Isabel Rauber - Sujetos Politicos

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Amrica Latina

SUJETOS SUJETOS PolticosRumbos estratgicos y tareas actuales de los movimientos sociales y polticos

ISABEL RAUBER:

Doctora en Filosofa, Directora de Pasado y Presente XXI, Investigadora adjunta del Centro de Estudios sobre Amrica, Profesora Adjunta de la Universidad de La Habana. Ha realizado estudios de sociologa poltica, anlisis de coyuntura, memoria histrica, ensayos filosficos y estudios antropolgicos de movimientos sociales, barriales, sindicales, indgenas y de gnero. Educadora popular de los aos 70, comparte sus labores de investigacin con tareas de formacin e intercambio de experiencias entre los movimientos sociales de Amrica Latina y el Caribe. Ha participado en numerosas Conferencias, Eventos y Seminarios Nacionales e Internacionales. Ha publicado artculos, reseas y ms de dieciocho libros en Cuba, Argentina, Per, Repblica Dominicana, Mxico, Colombia, Espaa, Italia, Suiza y Alemania. Entre ellos Proyecto, Sujeto y Poder; Hijas del Sol, Construyendo Poder desde Abajo; Una Historia Silenciada; Vrgenes sin Manto; Con el Corazn Abierto; Gnero y Poder; Tiempo de Herejas; Acores sociales, Claves para una Nueva Estrategia; Romper el cerco, Movimientos sociales y representacin poltica, y otros.

ISABEL RAUBER

Amrica Latina

Sujetos PolticosRumbos estratgicos y tareas actuales de los movimientos sociales y polticos

Prlogo de Franois Houtart

Pasado y presente XXI, 2006

Amrica Latina

Sujetos PolticosRumbos estratgicos y tareas actuales de los movimientos sociales y polticos

Isabel Rauber

Edicin general y arreglos: Pasado y Presente XXI Edicin: Gladys Estrada Traduccin del francs (Prlogo): Juana Elvira Surez Conejero Emplane computarizado: Carlos Melin Diseo de portada: Mauro Germn Quinta Edicin Santo Domingo, Febrero de 2006

Isabel Rauber, 2005 Sobre la presente edicin: Centro de Investigacin y Promocin Social (CIPROS) Centro de Estudios Sociales Padre Juan Montalvo Centro de Planificacin y Accin Ecumnica (CEPAE) Ciudad Alternativa Comit para la Defensa de los Derechos Barriales (COPADEBA)

Impreso en FyS Grfica, Calle Vicente Celestino Duarte No. 53, Zona Colonial, Santo Domingo, Repblica Dominicana.

No queremos ciertamente, que el socialismo sea en Amrica calco y copia. Debe ser creacin heroica. Tenemos que dar vida con nuestra propia realidad, en nuestro propio lenguaje, al socialismo indoamericano. He aqu una misin digna de una generacin nueva.JOS CARLOS MARITEGUI Ideologa y Poltica

CONTENIDO

PRLOGO INTRODUCCIN 1. PRESENTACIN DE LA PROBLEMTICA Nueva estrategia de poder Nuevas miradas acerca del poder, la poltica y sus protagonistas Conceptos claves Participacin en parlamentos y gobiernos 2. CONSTRUCCIN DEL PROYECTO ESTRATGICO Por dnde empezar y qu hacer Articulacin de propuestas inmediatas, y de mediano y largo plazos Elementos de partida componentes del proyecto 3. PROYECTO ESTRATGICO Y PROGRAMA POLTICO Diferenciar entre proyectos de entrada y proyectos de salida 4. SUJETO SOCIAL, POLTICO, HISTRICO Hiptesis y consideraciones centrales 5. NUEVO TIPO DE REPRESENTACIN Y ORGANIZACIN POLTICAS Transformar las races y los modos de la representacin poltica Caractersticas esenciales de la organizacin poltica Nuevo tipo de militante 6. OTRA TAREAS ESTRATGICAS Desplegar la batalla cultural Construir una nueva subjetividad Fortalecer el nuevo pensamiento sociotransformador 7. EN CONCLUSIN, REFORMA, REVOLUCIN O TRANSFORMACIN? BIBLIOGRAFA

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PRLOGOFranois Houtart

La obra de Isabel Rauber aborda una importante preocupacin actual: la de la articulacin entre los movimientos sociales y la poltica, desde la perspectiva de que para ello habra, primeramente, que valorizar el campo poltico, considerndolo como inevitable cuando se trata de alternativas. Pero, cmo redefinirlo? Para ello, la autora acta como una verdadera intelectual: comprometida para ser creble y crtica para ser til, a la vez que tiene una preocupacin terica, la cual sin proponer un nuevo dogma nos plantea una renovacin del mtodo. Contrariamente a los totalitarismos, su pensamiento es dialctico y no lineal, porque ella est conciente de que el dinamismo social est dirigido por la accin y la interaccin entre los actores y no por la imposicin de ideas directrices. Sin embargo, no cae en el exceso contrario, tan querido por algunos postmodernismos, que niegan la funcin de los grandes discursos, la existencia de sistemas o la realidad de las estructuras. En ello radica el constante juego en su texto entre teora y prctica, estructura y subjetividad, sujeto y lucha social, utopa y concretizacin, proyecto, pequeo o no, macro y microdimensin, fragmentacin del sujeto social y reconstruccin del sujeto histrico, movimientos sociales y campo poltico, resistencias y proposiciones, Norte y Sur, y, finalmente, posicin revolucionaria y proyecto reformista. La principal preocupacin de la obra es evidentemente el lazo entre los movimientos sociales y la accin poltica. El propio ttulo del trabajo, que sale 100 aos despus del Qu hacer? de Lenin, indica claramente su objetivo. En efecto, es necesario retomar la pregunta, en un momento en que se transforma el sujeto histrico de la resistencia ante un capitalismo que ha desarrollado nuevas formas de mundializacin. La clase obrera, con su importante rol que sigue siendo histricamente fundamental, no es la nica dentro del abanico de organizaciones antisistmicas, adems de que la ofensiva neoliberal la ha fragmentado y ha reducido la fuerza de sus organizaciones. Ello muestra la importancia

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vital de las convergencias, no solamente entre los movimientos sociales y las ONG progresistas, sino tambin entre las formaciones polticas. En este sentido, la izquierda debe redefinirse en la actualidad y su base debe ser la articulacin entre los movimientos sociales y los partidos polticos. La lectura de Isabel Rauber suscita inmediatamente una nueva serie de preguntas y esto es lo que ella desea provocar. Al hablar de las experiencias latinoamericanas de los movimientos sociales que ella conoce por haber participado mucho, nos abre pistas de reflexin y de accin que trascienden el terreno en el que ella se sita. Las utopas, las que no son elaboraciones imaginarias que sobrepasan a la historicidad, sino que son construcciones colectivas que indican lo que podra existir maana, aunque sean hoy intangibles, constituyen una parte esencial de las luchas sociales. El capitalismo mata a las utopas o, mejor dicho, intenta reducirlas a una sola, verdaderamente ilusa: la felicidad gracias al mercado, con todas las consecuencias que conocemos. Cmo entonces redefinir la utopa (o el proyecto de nueva sociedad) para que sea capaz de focalizar las aspiraciones, unir las energas, incentivar el pensamiento y motivar las acciones? De ello se deriva la idea de proponer una enumeracin de elementos que puedan caracterizar al objeto de las luchas sociales, que son mundiales en la actualidad. Se tratar de construir una sociedad en que la economa retome su funcin propia: asegurar las bases materiales de la vida fsica y cultural de todos los seres humanos, donde las relaciones sociales sean igualitarias, donde las actividades colectivas se realicen de manera democrtica, donde la multiculturalidad sea reconocida como fundamento de la interculturalidad, donde la espiritualidad sea abierta y plural, y todo ello basado en la simbiosis entre los seres humanos y la naturaleza. Estos objetivos programticos permiten redescubrir la totalidad del proyecto de una nueva civilizacin humana, respetando la diversidad de las vas y de los medios, donde cada uno la defina de manera crtica, en funcin de su propia experiencia histrica y sus tradiciones filosficas o religiosas. El proyecto es abierto, para ser redefinido constantemente por el conjunto de los grupos sociales que lo portan y, por tanto, no es dogmtico. Ninguna vanguardia tiene la verdad ni existe, por supuesto, reduccin de la accin humana ante la ley del valor. Por otra parte, la cultura, como parte ideal de lo real, segn la expresin de Maurice Godelier, tiene un rol central, sin dejar en la sombra las bases materiales.

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Evidentemente, tal perspectiva de sociedad, tal programa-proyecto, exige su concretizacin. No se trata solamente de: qu sociedad deseamos? Esta pregunta hace estallar un abanico de interrogaciones: qu salud deseamos?, qu educacin?, qu agricultura?, qu empresa?, qu medios de comunicacin?... La utopa conlleva a deslegitimar al sistema econmico existente y a su acompaamiento social, poltico y militar, porque permite decir con conviccin que otro mundo es posible. Sin embargo, este nivel no es suficiente, como lo muestra Isabel Rauber. La accin a mediano y corto plazo es igualmente indispensable. Es lo que Lelio Basso, el jurista y hombre poltico italiano, fundador del Tribunal Permanente de los Pueblos, llamaba los pequeos pasos. En efecto, las victorias, incluso parciales, son necesarias, no solo para levantar la moral de los que luchan, sino porque millones de seres humanos sufren o mueren en la actualidad. Ellos no pueden esperar y todo lo que pueda ayudarlos a mejorar no debe ser pospuesto. Hay, sin embargo, una condicin: la articulacin al proyecto fundamental, el cual solo puede ser de larga duracin. El objetivo estratgico alternativo no nacer de la acumulacin espontnea de las iniciativas parciales. El solo se puede nutrir de su articulacin. Esta es la palabra clave de la obra de Isabel Rauber. En tanto que la primera opcin busca humanizar al capitalismo, la segunda busca la totalidad del proyecto, es decir, la salida de la lgica de la ley del valor como base universal de la organizacin de las relaciones humanas. Nadie duda que este fin sea a largo plazo: cambiar un modo de produccin exige ms que una revolucin poltica y no se logra en una generacin. La historia nos lo ha enseado. Si no ponemos ante todo las dimensiones estratgicas de las proposiciones reivindicativas, estas se convertirn en elementos que recuperar rpidamente el capitalismo, el cual las transformar en instrumentos para su reproduccin social. As sucedi, por ejemplo, con la lucha contra la pobreza, de la cual el Banco Mundial se ha convertido en el principal protagonista. Un neokeinesianismo a escala mundial es un cuchillo de doble filo. Esto no quiere decir que desatendamos el corto plazo, por el contrario, pero se trata de colocarlo en la lnea de un proyecto estratgico: definir las articulaciones se convierte en una tarea intelectual central y en una prctica esencial. No podemos olvidar nunca que el capitalismo es salvaje cuando puede y civilizado cuando debe, y que no son las regulaciones las que transforman su ser, incluso aunque puedan aligerar las consecuencias sociales y culturales.

