iguiendo la línea directriz de los boletines · agricultora / Roberto Valcárcel Rojas / 59...

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Director General Dr. Eusebio Leal Spengler Dirección Editorial Roger Arrazcaeta Delgado Edición Lic. Olga Montalván Lamas y Lic. María Eugenia Fernández de la Llera Comité Editorial Antonio Quevedo Herrero, Carlos A. Hernández Oliva, Ivalú Rodríguez Gil, Lisette Roura Álvarez, Lic. Carmen Lezcano Montes, Lic. Rebecca O. Linsuaín, Daniel Vasconcellos Portuondo y Osvaldo Jiménez Vázquez. Consejo Científico Dr. Eusebio Leal Spengler, MSc. César García del Pino, Lic. Raida Mara Suárez Portal, Dra. Lourdes Domínguez González, Dr. Gabino La Rosa Corzo, Dra. Raquel Carreras Rivery, MSc. Alfredo Rankin Santander y MSc. Roberto Valcárcel Rojas. Asesoría Lic. Pedro Juan Rodríguez y Lic. Juliet Barclay Traducción Lic. Juliet Barclay y Lic. Dania Hernández Perdices Diseño D.I. Themis García Ojeda Fotografía Francisco F. Navarrete Quiñonez y Lic. Néstor Martí Delgado Colaboradora Alina L. Velásquez Margüenda Los autores de los artículos asumen la responsabilidad de sus criterios Correspondencia y canje Gabinete de Arqueología, Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, Tacón no. 12, entre O´Reilly y Empedrado, La Habana Vieja, Código Postal 10 100, Ciudad de La Habana, Cuba Telfs. 861-4469 y 860-4298 E-mail [email protected] Esta es una publicación del Gabinete de Arqueología de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana Imagen de la cubierta: Sección hipotética de una estructura edilicia con sus unidades estratigráficas. Cortesía del Dr. Edward C. Harris, tomado de Martin Davies: "The application of the Harris Matrix to the recording of standing structures", en Edward C. Harris, Marley R. Brown III and Gregory J. Brown (Edit.): Practices of Archaeological Stratigraphy, Academic Press Limited, London, 1993, p.172. Además, aparecen imágenes de una piedra tricúspide con figura de serpiente y de un buzo empleando un detector de metales en una prospección en el Noreste de La Habana. ISSN: 1680-7693 iguiendo la línea directriz de los boletines anteriores, continuamos desarrollando este empeño en dos vertientes fundamentales. En primer lugar profundizar en sus aspectos distintivos y agregar nuevos campos temáticos acordes con el alcance pretendido, tal es el caso de la sección denominada Pensamiento Arqueológico, coordinada por la doctora Lourdes S. Domínguez, asesora del Gabinete de Arqueología de la Oficina del Historiador. La misma se propone divulgar artículos de contenido teórico o metodológico, que expresen algunos de- sarrollos de la Arqueología reciente o establezcan criterios comparativos a nivel disciplinar, o donde se expliquen las potencialidades y resultados en campos puramente arqueológicos o asociados a esta ciencia. Con todo, si bien el título de la sección antes enunciada no especifica un área geográfica, ella dirigirá su principal interés a la América Latina, aunque también se incluirán trabajos significativos de otros países, pues una buena parte de la literatura especializada y de los distintos progresos en Arqueología provienen de Europa y Norteamérica. Además se prosigue laborando en la creación de un diseño cuya factura estética se adecue al carácter científico de esta publicación. En el presente número podrán leerse trabajos de científicos cubanos y extranjeros, muchos de ellos novedosos y que constituyen relevantes aportes a la ciencia. Los temas abordan, entre otros, tópicos como la Arqueología Estratigráfica, excavaciones en sitios urbanos, mitología taína, Arqueología Subacuática, indagaciones sobre nuestras culturas aborígenes, investigación histórica y pintura mural colonial. El Comité Editorial expresa su agradecimiento al distinguido arqueólogo Edward C. Harris, director del Museo Marítimo de Bermudas, por su excelente e importante escrito sobre la Arqueología Estratigráfica; asimismo, nuestra gratitud para los científicos Pedro Pablo Funari, de Brasil, y Sebastián Robiou, de Puerto Rico, por sus valiosas contribuciones a este número. A los especialistas cubanos, y particularmente a los colegas del Gabinete de Arqueología, también va nuestro sincero agradecimiento. Director Editorial

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Gabinete de Arqueología / 1

Director General Dr. Eusebio Leal SpenglerDirección Editorial Roger Arrazcaeta DelgadoEdición Lic. Olga Montalván Lamasy Lic. María Eugenia Fernández de la LleraComité Editorial Antonio Quevedo Herrero,Carlos A. Hernández Oliva, Ivalú Rodríguez Gil,Lisette Roura Álvarez, Lic. Carmen LezcanoMontes, Lic. Rebecca O. Linsuaín, DanielVasconcellos Portuondo y Osvaldo JiménezVázquez.Consejo Científico Dr. Eusebio Leal Spengler,MSc. César García del Pino, Lic. Raida MaraSuárez Portal, Dra. Lourdes DomínguezGonzález, Dr. Gabino La Rosa Corzo, Dra. RaquelCarreras Rivery, MSc. Alfredo Rankin Santandery MSc. Roberto Valcárcel Rojas.Asesoría Lic. Pedro Juan Rodríguezy Lic. Juliet BarclayTraducción Lic. Juliet Barclayy Lic. Dania Hernández PerdicesDiseño D.I. Themis García OjedaFotografía Francisco F. Navarrete Quiñonezy Lic. Néstor Martí DelgadoColaboradora Alina L. Velásquez Margüenda

Los autores de los artículos asumen laresponsabilidad de sus criterios

Correspondencia y canjeGabinete de Arqueología, Oficina del Historiadorde la Ciudad de La Habana, Tacón no. 12, entreO´Reilly y Empedrado, La Habana Vieja,Código Postal 10 100, Ciudad de La Habana,CubaTelfs. 861-4469 y 860-4298E-mail [email protected]

Esta es una publicación del Gabinete deArqueología de la Oficina del Historiador de laCiudad de La Habana

Imagen de la cubierta: Sección hipotética deuna estructura edilicia con sus unidadesestratigráficas. Cortesía del Dr. Edward C. Harris,tomado de Martin Davies: "The application of theHarris Matrix to the recording of standingstructures", en Edward C. Harris, Marley R.Brown III and Gregory J. Brown (Edit.):Practices of Archaeological Stratigraphy,Academic Press Limited, London, 1993, p.172.Además, aparecen imágenes de una piedratricúspide con figura de serpiente y de un buzoempleando un detector de metales en unaprospección en el Noreste de La Habana.

ISSN: 1680-7693

iguiendo la línea directriz de los boletinesanteriores, continuamos desarrollando esteempeño en dos vertientes fundamentales. En

primer lugar profundizar en sus aspectos distintivos yagregar nuevos campos temáticos acordes con elalcance pretendido, tal es el caso de la seccióndenominada Pensamiento Arqueológico, coordinadapor la doctora Lourdes S. Domínguez, asesora delGabinete de Arqueología de la Oficina del Historiador.La misma se propone divulgar artículos de contenidoteórico o metodológico, que expresen algunos de-sarrollos de la Arqueología reciente o establezcancriterios comparativos a nivel disciplinar, o donde seexpliquen las potencialidades y resultados en campospuramente arqueológicos o asociados a esta ciencia.Con todo, si bien el título de la sección antes enunciadano especifica un área geográfica, ella dirigirá suprincipal interés a la América Latina, aunque tambiénse incluirán trabajos significativos de otros países, puesuna buena parte de la literatura especializada y de losdistintos progresos en Arqueología provienen deEuropa y Norteamérica. Además se prosigue laborandoen la creación de un diseño cuya factura estética seadecue al carácter científico de esta publicación.

En el presente número podrán leerse trabajos decientíficos cubanos y extranjeros, muchos de ellosnovedosos y que constituyen relevantes aportes a laciencia. Los temas abordan, entre otros, tópicos comola Arqueología Estratigráfica, excavaciones en sitiosurbanos, mitología taína, Arqueología Subacuática,indagaciones sobre nuestras culturas aborígenes,investigación histórica y pintura mural colonial.

El Comité Editorial expresa su agradecimiento aldistinguido arqueólogo Edward C. Harris, director delMuseo Marítimo de Bermudas, por su excelente eimportante escrito sobre la Arqueología Estratigráfica;asimismo, nuestra gratitud para los científicos PedroPablo Funari, de Brasil, y Sebastián Robiou, de PuertoRico, por sus valiosas contribuciones a este número. Alos especialistas cubanos, y particularmente a loscolegas del Gabinete de Arqueología, también vanuestro sincero agradecimiento.

Director Editorial

2 / Gabinete de Arqueología

Guanabacoa: "una experiencia india" en nuestracolonización / Lourdes S. Domínguez González / 4

Prospección arqueológica subacuática en elNoreste de La Habana / Rubén Berrayarza,Freddy Navarro, Ted Hill y Craig Willians / 12

Evidencias numismáticas en sitiosarqueológicos de La Habana Vieja / Carlos dela Rosa Graell y Roger Arrazcaeta Delgado / 19

Rescate arqueológico en Mercaderes no. 15 /Aneli Prado Flores, Joyce Rossi Álvarez y RogerArrazcaeta Delgado / 31

La sustitución de las maderas ibéricas por lasautóctonas cubanas en la construcción naval /Alessandro López Pérez / 41

La Gran Serpiente en la mitología taína / SebastiánRobiou Lamarche / 51

Banes precolombino. Seis siglos de ocupaciónagricultora / Roberto Valcárcel Rojas / 59

Arqueología precolombina del municipioBoyeros / Rolando Crespo Díaz y OsvaldoJiménez Vázquez / 67

Cuba: Estudios de Maestría en Arqueología /Ramón Dacal Moure / 75

Contenido

ARQUEOLOGÍA

HISTORIA

PINTURA MURAL

La Flota de Tierra Firme del año 1556 / CarlosAlberto Hernández Oliva / 101

San Pedro 352: Concurrencias arquitectónicasen un mismo espacio urbano / Rebecca O.Linsuaín / 109

El memorable combate de Río Hondo / EnriqueM. Alonso Alonso, Carlos Díaz Guanche, Carlos R.Rosa Saavedra, María R. González Sánchez,Esperanza Blanco Castillo y Jorge L. Ruiz Licor / 118

Dos Casas en tres siglos / Beatriz RodríguezBasulto / 123

El Gran Hotel: historia y vida social / YutneliBenítez Márquez / 131

El Alejandría, fiel reflejo de un ingenioazucarero del siglo XIX/ Adriana Suárez Cairo yLiz B. Marichal García / 135

Uniones consensuales en la dotación delingenio-cafetal Angerona / Melba Pérez Gonzálezy Delia Lassales Herrera / 142

Excepcionales pinturas murales en Tacónno. 12 / Azul Sánchez Triana, Tania González Yanesy Acelia Rodríguez Bécquer / 148

PENSAMIENTO arqueológico

La estratigrafía de las estructuras en pie /Edward Cecil Harris / 79

La Arqueología Histórica en una perspectivamundial / Pedro Paulo A. Funari / 88

Breve arqueología de las principales corrientesde interpretación mitológica / Iosvany HernándezMora y Micelys Torres Sánchez / 92

Gabinete de Arqueología / 3

CATÁLOGO HABANERO

DE LOS AUTORES / 175

BREVES del boletín

PERSONALIDADES

NUESTRA COLECCIÓN

BIBLIOTECA

Tania González Yanes y Sandra Páez Rosabal / 152

Doctor René Herrera Fritot / Daniel E.Vasconcellos Portuondo, Lois Ángel UrgellésNavarro y Heriberto Jiménez Moreno / 154

Modelo Willow / Antonio Quevedo Herrero / 161

Lourdes M. Campos Gutiérrez / 163

II Encuentro Iberoamericano Museo e IdentidadCultural / Daniel E. Vasconcellos Portuondo / 164

Obituario / Carlos Alberto Hernández Oliva / 165

Registro de vertebrados autóctonos en lacasa del Marqués de Prado Ameno (siglosXVIII-XIX) / Osvaldo Jiménez Vázquez y José M.Torres Pico / 166

Arqueología de la Arquitectura: nuevasperspectivas para la investigación / Karen MahéLugo Romera y Sonia Menéndez Castro / 168

Reserva de la biosfera Baconao / IosvanyHernández Mora / 169

Exposiciones / Antonio Quevedo Herrero / 170

Estudios arqueológicos en Teniente Rey no. 159 /Alejandro Nolasco Serna / 171

Trabajos arqueológicos en la Catedral deVitoria / Lisette Roura Álvarez y Omar DieppaCastellanos / 172

Salvaguardando la historia / Annia MartínFernández / 173

Excavación en la Casa Aguilera / Aneli PradoFlores / 174

4 / Gabinete de Arqueología

Guanabacoa:"una experiencia india" en nuestra colonización

Por: Lourdes S. Domínguez González

El pueblo de Guanabacoa, cercano a la villa de LaHabana, resultó en el siglo XVI un lugar a dondefueron llevados los aborígenes que no teníanubicación en la ciudad y en las cercanías.A este quehacer el coloniaje español le llamó"experiencia" y en verdad no fue otra cosa queun "pueblo de indios" o una reconcentraciónde indios después de terminadas lasencomiendas. Arqueológicamente hablando,hasta el momento es poca la evidencia materialindígena exhumada en Guanabacoa, pero encambio sí se han encontrado innumerablesmuestras del periodo de contacto ytransculturación, así como de la etapa colonial.Con los primeros intentos arqueológicosrealizados hace una década, y los trabajosmás recientes, recogidos en el presenteartículo, se ha logrado un importanteacercamiento a los orígenes del poblamientoaborigen de este territorio.

Resumen

AbstractDuring the XVI century, Guanabacoa (a villagenear Havana) became a ghetto for Indiansunable to find shelter either within the city orin the surrounding countryside. They wereforced to settle there by the Spanish coloniststo provide a readily accessible workforce and acaptive audience for Christian indoctrination.As a result of this process, referred to by theSpaniards as ‘The Experience’, Guanabacoafunctioned for a time as an Indian village.Little archaeological evidence has beenfound of the Indian presence in the area, butmany artefacts have been uncovered whichdate from that early period of contact andtransculturation, and from the colonial period.By combining the results of archaeologicalinvestigations carried out ten years ago withthose of recent research, this articleillustrates the important understanding thathas been gained of the characteristics of theaboriginal population of the area.

Cuba fue la primera de las Islasde las Antillas Mayores en descu-brirse, pero también la última enser colonizada; cuando los españo-les llegaron a nuestras costas habíanexperimentado, en gran medida,diferentes métodos de colonización,tanto en las tierras reconquistadasen el sur de España como en las IslasCanarias. (Colectivo autoral, 1994.)

De la Factoría pensada por Colónse pasó con rapidez a la Colonia porpoblamiento, organizándose de estamanera a los grupos autóctonos parael trabajo en una forma que al iniciose llamó "encomienda"; este siste-ma concebido en la Metrópoli pudoser medianamente ideal en un pri-mer momento, y en aparienciasera humano y necesario, porquesólo se pedía a los aborígenes quese catequizaran. En realidad fueuna repartición de hombres paracon ellos establecer una esclavitudencubierta.

Este método de aplicación dualse escudó en el mecanismo de lacristianización, mostrándolo comoobjetivo principal, recuérdese queEspaña en ese momento era lacampeona de la cristiandad, peroen verdad la única aspiración eraorganizar la población indígenapara con ella abordar nuevos mo-dos de laboreo, dándosele unaapariencia legal a una cruel y

despiadada explotación de su fuer-za de trabajo.

Entre 1524 y 1555 se lleva a cabola fase continental de la conquistay colonización de América, perodentro de este período, en 1542, sedictan las Leyes Nuevas y con ellasla abolición de las encomiendas,manifestándose la Corona sobre lasmismas, como obsoletas y contradic-torias. Esto fue el resultado de laspresiones ejercidas en la Corte a talefecto, por esta razón España deter-minó ensayar otros procedimientoscon resultados similares; surgió asíel Plan de la Experiencia, y se esco-gió a Cuba para su primera puestaen escena.

Se adoptaron nuevas fórmulaspara la creación de núcleos indíge-nas, ejemplificadas en los casos delCaney en Santiago de Cuba y deGuanabacoa en La Habana, paraevitar su deambular por estas pro-minentes ciudades que a la sazónse disputaban la primacía de la Isla.

Lo acontecido en este procesode conquista y colonización, a par-tir de los sistemas experimentadosy aplicados, alteró las normas y elequilibrio territorial e hizo bastan-te difícil el afán de reconcentrar demanera obligatoria a estos indios"vacos" o "vacantes" en reductosmuy distintos a sus verdaderospueblos (Ramos, 1992).

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Gabinete de Arqueología / 5

Para adentrarnos en el estudiodel proceso de colonización en laCuba del siglo XVI, la vía documen-tal y bibliográfica deja en verdadmuchas lagunas en la información,por eso consideramos como unode los imperativos de la investiga-ción arqueológica moderna, crearla estructura y la estrategia apro-piada para la interpretación deestos eventos a partir de las evi-dencias materiales, logrando asídefinir con más claridad lo ocurri-do con estos pueblos en ese mo-mento histórico concreto.

De esta forma, y a partir de losconceptos de la Arqueología His-tórica, es que debemos enfrentarla investigación en la actualidad. Elestudio de este período de contac-to y transculturación indohispánicaa partir de los elementos de am-bas culturas: aborigen y europea,es la línea conducente, pues los mis-mos perviven en dicho proceso apartir de criterios muy objetivos(Rives, Domínguez, Pérez, 1991).

Encomiendas y experiencias

El tratamiento hacia los indíge-nas de América fue para la políticaReal española de ese momento unaactuación indecisa; los escrúpulosde tipo moral chocaban con los inte-reses económicos y se interrela-cionaban con el proceso colonizador,y al final vencieron los económicos.

A partir de 1503 se autoriza a to-dos los hombres que viajan al Nue-vo Mundo, en vías de conquista ycolonización, capturar a los indioscuando hiciesen resistencia, peroacto seguido se recuerda su carác-ter de "hombres libres por condi-ción". La ambigüedad nutre ladocumentación y la realidad semanifiesta de una forma distinta.

Son constantes las menciones a la"guerra justa" o a la "guerra bue-na" (Pichardo, 1984), y de hecho noexiste una línea consecuente paratratar el asunto.

Así es realmente esclavizada lapoblación autóctona, de una formadirecta al principio y encubiertadespués, con la aplicación de siste-mas como la encomienda.

Esta llamada encomienda sedesarrolló en las Indias y fue con-cebida como un patronato de fa-vor Real sobre una parte específicade los naturales de estas tierras,no era para todos los indios, ni seaplicaba a todos los concentradosen establecimientos cercanos a lasposesiones del encomendero o alos centros urbanos incipientes, lasfamosas Villas.

Existía obligatoriedad por partedel encomendero español de ins-truir a los indios entregados en lareligión cristiana y enseñarles losrudimentos esenciales de la llama-da vida civilizada, al fiel de los eu-ropeos salidos del medioevo, asícomo defenderlos en sus personasy propiedades; a cambio se deman-daba tributo en forma de trabajo, porconsiderarse privilegios las cosas quese les ofrecían (Franco, 1985).

En la práctica "… los encomen-dados eran algo así como siervosde los encomenderos" (Portuondo,1953), pero en la realidad las en-comiendas constituían una ins-titución explotadora hasta límitesinsospechados del trabajo indíge-na, y estos hombres fueron some-tidos a un proceso de rápidadesculturización. Las Leyes deBurgos son el principal soporte deeste mecanismo diabólico.

En Cuba, en 1513 y medianteCédula Real, el conquistador donDiego Velázquez de Cuéllar inició

los repartimientos de indios paraejecutar las encomiendas. La ex-periencia acumulada en La Espa-ñola, le permitió propiciar unapolítica de entrega de indios a par-tir de familias, pueblos o comuni-dades aborígenes completas, puesde esta manera no se desarraiga-ban y se lograban mayores rendi-mientos productivos.

Entre 1516 y 1519, fracasadas lastentativas hechas con las enco-miendas, se propone por los frai-les Jerónimos y en especial porRodrigo de Figueroa en La Españo-la, efectuar los famosos "experimen-tos" que pretendían determinar lacapacidad intelectual y política de losindios para valorar por sí mismos,pero siempre a la manera españo-la, la forma de vida más adecuada.

Este es un antecedente de las lla-madas "experiencias indias" puestasen práctica en Cuba décadas mástarde y las cuales resultaron unamanera inconsecuente utilizadapor la Monarquía Española paraintentar recuperar la productividaddiezmada de las masas autóctonas.

El historiador L. Hanke (1950)definió a las "experiencias" como"… el último acto en el drama delos experimentos para liberar a losindios". El período de su implanta-ción fue del 1525 al 1535, basándo-se siempre en la concentración delos aborígenes sin ubicación ni tra-bajo, llamados "vacos" o "vacan-tes", en pueblos artificiales dondesiempre hubiere clérigos para "adoc-trinarlos" y guiarlos en sus labores,de esta forma los tendrían cerca y amano para cualquier menester.

Las autoridades de la isla deCuba se niegan a aceptar este nue-vo procedimiento, prohibiéndose-lo a Pedro Mexía Trille, designadopor el Rey a tal efecto.

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6 / Gabinete de Arqueología

Con posterioridad este hombrele propuso a la Corona que encar-gara al Obispo la conducción de la"experiencia" y así se fundó el pri-mer pueblo de indios en Bayamo,al oriente de Cuba. Esta pruebaresultó un fracaso, el Rey ordenóun segundo intento y para ello de-signó al teniente gobernador donManuel de Rojas, quien en carta alMonarca le dice que al tratar deponer en práctica su orden cree:"…Ha de hacer poco fruto según laenemistad que esta gente tiene conla gente española, por el mal trata-miento que le tienen hecho, tantopor sus culpas como por las nues-tras". (Chacón y Calvo, 1934.)

Se trató de hacer otro ensayoen San Juan de Puerto Rico en 1520pero se infiere el fracaso al no exis-tir referencia alguna (Chacón yCalvo, 1934). El éxito mediatizadode la proclamación de la libertadde los naturales a partir de las Le-yes Nuevas en 1542 fue el segun-do revés, porque estas jamásfueron aplicadas como estabanescritas y muy en especial por elrechazo de los colonos. Hasta1553 no se pueden poner en prác-tica algunas soluciones que pa-rafrasean estas susodichas leyes(Pichardo, 1984).

Con toda la práctica acumuladapor las tentativas y frustracionesse piensa como solución al proble-ma de estos indios sin dueño, tra-bajo ni ubicación, merodeadorespor las ciudades y creadores degrandes disturbios, la idea dereconcentrarlos tomando algunasde las estipulaciones promulgadaspor las Leyes Nuevas; fue una sa-lida y de aquí nace el caso deGuanabacoa, región que se co-mienza a organizar a partir de1555, emplazándose en la cerca-

nía de La Habana, en esa épocala capital de Cuba.

Estrategia arqueológica

La Arqueología Histórica permi-te abordar nuevas líneas de traba-jo, así como pensar en nuevaspropuestas fuera de los plantea-mientos clásicos para el estudio deestos sitios de transculturación. Laestructuración de las diferentesestrategias de clasificación de evi-dencias materiales, tiene su refe-rencia en los objetos exhumadosque presentan simultáneamenterasgos indígenas e hispanos en sumorfología, ello requiere de traba-jos de campo concebidos dentro deun enfoque mucho más ágil.

Los escasos documentos deesta época abogan también por unalabor interdisciplinaria que agrupeetnólogos, arqueólogos e historia-dores, en la cual, el papel desempe-ñado por las evidencias materialesdebe corresponder a la metódica ar-queológica y al papel rector de es-tas investigaciones.

Tenemos como ejemplo clási-co el sitio El Yayal como repre-sentante de la etapa de contactoy transculturación en Cuba, cuyoanálisis y enfoque metodológicopermitió considerarlo un interesan-te estudio de caso. (Domínguez,1984.)

Para realizar este trabajo esimprescindible la definición de es-trategias arqueológicas concre-tas a partir de dos versiones delevento:

a) Que el período de contactoestá relacionado con la conquistay colonización y se puede conside-rar hasta mediados del siglo XVI.

b) Que el período de transcul-turación se puede efectuar desde

el inicio del siglo XVI y en épocasposteriores de acuerdo con el de-sarrollo del proceso histórico decada pueblo.

Para este primer momento, esválido utilizar el enfoque siguiente,sobre todo a la hora de analizar lasevidencias. (Domínguez, 1980.)

a) Materiales en superficie queno presentan variación intrínsecani huellas de uso y reúso.

b) Materiales de niveles estra-tigráficos definidos, con cambios in-trínsecos y que tienen evidenciasde uso y reúso.

c) Un producto nuevo, la crea-ción hecha por estos grupos me-diante la simbiosis cultural.

Puede ocurrir todo lo contrarioen el enfoque del evento. Entendi-do a partir de 1550, las evidenciasen este período reflejan, cada vezmenos, los rasgos indohispánicoshallados y se pueden analizar deesta forma:

Objetos de procedencia europea.Objetos de procedencia criollabien definidos.Objetos de procedencia aborigen.A medida que pasa el tiempo

los objetos indígenas serán cadavez más vestigiales, tal como ocurrecon el ejemplo de Guanabacoa (Do-mínguez, 1989).

El paso de la inferencia directaobtenida a partir de los restos ar-queológicos detectados hace posi-ble su contrastación con los hechoshistóricos, hipotéticos o comproba-dos por documentos. Estas son lascaracterísticas fundamentales delas evidencias que se consideranimponderables en esta etapa detransculturación.

Por ejemplo, la presencia enlos contextos arqueológicos decerámica indígena o de mayólicanovohispana, identifica respecti-

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vamente a un grupo aborigenagroalfarero y a un sitio colonial,quizás del siglo XVII; estas muestrasresultan válidas para la contras-tación del evento histórico espe-cífico, pero es preciso ser cuidado-so, pues no permiten ir mucho másallá, a no ser que se examinen losmateriales a partir de asociacionessignificativas, y estas permitan re-construir hechos y cronologar conseguridad.

Grandes grupos de hallazgos deprocedencia europea o de manu-factura aruaca antillana, ya seande metal, loza, porcelana, cerámi-ca o vidrio, presentes en un sitioarqueológico, pueden constituir deigual manera las huellas de unenclave europeo, de aborígenesespañolizados, o de cimarrones, yaque en estos casos los objetos pu-dieron ser adquiridos de diversasformas, en el mercado, por robo,por trueque, etc., lo cual sería muydifícil de comprobar si no es a tra-vés de las relaciones significativasde las muestras entre sí y con otroselementos del contexto, o una po-sible existencia de documentaciónprobatoria del evento.

Otros aspectos de la investigación,como son los rasgos valorativos, laproporción de los materiales en ge-neral y en específico de la cerámicay teniendo en cuenta las caracte-rísticas del residuario, permitirántener una idea concreta, de si esun lugar de vivienda, un comerciourbano o campesino, palenques, ce-menterios, u otros. Estos parámetrosdeben fijarse con preferencia en elhallazgo o en el estudio de la mues-tra que denote transculturación.

Las características particula-res de las evidencias no deben sercriterios rectores que rijan la in-vestigación arqueológica sino el

intercambio con la documentación,si existe, o cualquier otro análisiscomo lo plantea la Arqueología His-tórica, y sobre todo que permita lareconstrucción del evento, objetivoen sí de la investigación.

En cuanto a los métodos de exca-vación y rescate en estos contextos,debe realizarse preferentemente porestratigrafía natural, teniendo espe-cial cuidado en el espesor de la capaantropogénica, la cual se infiere debeser exigua; por lo general en Cubaesta capa fértil no rebasa los 0.25 m,y matemáticamente nos da unos5 mm por año suponiendo que elasentamiento sea de cincuentaaños.

La excavación en estratos natu-rales en este tipo de sitios es biendifícil y exige gran atención y cui-dado en la colecta de superficie, laque se cumplimentará por mediodel sistema de cuadrículas, y apor-tará después mayores posibilida-des para el procesamiento de losdatos, teniendo en cuenta el au-mento de la extensión del área parapoder ver en planta la expansióndel fenómeno y poderlo entendermucho más integralmente. En es-tos casos las excavaciones reduci-das sólo permiten apreciar unapequeña parte de la verdad.

Estudio de caso: Guanabacoa

Las Actas Capitulares del Cabil-do de La Habana acreditan la crea-ción de un poblado de indiosfomentado el 12 de junio de 1554 enun paraje llamado Guanabacoay dice así: "…que en armonía conlo tratado con los dichos indios sele hagan un poblado, por que es-tando así juntos se podrá tener encuenta y razón de ellos" (VidalCirera, 1887).

El afamado historiador GerardoCastellanos plantea al respecto:"…ante la evidente situación deca-dente, degenerada más bien, y tras-humante de los indios de estaregión, se propusieron recoger alos mansos como a los rebeldes ojíbaros y concentrarlos donde ellospudieran fomentar poblados, culti-var la tierra, establecer industria yvivir a su manera a condición deciertas medidas u enseñanzas cris-tianas …", lo que hizo que se con-virtieran al tiempo, estos pobladosen "… zonas de reducciones cualsimilares a corrales o presidiosdonde no hubo jamás propósito deenseñanza cristiana y nada más"(Castellanos, 1948).

Aunque el historiador Pezuelaasegura que este pueblo de indiosde Guanabacoa no lo será comotal hasta 1576, cuando se establecepor documento y se alza en él unaiglesia servida por la orden de SanFrancisco (Pezuela, 1868), hay re-ferencias de que ya en 1530 los in-dios de esta zona son obligados ahacer "... sus conucos y granjerías"Archivo Nacional de Cuba (ANC):Fondo Academia de la Historia,Donativo de Néstor CarbonellAH-S-715-C-441, y concentrarsepara poder ser ubicados con ma-yor premura y certeza (Gómez,Rodríguez, 1991). Paralelo a estova ocurriendo el fenómeno llama-do desculturación (Ortiz, 1965) enlas costumbres y prácticas tradi-cionales propias, consecuencia dela imposición de nuevas formasde comportamiento.

Es lógico que esto se refleje enla vida material como se deducedel siguiente documento donde sehabla de los bastimentos que debellevar un grupo "... un par de rallosde cobre e algún burén de cobre

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8 / Gabinete de Arqueología

pequeños e cebucanes..." (ANC-AH-S-298-C-31), donde se puedecomprobar un cambio sustancial enla práctica ancestral de producciónde casabe, con el uso del metal en unartefacto que siempre fue de barro.

Otra modificación aún más sig-nificativa en la experiencia india deBayamo se constata cuando se ha-bla de los gastos de "... Doze pesosen oro en azadones y hachas parasu labor" (ANC-AH-S-234-C-29),esto confirma la utilización de ins-trumentos de trabajo de hierro enla agricultura; válida es la referen-cia al hacha petaloide de hierroforjado aparecida en el sitio ElYayal, Holguín (Domínguez, 1984).También podemos ver esta situa-ción en el uso de armas como "…ba-llestas, lanzas y espadas", factiblesde encontrar en los residuarios, aligual que herraduras, cadenas deestribo, estribos, cuchillos, y otros.

En lo concerniente al materialcerámico, se confeccionan enseresutilitarios llamados de forma equí-voca "cerámica negroide" cuandoen realidad es un tipo de cerámicatransicional o transculturada muyabundante en los sitios coloniales,hecha de una greda muy parecidaa la utilizada por los aborígenes, al-gunas veces levantada a torno,otras a partir del "coiling" o levan-tado a mano y quemada en hornoscerrados de mayor intensidad, osimplemente en hornos abiertos.

A estos ceramios se les ha co-nocido por diferentes acepciones,entre ellas Colono Ware (Deagan,1987), criolla (Rivera, 1992) y detransculturación (Domínguez, 1980).

Su presencia en los sitios ha-baneros es cuantiosa, en casi to-das las excavaciones hechas enesta región resulta abundante,como ocurrió en Calvo de la Puer-

ta (Domínguez, 1980); incluso en Ni-caragua, en el sitio León Viejo, hayuna simbiosis que da posibilidad alsurgimiento de una cerámica la cualpuede llamarse de transculturación.

La documentación afirma laconfección de este tipo de cerámi-ca utilitaria en el sitio de Gua-nabacoa, donde hay referencias desu fábrica entrado el siglo XIX

(Bremer, 1980).Hay discrepancias entre los his-

toriadores guanabacoenses acer-ca de las fechas de fundación deeste poblado de indios y tambiénse discute el hecho de que no ha-bía ningún enclave aborigen en ellugar con anterioridad, estos as-pectos han sido muy debatidospero al respecto no se ha dicho laúltima palabra (Gómez, Rodríguez,1991) y se contraponen plantea-mientos simples como la informa-ción surgida cuando el ataque deJacques de Sores en 1555, en quelos habaneros se refugiaron de lasiras del corsario francés en el po-blado de Guanabacoa (Eguren,1986; Acosta, 1988).

De acuerdo con lo expuesto demanera sistemática sobre la inexis-tencia de un poblado aborigen enGuanabacoa, pero con la certezade que el lugar fue una "experien-cia india o un pueblo de indios",decidimos excavar allí, pues estalocalidad fue concebida de todasformas en el siglo XVI, y de una for-ma u otra, siempre para indios ypor indios. La hipótesis de su posi-ble enclave inicial aborigen fue unode nuestros objetivos, y la estrate-gia trazada, partiendo de esta hi-pótesis anterior, propició y dio basea este estudio de caso.

Al retomar el análisis his-toriográfico de Guanabacoa senos ofreció un panorama muy fa-

vorable según los planos realiza-dos por el historiador PedroHerrera (c.p. 1986), construidos consu vasta información y donde con-cibe y plasma la ubicación en todoeste terreno de dos posibles focosde asentamiento indígena. Estoslugares son La Loma del Indio —enla actualidad calle Estrada Palma,pero que antes tenía el nombre deCalle de los Indios—, al noreste deGuanabacoa; al sur, junto al arroyodel mismo nombre, tenemos el áreade Tarraco, asociada a las callesCorralfalso y Cruz Verde, conocidashasta la actualidad. En ambos luga-res la toponimia nos animaba apreestablecer la posibilidad de en-contrar lo buscado (Domínguez, 1989).

Cuando la logística estuvo a pun-to, nos dimos a la tarea de realizar laprimera fase de la investigación ar-queológica: la prospección de lasáreas de posible productividad.Como las mismas estaban urbani-zadas y no existía precedente detrabajo arqueológico sistematiza-do en la región, al inicio el rastreonos llevó a situaciones muy com-plicadas, pues al estar tan utilizadoel terreno la posibilidad de ex-cavaciones era bien escasa. En elintento, encontramos en las áreas es-cogidas numerosos inmuebles debastante antigüedad, con traspatioso patios aledaños, en los cuales portradición oral familiar se decía quenunca se había construido y se po-dían considerar terrenos vírgenes.

Se realizó una nueva consultade la documentación con la ayudade Herrera y decidimos escoger losdos primeros sitios, uno en cadaárea preestablecida, tratando decontrastarlos entre sí y siguien-do los preceptos marcados porPichardo Moya, en los asientosaborígenes de la loma y el río, y al

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efecto resultaron Guanabacoa 2(Loma del Indio) y Guanabacoa 3(Tarraco - Cruz Verde, que es unarroyo).

Durante los meses de mayo yjunio de 1987 y de acuerdo a los pro-nósticos del tiempo (el suelo gua-nabacoense es muy propicio a laacumulación de agua por su activomanto freático) se comenzaron losmovimientos de tierra, con el ob-jetivo primordial de encontrar en-claves aborígenes y elementos deposible transculturación. Otro delos objetivos era calcular, con losmateriales exhumados, el tiempode estancia y el probable desarro-llo socioeconómico del grupo o gru-pos humanos emplazados allí.

Se excavó sistemáticamente enambos lugares y en los dos cortes sellegó al sustrato estéril, moviendounos 20 m3 de tierra antropogénica.Las exhumaciones resultaron férti-les en todas sus capas y fueron con-troladas con rigor para su posteriorestudio de laboratorio.

Los cortes se planearon en esca-ques de 2.50 m x 2.50 m, divididos encuatro secciones cada uno. EnGuanabacoa 2 se planearon cincoescaques pero sólo se excavarontres, y en Guanabacoa 3 se cortaronlos dos previstos. El sistema me-todológico utilizado al inicio y dadaslas circunstancias de revoltura delterreno fue la estratigrafía artificial,en capas de 5 cm. A partir de los per-files se hizo una prueba de cortespor capas naturales, las cuales esta-ban hasta cierto punto bien definidas;este sistema lo habíamos puesto enpráctica en Nicaragua, en el sitio LeónViejo en 1982 y nos había dado muybuen resultado. (Domínguez, 1993.)

El trabajo arqueológico con ca-pas artificiales primero y natura-les después permitió un estudio de

frecuencia en el propio campo, quebrindó información para tomar de-cisiones en la orientación de loscortes. La profundidad osciló en to-dos los casos entre los 0.00 y 1.00m. Las evidencias se comportaroncon bastante abundancia. Todos loscortes resultaron ser polivalentes, de-bido a la densidad y variedad de evi-dencias de la vida material de loshombres que en el decursar deltiempo se asentaron en ella y susinmediaciones. (Tabla 1. Frecuenciade materiales.)

Terminado el trabajo de campoen estas jornadas, se pasó a la in-vestigación de laboratorio, cuyo re-sultado demostró que no habíamosencontrado los enclaves aboríge-nes iniciales, aunque sí pudimosobservar en el sustrato antro-pogénico huellas fehacientes de lapresencia indígena de gruposagroalfareros; ellos debieron asen-tarse en estas áreas y por lógica, nose debía descartar una posibilidad deestancia prefundación como pueblode indios, lo cual puede ser acuñadopor la frecuencia de cerámica abori-

gen en sus formas comunes de ollasy burenes (Domínguez, en Gómez yRodríguez, 1991).

Nuestro objetivo, como hemosdicho, era buscar los primerosasentamientos aborígenes, pero enrealidad debemos consignar que, sinquerer, encontramos innumerableselementos de la cultura africana uni-dos al sustrato inicial de este pueblo,con hallazgos como cuentas de co-llares, azabaches, etc., relacionadosen su gran mayoría, de alguna ma-nera, con el desarrollo de sus creen-cias religiosas y la parafernalia usadapor los Cabildos y otras institucionesde los cultos afrocubanos.

Quedó bien esclarecido, a partirde los artefactos hallados, que es-tábamos ante un sitio donde el pro-ceso de transculturación se habíadesarrollado; fueron exhumadosinstrumentos líticos realizados enel reúso de piedras de fusil o pe-dernal (Rives, Febles, Domínguez,1989) y también en una láminagruesa de vidrio blanco (fig. 1),posiblemente de un vaso del sigloXIX, trabajada con una tipología de

Mapa del territorio de Guanabacoa en el siglo XVI

realizado por el historiador Pedro Herrera

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tallado muy similar a las encontra-das en 1986 en el sitio Laguna deAlgodones, en la ciudad de Trinidad,al sur de Cuba (Febles, Domínguez,1987). Estos objetos, de tan impor-tante factura, fueron encontradosen el sitio G-3 (Calle Cruz Verde)junto a otros elementos tambiénvaliosos, y ello permitió la planifi-cación de una cuarta excavación enlas cercanías de esta calle y que seráobjeto de estudios posteriores.

La cerámica con su capacidaddiagnóstica, se presentó en amboscortes, las muestras se ubicaroncronológicamente en una amplialínea de tiempo, por ejemplo encon-tramos tiestos de los siglos XVI y XVII

con ceramios torneados comobotijuelas, cazuelas, así como pas-tas porosas vidriadas con estaño yplomo, sin lugar a dudas mayólicas.Se presenta muy abundante la

cerámica roja burda con o sin bar-niz de plomo, siempre en vajillasutilitarias o de cocina, lo que suelellamarse Morro Ware (Deagan, 1987).

En cuanto a la gama de porcela-nas y semiporcelanas aparecenrestos en una frecuencia limitada,muy fragmentados y con pocaposibilidad de reconstruir las for-mas, aunque permiten apreciar laexistencia de diferentes tipologíasque van desde la porcelana chinade los siglos XVI y XVII hasta la in-glesa del XIX.

Debemos hacer notar la apari-ción de diferentes objetos rehechosa partir de desperdicios de otrosmateriales, un ejemplo son las fichaspara jugar (fig. 2) y sumergidores deredes hechos de la cerámica mayó-lica, realizados en este material porsu docilidad; similares se han encon-trado en algunas excavaciones de

La Habana Vieja, especialmente enel sitio Calvo de la Puerta (Do-mínguez, 1984) y en Puerto Rico, enlas excavaciones efectuadas en elantiguo Cuartel de Ballajá, en el vie-jo San Juan (Rivera, 1992).

También el vidrio se consideróuno de los materiales más abun-dantes, sobre todo botellas de vinou otras bebidas pertenecientes alsiglo XIX, así como vasos y copas.Además, hay gran cantidad de en-seres de hueso y una buena mues-tra de restos de dieta.

Nuestra hipótesis de trabajo se-ñala la posibilidad de que en estelugar hubiera existido un asientoinicial aborigen, es posible de la et-nia aruaca; esto no pudo confirmar-se cabalmente, pero en cambiomuchos de los artefactos encontra-dos en ambos cortes indican concerteza el desarrollo en los mismosdel evento de la transculturación,permitiendo esclarecer algunas delas incógnitas manejadas; así mis-mo esta investigación posibilitó elacopio de elementos para el estu-dio de la etapa sociológica de latransculturación en un nuevo lugarde Cuba, y sobre todo esclarecerpuntos sobre los pueblos de indios,como el que estamos seguros exis-tió en Guanabacoa.

Fig. 2. Fichas de juego rehechas en fragmentosde porcelana

Fig. 1. Lámina gruesa de vidrio blanco tallado

Tabla 1. Frecuencia de materiales

Fuente: Elaboración autoral

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BIBLIOGRAFÍA

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Prospección arqueológica subacuáticaen el Noreste de La Habana. (I Parte.)

Por: Rubén Berrayarza, Freddy Navarro, Ted Hill y Craig Willians

Es la arqueología subacuática una de lasciencias modernas más fascinantes. Cuandose concreta un proyecto y se sale tras la huellade algún naufragio, es una posibilidad entremuchas que se encuentre el pecio quebuscamos. Identificar cada pieza y cerrar elcírculo entre esta disciplina y la historia esnuestra meta. Este es un intento más.

Resumen

Abstract

Underwater archaeology is amongst themost fascinating of modern sciences. Whenthe theoretical part of a project is completeand a team is despatched to search for theremains of a ship, it is by no means sure thatthey will find what they are looking for. Thechallenge is to identify the wreck and itscontents and close the circle betweenhistorical theory and archaeological reality.This article describes one such attempt.

Últimamente, en el Caribe, losrestos de galeones han estado enla mirilla de los buscadores de te-soros; las compañías tecnológicasy los arqueólogos han colocado enellos su vista con el afán de obte-ner el gran descubrimiento del pe-ríodo colonial hispanoamericano.Algunas de estas compañías hanayudado a la actual sed de cono-cer la historia que navegó el mun-do portando riquezas incalculadasdurante siglos; otras, sólo han lle-vado a la identificación de una co-lección particular. En cualquiercaso, todo parte —y está bien de-mostrado— de conglomerar ciencia,tecnología, largas investigaciones enarchivos, oídos y ojos bien abiertos;sin todo esto, no se podrá empren-der una empresa que no sólo escostosa en términos económicos;también deberá consumir granparte de tiempo, incluso años.

Aquellas historias donde apare-ce un punto exacto, un sobrevivien-te y todo el cargamento a flor deagua quedaron muy atrás, por loque la nueva ciencia que hoy crecey se propone rescates que se ade-lanten a los piratas modernos, esla arqueología subacuática.

Para esta disciplina, la tecnolo-gía y los medios necesarios son enocasiones una pared infranqueableque dificulta totalmente y encare-

ce la actividad. La búsqueda denuestro patrimonio con un mínimode recursos a veces da resultado,pero no entrega todo el volumende información que la vida maríti-ma colonial tiene de su lado. Cuba,con una privilegiada ubicación geo-gráfica que le otorgó un importan-te papel en el comercio colonial ysus más de 700 naufragios, se hadedicado desde hace varias dé-cadas a realizar una exhaustivainvestigación de esos restos su-mergidos. Hoy se crean empre-sas meticulosamente controladaspor las instituciones responsablesde la conservación de nuestro patri-monio nacional, y el Estado esta-blece convenios con entidades deotras naciones para la investiga-ción y rescate de pecios en nues-tras aguas.

De gran importancia es contar coninformación histórica confiable, unaembarcación equipada con todoslos medios necesarios para la na-vegación, poseer equipos de ex-ploración y buceo acordes con lasexigencias planteadas, y por últi-mo disponer de un grupo de tra-bajo especializado, factor principalque aglutina, engrana y hace quetodo lo anterior funcione.

Este artículo resume la búsque-da arqueológica realizada por laasociación cubano-canadiense

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GEOMAR CANPAC, acometida enla costa norte del litoral habanero,desde septiembre de 1996 hastaagosto de 1997.

Caracterización físico-geográfi-ca de la zona de los trabajos

Zona del litoral de Guanabo

La costa se extiende en direc-ción general E W y no presentaaccidentes geográficos notables enel tramo comprendido entre la Ba-hía de La Habana y Boca de Jaruco.En general, la costa es llana conelevaciones de poca altura y pen-dientes suaves con dos áreas pre-dominantes: las elevaciones deLoma Bella, de 87 m de altura, encuya ladera se encuentra el pue-blo de Guanabo, y del lado E, des-pués del río del mismo nombre, seobservan las elevaciones de la Sie-rra de Sibarimar, con cotas máxi-mas de 108 m de laderas abruptas.

La línea costera se extiende bajay rocosa, con segmentos acantila-dos y relativamente altos en suparte W, pero a partir del Río Tararáhasta el Rincón de Guanabo, la cos-ta es una playa de arena en todasu extensión. Un bajo costero dearena y rocoso se ubica a menosde 10 m de profundidad.

Después del veril acantilado dellitoral, las profundidades aumentanbruscamente y la navegación conembarcaciones de poco y mediocalado se puede efectuar sin peli-gro alguno.

En sentido general las aguas sonlimpias, de gran transparencia alno existir aportes terrígenos signi-ficativos por la pobreza de las co-rrientes fluviales que desembocan

en el área. La comunicación abier-ta con las aguas oceánicas y sucercanía al talud insular que caeviolentamente, a no más de cincomillas de la costa, junto con lainexistencia de barreras y cayospotentes, hace que la región de in-terés presente una flora y faunavariadas durante todo el año. Losfondos muestran parches de rocacon crecimiento coralino que cons-tituyen refugio y hábitat de grancantidad de peces propios delarrecife.1

Características geológicas

En la zona costera, a continua-ción de la parte baja de la platafor-ma y el litoral, donde se realizaronlos estudios, existen diferentes for-maciones geológicas; entre las másnotorias podemos mencionar: Fm.Cojímar, Fm. Jaimanitas, Fm. VíaBlanca, Fm. Universidad, Fm. Sta. Fe,y Fm. Güines. Todas son rocassedimentarias con gran predominiodel material terrígeno carbonatadoy están representadas por margas,areniscas, arcillas y calizas dediferentes granulometrías, texturas,coloración y grados de compactación.En general, estos materiales consti-tuyen los principales objetos de laerosión o denudación, el transpor-te, trituración, selección y depo-sición en los diferentes ambientessedimentarios donde, por mediode variados procesos diagénicos, seforman nuevas rocas sedimentarias.

La actividad geológica del marsigue el mismo patrón que la de losríos, los hielos y los vientos. Hay,sin embargo, factores que la hacenespecialmente importante para lavida en la tierra. En el caso de las

1 Instituto Cubano de Hidrografía (ICH) (1989): Derrotero de las costas de Cuba, Editorial Científico Técnica, La Habana, t. 1, pp. 191-193.

costas escarpadas con aguas algoprofundas, el mar desarrolla unaactividad abrasiva muy fuerte, y lapresión que ejerce el agua impulsa-da por el oleaje sobre la franja coste-ra llega a sobrepasar los 2kg/cm2, deeste modo se van formando trin-cheras horizontales donde la rocacolgante se disgrega de forma gra-dual hasta que finalmente cae porsu propio peso; así van retrocedien-do lentamente las costas, y la pla-taforma llana que toma su lugar esllamada terraza costera.

Al producirse una transgresión,estas terrazas quedaron sumergi-das; en la zona objeto de estudiose extienden hasta una profundi-dad aproximada de 10 a 12 m y suancho varía entre 0.5 y 1.4 km. Elplano de inclinación de estas terra-zas no sobrepasa los 3 grados; enlugares como estos, las olas trans-portan sedimentos que se muevenen sentido perpendicular o a lo lar-go de la línea de costa en depen-dencia del ángulo con que incida eloleaje, y la prevalencia del flujo so-bre el reflujo o, viceversa, hace quelos sedimentos se alejen o acer-quen a la costa en mayor o menorcuantía.

El arribo de material grueso alas playas de suave declive condu-ce con frecuencia a la formaciónde bancos costeros, como los ob-servados en las playas de SantaMaría y Guanabo.

Equipamiento tecnológico

Para garantizar que los trabajosde prospección arqueológicasubacuática sean eficaces conta-mos con una embarcación de alu-minio nombrada Decibar, de 10 m

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de eslora y 1.30 m de calado, equi-pada con medios y tecnología depunta que ofrecen una navega-ción segura y facilidades para laejecución del estudio, entre ellos,computadoras NEC Pentium y soft-ware idóneo, tarjeta Novatel paraGPS, magnetómetro protónicoGeometrics 876, sonar de barridolateral Imagenex-150, detectoresde metales manuales Pulse 8X, bom-ba de inyección de agua y deflector(Propwash); otros como equipo debuceo de alta tecnología Superlite,detector de metales remolcablePulse 12, vehículo de operación re-mota R.O.V, Fanton 300, fueron uti-lizados en ocasiones.

La mayoría de los equipos es-tán conectados a la computadora,especialmente aquellos que sonutilizados para la navegación y ge-neran una gran cantidad de datos;este es el caso del Sistema de Posi-cionamiento Global y el Mag-netómetro. Otros, como el sonarde barrido lateral, están acopla-dos a dispositivos especiales degrabación de datos en cintasmagnéticas.

Metodologías empleadas

Es fundamental contar con el sis-tema de posicionamiento precisoque permite enlazar los datos ob-tenidos a un plano, además de ubi-carnos con facilidad y rapidez enlos puntos deseados. Todo esto selogra con el uso del sistema de po-sicionamiento global GPS constitui-do por tres segmentos:

El segmento espacial: constade veinticuatro satélites, veintiu-no de ellos en servicio activo ylos tres restantes de reserva. Es-tos están ubicados en seis planosorbitales (cuatro en cada uno), se-

parados cincuenta y cinco gradosentre sí y a una altura del niveldel mar de 10 898 m; los períodosorbitales de estos satélites son deaproximadamente doce horas,observándose de este modo seisde ellos en cualquier punto del glo-bo terráqueo.

El segmento de control: estáconstituido por una estación mas-ter y cinco esclavas; estas últimasmonitorean las trayectorias de lossatélites, sus efemérides, los seudo-rrangos, el tiempo y la fecha, y en-vían las señales a la estación masterdonde son recalculadas. Las correc-ciones de las efemérides y el tiem-po son transmitidas a los satélitesnuevamente a través de las esta-ciones esclavas.

El segmento del usuario: consisteen los medios que se poseen paramonitorear y recibir las señales pro-venientes de los satélites, por ejem-plo la tarjeta de DGPS Novatel.

Debido a que durante la propa-gación de las señales, las mismassufren la influencia de varios fenó-menos que introducen errores a lahora de la posición, se implementóla variante de GPS diferencial(GPSd); esta consistió en dos esta-ciones que operaron en pares, unaestación master o de referenciaque se ubicó en Tarará con coorde-nadas, 23.177095° de latitud N y82.210043° de longitud W, y la esta-ción remota o esclava constituidapor los medios instalados a bordode la embarcación utilizados paramonitorear y recibir las señalesprovenientes de los satélites, asícomo las correcciones enviadas porla estación referencial. Este méto-do es muy efectivo cuando ambasestaciones reciben las señales desatélites comunes, en nuestro casolas mayores distancias entre esta-

ciones no sobrepasaron los 8 km yla determinación de la posición noexcedió los 2 m de error.

Prospección geofísica; equipamiento

El levantamiento magnético esuna herramienta fundamental en lostrabajos de prospección arqueológi-ca, y para tales fines se utilizó el mag-netómetro protónico Geometrics 876.

El principio de funcionamientode todos los magnetómetrosprotónicos es el mismo y está ba-sado en la medición de la frecuen-cia de precesión de los protoneslibres o del núcleo del átomo dehidrógeno en un fluido. La fre-cuencia de precesión depende dela constante atómica GPSCardCommand Descriptions Manual yde la intensidad del campo magné-tico. La intensidad total del campomagnético terrestre se mide conuna precisión que oscila entre 1 y0.1 gamma.

Escala de los trabajos magnéticos

La escala de los trabajos depen-de de varios factores, pero princi-palmente está condicionada por lascaracterísticas de los cuerpos queesperemos detectar; esto está re-lacionado directamente con las ca-racterísticas del equipo con quecontamos, es decir, la capacidad dedetección y la precisión del mismo.

Otro factor importante constitu-ye el sistema de posicionamientoempleado y la exactitud que garan-tice a la hora de determinar la posi-ción. También influyen el oleaje, losvientos y las corrientes marinas queprovocan un abatimiento o desvia-ción de la embarcación del curso pla-nificado. Teniendo en cuenta loanterior, se empleó una distancia

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Distancia de remolque del sensor conrespecto a la embarcación

La distancia de remolque ópti-ma estaría dentro del rango de 1,5a 3 veces la eslora de la embarca-ción; en nuestro caso, utilizamosuna mínima de 16 m con respecto ala popa. Esta distancia estuvo con-dicionada en gran medida por lasbajas profundidades.

Profundidad de inmersión del sensor

La profundidad de inmersión delsensor depende fundamentalmentede las características de la zona in-vestigada. La profundidad mínimafue de 1 m con respecto a la superfi-cie del mar, y sobre el fondo marinovarió aproximadamente desde 2 men las zonas del litoral con acumula-ciones de arena, hasta 4 m en las zo-nas rocosas y de arrecifes coralinos.

Velocidad de trabajo

La velocidad de remolque de lossensores utilizados durante la pros-pección osciló entre los 4 y 5 nudos,para de este modo realizar unamedición cada 4 m aproximada-mente, teniendo en cuenta que elintervalo de medición del equipo esde 2 seg., a esta velocidad se logróuna productividad diaria de 1 km2

para una escala de 1: 2 000.

Procesamiento de los datos mag-néticos

Todos los equipos de exploracióny entre ellos el magnetómetro, es-tán acoplados a una computadoraque permite la grabación y el

monitoreo de la información obte-nida; una vez terminado el levan-tamiento magnético, los datos dela intensidad del campo magnéticototal de la tierra, que además es-tán acompañados en cada puntopor la posición expresada en coor-denadas geográficas, son procesa-dos de forma simple y rápida conla ayuda de programas comoMicrosoft Work y Surfer; de estemodo son conformados los mapasque muestran las localidades anó-malas así como la intensidad delcampo total de estas.

Comprobación de las anomalíasmagnéticas

Realizados los trabajos mag-netométricos, se procedió a la com-probación mediante buceo autóno-mo de los puntos donde existíananomalías magnéticas. En depen-dencia de la intensidad de las ano-malías, se utilizaron detectores demetales manuales Pulse 8x, equi-

Los buzos comprueban las anomalíaspuntuales con detectores de metales

pos que basan su principio de fun-cionamiento en las propiedadeselectromagnéticas que poseen losmetales y también prestaron granayuda en los casos en que los obje-tos causantes de las anomalíasyacían debajo de pequeñas capasde sedimento.

Levantamiento magnético. Resulta-dos obtenidos

Con el objetivo de simplificar yhacer más entendible la informa-ción, se decidió dividir el área estu-diada en sitios (del I al III) basadosfundamentalmente en los residua-rios y las evidencias observadas.

Generalidades

En total se detectaron 306 ano-malías; 171 de ellas presentan valo-res por debajo de los 10 gamma, y135 son iguales o mayores a las 10unidades; estas últimas fueronconsideradas de mayor importan-cia y se comprobaron mediante bu-ceo autónomo.

En el 22.4% de las anomalíasbuceadas no se observó nada yestos puntos coincidieron con fon-dos arenosos que en ocasionesposeían rocas aisladas. El 7.75%corresponde a localidades dondeel fondo es rocoso y de igual modono se observó nada. El 16.3% per-tenece a zonas de fondos rocososdonde el campo magnético tiene uncomportamiento singular, ya quese observan anomalías magnéti-cas de relativa moderada exten-sión de 90 a 120 m como promedio,e intensidades que superan los 30gamma; las anomalías tienen for-ma de escalón positivo que resaltasobre las observaciones del cam-

entre perfiles o líneas magnéticas de20 m con buenos resultados.

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Sitios

Sólo expondremos algunos delos sitios que más llamaron la aten-ción de los especialistas. Se efec-tuó un levantamiento magnéticoque abarcó un área de 4.246 km2,se observó el comportamiento dela intensidad del campo magnéticoterrestre de la zona y fueron con-feccionados siete mapas nombra-dos María, desde el uno hasta elsiete, que muestran las localidadesanómalas, así como la intensidaddel campo total en esos puntos.

Sitio I

Las investigaciones comenza-ron por un punto ubicado al nortedel hotel Atlántico, en la playa deSanta María del Mar, pues tenía-mos información histórica acercadel naufragio en 1744 de la fragataNuestra Señora del Rosario con per-trechos de guerra y valores.

2 Ernesto Hernández Pérez (Comp.) (1978): Fundamentos de la Estratigrafía, Editorial Pueblo y Educación, La Habana, pp. 4-6 y 32-33.

Como resultado de la combina-ción del levantamiento magnéticoy el buceo exploratorio fueron detec-tados cuatro anclas y dos cañones.

De estos residuarios, el más im-portante fue el ubicado al frente delhotel Atlántico a escasos 200 m dela línea de costa con dos piezas deartillería, al parecer medios caño-nes a juzgar por sus dimensiones.El levantamiento magnético fueapoyado por buceos exploratorios,realizando un rastreo detallado pormedio de los detectores de meta-les manuales Pulse 8x.

Sitio II

El levantamiento magnéticofue utilizado, al igual que en elSitio I, como método de avancedurante la exploración, y en estaocasión se cubrió un área de 1 km2.Aquí también se conformó un mapa,llamado María 8, que muestra laslocalidades anómalas, así como la

po general del área, que presentaun gradiente suave.

En muchos de estos puntos serealizaron buceos exploratorios utili-zando el detector de metales Pulse8x, obteniendo lecturas anómalas envarias localidades; las rocas que con-forman el fondo marino son princi-palmente calizas arrecifales o conoquedades, y también muestranmanchas oscuras constituidas pormaterial máfico asociado a minera-les de hierro, como es de esperar.Este comportamiento podría expli-carse a través de los procesossedimentarios que tienen lugar enlos climas húmedos y tropicales, enambientes de transición litoral o deaguas someras donde los ríostransportan al mar gran cantidadde material clástico; con este ma-terial y por infiltración de las aguassubterráneas, van al mar iones dehierro, magnesio y óxidos de alu-minio disueltos, provenientes de lacorteza de intemperismo. Comoestos elementos son poco solublesse precipitan rápidamente en zo-nas de aguas someras, donde acausa de la elevada temperatura,la solubilidad del carbonato de cal-cio disminuye y pasa a formar par-te importante de los sedimentosmarinos. 2

Existen, además, alrededor decinco puntos donde no se obser-vó nada y representan el 4.6%; lascausas pueden estar atribuidas aerrores instrumentales cometidospor el hombre o debido a fenóme-nos que afectan el comportamien-to del campo magnético, tantonaturales como artificiales, en-fatizando en las últimas como pue-den ser los ruidos provocados porla cercanía de la embarcación.

Muchas veces los detectores de metales localizan conglomeradosasociados a minerales ferrosos y no ferrosos

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intensidad del campo magnético to-tal en esos puntos.

Durante el buceo se hallaron dosanclas, una con arganeo y la otrasin él, ambas de 4.5 m de longitudaproximadamente, se observó uncañón de hierro y otra serie de ele-mentos ubicados alrededor delpunto, con coordenadas 23.17710°de latitud N y 82.15012° de longitudW; otros elementos fueron cuatrocajas de hierro, un ancla moderna,planchas de hierro y cabillas.

Con posterioridad, se realiza-ron levantamientos magnéticosque cubrieron los flancos Oeste,Norte y Este del sitio con vistas aestablecer las cotas máximas de ladispersión y ubicar de esta formaotros elementos que pudieran estarrelacionados con el yacimiento.

En total se cubrió un área de3.625 km2 y se localizaron nuevasevidencias que a nuestro parecerno guardan una relación directa

con el sitio, pero no obstante sonde gran importancia, ya que con-forman el contexto arqueológico dela zona. Más adelante se realizó unestudio detallado del sitio con re-sultados satisfactorios.

Entre estos residuarios se loca-lizó un pecio de casco de acero degrandes dimensiones que yacecercano a la línea de costa, al Estedel puente de madera de Guanabo,llamándolo Sitio III.

Sitio muy comentado en las pla-yas del este por su peculiaridad, fueun enorme barco de hierro movidopor vapor, ahora en pedazos, loca-lizado en el punto 23.1753° N y82.1588° W. Su estructura está cu-bierta por una espesa capa de co-ral y volúmenes de vegetación, auna profundidad de 3 m aunqueparte de la armazón llega hastasólo 1 m de la superficie. En el centro,muy cerca de la quilla, se observancon facilidad restos de plomo derre-

tido en forma de gotas y algunos frag-mentos de bronce y cobre.

Sitio IV

El sitio IV se puede ubicar en lascoordenadas 23.1 88825° de latitudN y los 82.1 58376° de longitud W;en esta área se realizó el levanta-miento magnético del mapa Maríal0, que muestra las localidadesanómalas, corroboradas por mediodel buceo de reconocimiento y quecoincidieron con tres cañones de hie-rro, un ancla y cientos de proyectilesde artillería de diferentes diámetros;aquí también se encontraron cajascon proyectiles de artillería de 20 mmde diámetro, y tanto los envasescomo su contenido yacían muy bienpreservados.

Sitio interesante y maravilloso.Agrupadas en el fondo, las balasde cañones de diferentes calibresestán intactas, amontonadas unas

Ancla de 4.5 m de largo hallada a 7 m de profundidad con su arganeo, cubierta de coral

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sobre otras, con lo que forman pe-queños mogotes. Las cajas de ba-las de asombrosa conservación sehallan dispersas, además de tres ca-ñones con una gran cubierta de co-ral; su profundidad es de 5 m y lasaguas sumamente transparentes.

El estudio de prospección reali-zado al Este de La Habana, nos si-túo en un área muy conocida por laempresa Carisub: El pecio de laalmiranta Nuestra Señora de las Mer-cedes, naufragado en 1698. Dichaempresa acometió trabajos arqueo-lógicos en este sitio recuperando par-

Cajas de balas encontradas en el Sitio IV

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Entrevista

Ortega, Ovidio (2001), CARISUB.

te de la historia sumergida del perío-do hispanoamericano. Nuestra aso-ciación después de analizar elpotencial de las evidencias halla-das creó las condiciones necesa-rias, de conjunto con el ConsejoNacional de Patrimonio y el Gabine-te de Arqueología, para continuaruna investigación que se centrara es-pecialmente en la colecta minucio-sa de los artefactos que todavíayacían en el emplazamiento quehabíamos llamado Sitio II (LasMercedes).

BIBLIOGRAFÍA

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Evidencias numismáticasen sitios arqueológicos de La Habana Vieja

Por: Carlos de la Rosa Graell y Roger Arrazcaeta Delgado

Esta investigación, acerca de algunasmonedas coloniales halladas en sitioshistóricos de La Habana Vieja, aborda sudescripción numismática, filiación cronológicay distintos aspectos relacionados con suasociación a contextos estratificados. Por otraparte, analiza los factores que incurren en lapresencia de este circulante. En lasconclusiones se encuentran reflexiones queexplican la variedad en los tipos monetarios ysu poca frecuencia en sitios arqueológicos.

Resumen

Abstract

A numismatic and chronological examinationof the colonial coinage found at various sitesin Old Havana, including a discussion ofvarious aspects of the subject within anarchaeological context. The article presentsthe results of an examination of theoccurrence of coinage in the sites anddraws conclusions about the variety ofcoins found and their general scarcity onarchaeological sites.

El surgimiento de las monedasconstituyó un gran progreso huma-no y sirvió como vínculo para el in-tercambio cultural entre los pueblos,al ser portadoras del desarrolloalcanzado por la región emisora.Con el paso del tiempo, el artenumismático reflejó también losavances artísticos y tecnológicosque marcan etapas en la evoluciónsocial.

En las excavaciones arqueoló-gicas urbanas son halladas piezasnumismáticas como parte de laevidencia material producida porla sociedad habanera, por ello re-sultan un complemento importan-te para establecer períodos deocupación, cuando se supeditan alanálisis estratigráfico.

Durante el dominio español enla Isla, al comenzar una obra, fue-ra una estatua o la construcción deun edificio significativo, se acos-tumbraba colocar en un lugar delbasamento la "Primera Piedra", ge-neralmente una caja de plomo osillar pétreo ahuecado que conte-nía documentos, publicaciones,monedas y medallas del momento1 Recientemente se descubrió por investigadores del Gabinete de Arqueología, encabezados porLuis A. Francés y Mónica Pavía, la "Primera Piedra" del Oratorio San Felipe Neri. Esta apareciópróxima a los cimientos donde estaba la cabecera del Oratorio primitivo, correspondiente a finesdel siglo XVII, y consiste en un sillar cuadrado con un orificio central, en cuyo interior sedepositaron treinta y tres monedas, dos escudos de oro y el resto reales en plata. En opinión delconservador Antonio Quevedo, este número puede relacionarse a la edad que tenía Jesucristocuando fue crucificado por los romanos. Uno de los escudos fue identificado, por la especialistanumismática Rebecca O. Linsuaín, como acuñado en 1634 por el Nuevo Reino (Santa Fe de Bogotá).

o algo anteriores, con interés paralos estudios numismáticos y ar-queológicos del período. 1

La circulación monetaria en épocacolonial

En América, durante el descu-brimiento y conquista, era desco-nocida la moneda tal y como seusaba en otras regiones, y las tran-sacciones comerciales entre cultu-ras avanzadas se desarrollabanpor medio del trueque o el uso dela llamada "moneda de la tierra",es decir, artículos cuya demanda oescasez le conferían un valor reco-nocido, que podían ser cacao, plu-mas rellenas con polvo de oro,porciones textiles y conchas.

El advenimiento hispano aAmérica introdujo las primerasmonedas europeas. Al extender-se la conquista se crearon nue-vos asentamientos colonos yhubo necesidad entonces de con-tar con un circulante que facilita-ra las operaciones comerciales,y evitara el fraude generado porsu carencia.

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Acuñación a martillo:a) Circular sin cordoncillob) Macuquinas del tipo escudo

coronadoc) Macuquinas del tipo cruz cuar-

telada de castillos, leones y colum-nas sobre ondas del mar

Acuñación a volante:a) Tipo mares y mundosb) Tipo bustoEntre estas acuñaciones hubo sus

particularidades en la ejecución delos diseños, pues debían atenerse, enlíneas generales, a un patrón.

Moneda Provincial, producida en ce-cas peninsulares; estas tenían me-nor contenido en metal fino y portanto diferente cotización respec-to al peso fuerte; baste señalar quecuatro pesetas del cuño nacionalequivalían al peso, mientras se ne-cesitaban cinco del tipo provincialpara establecer igual valor.

Junto a estas diferencias, exis-tían variantes en cuanto a diseño yleyendas, donde el detalle básicoera las Columnas de Hércules conel mote Plus Ultra sobre cintas lia-das al fuste, quizás para denotarque el imperio español se encon-traba "más allá" del mítico símbolode los montes Calpe y Abila. En loreferente a las leyendas, la Mone-da Nacional decía Hispaniarum etIndiarum Rex, mientras la provin-cial sólo presenta la inscripciónHispaniarum Rex.

Desde la llegada española, Cubaadquirió un valor estratégico signi-ficativo por su privilegiada ubica-ción geográfica y las singularescaracterísticas del puerto habane-ro. Esta envidiable posición sería unade las causas para denominar a LaHabana "Llave del Nuevo Mundo yAntemural de las Indias".

La importancia alcanzada porla rada habanera y su villa fuelográndose poco a poco, y en 1560se afianzó como punto de reuniónobligado para las flotas que trans-portaban las riquezas del NuevoMundo hacia España. A ello se unióun auge constructivo de defensasmilitares en la bahía para protegerlos caudales que cada año llega-ban y a la población contra el ata-que corsario y la piratería, y comomedida preventiva en relación conotras potencias beligerantes con laMetrópoli. Una consecuencia queesto trajo a La Habana fue la pre-

En 1505 el rey Fernando el Cató-lico ordenó a la ceca de Sevilla laacuñación de circulante en meta-les como plata y vellón para su usoexclusivo en América. Tendríanigual diseño que en la Metrópoli,más una letra F coronada en el re-verso, flanqueada por el yugo y lasflechas, emblemas de Fernando eIsabel. Esta medida resultó insufi-ciente para resolver la carestía enel circulante, pues pasado algúntiempo se renovaron las peticiones.

En 1535 el rey español Carlos Ifirma la Real Cédula donde autori-za fundar en México, territorio conabundantes metales preciosos, laprimera Casa de Moneda del Nue-vo Mundo. En 1542 fue establecidala ceca de Santo Domingo, y las deLima y Potosí en 1565 y 1573 res-pectivamente.

Inicialmente sólo se batieronmonedas en plata, y desde 1620 sepermitió la acuñación de oro en San-ta Fe de Bogotá, donde ese metal eramuy común. La amonedación colo-nial hispanoamericana en cuanto alaspecto tecnológico tuvo dos fases:la acuñación a martillo y la acuña-ción a volante, y aunque hubo dis-tintas variantes tipológicas en losdiseños, podemos resumirlos comosigue:

La riqueza extraída en las colo-nias españolas permanecía tempo-ralmente en el puerto habanero, ylas flotas aguardaban a su abrigola llegada de los diversos convoyesque debían integrarla; la marine-ría estante en la ciudad introdujocirculante relacionado con la pro-cedencia de las naves.

Cuba, por no poseer metales pre-ciosos, jamás contó con ceca propia,excepto las obsidionales de Santiagode Cuba en 1741. La circulación mo-netaria se mantuvo por las arcasvirreinales mexicanas, que enviabana La Habana remesas conocidascomo "situados", para aportar nume-rario al comercio insular y a obrasdefensivas.

En la etapa colonial, las acu-ñaciones del tipo macuquino cu-brieron un período más amplio, conuna duración de dos siglos, puesaún cuando había cesado su fabri-cación hacia 1772 en Potosí, últimaceca que las produjo, permanecie-ron en la circulación hasta algúntiempo después; en los años ochen-ta del siglo XVIII se decretó su extin-ción y recogida basándose en elvalor facial y no por su contenidometálico. Estas monedas fueronsustituidas entonces por otras conuna nueva estampa (busto) acuña-das a volante, remitidas desdeMéxico. Por esta razón desde fina-les del siglo XVIII el mayor volumenen circulación estaba integrado porpiezas a volante, relativas a los rei-nados de Carlos III, Carlos IV yfinalmente Fernando VII.

La legislación monetaria delmomento restringía la circulaciónen América a la Moneda Nacio-nal, nombre que distinguía a lasmonedas batidas en nuestro con-tinente, con mayor valor intrínse-co, prohibiéndose el uso de la llamada

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Gabinete de Arqueología / 21

2 Este concepto incluye a los suelos antrópicos y naturales, a las estructuras edificadas y sus hiatos o vacíos, identificados estos últimos por cortes,vaciados y demoliciones.

Fig. 1. Cuatro maravedíes, cobre,ceca deSanto Domingo, reinado de Carlos y Juana

en España, fechada entre 1544 y 1555.Es la más antigua hallada en la ciudad

sencia en ella de monedas acuña-das en América transportadas porlas tripulaciones, es así como todala evolución del circulante hispano-americano, desde sus albores, tuvoinfluencia en el país. A partir de lasprimeras piezas del tipo circular sincordoncillo, hasta las últimas enacuñarse bajo el dominio colonial,la denominada Moneda Nacionalo del tipo busto, quedaron sus mues-tras en la estratigrafía arqueológi-ca de La Habana intramural.

Testimonio recuperado

En las excavaciones arqueológi-cas se hallan piezas numismáticasenmarcadas cronológicamente des-de el siglo XVI hasta el presente. Casisiempre estas evidencias aparecenasociadas a unidades estratigráficasricas en restos basurales producidospor la actividad humana en el pa-sado. Los depósitos más comunesdonde suelen encontrarse esosrestos son las letrinas y rellenos conescombros de origen constructivoo doméstico, estos últimos vertidosen huecos abiertos para extraermateriales de construcción, usadoscomo estratos para nivelación ennuevos edificios. En otros rasgosarqueológicos como las estructu-ras de albañilería conformadas porcanales hidráulicos, aljibes y pozos,obstruidos con rellenos y sedimen-tos, también se reportan artefactos.

Sin embargo, las monedas ensitios arqueológicos terrestres cu-banos no son numerosas, más bienocasionales pero de frecuencia es-table. Su estudio reviste el mayor in-terés dado su valor cronodiagnósticopreferente en contextos primarios,

máxime cuando esta utilidad escontrastada con evidencias deanálogo empleo operacional (arte-factos tipos, depósitos e interfacesestratigráficas en relación). 2 Múlti-ples causas pueden explicar la de-posición de monedas en estratosarqueológicos urbanos, pero a unnivel interpretativo general pue-de afirmarse que su origen máscomún es el accidental. Esta cau-sa explica cómo en las letrinaso necesarias, presentes casisistemáticamente en inmueblescoloniales, puede encontrarse conregularidad monedas que probable-mente caían desde los bolsillos cuan-do usaban el servicio sanitario, ollegaban allí como basura domés-tica. Otros aspectos complejos re-lacionados con las monedas son losprocesos postdeposicionales, don-de acciones culturales y naturales—deposición y erosión por la llu-via—, conllevan movimientos depequeños artefactos; así como lostraslados y disturbios provocadospor ratas y ratones al abrir sus ma-drigueras en el suelo, trasladandoademás cosas que les resultan cu-riosas; o los daños físico-químicosy biológicos ocurridos en el mediotérreo que ocasionan verdaderasalteraciones en la posición prima-ria deposicional de las monedas yotros artefactos.

