Iniciación de los estudios zootéc- nicos en Cataluña · noce limites de producción. ¿Es...

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Kl. CIU.T1VAD0H MOl'HKNu Iniciación de los estudios zootéc- nicos en Cataluña La ganadería catalana, a pesar de los malos animales que la componen, debido a los rudi- mentarios sistemas de explotación, importa, no tintante, más de 300 millones de pesetas. No serla nada difícil triplicar esa suma. Para ello falta sólo una cosa: crear hombres capaces de entender en cuestiones zootécnicas. Con la Escuela Superior de Agricultura de Barcelona, donde los estudios zootécnicos se practican con bastante amplitud, los conoci- mientos zootécnicos se irán difundiendo poco a poco, consiguiendo, naturalmente, al cabo de largos años, ver la ganadería encauzada por las vías de una explotación racional y metó- dica. Pero esto no basta. Suponiendo que el diez por ciento de los alumnos salidos de la Escue- la se dedicaran preferentemente a la industria pecuaria, lo cual es mucho suponer, tardaríamos todavía un gran número de años para contem- plar nuestra ganadería floreciente. Hay que dar más impulso a esos estudios; hay que industrializar al máximum no sólo los ganados, si no también sus productos. Pero no vamos a estudiar por estudiar; la zootecnia es, por definición, una ciencia aplicada, una industria. Asi, pues, podemos plantear el pro- blema sin retórica y con cifras. Los ganados de Cataluña no bastan para el consum, del pals, aún exceptuando la capital Barcelona, solamente, necesitó en 1912, 869,052 cabezas, que suman 28 millones de kilogramos. No nos hallaríamos lejos de la cifra exacta, si afirmásemos que Cataluña debe importar anualmente 40 millones de kilogramos. En el mismo año de 1912, por las Aduanas de Cataluña, entraron por valor de 5 millones de ganado caballar y mular, destinado principal- mente al servicie de acarreos de Barcelona. Las 10,000 vacas de leche que existen en Cataluña, el noventa por ciento provienen del extranjero. Cada año pagamos por este concep- to más ríe 2 millones de pesetas. No hablemos ya de la importación de huevos y gallinas. Resulta, pues, que nuestra ganadería es tan pobre que no nos puede abastecer en carne, ni en fuerza motriz, ni en leche, etc. A los mata- deros concurren los ganados de Andalucía, Extremadura, las dos Castillas, Galicia, Astu- rias, Navarra, Aragón y Baleares. Las vaque- rías se pueblan de vacas de Francia, Suiza y Holanda; en tanto que las caballerizas se surten de Bélgica y de la vecina República. Cataluña, aún triplicando su ganadería, no alcanzarla abastecer su mercado. Los ganaderos no deben temer, por con- siguiente, por la colocación de productos. Toda- vía más, suponiendo que triunfara una política librecambista, la libre introducción de ganados no afectaría los intereses pecuarios. No hace mucho tiempo demostramos en la página agrí- cola de La Vau de Catalunya, que la produc- ción actual apenas llegaba a satisfacer la deman- da y no precisamente refiriéndonos a una nación determinada sinó a la producción y consumo universal. De aquí que, sin peligro de ninguna clase, se pueden emplear fuertes capitales en la indus- tria pecuaria. Si los demás industriales de Cata- luña, se hallaran en situación tan propicia como los ganaderos, pronto veríamos centuplicar las fábricas. Sólo la industria ganadera tiene mer- cado propio; sólo esa industria no puede temer a los similares extranjeros; únicamente en la producción animal se practican las ventas al contado y ésta es la sola industria que no reco- noce limites de producción. ¿Es beneficiosa la industria pecuaria? Hay que recorrer las comarcas ganaderas de Catalu- ña para persuadirse de ello. Las comarcas gana- deras son las más ricas. Y hay que saber que los hombres que practican esa industria, en Pesebre con las trampas para dar los piensos, abiertas (perfil) su inmensa mayoría, sólo poseen conocimientos empíricos y aun éstos no en abundancia. ¿De que serían capaces, pues, hombres bien dotados en zootecnia? La zootecnia es una ciencia joven, pero que tiene ya un robusto cuerpo de doctrina y una gran cantidad de trabajos experimentales, de aplicación inmedia- ta, cuyos conocimientos