Introducción a las -...
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Ernesto Rico Diener / Daniel Nudelman Speckman
Introducción a las Ciencias Sociales
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Praxis es una serie diseñada por el Departamento de Proyectos Educativos de Ediciones Castillo.
Autores: D.R. © 2017 Ernesto Rico Diener y Daniel Nudelman Speckman
Dirección editorial: Tania Carreño KingGerente de Bachillerato: Víctor Hugo Lara GranadosGerente de Arte y diseño: Cynthia Valdespino Sierra
Edición: Karla Paola Vázquez GuzmánAsistencia editorial: Yolotl Valadez BetancourtRevisión técnica pedagógica: Ambar Itzel Paz EscalanteCorrección de estilo: Alejandro Silva Solís
Arte y diseño: Gustavo Hernández Diagramación: Bertha Ramírez Gallegos y María SaucedoIconografía: Teresa Leyva y Carolina Fernández MendozaPortada: ShutterstockIlustraciones: Shutterstock, Cuartoscuro, iStockFotografía: Shutterstock, Cuartoscuro, iStock
Producción: Carlos Olvera
Primera edición: octubre 2017Introducción a las Ciencias Sociales. Praxis
D.R. © 2017 Ediciones Castillo, S.A. de C.V.Castillo ® es una marca registradaEdiciones Castillo forma parte de Macmillan Education
Insurgentes Sur, 1886. Colonia FloridaDelegación Álvaro Obregón. C.P. 01030México, D.F. Teléfono: (55) 5128-1350Lada sin costo: 01 800 536-17777www.edicionescastillo.com
ISBN: En trámite
Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana. Registro núm. 3304
Prohibida la reproducción o transmisión parcial o total de esta obra por cualquier medio o método o en cualquier forma electrónica o mecánica, incluso fotocopia o sistema para recuperar información, sin permiso escrito del editor.
Impreso en México/Printed in México
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Presentación 5
Guía de uso 6
Competencias genéricas del egresado
de la Educación Media Superior 8
Competencias disciplinares básicas
del campo de las Ciencias Sociales 8
Reconocimiento del ser social 9Concepto del ser social y del ser individual 10Características de la acción social y la individual 16El ser social y el proceso de socialización 21La influencia del entorno social en la construcción del ser social 24
Procesos de construcción del
conocimiento en ciencias sociales 29Tipos de conocimiento 30Clasificación de las ciencias y su objeto de estudio 33Acontecimientos históricos e ideologías 39Concepciones ideológicas 44
• Revolución científica 44 • Ilustración 46 • Evolucionismo unilineal 47
Interpretaciones científicas en la
construcción de la realidad social 49Interpretaciones científicas 50
• Positivismo 52 • Materialismo histórico 55 • Estructural funcionalismo 58 • Teoría comprensiva 64 • Teoría crítica 68
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Índice
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Conceptos básicos para el estudio de
fenómenos sociale 71Categorías sociales 72
• Sociedad 75 • Clase social 78 • Grupo social 82 • Procesos sociales y prácticas sociales 84
Fenómenos sociales 86 • Transvaloración 89 • Derechos Humanos 93 • Discriminación 96 • Migración 100
Interacción del individuo con las
instituciones del Estado Mexicano 103Instituciones del Estado Mexicano 104
• Ámbito político 107 • Ámbito económico 111 • Ámbito cultural 113 • Ámbito educativo 117 • Ámbito de salud 121
Fuentes de consulta 123
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El presente material es una muestra del libro del alumno, en el cual
hemos seleccionado algunas de las partes que lo integran, con el fi n
de darle a conocer la propuesta editorial y la estructura didáctica del
libro de Introducción a las Ciencias Sociales de la serie Praxis.
Praxis es una propuesta novedosa y atractiva en un formato reversible,
fue concebida como textos preuniversitarios y de obra de consulta que se
ajustan a las diferentes necesidades de la enseñanza y del aprendizaje del
bachillerato. Las dos partes que lo conforman, teórico y cuaderno de tra-
bajo, tienen funciones específi cas.
En el apartado teórico se encuentra el desarrollo conceptual y procedi-
mental de la información, es decir, la exposición de los contenidos temáticos
de la asignatura; los cuales son tratados con rigor científi co, técnico y huma-
nístico. Los contenidos se abordan con profundidad y con un lenguaje claro,
accesible y directo, con la fi nalidad de que la información sea comprensible
y versátil. La estructura y la forma de aproximarse a los temas están dise-
ñadas para que los estudiantes desarrollen sus capacidades crítica, analítica
y refl exiva, y construyan cabalmente los conocimientos que compromete
la asignatura. También se brinda información adicional y actualizada den-
tro de las secciones complementarias, ubicadas al pie de algunas páginas.
Asimismo, este apartado cuenta con indicadores que sugieren el momento
de dar la vuelta al libro y abordar los contenidos de manera práctica.
En el cuaderno de trabajo se encuentran evaluaciones diagnósticas,
ejercicios, actividades, actividades de applicación, actividades para el desa-
rrollo de habilidades socioemocionales (hse), actividades de integración
y evaluaciones fi nales. Este apartado tiene la función de impulsar el de-
sarrollo de las habilidades de pensamiento y las capacidades para la vida
de los estudiantes, ya que esta propuesta les permite trabajar de manera
autónoma o en compañía del profesor.
Tenemos presente el hecho de que el conocimiento y el desarrollo de
las habilidades no son aspectos aislados, el propósito de esta obra es que los
alumnos participen en todo momento en su propia experiencia de aprendi-
zaje, se sientan motivados al estudiar la asignatura y tengan la disposición
de aprender.
Presentación
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Apartado teórico
Entrada de bloqueAdemás del título del bloque, encontrarás una imagen que representa los contenidos temáticos.
IntroducciónResumen que integra las ideas
principales del bloque; en él encontrarás conceptos o palabras
clave que se abordan en el desarrollo de los contenidos.
Indicadores de práctica Recomendaciones de evaluaciones, ejercicios, actividades, actividades HSE y actividades de integración que podrás realizar en el cuaderno de trabajo.
DestacadosIdeas o frases importantes
destacadas entre corchetes, las cuales tienen la función
de sintetizar la información.
Averigua másSugerencias para consultar documentos, revistas, películas, pinturas y música con temas que complementan los contenidos.
Desarrollo de contenidos Con información actualizada y un manejo sistemático y riguroso se desarrollan los contenidos temáticos con alto grado de profundidad y exhaustividad.
TICSugerencias que promueven
el desarrollo y el uso de habilidades digitales.
Información importanteInformación adicional, anécdotas, datos numéricos, estadísticas, conclusiones, datos curiosos y novedades de la ciencia.
Guía de uso
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Cuaderno de trabajo
ApplicaciónActividades que promueven el uso de recursos y herramientas tecnológicas para el aprendizaje, como: videos, aplicaciones, lenguajes de programación, software, simuladores, entre otros, que te permiten generar una experiencia de aprendizaje, un producto o una evidencia que podrás socializar con la comunidad escolar.
Actividad HSEActividad que promueve el desarrollo de habilidades socioemocionales a través de situaciones, casos, dilemas morales o problemas relacionados con los contenidos y con aspectos intrapersonales e interpersonales.
Evaluación finalEjercicios, problemas o situaciones que evalúan los conocimientos y las habilidades que has adquirido a lo largo del bloque..
Actividad de integración
Al terminar cada bloque encontrarás una actividad
que pone en práctica los conocimientos y las
habilidades que adquiriste a lo largo del bloque, con el fin de que elabores un producto
final, el cual podrás evaluar con una lista de verificación.
EjercicioTe permite reafirmar o
consolidar conocimientos, procedimientos o habilidades
que luego podrás utilizar en un contexto más amplio.
Actividad Estrategia didáctica
contextualizada que te permite generar una
experiencia de aprendizaje (dominio de una habilidad, procedimiento concreto,
comprensión de conceptos o estrategia de solución).
Evaluación diagnósticaEjercicios, actividades o situaciones que te permiten recuperar los conocimientos y las habilidades que ya dominas e identificar aquellos en los que tienes que trabajar.
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A continuación se enlistan las competencias genéricas que se trabajan en
el libro de Introducción a las Ciencias Sociales.
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Competencias genéricas B1 B2 B3 B4 B5
4. Escucha, interpreta y emite mensajes pertinentes en distintos contextos mediante la utilización de medios, códigos y herramientas apropiados.
X X X X X
8. Participa y colabora de manera efectiva en equipos diversos.X X X X
9. Participa con una conciencia cívica y ética en la vida de su comunidad, región, México y el mundo.
X X X X X
10. Mantiene una actitud respetuosa hacia la interculturalidad y la diversidad de creencias, valores, ideas y prácticas sociales.
X X X X
A continuación se mencionan las competencias disciplinares básicas del
campo de las Ciencias Sociales que se trabajan en el libro de Introducción a las Ciencias Sociales.
ICS
Competencias disciplinares básicas B1 B2 B3 B4 B5
1. Identifica el conocimiento social como una construcción en constante transformación.X X X
2. Sitúa hechos históricos fundamentales que han tenido lugar en distintas épocas en México y en el mundo con relación al presente.
X X X
3. Interpreta su realidad social a partir de procesos históricos locales, nacionales e internacionales que la han configurado.