La Plaza de Armas

Según cuenta la tradición, bajouna frondosa ceiba cercana a labahía se efectuó la primera misafundacional de la villa habanera,posterior a su traslado definitivo ala costa norte hacia 1519. En esa zona

litoral comenzó el poblamiento pri-migenio.

Circundante a la Plaza de Ar-mas, se realizaron excavacionesarqueológicas en la mansiónconstruida por los condes deSantovenia, hoy Hotel Santa Isa-bel, así como en el Palacio de losCapitanes Generales. Del primersitio, en Baratillo no. 9, entreNarciso López y Obispo, provienela moneda más antigua encontra-da en el Centro Histórico. Es unejemplar de cuatro maravedíesacuñado en la ceca de Santo Do-mingo, corresponde al último dise-ño creado para estas piezas, ypertenece al reinado de Carlos yJuana en España (fig. 1).

La ceca dominicana tuvo cortaduración (1542-1564), hubo un pri-mer diseño (1542-1543) que repro-ducía los mismos tipos castellanos,con un castillo en el anverso, y enel reverso una K, cuya parte supe-rior está unida simulando una R, ytimbrada con una corona. El se-gundo diseño fue acuñado con al-gunas variantes hasta el cierre de

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madores cambios en la topografíaoriginal del sitio.

En el lado opuesto a dicha man-sión se alza el edificio más sobresa-liente de la arquitectura civil a finalesdel siglo XVIII, el Palacio de los Capita-nes Generales, actualmente Museode la Ciudad. Este ocupa los terrenosdonde en el siglo XVI se erigió laParroquial Mayor, demolida en 1773y trasladado el culto al templo confis-cado a los jesuitas, convertida unosaños después, en el propio siglo XVIII,en Catedral Metropolitana.

La costumbre antigua de sepultarlos cadáveres en las iglesias permi-tió que en 1967, al iniciarse una nue-va restauración del Palacio dirigidapor Eusebio Leal Spengler, Historia-dor de la Ciudad de La Habana ydirector de esa institución, se en-contraran enterramientos huma-nos y diversos restos arqueológicoscoloniales. Entre ellos apareció unamoneda mexicana de ¼ real, fe-chada en 1774 y perforada paraser usada como colgante. Estapieza que lleva en el anverso elbusto del rey Carlos III (1759-1789) y fue recobrada de un es-trato superficial, podría estarrelacionada con la época en quese construyó el Palacio, culmina-do en 1792.

Convento San Francisco de Asís

Esta representativa edificaciónreligiosa, sita en la calle Oficios,fue estudiada arqueológicamenteen varias campañas desarrolla-das entre los años 1980 y 1990, al-gunas de ellas conducidas porRicardo Rodríguez, Jorge Brito yRoger Arrazcaeta, bajo la asesoríade Leandro Romero. Los trabajos enel área conventual resultaron muysugestivos por los contextos del XVI

y XVII presentes en el sitio. Entre lasmuchas piezas halladas se en-cuentra una moneda de cobremuy antigua, cuyo valor nominales cuatro maravedíes, del reina-do de Carlos y Juana, acuñada enSanto Domingo hacia 1544-1555,un ejemplar similar al recuperadoen la casa condes de Santovenia(fig.1).

Merece señalarse con respec-to a la letra F, ubicada en el an-verso de esta pieza, que existendiferentes criterios; algunos au-tores la identifican como inicial delrey don Fernando el Católico, yotros señalan su correspondenciaal primer ensayador de la ceca do-minicana, l lamado FranciscoRodríguez. La opinión más ge-neralizada y verosímil adjudicaesta rúbrica a los Reyes Católi-cos (YF), estampada aún falleci-dos estos.

Palacio del Marqués de Arcos

Situado en la Plaza de la Cate-dral, fue objeto hace algunos añosde excavaciones arqueológicas di-rigidas por Carlos A. Hernández. Elobjetivo era estudiar la estratigrafíaprecedente en el lugar, definir áreasfronterizas entre tierra firme y cié-naga, la evolución histórica del in-mueble y evidencias vinculadas aactividades humanas en este. Jun-to a cimientos, viejos drenajes,cerámica y vidrio, se encontraronalgunas monedas coloniales aso-ciadas a contextos primarios.

Específicamente, entre los es-tratos antrópicos depositados enuna antigua letrina, se recolecta-ron diez monedas con las deno-minaciones de medio y un real,cuyas fechas abarcan desde 1772hasta 1814. Las monedas, desafor-

la ceca, y es el que aquí nos intere-sa. A este tipo corresponde la ma-yor parte de las monedas hechasentre 1542 y 1564. Su uso comenzóhacia 1544 y terminó posiblementealrededor de 1563. La monedaencontrada en la casa Santoveniadebe de estar fechada entre 1544 y1555 porque en ella aparecen ins-critos los monarcas Carlos y Jua-na. Al morir doña Juana en 1555, suhijo Carlos I ordenó a la ceca susti-tuir la leyenda que contenía ambosnombres y dejar sólo el suyo.

El lugar donde se exhumó di-cha moneda estaba ubicado en laprimera crujía del inmueble, su ha-llazgo también reafirma las noticiassobre la antigüedad del emplaza-miento, habitado sucesivamentedesde el siglo XVI. Según los docu-mentos históricos en 1606 existíaen el sitio una casa de buena fá-brica, y el estudio riguroso de losartefactos cerámicos demuestrala pertenencia del contexto a unperíodo no posterior al siglo XVII

temprano.Las excavaciones en este inmue-

ble, llevadas a cabo por RicardoRoselló, Daniel Vasconcellos y unequipo de la Empresa de Restau-ración, revelaron una secuenciaestratigráfica compleja, constituidapor muros y cimentaciones, huecosde postes, pavimentos construidoscon ladrillos, canalizaciones, letri-nas, rellenos de tierra y basura do-méstica con distintos materialescerámicos, fragmentos óseos per-tenecientes a animales usados enla alimentación y otros restos, to-dos vinculados a diferentes mo-mentos ocupacionales del solarurbano entre los siglos XVI y XVIII. Enalgunos sectores se registró unapotencia estratigráfica entre seis ysiete metros, lo que revela los abru-

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Otro interesante descubrimien-to fue hecho en los estratos basu-rales exhumados en un pozoartesanal al exterior del inmueble,en un recodo que forma su facha-da hacia el lado izquierdo, frente ala calle Mercaderes. El pozo esta-ba virtualmente rellenado con bo-tellas, cerámica y tierra, y junto aestos elementos dos monedas es-pañolas de oro. El análisis e inter-pretación estratigráfica y la posiciónde las monedas y otros artefactosen el contexto arqueológico deter-minó el reúso del pozo como basu-rero hacia 1880 en adelante, sinhaber llegado al siglo XX.

Ambas monedas tienen unaconservación extra fine y son delperíodo Alfonso XII, de veinticincopesetas cada una, acuñadas enMadrid. La más antigua estádatada en 1879 y su ensayador lamarcó con sus iniciales EM; la otra

gidos por Lisette Roura Álvarez, yen una estancia interior, contigua alpatio, las excavaciones detectaronrestos constructivos y rellenos conuna cronología entre los siglos XVIII

y XIX. Asimismo ocurrió un inusualdescubrimiento, el hallazgo de en-tierros humanos. En los estratosantrópicos superiores, del siglo XIX,los arqueólogos encontraron cincomonedas de diferentes países yfechas, todas decimonónicas. Alcirculante español pertenecen tresmonedas, una al mexicano y la otraal estadounidense (fig. 3). Su des-cripción es la siguiente:

España:- cincuenta céntimos, 1892, Ma-

drid, plata (fig. 3 a).- cinco céntimos de peseta, 1870,

Barcelona, bronce.- cinco céntimos de peseta, 1879,

Barcelona, bronce (fig. 3 b).México:- ocho reales, 1886, Zacatecas,

plata (fig. 3 c).Estados Unidos de América:- one dime, 1854, Filadelfia, plata

(fig. 3 d).Dentro del grupo llama la aten-

ción la moneda de plata fechadaen 1892, se destaca en ella unacontramarca con la letra D y unentramado interior parecido a lasceldillas de un panal de abejas (fig.3 a). Al respecto la literatura espe-cializada no argumenta absoluta-mente nada, y otros especialistasconsultados como Alfredo DíazGámez y Rebecca O. Linsuaín con-sideran su probable pertenencia auna entidad privada o persona.

es de 1880 (fig. 2, g, h) y lleva lasiniciales MS.

Casa de la Obrapía

Notable casa colonial, antiguapropiedad del escribano y mer-cader Martín Calvo de la Puerta(Domínguez, 1984:4), estuvo entrelas primeras de la ciudad intramuralen ser intervenida por una restau-ración arquitectónica entre losaños 1968-1970. Durante este pro-ceso se efectuaron excavaciones di-rigidas por los arqueólogos RodolfoPayarés y Lourdes S. Domínguez. Enuna letrina estudiada por el pri-mero se recolectó cerámica ordi-naria, loza fina, vidrio y otros restoscoloniales. Junto a ellos aparecióuna moneda con significativo va-lor entre el circulante español, unaonza de oro (ocho escudos) acuña-da en Madrid durante el reinado deCarlos III.

Esta tipología monetaria se con-sidera, entre los numismáticos, lareina del circulante cubano desdeel último cuarto del siglo XVIII has-ta la primera mitad del XIX. Oficial-mente su valor estaba estipuladoen dieciséis pesos fuertes, perola demanda la sobrevaloró conuna prima, que en La Habana erade diecisiete pesos por onza,pues los comerciantes dedicadosa la trata negrera y el contraban-do la utilizaban para pagar estelucrativo negocio, por constituir lamayor denominación en el menorvolumen.

Hostal El Comendador

Esta casa del siglo XVIII fue pose-sión de la ilustre familia de losPedroso. Aquí se realizaron dife-rentes trabajos arqueológicos diri-

tunadamente muy desgastadas ydañadas, reafirman las referen-cias de diversas fuentes documen-tales sobre la circulación monetariaen Cuba y en particular La Haba-na. Las piezas en cuestión fueronacuñadas en México, Guatemalay Lima (fig. 2, a, b, c, d, e, f). A laceca mexicana correspondenseis, una a Guatemala y otra aLima, el resto no pudo clasificarsepor su mal estado. Este promedioa favor de la ceca mexicana corro-bora las informaciones sobre elabastecimiento monetario a la Islapor el Virreinato de la Nueva Espa-ña, y la presencia de otros circu-lantes que traían en los galeoneslos tripulantes y comerciantes ensu paso por la ciudad hacia la Me-trópoli. Por otra parte las fechasen estas monedas ayudaron aprecisar la época de uso del de-pósito letrinoso.

Otra moneda muy interesantelleva la fecha 1886, ocho reales,acuñada en Zacatecas, México. Elanálisis hecho por nosotros y ex-pertos numismáticos como InésMorales y los antes citados (comu-

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2 a 2 b

2 c 2 d

2 e 2 f

2 g

Fig.2. Monedas de plata, anverso y reverso, período de Carlos IV y Fernando VII en España. Las dos últimas son de oro y corresponden al reinado de Alfonso XII. La 2 a, b, d, e, f son de México y la 2 c es de Guatemala

2 h

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3 a

Fig. 3. Monedas de distintos países indican la crisis del circulante en laIsla a fines del siglo XIX. Una problemática referenciada por los

documentos históricos y las evidencias arqueológicas

3 c

3 d

nicación personal, 2001), nos permite considerarla noauténtica, un falso de época. Los rasgos evaluados enla pieza fueron los siguientes: una fineza muy baja,cuando debería ser 0,903 milésimas de plata, aprecia-ble en el matiz plateado muy amarillento, resaltandomás cobre en la aleación; las letras de la leyenda enanverso y reverso son más delgadas y menos tupi-das que en monedas similares; el canto estriado esirregular y no está bien definido. En lo referente al pesono cumple con los requerimientos establecidos, pues supeso real es 24, 00 g, cuando la norma era 27, 07 g,e incluso podía admitirse hasta 26, 00 g (fig. 3 c).

Las monedas extranjeras, mayoritariamente es-pañolas, indican la crisis en el circulante a fines delsiglo XIX en Cuba, cuando al escasear este se admitíanmonedas de metales preciosos correspondientes aotras naciones, sobre todo norteamericanas, france-sas y británicas, con las que existían grandes vínculoscomerciales.

Castillo de San Salvador de La Punta

Esta fortificación es un importante símbolo haba-nero e integra el blasón de nuestra capital. Comenzóa construirse en 1589 y se terminó, después de mu-chos percances, en 1609, teniendo en los siglos XVII yXVIII una importante posición estratégica, junto a lafortaleza del Morro, para salvaguardar la entrada a labahía y porque defendía el camino que iba a la Cho-rrera por la ribera del mar.

Durante su reciente restauración arquitectónica, ini-ciada en 1998 y finalizada en 2002, se llevaron a caboinvestigaciones históricas y distintas excavaciones porun grupo de trabajo del Gabinete de Arqueología, enca-bezado por Luis A. Francés. Se realizaron descubrimien-tos significativos para la historia del fuerte, como unacantera, pavimentaciones, posibles restos de lacontraescarpa, evidencias parietales relacionadascon la evolución constructiva del baluarte Quintanilladesde su origen hasta nuestros días, diversos cañosexteriores e interiores, piezas artilleras y muchosotros. Junto a estos se recuperaron dos monedas es-pañolas y una norteamericana.

La moneda española más antigua fue exhumadaen los rellenos del foso, tiene la denominación cuatromaravedíes de cobre y está acuñada en Segovia ha-cia 1658 o 1659, reinando Felipe IV, entre 1621 y 1665.Posee una marca que parecía ser un resello, pero

3 b

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da francesa fechada en 1722, hechaen cobre y muy deteriorada (fig. 5),posiblemente por su enterramientoen un ambiente húmedo inestable, ycon presencia de distintas sustanciasquímicas.

Por otra parte, las dos monedashispanas mencionadas son piezas decinco céntimos, bronce, acuñadas enBarcelona en 1870. Tenían escasopoder adquisitivo y fueron muy abun-dantes en el circulante cubano en lasegunda mitad del siglo XIX.

Casa del Marqués de Prado Ameno(O’Reilly 253)

También investigada por su rele-vancia histórico-arqueológica. Aquí,bajo la dirección de Roger Arrazcaetay Rolando Crespo, se abrieron dis-tintos cortes estratigráficos y el demayor interés para este estudio fuela excavación de una letrina que apor-tó abundante material con restosculinarios: loza fina (creamware ypearlware), vidrio, mayólica mexicanay española y cerámica ordinaria.Condiciones anaerobias del depósi-to sanitario en sus capas más pro-

Fig. 4. Cuatro maravedíes, cobre, ceca deSegovia, datación 1658 - 1659.

Exhumada en los rellenos del foso,Castillo de La Punta

Fig. 5. Moneda de Francia,acuñada para sus colonias en 1722.

Pieza atípica en el circulante cubano

En otro corte, el no. 5, ubicado enuna estancia contigua al traspatio, alexcavarse un grueso relleno en unaljibe, se encontraron dos piezas es-pañolas; la primera corresponde acinco céntimos, cobre, año 1877,ceca Barcelona, reinado de Alfon-so XII; la segunda es también delmismo período, denominacióndos pesetas, acuñada en plata,año 1883, fabricada en Madrid,ensayador MS. La estratigrafía ylas evidencias arqueológicas vin-

recientes estudios no lo consideranasí, por cubrirse en su totalidad elcospel con el nuevo cuño. Se hallaen buen estado y puede considerar-se como un ejemplar raro entre losespecímenes numismáticos cubanos(fig. 4). Las otras dos monedas son:una hispana del reinado de AlfonsoXII, fechada en 1876, y una norte-americana, one dime de 1857, acu-ñada en Filadelfia.

La moneda española tuvo vigen-cia en la circulación cubana hasta1915 cuando fue desmonetizada, noasí la norteamericana, que desde laetapa colonial se encontraba pre-sente en el numerario cubano y alcrearse la moneda nacional en 1915mantuvo su curso legal.

Hotel Saratoga

Fue edificado entre 1879 y 1881(Carmen Lezcano, 2000: 3 y 4), ocu-pando una zona convertida en mu-ladar extramuros a fines del sigloXVIII y principios del XIX. Durante laactual reconstrucción se demolie-ron sus paredes interiores y seabrió una enorme excavación paranuevas cimentaciones, esto permi-tió realizar labores de rescate ar-queológico. En las paredes verticalesde este corte se aprecian diferentesunidades estratigráficas, las superio-res con restos del XIX y XX, y aquí secolectaron dos monedas españolas.El contexto más rico en evidenciasfue una gruesa capa oscura con-formada por basuras colonialesque constituye la posición estra-tigráfica más temprana del depósi-to, hacia fines del XVIII; con enormecantidad y amplia gama de restosdomésticos, cerámica común, lozafina, porcelana, huesos de res, cer-do, pescado y aves, vidrio, madera ysemillas. Allí se encontró una mone-

fundas conservaron evidencias orgá-nicas como semillas, madera y cue-ro. La cronología en este rasgoarqueológico puede estimarse haciafines del XVIII y principios del XIX.

Una moneda de plata en mal es-tado fue recobrada del estratoletrinoso más prolífero en restosarqueológicos, la u. e. 48, a 1,50 mdel nivel 00. Es una pieza de medioreal, año ilegible, ceca México,ensayadores Francisco AranceCobos y Mariano Rodríguez (FM).Estas dos personas trabajaron enlos períodos de Carlos III y CarlosIV, especialmente entre los años1783-1807 (fig. 6).

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Fig. 6. Medio real, ceca de México,fecha ilegible, acuñada posiblemente entre

1783 y 1807. En esta ceca se fabricaronlas monedas autorizadas oficialmente

a circular en la Isla durante el período colonial

culadas a estos dos artefactos, re-velaron un contexto formado porrellenos basurales, datados en lasegunda mitad del siglo XIX.

Muralla no. 103-105

Los trabajos en este sitio se efec-tuaron por Anicia Rodríguez, SoniaMenéndez, Karen Mahé Lugo yLisette Roura. Entre los rellenos,estratos primarios y restos arqueo-lógicos encontrados en una letrinade esta morada habanera, la ma-yor parte fechados en la segundamitad del siglo XIX, se recuperaronsiete piezas numismáticas: unamoneda acuñada en plata está muydeteriorada y no conserva ningu-na inscripción, su tamaño es 2,3 cm,y podría ser una peseta del perío-do Alfonso XIII. La única excepcióna esta unidad cronológica es un me-dio real de plata, acuñado en Gua-temala, inscripción NG, NuevaGuatemala, la cual aparece a par-tir de 1780. El nombre del ensayadores casi ilegible, pero pudiera ser Mo P; el primero corresponde a Ma-nuel Eusebio Sánchez, quien figura

como ensayador supernumerarioen esta ceca hacia 1793, 1795, 1796 y1799. La P es la inicial de PedroSánchez Guzmán, ensayador ma-yor en 1767. Este continúa con elmismo cargo por 1793, 1795 y 1796.Aunque el año en esta pieza no seaprecia, puede asignarse a los rei-nados de Carlos III y Carlos IV.

Las restantes monedas encontra-das en esta letrina son las siguientes:

- cinco céntimos, "perra gor-da", cobre.

Año: 1870.Ceca: Barcelona.Ensayador: OM (Oeschger Mes-

dach y Cia.)Gobierno Provisional: (1868-1871).Estado de conservación: Mutilada.Ubicación estratigráfica: N-7.

- veinticinco pesetas, oro (fig. 7 a).Año: 1877.Ceca: Madrid.Ensayador: DEM (Eduardo Díaz

Pimienta, Julio de la Escosura Ta-blares y Ángel Mendoza Ordóñez).

Reinado: Alfonso XII (1874-1885).Estado de conservación: xf (ex-

tra fine).Ubicación estratigráfica: N-18.

- diez céntimos, bronce.Año: Ilegible, entre 1877 y 1879.Ceca: Barcelona.Ensayador: OM (Oeschger Mes-

dach y Cia.).Reinado: Alfonso XII (1874-1885).Estado de conservación: Mutilada.Ubicación estratigráfica: N-18.

- cincuenta céntimos, plata(fig. 7 b).

Año: 1885.Ceca: Madrid.Ensayador: MS-M. (Mauricio

Morejón Bueno, Pablo de Sala

Gabarre II y Ángel MendozaOrdóñez).

Reinado: Alfonso XII (1874-1885).Estado de conservación: vf

(very fine).Ubicación estratigráfica: N-16.

- una peseta, plata (fig. 7 c).Año: 1893.Ceca: Madrid.Ensayador: PG-L. (Félix Miguel

Peiró y Rodrigo, Antonio GarcíaGonzález y Domingo LizaranzuAstarlos).

Reinado: Alfonso XIII (1886-1931).Estado de conservación: xf (ex-

tra fine).Ubicación estratigráfica: N-2.

Habana 958

Esta interesante casa, prototi-po de vivienda modesta, pequeñajoya arquitectónica hoy casi total-mente destruida, fue construidaposiblemente en el primer cuartodel siglo XVIII. Las excavaciones alfondo del inmueble localizaron unaantigua letrina, pudiéndose identifi-car cuatro capas arqueológicas. Elequipo de arqueólogos, dirigidos porSonia Menéndez, pudo establecer eluso sanitario para esta estructuraentre finales del siglo XVIII y el siglo XIX.

En la unidad estratigráfica no. 4,compuesta por artefactos y detri-tus vertidos por las familias quehabitaron el inmueble, se halló unamoneda española de cinco cénti-mos. En el anverso tiene la leyen-da ALFONSO XII POR LA GRACIA DE DIOS y elrostro del monarca en perfil; en elreverso aparece el escudo espa-ñol y la leyenda REY CONSTITUCIONAL DE

ESPAÑA. Fue fabricada por la ceca deBarcelona en 1879 (ídem. a fig. 3 b),ensayador OM (Oeschger Mesdachy Cia.); su ubicación en el contacto

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Fig. 7. Las monedas recuperadas en la letrina de Muralla 103 -105 ofrecieronuna cronología confiable para datar el contexto estratigráfico

y artefactual en las últimas décadas del siglo XIX

7 a

7 b

7 c

entre los estratos nos. 3 y 4, parti-cularmente en el área desde don-de se hizo una remoción, u. e. 4, y elhecho de pertenecer a la segundamitad del siglo XIX, hacen pensar enuna pieza abandonada en este es-trato en una época posterior a ladeposición del mismo, cuando semovió este nivel y se adicionó elrelleno que conforma la capa no. 3.

Iglesia San Francisco de Paula

En este templo religioso, conver-tido en sala para conciertos corales

gracias a su restauración, se realiza-ron excavaciones arqueológicas bajola dirección de Karen Mahé Lugo en1996 y 1997 para investigar sobrecostumbres funerarias, patronesde enterramientos, antropologíafísica, enfermedades y otros. Lostrabajos tuvieron lugar mayormen-te bajo el coro, hallándose en elcementerio distintas sepulturascavadas en piedra caliza con en-tierros y restos humanos desplaza-dos de lugar, con probable datación,difícil para precisar, entre los siglosXVII, XVIII y primeros años del XIX.

Los arqueólogos pudieron deter-minar cierta saturación del áreasepulcral y la remoción de unosentierros por otros, lo que implicóla destrucción de sepulturas y la dis-persión de muchos restos óseos queoriginalmente estaban en posiciónanatómica. Los investigadores com-probaron que en ese templo no sesiguieron las disposiciones dictadaspor el obispo Diego Evelino deCompostela en 1695 para la iglesiade Santiago de las Vegas, dondeestablecía diez tramos sepulcralesdiferenciados por precios, distin-ción racial y social. Junto a muchosrestos humanos y distintos estra-tos térreos se encontraron algunosobjetos personales religiosos y unamoneda hispanoamericana.

La pieza está acuñada en Méxicoy es de un cuarto de real, año 1784;apareció en los rellenos que cubríanun área sepulcral, pero no estabaasociada a ningún enterramiento. Ensu anverso puede verse con dificul-tad el busto del Rey Carlos III y enel reverso el escudo español. Elnombre del ensayador no pudo iden-tificarse porque el ejemplar está muydesgastado; sin embargo, en esa fe-cha operaban dos ensayadores enla ceca mexicana, Francisco Antoniode la Peña y Francisco Arance yCobos.

Inmueble del Marqués de Casa Cal-derón

Está ubicado en la esquina inter-ceptada por las calles Oficios y SantaClara; fue edificado antes de 1772,pues en esta fecha residían allí JuanBautista Lonz y su esposa, propieta-rios y constructores de la fábrica. Re-cibió transformaciones durante elsiglo XIX, cuando pasó por diferentesdueños. Entre otros, radicó en este,

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su paso por Cuba era cambiado porplata, pues una sobrevaloración lofavorecía: la onza de oro se cambia-ba por diecisiete monedas de plata,aumentando así sus caudales y almismo tiempo dejando sin plata alpaís. Esta situación particular trajocomo resultado, posterior a los cua-tro primeros lustros del siglo XIX, unaconsiderable escasez en monedashispanoamericanas, facilitando laentrada clandestina de las pesetasprovinciales, denominadas corrien-temente "pesetas sevillanas".

En la segunda mitad del sigloXIX se aprecia en Cuba una ma-yor incorporación de circulanteextranjero junto al español, sobretodo monedas norteamericanas,una circunstancia evidentemen-te relacionada con los cambios polí-ticos internacionales, que se tradujoen una mayor expansión económicay militar de EE.UU. hacia América—especialmente la penetración delcapital norteamericano en Cuba—,la guerra hispano-cubano-norteame-ricana, la deprimente economía es-pañola, y finalmente la tradicionalescasez de circulante en la Isla.

Agradecimientos

Los autores desean expresar sugratitud al especialista AntonioQuevedo Herrero por la excelenteconservación y restauración realiza-da a distintas piezas numismáticas,y por el apoyo a este estudio. Tam-bién a Rebecca O. Linsuaín, quienrevisó la clasificación de algunasmonedas presentadas en esta inves-tigación, e hizo importantes comen-tarios y sugerencias a los autores.Asimismo, agradecemos el aporte delos peritos numismáticos AlfredoDíaz Gámez e Inés Morales; ellos brin-daron su asesoría para identificar y

objetivo concreto. Además, desmien-te la extendida creencia de que mu-chas personas escondían el dinerobajo tierra en su propiedad, sobretodo en momentos de crisis econó-micas o guerras. No obstante, en lossitios rurales o haciendas, el patrónhallado en los yacimientos urbanosno parece comportarse igual.

Durante la etapa colonial, Cubapadeció la falta de moneda frac-cionaria por no poseer metales pre-ciosos y no poder establecer su pro-pia ceca. Por ello estuvo sujeta a los"situados" procedentes de México,que nunca fueron suficientes parauna población en continuo crecimien-to. Esta condición permitió la prepon-derancia del circulante mexicano enla Isla hasta fines del siglo XVIII.

El lugar privilegiado del puertohabanero como punto de concen-tración para las flotas que regre-saban a la Metrópoli cargando lostesoros y mercancías sustraídas alas colonias americanas, contribuyósignificativamente al movimiento delas monedas hispanoamericanasautorizadas a circular en la Isla, enbuena medida por la presencia deuna población flotante numerosadurante varios meses del año.

A comienzos del siglo XIX, con lasguerras independentistas de lascolonias españolas contra su Me-trópoli, se desestabilizó la acuña-ción monetaria, España pierde susposesiones en el continente ame-ricano y con ello la producción delcirculante; en consecuencia se acre-cienta la crisis del circulante en laspocas colonias existentes aún.

Con la independencia hispano-americana comenzó el retorno demuchas personas adineradas ha-cia la antigua Metrópoli, llevandoconsigo todo cuanto podían salvar,incluido el oro amonedado que en

desde 1834 hasta su muerte en 1884,Francisco Álvarez Calderón y Kessel,marqués Casa Calderón.

El estudio arqueológico, con pros-pecciones microgravimétricas en-cargadas al ingeniero doctor RamónCaraballo y su equipo de geofísicos,permitió ubicar dos pozos, caños, unaljibe y una letrina. En un corteestratigráfico ubicado en la últimahabitación al fondo del inmueble, confrente a la calle Santa Clara, se en-contraron cerámicas y vidrios del si-glo XIX (Brito Niz, comunicaciónpersonal: 2001). Entre ellas estabauna moneda de cuatro reales datadaen 1811. El ejemplar es de la época enque ocurrió la invasión napoleónicaa España (1808-1813), cuando José IBonaparte, hermano mayor deNapoleón, ocupaba el trono im-puesto a esa nación.

La moneda había sido acuñada enMadrid y lleva la firma de losensayadores Antonio Rafael Nar-váez e Isidoro Ramos Manzano, elescusón del escudo ostenta el águiladel imperio napoleónico. Monedas deeste período entraron profusamenteen Cuba posterior a 1821, durante laindependencia mexicana, acuña-das en la Península y después le-galizadas para su circulación conla contramarca de la rejilla.

Con la abdicación de José I en1813, las monedas con su efigie con-tinuaron circulando, parejamente aotras españolas, durante todo el si-glo XIX debido a su valor metálico.

Conclusiones

La escasa frecuencia de mone-das en los sitios arqueológicos co-loniales demuestra su presenciacasual o accidental en los contextosestratigráficos, y sólo excepcional-mente aparecen enterradas con un

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documentar algunas monedas pro-blemáticas. Especial reconocimien-to al fotógrafo Fidel NavarreteQuiñonez por sus diapositivas y fo-tografías digitales, empleadas parailustrar este artículo. Igualmenteextendemos nuestra gratitud alinformático Omar Dieppa Castella-

nos, quien nos ayudó en la compo-sición fotográfica computarizada.

A los investigadores del Gabine-te de Arqueología, que con su tra-bajo acucioso en las diferentesexcavaciones, contribuyeron aeste reporte: Carlos A. Hernández,Aneli Prado, Lisette Roura, Luis A.

Francés, Sonia Menéndez, Karen M.Lugo, José M. Torres Pico, LuigiHernández, Elizabeth Romillo,Yamilé Luguera, Escael Marrero,Alán Luis Gómez, Anicia RodríguezGonzález, Mónica Pavía Pérez,Adrián Labrada y Alejandro Nolasco.

BIBLIOGRAFÍA

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Rescate arqueológico en Mercaderes no. 15

During the construction of an extension to theMuseum of Archaeology at No.15 MercaderesStreet the remains of a well were discoveredbelow various layers of flooring and infill. Theexcavation of the site was undertaken using themethod of ‘stratigraphic registration within simplecontexts’, which facilitates the interpretation ofeach layer and the relationships between them.Through the application of the Harris Matrix, asystem of definition of the stratigraphic sequenceand chronology of archaeological sites, achronotypological study was made of theartefacts that were discovered, which allowed theidentification of a precise date for the site. Laterthe different periods of the well were defined,beginning with its construction at the end of theeighteenth century until it was closed and coveredaround the end of the nineteenth century.

Durante las obras de construcción para laampliación del Gabinete de Arqueología, sito enMercaderes no. 15, fue hallado un pozo artesanal.Se encontraba debajo de varios niveles de piso yde relleno. La excavación se apoyó en lametodología de registros estratigráficos porcontextos simples. Este sistema facilita lainterpretación de cada unidad estratigráfica y lasrelaciones entre ellas. A partir de la misma serealizó el diagrama conocido como Matrix Harris,que refleja la secuencia estratigráfica y laperiodización del sitio; también se efectuó elestudio cronotipológico de las piezas encontradas,obteniéndose así una precisa datación del sitio.Posteriormente se definieron las diferentes etapasdel pozo artesanal, que van desde la construccióna finales del siglo XVIII y primera mitad del XIX hastasu cierre y ulterior pavimentación entre los últimosaños del siglo XIX y primeros del XX.

Resumen

Abstract

En Mercaderes número 15 entreO´Reilly y Empedrado, se encuen-tra ubicada la ampliación del Gabi-nete de Arqueología; durante laconstrucción de este nuevo edificiolos trabajadores hicieron una zanjapara la instalación del desagüe sani-tario y detectaron la huella de un pozoartesanal.

A partir de la localización del pozose decidió comenzar su estudio ar-queológico y nos planteamos comoobjetivos la excavación del pozoartesanal, el cual se encontraba re-llenado por diferentes niveles de tie-rra basural, la aplicación de la MatrixHarris para el análisis e interpretaciónestratigráfica y la realización de unaperiodización del sitio excavado, asícomo el estudio cronotipológico delos materiales extraídos para contri-buir a la datación e identificación detodas las etapas del mismo.

Durante las labores en el pozo, sepudo determinar que los primeros75 cm de estratigrafia arqueológicaprecedentes fueron cortados. Esto sedebió a la apertura de una zanja re-ciente para instalaciones sanitarias(u. e. 18). La sección destruida esta-ba constituida por varios niveles depisos y rellenos (u. e. 3, 4, 5, 6, 7),constatado en los perfiles del corte(ver tabla 1 y fig. 1).

Más tarde, durante la excava-ción de otra zanja en la parte de-

lantera de este espacio urbano serescataron varios fragmentos decerámica del siglo XVI, cerámicastoneware del XIX, materiales de cons-trucción, metales y restos dietarios.Fueron significativas entre las evi-dencias fragmentos de burén, arte-facto aborigen usado para cocer pande casabe en la villa habanera du-rante el siglo XVI. Con respecto alos antecedentes arqueológicos delsitio, existe una breve reseña en ellibro La Habana arqueológica y otrosensayos escrito por Leandro Rome-ro Estévanez (1995:128); este men-ciona la realización de excavacionesde salvamento en dicho lugar y larecolección de abundantes piezascerámicas de transculturación abo-rigen. En la referencia no se men-ciona dónde fueron realizados loshallazgos, pero los datos aportadoscoinciden con los objetos encontra-dos en la zanja ubicada en la partedelantera del solar. Aún nuestrosespecialistas realizan investigacio-nes históricas sobre este sitio en elArchivo Nacional de Cuba, Regis-tro de la Propiedad y en varias bi-bliotecas del país.

Breve explicación metodológica

La metodología seguida en laexcavación se basó en el registroestratigráfico por contextos sim-

Por: Aneli Prado Flores, Joyce Rossi Álvarez y Roger Arrazcaeta Delgado

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Tabla No. 1. Relación de las unidades estratigráficas

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Fuente: Elaboración autoral

Continuación Tabla No. 1. Relación de las unidades estratigráficas

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ples, es decir, reconocer cada uni-dad estratigráfica minuciosamente.Este método parte de la identificacióne interpretación de los elementos yniveles deposicionales, producto deuna estratificación arqueológicadada por una actividad constructiva,destructiva y modificadora operadapor el hombre, acorde con los plan-teamientos metodológicos expuestospor Edward C. Harris en Principios deestratigrafía arqueológica.

La principal tarea es la identifica-ción, registro escrito, planimétrico yfotográfico de los estratos, elemen-tos constructivos y las interfaces osoluciones de continuidad, conside-rando cada uno como unidadesestratigráficas individuales (u. e.) yasignándoles un número distinto acada una. Una vez numeradas sedefine el conjunto propio de relacio-nes estratigráficas entre sí, expresan-do vínculos espacio-temporales, talescomo:

- De contemporaneidad: cuandodos u. e. sean coetáneas o sincróni-cas; o sea que se unan o adosen. Enla ficha se define como unir, adosar.

- De antero-posterioridad: cuan-do las u. e. presentan una relacióndiacrónica. En la ficha se definecomo cubrir, rellenar, adosar, apo-yar, cortar. Esta acción puede actuarpositiva o negativamente sobre unau otra u. e. respectivamente, y unavariante de tal diacronía es la rela-ción de vacío, interfaz o solución decontinuidad, y se da solamente porla acción negativa sobre una u. e.ya establecida; esta acción trata decortes debido a demolicionesantrópicas o ruinas naturales. Enla ficha se define como cortar.(Sánchez Zufiaurre, Martínez Torre-cilla y Arrazcaeta Delgado, 2000: 7.)

Las relaciones pueden presen-tarse como directas o indirectas:

- Directas: Cuando dos o más u. e.tienen contacto entre sí, la líneaque las une en el diagrama serácontinua.

- Indirectas: Cuando la relaciónentre dos o más u. e. no se muestrapor un contacto físico, entonces la lí-nea que las une será discontinua.(Ob. cit.)

La caracterización de cada unade las u. e. es descrita y registradaen una ficha de excavación con lossiguientes aspectos:

1.- Identificación: Se le da nom-bre y número a la u. e. así como suubicación y fecha en que comenzóla excavación.

2.- Descripción: Cada una de lasu. e. son diferenciadas y cada casoes descrito lo más detalladamenteposible:

-Contexto: Compactación, color,composición, intrusiones, dimen-siones y observaciones.

-Elementos constructivos: Mate-riales, tratamientos, técnicas cons-tructivas, tipos de morteros, juntas,elementos, formas, dirección de lascaras, deformaciones, dimensiones,revestimientos y observaciones.

-Interfaces: Formas, dimensio-nes, orientaciones, inclinaciones yobservaciones.

3.- Relaciones estratigráficas: Seanaliza la relación de cada u. e. conlas que la rodean, haciéndose undiagrama o Matrix Harris de dicharelación.

4.- Dibujo: Consiste en la confec-ción de un dibujo de planta paraseñalar la ubicación de la unidadestratigráfica dentro del contextoy las diferentes cotas de niveles.

5.- Interpretación y datación: Serealiza analizándose las relacionesestratigráficas en conjunto con elestudio de los artefactos encontra-dos en cada u. e.

6.- Referencias: Referenciascruzadas con otros instrumentos.Responsables. Fecha de redacción.

Datos de archivo

A medida que avanza la excava-ción, o sea, cada vez que una nuevaunidad es definida, se va realizandouna lista de las u. e. acopiando asísus datos más imprescindibles, faci-litando la enumeración y evitandoposibles repeticiones en los núme-ros asignados a cada u. e. Esta lista orelación también ayuda a una diná-mica y control ágil en la excava-ción arqueológica.

Una vez definidas las relacionesde cada u. e. se hace un diagramaesquemático mediante el métodode Matrix Harris, el cual nos propor-ciona todos los detalles para unasecuencia estratigráfica organiza-da en fases y períodos.

En la Tabla no. 1 se muestra la re-lación de cada u. e., definiéndose sies contexto o interfaz, según corres-ponda. A las u. e. que rellenaban elpozo se les tomó una muestra parasu descripción y su definición de co-lor, basados en los códigos de latabla Munsell.

Periodización del sitio

- 1ra. etapa. Construcción delpozo posiblemente a finales del si-glo XVIII. Uso del mismo como pozode agua en la primera mitad del XIX.

Consta del corte o apertura delpozo en el terreno de roca se-dimentaria y la construcción de susparedes de sillares en caliza, loscuales tienen una medida prome-dio entre 0.20 m de ancho, altura0.10 m y espesor 0.06 m. Dichaconstrucción llama la atención, alconstatarse que entre el corte y las

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paredes del pozo había una oquedadrellenada con una arena gris muypoco compacta.

- 2da etapa. Uso del pozo comobasurero. Segunda mitad del siglo XIX

Es el período en que el pozo en-tra en desuso y se decide emplear-lo como basurero doméstico. Surelleno consta de siete capas de ba-sura con carbón vegetal, cerámi-ca, vidrio y restos óseos de dieta.Se presupone el abasto de agua ala morada por tuberías del acue-ducto de Fernando VII o el poste-rior de Albear.

- 3ra. etapa. Sellaje o desusodel pozo como basurero y pa-vimentación del terreno. Finalesdel siglo XIX.

En este tiempo se cierra el de-pósito de basuras y se destruyela parte superior del brocal. Al pa-recer ocurre una remodelaciónen el edificio incluyendo nivela-ciones y colocación de un pavi-mento hecho con baldosas de

cerámica roja con un relleno deasiento (u. e. 6 y 7).

- 4ta. etapa. Nuevo pavimentode hormigón de cemento Portland(u. e. 3).

Representa un momento detransformación en el inmueble, enpleno siglo XX, implicando la proba-ble destrucción parcial de las u. e. 6y 7, tal y como se observa en lafigura 1.

- 5ta. etapa. Construcción de ta-lleres para el Gabinete de Arqueo-logía, años 2000 al 2002.

Es una nueva fase en ese es-pacio urbano y refleja la construc-ción de un nuevo edificio. El corteo zanja, representado por la u. e.18 fue abierto para la instalaciónde las tuberías sanitarias de losbaños.

Diagrama harrisiano donde se muestra lasecuencia temporal y las relaciones físicas

Diagrama de Harris. Se muestra la secuenciatemporal y se eliminan las redundancias

1ra etapa: Construcción del pozo y uso del mismo. Finales del siglo XVIII a primera mitad del XIX.2da etapa: Relleno del pozo. 2da mitad del siglo XIX.3ra etapa: Sello del pozo y pavimentación sobre el mismo. Finales del XIX y principios del XX.4ta etapa: Nuevo pavimento de cemento Portland. Siglo XX.5ta etapa: Construcción de los talleres para el Gabinete de Arqueología. Años 2000-2002 .

Fig.1

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36 / Gabinete de Arqueología

Algunos restos arqueológicos

En los materiales encontradosen el pozo hay un conjunto de por-celanas europeas, entre ellas so-bresalen dos pequeñas tacitas dejuguete casi completas, una taza deté con huellas de decoración sobreel vidriado, fragmentos de unafuente y una cazoleta de pipa parafumar decorada, también botellasde vidrio para vinos y conservas yfragmentos cerámicos de una ca-zuela tipo El Morro y otras. En co-rrespondencia a la estratigrafíadescrita con anterioridad y a lastipologías presentes en estas pie-zas pueden considerarse como dela segunda mitad del siglo XIX, mu-chas de estas provenientes de laimportación de artículos europeosy norteamericanos; es posible queun ejemplar como la cazuela de ce-rámica El Morro pudiera ser ma-nufacturada localmente, aunqueeste tipo cerámico se hizo en otrospaíses como México y España.

Taza de té

Pieza de porcelana europea depasta dura, con 9.2 cm de diámetroen el borde superior y una altura

Taza de porcelana dura europeacon decoración sobre el vidriado,

segunda mitad del siglo XIX

Pequeñas tazas de juguete hechas en porcelana dura europea sin decoración,segunda mitad del siglo XIX

Hornillo de pipa para fumar de por-celana dura decorada

El hornillo está incompleto. Eldiámetro de su borde superior esde 2.3 cm, y la altura, de 4.4 cm. Elespesor de la pasta va de 0.2 cm enla parte superior de la pieza hasta0.4 cm en el fondo. Como decora-ción tiene una franja de color caférojizo en la parte media a inferiordel cuerpo, que se degrada hastaun café más claro en la parte altade la decoración, tiene 2.4 cm de an-cho midiendo desde la base de lapieza.

Las pipas de porcelana comenza-ron a fabricarse en la mitad del sigloXVIII en Meissen y en Nymphenburgpor Franz Vilarius (Armero, 1989:100), a partir de entonces se popula-rizaron en Europa. Durante el sigloXIX una variedad de pipas de porce-lana con decoración policromadase comercializaron en Alemania y

total de 6.3 cm. Presenta un anillocomo pie de base con 4.4 cm de diá-metro. Se encontró fragmentadaen nueve pedazos. Luego de ser lim-piada y reconstruida se pudo apre-ciar en la parte externa improntas deunos dibujos; por estar hechos so-bre el vidriado los colores se per-dieron y hoy sólo se pueden ver acontraluz; representan dos insec-tos, y según los especialistas enzooarqueología del Gabinete pue-den ser mariposas.

Fragmentos de dos tacitas de juguete

Dos fragmentos de pequeñastacitas de juguete hechas en por-celana de pasta dura sin decora-ción. Una de ellas presenta un asay tiene un diámetro en su borde su-perior de 3.3 cm y como base 1.4 cm,con una altura de 2.5 cm. La su-perficie externa de la pieza es bi-selada.

El otro fragmento mide 3 cm dediámetro en su borde superior y1.4 cm en la base, con 2.4 cm de

altura. La superficie externa de lapieza es biselada.

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Gabinete de Arqueología / 37

Francia. El ejemplar encontrado eneste sitio pudo ser hecho en Ale-mania en el siglo XIX.

Las piezas referenciadas ante-riormente son de la llamada por-celana europea de pasta dura,comenzada a fabricarse en 1710 enla ciudad de Meissen. Esta pastase caracteriza por ser compacta ysumamente vitrificada; es de colorblanco brillante vista en corte y nopuede rayarse con el acero, tienefractura concoidal, sonido metáli-co y si las paredes no son muy grue-sas es traslúcida; se hacía concaolín, feldespato y cuarzo molido.

Cazuela de cerámica tipo El Morro

Es una cazuela de cerámicahecha en torno de alfarero. Convidriado en la parte interna, dete-riorado por las condiciones am-bientales en que se encontraba; laparte externa presenta algunasvetas chorreadas del barniz vítreo.

La pasta es de color rojo, y pro-bablemente el desgrasante utiliza-

do fue la arena, al ver los puntosblancos existentes en toda la pas-ta. Presenta un espesor en la partesuperior de 0.5 cm y en la base de0.8 cm. El diámetro del borde supe-rior de la vasija es de 18.5 cm y laaltura de 12 cm.

El fondo por la parte externa pre-senta restos de cenizas y concre-ciones negras del hollín, evidenciandola exposición al fuego.

Las vasijas utilitarias hechas coneste tipo cerámico se distinguen portener una superficie granulosa y unmínimo de lisura en ellas; la pasta porlo común es atemperada con arenade cuarzo y en ocasiones con inclu-siones de arcilla roja y su color osciladel café al carmelita rojizo; el vidria-do plúmbeo de estas piezas es irre-gular, transparente y delgado, y porlo general es aplicado en la superfi-cie interior. (Deagan, 1987:50 y 51.)

Pipas catalanas de cerámica

Pipas catalanas para fumar decerámica. Son tres pipas hechas en

Cazuela de cerámica tipo El Morro, siglo XIXPipas de cerámica para fumar tabaco, hechas en Palamos, Gerona, Cataluña, siglo XIX

moldes de dos piezas, con decora-ción en alto relieve en su cuerpo conmotivos florales a la manera de guir-naldas. La parte inferior es delga-da y cilíndrica. El hornillo estáprovisto de un pequeño tubo parala caña. Sobre el borde superior sepuede leer el nombre del fabricantey lugar de procedencia: PALAMOS EN

CATALUÑA FCA. DE ESTEVAN GORGOLL. Dos deellas presentan un diseño similar.

Las pipas de fabricación catala-na siguen una tipología desarro-llada en Francia a fines del sigloXVIII, caracterizada por el uso dediseños en alto relieve. Estas pipasse encuentran con cierta frecuen-cia en sitios coloniales cubanos co-rrespondientes a mediados ysegunda mitad del siglo XIX y exis-ten reportes de ellas a lo largo detodo el país, en sitios urbanos, ru-rales y en plantaciones azucareras ycafetaleras. En la región de Gerona,en Cataluña, existieron diversas fá-bricas durante el siglo XIX, entreellas podemos mencionar a las deJosé Espinet, Estevan Gorgoll yJuan Castella, de las cuales se hanencontrado ejemplares en sitios ar-queológicos cubanos en la segun-da mitad del sigo XIX. (Arrazcaeta,1987:19 y 20.)

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Tapa de cierre para frasco de conserva

Pieza de vidrio incoloro sopladaen moldes de dos piezas, se pue-den apreciar las burbujas de aire ylas marcas del molde. Se trata deuna tapa con rosca, cuya parte su-perior culmina con un reborde so-

Botella de vino espumoso

Entre las piezas completas ha-lladas en el pozo, se encuentra unabotella de vino espumoso. De vi-drio verde, soplada en molde demadera, se pueden apreciar lasburbujas de aire y las huellas deunión del molde dejadas en lapasta. Presenta un anillo plano devidrio aplicado en el cuello, queservía para sujetar el corcho conun alambre. Con una altura totalde 25.9 cm, la boca tiene un diáme-tro de 2.6 cm, los hombros 7 cm dediámetro y 7.4 cm en la base.

En las botellas uno de los ele-mentos más distintivos es el cue-llo, puesto que es uno de los quemayor información cronotipológicanos brinda; y una de las partes de la

pieza que mejor se conserva en lasexcavaciones arqueológicas encontextos urbanos. En los inicios delsiglo XIX la parte superior del picoterminaba en forma oblicua, conel extremo más ancho que la uniónde la tira, y ya hacia 1850 se impo-ne el doble bisel hacia abajo.(Schávelson, 1991: 108.)

Botella de conserva

Otra de las piezas completasdel pozo fue un frasco de conser-va. De vidrio incoloro y hecho porsoplado libre, se pueden apreciaren la pasta las burbujas de aire.

Se caracteriza por un delgadoanillo aplicado en la boca con labioevertido, y una forma irregularcon hombros deformes; presentauna altura de 27.5 cm; diámetro enla boca de 6.7 cm, en el cuello seestrecha hasta los 5.6 cm, ensan-chándose en los hombros a un diá-metro igual a 9.0 cm y estrechándose

nuevamente en la base a un diáme-tro de 6.9 cm.

Estos frascos de conserva sedifundieron a partir de 1800,eran de boca ancha y se tapa-ban con un corcho atado con unalambre y cubierto por cera;fueron usados para dulces, mer-meladas, y otras conservas. Porlo general los frascos eran trans-parentes para así poder apreciarel contenido de los mismos. En1850 llegaron a existir en Ingla-terra cerca de 1 000 marcas, mu-chos con decoraciones neogóticas.Las marcas eran hechas de un vi-drio fino, y en ocasiones puedenhallarse huellas de pontil dejadasen la base como en este caso; setrata de un pontil pleno de vidrio.(Ob. cit.:109.)

Botella de vino espumoso,procedencia francesa o española,

segunda mitad del siglo XIX

Botella para contener conservas,posiblemente francesa o norteamericana,

siglo XIX

Tapa de cierre para frasco de conserva,Francia, segunda mitad del siglo XIX

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Gabinete de Arqueología / 39

Las copas fueron menos comu-nes que los vasos de vidrio, usadospara beber todo tipo de líquidos en lamesa de las familias en la colonia. Supresencia en los sitios arqueológicoscubanos es más frecuente en con-textos del XVIII y mucho más en el si-glo XIX. Por lo general, las copas fueronartículos costosos en relación conotros recipientes de vidrio cuya ela-boración era más simple.

Cuchillo de plata

Es una de las piezas mejor con-servadas, aunque se encontrabacon algunas concreciones. Luegode ser limpiada, con métodos mecá-nicos y químicos, supimos que se tra-taba de un cuchillo mantequillerode plata forjada, es decir, hechoartesanalmente, pudiéndose apre-ciar en su hoja una marca de plate-ro aún sin identificar.

Copa de vidrio incoloro hecha en molde decontacto, siglo XIX

Cuchillo mantequillero de plata forjada, siglo XIX

La hoja tiene un largo de 10.4 cmy un ancho de 1.6 cm; el cabo mide8.4 cm de largo y el ancho oscilaentre 0.9 cm y 1.3 cm. En total midela pieza 18.8 cm. El cabo es de sec-ción octogonal, hueco interiormente.

Conclusiones

Tomando como base el estudioarqueológico realizado, y teniendoen cuenta el inconveniente de nocontarse todavía con una investi-gación histórica del inmueble quepermita contrastar los datos ar-queológicos para establecer surelación con un momento de ocupa-ción familiar específico se concluyelo siguiente:

De acuerdo con el estudio de losrasgos estratigráficos de las u. e. 1,12, 13, 14, 15, 16 y 17 y restos ar-queológicos asociados definimosestos rellenos como primarios, ori-ginados por basura doméstica pro-cedente fundamentalmente de lacocina de la casa, ya que entre losrestos se recuperaron gran canti-dad de artefactos de cocina y delservicio de mesa, variedad de hue-sos de dieta animal y abundantepresencia de nódulos de carbónvegetal.

Cronológicamente todos los es-tratos antrópicos que rellenan el

Detalle de la marca del fabricante del cuchillo

bresaliente que al momento de ce-rrar el frasco cubría totalmente ellabio del mismo. La tapa externasuperior presenta tres anillos, entrelos cuales se aprecia una inscrip-ción en francés, que dice: T. YSSARTIER

BRI_ _ _TE S.G.D.G. BORDEAUX FABRICANTS

MO_CAMP & C° _ _ _ _. (Las líneasdiscontinuas significan que no sepueden leer las letras.)

Copa

Copa de vidrio incoloro hechaen molde de contacto, con un fustecorto y grueso, la superficie exter-na de la copa está decorada cononce paneles ovalados consecuti-vos, biselados a la rueda sobre elvidrio. Tiene unos 6.4 cm de diáme-tro en su borde superior y una alturatotal de 9.9 cm. En ella se aprecianalgunas burbujas de aire ubicadas enel pie o base, y debajo de este seobserva un rebajamiento ovoidalindicativo de una marca de pontilbruñida. Por sus característicastipológicas esta pieza pudo serfabricada en Inglaterra o EstadosUnidos en el siglo XIX.

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pozo (u. e. 8) corresponden a la se-gunda mitad del siglo XIX. Afianzaneste criterio las características es-tratigráficas de los mismos, sus rela-ciones, y los artefactos asociados.

Hipotéticamente se plantea queel pozo entró en desuso por variasrazones; estas pudieran ser:

a) por agua contaminada.b) porque bajó el nivel del man-

to freático y el pozo se secó.c) debido al dictado de normas

sanitarias.d) por transformaciones o cam-

bios espaciales en el inmueble.A partir del desuso de esta estruc-

tura como pozo de agua, comenzó afungir como basurero, esto fue en lasegunda mitad del siglo XIX.

Es probable que el basurero seclausurara a finales del siglo XIX conlas medidas sanitarias tomadas porel gobierno interventor norteame-ricano en 1898. Sobre su rellenomás tardío (u. e. 1) se colocó un

pavimento de baldosas de cerámi-ca roja (u. e. 6 y 7).

Agradecimientos

A todas aquellas personas quenos ayudaron con sus conocimien-tos, esfuerzos y vasta paciencia enla culminación de este trabajo.

Rolando Crespo Díaz, por suactiva participación en el equipode trabajo de campo y en la iden-tificación de los restos zooar-queológicos.

Arqueóloga Lisette Roura Álvarezpor su colaboración técnica.

Antonio Quevedo Herrero yEduardo Muñiz Márquez por la con-servación y restauración de losmateriales hallados en el sitio y laayuda prestada en la identificaciónde algunos artefactos.

Alina Velásquez Margüenda yOmar Bernardo Dieppa Castellanos,por su contribución en la informática.

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Fidel Francisco Navarrete Qui-ñonez, por las fotografías tomadaspara este artículo.

Licenciada Inés Morales, por sucatalogación numismática.

Muy especialmente al doctorEdward Cecil Harris por su asesoría.

Al doctor Agustín Azkárate y atodo su equipo de trabajo por sucolaboración en la aplicación deesta nueva metodología.

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BIBLIOGRAFÍA

Gabinete de Arqueología / 41

La sustitución de las maderas ibéricaspor las autóctonas cubanasen la construcción naval

Abstract

From 1994-95 an investigation wasundertaken into traditional shipbuildingtechniques still employed by shipwrights inWestern Cuba, particularly in PuertoEsperanza (Pinar del Río) and Jacksonville(Isle of Youth). This article combines textualresearch with the results of preliminarystudies of ship remains excavated by Carisuband includes reflections on ethnographicalaspects of the subject and upon the history oftechnology.

Resumen

Entre los años 1994 y 1995 se realiza unestudio de las tradiciones que conservan, en laregión occidental de Cuba, los carpinteros deribera en cuanto a las técnicas utilizadas en laconstrucción naval, en particular en lospoblados de Puerto Esperanza (Pinar del Río)y Jacksonville (Isla de la Juventud). Se partede estudios preliminares de restos deestructuras navales excavadas por la entidadCarisub y de investigaciones bibliográficas ydocumentales. La elaboración de algunasconsideraciones al respecto constituye unaporte de carácter etnográfico y de interéspara la historia de la tecnología.

Durante la etapa colonial sedesarrolló una importante indus-tria naval vinculada al tráfico co-mercial derivado de la Carrera deIndias y de la propia insularidadde Cuba. La Habana contó connumerosos astilleros y careneroshasta que se establecieran lasReales Fábricas de Navíos y porúltimo el Real Arsenal, que com-pitió, en número de construccio-nes, con los principales arsenalesespañoles de Guarnizo, Cartagenay El Ferrol.

Paralela a esta arquitectura ofi-cial, impuesta por las necesidadesde la Corona, y durante algunos

Por: Alessandro López Pérez

años de la Real Compañía de Co-mercio de La Habana, se mantuvootra construcción que no partía deatarazanas, ni planos-libretas o dela elaboración científica de planosajustados a curvas de circunferen-cias. Fueron los carpinteros de ribe-ra los portadores de las tradicionesmás arcaizantes, herencia de fami-lias durante generaciones replega-das a los pequeños puertos, ydestinada a la fabricación de redu-cidas embarcaciones para la pes-ca y el cabotaje.

Esta tradición parte en lo gene-ral de los modos que se emplea-ban en los siglos XVI y XVII, cuando

Orcas, sección de las amuras. Construidas con maderas autóctonas de Cuba

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42 / Gabinete de Arqueología

los barcos se hacían de acuerdocon la habilidad práctica de susconstructores. Las dimensiones nose podían determinar de antema-no y resultaban enteramente for-tuitas una vez que se colocaba laquilla y las cuadernas maestrasque establecían las proporcionesde la curvatura y el tamaño real.

Al margen de los conocimientosprácticos de los constructores, ocu-rre un fenómeno de transculturacióntécnica cuando comienzan a sersustituidas las maderas proceden-tes de los bosques de la PenínsulaIbérica por las pertenecientes a es-pecies autóctonas del archipiélagocubano por sus características par-ticulares. En el siglo XVIII el portu-gués Antonio Parra, avecindado enLa Habana, escribe y publica su re-lación de árboles de Cuba y sus po-sibles usos, incluidos los referidosa la construcción naval y las nume-rosas expediciones de los oficialesde marina e ingenieros del arsenalhabanero en busca de especies ytroncos aptos para los diferentesfines y formas (Ortega, 1998).

La arqueología en el contextosubacuático ha permitido realizarel estudio de estructuras navalespertenecientes a esta etapa y laaparición, en ellas, de maderas dela península y de las Antillas simul-táneamente.

Estudio etnoarqueológico sobre lasustitución de las maderas ibéricaspor las autóctonas cubanas

Existen cédulas y documenta-ción sobre la utilización de lasmaderas autóctonas en la cons-trucción naval en Cuba en la eta-pa colonial. Aunque debe tenerseen cuenta que esta breve infor-mación ha llegado a nosotros en

los escasos documentos y proto-colos habaneros de la época, por ellonos decidimos a realizar estos estu-dios etnoarqueológicos. Pero la rea-lidad exacta de cómo se construía unvaso y sobre todo en épocas tan re-

motas como los siglos XVI y XVII, nosla ha dado el trabajo arqueológi-co en sitios donde han sobrevivi-do algunas de las estructuras queconformaban el bajel y las inves-tigaciones que desarrollamos en

Bosque tropical húmedo, donde se observan las maderas utilizadas en la construcción naval

Orcas 17 y 22 en el pecio de Fuxa vistas de popa a proa, nao de finales del siglo XVI. La maderautilizada es el Roble Europeo (Quercus pubenceus), localizado en el norte español

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Gabinete de Arqueología / 43

las provincias occidentales, don-de dedicamos nuestro esfuerzo aaprender in situ cómo se manteníanlas tradiciones constructivas de laetapa colonial hasta nuestros días.Laboramos en los astilleros, en los

1 Bilongo, 72 años: Trabajador del varadero e hijo de un carpintero de ribera de Puerto Esperanza, Pinar del Río, recuerda que cuando niño seescoraban los barcos hasta que saliera la quilla con la “marea llena”, para dar mantenimiento y después, por la otra banda, se ponía un aparejo enla cruceta del palo y se hacía firme en tierra con el ancla del barco (en la mayoría de los casos) o se clavaban estacones.2 Archivo Nacional de Cuba (A.N.C.): Fondo Academia de la Historia: Memorial del contador Pedro de Arana a S. M. pidiendo que se construyannavíos en Cuba, Leg. 85, no. 215.3 A.N.C.: Fondo Academia de la Historia: Real Cédula a los Jerónimos sobre las licencias que pedían los vecinos para hacer navíos, Leg. 29, no. 215.4 A.N.C.: Fondo Academia de la Historia: Real Cédula concediendo licencia a los vecinos de Cuba para hacer navíos, Leg. 30, no. 247.

cortes y manufacturas de las ma-deras, en las carenas de repara-ciones y construcciones de barcosde madera que todavía se utilizanen la pesca de plataforma y elcabotaje.1

Esta gran sabiduría que nostrasmitieran los maestros de ri-bera heredada por la tradición nosha ayudado a interpretar mejorlas incógnitas de la construcciónnaval antigua.

La importancia que tuvo parala construcción de embarcaciones

el aporte de maderas americanasy principalmente las cubanas, apartir y durante el largo periodode la dominación española ennuestro continente, es reflejadaen las innumerables cédulas, me-

Sustitución de tracas por el sistema de frasquia, técnica de gran antigüedad. La traca fueconfeccionada con un tablón de pino del país

moriales y contratos que sobreesta temática se conservan.

Ejemplo de lo antes dicho fue loexpresado por el contador Pedrode Arana en su Memorial a S. M. alreiterar que "...en esta ysla ay gran-des comodidades de maderas paraintroducir en ella su Mag. una grue-sa u hordinaria fabrica de galeonesy fragatas pues no la escusa por lagrande necesidad de ellos tieney por la bondad y ventajas de lasmaderas que son la mexores delmundo...". 2

Sin embargo, si nos remitimos aacontecimientos anteriores, es im-portante reflejar las cédulas rea-les expedidas a los jerónimos el 29de diciembre de 1516 "...e bien delos dichos vecinos pudiesen armaralgunos navios e carabelas o bergan-tines para ir a descubrir..." y "...que ladicha ysla e vecinos e tratantes enella tiene mucha necesidad de te-ner e hazer navios para contra-tar...". 3 Estas licencias inician lasconstrucciones de barcos en el Cau-to y Santiago para comerciar con LaEspañola, Jamaica y Puerto Rico, yemprender expediciones por cuentade los colonos. (Ortega, 1986.)

Algunas de estas primeras em-barcaciones no lograron alcanzarun aforo superior a las 100 tonela-das, pues existían cédulas que in-terferían su ejecución, como la del 12de diciembre de 1518 "...por ende yovos mando que dexeys e consyntaysa las personas que paresciere queen esa ysla son abonadas y de quietengays buena seguridad que sontales personas hazer hasta en can-tidad de dies navios y con tantoque no suban ni sean de 100 tone-ladas de porte arriba cada uno...", 4

se apreciaba el interés de los habi-tantes y gobernadores de la Islapor impulsar la construcción debajeles para llevar a efecto sus pro-pósitos mercantilistas y expansio-nistas por las recién descubiertas einexploradas tierras del Nuevo Mun-do, aprovechando al mismo tiem-po las bondades y ventajas de lasmaderas que propiciaban una ma-yor fortaleza y durabilidad a todas

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las embarcaciones que se cons-truían en ella. Esta Real Cédula deconfirmación permitía a los vecinosy moradores de Cuba construirhasta diez navíos que no excedie-sen de 100 toneles de porte, pero lomás posible es que dichas limita-ciones fuesen poco o nada respe-tadas, como solía ocurrir con lamayoría de las regias disposicio-nes en Cuba; mas lo cierto es queestas dos pragmáticas fueron lagénesis de la más tarde pujanteindustria naval cubana, a cuyasombra se desarrollaron manufac-turas tales como la confección decables de majagua,5 y la elaboraciónde alquitrán y brea obtenida de laresina de los pinos que poblaban eloccidente y la Isla de Pinos (esto lopudimos comprobar en el trabajode campo realizado donde dichastécnicas se mantienen hoy endía).6

A lo anterior contribuiría otrofactor natural, las características delas maderas cubanas, que impri-mían a estos buques una calidadmuy superior a los de otra fabrica-ción. De estas maderas se asegu-raría "son las mexores del mundo"por ser más resistentes a la broma(teredo navalis), además de otras cua-lidades que harían decir a Ustáriz, 7

dos siglos después, acerca de estasnaves:

"...Si las fabricadas en Europaduran de dos quince años se con-serva mas de treinta las que se

5 Cabos de majagua; se golpea el palo por la punta y se desprende la cáscara por la exposición al sol. La fibra que está dentro de la corteza es la quese utiliza en la elaboración del cabo. Entrevista a Juan González, Monguito, 71 años, Pinar del Río.6 Los maderos se deben cortar en los menguantes a partir del quinto día, hasta que desaparezca la luna, son los días mejores, no son atacados porlos insectos después de cortados y utilizados. En las lunas crecientes el palo contiene mucha agua. Esto se comprobó en un encino cortado en laSierra de los Órganos y se pudo probar el agua fresca y abundante que manaba de su tronco. Entrevista a Eduardo Torres, El Prieto, 64 años,carpintero, Puerto Esperanza, Pinar del Río.7 Jerónimo de Ustáriz (1670-1732), economista y político español nacido en Navarra y fallecido en Madrid. Fue miembro del Consejo de Su Majestad, de la RealJunta de Comercio y Moneda, y del Consejo de Indias. Su pensamiento ejerció fuerte influencia sobre la política económica durante el reinado de Felipe V.Preocupado por la decadencia que sufrió el reino a lo largo del siglo XVII y por las consecuencias de la Guerra de Sucesión española, retomó las inquietudeseconómicas de los arbitristas del siglo anterior. Su principal obra, Teórica y práctica de comercio y marina (1724), pese a que se basa en conceptos delmercantilismo, importó ideas procedentes de otros países (establecimiento de manufacturas reales, promoción de la marina).

hacen allá con el cedro, roble masduro y otras maderas de superiorfirmeza y resistencia, lo que escausa también de que necesiten demenos carenas y otros reparos;fuera de que en un combate tienentambién el cedro la ventaja de queembebe en sí las balas sin que ex-perimenten los efectos de losastillazos, que los navíos fabrica-dos en Europa, y que suelen mal-tratar, y aun matar mucha gente." La certeza de tales aseveracioneslo demostraría un moderno autoranglosajón, quien afirmó que losbarcos de construcción cubana he-chos de "madera de cedro y caobaprobaron ser más fuertes y dura-deros".

El carpintero de ribera José Antonio Hernández señala una futura varenga

Partiendo de estos criterios, yotros elementos como la posición,condiciones naturales y existenciade una rica zona en sus alrededoresque lo abastecían de las necesariasmaderas, es que se comienzan a pro-ducir en el puerto de La Habana, amediados del siglo XVI, diferentes cla-ses de embarcaciones típicas de laépoca como fragatas, galeonzotes,etc. El San Andrés, buque de 350 to-neladas, es el primero que apare-ce en el libro de registro de la Casade Contratación de Sevilla. Fue bo-tado en 1551 y a su propietario se leconoce con el nombre de JuanBurgos. (Ortega, 1986.)

Hacia finales de la próxima dé-cada se produciría uno de los acon-

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tecimientos más importantes en eldesarrollo naval del puerto habane-ro: se trata del aporte de Menéndezde Avilés, uno de los marinos que leimprimió gran actividad al astille-ro, quien tras concebir la idea demodificar las proporciones de lasembarcaciones (relación eslora-manga), dio vida a once galeonzotesagalerados, que como dice VeitíaLinaje "...es aquella armada de vein-te galeones agalerados con remos,con que, desde el año 1568 dio princi-pio a navegar el general PedroMenéndez de Avilés, de que fabricolos ocho de Vizcaya y los doce enCuba de la Florida...". (Veitía Lina-je, 1672.)

La innovación le permitió a es-tas naves adquirir velocidad y serde más fácil manejo, siendo precur-soras de las fragatas de la segundamitad del siglo XVIII y clíper norte-americanos del siglo XIX. (Pérez dela Riva, 1974)

El siglo XVII se presenta como unperiodo de relativa prosperidad sibien hacia sus finales se observauna disminución en la botadura decascos. Uno de los artífices quemás se destacó fue Francisco DíazPimienta, además de hacerse sen-tir la presencia de los hermanosVeas y Alonso Ferrera. 8

El primero se inicia en 1614. El vo-lumen de las operaciones debió deser considerable porque la familiade Díaz poseía un astillero e im-portantes propiedades en la Isla. Fa-bricó para la Corona dos galeonesdurante el bienio 1627-1628 que os-cilaban entre las 500-600 toneladasy alrededor de una docena degaleones aptos para escolta y pla-ta, que fueron de los mejores que

8 Alonso Ferrera fabricó el Nuestra Señora de Atocha utilizando como maderas roble, caoba, cedro, pino y otros. (Eugene Lyon, Comunicaciónpersonal, enero de 1990, San Agustín, Florida, EUA.)9 Memorial del contador Pedro de Arana: Loc. cit. (2).

se emplearon en estos menesteres.(Serrano Mangas, 1989.)

Las naves construidas en LaHabana por los hermanos Veasañadieron un nuevo éxito a sus as-tilleros, y fueron los primeros enimprimirle uniformidad a las cons-trucciones navales fabricadas enserie. Se debió a ellos también laintroducción de astilla muerta, fa-cilitando, a la vez, la similitud de lasvarengas y cuadernas de los na-víos, medidas universalmente em-pleadas con posterioridad. (Pérezde la Riva, 1974.)

El reconocimiento de las made-ras cubanas para darles forma alos vasos que con el transcurso deltiempo se iban materializando enlos astilleros, y a partir del siglo XVIII

en el Arsenal de La Habana, partíadel criterio de que estas reuníancondiciones excepcionales que lashacían más resistentes a factoresexternos si se les comparaba conlas utilizadas en la Península. Unfactor muy importante que se te-nía en consideración, dado su altogrado de peligrosidad, era la acciónde la broma sobre la obra viva delbuque, que con su constante y de-bilitador trabajo podía llevar al fon-do a cualquiera de sus víctimas.

Maderas como el roble, jobo,ocuje, caoba, cedro, pino y otras,sustituían a las empleadas por losartífices hispanos en las distintassecciones del buque. El roble, jobo,sabicú, ocuje, etc., formaban lassecciones más importantes que in-cluían la quilla, varengas, ligazonesy macizos de proa y popa. Las ma-deras ligeras: cedro, pino, y en algu-nos casos caoba, se usarían en laobra muerta como tablazón para cu-

biertas, costados y otros elementosafines con la arboladura. Como dije-ra Arana en su Memorial:

"...que la tablazón toda an de lle-var desde la quilla hasta prima.Çinta de roble y donde hubiere ca-bina o capa esta bien buena y lasde popa lo mesmo, y desde la pri-ma Çinta para arriba de Çedrotoda la neçessa. Por ser madera li-viana y la mejor de todas para losaltos, y losa piques planes, y ligaçona de ser toda de madera de roble,caoba y ocux, pues su grande forta-leza y bondad y ser para esto lamejory mas a propósito de todo...". 9

Pérez de la Riva señalaba que,aunque los árboles de Cuba no re-sultaban idóneos para arboladura,por ser demasiado pesados y pocoflexibles, no sucedió lo mismo con lamadera empleada para tablazones,cascos, cubiertas, cuadernas yligazones, que sí dieron los resulta-dos esperados. Algunos por su du-reza ofrecían buena resistencia alimpacto del tiempo, el agua y lasbatallas, astillando poco. (Pérez dela Riva, 1974.) El roble, el cedro y lacaoba eran muy superiores a mu-chas maderas europeas, y sobrelas bondades de la última escribíaValdés "...es buena no solo por suduración, sino por las ventajas queresulta; en los combates navales,de verse libre de los astillazos quedañan a la tripulación, aun mas quela misma balas que los ocasiona...".(Valdés, 1866.)

Sobre el empleo de otras espe-cies de la Isla, no comunes, peroque iban a integrarse al conjunto,principalmente en lo que respectaa la ornamentación, tenemos elgranadillo (Brya ebenus). Sus carac-

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terísticas de ser dura, poseer ungrano fino, poros muy pequeños ypermitir alto pulimento, lo hacíanideal para piezas destinadas a esteuso. Ejemplo de ello lo podemosapreciar en los balaustres extraí-dos del pecio de Fuxa, Pinar del Río.

La foto muestra características anatómicasque fue necesario estudiar para identificar las

especies (ver tabla Maderas autóctonascubanas utilizadas en construcción naval

como sustitutas de las ibéricas)

El dagame y el arabo formabanparte de esta amplia gama de ma-deras con destino a la construcciónnaval y en alguna medida comosustitutas de las utilizadas en Euro-pa con el fin que se les proponía. Laprimera, en la artillería, y la segun-da, en algunos elementos que pu-dieran estar vinculados con laarboladura del buque. (Pecio deFuxa, costa norte de Pinar del Río.)

Al respecto Veitia decía que enla Junta de Guerra de Indias cele-brada el 24 de septiembre de 1613se planteaba:

"...después de las maderas dela Habana era la mas a propósito

para los encavalmentos o cureñasde la artillería el freno y el álamonegro o blanco; porque el roble so-bre ser muy pesado le pudren fá-cilmente el agua y el sol, y que losejes eran los mejores los que setraen de canarias y después deestos los de la Habana...". (VeitíaLinaje, 1672.)

La procedencia de los troncosque abastecían la marina era diver-sa, abarcaba un área extensa quese extendía a La Habana, Isla dePinos y hasta aquellas que aporta-ban materia prima a los astillerosdel extremo oriental ubicados enSantiago de Cuba y Bayamo.

En La Habana, las zonas más ex-plotadas fueron, entre otras, las deAguacate, Alquízar, Bacunayagua,Batabanó, Canasí, Ceiba del Agua,Melena y Puerto Escondido. Deellas se extrajeron, por ejemplo, cao-ba, cedro, roble.

El pino, destinado a la arboladu-ra, procedía de la Isla de Pinos 1 0 y laregión occidental de Cuba. Sobrelos que eran naturales de la prime-ra zona se hace referencia en car-ta del Gobernador de La HabanaGabriel de Montalvo a S. M.