mejorarán nuestra ganadería, aumentando al mismo tiempo los beneficios del ganadero. En consecuencia faltan zootécnicos. La Es- cuela Superior de Agricultura no puede enseñar preferentemente una rama de la Agronomía; todas las ciencias agrarias están en la Escue- la adecuadamente atendidas. Sin embargo ya hemos visto que los resultados serían muy tar- díos, para desarrollar intensamcnle dentro de pocos años la ganadería catalana Hace falta otra escuela. Una escuela de Vete- rinaria, orientada en el sentido industrial y no predominantemente médico, una escuela en fin, como la que, por iniciativa del diputado señor Bastardas, tiene en proyecte la Mancomu- nidad Catalana. Esa orientación industrial es la que resulta en el informe que tuvimos el honor de suscribir, a ernt intuición de las presti- giosas firmas del naturalista señor Dardcr y del bacteriólogo señor Turró. Una escuela creadora de veterinarios zootécnicos, de industriales en todos órdenes de elaboración y transformación de productos animales, como la industria de las carnes, fabricación de grasas comestibles y no comestibles; utilización de la sangre, de las carnes averiadas y de los huesos; fabricación de colas y gelatinas; aprovechamiento y trans- formación de pelos y producciones córneas; industrias de la leche, etc. etc. Por que sólo por las Aduanas de Cataluña, en 1912, se im portó por la leche conservada 2 y medio millo- nes de pesetas; pe r quesos 2 y medio millc nes; por manteca 1 millón; por grasas animales 4 y medio millones; jxir pelos y crines medio millón; por carne conservada, 1 millón; 2 millones por tripas, etc. etc. La proyectada Escuela de Veterinaria daría gran impulso a los estudios zootécnicos y pron- to dejaría sentir sus efectos, lo mismo en el campo que en la ciudad, puesto que por una parte aumentarla el capital pecuario haciendo todavía más beneficiosa su industria, y por otra, inplantarla industrias, algunas de ellas completamente desconocidas en Cataluña. La Mancomunidad, debe activar todo lo posible, la fundación de la Escuela de Veterina- ria dirigida a crear ingenieros de máquinas vivas y cíe sus productos. La Economía cata- lana así lo exige, la agricultura la necesita. Industrias que no alcanzan la importancia de la ganadería tienen sus escuelas, nventras que la ganadería, la ganadería rudimentaria de Cataluña que importa más de 300 millones de pesetas, valor que es en realidad una letra a la vista, no tiene su escuela. Para industrias que no representan el ca pital de la ganadería, el Estado ha creado cen- tros docentos, algunos de ellos muy importan- tes. La industria lanera de Cataluña tiene em- pleado un capital de 100 millones de pesetas; la industria algodonera, comprendiendo los tejidos en hilos de color y otros, hilados, tejidos en crudo y estampados, 310 millones; los gé- neros de punto en algodón, 40 millones; la in- dustria papelera, 14; las tenerías, 20; las industrias metalúrgicas (construcción de má- quinas, fundiciones, manufacturas de hierro e industrias eléctricas) 3o millones, etc. etc. Se ve, pues, que el capital empleado en las principales industrias ríe Cataluña, ninguno supera el capital que vale la ganadería, y, tén- gase en cuenta, que ninguna industria está repartida entre tantos propietarios como la ganadería, que es la riqueza más socializada de Cataluña. La Mancomunidad Catalana cuyas aspiracio- nes son las mismas de les catalanes deseosos de progreso y bienestar social cuidará, estamos de ello seguros, de contribuir con todas sus fuer- zas, al despertar de la ganadería. Y si la Escuela de Veterinaria no deviene una realidad, pode- mos anticipar, que no será debido a falta de voluntad por parte de la primera entidad orgá- nica de Cataluña. M. Rosell y Vilá

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Kl. CIU.T1VAD0H MOl'HKNu

Iniciación de los estudios zootéc-nicos en Cataluña

La ganadería catalana, a pesar de los malosanimales que la componen, debido a los rudi-mentarios sistemas de explotación, importa, no• tintante, más de 300 millones de pesetas. Noserla nada difícil triplicar esa suma. Para ellofalta sólo una cosa: crear hombres capaces deentender en cuestiones zootécnicas.

