INSTITUTO NACIONAL DE SALUD PÚBLICA€¦ · y mejorados, adaptándose a las necesidades de la...

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INSTITUTO NACIONAL DE SALUD PÚBLICA CENTRO DE INVESTIGACIÓN EN NUTRICION Y SALUD Informe Final Estudio de magnitud de la desnutrición infantil, determinantes y efectos de los programas de desarrollo social 2007-2012 Descripción de los principales problemas de nutrición y análisis de la integralidad de los programas sociales para resolver las principales causas del problema Investigadores responsables: Teresa Shamah Levy, Juan A. Rivera Dommarco, Salvador Villalpando Hernández, Lucia Cuevas Nasu, Armando García Guerra. Colaboración: Erika Mayorga Borbolla, Danae Gabriela Valenzuela Bravo. Cuernavaca, Morelos. 1ro de octubre de 2012

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  • INSTITUTO NACIONAL DE SALUD PÚBLICA

    CENTRO DE INVESTIGACIÓN EN NUTRICION Y SALUD

    Informe Final

    Estudio de magnitud de la desnutrición infantil,

    determinantes y efectos de los programas de

    desarrollo social 2007-2012

    Descripción de los principales problemas de nutrición y análisis de la

    integralidad de los programas sociales para resolver las principales

    causas del problema

    Investigadores responsables: Teresa Shamah Levy, Juan A. Rivera Dommarco,

    Salvador Villalpando Hernández, Lucia Cuevas Nasu, Armando García Guerra.

    Colaboración: Erika Mayorga Borbolla, Danae Gabriela Valenzuela Bravo.

    Cuernavaca, Morelos. 1ro de octubre de 2012

  • SÍNTESIS EJECUTIVA

    La desnutrición es la consecuencia más directa del hambre, provoca efectos

    negativos en la salud, en la educación y a lo largo del tiempo en la productividad y

    el crecimiento económico de un país.

    En México, la desnutrición en niños menores de 5 años de edad durante varias

    décadas ha sido considerada uno de los principales problemas de salud pública

    asociada a una alta prevalencia de morbilidad y mortalidad. Con base en lo

    anterior, se han llevado múltiples esfuerzos gubernamentales a través de la

    implementación de diversos programas dirigidos a mejorar la salud y la nutrición

    de los niños, mismos que, a través de los años, han sido evaluados, modificados

    y mejorados, adaptándose a las necesidades de la época, basándose en

    evidencia científica proporcionada por las distintas evaluaciones de dichos

    programas.

    Uno de los mayores problemas aún vigente en México, en la población menor de 5

    años es la talla baja, la cual indica que el individuo que la padece ha pasado por

    periodos prolongados de deficiencias nutricias que le impiden crecer y

    desarrollarse normalmente. A pesar de que en los últimos 20 años en México se

    ha observado una disminución en la prevalencia de talla baja, esta continúa siendo

    un problema grave de salud pública en menores de 5 años. Otro problema de

    malnutrición asociado a la deficiencia es la anemia. Como consecuencia, las

    implicaciones de estas carencias resultan en daños físicos y cognitivos

    irreversibles, mismos que pueden perjudicar el estado de salud y nutrición de los

    niños y en el futuro tener consecuencias sociales y económicas.

    Con base en lo anterior, el objetivo de este documento es generar información

    relevante y actualizada sobre la frecuencia, distribución y tendencia de las

    condiciones de desnutrición infantil y sus determinantes, así como sobre la oferta

    institucional de la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL) para atender los

    problemas de nutrición de dicha población, además de cuantificar la magnitud de

  • la desnutrición en la población de menores de cinco años, en general, en los que

    forman parte de hogares del cuartil más pobre de la población.

    Para el presente análisis, partimos de la base que la desnutrición infantil tiene

    orígenes complejos que involucran determinantes biológicos, socioeconómicos y

    culturales.

    Al respecto, la información que se tiene para monitorear la magnitud y distribución

    de la desnutrición en nuestro país son las Encuestas Nacionales de Salud y

    Nutrición (ENSANUT 2006 y 2012). De acuerdo con la ENSANUT 2012 la

    prevalencia nacional de talla baja (puntaje Z de talla para la edad

  • inseguridad severa. Al aplicar los factores de expansión, se calcula que alrededor

    de 1,709,300 hogares de los más pobres en el país, se encuentran en alguna

    categoría de inseguridad alimentaria de acuerdo a su percepción o experiencia de

    hambre.

    Se analizaron datos de 4,016 niños menores de 5 años de edad pertenecientes al

    cuartil bajo de nivel de condiciones de bienestar de la ENSANUT 2012 con datos

    de peso y talla (longitud en menores de 24 meses) válidos que representan a una

    población de 3,345,600 niños. El tamaño de muestra fue de 1,600 menores en

    zonas urbanas, que representan a 1,707,400 menores y de 2,416 en zonas rurales

    que representan a 1,638,200 niños en el cuartil bajo de acuerdo al índice de

    condiciones de bienestar en todo el país.

    La información de la ENSANUT 2012 refirió que cerca de 765 mil menores de

    cinco años del nivel bajo clasificados por el ICB tienen talla baja (22.9%), 179 mil

    presentaron peso bajo (5.4%) y 64 mil 500 emaciación (1.9%). Este retardo en el

    crecimiento lineal es mayor para los menores que habitan en las localidades

    rurales (27.4%) en comparación con las urbanas (18.5%). Por otro lado, los niños

    que presentaron peso bajo fueron poco más de 106 mil en localidades rurales

    (6.5%) en comparación con 72,500 en localidades urbanas (4.2%). Si

    comparamos con el resto del país, podemos decir, que la situación de la talla baja

    empeora hasta 9.3 puntos porcentuales (pp), para los niños que pertenecen a las

    familias en las peores condiciones de bienestar (13.6 vs. 22.9%).

    Para anemia se contó con información de 2,547 niños y niñas menores de cinco

    años pertenecientes al cuartil bajo de acuerdo al ICB, que representan a

    2,487,600 individuos, de los cuales 947 habitan en zona urbana, que representan

    a 1,166,000 individuos y de 1,600 en zona rural que representan a 1,321,500

    individuos.

    La prevalencia de anemia en 2012 para los menores de 5 años de ambos sexos

    del cuartil bajo del ICB es de 26.5%. Esta cifra se ubica por debajo (6 pp) de la

    prevalencia de anemia observada en la ENSANUT de 2006. La distribución por

  • sexo muestra que, actualmente, la anemia es mayor para los niños (28.1%) que

    para las niñas (24.9%), siendo que en 2006 ocurría lo contrario: las niñas tenían

    mayor prevalencia (33.9%) que los niños (31.1%). En ambos sexos, el pico más

    alto de prevalencia de anemia se presenta en el grupo de edad de 12 a 23 meses.

    Con base en el análisis de la información de la ENSANUT 2006 y la actual de

    2012, se puede mencionar que este estudio documentó que el retardo en

    crecimiento (baja talla) continúa siendo un problema de salud pública que afecta

    principalmente a los niños más pobres del país. La anemia afecta mayormente a

    los niños pertenecientes al cuartil más pobre, y sobre todo a los niños de 1 a 2

    años de edad.

    Respecto a los niños que tienen baja talla y son beneficiarios del Programa de

    Desarrollo Humano Oportunidades (Oportunidades) y el programa de Abasto

    Social de Leche (Liconsa), se obtuvo que la prevalencia tanto de la talla baja como

    de la anemia está por debajo del 10% en niños menores de dos años que habitan

    en las condiciones más precarias de bienestar.

    Por otra parte y como es de esperarse, al igual que la baja talla, los niños que

    habitan en las condiciones más pobres y en zonas rurales del país son los que

    han percibido mayor experiencia de hambre en sus hogares y son más

    vulnerables a la desnutrición y a la anemia.

    Aproximadamente el 70% de los hogares en donde habitan niños menores de

    cinco años y que presentan ICB bajo, han experimentado hambre, siendo que de

    éstos el 38.6% presentan carencia por acceso a la alimentación, según métodos

    de CONEVAL.

    Las altas prevalencias de desnutrición se concentran en el cuartil menor de

    bienestar, especialmente en zonas rurales y en la población del sur del país,

    mientras que las altas prevalencias de anemia, aunque afectan en su mayoría a la

    población de menores condiciones de bienestar, se encuentran también en los

  • sectores de condiciones medias de bienestar. El descenso en la desnutrición ha

    sido insuficiente y las políticas y programas a partir del 2012 deben dirigirse a

    lograr mayor efectividad en la disminución de la desnutrición en los sectores más

    vulnerables.

    El marco multicausal de la desnutrición propuesto por la UNICEF1,2, muestra una

    perspectiva de la problemática vista desde sus causas básicas, mostrando a la

    pobreza como eje central de la misma y en la que la carencia de recursos es un

    determinante de la falta de acceso a la educación, los alimentos, los servicios de

    salud y de saneamiento básico que forman parte de las causas subyacentes de la

    desnutrición. Como consecuencia de las causas subyacentes, se obtiene una

    ingesta inadecuada de alimentos y un estado repetido de enfermedad que puede

    establecer un ciclo vicioso y dar como resultado repercusiones a corto plazo tan

    importantes como lo son la mortalidad, la morbilidad y la discapacidad y otras a

    largo plazo que repercuten en la vida adulta del individuo, provocando una menor

    capacidad intelectual, productividad económica y desempeño reproductivo,

    además de mayor propensión a desarrollar enfermedades cardiovasculares y

    metabólicas.

    Las intervenciones en salud y nutrición que atiendan todas estas causas, es decir,

    que ataquen a la desnutrición desde un enfoque multicausal pueden lograr

    reducciones importantes de la carga de enfermedad y la mortalidad atribuibles a la

    misma.

    Es importante resaltar, que las intervenciones deben realizarse en el periodo que

    va desde la gestación hasta los 24 meses de vida, al cual se le ha denominado

    “ventana de oportunidad”. Durante este periodo, las acciones que se emprendan

    tienen más probabilidades de prevenir las carencias nutricionales y el

    distanciamiento en el crecimiento entre un niño con desnutrición y un niño con un

    estado de nutrición normal.

  • En general, los programas operados por la SEDESOL atacan las causas

    subyacentes e inmediatas de la desnutrición señaladas en el marco conceptual de

    la desnutrición de la UNICEF.1,2 Por su parte, el programa Oportunidades

    implementa intervenciones que abarcan desde las causas básicas de la

    desnutrición hasta las inmediatas, debido a que cuenta con un componente

    educativo, proporciona alimentos fortificados y apoyos monetarios condicionados

    para evitar el acceso insuficiente a alimentos, y cubre el problema de acceso a

    servicios de salud al brindar a sus beneficiarios la oportunidad y obligación de

    acudir a centros de salud comunitarios a recibir atención médica gratuita,

    abordando las causas subyacentes e inmediatas del problema.

