Investigación sobre los factores relacionados con el...
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Alumno:
Fecha:
UNIVERSIDAD DE JAÉN
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Investigación sobre los factores
relacionados con el hábito de fumar
Roberto Martín Rodríguez
Silvia Moreno Domínguez
Tutora:
18 de julio de 2019
ÍNDICE
Introducción .................................................................................................................................. 2
Método .......................................................................................................................................... 8
Participantes .................................................................................................................................. 8
Descripción de la muestra ............................................................................................................. 8
Procedimiento ………………………………………………………………………………………………………………………… 9
Instrumentos de medida .............................................................................................................. 10
Análisis estadísticos y diseño ....................................................................................................... 11
Resultados ................................................................................................................................... 12
Datos sobre el hábito de consumo de tabaco ............................................................................. 12
Análisis de correlación ................................................................................................................. 14
Análisis de varianza ..................................................................................................................... 16
Discusión ..................................................................................................................................... 17
Referencias bibliográficas ............................................................................................................ 21
Anexo I – Relación de preguntas del cuestionario inicial ............................................................ 25
Anexo II – Fagerström Test for Nicotine Dependence (FTND) .................................................... 27
Anexo III – Smoking Consequences Questionnaire – Spanish (SCQ-S) ........................................ 28
Anexo IV – Goldfarb Fear of Fat Scale (GFFS) .............................................................................. 29
Anexo V – Symptom Checklist-90 Revised (SCL-90R) .................................................................. 30
1
Resumen
Con este estudio tratamos de analizar el patrón de consumo de tabaco e identificar la
existencia del efecto que variables como el género, la edad, el miedo a engordar, las
expectativas de control del peso y el afecto negativo pueden ejercer sobre el hábito de fumar.
Contamos con una muestra de fumadores mayores de edad (N=296) que participaron de
forma voluntaria cumplimentando una encuesta online que fue distribuida a través de redes
sociales y servicios de mensajería instantánea. Los resultados obtenidos pusieron de
manifiesto la existencia de diferencias significativas en cuanto a género para el empleo de
vapeadores pero no así para el consumo de cigarrillos, ni en relación a la dependencia de la
nicotina. Con respecto al miedo a engordar, control de peso, reducción del afecto negativo y
depresión se identificaron diferencias significativas respecto a género y edad. Estas evidencias
resultaron congruentes con los hallazgos recogidos por investigaciones previas, y apuntan a la
importancia de las expectativas de reducción del peso y la regulación del estado anímico de
los fumadores por acción del tabaco como aspectos de interés para aumentar la eficacia de las
intervenciones para la prevención o el cese de consumo de tabaco, especialmente en el caso
de las mujeres.
Palabras clave: Dependencia de la nicotina, tabaquismo, insatisfacción corporal, control
del peso.
Abstract
We try to analyze the pattern of tobacco consumption and identify the existence of the
effect that variables such as gender, age, fear of gaining weight, expectations of weight
control and negative affect can exert on the habit of smoking. We had a sample of volunteer
smokers (N = 296) who completed an online survey distributed through social networks and
instant messaging services. Results showed significant differences in terms of gender for the
use of vapers, but not for the consumption of cigarettes, nor on nicotine dependence.
Significant differences were identified on gender and age respect to the fear of weight gain,
weight control, reduction of negative affect and depression. These evidences were consistent
with the findings of previous research and point to the importance of the weight reduction
expectations and the regulation of the mood of smokers by action of tobacco to increase the
effectiveness of interventions for the prevention or cessation of smoking, especially in
women.
Key words: Dependence of nicotine, smoking, body dissatisfaction, weight control.
2
Introducción
El tabaco comenzó a consumirse en Europa a raíz del descubrimiento de América, desde
donde fue importado tras observarse su utilización entre los nativos del lugar. Como se recoge
en la guía publicada por Becoña, Palomares y García (1994), en un principio se identificaron
sobre esta sustancia usos de carácter ritual o ceremonial que propiciaron en el viejo continente
su empleo con fines medicinales entre los siglos XVI y XVIII. A partir de entonces su
consumo ha atravesado otras etapas como la de producto de consumo característico de las
élites sociales bajo las formas del rapé o los cigarros puro durante el siglo XVIII, o el
comienzo de su manufactura y tratamiento industrial; que dio comienzo en el siglo XIX y
facilitó durante el siglo pasado su consumo masivo sin distinciones de género o clase social.
El aumento experimentado por el consumo de tabaco motivó que la Organización
Mundial de la Salud identificara el tabaquismo como una forma de drogodependencia en el
año 1984, y que se clasificara la nicotina como una sustancia psicoativa con capacidad para
provocar dependencia en sus consumidores por parte de la Asociación Americana de
Psiquiatría en el año 1987 como indican Fernández, Quiroga, López y Pereiro (2018). En
nuestro país el número de fumadores ha mostrado un claro aumento con el paso de los años,
alcanzando tal magnitud que se han promulgado leyes con la intención de disminuir el
volumen de su consumo (Ley 28/2005 de medidas sanitarias frente al tabaquismo y
reguladora de la venta, suministro, consumo y publicidad de los productos del tabaco; junto a
la modificación a la misma que constituye la Ley 42/2010), y lanzado una importante cantidad
de campañas de sensibilización sobre los riesgos que esta sustancia supone para la salud.
Estas medidas lograron una cierta reducción en el número de fumadores, no obstante, nos
encontramos aún lejos de considerar controlado este problema.
Según los datos aportados por el Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones
(OEDA, 2018) el tabaco se posiciona, con un 38,5% de consumidores entre los jóvenes
pertenecientes al rango de edad de 14 a 18 años, en el segundo puesto de las drogas más
utilizadas. Sin embargo, aquellos que se reconocen como fumadores diarios de tabaco
constituyen tan sólo un 8,8% del total, un valor muy alejado de la prevalencia del 20% dentro
de este grupo de la población registrada entre los años 1994 y 2004. Los resultados del estudio
señalan también que, con independiencia del género, el consumo se inicia en torno a los 14
años de edad y se convierte en un hábito diario poco después: a los 14,6 para las chicas y los
14,7 para los chicos.
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En cuanto a la población adulta, atendiendo a los datos contenidos en la guía de
Fernández et al. (2018), en España la prevalencia del consumo esporádico de tabaco supera el
70% y el porcentaje de fumadores habituales entre los 15 y los 64 años de edad alcanza el
30,8%, manteniéndose ambos valores estables con respecto a mediciones previas. En cuanto a
diferencias por género el porcentaje más elevado de hombres fumadores se encuentra entre los
25 y 34 años, mientras que el rango de edad comprendido entre 45 y 54 años aglutina un
mayor número de mujeres fumadoras. En relación a los intentos de abandonar el hábito de
fumar, a largo plazo, sólo el 45% de los consumidores de tabaco logra interrumpirlo de
manera prolongada en el tiempo.
