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    MARZO 2015

    INFANCIA, ESCUELA PRIMARIA Y TIC. CLASE 1

    Infancia, Escuela Primaria y TIC

    Clase 1: Chicos de hoy, chicos de siempre. Qu cambi y qupermanece en relacin con la infancia

    Presentacin

    Cuando hablamos de escuela primaria hablamos de infancia, ya que all transcurre buena parte

    de esa etapa inaugural de la vida. En sus aulas y sus patios se produce el encuentro con los saberesms diversos, se tejen vnculos con pares y adultos, se construyen identidades, se aprende sobre las

    propias capacidades y lmites. En esta clase nos dedicaremos, entonces, a los chicos, protagonistas y

    destinatarios de nuestra tarea.

    Es ya un lugar comn sealar que las generaciones actuales de nios son muy diferentes de

    las anteriores, particularmente si hablamos de tecnologa. Hoy comenzaremos abordando este asunto,

    detenindonos en el anlisis de las representaciones ms comunes que circulan sobre la infancia.

    Tambin realizaremos algunas precisiones sobre qu cambia y qu permanece en la configuracin de

    las familias y las identidades infantiles, as como en la posicin de los adultos, cambios ypermanencias operadas al calor de las enormes transformaciones sociales y culturales de las ltimas

    dcadas. Cambios que han implicado progreso, pero tambin fragmentacin de los lazos sociales y

    nuevas formas de exclusin social y educativa que desafan nuestro rol de educadores.

    Para completar el retrato de la infancia, introduciremos la cuestin de los medios de

    comunicacin y su impacto en la formacin de identidades infantiles.

    Chicos de ayer: dependencia del adulto y docilidad

    Cuando yo empiezo las clases las empiezan todos dice el nio del aviso publicitario. Se

    comunica por telfono y transmite indicaciones a su padre, a un amigo de este y a su madre. Los

    adultos asienten y/o siguen sus indicaciones. Si es verdad que la publicidad opera con estereotipos,

    frente a qu representacin estamos respecto de la infancia? Vemoslo en las pginas que siguen.

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    Hace tiempo que los docentes conocemos la idea de que la infancia es una categora generada

    histricamente. Y que antes de lo que conocemos como Edad Moderna, los nios convivan con los

    adultos como personas de tamao pequeo. La idea de que los nios son sujetos diferentes, que

    requieren ambientes especficos era completamente desconocida en el mundo pre-moderno. Nios y

    adultos convivan mezclados. No se necesitaban ambientes para nios, ni era necesario apartarlos

    de los temas y experiencias adultas. Para pensar a los chicos como infantes tuvieron que ocurrir

    muchas transformaciones, en el paso del mundo medieval a lo que conocemos comomodernidad: la

    disminucin de la mortalidad infantil, la aparicin de la familia nuclear, la preocupacin por la salud y la

    higiene, la necesidad de preservar la mano de obra potencial. As, todos estos hechos contribuyeron a

    sacar a los nios de las calles, tabernas, fbricas y mercados para preservarlos en el mbito ntimo del

    hogar y, luego, en el espacio escolar. La aparicin de la infancia como etapa especfica de la vida es

    parte del proceso que llev a la invencin de la escuela, como antesala de la entrada plena en el

    mundo pblico.

    Los predicados de la educacin escolar arraigan en supuestos de fragilidad o docilidad, correlatos

    del no-ser: el nio es susceptible de instruccin (por lo tanto dcil); su inteligencia debe

    enriquecerse (es pobre, es carente); su mente debe ser robustecida (es frgil); hay que estimularlo

    a pensar (no piensa por s solo, an no sabe pensar)(Corea, C. y Lewcowicz, I., 2002).

    Disponible en:https://www.youtube.com/watch?v=exdkQyu-OQc

    https://www.youtube.com/watch?v=exdkQyu-OQchttps://www.youtube.com/watch?v=exdkQyu-OQchttps://www.youtube.com/watch?v=exdkQyu-OQchttps://www.youtube.com/watch?v=exdkQyu-OQc
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    La infancia se constituy, entonces, como una larga etapa en la que los nios se preparaban

    para ser adultos, siempre como seres inacabados e incompletos. Segn la concepcin pedaggica que

    se sustentara, educar a los nios era ayudarlos a desplegar sus potencialidades, o bien obligarlos a

    corregirsus defectos originales. Veamos un ejemplo de este ltimo caso en nuestro pas, a fines del

    siglo XIX:

    Yo bendigo a la escuela

    Y al libro y al maestro!

    El nio suea y su razn que vuela

    Corre a lo absurdo, toca a lo siniestro.

    Qu fuera de la infancia

    Si hallara en la ignorancia

    Refugio, proteccin, poder, doctrina?

    Andando en noche horrenda

    Tropieza en el delito el que camina

    Y al espectro del mal halla en su senda.

    Matta, Guillermo (1889). Salmo de las escuelas, en El Monitor de la Educacin Comn. Buenos Aires, Ao 11N 163. Versin completa disponible en el Repositorio Institucional del Ministerio de Educacin de la Nacin

    http://repositorio.educacion.gov.ar/dspace/handle/123456789/100271(Fecha de consulta: junio de 2014).

