Isabel Rauber - Sujeto social, político, histórico en Latinoamérica hoy

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    MINISTERIO DE CIENCIA, TECNOLOGA Y MEDIO AMBIENTE

    Instituto de Filosofa

    Sujeto social, poltico, histrico en Latinoamrica hoy.

    Razones para su re-articulacin

    TESIS EN OPCIN AL GRADO CIENTFICO DE DOCTOR EN CIENCIAS FILOSFICAS

    Resumen para la Defensa

    Autora: Lic. Mara Isabel Rauber

    Ciudad de La Habana

    2004

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    a mi padre

    a mi madre

    a mis abuelos

    a Daro, compaero de vida y padre de mis hijos

    a mis dos tesoros, Mauro y Yolandita

    a nuestros muertos por la felicidad

    a todos los compaeros y compaeras que luchan

    a mis profesores y profesoras

    a mis amigas y amigos

    al pueblo argentino

    al pueblo cubano

    a la Revolucin Cubana

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    Las tesis tericas de los comunistasno se basan en modo alguno

    en ideas y principios inventados o descubiertospor tal o cual reformador del mundo.

    No son sino la visin de conjunto de las condiciones realesde una lucha de clases existente, de un movimiento histrico

    que se est desarrollando ante nuestros ojos.

    C. Marx y F. EngelsManifiesto del Partido Comunista

    No queremos ciertamente, que el socialismo sea en Amrica calco y copia.Debe ser creacin heroica.

    Tenemos que dar vida con nuestra propia realidad,en nuestro propio lenguaje, al socialismo indoamericano.

    He aqu una misin digna de una generacin nueva.

    Jos Carlos MariteguiIdeologa y Poltica

    Nada ms lejos de la mente de Marx que una teoracerrada, dogmtica, acabada,

    que hubiera de aplicarse rgidamente.Fue un pensamiento histrico,

    y hay que historificarlo en Amrica Latinapara que responda a la realidad original de nuestro continente.

    Esta es nuestra tarea.

    Enrique DusselFilosofa de la Liberacin

    ...la teora poltica no es una ciencia enigmtica

    cuya jerarqua cabalstica manejan unos pocos iniciados,sino un instrumento de las masas para desatar la tremenda

    potencia contenida en ellas. No les llega como un conjuntode mandamientos dictados desde las alturas, sino un procesode su propia conciencia hacia la comprensin del mundo que

    han de transformar.

    J. W. Cooke

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    Tabla de Contenido

    PALABRAS INTRODUCTORIAS

    ............................................................ ...................................................... 1

    I. SOBRE EL PROBLEMA, LAS HIPTESIS Y LOS OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIN ................................... 2Objeto de investigacin......... ................................................................ ............................................. 2Problema.............................................................. ............................................................... ............... 2

    Hiptesis.......................................................... .................................................................... ............... 2Objetivo general............................. ................................................................ .................................... 3Objetivos especficos.............................................................. ............................................................ 3

    Mtodo y metodologa............ ........................................................... ................................................. 3Actualidad e importancia del tema .............................................................. ...................................... 4

    II. EL MUNDO EN QUE VIVIMOS, PENSAMOS, ACTUAMOS.......................................................... ............... 5

    III. FILOSOFA MARXISTA? .................................................... ........................................................... ..... 9Interpretaciones, reduccionismos, polmicas, exclusiones........................................................... 16

    IV. LA PROBLEMTICA DEL SUJETO, UNA PROBLEMTICA DE LA FILOSOFA MARXISTA? ....................231................................................... ............................................................ ......................................... 242................................................... ............................................................ ......................................... 243................................................... ............................................................ ......................................... 25

    4................................................... ............................................................ ......................................... 265................................................... ............................................................ ......................................... 276................................................... ............................................................ ......................................... 287................................................... ............................................................ ......................................... 288................................................... ............................................................ ......................................... 309................................................... ............................................................ ......................................... 31

    V. NOTAS .................................................. ........................................................... ................................. 35

    BIBLIOGRAFA EMPLEADA ....................................................... ........................................................... ... 40

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    Autor: Isabel Rauber Resumen para la Defensa de la Tesis.doc 1

    PALABRAS INTRODUCTORIAS

    Las reflexiones que se plasman en esta Tesis cobran su sentido en la medida en que se incorporan demanera natural a la construccin terica de la lucha emancipatoria, esto es, a la lucha por subvertir lahegemona de la cultura del capital en todas sus expresiones. No basta, pues, con formulardeclarativamente la superioridad del marxismo y el socialismo frente al orden neoliberal globalizado paraque prcticamente se puedan constituir los sujetos de la revolucin. Marx, Engels, Lenin, Gramsci,

    Maritegui, Mella, Fidel, Cooke, y muchos otros, tuvieron muy claro que nada poda sustituir laexperiencia poltica propia de las masas, y en muchas ocasiones, desde esa experiencia (y no sobre ella)revisaron, corrigieron o modificaron sus propias concepciones tcticas y estratgicas. Ello no implicarebajar la responsabilidad crtica y propositiva de la intelectualidad orgnica ante el curso no siempreacertado del movimiento de masas.

    Se sabe que en determinadas coyunturas las masas se movilizan refugindose en sus propiasexperiencias, con formas de lucha que pueden ser o no las ms adecuadas para avanzar en el sentido de susobjetivos estratgicos. Y es entonces que el papel de la organizacin poltica adquiere su relevancia y sulugar insustituible como instrumento capaz de impulsar colectivamente- la concrecin del cambio latentecomo posibilidad. Sabemos que lo revolucionario no puede adscribirse a una u otra forma y contenido delucha a priori de las condiciones sociales histrico-concretas en las que esta se desarrolla, con sus

    contradicciones a superar en cada momento histrico.La construccin de la hegemona social-popular anticapitalista es, obviamente, un proceso, y como tal

    contiene riquezas que necesitamos constantemente describir, pensar, evaluar, sistematizar, criticar,transformar. Para ello resulta imprescindible partir una y otra vez, de la zinzagueante experiencia polticacotidiana de los pueblos, en la que sus actores ms conscientes tienen el deber de participar con lasuficiente sensibilidad y apertura conceptual para construir con todos el sujeto populardel cambio y, conello, una real conduccin poltica -colectiva, articulada-, del proceso sociotransformador.

    La Tesis que defiendo aspira a revelar la complejidad de este proceso y, en consecuencia, la necesidadde sistematizar crticamente los modos de construccin de la representacin poltica en el seno delmovimiento social alternativo al capital. La alternativa social-poltica por la que abogamos permitedeslindar analticamente sus componentes, pero nunca hacer de lo social-popular y lo poltico

    continentes separados ni subordinados el uno al otro. La constante ser siempre la asuncin de losobjetivos liberadores del conjunto de los diversos actores sociopolticos que confrontan el ordencapitalista, desde sus propias metodologas de acumulacin, sus tradiciones de lucha, su identidad, sucultura.

    Articular toda esa riqueza, potenciarla, es el desafo terico-poltico que tiene ante s el intelectualorgnico marxista latinoamericano hoy, convencido de que el socialismo que viene, ser como dijo JosCarlos Maritegui-, una creacin heroica de todos y cada uno de los participantes en la batallas tericasy prcticas de nuestro tiempo.

    ** *** **

    Deseo dedicar unas palabras para agradecer de modo directo a quienes de un modo u otro

    me han impulsado siempre a seguir adelante en mis estudios, en mis investigaciones, ytambin, en la realizacin de este doctorado. En primer lugar y siempre, a Daro, por su apoyopermanente; a mis hijos por comprender mis ausencias frecuentes; a mis profesores de laFacultad de Filosofa de la Universidad de La Habana; a Gilberto Valds Gutirrez, quien meestimul e impuls para que me decidiera a hacer del doctorado una realidad; a Jorge LuisAcanda, profesor de mis estudios universitarios y oponente de la predefensa, por lasobservaciones, recomendaciones e interrogantes formuladas cuyas respuestas me permitieronexponer ms ampliamente los argumentos terico-filosficos marxistas de mis investigaciones,en particular del estudio que se presenta como Tesis; al Instituto de Filosofa, por el apoyo y laacogida brindada en todo momento; a Zaira Rodrguez Ugidos, quien fuera mi tutora mientrascursaba los estudios de pregrado, y de quien pude aprender directamente acerca del sentidodel quehacer filosfico marxista. Ella se cuenta entre las primeras personas que me indicaron

    deba avanzar en mi formacin hacia el doctorado; en este sentido, la decisin de hacerlorealidad, es para mien cierta medida, tambin-, saldar un compromiso con ella.

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    I. SOBRE EL PROBLEMA, LAS HIPTESIS Y LOS OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIN

    En el texto Movimientos sociales y representacin poltica en Amrica latina. Articulaciones,aparecen formulados el objeto, el problema y un conjunto de hiptesis que van siendodemostradas o refutadas a lo largo del mismo. A fin de revelar sinttica y explcitamente el

    cuerpo metodolgico que da cuenta integral de nuestro trabajo cientfico, podemos formularlode la manera siguiente:

    OBJETO DE INVESTIGACIN

    El objeto de investigacin es el estudio de los modos de construccin-constitucin del sujetosocial, poltico, histrico en Latinoamrica hoy. Esto constituye el eje del libro que presentamoscomo tesis de doctorado, titulado: MOVIMIENTOS SOCIALES Y REPRESENTACIN POLTICA ENAMRICA LATINA. ARTICULACIONES.

    PROBLEMA

    -Cules son los principales elementos conceptuales y prcticos que definen la existenciahoy de un proceso de conformacin de un nuevo sujeto sociopoltico transformador enLatinoamrica?

    HIPTESIS

    De las hiptesis contenidas en el texto seleccionamos como fundamentales las siguientes:

    1. No hay sujetos a priori. Los sujetos se constituyen (o mejor dicho, se auto-constituyen) como tales sujetos en el proceso mismo de la transformacin social,cuyo primer paso es disponerse a emprenderla. Es decir, que el ser sujeto no es unacondicin anterior al proceso de transformacin; es en el proceso mismo que se

    revela esa condicin de sujeto, latente -en estado potencial- en los oprimidos.2. En Latinoamrica no existe hoy ningn actor social, sociopoltico o poltico, que

    pueda por s solo erigirse en sujeto de la transformacin; ste resultanecesariamente un plural-articulado que se configura y expresa como tal sujeto entanto se articula como sujeto popular.