Dentro de la Unión Europea encontramos, gracias al estudio más reciente publicado por
la Comisión Europea (CE, 2017), que el consumo de tabaco entre los habitantes de los países
miembros se mantiene estable desde 2014. Esto se traduce en que un 26% de la población se
reconocen como fumadores habituales y un 20% como exfumadores frente a un 54% que
nunca ha consumido tabaco en alguno de sus formatos comerciales. Los datos señalan a los
países del sur de Europa como aquellos en los que más se fuma, donde España ocupa en
puesto decimotercero con un 28%, y los del norte como aquellos en los que una mayor
proporción de ciudadanos que logra abandonar el consumo de tabaco encontrándose nuestro
país en octavo lugar con un 22%. En lo referente a personas que nunca han sido fumadoras
España ostenta el vigesimotercer puesto con un 50% de población no fumadora.
En la literatura existente, se han determinado tres tipos principales de consumidores de
tabaco como señalan Croghan et al. (2006), a partir de las directrices contenidas en la guía
orientada al control y vigilancia del tabaquismo de la OMS (1998): fumadores, fumadores
actuales y no fumadores. Esta distinción se fundamenta en los patrones de consumo
mostrados por una persona y, de manera más concreta, en una cantidad mínima de
experiencias junto a la frecuencia de las mismas. Se entiende así, que una persona ha sido
fumadora si ha consumido, al menos, 100 cigarrillos a lo largo de su vida. En caso de que,
además, hayan fumado de manera habitual durante los últimos 30 días, se les clasifica como
fumadores en activo en el momento actual. Por su parte, se considera no fumadores a aquellas
personas que nunca hayan fumado o lo hayan hecho menos de un centenar de veces en su
vida.
Diversos estudios han abordado las razones por las que una persona se inicia en el
consumo de tabaco y los factores que propician el mantenimiento de esta conducta. En el
4
trabajo de Abernathy, Massad y Romano-Dwyer (1995), se hipotetizó que una baja
autoestima forme parte de los factores que contribuyen a que las mujeres jóvenes comiencen a
fumar de igual modo a como actuaría para potenciar el consumo continuado en mujeres
adultas. En una línea similar, el equipo formado por Croghan señaló que los fumadores que
presentaban cuadros depresivos tendían a recurrir al tabaco como medida para lograr una
mejoría de los estados emocionales negativos y que además mostraban una mayor
preocupación por su peso que quienes no fumaban (Croghan et al., 2006). Según indican
Muñoz-Cifuentes, Córdoba, Altisent y Delgado-Marroquín (2017), los jóvenes decidirían
iniciarse en el consumo de tabaco influidos principalmente por factores como la presión
grupal y sus entornos social y familiar. En la base de esta toma de decisión no se encontraría
una falta de información acerca de los efectos perjudiciales que entraña el hábito de fumar,
sino la falta de concienciación en torno al riesgo de consumo continuado que conlleva la
experimentación con esta sustancia. Autores como Minguijón, Tomás, Gimeno, Pac y Bergua
(2010) señalan, además, que la existencia de fumadores tanto entre sus familiares como dentro
de su grupo de semejantes propicia la aceptación del consumo de tabaco como un paso que
conduce a la vida adulta. Adicionalmente, los autores observaron que los adolescentes
justifican el hábito de fumar principalmente como medida para relajarse con independencia de
su género y, especialmente entre las jóvenes, por su relación respecto al control del peso.
La preocupación sobre el peso y el aumento del mismo asociado al abandono del tabaco
han sido identificados como razones que motivan y mantienen la conducta de fumar además
de relacionarse con las recaídas tras el cese del consumo. Por ejemplo, Grogan, Hartley,
Conner, Fry y Grough (2010) encontraron que, aunque se trata de una apreciación
generalizada entre los fumadores, las mujeres evalúan su apariencia de manera
significativamente menos positiva que los hombres y se muestran más propensas a señalarse
como personas con sobrepeso. Además, identificaron en las mujeres fumadoras una tendencia
general a sentirse menos satisfechas con su apariencia y encontrarse más orientadas a
mantener la figura que los hombres, lo que sugiere que tanto el aumento de peso como la
preocupación por la apariencia resultan factores importantes para el establecimiento del hábito
de fumar y a los que debe atenderse para fomentar su abandono. En un sentido similar,
Pomerleau y Saules (2007) encontraron que las mujeres fumadoras de cualquier complexión
experimentaban menor satisfacción corporal que quienes nunca habían sido consumidoras de
tabaco. Los datos recogidos por los investigadores también indicaron que las fumadoras
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obesas o con sobrepeso mostraban una menor expectativa de autoeficacia frente a recaídas en
el consumo en caso de que ganaran peso.
En un estudio realizado en población adolescente centrado en examinar las asociaciones
existentes entre género y edad frente a peso e intensidad del consumo de cigarrillos, Wang,
Bell, Edwards y Patrick (2013), encontraron que las conductas orientadas a obtener un cierto
control del peso influyen sobre la asociación entre el Índice de Masa Corporal (IMC) y el
consumo de tabaco en mujeres. De los resultados obtenidos cabe destacar que pueden
encontrarse asociaciones entre el consumo habitual de tabaco y conductas de dieta, síntomas
de desórdenes de la conducta alimentaria y, en general, a la preocupación por el peso.
Concretamente, se identificó un mayor riesgo de adquirir el hábito de fumar en jóvenes que
perseguían perder peso que en aquellas que buscaban mantener su peso actual.
Unos años antes, Grogan, Fry, Gough y Conner (2009) señalaron que las estudiantes de
instituto recurrían al tabaco como una medida para lograr el control de su peso, mostrándose
reticentes a abandonarlo si experimentaban un incremento del mismo. Estas investigaciones
corroboran los datos recogidos por estudios como el de Jeffrey, Henrikus, Lando y Liu
(2000), quienes identificaron cómo la preocupación por el peso motiva el mantenimiento de la
conducta de fumar y actúa como predictor de recaídas en el consumo; especialmente en el
caso de las mujeres fumadoras. Una década más tarde, Farhaat, Iannotti y Simons-Morton
(2010) lograron identificar en mujeres una relación entre la frecuencia del consumo de
sustancias y la existencia de sobrepeso u obesidad. Los autores encontraron una asociación
entre el consumo habitual de tabaco y alcohol en fumadoras adolescentes con sobrepeso u
obesidad y, en el caso de las fumadoras de mayor edad, en aquellas que presentaban obesidad.
En la literatura encontramos ejemplos, como el estudio de Brandon y Baker (1991), que
apuntan a la creencia en que el tabaco produce una disminución del apetito y que, como
consecuencia, ayudaría a mantener un peso que la persona fumadora encuentra deseable.
Estas expectativas de utilidad y eficacia propician el mantenimiento del consumo de
cigarrillos como indican French, Perry, Leon y Fulkenson; (1994) y dificultan que se
abandone como manera de prevenir el incremento de peso tal y como señalan Bowen,
McTieman, Powers y Feng, (2000).