Con la Escuela Superior de Agricultura deBarcelona, donde los estudios zootécnicos sepractican con bastante amplitud, los conoci-mientos zootécnicos se irán difundiendo pocoa poco, consiguiendo, naturalmente, al cabode largos años, ver la ganadería encauzadapor las vías de una explotación racional y metó-dica.

Pero esto no basta. Suponiendo que el diezpor ciento de los alumnos salidos de la Escue-la se dedicaran preferentemente a la industriapecuaria, lo cual es mucho suponer, tardaríamostodavía un gran número de años para contem-plar nuestra ganadería floreciente.

Hay que dar más impulso a esos estudios;hay que industrializar al máximum no sólolos ganados, si no también sus productos. Perono vamos a estudiar por estudiar; la zootecniaes, por definición, una ciencia aplicada, unaindustria. Asi, pues, podemos plantear el pro-blema sin retórica y con cifras.

Los ganados de Cataluña no bastan para elconsum, del pals, aún exceptuando la capitalBarcelona, solamente, necesitó en 1912, 869,052cabezas, que suman 28 millones de kilogramos.No nos hallaríamos lejos de la cifra exacta, siafirmásemos que Cataluña debe importaranualmente 40 millones de kilogramos.

En el mismo año de 1912, por las Aduanas deCataluña, entraron por valor de 5 millones deganado caballar y mular, destinado principal-mente al servicie de acarreos de Barcelona.

Las 10,000 vacas de leche que existen enCataluña, el noventa por ciento provienen delextranjero. Cada año pagamos por este concep-to más ríe 2 millones de pesetas.

No hablemos ya de la importación de huevosy gallinas.

Resulta, pues, que nuestra ganadería es tanpobre que no nos puede abastecer en carne,ni en fuerza motriz, ni en leche, etc. A los mata-deros concurren los ganados de Andalucía,Extremadura, las dos Castillas, Galicia, Astu-rias, Navarra, Aragón y Baleares. Las vaque-rías se pueblan de vacas de Francia, Suiza yHolanda; en tanto que las caballerizas se surtende Bélgica y de la vecina República.

Cataluña, aún triplicando su ganadería, noalcanzarla abastecer su mercado.

Los ganaderos no deben temer, por con-siguiente, por la colocación de productos. Toda-vía más, suponiendo que triunfara una políticalibrecambista, la libre introducción de ganadosno afectaría los intereses pecuarios. No hacemucho tiempo demostramos en la página agrí-cola de La Vau de Catalunya, que la produc-ción actual apenas llegaba a satisfacer la deman-

da y no precisamente refiriéndonos a unanación determinada sinó a la producción yconsumo universal.

De aquí que, sin peligro de ninguna clase,se pueden emplear fuertes capitales en la indus-tria pecuaria. Si los demás industriales de Cata-luña, se hallaran en situación tan propicia comolos ganaderos, pronto veríamos centuplicar lasfábricas. Sólo la industria ganadera tiene mer-cado propio; sólo esa industria no puede temera los similares extranjeros; únicamente en laproducción animal se practican las ventas alcontado y ésta es la sola industria que no reco-noce limites de producción.

¿Es beneficiosa la industria pecuaria? Hayque recorrer las comarcas ganaderas de Catalu-ña para persuadirse de ello. Las comarcas gana-deras son las más ricas. Y hay que saber quelos hombres que practican esa industria, en

Pesebre con las trampas para dar los piensos,abiertas (perfil)

su inmensa mayoría, sólo poseen conocimientosempíricos y aun éstos no en abundancia.