    El Programa de Apoyo Alimentario (PAL) y el programa de leche Liconsa por otro

    lado, abarcan principalmente las causas subyacentes e inmediatas, otorgando a

    sus beneficiarios, en el caso del PAL transferencias monetarias no condicionadas

    y alimentos fortificados, y en el caso de Liconsa, leche fortificada. Se sugiere

    evaluar y mejorar de manera continua estos programas con el fin de garantizar

    efectos permanentes o a largo plazo. Para alcanzar la erradicación de la

    desnutrición en México es también necesario implementar políticas de desarrollo

    social que incluyan la promoción del crecimiento económico sostenido, políticas de

    distribución del ingreso, de acceso de la población a agua limpia, infraestructura

    sanitaria, alimentos saludables, educación nutricional y servicios de nutrición y

    salud para la población, particularmente la que se encuentra en situación de

    pobreza.3,4

  • ÍNDICE GENERAL

    CONTENIDO

    PAG

    I INTRODUCCIÓN 1

    1. Descripción de los principales problemas de nutrición 3

    2. Reporte de principales indicadores nutricionales 13

    3. Análisis de la integridad de los programas sociales para resolver las principales causas del problema

    17

    4. Conclusiones 26

    5. Principales fortalezas, retos y recomendaciones (análisis FODA de la política de desarrollo social en materia de nutrición)

    35

    6. Anexos 41

    7. Bibliografía 62

  • 1

    INTRODUCCIÓN

    A principios del siglo pasado la desnutrición en niños menores de 5 años de edad

    era considerada uno de los principales problemas de salud pública en México,

    debido a la alta prevalencia de morbilidad y mortalidad.5 Con el fin de lograr un

    impacto positivo en el estado de nutrición de la población, las autoridades

    gubernamentales se dieron a la tarea de crear diversos programas que atendieran

    las prioridades en salud y nutrición del país. A través de los años, algunos de ellos

    han sido evaluados, modificados y mejorados adaptándose a las necesidades de

    la época, basándose en evidencia científica proporcionada por las distintas

    evaluaciones de dichos programas.

    Uno de los mayores problemas aún vigente en México en la población menor de 5

    años es la talla baja, la cual indica que el individuo que la padece ha pasado por

    periodos prolongados de deficiencias nutricias que le impiden crecer y

    desarrollarse normalmente. Como consecuencia, las implicaciones de estas

    carencias resultan en daños físicos y cognitivos irreversibles, mismos que pueden

    perjudicar el estado de salud y nutrición de los niños y en el futuro tener

    consecuencias sociales y económicas.

    Aunado a ello, otro problema de malnutrición en nuestro país que se ha tratado

    pero no erradicado, es la anemia, tanto en niños como en mujeres en edad

    reproductiva. En lo que respecta a los menores de 5 años, este problema tiene

    consecuencias importantes tales como alteraciones del desarrollo psicomotor,

    retardo del crecimiento físico, disminución de la capacidad motora cuando ocurre

    antes de los dos años, alteraciones en la inmunidad celular y como consecuencia

    aumento de la duración y severidad de las infecciones, en edades posteriores.6,7,8

    En las mujeres, la anemia se asocia a mayor mortalidad y morbilidad materna,

    también se relaciona con disminución de la respuesta inmunológica, la capacidad

    de trabajo físico, el rendimiento cognoscitivo y el desarrollo psicosocial.9,10

  • 2

    El objetivo del presente documento es generar información relevante y actualizada

    sobre la frecuencia, distribución y tendencia de las condiciones de desnutrición

    infantil y sus determinantes, así como sobre la oferta institucional de la SEDESOL

    para atender los problemas de nutrición de dicha población, además de cuantificar

    la magnitud de la desnutrición en la población de menores de cinco años, en

    general, en los que forman parte de hogares del cuartil más pobre de la población.

  • 3

    DESCRIPCIÓN DE LOS PRINCIPALES PROBLEMAS DE NUTRICIÓN

    Los principales problemas de nutrición en la población infantil mexicana, con

    énfasis en los niños menores de 5 años de edad son la desnutrición

    específicamente la baja talla y la anemia por deficiencia de hierro.

    1.1. DESNUTRICIÓN

    A pesar de que en los últimos 20 años en México se ha observado una

    disminución en los diferentes tipos de desnutrición infantil la prevalencia de baja

    talla, continúa siendo un grave problema de salud pública en menores de 5 años

    de edad.

    La baja talla es reflejo de los efectos negativos acumulados a lo largo del tiempo.

    Este tipo de desnutrición está definido por el indicador antropométrico talla para la

    edad (puntaje Z de talla para la edad

  • 4

    Otro tipo de desnutrición infantil es el que relaciona la masa corporal con la edad

    cronológica de los niños y está influida por la talla y el peso. Este tipo de

    desnutrición está definido por el indicador antropométrico peso para la edad

    (puntaje Z de peso para la edad

  • 5

    mil niños y niñas, lo cual representa una prevalencia del 22.9%. Si comparamos

    con el resto del país, podemos decir que la situación de la talla baja empeora

    hasta 9.3 pp, para los niños en condiciones poco favorables para el crecimiento

    (13.6 vs. 22.9%). (Ver anexo 6.1 para mayor detalle en la metodología de análisis).

    En cuanto al bajo peso, 179 mil menores de cinco años lo presentaron (5.4%) y 64

    mil 500 emaciación (1.9%) (Cuadro 1.1.1). El retardo en el crecimiento lineal (baja

    talla) es mayor para los menores que habitan en las localidades rurales más

    pobres del país (27.4%) en comparación con las urbanas (18.5%). Por otro lado,

    los niños y niñas que presentaron peso bajo fueron poco más de 106 mil en

    localidades rurales (6.5%) en comparación con 72,500 en localidades urbanas

    (4.2%) (Ver anexo 6.2.).

    La tendencia en el tiempo (cuadro 1.1.1) muestra una disminución en la

    prevalencia de baja talla de 42.7% en 1999 a 22.9% en 2012 en la población más

    pobre del país, es decir, una disminución de casi 20 puntos porcentuales en 13

    años. A pesar de que para las localidades rurales la talla baja pasó de 47.7% en

    1999 a 27.4% en 2012, es decir 1 de cada 3 niños, las cifras continúan siendo

    altas (figura 1.2).

    En el anexo 6.2.2, 6.2.3 y 6.2.4 se presenta la información de las prevalencias de

    desnutrición en los menores de cinco años por entidad federativa en 2006 y 2012.

    Los estados con las mayores prevalencias de baja talla en el cuartil bajo de ICB en

    2006 fueron Yucatán (48.3%), Guerrero (37.7%), Chiapas (36.8%), estado de

    México (35.8%) y Jalisco (35.5%). Actualmente estos mismos estados presentan

    prevalencias menores al 30%, con excepción del estado de Chiapas que

    actualmente es el estado con la mayor prevalencia de baja talla (36.6%), con más

    de 150 mil niños en dicha condición (ver anexo 6.2.3).

    La prevalencia de emaciación (peso bajo para la talla) en el ámbito estatal en las

    localidades más pobres en 2012 oscila en el rango de 0.2% a 3.7% en 19 estados

    de la república mexicana. El estado de Zacatecas tiene la prevalencia más alta

    (6%), sin embargo se recomienda considerar la cifra con cautela debido al

  • 6

    reducido tamaño de muestra (se trata de la estimación en sólo 5 niños menores de

    cinco años en el estado). Alrededor de 13 estados no presentaron niños con

    emaciación (ver anexo 6.1.4). Estas bajas prevalencias en nuestro país son

    importantes pues la desnutrición aguda incrementa el riesgo de infección y muerte,

    en especial entre los niños que no son alimentados al seno materno.

    En contraste, un problema actual de malnutrición en nuestro país es el elevado

    consumo de alimentos de baja calidad, asociado a múltiples factores13, que genera

    que la población infantil se encuentre en riesgo de presentar sobrepeso u

    obesidad. A pesar de no ser uno de los objetivos del estudio, se presenta

    información sobre la prevalencia de sobrepeso y obesidad en la población menor

    de cinco años de la ENSANUT 2012, la cual mostró un aumento de 1.3 puntos

    porcentuales de 2006 (8.4%) a 2012 (9.7%) en los menores de 5 años (sobrepeso

    más obesidad: puntaje Z del índice de masa corporal para la edad >+2 DE, OMS).

    Estas cifras son altas dadas las graves consecuencias para la salud en el corto y

    largo plazo que acarrean. En el presente documento no se ahonda en la magnitud

    de este grave problema de salud pública ni sus causas; sin embargo, es un tema

    relevante y con una tendencia al aumento que requiere un análisis de mayor

    profundidad.

  • 7

    Figura 1.1. Comparación de la prevalencia de bajo peso, baja talla y emaciación en menores de 5 años de edad de la ENN-88, ENN-99, ENSANUT-2006, ENSANUT-2012 y del cuartil bajo de ICB. México.

    Cuadro 1.1.1. Prevalencia de bajo peso, baja talla y emaciación en menores de cinco años del cuartil bajo de ICB de la ENN-1999, ENSANUT 2006 y ENSANUT 2012, por tipo de localidad de residencia y a nivel nacional. México ENN-1999 ENSANUT-2006 ENSANUT-2012

    Localidad Condición % IC95% % IC95% % IC95%

    Urbano*

    Bajo Peso 10.8 (9.8,11.9) 4.7 (2.8,7.6) 4.2 (3.0 , 5.9)

    Baja Talla 32.8 (29.8,35.9) 20.8 (16.8,25.5) 18.5 (15.6 , 21.8)

    Emaciación 2.2 (1.8,2.6) 3.1 (1.9,4.9) 1.7 (1.0 , 2.8)

    Rural*

    Bajo Peso 11.4 (9.7,13.4) 5.9 (4.3,8.0) 6.5 (5.3 , 8.0)

    Baja Talla 47.7 (44.8,50.7) 31.6 (27.1,36.5) 27.4 (24.2 , 30.8)

    Emaciación 2.5 (2.0,3.2) 1.7 (1.1,2.8) 2.2 (1.5 , 3.2)

    Cuartil Bajo*

    Bajo Peso 11.2 (10.0,12.6) 5.3 (4.0,7.0) 5.4 (4.4 , 6.4)

    Baja Talla 42.7 (40.3,45.0) 26.5 (23.3,30.0) 22.9 (20.7 , 25.3)

    Emaciación 2.4 (2.0,2.9) 2.4 (1.7,3.3) 1.9 (1.4 , 2.6)

    Nacional Bajo Peso 5.6 (5.1,6.2) 3.4 (2.8,4.2) 2.8 (2.4,3.3)

    Baja Talla 21.5 (20.2,22.6) 15.5 (13.9,17.1) 13.6 (12.6,14.7)

    Emaciación 2.1 (1.7,2.4) 2.0 (1.6,2.6) 1.6 (1.3,2.0)

    *Datos representativos del cuartil bajo del ICB

    10.8

    5.6 3.4 2.8

    11.2

    5.3 5.4

    26.9 21.5

    15.5 13.6

    42.7

    26.5 22.9

    6.2 2.1 2.0 1.6 2.4 2.4 1.9

    0 5

    10 15 20 25 30 35 40 45

    ENN 1988 ENN 1999 ENSANUT 2006

    ENSANUT 2012

    ENN 1999 ENSANUT 2006

    ENSANUT 2012

    Nacional Cuartil bajo del ICB

    %

    Bajo peso Baja talla Emaciación

  • 8

    Figura 1.2. Comparación de la prevalencia de baja talla en menores de 5 años de edad del cuartil bajo de ICB de la ENN-88, ENN-99, ENSANUT-2006 y ENSANUT-2012 por localidad. México

    1.2. ANEMIA

    Otro problema importante de salud pública en nuestra población, mencionado al

    inicio de este capítulo, es la anemia por deficiencia de hierro. Actualmente, de

    acuerdo con datos de la ENSANUT 2012, 23.3% de los menores de 5 años de

    edad presentan anemia; tan sólo 0.4 puntos porcentuales menos que en la

    prevalencia reportada en 2006 (23.7%)†. A pesar de los esfuerzos llevados a cabo

    para su erradicación, estas cifras permanecen altas.