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La preocupación por el peso y la apariencia es un factor que también influye en las caídas
y recaídas propias del tabaquismo1. Los estados emocionales negativos se encuentran entre las
principales causas que propician una recaída en adicciones y estos pueden generarse en caso
de producirse un aumento del peso. Resulta conveniente añadir que, según Cohen-Toveé
(1993), tanto la preocupación por el peso como la satisfacción corporal se ven afectadas por la
experimentación de afectos negativos. El análisis de los resultados obtenidos por su estudio
permitió a la investigadora corroborar la hipótesis consistente en que la existencia de un
trastorno depresivo del estado de ánimo incrementaría las preocupaciones acerca del peso y el
volumen corporal en mujeres jóvenes, afectando negativamente a la valoración sobre el
propio cuerpo.
La satisfacción con la propia imagen corporal incluye no sólo la talla sino también
percepciones acerca de la forma del cuerpo, así como sentimientos y actitudes respecto al
mismo. Diferentes estudios han abordado la relevancia de la insatisfacción corporal como
factor implicado en el inicio y mantenimiento del consumo de tabaco. Según refieren Croghan
et al. (2006), los estudios realizados por Boles y Johnson (2001) o King, Matacin, Marcus,
Bock, y Tripolone (2000) han aportado evidencias de que los fumadores se sentirían, en
términos generales, menos atractivos atendiendo a la insatisfacción corporal registrada y
presentarían una mayor tendencia a buscar recursos que les permitieran controlar su peso.
Además, al realizar comparaciones en función del género de los participantes, se encontraron
mayores niveles de insatisfacción corporal en mujeres fumadoras frente a hombres fumadores.
El equipo de Croghan centró su estudio en el examen de la relación existente entre el
consumo de tabaco en estudiantes universitarios y factores como la autoestima, la satisfacción
con la imagen corporal y el estrés percibido. Los resultados obtenidos por los autores en el
transcurso de esta investigación les permitió identificar una relación inversa entre la
satisfacción con la imagen corporal y la frecuencia del consumo de tabaco. Dicha relación se
justifica por medio de los datos consignados por exfumadores adultos quienes, tras
permanecer abstinentes durante un periodo de 6 meses, indicaban un aumento en su
autoestima en comparación con los datos que constituían su línea base (Croghan et al., 2006).
Con anterioridad otras investigaciones, como el estudio transversal realizado por Abernathy
(1995), habían identificado en población adolescente la implicación de un bajo nivel de
1 Cabe distinguir entre los términos de «caída» y «recaída». Siguiendo a Marlatt (1985) podemos entender por «caída» a un consumo que se produce de manera puntual durante el proceso de abandono del hábito, mientras que una “recaída” sería la recuperación del consumo de una sustancia que había logrado superarse.
7
autoestima como un importante factor relacionado con el inicio del consumo habitual de
tabaco en chicas antes de los 15 años. Concretamente se encontró una potente relación (con
valores de significación p <.001) entre un bajo nivel de autoestima en niñas entre los 11 y 14
años y la instauración del hábito de fumar en el futuro, identificando en éstas un riesgo de
consumir tabaco tres veces superior que cuando el nivel de autoestima registrado fue alto.
El cese del consumo de tabaco se encuentra asociado a un aumento de peso, lo cual
constituye una de las razones que juegan en contra de tomar y mantener esta decisión. Este
incremento de peso es más que una mera preocupación sin fundamento ya que ha sido
observado y documentado en estudios con adultos. Existen en la literatura ejemplos de
distintos autores que han detectado en sus trabajos un incremento de peso en aquellas
personas que dejan de fumar y que se produce durante los primeros meses del proceso. A
partir de su revisión de 70 estudios centrados en la relación entre el hábito de fumar y el peso
Klesges, Meyers, Klesges y LaVasque (1989) encontraron evidencias de un menor peso entre
fumadores que en exfumadores y observaron que, efectivamente, se producía un incremento
del mismo entre aquellas personas que abandonaban el consumo de tabaco y una reducción en
quienes se iniciaban o retomaban este hábito. Perkins (1993) llevó a cabo una revisión de
estudios centrados en el peso de fumadores y exfumadores prestando atención a la ingesta
calórica llegando a la conclusión de que, aunque los fumadores no suelen comer menor
cantidad de alimentos que los no fumadores, el abandono del consumo conduce a un aumento
de peso mientras que volver a fumar de manera habitual lo reduce hasta llegar a un valor
similar al que presentaban siendo fumadores.
Como se puede constatar en la revisión de la literatura previa, algunas de las
motivaciones principales que llevarían a los fumadores a iniciar y mantener el consumo de
tabaco son la preocupación por el peso y el miedo a engordar. Varios estudios han encontrado
que existe una asociación entre mantener un peso corporal reducido y el hábito de fumar
(Brandon y Baker, 1991; Grogan et al., 2009; Grogan et al., 2010; Wang et al., 2013). Así
mismo se ha encontrado que el efecto de la creencia de que dejar de fumar implica engordar,
la cual se encuentra muy extendida en la población general, constituye un estímulo que
propicia el mantenimiento de esta conducta (Klesges et al., 1989 y Perkins, 1993).
Continuando con esta línea de investigación, el presente trabajo tiene como objetivo general
estudiar la relación existente entre el hábito de fumar, tanto bajo el formato tradicional de
cigarrillos como por medio del empleo de vapeadores o cigarrillos electrónicos, y la
preocupación por el peso de personas fumadoras en el momento actual. Además, se
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plantearon los siguientes objetivos específicos: (1) analizar si el miedo a engordar se relaciona
con la dependencia de la nicotina y el consumo de cigarrillos, (2) estudiar si la expectativa de
que el consumo de tabaco permite controlar el peso se relaciona con el hábito de fumar, y (3)
comprobar si existen diferencias de género en la posible relación existente entre el miedo a
engordar y el hábito de fumar.
De manera similar a la evidenciada por los estudios señalados previamente, se espera
encontrar la existencia de una relación positiva entre el hábito de fumar y el miedo a engordar
y/o la expectativa de que fumar permite controlar el peso. Se espera también que, si existe la
relación anterior, sea más acusada en las mujeres que en los hombres.
Método
Participantes
En el estudio tomaron parte un total de 296 participantes con edades comprendidas entre
18 y 75 años (media 33,5 y DT 10,93). Inicialmente un total de 430 personas accedieron a la
encuesta online para cumplimentarla, pero la muestra final quedó reducida debido a que se
descartaron 128 participantes que no completaron la prueba en su totalidad, 4 personas que no
aceptaron el consentimiento informado y otras 2 que indicaron ser no fumadoras. Del total de
participantes, 159 eran mujeres (53,72%) con una media de edad de 34 años (DT 10,856) y
136 hombres (45,95%), con media edad de 33 años (DT 10,974). También tomó parte en el
estudio una persona de 22 años de edad que no se identificaba con el género binario (0,34%).