"... en 8 de junio escrivi a V. M.duplicado de otra que yo en la flotade don diego maldonado escrivi ycon ella una información sobre loque toca a lo que V. M. me mandavase hiziese por una real cedula so-bre el cortarse de la ysla de pinospara arboles de navios...". 11

La capacidad de esta especiepara el uso que se le pretendía darparece que arrojó resultados ines-perados. Aunque los expertos die-ron los mástiles de Isla de Pinos

10 La familia Jackson, emigrantes caimaneros de mediados del siglo XIX hacia el sur de Isla de Pinos —Isla de la Juventud—, reparaba susembarcaciones con maderas autóctonas, como son: el pino en el forro y los palos, la yaba y el sabicú en la quilla y la caoba, cedro y el roble en lascuadernas. (Henry Jackson, 65 años, descendiente de Wiliam Jackson, fundador de Jacksonville, Isla de la Juventud.)11 A.N.C : Fondo Academia de la Historia: Carta al gobernador de La Habana D. Gabriel de Montalvo a S. M. sobre maderas de la Isla de Pinos, Leg. 81, no. 54.

como "de asegurada esplendidez",en la práctica no cumplían con losrequisitos que se exigía de ellos. Seoptó entonces por probar otros cor-tes en Cuba, abriéndose uno enSanta Isabel, Pinar del Río, cuyospalos demostraron su poca dura-ción como mástiles y mastelerosal emplearse en los primeros na-víos botados por la Real Compa-ñía. Algunos de ellos tuvieron quearbolarse nuevamente una vez quearribaron a España. (Pérez de laRiva, 1974.) La crisis que para la ter-minación y calidad de los bajelesimplicaba la inaptitud de los pinoscubanos obliga a las autoridadesde la Isla a utilizar los de México yla Luisiana.

Es importante, además, seña-lar que desde los primeros momen-tos de la presencia española enCuba, y debido a las grandes ex-tensiones de los bosques, y por lacalidad y variedad de las maderascubanas, estas enriquecieron lossuntuosos edificios y propiedadesparticulares de las clases más aco-modadas del imperio español. Pa-lacios como El Escorial, muebles deuso personal y todo aquello quereclamara o necesitara de ellas,recurrían a las remesas que se ex-portaban de la Isla y que abarca-ron prácticamente todo el periodocolonial.

El proceso de deforestación quese venia realizando y que influyó ne-gativamente en la industria navalcubana hacia el siglo XIX, conjunta-mente con otros factores, conllevó alempleo de otras maderas alternati-vas que supliesen la escasez de lastradicionales que, por sus caracterís-

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ticas (resistencia, dureza, etc.) se co-menzaron a utilizar para sustituiraquellas en piezas que requirierande estas propiedades.

Entre las maderas cubanas queresisten bien bajo el agua sin pu-drirse ni ser atacadas por la bromaestán: el ácana, carbonero, cerillo,guamá de costa, guayraje, yaquilla,júcaro negro o bravo, maboa blanca,majagua, mamey, manajú, manglenegro o prieto, marianita, pejojó le-choso, quiebra hacha, o caguairan,rana macho, sabina, yana y yayatí.

Otras maderas endémicas utili-zadas en industrias relacionadascon la construcción naval fueron: elcuero duro para ruedas hidráulicas,chicharrón en molinos y engranajes,dagame en ejes y prensa, también elespine blanco se utilizó para ejes, elguayacán o palo santo en dientesde ruedas, ejes, tornillos, poleas y

Utilización de las formas naturales del árbol para las diferentes piezas constructivas(tomado de la Enciclopedia de Diderot y D’Alembert)

12 José Antonio Hernández, carpintero de ribera, Puerto Esperanza, Pinar del Río.

clavijas de unión. Para ejes de má-quina y carros, lengua de vaca y lalevisa, y para la construcción decarros y ruedas hidráulicas, el ma-mey, abundante en Cuba.

Los carpinteros de ribera, por suparte, se interesaron de manera es-pecial en las maderas aptas paraconstruir los cascos de los navíos yarbolar los palos y mástiles. La baríablanca, la caoba, la capa rota, eldagame, el laurel prieto y la yana sonalgunas de ellas. Para la quilla de losbarcos se empleaba la madera deyana pero no para el resto del navío,ya que la ataca el comején.

Los mástiles que no eran dema-siado largos se hacían con maderasde jaquillas, reservándose para lasgrandes embarcaciones y las plumas

de las grúas para arbolar los navíos,un árbol de la familia de las gutíferas(árbol de Cuba, el ocuje).

La elección de la madera no sólose realizaba de acuerdo con suspropiedades mecánicas y su resis-tencia al medio marino, sino quese aprovechaba la forma naturaldel árbol para construir las distin-tas piezas que conformaban elvaso.

Los maderos como la majaguay el cedro poseen mejores cualida-des cuando se encuentran en la sie-rra, alejados del mar; la madera esmás dura y posee como una are-nisca que la hace más resistenteporque nace en la piedra. A la horade cortarlos es más difícil pasarlospor el cerrote. 12

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Es de esta forma que la carpintería de ribera, quenació, se desarrolló y perduró hasta nuestros días,está representada en los fieles herederos de los maes-tros que en un pasado les dieron forma y vida a mu-chos de los bajeles que surcaron los mares del mundo;son en estos momentos, artífices de un arte que per-manece mediante el uso de métodos similares a aque-llos y que debemos preservar para generacionesvenideras, pues al igual que otros acontecimientos,forjaron y enriquecieron la historia de nuestra nación.

Maderas autóctonas cubanas utilizadas en la construcción naval,como sustitutas de las ibéricas, y que han sido halladas

en naufragios ocurridos en nuestras costas

Agradecimientos

Doctora Raquel Carrera, Gabinete de Arqueología;doctor Ovidio Ortega y colegas del Departamento deArqueología de Carisub; arqueóloga Mónica Pavía Pérez,Gabinete de Arqueología; Roger Arrazcaeta, director delGabinete de Arqueología de la Oficina del Historiador;Personal de Mar de Carisub, Tropas Guardafronteras yCombinado Pesquero de Puerto Esperanza; EmpresaGaviota, Isla de la Juventud, y pueblos de Puerto Espe-ranza (Pinar del Río) y Jacksonville (Isla de la Juventud). Fuente: Elaboración autoral

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Fuente: Elaboración autoral

Especies de árboles maderables utilizados en la construcción naval por carpinteros de ribera de Pinar del Río, Cuba

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Fuente: Elaboración autoral

García del Pino, César: "La construcciónnaval en Cuba en el siglo XVI", Informedepositado en el Departamento deArqueología de Carisub, La Habana.

Ortega Pereira, Ovidio (1986): "Laconstrucción naval de La Habana bajo ladominación colonial española", enConferencias y estudios de historia yorganización de la ciencia, Academia deCiencias, La Habana.

——————— (1998): El Real Arsenal de LaHabana, Editorial Letras Cubanas, La Habana.

Pérez de la Riva, Francisco (1974): "Laconstrucción naval en Cuba, el extraordinarioaporte habanero en el siglo XVII", en RevistaMar y Pesca, La Habana [s.o.d.].

Serrano Mangas, Fernando (1989): Armadasy Flotas de la Plata 1620-1648, Bancos deEspaña, Serie del 5to. Centenario delDescubrimiento de América, Imprenta Bancode España, Madrid.

Valdés, Nicolás (1866): Tratado sobre maderasAntillanas [s.n.], Madrid. [En esta obra se describen225 maderas, de ellas 123 son de Cuba.]

Veitia Linaje, Joseph de (1672): Norte decontratación de las Indias Occidentales [s. n.],Sevilla.

Fuentes primarias

Archivo Nacional de Cuba: Fondo Academiade la Historia.

Archivo Fotográfico de Carisub y del autor.

Maderas utilizadas por los carpinteros de ribera entrevistados

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BIBLIOGRAFÍA

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La Gran Serpiente en la mitología taína

Abstract

Reflections from an ethnohistoricalperspective on the occurrence of theophidian as a leitmotiv running through theaboriginal Antillean interpretation of theuniverse. Archaeological evidence ispresented in an examination of the parallelsbetween Taino and Carib symbolism.Conclusions are drawn about the probabilityof links between those cultures within thecontext of the significance and symbolism ofthe mythology of the Great Serpent.

Resumen

En este trabajo se presentan reflexionesfundamentalmente desde la etnohistoria, entorno a la presencia del ofidio como motivorecurrente de la cosmovisión americana, enlas culturas aborígenes antillanas. Se ofrece, apartir del registro arqueológico, un paralelismoentre algunos conceptos simbólicos taínos ycaribes que evidencia las posibles conexionesmitológicas entre estas culturas en cuanto alos procesos de significación y construcción desentidos alrededor del mitema de la granserpiente.

Por: Sebastián Robiou Lamarche

La serpiente es uno de los moti-vos más recurrentes en la mitolo-gía mundial y, por consiguiente,aparece con un amplio simbolismoen las manifestaciones artísticas demuchas culturas; por ejemplo enHowey (1955) y Mundkur (1983), seanaliza el motivo de la serpienteen la mitología y el arte de las cul-turas precolombinas de las Antillas.

Fernando Ortiz (1881-1969) en ElHuracán: su mitología y sus símbolos(1947), evaluó la importancia del mo-tivo ofidioforme en la cosmovisión delcontinente americano y resaltó suposición en las culturas indígenasantillanas.

En síntesis, Ortiz opinó que laserpiente era una representacióndel llamado dios unípede (postula-do originalmente por Lehmann-Nitsche en 1924), entidad de una solapierna o pie que constituye un di-fundido mitema en América y que,con variables formas sigmoides,está relacionado con la energía deluniverso manifestada en la dinámi-ca rotatoria de varios fenómenos na-turales, entre ellos el huracán. Estefenómeno meteorológico, segúnOrtiz, constituyó una deidad para lostaínos; el Dios Huracán es equivalen-te al Hurakán de los maya-quichésy a la Maboya de los caribes-insula-res. En el plano astronómico pensó,muy acertadamente, que la deidad

unípede se visualizaba en la OsaMayor, constelación que semeja aun ser de una pierna. (Robiou, 1990,1997.)

La Gran Serpiente en la mitologíataína

En términos generales, los taínosfueron el resultado del desarrollo enlas islas caribeñas de migracionesde arahuacos provenientes delárea de las Guyanas (Suramérica),quienes al momento del descubri-miento por los europeos ocupabanlas Antillas Mayores: Cuba, La Es-pañola, Jamaica y Puerto Rico.

En 1493, como consecuencia delsegundo viaje de Cristóbal Colón,llegó a La Española fray RamónPané, ermitaño de la orden de SanJerónimo. Allí comenzó a recopilarlas creencias de los taínos por en-cargo del propio Almirante; sin que-rerlo ni saberlo, al terminar hacia 1498su manuscrito "Relación Acerca delas Antigüedades de los Indios", frayRamón se había convertido en el pri-mer europeo en aprender una len-gua americana, el primero en escribirun libro en el Nuevo Mundo y en elprimer etnólogo de América.

El tema de la serpiente es men-cionado en el capítulo XI de la "Re-lación...", cuando se narra el origendel Sol y la Luna:

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"Y también dicen que el Sol y laLuna salieron de una cueva, queestá en el país de un cacique llamadoMautiatihuel, la cual cueva se llamaIguanaboína, y ellos la tienen enmucha estimación, y la tienen todapintada a su modo, sin figura algu-na, con muchos follajes y otras co-sas semejantes. Y en dicha cuevahabía dos cemíes, hechos de piedra,pequeños, del tamaño de medio bra-zo, con las manos atadas, y parecíaque sudaban. Los cuales cemíes es-timaban mucho; y cuando no llo-vía, dicen que entraban allí avisitarlos y en seguida llovía. Y dedichos cemíes, al uno le llamabanBoínayel y al otro Márohu". (Arrom,1974:31.)

Según José Juan Arrom, el nom-bre Iguanaboína está compuestode "iguana", reptil de igual nombre,y de "boína", que significa serpien-te parda (1974:70). Por tanto, elnombre de la cueva oriental, ori-gen del Sol y la Luna, equivalía alde una "iguana-serpiente oscura"o, mejor quizás, al nombre de uncomplejo ser mítico con las carac-terísticas que, según veremos, de-finen la llamada Gran Serpiente.

En cuanto a los dos cemíes depiedra, las figuras que representa-ban deidades taínas y que eran ve-neradas en dicha cueva, parecetratarse de una versión de los ge-melos divinos que originalmentereportó en la mitología continentalDaniel Brinton (1868). Estos geme-los son considerados en gran par-te de Suramérica como el Sol y laLuna o como hijos del Sol. De he-cho, la relación de la serpiente conlos gemelos míticos es una carac-terística bastante extendida. (Roth,1915.)

En el caso de los taínos, uno deestos cemíes, Boínayel, significa

"Hijo de la Serpiente Parda", el otro,Márohu, quiere decir "Sin Nubes"o "Tiempo Despejado", siguiendoa Arrom. Creemos que es muyprobable, pues, que ambos —nosólo Boínayel como su nombre di-rectamente lo indica— fueran hi-jos de la Gran Serpiente taína yque esta, al igual que la cueva quehabitaba, llevara el nombre deIguanaboína. Más que el Sol y laLuna, estos cemíes gemelos qui-zás representaban el principioasociado a dichos astros, es decir, lolunar-húmedo y lo solar-seco, porlo cual estarían relacionados al ori-gen de las estaciones y a la clima-tología. Como los cemíes estabanamarrados, desatarían ceremonial-mente a uno o a otro de acuerdo conla necesidad de lluvia o de sequía.Uno compensaba y equilibraba alotro, pues en la unión armoniosa deambos estaría el balance de la natu-raleza. (Robiou, 1997.)

Es por ello que una serie de ído-los taínos que representan dosfiguras antropomorfas gemelasunidas por un costado, han sidointerpretados como la imagen deestas divinidades (Arrom, 1975).Asimismo, una figura que re-currentemente aparece con surcosque descienden de los ojos seme-jando huellas de lágrimas, se con-sidera una representación delpluvioso Boínayel. (Ortiz, 1947:198, 271; Arrom, 1975.)

Ahora bien, los taínos creían quelos huracanes eran producidos porel cemí femenino Guabancex auxi-liado por otros dos: Guataúba yCoatrisquie (Arrom, 1974: 45), esdecir, debido a la intervención deesta trilogía los vientos y las aguasse tornaban destructivos; quizásGuabancex fuera, entonces, unaversión "enfurecida" de la máxima

deidad femenina taína, uno de cu-yos nombres, Atabey, significa"Madre de las Aguas".

Este principio supremo femeninoparece manifestarse en diversos pla-nos. Fray Ramón anota que Atabeyposeía otras cuatro denominaciones:Apito, Guacar, Yermano y Zuimaco,todos de aparente asociación acuáti-ca. En una sociedad matrilineal comola taína, esta pluralidad de nombressería muestra de su alta jerarquía yde sus variados atributos míticos(Sued Badillo, 1979). En efecto, elpropio Pané nos refiere que lostaínos creían que Atabey era lamadre de Yúcahu, el ser supremomasculino que habitaba en el cielo.

Cabe señalar que en las Guyanasel "Espíritu de las Aguas" está rela-cionado con una gran serpiente flu-vial, la anaconda, motivo de unconjunto de mitos muy significativosen la cosmovisión amazónica (Roth,1915; Roe, 1982). Es verosímil, enton-ces, que Atabey, la "Madre de lasAguas" taína, tuviera una estrechaidentificación con la Gran Serpiente.

Por otra parte, la difundida vin-culación entre la serpiente y elchamán estudiada por MirceaEliade (1960), también se encuen-tra en la mitología taína. La visiónde serpientes es asimismo un mo-tivo común en las ceremoniaschamánicas con uso de sustanciasalucinógenas (Furst, 1972; Harner,1973; Narby, 1998). De hecho, en elcapítulo XVIII, Pané refiere quecuando los parientes de un pacien-te muerto decidían vengarse delbehique o chamán taíno, le dabantantos palos que lo dejaban pormuerto:

"Y por la noche dicen que vie-nen muchas culebras de diversasclases, blancas, negras y verdes, yde otros muchos colores, las cua

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les lamen la cara y todo el cuerpode dicho médico que dejaron pormuerto, como hemos dicho. El cualestá así dos o tres días, y mientrasestá así, dicen que los huesos delas piernas y de los brazos vuelvena unirse y se sueldan, y que se le-vanta, y camina poco y se vuelve asu casa. Y los que lo ven le pregun-tan diciendo: ‘¿Tú no estabas muer-to?’ Pero él responde que los cemíesfueron en su ayuda en forma de cu-lebras." (Arrom, 1974:39-40.)

Son, pues, las serpientes de di-versos colores las que reviven alchamán. Es curioso subrayar queel tiempo que le toma recuperarseal chamán taíno —"dos o tresdías"— es igual al tiempo que el as-tro lunar, por su cercanía con el Sol,desaparece antes de reaparecercomo Luna Nueva. Al igual que lacíclica Luna, la serpiente viene aser un símbolo de renovación porsu cambio de piel; por lo que elbehique, asociado con la serpientey la Luna, estaría del lado de lo lu-nar-acuático, es decir, de la "Ma-dre de las Aguas".

Aunque carecemos de más de-talles etnohistóricos, no hay dudasde que estos mitos reflejan el im-portante sitial que ocupaba la GranSerpiente en la cosmovisión taína.

La Gran Serpiente en el arte taino

En la plástica taína se conocendos tipos de obras que respondenal motivo ofidioforme. Unas son larepresentación realista de la ser-piente en petroglifos o tallas; otras—según estudiaremos a continua-ción— parecen conjugar los com-plejos y variados simbolismos dela Gran Serpiente.

Según cronistas españoles, lostaínos tenían tres tipos de "piedras"

veneradas: una para ayudar a parira las mujeres, otra para la produc-ción agrícola y la tercera "para el aguay el sol cuando hacen falta". Se haespeculado que los enigmáticos arosmonolíticos o "collares" de piedraayudaban en el parto, aunque másbien estos parecen tener una estre-cha vinculación con el batey o juegode pelota taíno (Alegría, 1983). Algu-nos de estos aros de piedra parecenreproducir el motivo de la serpiente,tal como si esta —al igual que unuróboro— se mordiera la cola.

La segunda "piedra", relaciona-da con los cultivos, quizás corres-ponda a una amplia serie de ídolostrigonolitos cuya principal caracte-rística es un vértice superior en for-ma de reto-lío. Este tipo de cemífue interpretado por Hostos (1941)como una posible representaciónde la fertilidad, mientras Arrom(1975) lo identifica propiamente conYúcahu, el Ser o Dios de la Yuca.

La tercera "piedra", utilizadapara obtener "el agua y el sol cuan-

Tipología de cemí trigonolito, posible representación de Yúcahu, Dios de la Yuca,según J.J. Arrom (1975). Puerto Rico, piedra. Museo de la Universidad de Puerto Rico

do hacen falta", acaso estaba iden-tificada con los pequeños ídolos ge-melos que, según vimos, Arrom(1975) asocia con Boínayel y Márohu.Sin embargo, cabe también sugerirque para obtener el agua o el sol de-seado el taíno más bien apelara alcemí que representaba la Gran Ser-piente, la madre de los gemelosregidores de la climatología segúnhemos escrito.

Ahora bien, entre los cemíes depiedra o trigonolitos existe unatipología cuya iconografía creemosque responde a la cosmovisión anti-llana de la Gran Serpiente y que es-tarían asociados al agua productiva.De este grupo de trigonolitos, anali-cemos dos magníficos ejemplos: unode Puerto Rico en posesión del Muséede L’Homme de París y otro de Re-pública Dominicana, del Museo Al-tos de Chavón en La Romana.

Para su estudio, estos trigonolitospueden dividirse en tres partes: unacentral y dos extremas. En su partecentral ambos tienen una definida

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representación del cuerpo o piel deuna serpiente. En el ídolo puertorri-queño, el cuerpo del ofidio va de unextremo a otro del cemí, pasando porel vértice. En el caso dominicano, laserpiente, más elaborada, pareceoriginarse en un extremo del cemíy, desplazándose en ambos ladosde la parte central, culmina enros-cada en el vértice.

La parte central de estos trigono-litos bien podría ser, por su formatriangular, una representación de lamontaña donde se ubicaba la cuevade la Gran Serpiente, quizás la mon-taña mágica que contenía las aguasprimordiales. Por su forma globular,otros piensan que puede represen-tar un seno como símbolo de fertili-dad. Montaña o seno, uno y otroiconos tendrían relación con la "Ma-dre de las Aguas", con el mito de ori-gen y la fertilidad, de los cuales laGran Serpiente es parte.

En el cemí puertorriqueño y enotros similares pero sin cuerpo de

Trigonolíto bicéfalo con serpiente tallada, tal vez idealización de Iguanaboína, la Gran Serpiente,y sus hijos gemelos Boínayel y Márohu. Puerto Rico, piedra. Musée de l’Homme, Paris

serpiente, ambos extremos mues-tran cabezas con rasgos humanos,lo que nos permite sugerir unarepresentación bicéfala de los hi-jos gemelos de la Gran Serpiente.De por sí estos trigonolitos son si-métricos en su eje perpendicular ylongitudinal, por lo que tal vez seña-len el balance entre el poder clima-tológico de ambos gemelos.

Esto no ocurre en el ídolo domi-nicano, el cual es sólo simétrico ensu eje longitudinal. En un extremo—que parece ser el principal— sereproduce una gran cabeza unidaal cuerpo de la serpiente. Esta ca-beza representa un ser mítico concomplejas características que si-mulan tanto una serpiente, unaiguana o un caimán, quizás unsincretismo insular de las enti-dades monstruosas que constituíanlos mitos de origen suramericano.

De todos modos, acaso el deta-lle más importante de esta impre-sionante cabeza aparece en suparte superior. Allí, en medio de lafrente, el artista taíno talló una ca-vidad, que como la interpretaraLouis Allaire (1981), podría ser elojo pineal típico de ciertos reptiles,considerado un "tercer ojo" de ca-rácter sagrado. Ya veremos queObubera, la Gran Serpiente de loscaribes-insulares, tenía en su fren-te una joya roja brillante, joya quetambién pudo haber tenido la GranSerpiente taína. Por tanto, es pro-bable que esta concavidad repre-sentara el lugar donde se ubicabala joya de la mítica serpiente y que,incluso, el trigonolito estudiadohaya tenido originalmente adheri-da una piedra rojiza.

Por tanto, es verosímil que estacabeza fuera la conceptualización

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artística de la Gran Serpiente, laIguanaboína taína, la mítica enti-dad que daba nombre a la cuevaque habitaba y de donde habíansalido la Luna y el Sol, los astrosque regían el tiempo cíclico.

El otro extremo del trigonolitodominicano presenta quizás un dise-ño más ambiguo, el cual puede sermotivo de diferentes conjeturas.Ocurre aquí lo que Peter Roe (1997)ha llamado la "visión doble" de cier-tas piezas del arte taíno. Aunquepodría visualizarse otra cabezazoomorfa por las dos concavida-des que semejan ojos, este extre-mo también parece reproducir unmotivo repetitivo en la plásticataína: el de dos piernas flexionadaso acuclilladas. Estas han sido lla-madas "ancas de rana" por losarqueólogos (Alegría, 1997). Si nosfijamos bien, este símbolo tambiénse encuentra sobre ambas cabezas

antropomorfas del cemí puertorri-queño analizado o en los extremosde otros cemíes de la misma tipologíade la Gran Serpiente, pero en los cua-les no aparece tallado el cuerpo de lamisma.

Las piernas flexionadas son unaconstante en la mencionada tipologíade trigonolitos adjudicados a Yúcahu,el Dios de la Yuca. Este repetitivo sím-bolo pudo estar relacionado con elmitema continental de la Mujer-Rana(Rouse, 1982), del cual se deriva elmito taíno de los niños hambrien-tos llorones convertidos en ranas,asociado a las Pléyades y a la épo-ca de lluvia (Robiou, 1997). Así pues,estas piernas flexionadas o "ancasde rana", estudiadas originalmen-te por Hostos (1941), creemos queposiblemente representen una me-táfora del agua de lluvia.

En suma, sostenemos que es ve-rosímil que la tipología de trigonolitosanalizados representen a la Gran Ser-piente cósmica, la madre de los ge-

La Gran Serpiente entre los caribes-insulares

Los llamados caribes-insulares,constituidos por guerreros caribescontinentales de reciente arribo quetomaron para sí mujeres arahuacasinsulares, ocupaban las Antillas Me-nores colonizadas por los francesesa partir del siglo XVII.

El padre dominico RaymondBreton (1609-1679) llegó a la isla deGuadalupe en 1635; de 1641 hasta1653 vivió en la Dominica. Durantesu estancia en las islas, aprendió elidioma aborigen como ningún otromisionero, publicando cuatro impor-tantes obras: un catecismo (1664), dosdiccionarios (1665, 1666) y una gra-mática caribe (1667). 1

1 Estableciendo que el lenguaje predominante de los caribes-insulares no era el caribe de los hombres sino más bien el arahuaco-insular de lasmujeres, el filólogo Manuel Álvarez Nazario ha utilizado la Grainmaire Caraibe de Breton (1667) para tratar de reconstruir el arahuaco taíno. Véase suArqueología Lingüística, 1996, Editorial de la Universidad de Puerto Rico, San Juan.

Posible representación de Iguanaboína, la Gran Serpiente Taína. República

Dominicana, piedra. Museo ArqueológicoAltos de Chavón, República Dominicana

melos, relacionada con la "Madre delas Aguas", asociada con el chamán,la montaña origen de los astros, lafertilidad y con la rana, símbolo dela lluvia bienhechora.

Bákamo, la Gran Serpiente celeste de los caribes-insulares, según Robiou (1997)

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Tanto Breton (1665) como otroscronistas franceses (CárdenasRuiz, 1981: 116, 170, 193) refieren queen la Dominica los aborígenes creíanen la existencia de una Gran Serpien-te que habitaba en la cueva de unamontaña gemela. Breton (1665: 406)la llama Ouanáche y la cree el ori-gen mítico de la constelaciónBaccámon. Otros cronistas señalanque el nombre de esta entidad eraOlubera. Todos, no obstante, estánde acuerdo en que la Gran Serpienteera temida y venerada, y que teníaen su frente un gran carbunclo o joyaroja brillante, que se quitaba cuan-do tomaba agua iluminando todael área. 2

En el pasado siglo, Douglas Taylor(1938:152) reporta en la Dominica laleyenda de los hermanos Máruka yCimanári (quizás gemelos), los cua-les habían llegado hasta la cueva dela Gran Serpiente. Con polvo de ta-baco lograron que esta vomitara laroja planta "envers caraibe" o "túlula"(Maranta indica, también llamada Yu-quilla, Arrowroot), la planta mágicapor excelencia para los caribes-insu-lares. De las raíces de esta planta, loslegendarios hermanos aprendierona sacar un antídoto contra las flechasvenenosas y un talismán contra elmolesto espíritu Maboya. De allí queel chamán caribe-insular o boyézvenerara e invocara el espíritu dela Gran Serpiente con hojas de ta-baco secadas al fuego y luego pul-verizadas. (Taylor, 1946:218.)

El propio Taylor (1946: 218) tam-bién recopiló en la Dominica otra an-tigua creencia según la cual unaserpiente —tal vez la propia Obu-bera— había engendrado un hijo conuna joven. Como consecuencia, estepersonaje tenía cabeza humana ycuerpo de serpiente. Al perseguirinsistentemente a su madre, estalogra engañarlo haciendo que in-troduzca la cabeza en un caracolburgao (Cittarium pica) para al finalser arrastrado por un río (la Vía Lác-tea), convirtiéndose así en la granconstelación Bakámo (Escorpión, Sa-gitario y Capricornio). En el siglo XVII,el cronista La Borde había escrito queel personaje humano-serpiente sellamaba Racumon, uno de los prime-ros caribes, el cual, antes de conver-tirse en constelación, vivía en el altoárbol de balata o ausubo (Manilkarabidentata), de cuyo fruto se alimenta-ba (Cárdenas Ruiz, 1981: 505). Estaconstelación parece estar asociadacon la época de sequía, cuando seiniciaba la siembra de la mandioca oyuca en las Antillas. (Robiou, 1997.)

Las creencias insulares citadasprovienen de la mitología caribecontinental, allí un ser humano-ser-piente es el ancestro de los cari-bes; de igual manera, Camudi, laGran Serpiente suramericana, eravisualizada regularmente en la cons-telación de Escorpión. (Roth, 1915.)

Sin dudas, la posición mítica dela anaconda suramericana la ocu-paba, entre los caribes-insulares,

Obubera, inspirada en la boa terres-tre nocturna antillana (Epicrates sp.),de unos siete pies de largo, llamadaculebrón en Puerto Rico, culebrajabada en Santo Domingo, majá enCuba y tete-chien en las Antillasfrancesas. Esta sustitución míticaocurre porque en el ecosistema anti-llano no existe la gigantesca serpien-te acuática suramericana (Robiou,1997). También conviene subra-yar que este mitema continentalse proyecta muchas veces en otroser monstruoso acuático noctur-no, el Gran Caimán estudiado porPeter Roe (1982). Aunque en lasAntillas Menores no existía el cai-mán, encontramos vestigios deestas creencias en Acáyouman, elancestro de los caribes-insularestransformado en el caimán celestecontemplado en parte de la VíaLáctea. (Robiou, 1997, 1999.)

Probablemente debido a esta sim-biosis de los mitos suramericanosocurrida en las Antillas es que elmotivo de la Gran Serpiente insularse plasmaba tanto con rasgos deofidio como de saurio, según vimosen los trigonolitos taínos analizados.

Cabe añadir que los caribes-in-sulares llamaban Juluca al arco iris,el cual creían que era una serpien-te diurna cubierta de bellas plumas(principalmente en su cabeza) quese alimentaba de colibríes y peces.Si se veía sobre el mar, era presa-gio de buena suerte; sobre tierra,podía ser signo de muerte.

2 Es altamente llamativo el paralelismo entre la creencia caribe-insular y las leyendas europeas y asiáticas de una serpiente con un carbunclo o joyade gran valor en la cabeza, así como la relación de este reptil con un amuleto protector. Estas leyendas parecen poseer un remoto e indeterminadoorigen. En Francia, en específico, se llamaba vouivre a la serpiente que se creía que poseía un solo ojo, el cual brillaba como una joya y era deinestimable valor (Howey, 1955:358).Aunque es indudable el origen suramericano del mito de la Gran Serpiente en las Antillas, en la Dominica el referido detalle de la piedra preciosa enla cabeza quizás fuera resultado de influencia francesa a partir del siglo XVII, asunto que requiere más investigación. Sin embargo, resulta curioso queel cemí taíno Iguanaboína, al igual que otros ídolos, poseyera en su frente el llamado "tercer ojo" de carácter mágico (Allaire, 1981), concavidaddonde posiblemente estuvo una incrustación de valor como era usual en los cemíes (Alegría, 1981).También hay que señalar brevemente que la ofidolatría de los caribes parece haber facilitado la integración de los negros esclavos a las creenciasinsulares convirtiéndose en los llamados negros-caribes, pues es conocido que en cultos africanos como el voudou (Métraux, 1959) la serpiente eratambién un motivo central de veneración.

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La Gran Serpiente, por lo visto,parece haber sido para los caribesantillanos más bien una entidadprotectora y venerada. Así pues,debe descartarse la pretendidaidentidad entre la Gran Serpientey Maboya sugerida por FernandoOrtiz (1947). De hecho, los cronis-tas franceses claramente estable-cen que Maboya era un espíritu deorigen humano que producía loseclipses, no el huracán como con-signa dicho autor. De manera simi-lar, parece erróneo el paralelismoestablecido entre la Maboya cari-be-insular y el supuesto Dios Hu-racán taíno, concepto este últimoque proviene de Colí y Toste (1907),quien vio en estas entidades la re-presentación del espíritu malignode ambas culturas.

Según las crónicas francesas re-fieren y la arqueología demuestra,las manifestaciones plásticas de loscaribes-insulares no lograron unamplio desarrollo. De allí que, con-trario a los taínos, no parecen existirrepresentaciones en sí de la GranSerpiente aunque su proyecciónsimbólica se encuentre en el matapy,el largo cilindro tejido donde se expri-mía el casabe, en los alargados ro-

llos de arcilla con los cuales se con-feccionaba la cerámica y en los mo-tivos zigzagueantes utilizados en eldiseño artesanal. (Robiou, 1997.)

Conclusiones

La Gran Serpiente, un motivo deorigen suramericano adaptado a laecomitología antillana, indudable-mente ocupó una relevante posi-ción entre los aborígenes de lasAntillas.

A pesar de las diferencias cos-mológicas entre la sociedad cacicaltaína y la tribal caribe-insular(Robiou, 1998), la Gran Serpientees parte del substrato mítico co-mún a ambas culturas antillanas.De allí que podamos establecerun paralelismo entre la cueva deIguanaboína en La Española y lacueva gemela donde habitabaObubera en la Dominica. Además esrazonable establecer una correspon-dencia entre Boínayel, hijo de la GranSerpiente taína, y Racumon, hijode la serpiente caribe-insular con-vertido en la constelación Bakámo.Como este último, es probable queel gemelo taíno también tuvieracuerpo de serpiente y cabeza hu-

mana, tal como parecen repre-sentarse algunos cemíes aquíanalizados.

En el arte taíno, creemos que latipología de trigonolitos estudiadosrepresentan conceptualizacionesde Iguanaboína, la Gran Serpientetaína, de cuya cueva de igual nom-bre habían surgido el Sol y la Luna,es decir, el origen del tiempo cíclico.Es verosímil, pues, que Iguanaboínafuera el cemí que operaba, junto consus hijos gemelos, el agua y el solbenéfico para una sociedad funda-mentalmente agrícola.

Estos tres cemíes regidores delbalance climatológico estarían enposición simbólicamente opuesta alos referidos tres cemíes que pro-ducían los destructores huracanes.De este modo, resultaría que tantolas entidades controladoras del aguaproductiva (Iguanaboína, Boínayel,Márohu) como las generadoras delagua destructiva (Guabancex,Coatrisquie, Guataúba) podían habersido una expresión de Atabey, la "Ma-dre de las Aguas", una probablemanifestación de la Gran Serpien-te cósmica.

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Abstract

A presentation of the case for the delineationof a specifically defined archaeological areaaround the towns of Banes and Antilla in theprovince of Holguin. Evidence from the sitepoints to Arawak agricultural use dating fromthe tenth to the sixteenth centuries and to acommon process of cultural development asevinced by prolonged occupation ofnumerous sites. Further evidence showsgrowing cohesion and cultural continuityoccurring between the sites, and a degree ofsocial complexity defined by the probablepresence of a centralisation process and bythe emergence of hierarchical groups.

Banes precolombino.Seis siglos de ocupación agricultora

Resumen

Se presentan los elementos que permitenconsiderar la existencia de un áreaarqueológica particular en el territorio de losactuales municipios de Banes y Antilla, en laprovincia de Holguín, Cuba. Esta área sevincula básicamente a la presencia deaborígenes agricultores (aruacos) establecidosdesde el siglo X de nuestra era hasta fines delsiglo XVI. La ocupación agricultora en esteespacio se distingue por la integración de losasentamientos en un proceso de desarrollocultural común, signado por la larga habitaciónde muchos sitios, su interrelación, unidad ycontinuidad cultural y el desarrollo,principalmente en los momentos tardíos, deuna creciente complejidad social definida porla probable existencia de procesos decentralización y por la consolidación de gruposjerárquicos.

Por: Roberto Valcárcel Rojas

Las comunidades aborígenesde agricultores aruacos, estableci-das en Cuba desde el siglo IX de nues-tra era, constituían unidades tribalesestructuradas según diversos nive-les de igualitariedad, en un sistemade linajes vinculados por lazos deparentesco y por el reconocimientode determinada jefatura. Se tratabade grupos sedentarios con una eco-nomía basada en la agricultura y ensu combinación o complementacióncon actividades apropiadoras.

Estos caracteres generales, asícomo la unidad en la raíz lingüísti-ca (aruaca) y en la base racial, defi-nían un conjunto de rasgos comunesque, sin embargo, se matizaban enlo que a la visualización arqueoló-gica de su expresión material se re-fiere, para generar diferencias enlos estilos cerámicos (meillacoidey chicoide), en la magnitud de loscontextos de carácter ceremonialy en la abundancia y la calidadde las evidencias de tipo super-estructural.

El reconocimiento o no de la va-lidez de estas distinciones comoargumento para establecer diver-sidad cultural ha determinado eldesarrollo de posturas arqueológi-cas que priorizan el manejo de lainvestigación de estas comunida-des desde enfoques unificadores odiferenciadores.

Hasta los años treinta del sigloXX primaba una idea de uniformi-dad, englobada, primero, en el tér-mino Ciboney, y después en el deTaíno (Harrington, 1935). Con los tra-bajos del investigador norteamerica-no Irving Rouse, efectuados en ladécada del cuarenta y recogidos enla obra Archeology of the ManiabónHills, Cuba (1942), esta unidad sefragmentó proponiéndose las de-nominaciones de Taíno y Subtaíno,este segundo término tomado deHarrington (1935), con sus respec-tivas expresiones en Cuba: la cul-tura Pueblo Viejo y la cultura Baní.El Subtaíno en su formulación decultura Baní sería el habitante agri-cultor más temprano y extendidoen la Isla, poseedor de una cerá-mica similar a la de la culturaMeillac de Haití y sin las obrastérreas que tipificarían al Taíno. Esteúltimo en su formulación de culturaPueblo Viejo y concentrado básica-mente en el territorio de la actualprovincia de Guantánamo, tendríauna presencia relativamente re-ciente, obras térreas, petroglifos yuna cerámica compleja asimilablea la de la cultura Carrier de Haití.En trabajos posteriores Rouse ge-neraliza estas diferencias a escaladel Caribe y las culturas se asu-men en las llamadas series cerá-micas: meillacoide para Baní y

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Meillac, y chicoide para PuebloViejo y Carrier.

Para algunos investigadores deesa época como Felipe PichardoMoya (1990: 79), los elementosdiferenciadores considerados porRouse sustentaban posiciones detemporalidad y circunstancias deubicación pero no distinciones cul-turales. Aunque muchos especialis-tas desestimaron estas objeciones yel esquema de Rouse sobrevivió,incluso en un texto de la impor-tancia de Prehistoria de Cuba (1985),de Ernesto Tabío y Estrella Rey, ala larga se impuso la idea de launiformidad cultural.

Este enfoque se manejó porTabío (1991) a fines de los años se-tenta desde los supuestos de labase económica. En estos términos,la agricultura y la presencia de unafuerte industria alfarera servían paraconsiderar una etapa de desarrolloeconómico (etapa agroalfarera) confases establecidas según la crono-logía y la complejidad dentro de laetapa.

Criterios semejantes, al menosen lo referido a los agricultores,ajustaron este esquema a princi-pios de los años noventa. La pro-posición de J. M. Guarch (1990) enEstructura para las comunidades aborí-genes de Cuba, sostuvo la importan-cia del aspecto económico comoelemento de integración y relacio-nó los rasgos diferenciales con si-tuaciones de desarrollo culturalregional. Aunque este enfoque nodio solución definitiva al viejocuestionamiento, sí abrió un cami-no en la comprensión del valor delos procesos de desarrollo local oregional como fenómenos genera-dores de circunstancias culturalesespecíficas y de esquemas arqueo-lógicos particulares.

La profundización de los estudioscomparativos y la búsqueda denexos culturales en espacios defi-nidos por determinados caracteresgeográficos o concentraciones desitios, han hecho perceptibles situa-ciones de este tipo en el centro-sur(Domínguez, 1991) y en el suroriente(Trincado y Ulloa, 1996) de Cuba.Banes, en el extremo nororiental (fi-gura 1), con elevados reportes depresencia y concentración de re-siduarios así como con rasgos ar-queológicos muy específicos, estambién expresión de una proble-mática similar.

Fig. 1. Sitios agricultores de la provincia de Holguín. Área arqueológica de Banes

Banes como área arqueológica

Las referencias históricas sobrelos aborígenes asentados en el es-pacio de los actuales municipios deBanes y Antilla, en la provincia deHolguín, son muy escasas. Se asu-me el posible vínculo de este terri-torio con el de una "provincia india"llamada Baní, visitada por DiegoVelázquez en 1513 (Pichardo, 1971:70),durante su trayecto hacia Bayamo, apartir de considerar la semejanzaentre ambas denominaciones zo-nales y la similitud en el orden de suubicación respecto a la costa nor-

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te: Baní es la primera de las provin-cias mencionadas por Velázquez alcomenzar a moverse hacia el inte-rior, situación que coincide con laubicación de extremos norteñosque poseen Banes y Antilla. Se co-noce también, según un fragmen-to del juicio de residencia tomadoa Gonzalo de Guzmán en 1530, detraspasos y repartos de indios deBaní y de la existencia de una en-comienda (Mira Caballos, 1997: 425).

Afortunadamente el área con-serva un amplio y valioso patrimo-nio arqueológico precolombinomarcado, sobre todo, por la eleva-da presencia de yacimientos per-tenecientes a agricultores cuyoestudio ha sido vital para el conoci-miento de estas comunidades enCuba. Pese a los hallazgos quemovían su presencia cada vez máshacia occidente y definían las con-centraciones de sitios en la costasuroriental, en el norte de Cama-güey y en otros puntos del país,hasta fines de los años sesentadel siglo XX la imagen arqueológicamás generalizada de estos aborí-genes tuvo mucho que ver conBanes, denominación común a lahora de referenciar indistintamen-te el territorio del propio municipioo el de este y Antilla.

Un estudioso holguinero, José A.García Castañeda (1941), fue el pri-mero en señalar el sentido diferen-ciado de aquel espacio, cuyoslímites distinguió (desde la Bahía deNaranjo hasta la de Nipe; Banes-Antilla), proponiéndolo como uni-dad socio-política: el "cacicato deBaní". Castañeda destacó el alto nú-mero de sitios agricultores, su ten-dencia a agruparse y la coherenciaque adquiría esta situación en unárea aislada y de abundantes re-cursos (figura 1). Señaló además, a

partir de una comparación con zo-nas vecinas (cercanías de la ciudadde Holguín y área de Barajagua), lasevidencias de un mayor nivel cultu-ral: superior tamaño y riqueza de losasentamientos, mejor calidad en lacerámica y en adornos corporales.

Otras consideraciones arqueo-lógicas, como las de Rouse (1942) yErnesto Tabío y Estrella Rey (1985),ampliaron las opiniones de Cas-tañeda haciéndose tradicional distin-guir tales territorios en el conjuntodel registro arqueológico agricultorde Cuba, como un ejemplo de altodesarrollo socioeconómico. La ideade variabilidad a partir de cierta co-munidad de rasgos integrados en unespacio diferencial no fue retomada,sin embargo, hasta que J. M. Guarchcomenzó a considerar a Banes y An-tilla como un área arqueológica par-ticular, según la estrategia deinvestigación usada en los traba-jos de medición de las potenciali-dades arqueológicas del noroestede la provincia de Holguín (Guarchet. al., 1980). La opinión de Guarch,basada en argumentos similares alos de Castañeda y enriquecida porel conocimiento del marco temporalasumido por la ocupación agriculto-ra en el lugar (siglo X al XVI), puederesumirse en los siguientes puntos:

- La proximidad geográfica ycultural de Banes y Antilla, así comosu relativo aislamiento respecto alresto de los sitios agricultores, su-giere la existencia de un área concaracteres arqueológicos comunes.

- El espacio que conforman losterritorios de Banes y Antilla mues-tra rasgos culturales, referidos a laspeculiaridades de su cerámica y auna mayor presencia de objetos deadorno corporal y uso ceremonial,que permiten distinguirlo de lasáreas vecinas.

- En este espacio el nivel de con-centración de residuarios es alto ymuy superior al de áreas vecinas.

- La presencia allí de los gruposagricultores es temporalmente ex-tensa.

- Las peculiaridades de aisla-miento geográfico que muestraeste espacio y las condiciones deun entorno muy rico pudieron in-fluir en todas las situaciones antesseñaladas.

Perspectiva cronológica

Se entiende como ocupaciónagricultora del área arqueológicade Banes, a la permanencia y ac-ción cultural de tales comunidadesaborígenes en ese territorio, duran-te el período de tiempo que mediaentre el establecimiento de susgrupos más tempranos y el con-tacto estable con los españoles. Suinicio lo fija, hasta el momento, elresiduario arqueológico de AguasGordas, ubicado al norte del terri-torio, a 4,7 km al oeste de la Bahíade Río Seco, para mediados del si-glo X de nuestra era (figura 2). Laselección de alturas en terrenos fér-tiles, suficientemente próximos almar como para conjugar la efectivi-dad de la explotación agrícola con eluso de recursos terrestres y mari-nos, la rápida estabilización econó-mica, el reajuste artefactual y delas materias primas unido al per-filamiento de determinados códi-gos estilísticos (cerámicos), noshablan del desarrollo de una socie-dad dinámica, capaz de lograr —enpoco tiempo, teniendo en conside-ración el largo periodo de ocupa-ción del sitio— los ajustes necesariospara un mejor establecimiento y for-mular elementos particulares de iden-tidad.

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En este residuario aparecentambién, sobre todo desde la pers-pectiva asentacional y de aprove-chamiento del medio, caracteresdiferentes a los definidos dentro delos principales patrones vigentespara la época en otros puntos deloriente de la Isla. El hecho de queel yacimiento agricultor más tem-prano del nororiente cubano rom-pa con el esquema de sitios costerosaltamente dependientes de la explo-tación marina, imperante en el litoralsur desde el 820 de nuestra era (sitioEl Paraíso), toma mayor relevanciaal convertirse esta diferencia, comoveremos más adelante, en un rasgotípico del área. Tal tipicidad da unaidea del sentido no circunstancialde la situación e indica, más allá decualquier condicionamiento me-dioambiental, la posible existenciade estos caracteres en la matrizcultural donde se genera AguasGordas y por tanto la posibilidadde un proceso migratorio distintoal que articula las ocupacionessureñas. Esta situación no niega,como señalan las similitudes cerá-micas entre este espacio y el sur,la pertenencia de ambas zonas ala cultura meillacoide.

El esquema desplegado enAguas Gordas y sobre todo su éxi-to, resulta más notable cuando semira en la perspectiva del área deBanes. Aunque la información dis-ponible entre el siglo X y el XIV denuestra era es algo escasa, se pue-de seguir una tendencia desde laprimera de estas fechas hasta elsiglo XV, que convierte en patronesgenerales muchos rasgos tem-pranos de este sitio. Su estrategiaasentacional y determinadas ca-racterísticas culturales y económicasaparecen y se continúan en Potrerode El Mango y en Chorro de MaítaFig. 2. Sitios agricultores del área arqueológica de Banes

Montículo no.1 del sitio Aguas Gordas

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en el siglo XI, en Potrero de El Man-go en el siglo XII, en Aguas Gordas,Chorro de Maíta, El Júcaro y El Bo-niato en el siglo XIII, en Aguas Gor-das, Loma de La Campana, Potrerode El Mango y probablemente enVarela III, en el XIV, y en un amplionúmero de otros asentamientos entorno al siglo XV. Independiente-mente de la influencia atribuible almedio ambiente, esta reiteraciónexpresa una indudable actitud cul-tural estructurada como procesode desarrollo, y referida a líneasbásicas que se fortalecieron y pro-yectaron en el tiempo para dar unperfil propio al área.

Seis siglos es un período amplioy faltan datos para seguir en deta-lle las diversas posturas adoptadasdentro de este proceso e inclusopara identificar situaciones que lefueran ajenas. Es visible, sin em-bargo, un cambio en el ritmo dedesarrollo y en el nivel de ocupa-ción del territorio a partir del sigloXV. Parece ser este el momento demayor esplendor económico y so-cial de los grupos de Banes. Paraesa fecha se había consolidado latotal ocupación del área y teníanlugar procesos indicadores de unacreciente complejización de la es-tructura social de las comunidades.Este siglo se distingue por el re-porte de un amplio número deasentamientos. La ocupación seextiende hacia el sur, con el re-porte de un asentamiento enEsterito, reforzándose, además,la presencia en zonas de larga ha-bitación: en los alrededores dePotrero de El Mango apareció elasentamiento de Cuadro de los In-dios; muy cerca de Loma de LaCampana se desarrolló Loma deBaní, y próximo a Chorro de Maíta,El Porvenir (figura 2). En algunos

casos se trata de residuarios ocu-pados mucho antes de esa fecha,en otros, es probable un estableci-miento relativamente reciente.

Aguas Gordas y Loma de LaCampana se ajustan al primero delos criterios mencionados; algunosde sus montículos ofrecen co-lumnas de fechas consecutivasindicadoras de un importante ni-vel de reocupación o de conti-nuidad en el uso del lugar, y de suvigencia para esa época. En Cho-rro de Maíta una datación de 1590 ±80 de nuestra era, obtenida en elesqueleto número 39, y el reportede objetos de adorno de latón enotros dos entierros (69 y 84), indi-can que el cementerio —con unafecha inicial de 1080 de nuestra era(esqueleto 25)— se mantuvo en usohasta bien entrado el siglo XVI, si-tuación apoyada por el hallazgo deabundantes evidencias europeasy por el empleo aborigen de algu-nos materiales con esta prove-niencia. Por las dimensiones delcementerio y la riqueza de los con-

Cementerio aborigen en el sitio Chorro de Maíta

textos domésticos —uno de loscuales posee una fecha de 1220 denuestra era— es muy posible unahabitación con fuertes niveles decontinuidad, como la estimada enlos dos yacimientos antes conside-rados.

En Potrero de El Mango pudodarse una situación semejantepues sus deposiciones alcanzanhasta 2 m de espesor y resultanextremadamente fértiles. Rouse(1942:152) propuso además dife-rencias cronológicas entre susmontículos que apoyan la idea decierta continuidad; por otro lado,en el sitio se obtuvo una fecha de1330 de nuestra era en los iniciosde la ocupación del montículo 1, queprecisamente mostrara más tardeobjetos europeos. Aun así, el datorealmente seguro es su vigenciadurante el siglo XV, definida a partirdel reporte del material europeoquizás llegado al sitio hacia sus últi-mas décadas, aunque es más con-fiable suponer su entrada para losinicios del XVI. Los restos europeos y

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aborígenes se mezclan desde losestratos medios del montículo, cuyoritmo de crecimiento de materialesindica una evidente relación de con-tinuidad entre todos sus niveles.

En la cima de esta elevación se ubica el sitio Potrero de El Mango

Esta proposición cronológica apartir de la presencia de materialeuropeo funciona de manera similarpara los residuarios Loma de Baní,Cuadro de los Indios, Varela III y ElPorvenir; todas estas comunidadesestaban radicadas antes del arribohispano. En el caso de El Porvenir lapresencia aborigen aparentementetiende a concentrarse en torno alsiglo XV. Tal suposición se basaen el reporte de una estructuradeposicional donde las capas conmezcla de material hispano y abori-gen poseen casi la misma magni-tud, y en ocasiones hasta mayormagnitud que la alcanzada por losestratos iniciales con restos sóloaborígenes y en la existencia de un

fechado radiocarbónico de 1450 ±50 años de nuestra era en nivelestempranos.

Una circunstancia de habitaciónalgo tardía es admisible también enEsterito, residuario cuyos nivelesiniciales e intermedios ostentanfechas del siglo XV. En los casos deVarela III, Cuadro de los Indios yLoma de Baní sería muy difíciladelantar una opinión realmentefundamentada en torno a los ini-cios de su establecimiento. Aunquesólo para Varela III, a partir de lasopiniones de Rouse (1942) sobre elcambio cerámico en montículos ysitios, se puede considerar con cier-ta seguridad una habitación ante-rior al siglo XV; en los yacimientosrestantes esa posibilidad debe servalorada.

Características básicas de la ocupa-ción

La ocupación agricultora deBanes está signada por la notableintegración de muchos de los sitiosdel área en un proceso de desarro-llo sociocultural común. Este se evi-dencia en las peculiaridades deunidad cultural de Banes y en unmovimiento temporal de sus dis-tintos elementos, que siempre guar-da relación con formas anteriores,y se nuclea en torno a ciertosaspectos generales. Desde esta óp-tica los rasgos principales de la ocu-pación pueden definirse a travésde los siguientes puntos:

- Temprano inicio, respecto a otraszonas de la Isla, y elevada extensión tem-poral asociada a la presencia de sitios

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cerámicos, de las características de laartefactería ceremonial, de los elementosde adorno corporal y en la similitud de solu-ciones en la relación con el ambiente.

La cerámica del área muestraen sus distintos momentos unasensible unidad, mucho más evi-dente si se le compara con la de re-giones vecinas. Se trata de unacerámica esencialmente meilla-coide que a partir de ciertos ras-gos conforma, poco a poco, unaexpresión particular y de crecien-te complejización. En este proce-so es limitada la incorporación denuevos elementos —se distin-guen los chicoides— y el cambioprincipal se da por modificacionesde aspectos ya presentes y enmenor medida por la integraciónde otros.

Esta unidad se repite en los ras-gos de los adornos corporales y enla artefactería ceremonial. Toda elárea sigue de manera general losmismos cánones representativos,sólo cambia la magnitud cuantitativade la presencia de los objetos en si-tios y el énfasis en la producción deciertos elementos en materiales es-pecíficos, en algunas agrupaciones.

Sin negar la influencia de loscondicionamientos ambientales,hay una unidad general en laforma de escoger y usar los espa-cios. La ubicación en alturas, la dis-posición de las viviendas paracaptar las brisas, la cercanía de lossitios de habitación y las cuevas ce-remoniales y funerarias, el apro-vechamiento subsistencial del mary los espacios interiores —en unaperspectiva especializada o de equi-librio—, son proyecciones globalesajustadas según las condiciones decada lugar. Estos elementos de uni-dad, al moverse en el tiempo, con-servan una importante coherencia.

-Fuerte tendencia evolutiva, quemarca el perfil principal del proceso e in-tegra, en distinto momento y magni-tud, influencias culturales diversas.

La entrada de influencias pare-ce ser temprana y reiterativa y serefleja en el empleo de artefactosde pescadores-recolectores, cerá-mica chicoide y de determinados ob-jetos de adorno corporal y usoceremonial; sin embargo, por el ni-vel de estabilidad de los rasgoscerámicos y los patrones asenta-cionales, es posible suponer una in-serción poco traumática, subordina-da a la conservación de los aspectostípicos del área.

Banes está alejado de las con-centraciones de sitios agricultoresdel nororiente de Cuba (figura 1),de las que se separa por un amplioespacio sin reportes arqueológicosde importancia. Tal aislamientogeográfico probablemente influyóen esta situación.

-Tendencia al crecimiento de las ca-pacidades productivas y logro de un altodesarrollo socioeconómico.

La riqueza del medio se explotaen todos sus órdenes. Según laspeculiaridades de la zona y aspec-tos específicos del desarrollo de lasagrupaciones de asentamientos, seadoptan estrategias de especiali-zación o aprovechamiento equili-brado. Al parecer se integran técnicasde intensificación de la explotaciónasociadas, entre otras alternativas,a la domesticación de roedores y aluso de la monticulación agrícola.

Independientemente de las so-luciones, el resultado final de talgestión resulta una economía encreciente fortalecimiento. Esto sepone de manifiesto en el aumentodel tamaño de los sitios y en el pro-bable proceso de salida, desde al-gunas comunidades muy fuertes,

habitados durante gran parte de todo elproceso, que se convierten en centros cul-turales de alto desarrollo y en probablesmatrices de la ocupación del área.

El Paraíso y Damajayabo (820 y830 de nuestra era respectivamen-te), en la costa sur de Oriente, son lossitios agricultores más tempranos deCuba. Hacia el 950 de nuestra era,menos de un siglo después, ya sedefinen elementos en Aguas Gor-das, referidos a la selección de losespacios —alturas en suelos férti-les cercanos al mar y a fuentes deagua potable—, que serán asumi-dos por otros sitios y se manten-drán durante toda la ocupación. Aquíestán también rasgos cerámicos derápida generalización, que adquierenun carácter básico, y estrategiasde aprovechamiento económico demedios diversos, cuyo uso se hacecomún en el área. El procesose proyecta desde el siglo X hastael establecimiento hispano, muyasociado a residuarios (Chorro deMaíta, Potrero de El Mango y elmismo Aguas Gordas) habitadosdurante extensos periodos. Estosse desarrollaron hasta convertirseen asentamientos de gran fuerzapor su extensión, nivel poblacional,control de elementos ideológicos ybase de posiciones de jefatura. Ta-les rasgos, la temprana temporali-dad de estas comunidades, y lasevidencias de especialización en laproducción de objetos de adornocorporal y uso ceremonial en cier-tos materiales, notada en las agru-paciones de sitios donde ellas seubican (figura 2), sugieren su posi-ble carácter matriz respecto a otrosasentamientos próximos y a esasagrupaciones.

-Notable unidad y continuidad en laexpresión cultural, inferible en el man-tenimiento y comunidad de rasgos

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de grupos que expanden la ocupa-ción.

En el siglo XV parece darse unclímax en el desarrollo económicodel área. Este venía planteándosedesde momentos anteriores; sinembargo, para estas fechas asu-me un crecimiento muy potente,quizás asociado a la inserción o ple-no auge de técnicas muy efectivascomo la monticulación.

-Desarrollo, principalmente en sumomento tardío, de una crecientecomplejización social definida por la pro-bable existencia de procesos de centrali-zación en las agrupaciones y por laaparición, en los establecimientos máspotentes, de grupos jerárquicos.

Hacia el siglo XV se hacen másnumerosas las comunidades po-seedoras de un alto nivel de desa-rrollo socioeconómico, donde seconcentran los objetos de uso ce-remonial y adorno corporal. En al-gunos casos estos sitios muestranindicios de definición de personasvinculadas a grupos jerárquicos; enChorro de Maíta el reporte diferen-cial de objetos de gran valor simbóli-co asociados a entierros, sugiere laexistencia de un estamento elitarioque está vigente aún en el siglo XVI,quizás en una relación de contactocon los europeos. Por su posiciónrelevante dentro de las agrupacio-nes, en tanto su mayor nivel dedesarrollo, desde algunos de estosasentamientos pudo proyectarseuna acción de coordinación del usode los espacios productivos y dedirección ideológica que probable-mente se asocia a situaciones decentralización propias de formascacicales incipientes.

Consideraciones finales

El reconocimiento de este pro-ceso de desarrollo entre los gruposagricultores de Banes, refuerza laidea de la existencia de un área ar-queológica particular e indica tam-bién la importancia de las situacionesregionales o locales en la ocupaciónagricultora de la Isla. Permite defi-nir, además, líneas de unidad que

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BIBLIOGRAFÍA

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Abstract

A presentation of the results obtained fromthe archaeological investigation of five sites(three of which were inside caves and two ofwhich were on open land) in the Boyerosdistrict of Havana; further isolated artefactswere also found in the area. Both these findsand significant topographical features wereplotted on a map. The inhabitants of the siteswere classified as ‘pre-agriculture andpottery’. They survived by hunting, fishingand scavenging, and were characterised bytheir use of stones of various sizes. Amongstthe finds on the site were numerous foodremains including those of mammals, birds,reptiles, amphibians, fish, crustaceans,molluscs and the seeds of edible fruit. Two ofthe sites contained secondary human burials,one of which provided a C14 dating.

Arqueología precolombinadel municipio Boyeros

Resumen

El presente trabajo sintetiza los resultados deinvestigaciones arqueológicas en cinco sitiosdel municipio Boyeros en Ciudad de LaHabana. Tres de ellos aparecieron en cuevas ydos a cielo abierto; así como numerosaspiezas aisladas. Tanto los hallazgos como losaccidentes geográficos que por su importanciael hombre primitivo debió de utilizar, seubicaron en un mapa de la localidad. Losgrupos culturales se definieron comopreagroalfareros —dedicados a la caza, lapesca y la recolección—, caracterizados por eluso de la piedra tallada microlítica, el cantorodado y la roca en volumen. Entre lasevidencias se destacan restos biológicos(mamíferos, aves, reptiles, anfibios, peces,crustáceos, moluscos y semillas de frutoscomestibles) que formaron parte de su dieta.Dos de los sitios contenían enterramientoshumanos secundarios y de uno se obtuvo unfechado de C14.

Por: Rolando Crespo Díaz y Osvaldo Jiménez Vázquez

A mediados de la década de losaños setenta uno de los autores deeste artículo, Rolando Crespo, in-tegró un grupo de aficionados a laArqueología, auspiciado por el Mu-seo Municipal de Santiago de lasVegas, que realizó numerosas ex-ploraciones en el municipio Boye-ros; a partir de 1979 se integra alGrupo Pedro Borrás de la SociedadEspeleológica de Cuba y continúalas exploraciones iniciadas con ante-rioridad y realiza pesquisas espe-leológicas y paleontológicas queaportan los primeros indicios rela-cionados con las culturas preco-lombinas, y conducen al posteriordescubrimiento (mediados de losaños ochenta y principio de los no-venta) de los cinco sitios que se des-criben en el presente trabajo. En esteperiodo comienzan a desarrollarselas investigaciones conjuntas de am-bos autores: Sitio Solapa El Sílex, SitioSolapa La Antena, Sitio Quibú, SitioTres Palmas y Sitio Jíbaro, y tienenlugar hallazgos aislados de numero-sas piezas precolombinas fuera delos sitios mencionados, todo lo cualconstituye el registro arqueológico dela localidad.

Sitio Solapa El Sílex

Se localiza en las elevaciones delCacahual, finca Buena Vista, Carre-

tera 7 de Diciembre, y la casa máspróxima al sitio la ocupa el señorMiguel Ruiz. La solapa se descu-bre y cartografía por las investiga-ciones espeleológicas iniciadas enel año 1990 en coordinación con elMinisterio de las Fuerzas ArmadasRevolucionarias (MINFAR) para laejecución del catastro militar es-peleológico municipal (foto SolapaEl Sílex).

Las excavaciones se realizaronen dos etapas: la primera en unárea de 80 cm por 80 cm de super-ficie y hasta 1 m de profundidad,levantándose capas de 10 cm deespesor todas correspondientes almismo nivel natural de un sedimen-to color pardo oscuro. El estrato quecontenía las evidencias arqueoló-gicas alcanzó hasta los 36 cm deprofundidad; a partir de esta cotaapareció un cambio en la textura ycoloración de los sedimentos, mos-trándose más compactos y de co-lor rojo. Sin dudas este estratocorrespondía a una época anteriora la presencia humana, como lo co-rrobora el hallazgo en él de restosde edentados extintos (Parocnusbrowni y Neocnus sp.), así comoCapromys pilorides y Crocodylus sp.

Los sedimentos se tamizaronutilizando una malla metálicamilimétrica y se trabajó con ins-trumental estomatológico, cucha-

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Plano arqueológico del municipio Boyeros (antiguo Santiagode las Vegas). Sitios y localidades

Plano de la Solapa El Sílex

ras, cucharines, picoletas, brochas y espátulas de al-bañilería.

Se ejecutó el levantamiento topográfico para usodel Proyecto Cacahual Arqueología, el plano lo confec-cionó la Empresa Occidental de Geodesia y Cartografíamediante el método directo Sistema de CoordenadasArbitrarias, Sistema de alturas Siboney, y fue dibujadopor Carmen Sierra Luis. Se reflejan en él seis acciden-tes cársicos, incluyendo la Solapa El Sílex, cercas, con-tornos de vegetación, árboles aislados, herbazales ycarreteras.

Las evidencias de los restos de dieta correspon-dientes a diferentes animales, los restos humanos,los elementos superestructurales y los diversoscomponentes de la piedra tallada, se estudiaron utili-zando las colecciones comparativas del Grupo PedroBorrás, la Colección de la Facultad de Biología de LaUniversidad de La Habana y la colaboración delarqueólogo Jorge Febles Dueñas.

Con la intención de definir la asociación hombre ymedio ambiente en épocas precolombinas se realizóun perfil de suelo a unos 8 m al NE de la solapa en elmes de marzo de 1991, en coordinación con el Institu-to de Suelo. Se excavó 1 m2 de superficie, se hizo con-tacto con fragmentos de la roca madre a los 80 cm deprofundidad, y diversas muestras de las capas selec-cionadas fueron recogidas para su posterior estudiode laboratorio.

En el análisis químico practicado se arribó a lossiguientes resultados:

Presencia de una rendzina roja o pardo rojiza pro-pia del agrupamiento de suelos húmico-calsimórficos,en este caso profundos, sobre materiales calcáreos degran tamaño, obteniéndose además concreciones deóxido de hierro, mineral presente también entre los ele-mentos antrópicos del residuario, lo que hace pensar ensu uso por el hombre como elemento tintóreo que pudoobtenerse en áreas próximas al sitio.

Composición de los restos de fauna asociados a la dietahumana

De las 974 evidencias sólo 133 (13,65%) pudieronidentificarse. El primer y segundo nivel (0,0 cm-10 cmy 10 cm-20 cm) fueron los que mayor número de res-tos aportaron (44 y 43, respectivamente).

Los mamíferos contaron con la mayor repre-sentatividad (46,54%), lo que pudiera responder

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tanto a una dieta selectiva por partedel grupo cultural, o a una mejor con-servación de estos restos en el sitio.

Se identificaron cinco especiesde jutías y dos de ratas espinosas:Capromys pilorides (jutía conga),Mysateles prehensilis, Mesocapromysminimus, Geocapromys columbianus, G.pleistocenicus, Boromys offella y B. torrei,dentro de las que se destacan laprimera, única especie viviente, yla Boromys offella entre las extintas;ambas, al estar presentes en todoslos niveles, revelan su abundanciaen épocas prehistóricas.

En segundo y tercer lugar se pre-sentaron los moluscos (23,66%) ylos crustáceos (22,90%). Estos últi-mos en todos los niveles, aunque ensentido general tuvieron una altafrecuencia en los dos primeros. Losrestos de reptiles, peces, aves y anfi-bios resultaron muy escasos (3,80%,1,52%, 0,76%, y 0,76%, respectiva-mente), y entre los de aves se en-contró la diáfisis de un fémur dela gallinuela extinta Nesotrochispicapicensis.

En las excavaciones también seencontró un fragmento de incisivoinferior derecho de Megalocnus ro-dens en el nivel 3 (20 cm-30 cm), sien-do raro encontrar restos de la osa-menta de este animal en sitiosarqueológicos del país. A pesar deque esta pieza se observó aso-ciada a los restos de la dieta, seconsidera que no formaba partede ella, por presentarse como unelemento aislado dentro del con-texto, pudiendo ser que en el mo-mento en que el hombre primitivose asentó en la cueva, este tipode resto fósil presente en el lu-gar, se mezclara con los restosalimentarios.

En excavaciones anteriores enel lugar aparecieron algunos res-tos de Solenodon cubanus (almiquí);las evidencias óseas de esta especieen sitios arqueológicos son poco fre-cuentes. (Córdova, et. al., 1997.)

El uso de la piedra

Fueron muy escasos los elemen-tos de piedra tallada en este sitio.Los existentes midieron entre 1 y3 cm, variando en cuanto a su colo-ración (gris, blanco hueso, verde yrojo); generalmente no presentanun acabado que los defina como he-rramientas, más bien parecen co-rresponder a restos de taller. Losminerales en su composición nofueron identificados.

La distribución de los menciona-dos elementos se presentó de lasiguiente forma: nivel 1, tres pie-zas; nivel 2, seis piezas; nivel 3, unapieza, y no se encontró ninguna enel nivel 4, lo que al parecer respondea una utilización corta de la solapacomo refugio natural, en correspon-dencia con nuestra opinión de que esun sitio de ocupación temporal.

Restos óseos humanos

El hallazgo de este tipo de res-tos en el sitio resulta de gran im-portancia, pues a pesar de formarparte de enterramientos secun-darios, en los mismos aparecie-ron cuarenta y nueve piezasdentarias (quince molares, ochopremolares, diez caninos, doce in-cisivos y cuatro fragmentos), quejunto a las treinta piezas de la ex-cavación anterior realizada (Cór-dova, et. al., 1997), suman un totalde setenta y nueve. A partir de su

estudio se pudo definir el númeromínimo de individuos presentes enel sitio (veintidós), con edades com-prendidas entre los seis meses y másde treinta años.

En el análisis traceológico de laspiezas dentarias se pudo inferir quela alimentación de este grupo huma-no incluía carnes poco cocidas y queextraían el tuétano de los huesos delos animales de que se alimentaban,masticándolos, por lo que se notó unsignificativo desgaste de las cúspidesde los molares debido a la fricción.

Durante el presente trabajotambién fueron encontrados res-tos postcraneales fragmentados ydispersos, sin poderse definir posi-ción anatómica alguna. Estos en sumayoría corresponden a falangesy un fragmento de fémur que sirviópara datar la etapa en que el hombreprecolombino ocupó este lugar.

La datación se realizó en el labo-ratorio Heidelberger Akademie derWissenschaften, RadiometrischeAltersbestimmung von Wasser undSedimenten, c/o: Instiiut für Um-weltphysik der Universität, Dr. BerndKromer. 1 El fechado arrojó una anti-güedad para este hombre de 2987 ±37 años calibrado, y constituye el pri-mero para sitios arqueológicos de laprovincia Ciudad de La Habana. Pinoofrece la actualización de fechadosradiocarbónicos de sitios de Cubahasta diciembre de 1993. (Pino, 1995.)

Elementos superestructurales

En los niveles 2 y 3 se hallarondos cuentas de collar elaboradasen conchas de moluscos marinoscon diseños circulares y planos, conuna perforación bicónica en su cen-tro y diámetros de 10 y 12 mm.

1 Lab. Code Hd-21185, Sample name Cuba 6, conv. 14 C age BP 2987± 37, 13 C-19.9, cal. age 1 (Intersections, method A) cal BC 1295-1135,calibr. age 2 cal BC 1375-1055, calibrated using INTCAL98 and CALIB4 (Stuiver, Reimer & Braziunas, Radiocarbon 40, 1127-1151, 1998).

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Unas de las pocas evidencias deelementos ornamentales utilizadospor el aborigen cubano conserva-das en el sitio.

Con anterioridad (Córdova, et. al.,1997) se hallaron en los niveles 3 y 4del propio sitio El Sílex, dos pendien-tes de 22 mm por 7 mm, elaboradosen huesos de aves (radio y tibiotarso)con perforaciones en ambas carasde 1 mm de diámetro.

En el nivel 4 se colectó un col-gante de 15 mm x 5 mm confeccio-nado en un premolar humanopropio de un adulto mayor de vein-ticinco años con un orificio bicónicoen la raíz. No existen referenciasbibliográficas sobre este tipo deelemento en Cuba y Las Antillas.

Sitio Solapa La Antena

Su nombre se deriva de unagran antena de comunicación quese encuentra próxima al sitio, loca-lizado en las alturas del Cacahual,barrio homónimo a unos 200 m delmausoleo que guarda los restos delgeneral Antonio Maceo y su ayu-dante Panchito Gómez Toro, al fon-do de una bodega ubicada en lacarretera 7 de Diciembre.

La solapa es pequeña, ocupa unespacio de entre 3 m y 5 m con unos2 m de altura. En su interior existennumerosas rocas calizas de dife-rentes tamaños. El piso está com-puesto por un sedimento blando decolor pardo oscuro (humus) muy pro-fundo, que debió de penetrar porarrastre de las aguas pluviales.

Las excavaciones arqueológicasfueron realizadas en dos etapas, laprimera con el Grupo Pedro Borrás yla segunda con la participación delCentro de Antropología del Ministe-rio de Ciencia, Tecnología y MedioAmbiente (CITMA).

Se abrió una cala de prueba de1 m por 1 m, en cada una de las eta-pas. En ambas se excavó emplean-do el método de estratigrafíaarbitraria por capas de 10 cm, perose señala que siempre se trabajósobre una única capa que mantu-vo las mismas características (co-lor y textura), sin llegar a los nivelesno antrópicos.

La existencia en los primeros50 cm excavados de un total de 820rocas calizas, en las que predomi-naron los tamaños pequeños (3 cm-6 cm), condujo a la determinaciónde que los sedimentos allí existen-tes habían sido arrastrados por lasaguas hacia el interior de la solapa,dando origen a un proceso —quecontinúa hasta nuestros días— en laformación del suelo, sobre el cualposteriormente el hombre precolom-bino estuvo presente.

En la excavación los sedimentosse tamizaron utilizando una mallametálica milimétrica. Se empleó ins-trumental estomatológico, cucha-ras, cucharines, picoletas, brochas yespátulas de albañilería.

Composición de los restos de faunaasociados a la dieta humana

Los remanentes de la fauna deeste sitio fueron escasos, pero nose descarta que en otros sectores sinexcavar existan nuevas evidencias.

Aparecieron restos óseos cra-neales y postcraneales de jutía con-ga (Capromys pilorides), jutía carabalí(Mysateles prehensilis) y de las jutíasextintas M. barbouri, M. minimus,Geocapromys pleistocenicus, así comode las ratas espinosas Boromysoffella y B. torrei; vértebras y costi-llas de majá de santamaría (Epicratesangulifer); fragmentos del peto dejicotea (Trachemys decussata); hue-

sos de las extremidades del aveextinta Nesotrochis picapicensis (dosfragmentos de tibiotarso y falan-ges), fragmentos de conchas de unmolusco marino indeterminado ydáctilos de crustáceos fluviales.

Muchos de los restos de aves ymamíferos están cremados y frag-mentados, lo que supone hayansido procesados por el hombre pri-mitivo para su consumo, pudiendoasí acceder a la médula ósea y des-piezar los animales.

El uso de la piedra

También fueron escasos loshallazgos de elementos de piedratallada, sólo dos restos de tallercuyas dimensiones variaron en-tre 1,5 cm-2 cm, correspondien-tes tipológicamente a una industriamicrolítica. (J. F. Dueñas, 1994, co-municación personal.)

Restos óseos humanos

Se colectó una pieza dentaria co-rrespondiente a un premolar pri-mario con desgaste de la superficieoclusal donde se perdieron las cús-pides, quedando expuesta la pulpa;esta afectación, como se conoce, esproducto del consumo de una dietapoco cocida y contentiva de micro-partículas duras provenientes de losinstrumentos de conchas de mo-luscos marinos y rocas utilizadospara elaborarla.

A partir de las características dela fauna asociada, los restos de pie-dra tallada, el escaso número deelementos antrópicos, así como lapresencia de un premolar huma-no, correspondiente a un individuojoven en el Sitio La Antena, se defi-nió el mismo como de uso tempo-ral, ocupado por un grupo humano

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preagroalfarero dedicado a la caza,la pesca y la recolección.

Sitio Quibú

Se localiza a 1.5 km al S del cen-tral azucarero Manuel MartínezPrieto, entre los ríos Almendares yQuibú, a unos 20 m de una corrien-te tributaria del segundo de estosríos, en terrenos de la cooperativaagrícola Playa Girón.

