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El agotamiento del capital y la sombra de los BRICS 

Frente a frente Ella que será

She’s livin’ la vida loca Y te dolerá

Si de verdad te toca Ella es tu final

Vive la vida loca (Ricky Martin)

 EE.UU. y la ficción del crecimiento Si nuestro principal parámetro para analizar  la economía 

mundial fuese el crecimiento de las ganancias de las grandes empresas monopólicas trasnacionales que tienen base en el capital estadounidense, nos encontraríamos con  lo siguien‐te:  en  el  segundo  trimestre del presente  año,  los  ingresos sumados de las empresas que conforman el índice S&P 500 (las más  grandes  de  ese  país)  se  incrementó  en  un  4,3% frente al mismo periodo de 2013. Es el mayor incremento desde comienzos de 2012, con lo 

cual  rápidamente podríamos  indicar que,  si de ello depen‐diese,  la economía de  la principal economía del mundo ha logrado  salir del pozo  recesivo y marcha a  todo vapor. Sin embargo,  el presidente  ejecutivo de una de  estas  grandes compañías, la Colgate Palmolive Co., aclaraba que en el caso de su empresa, el aumento de ganancias fue de 11%, pero el incremento de ventas de sus productos fue tan solo de 0,1% en igual periodo. Y esta situación parece ser bastante gene‐ralizada (información publicada por Wall Streen Journal, re‐producida localmente en LN 11/8). ¿Que quiere decir esto? Sencillo. Que las grandes empre‐

sas tienen más dólares, pero no porque vendieron más pro‐ductos, sino que recibieron un precio total bastante superior o igual al del año anterior, por haber vendido prácticamente la misma cantidad de mercancías. O sea que aumentaron los precios, pero no el consumo. Este  es  uno  de  los  efectos  de  la  burbuja  financiera  que 

venimos  analizando  pormenorizadamente  en  esta  publica‐ción. El dato no es menor, entre otras cosas porque es una de 

las cuestiones que la FED (Reserva Federal de EE.UU., es de‐cir, su Banco Central) estudia mes a mes para decidir si co‐menzar a subir las tasas de referencia. Recordemos una vez más que la fórmula que EE.UU. aplicó para intentar salir del pozo  luego del estallido de  la crisis de 2007, que  implicó  la quiebra de grandes bancos como el Lehman Brothers, fue la de llevar las tasas a cero (lo que hace que sea más rentable invertir en cualquier cosa que depositar el dinero) y comprar centenares de miles de millones de dólares en bonos para 

incentivar a  los fondos de  inversión,  inyectando dinero ma‐sivamente en el mercado de capitales. Ahora, buscando desinflar la burbuja especulativa que es‐

to genera y que ya se encuentra en un  tamaño mayor a  lo que era antes del estallido en 2007, la FED viene reduciendo gradualmente el programa de compra de bonos (debería de‐jar de comprarlos, según sus propios cálculos, en octubre de este  año)  y  amenaza,  permanentemente,  con  comenzar  a elevar las tasas. Cada vez que hace ello, los mercados ‘tiem‐blan’, es decir, comienza una corrida especulativa que con‐siste en  retirar  inversiones de  las zonas más  ‘riesgosas’  (es decir, de aquellos países a los que será más difícil cobrarles) y en llevarlos hacia el centro de la economía mundial (bonos de bancos  centrales  considerados  seguros, o  la  compra de oro, por ejemplo). Las advertencias sobre el tamaño de  la burbuja  llegan  in‐

sistemente. Sin embargo, la FED no se atreve aún a elevar la tasa, por miedo a profundizar aún más la recesión y la crisis económica mundial. Si eleva las tasas, el dinero fluiría hacia sus  arcas,  retirándose  del  crédito  para  el  consumo,  por ejemplo. Por  ello, mes  a mes,  la  FED  analiza diferentes  variables. 

Una es si las empresas están creciendo. Pero no es lo mismo que crezcan porque  les  ingresó más dinero o que  lo hagan porque vendieron más mercancías. Esto último es lo que lle‐va  inmediatamente a  incrementar  la producción para repo‐ner el stock, empujando también  la creación de empleo,  lo que  hace  que  ‘la  rueda’  se  ponga  en marcha  para  que  el mercado funcione. Por lo tanto, los índices de consumo también son tenidos 

en cuenta. También, y sobre todo, los de empleo. Según  publica  el  periódico  de  la  city  neoyorquina Wall 

Street  Journal,  la  industria  estadounidense  ha  logrado,  en los últimos tiempos, utilizar parte de la capaciad ociosa que había dejado  la crisis de 2007, pero aún sin  lograr  llegar ni siquiera al momento previo al estallido. Actualmente, las fá‐bricas, mineras y empresas de  servicios públicos  rondan el 79% de capacidad instalada en uso (en 2009 llegó al piso del 67%): “Los funcionarios de la Fed, en particular su presiden‐

Análisis de Coyuntura 3

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ta, Janet Yellen, y sus aliados, han hecho énfasis en la capa‐cidad ociosa del mercado  laboral. Citan cifras que sugieren que hay bastante margen para mejorar, como una  tasa de desempleo aún alta de 6,2%,  la gran cantidad de personas que trabajan a medio tiempo, pero que dicen que preferirían trabajar a  jornada completa y el débil aumento  salarial de los últimos años. ”Estos  funcionarios están a  favor de mantener  la tasa de 

interés de  corto plazo  cerca de  cero hasta bien  entrado  el próximo  año  para  estimular  un mayor  crecimiento,  lo  que debería crear más empleos e  impulsar  los sueldos.  ‘Una ga‐ma  de  indicadores  del mercado  laboral  sugiere  que  sigue habiendo una  considerable  subutilización de  recursos  labo‐rales’,  afirmó  la  Fed  en  un  comunicado  tras  su  última reunión,  reflejando un  consenso”  (WSJ,  reproducido  en  LN 11/8). El desempleo sigue muy alto, y lo que se ha logrado redu‐

cir es a base de bajos salarios y empleos parciales que no al‐canzan para cubrir lo necesario para vivir. Ello, por supuesto, no puede estimular el consumo. Al respecto, una investigación realizada por los economis‐

tas  laborales  Steven David de  la Universidad de Chicago  y John Haltiwanger de  la Universidad de Maryland  indicaba: “EE.UU. va camino de perder una de sus notables fortalezas económicas:  un  sólido  flujo  de  trabajadores  entre  puestos laborales y la ‘rotación’ del empleo. (…) Esta caída puede te‐ner consecuencias particularmente graves para los estadou‐nidenses menos  calificados  alargando  los  períodos  de  des‐empleo, ya que  los nuevos puestos de  trabajo no aparecen tan rápidamente y se hace más difícil progresar en una em‐presa o cambiar de empleador” (RT 24/8). Con otras palabras, el semanario de la city londinense The 

Economist  daba  cuenta  del  hecho  en  igual  sentido  que  la agencia de información rusa: “Por un lado, puestos de traba‐jo seguros, predominantemente calificados, y por otro  lado, el trabajo inseguro, en su mayoría no calificado. El temor es que la división se deba a que los mercados laborales inflexi‐bles hacen que sea difícil subir en la escalera de trabajo” (TE 30/8). Por todo ello, la FED no se atreve aún a elevar la tasa. Pe‐

ro dejarla en cero contiene el peligro de  la burbuja de pre‐cios,  que  siguen  subiendo,  sólo  porque  hay  más  dólares dando  vueltas  incentivando artificialmente el  consumo  (en base al crédito, se consumen cosas que se pagarán más ade‐lante, quién  sabe con qué). De cualquier manera, ya nadie espera que la FED tome tamaña medida antes de marzo de 2015. Los  fondos de  inversión pasarán un  fin de año  ‘tran‐quilos’. Mientras EE.UU. intenta entonces reducir paulatinamente 

su  apalancamiento,  todas  las miradas  están  puestas  en  la vieja y cansada economía europea. 

Europa y la recesión De acuerdo al  instituto estadístico oficial del Viejo Conti‐

nente Eurostat, el PBI de los 18 países miembro de la euro‐zona no creció en el segundo trimestre del año, es decir, Eu‐ropa  se  estancó.  No  es  que  se  esperase mucho:  los más optimistas calculaban por lo menos un 0,2%. Pero nada. Ce‐ro. Nulo. El estancamiento tiene que ver, básicamente, con que las 

tres principales potencias del  continente mostraron núme‐ros negativos:  Italia  se  achicó  0,2 puntos  y  entró  en  rece‐sión, Francia se mantuvo sin crecer, mientras que Alemania cayó 0,2 puntos respecto al primer trimestre. Estas tres po‐tencias económicas representan,  juntas, dos tercios del PBI de  la zona Euro. Precisamente,  los tres países con principal potencia industrial. Si del conjunto de los datos que confor‐man  el PBI  analizamos  sólo  la parte  referida  a producción industrial, la zona Euro lleva 10 trimestres consecutivos des‐cendiendo, este último al 0,8%. El ingreso en los hogares su‐frió una caída aún mayor: 2,4%  (toda  la  información publi‐cada en CD 16/8). En el caso de Alemania, motor indiscutido de la economía 

europea, el dato es más que preocupante, ya que su indus‐tria representa poco más de un cuarto de  la producción de todo el Viejo Continente. Sus principales mercados de exportación lo constituyen la 

propia Europa y Asia. Por lo tanto, su contracción industrial y el achicamiento de su PBI anual  (‐0,2%, como ya dijimos) en el segundo trimestre, no pueden significar otra cosa que una profundización de la crisis para el resto de los países de la Unión Europea, que dependen de la tracción alemana. En  la segunda economía europea, Francia, como dijimos, 

el crecimiento del segundo trimestre resultó nulo. Con ello, estalló  una  crisis  de  gabinete.  El  Primer Ministro, Manuel Valls, puesto en el  cargo hace apenas  cuatro meses por el socialdemócrata  Francois  Hollande,  presentó  su  renuncia, molesto por  las  críticas del Ministro de  Economía, Arnaud Montebourg,  respecto de  las políticas de ajuste  implemen‐tadas. Pero Hollande confirmó a Valls y  los que volaron del gabinete  fueron  los  críticos  por  ‘izquierda’  Montebourg, Hamon (Educación) y Filippetti (Cultura) (información publi‐cada en CD 25/8 y LN 26/8). Hollande se mostraba así dispuesto a mantener la política 

de austeridad ordenada por Bruselas y avanzar  con  las  re‐formas en el mercado laboral que hagan sentir más a gusto a  los empresarios, en busca de  inversiones que  impulsen el crecimiento. Para muestra  alcanza  y  sobra  el nuevo ministro de  Eco‐

nomía elegido: nada menos que Emmanuel Macron, ex eje‐cutivo de  la banca  judeo‐británica Rothschild. El presidente de  la  principal  asociación  empresaria  francesa  (MEDEF), Yvon Gattaz, ofrecía rápidamente su visto bueno: “Es un ex‐celente símbolo” (LN 27/8). 

4 Frente a frente

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Sin embargo, con  los números negativos del segundo tri‐mestre,  llegaban  las  excusas  y  las nuevas promesas:  al no lograr  la meta  de  crecimiento  esperada,  Francia  no  podrá recortar los 50 mil millones de euros de gasto público en los próximos 3 años, tal como prometió a  la Unión Europea. Al menos en 2014,  la meta anual  ya  resulta  imposible  (infor‐mación publicada en DW 16/8). En el caso italiano, desde 2007 a la fecha, el PBI se contra‐

jo 9 puntos porcentuales, la industria se derrumbó un 25% y se perdieron 1.600.000 puestos de trabajo. Desde entonces, esta es  la  tercera vez que este país  cae en  recesión. De  la segunda  había  logrado  salir  en  2013.  Frente  a  ello,  el  go‐bierno de Mateo Renzi viene aplicando medidas de ajuste e intento de desguace del Estado de Bienestar, es decir quita de beneficios  sociales  a  los  trabajadores  y  la población en general. De acuerdo al ministro de Economía Pier Carlo Pa‐doan, “se sale de  la crisis si seguimos con  la estrategia del gobierno, es decir, reformas estructurales, simplificaciones y aumento de la competitividad” (LN 7/8). A  su  vez,  Italia  tiene una deuda pública que  asciende al 

136% de su PBI. Si se reduce su PBI, se pasará con el gasto, ya que  tenía calculado un gasto público anual para un cre‐cimiento de 0,8%. Con los nuevos números, y de confirmar‐se esta  tedendencia hasta  fin de año,  la deuda rondará  los 140  puntos  porcentuales  respecto  al  PBI  anual,  mientras que el recorte de gastos deberá ser gigante para cumplir las metas de la Unión Europea (3% del PBI), con el riesgo, inevi‐table por otro lado, de que ello redunde en una mayor con‐tracción de  la economía  (información publicada en TE 9/8, LN 10/8y CD 16/8). Nada de lo que haga el resto de los países puede compen‐

sar lo que en estos tres gigantes ocurra. Por tamaño,  la que sigue en  la  lista es  la economía espa‐

ñola. Allí, donde el crecimiento del segundo trimestre alcan‐zó  la exorbitante cifra de 0,6%, el presidente Rajoy anunció que “la  recuperación es  firme y cada vez más  intensa y ha llegado para quedarse”.  Sin  embargo,  si de  esa  cifra deja‐mos  sólo  la  producción  industrial,  el  crecimiento  se  tran‐forma en caída: ‐0,8%. Para Grecia, por  su parte, el  segundo  trimestre  también 

resultó negativo:  ‐0,3%. La economía helena arrastra así 24 trimestres  (6  años)  consecutivos  en  recesión  (información publicada en DW 1/9). También los datos de los precios de la zona Euro fueron a 

la  baja.  La  inflación  interanual  fue  en  julio  de  0,4%  y  en agosto de 0,3%, acercándose a la tan temida deflación. Des‐de 2009 que dicho índice no estaba tan bajo, cuando tocó el piso de 0,1 en el mes de octubre (toda la información publi‐cada en DW 14/8, LN 15/8 y DW 29/8). Recordemos que  la meta  inflacionaria  de  las  autoridades  europeas  para  este año era del 2%. 

El dato no es menor. De acuerdo con el semanario finan‐ciero  londinense  The  Economist,  “la  deflación  sería  espe‐cialmente grave para la zona euro, debido a los altos niveles de  endeudamiento  privado  y  público  en muchos  de  los  18 países que comparten la moneda única. Incluso si la inflación fuera  positiva  pero  baja  lastimaría  a  los  deudores,  ya  que sus ingresos aumentarían en menor medida de lo que espe‐raban cuando pidieron prestado. Si  la deflación  llega a  ins‐taurarse, los efectos serían aún peores: cuando los precios y salarios bajan, las deudas, que no se encogen, se convierten en más difíciles de pagar” (TE 16/8, traducción propia). Deudas que, por otro lado, los propios analistas económi‐

cos de  los grandes centros financieros ya estiman como  in‐cobrables. Mientras tanto, el desempleo de la zona Euro continúa en 

los  11,5  puntos  porcentuales  de  la  población  económica‐mente activa, según Eurostat. Si se tiene en cuenta que en 2013 había llegado al 12%, la soga se aflojó un poco. Se trata nada menos que de 18 millones y medio de personas que buscan trabajo y no lo consiguen. Si se toma no sólo la zona Euro sino al conjunto de los miembros de la Unión Europea, la cifra asciende a más de 28 millones. Por supuesto, la dis‐paridad entre  la  zona norte  y  sur es enorme. Mientras en Grecia  supera  los 27 puntos y en España  roza  los 24,5, en Alemania o Austria no llega al 5%. El dato de España  llegaba  junto  con  la  siguiente  afirma‐

ción de su presidente Rajoy: “El mercado laboral en España ha dado un giro de 180 grados”. Es que su país lograba, lue‐go de haber alcanzado  los 26 puntos de desocupación,  re‐ducirla a las cifras actuales (24,47) mediante la implementa‐ción  de  un  paquete  de  medidas  de  flexibilización  y precarización  laboral  por  todos  conocidas:  rebaja  de  im‐puestos a  las empresas, extensión del permiso para contra‐tos temporarios y precarios, reducción de las  indemnizacio‐nes sin causas  justificadas, etc. Con ello, España creó en el último año 190 mil puestos de trabajo, a costa por supuesto de las condiciones laborales y de vida en general de los tra‐bajadores  ibéricos. Para  tener un parámetro de ello, pode‐mos  indicar  que  una  cuarta  parte  de  la  fuerza  laboral  ac‐tualmente  en  actividad,  tiene  contrato  temporal  (toda  la información publicada en TE 2/8). Volviendo  a  las  cifras  generales  de  la  zona  Euro,  los  11 

puntos y medio de desocupación se estiran a más del 23% en  lo que respecta a  la franja etaria comprendida entre  los 15 y  los 24 años, excluídos  los estudiantes. Ese mismo nú‐mero en Grecia y España supera el 50%. Según un informe de la fundación alemana Bosch, alrede‐

dor de 7 millones y medio de  jóvenes europeos no  tienen trabajo  ni  formación.  Ingrid Hamm,  directiva  de  la  institu‐ción, señala al respecto: “Se está produciendo algo así como una generación perdida” (DW 26/8). 

Análisis de Coyuntura 5

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Pero  la situación no afecta sólo a  los más  jóvenes. A me‐dida que van pasando los años, la franja etaria en problemas y  con  consecuencias  visibles  se  acrecienta.  De  acuerdo  al análisis  realizado por el Wall  Street  Journal,  titulado  suge‐rentemente  “Los  jóvenes europeos pagan  los  costos de  los beneficios que recibieron sus padres”, “el  inmenso costo de las protecciones laborales que han brindado una vida cómo‐da a la generación de la posguerra ahora impide que sus hi‐jos disfruten de los mismos beneficios. ”La generación mayor se benefició de décadas de una só‐

lida protección laboral, salarios garantizados por los sindica‐tos y  la promesa de una  jubilación adecuada. Todo esto  les permitió sortear sin mayores  inconvenientes  la crisis econó‐mica más prolongada en la Europa de la posguerra. ”En  cambio, muchos  europeos más  jóvenes  apenas  pue‐

den aspirar a trabajos de corto plazo mal remunerados que a menudo abren una brecha de ingresos que tal vez jamás se cierre.  Las  compañías  en  muchos  países  son  renuentes  a ofrecer contratos permanentes, debido a la rígida legislación laboral y a los altísimos impuestos de nómina que financian la gigantesca cuenta de las pensiones de sus padres. ”La brecha se amplía. El ingreso medio de los mayores de 

60 años entre 2008 y 2012 subió en casi todos los países de la Unión Europea, según las cifras de Eurostat. Sin embargo, cayó entre los menores de 25 años en casi la mitad de los in‐tegrantes de la UE, una lista que incluye a España, Portugal, el Reino Unido y Holanda. ”Esto ha aumentado la dependencia de los jóvenes en sus 

padres, quienes, a  su vez,  se  sienten  frustrados de que  sus des‐cendientes tengan más de 30 o 40 años y no se puedan independizar. ”Un estudio  reciente de Eurofound,  la agencia de  investi‐

gación social de la UE, indicó que el número de personas de entre 18 y 29 años que seguía viviendo con sus progenitores aumentó de 44% en 2007 a 48% en 2011, mientras que  la pobreza entre los jóvenes ha crecido en casi todos los países europeos. ”Esta división generacional impactará el crecimiento de la 

economía  europea,  que  ahora  atraviesa  una  recuperación frágil, puesto que períodos prolongados de desocupación en‐tre adultos  jóvenes puede afectar  la  capacidad de generar ingresos durante años y  lastrar el  crecimiento. Durante  las dos  próximas  décadas,  aproximadamente,  los  salarios  no percibidos de  los  jóvenes en España y Grecia, donde el des‐empleo  entre  los  jóvenes  supera  el  50%,  podrían  generar una pérdida del Producto  Interno Bruto de entre 8%  y 6%, respectivamente,  según  un  informe  divulgado  en  enero  de 2013 por la firma TD Economics. ”Italia ofrece un claro ejemplo de  la brecha generacional. 

La  tasa de empleo de  los  italianos menores de 40 años ha caído  nueve  puntos  porcentuales  desde  2007  y  subido  en 

igual porcentaje entre  las personas de 55 a 64 años, según Eurostat. ”La economía italiana entró en el segundo trimestre en su 

tercera recesión desde 2008, dificultando que  los más  jóve‐nes cierren la brecha con una generación que se benefició de una expansión económica. La recesión también complica los esfuerzos del primer ministro Matteo Renzi para combatir el desempleo entre  los  jóvenes, que en  junio batió una nueva marca al alcanzar 43,7%” (Wall Street Journal, reproducido en LN 13/8). El  desempleo  juvenil  es  alarmante,  pero  quienes  consi‐

guen empleo no  logran con ello ni  siquiera  independizarse económicamente de sus padres. Y no estamos hablando de jóvenes de hasta 25  años,  sino de  adultos de hasta 40. El matutino neoyorquino se encarga, a su vez, de recordarle a Europa de las implicancias de haber vivido a crédito desde la posguerra. Como  tantas veces  indicamos en estas páginas, el Plan Marshall para  la reconstrucción de Europa  luego de la Segunda Guerra mundial permitió a enorme cantidad de trabajadores europeos disfrutar de  los ‘beneficios’ del capi‐talismo  a  costa  de  abandonar  y/o  de  oponerse  ferviente‐mente a las ideas comunistas provenientes desde el Este. Pero  todo  fue una  ficción. Se gastó a cuenta. El nivel de 

vida no  se  correspondía con  la  capacidad productiva euro‐pea.  Las  razones  eran  estrictamente  político‐ideológicas. Ahora, los hijos de dichas generaciones, aquellos que nacie‐ron en  la década del 70 y que  ingresaron al mundo  laboral hacia los neoliberales y unipolares años 90, tras la caída del Muro de Berlín  y el derrumbe del  campo  socialista, pagan las cuentas pendientes. Lo hacen, además, sin herramientas político‐ideológicas ni ejemplos cercanos de dónde agarrar‐se, precisamente porque  las generaciones mayores vivas se comportaron de esa manera, disfrutando a cuenta, y porque no existe más, justamente, el campo socialista en la Europa del Este. Crecieron viviendo el bienestar de sus padres y escuchan‐

do que había que derrotar al monstruo soviético. Se afirma‐ron en el mundo e ingresaron al mercado laboral con la vic‐toria de  las  ideas occidentales  y el  libre mercado. Algunos llegaron a creer, con Fukuyama, que era el  ‘fin de  la histo‐ria’.  Si no había más historia,  se  trataba,  simplemente, de dedicarse a disfrutar. ‘Livin´ la vida loca’. Los 40 los alcanzan así de inmaduros. Frente  a  todo  este  descalabro,  y  como  los  números  no 

reaccionan,  las  autoridades  europeas  decidieron  desde  el mes de septiembre inflar artificialmente los números de los PBI de los países miembro, lo que reducirá, aunque sea sólo nominalmente,  los  déficits  y  los  porcentajes  de  deuda.  La maniobra  es bien  sencilla.  Si  yo hago que mi  PBI  sea más grande, el porcentaje de lo que debo respecto a lo que pro‐duzco  se  reduce.  Pero…  ¿cómo  puedo  hacer  que  parezca que crezca si no lo hizo? La idea de las autoridades europeas 

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no pudo haber sido más representativa del momento por el que atraviesa el Viejo Continente:  incluir en  las cuentas de cada uno de  los países  las  siguientes actividades: prostitu‐ción, tráfico de drogas y contrabando. Maquillaje de domin‐go para resaca de sábado a la noche. De acuerdo a  la orden emitida por  las autoridades de  la 

Eurostat  (agencia oficial de  estadísticias de  la Unión  Euro‐pea), el PBI de  cada país miembro deberá  incluir desde el mes próximo todas las actividades, sean o no lícitas, que im‐pliquen un ‘intercambio libre’. Según  las  previsiones  del  instituto  de  estadísticas  oficial 

español, ello redundaría en un ¿crecimiento? de entre 2,7 y 4,5 puntos porcentuales. Seguramente, para las autoridades españolas no es el momento de andar escondiendo dramas sociales, siempre y cuando signifiquen un incremento en los números de la actividad económica. Con los números actua‐les, la deuda pública española superó por primera vez el bi‐llón (millón de millones) de Euros, acercándose al 99,5% de su PBI. Tal vez con las drogas, la prostitución y el contraban‐do incluído, se logre llegar a fin de año sin que la deuda pú‐blica supere todo lo producido por los españoles en un año. Mientras tanto,  la estadística oficial  londinense estimó el 

incremento previsto por las ‘nuevas actividades económicas’ en  un  0,7%  (para  un  reino  que  históricamente  tuvo  en  el contrabando y  la piratería  su principal actividad parece un número bastante modesto). Por su parte, el organismo  ita‐liano calculó el suyo en nada menos que 10% del PBI (¡y eso que el Papa amenazó con excomulgar a  los miembros de  la mafia!), mientras que en Alemania  la oficina  federal de es‐tadísticas estimó un incremento del 3% (toda la información publicada en LN 3/8 y DW 14/8). Precisamente Inglaterra, frente a los datos negativos de la 

zona Euro (este país no forma parte de la misma, pero sí de la  Unión  Europea),  presentó  un  crecimiento  trimestral  de 0,8 puntos porcentuales, alargando  la  racha a 6  trimestres consecutivos  con  subas. Este país  tuvo,  luego del  estallido de la crisis en 2007 y hasta 2009, una contracción de su PBI en nada menos que el 7,2%. Como vemos,  la  recuperación marcha a paso cansino (información publicada en DW 15/8). Con toda esta situación, el vaticinio del semanario pirata 

The Economist para la moneda común europea resulta lapi‐dario: “Si la unión monetaria no trae más que estancamien‐to, desempleo y deflación, entonces algunas personas final‐mente votarán abandonar el euro. Gracias a la promesa del señor Draghi para poner un piso a la deuda pública, el riesgo de que  las presiones  financieras podrían desencadenar una ruptura ha retrocedido. Pero el riesgo político que uno o más países decidan saltar fuera de la moneda única está aumen‐tando todo el tiempo. La crisis del euro no ha desaparecido; sólo  está  esperando  en  el  horizonte”  (TE  30/8,  traducción propia). El capital anglo‐estadounidense también. 

Más allá de Europa y de  los Estados Unidos,  la otra eco‐nomía a observar es la del poderoso Japón. Pues bien, el PBI del sol naciente se contrajo en el segundo trimestre de este año  nada menos  que  6,8%  (información  publicada  en  TE 16/8). 

El costo de sancionar a Rusia (o el tiro en el pie) Como si todo esto fuera poco para  la vieja y cansada Eu‐

ropa, se  le han sumado en  los últimos tiempos  los descala‐bros geopolíticos y militares provocados en gran medida en sus fronteras por la inmediata necesidad de sus socios esta‐dounidenses. Serán analizados todos ellos y sus pormenores en el siguiente artículo de esta publicación. Adelantaremos, sin embargo, las consecuencias económicas de uno de ellos, el más  importante  y peligroso  en  la  coyuntura  actual: nos referimos al conlifcto en Ucrania y  los ataques perpetrados desde allí por las fuerzas occidentales nada menos que a Ru‐sia.  Ya hemos analizado el mes pasado como  la Unión Euro‐

pea  avanzó,  tibiamente  y  no  sin  contradicciones  internas, con  la aplicación de sanciones comerciales al gigante euro‐asiático.  Las mismas  entraron  en  vigencia  el  1  de  agosto, afectando específicamente a  los sectores de defensa, ener‐gía y bancario. Sin embargo, a pesar de ser Europa la que sancionaba, du‐

rante todo el mes de agosto  llovieron  las quejas y  los pedi‐dos de ayuda de diversos sectores empresarios europeos. Desde  Inglaterra,  por  ejemplo,  la  petrolera  británica  BP 

presentó  un  informe  señalando:  “Cualquier  futuro  daño  a nuestra relación con Rosneft (petrolera rusa de la cual BP es accionista) o el efecto de sanciones económicas adicionales podría  tener un  impacto negativo en nuestros objetivos es‐tratégicos y comerciales en Rusia, en nuestro nivel de ingre‐sos, producción y reservas, en nuestra inversión en Rosneft y en nuestra reputación” (FT, reproducido en RT 31/7). El empresariado alemán también alzó su queja. Según un 

comunicado de prensa  emitido por el  jefe del Comité  ale‐mán de Relaciones Económicas con Europa del Este, Eckhard Cordes, “tenemos que preocuparnos ante el hecho de que la mayor parte del sistema comercial ruso se trasladará hacia Asia y América Latina”. La preocupación  llega por  la expor‐tación de piezas de recambio para escaladoras, excavadoras, tractores,  pompas,  taladros  y  equipos  ferroviarios,  según explicaba  el  funcionario.  Rusia  era,  hasta  el momento,  el tercer  importador  de  maquinaria  industrial  alemana  (RT 26/8). Suiza por  su parte, a  través de  su ministro de Economía 

Johann Schneider‐Ammann, avisó que no respetará  las san‐ciones, “porque ello generaría un efecto dominó que dañaría la  economía nacional”  (RT 4/8). De  acuerdo  a  información publicada por la agencia Reuters, un 75% de las exportacio‐nes de crudo  ruso se  realiza a  través de Ginebra, mientras 

Análisis de Coyuntura 7

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que los activos rusos en los bancos helvéticos suman un to‐tal de 15.200 millones de dólares. Ello explica la premura del Ministro de economía suizo por aclarar la situación. También  Finlandia, que  en  gran medida depende de  las 

exportaciones a Rusia,  se quejó mediante  la palabra de  su primer  ministro,  Alexander  Stubb:  “Está  claro  que,  si  las sanciones afectan a Finlandia de manera desproporcionada, solicitaremos  el  apoyo  de  nuestros  socios  europeos”  (DW 8/8). Por su parte, el primer ministro húngaro Víctor Orban fue 

directo al punto: “Las sanciones que  impuso Occidente nos causa más daño a nosotros que a Rusia.  (…) Esto  se  llama pegarse un tiro en el pie. (…) Haré todo lo posible, (…) inten‐tando hacer que nuestros socios  reconsideren  la política de sanciones, que no está bien pensada” (RT 15/8). También el sector agrícola europeo elevó sus quejas, so‐

bre todo a partir de que Rusia replicara a las sanciones occi‐dentales  con  el  cierre de  los mercados de  importación de alimentos europeos (lo que analizaremos más adelante). En tal sentido, de acuerdo a  la Comisión Europea,  las exporta‐ciones a Rusia en dichos rubros alcanzaban en 2013  la cifra de 12 mil millones de euros. Si se calcula el conjunto de las producciones que se exportan al gigante euroasiático, según datos de  la propia Comisión Europea,  las pérdidas podrían ascender hasta los 40 mil millones. Desde  Austria,  el  principal  líder  opositor,  Heinz‐Cristian 

Strache, advertía: “Solo dos días después de que se adopta‐ran las sanciones [contra Rusia] nuestra agricultura ya se ha visto afectada. (…) Ahora la UE se está rompiendo la cabeza intentando  inventarse  una  manera  de  mitigar  las  conse‐cuencias. En vez de invitar a Rusia al diálogo arrastra a nues‐tra agricultura al abismo” (RT 11/8). Por  su  parte,  el  ministro  de  agricultura  polaco,  Marek 

Sawicky,  se quejaba por  la decisión  rusa de aplicar contra‐sanciones, acusando a Rusia de violar el derecho internacio‐nal al tiempo que pedía a la Unión Europea compensaciones económicas para sus productores agrícolas (RT 8/8). Países más pequeños como Grecia y Chipre, que calculan 

sus pérdidas en 178 y 15 millones de euros respectivamen‐te,  también  pidieron  compensaciones  económicas  a  la UE (RT 8/8). Por su parte, el alcalde y diputado francés Jacques Myard, 

en una entrevista con el diario local Le Figaro, indicaba: “En un momento  en  que  Francia  afronta  dificultades  económi‐cas, financieras y presupuestarias es, cuando menos, un sui‐cidio atentar contra nuestras exportaciones a Rusia, que son necesarias para mantener los niveles de empleo en el país y la balanza comercial” (RT 8/8). Desde la alicaída España, la voz que se escuchó fue la del 

presidente  de  Industrias  Lácteas  Asturianas,  Francisco  Ro‐dríguez, quien señalaba que las sanciones “tendrán un efec‐to rebote que afectará muy directamente a España. (…) Bru‐

selas no está haciendo nada para resolver esta situación. (…) Es  fácil  prever  que  vamos  a  tener  problemas.  Se  avecinan tiempos difíciles que me preocupan mucho, porque detrás de todo esto están nuestros ganaderos que, si no obtienen ren‐ta suficiente, optarán por abandonar el campo o cambiar el tipo de producción” (RT 10/8). Frente a todas  las quejas, el comisario de Agricultura eu‐

ropeo, Dacian Ciolos, prometió que  la UE  comprará  varios tipos de  frutas y verduras perecederas  (tomates,  champig‐nones, pimientos, coliflor y pepinos, entre otros) como for‐ma de ayudar a  los agruicultores (información publicada en DW 14/8).  El  alto  funcionario no  índicó,  sin  embargo, qué haría con esos productos una vez adquiridos. Sin embargo, lo ofrecido parece que no alcanzaría. Miguel 

Blanco, secretario general de  la Coordinadora de Organiza‐ciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), luego de que les ofrecieran 125 millones de euros para comprarles  sus pro‐ductos, reflexionaba en forma aguda: “Se están haciendo las cosas mal por parte de la Comisión Europea, 125 millones no alcanzarán para paliar  todas  las consecuencias que supone para el mercado de los productos afectados”. Desde su pun‐to de vista, apenas sirve para comenzar a retirar del merca‐do productos sobrantes, pero “no para afrontar el problema completo”. A  su  vez,  el  dirigente  empresarial  español  se  indignaba 

con que “no se hayan previsto estas consecuencias” y que, una vez previstas, “no se hayan tomado medidas adecuadas: Ya  se están notando  caídas de precios de hasta el 50% en comparación con  la  temporada pasada.  (…) Si una decisión política nos pone en  jaque, una decisión política también  lo debería  resolver, o con nuevos mercados o con más presu‐puesto. (…) Vamos a ver cómo evoluciona, pero si no hay so‐luciones  rápido  saldremos  a  las  calles”,  amenazaba  (RT 20/8). El tono de las críticas aumentó aún más cuando comenza‐

ron a circular primero las versiones y luego las comitivas de países latinoamericanos, entre ellos la Argentina, dispuestos a ofrecer a Rusia los productos que no podrán ingresar pro‐venientes de la UE. Al menos una docena de funcionarios de la UE ‘visitaron’ la cancillería argentina para quejarse por la misión comercial a Moscú encabezada por  los ministros de Industria  (Giorgi)  y  de  Agricultura  (Casamiquela)  (informa‐ción publicada en RT 25/8). Con todo, sobre el final de mes,  la UE volvía a reunirse y 

anunciaba nuevas sanciones comerciales a Rusia, aunque no se  precisó  aún  cuáles.  Se  conformó  sí  una  comisión  para analizar en qué sectores se podrían aplicar (información pu‐blicada en LN 31/8). 

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Alemania se resiste a usar la palanca La  situación  entonces  no  puede  ser  peor. A  los  trágicos 

números de  las principales economías europeas,  se  suman ahora las consecuencias de acompañar a EE.UU. en su políti‐ca de sanción económica a Rusia. Frente a todo ello, el mes de agosto fue de una gran puja 

entre Alemania y el resto de  los países de  la zona Euro por obligar o no al Banco Central Europeo (BCE) a profundizar la política de  apalancamiento,  emulando  a  su par  estadouni‐dense, la FED. Ya  el  BCE  había  llevado  las  tasas  al  mínimo  índice  de 

0,15%, e  incluso  lanzado tasas negativas para  los depósitos de un día en sus arcas, buscando con ello estimular el depó‐sito en la banca privada y el crédito consecuente. El  Bundesbank,  banco  central  alemán  y  principal  fuente 

de recursos del BCE, que se resistió a ello hasta donde pudo (lógicamente, porque Alemania  se niega a pagar  los platos rotos del  resto de  los países  europeos,  empujándolos  a  la austeridad y a  las  reformas estructurales que  terminen de desguazar el Estado de Bienestar), ahora  intenta resistir en la nueva trinchera:  la compra masiva de bonos mediante  la emisión de euros, tal como lo hizo la FED con el dólar en los últimos años. Las presiones de parte del capital anglo‐estadounidense al 

respecto son constantes, buscando que  las reservas germa‐nas apalanquen el consumo europeo, para ver si entre todos logran poner en marcha  la economía global. Por  supuesto, cuando  la burbuja estalle, se verá quienes ganan y quienes quedan al margen del nuevo ciclo económico. Alemania pre‐fiere, por ahora, y a pesar de los claros signos de recesión en su continente y hasta en su propia casa, mantener bajo con‐trol dichas  fronteras sin exponerse a una disputa que sabe que lo hará realizar un enorme esfuerzo con grandes pérdi‐das, ni qué decir de intentar controlarla. El BCE cuenta en su cartera con bonos por apenas el 8% 

del PBI de los países miembro. Su par de Inglaterra, un 25%, el de  Japón un 52% y  la FED un 26% respectivamente. Son precisamente esos países los que le piden ahora a Alemania que juegue su papel y que suelte la soga del BCE para que la Eurozona también apalanque comprando bonos mediante la emisión masiva (es decir, desvalorizando su moneda y por lo tanto su peso en  la economía global). Alemania, como diji‐mos,  por  ahora  logra  resistir  (información  publicada  en  el diario financiero estadounidense Wall Street Journal, repro‐ducido localmente en LN 4/8 y en TE 23/8). Por ello, el presidente del BCE, el  italiano Mario Draghi, 

hizo malabares en  sus declaraciones pos  reunión mensual, para explicar que se mantendrían las tasas en 0,15, pero que no  se  implementaría  todavía  ningún paquete  de  estímulo, pese a que la esperada recuperación europea se encuentra, 

según  sus  propias  palabras,  “débil,  frágil  y  desigual”  (LN 10/8). 