    3. La transformacin de la sociedad es un proceso objetivo-subjetivo colectivo, mltiplee integral que no puede relegarse hasta despus de la toma del poder. No seproducir nunca transformacin social alguna, estable y duradera, si no es a partirde la transformacin cotidiana, radical e integral de los hombres y las mujeres que laintegran. De ah la importancia de la categora: construccin de poder desde abajo,

    y de los conceptos complementarios: construccin, articulacin, transicin y proceso,en cuya formulacin he trabajado durante aos como paso prctico-tericoimprescindible para dialogar con la realidad actual latinoamericana y re-pensar latransformacin social desde quines la hacen.

    4. Sujeto, poder y proyecto se interconstituyen articuladamente condicionndose unosy otros. Construccin de proyecto, de poder y constitucin de sujetos resultanelementos estructuralmente interdependientes e interconstituyentes, cuyo eje vital secondensa sin duda en los actores-sujetos, en la capacidad y posibilidad de losactores sociopolticos para constituirse en sujetos y, por tanto, en su capacidad de

    definir proyecto, de construir poder, y a la vez- de dotarse de las formas orgnicasque el proceso de transformacin vaya reclamando.

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    5. La lucha contra la enajenacin poltica reclama tambin anudado alcuestionamiento radical respecto a los modos de representacin (y organizacin)poltica-, un nuevo modo de articulacin (re-articulacin) de lo social y lo poltico, delo reivindicativo y lo poltico, as como la democratizacin (apertura, ampliacin) dela participacin de los protagonistas en ambos espacios.

    OBJETIVO GENERAL

    Conceptualizar los procesos de constitucin y autoconstitucin- de los actores sociales ypolticos latinoamericanos en sujeto popular de la transformacin, tomando como centro dereflexin fundamental sus prcticas de resistencia, luchas, construccin y acumulacin devoluntades, experiencias, saberes, identidades, culturas, propuestas, organizacin, poder.

    OBJETIVOS ESPECFICOS

    1. Replanteamiento y reconstruccin crticos de los principales referentes conceptualesy metodolgicos del pensamiento revolucionario latinoamericano contenidos en eldebate acerca del sujeto de la transformacin y de la transformacin misma (poder yproyecto).

    2. Rescatar y sistematizar experiencias sociales populares en Amrica Latina, que handesplegado procesos sostenidos de construccin de poder contra-hegemnicopopular desde abajo.

    3. Estudiar los procesos de articulacin que los actores-sujetos han desarrollado, en suinterior, entre ellos, en el mbito local y/o nacional, (base para otros que abarquenlos procesos articuladores de lo nacional-regional, continental y mundial,conformando simultneamente un proceso local, regional y mundial de resistencia,lucha y cuestionamiento transformador del orden capitalista vigente).

    4. Investigar las nuevas modalidades orgnicas sociopolticas populares que,basndose en la interpenetracin de lo social y lo poltico, cuestionanprofundamente las formas tradicionales de representacin poltica, y aproximarnos asu formulacin conceptual.

    5. Demostrar cmo la lucha contra la enajenacin social y poltica de los actores-sujetos deviene eje central y modelador de la lucha por la emancipacin humana,asumindola como un proceso radical, desde adentro, integral, omnipresente ypermanente.

    MTODO Y METODOLOGA

    Para este estudio hemos desarrollado procesos de investigacin-accin-participativa queincluyen diversas metodologas cualitativas (entrevistas abiertas, dinmicas grupales,observacin participante, entre otras), as como estudios de caso y anlisis estadsticos einformes institucionales. Ello nos ha permitido aprehender y sistematizar experiencias y saberespopulares relativos al objeto de nuestro estudio.

    Simultneamente trabajamos en el replanteamiento, reformulacin y formulacin deconceptos claves de la problemtica estudiada,i tomando como principio de construccin tericael mtodo dialctico-materialista, crtico, histrico-lgico creado y fundamentado por CarlosMarx y Federico Engels.

    El marxismo, y ms concretamente la filosofa marxista, ha constituido y constituye elpensamiento terico de referencia fundamental. Al decir esto, estoy afirmando a la vez, que

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    siendo consecuentemente fiel a sus planteamientos- el centro de atencin de misinvestigaciones ha estado y est en el dilogo con la realidad sociohistrica concreta delmundo de hoy, particularmente de Latinoamrica, sobre todo, a partir del conocimiento yreflexin crtica de las prcticas de resistencias de resistencia, lucha y construccin dealternativas aunque parciales, incompletas y fragmentadas- de los actores sociales que en ella

    intervienen. Es desde ese lugar que he podido contribuir a integrar las reflexiones acerca de susprcticas al pensamiento revolucionario crtico-histrico-dialctico actual, es decir, reflexionarcrticamente sobre ellas, y volver sobre los conceptos claves: definir o redefinir sus contenidos,e incluso construir nuevos. El principal de ellos contempla el concepto de construccin depoder desde abajo.ii

    Han resultado muy valiosos tambin, los aportes adelantados por pensadorescontemporneos como Lenin, Rosa Luxemburgo, Gramsci, Althusser, Zaira Rodrguez Ugidos,Foucault, Bourdieu, Samir Amn, Istvn Mszaros, Franz Hinkelammert, Enrique Dusell, entreotros. De vital importancia ha sido tambin el estudio bibliogrfico y la aplicacin delinstrumental metodolgico inherente al pensamiento filosfico, social y poltico revolucionario en

    el contexto latinoamericano de pensadores como Jos Mart, Flix Varela, Jos CarlosMaritegui, Julio Antonio Mella, Villena, Ernesto Che Guevara, Fidel Castro; y el llamadoRevisionismo Histricoargentino y suramericano: Jauretche, Hernndez Arregui, Cooke, VivinTrias, entre otros. Y tambin, la propuesta terico-prctica pedaggica revolucionaria de PauloFreire, y las contribuciones tico-polticos de la Teologa de la Liberacin.

    Partir de las realidades sociales concretas del momento actual en los mbitos local,regional, continental y global, de las experiencias de resistencia y lucha de los pueblos-expresadas en las crecientes movilizaciones de viejos y nuevos actores sociales y polticos yen sus propuestas-, ha sido y es para m un camino metodolgico (prctico-terico-prctico)indispensable, de ah el empeo en las investigaciones participativas sostenidas a lo largo de

    estos aos. Todas ellas han ido articulando un proceso de construccin colectiva depensamiento sociotransformador, que es parte del propio proceso de transformacin de lasociedad, proceso que vale reiterar- no es puramente prctico ni puramente terico, sinoterico-prctico y prctico-terico, asumiendo que sin teora revolucionaria no hay movimientorevolucionario, pero tampoco a la inversa.

    Las conclusiones a las que arribo no fueron en s un presupuesto de partida, sino unareflexin que ha ido abrindose paso y estructurando en dilogo terico-prctico con los actoressociopolticos de las diversas sociedades histrico concretas del continente latinoamericano,cuyos procesos de resistencia, luchas y construcciones sociales he venido acompaado,siguiendo y sobre esa base- trabajando en su conceptualizacindurante los ltimos 18 aos.En realidad esto parte de mis estudios universitarios que luego se plasman en dos libros:Vanguardia y Revolucin(CEA, 1988), y Los errores del PRT-ERP(1989).

    ACTUALIDAD E IMPORTANCIA DEL TEMA

    La recuperacin de la problemtica filosfica del marxismo contribuye a actualizar yrescatar la indivisibilidad terico-prctica, socio-transformadora y emancipadora delpensamiento revolucionario de Marx. En el debate actual acerca de las alternativas a la barbariecapitalista, su presencia es clave, pues conecta la bsqueda de vas concretas para lasuperacin de la enajenacin capitalista tal cual esta existe hoy, con los actores sociopolticosactuales, con sus resistencias, luchas y construcciones de propuestas alternativas -anfragmentadas e incompletas-, y con las interrogantes terico-prcticas que en tales procesos se

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    le ha formulado a dichos actores: sobre el sujeto o los sujetos del cambio, sobre la relacinclase-sujeto, clase-nuevos actores sociales, partido-movimientos sociales; acerca de lasalternativas al capitalismo actual y las vas para construirlas; acerca del poder

    Las reflexiones que he realizado acerca del sujeto sociotransformador actual, sobre susmodos de constitucin autoconstitucin, y de organizacin, encuentran su sustento y se

    explican como parte de esa bsqueda de respuestas, con el afn de contribuir a la construccinde caminos de encuentros colectivos, de construccin de propuestas alternativas concretas yposibles.

    A modo de sntesis respecto de la actualidad y vigencia del tema abordado, dira que lasformulaciones terica contenidas en el presente trabajo, contribuyen a:

    Intervenir con precisin en el debate acerca de los actores sociales y su posibilidad deconstitucin en sujetos de la transformacin, poniendo de manifiesto la potencialidadpresente en cada uno de ellos y la perspectiva de su articulacin (de actores, poder yproyecto) constituyente en sujeto (colectivo) popular.

    Fundamentar las definiciones de los perfiles programticosy las modalidades y formasorganizativas de los procesos sociopolticos latinoamericanos fortaleciendo laorientacin colectiva consciente hacia objetivos socialistas.

    Intervenir con vitalidad en el debate acerca de la alternativa socialista a la barbarie, ascomo a su necesaria reformulacin y enriquecimiento. Esto supone, tambin, re-articularla bsqueda de salida a la barbarie capitalista con la construccin de vas concretaspara la superacin de la enajenacin capitalista tal cual ella existe hoy, en la claseobrera y los dems sectores oprimidos y marginados.

    Recuperar el pensamiento terico de Marx y Engels como un sistema filosfico, poltico,econmico y social, terico-prctico abierto, revolucionario integral. Y, en tal sentido,

    impulsar la formacin de un nuevo pensamiento crtico revolucionario, renovadamentedialctico, profundamente cuestionador-orietador de las actuales prcticas deresistencia, lucha y construcciones sociopolticas diversas, en proceso detransformacin mltiple de la realidad hacia el socialismo.

    Promover, sobre esa base, la formacin de una nueva intelectualidad orgnica delproceso liberador y de liberacin.

