Introducción

Las máquinas y los procesos industriales, así como aquellos dedicados al confort humano, requieren enormes cantidades de calor que deben ser continuamente proporcionadas si se quiere que esas máquinas y procesos operen eficientemente.

Las calderas proporcionan la energía térmica y mecánica requerida en los procesos industriales, mediante la transferencia de la energía química del combustible, hacia el agua para pasar de su fase líquida a su fase de vapor.

El vapor generado en las calderas tiene diferentes usos: se emplea en los turbogeneradores para la generación de energía eléctrica, turbinas accionadoras de equipo mecánico como compresores, bombas, sopladores; así mismo se emplea para el calentamiento de corrientes de proceso en los intercambiadores de calor y serpentines de calentamiento.

Una vez que el vapor es generado, éste se pasa a través del sistema de distribución, el cual consta de tuberías, válvulas, etc., para ser finalmente entregado a los equipos y procesos consumidores de energía.

El aislamiento empleado en las tuberías para la distribución de vapor sirve para minimizar la pérdida de energía del vapor hacia el medio ambiente, evitándose cambios significativos en la energía térmica del vapor. El aislamiento también se utiliza para evitar la transferencia de calor del medio ambiente hacia el sistema, en procesos que se llevan a cabo a bajas temperaturas.

Tener fugas de vapor, en las líneas de distribución y en las trampas de vapor, involucran pérdidas de energía, y en el caso de las trampas de vapor el mal funcionamiento de éstas puede repercutir afectando directamente al proceso.

El no hacer un uso eficiente y racional de la energía en estos sistemas, tienen un impacto en el consumo energético de la planta (gas natural, combustóleo, diesel, etc.)