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Esto, evidentemente, nos conduce al problema del sujeto histrico portador de la utopa. Durante mucho tiempo, la izquierda lo identific de manera exclusiva con la clase obrera. Histricamente esto no haba sido falso y los anlisis de Marx lo mostraron. Pero lo que caracteriza en la actualidad a la hegemona del capital no es solamente la sumisin real del trabajo por el capital, es decir, la sumisin dentro del proceso de produccin, sino el hecho de que toda la poblacin del mundo (cuya gran mayora no es asalariada) est sometida a una sumisin formal del trabajo por el capital, es decir, a travs de procesos jurdicos y financieros. Esta es la especificidad de la mundializacin neoliberal, expresada por el Consenso de Washington y ningn grupo humano escapa a ella. El sujeto histrico, portador de resistencias, abarca en la actualidad un universo mucho ms amplio que antes y esta vez, de manera cada vez ms conciente: las mujeres que sufren doblemente los efectos de las privatizaciones del agua, la electricidad, la educacin, la salud; los pueblos indgenas que ven expropiados sus territorios y sus saberes por parte de las empresas transnacionales (derechos de propiedad intelectual); los pequeos campesinos excluidos de sus tierras por las exigencias del Banco Mundial; los jvenes que no pueden encontrar trabajo. Todos expresan, a travs de sus protestas, una parte de las resistencias frente a un orden mundial impuesto por la lgica de la acumulacin que favorece los intereses de una minora. Solo las convergencias construirn al nuevo sujeto histrico, que ser plural y reunir las diversas tradiciones culturales de lucha, y deber redefinirse constantemente. Pero tal sujeto solo podr guardar el calificativo de histrico si se vincula a un proyecto estratgico. Esta no es una tarea fcil, porque la fase neoliberal del capitalismo tiende a cambiar a los actores sociales en consumidores, transformando de esta manera su universo cultural, e incluso sus aspiraciones. El encuentro del Norte con un Sur con condiciones sociales dramticas, al igual que la accin de los defensores del medio ambiente en plena degradacin puede contribuir a una toma de conciencia mayor acerca de la necesidad de cambios profundos y rpidos. La funcin de lo poltico consiste en reunir el conjunto de estas reivindicaciones, proposiciones de alternativas y luchas concretas, para contribuir a su articulacin en proyectos colectivos de naturaleza pblica. Tal tarea tambin tiene que realizarse en convergencias: convergencias con los movimientos sociales y convergencias entre los partidos

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polticos, porque el criterio de encuentro y de accin comn es la articulacin con la utopa. Los medios son bien enumerados por Isabel Rauber: partir de lo concreto, organizar desde abajo, acumular fuerzas, y todo guiado por la claridad en los objetivos. Pero cul podra ser la definicin? Est claro que no es suficiente -como afirma el pensamiento liberal- agrandar el pastel para distribuir los pedazos, porque tal posicin no cuestiona la manera en que el pastel se hace (su costo ecolgico y social), ni los principios de su distribucin (por el mercado eventualmente regulado). Hay que volver a pensar en estos parmetros del desarrollo de la humanidad. Por muy asombroso que pueda parecer, los pueblos autctonos con caractersticas precapitalistas an presentes pueden darnos lecciones en este sentido. No se trata, evidentemente, de negar los aportes del pensamiento moderno y sus contribuciones cientficas y tecnolgicas, sino de colocarlos en su lugar. Estos han sido colonizados por la lgica de la acumulacin capitalista. La consecuencia ha sido que se ha separado la economa de la sociedad y se han sometido todas las actividades humanas colectivas de orden social y cultural ante la ley del valor, conllevando a una gran destruccin de la naturaleza y a la explotacin de millones de seres humanos. Ahora bien, en esos pueblos de frica, Asia y Amrica Latina, hay dos nociones que fundan la cultura: la simbiosis entre el hombre y la naturaleza y la solidaridad del grupo humano. Nada puede ser ms til que esto para ser una doble crtica postcapitalista de la modernidad, con una nocin de la naturaleza exterior a la humanidad y explotable a mansalva y el individualismo como nica fuente de progreso. El nacimiento de los Forums sociales y su rpida extensin son manifestaciones de esta nueva dinmica. Puntos de encuentro de todos aquellos que luchan contra en neoliberalismo, contra la hegemona mundial del capital y en bsqueda de alternativas, estos Forums han cambiado el panorama cultural: No hay alternativas (ante el mercado capitalista), dijo la seora Tatcher. Otro mundo es posible, decimos en Porto Alegre. Los Forums se han convertido en un hecho poltico, que ningn poder econmico o poltico puede ignorar. Es cierto que an hay muchos desafos por enfrentar, el de la articulacin entre los movimientos, ONG progresistas y partidos polticos, el de coagular las resistencias espontneas que se desarrollan sin organizacin, y otros ms. Pero sin los Forums no existira este debut de convergencias que augura nuevas perspectivas y hace renacer la esperanza.

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Nuevos parmetros, convergencias de luchas sociales, articulaciones entre reivindicaciones y proyecto estratgico, emergencia de un nuevo sujeto histrico, pequeos pasos y grandes perspectivas, alternativas polticas, todo ello resurge del libro de Isabel Rauber, para quien, estos ingredientes son la base de lo que podra ser, en el siglo XXI, un nuevo socialismo.

INTRODUCCIN

El texto que pongo hoy a consideracin del lector sintetiza aos de intensa bsqueda acerca de un nuevo proyecto estratgico alternativo, en Latinoamrica. A ello he dedicado ms de dos dcadas de estudios e investigaciones sistemticas, acompaamiento de experiencias y reflexiones conjuntas con diversos actores sociales. Esto implic desplazamientos constantes por diversas realidades del continente, no pocas veces contrastantes entre s. Esas vivencias y los anlisis que las acompaaron fueron llamndome a la comprensin de lo que estaba ms all de los paradigmas vigentes en el siglo XX en los que tambin yo haba sido educada, independientemente de que pudiera o no entenderlo y aprehenderlo cabalmente en ese momento. La determinacin interior a buscar y entender lo nuevo que se estaba gestando, me ayud a remontarme por sobre dogmas y prejuicios, y atreverme a conceptualizar lo nuevo que descifraba como verdadero y necesario, ms all de que ello fuese o no comprendido por los que me rodeaban. Clave fue siempre apoyarme en las enseanzas tericas y prcticas de Marx y en el legado de su pensamiento revolucionario. Un empeo de estas caractersticas no poda ser, y no fue, el producto de una labor estrictamente acadmica. Lamentablemente el saber considerado ilustre y acadmico, sigue an mayoritariamente articulado a posiciones liberales del conocimiento y la ciencia, o autoreferencindose en los nombres de autores consagrados o de determinados Profesores, cada uno de los cuales pretende constituir su propia corriente de pensamiento (nico), subestimando el elocuente lenguaje de la realidad, de los pueblos. Esto es as, incluso entre algunos connotados acadmicos autodenominados marxistas o de izquierdas. No obstante, durante aos me he empeado en pensar colectivamente con y desde los actores sociales diversos, aunque

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no pretendo transferirles a ellos las responsabilidades por el contenido de mis elaboraciones tericas, no sera justo hacerlo, pero los siento -porque lo son-, partcipes del desarrollo de los conceptos que he ido elaborando o re-elaborando en estos aos. El punto de partida fue la reflexin sobre las causas de la derrota, vivida en Suramrica a inicios de la dcada del 70 y en Centroamrica a fines de los aos 80. Recuerdo, por ejemplo, como si fuera ayer, la derrota electoral de los sandinistas ocurrida en 1989; cunto dolor y cunta luz arrojaron tales sucesos. Luego, la cada del muro... el desmembramiento y desaparicin de la URSS. Fue necesario profundizar las interrogantes proporcionalmente a la hondura de la crisis, y ms. Era imprescindible indagar no solo en el pasado para descubrir la genealoga de un presente aparentemente inexplicable, sino llegar a lo profundo, buscar y descubrir en la realidad social del presente las pistas para transformarla y construir un futuro diferente, rescatando la utopa de liberacin del desencanto y la desesperanza en la que haban cado incluso muchos militantes. La existencia de Cuba revolucionaria fue vital; su resistencia sin lmites ni precio, su ejemplo de voluntad, dignidad y solidaridad, aun en las ms difciles condiciones, ha sido y es sin dudas puntal y estandarte de la utopa de la liberacin indo-afro-latinoamericana. Ese nuevo socialismo del que hoy habla Hugo Chvez, que ya asoma su posibilidad al ser asumido cada vez ms concientemente por un pueblo en revolucin, como meta y, a la vez, como desafo a su creatividad y voluntad, dado que solo podr ser obra de su creacin colectiva y de su empeo consciente para llevarlo adelante en la misma medida en que lo van diseando, construyendo, rectificando, impulsando. Es all donde se palpa de modo directo cmo el pueblo, a la vez que se constituye en sujeto de su historia, define lo que ser su proyecto histrico, su socialismo, que solo podr ser -ya se ve-, un socialismo nuevo, democrtico, participativo, construido desde abajo y en permanente apertura a los cambios, a las innovaciones por parte del pueblo protagonista. Construccin de sujeto, de nuevo poder y nuevo proyecto histrico desde abajo, se sintetizan, encarnan y cobran fuerza hoy