    Les proponemos detenernos un momento en los versos de Guillermo Matta Qu

    concepcin acerca de la infancia resultaba aceptable a fines del siglo XIX, de

    acuerdo con lo que leemos aqu? Cules seran las tendencias naturales de los

    nios, segn la perspectiva del autor? Cul creen que era la naturaleza de la

    intervencin de los maestros? Por qu menciona los libros en el mismo plano que

    al docente? Por qu les parece que no estn mencionadas las familias?

    http://repositorio.educacion.gov.ar/dspace/handle/123456789/100271http://repositorio.educacion.gov.ar/dspace/handle/123456789/100271http://repositorio.educacion.gov.ar/dspace/handle/123456789/100271
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    Una cuestin interesante a retener es que, de acuerdo con las investigaciones de Aris, el

    sentimiento de ternura hacia los nios, (que hoy nos resulta tan natural y espontneo), no es, en

    realidad, ni tan natural ni tan espontneo: hasta el siglo XVII no se encuentran testimonios de

    afectividad hacia los nios, como por ejemplo, descripciones sobre lo gracioso de los dichos y gestos

    infantiles, sobre lo entraable de la media lengua de los ms pequeos o sobre el uso de apodos

    cariosos para nombrarlos.

    Esa ternura constituye el lado amoroso de la asimetra entre nios y adultos, asimetra que es

    fundante de la relacin pedaggica que llega hasta nuestros das. Por eso, el tipo de afectividad que

    generan los pequeos est fuertemente asociada al hecho de que los vemos como seres frgiles, que

    requieren de nuestro cuidado. As, las funciones de cuidado se concibieron al menos en dos sentidos:

    fsico (cubriendo sus necesidades de proteccin, alimentacin, preservacin de la salud, etc.) y

    simblico: transmitindoles la lengua y la herencia cultural.

    Otro rasgo fuertemente asociado a esta representacin de la niez fue la docilidad y

    maleabilidad atribuidas a los infantes, que se traducan en conductas de obediencia. Ser un nio

    virtuoso era ser un nio obediente. La obediencia era un rasgo considerado necesario para devenir un

    adulto de bien. Desde la psicologa, Jean Piaget (1981) explicaba en 1964 que, en los primeros aos

    de vida, los nios son moralmente heternomos: lo que est bien o lo que est mal es lo que dicen los

    adultos que los rodean: La primera moral del nio es la de la obediencia y el primer criterio del bien

    es, durante mucho tiempo, para los pequeos, la voluntad de los padres.

    En sntesis, la infancia no es un perodo natural en la vida de las personas, sino una creacin

    social, resultado del devenir de las sociedades en el tiempo. Esto significa que percibimos de

    determinada manera a los nios, pero tambin que formamosnios conforme a esa representacin.

    Entonces, de las caractersticas asignadas tradicionalmente a la infancia resaltamos dos: la

    dependencia respecto del adulto y la docilidad/ maleabilidad.

    Chicos de hoy: autonoma y demanda

    Volvamos ahora al presente, es decir, a nuestro nio del aviso. Qu qued de las

    caractersticas que acabamos de enunciar? Tenemos frente a nosotros a un nene que, aparentemente,

    no solo no depende de los adultos, sino que formula demandas que los mayores operan sin

    resistencia, casi asumiendo la docilidad que antes era atribuida a los infantes.

    Podra argumentarse que se trata solo de una publicidad, y que se parece tanto a la realidad

    como los mensajes publicitarios de mams esplendorosas y sonrientes, mientras lustran el piso. Y es

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    cierto. La figura del chico est exagerada, caricaturizada y, si se quiere, un poco forzada. Pero tambin

    es cierto que, si esta imagen fuera completamente ficcional, no causara efecto.

    En este sentido, vale la pena tener en cuenta que la publicidad cumple algunas funciones

    complementarias a su sentido puramente econmico. Viviana Minzi y Valeria Dotro las enuncian as:

    Las ppublicidades aportan a la construccin de este mundo reconocible y comn. Su mayor funcin

    es la de ser transmisoras de un conjunto de creencias. Desde el punto de vista cultural, los anuncios

    son los encargados exponer modelos de conducta social vinculados con una economa de mercado.

    As, se posicionan como guas "autorizadas para orientar el da a da del "ciudadano/consumidor".

    Por encima de su funcin primaria en el mundo econmico, entonces, las publicidades cumplen una

    suerte de funcin educativa(Minzi, V. y Dotro, V., 2005).

    Entonces, la antigua dependencia de los adultos parece haber mutado en estos chicos, que se

    nos aparecen como autnomos, seguros, capaces de elegir y tomar decisiones. Segn una nota

    aparecida en el diario Clarn, que recoge opiniones de expertos en marketing, los menores influyen

    crecientemente en las decisiones familiares respecto de la compra de alimentos, vestimenta,

    vacaciones y tecnologa1. La publicidad los interpela en forma directa, ya no como hijos (como en el

    viejo decile a tu pap que te lo compre!).

    Al mismo tiempo, la ya lejana docilidad infantil parece haber sido reemplazada por otro rasgo que,

    paradjicamente, es la contracara de la pretendida autonoma de los nios: la demanda. Los chicos de

    hoy son mucho ms demandantes que sus pares de antao. Hace ya varios aos, Mirta Zelcer (2003)

    reproduca en un artculo algunas caracterizaciones realizadas por docentes: les faltan lmites ()reclaman las cosas ya; son menos tolerantes; estn mucho ms informados que antes; () no tienen

    distancia respecto del docente; tratan al docente como si estuviesen haciendo un reclamo en una

    empresa; ()ante el mnimo rasguo se trastornan, no les importan los castigos.