¿De que serían capaces, pues, hombres biendotados en zootecnia? La zootecnia es unaciencia joven, pero que tiene ya un robustocuerpo de doctrina y una gran cantidad detrabajos experimentales, de aplicación inmedia-ta, cuyos conocimientos mejorarán nuestraganadería, aumentando al mismo tiempo losbeneficios del ganadero.

En consecuencia faltan zootécnicos. La Es-cuela Superior de Agricultura no puede enseñarpreferentemente una rama de la Agronomía;todas las ciencias agrarias están en la Escue-la adecuadamente atendidas. Sin embargo yahemos visto que los resultados serían muy tar-díos, para desarrollar intensamcnle dentro depocos años la ganadería catalana

Hace falta otra escuela. Una escuela de Vete-

rinaria, orientada en el sentido industrial yno predominantemente médico, una escuelaen fin, como la que, por iniciativa del diputadoseñor Bastardas, tiene en proyecte la Mancomu-nidad Catalana. Esa orientación industrial esla que resulta en el informe que tuvimos elhonor de suscribir, a ernt intuición de las presti-giosas firmas del naturalista señor Dardcr y delbacteriólogo señor Turró. Una escuela creadorade veterinarios zootécnicos, de industriales entodos órdenes de elaboración y transformaciónde productos animales, como la industria de lascarnes, fabricación de grasas comestibles yno comestibles; utilización de la sangre, de lascarnes averiadas y de los huesos; fabricaciónde colas y gelatinas; aprovechamiento y trans-formación de pelos y producciones córneas;industrias de la leche, etc. etc. Por que sólopor las Aduanas de Cataluña, en 1912, se importó por la leche conservada 2 y medio millo-nes de pesetas; pe r quesos 2 y medio millc nes;por manteca 1 millón; por grasas animales 4 ymedio millones; jxir pelos y crines medio millón;por carne conservada, 1 millón; 2 millones portripas, etc. etc.

La proyectada Escuela de Veterinaria daríagran impulso a los estudios zootécnicos y pron-to dejaría sentir sus efectos, lo mismo enel campo que en la ciudad, puesto que por unaparte aumentarla el capital pecuario haciendotodavía más beneficiosa su industria, y porotra, inplantarla industrias, algunas de ellascompletamente desconocidas en Cataluña.

La Mancomunidad, debe activar todo loposible, la fundación de la Escuela de Veterina-ria dirigida a crear ingenieros de máquinasvivas y cíe sus productos. La Economía cata-lana así lo exige, la agricultura la necesita.Industrias que no alcanzan la importancia dela ganadería tienen sus escuelas, nventras quela ganadería, la ganadería rudimentaria deCataluña que importa más de 300 millones depesetas, valor que es en realidad una letra ala vista, no tiene su escuela.

Para industrias que no representan el capital de la ganadería, el Estado ha creado cen-tros docentos, algunos de ellos muy importan-tes. La industria lanera de Cataluña tiene em-pleado un capital de 100 millones de pesetas;la industria algodonera, comprendiendo lostejidos en hilos de color y otros, hilados, tejidosen crudo y estampados, 310 millones; los gé-neros de punto en algodón, 40 millones; la in-dustria papelera, 14; las tenerías, 20; lasindustrias metalúrgicas (construcción de má-quinas, fundiciones, manufacturas de hierroe industrias eléctricas) 3o millones, etc. etc.

Se ve, pues, que el capital empleado en lasprincipales industrias ríe Cataluña, ningunosupera el capital que vale la ganadería, y, tén-gase en cuenta, que ninguna industria estárepartida entre tantos propietarios como laganadería, que es la riqueza más socializadade Cataluña.

La Mancomunidad Catalana cuyas aspiracio-nes son las mismas de les catalanes deseososde progreso y bienestar social cuidará, estamosde ello seguros, de contribuir con todas sus fuer-zas, al despertar de la ganadería. Y si la Escuelade Veterinaria no deviene una realidad, pode-mos anticipar, que no será debido a falta devoluntad por parte de la primera entidad orgá-nica de Cataluña.

M. Rosell y Vilá