En uno de los viajes efectuadospor miembros del Grupo PedroBorrás a la zona, en el año 1986, secolectaron numerosas conchas demoluscos en la superficie de un te-rreno arado; posteriormente y has-ta 1989, se incrementaron los viajesy fue localizada un área con abun-dantes moluscos marinos (más de100 restos malacológicos) y un ma-terial lítico conformado a partir decantos rodados.

Composición de los restos de faunaasociados a la dieta humana

La presencia de moluscos mari-nos en el sitio resulta realmente im-portante, pues contribuye a definirlas características de los hábitosalimentarios del grupo cultural quevivió en el lugar y su relación directacon la costa. Es evidente la preferen-cia de Crassostrea virginica (218 val-vas), especie sobre la cual aún exis-te una controversia en relación conC. rhizophorae en cuanto al estatustaxonómico de esta última; algunosautores han opinado que se trata deuna subespecie de C. virginica(Merlano et. al., 1994), distribuidadesde el Golfo de San Lorenzo, enCanadá, hasta Brasil, y que ocupa en-senadas, lagunas, esteros, etc. a lolargo de toda la extensa costa occi-dental del Atlántico.

Pico de mano elaborado en concha de Strombus gigas. Sitio arqueológico Quibú(número 3 en el plano)

En Cuba se registra C. virginicapor primera vez para un sitio ar-queológico precolombino del pro-pio municipio Boyeros (Crespo et.al., 1994), especie conocida parael país sólo en estado fósil (Aguayoy Jaume, 1939) en el Bosque de LaHabana, mientras que no fue has-ta el año 1975 cuando se colectaronvarios individuos en la Bahía deCienfuegos, Laguna de Guanaroca(Nikolic y Bosch, 1976), única ocasiónen que se ha encontrado viva.

La estructura externa de las con-chas del mencionado molusco, co-lectadas en el sitio Quibú, nopresentó la típica huella de la raízde mangle rojo que suele quedaren ellas tras haber permanecidoadherida a la misma durante su de-sarrollo, ello condujo al criterio de queel hombre primitivo, cuando aún vi-vía en las costas de La Habana, usó

y debió de colectar este moluscoque se encontraba asociado a lasrocas y fondos arenosos.

Además se hallaron valvas deSpondylus americanus, Turbinellaangulata, Strombus gigas y Busyconperversum. De esta última especie seobtuvo sólo una espira y parte de unacolumela; es considerada otra rare-za asociada al sitio, en torno a losmoluscos, por no estar presente enel registro malacológico de Cuba (vi-viente ni fósil) para zonas arqueoló-gicas precolombinas, aunque sí ensitios históricos de La Habana Vieja(Romero, 1995).

El género Busycon aparece amplia-mente distribuido en sitios precolom-binos de la Florida (Marguardt, 1992),teniendo las diferentes especies quelo integran un conocido uso dentrode la dieta humana y también comoherramientas.

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El uso de la piedra

Se encontraron veintiséis ele-mentos (diecisiete cantos rodados,seis de los cuales eran de cuarzo;ocho rocas sin determinaciónmineralógica y un fragmento decuarzo). El análisis traceológicoconllevó al criterio de que la utili-dad dada por el hombre a los can-tos rodados fue la maceración y lapercusión, con el predominio deesta última; las medidas variaronentre 2,8 cm por 1,8 cm por 1,3 cmy 14,5 cm por 13,2 cm por 6,0 cm.

Sitio Tres Palmas

Es un sitio arqueológico a cieloabierto localizado aproximada-mente a unos 1 000 m al oeste delReparto La Catalina, Santiago deLas Vegas, sobre un terreno llanode suelo ferralítico rojo, algo ondu-lado (entre 80-100 m sobre el niveldel mar), sembrado de cultivosmenores, incluyendo café, aguaca-te, mango y otros, donde la vege-tación natural fue destruida. Seextiende hacia los poblados El Rin-cón, Murgas y Wajay; carta ICGC1: 25 000, hoja no. 3784 - IV, coorde-nadas x: 349, y: 356.

Se presentan en la zona variossumideros y lagunas, la más próxi-ma al sitio (400-500 m) se nombraPancho Real, ubicada cerca al ca-serío El Rancho Grande.

El uso de la piedra

Se descubrieron nueve elemen-tos de piedra: percutores, restos detaller, artefactos superestructuralesy otros de uso desconocido, com-puestos curiosamente por sílex,bauxita litificada, peridotita, asícomo rocas de origen marino, mi-

nerales no existentes en el munici-pio, donde por lo regular predomi-na la roca caliza.

Percutores

a) Pieza elaborada en bauxitalitificada (70 mm por 77 mm por39 mm), con base aplanada cuyosbordes en su parte superior lo con-forman dos semicírculos opuestos ylimitados en sus extremos por dosbordes lineales. Presenta al centro unhoyuelo u orificio, con una inclinacióna ambos lados.

b) Canto rodado de formasemiovalada (118 mm por 80 mm por63 mm), con ambas caras ligeramen-te pulidas y evidentes huellas de per-cusión, aunque pudiera ser una rocade origen volcánico.

c) Canto rodado de peridotita decolor verdoso, base ligeramenteaplanada y pulida (87,5 mm por75,8 mm por 50 mm).

Elemento superestructural

1) Pieza de forma triangular,aplanada, elaborada en peridotitamuy pulida (54 mm por 50,8 mm por31 mm), sin huellas de haber sidoutilizada en labores domésticas ocomo instrumento de trabajo, esprobable que haya tenido un usodecorativo o ritual.

Composición de los restos de faunaasociados a la dieta humana

Resulta difícil abordar el tema dela dieta en este sitio, pues los ele-mentos faunísticos, en particular demamíferos, aves y peces, por es-tar expuestos a la intemperie de-bieron desaparecer, y a ello sesuma el uso continuo del terrenoen labores agrícolas.

Predominaron los moluscos(treinta y nueve ejemplares corres-pondientes a siete especies); laconservación de sus conchas debede responder a la resistencia con-ferida por el carbonato de calcioque las compone.

Fueron más abundantes las espe-cies Crassostrea rhizophorae (treintavalvas) y Strombus gigas (cuatro ejem-plares); los restantes especímenesestuvieron compuestos por un soloejemplar (Tellina radiata, Ceritiumliteratum, Cassis flammea, Chama sp. yCymatium muricinum), todos moluscosmarinos, cuya presencia en un lugarcomo este, tan alejado de las costasNorte y Sur (28-30 km), hace pensarque el grupo cultural allí ubicado rea-lizaba movimientos cíclicos, los cua-les motivaron su arribo a esta zona,trayendo consigo los mencionadosmoluscos, o que estos últimos fue-ran traídos al área una vez ocurridoel asentamiento humano.

También se encontró una vérte-bra de pez óseo, que probablementecorresponda a un individuo captura-do en cuerpos de agua cercanos,como arroyos y lagunas, algunas delas cuales aún existen (Zaldívar,Coca, Castellanos y Ahoga Mulas),y donde abundaban las jicoteas ylas biajacas (Pezuela, 1866), indiciode que entre otras actividadessubsistenciales, practicaron la pesca.

Las características de los res-tos de piedra presentes en estesitio, el uso de la misma en volu-men convertida en percutores,los restos de taller, los elementossuperestructurales, los compo-nentes de la dieta y la ausencia decerámica, permiten asegurar laubicación en el sitio de un grupocultural preagroalfarero, que sededicaba a la caza, la pesca y larecolección.

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Gabinete de Arqueología / 73

(1 Tectarium muricatus) y vertebradosde especies indeterminadas (23).

Más tarde se revisó una gatera(zona de arrastre) ubicada al ladoderecho de la entrada de la cueva,rumbo NE, con aproximadamente3 m de largo, lugar estrecho y an-gosto del que se extrajeron sietecubos de sedimento con gran con-tenido de restos faunísticos y otroselementos, depositados por arras-tres de las aguas de lluvia que pe-netraron en esta pequeña gruta, otal vez en algún momento las cre-cidas del arroyo hayan llegado has-ta el lugar llevando consigo losmateriales allí contenidos, hacia losniveles inferiores de la gatera.

Durante la extracción del sedi-mento y por lo difícil que resulta-ba trabajar no se pudo establecerun control de la estratigrafía; elmaterial fue colectado de formaarbitraria y tamizado en las afue-ras de la cueva.

Se obtuvieron restos de diferen-tes taxones faunísticos: mamíferos(293 correspondientes a jutías vi-vientes y extintas), aves (uno), rep-tiles (cuatro), crustáceos (diez) y

Sitio Jíbaro

Localizado en la Cueva del Indio,carta 1: 50 000 del ICGC, hoja 37 853,coordenadas x 360 500, y 353 750, Re-parto América, Calabazar, al finalde la calle 108, a unos 50 m de alti-tud sobre el nivel del mar. Consisteen una solapa con una entrada quese abre sobre las márgenes delarroyo Jíbaro, de 2 m de altura por2 m de ancho, con un desarrollo li-neal de 6,40 m a los 120o rumbo E-SE; la altura máxima de la galeríaes 2,30 m.

Conocimos por los vecinos de lazona que en la cueva estuvo vivien-do una familia durante varios años;estas personas pudieron introduciraportes antrópicos causantes de nue-vas alteraciones en el sitio.

Las investigaciones arqueológi-cas se realizaron conjuntamentecon el grupo Pedro Borrás y el gru-po de formación especial de lasMilicias de Tropas Territoriales(MTT) en el año 1994.

Se efectuaron tres excavacionespor niveles arbitrarios de 0,10 m.La primera situada a 100o E-SE

Botuto elaborado en concha de Strombus gigas.Márgenes del arroyo Jíbaro (número 7 en el plano)

(3,30 m de la entrada de la cueva),midió 1 m por 1 m por 0,40 m; lasegunda midió 0,80 m por 0,60 mpor 0,40 m, y la tercera mediría0,50 m por 0,50 m por 0,30 m. Lasdos últimas estaban ubicadas a 20o

E-NE (1,90 m de la entrada de lacueva).

Composición de los restos de faunaasociados a la dieta humana

En las excavaciones predomina-ron los restos de mamíferos (jutíasvivientes y extintas y ratas espino-sas desaparecidas): Capromyidae(341), Capromys pilorides (50), Boromysoffella (12), B. torrei (7), Boromys sp. (5),Mysateles prehensilis (15), Mesocapromyssp. (34), Geocapromys pleistocenicus (10)y Geocapromys sp. (4). También se en-contraron restos de aves (15 seríande especies indeterminadas y 1 deNesotrochis picapicensis), reptiles(6 de Epicrates angulifer), crustáceos(17 de Pseudothelphusidae), moluscosterrestres (3 Zachrysia sp., 2 de Liguussp., 1 de Farcimen tortum, 2 deFarcimen sp., 1 de Chondropoma sp.,1 indeterminado), moluscos marinos

Restos de la industria de piedra tallada microlíticahallados en sitios arqueológicos de Boyeros

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Vista de la entrada de la Solapa El Sílex

moluscos terrestres (cinco), dehematita y limonita, así como dosrestos de taller de sílex y restoscraneales humanos.

Las culturas que se establecie-ron en esta área debieron de te-ner en cuenta el aspecto de lavegetación, así como la fauna te-rrestre y acuática presente en elrío Almendares y los afluentesque a este tributaban, basando sudieta en una flora y fauna actual-mente extintas y en otras espe-cies que ya no viven en el lugar.

Agradecimientos

Los trabajos de laboratorio y decampo recibieron siempre el opor-tuno asesoramiento y colaboraciónde los siguientes especialistas e insti-tuciones a quienes expresamos nues-tra gratitud:

Doctor Manuel Rivero de La Calle(†), antropólogo y arqueólogo; MSc.

Aguayo, C. G. y L. M. Jaume (1939):"Moluscos semifósiles del Bosque de LaHabana", en Memorias de la SociedadCubana de Historia Natural, Universidad deLa Habana, La Habana.

Córdova, Medina A., R. Crespo Díaz yO. Jiménez Vázquez (1997):"Importancia arqueológica y zoológica delsitio Solapa El Sílex", en revista El CaribeArqueológico, Santiago de Cuba.

Crespo, Díaz R., M. Rivero de La Calley J. Fernández Milera (1997): "Primerreporte para Cuba del molusco Crassotreavirginica en un sitio arqueológico deloccidente de Cuba", en Boletín Casimba,publicación del grupo Pedro Borrás de laSociedad Espeleológica de Cuba, Ciudadde La Habana.

Marguardt, W. H. (1992): "Shell artifactsfrom the caloosahatchee area monograph",en Culture and Enviroment in the Domain ofthe Calusa, Editado por William H.Marguardt, Universidad de La Florida, EUA.

Merlano, J. M. D. y P. M. Hegedos(1994): Moluscos del Caribe colombiano.Un catálogo ilustrado, Colciencias,Fundación Natura, Invemar, Colombia.

Nikolic, M. y A. Bosch (1976): "Presenciadel ostión de Virginia (Crassostrea virginica,Gmenlin) en aguas costeras de Cuba", enMiscelánea Zoológica, Instituto de Zoología,Academia de Ciencias de Cuba, La Habana.

Pezuela, J. de la (1866): Diccionariogeográfico estadístico, histórico de la isla deCuba, Academia de Historia, Imprenta delEstablecimiento de Mellado, Madrid.

Pino, M. (1995): Actualización de fechadosradiocarbónicos de sitios arqueológicos deCuba hasta diciembre de 1993, EditorialAcademia, La Habana.

Romero Estébanez, L. S. (1995): LaHabana arqueológica y otros ensayos,Editorial Letras Cubanas, La Habana.

Comunicación personal de Jorge Febles

Física Nuclear Ariadna MendozaCuevas, jefa del Laboratorio deArqueometría, Oficina del Historia-dor de la Ciudad de La Habana(OHCH); Facultad de Biología, Uni-versidad de La Habana; Luis R.Toribio Suárez, por la identificacióny análisis cuantitativo y traceológicode las piezas dentarias; RogerArrazcaeta, arqueólogo, director delGabinete de Arqueología (OHCH);Efrén Jaimez Salgado, Instituto deGeofísica y Astronomía, CITMA;José Fernández Milera, malacólogodel Instituto de Ecología y Sistemáti-ca, CITMA; Oscar Arredondo de LaMata (†), paleontólogo; Jorge FeblesDueñas, arqueólogo; miembros delgrupo espeleológico Ernesto CheGuevara; Comité Militar del munici-pio Boyeros, y todos los que de unaforma u otra contribuyeron a la reali-zación del presente trabajo.

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BIBLIOGRAFÍA

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Cuba: Estudios de Maestría en Arqueología

Por: Ramón Dacal Moure

La Arqueología en Cuba vienesiendo, a lo largo de los años, unadisciplina practicada por personasde las más diversas profesiones.Pudiéramos decir que salvo los doc-tores Luis Montané Dardé y Car-los García Robiou, el primeroantropólogo, alumno de Broca y elotro becario de la John SimonGuggenheim Foundation de NewYork, donde se especializó en Ar-queología y Museografía, y ambosocupantes de la Cátedra de Antro-pología y la dirección del MuseoAntropológico Montané por muchosaños; todos los demás hemos entra-do en este oficio de forma espon-tánea o en el mejor de los casos apartir de tomar asignaturas sobreel tema en las universidades, o engeneral, como parte de entrena-mientos establecidos para cubrirnecesidades institucionales.

A partir del 20 de febrero de 1962,en que se crea la Comisión Na-cional de la Academia de Cienciasde Cuba y surge el Departamen-to de Antropología con su secciónde Arqueología, aparecen nuevasposibilidades para la disciplina.

Existe un grupo de investiga-dores que desempeña sus funcio-nes con una labor mantenida pormás de cuarenta años y en la quehan aplicado diversas soluciones.Debe recordarse el esfuerzo de más

de seis años en que el Departamen-to de Antropología diseñó un pro-grama de formación de arqueólogoscon tres niveles de estudio: Básico,Medio y Superior; varios de sus tra-bajadores los cursaron y cuatro deellos, después de la defensa de susTesis ante el tribunal formado porlos doctores Manuel Rivero de laCalle, Ernesto E. Tabío y CalixtaGuiteras Holmes, recibieron enseptiembre de 1970 el título dearqueólogos, otorgado por la Aca-demia de Ciencias de Cuba. En fe-brero de 1972, la propia Academia lesotorgó otro refrendado por el Minis-tro de Educación. Otras solucionesfueron las Candidaturas a Doctordefendidas en la URSS.

El envío de estudiantes a cursarla carrera de Arqueología fuera deCuba fue una modalidad empleadapor el Departamento de Antropolo-gía. La formación de sus trabajado-

res en las carreras de Historia o His-toria del Arte, en su mayoría, fueotro camino empleado.

La creación de los museos mu-nicipales y las divisiones locales enel trabajo arqueológico, estableci-das en importantes ciudades delpaís, han incrementado el perso-nal y su formación en dependenciade los medios indirectos ya men-cionados.

El esfuerzo institucional y el delos compañeros que se dedican ala Arqueología nos posibilita, en laactualidad, contar con profesorese investigadores titulares, con másde veinticinco Master en Ciencias,aproximadamente quince Doctoresen Ciencias y licenciados en diver-sas carreras, lo cual permite que laespecialidad continúe su avance,pero no contribuye a la formaciónde una disciplina estable en cuantoa currículo armónico de acuerdo

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con el desarrollo de las diversasasignaturas que lo conforman, atono con el progreso de las mis-mas en el conjunto interno de losavances de la Ciencia.

Ya en 1987 era bien conocidala necesidad de establecer unaformación académica para losarqueólogos, la cual debería cu-brir dos postulados, planteadosen 1982 por Bruce G. Trigger: "Su-ponemos, como la mayoría de losarqueólogos, que la meta princi-pal de la disciplina es la compren-sión del pasado humano" y, "Lamayoría de los arqueólogos tam-bién estaría de acuerdo en que laArqueología como disciplina, seocupa de la teoría y técnicas re-queridas para inferir la conductahumana del pasado a partir derestos materiales".

Estos criterios que supongo con-tinúan vigentes, llevaron a un gru-po de compañeros a preparar unproyecto de Maestría en CienciasArqueológicas aprobado por laUniversidad de La Habana y pro-visto del necesario conjunto deasignaturas y un sistema de ope-ración docente en cuanto a requi-sitos para el ingreso, créditos, horaslectivas, trabajos prácticos y tesis,en que el alumno debería probarsu capacidad. Una necesidad parala organización consistió en otor-gar una serie de Maestrías a losprofesores que laborarían en esteproyecto docente.

El esfuerzo realizado y el apoyode la Universidad de La Habana nodieron los resultados esperados.Personalmente estimo que fue de-bido a que no se estableció una res-ponsabilidad institucional definidapara esta tarea, y que la posibili-dad de acceder al grado de Doc-tor en Ciencias, en especial en

Ciencias Históricas, fue un cami-no tomado por varios de nuestroscolegas.

No quiero perder la oportunidadde mencionar los compañeros quepresentaron el proyecto y firmaronen el presente orden: AntonioMartínez Fuentes, Lourdes S.Domínguez González, Eusebio LealSpengler, Leandro S. Romero Es-tébanez, Sergio Valdés Bernal, Ra-món Dacal Moure, Gabino La RosaCorzo, Manuel Rivero de la Calle(1926-2001), Lidia M. Sarmiento SanMiguel y Oscar Zanetti Lecuona.

Por varios años, ante las dificul-tades para establecer la Arqueolo-gía como carrera universitaria, serealizaron varios intentos —sin re-sultados prácticos—, encaminadosa iniciar una Maestría, pero recien-temente el Ministerio de EducaciónSuperior aprobó ese proyecto conel Centro de Antropología del Mi-nisterio de Ciencia, Tecnología yMedio Ambiente (CITMA) comoinstitución auspiciadora.

Mis relaciones por muchos añoscon los colegas de Antropología ysu petición para colaborar en unaasignatura, me han puesto en co-nocimiento del proyecto que ya seviene ejecutando, y he solicitadoautorización para divulgar detallesque resultan interesantes a loslectores de esta publicación, en es-pecial de aquellos dedicados a la Ar-queología en sus diversas vertientesen los comienzos de este siglo XXI.

La información acerca de la fun-damentación de dicho plan, y de suconjunto de asignaturas, permitiráformarse una idea de lo que esteesfuerzo representa para una dis-ciplina que comienza su camino enel campo de la docencia, donde lacomprensión por parte del claus-tro de una acción coordinada entre

los profesores es necesaria paralograr un pensamiento teórico enel campo interno de la profesión, yen sus relaciones con muchas cien-cias que hoy permiten a la Arqueo-logía aportar versiones cada vezmás amplias del pasado.

Aunque la fundamentación con-tiene temas dedicados a convencera las autoridades de la capacidad quese posee para ejecutar la Maestría,solamente presentaremos aquellosque son de interés general.

Se dice que en la actualidad espreciso elevar la capacidad profe-sional de los arqueólogos cubanos,encargados de enfrentar urgentesproblemas científicos, sobre labase de nuevas propuestas teóri-cas y metodológicas en conformi-dad con el avance de la ciencia aescala internacional.

También constituye un reto laconsolidación de una estrategiaconservacionista de nuestro patri-monio arqueológico, bastante afec-tado por diversas causas, aspectono sólo concerniente a las leyes yreglamentos, sino que parte en prin-cipio de la investigación concreta,y del uso de métodos y técnicasnovedosas en los trabajos de cam-po y laboratorio. Queremos decirque el mejor aprovechamiento delas fuentes patrimoniales de estu-dio —no renovables—, dependedirectamente de la adecuada for-mación profesional y del compro-miso ético de la futura generaciónde arqueólogos.

De ahí la necesaria educaciónpostgraduada en un programa in-tegral que por primera vez en Cubaofrece la presente Maestría en Ar-queología. Los arqueólogos gradua-dos deberán atender necesidadesreferidas tanto al ámbito de la inves-tigación científica y de la protección

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del patrimonio, como también de-sarrollar una actividad profesionalpropia de científicos sociales quecontribuya a divulgar el conocimien-to sobre el proceso de formaciónde la nación cubana.

La Arqueología elabora y con-fecciona los fundamentos me-todológicos y conceptuales paradesarrollar el trabajo de campo yde laboratorio. Pero no limita su ac-tividad a la descripción y clasifica-ción de los materiales recuperadosen las excavaciones. Se definecomo una ciencia social porquesu objetivo final es la reconstruc-ción histórica de formacionessocioeconómicas del pasado y sedistingue de otras ciencias por-que estudia las sociedades y sudesarrollo a través de los restosmateriales. Puede incluso añadir-se que contribuye al estudio de pro-cesos históricos más recientescomplementando la ausencia o es-casez de fuentes documentales.

Las actividades se desarrollaránde la forma siguiente:

Lectivas: treinta y cinco Crédi-tos – 525 horas.

No lectivas: siete Créditos – 105horas.

Investigación: tres Créditos – 45horas.

Tesis: veinticinco Créditos – 375horas.

La evaluación fundamental serála Tesis de Maestría desarrollada apartir del trabajo de campo, su co-rrespondiente ejercicio de labora-torio y el análisis e interpretaciónde las fuentes recuperadas. Tam-bién se tendrán en cuenta los re-sultados científicos obtenidos enel curso que puedan expresarseen publicaciones, eventos, u otrasformas de introducción en la prác-tica social.

El claustro tiene un Comité Aca-démico presidido por el doctor Pe-dro P. Godo Torres y lo componenpor siete doctores en Ciencias Histó-ricas, un doctor en Ciencias Agro-químicas, un doctor en CienciasFilológicas, un doctor en MedicinaVeterinaria, un maestro en Física yMatemáticas, tres maestros enCiencias Arqueológicas, un licen-ciado en Historia y un licenciado enHistoria del Arte.

Las asignaturas que ya se im-parten a los aspirantes son:

Historia de la Arqueología. Ofre-ce a los investigadores en el campode la Arqueología conocimientosacerca del desarrollo de esta ciencia,conceptual y metodológicamente, ysu aporte a los conocimientos his-tóricos y antropológicos. Se deter-minan, además, las relaciones, con-tactos, así como las diferencias conotras disciplinas entre las cienciassociales y humanísticas.

La Arqueología como ciencia. In-troducirá a los alumnos en la utiliza-ción de los conceptos y categoríascientíficas principales de la Arqueo-logía y los prepara para desarrollaruna actitud crítica ante los enfoquesburgueses que se aplican en estecampo. El alumno conocerá las prin-cipales corrientes filosóficas que hanservido de fundamento a la cienciaarqueológica y será capaz de enjui-ciar críticamente la proyección cien-tífica en este terreno.

Comunidad Primitiva universal.La evolución del hombre y la socie-dad. La historia concebida como to-talidad debe iniciarse por el estudiode la prehistoria, que abarca los con-tenidos biológicos, socioeconómicose ideológicos. Para el estudio se en-trelazan los conocimientos arqueo-lógicos, antropológicos e históricos.Los adelantos en las tres disciplinas

han modificado y continúan modifi-cando los criterios originarios sobreesta etapa del devenir histórico. Laasignatura propone la interpreta-ción, el análisis y la valoración detemas fundamentales, tanto para eldebate como para la profundizacióny actualización de conocimientosque harán posible una adecuadacomprensión del hombre y la so-ciedad, en épocas pretéritas de losgrupos humanos que actualmentese encuentran en similar nivel dedesarrollo, así como para efectuarenfoques más científicos de los ul-teriores procesos históricos.

Culturas arqueológicas. De iniciose plantea la discusión del términoy concepto "cultura arqueológica",a través de los criterios de diferen-tes escuelas antropológicas. Seanalizan las clasificaciones cultura-les de Cuba en el contexto del de-sarrollo científico en que fueronformuladas. De acuerdo con la ac-tualidad del problema, se discutenlas últimas propuestas y los funda-mentos que las sustentan, para unamejor interpretación del registroarqueológico. Se presenta una sín-tesis de la historia de los aboríge-nes de Cuba a partir de los datosarqueológicos y de las fuentes do-cumentales de la época de la con-quista europea.

La Arqueología de Cuba en el con-texto caribeño. Muestra una panorá-mica de las culturas arqueológicasen el ámbito caribeño, con énfasis enlas migraciones, distribución espa-cial, complejos artefactuales (lítica yconcha), estilos cerámicos y otrosindicadores de sus desarrollos loca-les y de orígenes continentales.

Problemas de la superestructurade las comunidades aborígenes. Re-vela los conocimientos sobre los ni-veles de complejidad social de las

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comunidades aborígenes. De unaparte centra su atención en losindicadores mortuorios de los ar-caicos como un reflejo de la socie-dad estructurada en posiciones derango y en los dibujos rupestrescomo una de las principales mani-festaciones superestructurales. Porotra parte, resume la informaciónreferente a las comunidades agro-alfareras más desarrolladas, su reli-gión, formas artísticas y aspectos enlas relaciones sociales y organizaciónpolítica, estas últimas sustentadas enel parentesco y los cacicazgos.

Métodos del trabajo de campo,exploración y excavación arqueoló-gica. Permitirá penetrar en la metó-dica, tal vez lo de mayor complejidaddentro de la Arqueología. Los mé-todos aplicados en el trabajo decampo. La materia en cuestión esdecisiva, pues de su conocimientoy aplicación correcta depende laobtención de la información y suinterpretación adecuada. La asig-natura propone brindar una actua-lización de la materia hasta nuestrosdías y conocer los nuevos enfoquesy sus adelantos.

Las industrias aborígenes. Méto-dos del estudio tecnotipológico de losartefactos. Las industrias de la piedratallada y las industrias de la piedra envolumen. La asignatura ofrece a losparticipantes una herramientaidónea para acometer el estudiotecnotipológico de los medios de tra-bajo, y del uso supraestructural delas industrias líticas, de la concha yde la cerámica de las comunidadesaborígenes de Cuba en el contextodel área circuncaribe y americana.Con ello contribuye a esclarecer elpapel fundamental de los medios detrabajo en el desarrollo de las fuer-zas productivas de la sociedad, ela-borar hipótesis y realizar inferencias

que le permitan hacer reconstruc-ciones etnohistóricas más objetivas,para establecer los orígenes de di-chas industrias.

La Arqueología Histórica. Brin-da a los investigadores, en el cam-po de la Arqueología y la Historia,los métodos y procedimientosmás actualizados para acometerel estudio de acontecimientos, fe-nómenos históricos y realizar re-construcciones de hechos sobrelos cuales la documentación es-crita resulta nula, escasa o par-cial. Acontecimientos tales comola vida en los primeros siglos de lasociedad colonial, comercio tem-prano, proceso de transculturaciónindohispánico, resistencia esclava,hechos de la guerra de liberaciónnacional. También las construccio-nes navales, civiles, militares, reli-giosas y unidades económicas delsistema esclavista en plantaciones,los que vistos desde los recursos dela Arqueología, ofrecen nuevas pers-pectivas críticas a los investigadores.

Arquitectura y Arqueología de laetapa colonial. Los especialistas re-ciben un catálogo pormenorizadode los elementos arquitectónicos,que distinguen la Arquitectura dela etapa colonial en Cuba y un análi-sis de las estructuras en edificacio-nes religiosas, civiles y militares, asícomo el estudio de la ArquitecturaNaval. Luego de caracterizar el tra-bajo arqueológico en edificacionesterrestres, establece el estudio dela Arqueología Subacuática comorama independiente, sus principios ymétodos.

Antropología Física. Antropolo-gía Física aplicada a la Arqueolo-gía. Se da a conocer cómo obtenerla mayor información posible delos enterramientos humanos ex-humados en las excavaciones ar-

queológicas, mediante el desarro-llo de conocimientos y habilidadesen técnicas de recuperación y con-servación de los restos, así comoenseñar a relacionar los aspectosesenciales para los análisis preli-minares.

Arqueozoología. Metodologíapara el estudio de los restos dietariosde las comunidades aborígenes deCuba. Los investigadores profun-dizan en la compleja temática de ladieta de origen animal y las activi-dades económicas derivadas deella, en las diferentes comunidadesaborígenes que vivieron en el ar-chipiélago cubano a partir del 6000AP (antes del presente) y los pri-meros decenios del siglo XVI, dondese han podido verificar determina-dos cambios en la dieta de los pobla-dores autóctonos con la introducciónpor los conquistadores, de faunade origen europeo.

Métodos de investigación y cien-cias auxiliares de la Arqueología.Esta materia proporciona a losarqueólogos, educados en carre-ras universitarias humanísticas osociales, una visión de las basesmetodológicas de las ciencias na-turales y exactas necesarias parauna mejor interpretación de loshechos arqueológicos.

Cuando los alumnos terminensus tesis y las defiendan, culmina-rá esta primera experiencia. Comoes natural no podemos esperar queimpartir la Maestría resulte fácil, ladocencia nunca lo es, pero si el claus-tro de profesores trabaja coordina-damente con los aspectos teóricosnecesarios en la formación de unarqueólogo y logra transmitirlos asus alumnos, podremos decir queel esfuerzo de nuestros colegas hatenido éxito.

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Estratigrafía de estructuras en pie

Resumen

El examen arqueológico de las estructuras enpie, ya estén bajo el suelo o expuestas a laintemperie, se apoya en los principios de laArqueología Estratigráfica. Como muchasestructuras en pie no pueden ser desenterradasy destruidas en el proceso excavatorio, suinterpretación debe estar centrada en elestudio de la evidencia estratigráfica en susuperficie. Este artículo constituye unaargumentación ampliada de los métodosestratigráficos para registrar las superficies, ointerfaces, por la relación de tales métodos conla estratificación horizontal y vertical. Aunquelas interfaces regularmente representan másdel cincuenta por ciento de la evidencia en lamayoría de los sitios antrópicos, estoselementos han sido ampliamente ignorados enla teoría estratigráfica; en las estructuras en pie,ellos representarán normalmente mucho másdel cincuenta por ciento; y por tanto, laevidencia de las interfaces en esos contextos esde primera importancia.

Abstract

The archaeological study of standingstructures, whether buried or exposed to the air,relies upon the principles of archaeologicalstratigraphy. Since many standing structurescannot be removed and would be destroyed bythe process of excavation, the interpretation ofsuch monuments relies upon the study ofstratigraphic evidence on their surfaces. Thispaper discusses stratigraphic methods ofrecording surfaces, or interfaces, as related tohorizontal and vertical stratification. Whilstinterfaces normally represent over 50% of theevidence on those sites where humanintervention is evident, such features have beenlargely ignored by stratigraphic theory.Amongst standing structures, they normallyrepresent well over 50%; thus the evidence ofinterfaces is of first importance in thosecontexts.

Por: Edward Cecil HarrisTraducción: Dania Hernández Perdices, Revisión técnica: Roger Arrazcaeta Delgado

La investigación arqueológica sebasa en la ciencia de la Estratigrafía,por la cual las complejas relacionesentre los depósitos y las interfacesde estratificación son examinadasy comprendidas. Tomados fielmen-te de la Geología en los inicios delsiglo XIX, los principios estratigráficosfueron sólo aplicables de una mane-ra más general en la arqueología amediados del siglo XX. El desarrollode la excavación y el registroestratigráfico en el segundo cuar-to de ese siglo llevó a la invenciónde la Matrix Harris y sus métodosasociados en 1973. Estos concep-tos revolucionaron el pensamien-to arqueológico y el desarrollo dela Estratigrafía Arqueológica, porlo que como una ciencia en sí mis-ma, comenzó a partir de ese mo-mento. Parte de esa revoluciónincluyó un nuevo examen de losmétodos para el análisis de las es-tructuras en pie. (Harris, 1999.)

La Estratigrafía Arqueológica haevolucionado a través de diversasetapas, aunque algunos arqueólogospermanecen aferrados a los méto-dos más tempranos y menos es-tratigráficos. En los siglos XVIII y XIX,los arqueólogos se entregaron porcompleto a la adquisición y estudiode los artefactos portátiles. Losdepósitos estratigráficos más lasinterfaces, y las secuencias que

conformaron los patrones de catade los sitios arqueológicos fueronconsiderablemente destruidos sinun registro adecuado. Con eldecursar del siglo XIX, el interés seconcentró en la información arqui-tectónica en el suelo, pero la estra-tificación circundante fue destruidaen tanto se delinearon los muros yotros elementos estructurales. Al-rededor de la década de 1960, seorientó la atención hacia las unida-des comunes de la estratificación,los estratos o depósitos. A esto si-guió el examen de las superficies ylas interfaces dispuestas de mane-ra horizontal, y sólo a finales delsiglo XX la investigación acometidasobre la estratificación en pie pasóa un primer plano.

Cerca de la década de 1930 sur-gió un interés por la estratificaciónde los edificios en las excavacionesy en fábricas en pie sobre la super-ficie, pues hasta entonces sólo setenía en cuenta una parte de la se-cuencia estratigráfica de un sitio olugar. El descubrimiento de "las trin-cheras de robo" por MortimerWheeler, en la década de 1930, fueuna apreciación de la forma signi-ficativa en que las edificacionespodían alterar la estratificación.Esto constituyó un reconocimientomuy temprano de la importanciade "la interfaz" en los estudios es-

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tratigráficos. Durante varias déca-das, el dibujo de sección de la trin-chera de robo fue uno de losdiagramas más reproducidos, uti-lizado para ilustrar los principiosestratigráficos en la Arqueología;aún así, el valor de la interfaz de-mostrado en este no fue acatadoteóricamente hasta la década de1970. (Harris, 1989.)

Los edificios fueron entoncesidentificados como una de las gran-des problemáticas en la ArqueologíaEstratigráfica por varias razones. Lasecuencia estratigráfica se hizo máscompleja, en primer lugar, porque lastrincheras de cimentación destruíancon frecuencia una gran parte dela estratificación preexistente; ensegundo lugar, dificultándola aúnmás, los muros de las edificacio-nes separaron la estratificación dis-puesta horizontalmente en áreasdiscretas. En tercer lugar, los murospresentaban una dimensión verti-cal en la estratificación, lo cualtrastocaba las nociones prevalecien-tes y simplistas de la superposi-ción, en la que los depósitos sesuponía descansaban uno directa-mente encima del otro como ungrupo de naipes, con los inferioressiempre como los más antiguos.

Los problemas estratigráficosde las edificaciones son insepara-bles del concepto de la interfaz des-cubierto en la geología en 1795 porJames Hutton, y en la arqueologíaen el segundo cuarto del siglo XX

por Wheeler, Kathleen Kenyon yotros. Como cuestión estratigráfica,la interfaz no se aceptó hasta quefue enérgicamente presentada enBeginning in Archaeology de Kenyon,en 1952. Para todas las publicacio-nes de la Nueva Arqueología de la dé-cada de 1970 y 1980, la contribuciónal avance del desarrollo de una

ciencia de la estratigrafía arqueo-lógica fue menor, los modelos seconvirtieron en montañas magnífi-cas de jerga arqueológica que des-cansaban sobre un atolladero deevidencias mal colectadas. Esta tra-dición de la teoría sobre los restossólidos parece continuar en el nuevomilenio, pues algunos arqueólogosexigen todavía la adopción de enfo-ques teóricos de alto nivel sin tenermuy en cuenta los fundamentosestratigráficos. Estas nuevas direc-ciones serían plausibles si se sus-tentaran en las exigencias de laevidencia estratigráfica contunden-te que proviene de las excavaciones.En estas circunstancias, tales blo-ques de ideas permanecerán comomontañas invertidas de teoría enprecario balanceo sobre amasijosde información inadecuada, a me-nos que todos los arqueólogosadopten métodos estratigráficosrígidos de excavación y registro.

Cuando se estudian las estruc-turas sobre la superficie, es nece-sario retornar a los fundamentosde la estratigrafía arqueológica, yaque la estratificación en pie es unode los dilemas principales que seconfrontan. En las últimas décadas,la Arqueología ha llegado a reunirtanto los atributos bajo suelo comolas estructuras sobre este que nopueden excavarse a no ser sobreel papel. Existen muchos ejemplosdonde sólo las partes expuestas yen pie de los edificios quedan dis-ponibles para el estudio y no ten-drá lugar excavación alguna, pesea la abundancia de informaciónestratigráfica asequible para el re-gistro y análisis. El estudio de laevidencia en la estratificación enpie ha sido asistido durante los últi-mos años por los métodos de laMatrix Harris. Este concepto se dis-

cute ahora al igual que las leyes dela estratigrafía arqueológica. Porsobre todas las cosas, el análisisde la estratificación en pie gira entorno al concepto de la interfaz, lacual se enuncia a través de estadiscusión como un tema primordial.

La Matrix Harris y la estratificaciónde estructuras en pie

La Matrix Harris fue inventada en1973 y en el curso de cinco añossus más importantes principios fue-ron perfeccionados y evaluados, elúltimo de ellos fundamentalmenteen excavaciones en Londres. El pri-mer libro de texto dedicado a laciencia de la estratigrafía arqueo-lógica fue publicado en 1979, conuna edición hispana en 1991. Deaplicación universal, la Matrix y susmétodos son todavía ignorados pormuchos arqueólogos, con la re-sultante destrucción de los datosestratigráficos sin un registro apro-piado. Esto se cumple de maneraparticular en sitios estadounidensesy otros donde los arqueólogos, en añotan reciente como 1999, excavabanlos depósitos estratificados por nive-les arbitrarios, destruyendo de estamanera los elementos de la interfaz,esenciales para la comprensiónestratigráfica. Algunos arqueólogos,autotitulados campeones, quienesregresarían la Arqueología a los mé-todos de la estratigrafía geológica,han acusado a la Matrix de conducira la Arqueología por caminos erra-dos. Sin embargo, la Matrix evolucio-na en presencia de la ineficacia delos conceptos geológicos para con-textos arqueológicos.

La Matrix, además, le proporcio-nó a la Arqueología una herramien-ta vital que no se encontró en laGeología porque permitió a los ar-

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queólogos "ver" por vez primeralas secuencias estratigráficas de si-tios complejos, con muchas unida-des estratigráficas discernibles. LaMatrix cambió el paradigma de laArqueología, de un concepto uni-dimensional comprendido en el di-bujo wheeleriano de la sección A, aun modelo cuatridimensional quecombina las tres dimensiones físi-cas con la del tiempo: la cuarta di-mensión. En este sentido, es como"la cara de un reloj" de doce horasy el almanaque gregoriano de docemeses al año, que constituyen for-mas diagramáticas en las que eltiempo, que no existe en ningunaforma material, puede ser "visto".Más que ninguna otra ciencia, laArqueología es una disciplina cro-nológica y la Matrix Harris le ha otor-gado a ese carácter una fuerza re-volucionaria en su habilidad paratraducir la evidencia física de la es-tratificación en calendarios de tiem-po relativo, únicos para cada sitio,pero comparables universalmentemediante los diagramas de la Matrix.

Un rasgo fundamental del siste-ma de la Matrix lo representa el otrogran aspecto inadvertido de la estra-tificación arqueológica, la interfazentre las unidades estratigráficas fí-sicas. El concepto de la interfaz ron-dó el desarrollo de la Geología hastaque Hutton lo descubrió para fina-les del siglo XVIII. A pesar de habersido identificado en la Arqueologíaen el siglo XX, la ausencia de apre-ciación de su significado entorpe-ció la evolución de la EstratigrafíaArqueológica en la década de 1970.No hay otro concepto tan necesa-rio para el análisis estratigráfico,en especial para las estructuras enpie; no obstante, ninguno ha sido

tan poco examinado por los filóso-fos de la ciencia. Esto puede atri-buirse en parte al hecho de que lasinterfaces, o superficies, como eltiempo, no existen en forma mate-rial alguna, y pueden "observarse"únicamente cuando se registran enun diagrama, sobre todo, un dibujode planta. Entonces las interfacesy las secuencias estratigráficas,como se ilustran en los mapas conlas líneas de contorno y los diagramasde la Matrix Harris, comparten el mis-mo rasgo común de ser impercep-tibles hasta que son iluminadas porlos métodos arqueológicos.

Puesto que las interfaces care-cen de una presencia física y nopueden ser excavadas, han sido ig-noradas quizás a causa de la prefe-rencia histórica de los arqueólogospor los objetos materiales. La obse-sión por los artefactos portátiles yluego por las estructuras arquitectó-nicas significó que los arqueólogosse concentraran en la mitad menorde la información estratigráfica. Alrestar importancia a los aspectosde la interfaz, más de la mitad de laevidencia estratigráfica ha sido re-legada al olvido puesto que exis-ten más unidades interfaciales enun sitio que materiales. Esto es no-table en la periodización de los si-tios, en publicaciones donde losperíodos identificados son usual-mente los que se relacionan con losdepósitos (desuso) antes que conlos períodos de la interfaz (uso), oconstituyen una combinación deambos tipos diferentes de períodosestratigráficos.

Si las interfaces no son registra-das en diagramas como los dibu-jos de sección, no existen del todoy con su pérdida, la posibilidad de

El registro esencial de una interfazes la planta topográfica, en la cualesta es mostrada por curvas de ni-vel. Con el paradigma sostenido enla década de 1970 en la sección ar-queológica, se otorgó poco énfasisa esta área, o vista en planta de lainterfaz y, por consiguiente, muchosde los datos estratigráficos en variossitios del mundo se perdieron.

Ahora se comprende que algu-nas unidades estratigráficas sóloexisten como interfaces y no po-seen depósitos físicos, de los cua-les ellas constituyen la superficie.Tales atributos se definen comoúnicos porque en su creación des-truyeron la estratificación preexis-tente. Antes que adicionársele, su"superposición" es abstracta y agre-gan un evento puramente temporala la secuencia estratigráfica, en con-traposición con la masa física queañade el depósito del estrato o elmuro. Las líneas en los dibujos desección o las curvas de nivel en lasplantas son la vía única para definirlas interfaces del elemento, 1 talescomo ocurre en los fosos o las trin-

descifrar la secuencia estratigráficade un sitio desaparece. Esta era laverdadera esencia de la controver-sia que siguió a la publicación deArchaeology from the Earth de Wheeleren 1954, en la que el autor defendía laejecución de unos dibujos de seccióncon todas las interfaces representa-das. En contraposición a este se en-contraban aquellos arqueólogos queno interpretaban la interfaz regis-trándola con líneas gruesas. Susilustraciones impresionistas de laestratificación imposibilitaron, lue-go del hecho, añadir las interfacesy por tanto compilar la secuenciaestratigráfica.

1 Elemento interfacial: Unidad de estratificación resultante de la destrucción de la estratificación preexistente y no de la deposición de material. Haydos tipos de elementos interfaciales, los verticales, definidos normalmente como una unidad estratigráfica por derecho propio, que señalan accio-

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nes particulares como la excavación de una fosa, y conllevan la destrucción de parte de la estratificación preexistente. Los horizontales, asociados aestratos verticales, indican el nivel en que estos muestran signos de destrucción. Edward C. Harris (1991): Principios de Estratigrafía Arqueológica,Editorial Crítica, S. A., Barcelona, pp. 92 y 209.

Los depósitos se han percibidode una manera combinada en elregistro estratigráfico, donde a launidad de masa y su superficie lesfue otorgado el mismo númeropara la unidad y fueron tratadoscomo uno y el mismo. Esta prácti-ca es contraria a los principiosestratigráficos pues asocia las uni-dades de desuso de la Estratigrafíacon las de uso. Las de masa sonunidades de desuso, mientras quelas interfaces son unidades de uso.El agrupamiento de la unidad demasa y la unidad de la interfaz seha venido realizando dentro de laperiodización, donde las fases yperíodos de deposición física soncombinados con los períodos inter-faciales del uso de un sitio. La mayorparte de los informes reflejan el fra-caso de los arqueólogos en distinguiry separar estratigráficamente losdos tipos de períodos o fases encon-tradas en cada sitio arqueológico in-dividual.

Pudiera argüirse que ciertos tiposde depósitos son unidades de uso,como por ejemplo una zona de ara-do en un terreno, o el estrato de es-tiércol de un terreno de labranza.Aunque es cierto que un suelo comoese puede estar en uso durante unperíodo anterior a su formación (esdecir, a su forma estratigráfica pre-servada) esa actividad tiene quecesar para que este se conviertaen un depósito estratigráfico. Undepósito es algo creado por el des-uso de material sobre el cual seforma entonces una superficie. Sinuna superficie, el depósito no tiene

definición y no se encuentra es-tratificado y por esto carece de valoren los estudios estratigráficos. Laesencia de la estratificación es queun depósito se ha estratificado den-tro del desuso y una superficie quelo "cubre" (y lo define estratigrá-ficamente) es por tanto conformada.

Ese evento deposicional y susuperficie de uso se encuentranestratificados de forma absolutacuando un nuevo "depósito" en laevolución de un sitio descansa so-bre estos. Sólo cuando los mate-riales dejan de ser utilizados y seincorporan a la masa estratificada,se convierten en unidades de de-pósito en términos estratigráficos.El uso activo de un estrato puedeinferirse de la evidencia material,pero el uso de la mayor parte delos depósitos es proporcionar, alestar bajo el suelo, los cimientospara una superficie que será utili-zada por las personas en activida-des cotidianas. Esto es una realidadde los "depósitos" para estructurasen pie que brindan el material para lasuperficie, el cual puede resistir du-rante cientos e incluso miles de años.

La interfaz, considerada comola superficie de un depósito demasa, debe separarse del depósi-to en los métodos de registro. Estopudiera ser clasificado como unsubconjunto del depósito, de tal for-ma que el aspecto de la superficiedel depósito "Unidad 1" se convier-ta en la interfaz "Unidad 1.1". Comouna unidad de interfaz suele repre-sentar un período mucho más ex-tenso que el tiempo que tomó hacerdel depósito la superficie del cual estedefine, la unidad interfacial puedereutilizarse en períodos más tardíos.

Por lo tanto, en la medida en que eldepósito es cubierto sucesivamentepor otros posteriores, las áreas res-tantes de la superficie deben ser enu-meradas como subconjuntos de launidad original de la superficie.

Si la unidad de la superficie/in-terfaz 1.1. fue en parte cubierta portres unidades de depósito tardías, suárea en lo sucesivo más pequeñapuede recibir números como "Uni-dad 1.1.1", "Unidad 1.1.2", "Unidad1.1.3", y así en lo adelante. La Uni-dad 1.1 pudo haber estado en usodurante cientos de años, y su áreasobrante, la Unidad 1.1.3, duranteotros más, ya que es reutilizada comosuperficie en periodos tardíos. Enotras palabras, una parte de la su-perficie original, la interfaz Unidad1.1, estuvo en uso durante seis pe-ríodos más tardíos en el sitio (tresperíodos de depósito y tres períodosinterfaciales).

En situaciones excavatorias, porsupuesto, esta numeración se in-vertiría, de tal forma que el primeraspecto de una superficie sería 1.1,su extensión, 1.2 y el área total 1.3.El depósito sería la Unidad 1. Porconsiguiente, cualquier númeroque apareciera en los registroscomo subconjuntos; o sea, 1.3 se-ría comprendido de manera auto-mática como unidad de superficie/interfaz. Cualquier número com-pleto, la Unidad 5, por ejemplo, se-ría de inmediato entendido comouna unidad de depósito.

Esta numeración se corresponde-ría más con la realidad de la estratifi-cación. Ello sucede particularmentecon las estructuras en pie, puestoque sus superficies o unidadesinterfaciales no sólo presentan una

cheras de cimentación de una tapia.Sin estos registros las interfaces noexisten luego del acto de excavar.

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expansión horizontal en área, sinotambién una extensión vertical im-portante. Alzándonos a través dela estratificación que se acumulaalrededor de estas, las superficiesde las paredes son compartidas pormuchos períodos sucesivos en unsitio. Tan es así que aquellas partesde una superficie original que so-breviven hasta épocas más tardías,no estarán en superposición con losdepósitos que definen esas partesdisminuidas de dicha superficie,sino que los limitarán. Estos deben,por tanto, ser numerados comosubconjuntos de ella, con las que seencuentran en superposición abs-tracta. Como formas tardías de lasuperficie original, estas interfacesdeben ser colocadas en columnasestratigráficas de una Matrix Harris,o una secuencia estratigráfica:diagrama, como es propio del méto-do usual.

Un sistema como este para nu-merar y registrar depósitos seaplicaría, por igual, a todas las in-terfaces, incluyendo aquellas delelemento, como fosos que no ten-gan un depósito originario. La es-tratificación en pie contiene muchasinterfaces, tanto de depósitos comode tales elementos. Otros "depósi-tos", como capas de pintura, sonde tan poco grosor que calificancomo interfaces más que los depó-sitos de algún espesor.

La separación de las interfacesde algunos depósitos que estosdefinen como superficies no es unapropuesta tan radical como pudie-ra interpretarse. Desde que co-menzó la excavación estratigráficay fueron identificados y cataloga-dos los depósitos individuales connúmeros únicos, los arqueólogoshan separado superficies de depó-sitos de la manera en que respecti-

vamente se encuentran registradosy almacenados como información. Elacto de registro es cuestión de tradu-cir los datos de forma que un archivodel sitio pueda ser compilado y sepreserve la evidencia que destruyela excavación.

Cuando la traducción de las in-terfaces es adecuada, son registra-das parcialmente en los dibujos desección que documentan su dispo-sición, pero sólo en una longitudinalque atraviesa un sitio. Estas sonregistradas por completo al definirsu área de superficie y tomar las ele-vaciones del sitio dentro de este, re-flejadas por último en una planta denivel. Las interfaces de estructurasen pie pueden con frecuencia estarregistradas únicamente en plantas,como que las "secciones" a travésdel espesor de los muros pudieranno encontrarse disponibles. Lasinterfaces como la pintura, puedenser tan delgadas que una seccióntransversal no es posible observar-la a simple vista. En una situacióncomo esta, la estratificación puededefinirse bajo el microscopio y porsupuesto cada unidad debe enton-ces ser registrada como una enti-dad estratigráfica.

Los depósitos, por el contrario,pueden ser alguna vez registradosen parte y esto se logra mejor enlos dibujos de sección, los que a di-ferencia de las plantas, muestranla profundidad o el grosor del de-pósito. Dada su naturaleza comounidades de masa, ya sean conso-lidadas como las tapias, o sueloscompactos que pueden excavarse,los depósitos no logran nunca serregistrados en su totalidad, o en-contrarse preservados por estarcompuestos de cientos o miles deobjetos como sucede con los com-ponentes del suelo.

A diferencia de las interfaces,sólo los depósitos pueden ser exa-minados. Algunos objetos contenidosen la masa física son recuperados ensu totalidad, entre estos están lostiestos de cerámica o los huesos derestos alimenticios. Del suelo pue-den tomarse muestras, y una o dosbolsas guardarse para un análisisposterior. Por lo general el depósi-to no se pesa y por esta razón nose obtiene una medida de su masa.En consecuencia, por su naturale-za, una gran parte del depósito nose registra o traduce en datos al-macenados para su posterior usoen la reconstrucción de un sitiopues esto sería, en la práctica, unatarea imposible.

En el registro, el depósito se re-duce a un archivo que tiene pocarelación con el aspecto original delcontexto excavado. Las muestrasde material, ya sean del suelo o deartefactos individuales, son coloca-das en recipientes como bolsas ocajas, que no pretenden de ningu-na manera reflejar la forma, masao superficie original del depósito delcual fueron recuperadas. Tal escomo los arqueólogos han separa-do siempre los depósitos de lasinterfaces en la excavación y elproceso de almacenaje de datos,aún cuando desechen la evidenciade la interfaz en ausencia de unregistro adecuado.

El depósito en almacenaje sim-bólicamente se convierte en uncontenedor que constituyó su rea-lidad en su existencia estratigráfica.La interfaz es separada del conte-nedor y registrada de forma indivi-dual como una superficie, siendoesta su realidad estratigráfica. Laimportancia estratigráfica de estatransferencia de la información ar-queológica, desde que fue inven-

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tada la excavación estratigráfica hasido desatendida. En lo que concier-ne a la estratigrafía en pie, los de-pósitos en general permanecen enalmacén tal y como fueron cons-truidos haciendo de esta estratifi-cación, una vez más, una categoríaaparte de los estratos de suelo noconsolidado.

Al dibujar las plantas de las in-terfaces y colocar las muestras delos depósitos dentro de los conte-nedores, los arqueólogos siemprehan reconocido tácitamente que lasinterfaces eran entidades separa-das de los depósitos. Los depósi-tos son las latas de desperdicios dela estratigrafía y todo lo que estascontenían ha sido desechado o ubi-cado en una condición de desuso.Las superficies en las cuales losrestos que contenían el depósitoestuvieron una vez en uso se en-contrarán fuera de este espacio yson por definición más tempranasque la fecha del depósito en sí. Lainterfaz o la superficie constituidapor el nuevo depósito toma vidapropia y se distingue de inmediatodel mismo como una entidadcronológica. Las interfaces puedenser registradas e interpretadas comoun todo en las plantas atendiendo asu límite en el área y sus contornosen cuanto a elevación. Los depósi-tos son destruidos y sólo registra-dos parcialmente en los dibujos desección, ninguna traducción pue-de reflejar en su totalidad su masafísica original.

Los depósitos definen las in-terfaces de un sitio, pero luego dela labor de excavación, son losdatos de la interfaz los que defi-nen el volumen y forma de los de-pósitos. Esto es así, al asumirse quelas interfaces fueron registradasapropiadamente en plantas de es-

trato simple y su posición en la se-cuencia estratigráfica estar defini-da en un diagrama de la Matrixharrisiana. Sin estos registros de lasinterfaces, la secuencia estratigráficade un sitio no puede ser compiladacomo han descubierto los arqueó-logos que intentan reproducir los ar-chivos de antiguas excavaciones.

Algunos arqueólogos puedenconfundir una carencia de estrati-ficación discernible con una convic-ción de que el método estratigráficono es práctico ni efectivo en un si-tio particular. Esto quiere decir tras-tocar métodos de excavación conmétodos de registro y la naturale-za de la estratificación misma. Losdepósitos de algún grosor que noexhiben ninguna estratificacióndistinguible, o sea, una uniformidadde la superficie, se cree refuten losmétodos estratigráficos y son ex-cavados en unidades arbitrarias. Porotros métodos diversos, como lalocalización gráfica de la disposi-ción de artefactos identificables, losarqueólogos procuran identificarlas superficies en estos depósitosamorfos. Esto es casi una tarea irrea-lizable, puesto que es improbable quese encuentre alguna vez la suficien-te evidencia de esta superficie comopara discutir la subdivisión del de-pósito amorfo en unidades estrati-gráficas separadas.

La identificación de las unidadesestratigráficas depende de la inspec-ción visual y el aislamiento geográfi-co de los depósitos y las interfaces.Cuando menos, un sitio tendrá dosunidades, un depósito y una interfaz.Habiéndose identificado y registra-do la superficie de un gran depósi-to amorfo, puede importar poco sise excava por bloques arbitrariosde un grosor dado o por un trabajocontinuo con la cuchareta, quizás

en sí misma una excavación arbi-traria. Es probable que dentro deun depósito se excave sólo por al-gún método arbitrario u otro, de-pendiendo de las dimensiones dela hoja de la cuchareta o de algu-nos otros factores.

La esencia de la excavación es-tratigráfica consiste en que cualquierremoción de un depósito se detie-ne cuando los cambios de suelodiscernibles indican una nueva su-perficie. Si el lecho rocoso pruebaser esa diferencia, entonces el sitiopuede demostrar que posee nomás que tres fases: la superficie delsuelo estéril, el propio depósito ar-queológico y la superficie de esedepósito. Ningún volumen de estu-dio del interior de un depósito cam-biará la secuencia estratigráfica,aunque pueda sugerirse sobre unabase artefactual que el depósito seacumuló por espacio de muchosaños. La estratificación se tiene encuenta durante una excavación, nocomo pudiera sugerirse que suce-de, luego de la labor excavatoria;efectuar esto último significa inven-tar una secuencia estratigráficaque asimile la evidencia que noaparece en el terreno. Hacerlo im-plica destruir el patrón íntegro decomprobación constituido por lasecuencia estratigráfica del sitio,como se muestra en el diagramade la Matrix Harris.

Esto se debe al hecho fundamen-tal de que la secuencia estratigráficade un sitio no refleja los cambiosdentro de un depósito, sino másbien el registro de las superficiesde la estratificación que pudieraestar de manera visual determina-do en el momento de la excavación.La compilación de la secuencia sebasa en la identificación de las in-terfaces, al haber muchas de ellas

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que representen unidades indepen-dientes de algún depósito. Funda-mentado en el análisis parcializadode ciertas tipologías artefactuales,el arqueólogo puede sólo sugerirque un depósito amorfo pudo ha-berse erigido durante un períodode tiempo y que poseía superficiesque eran observables en el suelo.

Sin embargo, no es posible obte-ner suficiente información para crearargumentos convincentes para es-tas superficies porque al concluir eldía, estas no fueron observadas yregistradas como interfaces en elterreno, por no existir depósitosdistinguibles. Aun cuando hubieransido identificadas más tarde, el úni-co resultado sería la producción desuperficies con las mismas carac-terísticas de área (o menos) que eldepósito identificado dentro delcual fueron "halladas" en análisispostexcavatorios. El valor de la se-cuencia estratigráfica estriba en queconstituye un registro imparcial delpasado: nadie se dispuso a crear laestratificación. La reorganizaciónde superficies que encierran unsentido basado en la disposición delos artefactos es una operación ar-tificial y parcial de poco valor paralos estudios estratigráficos.

Tales superficies reconstituidas, silogran ser identificadas, no puedenalterar la secuencia estratigráficadeterminada durante la excavación,porque esta práctica socavaría loscimientos estratigráficos del métodoarqueológico. La estratificación es,en primer lugar y ante todo, un es-tudio de las interfaces definidas pordepósitos diferenciables y debe inter-pretarse sin una referencia a losartefactos en un principio. Las in-terfaces, no los artefactos, son losdeterminantes de las secuenciasestratigráficas. Que esto se cum-

ple muy bien para las estructurasen pie debe ser evidente, pues seencuentran pocos artefactos en laestratificación en pie, en cambio síaparece una gran cantidad de su-perficies.

La estratificación en pie constitu-ye un problema analítico de primerorden a propósito de las interfaces,que es el motivo por el cual estoselementos han sido tan abordados.Sin la aplicación de los métodosinterfaciales establecidos de laMatrix Harris y el uso del registrode la planta de estrato simple, laestratificación en pie sería difícil deinterpretar. Como esta estratifica-ción es tanto horizontal como verti-cal en extensión, no se ajusta bien alas aplicaciones estándares de lasleyes de la estratigrafía arqueológi-ca de la década de 1960 y se requirie-ron axiomas adicionales.

Las leyes estratigráficas y la estrati-ficación

Los arqueólogos fundamenta-ron su trabajo estratigráfico inicia-do en la Ley de Superposición, unteorema que se tomó de la Geolo-gía sin revisión. La esencia de estaley es la presunción de que si undepósito descansa por debajo deotro, el depósito inferior es mástemprano. Con el interés primeroen los aspectos materiales de la es-tratificación tanto en la Geologíacomo en la Arqueología, esta leyesencial se refirió casi siempre sóloa los depósitos. La misma suponeque las interfaces eran parte y por-ción de los depósitos bajo ellas. Asíque las características del depósi-to las conservaban las interfacesde la superficie. La ley parece cum-plirse en situaciones donde la de-posición tiene lugar directamente

desde arriba. No es acertada en elcaso de los depósitos intrusivos ointerfaces que pueden encontrar-se posicionadas bajo estratos queson más antiguos o más recientes.Esto es frecuente que ocurra conla estratificación en pie.

La Ley de Superposición se re-fiere a la disposición de la masa fí-sica de los depósitos. Por lo generalsólo se aplica en circunstancias enque los mismos se apoyan uno en-cima del otro, sin alteración poste-rior alguna. Se silencia en el tema dela interfaz, en el caso de las interfacesque no tienen ningún depósito aso-ciado, y pueden ser más tardías (nomás tempranas) que los sedimen-tos que se encuentran por encimade estas. En esencia, la Ley de Su-perposición no es absoluta en símisma pues la disposición en ca-pas físicas superpuestas de la es-tratificación no es necesariamentela propia secuencia estratigráfica,sobre todo cuando aparecen lasinterfaces del elemento. Es por esoque las secciones que reflejan unasecuencia física no constituyen siem-pre reflejos directos de una secuen-cia estratigráfica.

En la estratificación de estructu-ras en pie esta situación es a menu-do aplicable, pues los "depósitos" mástardíos, tales como el cierre de unvano de puerta, son encontradosbajo "depósitos" más tempranos deun muro, creando confusión con elaxioma sobre superposición. Debi-do a la necesidad de ampliar la Leyde Superposición, de manera quela secuencia estratigráfica pudieradeterminarse, la Ley de la SucesiónEstratigráfica sería propuesta en1979. (Harris, 1979.) La Ley de laConsolidación Original propuestapor Harvey sucedió a esta en 1997y específicamente trata los proble-

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Luego del advenimiento de laMatrix Harris, algunos arqueólogoscomenzaron a observar y registrar

desde su posición entre la más pro-funda (o más temprana) de lasunidades que la cubren y la másalta (o más tardía) de todas las uni-dades que yacen por debajo de esta,teniendo contacto físico con ambas,y siendo redundante cualquier otrarelación de superposición".

La posición en la secuencia es-tratigráfica es determinada entoncescon la indagación de la extensión to-tal de la interfaz, asociada con undepósito o de un depósito menos lainterfaz del elemento. Este méto-do se fundamenta en el estudio delas interfaces, que reciben un pesototal como unidades estratigráficas,y si pese a esto ellas tuvieran unamasa de estrechez infinitesimal. Uti-lizada con la Ley de Superposición yla Ley de Consolidación Original, laLey de Sucesión Estratigráfica per-mite construir una Matrix Harris paracualquier situación estratigráfica, es-pecialmente aquellas que se relacio-nan con las estructuras en pie.

Estructuras en pie y su estratificación

Una unidad estratigráfica en pie,como lo es un muro, tiene una su-perficie diferente de la del depósi-to normal del suelo. Su interfaz esmás complicada y debe ser estu-diada con mayor atención que laconferida a las superficies de de-pósitos ordinarios. Este último sólotiene una superficie la cual definesus límites superiores. Un muro,por el contrario, puede tener unasuperficie que es multifacetada, conuna interfaz conectada que se en-cuentra tanto en el interior comoen el exterior de la pared y puedeademás atravesar el grosor de lamisma en los vanos de ventanas ypuertas. Una interfaz como estapuede correr en sus inicios a todo

mas interpretativos de la estratifi-cación en pie. (Harvey, 1997: 11.) Supropuesta expresa que "los ele-mentos arquitectónicos se formancon un aspecto o forma deliberadasin prestar atención a una cuencade deposición preexistente". Segúnla observación de Harvey, esta leyasume que "no son los contornos delos estratos circundantes los que con-forman la estructura [estratigráfica]arquitectónica, como es el caso dela estratigrafía del suelo, sino másbien las intenciones de la personao las personas responsables de lacreación de la estructura". (Harvey,1997: 11.)

Esta ley propuesta se relacionacon la "cuenca de deposición" pre-existente que un muro y otras uni-dades en pie adoptan estructuraly geográficamente. Es en la es-tratigrafía antrópica en pie, el co-rolario de la geológica Ley de Con-tinuidad Original, donde se hacereferencia a los depósitos rocososdesprendidos que reposan en elsuelo por la acción de las fuerzasde la naturaleza, especialmente lagravedad. La estratificación en pieen contextos arqueológicos, comolas tapias, desafía la gravedad porla solidificación (y formación) de lasunidades estratigráficas durante laconstrucción.

La estratificación en pie, másque cualquier otro tipo de estratifi-cación arqueológica, demanda quelas interpretaciones se apoyen enel análisis de la interfaz. La Ley dela Sucesión Estratigráfica, a dife-rencia de la Ley de Superposición,se establece en la observación deelementos interfaciales en la estra-tificación. Esta enuncia que "unaunidad de estratificación arqueoló-gica ocupa su lugar exacto en la se-cuencia estratigráfica de un sitio

lo largo de la casa si fue construidaal mismo tiempo.

La atención a conceder a lassuperficies de los muros desde unaperspectiva estratigráfica, más quearquitectónica, ha estado ausentedurante los últimos tiempos. Enmuchas excavaciones los interio-res de la construcción de una ta-pia, vistos desde arriba y expuestosa la destrucción de la parte supe-rior de la pared, fueron registradosusualmente como la propia pared.Sin embargo, una planta comoesta debe registrar sólo la unidadinterfacial de destrucción, en lacual los componentes constructi-vos del muro son por completoirrelevantes. Las interfaces verdade-ras de la pared con frecuencia que-daron sin registrar, o en el caso deque hayan sido dibujadas, la eje-cución fue realizada con un énfasisarquitectónico más que estratigrá-fico. En dibujos arquitectónicos lasinterfaces y unidades estratigráficasno se identifican con regularidad.

Por lo general la interfaz originalde una pared se tornará algo compli-cada mientras más sobreviva comoun elemento en pie. A esta la cubri-rán quizás muchos estratos de pin-tura que pueden estar sólo ensuperposición con una parte de lasuperficie original, y puede alterarseirrevocablemente con el curso deltiempo. Nuevos vanos de puertas,ventanas y fogonaduras, entre otros,son adicionados como unidadesestratigráficas por la destrucción deuna parte de su superficie original.Esta actividad puede continuar du-rante cientos de años, aunque confrecuencia es ignorada como par-te de la secuencia estratigráfica.

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Conclusión

El valor del estudio de Harveyes que este fue abordado desde elenfoque de la interfaz, el cual daimportancia plena a las interfacesdel elemento donde el muro fuecercenado parcialmente antes deser reconstruido, o cuando se adi-cionan puertas y ventanas. Por últi-mo, la "secuencia de la edificación"estará vinculada al "terreno" o la "se-cuencia excavada", dada una se-cuencia estratigráfica completa parael sitio en su totalidad.

El análisis de la estratificación enpie en el contexto arqueológico es

diferente a cualquier tipo de estra-tificación producida por factoresnaturales. Es sólo por esa razón,independientemente de la ex-traordinaria complejidad que tie-ne lugar en la estratificación enpie, que los arqueólogos tienenque formular nuevos procedimien-tos y métodos para registrar einterpretar estos fenómenos ar-queológicos. El trabajo de Davies,Simmons, Harvey y otros, que hansurgido de la metodología de laMatrix Harris, indican el sendero fu-turo en los estudios estratigráficosde las estructuras en pie en con-textos arqueológicos.

Harris, Edward C. (1979): "The Laws ofArchaeological Stratigraphy", en WorldArchaeology (11) [s. n.], Inglaterra.

——————— (1989): Principles ofArchaeological Stratigraphy, AcademicPress, Londres.

——————— (1991): Principios deEstratigrafía Arqueológica, Editorial CríticaS. A., Barcelona, pp. 92 y 209.

——————— (1999): "Stratygrafiastruktur stojacych", en ZbigniewaKobylinskiego, edit. por Metodyka badanarcheologiczno - architektonicznych,Varsovia.

———————, M. Brown y G. Brown(1993): Practices of ArchaeologicalStratigraphy, Academic Press, Londres.

Harvey, Heather. (1997): "Structures asStratified Remains. An ‘Excavation’ of theStructures of the King’s Castle, Bermuda",en Bermuda Journal of Archaeology andMaritime History (9) [s. n.], Bermudas.

Wheeler, R. E. M. (1954): Archaeologyfrom the Earth, Oxford University Press,Oxford.

las estructuras en pie como fenó-menos estratigráficos. Martin Daviespropuso varios métodos de análisispara estas estructuras y Simmons pu-blicó un artículo sobre el desmem-bramiento estratigráfico de una casacompleta, su remoción y la excava-ción del subsuelo, lo cual produjo enconsecuencia una "matrix total delsitio". (Harris, Brown y Brown, 1993.)

Un análisis estratigráfico biendetallado de una edificación en piefue acometido en 1995-1997 porHeather Harvey (1997). En este im-portante trabajo, Harvey "excavó"la estratificación en pie de King´sCastle (Castillo del Rey) en Bermuda.Todas las elevaciones de la estruc-tura edificada fueron representa-das como plantas compuestas (osea, interfaces del periodo más tar-dío del sitio, como aparece en 1995),que fueron divididas luego en el ar-tículo en depósitos e interfaces. Es-tas unidades estratigráficas fueronnumeradas y luego del análisis se lescolocó en un diagrama de secuenciaestratigráfica. Acerca del anterior de-bate, las superficies de los muros fue-ron consideradas como una y lamisma, así que la tapia y su superfi-cie tienen el mismo número.

Remontándonos en el tiempo,tal práctica combina las unidadesestratigráficas de uso y desuso, queahora recibirían numeración indivi-dual. Los muros tienen también su-perficies adicionales tardías, como lapintura, las que deben también nu-merarse por separado. Por ende, lassecuencias de Harvey serían máscomplejas y elaboradas, pero en esacircunstancia es muy improbableque la secuencia estratigráfica prin-cipal se modifique, sino que más biense incrementará con unidades adi-cionales por encima de las unidadesprimarias de la superficie.

BIBLIOGRAFÍA

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La Arqueología Históricaen una perspectiva mundial

Resumen

El artículo trata sobre la Arqueología Históricacomo disciplina de carácter mundial. Despuésde estudiar la definición del término sonabordados sus principales valores, enparticular aquellos que han suscitadodiscusiones en los últimos años. El autorresalta asimismoel carácter políticoy académico de la Arqueología Histórica.

Abstract

An examination of historical archaeology asan international discipline. After a detaileddefinition of the term, the study concentratesupon its central issues, particularly thosewhich have arisen during recent years, andthe political and historical functions ofhistorical archaeology.

Por: Pedro Paulo A. FunariTraducción: Lourdes S. Domínguez González

Con gran satisfacción participéen el seminario sobre la Arqueolo-gía de sitios históricos, "Reflexionesteóricas y prácticas arqueológicas ensitios históricos: tópicos para unarelectura", dentro del contexto deuna reunión de la Sociedad Arqueo-lógica Brasileña (SAB), y con ma-yor alegría me dirijo al públicocubano que lee el presente textoen español. En esta ocasión, nues-tra relectura partirá de reflexionesexpresadas hace algún tiempo enforums, tanto en Brasil como en elexterior, y aparecieron en el volu-men coeditado por Martín Hall ySian Jones, Historical Archaeology,Back from the Edge. En parte, nues-tras consideraciones retoman cues-tiones discutidas en el capítulo"Introducción: Arqueología dentrode la historia", escrito hace seisaños por Jones y Hall, pero tam-bién incorpora aspectos que hetratado en otras publicaciones, re-señadas al final de este trabajo. Estereencuentro con parte de mi obraes portador de la experiencia com-partida, no sólo con colegas, sinoademás de una gran cantidad de es-tudiosos que se hacen preguntasacerca de la Arqueología Histórica.

La arqueología de las socieda-des con escritura tiene una grantradición como disciplina, en parti-cular en el estudio de las grandes

civilizaciones fundadas en el así lla-mado Occidente y que se conocencomo Arqueología Clásica, Bíblica,Egipcia y Medio Oriental. Con todo,el término Arqueología Histórica deigual manera ha sido usado, en parti-cular en América del Norte, para re-ferirse al estudio del período históricoespecífico, o moderno en general enlas Américas (en el sentido anglo-sajón, del siglo XV en adelante). Esteconcepto, como tal en su definición,no es usado en Europa ni en Asia,ya que se entienden por históricasdiversas denominaciones arqueoló-gicas como la Clásica y la Egipcia,para mencionar apenas dos de ellas.

La Arqueología Histórica, comoun estudio de sociedades con es-critura incorpora, asimismo, tantola disciplina homónima norteame-ricana, como otras que tratan delas sociedades con documentosescritos. Se ha querido demostrarcon esta expresión que la Arqueo-logía es una simple servidora oauxiliar de la documentación escri-ta o de la Ciencia Histórica, pues lacultura material no podría comple-mentar los informes textuales,como formadora de información ode otra forma menos disponible, yasí mismo se confronta con distintasfuentes escritas. En las últimas déca-das, preocupados con el análisis delas sociedades, los arqueólogos his-

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tóricos tienen cada vez más fo-calizada su atención en los mecanis-mos de dominación y resistencia, enparticular, en las características delcapitalismo.