    II. EL MUNDO EN QUE VIVIMOS, PENSAMOS, ACTUAMOS

    Marcado por el modelo consumista competitivo de la civilizacin (capitalista) nord-

    occidental, el sistema-mundo en que vivimos se agota aceleradamente. Para mantener tal modode vida, sus ganancias y su hegemona geopoltica, los que detentan el poder del capital-trazan sus estrategias de apropiacin de los recursos energticos y de la biodiversidad en todoel planeta. Para ello buscan modos de controlar y disponer eficazmente de los territorios dondeestos recursos se encuentran y obviamente-, para subordinar a sus planes a los sereshumanos que los habitan. Este puede ser el futuro de la humanidad para algunos ya es delpresente-, capitaneada por el gobierno poltico-militar de EEUU. Sera la pax americana quehoy Bush apunta a establecer, para -como seala Leonardo Boff- uniformizar el mundo bajo losmoldes del estilo de vida norteamericano. Despus del 11 de septiembre decidi que eso sehar utilizando la fuerza. Nadie podr desafiar esta pretensin, de lo contrario conocer, de

    inmediato, el poder avasallador de Estados Unidos. De este modo, Bush prolonga y lleva hastalas ltimas consecuencias la marca intrnseca del paradigma occidental: la voluntad de someter

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    a todo el mundo, vale decir, de implantar un imperio universal. En concreto, la as llamadaglobalizacin, no es otra cosa, sino la occidentalizacin, u occiintoxicacin del mundo.iii

    Esto nos amenaza a todos de muerte y define a la contradiccin vida-muerte como la quecaracteriza el drama antagnico-social central de nuestra poca. Ella expresaconcentradamente el agravamiento extremo de la contradiccin capital-trabajo, y de las

    contradicciones a ella articuladas, tradicionalmente consideradas secundarias o no antagnicas,y tambin la existencia de nuevas contradicciones sociales directa o indirectamente articuladascon ellas. Como seala Franois Houtart, el neoliberalismo actual

    () ha significado un enorme avance de la subordinacin formal, lo que se ha convertido en la causade la emergencia de nuevas luchas (campesinos sin tierra, pobres urbanos, inmigrantes,indocumentados, luchas por salvaguardar los servicios pblicos, la defensa del medio ambiente, laoposicin a la dominacin del capitalismo financiero), y tambin de nuevas formas que han tomadoluchas ya seculares ().

    Treinta aos de ofensiva contra el trabajo y contra el Estado, con el fin de crear nuevas condicionespara la acumulacin del capital, diez aos de neoliberalismo triunfante despus de la cada delsocialismo real, han creado evidentemente nuevas condiciones para las luchas sociales.iv

    Ellas encuentran ahora nuevas dimensiones y aristas de existencia y expresin,remodelando la compleja urdimbre de las relaciones sociales. Marcada por la estructura actualde las complejas interrelaciones capital-trabajo, la contradiccin vida-muerte contiene, sintetizay expresa a la de clase de un modo socio histricamente concreto, muy especfico, en donde lodefensivo sin haber desaparecido nunca de la lucha de clases- (re)adquiere un carcterpredominante.

    En su desenfrenada locura destructiva el capitalismo neoliberal globalizado pone a lahumanidad al lmite respecto de s misma, desafindonos como nunca antes a pensar ennuestra sobrevivencia. Pero la posibilidad de sobrevivencia supone una discusin complejaporque se anuda a la imprescindibilidad de conformar un mundo diferente, basado en la

    armona de la dimensin csmica-humana. Y esto reclama de nosotros y urgentemente- unprofundo cambio de mentalidad, de actitud ante la vida, la creacin y construccin de nuevosparmetros histrico-culturales de pensamiento, organizacin y funcionamiento metablicosocio-natural, y la bsqueda de caminos para la puesta en comn de una plataformaterico-prctica de construccin colectiva de ese ansiado y necesario mundo diferente.

    La defensa de la vida se articula directa y radicalmente con la bsqueda de emancipacin(de la clase y toda la humanidad sojuzgada por el capital), y exige (volver a) pensar latransformacin social como un multifactico y complejo proceso radical-integral, es decir, comoun proceso de inter-transformacin de la sociedad en lo social, poltico, econmico, tico ycultural.

    Las experiencias socialistas este-europeas, nos enrostran las consecuenciassociohistricas de los intentos de mejorar la sociedad marcados por el reduccionismoeconomicista, por la apuesta creciente al mecanicismo y al autoritarismo en aras de obtenerlogros (tangibles, medibles, contables) en las transformaciones sociales (metas, planes,etc.), que relegaron (o renegaron de) la problemtica central de la transformacin social:articular el camino de la liberacin de los hombres y las mujeres con la necesaria construccinde hombres y mujeres nuevos, para mencionar solo un componente medular. Este olvido seconjug con la sobrevivencia predominante de la lgica (recreada) verticalista, jerarquizante ysubordinante propia del capital en los distintos mbitos de la vida social, ms all del perodo

    fundacional de los estados socialistas, hecho que profundiz las limitaciones iniciales del

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    modelo trazado y, con ellas, la enajenacin social, poltica, econmica y cultural del pueblorevolucionario o en revolucin.

    Reflexionar crtica y autocrticamente sobre aquellas experiencias emancipatorias resultaparte del quehacer actual del pensamiento y la prctica revolucionaria. En primer lugar, porquela desorientacin estratgica actual, la fuerte sospecha instalada por el poder de que no es

    posible otro mundo ms all del capitalismo, est anudada al fracaso del socialismo real, cuyoserrores han sido manipulados por los poderosos para dar como verdadera su pretensin dehaber arribado al fin de la historia.

    Esta perplejidad y desorientacin, que se intensifica y ampla bajo el martilleo ideolgico de losmedios masivos de comunicacin, sobre todo desde el hundimiento del llamado "socialismo real",constituye el caldo de cultivo del cuestionamiento del marxismo, ()

    A ello contribuy decisivamente la identificacin falsa e interesada del "socialismo real" con todosocialismo posible y la del marxismo con la ideologa sovitica que lo justific.v

    En segundo lugar, porque esto contribuye a esclarecer la perspectiva estratgica alternativaactual anudando las posibles opciones de salida con la bsqueda de la liberacin de los sereshumanos explotados, marginados y oprimidos por el capital, y a sta con los procesos decambios radicales de la sociedad y del sistema-mundo, para ir ms all del capital [Mszros].

    Pero no basta con criticar los errores del socialismo, no basta con ser autocrtico, esindispensable sobrepasar esta actitud y contribuir -con esas crticas y autocrticas-, alesclarecimiento de componentes fundamentales, que estn en la base de la necesariareconstruccin estratgica de la alternativa socialista. Se trata, una vez ms, de involucrarse enla problemtica social, poltica, econmica y cultural de la poca actual y en la de sus actoressociales y polticos, como parte que se es del proceso de la vida real de la sociedad.vi

    El desafo es instalar [ir instalando] el ideal socialista (en construccin) como constituyentedel imaginario y del deseo de futuro posible de miles de millones de seres humanos. Se trata de

    un socialismo que se replantee a s mismo como el sistema social ms democrtico, humanistay profundamente liberador en relacin a toda la historia de la humanidad, que solo puede llegara ser tal hoy queda demostrado-, sobre la base de crear y construir a la par consigo misma-una nueva civilizacin humana.

    Fundar y construir una nueva civilizacin humana significa fundar y construir un nuevomodo de vida.vii Y esto requiere de un proceso histrico concreto de enseanza-aprendizaje, deexplorar caminos que contribuyan a ir superando la enajenacin, es decir, caminos que abranprocesos de empoderamiento colectivo de los actores-sujetos en cada pas, promoviendo yfortaleciendo su apropiacin protagnica creciente del proceso liberador.

    Considerando la realidad de confrontacin global con el capital en la que se desarrollan lasluchas actuales, los procesos liberadores locales tendern a articularse y a confluir en lo quedevendr un proceso global de construccin (autoconstruccin) de un sujeto revolucionariouniversal, el ser humano socialista, simultneamente a la construccin-consolidacin ydesarrollo de la nueva civilizacin humana.

    En tanto el socialismo supone la creacin de una nueva civilizacin, su construccin suponeun largo proceso histrico de transicin-, complejo y multifactico que combina procesos deauto constitucin de actores-sujetos en sujeto colectivo (popular), con procesos de construccinde propuestas y proyecto alternativo, con la construccin de poder y organizacin poltico-social- desde abajo.

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    Desde esta perspectiva, resulta claro que la transicin nace en las entraas del capitalismo;y est presente ya como posibilidad en los procesos de resistencia y luchas sociales quebuscan la transformacin radical de la sociedad regida por el capital.

    Repensar el socialismo interpela tambin al pensamiento sociotransformador, que aspira aconstituirse en avanzada terica de la nueva sociedad que se desea construir y que se va

    construyendo-. En este momento histrico de crisis social global aguda y peligro de destrucciny muerte de la humanidad, el socialismo como posible alternativa civilizatoria vuelve con fuerzacreciente al centro de las reflexiones polticas, econmicas, filosficas. Y ello reclama retomarlos anlisis de Marx y sus propuestas sobre la indisoluble articulacin teora-prcticarevolucionarias, sobre los diversos modos de existencia de la enajenacin social e individual enel capitalismo y los complejos e interdependientes caminos de su superacin, susconsideraciones sobre el poder, la poltica, el Estado, la economa, la filosofa, la tica, lacultura Pero la dialctica de la realidad poltico-social, exige tambin actualizar la teorarevolucionaria, particularmente por su indivisible interarticulacin con la prctica socio-transformadora.

    En este empeo resulta importante actualizar las concepciones econmico-filosficas que lofundamentan articulndolas con las enseanzas histricas de sus primeras experiencias, conlas enseanzas de lucha de los pueblos y su nuevas construcciones y aspiraciones, y rescatar redimensionndolo- el profundo sentido prctico-liberador (de la clase, los oprimidos,marginados, y de la humanidad toda) del socialismo.