X X X X
4. Valora las diferencias sociales, políticas, económicas, étnicas, culturales y de género y las desigualdades que inducen.
X X
5. Establece la relación entre dimensiones políticas, económicas, culturales y geográficas de un acontecimiento.
X
9. Analiza las funciones de las instituciones del Estado mexicano y la manera que impactan su vida.
X X
10. Valora distintas prácticas sociales mediante el reconocimiento de sus significados, dentro de un sistema cultural, con una actitud de respeto.
X X X
Competencias genéricas del egresado de la Educación Media Superior
Competencias disciplinares básicas del campo de las Ciencias Sociales
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Reconocimiento del ser social
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IntroducciónEl fi lósofo griego Aristóteles (384–322 a. C.) afi rmó en su obra Política (344 a. C.) —uno de los
trabajos más antiguos conocidos acerca de la cuestión social— que el hombre es un “animal
político”. En la Grecia Antigua, el término política no tenía un signifi cado tan restringido como
el que tiene ahora, y hacía referencia a la vida del ser humano en grupo, a la vida social. La frase
puede traducirse en términos contemporáneos como “el ser humano es social por naturaleza”.
Aristóteles derivó esta tesis de lo que observó a su alrededor: donde quiera que vemos hombres,
éstos viven agregados en grupos más numerosos que la familia. El ser humano necesita de la
compañía de otros para ser feliz.
La afi rmación de que el ser humano es un ser social da lugar a numerosas interrogantes:
¿Cuál es la relación entre el individuo y la sociedad? ¿Cómo interactúan? ¿Es la sociedad sólo
una suma de individuos, o el todo es más que la suma de las partes? ¿La sociedad tiene una
estructura? ¿La sociedad determina a los individuos, o la voluntad individual da forma a la
sociedad? ¿Cómo se produce el cambio social? ¿Es la sociedad el medio para lograr el bienestar
individual, o el fi n de la vida individual es el mantenimiento del orden social?
Aunque es imposible dar una solución defi nitiva a estos cuestionamientos, en este primer
bloque otorgaremos algunos elementos de respuesta.
Concepto del ser social y del ser individualEn todas las épocas, mujeres y hombres se han planteado preguntas sobre la naturaleza del ser
humano, nuestro origen, lugar en el universo, lo que nos une y lo que nos distingue de nuestros
semejantes, lo que somos como individuos y como grupo.
Para abordar esta discusión, es necesario explicar en primer lugar qué se entiende por ser. El
signifi cado último de este concepto es motivo de un profundo debate fi losófi co (las preguntas
generadas en torno al ser se conocen como debates ontológicos). En términos sencillos un ser
es un ente dotado de existencia, algo que es y, por lo tanto, posee determinados atributos.
El ser humano es un ser biopsicosocial, lo que signifi ca que es un ser muy complejo, con por
lo menos tres grandes atributos.
El primero es el componente biológico. El Homo sapiens sapiens es producto de millones de años
de evolución. Esta larga historia natural es objeto de estudio de una subdisciplina de la biología
llamada evolución humana. El ser humano es un animal, una especie de primate perteneciente
a la familia de los homínidos (Hominidae), de la que forman parte también los chimpancés
Evaluación diagnóstica,
p. 3
La ontología es una rama de la filosofía que se pregunta sobre la naturaleza del ser. El término se compone de dos raíces griegas: ontos, que significa “ser” o “ente”; y logos, que se traduce como “conocimiento” o “ciencia”. Estudia qué existe, qué no existe y cómo llegó a existir. Se plantea este tipo de preguntas: ¿Qué es la materia? ¿Qué son el espacio y el tiempo? ¿Existen las ideas, los pensamientos o abstracciones, como los números? ¿Existe Dios?
INFORMACIÓN IMPORTANTE
1Reconocimiento del ser social
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(nuestros parientes vivos más cercanos), los gorilas y los
orangutanes. Es el único integrante superviviente de la
subfamilia de los homíninos. Como otros animales, el
Homo sapiens sapiens tiene una carga genética, instintos
y necesidades; además de un ciclo vital (nace, se desa-
rrolla, se reproduce y muere), estos son rasgos innatos.
El segundo componente es el psicológico. Se refi ere a la
personalidad, las emociones, los deseos, las motivacio-
nes, los valores, la ética y el intelecto; a la capacidad de
hacerse representaciones y buscar explicaciones de la
realidad. En la confi guración de cada psique individual
intervienen factores fi siológicos, rasgos hereditarios y, de
forma muy importante, la historia de la persona y sus
relaciones; es decir, los rasgos adquiridos. La psique es
un fenómeno plurifacético, y es objeto de estudio de
diversas disciplinas, como la neurología y la psicología.
El tercer atributo es el social, que se refi ere al hecho de que los seres humanos viven en com-
pañía de otros de su misma especie. El Homo sapiens sapiens no es el único animal social (fi gura
1.1), pero ninguna otra sociedad animal tiene la complejidad de la humana. El humano es parte
de una comunidad que sirve como marco a diversas relaciones entre personas: familiares, de
amistad, cooperación, trabajo, intercambio, poder y de explotación, entre otras.
La sociedad es producto de la historia y ha experimentado profundos cambios a lo largo
del tiempo. Sin embargo, cada individuo, al nacer, se encuentra con la sociedad como una
realidad dada, no la elige, y sus capacidades para transformarla son, en el mejor de los casos,
limitadas. La sociedad, aunque esté compuesta por individuos, existe fuera de cada individuo.
Los rasgos sociales no son innatos, se adquieren en un proceso que dura toda la vida, conocido
como socialización. La sociedad no es sólo un agregado caótico, una suma de individuos. Tiene
regularidades y pautas, un orden o estructura. El todo es más que la suma de las partes. Este
fenómeno es objeto de estudio de las ciencias sociales.
Todos estos elementos componen a cada ser individual. En este punto es importante poner
énfasis en el concepto de individuo, que hace referencia a la unidad, al carácter indivisible
del ser. Es equivalente al concepto de elemental, que no admite unidades inferiores. Lo que
se quiere decir es que, en ausencia del componente biológico, el psicológico o el social, no
puede existir un ser humano.
Lo biológico, lo psicológico y lo social son inseparables. Las fronteras entre cada uno son difusas
o inexistentes. En ese sentido, es absurdo hablar del ser individual en oposición al ser social.
Ejercicio 1,p. 4
Figura 1.1 El Homo sapiens sapiens no es el único animal social. Los gorilas de montaña son parientes cercanos nuestros, viven en grupos familiares con jerarquías y normas, pero su sociedad no es tan compleja como la humana.
La evolución ha forjado la manera de relacionarnos con los demás. Para conocer más acerca de este tema, ve la entrevista de Eduard Punset a Robin Dunbar, profesor de Biología Evolutiva en la Universidad de Oxford, Reino Unido, en el video Redes 93. Somos supersociables por naturaleza (2011), disponible en http://edutics.mx/3S6 (Consulta: 7 de octubre de 2017).
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Determinismo y voluntarismoReconocer que el ser individual es inseparable del ser social abre numerosas interrogantes:
¿Cómo interactúan el individuo y la sociedad? ¿Los individuos crean a la sociedad, o es la
sociedad la que crea a los individuos? ¿De cuánta autonomía disfrutan los individuos respecto
de la sociedad? ¿Puede la acción individual, por pura fuerza de voluntad, transformar a la
sociedad? ¿Cuál es, pues, la naturaleza de la relación individuo/estructura? Diferentes autores
y enfoques han tratado de dar respuesta a estas interrogantes.
En términos generales, las diversas posturas en este debate pueden agruparse en dos grandes
tendencias: deterministas y voluntaristas.
Los primeros consideran que las conductas y las decisiones que cada indi-
viduo adopta son consciente o, con mucha mayor frecuencia, inconscien-
temente, producto del medio social, resultado de causas exteriores, como
el ambiente, la ideología, la economía, las tradiciones, las costumbres, las
creencias o la educación. De este modo, la acción del individuo es entendi-
da como el efecto de causas sociales subyacentes, todo tiene una causa. La
sociedad determina el pensamiento y la conducta del sujeto; la voluntad
individual, como algo independiente del medio, apenas existe.
Este entramado de elementos, pautas y relaciones que determinan la con-
ducta del sujeto constituyen lo que se denomina estructura. Si conocemos la
cadena de causas que han dado lugar a los efectos actuales, podemos hacer
proyecciones hacia el futuro, o predicciones. La situación actual sólo puede
entenderse como consecuencia del pasado; del mismo modo, el presente
determina el futuro. Ser conscientes de esta causalidad permite reconocer pautas, patrones
que se repiten, principios generales o leyes.
De esto se sigue que la historia, o al menos los grandes procesos, están determinados o
condicionados, y la deriva de la sociedad está sujeta a leyes que escapan a la voluntad de los
individuos. El ser social determina la conciencia social, la sociedad da forma a las ideas que
nos hacemos acerca de ésta.
Los deterministas adjudican a una causa principal el desarrollo histórico. De este modo, exis-
ten diversos tipos de determinismo, según la causa a la que atribuyan el orden social. Hay
determinismo biológico, geográfi co, psicológico y económico. Por ejemplo, el darwinismo
social —corriente sociológica que será objeto de mayor estudio en el Bloque 2— postula la
selección natural, un fenómeno biológico, como la causa de la que el comportamiento y el
orden social son el efecto.