La Arqueología Histórica se ligade forma umbilical con las nocionesde identidad, tratándose de socieda-des, de una manera u otra, relacio-nadas con el arqueólogo. En Europa,la Arqueología está enfocada comoun estudio de nuestrapropia civilización, en-tendiéndose las gran-des civilizaciones queformarían el legado oc-cidental, que van desdelas anteriores a la escri-tura, pero asumidas es-tas como históricas porser portadoras de unanarrativa de fuentes es-critas, como es el caso,por ejemplo, de la Ar-queología de los Celtas(Hallstadt o La Tene).En Estados Unidos, ladisyuntiva de la prehis-toria es una manerade estar ligada la Ar-queología a la Historia como socie-dad americana a expensas de losindígenas, tomados como "lo otroo el salvaje" contrapuesto a "la ci-vilización", como resaltaba ThomasPatterson.

La disyuntiva entre los términosletrado e iletrado, mito e historia,primitivo y civilizado, han sido criti-cados de forma creciente por se-parar elementos discursivos inter-ligados, como forma de evitar, porejemplo, que sitios indígenas nosean objeto de la Arqueología His-tórica aunque sean contemporá-neos a aquellos europeos. Otradicotomía criticada ha sido la quedivide el mundo moderno, domina-

do por el capitalismo, de los perío-dos anteriores. En primer lugar por-que gran parte de las estructurasmentales y materiales modernas sederivan o se mantienen, aunque deforma alterada, con caracteres deotras épocas o civilizaciones. El capi-talismo moderno se fundamenta enel feudalismo, asimismo es el térmi-no contrastante de las estructurassociales modernas que se constru-

yen a partir de contextos medieva-les o antiguos, tanto derivados delllamado Occidente como del Orien-te. En segundo lugar, hay ligamen-tos genéticos entre realidadesmodernas y otras, sobre todo encomparaciones entre situacionesdonde pueden formarse elementosulteriores para el conocimiento, tan-to de la cultura material antigua,como moderna, en Oriente o en Oc-cidente, de cualquier manera crea-ciones discursivas, no realidadesefectivamente opuestas, como alertóSaid.

En este contexto, se propugnaque la Arqueología Histórica abar-ca el estudio del mundo moderno

dentro de todas las sociedades conescritura; sería el caso de mante-nerla como una rama definida, iden-tificando sus particularidades antela Arqueología prehistórica y sepa-rada de esta. Aunque la Arqueolo-gía como disciplina sea la mismapara períodos con o sin escritura,hay algunas especificidades de laArqueología Histórica, en la me-dida que trata de sociedades que

producen documentosescritos, donde su pre-sencia determina, enmuchos aspectos, lascaracterísticas propiasde las sociedades y laArqueología Históricarefleja estas peculiari-dades. En términos delestudio de la culturamaterial y su contexto,en sus aspectos másamplios se deben reco-nocer las diferenciasmetodológicas del aná-lisis de las sociedadescon escritura y con do-cumentos, examinandolos papeles históricos y

singulares que los escritos aportana la comunicación, representandoasí la propia construcción discursivade la disciplina arqueológica. La pre-sencia de documentos caracteriza ydefine las sociedades en las que seutilizan diferentes sistemas de es-critura.

Ahora y tal vez como lo másimportante, tenemos que la Histo-ria como narrativa escrita sobre elpasado, la Historie de los alemanes,o género literario histórico, asícomo las corrientes historiográficas,forman cuadros discursivos sobreel pasado y conforman de una uotra manera la propia definición delcontexto histórico usado por el ar-

Excavaciones arqueológicas en la Iglesia de San Francisco de Paula, La Habana Vieja, Cuba

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queólogo en el estudio de las so-ciedades. Con elementos como laArqueología romana o colonial seasumen periodizaciones y defini-ciones derivadas de la tradiciónhistoriográfica y sólo en ese con-texto adquieren sentido. Mas laArqueología puedetrascender los cua-dros estrictos de lahistoriografía asen-tada en las fuentesescritas, cuya pers-pectiva de clase cons-tituye su particularesencia, y la culturamaterial puede tra-tar de temas sim-plemente ausentes oignorados por la do-cumentación, comoen el caso de las gran-des mayorías, en lavida rural y en lo co-tidiano.

El discurso verbal yel artefactual se entrecruzan de dife-rentes modos, en las sociedades his-tóricas y por el desenvolvimientode técnicas para tratar de tenerinterrelaciones permanentes, loque es una cuestión fundamentalde la disciplina arqueológica.

Entre las cuestiones contemporá-neas más recurrentes en esta dis-ciplina deben mencionarse los estu-dios sobre relaciones de poder, ex-presiones de la comunicación y laresistencia; y sobre las desigualda-des de los colonizadores y coloni-zados, temas todos abordados enla última década. El estudio de lacultura material histórica permite,de igual modo, conocer las tensio-nes y las variadas situaciones socia-les vi- venciadas. De forma creciente,se constata una insatisfacción enlos modelos normativos de cultu-

ra, cuyos presupuestos de homo-geneidad social no parecen encon-trar respaldo en los mismos estudiosde cultura material ni en la teoría so-cial contemporánea. Este contextodel capitalismo no consigue unifor-mar la cultura material y las men-

tes, más ciertos derivados de la no-ción de "aculturación" que han sidopuestos en duda por la homogenei-dad que esto implica. La europei-zación primero y más tarde laamericanización del mundo, for-mas también de globalización, ex-ponen un concierto normativo yhomogenizador y por eso pasarána ser vistas únicamente como unlado de la medalla, pues la diversi-dad social no se conforma con susdictámenes. Por fortuna pasan aser cuestionadas como conceptosmodernos, derivados del imperia-lismo, aplicados a las sociedades delpasado asimiladas discursivamentedel Occidente, como es el caso de la"romanización"o de la "heleniza-zación". La crítica del concepto"globalización" permite increpar losconceptos arqueológicos análogos

de "aculturación", pues no hay mo-dos de vida superiores a otros, losromanos dominaban el mundo, perono por eso los pueblos adoptabanpasivamente la cultura material ro-mana (como tampoco todos adopta-mos la cultura material de EUA).

De forma cada vezmás acentuada, portanto, ese término es-tudia lo propio del ale-gato de la disciplinay de la formación deconceptos modernosque se moldean demanera invisible, delas reflexiones posi-bles se multiplicanlos estudios sobre lainvención de cuadrosinterpretativos conénfasis en la historiade la Arqueología,como procedimientoheurístico indispen-sable para la crítica

de las prácticas discursivas dentrodel interior de la disciplina. Un ejem-plo merecería ser citado, por pa-radigmático: la Arqueología deMesopotamia, también conocidacomo Asirología, o el Oriente sur-gido como invención contrapuestadel Occidente, funda una Arqueolo-gía en busca de una "civilización" pa-sada como una cosa para griegos,romanos o al final, para modernosimperialistas. El carácter imperia-lista, militar, de esa Arqueologíale imprime fisuras que para ser res-tauradas exigen una exégesis dela propia ciencia. De esa forma ypor idénticos motivos las arqueolo-gías históricas sólo adquieren plenosentido a partir de esa línea históricacomo método.

Al inicio de esta presentación,resaltaba que se trataba de colo-

Ciudad colonial de Ouro Preto, Brasil

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car a la Arqueología Histórica enun contexto mundial y este es elúltimo y esencial aspecto a descu-brir. Por mucho tiempo, las tradi-ciones disciplinarias llevan alaumento de las arqueologías his-tóricas y ese ensimismamiento enmucho contribuyó a las dificultadesenfrentadas por los estudiosos, enparticular en los contextos periféricoscomo en América Latina, pero ahorano es así. La Arqueología Bíblica, porejemplo, un proyecto tan claramen-te ideológico, tan comprometidocon el ideario conservador religio-so, se mantiene como un campocientífico, en gran parte, debido asu aislamiento del resto de la Ar-

queología. En los últimos años, casitodos los contactos entre los estu-diosos de diferentes países y hori-zontes culturales mostraron laimportancia del diálogo como unaciencia mundial, con otros puntosde vista y diversidades. Una Ar-queología mundial significa unavariedad de especificidades suje-tas a confrontación. La introducciónde agentes sociales, como las mu-jeres o los grupos étnicos y socia-les de diferentes ideologías, lleva ala heterogeneidad que está bienpresente y conduce a buscar a esamisma diversidad del pasado. Enúltima instancia, el mayor y mejormensaje de las investigaciones en

Funari, Pedro Paulo (1993): "MemoriaHistórica e Cultura material", enRevista Brasileira de Historia, nos. 13, 25, 26,sep. 92 / ago. 93, Brasil.

———— (1994): "La cultura material y laArqueología en el estudio de la cultura africanaen las Américas", en revista América Negra,no. 8, Bogotá.

———— (1994): "South American HistoricalArchaeology", en revista Historical Archaeologyin Latin America, no. 3, South Carolina, EUA.

término mundial, sea tal vez que laArqueología Histórica es pues plu-ralidad y consecuente convivenciade variedades, por eso la diversidadconstituirá un aspecto central de ladisciplina, en un mundo también ca-racterizado por las diferencias.

Agradecimientos

A Lourdes Domínguez por latraducción del texto y por la coope-ración científica durante su estan-cia en Brasil, como investigadorainvitada por la Fundación de Am-paro a Pesquisas del Estado de SãoPaulo (FAPESP), en los meses deagosto y septiembre de 2002.

———— (1996): "A cultura material dePalmares: o estudo das relaçoes sociais de unquilombo pela Arqueología", en revista Ideas,no. 27, Fundação para o Desenvolvimento daEducação (FDE), São Paulo, Brasil.

———— (1996): "Historical Archaeology inBrazil, Uruguay and Argentina", en WorldArchaeological Bulletin, no. 7, Londres.

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———— (1998): Cultura Material eArqueología Histórica, Instituto de Filosofía eCiencias Humanas, Coleçao Ideias, no.1,Campinas, Brasil.

———— (1999): Historical Archaeology, Backfrom the Edge, Martin Hall y Sian Joneseditores, Routledge, Londres.

———— (2000): "Archaeology, Education andBrazilian identity", en revista Antiquity, no. 74,Londres.

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BIBLIOGRAFÍA

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Breve arqueología de las principalescorrientes de interpretación mitológica

Resumen

Para el manejo intelectual de perspectivasteórico-metodológicas en el estudio del mito,se realiza este trabajo. Es por ello que elpropósito didáctico parte de un recorrido porlas más influyentes corrientes deinterpretación mitológica, donde se intenta labúsqueda para cualquier posicionamientometodológico.

Abstract

An academic discussion of theoretical andmethodological perspectives related to thestudy of myth, demonstrating the importanceof an examination of the more influentialinterpretational trends prior to the adoption ofany one methodological position.

Por: Iosvany Hernández Mora y Micelys Torres Sánchez

No se pretende desarrollar elmétodo arqueológico (Álvarez yFoucault 1985: 82-103) en virtud deexplorar en profundidad la posibili-dad teórica contenida en estas co-rrientes. En cualquier sentido, lavoz que tomen, está unida al em-peño de realizar un resumen par-cial y crítico acerca de las principalestendencias presentes en el análisisdel mito.*1

Los efectos acumulativos de lacultura en la historia humana des-de las primeras formas de vidahasta el presente, dependen direc-tamente del origen y evolución dellenguaje (Hoijer, 1997); en conse-cuencia, el mito vinculado a estemuestra una antigüedad que sepierde en sus orígenes. Su surgi-miento y desarrollo se vincula conla transformación cada vez máscompleja de la estructura social,donde se valoriza su razón de ser,al adquirir diversas funciones comorelato histórico, lo que permite unacercamiento al conocimiento dela filosofía y la cosmogonía de unpueblo. En este sentido el mito cons-tituye un elemento apreciablemen-te revelador de la cultura.

En la actualidad, persiste toda-vía la preocupación por el discerni-miento objetivo de la esencia

mítica en y para las culturas origi-narias, de las cuales apenas se con-serva su mitología trasconcebidaen el movimiento dinámicamenteconstante de la cultura. A pesar delos explicativos avances produci-dos en el estudio del mito, no se halogrado aún que este deje de serlodesde el punto de vista cognitivo parala Arqueología que estudia socieda-des ágrafas desaparecidas (Binford,1988), (Renfrew, Bahn, 1993). Elvínculo con otras disciplinas pudie-ra ofrecer resultados más comple-tos con el uso de los principios de laAntropología Sociocultural; por loque primeramente el conocimien-to y análisis interno de las corrien-tes de interpretación mitológicaserán imprescindibles para elposicionamiento ontológico y epis-temológico con respecto al mito.Esto es debido a que no se encuen-tran teorías incuestionables que per-mitan un enfoque proposicional alrespecto, sino más bien un conjuntode tales teorías, con valores y des-aciertos, al tener en cuenta unade sus características fundamen-tales, según plantea Levi Strauss(2002), de ser "unidad móvil" quesólo se cierra por la extinción físi-ca y moral de la población que loconformó.

*En este artículo, por su extensión, las notas aparecen al final del texto. (N. del E.)

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Gabinete de Arqueología / 93

Desarrollo

Kurt Hübner en La verdad del mito(1996), hace un profundo análisiscon respecto a la visión mítica delmundo. Parte de establecer una ri-gurosa comparación con la búsque-da científica y para ello, comienzaexponiendo las diferentes corrien-tes que considera han existido enla comprensión del mito a lo largode la historia; ellas nos van a servirpara organizar y examinar las dife-rentes posiciones relacionadas conél. Al abordar la problemática, encon-tramos tendencias interpretativasque no trataremos aquí, como son: laalegórica-evemerista con sus oríge-nes en la antigüedad 2 la simbólicay romántica en los inicios del si-glo XX, 3 la numinosa con su pers-pectiva idealista 4 y la interpretacióndel mito como poesía en el siglo XX. 5

En la segunda mitad del siglo XIX

el mito adquiere valor como "for-ma de existencia", que incluye latotalidad de la práctica de la vida ycondiciona los pilares de las comuni-dades humanas; donde la realidadestá determinada por un contexto dereglas de comportamiento, de la na-turaleza y del comercio. El ritual esconcebido como prototipo de esas re-glas, en un mundo determinado pormitos; estas son las bases de la inter-pretación ritualista sociológica, cuyosrepresentantes son: W. R. Smith, J. G.Frazer, E. Harrison, G. Murray, B.Malinowski, E. Durkheim y M. Mauss.

De acuerdo con esta posición, elmito se desarrolla a partir de ritosmágicos para luego fundirse mitoy rito en una sola cosa. Estos ritostenían significación totémica, basa-da en el hecho de que todo está ani-mado y que entre ciertos animales ytribus se establecen lazos de san-gre. Tal corriente plantea, que los

ritos antiguos se mantuvieron aun-que sufrieron una transformaciónde su sentido y que desde elanimismo mágico surge el mito, demodo que las prácticas sagradaspermanecen inalterables y sólocambian sus significaciones. En elcaso de Smith, existe una depen-dencia del mito en relación con elrito; otros representantes comoMurria ven esta relación más recí-proca o hasta de identidad. ParaFrazer, con el paso del tiempo lamagia va perdiendo sentido hastaquedar desplazada lentamente porla religión y puntualiza que el magorenuncia a intentar influir directa-mente sobre la naturaleza en biendel hombre, para tratar de obtenerel mismo fin indirectamente, porla apelación a los dioses. (Frazer,1972.)

El etnógrafo B. Malinowski, ad-mirador y seguidor de las teoríasde Frazer, en su ensayo El mito enla psicología primitiva (1982), realizaun profundo análisis del papel delmito en la vida, sobre la experienciade un estudio antropológico en elnoroeste de Melanesia. Se basa enlas tradiciones y conducta de los na-tivos para así mostrar el papel delmito en el control de la conductamoral y social de estos pueblos.Malinowski parte de que este es unafuerza cultural de gran importan-cia para esas comunidades y nouna fantasía; que constituye unarealidad primordial que se narra parasatisfacer necesidades religiosas, conla función de salvaguardar y refor-zar la moralidad en la cultura primiti-va, cargado de reglas para la vidadel hombre. Por lo que refiere que sufunción es "fortalecer la tradición ydotarle de un valor y prestigio aunmayor..."puesto que "no es única-mente una narración que se cuen-

E. Durkheim se coloca dentro dela perspectiva general sociológicapara el estudio del mito (Fitzpatrick,1998), que intenta ofrecer explica-ciones objetivas. Desde su posiciónse podría decir que el mismo ex-presa y mantiene la solidaridad so-cial, pues sus seguidores viven enun mundo limitado que la objetivi-dad abarca y comprende de ma-nera integral. El mito sólo puede serplenamente conocido desde el exte-rior; tiene sus racionalidades limita-das, y únicamente será descifrado ensu totalidad por medio del razona-miento científico. Sobre esta posicióninfluyó el pensamiento evolucionistade Darwin quien veía a la humani-dad en un estadio primitivo, que fueavanzando hacia un mito refinado yluego hacia la religión y la ciencia.

Comienzos, de Jehan Salem Vidondo.Arte digital, 2003

te, sino una realidad que se vive".De ahí que le confiera la capacidadconstante de regeneración, y afir-me que un cambio histórico es ca-paz de generar su propia mitología;que no estará necesariamente re-lacionada con el hecho inicial.(Malinowski, 1982.)

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relieve que toda divinidad y con ellael mito, únicamente es ilusión. Des-de una posición psicológica-cientí-fica Wundt comunica la existenciade una fantasía mitológica, queconduce a que "el conjunto de lapersonalidad en su estado momen-táneo de conciencia, junto con todoslos efectos de vivencias tempranas[...] se transfiere al objeto"; porquelos sentimientos que provoca el ob-jeto se convierten en sus propieda-des. Habla de la existencia de unapercepción mitológica en los hom-bres, que desencadena la cons-trucción mítica del objeto, por loque su efecto se experimenta comorealidad. Como forma de percepcióninevitable se hace general y es vivi-da de la misma manera por todos,de ahí que considere al mito como"una creación de la fantasía popu-lar", que sólo es posible contener conel desarrollo intelectual ascendente,al dejar de ser el producto de unapercepción originaria primitiva.

Con el surgimiento del psicoa-nálisis, se produce un intento deunificar la visión de Nietzsche, de queel mito había sido una forma dedesahogo del alma, con la cienciapsicológica y con un fuerte estímulode la escuela ritualista-sociológica,particularmente de Frazer. Freud, suprincipal exponente, basó su com-prensión psicoanalítica en los es-tudios del mito de Edipo y acercadel tótem y el tabú. En la leyendade Edipo, Freud ve una sublimacióndel impulso sexual, reflejado en losdeseos inconscientes del hijo dematar al padre del que tiene celosy poder así dormir con la madre. Aligual que los ritualistas, consideraal tótem y el tabú como expresiónoriginaria de una culpa inconsciente,causalmente promovida por el de-seo de dar muerte al jefe de la tribu,

el que se identifica con el animaltotémico, pero Freud va más allá,plantea que las causas del tótemson debidas al hecho de no podertolerar que sólo el jefe pueda dor-mir con todas las mujeres de la tri-bu y observa el tabú como unaligeramiento de la culpa, que selogra mediante la abstinencia porexogamia. En Tótem y tabú (1923)argumenta que el mito reposa so-bre elementos animistas, e igualala mitología al animismo como sis-tema de concepción del universo.En su libro, Freud expone su teoríade que el sistema animista tienecomo punto de partida, principal-mente, el problema de la muerte; osea la persistencia de la vida, pues-to que la inmortalidad era para elprimitivo lo natural y lógico.6 El psi-coanalista Jung sostiene que el mitorevela ciertos prototipos de la vidahumana que se expresan mediantefiguras y arquetipos; estos aparecenen todas las culturas y épocas convariadas formas y en la actualidadhan caído en el inconsciente, peroaparecen en los sueños. Por lo queplantea la existencia del inconscien-te colectivo junto al individual, quese hace cada vez más perceptiblecuanto más reprimido haya sido dela vida conciente. Los análisis psi-cológicos del mito le confieren uncarácter científico, al pretender de-terminarles sus leyes específicas. Suspostulados novedosos y originalesvan a encontrar la explicación de losfenómenos mitológicos, asociados alfuncionamiento del inconsciente ycomo parte de la behaviorística hu-mana en estatus sociales específicos.

La teoría ritualista lo ve vincula-do a la vida práctica del hombreprimitivo en su aspecto social, demodo que influye en ella y la regula,donde el mito regenera y reproduceel sistema social; la vinculación mito-rito cumple una función subsistencialque garantiza la adaptabilidad de lacomunidad en todos los órdenes.Es importante señalar que esta con-cepción atribuye a cada momentohistórico la capacidad de generarnuevos mitos, sin que necesaria-mente estén vinculados al hechoen sí; esto implica que no sea con-siderado como inalterable y se leconfiera tonicidad y dinamismo. Elcreer que el mito evoluciona enreligión, punto en común con la hi-pótesis trascendente de Cassirer,restringe el ritualismo como teoríaal presuponer, entonces, la desapa-rición del mito que se transformaen nuevas prácticas creenciales.

Con el desarrollo instrumentaly material de la psicología en el si-glo XIX aparece la interpretaciónpsicológica del mito; donde este esanalizado desde la perspectiva dela historia de la cultura y como exé-gesis de ella, además del descubri-miento de la subjetividad, que sacó ala superficie todo un mundo de la in-terioridad, como resultado de la rela-ción sujeto-objeto. En Nietzscheaparecen las primeras ideas míticasrelacionadas con la psicología, alproclamar que el fundamento detodo ser, no es más que la volun-tad metafísica originaria donde elmundo de las apariencias la cubre.El mito homérico del Olimpo espara él la sublimación de una ne-cesidad anímica que carece de rea-lidad; en una etapa tardía de suobra, le sustrae al mito dionisiacosu esencia objetiva y apela a la cien-cia para ello, con lo que pone en

Una consideración que se remi-te a la lingüística es la interpreta-ción del mito como enfermedad dellenguaje, en la que Max Muller de-fiende la concepción de que origi-

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Gabinete de Arqueología / 95

deración las formas de la sociedadprimitiva", o sea, su desenvolvimien-to histórico.9 En el estudio para arri-bar a este tipo de pensamiento, desdeel lenguaje y el mito, parte del senti-do o el símbolo que une estos dosconstituyentes de la obra del hom-bre. Para él, la cuestión del origendel lenguaje tiene un vínculo indiso-luble al origen del mito, ya que "elmodo de denotar, que es el sosténde toda formación verbal y lingüísti-ca, acuña siempre un típico carácterespiritual, una manera especial deconcebir y aprehender", resultadode una determinada concepcióndel mundo.10 Así, el mito dependede un modo definido de percep-ción cultural para poder compren-der, juzgar e interpretar el mundode manera específica, condiciónque permite una aproximación alpensamiento primitivo.

Cassirer se apoya en el intentode responder a las preguntas de

Evolución, de Jehan Salem Vidondo.Arte digital, 2003

los kantianos, ante el rico mate-rial etnográfico de la época, decómo se unifican las repre-sentaciones míticas de la rea-lidad, con el supuesto de quelas formas del conocimientodeben ser las mismas paracada conciencia. Ante esto,sostiene que el mundo mítico,es sólo un universo de nue-vas representaciones, al igualque el mundo del conocimien-to en cuanto a su contenido ysu materia. Estas representa-ciones adquieren carácter ob-jetivo cuando son despojadasde su contingencia, e intuye enellas una ley universal objetiva-mente necesaria. Muestra almito, guiado por determinadaforma de la intuición y por con-ceptos, de modo que la expe-riencia se puede clasificar y

sirve como base a una cultura mítica,de manera semejante a la moldea-da por la ilustración científica. Alseguir el hilo de la teoría kantiana,encuentra que las estructuras delconocimiento mítico se comportanen relación con la ciencia, como loseslabones más bajos de la objetivi-dad; de ahí, que en los primerosmomentos de la concepción cientí-fica el mundo del mito parece des-aparecer. En su libro Filosofía de lasformas simbólicas (1971), parte de lateoría de Leibniz donde la lógica delas cosas, conceptos y relacionesmateriales fundamentales sobre lasque descansa la estructura de laciencia, no se puede desvincular dela estructura de los signos. Debidoa que el signo es un órgano esen-cial del pensamiento que constitu-ye el instrumento, mediante el cualel contenido se define y no sólo essu medio para la comunicación. Enrelación con esto expresa: "el len-

nalmente todo objeto eradescrito por varios atributos(polionimia), de esos, poste-riormente se destacó un nom-bre (sinonimia); los atributosrestantes se aplicaron a diver-sos objetos hasta cobrar unaindependencia abstracta (ho-monimia). Según él, algunosatributos perdieron todo sig-nificado y siguieron existien-do como giros idiomáticos, yesto conduce a que se entien-dan como nombres de perso-nas mitificadas. De ahí queconsidere al mito como unaenfermedad del lenguaje, y losdioses la creación lingüísticade los hombres. Una concep-ción similar aparece con pos-terioridad en Usener, quienve a los dioses míticos comoprocedentes de generaliza-ciones lingüísticas y falseamientosverbales. Para Ernest Cassirer la Mi-tología Comparada que intentaronfundamentar los defensores de estaposición, en la segunda mitad del si-glo XIX, llega a afirmar la primacía dela concepción lingüística sobre lamítica, así la mitología aparecía comoresultado del lenguaje.

Este último es el único represen-tante de la interpretación trascen-dente del mito; concepción que tieneantecesores en Hegel y Schelling, yaun hoy es influyente en su estu-dio.7 El fundamento de Cassirerpara comprender el mito quedaubicado en la filosofía trascen-dentalista de E. Kant.8

Cassirer (1971), quien reconocióel origen social del lenguaje ba-sándose en la experiencia generaly primitiva de la humanidad, estabaconvencido de que no se podía "com-prender la forma de pensamientomítico primitivo sin tomar en consi-

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guaje parece definirse y pensarsecomo un sistema de signos fonéti-cos, el mundo del arte y del mitoparece agotarse en el mundo delas formas particulares sensible-mente perceptibles que ambos co-locan frente a nosotros". A su vezestablece un estrecho vínculo entreel mundo de los signos lingüísticos yconceptuales y el mundo de formascreadas por el mito y el arte, al com-partir ambos un origen espiritual,y encuentra la fantasía mítica porencima de la mera pasividad de losensible. Ve en el mito la existenciade leyes propias de creación, quefuncionan a partir de sus manifes-taciones y sin la posibilidad de sermedido a través de la experienciasensible, pues de este modo lascreaciones míticas serían conside-radas irreales. Para este filósofo,el lenguaje constituye el medio me-diante el cual el caos de las impre-siones se organizan, al quedarconvertidas en signos lingüísticos,por lo que define al lenguaje comoel "instrumento espiritual" que nospermite pasar del mundo de lassensaciones al mundo de la repre-sentación y la intuición, siendo sumayor expresión consciente elanálisis y síntesis del pensamientocientífico. Es el signo quien le brin-da cohesión al flujo de los conteni-dos y al asociarse a estos les confiereuna nueva permanencia y duración.Debido al importante papel queCassirer le atribuye al signo en re-lación con el lenguaje, y por ende,con el mito y el arte, afirma: "En lafunción simbólica de la concienciatal como opera en el lenguaje, en elarte, en el mito; surgen primero dela corriente de la conciencia deter-minadas formas fundamentales in-variables en parte de naturalezaconceptual, en parte de naturaleza

puramente intuitiva" (Cassirer, 1971).Por un lado, el lenguaje es el instru-mento para cualquier perspectiva es-piritual del mundo, el medio a travésdel cual debe pasar el pensamientoantes de hallarse a sí mismo y poderconferirse una determinada formateórica (el concepto); por otro, estaclase especial de perspectiva delmundo, debe ser supuesta e inferi-da para poder explicar el carácterpeculiar de ver y denotar, que es laparticularidad de cualquier lenguaje.

Cassirer ubica el concepto lin-güístico y mítico en una sola cate-goría y los enfrenta a la forma delpensamiento lógico, por revelarambos una misma clase de apre-hensión intelectual, contrapuesta alos procesos del pensamiento teó-rico. Según él, este tiende a liberarlos contenidos de la experienciasensible e intuitiva del aislamientoen que originariamente suelen dar-se, sacándolos de sus estrechoslímites, asociándolos con otroscontenidos y comparándolos en-tre sí, para concatenarlos en unorden definido y en un contextoenglobador. El pensamiento míti-co, al contrario, es ajeno al carác-ter de la unidad intelectual en lasformas más primigenias, pues elpensamiento primitivo no disponelibremente de los datos intuitivospara relacionarlos y compararlosentre sí, mediante la reflexión con-ciente, sino que es subyugado porlas impresiones e intuiciones delmomento. De esta manera, llega adescansar sobre la experiencia inme-diata que llena completamente laconciencia, con el motivo de "quepara una persona que se haya bajoel hechizo de la intuición mítico-religiosa en la sociedad, el mundoqueda como anulado, ya que el con-tenido de este interés religioso lle-

na la conciencia". Señala Cassirerque "el hombre sólo logra la per-cepción de la realidad objetiva através de su propia actividad y porla progresiva diferenciación de di-cha actividad, antes de pensar enconceptos aparentemente lógicos,el hombre retiene sus experienciasa priori por medio de imágenesmíticas claras y bien definidas". De-bido a lo cual las formas de la in-vención mítica, reflejan no tanto lascaracterísticas objetivas de las co-sas como, sobre todo, las formasdel obrar humano (Cassirer, 1998).Es por ello que el Dios de los primi-tivos, como sus acciones, se limita acampos de acción restringidos; nosólo cada actividad tiene su Dios par-ticular, sino que cada momento es-pecial de determinada acción seconvierte en dominio de un Dios.La denominación no reside, por lotanto, en la similitud externa de lascosas o de los acontecimientos,sino en que varios aspectos sondesignados de la misma manera ysubsumidos bajo el mismo concep-to, siempre y cuando estén provistosde la misma significación funcional, osea, ocupen idéntica función en elcuadro de las acciones humanas.

Para este autor, tanto el lenguajecomo el mito, por encima de la intui-ción momentánea sujeta a lo sen-sible y concreto, permanecen pormucho tiempo indisolublemente uni-dos. Así la palabra adquiere poderesmágicos, una especie de potenciaprimigenia, de donde procede todoser y todo acontecer; esta posición"mágica" de la palabra, que se pue-de hallar en cualquier cosmogoníamítica, se explica en algunos autoresteniendo en cuenta la conexión quese manifiesta al enlazar los elemen-tos del lenguaje y las diferentesformas de concepción mítico-reli-

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giosa; se parte de la fuerza sugesti-va de la palabra, a la que parece es-tar sujeto el hombre primitivo, y elpoder mágico y demoníaco quepara el pensamiento mítico poseetoda expresión verbal. SegúnCassirer, no se puede fundar laconcepción lingüística y mítica en susfenómenos esenciales y auténticos,sobre una base empírica-traumáticatan estrecha de la experiencia indivi-dual o social, y manifiesta que "...estarelación de contenido entre lengua-je y mito quizás se pueda explicarmejor reconociendo que es comúnpara ambas la forma de evoluciónen que rigen tanto la expresión ver-bal como la formación mítica desdesus comienzos más remotos e in-conscientes". Basándose en que parael reino del pensamiento mítico,sólo tiene significado de existenciaaquello que se presenta en su "rea-lidad tangible e inmediata", no in-teresa (al primitivo) el simple referiro significar; sino que todo conteni-do de la conciencia es transforma-do inmediatamente (mediante lapalabra), en una forma de presenciareal y efectiva. (Cassirer, 1959.)

En su concepción incluye unatransición del mito en religión, don-de esta se sirve de las imágenesy signos alegóricos, reconocién-dolos como medio de expresióninsuficientes para revelar un sig-nificado determinado, que no per-mite llegar a captar ni a agotarcompletamente la cuestión. Estaevolución la denomina "génesislógica", y parte de que el mito noporta superstición, error o fantasía,sino que en él están incluidos to-dos los aspectos necesarios de laexperiencia real, de acuerdo con eltrascendentalismo kantiano, comoimágenes de los sentidos, tras lasque se esconde el concepto que se

manifiesta, cada vez más por elpensamiento lógico, y alcanza lamáxima claridad, unido a la cienciay la filosofía trascendental. Por loque el mito portará verdad en tan-to contenga las condiciones tras-cendentales para el conocimientode la realidad. A través de la filoso-fía kantiana, encontró que la basedel mito es un sistema cerrado deintuiciones y conceptos dentro de losque clasifica la experiencia mítica.De modo que tanto él, como laciencia, remiten a una estructuraontológica determinada, o sea, queel mito se fundamenta en un modelode lo que puede parecer como reali-

Pensadores, de Jehan Salem Vidondo. Arte digital, 2003

Una corriente interpretativa delmito de profunda tendencia racio-nalista, es el modelo estructuralistade Levi Strauss, quien dedicó granparte de la vida a su estudio. Conese fin definió el mitema11, comosu unidad básica, que constituye lapiedra angular e incluye todas aque-llas oraciones breves de contenidosimilar que forman el mito. Straussestablece que el mito es un códigopor descifrar, lo que se hace posi-ble al descubrir modelos lógicosque se repiten en sus diferentesvariantes. Mediante estos métodos

dad y ser considerado como verdad.(Cassirer, 1998.)

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miento del mundo sensible. El pen-samiento mítico elabora estructu-ras ideológicas, donde la reflexiónse sitúa entre los preceptos y losconceptos, mediante el signo que secomporta respectivamente comosignificado y significante a través dela imagen. Para analizar y descu-brir la estructura lógica del mito,Levi Strauss se basa en la lingüísticaestructuralista que se desprende dela obra de Saussure; el método con-siste en la organización, de modoque lo importante de forma inme-diata para conocer las narracionesmíticas, es el contraste y no el con-tenido. El investigador se debe pre-guntar el papel que desempeñadeterminada especie (animal, acon-tecimiento, fenómeno o persona)en un mito o serie de mitos relacio-nados, mediante el estudio minu-cioso del patrón que relaciona loslugares que ocupa la especie entodos los mitos en que aparece, yasí es posible determinar su valorsemántico. Esto permite descubrir lalógica que subyace en el pensamien-to mítico y nos conduce a entendercómo este pensamiento enfocalos problemas perennes de lo hu-mano. (Hughes y Sharrock, 1999;Strauss, 2002.)

La escuela estructuralista haceénfasis en el andamiaje lógico con-creto del pensamiento primitivocomo medio para dominar la reali-dad, y que proyectan las institucio-nes, las operaciones del intelectoque le sirven de base y ordenanlas múltiples experiencias. En estaperspectiva el mito no es un esta-dio primitivo e ilógico, como plan-tean los ritualistas-sicológicos, sinoque posee su propia y precisa ra-cionalidad. Esto se comprueba alexaminar cómo se desenvuelvenlas historias míticas. El hombre pri-

mitivo posee un profundo conoci-miento empírico de su hábitat, ymediante los relatos míticos mues-tra fenómenos de ese mundo, demodo que logra ejercer sus podereslógicos mediante un razonamientoconcreto y no abstracto. Sin haceruso de recursos como la Matemá-tica o la Física (ciencias abstractasque han condicionado la lógica mo-derna), el primitivo funciona conmateriales concretos que refleja ensus mitos, de manera que el es-tructuralismo se interesa en elloscomo construcciones lógicas y nocomo cuentos (Strauss, 1970). No obs-tante, esto no quiere decir que elpensamiento abstracto sea priva-tivo del hombre moderno. Más bien,el hecho de que no hay idiomasexclusivos para palabras abstrac-tas, desde los llamados primitivoshasta civilizados, señala que la apti-tud para este proceso mental es tanantigua como el lenguaje.

Al contrastar la interpretacióntrascendentalita y estructuralistadel mito se puede afirmar que am-bas posiciones intentan buscar laontología que le subyace al mito.De manera que se complementanal ocuparse de distintos aspectos:el transcendentalismo abarca laconstitución de los objetos lógicosy el estructuralismo, de los nexoslógicos de los objetos entre sí.Según Hübner (1996), el trans-cendentalismo profundiza más eneste punto, y explica: "Cassirer tocaestratos más profundos al ser su ob-jetivo, no tanto descubrir los méto-dos míticos para la superación delas dificultades lógicas, sino másbien dejar al descubierto las basespara los contenidos míticos, en loscuales se presentan dichas dificul-tades". Entre estas dos concepcionesencontramos diferencias claves,

se establecen esquemas que con-tribuyen al ordenamiento, divisióny diferenciación de lo variado; losesquemas sustituyen al conceptoy permiten una interpretación dia-léctica de la realidad.

Para Strauss la ciencia y la míticatienen actividades intelectuales ymétodos de observación compara-bles. En ambos casos el universoes objeto de estudio, por lo menoscomo medio de satisfacer necesi-dades. A estas formas paralelas deconocimiento, separadas únicamen-te por las condiciones objetivas enque aparecieron y se desarrollaron,y por consiguiente desiguales encuanto a los resultados teóricos yprácticos, les son común fundamen-tos intelectuales como la atenciónsobre las propiedades de lo real, elinterés sobre las distinciones, laexigencia de orden, y la observa-ción total e inventario sistemáticode las relaciones y los vínculoscausales. Pero al conocimiento pri-mitivo no sólo le movía la funciónde satisfacer necesidades orgáni-cas y económicas, el saber siste-mático de la fauna y la flora nodebió ser una exigencia de la utili-dad práctica, sino un requisito detoda actividad de conocimiento, unanecesidad intelectual, puesto que loselementos del entorno son conside-rados útiles e interesantes una vezque se les conoce. De esta maneraStrauss (2001) plantea que el hom-bre de la revolución neolítica esheredero de una tradición científi-ca, de largos y tortuosos procesosde búsqueda del conocimiento. Porlo tanto los mitos no son la tendenciafabuladora que le vuelve la espaldaa la realidad, sino un contenedor demodos de observación y reflexiónque estuvieron adaptados y lo es-tán a un cierto tipo de descubri-

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Notas

1Sólo se pretende seguir estas corrientes en sus cambios, aunque sean sutiles determinan cortes en la relación sujeto-objeto para la mitología(Corcueva de Manceva, 2000: 211).

2 En la visión alegórica, las narraciones míticas son comprendidas como metáforas y personificaciones de fuerzas naturales, todo esto comoconsecuencia de la ignorancia y la tendencia primitiva de aclarar lo incomprensible. La concepción evemerista ve el mito como una transfiguracióny endiosamiento de reyes, héroes y sabios. Esta manera de interpretación fue retomada por la ilustración racionalista del siglo XVIII. Lasinterpretaciones alegóricas y evemeristas persisten en los siglos XIX y XX. Tal es el caso de E. Taylor y H. Spencer, quienes alegan que la mentalidadprimitiva animista se expresa a través del mito de forma alegórica. Otros representantes son Preyer, Frobenius y Ehrenreich. (Ferdinandy, 1961;Tokarev,1989.)

3 Esta interpretación invoca la permanente actualidad del mito en los símbolos visibles, como aspectos y figuras de la creación divina. Encuentra enlas culturas pasadas elementos de igual o más valor que en las actuales. La creencia de que el mito tenía como base una sabiduría prehistóricahindú poseía partidarios como Kanne, Hermann y Creuzer. (Hübner, 1996.)

4 Los numinosos comparten con los románticos el criterio de que el mito es expresión de una realidad divina; se diferencia en que recurre al métodofenomenológico, que determina lo numinoso. Esta teoría incluye investigadores como W. F. Otto, V. Gronbech, J. Evola y K. Kerényi. Estos estudiosintentan comprender la esencia del mito, lo ven como algo con una trascendencia directa, sin tener presente conceptos modernos o juzgarlobasándose en ellos. (Gambra, 1983.)

5 Esta corriente se asocia con los nombres de Winckelmann y Goethe, y en el siglo XX representada por Moritz, Böttiger y los primeros románticoscomo F. Schlegel. (Hübner, 1996.)

6 Según Freud los pueblos primitivos pueblan el mundo de un infinito número de seres espirituales, benéficos o maléficos, a los cuales le atribuyen lacausa de todos los fenómenos naturales, y creen animados el reino vegetal, animal y mineral. Creen en una igual animación de los seres humanos,suponiendo que las personas contienen almas que pueden abandonar los cuerpos y trasmigrar a otros. Estas representaciones constituyen elnódulo primitivo del sistema animista. (Ver: Freud, 1923: 113-147.)

7 Hegel consideraba el mito como un paso necesario en el autodesarrollo del espíritu y a la vez resultado de un proceso necesario a priori, delpensamiento que se piensa a sí mismo. De modo que encierra una parte de verdad, que radica en su tendencia a considerarlo todo como algoviviente y divino, y que sólo en la filosofía reside "la verdad del mito". Determinado por el hecho de que reconoce el poder del espíritu como absoluto.Para Scheling se da en la mitología la representación de las ideas más reales y la filosofía como ciencia más encumbrada, abarca la misma verdadque el mito. En ambos se acentúa el lado subjetivo de la indiferencia absoluta (identidad entre sujeto y objeto) y poseen en el fondo la misma validez.Considera que en el mito siempre está latente el monoteísmo, porque un Dios es el que se afirma y esto acontece por completo en el cristianismo,con la revelación en las escrituras del Dios único. Por lo que según él, no se excluyen mito y cristianismo. Cassirer enlaza el trascendentalismo conlas ideas de Hegel y Schelling, en su concepción del desarrollo cognitivamente necesario. Por un lado se encuentran los supuestos a priori, queemplea el sujeto al elaborar la experiencia (Kant) y por otro; estos supuestos están sujetos a un desarrollo histórico (Hegel y Schelling), que luegocon el devenir de la ciencia, dejan de ser usados de manera inconsciente y pasan a ser concebidos mediante la expresión lógica. De manera quelogra eludir las concepciones teológico-metafísicas de estos últimos. (Hübner, 1996: 56-60.)

8 Según la filosofía kantiana todo conocimiento descansa en las formas intuitivas del espacio y el tiempo, en categorías como causalidad, sustancia,interdependencia. Con lo que se entiende que en un objeto existe espacio-temporalmente, al suponer su totalidad en el conjunto de sus nexoscausales y su identidad con el cambio de apariencia. Es por ello que las categorías y las formas de la intuición, definen lo que significa la objetividadde un objeto, y son anteriores a la experiencia; pues para llegar a la percepción de los objetos de la realidad es necesario saber en qué consisten. Porlo que Kant menciona las formas intuitivas y categorías como "condiciones de la experiencia posible" y las considera necesarias a priori. (Cassirer,1997: 115-142; Navarro y Calvo, 1978: 301-310; García Galló, 1979: 383-393.)

9 Para Cassirer es urgente el uso de los métodos históricos al pretender arribar a la comprensión de la forma de pensamiento primitivo. La cuestiónacerca de qué son el lenguaje, el mito y la religión no puede ser resuelta sin un estudio penetrante de su desenvolvimiento histórico, pero aunque

para la teoría del padre de la semió-tica moderna, lo que precede almito es trascendental en la medi-da en que exprese, sin tener encuenta formas lógicas, las condicio-nes de la experiencia posible en suesencia; mientras el estructuralismoencuentra en el a priori mítico, una

forma históricamente determinadade organizar la experiencia y queen ningún sentido, puede ser laúnica verdadera. Es por ello quepara Strauss el conocimiento cien-tífico no constituye un estadio su-perior en relación con el mito, sinoque ambos poseen la misma legiti-

midad; son sólo maneras diferentesde abordar y dominar la realidad físi-ca y mental; no así para Cassirer queatribuye al pensamiento mítico unamanera específica de captar la rea-lidad y reflejarla, diferente e infe-rior al pensamiento científico.

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todas las obras humanas surgen en particulares condiciones históricas y sociales, no se comprenderían si no fuéramos capaces de captar losprincipios estructurales generales que se hallan en las bases de esas obras. (Cassirer, 1997: 31.)

10 La cultura entendida como elemento supraorgánico y extrasomático, determina a través de los procesos de construcción de sentidos y significadosen la sociedad, la concepción del mundo y por consiguiente el modo de percepción para la producción intelectual, para la producción mítica.

11Según Strauss el mito como toda entidad lingüística está formado por unidades constitutivas, que implican la presencia de aquellas quenormalmente intervienen en la estructura de la lengua: los fonemas, morfemas y semantemas. Pero ellas tienen con estas últimas la relación que lossemantemas guardan con los morfemas y que estos guardan a su vez con los fonemas, de manera que cada forma deviene de la precedente.

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BIBLIOGRAFÍA

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La Flota de Tierra Firme del año 1556

Resumen

Resultaba difícil localizar los pecios de las naos"perdidas" en las inmediaciones de CayoJutías y que formaban parte de la Flota deTierra Firme que en el año 1556 hacía eltornaviaje a España. Un elemental rastreo enlos fondos documentales del Archivo Generalde Indias (AGI) nos puso a tono con unasorpresiva realidad: las dos naves jamás sehundieron, pese a lo afirmado y ampliamentedivulgado por algunos autores. Con estetrabajo se demuestra de forma documentalque, para certificar la ocurrencia de unabordaje, es preciso algo más que una noticiasuelta, aunque parta de fuentes primarias.

Abstract

The location of the wrecks of two vessels fromthe Tierra Firme fleet returning to Spain in1556, which were supposed to have sunk inthe area of Jutías Cay, was proving a difficulttask. A careful examination of documents inthe Archives of the Indies produced anunexpected result: despite the assertions ofvarious authors, the ships did not sink. Thisarticle demonstrates the risks of relying onindividual accounts of events, even whenthese are drawn from primary sources.

Por: Carlos Alberto Hernández Oliva

Para muchos investigadores,entre los cuales me incluyo, losbarcos que aquí estudiaremos, lla-mados Magdalena y Concepción,1

parte de la Flota de Tierra Firmedel año 1556, naufragaron, e inclu-so, se ha efectuado más de unaprospección para intentar locali-zarlos y proceder al rescate. Dehecho, cuando investigué estospecios se estaba preparando unagran expedición para salir en bus-ca de esos dos bajeles.

Esto sucede con relativa frecuen-cia. Una parte importante de laspublicaciones especializadas entemas de naufragios recogen refe-rencias de carácter muy general, amenudo de gran difusión y discuti-ble seriedad. No hay nadie exentode errores, pero ha ocurrido quepriorizando intereses comercialesse publica que tal o cual barco sehundió, casi siempre cargado defabulosos tesoros y eso tiene unaresonancia internacional especta-cular, en detrimento del necesariorigor a la hora de comprobar el datohistórico.

Como hemos dicho, en Cuba ladivulgación del tema naufragio esbastante escasa, así como las po-

sibilidades de que investigadorescubanos puedan realizar sus pes-quisas en los centros de documen-tación, contentivos de la mayoríade las fuentes relativas a hundi-mientos de la Carrera de Indias.

Con esto quiero decir que cuan-do llega a nuestras manos un librosobre naufragios, no tenemos losargumentos necesarios para dudarde la autenticidad de la referencia,aunque no estemos de acuerdo conla metodología empleada, y aún conmucha reserva admitimos datosante la ausencia de alternativas.

Publicando este trabajo, pretendodejar aclarada la suerte de las naosaquí estudiadas, a la vez que saldouna deuda espiritual y gnoseológicacon los apasionados de este tema.

Tratamiento documental

Entre los centros especializadosen el tema hispanoamericano, elArchivo General de Indias, ubica-do en la andaluza ciudad de Sevillaes, a nuestro juicio, el más impor-tante contentivo de material docu-mental sobre naufragios. Para lafecha que nos ocupa, el ArchivoNacional de Cuba no cuenta con

1 Igualmente se da por naufragada a la nao Santa María de Villacelán, la cual también llegó atérmino de su viaje, y parte de la documentación que a continuación mostraremos así lodemuestra, aunque su estudio pormenorizado forma parte de otro trabajo. Considérese esto unanota a modo de información.

H I S T O R I A

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fondos, reduciendo por lo tanto alas Actas Capitulares del Ayunta-miento de La Habana, como la úni-ca fuente con posibilidades dealguna noticia a localizar. Por ser lacapital de la Isla y residencia delGobernador, muchas cosas se ven-tilaban a esas instancias; aunqueestá demostrado que para el temanaufragio no constituye una fuen-te importante.

No obstante fueron revisadaslas reuniones capitulares de losaños 1555, 1556 y 1557 sin encon-trar alguna reseña relativa a la flo-ta de nuestro interés. Esto nos dejacomo opción principal, el referido ar-chivo sevillano, en lo adelante AGI.

Las noticias sobre naufragioscasi siempre son referenciales ysecundarias. Prestigiosos autoreshan efectuado meritorios trabajoscompilativos, muchas veces sinagotar un tema o hundimiento, de-bido a la gran cantidad de informa-ción existente, y a partir de estepunto las exégesis y tratamientostautológicos de la información sehan sucedido en el tiempo.

Por otra parte, la información demayor circulación, la más popularsin que implique por ello la másconfiable, puede tener graves pro-blemas metodológicos, como la nomención de las fuentes e incluso elmanejo inadecuado del idioma. Así,autores anglosajones, que apenaspueden sostener una conversaciónsimple en el idioma de Cervantes,pretenden entender y leer caste-llano de hace cuatrocientos o qui-nientos años, y donde se lee "ondeola carga", escriben e interpretan,"undio la carga"2, con las consi-guientes confusiones que esto en-traña, por sólo citar un ejemplo.

2 Ondear la carga significa pasarla de un lado a otro, por ejemplo, en medio de una tormenta, desde un barco con peligro de hundimiento a otro queofrezca mejores garantías. "Undio la carga" quiere decir hundimiento o naufragio.

Mapa publicado entre 1511 y 1530 por Pedro Mártir de Anglería en la primera ediciónde Décadas del Nuevo Mundo. Incluye una de las más tempranas descripciones del Caribe

y el entorno de las costas mesoamericanas

Sucede a menudo que se da unainformación parcial sobre la pérdi-da de una embarcación o flota deforma ambigua para nuestra com-prensión, de este modo la noticiade una nave echada al través, o conavería gruesa, es interpretada lite-ralmente como un naufragio, sien-do esta una de las causas de laexistencia de cientos de desastres queen la realidad jamás ocurrieron.

La limitación de la fuente es otrode los problemas que ha suscitadomás de un equívoco. Una navepuede ser azotada por un huracány quedar muy mal, perderse delconvoy, arribar maltrecha a puer-to o costa sin que ello implique nau-fragio, ser reparada y continuarviaje hasta ponerse a salvo la car-ga. Si nos encontramos sólo la refe-rencia a la pérdida y el mal tiempo, yno seguimos buscando en el tiempo,podremos crear zozobras artificiales.

Tómese en cuenta que la infor-mación de la época no contaba confax, teléfonos u otras vías de co-

municación rápidas, con lo cual,completar la documentación sobrela historia de un naufragio, puedeimplicar la búsqueda varios añosdespués de haber tenido la prime-ra noticia.

Este exordio es necesario en vir-tud de asimilar lo que a continua-ción detallamos.

La documentación bibliográfica o se-cundaria

Pese a que siempre debe sertomada con cautela la difusión dela ocurrencia de siniestros en lascostas americanas, estos se handivulgado a partir de un mínimo detextos, que, de forma escueta yreferencial, brindan informaciónsobre los desastres.

Sin dudas, el publicado por RobertMarx ha contado con una amplísimadifusión. De él citamos: "12. Year 1556.Four ships of the Tierra Firme Ar-mada, Captain General AlvaroSánchez de Aviles, were wrecked

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on the coast between Cape SanAnton and Havana on May 24 duringa storm: nao La Magdalena, of 220tons, Captain Cristobal García, andthe nao La Concepción, 220 tons,Captain Juan Díaz Bozino bothcarrying treasure; and two un-identified caravels of 80 tons each".3

Desdichadamente Marx no nospermite el acceso a las fuentes dedonde extrajo esta información, di-ficultando con ello el trabajo ruti-nario de reinterpretación directadel suceso. En otra publicación simi-lar a la anterior pero con la coautoríade Jenifer Marx, se repite de formageneral la nota, y una vez más seobvian las fuentes.4

Lo mismo sucede con Potter,quien asume el naufragio e igual-mente omite la necesaria cita. Enel rastreo obligatorio que hicimosde la literatura, podemos inferir dospuntos nodales a partir de los cua-les se inician las noticias sobre elhundimiento:

1º El impresionante trabajo deChaunu.

2º Los libros de registros conte-nidos en la signatura Contratación(2898, 2899, 2900 etc.) asentados enel AGI, y que como sabemos, sehicieron con posterioridad a los su-cesos y son muy útiles como puntode partida a la hora de realizar unaconcienzuda investigación.

A raíz de estos dos posibles pun-tos de partida, todos hemos repeti-do una aseveración que, tomandocomo base la autoridad de los in-vestigadores, ha sido dada comocierta en su totalidad. Sin embargo,la formación mínima en el campo delmanejo de documentos históricosnos obliga a desarrollar una pesqui-sa personalizada de cada naufragio,

3 Marx, 1993: 346.4 Robert y Jenifer Marx, 1994: 343.

tomando como base los datos ante-riores, pero impelidos por la necesi-dad de conformarnos nuestrospropios juicios sobre el tema.

Los hechos vistos a través de los do-cumentos. La carta del generalÁlvaro Sánchez

Analizaremos aquí algunas delas referencias localizadas sobre laflota estudiada, apoyándonos enlos papeles del AGI.

Entre los registros recuperadostenemos una carta firmada por elgeneral Álvaro Sánchez, dirigida alRey, y fechada en la Barra de Sanlúcarde Barrameda, España, hacia el 3 deseptiembre de 1556, donde le haceal monarca una especie de resu-men de su viaje. Por su importan-cia hemos considerado seguir lalógica y dinámica expositiva del ex-perimentado General y sólo apunta-

El Caribe, por William Dampier. Nótese que la provincia de La Habana comprendíalas actuales más occidentales, desde Pinar del Río hasta Matanzas

remos unos comentarios cuandosea menester.

En nuestra opinión es este unode los documentos más importan-tes para esclarecer la suerte deesta flota, toda vez que se hizo alterminarse el viaje y por lo tantono da lugar a parcializacionescronológicas o situacionales.

Todo parece indicar que la Flotade Tierra Firme estaba en Améri-ca para los primeros meses del año1556 y no descartamos que hayaarribado a puertos a finales de 1555.Los preparativos y demoras quetenían que sufrir los buques esta-ban directamente relacionadoscon el estado de las mercancíasque se iban a embarcar, algunasde las cuales se transportaban alos puntos costeros desde tierraadentro; y por otra parte era nece-sario aguardar por la informaciónrelativa a las fuerzas enemigas que

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infestaban el Caribe. Tómese encuenta que las principales ciuda-des, como Cartagena y La Habanaya habían sido saqueadas para lafecha por los enemigos de la Coro-na, por lo cual, las medidas preven-tivas nunca estaban de más.

Lo cierto es que en la carta envia-da por el general Álvaro Sánchez alRey este le informa: "Yo partí de laciudad del Nombre de Dios a veyntey seis de abril con doze naos y unacaravela todos muy bien armados[...] y entré en la ciudad de Cartagenaa primero de mayo...". 5

En este puerto el General tomóbastimentos y agua para seguircamino y sumó más naves a suconvoy hasta reunir quince embar-caciones de tipologías y portes di-ferentes. Si bien para la fecha no erauna flota exageradamente grande,si consideramos que maniobrar contodos esos buques podría tornar-se realmente complejo.

Hizo la trayectoria entre estasdos ciudades costeras en un tiem-po mínimo, apenas cinco días, indi-cando ello la ausencia de problemasde índole meteorológico o político.

Desde Cartagena no parece quetoque otro puerto, disponiéndosea hacer la próxima escala en La

Habana, bordeando por el sur la com-pleja geografía del archipiélago cu-bano. Para este momento histórico,todavía no estaba listo el utilísimoderrotero de Urdaneta u otro quepudiera facilitar la navegación, ycada piloto se auxiliaba de su pro-pia experiencia e informaciones alrespecto.

A continuación informa sobre suarribo a La Habana y agrega la noti-cia sobre un incidente que, a nuestrojuicio, es el que ha servido para sus-tentar el supuesto naufragio de algu-nos buques que traía en su conserva.

"Yo entre en la Habana a los ochode junio con toda mi flota si no fuerados naos que a vista de ese dichopuerto se apartaron de mi compañyauna noche con viento contrario quenunca mas pude saber nuevas dellasy [ilegible] mejores y mas bien ar-madas de toda la flota y la una dellasvenia por Almiranta...". 6

Hemos preferido incluir el textoen castellano antiguo dentro deldiscurso expositivo y su correspon-diente trasuntación a fin de facili-tar otras posibles interpretaciones.De este segmento de la carta esbueno señalar varios puntos:

1º El viaje desde Cartagena has-ta La Habana duró más de un mes.

5 AGI, Indiferente General, 737.6 AGI, Indiferente General, 737.7 AGI, Indiferente General, 737.

2º Menciona que por razonesmeteorológicas pierde dos navesde vista.

3º Una de ellas era la Almiranta.4º En momento alguno mencio-

na los nombres de los buques.El General, una vez llegado a San

Cristóbal, estaba obligado a informara las autoridades sobre la supuestapérdida de sus bajeles, con lo cual,de forma directa, de su puño y letra,o bien por informe del gobernadorde La Habana, Mazariegos, se gene-ró una correspondencia que incluíala noticia sobre la dicha pérdida y queha dado lugar a tantos equívocos.

En La Habana, por otra parte, re-cibe varias cargas de bastimentosdestinadas a soportar el viaje tras-atlántico además de información so-bre el estado general de la situacióny se decide a esperar al capitán ge-neral de la flota, Pedro Menéndezde Avilés, quien debía arribar conla Flota de Nueva España. Sin em-bargo hubo retrasos y: "... partí deldicho puerto de La Habana con to-das las naos que allí estaban a trezede julio sin aguardar por el dicho Ge-neral de la Nueva España...". 7

En este punto es oportuno acla-rar que Pedro Menéndez era elCapitán General de toda la Arma-

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tocarían en América. Al respecto,relata el General Sánchez:

"Llegamos a la ysla de las azo-res en veynte de agosto y toquedicha ysla de la tercera y halle [ile-gible] de las dos naos que se meabyan apartado de my compañíasobre la Abana con todo el oro y laplata y perlas que abian traido deSu Catolica Magestad y de particu-lares y el mismo dia que alli lleguelo meti todo en tres naos que trajey me hize luego a la vela". 8

En este pasaje se recoge unode los elementos más importan-tes sobre el cual sustentar la afir-mación de que las naos Magdalena yConcepción no se hundieron, claro,aceptando la identidad entre es-tos barcos y los recuperados. El

General apunta que las dos em-barcaciones perdidas pasaron di-rectamente a las Azores y allíaguardaron, bien por estar averia-das u otras razones, el paso del con-voy. Esta era una práctica que, si bienno podemos catalogar de usual, estáregistrada en la documentación dela época, no estando en presencia,por lo tanto, de un caso exclusivo.

Lo que si no era normal es quedos naves solas se lanzaran a laaventura de cruzar el Atlántico sintener garantizados los bastimentospara soportar dicho viaje, o que lasembarcaciones adolecieran de lascondiciones marineras indispensa-bles. Un temor muy difundido entrela marinería era el de "desembocar"sin agua y comida, so pena de moriren el camino.

Una vez incorporados estos re-cursos a su flota, parte nuevamen-te el General Álvaro Sánchez paraarribar a la Barra de San Lúcar deBarrameda, antes o el propio 3 deseptiembre de 1556, fecha con lacual cierra su carta.

Otras Fuentes

En virtud de aumentar el caudalinformativo sobre esta flota, vea-mos el texto parcial de una notaemitida por los Oficiales de la Casade la Contratación de Sevilla:

"A la ora que esta se escrive havenido correo de Sevilla que des-pacharon los oficiales de la casa dela contratación con nueva de quela flota que se esperava de la pro-vincia de tierra firme en que fueel virrey del Peru llego en SantLucar a principio de este mes conquince navios que vienen de aque-lla provincia y de la de Honduras yde Santo Domingo, Emos dado gra-cias a nuestro señor por averlatraido en salvamento. Lo que enella parece que viene asi de Vues-tra Catolica Magestad como departiculares vera Vuestra CatolicaMagestad por la relacion que conesta enbiamos que nos enbiaron losdichos oficiales de Sevilla".9

Este documento está firmado el9 de septiembre de 1556, seis días

da, a quien se debía subordinarÁlvaro Sánchez.

Continuando con el relato delviaje, las naves pusieron proa aleste y a la altura del Pan de Matan-zas enfilaron al Canal Viejo deBahamas, haciendo una nueva es-cala en las Azores, último punto que

8 AGI, Indiferente General, 737.9 Ídem.

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posterior al informe del generalÁlvaro Sánchez. Categóricamentey de forma precisa se dice que nohubo bajas que lamentar de la Flo-ta de Tierra Firme, pues de haberocurrido un naufragio se produci-ría una copiosa documentacióncontentiva de las reclamaciones he-chas por los comerciantes sobre losbienes que en esos barcos transpor-taban y que eran de su propiedad.

Exactamente lo mismo sucede-ría con la carga perteneciente delRey, siendo muy cuestionable laidea de que se hable de la flotacomo que llegó en salvamento sise hubieran perdido dos de las na-ves más importantes.

Otro punto igualmente trascen-dente es que se menciona una rela-ción general de las cargas a bordode las naves, razón de peso para in-tentar localizar los documentos de-mostrativos de esta cuestión.

Si los barcos naufragaron, es vitalconocer la carga para poder estable-cer o tener una idea del valor de lamisma, así como los productos em-barcados. Sin embargo, no siempreresulta posible localizar este tipo dedocumentos, pero en esta oportuni-dad tuvimos suerte.

Para finalizar veamos el testimo-nio del maestre Cristóbal García,quien en la isla de Fayal, Azores, el10 de julio de 1556,10 tiene un mo-mento de respiro y plasma su par-ticular versión de lo acontecido.

El maestre dice que salió con subarco del puerto de Nombre deDios el 25 de abril de 1556. Forma-ba parte de la armada bajo el man-do del general Álvaro Sánchez deAvilés que levaba trece barcos. Na-vegaron bien hasta cerca del puertode La Habana cuando "…Dios nosenvió una tormenta del sur comonunca habían visto antes los nati-vos del área...".

La flota fue desorganizada, cadabarco tomó su propio rumbo hastaque amainó al cabo de ocho días.Dice que la peor parte fue despuésdel octavo día, cuando se dieroncuenta de que estaban separadosy perdidos de la vista de la navecapitana una noche.

El barco de García, La Magdalenase mantuvo navegando sin vela-men y el palo mayor dañado y eraimposible entrar a ningún puerto.Entonces soportaron un número dedías a que la tormenta amainara.Fueron empujados a la entrada del

Canal de Bahamas y como no ha-bía peligro de perder vidas o car-ga, continuaron viaje. Arribarona Fayal, una isla que ninguno delos tripulantes había visto. Al mo-mento de redactar esa carta,García aspiraba a llegar a Terce-ra donde había más posibilidadesde reparar el barco y poder lle-var la preciosa carga, pero de mo-mento los vientos eran adversosy permanecen en esta isla hastaque pueden seguir navegando sinpeligro.

Luego, llega el resto del convoyy se efectúa el viaje trasatlántico yla conocida llegada a España sinmás novedad.

Reflexiones generales

Si aceptamos que en Historia ladocumentación constituye una he-rramienta insustituible, hemos deaceptar entonces, a menos que en-contremos otras fuentes que des-mientan las aquí reseñadas, que losbuques La Concepción, maestre JuanDíaz Bocino y La Magdalena, maestreCristóbal García; ambos pertene-cientes a la Flota de Tierra Firmedel año 1556, al mando de la cual

10 AGI, Indiferente General, 737.

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Vista de Sevilla. Óleo atribuido a Alonso Sánchez Coello, siglo XVI, Museo de América, Sevilla

venía el general Álvaro Sánchez deAvilés, no naufragaron a la alturade cayo Jutías, norte de la provin-cia de Pinar del Río.

Resumiendo las ideas antes ex-presadas, veamos los elementosmás importantes que sustentanesta afirmación:

1º El General de la Armada dacuenta, en un primer momento, dehaber perdido de vista dos naos,jamás dice que se hundieron, sóloque las dejó de ver y no hace men-ción alguna a naufragios sobre Pi-nar del Río o la costa noroccidentalde Cuba.

2º En la misma carta reconoceque esas dos naves que dejó dever, en camino del puerto de LaHabana, aguardaban por él en lasAzores con toda la carga intacta.

3º Si estas dos naos hubieran nau-fragado realmente, en el informe alRey no hubiera podido ser omitido,taldesastre, bajo ningún concepto.

4º El documento emitido por lasautoridades de la Casa de Contra-tación, además de no hacer men-ción alguna a naufragio con lasconsiguientes pérdidas en el orden

económico, afirma que la flota lle-gó íntegra, "en salvamento".

5º En la relación de naves y car-gas se incluyen las naos de La Ha-bana, sintomático esto de que setrata de una lista hecha en Españay no en América, y en esta apare-cen La Concepción y La Magdalena.

Si hubiesen sido listas o cargosemitidos en los puertos de Tierra Fir-me, jamás se hubiera podido cono-cer la cuantía de lo transportado enlas naos de La Habana, por la simplerazón de que la navegación se hacíadesde los primeros a la segunda.

6º Ampliando el punto anterior,sabemos que las dos naves apar-tadas se unieron después de La Ha-bana, con lo cual queda descartadoque la relación de carga que adjunta-mos haya sido hecha en otro lugarque no haya sido en España.

A nuestro entender estamos enposesión de los elementos de juiciosuficientes como para considerar,siendo conservadores, que a juzgarpor los documentos históricos, estosbuques jamás naufragaron.

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BIBLIOGRAFÍA

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San Pedro 352:Concurrencias arquitectónicasen un mismo espacio urbano

Resumen

San Pedro 352 es un ejemplo de los cambiosacaecidos en la ciudad intramuros, a partir delaño 1750 hasta nuestros días. Lo sucedido eneste espacio urbano no es una excepción en lahistoria de la ciudad, sino una constante quelos investigadores históricos hallan a su paso.A través del estudio de este edificio secomprobará cómo un mismo espacioarquitectónico pudo ser ocupado pordiferentes inmuebles que allí fueronconstruidos y demolidos, volviéndose a fabricarotros en el transcurso de tres siglos, ladiversidad de sus dueños y las ambiciones eintenciones de estos en el destino de las casas.

Abstract

The building at no. 352 San Pedro Streetillustrates the changes that have taken placewithin the area of the walled city from 1750 tothe present day. The site does not provideunusual evidence; on the contrary, it is thefrequency with which such results arise thatis of interest to historians. Detailed study ofthe site shows how one architectural spacecan be occupied by different buildings thatwere successively constructed anddemolished throughout three centuries byvery different owners, whose ambitions andintentions are demonstrated by the use theymade of the terrain.

Por: Rebecca O. Linsuaín

El presente artículo constituyeuna síntesis de la investigacióndocumental sobre la finca urbanade San Pedro 352, esquina a SantaClara; y recoge la historia de todaslas construcciones que ocuparonese espacio desde 1755 hasta laactualidad. También intenta acer-carse a una tentativa fecha del es-tablecimiento en ese lugar del barLos Marinos; el cual ha llegado anuestros días.

La casa de altos y bajos que hoyexiste, fue edificada siguiendo loscánones del estilo ecléctico, muyusado en las primeras cuatro dé-cadas del siglo XX cubano, y os-tenta en su frontón el año 1909como fecha constructiva, realiza-da bajo el auspicio de su tenedora,la señora doña Teresa Hernández

y Castells, quien pide en 1908 au-torización al Ayuntamiento de laciudad para demoler las tres ca-sas allí existentes, dos por la calleSan Pedro con los números 16 y18, antes 6 y 7, y la número 1 porSanta Clara, todas colindantesentre sí. En los bajos de la casa deSan Pedro 16, la única de las trescon techumbre de tejas y situadaen la esquina, fue donde se esta-bleció el café cantina Los Mari-nos,1 hacia la década de los setentadel siglo XIX.

En el Registro de la Propiedadde la Habana Vieja aparecen lasdescripciones de las casas 2 y refe-rencias a sus diferentes dueños;entre los propietarios de estas vi-viendas contiguas se menciona alos Ponce de León 3 durante la pri-

1 En búsquedas realizadas en los directorios mercantiles de la Biblioteca Nacional José Martí; enel correspondiente a 1874; se menciona la existencia de un café a nombre de José Rivero en SanPedro 16, pero no se le da nombre, al parecer todavía no lo tenía. Véase Directorio de la Isla deCuba (DIC), 1874, p. 122.2 Finca 1678: Urbana casa de mampostería y tejas con altos al frente, señalada con el número16, antes 6 de la calle San Pedro. Linda por la derecha con la casa número 18 y por la izquierdacon la casa número 1 de la calle Santa Clara.Finca 1679: Urbana casa de mampostería y azotea con altos al frente; señalada con el número18 y antes 7 de la calle San Pedro, manzana formada por dicha calle y la de los Oficios, Luz ySanta Clara. Linda por la izquierda con la número 16.Finca 1680: Urbana casa de mampostería y azotea con altos señalada con la número 1 de la calleSanta Clara, manzana formada por la de San Pedro, Oficios y Luz en esta ciudad. Linda por laderecha con la número 16. Registro Cinco del Ayuntamiento, Registro de la Propiedad (RP),t. 241, folio 18.3 El fundador de esta familia en Cuba fue el licenciado Antonio Ponce de León y Ortiz, natural deMadrid, Teniente Coronel de los Reales Ejércitos y Escribano de Guerra y Marina de la plaza de LaHabana, establecido en esta ciudad en la primera mitad del siglo XVIII. En F. X. Santa Cruz Mallén,Conde de Jaruco (1940): Historia de las familias cubanas, Editorial Hércules, La Habana, t. 1,p. 266.

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mera mitad del siglo XIX, ilustre fa-milia de la sociedad habanera dela época que ostentarían entre otrostítulos el de marqueses de AguasClaras y condes de Villanueva.

Uno de los propietarios de lascitadas tres casas fue el capitán denavío de la Real Armada don Fran-cisco Ponce de León y Morejón. Almorir el 14 de septiembre de 1855 enla ciudad de Cádiz, España, deja entestamento su última voluntad sobresus propiedades en La Habana: ". . . ydeclaro qe el caudal y bienes queposeo consiste enla casas que ten-go radicadas en la Ciudad de SnCristobal de la Habana en la Yslade Cuba las cuales heredé de mismuy venerados Padres el Sr DnIgnacio Ponce de León, Oidor Fis-cal qe fue de la Real Audiencia deGuadalajara en el Reino de Mejicoy mi madre Sra Dª Josefa Lucia deMorejón, cuyos bienes administraactualmente mi hermano Don San-tiago Ponce de León, Conde deCasa Ponce de León y Maroto, do-miciliado en dha Ciudad de LaHabana quien dará razon así delestado de cobranza de sus ren-tas como de su situación y para-jes donde existen los títulos depropiedad". 4

La muerte del Capitán de Navíoy las cláusulas testamentales acer-ca de la comprobación de legitimi-dad de sangre para beneficiar a susfamiliares ricos y pobres trajo consi-go muchos pleitos y juicios. Las ca-sas objeto de la investigación noquedaron fuera del litigio promovido

4 Archivo Nacional de Cuba (ANC): Fondo Protocolos, Autos testamentarios del señor don Francisco Ponce de León y Morejón, Capitán de Navío dela Real Armada. Escribanía de Rodríguez Pérez, años 1856-1878, leg. 321, primera pieza, folio 3.5 Abogado y Fiscal de la Real Casa y Patrimonio de su Majestad y Caballero de la Orden Carlos III. Véase F. X. Santa Cruz Mallén (1940): Ob. cit., p. 277.6 ANC: Fondo Protocolos, Autos testamentarios del señor don Francisco Ponce de León, Capitán de Navío de la Real Armada. Escribanía deRodríguez Pérez, años 1856-1878, leg. 321, primera pieza, folios 101 y 101vt.7 Se buscó en la obra de Santa Cruz Mallén, Historia de las familias cubanas, si este señor tenía algún parentesco con el capitán general FranciscoRiaño y Gamboa, que gobernó entre los años de 1634 a 1639 y no aparece ninguna mención.

por dos de los miembros más ricos eilustres dentro de la familia, doñaLeonarda Ponce de León y don Igna-cio Crespo Ponce de León,5 ambossobrinos del finado inician el pleitoque culminará en 1857.

