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Imágenes de la vanguardia: Maruja Mallo, Frida Kahlo y Leonora Carrington Vicente LLORCA De toda la «cuestión» surrealista recordar, quizá ahora, lo que esta tarea tuvo de excesiva salvar ahora, ya en el proceso de liquidación de las van- guardias, en el final de siglo, precisamente lo que el surrealismo tiene de menos «liquidable»; aquel lugar en el que difícilmente se puede cumplir ninguna superación. Esto es, la pretensión, final, irredimible, de identificar el arte con la vida. El lugar del no retorno: «Todo lleva a creer que existe un cierto punto del espíritu donde la vida y la muerte, lo real y lo imaginario, el pasado y el futu- ro, lo comunicable y lo incomunicable, lo alto y lo bajo, cesen de ser perci- bidos contradictoriamente», nos dice el André Breton del “Segundo Mani- fiesto surrealista”. Es este lugar sin retorno, este lugar de la conciliación, el que resulta, finalmente, inolvidable. Una vez que, parafraseando a un Fuku- yama hipotético, podemos decir que «Todo ha pasado». El surrealismo surge, como ha sido tantas veces notado, como un movi- miento literario antes que plástico. Las relaciones del movimiento con la pin- tura van a estar siempre marcadas por este hecho, hasta el punto de conci- liarse difícilmente y producir numerosas aclaraciones y contradeclaraciones, en torno al tema de «El surrealismo y la pintura» 1. Aclaraciones, textos, que no hacen sino hablar, una y otra vez, de la mala conciencia; de la difícil rela- ción entre un movimiento que pretendía ser «la eclosión del estado de espí- ritu más intensamente espiritual que ha existido» —Dalí dixi¡— con la obra concreta. Con la pintura, más en concreto. Si podemos entender la pretensión irrenunciable del surrealismo como la de 1 Entre otros muchos, vid, el texto revisado de André Breton El surrealismo y la pintu- ra. cii la edición de Gallimard, 1965, contestación a esta difícil cuestión. Vid. asimismo CALVO SERRALLER. F.: «La teoría artística del surrealismo», en El surrea- lisino. Ed. Cáícdra, Madrid 1985. Ar,e, I,,dividua y Sociedad, nY?. Servicio dc Publicaciones. Universidad Conxpiutense. Madrid. 1995

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Imágenesde la vanguardia:Maruja Mallo,Frida Kahloy LeonoraCarrington

VicenteLLORCA

De todala «cuestión»surrealistarecordar,quizáahora,lo queestatareatuvo de excesivasalvarahora,yaen el procesode liquidación de las van-guardias,en el final de siglo, precisamentelo queel surrealismotiene demenos«liquidable»; aquellugar en el quedifícilmente se puedecumplirningunasuperación.Estoes, lapretensión,final, irredimible,de identificarel arteconla vida.

El lugardel no retorno:«Todolleva acreerqueexisteun ciertopunto delespíritudondelavida y lamuerte,lo realy lo imaginario,el pasadoy el futu-ro, lo comunicabley lo incomunicable,lo alto y lo bajo,cesende serperci-bidoscontradictoriamente»,nosdice el AndréBretondel “SegundoMani-fiesto surrealista”.Es estelugarsin retorno,estelugarde la conciliación,elqueresulta,finalmente,inolvidable.Una vez que,parafraseandoa un Fuku-yamahipotético,podemosdecirque«Todoha pasado».

El surrealismosurge,comoha sido tantasvecesnotado,comoun movi-mientoliterarioantesqueplástico.Lasrelacionesdel movimientocon lapin-tura vana estarsiempremarcadaspor estehecho, hastael puntode conci-liarsedifícilmentey producirnumerosasaclaracionesy contradeclaraciones,en tornoal temade «El surrealismoy la pintura»1.Aclaraciones,textos,queno hacensino hablar,unay otravez, de lamalaconciencia;de ladifícil rela-ción entreun movimientoque pretendíaser«la eclosióndel estadode espí-ritu másintensamenteespiritualquehaexistido»—Dalídixi¡—conla obraconcreta.Con la pintura,másenconcreto.