La burbuja y su permanente bamboleo Mientras tanto, como dijimos, el peligro de que la burbuja 

financiera estalle crece mes a mes, sin que nadie sepa con precisión  cuándo  ni  donde  explotará,  aunque  lo  hará  de forma irremediable. Hemos explicado en reiteradas oportunidades que la bur‐

buja es, en realidad, plétora de capital, capital sobrante que no  encuentra  dónde  reproducirse  en  la  economía  real,  ya abarrotada de productos que no encuentran mercado,  lan‐zado hacia  la especulación. Se trata de bonos y diversos ti‐pos de papeles especulativos que están allí  rondando per‐manentemente, buscando cómo insertarse en la producción para  lograr tomar una parte del valor producido y retirarse rápidamente hacia sus nidos financieros. Por ello, en  la medida en que  los bancos centrales de  los 

principales países  incrementan  la  inyección de dinero bus‐cando con ello reactivar  la aliacaída economía global, estos fondos  toman  esos  dineros  y  lo  utilizan  para  realizar transacciones  especultativas  y  obtener  ganancias  que  no pueden salir de otro lado que no sea de lo único que genera incremento real del valor, es decir, de la riqueza socialmen‐te producida: la producción de bienes y servicios. En cuanto amenazan  con  cerrar el grifo de  la  inyección de dinero,  se retiran las inversiones de los lugares más riesgosos, corrien‐do, como explicamos más arriba, hacia los países centrales. ¿Cómo estuvo  la plétora en agosto? Miles de millones se 

han estado invirtiendo en los últimos meses en los denomi‐nados mercados  ‘emergentes’, e  inclusive en  los países de mayor riesgo, los llamados ‘mercados de frontera’ (la Argen‐tina se encuentra en este último grupo). En  lo que va del año,  los  ‘mercados de frontera’ han cre‐

cido, en lo que a ingreso de capitales de grandes fondos de inversión  refiere  (o  sea,  especulativos)  un  19%,  mientras que los emergentes lo hicieron en un 6%. Según explica Kemal Ahmed, gerente de portafolio y  jefe 

de  inversiones de  frontera en  Investec Asset Management, un  fondo  que  administra  123  mil  millones  alrededor  del mundo,  “hay un  intento  casi desesperado por parte de  los inversionistas de conseguir  las ganancias que han obtenido otros  en mercados  emergentes  en  la última  década  (y)  un deseo auténtico de creer que pueden obtener  rendimientos de entre 13% y 15%”. De acuerdo al matutino neoyorquino Wall Street Journal, 

“el problema para muchos  inversionistas es que  las oportu‐nidades en mercados de frontera son pocas y la competencia es  feroz.  La  participación  de  capital  extranjero  en muchas compañías en el  índice ya alcanzó  los  límites  impuestos por los gobiernos. (…) La capitalización de mercado de todas las empresas  incluidas  en  el  Índice  de Mercados  de  Frontera 

Análisis de Coyuntura 9

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MSCI  ronda  los US$109.000 millones,  según MSCI,  frente a US$4 billones (millones de millones) en el índice de mercados emergentes. Dado  el  tamaño de  los mercados, algunos  in‐versionistas  temen  una  repentina  fuga  de  capitales.  Ante una  liquidez  limitada, una ola de ventas  rápidas podría de‐rribar  a  los  mercados  de  frontera,  señalan”  (Wall  Street Journal, reproducido en LN 7/8). El peligro es permanente. Recordemos, sin ir más lejos, la 

corrida especulativa durante el mes de enero del presente año  que  afectó  seriamente  la  economía  de  nuestro  país, luego de que la FED comenzara a reducir la inyección de di‐nero en los mercados de capitales. Sin  embargo,  según  deja  ver  el Wall  Street  Journal,  los 

fondos de inversión andan de compras por los países emer‐gentes  e  incluso  por  los  de  frontera,  como  el  nuestro.  Al menos hasta el próximo  aviso de  la  FED, que  como  vimos más  arriba  sería  recién,  como mínimo, en marzo de 2015, cuando este organismo planea comenzar a subir  la  tasa de referencia. Pero los fondos especulativos no son los únicos que inflan 

la burbuja. Las empresas están haciendo también lo propio. Según  el  semanario  financiero  londinense  The  Economist, “los mercados bursátiles han desafiado a  la gravedad.  Los bancos centrales recortaron las tasas de interés (e introduje‐ron la flexibilización cuantitativa) por temor a que la econo‐mía sea débil; la economía ha sido realmente débil. Pero las ganancias han sido fuertes. (…) El principal factor ha sido un aumento en los márgenes; las ventas por acción son apenas más altas que las de hace seis años. El pobre rendimiento de los salarios reales ha mantenido bajos  los costos. Pero otro factor ha sido el uso por parte de las empresas de dinero ex‐tra  para  volver  a  comprar  sus  acciones.  Esto  hace  que  las ganancias por acción aumenten más rápido. Empresas esta‐dounidenses anunciaron  recompras por valor de $ 671 000 000 000 el año pasado, o alrededor de 3,9% del PIB, y se han hecho planes para casi 300 millones de dólares este año, se‐gún TrimTabs, un servicio de datos. Eso es más de cuatro ve‐ces el dinero colocado en fondos de capital por parte de  in‐versores minoristas e institucionales. ”Como una serpiente que se muerde la cola, el sector em‐

presarial  está  absorbiendo  su  propio  patrimonio.  Cuánto tiempo puede  continuar esto es una  incógnita. El año pico para recompra de acciones fue de 2007, justo antes de la cri‐sis de la deuda. Eso no es un gran augurio” (TE 16/8, traduc‐ción propia). Las grandes empresas han estado utilizando el dinero  in‐

yectado por la FED a tasa nula para comprar sus propias ac‐ciones. El precio de  las  acciones  sube,  la burbuja  crece,  la empresa parece  tener más ganancia, pero vende  la misma cantidad de cosas que antes. El crecimiento es ficticio. Es un como sí. Pero los libros cierran bien, el crédito sigue llegan‐do, y la rueda sigue girando… hasta que la burbuja estalle. 

Vimos el sector de fondos de  inversión, y también el em‐presarial. Podríamos adentrarnos a espiar un poco en el sec‐tor bancario. Durante agosto se conoció que el Credite Suis‐se  está  salpicado  con  el  escándalo  del  portugués  Banco Espírito Santo S.A., ya analizado el mes pasado. La novedad estuvo entonces en que el principal banco de Suiza (capital mundial  del  sistema  bancario  planetario),  sabiendo  de  los problemas contables que tenía el Santo Espírito y de su  in‐capacidad para pagar  sus deudas, ofreció paquetes de  ac‐ciones en paraísos fiscales a los pequeños y medianos clien‐tes del banco portugués, sólo que no les avisó que lo que les estaba vendiendo era, precisamente, deuda  incobrable del propio banco Santo Espírito. Sencillamente, una  lisa y  llana estafa. El banco portugués tuvo que ser desmantelado y una parte de su cartera fue rescatada por el propio gobierno lu‐sitano (información publicada en Wall Street Journal, repro‐ducida en LN 18/8). Mientras tanto, también durante agosto, el Bank Of Amé‐

rica  (BOF,  el  segundo  banco  más  grande  de  los  EE.UU.) anunciaba un acuerdo  judicial por el cual pagará nada me‐nos que 16.650 millones de dólares de multa por haber ven‐dido, antes de la crisis de 2007, bonos hipotecarios ‘basura’, es decir, incobrables (información publicada en DW 21/8). Sin despeinarse, el director ejecutivo del BOF, Brian Mo‐

ynihan,  afirmaba  en  un  comunicado:  “Creemos  que  este acuerdo, que  soluciona  significativas  exposiciones pendien‐tes  relacionadas  con activos hipotecarios, es el mejor para los intereses de los accionistas y nos permite continuar enfo‐cados en el futuro”. O sea, en seguir haciendo negocios. Si la multa asciende a  tamaña cifra, pensemos en  lo que deben ser los márgenes de ganancias obtenidos con las estafas rea‐lizadas  por  estos  grandes  bancos  estadounidenses,  que ofrecieron créditos hipotecarios a personas que no estaban en condiciones de devolverlos, y  luego  les vendieron bonos con dichas deudas a terceros sin avisarles del riesgo que im‐plicaba semejante operación. Ya el JP Morgan Chase (el banco más grande de ese país) 

había  ‘arreglado’ por 13 mil millones de dólares, mientras que el Citigroup lo hizo por otros 7 mil millones. En los cálculos de los bancos sobre los paquetes de bonos 

que ofrecen se encuentran ya contabilizadas, por supuesto, las posibles pérdidas por multas futuras de este tipo. Mien‐tras, la burbuja sigue creciendo. Precisamente, el mercado  inmobiliario es uno de  los más 

sensibles  al  respecto, porque  gran parte de  ese dinero  in‐yectado  artificialmente busca  activos  seguros,  y  los bienes raíces  resultan  atrayentes  en  tal  sentido.  Eso  hace,  obvia‐mente, que a mayor demanda,  los precios de  los bienes  in‐mobiliarios  crezcan  en  forma  desmesurada. De  acuerdo  al semanario británico The Economist, “los precios de las casas suecas se han triplicado desde 1996 y la deuda de los hoga‐

10 Frente a frente

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res ha alcanzado 174% de los ingresos después de haber pa‐gado los impuestos. Se habla, naturalmente, de una burbuja. ”No es sólo Suecia: en  junio el FMI  instó a  los políticos a 

hacer más para  frenar  los precios de  la vivienda en  todo el mundo,  señalando  que  las  valoraciones  parecían  altas  en muchos países. En mayo, el Banco Central Europeo destacó altísimos precios  en Bélgica,  Finlandia  y  Francia;  el Moody de  julio, una agencia de calificación, dijo que Gran Bretaña mostró  signos  de  una  nueva  burbuja  inmobiliaria.  La  ten‐dencia es aún más notable teniendo en cuenta que muchas de esas economías no  se han  recuperado  totalmente de  la crisis  financiera y están creciendo débilmente, si es que es‐tán creciendo” (TE 30/8, traducción propia). Nuevamente,  se están brindando créditos hipotecarios a 

mansalva, porque hay dinero barato para ofrecer por parte de  los bancos. Pero éstos, en  cuanto empiecen a observar signos  de  incobrabilidad,  se  desprenderán  de  los mismos, colocándolos a  inversores que busquen ganancias rápidas y abultadas. Será  ese  quizá  el  comienzo  del  estallido  de  esta  nueva 

burbuja. 

La sombra de los BRICS, cada vez más agigantada Es  en  estas  condiciones  –con  sus  economías  estancadas 

cuando no ya contrayéndose, con  la plétora de capital agi‐gantada por las políticas de apalancamiento de los principa‐les bancos centrales, con  la burbuja  financiera moviéndose de aquí para allá al borde de un nuevo estallido y el conse‐cuente  agravamiento  quién  sabe  hasta  dónde  de  la  crisis económica  actual–  que  las  principales  potencias  intentan seguir convenciendo al mundo de que las relaciones capita‐listas  de  producción  son  el  único  destino  posible  para  la humanidad, y que su poder continúa siendo hegemónico. Enfrente,  luego  de  la  caída  de  la  Unión  Soviética  y  del 

campo  socialista,  la  vida  ha  colocado  en  la  última  década nada menos que a  los países BRICS, con Rusia y China a  la cabeza, que cuentan con Brasil en tanto pata latinoamerica‐na, y que han realizado, como hemos analizado el mes pa‐sado, una alianza de carácter geopolítico y económico estra‐tégica  fundamentalmente  con  los  países  miembros  de  la UNASUR  y  la  CELAC,  encabezados  en  el  terreno  político‐ideológico por la imbatible Cuba y la insurgente Venezuela. El rol  jugado por nuestro país en dicha disputa –luego de 

que el desarrollo de  su deuda externa y el  fallo de  los de‐nominados  fondos buitre  lo colocara de  frente a  las  reglas de juego del capital financiero internacional– se ha acrecen‐tado casi  involuntariamente,  llegando a plantearse encabe‐zar la discusión en el G77 más China para impulsar el debate en  el  seno de  las propias Naciones Unidas  (ONU)  sobre  la regulación de los mercados de capitales a escala planetaria y 

las pautas de reestructuración de deuda soberana de ahora en más. No entraremos a analizar esto aquí, porque  lo desmenu‐

zaremos en nuestro cuarto artículo de  la presente publica‐ción. Pero no podíamos dejar de mencionar el hecho, por‐que  más  allá  de  contarnos  como  protagonistas,  será, seguramente,  tema de  la  agenda mundial en  los próximos meses. Mientras tanto, como decíamos, frente a  las grandes po‐

tencias occidentales, Rusia y China se ven obligadas, además de a defenderse de  los ataques, a apresurar soluciones por la positiva,  tendiendo redes hacia el conjunto de  las nacio‐nes y los pueblos del planeta que sufren diariamente los pa‐decimientos del capital en su fase actual. Este mes fue el turno de Rusia, por eso nos detendremos 

en  la  respuesta  de  dicho  país  a  las  sanciones  económicas implementadas  por  las  potencias  occidentales,  buscando amedrentar  al  gigante  euroasiático,  quien  decidió  afianzar viejos lazos y recurrir también a nuevos mercados. Con  Irán,  Rusia  firmó  un  acuerdo  comprometiéndose  a 

suministrarle equipamiento y bienes de consumo y a parti‐cipar en la construcción y reparación de plantas energéticas a cambio de petróleo, por los próximos cinco años. El acuer‐do tiene  inmediatas consecuencias sobre  las sanciones que EE.UU. le aplica desde hace años al país persa en materia de exportación  petrolera,  como  reprimenda  por  su  programa nuclear (información publicada en RT 5/8). En cuanto a  la  importación de productos agrícolas, Rusia 

comenzó rondas de conversaciones con Chile,  la Argentina, Ecuador y Brasil para reemplazar sus tradicionales mercados (EE.UU., Canadá, Australia, Japón y la Unión Europea), ahora cerrados por las sanciones. Para tener una idea de la magni‐tud  de  tal  comercio,  recordemos  que  durante  2013  Rusia importó alimentos por 43 mil millones de dólares (informa‐ción publicada en DW 6/8). También  Egipto  aparece  como  posible  abastecedor  ruso 

en materia de alimentos. Tras reunirse con su par egipcio Al Sisi, el presidente  ruso Vladimir Putin  anunció que  su país podría incrementar hasta un 30% las compras a Egipto en la materia. A su vez, el presidente egipcio le propuso que la in‐dustria de su país participe activamente en  la construcción del nuevo Canal de Suez (información publicada en RT 12/8). Enterado  de  la  noticia,  el ministro  de  Economía  turco, 

Nihat Zeybekci  se mostró  también dispuesto a  continuar e incrementar  la exportación de productos agrícolas a Rusia, siempre y cuando este país “lo demande”  (información pu‐blicada en RT 17/8). En  lo  que  respecta  al  transporte  aéreo,  Rusia  planea 

prohibir a las aerolíneas de los países agresores volar sobre Siberia, lo que implicaría un importante aumento del tiempo de vuelo, elevando a su vez  los costos de estas aerolíneas, 

Análisis de Coyuntura 11

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respecto a sus pares asiáticas (información publicada en RT 6/8). En materia aeroespacial, Rusia  se prepara para  reempla‐

zar las compras provenientes de EE.UU. y Europa. El gigante euroasiático  firmó un convenio con China para que éste  le garantice el suministro de componentes electrónicos reque‐ridos para el normal funcionamiento de sus equipos durante dos años y medio, hasta tanto logre reemplazarlos con pro‐duccion propia (información publicada en RT 6/8). También en materia bancaria Rusia planea apelar a China. 

Al menos en lo que refiere a las tarjetas de crédito persona‐les, luego de que Visa y Mastercard se sumaran a las sancio‐nes contra algunos funcionarios y empresarios rusos. La idea será reemplazar el uso de esas tarjetas dentro de Rusia por el de su par chino UnionPay, que ya es la mayor emisora de tarjetas de crédito en el mundo  (información publicada en RT 16/8). De China, basta mencionar en esta oportunidad que, fren‐

te  al  estancamiento  de  las  potencias  occidentales,  obtuvo un crecimiento  industrial en  julio de 9 puntos porcentuales (0,2% menos que el mes anterior). En  lo que va del año, el promedio de crecimiento industrial es de 8,8%. El contraste es abismal. 

Entre el desastre y las ideas justas La pérdida de hegemonía de EE.UU. y sus alianzas  trans‐

atlánticas es a todas  luces evidente. El propio Alan Greens‐pan, ex  jefe de  la FED, opinaba al respecto: “La Reserva Fe‐deral  recurrió  a medidas  extraordinarias  para  estimular  la economía y ahora  intenta normalizar  la política monetaria. El  problema  es  que  no  sabemos  todas  las  consecuencias. Hemos  ido muy  lejos  y nadie  sabe  cómo arreglarlo.  (…)  La disminución de la estimulación no equivale a su cese, y la ba‐lanza de  la  FRS  sigue  creciendo. Cortar  la balanza  será un puro experimento de  la Reserva Federal, y será difícil  reali‐zarlo sin consecuencias”. Y en cuanto al papel de la moneda estadounidense en el mundo, Grenspan afirmaba: “Si  la si‐tuación fiscal en EE.UU. no cambia, el dólar perderá su esta‐tuto, lo queramos o no” (RT 31/7). El debilitamiento de la economía y la incapacidad de regir 

los destinos del planeta se hace evidente hasta para el pro‐pio ex presidente del Banco Central de la gran potencia. Frente  a  ello, el premio nobel  en  Economía  y  asesor de 

grandes  fondos  de  inversión  y  de  la  propia  Casa  Blanca, Nouriel  Roubini,  advertía  apuntando  a  la  alianza  BRICS: “¿Cuáles son  los objetivos del Kremlin a  largo plazo? (…) En cierta ocasión, Putin dijo que el desplome de la Unión Sovié‐tica  fue  la mayor catástrofe del  siglo XX. Así,  su objetivo a largo plazo ha sido el de reconstruirla de alguna  forma, tal vez  como  una  unión  supranacional  de  Estados  miembros como la Unión Europea. 

”Ese objetivo no es  sorprendente: decadente o no, Rusia siempre se ha considerado a sí misma una gran potencia que debía estar rodeada de Estados‐tapón. En la época de los za‐res,  la Rusia  imperial extendió  sus dominios  con el  tiempo. Con  los  bolcheviques, Rusia  construyó  la Unión  Soviética  y una esfera de  influencia que abarcaba gran parte de  la Eu‐ropa central y oriental y ahora, con el  régimen  igualmente autocrático de Putin, Rusia se propone crear, con el tiempo, una vasta Unión Eurasiática (UEA). ”Si bien  la UEA sólo es aún una unión aduanera,  la expe‐

riencia de la Unión Europea indica que una zona de libre co‐mercio  lograda  propicia  con  el  tiempo  una mayor  integra‐ción  económica,  monetaria  y  más  adelante  política.  El objetivo de Rusia no es el de crear otro Tratado de Libre Co‐mercio  de  América  del  Norte,  sino  otra  UE,  en  la  que  el Kremlin cuente con todas  las palancas de poder. El plan ha quedado  claro:  comenzar  con  una  unión  aduanera  –inicialmente Rusia, Belarús y Kazakhstán– y añadir a  la ma‐yoría de las antiguas repúblicas soviéticas. De hecho, Arme‐nia y Kirguistán están en ello. ”Una  vez  establecida  una  amplia  unión  aduanera,  los 

vínculos  comerciales,  financieros  y  de  inversión  dentro  de ella aumentan hasta el punto de que sus miembros estabili‐zan sus tipos de cambio respectivos. Luego, tal vez un par de decenios después de  la unión aduanera, sus miembros exa‐minan  la posibilidad de crear una unión monetaria con una divisa  común  (¿el  rublo  eurasiático?)  que  se  pueda utilizar como unidad de cuenta, medio de pago y reserva de valor. ”Como  demuestra  la  experiencia  de  la  zona  del  euro,  el 

mantenimiento de una unión monetaria requiere una unión bancaria,  fiscal  y  económica  completa  y,  una  vez  que  los miembros  ceden  sus  soberanía  sobre  los  asuntos  fiscales, bancarios  y  económicos, necesita  con  el  tiempo  una  unión política parcial para garantizar la legitimidad democrática. ”Los acontecimientos recientes debilitaron más las faccio‐

nes de Rusia pro Occidente y orientadas al mercado, y han fortalecido a  las facciones nacionalistas y de capitalismo de Estado. Rusia y sus socios Brics  (Brasil,  India, China y Sudá‐frica) crearon un banco de desarrollo que hará de substituto del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial. Las revelaciones de la vigilancia electrónica por parte de Estados Unidos pueden mover a Rusia –y a otros Estados no  libera‐les– a limitar el acceso a la red Internet y a crear sus propias redes  de  datos  de  control  nacional.  Se  habla  incluso  de  la creación por parte de Rusia y China de un sistema  interna‐cional de pagos. ”La creación de una UEA completa, que  se desvincule de 

ciertos lazos con Occidente puede ser una quimera. Pero Pu‐tin  es ambicioso  y,  como otros autócratas de naciones del Asia central, puede permanecer en el poder durante varios decenios. Y, guste o no, incluso una Rusia sin éxito en la ma‐

12 Frente a frente

    SEPTIEMBRE DE 2014 

nufactura  y  las  industrias  del  futuro,  seguirá  siendo  líder como exportadora de productos básicos. ”Las potencias  revisionistas como Rusia, China e  Irán pa‐

recen dispuestas a enfrentarse al orden político y económico que los Estados Unidos y Occidente construyeron tras el des‐plome de  la Unión Soviética. Pero ahora Rusia avanza para recrear un imperio y una esfera de influencia. ”Lamentablemente, las sanciones que Occidente impone a 

Rusia, aunque necesarias, pueden reforzar  la convicción en‐tre Putin y sus asesores de que el futuro de Rusia no estriba en Occidente, sino en un proyecto de  integración  separado en el Este. Barack Obama dice que no es el comienzo de una nueva  guerra  fría;  las  tendencias  actuales  podrían  indicar pronto otra cosa” (LN 10/8). Las definiciones del profesor de economía de  la Universi‐

dad  de  Nueva  York,  y  uno  de  los más  influyentes  gurúes económicos  y políticos en el mundo de  los altos negocios, no dejan lugar a dudas. O EE.UU. y sus socios van contra Ru‐sia, o este junto a China y los BRICS disputarán la hegemonía sobre Europa y, con ello, sobre el conjunto del planeta. Se está al borde, sino adentro ya, de una nueva guerra ¿fría? Hay mucho para proteger. De acuerdo con un estudio rea‐

lizado sobre  las 200 mayores empresas trasnacionales  lista‐das en el Forbes Global 2000, dividiéndolas en 25 sectores de  la producción, se pudo observar que  las empresas esta‐dounidenses tienen  la mayor participación en beneficios en nada menos que 18 de  las 25 ramas. El dominio es aboluto particularmente en la frontera tecnológica: 84% en hardwa‐re y  software para  computadoras, 89% en  salud y equipos sanitarios,  53%  en  farmacétuticas  y biotecnología,  66%  en servicios financieros (a pesar de haber estado en el corazón de la crisis subprime de 2007), etc. Según concluye el autor del estudio, “a despecho de casi siete décadas de incremen‐to de  la  competencia global  y del auge de  vastas  regiones del mundo (sobre todo, el Este asiático), las empresas trans‐nacionales  norteamericanas  siguen  dominando  la  cúspide del capitalismo global”. El estudio avanza  luego sobre  la propiedad de  los capita‐

les  trasnacionales,  demostrando  que  de  las  100  mayores empresas  trasnacionales a nivel global,  “en promedio, más del 85% de sus acciones y participaciones tienen titularidad norteamericana” (MS 17/8). El poder del capital estadounidense expandido por el pla‐

neta resulta abismal. Sin embargo, sin condiciones políticas para ejercerlo, puede convertirse en una verdadera pesadi‐lla, como venimos observando en nuestro análisis. Así lo señala el propio Fidel Castro, quien en su ‘reflexión’ 

del último día del mes de agosto advierte sobre la inminen‐cia del colapso económico y sobre  la urgencia de  las tareas para construir un nuevo orden mundial: “La sociedad mun‐dial no conoce  tregua en  los últimos años, particularmente desde que  la Comunidad Económica Europea, bajo  la direc‐

ción férrea e incondicional de Estados Unidos, consideró que había  llegado  la hora de ajustar cuentas con  lo que restaba de  dos  grandes  naciones  que,  inspiradas  en  las  ideas  de Marx, habían llevado a cabo la proeza de poner fin al orden colonial e  imperialista  impuesto al mundo por Europa y Es‐tados Unidos. (…) ”La mayor proeza del nuevo Estado  fue  crear una Unión 

capaz de agrupar sus recursos y compartir su tecnología con gran número de naciones débiles y menos desarrolladas, víc‐timas inevitables de la explotación colonial. ¿Sería o no con‐veniente en el mundo actual una verdadera sociedad de na‐ciones  que  respetara  los  derechos,  creencias,  cultura, tecnologías y recursos de lugares asequibles del planeta que a tantos seres humanos les gusta visitar y conocer? ¿Y no se‐ría mucho más  justo  que  todas  las  personas  que  hoy,  en fracciones de  segundo  se  comunican de un extremo a otro del planeta, vean en los demás un amigo o un hermano y no un enemigo dispuesto a exterminarlo con los medios que ha sido capaz de crear el conocimiento humano? (…) ”Cuando  la URSS  se desintegró y desapareció  también el 

Campo Socialista, seguimos resistiendo, y juntos, el Estado y el  pueblo  revolucionarios,  proseguimos  nuestra marcha  in‐dependiente. ”No deseo,  sin embargo, dramatizar esta modesta histo‐

ria. Prefiero más bien recalcar que  la política del  imperio es tan dramáticamente ridícula que no tardará mucho en pasar al basurero de  la historia. El  imperio de Adolfo Hitler,  inspi‐rado en  la  codicia, pasó a  la historia  sin más gloria que el aliento aportado a los gobiernos burgueses y agresivos de la OTAN,  que  los  convierte  en  el  hazmerreír  de  Europa  y  el mundo, con su euro, que al igual que el dólar, no tardará en convertirse en papel mojado, llamado a depender del yuan y también de los rublos, ante la pujante economía china estre‐chamente unida al enorme potencial económico y técnico de Rusia. (…) ”¿No sería preferible  luchar por producir más alimentos y 

productos  industriales,  construir hospitales  y  escuelas para los miles de millones de seres humanos que los necesitan de‐sesperadamente, promover el arte y la cultura, luchar contra enfermedades masivas que  llevan a  la muerte a más de  la mitad de los enfermos, a trabajadores de la salud o tecnólo‐gos que según se vislumbra, podrían finalmente eliminar en‐fermedades como el cáncer, el ébola, el paludismo, el den‐gue,  la  chikungunya,  la  diabetes  y  otras  que  afectan  las funciones vitales de los seres humanos? ”Si  hoy  resulta  posible  prolongar  la  vida,  la  salud  y  el 

tiempo útil de las personas, si es perfectamente posible pla‐nificar el desarrollo de la población en virtud de la producti‐vidad creciente,  la cultura y desarrollo de  los valores huma‐nos ¿Qué esperan para hacerlo? “Triunfarán  las  ideas  justas  o  triunfará  el  desastre”  (CD 

31/8). 

Las cruentas formas del capital 

Relatos Salvajes Con la espalda contra la pared

es más fácil tirar la piña. Los asesinos nunca amagan,

no doy un peso por esta calma... no doy un peso. Primavera negra.

(Los Caballeros de la Quema)

La  incapacidad objetiva para realizarse que padece el  im‐perialismo en sus diversas  formas y, como consecuencia,  la inmediata descarga de  la crisis  sobre  los  sectores  subalter‐nos y periféricos de  la estructura  social y económica mun‐dial, junto a la imposibilidad para organizar detrás de sus in‐tereses a las diferentes fuerzas productivas que pugnan por reproducirse, hace que necesite de un chivo expiatorio, que funcione  como  responsable  y  culpable del  caos  global que generó. A  los  grupos más  concentrados de  la  economía mundial 

fabricarse un oponente, bajo la forma de amenaza mundial, le garantizaría algún grado de supervivencia en el anárquico ordenamiento mundial en el que navega producto de las ac‐ciones,  cada  días más  irracionales,  que  propone  desde  las relaciones sociales capitalistas basadas en el consumo irres‐tricto  de  la  producción  que  controla,  como  venimos  deta‐llando, de manera cada vez más concentrada, en  forma de mercancías, valores de vida o sentimientos. En  el mes  de  julio  asistimos  a  la  solidificación  de Brasil, 

Rusia, India, China y Sudáfrica (BRICS) como bloque mundial con  la  fundación  institucional  de  un  Banco  de  crédito,  un Banco de desarrollo y otro de reserva energética, que tienen como  desafío darle  cause de  progreso,  integración  y  com‐plementariedad a los sectores de la producción mundial más castigados y excluidos de  las formas capitalistas de produc‐ción, expresados hasta aquí en  los estados Nación cimenta‐dos post pacto de Bretton Woods, y que emergen bajo nue‐vas formas económico‐sociales por crear.  Los hechos de Fortaleza, ciudad del norte brasilero, estu‐

vieron precedidos en el mes de junio por la cumbre del Gru‐po de  los 77 más China  (G‐77+ China), que se  realizó en  la ciudad boliviana de Santa Cruz de la Sierra, con la presencia de 133 naciones, y declaró abiertamente su lucha contra las formas de reproducción  imperialistas y propuso, basada en el  camino  que  transita  el  bloque ALBA,  la  refundación  del orden mundial como analizábamos acabadamente en la pu‐blicación de nuestra revista el mes de julio. Como ya sabemos, la concentración de los medios de pro‐

ducción mundial en cada vez menos propietarios, lo que po‐dría expresarse en las 147 corporaciones que acumulan más del 40% de la riqueza planetaria, choca de frente con la cada vez más social producción global. Podríamos afirmar que el tren que se da de bruces con los dueños de las estaciones y terminales  ferroviarias  tiene como  locomotoras de  tracción a Rusia y China. 

La  transición  hacia  un  nuevo  orden  mundial  entre  el desastroso caos en el que se encuentra sumergida gran par‐te de  la población mundial como consecuencia de  lo que el capitalismo puede proponer y los intentos de nuevas formas económicas  sociales  impulsadas,  estructuralmente,  por  las economías  abroqueladas  en  los  BRICS,  que  cuentan  como núcleo de fuerza central a rusos y chinos  junto a  los anillos que  los rodean sintetizadas en el G‐77 + China, es entonces la disputa que se muestra cada días más nítidamente. Ante el agotamiento  físico del tiempo de trabajo a distri‐

buir, o sea la riqueza por repartir, bajo las formas imperialis‐tas de realización, la necesidad de eliminar fuerzas producti‐vas que compitan en el mercado mundial y  la necesidad de encontrar,  fuera de  los  centros de producción global, a  los responsables del desastre humanitario que soporta la pobla‐ción mundial,  las expresiones del capital que comandan  los gobiernos de EE.UU., la UE y sus organismos institucionales, por caso la OTAN, se dispusieron férreamente durante agos‐to a entorpecer de forma inmediata, por la incapacidad que padecen más que por  acción de negación  y  superación,  la concreción de lo acordado en Fortaleza, que contiene como esencia los postulados de Santa Cruz de la Sierra: la supera‐ción del imperialismo, como forma de relación global, bajo la egida  transicional del socialismo, con Cuba y el ALBA como estandartes. Las  acciones  desesperadas  y  descarnadas  que  utilizaron 

estos núcleos de poder del capital para  incriminar a Rusia, especialmente, y a China hablan a las claras de la descompo‐sición que viven estas  fuerzas. Claro está que en  su putre‐facción  infectan  todo  lo que habitan  y  rodean, es decir,  la mayoría del planeta, salvo honrosas excepciones. La catego‐ría de desastre humanitario  la encontramos en  la  totalidad de  los  hechos  que  organizaron  el mundo  un mes  después que lo ordenaran los encuentros del G77 y los BRICS. Los descarnados propósitos de militarización del este eu‐

ropeo con el accionar directo de  la OTAN sobre tierra ucra‐niana esconden el objetivo burdo de atacar a Rusia. La san‐guinaria invasión de Israel y su posterior retirada de la Franja de Gaza,  con  la  consecuente masacre de  la población  civil palestina,  la expansión del EI como  fuerza  terrorista deses‐tabilizadora  de  la  región  de  Irak  y  Siria,  lo  que  permite  el despliegue de  los  sectores del  capital  ligados a  la  industria armamentística,  junto  al  entorpecimiento  de  los  acuerdos de no proliferación nuclear subscriptos por  la nación persa de Irán, en Ginebra a principios de año, son los pretextos pa‐

14 Relatos Salvajes

    SEPTIEMBRE DE 2014 

ra  tener  un Medio Oriente  bajo  control  bélico  y  con  él  el mayor paso de crudo del mundo, el estrecho de Ormuz, Irán, amenazado por la mira infrarroja de la gran burguesía impe‐rial. Por  la desesperación de evitar el despliegue y desarrollo 

chino, acción que vemos cotidianamente minando  la región del Pacífico sur, el continente de África paso a ser parte del teatro de operaciones  con  la expansión del virus del ébola que funciona como excusa para desplegar fuerzas represivas en las naciones africanas, lo que las retrotrae a la vieja cate‐goría de colonias en las que el desarrollo de la revolución in‐dustrial las supo convertir. Por último, el más  temerario de  los escenarios en donde 

el capital confronta con  las nuevas estructuras que pugnan por  que  otro mundo  sea  posible:  tras  el  asesinato  de  dos ciudadanos negros a manos de la policía norteamericana del estado de Missouri se suscitaron una cantidad de manifesta‐ciones que culminaron con hechos represivos por parte de la Guardia Federal. Estos hechos nos muestran, seguramente, una de las principales formas que toma la lucha de clases en el corazón del capital, luego de siglos de segregación racial y opresión a las poblaciones afrodescendientes y latinas. Sin dudas,  la batalla mediática que  se  libra por narrar  la 

realidad, la real o la virtual según quien la cuente, no es una confrontación menor en esta guerra de a pedazos a  la cual está sometida la humanidad. Como nos tiene acostumbrado el matutino porteño La Nación, ligado desde su fundación en el año 1870 a  los  intereses de  los grandes dueños de  la ar‐gentina agro‐exportadora, aliada incondicional del capital fi‐nanciero internacional, esta vez publicó a uno de los colum‐nistas  estrella  de  las  multinacionales  que  se  desvive  por explicar la irracionalidad de los intereses que defiende. En la sección El Mundo del día 25 de agosto, Thomas Friedman, desde Nueva York, nos advertiría que: “Llegó la hora de pe‐lear por el mundo del orden”, claro que para el escriba son ellos los ordenados. Pero veamos.  Dice el  intelectual a sueldo de  la gran burguesía mundial: 

“Estados Unidos está  inundado de  chicos  refugiados de  los países hundidos de América Central. Los esfuerzos por con‐tener el mayor brote de Ébola está extenuando a los gobier‐nos  de  África  Occidental.  Los  jihadistas  han  enclavado  un sanguinario califato dentro de Irak y Siria. Tras haber deglu‐tido Crimea, Rusia sigue mordisqueando pedacitos de Ucra‐nia. Es como si el mundo del desorden se expandiera contra el mundo del orden. No es  imaginación. Son hechos susten‐tados por una  lamentable  lógica”.Nada de  lo que describe Friedman parece tener correlación entre sí. Todo es explica‐do por partes. Lo coincidente con nuestro análisis es que los ejes  ordenadores  son  los mismos.  La  diferencia  radica  en que el entendimiento del desorden, para el norteamericano, está en que  las partes, que son expresiones no causas, son quienes producen una desorganización que es necesaria or‐denar. Desorientado y asustado por  la precipitación de  los hechos muestra  la  incapacidad de  la burguesía para organi‐

zar aquellas partes que ya no puede sentar a  la mesa de  la reproducción económica. “Están  convergiendo  –sigue  Friedman‐  tres  grandes  ten‐

dencias. La primera es el creciente número de los ‘no libres’, en palabras de uno de mis maestros, Dov Seidman. Son  los millones de personas que ‘tienen garantizada cierta clase de libertad, pero que se siguen sintiendo no libres porque ahora son  conscientes  de  que  no  tienen  la  clase  de  libertad  que más importa’. ”Ser libre ‘para’ es la libertad de vivir tu vida, decir lo que 

pensás, fundar tu propio partido, construir tu empresa, votar por cualquier candidato, buscar la felicidad, y ser vos mismo, más allá de  tu orientación  sexual, política o  religiosa.  ‘Pre‐servar  y habilitar  todas  esas  libertades’, dice  Seidman,  ‘re‐quiere del tipo de  leyes, reglas, normas,  instituciones y con‐fianza mutua  que  sólo  se  pueden  edificarse  sobre  valores compartidos y por gente convencida de estar en una misma travesía común hacia el progreso y la prosperidad’. ”Esas instituciones y sistemas legales cimentados en valo‐

res con justamente  lo que muchas sociedades no han  logra‐do construir después de derrocar a sus autócratas. Por eso, aún hoy el mundo puede dividirse en tres tipos de espacios: los países que Seidman llama ‘de orden sustentable’, o basa‐dos en valores compartidos, instituciones estables y consen‐sos políticos; países donde el orden es impuesto con mano de hierro, desde arriba hacia abajo, o es  sostenido  con dinero del  petróleo, o  una  combinación  de  ambas  cosas,  pero  sin verdaderas instituciones y valores compartidos, y finalmente las grandes extensiones del desorden, como Irak, Siria, Amé‐rica Central y porciones cada vez más grandes de África Cen‐tral y del Norte, donde no hay ni mano de hierro desde arriba ni valores compartidos desde abajo que puedan seguir con‐teniendo  la desintegración del Estado. El mayor desafío que enfrenta hoy el mundo del orden es colaborar para contener esos vacíos y  llenarlos de orden (…). Pero frenar y reducir el mundo  del  desorden  es  una  tarea  enorme,  precisamente porque implica ayudar a construir una nación, labor que ex‐cede la capacidad de cualquier país. Lo que nos conduce a la segunda y perturbadora tendencia actual: lo débil y desarti‐culado que está hoy el mundo del orden. La Unión Europea está sumida en la recesión económica y el desempleo. China se porta como si estuviese en otro planeta, satisfecha de ser la  llanera  solitaria  del  sistema  internacional.  Y  Putin  está cumpliendo  una  especie  de  fantasía  zarista  paranoide  en Ucrania, mientras el mundo jihadista del desorden avanza. ”Y si agregamos la tercera tendencia, ahí sí que nos termi‐

namos de preocupar: Estados Unidos es el parante maestro que  sostiene  la  carpa  entera  del  mundo  del  orden.  Pero nuestra  incapacidad  para  acordar  políticas  que  garanticen nuestra  vitalidad  económica  a  largo  plazo  es  la  definición misma de la miopía. ”Durante la Guerra Fría, se enfrentaron dos visiones de or‐

den.  Ambos  bandos  pertenecían  al mundo  del  orden,  y  lo único  que  teníamos  que  hacer  nosotros,  desde  Occidente, 

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era  hacer  lo  necesario  para  frenar  al  Oriente/comunismo. Hoy es diferente. Hoy, es el mundo del orden versus el mun‐do del desorden, y ese desorden sólo puede ser frenado si los países del mundo del orden colaboran entre sí y ayudan a los pueblos  en  desorden  a  construir  su  libertad  ‘para’.  Pero ‘construir’ es mucho más difícil que  ‘frenar’. Es hora de de‐jarnos de perder el tiempo dentro de casa como si el mundo siguiera siendo el mismo viejo mundo de siempre, y más vale que nuestros aliados reales y tácitos también se vayan des‐pertando. Preservar y expandir el mundo del orden  susten‐table  es  el  desafío  de  liderazgo  de  nuestros  tiempos”  (LN 25/8). Lo que las potencias económicas y militares de un mundo 

de 7.000 millones de habitantes, donde 1.000 millones pa‐san hambre, no  logran ocultar es que  las 147 multinaciona‐les que deciden los destinos de la humanidad, donde preva‐lece el  capital  financiero  sobre  toda  la economía, dominan pero no pueden “ordenar”, tal cual exige Friedman. Puertas adentro de  los países centrales, es el desfinanciamiento de los  presupuestos  públicos,  por  caso  el  Medicard  en  los EE.UU., o  la  suba  en  los  años necesarios para  jubilarse  en Francia,  en  pos  de  los  intereses  de  las  transnacionales,  lo que ahorca cotidianamente a  la población sobrante que allí habita, y que por sus necesidades se ve cada vez más obli‐gada a “desordenar” el  status quo. Esto  son  los migrantes, los afroamericanos, las grandes mayorías a las que Friedman llama “las minorías” que rompen  las cadenas, cada vez más débiles, a las que la lógica del capital las tenía atadas. En el Viejo Continente ve desvanecer  la  infinidad de pro‐

gramas asistenciales,  solidarios y de estímulo a  las produc‐ciones locales que permitieron amortiguar los crecientes es‐tándares  de  desigualdad.  La  alternancia  de  partidos socialdemócratas y conservadores fue funcional a la crecien‐te  privatización  y  concentración  económica  de  sectores donde antes había una presencia activa del  sector público, como la seguridad social, la vivienda, la salud, la educación y los medios de comunicación audiovisual. Las multinacionales diversificadas  lograron  consolidarse  en  Europa  occidental desde  la  década  del  ’80  y  luego  expandirse  a  la  Europa oriental en los ’90 tras la caída del Muro de Berlín y la implo‐sión de  la Unión Soviética. Muchos de  los conflictos produ‐cidos  por migración  de  las  ex  colonias  africanas  y  de  Asia oriental se mantuvieron contenidos por  la relativa bonanza de la economía del euro. En un artículo escrito por el periodista Eduardo Anguita en 

el semanario Miradas al Sur a mediados de agosto, el autor de La Voluntad cita al analista internacional Carlos Gabbeta, quien asegura que:  “El  rol de  Foxconn, principal  fabricante de los productos Apple, que a fines de 2011 decidió el reem‐plazo de miles de trabajadores por un batallón de un millón de robots a ser adquiridos en tres años en procura de dismi‐nuir  los  costos  laborales.  En  ese momento,  la  dotación  de Foxconn en todo el planeta era de 1.200.000 trabajadores.En enero  de  2012,  Ferry Gou,  presidente  de  esa  empresa,  dio 

una entrevista a Now News, un medio de Taiwán. En ellas di‐jo: ‘Foxconn tiene una fuerza de trabajo de más de un millón de personas en todo el mundo. Los seres humanos también son  animales  y  gerenciar  un millón  de  animales  da menos dolores de cabeza’. Algunos medios denunciaron las declara‐ciones de Gou por lo cual el departamento de comunicación de  la  empresa  sacó  rápido  un  comunicado  (textualmente): ‘Pedimos disculpas a quien se sienta ofendido’” (MS 17/8). El  textual del Ceo de Apple es  tan descarnado  como ex‐

presión  del  tiempo  real  que  vivimos  como  humanidad.  La pregunta para el escriba del gran capital es: ¿cómo lograrán ordenar a los millones que tienen que dejar afuera? ¿Guerra es la respuesta? Por lo pronto, desastre humanitario, en sus diversas formas, parece ser la propuesta. 