    Ello llama a actualizar e incluso replantear en ciertos aspectos, si fuera necesario-, ladimensin y concepcin de la gesta humano-emancipadora de la sociedad propuesta por Marx,cuya responsabilidad estratgica, poltica, econmica y filosfica (en acto) fue histricamenteatribuida por l a la clase obrera, previamente identificada como el agente social del cambio, apartir de analizar su interrelacin con el capital (interdefinicin) y el papel que de ello sedesprenda en aquel momento histrico concreto de su desarrollo, con sus problemas tambinsociohistricamente determinados (los modos de existencia de la explotacin, de la opresin, deproduccin y reproduccin de la enajenacin), y las posibilidades socio-polticas de susuperacin, tambin interdefinidas en correspondencia con ellos.

    Esto vuelve a colocar en el centro del debate filosfico, como parte de l, la problemticapoltica concreta de la transformacin de la sociedad, la bsqueda de respuestas a lasinterrogantes: Para qu?, cundo?, cmo?, quines?

    Responder a tales interrogantes exige al pensamiento de para y en- la transformacinrevolucionaria de la sociedad (y a los pensadores), retomar el cauce de la revolucin terica

    iniciada por Carlos Marx y Federico Engels.() por qu volver, en estos momentos, sobre este eje, fuente o manantial terico y vital? Porquehoy, ms que en otros tiempos, se pone en cuestin la vinculacin entre sus ideas y la realidad, entresu pensamiento y la accin.viii

    Esto nos convoca a reflexionar -en relacin con el tema que nos ocupa-, teniendo encuenta:

    Los cambios objetivos ocurridos en la sociedad, sobre todo a partir de lastransformaciones en las relaciones capital-trabajo en la subordinacin real y formal deltrabajo al capital, de los descubrimientos cientfico-tcnicos, los avances tecnolgicos yen la organizacin del trabajo, la revolucin en la electrnica y las comunicaciones, etc.

    Todo ello, lejos de sepultar la problemtica de la enajenacin de la clase y la sociedad-,

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    la actualiza con modos nuevos y superpuestos de enajenacin y re-enajenacinpresentes y activos en los diversos rdenes de la vida social.

    La actualizacin de la crtica al capitalismo hoy.

    La recuperacin crtica de las enseanzas de las experiencias socialistas y de lastendencias predominantes en los pensamientos emancipadores del siglo XX.

    La existencia en nuestro continente- de la fractura histrica entre clase y pueblo y,particularmente, entre clase y pueblos originarios.

    La emergencia de nuevos actores sociales y polticos en los mbitos local y global.

    La recuperacin crtica de las enseanzas de las resistencias y las luchas de los puebloslatinoamericanos y sus nuevas organizaciones sociopolticas.

    La necesidad de repensar la alternativa al capitalismo, el socialismo, re-articulando lateora de y para la transformacin con la prctica transformadora (teora encuestionamiento-transformacin permanente).

    Ello implica hoy a la vez que un rescate de los fundamentos tericos de la propuestas de

    Marx y Engels-, actualizar, ampliar y enriquecer su contenido terico (econmico, filosfico,social, tico, humanista), inseparable de su compromiso prctico con la liberacin de la clase ytodos los oprimidos, es decir, con la superacin de su enajenacin opara decirlo msconcretamente- de sus diversas enajenaciones y sus variados modos de existencia ymanifestacin. Supone tambin, por tanto, simultneamente, la actualizacin del sentidoprctico transformador de la teora, que es -a su vez y por ello-, el sentido de las prcticas.

    Esta afirmacin condensa aspectos terico-filosficos (y poltico-prcticos) que fuerontratados de muy diversos modos incluso antagnicos entre s- por intrpretes y exgetas deMarx, por militantes, intelectuales y polticos de izquierda en general. Atendiendo al tema centralque nos ocupa y segn la extensin mxima posible en este trabajo-, intentar apuntaraspectos medulares en lo referente a la relacin entre filosofa y marxismo, que supone otrastantas respecto a las relaciones entre teora y prctica, enajenacin-liberacin, sujeto-clase (yobjeto), objetividad-subjetividad, conciencia, y los nodos de las divergencias (tericas ypolticas) que en torno a ella se levantaron, y que guardan una vinculacin ms o menos directacon los enfoques de esta tesis.

    III. FILOSOFA MARXISTA?

    Si para Hegel la Idea Absoluta es el nico objeto y contenido de la filosofaix, para Marx, elnico sentido de la filosofa es el ser humano concreto dentro de una sociedad histrico

    concreta, y esta misma, en tanto resulta imprescindible conocerla para elaborar (y brindar) losinstrumentos tericos necesarios para la superacin de la situacin de clase en s delproletariado, para que ste pueda con conciencia de clase para s, y en articulacin indisolublecon sus prcticas de lucha y enfrentamiento al poder del capital-, poner fin a su explotacin y con ello- necesariamente, transformar la sociedad en su conjunto.

    Si el trabajo vivo es el origende la crtica (y de la realidad) del capital para Marx, el destinatariode lateora crtica es la conciencia del proletariado: el saberde esa conciencia que todo el capital no essino trabajo vivo. () // Este saber (Wissen) de la conciencia del proletariado de la esencia delcapital, y no tan solo de su apariencia fenomnica y fetichizada, es la realizacin histricaefectiva dela ciencia (Wissenschaft) en el sentido que le daba Marx. // Mientras que el saberno es ejercidocomo actualizacin crtica de la conciencia del trabajo vivo, (), es una cienciaelitista, ella misma

    fetichizada, infecunda, innecesaria: saber para nada; puro saberformal. Cuando el saber se haceconciencia, conciencia de clase, conciencia de pueblo, solo en ese caso es saber real: se haceciencia comohistoria (no solo de la historia).x

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    Y aqu radica el nudo de su revolucin terica (y prctica). En la base de la misma est lainseparabilidad sujeto-objeto, teora-prctica, a la que se articulan pensamiento y accin, sersocial y conciencia social, lo objetivo y lo subjetivo.

    1. Al articular el pensamiento filosfico y la prctica sociotransformadora, la revolucinterica realizada por Marx y Engels presupona la revolucin prctica. Dicho de otro modo, se

    asentaba, reclamaba y a la vez proyectaba, una prctica revolucionaria en la relacintransformadora del ser humano con el medio sociohistrico del cual era parte (concretamente,del proletariado y otros sectores oprimidos por el capital a l articulado), imprimindole unsentido proyectivo-revolucionario socialista a las luchas del movimiento obrero naciente y de loscampesinos desclasados.

    2. No hay apriorismo en Marx. l busca explicaciones a los fenmenos de la vida social desu poca, tratando de proyectar, a su vez, las luchas de los movimientos sociales (obreros ycampesinos) de entonces hacia una transformacin radical y eficiente de la realidad. Estaarticulacin revolucionaria tiene en el concepto de prctica sociotransformadora el nudo central.

    La coincidencia de la modificacin de las circunstancias y de la actividad humana solo puede

    concebirse y entenderse racionalmente como prctica revolucionaria.xi

    Al ser medidora de la actividad humana transformadora, la prctica es en s misma una

    unidad contradictoria objetivo-subjetiva, en la cual lo objetivo y lo subjetivo se interdefinen,interconstituyen e intercondicionan mutuamente: la prctica no se reduce a ser materializacinde ideas, ni mbito de concrecin fenomnica de necesidades o de supuestos mandatosexteriores a la vida social concreta, no expresa solo necesidades objetivas que llevan al serhumano a su interaccin con el medio social. El sujeto no solo transforma (al objeto). En primerlugar, es en esa relacin que constituye al objeto como tal; en segundo, en el mismo acto, en lamisma mediacin, se transforma a s mismo por intermedio de la interaccin prctica con elobjeto de su actividad, es decir, es la intermediacin misma la que -en definitiva- rene y

    sintetiza a ambos polos de la actividad humana en un eslaboneo permanente e inter-cambiante.La prctica sociotransformadora conforma una bisagra que articula (y desarticula) elpensamiento (filosofa, ciencia, economa, poltica, tica, moral y cultura), en procesocontradictorio de construccin-reconstruccin de la totalidad social concreta existente, que harposible tambin la totalidad pensada. Precisamente, por su carcter profundamentecontradictorio, result uno de los conceptos ms vulgarizados y simplificados del pensamientode Marx.xii

    3. El objeto (social) presupone al sujeto social y viceversa, ambos se interdefinen comotales objeto y sujeto en la interrelacin, es decir, en la actividad prctica que los articula comotales, marca a la vez con ello la inseparabilidad, intercondicionalidad, interpenetracin einterdefinicin objetivo-subjetiva.

    El defecto fundamental de todo el materialismo anterior incluyendo el de Feuerbach- es que soloconcibe el objeto, la realidad, la sensoriedad, bajo la forma de objeto [objekt] o de contemplacin,pero no como actividad sensorial humana, como prctica, no de un modo subjetivo. () xiii

    Ni lo objetivo puro aislado de lo subjetivo, ni lo subjetivo puro aislado de lo objetivo; el sujetoimplica su subjetividad, la interrelacin con la objetividad y viceversa. Esto apunta tanto a noexcluir al componente subjetivo (en el sujeto como en el objeto y en las prcticas), como a noconfundir la relacin sujeto-objeto con la relacin ser-pensar. Su habitual equiparacin resulta,como analiza Zaira Rodrguez,

    () parte del error de reducir la categora de sujeto a la conciencia y la categora de objeto al amateria. () se desconoce que el sujeto es a la vez material e ideal; en segundo lugar, no seadvierte que el objeto puede ser, tambin, un objeto ideal; en tercer lugar, se identifica el concepto

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    de materia con el de objeto, cuando realmente este ltimo es aquel aspecto de la realidad material oespiritual que cae en el mbito de la actividad practica, () se desconoce el significado filosficogeneral de la relacin sujeto objeto constrindose exclusivamente a la relacin entre lo ideal y lomaterial.xiv

    4. Ese significado filosfico se logra en la definicin y construccin de las categorasfilosficas, que son una unidad de contrarios cuyo contenido universal solo puede emanar de

    su relacin recproca contradictoria que se realiza en la actividad prctico transformadora delsujeto social en una determinada interrelacin sujeto-objeto. Esta interrelacin conforma lo que,siguiendo a Zaira, identifico como la regin o mbito de lo filosfico. De ah que paracomprender el lugar y papel de las categoras filosficas en el pensamiento de Marx, seaimprescindible entender la relacin dialctica sujeto-objeto como una relacin compleja,dinmica, intercondicionadora e interdefinitoria, cuyas enmaraadas interdefiniciones eintermediaciones, se producen mediante nexos gestados en la prctica social.