Si podemosentenderlapretensiónirrenunciabledel surrealismocomolade

1 Entreotros muchos,vid, el texto revisadodeAndré Breton El surrealismo y la pintu-ra. cii la edicióndeGallimard, 1965,contestacióna estadifícil cuestión.

Vid. asimismoCALVO SERRALLER.F.: «Lateoríaartísticadelsurrealismo»,enEl surrea-lisino. Ed. Cáícdra,Madrid 1985.

Ar,e, I,,dividua y Sociedad, nY?. Serviciodc Publicaciones.Universidad Conxpiutense.Madrid. 1995

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la superaciónfinal de todacontradicción,eseempeñoinolvidablequeen rea-lidad esel delas vanguardiashistóricas,de «cambiarel mundo»y «cambiarlavida»;estapretensióndifícilmenteadoptabaunaformaartísticaconcretay segu-ramenteentreotí-ascosasporeldespíecioqueporla «forma»sientenlosrevo-lucionariossurrealistas,pal-aquieneselartedebíaestar«másalláde todacon-sideraciónéticao estética».Años mástarde,Breton, reflexionandosobreunmovimiento del que ya habíarecomendado«su ocultación»,repetía:«¿Seránecesariorepetirqueesecriterio (el de laobra)no esdeordenestético’?Lo quecualificaantetodo laobraes elespírituen cl queha sido concebida»2.

El surrealismoesel movimientoprincipal de una vanguardiaque cubreesencialmenteel períododeentreguerras;queseprolongaráposteriormenteenlos informalismos;en el “realismomágico”; en la literaturaquesurgetraslaGranGuerra—quedominael siglo, segúnotrasvoces.(«Este—elsun’ea-lismo—no es unaescuela,sino un estadode la conciencia.Nadie perteneceaestemovimiento,perotodoelmundoes partedeél», escribirá,en unarefe-renciatantasvecescitada,MauriceBlanchoten 1944)~.Su objetivo,lo repe-tiremosunavez más,aquélaúnirredimible,consisteen ladesmesuradatesisde la reconciliación reconciliación,superacióndetodadiferenciaqueape-nasprestaatenciónalos problemasdeorden formalo constructivo,a los quese entregaronapasionadamente,sinembargo,las otrasvanguardias.El terre-no del surrealismoes a vecessólo tangencialmenteel del arte.

«Vivo enteramentedeestamanera»,le dice Nadja, la protagonistade sunovela, entregadaal abismode la clarividencia,a la locurade la analogía,asu interlocutor,André Breton.Y en unanotade pie de página,éstereflexio-na: «¿Nose llega aquíal último extremode la aspiraciónsurrealista,a sumáximaidea límite?»4.Sin duda,pero ésteno es el terrenoformal del arte.

Reconciliarlo inconciliable,arribaral lugarenquetodacontradiccióndesa-parece...Uno de loslugaresprivilegiadosdetal superación,lo repetiráunayotraveztodalamitologíasurrealista,esel delAmor. «Si unaideaparecehaberescapadohoydíaatodatentativade reduccióny haberenfrentadoa los mayo-respesimistas,pensamosquees la ideadel AMOR, solacapazde reconciliara cualquierhombre,momentáneamenteo no, con la ideade lavida», declarael Breton de unaencuestade “La RevolutionSurréaliste”.Y la figura de talRevelaciónserá,simbólicao realmente,la de la Mujer. referenciaconstantedetodaobra,de todotextosurrealista.(Otra,reiterativaaveces,perocuyoaná-lisis escaparíacon muchoa los propósitosdeestetexto,seríala delaCiudad.La ciudadsurrealista,escenariode todarevelaciónasimismo.Sobrela figuradela mujer, de laciudad,recordarsolamenteunacita de JuanAntonio Ramí-rez, quienafirmaque«Ella—la Mujer— es en buenamedidaresponsablede

2 BREION. A. <1976):La lía it de los campos. Madrid. PP. 13—14.3 BLANCHOT. M.: Ln paadufeu. París. 1944.4 Biwi’oN. A. (1963): Nací/a. México. Ed. JoaquínMortiz. p. 56.