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en el proceso revolucionario venezolano, confirmando hiptesis, rechazando o modificando algunas, y creando nuevas, puesto que es un proceso vivo, en movimiento y despliegue sin lmites a priori. La realidad de su existencia contribuye a la maduracin de una estrategia de poder (y al cierre de su proceso de bsqueda), que vena conformndose disparejamente en distintas experiencias de lucha y construccin de alternativas por parte de diversos actores sociales populares del continente. De ello trata el presente texto. Todo no est dicho, al contrario, apenas comienza esta nueva etapa; se abre ahora un nuevo tiempo de creatividad e iniciativa de los pueblos en el continente. El aliento est tambin en Uruguay, con el gobierno del Frente Amplio y sus dcadas de construccin paciente y sostenida; est en las luchas del pueblo boliviano, brasileo, argentino, paraguayo, peruano, nicaragense, haitiano, y otros. Es indudable que vivimos un nuevo tiempo. Las bsquedas no cesan, pero se orientan ahora en una direccin definida por los pueblos determinados a fortalecer procesos, construir unidad, articulaciones, sujetos, poderes y nuevas organizaciones sociales y polticas capaces de impulsar los procesos hacia la conquista de los objetivos colectivamente establecidos. Es por ello que este libro constituye para m un texto de cierre de la etapa que podra definir como de bsqueda de una nueva concepcin estratgica. En varios estudios y escritos he ido abordando aspectos conceptuales o polticos que me resultaban necesarios, ellos son parte del proceso de esclarecimiento colectivo en medio de la continuacin de la bsqueda, nodos de afianzamiento y relanzamiento. A ello corresponden textos como Actores sociales, luchas reivindicativas y poltica popular, Claves para una nueva estrategia, Construyendo poder desde abajo, y otros. El que reorganiza mis investigaciones y traza una agenda de investigacin-accin que desarrollara desde inicios de los 90 hasta ahora, es Proyecto, sujeto y poder. Desafos actuales del movimiento popular latinoamericano. En sus pginas, haciendo un recuento de las razones de la derrota regional y mundial, dando cuenta del cambio del sistema-mundo a partir de la desaparicin del sistema socialista mundial, se esboza una agenda de los que consider

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seran los principales desafos del movimiento popular latinoamericano en los aos venideros. Hoy, luego de un arduo caminar, cuando los movimientos sociales y polticos latinoamericanos han avanzado en construcciones sociales y polticas, la emergencia de la Revolucin Bolivariana en Venezuela, sus logros y su impacto poltico en el continente, hablan de una nueva etapa. Es por ello que, con la presentacin de este libro, estoy tambin cerrando el ciclo de las tareas planteadas en aquel, que han constituido la trama de mis investigaciones y bsquedas durante los ltimos quince aos. Como el primero, el objetivo central de este texto es contribuir a la reflexin colectiva entre la militancia de los movimientos sociales y polticos del continente acerca de aspectos fundamentales referidos al poder, el sujeto social, poltico e histrico, el proyecto, la organizacin poltica, la participacin electoral y la necesidad de construir una amplia fuerza social que la sustente, impulse y proyecte los procesos sociales hacia transformaciones ms all de lo coyuntural. Son aspectos que demandan ser coherentizados entre s, ante la maduracin de una nueva estrategia de poder, y a partir de ella. Ninguno de ellos puede ser definido y construido por separado, ni en un tiempo anterior o posterior a los dems; todos y cada uno se van conformando e interdefiniendo en lo que deviene una articulacin intercondicionada de sujeto, poder y proyecto propios. Cmo se desarrolla el proceso? Cmo construir a partir de las propuestas iniciales? De ello dan cuenta los captulos de este libro a partir de reflexionar acerca de las lgicas nuevas que emergen de las actuales construcciones sociales y polticas de los actores sociales y polticos de Latinoamrica. Partir de lo cotidiano, de lo reivindicativo, para ir profundizando en lo poltico sin abandonar nunca ni lo cotidiano ni lo reivindicativo- son las claves metodolgicas que arrojan pistas claras para construir propuestas concretas inmediatas o mediatas, y avanzar con ellas hacia la definicin de un programa poltico alternativo. Es este programa el que har posible a los actores sociales y polticos enlazar las construcciones sectoriales fragmentadas con las definiciones estratgicas que van madurando y perfilndose colectivamente a partir de

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esas propuestas, y con el apoyo de las construcciones orgnicopolticas que las acompaan. Es en este caminar creativo que podrn ir encontrndose los actores sociales y polticos, dispersos y atomizados entre s. Y ello abre posibilidades para definir coincidencias puntuales coyunturales, programticas de gobierno, o netamente estratgicas sobre las cuales se podrn construir nodos articuladores estables o no. Ellos resultan pasos tentativos hacia lo que puede llegar a ser una trama interarticulada de actores sociopolticos, un movimiento poltico-social y cultural que reorganice, articule y proyecte a esta naciente nueva izquierda histrica latinoamericana hacia la conformacin orgnica y poltica del sujeto social, poltico e histrico del cambio social en la hora actual. Cmo se resuelva esto en cada lugar, no resulta ciertamente un camino nico ni definitivo, pues ello resulta de soluciones concretas e instrumentales en relacin a fines y tareas en cada momento. Sin embargo, an siendo instrumental, es fundamental que ese cmo resulte siempre una respuesta coherente con los fines propuestos. La historia ha enseado que si hay contradiccin entre ambos, hay traicin de los objetivos de partida. Cambiar el mundo desde abajo (y desde arriba), construir la nueva civilizacin humana, alumbrar un nuevo socialismo en el siglo XXI, implica no solo mantener y defender los sueos de justicia, igualdad y fraternidad entre todos los seres humanos del planeta, sino tambin hacernos cargos de las enseanzas de la lucha de clases en la historia latinoamericana y universal, de las experiencias del socialismo del siglo XX, y crecer sobre errores, debilidades y logros. La lucha por un futuro socialista profundamente humanista supone, por tanto, ir democratizando desde ahora todos los mbitos de la vida social e individual, transformando radicalmente el poder dominante, excluyente y discriminador: en el hogar, la comunidad, el lugar de trabajo, y en el interior de cada organizacin social o poltica. Es por ello tambin, una lucha por la coherencia, la tica, la moral y la felicidad humanas. Y nuestras prcticas cotidianas de construccin y transformacin no pueden estar reidas con ello. En ellas coinciden entrelazados- el decir y el hacer, y fructifican creadoramente

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marcando en nosotros mismos las huellas de lo nuevo que estamos creando. De todo ello trata este libro, resumiendo los rumbos y las tareas polticas principales de los movimientos sociales y polticos latinoamericanos en el tiempo actual: construccin del sujeto poltico-social y el proyecto alternativo. A su argumentacin y desarrollo dedico estas pginas; mi mayor recompensa ser saber que han sido de utilidad para los lectores y las lectoras que se adentren en ellas. Isabel Rauber

1. PRESENTACIN DE LA PROBLEMTICA

El sistema mundo en que vivimos, definido por el modelo consumista competitivo de la civilizacin capitalista occidental, se agota aceleradamente. Pretendiendo que ello no ocurre, la cpula del poder se aboca a buscar vas para mantener su modo de vida e incrementar sin cesar sus ganancias. Para ello precisa consumir cada vez ms recursos energticos, controlar la biodiversidad y los territorios donde todo ello se encuentra. Para lograrlo necesita obviamente- subordinar a los estados locales (nacionales). Para ello se emplean diversas vas: el convencimiento poltico, la corrupcin, la dominacin cultural, la represin o la guerra. La actual etapa de acumulacin gigantesca del capital no reconoce fronteras ni lmites, ni ningn otro derecho que no sea el suyo, para explotar, consumir, ganar y acumular El capital amenaza a todos de muerte. Y esta amenaza se resume en la contradiccin vida-muerte que caracteriza el antagonismo fundamental del momento actual. Es la resultante del agravamiento extremo de la contradiccin capital-trabajo y de las contradicciones (secundarias) a ella directamente articuladas. Se relaciona tambin, por tanto, con las nuevas contradicciones sociales. Como seala Franois Houtart, el neoliberalismo globalizado actual() ha significado un enorme avance de la subordinacin formal, lo que se ha convertido en la causa de la emergencia de nuevas luchas (campesinos sin tierra, pobres urbanos, inmigrantes, indocumentados, luchas por salvaguardar los servicios pblicos, la defensa del medio ambiente, la oposicin a la dominacin del capitalismo financiero), y tambin de nuevas formas que han tomado luchas ya seculares (). Treinta aos de ofensiva contra el trabajo y contra el Estado, con el fin de crear nuevas condiciones para la acumulacin

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Sujetos Polticos del capital, diez aos de neoliberalismo triunfante despus de la cada del socialismo real, han creado evidentemente nuevas condiciones para las luchas sociales. [Houtart 2003-a]

Ellas encuentran ahora nuevas dimensiones y aristas de existencia y expresin, remodelando la compleja urdimbre de las relaciones sociales. La contradiccin vida-muerte -marcada por las actuales complejas interrelaciones capital-trabajo-, contiene, sintetiza y expresa a la de clase de un modo muy especfico, marcando el lmite. Por ello, lo defensivo que nunca ha desaparecido- (re)adquiere un carcter predominante y un contenido nuevo. Nuevo porque no puede quedarse en la resistencia. Para sobrevivir la clase est obligada a defenderse y ello implica necesariamente recuperar la ofensiva. Esto supone, en primer lugar, dar cuenta de la fragmentacin de la propia clase, de la ampliacin de la subordinacin real y formal del trabajo al capital, y desarrollar en consecuencia modalidades de organizacin de la clase y los trabajadores en general, obviamente diferentes de aquellas correspondientes a la poca del capitalismo industrialista predominante en los siglos XIX y XX. Esto se vincula directamente con la necesidad de replantear hoy la relacin sujeto-clase y, particularmente en Latinoamrica, la relacin sujeto-clase-pueblo. Sobre esa base se clarificarn sus posibles modos de organizacin, siempre articulados a la construccin colectiva de una alternativa comn para la sobrevivencia como sociedad y especie humana. No valen recetas preconcebidas ni frmulas universales. En esto, recordar a Maritegui aclara y orienta.en la polmica con Haya de la Torre, Maritegui insistir, ms que antes, en la importancia de la clase obrera y hablar de un partido de clase, como fluye con claridad en sus cartas, pero un partido de la clase obrera en realidad era algo as como un partido de trabajadores, y un partido de los trabajadores era un partido de obreros y campesinos. [Flores Galindo 1991: 221-222]

La articulacin de la diversidad de actores sociales empeados en transformar sus condiciones de vida y las de la sociedad,