    Estas descripciones, seguramente, no nos resulten desconocidas. Pero lo que llama la atencin

    es lo que tienen en comn: son rasgos que parecen ser incompatibles con la figura del alumno. Un

    alumno necesita comprender y operar segn consignas, y a estos chicos lesfaltan lmites; un alumno

    necesita poder postergar momentneamente la satisfaccin de sus demandas individuales, pero estos

    chicos reclaman las cosas ya; un alumno es alguien que no sabe y tieneque aprender, pero estos

    chicos estn mucho ms informados que antes, etc. Y hay otro elemento significativo: si tuviramos

    que agrupar estas afirmaciones en un tipo particular de enunciado, diramos que son quejas. Es

    1Clarn. Los chicos ya son consumidores maduros e influyen en el gasto familiar,12/10/2012. Disponible en:http://www.clarin.com/sociedad/chicos-consumidores-maduros-influyen-familiar_0_790721006.html (Fecha deconsulta: junio de 2014.

    http://www.clarin.com/sociedad/chicos-consumidores-maduros-influyen-familiar_0_790721006.htmlhttp://www.clarin.com/sociedad/chicos-consumidores-maduros-influyen-familiar_0_790721006.htmlhttp://www.clarin.com/sociedad/chicos-consumidores-maduros-influyen-familiar_0_790721006.html
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    frecuente que el exceso demandante de los chicos tenga como contracara la queja de los adultos.

    Sobre la cuestin de la demanda infantil volveremos ms adelante.

    Pero estos chicos nativos digitales, superpoderosos, que parecen saber lo que quieren, tambin

    suelen provocar otras reacciones en los adultos. Frecuentemente los chicos nos despiertan

    admiracin, un tipo de afectividad que hubiera sido impensable en los tiempos en que padres y

    maestros eran, ante todo, figuras de autoridad indiscutible y, en todo caso, objetos de la admiracin de

    sus hijos.).

    Habilidosos, ultra-perceptivos, cmodos en un mundo que a los adultos nos desafa,

    reaccionamos admirados. Internet est poblada de videos que muestran nios sorprendentes,

    mostrando las habilidades y actitudes ms diversas que, a su vez, chicos y grandes vemos y

    comentamos.

    https://www.youtube.com/watch?v=vfzB6n-nXWA

    https://www.youtube.com/watch?v=6dJKzjeZuX0

    https://www.youtube.com/watch?v=fBb90K0upyEhttps://www.youtube.com/watch?v=pFF3Xp8WW9A

    https://www.youtube.com/watch?v=vfzB6n-nXWAhttps://www.youtube.com/watch?v=vfzB6n-nXWAhttps://www.youtube.com/watch?v=vfzB6n-nXWAhttps://www.youtube.com/watch?v=6dJKzjeZuX0https://www.youtube.com/watch?v=6dJKzjeZuX0https://www.youtube.com/watch?v=6dJKzjeZuX0https://www.youtube.com/watch?v=fBb90K0upyEhttps://www.youtube.com/watch?v=fBb90K0upyEhttps://www.youtube.com/watch?v=pFF3Xp8WW9Ahttps://www.youtube.com/watch?v=pFF3Xp8WW9Ahttps://www.youtube.com/watch?v=pFF3Xp8WW9Ahttps://www.youtube.com/watch?v=fBb90K0upyEhttps://www.youtube.com/watch?v=6dJKzjeZuX0https://www.youtube.com/watch?v=6dJKzjeZuX0https://www.youtube.com/watch?v=vfzB6n-nXWAhttps://www.youtube.com/watch?v=vfzB6n-nXWA
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    Los dos primeros videos precedentes resaltan proezas inesperadas para la edad de sus

    protagonistas. Podr dudarse de la veracidad de alguno y, por supuesto, podemos discutir la

    conveniencia de ensearles esas destrezas a nenes tan chiquitos. Es posible imaginar la presin que

    se habr ejercido sobre ellos para que lo logren.

    El tercer caso ya no muestra una destreza, sino una capacidad sorprendente en relacin al

    aplomo para enfrentar una situacin que debera producir miedo, parlisis, pnico en una nia.

    Tambin puede plantear dudas sobre su veracidad, pero lo cierto es que resulta verosmil. En

    cualquier caso, lo interesante es que entre los tres suman casi 170.000 visitas2. Las conductas de

    estos chicos despiertan el inters de los internautas de todo el mundo. Por qu? Porque confirman la

    representacin circulante de los nios como superpoderosos o nativos digitales.

    La distincin entre nativos e inmigrantes digitales, introducida por Mark Prensky en 2001 ha

    sido ampliamente discutida. Nuestro equipo docente tambin debati el tema en un foro

    interno, en el que se realizaron interesantes aportes. All, Susana Bermdez, coordinadora,

    contextualiz la generalizacin de este concepto: Cuando Marc Prensky, en 2001, traz la

    distincin entre nativos e inmigrantes digitales, muchos acadmicos y estudiosos de los

    medios y las nuevas tecnologas, y tambin los defensores del marketing adhirieron con

    entusiasmo a esta categorizacin que explicaba con simpleza la brecha generacional,

    obviando diferencias socioeconmicas, culturales y tambin en el acceso a los bienes

    materiales y simblicos, entre pases y al interior de las sociedades.