Representado don Crespo Poncede León por su apoderado y aboga-do don Miguel Vargas y Machuca,

Ponce de León y es doña Leonardaquien refiere. "... hicimos los mayo-res esfuerzos para buscar los títu-los de dominio del primero denuestros antepasados que los ad-quirió por título de compra; pero fuecompletamente inútil; porque suposesión hereditaria cuenta unafecha antiquísima y no tenemosmemoria ni dato alguno de aquellaprimera adquisición". 6

Sin embargo, a pesar de estaafirmación muy cierta de la sobri-na del finado, las pesquisas hanarrojado luz sobre dueños anterio-res a dicha familia. La primera re-ferencia escrita acerca de las casasde San Pedro y Santa Clara datade 1755 cuando don Marcos XavierGamboa y Riaño,7 por herenciatestada a la muerte de su madredoña Bernardina Suárez, adquieredos casitas aledañas —San Pedronos. 16 y 18— propiedad de dichaseñora. Ya este dato indica una per-tenencia anterior por esta familiaa la fecha de 1755, además, el tér-mino "casitas" indica que eran vi-viendas de una sola planta. Laplanta alta a que hace alusión elRegistro de la Propiedad, bien pudohaber sido fabricada encima de di-chos inmuebles o sobre otros cons-truidos más tarde en el mismoespacio, en época de los Ponce deLeón. En el documento hallado deGamboa y Riaño de imposición deheredad, encontramos por vez pri-mera el gravamen de 1 529 pesos ala Capellanía de Juana Pérez quepesará sobre todos los inmuebles

Calle San Pedro. Fachada de la casa no.352,antes 16 y 18. Debajo el comercio café - bar

Los Marinos, en la planta alta oficinas.Fotografía tomada en la década de 1920 (ANC)

y doña Leonarda por el señor donFrancisco Javier López, se iniciauna larga y compleja investigaciónpara determinar el lapso de añosen que las propiedades de la calleSan Pedro y Santa Clara habíanpermanecido bajo el dominio de los

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que allí se construyan hasta 1962,en que queda derogado. La citadice: "... y se me adjudicaron por elprovehido en vein=te y uno de Oc-tubre del citado año de cinquenta ycinco, para que con dhos réditos seejecute lo prevenido en la clausulay les impongo y situó y cargo sobretodos mis bienes ... y se=ñala-damente sobre dos casitas de azo-tea de que soy dueño contiguas yestan en la calle de la puer=ta ... dela Yglesia de Sra StaClara, que váá la Marina y bahia de este puertolindando una con otra ... sobre lascuales estan impuestas y cargadasá censo un mil quinientos veintey nueve pesos a favor de la Ca-pellania de Juana Pérez ... En cuyotestimonio es fecha de carta en estadicha Ciudad de la Habana á diez yocho de Abril de mil setecientos cin-cuenta y ocho años". 8

El 29 de noviembre de 1760 am-bas casas son vendidas por su due-ño, Gamboa y Riaño, junto con susgravámenes, a don José Vioto enprecio de 3 650 pesos y seis reales,según documento que cito: "Sepaseqe yò Dr Dn Marco Xavier de Gam-boa y Riaño vecino de esta Ciudadotorgo qe vendo realmente a Dn JphVioto vecino asimismo Dos CasasContiguas de Rafas tapias y asoteade que soy Dueño qe estan en laCalle qe de la Puerta atrabiesa dela Iglesia del Monasterio de Srª StªClara ba alá real Muralla y Bahiade este Puerto...haciendo esquinaa ella...las mismas qe con los demasvienes qe quedaron por muerta deDa Juana Bernardina Suares miMadre se me adjudicaron Constan

8 ANC: Fondo Protocolos, Mayor del Apostadero, años 1859-1877, tercera pieza, no. 1, folio 554.9 ANC: Fondo Protocolos, Escribanía de Junco, notario Cristóbal Vianés de Salas, 1760, folio 1423.10 No se ha podido comprobar si Juana Arrate y la anterior dueña de la casita, Isabel Arrate, fuesen familia del primer historiador cubano don JoséMartín Félix de Arrate.11 ANC: Fondo Protocolos, Autos testamentarios del señor don Francisco Ponce de León y Morejón, Capitán de Navío de la Real Armada, Escribaníade Rodríguez Pérez, años 1856-1878, leg. 321, primera pieza, folios 101 y 101vt.

de los autos de Imbentarios que sehicieron por su fallecimien to ...so-bre los quales estan Impuestos yCargados a Censo principal un milQuinientos veinte y nuebe ps delaCapellania de Juana Peres...Sin em-bargo deque à el Comprador lehade satisfacer a Da Isavel de Arratetambien en Cada año el redito deciento sesenta y tres ps de princi-pal que tiene Impuestos en unaCasita de que es Dueña Contigua,y pertenecen a los dchos un mil Qui-nientos veinte y nuebe ps... y velasVendo Con sus Entradas y Salidasuso y Costumbres y Servidumbresen precio de tres mil seiscientoscincuenta ps y seis rrs". 9 En 1778 lasdos casas de rafas, tapias y azo-tea, pertenecían aún a don JoséVioto por documento de Reconoci-miento de impuesto de los 1 529pesos de la Capellanía de JuanaPérez que realiza en agosto de eseaño, y declara además la comprapor remate de una tercera casitade rafas, tapia y azotea —SantaClara no. 1— seis años antes, ha-cia 1772, a doña Juana Arrate 10 ycolindante con las dos primeras.Después de Vioto, los próximosdueños conocidos son los Ponce deLeón, aunque se desconoce si entreambos existió algún otro propietario.

De acuerdo con la informaciónrecopilada y tomando en cuentaque don Ignacio Ponce de León yMaroto le otorga a su hijo, el capi-tán de navío de la Real Armada donFrancisco Ponce de León y Morejón,la propiedad de las tres casas en 1834que eran suyas y adquiridas a suvez de su padre, es muy probable

que estas hayan pasado a las ma-nos de los Ponce de León a travésde José Vioto. Esta hipótesis no hapodido ser respaldada por documen-tos que la sustenten, pero el margende posibilidad es amplio sobre todosi se toma en cuenta la siguiente de-claración de doña Leonarda halla-da en la búsqueda de anterioresdueños: "Quiere este ministro quele facilitemos una noticia esacta de laultima venta que se hiciera de lascasas pertenecientes al S. D. Francº.Ponce, de cuyo remate tratamos alpresente, para con vista de aque-llas noticias poder entender lacertificacion de sus gravamenes;pero exige un imposible de nues-tra parte; por que dichas casas queha poseido muchos años nuestroinstituente, las heredó de su padre,este del suyo, y de esta manera re-sulta una posesion hereditaria demas de cien años, que ha borradode la memoria la adquisicion delprimer poseedor de la familia". 11

Considerando que los Ponce de Leónse asentaron en La Habana desde laprimera mitad del siglo XVIII, y quealgunos miembros de la familia per-tenecieron a la Armada Real de Ma-rina, la posesión de viviendas concercanía al mar era de gran prove-cho. Por otra parte doña Leonardaes imprecisa al decir que el dominiode las tres casas pertenece a su fa-milia desde hace más de cien años,afirmación hecha por ella en 1856,cien años antes a partir de esta fechalas casas estaban en manos deGamboa y Riaño. No obstante, es casiseguro que sí estuviesen desde lar-go tiempo en poder de su familia.

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Una vez verificados sus gra-vámenes —sólo contaba el de laCapellanía de Juana Pérez— y li-bre además de créditos hipoteca-rios, se decide por acuerdo familiarque las tres casas sean vendidasen pública subasta al mejor postory queden ya fuera de los prediosfamiliares, y es cuando se realizanlas tasaciones de las casas con fe-cha de 1856, las cuales aportan im-portantes datos sobre distribuciónespacial, albañilería, carpintería,imprescindibles para la compren-sión arqueológica de cualquier in-mueble. Para esta fecha las casashabían sido modificadas o reconstrui-das y su descripción en el Registrode la Propiedad las describe comotres casas de mampostería y altos,dos de ellas de azotea y una tercera

Detalle de la forma de cuña que presentaba la manzana de San Pedro, Santa Clara,Luz y Oficios, según el plano de La Habana intramural de 1745-1776 (Biblioteca Británica).

Tomado de la obra Detén el paso caminante, de Eusebio Leal Spengler

12 Idem, folios 86 al 91vt.13 Idem, folios 143 y 143 vt. y 144.14 Crespo Ponce de León, además de ser un hombre muy rico, gozaba de un gran respeto y poder; lo que le valió para disponer de las casas luegode realizada la subasta. Es notorio que en la Guía de Forasteros (GF) del año 1841, él ocupaba el sitio número diez en la lista de personalidades de untotal de cuarenta y ocho clasificadas como Caballeros Supernumerarios. Esta Guía resulta más interesante a un investigador histórico por suprofundidad de conocimientos que para un turista. (G F) (1841): Libro del Gobierno, Habana, p.48.

de tejas, con la utilización del pino detea 12 y son las mismas que lleganhasta los primeros años del siglo XX.

En 1857 la venta se anuncia en laGaceta de La Habana y en el Diariode La Marina en los días 25, 27 y 28de enero y por tres pregones antela casa del Magistrado Auditor delApostadero; el primero el 19 de fe-brero, el segundo el 2 de marzo yel tercero el 12 del propio mes. Elacto de subasta se realizó el 21 demarzo de ese año, presentándosetres postores, los señores don Fran-cisco Caro, don Máximo Du ̀Bouchety don Pedro Gutiérrez. Este últimofue el ganador ofreciendo la canti-dad de 13 631 pesos por las trescasas que se vendieron como uncuerpo único. Sin embargo, el 24 demarzo, dos días después de la ven-

ta en la subasta, don Ignacio Cres-po Ponce de León por medio de suabogado don Miguel de Vargas yMachuca retrae las susodichas ca-sas hacia sí, arguyendo que comoconsanguíneo del testador se reser-va el derecho de los tres inmuebles..."Como consanguíneo que soy delSor.. testador, tengo derechos cier-tos y positivos para tantear ó re-traer esas fincas, por el precio ycondiciones estipuladas por elrematador: por lo tanto usando esebeneficio, desde luego intento elretracto de las referidas casas,dentro del plano legal de los nuevedías... y que no hago el retracto pordolo, ni con fraude, según lo exigela Ley... Pido justicia con costas, juroque no procedo de malicia y en lodemás necesario", 13 y ofreció lamisma cantidad de dinero que al-canzaron en la subasta.

Crespo Ponce de León 14 vendelas tres casas, en igual precio al dela subasta y en el propio año 1857 adon Francisco Anselmo Puente yFernández, pero la muerte repen-tina del primero no permite la rea-lización completa de la transacción,llevándola a su término FranciscoPuente con la viuda de este, la se-ñora doña Concepción Cárdenas yRodríguez de Ponce de León y de-clara la venta real: "En la siemprefidelísima Ciudad de la Habana aveinte y tres de noviembre de milochocientos cincuenta y siete...compareció la Escma. Sra. Da. Con-cepción de Cárdenas natural y ve-cina de esta sobre dha ciudad,mayor de edad, como viuda del

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Escmo. Sr. Dn Ignacio Crespo y Pon-ce de León... Que a consecuenciade los autos promovidos por Dn.Francisco Anselmo Puentes, paraacreditar que las casas números 6y 7 de la calle San Pedro y primerode la cerrada de Santa Clara le per-tenecen... resultando que Puenteentregó al Escmo. Sr. Dn. IgnacioCrespo y Ponce de León el valor delas casas... conviniendo en forma-lizar después la correspondienteescritura de venta de dhas casas,procédase a su realización por laEscma. Sra. Da. Concepción deCárdenas". 15

Don Francisco Puente y su fami-lia, vecinos de la villa de Guanabacoa,comienzan a hipotecar sucesiva-mente las casas de San Pedro ySanta Clara. A la muerte del señorPuente, acaecida en 1866, son tras-pasadas las propiedades en virtudde herencia testada a su viuda laseñora doña Bienvenida Aliaga yHernández, quien al morir en 1882,se adjudica la propiedad de las ca-sas en común y por iguales partesa sus tres hijos, don Francisco, donGuillermo y doña Carmen Puentey Aliaga. La hipoteca a destacar;durante todo el tiempo que las ca-sas estuvieron en manos de estafamilia; fue la realizada al artistaplástico español don Víctor Patri-cio Landaluze y Uriarte, 16 corres-pondiente a las terceras partes delas tres casas el 22 de mayo de 1880propiedad de don Guillermo Puen-te y Aliaga por un crédito de un valorde 2 603 pesos 40 centavos, ante el

15 ANC: Fondo Protocolos, Escribanía de Marina, notario Plácido Manuel Borrego, año 1857, libro 86, folio 551.16 Víctor Patricio Landaluze, pintor español de origen vasco, que supo captar como nadie hasta ese momento las costumbres habanerasañadiéndole un matiz pintoresco, cotidiano y jocoso.17 La relación cronológica familiar que realiza el Conde de Jaruco en su obra, permite observar el vínculo de parentesco entre don Miguel de Céspedes yBarrero y el prócer de las gestas de independencia de 1868. Don Miguel de Céspedes y Barrero fue bautizado en la parroquia de San Salvador de Bayamo el 17de febrero de 1812; fue abogado y promotor fiscal. En F. X. Santa Cruz Mallén (1942): Historia de las familias cubanas, Ob. cit., t. 3, pp. 108-122.18 La solución de portales para uso público en las casas privadas no es un hecho que surja en el siglo XX, ya desde el siglo XVIII los ayuntamientostomaron esta medida como se observa en las casas de la Plaza Vieja y en la Plaza de la Catedral.

notario de la villa de Guanabacoa donFrancisco W. Armengol.

Para 1886 las casas son vendi-das por los Puentes y Aliaga, concarácter de retro, en doce mil pe-sos oro español, al licenciado donMiguel de Céspedes y Barrero 17 ya su hija doña Elvira de Céspedesy Coffigny quienes hacen firme sutítulo de propiedad en 1889. DonMiguel de Céspedes las libera delas hipotecas que gravan a las tresfincas y deja para entonces comoúnica propietaria a la Céspedes yCoffigny representada por su her-mano de los mismos apellidos.

Las casas son vendidas nueva-mente, ahora a doña Teresa Her-nández y Castells, residente en ElVedado. La transacción de ventaentre esta señora y los Céspedesy Coffigny es de un monto de diezmil pesos por las tres casas, que sehace firme el 3 de diciembre de 1898ante el notario don Pedro Galindoy don Mariano Casquero y Vieta,su esposo, como apoderado. Esbajo la tutela de su nueva dueñaque las tres casas son demolidashacia finales de 1908 y reedificadaen su lugar una monumental caso-na de altos y bajos, portales ybalconadura corrida en el año 1909.No todo el espacio que ocupabanlas antecesoras tres viviendas fuecubierto por esta; en aquel momen-to el Ayuntamiento estaba enfras-cado en alinear la calle de San Pedroy exigía la obligatoriedad de fabri-car portal público a las edificacio-nes. 18 Esto hace que se tome parte

del terreno de dichos inmuebles,y de una medida total de 293 me-tros con 46 centímetros que ocupa-ban, el espacio constructivo quedóreducido a 184 metros con 46 centí-metros, que es el que abarca laactual edificación que toma partede las calles San Pedro y Santa Cla-ra como lateral y fondo. La nume-ración de la nueva vivienda seráSan Pedro 16 hasta que en la déca-da del treinta del siglo XX se hagauna nueva reestructuración de losnúmeros y tome el actual de SanPedro 352.

A la muerte de Teresa Hernándezy Castells; en 1935, deja como únicoheredero de todo su patrimonio asu esposo y apoderado don MarianoCasquero y Vieta, quien al falleceren 1939 sin descendencia directa,hace dejación de todos sus bienesa favor de su chofer el señor JaimeOliver Adrover, quien inscribe lapropiedad del inmueble a su nom-bre. Para este entonces la casa deSan Pedro 352, antes 16, había po-seído múltiples inquilinos, y en elmomento en que se encontrabacomo dueño Oliver Adrover esta-ba en arrendamiento en los bajos,el café, y la planta alta como vivien-da, al señor Julián Fernández y delCasero.

Abrumado el señor Oliver Adro-ver por la hipoteca que pesabasobre esta de un monto de veinti-dós mil pesos a favor del acau-dalado señor don Carlos MaríaDesvernine y Galdós y la amena-za de embargo, decide venderla a

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su arrendatario, el señor Fernándezy del Casero en el precio de treintamil cuatrocientos pesos moneda ofi-cial. El nuevo poseedor inscribe sutítulo de propiedad en febrero de1947, comienza a habitarla y liqui-da además el crédito hipotecarioque afectaba a la casa.

Es sugestivo observar que des-pués de casi un siglo sin habitarsela casa por su propietario, vuelva adarse la coincidencia de propiedady ocupación a partir de 1947, y asu vez es interesante que los ante-riores dueños nunca vivieran lascasas. Sobre la fecha exacta en quela familia Gamboa y Riaño habitólas antiguas casas de San Pedro 16y 18 no se tienen pruebas documen-tales, aunque debió ser anteriora 1755 pues en ese año la señoraJuana Bernardina Suárez —pri-

mer ocupante conocido y madre dedon Marcos Xavier Gamboa y Ria-ño—, muere siendo la propietaria.

De los residentes en Santa Cla-ra no. 1 no se tienen datos concre-tos, y en cuanto a la familia Ponce deLeón se desconoce la fecha exactade la apropiación. Tampoco hay re-ferencias sobre cuáles fueron losmiembros de la familia que la ocu-paron y en qué momento pudo ha-ber sido. El hecho es que en elperíodo en que Francisco Ponce deLeón era el dueño, tenía fijada suresidencia en Cádiz, pudiendo, entodo caso, utilizar su casa de LaHabana de modo temporal.

Los Puentes y Aliaga nunca lahabitaron y así lo atestiguan losdocumentos. Ellos continuarían resi-diendo en la cercana villa de Gua-nabacoa, los Céspedes y Coffigny

Casa de San Pedro no. 16 antes de su demolición en 1908. Se observa el cartel del bar-cantinaLos Marinos que probablemente existiera en dicha casa desde la segunda mitad del siglo XIX

tampoco, doña Elvira vivía en Ma-tanzas y su hermano en la calle Pra-do. Los Hernández y Castells, yCasquero y Vieta, como el propioAdrover, eran moradores del aristo-crático barrio de El Vedado.

El señor Fernández y del Case-ro compra el derecho de arrenda-miento de la casa de San Pedro 352el 15 de octubre de 1924, comen-zando a habitarla alrededor de esafecha en la forma de plazos dearrendamientos prorrogables, se-gún imponía su dueña hasta que laadquiere definitivamente mediantecompra en 1947, al señor Adrover.

En el Registro de la Propiedadno aparece otro titular después deCasero, y cierra la información conla expropiación, por parte del Esta-do cubano, de bienes malversados,con fecha 10 de marzo de 1960.

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fundó un establecimiento, si tuvovarios emplazamientos y sus di-versos dueños y por ende sus trans-formaciones aparenciales.

La información sobre este co-mercio aparece muy dispersa enla documentación escrita. En losdirectorios mercantiles del siglo XIX

puede aparecer indistintamentecomo fonda, en otros como tren decantinas o simplemente café. Alinicio de este trabajo se indicabaen la temprana fecha de 1874 19 laexistencia de un establecimiento decafé en la casa de San Pedro 16 anombre de José Rivero. Los pro-pietarios en esta época eran losPuente y Aliaga que pudieron ha-berle arrendado a Rivero la plantabaja de la casa de San Pedro 16 parauso de comercio. Sin embargo, enel Anuario y Directorio de La Habanade 1859 está anunciado un comer-cio en Santa Clara no. 1 a nombrede Francisco Puente. Este es el datomás antiguo que tenemos acercade un comercio en ese sitio; todoparece indicar que cuando FranciscoPuente le compra las tres casas 20 aIgnacio Crespo Ponce de León en

19 El DIC de 1874 registra en ese sitio este comercio. Los directorios se realizaban de un año para otro y es muy probable que el café estuviesefundado desde tiempo antes.20 En posesión de los Ponce de León no existió comercio establecido en las casas. Al morir el capitán de navío Francisco Ponce de León, dueño dedichos inmuebles; los declara, en su testamento, libres de todo gravamen. En el curso de los juicios aclaratorios del derecho de las casas por losPonce de León se continúa testificando que están libres de impuestos; excepto el que corresponde a la Capellanía de Juana Pérez.21 Una vez que apareció el comercio de café en San Pedro 16 no fue cambiado para las dos restantes casas. La posición geográfica de esta casaque ocupaba las esquinas por San Pedro y Santa Clara, con entradas por ambas calles resultó ideal para este tipo de negocio.22 La definición que poseemos de un club no es el que tuvo en 1909. A comienzos del siglo XX; y a todo lo largo de él; fue siempre un café concantina a la manera de los cafés nocturnos bohemios parisinos que tanto se imitaron en La Habana. Los Marinos no escapó de esto y era visitado porpintores y poetas.

1857, dos años después incursionapersonalmente en el mundo delcomercio y lo establece en la casade su propiedad situada por la ca-lle Santa Clara. No es posible de-terminar si esta fue la primerafecha en que se funda el café, niprecisar cuándo se establece enSan Pedro 16, 21 donde actualmen-te permanece.

Ya una vez establecido en estacasa poseerá varios propietariossegún la fuente de referencia. Enel año 1875, el Directorio Hispano-Americano de Cuba, Puerto Rico ySaint Thomas recoge el anuncio delnegocio de fonda; ubicado en esadirección a nombre de José Rivero:"En esta casa se despachan canti-nas a Precios módicos". En el Direc-torio General para la Isla de Cuba de1883, aparece registrado por la no-menclatura de Café a nombre deJosé García Rodríguez y en el Di-rectorio Mercantil de la Isla de Cubade los años 1889 a 1890, JoaquínBouza inscribe su café en la casade San Pedro 16, en esa fecha estacasa y las dos restantes habíanpasado a ser propiedad de los Cés-pedes. En la edición del DirectorioMercantil de la Isla de Cuba, de 1895a 1896, ese mismo establecimien-to aparecerá a nombre de PabloMartínez.

A lo largo del siglo XIX, desdela fundación del comercio, con unavida ininterrumpida, no hay una solareferencia al nombre Los Marinos o

algún otro; la entidad siempre seráanunciada en los directorios mercan-tiles a través de la dirección dondese haya, a diferencia de otros esta-blecimientos que sí lo hacen porsus denominaciones. La primeramención a un nombre es en El Fí-garo en 1909, en el espacio "Progre-sos Urbanos", donde se elogia lanueva edificación realizada bajo losauspicios de sus recientes dueños,doña Teresa Hernández y Castells ysu esposo el señor Vieta, y se le anun-cia como Club Marino. 22 Sin embar-go, en la fotografía de inicios delsiglo XX cuando aún no habían sidodemolidas las tres casas, apareceen San Pedro 16 el anuncio del co-mercio bajo el nombre de Los Ma-rinos.

¿Cómo era el Café en su inte-rior? ¿Cómo estaba distribuido elnegocio espacialmente? Sólo dosreferencias: la primera, antes de serdemolida la casa, y otra la que nosofrece El Fígaro en 1909, brindanuna sucinta idea del lugar y la épo-ca. En el documento de compra-venta que se realiza entre donDomingo del Portillo y Santayanaa don Francisco García Naveiro en1902 se expresa: "Que el referidoCafé y Cantina está compuesto, ólo constituye su mostrador, arma-tostes, mesas, sillas, espejos, mue-bles, útiles, enseres, botellería ydemás existencias y mercancíasque lo forman, así como vidrierapara tabacos y cigarros y sus exis-

Café Los Marinos

Ante la imposibilidad de accesodirecto a los asientos de comerciosy comerciantes en los Libros deRegistros Mercantiles del ArchivoNacional de Cuba; se hace más di-fícil y deficiente el rastreo de la in-formación de cómo y cuándo se

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Casa de San Pedro 16. Detalle del letrero Café Los Marinos,tomado de la fotografía anterior

tencias...". 23 La nueva imagen queofrece El Fígaro es la siguiente, yacon la nueva edificación: "Instala-do el espléndido café Club Marinoen los bajos de un magnífico edifi-cio, propiedad del Sr. Casquero, susamplios y lujosos salones, brillan-temente decorados y amuebladoscon profusión de elegantes mostra-dores, espejos, mármoles y sillería,se ven constantemente visitadospor una clientela selecta y nume-rosa... que se hace lenguas cele-brando lo exquisito de los dulces,refrescos y licores que allí se con-sumen. El inmejorable salón delunch es innegablemente un orgu-llo para el comercio de la Habana...En el magnífico departamento detabaco, cigarros y cambios de mo-nedas, se ha instalado la reventa debilletes de la Colecturía no. 17, anti-gua de Pellón, lo que, como es natu-

ral dá al establecimiento mayorrealce". 24

En cuanto a la planta alta, ya seade los tres inmuebles del siglo XIX

como el realizado en 1909, se utili-zó para espacio de vivienda de losinquilinos que arrendaban la plan-ta baja del negocio o como escrito-rio, 25 según señala el Registro dela Propiedad en uno de los tantosarrendamientos realizados por sudueña en el XX.

El proyecto inicial del hotel Ar-madores de Santander, sito en la con-vergencia de las calles Luz y San Pe-dro; e inaugurado en diciembre de2001, contemplaba la inclusión de lacasa de San Pedro 352 como parte desus instalaciones, pero factores fi-nancieros lo impidieron. Esta circuns-tancia animó a realizar algunasrecomendaciones acerca del posibleuso futuro del inmueble que actual-

mente está en desuso y pendientede restauración.

Se propone instalar en la plantabaja de San Pedro 352 un café con elnombre Los Marinos que continúe latradición de aquel que se mantuvodesde su apertura en ese lugar ycuya historia no debe desaparecer.Es lamentable, como se señaló, nohaber podido acceder a los fondosque guardan los libros de RegistrosMercantiles y determinar el año desu fundación, pudiendo así colocar-lo en la fachada para su mayor pres-tancia.

En los altos se colocaría un res-taurante que lleve el nombre delconocido pintor Landaluze, quienhizo hipoteca en este sitio en el si-glo XIX, cuya posición frente a losproblemas independentistas deCuba siempre fue de agresividady despotismo, pero él, como tantosotros, no pudo saltar la barrera desu tiempo y tomar una posición pro-gresista acerca del derecho deemancipación de los cubanos, quedesde hacía mucho no se sentíanparte de la Corona española.

Nacido en España26 , llega a Cu-ba en edad adulta. Quizás a causadel rechazo y persecución a quefue sometido durante su estanciaen México por las autoridades deese país acciones llevadas a cabocontra todo lo relacionado con Espa-ña, no se inclinó a la causa separa-tista de Cuba que por demásperjudicaban las ventajas queofrecía esta colonia a su país deorigen. Sin embargo, este hom-bre fue el primero de su tiempoen plasmar sobre lienzos y en

23 ANC: Fondo Protocolos, Escribanía de Pedro Galindo y Piñero, año 1902, t. 25, folio 1480-1490.24 El Fígaro, La Habana, agosto 29 de 1909, año XXV, no. 35, p. 435.25 Lo que conocemos hoy por una oficina.26 Víctor Patricio Landaluze y Uriarte nace en una villa cerca de Bilbao, el 6 de marzo de 1828. Algunos autores señalan su llegada a Cuba en 1850 yotros en el año 1863.

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27 Lázara Castellanos (1991): Víctor PatricioLandaluze, Editorial Letras Cubanas, LaHabana, p. 82.

Anuario y Directorio de La Habana(1859): Librería de A. Graupera, Obispo113, Habana.

Boletín comercial: Anuncios,operaciones diarias de muelle, aduana,almacenes y Plaza (1867, 1868, 1870):Director Santiago S. Spencer, Habana.

Castellanos, L. (1991): Víctor PatricioLandaluze, Editorial Letras Cubanas, LaHabana.

Directorio de Artes, Comercio eIndustrias de La Habana (1859): Libreríade A. Graupera, Habana.

Directorio de Artes, Comercio eIndustrias de La Habana (1860): TiburcioV. Cuesta, Habana.

Directorio de la Isla de Cuba (1874):Director Joaquín Jovellar y Soler, Habana.

Directorio General de la Isla de Cuba(1884-1885): Director Santiago S.Spencer, Empedrado no. 10, Habana.

Directorio Hispano - Americano deCuba, Puerto Rico y Saint Thomas(1875): Editor Propietario Caine, F. y Ca.,Habana.

Directorio Mercantil de La Habana(1900): Directores y Propietarios Zayas yQuintero, año VIII, Habana.

Directorio Mercantil de la Isla de Cubapara el año 1895 á 96 (1895): Directoresy Propietarios Zayas y Quintero, año V,Habana.

El Fígaro, Revista Universal Ilustrada(1909): "Progresos Urbanos: El ClubMarino", año XXV, no. 35, agosto 29, LaHabana.

Guía de Forasteros en la siempre fielIsla de Cuba para el año 1841 (1841):Imprenta del Gobierno y CapitaníaGeneral y de la Real Sociedad Patrióticapor S. M, Libro del Gobierno, Habana.

Nomenclator Comercial, Agrícola,Industrial, Artes y Oficios y DirectorioGeneral para 1883-1884 de la Isla deCuba (1883): Centro Editorial de ObrasIlustradas de Molinas y Juli, 1rª serie,Habana.

Santa Cruz Mallén, F. X. (1940): Historiade las familias cubanas, Editorial Hércules,t. 1, Habana.

_______________________ (1942):Historia de las familias cubanas, EditorialHércules, t. 3, Habana.

Fuentes Primarias*

Archivo Nacional de Cuba: Fondo AntiguaAnotaduría de Hipotecas, libro 3, folio 278vt. / Fondo Protocolos, Notarial de Marina,1745-1858 y Mayor del Apostadero, 1859-1877 / Escribanías, Pedro Galindo Piñero,año 1902, t. 25, folios 1480, 1490 y 1490vt.; De Junco, notario Cristóbal Vianés deSalas, año 1760, folio 1423; De Marina,notario Plácido Manuel Borrego, año1857, libro 86; De Rodríguez Pérez, años1856-1878, leg. 321, primera pieza; DeSalinas, año 1818, leg. 407, no. 4731; DeVarios Judiciales [s. a.], leg. 414, no. 5832.

Registro de la PropiedadRegistro Número Cinco del Ayuntamiento.ts. / 241, folios 18, 68 / 242, folio 178 / 244,folio 118 / 271 sec. 1ª., folio 66 / 314 sec.1ª., folio 231 / 330, folio 146 / 367 sec. 1ª.,folio 114 / 387, folio 172 / 393, folio 180 /415, folio 75 / 474, folio 214 / 506, folio 35 /508, folio 111 / 584, folio 206 / 668,folio 141.

* Cuando sólo se señala Escribanía y añoes porque la información completaaparece a pie de página.

papel periódico los tipos popula-res de la sociedad cubana, aquellaesfera común y concebida como feapara ser llevada a la pintura. La pro-fesora de la Universidad de La Ha-bana, Lázara Castellanos; nos diceacerca de Landaluze: "Pocos creado-res son sometidos a la prueba deltiempo y el espacio como Landaluze.Para unos, un mito; para otros un ex-tranjero indeseable. Pero, pense-mos por un instante, cómo sería lapintura y el humor gráficos cubanossin la presencia del vasco". 27

Si llegase a ejecutarse tal pro-puesta, el restaurante pudiera serdecorado con grabados de estepintor que le darían más realce allugar y un motivo de profusa con-currencia.

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BIBLIOGRAFÍA

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El memorable combate de Río Hondo

Resumen

Se demuestra la significación histórica en estaacción de guerra del mayor general AntonioMaceo en Pinar del Río y se presenta lainvestigación realizada para descubrir el sitioexacto donde ocurrió y los pormenoresoperativos del combate, lo que permitiódisponer de una reconstrucción de los hechosválida para promover la declaratoria del sitiocomo Monumento Nacional. Este resultado deinvestigación da respuesta a ese problemaconcreto de las Ciencias Históricas aplicadasal trabajo patriótico militar y a la proteccióndel Patrimonio Nacional.

Abstract

A description of the historical significance of abattle led by Major General Antonio Maceo inPinar del Río. Detailed research has revealedthe exact location of the battle and themilitary strategy employed, enabling areconstruction of the historical facts whichhas in turn caused the site to be declared asite of national importance. A satisfyingexample of the alliance of historical sciencewith patriotic military sentiment and theprotection of national heritage.

Por: Enrique M. Alonso Alonso, Carlos Díaz Guanche, Carlos R. Rosa Saavedra, María R. GonzálezSánchez, Esperanza Blanco Castillo y Jorge L. Ruiz Licor

En su histórica defensa durante eljuicio por los sucesos del Moncada, yargumentando las posibilidades detriunfo del movimiento revoluciona-rio, Fidel Castro expresó:

"Hay un pasaje inolvidable denuestra guerra de independencianarrado por el general Miró Argenter,Jefe del Estado Mayor de AntonioMaceo, que pude traer copiado enesta notica para no abusar de la me-moria: ‘La gente bisoña que manda-ba Pedro Delgado, en su mayor parteprovista solamente de machete, fuediezmada al echarse encima de lossoldados españoles, de tal manera,que no es exagerado afirmar quede 50 hombres, cayeron la mitad.Atacaron a los españoles con lospuños ¡sin pistolas, sin machetes ysin cuchillos! Escudriñando las ma-lezas de Río Hondo, se encontra-ron quince muertos más del partidocubano, sin que de momento pu-diera señalarse a qué cuerpo per-tenecían. No presentaban ningúnvestigio de haber empuñado arma;el vestuario estaba completo y pen-diente de la cintura no tenían másque el vaso de lata; a dos pasos deallí el caballo exánime con el equi-po intacto. Se reconstruyó el pasa-je culminante de la tragedia: estoshombres, siguiendo a su esforza-do jefe, el teniente coronel PedroDelgado, habían obtenido la palma

del heroísmo; se arrojaron sobrelas bayonetas con las manos so-las; el ruido del metal, que sonabaen torno a ellos, era el golpe delvaso de beber al dar contra el mu-ñón de la montura. Maceo se sintióconmovido, él, tan acostumbrado aver la muerte en todas sus posicio-nes y aspectos, murmuró este pa-negírico: ¡Yo nunca había visto eso,la gente novicia que ataca inermea los españoles, con el vaso de be-ber agua por todo utensilio. Y yo ledaba el nombre de impedimenta!’...¡Así luchan los pueblos cuando quie-ren conquistar su libertad, les tiranpiedras a los aviones y viran los tan-ques boca arriba!" (Castro, 1961:44).

Por su parte el cronista, gene-ral Miró, incluía en su propio relatoel siguiente comentario:

"¡Si el gran caudillo [Maceo] hu-biera sobrevivido a la tremendabatalla por la libertad del país, estamisma oración, grabada sobre unalosa humilde, recordaría hoy al mun-do de los buenos el triste y conmove-dor episodio!" (Miró, 1970, t. 2:69).

Una semana después de RíoHondo, al abandonar provisional-mente la provincia, Maceo escribióa su esposa:

"En fin, ya estoy fuera, dejandoen la provincia de Pinar del Río cua-tro mil hombres sobre las armas;producto de la invasión y el patrio-

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tismo de aquella gente, que a decirde otros es la que mejor ha corres-pondido, se parece a Oriente en en-tusiasmo y hechos" (Franco, 1973,t 3:76).

Con estos antecedentes, no espreciso emplear más palabras paraenfatizar la significación históricade este hecho de armas. El estudiopormenorizado y la necesaria re-construcción sobre el terreno delcombate de Río Hondo los inicia-mos a mediados de la década delsetenta, deseosos de hallar y res-catar del olvido el pedazo de tierradonde ocurrió la memorable car-ga, persuadidos de que se debíavalorar como un sitio histórico delmás alto rango en el ámbito de lastradiciones combativas del pueblocubano.

Para conseguir estos fines, se apli-caron las técnicas y sistema que alefecto veníamos elaborando (Alonso,1993). Adelantemos que los prime-ros reconocimientos del terrenorevelaron que un tramo de 500 me-tros de la antigua calzada de LaHabana, que vino a resultar centrode la acción, permanecía milagro-

samente intacto, a pesar de que estavía quedó destruida casi totalmenteen la década de 1920 por la construc-ción de la carretera central.

Trabajo realizado

La bibliografía disponible sobreel hecho consistía sólo en el citadocapítulo de las Crónicas de Miró ylo que presenta José Luciano Fran-co (1973) es tomado de esta mismafuente. Tratando de discriminar loseguro de lo probable, se elaboró unaversión despojada de subjetivismoque serviría de guía o hipótesispara ser contrastada con posiblesfuentes orales, con el reconocimien-to del terreno y con argumentos dela esfera del arte militar de la época.También fueron revisados textosmilitares de la época, siendo losmás utilizados Barbasán (1899) yEstévanez (1897).

Finalmente se exploró el terre-no y se pudo constatar que sobrelos hechos se conservaba alguna in-formación entre los pobladores dela zona. Una vez efectuados losanálisis, cotejos y comparaciones

pertinentes, quedó elaborada la bus-cada interpretación reconstructiva. Siel lector puede repasar las Crónicasde Miró paralelamente con el pre-sente trabajo, podrá constatar lautilidad de esta interpretación.

Resultados parciales del trabajo

El relato de Miró, abundante enmenciones a hechos y lugares, per-mitió ubicar a grandes rasgos elteatro de las operaciones alrede-dor de la antigua calzada real, en-tre los cauces de Río Hondo y ArroyoYaguazas, entre cuatro y seis kiló-metros al este del pueblo de SanCristóbal, provincia de Pinar del Río.

Por la misma fuente se supo queel combate consistió en el enfren-tamiento de fuerzas cubanas decaballería, de número indetermina-do, contra una columna españolade 600 hombres de infantería bajoel mando del coronel Enrique Se-gura, con un epílogo en el que sehostilizó una fuerte columna es-pañola auxiliadora de la primeray de 1 000 hombres de las tres ar-mas (infantería, caballería y artille-

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ría). Por supuesto, también se obtu-vo una descripción de los hechos.

El reconocimiento del hipotéti-co escenario del combate permitióprecisarlo en mayor grado, las per-sonas que viven en las inmediacio-nes conocen que allí combatió Maceoa los españoles, y señalan las ruinasde la casa de obras públicas que semenciona en las Crónicas. Aleda-ño a esta, se observa un tramo de500 metros de la antigua calzadaque se extiende de la casa al RíoHondo, hacia el oeste. La casa, asu vez, dista del puente de Yaguazas1 500 metros por la carretera central,que sigue allí igual trazado que la vie-ja calzada, a la que se superpusoen ese tramo. Hay un viaducto opuente intermedio en el trayectode la casa a Río Hondo, ubicado a225 metros de aquella y a 275metros del río. La familia Baceiro,vecina del lugar, refiere que a lallegada de sus ascendientes aprincipios del siglo XX, toda el áreaal sur de la mencionada casa es-taba cubierta de bosque.

Por su parte, la bibliografía mi-litar citada, precisa que los 600hombres de Segura podían corres-ponder a cinco o seis compañías,de cuatro pelotones con veinticin-co a treinta y un hombres cada uno,a la usanza y según los reglamen-tos de la época. Cada uno de es-tos pelotones, desplegado enlínea de combate de dos escalo-nes, con intervalos entre fusilerosde 1,50 metros, cubre un frente de18 a 20 metros. El reglamento en usoestipulaba intervalos entre pelotonesiguales a su frente. De tal manera,200 hombres así desplegados podíancubrir un frente de 270 metros, y 400hombres 560 metros, con indepen-dencia del variable tamaño de lascompañías que integraran.

Las tropas españolas que com-batieron en Río Hondo estaban do-tadas del fusil Maüser modelo 1893,calibre 7 mm, capaz de disparar encondiciones de polígono, no de com-bate, veinticinco disparos por mi-nuto, apuntando. En el combate esacadencia se podía reducir hasta lamitad, pero aún así un pelotón po-día batir su frente de veinte me-tros con 400 disparos por minuto, y200 tiradores con 3 000. Agréguesea esto la bayoneta de que estabanprovistos para el combate cercano.

Igualmente se establecieron algu-nos principios tácticos de la épocaque sin duda eran de amplio dominiopor parte de jefes y oficiales de aca-demia, más aún cuando tenían, comoSegura, experiencia combativa:

- El fuego es la principal defensade la infantería contra la caballería.

- Para conseguir dirigir eficien-temente el fuego de ese tipo de com-bate, es preciso utilizar las formacio-nes cerradas, tales como la línea,la columna o el cuadro.

- De estas, la línea es la forma-ción más eficaz, porque permiteconcentrar el fuego en un solo fren-te, con el defecto de que sus flan-cos son muy vulnerables; cuandoestos no están cubiertos por obs-táculos del terreno, es preciso de-fenderlos con tropas escalonadas.

-En el combate defensivo es acon-sejable mantener de un cuarto a untercio de la fuerza como reserva.

Interpretación

Reuniendo el resultado del aná-lisis, con las Crónicas a la vista, searriba a la siguiente interpretaciónreconstructiva:

El combate fue previamente pla-neado por Maceo, quien escogió elterreno en que se libraría, ya que

pudo inferir que vendrían tropas ene-migas de Candelaria y se dispusopara combatirlas con ventaja.

El terreno escogido fue el espa-cio llano, aunque entonces algomontuoso por el sur, comprendidoentre el Río Hondo y el ArroyoYaguazas, en sectores aledaños ala calzada de La Habana, que uníaallí a Candelaria y a San Cristóbal,con un trazado muy cercano al dela actual carretera central; aunqueno se menciona en las Crónicas, porallí pasaba también la vía férrea delFerrocarril del Oeste, cortando lacalzada cerca de la casa. Maceo si-tuó el núcleo de sus fuerzas en la pla-nicie al norte de la calzada, a la vistadel puente de Yaguazas, y retenesavanzados sobre esta en dirección aCandelaria, y allí aguardó.

El jefe de la columna españolaque combatió en Río Hondo era unmilitar capaz y experimentado queya se había enfrentado a Maceo.En consecuencia, sus fuerzas ac-tuaron con eficacia y precisióndesde los primeros momentos.Formadas en columna abrieron fue-go sobre la marcha desde que fue-ron tiroteadas por las avanzadasinsurrectas y destacaron elemen-tos para tratar de envolver por suflanco derecho (el sur) a aquellosretenes.

Una vez ubicado el enemigo y vis-ta su primera reacción, Maceo enpersona se lanzó, seguido de un cor-to número de jinetes, a tratar a suvez de flanquear el ala izquierda ene-miga, con el evidente propósito deno permitir que la columna se des-plegara, sino que se mantuviera uni-da sobre la calzada para podercargarla con la caballería. En eseempeño, accidentalmente se extra-vió en una ceja de monte, con loque se perdieron minutos decisivos.

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esperar a que se desplegaran có-modamente con posibilidad dedesatar todo su volumen de fuego.Por otra parte, era suicida intentardesfilar frente a los primeros pelo-tones ya desplegados y disparan-do, para tratar de ganarle el flancoizquierdo a la formación antes deque esta llegara al río.

El objetivo de la carga, pues, fuehacerle bajas al enemigo y romperla línea, colocando combatientes alotro lado de la calzada, es decir, aretaguardia de la formación espa-ñola, circunstancia en la cual estadejaba de ser efectiva por tenerque dispersar sus fuegos en dosdirecciones. Ese objetivo se cum-plió, con grandes pérdidas de am-bos contendientes. Parte de lospelotones que corrían a ocupar susposiciones hacia el río, se vieronobligados a volver sobre sus pa-sos para instalar una nueva línea aespaldas de la primera, con frenteal sur. Es posible que en esta ma-niobra actuaran también algunospelotones de la reserva. Con estosobligados cambios, se frustraba elplan inicial de Segura.

Maceo ordenó una segunda car-ga, con el fin de colocar más com-batientes al otro lado de la calzada.Esto se logró de manera menossangrienta, pues las fuerzas consi-guieron pasar al otro lado por elsector desguarnecido más próximoal río. Ya en esas circunstancias, noquedó al jefe español otra alterna-tiva que defenderse circularmenteen la casa, para lo cual los solda-dos improvisaron parapetos conbarriles, maderas y escombros, sinmás posibilidades objetivas que larendición o la muerte.

Las acciones habían comenza-do al mediodía, y ya caía la tardecuando se anunció que acudía des-

de Candelaria otra columna, con1 000 hombres de las tres armas yel propósito evidente de auxiliar ala primera. Maceo ordenó comba-tirla; unos dos kilómetros al estede Río Hondo se iniciaron las hos-tilidades. Finalmente no se pudoimpedir que esta fuerza, durantela noche, consiguiera contactar conlos restos de la columna sitiada. Alamanecer emprendieron la retiradahacia Candelaria, hostilizados cons-tantemente por los insurrectos.

"La gente bisoña que mandabaPedro Delgado" (Miró, 1970, t 2:69)eran reclutas que se habían incor-porado tres días antes al CuartelGeneral en Candelaria; eran jóve-nes, campesinos y pinareños, pro-cedentes de las zonas de Cabañasy El Rubí.

El centro del sector donde se pro-dujo la primera carga al machete–en la que ocurrieron los episodiosque dan trascendental importanciaal combate– puede situarse entre 150y 200 metros de la casa de obraspúblicas, hacia el río, y sobre eltalud norte de la calzada. El áreadel teatro de las acciones de RíoHondo que debe ser preservada sedelimita por el río y la casa, y cin-cuenta metros a ambos lados de lacalzada que los une y forma un rec-tángulo de 500 x 100 metros, o sea,cinco hectáreas. Es convenienteconservar también los sectoresaledaños a ambos extremos, conlo que el sitio histórico alcanza-ría, como máximo, las seis hectá-reas de superficie.

Conclusiones

Todas las personas que han leí-do La historia me absolverá conocenel episodio citado al principio deeste trabajo; también lo conocen

La columna española, lógicamen-te, apretó el paso y, disparando so-bre la marcha en todas direcciones,consiguió llegar a las ruinas de lacasa de obras públicas sin habersufrido ninguna carga de la caba-llería mambisa. Los muros de esacasa, en unión del bosque que co-menzaba allí mismo extendiéndo-se hacia el sur, constituían unexcelente punto de apoyo para elflanco derecho de una línea de ti-radores que se desplegaría enton-ces a lo largo de 500 metros de lacalzada en dirección al río, con sufrente al norte. Segura debió apre-ciar inmediatamente las ventajasde la posición y ordenó que 400hombres ejecutaran la maniobra rá-pidamente. A las mencionadas ven-tajas se agrega que la calzada en esetramo presenta un terraplén de al-tura creciente (por descenso delterreno circundante hacia el río)que llega a los dos metros, con untalud lo suficientemente pendientepara impedir que la caballería cho-cara con los infantes a la velocidadde la carga. Los 400 hombres seña-lados podrían cubrir los 500 metrosde frente, de modo que se podíamantener la tercera parte de lasfuerzas en reserva y defendiendola casa.

En esos momentos Maceo sereincorporó a sus fuerzas y com-prendiendo el plan enemigo ordenóuna carga fulminante. Obsérveseque las fuerzas insurrectas estabansituadas al norte y algo al este de lacasa y tramo de calzada que la uneal río. La carga se produjo, al pare-cer, mientras las compañías enemi-gas ejecutaban su movimiento, demodo tal que sólo algunos pelotoneshabían ocupado ya sus posiciones.Es muy importante que se hayatomado la decisión de cargarlos sin

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quienes leyeron las Crónicas... deMiró. Sin embargo, antes de con-cluir la investigación que se esbo-za en el presente trabajo, nadiesabía con exactitud dónde, y endetalle cómo y por qué ocurrieronlos hechos.

Obsérvese que es el estudio delterreno, a la luz de los principiostácticos y reglamentos de la épo-ca, lo que permite comprender lalógica de las acciones y movimien-tos, complementando y profundizan-do lo que las Crónicas... informan; nohay otra manera de conseguir eseresultado. La excepcional supervi-vencia de dos construcciones degran significación en el combate(casa y calzada) permitió ubicardetalles que, de otro modo, hubie-ra sido preciso buscar mediante elhallazgo de las vainas de los cartu-chos disparados por los fusiles es-pañoles, algo casi imposible paraun lugar tan transitado como aquel.

No es extraño que se haya he-cho mención en este estudio a nú-mero de combatientes españolesy no a compañías, aunque sí a pe-lotones; esto obedece a que la can-tidad de integrantes de aquellas noera tan constante y uniforme comola de los pelotones, que han servi-do para calcular los sectores defuego a cubrir por los tiradores quelos componían.

Como sólo un preámbulo, a ma-nera de solución, de las técnicas ysistema para la reconstrucción ar-queológica de acciones militares dela Guerra de Independencia, ela-borados por uno de los autores, esque puede valorarse el resultadocientífico de esta investigación delcombate de Río Hondo, su genera-lización se conseguirá mediante ladeclaración del sitio como Monu-mento Nacional y la divulgación del

nuevo conocimiento histórico al-canzado. Es un suceso de interéssocial, concretamente en la esferaideológica, como son todas las con-clusiones de las investigaciones his-tóricas, pues su difusión contribuye areforzar la conciencia patriótica y re-volucionaria de nuestro pueblo, pro-piciando nuevas formas de rendirtributo a una generación de héroes

de la que todos nos honramos en con-siderarnos hijos. Esperemos que estemodesto trabajo contribuya a esepropósito.

Hemos propuesto a la ComisiónNacional de Monumentos, en 1990,la declaración de este sitio históri-co como Monumento Nacional lo quese espera que ocurra en breve.

Alonso, E. (1993): "Técnicas y sistemapara la reconstrucción arqueológicade combates de la Guerra deIndependencia", Inédito, depositado enlos Archivos de Arqueología, ECOVIDA,Delegación Provincial del Ministerio deCiencia, Tecnología y Medio Ambiente(CITMA), Pinar del Río.

Barbasán, C. (1899): Teoría de latáctica, 3ra ed., Imprenta del Cuerpo deArtillería. Madrid.

Castro, F. (1961): La historia meabsolverá, Imprenta Nacional de Cuba,La Habana.

Comisión Provincial de Monumentos(1990): "Expediente del sitio histórico RíoHondo para ser propuesto comoMonumento Nacional", Inédito,depositado en la Dirección Provincial dePatrimonio y en la Comisión Nacional deMonumentos, Pinar del Río.

El fusil y la tercerola Maüser modeloargentino 1891 (1895): Imprenta de laMaestranza de Artillería, La Habana.

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Franco, J. L. (1973): Antonio Maceo.Apuntes para una historia de su vida,Editorial de Ciencias Sociales, La Habana.

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Reglamento para la instrucción de tirocon fusil y carabina Maüserreglamentarios (1907): Talleres delDepósito de la Guerra, Madrid.

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BIBLIOGRAFÍA

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Dos Casas en tres siglos

Resumen

La casa ubicada en Mercaderes 27, esquina aAmargura, resalta por su fortaleza ymajestuosidad y data de 1728, fecha en quefue totalmente remodelada por su segundodueño, el capitán Francisco Bassabe. En ellaprobablemente vivió el célebre poeta JoséFornaris y radicó la primera casa comercialque existió en dicho lugar, fundada en 1874.Esta edificación ha llegado hasta nuestros díasconservando su arquitectura original gracias ala restauración realizada por su últimopropietario, Julián Aguilera y Raymond. Losactuales trabajos de investigación histórico-arqueológicos demuestran cómo a pesar delas transformaciones de su aspecto exterior,la casa se mantuvo como la concibió susegundo dueño.

Abstract

The imposing house which stands at No 27Mercaderes Street at the junction withAmargura Street dates from 1728, the year inwhich the building was completelyreconstructed by its second owner, CaptainFrancisco Bassabe. It is thought that thecelebrated poet José Fornaris lived there, andthat in 1874 the first commercial use wasmade of the building when a tradingcompany opened its office there. Recentarchaeological and historical research showsthat despite alterations to its façade, therestoration carried out by its last owner,Julián Aguilera y Raymond, resulted in thebuilding’s internal structure being conservedaccording to the design of Captain Bassabe

Por: Beatriz Rodríguez Basulto

Tanto la Historia como la Ar-queología están comprendidas enlas ciencias sociales, independien-tes pero relacionadas en cuanto lasdos estudian al hombre y los pro-cesos sociales. Una sin la otra nopodría desarrollarse.

¿Qué hace el arqueólogo sinohacer historia? Lo que diferenciaal historiador y al arqueólogo es suobjeto de estudio, bien definido ac-tualmente para las dos ciencias: elprimero desarrolla su tesis a partirde las fuentes escritas y orales, in-vestigando en los documentosoriginales que aparecen en los ar-chivos; mientras que el segundo in-terpreta complejos sistemas designos que guardan disímiles lectu-ras estratificadas en los yacimientos.

La Arqueología es, ante todo, unaciencia de carácter humano e histó-rico, pero no forma parte de la Histo-ria ni de la Antropología; ha ganadosu autonomía dedicándose al estu-dio de las evidencias materiales queel hombre ha dejado a su paso por lavida y que el tiempo ha estratificadoy guardado celosamente.

En el campo de las ciencias, lashipótesis se corroboran y refutantodos los días. A diario es rebatidoalgún planteamiento realizado porun historiador debido a un descu-brimiento importante hecho por unarqueólogo, y viceversa.

No se puede negar la necesidadque tiene para el trabajo arqueoló-gico la unidad entre las distintasmaterias que lo apoyan, no tendría,pues, hipótesis que apoyar o refu-tar. El científico de la Arqueologíanecesita de la Historia, la Geología,la Topografía, la Biología, la Compu-tación, etc., para sacar el máximo deinformación a un sitio; de igual ma-nera, otras disciplinas enriquecensus investigaciones con los datosobtenidos por los arqueólogos. Sin lainteracción de todas estas ramas, lainterpretación que se puede hacerresultaría incompleta.

Este artículo es una muestra decómo las investigaciones arqueo-lógicas suministran informacionesque ayudan al historiador a desa-rrollar sus hipótesis.

Descripción arquitectónica

Llamada casa de los Bassabe yluego conocida como el inmueble dela Compañía Julián Aguilera, situadaen Mercaderes esquina a Amargu-ra, primero no. 15, después no. 27,y actualmente no. 213, tiene tres lar-gos siglos de historia y atrae la aten-ción del más avisado conocedor porsu sólida construcción de cantería ypor lo peculiar de su balconaje corri-do, de anchos balaústres de maderaque le confieren distinción.

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En cuanto a su planta, respondeal diseño característico de la vivien-da colonial habanera en la quealrededor del patio central se de-sarrollaba el espacio habitacional.Estos inmuebles servían tambiéncomo lugar de almacén respondien-do así a las necesidades que teníansus encumbrados dueños de acu-mular productos al dedicarse aactividades de índole comercial.

Posee grandes dimensiones,construcción de cantería, mampos-tería y tejas, de puntal alto, con granportón para la entrada al estilo dela casa fortificada que se desarro-lló en estos siglos en la ciudad. Ensu fachada exhibe anchas pilastrasadosadas a los muros, con frisos delíneas rectas. Los guardacantonesque resguardan el portón y la esqui-na son de hierro fundido y se en-cuentran en muy buen estado deconservación. Sobre cada pilastrase muestran, a manera de recor-datorio, los dos números antiguos

de la casa, así como dos tarjas con-memorativas que aluden a la fechade fundación de la casa Aguilera, unapor la fachada de Mercaderes y laotra por Amargura.

Su interior está actualmente di-vidido de la siguiente forma: en laplanta baja el portón da acceso alzaguán, en cuyos laterales se abrenlas dos primeras habitaciones conarcos de medio punto, en estas seobservan varios momentos de in-tervención arquitectónica dondese modificaron sus dimensiones.Ambos espacios fueron dedicados alcomercio, como era costumbre enesos momentos. Inmediatamente elzaguán da acceso a las galerías através de un vano. Dichas galerías,que rodean el patio, están compues-tas por una sucesión de columnas yarcos de medio punto dispuestos ensimetría. Dentro de ellas se abrencuatro puertas y dos ventanas quecomunican con amplias habitacionesque fueron destinadas a almacenes.

El patio típico colonial tiene lafunción de proporcionar el frescory el verdor que caracterizan el cli-ma tropical cubano. Cuenta con unaljibe y una cisterna usada paraabastecer actualmente de agua atoda la casa. Al final de cada gale-ría se abren dos vanos que condu-cen al traspatio, uno de ellos conun arco de medio punto. Cierra elpatio un muro que es testigo de losdiferentes momentos constructivosque sufrió el inmueble.

El estudio arquelógico demostróque el actual traspatio fue el áreade letrina en los siglos anteriores.Al lado del traspatio están las ins-talaciones sanitarias modernas yun montacargas, ambos de 1935.

La escalera de losas isleñas em-plazada al inicio de la galería en suala izquierda, conduce primera-mente al entresuelo que conservahermosos techos de tirantes parea-dos. Siguiendo por la escalera, llega-mos a la planta superior, donde seencuentra el salón que servía comocomedor y constituía el principal lu-gar de reunión para la familia. Eneste espacio y en la habitación conti-gua se conservan los únicos vesti-gios de pinturas murales del edificio,con ellas se acostumbraba a ador-nar los inmuebles habaneros.

Las galerías de esta planta, adiferencia de la planta baja, son debalaústres de madera, en sustitu-ción de la persianería francesa quetenía en el siglo XIX, y fueron am-pliadas en 1935 con las maderas ex-traídas de esta modificación. En lashabitaciones colindantes, se desa-rrollaba la vida familiar.

Al fondo, donde estuvo la azoteaque cubre el área del traspatio de laplanta inferior, pueden observarseaún las huellas de las fogonadurasdonde se sostenían las vigas.

Ángulo de la fachada actual de la casa Aguilera

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Los techos son de vigas de made-ra, tablazón y tejas criollas. En ellosse observan también los distintosmomentos de transformación duran-te sus ya tres siglos de existencia.

Historia

Su antigüedad se remonta al pri-mer tercio del siglo XVIII, no obstantelas investigaciones que se realizarondemostraron la posibilidad de unasentamiento evidenciado en las doshuellas de postes que aparecieron enlas excavaciones que se realizaronen el área del traspatio. El primer in-mueble, del cual encontramos refe-rencias históricas, fue propiedad dedoña María de Guión, quien en 1728lo vende al capitán Francisco Anto-nio Bassabe y Urbieta.

El nuevo —y segundo— propie-tario le dio a la casa la imagen pú-blica que hoy conocemos. Bassabey Urbieta fue bautizado en la pa-

Aspecto de la galería en la planta superior de acuerdo con el actual proceso de restauración

rroquia de Oyarzun, en la provin-cia de Guipúzcoa, en el País Vascoel 9 de octubre de 1672. A fines delsiglo XVII se traslada a la Habana don-de se casa con doña Felicia Espellosay Bucareli, hija del alférez Jerónimode Espellosa y de doña Justa Bucareli.Tuvieron por hijos a María Josefa,Tomasa, Carlos Francisco, FranciscoAntonio y Luis Francisco Bassabe yEspellosa.

En la Habana, Francisco Bassabefue procurador de pobres, segúnconsta en Acta Capitular del 1ro deenero del año referido, y en 1731fue elegido Alcalde Ordinario de laHabana y receptor del Santo Oficio.

Además de adquirir la finca queocupaba la casa de Mercaderes 27,Francisco Bassabe compra a doñaMaría de Guión la propiedad de otrafinca que aparece adjunta a esta enel título de propiedad, con entradaprincipal por la calle de la Amargura(actualmente esta casa no existe).

Ambas están numeradas en el Re-gistro de la Propiedad como Fincas62 y 63 respectivamente. Las casasque se edificaron en estos dos tem-pranos solares vieron pasar juntasdos largos siglos.

La mencionada casa de los Bas-sabe se encuentra registrada en suprimera inscripción en el Registrode la Propiedad como una casa dealto y bajo, cantería, mamposteríay tejas con sus accesorias, señala-da con el número 27 de la calle delos Mercaderes, acera del este yhaciendo esquina con la calle de laAmargura. En el título no aparecenlas medidas; linda por el costadoderecho y entra en ella con la delos herederos de don Marcos Quin-tana y por el fondo se une a la casade Amargura no. 2. Esta es tam-bién una casa de altos y bajos, can-tería, mampostería y tejas con susaccesorias, sin expresarse su me-dida en el título. Linda por el ladoderecho con la casa de los herede-ros de doña María Dolores IginiaValdés y su valor monetario no seconsigna tampoco en el título.

La más antigua noticia que setiene de Mercaderes 27 viene deuna escritura otorgada en 1726para rectificar un censo de 1 000pesos a favor de la imagen deNuestra Señora de los Reyes, sitaentonces en la Parroquial Mayor.La inscripción se impone en el Re-gistro de la Propiedad a solicituddel presbítero Santiago Saíz de laMora. Esta capellanía1 se dejó im-puesta sobre el precio de las dosfincas al venderse estas al capitánFrancisco A. Bassabe, cumpliendoasí la voluntad del tío de la herede-ra, el presbítero Pablo de Olivera,

1 Capellanía: Impuesto que se solía poner en estos siglos sobre los bienes inmuebles por su dueño a favor de la Iglesia, la cual tenía un cobrador decapellanías. Estos impuestos eran heredados o vendidos junto con el inmueble por lo que era posible que pasaran incluso siglos sin que fueranredimidos.

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obligándose al comprador a no re-dimirla.

Ya en propiedad de los Bassabela casa sufre una remodelación to-tal y adquiere su configuración ac-tual de dos pisos. Esta reedificacióndebe haber ocurrido aproximada-mente en 1730 (Weiss, 1979).

Don Francisco Bassabe fallecesiendo propietario de los dos in-muebles, el 1ro de marzo de 1738, y sudefunción se encuentra registradaen la Catedral de La Habana. A lamuerte de su esposo, doña FeliciaEspellosa, viuda del fallecido Capitán,manda a fundar una Capellanía porel alma de su marido y la suya pro-pia, impuestas ante don BartoloméNúñez, escribano público, e inscritasen el Registro de la Propiedad el 27de octubre de 1761.

A la muerte de doña FeliciaEspellosa, reportada en 1761, lascasas quedan en propiedad de sushijos, específicamente de don LuisBassabe. Sobre esta década apa-recen cuatro escrituras en el fondoAnotaduría de Hipotecas del Ar-chivo Nacional de Cuba (ANC),donde se justifican una serie degravámenes 2 a los que está suje-to el inmueble de Amargura 2. Laprimera de estas escrituras, fecha-da en agosto de 1767, señala quedoña Rosalía y doña Ángela Bar-ba hipotecan esta casa, la cual ha-bitan, a don Juan de Ribas en milpesos. Más tarde, el 6 de noviem-bre de 1777, estas dos señoraspagan una cantidad de dos milpesos por un gravamen que tienela casa a favor del Marqués de Vi-lla Alta, de los cuales este cedequinientos a la iglesia de SantaMaría del Rosario como muestrala escritura del 10 de mayo de 1776.

2 Gravámenes: Impuestos a los que estaba sujeto un inmueble tanto de índole civil como religioso.

Sin embargo, el 13 de diciembre de1799, don Francisco José Bassabe,uno de los herederos del capitánBassabe, hipoteca la misma casa quele pertenece para cubrir una deudade pago a doña Josefa Marrero, en3 629 pesos y medio real, segúnescritura de la Anotaduría de Hipo-tecas. Se desconoce por qué el in-mueble Amargura 2, a partir de 1767hasta 1799, deja de ser, al parecer,propiedad de los herederos deBassabe, mientras que Mercaderes27 sí continuaba en manos de ellos.

El 30 de junio de 1803 apareceráuna escritura en la que don AntonioHernández Braza y don Antonio Her-nández Penique compran con pactode retro a don Francisco José Bassabey Cárdenas una accesoria de la ca-lle de la Amargura por la cantidadde dos mil pesos. Posteriormente,en 1806, ante el notario público donGabriel Ramírez, comparecieron donLuis y don Nicolás Bassabe, here-deros del fallecido capitán Bassabepara vender las fincas al tambiéncapitán don Ignacio Herrera yPedroso, primer Marqués deAlmendares, el cual compra las doscasas; en esta venta el derecho aretrocomprar la accesoria de Amar-gura 2 pasa ahora al nuevo dueño.El precio de venta de los inmueblesen esos momentos asciende a 30 000pesos distribuidos entre el valor realde las casas y las capellanías o losgravámenes a los cuales se encuen-tran sujetos.

Don Ignacio Herrera y Pedrosofallece en su casa de Mercaderes27, el 19 de abril de 1849, dejando asu hijo, el señor don Ignacio Herreray O´Farrill, por adjudicación testa-mentaria, las dos casas y su títulonobiliario aprobado por el Consejo

de Ultramar y por la presidencia delConsejo de Ministros que otorganReal Carta de Sucesión en el título deMarqués de Almendares con fecha24 de noviembre de 1852.

Don Ignacio Herrera y O´Farrill,hijo del primer Marqués de Almen-dares, era consejero de Administra-ción, Senador del Reino, Gentilhom-bre de la Cámara de su Majestad, yostentaba la Gran Cruz de la Ordende Isabel la Católica. Contrajo nup-cias en tres ocasiones, según cons-ta en el Fondo Gobierno SuperiorCivil del ANC. La celebración de suprimera boda ocurrió en la Cate-dral de la Habana el 19 de marzode 1832 con doña Serafina de Cár-denas y Beitía, hija de don AntonioMaría de Cárdenas, Mayor de laVilla de San Antonio de los Baños.La segunda vez, también en la Ca-tedral, se casó con doña María deCárdenas y Beitía, hermana de suprimera mujer, el 24 de mayo de1857 y la tercera ocasión en la Pa-rroquia del Espíritu Santo, el 25 denoviembre de 1880, con doña Ma-ría Loreto Bertemati y Aparicio, hijade Francisco y de Francisca. DonIgnacio y su tercera esposa tuvierondescendencia en doña María Herreray Bertemati.

En propiedad de los marquesesde Almendares la casa sufre su se-gunda remodelación en la que alparecer se introducen los herrajesque hoy exhibe por la calle de laAmargura.

Consta en la primera inscripcióndel Registro que sobre el año 1874 elsegundo Marqués de Almendaresvende la casa de Amargura 2 a laSociedad de Castillo y Ca., corres-pondiente al gremio de ferretería,conservando para sí el derecho a

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volverla a comprar. La casa fuevendida en 15 000 pesos en oro perosu vendedor la adquiriría nueva-mente en 30 000 pesos. Si la tran-sacción se realizaba en billetes delBanco Español, según consta en es-critura, de no efectuarse el proce-so de retrocompra en el plazo dedos años, la mencionada Sociedadse adjudicaría la propiedad del in-mueble sin necesidad de una nue-va escritura. Sucede entonces queel Marqués vende en 1874 la casamortuoria de su padre, Mercade-res 27, a la señora Carmen Alfonsode las Casas, conservando tambiénen este caso el derecho a retro-comprar. La compradora con estaventa adquiere el derecho deretrocomprar para después volvera vender al señor Herrera y O´Farrillla casa que ocupaba entonces laSociedad Castillo y Ca. La tran-sacción se efectúa por la cantidadde 56 293 pesos y 55 centavos, in-cluyendo los gravámenes y los15 000 pesos en oro, para la re-trocompra de Amargura 2; a estasuma tendría que agregar el señorHerrera una cantidad mayor si laseñora compradora hubiera inverti-do en ellas.

En abril de 1880, el apoderado dedoña Carmen, el señor don Juande las Casas Iturbe, presenta lasescrituras al Registro de la Propie-dad con el fin de asentar las fincasa favor de su representada. Estainscripción se realiza el 22 de mayode 1880, a partir de aquí se entien-den vendidas definitivamente lasdos casas. En ella también constaque la accesoria correspondientea la casa de la Amargura que ha-bía sido vendida en pacto de retroa don Antonio Hernández B. y donAgustín Hernández P., en un preciode 2 000 pesos, fue retrocomprada

por el capitán Ignacio Herrera yO´Farrill según la escritura impues-ta el 8 de abril de 1834 ante donPedro Vidal Rodríguez.

Al quedar las dos casas unidasnuevamente en propiedad de doñaCarmen, esta pasa a residir en In-glaterra desde donde al parecermantiene arrendado el inmueble deMercaderes 27, pues consta en elDirectorio Comercial y General dela Habana y la Isla de Cuba de 1874que allí radicaba una ferreteríacuyo dueño se nombraba MáximoMonte Hermoso. Sin embargo, y sor-prendentemente, en el DirectorioHispanoamericano de Cuba, PuertoRico y Santo Tomás del año 1875,aparece que en el lugar existía unaferretería importadora de nombreAguilera García y Ca. Estas dosnoticias, ambas extraídas de losfondos de la Biblioteca Nacional,corroboran la información que nosdan las dos tarjas conmemorativasque el inmueble exhibe en las fa-chadas tanto de Mercaderes comode Amargura. Es necesario aclararque no hay ninguna escritura queapoye esta información, y al pare-cer, este Aguilera es un antecesorde Julián Aguilera y Raymond,quien le da celebridad a la casa co-mercial ya en el siglo XX.

En una inscripción impuesta enel Registro de la Propiedad el 18 demarzo de 1913 consta que doñaCarmen Alfonso de las Casas ven-de la propiedad de Mercaderes 27,en un precio de 30 000 pesos en orodel cuño español, a la SociedadJulián Aguilera y Ca. a través delnotario doctor William ThomasSnow. A partir de ese momento lasdos casas se separan definitivamen-te, conservando doña Carmen lapropiedad del inmueble de Amar-gura hasta su muerte, ocurrida en

Londres, el 9 de febrero de 1922. Yael 20 de febrero de 1919 había tes-tado a favor de sus hijos, don Alberty don John Clement de las Casasque quedan como albaceas de susbienes muebles e inmuebles situa-dos en Cuba y Estados Unidos.

La Sociedad Julián Aguilera yCa. se constituye por escritura el 6de septiembre de 1909 ante el no-tario público señor don José de losÁngeles Perera y León, representa-da entonces por los señores Julián yLutgardo Aguilera y Raymond, JulioQuiñones Tarrafa y José MartínezÁlvarez, posteriormente, Julio y Josévenden su participación en la com-pañía a los dos hermanos Aguilera,quienes quedan como propietariosúnicos.

El 12 de febrero de 1935 los seño-res Aguilera y Raymond escribenuna carta al señor Arzobispo de LaHabana, Su Excelencia don ManuelRuiz, con la intención de redimir loscensos que durante dos siglos ha-bían pesado sobre la casa, pagan-do una suma de 530 000 pesos enbilletes americanos, lo cual acepta elseñor Obispo, haciéndoselos saberen una carta que les subscribe el 15de febrero del mismo año.

El 18 de julio, también de 1935,ambos señores solicitan al Alcal-de Municipal de la Habana licenciapara ejecutar obras de reparacióny reforma en el inmueble. Para ellorealizaron en coordinación con el ar-quitecto señor Gregorio Pérez deGabancho un proyecto que incluía unplano con todos los detalles de lastransformaciones deseadas.

El proyecto comprendía la res-tauración general del edificio afec-tado por el paso de dos siglos, re-sanando de manera general todaslas paredes y techos que tuvierandesconchados, manteniendo siem-

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pre el aspecto colonial de la casa,sobre todo en el exterior. Se destacaque en la fachada principal sólo sereconstruiría el alero, restituyendo eldestruido. Anteriormente la casa ha-bía sufrido dos remodelaciones quese conozcan, una de ellas en el sigloXIX. Las huellas de estos momentosde intervención arquitectónica pue-den observarse aún en sus paredesy techos, constituyendo fuente valio-sa para futuras investigaciones.

Se planeaba construir nuevos pi-sos de losas hidráulicas, sobre todoen las habitaciones que ocupan elala derecha de la planta alta. Elmontacargas que antes ocupaba laparte delantera de la casa, exacta-mente en la galería frente a la es-calera principal, se trasladaría altraspatio. En este proyecto se plan-tea también suprimir la persianeríaexistente en el piso superior, al pa-recer introducida en el siglo XIX,aprovechándolas en los serviciosde la nueva construcción; principal-mente para formar con ellas unanueva galería frente al último cuar-to de la planta alta que se destina-

Plano realizado en 1935. Proyecto de reformas de la casa cuando era propiedadde los señores Julián y Lutgardo Aguilera

ría a oficina. Se destaca también lacolocación de nuevas puertas en todala planta baja, todas al parecer res-petando el diseño típico de la arqui-tectura colonial pues no se observaninguna ruptura significativa del mis-mo. Se señala la necesidad de nue-vos locales de servicio proyectadosen la planta alta, justo en la azoteaque existía al fondo, y otros al ladodel traspatio de la planta baja.

El documento describe los ma-teriales a utilizar en las obras dereformas, aspecto importante a lahora de corroborar los datos con-tenidos en los documentos históri-cos con las conclusiones extraídasde la interpretación del trabajo ar-queológico. Se explica incluso elmortero con que se repararían losdesconchados en toda la plantaalta, el cual se realizaría con cal yarena, además de un 10% de cemen-to, el piso de las galerías de esta plan-ta sería de hormigón.

Las características de los localesde servicio también se visualizan enel plano, el lugar donde irían las du-chas, el lavabo y los tres inodoros

del piso superior, aclarándose quela instalación se haría de acuerdocon el reglamento que en ese sen-tido exigía la alcaldía.

Se especifica que las paredes delas áreas de servicio serán de ladri-llos de 0.10 m de espesor asentadoscon mortero, una parte de cementopor tres partes de arena, así comoque la cubierta sería de madera ytejas criollas, respetando nueva-mente con esta decisión el estiloarquitectónico original. Las puertasde los servicios serían de cedro ylos marcos de pino de tea. Se colo-caría una puerta y una ventana en elpenúltimo cuarto por Amargura.

El proyecto incluía un lucernariode acero y cristal en la planta alta,colocándose una losa de 1" de es-pesor para su realización, tambiénse colocaría otro cubriendo todo elpatio. En 1981, cuando se realiza-ron los trabajos de reformas por laOficina del Historiador, se retira-ron para su restauración, pero alparecer por razones de proyectonunca más se colocaron. Los pisosserían del mosaico El País, de 35.00

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dólares el millar, para después serrecubiertos con el mencionadolucernario.

Se plantea también la recons-trucción del piso de cemento de lasgalerías de esta planta, de hormi-gón 1-3-5" de espesor y capa finade cemento y arena de 3,4" y la pro-porción 1 y 2. Se colocarían nuevaspuertas en la fachada de la plantabaja incluyendo los marcos, todasa semejanza de las originales. Alfinal se destaca que la pintura se-ría al temple a dos manos, y en lacarpintería, al óleo.

Los costos de las obras de alba-ñilería y carpintería ascenderían aun total de 2 980. 53 pesos y los doslucernarios a 1 340.00 pesos.

Las obras finalmente se realizanbajo la autorización de la alcaldía y elbeneplácito del arquitecto inspectorLuis Bonich, respetándose las normasde sanidad impuestas por la Secre-

taría de Sanidad y Beneficencia de laRepública de Cuba.

El inmueble continúa en propie-dad de la Compañía, al parecer has-ta 1959. En la década del ochenta serestaura por la empresa de Edifica-ciones3 (antecesora de lo que es hoyla Empresa Monumentos), pertene-ciente a la Oficina del Historiadorde la Ciudad de La Habana, comoparte de los trabajos de restaura-ción y salvataje que esta desem-peña para preservar el patrimonioconstruido. En esos años radica enella la sede de la Casa del Estudian-te y más tarde se ubicó allí el CentroJosé de la Luz y Caballero dedicadoa la atención de niños y jóvenes.

Se ha dicho en múltiples ocasio-nes que este inmueble fue durantelargos años el hogar de la familiaFornaris, donde se supone vivió elcélebre poeta cubano José Fornaris.El destacado intelectual era casadocon doña Maria de los DoloresTrueba, con la cual tuvo una hijadoña Gertrudis Fornaris Trueba,esta última residía en 1874, con sutía y tutora doña María JosefaFernández, en Lamparilla no. 66. Lajoven había quedado bajo la tutelade su tía a la muerte de su madre ydebido a la desaparición de su pa-dre que se ausenta de la Isla du-rante cuatro años sin que nadieconociera su paradero. Por esos añosGertrudis contrae matrimonio condon Miguel Ángel García, señormuy comprometido con la coronaespañola. Con el tiempo, Fornarisregresa a la Isla donde termina susúltimos días, según se conoce, se-riamente trastornado su sistemanervioso.

Según una carta fechada el 28de septiembre de 1968, escrita porOfelia Barvo Díaz, tataranieta del

3 Daniel Vasconcellos: Comunicación personal.

poeta, este es enterrado en el pan-teón de la familia Fornaris en elCementerio de Colón donde des-cansan sus restos, y continúa lacarta señalando que en sus últimosdías fue trasladado a la Quinta delRey donde el doctor Jover, médicoparticular de la familia, lo atendióhasta su muerte.