Los participantes fueron reclutados a partir de anuncios en redes sociales en los que se
solicitaba la colaboración de manera anónima y voluntaria para la realización de un estudio
sobre factores relacionados con el hábito de fumar. La participación tuvo un carácter
voluntario, por lo cual no se percibió ningún tipo de compensación económica o social por la
cumplimentación de la encuesta. Sólo fueron tomados en cuenta los datos proporcionados por
las personas que completaron la encuesta on-line.
Descripción de la muestra
Del total de la muestra, 216 participantes (71,97%) indicaron ser personas solteras, 65
(21,96%) estaban casadas, un total de 14 (4,73%) divorciadas y un único participante (0,34%)
señaló ser viudo. En cuanto al nivel de estudios, 187 personas tenían estudios superiores
(63,18%), 90 personas tenían estudios secundarios (30,41%) y 19 personas habían terminado
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los estudios primarios o un ciclo formativo de grado medio (6,42%). Con respecto al Índice de
Masa Corporal (IMC) de las personas participantes, las mujeres tenían una media de 24,13
(DT=4,55) y los hombres de 25,66 (DT=4,39).
Procedimiento
El procedimiento por el que se llevó a cabo la selección de la muestra de participantes
responde a un formato de muestreo de conveniencia, teniendo lugar a través de internet a
partir del empleo de una encuesta online, y utilizando para la confección de esta las
herramientas suministradas por la plataforma SurveyMonkey. La encuesta se diseñó para
personas mayores de edad consumidoras de tabaco de acuerdo con los criterios indicados por
la OMS (1998), consistiendo en un total de 32 preguntas y requiriendo un tiempo estimado
para su realización de alrededor de 10 minutos.
La selección de instrumentos para la realización de este estudio se llevó a cabo
atendiendo a aquellos más utilizados con anterioridad en trabajos con orientaciones similares
al que nos ocupa, como los conducidos por Brandon y Baker, 1991; Croghan et al., 2006;
Fernández et al., 2018; Grogan et al., 2009 o Jeffrey et al., 2000. Los componentes de la
batería de preguntas consistieron en un cuestionario elaborado ad hoc (ver Anexo I) para el
registro de la información sociodemográfica relevante atendiendo a los sondeos empleados a
tal efecto en la literatura existente, y en los ítems de los instrumentos de evaluación
estandarizados y validadas en población española, seleccionados para realizar el estudio (ver
Anexos II a V). La encuesta fue difundida en las redes sociales Facebook, Instagram, MeWe y
Twitter, los servicios de mensajería instantánea Whatsapp y Telegram, y varios foros de
discusión con la finalidad de conseguir una muestra lo más amplia y diversa posible.
Se solicitó a la Comisión de Bioética de la Universidad de Jaén la aprobación del
procedimiento propuesto para la realización del presente estudio, la cual emitió un dictamen
positivo. La batería de preguntas se encontraba precedida de un texto en el cual se informaba
a los participantes de la naturaleza de la investigación y del carácter anónimo, confidencial y
voluntario de su participación; así como de los compromisos de anonimato y confidencialidad
vinculados a la misma en virtud de la Ley Orgánica 15/1999 de 13 de diciembre de Protección
de Datos de Carácter Personal. Los participantes debían confirmar que habían comprendido
los objetivos del estudio, y expresar su consentimiento para participar en el estudio.
10
Instrumentos de medida
Cuestionario de datos sociodemográficos y relacionados con el hábito de fumar. La
finalidad de este listado de preguntas era la obtención de los datos sociodemográficos básicos
relevantes para el estudio y una medida de autoinforme que permitiera identificar el patrón de
consumo de tabaco, así como obtener el Índice de Masa Corporal (IMC) de los participantes.
El listado completo de los ítems que la forman constituye el Anexo 1.
Fagerström Test for Nicotine Dependence. (FTND; Fagerström, 1978). Este cuestionario
de 6 ítems permite obtener una medida del grado de dependencia a la nicotina en tres niveles:
bajo (0-4), medio (5-6) y alto (7-10) contando con una adecuada consistencia interna, con un
valor de alfa de Cronbach de 0.66. Para el desarrollo de esta investigación se empleó la
versión de Becoña y Vázquez (1998), validada en población española.
Smoking Consequences Questionnaire—Adult. (SCQ-A; Copeland, Brandon y Quinn,
1995) (SCQ-A). Este cuestionario permite obtener una medida de las expectativas de uso por
parte de las personas fumadoras. Consta de un total de 40 ítems que son respondidos mediante
una escala Likert de 10 puntos que permite indicar un grado de acuerdo que oscila entre nada
(0) y completamente (9). Fueron utilizados los 13 ítems correspondientes a las escalas Control
del Peso (2, 6, 9, 27, 31; en adelante será la variable SCQ-A-P), la cual cuenta con una
estimación de la consistencia interna con un valor alfa de Cronbach de 0.91; y Reducción del
Afecto Negativo (3, 5, 8, 10, 21, 24, 28, 35; en adelante será la variable SCQ-A-AN) con una
estimación de la consistencia interna con un valor alfa de Cronbach de 0.94. En el presente
estudio se utilizó a la adaptación a población española por parte de Cepeda-Benito y Reig
(2000).
Goldfarb Fear of Fat Scale (GFFS; Goldfarb, Dykens, y Gerrard; 1985). Consiste en una
medida de autoinforme de 10 ítems que permite evaluar el temor a ganar peso mediante una
escala tipo Likert de 4 puntos cuyos autores han identificado como útil para la detección de
trastornos de la alimentación. Muestra una estimación de la consistencia interna con un valor
alfa de Cronbach de 0.85 y una fiabilidad test-retest (r = .88). La prueba ha mostrado validez
convergente respecto a otras medidas para la evaluación de desórdenes alimentarios según
refieren Ambwani, Warren, Gleaves, Cepeda-Benito y Fernández (2008), autores de la
validación para población española que se empleó en esta investigación.
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Symptom Checklist-90-Revised (SCL-90-R; Derogatis, 1983). Se trata de un instrumento
que permite la evaluación de una amplia variedad de síntomas en poblaciones clínica y
general. Esta prueba autoadministrada requiere que se indique la frecuencia de aparición en
una escala que abarca de la ausencia total (0) a la intensidad máxima (4) de sintomatología
durante el último mes. Consta de un total de 90 ítems repartidos en nueve escalas en relación
a desórdenes psicopatológicos. En el presente estudio, solo se usó la subescala que mide
depresión, consistente en un total de 13 elementos (ver Anexo V). A partir de los estudios
realizados por González de Rivera y sus colaboradores (2002) sobre muestra española se
observa una adecuada fiabilidad de la prueba, con resultados consistentes respecto a los
aportados por el autor de la misma. La estimación de la consistencia interna de la prueba en su
conjunto presenta un valor alfa de Cronbach de 0.98, mientras que la escala de depresión
cuenta con una estimación de la consistencia interna con un valor alfa de Cronbach de 0.95.
La validez de constructo de la prueba quedó demostrada en el estudio realizado por Derogatis
y Cleary (1977). Para el presente estudio se empleó su adaptación a la población española a
cargo de González de Rivera, De las Cuevas, Rodríguez-Abuín, y Rodríguez-Pulido (2002).