    A su vez, Laura Ahmed, tutora, sintetiz algunas consecuencias del uso de este concepto,

    aseverando que las posturas que contraponen la relacin entre nios y adultos con las TIC [lo

    hacen] desde una mirada generalista (no se piensa en las mltiples infancias), simplista

    (relacionando el uso simplemente a una cuestin de acceso), y reduccionista (desdibujando

    el rol, funcin y posibilidad del docente para intervenir). Desde su perspectiva, la clave no

    est simplemente en los usos que los chicos realizan, sino en los sentidos que construyen, y

    ah la funcin del docente cobra y ocupa un lugar central.

    Cabe sealar tambin el aporte de David Buckingham, uno de los principales referentes

    internacionales de la educacin en medios. En su libro Infancias Digitales, el especialista

    2 Consulta realizada el 6/4/14. Cada video aparece en varias versiones. Hay que tener en cuenta que soloestamos considerando el nmero de reproducciones de las versiones que incluimos aqu, Si contabilizramostodas las versiones, el nmero sera muchsimo mayor.

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    advierte sobre una brecha importante, cada da ms profunda, entre la experiencia de la

    mayor parte de los jvenes con la tecnologa fuera de la escuela y el uso de tecnologa en el

    aula. Y esa "nueva brecha digital" es la que la poltica y la prctica educativas deben abordar

    ahora con urgencia (Buckingham, 2008)

    Analicemos ahora el ltimo caso:

    Por favor, observen el video y respondan:

    Cmo interpreta la mam los dichos del nio? Cmo reacciona? Qu decisin

    toma como desenlace de la situacin?

    Ahora supongamos que la escena se desarrolla 40 aos atrs. Cmo hubiera

    interpretado la madre la posicin del nio? Cmo hubiera reaccionado? Qu

    desenlace hubiera tenido la escena?

    Transformaciones

    Ahora bien, en este punto cabe preguntarse qu cambi en el mundo para que se hayan

    operado estas transformaciones?

    Podramos hacer una larga lista, comenzando por el avance tecnolgico, la globalizacin de la

    economa y la cultura, el papel de la mujer, la diversificacin de los formatos familiares, la aceleracin

    de los tiempos cotidianos, las formas de trato interpersonal, la cultura de la imagen, etc. Pero hay un

    factor central, que parece operar sobre los dems y es la creciente presencia del mercado y el

    consumo como reguladores de la vida social, pero tambin como reguladores de nuestros modos de

    percibir el mundo y actuar sobre l. Histricamente, la familia y la escuela fueron las instituciones que

    se encargaron de la formacin de los nios como futuros ciudadanos y trabajadores. Digmoslo de otro

    modo: si es cierto, como muchos aprendimos, que el hombre es un ser social, ser social implicaba

    convertirse en ciudadano y trabajador. La ciudadana consista en ejercer los derechos civiles que

    correspondan, una vez alcanzada la mayora de edad. Y la condicin de trabajador se daba en un

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    espacio productivo en el que el empleo abundaba, ya que la industria requera muchos ms

    trabajadores que en la actualidad. En ese contexto, la ley y el sentido del deber cumplan un papel

    fundamental en la formacin del sujeto.

    No es que hoy no seamos ciudadanos ni trabajadores, sino que, en las sociedades actuales, las

    dimensiones que prevalecen y que impregnan el vnculo social, tienden a ser las de consumidor/

    espectador. Y el mbito principal en el que estas dimensiones subjetivas se forman, ya no es la

    escuela, sino los medios de comunicacin. Para el sujeto del consumo es mucho ms importante lo

    que quiereque lo que debe.

    Pero tambin han cambiado otros aspectos importantes. As como en los inicios de la modernidad, la

    baja de la mortalidad infantil influy para generar una nueva concepcin de infancia, la baja de la

    natalidad operada durante el siglo XX tambin parece haber contribuido a las transformaciones

    actuales. El filsofo francs Marcel Gauchet (2008) hace notar que estas son las primeras dcadas en

    la historia humana en las que los hijos nacen por eleccin.

    Lo que ha cambiado fundamentalmente () son, por un lado, las condiciones sociales y

    psquicas en las cuales los nios son esperados, concebidos, procreados, puestos en el

    mundo. [Pero tambin han cambiado] las condiciones sociales y psquicas que se les

    plantean a estos nios para crecer, ser educados, devenir adultos e inscribirse en la

    sociedad.

    Segn el autor, los nios de hoy son nios del deseo. Gauchet caracteriza a las familias de hace

    no tanto tiempo como familias institucionales. Su funcin era perpetuar la sociedad y la existencia

    colectiva. En la actualidad, la familia ha pasado a ser ntimae informal. En su versin institucional, la

    familia bregaba por adaptar al nio a la sociedad en pos de su felicidad futura. La familia informal, en

    cambio, reclama el reconocimiento de la singularidadde sus hijos. Ese es el origen, segn Gauchet, de

    la demanda imposiblede los padres hacia la escuela: esta, en tanto institucin, reconoce a todos los

    nios por igual, porque opera con la lgica de la sociedad democrtica, bajo el principio de igualdad

    ante la ley. El reproche interminable, indefinido, inagotable, para el cual no hay respuesta, de los

    padres contemporneos respecto de la escuela es que, como institucin desconoce, ignora, (,,,) el

    reconocimiento debido a la singularidad de sus retoos, seala el autor.