    Es desde ah que Marx busca explicaciones a la convulsa y contradictoria realidad socialalemana de su poca. Y desde ah fue sometiendo a una rigurosa crtica a la carga heredada deHegel, de Feuerbach, y de tantos otros pensadores, economistas, y polticos de su poca, o que

    le antecedieron, como a su propia concepcin, por ello, siempre abierta, inacabada

    Marx construy sus categoras o reconstruy las que utiliz de otros-, en dilogoininterrumpido con la realidad social de su poca, dejando claro que los conceptos no contienenuna esencia ideal trascendente a la que reflejan o encarnan en el pensamiento, sino que seforman a partir de la prctica misma de los hombres, de la reflexin terica sobre ella, y a ellamisma se refieren.xv Tienen por tanto, una procedencia terrenal-social condicionada por larealidad social histrico-concreta en la que se construyen, a la que se refieren, y en la queactan (son parte). Sus contenidos, ni absolutos ni eternos, resultan -adems decrtico-subjetivo-objetivo-contradictorios-, transitorios: deban ser desarrollados, modificados o

    reemplazados por otros en la medida que maduraran las prcticas humanas y las reflexionessobre ellas, o atendiendo a los cambios de las circunstancias sociales histrico-concretas en lasque ellos se desarrollaban.xvi Esto es as, para Marx, en todas sus dimensiones, no hayexcepciones. Y lo deja muy en claro, sobre todo, cuando puntualiza acerca del conceptocomunismo.xvii Recomendacin filosfico-poltica que bien vale recordar en tiempos como losactuales.

    La tarea filosfica fundamental permanente consiste en el trabajo dialctico-histricocrtico-autocrtico con los conceptos y las categoras filosficas, actualizando y/oreconceptualizando lo existente y construyendo nuevos conceptos y categoras. Esta labor hadevenido el centro del quehacer de lo que identificamos como filosofa marxista, teniendo

    siempre presente que desde esta perspectiva- es la prctica sociohistrica concreta de losactores-sujetos sociales por cambiar la sociedad en que viven en el sentido de su liberacin, laque posibilita y articula ese pensamiento crtico que, para serlo, a la vez, debe ser autocrtico,liberador y de liberacin.

    En relacin con lo aqu expuesto, considero importante destacar dos definicionestrascendentales:

    1. Respecto del objeto de la Filosofa: (...) la regin o dominio de la filosofa [no es] ni elmundo separado del hombre, ni el hombre separado del mundo, sino, precisamente, larelacin activa y multifactica del hombre con el mundo.xviii(...) la regin propia o exclusiva de la investigacin filosfica no es ms que la esenciao la universalidad esencial de la actividad social multifactica sintetizada en las leyes ocategoras del pensamiento terico.xix

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    2. En relacin con las categoras, a su definicin y a cmo se construyen: La naturalezapeculiar de las categoras filosficas responde a que ellas se forman sobre la base de laactividad multifactica de los hombres (actividad prctico-material, actividad terico-cognoscitiva y actividad prctico-valorativa). Por eso, las categoras filosficas noconstituyen identidades abstractas en la que se fija lo comn genrico de todos y cada

    uno de los fenmenos de la realidad (...).

    xx

    Ya ha quedado establecido que la regin del saber filosfico es el pensamiento tericoque se plasma en las categoras concebidas como formas universales de la actividadhistrico-social. Pero la actividad humana, no es, en esencia, otra cosa que la sntesisde lo ideal y lo material. En otras palabras, en la actividad histrico-social se manifiestael movimiento o trnsito permanente de lo material en lo ideal y viceversa; esto es, unconstante proceso de cosificacin y descosificacin.xxi

    Esto resume, de ltima, el sentido mismo de los estudios de caso que he realizado basadosen la investigacin participativa. Adems de recuperar experiencias y sistematizarlas, ademsde aportar a la reconstruccin de la memoria histrica de los actores sujetos y contribuir a la

    maduracin de su autoconciencia, articulado a todo ello, estas investigaciones tenan entre susobjetivos avanzar en la actualizacin de contenidos de viejos conceptos dando cuenta de lonuevo en relacin con la problemtica tratada, as como en caso de ser necesario y posible,adentrarnos en la formulacin de nuevos conceptos, tarea que solo sera posible- a mientender- partiendo de la realidad, de la prctica de los actores mismos para avanzar desdeall.

    As lo puntualizo directamente en uno de los textos que sistematiza la experiencia de laCentral de Trabajadores Argentinos:

    No es el pensamiento (con minscula ni con mayscula) el que engloba a las prcticas; son stas lasque condensan en s todo el pensamiento posible (en un momento histrico) acerca de lo que los

    sujetos alcanzan a visualizar e interiorizar de la sociedad en que actan y de las respuestas queelaboran en consecuencia, y tambin, por supuesto, de las herramientas materiales y espirituales-empleadas para elaborar tales respuestas. En la prctica est el germen racional de la posible salida.Lo que es muro tambin es puente. Lo que separa, une. ()

    Como claramente explica Zaira Rodrguez: () las categoras sirven de instrumentosterico-metodolgicos de la actividad cientfica y prctica del sujeto social, y tambin actan encalidad de esquemas para la interpretacin y orientacin de los resultados de la actividad humana.De este modo, la estructura categorial del pensamiento terico de una poca histrica conforma laarmazn lgica a partir de la cual se puede dirigir y fundamentar la actividad prctico social.

    () Esto implica que la naturaleza cosmovisiva del saber filosfico lleve implcito a la vez un carcterterico-cientfico e ideolgico-clasista, y que el partidismo filosfico responda simultneamente araces epistemolgicas y a races sociales o clasistas ().xxii

    5. El hilo conductor del pensamiento terico-revolucionario de Marx fue indudablemente labsqueda del basamento social histrico-concreto de las races de la enajenacin humana(particularmente de la clase obrera) -problemtica que no desapareci nunca del centro de susinvestigaciones tericasxxiii-, para, sobre esa base, buscar caminos para su negacin osuperacinpositiva. Para ello se dio a la tarea de identificar y demostrar pormenorizadamentequinesseran los que podran y querran hacerlo (porqu). Como seala Istvn Mszros,

    Para Marx (), la cuestin de la superacin, a partir de las primeras formulaciones de suconcepcin filosfica, fue inseparable del programa de alcanzar la unidad de la teora con laprctica.xxiv

    La explicacin realizada por Marx del proceso de acumulacin originaria del capital fuefundamental para superar la concepcin ahistrica de Hegel acerca de la relacin entre elcapital y el trabajo. La puesta en evidencia del despojo secular que conform el capital

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    originario que luego confluyendo con otros elementos cientfico-tcnicos cristaliza en laindustria-, fue clave para desentraar las modalidades del despojo-apropiacin del capitalrespecto del trabajo y el producto del trabajo del obrero. El sujeto universal desparece y elmotor del movimiento social, de la historia, se ubica en el enfrentamiento de las clase socialesconcretas y antagnicas en sus intereses y aspiraciones, que se constituyen como tales en el

    proceso de nacimiento y funcionamiento del capital.El capitalismo tiene un sujeto para s: la clase de los capitalistas, pero as como ese sistemay esa clase haban surgido en el desarrollo sociohistrico, podran tambin desaparecer con eldesarrollo de la historia: el capitalismo y sus relaciones sociales no es el producto de unasituacin natural, divina, ni eterna. Y sera precisamente la clase engendrada por el capitaldurante siglos de acumulacin originaria y reunida en la gran industria, la que podratransformar de raz ese estado de cosas, re-apropiarse de su despojo histrico con sentido deprogreso, y fundar un nuevo tipo de sociedad que ponga fin a todo tipo de enajenacin: deltrabajo, de los productos del trabajo, y de los trabajadores como seres humanos productores nosolo de las mercancas sino tambin de su propia enajenacin.

    El Capitalresulta, en este sentido, la pieza filosfica por excelencia, sin la cual, es imposiblecomprender, no solo la totalidad del pensamiento de Marx sino tambin su abordaje de latemtica de la enajenacin y del sujeto revolucionario transformador del mundo (capitalista).Marx descubri y fundament que

    la enajenacin econmica era el eslabn comn a todas las formas de enajenacin ydeshumanizacin, le fue imposible no adoptar el concepto de enajenacin este comn denominadorestructural- como centro de referencia de toda su concepcin.xxv

    La enajenacin humana se desnuda ante la mirada crtica inquisidora concreta de Marx y semuestra como lo que es: enajenacin de la clase obrera (subordinacin real del trabajo alcapital). Y la bsqueda de superacin de esa enajenacin resulta entonces la bsqueda terico-

    prctica de la liberacin de la clase obrera. Por eso, como subraya Mszros, () la clave paracomprender la teora marxista de la enajenacin es el concepto de Aufhebung(superacin) y noal contrario,xxvi Es a esa tarea que Marx le dedica su mayor empeo.

    Cuando Marx convierte la crtica de la poltica en crtica de la economa superefectivamente el carcter abstractamente programtico de Los manuscritos Ya no necesitabaabundar en explicaciones acerca de la unidad teora-prctica, estaba en condiciones de buscarvas para realizar en la prctica social ese programa revolucionario.

    Este ha sido y es uno de los principios articulado a los antes mencionados- rectores de milabor terico-prctica desde la realidad compleja y multidimensional de los actores socialesconcretos de Amrica Latina. Esta pretende -entre sus diversos objetivos-, contribuir a lanecesaria actualizacin crtica del contenido (y la significacin) que tienen hoy sus luchas enaras de eliminar-superar la enajenacin mltiple generada por la lgica del capital. Articulando aello tambin, necesariamente las reflexiones crtico-autocrticas respecto de las experienciassocialistas pasadas recientes, tanto en lo que hace a la democracia y la participacin popular enla definicin de los objetivos de la transformacin social, como a la construccin de esatransformacin acorde con su conciencia y sus tiempos, sus modalidades organizativas, demodo tal que todo ello les permita a los pueblos rescatar en su proyecto liberador socialista recreada-, sus culturas, sus identidades, y conjugar sus necesidades, intereses y aspiracionesmateriales y espirituales.xxvii

    6. La realidad social histrico-concreta es el punto de partida inequvoco de todo anlisissocial, econmico, poltico, filosfico, cultural y, a su vez, tambin el objeto y destino de las

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    mismas. Teniendo este principio como brjula, Marx argumenta su propuesta -y con ello una delas bases de todo pensamiento social-, fundamentando que el pensamiento solo puede ser dela historia, si lo es enla historia.