1. Presentacin de la problemtica

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resulta hoy un paso indispensable en direccin a la construccin de alternativas concretas, la definicin del proyecto estratgico, y de la organizacin sociopoltica necesaria. Las luchas crecientes de los actores sociales para deslegitimar el sistema resultan fundamentales, pero su persistente fragmentacin y sectorialidad impide construir propuestas comunes, y avanzar ms all de la protesta. Identificar las races ltimas de las problemticas sectoriales y articularlas en una dimensin integradora del cuestionamiento social resulta primordial. Esto implica adentrarse en la dimensin poltica: construir las bases de un programa poltico de oposicin y una propuesta de gobierno propios, definir los lineamientos de partida del proyecto alternativo. Nada de ello ocurre espontneamente, ni resulta una consecuencia inevitable de un proceso supuestamente natural de automaduracin y autoorganizacin de los actores sociales y polticos. Hay que empearse concientemente en construir los caminos para avanzar hacia tal direccin. Para ello -sobre la base de un conjunto de definiciones comunes- es necesario tambin ir identificando los elementos centrales que definirn los contornos histrico-concretos de la utopa soada: qu tipo de sociedad queremos, hacia dnde vamos, cmo Ello dotar de sentido y coherencia a cada lucha, a cada resistencia, y servir de Norte de acumulacin sociopoltica, conformando un articulado proceso social de transformacin-construccin, en camino hacia la concrecin de la utopa (programa, proyecto alternativos). Esta utopa no es inalcanzable porque no viene dada desde arriba ni se construye afuera de las luchas. Es lo que puede existir, y la evidencia ms clara de ello es que se construye da a da en las prcticas concretas de los movimientos. Ello indica tambin, que su contenido va cambiando con las experiencias de los diversos grupos humanos, en un proceso perpetuo. Crear una nueva civilizacin humana El capitalismo neoliberal globalizado desafa a la humanidad a pensar con urgencia- en su sobrevivencia. Frente al afianzamiento creciente de la barbarie y de la muerte que inevitablementees consustancial al predominio global de la tirana del capital y sus lgicas perversas y antihumanas, defender la vida supone,

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en primer lugar, hacer todo lo que sea posible para frenar la locura destructiva y genocida y, simultneamente (en segundo lugar), buscar caminos de superacin del aberrante orden social impuesto por el capital. Y esto reclama un profundo cambio de actitud. Los paradigmas predominantes de nuestra cultura y nuestro modo de vida, nacidos y desarrollados bajo la hegemona de la civilizacin (occidental) estn en crisis, y esto comprende tambin a los paradigmas emancipatorios del siglo XX.1 En este momento histrico la interrogacin acerca del socialismo como posible alternativa de civilizacin vuelve a ser parte de los debates acerca de la transformacin social. Las experiencias socialistas este-europeas, nos enrostran las consecuencias negativas de los intentos de transformar la sociedad basados en el economicismo, con la consiguiente apuesta al mecanicismo sociocultural y al autoritarismo poltico, en aras de obtener supuestamente- logros tangibles en las transformaciones sociales (reducidos a metas, planes, etc.). Por esa va, qued relegada u olvidada la problemtica central de la transformacin social: articular el camino de la liberacin social con la necesaria liberacin individual, es decir, con la [auto]construccin de hombres y mujeres nuevos, libres.21

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Segn ellos, y marcado por la competencia con el capitalismo, el socialismo formacin socioeconmica ms desarrollada- deba ser superior al capitalismo en todo: tener ms PBI, ms produccin industrial, colocarse entre los primeros pases del mundo considerados desarrollados, etc. Definiendo al socialismo como la contracara del capital, se consideraba que el socialismo tendra naturalmente mayores xitos y ventajas. Pero su situacin de contracara, agravada por el reduccionismo economicista, implic tambin la sobrevivencia de la lgica verticalista subordinatoria y jerarquizante propia del capital en el seno de la nueva sociedad que se buscaba construir. La lgica del capital sigui siendo predominante ms all del perodo fundacional del socialismo (transicin). Su predominio fue profundizando las limitaciones iniciales y tambin como parte de ellas- la enajenacin de los seres humanos, particularmente en lo que hace a la construccin sociopoltica de lo que debi haber sido una nueva democracia, base de una sociedad nueva. Es importante rescatar el contenido integral que Marx daba al concepto economa: no reducido a lo estrictamente econmico sino, comprimiendo en l la dinmica integral de la vida social. Transformar el modo de produccin implica, por tanto, la transformacin del modo de vida que dicho modo, regido por la lgica reproductiva del capital, le impone a los trabajadores y a la sociedad en su conjunto. Se trata de romper con las modalidades de funcionamiento del

1. Presentacin de la problemtica

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Reflexionar crtica y autocrticamente sobre aquellas experiencias emancipatorias resulta tambin parte del quehacer actual del pensamiento y la prctica revolucionarios. En primer lugar, porque la desorientacin estratgica actual, la sospecha instalada acerca de que no es posible otro mundo ms all del capitalismo est anudada al fracaso del socialismo real, cuyos errores han sido manipulados por los poderosos para dar como verdadera su pretensin de haber arribado al fin de la historia.Esta perplejidad y desorientacin, que se intensifica y ampla bajo el martilleo ideolgico de los medios masivos de comunicacin, sobre todo desde el hundimiento del llamado socialismo real, constituye el caldo de cultivo del cuestionamiento del marxismo A ello contribuy decisivamente la identificacin falsa e interesada del socialismo real con todo socialismo posible y la del marxismo con la ideologa sovitica que lo justific. [Snchez Vsquez 2004, digital]

Esto contribuye a definir los perfiles de la nueva utopa liberadora, y a esclarecer la perspectiva estratgica alternativa actual, anudando las posibles opciones de superacin del capitalismo con la bsqueda de la liberacin de los seres humanos explotados, marginados y oprimidos por el capital, esto es: con la posibilidad de crear y construir una nueva civilizacin humana.capital: jerrquico, subordinante, explotador, discriminador: de saberes, de poderes, de ciudadana, del goce... Y lo mismo que en la vida empresarial ocurre en la poltica. De ah que sea imprescindible romper con esa cadena jerrquico-subordinante a la hora de re-pensar y emprender la transformacin radical de la sociedad regida por el capital. En el caso de la construccin del sujeto revolucionario, esto significa abocarnos a la rearticulacin partido-clase-pueblo. Promover la reapropiacin colectiva del quehacer poltico, de la ciudadana, por parte de los trabajadores y el pueblo todo. Esto es imprescindible porque imprescindible resulta ir ms all del capital y sus jerarquizaciones, subordinaciones y exclusiones. Y esto empieza en los cimientos mismos de la produccin, en los centros de trabajo: la reapropiacin de la integralidad del saber, de la participacin colectiva en las decisiones, en el control, en la responsabilidad. Es por esto que el empoderamiento del proceso de produccin transforma radicalmente el modo de produccin y reproduccin de la cultura del capital en la sociedad: democracia es -desde esta perspectiva- construir socialismo y liberacin sobre nuevas bases.

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Sujetos Polticos

Fundar y construir una nueva civilizacin humana significa fundar y construir un nuevo modo de vida. Y esto requiere de un proceso social histrico concreto de enseanza-aprendizaje, reclama explorar y construir caminos que abran procesos de empoderamiento colectivo de los actores sociales y polticos en cada sector, zona, regin del pas, promoviendo y fortaleciendo su apropiacin protagnica consciente y creciente del proceso liberador y de liberacin. Esto va conformando un entramado de procesos complejos y multifacticos que combinan procesos de articulacin-autoconstitucin de actores sociales en sujeto colectivo (sujeto popular3), procesos de construccin de propuestas, programa y proyecto alternativo, con la construccin de poder, cultura, fuerza y organizacin polticosocial desde abajo. De conjunto, esta es la base sociopoltica que resume los fundamentos de una nueva estrategia de transformacin social, de poder, de liberacin humana, estrategia que para diferenciarla de aquellas que apostaban todo al gradualismo reformista o a la toma del poder- identifico como de construccin de poder desde abajo.43

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Es el sujeto histrico sociotransformador actual que solo podr constituirse como tal sujeto si se reconoce a s mismo como un sujeto colectivo: viejos y nuevos actores sociopolticos articulados a travs de diversos procesos de maduracin colectiva, de modo tal que puedan ir conformando un conjunto interarticulado de actores concientes de sus fines sociohistricos, capaces de identificarlos y definirlos, y de trazarse vas (y mtodos) para alcanzarlos. La autoctona y genuinidad de esta propuesta, creada desde abajo por las experiencias de resistencia, lucha y construccin de los movimientos sociales y polticos latinoamericanos a lo largo del siglo XX y sobre todo en los ltimos 30 aos, le confieren la virtud de lo nuevo. Pero existen tambin otras miradas y experiencias que desde mucho antes consideraban la transformacin social como un proceso de cambios y construccin permanente, en primer lugar en lo relativo al poder. Me refiero, en primer lugar, a los planteamientos de Carlos Marx, y tambin a los de Rosa Luxemburgo, quien tanto combati al interior de las filas de la izquierda a favor de la democracia revolucionaria, de la experiencia de la lucha de clases como camino para la formacin de la conciencia poltica y, consiguientemente, del proceso de transformacin del poder. Lo contrario, sostena ella, acelerarlo todo para tomar el poder, era crear una situacin revolucionaria artificial, como artificiales seran los cambios que de ello se desprenderan. Cunto no habra que repasar hoy aquellas polmicas y reflexiones! Sin olvidar al infaltable Antonio Gramsci y su pertinente preocupacin por la construccin de las fuerzas contra-hegemnicas revolucionarias, entendiendo que esto supone, en primer lugar, la construccin de autonoma y hegemona propias.

1. Presentacin de la problemtica

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NUEVA

ESTRATEGIA DE PODER

Un recuento necesario En los aos 60 y 70, en Latinoamrica se debatan centralmente- dos concepciones estratgicas para la superacin del capitalismo: La reformista, que planteaba la revolucin por etapas (democrtico-burguesa primero y luego socialista) y el camino de reformas graduales como va para concretarlas.5 La revolucionaria, que centraba las capacidades polticas y organizativas en la lucha directa por la conquista del poder poltico, para sobre esa base- crear las condiciones necesarias para iniciar las transformaciones econmicas y sociales que permitiran avanzar hacia el socialismo (perodo de transicin).6 En ambos casos se parta de aceptar como vlidas cuatro premisas, consideradas condicin para transformar la sociedad con un sentido socialista. Dichas premisas pueden agruparse en lo econmico y en lo poltico-ideolgico. En lo econmico, se consideraba: Que la abundancia es premisa5

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Mucho se ha escrito y argumentado a favor (y en contra) de la posibilidad de un camino de reformas por etapas, pacfico y gradual que, dentro del capitalismo y sin proponerse la ruptura radical con el sistema del capital, permita algn da pasar al socialismo sin confrontaciones de clases ni conflictos antagnicos de intereses. Pero la experiencia demuestra que no hay caminos de transformaciones y crecimientos graduales, ni en lo econmico, ni en lo poltico, ni en la conciencia. La prueba ms evidente es el caso de los partidos socialdemcratas europeos y tambin de gran nmero de partidos comunistas tradicionales de esa regin, que se han reducido a ser parte del sistema y no se plantean si es que alguna vez lo hicieron- romper las reglas del juego. Ambas corrientes coinciden en lo estratgico con la creencia de que nada se puede hacer fuera del sistema del capital. En virtud de ello, atender por ejemplo- a problemas sectoriales, e incluso a cuestionamientos de fondo de las relaciones de poder: como la discriminacin de las mujeres, de los pueblos originarios, de los negros, etc., era subestimado o desechado de las actividades revolucionarias por considerrsele expresin de las contradicciones secundarias. Las propuestas que pretendan encontrar alguna solucin a tales problemas eran consideradas elementos que distraan la atencin respecto de la cuestin fundamental: la toma del poder. Despus de ese momento, se supona que las soluciones llegaran en cadena, espontnea y mecnicamente desde arriba.