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    Al resumir hace un rato cules fueron las grandes

    transformaciones de nuestra poca, mencionamos muy

    rpidamente que en el pasado la industria empleaba muchos

    ms trabajadores que hoy en da. No vamos a profundizar en

    esta cuestin, pero s mencionaremos este fenmeno, que nos

    lleva a otra cuestin clave referida al tema de nuestra clase de

    hoy: la de la infancia excluida.

    La inclusin como tarea

    En efecto, los avances tecnolgicos promovieron el

    reemplazo de gran parte de la mano de obra por tecnologa y

    este hecho permiti el auge de las polticas neoliberales entre

    los aos 80 y 90, en el mundo y tambin en nuestro pas.

    En lugar de contrarrestar la escasez de puestos de trabajo a

    travs de la intervencin del Estado, estas polticas tendieron a

    debilitarlo. Al mismo tiempo, se establecieron esquemas de

    flexibilizacin laboral. El resultado fue el aumento estructural del

    desempleo y la precarizacin del trabajo. Por ende, los

    niveles de pobreza aumentaron velozmente, y la riqueza se

    concentr como nunca antes. En la Argentina, en octubre de

    2002, la pobreza alcanz al 54,3% de la poblacin. A partir de

    mediados de 2002, la baja en el nivel de actividad econmica

    se revirti, y se inici una etapa de descenso de los niveles de

    pobreza que llega hasta la actualidad (Maurizio, 2008). Un dato

    significativo es que, histricamente, la condicin de

    vulnerabilidad afect en mayor proporcin a nios y jvenes que

    a los adultos:

    () mientras en el segundo semestre de 2006 la incidencia

    de la pobreza entre los individuos era de 27%, alcanzaba al

    40% entre los menores de 18 aos. ()existen numerosos

    mecanismos que hacen que la situacin de pobreza en la

    infancia persista en el tiempo, configurando una crtica

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    situacin de transmisin intergeneracional de desventajas (Maurizio, R., 2008).

    En este sentido, cabe destacar el papel que la implementacin de la Asignacin Universal por Hijo

    (AUH) ha tenido en los patrones de distribucin. A partir de 2010 esta situacin se modifica

    sustancialmente, configurando un nuevo captulo en la tensin entre mercado y Estado: el mercado

    segmenta el acceso a bienes y servicios, en tanto el Estado instituye a nios y jvenes como sujetos

    de derecho. Pero no solo desde la proclama, sino colocando a los nios de sectores populares como

    destinatarios de la distribucin de los recursos.

    La vulnerabilidad infantil afecta a los nios de mltiples maneras: en sus condiciones materiales de

    vida, en la asuncin temprana de responsabilidades, en su acceso a la salud, en su trayectoria escolar.

    Particularmente en este punto, la pobreza incide de manera cotidiana en las condiciones de

    escolarizacin. Son innumerables los testimonios de docentes, chicos y padres que relatan las muchas

    maneras en que la AUH cambi radicalmente sus posibilidades de ir a la escuela y sostener la

    asistencia. Veamos uno de ellos:

    Los chicos vienen mejor abrigados, en esta zona que es muy fra en el invierno. Se nota

    que vienen con abrigo y con zapatillas. Nosotras hemos vivido muchas veces, aos, que

    los chicos venan sin medias, en eso ha cambiado mucho el nio viene abrigado y eso es

    muy importante. El nio trae sus cosas, sus tiles. Los libros se los da la escuela, ac

    tenemos una biblioteca muy linda. (Directora Inicial y primario-rural, San Juan). (Ministerio

    de Educacin de la Nacin, 2011).

    Pero adems, la exclusin social tiene hoy un sentido diferente: dijimos que el consumo tiene un

    impacto subjetivo creciente en las identidades infantiles. Y esto es as tanto en los sectores que

    acceden a bienes materiales en el mercado como en los que se ven privados de ese acceso. As, la

    identidad infantil aparece marcada por la exclusin, con mltiples consecuencias.

    Reconocer la enorme injusticia que albergan estas situaciones son las que nos permiten accionar

    como sociedad para saldarlas. (Ministerio de Educacin de la Nacin, 2010). No se trata de padecer

    las condiciones sociales, sino de tensarlas a travs de acciones de signo contrario. En este sentido, las

    polticas de infancia deben constituirse como polticas de cuidado. Incorporar carnes y verduras a la

    alimentacin de los chicos, acceder al consumo de productos elementales como dentfrico y detergente

    no son solo actos de justicia, en la medida en que ningn nio debera ser privado de estas

    posibilidades. Son tambin formas de restituir la dignidad, y de fortalecer los lazos sociales, haciendo

    realidad la inclusin social.

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    Autonoma y desamparo

    Si hasta aqu nos hemos dedicado a resaltar los cambios en las condiciones sociales, en las

    representaciones sobre la infancia y en las identidades infantiles, es hora de detenerse en aquello que

    permanece. Y lo que permanece es, simplemente, la condicin infantil. Por ms que el mercado, los

    medios de comunicacin y, a veces, nosotros mismos (que somos sujetos de esta poca) tendamos a

    verlos como todopoderosos, lo cierto es que los chicos siguen siendo chicos, y necesitan, como

    siempre, de nuestro cuidado.

    Recordemos que habamos destacado dos rasgos distintivos de la infancia, que hoy parecen

    haberse revertido: la dependencia respecto del adulto(frente al carcter autnomoy la precocidad en

    la toma de decisionesde los chicos actuales) y la docilidad y maleabilidadde los viejos nios frente a

    la conducta demandante de los nuevos.