    Existen otros tipos de anemia ajenos a la deficiencia de hierro, asociada a la

    deficiencia de otros micronutrientes. Los datos más recientes de prevalencias de

    deficiencias de micronutrimentos en niños menores de 5 años corresponden a la

    ENSANUT 2006. En dicha encuesta la prevalencia de deficiencia de reservas de

    hierro fue de 26% (medida como concentración de ferritina sérica 6mg/L). Además, se encontró

    una prevalencia de riesgo de deficiencia de zinc de 28.1% (medida como zinc

    sérico

  • 9

    prevalencias de 1999 (datos no mostrados).15 Sin embargo, por el momento estos

    datos aún no se han analizado en la ENSANUT 2012, por lo que habrá que

    esperar para conocer las nuevas cifras.

    En lo que respecta al cuartil más bajo del ICB de la ENSANUT 2012, se analizaron

    datos de 2,547 niños menores de 5 años de edad, que representan a 2,487,600

    individuos. La prevalencia de anemia en 2012 de esta población es de 26.5%

    (Cuadro 1.2.1; (ver anexo 6.3.1)). Esta cifra se ubica 6 puntos porcentuales por

    debajo de la prevalencia de anemia observada en la ENSANUT de 2006. La

    distribución por sexo muestra que, actualmente, la anemia es mayor para los niños

    (28.1%) que para las niñas (24.9%), siendo que en 2006 ocurría lo contrario: las

    niñas tenían mayor prevalencia (33.9%) que los niños (31.1%). En ambos sexos,

    el pico más alto de prevalencia de anemia se presenta en el grupo de edad de 12

    a 23 meses, aunque cabe mencionar que los datos desglosados por grupo de

    edad no son representativos.

    Cuadro 1.2.1. Prevalencia de anemia en población de 1 a 5 años de edad, del cuartil bajo de ICB de la ENSANUT 2006 y 2012, por edad y sexo. México

    MASCULINO

    ENSANUT 2006 ENSANUT 2012

    Grupo de edad

    (meses)

    % IC95% % IC95%

    12 a 23 44.8 (36.1,53.9) 42.8 (34.8,51.1)

    24 a 35 35.0 (27.5,43.4) 35.9 (29.0,43.3)

    36 a 47 28.4 (22.0,35.9) 18.0 (12.3,25.5)

    48 a 59 18.7 (12.9,26.3) 16.2 (11.5,22.5)

    12 a 59* 31.1 (27.5,34.9) 28.1 (24.8,31.6)

    FEMENINO

    12 a 23 57.0 (46.4,67.0) 39.4 (31.3,48.2)

    24 a 35 38.3 (30.1,47.2) 29.0 (21.7,37.6)

    36 a 47 31.3 (21.6,43.0) 18.7 (13.1,25.8)

    48 a 59 15.8 (10.4,23.2) 12.1 (6.6,21.2)

    12 a 59* 33.9 (29.0,39.2) 24.9 (21.2,29.1)

  • 10

    CUARTIL BAJO

    12 a 23 50.9 (43.7,58.1) 41.1 (35.4,47.0)

    24 a 35 36.6 (30.9,42.7) 32.5 (27.5,37.9)

    36 a 47 30.0 (23.6,37.2) 18.3 (14.2,23.3)

    48 a 59 17.2 (12.9,22.6) 14.2 (10.4,19.2)

    12 a 59* 32.5 (29.3,35.9) 26.5 (24.1,29.1)

    *Datos representativos del cuartil bajo del ICB

    Por tipo de localidad de residencia (Cuadro 1.2.2), se observa la misma

    prevalencia de anemia en 2012 para localidades urbanas 26.4% y localidades

    rurales 26.7%. No obstante, estas cifras son menores a las reportadas en 2006

    (anexo 6.3.2), donde 34.4% de niños de localidades urbanas presentaban anemia

    y 30.8% de los niños y niñas de las localidades urbanas, de la misma condición

    socioeconómica la presentaban.

    En el anexo 6.3.3 se presenta la prevalencia de anemia en 2006 y 2012 por

    entidad federativa. Actualmente, las mayores prevalencias se registran en los

    estados de Campeche (42.7%) y Quintana Roo (40.1%). Estos mismos estados en

    2006 presentaron una prevalencia de anemia de 22.5% y 14.5%, respectivamente

    En 2006, los estados con las mayores prevalencias de anemia fueron Sinaloa,

    Distrito Federal, Aguascalientes, México, Sonora, Michoacán, Querétaro y Baja

    California con prevalencias por arriba de 40%, actualmente registran cifras

    menores al 30% (ver anexo 6.3.3).

  • 11

    Cuadro 1.2.2. Prevalencia de anemia en la población de 1 a 4 años de edad, del cuartil bajo de ICB de la ENSANUT 2012, por tipo de localidad de residencia y edad. México

    ENSANUT 2006 ENSANUT 2012

    Localidad Grupos de edad

    (meses)

    % IC95% % IC95%

    Urbana 12 a 23 49.4 (38.4,60.5) 39.8 (30.6,49.8)

    24 a 35 36.9 (28.4,46.3) 32.5 (24.6,41.7)

    36 a 47 35.3 (25.4,46.7) 19.4 (12.5,29.0)

    48 a 59 15.2 (10.4,21.8) 14.0 (8.1,23.2)

    12 a 59* 34.4 (29.5,39.6) 26.4 (22.2,31.0)

    Rural 12 a 23 52.8 (44.8,60.7) 42.2 (35.6,49.1)

    24 a 35 36.4 (28.9,44.5) 32.4 (26.5,39.0)

    36 a 47 24.7 (17.8,33.3) 17.3 (13.2,22.4)

    48 a 59 18.6 (12.4,27.0) 14.4 (10.1,20.2)

    12 a 59* 30.8 (26.8,35.2) 26.7 (24.0,29.5)

    *Datos representativos del cuartil bajo del ICB

    1.3. SEGURIDAD ALIMENTARIA

    La proporción de hogares con experiencia de hambre o percepción de inseguridad

    alimentaria en el cuartil más bajo de ICB se obtuvo de la ENSANUT 2012 a través

    de la aplicación de la Escala Latinoamericana y Caribeña de Seguridad

    Alimentaria (ELCSA) (ver anexo 6.1) y ésta fue de 72%, de la cual el 33.5% se

    percibe en inseguridad leve, 22.7% en inseguridad moderada y 15.9% en

    inseguridad severa. Al aplicar los factores de expansión (ver anexo 6.4.1), se

    calcula que alrededor de 1,709,300 hogares de los más pobres en el país, se

    encuentran en alguna categoría de inseguridad alimentaria de acuerdo a su

    percepción o experiencia de hambre (Cuadro 1.3.1).

    Se observa un porcentaje similar entre los hogares que han experimentado

    hambre o perciben inseguridad alimentaria por localidades urbanas o rurales –

    71% urbano, 73% rural-, ligeramente los hogares de localidades rurales perciben

    mayor inseguridad leve (35.9%) en comparación con los hogares de localidades

  • 12

    urbanas (31.2%). En el ámbito nacional –información no presentada en Cuadros

    en este informe- los hogares de localidades urbanas con inseguridad alimentaria

    representan el 51% y de localidades rurales el 66.7%. Es decir, el porcentaje de

    hogares con inseguridad alimentaria a nivel nacional, es menor a lo encontrado en

    el 25% de la población más pobre que se presenta en este informe.

    Cuadro 1.3.1 Prevalencia de inseguridad alimentaria en hogares del cuartil bajo de

    ICB* de la ENSANUT 2012, por tipo de localidad de residencia. México.

    CLASIFICACIÓN DE INSEGURIDAD ALIMENTARIA

    ELCSA URBANO RURAL Cuartil bajo

    % IC95% % IC95% % IC95%

    SEGURIDAD 28.9 (25.5 , 32.5) 26.9 (24.2 , 29.7) 28.0 (25.7 , 30.2)

    LEVE 31.2 (27.8 , 34.6) 35.9 (33.4 , 38.5) 33.5 (31.3 , 35.6)

    MODERADA 23.0 (20.2 , 26.0) 22.3 (20.4 , 24.3) 22.7 (20.9 , 24.5)

    SEVERA 16.9 (14.2 , 19.9) 14.8 (12.8 , 17.0) 15.9 (14.1 , 17.7)

    *Datos representativos del cuartil bajo del ICB

  • 13

    2.- REPORTE DE PRINCIPALES INDICADORES NUTRICIONALES: MARCO MULTICAUSAL DE LA DESNUTRICIÓN

    La desnutrición infantil, que afecta sobre todo a niños menores de 5 años viviendo

    en países de ingresos bajos y medios tiene un impacto importante en el

    incremento de la mortalidad y la carga de enfermedad de estos países.

    A nivel global, los principales problemas de nutrición son la talla baja o

    desnutrición crónica, la emaciación o desnutrición aguda, las deficiencias de

    vitamina A, zinc, hierro y yodo. En conjunto estos problemas son responsables de

    millones de muertes infantiles y de un gran porcentaje de la carga total de

    enfermedad de un país.16

    En el caso particular de México, los principales problemas referentes a la

    desnutrición son la talla baja y la anemia.

    La desnutrición infantil tiene orígenes complejos que involucran determinantes

    biológicos, socioeconómicos y culturales. El marco conceptual multicausal de la

    desnutrición de la UNICEF1,2 (Figura 2.1) muestra las causas básicas,

    subyacentes e inmediatas de la desnutrición infantil. Las determinantes inmediatas

    se refieren a factores y patrones de conducta individuales, mientras que las

    subyacentes tienen que ver con la disponibilidad y acceso a alimentos y servicios

    educativos, sanitarios y de salud en el ámbito comunitario, y las causas básicas se

    refieren a la manera en que la sociedad se organiza y distribuye los recursos

    materiales, la riqueza y el poder político. El grado de equidad en la distribución de

    la riqueza, el poder, la información y la capacidad de influir en decisiones políticas

    determina que algunos grupos sociales se encuentren en riesgo de padecer

    desnutrición, mientras que otros no.