Análisis estadísticos y diseño
En este trabajo de investigación se realizó un estudio descriptivo, con el objetivo de
analizar el patrón de consumo de tabaco de las personas participantes, así como para estudiar
su relación con otras variables de interés como el miedo a engordar, la expectativa de
controlar el peso y el afecto negativo y la sintomatología depresiva mediante el consumo de
tabaco; e igualmente para analizar diferencias presentes entre hombres y mujeres en las
variables a estudio. Los datos de la encuesta online quedaron registrados en la propia
plataforma digital de SurveyMonkey y, posteriormente, se exportaron al programa estadístico
SPSS, versión 19 para ser analizados. Se realizaron análisis estadísticos descriptivos sobre los
datos (frecuencia, porcentajes, etc.), y para las pruebas estadísticas de comparación de las
variables nominales se utilizó el test de Chi-cuadrado. También se llevaron a cabo análisis de
correlaciones mediante el coeficiente de correlación de Pearson con el que se estudiaron las
relaciones existentes entre todas las variables investigadas. Finalmente, para el análisis de las
diferencias significativas entre hombres y mujeres en las distintas variables del estudio, se
llevó a cabo un Análisis de la Varianza (ANOVA). En todas las decisiones estadísticas, se fijó
el nivel de significación en 0,05.
12
Resultados
Datos sobre el hábito de consumo de tabaco
La edad media de inicio de consumo de tabaco en los participantes se sitúa alrededor de
los 18 años, tanto en hombres como mujeres (Mujeres: M=17,66, DT=2,98; hombres:
M=17,93, DT=3,94).
En la encuesta se consultó a los participantes sobre la frecuencia y el volumen de consumo
de vapeadores (cigarrillos electrónicos) y cigarrillos (ver Tabla 1). En relación a la utilización
de vapeadores, se encontraron diferencias significativas entre hombres y mujeres respecto a si
los participantes indicaron ser o no usuarios de este producto (χ2 (1 296) = 6.24, p = 0.012). En
cuanto al número de veces que se recurre a estos dispositivos también se encontraron
diferencias significativas, concretamente, los hombres utilizan con una mayor frecuencia los
cigarrillos electrónicos con respecto a las mujeres (Mujeres: M=1,86, DT=3,59; hombres:
M=6,48, DT=7,91) (ver Tabla 1). Con respecto al consumo de cigarrillos, no se encontraron
diferencias estadísticamente significativas entre hombres y mujeres tanto en el número de días
en que se fumó durante el mes anterior (t=-1,289, p=,196) como en cuanto al consumo de
cigarrillos a lo largo de ese periodo (t=-,908, p=,190) ni en la actualidad (t=1,308, p=,561).
Tabla 1 Consumo de vapeadores y cigarrillos
N Media Desviación Típica
Número días en que se usaron vapeadores Mujeres Hombres
26 31
2,81 8,90
8,095 11,717
Número de usos de vapeadores por día Mujeres Hombres
26 31
1,86 6,48
3,593 7,911
Número de días en que se consumieron cigarrillos en el mes anterior
Mujeres Hombres
159 136
26,89 27,29
6,771 6,557
Número de cigarrillos consumidos al día en el mes anterior
Mujeres Hombres
159 136
15,12 12,03
8,834 10,536
Número de cigarrillos consumidos actualmente
Mujeres Hombres
159 136
11,36 11,51
7,567 8,565
Número de intentos de abandonar el consumo
Mujeres Hombres
159 136
3,613 3,610
2,345 2,386
Con respecto al número de intentos de abandonar el hábito de fumar si los hubo, los datos
muestran que los participantes lo intentaron una media de tres a cuatro veces por norma
general (M=3,61, DT=2,35) sin que hubiera diferencias significativas entre hombres y
mujeres en el número de intentos (t=-,008, p=,760).
13
En relación a los motivos que las personas encuestadas señalarían como más relevantes
para tomar la decisión de dejar de fumar, identificamos como factor principal tanto para
hombres (48 elecciones) como mujeres (65 elecciones) el «miedo a la enfermedad», seguido
de «mejorar la salud» como segunda opción entre los participantes de género masculino
(seleccionado en 40 ocasiones) y las de género femenino (seleccionado por 48 participantes).
Encontramos diferencias en lo relativo al tercer motivo que justificaría el abandono del
consumo de tabaco, siendo «ahorrar dinero» para los participantes de fumadores (elegido 35
veces) y «libertad personal (no depender del tabaco)» para las fumadoras (elegido 30 veces).
Las tablas 2 y 3 recogen, agrupados por género, el número de veces que cada motivo fue
seleccionado en primer, segundo o tercer lugar por los participantes en el estudio.
Tabla 2 Principales motivos para dejar de fumar (hombres)
Principal Secundario Último lugar Total
Miedo a la enfermedad 60,76% 48 24,05% 19 15,19% 12 79 Mejorar la salud 51,09% 47 43,48% 40 5,43% 5 92 Estética 15,38 % 2 30,77% 4 53,85% 7 13 Ahorrar dinero 16,46% 13 39,24% 31 44,30% 35 79 Presión familiar 35,29% 6 17,65% 3 47,06% 8 17 Libertad personal (no depender del
tabaco) 19,51% 8 36,59% 15 43,90% 18 41
Dar buen ejemplo 12,00% 3 24,00% 6 64,00% 16 25 Satisfacción personal 16,67% 7 26,19% 11 57,14% 24 42 Otros 0,00% 0 66,67% 6 33,33% 3 9 NS/NC 20,00% 2 0,00% 0 80,00% 8 10
Tabla 3 Principales motivos para dejar de fumar (mujeres)
Principal Secundario Último lugar Total
Miedo a la enfermedad 67,01% 65 25,77% 25 7,22% 7 97 Mejorar la salud 46,60% 48 46,60% 48 6,80% 7 103 Estética 0,00% 0 26,09% 6 73,91% 17 23 Ahorrar dinero 14,47% 11 55,26% 42 30,26% 23 76 Presión familiar 10,53% 2 15,79% 3 73,68% 14 19 Libertad personal (no depender del tabaco) 22,41% 13 25,86% 15 51,72% 30 58 Dar buen ejemplo 16,67% 4 20,83% 5 62,50% 15 24 Satisfacción personal 34,88% 15 16,28% 7 48,84% 21 43 Otros 0,00% 0 0,00% 7 100,00% 16 16 NS/NC 10,00% 1 10,00% 1 88,00% 8 10
14
En la encuesta se preguntó acerca de la intención de dejar de fumar en algún momento,
mostrando los resultados que la mayoría de las personas contestaron que lo harían, pero no
sabían cuándo (54,7%). Del total de participantes, el 8,3% indicó que lo querría dejar en los
próximos 30 días, el 9,5% tendrían intención de dejarlo en los próximos 6 meses, y el 27,5%
no tenía pensado dejarlo en el momento de realizar la encuesta. No se encontraron diferencias
en relación al género en este patrón de respuesta. En general, los datos muestran que la
mayoría de las personas participantes, o no tienen pensado abandonar el hábito de fumar o no
saben cuándo lo harán.
