forma de expresarla tiene sus límites y deben

emplearse algunas reglas de comunicación para solucionar los conflictos

dentro de la pareja:

Desarrollar una escucha saludable: no pensar en otra cosa mientras

el otro está hablando; no interrumpirlo (solamente puede hablar uno

por vez); calmar los sentimientos negativos enfocando la mente en

el contenido intelectual de la conversación; tratar de ignorar

transitoriamente aquellos rasgos del otro que resultan molestos, y

abrir la agenda de temas hasta consensuar algún acuerdo que

restaure el sentimiento de justicia.

Expresar la ira en el momento de la discusión, evitando toda

conducta violenta, que sólo exacerba el problema en lugar de ayudar

a resolverlo.

Es más saludable hablar que no hablar pero el cómo decir es tan importante como el qué decir.

Sin lastimar

Si bien la comunicación tiene que ser honesta y directa, sin ambigüedades,

no tiene que lastimar. A veces, es eficaz acercarse al dolor del otro y tratar

de entenderlo, en lugar de utilizar el conocimiento sobre sus debilidades

para golpear justo ahí, donde se sabe que más duele. Debemos tener en

cuenta el potencial no sólo de las palabras, sino también de los silencios,

de convertirse en sustitutos de la acción. Callarse es una forma de mantener el

control; es un gesto de violencia emocional, que no sólo evita la discusión, sino que

simbólicamente está demostrando una falta de registro del otro, porque una cosa

es el silencio del que está escuchando participativamente y otra muy distinta el

silencio controlador o evitativo, que reprime en el otro una necesidad de hablar y

ser escuchado, con efectos muy tóxicos.

En las relaciones sanas, se puede opinar sin temor de herir ni de ser

herido; no hay descalificaciones ni críticas veladas; la comunicación es

directa y franca. No se calla nada porque no se le teme al trabajo

25

emocional y se aceptan las discusiones y los desacuerdos porque se

toleran las diferencias.

LIBROS DE REFERENCIA

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