Por su parte, los voluntaristas creen que las acciones son producto de la voluntad del indivi-
duo, que disfruta de libertad e independencia. El sujeto es racional y dueño de sus propias
acciones; y la razón puede imponerse a la naturaleza para cambiarla. La voluntad individual
es la causa primordial de los fenómenos, y el hombre goza de libre albedrío.
En su versión extrema, el voluntarismo niega la existencia de leyes objetivas en la sociedad.
Mediante la fuerza de voluntad puede transformarse la realidad social y, de este modo, la
historia no está escrita ni puede predecirse. En consecuencia, personalidades fuertes pueden
Para el determinismo la sociedad limita
el pensamiento y la conducta del sujeto.
Este principio teórico expone que todas las
culturas de las sociedades están determinadas por
estructuras.
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Ejercicio 2, p. 4
Figura 1.2 Norbert Elias fue un sociólogo judío alemán. Sus aportes en esta área de las ciencias sociales son conocidos como sociología figurativa o figuracional.
Norbert Elias nació en Breslavia. Estudió en su ciudad natal, en Heidelberg y en Freiburg. Se involucró en el movimiento sionista y luego trabajó en la Universidad de Frankfurt, pero debió huir a París en 1933, cuando los nazis llegaron al poder. Su familia fue víctima del Holocausto. Elias se estableció después en Inglaterra, donde continuó con su trabajo sociológico, centrado en la relación entre poder, conducta, emoción y conocimiento, en lo que él denominó el proceso de civilización.
INFORMACIÓN IMPORTANTE
jugar un papel central en su desarrollo, imponiéndole un sello propio y un curso imprevisible.
Por ejemplo, un voluntarista afi rmaría que Napoleón Bonaparte jugó un papel determinante
en la historia de Francia y de Europa a comienzos del siglo xix, y que si Napoleón no hubiera
existido, los acontecimientos habrían sido muy diferentes. En este sentido, la historia es pro-
ducto de acciones premeditadas, realizadas con una fi nalidad clara para los participantes; es
decir, la voluntad da forma al ser social.
Con algunas excepciones, las principales tradiciones en sociología no se adhieren ni a un
determinismo fuerte ni a un voluntarismo extremo, sino que reconocen que todos estamos
condicionados por el medio social, al tiempo que tenemos nuestra individualidad.
Tres enfoques sobre la relación individuo/estructuraDiferentes teorías sociológicas han tratado de explicar
la interacción entre individuo y sociedad. A lo largo
de este libro se revisarán las contribuciones a la dis-
ciplina —incluyendo su postura en este debate— de
importantes autores como Auguste Comte (1798-1857),
Carlos Marx (1818-1883), Emilio Durkheim (1858-1917)
y Max Weber (1864-1920). Sin embargo, en este aparta-
do se expondrán de forma breve las contribuciones de
tres autores contemporáneos, Norbert Elias (1897-1990),
Pierre Bourdieu (1930-2002) y Anthony Giddens (1938).
Para Norbert Elias (fi gura 1.2) la sociedad no existe fue-
ra de los individuos, pero tampoco puede concebirse
al individuo separado de la sociedad. Él la entendió como una estructura o red de individuos
interdependientes; un tejido de relaciones móviles que posee una historia y, naturalmente,
puede cambiar. Los integrantes de una sociedad están ligados por cadenas invisibles: cada
sujeto ocupa un lugar con relación a los demás, cumple una función, debe acomodarse en un
contexto, depende de otros y otros dependen de él. En la sociedad existe un orden “oculto”,
subyacente al caos. Este orden o estructura es distinto en cada sociedad, y no ha permanecido
idéntico a sí mismo a lo largo del tiempo.
Los individuos establecen con la sociedad una forma específi ca de relación, a pesar de que
el individuo posee una naturaleza racional y un amplio margen de autonomía, es parte y
producto de la sociedad, que le ofrece un determinado repertorio de modos de comporta-
miento, esquemas fi jos que se convierten en denominadores comunes que hacen posible la
convivencia. Aunque la voluntad existe, nuestra libertad no es total. No podemos cambiar por
capricho nuestra posición dentro de la sociedad ni la función que desempeñamos. Más bien,
el sujeto elige entre un número limitado de opciones, determinadas por el lugar donde nació
y se crio, la situación de sus padres o demás familiares, la educación que recibió, etcétera.
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De este modo, la sociedad nos da forma. Sin embargo, la sociedad no sólo iguala y tipifi ca,
también individualiza. El concepto de individualización es clave en la teoría de Elias, entendida
como el proceso mediante el cual el individuo se incorpora a la sociedad y la interioriza, lo
que le permite “pensarse” como “separado” de ésta —sin ser verdaderamente ajeno— e incluso
llegar a sentir la estructura social como opresiva.
Cada individuo tiene una historia propia; por ejemplo, un niño nace en un
grupo humano que existía antes que él, conforme crece, mediante su rela-
ción con otros seres humanos, aprende a regular sus instintos y adquiere
actitudes que conforman una estructura básica, similar en todos los sujetos
que integran esa sociedad, lo cual le permitirá tener acceso a la vida social.
Al mismo tiempo, el niño desarrolla una individualidad, porque cada per-
sona ocupa una posición específi ca dentro del tejido de relaciones sociales y
atraviesa una historia única. No hay dos personas iguales porque no hay dos historias iguales.
El proceso de individualización puede ilustrarse con el ejemplo de la lengua, porque el idio-
ma no lo inventa cada individuo, ya existe cuando nacemos y tenemos que aprenderlo para
comunicarnos con otros; lo cual también es parte de la estructura básica de la sociedad, que es
diferente en cada grupo humano, como se ha mencionado antes; por ejemplo, en países ex-
tranjeros se hablan otros idiomas, incluso el mismo idioma se habla con variantes locales: el
español de Yucatán es muy distinto del de Monterrey.
Por otro lado, cabe señalar que al aprender una lengua el individuo se la apropia, es decir, aun-
que en un grupo se hable el mismo idioma, cada individuo lo habla de una forma única que
refl eja sus ideas, su personalidad, su educación y el lugar donde creció. De nuevo, a mayor dife-
renciación social corresponde una mayor individualización: en un pequeño pueblo del México
rural todos los vecinos hablarán el español de forma parecida, con el mismo acento y usando
las mismas expresiones; y en una gran urbe más diferenciada, como Ciudad de México, donde
habitan individuos que migraron a la capital de diferentes lugares de la república o de América
Latina se encontrará una gran variedad de acentos, dependiendo del lugar, la clase social, la
ocupación y el nivel educativo de las personas que habitan un sitio multicultural.
Por último, Elias explicó el cambio social como producto de las tensiones provocadas por la
monopolización de bienes y valores que dependen de la interrelación entre la gente y dan
lugar a desigualdades. Se origina en la estructura de la convivencia de muchas personas
individuales (y no en la naturaleza de individuos determinados). Aunque existe un orden, la
sociedad no es un todo armónico, está plagada de tensiones y contradicciones. Muchos seres
humanos no están satisfechos con el limitado número de opciones que, en una confi guración
específi ca, la sociedad les ofrece, e intentan transformar la sociedad. La dirección del cambio
es limitada, pero no está predeterminada y apunta a la creación de nuevos márgenes para
el desenvolvimiento del individuo. Es un nuevo reparto del poder y una nueva integración
social. Los cambios en las estructuras comportan cambios en los tipos de individualidad. En
ese sentido, los individuos son eslabones en cadenas elásticas.
Pierre Bourdieu (fi gura 1.3, p. 15) aborda este debate a partir de una redefi nición de los con-
ceptos de estructura e individuo, reelaborados como campo y habitus. Un campo es una confi gura-
ción o red de relaciones objetivas entre personas o agentes, que ocupan diferentes posiciones;
son ámbitos de actividad. Ejemplos de esto son la economía, la academia, el mundo artístico,
A mayor diferenciación social corresponde una
mayor individualización.
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Figura 1.3 Pierre Bourdieu fue uno de los sociólogos más reconocidos del siglo xx, su propuesta teórica se conoce como constructivismo estructuralista.
Pierre Bourdieu fue un sociólogo francés nacido en Bearne. Estudió filosofía en París y debió prestar su servicio militar durante la Guerra de Independencia de Argelia, experiencia que lo llevó a especializarse en sociología.
INFORMACIÓN IMPORTANTE
etcétera. Cada uno tiene una determinada lógica, activa un cierto tipo de
interés en los agentes y posee sus propias reglas; dentro del campo hay
correlaciones de fuerzas, luchas e historia. Según Bourdieu, el universo
social se compone de campos puestos unos sobre otros y comparten ras-
gos, pero tienen características específi cas. Las fronteras entre éstos son
dinámicas, así que al estudiar uno determinado hay que prestar atención
tanto a su posición respecto a otros campos como a su estructura interna.