Análisis de correlación
Se realizaron análisis de correlación entre todas las medidas de autoinforme utilizadas en
el estudio. Los resultados obtenidos se encuentran recogidos en la Tabla 4, pero a
continuación se expondrán los resultados más relevantes de acuerdo con los objetivos del
presente estudio.
Los resultados muestran que la edad correlaciona significativamente de forma positiva
con la dependencia de la nicotina (FTND), el miedo a engordar (GFFS) y el IMC, y de forma
negativa con la depresión (SCL-90). Es decir, las personas con más edad tienen más
dependencia de la nicotina, más miedo a engordar, más IMC y menos síntomas de depresión.
Por su parte el IMC, además de con la edad, correlaciona significativa y positivamente con el
miedo a engordar (GFFS) y negativamente con la expectativa de regular el peso a través del
consumo de tabaco (SCQ-A-P). lo cual indica que las personas con mayor IMC experimentan
más miedo a engordar y menos expectativas de controlar el peso a través del consumo de
tabaco.
La dependencia de la nicotina (FTND), además de con la edad, correlaciona
positivamente tanto con la expectativa de controlar el peso a través del consumo de tabaco
(SCQ-A-P) como con la de reducir el afecto negativo (SCQ-A-AN). Es decir, las persona con
mayor dependencia de la nicotina tienen más expectativas de controlar el peso y el afecto
negativo a través del consumo de tabaco. Sin embargo, la correlación entre la dependencia de
la nicotina (FTND) y el miedo a engordar (GFFS) no resultó significativa, lo que podría
indicar que las personas con más dependencia no tienen necesariamente más miedo a
engordar.
15
La expectativa de controlar el peso a través del consumo de tabaco (SCQ-A-P)
correlaciona significativa y positivamente, con la dependencia de la nicotina (FTND), con la
expectativa de controlar el afecto negativo (SCQ-A-AN), con el miedo a engordar (GFFS) y
como ya se ha dicho anteriormente lo hace negativamente con el IMC. Es decir, las personas
con más expectativas de controlar el peso con el consumo de tabaco tienen más dependencia
de la nicotina, más expectativas de controlar el afecto negativo con el tabaco, más miedo a
engordar y menos IMC.
Por último, cabe destacar que se han encontrado otras correlaciones que son esperables,
de acuerdo con la naturaleza de las variables estudiadas. Por ejemplo, que el miedo a engordar
(GFFS) correlacione positivamente con todas las variables excepto con la dependencia a la
nicotina (FTND). Esto parece indicar que cuanto más miedo a engordar, más probable es la
expectativa de que fumar controla el peso y el afecto negativo, que se asocie a más
sintomatología depresiva y finalmente que el miedo a engordar es mayor en personas de más
edad y con más peso.
Tabla 4 Correlaciones entre las pruebas empleadas
FTND GFFS SCQ-A-P
SCQ-A-AN
IMC SCL-90 EDAD
FTND 1
GFFS -,026
1
SCQ-A-P ,237** ,264**
1
SCQ-A-AN ,267** ,148**
,365** 1
IMC -,010
,290**
-,186**
-,052
1
SCL-90 ,058
,248**
,023
,203**
-,043
1
EDAD ,276**
-,180**
-,045
,021
,142*
-,251**
1
**. <0,01 *.< 0,05 (bilateral). N=295
Se realizaron análisis de correlación adicionales entre la variable número de cigarrillos
consumidos a diario, y número de cigarrillos consumidos al día en el último mes con todas las
medidas de autoinforme empleadas en el estudio (Tabla 5). Los resultados muestran la
existencia de correlaciones significativas y positivas entre el número de cigarrillos
consumidos en el último mes y la dependencia de la nicotina (FTND), lo que implicaría un
16
volumen de consumo mayor en función al nivel de dependencia de la sustancia. Respecto al
consumo actual de cigarrillos, se encontraron correlaciones significativas respecto a la
dependencia de la nicotina (FTND) y la expectativa de controlar el afecto negativo mediante
la conducta de fumar (SCQ-A-AN). Ambas medidas muestran correlaciones significativas
entre sí y con respecto a la edad; es decir, a más edad se produce un mayor consumo de
cigarrillos.
Tabla 5 Correlaciones entre consumo de cigarrillos y medidas
FT
ND
GF
FS
SC
Q-A
-P
SC
Q-A
-AN
IMC
CIG
AR
. EN
30 D
ÍAS
CIG
AR
.
AC
TU
AL
ES
SC
L-9
0-R
ED
AD
CIGAR. EN
30 DÍAS
,228** -,035 ,026 ,070 -,055 1 ,249** -,044 ,151*
CIGAR.
ACTUALES
,303** -,074 ,088 ,169** ,066 ,249** 1 -,029 ,328**
**. <0,01 *.< 0,05 (bilateral). N=295
Análisis de varianza
Los resultados del Análisis de la Varianza (MANOVA), considerando el género como
variable independiente y todas las medidas de autoinforme usadas en el estudio como
variables dependientes, mostraron que existen diferencias estadísticamente significativas entre
hombres y mujeres en las puntuaciones de los cuestionarios GFFS (F 1,284 = 10.680, p=.001),
SCQ-A-P (F 1,284 = 4,648, p=,032), SCQ-A-AN (F 1,284 = 6,119, p=.014), y SCL-90 (F 1,284 =
5,767, p=.014). No se encontraron diferencias significativas entre hombres y mujeres en
dependencia de la nicotina (FTND).
Tabla 6 Puntuaciones medias y desviaciones típicas de las medidas de autoinforme
N Media Desviación Típica FTND
Mujeres Hombres
159 136
3,076 2,8
2,430 2,270
SCQ-A-P
Mujeres Hombres
159 136
14,359 11,382
12,820 10,724
SCQ-A-AN
Mujeres Hombres
159 136
44,340 37,802
18,513 19,699
IMC
Mujeres Hombres
159 136
24,13 25,66
4,547 4,387
Mujeres 159 16,824 12,621
17
SCL-90 Hombres 136 13,544 10,962 GFFS
Mujeres Hombres
159 136
18,289 15,882
6,741 5,636
Las puntuaciones medias de los participantes en las variables dependientes (Tabla 6)
muestran que las mujeres tienen más miedo a engordar, más expectativas de controlar el peso
y el afecto negativo mediante el consumo de tabaco y más sintomatología depresiva con
respecto a los hombres; sin embargo, no tienen más dependencia de la nicotina.