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Sujetos Polticos

Que el capitalismo desarrollado sienta las bases para el socialismo Que en el seno del capitalismo es imposible crear las bases de la sociedad socialista De ellas se desprenda la conviccin de que el socialismo no poda gestarse en el seno del capitalismo.7 Paradjicamente, sin embargo, se consideraba que el alto desarrollo de ste constitua una premisa indispensable para la posibilidad de existencia del socialismo. Precisamente, por ello, la ausencia de tal condicin: el escaso desarrollo econmico o, ms bien, en nuestras realidades, el subdesarrollo dependiente, reforzaba en los sectores revolucionarios la conviccin acerca de la necesidad de tomar el poder para abrir un perodo de transicin destinado a sentar las bases materiales que posibilitaran luego construir el socialismo. A partir de la conquista del poder poltico sera posible estatizar los medios fundamentales de produccin. Comenzara entonces una etapa de completamiento del desarrollo capitalista, ahora sin capitalistas, capitaneada por la vanguardia poltica de la clase obrera y el pueblo. De ah que para tal concepcin- la toma del poder constituy el objetivo central y primero de la lucha revolucionaria en los pases perifricos o dependientes, soslayando sus diferencias con la realidad de las sociedades capitalistas analizadas por Marx. En todos los casos, se consideraba que, a diferencia del surgimiento de las sociedades burguesas, el socialismo no poda gestarse en las entraas del sistema capitalista. Segn Samir Amn, esta tesis descansaba en dos pilares fundamentales:1] La visin de un contraste tajante entre las sociedades capitalistas y las sociedades socialistas, y de paso, el rechazo absoluto y total de la idea de que los elementos de la nueva sociedad podan desarrollarse en el seno mismo de la sociedad capitalista. 2] La concepcin subsiguiente de que la transicin al socialismo a escala mundial tomara la forma de un conflicto entre el campo de los pases socialistas y el de los pases que seguan siendo, por un tiempo, capitalistas, en la medida en que este conflicto se habra inscrito en el marco de la coexistencia-competencia pacfica.7

Para una consulta sobre el particular, puede revisarse, Reflexiones acerca del problema de la transicin al socialismo, de Marta Harnecker, Alfa y Omega, Santo Domingo, 1985, pp. 108-118.

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El hundimiento de los sistemas soviticos, por un lado, y el abandono del proyecto maosta de construccin socialista en China y su reemplazo por un proyecto de desarrollo capitalista nacional, por el otro, interpelan los dogmas del marxismoleninismo sobre la transicin y el carcter supuestamente irreversible de la construccin socialista. [Amn 1997: 263-264. Subrayados de la autora]

Hoy se hace impostergable repensar aquellos planteamientos y -al menos-, relativizar(...) la teora segn la cual el socialismo no puede desarrollarse en el seno del capitalismo, como ste lo haba hecho en el seno del feudalismo. // En consecuencia, de la misma manera en que los tres siglos de mercantilismo (1500-1800) representan una larga transicin del feudalismo al capitalismo, durante la cual los dos sistemas coexisten conflictivamente, nosotros podramos tener que ver con una larga transicin del capitalismo mundial al socialismo mundial, durante la cual las dos lgicas la que rige la acumulacin de capital y la que procede de necesidades sociales incompatibles con ella- coexistieran en forma conflictiva. [Amn 1997: 290]

La lucha contra la enajenacin de la clase (y de la humanidad oprimida) no se libra solo en lo econmico, ni se resuelve tampoco mecnicamente como consecuencia de transformar la base econmico-material de la explotacin capitalista, comprende integralmente el modo de vida de la clase obrera (y los seres humanos oprimidos) en las sociedades en que viven. La problemtica a enfrentar es integral, multidimensional, multifactica. Es por ello que todo debate acerca de un posible maana diferente y superior de la humanidad, debe definir qu tipo de civilizacin humana y qu tipo de ser humano nuevo desea construir. En funcin de esos parmetros, y considerando siempre como centro del proceso transformador a los protagonistas-responsables de su construccin y desarrollo, stos irn buscando y construyendo colectivamente las respuestas econmicas y polticas necesarias (y posibles en cada momento) y no a la inversa. El otro camino ya ha sido experimentado -por derechas e izquierdas- y los resultados estn a la vista.

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El socialismo no puede limitarse a superar las injusticias materiales evidentes del capitalismo en el orden social mediante la eliminacin (estatizacin) de la propiedad privada sobre los medios de produccin. Considerar separadamente lo social, lo poltico y lo econmico significa precisamente sostener el enfoque liberal burgus de la economa, la poltica, y la sociedad. Las reflexiones acerca del tipo de sociedad que se anhela construir y acerca de la economa que se requiere para sustentarla, deben ir articuladas, creciendo histrica y simultneamente en cuestionamiento y profundizacin. En ese sentido puede afirmarse que los proyectos econmicos deben ser proyectos de acompaamiento de las tareas que en cada momento histrico demande el desarrollo del proceso de transformacin segn las posibilidades y condicionamientos polticos, sociales, naturales y culturales, atendiendo en primer lugar a la defensa y preservacin de la vida, a lo que esto significa e implica concretamente en cada caso. La cuarta premisa en discusin, ubicada en el mbito poltico, afirmaba: Que la conciencia se transforma automticamente a partir de los cambios en la base econmica. Los pasos prcticos que se desprendieron de la aceptacin de las premisas anteriormente mencionadas, tuvieron implicaciones en el mbito de la organizacin poltica de la clase y de la nueva sociedad que se construa. Porque la decisin de forzar (polticamente) el desarrollo econmico necesario para pasar al socialismo, implicaba tambin forzar la formacin del sujeto revolucionario, de su conciencia de clase, y su organizacin poltica. Y fue la puerta de entrada hacia la sustitucin autoritaria creciente del protagonismo que debera haber ido asumiendo cada vez ms la clase obrera y el pueblo en el proceso revolucionario, por las decisiones del partido poltico, autoconsiderado organizacin de vanguardia de la clase. La experiencia primera en sostener y llevar adelante estos presupuestos fue la de la revolucin rusa, inspirada en los planteamientos de Lenin acerca del eslabn ms dbil de la cadena. Estos fueron la base de las definiciones de las tareas y caractersticas de la organizacin poltica revolucionaria, sintetizadas en la lnea bolchevique del partido socialdemcrata ruso. Segn esta concepcin, la conciencia atrasada de la clase obrera, el campe-

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sinado y el pueblo rusos, poda desarrollarse al igual que la economa- de modo forzado: de una parte, por los avances en las transformaciones econmicas y, de otra, por la introduccin -desde fuera- de los elementos de la conciencia de clase para s, a cargo de los intelectuales y elementos pequeo burgueses.8 Estos planteamientos fueron contradictoriamente sostenidos y cuestionados por Lenin en su prctica de construccin revolucionaria. Si repasamos, por ejemplo, un texto como El Izquierdismo... podremos encontrar all, a diferencia de sus posiciones resumidas en Qu hacer, la crtica a las intenciones vanguardistas (izquierdistas) de pequeos grupos, que pretendan -con sus prdicas y definiciones- suplantar la experiencia de lucha de las masas, proceso prctico imprescindible para su concientizacin poltica. Las polmicas en torno a esta cuestin fueron y an sonmuy intensas y han ocasionado no pocas fracturas dentro del movimiento revolucionario internacional. Baste recordar a G. Lukacs, en Historia y conciencia de clase, a K. Korsch, a A. Gramsci... cuyos planteamientos se identificaron luego como marxismo occidental. Pese a las crticas que cuestionaron estas decisiones y prcticas y pese a los planteamientos importantes relativos a la conciencia, la hegemona y la democracia revolucionarias que tuvieron lugar en el seno del movimiento obrero revolucionario ruso y europeo, la tendencia que predomin y que se impuso estalinismo mediante- como doctrina marxista-leninista durante el siglo XX, acu en las prcticas polticas de la izquierda como una situacin natural, la suplantacin permanente de la participacin protagnica de la clase obrera, los trabajadores y el pueblo, por las decisiones del partido de vanguardia. Y acu tambin, consiguientemente, la conviccin de que la ideologa revolucionaria estaba ya total y universalmente elaborada, separada del curso de la historia y de las prcticas concretas de luchas de la masas obreras y populares, y contenida en un conjunto de libros consagrados por el PCUS- como textos sagrados.8

Muy ilustrativo al respecto resulta repasar los ejes del debate acerca de la organizacin poltica y la clase obrera, que se desarroll fundamentalmente entre Lenin y Rosa Luxemburgo, y que se sintetiza en el libro Qu hacer, de Lenin.