    Con relacin a la primera, vale la pena traer a colacin una nocin aportada por el psicoanlisis:

    la de desamparo originario.La especie humana nace en condicin de indefensin frente al medio. La

    supervivencia no es posible sin la intervencin de un Otro que provee alimento, abrigo, en fin, cuidado.

    El camino que va desde este estado de total indefensin a la independencia, es el camino de la

    crianza, la educacin, la inscripcin en la cultura, etc. Recorrido en el cual, la intervencin adulta ir

    decreciendo gradual y progresivamente, y el cachorro humano ir adquiriendo paulatina autonoma, en

    un proceso que, en nuestra especie, dura muchos aos.

    Ese desamparo original, entonces, permanece, y funda nuestro vnculo con nios y jvenes

    como asimtrico. Nuestros recursos son diferentes, en trminos de saberes, experiencia, capacidades,

    etc. Aun cuando el discurso del mercado tienda a borrar esa diferencia, nuestra tarea (nuestra posicin

    crtica, si se quiere) es sostenerla y cumplir efectivamente la funcinde amparo sin la cual los chicos

    no podran subsistir. Y esto es as, aun en las situaciones que parecen desafiar esta idea. Perla

    Zelmanovich (2005) lo enuncia de este modo:

    Si afirmamos que son chicos los que habitan las calles, los que juntan su alimento en las bolsas de

    basura, los que estudian ingls y computacin, los que juegan al hockey, los pequeos murgueros,

    las nias modelos, los chicos cartoneros, los que participan en olimpadas, es porque existe una

    frontera que, aunque a veces se desdibuje marca diferencia y distancia con los adultos ()

    Se trata de reactualizar esa diferencia en su faz de amparo y de proteccin, no de omnipotencia ni

    de autoritarismo. (Zelmanovich, P. 2005).

    En este sentido, vale la pena tener en cuenta que, si de algo debemos cuidarnos hoy, es del

    riesgo del ceder en nuestra funcin especfica como adultos, en nuestro caso la funcin docente.

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    A qu llamamos funcin? Al efecto producido por un conjunto de acciones, intervenciones y

    operaciones de un sujeto o un colectivo, que definen su finalidad y sentido. El mejor ejemplo para

    comprender esta cuestin es la idea de funcin paterna. La funcin parental es el efecto producido por

    muchas (tantas!) acciones que desarrollamos como padres y madres. Y el efecto de esas operaciones

    es, a grandes rasgos, la inscripcin de los nios en el plano social y personal. La funcin parental,

    entonces, se diferencia de la accin genitora: es posible haber tenido hijos y no ejercer la funcin

    paterna, y tambin es posible que esa funcin sea desempeada por personas que no son los padres

    biolgicos.

    Del mismo modo, el hecho de estar en la escuela no garantiza que cumplimos nuestra funcin.

    S lo haremos en tanto emprendamos las acciones e iniciativas que permitan que los chicos se

    apropien de los mltiples saberes que la escuela ofrece. No se trata, entonces, del estilo personal con

    que lo hagamos, sino de cumplir la funcin que nos coloca en la escuela.

    Demanda y responsabilidad

    Ahora bien, la asimetra no solo se funda en la diferencia de capacidades, sino tambin en la

    responsabilidad que supone el cumplimiento de una funcin. No tenemos el mismo nivel de

    responsabilidad que el destinatario de nuestras acciones. Esta perspectiva nos permite abordar desde

    un lugar diferente el segundo rasgo que nombramos como caracterstico de la infancia de hoy: la

    posicin demandante, que parece haber ocupado el lugar de la antigua docilidad infantil.

    Pongamos para eso un ejemplo, algo exagerado con fines explicativos. Pero no imposible:

    supongamos un nio pequeo indigestado por haber comido chocolate en exceso. Cuando alguien

    pegunta por qu ingiri tanto chocolate, el adulto a cargo explica Es que me peda ms y no lo poda

    convencer de que parara. Aceptaramos esta explicacin? Evidentemente no.

    Qu significa ser responsable? Bsicamente tres cosas: ser capaces de anticiparlas consecuencias de nuestras acciones u omisiones, actuar en funcin de esaprevisin y especialmente hacerse cargo de esas consecuencias.

    En nuestro pequeo ejemplo, es evidente que no hubo anticipacin y, si la hubo, no se actu en

    consecuencia, poniendo un lmite. Pero lo que corona la posicin irresponsable es la explicacin, que

    parece dejar la responsabilidad del lado del pequeo: coloca la demanda del pequeo en el lugar de la

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    causa, sin ms reparos. Es un problema, entonces, ceder de modo casi automtico a esa demanda. La

    psicloga uruguaya Alicia Abal (2011) aporta una idea interesante en relacin con el papel de

    proteccin del adulto:

    Se trata de una accin que conduce a la reduccin de tensiones en el nio y a la produccin de unaexperiencia de satisfaccin a condicin de que el otro auxiliador adopte una posicin singular.

    Dicha posicin est dada por la posibilidad de interpretar la demanda que el nio le dirige mediante

    los modos de expresin que posee. (Abal, A, 2011)

    Interpretar la demanda implica varias cosas: darse lugar para comprenderla, anticipar sus

    consecuencias y decidir un curso de accin, que puede derivar en la decisin de responder cediendo a

    la demanda, o de no hacerlo. Claro que decidir no hacerlo nos pone frente a la cuestin de los lmites,

    a la posibilidad de decir que no.