Discusión
La principal finalidad de este estudio consistió en analizar la relación existente entre el
hábito de fumar y la preocupación por el peso de personas fumadoras actuales, así como
estudiar si el miedo a engordar se relaciona con la dependencia de la nicotina y el consumo de
cigarrillos; y si la expectativa de que fumar permite controlar el peso se relaciona con el
hábito de fumar. Por último, también se pretendía comprobar la posible existencia de
diferencias de género entre el miedo a engordar y el hábito de fumar. Se espera encontrar la
existencia de una relación positiva entre el hábito de fumar y el miedo a engordar y/o la
expectativa de que fumar permite controlar el peso, habiéndose confirmado parcialmente esta
hipótesis. También se esperaba encontrar que la relación entre el miedo a engordar y el
consumo de tabaco resultara más intensa en las mujeres que en los hombres y esta hipótesis
también se confirma sólo de forma parcial.
No se han encontrado correlaciones estadísticamente significativas entre la cantidad de
cigarrillos consumidos y la dependencia de la nicotina (medida con el cuestionario FTND)
con respecto al miedo a engordar (medida con el cuestionario GFFS). Atendiendo a la
literatura existente, se da la circunstancia de que Croghan et al. (2006) identificaron en su
estudio una asociación entre la insatisfacción corporal de las personas fumadoras y la
frecuencia con que estas consumen tabaco. En este sentido la hipótesis acerca de la existencia
de una relación positiva entre el hábito de fumar y el miedo a engordar no ha quedado
demostrada en nuestro estudio, puesto que las personas que consumen más cigarrillos o tienen
más dependencia de la nicotina no presentan más preocupación por su peso. Sin embargo, sí
se ha encontrado una correlación significativa positiva entre la expectativa del uso del tabaco
para regular el peso (variable medida con la escala SCQ-A-P) y la dependencia de la nicotina,
lo que podría indicar que la preocupación por el peso sí se encuentra asociada al hábito de
fumar. Este resultado coincide con los encontrados por Copeland et al. (1995), quienes
18
identificaron una correlación positiva entre la expectativa de control sobre el peso y la
dependencia de la nicotina; y por los obtenidos por Jeffrey et al. (2000) que apuntan de igual
modo a una relación entre ambas variables.
Una posible explicación de por qué en los resultados obtenidos de los participantes no se
aprecian diferencias entre el patrón de consumo y el miedo a engordar, a pesar de que sí se ha
encontrado una relación con la expectativa de regular el peso corporal, puede ser que el
consumo de tabaco en la muestra de este estudio es relativamente reducido (la media de
cigarrillos consumidos al día gira en torno a 11). Es posible que, en relación a este volumen
de consumo diario, la dependencia de la nicotina no resulte excesivamente alta entre los
participantes del estudio y que, por tanto, los análisis estadísticos aplicados no sean sensibles
a la posible relación entre consumo de tabaco y/o dependencia de la nicotina y preocupación
por el peso corporal. En el futuro, sería interesante ampliar la muestra de participantes en el
estudio, incluyendo personas con mayor dependencia de la nicotina y mayor consumo diario
de cigarrillos.
También se ha encontrado una correlación positiva entre la dependencia de la nicotina y
la expectativa del uso del tabaco para regular el estado de ánimo. Esta expectativa, junto con
la de que fumar permite controlar el peso son dos creencias muy extendidas entre la
población, y de hecho los resultados del estudio parecen confirmarlo. Cohen-Tovée (1993)
señaló en su estudio el efecto que el ánimo depresivo ejerce sobre la preocupación respecto al
incremento del peso corporal, haciendo que esta última aumente en mujeres mientras que, por
su parte, Copeland et al. (1995) identificaron el efecto estadísticamente significativo existente
entre el afecto negativo y la dependencia a la nicotina. Por tanto, los datos de este estudio
podrían indicar en un sentido similar que trabajar con la creencia de que el tabaco regula el
afecto negativo y permite controlar el peso serían dos elementos importantes para mejorar la
eficacia de los programas de intervención psicológica contra el tabaquismo por su relación
respecto al poder adictivo de esta sustancia.
Otro objetivo del presente Trabajo consistía en comprobar la existencia de diferencias de
género en la posible relación presente entre el miedo a engordar y el hábito de fumar.
Concretamente, esperábamos encontrar que, de existir la relación anteriormente indicada, ésta
se presentaría con más intensidad en las mujeres que en los hombres. Las previsiones se han
confirmado parcialmente, en tanto que no se ha encontrado que la correlación entre la
dependencia de la nicotina y el consumo de cigarrillos fuera diferente entre hombre y mujeres.
19
No parece que las mujeres que más fumen tengan más miedo a engordar. Sin embargo, los
análisis de varianza muestran que las mujeres, en general, tienen más miedo a engordar
(obtienen una puntuación más alta en el GFFS), y tienen más expectativas de que fumar
permite regular el peso corporal (mayor puntuación en el SCQ-A-P) que los hombres. En
relación con la literatura, este estudio coincide con los resultados observados en la revisión
sistemática realizada por Klesges et al. (1989), donde se identificaron la existencia de una
mejora respecto a la preocupación acerca del incremento de la talla y el control del peso
corporal relacionados con el consumo de tabaco especialmente en el caso de las fumadoras.
Por su parte, el equipo formado por Grogan et al. (2009) identificó en mujeres el empleo del
tabaco como mecanismo para el control del peso y la reducción del apetito.
Los análisis han mostrado que las mujeres presentan más miedo a engordar que los
hombres, y esto resulta congruente con lo que la literatura ya ha demostrado ampliamente:
que las mujeres experimentarían una mayor preocupación por el peso en general y, por tanto,
un mayor riesgo de desarrollar problemas de insatisfacción corporal y trastornos de la
conducta alimentaria, tal y como señalan en sus trabajos autores como Croghan et al. (2006) y
Wang et al. (2013); quienes encontraron evidencias de mayores niveles de insatisfacción
corporal en mujeres fumadoras que en hombres, así como una correlación positiva respecto a
los comportamientos orientados a la pérdida de peso, como el seguimiento de dietas, y el
hábito de fumar entre mujeres jóvenes. Puesto que también se ha encontrado en las mujeres
más sintomatología depresiva, como señala el dato de que obtengan una mayor puntuación en
el cuestionario SCL-90; resulta lógico que también hayan tenido una puntuación mayor que
los hombres respecto a las expectativas de que el consumo de tabaco permite regular el peso y
el estado de ánimo. Esto apuntaría nuevamente a la importancia de tener en cuenta las
variables emocionales en relación al consumo de tabaco, especialmente en el caso de las
mujeres, de cara a mejorar la eficacia de los programas de intervención psicológica contra el
tabaquismo en población femenina.