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No es de extraar que, para tal punto de vista, los temas concretos de la construccin socialista o de la lucha revolucionaria fueran eludidos, concentrando la atencin casi exclusivamente en la exgesis de los planteamientos formulados por Marx, Engels y Lenin, haciendo una y otra vez- el recuento de sus planteamientos mediante citas ms o menos hilvanadas entre s, interpretadas y reinterpretadas por diversos autores. La interpretacin correcta conducira supuestamente- a resultados prcticos tambin correctos.9 Este es el perfil ms daino del dogmatismo: creer que existe una teora social cientfica pura y completa, elaborada al margen de la lucha de clases de la vida social real, y medir a la sociedad y a la accin y la conciencia de los actores sociales concretos a partir de ese parmetro terico universal abstracto. La situacin actual Pensar la transformacin social, repensar el socialismo, en las condiciones de nuestras sociedades en el siglo XXI , supone replantearse las anteriores premisas, cuestionar su vigencia e interrogar abierta y creadoramente a la realidad actual: local, regional, continental, mundial. Las condiciones han cambiado, tanto en lo que hace a la estructuracin y funcionamiento del mundo capitalista reorganizado en la globalizacin de las exigencias del capital, como en lo referente a la experiencia de resistencia, lucha y la conciencia de los pueblos. La experiencia acumulada con los primeros intentos socialistas, arroja enseanzas respecto a la transformacin de la sociedad, particularmente en lo que hace al poder y la democracia revolucionarios, imprescindibles de tomar en cuenta. Hoy resulta claro:9

En esa perspectiva, en la izquierda partidaria vinculada sobre todo a la III Internacional, la fidelidad a la letra de lo expuesto por las autoridades fue considerada una postura de firmeza ideolgica. Consiguientemente, no hacerlo, es decir, intentar pensar crticamente a partir de la realidad concreta, era frecuentemente objeto de censura y persecucin ideolgica. En ese ambiente, dedicarse a la exgesis del pensamiento de los fundadores del marxismo result un camino sin riesgos para los seudo intelectuales o los intelectuales seudo revolucionarios, quienes se esforzaban permanentemente por hacer buena letra cuidando de no manchar su expediente con posibles sealamientos ideolgicos, ni pagar altos costos polticos, como por ejemplo, el ms frecuente: la exclusin y/o reclusin.

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a) En relacin con la propuesta reformista: que en este momento de despliegue del capital, en el que las necesidades de su funcionamiento lo ha llevado claramente a la fase de destruccin productiva, como seala Mszros, es imposible mantener la vieja ilusin gradual-reformista y, ms an, esperar que del seno del capitalismo emerjan manantiales de riqueza que seran supuestamente- la base material para la transformacin socialista. La concepcin que aspira a transformar la sociedad capitalista mediante reformas tiene la desventaja del reduccionismo. Este supone que un cambio respecto de la administracin de los bienes: equilibrada distribucin de la riqueza, equidad en los derechos civiles ciudadanos, etc., resultara suficiente para considerar superados los problemas culturales, ideolgicos y polticos que la lgica del capital (autoritaria, verticalista, subordinante, individualista, competitiva, explotadora, utilitaria, opresiva, discriminante, injusta y excluyente) ha inculcado por siglos en los modos de vida de hombres y mujeres. Desconoce que el dominio del capital es objetivo-material-espiritual-subjetivo, y es en esos terrenos donde su dominio y hegemona debe ser disputado, contrarrestado y destruido, y tambin construido lo nuevo. Los seres humanos concentramos en nuestros cuerpos vivos, a diario, todas las esferas de la vida social, y es desde la vida cotidiana -en todas los mbitos de actividades-, desde donde debemos disputar tambin la hegemona de la lgica del sistema del capital y construir la propia, la de la liberacin y construccin de hombres y mujeres nuevos. b) En relacin con la propuesta revolucionaria centrada en la toma del poder: La historia reciente dej claro que postergar la lucha por la superacin de la enajenacin humana y el inicio de los cambios necesarios para lograrla, para despus de la toma del poder, empaa y aleja la posibilidad de liberacin en vez de contribuir a ella. La disyuntiva real no es tomar o no el poder, la lgica no es todo o nada. La sociedad capitalista puede (y debe) transformarse desde su interior con sentido revolucionario liberador y de liberacin; ello nunca ser realidad si no comienza a impulsarse y construirse integralmente- desde el presente, a partir de las resistencias, las luchas y las construcciones cotidianas de lo nuevo, en todos los mbitos en que ello se lleve a cabo.

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Esto supone construir desde abajo la hegemona poltica, ideolgica y cultural acerca de la nueva sociedad que se desea, simultneamente que se la va diseando y construyendo (a la hegemona y a la nueva sociedad). Y esto implica un cambio radical en la lgica de las luchas sociales, en la construccin de la conciencia poltica, de la organizacin, del poder propio y, tambin, del sujeto social y poltico de las transformaciones. NUEVAS MIRADAS ACERCA DEL PODER, LA POLTICA Y SUS PROTAGONISTAS La concepcin estratgica basada en la lgica de la construccin desde abajo, supone miradas, conceptualizaciones y prcticas diferentes en lo que hace a la relacin de la poltica, el poder, la ciudadana, la sociedad, los protagonistas. Por su impronta prctica, vale puntualizar aqu algunas consideraciones respecto de dos de estos elementos. La concepcin de la poltica, quines la hacen y cmo Construir poder desde abajo indica un cambio en las formas de la accin poltica, pero sobre todo, supone un cambio en el contenido de la poltica, lo poltico y el poder. Consiguientemente, tambin en el contenido y los modos de representacin, organizacin y accin polticas, y en los mbitos donde esta se desarrolla. 10 Lo poltico y la accin poltica necesitan convertirse en mbito de promocin de la participacin creativa, activa y responsable de las mayoras populares, hacia la formacin de una amplia fuerza social y poltica capaz de variar a su favor la correlacin de fuerzas e impulsar y concretar de los cambios, y avanzar. Y esto reclama modificaciones de fondo en la concepcin tradicionalmente difundida y aceptada de la poltica, lo poltico y el poder. Si coincidimos en que (...), la poltica es bsicamente un espacio de acumulacin de fuerzas propias y de destruccin o neutralizacin de las del adversario con vistas a alcanzar metas estratgicas [Gallardo 1989: 102 103], la prctica poltica es,10

Un anlisis detallado de este punto puede encontrarse en el Captulo III de mi libro Movimientos sociales y representacin poltica, Ciencias Sociales, La Habana, 2004.

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por tanto, aquella que tiene como objetivo la construccin de poder propio y, simultneamente, la destruccin, neutralizacin (o consolidacin) de la estructura del poder hegemnico, de sus medios y modos de dominacin. El mbito de lo poltico amplio, mvil y dinmico , resulta demarcado en cada momento por las prcticas polticas concretas de los actores (sociales y polticos) que las llevan a cabo, por sus ejes temticos y sus ritmos de implementacin. En este sentido, la poltica que es un arte , tiene que orientarse a descubrir en cada situacin concreta las potencialidades que existen para impulsar el desarrollo de las fuerzas propias, para hacerlas emerger y desplegarse en funcin de los fines propuestos en ese momento con convergencia estratgica. Y eso se interrelaciona con la capacidad para modificar la correlacin de fuerzas existente. Construir fuerza propia articulada a la modificacin de la correlacin de fuerzas exige cambiar la visin tradicional (restringida) de la poltica, que se plantea construir fuerza poltica sin construir fuerza social. La accin poltica se reduce, en tal caso, al mbito partidario, y la accin de los partidos se centra en las luchas por el acceso y el control de las instituciones del poder estatal y gubernamental. El sentido revolucionario-transformador de la poltica radica en cambiar la correlacin de fuerzas existente hegemonizadas por el poder del capital, por otra favorable al proyecto social alternativo. Este empeo ser posible si se articula simultneamente- a la construccin de las fuerzas sociales capaces de disear y llevar a cabo dichas transformaciones. Solo una amplia y poderosa fuerza social (poltico-social) podr hacer realidad los anhelados caminos de liberacin, a la vez que los va diseando y construyendo. Y esta interrelacin de fuerzas sociales, polticas, econmicas, jurdicas y culturales en pugna, define una determinada relacin de poder, caracteriza su hegemona y su capacidad de ejercer la dominacin y el control sobre el conjunto social en beneficio de los intereses de una clase. Aceptar esto supone un cambio en la concepcin del poder: este no se restringe a lo institucional estatal y gubernamental, va ms all, abarca y se asienta, se crea y se recrea sobre el conjunto de relaciones sociales

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regidas por el predominio (hegemona) de los intereses, las aspiraciones y las miradas de la clase dominante (hegemnica). Es por esto, precisamente, que el poder no se puede tomar. En realidad cuando se hablaba de tomar el poder, se reduca el poder al aparato institucional estatal-gubernamental, y era eso lo que se tomaba o se pretenda tomar por asalto. Pero en ningn caso, ello signific una garanta de hegemona porque la hegemona abarca lo cultural, lo ideolgico, la subjetividad, y eso no se toma, ni se conquista, ni se decreta, se construye. Basta recordar a modo de ejemplo, las dificultades de los revolucionarios rusos en los primeros aos que siguieron a la Revolucin de Octubre Consiguientemente puede afirmarse que la polmica entre tomar el poder o construirlo (desde abajo) se plantea sobre ejes falsos. Porque el nuevo poder social popular alternativo liberador y de liberacin, necesariamente conjugar ambos espacios: el del poder que emerja de las nuevas interrelaciones sociales construidas desde abajo y el de los mbitos institucionales del estado y el gobierno conquistados en las contiendas polticas establecidas para ello (elecciones). Esto supone modos de conjugacin nuevos entre los movimientos sociales y polticos. Diversas modalidades, tareas y desafos Teniendo en cuenta la realidad de fragmentacin social existente en nuestras sociedades a consecuencia del predominio del capitalismo neoliberal, la accin poltica debe concentrar esfuerzos para construir las articulaciones entre los diversos actores sociales, sus problemticas y aspiraciones, y las herramientas organizativas, polticas y culturales necesarias para hacer posible la formacin de una amplia fuerza social de liberacin, condicin poltica bsica para que el anhelo de sobrevivencia colectivo, aunado a la bsqueda de liberacin, sea realidad. Conquistar la cabeza y el corazn de millones de seres humanos Solamente cuando la aplastante mayora de la poblacin en cada uno de nuestros pases comprenda la mentira y el fraude del capitalismo para con sus propias vidas, cuando descubra la trampa mortal a la que los ha conducido mediante engaos, se plantear la interrogante acerca de la posibilidad de explorar nuevos caminos. Y para que ello ocurra, adems de impulsar la

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deslegitimacin del sistema a cada paso, es nuestra responsabilidad ir mostrando que existen alternativas posibles, en primer lugar, a travs de nuestras prcticas, desarrollando relaciones solidarias, invitando a todos a compartir y crear juntos ese modo de vida nuevo profundamente humanista, democrtico, socialista.11 Articular mltiples mbitos, problemticas, tareas y actores sociales y polticos Hoy es necesario articular una multiplicidad de mbitos, de problemticas, de tareas y de actores-sujetos de la transformacin, de simultanear espacios y de concertar intereses, miradas y voluntades diferentes, impulsando la conformacin de un proceso colectivo (y puente) de maduracin de la conciencia poltica, que se traduce en saber, organizacin, imaginacin, propuestas, accin, proyecto y poder popular. La construccin de la fuerza poltica de liberacin radica en el pueblo, no en las vanguardias No es centrando la mirada y el empeo militante en perfeccionar el andamiaje partidario interno como se lograr cambiar la sociedad, sino abriendo sus estructuras y sus propuestas hacia afuera, hacia los diversos actores sociales y sus problemticas, hacia sus experiencias y puntos de vista, orientndose en todo momento hacia el pueblo, pensando y actuando desde y con el pueblo. Para la izquierda partidaria, esto supone, en primer lugar, asumir la tarea de refundar sus organizaciones polticas de modo que se transformen en instrumentos capaces de realizar las tareas polticas que demanda la hora actual, y no en un fin en s mismas. En segundo lugar, supone replantearse la construccin de proyectos polticos de liberacin desde nuevos parmetros. Modificar las modalidades del trabajo poltico Es necesario modificar las modalidades del trabajo poltico, generalmente concentrado en la difusin del peridico de la organizacin, en la participacin en las reuniones, en las asambleas11

En Latinoamrica, esto se articula hoy a la posibilidad de construir un proyecto nacional-continental de liberacin, que rescate las identidades constituidas histricamente y, a la vez, fortalezca la formacin de otras nuevas en camino a la constitucin del sujeto popular, como ocurre, por ejemplo, en el actual proceso revolucionario venezolano.