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queen la ciudadsurrealistalas accionesesténmarcadasporel único impera-tivo trascendentaldel movimiento: laprimacíadel deseo.Sólo merceda éles fácil pasardel meroreconocimientoa la construcciónde laciudad»)5.

Imágenesde la vanguardia;imágenesde la superación—del exceso,portanto—.«El espíritumetafísicorenacíaparamídel amor.El amorerasufuen-te,y yano quieroabandonarestebosqueencantado»,declarabaelLouis Ara-gón de Le paysande París.En torno a sufigura equívoca,desmesurada,eli-jamosun momentoprivilegiado.Estees el de la novelaNadja, uno de lostextosmássignificativos—a nuestroentender—,capitalesdel surrealismo.

Nadja—editadapor primeravez en 1928—es,unavez más,la historiade un encuentro.El del autor,AndréBreton,consumisteriosaprotagonista,Nadja. («Heelegidoestenombre,le declararáella, Nadja,porqueen rusoesel principiode la palabraesperanza,y precisamenteporquees sólo el prin-cipio»). En el transcursodeunasbrevesjornadasBretonnos irá relatandosufascinación—y suprogresivorechazo—porel mundoqueNadjavadesve-lando: un mundoen el que, dentrode los principiosde la magia,de la ana-logia, por fin, todotienequever contodo; todoes significativo; y el mundoun entramadoderelaciones,jerarquíasy significadosocultos,quesólo mer-ced a la clarividenciaesdesentrañado.«Esposible—afirma Breton en unlugar de la novela, y siguiendola tradición hermenéuticadel pensamientomágico— que la vida reclameser descifradacomo un criptograma.»PorNadja precisamente,quien es arrojada continuamentea esejuego ininte-rrumpidode la interpretación,de la videncia6.

Despuésde un primer encuentroprovocadopor el escritor—militante,unay otra vez, de esateoríadel «azarobjetivo»,segúnla cual «el aconteci-mientodel cualcadaunoestáen el derechode esperarla revelacióndel sen-tido desupropia vida, eseacontecimientoquetal vez yo aúnno he hallado,pero porcuya sendavoy»—, Nadja,en sucesivascitas, le irá revelandoelpeculiarmundo,delirantey vidente,en el queestásumida.Premoniciones,miedosinesperados,dibujossimbólicos,extrañasrevelaciones,sevantejien-do en unahistoria en la cual, también,sevantejiendoel amor,la entregayel rechazo.(En unadeterminadajornada,sentadosen laplazaDelphina, lamiradainquietade Nadjarecorreráconstantementeel lugar.

«—Miraallí...! ¿Noves aquellaventana?Es negra,como las otras.Mira bien. Dentrode un minutose iluminará.Serároja.

Transcurreun minuto.La ventanaseilumina. Se ven, enefecto,cor-tinas rojas.»

5 RAMíREZ, J. A.: La ciudad surrealista en El surrealismo, op. cit., Pp. 7t y ss.6 «Lasformasque,desdela tierra, lasnubesconñgumnalos ojos del hombre,no sonen

modo alguno fortuitas, son augurales>’.habría repetido,tiempo más tarde, el Breton deLamoarfon, en [937.

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Nadjaes,segúnse vandesarrollandolentamenteestasbrevesjornadas,lovamoscomprendiendopaulatinamente,elsurrealismo—esasuperacióndetodamediación;la reconciliaciónfinal de la conscienciaconsu opuesto;dellenguajeconel significado;del arteconla vida. «Vivo enteramentede estamanera»,le declaraella. Nadjaes la figura, desgarrada,de lavidencia.Es ellugar límite queel surrealismoestáanunciando.Y es tambiénla figura delabismode lo mismo.

Dice Breton,hablandode Nadja: «Puedehaberahíesasfalsasanuncia-ciones,esasgraciasde un día, verdaderosprecipiciosdel alma, abismo,abismodondese ha arrojadoel pájaroespléndidamentetriste de la adivi-nación».