    La pobreza, funge como eje central del marco multicausal de la desnutrición ya

    que la carencia de recursos es un determinante de la falta de acceso a la

    educación, los alimentos, los servicios de salud y de saneamiento básico que

    forman parte de las causas subyacentes de la desnutrición. De entre estas

  • 14

    causas, el acceso limitado a servicios de salud de calidad y de saneamiento

    básico, así como la falta de higiene (tratamiento de agua en el hogar, lavado de

    manos, control de enfermedades parasitarias), pueden llevar al niño o niña que las

    padece al estado de enfermedad grave. Por otro lado, la falta de educación y

    promoción nutricional, prácticas inadecuadas de lactancia materna exclusiva y

    alimentación complementaria y falta de seguridad alimentaria en el hogar, pueden

    ocasionar una ingesta inadecuada de alimentos. Esto aunado al estado de

    enfermedad lleva a la manifestación de desnutrición infantil, lo que puede

    establecerse como un círculo vicioso en el cual la desnutrición propicia un cuadro

    agudizado de enfermedad y ésta a su vez produce mayor desnutrición.

    El estado de desnutrición en niños menores de 5 años y especialmente en niños

    menores de 2 años tiene repercusiones a corto plazo tan importantes como lo son

    la mortalidad, la morbilidad y la discapacidad. Es importante destacar que la

    desnutrición también tiene consecuencias a largo plazo que repercuten en la vida

    adulta del individuo, comenzando por una menor capacidad intelectual, una menor

    productividad económica, un menor desempeño reproductivo, además de

    convertirse en adultos propensos a desarrollar enfermedades cardiovasculares y

    metabólicas17. Acciones que disminuyan la pobreza y la brecha de desigualdad

    lograrían una disminución en la desnutrición infantil; a su vez, las intervenciones

    en salud y nutrición pueden lograr reducciones importantes de la carga de

    enfermedad y la mortalidad atribuibles a la misma.16

    La importancia de una buena nutrición se presenta desde la concepción donde un

    adecuado estado de nutrición materno tiene como resultado un bebé saludable,

    por el contrario cuando la madre tiene un índice de masa corporal bajo puede

    presentarse restricción en el crecimiento intrauterino, lo cual a su vez puede

    ocasionar bajo peso en el recién nacido.16

    Después del nacimiento, las prácticas inadecuadas de lactancia materna y

    alimentación complementaria por parte de la madre hacia el infante pueden causar

    de manera inmediata desnutrición, la baja prevalencia de lactancia materna

    exclusiva durante los primeros 6 meses de vida y la inadecuada introducción de

  • 15

    alimentos complementarios de calidad y en cantidad necesaria a partir de los 6

    meses de edad pueden llevar al menor a manifestar desnutrición crónica.16

    La mayor incidencia de talla baja o desmedro se da en los dos primeros años de

    vida, ya que es en este periodo donde existe una gran demanda de nutrientes y

    una alta prevalencia de enfermedades infecciosas, en especial de enfermedad

    diarreica que provoca una disminución en la absorción de nutrientes, anorexia y

    catabolismo. Por consiguiente una dieta limitada en cantidad y calidad, aunada a

    episodios repetidos de enfermedad pueden llevar a un retraso importante en el

    crecimiento, y el efecto sinérgico de la enfermedad infecciosa junto a la

    desnutrición provoca aumentos importantes en la mortalidad infantil.16

    El bajo consumo de alimentos de origen animal (carnes, pescados y aves), que es

    muy común en familias de escasos recursos, es la principal causa de anemia por

    deficiencia de hierro. El riesgo de padecer dicha enfermedad es mucho mayor en

    los dos primeros años de edad ya que los requerimientos de hierro son elevados y

    el consumo del mismo es muchas veces insuficiente.16

    Por otro lado, la inseguridad alimentaria que se destaca como causa inmediata de

    la desnutrición, que es resultado directo de la pobreza, pone en estado de

    vulnerabilidad a las familias que la padecen. La seguridad alimentaria se torna de

    vital importancia en familias que tienen entre sus miembros a niños menores de 2

    años, los cuales como ya se ha mencionado, si no cuentan con los alimentos

    suficientes, inocuos, nutritivos y culturalmente aceptables para alcanzar sus

    requerimientos diarios pueden padecer desnutrición crónica.

    Una intervención cuyo enfoque se centre en la multicausalidad de la desnutrición

    infantil tomará en cuenta que muchas veces, las manifestaciones de la

    desnutrición se dan en conjunto. Un ejemplo de ello es la deficiencia de zinc que

    no sólo se encuentra relacionada con una talla baja, sino también con un aumento

    en la morbilidad y mortalidad como resultado de una disminución en la función

    inmune del niño.16

  • 16

    Figura 2.1. Marco conceptual multicausal de la desnutrición UNICEFc

    c Adaptado de: UNICEF.

    1,2

  • 17

    3.- ANÁLISIS DE LA INTEGRALIDAD DE LOS PROGRAMAS SOCIALES PARA

    RESOLVER LAS PRINCIPALES CAUSAS DEL PROBLEMA

    Entre las políticas y programas aplicados en México se han incluido, en diversas

    épocas, los siguientes: subsidios a la producción y el consumo de alimentos

    (incluyendo apoyos generalizados y dirigidos), venta al menudeo de alimentos

    básicos subsidiados, programas de distribución directa de alimentos a hogares,

    desayunos escolares, la fortificación de alimentos de consumo generalizado y,

    más recientemente, la distribución de vitamina A en dosis farmacológicas y de

    suplementos con micronutrientes en dosis dietéticas y la fortificación de alimentos

    con micronutrientes dirigidos a poblaciones específicas. Varias de estas

    estrategias se han acompañado de componentes de comunicación educativa. A

    pesar de ello, la desnutrición continúa como uno de los retos de salud pública más

    importantes en el país. Se han analizado y examinado desde su diseño e

    implementación las principales estrategias, programas y políticas que han operado

    en México.18,19,20 En la actualidad, los programas de la SEDESOL que están

    enfocados a combatir la desnutrición en la población son el programa de

    Desarrollo Humano Oportunidades (OPORTUNIDADES), el Programa de Apoyo

    Alimentario (PAL), el Programa de Abasto Social de Leche a cargo de Liconsa S.A

    de C.V. y el Programa de Abasto Rural a cargo de Diconsa, S.A de C.V. los cuales

    cuentan con componentes nutricionales y acciones dirigidos a erradicar este

    problema.

    La información sobre las prevalencias de baja talla, anemia e inseguridad

    alimentaria que se presentan en este capítulo no son representativas de los

    beneficiarios de los programas sociales, únicamente ofrecen una visión de cómo

    se comporta el fenómeno de la baja talla, la anemia y la inseguridad alimentaria en

    la población del cuartil bajo del ICB beneficiarios de los programas de la

    SEDESOL al momento del levantamiento de la ENSANUT 2012.

    La desnutrición en cualquiera de sus tipos (bajo peso, baja talla y emaciación), la

    anemia y la inseguridad alimentaria, son problemas de salud pública que van más

  • 18

    allá de ser sólo de carácter alimentario, ya que van de la mano de diferentes

    factores que contribuyen al desarrollo de estos problemas. En la figura 3.1 se

    presenta un modelo conceptual global sobre los factores que se relacionan con la

    nutrición, así como las diferentes vías que afectan a la mortalidad y la

    discapacidad. Actualmente se llevan a cabo diversas intervenciones con el fin de

    disminuir dichos problemas, pero a pesar de que algunas de éstas se han llevado

    a cabo por mucho tiempo, no han logrado erradicarlos.

    Las intervenciones que son de probada eficacia para combatir la desnutrición

    infantil son:

    Promoción de lactancia materna (consejería individual y grupal)

    Cambio en las conductas de comunicación para mejorar la alimentación

    complementaria

    o Suplementos alimenticios adicionales en poblaciones con

    inseguridad alimentaria

    Suplementación con zinc en el manejo de la diarrea

    Fortificación o suplementación de vitamina A

    Yodación universal de la sal

    Intervenciones de higiene o lavado de manos

    Tratamiento de la emaciación severa

    Suplementación en contextos situacionales específicos:

    o Programas de transferencia de dinero condicionado (con educación

    nutricional)

    o Desparasitación

    o Programas con fortificación y suplementación de hierro

    o Telas de mosquitero tratadas con insecticida21

    Con estas intervenciones es viable reducir la baja talla, la deficiencia de

    micronutrientes y la mortalidad infantil.

  • 19

    Específicamente la lactancia materna y la fortificación y suplementación con

    vitamina A y zinc tienen un potencial enorme para reducir la carga de mortalidad y

    morbilidad infantil.21

    Otras intervenciones en niños que se han evaluado son estrategias para la

    diversificación de la dieta, suplementación con yodo y cocinar en ollas de fierro.

    Sin embargo, estas intervenciones cuentan con insuficiente o variable evidencia

    de efectividad.21

    Las intervenciones en niños que han mostrado tener poco o ningún efecto son:

    Monitoreo del crecimiento

    Suplementación con vitamina D

    Programas de alimentación preescolar21

    Pocas son las intervenciones para la nutrición materna que han sido evaluadas en

    la escala de evidencia suficiente; sin embargo, no se descarta que éstas puedan

    ayudar a los resultados de la salud materna y del recién nacido. Las

    intervenciones evaluadas son: suplementos de hierro y ácido fólico, múltiples

    micronutrientes, calcio y balance de energía y proteína.21

    Aunque las intervenciones que actualmente se llevan a cabo podrían hacer una

    clara diferencia a corto plazo, la erradicación de la baja talla también requerirá

    inversiones a largo plazo para mejorar la escolaridad, el nivel socioeconómico y el

    empoderamiento de la mujer.21

  • 20

    Fuente: Bhutta, Z. A., Ahmed, T., Black, R. E., Cousens, S., Dewey, K., Giugliani, E., et al.

    (2008). What works? Interventions for maternal and child undernutrition and survival. The

    Lancet, 371(9610), 1-24.

    Figura 3.1 Modelo conceptual de las vías de muerte y discapacidad

    relacionadas a la nutrición.

    Pobreza

    Contexto

    social y

    Político

    Incremento en

    la exposición a

    infecciones

    Inseguridad

    alimentaria

    Acceso o

    utilización

    pobre a

    servicios

    Restricción de

    crecimiento

    intrauterino

    Deficiencia

    de micronu-

    trimentos Discapacidad

    Ingestión

    reducida de

    energía

    Desnutri-

    ción crónica

    (baja talla)

    Lactancia

    materna

    Emaciación

    severa

    Infección

    Muerte

    Infección

  • 21

    Por otro lado, tenemos que tener en cuenta que existen intervenciones que se

    deben de implementar en un momento específico de la vida para que realmente

    tengan un efecto reversible sobre la baja talla o desmedro. Este momento es lo

    que se conoce como la ventana de oportunidad, que es el periodo que va desde la

    gestación hasta los 24 meses de vida22, en el cual, es crucial atacar las carencias

    nutricionales y el distanciamiento del crecimiento de un niño con desnutrición con

    respecto a un niño en un estado nutricional normal. Dicho de otro modo: a medida

    que se alcanza un peso normal para la edad durante los 2 primeros años de vida,

    disminuye la mortalidad infantil.