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y en los congresos... Esto habr que hacerlo, pero no basta, es apenas el comienzo de las tareas. No alcanza con la movilizacin de las vanguardias y los activistas; hay que convocar a los millones que no estn. La batalla actual por la conquista imperialista del mundo se libra estrechamente articulada con lo cultural; conquistar las mentes es para el imperio el requisito necesario para dominar los cuerpos y afianzar la dominacin econmica y social. Para que el nuevo mundo que soamos sea posible, es fundamental construirlo tambin con una estrategia formativa e informativa, cultural, tica, poltica e ideolgica. Abrir el campo de accin poltica ideolgica a los medios de comunicacin masiva En este empeo, resulta una tarea de primer orden abrir el campo de la accin poltica ideolgica a los medios de comunicacin masiva, crear medios propios siempre que sea posible, apelar a la Internet y otras modalidades, vdeos, CD educativos, radio, novelas, desarrollar expresiones artsticas teatrales, danzarias, musicales, etctera. Construir el ideal social a partir de la cotidianidad. Articular lo reivindicativo y lo poltico Las hasta hace poco lgicas predominantes del pensamiento y la accin polticas erigan un muro insalvable entro lo cotidiano y lo poltico, entre lo reivindicativo social y lo poltico general, y contraponan un mbito con otro, a sus actores y a sus problemticas. Resultaban contrapuestas tambin, en consecuencia, las soluciones posibles, las propuestas, los actores con sus resistencias y sus luchas, sus modos de organizacin, sus capacidades, sus identidades y sus conciencias. Contraponiendo lo social a lo poltico se pretenda que tener conciencia poltica implicaba el abandono de lo reivindicativo para dedicarse a la militancia poltico partidaria. Las luchas sociales, reivindicativas, sectoriales o intersectoriales, son las que le imprimen un contenido ms complejo a la poltica y a la accin poltica, sacndola del mbito de la lucha partidaria por el control del poder del Estado, articulndola a los otros mbitos de la vida social, enlazando adems de lo pblico y lo privado, lo estratgico con lo cotidiano y reivindicativo. Este camino complejo demanda participacin popular plena y

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creciente en todo el proceso, hace de ella la clave para la formacin de la conciencia poltica, evitando que aquello que tradicionalmente se considera lo reivindicativo se extinga en lo que segn los imaginarios se espera sea lo poltico. El estrechamiento de los vnculos entre las luchas reivindicativas y las luchas polticas, borra las pretendidas divisiones absolutas entre ellas y, tambin, entre los actores sociales y polticos que las protagonizan, sus conciencias, sus modos de organizacin y de accin social y los mbitos en donde esta se desarrolla.12 Las luchas reivindicativas alcanzan hoy un alto contenido poltico. Son reivindicativo polticas porque envuelven luchas contra las estructuras, los medios, los valores, la cultura y los mecanismos de produccin y reproduccin material y espiritual del poder de dominacin, discriminatorio y discriminante, excluyente y crecientemente marginador de mayoras. La articulacin de lo reivindicativo y lo poltico traza un camino concreto y efectivo de lucha contra la alienacin poltica, ya que contribuye a la democratizacin y ampliacin de la participacin poltica y social protagnica de los diversos actores sociales. Con esta potencialidad, pensar en un nuevo tipo de poder social que emane directamente de la sociedad, y se construya sobre la base de su participacin democrtica directa en las decisiones polticas, deja de ser una especulacin para12

Si se entiende por actores polticos a todos aquellos actores sociales capaces de organizarse con carcter permanente, definir objetivos de corto, mediano y largo plazo y proyectar sus acciones hacia la transformacin de la sociedad, desarrollando procesos continuos de lucha y, simultneamente con ello, la conciencia poltica, puede considerarse como tales a una amplia gama de organizaciones barriales, sindicales, campesinas, indgenas, de mujeres, religiosas, etc., adems de las fuerzas tradicionalmente encausadas en lo poltico. La multiplicacin de actores sociales y la incursin de stos en diversas esferas de la vida social, econmica, cultural y poltica, indica que no existe una radical diferenciacin espacial-conceptual entre actores sociales y polticos. Las actividades de todo actor social tienen un contenido poltico, y viceversa. Los actores son en realidad sociopolticos; los actores polticos ya no pueden restringirse a los partidos, frentes o coaliciones polticas de izquierda. La distincin conceptual entre actores sociales y polticos no alude entonces a la existencia de dos tipos de actores; responde, fundamentalmente, a una necesidad analtica para el estudio del movimiento social y el comportamiento y la proyeccin de los diversos actores que nacen, se desarrollan, o se disuelven en l.

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transformarse en una realidad posible, gestora del trnsito y desarrollo hacia formas ms humanas, equitativas y justas de organizacin de la sociedad y las relaciones entre los hombres y las mujeres que le dan vida. La nueva poltica tiene que construir el ideal social a partir de la cotidianidad de las personas, integrndola, contenindola y proyectndola en una nueva dimensin. En tanto tal ideal, este tiene adems muchas maneras de proyectarse, de imaginarse. No hay que olvidar que los objetivos estratgicos tambin se van construyendo (y modificando) a partir de las realidades sociohistricas concretas, no vienen dados del ms all. Esto significa, por un lado, que las propuestas concretas reivindicativas, programticas, etc., no sern idnticas a los objetivos estratgicos. Y por otro, que la ideologa del cambio es parte del proceso social vivo, no un dogma apriorstico establecido por alguna vanguardia partidaria que los dems tendran que asimilar. La conciencia poltica se nutre del propio movimiento de resistencia, lucha y construccin de alternativas; su dilogo e interaccin con la maduracin de los objetivos estratgicos es un proceso constante.13 Rescatar crticamente las enseanzas, las propuestas y los valores creados por los diversos actores sociales La accin poltica popular de nuevo tipo debe contemplar tambin en su quehacer, la recuperacin crtica de las enseanzas, las propuestas y los valores que los diversos actores sociales y polticos van desarrollando, considerando que el carcter de proceso vivo de la transformacin social exige la constante reevaluacin crtica de su contenido y tendencias. La concepcin del poder, cmo se transforma, cmo se construye, y quines lo hacen El poder es, en primer lugar, una relacin social o, mejor dicho, un modo de articulacin de un conjunto de relaciones sociales13

Esto quiere decir tambin, que los actores sociales no son portadores de una ideologa implantada en sus conciencias desde el exterior (por los partidos o los intelectuales de izquierda). Ellos, los actores sociales, el pueblo que se rearticula y organiza para enfrentar al capital, van construyendo da a da su conciencia poltica a partir de su (modo de) ser social, y en sus prcticas de resistencia y lucha contra el capital; son los protagonistas, sus hacedores.

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que marcadas por intereses de clase interactan de un modo especfico en cada sociedad, en cada momento histrico concreto.14 Estas relaciones no se reducen a la esfera del poder poltico, se asientan en las relaciones econmicas establecidas por el dominio del capital, que se reafirman y reproducen a travs de un complejo sistema sociocultural que define un determinado modo de vida. Todo ello se resume y condensa como poder dominante, poder que produce y reproduce una compleja trama social, econmica, poltica y cultural, interarticulada a travs de la vida cotidiana.15 El modo de articulacin sociocultural que reafirma, impone y recrea el tipo de poder dominante fue definido por Gramsci como hegemona, concepto que hoy cobra peculiar significacin prctica en el proceso de disputa con el poder, y de construccin de poder propio (contra-hegemona popular) desde abajo.1614

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El punto de partida de esta propuesta pasa por entender que el Poder resume una determinada relacin social de fuerzas (polticas, econmicas, culturales, ideolgicas), a favor de una clase o sector de clase que resulta hegemnico, que se constituye como sntesis articuladora poltico-social de las relaciones sociales levantadas a partir de la oposicin estructural capital-trabajo, que instaura desde los cimientos mismos el carcter de clase de las interrelaciones entre ellos, de las luchas por la hegemona y la dominacin, y de las de resistencia y oposicin a ello. Esto conforma en cada momento una determinada situacin de correlacin de fuerzas (de clase) a escala de toda la sociedad. Esta relacin hegemnica dominante y de dominacin se expresa concentradamente sobre la base de una mltiple e intrincada madeja cultural, ideolgica y poltica que atraviesa todo, en la constitucin de un determinado tipo de poder poltico y su aparato estatal. El Estado, entonces, es solo una parte del poder poltico, y del Poder (de la relacin de poder de la clase del capital sobre la del trabajo y a partir de all sobre toda la sociedad). Las relaciones de poder parten del interior del funcionamiento del capital para inundar a travs de las relaciones mercantiles todas las relaciones sociales, familiares, culturales, etc. Esto resulta muy marcado en la actualidad cuando la transformacin de lo social en mercanca acenta las relaciones de poder en todos los sectores de la vida colectiva. En otras palabras, la imposicin de la ley del valor refuerza las relaciones de poder. [Houtart 2004:2] Esto habla tambin de la necesidad poltica de atender a los diferentes modos de produccin de la hegemona dominante y de dominacin y, a la vez, a los diversos modos posibles de construccin de contra hegemona popular. El punto se anuda, entre variadas aristas, con la batalla cultural polticoideolgica por la hegemona que, en nuestro caso implica, a la vez que la deconstruccin de la hegemona de dominacin, la construccin de una hegemona propia (contra-hegemona).