Las posiciones de los agentes dentro del campo se defi nen según su po-
sesión de diferentes formas de capital. Bourdieu retomó el término de
capital de la economía, pero lo redefi nió para referirse a cualquier forma
de poder de la que echa mano un individuo en su relación con otros, como
el capital económico, integrado por activos materiales y fi nancieros (por
ejemplo, cuánto dinero o tierras tiene un individuo); el capital cultural, compuesto por información y habilidades (hablar un idioma extranjero
o el nivel educativo); el capital social, que es la membresía a redes sociales
(pertenecer a una familia infl uyente, tener conocidos en posiciones de
poder, “palancas”), y el capital simbólico (autoridad, prestigio, reputación o tener “buen gusto”).
El agente, por lo tanto, es el portador de un capital específi co que se desenvuelve en uno o
varios campos. La cuestión de la individualidad es resuelta a partir del concepto de habitus, que describe formas de obrar, sentir, pensar, expresarse y ver el mundo; un habitus es un
estilo de vida, el cual se adquiere mediante la práctica y está orientado a ésta. Lejos de ser la
costumbre repetitiva y mecánica, es lo social incorporado. Aunque el habitus tiene sobre todo
un carácter colectivo, las trayectorias personales —irreductibles unas a otras— dan lugar a
una gran diversidad de habitus individuales. Es decir, aunque una clase social pueda tener
un habitus determinado —en la medida en que sus miembros se desenvuelven en campos y
tienen experiencias comunes— el habitus de cada individuo será siempre diferente porque
cada uno vive las experiencias en forma distinta, y aun en distinto orden. Habitus y campo
tienen una relación dialéctica, ambos son producto y productor el uno del otro. El habitus no
es determinista, es perdurable porque tiene inercia, pero no es inmutable.
Podemos explicar los conceptos de campo, capital y habitus a partir de una analogía, la de un
juego de futbol profesional. El campo sería la cancha. Las reglas son las correspondientes
a este juego, que establecen cómo se gana un partido, qué está permitido, además de las
sanciones asociadas a las faltas. Los agentes son los jugadores, cuyo interés está en controlar
el balón, anotar goles e impedir que lo haga el contrario. Para conseguir este objetivo, cada
jugador pone en operación sus atributos, que son su capital: su velocidad, su fuerza, las juga-
das que ha aprendido, su coordinación con otros jugadores del equipo, el apoyo del público o
su infl uencia en el árbitro. Al mismo tiempo, todos los jugadores de futbol tienen en común
determinados rasgos, un habitus: no sólo portar un uniforme sino el gusto por el deporte y una
preparación profesional, una forma de hablar, de vida (viven de ser jugadores profesionales) y
ciertas aspiraciones. Pero cada jugador es único. Aunque todos conforman el partido de futbol,
cada uno desempeña una tarea específi ca (portero, defensa, capitán, etcétera).
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Lo crudo y lo cocido (1964) es un ensayo del antropólogo y etnólogo francés Claude Lévi-Strauss (1908-2009), en el que pretende explicar a través de la oposición entre conceptos, como crudo o cocido, hervido o asado, la estructura de sociedades indígenas y su cosmovisión del mundo. Para saber más acerca de esto, lee el texto, disponible en http://www.edutics.mx/3Tf (consulta: 29 de septiembre de 2017).
TIC
Actividad 1,p. 5
Figura 1.4 Los aportes de Anthony Giddens se conocen como teoría de la estructuración.
Anthony Giddens nació en Londres, Inglaterra, y estudió en la Universidad de Hull, en la London School of Economics and Political Science y en la Universidad de Cambridge, donde fue alumno de Norbert Elias.
INFORMACIÓN IMPORTANTE
Por su parte, Anthony Giddens (fi gura 1.4) trata de responder a las mismas
preguntas al proponer la convergencia de diferentes tradiciones teóricas.
En primer lugar, insiste en la necesidad de dejar atrás la dicotomía indivi-
duo/estructura para pensar en términos de dualidad, entendiendo las prác-
ticas sociales como acción y estructura a un tiempo. Un concepto central
en la teoría de Giddens es el de agencia, defi nida como la capacidad del
individuo de hacer una diferencia con su acción; mientras la estructura
es la articulación del sistema social en el tiempo y el espacio. Los agentes
producen signifi cados con sus acciones en un contexto, así reproducen
y transforman la estructura. La dualidad supone que la relación agente-es-
tructura tiene un carácter circular, o tal vez sea más exacto decir que de
espiral: la estructura infl uye en nuestra forma de actuar, pero nuestras
acciones repercuten en la estructura, y en sentido estricto le dan origen.
Otro elemento central del análisis de Giddens es la refl exividad: el supuesto
de que la conducta humana tiene un carácter refl exivo, el agente comprende
lo que hace y su acción obedece a razones, tiene una intencionalidad. Los individuos son capaces
de explicar sus acciones y llevan un registro de las mismas. Al mismo tiempo, las actividades
sociales se rutinizan o tienen un carácter recursivo, lo que signifi ca que se autorreproducen. Todo
individuo recrea conductas que existían antes de que él naciera, para garantizar las condiciones
que hacen posibles sus otras actividades. La cotidianeidad es repetitiva, y esto permite la repro-
ducción de la estructura.
Características de la acción social y la individualDe la postura adoptada en el debate acerca del voluntarismo/determinismo y del individuo/
estructura, dependerá el énfasis que se otorgará a la acción individual sobre la estructura, o
viceversa; por ejemplo, los que otorgan primacía al individuo y su voluntad, reconociéndolo
como racional, tienden a considerar como de mayor importancia la acción individual —en
oposición a la tesis determinista, la cual postula que es la estructura la que debe ocupar un
lugar central en el análisis sociológico—. Uno de los más importantes defensores de esta
postura fue el sociólogo alemán Max Weber, quien sostuvo que por acción social “debe enten-
derse una conducta humana (bien consista en un hacer externo o interno, ya en un omitir o
permitir) siempre que el sujeto o los sujetos de la acción enlacen a ella un sentido subjetivo. La
‘acción social’, por tanto, es una acción en donde el sentido mentado por su sujeto o sujetos
está referido a la conducta de otros, orientándose por ésta en su desarrollo” (1964: 5).
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En otras palabras, la acción social es aquélla animada por la respuesta que se espera de parte
de otros individuos. Esta acción se compone de otras individuales, es decir, es el sujeto el que
actúa. Sin embargo, no toda acción individual es una acción social. Conmoverse en la intimi-
dad hasta las lágrimas por la belleza de una canción o de un paisaje es una acción individual,
no comunicable. Por otro lado, comportarse de forma solemne y compungida por respeto en
el funeral de un extraño sí es una acción social.
Muchos procesos fisiológicos o psicofísicos comportan acciones; por ejemplo, la digestión de
alimentos es una acción fisiológica no social. En los procesos psicofísicos quedan compren-
didas las respuestas a estímulos sensoriales externos, como poner la mano sobre el fuego
y retirarla al sentir dolor. De nuevo, no se trata de una acción social, sino de una conducta
carente de sentido, de carácter simplemente reactivo o reflejo, lo cual no es una acción social.
Hay acciones que suponen la interacción entre seres humanos y objetos inanimados, tales
como un hombre que puede usar su fuerza para mover un objeto con una palanca, utilizando
una barra rígida que gira sobre un punto de apoyo, amplificando la fuerza mecánica aplicada.
Se trata de una acción individual en la que interviene la razón, creando una máquina simple;
y con una finalidad mentada, desplazar un objeto. Sin embargo, no existe una interacción
entre seres humanos, por lo que no se trata de una acción social.
Las acciones sociales no son, tampoco, acciones individuales repetidas por muchas personas.
Entre otros, puede darse el caso de que, en una calle muy transitada, cuando empiece a llover
muchas personas abran casi simultáneamente sus paraguas, en una acción individual para
protegerse del agua. Se trata de una acción individual repetida muchas veces, pero no de una
acción social porque no está motivada por la respuesta del prójimo.
Incluso interacciones no intencionadas con otros seres humanos no son acciones sociales.
Tal es la situación de un transeúnte que se estrelle accidentalmente con otra persona que
viene caminando en dirección opuesta por la calle no es una acción social, es un hecho físico.
En cambio, pedirle una disculpa sí lo es.
Los fenómenos naturales —sujetos a leyes rígidas— son esencialmente
diferentes de los sociales. Mientras que los fenómenos naturales no tienen
un fin determinado, los fenómenos sociales tienen causas y consecuencias
motivadas por las intenciones, creencias y valores de los individuos. Vol-
viendo al ejemplo anterior, que dos personas caminando en sentido con-
trario por la misma acera choquen, responde a una ley física: “dos cuerpos
no pueden ocupar el mismo espacio”, no tiene finalidad alguna. Pedir una
disculpa, en cambio, es una acción deliberada que valora el bienestar del
otro y responde a convenciones sociales sobre la buena educación, funda-
da en la expectativa racional de que el otro sujeto responderá de manera
favorable, con la finalidad de lograr una convivencia armónica (figura 1.5).
Para Weber no existe una estructura fuera de los individuos; sino que la
sociedad es un complejo entrelazamiento de acciones de personas indi-
viduales. En resumen, para ser social la acción debe ser deliberada, tener una intención y
suponer una interacción entre seres humanos. Debe poseer un sentido subjetivo comunicable,
racionalmente comprensible; si carece de sentido no es social.
Figura 1.5 El ritual del saludo es una acción social tradicional, que se conforma a convenciones y demuestra buenos modales. Supone también reciprocidad entre los participantes.