No existe ningún documento dearchivo que haga referencia a quelos Fornaris fueran dueños algunavez de Mercaderes no. 27. Lo quesí es posible es que a la muerte dedon Ignacio Herrera y Pedroso,primer Marqués de Almendares,cuando la casa pasa a formar par-te del patrimonio de su hijo donIgnacio Herrera y O’Farrill en 1851,este no la habitara y en cambio laarrendará, por lo que pudiera serque la familia Fornaris la viviera encalidad de inquilinos. Esta condiciónde la casa se mantuvo hasta 1913,año en que la Compañía Aguilerala adquiere para sus actividadesmercantiles.

Buscar, interpretar, analizar,concluir, son principios básicos detoda investigación, pero si esta ta-rea se realiza con la unión de todaslas partes implicadas, los resulta-dos indudablemente serán másobjetivos.

Encontrar los datos exactos decómo se desarrollaron las obras dereformas, en Mercaderes 27, en elaño 1935, posibilitará a los ar-queólogos una mejor interpreta-ción de un sitio estratigráficamentecomplejo como este. Los distintosmomentos en que la casa fue in-tervenida para realizar modifica-ciones han dejado notables huellasen sus paredes y techos. Esto, uni-do a que se retiró el repello de al-gunos de los muros, hizo crecer la

Sección y detalle del alero que se reconstruyósobre el balcón en planta alta en 1935

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y España, los cuales tienen que verdirectamente con la llamada Arqueo-logía de la Arquitectura. Nuestrosarqueólogos se encuentran hoy dan-do los primeros pasos en la aplica-

idea de aplicar métodos modernosde interpretación y análisis estra-tigráficos que se aplican ya desdehace varios años en varios países deEuropa, entre los que se hallan Italia

Aguirre, Yolanda (1974): Influenciaseconómicas en la arquitectura colonialcubana, Editorial Pueblo y Educación, LaHabana.

Directorio general y comercial de la Habanae Isla de Cuba (1874): Impr. Militar, DepósitoGeneral, La Habana.

Directorio Hispano Americano de Cuba,Puerto Rico y Santo Tomás (1875):Propietario Federico Klein, La Habana.

Guía de arquitectura de la Habana colonial(1993): Selección y Catálogo de Elena MartenZequeira y Luis Rodríguez Fernández, EditorialJunta de Andalucía, España.

Pérez Beato, Manuel (1943): La Habanaantigua, Ediciones del Archivo Histórico, LaHabana.

Santa Cruz y Mallén, F. X. (1942): Historiade las familias cubanas, Editorial Hércules, t.3, La Habana.

Weiss y Sánchez, Joaquín (1979):Arquitectura colonial cubana, Editorial LetrasCubanas, La Habana.

Fuentes Primarias

Inmueble Mercaderes 27, esquinaa Amargura

Archivo Nacional de Cuba (ANC): Fondos:Anotaduría de Hipotecas, t. 5to, folio 348, antedon Manuel Aguilar y t. 14, folio 79, ante donJuan Salinas / Reales Órdenes y Cédulas, leg.166, no. 48, Carta de Sucesión del año 1852 /Protocolos Notariales, Escritura, 8 de marzo de1806, ante don Gabriel Ramírez; 7 dediciembre de 1851, ante don Pedro VidalRodríguez y Escritura, 1ro. de abril de 1880,ante don Carlos Amores y Sanz / Urbanismo,leg. 116m, exp. 4008 / Gobierno Superior Civil,Permisos de Matrimonios de don IgnacioHerrera y O´Farrill.

Inmueble Amargura 2

ANC: Fondos: Anotaduría de Hipotecas, t. 28,folio 379, Escritura, ante don José Ma.Rodríguez; t. 14, folio 38, Escritura, ante donPablo Collazo Abreu; t.14, folio 23, ante donIgnacio Rodríguez / Protocolos Notariales,Escritura, del 8 de abril de 1834, ante donPedro Vidal Rodríguez; Escritura, del 14 defebrero de 1815, ante don Gabriel Ramírez yEscritura, del 10 de febrero ante don GabrielRamírez.

Inmueble Mercaderes 27

Archivo del Museo de los Capitanes Generales:Fondo: Actas Capitulares, 22 de mayo de 1716/ 1ro. de enero de 1724, folios 44-48 / 6 de juniode 1727 / 1ro. de enero de 1729, folios 1-3v. /1ro. de enero de 1730 / 16 de febrero de 1730,folios 108-110v. / 1ro. de enero de 1731,folio 240.

Archivo del Arzobispado de La Habana:leg. no. 9, exp. no. 163.

Registro de la Propiedad

Inmueble Mercaderes 27, finca no. 62

T. 249, folio 186, registro 5 / t. 253, folio 231,registro 5 / t. 477, folio 124, registro 5.

Inmueble Amargura 2, finca no. 63

T. 119, folio 177, registro 1 / t. 184, folio 79,registro 1 / t. 260, folio 174, registro 1 / t. 276,registro 1 / t. 421, folio 147, registro 1.

ción de estas técnicas que sin dudamejorarán la calidad de las investi-gaciones.

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BIBLIOGRAFÍA

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El Gran Hotel: historia y vida social

Resumen

El Gran Hotel, antes Roma, integró el grupo delos hoteles habaneros de la etaparepublicana. Tuvo una activa vida socialgracias a su vecindad con el Teatro Martí. Estainvestigación devela algunos aspectos de suhistoria y trata de acercar la luz a un sitio casiolvidado que espera paciente su renacer.

Abstract

The Grand Hotel (previously known as theHotel Roma) functioned in Havana prior tothe Republican period. It was a popularmeeting place due to its proximity to theMartí Theatre. This paper discusses aspectsof its history and sheds light on a virtually-forgotten site patiently awaiting itsrenaissance.

Por: Yutneli Benítez Márquez

Características del inmueble

La ciudad cambia de color conel resucitar de los grandes hotelesde La Habana republicana. Hoy esun hecho la idea de rescatar aque-llas edificaciones que engalanabannuestras calles y gustosas abrían suspuertas a huéspedes cubanos y ex-tranjeros. Espléndidos alojamientoscomo El Gran Hotel, El Hotel Packard,El Saratoga y El Isla de Cuba estánsiendo sujetos a una pronta restau-ración ya perceptible por los quepasean sus contornos.

Una de estas instalaciones, la-ceradas por la irreverente accióndel tiempo, es el Gran Hotel, cono-cido en sus años de esplendor por

ser el más limpio y barato de la ciu-dad, como lo anuncian los diarios yrevistas de la época.

Este edificio está formado pordos bloques constructivos diferen-tes que ocupan parte de la manzanalimitada por las calles Teniente Rey,Zulueta, Dragones y Monserrate. Elprimero desarrolla su fachada prin-cipal por la calle Teniente Rey, toman-do las dos esquinas de Monserrate yZulueta, y abarca los números del 551al 557. El segundo crecía parejo a lacalle Teniente Rey, ocupando lastres últimas crujías, al fondo del pri-mero y con fachada solamente conlas calles Monserrate y Zulueta. Suubicación puede considerarse pri-vilegiada por su fácil acceso al Ca-

Vista del Gran Hotel antes de su demolición

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pitolio, La Plaza del Cristo y su in-clusión en el Centro Histórico.

El conjunto se componía de cua-tro plantas y una construcción enla azotea que formaba un quintopiso, donde existió por varios añosun restaurante y cabaret. En los ba-jos del primer edificio, sito en Te-niente Rey, se encontraban todaslas dependencias de servicio a loshuéspedes (lobby, bar, cafetería, far-macia y carpeta). Los locales desti-nados a cocina, almacén, baños ytaquillas de empleados y sus acce-sos daban a las calles Monserrate yZulueta. La segunda y tercera plan-tas se destinaban a las habitaciones.

Resumen histórico y vida social

La finca donde están hoy los res-tos del Gran Hotel fue adquirida el28 de abril 1876 por don ManuelAlmagro y su madre doña Maríade las Nieves de la Vega, viuda deAlmagro. Formaba parte del so-lar 1 de la manzana 19 de los terre-nos de la Muralla, compuesto por867 m y 21 cm, lindaba por el estecon la calle Monserrate, por el nor-te con Teniente Rey y por el sur conel solar 2 de dicha manzana. Deacuerdo con los datos encontradosen el Registro de la Propiedad, laseñora doña María de las Nieves fa-llece en Niza el 5 de enero de 1880y en su testamento, redactado enParís el 20 de noviembre de 1878, lecede a sus hijos la mencionada fin-ca, declarada en subasta en tresocasiones, la última de ellas cele-brada el 30 de agosto de 1902. Elejecutante, don Manuel Saavedra yCampos ofreció por ella cincuentay un mil pesos oro español. Los he-rederos de la viuda de Almagro,propietarios y vecinos de esta casa,constituyen una primera hipotecavoluntaria sobre la totalidad de lafinca, quedando sus alquileres, ren-tas y productos a favor del señorManuel Saavedra y Campos. Unode los hijos de esta señora, don Ig-nacio de Almagro, heredero de latercera parte de la finca, había cerra-do con los señores Mc Lean y Glow,representados por Janes B. Glow yLons, un contrato de arrendamientode la planta baja por un término decinco años de alquiler mensual, apartir del 1 de marzo de 1904.

La finca fue vendida posterior-mente al señor Leopoldo de Sola yTredi, natural de Cienfuegos, porel precio de sesenta y tres mil qui-nientos pesos. Este señor debíarespetar los contratos de arrenda-miento de la planta baja y de los

pisos altos vendidos por estas es-crituras de acuerdo a los propioscontratos. El señor Leopoldo deSola y Tredi vende la casa al señorFrancisco Hernández Sol, naturalde Matanzas, a un precio de cienmil pesos. Lo anterior consta enescritura del 24 de febrero de 1907.Los pisos principal y segundo sehallaban arrendados a don MatíasRamis desde 1905.

Por estos años el Hotel Roma,situado en esta edificación, conta-ba con tres plantas y se había am-pliado tomando el edificio de suizquierda que correspondía al so-lar 2 de esta misma manzana conuna superficie de 856 m 27 cm.

El inmueble que se conoce hoyse construyó en el año 1889 y comose sabe, sus propietarios fueron losdescendientes de la viuda de donManuel Almagro, doña María de lasNieves de la Vega, dueña de una delas más ricas fortunas matanceras.En sus inicios se le llamó Casa deHuéspedes Roma hasta 1925 cuan-do se transforma y cambia el nom-bre por el de Gran Hotel. El edificioque ocupó contaba, en la décadade 1920, con tres pisos y era par-cialmente arrendado a una socie-dad mercantil en comandita bajo larazón de su gerente, Cándido Solís.El arrendamiento por seis años, de1925 hasta 1931, incluía los dos pi-sos altos de esta finca y de otra ale-daña, comunicados interiormentey con entrada común por la Aveni-da Brasil, más dos locales del pisobajo, uno de ellos a la entrada delHotel por la propia Avenida Brasilque se extiende hasta el acceso alas áreas de servicios por la Aveni-da de Bélgica.

Posteriormente, la sociedad decarácter civil denominada Inmueblese Inversiones Los Jurales SA, inscri-

Monumento de la Muralla de La Habanademolida en 1863

En 1863 se inicia la demoliciónde la Muralla de La Habana, proce-so que propicia la urbanización delas zonas donde ella se encontra-ba. Los solares fueron puestos enventa mediante subastas a preciosbastantes altos y las obras de de-rribo corrían a cargo de los nuevosdueños del terreno que debían pa-gar, dentro del importe de este, elvalor de la piedra aprovechableen la construcción. Esta nacienteparte de la ciudad quedó reser-vada a las familias aristocráticasque podían pagar tan costososespacios.

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be a su favor el crédito hipotecarioque grava esta finca por la suma desesenta y un mil pesos de princi-pal, y la adquiere por título en ene-ro de 1942.

Por resolución número 25 del 15de diciembre de 1995, del Registrode la Propiedad, quedó disuelta lamencionada sociedad en virtud dehaber concluido dicha persona ju-rídica y el objeto de su capital hacíamás de treinta y cinco años. Se dis-puso así la cancelación del créditohipotecario a favor de la desapa-recida entidad y, en consecuencia,el importe de dicho gravamen y elnumerario para gastos y costoscorrespondería al Estado cubano aquien se adjudicó la finca de estenúmero, e inscribe a su favor eldominio el 18 de diciembre de 1995.

Por último, se otorga el derechode usufructo de la finca por el térmi-no de veinticinco años a la compañíaturística Habaguanex SA, cuyo obje-to es la adaptación, reconstrucción,rehabilitación, restauración y poste-rior explotación del inmueble.

El Gran Hotel fue el conocidopor el de las cien habitaciones quehospedaba un día gratis a los pa-sajeros que venían en los expre-sos del Diario de la Marina: "Viajarápido y seguro Habana-Santa Cla-ra por los expresos del Diario de laMarina. Salida del Diario de la Marinapor Prado, 2 de la madrugada y 8de la mañana. Salida de Santa Cla-ra, café El Artesano 8 y 9 de la ma-ñana y 6 de la tarde. Gran HotelTeniente Rey entre Monserrate yZulueta. Queriendo los dueños dela casa que los pasajeros del inte-rior que vengan en los expresos delDiario de la Marina puedan conocer elGran Hotel han convenido dar un díagratis siempre que sean más de dosdías, sin alterar los precios que se

indican". De este modo se anuncia-ban sus servicios el día 18 de junio de1931 en el citado periódico.

A pesar de sus comodidades ylo asequible de sus precios no lle-gó a integrar el grupo de los másimportantes de la capital, no obs-tante tuvo la dicha de albergar amuchos de los personajes más en-cumbrados del mundo de la farán-dula. Su cercanía al famoso TeatroMartí fue la causa de que el HotelRoma y luego el Gran Hotel tuvierauna singular y notable vida social.

El Teatro Martí fue inauguradoel 8 de junio de 1884 por el vascoRicardo Irijoa, quien siguió el ejem-plo de sus compatriotas PanchoMarty, José Albisu y Joaquín Payret,que años atrás habían construidoamplios teatros en los lugares máscéntricos de la capital. Las primerasdécadas del siglo XX se conocencomo su Edad de Oro. Son los añosen que se ponen de moda las zar-zuelas y revistas españolas. Alre-dedor del año 1915 visita La Habanala Compañía Santa Cruz y Velasco

representada por el Gordo Ordasy sus integrantes se hospedaron enel hotel Roma, entre ellos RositaLlaverías, esposa de Blanco Herrera,dueño de la cervecería La Tropical,Consuelo Hidalgo, Enriqueta Serra-no y los cantantes Antonio Palacios yJosé Muñiz.

Otros artistas españoles figura-ron entre los huéspedes ilustres deesta edificación: los famosos actoresEnrique Borras y Ernesto Vitches. Laactriz y cantante española PepitaEmbil y su esposo Domingo Plácido,acompañados de su hijo de seis añosPlácido Domingo, también fueron alo-jados en el entonces Gran Hotel, for-mando parte de la compañía Agiláque actuó en el Teatro Martí.

El tenor mexicano José Lemón, eltrovador yucateco Pepe Domínguezy los excéntricos artistas del Bataclán,entre ellos la famosa Rachel, tambiénvisitaron el hotel, y al ponerse demoda las charangas, en la edificaciónactuó la de Sergio Pita. Con todoesto su Roff Garden le hizo compe-tencia al del Hotel Plaza, e inaugu-

Integrantes de la Compañía Santa Cruz y Velasco se alojaron en el hotel hacia el año 1915

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ró los bailes con la popular orques-ta de Enrique Peña.

El famoso actor Paco Lara, se-gundo esposo de Rita Montaner,vivió allí por varios años y Amado

Ernesto Vitches, importante actor español,visitante del hotel

Enrique Borras, actor español,huésped del hotel

Trinidad Velasco, presidente de laemisora RHC Cadena Azul, alber-gó en él al cantante puertorrique-ño Daniel Santos cuando este aúnno era conocido por el público cu-bano. En la década de 1930, MaríaCervantes tocaba el piano y canta-ba a dúo en su lobby con el tenorcubano Sansirena.

En los años de apertura el GranHotel fue refugio de algunos emplea-dos municipales amantes de la vidabohemia, acompañados en ocasio-nes por artistas de la Grabadora Co-lumbia, al igual que del dúo cubanoformado por Juan de la Cruz y Bien-venido León, conocido como CruzLeón.

Esperamos que este artículo pro-voque en los lectores una mirada fa-miliar a la reconstrucción de esteedificio que de seguro será bello, nosólo por su majestuosidad arquitec-tónica sino también por su historia.

Integrantes de la orquesta de Enrique Peña que actuaron en el Roff Garden del Gran Hotel

Navarro Vaqueiro, Mercedes (1994):"Estudio patológico de las estructuras delos hoteles Packard y Gran Hotel", Tesisde Maestría de rehabilitación de edificios,depositado en la Biblioteca delCENCREM, La Habana.

Venegas Fornias, Carlos (1990): Laurbanización de las Murallas:dependencia y modernidad, EditorialLetras Cubanas, La Habana.

Publicaciones periódicas

Diario de la Marina, La Habana,18 dejunio de 1931.Revista Bohemia, La Habana,números correspondientes al mes demayo de 1965 .

Fuentes primarias

Fondos del Registro de la Propiedad dela Habana Vieja:t. 97, folio 66; t. 149, folio 97; t. 211, folio47; t. 249, folio 42; t. 296, folio 97.

Entrevista al investigador Jesús BlancoAguilar y fotos de su archivo personal.

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BIBLIOGRAFÍA

Gabinete de Arqueología / 135

El Alejandría, fiel reflejode un ingenio azucarero del siglo XIX

Resumen

Los cafetales e ingenios constituyeron en elsiglo XIX la base de la plantación esclavista. Elingenio Alejandría, objeto de este estudio, fueuno de los más importantes de la región deGüines. Un análisis exhaustivo en el ArchivoNacional de Cuba y en el Archivo Parroquial dela iglesia de San Julián de Güines nos permitiórealizar una investigación en cuanto adiferentes parámetros que miden el nivel y lacalidad de vida de su dotación, los cualesreflejaron la crudeza del sistema esclavista enla Cuba colonial.

Abstract

During the nineteenth century, coffee andsugar plantations were the principle users ofslaves and thus the mainstays of slavery inCuba. The Alexandria sugar mill, the object ofthis study, was one of the most importantmills in the area of Güines. Exhaustiveresearch in the Cuban National Archive andthe archive of the parish church of San Juliánde Güines allowed a study to be made of theslaves’ quality of life and confirmed thebrutality of the Cuban colonial slave system.

Por: Adriana Suárez Cairo y Liz B. Marichal García

La historia de Cuba está estre-chamente vinculada al cultivo dela caña de azúcar, y a este produc-to se debe el esplendor y "desarro-llo" económico-social alcanzado enel siglo XIX. Hasta alrededor de 1820puede decirse que la Isla vivió elllamado boom azucarero, caracte-rizado por una violenta expansiónproductiva, que según MorenoFraginals: "... se abandonó hasta lí-mites increíbles todas las activi-dades que no tuviesen un finazucarero directo o indirecto" (Mo-reno, 1978, t. 1:96).

El uso de la máquina de vaporcomo fuerza motriz en los ingenios,y una relativa estabilidad en la pro-ducción, junto a una coyuntura in-ternacional favorable, propiciaronque en las décadas de 1820 y 1830Cuba se convirtiera en primera pro-ductora y suministradora mundialde azúcar. Es importante señalarcomo una característica única, quesiendo España una metrópoli que noposeía refinerías, obligó a los azuca-reros cubanos a elaborar un produc-to final refinado capaz de competiren precios y calidad en el mercadointernacional; esto a su vez fue unarma de doble filo, que a la larga letrajo trágicas consecuencias a laoligarquía nacional.

La introducción del ferrocarril en1837 facilitó la expansión ilimitada

del cultivo, pero a la vez sirvió paraacelerar el desmoronamiento ca-fetalero, lo que permitió a los inge-nios asumir gran parte de las tierrasy brazos dejados por aquellos.

La década de 1840 marcó un pa-so importante en la industria azuca-rera cubana; son introducidos losevaporadores al vacío y más tardelas centrífugas, entre otros adelan-tos. Se produjo así lo que algunosautores han dado en llamar la re-volución industrial cubana, que le-jos de beneficiar a los productores,marcó la crisis de la plantaciónesclavista sustentada en la utiliza-ción de fuerza de trabajo esclava,que frenaba el posible desarrollo ylos obligaba, por el contrario, a sim-plificar las más elementales tareas.Se recurrió entonces a la utilizaciónde trabajadores asalariados sinobtenerse los resultados espera-dos, pero esta variante fracasó porlas condiciones semiesclavas a queeran sometidos y el intenso traba-jo al cual no estaban acostumbra-dos y tampoco físicamente aptos.

Los años siguientes reflejan lacrisis definitiva e inevitable que vivela burguesía azucarera criolla, des-de el punto de vista social y comoclase, a causa de diversos facto-res. En primer lugar, por su carácteresclavista, no pudo desarrollarse alritmo que lo hicieron lo países capi-

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talistas europeos y Estados Unidos,los cambios tecnológicos abarcaronun largo período y su introducciónsólo se manifestó en un reducidonúmero de ingenios. Hasta 1860 lafabricación de azúcar no había so-brepasado la fase de la producciónmanual (Iglesias,1999:2), y esto tra-jo consigo un proceso involutivodesde el punto de vista manufac-turero, en el que se vieron obliga-dos a obtener un producto de muybaja calidad para que fuera proce-sado en las refinerías estadouniden-ses. Por consiguiente abandonaronel azúcar refino que hasta ese mo-mento hacían, por la imposibilidadde poderla colocar en el mercado.Los países industrializados euro-peos aplicaron una política protec-cionista a su producción remolacheraque terminó con la pérdida, por par-te de Cuba, de los más importantesmercados en el viejo continente. Nofue una situación de depresión lo quelos llevó a esta crisis "... sino la pre-

Restos del canal hidráulico que conducía las aguas para mover el trapiche del Ingenio Alejandría. Foto, cortesía de Raúl Rivera López

sión de una coyuntura de expansióndel mercado y desarrollo industrialen los grandes centros hegemónicosdel comercio internacional" (More-no, 1978, t.2: 198).

El Alejandría

La Villa de San Julián de Güinesdesempeñó un papel fundamentalen todo este proceso. La oligarquíahabanera estimulada por el ensan-che azucarero, desplazó a los ve-gueros y se apoderó de sus fértilestierras e inmensos bosques; a fina-les del siglo XVIII proliferan las cons-trucciones de ingenios, con lo quese convierte en el más importantecentro de producción agrícola ha-banero.

Uno de estos centros, fundadoen 1797 fue el ingenio Alejandría,cuyo propietario era don Luis delas Casas, quien había sido gober-nador y capitán general de la Isla(1790-1796), quien utiliza como in-

termediario en la adquisición deesta propiedad a su sobrino el Con-de de O’Reilly.1 La misma pertene-ció a la familia hasta 1845, en quefue comprada por el teniente defragata don José de Bulnes falleci-do en 1850, y otorgó testamento afavor de sus hijos y hermanas.

Hasta 1852 el mismo poseía vein-tiuna caballerías de tierra, al añosiguiente llegaron a sesenta y sie-te debido a la compra por don Ma-nuel de Bulnes de las cuarenta yseis pertenecientes al demolido in-genio Nueva Holanda. 2 En 1863 elpropio don Manuel, como apode-rado de sus hermanos, lo vendió adon José María Mora y a doña Mer-ced Rivero, y veintiséis años des-pués aparece en la documentacióncomo demolido.

Desde su fundación este ingenioes movido por fuerza hidráulica; aun-que Pezuela registra la máquina devapor como fuerza motriz en 1860(1863: 532), existen diversos docu-mentos que lo contradicen, comola visita del cónsul inglés RichardMadden en 1838 y el inventario rea-lizado al Alejandría en 1863 que in-cluye entre los equipos la máquinahidráulica para moler caña.3

Por otro lado también ÁlvaroReynoso en 1885 afirma en sus "Via-jes por diversos ingenios y otrasfincas de la Isla de Cuba" que estafábrica poseía el agua como fuerzamotriz aunque sin conexión para elriego "... de suerte que después dehaberla usado el dueño la ve correrpor su finca sin poder regar suscampos" (Reynoso, 1863-1885, ma-nuscrito).

Una investigación acerca de estaplantación permitirá poner al des-

1 Archivo Nacional de Cuba (ANC): Fondo Protocolos, Escribanía de Guerra, leg. 965, no. 14407.2 ANC: Fondo Secretaría de Hacienda, leg. 355, no.15.3 ANC: Fondo Protocolos, Escribanía de Nuño, t.3, folios 1085-1092.

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cubierto la forma en que se com-portó ese proceso general de la in-dustria y conocer las particularidadesdel sistema pero no visto como casisiempre se ha hecho, desde arriba,sino desde abajo, analizando las con-secuencias del sistema en la fuerzade trabajo, o lo que es lo mismo enlos esclavos. Como un primer acer-camiento se revisó el ArchivoParroquial de la iglesia de San Juliánde Güines, y se procesó toda la in-formación existente (1800-1880) re-ferida a los bautizos, defunciones ymatrimonios de la dotación, así comolos documentos que relacionadoscon este ingenio atesora el ArchivoNacional de Cuba (ANC).

La interpretación de estas fuen-tes primarias permite penetrar enla esencia de índices que ayudan aevaluar la calidad y modo de vidade los esclavos en las plantacionesazucareras.

La información concerniente aeste estudio abarca el período en-tre 1832 y 1879 donde los datos denacimientos y defunciones coinci-den, los libros de bautizos de añosanteriores se encuentran en malestado. De 1832 a 1863 el análisis sehará de manera general para noperder información valiosa y se tra-bajará con media anual de nacimien-tos y media anual de defunciones,pues no es hasta la tasación hechaen 1863 que contamos con una cifraexacta de la cantidad de esclavos,divididos por géneros y etnias, quecomponen esta propiedad, con estainformación se pudo estimar la po-blación esclava anual hasta 1879 ydefinir las cifras absolutas de mor-talidad y natalidad.

Son diversas las estadísticas rea-lizadas con respecto a la mortalidad

4 Archivo Parroquial de la iglesia de San Julián de Güines, libros de Defunciones de Pardos y Morenos, nos. 11-14.

en las dotaciones esclavas cuba-nas. La mano de obra fue una pre-ocupación permanente de loshacendados, por eso su interés enestas cifras, el desarrollo constan-te de la industria azucarera deman-dó gran cantidad de brazos para elduro trabajo en las plantaciones.

Desde finales del siglo XVIII hasta1820 la inmigración africana, favore-cida por la trata legal, tuvo un carác-ter masivo, y en lo adelante, a pesarde estar "prohibida" y perseguida, lasintroducciones se duplicaron. El régi-men de explotación intensivo de lafuerza de trabajo no favorecía la re-producción vegetativa y la alta mor-talidad obligaba a la constantesustitución mediante la compra denuevas "piezas". Al hacerlo, los pro-pietarios con mayores posibilidadeseconómicas preferían adquirir escla-vos criollos o africanos con variosaños de estancia en Cuba, ya queaunque más caros en un principio, alargo plazo resultaban más econó-micos por estar más adaptados aeste régimen de vida.

La ofensiva abolicionista, de-sarrollada por Gran Bretaña en ladécada de 1850, planteó la nece-sidad de la explotación del escla-vo bajo formas más modernas ysutiles, lo que en la literatura cu-bana se ha dado en llamar "lapolítica del buen tratamiento", con-sistente en mejorar las condicio-nes de vida a los esclavos en lasplantaciones; a todas luces, estasmedidas no se aplicaron por igualen las distintas zonas azucarerasy el resultado no fue el esperado;la mortalidad en la mayoría de losingenios continuó por encima de lareproducción vegetativa durante eltiempo que duró la esclavitud.

Claro está, en esta alza de lasdefunciones incidieron otros facto-res que de manera directa afecta-ron a la dotación: en abril de 1833 laepidemia de cólera morbo que azo-tó a La Habana; en octubre de 1846dos huracanes de gran magnitudcausaron considerables bajas; enoctubre de 1855 sufren una nuevaepidemia de cólera morbo, la cualse repite en julio y agosto de 1868.4

Si analizamos la gráfica no. 2 denacimientos y defunciones paraeste mismo período percibimos quese confirma lo antes expresado, lascifras de mayores bajas por defun-ción se reflejan claramente en losmeses de abril, julio y octubre, noobstante las muertes mantienensiempre cifras superiores a los na-cimientos.

La molienda en el Alejandríaduraba alrededor de cuatro meses,del 10 de enero al 10 de mayo(Madden,1964:176), y en este perío-do de zafra, por demás agotador,aumentaban los decesos. Duranteel llamado tiempo muerto este in-cremento se acentuaba, debido aque los esclavos terminaban exte-nuados y coincidía con los mesesde lluvia e intenso calor que favo-recían el agravamiento de enfer-medades infecto contagiosas comola disentería, cólera y otras.

En los años comprendidos entre1832 y 1863 ocurren menos naci-mientos que defunciones, lo quepudo estar relacionado, entre otrosfactores, con un bajo nivel de re-producción, más una elevada cifra

Las cifras que ofrece la gráficano. 1 del ingenio Alejandría ejem-plifican lo expuesto en cuanto a losnacimientos y las defunciones duran-te el período de 1832-1879.

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Fuente: Archivo Parroquial de la iglesia de San Julián de Güines,libros de Nacimientos y Defunciones de Pardos y Morenos

de mortalidad infantil, esto lo de-muestra la media anual de natalidadde 0.64%, ampliamente superada porla media anual de mortalidad de9.22%, relativamente alta si lacomparamos con las estadísticasque para la época se ofrecen, y os-cilan entre 6% y 8% para los inge-nios (Pérez de la Riva,1979:36).

Según los datos procedentes delinventario realizado el 21 de agos-to de 1863, el ingenio contaba conuna dotación de 166 esclavos; apartir de esa fecha se reconstru-yeron las poblaciones correspon-dientes a los años siguientes hasta1879 (ver anexo 1).

Con este procedimiento se pudotrabajar con números bastanteaproximados en cuanto a los pará-metros de mortalidad y natalidad,permitiendo calcular las cifras deambos y hacer un análisis más cer-cano a la realidad vivida en esta plan-tación.

Observando la tabla no. 1 pode-mos apreciar que el 60.84% de la

fuerza de trabajo esclava era crio-lla, le seguían la lucumí con 12.04%y la carabalí con 10.84%; la preferen-cia pudiera estar dada por las carac-terísticas propias de estas etnias.

A los criollos se les considerabacon cierta ventaja sobre los boza-les por haber nacido en la Isla, estaraclimatados y no conocer otra formade vida que no fuera la esclavitud.

Los lucumíes según HenriDumont "... son los mejores y másbuscados por los hacendados apesar de sus tendencias al suicidio,conservan en los ingenios sus va-roniles y bellas apariencias que lescaracterizan en su país natal y eltrabajo violento en vez de relajarsus formas las hace más fuertes,aceradas y musculosas" (1922:24).

En cuanto a los carabalíes esteautor les atribuye un carácter bue-no, amantes del trabajo y cumpli-dores de sus obligaciones, fieles yeconómicos.

Tal vez la mayoría de criollos enla dotación, justifique la inexisten-

cia del barracón, hecho al que alu-de el cónsul inglés Richard Maddenen 1838 cuando apunta, "... aquí tam-bién los negros habitaban en chozas,no es un patio cerrado" (1964: 177).

Es bueno destacar, que en lo re-lativo a las defunciones por etniaspara este período, la mayor inci-dencia se da en el siguiente orden:criollos setenta y uno; lucumies die-ciséis; gangá once; congos trece (veranexo 2), mostrando cierta estabili-dad y relación con la población escla-va existente en 1863, en la queprevalecían estas etnias.

En los datos ofrecidos en esteinventario, se observa el alquiler defuerza de trabajo extra: en 1838 ladotación la componían 102 esclavosy treinta alquilados (Madden,1964:176). Cuando se hizo la tasación en1863 existían cuarenta y dos colonosasiáticos que sumados a los 166 dela dotación eran en total 208 "tra-bajadores", que si bien no resolvíancompletamente la carencia de manode obra, les permitía hacer una za-

Fuente: Archivo Parroquial de la iglesia de San Julián de Güines, libros de Nacimientos y Defunciones de Pardos y Morenos

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*Además, 42 colonos asiáticosFuente: ANC: Fondo Protocolos, Escribanía de

Nuño, t.3, folios 1085-1095.

fra que se acercara a los requerimien-tos de la época, lo que para los ha-cendados menos solventes, y esteparece ser el caso de los dueñosdel Alejandría, el alquiler de escla-vos era la única vía para poder com-pletar sus dotaciones, nada másilustrativo que las cifras de comprasque se muestran en el anexo 1, don-de en diecisiete años sólo ocurrencuatro entradas de culíes chinos,aunque no se descarta la idea de laadquisición de esclavos criollos o afri-canos asentados en la Isla y bautiza-dos por sus antiguos propietarios.

La política de la burguesía es-clavista criolla en cuanto a la disponi-bilidad de mano de obra no estuvoencaminada a propiciar el crecimien-to vegetativo en las dotaciones. Seabastecían con la continua migraciónforzada de esclavos, aunque en ladécada de 1840 se hicieron algunosesfuerzos por cambiar tal situación.Ya se hablaba entre los hacenda-

dos de seguir una línea de repro-ducción natural para garantizar elnúmero de brazos necesarios en lasplantaciones, considerando los resul-tados obtenidos en otros países rela-cionados con este aspecto.

La tabla no.2 muestra las cifrasde nacimientos y defunciones porperíodos de tres años divididos porsexos, donde se resalta la elevadamortalidad (130) sobre la baja o casinula natalidad (cuarenta y seis),exceptuando los años de 1863 a1865, cuando los nacimientos supe-ran las defunciones; ello no signifi-ca que exista un crecimiento naturalde la dotación en esa etapa pues lamortalidad infantil es alta. Es evi-dente que Alejandría refleja la si-tuación existente en los ingeniospara esta época.

Es importante destacar que enel período de 1866 a 1868 las defun-ciones aumentan vertiginosamen-te. Este fenómeno está relacionadoen gran parte por la epidemia decólera morbo desatada en julio yagosto de 1868 que azotó a la dota-ción en este ingenio.5 No obstante,de las cuarenta y ocho bajas repor-tadas para estos años sólo veinti-

5 Archivo Parroquial de la iglesia de San Julián de Güines, libro de Defunciones de Pardos y Morenos, no. 14.

cuatro habrían muerto por esta en-fermedad, la otra mitad se debió adiversas causas, reportando unacifra elevada.

Un dato interesante que nos re-vela el Archivo Parroquial es queen época de catástrofes naturaleso epidemias en los terrenos delAlejandría se enterraban a las víc-timas. La primera referencia loca-lizada corresponde a las muertespor cólera en abril de 1833, perohasta la fecha no se han localizadorestos de cementerio en las ruinasdel ingenio.

En el estudio de la mortalidadresulta fundamental el análisis porcategorías de edades, ya que per-mite mostrar cuáles inciden conmayor fuerza en el decrecimientovegetativo de las dotaciones.

Tabla no. 1.Resultados de la tabulación de la relación

de esclavos de 1863

En el caso particular del ingenioAlejandría tenemos que los mayo-res porcentajes se alcanzan en lasedades: 0-12 meses con 14.72%, 1-5años con 17.05%, 36-45 años con18.60% y 46-60 años con 15.50%, nosiendo esto un fenómeno aislado,si se tiene en cuenta que, en pri-mer lugar, la mortalidad infantil esuno de los elementos que más gol-pean, y que según Moreno Fraginalsconstituye el tercer factor en la dis-minución de las poblaciones escla-vas (1978, t. 2:53). Tabla no. 3.

Así mismo, en las otras dos ca-tegorías las cifras son explícitas encuanto a la mortandad entre los es-clavos dedicados a la producción,de ellos, los que llegaban a edadesavanzadas eran pocos.

Los matrimonios son escasos ypoco representativos los datos quese poseen. Todo parece indicar que alos diferentes dueños que tuvo esteingenio no les interesó fomentar las

Fuente: Archivo Parroquial de la iglesia deSan Julián de Güines

Tabla no. 2.Nacimientos y defunciones en el ingenio

Alejandría 1863-1879

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Anexo 1

Relación de nacimientos, compras,

defunciones y población total estimada

para la dotación del ingenio Alejandría.

Años 1863-1879

*Para 1863 se incluye un nacimiento ocurridoel 22 de agosto, un día después de realizado

el inventario.Fuentes: Archivo Parroquial de la iglesia de San

Julián de Güines, Libros de Bautizosy Defunciones de Pardos y Morenos y ANC:

Fondo Protocolos, Escribanía de Nuño,t 3, folios 1085-1095.

uniones legales, pudiendo ser estauna de las causas indirectas de labaja reproducción natural en ladotación, a pesar de que para esteperíodo la diferencia entre sexosno es abismal, presentando un ín-dice de masculinidad de 1.02%.

En cuanto a las uniones consen-suales, en los años comprendidosentre 1863 a 1879, se produjeron se-senta y siete nacimientos para igualnúmero de uniones, en este caso lainformación es escasa y se dificultadefinir alguna tendencia en cuanto alintercambio interétnico que se esta-blece en las dotaciones a través delas relaciones sociales que surgendurante el proceso de producción.

Sí se pudo constatar una inclina-ción al no reconocimiento de la pa-ternidad, en la referida muestra,62 casos pertenecen a hijos depadres no conocidos (NC) (veranexo 3) lo que refleja el procesode desintegración de la esclavitudque venia gestándose en la socie-dad durante estos años.

Fuente: Archivo Parroquial de la iglesiade San Julián de Güines

Conclusiones

El siglo XIX cubano puede ser ca-talogado de convulso y en él estu-vieron presentes importantesacontecimientos que marcaron lavida económica, social y política dela Isla en épocas posteriores.

El desarrollo alcanzado por Cubaen la agroindustria azucarera, la co-locó como primera productora ysuministradora para el mercadomundial, desde finales de la décadade 1820 hasta la de 1870.

Esto trajo consigo la intensifica-ción en la trata de esclavos y en laesclavitud, en busca de los brazosnecesarios relacionados de formadirecta con la producción. Las ci-fras oficiales ofrecidas a lo largo deeste período sobre la inmigraciónduplican con creces el número deafricanos introducidos en las épo-cas precedentes.

Como consecuencia de lo anterior,las defunciones en las dotacionesaumentarían considerablemente,agudizadas por períodos de epide-mias y catástrofes naturales, la po-blación estimada va decreciendo demanera gradual hasta hacerse ne-cesario el alquiler de esclavos y colo-nos asiáticos para la producciónazucarera.

El ingenio Alejandría es un fielreflejo de la situación económica ysocial que vivía la Isla, donde lanatalidad entre los esclavos es es-casa, la mortalidad elevada y elcrecimiento natural de la dotaciónes posible sólo gracias a las sucesi-

Tabla no. 3.Defunciones por categorías de edades en el

período 1863-1879

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Anexo 2

Defunciones por etnias y por géne-

ro. Años 1863-1879

Fuente: Archivo Parroquial de la iglesia deSan Julián de Güines, libros de Defunciones

de Pardos y Morenos, nos. 13-15.

* No conocido.Fuente: Fuente: Archivo Parroquial de la

iglesia de San Julián de Güines

Anexo 3

Uniones consensuales en la dotación.

Años 1863-1879

Dumont, H. (1922): Antropología ypatología comparada de los negrosesclavos, Colección Cubana de libros ydocumentos inéditos o raros, dirigido porFernando Ortiz, vol. 2 [s. n.], La Habana.

Iglesias García, F. (1999): Del ingenio alcentral, Editorial de Ciencias Sociales, LaHabana.

Madden, R. (1964): La isla de Cuba. Susrecuerdos, progresos y perspectivas,Editorial Consejo Nacional de Cultura, LaHabana.

Moreno Fraginals, M. (1978): El ingenio.Complejo económico social cubano delazúcar, Editorial de Ciencias Sociales, LaHabana.

Pérez de la Riva, J. (1979): El monto dela inmigración forzada en el siglo XIX,Editorial de Ciencias Sociales, LaHabana.

Pezuela, J. de la ( 1863): Diccionariogeográfico, estadístico, histórico de la isla de

Cuba, Imprenta del establecimiento deMellado, Madrid.

Reynoso Reynoso, A. (1863-1885):"Viajes por diversos ingenios y otras fincas de laIsla de Cuba" (manuscrito), depositado en labiblioteca del Instituto de Literatura yLingüística, La Habana.

Fuentes primarias

ANC: Fondo Protocolos, Escribanía deGuerra, leg. 965, no.14407 / Escribanía deHacienda, leg. 355, no.15 / Escribanía deNuño, t.3, folios 1085-1095.Archivo Parroquial de la iglesia de SanJulián de Güines: libros de Defunciones dePardos y Morenos, nos. 13-15 / libros deBautizos de Pardos y Morenos / libro deMatrimonios de Pardos y Morenos, no. 7.

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BIBLIOGRAFÍA

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Uniones consensualesen la dotación del ingenio-cafetal Angerona

Resumen

El artículo aborda el comportamientodemográfico del cafetal Angerona, ubicado enArtemisa, uno de los más importantes de Cubaen el siglo XIX por su producción y dotación deesclavos. Dentro de este contexto el análisis secentra en los bautizos y matrimonios porquesu estudio nos permite observar la política decrecimiento del cafetal. La investigaciónbasada en fuentes parroquiales demuestra queAngerona implementó condiciones de vidapara los esclavos muy diferentes a otroscafetales. Este rasgo le concede unasingularidad que posibilita enriquecer elconocimiento integral del problema histórico:demografía y cafetal.

Abstract

This paper examines the demographics of‘Angerona’ in Artemisa, one of Cuba’s mostimportant nineteenth century coffeeplantations, where both the production ofcoffee and the population of slaves wasextremely high. The research undertakenfocussed on the policy of development at theplantation as revealed by baptismal andmatrimonial records, and revealed that theslaves’ standard of living at Angerona wasmarkedly different to that at otherplantations, information which considerablyenriches existing knowledge of thedemographics of coffee plantations.

Por: Melba Pérez González y Delia Lassales Herrera

Los estudios relacionados con elcultivo del café en Cuba desde fi-nales del siglo XVIII, coinciden enapreciar que el mismo proporcio-nó grandes beneficios para algu-nas regiones de la Isla en el ordeneconómico, social y cultural. Den-tro de este contexto, el pueblo deArtemisa, al suroeste de La Haba-na, emerge como uno de los másbeneficiados, pues gran parte desu florecimiento dependió de laexpansión de este cultivo durantela primera mitad del siglo XIX. En elaño de 1822 se efectuó un padrónde las fincas rurales en el pueblode Cayajabo, territorio al que per-tenecía Artemisa. En el mismo seregistraron un total de setenta yun cafetales en el Archivo Nacio-nal de Cuba (ANC): Fondo Gobier-no Superior Civil (GSC), leg. 871,no. 29551, encontrándose entre losmás importantes: Buen Retiro, deFedrerico Euded Esscher; La Unión,de Calisto (sic) Clarensión; El Nep-tuno, propiedad de Joaquín Toscano,y el Angerona, del franco-alemánCornelio Souchay, este último en elterritorio de Artemisa (ANC: GSC,leg. 871, no. 29551).

Fundado en 1813, pronto la rele-vancia de Angerona quedó demos-trada mediante los testimonios delnorteamericano Abiel Abbot, des-pués de su visita en l828 y del escri-

tor costumbrista Cirilo Villaverde,quien lo conociera en 1839. Apoya-da en las impresiones de aquelloscontemporáneos, la historiografíamás reciente asegura: "era ya a fi-nes del primer cuarto del siglo la másimportante plantación de la Vuelta deAbajo y la segunda de la Isla. Su sun-tuosidad de instalación y su origi-nal régimen interior la singularizabatanto entre las de su índole que va-rios extranjeros visitantes de Cubacuando se hallaba el cafetal en suapogeo, fueron a verlo, y en librosutilísimos para el estudio de la épo-ca consignaron sus impresiones"(Méndez, 1952: 60).

En este sentido debemos añadirque Angerona desempeñó un pa-pel influyente en la produccióncafetalera cubana de la primera mi-tad del siglo XIX. Para apreciar el sig-nificado de este cafetal en el ámbitoeconómico y cafetalero del perío-do colonial, debemos recordar queen 1837 tenía una extensión de cua-renta caballerías de tierra y unadotación de 428 esclavos y 621 729cafetos útiles (Du' Bouchet, 1989: 90).Además, cada esclavo debía aten-der y cuidar 1 452 cafetos útiles.

En los años de auge cafetalerocubano Angerona producía 11 600quintales, el 2.2% de la producciónde toda la Isla; como podrá apre-ciarse, esta cifra resulta significativa.

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matrimonios y defunciones de laparroquia de Artemisa, como unafuente primaria de incalculable va-lor, por ser los registros oficialesdurante el período colonial hasta1885, cuando se crearon los regis-tros civiles; además, tanto la legis-lación colonial como la eclesiásticaobligaban a los hacendados a cum-plir con las obligaciones referentesal nacimiento, matrimonio y defun-ciones de sus siervos. En estos li-bros los asientos se encuentranclasificados atendiendo a la perte-nencia racial, pues existían librospara blancos o españoles, parapardos y morenos.

Es importante destacar que es-tas fuentes resultan altamenteconfiables debido al bando de go-bierno emitido en 1790, en el cualse planteaba la obligatoriedad debautizar a todos los esclavos. Ha-cia 1842 se promulga el Reglamen-to de Esclavos elaborado bajo elgobierno de Gerónimo ValdésNoriega y Sierra que comenzó aregir el 1ro. de enero de 1843, en elcual se exigía que los esclavos de-bían iniciarse en los oficios religio-sos; por otra parte, el interés delpárroco en la realización de estosbautizos era no sólo religioso: tan-to él como la Iglesia recibía un pagopor estos servicios.

En la investigación se trabaja-ron los libros desde 1845 hasta1879; los anteriores correspondien-tes a la parroquia de Cayajabosparecen haberse destruido duran-te la Guerra del 95. La informa-ción se organizó en los períodossiguientes: 1845-1850, 1860-1869 yel último de 1870-1879. La selec-ción se fundamenta en que cadaperíodo cuantificable tiene unacaracterización en la historia dela esclavitud en Cuba, y se justifi-

Es interesante subrayar la cali-dad de vida de la dotación del cafe-tal. Para evaluar esta cuestióndebemos remitirnos a las versio-nes que nos dejaron algunos de susvisitantes. Todos quedaron sor-prendidos por el trato humano ha-cia sus esclavos; Abbot se refirió asu buen aspecto físico, e indagó alrespecto con el propietario, quienle respondió que no los obligaba atrabajar excesivamente para evitarenfermedades (Abbot, 1965:213).Además consideraba que los escla-vos debían ser bien tratados y aten-didas sus necesidades materialesy espirituales.

Cornelio Souchay pensaba, in-cluso, que los esclavos debían serremunerados por su trabajo, poreso mandó a construir una tiendaen el interior de su cafetal para quepudieran comprar los artículos queles gustaban.

De ser cierto lo anterior, las con-diciones de vida de la dotación de-bieron de diferir de las restantesde la época, y por su importancia,un juicio histórico razonado acercade ello debe fundamentarse enfuentes objetivas que puedan me-dir las posibles diferencias. Poresto, se consideró necesario re-currir a los registros parroquialespara definir mediante el estudiocomparativo con otra plantaciónde similar procedencia y condicio-nes, aspectos que hablan de lacalidad de vida del grupo huma-no en cuestión. Además, a media-dos de la década de 1840 estecafetal se transformó en ingenio,por lo que la comparación de losperíodos posteriores con otra uni-dad que continuara siendo cafe-tal devenía una necesidad.

Para alcanzar este objetivo seconsultaron los libros de bautizos,

ca teniendo presente que a cadauno lo tipifican elementos concre-tos; por ejemplo, el primero estámarcado por la crisis de la planta-ción esclavista, el segundo por elauge del movimiento abolicionista,y el tercero por las consecuenciasde la guerra por la independenciae incremento del trabajo libre enlas plantaciones.

En el presente trabajo se expo-nen los resultados del estudio delos libros de bautizos, no para inda-gar acerca de los nacimientos, sinode las uniones consensuales, todavez que en los libros de matrimo-nios de pardos y morenos no selocalizó ningún caso correspon-diente al cafetal-ingenio Angerona,y sin embargo, en los de bautizosse registraron los nombres y de-nominaciones étnicas de los pa-dres de los niños bautizados, por loque partimos del hecho de que enesta plantación no se celebraronmatrimonios oficialmente ni se re-gistraron por la iglesia católica,como sí ocurre en muchas otras plan-taciones según iguales fuentes.

En cambio, tuvo lugar un largoproceso de uniones consensualesfacilitadas por la política de los pro-pietarios, lo que redundó en un índi-ce anual de aumento de la dotaciónde 1.65 a lo largo de estos años.

En todos los casos registrados,los bautizos correspondieron a crio-llos nacidos en la plantación. No seregistró ningún caso durante esosaños de adulto africano o criollobautizado.

Para dar mayor confiabilidad alanálisis se seleccionaron datos simi-lares de otro cafetal, en este casoel Neptuno, localizado en las ele-vaciones de la Sierra del Rosario,al norte de la zona donde estaba elAngerona.

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La tabla no. 1 muestra los naci-mientos en el cafetal Angerona. In-dica que del total de los ocurridosentre 1845-1873, los porcentajesmayores se encuentran en los pri-meros períodos. La tabla no. 2 re-fleja el crecimiento natural de lapoblación del cafetal Neptuno; enella es evidente que el crecimientovegetativo de su población es igual-mente alto y más estable que el deAngerona.

Resulta curioso constatar que enambos cafetales en el último pe-ríodo, es decir, de 1870 a 1873, hayuna disminución considerable de losnacimientos (sólo se analizan cuatroaños debido a que la informacióndel Neptuno llega hasta 1873); pen-samos que esa baja natalidad bienpudo estar asociada a diversas ra-zones de orden económico, políti-co y social originadas por la Guerrade los Diez Años y a factores sani-tarios, como la epidemia de cóleray fiebre amarilla ocurrida en 1871,entre otras. Ya para esa fecha elsistema esclavista ha entrado enuna crisis definitiva que concluirácon su extinción en 1886.

Sin embargo, nos inclinamos apensar que en esta disminución delos nacimientos registrados pudohaber influido la aplicación de la Leyde Vientres Libres dictada en 1870,por medio de la cual todos los naci-dos de vientre esclavo desde 1868fueron declarados libres. Es nece-sario reconocer entonces que laresponsabilidad del bautizo (tantola acción como el costo) recayeronsobre los hombros de los padresesclavos, mientras que el propie-tario era liberado de tal obligación.Los bautizos que se localizan deestas fechas recogen casi siemprela condición de libres de los bauti-zados.

Uniones consensuales

El matrimonio para los esclavostambién implicaba un proceso detransculturación. Estas uniones con-yugales eran más comunes en la ciu-dad, donde los oficios religiosos eranmás sistemáticos y existían mejorescondiciones para una mayor asimi-lación cultural de los africanos; ade-más tenían un contacto más cercanocon la vida doméstica de sus dueñosy costumbres religiosas.

Pero también se efectuaban en laszonas rurales, en las plantacionescafetaleras y azucareras, principal-mente estas últimas, y proporciona-ron un amplio encuentro interétnico,motivado por las relaciones socialesy personales que se establecen enel propio proceso de producción yen el resto de las actividades coti-dianas que realizaban los esclavos,a pesar de las barreras culturales ylingüísticas.

En las muestras que presenta-mos pertenecientes a los cafetalesAngerona y Neptuno, se observala diversidad étnica en la formaciónde uniones, aunque está presenteel predominio de ciertos grupos. Aesta realidad contribuyó la cuan-tía masculina y femenina de los es-clavos que fueron extraídos de formaforzosa de diversos lugares de Áfri-ca. En el cafetal-ingenio Angerona elíndice de masculinidad fue en 1845de 1.26 y en 1873 de 1.13.

Las gráficas muestran las tenden-cias en las uniones matrimoniales delos esclavos criollos y de nación; elanálisis se realizó por sexo para defi-nir cuál es el más activo en las diver-sas interrelaciones étnicas, y ademásse observa la vinculación del criollocon los diferentes grupos étnicos.

Los datos relativos a Angeronafueron tomados de los libros de

bautizos de pardos y morenos delArchivo Parroquial de la iglesia deArtemisa, provincia La Habana, co-rrespondiente al período de 1845 a1873. El procesamiento de la infor-mación reveló un total de 243 unio-nes cuyos descendientes fueronbautizados, de ellas 58 intraétnicas,57 interétnicas, y de 120 se descono-ce la procedencia étnica del padre,pues en los libros parroquiales sóloaparecen registrados los datos de lamadre. Del análisis de los datos seelaboraron varias gráficas.

La gráfica no. 1 representa lasuniones de las mujeres de nación.El 98.37% de ellas lo hacen con hom-bres de igual procedencia y el 1.63con criollos. La mujer de nacióntiende a preservar su grupo étnicoy este estudio nos permite inferirque hay en ellas una tendencia a laendogamia.

En la gráfica no. 2 se observa que76.47% de los hombres de naciónse unen con mujeres africanas ysolamente el 23.52% logra estable-cer relaciones con las criollas, si se

compara este índice con el de lasmujeres en la gráfica anterior, seobserva que el hombre desempe-ñó un papel más dinámico y tendíaa relacionarse más con las muje-res criollas; que las de nación conlos criollos.

Gráfica 1. Cafetal Angerona

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1 "Con relación a los gangá, algunos estudiosos refieren que fue una denominación común paraidentificar a diferentes tribus de la cultura mandinga. Para Ortiz está relacionada con la zona deLoango. Dumont los consideró inferiores desde el punto de vista antropológico. Sobre ellos nohemos encontrado ninguna referencia acerca de su carácter belicoso." (La Rosa, 1988:131)."lucumí: Se han reunido una serie de apreciaciones que los ven como los más inteligentes ydesarrollados pero a su vez activos y difíciles de atropellar". (Ídem:132).

En la gráfica no.3 se muestra cómoel 94% de los hombres criollos prefi-rieron establecer relaciones con mu-jeres criollas; sin embargo, el 4%escogió su pareja entre las carabalíesy el 2% entre las mandingas.

Por otro lado, el 61.84% de lasmujeres criollas que establecieronrelaciones, lo hicieron con hom-bres criollos, el 25% con gangás yel 10.52% con lucumíes (gráficano. 4). Esta preferencia entre loshombres de nación, o sea, en pri-mer lugar por los gangá y en se-gundo por los lucumí, debió derelacionarse con las característicasparticulares de estos grupos étnicos.1

La información del Neptuno fuetambién tomada de la iglesia cita-da anteriormente. Se procesó elmismo período que para Angerona.La muestra analizada arrojó un to-tal de 278 uniones, de las cuales 120son interétnicas, 132 intraétnicas yen veintiseis de ellas se desconocela filiación étnica del padre. La grá-fica no. 5 muestra que en las unionesde las mujeres de nación, el 98.60%prefieren los hombres de nación y el1.40% a los criollos, índice muy pare-cido al de Angerona.

Para ilustrar los resultados de losdatos de las uniones consensualesde los hombres de nación se ela-boró la gráfica no. 6, en la que semuestra que el 70.86% se relacionócon mujeres criollas, el 18. 80% loefectuó con lucumíes, el 3.90% congangás, el 2.50% con popos y el0.78% con carabalíes.

Las criollas del cafetal Neptunoparecen haber tenido muy ampliademanda, pues también fueron

preferidas por los esclavos criollos.Estas uniones representaron el98.24%, mientras sólo el 0.87% se-leccionó a las carabalíes y a lasgangás (gráfica no. 7).

Cuando se analizan los datos delas criollas en el cafetal Neptuno,se observa que el 55% de estas pre-firieron a los lucumíes, el 23% a losgangás, el 14% a los carabalíes, el6% a los congos y el 2% a los minas.En ellos podemos apreciar unamarcada preferencia de la mujercriolla por el hombre de naciónlucumí y ganga (gráfica no. 8).

El análisis de estos gráficos hapermitido establecer algunas ten-dencias en la selección de las pa-rejas entre los esclavos criollos ylos esclavos de nación, y definir queen esta selección fue más dinámi-ca la relación interétnica.

También pudimos abordar el fe-nómeno de la endogamia, aspectode extraordinaria importancia parala continuidad cultural. La endogamiaétnica se manifiesta a través de lasuniones intraétnicas, y es importan-te señalar que en "… circunstanciasnormales, la endogamia garantiza lareproducción natural de las entida-des étnicas…" (López, 1988:150); sinembargo, lejos de su medio origi-nal, es decir, en las circunstanciasde la esclavitud, la endogamia étnicapermitió el fomento de la continui-dad cultural, sobre todo en las ge-neraciones de criollos.

Si analizamos ambas plantacionespodemos concluir que existían de-terminadas tendencias por parte delos criollos y los de nación en cuantoa la selección de su pareja.

Gráfica 2. Cafetal Angerona

Gráfica 3. Cafetal Angerona

Gráfica 4. Cafetal Angerona

Gráfica 5. Cafetal Neptuno

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Gráfica 6. Cafetal Neptuno

Gráfica 7. Cafetal Neptuno

Gráfica 8. Cafetal Neptuno

Gráfica 9. Cafetal Neptuno

Resulta interesante observarcómo las mujeres prefirieron unir-se a los de nación con tendencia apreservar más su etnia, pues en-tre ellos hay una mayor presenciade la endogamia mientras que loshombres desempeñaron un papelmás abierto en la relación.

Cuando analizamos este fenóme-no desde el ángulo de los criollos larealidad se torna bien diferente. Aquípodemos observar algunas particu-laridades. El hombre criollo tiene unamarcada preferencia por la mujercriolla; ahora bien, cuando esta se-lecciona a hombres de nación lo hacecon cierta distinción, tiene cierta pre-ferencia por determinados gruposétnicos. En nuestro análisis pudimosconstatar que las criollas dentro delos africanos prefirieron en primer lu-gar a los gangás, en segundo a loslucumíes y en un plano menor a loscongos y los carabalíes.

Esta preferencia por los lucumíesy los gangás pudo estar asociada acaracterísticas particulares de estosgrupos; los primeros, según el mé-dico francés Henri Dumont, quientuvo la oportunidad de relacionar-se con ellos, eran personas inteli-gentes y civilizadas, muy activas ydifíciles de subyugar y atropellar,excelentes trabajadores, insupera-bles en sus conucos y se "rescata-ban" a sí mismos con facilidad(Dumont, 1922:21).

Dentro del estudio de las unionesconsensuales, un aspecto de muchaimportancia son los hijos, por cuantoellos en cierta medida sellan o ga-rantizan el registro de las uniones.

Ya se había apuntado que el re-conocimiento de la paternidad fuedisminuyendo a lo largo de estosaños. La gráfica no. 10 muestra elprogresivo avance del no recono-cimiento de los nacidos de estas

uniones consensuales por parte delos padres en Angerona. En losquinquenios 1845-1849 y 1850-1854,la aceptación paterna fue alta, perodesde el lustro 1860-1864 no exis-tió reconocimiento alguno. Similarcuestión se presentó en el cafetalNeptuno, aunque de forma másatenuada, como puede verse enla gráfica no. 9.

Es evidente que en ambos cafe-tales hay un incremento del proce-so de no reconocimiento del padre;ello pudo estar asociado a causaseconómicas, políticas y socialesque se originaron en la Isla a partirde la segunda mitad del siglo XIX,como fueron el comienzo del pro-ceso de descomposición de la plan-tación esclavista, la entrada en vigorde la ya mencionada Ley de Vien-tres Libres y el inicio de los prepa-rativos para el estallido de la Guerrade los Diez Años, entre otras posi-bles causas.

El tema está muy distante de ha-berse agotado, quedan muchasinterrogantes por resolver aún,pero los resultados obtenidos en elpresente trabajo estimulará sinduda el interés de los estudiosos.

Se impone un análisis similardel registro de otras plantaciones,pero en este caso azucareras, loque permitirá poner al descubier-to otros matices de la cuestión y defi-nir en qué medida algunos de losaspectos develados obedecen al ca-rácter de la plantación cafetalera,toda vez que por lo hasta aquí vistose observan particularidades quedeben ser comprobadas.

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Gabinete de Arqueología / 147

Abbot, A. (1965): Cartas escritas en elinterior de Cuba, entre las montañas deArcana, en el Este y las del Cusco, al oeste,en los meses de febrero, marzo, abril y mayode 1828, Consejo Nacional de Cultura, LaHabana.

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La Rosa, G. (1988): Los cimarrones de Cuba,Editorial de Ciencias Sociales, La Habana.

López, R. (1988): "Una muestra en lacomposición étnica y el matrimonio deafricanos en La Habana entre 1694-1714", enRevista Cubana de Ciencias Sociales, EditorialAcademia, no. 17, La Habana.

Méndez, I. (1952): "Biografía del cafetalAngerona", en Revista de la BibliotecaNacional, no. 3, La Habana.

Fuentes Primarias

ANC: Fondo Gobierno Superior Civil, leg.871, no. 29551.

Archivo Parroquial de Artemisa, libros deBautismo de Pardos y Morenos, nos 4 - 7,años 1841-1887.

Gráfica 10. Cafetal Angerona

Tabla 1Nacimientos. CafetalAngerona

Tabla 2Nacimientos. CafetalNeptuno

Tabla 4Nacimientos y reconocimientode paternidad. Cafetal Neptuno

Tabla 3Nacimientos y reconocimientode paternidad. Cafetal Angerona

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BIBLIOGRAFÍA

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Excepcionales pinturas muralesen Tacón no. 12

Resumen

Las pinturas murales de la casa sita en la calleTacón no. 12 son abordadas en este artículo,así como una reseña histórica del inmueble,las intervenciones realizadas a lasmencionadas decoraciones hasta el presentey su análisis artístico. Gracias a la ayuda de laFundación Hamlyn, su restauración podrá serllevada a cabo.

Abstract

An examination of the murals at No.12 TaconStreet, together with an historical descriptionof the building, details of the changes towhich the murals have been subjected, andan aesthetic evaluation of the paintings asthey stand today. Thanks to the generoussupport of the Hamlyn Foundation, theirrestoration is about to begin.

Por: Azul Sánchez Triana, Tania González Yanes y Acelia Rodríguez Bécquer

Desde 1985 y hasta 1987 en elinmueble sito en Tacón no. 12 entreEmpedrado y O‘Reilly, La HabanaVieja, se realizaron varias excava-ciones arqueológicas, prospecciones,restauración y resane de las pintu-ras murales; al mismo tiempo serehabilitaba el local, con un proyec-to original: servir como casa de des-canso de la Unión de Escritores yArtistas de Cuba (UNEAC).

En gran medida el hallazgo delas decoraciones murales en unade las habitaciones del inmueblecontiguo (Tacón no. 8) y su valora-ción de excepcionales para el en-torno habanero y cubano, cambióla idea inicial de su adjudicación.Es preciso señalar que ambas ca-sas estuvieron unidas por primeravez durante la segunda mitad delsiglo XVIII, cuando en 1751 el dueñode Tacón no. 12, don Pedro JoséCalvo de la Puerta, Conde deBuenavista, le compró a su vecinoel señor Lucas Gómez su propie-dad de una planta, construyendola misma de dos niveles y anexán-dolas por sus plantas altas.

Con el transcurso de los años, es-tas moradas volvieron a separarse ytambién sus destinos funcionales,puesto que Tacón no. 12 antes de per-manecer deshabitada durante losprimeros años de la década de losochenta del siglo XX, se había con-

vertido en casa de vecindad, mien-tras Tacón no. 8 se mantuvo ocupa-da hasta prácticamente el momentode su restauración; ello contribuyó engran medida para salvaguarda deestos notorios paisajes.

Concluida la reparación de am-bas residencias se restableció suantigua unión, se destinaron a sededel Gabinete de Arqueología de laOficina del Historiador de la Ciu-dad de La Habana (GAOHCH) y estesingular cuarto pasó a formar parteintegrante de las salas expositorasdel Museo Arqueológico.

La posición geográfica de estacasa realza su belleza y confort alestar ubicada frente a la Torre delHomenaje del Castillo de la RealFuerza, que presenta en lo más altola escultura en bronce de LaGiraldilla (símbolo de la Ciudad), ycomo si esto fuera poco, este ejem-plo de arquitectura mudéjar se hallaa pocos metros de la Plaza de Armasy de la Plaza de La Catedral.

Sus decoraciones son muy dife-rentes a las restantes halladas enel Centro Histórico de la ciudad,pues no se corresponden, desde elpunto de vista de su ubicación es-pacial, con las tradicionales cene-fas o frisos encontrados en otrossitios; pero no sólo son importan-tes por su magnitud sino sobre todopor los temas que tratan, interesan-

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Gabinete de Arqueología / 149

tes por su concepción técnico-artística, y además porofrecer un panorama socio-histórico de la época; porlo tanto, consideramos que, dada su importancia, nose ha profundizado lo suficiente en su estudio, y unparéntesis queda abierto para nuevas indagaciones.

El descubrimiento de este tipo de pinturas muralesrevela un arte no sólo decorativo, sino que ahora senos impone de una forma figurativa en grandes di-mensiones, el cual tuvo auge y florecimiento entre losmoradores de nuestra ciudad colonial. Por lo antesexpuesto estimamos que el tema merece tratarse con

Recuadro no.2. La presencia del mar predomina. Se observa unaentrada de agua o bahía muy cerrada alrededor de la cual se organiza la

escena. Hay pequeñas embarcaciones y abundante vegetacióntropical. En el centro hay un pequeño islote con una casa. Entre las

embarcaciones sobresale un navío de velas que entra en la bahíaseguido por otro del cual sólo es visible el mástil principal, el resto de la

información sobre este segundo barco se perdió a causa de unagigantesca laguna de faltante pictórico que mutila casi toda la parte

inferior del recuadro. Uno de los personajes mira desde la orilla el navíocon un catalejo y los demás pescan. Los colores predominantes son el

verde y el azul marino.

toda seriedad, ya que el trabajo de rescate patrimonialpor instituciones especializadas revelará un número ma-yor de tales manifestaciones, que podrán ocupar el lugarque ameritan en la historia de nuestro devenir artístico.

Hasta el momento el lugar cimero lo ha ocupado lapintura de caballete, por conceptuarse a la pintura muralcomo un arte menor. Sin embargo, quedó demostrado apartir de estos hallazgos que esta última da una visiónampliada y creíble de la cotidianidad en épocas pasadas,mediante la escenificación de costumbres, naturaleza,arquitectura y personajes del siglo XVIII. La indudable re-lación de estas decoraciones con el ambiente social yarquitectónico de La Habana colonial amplía nuestrosconocimientos sobre la misma, por lo tanto su significadova más allá del mero hecho artístico o pictórico (o am-bos), y toma dimensión de documento histórico.

Recuadro no. 1. Aparece como elemento predominante unaconstrucción de tres plantas de color grisáceo que sobresale por su

tamaño y las grandes arcadas de columnas de la galería hacia la parteizquierda del recuadro. Se ven hombres y mujeres vestidos a la usanza

de la época, unos en actitud galante junto a arbustos floridos y otrosconversando placenteramente sentados en sillas. Hay abundante

vegetación. Los colores predominantes son el verde, rojo y azul.

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150 / Gabinete de Arqueología

Recuadro no. 3. Aparecen edificaciones con dos o tres pisos.Numerosos personajes avanzan por un camino siguiendo a una

procesión religiosa. La peregrinación va hacia la iglesia, la cual no seobserva completamente a causa de un gran faltante. Los más

adelantados portan grandes estandartes cuyas siluetas no han podidodefinirse con claridad por un desgaste que abarca toda esa zona. Hay

abundante vegetación y los colores predominantes son las tonalidadesde verdes, grises y azules.

Recuadro no. 4. Escena campestre de inspiración bucólica, con variospersonajes femeninos sentados en la hierba, uno de los cuales toca uninstrumento musical de viento y un caballero parado junto a ellas toca

un violín. Dos caballeros aparecen montados en finos y briosos corcelesen marcha forzada. Todas las figuras humanas llevan vestimenta propiade la clase social elevada. El centro del recuadro lo atraviesa un río por

donde navega una pequeña embarcación tripulada por un personaje queno se define claramente; un puente une las dos orillas. Hay abundante

vegetación tropical con árboles de gran tamaño y al fondo predomina lasilueta de una gran ciudad con torres altas de formas cónicas.Las pinturas aquí abordadas cubren totalmente los

muros de una habitación ubicada en la planta alta de lacasa, de 6.40 m de longitud por 4.15 m de ancho, con unaaltura de 4.60 m. Hasta el momento representa el áreamás extensa en metros cuadrados de decoración en LaHabana Vieja. Las pinturas están compuestas por docerecuadros de 2 m de altura por 1 m de ancho cada uno, yse plasmaron a una distancia de un metro y algunoscentímetros del piso. La parte baja asemeja unascolumnatas marmóreas, como si a través de una salahipóstila se contemplaran los paisajes que tienen unavisión ligeramente posterior al decorado inferior y sepercibe una intención de perspectiva y profundidad.

Esta habitación de pinturas tan singulares con suamplia ventana abalaustrada da hacia a un patio inte-rior de Tacón 8, y debió de tener una función muyparticular dentro del inmueble, algo aún desconocidopara nosotros. Puede apreciarse en los temas de

los recuadros pictóricos un ambiente tranquilo, des-pojado de todo dramatismo, y se evidencia la intenciónde jerarquizar las condiciones de vida de ciertas clasesde la población. La posición que ocupan los recuadros enestos muros recuerda las pinturas de las grandes man-siones europeas, por ello opinamos que debió de ser unade las habitaciones mejor consideradas.

Cuando se observan las reproducciones de las pin-turas murales se nota que existen en ellas algunosde los indicadores más significativos de la pinturacolonial: la presencia de elementos provenientesde modelos europeos del género, vinculados indu-dablemente a una visión galante y a veces hastabucólica de la relación entre la vida humana y lanaturaleza circundante, resultado de la mezcla deuna percepción exótica con la crónica de lo inme-

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Gabinete de Arqueología / 151

las vibraciones, por los despren-dimientos del interestrato, a locual debemos añadir la cercaníadel mar, el polvo, el calor despren-dido por la cocina del restaurantevecino y otros factores climáticosy ambientales. Por todo el valor pa-trimonial de estas pinturas muralesy su carácter excepcional dentrodel contexto colonial habanero, sir-va este artículo no sólo para infor-mar sobre su importancia y laactividad que el Gabinete de Ar-queología de la Oficina del Historia-dor de la Ciudad realiza en aras desu conservación y restauración, sinoademás para hacer un llamado deayuda internacional que contribuyaa su recuperación total y efectiva. LaHabana Vieja como Patrimonio de laHumanidad, es responsabilidad detodas las naciones del orbe, y portanto, junto al Estado cubano, tam-bién compete a ellas su proteccióny rescate.

Agradecimientos

A Roger Arrazcaeta Delgado, di-rector del GAOHCH, a ArelysHernández Plasencia, licenciadaen Historia del Arte, y a DanielVasconcellos Portuondo, investiga-dor histórico.

diato y los recursos técnicos y for-males que dan la impresión de unaacademia no cristalizada; es decir,de un modo de hacer cercano a loque en el siglo XX se ha denomi-nado seudo naif. Las palmas, losríos, el ordenamiento geométri-co de la vegetación y los espacioscomo parte de la vida social, eigualmente, la tendencia a intro-ducir sensaciones ambientalesdel trópico (luz, color, flora por do-quier) nos entregan una imagensincrética en tanto fusiona y con-funde la visión de una isla encla-vada en el medio antillano y tropicalcon aquella otra realidad que cons-tituye la base del sistema de valoresexpresados en el modo cortesano demostrar los personajes incorpora-dos a dichas pinturas.

A juzgar por la composición,existe una marcada tendencia ha-cia el uso canónico de la perspecti-va, los ritmos serpentinescos, elrecurso elíptico y la inclusión deformas axiales en un plano que aveces usa el efecto de la distan-cia de modo ascendente, con lacercanía abajo y lo alejado arriba.

Se trata en este caso, no sólode la pintura mural capaz de mos-trarnos la práctica decorativa deinteriores en el hábitat colonialcubano, sino que también es undocumento que revela procesosde inserción de la percepción vi-sual europea en el contexto exu-berante insular, y que nos poneen contacto con el asentamientourbano en el medio natural, o sea,una crónica de nuestra ciudad co-lonial.

Si se observan detalladamen-te cada una de estas escenas queson como mosaicos unitarioscuya función secuencial nos re-mite a las leyes de la narración y

la descripción, advertiremos enellas referencias a episodios co-munes: las entradas de bajeles enespacios acuosos vistas por ciu-dadanos, el galanteo (que conser-vaba el manierismo europeo y nose había transformado aún en elestilo criollo), la mezcla de cons-trucciones civiles y religiosas, lospaseos a caballo con vestimen-tas inapropiadas para un clima tó-rrido, el mundo extraño de jardinesversallescos introducidos en unavegetación virgen, los negrosvendedores, procesiones, en fin,la vida de una ciudad con las mo-das y modos europeos dentro deun paisaje rico, de ahí el extraña-miento del espectador contempo-ráneo, que funciona como una delas claves para su interpretación,al poder considerarse como visio-nes idílicas para aquella época ysociedad, pero en su apreciaciónes imposible obviar la ideología delposeedor, su necesidad de identifi-carse, tal vez ilusoriamente, con lacultura dominante llegada de ultra-mar y sentirse él y su familia comoextensiones de un medio cortesanoen un entorno donde económica-mente formaban parte del sector queostentaba el poder, y estas pinturasconstituyen uno de sus símbolos.

En la actualidad el Grupo de Pin-tura Mural del Gabinete de Arqueo-logía acomete la consolidación yrescate de esas pinturas, sometidasa un proceso constante de deteriorodesde su primera intervenciónrestauradora entre 1986-1990. Hastael momento hemos eliminado lasfuentes de humedad que afectabanlos muros, y se procede a la conso-lidación, pues el resane utilizado sedesmorona y cae sobre algunas par-tes de las pinturas, afectándolas.Otros factores que las dañan son

Hernández Oliva, Carlos A. e IrmaPardo OlivaIn (1992): "Investigaciónhistórica y arqueológica de la casa deTacón no. 12", Inédito, depositado enGAOHCH, La Habana.

Sánchez Triana, Azul, Tania GonzálezYánez y Acelia G. Rodríguez Bécquer(1999): "Intervención en las pinturasmurales del cuartico", Inédito, depositadoen GAOHCH, La Habana.

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BIBLIOGRAFÍA

152 / Gabinete de Arqueología

C A T Á L O G O H A B A N E R O

Mural perteneciente a lacasa Prat Puig, sita enTeniente Rey no. 159,esquina a Aguiar.La decoración, datadaposiblemente a fines delsiglo XVIII o XIX, seencuentra ubicada en laplanta baja. En la imageninferior puede observarseun detalle de la misma.