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La construccin de poder propio se asume, desde esta perspectiva, como parte del necesario proceso de de-construccin de la ideologa y las culturas dominantes y de dominacin, que es simultneamente un proceso de construccin de nuevas formas de saberes, de capacidades organizativas y de decisin y gobierno de lo propio en el campo popular. Son nuevas formas que constituyen modos de empoderamiento local-territoriales, bases de la creacin y creciente acumulacin de un nuevo tipo de poder participativo-consciente no enajenado desde abajo, de desarrollo de las conciencias, de las culturas sumergidas y oprimidas, con mltiples y entrelazadas formas encaminadas a la transformacin global de la sociedad. CONCEPTOSCLAVES

Entre los conceptos claves de esta concepcin estratgica ubico los de: articulacin, construccin, proceso y transicin, junto a los de multidimensionalidad, multilateralidad, diversidad, pluralismo, democracia radical participativa. Se trata, en todos los casos, de propuestas abiertas, es decir, en construccin y desarrollo permanente, acorde tanto al desarrollo de los actoressujetos involucrados en el proceso como a las modificaciones de las condiciones histrico-sociales del pas, la regin y el mundo en cada momento. Construccin y articulacin resultan conceptos nodales, pues indican un modo de interrogar a la realidad, de entenderla y, a la vez, de posicionarse para intervenir en ella para transformarla y construir en todos los terrenos, tanto en el mbito social como al interior de la organizacin reivindicativo-social o de aquellas estrictamente polticas. Tienen un sentido y una importancia estratgica fundamental dado que apuntan a la recomposicin del todo social, invisibilizado hoy tras la atomizacin y fracturacin profundas ocasionadas por el desarrollo desenfrenado de la produccin destructiva (irracional) regida unilateralmente por las ambiciones de la nueva etapa de acumulacin del capital a escala global. La nocin de proceso como camino y medio de la construccin estratgica alternativa, se anuda directamente a la revalorizacin del concepto de transicin. Supone:

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No dejar las tareas propias de la transformacin de la sociedad para despus de la toma del poder poltico; ir construyendo lo nuevo desde ahora, en proceso cuestionador-transformador permanente. La obligatoriedad por esto mismo- de ir ms all de la lgica del funcionamiento metablico social del capital, y aventurarse a lograrlo construyendo lo nuevo (la nueva sociedad, el nuevo poder, el nuevo ser humano) desde abajo, desde la raz y desde adentro del sistema del capital. Esto conforma un proceso de transicin caracterizado por las dinmicas de la disputa permanente de dos lgicas: la del capital y la de lo nuevo que se construye colectivamente en las resistencias y las luchas de los pueblos (que a su vez supone un proceso interno yuxtapuesto, caracterizado por la de-construccin y auto-despojo de la sobrevivencia interior de la hegemona de la lgica del capital).

Es por ello que la propuesta de transformacin social a partir de la construccin de poder propio desde abajo reclama pensar la transicin como parte de todo el proceso de transformacin del sistema del capital desde el interior mismo del sistema, y viceversa. En l, la disputa por la hegemona se expresa a travs del conflicto entre lgicas capitalista y anticapitalista- que operan efectivamente en el seno mismo del mundo capitalista realmente existente (...) [Amn 1997: 291], construyendo y acumulando contrahegemona, conciencia, organizacin y poder en el proceso de luchas populares. Para esta concepcin, la transformacin de la sociedad y la construccin de lo nuevo no es una etapa que se inicia con la toma del poder, sino parte de todo el proceso sociotransformador que se construye desde el interior del sistema del capital, y que precisamente por ellotipifica lo que identifico como proceso de transicin al socialismo en el siglo XXI. Dicho proceso nace en las entraas mismas del capital, pero no de ellas, es decir, no se produce espontneamente (de modo natural), ni por acumulacin de reformas parciales. Se trata de un proceso predominantemente consciente porque la lucha contra la lgica del capital, la construccin de una lgica propia, y la conformacin de un proceso social articulado y

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orientado a la superacin del sistema del capital, no se produce mgica, espontnea ni mecnicamente. Requiere de la voluntad organizada y la participacin consciente de todos los actores sociales, en primer lugar porque su actividad cuestionadora y transformadora hace al proceso mismo y, en segundo, porque la nueva sociedad anhelada, la utopa buscada, no existe como tal prediseada en lugar alguno, habr de ser diseada y construida con la participacin creativa de todo el pueblo articulado, (auto)constituido en sujeto popular de la transformacin y la construccin. De ah que la democracia participativa sea tambin uno de los pilares constitutivos de lo nuevo. Y la participacin consciente del pueblo no puede alcanzarse por decreto. Es imposible inyectar saltos de conciencia; hay que construir el actor colectivo su conciencia, organizacin y propuestas-, en cada momento (al menos en las fases iniciales del proceso de transformacin, cuando no existe an un actor colectivo sujeto popular- configurado, articulado y organizado de forma estable). Y esto requiere tiempo, poco o mucho, eso es muy relativo en poltica, lo importante es entender que lo participativo colectivo social es consustancial al proceso de transformacin, de construccin social, y de articulacin de actores sociopolticos hacia la (auto)constitucin del actor colectivo capaz de pensar y realizar esa accin, o suceso, o manifestacin, o fenmeno poltico-social. De ah el contenido y alcance revolucionario de la concepcin que plantea construir el (nuevo) poder, la nueva sociedad, desde abajo: no hay un despus en cuanto a tareas, enfoques y actitudes se refiere; lo nuevo se va gestando y construyendo desde ahora, en cada resistencia y lucha enfrentada al capital, y se desarrolla y profundiza en todo el proceso de transformacin de modo permanente, antes y despus de alcanzar el poder poltico. El camino de la construccin de poder desde abajo constituye una mirada integral radical del proceso de transformacin social, que solo puede ser tal si es -a la vez y en todas sus mltiples y yuxtapuestas dimensiones-, un proceso de apropiacin del mismo por parte de cada uno de los actores sociales que lo protagoniza (como grupo y como individuo). Sobre esta base, la construccin de propuestas alternativas busca tender puentes, tejer redes y nodos de articulacin -en lo social, en lo poltico, en

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lo sociopoltico, en lo econmico-social, en lo cultural-, entre los sectores sociales y sus problemticas, entre los actores sociales y sus expresiones organizativas, entre lo poltico y lo reivindicativo, entre lo cotidiano y lo trascendente, entre lo local y lo nacional, entre lo micro y lo macro, entre el territorio barrial y la ciudad, entre los excluidos y los incluidos, entre las formas de inclusin y exclusin, entre lo nacional y lo internacional. Ejes principales Entre los ejes principales que sealan la presencia de una nueva estrategia poltica y la van definiendo como una nueva concepcin, sealara los siguientes: El poder propio se construye desde abajo, simultneamente con la deconstruccin del poder (y la hegemona) de las clases y los sectores dominantes. El sujeto (social, poltico, histrico) del cambio se autoconstituye como tal en el proceso mismo de la transformacinconstruccin. La democracia participativa es una caracterstica sine qua non de la transformacin social. Su ncleo articula la participacin desde abajo del pueblo organizado, el pluralismo (la aceptacin de las diferencias y los diferentes), y la horizontalidad. El sentido primero y ltimo de la transformacin social es la liberacin, la superacin de la enajenacin, y no la competencia con el capitalismo. Convergentemente con ello, se asume la construccin de poder propio por los trabajadores y el pueblo, en primer lugar, como parte del necesario proceso de deconstruccin de la ideologa y las culturas dominantes y de dominacin y, en segundo, simultneamente, como un proceso de construccin de nuevas formas de saberes, de una cultura propia, de capacidades organizativas y de decisin y gobierno de lo propio en el campo popular. Estas nuevas formas constituyen modos de empoderamie nto local-territoriales, comunitarios, y son la base para la creacin y creciente acumulacin de un nuevo tipo de poder social participativo-consciente no enajenado- desde abajo, para el desarrollo de las conciencias, de las culturas sumergidas y oprimidas, a travs de mltiples y entrelazadas formas encaminadas a la transformacin global de la

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sociedad hacia lo que ser, necesariamente, un nuevo y enriquecido socialismo. Supone un reposicionamiento de la poltica y de lo poltico y el poder por parte del conjunto de actores sociales, polticos, y el pueblo todo. Hace del proceso de transformacin un proceso simultneo de participacin, apropiacin y empoderamiento colectivo, a partir de promover el protagonismo de cada uno de los actores sociales. Propugna la equidad de gneros, y desarrolla esta concepcin para profundizar radicalmente la crtica al poder dominante y de dominacin, tanto en el sentido de su deconstruccin social, histrica y cultural, como en lo que hace a su transformacin-construccin. Desde esta perspectiva, la mirada de gnero enriquece la nocin, significacin y alcances de la propuesta y la prctica de construccin de poder desde abajo, porque contribuye a visibilizar y esclarecer aristas ocultas o grises de la cultura de dominacin, y de los mecanismos y las vas por las que se ejerce la subordinacin discriminante de las mujeres en cada sociedad. Avanza algunos elementos cuya incorporacin orienta los procesos de construccin de poder desde abajo hacia su profundizacin radicalmente democrati zadora, especficamente, buscando transformar articulada y simultneamente las relaciones sociales de opresin y explotacin de una clase por otra, con las que funcionales a ellas-, tiene lugar en el interior de la familia, en el barrio, en el trabajo, en la organizacin vecinal o sindical, en el partido, en los movimientos de mujeres, etc. Por este medio, la mirada de gnero rompe las barreras del pensamiento tradicional de la izquierda que separa la cotidianidad, lo reivindicativo social, del quehacer poltico y econmico. Y este resulta otro de los aportes del enfoque comprometido de gnero a la poltica: su redimensionamiento de la poltica, de lo poltico y del poder desde una mirada y una propuesta integral y multidimensional de la transformacin. Si algo demuestra el enfoque de gnero es, precisamente, que no puede haber una verdadera democratizacin del mundo pblico si se mantienen intactas las relaciones de subordinacin mujer-hombre en el mundo privado, y si se

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mantiene, en general, la subordinacin de lo privado en funcin del desarrollo de lo pblico. Apostar a construir poder desde abajo supone basarse en una lgica diferente de articulacin de las luchas sociales, el sujeto, la organizacin poltica, la conciencia y el poder: se plantea superar la sociedad capitalista transformndola desde su interior en la misma medida en que va construyendo la nueva sociedad y, junto con ello, en