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    INTRODUCCIN

    Beatriz Surez Briones

    Este texto es un homenaje, ahora que se cumplen diez aos de sumuerte, a la persona y la obra de Monique Wittig (1935-2003).

    Tambin es el producto de ciertas y felices conuencias, de esasextraordinarias conuencias que el azar y la voluntad a la vez hacenposibles; la primera, mi amistad de aos tan fecunda y tan enri-quecedora con Mara Jess Faria Busto y Elvira Burgos Daz. Deella nacieron con el tiempo espacios de intercambio de ideas y deemociones, de afectos y complicidades. Cuando pens que ya erahora de que nos embarcsemos en un proyecto de investigacintan necesario y tan sin hacer en el Estado espaol como este, lasconvoqu. De esta convocatoria surgieron tambin los nombres deIsabel Balza Mgica, Arnzazu Hernndez Piero y Gracia TrujilloBarbadillo, amigas de menos tiempo pero compaeras de las mismasbatallas. El crculo se haba cerrado. En 2009 el entonces MICINNnos concedi nanciacin para el proyecto Feminismos lesbianosy queer: representacin, visibilidad y polticas (FEM2009-12946),una de cuyas materializaciones es este libro.

    Por qu Monique Wittig? Literalmente, porque partimos deaqu; porque nos pareca que su gura no est lo sucientementereconocida (ni conocida siquiera) en el Estado espaol ms all delmantra las lesbianas no son mujeres que se repite en los circuitoslesbiqueer. Porque este apotegma1mereca ser puesto en su contexto,

    1. Y no nos perdamos la denicin que da el DRAE, institucin paladn delinmovilismo lingstico y enemiga donde las haya no solo del feminismo sino dela inteligencia misma, de esta gura de pensamiento: apotegma.(Del lat. apo-phthegma, y este del gr.). 1. m. Dicho breve y sentencioso; dicho feliz,generalmente el que tiene celebridad por haberlo proferido o escrito algn hombreilustre o por cualquier otro concepto.

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    ser desarrollado, ser debatido y entendido; porque mereca la pena

    empezar por el principio y el principio, si es que alguna vez huboun principio, como dice Monique Wittig al comienzo del Borradorpara un diccionario de los amantes, fue este. Dedicamos a MoniqueWittig un seminario, que nos oblig a pensar, a matizar, a explicarmejor nuestras posturas y a entendernos.

    En esta Introduccin a la obra conjunta a la que precede nopretendo trazar una lnea de coherencia entre los distintos ensayos;s quiero sealar, ms bien, lneas de fuga hacia un horizonte de in-terpretaciones posibles, porque un texto conjunto es, por denicin,polifnico. Es verdad (no poda ser de otro modo) que todas segui-

    mos las cuestiones ms incisivas que plantea Monique Wittig, perolo hacemos segn nuestras trayectorias personales diversas: ques lalesbiana, quines,para qusirve la lesbiana; cmo la palabra es uncaballo de guerra con que demoler el heteropatriarcado; y, nalmente,cmo plantearnos polticas, micropolticas, postwittigianas que mi-ran el presente y el futuro y realizan (creo, con Wittig, que la palabraes siempre realizativa) otro presente y otro futuro posibles.

    Mi texto y el de Gracia Trujillo Barbadillo dialogan muy cerca-nos, por lo que abren y cierran el presente volumen; ambos trazanescenarios antes y despus de Wittig, a la que enmarcan dentrode su contexto y proyectan hacia delante en el tiempo, a nuestrocontexto. Funcionan al modo del marco de los cuentos enmarcadosde la Edad Media, como una especie de Calila e Dimna2del sigloXXI. Todas las que aqu escribimos lo hacemos despus de JudithButler. Mi trabajo, sin embargo, quiere defender que Wittig estu-vo antes; que nada de lo que vino despus habra sido posible sin

    Wittig (o, desde luego, no de la misma forma). Y est Wittig (y estButler) en mi defensa de la alteridad, en mi compromiso (que es

    2.Y que en el Calila e Dimnadialoguen dos chacales tampoco deja de tenersu gracia: chacal es una palabra epicena, esa que, con el gnero gramaticalque tenga, designa a seres de los distintos sexos. Tal vez ms que lobas seamoschacales. Una especie que aadir a las multitudes queer que propona BeatrizPreciado en su Multitudes queer: notas para una poltica de los anormales:Una multitud de cuerpos: cuerpos transgneros, hombres sin pene, bolleras lobo,ciborgs, femmes, butchs, maricas, lesbianas... La multitud sexual aparece comoel sujeto posible de la poltica queer (2003, p. 1).