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C A T Á L O G O H A B A N E R O

Pinturas murales en la casa de Tacónno.12, actual Gabinete de Arqueología.Estos frescos de color ocre y rojo, yarestaurados, fueron plasmadosprobablemente en 1725, según se infiereen una inscripción incisa que se observacon esa fecha en el enlucido de la pinturaubicada en la enjuta central de los arcosde la planta alta.La decoración en la foto superiorcorresponde al entresuelo y la imagen enla foto inferior, también ocre, a una de lasenjutas de los arcos en la planta noble.

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Doctor René Herrera Fritot

Resumen

Homenaje a la vida y la obra del eximioantropólogo, etnólogo y arqueólogo cubanodoctor René Herrera Fritot.

Abstract

This article renders tribute to the life andwork of late antropologist, ethnologist andarchaeologist, Dr. René Herrera Fritot.

Por: Daniel E. Vasconcellos Portuondo, Lois Ángel Urgellés Navarro y Heriberto Jiménez Moreno

René Victoriano Herrera Fritotnació en La Habana, calle Manriqueno. 1 (actual 61), a las ocho y treintade la noche, del día 15 de abril de1895, según consta en el RegistroCivil del Norte de esta ciudad, ins-cripción no. 266, folio 272, tomo 12.Sus abuelos paternos fueron JoséJoaquín y Josefa, naturales de Ca-racas y Camagüey, y los maternosCarlos y Rafaela, naturales deMatanzas y Banes; era hijo delcamagüeyano José Anníbal Herreray Cisneros y la guanabacoenseMaría de los Desamparados Fritoty Sandrino. Acerca de su linaje elcientífico expresó en carta a su ami-go Pedro García Valdés, "yo descien-do por línea materna de una indiataina pura",1 refiriéndose a su abue-la Rafaela Sandrino. René se casóel 14 de diciembre de 1916 conSarah García Gálvez, natural dePaso Real de San Diego, Pinar delRío, de cuyo matrimonio nacieronRené José (1919), María Luisa(1927) y Miriam Gabriela HerreraGarcía (1938).

El alcance que para el hombredel siglo xx y los venideros tiene lacomprensión de las culturas au-tóctonas americanas, en especial lasque se desarrollaron en el área del

1 José A García (1987): "Aniversario 92 del nacimiento del doctor René Herrera Fritot", enMemorias del Quinto Simposio de la Cultura, Editorial Imprenta Provincial de Cultura, LaHabana, p. 104.

Doctor René Herrera Fritot en la Bibliotecadel Departamento de Antropología de la ACC,

sita en Prado y Trocadero, 1964

Caribe, así como los análisis y ladifusión de sus experiencias teóri-co-prácticas, colocan en un sitio deprivilegio a este erudito cubano, quienluego de cursar sus estudios pri-marios en los colegios de Melitón yde Mimó, este último a una cuadradel Callejón del Conde Cañongo a uncostado de la iglesia de Monserrateen esta capital, se trasladó a Matan-zas, donde cursó el bachillerato enciencias y letras, titulándose a laedad de diecisiete años. De inme-

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diato ingresó en la Universidad deLa Habana para estudiar las inge-nierías civil y eléctrica, las que tuvoque abandonar seis años despuéspor problemas económicos y per-sonales. Durante ese tiempo fueayudante honorario de la Cátedrade Geología y Mineralogía en la Fa-cultad de Ciencias y se ocupó extra-oficialmente del Museo Montané, delcual sería más adelante director, car-go que con posterioridad estuvieraconsagrado a su alumno y amigo en-trañable, el doctor Manuel Rivero dela Calle, fallecido el 23 de septiembrede 2001.

Durante los años de 1918 a 1924,entre otras actividades HerreraFritot fue delineante de planos geo-gráficos, realizó dibujos mecánicos,proyectó ingenios y viviendas dediversos barrios habaneros, ade-más diseñó instalaciones hidráuli-cas y de combustibles.

Un año después de haber sidonombrado ayudante facultativo dela Cátedra de Antropología, en 1924,fue enviado por espacio de tresaños a los museos de Historia Na-tural y del Indio Americano enNew York. Allí completó su yaamplio bagaje científico, principal-mente en las técnicas para mon-taje de exposiciones, restauracióny reproducción de ejemplares. Asu regreso a Cuba, de 1927 a 1928,continuó su labor en el MuseoMontané a la vez que ejerció comodelineante proyectista en la Mari-na de Guerra Nacional y en laSinclair Cuban Oil Co., donde con-cibió tres inventos mecánicos queno pudo patentar a su nombre, algoque sí hizo la compañía.

Trabajó como ingeniero auxiliaren la Secretaría de Obras Públicas

en el período de 1928 a 1930 y tuvoa su cargo parte de las obras de laCarretera Central en la antiguaprovincia de Las Villas, destacán-dose su participación en el Paso Su-perior de Placetas y el puenteoblicuo sobre el río Zaza.

Se graduó de Doctor en Cien-cias Naturales en la Universidad deLa Habana en 1934, y es nombradoayudante graduado de esa facul-tad, dos años después es ascendi-do a profesor agregado de la Cátedrade Antropología; hasta 1942 ocupótambién el cargo de conservadoroficial del Museo Antropológico

2 "En honor del valiente indio cubano de ese nombre que al frente de un pequeño grupo de aborígenes mantuvo en jaque a los españoles por diezaños", como dijera el propio Fritot.

René Herrera Fritot y Emile de Boyre Moya con el sello del Grupo Guamá, 1946

Montané. El 29 de mayo de ese añorealizó la inscripción del GrupoGuamá,2 en el registro oficial deasociaciones. Este centro científi-co de investigación y difusión cul-tural fue creado el 1ro. de febrerodel año anterior junto a los docto-res Oswaldo Morales Patiño y Fer-nando Royo Guardia; su banderolamostraba un sol y dentro de él lafigura de un ídolo aborigen conoci-do hasta entonces solamente enCuba. El diseño del gallardete es-taba inspirado en el que identificódurante el siglo XIX a la llamadaConspiración de los Soles y Rayos

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de Bolívar, con lo que se representa-ban los ideales de rebeldía patrióticareinantes entre los componentes delGrupo Guamá.

Herrera envió varias monografíaspara la Biblioteca Colón de la UniónPanamericana de Washington ypara la biblioteca de antropologíadel Museo de La Plata en Argenti-na, en abril de 1939.

En 1946, siendo profesor de An-tropología Jurídica de la Universi-dad de La Habana, algunos de losestudiantes de Derecho tomabanclases con él, entre ellos el futurolíder de la Revolución Cubana, FidelCastro Ruz, quien además contri-buyó económicamente a mantenerel Museo Guamá ubicado en la vi-vienda de Herrera, sita en la calleSan Lázaro no. 820 (antes 90), en-tre Vista Alegre y Carmen, enLawton, edificada en 1912 en partede los solares correspondientes ala finca rústica no. 10761, manzana21, del Reparto Salazar, adquirida

por Herrera cuatro años después enacto de compraventa al señor Mar-co Aurelio Cervantes y Gómez deMolina; allí vivió por más de tres dé-cadas hasta su muerte, el 14 de ene-ro de 1968, y en ese lugar aguardabagustosamente por cualquier visitan-te cubano o foráneo interesado enconocer nuestro pasado indígena,mostrándoles su amplia y valiosacolección de objetos aborígenes an-tillanos y de la América continental,así como piezas sobre el ritual desantería cubana, expuestas didácti-camente. En la actualidad la casaestá ocupada por oficinas de unaempresa de servicios técnicos, elec-trónicos y electrodomésticos del mu-nicipio 10 de Octubre.

Viajó a la República Dominica-na en 1947, y allí dictó un curso com-pleto de Antropología General enla Universidad de Santo Domingopara los licenciados en Filosofía, yfundó con el ingeniero y arqueólogodominicano Emile de Boyre Moya

Piezas de la colección Herrera Fritot en su Casa - Museo de Lawton

(1903-1967), el Instituto de Investiga-ciones Antropológicas de ese centrodocente; también ordenó y clasificólas colecciones arqueológicas delMuseo Nacional de Santo Domingo.

Los estudiosos de RepúblicaDominicana le guardan todavía elprofundo respeto y cariño quesupo ganarse, y lo consideran pio-nero de la Arqueología de esa islacaribeña.

En 1957 el Museo Guamá pasóal Palacio de Bellas Artes siendomuy elogiadas las piezas de arteneotaíno, como las clasificaraHerrera, quien cuidó de ellas deforma directa; lamentablemente ensucesivos montajes dejaron demostrarse al público.

Al crearse la Academia de Cien-cias de Cuba (ACC) en 1960 y a ins-tancias del capitán Antonio NúñezJiménez, el doctor Herrera seresponsabilizó con la sección deAntropología Física, y en ese añodonó a dicha institución su bibliote-ca personal de Antropología y Ar-queología.

En 1966, aunque jubilado desdehacía seis años y "según consta ensu expediente, Herrera se encon-traba en la Academia de Cienciasocupado en el estudio de un cráneoIndocubano con el fin de publicarposteriormente una monografía so-bre dicho tema". 3

La colección completa de piezasarqueológicas del que fuera MuseoEtnológico del Grupo Guamá y losequipos de su taller de reproduccio-nes arqueológicas con sus moldesfueron donados en 1967 a la ACC.

El Museo del Gabinete de Ar-queología de la Oficina del Histo-riador de la Ciudad de La Habana,expone en una de las vitrinas de la

3 Loc. cit. (1), p. 114.

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Anillo de concha utilizado como pendiente. Expuesto en la sala aborigen del Museo Arqueológicode la Oficina del Historiador

Sala Aborigen, piezas de la Colec-ción Herrera Fritot, entre ellas unanillo de concha utilizado comopendiente con representación zoo-morfa y geométrica trabajado a par-tir de incisiones.

La pieza corresponde a la etapade producción agroalfarera, cuyaantigüedad data de 1 190 años an-tes del presente. Posee una alturade 5.3 cm, 0.7 cm de largo y 5.7 deancho. Fue hallada en el sitio RíoSeco 14, provincia Holguín, Cuba.

Según expresa el doctor Fernan-do Royo Guardia en el prólogo dellibro La Caleta, joya arqueológica anti-llana, Herrera Fritot ha publicadonumerosos trabajos relacionadoscon la Antropología y la Geología,exploró la Isla de un extremo a otrocon importantes descubrimientos en

4 En la nomenclatura actual la cultura inferior o Guanahatabey y la intermedia Ciboney son conocidas como etapa preagroalfarera.5 Armando Rangel (1997): "Humboldt y las culturas prehispánicas en el mediterráneo americano", en Alejandro de Humboldt en Cuba, Catálogo parala exposición en la Casa Humboldt, octubre de 1997, editorial Wissner, Bonn, Alemania, p. 87.

Arqueología, Geología y Mineralogía,entre ellos los "tres tipos de instru-mentos de conchas en la culturainferior o Guanajatabey,4 que sonel ‘plato’, la ‘cuchara’ y el ‘pico demano’, que no eran conocidos has-ta su magistral estudio sobre laCueva y pictografías de Punta delEste en Isla de Pinos; el tipo de ins-trumento Ciboney que llamamos‘gubia de dedo’; estableció la relaciónentre los gladiolitos o dagas líticas ylas esferolitias o bolas líticas en Cuba,como tipismo de una cultura inter-media, la Ciboney" (R. Herrera y Ch.Leroy, 1946); descubre y reporta elprimer volcán cubano que se cono-ce; presenta por primera vez el estu-dio completo de la evolución de losminerales cupríferos en el terreno,trabajo traducido al inglés y usado

como texto en una importante escuelade minas de Estados Unidos; y conlos mineralogistas Ricardo de la To-rre y Jorge Morlón descubre la pre-sencia de la Ilmenita en Cuba.

El científico alemán Alejandro deHumboldt (1769-1859), quien mani-festó un gran respeto por las cultu-ras aborígenes, se interesó por sustestimonios arqueológicos, en es-pecial por las hachas petaloides,estudiadas detalladamente duran-te el siglo XX por los antropólogosdoctores Herrera Fritot y Fernan-do Ortiz. "Las tantas interpretacio-nes del instrumento con funcionesmágico-religiosas son en la actua-lidad respetadas y han formadoparte del proceso de transcul-turación y sincretización".5

A pesar de la ardua y fructíferalabor de Herrera Fritot en diversoscampos del saber humano, espe-cíficamente en la Arqueología, lequedó pendiente realizar las exca-vaciones en el sitio holguinero Cho-rro de Maíta, lo cual se materializóen 1986 bajo la dirección del eminen-te arqueólogo José Manuel GuarchDelmonte, fallecido el 26 de septiem-bre de 2001. El cementerio que allíencontraron es el más amplio y con-servado en Cuba de aborígenesagricultores. Este descubrimientotrajo entre otros resultados la crea-ción de un museo de sitio en cuyaconcepción participó directamenteel doctor Guarch. "Este museo resu-me sus aspiraciones museográficasy de preservación testimonial inser-tándose en lo que en ese momentoera aún una incipiente perspecti-va: la vinculación de la arqueolo-gía aborigen dentro de la imagen

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Participantes en la tercera conversación de la Sociedad Cubana de Estudios Históricos eInternacionales celebrada en el Museo del Grupo Etnológico Guamá, 1943. Aparecen entre otros

Felipe Pichardo Moya, Fernando Ortiz y Emilio Roig de Leuchsenring

cultural de Holguín con el desarro-llo turístico y la búsqueda desdeesta perspectiva de elementos deapoyo al estudio arqueológico". 6

La influencia de Herrera Fritot enel campo artístico se pudo constatarcuando participó junto al escultoryugoslavo Iván Gudrum Ferich en elproyecto del centro turístico deGuamá en la Ciénaga de Zapata.

Este excepcional hombre quedejó a la posteridad una obra cien-tífica notable, manifestó ademásinterés por la literatura, sobre todola dedicada a los niños, para quie-nes escribió cuentos.

Entre sus trabajos literarios estánlas prosas: "Vida y ocaso", "Sonataen claro de luna", "A tu retorno delmar", "A Guillermina", "En el palacioencantado", "Del viaje Holguín-Haba-na", "El grillo en la ventana", "La florsolitaria", "Atracción", "Refloreci-miento", "Montaña y colina". De sus

pensamientos quedan los titulados"Parábola" y "El fondo de la bahía".

Figuras notables de las letrasasistían a sus tertulias hogareñas,donde eran recitadas composicionessuyas y de otros bardos; el poema"De aquella noche" lo dedicó a Ni-colás Guillén, a Antonio Aguilar y altrovador Guyún; en 1942 le mostró su"Romance de mis ejercicios espiri-tuales" a Rubén Darío, quien en ges-to de aprobación se lo firmaría. Entreotras poesías herrerianas están: "Denuevo al mar", "Sancto Santorum","Tempestad", "Ocaso", "Golondri-nas", "Taller", y "Quintilla".

Quintilla

Despertaste mis antojoscon tres cosas bien sencillas:con el brillo de tus ojos,tus fragantes labios rojosy el rubor de tus mejillas.

De sus publicaciones y conferencias

- 1924. "Excursiones geológicas, en lasprovincias de La Habana y Pinar del Río", enMemorias de la Sociedad Cubana de HistoriaNatural Felipe Poey (MSCHNFP), vol. 6,nos. 1- 4, La Habana.- 1932. "El manjuarí, pez cubano conrespiración pulmonar, representante de unafauna antiquísima", en Revista Orbe, año II,no. 68, La Habana.- 1936. "Culturas aborígenes de las Antillas",en Revista Lyceum, vol. I, no. 3, La Habana.Reimpreso como contribución del MuseoAntropológico Montané, Universidad de laHabana.- —. "Nota preliminar sobre un pequeño volcánextinguido en la provincia de Santa Clara", enMSCHNFP, vol X, no. 3, La Habana.- —. "El Javanthropus soloensis. Hombre fósilde Java", en MSCHNFP, vol. X, no. 5, LaHabana.- —. "Una especie mineralógica encontrada enSanta Clara por primera vez", en MSCHNFP,vol X, no. 2, La Habana.- 1937. "Notas sobre exploración de un moundciboney en proximidad del río Ariguanabo,provincia de La Habana, Cuba", en BoletínBibliográfico de Antropología Americana, vol. I,no. 4, México.- 1938. "Revisión de las hachas de ceremoniade la Cultura Taina", en MSCHNFP, vol. XII,no. 1, La Habana.—. "Informe sobre una exploraciónarqueológica a Punta del Este, Isla de Pinos",en Revista Universidad de la Habana, año III,nos. 20-21, La Habana.- —. "Comunicación sobre la Cueva de Punta delEste, Isla de Pinos, sus pictografías y los hallazgosde un ajuar ciboney", en Boletín Bibliográfico deAntropología Americana, vol. II, no. 4, México.- 1939. "Discusión sobre el posible origen delas pictografías de Punta del Este, Isla dePinos", en MSCHNFP, vol. XIII, no. 5, LaHabana.- —. "El Castillo de Jagua, Cienfuegos", enRevista Arquitectura, año VII, no. 76, LaHabana.- 1940. "Un nuevo dujo taino en las coleccionesdel Museo Antropológico Montané, de laUniversidad de la Habana", en Revista deArqueología, no. 4, La Habana.- 1942. "Las Esferas Líticas como base de unanueva cultura aborigen cubana", en

6 Roberto Valcárcel (2002): "José Manuel Guarch Delmonte. El arqueólogo", en El Caribe Arqueológico, no. 6, anuario publicado por la Casa delCaribe como extensión de la Revista del Caribe, Santiago de Cuba, p. 116.

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- 1970. Exploración arqueológica inicial enCayo Jorajuría, Matanzas. Serie Antropológica,no. 6, Academia de Ciencias de Cuba, LaHabana.

De su expediente científico:

- Asesor Científico de la Orden La Rosa Blanca,Cuba, a partir de 1947- Asesor Técnico del Instituto AntropológicoDominicano- Caballero de la Orden Nacional de MéritoCarlos Manuel de Céspedes- Delegado cubano al VIII Congreso CientíficoAmericano, Washington,1940- Delegado por Cuba y Secretario Adjunto dela Primera Conferencia Internacional deArqueólogos del Caribe, Honduras, 1946- Director de los proyectos y obras dereconstrucción de las ruinas de La Isabela (Islade La Española), primera ciudad fundada porColón en América- Fundador del Grupo Guamá y Director delMuseo Etnológico (perteneciente al grupo)- Miembro Colaborador y Titular de laSociedad Colombolista Panamericana- Miembro Correspondiente de la SociedadArgentina de Americanistas, 1950- Miembro de Honor de la SociedadEspeleológica de Cuba, 1952- Miembro de la Florida Anthropological Society- Miembro de la Junta Nacional de Arqueologíay Etnología- Miembro de la National Geographic Society- Miembro de la Sociedad Cubana de Botánica- Miembro de la Sociedad de Arqueólogos deBolivia- Miembro de la Sociedad de Antropólogos delCaribe- Miembro de la Sociedad Malacológica Carlosde la Torre- Miembro de la Junta de Asesores del InstitutoNacional de Cultura, 1955- Miembro Fundador del Patronato Pro-MuseoNacional, 1947- Miembro Honorario del Patronato y MuseoMunicipal Oscar María Rojas de Cárdenas,Matanzas, a partir de 1950- Socio Correspondiente de la SociedadAntropológica de Santo Domingo- Socio Correspondiente del Museo José MaríaEspinosa, Remedios, Las Villas, 1957- Socio Titular de la Sociedad Cubana deHistoria Natural Felipe Poey

"Entre los honores recibidos porsu labor científica y docente se

Proceedings of the Eight American ScientificCongress, vol. II, Washington D.C.- —. "Falsificaciones de objetos aborígenescubanos", en MSCHNFP, vol. XVI, no. 1, LaHabana.- —. "Los moluscos en la Etnología AborigenCubana", presentado ante la Sociedad Cubanade Historia Natural Felipe Poey, sesión del 15de abril de 1942, La Habana.- —. "Informe a la Junta Nacional deArqueología y Etnología sobre una exploraciónarqueológica a la Isla de Pinos, por el grupoGuamá", en Revista de Arqueología, no. 6,enero-marzo, La Habana.- —. Con el Grupo Guamá participó en elPrimer Congreso Nacional de Historia,auspiciado por la Sociedad Cubana deEstudios Históricos e Internacionales, queencabezaba Emilio Roig de Leuchsenring,La Habana.- —. Con el Grupo Guamá participó en elPrimer Congreso de Historia Iberoamericano.- 1943. "Tipos de la cultura material indígenaen los yacimientos cubanos sin cerámica",ponencia aprobada en el II Congreso Nacionalde Historia, La Habana. Allí se presentaron lossiguientes trabajos: "Algunos puntosfundamentales de la prehistoria de Cuba" deJosé Antonio Coscuyuela, "La religión de losindígenas antillanos" de Morales Patiño,"Ensayo sobre cráneo cubano precolombino"de Fernando Royo y "Las bolas y las dagaslíticas, nuevo aporte cultural aborigen enCuba" de Herrera Fritot.- 1945. "El yacimiento arqueológico de Soroa,Pinar del Río", presentado ante la SociedadCubana de Historia Natural Felipe Poey, sesiónde enero de 1945, La Habana.-1946. "Tres notas para la ArqueologíaIndocubana: Asas-sonajeros; Tres épocas enun litoglifo; Notable similitud entre dospendientes", en Revista de Arqueología,segunda época, no. 1, La Habana.- —. La Caleta. Joya arqueológica antillana, encolaboración con Charles Leroy Youmans,Editorial Siglo XX, La Habana.- 1947. "Tres tipos de objetosindoarqueológicos de Santo Domingo: guayosmonolíticos; macana de madera y hachapetaloide de ceremonia", en Revista deArqueología, segunda época, año II, nos. 4-5,enero-diciembre, La Habana.- —. Conferencia en el Lyceum and LawnTennis Club, con Pichardo Moya.- 1949-1952. Herrera publicó para el periódicohabanero Información un total de 169 artículosque constituyen un verdadero modelo

periodístico de divulgación cultural variadapara público general.- 1950. "Arqueotipos zoomorfos en las AntillasMayores", en Boletín de Historia Natural,Sociedad Cubana de Historia Natural FelipePoey, vol. I, no. 3, La Habana, reeditado en elBoletín del Museo del Hombre Dominicano,no. 16, Sección Pioneros, 1981, SantoDomingo.- —. Una delegación del Grupo Guamá asistióa la Convención de Arqueólogos de la Florida,Estados Unidos.- —. Se efectuó en La Habana la MesaRedonda de arqueólogos del Caribe con laparticipación del Grupo Guamá.1951. Conferencia sobre temas arqueológicostitulada "Los tres complejos indocubanos",presentada en el Palacio Brunet, Trinidad.- —. Participa en el programa de CMQ RadioUniversidad del Aire, primera intervenciónsobre el tema de los incas.- 1952. "Vasos - efigies de la RepúblicaDominicana", en Memoria del V CongresoHistórico Municipal Interamericano, t. I, SantoDomingo.- —. "La Cueva Funeraria de Carboneras", encolaboración con el doctor Manuel Rivero de laCalle. Presentado ante el X Congreso Nacionalde Historia, publicado por la SociedadEspeleológica de Cuba, La Habana.- 1953. Herrera Fritot publicó una serie deartículos en El Nacional de Caracas,Venezuela.- 1954. Sus trabajos sobre el Grupo Guamáaparecen en la revista venezolana El Farol.- 1956. "Los Complejos Culturales Indocubanosbasados en la Arqueología: Las culturasprealfareras. Los alfareros tainos", en Revistadel Instituto Nacional de Cultura, Ministerio deEducación, vol. I, año I, no. 2, La Habana.- 1962. Nociones prácticas de OsteologíaHumana, Instituto de Biología, Sección deAntropología, Comisión Nacional de laAcademia de Ciencias de Cuba (ACC), LaHabana.- 1964. Estudio de las Hachas Antillanas,Departamento de Antropología, ACC, LaHabana.- —. Craneotrigonometría, Departamento deAntropología, ACC, La Habana.- —. Nueva técnica para calcular la capacidadcraneana, Departamento de Antropología,ACC, La Habana.- 1965. Impartió un seminario sobre arteprecolombino en el Museo de Bellas Artes deCuba.

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Álvarez, J. (1956): Arqueología Indocubana,Editorial Úcar García S.A., La Habana.

Dacal, R. y M. Rivero (1986): Arqueologíaaborigen de Cuba, Editorial Gente Nueva, LaHabana.

Departamento de creación editorial (1990):Crónica de América, quinto centenario, Plaza yJanés, Editores S.A., España.

García, J. A. (1986): "Grupo Guamá,institución científica y cultural en el municipiode 10 de Octubre", Memorias del IV Simposio,Imprenta Provincial de Cultura, vol. 2, LaHabana.

—————— (1987): "En el aniversario 92 delnacimiento del Doctor René Herrera Fritot",Memorias del V Simposio, Imprenta Provincialde Cultura, La Habana.

Herrera, R. (1964): Estudios de las HachasAntillanas, Departamento de Antropología,Comisión Nacional de la Academia deCiencias de Cuba, La Habana.

—————— (1965): Nueva técnica paracalcular la capacidad craneana, Academia deCiencias, La Habana.

—————— y Ch. Leroy (1946): La Caleta.Joya arqueológica antillana, Editorial Siglo XX,La Habana.

Rangel, Armando (1997): "Humboldt y lasculturas prehispánicas en el mediterráneoamericano", en Alejandro de Humboldt enCuba, Catálogo para la exposición en la CasaHumbolt, octubre de 1977, Editorial Wissner,Bonn, Alemania.

Tabío, E. (1970): Exploración arqueológicainicial en Cayo Jurajuría, Matanzas,Departamento de Antropología de laAcademia de Ciencias, La Habana.

Valcárcel, Roberto (2002): "José ManuelGuarch Delmonte. El arqueólogo", en El CaribeArqueológico, no. 6, anuario publicado por laCasa del Caribe como extensión de la Revistadel Caribe, Santiago de Cuba.

Boletín del Museo del Hombre Dominicano,Museo del Hombre Dominicano, SantoDomingo [años 1972 - 2000].

Fuentes primarias

Archivo Nacional de Cuba: Fondos: AntiguaAnotaduría de Hipotecas, Libro 101,folios 384 vt.-385 / Donativos y Remisiones,legajo 755, nos. 1-34, años 1919-1968 /Protocolo notarial del escribano Juan Andreu,t. 1, no. 172, folios 512-514 vt.

Museo del Gabinete de Arqueología de la Oficinadel Historiador de la Ciudad de La Habana:Expedientes de archivo y trabajos de sala.

Museo del municipio 10 de Octubre:Documentos de archivo y fotos.

Registro Norte de la Propiedad de La Habana:Fincas 5870 y 358 de los registros 3 y 4respectivamente.

Registro Sur de la Propiedad de La Habana:Finca 10 761 del registro 8.

encuentran, de carácter nacional,la Medalla Conmemorativa del Pri-mer Centenario de la Bandera deCuba, la Orden Nacional de MéritoCarlos Manuel de Céspedes, y decarácter extranjero, la condición deHuésped de Honor de la Repúblicade Honduras, Huésped de Honorde la Ciudad de Santo Domingo,más la Orden Heráldica de Cristó-bal Colón por sus trabajos excep-cionales para la restauración de LaIsabela 7 y otros".8

La Comisión Interamericana Or-ganizadora del Primer Centenario dela Bandera de Cuba y de las Expedi-ciones Libertadoras de NarcisoLópez, decidió conceder la MedallaOficial Conmemorativa del PrimerCentenario de la Bandera de Cuba,

al doctor René Victoriano HerreraFritot, profesor de Antropologíaen la Facultad de Ciencias de laUniversidad de La Habana:

Medalla individual-bronce // Nacio-nal // Cédula de otorgamiento //Inscripto en el Libro de Registro//Tomo II. Folio 453 // Serie AT. Nú-mero 80 // La Habana, diciembre15 de 1950. // "Año de la Bandera deCuba"

Agradecimientos

Lourdes Domínguez González,Doctora en Ciencias Históricas,MSc. en Arqueología, investigado-ra y profesora. César García delPino, historiador, MSc. en Arqueo-

logía, especialista en la temáticanaval. Roger Arrazcaeta Delgado,Director del Gabinete de Arqueo-logía, especialista en ArqueologíaHistórica. María del Carmen Ro-dríguez Fernández, Directora delMuseo Municipal de 10 de Octubre.Aida G. Martínez Gabino, investi-gadora y arqueóloga. MiriamGonzález de Cárdenas, museólogadel Museo Municipal de 10 deOctubre. Antonio Quevedo Herre-ro, director del Museo de Arqueo-logía, conservador. Rolando CrespoDíaz, zooarqueólogo del Gabinetede Arqueología. Francisco FidelNavarrete Quiñonez, fotógrafo delGabinete de Arqueología.

7 Primera ciudad del Nuevo Mundo fundada por Cristóbal Colón, situada en la margen oriental del río Bajabonico, para unos el 7 de diciembre de1493 y para otros el 2 de enero de 1494. Llamada así en honor a la reina Isabel la Católica.8 José A. García: Ob. cit., p. 111.

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BIBLIOGRAFÍA

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Modelo Willow

Resumen

Presencia en nuestra colección arqueológicacolonial de un plato manufacturado enInglaterra con el conocido modelo decorativode Sauce (Willow pattern).

Abstract

The presence in the Archaeological Office’sColonial Collection of an English willow-pattern plate.

Por: Antonio Quevedo Herrero

Cuando los propietarios de lacasa ubicada en Virtudes no. 407entre Manrique y Campanario, sepersonaron en la Oficina del Histo-riador para comunicar que habíanhallado una construcción subterrá-nea ubicada en lo que hoy es la salade su vivienda, no imaginaban quela fortuita y extraña cavidad colo-nial era una letrina (longitud 4.05 my ancho 2.40 m) rellena con basuradoméstica correspondiente a me-diados del siglo XIX. Inmediatamen-te nuestros arqueólogos visitaronel lugar e iniciaron una excavaciónarqueológica para rescatar y de-volver a la luz innumerables ties-tos de loza inglesa, porcelanaeuropea, cerámica ordinaria, boti-jas, lebrillos, botellas para vino,pomos para medicinas y copas, en-tre otros.

Después de la limpieza y catalo-gación de los materiales se determi-nó que algunos restos correspondíana cuatro platos confeccionados enLoza Fina Blanca inglesa que pre-sentaban el conocido modelo deSauce, Willow pattern; de ellos sólouno pudo reconstruirse casi en su to-talidad. En diferentes excavacionesrealizadas en La Habana Vieja sehabía reportado con bastante re-gularidad esta variante decorativa,pero hasta hora no habíamos en-contrado un ejemplar completo.

La pieza en cuestión estabafragmentada y con un pequeñofaltante. La época en que se rom-pió y desechó pudo precisarse en-tre 1854 y 1872, debido a su contextoarqueológico y artefactos asocia-dos. Fue muy interesante descu-brir, al restaurarla, la presenciade una marca incisa en su fondo,que demostraba su fabricación porel ceramista inglés Anthony Scott,de Sunderland, Durham, miembrode una familia alfarera que traba-jó durante el período comprendidoentre 1800 y 1897. Los demás frag-mentos no conservan la parte delfondo con la marca del fabricante,excepto uno que posee un mono-grama desconocido por nosotros.

La decoración azul sobre fondoblanco, impresa bajo el vidriadopor el método de trasferencia, re-crea motivos chinescos muy usa-dos en la cerámica europea haciael siglo XVIII para combatir la prefe-rencia que existía en este mercadopor los artículos confeccionados enporcelana. En cuanto al significadodel diseño, el arqueólogo mexica-no Francisco Rafael Burgos plan-tea lo siguiente:

"Es interesante notar que estediseño popular consiste en la re-presentación de una leyenda chi-na en la cual Koong-See, hija de unmandarín, estaba enamorada de

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Chang, el secretario de su padre, ysiempre se veían bajo el sauce queestaba al fondo del jardín. Pero elmandarín quería casar a su hija conun hombre rico y viejo cuando elárbol de durazno floreciera nueva-mente. Pero un día Koong-See vioun bote que se acercaba a ella y enel cual había una nota de Chang enla que le proponía huir con él. Yantes que ella se casara se escapócon Chang a una isla. Sin embargo,cuando el prometido lo supo se dis-puso a quemar la casa de los ena-morados y con antorchas cruzó elpuente para lograr su objetivo. Noobstante, un fiel sirviente quisoponer sobre aviso a los enamora-dos, pero cuando él llegó, aquelloshabían sido transformados en pa-lomas". (Burgos,1995:188.) Con res-pecto a esta leyenda es buenoacotar que existen otras interpre-taciones que han quedado registra-das por la tradición británica delsiglo XVIII (Roger Arrazcaeta, comu-nicación personal: 2002).

Burgos Villanueva, Francisco R.(1995): El Olimpo. Un predio colonial enel lado poniente de la Plaza Mayor deMérida, Yucatán, y análisis cerámicocomparativo, Instituto Nacional deAntropología e Historia, México.

Fournier García, Patricia (1990):Evidencias arqueológicas de laimportación de cerámica en México, conbase en los materiales del ex convento deSan Jerónimo, Instituto Nacional deAntropología e Historia, México.

Schavelzon, Daniel (1991): ArqueologíaHistórica de Buenos Aires. La culturamaterial porteña de los siglos XVIII y XIX,Ediciones Corregidor, Argentina.

Este modelo decorativo fue crea-do por Thomas Turner en Caughley,Shrophire, lugar desde el cual seríaexportado a China, para llegar ha-cia 1792 de vuelta a Inglaterraaplicado a la porcelana. Posterior-mente se plasmó en la Loza Perlay hacia 1820 se usó en la Loza Blan-ca. Hoy en día el modelo Willowsigue teniendo gran demanda enel mercado de las vajillas.

Junto a estas piezas aparecie-ron otras fabricadas por los ce-ramistas de Staffordshire EnochWood & Sons y William Adams &Sons; de este último son los mo-delos decorativos Havana, Columbus,Palestina y Octágono, todos contem-poráneos de la pieza vista.

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BIBLIOGRAFÍA

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Alcina, José: El arte precolombino, Ediciones AKAL, España, 1990, 595 p.El poder y la grandeza del arte de las civilizaciones americanas, suexcepcional belleza y la relación existente entre arte y cultura, pueden seradmirados en este volumen, en el que las fotos, planos y mapas soncomplementados con una precisa información sobre los precolombinoshabitantes de nuestra región: sus orígenes y evolución cultural, el períodolítico o paleolítico, el arte neolítico o formativo, y el tránsito hasta el postclásicoson abordados muy acertadamente deslumbrándonos con un caudalinmenso de saber.No. de clasificación: 000761

García Santana, Alicia: Contrapunteo cubano del arco y el horcón, InstitutoCubano del Libro, Cuba, 1999, 130 p.El auge y transformación de nuestro patrimonio inmueble es expuestoamenamente por la profesora Alicia García Santana en este volumen queconsta de tres capítulos y 130 fotografías. La autora rinde culto a nuestraidentidad cultural traducida en un análisis de la arquitectura y su evolución,transitando por las tipologías religiosa, doméstica y militar, en el períodoenmarcado entre los siglos XVI al XIX.No. de clasificación: 000640

Museo Pushkin: El tesoro de Troya. Excavaciones de Heinrich Schliemann,Museo Pushkin, Moscú, 1996, 239 p.Preparado por expertos de museos de Rusia y en especial del Museo Pushkinde Artes Figurativas se confecciona este catálogo suscitado por la colecciónarqueológica de Heinrich Schliemann y su exposición.Retomamos las palabras de Irina Antonova: "Se tiene la impresión de estarpresente en el arcano misterio del nacimiento del arte", así se resume larecomendación sobre este título, en el que también se podrán conocer losdatos biográficos de Schliemann, además de una minuciosa informaciónsobre cada pieza clasificada por Hubert Schmidt en 1902, a la vez que secitan análisis petrográficos, pesos y medidas entre otros datos de la legendariamuestra.No. de clasificación: 001466

Por: Lourdes M. Campos GutiérrezB I B L I O T E C A

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II Encuentro Iberoamericano Museo e Identidad Cultural

El rescate y la preservación dela identidad cultural dirigidos azonas rurales y urbanas de Cuba,más las tentativas foráneas, ex-puestas en el evento Museo eIdentidad Cultural, Ciudad de LaHabana, 2003, sesionado en elConvento de San Francisco deAsís, Habana Vieja, se expresó através de ponencias agrupadas encuatro comisiones, propiciando elnecesario intercambio de expe-riencias entre capitalinos, repre-sentantes de las más diversasregiones del país e invitados des-de lejanas tierras latinas.

Por Brasil se presentó el traba-jo "Fortaleza de Santo Amaro de laBarra Grande", del profesor EncioRogerio Secomandi, el cual suscitóespecial expectativa pues esta cons-trucción fue proyectada hacia 1583por el ingeniero militar italiano JuanBautista Antonelli, su hermano, Bau-tista Antonelli ideó el sistema defensi-vo habanero que incluye Los tresReyes Magos del Morro y San Salva-dor de la Punta, así como el primeracueducto habanero, la Zanja Real.

A las palabras de apertura pronun-ciadas por la presidenta del ComitéOrganizador, licenciada María Marga-rita Suárez García, siguieron el artedanzario de la Compañía Retazos y laconferencia magistral "Cultura, Iden-tidad y Patrimonio" del arquitectocubano José Linares, secretario delInternational Comitee of Museum(ICOM). Ese día la Basílica Menor deSan Francisco de Asís fue escenariode un recital interpretado por laclarinetista Sandra Lazo Collazo y las

Por: Daniel E. Vasconcellos Portuondo

pianistas Roxana Rodríguez y OlgaValiente. Dos días después se presen-tó el concierto barroco americano, delConjunto de Música Antigua Ars Longadirigido por Teresita Paz.

Durante las jornadas de trabajose debatieron más de setenta po-nencias, siete de estas presenta-das por integrantes del Gabinetede Arqueología de la Oficina delHistoriador de Ciudad de La Ha-bana (OHCH) que fueron: "Acer-camiento a la historia de la farmaciahabanera" de Anicia Rodríguez,"Arqueología e identidad, el mu-seo de Songo La Maya" de IosvanyHernández, "Dos casas en tres si-glos" y "La estratigrafía. Su medio,su fin en la interpretación del re-gistro arqueológico" de BeatrizRodríguez, "Excavaciones arqueo-lógicas en el cafetal El Padre" deLisette Roura, Sonia Menéndez yKaren Mahé Lugo, "Packard, hotelde singular historia" de Daniel E.Vasconcellos y "Stacco y restaura-ción de un mural en la casa Prat Puig"de Sandra Páez, Tania González,Yadir Fidalgo y Juan Méndez.

De manera simultánea y opcionalse recorrieron lugares de interés enplazas, calles y museos, incluido elArqueológico, con la inauguraciónde la muestra "Acercamiento a lahistoria de la farmacia habanera", oca-sión aprovechada por los asistentespara adquirir el segundo número delBoletín Gabinete de Arqueología.

Periodistas de radioemisorasfueron portavoces del acontecimien-to y formularon entrevistas a partici-pantes y promotores del evento, los

que opinaron sobre meditacionesteóricas, conceptos y actitudes prácti-cas para el rescate de la identidad enlos centros históricos.

Se entregaron los certificadosacreditativos y un CD-Room con lostrabajos expuestos por museólogos,historiadores, arquitectos, ingenie-ros, educadores, analistas socialesy otros especialistas.

Las palabras de despedida en elPalacio de los Capitanes Genera-les estuvieron a cargo de la directo-ra de Patrimonio Cultural de la OHCH,licenciada Raida Mara Suárez Portal,quien extendió su invitación para lapróxima cita en el año 2005. El pun-to final fue reservado a la BandaNacional de Conciertos y su habi-tual retreta de los viernes vesperti-nos en la calle de madera de laPlaza de Armas.

Inauguración del Evento en el patio delconvento de San Francisco de Asís, a cargo

de Margarita Suárez García, subdirectora dePatrimonio de la OHCH

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Gabinete de Arqueología / 165

Ha muerto Ramón Dacal Moure(C. de La Habana, 1928-2003),una de las autoridades de la Ar-queología cubana. No haré unalista de sus méritos como investi-gador, algo que todos conocemos,sino que quiero compartir colegasmis propios sentimientos.

Algunos necesitamos más deun preceptor, Dacal y Guarch sonlos míos, aunque ellos nunca losupieran. Cuando muchos de losjóvenes arqueólogos cubanos du-daban de la existencia de una Es-cuela de Arqueología en Cuba,hombres como estos fundaron ymantuvieron en medio de las másgrandes adversidades la tradiciónde esta disciplina. Dolía que lo ig-noraran y daba pena la cegueraante lo que para mí constituía unaoportunidad de primer orden. Medolía que aquellos jóvenes no sesintieran "alumnos" de Montané,Rivero, García Robiou, Tabío, PichardoMoya, Núñez, Guarch y Dacal, porsólo mencionar a algunos de los

que nos han dejado una estela detrabajo y amor por la Arqueología,además de un pensamiento y unejemplo.

Era yo un jovenzuelo cuandovagaba, en busca del romanticis-mo que dimana del pasado, porlas cercanías del río Jaruco, cami-no a Cinco Cuevas, esa aula activade los espeleólogos habaneros.Pasé por la Cueva de Don Martín yestaban excavando allí. Al frentede los trabajos Manuel Rivero dela Calle, maestro entrañable, yRamón Dacal Moure.

Quedé muy impresionado porel rigor que pude apreciar. Dacalescudriñaba entre la tierra de uncernidor, abstraído de forma talque ni advirtió nuestra presencia.En ese sitio tomé la decisión de queharía de la Arqueología mi vida.

Luego tuve la oportunidad deestar un tiempo cerca de Dacal, conel alumbramiento del Gabinete deArqueología y aquella Maestría ho-norífica otorgada a la avanzada delpensamiento arqueológico deCuba. En esa época logré apre-hender lo que sin dudas fueron lasbases de mi formación y compro-miso profesional.

Era un hombre muy serio, ins-piraba respeto, casi temible. Sialgo le molestaba, lo discutía sinalzar la voz, se ponía muy colora-do, pero impasible.

Había que pensar mucho loque le ibas a consultar, porque tefulminaba con la mirada o unasemisonrisa hermética, que te de-jaba desarmado. Luego, cuandorevolvía tierra en busca de pregun-tas sobre el pasado, me leí elmanual de campo de MortimerWheleer y durante mucho tiempo,hasta que vi una foto del profesoringlés, la figura que se identifica-

ba en mi mente era la de Dacal.Rigor, austeridad, planificación,objetivos claros y concretos, serie-dad, autoridad...

Recuerdo sorprenderme mu-chas veces mirando una foto suyaen el libro Arqueología aborigen deCuba. Al cabo de los años, me hedado cuenta que estaba buscán-dome a mí mismo. Una vez fui a sudespacho luego de armarme devalor, a criticarle el que nos habíadejado de la mano, a partir de lafundación del Gabinete y la Maes-tría. Me recibió muy serio, pero yoiba dispuesto y le solté todo mi en-cono de carretilla.

Aguantó mi parrafada de diezminutos y luego me dijo algo asícomo que ya yo era mayor, ellosme habían proporcionado el cami-no, se había creado una Instituciónde la cual yo era fundador, que simi extravío no me dejaba ver elfuturo que me habían abierto...,además, ya me había dado bas-tante, que lo que faltaba, lo busca-ra por mi propia cuenta, que leyeray estudiara, él había hecho lo mis-mo. Antes de irme me recordó quela Arqueología era seriedad, per-severancia, estudio y compromiso.

Con su partida no se me derrum-bó ningún pilar, ni la propia muertepuede arrebatar lo que gané de supresencia y ejemplo, forma parte demi personalidad como arqueólogo.Pero duele mucho, como duele tenerque aceptar que Rivero ya no está yque Guarch también se ha ido...¿cómo es posible?. Estamos pre-senciando el ocaso de una épocay con ella la muerte de parte de lomejor que ha dado la Arqueologíadel siglo XX en Cuba, y eso es bási-camente lo que quiero compartir,mi tremendo dolor porque los vie-jos se nos están yendo.

ObituarioPor: Carlos Alberto Hernández Oliva

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Se comenta por los especialis-tas el singular hallazgo de restosóseos de vertebrados autóctonosen un depósito arqueológico fe-chado a fines del siglo XVIII e iniciosdel XIX, constituido por materialesprocedentes de una letrina queconservaba, subyaciendo los es-tratos de rellenos secundarios, elcaracterístico sedimento orgánicooscuro procedente de desechosfecales y domésticos.

Los restos óseos que tratamoscorresponden al nivel 38 y las es-pecies determinadas son: mamí-feros, Capromys pilorides (JutíaConga); aves, Columba leucocephala(Torcaza cabeciblanca), Columba sp(Paloma), Zenaida aurita (PalomaSanjuanera), Zenaida macroura (Pa-loma Rabiche), Columbidae indeter-minados (Palomas), Tachybaptusdominicus (Zaramagullón chico),Amazona leucocephala (Cotorra),Anas sp (Pato), Colinus virginianuscubanensis (Codorniz), Passeriformeindeterminado, aves zancudas inde-terminadas y aves indeterminadas.

El estudio de los restos de estafauna resulta interesante, debidoa que la dieta consumida por loshabitantes de La Habana colonial,identificada hasta el momento ensus contextos arqueológicos, es-taba compuesta en su inmensamayoría por animales introduci-dos. Los taxones autóctonos colec-tados en la letrina de la casa delMarqués de Prado Ameno permi-ten aproximarse a los ambientesque rodeaban a la ciudad a fina-les del siglo XVIII e inicios del XIX.

El análisis ecológico que sedesprende de la presencia de es-tas especies hace lícito plantear laexistencia en la fecha citada en lascercanías de la urbe de paisajescon vegetación herbácea o de sa-banas, arbórea y de manglares, locual ha quedado reflejado en losnombres de algunas calles y loca-lidades geográficas vecinas de laHabana Vieja actual (calles Man-glar y Monte y la zona nombradaCiénaga). En estos lugares se ob-tenían animales para las ventas enlos comercios de La Habana.

La presencia de restos óseos dela codorniz en este sitio (1 fragmen-to proximal de húmero, 1 fragmentoproximal de tarsometatarso) esmuy interesante, pues consiste enel primer registro de esta especieen contextos arqueológicos decualquier edad en Cuba y posible-mente en el área antillana. Estetaxón tampoco se había registra-do hasta el presente en depósitosfosilíferos cársicos del Cuaternario,ni en desechos de dieta de los abo-rígenes precolombinos. Por talesrazones su origen en el archipiéla-go cubano ha sido ampliamente dis-cutido. La Sagra en Historia física,política y natural de la Isla de Cuba(1845) describe, "es común conparticularidad en la Isla de Cuba"y Pichardo en su Diccionario pro-vincial cazirazonado de vozes cu-banas (1862) dice lo siguiente: "Asíse ha propagado tanto en el de-partamento occidental esta aveque vino del Norte, y que segura-mente no se había connaturaliza-

do en esta isla en el siglo próximopasado, hasta la época del Marquésde La Torre [Felipe de Fondesvielay Ondeano, gobernador y capitángeneral, 1771-1777], aunque el Sr.Noda la cree indígena por la cita deOviedo [Historia general y natural delas Indias,1851], quien no observócodornices en Cuba y se refirió erró-neamente a las perdices, pues porla descripción que aporta estima-mos que se refiere a la paloma te-rrestre Starnoenas cyanocephala,conocida actualmente como Palo-ma perdiz. Sin embargo en Vene-zuela [1852] observó auténticascodornices (Colinus cristatus)".

Por su parte Gundlach en Con-tribución a la ornitología cubana(1876) expone: "Sobre esta espe-cie no estaban conforme las opi-niones de los naturalistas y de loshabitantes de esta isla, pues exis-te la tradición de que habrá 100años más o menos, el coronel DonJosé Cramen [realmente AgustínCramen, estuvo en Cuba entre1763-1779], Comandante de Inge-nieros de La Habana, hizo traer defuera a su costo codornices de am-bos sexos y las soltó en las inme-diaciones de La Habana, cerca delbarrio de Guadalupe, entoncesyermo, [extramuros, próximo a laPlaza del Vapor] en donde criarony se extendieron primero hasta laVuelta-abajo, dando la vuelta porel Sur y después hasta la Vuelta-arriba, pero no llegaron al extre-mo oriental sino después que elSr. Deán de la Catedral de Santia-go de Cuba las pidió a La Habana

Registro de vertebrados autóctonos en la casadel Marqués de Prado Ameno (siglos XVIII – XIX)Por: Osvaldo Jiménez Vázquez y José M. Torres Pico

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Gabinete de Arqueología / 167

y soltó en aquellas inmediaciones,habrá de esto unos 70 años. Estanoticia me dio mi amigo Don Joséde la Luz Caballero". Así mismoagrega: "Tengo una opinión, perosin pruebas, sobre la existencia dela especie cubana que es: La Co-dorniz no entra en los bosques ygusta las sabanas además delcampo labrado, y como en la parteoccidental de la isla hay grandes yen el siglo pasado aún había bos-ques en terrenos que hoy son cam-pos, etc., podría ser que la Codornizfuera indígena y existiese antes enaquellas sabanas, de donde elComandante Cramen pudo haberrecibido algunos pares que solta-ría después en terrenos antesmontuosos y entonces desmonta-dos y que según iba adelantandoel desmonte, adelantaba tambiénla propagación de la especie. Des-pués de éste pudo el Deán ya bus-car pares en la vecindad de LaHabana. Repito que es solamenteuna suposición mía sin prueba. Noesta conocido de donde procedíanlos de Cramen".

Bond (Birds of the West Indies,1986) opina que "la codorniz pa-rece haber sido originalmente in-troducida en Cuba, aunque la razacubanensis está justamente carac-terizada. La subespecie cubana seha establecido en la RepublicaDominicana, y las formas continen-tales donde quiera en las restan-tes islas antillanas". García (Lasaves de Cuba, 1987) plantea que"posiblemente fue introducida porlos aborígenes cubanos, si es querealmente no es un animal endé-mico de Cuba", agrega ademásque en otras islas antillanas fue in-troducida recientemente (Andros,Nueva Providencia, Eleuthera, LaEspañola, Puerto Rico, St. Croix y,

aparentemente de manera infruc-tuosa, en otras islas del área).

Los ornitólogos que han estudia-do Colinus virginianus cubanensisestán de acuerdo en que esta re-presenta una subespecie cubana dela codorniz norteamericana (Colinusvirginianus virginianus), mas opinanque la especie del continente varíay que la de Florida tiene diferenciade las que se encuentran en los es-tados más septentrionales (García,1987, ob. cit.). El paleornitólogo nor-teamericano Storrs L. Olson nos hacomunicado recientemente (octu-bre, 2002) su criterio: Es seguro queColinus no arribó a Cuba por nin-guna de las vías naturales. "La razacubanensis es usualmente consi-derada como muy similar a ciertaspoblaciones del Sur de México ycreo que fue introducida desdeaquí por los españoles en la épo-ca colonial. Posteriormente se

mezcló con otras razas igualmen-te introducidas desde Florida yTexas, como planteó Barbour".

En resumen, creemos que todaslas evidencias señalan que es unaespecie introducida en tiemposhistóricos desde Norteamérica yque la posición sistemática denuestra subespecie endémicadebe ser revisada.

Restos óseos de codorniz (Colinus virginianus cubanensis). Al centro fragmentos de húmero ytarsometatarso arquelógicos; a los lados material comparativo actual

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168 / Gabinete de Arqueología

El Gabinete de Arqueologíatuvo el privilegio de contar con lapresencia del doctor RobertoParenti, respondiendo a una invi-tación que le hiciera la direcciónde este centro a través del Progra-ma de Desarrollo Humano Local(PDHL), perteneciente a la Orga-nización de Naciones Unidas.

El profesor Parenti, destacado ar-quitecto y arqueólogo, imparte cla-ses en la Facultad de Letras yFilosofía de la Universidad de Sienay ha desarrollado una encomiablelabor en el campo de la Arqueolo-gía de la Arquitectura, especialidaden la cual es considerado uno desus pioneros.

Esta disciplina, surgida en Ita-lia durante los años setenta, cuen-ta ya con más de dos décadas deaplicación en ese país y aporta unherramental analítico imprescindi-ble para el registro arquitectónicoen función de la investigación ar-queológica. Sus enunciados seapoyan, básicamente, en la lectu-ra de las fases históricas que con-forman determinado patrimonioedilizio. Estas transformaciones semanifiestan de acuerdo con losprincipios de la Estratigrafía y portanto son sensibles de ser trata-das por un método arqueológico.Su aplicación, sin lugar a dudas,enriquece el conocimiento que sepueda obtener sobre los contex-tos intervenidos, pues además deanalizarse la Estratigrafía horizon-tal, se registra —con metodologíaanáloga— la Estratigrafía vertical,o sea, la identificación y estudio

de las unidades estratigráficas queconforman las distintas accioneshumanas en el edificio histórico.

Teniendo como propósito rela-cionar esta disciplina con otros pre-supuestos metodológicos adoptadosen investigaciones arqueológicasrealizadas en la ciudad, el profe-sor Parenti ofreció un curso deentrenamiento donde se aborda-ron temas y criterios esencialespara la restauración. Consistióeste, además, en la práctica de lec-turas estratigráficas en paramen-tos que forman parte del CentroHistórico como el Castillo de SanSalvador de la Punta, la Catedralde La Habana, y otros de carácterdoméstico.

El doctor Roberto Parenti hacreado las bases teóricas y me-todológicas para el estudio de estamateria y es autor de una extensaobra científica —se destacan susartículos en la revista Archeologiadell´ Architettura, primera publica-ción seriada que ha tratado el temadesde 1996 de modo sistemático—por lo que su consulta se vuelveobligada en tanto ha permitido vin-cular estrecha y coherentementela labor de dos profesiones: Ar-queología y Arquitectura. Del mis-mo modo ha sabido mostrar quesólo la necesaria e indispensableintegración de ambas cienciasconseguirá que las paredes noscuenten sus historias.

Arqueología de la Arquitectura:

nuevas perspectivas para la investigaciónPor: Karen Mahé Lugo Romera y Sonia Menéndez Castro

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Gabinete de Arqueología / 169

El Centro Oriental de Ecosistemasy Biodiversidad de Santiago de Cuba,desarrolla un proyecto para lograruna protección más efectiva delpatrimonio cultural asociado a labiodiversidad en las áreas prote-gidas de la Reserva de la BiosferaBaconao, bajo la dirección delarqueólogo José Jiménez Santander.

Entre las tareas de mayor ur-gencia se encuentran la identi-ficación, localización exacta ymapificación de cada uno desus bienes patrimoniales, pre-cisar los procesos antrópicos onaturales que puedan provocar unimpacto negativo para la preser-vación del sitio y su entorno, asícomo incluir en los planes de edu-cación ambiental la importancia dela conservación de estos espacios-Para ello, al concluir el proyecto,se harán propuestas de planes demanejo que tengan en cuenta loselementos históricos en conjun-ción con las riquezas naturales.

Mediante búsquedas bibliográ-ficas, estudios de documentos yrevisión de archivos se pretendecompilar toda la información his-tórica, arqueológica y de conteni-do social vinculada al territorio ydeterminar los hechos que se de-sarrollaron en la región, o los queejercieron cierta influencia sobreel entorno. Con todo ello se con-formará la historia de la Reserva,desde la entrada de los primerosgrupos aborígenes, las inmigracio-nes de colonos afrohaitianos y lasguerras de independencia, hastala época revolucionaria, vincula-da a la trayectoria económica de

la zona, las inversiones de capitalextranjero, fundamentalmente enla minería, los ferrocarriles y la in-dustria del café; la caracterizacióny estudio de los valores de la Re-serva Ecológica Siboney Justicí,de la Reserva Natural El Retiro ydel Paisaje Natural Gran Piedra.

En cada una de las unidadesse realizará un análisis pormeno-rizado para cada valor presenteque incluirá, para los sitios de laetapa aborigen, estudios anterio-res, rutas migratorias y arribo aestas zonas; determinación de lamagnitud del sitio, colecta de ma-terial, filiación cultural, mitología,sistema de asentamiento y explo-tación del medio. Para los sitioscoloniales como ruinas de ha-ciendas cafetaleras, ingenios,minas, ferrocarriles, batallas y

Reserva de la biosfera Baconao

desembarcos, se trabajará en ladeterminación del estado actual,historia, magnitud y valores histó-ricos que existen.

Las propuestas para el usoacertado, conservación y conduc-ción sostenible de cada uno de lossitios históricos de la Reserva, seharán a partir de su detallada ca-racterización.

Ruina de hacienda cafetalera en la Reserva

Por: Iosvany Hernández Mora

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170 / Gabinete de Arqueología

Como parte del proyecto paradivulgar los trabajos arqueológi-cos efectuados por los museosmunicipales en la provincia LaHabana, en colaboración con gru-pos de aficionados a las cienciasy miembros de la Sociedad Es-peleológica, el Gabinete de Ar-queología, la Dirección de Patri-monio Cultural en la provincia LaHabana y el Museo de San Joséde las Lajas, realizaron la muestratransitoria "Fragmentos de un pa-sado mestizo. Arqueología Lajera",que estaría dedicada al grupoespeleoarqueológico Combate deMoralitos, que cuenta con treintaaños de continua actividad cientí-fica en ese territorio y ha creandola colección expuesta, que lleva sunombre.

Entre las piezas sobresalendos cuentas de collar en maderaSabicú (Lysiloma latisiqua), exhu-madas en el sitio Managuaco I (So-lapa del Hueso), únicas en sugénero y relativas a la etapapreagroalfarera cubana. Tambiénaparecen pendientes y cuentas deconcha, un colgante elaborado endiente de tiburón y un caracolStrombus gigas convertido enguamo o fotuto, todos recuperadosdurante campañas arqueológicasentre 1995 y 1997 en Bacuranao I(Cueva del Infierno), importante si-tio funerario preagroalfarero, loca-lizado en las cercanías de lacomunidad Pedro Pí.

Además se exhibieron elemen-tos correspondientes a la funda-ción del pueblo lajero hacia finalesdel siglo XVIII, e instrumentos agrí-

ExposicionesPor: Antonio Quevedo Herrero

colas y domésticos hallados en si-tios con presencia de negros cima-rrones, así como cadenas y grilletesvinculados a ingenios y cafetalescoloniales. Dibujos de la RegiónPictográfica Guara, con importan-tes pinturas rupestres postcolom-binas que muestran la cacería debóvidos; fotografías decimonónicas(copias) donde se observan edifi-cios y espacios públicos, y planosde las excavaciones arqueológicascomplementaron la exposición.

La inauguración de la muestraestuvo a cargo de Roger Arrazcaeta

Delgado, director del Gabinete de Ar-queología, con la presencia de MaríaM. García Santana, directora de Pa-trimonio Cultural en provincia La Ha-bana, el arqueólogo doctor GabinoLa Rosa Corzo, Jorge Garcel, ex di-rector del Museo Municipal de SanJosé de las Lajas, otros funciona-rios provinciales, y un público in-teresados en la temática.

La curaduría y montaje fueronrealizados por los especialistas delGabinete de Arqueología y del Mu-seo de San José de Las Lajas.

Cuentas de collar enmadera Sabicú

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Gabinete de Arqueología / 171

Al Gabinete de Arqueología sele asignó la tarea de realizar elestudio histórico arqueológico dela casa sita en Teniente Rey, es-quina Aguiar, también conocidacomo casa Prat Puig, nombre querecibe por ser mencionada poreste reconocido investigador en sulibro El Pre barroco en Cuba comoel modelo arquitectónico de dichoestilo en la Isla.

Se contaba de antemano con lainvestigación realizada por la licen-ciada Rosalía Oliva, donde se pudoconstatar que la información másantigua existente es del año 1704,pero del documento se infiere quela casa se había hecho antes de estafecha. No obstante dicha construc-ción presenta las características tí-picas del siglo XVIII, es decir, plantabaja de forma rectangular y un cuar-to esquinero en la planta alta. Te-niendo ya la pesquisa histórica nonos quedaba más que comenzar lalabor arqueológica.

Esta práctica en general sedivide en dos momentos o etapas;la lectura estratigráfica del inmue-ble y las excavaciones propia-mente dichas, pero al encontrarsela casa habitada en el momentode nuestro estudio se decidió co-menzar por las intervenciones enel pequeño patio trasero.

La metodología utilizada en es-tas excavaciones fue la establecidapor el Gabinete de Arqueología,que se basa en el registro de uni-dades estratigráficas simples y lainterpretación e identificación delos niveles de deposición provo-

Estudios arqueológicos en Teniente Rey no. 159Por: Alejandro Nolasco Serna

cados por las actividades tantoantrópicas como naturales.

Se identificaron varios nivelesde pavimento, canales de desagüe,tres letrinas con profusión de restosde vajillas y alimentos de los siglosXVIII y XIX y un pozo gemelo, llamadoasí porque daba servicio a dos ca-sas, y del cual sabemos se dejó deutilizar en algún momento del sigloXIX porque el relleno de tierra y to-das las evidencias halladas se fe-chan en la segunda mitad del mismo.

Las labores realizadas fueronapoyadas por un grupo de ar-queólogos de la Empresa de Res-tauración de Monumentos, los quedirigidos por el Gabinete de Ar-queología, comenzaron a trabajaren la zona del traspatio poniendo aldescubierto antiguas estructurasque enriquecen el conocimientohistórico sobre la evolución deesta casa, contribuyendo así conel proceso de restauración.

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172 / Gabinete de Arqueología

Trabajos arqueológicos en la Catedral de VitoriaPor: Lisette Roura Álvarez y Omar Dieppa Castellanos

En las excavaciones arqueoló-gicas que se realizan en la Cate-dral de Santa María de Vitoria,ubicada en esa ciudad del PaísVasco, España, participaron losautores de esta información.

Nuestra intervención tuvo uncarácter de entrenamiento en lametodología que hemos estadoimplementando en el Gabinete deArqueología, basada en los prin-cipios de la Matrix Harris, aplicabletanto a las excavaciones como ala Arquitectura. Este intercambiode conocimientos tuvo lugar gra-cias al apoyo del doctor AgustínAzcarate, catedrático de la Univer-sidad del País Vasco y a su equipode trabajo.

La Catedral de Santa María,construida en el siglo VIII, fue erigi-da sobre un promontorio en el quese encontraba la antigua aldea deGastéis. Nuestra labor principalconsistió en la realización de ex-cavaciones de los enterramientospracticados desde entonces has-ta el siglo XIX, en las naves centraly laterales del templo. Una vía sa-cra de piedra, construida a princi-pios del siglo XX, se presentócortando el encajonado y losenterramientos del siglo XVIII, estosa su vez, a los del siglo XVII y asísucesivamente. Los restos se ha-llaban dispuestos con los pieshacia el ábside, acompañados porcuentas de rosarios, monedas, za-patos y restos de tejidos, datadosen el siglo XVIII; poseían encima o de-bajo fragmentos de platos de cerá-mica. Los sacerdotes aparecíansiempre con los pies hacia la en-

trada principal, o sea, en posicióninversa con respecto a los demásindividuos. Usualmente se conser-vaban sus ropas y en dos casostenían un cáliz de madera entresus manos sobre el pecho.

Los restos más antiguos, proba-blemente de los siglos XIII al XV sehallaban al noroeste, sin una dis-posición aparente y dentro de loshallazgos más importantes sobre-

salen las huellas de dos iglesiasanteriores, ubicadas casi en el mis-mo lugar pero con una orientacióndiferente.

Esperamos que este intercam-bio científico continúe, pues resul-ta una provechosa manera deenriquecer nuestros conocimien-tos y tener la oportunidad de inter-venir en sitios mucho más antiguosque los existentes en nuestro país.

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Gabinete de Arqueología / 173

La casa de la calle Teniente Reyno. 159, esquina Aguiar, escogidapor el doctor F. Prat Puig para suestudio y descripción en el libro ElPre Barroco en Cuba, no quedóexenta de la costumbre de deco-rar los muros durante los siglos XVIII

y XIX. En varios de sus locales seadvierte la presencia de la pinturamural, como es el caso del cuartomirador (esquinero de la plantaalta), donde las pinturas aplicadasen épocas recientes se desprendie-ron dejando entrever las cenefasmulticolores que adornaron hacemuchos años la estancia.

Pero es en la galería que seencuentra al fondo del patio don-de se trabajó de manera sistemá-tica. Allí descubrimos un muralcubierto casi en su totalidad pordisímiles capas pictóricas, seria-mente afectadas por la humedada falta de una techumbre que loprotegiera, lo cual había acelera-do su deterioro.

Ubicado a todo lo largo del pa-ramento, por encima de las trespuertas de acceso a la habitaciónque conduce al traspatio, este con-junto presenta, en ambos extre-mos, sencillos motivos florales,mientras que el centro lo ocupa unhermoso paisaje, que por su bue-na factura y ser el más afectado,fue el primero en recibir un trata-miento conservativo.

La separación de un monumen-to o parte de este del medio en queestá situado, sólo se concibe cuan-do la salvaguarda del mismo loexige, y en este caso el riesgo deperder la pintura, por el deterioro

Salvaguardando la historia

Por: Annia Martín Fernández

de sus morteros, las grietas y lagran separación entre revoque yenlucido, precisa su traslado ha-cia un nuevo soporte empleando latécnica del estaco, consistente endesprender la pintura con su enlu-cido del sustrato, con la ventaja deque conserva sus cualidades in-trínsecas luego de la separación.

Después de seguir las normasy pasos previos, se realizó elestaco, con la dirección y asesoríadel especialista en restauración,profesor Ángel Bello, del Gabine-

te de Restauración y Conservaciónde la Oficina del Historiador de laCiudad y la colaboración del Cen-tro de Conservación y Restaura-ción de Monumentos (CENCREM).

Este mural se exhibe temporal-mente en las salas del Museo delGabinete de Arqueología hasta suretorno a su ubicación original, unavez concluida la restauración de di-cho inmueble. Imágenes de estapintura pueden apreciarse en la sec-ción Catálogo Habanero en estenúmero.

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174 / Gabinete de Arqueología

Un equipo del Gabinete de Ar-queología estuvo enfrascado enlas labores de excavación en lacasa de Mercaderes no. 27, esqui-na a Amargura. La Casa Aguilera,como se le conoce, perteneció avarias familias notables de la ciu-dad y tomó el nombre que la iden-tifica del apellido de sus últimoshabitantes, quienes fundan en 1874la Compañía Mercantil Aguilera,cuya tarja de bronce todavía la anun-cia en la fachada del domicilio.

El principal objetivo era deter-minar qué función pudo tener elárea actualmente ocupada por eltraspatio, que cubre unos 9.30 mpor 5.70 m. Se decidió hacer unaexcavación extensiva, usando elmétodo estratigráfico y el registroy excavación por contexto simple.Aplicando la misma técnica se rea-lizó la lectura de paramentos envarias estancias del inmueble.

Lo primero que se encontró fue-ron unos sillares que conforman unode los muros de una letrina muy alar-gada cuyas características rompenlos cánones de todas las excavadasen el Centro Histórico. Las piezas ex-traídas datan de los siglos XVIII y XIX.

Otros rasgos arqueológicos

Excavación en la Casa Aguilera

Vista general de la excavación

Ejemplo de loscambios estructurales

que sufrió la casa

Por: Aneli Prado Flores

Las estructuras halladas fueron unpozo para desechos y un muro de pie-dra, ambos muy cercanos a la letrina.Las piezas rescatadas de este pozodatan del siglo XVIII.

Tres huellas de poste y un rellenode tierra con materiales antrópicos delsiglo XVI fueron los hallazgos más an-tiguos en el área de excavación.

Durante el levantamiento estrá-tigráfico de las paredes, se pudo de-finir claramente tres momentos dereconstrucción y transformación deledificio, sobresaliendo tres fases de en-tresuelo en la galería derecha de lacasa.

En la actualidad se lleva a cabo lalimpieza, restauración y estudio delos materiales para su exposición insitu, así como el análisis estratigráficode la excavación y la lectura de lasparedes. Finalmente se prepara un in-forme científico de todo el trabajo, yquedarán expuestas las principales evi-dencias encontradas, acompañadas deuna presentación museográfica.

B R E V E S d e l b o l e t í n

Gabinete de Arqueología / 175

Acelia Rodríguez Bécquer: Especialista enPintura Mural (GA OHCH)

Adriana Suárez Cairo: Investigadoraagregada. Centro de Antropología, CITMA

Alejandro Nolasco Serna: Especialista enArqueología Histórica. Empresa deRestauración de Monumentos (OHCH)

Alessandro López Pérez: Especialista enArqueología Subacuática (GA OHCH)

Aneli Prado Flores: Especialista enArqueología Histórica (GA OHCH)

Ania Martín Fernández: Especialista enPintura Mural (GA OHCH)

Antonio Quevedo Herrero: Director delMuseo de Arqueología. Conservador depiezas arqueológicas (GA OHCH)

Azul Sánchez Triana: Especialista enPintura Mural (GA OHCH)

Beatriz Rodríguez Basulto: Licenciada enHistoria (GA OHCH)

Carlos Alberto Hernández Oliva:Especialista en Arqueología Histórica.Empresa privada de restauración demonumentos históricos, Burgos, España

Carlos de la Rosa Graell: PeritoNumismático (1951-2001)

Carlos Díaz Guanche: Aspirante ainvestigador. Centro de Investigaciones yServicios Ambientales, ECOVIDA, CITMA

Carlos Rafael Rosa Saavedra: Investigadoragregado. Centro de Investigaciones yServicios Ambientales, ECOVIDA, CITMA

Craig Willians: Ingeniero civil. Buzo.Vancouver, Canadá

Daniel E. Vasconcellos Portuondo:Investigador histórico (GA OHCH)

Delia Lassales Herrera: Aspirante aInvestigadora. Centro de Antropología,CITMA

Edward Cecil Harris: Doctor enArqueología. Director del Museo Marítimode Bermudas. Bermudas.

Enrique Manuel Alonso Alonso: Doctor enCiencias Históricas. Centro de Investigacionesy Servicios Ambientales, ECOVIDA, CITMA

Esperanza Blanco Castillo: Técnica auxiliar.Centro de Investigaciones y ServiciosAmbientales, ECOVIDA, CITMA

Freddy Navarro: Ingeniero Geofísico.SERMAR, MINFAR

Heriberto Jiménez Moreno: Licenciado enMicrobiología (GA OHCH)

Iosvany Hernández Mora: Licenciado enCiencias Sociales (GA OHCH)

Jorge Luis Ruiz Licor: Técnico auxiliar.Centro de Investigaciones y ServiciosAmbientales, ECOVIDA, CITMA

José M. Torres Pico: Licenciado enMicrobiología, zooarqueólogo (GA OHCH)

Joyce Rossi Álvarez: Especialista enArqueología Histórica (GA OHCH)

Karen Mahé Lugo Romera: Especialista enArqueología Histórica (GA OHCH)

Lisette Roura Álvarez: Especialista enArqueología Histórica (GA OHCH)

Liz B. Marichal García: Investigadoraagregada. Centro de Antropología, CITMA

Lois Ángel Urgellés Navarro: Licenciadoen Microbiología (GA OHCH)

Lourdes Campos Gutiérrez: Técnica enBibliotecología y Museología (GA OHCH)

Lourdes S. Domínguez González: Doctoraen Ciencias Históricas, MSc. en Arqueologíade la Universidad de La Habana. Asesora (GAOHCH)

María Rosa González Sánchez:Especialista en Arqueología. Centro deInvestigaciones y Servicios Ambientales,ECOVIDA, CITMA

Melba Pérez González: Investigadoraagregada. Centro de Antropología, CITMA

Micelys Torres Sánchez: Licenciada enBioquímica. Ministerio de Cultura

Omar B. Dieppa Castellanos: Especialistaen Arqueología Histórica (GA OHCH)

Osvaldo Jiménez Vázquez: Paleontólogo.Instituto de Ecología y Sistemática, CITMA

Pedro Paulo A. Funari: Doctor enArqueología. Profesor de laUniversidad de Campinas, Estado de SaoPaulo, Brasil

Ramón Dacal Moure: MSc. en Arqueología(1928-2003)

Rebecca O. Linsuaín: Licenciada en Historia(GA OHCH)

Roberto Valcárcel Rojas: MSc., Investigador delDepartamento Centro-Oriental de Arqueología,CITMA

Roger Arrazcaeta Delgado: Director delGabinete de Arqueología. Especialista enArqueología Histórica (GA OHCH)

Rolando Crespo Díaz: Zooarqueólogo (GAOHCH)

Rubén Berrayarza: Especialista enArqueología Subacuática. Empresa CARISUB

Sandra Páez Rosabal: Especialista enPintura Mural (GA OHCH)

Sebastián Robiou Lamarche: Ingeniero yArqueólogo. Puerto Rico

Sonia Menéndez Castro: Especialista enArqueología Histórica (GA OHCH)

Tania González Yanes: Especialista enPintura Mural (GA OHCH)

Ted Hill: Arqueólogo subacuático.Vancouver, Canadá

Yutneli Benítez Márquez: Licenciada enHistoria (GA OHCH)

DE LOS AUTORES

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176 / Gabinete de Arqueología

GABINETE Y MUSEO DE ARQUEOLOGÍA

El Gabinete y Museo de Arqueología de la Oficina del Historiador de La Ciudad de La Habana exhibenimportantes piezas recuperadas en las excavaciones del Centro Histórico de la capital; cuentan tambiéncon salas dedicadas a las culturas precolombinas de Cuba, Perú, Ecuador y Centroamérica. Se puedensolicitar visitas dirigidas y recorridos por sitios donde es posible intercambiar con los arqueólogos yrestauradores de pintura mural inmersos en sus faenas.

La institución ofrece además conferencias, sesiones de videos, cursos y entrenamientos especializadosen Arqueología Histórica, y servicio de biblioteca en temas como Arqueología cubana e internacional,Historia, Conservación y Restauración de bienes culturales y Pintura Mural, entre otros afines a suactividad.

Horario de Biblioteca: lunes a viernes de 8:30 a.m. a 5:00 p.m.Horario de visitas libres al Museo: martes a sábado de 9:00 a.m. a 5:00 p.m. y domingos de 9:00 a.m. a 1:00 p.m.

Calle Tacón no. 12 e/ O´Reilly y Empedrado. La Habana Vieja.Ciudad de La Habana, Cuba, C. P. 10100.Telf.: 861-4469. E-mail: gabinete@arqueología.ohch.cu