    Es cierto que este es un tema complejo, especialmente cuando se trata de un aula y un grupo denios. En este caso, tambin es necesario estar alerta respecto del acto reflejo de poner el lmite

    desde una condicin de paridad con los chicos. No se trata de una disputa entre pares. Lo que nos

    ubica en otro plano es, justamente, la posibilidad de hacerlo desde la diferencia, es decir, desde el

    lugar de adulto.

    En este punto, tal vez convenga recordar qu es lo que distingue el tan mentado lugar del adulto:

    antes que nada, que los adultos cuidamos de los chicos. Entonces, poner lmites desde una posicin

    de cuidado, implica volver al viejoporque te quiero te aporreo?Claro que no. Laura Kiel (2005) aporta

    un planteo que nos resulta til justo en este punto: cuando se trata de poner lmites, es necesariocomprender y explicitar aquello que el lmite habilita: No hacemos esto para poder hacer aquello.

    Esto permite, en principio, sostener una posicin decidida respecto de lo que creemos que es

    bueno para los chicos. No solo les estamos negando, prohibiendo, quitando. Tambin estamos

    permitiendo, haciendo posible, dando otras cosas. Justamente, aquellas que no ocurriran por las

    consecuencias de permitir lo que creemos inconveniente. Y otra cuestin, tambin muy importante: nos

    posibilita salir de las largas listas de lo que no se puede, para pasar a ofrecer un marco general desde

    el cual adoptar criterios para la toma de decisiones: el mnimo de enunciados posibles con un mximo

    de significados aportados. (Kiel, 2005).

    Para terminar esta ya extensa clase, nos gustara invitarlos a conocer los resultados de una

    reciente investigacin realizada en la provincia de Crdoba, realizada por dos docentes de la

    Universidad Nacional de Villa Mara (Civarolo Arpn, M.M. y Fuentes Torresi, M.A, 2013). El estudio se

    propuso analizar las representaciones de maestros y padres sobre la infancia actual. Veamos qu

    encontraron:

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    () las representaciones de educadores y padres difieren entre s en aspectos

    relevantes; los primeros, en su mayora, sostienen una visin ingenua, nostlgica e

    idealizada de la infancia en la que conciben al nio y la nia como sujetos

    heternomos (Aries, 1987) remontndose de esta manera a una conceptualizacinvinculada a la modernidad, pero estigmatizan al nio de hoy a partir de su vnculo con

    la tecnologa. A diferencia de estos, los padres representan la infancia actual de una

    manera ms realista, dan cuenta de nuevas maneras de vincularse con sus hijos

    concibindolos con mayor autonoma, y poniendo en tela de juicio la asimetra que

    exista entre ambos. Por otra parte, padres y maestros acuerdan que no es la infancia

    la que est en crisis, sino que la crisis es propia de los adultos al no asumir el rol que

    les corresponde.

    () la relacin familia-escuela se configura como confrontativa, desde la perspectiva

    de los maestros, y colaborativa desde la perspectiva de los progenitores. Situacin

    que se agrava cuando los padres sienten la necesidad de que la escuela asumanuevas responsabilidades que ellos ya no estn dispuestos o no pueden asumir, a

    partir de la aceptacin de la ruptura de la asimetra con el nio. Nos preguntamos al

    respecto, si La complejidad que implica ser padres hoy, y ejercer la autoridad, los

    lleva a asumir una actitud simplista de no implicacin o de resignacin ante el no

    poder.

    En consecuencia, la alianza histrica constituida entre las dos instituciones

    responsables de la educacin de los nios se est resquebrajando. Es la causa de

    esta grieta, la existencia y convivencia de dos representaciones diferentes de nio y

    de infancia?

    Por ahora los dejamos con esta pregunta. Seguiremos explorndola en el foro Chicos,

    alumnos, una vez que hayan ledo el artculo completo (que es la bibliografa de lectura obligatoria

    para esta clase).

    Como dijimos en la presentacin, hemos tratado de caracterizar algunos rasgos propios de la

    infancia actual, porque los chicos son los destinatarios de nuestra tarea como docentes, pero tambin

    de las polticas educativas. Entre ellas, las que procuran instalar el uso de TIC en la escuela como

    estrategia de inclusin. En la clase que viene avanzaremos en este ltimo tema.

    Hasta la prxima!

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    Bibliografa de lectura obligatoria para esta clase

    - Civarolo Arpn, Mara Mercedes y Fuentes Torresi, Mara Anglica (2013). Miradas de educadores

    y padres sobre la infancia actual, en Revista Latinoamericana de Educacin Infantil. Vol. 2 (3),

    diciembre. Disponible en:http://redaberta.usc.es/reladei/index.php/reladei/article/view/129/pdfFecha

    de consulta: junio de 2014.

    Bibliografa de referencia

    Abal, Alicia (2011) Crecer y madurar en condiciones de dificultad social, en: Fryd, Paola y otros,Accin socioeducativa con infancias y adolescencias. Miradas para su construccin. Barcelona.

    Editorial UOC.

    Albergo, Marta (2008) Moral y relaciones sociales. Heteronoma y autonoma: de Kant a Piaget,

    en Revista Espacios de crtica y produccin, N 39, agosto. Buenos Aires, Facultad de Filosofa y

    Letras, UBA.

    Buckingham, D. (2008) Infancias digitales? Nuevos medios y cultura infantil Ms all de la

    tecnologa. Aprendizaje infantil en la era de la cultura digital.Buenos Aires. Editorial Manantial

    Aris, Philipe (1987) El nio y la vida familiar en el Antiguo Rgimen.Madrid, Taurus.