    Se ha observado que durante los dos primeros años de vida la diferencia es

    sustancial cuando un niño cubre o no sus requerimientos nutricionales para

    propiciar el crecimiento normal. Cuando no se alcanzan estos requerimientos, para

    lograr recuperar lo “perdido”, se debe atacar el déficit dentro de este periodo. Por

    otro lado, se ha observado que los niños desnutridos a partir de los dos años de

    vida, por más que se le proporcionen los requerimientos nutricionales según su

    edad, ya no logran recuperar esos centímetros perdidos; lo único que se logra es

    evitar que persista la desnutrición crónica y se pierdan más centímetros de

    estatura y que haya una ganancia de peso.22

    Es por ello que los dos primeros años de vida son considerados como el periodo

    de oportunidad para intervenir a estos niños. Cabe mencionar que en diversos

    estudios, se ha observado que el atacar la desnutrición en este periodo no sólo

    tiene efecto a corto plazo, sino que también sus efectos repercuten de manera

    transgeneracional. Es decir, los niños que desde la gestación hasta los dos años

    de vida son intervenidos nutricionalmente para revertir el déficit de crecimiento, en

    la vida adulta tienen hijos con mejor peso al nacer, además de que su calidad de

    vida mejora, ya que logran tener una mayor escolaridad y por ende mejores

    oportunidades en la vida laboral.22

    Sin embargo, se ha observado que en los niños mayores de dos años en los que

    se busca un aumento en el peso para la edad, los problemas ya ocasionados en el

    tiempo previo, no se revierten e incluso se propician problemas de salud durante la

  • 22

    adultez, tales como aparición de enfermedades crónico degenerativas, como

    diabetes e hipertensión.23

    De ahí la importancia de enfatizar la prevención del déficit nutricional en mujeres

    en edad reproductiva y en los niños menores de dos años y enfocar mayores

    esfuerzos de salud pública en estas etapas de la vida.

    Por todo lo mencionado previamente se observa que los beneficiarios de los

    programas operados por la SEDESOL con componente nutricional, en su mayoría

    cuentan con intervenciones de probada eficacia. En este sentido, aunque la

    información no es representativa, en el 76.7% de las familias que reciben el

    programa Oportunidades, en 79.2% de las que reciben leche Liconsa y en 75.9%

    de las familias beneficiarias del PAL, los menores de cinco años de edad tienen

    una talla adecuada para su edad (cuadro 3.1). Sin embargo, se debe continuar

    con los esfuerzos que hasta el momento se han realizado, ya que aún existe una

    proporción de familias beneficiarias de estos programas con niños menores de 5

    años con baja talla, en especial menores de 2 años de edad. Aunque no es

    representativa, la prevalencia de baja talla en familias con niños entre los 2 y 5

    años de edad, es mayor respecto a las familias con niños más pequeños; esto

    podría explicarse por el daño ocasionado en los años previos, el cual es

    irreversible, por lo cual, por más que los beneficios que otorguen los programas

    sean adecuados, estos no logran revertir los daños producidos por las carencias

    nutricionales pasadas.

    Cabe enfatizar que la información que se presenta en esta sección no es

    representativa y es sólo una aproximación de la situación nutricional de los

    beneficiarios de los programas operados por SEDESOL al momento del

    levantamiento de la ENSANUT 2012. En el anexo 6.5 se muestran los cuadros con

    las prevalencias de baja talla, anemia e inseguridad alimentaria estratificado por

    edad, de la población del cuartil bajo del ICB de dichos programas.

    En el Cuadro 3.2 se muestra el porcentaje –no representativo- de familias con

    niños preescolares con y sin anemia, que nos permite tener un panorama de su

  • 23

    comportamiento en la ventana de oportunidad para su intervención, es decir, los

    menores de 2 años de edad beneficiarios de los programas Oportunidades, leche

    Liconsa y PAL del cuartil bajo del ICB.

    En este sentido, la proporción de familias con niños menores de 5 años sin

    anemia son de 77.4%, 71.4% y 75.1% para Oportunidades, leche Liconsa y PAL,

    respectivamente. A pesar de que estos programas cuentan con intervenciones de

    probada eficacia, tales como alimentos fortificados con hierro, zinc y vitamina A y

    transferencias monetarias condicionadas con componente educativo, se puede

    observar que la proporción de familias con niños menores de 2 años de edad con

    anemia en el programa Oportunidades es de 8.7%, para el programa de leche

    Liconsa es de 8.6% y para el PAL es de 5.6%.

    Cuadro 3.1 Porcentaje de familias con niños con talla baja menores de cinco años

    de edad del cuartil bajo de ICB* que reciben algún beneficio de programas de

    desarrollo social en México, estratificado por edad

    Familias con preescolares sin talla

    baja

    Familias con Menores de 2 años de edad con talla

    baja

    Familias con niños de 2 a 5 años de edad

    con talla baja Programas

    % IC 95% % IC 95% % IC 95%

    Programa de Desarrollo Humano Oportunidades 76.7 (74.0 , 79.1) 8.7 (7.2 , 10.3) 14.6 (12.6 , 16.8)

    Leche LICONSA 79.2 (72.6 , 84.5) 6.4 (4.0 , 9.9) 14.4 (9.4 , 21.3)

    Apoyos monetarios del Programa de Apoyo Alimentario (PAL) 75.9 (65.3 , 84.0) 9.9 (4.2 , 21.3) 14.2 (9.8 , 20.0) *Datos no representativos

    Entre las acciones que se deben reforzar dentro de los componentes de los

    programas para revertir los diferentes tipos de desnutrición, están la práctica de la

    lactancia materna y la práctica adecuada de alimentación complementaria. Como

    se ha observado en resultados de encuestas anteriores, como ENSANUT 2006, la

    práctica de la lactancia materna se da en poco más del 90% de los niños,

    reportando que la recibieron en algún momento de sus vidas. Sin embargo, el

    problema real está en la duración de ésta de manera exclusiva, ya que la duración

  • 24

    media de la lactancia materna exclusiva o predominante es de menos de 1 mes.

    Tan sólo el 22.3% de los menores de 6 meses recibían lactancia materna

    exclusiva en 2006. Así mismo, se debe orientar a las mujeres sobre el tipo de

    alimentos que deben de introducir a sus hijos a partir de los 6 meses de edad,

    enfatizando que lo más recomendable es que continúen con la lactancia materna

    mixta hasta los 2 años de edad.

    Por otro lado, se debe hacer mayor hincapié en las prácticas de higiene en las

    familias, tales como lavado de manos, hervir el agua, eliminación de cacharros

    para evitar fauna nociva, así como la desparasitación 2 veces al año, ya que estas

    acciones contribuyen al mejoramiento del estado de nutrición.

    Cuadro 3.2. Porcentaje de familias con niños con anemia menores de cinco años

    de edad del cuartil bajo de ICB* que reciben algún beneficio de programas de

    desarrollo social en México, estratificado por edad

    Familias con preescolares sin

    anemia Familias con Menores de 2 años de edad con anemia

    Familias con niños de 2 a 5

    años de edad con anemia Programas

    % IC 95% % IC 95% % IC 95%

    Programa de Desarrollo Humano Oportunidades 77.4 (73.8 , 80.6) 8.7 (6.7 , 11.2) 13.9 (11.5 , 16.8)

    Leche LICONSA 71.4 (62.0 , 79.2) 8.6 (4.4 , 16.2) 20.0 (13.4 , 28.8)

    Apoyos monetarios del Programa de Apoyo Alimentario (PAL) 75.1 (63.4 , 84.0) 5.6 (2.3 , 12.6) 19.3 (11.0 , 31.7) *Datos no representativos

    Ahora bien, con base en el marco multicausal de la desnutrición de la UNICEF1,2 y

    el marco conceptual de las vías de muerte y discapacidad relacionadas a la

    nutrición, la inseguridad alimentaria es una causa subyacente de esta

    problemática. En el cuadro 3.3 –con información no representativa del cuartil bajo

    de ICB- se puede observar que las prevalencias más altas de percepción de

    inseguridad alimentaria se dieron en los hogares beneficiarios de leche Liconsa

    74.3% (29.5% inseguridad leve, 28.3% inseguridad moderada y 16.5% inseguridad

  • 25

    severa); seguidos de los hogares beneficiarios del PAL 69.3% (20.0% inseguridad

    leve, 28.6% inseguridad moderada y 20.7% inseguridad severa) y del programa

    Oportunidades 65% (23.4% inseguridad leve, 24.4% inseguridad moderada y

    17.2% inseguridad severa).

    En otro panorama, considerando la metodología de CONEVAL24, la mayor

    prevalencia de inseguridad alimentaria moderada y severa como indicador de

    carencia alimentaria se dio en los hogares beneficiarios del PAL (49.3%).

    Cuadro 3.3 Prevalencia de inseguridad alimentaria en hogares del cuartil bajo de

    ICB* de la ENSANUT 2012 que reciben algún tipo de beneficio de programas de

    desarrollo social. México.

    Programas Seguridad Leve Moderada Severa

    % IC 95% % IC 95% % IC 95% % IC 95%

    Programa de Desarrollo Humano Oportunidades

    35.0 (31.7 , 38.2) 23.4 (21.0 , 25.9) 24.4 (21.4 , 27.6) 17.2 (14.9 , 19.8)

    Leche LICONSA

    25.7 (20.8 , 31.1) 29.5 (22.5 , 37.4) 28.3 (20.6 , 37.5) 16.5 (10.7 , 24.6)

    Apoyos monetarios del Programa de Apoyo Alimentario (PAL)

    30.7 (21.9 , 41.1) 20.0 (13.8 , 28.0) 28.6 (16.6 , 44.5) 20.7 (13.6 , 30.0)

    *Datos no representativos

    En general, podemos destacar que los programas operados por la SEDESOL

    mencionados en este capítulo, atienden las causas subyacentes e inmediatas de

    la desnutrición señaladas en el marco conceptual de la desnutrición de la

    UNICEF.1,2

    Además, el programa Oportunidades implementa intervenciones que abarcan

    desde las causas básicas de la desnutrición hasta las inmediatas, debido a que

    cuenta con un componente educativo, proporciona alimentos fortificados y apoyos

    monetarios condicionados para evitar el acceso insuficiente a alimentos,

  • 26

    abordando las causas subyacentes e inmediatas. Asimismo, uno de los

    compromisos que adquieren sus beneficiarios, es acudir a sus centros de salud

    comunitarios, con lo que se cubre el problema de acceso a servicios de salud,

    como causa subyacente, y contribuye a prevenir enfermedades, que es una causa

    inmediata.

    El PAL y el programa de leche Liconsa abarcan principalmente las causas

    subyacentes e inmediatas, otorgando a sus beneficiarios, en el caso del PAL,

    transferencias monetarias no condicionadas y alimentos fortificados, y en el caso

    de leche Liconsa, leche fortificada.

    Finalmente, el Programa de Abasto Rural (PAR) a cargo de Diconsa que también

    pertenece al grupo de programas alimentarios de la SEDESOL está enfocado a

    causas subyacentes relacionadas al acceso de alimentos mediante el abasto de

    productos de la canasta básica. Sin embargo, debido a que la ENSANUT 2012 no

    recabó información del programa, no se da mayor información al respecto en el

    presente informe.