Pues,juntoalabismoqueNadjarevela—abismoquecoincide,puntoporpunto,con la teoríadel “amourfou” defendidapor los surrealistas—surgetambiénla revelaciónde la sordidezde su vida real, sometidaprobrementea las necesidadesde los hombrescon los que se va encontrando,sordidezqueBreton varechazandopaulatinamentehastael alejamientototal.

El final del relato son las reflexionesde André Breton sobreel surrealis-mo —«La bellezaseráconvulsivao no será»—junto con la noticia de lalocuradeNadja, y su internamientoenun establecimientopsiquiátrico.Novolverána encontrarse.

La mujer, la vidente.«La mujerdice el porvenir. Y estoyencargadodeverificarlo», exclamaen unos versosde su obra Rephitionsel poetaPaulEluard.Exactamente.Y el dueñodelapalabraes,aún,el poeta.Puesla metá-fora de la locurade Nadja, la no posibilidadde retornoparaquien no tienelapalabra,sedeslizasolapada,tenazmente,alo largodeestediscursosurrea-lista. Perotambiéna lo largode su“petite histoire”: de los acontecimientos,triviales o sublimes,cotidianos,quejalonan la historia de lavanguardia,desu protagonistas.

Así la imagen,tambiénlimite, de LeonoraCarrington.Nacida en 1917. en la región de Lancashire,dentro de una acomodada

familia, subiografíaes lade un largoperiplo,paraleloen tantasocasionesala diásporade unageneraciónqueconocióel ascensode lavanguardiay suextremarefutación,enlapersecución,física,queelnazismohabríade impo-nera loshastaentoncesexitososprotagonistasdel «artedegenerado».Hastafinalizar en el feliz descubrimientode esa«región surrealistapor excelen-cia»,como habríade denominarseal Méxicode posguerra,paraderode tan-tosexiliados,y en dondehabríade desarrollarsela mejorpartede suobra7.

Sobreésta,la obra; sobrela constituciónde un surrealismomágico,queperduraríaa la disolucióndel movimientocomotal, no es quizáésteel lugarparadisertarsobreello.

7 Vid. AA. VV.: El surrealismo entre Viejo y Nuevo Mundo (Cat. Exposición).Las Pal-mas.C.A.A.M.. 1989-1990.

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Si sobre la constituciónde la imagen másperdurablede LeonoraCarringtoncomofigura: lade la inolvidablecompañeradeMax Ernst.Perosobretodo lade esostextos límite, memoriade la locura,queconstituyensu conocidoDown Below —traducidoal castellanocomo Memoriasdeabajo8.

El lugarlímite, insuperable,del surrealismo.Eseterritorio de laextremalucidez;de la posibilidadextremadel significado,en el que «todosereía-cionacon todo».Si, siguiendoa Lévi Strauss—protagonista,porcierto,deun memorableviaje al exilio conAndré Breton,en un barcoatiborradoderefugiados,duranteelquesededicanadiscutirsobrela posibilidaddelo ori-ginal enel arte,entreotrascosas—,unadelasenfermedadesdel pensamientoconsisteen lasobrecargadesignificadosde lamente,alosqueel mundorealnuncaes capazde otorgarrespuesta,en esteperiplo porla locuraqueLeo-noraCarringtonnosdescribe,la soluciónesexactamentela contraria.Estoes,unasobrecargade significados,segúnlos cualestodoenel mundoapa-recesobrecargadode sentido,tan extremadoquesuresoluciónno puedesersino la de la locura.

Descripcióndel viaje quela protagonistahabríadeefectuarpor la Espa-ñaal margendela guerra,LeonoraCarringtondescribiráen estasMemoriasde abajo la travesía,a la vez simbólicay física, quehubo de emprenderaraíz del internamiento,en mayo de 1940,del pintor Max Ernst,con quienvivía en aquellosaños,despuésde ser detenidopor su nacionalidadalema-na. Viaje a lavez de supervivenciae iniciático, el mismose iniciarábajolamarcade la iniciación y de la «tierra»,temarecurrenteen la interpretaciónde tantasfigurasfemeninasde la vanguardia.