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Figura 1.6 Una transacción comercial en el mercado es un ejemplo de acción racional con arreglo a fines.
Los dos actores involucrados buscan lo que les conviene.
Los tipos de acción socialComo se ha visto, lo que hay que explicar para entender a la sociedad son las motivaciones y
los valores. Así, para Weber la sociología es la ciencia que pretende entender, interpretando,
la acción social para, de esa manera, explicarla causalmente en su desarrollo y efectos. Con
el fi n de interpretar la acción, Weber creó una tipología que reconoce cuatro clases de acción,
distinguiendo las motivaciones detrás de cada una:
1. Racional con arreglo a fi nes. En este tipo de acción, el sujeto busca lograr objetivos
propios. La acción es un medio para alcanzar un fi n, motivo por el cual algunos autores la
denominan racional instrumental; el actor elige de manera racional los instrumentos más
adecuados para alcanzar sus metas. En este caso, muchas veces se actúa por conveniencia,
haciendo un cálculo costo/benefi cio.
Uno de los ejemplos más concurridos en este caso es
el de una transacción comercial. En el mercado, el
comprador busca maximizar su benefi cio obteniendo
lo más y lo mejor posible a cambio de su dinero (el di-
nero es el medio para el fi n). Por su parte, el vendedor
busca canjear sus mercancías con el mayor margen de
ganancia, al tiempo que debe procurar que sus precios
sean competitivos y atractivos para el comprador (fi -
gura 1.6). Ambos buscan benefi ciarse el uno del otro al
realizar un cálculo egoísta. Sin embargo, el concepto
weberiano de racionalidad es mucho más amplio; supo-
ne refl exionar acerca de cuáles son los fi nes deseables
—a veces no sólo para el individuo, sino para un grupo
o la sociedad global— y sopesar muchos medios posi-
bles para elegir el mejor.
2. Racional con arreglo a valores. La acción está determinada por la creencia consciente
en un valor —ético, estético o religioso—. La acción obedece a un mandato, exigencia o
principio; por ejemplo, “no robarás”. Aunque el sujeto pudiera de manera racional benefi -
ciarse de robar algo con impunidad, se abstiene de hacerlo por sus convicciones (hay que
recordar que abstenerse, dejar de hacer algo, también es una acción social). En este caso,
la acción no es un medio para un fi n, sino un fi n en sí mismo. La acción es una forma de
realizar el valor que la anima. El individuo realiza por convicción una buena acción —o
se abstiene de hacer algo que considera moralmente malo—.
3. Tradicional. Se actúa por costumbre al reproducir, casi de manera inconsciente, conduc-
tas que no han sido racionalizadas. La costumbre es una forma de la acción tradicional,
en la que el sujeto reproduce o imita de forma voluntaria una conducta arraigada y más o
menos estable, sin refl exión a veces, o por comodidad (no por un cálculo de conveniencia).
Las costumbres son normas no garantizadas de forma exterior; es decir, a diferencia
de las leyes, no son propiamente obligatorias. No obstante lo anterior, son una conven-
ción; la mayor parte de la gente las observa (los rituales entran en esta categoría). Por
ejemplo, hay determinados alimentos que por costumbre están asociados con el desayu-
no, como el café, el jugo de naranja, los huevos, los molletes, los chilaquiles y el cereal,
entre otros; la mayoría de las personas elige entre estos alimentos para desayunar, por
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imitación. No hay razón ni obligación alguna para desayunar estos alimentos y no otros,
o para consumirlos por la mañana y no a otra hora del día. Es una conducta que obedece
a la costumbre y, en importante medida, a la imitación. Paradójicamente, la moda es
también un tipo de acción tradicional, aunque en este caso, la gente no actúa por la iner-
cia de la costumbre, sino rompiendo con ésta para identifi carse con “lo nuevo”, al imitar
lo que hacen otros. Por todas estas razones, la acción tradicional es a veces irracional,
carente de sentido, de una intención deliberada y comunicable, y está en la frontera entre
la acción social y la puramente reactiva.
4. Afectiva. La acción del sujeto está regida por sus emociones: alegría, ira, deseo de ven-
ganza o de goce, entre otras. Como ocurre con la acción racional con arreglo a valores,
la acción es un fi n en sí misma; la diferencia es que no hay una elaboración conscien-
te de los objetivos. Actúa emotivamente el amigo desinteresado, que no deriva de su
amistad ninguna ventaja, y también aquél que busca la venganza contra alguien que lo
agravió, aunque con su actuar vaya en contra de sus propios intereses. Al igual que la
acción tradicional, a veces se acerca a lo irracional, y está en el límite de lo que puede
ser considerado, en rigor, una acción social. Cuando los sentimientos se convierten en
una emoción violenta e irracional, como el odio exacerbado, la acción que se desprende
de ellos deja de tener sentido y pierde su carácter social.
Weber advirtió que raras veces la acción social está orientada por sólo una de estas motiva-
ciones. Se trata únicamente de conceptos puros, construidos para fi nes de investigación —lo
que Weber denominó tipos ideales (concepto que se revisará en el Bloque 3)—, los cuales sirven
para comparar y analizar la realidad.
En los hechos, lo más frecuente es que en una sola conducta se mezclen diversas formas
de acción. Por ejemplo, un sujeto puede buscar la realización de sus metas con una lógica
egoísta (acción racional con arreglo a fi nes), al tiempo que respeta por convicción ciertos
principios (acción racional con arreglo a valores).
Por otro lado, tampoco puede inscribirse una conducta concreta, de forma automática, a un
tipo determinado. Se da el caso de que muchos individuos hacen lo mismo por diferentes
razones. Lo que uno hace —o se abstiene de hacer— por cálculo, otro lo hace por convicción.
Podemos recuperar el ejemplo de “no robarás”. Robar es un delito.
Las leyes del Estado mexicano penalizan el robo. El que roba, recibe un castigo. Como sea, mu-
chas personas se abstienen de robar obedeciendo a sus principios, y no por miedo al castigo, lo
hacen orientadas por mandatos éticos, en un ejemplo de acción racional con arreglo a valores.
No obstante, otros sólo se abstienen de robar por conveniencia, después de sopesar los benefi cios
contra los costos que tendrían que pagar, como el riesgo de encarcelamiento; entonces, esto
se trataría de una acción racional con arreglo a fi nes. La misma acción —abstenerse de robar—
Weber observó que en la sociedad capitalista la acción racional con arreglo a fines ocupaba una posición cada vez más preponderante. Autores cono Anthony Downs, Mancur Olson y Kenneth Arrow han llevado esta tesis todavía más lejos, haciendo de la acción racional una teoría general para la explicación de la sociedad. La teoría de la acción racional, o de la elección racional, parte del individualismo metodológico, que explica los fenómenos sociales a partir de la acción de los individuos. Un supuesto más es el principio de optimización o maximización del actor, que propugna que los individuos son egoístas y buscan obtener el máximo de ganancia.
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Figura 1.7 La organización de acopios de víveres para apoyar a las víctimas de desastres naturales es un ejemplo de acción colectiva.
responde a diferentes motivaciones —uno actúa moralmente, el otro de forma egoísta—. Tam-
poco existe siempre reciprocidad en las relaciones sociales. Una relación social, según Weber,
es “una conducta plural –de varios– que, por el sentido que encierra, se presenta como recípro-
camente referida” (1964: 21). Dos o más personas actúan orientadas por la probabilidad de que
el otro actúe de manera recíproca, es decir, animado por las mismas motivaciones: la amistad
o el amor son un ejemplo. Sin embargo, es sólo una expectativa basada en la probabilidad. En
realidad, cada sujeto actúa de forma unilateral por sus propias motivaciones. Por ejemplo, puede
darse el caso de una pareja en la que uno de los participantes actúa por amor desinteresado
(acción afectiva), mientras que el otro lo hace por interés (acción racional con arreglo a fi nes).
Cada participante da a su acción un sentido diferente, no hay correspondencia.
Weber reconoció que su tipología de la acción social no era exhaustiva, sino una mera apro-
ximación, y que muy bien podían quedar por tipifi car otras categorías. Autores contemporá-
neos, como el sociólogo Mancur Olson (1932-1998) y la politóloga Elinor Ostrom (1933-2012),
han defi nido una diferente: la acción colectiva.
La teoría de la acción colectivaMuchas veces, numerosos seres humanos actúan voluntariamente de forma unida, sumando
sus fuerzas y coordinándose para alcanzar sus objetivos. Esta conducta se conoce como acción colectiva, en oposición a la acción individual.
La acción colectiva es un tipo de acción racional con arreglo a fi nes no descrita por Weber
de manera específi ca, y hace referencia a la cooperación para solucionar los problemas de-
rivados de una acción racional egoísta. La búsqueda personal de ventajas puede llevar a los
individuos a comportarse de maneras que son colectivamente desastrosas. Por ejemplo, un
sujeto que piensa sólo en su propia comodidad y conveniencia tira su basura por la calle para
no imponerse la tarea de cargarla hasta un basurero. Si muchos reproducen esta conducta, el
resultado es lamentable: calles sucias y un ambiente contaminado. Otro ejemplo es el dueño
de una industria que, para maximizar su ganancia, impone a sus empleados condiciones de
explotación insoportables. El benefi cio de uno tiene consecuencias sociales nocivas.