  • 27

    4.- CONCLUSIONES

    Con base en la información de las Encuestas Nacionales de Nutrición y la actual

    ENSANUT 2012, este estudio documentó que el retardo en crecimiento (talla baja)

    continúa siendo un problema de salud pública que afecta principalmente a los

    niños que habitan en las localidades más pobres del país. En este sentido,

    podemos observar que los niños menores de cinco años que están en el cuartil del

    ICB más bajo presentan talla baja (22.9%), alcanzando a 27 de cada 100 niños en

    el medio rural pobre y 18 de cada 100 en el medio urbano pobre.

    La anemia se presentó en un 4% más de los niños menores de cinco años

    pertenecientes al cuartil más pobre en relación al resto del país, siendo

    especialmente grave en los niños de entre 1 y 2 años de edad, sin diferenciación

    urbano/rural.

    En este estudio se evaluaron a los programas sociales operados por SEDESOL

    que se incluyen en la ENSANUT, cuyos objetivos incluyen la mejora de la nutrición

    o alimentación de la población, y buscan lograr un impacto en reducir la

    desnutrición, desarrollar capacidades y reducir la pobreza alimentaria a través de

    apoyos económicos y/o de alimentos en los hogares más pobres del país con

    menores de 5 años. Estos programas son: Programa de Desarrollo Humano

    Oportunidades (PDHO), Programa de Apoyo Alimentario y Programa de Abasto

    Social de Leche a cargo de Liconsa S.A. de C.V.

    Por otra parte y como es de esperarse y al igual que la baja talla, los niños que

    habitan en las condiciones más pobres y en zonas rurales del país son los que

    han percibido mayor experiencia de hambre, presentan mayor vulnerabilidad a la

    desnutrición y a la anemia.

    Cerca del 70% de los hogares en donde habitan niños menores de cinco años y

    que presentan ICB bajo, han experimentado hambre, de éstos el 38.6% padecen

    carencia a la alimentación, según métodos de CONEVAL25 (inseguridad moderada

  • 28

    y severa), sin mayores diferencias entre áreas urbanas y rurales. En más de un

    tercio de los hogares se presenta preocupación por falta de alimento (inseguridad

    alimentaria leve).

    En los hogares en donde habitan los niños beneficiarios de los programas de

    mayor cobertura como Oportunidades y Liconsa, es en donde se encuentra mayor

    percepción de inseguridad alimentaria o que han experimentado hambre, ello,

    podría llevar a reflexionar que se están dirigiendo los programas a quien más lo

    necesita, siendo los pertenecientes al cuartil más pobre del país. No obstante,

    habría que profundizar y realizar análisis más exhaustivos en relación a sus

    periodos de duración de cobertura, objetivos, impactos y alcances.

    Ante esta perspectiva, se puede observar que la reducción en las tasas de la

    desnutrición en México durante el periodo de 1999 al 2012 (presentadas en

    secciones anteriores), se produjo en un período de reducción sostenida de la

    pobreza. Sin embargo, es posible que el aumento de la pobreza alimentaria

    registrado entre el 2008 y el 2010 resulte en una reversión de estas tendencias

    favorables, por lo tanto la reducción reportada para el 2012 no fue tan acentuada

    como en el periodo establecido entre en las encuestas de 1999 a 2006.

    A pesar de los esfuerzos realizados por la SEDESOL que implementa programas

    que contribuyen al objetivo de alcanzar seguridad alimentaria en los hogares

    mexicanos, para erradicar los casos de talla baja y de anemia en menores de 5

    años, se requiere que los programas sociales que incluyen acciones para lograr

    este objetivo mejoren de manera continua.

    Tanto en México, como a nivel internacional se han documentado diversas

    intervenciones de probada eficacia para reducir el retardo en talla, la anemia y

    deficiencia de micronutrimentos.26

  • 29

    Entre las estrategias nutricionales que han mostrado su impacto en la reducción

    de la talla baja, se encuentran el mejoramiento de la alimentación complementaria

    en los niños más pequeños, a través de estrategias como consejería y provisión

    de alimentos complementarios fortificados, los programas de transferencias

    monetarias condicionadas y la promoción de la higiene. Asimismo, la reducción de

    las deficiencias de micronutrientes se puede lograr a través de la consejería sobre

    lactancia materna y prácticas adecuadas de alimentación complementaria, la

    provisión de micronutrientes en polvo o de alimentos complementarios fortificados,

    la suplementación terapéutica con zinc y la suplementación con vitamina A.24

    Con base en lo anterior y con los resultados obtenidos en este estudio, es de

    hacer notar que aún cuando los programas sociales pueden ser un apoyo para

    reducir la desnutrición y anemia, debemos considerar, que estos problemas

    nutricionales tienen una etiología multifactorial, y que se requieren atacar las

    causas de manera integral, considerando como base el marco conceptual

    planteado por UNICEF1,2 según los diferentes niveles de causalidad, sin dejar de

    visualizar que la desnutrición requiere de atención integral. Este marco que se

    presenta en la Figura 2.1 del presente documento, identifica determinantes

    básicas, subyacentes e inmediatas. Estos determinantes sociales de la

    desnutrición implican que las políticas dirigidas a su prevención y control deben ir

    dirigidas al logro del desarrollo de la población y la equidad social. En este sentido,

    cabe mencionar que en México la política económica y la de desarrollo social

    podrían disminuir la desnutrición mediante la modificación de las causas básicas

    de dicha condición, su combate y acercarse a la erradicación requiere de la

    modificación de sus determinantes inmediatas y subyacentes. Es decir, aún

    cuando ha habido avances en su disminución, los programas en general, a

    excepción del programa Oportunidades, no han logrado enfocarse a atacar las

    causas inmediatas y subyacentes, aun cuando México cuenta con una larga

    historia de implementación de políticas y programas orientados a mejorar la

    nutrición de grupos vulnerables.

  • 30

    De manera general, al analizar los programas alimentarios PASL, PDHO y PAL, se

    observa que el PASL y el PAL han centrado sus esfuerzos a combatir la

    desnutrición a través de la distribución de alimentos y que el PDHO brinda a la

    población beneficiaria orientación alimentaria, lo cual los ubica en las causas

    inmediatas de la desnutrición, que se ubican en prevenir la muerte infantil y

    “curar” la desnutrición, a través de programas de alimentación suplementaria (para

    corregir la ingesta inadecuada de alimentos) o mediante la promoción nutricional.

    Entre las intervenciones que se ubican al nivel de causas subyacentes de la

    desnutrición, se encuentra el programa Oportunidades que tiene estrategias como:

    1) seguridad alimentaria familiar (acceso, disponibilidad y calidad del alimento), 2)

    comportamientos, conductas y prácticas de cuidado del niño y de la mujer

    (lactancia materna, alimentación complementaria, estimulación temprana (en fase

    de implementación), cuidado y alimentación de la mujer embarazada, entre otras);

    y 3) el acceso (utilización y calidad) de los servicios de salud, de agua, y

    saneamiento básico, así como el entorno saludable a nivel de la familia y

    comunidad, lo cual aún cuando se requiere de más tiempo y recursos es

    mayormente sostenible y crea capacidad instalada tanto en las instituciones como

    de las familias con el fin de obtener y poder aplicar mejores conocimientos y

    prácticas en salud y nutrición.

    Asimismo, el programa Oportunidades ha atacado las causas básicas o

    estructurales, se ha abocado al mejoramiento de la inversión social priorizada en

    aquellos que más la necesitan, las estrategias de lucha contra la pobreza, la

    relación con las políticas de seguridad alimentaria y aquellas orientadas a la

    educación con énfasis en las niñas y las mujeres. Por lo que potencialmente

    podría esperarse que al largo plazo tenga efectos duraderos o permanentes.

    A manera de resumen se puede observar que existen avances en la reducción de

    la desnutrición en el país, sin embargo, todavía persisten altas prevalencias de

    desnutrición crónica y anemia. Dichas prevalencias son superiores a las

  • 31

    encontradas en países de América Latina con ingresos similares o incluso

    inferiores a México.

    Las altas prevalencias de desnutrición se concentran en el cuartil menor de

    bienestar, especialmente en zonas rurales y en la población del sur del país,

    mientras que las altas prevalencias de anemia, aunque mayores en la población

    de menores ingresos, se encuentran también en los sectores de condiciones

    medias de bienestar. A pesar de ello, el descenso en la desnutrición ha sido

    insuficiente, por lo que las políticas y programas a partir del 2012 deben dirigirse a

    lograr mayor efectividad en la disminución de la desnutrición en los sectores más

    vulnerables de México. Uno de los retos actuales es identificar las estrategias y

    acciones que permitirán aumentar la efectividad en los grupos poblacionales más

    pobres.

    Aunado a ello, ante el aumento en las tasas de sobrepeso en niños, debe tomarse

    en consideración, el desarrollo de acciones para la prevención de la desnutrición

    que eviten la ganancia excesiva de peso a lo largo del curso de vida. Esto implica

    que los programas de ayuda alimentaria deben considerar el aporte de alimentos

    ricos en micronutrientes y otros nutrientes esenciales, pero que no tengan un

    elevado contenido de energía.27

    En otro orden de ideas, dados los efectos adversos de la desnutrición durante el

    período crítico en el crecimiento, desarrollo y supervivencia y sus efectos a largo

    plazo en el desarrollo de capacidades, en el riesgo de enfermedades crónicas y en

    la muerte prematura, se considera que las inversiones en nutrición durante el

    período crítico son de importancia suprema para el desarrollo social. La causalidad

    multifactorial de la desnutrición llama a desarrollar acciones, políticas y programas

    multisectoriales que consideren tanto sus determinantes biológicas como sociales

    para prevenir o corregir el problema y evitar sus consecuencias.

  • 32

    Las acciones e intervenciones a seguir deben basarse en la evidencia científica,

    de manera que muestren efectividad masiva para abordar el problema de la

    desnutrición, orientando sus acciones a quienes más los necesitan: mujeres, niños

    pequeños (especialmente aquellos menores de 2 años) y a los pobres, así es

    posible tener efectos más significativos sobre la desnutrición materno-infantil.

    Por ello, se recomienda enfatizar las intervenciones en nutrición durante el período

    de la gestación hasta los primeros dos años de vida, siendo antes de los 24 meses

    la ventana de oportunidad para evitar un daño irreversible que afecte la vida adulta

    del niños y tener consecuencias en las siguientes generaciones, como una de las

    inversiones más efectivas para mejorar la salud y el desarrollo de capital humano

    y para interrumpir el ciclo intergeneracional de la pobreza. Debe continuarse la

    implementación de intervenciones puntuales y de probada eficacia, basadas en

    evidencia científica. Al respecto se debería realizar un análisis puntual y a

    profundidad de las diferentes evaluaciones realizadas a los programas, las cuales

    hayan mostrado efectividad y se continúe reforzando su implementación;

    especialmente las evaluaciones del programa Oportunidades y el programa de

    distribución de leche enriquecida Liconsa.