«Mi estómagoera el asientode aquellasociedad(brutal), peroera,también,el lugaren el queloselementosde la tierrase uníanconmigo.Eraelespejodela tierra,cuyoreflejocontienelamismarealidadqueloreflejado.Aquelespejo—miestómago—teníaquequedarlimpio delasespesascapasde mugre(las fórmulasadmitidas)a fin dereflejarbien latierra (...) cuandodigo tierra quierodecir,naturalmente,tierras,astros,soles,en el cielo y sobrela tierra, lo mismo quelos astros,solesy tie-rrasdel sistemasolarde los microbios.»

Descripcióndeun viajeduranteel cualla artistaestáidentificándosecadavez mása la vez conla expulsióndetodoconocimientoadquirido,y conlarevelaciónde un significadoinédito. Hastaacabaren el internamientoen unsanatoriopsiquiátricoen Santander,sometidaa tratamientoconinyeccionesde Cardiazol,entreotrascosas,LeonoraCarringtonse encuentraconstante-mente—tal comodescribenlos textos mástradicionalessobrela sobrevi-

8 CARRINCTON, Leonora (1985): Memorias de abajo. Madrid: Ed. Siruela.

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dencia—tantoal extremodel máximo sufrimiento,cuantoal del umbraldeunarevelación;revelaciónque,constantemente,se vadeslizando,sin nuncadesaparecerdel horizonte,dramático,en el quese manifiesta.

Después,el retorno, la reflexión, la palabrasobreel limite. La constitu-ción de unaobraqueencuentra,en México, en las referenciasa la alquimia,o a White Goddess—la Diosa Blanca, la conocidaobrade RobertGravessobrela DiosaFemenina,la míticaedaddel matriarcado—su madurez,suobra, por fin9.

O, allí, la t’igura de Frida Kahlo. De quien, de nuevo,no podemosolvi-dar cómola constitución,el recuerdode su figura personalvan unidascasisiemprea la lectura,lacontemplaciónde su intensaobrapictóricaen laque,conscientemente,acompañaa la misma unacargaautobiográficatal queresultaimposible, o utópico,por decirlo de otra manera,la posibilidaddeunarecepciónde su pinturaala cual no vayaunida,siempre,laereccióndelpersonaje:la Frida Kahlo quese repiteconstantementeen suspropiasobras.

La críticaoficial nosrefierecómo,en 1938.AndréBreton viajaaconocerMéxico —el paísquedenominaríacomoel «surrealistapar excellence»conviviendoallí con el matrimonioDiegoRivera-FridaKahlo, la parejadeartistasmásinfluyenteen la época.«Kahlo eraconocidacomola dramáticaesposadel famosomuralista,comolamujer joven parcialmentelisiaday enconstantesufrimientodebidoalaccidentequela habíadejadoconla pelvis yla columnarotas,a losquinceaños,y comounaartistaquehabíahechode suvida la fuentede suarte»10.

Deformaciónautodidactica,influida tantoporelconocimientodelas van-guardias,quede Europaiba llegando,cuantopor unatradición nacionaleindigenistaenlaquesiemprese reconocería,Bretóncomentaríaque«mi sor-presay alegríafueron desbordantescuandodescubrí,aini llegadaa Méxi-co, quesuobrasehabíadesarrollado,en susúltimaspinturas,enel máspurosurrealismo».Surrealismoque, no olvidemos,dentrode la no siemprefácildefinición del mismoen términospictóricos,habíaadquirido en la obradeFrida Kahloun desarrolloindependiente,personal,autobiográficoy marca-do, de nuevo,en la opiniónde suscríticos, por esoquedabaen llamarse.lafigura de «la tierra».Y desdeluego,la del cuerpo,desdeun puntode vista,éstesí, quelacrítica ibaa poderleercomoespecíficamentefemenino.(Frida,porotraparte,no ibaaestartan deacuerdoconestasuertedereconocimientooficial por partedel surrealismo.Susbiógrafosnos cuentancómo «Kahlohabíaesperadola llegadade Bretonconexcitación,perono le gustócuandose encontraron.Le encontróteóricamentepretenciosoy aburí’ido; su vani-dady arroganciala ofendieron»).