Este estudio presenta una serie de limitaciones que se indican a continuación. Por
ejemplo, el empleo de una encuesta en formato on-line difundida a través de redes sociales,
unida a una selección por conveniencia afecta a la representatividad de la muestra al no contar
con un control exhaustivo respecto a su difusión y las características de los participantes
alcanzados por la misma; lo que se traduce en que los datos obtenidos no puedan ser
extrapolables a nivel general. Otra limitación identificada la constituye el tamaño de la
muestra, ya que no resulta suficientemente amplia, razón por la cual sería necesario aumentar
20
el número total de personas fumadoras participantes para continuar estudiando la relación
existente entre el consumo de tabaco y la preocupación por el peso en caso de pretender
ratificar los resultados obtenidos. Una tercera limitación de la investigación ya ha sido
mencionada previamente en el texto y alude al hecho de que se trata de una muestra de
fumadores con poca dependencia a la nicotina, como indican tanto el hecho de que la media
de consumo de cigarrillos se encuentre alrededor de los 11 diarios en el momento en que se
accedió al estudio como a la puntuación media obtenida por los participantes en la escala
GFFS. Atendiendo a lo anterior resultaría de interés incorporar a la investigación participantes
que consuman un mayor número de cigarrillos de manera habitual de cara a mejorar este
aspecto de la investigación.
En el futuro la realización de una replicación de este estudio con las convenientes
propuestas de mejora identificadas a partir de esta experiencia podría señalar con mayor
claridad la importancia que factores como las expectativas de reducción del peso y de
regulación del estado de ánimo y el miedo a engordar presentan de cara a tomar la decisión de
abandonar el consumo habitual de tabaco. Confirmar con una mayor certeza el peso que estas
variables ejercen sobre las personas fumadoras resultaría indicativo de un aspecto de interés
sobre el que incidir en los programas de abandono del tabaco y prevención de su consumo.
En resumen, para la presente investigación se planteó como objetivo llevar a cabo un
análisis del patrón de consumo de tabaco de los participantes y la identificación los efectos
que las diferentes variables personales ejercen sobre el hábito de fumar. Los resultados ponen
de manifiesto la existencia de correlaciones significativas tanto entre las expectativas de
reducción del peso por acción del tabaco y la dependencia de la nicotina como entre esta
última y la regulación del estado anímico de los fumadores, coincidiendo con las evidencias
aportadas por estudios anteriores. Por su parte, no se logró identificar una correlación
significativa presente entre el hábito de fumar y el miedo a engordar en los fumadores. A
pesar de que no se encontraron diferencias en relación al género entre la dependencia a la
nicotina y el número de cigarrillos consumidos, se observó en el caso de las fumadoras una
mayor preocupación relativa al aumento de peso y expectativas de control sobre éste a partir
del consumo de tabaco que en el caso de los fumadores. Por tanto, la conclusión a la que
llegamos a partir de los resultados obtenidos es que, en el caso de las mujeres fumadoras, se
aprecia una tendencia a consumir tabaco como mecanismo para incidir sobre el miedo al
incremento de peso en base a la expectativa de que el tabaco actúa como medida de control
respecto a este factor.
21
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Anexo I – Relación de preguntas del cuestionario inicial 1.- He sido informado/a convenientemente de las características de mi participación en el estudio sobre tabaquismo y accedo a participar en dicho estudio de forma totalmente voluntaria.
Sí No
2.- Edad.
3.- Género:
Hombre Mujer Otro
4.- Estado civil.
Soltero/a Casado/a Divorciado/a Viudo/a
5.- Nivel de Estudios.
Sin estudios Primarios, EGB o CFGM Secundarios (ESO, Bachillerato o CFGS) Título Universitario o equivalente
6.- Profesión.
7.- ¿Ha utilizado vapeadores (vapers, cigarrillos electrónicos) en los últimos 30 días? Si la respuesta es negativa, pase a la pregunta número 10.
Sí No
8.- Si ha respondido afirmativamente a la pregunta anterior, ¿cuántos días ha utilizado vapeadores o cigarrillos electrónicos en los últimos 30 días?
9.- ¿Cuántas veces al día ha utilizado vapeadores o cigarrillos electrónicos al día?
10.- ¿Ha fumado en los últimos 30 días?
Sí No
11.- ¿Cuántos días ha fumado durante los últimos 30 días?
12.- En los días que fumó en los últimos 30 días, ¿cuántos cigarrillos al día consumió?
13.- ¿Ha fumado al menos 100 cigarrillos en toda su vida?
Sí No
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14.- ¿A qué edad comenzó a fumar con regularidad?
15.- Indique el número de cigarrillos diarios que fuma actualmente.
16.- Si ha intentado dejar de fumar cigarrillos con la intención de dejarlo para siempre, ¿cuántas veces lo ha intentado?
0 veces 1 vez 2 veces 3 veces 4 veces 5 veces 6 o más veces Nunca he querido dejar de fumar
17.- En las veces que intentó dejar de fumar, ¿cuánto tiempo estuvo sin fumar la vez que lo logró por más tiempo? Por favor, indique si se refiere a horas, días, semanas, meses, o años. Si nunca a intentado o querido dejar de fumar, escriba “0”.
18.- Señale, por orden de importancia, los 3 principales motivos por los que quiere (o podría querer) dejar de fumar (indicando en cada uno de ellos el orden: 1º, 2º o 3º)
Miedo a la enfermedad Mejorar la salud Estética Ahorrar dinero Presión familiar Libertad personal Dar buen ejemplo Satisfacción personal Otros NS/NC
19.- Está pensando en dejar de fumar…
En los próximos 30 días En los próximos 6 meses Sí, pero no sé cuándo No me planteo dejar de fumar
20.- En una escala de 1 (mínimo) a 10 (máximo) indique cuál es su deseo de dejar de fumar en este momento.
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 Deseo dejar de fumar
21.- Suponiendo que usted decidiera dejar de fumar, ¿cree que podría dejarlo y no volver a fumar nunca jamás?
No, no duraría mucho (2) Lograría dejarlo un tiempo (4) Sí, totalmente seguro
22.- Indique su altura en centímetros. Por ejemplo, si su altura es de 1 metro y 60 centímetros = 160.
23.- ¿Cuál es su peso actual en kilogramos?
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Anexo II – Fagerström Test for Nicotine Dependence (FTND)
28
Anexo III – Smoking Consequences Questionnaire – Spanish (SCQ-S)
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Anexo IV – Goldfarb Fear of Fat Scale (GFFS) GFFS
Por favor, lee cada una de las frases siguientes y selecciona el número que mejor represente tus
sentimientos y opiniones.
1 = Falso 2 = Un poco falso 3 = Un poco verdad 4 = Verdad
1. Mi mayor preocupación es la de ponerme gorda.
2. Tengo miedo incluso de ganar un poquito de peso.
3. Pienso que corro un riesgo real de algún día ganar peso y ser gorda.
4. No entiendo cómo las personas gordas pueden perdonarse el estar así.
5. Ponerme gorda sería la peor cosa que me pudiera pasar.
6. Si me descuidara y dejara de cuidar mi peso, seguramente me pondría muy gorda.
7. No hay nada que yo pueda hacer para que la idea de ganar peso sea menos aterradora.
8. Siento que gasto todas mi energías en asegurar que mi peso esté bajo control.
9. Si como aunque solo sea un poquito, existe la posibilidad de que pierda el control y no
pare de comer.
10. La única manera que tengo de no perder el control y de no engordar es pasar hambre.
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Anexo V – Symptom Checklist-90 Revised (SCL-90R)