    Se sugiere adaptar las acciones y programas a las características sociales y

    culturales de la población, bajo esquemas de promoción local, en donde los

    actores sean las propias comunidades, tomando en consideración que la nutrición

    debe ser una prioridad en todos los niveles (regional, nacional y mundial), puesto

    que representa el componente central del desarrollo humano, social y económico.

    En este sentido, la literatura ha documentado ampliamente intervenciones que han

    mostrado efectividad para reducir el bajo peso, el retardo del crecimiento, las

    deficiencias de micronutrientes y la mortalidad infantil. Entre las intervenciones

    analizadas disponibles en la actualidad, la consejería sobre lactancia materna, la

    adecuada alimentación complementaria y la vitamina A y el zinc son las que tienen

    más posibilidades de reducir la mortalidad infantil y la carga de enfermedad futura

    relacionada con la desnutrición. Las intervenciones que buscan reducir las

  • 33

    deficiencias de hierro y de yodo son significativas para la supervivencia de la

    madre y para el desarrollo cognitivo, la capacidad de educarse y la productividad

    económica futura de los niños.21

    Por ello, una de las medidas iniciales debería enfocarse a garantizar la promoción

    de la lactancia materna exclusiva y la alimentación complementaria oportuna, que

    sin duda apoyarán el sano crecimiento y desarrollo de los niños menores de dos

    años, periodo de mayor vulnerabilidad nutricional.

    La consejería sobre la alimentación complementaria resulta más efectiva para

    reducir el retardo del crecimiento que la promoción de la lactancia materna. Sin

    embargo, se debe considerar el uso de alimentos y la transferencia de dinero para

    optimizar la alimentación complementaria, en donde es importante diferenciar

    entre poblaciones con seguridad alimentaria y aquellas con inseguridad

    alimentaria.17

    Finalmente se sugiere evaluar la congruencia y la pertinencia de los programas

    con base a la población objetivo, tomando en consideración los problemas de

    malnutrición (desnutrición, sobrepeso y obesidad), así como características

    culturales, locales y la conveniencia de su permanencia y evaluar la importancia

    de trascender en todos los programas a abordar las causas estructurales de la

    desnutrición, con el fin de garantizar efectos permanentes o a largo plazo. Del

    mismo modo, es necesario hacer una revisión a detalle de toda la evidencia

    generada en las evaluaciones rigurosas que han tenido los diferentes programas,

    puesto que una mejor evaluación de los programas actuales diseñados para

    abordar la desnutrición materno-infantil ayudaría a calcular con mayor precisión la

    efectividad de los esfuerzos.

    En conclusión, para erradicar la desnutrición en México es necesario implementar

    políticas de desarrollo social que incluyan la promoción de crecimiento económico

    sostenido, políticas de distribución del ingreso, de acceso de la población a agua

    limpia, infraestructura sanitaria, alimentos saludables, educación nutricional y

  • 34

    servicios de nutrición y salud para la población, particularmente la que se

    encuentra en situación de pobreza.28

    La desnutrición constituye un factor clave en el desarrollo del niño, la salud

    materna y la productividad. La prevención de la desnutrición materno-infantil es

    una inversión a largo plazo que beneficiará a la generación actual y a sus hijos,

    por lo cual debería estar presente en la agenda de gobierno como problema de

    interés nacional.

  • 35

    5.- PRINCIPALES FORTALEZAS, RETOS Y RECOMENDACIONES: ANÁLISIS

    FODA DE LA POLÍTICA DE DESARROLLO SOCIAL EN MATERIA DE

    NUTRICIÓN

    En esta sección se presenta un análisis FODA para determinar las fortalezas que

    promueven y las debilidades que obstaculizan el cumplimiento de los objetivos de

    los programas de desarrollo social pertenecientes a SEDESOL para erradicar los

    problemas de desnutrición en niños menores de 5 años en México, así como las

    oportunidades y amenazas que existen en torno a los mismos (contexto nacional).

    Una vez identificados estos cuatro aspectos, se formularán recomendaciones, las

    cuales son una serie de acciones y medidas correctivas que permitirán maximizar

    las fortalezas y oportunidades existentes y que a la vez minimicen las debilidades

    y amenazas, con el fin de lograr los objetivos de cada uno de estos programas.

    5.1. Programas de la SEDESOL con componente alimentario (OPORTUNIDADES, PAL y PASL)

    5.1.1 Fortalezas y Oportunidades

    Prioridad Descripción Fuente de análisis

    Ubicación en el documento (sección)

    FO1 Estado de nutrición:

    Desnutrición y Anemia

    La focalización de los programas se centra en

    familias y localidades de alta marginación.

    Distribución de alimentos enriquecidos con

    vitaminas y minerales.

    La leche Liconsa que se distribuye por el

    Programa PASL y a través del PAR tiene un

    contenido nutricional apropiado para cumplir el

    objetivo de proporcionar los nutrientes

    necesarios a los menores de 5 años.

    En el caso de PDHO cuenta con componentes

    de probada eficacia: educativo, de salud y de

    nutrición.

    Distribución de suplemento alimenticio

    enriquecido con energía, vitaminas y

    minerales.

    ENSANUT- 2012 Sección 3

  • 36

    FO2 Seguridad Alimentaria

    Los programas PDHO y PAL otorgan

    transferencias monetarias que permiten a las

    familias tener un mejor poder adquisitivo para

    un mayor acceso a los alimentos.

    Existen convenios interinstitucionales para

    ampliar la cobertura de los programas.

    El PDHO tiene la menor proporción de

    hogares con percepción de inseguridad

    alimentaria y la mayor cobertura en zonas

    rurales.

    Operan en las 32 entidades federativas del

    país.

    ENSANUT -2012 Sección 3

    5.1.2 Debilidades y Amenazas

    Prioridad Descripción

    Fuente de

    análisis

    Ubicación en el documento (sección)

    DA1

    Estado de nutrición:

    Desnutrición y Anemia

    Los suplementos alimenticios que se otorgan no

    han logrado erradicar el problema de talla baja y

    anemia en menores de 5 años del cuartil más bajo

    del ICB.

    Los apoyos monetarios otorgados por el programa

    pueden ser destinados a un fin diferente al

    alimentario.

    Uso inadecuado de suplementos alimenticios

    (repartición dentro del hogar, dilución inadecuada

    del suplemento, entre otros).

    Rezago de la desnutrición como problema de

    salud pública importante.

    Falta de conocimiento por parte de la población

    beneficiaria acerca de los signos, síntomas y

    consecuencias de la anemia y la talla baja.

    Prácticas inadecuadas de lactancia materna y

    alimentación complementaria.

    ENSANUT 2012 Sección 3

  • 37

    DA2

    Seguridad Alimentaria

    Las familias beneficiarias de los programas, en su

    mayoría se perciben con algún grado de

    inseguridad alimentaria.

    Pobreza a nivel de hogar aunado a la inflación, la

    cual provoca un aumento de los precios de la

    canasta básica.

    Distribución de los beneficios otorgados a los

    menores de 5 años, entre todos los miembros de

    la familia.

    En el caso de PASL, los costos de producción de

    la leche podrían exceder a los recursos

    financieros destinados a este programa, por lo

    que para abastecer a sus beneficiarios se vería en

    la necesidad de comprar leche a un costo mayor.

    ENSANUT 2012 Sección 3

    5.1.3 Recomendaciones

    Prioridad Relación Recomendación Instancia(s)

    responsable(s)

    R1 DA1

    Gestión de políticas públicas que favorezcan la

    adecuada nutrición de los menores de 5 años.

    Promover proyectos financiados con recursos

    internacionales.

    Concientizar a los tomadores de decisiones acerca

    de la importancia que aún representan la desnutrición

    y la anemia.

    Capacitar al personal de salud cercano a la población

    beneficiaria para detectar a tiempo signos, síntomas y

    consecuencias de la desnutrición y la anemia.

    Diseñar estrategias enfocadas a la capacitación de

    los encargados de la alimentación de los menores de

    5 años, acerca del consumo óptimo del suplemento y

    hacer hincapié en la importancia de que solamente

    los niños que requieren el suplemento lo reciban.

    Diseño de estrategias para promover y proteger la

    lactancia materna, así como la forma correcta de la

    introducción de alimentos a los menores de un año.

    SEDESOL

    SEP

    SH

    R2 DA2

    Aprovechar el carácter de trabajo interdisciplinario de

    las organizaciones internacionales, no

    gubernamentales y gubernamentales para contribuir

    a la generación y difusión de políticas públicas y

    SEDESOL

    SEP

  • 38

    gestión de recursos financieros que beneficien a las

    familias con menores de 5 años.

    Hacer uso de convenios interinstitucionales para

    asegurar el abastecimiento de leche a bajo costo a

    los beneficiarios.

    Capacitar a las madres de familia, ya que ellas son

    las que reciben los apoyos económicos, para

    optimizar estos recursos y de esta forma darles un

    uso eficiente para el abastecimiento de los insumos

    básicos al hogar para una buena nutrición.

    SH

  • 39

    6. ANEXOS

    6.1 METODOLOGÍA

    A continuación se describe la metodología de análisis de las variables utilizadas

    para el procesamiento de información en la población más pobre del país.

    VARIABLES DE INTERÉS

    DESNUTRICIÓN

    Para llevar a cabo el análisis del estado de nutrición, se obtuvieron mediciones de

    peso y de talla (en niños de 2 años y más) o longitud (en niños menores de dos

    años) realizadas por personal capacitado y estandarizado según procedimientos y

    protocolos convencionales.29,30

    Para los menores de 5 años de edad, el estado de nutrición se evaluó mediante

    índices antropométricos construidos a partir de las mediciones de peso, talla y

    edad.31 Los índices antropométricos fueron transformados a puntajes Z usando la

    norma de la referencia de la OMS del 2006.32 Se clasificó con bajo peso, baja talla

    y emaciación, a los niños cuyo puntaje Z fue menor a -2 desviaciones estándar en

    peso para edad, longitud o talla para edad y peso para longitud o talla,

    respectivamente.33 Se incluyeron como datos válidos los siguientes intervalos de

    valores por cada indicador antropométrico: entre -6.0 a +5.0 puntos z del peso

    para la edad; entre -6.0 a +6.0 puntos z de la talla para la edad y entre -5.0 a +5.0

    puntos z del peso para la talla, respecto de la media de la población de referencia

    antes mencionada. Cuando el puntaje z de alguno de los indicadores se ubicó

    fuera del intervalo de valores válidos, se eliminó la serie de puntajes z de todos los

    indicadores para dicho individuo.