África mía En  los  últimos  años  la  geopolítica mundial  viene  dando 

cuenta de un  reposicionamiento de  las  fuerzas productivas globales.  En  esta  realidad del mundo  en  transición  la  inje‐rencia  de  la  República  Popular  China  es  central.  Puertas adentro  del  gigante  asiático,  se  manifiesta  centralmente transformando  vastos  sectores  del  campesinado  (comuni‐dades que en gran medida se reproducen de forma autosub‐sistente,  siendo propietarias de hecho de  la  tierra y de  las herramientas con que producen sus alimentos, vestidos, vi‐viendas, etc.) en  trabajadores urbanos  (asalariados), con  la consiguiente mejora de  la calidad de  sus vidas. Tan  impor‐tante  como esta modificación estructural al  interior de  sus fronteras es la relación de cooperación y desarrollo equitati‐vo que la política exterior propone desde la egida del Partido Comunista Chino, quien centraliza las decisiones en esta ma‐teria desde Pekín. La  cercanía  geográfica  y  la milenaria  relación  comercial 

con  el  continente  negro,  la  historia  semejante  de  someti‐miento colonial, la necesidad de contar con recursos natura‐les,  esencialmente minerales,  para  continuar  el despliegue de sus  industrias, y seguramente su postura  ideológica, son todos elementos centrales que hicieron que  los chinos  fija‐ran en el  continente africano un objetivo claro en  las  rela‐ciones  de  complementariedad  que  despliega  como  cabeza de transición. Por  tal motivo, no debe  sorprendernos que  el  escenario 

bélico, empujado objetivamente por las fuerzas más concen‐tradas del gran capital, tomase forma en las tierras donde se cita la cuna de la humanidad.  No es noticia,  lamentablemente, que  las  tierras africanas 

son un vademécum del desastre humanitario en  la que su‐mergió  la  civilización  capitalista  a  la  humanidad.  Disputas por el control de  los  recursos naturales bajo  las  formas de guerras  tribales que pugnan por vendérselas a  las multina‐cionales  de  orígen  estadounidense  o  europeo,  hambrunas de las poblaciones que no gozan de los beneficios de esa re‐partija, un sinfín de reacomodamiento de fronteras, gobier‐nos  y  nacionalidades  como  forma  de  las  luchas  fratricidas 

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funcionales a  los gobiernos de  los países centrales  imperia‐listas, controlados por las multinacionales de mayor peso en la economía, son algunas de  las manifestaciones de  la des‐composición reinante.  La dependencia económica desde Trípoli, capital de la nor‐

teña y dinamitada Libia, hasta  la surafricana Ciudad del Ca‐bo, pasando por la balcanizada Somalia al este y la infectada Liberia  al  oeste,  habla  a  las  claras  de  cómo  el  continente ocupó el rol de subalterno en las relaciones capitalistas.  El avance en  la  industrialización del mundo  reservó para 

África el lugar de abastecedor de recursos estratégicos para el  funcionamiento de  los medios de producción global. Pe‐tróleo, minerales, piedras precisas, puertos y navegabilidad en dos océanos vitales para el comercio mundial fueron par‐tes de los intereses que hizo que la gran burguesía se repar‐tiese  los diferentes estados nación del continente negro en la medida que se repartía estas riquezas. El grado de subor‐dinación de los núcleos centrales de la producción a las eco‐nomías periféricas del entramado  imperialista tomo históri‐camente en este continente su forma más descarnada.  Sin  lugar a dudas  la  influencia europea y estadounidense, 

y  la  imposición de  sus  formas de  vida  sufre un descredito también en  las tierras de  los antepasados (cada vez más  le‐janos) de Barack Obama. Este resquebrajamiento en los nú‐cleos de poder da  lugar a nuevas  formas de  injerencia glo‐bal,  con  los  desafío  de  no  caer  en  la  imposición  de  las mismas  relaciones  con  diferentes mandatarios.  Esto  es  lo que permite a China  jugar el papel que  juega en  la  región. Este papel crucial es lo que obliga a las trasnacionales en el poder de  los estados nación  centrales a  impedir ese grado de complementariedad entre China y el continente africano. Las minas  sembradas ahí  son  contra  los BRICS y  contra  los avances  geopolíticos  de  las  relaciones  propuestas  por  el pueblo  unificado  por Mao  Tsé‐tung  a  partir  de  1947  bajo una idea: el comunismo.  

El jardinero fiel Ante  la  crisis  de  hegemonía  en  la  que  navega  el  capital 

más  concentrado,  su  capacidad  de  conducir  se  torna  tor‐mentosa para los sectores periféricos a él. La forma que to‐mó en África el último mes  fue el despliegue del  virus del ébola. Las firmas farmacéuticas que desarrollan un fármaco paliativo para combatir el mal que azota a la población más empobrecida del globo reportan su  investigación a Fort De‐trick, un enclave del Departamento de Defensa norteameri‐cano acusado de desarrollar armas biológicas. La medicina al servicio del poder, claro está. El semanario porteño Miradas al  Sur,  consignaría  el  domingo  17  de  agosto  que:  “Oficial‐mente, los directivos de la Organización Mundial de la Salud debaten  la  posibilidad  de  utilizar  en  África  Occidental  un medicamento experimental, un fármaco antiviral denomina‐do ZMapp, que habría dados resultados positivos en Estados Unidos en hombres infectados con el virus. Pero, el subtexto no  escrito  en  ningún  zócalo  televisivo  es  otro. De  acuerdo 

con varias investigaciones periodísticas que estudian el oscu‐ro  vínculo  del  Pentágono  con  ciertos  avances medicinales, los gigantes farmacéuticos, como la firma Mapp Biopharma‐ceutica o  la  empresa  canadiense Tekmira Pharmaceuticals, que trabajan en patentar  la píldora mágica contra el ébola, lejos  de  ser  filántropos  humanitarios,  podrían monopolizar un negocio multimillonario y, en el peor de  los casos, desa‐rrollar un arma biológica  letal. Puede sonar a teoría conspi‐rativa pero  fue un dato de  la  realidad, y no una ocurrencia de  la serie Helix, que un vicepresidente como el halcón Dick Cheney aprovechara la crisis sanitaria disparada por la gripe A en el año 2008 para vender el patentamiento del antiviral Tamiflu, tan eficaz como un placebo, a la multinacional suiza Roche.”  (MS 17/8). El  virus del Ébola  ya no es,  solamente, una  problemática  que  aqueja  al  sistema  de  salud  público africano. Comenzado el mes, los directivos de la OMS decla‐raron el máximo alerta estipulado en su protocolo y decreta‐ron una emergencia mundial sanitaria. Así,  la cúpula de  la OMS comenzó a discutir esta semana 

en Ginebra  la posibilidad de utilizar un fármaco experimen‐tal, denominado ZMapp, que supuestamente salvó la vida de dos norteamericanos,  integrantes de una ONG  con  trabajo territorial en Guinea, que fueron repatriados a Estados Uni‐dos cuando los síntomas del ébola comenzaron a derribar su sistema  inmunológico.  “Sabemos  que  la  medicina  les  fue administrada a dos norteamericanos que contrajeron  la en‐fermedad aquí  y, por  lo  tanto,  sería bienvenida  su  envío a nuestra patria”, rogó  la  jefa de Estado de Liberia Ellen  Joh‐son‐Sirleaf. (MS 17/8). El pedido es música para los oídos de los sectores del capital expresados en la industria farmacéu‐tica de  los EE.UU.,  ligados mayoritariamente al partido Re‐publicano, quienes necesitan recuperar posiciones geopolíti‐cas  en  África,  donde  la  presencia  china  creció exponencialmente en  los últimos años, como decíamos an‐teriormente.  Recapitulando,  un  holding  farmacéutico  ligado  al  Pentá‐

gono tendría  la capacidad necesaria para desarrollar un an‐tiviral eficaz contra el ébola. “Pero, según especialistas en la complicidad  del  complejo militar  industrial  norteamericano con  el desarrollo de armas biológicas,  la  conclusión podría ser  otra:  la  cura  del  virus  también  puede  ser  decodificado como su control para reutilizarlo en la infección de poblacio‐nes localizadas en territorios enemigos”. (MS 17/8). El auxilio de China a África durante el brote de ébola sub‐

raya  la  determinación  del  país  para  ayudar  al  pueblo  afri‐cano  a  combatir  la  epidemia.  El  diario  oficial  del  gobierno chino  informaría el 13 de agosto que: “Preocupada profun‐damente por la propagación del mortal virus, ha enviado ex‐pertos de control de enfermedades a tres naciones africanas afectadas por el ébola: Guinea, Liberia y Sierra Leona. Ésta es la primera vez que China ofrece ayuda a otros países en la forma de envío de equipos de expertos de emergencia de sa‐lud pública”  (XH 13/8). Un  avión  chino  con  suministros de ayuda de  emergencia,  incluidos  ropa de protección, desin‐

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fectantes, detectores de  temperatura y medicamentos,  fue enviado a Guinea. En esta materia la actitud oriental no es nueva. Para ayu‐

dar a África a combatir  la malaria, que se había propagado, China ayudó con  la construcción de 30 hospitales y 30 cen‐tros de prevención  y  control de  esa  enfermedad.  También ofreció 800 millones de yuanes  (alrededor de 130 millones de dólares) en equipo médico y suministros, como medica‐mentos contra la malaria, y capacitó a más de 3.000 trabaja‐dores médicos. Por otro  lado, actualmente existen 43 equi‐pos médicos  chinos en 42 países africanos, y una  cantidad creciente de equipos están siendo enviados a áreas remotas en África al año para ofrecer programas para capacitar a va‐rios  tipos  de  personal  calificado  en  el  continente.Desde  el brote de la epidemia del ébola, los miembros de los equipos médicos chinos se han mantenido en sus posiciones y conti‐núan ofreciendo tratamiento a  los pacientes  infectados con el virus. A diferencia de  la decisión de  la diplomacia norte‐americana que decidió hacer regresar de  la zona a tres mé‐dicos estadounidenses que contrajeron la enfermedad en la región. Los facultativos fueron rápidamente tratados y sana‐dos en EE.UU. (Toda la información consignada en XH 13/8). Otra de  las manifestaciones de  los principios de comple‐

mentariedad y desarrollo mutuo que encarna el pueblo de Mao se mostró en el anuncio que hizo  la empresa oriental China Railway Construction quien  concluyó  la  construcción de  una  importante  línea  ferroviaria  en  Angola  que  será puesta  en  operación  este  año.  El  ferrocarril  Benguela,  de 1.344  kilómetros, es  la  segunda  línea  ferroviaria más  larga construida por una empresa china en el extranjero. La  línea conecta el puerto de Lobito, en el océano Atlántico, con  la ciudad oriental fronteriza de Luau, y más allá con  la red fe‐rroviaria de  la República Democrática del Congo. El ferroca‐rril,  con 67 estaciones,  cuenta  con una  velocidad diseñada de 90 kilómetros por hora, y  la  inversión  total es de 1.830 millones de dólares, según fuentes de  la compañía china. El proyecto empleó unos 100.000 trabajadores locales durante su construcción y ha formado a más de 10.000 técnicos loca‐les. La  línea  ferroviaria ofrece acceso a  la parte  interior del país africano y cuando se ponga en operación completa será capaz de  transportar anualmente 20 millones de  toneladas de carga y cuatro millones de pasajeros, según los informes publicados previamente. La  esencia  en  las  diferentes  maneras  de  interpretar  la 

realidad y qué se requiere como actitud de  los dos poderes en pugna la sintetizaría la columna de opinión del editorialis‐ta chino Hua Yiwen de  la agencia de noticias oficial del país oriental. Dice el analista: “China no sólo ha aprovechado  la oportunidad  estratégica,  sino  también  ha  hecho  grandes contribuciones al mundo, y sobre todo,  los otros países han aprovechado el desarrollo chino. En primer lugar, China está fuera de grandes problemas. La estabilidad y el desarrollo de un país con 1,300 millones de personas deberían ser el evan‐gelio del mundo (…). En segundo lugar, China ha promovido 

la economía de muchos países, que se han convertido en un motor  importante de  la economía mundial. Tercero, en vez de  abogar  por  el  derrocamiento  del  sistema  internacional existente,  o  provocar  conflictos,  China  sostiene  la  reforma gradual del orden. Finalmente, China proporciona un núme‐ro  cada  vez mayor  de  bienes  públicos  internacionales.  Son obviamente  injustas  las críticas de que China disfruta de  los beneficios  prácticos  del  orden mundial  existente,  pero  re‐nuncia a compartir la responsabilidad. ”En  el mundo  posterior  a  la Guerra  Fría,  con  una  súper 

fuerza,  Estados  Unidos  ha  establecido  las  normas  interna‐cionales para hacer frente a los conflictos regionales. Su pa‐pel en los asuntos internacionales ha sido controversial y po‐lémico, lo cual no quiere decir que su función no valga nada, sino que su política y estrategia exterior con mucha frecuen‐cia causan caos en vez de resolverlo. En este marco, a veces China también ha estado involucrada y tiene que encargarse del caos dejado por Estados Unidos. En  los últimos 30 años, las relaciones de China con el mundo, incluida la relación con Estados  Unidos,  son  esencialmente  de  beneficio  mutuo  y cooperación. No deberían decir que una parte se aprovecha de la otra. ”El desarrollo de China es inseparable del mundo y al mis‐

mo  tiempo  beneficioso  para  el  mundo.  China  integra  al mundo a un nivel muy profundo y también deja un  impacto profundo” (XH 13/8).  Disputa  contrahegemónica  en  todas  las  líneas,  frente  al 

capital en su momento de mayor descomposición, irraciona‐lidad y consecuente agresividad. Búsqueda permanente (sin prisa, pero sin pausa) de la positivización de las posibilidades de resolver los problemas planteados en la actualidad. 

Petróleo Sangriento Como analizáramos anteriormente el ataque desesperado 

de  los sectores más concentrados de  la economía busca, ya deliberadamente,  evitar  el  despliegue  de  los  BRICS  como fuerza capaz de hegemonizar  la organización de  las  fuerzas productivas en todo el planeta. Los atacados tienen nombre y apellido. Veamos un momento de ese atropello de  los ca‐pitales a la soberanía y autodeterminación de los pueblos. El mes de agosto comenzaría con  la  firma de un acuerdo 

de suministro petróleo  iraní a Rusia  lo que permitirá a am‐bos países reducir el  impacto de  las sanciones occidentales. El memorando de entendimiento para cinco años prevé una ampliación significante de la cooperación económica mutua. Prevé el suministro a Irán de equipamiento y bienes de con‐sumo  rusos  a  cambio  de  petróleo  iraní.  “El Ministerio  de Energía  de Rusia  informó  que  empresas  rusas  participarán en proyectos de  construcción  y  reparación de  instalaciones de energía eléctrica en Irán, y asimismo proporcionarán a la República Islámica maquinaria, equipos y bienes de consumo producidos en Rusia” (RT 5/8). A cambio de ello, Irán planea entregar al gigante euro‐asiático su petróleo, cuya venta ac‐

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tualmente está prohibida por el embargo  impuesto por Oc‐cidente.  Claro  está  que  esto  supondría  un  debilitamiento  de  los 

efectos de las sanciones de Occidente y una reducción de la presión sobre Teherán en el marco de  las negociaciones en curso, en Ginebra, del Grupo 5+1 sobre el programa nuclear de  Irán. Y una muestra más de  las 147 corporaciones mun‐diales de  sostener  sus  imposiciones de mercado a quienes ya no logra subordinar. En este marco queda claro que  los ataques contra el país 

persa tenían un objetivo oculto. En la reconfiguración de las fuerzas globales,  imponer sanciones a  Irán no era más que enfocar  los misiles hacia Moscú. En  la última cumbre de  la OTAN miembros apoyados por EE.UU., como  los países bál‐ticos y Polonia, han propuesto que la declaración final espe‐cifique que el escudo antimisiles está orientado contra Rusia (RT 24/8). Según  la revista alemana “Der Spiegel”,  los auto‐res de la propuesta piden añadirla en el documento que ac‐tualmente  solo  menciona  a  Oriente  Medio  como  posible fuente de amenazas para Europa. Sin embargo,  la mayoría de  los países miembros de  la OTAN, encabezados por Ale‐mania, se pronunciaron en contra de  la medida "porque no hay que provocar innecesariamente a Moscú”. Más allá de  los hechos que  cotidianamente desgarran  la 

región, que produce y por donde circula  la mayor parte del crudo del mundo, el papel y las declaraciones de dos figuras mundiales  son, a nuestro entender,  la mayor prueba de  la operatoria descarnada de  los grupos de poder por hacerse de cada vez más recursos estratégicos que les permita seguir reproduciéndose de forma ampliada. “El fracaso a  la hora de ayudar a construir una fuerza de 

combate  creíble  con  los  autores  de  las  protestas  contra  el presidente sirio, Bashar al Assad, (…) dejó un gran vacío que los  yihadistas  ahora  han  llenado”,(RT  10/8)  afirmó  Hillary Clinton, exsecretaria de Estado de EE.UU. durante la primera Administración  del  presidente  Obama,  en  una  entrevista concedida a la revista 'The Atlantic'. “En este tipo de conflic‐tos son los hombres duros y armados los que tienen más po‐sibilidades de  convertirse  en  los principales actores de una transición, y no aquellos que solo hablan desde el exterior”, afirmó  la exsecretaria del Departamento de Estado en refe‐rencia a “un grupo de sirios que pretendieron erigirse como la  oposición  política  en  el  exilio” mientras  los  insurgentes "luchaban y morían" en el país.”(RT 10/8). Toda una declara‐ción de principios. La puja entre capitales por anexar los diferentes mercados 

locales a sus necesidades hace que las facciones que pelean entre  sí utilicen  las mismas herramientas para garantizarse éxitos. Clinton es presentada como una demócrata progre‐sista defensora de  las  libertades  individuales y de  los dere‐chos civiles. Pero a  la hora de  representar  los  intereses de los sectores de la producción que la respaldan nada de esto le queda.  

El  accionar  sobre  Siria  requería, para estos  intereses, un cambio de mandos al frente del gobierno árabe. Tras la opo‐sición de Rusia y China, vía Consejo de Seguridad de la ONU, de militarizar el país y atacarlo abiertamente,  la opción fue armar la insurgencia. A su gusto, estos carecían de la deter‐minación y rudeza necesaria de resolver  lo que hay que re‐solver. Consecuencia:  avanzó  la otra  facción del  capital  en pugna. ¿Cómo? Veamos.  El día 18 del mes anterior, el portal de noticias moscovita 

RT  revelaría  con  la  autoría  del  politólogo  francés  Thierry Meyssanen un informe del lado más oculto de la política en EE.UU. En el mismo se corre el velo acerca del papel del se‐nador John McCain durante el  inicio de  la primavera árabe, así como su relación con una milicia del Estado  Islámico. El periodista y activista político francés señala que tuvo acceso hace más de tres años a un  informe donde se  indicaba que el 4 de  febrero de 2011  la OTAN organizó en El Cairo una reunión presidida por McCain para iniciar la primavera árabe en Libia y Siria.  Semanas más tarde, el senador republicano viajó al Líbano 

y, entre otros asuntos, encargó la supervisión de la introduc‐ción de armas en Siria. Sin embargo, el politólogo señala que uno de los encuentros clave de McCain durante ese viaje tu‐vo  lugar en Siria en mayo de 2013, saliendo a  la  luz pública cuando el político ya había regresado a EE.UU. En las imáge‐nes publicadas  tras  la  reunión, el  senador aparecía  junto a SalimIdris (miembro del Ejército Libre de Siria) e Ibrahim bin Awadbin Ibrahim al Badri (actual califa del Estado Islámico). Precisamente este último ha sido descrito por  la revista  'Ti‐me' y el periódico 'Le Monde' como el “hombre más peligro‐so  del mundo”  o  el  “nuevo Osama  bin  Laden”,  respectiva‐mente.   Un mes  antes de  su  encuentro  con McCain,  Ibrahim  al‐

Badri, había  creado el Estado  Islámico en  Irak y el  Levante siendo todavía miembro de  lo que Washington consideraba como  la parte  'moderada' del Ejército Libre de Siria. “En el terreno no había ninguna diferencia entre el Ejército Libre Si‐rio, el Frente al Nusra o el Estado Islámico. Todas esas orga‐nizaciones  se  componen  de  los mismos  individuos  y  estos cambian constantemente de bandera”, (RT 18/8), asevera el periodista francés.  El Estado Islámico representa “una nueva etapa en mate‐

ria de mercenarismo”, subraya el autor del artículo. La crea‐ción de un califato con fronteras determinadas hace virar la forma de  lucha que planteaba Al‐queda quien se mostraba como un blanco móvil y oculto. EE.UU. está tratando de di‐vidir  Irak en  tres estados por  lo cual actualmente busca al‐canzar ese objetivo utilizando al grupo yihadista, que consti‐tuye “un actor no estatal”, no se ataca un estado, Siria por caso,  se  ataca  al  terrorismo.  Obvio  quien  se  oponga  será acusado de  terrorista por más que  signifique que bombar‐deen su territorio. Es dable pensar que el objetivo de los ataques aéreos so‐

bre  Irak,  según Meyssan, no es destruir el Estado  Islámico, 

Análisis de Coyuntura 19

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“sino garantizar que  los diferentes actores no se salgan del territorio que se  les ha sido asignado  (...). En todo caso,  los bombardeos  son, por el momento, puramente  simbólicos  y solo han destruido unos cuantos vehículos”, afirma.  Un detalle sobre el republicano McCain, en nombre de  la 

'democracia', preparó el fallido golpe de Estado contra el ex presidente  Hugo  Chávez  en  Venezuela,  la  destitución  del presidente Jean‐Bertrand Aristide en Haití y, recientemente, el derrocamiento del presidente ucraniano, Víktor Yanuko‐vich, todo ello desde una ONG con demostrado vínculo con la CIA y que cuenta con presupuesto estatal aprobado por el Congreso estadounidense.  Más allá de la controversial figura del supuesto opositor a 

Obama,  los  intereses que confrontan en  las  filas del capital con el despliegue del EI controlan siete campos petroleros y dos refinerías en el norte de Irak, así como seis campos pe‐troleros  y  dos  refinerías  en  Siria.  Se  trata  de  instalaciones con una capacidad productiva de entre 30.000 y 80.000 ba‐rriles de crudo por día. Según expertos,  a  través de  intermediarios en Turquía  y 

Siria, los militantes venden esos barriles a entre 25 y 60 dó‐lares en el mercado negro (el precio internacional supera los 100 dólares por barril) y obtienen la módica suma de dos mi‐llones de dólares diarios. Aparte de los recursos petrolíferos, la elaborada economía de guerra de EI tiene otros tentácu‐los recaudadores, varios de  los cuales fueron revelados por el diario británico The Guardian, que tuvo acceso a 160 me‐morias USB que le fueron confiscadas a un líder de EI por el ejército iraquí. Según consta en esos archivos, los jihadistas recaudan mi‐

llones con extorsiones, principalmente a minorías religiosas a cambio de su protección; el contrabando de armas; el co‐bro de peajes en las rutas que controlan; el pago de rescates de secuestros; la venta de materiales de fábricas desmante‐ladas;  la  recaudación de  todo  tipo de  impuestos; el  tráfico de obras arqueológicas de sitios sagrados... y  la  lista  sigue. (Toda la información consignada en LN 31/8). El gran salto, sin embargo, llegó con la captura relámpago 

de Mosul, la segunda ciudad de Irak, en junio pasado. Los is‐lamistas saquearon entonces la sucursal del Banco Central y se hicieron con más de 400 millones de dólares en efectivo. ¿Qué campaña presidencial financiara esa suma de dinero? Quizás  esta pregunta no  tenga  respuesta pública  a  dife‐

rencia de una que realizase la prensa mundial al papa Fran‐cisco en el avión de regreso de su gira por Corea del Sur. Di‐ce el periodista: “Como sabe, las fuerzas militares de EE.UU. hace  poco  comenzaron  a  bombardear  a  los  terroristas  en Irak. Para prevenir un genocidio, para proteger el futuro de las minorías  ‐pienso  también en  los católicos bajo su guía‐. ¿Aprueba  usted  este  bombardeo  norteamericano?”.  Res‐ponde Francisco: “‐Gracias por la pregunta tan clara. En es‐tos casos, donde hay una agresión injusta, solamente puedo decir que es lícito parar al agresor injusto. Subrayo el verbo: parar.  No  digo  bombardear,  hacer  la  guerra...  Parar.  Los 

medios  con  los que  se puede parar deberán  ser evaluados. Parar al agresor injusto es lícito, pero debemos tener memo‐ria  también.  ¿Cuántas  veces,  con  esta  excusa  de  parar  al agresor  injusto,  las potencias se han apoderado de  los pue‐blos y han hecho una verdadera guerra de  conquista? Una sola nación no puede juzgar cómo se para a un agresor injus‐to. Después de la Segunda Guerra Mundial surgió la idea de las Naciones Unidas. Ahí  se debe discutir  y decir:  ‘¿Hay un agresor  injusto?  Parece  que  sí.  ¿Cómo  lo  paramos?’.  Sola‐mente eso, nada más. Segundo:  las minorías. Gracias por  la palabra. Porque a mí me hablan de  ‘cristianos, pobres cris‐tianos’. Es  verdad,  sufren.  ¿Hay mártires?  Sí, hay mártires. Pero aquí  lo que hay son hombres y mujeres. Minorías  reli‐giosas, no  todos  cristianos.  Y  todos  son  iguales delante de Dios. Parar al agresor injusto es un derecho que tiene la hu‐manidad, pero también es un derecho que tiene el agresor: ser parado para que no haga el mal.” (LN 19/8). Paradójicamente, este mismo matutino, órgano de prensa 

de  los  intereses oligárquicos en el país,  titulaba en su  tapa “Avaló  el  Papa  una  intervención  en  Irak:  ´Es  lícito  para  el agresor´”, dando a entender claramente que la máxima figu‐ra de la Iglesia católica a escala planetaria, el argentino Jorge Bergoglio, avalaba así el ataque unilateral estadounidense y sus aliados de la OTAN, contradiciendo las palabras del pro‐pio pontífice publicadas en el reportaje reproducido al inte‐rior del mismo diario. 

Un oso rojo Pocos defensores de los intereses del capital financiero in‐

ternacional como  los que derraman  su  tinta en  las páginas del diario La Nación. El profesor en Economía de la Universi‐dad de Nueva York, Nouriel Roubini, es uno de los más jugo‐sos. Como venimos mostrando,  la  creciente  conflictitividad global tiene sus fundamentos en  la necesidad de  los mayo‐res  controladores de  los medios de producción en destruir fuerzas productivas que  se  le opongan en  su necesidad de expropiar cada vez más riquezas a la totalidad de la civiliza‐ción. La traducción narrativa de esto es la necesidad de mos‐trarle al mundo un causante externo, a estos núcleos de po‐der,  en  hechos  que,  como  son  presentados,  no  se corresponden con la realidad.  Para  las  dificultades  del  capitalismo  nada mejor  que  un 

enemigo comunista que explique lo inexplicable. Para un oc‐cidental  flemático nada mejor que un ex agente de  la KGB formado  en  las  filas  del marxismo‐leninismo  que  conspire contra el orden mundial. Para Roubini nada mejor que Vla‐dimir Putin como instigador de un plan macabro.  “El  conflicto  en  Ucrania  entre  el  gobierno,  apoyado  por 

Occidente, y  los  separatistas  respaldados por Rusia, ha he‐cho que se centrara  la atención en una cuestión fundamen‐tal: ¿cuáles son los objetivos del Kremlin a largo plazo? Aun‐que en  lo  inmediato del presidente de Rusia, Vladimir Putin, se limitó a recuperar el control de Crimea y conservar alguna 

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influencia  en  los  asuntos  ucranianos,  su  ambición  a  largo aliento es mucho más atrevida. ”El objetivo de Rusia no es el de crear otro Tratado de Li‐

bre Comercio de América del Norte, sino otra UE, en la que el Kremlin cuente con  todas  las palancas de poder. El plan ha quedado  claro:  comenzar  con  una  unión  aduanera  ‐inicialmente Rusia, Belarús y Kazakhstán‐ y añadir a  la ma‐yoría de  las antiguas repúblicas soviéticas. De hecho, Arme‐nia y Kirguistán están en ello. ”Una  vez  establecida  una  amplia  unión  aduanera,  los 

vínculos  comerciales,  financieros  y  de  inversión  dentro  de ella aumentan hasta el punto de que sus miembros estabili‐zan sus tipos de cambio respectivos. Luego, tal vez un par de decenios después de  la unión aduanera, sus miembros exa‐minan  la posibilidad de crear una unión monetaria con una divisa  común  (¿el  rublo  eurasiático?)  que  se  pueda  utilizar como unidad de cuenta, medio de pago y reserva de valor. ”Los acontecimientos recientes debilitaron más  las faccio‐

nes de Rusia pro Occidente y orientadas al mercado, y han fortalecido a  las facciones nacionalistas y de capitalismo de Estado. Rusia y sus socios Brics (Brasil, India, China y Sudáfri‐ca)  crearon un banco de desarrollo que hará de  substituto del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial.   ”Las potencias revisionistas como Rusia, China y e Irán pa‐

recen dispuestas a enfrentarse al orden político y económico que los Estados Unidos y Occidente construyeron tras el des‐plome de  la Unión Soviética. Pero ahora Rusia avanza para recrear un imperio y una esfera de influencia” (LN10/8). Has‐ta aquí  la construcción, casi  ficcional, de una de  las plumas maestras del  capital. Pero  veamos que  sucedió en  la  reali‐dad. Los hechos que acontecen en Ucrania desde fines del año 

pasado comenzaron el mes con una serie de aseveraciones que ponen de manifiesto  la  imposibilidad de  culpabilizar  a Rusia de la desestabilización que padece el Este europeo. Al mismo  tiempo  la  institucionalidad de  la gran burguesía, en este caso  la OTAN, se ve obligada a crear un clima que em‐puje a la guerra abierta contra Moscú.  El portal ruso RT informaría el primer día del mes de agos‐

to que “la ONU confirma que Rusia no tiene culpa de la esca‐lada del conflicto en Ucrania” (RT1/8) En una conferencia de prensa  la  Alta  Comisionada  de  la  ONU  para  los  Derechos Humanos, NaviPillay,  afirmó  sobre que no existen pruebas contundentes  sobre  el  suministro  de  armas  de Rusia  a  las autodefensas. No  solo  la adversidad de  sus propios organismos  institu‐

cionales padece el capital sino que  las  fuerzas bélicas en el terreno de combate no parecen ser  tan  fuertes como  la si‐tuación  lo  requiere. Vastos  informes dan cuenta sobre que el Ejército ucraniano está dividido internamente y abocado a la desintegración, es incapaz de actuar en la zona de conflic‐to en el este.La operación militar ucraniana en  las regiones de Donetsk y Lugansk, que Kiev  llama  'operación antiterro‐rista', está protagonizada por unos 25.000 hombres no ads‐

critos al Ejército regular. Entre ellos hay miembros de la po‐licía,  servicio  de  seguridad  nacional,  voluntarios  –incluidas unidades militarizadas  del  partido  político  y militar  Sector Derecho, que están financiados con los recursos de oligarcas ucranianos– y mercenarios. La cifra contrasta con el reduci‐do número de militares regulares que participan en  la ope‐ración:  sólo 3.000  soldados. En  consecuencia,  la operación militar de facto no la lleva a cabo el Ejército, sino represen‐tantes  de  otras  organizaciones muy  bien  armados.  Lo  que llevase a  sentenciar a mediados de mes a  los editorialistas del  portal  alemán  Deuche Welss  que  “el  ucraniano  es  un ejército desmoralizado”. Un  total de 568 soldados ucranianos ha muerto desde el 

inicio de  la operación militar del gobierno en contra de  los insurgentes pro  independentistas en  las regiones orientales hace casi cuatro meses. De acuerdo con cálculos de la ONU, el conflicto ha causado la muerte a más de 1.500 personas y heridas a por lo menos 4.390. (XH 12/8). Las derrotas que padecen  las  fuerzas  representantes del 

capital  parecen  no  solo  caer  en  el  campo  de  batalla  sino también en la de las ideas. Luego de producido el derribo del avión de Malasia Airline y los intentos de culpabilizar a Rusia por  ello,  el profesor de Ciencias de  la Comunicación de  la Universidad de Ámsterdam, Cees J. Hamelink, sintetizaría un sentimiento creciente en  la pequeña burguesía europea. El catedrático  manifestaría  que:  “Por  favor,  acepte  nuestras disculpas  en  nombre  de  un  gran  número  de  personas  de aquí,  de  los  Países Bajos,  por  nuestro Gobierno  y  nuestros medios  de  comunicación.  Los  hechos  relacionados  con  el MH17 se manipulan para difamarle a usted y a su país”, es‐cribe Hamelink en una carta abierta dirigida a  los  rusos en general, y al presidente Putin en particular, publicada en  la web holandesa NEO Presse (RT 6/8). El  profesor  holandés  asegura  que  la mayor  parte  de  los 

europeos está en  contra de  la vía político‐militar  impuesta por la UE y EE.UU., pero los 'portavoces de los poderes fácti‐cos',  los medios  de  comunicación  controlados,  siguen  de‐monizando a Rusia. “Nos han salvado de un conflicto en Siria que podría desencadenar una nueva Guerra Mundial. La ma‐tanza masiva de civiles sirios inocentes con ataques con gas por parte de terroristas de Al Qaeda, entrenados y armados por los EE.UU. y pagados por Arabia Saudita, se atribuyeron a  Assad.  De  esta manera, Occidente  pretendía  poner  a  la opinión  pública  en  contra  de Assad,  preparando  el  terreno para un ataque contra Siria”, sentencia como confrontando con su colega estadounidense. Más allá de  la retorica universitaria el eje de discusión si‐

gue siendo el mismo. Para la industria guerreristica del capi‐tal es importante controlar el este de Ucrania ante todo por el gas de esquisto, cuyo desarrollo está programado por  las empresas occidentales. Están  luchando para obtener  reser‐vas  de  gas,  según  los  datos  procedentes  de  Alemania,  de unos 5.578 millones de metros  cúbicos. Se  trata de  las  re‐servas de gas de esquisto de Yuzovsky, que se encuentran en 

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la frontera de las regiones de Járkov y Donetsk. Sus recursos se estiman en más de 4 billones de metros cúbicos de gas. Un dato no menor en mayo de 2012, la empresa Shell ganó la competición por el derecho a explotar este yacimiento. Si  de  construcciones  se  trata  el  secretario  general  de  la 

Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Anders Fogh Rasmussen, salió con los botines de punta asegurando “la alta probabilidad” de que Rusia  lance una ofensiva mili‐tar contra Ucrania, en un intento por invadirla. (HTV 12/8). Tan evidentes  como  los  intentos de generar un conflicto 

abierto con Rusia por parte de  los sectores más concentra‐dos de la economía es la posición de Moscú por no confron‐tar en ese terreno. Lo que no significa la negativa a mostrar musculo. Así  lo haría el canciller ruso Lavrov al concluir que “la guerra está cerca de nuestras fronteras y Rusia tiene de‐recho a salvaguardar su seguridad” (RT18/8). La respuesta no se hizo esperar. La OTAN acordó, sobre fin 

de mes,  crear una  fuerza militar de  reacción  rápida  contra Rusia. Siete miembros de la OTAN formaran una división mi‐litar  universal  de  10.000  soldados  capaz  de  un  despliegue rápido en cualquier operación terrestre, naval o aérea. El ob‐jetivo de  la unidad  sería  contener a Rusia,  según  'Financial Times'. El Reino Unido asumiría el liderazgo de la nueva uni‐dad. Los demás países participantes son Dinamarca, Letonia, Estonia,  Lituania, Noruega y Países Bajos, mientras Canadá expresó  su  intento de unirse a este bloque.  (Toda  la  infor‐mación consignada en RT 30/8). Nada mejor que el propio atacado para responder acaba‐

damente al agresor. Dice Vladímir Putin: “La  tragedia de  la Primera  Guerra  Mundial  nos  recuerda  a  qué  conduce  la agresión y el egoísmo, el exceso de ambición de  los  jefes de Estado y  las élites políticas, que prevalecen sobre el sentido común (….). En vez de preservar el continente más próspero del mundo, Europa,  lo ponen en peligro  (…). La humanidad debía  haber  aprendido  y  aceptado  hace  tiempo  la  verdad más  importante:  la  violencia  genera  violencia  y  el  camino hacia  la paz y  la prosperidad está en  la buena voluntad y el diálogo, y el recuerdo de las lecciones de las guerras pasadas sobre quién las desató y para qué” (RT1/8). Según el presidente ruso la crisis en Ucrania debe enseñar 

a  todo  el mundo,  a Occidente  incluido,  a  resolver  los pro‐blemas pacíficamente. “Creo que [la situación en Ucrania] es una muy buena lección para todos nosotros, para acabar con esta tragedia lo antes posible, de manera pacífica y a través de negociaciones  (...).  El apoyo del golpe del  estado, de  la toma armada del poder, y de  la represión de  los que no es‐tán de acuerdo usando las fuerzas armadas… ¿Acaso son es‐tos los valores europeos actuales?” (RT 31/8). Y hablando de valores y de ideas justas… 

Los hombres justos y sus ideas Como afirmamos los encuentros de Fortaleza y Santa Cruz 

de la Sierra significan para la humanidad una hoja de ruta a seguir y profundizar en pos de salir de la debacle del capital. 