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    tambin el de todas las que aqu participamos) con hacer posible

    un(os) lenguaje(s) que nos restituyan y deendan a las lesbianas entanto que sujetos excntricos y vulnerables3que somos, pero a lavez sujetos empoderados porque tenemos el poder de la palabra; oprecisamente empoderadas porque vamos a defender con nuestrasvidas (aqu con nuestras palabras) las vidas que tambin importan,las vidas no normativas y que se viven y que se piensan en un afueravulnerable, s, pero tambin tremendamente productivo.

    El ensayo de Elvira Burgos Daz se formula como una indagacinsobre preguntas que abren los textos de Wittig: en qu sentidos laslesbianas son mujeres y en qu sentidos no lo son; el carcter literal o

    metafrico de su recurso a la lesbiana; si su pensamiento deende, yen qu direccin, la nocin de un sujeto humanista descorporalizado,no marcado por el sexo ni por el gnero; si el lesbianismo congurauna subjetividad especca que distancia radicalmente a las muje-res lesbianas de las heterosexuales; sobre la cercana o lejana de supensamiento con la frmula de Rich sobre el continuum lesbiano.Cada una de estas cuestiones proyecta toda una constelacin deproblemas y vehicula herramientas hbiles para la accin transfor-madora. Burgos recoge nalmente la llamada wittigiana a lesbianizarel mundo, que deende como una escandalosaapuesta por dar vidaa un modo distinto de comprensin de lo humano radicalmentems habitable. Para ello comienza por ubicarsuposicin de lectura(recordemos que leer es una de las manifestaciones de vivir, de estaren el mundo como ser viviente y actuante) armando la relevanciadel lesbianismo; para ella, es una cuestin de primer orden cuandose aborda un pensar sobre lo humano. El lesbianismo es necesariopara comprender el modo en que se articula lo humano en nuestracultura. La lesbiana nos habla de s misma y al hacer esto nos hablaal mismo tiempo de las identidades que no se autodenominan les-bianas. Por esto Elvira Burgos deende que universalizar el punto devista lesbiano, lesbianizar el mundo supone un asalto a la categorade lo humano diseada por el pensamiento heterosexual; es, para

    3. Asumo y me parece valiossima la aportacin de Judith Butler sobre laprecariedad de ciertas vidas en uno de sus ltimos libros, Marcos de guerra. Lasvidas lloradas(2010).

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    ella, un escndalo que conmueve estructuras y pone en duda nuestros

    asentados principios epistemolgicos y ontolgicos.El trabajo de Isabel Balza Mgica ubica el cuerpo lesbiano de Wittig, pionero y anterior a estos otros en el tiempo, entre losotros cuerpos y corpus de pensamiento posgenrico: elcuerpo queerde Butler, el cyborg de Haraway y el sujeto nmade de Braidotti.Todos ellos comparten el hecho de ser guras hbridas, que muestrannotas caractersticas de la monstruosidad o alteridad radicalmenteotra.Las aportaciones del posfeminismo, del feminismo queer,centradas en debatir sobre la constitucin subjetiva excluida de lanorma naturalizada, permiten examinar cmo se construye la gura

    del otro. Para Balza, la categora de monstruosirve para pensar lasubjetividad posfeminista del cuerpo biopoltico contemporneo.Porque la gura del monstruo permite construir el sujeto posfe-minista, cuya identidad hbrida, variable y mltiple cuestiona lanorma cultural, social o mdica, ya sea de gnero, etnia, sexuacine incluso de especie, ya que, desde los mrgenes en los que se sita,siempre la cuestiona y la transgrede, permitiendo crear un nuevoespacio subjetivo que puede ser habitado por cualquier cuerpo. Eneste sentido, Balza muestra que la gura del monstruo va a servir aMonique Wittig para construir su categora de lesbiana, en tantoque sujeto de resistencia ante el pensamiento normalizado. Wittiglleva a cabo un ejercicio de demolicin del cuerpo de la mujer-lesbiana, necesario para articular el nuevo sujeto-cuerpo lesbiano,en tanto que trasciende las categoras asociadas al sujeto lesbianohistrico. Esta destruccin del cuerpo femenino es una destruccindel lugar que ha tenido el cuerpo de la mujer en el sistema de laheterosexualidad, es una destruccin de los modos de la subjetividadfemenina que han sido posibles en la historia del pensamiento. Laobra de Wittig es una bsqueda de un nuevo cuerpo que soporteuna nueva subjetividad: el cuerpo lesbiano que d cabida al nuevosujeto lesbiano, en tanto que sujeto universal crtico, que trasciendelas marcas de gnero y de sexuacin.