    ANEMIA

    Se midió la concentración de hemoglobina (Hb) en una muestra de sangre capilar

    del dedo anular (preferentemente) en niños de 1 a 4 años de edad; utilizando un

  • 40

    fotómetro portátil marca Hemocué (HemoCue, Angelholm, Sweden). La

    absorbancia de las muestras se leyó a dos longitudes de onda diferentes (570 y

    880 nm) para compensar por turbidez.34,35

    Los criterios para definir anemia fueron los propuestos por la OMS;36,37 el punto de

    corte en los niños de 1 a 4 años de edad fue

  • 41

    dependiendo del número de respuestas positivas y si cuentan o no con integrantes

    menores de 18 años:

    Categorías de inseguridad alimentaria

    Categoría

    Número de respuestas positivas

    Hogares con integrantes menores

    de 18 años

    Hogares sin integrantes menores

    de 18 años

    Seguridad alimentaria 0 0

    Inseguridad Leve 1-3 1-2

    Inseguridad Moderada 4-7 3-5

    Inseguridad Severa 8-11 6

    A continuación, se describe la dimensión que mide cada pregunta usada en la

    escala, en su versión de 11 preguntas. Los hogares que se clasifican en la

    categoría de inseguridad alimentaria leve, experimentan primero preocupación por

    el acceso a los alimentos, sacrificando la calidad de la dieta. Cuando los hogares

    se encuentran en inseguridad alimentaria moderada, se observan restricciones en

    la cantidad de alimentos consumidos. Los hogares en inseguridad alimentaria

    severa presentan situaciones de hambre en adultos y finalmente en niños.42

    Dimensión que mide cada pregunta de la escala de seguridad alimentaria1

    Pregunta

    Dimensión que

    mide la

    pregunta:

    Categoría de

    inseguridad

    alimentaria

    Algún adulto ha tenido

    variedad limitada Calidad

    Inseguridad Leve Menores han dejado de tener

    alimentación sana y variada Calidad

    Algún adulto ha pasado algún

    día sin comida Cantidad Inseguridad

    Moderada Algún adulto comió menos Cantidad

  • 42

    Menores comieron menos Cantidad

    Menores disminuyen la

    cantidad de comida Cantidad

    Algún adulto quedó sin un

    tiempo de comida Cantidad

    Algún adulto pasó hambre Hambre

    Inseguridad Severa

    Algún adulto pasó todo un día

    sin comer Hambre

    Menores se acostaron con

    hambre Hambre

    Menores pasaron un día sin

    comer Hambre

    ¹ Fuente: Adaptado de Melgar-Quiñonez H, Samayoa L. Prevalencia de inseguridad alimentaria del hogar en Guatemala. Encuesta Nacional de Condiciones de Vida 2011 (ENCOVI).

    INDICE DE NIVEL SOCIOECONÓMICO

    Se construyó un índice de condiciones de bienestar (ICB) utilizando un análisis de

    componentes principales con variables de las características de las viviendas,

    posesión de bienes y servicios disponibles. Se seleccionaron 8 variables que son:

    los materiales de construcción del piso, las paredes y el techo, el número de

    cuartos que se usan para dormir, la disposición de agua, la posesión de automóvil,

    el número de bienes domésticos (refrigerador, lavadora, microondas, estufa y

    boiler) y el número de aparatos eléctricos (tv, cable, radio, teléfono y

    computadora). Se seleccionó como índice el primer componente que acumula el

    40.5% de la variabilidad total, con un valor propio (lambda) de 3.24.

    Se clasificó el nivel en cuatro categorías, utilizando como puntos de corte cuartiles.

    Para fines del presente informe se presenta únicamente la información del cuartil

    bajo que representa al 25% de la población más pobre del país.

  • 43

    ANÁLISIS ESTADÍSTICOS DE LAS VARIABLES EN EL 25% MÁS POBRE

    Para todas las variables de interés mencionadas anteriormente se calcularon

    prevalencias o proporciones con su intervalo de confianza al 95%, para la

    población del 25% más pobre y según distribución de lugar de residencia: urbana

    y rural. Para algunas variables se presentan resultados por sexo y en algunas

    variables la comparación con las encuestas de nutrición de 2006 y 1999. En todos

    los análisis se utilizó el ajuste por el diseño de la encuesta.

    Los paquetes estadísticos utilizados para procesar la información fueron STATA

    versión 12 y/o SPSS para Windows versión 18 (PASW® Statistics 18). Chicago, IL,

    2009.

  • 44

    ANEXO 6.2. DESNUTRICIÓN

    6.2.1. Prevalencia de bajo peso, baja talla y emaciación en menores de cinco años del cuartil bajo de ICB* de la

    ENN-1999, ENSANUT 2006 y ENSANUT 2012, por tipo de localidad de residencia y a nivel nacional*. México

    ENN-1999 ENSANUT-2006 ENSANUT-2012

    Localidad Condición

    Expansión Expansión Expansión

    Muestra

    n Número (miles) % IC95%

    Muestra n

    Número (miles) % IC95%

    Muestra n

    Número (miles) % IC95%

    Urbano Bajo Peso 75 100.2 10.8 (9.8,11.9) 42 63.7 42 (2.8,7.6) 71 72.5 4.2 (3.0 , 5.9)

    Baja Talla 220 303.5 32.8 (29.8,35.9) 206 285.2 20.8 (16.8,25.5) 295 316.3 18.5 (15.6 , 21.8)

    Emaciación 22 20.5 2.2 (1.8,2.6) 32 41.9 3.1 (1.9,4.9) 25 28.8 1.7 (1.0 , 2.8)

    Rural Bajo Peso 167 207.5 11.4 (9.7,13.4) 71 89.5 71 (4.3,8.0) 119 106.5 6.5 (5.3 , 8.0)

    Baja Talla 701 865.8 47.7 (44.8,50.7) 314 482.5 31.6 (27.1,36.5) 562 449 27.4 (24.2 , 30.8)

    Emaciación 40 45.7 2.5 (2.0,3.2) 27 26.3 1.7 (1.1,2.8) 40 35.7 2.2 (1.5 , 3.2)

    Cuartil Bajo Bajo Peso 242 307.9 11.2 (10.0,12.6) 113 153.2 5.3 (4.0,7.0) 190 179 5.4 (4.4 , 6.4)

    Baja Talla 921 1169.3 42.7 (40.3,45.0) 520 767.7 26.5 (23.3,30.0) 857 765.3 22.9 (20.7 , 25.3)

    Emaciación 62 66.2 2.4 (2.0,2.9) 59 68.2 2.4 (1.7,3.3) 65 64.5 1.9 (1.4 , 2.6)

    Nacional

    Bajo Peso 401 569844 5.6 (5.1,6.2) 235 324120 3.4 (2.8,4.2) 307 302279 2.8 (2.4,3.3)

    Baja Talla 1650 2162586 21.5 (20.2,22.6) 1021 1452846 15.5 (13.9,17.1) 1482 1467757 13.6 (12.6,14.7)

    Emaciación 163 205681 2.1 (1.7,2.4) 140 189716 2.0 (1.6,2.6) 159 171982 1.6 (1.3,2.0)

    *Datos representativos

  • 45

    6.2.2. Prevalencia de bajo peso en menores de cinco años del cuartil bajo de ICB de la ENSANUT 2006 y ENSANUT

    2012, por entidad federativa. México

    ENSANUT 2006 ENSANUT 2012

    ENTIDAD FEDERATIVA TOTAL CON BAJO PESO (ZPE

  • 46

    Nayarit 71 25.9 3 2.6 9.9 (2.1 , 35.8) 90 22.5 2 0.3 1.2 (0.3 , 4.6)

    Nuevo León 16 20.6 1 0.7 3.4 (0.4 , 22.9) 58 70.9 1 2.2 3.1 (0.5 , 17.8)

    Oaxaca 165 221.4 8 10.2 4.6 (2.4 , 8.6) 276 215.9 12 9.1 4.2 (2.4 , 7.4)

    Puebla 116 256.7 7 15.3 6.0 (3.0 , 11.5) 196 257.8 14 22.2 8.6 (4.7 , 15.4)

    Querétaro 56 36.0 1 0.8 2.3 (0.4 , 13) 92 39.2 4 1.7 4.4 (1.7 , 10.5)

    Quintana Roo 73 39.2 7 1.9 4.8 (1.7 , 12.7) 106 26.8 1 0.3 1.1 (0.2 , 6.1)

    San Luis Potosí 81 73.9 2 1.7 2.3 (0.6 , 8.8) 147 73.0 7 3.5 4.8 (2.1 , 10.4)

    Sinaloa 51 53.9 2 2.8 5.2 (1.6 , 15.2) 69 54.2 2 4.4 8.1 (1.4 , 35.9)

    Sonora 49 44.0 1 1.1 2.5 (0.4 , 14.6) 82 51.0 0 0.0 0.0 -

    Tabasco 112 81.0 5 4.9 6.0 (2.5 , 13.8) 252 119.0 8 3.9 3.2 (1.5 , 6.8)

    Tamaulipas 41 51.2 2 2.2 4.3 (1.0 , 16.7) 102 85.3 3 2.1 2.5 (0.6 , 9.8)

    Tlaxcala 117 37.5 6 1.7 4.4 (1.6 , 11.5) 76 23.3 6 2.0 8.6 (3.4 , 19.9)

    Veracruz 144 345.1 6 11.6 3.4 (1.5 , 7.5) 175 305.6 5 11.6 3.8 (1.4 , 9.9)

    Yucatán 92 68.1 4 5.3 7.8 (3.1 , 18.1) 101 49.8 6 1.7 3.4 (1.2 , 9.4)

    Zacatecas 47 25.6 2 1.1 4.3 (1.1 , 15) 110 43.2 4 1.9 4.3 (1.2 , 14.1)

    Total cuartil bajo de ICB

    2414 2895.4 113 153.2 5.3 (4.0 , 7.0) 4016 3345.6 190 179.0 5.4 (4.4 , 6.4)

  • 47

    6.2.3. Prevalencia de baja talla en menores de cinco años del cuartil bajo de ICB de la ENSANUT 2006 y

    ENSANUT 2012, por entidad federativa. México

    ENSANUT 2006 ENSANUT 2012 ENTIDAD

    FEDERATIVA TOTAL CON BAJA TALLA (ZTE

  • 48

    Puebla 116 256.7 23 56.2 21.9 (11.8 , 37.1) 196 257.8 54 75.2 29.2 (20.4 , 39.8)

    Querétaro 56 36.0 11 6.6 18.4 (11.4 , 28.3) 92 39.2 16 6.5 16.5 (9.2 , 27.8)

    Quintana Roo 73 39.2 25 13.7 34.8 (24.3 , 47.1) 106 26.8 20 3.9 14.6 (7.9 , 25.4)

    San Luis Potosí 81 73.9 14 14.0 18.9 (9.5 , 34.1) 147 73.0 28 13.0 17.8 (11.3 , 26.7)

    Sinaloa 51 53.9 8 10.2 19.0 (7.4 , 40.8) 69 54.2 15 12.4 22.9 (11.6 , 40.2)

    Sonora 49 44.0 7 4.0 9.0 (3.5 , 21.3) 82 51.0 7 6.3 12.3 (5.5 , 25.4)

    Tabasco 112 81.0 19 16.9 20.9 (13.6 , 30.7) 252 119.0 29 14.3 12.0 (7.7 , 18.2)

    Tamaulipas 41 51.2 2 3.1 6.1 (1.6 , 20.7) 102 85.3 9 11.3 13.2 (5.0 , 30.6)

    Tlaxcala 117 37.5 21 5.9 15.8 (11.4