Como hecho significante en este sentido, la participación de Lavrov en el encuentro de  jóvenes de  la CELAC y sus dichos sobre que “América Latina será uno de los pilares del nuevo orden mundial”  (RT27/8) no hace más que postear  en ese sentido.  “Nuestros pasos colectivos en la escena internacional para 

eliminar  todos  estos  desafíos  y  amenazas  los  obstaculizan las intenciones de EE.UU., y de Occidente en general, de con‐servar su dominio en el mundo, una postura a la que se han acostumbrado durante varios cientos de años, y de retrasar artificialmente la realización de un mundo multipolar y poli‐central, que  reflejan  las  tendencias objetivas del desarrollo mundial”,  convocó  a  los  jóvenes  latinoamericanos.  Esa  es, sin dudas, la salida.  La  lámpara que  ilumina el camino se muestra tal cual es, 

inagotable. Reflexión tras reflexión postea profundo el tajo. Fidel Castro sentencia: “La sociedad mundial no conoce tre‐gua  en  los últimos años, particularmente desde que  la Co‐munidad Económica Europea, bajo  la dirección  férrea e  in‐condicional de Estados Unidos, consideró que había  llegado la hora de ajustar cuentas con lo que restaba de dos grandes naciones que, inspiradas en las ideas de Marx, habían lleva‐do a cabo la proeza de poner fin al orden colonial e imperia‐lista impuesto al mundo por Europa y Estados Unidos. (…) No deseo, sin embargo, dramatizar esta modesta historia. Pre‐fiero más  bien  recalcar  que  la  política  del  imperio  es  tan dramáticamente ridícula que no tardará mucho en pasar al basurero de la historia. El imperio de Adolfo Hitler, inspirado en la codicia, pasó a la historia sin más gloria que el aliento aportado a los gobiernos burgueses y agresivos de la OTAN, que los convierte en el hazmerreír de Europa y el mundo, con su euro, que al  igual que el dólar, no tardará en convertirse en papel mojado, llamado a depender del yuan y también de los  rublos,  ante  la  pujante  economía  china  estrechamente unida al enorme potencial económico y técnico de Rusia. (...) ¿No  sería  preferible,  luchar  por  producir más  alimentos  y productos  industriales,  construir  hospitales  y  escuelas  para los miles de millones de seres humanos que los necesitan de‐sesperadamente, promover el arte y la cultura, luchar contra enfermedades masivas que  llevan a  la muerte a más de  la mitad de los enfermos, a trabajadores de la salud o tecnólo‐gos que según se vislumbra, podrían finalmente eliminar en‐fermedades  como el  cáncer, el ébola, el paludismo, el den‐gue,  la  chikungunya,  la  diabetes  y  otras  que  afectan  las funciones  vitales  de  los  seres  humanos?  (...)  Si  hoy  resulta posible prolongar la vida, la salud y el tiempo útil de las per‐sonas, si es perfectamente posible planificar el desarrollo de la población en virtud de la productividad creciente, la cultu‐ra  y desarrollo de  los  valores humanos  ¿Qué  esperan para hacerlo? Triunfarán  las  ideas  justas o  triunfará el desastre” (CD 31/8). Pasemos a ver entonces cómo va  la cosa por nuestra Pa‐

tria Grande.   

La disputa por el rumbo ideológico en el subcontinente 

Latinoamérica y la necesidad de la transición Para no hacer de mi ícono pedazos,

para salvarme entre únicos e impares, para cederme un lugar en su parnaso,

para darme un rinconcito en sus altares. Me vienen a convidar a arrepentirme,

me vienen a convidar a que no pierda, mi vienen a convidar a indefinirme,

me vienen a convidar a tanta mierda. (Silvio Rodríguez)

          

A modo de introducción Como analizábamos en  los artículos precedentes,  la pro‐

fundidad de  la crisis mundial va dejando en claro que esta‐mos ante una disyuntiva donde se  juega el futuro de  la hu‐manidad:  o  nos  lleva  puestos  la  irracionalidad  de  la competencia capitalista, que se acerca peligrosamente al  lí‐mite de expandir  los enfrentamientos en su versión militar‐nuclear a escala planetaria, o  la mayoría de  los pueblos del orbe, históricamente explotados por las minorías enriqueci‐das,  logran entretejer una alternativa de  transición, equili‐brando la correlación de fuerzas, en una primera instancia, e imponiendo la voluntad de su necesidad ordenadora y plani‐ficadora a todos los rincones del planeta a largo plazo. Irra‐cionalidad y caos o planificación y uso racional de los recur‐sos naturales y humanos para la producción y reproducción de la vida cotidiana, es allí el escenario donde se desarrollan actualmente los dramas de nuestra existencia. Así, como leíamos en las certeras palabras de Fidel Castro, 

histórico  líder  de  la  Revolución  cubana,  podemos  afirmar que el papel que le toca jugar a la región latinoamericana es cada día más principal, porque es quizás la única región del mundo actual donde se combina la no existencia de conflic‐tos bélicos  interestatales  con procesos políticos que  inten‐tan, abiertamente, superar el patrón capitalista de produc‐ción, que es mucho más que un mecanismo económico de producción e intercambio de bienes materiales y de fuerzas laborales. Recordemos  que  el mes  anterior  habíamos  analizado  la 

trascendencia que cobraba la Cumbre de los llamados BRICS 

en nuestras  tierras, más precisamente en Fortaleza, Brasil, donde  además  se  celebraba  un  encuentro  BRICS‐Unasur‐CELAC, reuniones de las potencias emergentes también con el Alba, con Cuba y Venezuela a la cabeza, y todo el mes de julio se coronaba con las giras regionales de los presidentes de  las dos principales potencias alternativas al dominio an‐gloestadounidense: Rusia y China. Durante el mes de agosto, el mundo presenció aconteci‐

mientos bélicos que se desarrollaron –y  lo siguen haciendo actualmente– principalmente en el Este europeo y en Medio Oriente, pero eso no impidió que las tensiones de la necesa‐ria transición siguiesen desarrollándose en nuestro subcon‐tinente. Así, durante este mes, los principales voceros de los grupos  concentrados  económicos de  la  región  y  el mundo dieron lata periodística intentando instalar la idea de que ‘el ciclo populista’, es decir, de los regímenes gubernamentales ‘nacional‐populares’, para englobar sus variadas manifesta‐ciones nacionales, está  ‘terminado’,  ‘estancado’,  ‘en  retro‐ceso’, etcétera. La esencia del problema, dicen dichos  inte‐lectuales  al  servicio  de  los  capitales  más  concentrados, radicaría  en  el  fracaso  de  los  modelos  económico‐financieros que  han  impulsado  desde hace  10‐15  años  los gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT) en Brasil, del kirchnerismo en Argentina, del chavismo bolivariano en Ve‐nezuela, de Evo Morales y el Movimiento Al Socilismo (MAS) en Bolivia, etc. De este modo se quiere mostrar que ‘la gen‐te’, y especialmente cuando funjen de votantes, ya decidie‐ron  ‘cambiar  de  rumbo’.  Es  decir,  ante  la  proximidad  de elecciones  presidenciales  varias  en  el  subcontinente  lati‐

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noamericano (Bolivia, Brasil y Uruguay en un par de meses; Argentina el próximo año), se ven obligados a construir es‐cenarios mediáticos que  les permitan terminar con  los pro‐cesos gubernamentales que no vienen pudiendo controlar. Tengamos en cuenta que dichas elecciones reunen al grueso de lo que hoy es el Mercosur, corazón económico‐comercial de  Suramérica.  Por  ende,  un  verdadero  cambio  de  rumbo político  en  estos  países  es  central  para  intentar  cualquier modificación en la correlación de fuerzas latinoamericanas. Recordemos  también que  la acechanza  ‘recargada’ viene 

desde hace un par de años ya, pero durante estos últimos meses se han redoblado los esfuerzos: hace exactamente un año, hubo revueltas populares y policiales en Brasil, sobre el fin del mismo 2013 sucedió de manera similar en Argentina, dos meses después estallaba  la violencia callejera en Vene‐zuela,  al  tiempo que  también había una pequeña  subleva‐ción militar en Bolivia. Toda esa cadena de hechos no pue‐den  ser  analizados  como  fenómenos  aislados  ni  casuales, sólo se entienden a la luz de los mecanismos de desestabili‐zación e injerencia que las principales potencias (con EE.UU. a  la  cabeza)  y  capitales  concentrados  ejecutan  permanen‐temente sobre nuestras naciones. En este sentido, los inten‐tos de rebelión policial fueron superados en todos los casos, dando  lugar a nuevas estrategias de ataque. En el mes de agosto, con la cercanía de procesos eleccionarios, y habien‐do fracasado en sus intentos de crear caos social con levan‐tamientos  callejeros  populares,  las  derechas  autóctonas  y sus empleadores extranjeros pusieron el centro en dinami‐tar las ‘reelecciones’ presidenciales, así como en evitar a to‐do costa que  la unidad de  las naciones de  la región se siga fortaleciendo. Veremos entonces el desesperado intento de ‘crear’ casi de la galera una rival para evitar la reelección de Dilma Roussef en Brasil, mientras  torpedean  las bases eco‐nómicas de la Argentina a través del litigio de los Bonos, que analizamos el mes pasado en esta revista pero que en este agosto  se  transformó  en  tema  regional,  al  tiempo  que  se profundiza el proceso de giro político del gobierno de Santos en Colombia,  inclinándose hacia el eje Mercosur‐Alba, des‐pegándose del anterior paternalazgo yanqui.  Junto  con es‐tos procesos,  los comicios en Bolivia auguran un arrasador triunfo  de  la  dupla Morales‐García  Linera  y  en  Venezuela avanzan  los mecanismos gubernamentales de planificación económica mientras se  impulsa una avanzada política de  la mano del programa de organización por medio de comunas populares,  encabezado  por  el  Partido  Socialista  Unido  de Venezuela (PSUV), que tuvo su  III Congreso buscando recu‐perar la iniciativa política. De  esta manera,  repasaremos  los  diversos  temas  antes 

mencionados teniendo en mente que se juega la disyuntiva económica  planificación  versus  caos  de  ‘libre  mercado’, mientras en el ámbito político se debate fuertemente sobre 

hacia dónde  llevar el proceso de transición, y fundamental‐mente sobre qué sectores de la sociedad, qué clase social, lo puede conducir. 

Pinta tu aldea y verás el mundo El canciller ruso sostenía sobre el final de agosto, durante 

su participación en el Foro Juvenil Seleguir, que se desarrolla en Rusía  cada año al  inicio de un nuevo  ciclo de estudios, que  “América  Latina  es  una  región  pujante,  que  se  está desarrollando, y que tiene muy buenas perspectivas, así que pronto será, y ya lo está siendo, uno de los pilares del nuevo orden mundial”. De esta manera ejemplificaba para el estu‐diantado ruso  la trascendencia que había tenido  la gira ofi‐cial rusa del mes anterior por Latinoamérica y el papel que esta última está llamada a cumplir. En este sentido, como señalábamos antes,  las  fuerzas de 

la reacción, que intentan defender con uñas y dientes el his‐tórico  dominio  de  sus  empresas  transnacionales  sobre  los recursos de nuestra  región,  intentaban avances durante el mes de agosto en algunos de los países donde aún retienen el mando gubernamental. En el caso mexicano, el presiden‐te Enrique Peña Nieto mantenía su defensa de la semi priva‐tización del mega consorcio estatal de petróleos PEMEX y de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), bajo el argumento de que así “se sientan las bases de un nuevo desarrollo para las familias mexicanas” (TS 7/8). En sentido similar, en Perú, el gobierno del ex nacionalista Ollanta Humala anunciaba la privatización  de  la  producción  de  electricidad  (TS  1/8),  lo cual ponía en pie de  lucha al sindicato de Luz y Fuerza pe‐ruano, y  la  implementación de una modificada Ley de Edu‐cación Superior que bajo  la excusa de  la  ‘calidad educativa’ (ET 2/8) profundiza las bases de la privatización de la educa‐ción, ya de por sí expandida en el país andino. En igual sen‐tido parecía moverse el precandidato oficial del Frente Am‐plio  uruguayo  (FA),  el  ex  presidente  Tabaré  Vazquez,  que salía de gira por Argentina y  se entrevistaba con empresa‐rios y con el gobernador de  la Provincia, Daniel Scioli (tam‐bién pre‐candidato a presidente 2015), poniendo el eje en la discusión  sobre  la  necesidad  de  “avanzar  en  acuerdos  co‐merciales” con otros bloques, es decir, pensando en el falli‐do TLC con  la Unión Europea (UE) y quizás también en una rebaja de aranceles con EE.UU., ambos  temas que durante la presidencia del  actual mandatario  yorugua,  José  “Pepe” Mujica, no prosperaron y fueron perdiendo vigencia política (TS 6/8, TA 7/8). Resta ver cuál será, en el actual marco re‐gional, el margen de maniobra de un futuro gobierno de Ta‐baré para despegarse políticamente de sus socios del Mer‐cosur  y  de  lo  realizado  por  el  gobierno  uruguayo  actual, representante del ala izquierda del FA. Por ello, las disputas políticas en los países integrantes del 

Mercosur son de relevancia estratégica, porque este acuer‐

24 Latinoamérica y la necesidad de la transición

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do  comercial  ha  ido  adquiriendo  en  los  últimos  años  una orientación  fuertemente  política,  acercándose  a  los  países enrolados en el ALBA, sumando más naciones en carácter de miembros  asociados  o  plenos,  como  Venezuela  y  pronta‐mente  Bolivia,  y  transformando  el  eje  Bs.  As.‐San  Pablo‐Caracas en la columna sobre la cual adquiere trascendencia mundial la Unasur. En este sentido, debilitar su núcleo polí‐tico  es  tarea primordial  para  las  derechas  vernáculas,  que apuestan,  además,  por  inflar  la  nóvel  Alianza  del  Pacífico, con Perú, México y Colombia como reaseguros políticos de ‘bienvenida’ a los EE.UU. Así, lograron hace casi dos años un cambio de timón en Paraguay, intentando desde ahí dinami‐tar el peso del acuerdo del Mercosur. Por ello, Paraguay sir‐ve de ejemplo de lo que resta por disputar en la región. Desde Paraguay  llegaban estadísticas que ejemplificaban 

las bases reales de dominio sobre las cuales en varios países de  la  región  las derechas  intentan  estos movimientos  que aparentan ser ofensivos: “Paraguay  tiene un  índice de con‐centración de la tierra muy elevado. Según datos oficiales, el 2,6% de los propietarios tienen el 85% de la tierra cultivable del país. Un proceso que en  las últimas dos décadas  se ha acentuado. Entre 1991 y 2008, las fincas menores a 100 hec‐táreas de extensión disminuyeron en un 15%, mientras que las  más  extensas  aumentaron  en  un  43%,  ocupando 30.107.408 hectáreas cultivables del país. A esto se le suma el  fenómeno de  las  tierras malhabidas, campos que debían destinarse a  la  reforma agraria y  terminaron en manos de simpatizantes de  la dictadura  stroenista o amigos de altas autoridades del Estado paraguayo. Entre 1954 y 2003 fueron adjudicadas de manera fraudulenta 7.800.000 hectáreas de tierra” (MS 31/8). Las protestas en Paraguay se suceden mes a mes, y este agosto no ha sido distinto al respecto (TS 13/8 y 23/8). Sobre el final del mismo, se anunciaban tres nuevos días de paro para septiembre, con eje en los gremios docen‐tes  y de personal médico, bajo  el  lema de oposición  a  las privatizaciones. Esto llevaba al gobierno a decretar el Estado de Sitio (TS 2/9), intentando vanamente desgastar las medi‐das de  fuerza. Recordemos que en el país guaraní  también tuvieron que sacarse de encima al gobierno que encabezaba el  ex  obispo  Fernando  Lugo,  y  que  había  intentando  un acercamiento político a sus socios del Mercosur y el Alba an‐tes que a  las  ‘relaciones carnales’ con EE.UU. A él  tuvieron que  sacarlo  antes  de  que  terminara  su mandato,  bajo  la sombra de un enfrentamiento armado por el  cual  fue  res‐ponsabilizado y destituido sin lugar a defensa en un fraudu‐lento  juicio político que duró menos de 24 hs. Es decir,  al igual que veremos más adelante en el caso colombiano,  lo que está en  juego para  las derechas del continente  implica no  permitir,  de  ninguna manera,  que  las  fuerzas  políticas populares  tomen  el mando  gubernamental,  desde  el  cual hacer modificaciones en la esfera estatal que permitan crear 

mejores escenarios, condiciones, de pelea para  los cambios de fondo, estructurales. Por su parte, desde Chile, pese a estar nuevamente bajo 

el gobierno de Michelle Bachelet, la Central Única de Traba‐jadores (CUT) confirmaba una demostración pública de pro‐testa para inicios de septiembre, bajo la consignad de que el gobierno está demorando demasiado en  la modificación de las reglamentaciones  laborales prometidas en campaña  (ET 31/8). Es decir, el margen de maniobra se acorta a un solo carril:  profundizar  cambios  sustanciales  en  las  condiciones laborales y sociales de las mayorías. Otra cosa no es válida, y el  gobierno  inicial de Bachelet, de  ‘concertación nacional’, ya no tiene margen de existencia, pues el grueso de la clase trabajadora obliga a profundizar, no hay margen de retroce‐so  o  estancamiento. Dicho  en  otros  términos,  la  coalición que  encabeza Bachelet  sólo  puede  sostener  la  legitimidad de  las masas y  los trabajadores chilenos si su plan concreto de gobierno lleva a profundizar en las conquistas populares. En este sentido, la coalición, denominada ‘Concertación’, no es  la misma que hace diez  años,  cuando  llegó  al  gobierno por primera  vez,  y no  lo  es porque no  tiene margen para moverse ‘por derecha’ de su antiguo signo. Algo similar a lo que  vemos en Colombia, que analizaremos en detalle más adelante,  donde  Santos  tuvo  que  buscar  aliados  ‘por  iz‐quierda’ para ganar esta nueva elección, tomando reinvindi‐caciones y ejes de gobierno de  las fuerzas progresistas que competían contra él en  la primera vuelta. Por eso pasó de representar y ser parte del gobierno de la derecha dura, du‐rante la presidencia de Uribe, a inaugurar el nuevo mandato siendo atacado, por derecha, por ese mismo Uribe, y llevan‐do  como  principal  bandera  las  tratativas  de  paz  con  las FARC, al tiempo que ‘se amigó’ con Maduro, se dio la mano con Chávez  y  se posicionó en  concordancia  con  sus  socios regionales  en  oposición  a  los  EE.UU.  Todo  un  ‘cambio  de época’, al decir de Rafael Correa. La nota del mes, en este aspecto, estaba en  la estrategia 

adoptada en Brasil por  los grupos concentrados para  inten‐tar cortar las continuidad de un nuevo gobierno petista. Di‐cha estrategia tomó la forma de una catapultación mediáti‐ca de la candidata a presidenta brasileña Marina Silva, por el Partido Socialista Brasileño (PSB), tras la fatídica y sorpresiva muerte de su candidato ‘natural’, Eduardo Campos, líder del partido. El hecho es que de un día para otro  la ex dirigente del  partido  ‘ecologista’,  que  además  supo  ser  funcionaria del primer gobierno de Luis “Lula” Da Silva (PT), era presen‐tada  por  las  principales  encuestadoras  (como  Datafolha  o Ibope)  como  ‘la  candidata  escondida’,  que  tenía  grandes chances de ganarle en primera y/o segunda vuelta a  la ac‐tual mandataria, Dilma Roussef (LN 19/8 y 27/8). Marina Sil‐va no es una carta outsider (por fuera de la política), como lo fue en su época Fujimori en Perú o Bucaram en Ecuador, es 

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todo lo contrario. Representa ‘la estampa originaria’ del PT, es una de sus  fundadoras. De origen humilde en  la alejada amazonia brasileña, de ascendencia negra y con origen polí‐tico‐sindical, de  la mano de  las  luchas agrarias, Silva se  fue transformando, desde  su  renuncia  al  gobierno de  Lula,  en una ecologista mediática, cuyo eje de batalla era y es con‐traponer  ‘ecologismo’  a  ‘industrialismo’,  sobre  todo  opo‐niéndose a  la participación estatal en  la explotación de  los recursos. De esta forma, declaraba que de  llegar a  la presi‐dencia  frenaría  la producción petrolera y mineral extrativa en pos de cuidar el medio ambiente y a las comunidades in‐dígenas, intentando ganarse ‘por izquierda’ a algunos secto‐res  enojados  o  decepcionados  de  dos  gobiernos  del  PT, donde sigue siendo fuerte el peso de  los negocios capitalis‐tas, el poder de  la burguesía paulista y  las  contradicciones entre las demandas agrarias –como las que sigue sostenien‐do el Movimiento Sin Tierra (MST, integrante inicial también del  PT)–  y  las  duras  realidades  de  un  inmenso  territorio donde aún gobiernan de hecho cacicazgos del estilo  ‘Sr. De Hacienda’, con matones que arrasan comunidades concen‐trando tierras y recursos, sin que la situación haya cambiado sensiblemente en la última década (MS 31/8). Entonces, parece darse así  la disputa electoral en  la prin‐

cipal economía de  la region: por un  lado, un Partido de  los Trabajadores; por otro, un Partido Socialista. Pero sabemos que  los nombres no siempre tienen un sentido único, ni un signo político claro. La candidatura de Marina Silva muestra a  las claras que  la estrategía  ‘ecologista’ (en un mundo con serios  problemas  ambientales)  es  usada  para  embarrar  la cancha,  para  contraponerla  fantasmagóricamente  a  la  ex‐plotación de  los recursos, que no casualmente ha sido una de las principales herramientas económicas con que los pro‐cesos  nacional‐populares  de  la  región  dan  la  batalla  a  las corporaciones de  capital  concentrado, por medio de  la  re‐cuperación del control de YPF, Petrobras, PDVSA, YPFB, AN‐CAP, etc., logrando así la tan necesaria ‘independencia eco‐nómica’, o al menos dando serios pasos en dicha dirección. A este sorprendente don del oportunismo político, se co‐

rrespondía,  según  una  de  las  principales  encuestadoras, Ibope, que el país estaba oficialmente en  recesión,  tras un trimestre sin crecimiento económico (LN 20/8). La consigna mediática era clara, sacar de carrera a Dilma a como dé  lu‐gar, mostrándola como un fracaso en el manejo económico y  político  del  país;  incluso  planteando  que  ‘traicionaba’  lo realizado por el primer mandato del PT. Esto obligaba sobre el final del mes a  jugar fuerte desde el PT: el ex presidente Lula Da Silva anunciaba que se metía de lleno en la campaña por Dilma y que él mismo se presentará en 2018 para conti‐nuar el gobierno petista, intentando dar vuelta “200 años de subordinación colonial” (CD 3/9). 

De esta manera, la disputa por las reelecciones muestra el corrimiento político e  ideológico de  los escenarios  latinoa‐mericanos. Resulta difícil pensar que van ‘hacia la derecha’. Es también el caso colombiano. 

Colombia: modelo para desarmar Cobra principal  interés  analizar  en detalle  el proceso de 

diálogo para lograr la paz que llevan adelante la más antigua guerrilla sudamericana, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), y el gobierno reelegido de Juan Manuel Santos,  ex ministro  de  Álvaro  Uribe  (ahora  principalísimo opositor de aquel,  transparentando sin  tapujos su subordi‐nación a las políticas estadounidenses), que se iniciaron pre‐liminarmente en octubre de 2012 en Oslo, Noruega, y que el año  pasado  comenzaron  formalmente  en  La  Habana.  Las dos  partes,  la  delegación  de  la  Alta  Comandancia  de  las FARC y  la delegación de funcionarios gubernamentales que representan al Estado colombiano, han  logrado avanzar en tres de los cinco puntos acordados de la agenda de conver‐saciones. Lograron acuerdos en la política de uso de las tie‐rras campesinas y  la necesidad de una  reforma agraria, así como el tratamiento al flagelo de la producción y comercia‐lización de drogas. El eje de la disputa se halla en las discu‐siones  sobre  los  acuerdos  para  una  eventual  participación política eleccionaria de los miembros de la guerrilla. En este sentido,  la  fuerza  política  que  representa  Santos  intenta acordar pero maniatar la posibilidad real de la participación política  ‘legal’ de  los  futuros ex guerrilleros, por medio de una  proscripción  constitucional  para  quienes  (guerrilleros, paramilitares, militares,  etc.)  sean  acusados  y  condenados efectivamente  por  delitos  de  lesa  humanidad.  El  día  5  de agosto,  la Corte  Suprema  colombiana  fallaba, 6  votos  a 3, sobre  la  clara  imposibilidad  de  que  participen  en  política aquellos que  fueran condenados por delitos de  lesa huma‐nidad. A su vez, deja en manos del Congreso  la facultad de definir qué delitos son plausibles de categorizar como ‘deli‐tos políticos’, eventualmente ‘amnistiables’, permitiendo así que una cantidad de personas acusadas pero  luego amnis‐tiadas por los acuerdos de paz, sean candidatos por sus par‐tidos políticos. El tema es que la tipificación de aquellos deli‐tos  “se  debe  hacer  en  una  ley  estatutaria  que  sólo  podrá presentarse una vez se haya firmado la paz y que en ningún caso  podrá  incluir  delitos  como  el  genocidio  y  los  de  lesa humanidad”  (ET  6/8).  Es decir,  se  le  exige  a  las  FARC que firmen un acuerdo sin saber a ciencia cierta si luego la vota‐ción en el Congreso los va a condenar o va a permitir su pa‐so efectivo a la esfera política. Algo imposible de acordar. En  paralelo  con  esta  estratagema  legal,  que  intenta  va‐

namente maniatar políticamente a los miembros de las gue‐rrillas,  el  senador  del  Polo  Democrático  (centroizquierda), Iván Cepeda, impulsa una investigación oficial sobre los casi 

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probados  nexos  estrechos  entre  los  narcotraficantes  y  el también senador y ex presidente Álvaro Uribe, principal voz opositora  a  todo  diálogo  de  paz  ‘con  terroristas’.  Cepeda, que es además el hijo de un histórico militante del Partido Comunista Colombiano (PCC) y de la vieja Unión Popular (se‐llo recuperado legalmente el año 2012 para la disputa políti‐ca electoral), Manuel Cepeda Vargas, que fue el máximo di‐rigente  y  candidato de  la UP  a  fines de  los  años 80  y que murió asesinado por sicarios y militares en ejercicio en 1992, hizo pública una amenaza que recibió por medio de una car‐ta manuscrita donde le dan el pésame por su propia muerte y señalan: “Certificamos que el alma de Iván Cepeda Castro y Familia, senador Polo Democrático, participará en perpetuo de una  Santa Misa diaria, de  las oraciones  y demás obras meritorias de nuestros misioneros”. A su vez, recuerdan a su padre  y  también  mencionan:  “Manuel  Cepeda  Vargas  ‐ Unión Patriótica de  la  izquierda social y política. Concédele, Señor, el descanso eterno”  (ET 4/8). Es decir,  la desespera‐ción de las derechas colombianas va en aumento, a medida que se logran los acuerdos preliminares en la mesa de nego‐ciaciones, y la desesperación los lleva a mostrar su verdade‐ro y único  juego: están obligados a  impedir, a como dé  lu‐gar,  la participación política de  los miembros de  los grupos guerrilleros y  también de  las organizaciones de  izquierda o centro  izquierda,  como  en  los  casos  ya  analizados  en  esta revista  de  la  senadora  Piedad  Córdoba  y  del  alcade  bogo‐tano Gustavo Petro, ambos proscriptos electoralmente por más de diez años, bajo acusaciones improbadas. El hecho es que el  gobierno  colombiano  intenta que  las 

FARC se desarmen casi inmediatamente, o por lo menos in‐tentan  instalar mediáticamente  la  necesidad  de  ello,  para asimilar la idea de paz a la de ‘desarme de guerrillas’. De es‐ta manera,  la mesa de negociaciones  se vuelve un  terreno árido y de mediano plazo, y las FARC, que ya cumplieron 50 años de alzamiento político‐militar, no tienen el apuro de la ‘agenda’ mediática que sí presiona sobre Santos. Por eso, el hoy máximo líder de la guerrilla, Timochenko, emitía un co‐munido público dejando en claro cómo entienden  las FARC esta paz: “Creemos que pese a todo es posible alcanzar, con el apoyo de  las grandes mayorías colombianas, unos acuer‐dos  dignos  que  se  funden,  por  una  razón  elemental,  en  la proscripción  bilateral  de  la  violencia”  (ET  9/8).  Es decir,  el desarme tiene que producirse ‘bilateralmente’, porque si al‐go  expandió  la  estrategía  yanqui de  ‘lucha  al narcotráfico’ en Colombia  fue  la militarización  (tanto estatal como para‐estatal)  de  la  sociedad  colombiana,  incluyendo  la  masiva proliferación  de  armas, muy  sofisticadas  incluso,  que  aún hoy están en manos de miles de efectivos de los denomina‐dos ‘paramilitares’, que actúan en estrecha conexión con las fuerzas armadas  regulares. En similar sentido se expresaba sobre el final del mes uno de los delegados de la guerrilla en 

La Habana, Andrés París: “Nadie ha planteado en las FARC ni se lo hemos dicho al Gobierno, en ningún momento, que va a haber  un  solo momento  de  entrega  de  armas.  Repetimos, nadie va a tener la foto de la entrega de armas de las FARC. El punto de dejación de armas está superpuesto o entrelaza‐do con el punto de garantías políticas” a la organización, dijo París, recordando los casi 5.000 asesinados y desaparecidos que tuvo el brazo político guerrillero, la UP, en la década del 80, cuando también se negoció un proceso de paz y de ‘paso a  la política’. París ejemplificaba  los tiempos de  la guerrilla: “Ellos hablan que esos cambios (en el campo) no pueden ser en  tiempos  tan breves, hablan de 10 años, pero cuando se habla de entrega de armas, nos dicen ‘eso lo podríamos ha‐cer en un día’. Esto es absurdo” (ET 26/8). De esta manera, reafirmaban algo esencial que los repre‐

sentantes de los poderes concentrados capitalistas intentan siempre negar: la discusión es esencialmente política, no mi‐litar,  si  por  esto  último  se  entiende  sólo  un  problema  de fuerza de pólvora. Lo mismo que analizábamos en los artícu‐los precedentes,  lo que se  juega en el mundo es una salida ‘política’ a  la crisis estructural, y que  radica en  la voluntad necesaria de las masas por tomar en sus manos y bajo su di‐rección el proceso de transición, a nivel mundial, regional o, como en el caso  recién  repasado, nacional. Lo que está en juego en Colombia es que Santos ganó  la  reelección presi‐dencial en mayo de este año luego de haber logrado ‘bajar’ la  candidatura  del  alcalde  bogotano  Petro,  quien  figuraba con mayor  intención de voto y seguía  in crescendo. Sin em‐bargo, una  vez  reelegido, está obligado a  tomar partes de los programas de gobierno de las fuerzas que se encargó de proscribir.  Es  decir,  no  se  tapan  las  tendencias  populares con un dedo, y mucho menos  con elecciones que generan poco entusiamo entre las masas: en la primera elección par‐ticipó solo el 40% del electorado y en  la 2da vuelta, que  le dio el triunfo al mandatario, apenas superó el 47%, uno de los porcentajes más bajos de toda la región. Hay algo defini‐tivamente  agotado  en  las  viejas  formas  ‘republicanas’  de participación para las masas de la región, para los objetivos que se proponen en pos de mejorar su calidad de vida. Algo central de eso se puede ver en  la profundidad de  los cam‐bios que están siendo llevados adelante en Bolivia con Evo a la cabeza, con amplísimo apoyo popular, y en el caso de Ve‐nezuela, que va logrando superar la inestabilidad que se ge‐neró con la muerte del histórico líder Hugo Chávez en marzo de 2013, y que comienza una nueva etapa de profundización en  la planificación económica por parte del Estado y el go‐bierno bolivariano. 