Se ha observado que existe una cooperación orientada a paliar estas consecuencias. Ejemplos
de acción colectiva son no contaminar el ambiente, la formación de un sindicato obrero para
buscar mejoras en el trabajo, el acto de votar en las
elecciones, participar en obras de la comunidad o el
movimiento feminista. Estas acciones muchas veces
signifi can importantes sacrifi cios para el individuo,
que debe postergar su propio interés egoísta para crear
un benefi cio para la comunidad (fi gura 1.7).
En términos generales, puede afi rmarse que los indivi-
duos cooperan cuando quieren alcanzar metas comu-
nes: proteger intereses de grupo, remediar injusticias,
impulsar prácticas más efi caces o sostenibles, operar
cambios en la sociedad o incluso transformar de mane-
ra revolucionaria la estructura. Ya sea que se actúe en
busca de un benefi cio colectivo o personal, lo cierto es
que las motivaciones son muy diversas.
Actividad 2, pp. 6 y 7
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La identidad juega un papel bastante importante: los individuos se reconocen —se identifi-
can— como parte de colectivos diversos, los cuales brindan identidades múltiples a los sujetos
sociales. Estos colectivos son variados. Pueden ser el de los empleados de una determinada
industria, los jóvenes, los estudiantes, los futbolistas, los coleccionistas de sellos postales, una
clase social, el género femenino, la comunidad lésbica, gay, bisexual, transexual, travesti, trans-
género e intersexual (lgbttti), los hablantes de una lengua, los practicantes de una religión o
los habitantes de una colonia, por mencionar sólo algunos. Los individuos pertenecientes a es-
tos colectivos entienden que sólo actuando de manera coordinada podrán alcanzar sus metas.
De esta coordinación surgen nuevos sujetos o actores sociales, que también son inmensamente
diversos: cámaras de industria, sindicatos, movimientos sociales, partidos políticos, organizacio-
nes ecologistas, federaciones deportivas, clubes y asociaciones de vecinos, entre otros. Algunos
son de naturaleza transitoria o coyuntural, otros tienen un carácter más permanente. Lo que
tienen en común es que todos son medios para alcanzar un fin. Cumplen una función, y ahí
radica su atractivo. En los siguientes bloques se analizarán algunos de estos grupos.
El ser social y el proceso de socializaciónEl ser humano es un ser biopsicosocial, en el que se conjugan rasgos innatos con otros adqui-
ridos. El humano no nace conocedor de las prácticas sociales, las adquiere en un largo proceso
conocido como socialización, que es el proceso de internalización o apropiación de los comporta-
mientos, reglas y valores que dan forma a una sociedad, el cual comienza al nacer y dura toda
la vida. Mediante éste, el individuo incorpora conductas y conocimientos que le permitirán
desenvolverse como un ser social en el medio en el que nació; es la sucesión de aprendizajes con
la que nos convertimos en seres sociales. Esto permite la reproducción social, mecanismo por
el cual la estructura se recrea a través del tiempo, al transmitir de generación en generación
la cultura distintiva de cada grupo.
La socialización pasa por dos etapas principales: primaria y secundaria, en las que el ritmo del
desarrollo y la naturaleza de los aprendizajes incorporados están determinados por factores
biológicos —autonomía motriz, desarrollo de capacidades cognitivas, maduración sexual,
etcétera— y sociales.
Etapas de la socializaciónLa socialización primaria se produce en la infancia temprana y es la más intensa. En este
periodo, los niños desarrollan capacidades cognitivas tan elementales como tomar conciencia
de sí mismos y diferenciarse del otro y del entorno; hacer abstracciones; aprender el lenguaje;
incorporar pautas e identidades culturales; hábitos ordenados de vida (comer y dormir a cier-
tas horas, higiene); respetar principios de autoridad y obediencia, y elementos de identidad
sexual. En esta primera etapa los principales agentes socializadores son la familia y la escuela.
En el ser humano, la dependencia infantil —el periodo en que el niño depende para todo de
sus padres— es muy larga, y tiene un carácter formativo fundamental. No sólo se aprenden
rasgos y prácticas, sino también emociones mediante la capacidad de construir vínculos (re-
laciones donde existen afectos y desencuentros preparan al niño para sentir empatía).
En esta etapa, la imitación y el juego desempeñan un papel muy importante. Mediante el
juego, por ejemplo, se introducen estereotipos de género.
Actividad 3, pp. 7 y 8
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Hay juguetes y juegos que se consideran “propios” de niños varones, como los
soldaditos, las pistolas de agua, los balones y el futbol. Otros son “propios” de
niñas, como las vajillas de plástico, las muñecas, los peluches y los juegos
de té. Los niños también observan e imitan las conductas de los adultos.
Estas actividades solían asociar a la mujer, en la fi gura de la madre con
las tareas domésticas y el cuidado de los niños, y al hombre —el padre—
con el ejercicio de la autoridad, el trabajo fuera de la casa y satisfacer a las
necesidades materiales y de seguridad de la familia. En tiempos recientes,
debido al desarrollo económico y político, y a las conquistas del movimien-
to feminista, el papel de la mujer en la sociedad está cambiando. Lo “pro-
pio” de niños y niñas cambia de lugar en lugar y con el paso del tiempo.
La socialización secundaria tiene lugar en la segunda infancia y la madu-
rez; refuerza y resignifi ca aprendizajes de la primera etapa e incorpora
otros nuevos como el razonamiento complejo, un mayor ejercicio de la ló-
gica y la abstracción, creencias religiosas, valores cívicos y éticos, como la identidad nacional,
la honradez, el respeto a las leyes, entre otros, la conducta hacia el otro sexo y la participación
en la vida política.
En esta segunda etapa es cuando se presentan desviaciones, o comportamientos antisociales,
consecuencia de una socialización primaria incompleta. Entre ellos cabe destacar la drogadic-
ción y las conductas criminales. En casos como éstos, se hace necesario un nuevo proceso de
readaptación o reintegración, conocido por algunos sociólogos como socialización terciaria. En
muchas prisiones del mundo se ofrecen a los reos terapias, grupos de apoyo, talleres artísticos,
capacitaciones, posibilidades de aprender un ofi cio productivo o concluir sus estudios, que
permitan su reinserción en la sociedad cuando terminen sus condenas.
En México los Centros de Readaptación Social (Cereso), estatales, Centros Federales de Rea-
daptación Social (Cefereso), reformatorios y tutelares para menores cumplen teóricamente
con esta función; pero, carentes de recursos sufi cientes, su desempeño como instancias de
socialización terciaria es muy defi ciente.
Además de las etapas, el proceso de socialización también puede dividirse para su estudio
en diversos tipos. Por ejemplo, interesante objeto de estudio ha sido la socialización de gé-
nero. Los sociólogos han discutido si la identidad de género es un fenómeno estrictamente
biológico, o es más bien una construcción social. En otras palabras ¿el género es heredado o
adquirido? La respuesta a esta pregunta no es sencilla. De central importancia es hacer una
primera distinción entre sexo, sexualidad y género.
El sexo es el conjunto de atributos anatómicos y fi siológicos que caracterizan a los individuos
de una especie, dividiéndolos en masculinos y femeninos (aunque existen casos límite de inde-
terminación, éstos son extraños), y son rasgos genéticos heredados.
La sexualidad, por otro lado, aunque comprende aspectos anatómico-fi siológicos (las partes
del cuerpo humano que componen el sistema reproductor), incluye también comportamien-
tos, emociones y prácticas culturales orientadas a la búsqueda de placer sexual, no necesaria-
mente con la reproducción como objetivo. Aunque el instinto —rasgo innato— juega un papel,
factores psicológicos y sociales son igualmente importantes. Lo que defi ne a la sexualidad es
Al conocer el sexo biológico de un recién
nacido, los padres, los familiares y la
sociedad suelen asignarles atributos
creados por expectativas prefiguradas. (Gabriela
Delgado et al., 1998).
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la orientación o preferencia sexual, e incluye a la heterosexualidad (atracción hacia el sexo
opuesto), la homosexualidad (atracción hacia individuos del mismo sexo) y la bisexualidad
(combinación de las dos). El género es parte de la sexualidad, y es el conjunto de atributos que
la sociedad asigna a hombres y mujeres. Son papeles socialmente construidos que incluyen
formas de actuar, de sentir, de vestir y de hablar consideradas propias de cada sexo.
La socialización de género puede jugar un papel muy conservador y opresivo, reivindicando
estereotipos rígidos y excluyentes; reconociendo una sola forma aceptable de ser hombre o
mujer; reservando a cada género un papel social estrecho y promoviendo la intolerancia y
las fobias sociales.
De acuerdo con el estereotipo, las mujeres son débiles y necesitan protección; son emocional-
mente frágiles; deben su obediencia a los varones de su familia (padre, marido, hijos adultos);
tienen su lugar natural en el hogar, dedicadas a tareas domésticas y al cuidado de los hijos; de-
ben ser pudorosas y castas; no deben participar en actividades violentas (como deportes rudos
o la Policía y el Ejército), y no deben aspirar a un perfi l público (como consecuencia de esto, en
casi todos los países del mundo las mujeres fueron las últimas en ver reconocido su derecho
al voto, y todavía están notoriamente subrepresentadas entre los políticos). Los hombres, por
su parte, deben ser fuertes y no sentir miedo; no deben mostrar en público sus sentimientos
(“los muchachos no lloran”); tienen que ser exitosos y ser los proveedores del hogar, y deben
participar en actividades “rudas” (deportes violentos, servir en el Ejército, etcétera).