    Su cientificidad peculiar, como peculiar es el movimiento social desde el cual refiere y alcual se refiere, se resume en la dialctica que encierra: no solo explica la contradiccin de un

    modo lgico-racional, a la vez por ello- resultan contradictorios tambin su formulacin ycontenido.

    En este sistema, cada punto particular es multidimensional; se encadena los otros puntos delsistema, implica los otros y es implicado por ellos.xxviii

    Objetivo-subjetiva es la prctica sociotransformadora de los seres humanos en la historia, ylo es tambin el pensamiento que la capta y sintetiza reproduciendo esta contradiccin en susconceptos y categoras, tambin abiertas, histricas, inacabadosxxix

    Uno de los cuestionamientos acerca de la vigencia del marxismo apunta precisamente acondenar su transformacin en dogma. Luego de la Revolucin de Octubre, y muymarcadamente a partir del perodo de Stalin, el pensamiento sobre la transformacin

    revolucionaria de la sociedad detuvo all su desarrollo; era como si la historia hubiese llegado asu fin. En un tiempo en que la propuesta terico-revolucionaria marxista debi habersedesplegado y multiplicado ampliamente ante la emergencia de un nuevo tipo de sociedad, secerr sobre s misma y se transform en doctrinacuya letra inalterableera necesario memorizary repetir.

    Al no poder referirse a la realidad, el pensamiento comenz a referirse a s mismo a susfuentes originales, particularmente-, como criterio de verdad y de toda razn posible. El terrenode la interpretacin, la reproduccin erudita y la exgesis fueron entonces lo nico permitido yestimulado. La realidad social incuestionable- se mantena fuera de dichas reflexiones y, portanto, ellas resultaban necesariamente fuera de la realidad de los procesos de la vida socialhistrico concreta. Lo contrario equivala a la censura, la libertad vigilada, el encarcelamiento, oel destierro interno o externo.

    Frente a eso, en diversos momentos y mbitos, y de modos diferentes, reaccionaronintelectuales revolucionarios como Lukcs, Korsch, Gramnsci, Althusser, Ilinkov, yrevolucionarios intelectuales de la talla de Maritegui, Mella, Farabundo Mart, Dalton, ytambin Fidel, Che para solo mencionar algunos muy destacados.

    Ellos -como deca Sneca-, se dieron a la tarea de desarraigar las falsas opinionesadmitidas, recibidas, labor no acomodada que, como rescata Dussel, fue sealada ya porBerkeley en su Dilogos de Hylas y Philonous: xxx

    Se podra soportar las paradojas y el escepticismo (de los filsofos) si no arrastraran tras de sciertas consecuencias que son peligrosas para la humanidad. Aqu est el verdadero mal: la genteque tiene poco tiempo para pensar ve que ellos (los filsofos)... contradicen los principios ms clarosy comnmente recibidos y plantean dudas acerca de las verdades ms importantes que haban sidotenidas hasta entonces por sagradas e indiscutibles.xxxi

    Tales ejemplos marcaron mi comprensin terica de la propuesta de Marx y Engels, ytambin mis bsquedas y reflexiones. De ello dan fe, adems del estudio presentado para optarpor el grado cientfico a Doctor en Ciencias Filosficas, mis anteriores investigaciones ypublicaciones.xxxii

    7. La crtica demoledora de Marx a la filosofa especulativa y contemplativa, y tambin

    materialista vulgar, no significaba su enemistad con toda filosofa, ni con todo pensamientofilosfico, sino el plantearla sobre nuevos fundamentos: dialctico-materialista-histrico-crtico,

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    sacarla del claustro contemplativo trascendental e individual aislado (fragmentado yfragmentador) de la totalidad social, otorgndole un sentido para el desarrollo de la vida social ypor tanto para s misma: la transformacin del mundo, de la sociedad capitalista, en bsquedade la emancipacin de la clase obrera y con ella- de toda la humanidad.

    Para ello, considerando su interdependencia con las prcticas sociotransformadoras reales

    (multidimensionales, complejas, dinmicas, integrales), la filosofa no poda desarrollarseaislada de la economa, ni de la poltica, de la tica o de la ciencias naturales. Al contrario, Marxlas redefini (a todas ellas) entendindolas en necesaria articulacin e integracin proyectivahacia lo que, a su entender, sera una nica ciencia humana.xxxiii Al afirmar esto, no pretendadescalificar ni renunciar a los enfoques de las ciencias particulares, a las que entenda comociencias fragmentadas, enajenadas en su particularidad, aisladas de una concepcin integral dela totalidad social humana.

    Para l resulta indispensable no solo poner fin a los mecanismos de produccin yreproduccin de la alienacin de la clase y con ello- de toda la sociedad, sino tambin de lasformas enajenadas del pensamiento terico (filosfico, econmico, poltico, de las ciencias

    naturales), que construyen su verdad fragmentada en ciencias particulares, sin buscar losvasos comunicantes entre los diversos mbitos de la misma realidad.

    Cuando Marx se refera a la tarea de superar la filosofa y la economa poltica, no quera decirsuperar a una de ellas mediante el economismo vulgar y a la otra con la antropologa, o con unanalisis filosfico psicolgico de la condicin humana, etc. () l afirmaba que la filosofa y laeconoma poltica aplican al hombre una vara de medir diferentey opuesta, cada una de ellas enforma igualmente exclusivista, mantenindose en una relacin enajenada respecto de la otra,puesto que sus puntos de referencia son bsicamente diferentes. Y Marx quera superarlas mediantealgo que no es ni filosofa tradicional ni economa poltica tradicional. () defenda por eso la cienciahumana: sntesis no enajenada de todos los aspectos.xxxiv

    Por eso, para Marx, no solo la filosofa careca de sentido como supuesta teora general

    abstracta, sino tambin la economa, la tica, la poltica.() para realizar la ciencia humana, la filosofa, la economa poltica, las ciencias naturalesabstractamente materiales, etc., se deben integrar recprocamente, lo mismo que con la totalidad deuna prctica social ya no caracterizada por la enajenacin y la cosificacin de las relaciones socialesde produccin. Porque la ciencia humana es precisamente esta doble integracin en la superacinde la anterior y doble enajenacin- de los campos tericos particulares, 1) entre ellos y 2) con latotalidad de una praxis social no enajenada. // El factor dominante de este complejo es,naturalmente, la superacin de la enajenacin en la misma prctica social.xxxv

    Es claro entonces que, con Marx, ha llegado a su fin toda filosofa especulativa ubicadasupuestamente por encima de las dems ciencias y de la sociedad. Pero,

    Si la filosofa en el sentido tradicional del trmino est en principio terminada despus de la

    formacin del marxismo, ese fin no es una simple desaparicin, como lo quisiera el positivismo: esuna transfiguracin.xxxvi

    Es posible entonces una filosofa marxista?

    A mi modo de ver, la sola interrogante encierra una afirmativa respuesta. Son muchos lospensadores que argumentaron y argumentan a favor de ello, y otros lo hicieron tambin encontra. Recordar brevemente los ejes de aquellas polmicas no tiene hoy otro afn quecontribuir a revitalizar el contenido y sentido revolucionario del pensamiento fundado por Marx yEngels y, a la vez, actualizar la interrelacin entre marxismo y filosofa, que contiene a otrasfundamentales: teora prctica, sujeto-objeto, poltica, economa, filosofa, tica, moral, cultura,la relacin entre el proceso histrico ideal y el real, y -muy especialmente, si de marxismo se

    trata-, la relacin entre filosofa y revolucin.

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    Su inters por la filosofa no fue nunca filosfico: fue siempre prctico-humano. ()para l, tanto lafilosofa como la economa poltica se mezclaron desde el principio en una sola preocupacinprctico-humana. () // En El Capitalno hizo menos filosofa que en Los Manuscritos y toda suobra.xxxvii

    En un tiempo en que todas nuestras construcciones terica se encuentran marcadasfuertemente por la enajenacin que emerge de la dominacin de la lgica del capital, tambin

    en lo que hace al pensamiento filosfico y al desarrollo de las ciencias, la tecnologa, etc., elpensamiento complejo, mltiple, integrador, dialctico de Marx resulta imprescindible parapensar crticamente el fin del sistema del capital. Y la filosofa marxista cuyos ejes centrales heintentado brevemente reparas aqu- es inseparable de ese pensamiento. Repensarla comoparte viva del movimiento sociotransformador latinoamericano actual es parte de nuestra labor,en la que ubico tambin, por tanto, mis modestos esfuerzos.

    INTERPRETACIONES, REDUCCIONISMOS, POLMICAS, EXCLUSIONES

    La naturaleza contradictoria de la teora elaborada y propuesta por Marx y Engels, ha sidofuente de conflicto permanente fuera y dentro del pensamiento marxista.

    No puede interpretarse como un simple accidente de la historia el hecho de que fuertescorrientes del pensamiento marxista particularmente esteuropeo-, hayan simplificado el ladosubjetivo del conocimiento, del pensamiento, y la actividad prctico transformadora de los sereshumanos, con la pretensin de construir un pensamiento social cientfico, exacto. Elcientificismo resultante fue, en este caso, el supuesto defensor de la objetividad contrapuesta ala subjetividad, que fue declarada opuesta -terica e ideolgicamente- a esa cientificidad.

    El ejercicio del poder autoritario en la URSS, fundamentalmente, necesitaba una teora-ideologa que las justifique y sostenga, y nada mejor que el propio marxismo en su variantecientfica y objetiva, convertido en doctrina absoluta (incuestionable) custodiada desde elpoder. Esto produjo distorsiones, mutilaciones y castraciones en toda la obra terica de Marx,en sus planteamientos revolucionarios, fragmentando el nexo indisoluble entre pensamientoterico y la realidad sociohistrica concreta, eliminando su articulacin histrica-crtica-dialctica-materialista y su sentido liberador (de la clase y la humanidad). As se pretendi (yestableci), por ejemplo, que la problemtica de la enajenacin era premarxista, propia deljoven Marx todava hegeliano, que la dialctica materialista era el DiaMat, etctera.