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Chavismo recarga fuerzas y avanza En este sentido, el proceso bolivariano de Venezuela sigue 

siendo  ejemplificador,  por  el  peso  económico  que  ha  ido adquiriendo en estos 15 años de gobierno chavista y porque comienza  a  ser  un  actor  de  peso  a  nivel mundial,  bajo  la consigna  gubernamental  de  construcción  de  la  transición, allí  denominada  ‘Socialismo  del  Siglo  XXI’.  Tres  hechos  se destacaron en Venezuela durante el mes de agosto en  la  lí‐nea que venimos trazando: el primero fue que dio su apoyo político  y  solidario  con  Palestina mientras  era  bombardea por  Israel,  enviando un  cargamento de  ayuda humanitaria en un avión de su Fuerza Áerea y rompiendo lazos diplomá‐ticos con el país sionista de Oriente (TS 13/8 y 20/8). Es de‐cir, sentando posición clara a nivel mundial, sin titubeos di‐plomáticos y poniendo el esfuerzo del pueblo y el Gobierno al servicio de la resistencia palestina. Junto con este hecho, que  fue aplaudido por Fidel Castro como un claro ejemplo de la ‘solidaridad socialista’, señalando quizás por omisión lo que aún ni China ni Rusia pueden hacer,  se desarrolló du‐rante el mes de  julio el  III Congreso del PSUV, que tuvo en este agosto su réplica en el  I Congreso de  los Trabajadores de Venezuela, convocado por la Central Bolivariana Socialis‐ta de Trabajadores, y donde el debate se centró sobre el pa‐pel que debe jugar la clase obrera en el proceso de profun‐dización de la Revolución Bolivariana (TS 9/8). Recordemos  que  la  lucha  económica  es  la  principal  he‐

rramienta de combate y desestabilización con que desde los sectores concentrados del capital, foráneo y  local, se busca generar  el  caos  social  que  permita  construir  un  escenario donde las masas sean ‘protagonistas’ de una primavera esti‐lo árabe, es decir, que se levanten en oposición al Gobierno, aunque sin tener ningún programa de gobierno para reem‐plezar al actual. Dicho de otro modo,  fungiendo de  ‘idiotas útiles’  de  los  capitales  que  retomarían,  teóricamente,  el control de  los principales  resortes económicos del país. En este  sentido, durante  agosto el  gobierno bolivariano  inició una batalla frontal contra  la especulación de mercaderías y el  enorme  contrabando  que  se  aprovecha  de  los  precios subvencionados de los bienes de consumo de primera nece‐sidad.  Los dos principales  anuncios que  efectuaba  en  este sentido el presidente Maduro eran la implementación de un registro de huella táctil para la adquisión de los bienes de la canasta básica protegida por el gobierno y el  cierre de  las fronteras con Colombia, redoblando  la vigilancia y acordan‐do  con  Santos  su  implementación  conjunta  (ET  21/8,  TS 22/8). Como era de esperarse,  los principales voceros de  la reacción vernácula reaccionaban acusando de ‘dictatorial’ y ‘racionalizador’ el mecanismo de control de lo que se vende y se compra y quiénes lo hacen cuando se trata de mercan‐cías subvencionadas (LN 26/8). Sin embargo, se daban a co‐nocer  encuestas  de  organismos  privados  venezolanos  que 

no podían ocultar  lo popular de  las medidas: el 60% de  la población manifestaba su aprobación a la gestión de Madu‐ro, que ya  lleva 15 meses  (TS 24/8), así como el 43% decía no reconocer ninguna figura clara de  la oposición actuando cotidianamente (TS 19/8). A su vez, desde el Gobierno daban a conocer los primeros 

números que muestran la trascendencia de las medidas im‐plementadas: en  sólo  cinco días de  funcionamiento de  los controles  fronterizos,  se decomisaba  la misma  cantidad de todo  lo  requisado  durante  todo  el  2013:  96  toneladas  de alimentos  subvencionados  y 300.000  litros de  gasolina  (ET 16/8).  Pero  también  se  hacía  referencia  a  que  una  de  las principales críticas de  la población es el pesado  lastre de  la ‘burocracia’, que ahoga muchos de  los esfuerzos estatales, evitando  que  las  diferentes misiones  lanzadas  por  el  Go‐bierno lleguen realmente a toda la población. Tomando ese dato, y concientes de  las necesidades de profundizar  la or‐ganización popular como único medio de avanzar en la tran‐sición hacia una sociedad socialista, el Ejecutivo bolivariano levantaba varias de las conclusiones a que había arribado el Congreso del PSUV de julio y lanzaba, sobre el final del mes, un amplio recambio ministerial, titulado por Maduro  ‘sacu‐dón’, el cual ponía en el centro del debate  la necesidad de avanzar en el funcionamiento concreto del plan de Comunas de Poder Popular, designando el inicio de una ‘nueva etapa’ en la Revolución Bolivariana. Maduro “explicó que esta nue‐va etapa se dividirá en cinco puntos, entre ellos:  la Revolu‐ción Económica; Revolución de  la cultura, ciencia y tecnolo‐gía;  profundizar  la  Revolución  social  (de  las  misiones);  la Revolución política del Estado y la del Socialismo Territorial. ‘Llamo a toda Venezuela a que asumamos con fuerza y con‐ciencia esta nueva etapa de la Revolución’, exhortó el Presi‐dente. Asimismo,  indicó  que  fueron  sometidos  a  interpela‐ción  todos  los ministros  ‘y nos  encontramos  con  los  restos del burocratismo y de  la corrupción’. Destacó que  la revolu‐ción económica y productiva se sostiene en la Venezuela po‐tencia,  ‘para  el  desarrollo  de  una  economía  avanzada  con capacidad  para  satisfacer  las  necesidades  en  nuestro país. Sólo una economía de esas características puede garantizar el porvenir’, señaló Maduro. ‘Sin lugar a duda Venezuela ne‐cesita una Revolución profunda en el campo del conocimien‐to científico de  la ciencia, (…) no es cualquier conocimiento, es uno vinculado a una nueva sociedad, la de valores, de éti‐ca’, dijo el mandatario venezolano con respecto a cultivar el conocimiento en la sociedad. La revolución de Estado tendrá como objetivo ‘destruir los restos del Estado burgués y cons‐truir un Estado  con poder político del pueblo,  (…)  construir un nuevo Estado democrático de justicia social y de derecho. Si  algo  tiene  esta Revolución  es  que  hizo  una  Constitución basada en el derecho, (…) [para] que  la burguesía no tenga más posibilidades de retomar el poder, que el poder sea del 

28 Latinoamérica y la necesidad de la transición

    SEPTIEMBRE DE 2014 

pueblo’. En cuanto a la revolución del Socialismo Territorial, dijo que debe un planteamiento ‘que implique a la nueva or‐ganización del modelo comunal, y que  incluya el desarrollo del  eco‐socialismo’.  Cada  una  de  estas  cinco  revoluciones son motores para el avance de los cinco objetivos históricos” (TS 2/9). Las citas son claras,  lo que está en  juego es sem‐brar las bases de un proceso que no permita ‘a la burguesía retomar  el  poder  del  Estado’,  para  lo  cual  sólo  se  puede avanzar, y eso implica la participación masiva en la organiza‐ción de  las distintas esferas de  la vida social. La  transición, así, es un camino plagado de riesgo, porque la desestructu‐ración de la ‘sociedad vieja’ se da superpuesta al nacimiento de  la  ‘nueva sociedad’, pero en ambos casos  lo que predo‐mina es  la  inestabilidad, que muchas veces, y sin participa‐ción popular, puede  confundirse  con el  caos; máxime  si el caos es  ‘promovido’,  sostenidamente,  como estrategia por las  principales  potencias  y  los  conglomerados  financieros concentrados. De esta manera, la disyuntiva de esta etapa en los proce‐

sos latinoamericanos toma la forma de superar, necesaria y urgentemente, lo hasta aquí realizado. Y eso es en gran me‐dida  tomar  como base de  las  alianzas  inter‐nacionales,  re‐gionales,  los  acuerdos  económicos,  las  cooperaciones pro‐ductivas,  industriales;  la  cooperación  en  los  instrumentos financieros,  la  legislación  común en materias de defensa o multimedios, pero sin perder de vista que  la unidad de ac‐ción  requiere  mucho  más  que  un  intercambio  comercial ‘justo’. El ex ministro de Cultura de Ecuador, Galo Mora, era entrevistado por el diario  local Tiempo Argentino. En dicha entrevista,  cuyo eje era  la  renovada amenaza de  restaura‐ción conservadora en la región, Mora señalaba la necesidad de  intercambiar  de manera  profunda  y  real  las  realidades nacionales, porque a pesar de  los acercamientos, seguimos siendo  ‘extraños’  en  gran medida  entre  nosotros,  los  lati‐noamericanos:  “–¿Cómo  se  explica  la gran dificultad  entre los países de  la  región para que sus pueblos se conozcan y compartan valores culturales? 

–Tiene que ver con muros de contención  instaurados por el  imperialismo  para  generar  lo  que  sucede  hoy:  que  en América Latina los pueblos se desconozcan entre sí, la fuente primigenia de sus valores. Se sabe de Diego Maradona y de Lionel Messi,  pero  en  Ecuador  personajes  tan  importantes como Scalabrini Ortiz, Arturo Jauretche o John William Coo‐ke  son,  salvo  casos excepcionales, absolutamente descono‐cidos. De la misma manera, en Argentina no se conoce a los grandes luchadores y forjadores de un pensamiento nacional ecuatoriano. Eso no es casualidad. Tiene que ver con un plan y una estrategia delineada desde arriba. El director de cine estadounidense  Howard  Hawks  decía  que  cuando  todo  el mundo vea el cine de Hollywood, Estados Unidos habrá ven‐cido. Y ahí estamos. Alguien nos ha puesto esas vendas y hay que quitárnoslas” (TA 31/7). Quizás un poco en sintonía con esta reflexión del ecuato‐

riano, sobre fines de agosto se realizaba en Bolivia una nue‐va  edición  el  Foro  Social Mundial,  donde  se  definía  a  los principales medios como ‘la verdadera oposición’ y se resol‐vía la necesidad de apoyar los próximos procesos reeleccio‐narios de Brasil, Uruguay y Bolivia. Se daban cita más de 200 delegados de toda la región y también de Europa, Vietnam y China  (TS  y  TA  30/8).  Los movimientos  sociales,  entonces, retoman una herramienta surgida en la dura década del 90, un  espacio de debate  y de  intercambio de  experiencias,  y eso siempre imprime renovadas energías a los procesos po‐pulares.  Pero  el  problema  sigue  siendo  la  construcción  de fuerza popular, la amalgama de voluntades que pueda cons‐tituirse en poder, poder de asumir la necesidad de la transi‐ción y  las acciones que potencien  la  construcción de  la al‐ternativa mundial al caos del ‘libre mercado’. Pero es poder sólo puede ser la planificación. Y para poder 

planificar hay que estar  inserto en  las bases productivas de un país, hay que manejar sus resortes  íntimos día a día. Se necesita pues de una clase trabajadora en posición de avan‐ce. Por ahora, hay diversos  fragmentos, pero  los aconteci‐mientos obligan a la reunión. 

Presagios de un nuevo golpe económico oligárquico‐imperial y la disputa por el control de la producción  

Lamiendo el umbral Y después, mansamente, mientras la noche pasa,

lamer el tibio umbral, como un perro perdido (Amelia Biagioni)

Mis hambres me gritaron

que el universo no se calma con gemidos sino con actos.

Mis actos me mostraron

que el universo es un oscuro claro andante bosque donde todo movimiento es cacería

(Amelia Biagioni)

Presentación Un  invierno  caliente.  Agosto  fue  el mes  donde  se  pudo 

observar una agudización de la disputa entre las alianzas so‐ciales  oligárquico‐imperial,  por  un  lado,  y  la  nacional‐popular‐antimperialista, por el otro. Dos situaciones eviden‐ciaron  el  alto  grado  de  conflictividad  interburguesa  en  el país. El desarrollo de la lucha contra los capitales trasnacio‐nales  buitres,  frente  a  los  cuales  el  gobierno  nacional  no claudicó; y la implementación, a nivel interno, de una nueva ley de Abastecimiento, denominada “Regulación del control de  la producción y el consumo”, que  representa un pertre‐cho necesario  frente dos cuestiones. Primero, el  inminente golpe  económico  recargado  que  la  oligarquía  financie‐ra/terrateniente promueve con bombos y platillos para fines de año. Segundo, sirve de herramienta para ‘meter en caja’ al cortoplacista empresariado  local (capitales medios y gru‐pos económicos locales), que frente a las tensiones que ge‐neran los signos de agotamiento de un modelo industrialista aún dependiente de  los capitales monopólicos no duda en castigar  a  los  trabajadores,  suspendiendo  o  despidiendo obreros, elevando de manera desorbitada los precios de los productos  en  el mercado  interno,  cerrando  los  estableci‐mientos, desplazando sus inversiones a terrenos especulati‐vos (no directamente productivos), etc. En cuanto al primer punto, el Ministerio de Economía de‐

nunció, mediante un duro comunicado, que el  juicio en  los tribunales de Nueva York es una fachada porque los fondos de  inversión buitre  embolsan  extraordinarias  ganancias  en caso  de  no  alcanzar  el  acuerdo  (cobrando  el  100%  de  los bonos que compraron a precio vil). Además de  facturar  los seguros por default  (CDS), papeles de  los que, entre otros 

inversores,  los fondos buitres también son titulares. En sín‐tesis: ganan de manera colosal si no hay acuerdo con Argen‐tina y, más aún, si ésta es declarada en default. Es así que el gobierno nacional intimó a la Comisión de Valores de EE.UU. a que investigue si los titulares de estos papeles no recibie‐ron sobreganancias en virtud de no acordar. Acto seguido, la Argentina demandó a EE.UU. en la Corte Internacional de La Haya  y  recibió,  también,  el  apoyo  decidido  del  G‐77 más China (que en rigor suman más de 120 países) para plantear en la ONU una reforma a los mecanismos de cobro de deu‐das no reestructuradas a escala mundial, dando Argentina el ejemplo, ante  los ojos del mundo, de una burda operación financiera de  los  fondos de  inversión  y  su  aparato  judicial (poder judicial de EE.UU.). La Presidenta Cristina Kirchner agitó la pésima imagen de 

la  justicia yanqui en este asunto,  lanzando  la piedra de Da‐vid: “Un juez municipal quiere atropellar y llevar por delante la soberanía de un país. Sus sentencias no tienen pies ni ca‐beza” (LN 8/8). En rigor, el discurso de CFK fue una patada limpia en la noción de patio trasero, además de desnudar el carácter absolutamente dependiente de todo Poder Judicial (incluyendo al de  los EE.UU., de más está decirlo) respecto de  los capitales monopólicos  (Poder Económico concentra‐do). El palacio de la justicia de los superhéroes yanquis que‐da así sepultado bajo la destartalada mampostería de la es‐tructura  jurídica  mundial  de  pos  guerra,  que  los  propios capitales estadounidenses crearon y  cuyo  control  se  les va de las manos a medida que la crisis sistémica corroe los fun‐damentos materiales de su poder, cada vez más decadente y vil. 

30 Lamiendo el umbral

    SEPTIEMBRE DE 2014 

En cuanto a la sanción de la “Ley de Nueva Regulación so‐bre  las Relaciones de Producción  y Consumo”, el Gobierno requiere herramientas para meter en caja a los empresarios grandes y medios nacionales que juegan en la desestabiliza‐ción oligárquica en  los momentos críticos. En  toda nuestra historia,  en  aquellos  momentos  en  que  la  disputa  entre fuerzas  sociales  se agudizó, el empresariado nacional  saltó la tranquera del frente nacional popular para arrojar su ca‐pacidad movilizadora  a  los brazos  ásperos de  la oligarquía terrateniente,  hoy  financiera/terrateniente.  El  grado  de concentración y centralización del capital y el salto gigante hacia la profundización de esta tendencia en el movimiento del capital, que exige  la resolución de  la crisis mundial,  im‐pide que la fracción media y pequeña del capital local se en‐tregue como virgen suicida a las fauces de los capitales tras‐nacionales.  Si  algo  se manifestó  de manera  cristalina,  en torno a la discusión por la nueva ley de abastecimiento, fue‐ron las fracturas irreversibles en la cámara industrial UIA. Ya vimos en el Análisis… la triple fractura en la FAA; hoy anali‐zaremos la también triple división en la Unión Industrial. La ley de marras, y que se aprobó en el Senado de la Na‐

ción, con algunas modificaciones recomendadas por algunas cámaras patronales y los propios legisladores del FPV (vincu‐lados a aquellas)  sostiene que  se podrán  “establecer, para cualquier  etapa  del proceso  económico, márgenes  de  utili‐dad,  precios  de  referencia,  niveles máximos  y mínimos  de precios, o todas o algunas de estas medidas”. Es decir, dis‐pone establecer en cualquier etapa del proceso económico los márgenes de utilidad, los precios de referencia y niveles máximos  y mínimos  de  valores,  acordar  subsidios  cuando ello sea necesario para asegurar el abastecimiento o la pres‐tación de  servicios, y aplicar multas de hasta diez millones de pesos. Varios de los empresarios articulados al gobierno nacional 

alzaron su preocupada voz contra el proyecto de  ley oficial por considerarla violatoria del derecho de propiedad priva‐da. Creemos que no exageran. Que tienen conciencia de que vuelve  a  caer  sobre  la  acalorada  arena política  la  cuestión del control de la producción y la circulación de los bienes a nivel interno y también el control de las exportaciones y la renta agraria. Dicha cuestión se discutió por última vez en el año 2011, como derivado del proyecto de ley de reparto de las  ganancias  empresarias  que  la  CGT‐Moyano  promovía desde  la  Corriente  Nacional  del  Sindicalismo  Peronista (CNSP) –en ese entonces estaba unificada la CGT, sólo esta‐ba excluida la facción barrionuevista que había jugado con la oligarquía vernácula en la disputa de la ‘125’ en 2008– y cu‐yo  contenido  de  clase  quebró  la  alianza  nacional  popular con los capitales nacionales. Vuelve el mismo capítulo, los mismos argumentos, en una 

escala de conflictividad mayor que  la de hace tres o cuatro años atrás. Pues no se puede escapar al destino de resolu‐ción del problema nacional o condenarse a ser un apéndice muerto del imperialismo decadente. 

2. 1. LA GRAN BURGUESÍA ARGENTINA: GUERRA ECONÓMICA CONTRA EL PROYECTO NACIONAL POPULAR

1.1. Ataques externos Los capitales más concentrados a escala mundial avanza‐

ron en la creación de un clima preparatorio para ejecutar un golpe económico en la Argentina de aquí a fin de año. En ri‐gor, con las acciones que se vienen desplegando, a partir del fallo Griesa,  se ve a  las  claras que buscan  repetir, pero en mayor escala, el golpe económico de diciembre 2013/enero 2014. Así  lo  confirma el poderoso diario The New York Ti‐mes, quien señaló  la existencia de “una campaña contra  la Argentina” en EE.UU. El castigo a las decisiones soberanas, a las políticas económicas alternativas a  los  lineamientos  lan‐zados desde Washington y el FMI. El castigo ejemplar lanza‐do contra  la Argentina desde el aparato  judicial estadouni‐dense  fue  apoyado  el mes  pasado  por  otros  órganos  del capital imperialista. En este sentido, el órgano financiero estadounidense (au‐

todenominado ‘calificadora’) Moody’s le bajó la nota de ‘es‐table’ a ‘negativa’ a 21 bancos argentinos y a 23 compañías de seguros, golpeando al ya herido sector financiero  local y a  todo el que opera en el país. En Moody’s afirmaban: “El default  de  Argentina  debilitará  aún más  la  economía  del país”, planteando que “puede ocasionar una mayor contrac‐ción económica, aumentar la presión sobre el tipo de cambio y llevar a la inflación a un nivel aún más elevado” (CR 8/8). La frase de la ‘calificadora’ opera sobre la acción material 

de los bancos privados trasnacionales que, a raíz del default declarado por Griesa, elevaron significativamente  los crédi‐tos a  los  capitales  invertidos en  la Argentina. Por  caso,  las compañías dedicadas a la importación o exportación denun‐ciaron la suspensión de los pagos a noventa días y la actual exigencia de pago cash o por adelantado. El encarecimiento y endurecimiento de las condiciones impuestas por los capi‐tales  financieros perjudica el desarrollo de  la economía  lo‐cal. Otro ejemplo, en la misma dirección, fue el fallo adverso de  la Organización Mundial del Comercio contra  la Argenti‐na por las medidas de control a las importaciones y defensa de la producción nacional. Tras  las  operaciones  externas  boicoteadoras,  el  Bank  of 

America arriesgaba una ‘previsión’: la Argentina incurrirá en una crisis económica y monetaria antes del recambio presi‐dencial de 2015. Según las estimaciones del banco estadou‐nidense  caerán más  las  reservas  y  el  gobierno  tendrá que devaluar: “Esperamos que la demanda de pesos caiga y que aumente la demanda de dólares. Es probable que el default incremente las restricciones externas, así como el déficit fis‐cal y la financiación monetaria. Esto significará mayor infla‐ción, presión sobre el peso y las reservas” (CR 27/8). Pegan el golpe  los dueños del mundo y operan  constru‐

yendo el relato de la ciencia económica ‘neutra’ que reza: yo les avisé que les iba a ir mal cuando no siguieron mis conse‐

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jos. El viejo vizcacha de la 5ª Avenida escupe el asado y cul‐pa al comensal por el sabor agrio de la carne. Asímismo, operó la empresa gráfica norteamericana Don‐

nelley. El  fondo de  inversión yanqui BlackStone compró  su participación en  la  compañía gráfica a NML de Paul Singer para, al poco tiempo, declarar la quiebra sin estar quebrada. La  conflictividad  laboral desatada  y  la  sensación de  ‘cierre de  fábricas’  juegan en el clima social de manera adversa al fortalecimiento de un proyecto industrialista contrario a los requerimientos de los centros imperialistas. En la desestabi‐lización económica y el debilitamiento material y anímico de las fuerzas que componen la alianza social nacional popular antiimperialista, se crean las condiciones para acaparar por‐ciones mayores de la riqueza social nacional. En ese clima  tóxico,  también avanzaron  los grandes ban‐

cos trasnacionales para hacerse con el negocio de  la deuda externa argentina en búsqueda de  los recursos energéticos nacionales. Los abogados de los fondos buitres y los bancos Citi, HSBC, JP Morgan y Deutsche Bank sostuvieron negocia‐ciones para comprarles el 25% de  los  títulos que  tienen en default. El argumento es ‘ayudar’ a la Argentina a que no se dispare  la  cláusula  RUFO  y  puedan  cobrar  los  acreedores que aceptaron en su momento  la reestructuración. Pero en rigor, lo que buscan es convertirse en acreedores a la fuerza de la Argentina, dejar que la presión financiera externa siga su curso para debilitar  la posición soberana del Gobierno y repartirse  los  recursos  estratégicos  nacionales,  sobre  todo en un escenario de cambio de personal político en 2015. Es‐tos mismos bancos de primera línea le ofrecieron a los gru‐pos económicos locales Techint, Bulgheroni y Eurnekian –sin autofinanciamiento y necesitados de dinero fresco– hacerse cargo  de  parte  de  sus  deudas:  engordarlos  para  comerlos luego. De esta manera  los yanquis  JP Morgan, Citigroup, el inglés HSBC y el alemán DB tendrían más de un pie en diver‐sos campos de  la economía  local. Es un acuerdo entre bui‐tres que comen de la basura (como los NML‐Elliot) y los bui‐tres que toman el té a las 5 de la tarde. Buitres al fin. El mes pasado, además, se hizo público que fondos de in‐

versión buitres, que enjuician a  la Argentina en  los tribuna‐les yanquis, son dueños de acciones de YPF. Juegan en todos los campos de la economía argentina. Se asocian a Chevron (o  a  JP Morgan, Citigroup, etc)  y al Estado nacional,  luego golpean  en  diversos  frentes  y  cuando  la  fuerza  social  que sostiene al gobierno de Crsitina Kirchner se ve diezmada o debilitada avanzan para capturar un mayor grado de  las ri‐quezas. La desestabilización política y social está en marcha, pegadita a  los hechos de guerra económica  lanzados en  la Argentina desde  los  centros  imperiales  y que  cuentan  con acciones compaginadas fronteras adentro.  

1.2. Ataques internos El hecho central, en  tanto  representa un duro golpe a  la 

economía  local, es  la decisión de no comercializar  (no ven‐der)  los granos que  los grandes  terratenientes guardan en las silobolsas (el 57% de  la cosecha está acaparada sin ven‐derse  al  exterior).  Junto  a  ellos,  los  grandes  exportadores que no liquidan las divisas obtenidas de las ventas al merca‐do exterior. Con esto, el país se seca de dólares. En la terce‐ra  semana de agosto,  la  reducción diaria de  liquidación de divisas se redujo a 80 millones de dólares diarios, por debajo de  los 150 millones diarios del mes de  julio y  los 100 millo‐nes de  las dos primeras  semanas de agosto. El dato  clara‐mente  indica  la acción de boicot y desestabilización econó‐mica interna. El resultado de este boicot exportador fue una bajada progresiva del ingreso de divisas necesarias para im‐portar insumos y bienes vitales para la producción industrial local.  Otro hecho destacado fue la disputa en torno al precio de 

la  carne.  Ante  la  disparada  de  los  precios  internos  de  las carnes, producto sensible a la cultura alimenticia del pueblo argentino, el gobierno decidió suspender por quince días las exportaciones. El rechazo a la medida de control se escuchó en todas las organizaciones de la Mesa de Enlace y en las de la cadena específica, evidenciándose el malestar del sector con las medidas de control oficial. Miguel Schiariti, presiden‐te de la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes (Cic‐cra) rechazaba la medida oficial: “Impedir que se comerciali‐ce en el exterior el 6% de lo que producimos no puede tener efecto sobre el 94% [que se consume en el país]”. Javier Pe‐ralta, presidente de  la Federación de  Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas (Fifra), culpó del aumento en Liniers a los supermercados: “Las grandes cadenas, que de a ratos es‐tán alineadas con el Gobierno, son las que hicieron subir es‐tos días la hacienda en el Mercado de Liniers” (LN 21/8). Con este hecho como puntapié  inicial,  la Mesa de Enlace 

intentó promover una nueva medida de fuerza contra el go‐bierno,  estilo  2008,  como  parte  del  golpe  económico  en ciernes. El  titular de  la SRA, Miguel Etchevehere expresaba en este sentido: “Necesitamos un cambio urgente. Vamos a esperar que las asambleas de productores terminen; seguro va a haber una protesta”. Sin embargo, Carlos Garetto, titular de Coninagro, contra‐

decía con un baño de realidad las frases agitativas de Etche‐vehere.  Según Garetto,  “una  eventual  protesta  deberá  ser un proceso de maduración en  la medida que  sigan  sumán‐dose  otras  producciones.  Esto  va  a  prosperar  si  las  bases acompañan  una medida. Aunque  hoy  no  hay  consenso,  se está generando este movimiento que va a hacer tomar con‐ciencia de  la gravedad de  la situación”  (LN 14/8). Quedaba de manifiesto la incapacidad de la Mesa de Enlace de lanzar por el momento un plan de  lucha, dada  la falta de acuerdo respecto del mismo, en el seno de las entidades agropecua‐rias. Hemos visto el mes pasado la triple fractura en la Fede‐ración Agraria Argentina, que garantiza una alta conflictivi‐

32 Lamiendo el umbral

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dad  interna en torno a  la elección de su presidente, así co‐mo también la mucho más inédita situación de divisiones in‐ternas en la propia SRA, donde varios directores y delegados zonales habían renunciado a sus cargos como manifestación de  su  disenso  a  la  reelección  de  Etchevehere  (complicado por casos de explotación a obreros  rurales que se hicieron públicos).  Así,  las  palabras  de  Garetto  cobran  relevancia: “Hoy no hay consenso”. Por parte de los grupos económicos locales, varios fueron 

los referentes que se manifestaron decisivamente en contra del programa económico industrial mercado‐internista. Uno de ellos fue el presidente de  la Organización Techint, Paolo Rocca, quien opinó: “Distintos  indicadores de  la  industria y de  la construcción muestran este proceso que se  inició a  fi‐nes de 2013. Por el  lado de  la demanda,  tanto el consumo privado y la inversión como las exportaciones y las importa‐ciones vienen cayendo trimestre a trimestre desde entonces. Argentina tiene oportunidades a mediano plazo en el sector agrícola  industrial y en  la energía, y  tenemos  confianza en que  logrará desarrollar esta potencialidad. Deben recrearse las condiciones para otorgar mayores niveles de certidumbre a la economía local aliviando la presión tributaria, esto per‐mitirá  generar  un  ciclo  positivo  de  inversiones  privadas. Además, es  importante  restablecer el diálogo con  la comu‐nidad financiera internacional para facilitar el acceso al cré‐dito” (CL 31/8). Para Rocca, el país debe reforzar su especialización en  la 

agroindustria y, ahora tras los hallazgos en Vaca Muerta, en la producción energética. Las inversiones privadas depende‐rán de la reducción de impuestos que tenga como objeto el ajuste del gasto público y la redistribución del ingreso hacia los capitales medios y pequeños y  los trabajadores. Techint lanza  su producción,  centralmente de caños  sin  costura, al mercado  exterior. No  depende  del mercado  interno  en  lo más mínimo. La centena de empresas que  le proveen  insu‐mos deberían ajustar  los salarios mucho más para abaratar así sus costos. Tal el nivel de extorsión. Recordemos que Te‐chint fue denunciado en su momento por haber girado miles de  millones  de  dólares  a  paraísos  fiscales  cuando  el  go‐bierno venezolano  indemnizó al grupo  tras  la expropiación de  sus  establecimientos  en  dicho  país.  Rocca,  en  lugar  de reinvertir en la Argentina esa suma mil millonaria, la ‘perdió’ en inversiones fantasmas en Luxemburgo y de allí al paraíso. También opinó  críticamente  sobre el modelo económico 

el presidente de  la agroindustria alimenticia Arcor, Luis Pa‐gani: “Otra cuestión es la carga tributaria, ya no sólo del Es‐tado Nacional sino de  impuestos provinciales y municipales. Y  el  pago  de Ganancias  de  los  empleados  produce  que  la mano de obra argentina  resulte  cara  con  respecto a otros países”. Y respecto del default declarado por el tribunal de Nueva  York  dijo:  “A  las  empresas  con  necesidad  de  finan‐ciamiento, eso nos complica y es un tema preocupante. Para construir una empresa y un país se necesitan metas y objeti‐

vos. La próxima gestión, gane el que gane, tiene que trazar un plan estratégico” (CL 31/8). Al recambio en el personal político en el gobierno, Pagani, 

uno de  los hombres más fuertes de AEA, no espera con  los brazos cruzados: cambiar la matriz tributaria significa reduc‐ción  de  impuestos  al  capital  y  a  las  exportaciones:  entre ellas  las decisivas retenciones aplicadas a  los bienes prima‐rios  agropecuarios.  Y  por  supuesto  reducción  salarial.  Un calco de las apreciaciones de Rocca. Con  todo,  los  sectores  de  la  oligarquía  financie‐

ra/terrateniente y  los capitales  foráneos mas concentrados aprovecharon el malestar en el campo empresarial para exi‐girles a los titulares de los capitales locales que asuman una posición  crítica  respecto  de  un  gobierno  que  los  amenaza con  la  ley de Control de  la Producción, cuestionando el de‐recho sacrosanto de la propiedad privada. En este sentido, el editorialista del suplemento Campo de 

La Nación, Félix Sammartino,  intentaba meter en caja a  los empresarios grandes y medios nacionales: “Fracasa de esta forma la estrategia no confrontativa que mantuvo el empre‐sariado con el kirchnerismo. Aunque con diferentes grados, desde el cortesano aplaudidor hasta el que durante años se‐lló su boca, los empresarios fueron celosos de que sus intere‐ses no se vieran  interferidos por sus opiniones sobre el ma‐nejo de las cuestiones públicas. En plena rebelión del campo por  las  retenciones móviles,  un  alto  directivo  de  la UIA  se quejaba del accionar belicoso de  los dirigentes  rurales. Por enfrentarse  sin medias  tintas  con  el  Gobierno  por  lo  que pensaba,  el  campo  pagó  un  alto  costo.  Ahora  también  lo termina pagando el empresariado. Aunque  los ruralistas no terminan de olvidar que durante  todos estos años  los deja‐ron solos a  la hora de salir a defender cuestiones que afec‐taban la libertad tanto para producir como para comerciar” (LN 30/8). Lo mismo diría el director en la Argentina de la compañía 

petrolera angloholandesa Shell, Juan José Aranguren, oposi‐tor y boicoteador del programa económico oficial desde sus primeras horas: “[Los empresarios  locales] se dieron cuenta tarde de que hay principios que no se tienen que quebrantar. En 2005, el presidente de IDEA, en un reportaje a Página/12, dijo  que  el  presidente  podía  decir  y  hacer  lo  que  quisiera porque para eso era el presidente. Eso, además de que no lo comparto,  le hace un daño  innecesario al sector dirigencial. Ahora, enhorabuena, es uno de los que convocan al Foro de Convergencia. Tal vez si alguien hubiese tomado conciencia en 2005 con el caso de Shell, habría podido predecir  lo que ocurriría  después,  porque  ese  tipo  de  conductas  [del  Go‐bierno] se fueron exacerbando” (LN 3/9). Para Shell, la cues‐tión es de principios: el empresariado acompañó  las medi‐das  más  cuestionables  del  modelo  industrialista  y  ahora deberá pagar las consecuencias del error porque, en la agu‐dización que provoca la crisis mundial, dicho modelo le cae‐rá encima con medidas de control sobre lo que se produce y cómo se distribuye. 

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También,  dos  consultoras/  usinas  ideológicas  lanzaron previsiones  de  horror  para  la  Argentina,  contribuyendo  al clima de malestar en el campo empresarial. Miguel  Kiguel,  director  de  Econviews  opinó  que  el  año 

próximo “va a ser complicado, porque el Gobierno no va a contar con 6000 millones de dólares, por  la baja del precio de  la soja –que superó  los 100 dólares este año– y por una menor  liquidación de divisas  frente a  la  incertidumbre que existe  sobre  el  tipo  de  cambio”.  Y  agregaba que  “en  estos días quedó comprobado que la devaluación de enero no fun‐cionó. El dólar blue  refleja el miedo en el corto plazo, y no tenemos por ahora alternativas de cambio”. Mientras, Dan‐te Sica, de la consultora Abeceb, pronosticó que en 2015 “la Argentina debe realizar un ajuste del 6 % del PBI. Es central reducir  los subsidios en materia energética. Actualmente el rojo se cubrió con emisión monetaria –que este año será del 5  por  ciento  del  PBI–,  pero  a  fines  del  año  pasado  el Go‐bierno se dio cuenta de que no llegaba a 2015. No hay solu‐ción sin tocar el problema fiscal, se van a profundizar otros problemas” (LN 29/8). Además de contribuir a la generación de un clima de des‐

concierto y descontento, promoviendo  la acción directa de los  capitales más  concentrados,  y  los menos  concentrados también, en el boicot que derrumbe al gobierno que en  los últimos 11 años desplegó un inédito programa industrial re‐distributivo, basado en la transferencia de una porción de la renta  agraria diferencial hacia el desarrollo  industrial  y  los servicios, ambas usinas  ideológicas de  la gran burguesía ar‐gentina mencionan  los  limites  reales con  los que está cho‐cando el modelo kirchnerista. La baja del precio de la soja y el  control de  los medios que explican el  ingreso de divisas corta los sueños de ‘revolución industrial’ en las pampas del gobierno nacional. Si la economía se achica, va a haber que ajustar y el ajuste, promueven  los voceros del gran capital, deberá  ser en  las  fracciones que  sustentan el modelo eco‐nómico oficial. Descarnadamente,  la  presidenta  de  General Motors  Ar‐

gentina, Isela Constantini, pintaba la situación de la industria automotriz en el país: “Puede ocurrir que no haya más dóla‐res para poder operar, y ahí cada terminal decidirá qué va a hacer,  tendrá que ver si podrá  importar  las piezas para ar‐mar  autos  o  directamente  los  autos  para  venderlos”  (CL 29/8). De  la producción al ensamble y del ensamble direc‐tamente a la venta de productos importados. 