    Civarolo Arpn, Mara Mercedes y Fuentes Torresi, Mara Anglica (2013) Miradas de educadores

    y padres sobre la infancia actual, en Revista Latinoamericana de Educacin Infantil. Vol. 2 (3),

    diciembre.

    Corazza, S. (2002) Infncia e Educao.Petrpolis. Vozes. Corea, Cristina y Lewcowicz, Ignacio

    (1999). Se acab la infancia? Ensayo sobre la destitucin de la niez. Buenos Aires. Lumen-

    Humanitas.

    Gauchet, Marcel (2008) Limpossible entre dans la vie. Coleccin Temps darret.Ministerio de la

    Comunidad Francesa, Bruselas. (Traduccin propia). Disponible en

    http://www.yapaka.be/professionnels/livre/limpossible-entree-dans-la-vie Fecha de consulta: junio

    de 2014.

    Kiel, Laura (2005) De sin lmites a limitados. Materiales para la capacitacin. Buenos Aires. Centro

    de Pedagogas de Anticipacin, Secretara de Educacin, Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

    http://redaberta.usc.es/reladei/index.php/reladei/article/view/129/pdfhttp://redaberta.usc.es/reladei/index.php/reladei/article/view/129/pdfhttp://redaberta.usc.es/reladei/index.php/reladei/article/view/129/pdfhttp://www.yapaka.be/professionnels/livre/limpossible-entree-dans-la-viehttp://www.yapaka.be/professionnels/livre/limpossible-entree-dans-la-viehttp://www.yapaka.be/professionnels/livre/limpossible-entree-dans-la-viehttp://redaberta.usc.es/reladei/index.php/reladei/article/view/129/pdf
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    Maurizio, Roxana (2008) Polticas de transferencias monetarias en Argentina: Una evaluacin de

    su impacto sobre la pobreza y la desigualdad y de sus costos. San Miguel. Universidad Nacional

    de General Sarmiento. Disponible en

    http://siteresources.worldbank.org/INTARGENTINAINSPANISH/Resources/politicasdetrasnferencia

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    0VUELTA.%20Entre%20docentes%20de%20escuela%20primaria.pdf?sequence=1 Fecha de

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    Minzi, V. y Dotro, V. (2005) Los nios de hoy no son como los de antes, en Infancias y problemas

    sociales en un mundo que cambia. Buenos Aires. Ediciones Novedades Educativas.

    Piaget, J. (1981) Seis estudios de Psicologa. Barcelona. Seix Barral.

    Zelcer, Mirta (2003) Subjetividades y actualidad II, en Revista Topa. Ao XII, N 38. Agosto.

    Zelmanovich, Perla. (2005) Contra el desamparo, en Dussel, I. y Finocchio, S. (comp). Ensear

    Hoy. Buenos Aires. Fondo de Cultura Econmica.

    http://siteresources.worldbank.org/INTARGENTINAINSPANISH/Resources/politicasdetrasnferenciasmonetarias.pdfhttp://siteresources.worldbank.org/INTARGENTINAINSPANISH/Resources/politicasdetrasnferenciasmonetarias.pdfhttp://siteresources.worldbank.org/INTARGENTINAINSPANISH/Resources/politicasdetrasnferenciasmonetarias.pdfhttp://repositorio.educacion.gov.ar:8080/dspace/bitstream/handle/123456789/55734/POR%20LA%20VUELTA.%20Entre%20docentes%20de%20escuela%20primaria.pdf?sequence=1http://repositorio.educacion.gov.ar:8080/dspace/bitstream/handle/123456789/55734/POR%20LA%20VUELTA.%20Entre%20docentes%20de%20escuela%20primaria.pdf?sequence=1http://repositorio.educacion.gov.ar:8080/dspace/bitstream/handle/123456789/55734/POR%20LA%20VUELTA.%20Entre%20docentes%20de%20escuela%20primaria.pdf?sequence=1http://portal.educacion.gov.ar/asignacion-universal-por-hijo-para-proteccion-social/http://portal.educacion.gov.ar/asignacion-universal-por-hijo-para-proteccion-social/http://repositorio.educacion.gov.ar:8080/dspace/bitstream/handle/123456789/55734/POR%20LA%20VUELTA.%20Entre%20docentes%20de%20escuela%20primaria.pdf?sequence=1http://repositorio.educacion.gov.ar:8080/dspace/bitstream/handle/123456789/55734/POR%20LA%20VUELTA.%20Entre%20docentes%20de%20escuela%20primaria.pdf?sequence=1http://siteresources.worldbank.org/INTARGENTINAINSPANISH/Resources/politicasdetrasnferenciasmonetarias.pdfhttp://siteresources.worldbank.org/INTARGENTINAINSPANISH/Resources/politicasdetrasnferenciasmonetarias.pdf
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    Autora Laura PitmanLectura crtica Anala Segal, Ana Lpez y Silvia Storino.

    Cmo citar este texto

    Pitman, Laura. (2014). Clase Nro 1: Chicos de hoy, chicos de siempre. Qu cambi y qu permanece . Mdulo 2:

    Infancia, escuela primaria y TIC. Polticas y perspectivasEspecializacin docente de nivel superior en Educacin

    Primaria y TIC. Buenos Aires: Ministerio de Educacin de la Nacin.

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