Estos estereotipos son creaciones sociales. Aunque existe una tendencia
errónea a biologizar lo social y socializar lo biológico (confundiendo lo
biológico con lo social y a la inversa), lo cierto es que no hay nada de “natu-
ral” o “inevitable” en los papeles de género. Tan es así, que los estereotipos
de género han cambiado con el transcurso del tiempo, y son diferentes
en cada sociedad. Cada cultura posee estereotipos de género, lo cual de-
muestra que éstos son socialmente construidos y pueden transformarse
con el paso del tiempo. Existen diversas construcciones sociales de lo que
se considera masculino y femenino (fi gura 1.8).
La evidencia empírica demuestra que la sexualidad y el género son fenó-
menos no dicotómicos, sino de una inmensa diversidad. No existe una
correspondencia mecánica entre el sexo biológico y el género. No sólo hay
géneros masculino y femenino, sino un amplio espectro: heterosexuales,
lesbianas, homosexuales, bisexuales, transexuales, transgénero, travestis
e intersexuales.
Una sociedad sana y progresista debe tender a la aceptación e inclusión de la diferencia, al
respeto del derecho de todos a su identidad, y a la fl exibilización de lo que se entiende por
género.
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Figura 1.8 Hoy los patrones de género están cambiando y cada día encontramos a más mujeres realizando actividades que antes eran calificadas como exclusivamente masculinas.
En su breve ensayo Todos deberíamos ser feministas (2015), la escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie reflexiona sobre el papel que la socialización y la cultura juegan en la desigualdad entre los géneros, en cómo afecta a mujeres y hombres, y en cosas que podríamos hacer para cambiarlo. Consciente de la importancia de la educación de los niños en la socialización de género, Adichie escribió un segundo ensayo, titulado Querida Ijeawele: cómo educar en el feminismo (2017). Ambos puedes encontrarlos editados por Random House, México.
AVERIGUA MÁS
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La influencia del entorno social en la construcción del ser socialRecapitulando, la socialización es el proceso mediante el cual el niño adquiere aptitudes y for-
mas de comportamiento que permiten su integración a la sociedad. De esto se desprende que
el carácter de estas aptitudes y comportamientos estará determinado por la sociedad en que se
desenvuelva el niño, y serán diferentes según el lugar y la época.
Cada sociedad tiene rasgos culturales únicos que transmite a sus miembros. De este modo, la
socialización de un niño en Japón será muy diferente a la de un niño en México; un niño que
crece en el campo experimentará un proceso de socialización muy diferente al de otro que vive
en la ciudad; uno que vivió en el México prehispánico habría participado de una socialización
distinta al de un niño del México contemporáneo. El entorno, la cultura, la posición social y el
género juegan papeles centrales en el proceso de socialización.
En este proceso intervienen diferentes factores, individuos, grupos sociales e instituciones
que propician la internalización de estas conductas, conocidos como agentes socializadores o
instancias de reproducción social. Los agentes socializadores más importantes en la actual
sociedad capitalista son la familia, la escuela y la empresa.
Instancias de reproducción social: la familiaEl primer nivel de estructura de la sociedad es la familia. La mayoría de los individuos nacen
en su seno y se desenvuelven ahí de manera exclusiva por un largo periodo. La familia es la
primera sociedad que conocemos y nos prepara para la incorporación a la sociedad más amplia.
La pertenencia a una familia, en circunstancias normales, está determinada por criterios
biológicos: los niños son hijos “naturales” de sus padres. Aunque intervienen de forma inva-
riable otros factores, padre y madre constituyen una unión no consanguínea: se unen por
amor, conveniencia o tradición. A esto se suman otros casos, como las familias compuestas,
donde alguno de los padres, divorciado o viudo, se une en segundas nupcias con otra pareja
que pasa a ser parte de la familia, así como los hijos adoptivos. La pertenencia a la familia en
el caso de los hijos no depende de su decisión individual. Simplemente se nace dentro de ella.
La familia se articula con el resto de la sociedad y es el modelo de reproducción del sistema global.
Forma a los niños, los prepara para su inserción social al infundir ciertos rasgos como la sexuali-
dad, las relaciones de jerarquía y obediencia. Los infantes no pueden valerse por sí mismos para
dar satisfacción a sus necesidades materiales y de seguridad, necesitan que los adultos que los
rodean provean esas necesidades —alimentación, vestido, vivienda— y les brinden protección. En
un intercambio inconsciente, los hijos reconocen a sus padres como una jerarquía superior, los
admiran y los obedecen. Este rasgo de obediencia prepara al individuo para aceptar relaciones de
subordinación y reconocer la autoridad, trasladada después a otras instancias: los maestros en la
escuela, los sacerdotes en la Iglesia, los gobernantes en la vida pública.
Una institución es un modelo de relación social que se reproduce a través del tiempo. El concepto será objeto de mayor análisis en el Bloque 4.
INFORMACIÓN IMPORTANTE
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Otro rasgo adquirido en la familia es el de identifica-
ción. Menores y adultos sienten una fuerte pertenencia
y lealtad hacia su familia, a la que defienden frente a los
extraños. Esta capacidad de identificación se proyecta
posteriormente a otros colectivos como la nación.
La sociedad nacional, mistificada como familia, es con-
siderada una hermandad, salida de una “Madre Patria”
(figura 1.9). El Estado es la autoridad paterna, al que el in-
dividuo otorga su obediencia. Recordemos aquella estrofa
de nuestro Himno Nacional que dice: “Piensa ¡oh Patria
querida! que el cielo / un soldado en cada hijo te dio”.
La familia también transmite el tradicionalismo y el
conservadurismo. La mayoría de los individuos adquiere
sus creencias religiosas dentro de ella, aunque también
existan conversiones en la edad adulta. La familia se perpetúa y se reproduce a sí misma. A la
postre, alcanzada la madurez, el individuo repetirá conductas que presenció en la infancia.
En el contexto de otros grupos sociales, esta persona conocerá a la mujer o al hombre que
se convertirá en su cónyuge. A cierta edad sentirá internamente, y por las exigencias y pre-
siones de su entorno, la necesidad de formar su propia familia. Con la llegada de los hijos se
reanuda el ciclo, reforzando el papel de la familia como instancia de reproducción social. Esto
no significa que la familia permanezca igual en el tiempo. A lo largo de los siglos ha sufrido
profundas transformaciones que guardan relación con las formas de organizar la producción
económica. Esto lo estudió Federico Engels en su libro El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado (1884), enseguida se presenta un resumen de esta obra:
Friedrich Engels: El origen de la familia, la propiedad privada y el EstadoLa mayoría de la gente da por sentado que la familia siempre se ha integrado del mismo
modo, pero lo cierto es que la familia monogámica, compuesta por una pareja exclusiva y
sus hijos, hizo su aparición muy tarde en la historia de la humanidad.
En 1884, a partir de las notas elaboradas por Marx del libro La sociedad antigua del científico
estadounidense Lewis H. Morgan, Federico Engels escribió El origen de la familia, la propiedad
privada y el Estado, donde rastrea el origen de estas tres instituciones hasta los estadios
prehistóricos de la cultura, para concluir que su desarrollo estuvo directamente vinculado al
cambio en las condiciones materiales de existencia.
En el comunismo primitivo todo era propiedad colectiva de la gens –régimen o asociación
gentilicia: clan o tribu–. Al interior había una elemental división social del trabajo: el hombre
cazaba y recolectaba, la mujer se ocupaba de las labores domésticas, pero ambos trabajos eran
considerados del mismo valor.
En este estadio no existía la familia monogámica, sino que se pasó por diferentes
regímenes, desde la promiscuidad absoluta hasta el matrimonio grupal.
Engels concluye lo anterior después de estudiar los matrimonios grupales todavía
vigentes entre los indios iroqueses (figura 1.10, p. 26) y algunos pueblos polinésicos —los
punalúas de Hawái—, también lo infiere de restos rituales del viejo matrimonio grupal en
pueblos europeos, como las saturnales romanas —fiestas orgiásticas— o el ius prima noctis
de la Edad Media, donde el derecho del “grupo” a la mujer recién casada era ejercido por
Figura 1.9 El sentido de pertenencia a la familia nos prepara para identificarnos con otros colectivos como la nación, de ahí, las alegorías a la Madre Patria, como la que vemos en esta pintura de Jorge González Camarena, La patria, 1962.
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un representante de la colectividad: el señor feudal. En
semejante estado de cosas, era imposible determinar
con un mínimo de certeza la paternidad de los niños. La
consanguinidad sólo se establecía con la madre, por lo
que los hijos permanecían en su gens. La mujer, ocupaba
un lugar privilegiado como cabeza de la familia, régimen
denominado matriarcado.
La domesticación de animales trajo consigo el
rebaño y la primera gran división social del trabajo,
seguida por la agricultura y el huerto. El desarrollo de
la producción hizo necesaria más fuerza de trabajo, la
cual se obtuvo al convertir en esclavos a los prisioneros de guerra, acarreando la primera
división de la sociedad en clases.