~Vid. CHADWícK, Whitney( t 991): Wornen Arxisrs cad (he .S,írrealisz Mc,í’e,,,enx. Thames& Hudson.

iii Cít~DwícK. Whitney. op. ch.

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Laobrade FridaKahlo, desarrolladaen Méxicoenteramente—conalgu-nasincursionesa los EstadosUnidos—,es un ejemplode esta«cuestión»dela pinturasurrealista,O de cómoestemovimientose iba aencontrarconlacreaciónde un «estilo»enelquereconocerse.Porunaparte,en laobramexi-canade LeonoraCarrington,deRemediosVaro,de Frida Kahlo, sobretodo.Por otra, en la de la Escuelade NuevaYork, cuyosplanteamientosiban arebasarampliamentelosdel movimientoestricto.

Preguntadapor lapresenciadelsurrealismoen suobra,la artistarespon-dería:«Noséquéesesodel surrealismo,y no séporquémepreguntansiem-prepor él.Lo queyo pinto es lo queveo, lo queme pasasiempre».11

Figurasdelaexcepción.O,yaen elcasodenuestropaís,la figuradeMaru-ja Mallo como la únicafigura comparable.Figuraen la quetambiénpodría-mosreconocerla imagende unaartistaconstituyéndosecomotal en mediode unamodernidadque estabacreándose,y reconociéndosecomo tal. En laqueencontramosasimismola figura del viaje, del exilio. La de lamagia,ladel pensamientomítico comoereccióndel otro pensamiento,esequerecorreconstantementela modernidad.Y la de unapintura que, creadaasimismodesdeunosparámetrospersonales,nosresultaríaala largareconocidapor loscríticosconstantementecomo«surrealista»,Con la dificultad de queunatalatribuciónresultabastanteindefinible desdeun puntode vista formal. Perosinembargofactibledesdeeselugardel«contenido»,queAndré Bretonhabíadefendidosiemprecomoel único lugar posibleparael juicio de la obra.

Encualquiercaso,aquí,denuevo,nosencontraríamosconla creacióndeunaimagen,lade laMarujaMallo locuaz,teñidade rojo, vestidaconelabri-go de lincequela acompaflóen suregresoa Madrid, antesquepor unaobraparala que«sehabíapasadoel momento»,enopinión de uno de suscríti-cosi2,Y queen realidadcasinadiehabíapodidover reunida,hastalasexpo-sícionesde ¡994.

Distribuidaen diferentesciclos, unaserieúltima de la artistallevabaeltítulo de «Los Moradoresdel Vacio». Preguntadaacercade las referenciasde suobra,en aquellaocasión,MarujaMallo se soltabanadamenosqueconun «Todo esto, además,fíjate queviene desdelos brahmanes,porque elkarma,quees el ayer,es laautoridadquerecibes,y mástardevieneeldhar-ma quete indicael caminoquedebesseguiry porúltimo el mantra,queesla concienciacósmica,quees dondeyo he llegadoahora.Entonces,ya vestodoestejuego de planetasquetenemoscomo unacosaqueobedeceaunCosmos,totalmentedesconocido.Poresoyo, enlos «MoradoresdelVacio»,estoy levitando,intuyendola cantidaddeformasquehabráde aquíaVenus,de aquía Neptuno...Ahora vamoshaciala Constelaciónde Hércules...».

II HERRERA FalDA, I-Iayden: 1988’ Lina biografía de Fi-ida Ka/do. México:Ed. Diana.2 EsCRIBANo,María(1994): Maruja Mallo, una bruja moderna, enMarujaMatlo: Museo

Nacionalde BellasArtes.BuenosAires.

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Nada menos.Pero paraotros quedabala crítica, el lugar de la palabraexacta.No paraesatradición que el siglo xx habíainstituido, junto conelreinadode latécnica.Ladel surrealismo,lamagia.Esa«antiguay aúnvivten-te concepcióndel universocomo un ordenamorosode coírespondenciasyno comounaciegacadenadecausasy efectos»,enpalabrasdeOctavioPaz13.La figura de lo otro. De lasotras, siempre.

13 Vid. PAZ, 0. (1978): La búsqueda del comienzo. México: Era.