1.3. Posicionamientos de los capitales concentrados en el país contra las políticas económicas del Gobierno: la Ley de Control de la Producción En el encuentro de  la gran burguesía argentina que orga‐

niza  la usina  IDEA, se realizaba  la encuesta de Expectativas de  Ejecutivos  que  hizo  la  consultora  D'Alessio  IROL  para IDEA, sobre  la base de  las respuestas de 206 ejecutivos so‐cios de esa entidad, que  reúne a Cargill, Mastellone, Moli‐nos, Nestlé, PepsiCo, Danone y Coca‐Cola, entre otras gran‐des  empresas. Allí,  un  51%  de  los  patrones  estimó  que  la situación  económica  nacional  será moderadamente  o mu‐cho peor en el siguiente año. Esto da muestra del clima de animadversión  respecto  de  la  profundización  del  proyecto industrialista en el seno de la gran burguesía argentina y de otras fracciones medias del capital. Una vez presentado el proyecto de Ley de Regulación so‐

bre las Relaciones de Producción y Consumo, las entidades del gran capital y medio se manifestaron decisivamente en contra, aduciendo cuestiones de principios como la defensa de la amenazada propiedad privada. De todas maneras, las posiciones no fueron tan monolíticas. Veremos. Aclaramos que las posiciones, importantes el mes pasado, de la Unión Industrial Argentina, serán analizadas en un pequeño apar‐tado más adelante. La AEA fue una de las primeras entidades en manifestar su 

oposición  al proyecto de  ley:  “Este  proyecto  constituye un grave  avasallamiento  al  ámbito  de  decisión  propio  de  las empresas  privadas,  claramente  inconstitucional,  ya  que afecta el derecho de propiedad, y a ejercer toda industria lí‐cita  garantizados  por  nuestra  Constitución,  generando  un fuerte  disuasivo  a  la  actividad  empresaria,  las  inversiones productivas y el empleo”. Desde la Sociedad Rural Argentina (SRA), denostaron al 

proyecto que sólo profundizará la caída de la producción, la inversión y el empleo: “Rechazamos el proyecto de regula‐ción de las relaciones de producción y consumo que el Poder Ejecutivo presentó en el Congreso. Se trata de una medida inconstitucional que lleva a la intervención total de la eco‐nomía”. Y desde el  Instituto para el Desarrollo Empresarial de  la 

Argentina (IDEA) se advertía: “El articulado del referido pro‐yecto evidencia un marcado espíritu intervencionista que, de convertirse en ley, afectará seriamente derechos cuyo ejerci‐cio se encuentra amparado por nuestra Constitución Nacio‐nal, tales como el de la libre administración de las empresas por parte de sus dueños y  la  inviolabilidad de  la propiedad privada. Medidas de esta índole no sólo resultan contrarias a derecho sino que en nada ayudan a generar un buen clima de negocios,  condición básica necesaria para promover  in‐versiones y más fuentes de trabajo en beneficio de la ciuda‐danía” (todas las citas en CL 14/8). En la Cámara de Exportadores (CERA), su presidente, Enri‐

que Mantilla, advirtió que “la escasez de dólares se va a pro‐

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fundizar” y que “el financiamiento al comercio exterior y su costo se complicarán” (LN 14/8). Lo mismo opinaba la Cáma‐ra de Importadores (CIRA), quien a través de un comunicado consideró que  este  tipo de  iniciativas  “sólo  ayudan  a  pro‐fundizar la crisis de confianza y el aislamiento internacional. Con  acciones  intervencionistas  y  persecutorias  que  impon‐gan  reglas  extremas  sobre  las  relaciones  de  producción  y consumo,  y  de manera  dudosamente  constitucional,  no  se logrará el objetivo común de empoderar a los consumidores” (CR 19/8). Desde el sector agroindustrial, las entidades que reúnen a 

la producción y comercialización de soja, trigo, sorgo y maíz –como  son  las  denominadas  ‘cadenas  de  valor’  de  la  soja (ACSoja), el trigo (Argentrigo), el girasol (Asagir), el maíz y el sorgo argentinos  (Maizar)–  repudiaron  fuertemente el pro‐yecto oficial: “La experiencia indica que la normativa que se intenta desarrollar y las facultades que se entregarán al Po‐der  Ejecutivo  sólo  impactarán  limitando  las  capacidades productivas y comerciales, con la consecuente caída del em‐pleo y el agravamiento de la situación social. La Constitución Argentina  es  bien  clara  en  sus  referencias  a  la  libertad  de ejercicio de toda  industria  lícita y manifiesta que  la  libertad de comercio es la base de la libertad de trabajo. Por lo tanto, esta ley que se intenta impulsar se basa en principios opues‐tos a los Constitucionales” (CR 28/8). Similares  conceptos  utilizaba  el  viejo  Grupo  de  los  Seis 

(G6),  donde  confluyen  la  SRA,  la  Cámara  de  Comercio,  la Bolsa de Comercio, Adeba (los bancos privados nacionales), la UIA  y  la Cámara de  la Construcción.  Siempre  reticentes estos dos últimos a  firmar declaraciones conjuntas, críticas al programa económico oficial, esta  vez, dada  la profundi‐dad  de  la  disputa  aparecieron  unidos  bajo  un  documento público  duramente  crítico  de  la medida:  “En  un momento donde  se  debe  generar  confianza  y  certidumbre  para  pro‐mover  la  inversión,  la generación de empleo de calidad y el crecimiento económico, iniciativas como ésta, además de su inconstitucionalidad, van claramente en sentido contrario a estos objetivos  que  el  propio  gobierno  nacional manifiesta promover. La experiencia internacional demuestra fehacien‐temente que las economías funcionan y se desarrollan satis‐factoriamente en los países en los que el Estado no intervie‐ne en forma arbitraria y, por el contrario, en aquellos pocos donde prevaleció el intervencionismo discrecional se profun‐dizó el desabastecimiento, el racionamiento de bienes y ser‐vicios,  y  el  desdoblamiento  del mercado  de  cambios,  cre‐ciendo exponencialmente el mercado informal. Esto terminó fomentando la competencia desleal, la caída de la inversión, el deterioro del mercado de trabajo y el aumento de precios y costos” (LN 20/8). Si bien el G6,  luego de varios años de  infructuosos  inten‐

tos de  la  SRA de  lanzar un  comunicado opositor  conjunto, lograba ahora este objetivo, cabe advertir que no se alcan‐zaba  la  unidad  necesaria,  manteniéndose  diferencias  no menores en las posiciones tanto de la Cámara de Comercio, 

como de  la Construcción y en  facciones  internas de  la UIA, que si bien no defendieron, o aún más criticaron algunos as‐pectos de la nueva ley, avalaron su sanción general. Una primera diferencia dentro del G6 la marcó la Cámara 

Argentina de Comercio. Su titular, Carlos de la Vega, precisó que el planteo de  la cámara procura eliminar de  los  textos girados al Congreso “todos los aspectos que dejan librada a la  interpretación de  la Secretaría de Comercio  la aplicación de  las figuras contempladas en  la normativa”. Lo que en el proyecto se entiende por “ganancias abusivas” o “apropia‐ción  indebida del  excedente”. Dicha entidad  también plan‐teó objeciones a  las sanciones previstas y  la posibilidad de sustituir  el pago  en  efectivo de  la eventual multa por una caución  real  suficiente o por  la garantía  sobre el  fondo de comercio  (CR 22/8). He aquí una primera disidencia dentro de la gran burguesía argentina, puesto que la lína de acción maestra  lanzada en primera  instancia por  la Copal,  la enti‐dad que reúne a  la  industria alimenticia  (sector clave de  la agroindustria  local),  y  obviamente  compartida  por  la  SRA fue oponerse al proyecto de  la  ley como  totalidad, no pro‐mover  cambios  que  habiliten  la  sanción  de  la misma.  La cuestión de principios en torno a la defensa total de la pro‐piedad privada amenazada por el control estatal de  la pro‐ducción, la distribución y la circulación de los bienes, no ha‐bilita  ni  la  discusión  sobre  aspectos  puntuales  del  nuevo monstruo estatista. Cabe mencionar que en  la Cámara de Comercio, el vice‐

presidente  primero  es  Eduardo  Eurnekian,  hombre  impor‐tante de los grupos económicos locales (Corporación Améri‐ca) que ha venido apoyando, con ciertas críticas, gran parte de las medidas económicas del Gobierno. Por eso, el mismo Eurnekian dirá que se opone a la nueva ley de control de la producción y el  consumo, al  tiempo que  se desplaza de  la posición hipercrítica de  los hombres  de  la  gran  burguesía, afirmando por  las  suyas que  la Argentina  es un buen país para invertir: “Yo creo que la Ley de Abastecimiento no va a tener buenos  resultados. Me parece que no hay que dictar normas tan genéricas, amplias. Estas leyes dan un poder dis‐crecional, absoluto para regular. Por supuesto, creo que tie‐ne que haber un control, que hay que combatir algunos epi‐sodios muy especiales,  la defensa de  la competencia, evitar la  excesiva participación del mercado, pero  el  camino está probado que no es ese. Las leyes que no son transitorias, que tienen esta importancia, no pueden ser requisitorias. Tienen que seguir manejándose con  los tribunales de  la misma for‐ma. No debería ser aprobada. Hoy hay muchos mecanismos ya de la norma jurídica, la AFIP, muchos otros organismos de supervisión, por lo que no hay que agregarle una carga más a los empresarios. Estamos tratando de generar inversiones, estamos  tratando de atraer  financiamiento. No es el mejor momento”. Al  tiempo  que  afirmaba,  contrario  a  la  opinión  de  los 

hombres de  la gran burgusía  sobre  la  inminente  sequía de capitales en el país, resultado de las pésimas condiciones lo‐

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cales para el movimiento libre del capital: “Argentina hoy es un  lugar,  un  área,  un  país  para  invertir.  Los  activos  están muy baratos relativamente, claro que hay que invertir. Y no lo digo para afuera, yo mismo invierto todo el tiempo. En es‐te país hay oportunidades para invertir donde quieras. Inclu‐so en la misma industria de los alimentos, del sector comer‐cial, donde  va a afectar  la  ley por  la que me preguntaste, hay muchísimas opciones para la inversión” (TA 31/8). El  fuerte de Corporación América es el control de 53 ae‐

ropuertos  centralmente  en  América  Latina.  Pero  también cuenta  con grandes explotaciones del negocio agroindusti‐ral: producción agrícola y ganadera, investigación y desarro‐llo  tecnológico en el NEA, y viñedos e  industria vitivinícola; servicios  financieros en Armenia, desarrollo de biocombus‐tibles  y  energía  aeólica;  transporte  de  gas;  grandes  cons‐tructoras  enganchadas  a  la  construcción  y mantenimiento de obra pública. Asentado en la periferia del orbe capitalista (Argentina y Armenia, incluso tiene negocios en Marruecos) la defensa de sus negocios depende en gran medida de  las medidas de protección y subsidios a precio de ganga garan‐tizados en el modelo desplegado por el kirchnerismo.  Este primer disenso expresado por la Cámara de Comercio 

era  contrabalanceado por Adelmo Gabbi, presidente de  la Bolsa  de  Comercio,  quien  definía:  “La  Bolsa  acompaña  al Grupo de los Seis. No estamos a favor de la ley. De ninguna manera. Creemos en la libertad. El precio lo pone la oferta y la  demanda,  no  el  Estado.  La  ley  de  abastecimiento  va  a traer desabastecimiento. Nadie va a  traer el dinero obliga‐do. El dinero va a donde hay mayor libertad y mejores nego‐cios” (LN 30/8). Con mayor dureza, la Copal resolvía en una plenaria de las 

37  cámaras  que  la  integran  –y  que  representan  a más  de 2700 empresas de todo el país– que no habría espacio para aceptar enmiendas menores,  como avalaba  la CAC; enten‐diendo que la esencia de la norma no sólo excede facultades constitucionales que son indelegables, sino que además im‐plicaría una  intervención directa del Estado  sobre  la activi‐dad privada. Ya a mediados de mes  la Copal había cursado una durísima nota a Boudou y a Julián Domínguez (presiden‐tes de las cámaras de senadores y diputados respectivamen‐te) donde advertía que  la nueva  ley  “implica un muy  serio avance sobre  la  iniciativa privada y  la  libertad económica –también  amparados  por  la  Constitución–,  al  producir  una verdadera estatización del mercado” (LN 13/8). El  tiular de  la Copal, uno de  los cuadros mejor  formados 

que  capea  entre  las  contradicciones  de  la  agroindustrial  y los industriales, en el seno de la UIA, hombre que fue elegi‐do  como  presidente  en  la  Organización  Internacional  de Empleadores (entidad centeneria que opera como contraca‐ra de la OIT), expuso con meridiana claridad su oposición ro‐tunda a  la nueva  ley, en un  largo reportaje realizado por el matutino Clarín: “La  ley de abastecimiento con  la que tene‐mos graves diferencias en  lo  ideológico, económico y  jurídi‐co. En lo ideológico porque se trata de un proyecto de 1974 y 

desde entonces no solo cayó el Muro de Berlín y la economía era  otra:  las  condiciones  productivas  han  cambiado.  Ade‐más, aquella ley desembocó en el Rodrigazo. La ley parte de un prejuicio de una supuesta posición dominante. Y le asegu‐ro, como titular de Copal, que  la  industria de  los alimentos, que exporta por un monto de US$ 30.000 millones, es alta‐mente  competitiva. No  podemos  aceptar  una  intervención estatal de tal magnitud sin que estemos en una situación de emergencia.  Esta  es  una  ley  en  blanco.  Además,  no  solo abarca a la industria. También a los servicios, entretenimien‐to y actividades culturales tras una  idea totalitaria de  inter‐vención que está reñida con lo que se aprobó en la reforma de la Constitución de 1994” (CL 17/8). Funes  de  Rioja  (pata  de  la  oligarquía  financie‐

ra/terrateniente en la entidad industrial) sintetiza los ejes de las posiciones de la gran burguesía. El problema es ideológi‐co, de principios para la gran burguesía local. La medida ofi‐cial atenta contra la propiedad privada y eso lo considera to‐talmente  inaceptable.  Poner  en  discusión  con  agentes  del Estado  cuáles deben  ser  los márgenes de ganancia de una empresa y  las decisiones  respecto de qué producir y cómo distribuirlo es un grado de planificación de la producción in‐tragable para los hombres de negocio. Funes de Rioja dice lo que el burgués de las pampas tiene que decir: quién contro‐la  la producción controla el resto de  los ámbitos de  la vida social. Por eso se escandaliza y advierte que si avanzan estos grados de planificación en la producción local también avan‐zarán en los ámbitos deportivos, educativos, de la salud, re‐creativos, artísticos, etc. Hay que cortar por  lo sano ya mis‐mo, dice Rioja. El libre mercado funciona, miente, queriendo significar con esto que el dominio de  los monopolios debe primar en términos absolutos e indiscutibles en la organiza‐ción de la producción y la distribución y el consumo y por lo tanto, en la definición de los contenidos y los valores a desa‐rrollar en el deporte,  la educación, el arte, etc. El problema es de principios, no de negocios. No se trata de controlar es‐trcutruras de costos y precios  internos, sino de controlar y planificar el contenido político e ideológico de las esferas en que se desarrolla la vida social. Tal  es  la  proyección  de  la  nueva  ley  de marras  que  los 

hombres  de  la  gran  burguesía  local  se  apresuran  a  cortar como la cabeza de la hidra de manera urgente e inmediata. Aunque  no  todo  sucedió  de manera  urgente  e  inmediata como los grandes hombres de negocio pretendían. Veremos esto más adelante. A  fin  de  agosto,  un  conjunto  de  cámaras  empresarias  y 

otras organizaciones profesionales  firmaban un documento de 5 puntos donde, sintéticamente, rechazaban y propulsa‐ban a los legisladores a no votar el proyecto de nueva ley de abastecimiento.  “Este proyecto constituye un grave avasallamiento al ám‐

bito de decisión propio de  las empresas privadas y es clara‐mente  inconstitucional, ya que afecta el derecho de propie‐dad  y  a  ‘ejercer  toda  industria  lícita’  garantizados  por 

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nuestra Constitución, generando un fuerte disuasivo a la ac‐tividad empresaria,  las  inversiones productivas y el empleo. (…) Lo cual implica un drástico cambio en el régimen econó‐mico  de  la  Argentina  consagrado  en  nuestra  Constitución Nacional.  (…)  La  experiencia  histórica  internacional  ha  de‐mostrado que la prosperidad económica y  la eliminación de la pobreza se han alcanzado en aquellos países donde el Es‐tado no interviene discrecionalmente en el ámbito propio de las empresas privadas. Por el contrario, el  intervencionismo abusivo en este ámbito desalienta  las  inversiones y  la pro‐ducción,  generando  desabastecimiento,  racionamiento  de bienes y servicios y pérdida de empleos y de  ingresos en  los sectores de menores recursos. (…) Por estas razones, reque‐rimos a los señores Senadores y Diputados la no aprobación de  este  Proyecto  de  Ley”.  Firmaron  el  documento  la  SRA, CRA, Coninagro  y  FAA; AEA,  la Asociación de Bancos de  la Argentina (ABA), la Cámara de Importadores de la República Argentina (CIRA), la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Argentina (Amcham), la Asociación Argentina de Produc‐tores de Siembra Directa (Aapresid);  la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa  (ACDE);  la Asociación de Dirigen‐tes de Empresas (ADE); la Asociación de Clínicas, Sanatorios y Hospitales Privados de  la República Argentina (Adecra);  la Asociación  de  Empresas  Exportadoras  de  Servicios  (Argen‐con);  la Asociación de Hoteles de  Turismo de  la República Argentina; el Comité Asegurador Argentino (CAA); la Cámara Argentina  de  Empresarios Mineros  (CAEM);  la  Cámara  de Comercio Argentino  Canadiense  (CCAC);  la  Cámara  de  Co‐mercio  e  Industria  Franco‐Argentina  (CCIFA);  el  Centro  de Consignatarios de Productos del País  (CCPP);  la Cámara de Informática y Comunicaciones de la República Argentina (Ci‐comra); el Colegio de Abogados de  la Ciudad de Buenos Ai‐res;  la  Comisión  de  Justicia  y  Paz;  Consenso  Republicano; Fundación Mediterránea;  Instituto  para  el  Desarrollo  Em‐presarial de la Argentina (IDEA). Sin duda, el dato más significativo es la ausencia de la UIA, 

la Cámara de  la Construcción,  la Cámara de Comercio  y  la propia FAA (miembro de  la Mesa de Enlace) en  las rúbricas del  escrito.  La  fuerza  que  la  oligarquía  financie‐ra/terrateniente  intentó, y en alguna medida  logró, consti‐tuir tras la bandera de la defensa de la libre empresa y el de‐recho santo de  la propiedad privada, se esmerilaba a  fines de mes, dejando en el camino posiciones intermedias como la de la Cámara de la Construccion y la Cámara Argentina de Comercio y de importantes sectores de la UIA. 

1.4. Viejas ideas En  los documentos de  las entidades patronales recién ci‐

tados pueden  identificarse claramente  las  ideas  fuerza con que la gran burguesía ‘salió al ruedo’ en búsqueda de cohe‐sionar a  las distintas fracciones del capital en un único  ‘haz de  fuerza’. La Nación, como órgano  ideológico de  la oligar‐quía  financiera/terrateniente  vernácula,  cumplió  al  dedillo ese rol durante  todo agosto. Elegimos dos columnas edito‐

riales que  sintetizan  los  conceptos centrales en  la elabora‐ción de los lineamientos ideológicos centrales para sostener la posicion defensiva de  la gran burguesía argentina ante  la avanzada de  la  fuerza nacional popular y  su  ley de control de la producción. “El control de cambios y de importaciones es seguramente 

la primera y más disuasiva señal con que se enfrenta un  in‐versor. El  impedimento a girar utilidades o repatriar capita‐les tiene el mismo efecto que invitar a un visitante y cerrarle con llave la puerta de salida después de que ingresó. La ne‐cesidad de autorizaciones discrecionales para traer capitales o  para  importar  maquinarias  e  insumos  torna  imposible convocar nuevos inversores. A esto se suma la falta de acce‐so  a  los mercados  financieros,  agravada  ahora  por  el  de‐fault. La pesada carga tributaria, no sólo nacional sino tam‐bién provincial y municipal, tiene su razón de ser en un gasto estatal  desbordado.  (…)  Cualquier  empresa  de  cierta  rele‐vancia  está  expuesta  a  denuncias  penales  por  cuestiones impositivas,  cambiarias  o  laborales.  (…)  nada  asegura  un proceso  equitativo  debido  a  la  falta  de  independencia  del poder político. La justicia laboral falla en general a favor del empleado.  No  sólo  será  necesario  salir  del  default  para atraer  la  inversión extranjera y nacional que puedan poner en marcha a nuestro país. No es sólo Vaca Muerta y la recu‐peración del sector energético y la infraestructura. Hará fal‐ta  la modernización y el crecimiento de  la  industria y de  los servicios para hacerlos competitivos. El mundo está viviendo una etapa inédita de cambio tecnológico” (LN 13/8). Y un dia después editorializaba el diario de  la familia Mi‐

tre:  “Las  leyes  propuestas  resultan  extremadamente  peli‐grosas por cuanto blanquean  la  intención de estatizar  las relaciones de producción y consumo, con su secuela de caí‐da del consumo y de las inversiones, de recesión y pérdida de empleos. (…) Afecta el derecho de propiedad y de ejercer to‐da industria lícita, garantizado por nuestra Constitución. (…) En  lugar de  reducir  las  costosas  estructuras de  la adminis‐tración, creadas artificialmente para favorecer a los militan‐tes de  La Cámpora,  los  irrazonables  subsidios destinados a compensar  el  costo  de  la  congelación  de  las  tarifas  de  los servicios públicos y los gastos en publicidad oficial, así como bajar  los grandes déficits que generan  las empresas estati‐zadas  como Aerolíneas Argentinas  y Aguas  y  Saneamiento Argentinos SA (AySA), ha preferido controlar los precios e in‐tervenir descaradamente en la economía mediante una serie de potestades calcadas de los regímenes totalitarios del pa‐sado. De sancionarse el proyecto se consumará otra grosera violación a los derechos de ejercer industria y comercio lícito y del de propiedad de los productores agropecuarios, comer‐ciantes e industriales” (LN 14/8). ¿Qué demanda  La Nación? Eliminar  toda protección a  la 

industria  local, todo subsidio a  los costos de bienes auxilia‐res y en el transporte de  las  industrias medias y pequeñas, toda traba al  ingreso de bienes  importados que en  las con‐diciones  de  control  tecnológico  de  los monopolios  destru‐

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yen en el mercado local la producción de esos artículos en el país; reprivatizar las empresas que volvieron a manos del Es‐tado y que representan servicios o recursos estratégicos pa‐ra toda nación; ajustar el gasto público en toda la línea, co‐menzando  por  la  expulsión  de mano  de  obra  del  ámbito estatal; reducir a todo trapo las cargas impositivas de los ca‐pitales, sobre todo de los sectores agroindustriales exporta‐dores (eliminación de las retenciones); y consecuentemente volver a endeudarse con  los capitales financieros trasnacio‐nales devoradores de  riquezas de  los países dependientes. Tales son los ejes centales del programa económico presen‐tado por el Foro de Convergencia Económico organizado por la SRA y  la Camara de comercio yanqui. El plan se reduce a desarrollar  los sectores agroindustiral (cada vez más prima‐rio) y energético, tras los recientes hallazgos de yacimientos petrolíferos y gasíferos en Vaca Muerta. El resto se ajusta y se importa. Frente a ese planteo que el Foro de Convergencia oligár‐

quica ha  venido militando, propagandizando, e  intentando imponer  sobre  todo  mediante  sistemáticos  minigolpes  o golpes de mercado  y  corridas  varias,  la posición de  los  in‐tereses de  las  fracciones de clase que  se  reproducen en el proyecto  industrial mercado‐internista nacional  popular  se defendió avanzando. El primer golpe económico recibido en diciembre 2013/enero 2014 y el segundo con el  fallo de  la in‐justicia yanqui  (condena y default Griesa) generaron una reacción hacia adelante, ofensiva, digamos, por parte de  la alianza social nacional popular. La  ley de control de  la pro‐ducción y el consumo es un claro ejemplo de esto. Esta ofensiva de la alianza nacional popular no puede me‐

nos  que  ser  criminalizada  por  la  oligarquía  financie‐ra/terrateniente vernácula. Su despliegue debe ser cortado de cuajo, evitando que se rearticule el herido  frente nacio‐nal bajo causas de defensa  soberana como  la  lucha contra los fondos buitres. Todo avance del proyecto nacional popu‐lar es catalogado por la oligarquía como anti‐constitucional, criminal. Y en rigor es cierto. Porque el desarrollo y profun‐dización del proyecto nacional popular,  se orienta necesa‐riamente hacia  la resolución del problema de  la dependen‐cia económica y la falta de soberanía politica popular, lo que también necesariamente pone  en  cuestión  la  carta magna impuesta en 1853 por los vencedores de Caseros, por quie‐nes derrotaron, en aquel entonces, a  la  fuerza acaudillada por  Rosas  y  su  intento  de  programa  económico  y  político nacional reñido con el proyecto que el capital industrial bri‐tánico habia diseñado para  la Argentina. La Constitución  li‐beral de 1853 garantiza la entrega de las riquezas nacionales a  los capitales más concentrados británicos y a sus agentes locales, los grandes terratenientes de la pampa húmeda. De  esta manera,  toda  vez  que  se  intenta profundizar  el 

proyecto nacional popular antimperialista, se pone en discu‐sión una radical reforma o transformación de la Constitucion nacional. El último ejemplo fue en 1949 bajo el gobierno de Juan D. Perón. 

Pero también la oligarquía financiera ha ‘metido mano’ en la para ellos  sacrosanta  carta magna. En 1994, bajo el  go‐bierno de Menem‐Ucedé‐Fundación Mediterránea‐Cema, se reformó  la  Constitución,  acuerdo  de  la  partidocracia  des‐compuesta PJ‐UCR mediante, a favor de los capitales trasna‐cionales,  los  fondos de  inversión y garantizando el  imperio político de  estos.  Por  eso,  el  titular de  la  Copal,  Funes de Rioja,  en  la  cita  que  glosamos más  arriba,  aseveraba,  sin ninguna vacilación, que con la Constitucion y sus enmiendas del 94 alcanza y sobra para ordenar la producción y el mer‐cado. ¿Cómo entender el cambio de signo del devenir histo‐rico y la necesidad de retomar la senda de la constitución de 1949, cuyo eje era el principio de ‘función social de la tierra y del capital’? En esta hora se ha planteado, como bien indi‐ca el editorial de La Nacion, la estatización de las relaciones de producción y el consumo. ¿Y qué sería eso sino la organi‐zación de una  fuerza con eje en  la clase obrera que pueda llevar a  término el  control  real de  la producción nacional? ¿Acaso  hay  otra  tarea  planteada  para  los  trabajadores  ar‐gentinos en esta hora?  

3. POSICIONES DEL EMPRESARIADO NACIONAL

2.1. El capítulo de la Unión Industrial Argentina  En  la última edición del Análisis… hicimos referencia a  la 

triple  fractura  en  el  seno  de  la  UIA.  La  agudización  de  la disputa entre fuezas sociales en el país profundizó esas divi‐siones  intestinas que  liquidan a  la UIA como  tal,  la que  tal vez se encamine hacia  la formación de una diversa entidad industrial organizada por algunos grupos  locales,  los capita‐les medios y  las entidades  industriales de algunas  regiones del interior. En agosto, el actual titular de  la entidad, Héctor Méndez, 

fustigó duramente al gobierno nacional, colocándose clara‐mente del lado del FCE. No fue ni será gratuita esta posición que no expresa  las distintas fracciones que se organizan en la UIA. Tal es así que a principios de agosto Méndez postulaba: 

“Los empresarios han  trabajado y han puesto  todo, son  los mismos que antes hicieron crecer al 7%, ¿o creen que alguno se murió y  lo reemplazamos, que tenemos dos equipos, A y B? No, es el mismo equipo, el que antes hizo todo para que el país creciera y ahora se esfuerza para poder sobrevivir. La queja  [oficial] es que no hay  inversiones, y no  la hay, pero porque la situación macro no lo permite. Usted ingresa dóla‐res a ocho pesos, está subvaluado; debería costar 10, 11. ¿Se puede importar fácilmente? No. ¿Se pueden reembolsar uti‐lidades a la casa matriz? No. Eso hace al clima de negocios, al  clima  de  inversión,  lo  del  default  vino  después.  Hay  un montón de  trabas para un montón de  cosas. Quizá  somos muy tolerantes, hemos sido muy tolerantes, pero es así” (LN 9/8). 

38 Lamiendo el umbral

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Méndez y la fracción empresarial conducida por la agroin‐dustria encarnaba el reclamo de la SRA: los empresarios de‐ben  salir  a  criticar  abiertamente  al  programa  de  política económica del Gobierno. Coincidiendo, además, con los sec‐tores exportadores en  la necesidad de una nueva devalua‐ción del peso. Una  semana después,  tras  reunirse  con  el  secretario  de 

Comercio, Augusto Costa,  la UIA difundía un duro  comuni‐cado advirtiendo: “Este proyecto, además de  los cuestiona‐mientos  legales, por  implicar una delegación extraordinaria no  habilitada  en  la  Constitución Nacional,  representa  una fuerte interferencia del Estado en la actividad privada” (CL 15/8). Y más adelante, mientras  se aprobaba en el Senado con 

los  votos  del  FPV  la  nueva  ley  de  “Regulación…”, Méndez denunciaba, en una conferencia de prensa, que el proyecto es  “inconstitucional  y  estamos  cerquísima  de  un  abuso  de autoridad”. Allí mismo,  el  secretario  de  la  entidad  y  dipu‐tado del massismo, José  Ignacio de Mendiguren,  insistía en que “con esta ley no va a invertir nadie; tenemos restricción de  dólares  y  una  posibilidad  de  conseguirlos  es  por  finan‐ciamiento,  pero  esa  puerta  está  cerrada.  Así  que  la  única manera es exportando más y con valor agregado. Para pres‐tarme dinero, el banco tiene que evaluarme. Ahora, si ve que el gobernador de Formosa, Gildo  Insfrán, me puede expro‐piar  la  mercadería,  ¿qué  evaluación  puede  hacer?”  (CL 26/8). Las  categorías  y  los  argumentos  coinciden  a pie  juntillas 

con los de la SRA y el diario La Nación citados mas arriba. Alineada con la posición dura de Mendez y Funes de Rioja 

se manifestó la Unión Industrial de Córdoba (UIC). En su Co‐loquio anual, el presidente de la entidad, Ercole Felippa, di‐rectivo de  la  láctea Manfrey  (claros vínculos con  la produc‐ción  agropecuaria), denunciaba:  “Hace  años  que  veníamos advirtiendo  sobre  la pérdida de  competitividad  y decíamos que si no había correcciones en variables macroeconómicas, íbamos a caer en recesión. La respuesta que recibimos  fue‐ron amenazas, persecuciones, aprietes. Esto no pasa por ser oficialistas u opositores; nuestro rol como dirigentes empre‐sarios es plantear todo lo que afecte a la actividad producti‐va” (LN 7/8). En las antípodas de esta posicion beligerante, se manifes‐

tó el hombre de la industria metalúrgica, Juan Carlos Lascu‐rain, quien viene diferenciándose no sólo de  la actual con‐ducción  de  la  UIA  (sector  agroindustrial,  lista  Celeste  y Blanca), sino también del sector agrupado en  la  lista  Indus‐triales.  Lascurain  intervino  en  el debate  reconociendo que sin la vigencia del modelo económico oficial, la industria me‐talúrgica nacional no hubiera  sobrevivido  al estallido de  la crisis mundial de 2008: “Cuando fue la crisis del 2008‐2009, los metalúrgicos fuimos un sector que utilizó la tercera parte de los Repro. A partir del mes de junio de 2009, que comenzó la  recuperación  de  nuestro  sector,  fueron  paulatinamente 

bajando. Pero en el momento del pico  tuvimos una utiliza‐ción importante” (P12 9/8). Una posición intermedia se expresó en la posición de José 

Urtubey  (dueño del  grupo  local Celulosa Argentina), quien manifestó su oposición a  la  ley de abastecimiento, pero sin criticar al modelo industrialista oficial: “No se puede ir a con‐trapelo de lo trabajado hasta ahora, porque va a ser peor el remedio que la enfermedad” (P12 9/8). “Es importante pen‐sar en el consumidor pero no se puede  ir en detrimento de derechos constitucionales que hacen a la propiedad privada. Hay que estudiar bien para que esto no suceda” (TA 13/8). En términos similares se expresaba Juan Sacco, titular de 

la Federacion de la Industria Gráfica, quien se había mostra‐do cercano a algunas figuras del gobierno: “Muchachos, ¿us‐tedes  creen que alguien podrá  invertir  en  el país  con  todo eso? Afecta a  la  industria, el comercio,  la construcción y  la Bolsa porque es como meterse en la vida privada de las per‐sonas para saber qué hace, cuánto gana y en qué invierte lo que gana” (LN 26/8). Al mismo  tiempo,  Sacco  sostenía,  contra  las  previsiones 

pesimistas de sus pares, que “el año que viene el país va a volver a crecer, por una cuestión de expectativas”; y ponde‐raba al gobierno nacional calificándolo como “el más indus‐trialista que tuvo la historia argentina”; y a quién recomen‐dó  “tomar  medidas  proactivas”,  es  decir  profundizar  el rumbo de la distribución interna, créditos baratos a la indus‐tria y distribución que apuntale el crecimiento de la deman‐da interna. La linea Urtubey y Sacco avala al modelo industrialista pe‐

ro marca un  límite de hierro  frente al cualquier avance del control estatal de aquellas atribuciones  reservadas exclusi‐vamente a los dueños del capital.  La división en el seno de la UIA a la que hacemos referen‐

cia  se mostró de manera  cristalina en  la programación del acto del Día de  la  Industria que  se celebrará el 10 de  sep‐tiembre en Tecnópolis y al que convoca el gobierno nacio‐nal.  "Nosotros vamos a  ir, el  resto no  sé, pero no hay una posición monolítica sobre la invitación”, reconocía Lascurain. Confirmaban su presencia a Tecnopolis el salteño José Urtu‐bey, Juan Carlos Sacco y el santafesino dirigente de la indus‐tria química, Guillermo Moretti. Por  su  parte,  se  negaron  a  integrarse  al  evento  oficial 

Adrián Kaufman Brea, de Arcor; Luis Betnaza, de Techint; Jo‐sé  Ignacio de Mendiguren, actual secretario de  la entidad y diputado nacional por  el  Frente Renovador;  y  el  ya  citado presidente de la Copal, Daniel Funes de Rioja. “Hoy es un Día de la Industria de enorme tristeza. (...) La UIA hoy no festeja nada, vamos a pasar todo para fin de año. Hoy no están da‐das las condiciones, hoy no hay nada para festejar”, se que‐jaba Méndez apenas inciado el mes de septiembre (TA 3/9). Así,  podemos  observar  claramente  hasta  dónde  llega  la 

vindicación del programa  industrial mercado‐internista por parte de esta  fracción del  capital  formada por  industriales medios  y  grupos  locales que hasta  esta parte  avalaron  las 

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políticas de expansión del gasto y de protección en base a la absorción y  control de una  cuota de  la  renta agraria, pero que  consideran un  límite absoluto el  control estatal de  las decisiones vinculadas a la producción y la circulación de bie‐nes. 2.2. Pequeños En este escenario de disputa  interburguesa, el Gobierno 

aplicaba una serie de medidas económicas  favorables a  los capitales  medios  y  pequeños  y  articulaba  acuerdos  para contener  los despidos y  la  financiación barata a  los capites locales. Se extendia y aumentaba el Programa de Recupera‐ción Productiva  (Repro), para evitar despidos de trabajado‐res en empresas; se  relanzaban  los Certificados de Depósi‐tos  de  Inversión  (Cedin),  para  reactivar  la  actividad inmobiliaria  junto a un plan de créditos para fabricar ómni‐bus de corta distancia. También se anunciaba un nuevo plan nacional  de  viviendas  denominado  “Vivir  más  cerca”.  El mismo fue gratamente recibido y defendido por el presiden‐te de la Cámara Argentina de la Construcción (CAC), Gustavo Weiss, quien lo consideró “altamente positivo porque inyec‐ta  dinero  en  la  obra  pública,  reactiva  el  sector;  y  además porque  las  constructoras  que  se  harán  cargo  del  plan  son pymes del interior del país, y verán dinamizada su actividad. Toda esta  inyección de dinero es muy positiva y  constituye un factor anticíclico importante” (TA 16/8). Las cámaras que nuclean a las pymes adhirieron a la nue‐

va ley de abastecimiento. Habiendo reclamado en un primer momento  quedar  exentas  de  la  regulación,  la  CAME,  que conduce Osvaldo Cornide,  y  la CGE de Marcelo  Fernandez celebraron que  se  controle  a  los  capitales más  concentra‐dos,  amenazadores  seriales de  la pequeña  y mediana pro‐piedad. De esta manera, Fernández denunciaba a  los grandes ca‐

pitales: “Están haciendo todo el lobby necesario para defor‐mar cualquier voluntad política de ordenar la cuestión inter‐na en el  tema precios y en el  tema de  los monopolios.  Las grandes empresas son formadoras de precios y a las peque‐ñas y medianas nos han tenido durante mucho tiempo pre‐sionadas con  las alzas  indiscriminadas que han tenido. Mu‐chas veces  las pymes hemos tenido que absorber  los costos de  estos  aumentos  porque  sabemos  que  si  nos  vamos  de precio o dejamos de ser competitivas en el mercado interno es  tentador  el  tema  de  la  importación”. Cornide  coincidía: “Muchos grupos monopólicos y oligopólicos en  los sectores público y privado, que requieren controles y sanciones para evitar  abusos  contra  las  pymes  y  los  consumidores”  (TA 20/8). Desde  la  Confederación  Económica  de  la  Provincia  de 

Buenos Aires  (CEPBA), dijeron que “hay que velar para que los derechos de  los consumidores  se protejan antes de que sean violados. Muchas veces hemos insistido en la necesidad de profundizar la transparencia y equilibrio de los mercados, 

mediante  la asistencia necesaria a proveedores que  son  la alternativa a  las grandes  corporaciones y,  también,  la pro‐moción  de  políticas  que  permitan  una mayor  eficiencia  de los  comercios  de  proximidad”  (TA  13/8).  Mientras  que Eduardo Fernández, titular de Apyme defendía la propuesta oficial:  “Sólo  hay  futuro mejorando  lo  conseguido,  no  vol‐viendo para atrás” (CA 15/8). Como medida proactiva y redistributiva para engordar el 

consumo interno, tras la reunión del Consejo del Salario Mí‐nimo, el Gobierno  llevaba el mismo a 4400 pesos y a partir de 2015, 7700 pesos (es decir, un aumento del 30%) siendo, junto  al de Venezuela, el  sueldo mínimo más  alto de  Lati‐noamérica. Comparando la cifra respecto de 2002, el salario mínimo creció en estos últimos 12 años un 2400%. En síntesis, las entidades de los empresarios pequeños de‐

fendieron  en bloque  la nueva  ley de  abastecimiento  en  la medida que  lograron evitar que  la misma  los alcanzara. En sus  aseveraciones  se puede observar  claramente  la defini‐ción de los capitales más concentrados y monopólicos como la fuente de sus problemas. Tal situación deja en claro el ca‐rácter  irreconciliable de  los  intereses de estas  fracciones, y la imposibilidad de unidad entre pequeños y grandes. El he‐cho,  insistimos, es  sumamente  significativo, puesto que en toda  la  historia  argentina  se  repitió  el  alineamiento  de  la pequeña burguesía con  la gran burguesía en  los momentos de agudización del conflicto social. Esta vez, parece darse la situación de que la fracción pequeña queda a disposición de la fuerza nacional popular. Es  evidente  la  debilidad  de  la  oligarquía  financie‐

ra/terrateniente a la hora de conducir a esta fraccion de ca‐pitales pequeños, medios e incluso grupos económicos loca‐les  a  las  que,  de  aplicarse  su  programa  económico,  debe sacrificar  en  el  altar  de  la  concentración  y  centralización monopólica. Dicha  fractura parece  irremediable. Pero  tam‐bién se hace patente la imposibilidad de la fracción de capi‐tal media nacional, dadas sus vacilaciones en los tiempos de definiciones decisivas (como se hizo visible en torno a la dis‐cusión por  la Ley de Regulación de  la producción y el con‐sumo), de poder abordar todas las implicancias políticas y el frente de conflictos que  la propia  ley de marras deja plan‐teadas. Allí  tienen entonces  los  trabajadores argentinos el mapa 

empresarial local desplegado en torno a la disputa económi‐co‐político‐ideológica en la presente coyuntura. De él debe‐rán  sacar  conclusiones  sobre  con  quiénes  y  con  qué  fines constituir alianzas de corto, mediano y largo plazo. Siempre y cuando, por supuesto, se dispongan a dejar de ser convi‐dados de piedra o, en el mejor de los casos, columna verte‐bral,  para  pasar  a  encabezar  el  frente  nacional  y  popular, alineando y dando cauce a la fuerza social capaz de asumir a pleno la disputa por la definitiva liberación nacional y social. 