Paulatinamente, el rebaño, el huerto, los útiles de trabajo y los esclavos se convirtieron
en propiedad privada y ya no de la gens. La familia sufrió una revolución. El trabajo del
hombre era ahora mucho más importante que el doméstico –privado– de la mujer. También,
la necesidad de transmitir la propiedad del hombre hizo necesaria la certidumbre sobre la
paternidad, originando la familia monogámica y el patriarcado. La familia particular se
opuso a la gens.
La diversifi cación de la producción acarreó la segunda gran división social del trabajo,
la separación entre la agricultura y los ofi cios. Comienza entre ellos y con el excedente, el
intercambio, el comercio y con él, las diferencias entre ricos y pobres.
Para protegerse del saqueo de otros pueblos, las gens se confederaron y crearon ejércitos
temporales, con líderes temporales –democracia militar– pero, con el tiempo, estos ejércitos se
volvieron permanentes y el liderazgo, en lugar de electivo, devino hereditario. Para Engels, ésa
es la raíz de las monarquías. Ejército y líderes concentraron cada vez más poder y empezaron
a oprimir al pueblo.
La creación de las ciudades profundizó las divisiones, opuso la ciudad al campo y creó una
nueva clase: los mercaderes, como mediadores del intercambio. Agentes que, sin participar en
la producción, la dominan. Ésta es la tercera gran división social del trabajo. Surge el dinero
metálico como medida de todas las mercancías, se extiende su empleo y con él los préstamos,
el interés, la usura, la hipoteca y la centralización de la tierra. La propiedad privada de la tierra
se impuso defi nitivamente a la colectiva de la gens. La riqueza se centralizó en pocas manos,
las masas empobrecieron. Creció el número de esclavos, convirtiéndose el esclavismo en el
modo de producción predominante.
La dispersión de los viejos clanes, la población más densa y la creciente presencia de
extranjeros en su territorio, rebasó a la gens. Era un régimen caduco, destruido por la división
social del trabajo y la sociedad de clases. Fue reemplazada por el Estado.
A diferencia de la gens, el Estado tiene como primer rasgo que agrupa a sus súbditos en
divisiones territoriales y no por vínculos de sangre. Su segundo rasgo es la creación de una
fuerza pública –Ejército, Policía, cárceles– sostenida con la recaudación de impuestos, que le
permite hacer obedecer su autoridad. El Estado es por defi nición un instrumento de la clase
dominante. No ha existido eternamente y cuando sean destruidas las diferencias de clase, tal
como lo conocemos, desaparecerá.
Actividad 5,p. 10
Las familias no sólo cambian con el tiempo, también tienen formas diversas dependiendo de
la cultura. En las sociedades musulmanas, por ejemplo, la poligamia es aceptada: un hombre
Figura 1.10 Los iroqueses
habitan el noreste de
Estados Unidos y el sureste
de Canadá, en la zona de los
Grandes Lagos.
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puede tener hasta cuatro esposas y tantas concubinas como su situación económica le permita
mantener. Los hijos de una madre tienen buenas relaciones con los de otras esposas de su padre,
y todos los hijos son hermanos. Pero incluso entre las sociedades donde sólo la monogamia es
públicamente aceptada existen importantes diferencias.
En países anglosajones como Inglaterra y Estados Unidos, la unidad familiar se compone por
los dos padres y uno o dos hijos, con relaciones distantes o intermitentes con otros miem-
bros de la familia. Con frecuencia, apenas alcanzada la edad adulta los hijos abandonan el
hogar paterno y establecen domicilios independientes, muchas veces en otras ciudades. En
México, por otro lado, la así llamada familia ampliada —abuelos, tíos, primos— tiene una
presencia mucho más fuerte. Con frecuencia, tres o hasta cuatro generaciones de la misma
familia viven bajo el mismo techo, y a este primer grupo se suman otras redes —padrinos,
compadres y ahijados—.
La familia se sigue transformando. Con la familia tradicional coexisten otros modelos: los
matrimonios sin hijos; las familias monoparentales; la unión libre o, de manera más reciente,
las nupcias entre personas del mismo sexo. Fenómenos como la crisis económica, el desem-
pleo, la migración o la necesidad de varios ingresos para mantener al grupo difi cultan que
la familia cumpla su función socializadora. Cada vez es más frecuente que todos los adultos
trabajen; que alguno o ambos padres migren del campo a la ciudad o al extranjero, dejando
a los niños al cuidado de otros miembros de la familia o en el desamparo.
Instancias de reproducción social: la escuelaA la familia como instancia de reproducción la sucede la escuela, servicio otorgado o regula-
do por el Estado. De conformidad con el Artículo 3o. de nuestra Constitución Política, todo
individuo tiene derecho a recibir educación. La educación pública debe ser laica, orientada
por el progreso científi co, democrática, nacional y promover el amor a la patria. La educación
preescolar, primaria, secundaria y el bachillerato son obligatorios.
El contenido de las materias que se imparten es programado por dependencias guberna-
mentales —en nuestro caso, la Secretaría de Educación Pública— que le otorgan al individuo
herramientas que usará en su vida social. Aunque aprendemos a hablar en el contexto de la
familia, en la escuela adquirimos el verdadero dominio de la lengua —oral y escrita— nece-
sario para comunicarnos con el prójimo. Obtenemos conocimientos de matemáticas y otras
ciencias que necesitaremos en nuestros trabajos y vida social cotidiana. Con materias como
Educación Física y Educación Sexual recibimos conocimientos para llevar una vida saludable.
También, en la escuela se aprende el Himno Nacional, a reconocer los símbolos patrios, y se
hacen ceremonias cívicas como los honores a la bandera.
La educación, además de brindar conocimientos y habilidades necesarios para el individuo
adulto, es vehículo de valores culturales, cívicos y éticos que refuerzan el sentido de pertenencia
y la identidad.
Actividad 6,p. 11
Te recomendamos ver la película Pink Floyd The Wall (1982) del director británico Alan Parker, basada en el libreto de Roger Waters, se analiza críticamente el papel de las instancias de reproducción social; en especial la familia, la educación y el mercado, que preparan al protagonista, Pink, para convertirse en otro ladrillo en la pared. Como consecuencia, Pink, ya adulto y convertido en un músico exitoso, se siente completamente alienado y entra en una espiral de enloquecimiento que lo lleva a enfrentarse con la sociedad entera.
AVERIGUA MÁS
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La educación también cumple otras tareas socializadoras clave, a partir de la forma en que
está organizada la escuela como modelo de relación social: los niños en clase deben observar
una conducta determinada, mantenerse sentados y en silencio, respetar las reglas de la ins-
titución y a los maestros. Si no actúan así, se hacen acreedores a una sanción.
La relación entre maestro y alumno generalmente es asimétrica. El primero tiene el mono-
polio del saber y la autoridad, mientras que el alumno está en situación de inferioridad. Al
igual que la subordinación a los padres, esto prepara a los individuos a aceptar la autoridad
del gobierno.
Otros agentes socializadoresCuando el individuo supera la etapa de socialización primaria, es expues-
to a agentes socializadores de diversa índole. Uno de éstos es el lugar de
trabajo que, con frecuencia, en una sociedad capitalista será una empresa.
La empresa capitalista también es una estructura de poder jerárquica
que refuerza conductas como la obediencia. En ésta el trabajador está a la
voluntad de su empleador, inserto en una complicada pirámide jerárquica,
integrada por jefes, subjefes y empleados, cada uno obligado a reconocer
la autoridad de su superior.
La subordinación tiene un carácter cuantitativo: el empleador goza de la
capacidad de trabajo apropiándose de la plusvalía; y uno cualitativo: el
patrón dirige la ejecución del trabajo.
Otro agente socializador clave son los medios de comunicación masiva: la
radio, la televisión y la prensa. Éstos repercuten decisivamente en la idea
que el individuo tiene de la sociedad de la que es parte, pues determinan
cuál información se da a conocer y cuál no, cómo se introduce para mo-
delar la opinión pública y la actitud que adoptamos ante los problemas.
La enorme infl uencia que concentran ha llevado a analistas a considerarlos
como el cuarto poder —junto al Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial—.
Los peligros de esta infl uencia se desprenden de que estén concentrados
en una única instancia; por ejemplo, manos privadas o gubernamentales.
Los partidos políticos son otro importante agente, en este caso, de socia-
lización política. Los partidos tienen la labor de generar conciencia, dar
información y promover la participación, cuando reclutan militantes o
activistas o únicamente con el voto. Como es natural, los partidos como
organizaciones tienen otros objetivos: tomar el poder para desde ahí im-
pulsar un programa determinado. Otras organizaciones sociales, como los
sindicatos, cumplen con labores de socialización similares.
Otros agentes socializadores son las Iglesias y las asociaciones religiosas, en estas instancias,
por las que el individuo transita desde una edad muy temprana, se escenifi can los ritos y se
enseña la religión. La misa dominical, los retiros espirituales, las fi estas parroquiales y las pro-
cesiones son espacios donde el individuo adquiere y refuerza los valores religiosos (fi gura 1.11).
Actividad 7,p. 11
Figura 1.11 Los medios de comunicación, los partidos políticos y las iglesias
también son agentes socializadores.
Actividad de integración,
p. 13
Evaluaciónfinal, p. 14
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