    Esta situacin (clima poltico-ideolgico) provoc reacciones diversas dentro y fuera de laURSS; a continuacin sealar aquellas articuladas a la temtica de este trabajo, en virtud delas interrogantes formuladas en el acto de la predefensa.

    La negacin de la relacin (Kant) Hegel-Marx. (Que tiene a su vez diversas explicaciones

    y tendencias ideolgicas y polticas.) Encarnado en el reformismo de la II Internacional y elmaterialismo vulgar los primeros epgonos de Marx se esforzaron por argumentar que l habaafirmado el fin de toda filosofa y no de un modo concreto de filosofar: el especulativo-contemplativo. La concepcin marxista sufri as un golpe antidialctico, convirtindose, por unlado,

    () en una especie de principio heurstico para la investigacin cientfica particular; en otra de lasdirecciones, el fluido principio metodolgico de la dialctica materialista se derrama en una serie deprincipios tericos sobre la conexin causal de los fenmenos histricos en los distintos campos dela vida social. Se convierte, por tanto, en algo que podramos definir con la mxima exactitud comouna sociologa general sistmica. () // Todas estas deformaciones y muchas otras (), pueden sercaracterizadas con la frase que resume el problema: la teora general unitaria de la revolucin social

    se convirti en una crtica cientfica del orden econmico burgus y del estado burgus, de laeducacin burguesa, de la religin, el arte, la ciencia y toda la cultura burguesa, una crtica que ya no

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    pasa a ser necesariamente y por toda su esencia una prctica revolucionaria, sino que igualmentepuede derivar, y generalmente as sucede de hecho en su prctica real, hacia toda clase deaspiraciones reformistas, que bsicamente no traspasan el mbito de la sociedad burguesa y de suEstado.xxxviii

    De la mano de Stalin se abri paso otra tendencia reduccionista del marxismo, quebuscaba eliminar su raz prctico-crtica-histrica-dialctica-materialista, buscando quiz evitar

    el cuestionamiento de sus prcticas poltico-sociales, y justificar su propuesta conservadora yreaccionaria en relacin a la revolucin social socialista. Fue durante su mandato que sepretendi responder definitivamente a la contradiccin presente en la propuesta terica deMarx y Engels, fragmentando el marxismo:

    () el materialismo ser la concepcin del mundo del marxismo, y la dialctica su mtodo. () El[Stalin] no puede pensar a la vez su dualidad y su unidad. xxxix

    El surgimiento del materialismo dialctico, por un lado, y el materialismo histrico, por otro,signific la afirmacin de un contrasentido radical, puesto que las categoras filosficas -como,por ejemplo, materia y conciencia-, despegadas de las relaciones histricas y prcticas de loshombres en y con el mundo, resultaban abstracciones metafsicas. Porque como subraya

    Lucien Sve, la realidad de las relaciones entre el ser y el pensar, es la praxis, es la historia.xl Fue Lukcs quien con su libro Historia y conciencia de clase (1923), levant la crtica al

    marxismo dogmtico ortodoxo. An si ese no fue su propsito principal, su obra fue pordecenios un texto clsico de esa polmica. A la interpretacin materialista vulgar y dogmticadel marxismo l le opuso su ascendencia hegeliana, considerando que Marx llev al puntoextremo la tendencia histrica que se encontraba en la filosofa hegeliana, tendencia que lresume definiendo a la dialctica, como el mtodo de Hegel-Marx, antpoda del mtodo de lasciencias naturales.xli

    En el seno de la III Internacional se produjo un choque entre el avance de la filosofa

    marxista-leninista-stalinista, es decir, el bolchevismo convertido en filosofa marxista universalde la mano de los partidos comunistas de todo el mundo, y la tendencia filosfica opuestacondensada en los textos de Lukcs, Korsch, Gramsci y otros comunistas europeosoccidentales, de donde emergi la corriente que se conoce como marxismo occidental xlii.

    Si queremos reducir a una frmula breve la querella filosfica del ao 1924, sin abrir brecha en laforma ideolgica que adopt dicha querella en la conciencia de los implicados en ella, podemos decirque se trat de la confrontacin entre la interpretacin leninista del marxismo de Marx-Engels,formalmente canonizada entonces en Rusia [hecha por A. Deborin sobre la base del Lenin deMaterialismo y empiriocriticismo], y las concepciones de Georg Lukcs y de otros muchos tericos delos partidos comunistas hngaro y alemn, considerados, con ms o menos razn, "partidarios"suyos; unas concepciones que al parecer se "desviaban" de este canon leninista en direccin haciaun idealismo, hacia la crtica filosfica del conocimiento de Kant y hacia la dialctica idealista de

    Hegel.xliii

    En tales circunstancias surgi la necesidad de volver a discutir desde un punto de vistasimplemente terico las relaciones entre marxismo y filosofa, para

    () restaurar el sentido verdadero e ntegro de la doctrina marxista, desfigurada y trivializada por losepgonos.xliv

    Precisamente, esa fue la intencin del texto de Korsch Marxismo y filosofa, pero cuandoapareci, muy pronto, fue rotulado como un libro revisionista, y su autor como partidarioconfeso de Kant, de Mach, y otros, en primer lugar, por Franz Mehring entonces SecretarioGeneral de Partido Comunista de Alemania-, que haba expresado claramente su rechazo atodas las elucubraciones filosficas.

    () este reproche de "desviacin idealista" se fundament, por un lado, atribuyendo al autor unasopiniones que no se formularon en absoluto en su trabajo y que en parte se rechazaron de un modo

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    expreso, en especial la supuesta negacin de la "dialctica en la naturaleza". [En realidad, Marxismoy filosofa se mantena distante tanto de la unilateralidad con que Lukcs independizaba lasconcepciones respectivas de Marx y de Engels, como del dogmatismo ortodoxo que estableca unacoincidencia total y absoluta entre las doctrinas de ambos Padres de la Iglesia]. Pero, por otra parte,los ataques se dirigan tambin contra las ideas defendidas realmente en Marxismo y filosofa, yespecialmente contra la renuncia dialctica, expresada ms de una vez, al "realismo ingenuo" de quese sirve "el llamado sentido comn, ese lamentable metafsico", y con l la "ciencia positiva" habitual

    de la sociedad burguesa, y tras ella tambin, por desgracia, el marxismo vulgar actual, abandonadode todo pensamiento filosfico, para trazar "una profunda lnea divisoria entre la conciencia y suobjeto", y as admite la conciencia "como algo dado, contrapuesto desde el principio al ser, a lanaturaleza" (como Engels reproch crticamente a Dhring an en el ao 1878).xlv

    Otra vertiente surgida en el clima ideolgico-poltico stalinismo-antistalinismo y marcadapor l, fue la que se propuso rescatar la filosofa revolucionaria de Marx subrayando laindisoluble articulacin marxismo-prctica social concreta. Tal fue el empeo de Gramsci con sufilosofa de la praxis, que vino a reunirse con los planteamientos desarrollados por Lukcs,Korsch y otros marxistas de su poca. Segn l muy apretadamente-, el materialismo histricoes la filosofa del marxismo y desde el punto de vista de la praxis- la dialctica resulta ser la

    lgica del marxismo, su mtodo, su teora del conocimiento, dentro de la cual los conceptosgenerales de historia, poltica y economa se anudan en una unidad orgnica. Para Gramsci, lascategoras de la filosofa marxista no pueden ser comprendidas fuera de la historia de lasformaciones sociales y de la accin de los seres humanos para su transformacinrevolucionaria.xlvi

    Aos ms tarde, contrapuesta a los enfoques de Lukcs y Korsch, otra huella importantede este marxismo occidental fue marcada por Althusser. Frente al absolutizacin de laconciencia de clase del proletariado de Lukcs y al rescate que l, Korsch, y otros pensadoreshacan de la dialctica hegeliano-marxista, Althusser construye su propuesta de teoracientfica de la historia a partir de establecer un corte epistemolgico entre Hegel y Marx. Con

    ello consider resuelta (eliminada) la contradiccin inherente a la propuesta dialctico-materialista de Marx acerca de la relacin teora-prctica, subjetividad-objetividad, ser-pensar,sujeto-objeto, filosofa y ciencias particulares, sin llegar a aprehender sus interrelacionesnecesariamente contradictorias en las que sus componentes se interdefinen.

    Althusser aspiraba a superar, a la vez, las modalidades filosficas(idealistas) del marxismo,y a las corrientes ortodoxas dogmticas provenientes del marxismo staliniano. Pero en realidad,redimension y fundament una nueva modalidad de fragmentacin entre pensamientodialctico materialista y proceso histrico concreto de transformacin social, es decir, entreteora y prctica, entre sujeto y objeto, entre conciencia y ser social, coincidiendo porizquierda-, paradjicamente, con la diseccin del marxismo que por derecha- hiciera antes

    Stalin.

    En la propuesta de Althuser la historia resulta sin sujeto, categora que rechaza de modoabsoluto por considerarla un remanente de la filosofa burguesa en general y hegeliana enparticular.xlvii () Como seal Zaira Rodrguez en su trabajo Filosofa ciencia y valor,refirindose a Althusser:

    () el filsofo francs pretende alejarse de la dialctica especulativa y teleolgica hegeliana, perorealmente castra a la dialctica marxista de uno de sus principios esenciales: aquel que permitecomprender el trnsito entre lo viejo y lo nuevo como un proceso en el que no solo hay ruptura ydiscontinuidad, sino tambin continuidadxlviii [herencia hegeliana, entre ella].xlix

    A modo de conclusin sobre este punto coincido con las reflexiones de Therborn, cuando

    afirma que

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    La principal funcin del Marxismo Occidental de los sesentas fue abrir un horizonte y un campo dereflexin, donde los temas tericos e intelectuales podan ser discutidos sin estar cerrados deantemano por polmicas partidarias o lealtades polticas divisivas.l

    Estas polmicas y lealtades han sido, durante mucho tiempo, fuente de engao, ceguera yoportunismo polticos, adems de haber contribuido enormemente a la polarizacin deldesarrollo del pensamiento revolucionario, abierto, de Marx y Engels.