    Toda la obra de Wittig est dedicada a desmantelar las categorasnaturales y desmantelar el lenguaje del gnero. El gnero gramaticales para Wittig expresin del gnero sexual y tambin elemento quematerializa la organizacin en clases sexuales. De ah que persistaen armar la necesidad de evitar en el lenguaje el gnero gramatical,

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    como instrumento privilegiado para el derrocamiento del sistema

    social de sexos-gneros; ambas cosas son inseparables, estn tejidascomo entramado de toda la obra wittigiana, y al anlisis del trabajode desmantelamiento del gnero en el lenguaje dedica su ensayoMara Jess Faria Busto.

    Faria Busto insiste en cmo, para Wittig, el primer contratosocial, permanente y denitivo, es el lenguaje, que jams est enbruto sino saturado de sentido; por eso ella reclama que es precisobrutifcarlo, vaciarlo de los sentidos dados, previstos, hacia nuevasformas no surgidas todava, de las que forzosamente se desprenderun sentido nuevo que tampoco existe an; y si hay un paraso del

    contrato social, est en la literatura, pues es ah donde se puede girarlos tropos, los tropismos para desproveerlos de su sentido banal ysocial, volvindolos a un estado bruto desde el cual constituirlos endetonantes de transformacin, una suerte de liberacin previa a sucondicin de mquinas de guerra. Porque la literatura es un caballode Troya, una mquina de guerra para desmantelar la marca de gne-ro, una marca que, segn Wittig, niega a las mujeres la posibilidadde generalizar su punto de vista, al coaccionarlas a transparentarsu sexo (no cualquier otra variable), privndolas de cualquier as-piracin a un discurso abstracto, losco o poltico, que son losque dan forma al cuerpo social (2006, p. 108). La consecuenciaes obvia: hay que destruir el gnero totalmente, una accin que,expresivamente, cuenta con todos los medios para cumplirse atravs del uso mismo del lenguaje y que se constituye en tareade la que hay que ocuparse en el trabajo del taller literario. SegnFaria Busto, la insistencia de Wittig en la idea de universalizar loparticular es un modo de sacar de la opresin a los sujetos marcadospor el pensamiento heterosexual.

    La lesbiana de Wittig es metfora o es real? Que esta no esuna lesbiana metafrica lo prueba tambin el texto de ArnzazuHernndez Piero. Ella, como Mara Jess Faria Busto, lleva acabo una lectura microscpica, un verdadero close readingque nosacerca la obra en su literalidad y que nos ata, en cierto sentido,a los sentidos de Wittig. Que queramos leer otra cosa es nuestra(ir)responsabilidad. Para entender el potencial lesbiano de la pa-labra lesbiana (y del cuerpo lesbiano) Hernndez Piero comparala expresin del deseo lesbiano en El libro de Prometea, de Hlne

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    Cixous, y en El cuerpo lesbiano, de Monique Wittig, y constata que

    la escritura del deseo lesbiano supone una transformacin de laescritura misma, transformacin que las autoras ponen en juegosirvindose de un continuado trabajo con los pronombres personalesy una radical recreacin de la corporalidad femenina a travs, por unlado, de la reexin acerca del lugar del yo, llevada a cabo mediantelos juegos con los pronombres personales; y, por otro, a travs dela creacin de metforas del deseo lesbiano a partir de la relacinentre los cuerpos de las amantes, lo que implica, en la obra de lasautoras, una intensa labor acerca del sentido, lmites y posibilidadesde la metfora. En el caso de Wittig, si bien los trminos mujer y

    mujeres se hallan ausentes del texto, se emplea de manera reiteradaa lo largo de toda la obra el gnero gramatical femenino y, en variasocasiones, el adjetivo femeninas. Adems, los cuerpos que Wittigsita bajo el escalpelo de su escritura son los cuerpos vivos de lasamantes. Los uidos corporales, presentes a lo largo de toda la obra,son tambin femeninos muy especialmente la referencia envarios momentos a la ciprina. Wittig describe un cuerpo en carneviva y no en metfora. Este cuerpo, despedazado, sin metforas,permite a Wittig ensayar un acercamiento prctico y pragmticosin sentimentalismo ni romanticismo (2005, p. 46). De este modo,deconstruye el discurso heterosexista del amor, reconceptualiza elcuerpo femenino en tanto que cuerpo lesbiano y recongura el deseoy el amor lesbianos. Como han sealado numerosas estudiosas, ellenguaje de la diseccin constituye una poderosa forma de reerotiza-cin del cuerpo femenino, que haba sido heterosexualizado a travsde un proceso de cosicacin articulado en torno a la parcelaciny la genitalizacin. Si bien el sexo aparece, a la luz del anlisis de

    Wittig, como una categora poltica, sera problemtico atribuir ala escritora francesa la negacin de la existencia de un cuerpo realo, si preferimos, un referente literal.