Batalla cultural y cuestión nacional: la clase obrera buscando brújula 

Modelo para armar y deberás crear

si quieres ver a tu tierra en paz (Luis Alberto Spinetta)

          Asistimos en la Argentina a un nuevo capítulo de la dispu‐

ta  en  torno  al  denominado  ‘problema  nacional’.  Problema que, como venimos observando, tiene cada vez más conno‐taciones  regionales e  internacionales, en  tanto el  conjunto del pueblo argentino va tomando conciencia, mes tras mes, de que dicho problema no  tiene visos de  resolución única‐mente dentro de las fronteras nacionales. Por el contrario, la lucha que  lo  argentinos  libramos  por  alcanzar  la  definitiva independencia se halla entrelazada con aquellas  luchas que diferentes pueblos sometidos a lo largo y a lo ancho del glo‐bo  libran  contra  el  imperialismo,  presentado  bajo  diverso ropaje que le cuadra según de qué formación económica se trate. Como analizamos en el artículo precedente, en  la batalla 

contra  los  fondos Aurelius  y MNL  –representados  jurídica‐mente por el juez neoyorquino Thomas Griesa– está en jue‐go  algo mucho más profundo que mil  trescientos millones de dólares, o el reclamo usurario del mil seicientos por cien‐to  de  ganancias  en  bonos  de  nuestra  deuda  soberana.  Se trata de sentar  las bases para volver a tener o no patria. Se está jugando la soberanía política, es decir, la alternativa en‐tre someter aún más nuestros destinos a los decrépitos cen‐tros de poder financiero mundial o la posibilidad de desarro‐llar  las  potencialidades  económicas,  política  y  culturales presentes en nuestro país, desarrollo ligado indisolublemen‐te al avance conjunto con el resto de las partes que forman la nación latinoamericana. La batalla  ideológico‐cultural es dramática y se despliega 

en  todos sus  frentes. La oligarquía anti‐nacional agazapada se niega a perder más posiciones y hace uso de todas las he‐rramientas que ha desarrollado en 200 años de dominación económica, político‐jurídica y  cultural. En el  caso presente, disfraza buitres  con  traje de gorrión en  su agónico  intento por presentarse una vez más como el conjunto de la patria, cuando  la crisis del  imperio que  le da vida  se descompone de tal modo que la deja desnuda ante los argentinos. Es no‐table,  en  este punto,  el  reservorio  argumentativo que  aún 

posee  presente  en  su  intelectualidad  orgánica,  hecho  que muestra  patente  su  negación  a  morir  en  la  historia,  aun cuando  la contradicciones en su sistema de dominación ba‐sado en la propiedad de la tierra ha llegado a un nivel tan al‐to que ni siquiera  logra que dos candidatos opositores ten‐gan  un mismo  discurso  en  su  intento  por  terminar  con  el proyecto mercado‐internista redistributivo iniciado en 2003, y que –según encuestas realizadas por  las propias usina oli‐gárquicas liberales– el grueso de los argentinos está dispues‐to a defender con el voto en 2015. Por el lado del frente nacional que con enormes dificulta‐

des intenta expresar el gobierno, las contradicciones no son menores, y se despliegan cada día un poco más, en la misma medida que avanza  la pelea contra el enemigo principal. La patriada  anti‐buitre  empuja  sin  dudas  a  cerrar  filas  tras  el gobierno  a  cada  vez más  sectores de  la población, desple‐gando  la conciencia de quién es el causante de  los proble‐mas que aquejan a nuestro pueblo. No  obstante,  la  propia  lucha  deja  crujir  a  cada  paso  los 

huesos rotos de la fractura. Y se hace cada día más evidente la ausencia de un sector mayoritario del movimiento obrero en este frente. Por el lado del Gobierno, se insiste en acusa‐ciones  de  ‘colaboracionismo’  con  el  poder  oligárquico‐financiero a  todo  reclamo gremial que provenga del sector del movimiento de los trabajadores no alineado con sus polí‐ticas. Por el lado de este sector del enormemente fragmen‐tado movimiento obrero, se insiste en profundizar el conjun‐to de reclamos gremiales indudablemente válidos, pero que se agotan en sí mismos, reafirmando  la posición de  los tra‐bajadores en tanto asalariados dentro del sistema capitalista aún dominante. No  logra vislumbrarse desde ningún sector mayoritario del mismo el contenido profundo de la crisis del propio sistema a nivel global, sus derivaciones hacia los paí‐ses dependientes y en particular  la Argentina y, consecuen‐temente,  las tareas que tal realidad  imponen a  la clase tra‐bajadora para la resolución de los problemas que aquejan al conjunto de los argentinos. 

Análisis de Coyuntura 41

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Buitres o muerte La  intelectualidad  oligárquica  transpiraba  en  las  páginas 

de la Tribuna de Doctrina en su empeño por mantener la po‐sición hegemónica de su clase. A  la disputa económica, que analizamos anteriormente,  le  seguía  la disputa cultural por el sentido de los conceptos de ‘patria’ y ‘nación’. Entremos a la tertulia.  

1. Interés particular e interés general: invertir los términos Nuestro octogenario Mariano Grondona adoctrinaba una 

vez más:  “La  animosidad  que  despierta  entre  nosotros  el conflicto  con  los  fondos buitre, ¿dónde  la pondríamos? ¿Es una auténtica defensa del  interés nacional amenazado o es sólo una ficción conveniente para el Gobierno? ¿Nos atacan o hacemos como que nos atacan?  (…) Quizás ha  llegado el momento  de  distinguir  entre  patriotismo  y  nacionalismo. Cuando  la nación corre peligro, suena  la hora del patriotis‐mo. El nacionalismo, por  su parte, es, apenas, una  inclina‐ción por lo que uno entiende de buena fe que son las conve‐niencias de  la nación, en principio discutibles y expuestas al debate. La  falla es aquí sublimar el nacionalismo y elevarlo de  categoría hasta  convertirlo en patriotismo, agregándole los  ingredientes místicos,  casi  religiosos, que  la patria  con‐tiene, pero no  la nación. Se da  la vida por  la patria, pero se hace, en  cambio,  lo que  cada uno  cree que es  conveniente para la nación. (…) Lo malo es cuando se pretende atribuir a las naciones  las dimensiones de  la patria. Hablar de patria cuando  sólo está en  juego  la nación o, menos aún, uno de sus  intereses sectoriales, es un abuso de  la retórica, es sim‐plemente una exageración” (LN 7/8). Con lo que se invierten los términos. No es la oligarquía la 

que durante 200 años dibujó bajo el paraguas del concepto de  ‘patria’  lo que siempre fue un  interés de clase particular que ahora aparece más desnudo que nunca. Es el gobierno el que defiende un interés particular e intenta llevar al con‐junto de la nación a una gesta falsamente patriótica como la pelea contra  los  fondos buitres. Que el buitre se vea como gorrión. He aquí la clave de la gesta terrateniente. 

2. Ceder la soberanía ¿Pero por qué se insiste en presentar el interés de la bur‐

guesía agro‐mediática como  interés de  la patria? Justamen‐te, porque para garantizar el interés de dicha clase es nece‐sario renunciar a la soberanía sobre los recursos nacionales, resultado del trabajo de varias generaciones de argentinos. Así  lo  afirma el editorial mitrista:  “Pese a  lo que pareciera sugerir el gobierno kirchnerista, en los Estados Unidos el Po‐der Ejecutivo no acostumbra dar órdenes al Poder  Judicial, en tanto la independencia de éste es un principio y una con‐dición  republicana  que  allí  no  se  discute.  Los  jueces  norte‐americanos, a diferencia de  los  cubanos o  venezolanos, no son meros agentes o  títeres de su gobierno. Cabe presumir que  el  lamentable  paso  fallido  de  nuestras  autoridades  no 

ayudará  a mejorar  las  ya  debilitadas  relaciones  bilaterales con los Estados Unidos. ”Curiosamente, el gobierno argentino, en su presentación 

al  tribunal  de  La Haya  había  alegado  la  existencia  de  una violación de su ‘inmunidad soberana’, a la que, sin embargo, había  renunciado,  formal y expresamente, en  la propia do‐cumentación de la deuda suscripta en tiempos de Néstor Kir‐chner. Renuncia que se tiene por irrevocable” (LN 12/8). La justicia yanqui no es títere de su gobierno. Al igual que 

este, es títere de los capitales más concentrados. Y como tal actúa. La Argentina ya renunció a su soberanía, ya no tiene ningún derecho a reclamar ningún producto del trabajo o de la naturaleza de su propio suelo. Los argentinos ya no perte‐necemos a nosotros mismos. ¿Por qué insistir en negar esta ley natural? Si la naturaleza o Dios puso a los EEUU en con‐diciones de dominar sobre el  resto de  las naciones, ¿a qué viene negar semejante verdad ahistórica y universal? ¿A qué insistir  con  esa  tan mala  costumbre  que  ha  penetrado  los gobiernos latinoamericanos de ‘hacer política’? Completaba el argumento el propio Mariano, muy activo 

últimamente  para  tener  más  de  ochenta  años:  “Ahora irrumpe un  tema político. Cuando un país enfrenta un con‐flicto de  intereses, es como un actor que actúa frente a dos audiencias. Al mostrarse razonable  frente a  la audiencia  in‐ternacional  de  sus  acreedores,  el  gobierno  argentino  gana puntos afuera, pero los pierde adentro. Lo opuesto le puede ocurrir con su propia audiencia. No debe sorprender por ello que al mostrarse duro con  los acreedores nuestro gobierno haya  aumentado  en  algo  su  popularidad.  En  este  caso  ex‐tremo se nota, así, que lo peor para el país puede resultar lo mejor para el Gobierno. Es la historia mil veces repetida de la demagogia” (LN 14/8). El no  ceder  la  soberanía  le propina al gobierno el apoyo 

popular. Pero no nos engañemos. El  ir contra  la naturaleza de las cosas traerá otros grandes males al país. Eso es lo que no entiende  la gente que se deja  llevar burdamente por  la palabra dulcificadora del ‘populismo’. No entienden que ser la 51° estrella de la bandera estadounidense es lo mejor que le puede pasar a una nación adolescente e  inmadura como la nuestra. ‘Madurar’, ‘ser adulto’ consiste en asumir las co‐sas como son y no persistir en el adolescentismo de intentar cambiarlas. Y si el pueblo se obstina en oponerse, pues ya se sabrá cómo escarmentarlo, hasta que aprenda. 

3. Negar las luchas por la soberanía ¿Y quién encarna en la Argentina esta irreverencia de que‐

rer tapar el sol con un dedo, es decir, intentar un modelo de desarrollo nacional opuesto a aquel que proponía  la subor‐dinación al capitalismo occidental? Respondía el director de Poliarquía, Eduardo Fidanza:  “La escalada del  conflicto  con los holdouts reverdeció en la retórica presidencial el lenguaje épico,  con  sus  batallas,  sufrimientos,  esperanzas  y  logros. (…) Regresó con  fuerza, porque en  rigor nunca había salido de escena,  la simbología del peronismo, el movimiento polí‐

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tico  que  contiene,  con  gran  capacidad  de  perduración,  los temas  clásicos del nacionalismo  y  el populismo argentinos. (…) ”Más allá de las acreencias e injusticias del capitalismo in‐

ternacional, debería atenderse antes a la deuda interna, ex‐presada en la falta de rigor profesional y responsabilidad con que  se encaran problemas  cruciales para  la nación. No po‐demos cambiar el mundo, pero sí mejorar el país. Ése, y no otro, es el desafío pendiente para la política argentina, a po‐co más de un año de la renovación presidencial” (LN 2/8). Con lo que se le pone nombre a esa falta de cordura: pe‐

ronismo. Así se denomina la forma que tomó en la Argentina ese movimiento ‘contranatura’, esa lucha contra el imperia‐lismo,  es  decir,  contra  el  capital más  concentrado  a  nivel global  y  sus  expresiones  locales,  encarnadas  fundamental‐mente en el capital agroindustrial y en el rentismo  terrate‐niente  pampero.  La  batalla  contra  los  buitres  desempolvó todo el horizonte de significados que contiene el peronismo para el conjunto de los trabajadores y el pueblo. Pero no se trata de un invento discursivo presidencial, como parece de‐cirnos Fidanza. El modo como fue encarada esta pelea con‐tactó con el grueso de los argentinos porque se ve la amena‐za  real detrás de  las palabras: 1330 millones de dólares de las arcas del Banco Central que son el producto del esfuerzo mismo de  los argentinos;  la posibilidad de retornar a  los ni‐veles de desocupación y miseria del período neoliberal. Re‐sulta, así, cuasi  risueño –si no  fuera  trágico– que el colum‐nista  invoque  la  ‘deuda  interna’.  Pero  hay  aquí  otra inversión de los tantos. El mundo está cambiando, indepen‐dientemente de la voluntad de un gobierno. Y no existe ‘me‐jorar el país’ sin cambiar de raíz  las bases de su desarrollo, esto es, la propiedad de la tierra más productiva del planeta (la Pampa Húmeda), lo cual implica necesariamente enfren‐tarse al poder del capital concentrado global. No es este go‐bierno quien está por fuera de la realidad, sino la propia oli‐garquía que ve caer, de a poco y por su propio peso, todos los fundamentos de su dominación, basado en un orden im‐perial que se desmorona, tal como observamos a lo largo de este y de anteriores Análisis…, y que sólo tiene para ofrecer guerra, epidemias, narcóticos y represión a los pueblos. Más  diáfano  aún  era  el  diario  ‘progresista’  francés  Le 

Monde, que  a  través de  la pluma de  su periodista Réagir‐Classer, y bajo el título “Lecciones argentinas”, sentenciaba: “Si hubiese que mencionar una única causa de la decadencia argentina, señalaríamos el peronismo. No es que Juan Perón (1895‐1974) haya  gobernado  siempre  la Argentina  (sólo  lo hizo entre 1946 y 1955 y, primero él y luego su esposa, Isabel Martínez, entre 1973 y 1976). Pero el peronismo dio forma a la vida política y  social del país.  La mayor parte de  los go‐biernos argentinos se han inspirado, directa o indirectamen‐te, en el peronismo. ”El peronismo representa la ilusión de un modelo de desa‐

rrollo autónomo  impulsado por  el  Estado  y  liberado de  las 

restricciones de  la competencia y de  la competitividad”  (LN 27/8). La  culpa  de  la  ‘decadencia’  es  únicamente  nuestra  por 

adscribir al peronismo y hacerlo nuestra  ‘forma de vida’, es decir, una forma de vida aislada de la civilización, de la com‐petencia con los capitales más concentrados a nivel mundial. Y lo dice el periódico de uno de los países que está sufriendo en carne propia el peso de  la competencia capitalista y  las consecuentes políticas de ajuste, coronadas este último mes por  el  nombramiento  de  un ministro  de  Economía  prove‐niente de la tradicional Banca Rotschild, con niveles cada vez más elevados de desocupación, pobreza y un creciente des‐contento social que se expresa cada vez más en chovinismo y racismo. Más lejos en la historia llegaba –cuando no– el gran histo‐

riador socialdemócrata/liberal Luis Alberto Romero: “Con los fondos buitre volvieron los viejos y remanidos discursos acer‐ca de nuestras victorias,  reales o morales, sobre  los enemi‐gos de la patria. Lo mismo que con la Vuelta de Obligado o la Guerra  de Malvinas:  perdemos,  pero  nos  dicen  que  gana‐mos. (…) El Día de  la Soberanía Nacional conmemora  la vic‐toria de 1845 sobre los ingleses en Obligado. En rigor, no lu‐chó allí la Nación, que estaba en pañales, sino la provincia de Buenos Aires, defendiendo  un  interés  propio.  Y  no  fue  una victoria, pues ganaron los ingleses. (…) ”La épica victoriosa se construyó posteriormente, durante 

el  largo proceso de formación de nuestra nacionalidad y de su historia. Hubo quienes se centraron en la construcción re‐publicana de Rivadavia, Mitre, Sarmiento y Roca. Otros eli‐gieron  la óptica nacional, popular y antiimperialista, exalta‐ron  a  Yrigoyen  y  a  Perón,  y  buscaron  sus  antecesores. Así fueron integrados Rosas o Felipe Varela, el azote del imperio británico, y  la derrota de 1845  fue convertida en un triunfo de  la  Nación.  Fueron  ellos  quienes  postularon  la  perenne existencia de un pueblo nacional unido detrás de un  jefe, y denunciaron a sus enemigos, de adentro o de afuera, conju‐rados contra la nación y su grandeza. El discurso engañador y  triunfalista  de  la  epopeya  de  Obligado  reapareció  en  la Guerra de Malvinas y  luego en el actual combate contra  los holdouts o buitres” (LN 6/8). Hasta el fondo de la historia llega esta batalla por la patria 

y contra el capital concentrado foráneo y sus socios locales. Hasta la disputa por el modelo de organización nacional que el país  tendría hacia mediados del siglo XIX, subordinado a las necesidades del capital británico o soberano y mirando al mundo desde  los principios de  la  independencia económica y  la soberanía política,  fundamentos de  la  justicia social. La oligarquía sabe de las luchas históricas del pueblo, sabe que están presentes en el imaginario popular. Por eso se esfuer‐za  por  borrarlas  o  tergiversarlas,  junto  con  líderes  que  las encarnaron  y  condujeron. Caudillos que no  eran otra  cosa que la expresión de la conciencia antiimperialista del pueblo, con el grado que esta haya alcanzado en cada momento. Bo‐

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rrar esta historia viva es condición esencial para el sosteni‐miento de la hegemonía oligárquica. 

4. El fantasma de la planificación Como decíamos, la cuestión nacional es un problema cada 

vez más internacional. Pues se entrelaza con el problema del alineamiento internacional de las naciones y su adscripción a uno  u  otro  bloque  de  naciones  que  expresan  modos  de desarrollo  económico,  geo‐político, militar  y  cultural  anta‐gónicos. Así  lo dejaba en claro el especialista en  relaciones internacionales Juan Gabriel Tokatlian: “La gran recesión de Occidente  no  ha  sido  aún  superada;  en  algunos  tableros mundiales avanza un multipolarismo complejo; el Sur parece incrementar  su  voz  y  peso  en  los  tópicos  globales  y  la  in‐fluencia de la sociedad civil internacional y de distintos acto‐res no estatales es mayor que en el pasado. El  caso de  los fondos  buitre  representa  un  delicado  y  contradictorio  con‐junto de principios, posiciones y pugnas. Cuestiones como la soberanía, el derecho, la equidad, las finanzas, la geopolítica y  asuntos  como  el  poder  de  los  Estados,  la  gravitación  de fuerzas  transnacionales y el papel de  las  instituciones atra‐viesan el tema. A diferencia de 1982, la Argentina no parece estar tan sola. Sin embargo, los respaldos que ha recibido el país  no  deberían  llevar  a  confusión:  la  postura  argentina frente a los buitres constituye un hecho infrecuente que ten‐drá consecuencias globales importantes. (…) ”Pronto sabremos si el país será objeto de un nuevo disci‐

plinamiento,  esta  vez  financiero,  o  si  asistimos  al  gradual inicio de un freno a la especulación y al esbozo de institucio‐nes internacionales para el manejo de deudas soberanas. En este  caso, no habrá que  lanzarse a un  festejo desbordado, sino asumir  los grandes  retos  internos de equidad y  justicia que siguen pendientes. Aún queda un año de gobierno” (LN 11/8). Ojo  con el alineamiento político  con  los BRICS,  tal  como 

viene ocurriendo en el país. Ojo con seguir modelos de desa‐rrollo  alternativos  a  la  economía  de mercado. Ojo  con  su‐cumbir a la tentación de la economía planificada que encar‐nan  los  países  que  conducen  este  bloque, fundamentalmente China, que guía sus destinos bajo  la mi‐rada del Partido Comunista Chino (PCch), y que están hoy a la cabeza del proceso de transición hacia otro modo de vida que  supere  la barbarie  capitalista en que  vivimos. El  tener razón frente a los buitres no nos da el derecho de alejarnos del modelo de desarrollo  capitalista occidental  fundado en la propiedad privada. Regionalizaba el concepto el editorial del diario de los Mi‐

tre  titulado  “Argenzuela”:  “El  camino  hacia  la  Argenzuela autárquica  y  endógena  será muy  duro.  Si  fuese  exitoso,  la mayor parte de la población vivirá de recursos públicos y só‐lo una porción  reducida se mantendrá en el sector privado. Posiblemente,  tejiendo  boinas  de  color  rojo,  para  enviar  a nuestro preceptor,  en  reconocimiento por  las  valijas  recibi‐das y por tantas enseñanzas aprovechadas por el mejor dis‐

cípulo en lograr una Argentina minúscula. Una Argenzuela”. (LN 31/8) La oligarquía se mira a sí misma y al país que forjó bajo su 

égida. Un país donde un conjunto cada vez más grande de la población  está  ‘privado’  de  lo  necesario  para  vivir. Donde cada vez más capitales medianos y pequeños sucumben an‐te  los monopolios  de  diferentes  ramas.  La  expropiación  y eliminación de estos sectores se da en los marcos de las re‐laciones capitalistas, no por fuera de ellas. La oligarquía acu‐sa a quien  intenta revertir por diferentes medios de planifi‐cación estatal esta situación de aquello que su régimen llevó a cabo durante décadas. Y  aclaraba  finalmente  la  cosa  Carlos  Pagni,  otro  comba‐

tiente de  la Tribuna de Doctrina: “Para esta concepción,  la inflación y la recesión no se deben a un desequilibrio imper‐sonal  de  las  variables  económicas,  sino  a  la  perversidad constitutiva del mercado. El precio, para Kicillof, no es el re‐sultado de la oferta y la demanda. Es el lugar donde se libra la  lucha de clases. Donde el poderoso se apropia de  la plus‐valía del oprimido. (…) ”La idea de que los desarreglos de la economía se corrigen 

con más  planificación  estructura  una  creencia  atávica  del kirchnerismo:  la presunción de que no hay en  la vida social dinámica alguna que no pueda ser disciplinada por la volun‐tad del que manda. Según esta premisa, todo es política” (LN 18/8). Ojo, decíamos,  con  sucumbir al deseo de  tocar  la  ‘mano 

invisible’ del mercado. Al capital se le desmorona la ilusión –que  logró mantener por años– de que  la economía de mer‐cado es obra de la naturaleza. Como venimos observando en estas páginas, es la política el terreno donde se lucha y deci‐de  qué  tipo  de  desarrollo  económico  se dan  los  hombres, dentro de una nación y en el conjunto de  las relaciones en‐tre  naciones.  Son  los  hombres  los  que  hacen  su  historia. Condicionados por el desarrollo de las fuerzas productivas y las  relaciones  de  producción  con  que  se  encuentran.  Pero hacen la historia al fin. Y la siguen haciendo. De eso se trata la  incidencia  fundamental de  la política  sobre el desarrollo económico, para  lograr dejar de  ver a este  como un  fenó‐meno más de la naturaleza. La doctrina del fin de la Historia ha volado por  los aires con el creciente deterioro de  la hu‐manidad que traen aparejadas las relaciones capitalistas y la aparición de alternativas reales a las mismas. 

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¿Y ahora quién podrá defenderme? En una de sus “Miniaturas” sabatinas publicadas en el ór‐

gano  terrateniente, el mismo Pagni expresaba  con preocu‐pación: “Si bien se aplaude  la formación de grupos como el Foro Empresarial, el estudio confirmó el antiguo conflicto en‐tre  la opinión pública y  la cultura capitalista. Aunque se  les asigna autoridad en temas económicos, los empresarios son vistos, en todos los niveles, como cómplices de la corrupción. Entre los desamparados, la propiedad privada carece de im‐portancia.  (…)  La  encuesta  enuncia  lo  evidente.  Frente  al agravamiento  de  la  crisis,  Cristina  Kirchner  estimula  estas creencias. Y no aparece un líder opositor que, más allá de cri‐ticar  sus malas  prestaciones,  proponga  una  concepción  al‐ternativa” (LN 30/8). Pues no se trata de un gobierno. Pues a este se  le podría 

vencer electoralmente. Y hasta voltearlo mediante un Golpe de  Estado,  si  se  logra  generar  una  coyuntura  favorable  a ello. El problema es otro. ¿Cómo gobernar sobre una pobla‐ción a la que se tiene que expoliar más y más, con niveles de exclusión, hambre y miseria aún mayores a aquellos que tu‐vo que soportar durante la época del Consenso de Washing‐ton? Ese es el dilema de la oligarquía y el que se expresa políti‐

camente en la oposición, que representa diferentes sectores del  capital  llamados  a  desaparecer  lisa  y  llanamente  si  se vuelven a aplicar tales planes. Es por ello que no aparece ese ‘líder opositor’ que tanto busca la oligarquía.  

1. Un ‘chirolita’ para el partido del campo “Por  lo demás,  los empresarios no sólo tienen el derecho, 

sino  la  obligación  de  hacer  conocer  a  la  sociedad,  y  espe‐cialmente a quienes pueden tener la posibilidad de conducir los destinos del país, cuáles son las políticas esenciales para permitir  el  tránsito  hacia  ese  desarrollo  sustentable”  (LN 7/8). Así se expresaba Miguel Blanco, presidente de  IDEA y coordinador del Foro de Convergencia Empresaria, marcan‐do  la  cancha  a  quien  quisiere  gobernar.  Partido  único  del capital concentrado, defensa  irrestricta del derecho de pro‐piedad por sobre cualquier otro, hasta del derecho a la vida si es necesario. De este modo, varios candidatos desfilaban por la pasare‐

la del Foro ofreciéndose. El radical Ernesto Sanz hablaba en un  panel  con  el  FCE  de  una  reforma  tributaria  y  de  bajar paulatinamente  las retenciones a  la soja  (LN y TA 8/8). Por su parte, el congreso de  la Asociación Argentina de Produc‐tores de Siembra Directa (Aapresid) convocaba  los candida‐tos  Sergio Massa  y  Hermes  Binner.  El  primero  expresaba: “Las entidades del sector nos tienen que exigir un compromi‐so de políticas de Estado. Firmemos un compromiso de pre‐supuestos mínimos  gobierne  quien  gobierne”, mientras  re‐petía el  cliché de  “sacarle  el  freno de mano al  sector”  (LN 8/9). A su vez, en una encuentro con el “G‐6”, José Manuel de  la Sota exigía pagarles a  los buitres y  liberar  las exporta‐ciones de carnes, lácteos, trigo y maíz, así como los impues‐

tos que las gravan (LN 23/8). Siempre a la vanguardia, Mau‐ricio Macri repetía el coro del sueño de las góndolas del que hemos hablado meses atrás en esta publicación: “Tenemos que pasar de ser el granero del mundo al supermercado del mundo” (CA 20/8), a través de acuerdos entre las provincias y las multinacionales, con la consecuente profundización del grado de extranjerización de  la economía, por un  lado, y  la fragmentación del país en un rompecabezas aún más difícil de armar, por otro. 

2. Portazos marca UNEN El  lanzamiento porteño del FA‐UNEN  iba a ser otro esce‐

nario de las imposibilidades del establishment por aunar un candidato que dé expresión a su interés. Ya veníamos de tiroteos los meses anteriores en relación a 

la  incorporación o no del Pro al espacio  ‘progresista’. Hasta que Pino encendió la mecha y la cosa explotó. “Para los que me acusan de estar con Macri, les digo que estoy dispuesta a hacer todo  lo necesario por  la República. Nadie me va a co‐rrer por izquierda, ¿entendieron?”, había dicho en su discur‐so Lilita. Pero Pino la corrió: “En este espacio no hay espacio para  la  derecha moderna: Macri,  Scioli  y Massa  son  tres candidatos del establishment”, frente a lo que Lilita abando‐nó  intempestivamente el escenario en pleno discurso pinis‐ta. Poco antes, Mario Mazzitelli,  líder del Partido Socialista Auténtico, afirmaba que UNEN “no se rompe más”, al tiem‐po  que  Martín  Lousteau  deslizaba  la  definición  perfecta: “Nadie puede decir  lo que UNEN significa”…  (LN, P12, TA y CA 12/8). Pocos días más  tarde,  la propia Lilita volvía con  su estilo 

lenguaraz: “Es alianza con todos, y que elija el pueblo. Si va‐mos separados en primera vuelta, gana el PJ (…). Que me di‐gan  quiénes  son  funcionales  al  PJ,  qué me  digan  quiénes quieren que gane Scioli y Massa. Yo no quiero que gane más el PJ, eso es el narcoestado. ¿Qué quieren? Decidan. Si por atrás está financiando Massa o Scioli, avisen, eh... Porque la jugada más  funcional al PJ es que no haya acuerdo antes”. La encargada de  contestarle esta vez era Alcira Argumedo, ladera de Solanas, indicando que eso sería como “aliarse con Al  Capone  para  enfrentar  a  Don  Corleone”.Y  completaba Humberto Tumini, de Libres del Sur: “El PJ va a ganar si Ca‐rrió sigue debilitando UNEN” (LN, CL y P12 16/8). Pero  el  presidente  de  la  UCR,  Ernesto  Sanz,  intentaba 

tranquilizar: “Fue una discusión menor, (…) estamos juntos y vamos a seguir  juntos.  [UNEN] no se  rompe ni se dobla”. Y agregaba: “Cuando se está en un espacio de diversidad, con tantas  tradiciones,  hay  discusiones  por  supuesto,  pero  lo más importante es que Unen tiene un tronco común”. Lo que sería bueno saber es cuál… Y Pino volvía al ring: “Todos nos tragamos un sapito, pero 

no un sapo tan gordo”, y disparaba a su vez sobre el radica‐lismo: “En el radicalismo hay dos posiciones, es un secreto a voces. Por un  lado, el sector que continúa  las tradiciones de (Hipólito)  Yrigoyen,  (Arturo)  Illia  y  (Raúl) Alfonsín.  Y  por  el 

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otro,  un  radicalismo  que  construye  en  las  sombras,  el  del aparato, el del ‘Coti’ Nosiglia y su armado con Macri” (CA y P12 17/8). A lo que Carrió contraatacaba: “Voy a ser candidata a pre‐

sidenta porque  si no, no hay estrategia. Yo no quería esto, pero me obligaron. Soy candidata, estoy primera en UNEN y voy a disputar porque no hay estrategia política y se vienen momentos muy duros, se viene un desastre. Pero voy a ser candidata  el  año  que  viene”.  Y  aclaraba  el  concepto  de ‘desastre’: “La estrategia de Cristina es llevarnos a la guerra. Como viene el golpe inflacionario lo que ella hace es romper y manda al Congreso la ley de los holdouts para culpar a Es‐tados Unidos, al juez Thomas Griesa, a los opositores y a los medios de comunicación independientes. Va a decir que hay un golpe y lo denunciará ante la Unasur y la OEA (Organiza‐ción  de  Estados  Americanos).  Yo  lo  que  estoy  haciendo  es avisarle a la OEA cuál es su estrategia” (CL 24/8 y P12 25/8). Completaba el cuadro la interna dentro de la propia UCR, 

haciendo honores al discurso de Pino. El economista estrella Javier González  Fraga  advertía  al  ‘estilo Carrió’  sobre  “una salida anticipada del gobierno nacional”, asegurando que la cuestión del canje de deuda traería “consecuencias políticas” que  “podrían  llegar a  complicar  la  continuidad de  la presi‐denta y buscar alguna clase de arreglo, como adelantar elec‐ciones”.  Y  cerraba:  “Esto  que  nos  pasa  no  es  culpa  de  los holdouts. Es el colapso económico del modelo de Néstor Kir‐chner”. No obstante, su correligionario Leandro Santoro,  líder de 

la agrupación Los  Irrompibles,  ligada al alfonsinismo, visita‐ba  el  programa  oficialista  678,  donde  señalaba  sin medias tintas que “algunos dirigentes cuando les conviene son repu‐blicanos y liberales y cuando nos les conviene son golpistas”, sorprendido porque “el nivel de  irresponsabilidad  institucio‐nal de estos muchachos es alarmante”. Muchachos que son, según  él,  “la  expresión  de  los  representantes  del  poder  fi‐nanciero que están buscando una megadevaluacion para fa‐vorecer a los sectores exportadores. (…) Lo dicen porque ha‐cen  mucho  dinero  o  porque  efectivamente  tienen  un proyecto  de  poder  que  requiere  que  la  Argentina  termine como terminó en el  '89 para aplicar las medida neoliberales que se aplicaron en  los noventa”. La sentencia era  lapidaria sobre  su propio partido: “La UCR abandonó  la vocación de representar el voto progresista” (TA 3/9). Todo  lo  expuesto  confirmaba  sin  dudas  las  palabras  del 

socialista  Hermes  Binner  a  comienzos  de  agosto,  cuando destacaba “la coherencia de  las  ideas” y “la madurez políti‐ca” del espacio: “No hay  fisuras, hay unidad. El Frente Am‐plio‐UNEN está preparado, tiene un programa de gobierno y tiene un equipo”. Aunque quizá le queden mejor las palabras que  les  dedicaba  el  siempre  tan  sutil  diario  Crónica:  “Se UNEN en el  cabaret”, acompañadas de  imperdibles  imáge‐nes trabajadas de Pino y Lilita, ambos bailando vestidos con traje de plumas… 

3. Con música de monopolio Y se trata sólo de un ejemplo de las dificultades que arras‐

tra la oposición. Los egos, las vanidades y las tradiciones po‐líticas de cada candidato existen. ¿Qué duda cabe? No obs‐tante, no es este el determinante último de estas fisuras, tal como aparece en la superficie. Se trata del resquebrajamien‐to cada vez mayor del sistema de partidos políticos producto de  la  crisis  estructural  del  capital.  Los  chillidos  de  algunos candidatos opositores suenan en una tonalidad muy pareci‐da a aquellos que lanzan los sectores del capital que no en‐tran en  la reproducción ampliada, o sea, que quedan  fuera de la competencia con los monopolios. Escuchemos  si no  las palabras del  fugaz  ex presidente  y 

actual senador por el peronismo opositor, el puntano Adolfo Rodríguez Saá, preguntado por el periodista Gustavo Sylves‐tre sobre el papel que jugó el Grupo Clarín en su caída: “Fue‐ron  los  creadores  del  golpismo  democrático.  (…)  Ellos  que‐rían que se nacionalizara  la deuda de  los sectores privados. Querían que yo hiciera lo que hizo Duhalde, (…) que los sec‐tores privados pagaran en pesos la deuda en dólares que te‐nían, y que de la diferencia, de miles de millones de pesos, se hiciera cargo el Estado.  (…) El único papel que estaba en el escritorio de  la Secretaría Legal y Técnica de  la Presidencia era el proyecto de pesificación asimétrica, el borrador, que era exactamente el mismo que se firmó después. Lo encabe‐zaba el Grupo Clarín y los empresarios, los industriales de la época, que son los mismos de ahora” (TA 8/8). Últimamente,  se están viendo  las  cosas más  claramente, 

como decía la canción. 