    En Amrica latina las reacciones no fueron menores, al contrario, hasta me atrevera aafirmar que tuvieron un alcance y una profundidad mayor, ya que las crticas al doctrinarismomarxista fueron altamente creativas, recreando la propia teora revolucionaria elaborada porMarx y Engels desde la realidad latinoamericana. El ejemplo ms relevante lo encarna, sindudas, la Revolucin Cubana, sntesis de una larga historia de lucha y desarrollo de unpensamiento independentista liberador de la nacin y de los seres humanos que la integran,pensamiento resumido en las ideas de Varela, Jos Mart, Mella, Villena, Fidel, entre tantosotros, y que brillantemente resumiera el Che al indicar la significacin del asalto al CuartelMoncada como: una insurreccin contra las oligarquas y los dogmas revolucionarios.

    Estoy segura que fueron muchos aunque no conozcamos su nombres-, los que pensaroncon cabeza propia en este continente; el ms sobresaliente entre los marxistas- fueMaritegui. Son muchos los aspectos de su obra prctica y terica que podra recordar, perosubrayar en virtud del espacio- tres elementos entrelazados que se articulan directamentecon mi trabajo de doctorado:

    La apropiacin creativa de los postulados marxistas y el llamado a pensar desdenuestras realidades, en ellas y para ellas. El desarrollo consecuentemente con ello-de anlisis y propuestas profundamente creadoras-marxistas acerca de la realidadsocial, humana y espiritual de su pas.

    El rescate de la subjetividad, la espiritualidad y la voluntad humanas y, con ello, del

    papel de los valores. Dentro del mundo espiritual humano, l resalta lo quedenomina la fuerza del mito, que funde con la utopa, con los sueos, a los queconsidera tambin una fuerza liberadora.

    Repensar el sujeto de la transformacinsocial peruana a partir de las condicionesparticulares de la poblacin mayoritaria del Per, reconociendo el valor de lascomunidades indgenas para el socialismo en el Per y asignndole un papel centrala los campesinos.li Sin excluir, como seala Flores Galindo, a los obreros. () en lapolmica con Haya de la Torre, Maritegui insistir, ms que antes, en laimportancia de la clase obrera y hablar de un partido de clase, como fluye conclaridad en sus cartas, pero un partido de la clase obrera en realidad era algo ascomo un partido de trabajadores, y un partido de los trabajadores era un partido deobreros y campesinos.lii

    Proporcional a su pensamiento propio y a sus aportes desinteresados con todo lo que nosdea servir a lo que entenda necesario para la liberacin de su pueblo y la construccin delsocialismo en el Per, fueron los ataques, las omisiones y tambin las tergiversaciones. Comoseala Joaqun Santana: El propio pensamiento de Maritegui fue sometido a un proceso defiltraje ideolgico a fin de presentarlo como un convencido marxista leninista estalinista en losdaos 40.liii

    Pero no solo por la Internacional Comunista lo tergivers, persigui y silenci, Maritegui ha

    sido ignorado durante el siglo XX tambin por gran parte de la izquierda no dogmtica

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    latinoamericana particularmente suramericana-, mayoritariamente dominada por elpensamiento eurocentrista. Un ejemplo sobresaliente al respecto lo pone Agustn Cuevas:

    () Sin el menor nimo de fastidiar a Aric y menos an de postular al monopolio de unaandinidad en la que no creo, debo confesar que mi lectura de sus mltiples interpretaciones de JCM nohacen ms que corroborar aquella sospecha: estudioso adentrado en los meandros del debate europeo,Aric me deja siempre la impresin de pasar un poco al lado de las preocupaciones de JCM; casi como si

    hiciera un esfuerzo por traducir al lenguaje de los blancos el sui generisdiscurso del cholo peruano.liv

    En la misma poca, otros pensadores, como Enrique Tern y Julio Antonio Mella creen que

    las condiciones son otras y que las nieves del Kremlin no coinciden completamente con el climalatinoamericano. Para ellos Amrica latina era una realidad diferente, ().lv

    Mella tiene una vida corta pero muy fructfera. Como seala Olivia Miranda, en sus textos,()se expresa un conjunto de problemas cuyo slo planteamiento constituy un indudableaporte a la teora revolucionaria en Cuba y el continente.lvi

    Muy vigente resultan sus concepciones acerca de la necesidad de articular lasreivindicaciones sectoriales con el cuestionamiento profundo del sistema dominante paraestablecer objetivos comunes en los mbitos nacional y continental. Sobre esa base seraposible lograr una articulacin orgnica mayor, en primer lugar, entre los movimientos socialesentre s y, en segundo, entre estos y el partido llamado a ser la vanguardia (direccin) delproceso de lucha por la toma del poder, requisito para la liberacin nacional y social.

    Este es un elemento que cabe resaltar, pues si bien Mella no poda imaginar el desarrollofuturo de las resistencias y las luchas sociales, s tuvo la claridad de comprender que lacondicin de direccin de un proceso no se logra imponiendo criterios o formas de lucha, sino() a partir de una verdadera y profunda articulacin de las acciones, sobre la base deldesarrollo ideolgico tanto de sus militantes, como de las masas populares que, agrupadas endiferentes organizaciones, deban ser parte activa del sujeto revolucionario.lvii

    Este reconocimiento del pueblo como sujeto de la transformacin resulta fundamental ayery hoy, y es en virtud de ello tambin que Mella dedic esfuerzos en acortar las distanciasculturales entre intelectuales y obreros, apoyando el desarrollo de procesos de formacin, nocomo exposiciones superpuestas de contenidos tericos, sino partiendo de las propiasexperiencias, valorando aciertos y errores. El eslabn central para el desarrollo de la cultura (yla conciencia) poltica entre los obreros y, a travs de ellos, de los distintos sectores queintegraban el pueblo, lo constitua para Mella- el intelectual orgnico.

    Por la misma poca creca en el Cono Sur de Latinoamrica un movimiento poltico-culturalcuyo empeo central era rescatar la historia de las luchas del pueblo por su independencia,soberana y dignidad, frente a las mentiras repetidas y enseadas por la historia oficial

    (liberal-oligrquica). Se trataba del as entonces llamado Revisionismo histrico, corriente depensamiento sociopoltico empeada en apuntalar la construccin de una conciencia nacionalcapaz de constituir al pueblo en sujeto de su historia.

    Dentro de esta corriente destacaron diversos pensadores con variadas identidadespolticas, desde Jauretche hasta John W. Cooke, pasando por Hernndez Arregui. Estos dosltimos, por su contemporaneidad, resultaron los ms influyentes en los aos 60 y 70 del sigloXX, particularmente Cooke, quien se constituy en referente la izquierda peronista argentina ydesarroll sus ideas polemizando con el marxismo dogmtico de su poca, y tambin con elantimarxismo predominante entre sus pares.

    Viaj a Cuba al inicio de la Revolucin, y comprometido como estaba con la liberacin de supueblo, regres a luchar a Argentina, donde falleci para los 70. El mayor aporte estuvo

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    tambin en su insistencia en que todo pasa por la construccin del sujeto del cambio, y que eseproceso no viene dado desde las alturas sino que es parte del proceso de la intervencin delpueblo en el proceso de lucha, es decir, es tambin autoconciencia.

    En el mbito intelectual contemporneo de nuestro continente, cabe recordar tambin apensadores de la talla de Snchez Vzquez, Zaira Rodrguez, Enrique Dussel, entre otros.

    En tanto defensor y exponente mayor de la filosofa de la praxis en nuestro continente,destaca particularmente la figura intelectual y los aportes de Snchez Vzquez. Para l lafilosofa de la praxises sintticamente- el marxismo, por cuanto este entiende a la praxis comoactividad real orientada a un fin: la transformacin del mundo humano social, y hace de lapraxissu categora central.

    Para l, la praxis no es sinnimo de prctica, concepto a travs del cul segn l-Althusser intent entender y explicar el proceso de transformacin social haciendo abstraccindel momento subjetivo. Se puede hablar de prctica terica, sostiene, o ms bien de prcticafilosfica que sera una forma de la anterior que indicara un modo de hacer filosofa, pero losubraya claramente-, se trata de una prctica que de por s no es praxis.

    La filosofa de la praxissupera la relacin externa sujeto-objeto y considera al objeto comoser que se constituye en y por la praxis, es decir, en la interrelacin concreta de latransformacin, que solo puede ser objetivo-subjetiva. Pero, al decir de Snchez Vzquez, noes solo un cambio en la consideracin del objeto lo que distingue la filosofa de Marx, surevolucin terica y su filosofa, esto se articula necesariamente (para superar el terreno de lainterpretacin del mundo) con una nueva prctica de la filosofa (nuevo modo de hacerla).

    Entiende que el sentido del quehacer filosfico es pensar el mundo (relacinsociedad-clases sociales-seres humanos histricamente concretos) para la transformacin,desde la transformacin y en la transformacin, es decir, captando la intermediacin prctica,

    sus diversas modalidades, conceptualizndola y volviendo sobre ella para enriquecerla yenriquecerse, no como criterio de verificacin inmediata (vulgarizacin de la prctica comocriterio de verdad), sino como componente mismo de ella. Podra concluir entonces diciendoque para Snchez Vzquez, la filosofa de la praxis

    () es la propia praxis tomando conciencia de s misma. () Como conciencia de la praxis, asentendida, contribuye as a integrar en un nivel ms alto la unidad del pensamiento y la accin, osea, a elevar la racionalidad de la praxis. lviii

    De ah emerge con fuerza a la vez, la marcada metodologa crtico-autocrtica de estafilosofa, que se desarrolla acorde con su capacidad de insercin y de captacin de la praxis,formando parte ella misma -como un componente (crtico)- de la propia praxis.

    Con Marx, afirma Snchez Vsquez, emerga una nueva filosofa, por un lado, centrada enla intermediacin dialctica entre realidad social y ser humano transformador (dejo en suspensootras definiciones ms concretas por ahora) y, por otro, articulada con las otras ciencias de lasociedad, como la economa, la poltica, la moral en creciente empeo terico-prctico re-construccin de la totalidad social real y del pensamiento.

    Este enfoque filosfico supone una intervencin en la prctica transformadora desde unapostura social concreta, la de la clase obrera. Tiene por tanto, intrnsicamente incorporada laideologa de la clase y, al coinc