    Gracia Trujillo Barbadillo cierra el recorrido por la gura y laobra de Wittig. Su trabajo, como he sealado al principio, es pano-rmico, aunque mira sobre todo hacia el para qu sirve Monique

    Wittig. Resalta que la destruccin de las categoras existentes es,como deende Wittig, la estrategia de liberacin que tienen queponer en marcha las mujeres si quieren pensar y cambiar, de maneraradical, las cosas. La lesbiana de Wittig es un sujeto en fuga, como

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    las mltiples subjetividades que van a reivindicar los feminismos

    queer, segn Trujillo: la de las lesbianas, que se desidentican delas mujeres, la de los sujetos transgnero que no son ni mujeres nihombres, la de los maricas que no son hombres. Esta es la prolife-racin de identidades y cuerpos abyectos a la que se reere Butler;ms all de las categoras binarias, la lesbiana que propone Wittig noes una identidad ja y homognea, sino un espacio que posibilitaraotras subjetividades. Se trata de un sujeto con una corporalidad quedinamita la diferencia sexual. Por eso, con Wittig, Trujillo insisteen que las lesbianas no somos mujeres; rehusamos denirnos conrelacin a los hombres; existen diversas maneras de autodenirnos

    que no solo no entran en la categora mujeres, sino que huyen deella. Nos escapamos del contrato social heterosexual: la guerrera,la amazona violenta, la lesbiana errante no mujer de Wittig songuras que estaran evocando ms ese devenir entre cuerpos,afectos, prcticas sexuales no naturalizadas y por ello maleables,cambiantes, subversivas. Somos, dice Trujillo, las otras: sujetos ydiscursos no victimistas, que toman/tomamos la voz. Wittig ha sidouna precursora e inspiradora de muchos de los planteamientos quehan ido queerizandoel feminismo.

    Mirar al presente y al futuro implica interrogarse acerca delas cuestiones pendientes sobre las que toca seguir pensando ydebatiendo. Una es cmo utilizar las identidades (bollera, marica,transgnero) como estrategias polticas en el contexto de la diso-lucin de las identidades. Otra es cmo seguir generando espaciosde resistencia y de movilizacin a partir de identidades no binarias.Lo que parece bastante claro, en opinin de Trujillo, es que, paraque el feminismo tenga una posicin trans-gresora, vanguardista,en cuestin de sexualidades, necesitaramos acabar realmente con elconcepto de gnero como sinnimo de (bio) mujeres y sacarlo, deuna vez por todas, del marco de la heteronormatividad.

    Para nalizar, deseo sealar tambin que todas las que aqu es-cribimos somos acadmicas pero somos activistas; estas dos esferastambin son inextricables: nuestra palabra aqu, por muy homenajedebido a Monique Wittig que sea, es tambin la toma de su relevo.He odo muchas veces hablar con desesperanza de la falta de relevodel feminismo. Este libro conrma que no es cierto: nuestras dis-tintas procedencias, geogrcas y de formacin acadmica, nuestras

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    distintas edades y peripecias vitales, nuestras preferencias sexuales

    e identitarias lo demuestran: somos el relevo y detrs de nosotrasvendrn otras (vinieron otras, estn otras), nuestra lucha es ya incon-tenible; porque, aunque en las manis cantamos aquello de y luegodiris que somos cinco o seis, y aqu ocurra que somos efectivamenteseis, fuera de este texto, en el mundo, somos multitud.

    Referencias bibliogrcas

    BUTLER, Judith (2010),Marcos de guerra. Las vidas lloradas, Paids,Madrid.

    PRECIADO

    , Beatriz (2003), Multitudes queer. Notas para una po-ltica de los anormales,Multitudes. Revue politique artistiquephilosophique, 12: .

    WITTIG,Monique (2005), Some Remarks on Les Gurillres, OnMonique Wittig: Theoretical, Political and Literary Essays, Na-mascar Shaktini (ed.), University of Illinois Press, Champaign,pp. 37-43.

    (2006), El pensamiento heterosexual y otros ensayos, Egales, Bar-celona y Madrid.

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