4. Portones infranqueables Pero  hay  peores  noticias  para  el  armado  ‘democrático’ 

oligárquico.  Pues  los  números  que  sus  propias  usinas  de pensamiento elaboran no hallan  resquicios en  la población que permitan colar sus planes de gobierno  ‘buitre’, en caso de  llegar a  la presidencia alguno de  sus muchachos. Así  lo planteaba blanco  sobre negro  el director de  su  consultora predilecta, Poliarquía, don Eduardo Fidanza: “La experiencia colectiva de la década pasada rescata dos momentos: la re‐cuperación del  trabajo entre  los que  lo habían perdido y  la incorporación de los jóvenes al mercado laboral. Si a esos lo‐gros se les suma la ampliación de la cobertura jubilatoria y la mejora relativa de los beneficios de ese sector, la vida de una familia media argentina en los últimos años puede describir‐se  como un  restablecimiento de  ingresos y autoestima que abarcó a tres generaciones. ”No se trata, sin embargo, de una situación ideal. Las con‐

quistas deben confrontarse con  los tres  flagelos que azotan hoy a esas mismas familias: la inflación, el delito y la persis‐tente  desigualdad  social,  sumados  a  la  inquietud  de  una economía en  recesión. Probablemente estos claroscuros ex‐pliquen  la orientación  con que  los votantes enfrentarán  las elecciones del año que viene. Más del 50% demanda que el próximo gobierno mantenga determinadas políticas de la ac‐

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tual administración y cambie otras. Desechan una  transfor‐mación profunda del modelo kirchnerista. ”Una  reciente  encuesta  de  Poliarquía  en  la  provincia  de 

Buenos Aires arroja luz sobre las políticas nacionales que ese amplio electorado quiere conservar y las que desea cambiar. Casi el 60% aprueba  las políticas sociales,  las  jubilaciones y la  creación  de  puestos  de  trabajo;  por  el  contrario,  desea cambios en seguridad e inflación. (…) ”Como se observa, el empleo, la política social y las jubila‐

ciones constituyen  la última frontera, el territorio que  la so‐ciedad  no  quiere  resignar.  El  problema  reside  en  que  para conquistarlo  el  kirchnerismo  incurrió  en  serias  inconsisten‐cias económicas, que siguen profundizándose. Es  la cuadra‐tura del círculo que desafiará al próximo presidente. Un re‐corte drástico de  los gastos y  subsidios que posibilitaron  la prosperidad no  condice  con  las expectativas  y es una  solu‐ción contable que desconoce la realidad social. Sin embargo, una expansión  indefinida del gasto  terminará anulando  los beneficios, por vía de la inflación y la recesión, como empie‐za a suceder. Acaso una fina coordinación de políticas y ex‐pectativas  impida trasponer  la frontera del bienestar social. Pero  para  eso  se  requerirá  un  nuevo  gobierno,  que  posea responsabilidad,  sensatez  y  capacidad  de  mediación”  (LN 9/8). Está claro. El grueso de  la población no está dispuesto a 

retroceder un ápice en cuanto a la recuperación de los nive‐les  de  empleo,  jubilación  y  calidad de  vida  experimentada desde  2003  hasta  hoy.  Eso no  se  puede  tocar  porque  eso podría  significar  que  el  ‘nuevo  gobierno’  dure menos  que Rodríguez  Saá…  Al  plan  buitre‐oligárquico  le  queda  conti‐nuar insistiendo en la posibilidad de generar una corrida hi‐perinflacionaria con su consiguiente ola de saqueos e  inse‐guridad  generalizada  que  lleve  a  un  escenario  de desestabilización, tal como intentaron hacer el último fin de año con el fallido levantamiento policial. Y aún así, una cosa es  ‘desestabilizar’ y otra muy distinta  ‘re‐estabilizar’  con el programa  económico del  capital  concentrado.  Para  lo  cual será necesaria,  tal cual vimos, una violenta  represión de  la población. ¿Qué candidato asumirá ese costo? Y  todo  este plato  fuerte  regado  con  los  números  de  las 

encuestas realizadas tanto por consultoras oficialistas como opositoras, que  indican que  tanto  la  imagen positiva de  la Presidenta como del ministro de Economía aumentaron sus‐tancialmente a partir de ponerse al frente de la batalla con‐tra los buitres, superando en algunos casos el 50% de popu‐laridad entre los argentinos y argentinas. 

Contradicciones internas de un frente nacional Como decíamos  al  comienzo, detrás de  la batalla  contra 

los fondos Aurelius, NML y el juez Griesa se halla mucho más que  una  pelea  por  1.330 millones  de  dólares  y  ganancias usurarias.  Se  trata  de  una  disputa  que  toca  las  fibras más sensibles del  sistema  financiero  internacional, en  tanto  re‐presenta la posibilidad de las naciones de reestructurar o no sus deudas soberanas. Pero además, es una muestra más de cómo las necesidades objetivas del capital más concentrado apuntan a tirar por la borda toda la superestructura jurídica y política que el propio capital desarrolló desde  la segunda posguerra hasta hoy. Y necesita desarmarla porque ya no le es  funcional  al  hecho de que  sólo  147  grandes  compañías hiperconcentradas  controlen  y  direccionen  el  mercado mundial. Para ello  tiene que  llevarse puesto a  los estados‐nación, que otrora fueron funcionales a su desarrollo y crear instancias supranacionales donde sólo se expresen lo intere‐ses del capital más concentrado. Pero claro, ello implica, tal cual venimos analizando,  la guerra  lisa y  llana contra aque‐llos países y bloques de países que se resistan a dicho orden. Esto parece endilgarle Cristina Kirchner a los EEUU, al pre‐

sentar la demanda contra este país en el tribunal internacio‐nal de  La Haya,  sabiendo de  antemano que  el  gigante del norte no se sometería a esa jurisdicción que él mismo creó y que  ya no  le es  funcional. De este modo,  señalaba que  La Haya  existe  “para  que  los  países  no  nos  agarremos  a  los bombazos o a  los misilazos” y resuelvan “pacíficamente sus diferencias”  (LN  8/8).  Esto  último  es  lo  que  el  capital más concentrado, afincado principalmente en Norteamérica, no puede hacer. Pues su necesidad de abrir nuevos mercados y frenar la amenaza cada vez más real de un orden mundial di‐ferente, conducido política y militarmente por Rusia y China –con el faro  ideológico que representa  la Latinoamérica ex‐presada en el ALBA–,  lo  lleva  justamente a  la necesidad de recurrir a  los  ‘bombazos y misilazos’. He aquí una muestra más de  las  implicancias políticas que  tiene aquella  frase de Fidel Castro sobre que la tarea de los revolucionarios es hoy ‘parar  la  guerra’,  como punto de partida para  la  construc‐ción de un nuevo orden mundial. Analizaremos a continuación algunos de los ribetes exter‐

nos e internos que tomó la batalla del frente nacional contra los buitres imperiales. 

1. Los derroteros de la dependencia y el problema nacional En  la presentación de  las nuevas  formaciones para el Fe‐

rrocarril Sarmiento, recientemente estatizado,  la Presidenta aludía al “rediseño de un país federal”, al tiempo que dejaba algunas apreciaciones sobre el  trazado  ferroviario nacional, diseñado en base a las necesidades de la industria británica. Por ello, al  igual que el  sistema de energía, desemboca en Buenos Aires, por  lo que hubo que “conectar provincia por provincia”. Todo lo cual “fue pensado para un país de carác‐ter extractivo”. Y lo mismo con otros sistemas de transporte, como  el  aéreo:  “Para  ir  de Río Gallegos  a Bariloche  había 

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que pasar por Buenos Aires”. Y concluía: “Todos los países de América del  Sur  tienen  sus  capitales al  lado de  los puertos para  llevarse  todo. En  cambio,  los países desarrollados  tie‐nen sus capitales en el centro del país” (CA 12/8). Un aporte en esa misma línea lo hacía el presidente de la 

Cámara  de Diputados,  Julián Domínguez,  en  un  encuentro del  Grupo  San Martín,  plataforma  bajo  la  cual  se  lanzó  a disputar la interna del FpV. Desde Santiago del Estero, la que postulaba como  futura capital de  la Argentina, y en conso‐nancia con la presidenta, proponía pensar “una Capital en el corazón del país y lejos del puerto”, porque “los países desa‐rrollados e  industriales  tienen sus capitales en el centro del país”. Y agregaba: “Estamos convencidos de que en el Norte Grande  está  la  posibilidad  de  desarrollo  de  riqueza,  con pleno empleo, con transferencia de tecnología y la capacidad de la tierra, que le va a permitir a la Argentina crecer en los próximos años” (P12 17/8).  Tres cuestiones. Uno, la identificación y denuncia del atra‐

so y  la pobreza nacionales no como resultado de  la culpa o las malas administraciones, sino de condiciones estructura‐les que tienen su fundamento en la división internacional del trabajo operada a fines del siglo XIX, cuando amanecía el sis‐tema imperialista. Dos, el destino común de la dependencia para el conjunto de los países sudamericanos y, por lo tanto, un destino común de  liberación. Tres, el  sueño del país  in‐dustrializado,  autocentrado,  no  dependiente.  El  sueño  de ‘ser como ellos’, como no nos dejaron ser. El sueño de una burguesía  industrial  que  organice  y  federalice  los  destinos del  país.  Ya  hemos  analizado  hasta  el  hartazgo  los  límites que  tiene  esta  concepción,  respecto del  sujeto que puede conducir y organizar dicho autocentramiento. Otro capítulo político y simbólico de esta disputa contra la 

dependencia económica lo constituyó la visita de CFK al Pa‐raguay; donde además de  tratar el estado de 36 proyectos de cooperación binacional –como el dragado de ríos fronte‐rizos, la integración fluvial y terrestre y la represa Yacyretá– la presidenta devolvía al país vecino, en nombre del pueblo argentino, el mobiliario que  fuera usurpado por  la Aduana de Buenos Aires al mariscal Francisco Solano López luego de la Guerra de la Triple Alianza, a la que definía como “la ma‐sacre y el genocidio paraguayo”. El gobernador entrerriano Urribarri, provincia donde se hallaban  los muebles, declara‐ba: “Queremos pedir perdón desde  lo simbólico por el daño que ocasionó a la gran nación paraguaya esa vergüenza na‐cional  que  fue  la  guerra  de  la  Triple  Alianza”.Remarcaba Cristina: “Nadie se equivocó cuando vino a destruir el Para‐guay. Querían que ese Paraguay  industrial no fuera un país industrial,  sino apenas un país productor de materia prima barata y mano de obra esclava. No hubo errores, hubo polí‐ticas  claras  y  deliberadas,  que  nosotros  no  compartimos  y venimos a reparar”. Al tiempo que trazaba un paralelo entre dicha destrucción del Paraguay por parte del  Imperio Britá‐nico y la lucha por la independencia actual contra el sistema financiero mundial que libra la Argentina, recordando lo que 

le ocurrió “al Paraguay de Solano López, que producía  loco‐motoras”. Por lo tanto, “este no es un problema de Argenti‐na, es un problema del mundo. Por eso quiero darles las gra‐cias  a  las  hermanas  y  hermanos  paraguayos  que  también nos acompañan en esta verdadera patriada, que es la lucha contra  los  capitales  especulativos,  los  fondos  buitre”  (TA 11/8, P12 13/8, TA y CA 14/8). Como notábamos al comienzo con la Vuelta de Obligado y 

Malvinas,  la pelea  contra  el  imperialismo  tiene historia  en América Latina. Historia que se actualiza en cada nuevo capí‐tulo que forma esta pelea, aún  inconclusa, por  la  liberación nacional  y  social  de  nuestros  pueblos. Al  conocimiento  de esta historia por parte de los pueblos que luchan se dirige la acción  simbólica  del  gobierno  nacional,  con  los  alcances  y límites ya señalados. 

2. El sujeto en cuestión Coherente con esto, desde las páginas del matutino oficia‐

lista Tiempo Argentino se editorializaba, a través de la pluma de Demetrio  Iramaín:  “De  nada  sirve  un  gobierno  que  en‐frenta a  los especuladores externos ante un  tribunal norte‐americano, si el pueblo que hace el país todos los días no se moviliza en función de sus intereses nacionales, y también de su clase. Sin dudas, la disputa con los fondos buitre es parte de  la  batalla  cultural,  que  la  contiene.  Sin  conciencia  del pueblo  sobre  sus  enemigos,  sus  logros  históricos,  sus  de‐mandas todavía insatisfechas, su necesidad de cohesión, or‐ganización y conducción política, no habría Década Ganada” (TA 31/7). Está claro. No pelea un gobierno contra un grupo financie‐

ro. Esta es  la expresión de un pueblo en su pelea contra el imperialismo y la dependencia. En este sentido, resulta cen‐tral el problema de  la conciencia de  las masas  respecto de quién es su enemigo principal y en qué momento de la pelea se está. Ocurre que este ‘pueblo’ al que hacemos referencia no es una masa homogénea, sino que se trata de todos  los grupos  sociales  (y  sus  fracciones)  expropiados  por  el  gran capital. Y esto  incluye tanto al conjunto de  los trabajadores como a sectores cada vez más amplios de pequeña y media‐na  burguesía  desplazados  de  la  reproducción  ampliada  de capital por el proceso de monopolización que se profundiza cada  vez más  en  esta  etapa  del  capitalismo.  Este  ‘pueblo’ asume su forma política en el frente nacional antiimperialis‐ta y antioligárquico. El problema de  la conducción de dicho frente, que expresa una alianza entre grupos sociales, es  lo que está en discusión hoy. Ya observamos en el artículo pre‐cedente las oscilaciones de la denominada ‘burguesía nacio‐nal’ a este respecto. Su imposibilidad de llevar hasta el final la lucha contra el imperialismo y sus expresiones nacionales, por su propia posición respecto de los medios de producción y de cambio. En un acto en el Luna Park se movilizaba una parte de ese 

‘pueblo’  al  que  se  hacía mención  para  apoyar  al  gobierno que encabeza esta pelea: partidos, organizaciones  sociales, 

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territoriales  y  juveniles que  conforman el nucleamientokir‐chnerista que dio en llamarse “Unidos y Organizados”. El cie‐rre del acto estaba a cargo del diputado nacional y secreta‐rio general de  la agrupación  La Cámpora, Andrés  “Cuervo” Larroque:  “Desde mayo  de  2003  se  abrió  la  época  de  las conciencias y las convicciones. (…) Perón decía que la organi‐zación vence al tiempo y nosotros queremos vencer al tiem‐po, y para eso hay que apostar a  las nuevas generaciones, siendo amplios y generosos. (…) Pobre de aquel dirigente que se  aleje  del militante,  el  dirigente  se  debe  hacer militante. (…) El desafío es cultural porque el cambio en la Argentina es cultural.  (…) No negamos  lo electoral pero  la política  se ha ensanchado” (LN y CA 13/8 y MS 17/8). Coherente  con  el  planteamiento  que  se  viene  haciendo 

desde el gobierno nacional. Se interpela a un sujeto desde lo generacional, en su carácter de  joven. Este carácter de  ‘jo‐ven’ es  lo que  le da  la potencia  transformadora. Esta es  la fuerza del cambio, según el manual kirchnerista. Por otro la‐do, y también coherente con  los postulados presidenciales, se pone al acento en el desarrollo de la conciencia y el con‐secuente  grado de organización  sólo  a partir de 2003, bo‐rrando así el conjunto de  luchas sociales –encabezadas fun‐damentalmente por el movimiento obrero organizado– que precedieron  a  la  llegada  de Néstor  Kirchner  al  gobierno  y que fueron la base en la que se asentó el proceso de cambio puesto en marcha. Otro  sector que  se expresaba dentro del  frente nacional 

era el  sector de  la  Iglesia Católica  agrupado bajo Curas en Opción por  los Pobres, que emitía el siguiente comunicado: “No podemos callar frente a la imposición global del capita‐lismo  liberal  que multiplica  la  desigualdad  y  la  pobreza  y acelera  la concentración  inmoral de  la riqueza en manos de pocos. Mientras el patrón económico sea la acumulación de capital y las reglas del sistema estén solo en función de eso, no habrá salida para las situaciones más críticas que vivimos en el mundo y en nuestra patria. ”No podemos callar frente a los dolores de los pobres, co‐

mo  la  amenaza  del  virus  del  ébola,  cuyo  tratamiento  fue priorizado sólo cuando se convirtió en amenazante para  los países desarrollados; cuando miles y miles de  inocentes son asesinados en la franja de Gaza desarmados e inertes ante el silencio cómplice y aberrante de  las grandes potencias occi‐dentales. Para este sistema  injusto  la vida de  los pobres no vale nada. ”No podemos callar ante posturas eclesiásticas que simpa‐

tizan con políticas en favor de  los poderosos y en contra de los pobres, que son  indiferentes al neoliberalismo, y que se resisten a la continuidad de los juicios por los crímenes de le‐sa humanidad. Ante las condenas a los responsables del ase‐sinato  del  obispo  de  La  Rioja  Enrique  Angelelli,  seguimos aguardando una palabra episcopal, omitida y negada por 40 años. “Nos parece entender que el gobierno nacional confronta 

con los sectores poderosos que se niegan al necesario prota‐

gonismo  regulador del Estado en  favor del bien común con herramientas  como  la  Ley  de  Abastecimiento,  habituados como están a hacer siempre lo que quieren, en su beneficio y en perjuicio de la población entera” (…) ”Celebramos  la  unidad  latinoamericana,  solidariamente 

expresada a nuestro país en los últimos tiempos, y el encuen‐tro de caminos y vidas, culturas y pueblos, de fe y de fiestas que se expresan en  las distintas  instancias en  las que  las di‐ferencias nos unen y no nos distancian” (CA y TA 23/8). Resulta significativo que se haga explícita la conciencia de 

que  se  trata  de  un  problema  que  trasciende  las  fronteras nacionales, señalando al pueblo argentino hermanado con el palestino y el africano y fundamentalmente con el resto de los  pueblos  latinoamericanos.  Igual  significación  tiene  la condena a la cúpula eclesiástica por el silencio y la complici‐dad de  esta  con  la última  dictadura militar  y  con  políticas económicas que van en detrimento del nivel de vida de  las mayorías. No obstante, el factor de cambio social está nue‐vamente puesto en el Estado, como sujeto autónomo e  in‐dependiente de  las clases sociales, no como expresión polí‐tica del dominio de  la  clase dominante,  como encarnación del  ‘bien común’ por encima de  la sociedad y, por  lo tanto, capaz de  regular  a  los  ‘sectores poderosos’, de  regular  las “reglas de la acumulación de capital”. En fin, de hacer un ca‐pitalismo menos ‘liberal’. Una contradicción en los términos. Contradicción que  llegaba a su cenit en boca de  la Presi‐

denta, en un acto en el que, entre otras cosas, pedía a  los trabajadores  que  “consuman”  y  no  retengan  sus  ahorros, porque de ese modo, señaló, “pueden perder sus empleos”. Con  lo que  llegamos al corazón del problema. Si a  la  juven‐tud se la interpela como la militancia activa, la que empuja y encabeza los procesos de cambio, a los trabajadores sólo se les pide que consuman y que no guarden  la plata, pues su objetivo debe ser la conservación del empleo, nada más. Pa‐ra hacer política están el Estado y  los  jóvenes universitarios de clase media, que estudian para saber qué medidas aplicar para mejor controlar a ese capitalismo voraz. Coherente con este  planteo,  que  omite  el  origen  de  la  riqueza  producida por el trabajo humano para que luego alguien la pueda con‐sumir, y que insiste en apoyarse en distintas fracciones de la burguesía para  la gigantesca pelea por  la patria que está  li‐brando, aclaraba para no poner nerviosa a su audiencia em‐presaria ‘nacional’: “El doctor Kicillof me dice que todos quie‐ren ganar plata, terminen con esa locura del socialismo” (LN 8/8), con lo cual se pone en la base misma del desarrollo el principio diametralmente opuesto a aquel que encarnan las naciones que marchan al frente de la construcción del nuevo orden  latinoamericano  y mundial  con  los que  la Argentina viene alineándose en su patriada contra los buitres. 

3. La regulación de la protesta Las contradicciones que expresa en su desarrollo el frente 

nacional se mostraron de forma descarnada en el debate en 

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torno a la propuesta de ley de regulación de la protesta so‐cial, presentada por el oficialismo. Dos fueron  los puntos de controversia con sectores de  la 

oposición pero también al interior del propio oficialismo. Por un  lado,  la distinción que hace el proyecto entre protestas “pacíficas” y “violentas”, de lo que se deriva su legitimidad o ilegitimidad. Por otro, la inclusión en la misma de una amnis‐tía  a  quienes  se  encuentran  hoy  procesados  por  ‘delitos’ cometidos durante alguna protesta social. El primer round se daba en la Comisión de Asuntos Consti‐

tucionales de  la Cámara baja, donde todas  las fuerzas de  la oposición  –por  derecha  y  por  izquierda–  cuestionaban  la propuesta. Como gráfico del debate, señalamos el cruce de la presidenta de la comisión, la diputada del FpV Diana Con‐ti,  y  el diputado del  Frente de  Izquierda Nicolás del Caño, quien  discutía  la  distinción  entre  dos  tipos  de  protesta: “¿Quién define qué es una protesta pacífica? ¿La actuación de Sergio Berni en el conflicto de Lear no fue violenta?”. A lo que Conti  lo  interrumpía a  los gritos: “¡No  le voy a permitir que nos pudra el debate! Respetamos su manera anárquica de ver  la realidad, pero no nombre a ningún funcionario de mi gobierno. ¡Es una falta de respeto que nos obligue a ha‐blar de Lear!” (LN 13/8). El segundo round se daba al día siguiente en el mismo re‐

cinto. Pero esta vez entre  la diputada y el propio ‘funciona‐rio de su gobierno’ al que había defendido con tanto ahínco el día anterior. Frente a la idea de Conti de que las protestas denominadas ‘pacíficas’ eran las que dejaban un carril abier‐to, Sergio Berni disparaba lapidario: “No queremos leyes que le  jodan  la vida a  la gente. Basta de estos experimentos ra‐ros, que si  la protesta es  legítima o no es  legítima, que si el mediador... Sobre  la ruta se circula, es un  lugar para transi‐tar” (LN 14/8). Como se observa,  las tensiones entre  la  izquierda del kir‐

chnerismo y el secretario de Seguridad aumentaban de cali‐bre. El  tercer round  lo peleaban el propio Berni y el diputado 

nacional y referente de la JP Evita, Leonardo Grosso, en una entrevista hecha a este último, en la que se le pregunta por los dichos ya referidos del primero: “Eso no  lo dijo Cristina. Berni es un funcionario del Gobierno, pero no es todo el Go‐bierno. La única que sintetiza al Gobierno es Cristina. (…) No se puede prohibir  la protesta social. Hay que generar meca‐nismos para resolver  los conflictos. Los derechos a  la salud, al trabajo y a la vida están por encima del derecho a circular. No quiere decir que no se tenga en cuenta el derecho de los automovilistas, pero no son derechos que estén al mismo ni‐vel” (LN 20/08). Resulta claro que según a qué ‘nivel’ se coloque cada de‐

recho  dentro  de  la  ley  se  estará  expresando  el  interés  de uno  u  otro  grupo  social  dentro  de  los  que  conforman  la alianza expresada en el Gobierno y al mismo tiempo la rela‐ción  de  fuerzas  existente  entre  dichos  grupos.  Cuando  se menciona el ‘derecho a circular’ como primero en la lista de 

derechos, es claro que de  lo que  se  trata es de colocar en primer término el derecho de propiedad, ya que se está de‐fendiendo en primera instancia a los propietarios de vehícu‐los.  Este  es  el  fundamento  por  el  cual  la  oligarquía  viene echando  espuma desde  2003,  cuando  comenzó  con  el  go‐bierno de Néstor Kirchner  la política de no  represión de  la protesta social. Lo que está en  juego no es tanto el  impedi‐mento momentáneo  a  circular  o  el  caos  vehicular  cuanto que  implícitamente  se  está  permitiendo  la  violación  de  la propiedad privada, en  tanto  si un propetario de un objeto no puede hacer uso del mismo –un automóvil en este caso– se  pone  en  discusión  el  derecho  de  propiedad.  Llevado  a otro  plano,  se  trata  en  el  fondo  de  la  misma  discusión desatada  por  la  propuesta  de  modificación  de  la  Ley  de Abastecimiento, que analizamos en detalle en el artículo an‐terior. El  siguiente  round  se disputaba en plena calle, a  raíz del 

desalojo violento del asentamiento denominado Papa Fran‐cisco, ubicado a un costado de la Villa 20 de Lugano y donde se hallaban viviendo desde febrero unas 700 familias. Mien‐tras el secretario de Seguridad de  la Nación opinaba que el operativo había  sido un éxito  “sin  resistencia y  sin  inciden‐tes”,  los  legisladores  Pablo  Ferreyra,  (Seamos  Libres),  José Campagnoli  (Nuevo  Encuentro‐FPV), María  Rachid  y  Paula Penacca  (Frente  para  la  Victoria)  denunciaban  haber  sido víctimas de  la represión policial. Y en torno al debate plan‐teado, el kirchnerista Eduardo Jozami, ex jefe de la Dirección Municipal de la Vivienda durante la gestión de Aníbal Ibarra, afirmaba que “el gobierno de Macri prioriza el derecho de la propiedad privada por sobre el de  la vida”. Y  la candidata a primera  legisladora  por  el  Partido  Comunista  (aliado  del FpV), Zaida Chmaruk, consideraba “repudiable que el minis‐tro Berni se sume a la lógica de desalojo y estigmatización de los extranjeros y de los pobres” (MS 31/8). 

La clase obrera en su encrucijada Y  en  el mismo  lodo,  aumentaba  la  conflictividad obrera, 

como  resultado del desarrollo objetivo de  la  crisis de  rela‐ciones capitalistas a nivel global, que tiene su expresión par‐ticular en la Argentina. 1. Buitres en la industria gráfica Como parte de esta expresión particular,  los buitres  fue‐

ron  actores  principales  en  la  conflictividad  laboral  de  este mes, al descubrirse que Paul Singer,  titular del  fondo NML, uno de  los  fondos  litigantes con el Estado argentino es ac‐cionista de  la gráfica Donnelley, que a mediados de mes se declaraba en quiebra, incumpliendo la conciliación obligato‐ria dictada por el Miniterio de Trabajo y dejando en la calle a 400 trabajadores, en una industria que emplea 70.000 y que, según afirmaba el presidente de  la Federación de  la  Indus‐tria Gráfica y Afines  (Faiga),  Juan Carlos Sacco, “no está en crisis”, pues esta empresa “no mueve el amperímetro” de la rama. Al mismo tiempo, expresaba: “Esto es una decisión po‐lítica  que  la  compañía  tomó  a  nivel mundial,  de  cerrar  su 

50 Modelo para armar

    SEPTIEMBRE DE 2014 

operación en  la Argentina”.  Los obreros  tomaban  inmedia‐tamente la planta al enterarse de la quiebra (LN 13/8). Días más tarde, la presidenta agregaba que se trataba “de 

una maniobra intencional, de un verdadero caso fraudulento para atemorizar a los argentinos”, apuntando a sectores que “quieren  el  desempleo,  porque  es  el  principal  disciplinador social”,  al  tiempo que  se presentaba  la denuncia  contra  la empresa  “por alteración al orden  económico  y  financiero”, en lo que sería el primer caso de aplicación de la Ley Antite‐rrorista, y avisaba: “A  los que quieren correrme por  izquier‐da,  les digo que a mi  izquierda está  la pared”  (LN, TA y CA 15/8). A lo que se sumaba el titular de la Comisión Nacional de Valores (CNV) Enrique Vanoli: “Queda absolutamente cla‐ro que el gobierno está persiguiendo a quienes perjudican a la clase trabajadora con estos delitos de fraude económico” (CA 16/8). La Tribuna de Doctrina, por su parte, editorializaba horro‐

rizada: “Ahora, con el anuncio de  la presidenta Cristina Kir‐chner sobre la utilización de la norma antiterrorista contra la empresa Donnelley, el mensaje que se busca dar es que, en adelante, se podría encarcelar a  los empresarios que provo‐quen despidos de trabajadores” (LN 17/8). Tan horroroso es que el Estado  intervenga en defensa de  los puestos de tra‐bajo, violando de esta forma la libertad que posee el empre‐sario de utilizar sus  ‘recursos humanos’ como mejor  le ven‐ga, tomarlos cuando los necesita y echarlos a la calle cuando ya no. ¿Por qué contradecir una vez más e  intentar distori‐sionar esta ley de la naturaleza mercantil? Como siempre,  la oposición de  izquierda y de derecha se 

oponía en bloque a la aplicación de dicha ley. Visos de comi‐cidad presentaba  la posición del diputad Néstor Pitrola, del Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT), advirtiendo que el  Gobierno  “pretende  barnizar  la  ley  antiterrorista  como una  ley  antibuitre”.  E  informando:  “Acá  hay  una  quiebra fraudulenta. Lo que hay que hacer es disponer de toda la le‐gislación  comercial  y  penal  para  investigar  el  fraude  de  la quiebra y proteger el empleo”  (LN 20/8). Así como  lo escu‐chan.  Literal. Estamos en  contra de  lo que  se hizo.  ¿Y qué hay que hacer entonces? Eso, eso mismo que se hizo… Por el  lado de  los trabajadores,  la Federación Gráfica Bo‐

naerense apoyaba la medida gubernamental a través de una solicitada, denunciando que “la presentación de un absurdo ‘procedimiento de crisis’ ante el Ministerio de Trabajo para justificar el despido de 123 trabajadores, se ha transformado en un provocativo lockout patronal que desnuda otro tipo de intenciones que en forma directa afecta a más de 400 fami‐lias pero que, a su vez, se suma a una serie de acciones que parecieran estar planificadas por un conjunto de multinacio‐nales pertenecientes a distintas ramas de la industria con es‐tablecimientos en nuestro país y por algunos elementos de ese sector patronal nativo, que contribuyen con su conducta a  la acción de quienes pretenden desestabilizar el equilibrio económico  nacional,  encadenando  situaciones  de  conflicto en  un momento  en  que más  que  nunca  debería  primar  la 

responsabilidad  social  empresaria”  (CA  12/8).  Al  mismo tiempo,  la Comisión  Interna del  gremio  en  la  empresa de‐nunciaba “préstamos  fraudulentos y  ficticios a  su casa ma‐triz ubicada en EEUU”, mientras se “proponía despedir a 123 trabajadores y reducir el salario en un 40% a los restantes”. Finalmente, el delegado Jorge Medina señalaba: “Los traba‐jadores  en  asamblea  votamos  que,  ante  estas  maniobras fraudulentas de la empresa, la única solución viable es la in‐mediata  expropiación  de  la  fábrica  y  su  estatización  bajo gestión de  los trabajadores”, para “ponerla al servicio de  la comunidad  imprimiendo  libros, manuales y materiales esco‐lares” (CA 25/8). Completaba el Secretario General del Sindicato de Docen‐

tes  Particulares  (SADOP),  integrante  del  núcleo  conductor del otrora Movimiento de Trabajadores Argentinos (MTA) y hoy alineado en  la CGT oficial, Horacio Ghilini: “El combate contra  los  fondos buitre es  la  continuidad de aquella gesta patriota que se inició en Mayo y prosiguió luego a través de tantos  corajudos  y  generosos  compatriotas  que  saben  que primero está la Patria. (…) De la historia de los que nacimos un 17 de octubre de 1945 y sostenemos que la alianza social que puede conducir este proceso es aquella que integre a los sectores  interesados en el consumo  interno y en  la produc‐ción nacional. El protagonismo del movimiento obrero y del núcleo  productivo  argentinos  sigue  siendo  la  condición  re‐querida para parar  los  embates del poder  sostenido por  el capital concentrado” (TA 19/8). Observemos  los  alineamientos  de  los  diferentes  actores 

que salieron a posicionarse en el conflicto. De un lado, la oli‐garquía  financiera/terrateniente,  expresada  a  través  de  su órgano político, en contra de todo lo que huela a intervenir sobre  las  leyes  eternas  del mercado.  Junto  a  ella,  toda  la oposición política rechazando la aplicación de la ley que cas‐tiga a  los buitres. Dentro de ella, un sector del movimiento obrero  organizado  en  la  izquierda  partidaria  cuya  incom‐prensión del problema nacional  lo hace  radicalizar posicio‐namientos gremiales y terminar, a pesar de sí misma, equi‐vocando el enemigo, alineada contra el frente nacional y con la oligarquía. Del otro, el gobierno nacional como expresión política  del  frente  nacional,  identificando  con  claridad  al enemigo principal en  los fondos buitres y el capital concen‐trado  trasnacional,  pero  considerando  una  vez más  a  los trabajadores como objetos de políticas públicas que pueden o no defender sus derechos, cosa que en última instancia no depende de ellos mismos sino de la voluntad de quien ocupe el gobierno del Estado en  cada momento. Dentro de él, el sindicato que representa a  los obreros de  la rama afectada alineado  con  el Gobierno,  identificando  al  enemigo  encar‐nado en esta mutinacional, no obstante pedirle a este mis‐mo  empresariado multinacional que  cumpla  su  ‘rol  social’. Es decir,  sin  superar  aún  su posición  en  tanto  asalariados, limitándose a exigir la manutención de los puestos de traba‐jo. 

Análisis de Coyuntura 51

    SEPTIEMBRE DE 2014 

2. Segundo paro nacional del año: hechos y posicionamientos  Finalmente, se llevaba a cabo el 28 de agosto el segundo 

paro nacional del  año,  convocado por  las CGT Azopardo  y Azul y Blanca, y apoyado por la CTA disidente y una cantidad de agrupaciones de izquierda. “Caída del salario, empleo e  inflación” eran  las consignas 

centrales de la protesta, que contemplaba a su vez un rosa‐rio más amplio de reclamos: eliminación del  impuesto a  las ganancias, un aumento ‘justo’ a los jubilados, reapertura de paritarias y el  impulso de una  ley para prohibir despidos y suspensiones por un año.  “No nos pone eufóricos  llamar a un paro. Nos obligan a  tomar esta decisión porque no nos dan  respuestas. El paro será contundente más allá de  la si‐tuación económica y del maltrato porque la gente está can‐sada de que le mientan”, pronosticaba Moyano. A  su  turno,  el  líder  de  uno  de  los  sindicatos  portuarios, 

Juan Carlos Schmid, se apuraba a señalar: “Nada  tiene que ver  el  juez Griesa  con  los  despidos  y  las  suspensiones”,  lo cual llamaba la atención viniendo de un sindicalista que sue‐le tener una visión de la realidad mundial en la que se inser‐ta la Argentina. Por su parte, Néstor Pitrola, líder del Partido Obrero, prometía “convertir el paro matero y dominguero de la CGT en una gran  jornada de  lucha de 36 horas” (LN y CA 22/8). Esta  vez,  el  gremio  de  la  Unión  Tranviarios  Automotor 

(UTA) rechazaba ser de la partida: “No es momento para pa‐rar, en especial a partir de la situación por la que atraviesa el país por  el ataque de  los  fondos buitre  –afirmaba Roberto Fernández,  Secretario  General  de  la  UTA–  Estamos  de acuerdo con  los  reclamos, pero no con  la acción. No somos nenes que nos van a arriar como quieren. Si no hay un plan de  lucha,  hacemos  24  horas  de  paro  y  después  qué.  Si  en cambio  hacemos  un  plan  de  lucha,  quizás  el  gobierno  en‐tienda que tiene que escucharnos”. Con lo cual, no sólo hacía mención  a  la  situación  política  general  atravesada  por  el país,  sino  que  señalaba  inocuidad,  aún  en  el  plano mera‐mente gremial, de realizar una medida que no se enmarque en un plan superador (TA 27/8). Y un día después se sumaba el  secretario de prensa de  la UTA, Mario Calegari,  frente a las  diatribas  de  los  convocantes  al  paro:  “Que Moyano  se meta en su gremio. Cuando uno piensa distinto da la sensa‐ción que hay que desprestigiarlo,  inventar historias sólo por pensar diferente. Hemos decidido no compartir la medida de acción que presentó Moyano y todo su conjunto” (TA 28/8). Al  no  adherir  el  estratégico  gremio  de  colectiveros,  los 

convocantes dejaban actuar sin críticas a la izquierda con sus piquetes para hacer el paro más efectivo: “Vamos a obligar a parar a los gremios que no paran. Nosotros tenemos gente 

en las cinco centrales obreras. Vamos a impedir los ingresos en  las plantas de  Lear, Donnelly, Emfer, Tatsa, entre otras. (…)  Estaremos  luchando  por  el  paro  general  en  el  Smata, gráficos y metalúrgicos, cuyas burocracias sindicales no ad‐hieren a  la medida. Haremos  lo mismo en el subte, con  los docentes  y  con  los  telefónicos”,  indicaba Néstor Pitrola del PO (LN 25/8). Por su parte, el sindicato La Bancaria, alineado con la CGT 

oficial, planteaba, en  la voz de su Secretario General Sergio Palazzo que ellos paraban porque ya habían convocado a un paro  de  su  gremio  desde  antes,  y  que  lo  hacían  coincidir “para  no  generar más  inconvenientes  en  la  sociedad”  (TA 26/8). Y el jefe de la CGT oficial, el metalúrgico Antonio Caló, bajaba un mensaje a la comisión directiva de su gremio: “Es tiempo de cuidar el empleo, nosotros ni en pedo vamos a pa‐rar” (LN 28/8). Días antes de la medida, crecían los cruces verbales con el 

gobierno: “No cabe la menor duda de que actúan en conso‐nancia con  la estrategia de  los fondos buitre. Si  les pagan o no, ya es una cuestión de ellos. Porque algunos tienen tama‐ña  vocación  de  ser  extranjerizantes  que  lo  hacen  gratis”, atacaba el  Jefe de Gabinete  Jorge Capitanich. A  lo que Ba‐rrionuevo respondía, sutil: “Es un pelotudo. Es un  recontra‐alcahuete.  ¿Sabés  de  dónde  salen  los  buitres?  De  Santa Cruz” (LN y P12 26/8). La oposición, en conjunto, apoyaba con más o menos ga‐

nas, según el caso, la medida de fuerza, con tal de esmerilar al gobierno (LN 27/8). Respecto del acatamiento,  también era un  tema que ge‐

neraba  polémica. Mientras  Capitanich  y  Tomada,  asegura‐ban que “la gran mayoría de  los argentinos fue a trabajar”, Moyano destacaba un “acatamiento del 80%” y la izquierda indicaba  que  la  huelga  había  sido  “masiva”,  sin  dar  cifras. Luego,  todos  los  actores  reconocerían  que  el  peso  de  la huelga había  sido bastante menor que  la  anterior,  cuando habían adherido  los colectiveros de  la UTA (LN 29/8). Así  lo hacía saber Moyano a sus colaboradores al analizar los pró‐ximos pasos a seguir con sus aliados: “Hay que ser estratégi‐cos. Si hacemos otro paro, debe ser más fuerte que éste”. Quizá, quien más haya logrado dar en la tecla respecto de 

la stuación actual del movimiento obrero haya sido el dipu‐tado por el Frente Renovador y  líder del sindicato de Sani‐dad (adherido a la CGT oficial y que no adhirió a la medida), Héctor Daer: “Somos un montón de pedacitos que no hace‐mos una sola cosa. La atomización del sindicalismo no puede seguir así” (LN 29/8). Toda una definición respecto de la situación actual en que 

se halla la clase obrera y sus expresiones político‐sindicales. 

 

“Nuestra tarea consiste en reflejar y explicar las transformaciones que sufre la sociedad en virtud de su propia naturaleza.”

Ibn Jaldum, historiador árabe del siglo XIV